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Nunca es suficiente —¿Todavía no clavo; era por eso que no quería tener

acepta que te ha amado en secreto todos citas. No sería justo para cualquier chico
estos años? —preguntó Vick. Me miró que yo estuviera con él cuando mi
por encima del hombro mien- tras corazón le pertenecía a otro hombre. —
terminaba de lavar las tazas de café que Ya no quiero hablar de eso —reí. La otra
habíamos usado y yo bufé al escucharla. opción era empezar a sentir lástima por
Sacudí la cabeza a pesar de que no mí misma y no era un camino por el que
podía verme. Había llegado a su casa quisiera ir. Escuché el flujo de agua
unas horas atrás y traté de evitar hablar cortarse y supe que había terminado de
sobre Levi. Lo intenté de verdad, evité limpiar, lo cual no me gustaba porque
hablar de él por todos los medios, pero significaba que toda su atención estaría
fue inútil. Siempre que Vick y yo nos fija en mí. Exhalé bajito, resignada. —
reunía- mos, «misteriosamente» Bien, entonces cuéntame algo —pidió.
terminábamos hablando de él. No era Alcanzó un trapo para secar sus manos y
que me molestara hablar de Levi, solo se dio la vuelta para verme. Estaba ahí
que mi amiga parecía tener la misión de pie recargada en el borde del lavabo,
personal de lograr que se enamorara de me miraba con empatía y yo tuve que
mí, como si pudiera obligarlo. Decía que desviar la mirada. Por lo menos ya no iba
era obvio que entre nosotros pasaba a insistir con el tema Levette.2 Sí, incluso
algo, que había algo más allá de la tenía un nombre para nuestra «pareja».
amistad, y sí, tenía razón, pero aquel —No sé. Fui con mi mamá hace unas
sentimiento era unilateral y Vick no lo semanas. Vick resopló al escuchar esto.
quería aceptar. —Eso no va a pasar, —¿Qué tal fue? —Un desastre total. —
Vicky. Deberías aceptarlo de una vez. Yo ¿De nuevo con sus quejas? —Sí, ya
también debía aceptarlo ya. Comencé a sabes cómo es. Mi mamá siempre había
juguetear con mis dedos y escuché el tenido expectativas muy altas para mí
suspiro de mi amiga; ese que presagiaba por ser su única hija, y a pesar de que
una perorata llena de compasión. La miré siempre había querido 2 Nombre de
con ojos entrecerrados antes de que pareja que combina sus nombres, Levi y
pudiera decir nada y ella pareció pensar Lucette. complacerla, nunca pude
mejor en sus palabras. —Algún día abrirá lograrlo. La defraudaba constantemente
los ojos y se dará cuenta. Ahora solo y era molesto siempre recibir esa mirada
está un poco ciego, Luce, pero dale desilusionada. Me frustraba nunca ser lo
tiempo —murmuró. Quise decirle que suficientemente buena. No importaba lo
estaba equivocada por completo, pero que hiciera, decepcionaba a mi madre de
me abstuve de hacerlo. Mi amiga sabía un modo u otro. Estaba cansada de
que mi enamoramiento por Levi era algo intentar ser la hija perfecta. Había
serio y que no iba a desaparecer; no era intentado durante tanto tiempo ser lo que
como si tu- viera opción en lo de darle los demás querían que fuera que a esas
tiempo. Si él milagrosamente un día se al- turas de mi vida no sabía quién era yo
levantaba decidiendo amarme, estaba en realidad ni qué quería. —No debería
bastante segura de que todavía estaría presionarte tanto —dijo después de unos
ahí para él, lo que me molestaba segundos—, haces lo mejor que puedes.
sobremanera. Triste, ¿no? A veces Vick Se acercó para sentarse frente a mí y
decía que debía empezar a salir con más estiró su mano sobre la mesa para
chicos, pero yo no creía que fuera alcanzar la mía. Nuestras miradas se
correcto un clavo inten- tando sacar otro encontraron, me sonrió, comprensiva. Al
fin y al cabo ella también se había in- no ha cambiado mucho. Erica rio
dependizado a una edad temprana nerviosa y pasó una mano por su corto
porque sus padres no habían aceptado cabello rubio. Ella sabía toda mi historia,
que ella no buscara un príncipe azul, sino desde cómo nos conocimos Vick y yo en
una princesa. —Pero no es suficiente secundaria hasta los problemas con mi
para ella —murmuré—. Nunca lo es. Y mamá y mi ena- moramiento por Levi. —
había sido esa razón por la que me había Bueno, algún día ambos recapacitarán —
ido de mi hogar con el pretexto de vivir dijo poniéndose de pie y tratando de
más cerca de mi facultad. Por desgracia, reprimir un bostezo—. Lo siento mucho,
el destino —o lo que fuera que hubiera pero las dejaré ahora. Iré a darme una
interferido— logró que terminara en el ducha y vuelvo para cenar, estoy
mismo lugar que Levi. Recuerdo haber hambrienta y exhausta. ¿Te quedas para
salido de casa con mis pertenencias en pedir una pizza? —preguntó. —¡Oh! No,
el maletero del auto y pensar que la vida gracias. Yo ya me voy —exclamé al
iba a ser más fácil a partir de entonces. levantarme de la silla. Miré la hora en mi
Me equivoqué. Dios, a pesar de todo no celular y maldije sin querer al darme
me arrepentía. No de haberme topado cuenta de lo tarde que era. —Levi estará
con Levi. Por lo menos no siempre. Un esperándote como un marido
gemido abandonó mis labios cuando mi preocupado —bromeó Vick. Hice una
mente volvió a él. La puerta principal fue mueca y negué con la cabeza. —Está en
abierta mientras acariciaba mi frente y una fiesta con su amigo Carson.
escuchamos unos ligeros pasos Además, Lev no tiene reloj. Erica hizo
acercarse. —Vicky, creo que deberíamos una mueca al escuchar el nombre de
pedir… —Erica entró a la co- cina y se Carson y fruncí un poco el ceño al notar
interrumpió cuando me vio sentada frente la incomodidad de ambas cada vez que
a Vick. Una sonrisa estalló en su rostro se nombraba al mejor amigo de Levi. —
—. ¡Luce! Hola. No sabía que ibas a En fin, no estará cuando llegue, pero
venir. Le lanzó una mirada de reproche a igual debo estudiar un poco más para el
Vick por no haberle avisa- do y se acercó examen de mañana. Te llamo luego —
a saludarme con un beso en la mejilla. — dije a Vick—. Adiós, Erica, me agradó
Vine de imprevisto. Espero que no te verte. Espero hacerlo pronto otra vez. —
moleste. —No, no. Me alegra verte —dijo Adiós. —Cuídate, Luce. Me despedí de
con sinceridad. Sacó una silla y tomó ellas con un gesto de la mano y salí del
asiento a mi lado—. ¿Qué ha sido de tu nido de aquellas enamoradas. Una vez
vida, mujer? Ya tenía mucho sin saber de que llegué al departamento, dejé las
ti. Sé que a veces hablas con Vicky, pero llaves sobre la barra y deposité mi
ella nunca me cuenta nada. Sacó su pequeño bolso a un lado. El lugar estaba
labio inferior en dirección a mi amiga y a oscuras y por eso supe que Levi no se
ella tomó su mano para darle un apretón. encontraba. Él tenía la ex- traña
Abrí la boca para responder, pero Vick se costumbre de encender cada luz a su
me adelantó. —Levi sigue siendo un paso cuando llegaba y aquello me
idiota ciego, como siempre, y su mamá causaba gracia. No sabía si le temía a la
sigue sin reconocer sus esfuerzos. —Le oscuridad o solo se había acostumbrado
lancé una mirada molesta por haberme a hacerlo desde más joven, pero me
robado la palabra y ella se encogió de enternecía. Miré a mi alrededor y suspiré.
hom- bros—. ¿Qué? Es la verdad. —La No podía perder más tiempo, así que me
misma historia de siempre —reconocí—, acerqué al sofá y tomé el libro que había
abandonado unas horas atrás. Debía veintiuno. Tenía unas cejas oscuras y
estudiar mucho para el examen, pero ya bien delineadas; unos ojos pardos
me encontraba cansada. «Solo un poco rasgados y pecas repartidas por todo el
más.» Me acomodé, abrí el libro con la rostro, cuello y pecho que no me
intención de grabarme todas las fechas molestaba en tapar con maquillaje; una
que fuera posible y comencé a leer en pequeña hendidura decoraba mi barbilla
voz alta. No supe en qué momento me y me daba un toque peculiar. Estaba a
quedé dormida. Y mucho menos cómo gusto conmigo misma, pero no me sentía
fue que llegué a mi cama. como una modelo. Mis caderas eran
redondeadas, pero tenía pancita y mis
pechos eran pequeños. Una o dos tallas
Cosas de la suerte Cuando llegué al más no me habrían mo- lestado en
departamento después de haber rendido absoluto. No estaba acomplejada, pero
mi examen lo primero que hice fue sabía que ha- bía muchas cosas que
dirigirme al refrigerador para comer el podía mejorar. Serví el pedazo de tarta
pedazo de tarta que había visto en la en un plato y me senté en la barra para
mañana antes de irme. Tenía una nota aprovechar el silencio y la tranquilidad
encima, donde Levi me deseaba buena que tanto me gustaban. Apenas había
suerte en mi prueba y solo eso bastó dado un par de probadas cuando la
para que las mariposas des- pertaran música explotó dentro de la habitación de
dentro de mi pecho. Él sabía cuánto Levi. Sonreí. Solo había una cosa que
amaba ese postre y siempre apartaba un hacía a Levi poner a todo volumen el
pedacito para mí. En ocasiones, incluso reproductor por las mañanas. —
aunque no celebráramos nada, él llegaba ¿Limpieza profunda? —pregunté al verlo
y me sorprendía con una enorme tarta entrar a la cocina. Él me miró,
completa. En esos momentos lo amaba sorprendido y entonces sonrió. —Sí. Día
más. No era de extrañar que últimamente libre. —Me encontró sentada sobre la
subiera tanto de peso. Claro, no me barra meciendo los pies por la felicidad
comía los postres yo sola, Lev también que me causaba comer tarta y se acercó
ayudaba, pero él iba al gimnasio y yo no. con calma—. ¿Qué tal tu examen? —
Yo era un pelín floja. El único deporte Pan comido. —¿Sí? Me gusta oír eso. Le
que me gustaba practicar era el sonreí y él pasó un dedo por la superficie
baloncesto y ya tenía mucho tiempo sin de mi postre. Se lo llevó a la boca sin
hacerlo. Me dije que debía empezar a despegar los ojos de los míos y enarcó
cuidarme o muy pronto tendría que rodar ambas cejas, y mis labios se secaron al
en lugar de caminar. No era vanidosa, no ver aquello. ¡A veces quería tanto
tenía razones para serlo. No era besarlo! Me preguntaba cómo se sentiría
demasiado bajita como para provocar su lengua contra la mía, cuál sería su
ternura ni tan alta como para causar sabor. Carraspeé. —Está bueno, ¿no? —
admiración. Era una chica promedio, una Mucho. Puedo ver por qué es tu favorito.
más del montón. Mi piel no estaba —Elevó su mano hacia mi rostro y limpió
bronceada ni tan blanca como la nieve. una migaja que se aferraba a la comisura
No era un palillo ni tenía curvas de mis labios. Volvió a llevarse el dedo a
pronunciadas, solo lo justo. A mi parecer, la boca y suspiré baji- to—. Muy, muy
mi mejor atractivo era mi rostro aniñado. bueno. Se giró al tiempo que reía y sentí
De vez en cuando me decían que mis hombros relajarse cuando se alejó.
parecía de quince en vez de mis Tenerlo tan cerca me ponía tensa, en el
peor y el mejor de los sentidos. Lo vi librero. —Así me encantas —lo escuché
acercarse al gran librero que teníamos y murmurar sin dejar de mover los libros de
me bajé de la barra de inmediato al ver lugar. Aquellas palabras me hicieron
su deseo por acomo- dar los libros. Era parpadear confundida y preguntarme si
otro de nuestros constantes pleitos. Yo no estaba volviéndome loca. ¿Levi
amaba acomodar los ejemplares por acababa de decir que yo le encantaba?
altura —de mayor a menor— y él por ¿Acaso había escuchado mal? Una
color. Lo vi retirar el primer libro y me pequeña sonrisa tiró de mis labios al
puse nerviosa. Ambos éramos unos pensar que probablemente sí había oído
locos del orden, pero cada uno tenía sus bien y que tal vez, solo tal vez,
peculiaridades. Yo, por ejemplo, no estábamos a un solo paso de cruzar la
soportaba ver las diferentes alturas de última barrera de nuestra preciada y
los libros en desorden. —¿No crees que segura amistad. c El sábado desperté
se ve más bonito así? —pregunté con el corazón desbocado y el cabello
cuando comenzó a retirar todos los libros ad- herido al sudor de mi rostro. Acababa
rojos. Sentía que me iba a dar un mini de tener un sueño dema- siado intenso
ataque cardíaco. —Por eso tenía la con mi compañero de habitación, y no
esperanza de que siguieras en la podía dejar de temblar. Mi pecho se
universidad —dijo, con la concentración inflaba y desinflaba con cada respiración
puesta por completo en las repisas inestable que tomaba al recordar cada
repletas de tomos—. Es más fácil cuando detalle. Miré la hora en mi celular y
llegas y ves que está cambiado todo. — mascullé un improperio al ver que
No me queda más remedio que apenas eran las siete. Fijé los ojos en el
resignarme. La comisura de sus labios se techo e intenté conciliar el sueño de
curvó al escucharme y yo fruncí el ceño. nuevo, pero me fue imposible; la imagen
No era gracioso. —Eres tan adorable de Levi sobre mí volvía a repe- tirse en
cuando te enojas. —¿Adorable? —clamé mi mente una y otra vez. Podía ver su
indignada. Los conejitos eran adorables, boca entreabierta, el cabello humedecido
yo no. Yo era... yo. Levi giró al escuchar que colgaba alrededor de su rostro, sus
mi tono irritado, la sonrisa en su rostro se ojos entrecerrados, su torso desnudo...
amplió, y asintió. —Adorable —repitió. podía escucharlo respirar con pesadez
Crucé los brazos sobre mi pecho y elevé cerca de mis labios, e incluso podía
la barbilla cuando él dio un paso más sentir su aliento acariciar mi rostro. Fue
cerca. Solo así podía verlo directo a los el sueño más vívido que tuve alguna vez
ojos. ¿Por qué carajo tenía que ser tan y era frustrante, mas no podía dejar de
alto? —No soy... —Lo eres —me sentir admiración por el cerebro humano.
interrumpió. Pellizcó mi nariz y lo alejé de ¿Cómo era capaz de crear sensaciones
un manotazo. Volvió a reír ante mi que nunca había tenido antes? No lo
arrebato—. ¿Ves? Un minuto estás sabía, pero era bastante curioso. Salí de
sentada sobre la barra balanceando las la cama varios minutos después al
piernas y disfrutando de tu postre como decidir que era mejor ocupar mi mente
una niña pequeña, y al siguiente eres en otra cosa. Era fin de semana, por lo
como un gatito enfadado. —Ay. Cállate, que no tenía clases y podía hacer el
mejor —gruñí. Yo no quería ser adorable. desayuno con toda la paciencia del
Esa palabra me hacía sentir como una mundo. Tras pensarlo un momento, me
niña. Volvió a reír al darse la vuelta y decanté por unas simples pero deliciosas
continuar desorganizando mi adorado tostadas francesas. Puse música en mi
ce- lular en un volumen bajo y comencé la preparación del desayuno y él se
a cocinar. Para mi mala suerte, no pasó carcajeó. —No te pongas nerviosa, Luce.
mucho tiempo antes de que mi calma Pensé que a estas alturas ya te habrías
fuera rota. —Buenos días —dijo la ronca acostumbrado a mi sensualidad —se
voz de Levi a mis espaldas. Ni siquiera el burló. Tomé una profunda respiración y
sonido del aceite al chisporrotear pudo agarré el huevo que estaba a mi lado. Me
enmascarar lo adormilado en su tono. — giré a encararlo y sus cejas se elevaron
Buenos días —respondí. No me volví a al ver lo que tenía en la mano. —Lo juro,
verlo. Me quedé con la vista puesta en la Levi; si te atreves a decir algo más y no
sartén frente a mí, mientras contaba en te vas justo ahora, te lo arrojaré a la
mi mente los segundos para voltear la cabeza. Sabes que tengo buena
tostada francesa. Si lo veía, pensaría en puntería. —Elevé la mano para dar
aquello sin poder evitarlo. Lo escuché énfasis a la amenaza y él rio entre dien-
arrastrar una silla del comedor y dejarse tes. Hizo un gesto de rendición y se puso
caer sobre ella. Me lo imaginé con el de pie para retroceder con lentitud hacia
cabello alborotado, tallando uno de sus la puerta de la cocina, pero nunca perdió
ojos en esa manera tan adorable que su sonrisa. Lo vi girarse para salir, sin
hacía cuando acababa de despertar, y embargo, justo antes de ha- cerlo, me
me mordí el interior de la mejilla. A pesar miró con malicia. —¿Amaneciste de
de querer concentrarme en el desayuno malas o solo necesitas un buen
que tenía delante, cada sen- tido había revolcón? Una carcajada se hizo oír
cobrado vida propia desde que había cuando el huevo se rompió en la puerta
ingresado en la habitación y se había cerrada de la cocina. El maldito había
absorto en la presencia de Levi, lo que logrado escabullirse antes de que
hizo que se me quemara la tostada. pudiera darle. —¡La próxima vez no
Maldije entre dientes y Levi rio. Sin duda fallaré! —le grité. Volví a la tarea en la
sabía lo que había pasado y hallaba que había estado concentrada antes de
divertido todo el asunto. «Imbécil.» — que Levi llegara y traté de no sonreír.
¿Necesitas ayuda? —inquirió divertido. Fallé. Cuando volví para cortar un poco
—No, gracias —dije en un tono seco, de fruta, no calculé bienel espacio entre
aunque en verdad quería pedirle que se el cuchillo y mi dedo, por lo que me
marchara. El tenerlo cerca, aunque fuera causé un corte que me hizo exclamar de
a unos metros de distancia, me distraía dolor en voz alta. —¡Mierda! Esto duele,
bastante. —¿Segura? —La manera en carajo. Ah, maldición, qué estúpida soy.
que alargó la pregunta me hizo rodar los Me di la vuelta para ir al baño en busca
ojos. —Sí. Le lancé una mirada molesta del botiquín, pero antes de haber dado
por encima del hombro, pero me apenas un paso, Levi entró de vuelta a la
arrepentí de inmediato al encontrarlo con co- cina, se acercó a mí, me tomó por las
los ojos adormilados y sin camisa. Tenía caderas como si no pesara nada y me
una sonrisa pintada en el rostro y esta se colocó sobre la barra. Salió de la cocina
amplió aún más cuando mis ojos viajaron con rapidez y pocos segundos después
de manera inconsciente por su torso estaba de vuelta frente a mí con el boti-
desnudo. Al parecer —si el sueño era quín en mano. Tomó mis dedos con
una prueba— mi subconsciente se había suavidad y me colocó una pequeña gasa
grabado a la perfección la figura de Levi. alrededor para detener el sangrado. Si
Maldita fuera si el chico no estaba en no hubiera sido porque la maldita herida
buena forma. Me volví para continuar con ardía como el mismo infierno, entonces
el tenerlo entre mis piernas abiertas me la cara, pero en ese momento no me
habría puesto demasiado nerviosa y importaba. Tenía un extraño sentimiento
seguro que su aroma en mis fosas en el pecho, de tristeza y dicha a la vez.
nasales habría logrado que comenzara a Me estaba volviendo loca, pensé. Y
tartamudear. —Me encanta tu boca de masoquista. Vivir con Levi Madsen era la
camionera —bromeó en un intento por mejor de las torturas
distraerme. Yo sonreí sin ganas y él
suspiró—. Si no fuera porque llevamos
casi dos años viviendo juntos y te
conozco de- masiado bien, habría creído
que eres torpe —murmuró preocu- pado
—. ¿Qué pasó? Tú siempre eres
cuidadosa,enana. Lo observé atender mi
herida y suspiré. —No calculé bien —me
excusé en voz baja. Él sabía lo estricta
que era conmigo misma, lo mucho que
me presionaba siempre queriendo ser la
mejor, dar lo mejor de mí. No me
permitía ningún fallo, ni siquiera en algo
tan cotidiano como eso. Era cuidadosa,
ordenada, prudente y organizada.
Cualquier error, por más pequeño que
fuera, me sentaba mal. —Si tú lo dices —
pronunció inseguro. Yo sonreí y empujé
un poco su pecho para que me dejara
bajar. —Yo lo digo —aseguré. Levi
sonrió y comenzó a guardar todo en el
botiquín. —Estás lista. —Gracias. Voy
a… terminar aquí. —Yo creo que no. —
Me tomó por el interior del codo, sacó
una silla y me hizo sentar—. No
queremos que pierdas un dedo y hoy
estás bastante distraída, por lo que
terminaré yo. Tú… relájate o, no sé, lee
algo en lo que yo acabo. Después vemos
una película mientras desayunamos. No
esperó a que yo discutiera y se puso a
limpiar. Tuve que suprimir las ganas de
acercarme a abrazarlo y agradecerle por
ser tan perfecto. A pesar de que sabía
que no debía ilusionarme, siempre se
encendía una chispa en mi interior
cuando notaba lo mucho que yo le
importaba y cuánto se preocupaba por
mí. Era inevitable y sabía que a la larga
eso me lastimaría; que con el tiempo
esas ilusiones vanas me explotarían en

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