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Hablemos sobre

LOS HURACANES DE LA
ALIMENTACIÓN EN
NIÑOS Y NIÑAS
En esta ocasión les compartiremos información que puede
ser útil para conocer los "huracanes de la alimentación",
entendidos como las etapas por las que pasan nuestros
niños y niñas para consumir los alimentos.
Con esta información es posible identificar algunas banderas
rojas o signos de alerta y tomar medidas de manera
oportuna.

Pero antes, recordemos…

La primera infancia
Es el periodo que va del nacimiento a
los seis años, y es un momento único
del crecimiento en que el cerebro se
desarrolla notablemente. También en
esta etapa, los niños y las niñas reciben
una mayor influencia de sus entornos y
contextos que les se rodean
constantemente.

En estos espacios, también se comparten


momentos importantes como el de la
alimentación, y allí se empiezan a
reconocer colores, texturas, olores,
sabores y formas de los alimentos; sin
embargo, también es la etapa donde se
dan las las aversiones alimentarias
Como cuidadores de la primera infancia
sensoriales.
debemos estar alerta frente a las
situaciones de especial cuidado en la
alimentación que pueden presentar, para
que evitemos eventos desagradables con
la alimentación o correr el riesgo de llegar
a tener enfermedades relacionadas.

Es necesario que en el momento de la


alimentación se identifiquen
prácticas/patrones/conductas que
puedan ser sugestivos de una
enfermedad, alergia alimentaria, o bien
de un trastorno funcional (o
psicológico). Para ello, es fundamental
que durante la observación se
reconozca el patrón alimentario
familiar, de los padres y hermanos).

Durante los espacios en los que se comparte con los niños y las niñas se
pueden reconocer "los huracanes" a través de sus comportamientos en
los momentos de alimentación.

1. Introducción temprana a los alimentos.


Debido a que la leche materna brinda
al bebé todos los nutrientes que
necesita para su crecimiento y
desarrollo saludable y cubre las
necesidades de nutrientes durante los
primeros seis meses de vida.
Es así como la leche materna
después de los 6 meses de edad
sigue siendo el alimento principal
hasta el año de vida y después del
año de vida se debe ofrecer de
manera complementaria hasta los 2
años o más.

2. Normas al momento de comer muy


restrictivas o permisivas llevan a una
selectividad en los alimentos que se
consumen.
Tener normas excesivamente estrictas para los
momentos de alimentación, puede generar rechazo,
temor y desagrado al consumo de alimentos. Estas
actitudes pueden condicionar la aceptación de alimentos
o preparaciones, y afectar la cantidad de nutrientes que
el niño o la niña consume.
3. Falta de apetito o emplear un
tiempo excesivo en comer.
Debemos identificar el tiempo que emplea el
niño o niña para consumir los alimentos
servidos, con el fin de reconocer su
conducta, expresiones y particularidades
durante este momento. Por ejemplo, podemos observar la
masticación (si mastica todo o si
conserva el alimento dentro de la boca,
o si se pasa los alimentos sin
4. Síndrome de rechazo alimentario o masticar).
trastorno de alimentación selectiva.
Se presenta cuando el niño o niña comen solo
los mismos alimentos, rechazando así todas las
otras opciones fuera de su patrón de
aceptación, y, además, tiene poco apetito y
desinterés por alimentos nuevos.
Cuando el niño o niña presenta este tipo de
comportamiento de forma constante y
come siempre las mismas comidas, además
de esta fase, es indicada una evaluación
con el médico y el psicólogo.

El rechazo alimentario exagerado y


persistente puede ser causado por problemas
psicológicos, fobias sociales, alteraciones del
gusto, dificultad para masticar o tragar, así
como, sentir malestar o dolor en el estómago
cuando consumen los alimentos.

4. Negación a recibir alimentos sólidos.


Ocurre cuando el niño o niña rechaza todos los
alimentos que se le ofrecen en preparaciones
solidas o enteras (arroz, verduras crudas o
cocidas, alimentos al vapor o tajada como papa,
yuca, plátano, entre otros).

En estos casos los niños y niñas solo aceptan


el consumo de alimentos líquidos o licuados
como cremas, caldos, bebidas, sorbetes,
jugos, entre otros.

Debemos evitar las acciones de


castigo, regaños, señalamientos y
comparaciones de los niños y
niñas con sus hermanos u otros Al identificar esta conducta, se
familiares. recomienda buscar la valoración medica
para identificar el origen del rechazo a los
alimentos sólidos y definir el manejo o
tratamiento en caso que se requiera.
5. Disfagia funcional o motora
Es la dificultad para tragar; puede presentarse tanto con
alimentos sólidos como con líquidos, y suele ser debida a
una alteración en el funcionamiento de los mecanismos de
la deglución (acción de tragar los alimentos). En esta
alteración el cerebro no manda las señales a los músculos
de la garganta para que hagan las acciones necesarias que
permitan la deglución.

6. Disfagia mecánica u obstructiva

Es la dificultad para tragar, debida generalmente a que el


tamaño alimento que se consume es mayor que el espacio
del esófago. Por ello, este trastorno suele producirse al
tragar alimentos sólidos. En casos muy severos, en los que
se estrecha mucho el esófago, puede afectar también a la
ingesta de líquidos.

La lista de las prácticas/patrones/conductas de alimentación


puede llegar a ser infinita y aún más cuando se trata de
alimentación infantil, por eso los invitamos a acompañar de
manera sensible y atenta los momentos de alimentación
evitando "castigar o premiar" sus acciones con los alimentos,
identificando los gustos y rechazos alimentarios

Conversemos: ¿Cuáles conductas alimentarias


has vivido en casa?

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