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Es más común la sexual, ya que también se involucra la atracción sexual o física, y por lo
general hoy en día esa atracción sexual es más llevadera, cabe mencionar que un buen acto
sexual también aproxima a otra infidelidad, y se puede llegar a la infidelidad emocional, que
no siempre es así.
Por lo general esa insatisfacción por nuestra pareja nos abre los ojos para que físicamente
podamos implicar atención por otra persona, y esa debilidad cuando es cubierta por esa
tercera persona, por pequeña que sea, se puede maximizar ya que se encuentra endeble y con
un poquito de atención puede ceder a la infidelidad.
El punto importante es que al niñ@ se le eduque a temprana edad sobre sexualidad, pero para
eso tendremos que pensar en padres más ideales, que nadie en la familia pueda influir en una
decisión para toda la vida. Los adolescentes se desarrollan pensando que el acto sexual
llenará su ego y los hará más populares, ¿luego qué pasa al tener pareja? Se compite más para
que tu pareja no se dé cuenta que tienes comunicación con alguien más en lugar de considerar
si algo le está pasando a tu pareja o pensar en qué se puede mejorar, al final la comunicación
no es la adecuada.
Desde mi punto de vista no hay mujeres ni hombres más infieles, lo que existe es la
insatisfacción emocional desde temprana edad, el machismo propone agresividad por miedo a
ser superado y, el feminismo por miedo a ser reprimida.
La base está en fortalecer la comunicación desde la familia para no reprimir aquellos deseos o
gustos, y así acostumbrarnos a ser más comunicativos con nuestra pareja.
No se justifica la infidelidad por procesos del pasado, pero si es un punto importante nuestra
historia clínica y familiar para comprender del porqué llegué a ese acto, y no solamente tomar
una decisión, si la persona con quien estoy no me hace completamente feliz, está en mí
compartirlo y ser sincero tanto consigo mismo como con nuestra pareja por el bienestar de
ambos y así poder evitar tensiones a futuro, ya sean familiares o personales.