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Presenta:

Ana Laura
Contreras Ortega

Imágenes de intimidad

«1»
Los recuerdos uno a uno van cayendo como gotas. Me siento tan
frágil y transparente, como una gelatina llena de fluidos dulces que
se escapan de mi ser.

No puedo parar de llorar por las calles, en el metro, en el microbús,


en el trolebús.

Nada de lo que he comido es memorable.

Memorable es:
Comer juntos.
Caminar y reír.
Ver correr a los gatitos.
Memorable es haber estado embarazada.
Memorable y preciado son las estrías de mi cuerpo. Son huellas.

Ahora camino hacia otro rumbo sola. Y casi sin querer.


Memorable es montar la bicicleta juntos.
Y no me basta el tiempo recorrido por las largas avenidas para llorar.
Hasta vaciarme.

Durmientes

«2» «3»
Amanda El sueño de Nube
Odiseo:

Ya no me escuchas o quizás sí.

Siento tu ausencia, me faltas. Atrás de mi espalda, debajo de mis pies.

Exigiendo una caricia suave.

Lo que más amábamos eran las plantas y hoy que las estoy poniendo
en orden pienso en ti. Estarías siguiéndome por la casa. Poniendo a prueba
el equilibrio de las macetas, masticando alguna hoja. Probando cada sitio
nuevo que yo invento al cambiar el orden de los objetos. Ya no estás, me
da tristeza y rabia. Me dan ganas de llorar, de gritar hasta que me duela la
garganta. Ahora creo que entiendo porqué aúllan los animales. Y siento un
dolor muy fuerte en mi interior, como un hueco en mi pecho, un agujero.

Odiseo

«6»
Caricias

Cambié los muebles de lugar. Todavía hay un dejo de tu presencia, pero


poco a poco se va a apagando. Se va diluyendo como se diluye la sangre en
el agua. Nos vamos apoderado del espacio, como las hierbas invaden las
casas abandonadas, hasta convertirlas en un lugar nuevo, totalmente suyo.

«8» «9»
A veces pienso en la música que me gusta, los sonidos cotidianos,
los pequeños detalles que miro… en que me parezco a un pajarito.
Soy pequeña y delgada, construyo cada cosa poco a poco como un pájaro
construye su nido, ramita a ramita, cabello a cabello, lo va bordando y se
lleva la vida en esa tarea diligente, pensando en sus crías, viviendo para
cuidarlas.

Me vas perdiendo pedazo a pedazo. Mi nido va cambiando de forma y a


veces aleteo asustada. No lo reconozco. Y empiezo a cambiar mi camino,
a no esperarte… a olvidarte, hasta que llegue el día en que no me duelas.

Y tomo un rumbo desconocido, miro otro rostro y otro cuerpo en el espejo,


me voy reconociendo en esta piel. En esta sonrisa que va naciendo.

Me hago un café, me regalo unos trozos de una manzana, me peino,


me pinto los labios y camino con paso firme.

Pajarito

« 10 » « 11 »
Amanda se durmió triste. Varias veces me pidió que la abrazara y la
cargara. Me acordé de cuando era pequeña, encaramada en mi cadera.
Íbamos y veníamos, subíamos y bajábamos. Como un animal con su cría.
Hay algo tan instintivo en tener un hijo y cuidarlo, una fuerza que te mueve
y te dice cómo hacer las cosas. También recordé cómo pujé y ella vino al
mundo. Esa sensación de querer que algo viva.

Cansancio

« 12 »
Amanda está enferma. Quizá sea la pena que la ha debilitado. Después
de tener una salud y energía dignas de presumir. No tiene hambre, no ha
jugado, ya está dormida. Estoy en casa de mi mamá. Después de siete años.
En la misma habitación donde empezó todo. Mi recámara de niña, del árbol
lleno de flores rojas y hojas que al sol tenían una transparencia verdosa.
La habitación donde también estuve embarazada. No lo recordaba…
Era tal la soledad entonces, que decidí ir a dormir a la recámara de mi
mamá. Sentía que la casa me abrazaba, me acogía. Mi mamá no vivía
en esta ciudad. Yo no podía salir porque estaba enferma y Rodrigo pasaba
todo el día fuera de la casa. Mi abuela me mandaba comida con alguien.
Mi prima venía a platicar conmigo un rato…

Recorro la casa, redescubro en mi cuerpo los movimientos que aprendí


de niña para desplazarme en este espacio. Pensé que no volvería nunca.
Y estoy aquí, tratando de no llorar tan fuerte. Hay momentos en que me arde
el estómago de la preocupación, de la incertidumbre. Entonces recuerdo por
qué tenía esas zanahorias en el refrigerador… ¡Para hacerme el jugo
de la gastritis! Pero no estoy en mi casa. Y tengo que preguntar dónde
están las cosas, a menudo me repito... Hubiera traído esto, aquello…

De pronto siento como si me hubiera quedado vacía. Pienso en Rodrigo y


no siento nada. Me cansé de reclamarle, ya no tengo ninguna palabra que
quisiera decirle.

Mañana me pondré por tercera vez el mismo vestido. Ahora me da igual…

Vigilante

« 14 » « 15 »
En esta habitación aprendí a ser madre. Descubrir y seguir mi instinto:
Amamantar, dormir, tener cuidado de la fragilidad de mi hija, bañarla,
cantarle canciones, llevarla de paseo… La fui conociendo. Ya no era una
muñeca. Era una nueva vida y empezó a crecer y transformarse en
una persona que pregunta, que me platica sus pensamientos… Y ahora
que está aquí, a mi lado, dormida con fiebre, me ha hecho recordar todo
esto. La razón es que como está enferma, me veo en la necesidad de
aumentar los cuidados tal como cuando nació y empecé a conocerla.

Quién lo hubiera pensado, que volvería aquí en busca de cuidado.


Pensé que el amor de Rodrigo me sería suficiente sustento. Y cada día
que pasa me doy cuenta de lo solos que estamos realmente los seres
humanos.

He hablado con mi mamá más de lo que había hecho en años…


Le consulto cosas, vamos de compras, voy recordando lo que significa
tener una madre. Un vínculo que permanece a pesar del tiempo, de la
distancia, reconozco que yo sé lo que significa tener un techo, ir en un
automóvil, lo que es sentirse querida por una madre. La casa está llena
de fotos que me recuerdan mi infancia. Y con asombro descubro que
soy la que más aparece en los portarretratos que mi mamá guardó.
Me pregunto qué nos depara la vida. Se que podría estar en mi casa,
pero mañana tengo que salir temprano. Ahora mi casa debe de estar
a oscuras, los gatos la estarán recorriendo con sus pasos mudos. Las
plantas estarán yaciendo en la humedad de sus macetas, los objetos
inmóviles, mi microcosmos se va transformando en silencio.

Vigilante (detalle)

« 16 »
Mi abuela tenía un patio grande y una casa de piedra.
Ahora su jardín es un trozo de banqueta.
No obstante, se toma su tiempo para cuidar las plantas que ha puesto ahí.
Es un micro jardín.

Microjardín Microjardín (detalle)

« 18 »
La coneja responde a mi llamado. Cuando avanza hace dibujos en el suelo.
Corre por los rincones y arranca pedazos del piso que engulle a mordiditas.
Tengo ganas de cerrar los ojos. Las fieras duermen en su cama. La pareja se
enrosca. Hago planes. Reviso mentalmente si estamos completos: hija, gatos,
coneja. ¿A dónde iremos? ¿Un cuarto de azotea? ¿Una casa con jardín?

Azotea

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Es la costumbre de pensar en ti. Voy desmenuzando los recuerdos antes
de que desaparezcan.

Muchas veces me dijiste adiós mientras tomaba el autobús; yo volteaba y


te mandaba un beso al aire. Llevaba el roce de tus labios como un amuleto.

Autorretrato

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Los días eran así antes de tu nacimiento, caían las hojas lentamente,
yo me sentaba a contemplarlas.

Recuerdo la sensación de la caricia de mi mano sobre mi vientre abultado,


firme y redondo. Eras como un pececito diminuto viviendo dentro de mí.
La primera vez que percibí tu movimiento fue como el salto diminuto del pez.
Fuiste creciendo, madurado.

Yo tenía las mejillas y los labios sonrosados. Las dos florecíamos juntas,
como dos frutas redondas.

Sueño (detalle)

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Sueño
La azotea de la casa ahora es un lugar hermoso.

Mi hermano la ha arreglado muy bien. Puso macetas y trasplantó cactus,


se suman las plantas que traje de Portales. 

En los aparadores empieza a haber muchas sandalias. Escucho nuevos


cantos de pájaros en la mañana.

Amanda tiene el cabello más largo. 

Los gatos están totalmente adaptados a la casa de mi mamá. Pasan las


horas espiando a los vecinos.

A veces salimos a tomar el sol de la tarde. Mi abuela tiene una banca de


madera, ponemos sillas para todos alrededor de ella .

Trato de ser útil. Cuando tiendo la ropa siento la primavera sobre mi piel. 

Una casa dentro de otra casa (detalle)

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Una casa dentro de otra casa
Soñé que estaba mirando hacia el patio de mi prima, yo estaba parada
en el alfeizar de su ventana. El patio estaba inundado, algunos objetos
flotaban. Contemplé la suavidad y la tibieza del agua, profunda y oscura.
La construcción debajo de mis pies era tan frágil que casi se desmoronaba.
Me lancé al abismo y me introduje silenciosamente en el agua. Atravesé
nadando tranquilamente el patio.

Patio

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Patio (detalle) Patio (detalle)

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Solo se escucha la lluvia, y como cuando era niña, la contemplo caer a
través de la ventana. Pero ahora veo borroso, se han desgastado mis ojos.
Ya es de noche.

Escucho a mi mamá moverse, lavar los platos, masticar. Se me cierran los


ojos. La habitación se va transformando en jardín.

Constelación conejo

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Anoche, de vuelta de la clase de natación, vi una canasta llena de mangos.
Esta mañana después de dejar a Amanda en la escuela, descubrí la
primera jacaranda en flor de mi nuevo camino. Dos señales de la primavera
apremiante.

La clase de natación (detalle)

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La clase de natación

« 40 » « 41 »
Caminamos juntas, nos gusta observar las fachadas, vamos construyendo
una casa imaginaria donde nos gustaría vivir... Es un sueño, un anhelo grande.
Recordamos que Dios lo sabe. Le recuerdo que tengo que trabajar más y ella
debe esforzarse también.

Caminantes (detalle)

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Caminantes

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Ahora uso los lentes todo el tiempo. Es mejor valerme de cuatro ojos
para no perder ningún detalle. Esta tarde estuve a punto de bañarme con
ellos, de tanto que se han pegado a mi piel por llevarlos puestos.

Mi mamá se desnuda para ponerse su camisón amarillo claro, veo mi


cuerpo en su cuerpo, en sus pechos, en sus glúteos, en su piel tersa y
ligeramente flácida. Ese pequeño y frágil cuerpo contuvo cuatro hijos.

El insomnio es un terreno íntimo, donde no le pertenezco a nadie.

Baño (detalle)

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Baño
La recámara está revuelta. La música a todo volumen. Amanda canta y
baila con su prima en el comedor. Yo me pongo a reflexionar: Hoy por la
mañana fui a mi casa, la habita alguien más. Lo miro como algo normal,
convencida de que es algo bueno. Todo va bien, no siento dolor, me da
gusto verla en orden. Poco a poco la reconozco mientras espero el pago
de la renta.

Repentinamente, al acariciar los muros con mis ojos, descubro un par de


clavos, en una ecuación calculada por mí. Ahora penden otros cuadros.
Los recuerdos entran en un suspiro de aire cuando ayudo a cerrar las
ventanas.

Clóset (reverso)

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Clóset 2 (reverso)

Estoy y no estoy. Lo noto en el desorden circundante, en la cama sin hacer,


en los zapatos tirados, en la esquina del cochón que rasguña el gato.

Arreglar la habitación a veces es una tarea titánica, imposible. Estoy y no estoy.

Mi pensamiento prefiere caminar por otro pasillo. Hacia el afecto por el gato,
a los capullos de las flores.

Ha pasado un año y a veces no se si celebrar o echarme a llorar. Mañana habrá


feria en la colonia, imagino los colores y la sonrisa de Amanda.

Quisiera tener un balcón. Me conformo con un rincón para poner un sillón y


sentarme a leer. ¿De dónde saco un metro cuadrado más?

Clóset (reverso)

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Clóset 2 Clóset

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Tú:

Te dejo la imagen de mis zapatos.

Esos zapatos que me ayudaste a quitar.

Para ver si así recuerdas mi cuerpo.

Me buscas frenéticamente por la calle…


Si preguntas por mí a las vendedoras.

Pongo punto final a cada frase. Para llamarte en clave morse.

Con el sonido de esos puntos que adoras, bien marcados


al término de cada oración…

Jugamos al escondite.

A escribirnos mensajes que después borramos.

Dime que me quede a dormir contigo.

Déjame abrir tus ventanas con cortinas de papel


para que entre el aire y los sonidos.

Bordadora compulsiva con ojeras.

Empresario calvo, pulcro, delicado.

Amante sabatino.

Pasajero como la lluvia.


Mis zapatos

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El árbol se agita con su inmensa copa.

Los gatos corren por la casa.

Los vecinos duermen.

El viento sopla con fuerza, escucho su voz.

Los gatos corren cada vez más rápido.

Amanda sueña.

Mi abuela despierta para girarse y seguir durmiendo arrullada por sus propios
ronquidos suaves.

Los gatos juegan con seriedad. Se mueven majestuosamente.

Todavía, a veces, me acuerdo de Rodrigo. Ahora habita en un lugar donde se va


desdibujando, en la capa más profunda de la memoria. El material de los sueños.

Es un extraño.

Pienso en cómo ordenar la habitación, recuerdo el sillón verde, la fotografía


ligeramente doblada que flota en el drenaje, en mis manos como un paisaje
de lagos, en un mapa que desde niña he recorrido muy despacio, que aprendí de
memoria. El recuerdo emerge, el anillo refulge en mi dedo, lentamente.

Las hojas se van moviendo más despacio, el árbol respira, suspiran todas sus
hojas, infinitamente.

Mi sobrina gira en el vientre de su madre, como un pez en la pecera, pronto va


a nacer.
Autorretrato (detalle)

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