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ii. Lenguaje
El tema del artículo se presenta de forma amena y atractiva, eludiendo el lenguaje técnico y
especializado siempre, sin perder nunca el rigor científico o faltar a la verdad.
Por lo tanto, es cada vez más importante afinar las habilidades para expresar ideas de
manera consistente y vincular lógicamente palabras, oraciones y párrafos.
Los investigadores van en busca de fuentes relevantes para sus estudios, realizan búsquedas
iniciales recuperando títulos de artículos científicos de bases de datos y plataformas
bibliográficas.
“El problema de la mentira no depende solamente del actor político que miente, sino
también de las audiencias, que deben ser críticas con la información que reciben para
que puedan reconocer la diferencia entre ficción o distorsión, entre lo que es verdad y
lo que produce un efecto de verdad”
Argumenta que la calidad de los contenidos políticos no suelen ser una prioridad para la
mayoría de las personas. Por ello, dado que el formato adecuado de información recibida es
“mentira” es un requisito básico para la presentación de críticas saber si lo que se expresa
puede ser destino de lo ficcional verdadero o la distorsión de esa verdad.
Las citas relevantes de artículos se valoran mucho en esta etapa actual de la publicación
académica. Las posibilidades de citación mejoran cuando los autores eligen con precisión
las revistas de destino, los autores, el tema, entre otros (Podría mejorar).
Aprovechando tal coyuntura, a partir de diferentes puntos de vista, los filósofos Juan Samuel
Santos, Andrea Catalina Zárate y Gustavo Gómez plantean la necesidad de dar una mirada seria a la
concepción de la mentira en la democracia y al papel que desempeña entre las personas y en las
instituciones. El profesor Santos aclara que la definición tradicional de mentira es insuficiente para
comprender la mentira que suele tener lugar en el ámbito político. La definición tradicional no
cubre ciertos casos de mentira muy comunes en las democracias. Así, Santos reflexiona sobre las
singularidades de la mentira política.
Esta clase de mentira no solo transmite creencias falsas, sino que fractura la confianza social y
estropea la calidad de las discusiones sobre los problemas que afectan a la sociedad. «¿Es eficiente
la mentira política?», se pregunta la estudiante de doctorado Andrea Catalina Zárate, y explica que,
en el ámbito de lo social, la mentira no se limita a la intencionalidad del mensaje proferido o al
autoengaño, sino que más bien implica que lo dicho allí produce «efectos de verdad». Gustavo
Gómez, por su parte, toma como punto de partida algunos diálogos de Platón, el filósofo griego,
para reflexionar sobre la relación entre capacidad y mentira, y sobre los complejos vínculos que se
dan entre verdad y mentira en la democracia, los cuales a veces no son evidentes y suelen derivar en
una mezcla de fenómenos muy diversos, como la ficción, la invención, el engaño y la distorsión.
Según su análisis, el problema de la mentira no depende solamente del actor político que miente,
sino también de las audiencias, que deben ser críticas con la información que reciben para que
puedan reconocer la diferencia entre ficción o distorsión, entre lo que es verdad y lo que produce un
efecto de verdad, por ejemplo.
«En política no solamente es relevante la capacidad para decir algo que es realmente cierto o falso,
sino la capacidad de determinar la mejor manera para que lo cierto aparezca como cierto o para que
la mentira opere como mentira, y también la capacidad para determinar las posibilidades
interpretativas de la comunidad o comunidades con las que se interactúa», concluye Gómez.
Los tres investigadores coinciden en que en el ejercicio de la democracia siempre está latente el
peligro de la mentira, la cual puede ser más dañina para este sistema político.