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La frontera colombo-venezolana: escenarios de conflictos

Mario Valero Martínez

Para comprender el estado de las fronteras venezolanas, es necesario tomar en consideración


su amoldamiento a los intereses y estrategias geopolíticas del gobierno bolivariano, en un
clima de confrontación permanente de acción y reacción. En este marco, el control militarizado
de los territorios limítrofes sustituyó a las políticas públicas como forma de abordaje de las
diversas problemáticas en los espacios fronterizos.
Al examinar el estado en que se encuentran las fronteras de Venezuela, especialmente en los
lindes con Colombia, resulta pertinente revisar aspectos significativos de las políticas y
acciones gubernamentales durante las dos décadas del presente siglo 1. En la exploración
retrospectiva se observan periódicos cambios en el uso funcional de las fronteras, moldeados
de acuerdo con los intereses y acontecimientos en que se desenvuelven las relaciones
bilaterales con las naciones vecinas, y es posible identificar tres escenarios geopolítico-
fronterizos diferenciados.

a) Vínculos sustentados en afinidades político-ideológicas. Bajo este enfoque se redefinieron


los nexos entre Venezuela y Brasil en 2003, cuando fue elegido presidente Luiz Inácio Lula da
Silva, ratificados más tarde con la firma de la Alianza Estratégica de 2005, que priorizó la
concertación de ambiciosos objetivos geopolíticos de participación en ámbitos internacionales
e implantación de una nueva geografía política, económica y comercial. Como complemento,
se propuso revisar un programa detallado de iniciativas económicas y sociales de interés
binacional. Para monitorear lo acordado, se reactivó la Comisión Binacional de Alto Nivel y
bajo ese esquema se constituyó el Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Fronterizo, encargado de
abordar, específicamente, la problemática del eje Santa Elena de Uairén (estado Bolívar,
Venezuela) y Pacaraima (estado de Roraima, Brasil). Esta alianza se utilizó como plataforma
para apoyar la propuesta venezolana de ingreso al Mercado Común del Sur (Mercosur), algo
que se alcanzó en un intrincado proceso en 2012.

b) Convenios con socios-amigos, no necesariamente identificados en afinidades político-


ideológicas. En esta perspectiva se ubica el giro dado por el gobierno de Hugo Chávez a las
relaciones con Guyana en 2004, al poner en cuestión en una declaración pública desde
Georgetown la histórica reclamación territorial venezolana pendiente con este país. Esta
sorprendente pero calculada posición presidencial, encajada en la promoción de la Alternativa
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (alba), ocasionó un seísmo en la continua
política reivindicativa venezolana al distorsionar el contexto histórico y lo obtenido con la firma
del Acuerdo de Ginebra de 1966, y dejó de lado la negociación bilateral para privilegiar
acuerdos en la búsqueda de influencias y apoyos al proyecto cívico-militar bolivariano. El viraje
apuntaba a usar estas relaciones como soporte para avanzar en el acercamiento con los
gobiernos de las islas del limítrofe mar Caribe, objetivo reforzado en 2005 con el Acuerdo de
Cooperación Energética Petrocaribe.

c) Confrontación geopolítica. En este ámbito se sitúa la predominante conflictividad fomentada


entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, un complicado y espinoso escenario que tiene
como contrapartida la geografía humana de estrechos intercambios y lazos de convivencia
ciudadana a escalas locales y regionales, geográfica e históricamente construida en complejas
interacciones transfronterizas de mayor o menor intensidad entre ciudades y ruralidades
emplazadas a lo largo de los 2.119 kilómetros de límites que demarcan los territorios
nacionales. Especial importancia tienen los sistemas y subsistemas urbanos construidos en el
estado Táchira (Venezuela) y sus conectividades con el departamento Norte de Santander
(Colombia), epicentro de los mayores e intensos intercambios y receptor principal de la
conflictividad bilateral.

A diferencia de la estrategia implementada con Brasil y Guyana, en el caso de Colombia el


gobierno venezolano reemplazó la integración por acciones y reacciones de confrontación casi
permanente, usando frecuentemente las fronteras como parte del escenario de la
conflictividad. Este ambiente se configuró bajo la sombra proyectada por las simpatías y
empatías del gobierno de Chávez hacia los grupos guerrilleros colombianos, en especial las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc). Las denuncias en los primeros años de su
mandato alertaban sobre la creciente presencia de insurgentes en territorio venezolano y la
instalación de enclaves operativos en las fronteras; esas advertencias y la captura en Caracas
de Rodrigo Granda, apodado canciller de las farc, en 2005, crearon el primer conflicto bilateral,
horadaron las relaciones diplomáticas y marcaron las distancias gubernamentales. Las
discrepancias bilaterales se trasladaron al ámbito de la integración andina y se reflejaron en
intereses geopolíticos contrapuestos expresados abiertamente con el retiro de Venezuela de la
Comunidad Andina de Naciones (can). Aunque el presidente venezolano justificó la fatal
decisión por el desacuerdo con sus homólogos de Colombia y Perú, promotores de la firma de
un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, se trató de una deriva previsible puesto que
el gobierno venezolano había desplegado una campaña hostil contra la can, advirtiendo acerca
de su incompatibilidad con los objetivos geoestratégicos del proyecto cívico-militar
bolivariano. Con esta separación se debilitó la can y se erosionaron los intercambios
comerciales. A escala local, se cerró la posibilidad de organizar Zonas de Integración Fronteriza
aprobadas en las Decisiones 549 y 502, orientadas a sistematizar y aprovechar las
potencialidades de los espacios limítrofes.

El enfoque geopolítico sustentado en alianzas políticas se incorporó abiertamente al Plan de


Desarrollo de la Nación 2007-20132 al establecer Áreas de Interés Geoestratégicas concebidas
como zonas geográficas definidas de acuerdo con el interés estratégico nacional, considerando
«las características, el nivel de relaciones y la afinidad política existente para orientar la política
exterior venezolana en función de nuevos polos de poder mundial». En estos objetivos no
encajaba la relación con el gobierno de Colombia presidido por Álvaro Uribe (2002-2010), que
para entonces había escalado el nivel de confrontación, atizada por recurrentes acusaciones
en torno de la problemática guerrillera y agudizada después de la fugaz paz diplomática
decretada por unos meses en 2007 con el apoyo dado por el presidente colombiano a la
participación del mandatario venezolano en la búsqueda del acuerdo humanitario para liberar
a 45 personas secuestradas por las farc3. Este acercamiento derivó en una compleja trama, el
cese de las funciones mediadoras de Chávez y un abrupto desenlace de insultos y acusaciones.

Tras este conflicto, el gobierno venezolano reforzó el enfoque militarizado de las fronteras,
descartando las iniciativas de políticas públicas favorables a la solución de las necesidades
socioespaciales y problemáticas territoriales en las ciudades limítrofes, para imponer la
estrategia de control territorial en el marco del Plan Patria Soberana. Esta iniciativa estaba
dirigida a controlar el contrabando de gasolina y de productos alimenticios subsidiados,
estimulado por las asimetrías comerciales fronterizas asociadas a las diferencias de precios
entre los mercados nacionales.

En marzo de 2008, la fragilidad bilateral se resquebrajó y puso en escena el juego de la guerra,


avivada por la desmedida decisión de Chávez de romper relaciones diplomáticas, clausurar la
embajada en Bogotá, cerrar las fronteras y ordenar la movilización militar con todo el arsenal
bélico. Este fue un acto de advertencia al gobierno de Colombia y un gesto solidario hacia
las farc en respuesta a la operación ejecutada por el Ejército colombiano en la frontera con
Ecuador –país entonces gobernado por un aliado político-ideológico de Venezuela– en la que
fue destruido un campamento de insurgentes y fue abatido el jefe guerrillero Raúl Reyes. En
esta confrontación, Chávez focalizó parte de su estrategia en la movilización de soldados a las
ciudades y cruces de fronteras que por su posición geográfica e interacciones transfronterizas
eran el ámbito ideal para el impacto mediático del conflicto; ese era el caso en el eje urbano
integrado por las ciudades de San Antonio y Ureña, espacio de mayor concentración de
intercambios entre Venezuela y Colombia 4.
Pese a que la controversia no pasó de amenazas y discursos agresivos, no dejó de generar
alarma internacional por las conjeturas bélicas, con manifestaciones que incluyeron el
concierto por la paz celebrado en el puente Simón Bolívar que une ambos países. De igual
manera, se afectó la vida cotidiana de los habitantes fronterizos, sometidos a diversas
restricciones y al desasosiego de la promocionada guerra en territorios de convivencia
binacional. Aunque la conflictividad se resolvió en la xx Cumbre del Grupo de Río celebrada en
República Dominicana, con disculpas, promesas de respeto a las soberanías nacionales y
reconciliaciones entre las partes involucradas, la bilateralidad venezolano-colombiana entró en
irreversible proceso de fragmentación. Después de un tiempo, volvieron a la escena los
operativos militares en las ciudades de frontera, cuestionados por la ferocidad desplegada y la
vulneración de los derechos humanos, a tal extremo que se organizaron protestas masivas en
comunidades y ciudades limítrofes como San Antonio y Ureña, promovidas por comerciantes,
mototaxistas, vendedores ambulantes y trabajadores de todos los sectores, para denunciar los
abusos de los cuerpos de seguridad y reclamar la paz, el derecho al trabajo y la libre movilidad
transfronteriza5.

En medio de este despliegue militar y represivo, fueron constantes las denuncias sobre
enclaves de las farc en los estados fronterizos de Zulia, Apure y Bolívar, y las actividades de
extorsión y secuestro en Táchira6, así como de incursiones del Ejército de Liberación Nacional
(eln) y grupos paramilitares en disputa por el control de zonas limítrofes. Con este escenario
como telón de fondo, surgió el conflicto bilateral de 2010, originado en la presentación de
Colombia ante la Organización de Estados Americanos (oea) en la que denunciaba la presencia
activa y creciente de guerrilleros que operaban desde Venezuela 7. La respuesta de Chávez
mantuvo el mismo repertorio de acciones: ruptura total de relaciones, cierre de fronteras,
movilización de tropas a las ciudades limítrofes, amenaza de conflicto armado. En esta ocasión
resultó afectado el intercambio comercial bilateral y el cierre de las fronteras fue letal para las
actividades comerciales y productivas de las pequeñas y medianas empresas, sustento de las
economías locales en las ciudades de frontera.

Las relaciones bilaterales se reestablecieron ese mismo año en el encuentro concertado entre
Chávez y el recién elegido Juan Manuel Santos en Santa Marta, lo que dio paso a un
sorprendente giro al acordar la reducción de la conflictividad y anunciar la creación de cinco
comisiones para tratar el pago de la deuda por las exportaciones colombianas pendientes
desde 2008, la seguridad en asuntos de narcotráfico y contrabando, la reactivación comercial,
la complementariedad económica, la inversión social y el desarrollo de infraestructuras. La
normalización de relaciones se desarrolló con el trasfondo del proceso de paz entre el
gobierno colombiano y las farc, que contó con la participación del mandatario venezolano, y
sin duda fue un pragmático acuerdo entre dos rivales con disímiles objetivos políticos y
geopolíticos tanto en sus proyectos personales como gubernamentales.

Durante un lustro, la confrontación se silenció. Sin embargo, en la espacialidad fronteriza


venezolana la conflictividad no se diluyó. Por el contrario, una serie de eventos y circunstancias
que abarcan las continuas denuncias de incursiones de guerrilleros y paramilitares,
contrabando y uso gubernamental de las dinámicas transfronterizas para desviar la atención
sobre la crisis nacional se entrecruzaron y avivaron el ya complejo escenario.

Crisis y fronteras: cambian los escenarios

En 2013, el deterioro social y económico de Venezuela se tradujo en preocupantes indicadores


como la inflación (56,2%), la escasez y el desabastecimiento de alimentos y medicinas,
estimado en 22% a escala nacional, pero acentuado en los estados fronterizos. Dos años
después la situación había empeorado tanto respecto de la escalada inflacionaria a tres dígitos
(189%), como del aumento en el desabastecimiento de alimentos a 36,2% y de medicinas en
torno de 70%, y la pobreza multidimensional alcanzaba a 41,3% de la población 8. Y a estas
depauperadas condiciones de vida se agregaban la crisis política y la acción gubernamental,
que se desplazó de un sistema recientemente autocrático a formas dictatoriales del ejercicio
del poder. En los estados fronterizos, la situación se tornó más crítica por su condición de
espacios marginalizados, con grandes carencias y deficientes servicios públicos en ciudades y
localidades limítrofes, estructuras productivas y comerciales débiles o en ruina, asediadas por
la violencia de grupos guerrilleros y paramilitares por el control territorial, sumado a la
militarización, la extorsión y los cierres de fronteras. Se trata de espacios donde se ha
construido una realidad paralela que gira alrededor del rentable contrabando de gasolina y, en
menor proporción, de productos subsidiados, así como del narcotráfico; una actividad
comercial ilícita controlada por poderosas redes binacionales integradas por militares,
guerrilleros, paramilitares y funcionarios gubernamentales. De igual manera,
proporcionalmente a la agudización de la crisis nacional, se incrementan las actividades
comerciales ilegales a pequeña escala realizadas entre ciudades y localidades fronterizas,
explicables en sectores sociales obligados por las circunstancias del empobrecimiento, a falta
de otras oportunidades en un país en quiebra.

Aunque este desolador paisaje es el resultado de la problemática estructural venezolana y en


gran medida requiere soluciones globales, el caso particular del desabastecimiento de
productos asociado casi exclusivamente a los tráficos en las fronteras se convirtió en la excusa
predilecta del gobierno nacional para tratar de desviar el foco de atención del origen principal
de estas carencias, que combina fracaso del modelo cívico-militar bolivariano, corrupción y
mediocre desempeño en la gestión gubernamental. Se impone así la sensible imagen
«fronteras-contrabando-desabastecimiento», tres realidades evidentes, como centro del
problema, reforzada con el enfoque militarizado, al tiempo que se repiten los mismos
esquemas utilizados en la década pasada y se obvia el tratamiento diferenciado con aplicación
de políticas públicas que tomen en cuenta la precaria situación del hábitat fronterizo y
exploren en sus capacidades y potencialidades. Solo interesa proyectar los espacios de
frontera como problema y conflicto. En esta perspectiva se inscribe la creación de un ente
suprainstitucional denominado Estado Mayor Fronterizo Cívico-Militar para el cumplimiento
del control territorial, el cual terminó ejerciendo acciones de confiscación de mercancías al
comercio menudo, restricción de la movilidad transfronteriza, cierres parciales de fronteras y
violaciones a los derechos humanos9.

En agosto de 2015, un ataque perpetrado por un grupo paramilitar contra militares


venezolanos en la ciudad de San Antonio fue utilizado por el gobierno de Maduro para,
sorpresivamente, declarar el estado de excepción y cerrar las fronteras, al principio solo en un
grupo de municipios. Dos días después, la medida se extendió a todo el espacio fronterizo con
Colombia, y se incluyó el despliegue militar y una brutal represión que fue especialmente
violenta en la ciudad de San Antonio. El ensañamiento fue mayor en el barrio La Invasión,
donde se realizó una masiva deportación de habitantes pobres e indocumentados, se
marcaron y destruyeron viviendas, y se separó a grupos familiares binacionales mientras los
cuerpos de seguridad sembraban el terror en la frontera venezolana.

Esta no fue solo una reacción frente a un hecho puntual, frecuente en estas fronteras, sino la
reafirmación de una estrategia en clave nacional que buscaba focalizar en la frontera y en
factores externos las causas de la acelerada crisis nacional. No fue casual que el discurso de
Maduro se centrara en acusar a su par colombiano de «no combatir el contrabando, la
especulación económica y el paramilitarismo»; además, en su histriónica intervención, el
presidente señaló que desde Bogotá había un plan para asesinarlo ante la indiferencia del
gobierno. Maduro necesitaba de nuevo un ambiente de conflictividad cercana. El gobierno de
Colombia reaccionó con indignación y acudió a diferentes instancias internacionales, incluida
la oea, para denunciar la violación de los derechos humanos pero, aunque se generó un estado
de tensión, no hubo ruptura de relaciones. Terminaba así un lustro de relativa paz acordado en
el encuentro Chávez-Santos en Santa Marta, y retornaba el escenario geopolítico-fronterizo de
la confrontación bilateral.

A este giro se sumaron los cambios gestados en los otros dos escenarios identificados al
comienzo de este artículo, que mutaron al ámbito de la conflictividad. Primero fue el gobierno
de Guyana presidido por David Granger el que marcó distancia con Venezuela. Granger asumió
una línea de confrontación al desconocer el Acuerdo de Ginebra de 1966 y amenazó con acudir
a la Corte de Justicia Internacional, al tiempo que firmaba un convenio unilateral con la
empresa transnacional Exxon Mobil para explorar y explotar recursos petrolíferos y gasíferos
en áreas marítimas no delimitadas y enmarcadas en el conflicto territorial, lo que generó
tensiones en las relaciones bilaterales.

El otro escenario construido bajo la afinidad político-ideológica se derrumbó en 2016 con la


destitución de Dilma Rousseff de la Presidencia de Brasil y la inmediata ruptura de relaciones
de Maduro con Michel Temer. Culminó así abruptamente una alianza estratégica sin
resultados positivos para las fronteras, pese a la conformación del Grupo de Trabajo sobre
Desarrollo Fronterizo, que nunca atendió los crecientes y complejos problemas de los estados
Amazonas y Bolívar, afectados por la destrucción ambiental y la violencia causada por el
extractivismo minero.

Mientras cambiaban los escenarios geopolíticos, las fronteras se reforzaban como espacios de
confrontación, especialmente con la vecina Colombia. Como se ha mostrado en innumerables
estudios de casos, cerrar fronteras no resuelve problemas, por el contrario, los agrava y crea
nuevos nichos de conflictividad. Esto lo podemos corroborar igualmente en las fronteras de
Venezuela y Colombia, en especial durante el año del cierre 2015-2016. Esta decisión afectó a
geografías con organizaciones socioespaciales cercanas en sus emplazamientos limítrofes e
intensas movilidades transfronterizas, altos grados de interdependencia, complementariedad y
espacios geoculturales compartidos, con dinámicas territoriales que proyectan las
interacciones a escalas regionales y configuran amplios espacios de relaciones económicas y
sociales. Con el cierre de las fronteras se agudizó el deterioro social y se multiplicó la
construcción de trochas utilizadas como atajos ilegales para la movilidad transfronteriza
controlada por grupos de delincuentes extorsionadores. Al mismo tiempo, las actividades
productivas de pequeñas empresas en las ciudades fronterizas y sus flujos comerciales legales
se vieron severamente afectados. A escala nacional, se evidenció que en la frontera no estaba
el origen de la carestía de productos, como se repetía en el manido discurso gubernamental.

Crisis, emigrantes y movilidades transfronterizas

La apertura parcial de las fronteras en agosto de 2016 se decretó en momentos de


agravamiento de la crisis venezolana, reflejado en indicadores como el aumento de la pobreza
multidimensional (46,2%), un acelerado proceso inflacionario (550%) y desabastecimiento de
alimentos (72%) y medicinas (85%)10, advirtiéndose una crisis humanitaria sin precedentes en
la historia del país. Al autorizarse la movilidad transfronteriza se abrieron dos vías para
enfrentar la dramática situación a escala personal y familiar. Por una parte, se facilitó a los
venezolanos adquirir alimentos y medicinas y acceder a otros bienes y servicios del lado
colombiano de la frontera; por otra parte, estos cruces fronterizos se convirtieron en las rutas
preferidas de la masiva e inesperada emigración venezolana que, en corto tiempo, se extendió
a todos los espacios fronterizos nacionales. Al finalizar 2017 se habían marchado 1.642.442
venezolanos11 y 53,8% de ellos habían seleccionado como destino países de Sudamérica. La
reacción del régimen venezolano se limitó inicialmente a negar la emigración atribuyéndola a
falsas noticias conspirativas en su contra, pero más tarde asumió una actitud estigmatizadora
de los emigrantes, calificándolos de «esclavos económicos», «turistas» o «lava-pocetas». En las
ciudades de frontera se aplicaron medidas restrictivas al comercio menudo y se desplegaron
obstáculos materiales (vallas y alambradas) en las calles y pasos para reducir los espacios de
movilidad por las vías principales, en un intento de ocultar el éxodo.

En 2018 la situación venezolana alcanzó niveles desesperantes con la escalada de la


hiperinflación (1.698.488%)12, aumento de la pobreza multidimensional (51,1%) y
desabastecimiento de alimentos y medicinas (85%), y la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (fao, por sus siglas en inglés) reportó que el número de
personas con hambre en Venezuela pasó de 2,9 millones en 2013-2015 a 6,8 millones en 2016-
201813. A este dramático panorama se sumó la conflictividad política determinada por el
fraudulento proceso electoral, que generó el rechazo nacional e internacional y el posterior
desconocimiento de la reelección presidencial. El colapso es total y la emergencia humanitaria
es palpable en la cotidianidad venezolana, aunque desmentida por funcionarios del régimen
bolivariano. El informe de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida
(codevida)14 documenta la situación de emergencia compleja en Venezuela desde el año 2015
y sus efectos devastadores en la vida y el bienestar de toda la población. Esa es la causa
principal del éxodo venezolano por cruces legales y peligrosas trochas, que en cifras sumó 3,3
millones de inmigrantes.

Fronteras y emergencia humanitaria fueron el centro de atención en febrero de 2019 tras el


acuerdo de ayuda humanitaria alcanzado por la Asamblea Nacional de Venezuela y diversas
organizaciones no gubernamentales internacionales. Estaba previsto que la ayuda ingresara
por tres puntos fronterizos localizados en Colombia, Brasil y Aruba, con el apoyo de eeuu,
Canadá, varios países de América Latina y Europa. El episodio no solo reflejó la crítica situación
social venezolana; al mismo tiempo, fue expresión de la confrontación política nacional,
proyectada de igual forma en parte del escenario internacional. Interesa destacar que en el
ámbito nacional se produjo una gran expectativa, que tuvo respaldo en movilizaciones
ciudadanas de apoyo a la propuesta de entrada de la ayuda humanitaria. El evento ocasionó
un estado de tensión y conflictividad nacional, y desencadenó la reacción del gobierno de
Maduro que, negando la crisis, cerró y bloqueó todos los pasos de fronteras, desplegó
organismos de seguridad, militares y colectivos de civiles armados bajo su control y desató una
brutal represión, generó violencia y violó derechos humanos, especialmente en las ciudades de
San Antonio y Ureña, en las fronteras con Colombia, y también en la comunidad indígena
pemón de Kamarapacay, donde fueron asesinadas tres personas, así como en la ciudad de
Santa Elena de Uarién y sus entornos inmediatos, en la colindancia limítrofe con Brasil. Esta
grave situación, y en general la violación de los derechos humanos, se han documentado en el
informe sobre el caso Venezuela presentado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos en julio de 2019 15.
Pese a que las fronteras se reabrieron unos meses después del conflicto, la emigración no se
detuvo, y tampoco el flujo de intercambios comerciales cotidianos transfronterizos realizado a
través de innumerables trochas, especialmente intensos en los límites con Colombia, una
situación que retrata las particularidades territoriales construidas en estas fronteras. Al
finalizar 2019, sumaban 4,5 millones de inmigrantes venezolanos, de los cuales 1.771.237 se
encontraban en Colombia y 499.506 (28%) se distribuían en los departamentos fronterizos.
Estos datos reflejan parte del impacto fronterizo causado por el éxodo venezolano, que se
repite en las fronteras de Brasil, especialmente en el estado de Roraima, donde una gran parte
habita en precarias condiciones en espacios también empobrecidos; otra cruda realidad que
retrata la crisis venezolana. Pero hay otro contexto determinado por las movilidades
socioespaciales transfronterizas definidas en los movimientos pendulares y cotidianos con
fines comerciales y familiares en sus cercanías fronterizas, en los desplazamientos circulares de
trabajadores temporales, en los viajeros de fin de mes provenientes de otros lugares de
Venezuela que reciben remesas en ciudades fronterizas colombianas; toda una intensa
movilidad que se refleja en las 4.315.103 solicitudes de la Tarjeta de Migración Fronteriza a la
oficina de Migración Colombia. Se trata de una movilidad de gran impacto socioespacial en las
ciudades fronterizas de ambos países que, aun cuando no están exentas de conflictos, se han
convertido en tablas de salvación, solidaridades y oportunidades.

Nota necesaria

La inesperada pandemia de covid-19 ha influido en la decisión del retorno de inmigrantes


venezolanos que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad en Suramérica. En riesgosos
y extenuantes viajes llegan a la frontera; sin embargo, ingresar en Venezuela no es fácil, las
restricciones impuestas que les limitan la entrada al territorio nacional solo tres días a la
semana en número restringido son otro martirio que se completa con las pésimas condiciones
de los refugios donde cumplen la cuarentena. Y esto se une a la actitud perversa del gobierno
de Maduro en esta trágica situación mundial, cuando estigmatiza a los venezolanos que
retornan y proyecta la imagen de Brasil y Colombia como amenazas contaminantes, llegando al
extremo absurdo de acusar al presidente colombiano de dirigir premeditadas acciones para
«infectar» a Venezuela a través de los inmigrantes en retorno 16. Para el gobierno venezolano,
las fronteras son focos de infección, y a quienes no se someten a las condiciones impuestas
para el retorno los considera «armas biológicas», tal como los ha calificado un funcionario
público17. Una vez más, como ha ocurrido en estas dos décadas del presente siglo, el uso de las
fronteras se amolda a los intereses geopolíticos del régimen cívico-militar bolivariano, sin
importar el daño causado a los habitantes de las fronteras cualquiera sea su nacionalidad.

Baloncesto{educación física}

Inicios del baloncesto

La historia del baloncesto empezó a escribirse en 1891, cuando un profesor de educación física
de Massachusetts inventó un deporte 'de interior' que mantuviera en forma a los estudiantes
durante el invierno. Dos cestas de melocotones y el objetivo de meter una pelota a través de
las cestas. El resto, a través de sus 124 años de historia, es de sobra conocido.

¿Todo? No. Hasta ahora desconocíamos las impresiones de aquel profesor tras el primer
partido de baloncesto de la historia. Ahora, la Universidad de Kansas ha publicado un audio
inédito de James Naismith en un programa de radio de 1939, hablando sobre aquel primer
encuentro en una cancha de baloncesto.

"Les enseñé las dos cestas de melocotones colgadas a ambos lados del gimnasio antes de
explicarles que la idea era lanzar la pelota en la cesta del equipo --entonces formados por
nueve jugadores-- contrario. Soplé el silbato y así arrancó el primer partido de baloncesto",
recordaba Naismith en aquel programa de radio.

"Los chicos empezaron a cargar el uno contra el otro, a golpearse y darse puñetazos para
acabar peleándose en mitad del gimnasio como si todo valiera. Aquello fue realmente una
matanza. A veces, siento que preferiría no ver baloncesto", sentencia el profesor que cambió
el rumbo de la historia del deporte.

Principios básicos
1.Balón ligero que se controla con las manos. 2.Hay que botar el balón para poder desplazarse.
3.No hay restricciones de posesión a un jugador. 4.No debe haber contacto personal. 5.Se
logran puntos al introducir la pelota en una cesta colocada horizontalmente y elevada.

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clarielizabeth177

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1. El Bote¿Qué es el bote?

Control del balón que golpea contra el suelo y nos vuelve a la mano. Es muy importante
golpear el balón con la yema de los dedos y no con la palma de la mano.

¿Para qué sirve?

Este fundamento nos servirá para desplazarnos de un lado a otro del terreno de juego dejando
atrás a los defensores.

¿Qué tipos hay?

Existen tres modalidades de bote diferentes: de protección, de control y de velocidad.


El de protección es aquel que utilizamos ante el acoso de un defensor. Es un bote bajo, que no
debe sobrepasar la altura de la rodilla y en el la mano que no bota nos ayudará a protegernos
del defensor.

El bote de control es el más común ya que es el que normalmente utilizamos para avanzar por
el terreno de juego. El balón no sobrepasa la cadera y se bota hacia delante y hacia un lado.

El bote de velocidad se emplea cuando queremos recorrer una distancia en el menor tiempo
posible (contraataques por ejemplo). El bote debe realizarse impulsando el balón hacia
adelante y por encima de la cadera. Esto nos ayudará a recorrer más distancia entre bote y
bote.

¿Reglas básicas?

No podemos botar el balón con las dos manos ni tampoco repetir bote tras botar y coger.
Ambas acciones no están permitidas en el reglamento y se consideran violaciones.

2. El Pase¿Qué es el pase?

Es la acción de entregar la pelota a un compañero de forma efectiva y con precisión.

¿Para qué sirve?

El pase se utiliza para avanzar hacia la canasta con la ayuda de los demás compañeros.  Es la
forma más rápida de avanzar con la pelota.

¿Qué tipos hay?

Existen siete tipos de pases: de pecho, picado, de béisbol, por la espalda, por encima de la
cabeza, alley-oop y mano a mano.

El de pecho es el más común. Se realiza sacando el balón desde la altura del pecho (con las dos
manos) hasta llegar al pecho de nuestro compañero.Pase picado. Pase que incorpora un golpe
previo en el suelo para imprimir más fuerza e impedir el corte de balón a nuestro adversario.El
de béisbol. Pase largo y a una mano.Pase por la espalda. Se efectúa por detrás de la espalda
con la mano contraria al lugar donde se sitúa el receptor.Pase por encima de la cabeza. Muy
utilizado por los pivots, sobre todo tras el rebote. Se realiza por encima de la cabeza, fuerte y a
dos manos.El alley-opp. Consiste en lanzar el balón a la altura de la canasta (cerca) para que
un compañero la coja en el aire y anote.Pase mano a mano. Consiste en recibir la pelota de las
manos de un compañero sin lanzarla. Es el más seguro.3. El Tiro¿Qué es el tiro?

Acción por la cual un jugador trata de encestar a canasta.

¿Para qué sirve?

Como hemos dicho anteriormente en su definición, el tiro sirve para anotar canastas y


conseguir puntos que nos ayuden a ganar el partido.

¿Qué tipos hay?

Distinguimos cinco tipos de tiros: en suspensión, tiro libre, bandeja, mate y gancho.

Tiro en suspensión: es el lanzamiento a canasta tras elevarse en el aire. El balón se sujeta con
una mano mientras la otra da el golpe de muñeca que lo impulsa hacia el aro.Tiro libre:
lanzamiento desde la línea de tiro libre después de una falta o técnica. No se suele
saltar.Bandeja: lanzamiento a canasta en carrera después de haber dado como máximo dos
pasos. Se suele acomodar el balón suavemente contra el tablero o contra el aro.Mate: igual
que la bandeja pero en este caso el balón se introduce de arriba a abajo con fuerza.Gancho:
lanzamiento con una mano por encima de la cabeza dibujando con el brazo un arco.

Espero haberos orientado un poco con la terminología del basket.

Medidas de una cancha

Medidas de una cancha de baloncesto

La cancha de baloncesto es una superficie dura libre de obstáculo. Hay una linea en el centro
del campo que divide a este  en 2 mitades exactamente iguales, en la mencionada liena existe
un circulo con un diámetro de 3,6 mts.

Tiene unas medidas de 15 m de ancho y 28 mts de largo.

Los aros están a una altura de 3,05 mts.

Todas las linea han de tener un grosor de 5 cm

La linea de tiros libres se sitúa a una distancia de 5,80 mts de la linea de fondo y a 4,60 mts de
la canasta el circulo desde donde se tiran estos tiene un diámetro de 3,60 mts al igual como a
cite anteriormente el circulo central.

En cuanto a la linea de 3 puntos las distancias varían en función de si hablamos de FIBA(6,75


mts) o de la NBA(7,25 mts)

Elementos de la cancha de baloncesto

Cancha de baloncesto

Una cancha de baloncesto por lo general se compone de los siguientes elementos:

 Estructura y Tablero con aro y red


 Cancha demarcada y extra cancha

 Circulo central, circulo de salto

 Linea de tres puntos

 Línea de Tiro libre y áreas restrictivas

 Semicírculo de no falta ofensiva

 Líneas laterales de saque

En el baloncesto profesional la superficie es por lo general de madera o revestimiento con


sistema de absorción de impactos y acabado en poliuretano mientras que las superficies
exteriores generalmente están hechas de concreto o asfalto con o sin revestimiento.

 LA PRIMERA PARTICIPACIÓN INTERNACIONAL DE LA SELECCIÓN DE VENEZUELA

El 20 de julio de 1937, la selección nacional de baloncesto de Venezuela disputó su primer


torneo internacional. Se trató del Campeonato «400 años de Cali».

El 20 de julio de 1937, la selección nacional de baloncesto de Venezuela disputó su primer


torneo internacional. Se trató del Campeonato «400 años de Cali».

La selección criolla estuvo conformada por Alberto Márquez, «Guffi» González, Mike Jiménez,
Félix Ochoa, Luis Sánchez, «Pepe» Rivero, «Pichón» Viso, «Venadita» Seijas, Diógenes Peña,
«Pancho» Maduro y Humberto Viso. Aquel equipo era entrenado por el coach L.A Plaster
quien además era entrenador y jugador del Beverly Hills caraqueño. El grupo viajó en autobús
y tren desde Caracas a Cali.

Existen dos versiones sobre la participación del conjunto criollo en aquel torneo. Una
recopilada por el «Sr. Baloncesto» Leonardo Rodríguez en el libro «Venezuela en un balón»,
donde Venezuela acabó con récord de (0-4). Sin embargo, Una versión reciente que arroja una
victoria 44-41 sobre un equipo colombiano.

Lo que sí es cierto es que este grupo de jugadores fueron los primeros en llevar la camiseta
venezolana en un torneo internacional.

Reglamento de la boccia

Boccia reglamento

La boccia o también denominada bochas es un deporte creado para personas con


discapacidad que actualmente se encuentra dentro de la disciplina deportiva paralímpica y ya
forma parte de decenas de países en el mundo.
Este deporte puede ser practicado por todas las personas, independientemente de su grado de
discapacidad, a nivel de competición o como ocio.

Este deporte puede ser practicado de forma individual, por parejas o en equipos de 3
jugadores.

Se trata de un juego muy parecido a la petanca, cada jugador o equipo disponen de 6 pelotas
rojas o azules. El juego empieza cuando se lanza la bola blanca la cual queda situada en el
centro del juego. El objetivo es lanzar las demás bolas para intentar acercarse el máximo
posible a la bola blanca, se consiguen puntos extras por las bolas sucesivas a la que se
encuentra más cerca.

Cada equipo dispone de un tiempo máximo de entre 4 y 7 minutos (según división) para lanzar
sus 6 bolas. Para el lanzamiento se pueden usar manos, pies, cabeza o instrumentos de apoyo
como una canaleta.

Boccia categorías

En competición se clasifican los jugadores dependiendo de su grado de incapacidad y


funcionalidad motora.

Las categorías de la boccia son mixtas y pueden clasificarse en 4 divisiones:

BC1: Los jugadores pueden lanzar con las manos o con los pies y necesitan la ayuda de un
asistente.

BC2: En esta categoría los jugadores pueden lanzar sin ayuda de un asistente.

BC3: Es para esos deportistas con parálisis cerebral que necesitan asistencia y tienen que
lanzar a través de una canaleta.

BC4: Deportistas que no tienen parálisis cerebral pero tienen una discapacidad física grave.

Boccia material

 
- Bolas de bochas: 6 bolas de color rojo y 6 de color azul y una de color blanco o bola diana. Las
medidas son de 270mm aproximadamente. Cada jugador, pareja o equipo dispone de 6 bolas
rojas o 6 azules.

 TORNEO INTERNACIONAL de BOCCIA

Con presencIa de las delegaciones de Perú, El Salvador, Chile, EE.UU., Bermuda, México,
Venezuela, Colombia y el local Argentina ya está en juego el BUENOS AIRES BOCCIA REGIONAL
OPEN organizado por FADEPAC, torneo internacional del calendario BISFed.

Más de 60 atletas de excelencia estarán compitiendo en la categoría individual, parejas y


equipos hasta el día sábado donde nos encontraremos con las ansiadas finales.

#VamosArgentina #LoveBoccia #discapacidad #DeporteParalímpico

Agradecemos por las fotos a Charly Quinteros.

Torneo nacional

TORNEO INTERNACIONAL de BOCCIA

Con presencIa de las delegaciones de Perú, El Salvador, Chile, EE.UU., Bermuda, México,
Venezuela, Colombia y el local Argentina ya está en juego el BUENOS AIRES BOCCIA REGIONAL
OPEN organizado por FADEPAC, torneo internacional del calendario BISFed.

Más de 60 atletas de excelencia estarán compitiendo en la categoría individual, parejas y


equipos hasta el día sábado donde nos encontraremos con las ansiadas finales.

#VamosArgentina #LoveBoccia #discapacidad #DeporteParalímpico

Agradecemos por las fotos a Charly Quinteros

BOLIVAR COMO ESTRATEGIA MILITAR

La estrategia del Libertador Simón Bolívar de reunificar y cohesionar las fuerzas patriotas


mientras desarticulaba el férreo orden del ejército realista, signó el triunfo de los
revolucionarios en la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821.

En 1820, a un año de la victoria en la batalla de Boyacá, que puso a Bogotá y Cundinamarca


bajo el dominio patriota, Bolívar se trazó como meta una campaña decisiva en Venezuela que
marcara su liberación definitiva. Pero era necesario crear las condiciones para el éxito
absoluto, comenzando por el reencuentro y abastecimiento del Ejército Libertador.

Entonces, el destino había vuelto a aliarse con la revolución independentista venezolana.


El plan ingeniado por el Libertador para reunir a las tropas en todo el territorio nacional, así
como para desestructurar a las bien plantadas fuerzas imperiales, se vio
providencialmente reforzado con la Revolución Liberal en España, que frenó el absolutismo
del rey Fernando VII por tres años y propició un armisticio en la guerra independentista.

El ejército más poderoso de los españoles


Batalla de Boyacá.

Una fuerza calculada en 14 mil hombres poseía el ejército español en 1820, considerada la
más poderosa en los países rebeldes suramericanos. Los realistas tenían el
poder en Maracaibo, Coro, Puerto Cabello, La Guaira, Barcelona y Cumaná, así como en la
capital (Caracas) y toda la región central del país. Al mando de los generales Pablo Morillo y
Miguel de la Torre, también disponían de los grandes ingresos por la exportación de Cacao y
añil.

En contraste, las fuerzas patriotas en Venezuela no superaban los 6 mil hombres y se


encontraban diseminadas en un empobrecido territorio nacional, donde solamente
dominaban la isla de Margarita y Maturín en oriente; San Cristóbal, Mérida y parte de Trujillo,
en occidente. La provincia de Guayana, al sur y Apure, en los llanos.

Este fue el escenario que recibió al Libertador Simón Bolívar a su regreso victorioso. Se afirma
que ante la precaria situación tanto económica como militar en Venezuela, además del peligro
de un intento de reconquista realista de los territorios liberados en la ya para entonces Gran
Colombia, el héroe caraqueño ideó la batalla decisiva para sellar la independencia venezolana.

España busca restablecer su autoridad conciliando

Firma del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, estado Trujillo, 25 de noviembre


de 1820.

En España, también en 1820, las nuevas autoridades liberales que habían obligado a Fernando
VII a jurar la Constitución de 1812, texto que contemplaba una monarquía parlamentaria y el
fin de la Inquisición entre otras amplias libertades, se dispusieron a restablecer su autoridad en
las colonias, pero por la vía conciliatoria, prometiendo instituciones liberales, una amplia
amnistía e incluso ofreciendo dignidades y empleos a los insurgentes.

El 6 de junio del mismo año, el general Pablo Morillo recibió las instrucciones para negociar un
armisticio con las autoridades republicanas. Tanto el jefe realista como los líderes patriotas
despreciaban la iniciativa. El primero la consideraba una humillación que poco beneficio
traería. Los segundos defendían el orgullo patrio y el honor por la sangre derramada.

Pero el Libertador aprovechó la oportunidad de ganar tiempo con el armisticio y así


recomponer sus fuerzas. El tratado se firmó el 25 de noviembre de 1820, en Trujillo, con el
general Antonio José de Sucre en representación de la República y el brigadier Ramón Correa
por los españoles. Al día siguiente llegó a su fin la Guerra a muerte, decretada por Bolívar en
1813.

Entretelones de una difícil negociación

Arduas fueron las negociaciones para lograr el tratado de Armisticio, constituidas por una serie
de conferencias llenas de interrupciones y dificultades de ambas partes. “¡Están locos!: ignoran
lo que mandan; no conocen el país, ni los enemigos (…) ni las circunstancias; quieren que pase
por la humillación de entrar en estas comunicaciones”, habría exclamado Morillo ante su
secretario y director de la Gaceta de Caracas, José D. Díaz.
No obstante, una vez sellados los arreglos para iniciar la negociación se dio la famosa
entrevista de Santa Ana de Trujillo entre Bolívar y Morillo, de la que ambos escribieron
favorablemente. El español calificándola como “uno de los días más alegres de mi vida”, narró:
“Todos hicimos locuras de contento, pareciéndonos un sueño el vernos allí reunidos como
españoles, hermanos y amigos. Crea Ud. que la franqueza y la sinceridad reinaron en esta
reunión”.

“Nos abrazamos un millón de veces, y determinamos erigir un monumento para eterna


memoria del principio de nuestra reconciliación en el sitio en que nos dimos el primer abrazo”,
dejó plasmado el venezolano. Pero dos derechos irrenunciables siempre ensombrecieron el
acuerdo: para los españoles, el de restituir su poder imperial y para los patriotas el
reconocimiento de la República.

Independentistas fortalecidos por el armisticio


General Miguel de la Torre.

Además de haber otorgado tiempo para recomponer parte de las filas del ejército
revolucionario, el armisticio fortaleció la imagen y el apoyo interno a los patriotas, pues la
estrategia conciliatoria de los españoles fue percibida como una muestra de debilidad del Rey
y como una posibilidad real de triunfo local, por quienes seguían respaldando a la corona en la
República, bien por intereses económicos, bien por miedo.

Los patriotas también se vieron favorecidos por la partida del general Morillo, quien a los días
de la firma del armisticio, quizás convencido de su eventual fracaso, partió de Venezuela,
dejando a una parte de sus hombres desmoralizados y en manos del general de la Torre.

En efecto, la tregua pautada para seis meses apenas duró dos porque el 29 de enero de 1821,
el comandante José Heras, sin consultar con el alto mando, atendió el pedido de auxilio desde
la provincia de Maracaibo que había proclamado su adhesión al gobierno republicano. De nada
valieron las exigencias de cumplir con el tratado hechas por de la Torre al Libertador. Se
acordó que las hostilidades se reanudarían el 28 de abril.

Perdiendo también se gana


Imagen de la Revista Memorias N° 3 del Centro Nacional de Historia.

Perdiendo también se gana. Nunca un dicho popular fue tan cierto como cuando el general
José Francisco Bermúdez liberó a Caracas del control imperial, como parte de la estrategia de
distracción de las fuerzas enemigas (conocida como diversiones) desplegada por el Libertador
en el país, viéndose obligado a perderla en un lapso de 15 días.

Siguiendo las órdenes de Bolívar, Bermúdez avanzó desde el Unare sobre Caracas con unos
1.200 soldados que batieron a unos realistas en El Guapo e hicieron que huyeran de Guatire
otros 700. Fue el 12 de mayo de 1821. Dos días después entró a una Caracas evacuada por los
españoles. El 20 llegó a La Victoria, pero fue repelido y obligado a retroceder a la capital para
marchar en retirada a Guatire.
Pero la estrategia del Libertador desestructuró toda la formación del ejército de Miguel de la
Torre, quien se tuvo que devolver cuando pretendía atacarlo por sorpresa en Guanare y que
desguarneció el Occidente, al enviar a sus mejores contingentes a defender Caracas, por lo que
cayeron Coro y Barquisimeto.

De igual manera, la poderosa vanguardia de Francisco Tomás Morales, obligada a moverse,


dejó libre el flanco sur del general de la Torre, lo que aprovecharon las fuerzas de José Antonio
Páez para avanzar. En conclusión, el general Bermúdez había perdido la batalla de Caracas,
pero el Ejército Libertador, gracias a sus operaciones en el marco de las diversiones
emprendidas por Bolívar, ganaría la Batalla de Carabobo.

 
 

- En la categoría BC3 los jugadores que lanzan con canaletas deben tener en cuenta que las
medidas no deben exceder los 2,5metros por 1 metro.

- Normalmente el emplazamiento es en una pista con superficie llana y lisa como un gimnasio y
acostumbra a medir 12,5m de largo por 6 metros de ancho.

TIPOS DE ARN

El ácido ribonucleico (ARN) es una molécula similar a la de ADN. A diferencia del ADN, el ARN
es de cadena sencilla. Una hebra de ARN tiene un eje constituido por un azúcar (ribosa) y
grupos de fosfato de forma alterna. Unidos a cada azúcar se encuentra una de las cuatro bases
adenina (A), uracilo (U), citosina (C) o guanina (G). Hay diferentes tipos de ARN en la célula:
ARN mensajero (ARNm), ARN ribosomal (ARNr) y ARN de transferencia (ARNt). Más
recientemente, se han encontrado algunos ARN de pequeño tamaño que están involucrados
en la regulación de la expresión génica.

El ARN, o ácido ribonucleico, es un ácido nucleico similar en estructura al ADN pero con
algunas diferencias sutiles. La célula utiliza el ARN para una serie de tareas diferentes; una de
estas moléculas se llama ARN mensajero o ARNm. Y es la molécula de ácido nucleico cuya
traducción transfiere información del genoma a las proteínas. Otra forma de ARN es el ARNt o
ARN de transferencia, y moléculas de ARN no-codificantes de proteínas que físicamente llevan
los aminoácidos al sitio dónde se lleva a cabo la traducción y permiten que sean ensamblados
en las cadenas de proteínas en dicho proceso.

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