Está en la página 1de 5

https://www.clarin.

com/economia/economia/pregunta-infinita-jodio-
argentina_0_ttH9reEr  

 
LA PREGUNTA INFINITA: ¿CUÁNDO SE JODIÓ LA ARGENTINA?
 
Pablo Gerchunoff
Clarín
07/04/2019
 
Reflexiones. Pablo Gerchunoff, historiador de la economía, recibió el Premio Sarmiento que
otorga el Senado. Planteó la necesidad de un acuerdo para aumentar las exportaciones y así
financiar el desarrollo.
 
Es el mayor historiador vivo de la economía de la Argentina. Pero, además, Pablo Gerchunoff se
planta frente a la política y a la cultura con una mirada abarcadora, mucho más allá de la
acotada mirada de su disciplina.
 
El discurso de agradecimiento por la entrega del Premio Domingo Faustino Sarmiento fue, en
ese sentido, una especie de ensayo hablado, una conversación entre amigos con guiños para
todos. Por eso, el Económico ofrece una síntesis de los principales puntos de su charla.
 
Los economistas
 
“Yo me muevo en otro ambiente, tengo ganas de contarles un poco cómo se ve a la política
desde esos otros ambientes. Vamos a definir un poco esos ambientes, por ejemplo el ambiente
académico básicamente de los economistas. Yo cada vez de economista tengo menos, como
dijeron acá, tengo cada vez más de historiador que de economista, o de historiador económico
seguramente. Pero el mundo en el que yo me muevo es un mundo del saber técnico de los
economistas y de la crítica intelectual. Y desde allí con bastante comodidad se suele criticar, eso
para mí es un problema porque yo tengo una piedad si se quiere excesiva para con el mundo
político, se suele criticar con alguna comodidad la complejidad de las decisiones políticas. Yo les
quiero decir ahora a los senadores, los políticos que están aquí, que la economía es una
disciplina complicada para esto. ¿Qué veo yo en la política? Veo básicamente que nadie sino la
política puede darnos una visión de la sociedad, de la realidad, de la economía, una secuencia
de las políticas que nos pueden hacer tangible esa visión de futuro, esa esperanza si se quiere y
una secuencia: qué hacemos primero, qué hacemos después. Lo quiero repetir: visión,
secuencia, velocidad. ¿Saben qué?, como decía mi querido Roberto Perfumo cuando estaba por
salir campeón en el año 66, ‘es dificilísimo’, es muy difícil. Hacer política con honestidad y con
vocación política como yo entiendo la vocación política, es muy difícil. Y cuando yo les digo a
ustedes que desde el mundo de la economía hay un problema, no lo estoy diciendo por todos
los economistas; lo estoy diciendo porque entre mis colegas economistas hay algunos, de
ninguna manera todos, pero hay algunos que tienden a competir en el sentido de usar la
herramienta técnica para construir una visión del mundo, para transmitir una propia visión del
mundo, entonces hablan de salud, educación, territorio, lo que fuere. Yo tiendo a ver mucho
más importante la tarea de aquellos otros economistas, si se quiere, que con más humildad
tratan de aportar su saber, su conocimiento técnico, su sapiencia técnica para ponerse al
servicio de cualquier tipo de transformación de este tipo de las que estamos hablando, difíciles
por cierto. Entonces digo: miren básicamente a esos economistas, porque esos economistas
salen mucho menos en el diario, van mucho menos a la televisión. Y ¿saben qué?, tienen algo
que se ve poco cuando uno mira a algunos de mis colegas hablar por televisión o contestar
reportajes en el diario: es duda. Tienen duda. Y yo creo que hay pocos valores tan importantes
para alguien que de verdad está pensando en analizar una realidad compleja, hay pocos valores
tan importantes como aceptar la propia duda y si no es aceptar la propia duda, es aceptar la
duda que el otro te transmite. Entonces yo creo que está lleno de buenos economistas definidos
de ese modo, está lleno de economistas que tienen duda, que transmiten duda, que como
seguramente hacen ustedes, llaman por teléfono y preguntan ‘¿cómo la ves?’, es una pregunta
extraordinaria, es una pregunta honesta. ‘¿Cómo la ves?’, a veces es para decir rápidamente lo
que uno ve, pero otras veces es de verdad para tratar de enriquecerse con la visión del otro.
Entonces digo: no nos engañemos, está lleno de economistas que son así, está lleno de
economistas que pueden colaborar con la transformación de un país, de la transformación de
un sector desde el análisis y la duda. Y desde la duda de nuevo al análisis, y luego transmitirlo a
aquellos que pueden construir la visión, la secuencia y la velocidad porque no somos nosotros”.
 
La crítica intelectual
 
“Yo diría que el otro lugar desde el cual se mira en el mundillo que yo me muevo a la política es
el mundillo de la crítica intelectual. Es interesante ¿no? Ahí yo veo, si se quiere, menos riesgos.
Los intelectuales son o somos… Yo tengo un problema con la palabra intelectual, no sé si de
verdad existe la figura del intelectual. En Francia existe, en Inglaterra y Estados Unidos, en el
mundo anglosajón existe mucho menos. Pero ahí yo diría aceptémoslo. Los invito a aceptar la
crítica intelectual como si fueran moscardones imposibles. No se puede, uno no se los puede
sacar de encima, hay que tolerarlos. Y cuando esa reflexión intelectual llega a la madurez,
ocurre que en algunos momentos se convierte también en vocación política... Recuerdo algunos
ejemplos no argentinos... y se me ocurrió Fernando Henrique Cardoso, que es claramente un
intelectual, no es un sociólogo ni político. Es un intelectual, fue toda su vida un intelectual. Se
acercó un periodista y le pregunta ‘¿y ahora qué pasa?’. Lo paró y le dijo: ‘Todo lo que escribí no
existe más, no me lean más, ahora estoy en otro mundo y en ese otro mundo las palabras que
escribí pueden tener sentido o pueden no tenerlo’. Y el último viene a cuento, ustedes me dirán
es un intelectual, no es un intelectual, podríamos discutir ocho años, pero el hombre que
escribió al Facundo es un intelectual. Pero es un intelectual no por el formato de lo que escribió,
porque el formato de lo que escribió alguien lo puede llamar panfleto. Hay muchas maneras de
leer el Facundo, pero también se lo puede leer como la obra de un intelectual. Y además de un
intelectual, y uso la palabra que me importa tanto, compasivo. Porque su mirada del Facundo es
la mirada que quiere comprenderlo, quiere comprender al otro en la política, quiere
comprender al distinto en la política... Sarmiento es un intelectual que llegó a la política y llegó a
la Presidencia de la Nación”.
 
La política
 
“Estoy poniendo la política en el centro de la escena. Lo creo profundamente. Siempre lo creí.
Por supuesto hay políticos buenos, políticos malos. Equivocar se equivocan casi todos, pero
como todos nos equivocamos. Que los gobiernos terminen bien es una casualidad. Uno hace lo
que se puede. Digo el conjunto de restricciones que opera sobre la acción política, sobre el
saber político, sobre la acción política es tan grande que qué se yo, será lo que Dios quiera”.
 
La duda infinita
 
“Lo que voy a decir ahora tiene que ver con una tarea que tenemos que tener todos y que tengo
que tener yo y que tengo que seguir yo como historiador económico, historiador político
cuando me animo a la historia política, como nada, lo que fuere, a los intelectuales ya los
hicimos pasar. Y la pregunta tiene que ver con algo que se pregunta hasta el hartazgo y que se
contesta siempre distinto: ¿hay un fracaso argentino? Observen lo siguiente: si esa pregunta se
me hubiera hecho por 1877, se podía decir que sí, en medio de la crisis de Avellaneda (Nicolás).
Pero si se me hacía esa pregunta en plena expansión del proyecto Roquista, uno decía que no. Y
si uno iba a 1914, se decía que sí. Pero si uno iba a 1927, se decía que no. Entonces, cuidado con
la idea del fracaso como idea de lo permanente. La Argentina es básicamente volatil y cíclica, y
en esa volatilidad y en esa ciclicidad pierde terreno, pero no es siempre un fracaso monótono.
La pregunta sirve para que yo les diga la enorme cantidad de hipótesis que hay acerca de la
pregunta infinita: ¿cuándo se jodió la Argentina? 1810, hijos de España, fracaso. 1820-1880
guerras civiles producto del conflicto distributivo federal, fracaso. 1914, el fin de la expansión de
la frontera agrícola, se nos acabó la tierra, fracaso. Origen del fracaso, quiero decir. 1930 se nos
acabó el comercio, a uno de los países que más comerciaba en los últimos 50 años, fracaso.
Ahora son hipótesis que contrastan entre sí. 1945, el peronismo, muchos de nosotros, no yo,
algunos de nosotros podría decir: ‘ahí está el origen de un fracaso, ahí está el origen del veneno
populista’, no tengo nada que ver con esa idea, pero es una idea difundida. Y opuesto simétrico
de eso uno puede decir: 1976, neoliberalismo. O puede terminar diciendo: 2001, el fin del
mundo. Puedo asegurar que yo puedo multiplicar por diez las hipótesis que acabo de
transmitirles. Hoy no existen las guerras civiles como expresión de los conflictos federales.
 
Quiero decir que el nuevo conflicto federal que tenemos, aquel que tenemos situado diría yo a
20 kilómetros de la Casa Rosada en una especie de campamento de refugiados sociales que se
reproduce en el Gran Rosario, que se reproduce en el Gran Córdoba y que se reproduce
también en otras grandes ciudades del interior, ese conflicto federal, ese nuevo tipo de conflicto
federal, es como si hubiéramos dado vuelta aquel del pasado, porque aquel conflicto federal era
un conflicto federal donde el rico era la provincia de Buenos Aires.” Análisis y diagnósticos Para
enfocarme en lo que quiero enfocarme. Yo cambio de diagnóstico seguido. Al final cuando los
vuelvo a revisar no son tan distintos a los que tenía, pero uno le está dando vueltas, a ver, estoy
diciendo algo. Uno lo dice: ‘¿estoy diciendo algo nuevo, estoy agregando marginalmente algo o
no estoy agregando nada?’. No lo sé. A veces no lo sé, no me doy cuenta. Entonces me gustaría,
porque quizás sería más operativo transmitirles la idea, la hipótesis que tengo en la cabeza hoy,
igual a la que tenía hace un año o hace dos. La impresión que tengo sobre la Argentina es que la
Argentina tuvo con sus dificultades y sus conflictos un patrón de crecimiento mercado internista
e inclusivo proteccionista y distributivo, ahí quiero marcar el punto, el proteccionismo en
Argentina pudo haber estado bien en un momento, mal en otro, pero hasta hace muy poco
tiempo, y creo que todavía hoy marginalmente, es un proteccionismo que es básicamente
protección social, ya en este su momento final. Entonces la pregunta es ¿podemos prescindir de
ese moderado proteccionismo que opera como protección social, aquel que nos viene de ese
patrón de desarrollo mercado internista del que les estaba hablando y que para mí terminó al
borde de los años 70? Yo creo que todavía no podemos prescindir. Eso es civilización política. Lo
que yo creo es que aquel patrón de… Me detengo un instante, uso la palabra ‘desarrollo’
deliberadamente, no uso la palabra ‘crecimiento’. Uso la palabra ‘desarrollo’ porque quiero
decirles la palabra ‘desarrollo’ no es una chantada. No es un invento vago. Hay un artículo, dado
que acaba de salir un libro en homenaje a él, de Julio Olivera, de septiembre de 1959 en el
Trimestre Económico donde se rompe los sesos -y lo recomiendo- para distinguir las nociones
de crecimiento y desarrollo. Y vale la pena que sepamos que esa distinción tiene sentido y que
ambos son conceptos útiles, operativos y además, rigurosos. La impresión que tengo es que ese
patrón de desarrollo mercado internista distributivo e inclusivo con todas sus dificultades se
terminó… Yo creo, básicamente, con el final de Bretton Woods y el nacimiento de la
globalización financiera. Y esto es lo que quiero subrayar, no fue reemplazado por nada. La
economía argentina es una economía que vive sin orientación, sin norte. Hay un patrón
distributivo que se agotó habiendo dado mucho de sí, habiendo intentado incluso cambiarse a sí
mismo cuando una generación de intelectuales de los años 60 buscaba cómo hacer para que la
industria exportara. Fascinante, digo. Los años 60 en ese sentido son fascinantes. Y se quebró.
Pero se quebró de una manera muy particular, se agotó la sustitución de importaciones, la
promoción de exportaciones rindió, si se quiere, frutos un poco magros y a cambio de eso no
tuvimos nada. Lo que tuvimos, lo que hemos venido teniendo por decirlo de algún modo desde
1978, el 78 es un buen año, es el año donde empieza operativamente la globalización financiera
en la Argentina, 79, digo 79 para decir estéticamente ¿cuánto? 40 años. 40 años de
globalización financiera sin que hayamos podido rescatar un patrón de desarrollo distinto a
aquel mercado internismo inclusivo que tantos frutos sociales y económicos nos dio”.
 
Otro modelo
 
“Entre 1948-2011, para que nadie me diga que agarro el último período, la Argentina creció al
1,8% anual. Y entre 1974 y 2011 creció al 0,8% anual. Aquella vieja Argentina, que con razón la
damos como cosa del pasado, incita a una tentación reciente : ‘volvamos atrás, recuperemos el
paraíso perdido’. ¿Saben qué? Ese paraíso perdido no se puede recuperar. ¿Cómo es la frase?
No busques en el… No busques en el espacio lo que se perdió en el tiempo, frase que nos
encanta. Aquello se perdió. Entonces ver los problemas de construir un nuevo patrón de
desarrollo, ver los problemas que tiene, no implica el anacronismo de volver al pasado. No hay
pasado posible, de nuevo uso el término, que dé sus frutos. No lo hay. Entonces yo creo que en
los últimos 40 años a veces parecía que uno salía, por ejemplo tomemos los años de Menem. En
los años de Menem las exportaciones tuvieron un dinamismo extraordinario, pero con una tasa
de ahorro tan baja que la Argentina igual estaba en déficit todo el tiempo, eso no era una
dinámica de crecimiento sostenible. ¿Cómo salimos? Digo yo, si aquel patrón mercado
internista inclusivo se nos acabó, ¿qué ponemos en su lugar? ¿Qué construimos en su lugar? Y
yo creo que lo que no construimos en su lugar es una coalición social y política pro exportadora.
Coalición social y política pro exportadora, que no quiere decir Corea. No quiere decir un
modelo liderado por las exportaciones, sino tener la dinámica de las exportaciones que nos
permitan sostener el consumo y la inversión. Cuando cualquiera de ustedes dice: ‘no se puede
salir sin consumo’, yo les digo de acuerdo, pero ese consumo tiene que estar sostenido por una
dinámica exportadora, si no, no tenemos eso”.
 
La invitación
 
“Yo los invito a ustedes a pensar en esos términos. Alguien dijo recién aquí ‘todos juntos’, no sé
si como coalición, acuerdo político o lo que fuere. La razón, y con esto termino, por la que yo
estoy convencido de que tiene que ser una tarea colectiva no es solamente porque no hay
fuerza política suficiente para llevar adelante. ¿Saben por qué? Porque en ese animal sin cabeza
que traté de describir, ese animal que anda desorientado entre 1974 y 2011 o entre 1974 y
2019 en el cual la tasa de crecimiento bajó de 0,8 a 0,5. Eso es el experimento de la Dictadura
con la globalización financiera, apreciación cambiaria, volatilidad, desempleo y crisis. Crisis que
además no son crisis simétricas. Cuando echan al campo a más pobres, el ciclo siguiente
expansivo no los incorpora de nuevo, por eso es tan importante la persistencia. Y en eso estuvo
la Dictadura, en eso estuvo Menem, si lo miramos bien en eso estuvo el kirchnerismo, porque la
desacumulación de reservas en el momento que todavía había términos de intercambio
excepcionales, es lo mismo que el endeudamiento de corto plazo, no hay diferencia, y en eso
estuvieron los primeros dos años de Macri. Yo digo que hay que acordarse del ‘cómo la ves’.
Juntémonos, digamos ‘cómo la ves’, porque ya todos tenemos heridas suficientes”.
 
Artículo disponible en:
 
https://www.clarin.com/economia/economia/pregunta-infinita-jodio-argentina_0_ttH9reEr  
 
https://ar.groups.yahoo.com/neo/groups/redgeoecon/conversations/messages/13704?guce_ 

También podría gustarte