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Caso 1 - ZAPATA CONSTRUCCION LIMITADA

Antonio Zapata, 42 años, era presidente de la empresa Zapata


Construcción Limitada desde hace 12 años. En efecto, Antonio empezó
por allí a los 30 años a hacer unos trabajos de renovación y de
mejoramiento para propietarios de viviendas unifamiliares. Es de esa
forma que, a tiempo parcial, Antonio había empezado a hacer unos tipos
de salas en algunos sótanos de casas - apartamentos, para pequeños
propietarios de casas de la región. Había igualmente trabajado, a
veces, para unos dueños de casas con apartamentos en los cuales, tuvo
que volver a hacer balcones y escaleras de madera y de concreto.
Hasta un dueño había recorrido a sus servicios con el fin de proceder a
una renovación completa de dos de los alojamientos de su casa, la cual
contenía ocho de estos.

La profesión de Antonio era ebanista; era muy hábil y fuera de la


plomería, de la calefacción, de la electricidad y de recubrimientos, la
construcción de habitaciones tenia pocos secretos para él. Es
precisamente por esta razón que, por allí a los 30 años, Antonio había
decidido de renunciar en la empresa para la cual había trabajado desde
hace 8 años con el fin de irse e iniciar en su propia cuenta.

Los cinco primeros años fueron relativamente difíciles para él porque no


manejaba el arte de dirigir equipos de trabajo. Además, a titulo de
contratante general, tuvo que familiarizarse con todos los mecanismos
de venta de casas y de negociaciones de contratos con los
subcontratistas. Es a partir del quinto año que Antonio pudo realmente
esperar a ver su empresa tomar una amplitud eventual.

En efecto, este periodo de cinco años corresponde sensiblemente con la


formación de su primer equipo de trabajo. Este equipo, formado por
una decena de empleados cuyos dos ebanistas, de carpinteros y de un
número que varia de 5 a 7 diarios, funcionaba tan bien que Antonio
podía dedicar una gran parte de su tiempo a buscar nuevos contratos.
La obtención de nuevos contratos de construcción forzaba además
Antonio a formar unos nuevos equipos y a asociarse con su hermano
joven Mario, de 36 años de edad.

Mario era carpintero de profesión y desde los seis últimos años, había
dirigido dos de los cuatro equipos de trabajo que la empresa tiene hoy
en día. De una manera general, Mario coordinaba casi siempre los dos
equipos que construían sobre todo unas viviendas unifamiliares,
habitualmente situados dentro de los nuevos desarrollos domiciliarios de
los alrededores norte y sur de la capital. Por su parte, Antonio se
encargaba sobre todo de la coordinación de los dos equipos que
principalmente construían casas con apartamentos, comprendiendo
usualmente de 8 a 32 alojamientos y en general, situadas mas cerca del
centro de la ciudad.

Por consiguiente, en términos de equipos de trabajo (8 a 12 empleados


cada uno), la empresa Zapata podía resumirse de la manera siguiente:

- Equipos coordinados por Antonio:

Equipo no.1 - Maestro: Juan Montoya


Equipo no.2 - Maestro: Pedro Vargas

- Equipos coordinados por Mario:

Equipo no.1 - Maestro: Rodrigo Bernal


Equipo no.2 - Maestro: Ricardo Cárdenas

En términos de evaluación de logro, el equipo dirigido por Juan Montoya


era sin duda ninguna, el mejor, después seguía el de Rodrigo Bernal, el
de Pedro Vargas y el de Ricardo Cárdenas. Efectivamente, Antonio
sabia que siempre podía contar con el equipo de Juan Montoya cuando
había presupuestado una obra relativamente bajo a fin de tener un
contrato. Además los empleados más antiguos de la empresa hacían
parte del equipo de Juan Montoya. En cuanto al equipo de Pedro
Vargas, funcionaba relativamente bien pero el desempeño de los
empleados no estaba todavía muy alto para que su funcionamiento este
realmente eficaz. De hecho, sobre diez empleados que tenia este
equipo, cinco tenían que estar reemplazados sobre una base anual.

Por otra parte, el equipo de Rodrigo Bernal rivalizaba al nivel de los


logros con el de Juan Montoya, pero todavía le hacia falta este espíritu
de equipo y de colaboración que caracterizaba el de Juan Montoya. En
lo que concierne al equipo de Ricardo Cárdenas, se hablaba del equipo
más joven porque estuvo formado desde hace seis meses, es decir en el
momento donde la empresa había obtenido varios contratos de
construcción de viviendas unifamiliares dentro de un nuevo sector
domiciliario. En suma, se puede decir que la empresa Zapata estaba en
buen camino y prometía llegar a ser una empresa eventualmente
fructificante y eso, a pesar de la incertidumbre y de los ciclos que
caractericen usualmente la industria de la construcción.

Sin embargo, desde hace algunos meses, Antonio Zapata estaba


preocupado por varios hechos que su hermano Mario había descubierto
o más bien, puesto en evidencia. Efectivamente, en el transcurso del
invierno, Antonio había aprovechado para tomar tres semanas de
vacaciones y hacer un viaje en el sur de los Estados Unidos. Durante
este periodo, Mario se había encargado de la coordinación de los
equipos 1 y 2 dirigidos respectivamente por Juan Montoya y Pedro
Vargas.

Es en el curso de este periodo que Mario se dio cuenta que algunos


empleados del equipo de Juan Montoya aprovechaba de la situación para
llevarse materiales de construcción con los cuales tenían que,
supuestamente terminar el sótano de su casa o más, realizar bricolaje
(rebusque). Con frecuencia, un empleado salía de noche llevándose
algunas planchas, repisas y aun laminas de triples, ladrillos y cemento.

Por supuesto no se trataba de grandes volúmenes de materiales, pero a


largo termino, es seguro que eso podía, sin duda, representar sumas de
dinero respetables. Efectivamente, los empleados no se escondían para
llevarse los materiales y Juan Montoya no se preocupaba para nada. Es
mas, Juan comentaba muy abiertamente al frente de otros de haber
terminado el sótano de su casa con los residuos de materiales de
construcción que había recuperado en las diferentes obras donde había
trabajado como maestro.

Por su parte, Mario no podía aceptar que tales prácticas tengan lugar en
las obras de construcción. En el momento en el cual había descubierto
estos hechos, lo había comentado a Juan Montoya, quien consideraba
eso sin importancia. Hasta Juan le contesto que Antonio estaba
seguramente al tanto de estas prácticas y que las había siempre
tolerado. Es entonces a partir de este momento que Mario se había
prometido de discutir del tema con Antonio de manera que estas
prácticas paren lo más pronto posible.

Al regreso de Antonio, Mario se apuro entonces a tocar el tema con su


hermano. Mario le contó como había descubierto estas prácticas en el
seno del equipo de Juan Montoya. Fue evidentemente sorprendido de
constatar la indiferencia aparente que manifestaba Antonio frente a
estas practicas y eso, a pesar de las tentativas que había hecho de
evaluar los costos que podían representar estas practicas.

Sin embargo, en el curso de la conversación, Antonio termino


admitiendo que estas prácticas lo preocupaban pero que, a pesar de
todo, el equipo de Juan Montoya era el cuyos los rendimientos eran
siempre mas elevados, es decir que le permitía siempre realizar
beneficios interesantes sobre cada contrato. Los hombres de este
equipo estaban disciplinados (eran muy puntuales en el trabajo),
querían a su trabajo y lo hacían siempre a lo mejor, cualquiera sean las
condiciones. Además Antonio admitía humildemente haber hecho lo
mismo el también con frecuencia mientras estaba trabajando como
ebanista para una empresa de construcción.

Por consiguiente, Antonio entendía la situación; esta lo preocupaba


porque estas prácticas podían eventualmente desarrollarse y
generalizarse aun más. Por otro lado, conociendo muy bien los
empleados del equipo de Juan Montoya, se preguntaba cuál seria su
reacción frente a unas restricciones que les podrían parecer
injustificadas porque según ellos, se trataba siempre de residuos de
construcción. Sin embargo, era posible, de pronto, utilizar estos
residuos en otras obras y así reducir los costos de construcción.

Por su parte, Mario estaba convencido que había que parar estas
practicas de cualquiera manera. Por su lado, Antonio se preguntaba si
unas restricciones y al límite, unas sanciones, no tendrían como efecto
afectar el clima laboral, y por consiguiente, reducir considerablemente el
rendimiento del grupo de JuanMontoya. Además, Antonio se sentía
relativamente ligado con los empleados de este grupo porque la mayoría
de ellos trabajaban con la empresa Zapata desde hace casi ocho años.
Su empresa había prácticamente empezado con ellos y todos tenían la
verdadera impresión de hacer parte de la empresa.

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