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Diseñar un programa para que los profesores conozcan y lleguen a dominar nuevos
modos de enseñar estrategias de comprensión, relacionadas con la identificación de la
información más importante incluida tanto en los textos expositivos como en los
narrativos. Este es el ambicioso objetivo de los autores de este libro. Para conseguirlo,
realizan en primer lugar una pequeña introducción teórica: entienden la comprensión
lectora como el producto final del procesamiento que el lector hace del texto a diferentes
niveles.
Dado que el programa está dirigido a los profesores y profesoras de cualquier área de
especialización, se trabajan estrategias no específicas de áreas de contenidos
particulares, con lo que las posibilidades de generalización de este método de trabajo son
mayores, así como su utilidad.
Para concluir, podernos decir que se trata de un libro eminentemente práctico que
propone un método de trabajo sistemático, condiciones ambas muy apreciadas por el
profesorado.
Este libro constituye un manual de obligada consulta para los estudiosos del tema que
aquí nos ocupa, debido a que realiza una exhaustiva revisión del proceso lector, así como
de los diferentes factores que pueden influir en la comprensión lectora, como pueden ser
la intención del lector y los conocimientos previos que aporta.
Las autoras abordan su descripción del proceso lector desde la perspectiva de los
modelos «de procesamiento interactivo», para poner de manifiesto la necesidad de basar
la enseñanza de la lectura en la comprensión del texto. Partiendo de esta premisa,
proponen diferentes actividades que tienen como objetivo enseñar una serie de
habilidades lectoras específicas.
Todos estos ejemplos prácticos ofrecidos por las autoras, además de favorecer nuestra
comprensión del libro, nos abren un abanico de posibilidades con respecto a los
elementos que componen la programación de la enseñanza de la lectura a lo largo de
toda la escolaridad obligatoria.
Este libro resulta útil especialmente para los profesores de Lengua, tanto de Educación
Primaria como de Secundaria.
En este sentido, cabe señalar que está dividido en ocho capítulos, y que cada uno de los
cuales posee una estructura interna muy didáctica, ya que incluye una descripción de los
objetivos que se pretende conseguir en el capítulo, una introducción, un resumen, y el
desarrollo de una lección-tipo, así como diferentes guiones para la enseñanza, a modo de
demostración inmediata de cómo extrapolar los conceptos aportados a situaciones
pedagógicas reales.
Finalmente, se podría concluir diciendo que éste es un libro básico para todos los
educadores preocupados por el tema de la comprensión lectora en especial, aunque no
exclusivamente, y para los de Educación Primaria y Secundaria, debido a los materiales
que incluye, que resultan completamente originales y, sobre todo, clarificadores.
Manual teórico-experimental que permite desentrañar los procesos cognitivos que tienen
lugar durante la actividad lectora. En la introducción se realiza un recorrido por los
diferentes niveles de procesamiento de la lectura y los modos en que los componentes
cognitivos se comunican entre sí. Consta de seis capítulos, tres de los cuales analizan
minuciosamente el procesamiento léxico y subléxico, el procesamiento de frases, y el del
texto, mientras que el resto están dedicados a diseñar la investigación y a analizar los
resultados obtenidos en ella.
Enfatiza, por una parte, el aspecto social de todo proceso comunicativo y, por otra, los
efectos que este proceso genera en una situación educativa determinada a la hora de
construirlos conocimientos de los alumnos.
El libro aborda seis temas fundamentales, que podrían constituir por sí solos un buen
punto de partida para una discusión del desarrollo del conocimiento compartido, pero que
son tratados como «esbozos de un objeto vislumbrado sólo en parte»: el desarrollo del
conocimiento compartido. La principal fuente de datos de los que los autores se nutren
para dar consistencia a sus conclusiones es, fundamentalmente, la grabación de varias
sesiones de clase, aunque también la complementan con entrevistas y trabajos de otros
investigadores.
Para conseguir tan ambicioso objetivo, el trabajo está estructurado en dos partes bien
diferenciadas entre sí, una teórica y otra experimental, como si de una tesis de tratara. La
parte experimental, quizás la mayor aportación de este libro, incluye una propuesta de
modelo de instrucción en comprensión de textos, con las implicaciones educativas
necesarias (véase p. 96), así como un exhaustivo análisis de los resultados obtenidos, ya
que son analizados según los tres métodos antes revisados. Este hecho, y a pesar de que
los autores afirman que «cada método se adapta mejor a ciertos objetivos», conlleva una
mayor posibilidad de generalización y extrapolación de las conclusiones cuando, como en
este caso, se confirman las hipótesis.
LA EVALUACIÓN DE LA COMPRENSIÓN LECTORA.
Johnston, P. Aprendizaje Visor, Madrid, 1990, 125 pp.
A la hora de evaluar, el autor insiste en que hay que tener en cuenta aquello que se
pretende medir: el producto, el proceso o las mediciones metacognitivas, ya que de ello
dependerá el método que se deberá elegir.
Con la intención de poder proporcionar una serie de recursos a los profesores, el autor
resalta que una de las principales dificultades con las que se tropieza en las clases es que
los alumnos no entienden lo que leen, y ello repercute directamente en sus posibilidades
de aprender.
La obra está estructurada en tres partes: la primera está dedicada «al texto», y en ella se
lleva a cabo una minuciosa descripción de las dificultades de comprensión más frecuentes
para los alumnos; la segunda parte se centra en «el lector», y explica qué debe hacer éste
para interpretar la información del texto; y, finalmente, la tercera está dedicada a «la
respuesta educativa» más adecuada para ayudar a los alumnos a superar los problemas,
especialmente los relacionados con los textos narrativos y expositivos.
Cabe señalar que E. Sánchez Miguel ha realizado un gran esfuerzo, al incluir numerosos
y clarificadores ejemplos que ilustran la lectura del texto y facilitan nuestra propia
comprensión. La estructura del libro recuerda el currículo en espiral de Bruner, ya que las
ideas y los conceptos que presenta el autor al principio se van recordando y
complementando a medida que avanzamos en cuanto a complejidad.
Podemos concluir diciendo que nos encontramos ante un buen instrumento de trabajo
para aquellos profesores que quieran ayudar a sus alumnos a entender lo que leen.
ESTRATEGIAS DE LECTURA.
Solé, I. Graó, Barcelona, 1992, 203pp.
Dicho programa enseña tres destrezas generales de gran importancia para conseguir una
comprensión y un aprendizaje efectivos: distinguir entre la información importante y
aquella menos relevante; adoptar estrategias para organizar y estructurar adecuadamente
la información; y adquirir destrezas metacognitivas de control y regulación de la propia
comprensión.
El libro está dividido en dos partes bien diferenciadas: la primera de ellas, teórica,
presenta el marco en el que se encuadra; y la segunda, de carácter práctico, ofrece
minuciosas explicaciones acerca de cómo utilizar el material incluido. Además, y de forma
novedosa, incluye un último capítulo para orientar acerca de cómo generalizar las
destrezas adquiridas.
Importante e interesante manual para quienes estudien los métodos de lectura y los
materiales que requieren. Texto informativo de fácil comprensión incluso para el lector no
especializado.
EL PODER DE LEER. Técnicas, procedimientos y orientaciones para la enseñanza y
aprendizaje de la lectura.
Jolibert, J., y Gloton, R. Gedisa Editorial. Barcelona, 1999. 337 pp.
El libro indaga en los motivos que alejan de los libros a tantos lectores posibles y propone
medios concretos para recuperar, a través de una nueva educación, el poder de leer y el
placer de leer. Los autores desarrollan un sistema estímulos para que el niño redescubra,
en la lectura, la creación de un espacio de encuentro con el mundo. Nos
encontramos,pues, con un libro que es una herramienta imprescindible para los
educadores.
ARTÍCULOS
Cassidy, M., y Baumann, J.F. (1989): «Cómo incorporar las estrategias de control de la
comprensión a la enseñanza con textos básicos de lectura», Comunicación, Lenguaje y
Educación, 1, pp. 45-50.
“El saber más importante no es el conocimiento en sí, sino lo que hoy denominamos el
metaconocimiento: saber lo que se sabe y lo que no se sabe.» Este artículo pretende
mostramos de una manera sencilla el arduo camino que puede constituir para el profesor
el tratar de conseguir desarrollar la metacomprensión de sus alumnos. Los autores nos
muestran cómo entrenar a los estudiantes para que activen sus conocimientos previos,
establezcan propósitos de lectura, formulen preguntas, hagan predicciones y resuman lo
leído. Todo ello con el doble objetivo de aumentar tanto su comprensión como el control
que tienen sobre su propio conocimiento.
Artículo muy recomendable para todos los docentes, porque ilustra un proceso tantas
veces aludido pero, a menudo, difícil de generar.
De la Mata, M.L. (1997): «La comprensión de textos como proceso interactivo: el papel
del profesor en la ZDP, Cultura y Educación, 6-7, pp. 91-103.
Original planteamiento del clásico tema de la comprensión lectora, a partir de una doble
óptica: por una parte, la perspectiva sociocultural de la lectura, desde la que se pone de
manifiesto que ésta se produce, frecuentemente, en situaciones sociales específicas, y no
individuales. Por otra parte, se quiere evidenciar, además del aspecto cognitivo, el
social-motivacional, ambos necesarios para el aprendizaje de la lectura significativa. Y,
finalmente, destaca la metodología utilizada, ya que se opta por una opción intermedia
entre la pura observación de lo que ocurre en el aula y la investigación experimental, con
el objetivo de identificar mecanismos comunicativos entre el profesor y el alumno.
La autora de este artículo nos presenta, por una parte, una revisión histórica de las
diferentes concepciones y formas de enfocar el estudio de la lectura y la escritura; por
otra, utiliza un análisis evolutivo, ya que nos recuerda cómo se produce el desarrollo de
todas las habilidades cognitivas relacionadas con la comprensión del lenguaje escrito.
Sin duda, la parte más interesante del trabajo se nos ofrece al final del mismo, en el
apartado «Implicaciones educativas para el desarrollo de estrategias cognitivas». En él se
introducen pautas de actuación prácticas y funcionales, muy recomendables para todos
aquellos que deseen diseñar programas de intervención metacognitivos, y para los
docentes que se atrevan a poner en práctica programas ya existentes, pero que no
incluyan la parte didáctica.
Dado que no se obtiene siempre el mismo grado de comprensión durante la lectura (ya
que ésta se encuentra muy mediatizada por los conocimientos previos del lector, por los
objetivos de lectura y por las características del texto), y con el objetivo de conseguir el
mayor nivel de comprensión posible, es decir, la metacomprensión, los autores nos
presentan una serie de estrategias cognitivas (de focalización, de organización, de
resolución de problemas, y de elaboración) y metacognitivas (de planificación, de
supervisión y de evaluación) como el medio idóneo para conseguir dicho fin.
Se trata de un artículo teórico básico, ya que recoge de forma clara y asequible los pilares
sobre los que se asientan las estrategias para enseñar y aprender a mejorar la
comprensión lectora.
Este artículo aporta una valiosa información para psicólogos y educadores Interesados en
motivar intrínsecamente a sus alumnos y dotarles de un bagaje metacognitivo,
competencia mucho más útil que la mera acumulación de conocimientos.
En esta investigación, que destaca por el original planteamiento que se realiza del tema,
se pretende diseñar un método para optimizar los dos aspectos que parecen influir más
decididamente en el proceso del aprendizaje: las estructuras conceptuales, que mejorarán
al educar en estrategias lectoras, y el nivel de competencia percibida, el cual aumentará
utilizando diferentes estrategias de apoyo. Los autores consideran que «uno de los
problemas de los niños con dificultades de comprensión radica en su bajo nivel de
competencia percibida y, por tanto, en una escasa motivación durante el acto lector».
Entonces, parecería importante poner a prueba la eficacia del uso de estrategias de
apoyo que mejoren la propia percepción de la competencia y la motivación para la lectura,
como una forma indirecta de incrementar el nivel de comprensión lectora.
Paris, S.G., y otros (1993): «Un marco de referencia para una evaluación fiable de la
lectoescritura», Comunicación, Lenguaje y Educación, 18, pp. 15-30.
Especialmente interesantes resultan las descripciones que los autores hacen de las
dimensiones y atributos críticos de la lectoescritura, y los indicadores de rendimiento que
establecen para cada atributo y dimensión, ya que constituyen unos potenciales
instrumentos de trabajo.
Método recomendable para todos aquellos profesores que consigan vencer el miedo a un
trabajo aparentemente excesivo, y decimos aparentemente porque lo esencial es ser
sistemáticos en la recogida de información e implicar a los alumnos en el nuevo método.
Vieiro, P.; Peralbo, M., y Risso, A. (1998): «Importancia del uso de esquemas y
feedback correctivo en tareas de comprensión lectora», Estudios de Psicología, 60, pp.
69-77.
De este modo, el alumnado descubre la importancia de este hábito, que cobra más
relevancia si se une a unas sencillas recomendaciones acerca de cómo mejorar la tarea
que se ha de realizar, en este caso la forma de resumir.
A veces olvidamos la necesidad de informar a los alumnos acerca del origen y la tipología
de sus errores y, sobre todo, de qué es lo que pueden hacer para minimizarlos.