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Abigail Wester 

era hija de uno de los científicos más importantes y destacados del Área


51, el comandante Albert Western; quién creó a uno de los monstruos más terroríficos de
uno de los lugares con más secretos y con más historias conspirativas del mundo.

Abigail, una joven universitaria, estaba interesada por ayudar a su padre tras la victoria de
Estados Unidos frente a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, ya que se
consideraba que tuvieron una gran ventaja militar y científica debido a los experimentos
que realizaban en humanos.

Ante esta situación y con la necesidad de darle un uso científico al Área


51, dejando a un lado que ya se utilizaba para guardar armas y
equipamiento militar importante, Albert Western optó por empezar a
finales de 1945 el Proyecto Abigail con una persona de confianza que
no pudiera revelar toda la información obtenida, su hija Abigail.

A pesar de las leyendas y según los documentos encontrados en las redes de inteligencia de
Estados Unidos, el objetivo era estudiar cómo los seres humanos podrían vivir en
situaciones extremas.

Sin embargo esta no es la historia que todos conocemos del Proyecto Abigail, ya que se
sabe que la joven empezó a recibir cualquier experimento que su cuerpo pudiera soportar
como distintas dosis de radiación.

Tras dos años de los peores experimentos, Wester se dio cuenta que su pequeña Abigail se
encontraba con la piel arrugada, dientes crecidos de manera desproporcionada y su mente
se encontraba fuera de razón.

A pesar de los consejos de sus colegas, el científico decidió que los


experimentos en su hija Abigail deberían de seguir sin importar lo que
cueste, ya que la joven era dependiente a los medicamentos y su vida
estaría en peligro sin ellos.

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