Está en la página 1de 8

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria Ciencia y


Tecnología

Universidad Experimental de Los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”

Área de Ciencias de la Salud- Programa de Medicina

BIOGRAFÍA DE JONAS SALK

PROFESOR: BACHILLER:

Christian Galaviz Dariana Alamo. V- 26.231.834

Segundo año, Sección 9.

San Juan de los Morros


JONAS SALK

Jonas Salk nació en octubre de 1914 en Nueva York. Fue el primogénito de los
tres hijos del matrimonio entre Daniel B. Salk y Doris Press Salk, inmigrantes ruso-
judíos que se instalaron en Estados Unidos. La situación económica de su familia no era
boyante; su padre trabajaba en la confección y vivieron en diferentes barrios de la
ciudad como el Bronx, Harlem y Queens, por lo que las oportunidades profesionales del
joven Jonas no parecían prometedoras al principio.

Su predisposición para los estudios dio sus primeros frutos cuando tan solo tenía
12 años. Fue admitido en la Escuela Secundaria Townsend Harris, de carácter público y
destinada a alumnos dotados intelectualmente provenientes de familias con pocos
recursos. Era una escuela dura, que pretendía hacer la labor de escuela privada y, como
consecuencia, los alumnos tenían que superar los conocimientos de cuatro cursos
escolares en tan solo tres. Salk era muy perfeccionista y apasionado de la lectura y sus
buenas notas le ayudaron a ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Nueva York en 1934. Terminó los estudios en 1939.

Fue un investigador médico y virólogo estadounidense, principalmente


reconocido por su aporte a la vacuna contra la poliomielitis. Si bien sus padres no
poseían una educación formal, estaban decididos a ver triunfar a sus hijos. En la escuela
de medicina de la universidad de Nueva York se destacó no solo por su destreza
académica, sino porque también decidió realizar investigaciones médicas en vez de
convertirse en médico.

Tras ejercer como médico científico en el Hospital Mount Sinai, en el año 1942


cambió de trabajo gracias a una beca de investigación que consiguió en la Universidad
de Michigan, y pasó a formar parte de un grupo de científicos que buscaban una vacuna
contra la gripe. Ese equipo lo lideraba Thomas Francis Junior, su mentor de la
Universidad de Nueva York y director del Departamento de la Escuela de Salud de
Michigan. Con la ayuda de Salk, entre otros, Francis consiguió desarrollar la primera
vacuna efectiva contra la gripe en 1945. La enfermedad causaba grandes
preocupaciones y su administración a los soldados que lucharon en la II Guerra Mundial
fue esencial. Entonces, Salk comenzó a ganar prestigio gracias a su carrera profesional y
avanzó hasta el puesto de profesor asistente de epidemiología.
Cuando acabó la guerra, sus inquietudes cambiaron y empezó a interesarse por
la poliomielitis, un virus que provoca la infección de las neuronas motoras de la médula
espinal y el cerebro que tiene como consecuencia la parálisis muscular. Era mortal en
muchos casos, afectaba sobre todo a los niños aunque muchos otros eran asintomáticos
o pasaban tan solo por experimentar síntomas leves. Sin embargo, el creciente número
de personas afectadas hizo necesaria la creación de la vacuna.

En 1947, fue nombrado director del laboratorio de investigación con virus de


la Universidad de Medicina de Pittsburgh. Con la creación de la National Foundation
for Infantile Paralysis por parte del presidente Roosevelt, hoy conocido como
fundación March of Dimes Birth Defects, empezó a desarrollar técnicas que llevarían al
descubrimiento de una vacuna que borraría uno de los peores azotes de la época.

A pesar del escepticismo del momento, Salk pensaba que su vacuna, compuesta
de poliovirus muertos, podría inmunizar sin riesgo de infectar al paciente. Se basaba en
el principio del virus muerto, que se inyecta en el cuerpo y así desarrolla inmunidad
contra él sin enfermar quedando además inmunizado contra la forma más agresiva del
virus. A principios de los años 50, el científico decidió administrar la vacuna a un grupo
de voluntarios que no habían contraído la polio, incluyéndose a sí mismo, a su ayudante
del laboratorio, su mujer y sus hijos. Todos desarrollaron anticuerpos contra el
poliovirus y no experimentaron reacciones negativas a la vacuna.

Antes de Jonas Salk, ningún científico había conseguido una vacuna exitosa
contra el virus. Las anteriores habían provocado parálisis en los pacientes en los que se
administraba, en lugar de prevenirla. De ahí el escepticismo de algunos científicos con
respecto a la peligrosidad sus avances. En 1954, empezaron a realizar pruebas
nacionales a un millón de niños con edades comprendidas entre los seis y los nueve
años, que pasaron a ser conocidos como los pioneros de la polio. 

El 12 de abril de 1955, los resultados se anunciaron: la vacuna era segura y


efectiva. Durante los dos años siguientes pudo estar disponible de forma abierta. Salk
nunca quiso patentar su vacuna ni ganar dinero directamente por su descubrimiento.
Prefirió que todo el mundo pudiera acceder a ella. La noticia tuvo un enorme impacto
social. En primavera de ese año (1955) el presidente Eisenhower nombró a Jonas Salk
“benefactor de la Humanidad” y lo homenajeó con un acto en la rosaleda de la Casa
Blanca. La prensa, por su parte, encumbró a Salk de forma que su figura llegó a ser
considerada de la talla de Churchill o Gandhi.

Sin embargo, hubo un momento en el que uno de los lotes de vacunación no era
efectivo y dio lugar a nuevos casos de polio. La consecuencia fue la interrupción de la
vacunación, un hecho que alargó el proceso de erradicación de la enfermedad, y no se
reanudó hasta que resolvieron el error. Desde entonces, la cifra de infectados fue
bajando con el tiempo hasta llegar a eliminarse en los países desarrollados. Hasta 1955,
cuando se presentó la vacuna Salk, la poliomielitis se consideraba el problema de salud
pública más peligroso en los Estados Unidos de post guerra.

Las epidemias anuales eran cada vez más devastadoras; la de 1952 fue el peor
brote de la historia de la nación, de los casi 58.000 casos reportados ese año, 3.145
fallecieron y 21.269 quedaron afectados por parálisis  siendo niños la mayor parte de las
víctimas.
Según el historiador William O´neill, “La reacción pública fue similar a la de
una plaga. Los ciudadanos de las áreas urbanas pasaban aterrorizados cada verano, la
época del año en que regresaba este espantoso visitante”. Como resultado, los
científicos se embarcaron en una carrera frenética para encontrar un tratamiento o una
forma de prevenirla.

El presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Rooselvelt fue la víctima


más reconocida del mundo de esta enfermedad y fundó la organización que patrocinó el
desarrollo de una vacuna. En la comunidad científica no estaban tan de acuerdo con ese
encumbramiento de Salk. Tenían sus reticencias y los avances posteriores confirmaron
sus sospechas. En 1961, Albert Bruce Sabin desarrolló una vacuna que sustituyó a la de
Salk, la diferencia era que el primero utilizaba virus muertos, mientras que Sabin
introducía virus inactivos.

La consecuencia de esta era una inmunidad de por vida contra la enfermedad lo


que facilitaba el tratamiento, mientras que con la vacuna de Salk se necesitaban dosis de
recuerdo. Entre los científicos surgió una rivalidad profesional, que se prolongó hasta el
final de los días de ambos. El sueño de Jonas era crear una comunidad de científicos
colaborativa, en la que los investigadores pudieran ahondar sobre materias relevantes
para el futuro de la humanidad.

En 1963, fundó el Salk Institute for Biological Studies en La Jolla, California.


Ese fue su segundo triunfo, y lo consiguió gracias a todo el apoyo mediático y
económico que había recibido: la National Science Foundation le otorgó una
subvención de 20 millones de dólares y estaba respaldado por la March of Dimes y el
mismo gobierno. Salk dirigió la fundación hasta el año 75, cuando decidió renunciar a
su puesto para continuar con la investigación de forma privada. Se involucró en la
consecución de una vacuna contra el SIDA que, desafortunadamente, nunca llegó.

Hoy en día el Instituto continúa funcionando y sus científicos han hecho grandes
avances en investigaciones relacionadas con tratamientos para el VIH, efectivos
también para el Alzheimer, e investigaciones relacionadas con el desarrollo sostenible
de recursos y la evolución del planeta. El propósito de su fundación no fue solo
científico, pues su construcción corrió a cargo del arquitecto Louis Khan, con la
intención de crear un centro “digno de ser visitado por Picasso”. Entonces comenzó la
andadura por el mundo de las artes de Salk.

En sus últimos años, se involucró en las humanidades, con la pintura, la poesía y


la filosofía sin dejar nunca de lado la ciencia. En el año 1970 contrajo su segundo
matrimonio con Françoise Gilot, que había sido musa y amante de Pablo Picasso. Su
primer matrimonio, en el año 1939, fue con Donna Lindsay, una compañera de
universidad que había estudiado Trabajo Social. Se divorciaron en 1968, con tres hijos
en común: Peter, Darrel y Jonathan.

Salk murió el 23 de junio de 1995 con 80 años en La Jolla, California. El


instituto que fundó, no olvida su memoria. Su filosofía de vida está plasmada en ese
centro con una cita famosa del científico: 
“La esperanza yace en los sueños, en la imaginación y en el coraje de aquellos que se
atreven a hacer realidad los sueños.”

También podría gustarte