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PROFESOR: BACHILLER:
Jonas Salk nació en octubre de 1914 en Nueva York. Fue el primogénito de los
tres hijos del matrimonio entre Daniel B. Salk y Doris Press Salk, inmigrantes ruso-
judíos que se instalaron en Estados Unidos. La situación económica de su familia no era
boyante; su padre trabajaba en la confección y vivieron en diferentes barrios de la
ciudad como el Bronx, Harlem y Queens, por lo que las oportunidades profesionales del
joven Jonas no parecían prometedoras al principio.
Su predisposición para los estudios dio sus primeros frutos cuando tan solo tenía
12 años. Fue admitido en la Escuela Secundaria Townsend Harris, de carácter público y
destinada a alumnos dotados intelectualmente provenientes de familias con pocos
recursos. Era una escuela dura, que pretendía hacer la labor de escuela privada y, como
consecuencia, los alumnos tenían que superar los conocimientos de cuatro cursos
escolares en tan solo tres. Salk era muy perfeccionista y apasionado de la lectura y sus
buenas notas le ayudaron a ingresar en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Nueva York en 1934. Terminó los estudios en 1939.
A pesar del escepticismo del momento, Salk pensaba que su vacuna, compuesta
de poliovirus muertos, podría inmunizar sin riesgo de infectar al paciente. Se basaba en
el principio del virus muerto, que se inyecta en el cuerpo y así desarrolla inmunidad
contra él sin enfermar quedando además inmunizado contra la forma más agresiva del
virus. A principios de los años 50, el científico decidió administrar la vacuna a un grupo
de voluntarios que no habían contraído la polio, incluyéndose a sí mismo, a su ayudante
del laboratorio, su mujer y sus hijos. Todos desarrollaron anticuerpos contra el
poliovirus y no experimentaron reacciones negativas a la vacuna.
Antes de Jonas Salk, ningún científico había conseguido una vacuna exitosa
contra el virus. Las anteriores habían provocado parálisis en los pacientes en los que se
administraba, en lugar de prevenirla. De ahí el escepticismo de algunos científicos con
respecto a la peligrosidad sus avances. En 1954, empezaron a realizar pruebas
nacionales a un millón de niños con edades comprendidas entre los seis y los nueve
años, que pasaron a ser conocidos como los pioneros de la polio.
Sin embargo, hubo un momento en el que uno de los lotes de vacunación no era
efectivo y dio lugar a nuevos casos de polio. La consecuencia fue la interrupción de la
vacunación, un hecho que alargó el proceso de erradicación de la enfermedad, y no se
reanudó hasta que resolvieron el error. Desde entonces, la cifra de infectados fue
bajando con el tiempo hasta llegar a eliminarse en los países desarrollados. Hasta 1955,
cuando se presentó la vacuna Salk, la poliomielitis se consideraba el problema de salud
pública más peligroso en los Estados Unidos de post guerra.
Las epidemias anuales eran cada vez más devastadoras; la de 1952 fue el peor
brote de la historia de la nación, de los casi 58.000 casos reportados ese año, 3.145
fallecieron y 21.269 quedaron afectados por parálisis siendo niños la mayor parte de las
víctimas.
Según el historiador William O´neill, “La reacción pública fue similar a la de
una plaga. Los ciudadanos de las áreas urbanas pasaban aterrorizados cada verano, la
época del año en que regresaba este espantoso visitante”. Como resultado, los
científicos se embarcaron en una carrera frenética para encontrar un tratamiento o una
forma de prevenirla.
Hoy en día el Instituto continúa funcionando y sus científicos han hecho grandes
avances en investigaciones relacionadas con tratamientos para el VIH, efectivos
también para el Alzheimer, e investigaciones relacionadas con el desarrollo sostenible
de recursos y la evolución del planeta. El propósito de su fundación no fue solo
científico, pues su construcción corrió a cargo del arquitecto Louis Khan, con la
intención de crear un centro “digno de ser visitado por Picasso”. Entonces comenzó la
andadura por el mundo de las artes de Salk.