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DERECHO PENAL I

PRÁCTICA nº 8

Caso A

En la madrugada del día 18 de mayo de 1993, el acusado Alessandro D.R., en unión de


Alejandro R.M. y Fernando L.V., respecto de los cuales ya ha sido dictada sentencia, acudieron
a una discoteca sita en la calle Balmes de Barcelona, en donde el acusado encontró a una
conocida suya, Aranzazu G.S., de 19 años de edad, presentándola a los demás y tras tomar
unas copas le propuso a Aranzazu el que les acompañara a tomar unas copas a otro local de la
calle Antonio Costa y Cuixart de Barcelona, desplazándose todos en el vehículo conducido por
Fernando L., y al hallar cerrado este local, acordaron subir al piso del acusado sito en la misma
calle. Llegados al piso, estuvieron tomando algunas bebidas alcohólicas, iniciándose un
escarceo amoroso entre el acusado y Aranzazu G. en el sofá del comedor, despojándose ésta
de sus ropas y quedando en bragas y sujetador, quedando solos ellos dos. Al rato, los otros dos
individuos, que habían permanecido en otras dependencias de la vivienda, regresaron al
comedor y Fernando L. y Alejandro R., ambos desnudos, se dirigieron a la joven Aranzazu
pidiéndole que tuviera relaciones sexuales con ellos, a lo que la joven se negó. Ante la negativa
de Aranzazu, Fernando L. y Alejandro R. la lanzaron sobre el sofá, tumbándola de espaldas, y
mientras este último la sujetaba por los hombros, Fernando L. la penetró vaginalmente con su
pene, a la vez que le tapaban la boca con la mano y después con un cojín para que no se la
oyera gritar, llegando Fernando L. a consumar el acto sexual, tras lo cual Aranzazu G. se vistió y
abandonó la vivienda, dirigiéndose a la cercana casa de unos familiares y luego a una comisaría
para formular denuncia por los hechos ocurridos. Mientras Fernando L. realizaba el acto sexual
con la joven Aranzazu C., en contra de la voluntad de ésta, el acusado Alessandro D.R. se
hallaba presente en el mismo comedor de la vivienda, y pese a tener cabal conocimiento de la
agresión sexual de que era víctima la joven Aranzazu, se mantuvo en actitud pasiva sin
intervenir en modo alguno para evitar la agresión. Tanto el acusado como los otros dos
individuos que le acompañaban habían estado consumiendo bebidas alcohólicas desde la
tarde del día 17 de mayo, en que acudieron a un concierto en el Palacio de los Deportes de
Barcelona, sin que conste la habitualidad en la ingesta alcohólica.

Determínese razonadamente si Alessandro D. R. tiene alguna responsabilidad penal por los


hechos referidos y, en caso de que sí, la pena que le correspondería. Téngase en cuenta para
ello, entre otros, los arts. 179 y 450 CP.

1. Hechos relevantes:

Se pretende analizar la responsabilidad penal por parte de Alessandro D.R. en base a los
artículos 179 y 450 CP.

La acción que se pretende analizar es la actitud pasiva por parte del acusado mientras la
víctima estaba siendo obligada a mantener relaciones sexuales por parte de los otros 2
implicados en el caso además del acusado (sobre los cuales ya se dictó sentencia).

Alessandro D.R. mantuvo una actitud pasiva ante los hechos que estaban sucediendo,
teniendo pleno conocimiento de lo que estaba presenciando, si bien es cierto que el acusado
había ingerido bebidas alcohólicas previo al acontecimiento en cuestión.
2. Derecho aplicable:

Al haberse producido esta acción en Barcelona, suelo español, el derecho aplicable a este caso
será el derecho español. De acuerdo con esto, las acciones que tuvieron lugar en el caso
encajan con tipos penales recogidos en el Código Penal español, concretamente en un delito
de agresión sexual (art. 179), y de omisión (art.450).

3. Calificación jurídico penal de los hechos relevantes.

Pretendemos en este apartado calificar a nivel jurídico los hechos recogidos en el primer
apartado.

Primeramente, se sabe que el acusado era plenamente consciente de lo que estaba


presenciando, y que esto además era una agresión sexual, acorde a lo recogido en el art. 179
CP y que, por ende, hace que los dos implicados en esta sean reconocidos como reos de
violación.

Se sabe además, que tanto los 2 otros sujetos como el acusado, así como la víctima, habían
estado consumiendo bebidas alcohólicas, por lo que habría que estudiar si podría implicar esta
situación atenuantes (por parte del acusado) o incluso agravantes, por haber consumido
bebidas alcohólicas la víctima y quizá no estar en plenitud de sus facultades.

Partimos de que la actitud pasiva adoptada por el acusado durante la infracción de carácter
sexual encaja con lo recogido en el art. 450 CP (“el que, pudiendo hacerlo con su intervención
inmediata y sin riesgo propio o ajeno, no impidiere la comisión de un delito que afecte a las
personas en su vida, integridad, salud, libertad o libertad sexual…)

Lo siguiente, tras haber comprobado que la acción/ conducta del acusado concuerda con un
delito tipificado en el Código Penal español, es estudiar los posibles atenuantes o agravantes
que pudieran existir para la pena aplicable en este caso.

Para comenzar con los atenuantes, habremos de definir a los mismos en primera instancia:
“Atenuante es la circunstancia, reconocida legalmente, que modifica la responsabilidad
criminal ante un delito cometido. Deriva del comportamiento de quien interviene en un hecho
delictivo, en cuanto a su ejecución o resultado.”

Si bien es cierto que, al igual que menciona el art. 21 2º, la persona que cometió la infracción
estaba bajo el efecto de sustancias mencionadas en el apartado 2º del art. 20, no consta que
haya una grave o incluso simple adicción a la sustancia en cuestión que le haya hecho actuar
de acuerdo a ella, por lo que no se puede determinar con total seguridad si podríamos estar
ante un caso en el que pueda entrar en juego este atenuante.

Por otro lado, estudiaremos los posibles agravantes presentes en este caso. Al igual que con
los atenuantes, definiremos el agravante como “una condición o circunstancia que aumenta la
responsabilidad criminal, haciendo corresponder una pena mayor que la que cabe al delito.”

En este caso, cabría estudiar el hecho de que concordara con lo recogido en el art.22 2º el cual
habla de “ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad o aprovechando las
circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas que debiliten la defensa del
ofendido o faciliten la impunidad del delincuente.

Sin embargo; al no estar estudiando el caso de los que cometen la infracción de carácter
sexual, sino estar estudiando a la persona que comete una mera omisión del deber de impedir
un delito, no concordaría con este artículo ya que para adoptar esta conducta pasiva frente a
los hechos que estaba aconteciendo, el sujeto no se aprovecha en ningún momento de la
condición de la víctima, afectada por haber ingerido sustancias alcohólicas.

4: Determinación de las consecuencias jurídicas.

Al concordar con lo establecido en el art. 450 CP, en principio conllevaría la multa de 6 a 24


meses al no ser un delito contra la vida; sin embargo, el artículo dice que en caso de que el
delito no impedido sea de igual o mejor pena, caso en el cual se le impondría una pena inferior
en grado a la de aquel, por lo que, debemos conocer la pena aplicada para aquellos que
cometieron el delito de agresión sexual.

Las infracciones cometidas por los otros 2 implicados concuerdan con lo recogido en el art.179,
y además, concuerdan con el art. 180 en su 2º apartado, por lo que la pena para ellos sería de
12 a 15 años.

Con esto, vemos que la pena de los que cometen la infracción por la que se realiza la omisión
es superior a la multa de 6 a 24 meses, por lo que para el acusado se aplicaría esta última
multa.

Caso B

Los procesados, Abelardo y Lina, mantenían una relación sentimental desde el año 2002 y
tenían su domicilio en la localidad de Ponteareas, en donde convivían con sus hijos: Elena,
nacida el día 7 de mayo de 2003, y Vicente, nacido el 30 de julio de 2004. Al menos desde los
dos o tres meses anteriores al día 24/9/06, ambos procesados, dejaron de proporcionar
alimento a sus hijos y no solicitaron ningún tipo de ayuda para tal fin, conscientes, por el
deterioro físico que presentaban del grave peligro que entrañaba para la vida de los menores y
consintiendo que se iniciase un progresivo y evidente estado de desnutrición, pese al cual no
fueron trasladados a un centro médico. En hora no determinada del día 24/9/06, la procesada,
Lina, al percatarse de que su hijo Vicente no respiraba decidió acudir al Centro de Salud de
Ponteareas, en donde se pudo constatar que los menores presentaban un cuadro de
desnutrición, caquexia, deshidratación y malas condiciones higiénicas y en donde se produjo el
fallecimiento del niño a causa de una parada cardiorrespiratoria provocada por una
desnutrición crónica de meses de evolución, siendo su peso en aquel momento de 8,200 grs.
La menor, Elena, fue trasladada al Hospital-Xeral-Cies de Vigo, en donde permanece ingresada
durante dieciséis días, cuatro de ellos en la UCIP, diagnosticada de desnutrición severa, y
deshidratación isonatrémica. Su peso al ingreso era de 8,8 Kgrs. Su evolución ha sido favorable,
sin que puedan valorarse las secuelas síquicas que podrían restarle u que podrían consistir en
retraso intelectual, debido a la falta de estimulación adecuada asociada a una nutrición
inadecuada en los momentos de mayor crecimiento cerebral. Aproximadamente un mes antes
de los hechos, el procesado se trasladó a la localidad de Xinzo de Limia, en Orense para
trabajar como jornalero en la recogida de patata, acudiendo periódicamente al domicilio
familiar, la última, una semana antes de los hechos. Lina, por su parte, sufre retraso mental
leve y rasgos de personalidad dependiente y en el momento de los hechos tenia las funciones
intelectivas conservadas y las volitivas parcialmente disminuidas.

Determínese razonadamente si Abelardo y Lina tienen alguna responsabilidad penal por los
hechos referidos y, en caso de que sí, las penas que les corresponderían. Téngase en cuenta
para ello, entre otros, los arts. 138, 139, 147, 149 y 226 CP.
1-Hechos relevantes:

Se pretende estudiar la posible responsabilidad penal que tendrían Lina y Abelardo.

Sabemos que la primera de los 2 implicados sufre de un retraso mental leve y cuenta con
rasgos de personalidad dependiente, además de que en el momento de los hechos tenía las
funciones intelectivas conservadas y las volitivas parcialmente disminuidas.

Por otro lado, Abelardo, se había trasladado un mes antes de los hechos a Orense para
trabajar como jornalero, acudiendo de vez en cuando al domicilio, siendo la última de las
visitas una semana antes de lo ocurrido.

Estos dos implicados mantenían una relación de carácter sentimental entre si y eran padres de
las dos víctimas, tanto del fallecido como la ingresada en el hospital. Además de esto, eran
conscientes del grave peligro que entrañaba para la vida de los menores el dejar de
alimentarles.

Ambos toman la decisión de dejar de proporcionar alimento a sus hijos dos o tres meses antes
de los acontecimientos redactados en el caso y tras los cuales fueron procesados.

Sabemos, como ya se ha dicho previamente, que los sujetos eran plenamente conscientes del
peligro que entrañaba la acción para la vida de sus hijos por el visible y notorio deterioro físico
que ambos menores presentaban.

No consta que ninguno de los sujetos haya sido coaccionado u obligado a tomar estas
decisiones, ni que estas hayan estado motivadas por razones de dificultades económicas o
similares.

Los efectos que causó esta decisión fueron, para ambos menores, un cuadro de desnutrición,
caquexia, deshidratación y malas condiciones higiénicas, que llevó al varón al fallecimiento.
Por parte de la menor, se le tuvo que trasladar a la UCIP, con un peso de 8,8 kgs al momento
de su ingreso en ella.

2. Determinación del derecho aplicable.

Los hechos, acontecidos en la Comunidad de Galicia y, por ende, en territorio español, han de
ser juzgados acorde al Derecho español.

Los hechos aquí explicados encajan con delitos tipificados por el Código Penal español,
concretamente recogidos en los artículos 138, 147, 149 y 226.

Entre estos artículos se encuentra el delito de homicidio, el delito de lesiones y de dejar de


cumplir los deberes inherentes a la patria potestad, tutela, guardia o acogimiento familiar.

3. Calificación jurídico-penal de los hechos relevantes (Conforme al derecho aplicable)

Comenzamos este punto destacando la clara existencia de la acción voluntaria calificable. Esta
acción consistió en dejar de proporcionar alimento a los hijos, decisión aceptada por ambos
cónyuges. Esta acción encaja con lo tipificado en el art. 147 CP “el que, por cualquier medio o
procedimiento, causare a otro una lesión que menoscabe su integridad corporal o salud física o
mental…”

Esta acción voluntaria y tomada por 2 sujetos que eran conscientes quizá no al momento de
tomarla (por parte de la mujer dado su retraso), pero sí firmemente unas semanas después
viendo los perjuicios físicos que esta estaba causando a los menores (por lo que sabemos de la
existencia del dolo en este caso), llevó a la muerte de uno de ellos y al ingreso en la UCIP de la
menor, por lo que, encaja en el caso del menor varón, con un delito tipificado en el art.138,
delito de homicidio.

Para asegurar que sea un delito de homicidio, deberíamos saber si existía la intención de
consumar este delito, así como la tentativa previa, o si simplemente fue un homicidio
imprudente causado por la decisión de dejar de proporcionar alimentos, decisión de la cual, no
sabemos los motivos a ciencia cierta.

Al no poder determinar a ciencia cierta si la intención de los dos acusados era terminar con la
vida de sus hijos, calificamos la muerte de su hijo varón, Vicente como un homicidio
imprudente.

Además del homicidio, los hechos encajan también con un delito de lesiones, tipificado por un
lado en el artículo 149: “el que causara a otro, por cualquier medio o procedimiento, la
pérdida o inutilidad de un órgano o miembro principal, o de un sentido, la impotencia, la
esterilidad, una grave deformidad, o una grave enfermedad somática o psíquica…”

Por otro lado, en el art.152 viene recogido el delito de lesiones por imprudencia grave; sin
embargo, en este caso y como ya hemos vito previamente, al momento de las consecuencias
físicas que su decisión tuvo para los menores los acusados eran plenamente conscientes de los
perjuicios que esta causaba y pese a esto, decidieron seguir adelante, por lo que no cabe
calificar la acción de accidental o imprudente.

Por último, la acción encaja con el delito tipificado en el art.226: “el que dejare de cumplir los
deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, guarda…”

Debemos estudiar para terminar, los posibles atenuantes o agravante y los concursos
delictivos presentes en el caso.

En cuanto a los atenuantes, sabemos que las personas acudieron al centro médico en cuestión
cunado vieron que su hijo no respiraba, para este fue demasiado tarde, pero para la menor
supuso el comienzo de su recuperación. Por esto, esta acción encaja con uno de las posibles
atenuantes del CP, concretamente el regulado en el art.21 (5ª): “haber procedido el culpable a
reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del
procedimiento y con anterioridad a la celebración del juicio oral”.

No podríamos determinar que existe una causa que exima de responsabilidad penal para la
progenitora, ya que el supuesto que podría encajar sería el art.20 (3º), pero habla de “tener
alterada gravemente la concepción de la realidad”, por lo que al tener que ser grave,
descartamos esto en la mujer ya que esta contaba con un retraso mental, pero leve.

En cuanto a los agravantes, podríamos decir que se ejecutó el hecho con abuso de confianza al
ser estos los padres de los menores; sin embargo, dada su corta edad, podríamos decir que los
menores no aceptaron la decisión de los padres por confianza de manera voluntaria, sino
porque al ser tan pequeños no tienen la conciencia suficiente para aceptar o rechazar una
decisión de ese calibre propuesta, además, por sus progenitores.

Por último, encontramos que existe el concurso de delitos, con el de lesiones producido a los
menores que en el caso del varón, lleva a un homicidio imprudente, y además, el delito de
dejar de cumplir con los deberes legales inherentes a la asistencia que ha de proporcionar el
titular de la patria potestad.
4. Determinación de las consecuencias jurídicas:

Al coincidir con el supuesto del delito de lesiones del art.149, la pena correspondiente para los
progenitores será de 6 a 12 años por ello.

Por otro lado, por homicidio imprudente la pena correspondiente será de 1 a 4 años en arreglo
con lo dispuesto en el art.142 CP

Finalmente, habría que saber la pena por el delito regulado en el art.226 del cp español, la cual
sería de prisión de 3 a 6 meses o una multa de 6 a 12 meses.

Al haber incurrido en esta serie de conductas delictivas, nos encontramos ante un concurso de
delitos. Para comenzar, sabemos que según el art.73 al responsable de dos o más delitos o
faltas se les impondrán todas las penas correspondientes a las diversas infracciones para su
cumplimiento simultáneo, si así fuera posible; sin embargo, el art.77.1 dice que en caso de que
un hecho constituya 2 o más delitos, o de que uno de ellos sea necesario para el otro, no se
aplicará lo dispuesto en los art.75 y 76, los cuales de no haberse cumplido esta excepción,
hubiéramos aplicado.

Por un lado, el delito de dejar de cumplir con los deberes inherentes de la patria potestad, en
este caso el de alimentar a sus hijos, supone la aparición del delito de lesiones ocasionado por
la inanición sufrida por los menores a causa de esta decisión. Por ello, en arreglo al art.77.2 se
aplicará en su mitad superior la pena prevista para la infracción más grave, en este caso, la de
6 a 12 años, que pasaría a ser de 9 a 18 años.

Finalmente, sabemos que el delito de lesiones llevó a la consumación del último de los delitos
en orden cronológico, del homicidio imprudente. Este concurso delictivo causado como
consecuencia del delito de lesiones encaja con lo regulado en el art.77.3, por lo que la pena a
aplicar sería superior a la de la infracción más grave, pero sin poder exceder la suma de las
penas concretas que hubieran sido impuestas separadamente por cada uno de los delitos.

Es por esto que, por un lado, tenemos una pena de 9 a 18 años, y por otro una pena de 7 a 16
años.

Caso C

Los procesados Tomás y Cristina convivían en La Victoria de Acentejo, con Raquel, suegra y
madre, respectivamente de los mismos. Raquel, con antecedentes médicos por
espondilolistesis, había sido intervenida quirúrgicamente en abril de 1998, realizándole
artrodesis instrumentada, produciéndose en el postoperatorio una hemorragia encefálica en
fosa superior, que le suponían una rigidez importante en la columna vertebral, moderada
cifosis cervical, pérdida de fuerza en miembros superiores, paraparesia moderada en
miembros inferiores con pérdida de sensibilidad, deambulación algo inestable, con minusvalía
física importante con cuadro de incapacidad permanente total y absoluta por su patología
motora, precisando de ayuda para el desarrollo de las actividades propias de su vida. Durante
tal convivencia, el procesado Tomás, con la anuencia de su esposa Cristina, al menos desde
principios de 1999 venía comportándose con Raquel de modo agresivo, insultándola,
amenazándola y agrediéndola de modo reiterado, todo ello con ánimo lesivo físico y psíquico,
no habiéndose podido concretar el momento preciso de todas y cada una de las agresiones al
no haber sido denunciadas por la víctima a consecuencia de su minusvalía e incapacidad.
Desde finales de febrero de 2002 se incrementó la producción de golpes hacia Raquel, con
especial reiteración durante los días 21, 22 y 23 de 2002, en que sufrió 3 múltiples golpes por
parte de Tomás. Concretamente, hacia las 13,30 horas del referido 23 de abril de 2002, con
ánimo de acabar con su vida, en la habitación en que permanecía Raquel, procedió a darle
múltiples y violentos golpes, aprovechando la debilidad e incapacidad de la misma, y su
imposibilidad de defenderse dado su estado físico-motor, aún más debilitado por los golpes de
días anteriores, causándole voluntaria y conscientemente una muerte lenta, agónica y con
mucho sufrimiento. En esos momentos, la procesada Cristina presenció parte de los golpes que
Tomás propinaba a su madre, consintiendo su comportamiento, dejándole actuar, consciente
en todo momento de la intensidad y gravedad de los golpes, no haciendo caso de los gemidos
de su madre mientras era golpeada. Tras el fallecimiento, Tomás, en presencia de Cristina,
llevó el cadáver de Raquel al baño donde lo lavó con la intención de hacer desaparecer el
rastro de los golpes, trasladándole después al Centro de Salud de La Victoria de Acentejo,
donde simuló pedir auxilio hacia la misma, asegurando que se había caído. La causa de la
muerte de Raquel fue la suma de los golpes propinados por Tomás, que le ocasionaron la
muerte por shock de tipo motor con un factor importante hipovolémico, por pancreatitis
traumática, y traumatismo abdominal.

Determínese razonadamente si Cristina tiene alguna responsabilidad penal por los hechos
referidos y, en caso de que sí, la pena que le correspondería. Téngase en cuenta para ello,
entre otros, los arts. 138, 139, 147 y 173.2 CP.

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