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El término fuente significa: de donde emanan o surgen las cosas, en este

caso implica saber de dónde provienen los derechos personales y sus


obligaciones cuando son de carácter patrimonial, existen tendencias
doctrinales encaminadas a simplificar dichas fuentes.

La doctrina francesa; se apoya en las clasificaciones dualistas que


proponen Planiol y Bonnecase, al considerar primero a la ley y al contrato,
el segundo habla sólo del hecho jurídico y la ley, o el acto jurídico y la ley.

El contrato, la declaración unilateral de voluntad, la gestión de negocios,


el enriquecimiento ilícito, el hecho ilícito y el riesgo creado; son fuentes de
obligaciones.

Se debe considerar a la ley como la fuente que al final de cuentas,


sustenta y fundamenta todo tipo de obligación que corresponda a los
derechos personales, esto se debe a que si la ley toma en cuenta un hecho
para atribuirle consecuencias jurídicas, ese hecho asume el carácter hecho
jurídico, sin la ley no hay hechos ni actos jurídicos, y sin estos no hay
derechos personales ni obligaciones.

Ignacio Galindo Grafías opina que; la ley no es fuente de obligaciones, sino


el origen de las relaciones jurídicas en general y en lo particular, se
encuentra en la vida social misma de donde la técnica jurídica toma los
datos necesarios para construir ese instrumento intelectual que
denominamos fuentes del derecho.
La teoría francesa de los hechos y actos jurídicos, parte de la idea valida
cien por ciento de que el ser humano está inmerso y tiene presente todos
los días y a toda hora, una serie de hechos. Los hechos derivados de
conductas, los cuales no pasan desapercibidos para la ley, se consideran
tan trascendentales que el derecho los toma en cuenta para atribuirles
consecuencias jurídicas, estos son hechos jurídicos.

Se les llama hechos jurídicos a aquellos fenómenos de la naturaleza y


trascienden para producir efectos de derecho, los cuales se subdividen en
hechos jurídicos en estricto sentido y en actos jurídicos.

En sentido amplio, el hecho jurídico es la conducta obviamente humana y


los acontecimientos naturales, a los que el derecho considera importantes
para atribuirle consecuencias jurídicas.

En el acontecimiento natural no interviene la voluntad humana, y sin


embargo el derecho los considera para generar consecuencias jurídicas.

Las conductas que independientemente de su intención generan


consecuencias jurídicas, a su vez pueden ser licitas o ilícitas. Producen
consecuencias al margen de la intención. Las conductas licitas se
manifiestan de acuerdo a la ley o a las buenas costumbres, y producirán
consecuencias de derecho, haya querido o no producirlas el autor de la
voluntad, mientras que las conductas ilícitas al igual que las anteriores,
haya querido o no el autor de ellas, generan consecuencias de derecho
por haber incurrido o actuado en contra de la ley o de las buenas
costumbres, pueden generar responsabilidad civil o penal según sea el
caso.

El acto jurídico en cambio y a diferencia de los hechos jurídicos en estricto


sentido son manifestaciones externas de la voluntad, es decir, son siempre
conductas y nunca surgirán por acontecimientos naturales, en el acto
jurídico la voluntad se da con la intención de producir consecuencias de
derecho, siempre y cuando exista una norma jurídica que sancione la
voluntad manifiesta y los efectos deseados por el autor.

El acto jurídico se forma de dos elementos: un psicológico, voluntario y


personal; otro el derecho objetivo. La sola voluntad sin derecho que le
atribuya efectos no genera actos jurídicos, como no lo forma el solo
derecho objetivo sin voluntad manifiesta. Se hace referencia al acto
jurídico señalando que se trata de un hecho que es deseado en su acaecer
y sus consecuencias jurídicas, por la concurrencia de voluntades de dos
partes que interactúan recíprocamente.

La teoría del negocio jurídico; surgida de la doctrina extranjera, habla de


que el acto jurídico puede adoptar la forma de negocio jurídico, el cual es
definido en términos generales como la situación jurídica que el derecho
valora como creada y reglamentada por la voluntad declarada de las
personas. En el negocio la voluntad interviene en los dos citados
momentos: en la realización del acontecimiento y en la producción de las
consecuencias jurídicas, el negocio jurídico es una especie de lo que
denominan acto jurídico en amplio sentido, sosteniendo que este último
se divide en acto jurídico en sentido estricto y en negocio jurídico. El acto
jurídico solo interviene en la voluntad en el momento de la formación del
evento, pero no en la producción de los efectos. Nuestro derecho
tradicionalmente ha seguido la doctrina francesa partiendo del hecho en
sí, lo clasifica en: hecho simple y hecho jurídico.

La clasificación de los actos jurídicos; el acto jurídico se clasifica en


unilateral, bilateral y plurilateral según las personas que expresen la
voluntad. El acto jurídico es unilateral; bilateral, si son dos los que
intervienen o plurilateral si son más de dos los que expresan voluntad.
Cuando se clasifica al contrato que es acto necesariamente bilateral y en
ocasiones plurilateral, encontramos que existe el contrato unilateral
cuando se producen derechos solo para una de las partes y obligaciones
solo para la otra parte, es decir, acto bilateral o plurilateral, que es
unilateral. Miguel Ángel Zamora y valencia, sugiere que al acto jurídico se
le debe denominar mono subjetivo en vez de unilateral, bisubjetivos en
lugar de bilateral y plurisubjetivos en el lugar de plurilateral. Mientras que
al contrato se le siga denominando unilateral cuando produzca derechos
solo para una de las partes y obligaciones solo para la otra y bilateral
cuando se producen o transmiten en forma recíproca.

Al final de cuentas, en cualquier circunstancia doctrinal, todos los


derechos personales de carácter patrimonial y las obligaciones correlativas
que surgen de ellos provienen sea de un acto o de un hecho jurídico en
estricto sentido.

Las fuentes en particular

Algunas como hechos jurídicos en estricto sentido, otras como actos


jurídicos, pero finalmente, de hecho jurídico en amplio sentido, emanan
las fuentes en particular.

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