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¿Qué son las efemérides?

La palabra efemérides proviene del término griego ephemeris o ephemeridos, que


traducido al latín sería ephemerides. En lo que se refiere a su significado, es importante
destacar que posee varios significados, entre ellos se destaca el siguiente: “se refiere a un
acontecimiento o evento importante acaecido en determinada fecha”. Por otra parte,
también esta el que se refiere a la conmemoración del aniversario de tales eventos. Es una
tabla de valores que se encarga de dar las posiciones que posee los objetos astronómicos
que se encuentran en el cielo en un momento o momentos dados. Asimismo, se usan
diferentes tipos en astronomía y astrología.
En tanto, esa posición se encuentra representada en forma de coordenadas polares
esféricas para los astrónomos, y para los astrólogos, de longitud a lo largo de la eclíptica
zodiacal, y algunas veces declinación.

¿Para qué sirven?

Su utilidad está relacionada con la identidad de un pueblo ya que sirven para mantener en
la memoria colectiva algún hecho o proceso que se quiera recordar mediante su
conmemoración. Por lo tanto siempre hay que preguntarse cuál es el sentido que se tiene
para que un acontecimiento sea recordado, es decir saber cuál es su valor simbólico para
ser llevado al aula. Algunos han ido cambiando a través del tiempo y hasta incluso han
girado en su sentido como por ejemplo el 12 de octubre.
La finalidad de las primeras efemérides tuvo que ver con la construcción del Estado
nacional en donde el país necesitaba sentar las bases simbólicas para unir a toda la
población bajo la misma identidad. Por eso mismo es que la mayoría de las efemérides
tienen que ver con hechos y procesos comprendidos entre 1810 y 1850 y con un marcado
centralismo porteño. Luego fueron surgieron otras que tienen que ver con otros procesos
más modernos. Algunas efemérides no coinciden lo que se conmemora con el hecho en sí
mismo, por ejemplo el día de la muerte de Sarmiento se conmemora el día del Maestro.
Las efemérides históricas de nuestro país son:

 24 de Marzo: “Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia” (en referencia al


último golpe de Estado)
 2 de Abril: “Día de los Veteranos caídos en Malvinas”.
 1 de Mayo: “Día del Trabajador”
 25 de Mayo: “Día de la Revolución de Mayo: Primer Gobierno Patrio”.
 17 Junio: “En memoria de Martín Miguel de Güemes”.
 9 de Julio: “Día de la Independencia Argentina”.
 20 de Julio: “Día de la Bandera”. (Muerte del Gral. Belgrano).
 17 de Agosto: “Día del Libertador Gral. San Martín”.
 11 de Septiembre: “Día del Maestro”. (Muerte de Sarmiento)
 12 de Octubre: “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”.
 20 de Noviembre: “Día de la Soberanía Nacional”. (Batalla de Vuelta Obligado)
La enseñanza de la historia mediante las efemérides durante la escuela
tradicional positivista: “El discurso de los próceres”

La Historia positivista
Postura positivista de la historia.
Ejemplo Revolución de Mayo: solo se enumeran los hechos día por día, hecho por hecho,
no se busca comprender ni observar sus variables.
Es decir que el concepto de Historia incluye la realidad histórica tal y como objetivamente
aconteció y el conocimiento histórico, o sea la ciencia que pretende develar la realidad
histórica mediante el trabajo del historiador.
¿Cuál es el objeto de la historia?
Es desde el siglo XIX cuando los historiadores comienzan a reflexionar sistemáticamente
acerca de las causas de los hechos históricos, de cuándo, dónde y cómo ocurrieron.
La objetividad en la historia.
Hay que aclarar que objetividad y verdad no son sinónimas. Al decir “lo más objetivo
posible”, nos referimos a la búsqueda de objetividad, de acercamiento a la realidad, de
mayores grados de consenso. No significa que la selección de datos pueda realizarse en
forma arbitraria ni tampoco que el historiador pueda “crear” el hecho histórico.

El discurso de los próceres.


A diferencia de las otras áreas del conocimiento escolar, la enseñanza de las ciencias
sociales no llegó a las aulas con la intención central de transmitir contenidos o
aprendizajes en sentido estricto. No se trataba, como en otras áreas, de lograr la
formación de conocimientos y habilidades cognitivas o físicas, sino especialmente de
favorecer, a través de su enseñanza, un proceso de identificación con los valores de la
nacionalidad, intento necesario en una sociedad cuyo caudal inmigratorio era tan
importante. Los promotores de la ley 1420 se proponían generarlo mediante el
conocimiento de los próceres, de las gestas patrias y del territorio argentino. La escuela
era un instrumento para generar sentimientos de pertenencia.
Aun cuando en la actualidad la figura de los próceres ha perdido fuerza emotiva, estas
figuras y sus gestas siguen muy presentes en el trabajo del aula, actuando muchas veces
como organizadores del programa escolar.

El problema en el nivel inicial y primario muchas veces es la enseñanza mediante las


efemérides pero haciendo alusión a su linealidad cronológica. En muchas escuelas se
enseña la Revolución de Mayo cuando llega el 25 de mayo, las campañas militares y la jura
de la bandera el 20 de junio y la declaración de la independencia el 9 de julio. Y,
lamentablemente, el 12 de octubre rompe con una lógica que parecía especialmente
pensada para la escuela, porque sobre el final del año “hay que recordar” un
acontecimiento que sucedió antes que todos los anteriores.
Estas gestas son transformadas en contenidos curriculares a través de la memorización de
datos que habitualmente son nombres, fechas o lugares. En muchas escuelas esa lógica se
repite cada grado, y los chicos vuelven a encontrarse con los mismos contenidos que
vieron el año anterior, vistos de la misma forma, en el mismo orden.
Ni los alumnos ni los docentes suelen cuestionar esta situación. Podría pensarse que lo
sucedido forma parte del contrato didáctico establecido. Se cae en el vicio de la
simulación. Al mismo tiempo, aparece en los adultos la queja acerca de que los chicos
“No saben como antes”.

Actualmente, la llamada historia de los próceres aparece particularmente defenestrada,


parece difícil reconocerle algún valor. El error puede radicar en limitar los contenidos del
área exclusivamente a este aspecto.
Efemérides en la escuela: siempre en
debate
Débora Kozak

Cuando inicié mi carrera como maestra ya teníamos algunos problemas en torno a estas
cuestiones: no nos conformaba la manera acartonada y ritualista de enfrentar las efemérides en la
escuela, pero al mismo tiempo no encontrábamos formas de transitar otros recorridos. Así fueron
pasando diferentes tendencias a lo largo del tiempo, sobre todo para los niveles inicial y primario,
que podríamos resumir así:

 Los actos escolares tradicionales: tal como los conocimos en nuestra infancia, llenos de
momentos solemnes a donde se recordaba a los próceres o hechos correspondientes a
cada fecha. Seguían una estructura precisa plasmada en un protocolo, y se perpetuaron de
manera contundente a lo largo de muchos años.

 El pasaje a los “actos descontracturados”: como respuesta a tanta solemnidad, muchas


escuelas y jardines comenzaron a replantear su propuesta y a desarrollar instancias en
donde no todo está relacionado con la efeméride correspondiente sino que se plantea
como un espacio de encuentro y reflexión con la comunidad educativa. De algún modo, la
fecha opera como una suerte de “excusa” para mostrar y compartir producciones.

 El reemplazo de los “actos escolares” por actividades con pedagógicas participación de la


comunidad: con puntos de contacto respecto de la opción anterior, pero priorizando el
trabajo de cada grupo en vez de la perspectiva institucional. En esta línea se plantea una
continuidad entre el trabajo del docente sobre la efeméride con su grupo en el aula o en la
sala y lo que se propone como actividad participativa.

Si revisáramos los aspectos de continuidad o convergencia entre todas las propuestas,


seguramente podríamos encontrar el valor de los símbolos en el abordaje de las temáticas. En
unos casos ligado con una serie de rituales en torno a los cuales no existe reflexión alguna sino
perpetuación “porque sí”; pero en otros como objeto de análisis por parte de los chicos y sus
familias. Cantar el himno, izar la bandera, recordar a un prócer, etc. pueden ser prácticas sobre las
cuales se observan continuidad, aunque no siempre se les otorgue la misma significación de
acuerdo a los contextos.
Recuerdo cuando se inició la “moda” de apelar a las versiones de himnos interpretadas por
famosos cantantes de rock en las escuelas: con algunos críticos y detractores, la cuestión se fue
naturalizando al punto que esas versiones pasaron a ser casi tan convencionales para los chicos
como la versión “tradicional”, volviendo así a aparecer en escena el “himno clásico” que se
empezó a presentar con impronta de “novedad” paradójicamente. Es como un resabio “vintage”
que aparece en la escuela, a donde la clásico se muestra como moderno.

Otro de los “recursos vintage” para los efemérides es sin duda el retorno de las interpretaciones
de personajes disfrazados, en sus versiones “a cargo de los chicos” (altamente festejada por los
padres) ó a cargo del equipo docente.

Durante mucho años se cuestionó la memorización de frases; el pedido de disfraces característicos


de época; la construcción de una escena cuasi teatral para la conmemoración de las efemérides.
Sin embargo hoy asistimos a su retorno “recargado”, contando con el apoyo incondicional de
padres que han pasado tiempo añorando y reclamando su reparación. Muchos colegas defienden
la construcción de escenas teatralizadas en los actos escolares, pero en lo personal aún no
encuentro los argumentos válidos que me digan su aporte en términos de aprendizaje. ¿Les gusta
a chicos y padres? Sí. ¿Los divierte? Sí. ¿Aporta algo en términos de aprendizaje más allá de la
memorización de unas líneas? Yo no lo veo…

¿Cuál es entonces en valor de la conmemoración?

Yo creo que cada efeméride es una oportunidad de reflexión y análisis de nuestra historia y de
nuestra cultura. Vista de este modo, las estrategias que pongamos en marcha pueden ser más que
heterogéneas, pero me parece que lo que siempre deberíamos atender es el trabajo con fuentes
diversas que se puedan contrastar. Ya sabemos lo que decía la canción: “Si la historia la escriben
los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”.

Nuestra responsabilidad pedagógica debiera ser la de abrir el debate en torno al análisis de


fuentes. Y cuando me refiero a este tema estoy hablando de hacerlo desde el nivel inicial, de no
subestimar la capacidad que tienen los niños pequeños para abordar estos debates y más aún de
los adolescentes que en la escuela media son capaces de defender con argumentos sólidos
posiciones altamente divergentes.

En los últimos años se ha producido mucho contenido digital y audiovisual respecto de estos
temas y eso es un aporte invalorable. En nuestro país las producciones de Canal Encuentro;
el canal Paka Paka; los portales específicos del área, han enriquecido muchísimo el acceso a
materiales. Tal vez lo que nos debemos es reflexionar acerca de la diversidad de perspectivas que
ofrecen o bien quedarnos con la responsabilidad de contrastar con materiales y fuentes que den
cuenta de otras miradas para poder confrontar. Encuentro colegas que los usan como única fuente
y otros que los descartan de plano, cuando en realidad ninguna de estas posiciones nos permite
reflexionar sobre el conocimiento histórico.

Cuando pensamos la conmemoración como una invitación a la reflexión colectiva, recuperamos su


esencia y nos reencontramos con su valor formativo para los chicos y jóvenes.

¿Es necesario pasar por los “rituales” para conmemorar?

Como decíamos antes, los símbolos son factor de cohesión. Pueden aparecer cuando trabajamos
un proyecto didáctico sobre el Mundial o pueden aparecer en las efemérides, pero
indudablemente ese conjunto de rituales que contribuyen al desarrollo de un sentido de
pertenencia y que generan identificación cultural son necesarios y la escuela ocupa un lugar en
relación a ellos. ¿Ese lugar tiene que ver con la solemnidad? A mi entender, nada debería estar
más alejado. La solemnidad con la que se ha investido a estos rituales es lo que ha generado un
enorme rechazo hacia ellos durante mucho tiempo. Tomó muchos años poder reencontrarse con
los símbolos desde el valor de la representación y desde los afectos como para volver a ponerlos
en escena desde su peor arista.

Cantar un himno que nos representa; saludar a la bandera; saber quiénes tuvieron un papel
determinante en nuestra historia forman parte de nuestra cultura. Y no basta con “ejercitarla”
sino con conocerla para comprenderla, dejar de “repetirla” de manera mecánica. Nos debemos
espacios de debate con los chicos para entender su valor en vez de imponerlo “porque sí”.

¿Siempre es necesario un “acto” para conmemorar?

Creo que aquí sí deberíamos romper con este supuesto. Conmemorar no necesariamente implica
montar un acto de enorme envergadura: podemos conmemorar desde la propuesta de una
actividad con nuestro grupo, incluso sin necesidad de tener que convocar ese día a las familias. Sin
embargo, pareciera que esta opción nunca aparece como factible y que existe una imposición por
desarrollar actos escolares ante toda efeméride.

En este punto sería interesante pensar sobre las implicancias del concepto de “conmemoración”.
Vincular esta idea siempre a la de acto escolar nos pone en una situación difícil. Quizás a donde
puede verse con mayor claridad es cuando abordamos el Día de la Memoria, la Verdad y la
Justicia, a donde no siempre pensar en términos de la realización de un acto conforma las
expectativas pedagógicas que tenemos. Así que no siempre podremos encontrar la respuesta a las
efemérides en los “actos escolares”…

Por último, creo que nos debemos la construcción de una agenda de efemérides no
convencionales, relevantes para cada contexto y comunidad particular. No basta con la agenda
“que nos viene dada”: es necesario abrir un espacio a las conmemoraciones que son específicas de
los contextos en los que trabajamos y que representan culturalmente lo local. Esos que no vienen
en “el calendario del ciclo lectivo” pero que tienen tanto o más valor que cualquier otra para las
familias que conforman las comunidades educativas de nuestras escuelas.

Nota extraída de:

https://pensarlaescuela.com/2015/08/13/efemerides-en-la-escuela-siempre-en-debate/

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