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Enunciado de la actividad

Situación Ficticia.
Corina estaba muy contenta, puesto que su hija Soledad, de 35 años, por fin se casaba con
Christian, su novio desde la escuela secundaria. Corina, en honor a tamaña novedad, decide
donarles a los futuros esposos un departamento que tenía en el centro de la ciudad de
Córdoba, con reserva de usufructo. No había advertido Corina que la donación traería
consecuencias. Los primeros años de matrimonio transcurrieron con toda normalidad.
Christian realizó en la vivienda una serie de reformas que consideró importantes: cambiar
el viejo suelo de piso granítico por un lindo piso flotante moderno, ampliar el living comedor
aprovechando el espacio de la inútil terraza, alisar y pintar las paredes, así como remodelar
por completo la vieja instalación eléctrica. Una de las habitaciones fue utilizada como de
servicio por Mariana, la empleada doméstica, a quien le acondicionaron la misma para que
se sienta cómoda y feliz, pues había enviudado hace poco y se sentía sola. Le compraron
una cama, un ropero y le pusieron un TV para su uso. El trabajo la alegraba. Todas las
reformas fueron pagadas con el legado de 650.000 pesos que Christian recibió de su abuelo
fallecido. La baulera fue alquilada por unos pocos pesos a Martín, quién es fotógrafo y la
usaba de laboratorio. Ese dinero iba a las manos de Doña Corina. Sin embargo, al cuarto
año, Christian le comunicó a su esposa que quería divorciarse y, en tal sentido, le presentó
un convenio regulador propuesto por su abogado en el que, entre otros extremos, se prevé
que él sea el adjudicatario de la vivienda familiar. Soledad, sumida en una enorme tristeza,
firma el convenio regulador que extingue la sociedad conyugal y el matrimonio. Doña Corina
reclama enfurecida a su hija que haya aceptado que su ex esposo se quede con el
departamento, y le anuncia su intención de hacer todo lo posible por expulsar a Christian
de la vivienda. Mariana, a su vez, llamó a un camión de mudanzas y se fue a otro lado, con
ella se llevó el tv de la habitación y la cama ya que no le habían pagado dos aguinaldos y
tomó esas cosas como parte de pago. Soledad conviene con Christian que quedaría viviendo
en el departamento con un comodato, ya que no tenía a dónde vivir. Un año después de
todo lo ocurrido, la ex pareja recapacita y vuelven a convivir. Christian dona el
departamento a Soledad y le pide disculpas. Unos meses después nace Juan Cruz, su bebé.
Doña Corina al fin se tranquiliza, ya que el departamento es de su hija en su totalidad.

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