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Los tratados constitutivos son:
- el Tratado de París (1951) constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y
del Acero;
- los Tratados de Roma constitutivos de la Comunidad Económica
Europea y Euratom (1957);
- el Tratado de Maastricht sobre la Unión Europea (1992).
Los tratados de modificación son:
- el Acta Única Europea (1986);
- el Tratado de Ámsterdam (1997);
- el Tratado de Niza (2001);
- el Tratado de Lisboa (2007).
Los tratados de adhesión son
- Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido (1) (1972);
- Grecia (1979);
- España, Portugal (1985);
- Austria, Finlandia, Suecia (1994);
- Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta,
Polonia, - - República Checa (2003);
- Rumanía, Bulgaria (2005);
- Croacia (2012).
Los acuerdos complementarios son:
- el Tratado sobre la fusión de las instituciones ejecutivas (« Tratado de Fusión »)
(1965);
- el Tratado por el que se modifican determinadas disposiciones presupuestarias
de los tratados comunitarios (1970);
- el Tratado de Bruselas por el que se modifican determinadas disposiciones
financieras de los tratados comunitarios y se crea el Tribunal de
Cuentas (1975);
- el Acta relativa a la elección de los diputados al Parlamento Europeo por
sufragio universal directo (1976).
Ámbito de aplicación del Derecho primario:
- geográfico: a los países de la UE, algunas islas y territorios de ultramar, como
los departamentos franceses de ultramar y los territorios cuyas relaciones
exteriores gestiona un país miembro, como el caso de Gibraltar y el Reino
Unido (1);
- temporal: desde el momento en que un tratado entra en vigor.
ANTECEDENTES
Además del Derecho primario, el Derecho de la UE se basa en fuentes derivadas y
subsidiarias:
las primeras son los actos unilaterales
(reglamentos, directivas, decisiones, dictámenes y recomendaciones);
las segundas se refieren a la jurisprudencia del TJUE y a los principios generales del
Derecho.
Los acuerdos internacionales con países no pertenecientes a la UE o con
organizaciones internacionales son también una parte integral del Derecho de la UE.
Estos acuerdos son independientes del Derecho primario y del Derecho derivado,
además de conformar una categoría sui generis. De acuerdo con determinadas
resoluciones del TJUE, pueden tener un efecto directo y su eficacia jurídica es superior
a aquella del Derecho derivado, que, en consecuencia, debe respetarlos.
DERECHO DERIVADO
El Derecho derivado está constituido por los denominados actos unilaterales y los
acuerdos.
Son actos unilaterales, principalmente, los señalados en el artículo 288 del Tratado de
Funcionamiento de la UE: reglamentos, directivas, decisiones, recomendaciones y
dictámenes. También se incluyen actos concretos basados en tratados anteriores: por
ejemplo, en materia penal continúan aplicándose las «decisiones marco» (adoptadas
antes de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, cuando la cooperación judicial y
policial en materia penal estaba sometida a un régimen especial). Véase más
información al respecto en el enlace siguiente: síntesis de legislación (materia penal
hasta noviembre de 2009). Los actos jurídicamente vinculantes adoptados por el
procedimiento legislativo (como los reglamentos, las directivas y las decisiones marco)
se denominan actos legislativos o «legislación».
Por acuerdos se entiende los acuerdos o convenios internacionales firmados por la
Comunidad o la Unión Europea y un país u organización ajenos a la UE, los acuerdos
entre Estados miembros y los acuerdos interinstitucionales celebrados por distintas
instituciones de la UE
Reglamentos
Los reglamentos son actos legislativos vinculantes. Deben aplicarse en su integridad en
toda la UE. Por ejemplo, cuando la UE quiso asegurarse de que existían medidas
comunes de salvaguardia para los bienes importados de fuera de la UE, el Consejo
adoptó un reglamento.
Directivas
Las directivas son actos legislativos en los cuales se establecen objetivos que todos los
países de la UE deben cumplir. Sin embargo, corresponde a cada país elaborar sus
propias leyes sobre cómo alcanzar esos objetivos. Ejemplo de ello es la Directiva sobre
los derechos de los consumidores, que refuerza los derechos de los consumidores en
toda la UE al eliminar, por ejemplo, las tasas y costes ocultos en internet y ampliar el
periodo durante el cual los consumidores pueden desistir de un contrato de venta.