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TEMA 1.

LAS FUENTES DEL DERECHO EN ESPAÑA. LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA


JURÍDICA. NORMAS CON FUERZA DE LEY. LEYES ORGÁNICAS Y LEYES
ORDINARIAS

LAS FUENTES DEL DERECHO EN ESPAÑA

1.- CONCEPTO

En un SENTIDO TÉCNICO-JURÍDICO, se habla de fuente como MODO de producción de


normas jurídicas, distinguiéndose entre:

- FUENTES MATERIALES, que son las fuerzas sociales con facultad normativa
creadora, [es decir, las personas o grupos sociales que tienen el poder normativo,
la potestas normandi],

- FUENTES FORMALES, que son las formas o medios de expresión a través de los
cuales las normas se manifiestan. Acepción ésta última que es la adoptada por el
Título Preliminar del Código Civil, redactado íntegramente por el D. de 31 de mayo
de 1974

2.- ENNUMERACIÓN DE LAS FUENTES DEL DERECHO EN ESPAÑA

A. - EN GENERAL

Y es esta posición la que sigue nuestro Ordenamiento Jurídico, ennumerando las fuentes
del Derecho en el artículo 1.1 del Cc, señalando que “las fuentes del ordenamiento jurídico
español son la ley, la costumbre, y los principios generales del Derecho”

Además de las mencionadas, existen otras fuentes del Derecho, que son:
- Los TRATADOS INTERNACIONALES, [a que se refiere el artículo 1.5 del Cc], y
- Aunque el Cc no los mencione, son también fuentes formales la CONSTITUCIÓN y el
DERECHO COMUNITARIO.

Estudiando la Constitución en un epígrafe posterior, procede ahora abordar el examen,


siquiera sea someramente, del Derecho Comunitario.

B.- EL DERECHO COMUNITARIO

En efecto, al ingresar España en la Unión Europea, en virtud de su Tratado de Adhesión


de 12 de junio de 1985, determinó que constituyesen fuentes de nuestro derecho, las del
Derecho Comunitario, a saber:
- El DERECHO ORIGINARIO, constituido por los Tratados básicos y posteriores que los
complementen o modifiquen, y que son:
o El TRATADO DE PARÍS, de 18 de abril de 1951, para la constitución del
carbón y del acero
o Los DOS TRATADOS DE ROMA, de 25 de marzo de 1957, para la constitución
de la energía atómica y la CEE.
o Y como TRATADOS MODIFICATIVOS, cabe citar:
 El ACTA ÚNICA EUROPEA, aprobado en la cumbre de Milán en junio
de 1985, y
 El TRATADO DE LA UNIÓN EUROPEA, firmado en Maastricht el 7 de
febrero de 1992
 Y el TRATADO DE AMSTERDAM, de 2 de octubre de 1997.
 El TRATADO DE NIZA, de 26 de febrero de 2001
 El TRATADO DE LISBOA, de 13 de diciembre de 2007

- El DERECHO DERIVADO, que son los REGLAMENTOS, DIRECTIVAS y DECISIONES,


según el artículo 189 del Tratado de la Comunidad Europea de 25 de marzo de 1957.

Y el Ordenamiento comunitario es íntegramente aplicable en España en virtud:

- Del EFECTO DIRECTO de las normas comunitarias, que son directamente aplicables
desde que se promulgan en el DOCE, y

- De la PRIMACÍA del derecho comunitario, por lo que en caso de conflicto con el


Derecho interno, prevalecerá aquel, debiendo el juez nacional inaplicar de oficio
la norma nacional incompatible, si bien cuando la incompatibilidad no esté clara,
deberá aquél plantear la CUESTIÓN PREJUDICIAL al TJCE, según sus Sentencias
SIMMENTHAL de 9 de marzo de 1978 y BORDESSA de 23 de febrero de 1995, pues
como ha declarado nuestro Tribunal Constitucional, en sus Sentencias 64/1991 y
120/1998, la contradicción entre el derecho comunitario y el interno no es un
problema de constitucionalidad que corresponda a su competencia.

C.- SUFICIENCIA DE LAS FUENTES FORMALES

Pues bien, el sistema de fuentes formales expuesto se considera SUFICIENTE como tal
sistema, por ello, las posibles LAGUNAS lo son de la Ley, no del Derecho, y toda aparente
INSUFICIENCIA es cubierta por los PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO, de ahí que el artículo
1.7 Cc, recogiendo la prohibición de “non liquet” ordene que “los jueces y tribunales tienen el
deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan, ateniéndose al sistema
de fuentes establecido”

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D.- PRINCIPIO DE EXCLUSIVIDAD

En conexión con ello, rige en nuestro ordenamiento el PRINCIPIO DE EXCLUSIVIDAD, en


el sentido de que no existen otras pretendidas fuentes del derecho, como la Jurisprudencia, la
doctrina de los autores, la analogía o la equidad, sino que aplican, estudian o interpretan una
fuente formal.

En concreto el artículo 1.6 Cc dispone que “la Jurisprudencia complementará el


ordenamiento jurídico con la doctrina que de modo reiterado establezca el Tribunal Supremo
al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho”.

Así pues, la Jurisprudencia no es fuente del derecho, pero sí tiene un VALOR


NORMATIVO COMPLEMENTARIO del ordenamiento jurídico, como nos recuerda la STC 206/93,
de 22 de junio.

3.- ORDENACIÓN JERÁRQUICA

Coexistiendo diversas fuentes formales, se hace preciso establecer su ORDENACIÓN


JERÁRQUICA, que se deduce del:

- Artículo 9.1 CE: “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
- Artículo 6 de la LO 6/85, de 1 de julio del PODER JUDICIAL, que declara que “los
jueces y tribunales no aplicarán los reglamentos o cualquier otra disposición
contraria a la constitución, la ley o al principio de jerarquía normativa”.
- Artículo 1.2 Cc, que dispone que “carecerán de validez las disposiciones que
contradigan otras de rango superior”.

Del propio artículo 1.1 del Cc se desprende la JERARQUÍA NORMATIVA de las fuentes,
tanto por el ORDEN en que aparecen citadas en el apartado primero, como por lo dispuesto en
los apartados 3º y 4º, de conformidad con los cuales “la costumbre sólo regirá en defecto de
ley aplicable” y que “los principios generales del derecho se aplicarán en defecto de ley o
costumbre”.

Por otro lado, señalar que el artículo 149.1.8 CE atribuye al Estado la competencia
exclusiva, en todo caso, en materia de determinación de las fuentes del Derecho, con respecto
a las normas de DERECHO FORAL O ESPECIAL.

En general, salvo la Compilación Navarra de 1 de marzo de 1973 y la Aragonesa de 8 de


abril de 1967, las demás no establecen una ordenación jerárquica de las fuentes del Derecho,
por lo que habrá que estar al artículo 1 Cc.
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4.- CONCLUSIÓN

A todo ello hay que añadir lo ya expuesto sobre la PRIMACÍA del Derecho Comunitario y
que, dentro del término genérico de Ley, ocupa un lugar de absoluta superioridad la
Constitución, que paso a exponer.

LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA JURÍDICA

1.- DERECHO ANTERIOR

Tradicionalmente la Jurisprudencia había mantenido que los textos constitucionales


carecían de valor normativo directo mientras sus principios no estuviesen recogidos o
desarrollados por leyes ordinarias, por considerar que no constitutían “normas jurídicas
completas”.

En consecuencia, los textos constitucionales no podían ser aplicados inmediatamente,


ni derogaban por sí solos leyes anteriores, ni servían para fundamentar el recurso de casación.

2.- LA CONSTITUCIÓN DE 1978

Sin embargo la situación ha cambiado radicalmente con la Constitución de 1978, que es


una auténtica norma jurídica y, como tal, fuente del derecho. Y así:

- El artículo 9.1 CE declara que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos
a la constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.

- En virtud de su DD 3ª: “quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan a lo


establecido en esta constitución”

- Y de conformidad con el artículo 5.4 de la LOPJ “en todos los casos en que, según
la ley, proceda recurso de casación, será suficiente para fundamentarlo la
infracción de precepto constitucional”

Además, este carácter de NORMA JURÍDICA de la Constitución, ha sido expresamente


destacado por el TC, que en su Sentencia 16/82, de 28 de abril, ha declarado que “la CE, lejos
de ser un mero catálogo de principios de no inmediata vinculación y de no inmediato
cumplimiento hasta que sean objeto de desarrollo por vía legal, es una norma jurídica (…) y
por ello es indudable que sus preceptos son alegables ante los Tribunales”.

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3.- DIVERSA EFICACIA DE LAS NORMAS CONSTITUCIONALES

Ahora bien, aunque todos los preceptos de la CE tienen la naturaleza de norma jurídica,
sin embargo es preciso advertir en ella diversas partes.

A) Existen en primer lugar, NORMAS DE APLICACIÓN INMEDIATA, como las relativas a los
DERECHOS Y LIBERTADES reconocidos en el C.II del TIT. I CE, que, según su artículo 53
vinculan a todos los poderes públicos, y cualquier ciudadano podrá recabar su tutela
ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad, y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el TC.

B) En segundo lugar, existen NORMAS que no son de aplicación inmediata, sino que
PRECISAN DE UN DESARROLLO LEGISLATIVO POSTERIOR para generar auténticos
derechos subjetivos, o condicionan en un determinado sentido la actividad y el
comportamiento de los poderes públicos y de los ciudadanos. Así ocurre con los
principios rectores de la política social y económica, que, con arreglo al artículo 53.3
CE “informarán la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes
públicos”, pero “sólo podrán ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo con
lo que dispongan las leyes que los desarrollen”

4.- LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA SUPREMA

Sabido ya que la CE es una norma jurídica, debe precisarse que no sólo es una norma
jurídica, sino que, como ha reconocido el TC en su Sª 9/81 [31 de marzo], la CE es además la
norma fundamental y fundamentadora de todo el orden jurídico, ya que incorpora el sistema
de valores que ha de constituir el orden de convivencia política. Por ello es una súper ley, una
“norma normarum”, que se encuentra en la cúspide del ordenamiento jurídico, del que forma
parte.

Así el artículo 5.1 LOPJ recuerda que “la Constitución es la norma suprema del
ordenamiento jurídico (…)”.

Este carácter supremo de la Constitución viene reforzado de dos maneras:

A.- En primer lugar, [SUPERLEGALIDAD MATERIAL], la CE sirve de parámetro de las


demás normas jurídicas, a través del control de constitucionalidad de las leyes y demás
disposiciones con fuerza de ley, [mediante el recurso de inconstitucionalidad (art. 161 CE) y la
cuestión de inconstitucionalidad (art. 163 CE)], cuyo conocimiento se atribuye al Tribunal
Constitucional, con arreglo a la LOTC, de 3 de octubre de 1979, al haberse adoptado para la
defensa jurídica de la CE, el sistema de JURISDICCIÓN CONCENTRADA en este Tribunal,
siguiendo el sistema de Kelsen, frente al llamado CONTROL DIFUSO americano, que habilita a
todos los jueces a declarar las leyes inconstitucionales.
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Y, en efecto, la declaración de inconstitucionalidad de una ley (posterior a la CE) es
privativa del TC, pero ello no significa que los Tribunales de justicia se vean privados de
facultades para enjuiciar la conformidad de las normas con la constitución, pues según el
artículo 163 CE: “cuando un órgano judicial considere, en algún proceso, que una norma con
rango de ley, aplicable al caso, de cuya validez dependa el fallo pueda ser contraria a la
Constitución, planteará la cuestión ante el TC”, correspondiendo al órgano judicial determinar
si el precepto en cuestión es la norma de cuya validez dependa el fallo, que es el llamado
JUICIO DE RELEVANCIA, que, al ser una cuestión de orden público procesal, permite al TC su
revisión, incluso de oficio, no sólo en trámite de admisión, sino también en la Sentencia que
ponga fin a la cuestión, de acuerdo con su Sª 174/98, de 23 de julio.

Pero, además, por virtud de la DD. 3ª de la CE, los tribunales de justicia pueden apreciar
la derogación de una ley anterior a la CE sin necesidad de elevar la cuestión al TC, derogación
que se complementa con la inconstitucionalidad sobrevenida que afecta a la validez de la
norma.

B.- En segundo lugar, [SUPERLEGALIDAD FORMAL], el carácter supremo de la


Constitución también se refuerza a través del establecimiento de un procedimiento de reforma
de la propia Constitución, que supone una serie de requisitos que no se exigen para la
modificación y reforma de las demás disposiciones normativas, con arreglo a los artículos 166-
169 CE.

5.- LA CONSTITUCIÓN COMO NORMA REGULADORA DEL SISTEMA DE FUENTES

La doble condición de la CE como norma jurídica y como norma suprema, la configura,


no sólo como fuente del derecho, sino también como norma reguladora del propio sistema de
fuentes. Por ello se dice que la CE es fuente de las fuentes del Derecho.

Y esta doble consideración plantea el problema de si existe algún límite a la supremacía


constitucional, lo que apunta, lógicamente, al Derecho internacional y al Derecho comunitario.
Al respecto señalar que:

- Los TRATADOS INTERNACIONALES están supeditados a la Constitución, pues no es


otra la explicación del artículo 95.1 CE cuando dice que “la celebración de un
tratado internacional que contenga estipulaciones contrarias a la constitución,
exigirá la previa revisión constitucional”.

- En cambio, el DERECHO COMUNITARIO, y como consecuencia de la cesión de parte


de la soberanía del Estado a la Comunidad Europea, prevalece sobre todo tipo de
normas procedentes del derecho interno, incluidas las constitucionales. Primacía
que consagró solemnemente el TJCE en la Sª COSTA VS ENEL de 15 de julio de 1964.

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6. EL PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓN CONFORME A LA CONSTITUCIÓN.

Del carácter normativo de la CE y de su rango supremo se deriva el PRINCIPIO DE


INTERPRETACIÓN CONFORME A LA CONSTITUCIÓN de todo el Ordenamiento jurídico, que da
lugar al principio de que una ley no debe ser declarada inconstitucional cuando pueda ser
interpretada en consonancia con la Constitución, e incluso a una presunción de
constitucionalidad de las leyes.

En este sentido, el artículo 5.1 LOPJ dispone que “todos los jueces y tribunales…
interpretarán y aplicarán las leyes y reglamentos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones
dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos”.

Asimismo, en virtud del artículo 5.3 LOPJ, a sensu contrario, no procederá el


planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad cuando por vía interpretativa sea posible
la acomodación de la norma al ordenamiento constitucional.

Y como indica el artículo 1 LOTC, el TC es el intérprete supremo de la Constitución,


por lo que su interpretación se impone a la de los órganos judiciales, de ahí que el artículo
161.1 a) de la CE disponga que “la declaración de inconstitucionalidad de una norma jurídica
con rango de ley, interpretada por la jurisprudencia (de los tribunales de justicia), afectará a
esta, si bien la sentencia o sentencias recaídas no perderán el valor de cosa juzgada”, lo que
es reafirmado por el artículo 40 LOTC con la excepción de que la interpretación del TC sea más
favorable en relación con una sanción penal o administrativa ya recaída, permitiendo su
revisión. Retroactividad reconocida por la STC 150/97 [29 de septiembre]. [Excepción que tiene
su fundamento inequívoco, como no podía ser de otro modo, en la misma CE, y, precisamente,
en el artículo 25.1, que impide, entre otras determinaciones, que nadie pueda sufrir condena
penal o sanción administrativa en aplicación de normas legales cuya inconstitucionalidad se
haya proclamado por el TC].

7. DERECHO PARLAMENTARIO Y SUS FUENTES.

Y no se puede concluir sin destacar que subordinado directamente a la Constitución


se halla el Derecho Parlamentario, cuya fuente principal es el Reglamento de las Cámaras,
lo que revela este Derecho como estatuto de las Cámaras y excluye el que cualquier otra
norma, incluso una Ley, se refiera a materias propias del mismo, pues son materias que
obedecen a la denominada reserva de reglamento parlamentario, establecida expresamente
en el artículo 72 de la Constitución, que consagra la autonomía parlamentaria. Por tanto,
en su relación con la ley se rige por el principio de competencia, y por el de jerarquía
respecto a la Constitución, puesto que en este punto el reglamento desarrolla en su ámbito
ordinamental la Constitución.
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Pues bien, los Reglamentos del Congreso de los Diputados y del Senado (falta aún el
Reglamento de las Cortes Generales), ordenan la vida interna de las Cámaras (STS 44/1995,
de 13 de febrero), son normas primarias incardinadas en la Constitución (STC 101/1983, de
18 de noviembre), tienen valor de ley, pero no fuerza de ley (STS 119/1990, de 21 de junio),
constituyen un parámetro de constitucionalidad del procedimiento legislativo (STS
44/1995), y un límite para las demás normas intraparlamentarias

Los Reglamentos de las Cámaras están sometidos al control de constitucionalidad


por la vía del recurso y de las cuestiones de inconstitucionalidad (artículos 27 y 32 LOTC)

El particular sistema de fuentes del Derecho Parlamentario incluyen no sólo a la


Constitución y a los Reglamentos, sino también las normas de desarrollo, interpretación o
suplencia - en virtud de la atribución al Presidente de la Cámara de dictar resoluciones
interpretativas o supletorias por el artículo 32 del Reglamento del Congreso- y la existencia
de convenciones, usos parlamentarios y precedentes, que, como ha señalado el Tribunal
Constitucional, no pueden contradecir al reglamento.

Por lo demás, el principio de continuidad del ordenamiento jurídico rige también


para los reglamentos parlamentarios, de modo que la disolución de las Cámaras no deroga
su Reglamento ni tampoco las normas interpretativas o supletorias dictadas con
anterioridad.

LAS NORMAS CON FUERZA DE LEY

1.- CONCEPTO

El término Ley es susceptible de diversas acepciones. Así:

- En sentido amplio equivale a toda norma jurídica [englobando a todas las fuentes
del derecho].
- En sentido más estricto, es un tipo especial de norma jurídica, que define GARCÍA
DE ENTERRÍA como “el acto publicado como tal ley en el BOE o en el de las CCAA,
que expresa un mandato normativo de los órganos que tienen constitucionalmente
atribuido el poder legislativo superior”.

2.- NORMAS CON FUERZA DE LEY. RANGO DE LEY Y VALOR DE LEY.

Y en conexión con ello, son notas esenciales de su concepto el que parece que la ley es
algo dotado de un rango, un valor o una fuerza características, expresiones que son usadas muy
repetidamente en nuestra Constitución y en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.

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A.- RANGO DE LEY Y VALOR DE LEY

Pues bien, las expresiones “rango de ley” y “valor de ley” parecen englobar, junto con
la ley misma, una serie de disposiciones normativas, o incluso de actos, que comparten con ella
una característica común, que no es, ni la de proceder de un mismo órgano (pues, por ejemplo,
las leyes del Estado y las de las Comunidades Autónomas tienen idéntico rango de ley o valor
de ley, aún procediendo de órganos distintos), ni la de ocupar un mismo lugar en la jerarquía
normativa, sino en la susceptibilidad que todas las disposiciones con rango o valor de ley tienen
por igual de ser sometidas a control de constitucionalidad ante el Tribunal Constitucional.

B.- FUERZA DE LEY

Por su parte, la FUERZA DE LEY, era por antonomasia la nota distintiva de la ley en la
doctrina clásica, y tenía una doble faceta activa y pasiva.
- La fuerza activa de la ley, que llamaban el poder innovador, era la capacidad
exclusiva de la ley para modificar cualquier punto del orden jurídico preexistente,
incluso del preconstitucional.
- La fuerza pasiva era, a su vez, la resistencia específica de la ley para no ser
modificada ni derogada si no era por otra ley dotada de la misma fuerza específica.
Todas las leyes y solo las leyes tenían esa fuerza y solo había una especie de ley, la
que emanaba de la potestad legislativa del Estado.
Pero ni la CE ni la LOTC permiten ya atribuir este viejo contenido a la vieja
expresión, pues muchas de las disposiciones a las que es forzoso atribuir rango o
valor de ley no tienen fuerza de ley en el sentido activo de la expresión. Ni los
Decretos Legislativos ni los Decretos-leyes ni, a fortiori, los Reglamentos de las
Cámaras, tienen la capacidad de innovación en la que consiste la fuerza activa de
la ley. Por si ello fuera poco, tampoco cabe hablar de una fuerza pasiva igual de
todas las leyes, pues cada una de las disposiciones que contempla la Constitución
tiene una fuerza pasiva distinta, una resistencia específica.

Por tanto, la fuerza de ley es un metaconcepto que engloba a distintas disposiciones


que tienen muy diferente fuerza de innovar y muy diferente fuerza de resistir, y una disposición
puede tener rango de ley sin tener fuerza de ley.

3.- REQUISITOS

2.1.- REQUISITOS COMUNES A TODAS LAS NORMAS JURÍDICAS

En todo caso, para que las leyes puedan ser consideradas como auténticas normas
jurídicas, es preciso que concurran los CARACTERES PROPIOS DE LAS NORMAS. A saber:

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A.- La IMPERATIVIDAD, [carácter esencial que aparece implícitamente], pues toda
norma jurídica manda o prohíbe algo, si bien al tiempo puede conceder a otros el derecho a
que se cumpla lo debido.

B.- La GENERALIDAD, pues contiene un mandato general, [aplicándose a una categoría


o tipo de hechos]. Si se refiriese a un hecho concreto ya no sería ley, sino un acto de autoridad
o acto administrativo.

C.- La COERCIBILIDAD, que implica la posibilidad de imponer coactivamente la ley en


defecto de cumplimiento voluntario. De este modo, la doctrina mayoritaria une a la “vis
directiva” e imperativa de la norma, la “vis compulsiva”. [No obstante DE CASTRO discute su
carácter esencial, pues la coercibilidad sería una característica de la sanción en sí, no de la
norma, al ser posterior a ésta].

2.2.- REQUISITOS INTERNOS Y EXTERNOS

Además de estos requisitos comunes a toda norma jurídica, las leyes deben de reunir,
además, unos requisitos internos de LEGITIMIDAD y unos requisitos externos de SOLEMNIDAD.

A.- Los REQUISITOS INTERNOS DE LEGITIMIDAD vienen constituidos por el respeto a los
PRINCIPIOS siguientes:

1º.- El de JERARQUÍA NORMATIVA, que establece el artículo 9.3 CE, debiendo también
observarse los principios de constitucionalidad de las leyes y de legalidad de los reglamentos
[de los artículos 161 y 106 CE]. En este sentido el artículo 1.2 Cc dispone que “carecerán de
validez las disposiciones que contradigan otras de rango superior”.

2º.- El PRINCIPIO DE COMPETENCIA, que delimita una pluralidad de normas por su


contenido y eventualmente por su procedencia, las cuales ostentan igual rango jerárquico, y

3º.- El PRINCIPIO DE RESERVA DE LEY, pues en ocasiones la CE establece la necesidad


de que sólo por ley, [en su sentido más estricto], se regule una determinada materia,
precisando, a veces, que ésta ha de ser orgánica.

B.- Por su parte, los REQUISITOS EXTERNOS DE SOLEMNIDAD exigen:

1º.- El respeto al PROCEDIMIENTO DE ELABORACIÓN establecido, para las leyes en los


artículos 81 y ss CE y en los RTOS del Congreso y el Senado de 10 de febrero de 1982 y 3 de
mayo de 1984, y en los RTOS de las Asambleas legislativas autonómicas, [caso de los artículos
140 y ss. del Rto de la Asamblea de Madrid de 30 de enero de 1997].

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2º.- La SANCIÓN, PROMULGACIÓN Y PUBLICACIÓN.
[La PROMULGACIÓN, o acto mediante el cual el órgano competente certifica la
existencia de la ley y su inserción en el ordenamiento jurídico, mientras que la SANCIÓN
consisten en la orden a los particulares y autoridades para que guarden y hagan guardar la ley.
El artículo 91 CE establece que “el Rey sancionará en el plazo de 15 días las leyes aprobadas
por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación”,
garantizándose la PUBLICIDAD de las normas en su artículo 9.3, quedando subordinada a dicha
publicación la entrada en vigor de las leyes, disponiendo a tal fin el artículo 2.1 Cc que “las
leyes entrarán en vigor a los 20 días de su completa publicación en el BOE, si en ellas no se
dispone otra cosa, si bien las leyes autonómicas se regirán por la fecha de publicación en el BO
de la CA respectiva.]

4. CLASES DE LEYES

Entrando ya en las CLASES DE LEYES, debe, prioritariamente, recordarse lo ya expuesto


sobre la primacía de las NORMAS COMUNITARIAS sobre las nacionales.

Y dentro de las LEYES NACIONALES, hay que distinguir:

Primero.- Las LEYES EN SENTIDO AMPLIO, que son:

- La constitución, que es la norma suprema del ordenamiento jurídico, y

- Los tratados internacionales, que se considera que tienen un rango superior al de


las leyes en sentido estricto, lo que se traduce en la previsión del artículo 96.1 CE
que reza que “sus disposiciones sólo podrán ser derogadas, modificadas o
suspendidas en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las
normas generales del derecho internacional”, lo que parece atribuirles una fuerza
pasiva ante las leyes, por lo que tienen un carácter supralegal, aunque esta
superioridad no alcanza a la constitución, según se desprende del artículo 95 CE
al decir que “la celebración de un tratado internacional que contenga
estipulaciones contrarias a la constitución, exigirá la previa revisión
constitucional”. Tal fue el caso de la ratificación del TUE, firmado en Maastricht el
7 de febrero de 1992, que requería la previa reforma del artículo 13.2 CE para
reconocer el derecho de sufragio pasivo a los extranjeros en las elecciones
municipales, reforma que se verificó el 27 de agosto de 1992.

Segundo.- Las LEYES EN SENTIDO ESTRICTO, dentro de las cuales debe distinguirse,
ante todo, entre las leyes ESTATALES y las AUTONÓMICAS, según que hayan sido aprobadas
por las Cortes Generales o por las Asambleas Legislativas de las CCAA, dado que como
consecuencia del DERECHO A LA AUTONOMÍA [de las nacionalidades y regiones que integran la
nación española y ]que consagra el artículo 2 de la CE, también las CCAA gozan de potestad

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normativa, [expresamente reconocida a la Asamblea de Madrid en el artículo 1 de su Rto de 30
de enero de 1997, y en el artículo 9 EA, aprobado por la LO 3/83, de 25 de febrero].

Las leyes autonómicas tienen el mismo rango y fuerza normativa que las estatales,
cuyas mutuas relaciones se rigen, [por regla general], por el PRINCIPIO DE COMPETENCIA,
consecuencia directa de la distribución de competencias entre el Estado y las CCAA que
articulan el TIT. VIII de la CE y los EEAA, [si bien, como ha declarado la STC 76/83, el legislador
estatal podrá dictar normas que incidan en el sistema de distribución de competencias cuando
haya una expresa previsión constitucional o estatutaria que tendrá lugar con las leyes marco,
LO de transferencia o delegación, y leyes de armonización que regula el artículo 150 CE], y sin
olvidar la CLÁUSULA DE PREVALENCIA del artículo 149.3 CE que declara que “las normas del
Estado prevalecerán en caso de conflicto sobre las de las CCAA en todo lo que no esté atribuido
a la exclusiva competencia de éstas”.

Dentro ya de las LEYES ESTATALES se distinguen las LEYES ORGÁNICAS Y LAS LEYES
ORDINARIAS, que pasamos a exponer.

LEYES ORGÁNICAS Y LEYES ORDINARIAS

1.- LEYES ORGÁNICAS

De conformidad con el artículo 81 CE “son leyes orgánicas las relativas al desarrollo


de los derechos fundamentales y las libertades públicas, las que aprueban los EEAA y el
régimen electoral general y las demás previstas en la constitución. La aprobación, modificación
o derogación de una ley orgánica exigirá mayoría absoluta del Congreso en una votación final
sobre el conjunto del proyecto”.

Con este artículo la CE introdujo una figura excepcional desde un punto de vista
material, en cuanto la LO está reservada a las materias que expresamente señala la
Constitución, debiendo ser interpretadas restrictivamente, y desde un punto de vista formal,
en cuanto al procedimiento de aprobación, modificación o derogación, que precisa mayoría
absoluta en el Congreso (no en el Senado), constituyendo una excepción al régimen general de
las mayorías parlamentarias.

De acuerdo con el Art.81 CE son leyes orgánicas las siguientes:

1.- Las que regulan los derechos fundamentales y libertades públicas. Por derechos
fundamentales y libertades públicas debe entenderse los comprendidos en la Sección Primera
del Capítulo II, del Título I, es decir los arts. 15 a 29 de la Constitución, no estando contenidos

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el principio de igualdad del Art. 14 ni el derecho a la objeción de conciencia del art. 30.2 y
referido no a todo el contenido de estos derechos, sino únicamente al desarrollo, de su
contenido mínimo o esencial, y solo en cuanto se refieran a los derechos fundamentales y
libertades públicas. Así, por ejemplo, la reserva de le para la “regulación, organización y
control parlamentario de los medios de comunicación” públicos, del artículo 20.5, es una
reserva de ley ordinaria, porque esta materia no contiene ningún derecho fundamental. Y la
reserva de ley de la regulación del ejercicio de los derechos y libertades del Capítulo Segundo
(art. 53.1 CE) ha de ser entendida como una reserva de ley ordinaria, porque la regulación del
“ejercicio de los derechos” no constituye “desarrollo” de los mismos.

2.- Las que aprueban los Estatutos de Autonomía

Dentro de las Leyes Orgánicas hay que destacar los ESTATUTOS DE AUTONOMÍA cuyo
estudio detallado corresponde al tema 25, por lo que solamente apuntar que conforme al
artículo 147.1 CE, son “la norma institucional básica de cada comunidad autónoma y el Estado
los reconocerá y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico”, por tanto, los
EEAA son leyes estatales, pero que al integrar el BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD a que se
refiere el artículo 28.1 LOTC, los EEAA priman sobre las demás leyes, estatales o autonómicas,
dejando a salvo la primacía de la Constitución.

3) Las que aprueben el régimen electoral general, que comprende tanto las elecciones a Cortes
como las elecciones locales, quedando al margen los regímenes electorales especiales y
particulares como las elecciones legislativas autonómicas LOREG de 19 de junio de 1985 -
modificada por LO 37/1998, de 15 de junio.

4) Las demás previstas en la Constitución, como:

a) La autorización de tratados por los que se atribuye a una organización o institución


internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución (Art. 93.CE):

a. LO 9/1998 de 16 de diciembre por la que se autoriza la ratificación del Tratado


de Ámsterdam de 2 de octubre de 1997.
b. LO 3/2001 de 6 de noviembre por la que se autoriza la ratificación del Tratado
de Niza de 26 de febrero de 2001.

b) Las leyes de transferencia o delegación (Art. 150.CE): Son leyes orgánicas por las que
el Estado transfiere o delega a las CCAA facultades en materia de titularidad estatal
que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación.

LO de 23 de diciembre de 1992 transferencia de competencias a las CCAA que


accedieron a la autonomía por la vía del Art.143, ente ellas la Comunidad de Madrid,

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lo que tuvo su reflejo en las LO de 24 de marzo de 1994 de modificación de los Estatutos
de Autonomía.

c) Las que regulan


a. El Consejo de Estado (art. 107 CE)
b. EL Poder Judicial (art. 122 CE)
c. EL Tribunal de Cuentas (art. 136 CE)
d. La financiación de las Comunidades Autónomas (art. 157.3 CE)
e. El Tribunal Constitucional (Art. 165 CE)

Con esta clasificación queda, pues, establecido el principio de reserva de ley orgánica,
cuyas consecuencias jurídicas más importantes son las siguientes:

1. Es inconstitucional una ley ordinaria que regule materias reservadas a la ley orgánica
por el Art.81.1 CE.

2. Es igualmente inconstitucional que una ley orgánica regule materias no reservadas a la


ley orgánica, y así lo disponen diversas sentencias del TC, entre otras la STC 5/1981,
de 13 de febrero, STC 76/1983, de 5 de agosto, STC 127/1994, de 5 de mayo

3. Es constitucionalmente posible la existencia de leyes mixtas. Así la STC 76/1983, de 5


de agosto, admite esta posibilidad con restricciones en su fundamento jurídico número
51: “La Ley orgánica sólo puede incluir preceptos que excedan del ámbito estricto de
la reserva cuando su contenido desarrolle el núcleo orgánico y siempre que constituya
un complemento necesario para su mejor inteligencia, debiendo en todo caso el
legislador concretar los preceptos que tienen tal carácter”.
4. Y respecto a su jerarquización, la relación entre la Ley Orgánica y la ley Ordinaria se
rige, no por el principio de jerarquía, sino por el de COMPETENCIA, como declaró la
STC 5/81, de 13 de febrero.

2.- LEYES ORDINARIAS

Las LEYES ORDINARIAS, que son las aprobadas por las Cortes Generales por el
procedimiento legislativo común sobre materias no reservadas a la ley orgánica, así como sobre
todas aquellas materias que la Constitución no reserve de forma absoluta a la ley, dado que en
España, a diferencia de Francia, no hay RESERVA REGLAMENTARIA.

Determinado ya el ámbito que cubre la reserva de ley orgánica, la materia reservada


a la ley ordinaria se desprende de la redacción del Art. 53.1 CE: Los derechos y libertades
reconocidos en el capítulo 2º, del presente título vinculan a todos los poderes públicos. Sólo
por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse le ejercicio

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de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con lo previsto en el Art.161.1.a)
(recurso de inconstitucionalidad).

Son pues materias reservadas a la ley ordinaria: las obligaciones militares (Art.30.2) y
fiscales (Art.31), la regulación de las normas de matrimonio y su disolución (Art. 32.2), la
expropiación forzosa (Art.33.3), los colegios profesionales (Art.36) o la libertad de empresa
(Art.38).

La expresión “sólo por ley” excluye el uso del Decreto-ley. La Sentencia del TC
129/1988, de 8 de julio, declara que el Estatuto de personal de las Cortes Generales tiene valor
de ley, por ser atribución directa de la Constitución al órgano que lo aprueba y es, por tanto,
susceptible de control por el Tribunal Constitucional mediante el recurso de
inconstitucionalidad.

El problema se plantea en relación con aquellos otros preceptos constitucionales en los


cuales se declara que una materia se regulará por ley. En estos casos debe entenderse que se
trata de una ley formal, a no ser que se desprenda otra cosa del propio texto constitucional.

Así cuando el Art. 52 establece que “la ley regulará las organizaciones profesionales que
contribuyen a la defensa de los intereses económicos que le sean propias”, parece evidente
que aquí hay un mandato al poder legislativo y que, por ende, se está estableciendo una reserva
de ley ordinaria.

Entre las leyes ordinarias cabe señalar:

1) Las Leyes del Pleno y Leyes de Comisión: pues conforme al artículo 75 CE “las
Cámaras podrán delegar en las Comisiones Legislativas Permanentes la aprobación
de proyectos o proposiciones de ley. El Pleno podrá, no obstante, recabar en
cualquier momento el debate y votación de cualquier proyecto o proposición de
ley que haya sido objeto de esa delegación”, de la cual se exceptúan “la reforma
constitucional, las cuestiones internacionales, las leyes orgánicas y de bases y los
Presupuestos Generales del Estado”.
2) Leyes de Presupuestos, en las que se hacen las previsiones de ingresos y las
autorizaciones de gastos para un ejercicio económico determinado, prohibiendo el
TC que contengan disposiciones que no guarden una relación directa con esta
materia o con la orientación de la política económica en que se funde.

OTRAS MANIFESTACIONES DE LA POTESTAD LEGISLATIVA.

Existen, por otro lado, otras manifestaciones de la potestad legislativa, pudiendo


enunciarse como tales:

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- Las leyes de referéndum: Son leyes de especial trascendencia sometidas a
referéndum —aprobación— de todos los ciudadanos. Los prevé el artículo 22.1 de la
Constitución, que no las enumera, sino que sólo da el concepto básico: decisiones
políticas de especial trascendencia.

El mismo artículo, en el apartado 2, dispone que el Congreso de los Diputados


califica la ley de referéndum como tal, el Presidente del Gobierno lo propone y el
Rey lo convoca.

- Las leyes marco, leyes de armonización y leyes orgánicas de transferencia o


delegación, previstas en el artículo 150 CE y que inciden en el sistema de
distribución de competencias.

- Y, desde luego, las normas con fuerza de ley que son los Decretos Legislativos y
los Decretos Leyes, normas jurídicas con rango de ley dictadas por el poder
ejecutivo, que ha asumido —de forma limitada y provisional— el ejercicio del poder
legislativo, en virtud de una delegación de éste (decreto legislativo) o por razón de
urgente necesidad, con aprobación posterior del mismo (decreto-ley) y objeto de
estudio del tema 2, al que me remito.

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