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1.- CONCEPTO
- FUENTES MATERIALES, que son las fuerzas sociales con facultad normativa
creadora, [es decir, las personas o grupos sociales que tienen el poder normativo,
la potestas normandi],
- FUENTES FORMALES, que son las formas o medios de expresión a través de los
cuales las normas se manifiestan. Acepción ésta última que es la adoptada por el
Título Preliminar del Código Civil, redactado íntegramente por el D. de 31 de mayo
de 1974
A. - EN GENERAL
Y es esta posición la que sigue nuestro Ordenamiento Jurídico, ennumerando las fuentes
del Derecho en el artículo 1.1 del Cc, señalando que “las fuentes del ordenamiento jurídico
español son la ley, la costumbre, y los principios generales del Derecho”
Además de las mencionadas, existen otras fuentes del Derecho, que son:
- Los TRATADOS INTERNACIONALES, [a que se refiere el artículo 1.5 del Cc], y
- Aunque el Cc no los mencione, son también fuentes formales la CONSTITUCIÓN y el
DERECHO COMUNITARIO.
- Del EFECTO DIRECTO de las normas comunitarias, que son directamente aplicables
desde que se promulgan en el DOCE, y
Pues bien, el sistema de fuentes formales expuesto se considera SUFICIENTE como tal
sistema, por ello, las posibles LAGUNAS lo son de la Ley, no del Derecho, y toda aparente
INSUFICIENCIA es cubierta por los PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO, de ahí que el artículo
1.7 Cc, recogiendo la prohibición de “non liquet” ordene que “los jueces y tribunales tienen el
deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan, ateniéndose al sistema
de fuentes establecido”
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D.- PRINCIPIO DE EXCLUSIVIDAD
- Artículo 9.1 CE: “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
- Artículo 6 de la LO 6/85, de 1 de julio del PODER JUDICIAL, que declara que “los
jueces y tribunales no aplicarán los reglamentos o cualquier otra disposición
contraria a la constitución, la ley o al principio de jerarquía normativa”.
- Artículo 1.2 Cc, que dispone que “carecerán de validez las disposiciones que
contradigan otras de rango superior”.
Del propio artículo 1.1 del Cc se desprende la JERARQUÍA NORMATIVA de las fuentes,
tanto por el ORDEN en que aparecen citadas en el apartado primero, como por lo dispuesto en
los apartados 3º y 4º, de conformidad con los cuales “la costumbre sólo regirá en defecto de
ley aplicable” y que “los principios generales del derecho se aplicarán en defecto de ley o
costumbre”.
Por otro lado, señalar que el artículo 149.1.8 CE atribuye al Estado la competencia
exclusiva, en todo caso, en materia de determinación de las fuentes del Derecho, con respecto
a las normas de DERECHO FORAL O ESPECIAL.
A todo ello hay que añadir lo ya expuesto sobre la PRIMACÍA del Derecho Comunitario y
que, dentro del término genérico de Ley, ocupa un lugar de absoluta superioridad la
Constitución, que paso a exponer.
- El artículo 9.1 CE declara que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos
a la constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
- Y de conformidad con el artículo 5.4 de la LOPJ “en todos los casos en que, según
la ley, proceda recurso de casación, será suficiente para fundamentarlo la
infracción de precepto constitucional”
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3.- DIVERSA EFICACIA DE LAS NORMAS CONSTITUCIONALES
Ahora bien, aunque todos los preceptos de la CE tienen la naturaleza de norma jurídica,
sin embargo es preciso advertir en ella diversas partes.
A) Existen en primer lugar, NORMAS DE APLICACIÓN INMEDIATA, como las relativas a los
DERECHOS Y LIBERTADES reconocidos en el C.II del TIT. I CE, que, según su artículo 53
vinculan a todos los poderes públicos, y cualquier ciudadano podrá recabar su tutela
ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad, y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el TC.
B) En segundo lugar, existen NORMAS que no son de aplicación inmediata, sino que
PRECISAN DE UN DESARROLLO LEGISLATIVO POSTERIOR para generar auténticos
derechos subjetivos, o condicionan en un determinado sentido la actividad y el
comportamiento de los poderes públicos y de los ciudadanos. Así ocurre con los
principios rectores de la política social y económica, que, con arreglo al artículo 53.3
CE “informarán la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes
públicos”, pero “sólo podrán ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo con
lo que dispongan las leyes que los desarrollen”
Sabido ya que la CE es una norma jurídica, debe precisarse que no sólo es una norma
jurídica, sino que, como ha reconocido el TC en su Sª 9/81 [31 de marzo], la CE es además la
norma fundamental y fundamentadora de todo el orden jurídico, ya que incorpora el sistema
de valores que ha de constituir el orden de convivencia política. Por ello es una súper ley, una
“norma normarum”, que se encuentra en la cúspide del ordenamiento jurídico, del que forma
parte.
Así el artículo 5.1 LOPJ recuerda que “la Constitución es la norma suprema del
ordenamiento jurídico (…)”.
Pero, además, por virtud de la DD. 3ª de la CE, los tribunales de justicia pueden apreciar
la derogación de una ley anterior a la CE sin necesidad de elevar la cuestión al TC, derogación
que se complementa con la inconstitucionalidad sobrevenida que afecta a la validez de la
norma.
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6. EL PRINCIPIO DE INTERPRETACIÓN CONFORME A LA CONSTITUCIÓN.
En este sentido, el artículo 5.1 LOPJ dispone que “todos los jueces y tribunales…
interpretarán y aplicarán las leyes y reglamentos según los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones
dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos”.
1.- CONCEPTO
- En sentido amplio equivale a toda norma jurídica [englobando a todas las fuentes
del derecho].
- En sentido más estricto, es un tipo especial de norma jurídica, que define GARCÍA
DE ENTERRÍA como “el acto publicado como tal ley en el BOE o en el de las CCAA,
que expresa un mandato normativo de los órganos que tienen constitucionalmente
atribuido el poder legislativo superior”.
Y en conexión con ello, son notas esenciales de su concepto el que parece que la ley es
algo dotado de un rango, un valor o una fuerza características, expresiones que son usadas muy
repetidamente en nuestra Constitución y en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
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A.- RANGO DE LEY Y VALOR DE LEY
Pues bien, las expresiones “rango de ley” y “valor de ley” parecen englobar, junto con
la ley misma, una serie de disposiciones normativas, o incluso de actos, que comparten con ella
una característica común, que no es, ni la de proceder de un mismo órgano (pues, por ejemplo,
las leyes del Estado y las de las Comunidades Autónomas tienen idéntico rango de ley o valor
de ley, aún procediendo de órganos distintos), ni la de ocupar un mismo lugar en la jerarquía
normativa, sino en la susceptibilidad que todas las disposiciones con rango o valor de ley tienen
por igual de ser sometidas a control de constitucionalidad ante el Tribunal Constitucional.
Por su parte, la FUERZA DE LEY, era por antonomasia la nota distintiva de la ley en la
doctrina clásica, y tenía una doble faceta activa y pasiva.
- La fuerza activa de la ley, que llamaban el poder innovador, era la capacidad
exclusiva de la ley para modificar cualquier punto del orden jurídico preexistente,
incluso del preconstitucional.
- La fuerza pasiva era, a su vez, la resistencia específica de la ley para no ser
modificada ni derogada si no era por otra ley dotada de la misma fuerza específica.
Todas las leyes y solo las leyes tenían esa fuerza y solo había una especie de ley, la
que emanaba de la potestad legislativa del Estado.
Pero ni la CE ni la LOTC permiten ya atribuir este viejo contenido a la vieja
expresión, pues muchas de las disposiciones a las que es forzoso atribuir rango o
valor de ley no tienen fuerza de ley en el sentido activo de la expresión. Ni los
Decretos Legislativos ni los Decretos-leyes ni, a fortiori, los Reglamentos de las
Cámaras, tienen la capacidad de innovación en la que consiste la fuerza activa de
la ley. Por si ello fuera poco, tampoco cabe hablar de una fuerza pasiva igual de
todas las leyes, pues cada una de las disposiciones que contempla la Constitución
tiene una fuerza pasiva distinta, una resistencia específica.
3.- REQUISITOS
En todo caso, para que las leyes puedan ser consideradas como auténticas normas
jurídicas, es preciso que concurran los CARACTERES PROPIOS DE LAS NORMAS. A saber:
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A.- La IMPERATIVIDAD, [carácter esencial que aparece implícitamente], pues toda
norma jurídica manda o prohíbe algo, si bien al tiempo puede conceder a otros el derecho a
que se cumpla lo debido.
Además de estos requisitos comunes a toda norma jurídica, las leyes deben de reunir,
además, unos requisitos internos de LEGITIMIDAD y unos requisitos externos de SOLEMNIDAD.
A.- Los REQUISITOS INTERNOS DE LEGITIMIDAD vienen constituidos por el respeto a los
PRINCIPIOS siguientes:
1º.- El de JERARQUÍA NORMATIVA, que establece el artículo 9.3 CE, debiendo también
observarse los principios de constitucionalidad de las leyes y de legalidad de los reglamentos
[de los artículos 161 y 106 CE]. En este sentido el artículo 1.2 Cc dispone que “carecerán de
validez las disposiciones que contradigan otras de rango superior”.
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2º.- La SANCIÓN, PROMULGACIÓN Y PUBLICACIÓN.
[La PROMULGACIÓN, o acto mediante el cual el órgano competente certifica la
existencia de la ley y su inserción en el ordenamiento jurídico, mientras que la SANCIÓN
consisten en la orden a los particulares y autoridades para que guarden y hagan guardar la ley.
El artículo 91 CE establece que “el Rey sancionará en el plazo de 15 días las leyes aprobadas
por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación”,
garantizándose la PUBLICIDAD de las normas en su artículo 9.3, quedando subordinada a dicha
publicación la entrada en vigor de las leyes, disponiendo a tal fin el artículo 2.1 Cc que “las
leyes entrarán en vigor a los 20 días de su completa publicación en el BOE, si en ellas no se
dispone otra cosa, si bien las leyes autonómicas se regirán por la fecha de publicación en el BO
de la CA respectiva.]
4. CLASES DE LEYES
Segundo.- Las LEYES EN SENTIDO ESTRICTO, dentro de las cuales debe distinguirse,
ante todo, entre las leyes ESTATALES y las AUTONÓMICAS, según que hayan sido aprobadas
por las Cortes Generales o por las Asambleas Legislativas de las CCAA, dado que como
consecuencia del DERECHO A LA AUTONOMÍA [de las nacionalidades y regiones que integran la
nación española y ]que consagra el artículo 2 de la CE, también las CCAA gozan de potestad
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normativa, [expresamente reconocida a la Asamblea de Madrid en el artículo 1 de su Rto de 30
de enero de 1997, y en el artículo 9 EA, aprobado por la LO 3/83, de 25 de febrero].
Las leyes autonómicas tienen el mismo rango y fuerza normativa que las estatales,
cuyas mutuas relaciones se rigen, [por regla general], por el PRINCIPIO DE COMPETENCIA,
consecuencia directa de la distribución de competencias entre el Estado y las CCAA que
articulan el TIT. VIII de la CE y los EEAA, [si bien, como ha declarado la STC 76/83, el legislador
estatal podrá dictar normas que incidan en el sistema de distribución de competencias cuando
haya una expresa previsión constitucional o estatutaria que tendrá lugar con las leyes marco,
LO de transferencia o delegación, y leyes de armonización que regula el artículo 150 CE], y sin
olvidar la CLÁUSULA DE PREVALENCIA del artículo 149.3 CE que declara que “las normas del
Estado prevalecerán en caso de conflicto sobre las de las CCAA en todo lo que no esté atribuido
a la exclusiva competencia de éstas”.
Dentro ya de las LEYES ESTATALES se distinguen las LEYES ORGÁNICAS Y LAS LEYES
ORDINARIAS, que pasamos a exponer.
Con este artículo la CE introdujo una figura excepcional desde un punto de vista
material, en cuanto la LO está reservada a las materias que expresamente señala la
Constitución, debiendo ser interpretadas restrictivamente, y desde un punto de vista formal,
en cuanto al procedimiento de aprobación, modificación o derogación, que precisa mayoría
absoluta en el Congreso (no en el Senado), constituyendo una excepción al régimen general de
las mayorías parlamentarias.
1.- Las que regulan los derechos fundamentales y libertades públicas. Por derechos
fundamentales y libertades públicas debe entenderse los comprendidos en la Sección Primera
del Capítulo II, del Título I, es decir los arts. 15 a 29 de la Constitución, no estando contenidos
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el principio de igualdad del Art. 14 ni el derecho a la objeción de conciencia del art. 30.2 y
referido no a todo el contenido de estos derechos, sino únicamente al desarrollo, de su
contenido mínimo o esencial, y solo en cuanto se refieran a los derechos fundamentales y
libertades públicas. Así, por ejemplo, la reserva de le para la “regulación, organización y
control parlamentario de los medios de comunicación” públicos, del artículo 20.5, es una
reserva de ley ordinaria, porque esta materia no contiene ningún derecho fundamental. Y la
reserva de ley de la regulación del ejercicio de los derechos y libertades del Capítulo Segundo
(art. 53.1 CE) ha de ser entendida como una reserva de ley ordinaria, porque la regulación del
“ejercicio de los derechos” no constituye “desarrollo” de los mismos.
Dentro de las Leyes Orgánicas hay que destacar los ESTATUTOS DE AUTONOMÍA cuyo
estudio detallado corresponde al tema 25, por lo que solamente apuntar que conforme al
artículo 147.1 CE, son “la norma institucional básica de cada comunidad autónoma y el Estado
los reconocerá y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico”, por tanto, los
EEAA son leyes estatales, pero que al integrar el BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD a que se
refiere el artículo 28.1 LOTC, los EEAA priman sobre las demás leyes, estatales o autonómicas,
dejando a salvo la primacía de la Constitución.
3) Las que aprueben el régimen electoral general, que comprende tanto las elecciones a Cortes
como las elecciones locales, quedando al margen los regímenes electorales especiales y
particulares como las elecciones legislativas autonómicas LOREG de 19 de junio de 1985 -
modificada por LO 37/1998, de 15 de junio.
b) Las leyes de transferencia o delegación (Art. 150.CE): Son leyes orgánicas por las que
el Estado transfiere o delega a las CCAA facultades en materia de titularidad estatal
que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación.
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lo que tuvo su reflejo en las LO de 24 de marzo de 1994 de modificación de los Estatutos
de Autonomía.
Con esta clasificación queda, pues, establecido el principio de reserva de ley orgánica,
cuyas consecuencias jurídicas más importantes son las siguientes:
1. Es inconstitucional una ley ordinaria que regule materias reservadas a la ley orgánica
por el Art.81.1 CE.
Las LEYES ORDINARIAS, que son las aprobadas por las Cortes Generales por el
procedimiento legislativo común sobre materias no reservadas a la ley orgánica, así como sobre
todas aquellas materias que la Constitución no reserve de forma absoluta a la ley, dado que en
España, a diferencia de Francia, no hay RESERVA REGLAMENTARIA.
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de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con lo previsto en el Art.161.1.a)
(recurso de inconstitucionalidad).
Son pues materias reservadas a la ley ordinaria: las obligaciones militares (Art.30.2) y
fiscales (Art.31), la regulación de las normas de matrimonio y su disolución (Art. 32.2), la
expropiación forzosa (Art.33.3), los colegios profesionales (Art.36) o la libertad de empresa
(Art.38).
La expresión “sólo por ley” excluye el uso del Decreto-ley. La Sentencia del TC
129/1988, de 8 de julio, declara que el Estatuto de personal de las Cortes Generales tiene valor
de ley, por ser atribución directa de la Constitución al órgano que lo aprueba y es, por tanto,
susceptible de control por el Tribunal Constitucional mediante el recurso de
inconstitucionalidad.
Así cuando el Art. 52 establece que “la ley regulará las organizaciones profesionales que
contribuyen a la defensa de los intereses económicos que le sean propias”, parece evidente
que aquí hay un mandato al poder legislativo y que, por ende, se está estableciendo una reserva
de ley ordinaria.
1) Las Leyes del Pleno y Leyes de Comisión: pues conforme al artículo 75 CE “las
Cámaras podrán delegar en las Comisiones Legislativas Permanentes la aprobación
de proyectos o proposiciones de ley. El Pleno podrá, no obstante, recabar en
cualquier momento el debate y votación de cualquier proyecto o proposición de
ley que haya sido objeto de esa delegación”, de la cual se exceptúan “la reforma
constitucional, las cuestiones internacionales, las leyes orgánicas y de bases y los
Presupuestos Generales del Estado”.
2) Leyes de Presupuestos, en las que se hacen las previsiones de ingresos y las
autorizaciones de gastos para un ejercicio económico determinado, prohibiendo el
TC que contengan disposiciones que no guarden una relación directa con esta
materia o con la orientación de la política económica en que se funde.
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- Las leyes de referéndum: Son leyes de especial trascendencia sometidas a
referéndum —aprobación— de todos los ciudadanos. Los prevé el artículo 22.1 de la
Constitución, que no las enumera, sino que sólo da el concepto básico: decisiones
políticas de especial trascendencia.
- Y, desde luego, las normas con fuerza de ley que son los Decretos Legislativos y
los Decretos Leyes, normas jurídicas con rango de ley dictadas por el poder
ejecutivo, que ha asumido —de forma limitada y provisional— el ejercicio del poder
legislativo, en virtud de una delegación de éste (decreto legislativo) o por razón de
urgente necesidad, con aprobación posterior del mismo (decreto-ley) y objeto de
estudio del tema 2, al que me remito.
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