Está en la página 1de 16

UNIVERSIDAD NACIONAL DE ASUNCION

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

PROTECCION INTERNACIONAL DE LOS SIGNOS Y EMBLEMAS


OLIMPICOS

ASIGNATURA: DERECHO DEPORTIVO – SEMINARIO IV

PROF: DR. CARLOS ESCOBAR ESPINOLA

SEMESTRE: OCTAVO

INTEGRANTES:

 SILVANA MARIA PANZA ACOSTA con C.I N° 5.790.194


 BELÉN CHARLOTTE PEÑA con C.I N° 5.488.653

ASUNCION – PARAGUAY

2022
INTRODUCCION

Los Juegos Olímpicos constituyen uno de los grandes escenarios de la


comunicación social moderna, poniéndose de manifiesto en muy diversos
aspectos, desde la aplicación de las tecnologías informáticas y de
telecomunicaciones, hasta las nuevas formas de producción audiovisual, de
diseño gráfico de la identidad y de la señalización. La celebración de este gran
acontecimiento deportivo exige la adaptación de las instalaciones de la ciudad,
de sus calles y rutas. Esto requiere planes especiales de señalización y de
decoración urbana que convierta a la ciudad en un gran escenario lleno de
colorido y euforia, como señal de bienvenida a los visitantes y a los medios de
comunicación.

Al estudiar la historia de las Olimpíadas, nos damos cuenta de que el diseño


acompaña a los JJOO casi desde sus inicios, pero su importancia, ha crecido
exponencialmente desde los celebrados en Tokio ’64. En muchos de los casos
se han conseguido resultados de una calidad incontestable, y a su vez, la
polémica ha acompañado a muchas otras propuestas desde el momento de su
presentación.

La primera y más importante aportación del movimiento olímpico a la


comunicación visual moderna lo constituye su propio símbolo de identidad, los
cinco anillos, extendiéndose dicha aportación a otros muchos casos,
especialmente al cartelismo, a los símbolos y a los pictogramas. Otro símbolo
también importante es la bandera olímpica que está compuesta por el símbolo
de los anillos olímpicos sobre fondo blanco. Su creador, el propio Barón de
Coubertin, se inspiró en el isotipo de la “Unión francesa de Sociedades de
Deportes Atléticos” (organización preolímpica que el mismo presidió), y a pesar
de que su gestación se realizará en 1913, no fue hasta las olimpiadas de
Amberes (Bélgica) en 1920 cuando se comenzó a utilizar. Ya en la edición de
los Juegos de París en 1924, apareció grabado en las medallas
LA EMOCION DE LAS OLIMPIADAS

El olimpismo es una filosofía de vida que pone el deporte al servicio de la


humanidad. El Movimiento Olímpico supone la acción concertada, organizada,
universal y permanente de muchas personas y entidades inspiradas por los
valores del olimpismo bajo la autoridad suprema del COI. Reúne a atletas de
todos los continentes en uno de los acontecimientos deportivos, culturales y de
entretenimiento más conocidos y célebres del mundo: los Juegos Olímpicos.

Las propiedades olímpicas son más que unos meros logotipos. Debido al lugar
de honor que ocupan en el escenario mundial, el COI se beneficia de medidas
legales especiales para protegerlas internacionalmente. (Foto: Comité Olímpico
Internacional).

Las propiedades olímpicas son los embajadores visuales del olimpismo. El


símbolo olímpico, en particular, es una de las marcas más conocidas del
mundo. Los cinco anillos entrelazados representan la unión de los cinco
continentes y simbolizan los valores olímpicos: excelencia, respeto y amistad.
Las propiedades olímpicas se han convertido en un icono, son algo más que
meros "logotipos". En todas partes del mundo se asocian con los valores
fundamentales del deporte y del Movimiento Olímpico. Dado el lugar de honor
que ocupan en el escenario mundial, el COI tiene que proteger sus
propiedades olímpicas a nivel internacional. El COI disfruta de mecanismos
jurídicos especiales para ello, pero también recurre a mecanismos estándar de
protección de marcas.

SÍMBOLOS OLÍMPICOS

El emblema o Logo olímpico está compuesto de cinco círculos de colores azul,


amarillo, negro, azul, verde y rojo. Los círculos se entrelazan de izquierda a
derecha (negro, azul y rojo) en la parte superior y amarillo y verde en la parte
inferior. Al observarlo detenidamente, el conjunto forma un trapecio regular. Sin
embargo, cuando el Barón Pierre de Coubertín (restaurador de los Juegos
Olímpicos de la época moderna) lo creó en 1914, la posición de los círculos era
ligeramente horizontal. Sería durante la presidencia de Juan Antonio
Samaranch en los 80, que el enfoque comercial y la innovación introducida por
el Mercadeo Olímpico, les llevaría a replantear el emblema hasta presentarlo
en forma de trapecio como lo vemos actualmente.

ANILLOS-OLIMPICOS

Este símbolo, representa la unión de los cinco continentes y el encuentro de los


atletas del mundo en la más grande fiesta cuatrienal del deporte, los Juegos
Olímpicos. Es de aclarar que NO ha sido asignado jamás un color para
representar cada uno de los continentes. Esta sería una gran falta a la filosofía
del Olimpismo que promueve la no discriminación, el respeto por la diversidad
de razas y de género y en general el respeto por el ser humano.

BANDERA-OLIMPICA

La bandera olímpica se compone de un rectángulo de fondo blanco sin ribete o


bordes, sobre la que se dispone el emblema o logo olímpico en sus cinco
colores. Esta bandera, fue creada por el Barón Pierre de Coubertin en 1914
debido a que en los Juegos de Estocolmo en 1912 por primera vez se
presentaron a competir atletas provenientes de los cinco continentes, hecho
histórico sin precedentes.

El COI a través de sus investigaciones ha podido constatar que para 1913 en


carta escrita a mano por el Barón de Coubertin, se usaba el encabezado con
los cinco aros pintados a mano y con los colores que conocemos actualmente.
Él era muy dinámico y tenía un gran interés por fortalecer en forma filosófica e
ideológica el Movimiento Olímpico, así que ante el Congreso Olímpico de París
en 1914 presentó el símbolo y la bandera que fue aprobada para ser
presentada oficialmente en los Juegos de Berlín en 1916. Lamentablemente
estos Juegos no se llevaron a cabo debido a la I Guerra Mundial, lo cual hizo
posponer su presentación oficial ante el mundo y Coubertín tuvo que esperar
siete años para darla a conocer durante los Juegos Olímpicos celebrados en
Amberes – Bélgica, en septiembre de 1920. Sin duda alguna su intención de
unir al mundo a través de los Juegos Olímpicos se vio reforzada por el
nacionalismo inspirador de la bandera olímpica que hoy ondea en todas las
ceremonias de apertura y de clausura, así como en todos los escenarios
deportivos durante la celebración de unos Juegos Olímpicos de Verano, de
invierno o de la Juventud.

Es de resaltar que los seis colores de la bandera: azul, negro, rojo, verde,
amarillo y blanco, le permiten a cualquier atleta del mundo encontrar los colores
de las banderas de todas las naciones del mundo sin excepción. El emblema
olímpico y la bandera son de uso exclusivo del Comité Olímpico Internacional y
en cada país lo pueden usar los Comités Olímpicos Nacionales para conformar
su propio emblema, bajo estrictas medidas y con un manual de imagen que
han producido específicamente para ello, que debe ser respetado y acogido por
todos. El Símbolo Olímpico es una de las imágenes más fácilmente
reconocidas en el mundo.

LEMA OLÍMPICO

El lema olímpico, es una frase en Latín que resume toda una filosofía de vida:
“Citius, Altius, Fortius”. Significa textualmente “más lejos, más alto, más fuerte”.
Debo aclarar por supuesto que no se trata exactamente de correr más rápido,
saltar más alto o ser más fuerte.

Para entenderle mejor debemos ubicarnos en el contexto, es decir en los


finales del Siglo XIX cuando el Lema fue presentado por Pierre de Coubertin
ante el Congreso Olímpico en 1894, el mismo día de la creación del Comité
Olímpico Internacional, el 23 de junio.
Para crear el Lema, pidió ayuda a su amigo el Dominico Francés Enri Didón
quien lo escribió en Latín que era la lengua utilizada para decir las misas de la
época, lo cual envuelve al Lema en cierto misticismo religioso conectándolo
con el sentido original con el que fueron creados los Juegos Olímpicos en la
antigüedad, que se llevaban a cabo en honor a los dioses.

El Lema encierra en sí mismo valores que se evidencian con el esfuerzo al que


se someten los competidores para representar en forma excelente a sus países
y pueblos. Respeto, amistad, solidaridad, juego limpio, unión, buen ejemplo,
virtud y excelencia entre los más reconocidos, llevando la competencia
olímpica a un nivel tal, que tras la perseverancia para entrenar, competir y
superarse durante años en busca de una meta tan elevada como el podio
olímpico (ver lejos/Citius) y sobretodo con la fortaleza para superar la
adversidad, la dificultad y las lesiones deportivas sin perder la confianza y la fe
en sus objetivos (Fortius), finalmente al atleta al conseguir el oro eleva su
espíritu/“Altius” acercándose a su Dios cualquiera que sea la religión que
profese.

Como vemos, el Lema Olímpico tiene una fuerza excepcional que sostiene al
atleta en su deseo de alcanzar el máximo objetivo y engrandece el espíritu
olímpico que rodea la competencia en unos Juegos de este nivel.

FUEGO OLÍMPICO

El Fuego Olímpico arde por primera vez en unos Juegos Olímpicos en el año
1928 en Amsterdam, Holanda. Se encendió en lo alto de una torre al interior del
Estadio Olímpico pues todavía no se había implementado el relevo de la
antorcha como hoy la conocemos.

No sería hasta los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 que se iniciaría la tradición
más emocionante que hoy paraliza al mundo. En primer lugar, el encendido
protocolario y ancestral uniendo la tradición antigua y la moderna se lleva a
cabo en el Templo de Era en Olimpia, Grecia. Luego de esta ceremonia llena
de mensajes filosóficos de unión, comprensión, tolerancia y amistad, una vez
que se logra encender la antorcha durante una ceremonia protocolaria con
invitados especiales provenientes de las organizaciones más importantes del
mundo deportivo, religioso y social, llegó al Estadio tras un largo recorrido que
incluyó el relevo de 5000 corredores portadores de la antorcha.

FUEGO OLÍMPICO

El creador de esta ceremonia fue el profesor alemán Carl Diem quien lo puso
en marcha con el apoyo de su gran amigo griego, Jean Ketzeas. La llama
olímpica recuerda la tradición de la antigua Grecia donde se encendía una
hoguera en el altar de la diosa Hera durante la celebración de los antiguos
Juegos Olímpicos.

DEFINICIÓN DE LAS PROPIEDADES OLÍMPICAS

La Carta Olímpica es la codificación de los principios fundamentales del


Olimpismo, de las normas y de los textos de aplicación adoptados por el COI.
De acuerdo con el artículo 7 de la Carta, las propiedades olímpicas engloban el
símbolo olímpico, así como la bandera, el lema, el himno, las identificaciones
(tales como "Juegos Olímpicos" y "Juegos de la Olimpiada"), las
designaciones, los emblemas, la llama y las antorchas olímpicas.

El conjunto de los derechos sobre todas y cada una de las propiedades


olímpicas es propiedad exclusiva del COI, incluidos los referentes a su uso con
fines lucrativos, comerciales o publicitarios.

FINANCIACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS

El COI y las organizaciones que conforman el Movimiento Olímpico se


financian enteramente a través de fondos privados. El apoyo del sector
empresarial resulta crucial para la celebración de los Juegos Olímpicos, una de
las plataformas internacionales de comercialización más eficaces del mundo,
que llega a miles de millones de personas de más de 200 países y territorios de
todo el planeta. El COI distribuye más del 90% de sus ingresos entre las
organizaciones del Movimiento Olímpico para apoyar la organización de los
Juegos Olímpicos y para promover el desarrollo del deporte en todo el mundo.

La radiodifusión de los Juegos Olímpicos es el medio más importante de


comunicación de los ideales olímpicos al mundo. El objetivo principal de la
radiodifusión es asegurar que la mayor cantidad de personas posible tenga la
oportunidad de vivir los Juegos Olímpicos. Como propietario de los derechos
mundiales de los Juegos Olímpicos, lo que incluye las emisiones por televisión,
radio, plataformas de móviles y de Internet, el COI concede a sus asociados los
derechos exclusivos de radiodifusión en sus respectivos territorios.

El programa de patrocinio mundial del COI, denominado the Olympic Partner


(TOP), se creó para facilitar la creación de alianzas a largo plazo entre
empresas en beneficio del Movimiento Olímpico. El programa TOP ofrece a
cada socio mundial los derechos mundiales exclusivos de comercialización de
una categoría de productos o servicios designada.

En consecuencia, el COI debe estar en condiciones de proteger la exclusividad


que otorga a sus asociados en los ámbitos de la radiodifusión y la
comercialización y debe disponer de los medios necesarios para impedir que
personas ajenas establezcan cualquier forma de asociación no autorizada con
los Juegos Olímpicos.

LA PROTECCIÓN DE LAS PROPIEDADES OLÍMPICAS

Numerosos países han adoptado legislación nacional de carácter permanente


para proteger las propiedades olímpicas. Aunque la labor del Movimiento
Olímpico ha contribuido a la adopción de legislaciones nacionales, los
Parlamentos que han adoptado las medidas legislativas comprenden
igualmente la importancia del deporte y el Movimiento Olímpico, así como la
necesidad de proteger sus distintivos.
Además, la experiencia ha demostrado que todo país que organice unos
Juegos Olímpicos debe adoptar una legislación específica. Esa legislación no
sólo atañe a la protección de las propiedades olímpicas, sino que también
prevé los medios para luchar contra la mercadotecnia parásita y regular la
publicidad, en particular en los alrededores de las sedes olímpicas y en las
propias sedes. La primera legislación específica relacionada con unos Juegos
Olímpicos se promulgó en el Canadá antes de los Juegos Olímpicos de
Montreal 1976. A partir de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, todos los
países organizadores han adoptado esa legislación; este será también el caso
en las futuras ediciones de los Juegos Olímpicos, como Pyeongchang 2018 y
Tokyo 2020.

EJEMPLO DE PROTECCION DE JUEGOS OLIMPICOS

Los Juegos Olímpicos de Río 2016

El símbolo olímpico es una de las marcas más reconocibles del mundo. Los
cinco anillos entrelazados representan la confluencia de los cinco continentes y
simbolizan los valores olímpicos: excelencia, respeto y amistad. Los derechos
sobre todas y cada una de las propiedades olímpicas pertenecen
exclusivamente al COI, lo que incluye los derechos a utilizarlas en relación con
propósitos de lucro, comerciales y publicitarios. (Foto: Comité Olímpico
Internacional).

En relación con los Juegos Olímpicos de Río 2016, las autoridades brasileñas
recurrieron a una serie de leyes para salvaguardar los símbolos olímpicos
oficiales, entre ellas:

Ley de Propiedad Industrial del Brasil (Ley 9.279/96). Esta ley prohíbía el
registro como marcas de nombres, premios o símbolos de los eventos
deportivos oficiales, así como las imitaciones que puedan inducir a
confusión, excepto cuando son autorizadas por la autoridad competente
o la entidad que promueve el evento.
La ley Pelé (Ley 9.615/98), que otorga al Comité Olímpico Brasileño los
derechos exclusivos sobre el uso de banderas, lemas, himnos y símbolos
olímpicos, así como sobre los términos “jogosolímpicos”, “olimpiadas”,
“jogosparaolímpicos” y “paraolimpiadas”. También incluye el disfrute de
los derechos audiovisuales sobre los eventos deportivos, que pertenecen
a la entidad deportiva que organiza o participa en el citado evento,
permitiendo, no obstante, que hasta un 3% de la duración del evento sea
transmitido por titulares de derechos no relacionados con la radiodifusión
con una finalidad periodística, deportiva o educativa.

La Ley de Derecho de Autor del Brasil (Ley Nº 9.610/98), que protege los
símbolos, los diseños y las mascotas, así como otras obras relacionadas
con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

La Ley de sanción del Acto Olímpico (Ley Nº 12.035/09), que extendía la


protección legal a todas las propiedades asociadas con los Juegos Olímpicos y
Paralímpicos de Río 2016. Las autoridades federales tenían la responsabilidad
de supervisar, investigar y eliminar toda actividad ilegal que viole los derechos
sobre los símbolos olímpicos. La Ley también prohibía a toda entidad
asociarse, o asociar sus productos o servicios con los Juegos Olímpicos, sea o
no para uso comercial, sin la autorización expresa del Comité Organizador de
los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2016 o del COI. La ley también
proporcionaba a las autoridades locales y al Comité Organizador de los Juegos
Olímpicos y Paralímpicos de Río 2016 los medios para combatir con eficacia
las prácticas de mercadotecnia parásita (en la que los productos son lo
suficientemente parecidos para sugerir una asociación indebida con los
Juegos), y para prevenir actividades de mercadotecnia no autorizadas, como la
venta de entradas en una sede olímpica o en el espacio físico que la rodeaba.

La Ley Olímpica del Brasil (Ley 13.284/16), que definía y tipificaba como
delito la mercadotecnia parásita por intrusión y asociación, entre otras
disposiciones relacionadas con los Juegos. Esta legislación
complementa la Ley de Sanción del Acto Olímpico.
El Tratado de Nairobi: El COI también disfruta de un instrumento jurídico
internacional excepcional que protege el símbolo olímpico. Adoptado en 1981 y
administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el
Tratado de Nairobi sobre la protección del Símbolo Olímpico obliga a cada
Estado que lo haya ratificado a rehusar o anular el registro como marca y
prohibir el uso con fines comerciales de cualquier signo que consista en el
Símbolo Olímpico o lo contenga, excepto con la autorización del COI.

Protección de marcas: El COI es el propietario en todo el mundo de


numerosas marcas registradas que protegen sus propiedades olímpicas. Si
bien esto puede parecer lógico, el COI tuvo que esperar unos 100 años antes
de poder registrar las marcas bajo su propio nombre. Antes de 1993,
numerosas leyes nacionales de marcas (incluso en Suiza, donde tiene la sede
el COI) se reservaban el derecho a registrar marcas sólo para las empresas
comerciales. Como asociación sin ánimo de lucro, el COI tuvo que esperar a la
armonización de la legislación europea y la modificación del Derecho suizo
antes de poder registrar una marca a su nombre.

El COI registra marcas, en particular a través del Sistema para el Registro


Internacional de Marcas, relativas a sus propiedades permanentes (que son
comunes a cada edición de los Juegos Olímpicos), como el símbolo olímpico y
las palabras "olímpico", "Olimpiada" y "Juegos Olímpicos ". Asimismo, trata de
proteger los identificadores relacionados con una edición específica de los
Juegos, como el emblema oficial de la edición de los Juegos Olímpicos y la
marca denominativa Ciudad+Año, por ejemplo, "Río 2016", “Pyeongchang
2018” y "Tokyo 2020".

APLICACIÓN DE LOS DERECHOS DEL COI

En el transcurso de la gestión cotidiana de sus derechos de P.I., el COI se


encuentra con ciertos problemas, algunos de los cuales se describen a
continuación.
Las plataformas de las redes sociales ofrecen oportunidades fantásticas para
atraer a nuevas audiencias, especialmente entre la gente joven. El COI ha
comprendido estas oportunidades y está presente en muchas de las principales
plataformas de las redes sociales. El COI trabaja en estrecha colaboración con
las plataformas de las redes sociales para prevenir el uso no autorizado de las
propiedades olímpicas.

Mercadotecnia parásita. Algunas empresas que no son socios oficiales intentan


asociarse con el carácter único y mundial de los Juegos Olímpicos sin incurrir
en gastos, algo que es desleal con respecto a las empresas que respaldan
financieramente los Juegos Olímpicos, así como con respecto a los atletas
participantes. La creatividad de estos parásitos de la mercadotecnia hace que
sea necesario adoptar una legislación nacional específica para prevenir la
mercadotecnia parásita. Sin embargo, debido a que estas leyes rigen
únicamente en el territorio que organiza el evento, el COI tiene que recurrir a
medios jurídicos comunes, como el registro de marcas o la legislación contra la
competencia desleal, para combatir la mercadotecnia parásita en otros
territorios. En ocasiones, el Derecho común no tiene el alcance que le gustaría
al COI.

En 1993, antes de que Sydney fuese elegida para organizar los Juegos
Olímpicos de 2000, un tercero quiso registrar todos los nombres de las
ciudades candidatas para los Juegos Olímpicos de 2000 en numerosos países,
y luego amenazó a los socios del COI con acciones legales si utilizaban
“Sydney 2000”.

Para impedir esos abusos en el futuro, el COI posteriormente tomó medidas


para proteger los identificadores compuestos de Ciudad+Año mucho antes de
que una ciudad fuese elegida como sede de una edición de los Juegos
Olímpicos.

Algunas decisiones judiciales han cuestionado el carácter distintivo de una


marca compuesta por una ciudad y un año. El carácter distintivo adquirido
como medio para compensar una carencia inicial de carácter distintivo suele
precisar de una utilización muy prolongada en el mercado. Sin embargo,
numerosas oficinas de marcas de todo el mundo (incluida la Oficina Europea
de la Propiedad Intelectual (EUIPO)) han acordado que, en el caso concreto de
los Juegos Olímpicos, el carácter distintivo se puede adquirir con mayor
rapidez, e incluso de manera instantánea. Teniendo en cuenta el excepcional
interés mundial que suscita la elección de una ciudad por el COI, y la cobertura
periodística que genera, el carácter distintivo se adquiere en el momento en
que se anuncia el resultado.

LA GESTIÓN DE LAS PROPIEDADES OLÍMPICAS PARA LAS


GENERACIONES FUTURAS

Los Juegos Olímpicos son uno de los acontecimientos deportivos más


conocidos del mundo. Por consiguiente, es muy importante proteger las
propiedades olímpicas. El COI goza de una situación privilegiada gracias a la
existencia del Tratado de Nairobi, así como de legislaciones nacionales que
protegen las propiedades olímpicas y luchan contra la mercadotecnia parásita
en determinados territorios. Sin embargo, la protección jurídica ordinaria, como
la protección de marcas, sigue siendo esencial. Como muchos otros
propietarios de marcas, incluidos los órganos de gobierno de acontecimientos
deportivos, el COI se enfrenta a una serie de retos en la gestión de su P.I., en
particular con relación a las plataformas de redes sociales. Si bien el COI
considera la aparición de las redes sociales como una oportunidad para que los
organismos deportivos logren atraer a nuevas generaciones de aficionados y
participantes, debe garantizar que se sigan protegiendo las propiedades
olímpicas. Sin duda, una estrecha colaboración con quienes prestan estos
servicios ayudará considerablemente a mitigar ese riesgo.

Gestionar con acierto las propiedades olímpicas contribuirá a garantizar a las


personas de todas las edades y los continentes su participación en el
espectáculo y la celebración de los valores que sustentan los Juegos Olímpicos
para las generaciones venideras.
CONCLUSION

Los anillo, son el símbolo olímpico por excelencia y está compuesto por cinco
aros entrelazados, ordenados en dos filas (en el siguiente orden obligatorio:
azul, negro y rojo + amarillo y verde) que en conjunto forman,
aproximadamente, un trapecio regular cuya base menor es la inferior (según el
modelo oficial que se conserva en la sede del Comité Olímpico Internacional
(CIO)).Mediante esta imagen se pretende representar la unión de los cinco
continentes y el encuentro de los atletas del mundo entero en los Juegos
Olímpicos.

Dada la importancia del logotipo en la representación e identificación de los


Juegos, su aprobación y presentación ante los medios de comunicación es una
de las primeras actuaciones de las candidaturas. La configuración de la imagen
gráfica de unas olimpiadas se ve condicionada por las expectativas que el país
anfitrión pretende evocar al resto del mundo. Las ciudades persiguen y
celebran la elección de sus candidaturas, conscientes de los beneficios y el
honor que supone el resultar elegidas como sede de unos juegos olímpicos.
BIBLIOGRAFIA

 Boykoff, Jules (2016). Juegos de Poder. Historia política de los Juegos


Olímpicos, Ed. Verso Books.
 Corriente, Federico y Montero, Jorge (2011). Citius, altius, fortius: el libro
negro del deporte, Ed. Pepitas de Calabaza.
 Goldblatt, David (2016). Los Juegos. Una historia global de las
Olimpíadas, Ed. Norton.
ANEXOS

También podría gustarte