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RUISEÑOR Y LA BOLA DE SEBO JUICIO

ROSA
Sacrifica su vida por el Hace sacrificios por los demás En ambos cuentos hay
estudiante al sentir pesar, para sin importa que ponga en alguien que hace sacrificios,
que el obtuviera la rosa. riesgo su dignidad. aunque esto acabe con su
. sin embargo, ante los vida o se lleve toda su
DECEPCCION: halagos e hipocresías de los
dignidad.
Qué tontería es el amor, no es viajeros ella siempre cede.
practico ni lógico y no sirve “Bola de Sebo” pasa la noche
para nada. Pero también nos muestra
con el invasor, y al día
muy clara como esos
siguiente el capitán ordena que
“El estudiante volvió a su casa esfuerzos o sacrificios
continúe con el viaje de los
y sumergió la cabeza en un burgueses. pasan por alto cuando las
libro. personas no saben apreciar
DESPRECIO: o cuando están muy segado
. La muerte es un precio muy Después de que todos se por ellos mismo y su ego.
alto por una rosa, exclamo el portaran de una forma fría y e
Ruiseñor y la vida es muy cara indiferente. Solo unos pocos Los dos cuentos están
para todo. agradecieron inspirados en tiempo
diferentes, pero ambos nos
DESPRECIO: AGRADECIMIENTOS: Gracias logran plantear la tristeza,
El estudiante al final se da por tu sacrificio
decepción y ira, en las
cuenta que su amor por esa
muchacha no era real.
personas que, por sentirse,
DECEPCCION:
amadas llegaron al punto de
intenta detener las lágrimas,
. ¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el pero esto se le hace imposible. sacrificar todo sin llegar a
estudiante lleno de cólera. “Avanzaba mucho la nada.
Y tiró la rosa al arroyo. diligencia sobre la nieve ya
Un pesado carro la aplastó. endurecida, y hasta Dieppe,
- ¡Ingrato! -dijo la joven-. Te durante las eternas horas de
diré que te portas como un aquel viaje, sobre los baches
grosero; y después de todo, del camino, bajo el cielo
¿qué eres? Un simple pálido y triste del anochecer,
estudiante. ¡Bah! No creo que en la oscuridad lóbrega del
puedas tener nunca hebillas de coche, proseguía con una
plata en los zapatos como las obstinación rabiosa el
del sobrino del chambelán. canturreo vengativo y
Y levantándose de su silla, se monótono, obligando a sus
metió en su casa. irascibles oyentes a rimar sus
crispaciones con la medida y
los compases del odioso
cántico.
Y la moza lloraba sin cesar; a
veces un sollozo, que no podía
contener, se mezclaba con las
notas del himno entre las
tinieblas de la noche.

ANGIE VALERIA ROSALES


HUMANIDADE III

Wildel, O (1888). El ruiseñor y la rosa

https://ciudadseva.com/texto/el-ruisenor-y-la-rosa/

Maupassant, G (1880). Bola de sebo.

https://ciudadseva.com/texto/bola-de-sebo/

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