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Laberinto de vanguardias
The Mexican Dream of Mathias Goeritz
Fernando Quesada
Mathias Goeritz (Danzig, Alemania
1915-México D.F., 1990) fue un artista
que transitó por la práctica totalidad de
las disciplinas y los lenguajes artísti-
Goeritz at the Altamira School, Santillana del Mar, Spain (1948)
cos del siglo xx con una sorprendente
naturalidad y oportunidad histórica,
como atestigua la exposición antológi-
ca que le dedica el Museo Reina Sofía,
titulada ‘El retorno de la serpiente’. La
enorme dificultad que supone intentar
comprender su zigzagueante trayecto-
ria puede verse aliviada si se entrecru-
za con una constelación de nombres,
muchos de ellos arquitectos, que in-
terfirieron en su trabajo y en su vida,
ambos marcados por el exilio y el viaje
permanentes. Goeritz ha sido presenta-
Mathias Goeritz (Danzig, 1915-Mex-
El MNCARS dedica ico City, 1900) was an artist who jour-
una gran muestra a neyed through practically all the ar-
Mathias Goeritz, cuya tistic disciplines and languages of the
zigzagueante obra 20th century with astonishing ease and
mezcló la vanguardia historical timing. This becomes clear
europea con los in the Reina Sofía Museum’s antho-
invariantes de las logical exhibition devoted to him, titled
culturas americanas. ‘The Return of the Snake.’ The diffi-
The Reina Sofía culty in trying to understand his zigzag
devotes an exhibition trajectory is alleviated by the fact that
to Mathias Goeritz, it intertwines with a constellation of
whose career names, many of them architects, who
mixed European had a bearing on his work and life, both
avant-garde with marked by permanent exile and travel.
the constants of Goeritz has been repeatedly presented
American cultures. as a rival of Mexican muralists and a
Dibujo Museo Experimental El Eco (1952) La Serpiente de El Eco  The Snake of El Eco, Mexico DF (1953)
do recurrentemente como rival de los
muralistas mexicanos y representante
en México de la cultura internacional
del arte abstracto-concreto. Según
esta lectura dicotómica, al muralismo
politizado se enfrentaría el abstracto-
concreto apolítico en pares conceptua-
les: local-global; identitario-genérico;
crítico-acrítico; social-individual;
obrero-burgués: pares en los que
Goeritz ocuparía siempre los segun-
dos términos. Sin embargo, frente a
esta lectura del europeo colonizador,
cabría otra interpretación, en la que el
actor colonizado por un supuesto pri-
mitivo indígena mexicano sería el pro-
pio Goeritz, que aparecía así como un
representative in Mexico of the inter-
national culture of abstract-concrete
art. This dichotomy conceptually
sets apolitical abstract-concrete art
against politicized muralism in con-
ceptual pairs: local/global, identify-
ing/generic, critical/acritical, social/
individual, proletarian/bourgeois.
Goeritz would always align with the
second terms. However, there is an al-
ternative to this colonizing European
reading, an interpretation where the
actor colonized by an alleged primitive
Mexican native is Goeritz himself, who
thus appears as an invader of Ameri-
can space, as a real other in a cultural
space which is as marked in identifying
invasor del espacio americano, como
un auténtico otro en un espacio cultural
tan marcado en términos identitarios
como el mexicano surrealista postre-
volucionario. Es esta lectura la que va
a ensayarse aquí a través de una serie
de jalones espacio-temporales.
Danzig-Berlín: expresionismo
Goeritz estudió Historia del Arte en la
Friedrich Wilhelm Universität entre
1935-1940, donde se doctoró. En su
autobiografía ficticia afirma que ade-
más tomó clases de dibujo con Max
Kaus y Hans Orlowski, y de teoría con
Max Deri y Eckardt von Sydow. Kaus
había sido compañero de los expresio-
terms as the post-revolutionary sur-
realist Mexican one is. It is this read-
ing that I will discuss below through a
series of space-time milestones.
Danzig-Berlin: Expressionism
Goeritz studied art history at Fried-
rich Wilhelm Universität from 1935
to 1940, the year he earned his doc-
torate. In his fictitious autobiogra-
phy he claimed to have taken draw-
ing classes with Max Kaus and Hans
Orlowsky, and theory with Max Deri
and Eckart von Sydow. Kaus had
been with the expressionists Heckel
and Schmidt-Rotluff; Deri had pub-
lished in three essential magazines:
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 El vitalismo y el panteísmo
constituyen uno de los
motivos más recurrentes
de Goeritz, el de las
torres, que alcanza su más
conocida expresión en el
proyecto para la Ciudad
Satélite, desarrollado
junto a Luis Barragán.
Aquí y allá
Mathias Goeritz, Mario Pani y Luis Barragán, Torres de Ciudad Satélite (1957)
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Vitalism and pantheism
constitute one of the
most recurrent motifs
of Goeritz, that of the
towers, which reaches its
most famous expression
in the Satellite City
project, developed
with Luis Barragán.
nistas Erich Heckel y Karl Schmidt-
Rottluff; Deri había publicado en tres
revistas fundamentales: Pan, ligada al
Art Nouveau, Sturm ligada al Expre-
sionismo e Imago, editada por Freud.
Von Sydow publicó dos importante
libros sobre arte africano, Handbuch
der westafrikanischen Plastik (1930)
y Afrikanische Plastik (1954). En su
tesis doctoral sobre Ferdinand von
Rayski (1806-1890), Goeritz plantea
que éste anticipa la técnica impresio-
nista en términos que guardan ecos
conceptuales con el sistema estético
de Wilhelm Worringer, ya que Goeritz
resalta el «sentido alemán de la forma»
frente a las «tendencias disolventes»
de los franceses. Las tesis worringe-
rianas, junto a las investigaciones de
Deri y Von Sydow, marcarían quizás
el futuro interés de Goeritz por las poé-
ticas del arte no europeo.
Tánger-Santillana: abstracción
En Marruecos Goeritz conoció a su
primera mujer, la fotógrafa Marian-
ne Gast, y de allí partió a España al
finalizar la ii Guerra Mundial, hasta
1949. Tras haber conocido en Madrid
a Ángel Ferrant, Goeritz funda junto
con él y los críticos Ricardo Gullón y
Pablo Beltrán de Heredia la Escuela
de Altamira en Santillana del Mar. Sus
dos únicos estudiantes eran mexicanos
y fueron responsables de su posterior
traslado a México: el pintor Alejandro
Rangel y la historiadora Ida Rodríguez
Prampolini, quien ese año 1948 aban-
dona Santillana para volver a México
y casarse con Edmundo O’Gorman,
hermano del arquitecto y pintor Juan
O’Gorman. El contacto con Ida Ro-
dríguez, más tarde su segunda mujer,
supone la exposición de Goeritz al so-
fisticado sistema estético-político de
Edmundo O’Gorman quien, con sus
libros Crisis y porvenir de la ciencia
histórica (1947) y La invención de
América (1958), marcó el inicio de
los estudios postcoloniales en México.
Guadalajara: arquitectura
Entre 1949 y 1953 Goeritz vivió en
Guadalajara, México, donde comien-
za su práctica escultórica, prosigue
Aquí y allá (1959)
la de ilustrador y afianza la de gestor
cultural. El apoyo financiero de Ig-
nacio Díaz Morales desde la Escue-
la de Arquitectura y su docencia de
Diseño Básico le permiten ampliar
su actividad a la organización de ci-
clos, conferencias y seminarios. Allí
toma contacto con la arquitectura de
Luis Barragán, con el cromatismo de
Chucho Reyes, con el folclore tapa-
tío y con la cultura prehispánica de la
monumentalidad paisajística en con-
fluencia paradójica con la miniatura.
Aparecen experimentos pictórico-
arquitectónicos murales abstractos y
las primeras esculturas hechas a partir
de calabazas, así como criaturas escul-
tóricas que homenajean a un ave que
sólo existe en Veracruz, el zopilote.
En 1950 aparece el libro Arte Antiguo
de México, de otro alemán expatria-
do, Paul Westheim, que dedica a su
maestro Worringer y que investiga un
imaginario religioso prehispánico que
adquiere forma artística desde noción
de comunidad.
México D.F.: torres y ciudad
En México DF el empresario Daniel
Mont encarga a Goeritz el proyecto
y la construcción del Museo Experi-
mental El Eco, su primera obra arqui-
tectónica y una de las culminaciones
de una línea de trabajo iniciada poco
antes. Las torres, como signo de ver-
ticalidad cargado de cierto vitalismo
místico panteísta, aparecen por pri-
mera vez en una crucifixión de 1951
—una escultura de 63 centímetros de
altura—, y después sufren una serie
de mutaciones entre el dibujo, la es-
cultura y la arquitectura, por las que
se transmutan en figuras totémicas,
en prismas abstractos, en un conjunto
urbano y en un espacio arquitectónico
habitable. Junto a las torres aparecen
las serpientes y otras criaturas natura-
les del universo religioso azteca. Así,
en El Eco conviven la Torre Amarilla
y la Serpiente que Gregory Battock
consideró, desde una mirada hegemó-
nico-central, como una anticipación
del Minimal norteamericano. El Eco
y las cinco Torres de Satélite —de-
sarrolladas junto a Luis Barragán—,
 Con motivo de los Juegos On the occasion of
Olímpicos de México en the Olympic Games of
1968, Goeritz promovió Mexico in 1968, Goeritz
la Ruta de la Amistad, promoted the Route of
un circuito escultórico Friendship, a sculptural
urbano de 17 kilómetros urban circuit measuring
de longitud en el que 17 kilometers long, in
participaron una decena which several foreign
de artistas extranjeros. artists participated.

Cinco torres estrelladas (ca. 1972) 

Pan, linked to Art Nouveau; Sturm,

to Expressionism; and Imago, edited
by Freud. Von Sydow published two
key books on African art, Handbuch
der westafrikanischen Plastik (1930)
and Afrikanische Plastik (1954). In
his thesis on Ferdinand von Rayski
(1806-1890), Goeritz offered the idea
that his subject anticipated the impres-
sionist technique in terms resonating
with Wilhelm Worringer’s aesthetic
system, given that Goeritz upheld the
“German sense of form” over the
“dissolving tendencies” of the purely
pictorial element of the French. The
Worringerian theses, along with the
studies of Deri and von Sydow, would
perhaps mark Goeritz’s future inter-
est in the poetics of non-European art.

Tangier-Santillana: Abstraction
In Morocco Goeritz met his first wife,
the photographer Marianne Gast, and
after the war ended the next step was
Spain, until 1949. In Madrid he met
Ángel Ferrant and with him and the crit-
ics Ricardo Gullón and Pablo Beltrán
de Heredia he founded the Altamira
School in Santillana del Mar. His only
students were Mexicans and his sub-
sequent move to Mexico is attributable
to them: the painter Alejandro Rangel
and the historian Ida Rodríguez Pram- La Osa Mayor (proyecto para la Ruta de la Amistad)  The Great Bear (project for the Route of Friendship) (1968)

polini, who in 1948 returned to Mexico
and married Edmundo O’Gorman,
brother of the architect and painter
Juan O’Gorman. Contact with Rodrí-
guez, later his second wife, exposed
him to the aesthetic-political system of
Edmundo O’Gorman, whose Crisis y
porvenir de la ciencia histórica (1947)
and The Invention of America (1958)
may have marked the beginnings of
post-colonial studies in Mexico.
Guadalajara: Architecture
From 1949 to 1953 Goeritz lived in
Guadalajara, practicing as a sculptor,
illustrator, and finally cultural man-
ager. The financial backing of Ignacio
Díaz Morales from the School of Ar-
chitecture and his teaching of Basic
Design allowed him to expand his
activities to organizing lecture series,
conferences, and seminars. He came
in contact with the architecture of Luis
Barragán, the colors of Chucho Reyes,
Tapatío folklore, and pre-Hispanic
culture of landscaping monumental-
ity in paradoxical confluence with the
miniature. There were pictorial-archi-
tectural abstract mural experiments
and the first sculptures made with
pumpkins, as well as sculptural crea-
tures paying tribute to a bird existing
only in Veracruz, the zopilot. In 1950
a book was published, titled The Art of
Ancient Mexico, by another German
expatriate, Paul Westheim, dedicated
to his master, Worringer, and which
investigates a pre-Hispanic religious
imagery that takes on artistic form
from the idea of community.
Mexico City: Towers and City
In the capital the businessman Daniel
Mont commissioned Goeritz to design
and build the El Eco Experimental
Museum, his first architectural work
and one of the culminations of a line
of work initiated shortly before. As
signs of verticality charged with a
certain mystic, pantheistic vitalism,
the towers appeared for the first time
in a crucifixion of 1951, a sculpture
63 centimeters tall, to later suffer a
series of mutations between draw-
ing, sculpture, and architecture that
transmuted them into totem figures,
abstract prisms, an urban complex,
and an inhabitable architectural
space. Beside the towers appear ser-
pents and other creatures of the Aztec
religious universe. So, juxtaposed in
El Eco are the Yellow Tower and the
Serpent that Gregory Battock, look-
ing from a hegemonic-central angle,
considered an anticipation of North
American Minimal. El Eco and the five
Satellite Towers, developed with Luis
Barragán, increased Goeritz’s inter-
national presence considerably.
New York: Concrete Poetry
With the pieces attached to the towers,
Goeritz made contact with Carstairs
Gallery in New York. Philip Johnson
acquired a piece; Friedrich Kiesler
struck a permanent relationship with
Goertiz; and Herbert Bayer connected
Goeritz to ARCO, an association of
gallery owners and businessmen who
would later give Goeritz major com-
missions. The artist was exposed to
the aggressive commercial world of
art in the United States. In parallel,
the work linked to the towers became
a construction carried out with cubic
forms of perforated metal sheet. The
transition of groups of massive towers
to constructions of metal sheet evolved

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 En la última etapa creativa
de Goeritz, las atmósferas
de panes de oro dejan
paso el monumentalismo
y la fusión entre artes y
disciplinas, evidenciada
en obras como el
Laberinto de Jerusalén o
el Espacio escultórico.
Mensaje nº XV (1959)
In the last creative
period of Goeritz, gold
leaf atmospheres gave
way to monumentalism
and the fusion of arts
and disciplines, clearly
reflected in works like
Jerusalem Labyrinth or
Sculpture Space.

aumentaron notablemente la presencia
internacional de Goeritz.
Nueva York: poesía concreta
Con las piezas ligadas a las torres,
Goeritz entabla contacto con la ga-
lería Carstais de Nueva York. Philip
Johnson adquirió una pieza; Friedrich
Kiesler entabló una relación perma-
nente con Goeritz; y Herbert Bayer
puso en contacto a Goeritz con ARCO,
una asociación de galeristas y empre-
sarios que posteriormente realizaron
encargos de mucha envergadura a
Goeritz. El artista se ve así expuesto al
agresivo universo comercial del arte en
EE UU. En paralelo, las torres se con-
vierten en una construcción de formas
cúbicas de chapa metálica agujereada.
La transición de los conjuntos de torres
masivas a las construcciones de chapa
evoluciona hacia un interés pleno por
el plano metálico, lo que da lugar a
los monocromáticos de pan de oro. En
1960 y a las puertas del MoMA reparte
octavillas en las que clama por un ‘ar-
te-plegaria’ y contra el ‘arte-mierda’
mientras practica poesía concreta.
París: utopía
En 1965 se funda el GIAP, una aso-
ciación transnacional de arquitectos
(Yona Friedman, Ionel Schein, Ni-
colas Schöffer), urbanistas (Jacques
Bardet, Jean-Claude Bernard, Edou-
ard Utujian), sociólogos (Abraham
Moles, Jean Fourastié), críticos (Mi-
chel Ragon, Pierre Restany) y artistas
(Mathias Goeritz, James Guilet, Vasa-
rely). Bajo la paternidad intelectual de
Moles y Pierre Francastel, esta asocia-
ción advocó por una Gesamtkunswerk
tecno-utópica-humanista que predica-
ba la participación social, la tecnifi-
cación global y la sociedad sin clases
secular. La vinculación de Goeritz y
de Ida Rodríguez con el GIAP, muy
intensa, duró más de una década. Por
su parte, continúa aumentando la cola-
boración con arquitectos: Ricardo Le-
gorreta, Ricardo de Robina, Abraham
Zabludovsky o Teodoro González de
León. La relación con Ragon se amplía
mediante contactos con artistas que fa-
cilitaron la Ruta de la Amistad escultó-
rica comisariada por Goeritz para los
Juegos Olímpicos de México en 1968.
Aspen: ecología radical
Gracias a Herbert Bayer, Goeritz fue
invitado a participar como artista resi-
dente del International Design Confe-
rence en Aspen. Acudió por primera
vez en 1970 para la conferencia ‘En-
vironment by Design’, donde un grupo
de participantes de Berkeley, influidos
por Buckminster Fuller y Reyner Ban-
ham, realizó una demoledora crítica
desde una posición ecológica radical
que se enfrentaba a las premisas refor-
mistas liberales mantenidas por Bayer
desde su posición de enlace I+D+i
entre empresas, diseñadores y artis-
tas. Goeritz acudió a Aspen en varias
ocasiones y allí enlazó sus intereses
iniciales sobre el paisaje mexicano
con la contracultura ecologista de la
Costa Oeste de EE UU. La posición
de Goeritz ante estos acontecimientos
se hace muy próxima al ecologismo y
abiertamente crítica hacia el corporati-
vismo reformista practicado en Aspen.
Eco, derivados de su profundo conoci-
miento de la vanguardia arquitectóni-
ca ligada al GIAP, pero pasada por el
tamiz de la artesanía y una narración
del laberinto como espacio negativo
del Talmud judío. De la utopía tecno-
lógica del GIAP a la utopía narrativa
del Templo judío semiotizado en el
Talmud, el itinerario de Goeritz una
vez más se realiza en reverso.
México DF: disolución del arte
En 1975 cofunda la comunidad de
artistas GUCADIGOSE, acrónimo
de los artistas Angela Gurría, Geles
Cabrera, Juan Luis Díaz, Mathías
Goeritz, y Sebastián. En su manifiesto
se retomaron dos temáticas ya conoci-
das para Goeritz y abiertamente políti-
cas: la conciencia ecológica radical y
la comunidad artesanal. En 1978-79,
en comunidad con otros cinco artistas,
se construye la última gran obra de
Goeritz, el Espacio escultórico, una
pieza circular monumental realizada
con piezas huecas de hormigón arma-
do rodeando un vacío telúrico central
de lava negra, inaugurada con un ri-
tual compuesto por una multitud de
cuerpos en movimiento en un juego
coreográfico comunitario que disol-
vía por completo la figura del artista.
Intervinieron activamente biólogos,
botánicos y geógrafos. La disolución
del arte en lo social, lo geológico y
lo histórico es aquí completa en una
forma-gesto nítida, monumental y
fuera del tiempo.

Jerusalén: monumento Mathias Goeritz aún no ha encon-

Goeritz volvió al ámbito de la religio-
sidad con los vitrales de las Catedrales
de México D.F. y Cuernavaca con Ri-
cardo de Robina, el Convento de Capu-
chinas con Barragán y Chucho Reyes,
y la primera incursión en el espacio del
judaísmo con su intervención junto al
arquitecto Guillermo Hume para la si-
nagoga mexicana Maguen David. Esta
cambiante, secular y voluptuosa rela-
ción con la espacialidad y la luz sacras
tuvo una culminación en el Laberinto
de Jerusalén, construido entre 1974
y 1980. Su espacialidad vertiginosa
recupera aspectos ya ensayados en El
Laberinto de Jerusalén  Jerusalem Labyrinth (1973-1980)
trado el lugar adecuado en las histo-
riografías hegemónicas del arte y la
arquitectura del siglo xx. Este hecho
obedece a una enorme cantidad de
factores que dificultan un pleno reco-
nocimiento de su trabajo como artista
visual, escultor, arquitecto, docente
y gestor cultural. Esta diversidad de
facetas en su acción dentro del mundo
del arte y la arquitectura, unida a una
práctica no menos diversa de lengua-
jes artísticos y a su posición de otredad
cultural como europeo en México,
siguen ofreciendo hoy día un perfil
laberíntico y de enorme riqueza.

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 Mathias Goeritz y Herbert Bayer, Sin título  Without Title (1979)

towards full interest in the metal plane
as support, which gave rise to gold leaf
monochromatics. In 1960, at the doors
of the MoMA he handed out leaflets for
‘art-pray’ and against ‘art-shit’ while
practicing concrete poetry.
Paris: Utopia
In 1965, the GIAP was founded. It was
a transnational association of archi-
tects (Yona Friedman, Ionel Schein,
Nicolas Schöffer), urban planners
(Jacques Bardet, Jean-Claude Ber-
nard, Edouard Utujian), sociologists
(Abraham Moles, Jean Fourastié),
critics (Michel Ragon, Pierre Res-
tany), and artists (Goeritz, James
Guilet, Vasarely). Under the intellec-
tual fatherhood of Moles and Pierre
Francastel, it advocated a techno-
utopian-humanist Gesamtkunstwerk
that preached about social participa-
tion, global technification, and secu-
lar classless society. The connection
of Goeritz and Rodríguez with the
GIAP was intense, lasting over a de-
cade. Meanwhile, his collaboration
with architects – Legorreta, Ricardo
de Robina, Zabludovsky, González
de León... – kept increasing. His ties
with Ragon intensified through con-
tact with artists involved in the Route
of Friendship curated by Goeritz for
the Mexican Olympics of 1968.
Jerusalem: Monument
Goeritz returned to the religious
sphere with the stained glass windows
of the cathedrals of Mexico City and
Cuernavaca, with Ricardo de Robina,
the Capuchin Convent of Mexico City,
with Barragán and Chucho Reyes, and
his first foray into Judaism with an
intervention, undertaken with archi-
tect Guillermo Hume, for the Maguen
David synagogue. This changing,
secular, voluptuous relation with sa-
cred spatiality and light culminated in
the Jerusalem Labyrinth of 1974-1980.
Its vertiginous spatiality recovered as-
pects tested in El Eco, derived from
his familiarity with the architectural
avant-garde of GIAP, but put through
the filter of artisanal technology and
a narration of the maze as a negative
space of the Jewish Talmud. From the
technological utopia of the GIAP to the
narrative utopia of the Jewish Temple
semiotized in the Talmud, Goeritz’s
path again flowed in reverse.
Mexico City: Dissolution of Art
In 1975 he cofounded the artists’
community GUCADIGOSE, acronym
for the artists Ángela Gurría, Geles
Cabrera, Juan Luis Díaz, Mathias
Goeritz, and Sebastián. Its manifesto
picked up on two themes already fa-
miliar to Goeritz and openly political:
radical ecological awareness and
artisanal community. In 1978-79, in
community with five other artists, Go-
eritz carried out his last great work,
Sculpture Space, a monumental circu-
lar space executed with a ritual com-
posed of numerous bodies moving in a
choreographic community game that
completely dissolved the figure of the
artist. There was active participation
of biologists, botanists, and geogra-
phers. The dissolution of art in the so-
cial, geological, and historical realms
is here complete in a form-gesture
which is clear-cut, monumental, and
lying outside of time.
Mathias Goeritz has still not found
the right place in the hegemonic his-
toriographies of 20th-century art and
architecture. This is due to numerous
factors which together prevent him
from getting full recognition as a vi-
sual artist, sculptor, architect, teacher,
and cultural administrator. This diver-
sity of facets in his activities within the
world of art and architecture, com-
bined with a practice that was no less
diverse in artistic language, and also
with his position as cultural otherness
as a European in Mexico, continues to
draw for us a labyrinthian and enor-
mously rich profile of Mathias Goeritz.

Aspen: Radical Ecology

Through Herbert Mayer, Goeritz was
invited to the International Design
Conference held in Aspen. He first
went in 1970 for the ‘Environment by
Design’ conference, where a group
from Berkeley, influenced by Fuller
and Banham, presented a critique
from a radical ecological position at
odds with the liberal reformist prem-
ises held by Bayer from his own po-
sition of I+D+I between companies,
designers, and artists. Goeritz went to
Aspen many times and there he tied
his interests in Mexican landscapes to
U.S. West Coast ecological counter-
culture. Goeritz’s stand in these events
was close to ecological movements
and openly critical of reformist cor-
porate attitudes prevalent in Aspen.
Espacio escultórico  Sculpture Space (1979)

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