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DEPENDENCIA EMOCIONAL

Factores de riesgo de dependencia emocional en mujeres adultas emergentes de una


universidad privada, Chiclayo 2018.

Albines Chuna, Juan Manuel

Aquino Castillo, Jefferson Alejandro

Cabanillas Salazar, Sindy Paola

Mendoza Fernández, Yennifer del Cielo

Neyra Chinchay, María Isabel

Villanueva Seclén, Angie Stephany

Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo

Chiclayo, Perú

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DEPENDENCIA EMOCIONAL

Factores de riesgo de dependencia emocional en mujeres adultas emergentes de una


universidad privada, Chiclayo 2018.

1. Planteamiento del problema:

1.1 Situación problemática.

En la actualidad, se viene observando diariamente, tanto en los diferentes medios de


comunicación como en la vida universitaria, que las mujeres pertenecientes a la etapa de la
adultez emergente, que priorizan sus diferentes relaciones, tanto como familiares, sociales y/o
de pareja, ante sus responsabilidades académicas. El típico pensamiento de personas
dependientes emocionalmente radica en que su felicidad gira en torno a alguien en específico,
ya que su estado de ánimo varía ante la ausencia y presencia de esta. Según Castelló (como se
citó en Lemos, M., y Londoño, N. H., 2006) la dependencia emocional es un patrón
persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir de manera
desadaptativa con otras personas.

Existen factores que influyen considerablemente en este problema. Los dependientes


emocionales suelen ser personas que vienen de una familia disfuncional, presentan baja
autoestima y le tienen miedo a la soledad. En contraste con esto, los factores protectores para
evitar la dependencia emocional son, un núcleo familiar estable, autoestima consolidada y
madurez emocional.

1.2 Formulación del problema

Dado lo anteriormente expuesto, el presente trabajo de investigación formula como


interrogante ¿Cuáles son los factores de dependencia emocional en mujeres adultas
emergentes de una universidad privada, Chiclayo 2018?

1.3 Justificación

La importancia del presente trabajo radica en la posibilidad de dar una referencia de


nuestro entorno social en relación con los factores la dependencia emocional de pareja.

Asimismo, se trabajará con dicha población de mujeres en la adultez emergente,


porque se observa dentro del ambiente universitario que las mujeres de la etapa antes
mencionada se encuentran más vulnerables en aspectos específicamente emocionales.

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Además, podrá ser considerada como base para futuras investigaciones.

2. Marco referencial
2.1. Antecedentes del problema

Sartori y De la Cruz (2014) realizaron una investigación para determinar el nivel de


dependencia de pareja en una muestra constituida por mujeres atendidas en una clínica de
Lima, con edades entre 20 y 50 años y en la cual se utilizó como instrumento el Inventario de
Dependencia emocional (IDE). Se concluyó que un 25% de ellas se encontraban en muy alto
nivel y el 38% en alto nivel, mientras que sólo el 20% se encontraba en un nivel normal o
bajo de dependencia de pareja.

Según el estudio realizado por Jaller y Lemos (2009), se obtuvo que en las personas
que presentan la característica de dependencia emocional presentan un promedio más alto en
factores como “Abandono”, “Insuficiente Autocontrol”, “Desconfianza/Abuso”, “Deprivación
Emocional”, “Vulnerabilidad al Daño y a la Enfermedad”, “Estándares Inflexibles 1”,
“Estándares Inflexibles 2”, “Inhibición Emocional”, “Derecho/Grandiosidad” e
“Inmaduro/Complicado” que las personas que no presentan esta característica.

A nivel latinoamericano, el nivel de Dependencia Emocional es elevado, así tenemos


a Lemos et al. (2012), quienes encontraron que el 24.6% de los estudiantes colombianos que
evaluaron eran dependientes emocionales, con una proporción de 74.6 % en mujeres. Otra
investigación realizada en Colombia por Agudelo y Gómez (2010) en adolescentes, reveló
que los participantes que percibían un estilo parental rígido, tanto del padre (50%) como de la
madre (57%) presentaban un mayor nivel de Dependencia Emocional.

2.2. Marco teórico


1. Concepto de dependencia
De acuerdo con Valladolid (2011), hace referencia a la dependencia como el estado de
carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad,
de la enfermedad o de la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física,
mental, intelectual o sensorial; donde precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas
importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con
discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal.
Y según la RAE (Real academia de la lengua Española) (2014), define el término
dependencia en diferentes maneras, tales como: subordinación a un poder; relación de origen

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o conexión; sección o colectividad subordinada a un poder; oficina pública o privada,


dependiente de otra superior; en un comercio, conjunto de dependientes; cada habitación o
espacio de una casa o edificio; situación de una persona que no puede valerse por sí misma y
finalmente necesidad compulsiva de alguna sustancia, como alcohol, tabaco o drogas, para
experimentar sus efectos o calmar el malestar producido por su privación.
Y finalmente, la OMS (1948), define el concepto de dependencia como: “el estado
psíquico, y en ocasiones también físico, resultado de la interacción entre un organismo vivo y
una droga, y que se caracteriza por modificaciones del comportamiento y por otras
reacciones”.
2. Definición de dependencia emocional
Según Castelló (1999), definió la dependencia emocional como “un patrón persistente de
necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir desadaptativamente con otras
personas”. (p.p.17)
Asimismo, Bornstein (como se citó en Hernández, 2016) se refiere a la dependencia
emocional, como una necesidad de protección y apoyo; en donde la confianza existente en la
relación es un componente esencial que influye en la autoestima, identidad y funcionamiento
general de la persona.
Y finalmente, Sánchez (como se citó en Mallma, 2014) define la dependencia emocional
como un trastorno de la personalidad, señalando que el dependiente emocional tiene la
creencia de no valer lo suficiente, busca seguridad constantemente en los otros y en factores
externos; además no confía en su criterio personal y sus propios recursos.
3. Principales características del dependiente emocional
Como se ha definido anteriormente, la dependencia emocional es como un patrón
crónico de demandas afectivas frustradas, que buscan desesperadamente satisfacerse mediante
relaciones interpersonales estrechas.
A continuación, detallaremos las características que posee una persona con
dependencia emocional.
Relaciones interpersonales. En este apartado nos centraremos en las relaciones de
pareja por ser las más representativas, aunque gran parte de lo expuesto sobre éstas se puede
extrapolar perfectamente a otras, con las lógicas diferencias de la significación que tengan
para el individuo.
Para describir las relaciones que llevan a cabo estas personas, nos apoyaremos
parcialmente en el trabajo de la doctora Schaeffer (2008) sobre los adictos al amor y en las

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interacciones que se producen en la personalidad autodestructiva. Éstas son las características


de las relaciones interpersonales, especialmente de pareja, de los dependientes emocionales:
necesitan excesivamente la aprobación de los demás; gustan de relaciones exclusivas; su
anhelo de tener pareja es tan grande, que se ilusionan y fantasean enormemente al comienzo
de una relación o con la simple aparición de una persona interesante; generalmente adoptan
posiciones subordinadas en las relaciones, siendo dicha subordinación es un medio, y no un
fin; sus relaciones no llenan el vacío emocional que padecen, pero sí lo atenúan; la ruptura les
supone un auténtico trauma, pero sus deseos de tener una relación son tan grandes que una
vez han comenzado a recuperarse buscan otra con el mismo ímpetu y finalmente presentan
cierto déficit de habilidades sociales.
Autoestima. Poseen una autoestima muy pobre, y un autoconcepto negativo no
ajustado a la realidad, pues si existe un denominador común en todos los conceptos afines
reseñados con anterioridad, es la baja autoestima y autoconfianza; ya que estos sujetos no se
quieren porque durante su vida no han sido queridos ni valorados por sus personas
significativas, sin dejar por este motivo de estar vinculados a ellas. Y consecuentemente, el
autoconcepto es también pobre, y en numerosas ocasiones no se corresponde con la realidad
objetiva del individuo a causa de su continua minusvaloración, pues tienen, en general, una
autoimagen de perdedores que minimiza o ignora lo positivo de ellos mismos y de sus vidas.
Estado de ánimo y comorbilidad. Su estado de ánimo medio es con tendencias a sufrir
preocupaciones; pues su expresión facial y su humor denotan una tristeza honda y arraigada,
con lógicas fluctuaciones, y cuando sufren preocupaciones suelen girar en torno a una
separación temida o a sentimientos de desvalimiento emocional y vacío, más frecuentes
cuando no están inmersos en relaciones estrechas.
Y en cuanto a la comorbilidad, las más frecuentes se producen con trastornos
depresivos y por ansiedad, y en menor medida con trastornos de la personalidad, o
relacionados con sustancias; ya que en los periodos en que sus relaciones corren grave peligro
de romperse pueden llegar a padecer trastornos por ansiedad, con el riesgo consiguiente de
abuso y dependencia de sustancias tales como tranquilizantes, alcohol, etc.
Elección de objeto. Este término, proveniente del psicoanálisis, denota los rasgos que
una persona busca en otra para vincularse con ella, y suele utilizarse en el contexto de las
relaciones amorosas; donde las parejas u objetos hacia los que tienden los dependientes
emocionales se caracterizan porque reúnen condiciones para ser idealizados.

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Son narcisistas y explotadores. Pues estos carecen de empatía y afecto, creen que
poseen privilegios y habilidades fuera de lo común, y que los demás deberían estar
continuamente alabándoles y concediendo prerrogativas. Además, el carácter sumiso y
torturado del dependiente emocional no hace más que potenciar y perpetuar lo rasgos antes
mencionados.
4. Tipos de dependencia emocional

Para Castelló (2012), la mayoría de los dependientes emocionales, y mucho más si son
del sexo femenino, son dependientes estándar. La dependencia emocional normal o estándar
es la que estoy describiendo y la que he desarrollado en el apartado "Características de los
dependientes emocionales". Pero no todos los dependientes estándar son iguales, más allá de
las lógicas diferencias individuales que existen entre cada persona. Dentro de la dependencia
emocional estándar he podido diferenciar con el paso del tiempo dos tipos, he llamado a estos
dos tipos "A" y "B". (p.p. 36)

TIPO A. Manifiesta en gran medida su baja autoestima y se muestra muy


condicionado en sus relaciones interpersonales por el deseo de agradar, de ser aceptado; esto
conduce a que sea considerado por la mayoría como una buena persona, nada conflictiva y
con muchas ganas de favorecer, de desvivirse por los demás (Castelló, 2016).

Los dependientes tipo A están muy preocupados por su imagen ante el exterior, por lo
que los otros puedan pensar sobre ellos, generándoles gran angustia la sensación de no ser
adecuadamente considerados o aceptados”. (p.p. 37) y esto lleva a que en cualquier
circunstancia que se encuentren quieras estar bien con las personas a su alrededor.

Estos dependientes emocionales, como ya he dicho, tienen fama de buenas personas, y


en cierto modo así es. No obstante, si profundizamos descubrimos que su buen
comportamiento no depende sólo de sus sentimientos altruistas, sino que más bien se debe a
su deseo continuo de ser aceptados por los demás. Si hacen tantos favores, escuchan tantos
problemas o se desviven tanto es por conseguir aprobación y, con ella, espantar el temido
fantasma del rechazo y del abandono. (Castelló, 2012, pág. 37)

TIPO B. Los dependientes emocionales de este tipo B “son personas que aparentan
mejor autoestima y que no tienen tanta necesidad de agradar; es más, pueden describirlas los
demás como antipáticas, conflictivas o prepotentes, aunque no necesariamente.” (Castelló,
2012, pág. 38). Son selectivos al momento de agradar a los demás.

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Otros dependientes de este tipo se muestran más bien distantes y poco amigables, con
escasas ganas de comunicarse y en un cierto tono de sequedad. Eso sí, no son de esta manera
con todo el mundo porque tienen sus amigos o su grupo de compañeros en el trabajo con los
que sí se llevan bien; es decir, no están peleados con todas las personas. Con los que sí que se
llevan bien pueden presentar pautas y comportamientos de sumisión y búsqueda de aceptación
similares a los de los dependientes tipo A (Castelló, 2012, pág. 38), ya que buscan manipular
de alguna manera para así llegar a tener atención de las personas que quiere.

Según Castelló (2012) “Estas personas, con posibilidad de "cambiar de cara" o de


oscilar afectivamente de un polo vinculado a otro desvinculado de los demás, suelen tener
relaciones de pareja de mayor exclusividad y posesividad” (p.p. 40) esto se debe a que este
tipo de personas se centran en buscar a ciertas personas para depender afectivamente.

2.3. Definición en términos básicos

5. Factores de riesgo en dependencia emocional

Existen factores en distintos autores para la dependencia emocional, sin embargo, la presente
información sobre los factores de riesgo en la dependencia emocional en este proyecto, serán
en base al autor Castelló B. (2005)

5.1. Carencias afectivas tempranas

Si bien es cierto, los esquemas se originan mediante las experiencias, la interacción


con el entorno y todo lo que nos rodea. En nuestra vida podemos desarrollar esta premisa
afirmando que las primeras experiencias tendrán un valor constituido de dichos esquemas que
con el paso del tiempo se irán consolidando y perfeccionando.

Las carencias afectivas tempranas nos indican la ausencia, quizá no total, pero sí muy
notable de un elemento positivo y necesaria como es el cariño. En bastantes ocasiones los
padres o personas que han estado a cargo de los niños han padecido con psicopatologías como
es el trastorno afectivo, debido al consumo de sustancias.

Autores como Millon y Davis (1998). Propusieron que las experiencias tempranas en el
ámbito interpersonal desempeñan un papel muy importante y un punto de partida para la
configuración de la personalidad.

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Lo que se describió anteriormente es lo que básicamente recibe un futuro niño con


dependencia emocional, ya que este no solamente observa el comportamiento, sino que
también lo elaboran, interpretan, y llevan a cabo determinadas actitudes. Este mismo niño se
menosprecia de la misma forma como lo hace su entorno interpersonal, pone las actividades
que hacen los demás antes que los de él, acostumbrándose a no tenerse en cuenta, el niño no
se da cuenta de lo valioso que es por el simple hecho de existir ya que nadie se lo ha dicho,
por eso no se ensalza cuando hace algo bueno o cuando esta simpático; este esquema personal
nos lleva a una falta muy grande de autoestima, solo si el niño sique buscando una necesidad
de aceptación o afecto en sus relaciones interpersonales.

Cuando un individuo acepta que las personas significativas de su vida tienen derecho a
faltarle el respeto, maltratarle, humillarle, o a asumir que estas no deben quererle, sabremos
perfectamente que nos encontramos frente a una persona con este tipo de dependencia, estas
tienden a sentirse mucho más cómodas con personas que les ofrezcan ese tipo de trato ya que
son las que ha estado buscando desde pequeño, incluso pueden llegar pueden pasar gran parte
de su vida a alguien que siempre lo rechaza, a que lo quiera y que le haga caso; estas es la
gran esclavitud a la que está arraigada el dependiente emocional y esa va ser su gran ambición
durante mucho tiempo.

Las relaciones interpersonales quedan básicamente caracterizadas por el desequilibrio


entre ambos esquemas de personas (el dependiente y el de las personas significativas), estos
esquemas que se van configurando ya desde la infancia, son los que los dependientes
emocionales llevan a la práctica en su adultez. Existen casos peculiares donde las personas
comienzan a encadenar relaciones desde muy jóvenes, y con la ignorancia de la juventud,
coinciden con personas frías, hostiles y maltratadoras

Asimismo, estás personas se han acostumbrado a que dicho entorno sea inaccesible,
hostil y rechazante, han asumido lo que nadie debería asumir, y es que los seres que deberían
ser queridos, sean únicamente personas a las que imploran atención y cariño, con el desprecio
como respuesta, han interiorizado que sólo la sumisión, coherente con su baja autoestima y
con la idealización de las personas que tienen lo que ellos desean pero que no se lo
proporcionan, les congracia con ellos, se encuentran cómodos en relaciones muy próximas,
donde pueden desplegar su búsqueda de atención del otro significativo y en las que pueden
someterse y admirarlo como si fuera un Dios que nunca escucha sus plegarias.

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5.2. Mantenimiento de vinculación

En este factor, la persona sigue en su búsqueda de los demás y se sigue manteniendo


vinculado afectivamente a ellas; sin embargo, existen circunstancias interpersonales, como las
que se describió anteriormente, que, si se produce una vinculación afectiva, se realice con
personas que no contribuyen de manera satisfactoria.

No es positivo para un niño que se vincule afectivamente a alguien que sólo le


proporciona migajas de cariño y que siempre deje claro que la relación va a ser
desequilibrada, la vinculación afectiva intensa con personas que no son afectuosas y que
además son hostiles, es el sentido más extenso de la palabra, acarrea las consecuencias que ya
hemos expuesto, basadas en la formación de esquemas y pautas disfuncionales sobre uno
mismo y los demás, esta vinculación es la que de una manera imaginaria une a esa persona
con las otras significativas y quedará convenientemente fijada en las pautas de interacción
para futuras relaciones importantes, los lazos afectivos propios de la vinculación unen al
sujeto con las personas significativas y posibilitan la mutua conexión de sentimientos al
tiempo que conducen a la interiorización de los mismos.

Podemos afirmar que la vinculación afectiva nos une a los demás hasta el punto de
que ellos entran en nosotros y nosotros en ellos, y el grado de unión está en proporción a la
magnitud de la citada vinculación, el dependiente emocional tiene una vinculación afectiva
altísimas, ya que persiste en su búsqueda de los otros continúa reclamando su atención y
desagradables todos estos aspectos serán una tónica a lo largo de su vida. Esta vinculación o
interacción emocional produce que los sentimientos negativos de las personas con las que se
encuentran vinculados entren en él, asumiendo los interiorizándolos

Posteriormente como se ha afirmado, la búsqueda del otro o lo que podemos proponer


como mantenimiento de la vinculación, si favorece la aparición de dependencia emocional,
pero existe otro gran cambio, otra posibilidad que se le aparece al niño en tanto a su toma de
decisiones activamente, y es que, a partir de estas edades tempranas, su búsqueda de las
personas significativas, es su deseo de afecto y atención; este camino es el de la
desvinculación afectiva, las consecuencias de esta es que, el individuo corta sus lazos
afectivos con las personas significativas modificando sus pautas de interacción o empezando a
construir nuevas, caracterizadas por esa actitud, la ruptura de los lazos implica la pérdida de
interés en los demás, la ausencia de afecto positivo hacia ellos e incluso una posible aparición

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de sentimientos hostiles, pero también implica que las actitudes y comportamientos de los
otros significativos, que en el caso de los dependientes emocionales eran francamente
negativos, dejan de ser interiorizados y asumidos; al no existir lazos afectivos, no hay unión
entre la persona y los demás, los otros no entran en uno mismo y pierden influencia,
lógicamente la vinculación y la desvinculación tienen múltiples grados y estados intermedios
de tal forma que sólo en casos excepcionales la desvinculación puede ser casi absoluta. Si el
niño decide de su búsqueda de afecto, de su búsqueda de los demás, no será de adulto
dependiente emocional.

5.3. Focalización excesiva de fuentes externas

La unión con otras personas no es únicamente afectiva, sino también cognitiva, de


manera que nos identificamos con los demás y los demás también se fijan en nosotros, la
unión afectiva o el grado en que interiorizamos a nuestras personas significativas y sus
sentimientos, es tal que la muerte de un ser querido podemos sentirla como una muerte de una
parte de nosotros mismos, así la incorporación de personas significativas afectuosas y de
sentimientos positivos de los demás produce que nosotros mismos dirijamos a esos
sentimientos positivos; lo mismo sucede con las otras personas, ya que las relaciones humanas
son procesos mutuos en los que una parte recibe al tiempo queda y viceversa, la consecuencia
es que la autoestima, fenómeno que podríamos concebir como exclusivamente individual, es
fruto de nuestra relación con los demás.

Entonces, se diría que los dependientes emocionales no dispondrán de una fuente


interna de su autoestima, utilizando sólo así y sin éxito el externo, así mismo, este se
manifiesta en características como: su autoevaluación, la necesidad excesiva del otro
idealizado, el deseo de agradar a toda costa a los demás, entre otros; por lo tanto, lo que las
personas significativas interiorizan de los dependientes, será su entrega incondicional, su
misión y su idealización, algo que todavía fortalecerá su comportamiento hostil y despectivo.

La autoestima en personas vinculadas a los demás depende de su interacción con ellos,


es el caso de los individuos que escogen el camino de la desvinculación ante las
circunstancias desfavorables antes expuestas, los que a diferencia de los dependientes
emocionales no persisten en su búsqueda de los otros precisamente, dejar de buscar a los
demás implica una mayor focalización en sí mismo, pone en segundo plano las pautas de
sumisión, necesidad del otro, entrega e idealización, pero por encima de todo implica que se

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rompan los lazos afectivos que previamente podrían haber si establecidos, o como mínimo,
que se generen unos nuevos, es decir, las personas desvinculadas no querrán a esas personas
significativas, comenzarán a crear pautas de interacción con los demás en las que no habrá
sentimientos positivos, preocupación o demanda emocional alguna.

5.4. Factores biológicos

El sexo. Es considerado como factor clave porque, como ya se había descrito, existen
diferencias entre hombres y mujeres en la frecuencia de la dependencia emocional debido a
determinadas características, que hacen que a la mujer le resulte más complicado
desvincularse afectivamente en situaciones adversas que al varón.

El temperamento y la dotación genética. Existen familias con una mayor


predisposición que otras a mantener la vinculación afectiva en circunstancias desfavorables o
personas con gran susceptibilidad a las carencias emocionales tempranas y que tendrán más
posibilidades de desarrollar dependencia emocional.

Los factores biológicos propios de los trastornos del estado de ánimo. La persona que
frecuentemente presenta nerviosismo, tristeza o preocupaciones va a presentar graves
problemas de autoestima. La baja autoestima es clave para que persista la vinculación en los
demás, aunque sea insatisfactoria. Por lo tanto, las circunstancias anímicas propias de estados
ansioso-depresivos contribuyen a la baja autoestima y a la persistencia de la dependencia
emocional

La sintomatología ansiosa y depresiva, que forma parte de la sintomatología de los


trastornos de estado de ánimo, contribuye al decaimiento de la autoestima, lo cual afecta
negativamente en el curso de la dependencia emocional. Sin embargo, se analiza
razonablemente también que la dependencia emocional puede ser responsable de dicha
sintomatología. La permanencia de un estrés afectivo crónico, que está constituido por
carencias y reacciones desadaptativas comprende consecuencias a nivel psicobiológico, y aún
más si se da el caso que dicho estrés comienza ya desde la infancia.

Factores biológicos adquiridos. Algunos factores biológicos, como por ejemplo las
disfunciones en los sistemas de neurotransmisión monoaminérgicos, que pueden ser
adquiridos como consecuencia de un ambiente caracterizado por el estrés y la insatisfacción
crónica, o que pueden también ser fruto de predisposiciones genéticas al padecimiento de
determinadas psicopatologías, influyen de manera considerable en la dependencia emocional.

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Por ello, dichos factores biológicos adquiridos afectan el curso de la dependencia tanto como
los factores genéticos.

5.5 Factores socioculturales

Factores de género. Cada cultura tiene diferentes modelos de pareja, y los roles
masculino y femenino que se manifiestan en ella también tienen una gran influencia social.

En la cultura occidental al varón se le asigna un perfil más individualista, competitivo


y con cierto desapego afectivo; mientras que a la mujer se le otorga un papel más
comprensivo, moderado y con mayor inclinación al cuidado y a la empatía. Existe el prejuicio
de que la mujer suele estar más interesada en la relación que el varón, además de recibir
influencias que favorecen que sea tranquila, afectuosa, que se encargue del cuidado de los
hijos y que desde el principio tenga mayor consideración en la relación que el varón. Mientras
tanto, el varón recibe influencias que le exigen ser más desapegado emocionalmente, más
agresivo y con menor interés en la pareja.

Existen culturas más machistas en las que la mujer se somete incondicionalmente al


marido ocupando un papel secundario y que lo único importante sea él, mientras que el
hombre se considera con suficiente poder como para agredirla físicamente si lo considera
adecuado. En este tipo de culturas, donde promueve la abnegación y sumisión de la mujer
ante el hombre, las tendencias a la vinculación afectiva son más fuertes.

La mayoría de las culturas favorece la tendencia a la vinculación afectiva en la mujer y


la debilita en los hombres. De ello, se deduce que la mujer, en combinación con los factores
causales recibe influencias socioculturales que la abocan a la dependencia emocional

Factores independientes del género. Puede existir incidencia de factores


socioculturales independientemente del género y con mayor énfasis en la cultura en general.
Por ejemplo, en sociedades más individualistas, con menor cohesión social y gran
potenciación de la autoestima tendrán menor inclinación a la dependencia emocional en
comparación con otras culturas más gregarias y con mayor preponderancia de los vínculos
afectivos.

3. Hipótesis, variables y objetivos


Objetivos

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El objetivo principal es determinar ¿cuáles son los factores de dependencia emocional


en mujeres adultas emergentes de una universidad privada, Chiclayo 2018?

Y los objetivos específicos son, identificar los factores biológicos de riesgo de


dependencia emocional en mujeres adultas emergentes de una universidad privada, Chiclayo
2018.

Identificar la frecuencia de los factores socioculturales de riesgo de dependencia


emocional en mujeres adultas emergentes de una universidad privada, Chiclayo 2018.

Identificar la frecuencia del factor “carencias afectivas tempranas” de dependencia


emocional en mujeres adultas emergentes de una universidad privada, Chiclayo 2018.

Identificar la frecuencia del factor “mantenimiento de vinculación y focalización


excesiva en fuentes externas de la autoestima” de la dependencia emocional en mujeres
adultas emergentes de una universidad privada, Chiclayo 2018.

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Anexos

PROPUESTA DE ENCUESTA PARA FACTORES DE RIESGO DE DEPENDENCIA EMOCIONAL


Bienestar psicológico en adultos emergentes
Base:propuestas teóricas de Castelló
OPCIONES
DE
RESPUESTA
ITEMS DE LA ENCUESTA CON LA QUE RECOGERÁ ESA
FACTORES DE RIESGO DE DEPENCIA
N° EMOCIONAL
INFORMACIÓN
(refleje cada una de las dimensiones)
SI NO

No mantengo una vinculación afectiva en situaciones poco  


favorables.    
Presento episodios de nerviosismo, ansiedad, tristeza y/o  
1 Factores biológicos
decaimiento.    
Tengo familiares con alguna adicción como alcoholismo,  
drogadicción, entre otros.    
Considero que el hombre siempre es el que toma el mando en  
una relación de pareja, familiar y/o grupo social.
   
2 Factores socioculturales
Pienso que la mujer debería estar en constante búsqueda de  
una relación de pareja.    
Considero tener malas relaciones sociales, amicales y  
familiares.    
Cuando niña sentía frecuentemente que los adultos con quien  
vivía, no me daban suficiente cariño
3 Carencias afectivas tempranas    
 
Mis padres han demostrado poco o nunca tener interés por mí.
   
Casi siempre pospongo mis actividades por ayudar primero en
 
las necesidades de otros.
   

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Frecuentemente me siento poco valiosa.
   
Puedo aceptar que las personas más importantes de mi vida  
lleguen a faltarme el respeto o a humillarme.
   
 
Creo que no merezco ser querida.
   
 
Considero que no me conozco totalmente.
   
 
No siempre me muestro tal y como soy ante los demás.
   
Casi siempre he vivido rodeada de personas que no expresan  
fácilmente sus afectos.    
 
Le doy prioridad al resto antes que a mí.
Mantenimiento de vinculación y focalización    
4 excesiva en fuentes externas de la autoestima Mi pensamiento depende de lo que opinen o piensen los  
demás.    
 
 
Siento que no soy capaz de desenvolverme en la sociedad.
   
   

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Referencias bibliográficas

Castelló, J. (2000). Análisis del concepto dependencia emocional. I Congreso Virtual de


Psiquiatría. Recuperado de:

http://files.psicodx-funccog-personalidad.webnode.com.co/200000057-412c14225d/
dependencia%20emocional.pdf

Lemos, M., & Londoño, N. H. (2006). Construcción y validación del cuestionario de


dependencia emocional en población colombiana. Acta colombiana de psicología.
Recuperado de:

http://www.redalyc.org/pdf/798/79890212.pdf

Castelló, J (2005). Dependencia emocional. Características y tratamiento. España: Alianza


Editorial.

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