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Amor de colegio en la facultad

1 Florencia cursaba en la facultad con Andrés. Estudiaban en segundo año de Publicidad y


2 compartían casi todas las materias. Habían pegado buena onda por un trabajo práctico de
3 Fotografía en el que se habían tenido que fumar a uno de esos que no sólo no hace nada sino
4 que es tonto. Porque con el vago copado uno se encariña, aunque lo cague a puteadas, pero
5 el vago imbécil es odioso en serio.

6 Habían tenido que remar entre dos un trabajo heavy hasta para tres. Varias juntadas, un ser
7 en común a quién detestar: suficiente para unir a dos personas.

8 Además habían descubierto que tenían amigos en común y que no curtían mambos tan
9 distintos. La facultad tiene eso: aparece alguien que parece que nada que ver y al final
10 frecuentan casi los mismos boliches y tus amigos se conocen con sus amigos. Así fue como se
11 hicieron amigos: elegían anotarse juntos a las materias, estudiaban en la casa de uno o de
12 otro y almorzaban cuando les coincidían los horarios.

13 Es verdad que al principio, en esa primera clase en la que todos se fichan con todos, Flor lo
14 había mirado a Andy. Era más o menos lindo, pero su fuerte era la “facha”, y definiremos
15 facha como una suma hermosa entre forma de vestirse y actitud. Para cualquiera, era un potro.
16 Pero Andy no estaba solo, tenía una novia llamada Carla que entraría al año siguiente y con
17 quien Flor se llevaría muy bien.

18 Además, con el tiempo, los trabajos, los escrúpulos perdidos, el verse todos los días y el
19 conocerse las desprolijidades, Florencia dejó de mirarlo a Andrés como “un potro” y pasó a
20 verlo como “un amigo que está bueno pero no lo toco ni con un palo”, sentimiento que se
21 incrementó con la naciente amistad con Carla.

22 PERO, y qué lindo este “pero” porque sin él no habría historia, hubo un momento en el que
23 empezaron a pasar cosas raras. Un buen día, y sin haberlo razonado antes ni una vez,
24 Florencia se encontró diciéndole a sus mejores amigas Paz y Celeste: “está todo medio turbio
25 con Andy”. Las amigas se miraron sin entender porque hasta incluso Cele se lo había chapado
26 en una oportunidad presentada por la mismísima Flor, en un mes de soltería de Andrés. Fue
27 entonces que Florencia empezó a contar:

28 - No sé. Es como que siento una tensión que antes no estaba. Me hace escenas de celos cuando
29 le cuento de pibes, me hace mimos en clase, si está Car cerca no me dirige la palabra. No sé.

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30 - Capaz son celos de amigo, boluda, vos tenés a cada gil siempre alrededor que hasta nosotras
31 te los bardeamos siempre que podemos. Lo de los mimos: siempre fuimos así. A mí Luquitas
32 me hace cosquillitas en el brazo cuando le pido y sé que no me daría ni en pedo. Y lo de Car
33 seguro que estás flasheando porque sumaste todo lo otro y es pura casualidad.

34 - Pará, Pachu, porque me parece que la mejor parte es que a Flor le pasa algo…

35 - Callate, hija de puta, esa es la peor parte. Sí. Como que todo eso me está empezando a
36 generar cosas. Me estoy dando cuenta mientras hablo con ustedes, eh, pero estoy todo el día
37 pendiente de en dónde está para ir; de cuándo sale del aula o cuando entra para hacer lo
38 mismo “de casualidad”.

39 - O sea que los mimos no los sentís de amigo principalmente porque no los querés sentir de
40 amigo. Igual con los celos, y amás eso que flasheás de Car.

41 Porque si no te habla adelante de ella obvio que significa algo...

42 - No sé, me quiero morir. Mátenme. Es cualquiera. Capaz que eo hoy y mañana se me pasa y
43 me doy cuenta que nada que ver.

44 Pero pasaron los días, y las semanas, y no sólo la idea de Florencia se mantuvo, sino que se
45 incrementó. Darse cuenta de que a uno le está pasando algo, hace que empiece a pasar más.
46 Y ahí iba, pobre Flor, atrás de Andrés todo el tiempo.

47 Él, como si nada, como antes, tratándola como una amiga, pero con mimos, y celos, y sin
48 hablarle mucho delante de Carla. Eso: Carla. A Florencia la mataba la culpa. Ok, no había
49 pasado nada y seguramente no pasaría, pero lo estaba persiguiendo, lo estaba buscando.
50 Porque sí, ahora se producía más para ir a cursar, le caminaba sexy disimulada por adelante,
51 se perfumaba exactamente dos minutos antes de saludarlo y le buscaba la mirada para lograr
52 de esos cruces de ojos llenos de ganas. Y con Carla se llevaba bien. Y era super buena, además
53 de linda, genia, flaca y diosa, lo cual la super desanimaba.

54 Una noche de borrachera, Florencia cayó en un momento de debilidad y le escribió un


55 whatsapp. Era terrible. Era un punto de quiebre. Era el 11 de septiembre de esa relación.
56 Porque una cosa es escribirle a alguien que ya te chapaste o ya te chamuyás, pero otra es
57 hacerlo con un supuesto re amigo y encima con novia. El mensaje no era semánticamente
58 delator, pero el hecho de que fuera a las seis y media de la mañana y dijera

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59 “aaannndnddddddiiiiiiiiii” alcanzó para modificar esa relación. “Para bien o para mal, ya
60 se whatsappeó”, hubiese dicho Ricardito Arjona.

61 Ese domingo Florencia casi se muere de los nervios. No sólo porque no había obtenido
62 respuesta alguna, sino por lo que tendría que vivir al día siguiente: ir a cursar y verlo. Y no
63 era sólo el whatsapp, esa era la gota que rebalsaba el vaso lleno de la tensión que se venía
64 acumulando el último tiempo. “Chicas, me quiero matar. A partir de ahora el panorama está
65 claro para ambos: acá hay algo raro y yo estoy recontra in”, escribió Flor en el grupo de
66 whatsapp de sus amigas. “Memato si me llega a decir algo, si me habla sobre mi mensaje o
67 sobre lo que está pasando;me muero si, ponele, estaba con Carla cuando le llegó. Seguro me
68 odia.

69 Me va a hacer la cruz. Le va a parecer que estoy flasheando cualquiera y me va a cortar el


70 rostro, y además va a pensar que soy una forra por Car. Voy a pegar faltazo”, dijo en una
71 nota de voz.

72 Pero no faltó. Porque un día iba a tener que poner la cara, y su filosofía siempre era sacarse
73 de encima las cosas malas. Pintarse las uñas primero con la mano inhábil. Comer primero la
74 parte de la comida que no le gustaba para después disfrutar de la que sí. Si tenía que pasar lo
75 peor, que fuera lo antes posible.

76 El lunes llovía y le vino bárbaro para ponerse un buzo GAP con capucha que además de ir
77 acorde al clima, demostraba su humor y sus ganas deesconderse. Tenía Fotografía II como
78 primera materia y sí, la cursaba con Andrés.

79 Entró al aula y él todavía no había llegado. “Actuá normal”, pensaba, recordando el consejo
80 de Cele. Sí, como la semana pasada. Tampoco era tan grave, che. Era un whatsapp diciendo
81 su nombre mal escrito a una hora polémica. Duro, pero ni que le hubiera declarado su amor.

82 El profesor entró y no había ni noticias de Andrés. Florencia se estaba haciendo miles de


83 películas en su cabeza, hasta que por fin llegó, ya con la clase empezada. “Hola Flopi”, le
84 dijo en voz baja, y se sentó al lado. Con total normalidad. Y así siguió el resto del día. Como
85 si nada hubiera pasado. Cosa que Florencia le agradeció en silencio, esa vez y el resto de las
86 que cometió imprudencias…

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87 Porque desde entonces se dieron una seguidilla de hechos cada vez un poquito más pasados
88 de la línea. Manos en la cintura que antes no existían.

89 Miradas. Ya no más escenas de celos, lo cual para Cele significaba que algo pasaba: “antes
90 te lo decía porque sentimentalmente le chupaba un huevo. Ahora posta le influye, entonces lo
91 calla”. Histeriqueo. Charlas de whatsapp a las ocho de la mañana con palos por todos lados.
92 Siempre más explícitos y torpes de parte de Florencia, pero respondidos por Andrés, con más
93 prudencia, pero con evidentes ganas de generar algo. Todas cosas de algo más que amigos.
94 Lo que sí se mantenía era el noviazgo de Andrés y la distancia que ponía cuando Carla estaba
95 presente. Florencia, además de estar cada vez más hasta las manos, empezaba a sentir culpa.
96 Sin bien no estaban haciendo nada, las intenciones eran claras, las ganas eran evidentemente
97 mutuas, el histeriqueo existía. Había un juego atrás de Carla, y Carla era una divina total que
98 no se merecía nada de eso. Pero tampoco era su AMIGA. Y para ese entonces, Flor ya estaba
99 muerta de amor. Y amor vence “me cae bien, es divina”, eso lo sabe cualquiera.

100 De todas formas, hablaba Florencia con sus amigas, ella no tenía nada que plantearse. El
101 juego entre ellos ya estaba establecido así y no le hacía mal a nadie. Es más, era imposible
102 que prosperara: otra de las conclusiones sacadas en el grupo de amigas era que Andrés la re
103 quería a Flor como amiga y persona, pero que en el sentido mujer-hombre solamente “le tenía
104 ganas”. No tenía nada que ver con lo que le pasaba a ella con él, que era amor, o
105 enamoramiento, o algo así. Esta teoría surgía a partir de cuestiones como que él a veces le
106 cortaba el mambo en chats, o porque básicamente estaba de novio y por algo elegía estar con
107 Carla, o porque la mayoría de los histeriqueos de él hacia ella siempre terminaban con algo
108 físico o sexual.

109 Estaba bien, Flor se divertía con eso. Y la dejaba soñar. Porque en su mente, capaz que en el
110 fondo a él sí le pasaba algo de verdad. O podía pasarle. Ella era perfecta para él, y eso le
111 daba bronca. Por más que Carla fuera hermosa, flaca, distinguida y encima bastante copada;
112 Flor sentía que podía darle todo para estar bien. “Ser feliz” suena demasiado cursi. Ella se
113 imaginaba mirando Racing tirados en la cama, o el partido más berreta de fútbol. Se veía
114 yendo a la juntada con los pibes y siendo uno más cuando hiciera falta. Se creía la mejor
115 compañera. Pero él elegía a otra. Y con ella sólo se divertía sin hacer nada.

116 “Si estuviera sólo, me cogería y no me hablaría más. Aparte yo no sé mantener vínculos de
117 todos los días post-garche. O me engancho, o no me animo a mirarle la cara, o algo así. No

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118 sé hacer como si nada. Mejor que tenga novia”, se encontró diciéndole a Paz una vez. Pero
119 eso era algo que ella no decidía. Así como su amor por Andrés.

120 Así siguieron varios meses. Florencia con pibes paralelos que no le movían un pelo porque
121 tanto su mente como su “alma” estaban centrados en Andrés. Andrés con su novia y sus
122 jueguitos con Flor. “¿Entienden que para mí ese comentario en el pasillo post-miradas-
123 polémicas de ‘qué ganas que hay, no?’ es EL SUCESO DEL MES y quizás él ni se acuerda de
124 que me lo dijo?”, decía Florencia en el grupo de whatsapp con las chicas. Y sí, tranquilamente
125 podía ser de esa forma.

126 Pero llegó el viaje de estudios de noviembre. Que se llamaba “viaje de estudios” y se hacía
127 cada año, pero poco tenía de académico y mucho de social.

128 El año anterior Florencia casi que no había querido ir, pero éste estaba desesperada. Era una
129 situación perfecta para que pasara algo. Al menos para que se diera mucho de ese histeriqueo
130 que tanto disfrutaba. No necesitaba un suceso puntual. Solamente con compartir bastante
131 tiempo con Andrés, las buenas situaciones se darían solas. Nada del otro mundo, pero
132 histeriqueo sin límites temporales ni noviales: Carla no iría porque era sólo para segundo año

133 Faltando cuatro días para arrancar para Rosario, Andrés le contó a Florencia que no iba a
134 hacer el viaje: “no tengo ganas, la verdad. Estoy medio mal con Carla, el del año pasado fue
135 malísimo, con mis viejos también ando medio como el orto y no me da para pedirles plata para
136 eso”. Sí, a Florencia se le cayó el mundo. Primero por la ausencia de su amor en Rosario,
137 incluso ¿quería ir si él no iba? Y en segundo lugar, y no menor: esa era otra prueba de que a
138 él no le pasaba nada con ella. Sino no dejaría de ir. Sino estaría muerto de ganas por la misma
139 secuencia, o al menos no le parecería una porquería como daba a entender que le parecía. La
140 parte buena de esto era el “estoy medio mal con Carla”, sin embargo era mala por el hecho
141 de que lo angustiara, “pero, eso es normal, ¿no? Por más que elijas cortar con alguien, te
142 pone triste, sobretodo después de tanto tiempo”, trataba de autoconvencerse con sus amigas.
143 “Sí, igual pará, Flor, todavía no cortó. Capaz están medio con cortocircuitos nada más y
144 piensa que alejarse unos días puede perjudicarlos y quiere cuidar la relación”, la bajó Cele.

145 De todas formas: todo mal. Se había hecho mil ilusiones y no sólo no pasaría nada wow sino
146 que él NI SIQUIERA IBA A IR. Y el resto de los compañeros eran unos imbéciles, y unos
147 imbéciles con los que ni siquiera se llevaba: el último tiempo toda su asistencia a la facultad
148 había consistido en dos cosas: 1) más o menos intentar prestar atención en clase. 2) estar atrás

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149 de Andrés. Y en el otro órden. El resto de los compañeros se habían convertido en fantasmitas,
150 en extras. Casi que ni los nombres se sabía.

151 Pero los planetas, que parecían haberse mudado cada uno a una galaxia distinta, decidieron
152 alinearse. Flor no se había bajado del viaje solamente porque ya lo había pagado y no quería
153 quedar tan Andrés-dependiente. El día anterior a salir, le llegó un whatsapp de Andrés.

154 Andy: che flo, vas al final a rosario vos, no?

155 Flor: sisi obvio

156 Andy: ok, genial. yo al final voy. el forro de diseño II me dijo q sino me la llevo. viste qe ando
157 medio cuelgue en la materia y supuestamente alla vamos a ver no se q cosa y dice q el ultimo
158 trabajo va a ser sobre eso, q si no voy no lo puedo hacer.

159 Flor: uh q garron! bueno vamos a divertirnos

160 Y no respondió más, porque así era desde que la relación había virado. Buena onda pero hasta
161 ahí, buena onda pero te dejo con las ganas, buena onda pero te hago dudar de si mi buena
162 onda es chapativa o de amigos. Porque todas teorizamos que si te vistea algo remable, no le
163 gustás. Porque vos jamás dejarías de responder algo respondible al chico que te gusta. Pero
164 perdemos de vista el factor intencional: ¿y si nos quiere confundir? ¿o los pibes no piensan
165 tanto? ¿y si él también tiene flor de mambo en la cabeza y se lo quiere apagar? ¿o los chabones
166 no mambean, sólo sienten y hacen, sin escrúpulo alguno? En esta historia, al menos, lo
167 sabremos en cuestión de renglones. Entonces llegó el día y partieron para Rosario. En el micro
168 se sentaron juntos y no pararon de molestarse. Se empujaban, no se dejaban dormir, se
169 pegaban en chiste. En un momento de paz, Florencia se acostó sobre el regazo de Andrés y se
170 quedó dormida. Ella juraría que él le hizo un mimo con amor, pero es incomprobable. Ese rato
171 no duró demasiado, porque Rosario siempre estuvo cerca, y enseguida llegaron.

172 Recorrieron algunos monumentos y lugares de interés, pero no interesantes para esta historia.
173 Ellos, juntos. Como amigos, o como novios sin besos. Porque no se despegaban, pero tampoco
174 se abrazaban ni nada de esas demostraciones de amor. “Solo” se veía un entendimiento pocas
175 veces visto, molestias permanentes, una comodidad insólita y una confianza insuperable. Pero
176 lo que nos importa contar de este viaje de estudios sucedió en la segunda noche. En la primera

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177 fueron a bailar, no se dieron mucha bola, Florencia se extrañó, se puso de mal humor y se fue
178 temprano, para evitar planteos ridículos de los que se arrepentiría al día siguiente.

179 Pero la segunda y última noche del viaje, sucedió lo soñado. Lo que hace que este relato tenga
180 sentido en esta sección del libro. Lo que justifica toooooda esta contextualización previa, de
181 la que tal vez un poco me arrepienta pero ya la escribí y me da paja borrar. Lo que vos soñás
182 también que te pase, aunque quizás nunca lo pensaste y empieces a desearlo a partir de ahora.
183 Lo soñado pero posible, lo cual hace que soñarlo sea más placentero.

184 Florencia estaba tirada en la cama con el celular en la mano. De Twitter a Instagram, de
185 instagram a Facebook, de Facebook a Whatsapp. Así ida y vuelta.

186 Solo chateaba en el grupo con Cele y Paz, donde contaba que no le había pasado nada
187 emocionante e incluso que Andrés estaba bastante alejado. Que era obvio que no le pasaba
188 nada y que la única que estaba flasheando ahí era ella. Rosario, que se suponía que iba a ser
189 el lugar que más los acercara y de donde volvería llena de anécdotas y emociones, estaba
190 siendo más llano que una clase de Fotografía en la facultad. Hasta que le llegó un whatsapp
191 de él. “venis?”.

192 Florencia empezó a temblar. Eran las dos de la mañana, no se habían hablado en todo el día,
193 estaban en un hotel. Ya hacía tiempo que evidentemente no eran amigos. Ella, sin darse cuenta,
194 había dejado de contarle de sus pibes, y él le hablaba poco y nada de su situación con Carla.
195 Evitaban por demás los roces físicos, como si hacerlos fuera una demostración de algo;
196 cuando uno con sus amigos suele tocarse y abrazarse sin escrúpulos. Ese “venis?” a esa hora,
197 sin justificación evidenciada, sólo podía significar una cosa. Y era lo que Florencia quería, y
198 a la vez temía. Pero no podía negarse.

199 Se metió en el baño. Se perfumó poco, como para oler bien pero que no se note que lo había
200 hecho expresamente para eso. Agarró la gillete y se la pasó bien rápido -y con cuidado- por
201 todos lados mientras se reía pensando “¿Estaré flasheando cualquiera? Sería gracioso estar
202 haciendo todo esto al pedo. Por lo menos me voy a estallar cuando se lo cuente a Cele y a
203 Pachu”. Se lavó los dientes y se vistió como desarreglada pero linda. Como ese vestir de “ni
204 lo pensé, pero me queda bien”. El de las citas descontracturadas pero todavía un poco más
205 rotoso. “Sí, estoy flasheando cualquiera”, se limitó a responder, y arrancó para su cuarto.

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206 Caminó al final del pasillo, y se frenó en la habitación 43. Estaba nerviosa pero tranquila. Al
207 fin y al cabo, era Andy. Pero ahora era su amor y estaba a punto de pasar algo. Lo sentía en
208 todas partes. Además, era lógica: o se apagaba todo por la desilusión de que no fuera nada, o
209 empezaba algo. Era ahí y en ese momento, o no iba a ser nunca. Tocó la puerta y justo en ese
210 momento apareció Federico en el pasillo, un pibe que cursaba con ellos y además era de los
211 mejores amigos de Carla. Él la miró extrañado como diciendo “¿qué hacés ahí?”. Ella nomás
212 le sonrió y cuando Andrés se asomó por la puerta, abrió bien grandes los ojos como dándole
213 a entender que algo pasaba, mientras decía “el del Samsung A5 es el que necesito, el normal,
214 el de casi todos los celulares. Porfa que se me está por apagar”. En ese momento, Federico
215 siguió caminando con normalidad, como habiendo entendido y permitido la situación. Ahí
216 Florencia exhaló por la nariz y entró a la habitación sin que Andrés le diera el okey. Como se
217 imaginaba, no había nadie más.

218 - ¿Y los pibes?

219 - Se fueron a bailar.

220 Florencia se tiró en la cama de uno de los otros dos huéspedes como hubiera hecho si no
221 estuviera flasheando todo lo que en realidad estaba flasheando. Por suerte, le funcionaba
222 porque un poco se lo creía, y eso la ayudaba a actuar con cierta normalidad.

223 - Poné algo en la tele que me aburro.

224 Andrés se sonrió.

225 - ¿Qué te pasa? Estás nerviosa.

226 Él seguía desde la puerta. Mirando con cara entre diabólica y tierna.

227 - ¿Eh? ¿Nerviosa? ¿De qué hablás, nene? Estoy re tranquila.

228 - ¿Por qué hiciste todo ese acting patético en la puerta? Somos amigos… podés venir a
229 visitarme a mi cuarto sin problema.

230 Estaba jugando con fuego. Y ella, pobre, nomás se iba incomodando más y más.

231 Él estaba ganando por goleada. Flor se rió y miró para abajo, dándose cuenta de que su actuar
232 evidenciaba que ella creía que algo pasaba o iba a pasar.

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Amor de colegio en la facultad

233 - No sé. Me salió.

234 - Ja, te salió muy bien.

235 Y se acostó en su cama.

236 - Puedo poner música en vez de prender la tele, señorita?

237 De repente parecían dos desconocidos chamuyándose. ¿”Señorita”? Nunca le había dicho así.
238 Jamás le habría pedido poner una canción, sino que la hubiera puesto aunque ella no hubiera
239 querido.

240 - Ah, ¿ahora sos caballero? ¿Qué pasa? Hasta ayer me pegabas piñas

241 - Uno a uno.

242 Y se levantó de la cama, enchufó el celular a unos parlantes y empezó a sonar Babasónicos.
243 BABASÓNICOS. “Babasónicos sirve solo para dos cosas: para que pasen los hits del momento
244 en la radio y se te peguen, y para ya-sabés-qué”, recordaba Flor que había dicho Pachu una
245 vez.

246 - Estoy medio peleado con Carla - dijo mientras se acostaba en su cama otra vez.

247 Estaban los dos mirando al techo sobre camas vecinas - . Bah, no peleado. Pero no estamos
248 bien.

249 A Flor se le cruzaron mil cosas por la cabeza. ¿Para qué hablaba de ella en esa situación?
250 Cortaba el clima, pasaba a darle culpa, se acordaba de que el pibe ese que ahora le encantaba
251 ya tenía a alguien. Definitivamente si la nombraba era porque no consideraba que ese
252 momento era especial o chapativo. A la vez, quizás quería justificar lo que estaba por pasar.
253 Si llegaba a suceder algo, él no era tan culpable: no estaba bien con su novia. Quizás quería
254 tranquilizar a Florencia. Relajarla, darle a entender que podía activar sin problema. Todo
255 podía ser. Lo seguro era que nuestra protagonista estaba pensando diez millones de cosas y
256 tenía que relajarse.

257 - Eu, te dije algo.

258 - Sí, sí, te escuché. No sé qué decirte. Tranqui, se va a arreglar todo.

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259 - Capaz que no quiero.

260 - Bueno.

261 - Estoy bien así. Me vine acá y me sentí, no sé, como “libre” después de mucho tiempo. Te
262 extrañaba a vos por ejemplo. En el último tiempo, Carla me hizo bocha de escenitas.

263 Sonaba “Aduana de palabras”. “Todas esas palabras que no puedo ni quiero escribir”. Ahora
264 ya no miraban para arriba, estaban de costado, mirándose cara a cara, con el metro que
265 separaba a las dos camas en el medio.

266 - ¿Escenas conmigo? - dijo con falsa sorpresa Flor, y exageró una risa.

267 - Sí… no sé qué flashea.

268 - Mal. Cualquiera.

269 Hubo dos o tres minutos de silencio. Ahora empezaba a escucharse “cómanse a besos esta
270 noche”. A Andrés se le escapó una risita.

271 - ¿De qué te reís, tarado?

272 - Vos también te estás riendo. Nada, Flor, nada.

273 - Dale. ¿Qué te pasa?

274 - ¿Vamos a seguir haciéndonos los pelotudos? - dijo mientras se paraba - Vení,parate un
275 segundo.

276 Flor le hizo caso y se acercó. Se miraron con los ojos bien grandes como esperando que el
277 otro dijera algo, pero no hizo falta, porque lo que pasó habló más que diez horas de charla.
278 Andrés la agarró de la cintura y bien despacio se fue acercando a su boca, sin perder el
279 contacto visual. Fue un beso largo, lento y en el intermedio perfecto entre caliente y dulce.

280 Ni Flor ni Andy tenían idea de a dónde iba eso que pasaba, aunque se estaban cayendo a la
281 cama. Mientras, Dárgelos cantaba “me gustas tanto que no sé por dónde voy”.

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