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Capítulo 1

Devonshire, Inglaterra, 5 de abril de 1710.

Un gruñido quería escapar de su boca, sin embargo, debía recordar que a pesar de que la relación con
sus hermanos pequeños no fuera la mejor, siempre la tomaban como un modelo a seguir. Si ella
cometía una falta en su conducta, ellos la repetirían y sus padres se enterarían. ¿Pero qué podía
hacer? Le parecía inconcebible la idea de tener que estar siempre presente cuando la institutriz
educaba a sus hermanos casi como si la educara a ella, ya tenía 20 años, más debía recordar que aún
estaba bajo el alero de sus padres y debía obedecer sus reglas. Incluso la absurda idea de su padre,
William Cavendish, de que no contrajera matrimonio hasta la edad de 20 años ¿Por qué hacía eso?
Las muchachas desde los 14 años se casaban, pero ella siempre tuvo que mirar hacia un lado y
esperar a que llegara su turno, escuchando los comentarios mal hablados al respecto. En realidad, la
excusa de su padre para esperar tanto, era que el primogénito de una importante familia muy cercana
al rey estaba interesado en ella y que ya la había proclamado como suya, pero por motivos de trabajo,
expediciones e investigaciones por el mundo, llegaría cuando la primavera de 1710 llegara a su fin.
Antes la idea de eso la hubiera llenado de júbilo, se habría preparado con esmero para encandilar a su
prometido, mas ya siendo una mujer todo era distinto, sobre todo por... bueno, no era necesario entrar
en esos recuerdos tan dolorosos y repugnantes.

XX: ¡Señorita Cavendish! –La fuerte pisada de la institutriz sobre la madera la sacó de sus
pensamientos- Usted suele perderse en sus sueños, Dios, no me sorprende que ningún hombre se
haya casado con usted y que sea lo más comentado de la sociedad.

Camila: -"Cuando termine la primavera Aaron Warwick vendrá por mí, eso todo el pueblo de
Devonshire lo sabe, así que sus palabras no me intimidan." Ojalá lo pudiera decir en voz alta y no sólo
en su cabeza- Permítame disculparme por mi comportamiento, señora Doyle.

Sus hermanos emitieron una risita, pero al ver la dura mirada de la institutriz Doyle cesaron y siguieron
con su lectura en completo silencio. Los niños Cavendish, incluso los más pequeños eran educados en
casa por dos profesores que los instruían de acuerdo a sus edades, en matemáticas, historia,
geografía, filosofía y lenguas como francés, italiano y latín. La institutriz los educaba para que tuvieran
conocimientos en pintura, preceptos morales y religiosos católicos, así como también artes musicales
como canto, violín y/o piano. Ellos; William de 11 años, Rachel de 10 años, Elizabeth de 9 años,
James

de 8 años y el pequeño Charles de 6 años aún tenían que vivir la "tortura" que sus padres querían para
sus hijos, querían chicos de alta sociedad que tuviera un rico conocimiento en varios ámbitos de la
vida. Por suerte Camila ya sabía todo aquello de memoria y dedicaba sus días a obras sociales,
tertulias con sus "amigas" y enseñar música a los hijos de las grandes familias de clase alta. A pesar
de eso ¡Odiaba estar supervisándolo todo!

Doyle: Señorita Cavendish ¿No debería practicar para el baile de esta noche? Cientos de personas
están ansiosos por escuchar su interpretación en piano. -¿Por qué ahora se comportaba simpática
cuando hace unos minutos la había reprendido por su comportamiento? Sí, solía aterrar esa mujer.

Rachel: Es cierto ¡Qué fabuloso! Me pondré mi vestido y sombrero que nuestro padre trajo de Francia,
de todas formas ¿Qué celebraremos?

Insideofmysoul
Doyle: A sus padres les gusta mantener relaciones cercanas con políticos y familias de buenas
costumbres, no debe haber un gran motivo para que los Cavendish celebren en la mansión cuando se
les plazca.

Camila se levantó del asiento un poco asqueada, haciendo obras sociales veía a las familias de clases
bajas y todas las necesidades que tenían. A diferencia de sus amigas y otras mujeres de su mismo
estrato, ella sí hacía caridad desinteresadamente y no como una forma de expiar sus pecados, de los
cuales siempre se jactaban los demás.

Camila: Señora Doyle me retiro, iré a comprar un vestido para esta noche porque creo que no tengo
uno nuevo. -Sus hermanas la miraron con súplica para que las salvara de las clases de lectura- No
niñas, iré sola. –Hizo una pequeña reverencia y sin esperar respuestas salió de allí antes de que los
ojos de sus hermanas la hicieran ceder. No sabía si salir de la mansión para comprar un vestido era el
motivo principal, quizás sólo quería hacer las cosas sola y despejar la mente antes de esta noche. Era
increíble que no hubiera superado aún el miedo de las presentaciones de piano en las concurrentes
fiestas que sus padres realizaban, a pesar que tuviera talento de sobra para ello.

...........

2014, 304 años más adelante, Los Ángeles, Estados Unidos.

El flash de la cámara parpadeaba cada 5 segundos con cada toma que el fotógrafo le daba a su
cuerpo. Confianza, sí, era la palabra que creía correcta para calificar la facilidad con la que podía estar

frente a una lente o frente a cientos de personas en un lugar sin temblar o tener miedo por ello. Sus
ojos se veían a un más verdes con el fondo blanco y la luz de los focos, la sonrisa de sus labios
revelaba una dentadura blanca y perfecta que combinaba perfectamente con su autoestima.

Lauren Jauregui, un nombre que no podías decir en medio de una plaza pública sin escuchar los
suspiros de adolescentes tanto hombres y mujeres de todas las edades, un rostro que estaba en todas
las revistas del país y en gran parte de las internacionales. Su vida laboral como modelo era un éxito,
pero su vida amorosa era todo lo contrario, de hecho, no tenía una vida amorosa porque no le
importaban las relaciones a largo plazo, las mujeres que estaban con ella sabían sus exigencias y una
de ellas era "sin flores, sin cuentos de hadas, y sin campanas de boda".

Sus ojos divisaron a una mujer detrás en las sombras del estudio, tenía la visión suficiente para darse
cuenta de quién era. ¡Mierda! La primera y única loca de las mujeres con las que había salido que le
exigía más que sexo y los lujos que le podía brindar. El fotógrafo dio por terminada la sesión y con ello
llegaron los típicos agradecimientos después de una extensa jornada laboral. Lauren miró a la
muchacha y supo que no podía evitarla más tiempo, si no tenía al menos una conversación decente
con ella las cosas se pondrían peor.

Caminó hacia su ex "pareja", la tomó del codo y la apartó hacia un rincón detrás de vestuario y cajas
apiladas.

Lauren: ¿Qué quieres? ¿No te bastan tus llamadas y mensajes para acosarme?

Carol: ¡¿Acosarte?! ¿Llamadas y mensajes? Por favor, sólo te he llamado dos veces desde que
terminamos y no me has contestado, eres una cobarde que les teme a las relaciones serias, eso pasa.

Insideofmysoul
Lauren: Por si no lo recuerdas desde el principio sabías que quería sólo besos y sexo, es decir mira a
tu alrededor –señaló con altanería el estudio- soy un rostro solicitado, tengo un club de fans y miles de
chicas que adoro me siguen día a día, aceptar una relación sería arruinarlo todo ¿Lo entiendes ahora?
Es que -arrugó el ceño- no entiendo en qué momento te di esperanzas. –Se dio cuenta de que Carol
tenía sus bonitos ojos celestes llenos de lágrimas. Era una mujer muy bonita y poco usual con la que
solía salir porque ella sí estudiaba para tener una profesión, mas, lamentablemente había roto el
corazón a quién no correspondía- Por Dios, lágrimas no, sabes que...

Carol: ¡Sí, sé que te que molestan! –Golpeó con sus puños su hombro izquierdo- Salimos 4 meses a
escondidas y tener que soportar eso es bastante ¡¿Eh?! ¿Lo entiendes tú?

Lauren: -la miró sin gracia- No Carol, lo que tú debes entender es que esto se acabó la semana
pasada, siempre fui sincera, si me precipité o te di falsas esperanzas lo siento, pero no estoy
interesada en ninguna mujer de forma sentimental.

Carol: –miró hacia el lado, se sentía humillada, sosa e incapaz de continuar con esto. Había venido
con la esperanza de hacer recapacitar su corazón, pero fue inútil. Cuando tomó el valor suficiente alzó
el rostro y la miró fijamente- Escúchame Lauren Jauregui, escúchame aquí y ahora. Un día, te lo juro,
un día te vas a enamorar de alguien que no podrá estar a tu lado para siempre, un día esa mujer será
un imposible y vas a pagar por todas aquellas a quienes ilusionante y no tuvieron el valor de decírtelo
a la cara. Recuérdalo –apuntó su pecho con un dedo- un día eso sucederá.

Lauren: –No podía evitar sonreír con burla- ¿Ahora eres vidente?

Carol: -La miró de pies a cabeza- Te acordarás de mí Jauregui, Te acordarás de mí.

Salió de allí con toda la intención de llorar una vez que estuviera sola. En realidad, nadie puede
manejar lo que el corazón siente, Lauren siempre fue clara, pero no pudo darse cuenta a tiempo.
Jauregui que estaba apoyada en un guarda ropa con una botella de soda dietética a mano, se quedó
mirando la figura de Carol hasta perderla de vista. ¿Ella enamorándose de alguien? ¡Eso no le
sucedería jamás! La sola idea le causaba rechazo.

Lauren: Allá tú con cupido, pues eso querida Carol –apretó los dientes- no es, ni será asunto mío.

.......

1710, Devonshire, Inglaterra

Con las manos cruzadas sobre su regazo Camila disfrutaba del viaje en el carruaje camino al pueblo
mismo de Devonshire. Ellos vivían hacia las afueras en una mansión rodeada de campos de césped
verde, puentes que cruzaban ríos y manantiales, árboles y muchas flores. Todo aquello les pertenecía
y reflejaba el gran poder social que los Cavendish tenían en Inglaterra. Todos los terrenos, el número
increíble de carruajes, caballos, sirvientes domésticos, era un poco de lo que habían sembrado desde
hace varias generaciones. La morena, miró el reloj de mano que cargaba y luego asomó tan sólo un
poco el rostro por la ventanilla del carruaje, el idílico paisaje que la rodeaba era inspiración para varios

pintores que se dedicaban a inmortalizarlo en cuadros que perdurarían por el resto de la historia, así lo

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deseaba ella. El aroma de los cerezos la hizo sonreír, a pesar de que ciertas cosas en su vida eran
difíciles de sobrellevar, al menos tenía el privilegio de ser testigo de estas maravillas de la naturaleza.

Camila: Sublime –murmuró pero de pronto toda esa inspiración se vio acabada cuando el carruaje
frenó de forma brusca, el caballo que los conducía relinchaba nervioso y el cochero le dijo por la
ventanilla que no saliera, pero ella era más terca y abrió la puerta para descender del carruaje- ¡Santo
cielo!

En el suelo se encontraba una mujer boca abajo que trataba pararse con la ayuda del cochero. Sus
ropas estaban sucias porque el suelo tenía varios charcos de lodo con la lluvia primaveral de la noche
anterior. Por su aspecto era obvio que era una sirvienta doméstica. Sin dudarlo se acercó y desde el
brazo derecho trató de sostenerla para pararla.

Cochero: Señorita Cavendish, le pedí que no bajara por su propia seguridad del carruaje, si sus padres
se enteran...

Camila: Pues yo digo que no se enterarán ¿Quién más si no usted la persona que podría dar fe de
aquello? No le conviene. -Prestó atención a la mujer que no levantaba el rostro, sólo miraba sus
zapatos sucios y a mal traer, además de unas cuantas manzanas molidas- Cielo santo, la pasaste a
llevar. Le ruego nos disculpe, el camino está irregular. –Le hizo una pequeña reverencia cuando supo
que ya podía pararse sola, la extraña campesina la miró sorprendida- ¿Se encuentra bien? –murmuro
apenas porque el rostro de la pobre la dejó sin habla. A pesar de la suciedad que impregnaba su piel,
destacaban de sobremanera sus ojos verdes, quizás era porque llevaba la nariz y la boca cubiertas
con un pañuelo negro como si quisiera ocultar algo. Por otra parte, la desconocida trataba de articular
palabra ¿Qué hacía una señorita de clase alta hablando con alguien tan paupérrima como ella?

XX: -agachó la cabeza- Me encuentro bien, gracias por su preocupación señorita...

Camila: Camila, Camila Cavendish –de su vestido sacó un pañuelo blanco bordado- tenga cuidado,
límpiese con esto y mire el camino, no quisiera enterarme de que otros carruajes la pasan a llevar. –
Miró apenada las manzanas- ¿Hay alguna forma de retribuir aquello?

Cochero: Señorita suba al carruaje ahora, se lo ruego. –Dándole una última sonrisa a la pobre
desconocida, Camila subió con toda la elegancia que la caracterizaba en el carruaje. El cochero le dio
unas cuantas monedas a esa desconocida para pagar por las manzanas perdidas y la ropa que había
arruinado, luego subió y tirando de las riendas del caballo salió de allí.

Los ojos verdes de la mujer estaban más abiertos que nunca y la boca, que no se apreciaba por el
pañuelo negro, también. ¿Eso había sido un sueño? ¿El golpe del caballo le provocó alucinaciones?
Nadie de la clase alta osaba mirarla a la cara cuando le hablaba porque, como era común, no era
digna de aquello, más esa señorita de cabello oscuro y ondulado sí lo había hecho, incluso no tuvo
asco de tocarla.

XX: Un ángel –susurró- señorita Cavendish usted es un ángel. -Miró el pañuelo y lo guardó debajo de
su ropa para no ensuciarlo.

Si tan sólo Camila supiera las vueltas de la vida, si tan sólo supiera lo que esa noche ocurriría.

Capítulo 2

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Sentada al borde de una fuente que lanzaba chorros de agua, la morena podía estudiar el
comportamiento de las personas que caminaban por ese sector de Devonshire. Era cómico ver cómo
ciertas mujeres evitaban el contacto con la gente "común" que no era de su misma clase social, cómo
muchas de ellas chillaban asustadas cuando pasaban cerca de un puesto donde vendían gallinas y
éstas cacareaban fuerte a su oído. Siempre se sintió fuera de lo común, a diferencia de sus amigas,
ella se comportaba de una manera tan especial que se lo hacían notar cada que podían. No tenía asco
o comportamientos clasistas por quienes no eran de su mismo "nivel", de hecho, le gustaba compartir
bastante. Camila sabía que era una Cavendish por gracia del destino, pero existía una muy buena
posibilidad de que en su cuerpo corriera la sangre de una familia humilde, quizás eso explicaba la
razón que la incitaba a comportarse tan diferente.

De pronto divisó algo que le llamó la atención. Con una sonrisa resplandeciente caminaba hacia un
pintor que había visto en una de las plazas del centro de Devonshire. Le hizo una seña al cochero para
que esperara por ella, estar aquí distrayéndose le servía para apartar los pensamientos que le traía el
verse enfrentada a un piano y un público que la mirase de forma atenta, además de otras presiones
personales y recuerdos que la angustiaban todos los días. Por mucho entusiasmo que poseyera,
igualmente procuraba caminar como una señorita de la nobleza, tal cual le enseñaron desde pequeña.
Sostuvo su vestido y le sonrió al hombre sentado en un banquito de madera, estaba haciendo retratos
de las personas y por lo visto tenía un talento impresionante.

XX: ¿Le gustaría hacerse uno?

Camila: Por supuesto que sí. –Le hizo caso al hombre de sentarse frente a él y lo observó fijamente-

¿Qué es eso?

XX: Esto señorita –sostuvo un trozo negro de ese "algo"- es carboncillo, somos muy pocas las
personas que trabajamos con él, pero le aseguro que los resultados son excelentes. Permítame –el
carisma de Camila noqueaba a cualquier persona que pasaba cerca, incluyendo hombres y al mismo
pintor. Podía tener 40 años, pero caía bajo los encantos de esa señorita que de seguro pertenecía a la
nobleza por la calidad de sus vestidos, por cómo hablaba y se movía. Estuvo allí un poco más de

10 minutos trazando el carbón, los transeúntes se aglomeraron cerca para ver cómo tan bella
muchachita era inmortalizada en carbón. Era una técnica novedosa porque la mayoría de la nobleza se
retrataba con pintores recomendados y en óleo- Listo... ¿Su nombre? –Lo pondría junto a la fecha bajo
la delicada hoja.

Camila: Camila Cavendish –metió su mano en un bolsito de género- ¿Me podría decir cuánto cuesta?
XX: Para usted nada, –suspiró fascinado con ella- este es un regalo para la hija del duque, es un
gusto.

Camila: No sabe cuánto le agradezco, ha quedado muy bello, la técnica es hermosa y el trazado es
perfecto, proteja su salud para que continúe mucho tiempo haciendo esto.

Emocionada hizo una reverencia, sostuvo el regalo y lo aferró a su cuerpo para que no se le perdiera.
No le gustaba hacer uso de su apellido, pero cierto tipo de actitudes de personas que no esperaban
nada a cambio la emocionaban. Se despidió con la mano de todos los que la miraron y con su
característica elegancia se subió al coche. La gente de Devonshire siempre hablaba de ella y gran
parte de esos comentarios eran positivos, porque era una chica aristocrática diferente, la que llegaba a

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todos, la que hacía que la gente tuviera empatía con el duque, su padre.

En el camino a la mansión dentro del carruaje, cuando pasaron por el lugar donde se habían
encontrado con esa campesina, Camila se dio cuenta de que aún había algunas manzanas molidas
entre el lodo y el agua. Una sonrisa se asomó en sus labios, porque la verdad es que usualmente veía
ojos claros dentro de los británicos, pero jamás había visto unos ojos verdes que transmitieran tanto
sentimiento sin siquiera hablarlo. ¿Estaría bien? ¿Estaría segura y sin lesiones?

.......

Una vez estando en su habitación, luego del paseo, comenzó a prepararse porque en una hora los
invitados llegarían al gran baile de los Cavendish ¿Quién no querría codearse con lo mejor de la
nobleza? Asistirían condes, marqueses, vizcondes y todo tipo de personas de la nobleza británica con
títulos que la distinguían por sobre los demás.

Una sirvienta doméstica le ataba el corsé tras su espalda, dejando que poco aire pudiera entrar a sus
pulmones, todo con el fin de que su cintura se viera perfecta y que aquella prenda no se marcara bajo
ese vestido vaporoso lleno de capas y capas de géneros. Camila no podía oír lo que ocurría en las
otras habitaciones de la mansión, dadas las grandes distancias, pero estaba segura de que les
ordenaban a los criados que les pasaran las cosas y los vistieran también, sus hermanos podían ser
unos pequeños monstruos poco benevolentes con el servicio doméstico.

XX: ¿Se encuentra bien así, señorita Cavendish? –Con un gemido asintió antes de estirar los brazos
hacia arriba para entrar en todas las capas de su vestido con toques dorados. Se sentía un poco
pesada al caminar, sólo un poco.

Caminó hacia su cama y allí otra sirvienta sostuvo una peineta que usó para juntar el cabello oscuro y
precioso de la morena sobre su cabeza en un estilo muy popular de la época llamado "Fontange",
armando un peinado con pinzas de diseño en flor. El resto del cabello naturalmente ondulado lo dejó
caer sobre su nuca y hombros.

XX: Espero me permita este cumplido, señorita Cavendish, pero luce como un verdadero ángel.

Camila: ¿Ustedes creen? –Murmuró agradecida- El maquillaje me lo pondré yo, agradezco su


atención, pero pueden retirarse esta vez.

Cuando estuvo sola, sostuvo un pocillo de porcelana que contenía polvo blanco que ocuparía como
base. De aquello se puso una capa muy suave sobre su rostro, cuello y escote para tener tan sólo un
poco de tono más claro que el de su piel. Luego aplicó un suave colorete carmín en sus mejillas y
labios que estaba hecho a base de vegetales. Todas estas cosas su padre se las había traído desde
Francia, cuando tuvo una importante reunión con políticos de la zona, eran exclusivas y muy costosas.

El reloj marcaba las 8 de la noche, cuando ella junto a sus hermanos descendieron del tercer piso al
segundo y así al primero, donde se efectuaba la fiesta. Todos voltearon hacia ellos con una sonrisa
pensando que eran los chicos más afortunados de Devonshire, pero su atención estaba puesta

principalmente en la hija mayor y adoptiva del duque William y su respetada esposa Rachel. ¡Qué
belleza! Las amigas de Camila le hicieron un gesto para captar su atención con sus manos enfundadas

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en guantes blancos, pero tanto ellas como la morena sabían que por protocolo era correcto saludar a
las personas de los altos cargos primero. Casualmente William, su padre, se acercó a ella y
abrazándola de lado la acercó a un hombre joven que sonreía como un colegial.

William: Hija mía, te presento al primer conde de Orford, Robert Walpole.

Camila: -sostuvo su vestido de los costados y se inclinó en una reverencia- Es un placer conocerlo Sir
Walpole, espero disfrute de la música, la velada y que tenga una noche amena en nuestro hogar.

XX: -su voz era un tanto jocosa- El gusto es mío señorita Cavendish, su padre no mentía cuando
hablaba de lo bella que es su primera hija. –Con una sonrisa educada le agradeció por el cumplido,
sonrisa que se borró cuando su padre se acercó a ella y disimuladamente la llevó a un rincón de aquel
salón.

William: Escúchame bien Camila, anda a tocar el piano, pero cuando termines te estaré esperando
afuera de tu habitación ¿Por qué saliste a Devonshire sin que alguien que te acompañara? Me
desobedeciste. –Su cuerpo se tensó de inmediato con lo repugnante que sonaban sus palabras- Ve
ahora.

Su corazón palpitaba al ritmo del galope de los caballos, a los truenos y cosas que cobraban vida y
rapidez. Mierda, sabía lo que esas palabras significaban y cuando su padre le decía aquello era
porque verdaderamente habría problemas. Se corrió la voz por la mansión de que la señorita Camila
Cavendish tocaría el piano, los que hablaban en otras estancias de la mansión o en sus jardines, se
acercaron al salón para escucharla.

Con gracia la muchacha les sonrió a los presentes a pesar de que le costara hacerlo, "debo estar bien,
debo tranquilizarme" se repetía en la mente antes de sentarse con gracia en el banquito frente al
piano. El temor de tocar frente a un público era mucho menor comparado con los abusos físicos de su
padre.

Miró hacia los presentes con una sonrisa y a los segundos después empezó a tocar la melodía que
había aprendido sola en una tarde del domingo pasado. Las personas suspiraron con su imagen
porque parecía un ángel que jugaba con las teclas del piano creando una melodía alegre. Camila
quería dejarse llevar por la música, pero sus dedos en este minuto estaban siendo autómatas ¿Cómo
disfrutar de tan sublime melodía cuando su cabeza no dejaba de pensar en lo que la esperaba cuando

terminara de tocar? Otras mujeres comentaban envidiosas la escena, quejándose de cómo tan
apuestos jóvenes de familias ricas la miraban con deseo e ímpetu. ¿Cuántas proposiciones de
matrimonio se efectuarían esta noche para Camila Cavendish? Lo peor de todo, decían ellas, es que
no las aceptaría porque el famoso, rico e intrigante Aaron Warwick ya la había proclamado como suya.

Los ojos de Camila se estaban humedeciendo, pero sonreía de oreja a oreja tocando la melodía para
disimular la pesadilla que surgía en su corazón. Todos esperaban muchas cosas de ella, todo el
tiempo tenía que esforzarse por ser el orgullo de sus padres para no hacerles sentir vergüenza de no
ser una hija legítima o sentir arrepentimiento por adoptarla 17 años atrás. Cerró los ojos, "Déjate llevar,
Camila, déjate llevar". Si tenía los ojos cerrados no vería a quienes la observaban afanosamente, no
sentiría miedo y haría las cosas bien. Una chispa de esperanza apareció y llevó la melodía hacia un
tono más alegre para que los presentes parpadearan sorprendidos con su capacidad para tocar el
instrumento. Sí, las tediosas horas con la institutriz Doyle tuvieron efecto y de seguro sus hermanos

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también las tendrían, especialmente las niñas.

XX: Está tocando sin una partitura, esta muchacha es realmente sorprendente.

Camila escuchó que alguien comentaba y continuó dejando que sus dedos hicieran la magia. Miró
hacia el frente en busca de la figura de su padre, pero este no estaba. "Dios mío" pensó con
insistentes ganas de llorar, de seguro William Cavendish no estaba presente para ver a su hija porque
ya había ido hacia afuera de su habitación. Miró las teclas del piano pensando en un plan, pero no
sabía para qué y cómo podría evitar la presencia de él. ¿Y si tocaba otra pieza cuando terminara con
esta? No, no quería que pensaran que era una muchacha presumida que quería captar la atención. Se
mordió los labios, una mecha de cabello ondulado se dejó caer sobre su frente cuando bajó la vista de
nuevo hacia sus dedos que se movían de un lado a otro cuando la pieza musical llegaba a su fin. Unos
cuantos juegos más de sus dedos y todo había terminado.

Al agachar la cabeza todos unieron sus palmas en un aplauso que cubría todo el salón, no había
invitado que no le agradeciera a Camila Cavendish por la melodía en piano que había tocado para
todos ellos. El ambiente poco a poco comenzó a volver a la normalidad, los violines, violonchelos y
arpas eran tocados con armonía para crear música de fondo. Disimuladamente Camila salió de allí y
se dirigió al tercer piso donde estaba su habitación, si sabía lo que sucedería, quería acabarlo luego.
El sudor en su nuca aumentaba conforme daba pasos, se dirigía al infierno que angustiaba sus días en
esta casa y lo que le producía constantes pesadillas. Cuando llegó al pasillo divisó la figura de su

padre ¿Quién iba a pensar que el respetado y famoso William Cavendish era un cerdo? Tomando
valor y mucho aire se acercó a él.

William: Cada día estás más hermosa Camila, no sé cómo no me di cuenta de que te convertirías en
una mujer así.

Camila: Preferiría que se abstuviera de hacer ese tipo de comentarios, padre. -Agachó la cabeza con
temor.

William: Esta tarde saliste a Devonshire, sabes que te tengo prohibido salir sin un vigilante. –Susurró
tras su oreja con lujuria- ¿Cuántos hombres te han puesto los ojos encima? Muchos. -Camila quería
llorar, pero se mordía los labios para que sus lamentos no escaparan de su boca- Eres preciosa, hija
mía. –Acariciaba su cuello con sus labios- Cuanto desearía que Aaron se arrepintiera de llevarte de mi
lado.

Camila: Padre, deténgase por favor, no lo haga. –No pudo aguantar más y comenzó a llorar
desesperada.

William: -acariciaba su escote e introdujo la mano para tomar uno de sus suaves pechos- Voy a
terminar lo que nunca pude acabar. -Quería besarle la boca, pero ella se rehusaba.

Camila: Basta por favor, basta ya papá. –Chilló mientras lloraba, pero gritó cuando las manos de
William tomaron por detrás su vestido y empezó a rasgarlo para quitarle el corsé- ¡NO! ¡NO!

Tiró tanto de sí misma, que el vestido quedó a medio caer de su cuerpo. Logró apartarse de William,
pero no pensó demasiado antes de comenzar a correr por el pasillo. William empalideció, si alguien la
llegaba a ver así sería una vergüenza ¡Mierda! Tras ella comenzó a gritar para que volviera, pero

Insideofmysoul
Camila corrió por otra parte.

William: ¡No sacas nada con escaparte Camila! -La morena llorando desesperada se encontró en un
pasillo sin salida. Sólo había una ventana abierta tras su espalda y nada más a donde poder huir- Te
dije que no sacas nada, Camila déjame terminar lo que empecé.

Camila: No lo hará, padre, no lo hará. –Pero cuando los pasos de William se fueron acercando, la
morena miró hacia atrás- no padre, no.

William: Te tengo –antes de sujetar su cintura, el cuerpo de Camila perdió el equilibrio y se cayó hacia
atrás por la ventana- ¡Camila! ¡Camila! ¡Hija!

La morena tenía los ojos cerrados sintiendo la caída. "Me voy a morir, me voy a morir". Bajo ella había
una fuente de agua. Cuando se le ocurrió abrir los ojos chilló aterrada, pero fue tarde cuando su
cuerpo se sumergió profundamente en la fuente de agua. ¡No podía gritar por ayuda!

Quería salir a flote, pero no había fondo donde pararse y una fuerza extraña empezó a hundirla más y
más, impidiéndole salir de allí. Toda el agua a su alrededor se tornó de un color negro, pero lo más
extraño de todo era que sentía que daba vueltas a una velocidad impresionante. Un dolor comenzó a
desgarrar sus brazos y piernas hasta hacerle perder la consciencia.

En la fiesta todo el mundo chilló cuando William llorando pedía ayuda, diciendo que su hija había
perdido el equilibrio y se había caído por la ventana hacia la pequeña fuente de agua en uno de los
jardines. Todos corrieron hacia ese lugar para buscarla, algunos lloraban, si tenían suerte podrían
encontrarla con vida porque una caída desde el tercer piso contra una fuente de agua que no tenía
nada de profundo, era un impacto suficiente para matarla. William Cavendish alegaba entre llantos que
su hija estaba perdiendo el juicio hace tiempo y que quiso salvarla pero le fue imposible ¡Hipócrita!

William: ¡¿Pero qué...?! –todos los que estaban a su alrededor se dieron cuenta que en la fuente no
había nada, excepto la parte externa del vestido que descansaba en el suelo de mármol de la fuente-
Pero... -sin rastros de pisadas, sin rastros de gotas alrededor, no había absolutamente nada- Yo la vi
caer, maldita sea ¡Yo vi caer a mi hija! –Dijo desquiciado ¡¿Cómo había logrado escapar?! Fue así
como se quedó mirando profundamente el agua de la fuente. Esto no estaba bien, esto no estaba nada
bien- ¡Busquen a mi hija ahora!

..........

304 años más adelante, martes 22 de julio 2014, Los Ángeles, Estados Unidos.

Con cuidado miraba hacia el frente, mientras manejaba aquel precioso Chevrolet Camaro sobre el
cemento mojado, estaba segura de que soportaría la lluvia que caía sobre la ciudad, pero tenía que
prestar atención si no quería chocar con un poste o algo por el estilo. Le costaría confiar en alguien de
nuevo después de lo que se había enterado hoy ¡¿Cómo era posible estar feliz si su mánager le había
robado 1 millón de dólares de la cuenta bancaria?! El infeliz se había ido con el dinero y no dejó
rastros, pero claro que lo hundiría porque tenía fotos con él, tenía información de donde se quedaba en
vacaciones, contactos de sus cercanos, le daría todo a la policía. Enfadada golpeó el volante cuando
estacionó el vehículo en el garaje, ya mañana sería otro día, tendría que conseguir a algún mánager

Insideofmysoul
recomendado y que no tuviera antecedentes, pero jamás volvería a cometer el error de confiar
demasiado como para que se enterara de su clave.

Se bajó con los puños apretados, lo único que quería hacer era darse una ducha de agua caliente y
acostarse porque le dolía la cabeza. Por suerte no le había robado mucho, y ahorraba el dinero que
ganaba con las sesiones fotográficas, además de que trabajo no le faltaría, de hecho, tenía muchas
ofertas que iban desde sesiones fotográficas, firmas con marcas para ser la imagen principal y hasta
papeles en películas. Afuera sonó un relámpago tan fuerte que el departamento se remeció completo,
una luz bañó las paredes hasta desaparecer abruptamente. Luego comenzó a llover aún más fuerte.

Lauren: Hogar dulce hogar –susurró extrañada en la cocina, tomando una cerveza helada del
refrigerador. El sonido del gas fue una caricia para sus oídos, y se intensifico cuando el líquido bajó por
su garganta- toda esta mierda se acabará, seguiré siendo la mejor. Voy a acabarte Glenn. –Tiró la lata
aplastada a un cesto de basura antes de dirigirse a su habitación deseando tirarse y dormir tal cual
cayera. Prendió la luz revelando cada rincón del lugar, incluyendo sus artefactos tecnológicos y otras
adquisiciones- Cama, querida cama yo... ¡¡SANTA MIERDA!!

Retrocedió y estiró el brazo hacia una pared para no caerse de espaldas. Su respiración se volvió lenta
y cuidadosa, tenía la lengua atascada bajo su dentadura para no gritar y hacer otro escándalo. ¡¿Qué
estaba viendo?! Encima de su cama había alguien boca abajo con un atuendo sacado de otra época,
estaba empapada, al igual que las sábanas y parte del suelo.

¿Habían entrado a robar? Se acercó lentamente, muy dispuesta a emplear sus técnicas de defensa
personal, con una mano le dio vuelta y su sorpresa fue mayor. Tragó saliva. Esa "cosa" era una mujer
inconsciente y estaba respirando ¿Cómo llegó hasta ahí? ¡¿Pero quién demonios era ella?!

Capítulo 3

¿Qué haces cuando encuentras a un desconocido en tu propiedad? Lo echas a la calle dándole antes
unos merecidos golpes, llamas a la policía, te justificas por el acto, alegas allanamiento de propiedad
privada o algo así. Pero este caso era muy especial ¿Qué haces cuando encuentras a una mujer
mojada en tu cama, inconsciente y vestida como si hubiera sido sacada de una película inglesa
ambientada del siglo 18? Tuvo la tentación de tomar su teléfono para llamar a seguridad o a la policía,
pero el temor de que esa mujer cargara algún tipo de arma era más fuerte ¿Qué tal si era una de esas
fanáticas desquiciadas que recurren a actos extremos para demostrar su "Amor"?

Encendió todas las luces de la habitación y armándose de valor caminó a su cama, se inclinó hacia
adelante y sostuvo a esa mujer de los hombros para remecerla con furia.

Lauren: ¡¿Qué mierda haces en mi habitación?! –No iba a tolerar que una extraña estuviera en su
departamento, no iba a permitir que alguien le hiciera daño, ni que se metiera en sus cosas llevada por
un fanatismo excesivo- ¡Despierta borracha!

La morena escucho unos murmullos, algo desde muy lejos la estaba llamando y no sabía que era
exactamente. Estaba cobrando la consciencia poco a poco, a medida que volvía de un lugar muy
oscuro no sabía dónde y cómo estaba, pero pronto los recuerdos iban a apareciendo en su cabeza

¿No había muerto ahogada en la fuente de agua? ¿No había aplastado su cuerpo contra el mármol
cuando cayó desde el tercer piso? Sintió muchas náuseas, un dolor de cabeza iba tomando la

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Insideofmysoul
posesión de su cuerpo y se iba expandiendo por sus brazos y piernas. No estaba muerta, no, por
algún milagro de Dios había sobrevivido, pero tendría que lidiar con algo muy fuerte al despertar.

William Cavendish, su padrastro. Recordar lo que había pasado la hizo despertar definitivamente, no
quería regresar, no quería que, una vez más, tocara su cuerpo de esa manera y lograra
definitivamente abusar de ella ¡Era su padre! Adoptivo, pero padre al fin y al cabo. "¡Despierta,
mierda!" –El grito de una mujer le llegó al oído de forma tan repentina que reaccionó y le prestó
atención a su alrededor.

Camila: Pero qué... –gimió sin entender que estaba pasando. Más, no tuvo tiempo en hacer reparos en
los detalles porque la presión en sus brazos la hizo consciente de que no estaba sola y que alguien
más la acompañaba, no, alguien la estaba violentando de forma verbal. Alzó los ojos y pudo ver en
persona la furia en otros bastante verdes- ¿Quién es usted? –susurró.

Lauren: ¡¿Me preguntas quién soy yo?! ¿Haces de cuenta que no me conoces cuando estás en mi
habitación y en mi departamento? Me pregunto cómo jodidos lograste entrar. -La mujer que la tenía
"prisionera" había hablado tan fuerte y rápido que apenas pudo entenderle ¿Estaba hablando inglés?
De pronto el pánico se hizo presente ¡Estaba en manos de una desconocida!

Camila: ¡¿Quién es usted?! –la miró de pies a cabeza, sus ropas eran muy extrañas, el material era
diferente. Un nudo tomó posesión de su garganta, era el miedo- Libéreme por favor, si desea dinero
por mi rescate mi familia puede dárselo –tragó saliva- le ruego me libere, soy una Cavendish.

Lauren la miró de pies a cabeza con los ojos entrecerrados ¿Pero qué clase de mujer loca había
entrado a su casa? Asustada la empujó contra el suelo, quería ver si encima de su cama había un
arma, revisó debajo de las sábanas, bajo las tablas y entre las almohadas, pero no había cosa alguna
que pudiera dañarla. "Envenenó mi comida", aquella idea pasó por su cabeza y casi corrió al baño
para vomitar la cerveza que se había bebido, por supuesto que no lo hizo para no perder de vista a la
muchacha y permitir de alguna forma que escapara.

Lauren: -se dio vuelta para apuntarla con el dedo, la mujer en el suelo miraba a su alrededor con la
boca abierta y los ojos tan abiertos que podían desorbitarse- Tú, te irás de mi departamento, –la tomó
del brazo con tanta fuerza que la levantó de una sola vez- como no tienes un arma no llamaré a la
policía, pero de aquí te vas. –Salió del departamento y con ella entró al ascensor, el corazón dentro de
su pecho latía con potencia. Quería verse fuerte, pero no era mentira si decía que tenía miedo porque
así era, nunca nadie entró a "robar" o a "espirarla" al lugar que consideraba su propio mundo. La
muchacha a su lado temblaba de pies a cabeza, estaba descalza, empapada y vestida tan burdamente
que tuvo deseos de reír- Espero aprendas a nunca entrar a una propiedad privada

¿Te escapaste de un sanatorio? –Pero ella era incapaz de hablar porque estaba realmente en shock
con todo lo que veía y sentía. No le entendía del todo a la mujer a su lado.

Las puertas del ascensor se abrieron en el primer piso, el conserje de apariencia distinguida abrió los
ojos sorprendido al ver a la famosa Lauren Jauregui tirando de una mujer con ropas extrañas y
mojadas. La modelo se giró hacia él con molestia ¿qué había hecho mal?

Lauren: Henderson ¿Cómo permitiste que entrara a mi departamento? ¿Cómo subió si sólo yo puedo
hacerlo al digitar el código?

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Insideofmysoul
XX: Pero –parpadeó sin entender ¡No la había visto entrar!- estoy pendiente de la puerta y la seguridad
siempre, ella nunca pasó por aquí.

Lauren: ¿Dices que pudo haber trepado como araña hasta el piso 22? ¿Es eso? –Tironeó de ella
provocando que gimiera- ¡Estaba encima de mi cama! ¿Entiendes el peligro de esto? Soy una famosa
modelo que tiene que lidiar con fans, pero no como esta. -Escupía sus palabras con ira- Una
obsesionada que me persigue hasta mi propiedad ¿Y si me hubiera matado? –El conserje se quedó
callado, había casos en todas partes donde los famosos son perseguidos por psicópatas- No quiero
que vuelva entrar ¿Me entendiste? ¡Camina! –Le abrieron la puerta del edificio, salió con ella y sin
importarle que estuviera lloviendo tormentosamente la soltó- No entrarás más, de hecho, debería

llamar a la policía, –murmuró dando unos pasos hacia atrás- pero sé que volverás de donde te
escapaste. -Por supuesto que la primera cosa que haría al subir a su departamento sería contratar al
menos 3 hombres de seguridad que vigilaran donde vivía y cuando caminaba- No vuelvas. –No tuvo
deseos de mirarla un segundo más, dio media vuelta y entró de nuevo al imponente y precioso edificio
donde vivía.

Cuando aquella mujer de intensos ojos verdes desapareció de la "torre" donde habían salido, fue
consciente de que no estaba en un lugar normal. La fuerza con la que la lluvia cayó en su cuerpo pasó
a un segundo plano, estando allí parada llevó una mano a su boca al voltear hacia la calle ¡Dios santo!
¿Se había vuelto loca? ¿La caída la estaba haciendo imaginar una realidad alterna de la cual no podía
entender nada? Sus piernas perdieron fuerza haciéndola caer de rodillas contra el suelo.

Camila: Donde estoy, Dios mío, ¿dónde me encuentro? -Abrazó su cuerpo para calmar el pánico que
comenzaba a sentir en su corazón, pero era imposible y las lágrimas se hicieron presentes- ¡No
entiendo dónde estoy! –Gritó aterrada mirando unas cosas metálicas con ruedas que pasaban con
gran velocidad por la calle que estaba frente a ella, luego miró otras "torres" llenas de ventanas y luces
con un diseño tan extraño que le hacía creer que nada era real. ¿Luces? ¿Eran velas? ¿Qué era eso
que emitía luz de los grandes postes a un costado de la "avenida"? Los ruidos, esas luces intensas, las
personas que caminaban más lejos con ropas que revelaban sus cuerpos, zapatos extravagantes,
peinados y colores. Empezó a llorar desesperada cuando sus manos sostuvieron su cabeza- ¡¿Dónde
estoy?! –El claxon de un camión fue tan intenso que la hizo chillar y saltar hasta una pared del edificio,
por supuesto ella no entendía que era eso. Asustada como una niña pequeña lloraba contra la pared,
el frío era tanto que de seguro sus dedos tenían una coloración extraña medio morada. Allí en un
rincón nadie podía verla porque justo un árbol estaba frente a ella, sin embargo las gotas de la
tormenta eran intensas y el vestido que su padrastro rasgó se pegaba a su cuerpo como una segunda
piel al igual que su cabello- ¡¿DONDE ESTOY?! –gritó al aire, realmente estaba presa del pánico
mirando y escuchando cosas que eran irreales, creía que se estaba volviendo loca y por más que
tratara de cerrar los ojos y volver a abrirlos, la misma escena estaba frente a ella- Ya, ya, ya ¡YAAA! –
chilló terminando posicionada de forma fetal contra el lodo y el césped que era una de las pocas cosas
que parecía conocer en este lugar.

¿Cómo la habían secuestrado? ¿Cómo era posible haber caído desde un tercer piso de la mansión en
Devonshire hasta una fuente y estar viva? Lo peor de todo es que ella era lo suficientemente

inteligente como para saber que algo aquí no encajaba ¿Desde cuándo las fuentes de agua no tenían
un fondo donde tocar? ¿Por qué al impactar contra la fuente no se golpeó con el mármol, sino que se
fue hundiendo más y más hasta perderse en una oscuridad infinita? Tratando de protegerse a sí

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Insideofmysoul
misma allí tirada en el césped, fue que recordó una y otra vez la escena de su padre besando su
cuello, tomando uno de sus delicados pechos con su mano impura. Había cometido un sacrilegio y no
era la primera vez que William hacía eso, hace 4 meses se estaba insinuando de forma indecorosa
hacia su persona.

Camila: No más, ya no más –Su cabeza se movía de un lado a otro para tratar de despertar, pero
mientras más hacia aquello, más su cuerpo iba perdiendo fuerzas- debo despertar, debo despertar,
debo... despertar.

........

Lauren sentía que esta era una de las peores noches que había tenido desde que entró en la carrera
de modelaje y publicidad. Cuando soltó a esa desquiciada en la calle, subió y tiró a la basura toda la
comida que tenía en la cocina como una medida de seguridad. Aun cuando habían pasado 4 horas de
aquello, no podía conciliar el sueño de forma placentera. Cada media hora despertaba asustada
mirando a su alrededor por si alguien la estaba observando, todos los sueños que pudo tener en tan
corto lapso de tiempo se relacionaban con alguien saltando hacia su espalda con un cuchillo en la
mano gritando lo mucho que la amaba. No quería tener un delirio de persecución por culpa de esa
extraña y su aparición fortuita en la cama. Además, sumado a ello estaba aún la molestia de que su
"querido" mánager la había estafado con un millón de dólares.

Cansada miró el reloj en el mueble que estaba al lado de su cama, eran las 4:23 de la madrugada, si
tomaba algún relajante podía dormir hasta las 7 de la mañana que era la hora en la cual se levantaba
para ir al gimnasio. Fue al baño, tomó una píldora con agua antes de ir hacia su cama que estaba
temperada y llena de mantas costosas que la protegían del frío. No se dio cuenta en que minuto le hizo
efecto, cuando fue que sus párpados cayeron pesadamente o el ruido de la lluvia se fue perdiendo
porque de un segundo a otro se quedó dormida.

"Tú, no sabes quién soy yo, no sé quién eres tú y en realidad, quién sabe que somos los dos. Y yo,
como un secuestrador, te persigo por amor, y aunque tú no sepas mi dirección, mi apellido y mi voz, y
la clave de mi corazón..."

Lauren gruñó mientras buscaba con su mano el reloj que se conectaba con la radio para despertarla
con alguna estación de forma aleatoria. No entendía que decía la canción porque estaba en español y
no dominaba el idioma. Se sentía cansada y con el cuerpo pesado, afuera había dejado de llover,
aunque no sabía si era momentáneo porque cuando corrió la cortina las nubes seguían allí en el
amanecer. Estiró sus brazos y todo su cuerpo antes de quitarse la ropa y meterse a la ducha con agua
caliente. ¡Qué delicia! Lauren Jauregui podía ser una modelo arrogante en ciertos aspectos y no muy
devota de hacer ella misma el aseo de su lujoso departamento pues tenía servicio doméstico durante
el día que se encargaba de ello, pero cuando se trataba de su imagen personal, su fuente de trabajo,
era estricta y no le importaba haber dormido tan poco porque no sería impedimento para levantarse.
¡Mierda! Se acordó de la psicópata de anoche y rápidamente miró a través de las puertas de vidrio de
esa ducha, no, nadie la estaba mirando desnuda con mirada maquiavélica.

Lauren: Voy a necesitar ayuda, señor. –Suspiró levantando el rostro para despejar los últimos rastros
de shampoo que quedaba en su cabello. Tenía una estricta rutina de ir medio día al gimnasio, pero
duchándose antes y después de ello, no se sentía cómoda con la suciedad corporal.

Una vez que secó su cuerpo y cabello, se colocó un sujetador deportivo, su camiseta, sus leggins y

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todo lo demás. No importaba que afuera hiciera frio, ella se trasladaba en su preciado vehículo
deportivo al gimnasio. Cuando fue a la cocina por un desayuno rápido se dio cuenta que había tirado
absolutamente todo a la basura.

Lauren: Mierda -Gruñó al cerrar de golpe una de las puertas del refrigerador. Recordar el hecho de ver
a alguien ajeno en su departamento la puso de mal humor nuevamente, habían violado su privacidad.

Antes de salir de su hogar dio una última mirada a todos los rincones, podía irse "relativamente" en
paz porque había cambiado la clave que abría la puerta del departamento. ¡Ja! Gracias tecnología de
punta japonesa. En el ascensor tuvo una sensación muy extraña en su pecho, había pulsado el botón
del primer subterráneo antes, pero impulsivamente después marcó el primer piso.

XX: ¿Se encuentra bien? –dijo el conserje realmente preocupado al ver a la famosa Lauren Jauregui
correr por el lobby del edificio hasta abrir la entrada con fuerza. No quiso seguirla porque aquella
modelo a la que le llegaban cientos de cartas de amor, tenía un temperamento fuerte y desagradable.

Lauren miró hacia todas partes respirando agitada, el suelo y el césped seguían mojados con la
tormenta de la madrugada, pero su preocupación apuntaba a otra cosa. No sabía si quería asegurarse
de no ver a la psicópata espiarla o buscaba algo más. Sus ojos viajaban en todos los rincones cuando
caminaba, pero frenó de golpe al ver un bulto humano acostado en posición fetal sobre lodo y césped
en el jardín del edificio.

Lauren: No, no, no. –Asustada rascó su cabello, pero no dudó en acercarse a esa persona que sabía
quién era, no era un indigente, no era ropa sucia ¡Era la psicópata y estaba más empapada que en la
noche pasada! Retiró su cabello castaño oscuro que estaba sucio con lodo, para revelar su rostro tras
este, tenía los ojos cerrados, los labios morados y la piel blanca como la nieve- Estuviste toda la noche
aquí, mierda, estuviste toda la noche aquí. –Mientras ella por supuesto descansaba en la comodidad
de una cama caliente y seca. La muchacha estaba casi congelada y el primer movimiento que hizo fue
tomarla en brazos para asegurarse de que respiraba, gracias al cielo así lo hacía-

¡Hipotermia! –gritó antes de reaccionar y salir corriendo con ella entre sus brazos. ¿Le podría salvar la
vida? ¿Por qué no se había ido al sanatorio? No, Dios ¡¿Por qué se sentía jodidamente culpable por
ello?!

Capítulo 4

La capucha de su sudadera y los lentes de sol lograban cubrir parte de su rostro, nadie podía saber
quién era y porqué estaba aquí, debido a que si se llegaban a enterar que la vida de una persona
pendía de un hilo por su culpa, sería señalada con el dedo en cada rincón del universo, la noticia
correría como una plaga por internet. Su cabeza daba vueltas y vueltas con la imagen de la muchacha
acostada en el césped en posición fetal. ¡Pero qué triste había sido verla así! Tomó un taxi con la
"psicópata" entre sus brazos y durante el viaje frotó su cuerpo para darle algo de calor, mas, todo
intento era inútil si no le quitaba la ropa que traía puesta. "¿Serías capaz de lidiar con la muerte de una
mujer?" le preguntó Liam antes de ir a la cafetería de la clínica por unos chocolates calientes. Liam
Özkan no era sólo su mejor amigo, el muy "hijo de perra" era su colega en el modelaje y además un
estudiante de medicina a punto de recibirse. Tuvo que recurrir a él para que le facilitara una entrada
especial en la clínica y le dijera que hacer mientras se dirigía hacia ella.

La "psicópata" ingresó a urgencias donde un equipo médico ya la estaba esperando para iniciar un

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protocolo completo para tratar la hipotermia, pero sus síntomas, y el estado en la que la había
encontrado era muy grave. No, contestando a la pregunta de su mejor amigo, no sería capaz de lidiar
con la muerte de una persona aun cuando ésta entró en su propiedad privada. Mientras ella dormía
caliente bajo las mantas, la mujer estaba empapada tiritando sin nada que la cubriera, descalza y
hambrienta. Demonios. Había tenido que llenar su ingreso en urgencias junto a una

enfermera, pero tuvo que inventar un nombre para ella, puesto que no sabía nada, sólo que se
apellidaba Cavendish.

Liam: Tranquila campeona, está con los mejores médicos del país. Te lo puedo asegurar porque varios
de ellos son mis profesores. –Le entregó el chocolate caliente- ¿Me explicarás ahora quién es esa
mujer y por qué estaba vestida así?

Lauren: -le fue relatando cómo llego, cómo la encontró y lo que hizo después- No entiendo cómo los
conserjes no la vieron entrar, tendría que revisar las cámaras de seguridad, pero eso no importa en
este momento, ahora tengo que resolver esto, mientras tanto pediré a alguien que busque a una mujer
de apellido Cavendish que se haya escapado de un sanatorio o algo así.

Liam: Quizás es una mujer que se perdió de una grabación, se golpeó la cabeza y estando aturdida
llegó a tu departamento, o tuvo un accidente, podrían ser tantas cosas. -Se terminó el chocolate, luego
tiró el vaso a un cesto de basura- Aunque debes admitir que fuiste un poco dura con ella, al menos te
hubieras asegurado de que se fuera... digo, por tu propio bien.

Lauren: ¿Tú crees que podamos saber cómo está?

Liam: Sólo lleva 2 horas allá adentro, pero veré que puedo hacer. –Salió de ahí tranquilamente con la
tarjeta de la universidad colgando en su cuello, ese día estaba en su descanso, pero como era tan
buen alumno y casi profesional, le permitían entrar a las estancias del recinto de salud.

Lauren hundía la cabeza entre sus manos pensando en cómo iba a salir de este problema en el que se
había metido.

...........

Jueves 24 de julio 2014, al otro día

La sonrisa que surcaba su rostro era pérfida al igual que sus intenciones. Por más que quería escapar,
la fuerza que empleaba su padrastro era tal, que todo intento era en vano, tenía su cuerpo acorralado
contra la cama de su habitación. Ya le había quitado el corsé y parte del vestido sólo para tener el
suficiente espacio para sostener sus pechos y moldearlos a su antojo. Camila lloraba en silencio
mirando el techo y tratando de no emitir algún tipo de ruido para no enfadarlo, sabía que William no le
robaría su virginidad tan preciada porque sería un caos en la sociedad inglesa si la hija

adoptiva del duque de Devonshire se hubiera acostado con otro hombre antes de su futuro esposo
Aaron Warwick, más aún cuando este último era como un hijo para la Reina Ana.

Era la tercera vez que se acercaba así a ella, no podía decirle a alguien que William la acosaba porque
no le creerían ¿Quién podría imaginar que él abusaba de ella siendo tan respetado en la nobleza

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británica? Si sus hermanas crecían y resultaban ser tan bonitas, correría la misma suerte para ellas.
Cuando William levantó el rostro hacia ella, la sonrisa en su cara se ensanchó aún más porque era su
deleite que Camila se quedara callada, se dejara tocar y esto por supuesto, hasta que ella se casara lo
iba a gozar.

Asustada abrió los ojos no por una pesadilla, sino por el recuerdo de un hecho real que sucedió hace
unos meses atrás. No duró más de 2 segundos con los ojos abiertos porque una luz blanca la estaba
cegando, una luz intensa que no le permitía apreciar las cosas a su alrededor.

"Ha despertado" dijo alguien y sus ojos se abrieron otra vez buscando la voz que lo había dicho con
tanto temor. Todo a su alrededor empezó a volverse más nítido y cuando lo hizo completamente se
mordió la lengua para no gritar aterrorizada. No había sido su imaginación, no, realmente no estaba en
su hogar, ni siquiera en su país porque el inglés que escuchaba era un poco diferente al que ella
hablaba. Sus ojos se quedaron fijos en una mujer que llevaba lentes oscuros para leer, o al menos eso
parecía, cubrían su mirada completamente, aunque estaba segura que le ponía atención a ella. Tenía
la mandíbula tensa y los brazos cruzados ¿Pero en qué sitio de la tierra los damas se vestían de esta
manera?

Antes de poder decir una palabra un grupo de hombres entró a la habitación y para evitar ser acosada
fingió estar dormida.

XX: Ella es la paciente Cavendish, ingresó el día de ayer a las 8 de la mañana a urgencias cuando
cursaba un cuadro de hipotermia de 30°C, dilatación de pupilas, pérdida de la consciencia, con
bradicardia de 34 latidos por minuto, hipotensión. –Estaba escuchando cosas que no entendía, quería
llorar porque tenía miedo y quería buscar respuestas ¿Dónde estaba? ¿Por qué no había muerto con
la caída desde el tercer piso de la mansión? El sonido de una máquina a su lado la perturbaba, sonaba
cada vez que su corazón latía ¡¿Dónde estaba?!- Se le hizo una radiografía de tórax para estudio de
neumonía, la paciente está débil, pero estable, ha respondido muy bien a los tratamientos.

Después de unos minutos en que la comisión de médicos discutía sobre su estado de salud, se
retiraron dejando la habitación en silencio, excepto por ese "bip" que la estaba poniendo nerviosa.
Cuando abrió los ojos dio un respingo al ver tan cerca a esa mujer, pero ya no estaba con esas gafas
extrañas oscuras, sus ojos verdes estaban más intensos que nunca. Las lágrimas asomaron por los
ojos de Camila por el miedo a ser dañada otra vez por ella, miró a todas partes, las máquinas que la
rodeaban, las luces que emitían, era una verdadera pesadilla.

Camila: ¿Dónde estoy? –Susurró- yo estoy aquí por su culpa señorita, dígame donde estoy.

Lauren: ¿Recuerdas que entraste a mi departamento sin permiso? –Murmuró sin dejes de molestia
como el día de ayer. Su voz tranquila acarició sus oídos de una manera inusual ¿Esa voz ya la
conocía?- Yo siento haber sido tan grosera contigo anoche, pero debes entender que una persona no
puede entrar a un lugar sin avisar. – ¡Pero si había aparecido de repente en otro lugar!- Siento si esta
pregunta te ofende, pero ¿Te escapaste de un sanatorio? ¿Manicomio? ¿Hogar de reposo?

Camila: -tragó saliva, ella la creía desquiciada- No sé de qué me habla, yo no sé porque aparecí en su
habitación señorita, preferiría que desistiera de esa idea tan absurda, yo... –apretó los labios, las
lágrimas caían en su rostro, pero no estaba llorando, no lo haría frente a esa mujer- pasé frío, mucho
frío y hambre ¿Podría ser tan amable de decirme dónde estamos? ¿Qué día es hoy? Necesito volver a
donde pertenezco.

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Lauren: -cerró los ojos, había llegado de una reunión con un abogado por el asunto de su mánager y el
robo, ahora tenía que tener paciencia infinita con una mujer que no sabía nada- Estamos en un
hospital, hoy es jueves 24 de julio.

Camila: ¿Julio? ¡Tanto tiempo estuve sin consciencia! –Trató de pararse, pero de inmediato Lauren la
sujetó por los hombros para que no se levantara- ¡Déjeme ir! ¡Dígame donde estoy! ¡Necesito volver a
Devonshire donde pertenezco!

Lauren presionó la mano en la boca de esa mujer para que dejara de gritar, iban a llamar a los
médicos, a seguridad y todo el mundo se enteraría de quién la estaba acompañando. Ya se
comentaba en Twitter, Facebook y las principales redes sociales sobre ella y su manager ¿Qué
pasaría si hablaban de que casi provocó la muerte de una mujer? Porque estuvo a punto de ello, se lo
dijo Liam. No podía creer que estaba haciendo esto ¿Desde cuándo la gran Lauren Jauregui perdía su
tiempo en alguien que quiso atacarla? Bueno, aquello lo suponía porque la "psicópata" no

tuvo armas ni intenciones de agredirla, sólo estaba aquí hospitalizada después de que ella la dejara
mojarse y sufrir las consecuencias de ello.

Lauren: ¿Podrías quedarte quieta? –Su tono de voz de inmediato la dejó paralizada, pálida y con los
ojos más abiertos que nunca, tanto así que parecía que estuviera viendo al mismo diablo en persona.
Lauren no tenía idea de que Camila en su cabeza recordó las palabras de William- No voy a hacerte
daño, lamento, en serio lamento lo que te hice durante la noche del día de ayer, pero no me puedes
pedir reaccionar bien si encuentro a una desconocida en el lugar donde vivo. Mírame – Camila no
decía nada, sólo la miraba en silencio llena de pavor, sus manos temblaban- ¿Me podrías decir tu
nombre completo? ¿De dónde eres? Sólo trato de ayudarte.

Camila: -Desvió la mirada porque no quería que la viera llorar más, aunque sus ojos vieron una cosa
puesta en la pared que parecía un reloj o algo así. Camila estaba viendo un reloj electrónico con la
hora y la fecha del día de hoy- ¿2014? –Susurró apretando la mandíbula- ¿2014? –repitió despacio, su
estómago se apretó y la garganta se le estranguló. Miró de nuevo a la mujer de ojos verdes, su ceño
fruncido y su ropa, todo lo que estaba alrededor, las "máquinas", el estilo de ambientación, todo. 2014
¡¿Estaba en el 2014?! ¡¿Tres siglos más adelante?! Llevó las manos a su cara para ver si esto era un
sueño, trató de pellizcarse las mejillas por si el tacto de su piel era falso, más toda esperanza murió
cuando sintió el calor de sus dedos- ¿Estamos en el 2014? –dijo con un hilo de voz que apenas si
pudo entenderse.

Lauren: Sí –dijo extrañada ¿Qué tipo de pregunta era esa?- julio del 2014, verano aquí en Estados
Unidos.

Sí, definitivamente la mujer había perdido la cordura o habría sufrido un accidente para dejarla con
algún tipo raro de amnesia. La morena rascó sus brazos con ansiedad, miró una tras otra vez todo lo
que tenía a su lado, especialmente el monitor de frecuencia cardíaca, la vía conectada a su vena y
todos los implementos. Si las lágrimas habían cesado hace unos segundos, ahora volvieron con fuerza
para delatar lo que estaba sintiendo.

Por un momento la modelo sintió pena por ella, ¿Qué tipo de cosas podían estar pasando por su
cabeza como para no recordar de dónde venía y se hubiera confundido de hogar? Liam abrió la puerta
para saber cómo estaba la paciente, pero en lugar de correr y comunicarle a todos que la mujer había

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despertado, sólo se quedó mirando la escena. Lauren miraba preocupada a la mujer a

su lado ¿Lauren Jauregui mostrando compasión? Quiso sacarle una fotografía o la idea de aquello
pasó por su cabeza, mas, la situación era algo complicada.

Liam: Lauren, ven... -murmuró para que su amiga se acercara a la puerta, lo hizo de forma inmediata-
no te preocupes que nadie sabe que eres tú la que está acá, sin embargo, hay ciertas cosas que nos
preocupan.

Lauren: ¿Cómo cuáles?

Si creían que susurrando Camila no iba a escuchar, se equivocaban. ¡¿2014!? ¿Siglo 21? No podía
aceptar aquella ridiculez, pero mientras más lo pensaba más se retorcían las cosas. Primero, una
caída de un tercer piso de una mansión como mínimo la hubiera dejado con algún daño en el cuerpo,
segundo, una caída a la fuente de agua le hubiera hecho sentir el golpe contra el mármol, más lo único
que sintió fue como si se estuviera hundiendo en un lago sin fondo. Tercero, todas y cada una de las
cosas que la rodeaban eran diferentes a las modas que usualmente se usaban en Europa, Gran
Bretaña no era menos avanzado que Estados Unidos, muchos ingleses estaban colonizando al país
¿Cómo podían tener avances en su modo de vida tan grandes? Alzó sus ojos hacia la puerta donde
aquella mujer conversaba con un hombre a quién no podía verle el rostro. El inglés que usaban era
extraño, algo entendible pero extraño.

Liam: Uno ¿Serás tú quién costee la hospitalización y el tratamiento? –gruñendo la ojiverde asintió

¿Quién más sino ella?- Dos ¿Dónde se quedará cuando la den de alta si no sabe quién es? Tus
contactos no encontraron registros de fugas de algún paciente de una clínica psiquiátrica, ni
accidentes con pacientes de sus características.

¡No quería escuchar más! ¡No podía soportarlo más! Si realmente, por algún suceso extraño de la
vida, había viajado en el tiempo y caído en un lugar que no le correspondía, eso significaba una cosa,
cada una de las personas que ella conoció, en este minuto... ¿Estaban muertas? Sus hermanos, sus
amigas, la gente a quienes ayudó ¿No eran más que un recuerdo que se llevaron 300 años? Hizo un
esfuerzo por no llorar, pero distintos pensamientos cruzaban su mente y corazón, la pena era tal que
sin aguantar un segundo más estalló llorando allí acostada boca arriba en la cama. Lauren se volteó a
verla sorprendida por lo que estaba pasando, sus quejidos y gritos eran tan especiales que fue
imposible serle indiferente. Los ojos de la "psicópata" estaban fijos en el reloj con la fecha, como si
quisiera hacer algo o recordara algo de allí. Le hizo un gesto a Liam para que cerrara la puerta.

Lauren: Tranquila Cavendish, tranquila. –Pero su llanto era desgarrador, de esos llantos que escuchas
en un funeral o cuando alguien te ha contado la peor noticia que podrías recibir. ¿Qué estaba pasando
por su cabeza? ¿Qué había sufrido antes de llegar por "accidente" a su departamento? Jauregui miró
el reloj, tenía un compromiso laboral que atender, pero si se iba sentía que cometería el peor error de
su vida. Fue así que, incluso sorprendiéndose a sí misma, apoyó una mano en la mejilla de aquella
mujer tan perdida consigo misma- Vas a estar bien, te prometo que estarás bien.

Sus ojos marrones se dirigieron a esos ojos verdes que la observaban con empatía, por un segundo
Camila pensó "¿Cómo puede decir que estaré bien cuando no es usted quién está perdida en el
tiempo y la realidad?" y eso si es que se aseguraba de que era así ¿Qué tal si en realidad había

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perdido la cordura y la razón?

Capítulo 5

El hermetismo se había vuelto el arma con que se defendía de todas y cada una de las personas que
iban a verla a la habitación de la clínica. Necesitaba tener una evidencia más clara de que estaba en el
siglo 21 y para eso tenía que pensar en algo, si hablaba mucho podía decir incoherencias a los oídos
de la gente contemporánea porque ¿Quién le creería que ella no pertenecía aquí? Habían pasado 5
días desde que estaba hospitalizada en este lugar y su sanidad mental no era buena, no cuando
escuchaba conceptos que no podía entender, no cuando usaban materiales y artefactos que no sabía
para qué servían o cómo los habían fabricado. ¿No tomaban la temperatura con la mano?

¿Qué era la presión arterial? ¿Qué era una radiografía? Pero una de las cosas que más le llamó la
atención y le sorprendía era ¿Cómo habían logrado atrapar la luz para que la brindara desde el techo,
sin necesidad de usar las velas y que sólo se encendiera con un botón en la pared?

Lloraba cada vez que estaba sola y cada vez que recordaba que no había forma de volver a donde
pertenecía, nada de lo que aquí había podía entenderlo, además ¿Por qué ella no se había aparecido?
Esa mujer de ojos verdes que se separó de ella como si fuera un pañuelo y la dejó tirada a su suerte
afuera de "la torre" en donde vivía, no había vuelto a aparecer después de que le dijo que todo estaría
bien. Tragó saliva, no sabía si quería irse de este lugar llamado "clínica" porque aquí dentro tenía
comida segura y atención las 24 horas si lo deseaba, aunque sí, tenía un poco de miedo cuando
hablaban de "darle el alta". ¿A qué se referían? Cuando se acomodó de lado dispuesta a descansar,
sintió que la puerta de la habitación se abrió lentamente. Una persona normal

reacciona de forma lenta y se voltea para ver quién entra, pero ella, Camila Cavendish, hija adoptiva
del duque de Devonshire, reaccionó dando un brinco sobre el colchón antes de girar rápidamente la
cabeza.1

Liam: ¿Por qué se asusta señorita Cavendish? –el corazón dentro de su pecho latía rápido. Si supiera
que le asustaba estar sola en un lugar con un hombre gracias a los abusos físicos de su padrastro,
pero claro, no se lo mencionaría- Soy médico, bueno, casi uno ¿Cómo se siente? –Su forma tan
instruida para hablar le recordaba a su época, muy pocas personas se trataban de tú a tú- El equipo
médico comenta la preocupación de su estado de salud y no se refieren al general, sino a esto –indicó
su propia frente y el pecho- ¿Se encuentra triste?

Camila: Si tan sólo supiera usted como me siento, no me gusta saber que estoy aquí y que no existe
un paradero donde pueda hospedarme, a veces siento que he perdido el uso de razón y que nadie
creería las cosas en las que medito. Pensarían que divago de un pensamiento a otro. –Miró sus dedos
y volvió a quedarse callada sin saber que Liam tenía los ojos entrecerrados. ¿A qué clase de escuela
de señoritas había asistido? Hablaba como una damisela de novelas antiguas.

Liam: -se acercó a su cama y se sentó en una cómoda silla a su lado- Necesito que piense y me
cuente una cosa ¿Ha tenido usted un accidente? ¿Recuerda a su familia? ¿Su fecha de nacimiento?

Camila: Nací el 3 de marzo de 1690, tengo 20 años y... -cerró la boca, por la cara sorpresa del hombre
frente suyo, supo porque no debía hablar más de lo permitido. Pensó unos segundos en qué cosas
podía decir sin delatarse a sí misma- Quiero decir, espero me disculpe por las cosas que he dicho,
sólo recuerdo que tengo 20 años y sobre mi familia... –Liam esperó a que hablara antes de emitir algún

19

Insideofmysoul
juicio sobre ella- no recuerdo quienes son.

No sabía qué era mejor, decir la verdad o finalmente fingir por una de las teorías en las que ellos se
inclinaban. Si ella estaba sorprendida, los demás también lo estarían ¿Era esa la razón por la que la
mujer de ojos verdes le gritó tanto aquella noche? Cerró los ojos y fue en ese momento que se dio
cuenta de que estaban llenos de lágrimas porque parte de ellas mojaron sus mejillas. ¿Cómo actuar
para parecer una mujer de esta época si no lo era? ¿Qué tal si estaba realmente loca y en realidad la
tenían amarrada a una cama de la mansión Cavendish creyendo que viajaba a través del tiempo?

Liam: Señorita Cavendish –su tono de voz tan suave llamó su atención lo necesario para dirigirle la
mirada- si necesita algo, si tiene una duda por muy mínima que esta sea o por muy simple que usted la
crea, puede hablar conmigo ¿De acuerdo?

Camila se mordió el labio inferior mirando abstraídamente sus manos, no sabía si podía confiar en ese
hombre con cara de ángel, pero su energía la sentía positiva y por la manera en la que se refería hacia
ella y los demás, podía estar segura de una cosa, no era William Cavendish. "Está bien" susurró sin
ver la preocupación en el rostro del Dr. Özkan, quién durante estos días había buscado cualquier tipo
de información para ayudarla. No mentía cuando decía que el equipo médico estaba preocupado por
ella. Tenían que darla de alta ¿A dónde la iban a dirigir? ¿Sería necesario llamar a un psiquiatra para
que la diagnosticara con alguna enfermedad importante como para derivarla a un sanatorio? Frunció el
ceño ante la idea, Liam era un hombre turco con los valores muy bien puestos y sabía que era lo que
tenía que hacer.

..........

Lauren miró la revista que ansiosamente una muchacha le acercaba para ser autografiada. Sí era
arrogante, pero trataba de no serlo con las fans porque de una cosa estaba muy segura y es que si no
las tenía a ellas ¿Quién más compraría su imagen? Además, ahí entraba en juego su narcisismo,
porque quienes la querían y adoraban eran dignos de ser amados por ella también. Se detuvo un
momento para apreciarse en portada ¡Qué bien lucía! No había foto suya que no le gustara porque
cualquiera que tuviera un defecto era eliminada de inmediato y de esas eran pocas. Autografió la
revista y con un agradecimiento sincero se la devolvió a esa muchachita de pelo colorín y pecas
bonitas. "Gracias, gracias" decía sin respiración y con los nudillos blancos al apretar contra su pecho lo
que consideraría ahora su más grande tesoro.

¡Amaba la reacción de sus fans! Luego de despedirse de ella, se acercó a su vehículo para descansar
un momento. Había venido a un edificio en medio de Los Ángeles para hablar con unos representantes
de Universal Studios, la compañía cinematográfica estaba en conversaciones con la autora de una
famosa novela para llevarla al cine, por supuesto que la llamaron para comunicarle que estaban muy
interesados en que ella tomase el papel de la protagonista. No había leído la novela, pero sabía que
era un éxito mundial. Le dieron tiempo para leerse la historia y recapacitar sobre la oferta, por ello
fijaron una reunión para 2 semanas más, donde hablarían de una respuesta,

pero ¿Cómo diría que sí, cuando aún el guion no estaba listo y ella no tenía manager? Eran cosas que
tenía que pensar.

Los paparazzis la seguían y ella no los ahuyentaba como muchos famosos lo harían, de hecho, ella
sonreía un poco y hacía un gesto con la mano a modo de saludo antes de ingresar al vehículo

20

Insideofmysoul
¿Promoción gratis? ¡Ni desperdiciarlo! Aunque creyera que muchos de ellos eran unos bastardos, le
servían para mostrar su imagen ante el mundo. Una vez dentro del vehículo su teléfono sonó justo
cuando lo tenía entre sus manos. Era Liam.

Liam: Querida Lauren –su expresión sonó llena de sarcasmo- ¿Dónde estás?

Lauren: Afuera de Universal ¿Por qué? –apretó el teléfono, sabía para que la llamaba, algo que no
podía aplazar más tiempo.

Liam: Tienes que venir a la clínica Lauren, es sobre la señorita Cavendish.

Después de unas pocas palabras tiró el teléfono al asiento trasero y manejó rápidamente hacia ese
lugar tomando otro camino para despistar a los paparazis. Había quedado en un acuerdo con su mejor
amigo sobre esa mujer. Él, que estudiaba/trabajaba allí debía cuidarla y preocuparse por ella mientras
ella se apartaba para no interferir con su mejora, se había comprometido con pagarle los costos de su
hospitalización, pero lo que había querido evitar llegó y no lo podía posponer un segundo más, tenía
que buscar un lugar donde esa mujer se quedara. Como era de esperar ingresó por otra entrada para
que nadie la viera, tenía que reservar su identidad como fuera y para eso tenía otro plan.

Subió por un elevador hasta llegar a un salón donde su mejor amigo la esperaba para hablar en
privado. Rezaba, aunque no fuese muy devota, rezaba para que las cosas no resultaran como ella
temía.

Liam: Pasa de inmediato, tenemos poco tiempo. –No hubo espacio para saludos más que un apretón
de manos. Jauregui le hizo caso y se acomodó en un sofá- Pero que bien vestida te veo ¿Fuiste a la
reunión?

Lauren: Fue algo complicado, tendré que aprender a manejarme unos días sin un representante,
porque memorizar cosas y organizarme, gestionar... no, no creo que sea lo mío –sacó sus lentes de
sol y lo miró directo a los ojos- ¿Cómo está ella?

Liam: ¿Quieres que sea sincero? Esa muchacha no mataría si quiera a una mosca, se expresa como
una señorita de esas películas de épocas inglesas, es correcta, pero tiene una gran pena, eso expresa
en su mirada y es lo mismo que opinan todos. Ahora, con respecto a su salud, se descartó la
neumonía y sólo tuvo síntomas de una gripe en estos días ¿Dimensionas el gran problema del que te
has librado? Sólo tuvo una gripe y por poco muere esa mañana que la trajiste. –Le indicó con una
medida minúscula entre sus dedos, por supuesto que Lauren lo sabía, pero era muy ciega para no
tomarle el peso- Lauren, otra cosa que me preocupa de la paciente Cavendish es que al parecer es
una mujer perdida que no sabe más que su nombre y edad, no recuerda a su familia, si tan sólo
hablaras con ella, los médicos me han dicho que llame a un psiquiatra para que la diagnostiquen de
delirio y la puedan enviar a un sanatorio.

Lauren: -apretó los dientes- ¿Y por qué no?

Liam: ¡Qué mierda pasa contigo! ¿Crees que puedo meterme la ética donde ya sabes? No me
convence que tenga un problema mental, simplemente creo que tuvo un accidente y tiene algún tipo
de amnesia, quizás deberías hablar con ella, no, no quizás, lo harás.

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Insideofmysoul
Lauren se quedó callada, se levantó y siguió a Liam a donde seguramente seguía hospitalizada
aquella "psicópata". Su mejor amigo era un turco apasionado por la medicina y los pacientes, cuando
contaba cómo había ayudado a "X" persona el brillo en sus ojos era impresionante. ¿Cómo podían ser
mejores amigos cuando en actitudes eran tan opuestos? Jauregui sabía que saliendo de aquí tendría
que pagar la hospitalización y para que no saliera su nombre dentro de los pagos, sería Liam quién
fingiría pagarlo con su dinero, cuando en realidad era Lauren quién había puesto el dinero en su
cuenta bancaria. La última mirada que le dio su amigo era de advertencia y no fue necesario que
hablara para entenderle.

Cuando entró a la habitación se quedó sin aliento al ver a la muchacha sentada al borde de la cama
mirando hacia la ventana, su perfil y expresión delataban la misma angustia con la que había llorado
esa tarde frente a ella, con la diferencia de que ahora estaba callada. No sabía que decirle para iniciar
una conversación, además, por increíble que pareciera tenía vergüenza porque ella era culpable de
que estuviera tan mal ese día que la encontró.

Camila por su parte no sabía por dónde iniciar la charla, sabía que tras suyo estaba la mujer de los
ojos verdes mirándola. Estando sola durante la tarde se dio cuenta de una cosa, para averiguar la
verdad tendría que fingir y las charlas entre médicos y enfermeras que había en el pasillo le

ayudaron mucho para saber qué era favorable mentir. Dios santo, era una mujer de buenas
costumbres que no mentía en su diario vivir ¡Qué dirían en Devonshire si supieran que la hija del
duque haría esto!

Camila: Sé que no quería acercarse a mí, después de todo no la culpo, debe ser difícil lidiar con
alguien a quien usted considera la psicópata que ha violado la privacidad de su hogar. –Murmuró sin
desprender sus ojos del cielo en el atardecer- Es decir, es desagradable y hablo por experiencia
propia, pero me gustaría que le quede en claro que nunca fue mi intención molestarla y hacerla sentir
mal. –Alzó los ojos y se estremeció al notar la figura de esa mujer apoyada en el marco de la ventana
mirando hacia ella fijamente- Pero no estoy loca como los médicos pretenden que crea, simplemente
esa noche... -le diría parte de la verdad, sólo una parte- esa noche lo último que recuerdo fue a un
hombre tratando de abusar de mí, una caída no recuerdo de que altura, –ahora venía parte de la
mentira- pero no recuerdo más, no sé cómo llegué a su departamento, ni porqué llevaba aquella
prenda de vestir tan peculiar ¿Me habrá drogado? ¿Me he pegado tan fuerte que no recuerdo a mi
familia y amigos? ¿Alguien me estará buscando? –La última pregunta era sincera

¿Alguien la habría buscado después de su desaparición? ¿O William se había encargado de manchar


su nombre? Ahora eso no importaba ¿O sí? En este tiempo, en el ahora, él hace muchas
generaciones que ya no existía.

Lauren: ¿Cómo sé que no me mientes? –La miraba para descifrar sus sentimientos, sus ojos estaban
llenos de lágrimas aun no derramadas- Soy muy famosa, soy una de las mujeres más codiciadas del
mundo ¿Por qué he de confiar en ti?

Camila: Ni siquiera sé quién es usted o cuan cuantiosa es su fama, como dice. -Bajó la voz- ¿Por qué
ha de confiar en mí? Porque aun sabiendo que todos la conocen, no he corrido al pasillo a decir que
está aquí y que estuve a punto de morir de hipotermia por su culpa.

¡Qué gran touché! Lauren apretó la mandíbula y se dio vueltas por toda la habitación mientras pensaba
que haría con ella, tenía razón en todos los puntos. ¡¿Por qué le tenía que ocurrir esto a ella?! ¿Por

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Insideofmysoul
qué no ingresó a otro departamento? Camila se secó las lágrimas, esto era muy difícil porque no solía
hablar con tanta personalidad frente a una mujer que sí la tenía, pero para sobrevivir en un mundo al
que no pertenecía tenía que aferrarse a lo que fuera.

Camila: He escuchado que me quieren enviar a un sanatorio, un hospital para personas con falta de la
razón ¿Estaría feliz usted de ser así?

Lauren: No precisamente, pero...

Camila: ¡¿Estaría feliz de enviar a una mujer que estuvo a punto de ser abusada por alguien que
quería como su padre?! No recuerdo su cara, pero es lo único que tengo en mente antes de no
recordar si quiera de dónde vengo –lo último que dijo eran falacias- no tengo a donde ir, realmente no
tengo donde quedarme segura.

Lauren: Dios ¡¿Y pretendes que yo me haga cargo de eso y de ti?! –escupió enfadada ¡Esto era
inconcebible!

Camila: -sentía que perdía su orgullo y el respeto con el que tanto el pueblo de Devonshire se dirigía a
ella, si tan sólo esa mujer supiera que era parte de la nobleza británica del siglo 18- Sólo lo suficiente,
lo suficiente para recobrar la memoria o poder independizarme.

"¿Quieres que sea sincero? Esa muchacha no mataría siquiera a una mosca, se expresa como una
señorita de esas películas de épocas inglesas, es correcta, pero tiene una gran pena." Recordó lo que
había dicho su amigo.

Lauren gruñó sin ninguna vergüenza varias groserías que llegaron al oído de Camila, aunque para su
suerte la morena no pudo entenderle, no las usaban en su tiempo, ni en su país ¿A qué se refería con
esas expresiones? Aún con la rabia viajando por toda su sangre, se volteó hacia ella y la apuntó con
un dedo ¡Qué mujer tan vulgar!

Lauren: Está bien Cavendish, voy a ayudarte, pero te hago una advertencia, no seré niñera de nadie

¿Entendiste? –Las comisuras labiales de la morena se le extendieron para mostrar una pequeña
sonrisa que no llegaba siquiera a sus tristes ojos.

Joder ¡Se había metido en un gran lío!

Capítulo 6

Camila observó con el ceño fruncido la ropa que el Dr. Özkan le había dejado al borde de la cama.

¿Por qué las mujeres de esta época ocupaban pantalones? ¿Qué material era ese? Lo sostuvo entre
sus dedos y lo acarició con cuidado, era azul y muy duro, poco suave comparado a lo que estaba
acostumbrada. Pero al lado también había un vestido muy delgado con diseño de flores y un chaleco
blanco para cubrirse los brazos ¡Qué manera tan extraña de vestirse! ¿Estaba permitido que las
mujeres mostraran de esa manera las piernas? No sabía si quería parecer un caballero con esos

pantalones u optaría por el vestido, ella acostumbraba a ocupar vestidos más frondosos y con capas,

23

Insideofmysoul
esto era todo un reto. Pero debía recordar que para sobrevivir tenía que ajustarse a la forma de vida
actual y no a la suya. Estaba decidida, aceptaría el vestido. Pero ¿Por qué el médico había traído
esto? Antes de que llegara Lauren, cuando él se acercó y le dijo que podía preguntarle y decirle lo que
fuera, usó esa oportunidad para confesarle que no traía ropa más que con la que había llegado

¿Con qué se iría vestida cuando decidieran sacarla de acá? Liam solucionó aquello pidiéndole un favor
a su hermana para que le prestara algo de ropa y zapatos.

Afuera de la habitación Lauren tenía los brazos cruzados y la mirada en el suelo para que nadie
descubriera su identidad, sus ojos estaban cubiertos por unos lentes de sol, el equipo médico se
preguntaba si sería alguna amiga o pariente de la paciente Cavendish, sin tener el mínimo
conocimiento de que era la famosa modelo, y próxima actriz, Lauren Jauregui. Estaba esperando que
la "psicópata" terminara de vestirse antes de llevársela a casa. Era de noche, Liam ya había terminado
con la epicrisis y el resto de papeleos que conlleva dar de alta a un paciente. Estaba esperando desde
hace más de 3 horas para irse ¡Esto definitivamente se lo haría pagar! Con tiempo o trabajo, pero
nadie se las llevaría fácil si se trataba de Lauren Jauregui invirtiendo tiempo en otra persona. La puerta
de la habitación se abrió levemente, el sonido de unos tacones dio el aviso de que alguien estaba
caminando. Con evidente cansancio y molestia ella alzó los ojos, pero sus labios se abrieron cuando
vieron la figura de una mujer que irradiaba una inusual inocencia. Sostenía el borde de su vestido
verde con diseño de flores como si tratara de alargarlo lo máximo posible, sus mejillas estaban rojas y
la mirada, cielos, esa mirada era de alguien que tenía curiosidad y miedo.

Miraba inquieta todo a su alrededor, le perturbaban las cosas que ocupaban en los hospitales del
futuro y no se acostumbraba al tipo de inglés que hablaban, ciertas palabras tendría que buscarlas en
algún diccionario porque no iba a quedar como ignorante. Se detuvo cuando vio la figura de la mujer
de ojos verdes y mal temperamento sentada a sólo unos pasos de ella, no podía ver sus ojos porque
estaban cubiertos por esas gafas negras, aunque tenía el presentimiento de que la miraba de pies a
cabeza. Se sonrojó aún más ¡No quería mostrar mucha piel! Las muchachas del futuro eran atrevidas,
si en Devonshire usara este tipo de vestido la hubieran metido a una casa cristiana encerrada de por
vida. Dio unos pasos más y se quedó frente a ella que parecía no reaccionar.

Camila: –apretó los dedos de sus manos y pies, bajó la vista a sus peculiares zapatos- ¿Es hora de
irnos?

Lauren: ¿Y tú qué crees?

Camila: Que sí. –Dijo inocentemente. En ese momento Jauregui tuvo ganas de reír, había sido
sarcasmo y ella le respondía como si realmente le preguntara. Liam se acercó a ambas para
despedirse, hoy tenía turno y pasaría la noche acá- ¿Se quedará Dr. Özkan?

Liam: -le dio una sonrisa tal que las mejillas de la morena se intensificaron con un color rojizo, eso a
Jauregui no le pasó desapercibido- Me debo quedar, estoy en mi último año, tengo turnos tal como un
médico los tiene, así que no puedo irme a casa a descansar. Realmente, señorita Cavendish, espero
esté bien y pueda recuperar la memoria. –Le tocó el brazo para darle apoyo- Buenas noches.

Camila: -sostuvo instintivamente el vestido e hizo una reverencia- Espero usted también lo esté Dr.
Özkan. –Lauren y él se miraron rápidamente ¿Qué había sido eso? ¿Quién saludaba así? A pesar de
que ella pensara que era ridículo, al turco le pareció un detalle bonito.

24

Insideofmysoul
Liam: -se acercó a Lauren y le susurró al oído- No seas una imbécil con ella, te lo advierto, es muy
inocente.

Lauren asintió, aunque por dentro un listado completo de malas palabras apareciera. Era su mejor
amigo ¿Por qué tenía que darle ese tipo de instrucciones como si no supiera lo que debía hacer? Pero
debía ser sincera consigo misma, su carácter fuerte sumado al hecho de que tenía que preocuparse
por otra persona no era una buena combinación. En silencio entró a un elevador y no entendía porque
la psicópata se quedaba en el pasillo con el ceño fruncido.

Lauren: ¿Por qué no entras? ¿Eres de esas personas que le tiene miedo a los elevadores? Estamos
en un piso 6 y no pienso bajar por la escalera cuando no me siento bien, me duele la cabeza. –Cual
sumisa ella asintió en silencio y entró. Sus nudillos estaban blancos porque apretaba con firmeza el
borde de su vestido, se veía nerviosa, irradiaba inseguridad- ¿En serio le tienes miedo?

Camila: No es eso. –Dijo quedándose en un rincón. ¿Cómo podía tenerle miedo si nunca había
entrado en uno? Bueno, aquella noche cuando apareció en su departamento bajaron por uno muy
parecido, aunque con el shock no se había percatado de ello. Respiró profundamente y muy curiosa
miró a su alrededor, estaba dentro de un cubo metálico o algo por el estilo que descendía por los pisos
según el número que indicaras con un botón ¿En qué año habrían inventado esto? Sabía que la mujer
de ojos verdes la miraba extrañada por su comportamiento, era imposible ocultar ciertas sorpresas
ante las novedades del futuro.

Llegaron a lo que se suponía era el primer piso, pero salieron por un lugar oculto de aquello llamado
"clínica". La morena vio allí aparcado un objeto metálico color negro con ruedas muy gruesas de goma,
tenía puertas y ventanas. ¿Cómo se llamaban? ¿Eran carruajes modernos?

Lauren: Entra con cuidado, no lo ensucies. –La morena imitó el movimiento para abrir la puerta, todo
era tan extraño que parecía un sueño ¿Reiría o lloraría? "Imítala" pensó tratando de hacerlo sin que la
ojiverde se sintiera intimidada. ¿Por qué se colocaba una correa contra su pecho?- ¿No te pones
cinturón de seguridad?

Camila: Sí, sí, lo siento yo... -miró a su alrededor, trató de unirlo, pero no sabía cómo funcionaba. Sus
manos torpes no encajaban ambas terminaciones. El gruñido de Lauren la asustó tanto que soltó el
cinturón de seguridad y se quedó con la vista fija al frente, estaba sudando por la ansiedad- lo siento...
-susurró.

Lauren contó hasta tres, pero por un segundo se calmó cuando vio en esos ojos marrones lágrimas
que no caían. ¿Qué le pasaba? ¿Realmente había sido abusada por su padre? Ella podía tener un
temperamento de mierda, pero jamás haría algo así a una mujer, no era lo suficientemente imbécil
para caer tan bajo. Respiró profundo, "ten paciencia Lauren" se dijo, se quitó su cinturón y se inclinó
hacia ella para colocárselo. No pudo evitar mirar el escote de su vestido que estaba tan cerca, aunque
de forma inmediata bajó la vista para encajar el cinturón, no, no era correcto pensar así ahora. De
reojo la miró, mientras metió la llave y encendió el motor, era evidente que había apretado sus manos
y se había puesto muy tensa ¿Ella hacerle daño? ¡Eso era imposible! Parecía un cordero a punto de
ser sacrificado.

Camila miraba por la ventana todas las luces de la ciudad, las "torres", las luces de la calle, los
colores, quería gritar de asombro y preguntar mil veces ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Dónde?

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Insideofmysoul
Lauren: ¿Vienes del campo o un lugar muy rústico? Pareciera que todo te asombra. -Dijo tranquila
mientras manejaba, más bien curiosa.

Camila: Ya le dije que no sé de dónde vengo. –Susurró distraída con el paisaje del futuro en el que se
encontraba, 300 años tuvieron que pasar para llegar a esto ¿No? No sabía si sentía miedo, pero la
curiosidad y el hambre por acabar con ella crecía más y más. De pronto cuando pararon en la calle
sintió el deseo de preguntar algo- ¿Por qué nos detuvimos?

Lauren: -Creía seriamente que pensaba como una alienígena- Pues mira hacia arriba –le indicó al
semáforo que emitía tres luces de colores- cuando indica rojo es que el auto debe frenar, cuando es
verde puede seguir adelante, cuando es naranjo o amarillo es porque debe empezar a detenerse, son
reglas que hay en la ciudad, sino todos los autos chocarían.

Camila asintió satisfecha. "Así que esto se llama auto, sí, sirve para transportarse como lo hacemos
con los carruajes, son carruajes del futuro" quedó más tranquila con eso porque había aprendido algo
nuevo. Después de recorrer unas cuantas calles más, ingresaron hacia el subterráneo de la "torre"
donde había aparecido esa noche de terror. "Es como si la vida me hubiera querido salvar de algo"
pensó. Un momento ¡Se quedaría con esa mujer! Pensó que la llevaría a otro lugar, pero hospedarse
en su "hogar" o como le llamase era distinto.

"Respira profundo, actúa normal" se dijo a sí misma, aunque actuar normal era un poco difícil cuando
tu forma de expresarte, moverte o pensar era radicalmente distinta a las personas de este siglo.

Lauren subió con ella por el elevador y llegaron hasta el último piso, el 22. Lauren: La última vez que
estuviste aquí fue una situación bastante extraña.

Camila: He dicho con anterioridad que no he tenido deseos de hacerla sentir mal o provocarle algún
tipo de daño, vuelvo a reiterar mis disculpas por ello. –Lauren meneó la cabeza, su forma de
expresarse era tan... particular que la perturbaba, además le hablaba de usted todo el tiempo- ¿Es
aquí?

Lauren: Sí, pero antes de entrar quiero que te quede en claro una cosa –tenía los dedos cerca del
teclado para digitar la clave digital de su cerradura- no voy a ser tu niñera, no tocaras lo que te prohíba
que toques y no entraras en mi espacio personal ¿Te queda claro?

Camila: Como el agua, señorita.

¿Las puertas en esta "torre" no se abrían como las demás con una cerradura o picaporte normal? Ella
había puesto sus dedos sobre números marcados en algo que emitió un sonido y abrió la puerta
automáticamente. "Vaya", suspiró, pero su asombro fue mucho mayor cuando entró y las luces del
departamento se encendieron con dos palmadas de la mujer de ojos verdes. La decoración, los
muebles, todo era tan distinto que le costaba creer que un ser humano viviera de esta manera.2

Jauregui se dirigió a la cocina para beber un analgésico, le dolía la cabeza como si se hubiera dado
contra un mueble. Para ella, que desde que se había independizado de la casa de sus padres y estaba
trabajando, para ella, que vivía sola y pensando únicamente en sí misma, traer a otra persona era una
presión, sobre todo cuando era alguien que encontró como si nada inconsciente sobre su cama. Se dio
vuelta, no la vio dentro de la cocina, de hecho el silencio era tal que pensó que algo le había pasado

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Insideofmysoul
¿No recordaba que era una persona saliendo hoy de una clínica? De pronto toda calma se acabó
cuando ella lanzó un chillido aterrado.

Lauren: -lanzó el vaso sobre el lavaplatos y corrió hacia la "psicópata"- ¡Cavendish! –Su departamento
era enorme y muy lujoso, podía darse el lujo de correr sin chocar con tantos artefactos de última
generación- ¡Cavendish! ¿Qué te... –cerró la boca de inmediato al ver a Camila de rodillas frente a la
televisión tocando la pantalla como si se tratara de magia- ¡Lo ensuciarás! Joder ¿Por qué gritas como
desquiciada?

Camila: Yo... yo... toqué un costado sin quererlo y... ¡Cómo lograron entrar a esto! Esas personas

¿Cómo se redujeron tanto? Por donde... –Miró la expresión de la ojiverde, estaba desconcertada y era
evidente por la forma de sus cejas y su boca abierta. Nerviosa bajó la vista a sus manos pidiendo que
la tierra la tragara- lo siento.

Lauren: –cerró los ojos pidiéndole paciencia a Dios- ¿Nunca has visto la televisión? ¿Sabes lo que es?

Camila: Creo que... que debería saber algo, señorita.

En silencio se levantó del suelo y caminó hacia lo que eran sofás de este siglo, un material muy
agradable, aunque un diseño particular y totalmente diferente al estilo "barroco" de las mansiones y
palacios de Inglaterra. Si quería parecer normal o no dejarse ver débil, lo había arruinado con creces
hace unos segundos ¿Por qué no pudo contener su asombro ante lo que ellos consideraban normal?
Tenía que inventar una excusa, algo que ablandara el corazón de esa mujer para que no la
abandonara de nuevo en la calle bajo una tormenta. Sin levantar la vista se dio cuenta de que se sentó
frente a ella, nunca había lidiado con alguien de carácter tan fuerte, ni siquiera contaba William porque
él pocas veces estaba en la mansión, además sus hermanos lograban ser controlados por la institutriz
Doyle y a ella, la primera hija de los duques, todo el mundo moría por servirle o complacerla, a veces
hasta inventaban excusas para estar con ella con tal de que les sonriera. Ahora

era lo contrario, aún sin poder explicarlo había sido transportada a los dominios de una mujer 300 años
menor que vivía y hablaba con enojo.

Lauren: Mira, trato de ser paciente, de hecho, creo que nadie en su sano juicio traería de vuelta a
quien asalta tu hogar ¿Cierto? Nadie cobijaría a un psicópata ¿O sí? –Suspiró tocando su frente, le
dolía la cabeza y el efecto de la pastilla tardaba en llegar- Pero tú simplemente me has sorprendido,
pareces sacada de una película, pareciera que has vivido en la selva.

Camila: -nerviosa tocó su cabello ondulado, no le gustaba mentir porque se sentía sucia con ello, pero
tenía que hacerlo para sobrevivir- Estoy segura de que antes no he sido así, –murmuraba bajo- estoy
segura que antes era normal, pero no sé cómo me he accidentado o si algo en mi cabeza ya no es
igual. -Alzó la vista hacia la ojiverde que no supo cómo y cuándo se había cambiado de ropa, no sabía
que cosas podían pasar por su cabeza- Pero no quiero que piense mal de mi persona, no quiero que
se burle de mí si digo algo incoherente o actúo diferente a usted o a otras mujeres, quiero que piense
de mí como una mujer que ha perdido el juicio, quiero decir, una mujer que apenas sabe cómo es ser
un humano, alguien como dice usted, que ha vivido toda la vida en la selva y que incluso las cosas
más simples debe volver a aprenderlas. Mire –La modelo miró las lágrimas que caían de sus ojos
oscuros y sabía que ella no se había enterado de eso- usted debe pensar ¿Qué clase de persona no
sabe lo que es una televisión? Pues yo, yo que también debo culpar a ese accidente y a ese hombre

27

Insideofmysoul
que quería como a un padre por la manera ridícula en la que estoy actuando frente a sus ojos y por
haber violado la privacidad de su hogar, alguien que sinceramente desearía estar donde realmente
pertenece. No tiene ni idea de cuán difícil se tornará para mi vivir o de cuan sola estoy en este mundo.

Lauren: No pienses así, seguramente hay personas buscándote.-Suspiró ablandándose un poco.

Camila: -se secó las lágrimas que había derramado- No señorita Jauregui, eso no creo que sea
posible. –"No es posible porque esas personas en este siglo ya están muertas."- Dicho lo anterior,
espero me comprenda y no me vea como un animal exótico, sólo soy una mujer con un enorme vacío
en su existencia.

Capítulo 7

"Espero me comprenda y no me vea como un animal exótico, sólo soy una mujer con un enorme vacío
en su existencia."

El silencio entre ambas se hizo más que notorio después de aquella frase, Lauren la observaba
tratando de saber qué haría con ella a partir de ahora, echarla a la calle no era una opción, había dicho
que no sería su niñera, pero la mujer frente a ella no sabía cómo actuar normal ¿Tan fuerte había sido
el accidente? Se levantó dispuesta a decirle que la llevaría a la habitación donde dormiría, sin
embargo, el sonido de un estómago hambriento se interpuso en su camino.

Lauren: Es mejor que me acompañes. –Le susurró y ésta le hizo caso de inmediato, iba tras ella- Te
quedarás en esta habitación, tiene todas las comodidades que puedas imaginar y un baño personal, la
vista es impresionante ¿Te gusta? –Camila asintió callada, aunque moría por expresarse realmente,
quería rendirse ante el asombro y la sorpresa, pero estaba limitada porque debía actuar normal- ¿Hay
algún problema Cavendish?

Camila: -se sentó al borde de la cama para alisar el vestido que traía puesto, a pesar de ser muy
revelador para ella, lo encontraba bonito- Ninguno, muchas gracias.

Lauren: -frunció el ceño, después de tanto hablar en la sala de estar, ahora estaba callada como si la
hubieran abofeteado con algo- Eso no es cierto, algo te preocupa, además del hecho de que tienes
hambre, si quieres que te comprenda quiero que seas sincera conmigo, no soy una mujer paciente ni
alguien acostumbrada a cuidar de otro así que, por favor, dime que pasa.

Camila: No sabe cuan agradecida estoy de que me recibiera en su hogar, pero –miró el vestido que
traía puesto- no traigo nada más que este vestido, este chaleco blanco, los zapatos y... -se retorció
enrojeciéndose a tal punto que Lauren se preguntaba si le faltaba la respiración- señorita Jauregui

¿Las mujeres suelen hablar de... de ropa interior? –Se sentía tan miserable tocando un tema tan
privado con una casi desconocida, no quería ser vulgar bajo ningún motivo, esos eran asuntos que
tocaba con su madre nada más.

Lauren: Sí y créeme que suelen hablar de cosas muchísimo más íntimas aún. –Quizás no era mentira
que la "psicópata" venía de un pueblo muy pequeño y rústico de los Estados Unidos- No me digas
más, te hace falta ropa, calzado, ropa interior, maquillaje, cepillo de dientes y todas esas cosas

¿Verdad? –la morena atinó a asentir por instinto, de seguro eran las cosas que ocupaban las chicas

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hoy en día- Y yo debo pagar todo esto ¿Cierto?

Camila: -no conocía el sistema monetario del futuro así que con pena asintió- Prometo devolverlo.

Lauren: Quédate aquí, te traeré algo de comer, tu estómago hace que me duela más la cabeza. -
Gruñó antes de cerrar con cuidado la puerta y salir de allí.

Camila apoyó el rostro en la entrada de la habitación para oír como los pasos se iban perdiendo por el
final del pasillo. Cuando se aseguró de que estaba sola, volteó hacia su alrededor para mirar las cosas
detenidamente con sus ojos y todo lo que estos dieran abasto. ¡Pero qué asombroso era el futuro!
¿Vivirían así todas las familias o ella pertenecía a las personas pudientes? Se acercó a la pared donde
estaba puesta la televisión tan plana como una lámina de papel, sus dedos acariciaron la pantalla para
sentir la suavidad de ésta. ¿Qué fin tenía este artefacto? No creía que las personas tuvieran la
capacidad de encogerse de tamaño y entrar en ella, pero no preguntaría eso porque lo averiguaría por
sí misma. Miró de nuevo las paredes a su alrededor, eran blancas con círculos rojos de tal forma y
combinación que lucía increíble, cuadros de los mismos tonos con figuras abstractas colgaban de
ellas. El suelo era de madera, pero a diferencia de la madera que ella conocía, esta era
extremadamente lisa y era muy fácil que alguien se resbalara. Quiso fijarse en más detalles de las
cosas que la rodeaban, había alfombras blancas y peludas, un mueble muy particular que tenía
encima un objeto parecido a la televisión, pero parecido a un libro abierto de costado, la parte inferior
estaba compuesta por "botones" con letras, flechas, signos y números.

Camila: ¿Es esta una ventana? –susurró al acercarse hacia unas cortinas rojas y oscuras, al correrlas
pudo apreciar parte de un paisaje que lucía irreal a su forma de vida- Vaya... -suspiró, pero fue incapaz
de abrir la ventana porque temía caerse. Las luces iluminaban toda la avenida, había otras "torres"
incluso más grandes, unas cuantas calles más lejos, el ruido de lo que llamaban autos no era tan
fuerte. ¿Cómo lograron construir este tipo de cosas? Se estremecía con todos los detalles ante sus
ojos, con las personas tan minúsculas que parecían hormigas desde donde ella los veía o el misterio
que quería resolver cuanto antes ¿De dónde provenían esas luces si no eran velas?

Lauren cargaba en una mano un platillo blanco con sándwich de jamón de pavo, lechuga y tomate, en
la otra llevaba un vaso de jugo. No era muy buena cocinando, pero lo que le llevaba tampoco requería
mucha ciencia, además, mientras antes silenciara ese estómago mucho mejor. Cuando abrió la puerta
entre malabares, vio la figura de la "psicópata" por detrás, donde se notaba cuan largo tenía su cabello
negro ondulado y lo bien que le sentaba el vestido. No era necesario verle el rostro para darse cuenta
que estaba pensativa mirando la ciudad. Meneó la cabeza aún sin saber

cómo lidiaría con ella aquí en su departamento, mañana tal vez le explicaría las reglas y los lugares
prohibidos, pero ahora le daría un poco de paz mental.

Lauren: Te traje algo de comer. –Cualquier persona que entraba de improviso la asustaba, mas, la
presencia de ella no le causaba temor por muy extraño que sonara aquello- No sé si estás
acostumbrada a esto, pero es todo lo que puedo hacer por ti ahora.

Camila: Gracias señorita Jauregui. –Con elegancia se acomodó al borde de la cama, estiró la servilleta
sobre sus piernas y con sus dedos sostuvo el sándwich. No preguntaría que era para no atosigar a la
pobre mujer con tantas de sus dudas. La pequeña mordida fue suficiente para activar el sonido de su
estómago ¡Come ya! Le decía- Está delicioso. –Se limpió las comisuras labiales como toda una

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señorita, bajo ningún punto de vista perdería sus modales- Reitero mis agradecimientos hacia usted.

Lauren: No hace falta que hagas una ceremonia completa para comer un sándwich, si tienes hambre
come como tal, no hay nadie a quién impresionar. –Pero el ceño fruncido de la nueva inquilina le decía
que realmente comería así. Fue en ese momento que se acordó de su mejor amigo Liam y lo señorita
ante todo que era la paciente Cavendish- Me iré a acostar, mañana debo salir a hacer cosas
relacionadas con mi trabajo y tú tendrás que acompañarme para solucionar el problema de tu falta de
pertenencias. -Camila asintió repetitivamente como un cachorro obediente. Jauregui miró el
despertador en un mueble, luego a ella, luego otra vez al despertador. Se ahorraría el enojo porque
estaba segura de que no sabía cómo programarlo así que lo hizo ella- 8 de la mañana te espero
levantada en la sala de estar ¿Entendiste?

Camila: Sí señorita Jauregui, buenas noches, espero descanse bien.

Tanta cordialidad de su parte le afectaba, había sido un poco tirana desde la salida del hospital hasta
llegar al departamento, pero ella seguía tal cual como antes, educada. Llevada por una curiosidad
repentina fue que salió de la habitación, pero no cerró la puerta completamente, justamente para darse
un espacio entre ésta y la pared. Estaba segura de que se devoraría como cualquier ser humano el
sándwich y el jugo, pero para su sorpresa Camila Cavendish seguía comiendo y limpiando cada dos
bocados sus comisuras labiales.

Lauren: ¿Quién demonios eres, Camila? –Murmuró cansada antes de cerrar en silencio la puerta y
dirigirse a su habitación, el día había sido agotador y estaba segura que su primer día oficial con la
"psicópata" en el departamento y en su vida le traería más de un dolor de cabeza. "Sálvame Dios".

........

Martes 29 de julio 2014

Caminaba con un cesto de frutas colgando de su mano, era media tarde, el ambiente a su alrededor
era demasiado tranquilo para ser la ciudad. Sus pies casi tocaban el lodo del camino porque los
zapatos eran muy delgados y estaban rotos, pero no le sorprendía, al parecer era la forma de vivir en
esos días. Iba camino hacia un lugar donde había escuchado que necesitaban criadas y ella
necesitaba empleo ¿Cómo podría alimentar a su madre y hermanos pequeños si ellos dependían de
ella para sobrevivir? Iba tan abstraída caminando en medio de la calle que no levantó los ojos hacia el
frente para percatarse que un carruaje se acercaba más rápido de lo normal. Sólo reaccionó un
segundo antes para lanzarse hacia un lado, aunque fue tarde para su pierna, las patas del caballo la
pisaron. Dado el susto, quedó inmóvil boca abajo contra el lodo, temía moverse y sentir que se había
roto una pierna, pero todo cambió cuando una voz muy femenina y cordial se acercaba. Que exquisitez
era escucharla. ¿La estaba sosteniendo?

XX: Cielo santo, la pasaste a llevar. Le ruego nos disculpe, el camino está irregular. –Antes de levantar
la cara y saber quién le hablaba, todo se evaporó de repente.

Lauren se remeció contra la almohada porque no quería despertar, por un segundo se había sentido
tan tranquila soñando con algo absurdo, sí, porque ella no tenía intenciones de ser una campesina,
pero la voz de esa mujer le había gustado demasiado. Miró el reloj del teléfono en su mano y casi
perdió el equilibrio de la cama cuando vio la hora, eran las 9:30 am. Apurada se dio una ducha de 5
minutos, luego desnuda y seca fue a su armario para coger algo que la hiciera lucir bien. Cuando

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estuvo lista fue a la sala de estar encontrándose allí a la "psicópata" con la misma ropa de ayer, pero
con el cabello húmedo, estaba mirando sus manos con los labios apretados y una evidente molestia.

Lauren: ¿Desde qué hora estás acá? –Murmuró con cuidado, sabía que se había quedado dormida y
había tardado más de una hora.

Camila: Desde las 8 de la mañana, señorita Jauregui, tal como usted me lo dijo el día de ayer. –No iba
a contarle los gritos que dio cuando descubrió el baño que había en el futuro, la lucha por

entender cómo funcionaban las tinas o como tuvo que elegir entre todas esas botellas lo que limpiaría
su cabello. ¿Cómo hacían para que el agua saliera de la nada a través de una llave si no había un
pozo o un río cerca? Pero una vez que el agua ya caliente cayó sobre su cuerpo se dijo que toda duda
la resolvería personalmente con un libro, no preguntándole a ella.

Jauregui en silencio la sostuvo del brazo y de inmediato ella la miró de mala forma.

Lauren: Mi sirvienta la señora Connery deja el desayuno servido, vamos a comer. –Camila asintió
callada, pero se apartó de inmediato de ese contacto. Lauren no quería darle importancia, pero no
soportaba estar con una persona comiendo y que se produjera un silencio incómodo. Demonios, nunca
pedía perdón por sus comportamientos ¿Quién era ella para ser una de las primeras? - Está bien
Cavendish, lo siento ¿Sí? Me quedé dormida y no pude evitarlo porque puse la alarma y no la sentí, no
fue mi intención hacerte esperar o hacerte sentir mal.

Camila: Y yo no me moví de ese lugar señorita, para que después no se me acusara de robo o de
entrar a las zonas prohibidas que aún no me enseña. –En silencio se apartó y acercó a la mesa,
aunque su molestia se evaporó cuando miró a su alrededor, quería saltar de ansiedad, pero se
contuvo apretando las manos. ¿Qué eran y cómo se llamaban las cosas en los muebles y eso color
plata de dos puertas? Lo averiguaría después y aprendería su funcionamiento. Sus ojos se
concentraron en la mesa y la comida allí ¡Pero qué delicioso lucía la comida del futuro!- Cielos...

Lauren: -sonrió para sí misma- Después de todo eres indefensa como un gatito, Cavendish.

Camila se mantuvo callada todo el camino en el auto, cada cosa nueva la registró en su cabeza para
buscar su nombre, su utilidad y cuando lo habían inventado. Le urgía de sobremanera estar en una
biblioteca porque estaba segura que era allí donde encontraría respuestas. La señorita Jauregui a su
lado iba vestida con un pantalón negro ajustado junto a una blusa holgada color beige y una chaqueta
negra, no parecía tener problemas para manejar y tampoco creía que fuera tan difícil.

Suspiró agobiada ¡Quería aprenderlo todo! El viaje terminó, aparcaron en un subterráneo de una gran
edificación llena de vidrios y otras cosas a las que no sabía cómo llamar, pero era bonita y muy
grande.

Lauren: Mira Camila, tengo ahora algo que se llama firma de autógrafos y es cuando la gente que te
adora espera que le hagas un dibujo o una firma en sus revistas o fotos tuyas, yo tengo muchas

fans, no sólo me conocen en Estados Unidos, sino en muchas partes del mundo. –Lo último lo dijo con
algo de orgullo propio, mucho quizás.

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Sin decir una palabra entró junto a ella en el elevador donde unos hombres de negro estaban vigilando
todo, al parecer eran la seguridad de la señorita Jauregui. No sabía que tan importante era su figura en
este siglo, ni cómo era eso de fotos ¿Serían cuadros pintados en óleo? ¿Pero cómo la distribuían
mundialmente? Llegaron hasta un salón donde una mujer peinada correctamente y de forma muy
elegante inclinó la cabeza.

XX: Es un agrado tenerla acá señorita Jauregui. –Los ojos de la morena se entrecerraron, no habían
inventado nuevas emociones, se había dado cuenta de que la mujer delante suyo tenía interés en ella,
lo cual era algo extraño, puesto que ambas eran mujeres- ¿Ella es la cliente?

Lauren: Le presento a Camila Cavendish, es ella la mujer a quién debe guiar para comprar de todo,
ropa, zapatos, artículos de limpieza, maquillaje y cosas que una mujer necesita, puede usar mi tarjeta
de crédito para pagarlo todo.

Camila: Algún día voy a devolvérselo, se lo prometo señorita Jauregui. –Era usual que en el siglo de
donde ella venía los hombres le compraran obsequios a una mujer ¿Qué pensarían de que una mujer
le comprara algo a otra?

Lauren: No voy a poder acompañarte, tengo un compromiso con mis fans que no cancelaré, además
alguien tan público como yo no puede ser vista con cualquier persona.

Camila bajó la vista con vergüenza y asintió, comenzaba a sentir cosas que no le pasaban antes
porque no se le daban ese tipo de oportunidades en el siglo 18. Quería alzar su cabeza y decirle que
no era cualquier cosa, que bastardo o no William Cavendish era su padre, que era hija de duques
importantes y muy cercanos a la reina. Nunca tuvo que demostrarle nada a nadie porque el mundo se
rendía ante ella, lo que gracias al cielo y a diferencia de toda la nobleza británica lo tomaba con
humildad, pero hoy, por primera vez, quería estamparle en la cara a esa mujer que ella valía mucho.
Se alejó con un asentimiento de cabeza y con la señora perfecta fueron recorriendo las tiendas de
aquel lugar al que le decían "centro comercial". Y a diferencia de ayer ya no sentía miedo por las cosas
nuevas, el temor había sido reemplazado por la curiosidad y las poderosas ganas de acabar con ella
buscando respuestas.

La morena quería comprarse algo cuanto antes por muy simple que fuera, no soportaba andar con la
misma ropa del día anterior, aunque estuviese limpia. "Señora perfecta" rubia y de ojos grises se burló
discretamente por haber elegido una blusa color naranja y unos pantalones ajustados blancos. No, la
idea de usar pantalones no le agradaba, la idea de mostrar tanto sus brazos tampoco, pero tenía que
apegarse a la norma de la moda del siglo 21.

XX: ¿Así quiere vestirse? Supongo entonces que usted y la señorita Jauregui no tienen algún tipo de
relación sentimental.

Camila: -Iba a ampliar los ojos con sorpresa, ¿En el siglo 21 se relacionaban también las personas del
mismo sexo? Si la señora perfecta lo decía, debía ser así, por lo que le dio la razón fingiendo que le
era normal saberlo- ¿Cómo suelen vestirse las mujeres de la señorita Jauregui?

XX: Con vestidos que le llegan aquí. –Cuando indicó la altura quiso desmayarse ¡Qué muchachitas tan
vulgares!- Escotes que revelan lo suficiente, cabellos largos y lisos, cinturas pequeñas. Cómo sea ¿Se
lo pondrá ahora?

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Decidió guardar la ropa que tan gentilmente el Dr. Özkan le había llevado, en cambio usaría lo que
había comprado hace unos minutos.

A medida que pasaba la tarde fue aprendiendo mucho, por ejemplo, se usaban billetes, pero también
unas tarjetas que tenían de alguna u otra forma dinero en su sistema, también qué copa usaba en los
sujetadores modernos y cuál era el número de sus diminutas "bragas". Había sido vergonzoso comprar
la ropa interior porque no sabía nada de ella, las dependientas la trataban como si fuera una mujer que
recién salía a la ciudad, incluso habían mencionado a sus espaldas la forma extraña en la que hablaba
y su acento que parecía provenir de Gran Bretaña. Su pecho se sentía apretado y con mucha
angustia, quería acabar con esto cuanto antes para irse al hogar de la señorita Jauregui y dormir hasta
que el destino la decidiera transportar de nuevo al siglo 18, pero estaba aquí, caminando de tienda en
tienda llena de bolsas, acompañada de la mujer que le había asignado para cuidarla.

De pronto escucharon gritos, muchos gritos desde el primer piso que la estaban ensordeciendo y
asustando ¿Manifestación? ¿Una matanza pública? Doña rubia y de buen cuerpo le indicó para que se
acercara a un borde donde se apreciaba todo el espectáculo, lo que vio la dejó perpleja.2

Allí se enteró del arrastre entre las mujeres que tenía Lauren Jauregui y porqué todas caían a sus pies
con la mirada y sonrisa que les regalaba.

XX: Es una modelo de fama mundial, es el rostro de grandes marcas y diseñadores, ha aparecido
desde pequeña en muchos programas de TV y dentro de muy poco se le verá en el cine porque le
ofrecieron papeles para convertirse en actriz ¿Entiende ahora porque no puede ser vista con cualquier
mujer?

Camila: -se apartó de allí porque la altura y los gritos la estaban volviendo loca, giró el rostro hacia la
mujer que había tenido paciencia infinita con ella esta tarde. No quería admitirlo, pero sin saber
porque, sus palabras la habían ofendido- No se preocupe, las mujeres no son de mi interés, la señorita
Jauregui y yo no tenemos ningún tipo de relación.

¿Conocía Camila el popular dicho de "por la boca muere el pez"?

Capítulo 8

Cuando en Hollywood se cree que todo es pasajero, Michael Jauregui y su esposa Clara demostraron
lo contrario. Ambos, famosos y talentosos actores de cine y TV, contrajeron matrimonio hace 30 años y
hasta el día de hoy su amor seguía tan fuerte como el primer día que se conocieron. De esa unión
nació la única hija que poseían, Lauren Michelle Jauregui Morgado. Cuando tus padres apenas poseen
tiempo para verte fuera de los escenarios, pero más aún cuando son famosos, la forma de criar será
completamente distinta. Te consentirán más en tus caprichos para compensar la ausencia, pero
también velarán para que de alguna u otra manera tu potencial se desarrolle. Los Jauregui
descubrieron que desde pequeña su hija mostraba interés por la actuación y las cámaras, la llevaron a
las mejores escuelas de actuación y a castings para modelar conjuntos de ropa. Pero cuando entró en
la adolescencia, Lauren decidió que prefería formarse como modelo profesional una vez terminara la
secundaria.

En la actualidad Lauren Jauregui tenía 26 años, ser hija del matrimonio Jauregui le trajo sus beneficios
para que su fama aumentara, pero eso sumado a su talento, cuerpo, rostro, mirada penetrante y
sonrisa perfecta, hizo que su popularidad creciera de forma exponencial. ¿Cómo no tener el ego en las

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nubes cuando poseía una legión de miles de fans alrededor del mundo? ¿Cómo no alardear cuando le
habían ofrecido al fin su primer papel importante en el cine?

Lauren se encontraba en medio del centro comercial, sentada tras una larga mesa con mantel negro,
esperando que una a una las fans se acercaran para recibir su autógrafo. Sabía que era narcisa, tirana
y poco tolerante con la mayoría de las personas, pero le era imposible comportarse como una idiota
con todas esas chicas que la miraban con brillo en los ojos al tenerla al frente, no importaba la
contextura física, edad o color de piel, cada una de ellas le dedicaban parte de su tiempo y eso ella lo
agradecía. Quizás no era tan mala ¿o sí?

Lauren: ¿Cuál es tu nombre, pequeña? –La niña de 5 años miraba sorprendida la enorme fotografía de
Lauren tras ella que decía "Fanmeeting con la gran Lauren Jauregui". Cuando se dio cuenta que le
hablaba a ella la miró directamente a los ojos- Hola linda.

XX: Valery, me llamo Valery y he sido fan tuya toda mi vida. –Se mordió los labios ¡Qué fascinante
declaración!

Después de firmarle el cuaderno y darle un beso en la mejilla, se dio cuenta que la mujer a quién le
había dado la tarea de acompañar a la psicópata y darle consejos para sus compras, estaba parada
tras un pilar tratando de llamar su atención. Estaba pálida, con la mandíbula tensa y se arreglaba el
cabello cada 3 segundos. Algo malo estaba pasando y no se había equivocado porque la mujer cogió
el teléfono para llamarla, era casi imposible acercarse con cientos de adolescentes ahí parados.

XX: Señorita Jauregui ¿Está con usted o se ha comunicado con usted la señorita Cavendish?

Lauren: -frunció el ceño por esa pregunta- ¿No te dije que no te apartaras de ella durante las
compras?

XX: Es que... –tragó saliva, a pesar de la distancia podía ver cómo se movía de un lado a otro- es que
le pedí dos minutos para entrar a una tienda porque unas joyas lucían preciosas, pero cuando volví no
estaba, ya he buscado por una hora y no la encuentro.

Lauren miró hacia los lados en busca de una respuesta, no podía huir cuando aún quedaban al menos
100 fans que querían su autógrafo y otras más apostadas en la terraza del centro comercial para
fotografiarla. Pero ¿Qué era más importante en este momento que la vida de una persona?

Nada lo era, aunque odiaba admitirlo, nada era más importante que irse de acá e ir en busca de esa
maldita psicópata sin sentido de la orientación. Era una paciente con amnesia que debido a algún
extraño daño en su cabeza no recordaba las cosas básicas para sobrevivir ¡Cualquier imbécil podía

aprovecharse de ella! "Esa noche lo último que recuerdo fue a un hombre tratando de abusar de mí".
Recordó las palabras de Camila cuando conversaron en el hospital. Todos se dieron cuenta del
cambio brusco en su rostro, estaba más pálida de lo normal, no sonreía y la mano le temblaba mucho.
Por supuesto que tenía miedo porque egocéntrica o no, era la vida de una persona la que estaba en
juego y eso a cualquiera le preocuparía ¡Más encima estaba bajo su cuidado!

No pudo esperar más, hizo una seña a los hombres de seguridad para darles instrucciones. Sostuvo
un micrófono con su mano derecha y disimulando el temor en su voz anunció a cada una de las

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asistentes que el evento de firmas llegaría a su fin porque tenía un problema enorme que solucionar.
No quería escuchar murmullos o protestas, agachó la cabeza unas cuantas veces y salió de allí rápido
con ayuda de su guardaespaldas y el equipo de seguridad propio del centro comercial. Se juntó en un
salón con Alexia, la mujer rubia con cintura de avispa a quién contrató para que ayudara con las
compras de Camila, necesitaba que le diera más explicaciones sobre esa desaparición, para tener al
menos una pista de donde podía estar. Pero nada, nada sirvió.

Lauren: ¡Maldición! –Se colocó los lentes de sol con la intención de cubrir su identidad, si se subía al
auto podía moverse más rápido entre las calles. La imaginaba llorando en posición fetal contra una
pared o sobre el césped, la misma posición que cuando la despachó de su departamento. ¿Y si la
habían secuestrado? El equipo de seguridad buscaría a una mujer con sus características en el centro
comercial- Liam, Liam ¿Dónde estás cuando te necesito? –Seguramente su mejor amigo tendría
mayores ideas- ¡Maldición Cavendish!

Dos horas más tarde caminaba en un parque a pocas cuadras del centro comercial, había retornado
con la esperanza de que la psicópata no hubiera ido tan lejos, aunque a estas alturas el sudor
humedecía su espalda con desesperanza de tener buenos resultados en un lapso corto de tiempo.
"Dios, si la encuentro enserio prometo cambiar o hago el máximo esfuerzo posible por ello" murmuró
sentándose al borde de una fuente de agua para observar a cada una de las personas que estaban
aquí. Los niños tomaban las manos de sus padres y clamaban que los levantasen más, otros grupos e
incluso parejas esperaban su turno para pedir helados.

"Donde demonios estás, Cavendish" susurró antes de girar la cabeza un poco y darse cuenta de que
su intuición era real. Abrió los ojos enormemente al ver a Camila sentada sobre un banquito con las
piernas cruzadas y las manos sobre su regazo como toda una señorita. El pintor estaba fascinado y se
podía notar, porque le brillaban los ojos cuando trazaba con un lápiz de mina en la hoja. Lo más

extraño de eso fue que había lágrimas no derramadas en los ojos de Camila a pesar de que sonreía

¿Por qué? ¿Algo la entristecía? Reaccionó segundos después corriendo hacia ella y la apartó con
tanta fuerza que el banquito se cayó.

Lauren: ¡¿Por qué mierda te apartaste de Alexia?! –La morena al ver cómo la señorita Jauregui
sostenía sus muñecas con fuerza, sintió pavor. Su rostro comenzó a perder color y la capacidad de
hablar era nula- ¡¿Por qué?! Te estuve buscando por todas partes, tú eres, tú...

XX: Señorita, si no la suelta voy a tener que intervenir. -Dijo el pintor muy convincente de sus
capacidades corporales, lamentablemente no tenía idea de que Jauregui era cinturón negro en Tae
Kwon Do- Apártese.

Lauren: -miró la escena, las personas alrededor que se iban reuniendo, si la miraban con detenimiento
su identidad sería revelada y la fama, por supuesto que la fama le jugaría en contra. Recordó de
pronto que la mujer entre sus manos había sido abusada y tenía "amnesia" por el trauma- Maldición
Cavendish enserio te estuvimos buscando todo el tiempo. Estuve preocupada por ti. –Con culpa
acarició sus muñecas, la morena apartó sus manos con brusquedad- ¿Por qué no avisaste que
querías salir? Podrías perderte, o peor, alguien puede hacerte daño porque eres muy inocente y en
Los Ángeles no todas las personas tienen buenas intenciones.

Camila: ¿Y usted sí? –dijo con sarcasmo, algo no usual en su tranquila personalidad.

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Lauren: Ven conmigo. –No esperó su respuesta, la sujetó por el codo y caminó junto a ella hasta el
auto que tenía estacionado. El pintor se quedó mirándola preocupado hasta que se perdió de vista. Ya
camino al departamento, Jauregui se dio cuenta que Camila vestía con ropa nueva, simple, pero
nueva- Camila, si decidí que te quedaras en el departamento no es porque me guste, aun así, me
preocupa que andes por ahí tú sola porque, sé honesta, no conoces las cosas básicas de este mundo
¿Por qué te pintaban un retrato?

Camila no le respondía porque su cabeza estaba con las imágenes de ese momento tan bonito que
había vivido, había sido como revivir la escena de cuando fue a la plaza y dejó que le hicieran el
retrato con carboncillo, agradable era saber que existían todavía en el futuro personas así.

Lauren llamó a seguridad del centro comercial para informar que Camila estaba a su lado, también dio
la orden para que todo lo que había sido comprado lo llevaran a su departamento. Tras cortar la
llamada apretó las manos en el volante, el silencio de esa psicópata era incómodo porque no estaba

acostumbrada a que las personas no le prestaran atención cuando hablaba. Estacionaron en el


subterráneo, pero ninguna abrió la puerta, de hecho, ella puso el seguro para mantenerlas cerradas.

Lauren: Vamos a hacer un acuerdo entre ambas ¿Sí? Camila: -la miró de reojo- ¿Un acuerdo?

Lauren: Sí, un acuerdo. Estás en mi departamento porque no tienes a nadie y al parecer no te buscan,
tengo la intuición de que no quieres que llame a la policía para reportar que he encontrado a una
Camila Cavendish, eso te convierte en sospechosa, pero aun así dejo que te quedes donde vivo

¿No soy buena persona? –La morena asintió lentamente, no sabía cuál era el concepto de "buena
persona" en el futuro- El acuerdo es este, mientras te quedes en mi departamento avisarás cuando
salgas, me darás el espacio para ser yo misma, no me darás preocupaciones, ni cuestionarás mis
hábitos, no entrarás a las zonas prohibidas. A cambio –pensó unos segundos- te enseñaré a ser una
mujer normal, contestaré cada una de tus preguntas y no las cuestionaré bajo ningún punto de vista, te
daré seguridad y confianza para que recuperes tu memoria ¿Aceptas este acuerdo, Cavendish? –
Murmuró estirando su mano hacia ella.

Camila: -Tenía el ceño fruncido, pero este acuerdo le daría el tiempo suficiente para buscar la
respuesta al porque había sido transportada. Sí, este era el siglo 21 y no había dudas de ello ¿Había
alguna forma de regresar?–Está bien señorita Jauregui –Estrechó su mano con la de ella, era más
grande, firme y cálida que la suya- tenemos un acuerdo.

...........

Martes 12 de agosto 2014, 2 semanas después

El sudor corría en su frente, pero el hombre con rostro de ángel parecía no darse cuenta, bueno,
quizás fingía para darle mayor confianza. Liam sonreía de oreja a oreja, en su mano sostenía el control
de la TV y le estaba dando la tarea a Camila para encenderlo. Había buscado información en lo que
llamaban internet, algo así como una "biblioteca electrónica" le explicó Lauren, con múltiples
funcionalidades que servía también para hablar con personas de otras partes del mundo. Antes de que
gritara asustada ante la idea absurda e irreal de esto, Jauregui le dijo con el máximo de paciencia que
eso era normal en los tiempos de ahora. Fue así que sentada frente a una computadora descubrió que

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en realidad no eran personas las que se encogían y metían en la TV, sino que procesos poco
entendibles la hacían funcionar de otra manera, una cámara, una especie de

caja pequeña que transmitía la imagen de un lugar a otro, era la encargada de hacer llegar una imagen
a millones de TV's si era posible.

Liam: ¿Va a encender la TV, señorita Cavendish? –Camila sonrió levemente, él era un hombre muy
cortés, a diferencia de la señorita Jauregui que la trataba de tú a tú, que tenía una mirada y forma de
caminar arrogante y que cuando cruzaban palabras, muchas eran autorreferentes- Nadie la morderá.

Camila: Lo sé, lo sé, seguro que antes de tener amnesia yo veía TV. –Mintió. Sostuvo lo que llamaban
"control remoto" y al apretar el botón "ON" la pantalla LED se encendió. Abrió la boca sorprendida por
la calidad de imagen, pero mucho más por el contenido de lo que había. ¡¿Cómo habían obtenido
imágenes de Devonshire?! Ante el evidente asombro en su rostro, Liam comenzó a explicarle lo que
estaba viendo- ¿Georgiana Cavendish? ¿Quién es?

Liam: Mira, están pasando "La duquesa", me encanta Keira –Camila lo miró ceñuda- lo que ve,
señorita Cavendish es... vaya ¡Tiene su mismo apellido! –Nerviosa asintió, pero puso sus ojos en la
TV- Bueno, lo que ve es una película, es decir, personas que actúan fingiendo ser otras para contar
una historia. Está basada en Georgiana Cavendish, duquesa de Devonshire, esposa de Guillermo
Cavendish quien es realmente el duque, está basada en un hecho real a finales del siglo 18, una mujer
escribió un libro contando la vida de esa mujer inglesa.

Camila: ¿Dónde están esos libros que cuentan las historias pasadas? Liam: ¿Libros de historia
inglesa? En la biblioteca y en internet.

La morena abrió los ojos unos segundos cuando la idea de que su futuro/pasado estuviera allí escrito

¿Saldría como moriría? ¿Habría fechas de la muerte de todas las personas que conocía? La idea de
tener una ventana al pasado que mostrara el futuro que corrieron o que ella correría, le asustaba. ¿O
el futuro que corrió? No sabía cómo decirlo, estaba en el siglo 21, que era el futuro, pero a la vez el
presente, sintió náuseas con la confusión.

Liam: Señorita Cavendish ¿Cómo la ha tratado Lauren?

Camila: -apagó la televisión, no quiso ver más porque sentía ganas de llorar- Ha cumplido con
enseñarme cosas básicas, con responder mis dudas, me indicó que los sitios prohibidos de este
departamento son su estudio, su sala de juegos y su dormitorio. Puedo transitar por la sala de estar, la
cocina, mi habitación y la terraza. Todo es muy amplio, y con respecto a ella –pensó- es extraño

en realidad, es una mujer apabullante. –Liam hizo una nota mental de buscar el significado de aquella
palabra- No hablamos mucho porque está ocupada con su trabajo, cada vez que quiero salir es a
caminar por aquí cerca, aunque en realidad me he pasado gran parte de estos días tras esa cosa que
es llamada computadora, buscando fotos e información de todo. Yo siento culpa.

Liam: ¿Culpa de qué señorita Cavendish? –Susurró, estaban ambos solos en el departamento porque
él se había ofrecido a vigilarla mientras Lauren estuviera hablando con Universal Studios

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Camila: Culpa de que gasta dinero en mí, creo –lo sabía, no "lo creía"- que yo era una mujer con
muchos recursos, de hecho, incontables ¿Qué puedo hacer para ganar dinero si no sé casi nada? La
tecnología me aterra, la estoy aprendiendo, pero me aterra. –El turco frente a sus ojos entrecerró los
ojos ante la ocurrencia que tenía.

Liam: Cierre los ojos, guarde silencio y dígame lo que mejor sepa hacer, de lo que recuerde, pero lo
que mejor sepa hacer.

Camila juntó sus manos y las llevó a su tabique nasal para pensar. Posiblemente sus cualidades
estaban obsoletas en este tiempo, así que debía pensar bien. En esta sociedad las mujeres tenían
mucha libertad para hacer o decir cosas, algo chocante para ella, de seguro ya podían trabajar

¿Pero de qué lo haría ella?

Camila: Posiblemente –murmuró pensando, de pronto recordó todo lo que había aprendido siendo una
hija de duques- creo que la "amnesia" no ha borrado el hecho que yo sé hablar francés y latín, pero
una de las cosas en las que más destaco es el piano, sé tocar el piano como nadie en mi –Iba a decir
"época" pero cambió por otra palabra- en mi generación.

Liam: Creo que podríamos hacer algo con eso, enserio señorita Cavendish, estoy dispuesto a
ayudarla. -La intensidad de su mirada la hizo sonrojar ¿Por qué las personas del siglo 21 no podían
ser como él?

..............

La mujer a un lado de esa cama lloraba desconsoladamente, 3 semanas, sí, casi 3 semanas se
cumplían desde que su hija estaba en coma. ¿Por qué las personas no se responsabilizan cuando
manejan? ¿Por qué la ley era tan tolerante con los que bebían? Lo más extraño de esto es que no
había daños cerebrales, los neurólogos revisaban los estudios cerebrales que le habían hecho y no

evidenciaban si quiera daño estructural. Ellos, los familiares de la paciente, insistían en que le hicieran
más estudios, sólo había sufrido una fractura femoral, pero el resto de su cuerpo estaba en impecables
condiciones. Era joven, no tomaba ni fumaba. Entonces ¿Por qué no despertaba? Toda una familia
estaba desbastada por ello, porque la condición de aquella muchachita parecía no evolucionar en lo
absoluto.

XX: Despertarás, mi vida –con un cepillo peinaba su precioso cabello castaño oscuro, largo y ondulado
como el de una reina- sé que despertarás.

Su alma estaba aquí, estaba en el presente, pero no estaba en ese cuerpo.

Capítulo 9

Jueves 14 de agosto 2014, 2 días después marcaba el calendario.

Contenta abrazaba los libros que tenía contra su pecho, podía sorprenderle la tecnología del siglo 21,
pero su ser interior añoraba lo que ella conocía y podía manejar, nada mejor que leer a través de un
papel. Había ido a la biblioteca municipal acompañada de un hombre de seguridad porque la señorita
Jauregui no tenía tiempo para ello, su mente le gritaba una y otra vez que estaba cumpliendo el

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acuerdo a medias. De camino y de regreso a la biblioteca pudo ver una de las modas actuales al
menos en este país cuando era verano, casi se desmayó cuando se detuvieron frente a una luz roja en
la avenida al lado de la playa, hombres con un diminuto "no sé qué" que cubría su intimidad, así como
mujeres con "ropa interior" muy pequeña, mostrando sus piernas, brazos, cintura y espalda ¡Qué
vergüenza! La libertad de expresión y de vestir había cambiado drásticamente en 300 años, era
inadmisible en el siglo 17-18 que una mujer anduviera casi desnuda, de hecho, nadie lo hacía y a
nadie se le pasaría por la cabeza tampoco la sola posibilidad, mientras más recatadas mejor, tal vez
los escotes de los vestidos apretaban sus pechos, pero aquello era lo máximo que mostraban. Hizo un
gesto de asco y miró su ropa, siendo así, la idea de usar pantalones parecía menos desagradable.

XX: Puede subir señorita Cavendish. –El hombre calvo con lentes y ropa negra le abrió la puerta, ya
estaban en el subterráneo del edificio, ahora había aprendido que les decían así a las torres altas y
que cada hogar dentro de él era "departamento".

Camila: Gracias señor. –Agachó la cabeza con cortesía y como toda una señorita caminó con los libros
pegados a su pecho. El hombre de seguridad frunció el ceño, luego sonrió. No sabía

exactamente quién era la mujer que vivía en el departamento de Lauren Jauregui, sólo sabía que era
100% diferente a cada una de las mujeres de las que ella se veía rodeada.

Había aprendido en estas 2 semanas cómo usar el elevador y a digitar los 4 números del tablero
electrónico que correspondían al departamento Lauren Jauregui. No sentía su realidad como un
pasado lento y aburrido, creía de hecho, que el futuro era demasiado avanzado como para estar
mucho tiempo ¿Lograría adaptarse en un 100%? No tenía miedo de las cosas, estaba ansiosa y
sorprendida de lo que era nuevo.

Al abrir la puerta pudo ver a una Lauren tendida boca arriba sobre el sofá de la sala de estar, encima
suyo había una mujer con un vestido prácticamente arriba de las caderas, el pelo desordenado y con
su rostro en el cuello de Jauregui, besándola como si se tratara de la última gota de agua en la tierra.
Abrió la boca para gritar asqueada de la escena, pero su cuerpo ya había reaccionado ante la
sorpresa, los libros se le resbalaron de las manos cayendo al suelo abruptamente y, por supuesto,
alertando a las fogosas amantes de que había una espectadora. La muchacha frunció el ceño

¿Quién era esa desconocida con cara de niñata?

Camila: Lo siento yo... sigan en lo suyo. –Recogía los libros, pero se le caían de nuevo. Lauren gruñó
por la ineptitud de la psicópata y por lo poco atinada que había sido al llegar justo en este momento.
Cuando Camila pudo levantar los libros, salió rápidamente de allí a la habitación donde se estaba
quedando, tenía las mejillas rojas, se sentía estúpida y con rabia, sobre todo cuando logró escuchar
que Lauren le explicaba a esa "Exhibicionista" que era sólo una sirvienta nueva que había contratado.

Una vez cerrando la puerta en silencio, se acostó sobre la cama y sostuvo el primer libro que le
pareció correcto en la biblioteca. Si leía rápido existía la posibilidad de mitigar el deseo de llorar tan
grande que se acumulaba en su garganta. Santo Dios ¿Por qué le había molestado el comentario de la
señorita Jauregui? No estaba acostumbrada a que la trataran tan fríamente, no entendía porque el
destino la hizo caer en este departamento y no en el de alguien tan dulce y caballero como el Dr.

Özkan.

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Insideofmysoul
Camila: ¿Preparada señorita Cavendish? -Murmuró concentrándose en la portada del libro de historia
que se titulaba "Famosos personajes de la nobleza británica tomo IV", y estaba dividido por siglos, el
de ella era el cuarto tomo que abarcaba desde el siglo 16 al 18. Un escalofrío recorrió su espalda de
arriba hacia abajo, dentro de esas páginas estarían los hechos que no logró presenciar,

el destino e incluso el motivo y fecha de muerte de la gente que conocía. ¿Saldría el de ella? Tomando
una gran bocanada de aire abrió el libro en el índice para saber dónde podía encontrar algo sobre el
linaje de los Cavendish.

Página 230 de un total de 456 páginas del libro, allí se iniciaba un capítulo llamado "Devonshire y una
rama de la poderosa familia Cavendish". Sintió un poco de orgullo, allí escrito decía que los Cavendish
desde el siglo 16 era una de las familias más influyentes y ricas de la aristocracia en Inglaterra.
Mientras más leía, se daba cuenta que ahí escritas había cosas que ella ya sabía, cosas que le
contaban y le enseñaron sus profesores particulares sobre los títulos numerosos de condes y duques
que hubo en la familia en todo reino unido. Sus dedos impacientes cambiaron de página hasta que vio
que destacado decía como subtítulo "William Cavendish, II duque de Devonshire".

Asustada apartó la vista, pero después de unos segundos cuando se sintió lista volvió a mirar la hoja.

"Caballero de la orden de Jarretera desde 1707, aristócrata y político británico, hijo mayor de..." –
siguió leyendo como si se tratara de una ventana al pasado/futuro de la gente que conoció. Era muy
triste era leer esas cosas, sabiendo que en este presente ellos ya no estaban vivos- "...sirvió como
presidente del consejo privado desde 1716 a 1729, año en el cual falleció de tuberculosis, el 4 de junio
después de días agonizando."

Sus ojos se llenaron de lágrimas, era un bastardo como padre, pero no dejaba de ser impactante saber
cómo terminaron acabando sus vidas. Empezó a sollozar cuando más abajo describían a su familia, la
fecha de nacimiento y fallecimiento de cada uno de sus hermanos, con quienes se habían casado y
quién fue el primero en heredar el título de tercer duque de Devonshire. ¿Pero por qué ella no aparecía
en los registros como una más? Con miedo repasó su dedo hasta llegar a donde aparecía resaltado y
en cursiva "El drama que envolvió a William Cavendish". Se quedó sin respiración cuando sus ojos
dieron con lo que ansiaba leer en último párrafo, pero al mismo tiempo con lo que tanto temía ver.

"Los historiadores siempre tienen presente a los 5 hijos oficiales y legítimos de William y Rachel, pero
pocos se atreven a contar y hablar sobre la hija adoptiva de los duques. Muchos comentaron en su
época que se debía a la prohibición misma que dictó William Cavendish para que no se hablara más
de su hija mayor tras su repentina desaparición. Es así como poco y nada de registros se tiene

sobre Camila Cavendish, 20 años, la hija desaparecida del segundo duque de Devonshire. Muchos
hablan sobre teorías de secuestros tras intensas búsquedas fallidas, pero de lo único que se está
seguro es que es un drama que marcó a la familia por varias generaciones más. Se habla que como
único registro que se mantiene intacto de su existencia hay un retrato, pero hasta la fecha no se ha
encontrado. La incógnita en Devonshire por varias generaciones es ¿Cuál fue el paradero de la
señorita Camila Cavendish?"

Camila cerró el libro entre sus manos con las lágrimas cayendo como cascada desde sus ojos. Esto
confirmaba que efectivamente había desaparecido y que la buscaron, pero obviamente no la
encontraron. La angustia apretaba su corazón y lo deshacía hasta convertirlo en arena de mar, se

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sentía una mujer sin destino ni identidad, ni siquiera en importantes libros de historia aparecía. Trató
de darle vuelta para ver su fecha de edición, allí en letras doradas decía 2000. ¿En 14 años habrían
aparecido más cosas o sólo eso?

Camila: Estoy perdida, estoy perdida, estoy perdida. –Murmuró acongojada de su propio destino

¿Eso quería decir que no podía volver? ¿O el sólo hecho de estar desaparecida cambió el rumbo de
las cosas? Porque si volvía quizás... quizás esos registros de los libros de historia también cambiarían.
Pero si volvía ¿Regresaría a la misma escena o regresaría días después de esa noche, con la
equivalencia de los días que estuvo en este siglo? La información recogida sobre el motivo de la
muerte de William y la fecha en que cada uno de sus hermanos había perdido la vida, le daba pena,
porque en el presente era la única viva.

Sin acabar esa necesidad por seguir buscando, sostuvo un libro que llamó profundamente su atención,
era titulado "Teorías sobre las almas a través de los tiempos". Necesitaba buscar una clave, algo que
le dijera porque estaba acá y cómo regresaría a principios del siglo 18 donde pertenecía. Se secó las
lágrimas, luego buscó en el índice algo que se asemejara a lo que estaba experimentando. Buscó por
las páginas y aunque al principio creyó que estaba perdiendo el tiempo, unas cuantas líneas llamaron
su atención.

"Muchas religiones no contemplan la posibilidad de la reencarnación. ¿Pero es esto algo definitivo?

¿Tienen la razón? Algunas personas si tienen la convicción de que después de la muerte pasamos por
un periodo de preparación a otra vida terrenal, aunque la Dra. Blankeet, psicóloga de la universidad de
Sevilla, explica dos de las teorías más fascinantes que ha escuchado. La primera se trata de la teoría
llamada "La teoría del amor", ésta dice que cuando dos personas que se aman no

tienen un buen final, la vida se encarga de hacerlos nacer, otra vez. Comenta que es una de las más
dulces y en la que cree fielmente, no todos en la vida tienen la oportunidad para amar de forma feliz y
que cuando dos almas se enamoran éstas se acompañan el resto de la existencia. Por lo tanto, el
destino les da un final diferente en otra vida.

La segunda se llama "La teoría del tiempo" que incluye los deseos del hombre por viajar o retroceder a
través de este. Esta teoría dice que un alma no puede estar dos veces en el mismo tiempo/espacio, es
decir, si un hombre de 18 años viaja hacia el futuro para verse a los 30 años, uno de los cuerpos
dejará de estar consciente porque el alma no puede estar duplicada.

La Dra. Blankeet asoció esta teoría con la primera y creó una sola llamándola "La teoría entre el amor
y el tiempo", la que explicaría a fin de cuentas, que una persona y su alma podrían reencarnarse para
encontrarse con el amor que no tuvo oportunidad de gozar, pero que si por un fortuito accidente su yo
del "pasado" o su yo del "futuro" viajara a través del tiempo y cayera en la época que él actualmente
vive, uno de los cuerpos dejaría de estar "presente" porque un alma no puede estar duplicada, o está
en tu yo del pasado/futuro o en tu yo actual."

Cerró el libro en silencio y con cuidado lo guardó junto a los otros que había pedido en la biblioteca.
Acercó su rostro hacia el espejo y con ambas manos se lo tocó tratando de aceptar de una vez por
todas que ella estaba viviendo 300 años en el futuro y que viajó por el tiempo, pero aún se explicaba

¿Para qué? ¿Con qué objetivo? Las teorías de esa supuesta psicóloga no explicaban el motivo de los

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viajes en el tiempo porque tal vez no ahondaba en ello, sólo se concentró en que cuando dos personas
no pueden amarse de forma correcta, sus almas nacen otra vez. De reojo miró el computador ¿Y si
buscaba más? ¿Y si no sólo se informaba de teorías, sino que leía sobre historia inglesa para
profundizar sobre el destino de las personas que conocía? Mucha información podía hacerle daño,
debía descansar.

Camila: Quizás cuando me despierte, la señorita Jauregui haya terminado de estar con esa mujer
exhibicionista y de malas costumbres. –Tembló asqueada ante la escena y se acurrucó bajo las
mantas de la cama para conciliar el sueño.

3 horas más tarde sus ojos se abrieron, la habitación estaba oscura, lo que quería decir que la
noche había caído. Lauren Jauregui tenía una "criada" que hacía el aseo de su lujoso departamento y
cocinaba para ella y ahora para Camila. Alzó la nariz y un olor en el aire despertó a su estómago

¡Qué delicia! Estiró su cuerpo, se colocó el calzado bajo la cama y dispuesta a averiguar que estaba

cocinando salió de la habitación. La "criada", Aysel, era casi la única que le hablaba en este
departamento, Lauren como trabajaba no tenía tiempo de intercambiar muchas palabras y cuando
estaba acá sólo le explicaba brevemente sus dudas. Hoy fue distinto, hoy la había visto y en una
escena que la escandalizaba.

Camila: ¿Se encuentra ahí señora Aysel? –Asomó el rostro en la cocina, vio a la mujer de pelo largo y
ondulado de 50 años, con rasgos latinos, que tenía más paciencia que cualquier mujer en el planeta-
Huele delicioso ¿Qué es?

XX: Sopa de pollo, señorita Cavendish, la señorita Jauregui no se encuentra bien, llegué hace poco de
hacer compras, pero la vi acostada en su cama quejándose. Apenas pude entenderle, parece que
tiene fiebre o bebió mucho. –Dijo mirando hacia un lado cómplice- ¿Podría llevarle esta bandeja con la
comida? Yo debo ocuparme de que esto aquí no se queme.

Camila: Pero su habitación es un lugar que ella me ha prohibido.

XX: Que jueguitos de "zonas prohibidas", ni que nada, usted déjele esto en el mueble al lado de su
cama y le dice que yo la he autorizado –entrecerró los ojos- a esa muchacha la conozco desde que era
una cría de 8 meses, si no respeta a nadie, me respetará a mí.

Camila le sonrió porque era la primera persona que se ponía con autoridad frente a Lauren, sin contar
Liam que realmente toleraba demasiado a su mejor amiga. Con cierto temor sostuvo la bandeja y
caminó hacia la habitación de la señorita Jauregui, el camino hacia allá era fascinante porque en los
pasillos había cuadros y adornos que no comprendía, incluso instrumentos colgados en la pared que
llamaba "guitarras eléctricas". No tocó la puerta porque estaba abierta, la luz de un velador estaba
encendida y le daba una iluminación tenue al espacio. En silencio se agachó para dejar la bandeja
encima del mueble, pero antes de comunicarle con cierto recelo que la comida ya estaba aquí, se dio
cuenta que su cara estaba tapada, que la manta oscura cubría su nariz y boca y que sólo dejaba a la
vista sus ojos cerrados. Algo en ella le era familiar, algo había en esa temperamental mujer que le
hacía sonido. Inconscientemente se empezó a acercar, pero sin previo aviso Lauren abrió sus ojos
asustándola, no sólo porque la había descubierto, sino además porque la intensidad de sus ojos
verdes, la intensidad de esa mirada, ese rostro cubierto le trajo un recuerdo.

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Flash Back

Camila: ¿Se encuentra bien? –murmuró apenas porque el rostro de la pobre campesina la dejó sin
habla. A pesar de la suciedad que impregnaba su piel, destacaban de sobremanera sus ojos verdes,
quizás era porque llevaba la nariz y la boca tapada con un pañuelo negro como si quisiera ocultar algo.
Por otra parte, la desconocida trataba de articular palabra ¿Qué hacía una señorita de clase alta
hablando con alguien tan paupérrima como ella?

XX: -agachó la cabeza- Me encuentro bien, gracias por su preocupación señorita... Fin Flash Back

Camila: -se cubrió la boca con ambas manos, mientras una borracha y enferma Lauren Jauregui
fruncía el ceño. Apenas podía hablar- Dios mío no, no puede ser.

Capítulo 10

En su interior lo sabía, no necesitaba más que ver esos ojos verdes y ese rostro parcialmente cubierto
para darse cuenta que la persona bajo esas mantas era exactamente la misma de hace 300 años
atrás. Tenía la escena muy detallada en su mente, la "campesina" que la miraba con los ojos más
verdes y vivos que había tenido la oportunidad de conocer, su cautela al expresarse frente a ella, la
humildad, la sorpresa de que una chica de la nobleza le dirigiera la mirada y la palabra. ¿Pero por qué
esta mujer era un extremo opuesto? ¿Y si al reencarnarse las personas se convierten en alguien de
actitud distinta? ¡Pero qué estaba diciendo! ¡Ella no era la campesina de su época!

Pestañeó un par de veces, pero antes de retirarse para salvar la gota de dignidad que le quedaba y
por supuesto, antes de que ella le gritara por entrar a su habitación, Lauren sonrió bobalicona cuando
se retiraba de la cara la manta que la cubría. Una sonrisa... ¡Una sonrisa! El gesto la dejó aturdida.

Lauren: ¿Hola? –Por el olor era obvio que estaba borracha, aunque quizás enferma también- ¿Eres un
hada del bosque?

Camila: Señorita Jauregui, usted está teniendo alucinaciones, le ruego descanse –le indicó la bandeja
a su lado- la señora Aysel le ha cocinado esto, es una sopa de pollo.

Lauren: Hada, hadita, hadita. –Alargó su mano con el dedo índice apuntando hacia ella, lucía cansada,
la piel le ardía y sudaba- ¿Concedes deseos?

Camila: Las hadas no existen. –"Pero me he transportado 304 años más adelante, quizás debería
considerar la idea de su existencia" pensó confundida, le era incómodo que la señorita Jauregui
estuviera en un estado de aturdimiento, dulzura y ebriedad. Quería salir corriendo ante la idea de que
ella fuese la reencarnación de aquella campesina ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué ella?!- Tome la sopa por
favor.

Lauren: No puedo mover mis brazos, me duele el cuerpo, estoy enferma. –Hizo un puchero y ella
frunció el ceño ante esa actitud, el alcohol causaba milagros, aunque fuesen pasajeros- ¿Me la das tú?

Camila apretó sus manos, indecisa ante esa petición ¿Por qué tendría ella que ayudarle a tomar la
sopa? Lauren Jauregui era una mujer petulante, una mujer que podía calificar como una "casanova" y
egocéntrica, incluso le había dicho a la mujer que había encima suyo, que ella era una sirvienta nada

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más. No tenía nada en contra de los criados y los consideraba necesarios, su labor era impresionante,
tener que soportar las peticiones y ofensas de los jefes era algo que ella no podría hacer. Pero esto
era distinto, Camila Cavendish no era una mujer vengativa y mucho menos guardaba rencor, la habían
criado para tener carácter, pero también su ser interior siempre le había enseñado a ser diferente y
buena persona con los demás. Le dio una mirada a Lauren con molestia, pero ésta le seguía sonriendo
bobamente, esta vez le estiraba la cuchara para que la ayudara con la sopa.

Lauren: Hadita, dame la sopa por favor. –Camila gruñó, pero como siempre ante todo mantenía la
compostura de una señorita con clase.

Camila: ¿Puede apoyarse en el respaldo de la cama? –Quejándose Lauren tomó fuerzas y se apoyó
tal como la "hada" se lo pedía, aunque se sintió demasiado bien cuando le acomodó las almohadas
tras su espalda- Tome, aquí va la primera cucharada.

Lauren: -aceptó la primera ración de sopa, caliente y deliciosa como sólo Aysel podría hacerlo-
Muchas gracias hada, quiero más. –Y así bajo esa mirada lobuna y depredadora, Camila le daba las
cucharadas de sopa hasta acabarla toda. Cansada de hacer tanto esfuerzo, Lauren volvió acomodarse
bajo las mantas de la cama, lo único que quería era dormir y moría por hacerlo tomando la mano de
esa preciosa hada que la cuidaba, mas, el estar enferma y ebria era la peor combinación del mundo,
tenía el presentimiento de que acabaría vomitando sobre ella- Muchas gracias, señorita Cavendish.

Lo dijo antes de quedarse dormida, lo dijo de forma tan simple que no imaginó cuanto aquello marcaría
a la "hada" a su lado. Con las manos temblando y más que ansiosa, Camila tomó la manta oscura y le
cubrió el rostro sólo para dejar esos preciosos ojos cerrados a la vista. No había dudas, santo Dios, no
había cabida para dudas. Era la misma voz que le agradeció por ayudarla en el camino con lodo hace
3 siglos atrás, y ahora estando frente a ella con su rostro nuevamente tapado podía darse cuenta de
que era la misma persona. Aquella campesina de la que desconocía el nombre, había vuelto a la vida
como otra mujer 300 años más adelante. ¡Ella estaba reencarnada!

¡Ella era Lauren Jauregui! ¿Con qué objetivo? ¿Aquella pobre campesina no tuvo la oportunidad de
amar exitosamente a un hombre en el pasado? Pero a su reencarnación le gustaban las mujeres, aún
era un poco extraño ese tema, aunque lograba entenderlo, y si habían avanzado tanto en todo ese
tiempo, supuso que eso era realmente normal. ¿Sería que también en el pasado gustaba de una mujer
y por eso no pudo ser feliz? Sus ojos se llenaron de lágrimas, la cabeza le daba vueltas con tantas
ideas y ante el hecho que había descubierto, es más, ante la verdad innegable de que se había
transportado a este siglo ese mismo día de haberla conocido de forma tan pasajera mediante el
accidente del carruaje. ¿Y con qué objetivo yo me he transportado? No soportando más lo absurdo y
surrealista de la situación, salió de allí en silencio para darse una ducha y acostarse en la cama,
necesitaba dormir, necesitaba descansar antes de tomar el valor para investigar más sobre el
propósito de su viaje en el tiempo. ¿Era una casualidad haber caído en el hogar de quién en su vida
anterior fue aquella campesina? No.

............

4 días después, lunes 18 de agosto 2014, marcaba el calendario.

Lauren estaba con los brazos cruzados mirando con el ceño fruncido a la mujer tras el otro lado de la
mesa, ambas comían allí en la cocina. ¿Pero qué le había pasado? Sabía que ella la tomaba muy
poco en cuenta porque no era su obligación compartir con la psicópata, no era su deber ser su niñera

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personal ¿Por qué ahora no la miraba a la cara? ¿Por qué sólo le murmuraba cosas y se la pasaba
encerrada todo el día en la habitación donde se hospedaba? No, Lauren Jauregui no toleraba la
indiferencia de una mujer, por muy inocente o poco atractiva que fuera para vestirse, ella causaba un
efecto inmediato en las féminas cuando pasaba a su lado.

Lauren: ¿Has recuperado algo de la memoria? –Tocó su cabeza-Hazlo pronto para tener mi privacidad
de vuelta. –Pero ni siquiera ese comentario la afectaba, tal cual una señorita, seguía

usando el tenedor y cuchillo para alimentarse, erguida y con delicadeza- ¡Vamos! ¿Me podrías decir
que te ha pasado? ¿Te molestó que dijera que eras una sirvienta? Pues Cavendish las personas son
así, no podía decir que una desconocida entró en mi departamento y que ahora la dejo hospedarse
aquí, las mujeres intentarán colarse tras mi puerta.

Camila: ¿Las personas son así? –Susurró limpiando sus comisuras labiales con esmero, a Lauren le
sacaba de quicio el protocolo que armaba para todo- Pues se equivoca, no he tratado con muchas
personas después de lo que paso, pero el señor Özkan es todo un caballero.

Lauren: ¿Liam? Ahora está reformado, pero hace menos de 5 años era peor que yo.

Camila: -la miró con enojo ¡Bravo! Al fin la veía cara a cara- Pues usted no tiene idea de que antes los
hombres eran verdaderos caballeros y se esmeraban en cortejar a una damisela. No estoy segura de
cómo se maneje el tema entre mujeres, pero por la delicadeza de una dama, debería ser mucho mejor
que un caballero, ojalá las demás lo sean, porque usted señorita Jauregui, deja mucho que desear
como tal.

Se levantó de allí dispuesta a terminar la conversación. Su plan era mantenerse lo más lejos posible
de ella durante estos días para tener la mente clara, así podía investigar más sobre el propósito de su
viaje en el tiempo y sobre porque ella se había reencarnado. Pero sus planes se fueron a la basura
cuando dejó los platos en esa cosa que llamaban "Lavavajillas", cerró la puerta del artefacto, pero al
voltearse ella estaba demasiado cerca como para decir que estaba violando su espacio personal.
Tenía sus manos puestas a cada costado de su cuerpo, pero éstas se apoyaban en el lavavajillas, así
ella quedaba encerrada en ese arco que creaba. Apretó la mandíbula nerviosa, le daba miedo pensar
que no tenía temor de la acción de aquella mujer, quizás porque no era un hombre y sabía que no le
haría daño como William ¿Sería eso?

Lauren: Así que por ser mujer, debo ser mucho mejor que ellos. Entonces Cavendish ¿Cómo actuaban
los caballeros? –Susurró curiosa.

Camila: -alzó orgullosa su cabeza, podía dar clases sobre la historia de su época, nadie mejor que ella
para enseñar a los de este siglo- Primero, no estaban tan cerca de una mujer invadiendo su espacio. –
Murmuraba concentrándose en mirarla a los ojos- Segundo, hablaban con decoro, cosa que usted no
hace. Tercero, las llenaban de detalles. Podría estar toda la tarde diciéndole lo que hacían los
caballeros del siglo 18, usted realmente no se imagina las vueltas de la vida, quizás usted

en su vida pasada fue alguien muy humilde y ahora está convertida en esto. –La miró de pies a
cabeza- En Lauren Jauregui.

Apretó su brazo para apartarla de ella, no tenía miedo, quizás era molestia lo que corría por sus venas.

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Si ella pretendía que podía pasarla a llevar como quisiera, no lo permitiría. Podía ser de otra época,
podía tener una mente muy inocente comparada con las "descaradas" del siglo 21, pero si pasaría
tiempo con ella descubriendo porqué había viajado hasta acá o cómo regresaría, no se iba a dejar
intimidar.

Fue así como Lauren la vio desaparecer de la cocina dejándola una vez más sola, era la primera vez
en tanto tiempo que una mujer la rechazaba de cualquier forma, no era que le gustara, pero se sentía
fascinante saber el efecto que tenía en las mujeres. ¡Y lo peor es que la comparaba con Liam! Quería
a su mejor amigo, pero no podía evitar sentirse fastidiada cuando en algún aspecto alguien lo
encontraba mejor que ella. Pero decidida a no dejarla salirse con la suya, fue a la habitación donde se
hospedaba para comunicarle una cosa. No sabía si la detestaba, pero quería su vida de vuelta. Y con
ella al lado como quién adopta una mascota abandonada, no estaba haciéndolo.

Lauren: -la alcanzó en el pasillo cuando quiso abrir la puerta- Antes de que te metas en la habitación
deberías saber que no estaré aquí en la noche, junto con tu querido Liam fuimos invitados a un evento
donde abundarán mujeres del tipo que pareces detestar, te traeré una prueba para demostrarte que
Liam no es tan perfecto cómo crees.

Camila: Haga lo que quiera, pero recalcaré lo que dije con anterioridad, una dama no actúa así con las
demás señoritas, y tampoco lo hace con sus amistades. –Le cerró la puerta en la cara y esta vez le
puso seguro para que no la molestara. Sentía su cara arder, los puños apretados y mucha rabia
atascada en el cuello ¡¿Qué le estaba pasando?! ¡Esos no eran sentimientos de una señorita! - Sacará
lo peor de mi persona, señorita Jauregui, espere a ver.

Tal y como lo dijo, una hora más tarde escuchó la puerta cerrarse para dejar después el departamento
en completo silencio. Asomó el rostro hacia el pasillo para cerciorarse de que no había alguien, cuando
comprobó que estaba sola caminó hacia la habitación de ella, considerada dentro de las normas como
una zona prohibida. Nerviosa por romper la regla abrió la puerta y antes de seguir dudando de cometer
o no un "delito", entró rápidamente. Quería buscar entre las cosas de la señorita Jauregui algo que le
diera una respuesta a sus dudas, no sabía mucho sobre las reencarnaciones y antes tampoco creía en
ellas, pero tal vez tendría allí alguna pista de porque

había aparecido en este lugar. Miró la cama de Lauren con cuidado y armándose de valor se lanzó
sobre ella para ver si volvía al siglo 18, mas, sólo terminó con la cara aplastada contra la cabecera.

Camila: ¡Mi nariz! Cama indeseada, te detesto. –Salió de allí tocándose el tabique nasal, luego miró la
cama y la apuntó con un dedo- ¡Te detesto! Detesto las fuentes de agua por haberme hecho llegar
acá, te detesto a ti por ser la primera cosa en la que aparecí en este lugar. –Miró unos estantes de
madera que contenían muchos libros y otras pertenencias. Esta habitación era moderna y la
decoración igual, todos los colores se armonizaban. Pero sólo se quedó allí, mirando todo a su
alrededor con culpa segundos después porque ella no era así, respetaba la privacidad de las personas
y no podía exigir algo si no lo cumplía.

Fue a mirar la ciudad de Los Ángeles desde la sala de estar y las puertas de vidrio de la terraza que
brindaban una vista espectacular. Se sentía alterada desde que había descubierto que la campesina
era Lauren Jauregui, se estaba comportando de una manera muy poco apropiada de alguien que
pertenece a la nobleza británica. Y así fue, que mirando la ciudad se sintió melancólica, aquellas luces
de otros edificios, el ruido de una ciudad que tenía el mar ahí mismo, una ciudad como otras partes en
el mundo con costumbres tan perturbadoras. Quería regresar a donde pertenecía ¿Qué tenía que

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hacer para volver? No tenía idea de que las cosas tenían un propósito, cuando ella descubriese el por
qué había venido a este siglo, quizás sería demasiado tarde para disfrutar de ello.

Camila: Sólo quiero mi casa. –Murmuró con un nudo en la garganta antes de correr las cortinas y
voltearse. En ese segundo sonó el timbre del departamento. Su cuerpo se puso rígido ante la idea de
un desconocido tras la puerta. Volvió a sonar, su pecho le dolía con tantos latidos del corazón que
estaba igual o más asustado que ella. Una vez más el timbre sonó- ¿Quién es? –murmuró cuando se
pegó a la puerta para oír algo, mas, en vez de recibir una respuesta verbal, debajo de la puerta
apareció un sobre blanco escrito con bella caligrafía que decía "Camila Cavendish". Rasgó el sobre y
cuando vio su contenido no dudó en abrir la puerta. Cuando así lo hizo, pudo ver allí esa sonrisa que
consideraba una de las más bonitas que se había topado en este siglo- Señor Liam. –Susurró
emocionada.

Liam: ¿Estás sola verdad? –Preguntó por cortesía, asomó el rostro hacia el departamento dándose
cuenta que el silencio respondía su pregunta- Supuse que Lauren asistiría con otra persona y te
quedarías una vez más leyendo tus libros, eres una muchachita muy curiosa.

Camila: -se sonrojó con ese comentario- Usted no imagina cuanto señor, si quiero recuperar mi
memoria debo leer todo tipo de cosas. –No le gustaba mentir a ese hombre, prácticamente era el único
que le prestó ayuda inmediata incluso en el hospital. ¿Cómo decirle que era del siglo 18?

Nadie en su sano juicio lo aceptaría- No entiendo ¿qué hace aquí? Lamento mi comportamiento, por
favor pase, supongo que la señorita Jauregui no tiene problema con que la deje entrar.

Liam: ¿Te dijo que fuimos invitados a un evento? –Ella asintió como niña obediente- Es una cena que
se hace en honor a un diseñador muy conocido, cómo modelos nos invitaron, a la gente de este
ámbito le gusta codearse con los más grandes. –Camila no sabía a lo que se refería con "codearse"-
Empieza en una hora más. ¿Es enserio que te quedarás leyendo libros?

Camila: Por mi propia seguridad no me permito caminar sin un acompañante, soy un poco torpe aún
con toda la realidad y, por si no lo recuerda, me perdí una vez.

Liam: ¿Saldrías conmigo si te lo pidiera? –Camila sentía su cara arder, la forma en la que lo dijo,
educada, con gracia y varonil, le hacía sentir esperanzas de que no todo el mundo en el siglo 21 perdió
los modales- No me tomes a mal, es sólo que quiero que hagas algo diferente, si estás encerrada las
24 horas del día leyendo, perderás la noción de lo que es sociabilizar.

Camila: ¿Pero acaso no tiene una cena a la que asistir? –Su voz sonó aguda poniendo en evidencia
cuan nerviosa estaba.

Liam: -le mostró las 2 invitaciones como si fueran cartas de juego que se desplegaban con facilidad
entre sus dedos- ¿Quién dijo que iría a otra parte?

Camila abrió la boca atónita con aquellas tarjetas en las manos de él ¿Ella y Liam Özkan en una
reunión? ¿Estaba rompiendo alguna regla? Miles de dudas asaltaban su cabeza, el hombre frente a
ella emanaba confianza y seguridad, alguien de quién puedes decir que es correcto en todas sus
formas. ¿Pero qué haría ella ahí metida entre personas que no conocía? ¿Qué pasaba si le hablaban
de algo que no podía responder por su inexperiencia en el siglo 21? Alzó los ojos hacia el rostro de
ángel del turco ¿No debía comportarse como una mujer del futuro para pasar desapercibida? ¿No

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recordaba acaso las palabras ególatras de Lauren Jauregui? Sin dudarlo más, esbozó una enorme
sonrisa, no sabía cómo debía ir vestida o si estaba permitido salir con quién fue prácticamente su
médico, no se estaba comprometiendo a nada, pero la idea de conocer más de la época actual le
gustaba.

Camila: Acepto señor Özkan, puede llevarme a la cena si así lo desea.

Capítulo 11

Lauren escuchó los gritos de las fanáticas que se apostaban cerca de las barras de seguridad con tal
de poder obtener un saludo o una mirada de ella. Les sonrió haciendo una señal con la mano antes de
caminar por la alfombra roja rodeada de flashes de fotógrafos que se agitaban por tenerla cerca. Había
sido elegida como la mujer más bella del mundo hace unas horas y los periodistas tenían muchas
ganas de escuchar su siempre humilde opinión y agradecimiento respecto a algo, claro, ellos no la
conocían porque en realidad de humildad nada había.

Al entrar al salón, suspiró satisfecha porque era el tipo de ambiente en el cual le gustaba verse
envuelta. La elegancia se reflejaba en los mínimos detalles para la cena de cumpleaños de Sean
Wellington, uno de los diseñadores más famosos del siglo actual y que estaba interesado en Lauren
Jauregui para que fuera el rostro principal de su marca. ¿Cómo no tentarse con una mujer que tenía el
rostro más deseado del mundo?

Como siempre sucedía en los eventos donde concurrían varias personas, no pasó más de cinco
segundos estando sola porque un grupo de mujeres de grandes curvas la rodearon. Los otros hombres
miraban de reojo con envidia la escena, porque sucedía todo el tiempo lo mismo, las únicas que
obtenían la atención de la modelo eran las mujeres, debido a su sexualidad y a la vez ella se robaba la
atención del resto de mujeres.

XX: Hola Lauren ¿vienes con alguna compañía en especial? –Le preguntó un actor de su misma edad
que pasaba cerca, por supuesto que era sarcasmo.

Lauren: ¿Quién de ustedes quiere ser mi compañía especial esta noche? –Las rubias, morenas y
asiáticas que estaban a su alrededor asentían convencidas de que una de ellas tendría la oportunidad
de acostarse con ella, en ese mundo también se comentaba lo buen amante que era en la cama- Pues
no lo sé, podría ser cualquiera. Oh –entrecerró los ojos al ver a Sean Wellington rodeado de otras
personas de Elite- lo siento preciosas, tengo que saludar al hombre de honor esta noche, si me
permiten unos minutos. –Besó la mano de algunas, luego se volteó y erguida caminó hacia el
cumpleañero. Había escuchado los rumores de que la quería contratar ¿por qué no saludarlo y de
paso crear buenos lazos?

Sean: Y la verdad es que tener 40 años en este tiempo son los nuevos 20, es eso lo que dice mi... -la
gente que lo rodeaba reía de sus palabras. Al divisar un saludo con la mano de la atractiva modelo
Lauren Jauregui, sonrió- ¡Bienvenida a mi fiesta cariño! –La acercó rápidamente para presentarla a los
demás- Amigos, ella es Lauren Jauregui, una de las modelos más talentosas y con quién me gustaría
contar en mi círculo cercano. ¡Todas las mujeres la aman!

XX: -una editora de revista que conversaba con el cumpleañero, miró la sonrisa de Jauregui y suspiró-
No dudo el por qué dices eso.

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Sean: ¿Has venido sola? Recuerdo haberte enviado invitación doble.

Lauren: No estoy comprometida y no quería traer cualquier mujer a tu fiesta de cumpleaños, por cierto,
felicidades. –Ante los demás mostraba los mejores modales que tenía, quería dar una buena
impresión. Sabía por experiencia, que muchos de los rostros que estaban aquí lo hacían para
aprovecharse del evento, las fotos circularían por el internet y era promoción gratis.

Sean: ¡Adoro a esta chica! ¿Cómo está tu amigo turco?

Antes de responderle prestó atención a los murmullos que había a su alrededor. Varios de los rostros
se voltearon a la entrada cuando vieron a un hombre alto y muy guapo de ojos claros que caminaba
como un modelo. Lauren sonrió de oreja a oreja, ese cabrón, aunque muchas veces podía ser
"competencia", era su mejor amigo y alguien con una cabeza enorme para llevar una carrera de
modelo y ser estudiante de medicina. Pero su sonrisa se borró como si de una bofetada se tratara.

Liam se volteó, desapareció unos segundos y volvió acompañado y no de cualquier persona, sujeta de
su brazo estaba la psicópata con un vestido negro hasta el suelo que acentuaba curvas que parecía no
tener antes o a las cuales no les prestó atención. Su cabello estaba recogido con elegancia, de sus
orejas colgaban unos aros largos y blancos, no había que ser muy inteligente para darse cuenta que el
rubor de sus mejillas era natural gracias a su timidez. Los pasos que daba a través de los escalones
eran con elegancia, incluso en ese momento si moría de vergüenza no perdía la educación.

Sean: Vaya ¿Quién es esa muñeca tan bonita?

Lauren: Camila –murmuró torpemente- Camila Cavendish. -¿Esa preciosa mujer era la psicópata de su
departamento? ¡¿Por qué estaba con Liam?! Gruñó y apretó sus puños al darse cuenta que el turco le
susurraba algo al oído provocando una risita inocente en ella. ¡Qué asco! ¿Su mejor amigo

estaba coqueteando con alguien que estaba loca? Liam le hizo una señal a Lauren y sin darle tiempo
para arrancar tuvo que recibirlos junto a los demás.

La morena suspiró nerviosa, pero estar aferrada al brazo de Liam le daba una cuota de seguridad que
no poseía ahora. Antes de llegar a este lugar, él la llevó a una tienda que había abierto especialmente
después de cerrar sólo para que ella eligiera un vestido. Había algunos muy diminutos y que le
recordaban a las muchachas de esta época que no tenían vergüenza, no deseaba eso, quería
mantener la elegancia y mucho más cuando el turco le comentó que varias de las modelos o famosas
que estaban invitadas lucían mucho su cuerpo. ¿Era normal en este siglo? Sí

¿Lo haría ella? No. Tras unos minutos de duda encontró lo que necesitaba y como si hubiese sido
hecho a su medida le quedó de maravilla tras probárselo. ¡Qué belleza! No estaba muy cómoda con el
estilo de ropa del siglo 21, pero este era una delicia de vestido. El diseño sobre el escote con plumas
pequeñas, blancas y negras, el hecho de que llegara hasta el suelo y cubriera sus piernas lo hacía su
favorito. Camino al salón, Liam Özkan le fue explicando que el evento se trataba del cumpleaños de un
diseñador de ropa muy conocido en varias partes del mundo, asistirían modelos y famosos que
aparecían en la TV. Si tenía miedo de algo podía aferrarse a su brazo, si tenía una duda podía
consultar lo que fuera por muy tonto que ella lo considerara. Llegar al salón de eventos fue una
sorpresa total, le costaba acostumbrarse a la idea de que no estaban en el siglo 18 y que las personas
no llegaban en carruaje sino en auto. Una larga e impecable alfombra roja les daba la bienvenida a los

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invitados, pero también muchos "aficionados" y personas que sostenían algo que emitía luz
parpadeante.

"Cámaras, susurró Liam a su lado explicándole el propósito de ellas "con ellas capturan la imagen,
después la puedes ver en un computador o en la TV."

Por supuesto que contuvo el aliento para no gritarle algo como "¡Esas cosas roban el alma!" Si fuera
así, realmente muchas de esas personas que pasaban ya habrían caído muertas. Cuando bajaron del
auto toda la atención se centró en ellos, no quería que tomaran imágenes de ella y en un intento de
taparse se pegó al cuerpo del turco a su lado para que no vieran su cara. "Yo te cuido" murmuró
roncamente. ¿Creyó que se había salvado? Entró al precioso salón y observo su decoración moderna,
pero en vez de tener una velada tranquila, lo primero que sus ojos vieron fue a Lauren Jauregui,
llevaba un vestido color vino revelador como la mayoría aquí, sólo que por alguna razón

ella se veía mejor. No le dirigió la mirada, sólo miraba el suelo avergonzada de toda la atención que
ella y su "pareja" recibían.

Sean: ¿Eres amigo de Lauren? –Le extendió la mano.

Liam: -Asintió de forma educada- Desde pequeños señor Wellington, feliz cumpleaños y muchas
gracias por la invitación.

Sean: ¿Y esta preciosa señorita quién es?

Camila: -agachó la cabeza con cortesía, su mirada era tímida, tenía sus mejillas rojas, varios la
miraban maravillados con un brillo en sus ojos- Camila Cavendish, amiga de Liam.

Sean: Hacen tan bonita pareja. –Liam sintió sus mejillas arder, no quería incomodar a la mujer que
sujetaba por la cintura y aunque la consideraba hermosa, no la conocía muy bien, sólo eran
simpatizantes... ¿Amigos?

Lauren aceptó el champagne que un mozo le ofrecía, necesitaba calmar la ira en su interior con algo
de alcohol. Quería vivir su mundo, llenarse de gloria y disfrutar de la velada lejos de la idea de que
tenía que cuidar a la psicópata. ¿Por qué aparecía ella aquí? De hecho ¿Por qué Liam la estaba
invitando? Había tenido la idea de reunir pruebas para comprobar que su amigo no era un santo, pero
en vez de eso, por supuesto que Liam demostraba ser todo lo contrario y traía a la morena aquí. ¡No la
quería cerca! No quería ver como su mejor amigo encandilaba a la psicópata con sus buenos modales,
no quería que se metiera en su círculo personal. ¡Que recuperara su memoria ya!

Después de unos minutos, todos comenzaron a caminar a sus respectivas mesas para la cena, una
orquesta en vivo estaba tocando violín, arpa y otros instrumentos de música clásica.

Liam: ¿No invitaste a una de tus amigas? –Dijo con la ceja alzada mientras probaba del vino tinto en
su copa.

Lauren: Traer a una chica espanta a las demás. –Miró a Camila para que entendiera sus palabras, sólo
que la morena estaba más concentrada comiendo de su plato como toda una señorita- ¿Cómo fue que
la trajiste? –Susurró.

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Liam: Si esta chica pasa todo el día entre cuatro paredes terminará volviéndose loca, ten un poco de
paciencia y piedad, por favor. –Camila lo escuchaba todo, pero se hacía la desentendida. En su mesa
había otras personas, también mujeres realmente bellas a pesar de sus no elegantes escotes

y la evidente necesidad de mostrárselos a Jauregui y Özkan. El tema de conversación era muy


parecido al que tenían las hijas ricas de los duques y condes en los bailes que brindaban los
Cavendish, sólo que esto estaba adaptado al siglo 21. ¿Ese tipo de mujeres le gustaban a la señorita
Jauregui? - ¿Sucede algo?

Camila: ¿Le molesta si doy un paseo por el salón y sus terrazas? –Liam negó preocupado- Estaré
bien, se lo prometo. Después bailaremos en la pista ¿Le parece? –Antes de responderle, Liam colocó
un mechón de su cabello tras su oreja para dejar a la vista su inocente rostro. Camila Cavendish era
hermosa y le daba lástima, lástima porque sabía que su amiga no la estaba tratando bien en el
departamento.

Cuando estuvo lejos de allí y en una terraza en el exterior del primer piso, lanzó una bocanada de aire
para relajarse. No se había dado cuenta cuanto se había tensado con todo aquello que estaba
adentro, no se atrevía a abrir la boca porque sólo podía comprender la mitad de lo que hablaban,
además, temía que le preguntaran algo personal o le tomaran fotografías. Sentía su cara arder, pero
mucho más tras la oreja donde el señor Özkan pasó su dedo para arreglarle el cabello. ¿Qué podía
decir de él? Lucía increíble en su traje y tenía un efecto enorme en las mujeres cuando pasaba a su
lado. ¿Cómo podía dividir su tiempo al estudiar para ser médico y también para ser modelo?

Alzó el rostro hacia el cielo nocturno, cada una de esas estrellas le parecían preciosas.

Camila: ¿Ustedes han sido testigos de muchos eventos a través de los siglos? –Hablaba bajito- Quizás
ustedes sepan porqué llegué a este lugar. –Las estrellas brillaban aún más, como si quisieran darle
una respuesta. Lo que Camila no sabía era que, si se enteraba ahora del propósito de su viaje en el
futuro, nada de lo que estaba planeado resultaría- Estrellas ¿Ustedes saben mi propósito? – Acarició
sus brazos porque una brisa fría recorría su espalda- ¿Lo saben? –La brisa hizo volar una flor de
cerezo que estaba en el jardín del salón, con asombro e inocencia vio como la flor viajó por el aire
hasta caer en las manos de esa mujer- ¿Qué hace aquí señorita Jauregui?

Lauren: Sólo paseaba. –Dijo mirando curiosa la flor del cerezo, después la soltó en el aire para que
siguiera su camino. Dejó las manos tras su espalda- ¿Estás hablando sola Cavendish?

Camila: Si tiene intenciones de seguir molestándome, Señorita Jauregui, déjeme decirle que no voy a
aceptarlo, es más, exigiré respeto hacia mi persona.

Lauren: -cruzó los brazos bajo sus pechos, alzó la ceja y la observó con curiosidad- ¿Me seguirás
dando los detalles sobre los caballeros en otro siglo?

Camila: -meneó el rostro sin responder a ello- Basta ya de esas cosas, usted debería ser una dama y
no tiene un sólo ápice de ninguno de los dos, señorita Jauregui. Pero me pregunto, ¿por qué tiene
cierto mal humor hacia mí? ¿Será porque no la observo con lujuria, ni me lanzo a sus brazos como la
mujer del departamento?

Lauren: Te recuerdo que eres tú la que en estos días con suerte me ha dirigido la mirada, no soy la

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mejor mujer del mundo, pero ¿enserio te molestó tanto que le dijera a una zorra cualquiera que eras
una sirvienta? –Cavendish no entendía a qué se refería con Zorra.

Camila: Usted no tiene idea de lo que me sucede. –Susurró con molestia ¡No era ella quién había
viajado 300 años en el tiempo para quedar sin nadie a su lado! Sus ojos se llenaron de lágrimas por
segunda vez en este día- Yo sé que mi presencia la está molestando, sé que quiere su privacidad de
vuelta y le juro que estoy haciendo el máximo esfuerzo para que esta cabeza recuerde todo de su vida.
–Si tan sólo supiera que estaba buscando el propósito de su viaje- Yo no quería llegar a su
departamento y no sé por qué terminé sobre su cama. –No se daba cuenta que estaba llorando- No
estoy acostumbrada a lidiar con personas con sus modales y no me gusta para nada su actitud, me da
vergüenza tener que depender de usted para sobrevivir, porque no tengo donde más hospedarme,
pero no se preocupe. –Secó sus lágrimas en un intento de salvar su orgullo- Voy a tener trabajo muy
pronto y cuando gane dinero me iré, no tendrá que verme más. -Eso no era bueno, tenía la intuición de
que esa mujer era la conexión con su pasado por ser la reencarnación de la campesina, pero el "por
qué" no lo sabía.

Lauren sintió escalofríos con la imagen de su menuda figura temblando de frío y llorando mientras
explicaba la vergüenza y otras cosas que sentía. Era obvio, ella no era la mujer perfecta con las
demás, ya se lo había recalcado su última "novia" en el set de fotografías. ¿Pero acaso Camila sí lo
era? Tampoco sabía que ella había sido criada de otra manera y llena de lujos toda su vida, lujos que
se mantenían en el tiempo como actitudes de personas que la rodeaban siempre. Si toda su vida la
gente le daba lo que quería, si desde que se había convertido en modelo, las mujeres caían ante sus
pies ¿tan difícil era de entender que un accidente llamado "Camila Cavendish" desordenaba su vida y
que no sabía cómo comportarse ante ello?

Lauren: -se quitó el abrigo que acompañaba a su elegante vestido y sin esperar su permiso cubrió la
espalda de la psicópata. Lucía preciosa en su vestido negro, pero su piel estaba tensa con el frío, era
tirana, pero no cometería el mismo error de que sufriera una hipotermia- Mi vida siempre ha tenido un
orden, tú eres alguien que rompe ese equilibrio y no sé cómo actuar ante eso. –Susurró sin darse
cuenta de la cercanía de sus cuerpos.

Camila: No se preocupe señorita Jauregui, el señor Özkan ha prometido encontrarme un trabajo. -


Apretó su puño derecho- Y cuando eso suceda ganaré dinero, dinero suficiente para que no tenga que
soportarme por más tiempo.

Se dio vuelta para mirarla cara a cara, pero cuando sus ojos observaron aquellos ojos verdes, Camila
perdió el equilibrio y cayó entre los brazos de Lauren perdiendo la consciencia. Todo su peso se
apoyaba contra el cuerpo de Jauregui, y cuando ella intentaba pararla para verle la cara era inútil,
Camila no podía reaccionar.

Lauren: Santo Dios ¡Cavendish! ¡Cavendish reacciona! –Dejó una mano bajo sus piernas y la tomó
entre sus brazos para llevarla con Liam ¡Él sabía de primeros auxilios! - Dios, respira, respira ya
maldita sea.

.......................

Todo a su alrededor estaba borroso y oscuro, sentía un profundo cansancio y también dolor en su
pierna, pero ¿por qué? ¿Se había caído? No podía abrir los ojos totalmente porque los párpados le
pesaban, pero por el olor en el ambiente y un sonido a su lado podía deducir que estaba en un

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hospital. Una voz dulce y femenina susurraba a su lado mientras sollozaba. "Cuando despiertes hija
mía, todo volverá a ser como antes, por favor vuelve mi amor. Yo sé que llegará el día que dejes de
estar en coma". Antes de poder girar su cabeza y murmurar "¿Mamá?", todo se volvió negro y de
inmediato volvió a quedar inconsciente.

Minutos después muchas voces estaban a su alrededor.

¿Qué estaba pasando? ¿Quiénes eran? Lo último que recordaba era haberse volteado para verle la
cara a Lauren Jauregui. Sus ojos poco a poco volvieron a abrirse, la imagen borrosa comenzó a
hacerse nítida y la primera imagen era con lo último que se quedó antes de no recordar porque estaba
sobre una camilla, los ojos verdes de la señorita Jauregui.

XX: ¡Está despertando! ¡Está despertando! –Dijo una voz chillona, una voz de las tantas invitadas del
cumpleaños del diseñador.

Camila sentía que no podía apartar su mirada de los ojos de esa mujer, no podía, algo le decía que la
mirara más y más hasta hastiarse de ello. Nadie le dijo, nadie se lo advirtió, pero sólo en ese segundo
comprendió quizás uno de los motivos por los que estaba en este siglo. Había viajado por y para ella,
pero ¿por qué?

Capítulo 12

Liam: Te sientes bien? -Susurró al borde de su oreja en un tono tan suave que la tranquilizó. Tal como
lo había prometido, bailaban sobre la pista, mientras en el ambiente sonaba una canción lenta, muchos
miraban la escena, otros simplemente se animaban a escoger una pareja para moverse también. El
turco afirmaba por la cintura y con delicadeza su cuerpo, dejando que descansara el rostro en su
hombro, hace media hora había despertado y a pesar de que él le decía que podían irse, Camila
decidió quedarse para disfrutar más de la velada. ¿Por qué se había desmayado? No estaba enferma,
no se había asustado, sólo se había girado hacia la señorita Jauregui para mirarla fijamente y dar por
finalizada la conversación, pero de un segundo a otro perdió la consciencia.

Lauren, que bebía vino, los miraba desde la mesa en la que habían comido. La psicópata bailaba
lentamente con el rostro apoyado en el cuerpo de su mejor amigo, había despertado hace poco y
cuando lo hizo ocurrió algo extraño. La observó varios segundos de una manera tan inusual, como si
buscara respuestas en ella, como si hubiera descubierto algo importante. En esa misma búsqueda,
ella se sintió atrapada por sus ojos marrones que brillaban con intensidad, pero la atmósfera que
habían creado desapareció cuando Liam llegó para prestarle ayuda. Bebió vino lentamente sin dejar
de mirarlos. ¿Por qué Camila se había desmayado? ¿Estaba relacionado con la pena al contarle todas
esas cosas? ¿Era su culpa? En parte sí, pero no del todo, la pérdida de la consciencia de la morena
estaba más relacionada con la teoría de las almas y la reencarnación, pero por supuesto ella no lo
sabía.

Miró sus manos unos segundos. ¿Se había desmayado por el estrés que ella le provocaba?

..............

Liam: Hay un piano allí, dijiste que sabías tocarlo como toda una maestra. ¿Te atreverías a hacerlo
frente a todos aquí? -A la morena le dolió el pecho recordar esa noche, cuando tocó el piano por última

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vez en el siglo 18, la noche que William intento abusar de ella, la noche que viajó al futuro y llegó a
este mundo- ¿O tienes miedo?

Camila: Es que nadie me conoce aquí señor Özkan, creerán que quiero obtener atención por sobre la
de los demás, ya todo el mundo estuvo pendiente de mi persona cuando me desmayé. ¿Hago bien
tocando el piano?

Liam: Haces bien Camila. ¿Recuerdas que te dije que te buscaría trabajo? –Ella asintió tímida- Me
encargué esta noche de esparcir rumores sobre tu capacidad innata para tocar el piano, créeme
cuando te digo que conseguirás trabajo si subes.

Camila: ¿Ha hablado sobre mi talento aún sin conocerlo? –Las mejillas de Liam se volvieron rojas,
quizás había cometido un error al hablar más de la cuenta. Pero cambió de parecer cuando Camila
sonrió- Muchas gracias por esa cuota de confianza que ha puesto en mí, pero debo admitir que eso
me pone más nerviosa porque ¿qué tal si fallo? ¿Qué tal si no logro superar las expectativas de los
asistentes?

Liam: -se separaron un poco para mirarse a la cara- Lo harás bien, si no confías en ti. ¿Entonces
quién?

Todos sonrieron gratamente sorprendidos cuando Liam Özkan tomó posesión del micrófono y anunció
que tenía un regalo para el cumpleañero. Sean Wellington era amante de la música clásica y por
supuesto que reaccionó encantado cuando el turco dijo que Camila Cavendish tocaría una pieza de
piano como un obsequio. Lauren abrió los ojos impresionada, no tenía conocimiento alguno de que la
psicópata pudiese tocar un instrumento y mucho menos el piano, que requería tiempo para aprender,
quizás era una de las cosas que hacía antes de perder la memoria.

Los invitados, los cientos de invitados en ese salón de eventos quedaron maravillados cuando la
morena caminaba hacia el piano, parecía una muñeca con una elegancia tan notoria, una señorita, una
mujer de modales evidentes. Cuando Camila vio el teclado frente a sus ojos sintió que iba a vomitar,
por un segundo recordó esa noche tan desagradable, por un segundo toda la seguridad se esfumó y
se convirtió en miedo, en un terror desagradable que llegó a sus ojos como lágrimas.

¿Tercera vez que lloraría en el mismo día? Por alguna razón giró la cabeza hacia el público, pero no
vio a Liam que trataba de hacerla sonreír, al contrario, vio la mirada de Lauren Jauregui y recordó que
estaba aquí por ella. Desagradable, petulante, altanera, narcisista, pero aun así había viajado por ella
sin desearlo.

Respiró profundo, recordó que la confianza de Liam estaba en juego, así como su dignidad y
credibilidad frente al resto. ¿Qué podía tocar? Nadie sabía que tocaría una pieza de 3 siglos atrás.
Después de pensarlo un poco, sus dedos viajaron por el piano y la melodía empezó como por arte de
magia, el murmullo se hizo mudo, todos estaban en silencio maravillados con la música que ella
tocaba. Sus dedos viajaban casi por voluntad propia reconociendo cada tecla cuando debía ser
presionada.

Lauren levantó la barbilla para tener un mejor ángulo de ella, callada y mirando melancólica sus manos
le hacía pensar que eso la conectaba con su pasado antes de perder la memoria. Tuvo una idea, una
idea que se mezclaba con una doble intención, pero una idea, al fin y al cabo. Aunque esa idea
también podía jugarle en contra ¿o llegaría a darle un beneficio?

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...........

Jueves 21 de agosto 2014, 3 días después marcaba el calendario.

Por muy extraño que pareciera, desde esa noche que Camila había caído desmayada en sus brazos,
las cosas entre ambas parecieran estar mejor. Bueno, se hablaban muy poco, pero no habían
discutido, ni ella le había hablado de forma grosera.

Allí estaba la morena, sentada en medio de la sala de estar con el computador portátil que la señorita
Jauregui le había prestado para que usara a su antojo. Quería leer más sobre todo lo de este siglo, a
estas alturas ya sabía que lo que encendía todo en este mundo, artículos como TV o el refrigerador,
las luces de la calle y de los dormitorios, los sistemas de seguridad como la entrada al departamento
de Lauren, todo aquello era gracias a lo que llamaban electricidad, que estaba presente desde la
existencia del mundo, en diversas formas como los relámpagos de las tormentas, pero que el ser
humano empezó a ocuparla para generar luz y otras cosas.

Estaba buscando afanosamente en internet cosas para seguir aprendiendo, cuando una caja se
presentó ante sus ojos interrumpiendo así su vista.

Camila: ¿Qué sucede aquí? –Murmuró levantando los ojos hacia Lauren Jauregui que sostenía una
caja entre sus manos- ¿Cuándo ha llegado que no me he dado cuenta de su presencia?

Lauren: -puso los ojos en blanco- Por alguna razón me perturba que me trates de usted y con tanto
formalismo, somos jóvenes, casi de la misma edad.

Camila: No lo creo señorita Jauregui. –Cerró el computador, lo dejó a un lado y tan señorita como
siempre le puso atención- Según la información que se dispone en internet, usted tiene 26 años y yo,
bueno... -tímida miró sus manos ¿Qué edad tenía ella en realidad? ¿Sumaba los 304 años que se
había adelantado en el tiempo o sólo tenía con lo que vivía en el siglo 18? Porque si de la primera
opción se tratara, Camila era miles de generaciones más grande.

Lauren: Nunca te lo pregunté ¿Qué edad tienes?

Camila: 20 años. –Susurró incómoda, sin saber que a Jauregui le pasaba lo mismo, casi como si al
decir la edad y notar los 6 años mayor que era, la hubiesen convertido en una mujer inmediatamente
prohibida- Si supiera que soy muchísimo mayor que usted... –moduló sin emitir ruido alguno para no
ser malinterpretada.

Lauren: Bueno pequeña niña, después de ir a una reunión me acordé de una cosa, no tenemos nada
para poder comunicarnos en caso de alguna emergencia o cuando así lo requiera. - ¿Cómo era la
forma en la que dos personas tenían contacto? ¿Seguían con la tradición de escribirse cartas unos a
otros esperando días para que llegasen? Por toda la tecnología del futuro dudaba que ese fuera así-
Te traje esto. -Deslumbrada, Camila sostuvo y abrió la caja que le daba. No esperaba un obsequio de
su parte, pero lo que más le intrigaba era saber que contenía. Al verlo se quedó confundida- ¿No
sabes lo que es? –Por primera vez cuando ella negó, Lauren no perdió la paciencia. Quedó
asombrada, sí, porque estaba segura que si conocía el piano conocería algo tan básico como lo que le
daba- Esto, Cavendish, es un teléfono celular. –Lo sacó, lo encendió y cuando estuvo listo se lo
entregó- Sirve para llamar a otra persona, desde cualquier rincón del mundo puedo llamar al número

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que está asignado a este aparto en particular y son... mira, mejor te lo demuestro ¿Sí?

Casi como si de un juguete nuevo se tratara o de una maravilla por descubrir, Camila asintió y miró su
"teléfono" esperando que la señorita Jauregui la "llamara". Algo tocó ella en el suyo con los dedos y
segundos después lo que tenía entre sus manos comenzó a sonar con varios números marcados en la
pantalla.

Lauren: Cuando está sonando y te aparece esta imagen, debes presionarla ligeramente y correrla
hacia un lado, así. –Lo hizo y le enseñó a colocarlo tras su oreja- Hola Cavendish, te habla Lauren
Jauregui. –Asustada la morena dio un grito, pero luego llevó las manos a su boca muy avergonzada
para hablar. ¡Tenía que controlar esos impulsos por gritar gracias a las cosas nuevas! - Dios ¿Qué
sucede ahora? ¿Me preguntarás como lo hacen las personas para entrar en esto? –Su sonrisa burlona
no le causó gracia.

Camila: No señorita Jauregui, simplemente he visto un arácnido caminar cerca, eso es todo. – Aunque
ella no le creyó, al menos quedó más contenta al saber que no le preguntaría más-

¿Entonces funciona así? Marca un número que le pertenece a este teléfono, yo presiono este signo
verde y después puedo oír lo que dice ¿no? –Lauren asintió- Vaya.

Lauren: -le entregó un papel que tenía algo escrito con letra imprenta y un timbre al final de la hoja-
Esto es un acuerdo legal donde te comprometes a no revelar nada de mis cosas privadas, eso incluye
mi número de teléfono. ¿Sabes cuantas mujeres desean tenerlo? Si cae en manos equivocadas tendré
que cambiar de número y la idea me desagrada.

Camila: ¿Por qué está haciendo esto? ¿Qué le hizo querer cambiar conmigo? –Cuando la ojiverde
miró hacia un lado, Camila quiso golpearla. Pero recordó que no eran actitudes de una señorita,
menos de una mujer de la nobleza- ¿Hace esto para que recupere la memoria y pueda irme cuanto
antes?

Lauren: Pues la verdad es que quiero mi privacidad y vida de vuelta, además si empiezas a trabajar y
aun sigues bajo mi techo tengo que saber de ti.

Camila: -Molesta tomó la hoja, la firmó rápidamente y por primera vez chillando salió de allí- ¡Y yo que
creí que quería cambiar sinceramente!

Cerró la puerta de su habitación con llave, pero en vez de estar malhumorada, simplemente se arrojó a
la cama y chilló emocionada con eso llamado "teléfono" entre sus manos. Era como una TV pequeña,
como un computador también. ¡Qué preciosidad! No le importaba si ella quería sacarla de su vida
cuanto antes y aceleraba las cosas para que éstas ocurrieran así, Jauregui no tenía idea de que su
problema no era de memoria, sino algo mucho más complejo que desafiaba las leyes de toda
existencia posible. Ese "contrato" le dio una idea, por supuesto que ella quería volver al siglo 18, pero
tenía que averiguar qué era lo que la unía a Lauren Jauregui como para viajar en el tiempo,

para encontrársela como la reencarnación de la campesina. Estaba segura que era la reencarnación,
tenían la misma cara, los mismos ojos verdes, la misma voz y estatura, aunque no sus riquezas.

¿Serían todas las reencarnaciones de igual aspecto físico que en su vida anterior o había posibilidades

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de que el alma se desligara de la apariencia?

Con mucha más personalidad que la que creía tener y, por supuesto, con mucha valentía, salió de la
habitación con una hoja en mano. ¿Acaso ella no quería deshacerse de ella? Pues en pocos segundos
encontró como sacarle provecho a eso.

Camila: Señorita Jauregui. –Dejó la hoja sobre la mesa de la cocina con superficie de mármol negro.
Ella se encontraba leyendo algo con varias hojas, eran ideas de la nueva película que filmaría- Si yo
he firmado un contrato, usted también debe hacerlo.

Lauren: ¿Antes de perder la memoria eras abogada? –Resoplando sostuvo la hoja, pero le sorprendió
que no estuviera escrita con letra imprenta, sino con una letra caligráfica de diseño exquisito, muy
parecida a esas que ves en cartas antiguas- ¿Qué es esto?

Camila: Es un acuerdo que dice que usted, Lauren Jauregui, si desea que yo recuerde cuanto antes mi
memoria y en consecuencia, irme de su hogar, deberá tratarme como a una dama, es decir con
respeto y dignidad. -Jauregui gruñó, se le olvidó que hablaba con la maestra de los modales- Yo me
comprometo a hacer todo mi esfuerzo para saber quién soy y de dónde vengo, pero usted a cambio
me respetará de una vez por todas y, se compromete a realmente pasar más tiempo conmigo.

Lauren: ¿Quieres pasar más tiempo conmigo? –Susurró acercándose a ella, que bonito se sintió ver
como Camila retrocedía con sus mejillas rojas- ¿Enserio?

Camila: ¡Sólo para que pueda comportarme como una mujer normal! Es decir, que me explique lo que
no sé, que tenga más libertad que estas 4 paredes. –Jauregui recordó la conversación con su mejor
amigo sobre salir con Camila del departamento de vez en cuando, antes de que se volviera loca-
¿Firmará?

Lauren: -trató de leer la hoja, la caligrafía realmente parecía muy antigua- Listo, he firmado, pero –
sonrió de costado- esto no tiene ningún poder legal Cavendish, así que...

Camila: Así que nada, señorita Jauregui, si no lo cumple le diré a todo el mundo que usted me dejó en
la calle y que casi fallezco por su culpa, tengo pruebas que me avalan.

Lauren cruzó sus brazos sobre su pecho y la miró de mala gana, aunque sorprendida por dentro.

¿Quién diría que la psicópata era tan astuta? La tenía obligada a comprometerse con ello, aunque eso
significara que pudiera recordar más rápido quién era, por lo tanto, se iría y ella podría recuperar su
vida. ¡Genial! Pero ¿cómo pasarían más tiempo juntas si tenía que trabajar y ella de seguro también lo
haría pronto? Eso se organizaría con el tiempo, estaba segura, de lo que no estaba segura, porque no
poseía ni una remota idea, era de que haber firmado ese contrato, era en su medida, parte del
propósito del viaje en el tiempo de Camila Cavendish, la desaparecida hija del segundo duque de
Devonshire.

Capítulo 13

Sábado 23 de agosto, 2 días después.

Camila sostuvo la taza entre sus manos, sopló sobre el borde sintiendo como el vapor calentaba la

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punta de su nariz y sus labios. Dios, jamás podría negarse a una taza de té para empezar cada
mañana, no era una tradición que adoptó aquí, fue a principios del siglo 18, ella ya tenía la costumbre
de beber té como todos los ingleses. Suspiró contenta, siendo las 9 de la mañana, el departamento
estaba sumido en un silencio exquisito que le daba la paz y el tiempo para pensar muchas cosas.
¿Cómo iba a averiguar sobre su propósito? Tenía que pensar mucho como dirigir las conversaciones,
qué leer, que averiguar, porque su paradero era incierto en los libros, cuando ella desapareció la
historia quedó escrita así y no cambiaría hasta que volviera. ¿Volvería en realidad?

Estaba absorta en sus pensamientos cuando una mano violentamente golpeó la superficie de mármol
negra de la mesa.

Lauren: ¡Buenos días Cavendish! –Dijo con una sonrisa de oreja a oreja fascinada por el salto que
había dado la muchachita sobre el taburete. De inmediato ella se giró con la determinación obvia de
tirarle el té sobre su cara, sin embargo, antes de salir quemada, caminó rápido al refrigerador- Es una
forma muy amistosa de saludar ¿sabes?

Camila: ¿Cree que soy una mujer mentecata? –La ojiverde frunció el ceño, no estaba familiarizada con
ese término, pero suponía que era algo parecido a "boba"- Me ha asustado demasiado poniendo su
mano así sobre la mesa, me late el corazón muy rápido.

Lauren: ¿Te late el corazón rápido por mí? –Camila no entendía su cambio de actitud, en un principio
había sido alguien hiriente, pero ahora estaba sacando a relucir su faceta de casanova. No le

respondió para no inflar más su ego- Mira Cavendish, tengo hambre y no estará hoy la señora Aysel,
así que prepararé algo de desayuno. –Miró la mesa y sólo vio esa pobre taza de té- Como supongo no
te arriesgaste a utilizar los artefactos sin la presencia de un adulto, te prepararé el desayuno y espero
me lo agradezcas de rodillas porque estará delicioso.

Camila: Si piensa que sobornándome con comida cambiará mi actitud o recuperaré mi memoria, está
equivocada, además no soy una niña que necesite de un adulto responsable. –Recordó que ella era
varios años mayor que la mujer de ojos verdes.

Lauren pulsó algo en una pantalla que estaba en un rincón de la pared, cuando una canción llenó el
ambiente desde todos los ángulos posibles, Camila se mordió los labios para no gritar fascinada de
aquel acto que consideraba como magia. ¿Tanta era la tecnología del siglo 21? No lo habían ocupado
antes por eso no lo conocía, pensaba que la radio, algo con lo que se había sorprendido gratamente,
era lo único que podía emitir música, pero ahora se daba cuenta que existía un sistema complejo que
colocaba música y canciones en cada habitación desde todas las paredes que la rodeaban.

Alzó los ojos hacia ella que de espaldas cocinaba unos huevos en el sartén, su cuerpo evidentemente
se marcaba bajo su camiseta blanca y sabía el motivo, al medio día la señorita Jauregui iba al
gimnasio, un lugar lleno de máquinas y otras cosas que no sabía cómo se ocupaban, pero que conocía
en apariencia gracias a internet. Su cabello estaba peinado con sus manos, muy bien lo sabía porque
la había mirado jugar con el cuándo entro a la cocina. Por un segundo se dio el trabajo de escuchar
como tarareaba la canción, sonriendo porque no lo hacía tan desagradable como alguna vez pudo
imaginarlo. Miró de nuevo su taza aun con la sonrisa de labios sellados en su boca. ¿Cómo sería la
campesina del siglo 18? ¿Qué nombre llevaría? Estaba viendo la reencarnación de esa mujer, alguien
humilde y servicial, convertida 300 años más adelante en una egocéntrica y famosa modelo.

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Camila: ¿Puedo hacerle una pregunta señorita Jauregui?

Lauren: Dispara. –Murmuró concentrada en las tortillas de huevo que colocaba junto al pan tostado.
Camila entrecerró los ojos ¿dónde había un arma? Ante su silencio ella gruñó- Me refiero a que hables
ya.

Camila: Sí, lo sé. Señorita Jauregui ¿usted alguna vez ha soñado algo relacionado con el campo? –
Las manos de Lauren soltaron la cuchara de madera- Me refiero a algo así como con una campesina,
o cosas, cosas de otros siglos.

Lauren: -Se dio vuelta para mirarla curiosa y quizás molesta- ¿Me escuchaste alguna vez hablar
mientras dormía? Sí, he soñado cosas así, pero no te interesa. ¿Por qué preguntas esas cosas? –
Abrió el refrigerador en busca de leche en caja.

Camila: Es sólo curiosidad, yo he soñado con muchas cosas a veces absurdas, perdone mi
intromisión. –Bebió el té que le quedaba, pensando emocionada en lo que le había dicho. ¿Serían
rastros de recuerdos de una vida anterior? ¿Recordaría que la vio en el accidente del carruaje? No
quería perturbarla, ni tampoco molestarla más, pero era importante saber hasta qué punto podría
recordar, quizás así sabría porque estaba reencarnada.

Contuvo las ansias de seguir indagando sobre el tema, sólo esperó paciente la comida que ella iba
colocando sobre la superficie de mármol negro. Pensaba que Lauren Jauregui no cocinaba si quiera
un huevo hervido, sin embargo, la contratación de la señora Aysel podía significar algo tan simple
como que no tenía tiempo para hacerse sus propias comidas. En un plato había tortillas de huevo, en
otro pan tostado en rodajas, miel, galletas, leche en vaso y jamón de pavo. Gustosa agradeció por la
comida y con la misma ceremonia que armaba siempre, tendió un paño de cocina sobre su regazo,
acomodó las cosas y se dispuso a comer.

Jauregui la miraba curiosa. ¿Cómo una mujer podía vivir así? Incluso si no había testigos, ella seguía
actuando tan educadamente. Quizás no había buscado bien y una Camila Cavendish se había
escapado de un internado inglés para señoritas.

Lauren: ¿Sabes? Tengo que salir esta mañana, debo reunirme con unos hombres que están muy
recomendados para ser mis representantes, personas que buscan negocios para mí, ofertas laborales,
quienes hacen toda esa labor y me la informan antes. La persona anterior me estafó con mucho dinero
y debo ser cuidadosa. –Camila asintió comiendo con solemnidad un sándwich. Se veía tranquila y
estaba segura que si no le comentaba nada estaría todo el día leyendo sus cosas, quizás Liam podría
llegar de la clínica para acompañarla o darle la noticia de un posible trabajo, joder no- Tendrás que
acompañarme.

Camila: -pareció atragantarse- ¿Con qué motivo señorita Jauregui? ¿Quiere deshacerse de mí? –La
palidez de su piel no era una mentira, la muchacha estaba nerviosa.

Lauren: Es sólo por el trato ¿lo recuerdas? Quiero deshacerme de ti, quiero que recuperes la memoria
para tener mi libertad, sin embargo, me has extorsionado y debo cumplir con mi parte de pasar tiempo
contigo, pero con una condición.

Ahora entendía el modo de vida que tenía una famosa codiciada por las mujeres, no debes ser vista

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con una mujer. Si iba a estar al lado de Lauren Jauregui nadie podía saber que se quedaba en su
departamento, nadie podía saber que ella la había abandonado en la calle, las personas no podían
vincularlas sentimentalmente. Aunque realmente no había algo entre ellas. ¿Por qué no fingir?

Lauren sabía que llegaría el día que esto pasaría, por eso cuando Camila tuvo su día de compras en el
centro comercial, le pidió a la mujer que la acompañaba que le sugiriera un traje más formal o algo que
dijera "tenemos una relación laboral, nada más." Por ello Camila salió de la habitación como una mujer
nueva, había tardado un poco porque no estaba acostumbrada a los accesorios del futuro y el
maquillaje, el estilo de su cabello no le gustaba. ¿Qué dirían los demás? ¿Parecía alguien de este
siglo?

Lauren, que estaba apoyada en la entrada del departamento y un poco impaciente mirando su reloj de
bolsillo, cuando la sintió acercarse alzó la vista y parpadeó varias veces para saber que no era una
ilusión, la mujer frente a ella era Camila Cavendish, la inocente, la muchachita de 20 años que era una
señorita de pies a cabeza.

Lauren: ¿Lista? –Dijo roncamente antes de que ella se mirara por última vez al espejo- No pensé que
fueras tan vanidosa.

Camila: -sonreía por algún motivo en especial sin saber que Jauregui la odiaba por eso, la odiaba por
sonreír y verse bonita- Es sólo que no estoy acostumbrada a vestirme así, me veo tan... -"Mayor,
extraña, tan contemporánea" pensó y prefirió quedarse callada. Además, siempre tuvo curiosidad por
las gafas oscuras que usaban en este siglo ¿Cómo podrían ver tras ellas? Ahora que las llevaba
puestas entendía todo. ¡Eran increíbles!

En el camino Jauregui no podía evitar mirar de reojo a la mujer que iba sentada a su lado.

¿Realmente era la psicópata? ¿Qué cosas diría si eran acechadas por periodistas? Fue por eso que le
dio algunas instrucciones para que no se asustara, para que fingiera y hablara lo correcto. Si algo

salía fuera del guion, Lauren Jauregui aparecería en todas las portadas con el título de "nueva mujer
en su vida".

Al bajarse del vehículo, como era habitual, algunos paparazis estaban rondando cerca tomando sus
fotografías para los sitios web más populares. Camila tomó distancia y con el mejor de sus rostros
caminaba erguida sin responder las preguntas que le hacían aquellos hombres de aspecto excéntrico.
Tal como Jauregui lo quería, parecían dos personas que trabajaban juntas nada más, nada con lo que
los paparazis pudieran sostenerse y escribir rumores, además, fue ella misma que le respondió a uno
de esos hombres que iba a una reunión de negocios. ¿Qué mejor que eso? Ya dentro del edificio
decidió que no dejaría a Camila en el lobby más de dos horas sola. ¿Qué tal si se perdía como la otra
vez?

Lauren: Mira, tú sólo siéntate en un costado y ocupa tu teléfono con internet, lee algo que quieras
averiguar, finge que haces negocios, si te preguntan sólo sonríe, que yo me preocupo de responder.

¿Sí?

La morena obedeció para no meterse en problemas. En aquella enorme oficina había varias personas
discutiendo cosas que no entendía del todo, sólo sabía que Lauren leía papeles que tenían el historial

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laboral de los que se presentaban para ser su nuevo manager. Los abogados de la señorita Jauregui
estaban allí para hacerlos firmar un contrato si ella escogía al correcto. Todos parecían buenos, todos
parecían interesados en hacer lo mejor, pero cuando Lauren creyó encontrar al más idóneo para el
puesto, tuvo la sensación de que la psicópata la observaba. Murmuró algo y como si nada se acercó a
ella para hablar en susurros, su rostro no parecía estar bien.

Lauren: ¿Te sientes mal?

Camila: -puso una hoja delante de ellas para que nadie les viera los rostros en esa oficina- Señorita
Jauregui, yo sé que confía más en ellos que en mí a quien considera una psicópata, pero siento que
cometerá un enorme error si elige a los hombres que le han recomendado. Sus ojos delatan un brillo
de avaricia y no un amor por el trabajo, si escucha o si le importa mi opinión, sólo me queda por decirle
que tengo el presentimiento de que sufrirá otro robo de dinero. Espere un poco más ¿qué dice? –La
cercanía de sus rostros y el susurro de sus voces hacían de esa pequeña reunión en el costado de la
oficina, un secreto.

.............

Lauren tenía el rostro rojo de vergüenza y de ira después de esa reunión. Increíble, Camila Cavendish
tuvo razón en sus palabras, porque cuando Lauren le dijo al postulante que saliera de la oficina para
tomar una decisión con sus abogados, aprovechó para averiguar más de lo que decía el currículum,
buscó referencias, buscó incluso en internet. ¡Y encontró una noticia donde nombraban a ese
postulante como un principal estafador a un grupo de actores! Tuvo que pedirle a Camila que le diera
unos segundos para ir al baño y mojarse la cara, si no hubiera estado la psicópata a su lado hubiera
contratado como mánager a otro estafador. Pero no fue la única sorpresa que se llevó esa mañana, al
salir del baño vio a Camila Cavendish rodeada de hombres que trabajaban en esa oficina, hombres
que se esmeraban en decirle los mejores cumplidos habidos y por haber.

Lauren: -apretó el puño- Permiso, pero ella y yo debemos irnos ¿no es así Camila?

Camila: -estaba sorprendida de la atención que despertaba en los hombres, sonrió para despedirse-
Lo lamento, pero la señorita Jauregui y yo tenemos una comida de negocios, que descansen. -Sin
decir una palabra salieron de ahí y caminaron hasta el lujoso Chevrolet Camaro que estaba
estacionado- ¿Aún molesta por lo sucedido en la reunión?

Lauren: ¿Crees que es agradable saber que cuesta encontrar a alguien confiable en este mundo
laboral? –La miró con una mueca de pies a cabeza- Tengo hambre, quiero ir a almorzar así que
siéntete afortunada, psicópata rompecorazones, Lauren Jauregui te invitará a un restaurante.

Camila: -miraba a su alrededor, aún estaban afuera del edificio y del vehículo. De pronto vio algo que
necesitaba encontrar, algo que le venía como anillo al dedo para lo que quería hacer- Ya que la he
ayudado para evitar esa estafa...

Lauren: No te aproveches Cavendish. –masculló.

Camila: -indicó una tienda al frente de la avenida- ¿Podríamos ir a ese lugar? Por favor.

Lauren: -al ver lo que decía el letrero con diseño astrológico, entrecerró los ojos- No Camila, no me
digas ¿crees en esas estupideces?

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No supo cómo terminó cediendo a la petición de la psicópata, cómo fue que aceptó cruzar la calle y
entrar en una tienda donde leían el tarot y prometían hablar tanto del futuro como el pasado. No creía
en ese tipo de artes, ni en el horóscopo, Jauregui era demasiado científica por decirlo de

alguna forma como para aceptar que una simple mujer de apariencia poco seria, le dijera a través de
naipes lo que sería su destino.

La tienda tenía un aroma extraño, pero muy exquisito que le daba un toque místico al ambiente, así
como también las velas aromáticas, objetos de buda, Ganesh e imágenes de soles y lunas con rostros
de misterio.

XX: Díganme ¿en qué puedo servirles? –Una muchacha de voz tranquila apareció tras el mostrador,
tenía aros de argolla, un vestido verde, un pañuelo que cubría parte de su ondulado cabello y
maquillaje suave. Si creyó que vería a una bruja retorcida, estaba equivocada.

Camila: Disculpe que la interrumpa, pero ¿es posible consultar ciertas dudas? ¿A través de las cartas
realmente puede leer el futuro? –No lo hacía ella en el siglo 18 o no tenía idea si había existencia de
brujos y hechicería, pero necesitaba respuestas- Necesito que me guíe o...

XX: Espere un momento. –Murmuró con el mismo tono apacible, después las miró de pies a cabeza a
ambas. De un segundo a otro, algo se descompuso en su rostro, retrocedió unos pasos para tener una
mejor vista de ellas. Sus ojos viajaron de ella a Lauren Jauregui, luego otra vez a Camila- Yo leo las
cartas señorita ¿cuál es el motivo exacto de su visita?

Camila: -retorció sus manos ¿cómo podía decirle que necesitaba guiar su viaje en el tiempo? Saber
que le pasaría o si podría volver- Yo... bueno.

Lauren: No puedo creer que esté aquí escuchando esto. –Murmuró impasible con los brazos cruzados,
no estaba interesada en las cosas que una farsante gitanilla pudiera decirles.

XX: -susurraba- Ustedes están unidas por una trag...-Cesó para que no la oyeran. Meneó el rostro y
trató de sonreír sin evidenciar su pena- Vengan ambas a mi pequeña oficina, veremos que dicen las
cartas.

Lauren: Yo no iré.

XX: Si yo fuera usted no estaría tan segura de no venir.

Capítulo 14

Cuando entraron a la oficina de aquella gitana sintieron el fuerte olor de los inciensos que estaban en
cada esquina de la mesa y en algunos rincones del lugar, creando un ambiente de frutos silvestres.

En la sala se podía apreciar una mesa baja con varias cartas encima formando un abanico dispuesto a
leerse, al frente y detrás del mueble había cojines para que se sentaran cual asiáticas en sus rodillas.
La iluminación era tenue, creaba un ambiente de misterio que era muy bien percibido por los clientes,
por supuesto que las cortinas estaban completamente estiradas para tapar las ventanas y los rayos de

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sol que se inmiscuían atravesando el vidrio.

XX: Pueden acomodarse en estos cojines. –Indicó el suelo sentándose al mismo tiempo que ellas-

¿Está molesta de estar aquí señorita Jauregui? Su ceño fruncido la delata.

Lauren: No me tome a mal, pero no soy creyente de este tipo de cosas, mucho menos cuando los
gitanos o brujos me frenan en la calle para leerme la suerte.

XX: Hay muchos impostores, pero créame, hay gente que tiene el don para ello. –No perdía la sonrisa
educada en sus labios, quería mantenerse lo más serena posible- Como pueden ver, aquí tengo cartas
del tarot, pero antes de hacerlas escoger, quiero saber qué tipo de relación hay entre ambas.

Camila: -apoyó la mano en el antebrazo derecho de Lauren, no quería que se pusiera agresiva o
molesta por el comentario- Ninguna, con la señorita Jauregui sólo existe una relación de ayuda, una
situación que espero corregir cuanto antes. –La gitana asintió curiosa, ellas no tenían idea de la
capacidad que tenía para percibir ciertas cosas.

XX: Bueno, señorita Jauregui, necesito que elija cualquier carta con su mano derecha y luego la voltee
frente a mí sobre esta mesa. –Lauren levantó su mano y tras 5 segundos eligió una. Cuando le dio
vuelta y la dejó sobre la mesa, la gitana apretó sus labios, observó la carta, luego a Lauren, después a
Camila y de nuevo a la carta- Señorita Cavendish necesito que haga lo mismo, pero con su mano
izquierda. –La morena, que hasta ese momento se mantuvo callada y expectante, sostuvo sin dudarlo
una carta haciendo lo mismo. La gitana cerró los ojos como si hubiera descubierto algo- Ahora
necesito que ambas saquen una carta, cada una y la dejen al lado de la carta que eligieron
previamente.

Lauren miró de reojo a la psicópata, ésta lucía ansiosa y no podía entenderla. ¿Qué era lo que le
preocupaba? ¿Realmente creía en que las palabras del destino podían estar en manos de una mujer
gitana? Ella era más práctica, más concreta, una persona que se basaba en evidencias y no supuestos
que no tuviera pruebas. Juntas, pero cada una por su lado, voltearon las cartas y fue en

ese momento que la gitana confirmaba lo que estuvo a punto de decir cuando las vio entrar. Casi se
levantó para tocar el rostro de la morena y comprobar si todo era real, pero se mantuvo tranquila en su
lugar y luego, por supuesto, se dispuso a hablar.

XX: Señorita Cavendish, señorita Jauregui ¿no les parece algo curioso? –Se quedaron calladas,
Jauregui se abstenía de hacer comentarios desagradables sobre lo absurdo de la situación- Bueno,
ambas escogieron esta carta, usted señorita Jauregui sacó una carta donde se aprecia a un hombre
que trata de tocar a su otro igual a través de este muro, usted señorita Cavendish una mujer que trata
de tocar a su otro yo a través de un muro. -Se mordía los labios porque tenía que elegir bien las
palabras, no quería arruinar lo que había descubierto- Esto nos revela que de cierta forma existe otra
versión de nosotros. -Camila miró a Lauren con angustia, por supuesto que ella sabía que ella era la
reencarnación de la campesina, pero no sabía que la gitana la observaba con pena. Era evidente, la
mujer sabía que Camila tenía conocimiento de otras cosas más profundas- Usted señorita Jauregui
sacó la carta 10 de bastos, no es ahora, en un futuro muy cercano tendrá la perdida de algo muy
importante, una separación que significara una carga a su corazón, le contaría más, pero –apretó los
labios- las cosas deben ocurrir con naturalidad. –Cuando lo dijo le dio una significativa mirada a
Camila, la morena se dio cuenta que la gitana captó algo- Usted señorita Cavendish eligió 5 de copas

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que significa una desgracia, así como también un amor perdido. –La morena apretó sus manos con un
nudo en su garganta- Pues bien, señorita Jauregui, como sé que no tiene la disponibilidad, ni la
creencia sobre estas cosas, preferiría que se siente en la recepción de mi tienda y me dé unos minutos
a solas con la señorita Cavendish.

Lauren le dio una mirada de mala gana a la gitana, pero después sacó unos billetes de su bolsillo y se
lo dejó sobre el regazo de la morena para que pagara por la consulta. Cuando cerró la puerta tras de
sí, Camila tembló nerviosa por las revelaciones. Coincidía con que había un otro yo en alguna parte,
pero ¿ella también tenía su otro yo? ¿Ella también se había reencarnado? ¿Qué podía significar que
Lauren tuviese una pérdida importante más adelante y que ella viviera una tragedia?

XX: Está relacionado con lo que usted busca, señorita Cavendish. -Susurró tranquila apartando las
cartas a un costado, no creía necesitar más de ellas por el momento- Ha leído sobre la teoría de las
almas, ha leído sobre la teoría de "Entre el amor y el tiempo" ¿no es así?

Camila: -alzó sus ojos impactada hacia esa mujer, su respiración estaba cortada- ¿Cómo lo sabe?

XX: Hay algunas personas que tenemos cierto don. -Su mirada era inquisitiva- Un don que muchas
veces no tenemos la posibilidad de usar de la mejor manera posible. Usted, señorita Cavendish busca
respuestas del tipo ¿cómo? ¿Por qué? ¿Para qué? –Camila asintió apretando sus dedos, la mujer
frente a ella irradiaba mucha paz, pero le temía a sus aciertos- Tenga en cuenta detalles, como que
todo es por algo, todo tiene un propósito y cada una de las personas que conocemos, aunque sea por
unos minutos, tiene un significado en nuestra vida. –Indicó la puerta- ¿Por qué llegué a ella? Se
pregunta usted, sé que ha descubierto algo.

Camila: -las lágrimas caían de sus ojos- Ella es una mujer reencarnada, lo sé, la vi en...

XX: No revele más, su viaje merece privacidad, recuerde la teoría de "Entre el amor y el tiempo" y
compárela con las cartas que ambas han sacado. No puedo revelarle más porque el sentido de su
viaje estaría arruinado y ocurrirían tragedias, usted misma descubrirá por qué viajó para ella. – Camila
nunca le habló de un viaje, la gitana sabía demasiado como para ser alguien que estuviera mintiendo,
era increíble como las lágrimas caían de sus ojos con las palabras que ella le iba diciendo- Repito,
recuerde la teoría ¿qué dice esta?

Camila: -balbuceaba, apenas podía hablar por la angustia que tenía- Que dos personas que no
pudieron amarse, vuelven a nacer, pero que si por cosas del destino el yo del pasado o el yo del futuro
viajara a través de los tiempos cayendo justo en donde existe su otra versión, uno de los dos dejaría
de estar consciente porque el alma no puede estar duplicada. El... el alma es una sola.

XX: Eso es correcto, piense muy bien señorita Cavendish, piense en lo que usted ha visto en las cartas
que eligió y en las que eligió la señorita Jauregui, le acabo de dar instrumentos importantes para que
encuentre la respuesta a su duda, el propósito de su viaje. Sólo puedo decirle que –apretó los labios,
ellas estaban unidas por una tragedia muy fuerte, pero no podía decirlo de esa manera- cuando llegue
el momento, usted hará un sacrificio de amor tan grande que todo esto tendrá sentido.

Camila: ¿Podré volver a dónde pertenezco?

XX: -la gitana se mordió la lengua- Eso debe descubrirlo usted misma señorita Cavendish.

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Lauren tenía una mano sobre su cabeza, estaba cansada, tenía mucha hambre y no era tolerante con
las cosas diferentes. No creía en brujos ni en el tarot, por eso sentía molestia de que Camila gastara
dinero en cosas que no tenían importancia, pero claro, ella no sabía la relevancia de haberla
acompañado al edificio esta mañana para justo caer en la tienda de esa gitana. Miraba su teléfono

cuando escuchó que la puerta se abría. Con molestia iba a levantar la voz para sacarla de ese lugar,
pero cuando Camila salió de aquella oficina su rostro estaba rojo, rastros de lágrimas marcaban sus
mejillas, tenía lentes de sol para cubrir sus ojos, pero era evidente que algo había pasado. De mala
forma miró a la gitana, pero ésta pareció no intimidarse con ella en absoluto, sólo la observaba con
misterio y algo más que eso.

XX: No me pagues, no lo deseo –susurró a Camila- pero ten esto, quizás, en algún momento necesites
de mí. –La morena asintió, pero no pudo responderle, Lauren puso una mano en su cintura y con un
sólo movimiento la pegó a su cuerpo para protegerla. No le había gustado verla llorando, al contrario,
aun cuando creyó que nada le podía importar de esa psicópata, verla tan descompuesta le desagradó
de mil formas posibles. La gitana acomodó su cabello y observó la postura de Lauren, no sabía si
sonreír o sentir pena por las cosas que ambas desconocían, cosas muy dolorosas, así como también
hermosas- Recuerde lo que he dicho señorita Cavendish.

Lauren: ¿Para que la hagas llorar de nuevo? Ni hablar. –Salió de allí con ella, por supuesto que irían a
comer, pero sería en un lugar lo suficientemente privado como para que nadie las observara o dijera
cosas que no existían.

Camino al restaurante de comida colombiana que había cerca, sus ojos iban de vez en cuando a la
figura de Camila. Era como si la gitana de la tienda le hubiera robado el alma, ya no tenía una mirada
de alerta, al contrario, parecía perdida y con mucha pena. Se sacó los lentes de sol, secó sus lágrimas
y volvió a ponérselos.

Lauren: ¿Qué te dijo la gitana? –Pero ella no respondió, se retorció en su asiento y volvió a mirar por la
ventana- Mira, no quiero ofenderte, pero te dije que era una pérdida de tiempo ¿acaso crees en todo lo
que dijo?

Camila: Hay muchas cosas en la vida que no sabemos ¿sabe? antes yo era una mujer muy incrédula,
pero ahora creo estar abierta a todo.

Lauren: Pero es una estafadora, las gitanas se conocen por ser así, además, es evidente que quería
lucrar contigo. Debes estar tranquila. –Le inquietaba no saber llegar a una persona, porque era
evidente que no tenía idea de cómo ayudar a alguien cuando lloraba. Podía tolerar el llanto de las fans
porque era de amor, pero no el llanto de alguien que tenía pena- Mira, ya llegamos.

Camila: -en silencio caminó hacia una mesa que tenían reservada, los paparazis rodeaban a Lauren
Jauregui y a ella también, pero debía actuar como si nada sucediera. Estando dentro se dio cuenta
que el restaurante era precioso, con cosas típicas de Colombia, país que ella no conocía o sabía que
existiera. Se dirigieron a una mesa más apartada del resto y estando ahí sentada se sacó los lentes-
Disculpe mi actitud señorita Jauregui, es sólo que hable con la gitana sobre la desesperación que
siento por no recordar quién soy. –Susurró con pena, a ella no le gustaba mentir, pero no podía decirle
quién era y de dónde venía, hasta unir las piezas del asunto, hasta no estar segura de cómo volvería.

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Lauren: Qué lástima, justo cuando yo deseaba que recordaras todo para que te fueras de mi
departamento. –Quería hacerle una broma, quería verla molesta, pero ni siquiera con ese comentario
había reaccionado. Sí, la cosa debió ser muy grave como para no molestarse- Camila, enserio me está
incomodando verte mal.

Camila: Creo que llamaré al señor Liam para salir a caminar o preguntarle sobre el trabajo, esa es la
manera en la que podremos tomar distancias.

Lauren: -apretó el puño ¿por qué Liam era la respuesta para todo últimamente? Amaba a su mejor
amigo, pero no le agradaba el protagonismo que tomaba- Mira, si piensas... -sonó el teléfono en su
bolsillo, le hizo una seña a la morena para que leyera el menú mientras ella hablaba- Hola mamá, sí,
no me fue bien como lo esperaba, las personas se están volviendo extrañas y poco confiables. En "Mi
amado Bogotá" comiendo con una –miró a Camila ¿qué era de ella? - una compañera de mi equipo de
trabajo. –Fue lo único que salió de su boca, además era lo mismo que les había dicho a los paparazis
para que la historia concordara.

Camila leía el menú tratando de despejar su mente. Cuando el día de hoy finalizara, dormiría horas
para descansar lo suficiente y tomaría las riendas de su vida. Miraría el futuro con la frente en alto y
con la esperanza de que resolvería las cosas, anotaría todo lo que había leído sobre la teoría de las
almas, además de lo que la gitana vio en las cartas. ¿Cuál era ese sacrificio de amor? ¿De qué amor
hablaba? Meneó el rostro, se concentró en el menú. Patacones, Ajiaco, crema de choclo, fritanga
bogotana y otras cosas que no sabía que eran, pero por las imágenes bajo sus nombres suponía que
era algo delicioso. Se le ocurrió bajar el menú para decirle a la señorita Jauregui que había decidido
para comer, fue ahí cuando la sorprendió mirándola fijamente con esos ojos verdes, tanto así que
gracias a los nervios la hizo soltar el menú de sus manos.

Lauren: -no parecía feliz- Mi madre vendrá a comer con nosotras. –La psicópata abrió los ojos tan
grandes que parecían desorbitados- No te preocupes, ella es todo lo contrario a mi persona, es muy
sociable, no juzga a nadie, el carisma y su buena actuación la hizo famosa.

Camila: ¿Con qué excusa le diré que estoy a su lado? No soy el tipo de mujer con las que suele verse
por internet y no estoy al tanto de las noticias contemporáneas, es mejor que llame al señor Özkan.

Lauren: ¡No llames a Liam! –Golpeó un poco la mesa cuando alzó la voz, por suerte estaban tan
apartadas en la zona VIP que nadie se dio cuenta de eso- Ella es Clara Jauregui, es una de las
actrices más famosas del mundo, es mi madre y se hizo al fin un espacio en la agenda para pasar
tiempo conmigo ¿querías que cumpliera parte del contrato? Pues te quedas a mi lado. –Eso había
sonado muy sugerente y no se dio cuenta. Camila pensó que era un deseo egocéntrico, pero también
tenía razón, ella le pidió pasar tiempo a su lado- Además Liam está ocupado en el hospital, lo lamento.

Había dicho con satisfacción la última línea, aunque no se dio cuenta de ello o quizás prefería hacerse
la que no lo había dicho de esa manera.

La morena pidió un jugo natural de frambuesas, Lauren un mojito sin alcohol porque estaba
manejando, además le pidió al mozo otro igual. Camila sí estaba nerviosa, no tenía problemas en
interactuar con el mejor amigo de Lauren, pero ¿hacerlo con su madre? La madre era una de las
figuras más respetadas en toda familia, aunque quizás en su siglo la figura paterna era lo más alto en
una familia y en la sociedad. Con los dedos jugaba sobre la mesa, estaba impaciente, además no le
ayudaba en nada saber que los ojos verdes de la famosa modelo estaban puestos sobre ella en este

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momento. ¿Tan extraña se veía como para que la quisiera mirar de esa manera?

De pronto sintió que Lauren se movía de su asiento, más bien que se paraba hacia otra parte, pero ella
era incapaz de moverse o a alzar la vista, era grande el temor a ser observada con el mismo rechazo
que ella lo hizo la primera vez. Pasos dobles se iban acercando hacia ella y cuando el silencio se hizo
presente, una tos clamó su atención. Cuando levantó sus ojos vio una preciosa figura femenina, quizás
en su rostro podía tener algunas pequeñas arrugas, pero eso no le quitaba la evidente belleza con la
cual podía vanagloriarse frente a los fans y Hollywood. Contra todo lo que creyó, la mujer le sonreía de
una manera especial, emanaba dulzura y frescura, de esas personas con las que te dan ganas de
tener largas charlas.

Clara: -se acercó y le dio un beso en cada mejilla- Buenos días querida, me llamo Clara.

Lauren: Mamá –la abrazaba por la cintura con orgullo ¿cómo no? Su madre era perfecta- Ella es
Camila, la mujer con la que trabajo en publicidad, me salvó de otra posible estafa con un mánager.

Camila: Es un honor para mí poder compartir con usted, a simple vista puede verse lo importante que
es para su hija, la mira y sostiene con orgullo. –Murmuró sorprendiendo a Clara gratamente. Por
primera vez dentro de tanto tiempo, una mujer que acompañaba a su hija mostraba tanta educación en
su voz y sus gestos. No supo cómo, pero se dio cuenta de que esa chica le caería mucho más que
bien de ahora en adelante.

¿Sabría Camila los beneficios de agradar a una de las mujeres más admiradas de Hollywood?

Capítulo 15

Camila miraba con atención la conversación que tenía Lauren y su madre, la mirada cariñosa que ella
le daba a través de sus ojos, la sonrisa de orgullo que le brindaba, todo era agradable y hubiera
deseado recibir ese mismo trato. Era extraño, Lauren tenía una personalidad difícil, engreída y quizás
con otros calificativos, pero con su madre podía apreciar un amor enorme en cada gesto. En el siglo 18
o al menos en su familia todo era más frío y con rectitud, los padres eran personas de una categoría
muy importante a quienes se les debía hablar con mucho decoro, no tenía conocimiento de si otros en
la nobleza tenían una actitud diferente con sus hijos, pero viendo como Clara colocaba una mano
sobre el antebrazo de Lauren, deseó por un segundo tener aquel mismo contacto con una madre o un
padre distinto. Clara se dio cuenta que la muchachita tenía los ojos perdidos en su plato, lucía
saludable como para ser alguien que estuviera con náuseas o sin apetito.

Clara: Camila, ¿estás bien? No has tocado tu comida.

Camila: -meneó la cabeza y le dirigió la mirada- Disculpe, es sólo que estaba pensando en ciertas
cosas. –Sostuvo el tenedor y el cuchillo para cortar la carne, Lauren puso los ojos en blanco por el
modo en el que lo hacía. Estaba sentada erguida, la punta de sus dedos apenas sostenía los utensilios
y sus meñiques se alzaban de forma involuntaria. La psicópata era toda una señorita- Esta carne está
deliciosa, creo que vendré más seguido a este restaurante.

Clara: Hay muchos restaurantes que puedes conocer con comida de todo el mundo. –El mesero que
las atendía se acercó sonrojado con un lápiz y una libreta en su mano. Clara le dedicó una sonrisa
porque sabía lo que deseaba- ¿Quieres que la firme? –Él asintió sonrojado, había escuchado que la

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actriz era un amor con los fans, pero verlo y sentirlo en vivo era totalmente distinto.

Lauren se dio cuenta que Camila miraba con el ceño fruncido el acto y sin poder evitarlo se acercó a
su oído y le murmuró lo que significaba.

Lauren: Lo que hace mi madre es lo mismo que seguramente me viste hacer alguna vez, dar
autógrafos ¿lo recuerdas? –Hizo un signo con el dedo- Una simple firma puede alegrar a un fan.

Su susurro la hizo temblar y no entendía aquella reacción de su cuerpo. Volteó el rostro hacia la
ojiverde y sus rostros estaban tan cerca que pudo sentir el calor de su piel emanando hacia ella. Su
perfume también era una de esas cosas que flaqueaban las fuerzas y las piernas del resto de mujeres.
¿Por qué tenía esa reacción si a ella no le interesaban las mujeres?

Lauren abrió los ojos un poco sorprendida, ¿por qué Camila se sonrojaba? Se sentó de mejor manera
en la silla, pero cuando miró a su madre, ella las observaba con una sonrisa extraña. "¿Qué?" susurró
sin entender su cara. Clara no era tonta, simplemente observaba. Camila le dio una sonrisa incómoda
y se concentró en su plato, alcanzó a ver algo de su trato con los fans, no sabía cuan famosa era, pero
por comentarios de Lauren podía imaginar que su fama era mucho más que la suya. También unos
días atrás pudo ver el trato que ella le daba a sus fans, definitivamente era algo que había heredado
de sus padres.

Clara: Lauren, supongo que no olvidarás que el cinco de septiembre es la celebración del cumpleaños
de tu padre en la casa con la familia completa, el sábado será de forma pública.2

Lauren: No mamá, es imposible que olvide las fechas importantes de la familia. –Su tono sonaba como
si no le gustara que le recordaran lo obvio.

Clara: -dejó los utensilios a un lado- Es sólo que con las agendas apretadas de todos a veces se
pueden olvidar las cosas. Has crecido tanto, se me olvida que eres una mujer de 26 años. –Acarició su
mano con tanta dulzura que Camila sintió ganas de llorar, ella nunca tuvo ese afecto de sus padres-
Camila ¿tienes algún pasatiempo? No creo que trabajar con mi hija en publicidad sea uno.

Camila: ¿Pasatiempo? –No entendía a qué se refería con ello. Lauren a veces no comprendía el efecto
de la amnesia en su cabeza como para no entender cosas obvias, pero antes de que la metiera en
problemas intervino.

Lauren: Ya sabes Cavendish, cosas que te gusten hacer en tu tiempo libre que no sea trabajo, algo
para lo que tengas talento tal vez.

Camila: Piano –murmuró con temor, no sabía si eso era común en estos tiempos- me gusta mucho el
piano desde que era pequeña, pasaba gran parte de mi tiempo aprendiendo. –Jauregui sintió
melancolía en sus palabras. ¿Recordaba cosas de cuando era pequeña? ¿Qué cosas realmente no
recordaba? - De hecho, ahora mismo estoy buscando algún trabajo relacionado con eso, esto de
publicidad me está matando. –No sabía que era "publicidad" pero mentía a la perfección, todo con tal
de que no se delatara diciendo que era 300 años mayor o que venía del pasado- Es por eso que el
señor Özkan me está ayudando.

Clara: ¿Conoces a Liam? Lo conocí cuando era un pequeñito de dos años, desde ese momento junto
a Lauren se hicieron inseparables, es un chico increíble.

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Lauren no supo cómo al final de la comida la conversación la llevaban su madre y Camila, ambas
hablaban con tanta naturalidad que le daba miedo. ¿Por qué? Quizás era el hecho de que una mujer
totalmente ajena a su vida tuviera la facilidad para agradarle a Clara, bien sabía que sus "parejas"
anteriores no eran de la fascinación de su madre. ¿Sería el hecho de que creyera que tenían una
relación netamente laboral? No, aun así, las personas con las que solía trabajar no llegaban a tener
una conversación tan fácil con ella. ¿Podía ser la forma en la que Camila hablaba y se expresaba?
Porque era una señorita a los ojos de cualquiera.

Cuando el reloj marcaba las tres de la tarde en punto, Clara supo que debía irse. Había hecho un
espacio en su agenda para su hija y no supo cómo terminó teniendo más que eso, era la primera vez
que una mujer estaba al lado de ella sin la necesidad de actuar como una zorra, además ella no era
tonta. ¿Lo mejor de todo? Sí, fue cuando Camila le dijo que tenía fascinación por la historia de
Inglaterra del siglo 18 y que, sin tener títulos, tenía mucho conocimiento respecto al tema porque lo
había estudiado bastante.

Clara: -le entregó una tarjeta- Aquí está mi número, me ha gustado enterarme de que sabes de esas
cosas porque, bueno, no puedo hablar mucho, pero hay un proyecto en el que trabajo y conocimientos
como los tuyos me servirían mucho.

Camila: Muchas gracias señora Jauregui, espero tenga una agradable tarde y pueda descansar, el
trabajo de un actor debe ser difícil. –Clara le dio un beso en cada mejilla y abrazó de lado a su hija
para que la acompañara a la salida. La morena no estaba acostumbrada a ese tipo de saludo que
hacían en la actualidad.

Fue así que se quedó unos minutos sola sobre la mesa, hasta que el teléfono de Lauren que había
quedado sobre la mesa empezó a sonar. Con el ceño fruncido acercó su rostro al aparato y, tratando
de recordar como Lauren le había enseñado que se contestaba, lo hizo. De inmediato reconoció esa
voz. ¡Era Liam!

Liam: Camila, ¡qué sorpresa! ¿Qué haces contestando el teléfono de Lauren?

Camila: Lo siento tanto señor Özkan, pero ella fue a dejar a su madre al auto, estamos en un
restaurante de comida colombiana.

Liam: -sonreía del otro lado de la línea, Camila tenía una voz muy suave cuando temía de algo- No te
preocupes, precisamente la llamaba para saber tu número de teléfono. ¿Te has comprado uno?

Camila: -estaba sonrojada- Ella me ha obsequiado uno, pero me avergüenza decirlo, no sé mi número
y no entiendo muy bien el aparato, soy como una campesina.

Liam: Bueno, aprovecho para decirte una muy buena noticia.

Lauren abrazó a su madre fuertemente antes de dejarla subirse al vehículo con el que había llegado al
restaurante. Había paparazzis tomando videos y fotografías del momento, pero no le importaba. Tenía
un nudo en su garganta y no le gustaba aquello, no veía mucho a sus padres porque ambas partes
trabajaban o viajaban por negocios muy seguido, cualquier pequeño esfuerzo que hicieran para verse
le causaba pena. Nadie conocía aquel lado sentimental de ella o pareciera que muchos miraban a
Lauren Jauregui como la gran cara bonita que era, pero no su lado humano que poco sacaba a flote.

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Cuando regresó al restaurante vio a Camila abrazándose a sí misma, mientras mordía sus labios,
parecía una niña con un juguete nuevo, no podía entenderla, tampoco podía entender porque le
pareció dulce. Claro, hasta que se enteró del motivo.

Lauren: ¿Qué te sucede? –Alzó la mano para pedir la cuenta del almuerzo.

Camila: Acaba de llamar el señor Liam, me ha encontrado trabajo e irá a buscarme al departamento
uno de estos días para mostrarme de que trata todo. –Las cejas de la ojiverde se fruncieron con el
gesto hostil de su mirada- ¿No le agrada pensar que pronto desapareceré de su vida?

Lauren: Siento que además de psicópata eres bipolar, hace unas horas estabas muy angustiada
después de ver a la gitana esa, con mi madre estabas tranquila y ahora basta una llamada de Liam
para que estés alegre, hazte ver.

Camila: -meneó el rostro- Gracias por acompañarme con esa gitana, no tiene idea del favor que me ha
hecho, pero no crea que no escuché su pseudo intento por levantarme el ánimo diciendo que quería
que me fuera cuando ambas sabemos, señorita Jauregui, que eso es cierto. Sin embargo, ya le dije,
no voy a aceptar lo que considero es una falta de respeto, no tiene una mínima idea de las cosas que
pasan por mi cabeza y sus palabras sobre que soy bipolar no me apetece escucharlas.

Lauren apretó sus dientes y mandíbula. No sabía dónde meter su cabeza, el suelo era de preciosa
madera lisa y no de tierra para hacerlo como los avestruces. Recordaba perfectamente cuando la
había encontrado por primera vez en su habitación o cuando la vio en el hospital, era muy callada, una
muchachita que dejaba pasar los comentarios. ¿Por qué en estos días cambió tanto de actitud?

Sin decir una palabra pagó con tarjeta lo ingerido, dejando una buena suma de propina. Con el mismo
silencio ambas salieron del restaurante, entraron al auto y se dirigieron al departamento. Fue incomodo
estar al lado de la otra en el ascensor porque sus cuerpos estaban cerca, sin embargo ninguna se
atrevía a mirar hacia el lado. Lauren digitó la clave, pero cuando abrió la puerta, Camila pasó por su
lado y entró de inmediato.

Lauren: ¿Leerás toda la tarde de nuevo? –No le respondió, solamente siguió su caminó hasta la
habitación y cerró la puerta para estar sola- ¿Es que no soportas las bromas maldita sea? –Masculló
quedándose frente a un panel de vidrio por el que corría agua hasta llegar a un pequeño estanque
donde había peces de colores. ¿Así que Liam le había conseguido trabajo? - ¡¿Qué demonios me
importa?!

Esa misma noche cuando Camila estaba ya con su pijama de seda rosada dentro de la cama y cuando
el silencio en el departamento era obvio, sostuvo una libreta y un lápiz para anotar todo lo que sabía
hasta ahora. Escribió con su preciosa letra caligráfica:

"Pistas de la gitana"

1) Lauren en un futuro muy pronto tendrá la perdida de algo muy importante, una separación que
significará una carga a su corazón.

2) Yo sufriré una desgracia, así como también un amor perdido.

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3) Yo tendré que hacer un sacrificio por amor.

4) Ambas sacamos cartas donde revelamos un "otro yo"

5) Recordar teoría de Entre el amor y el tiempo.

6) ¿Por qué viajé hasta ella?

Dobló la hoja, la guardó dentro de un libro y acomodándose, segundos más tarde se quedó dormida
con la esperanza de que las cosas tomarían su rumbo. Mañana u otro día trataría de pensar con
mayor lógica toda la situación y los supuestos, ahora simplemente estaba muy cansada como para
mantenerse con los ojos abiertos unos minutos más.

...........

Viernes 29 de agosto 2014 marcaba el calendario.

Camila sonreía contenta cuando escuchaba hablar a Liam dentro de su vehículo. El turco la había ido
a buscar al departamento cuando dentro de esa semana encontró un espacio libre entre el trabajo y
los estudios. Tenía esa sensación de plenitud cuando estaba a su lado, él era correcto, no le alzaba la
voz y le sonreía con naturalidad, parecía disfrutar de la conversación y no cuestionaba si ella
preguntaba cosas, por muy absurdas que parecieran. Por un segundo se miró en el espejo que tenía el
vehículo, tenía su cabello tomado en una coleta tal cual lo había visto en internet cuando buscó
"Cabello para trabajo", pero no fue lo único en lo que pidió referencias, también buscó cómo vestirse
para una reunión de trabajo.

Liam: Si sigues mirándote en el espejo y riendo así, pensaré que se te han pegado las costumbres de
Lauren.

Camila: Supongo que debo lucir bien si me reuniré con quién está interesado en mi trabajo. –Lo miró-
Por cierto ¿de qué se trata todo esto?

Liam: Señorita curiosa, recuerdo que te dije en el cumpleaños de Sean Wellington que tocaras el piano
porque le podía interesar a alguien. Pues bien, uno de ellos es socio de un teatro donde imparten
distintas clases, una de las cuales es música clásica y necesitaban a una profesora de piano. –Las
mejillas se le volvieron rojas y aunque él manejaba, no lo pasó por alto. Tenía muchas chicas que lo
perseguían y le declaraban su amor, pero ninguna era como Camila y no le gustaba de cierta forma
percatarse de esos detalles que le hacían querer ser realmente agradable con ella. ¿Por qué? ¿Por
qué se fijaba en cosas que antes no hacía?

................

Ante los ojos de la morena había un piano moderno y precioso que la llamaba para ser tocado. Liam
estaba unos cuantos pasos más lejos de ella, hablando con quién estaba interesado en contratar a
Camila, un hombre de contextura alta y delgada con el cabello blanco y sonrisa bonita, no pasaba los
55 años, Jonathan Laine o algo así mencionó. Él le había dicho que tenía que tocar de nuevo porque
quería recordar y asegurarse que firmaría con alguien bueno en la materia, pero ¿cómo lo haría?

¿No le pedirían algún título de músico? No entendía las leyes que regían los estudios en el futuro, pero

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por lo que investigó había carreras en universidades que se enfocaban en eso. ¿Simplemente podía
decirle que le enseñaron desde pequeña? ¿Y si le preguntaba si había ido a la universidad? No quería
meterse en problemas por mentir, quizás podía decir la verdad de otra manera.

Camila: ¿Me permite unos minutos para ir al baño? ¿Dónde se encuentra?

XX: Al final del pasillo a mano derecha, encontrarás una puerta que dice damas. –Liam le hizo un
gesto para que sonriera, se notaba nerviosa y quería que se sintiera bien en algo que se notaba que
amaba.

Lamentablemente Camila no tenía mucho sentido de la orientación porque tomó el camino equivocado.
¿Qué tan largo era el pasillo? No sabía dónde se había metido, pero terminó llegando a una cafetería.
El olor de los pasteles llamó su atención, no pudo evitar acercarse a mirarlos con

deseo y mucho brillo en sus ojos. Las frutas que eran envueltas por esa masa crujiente, la salsa de
chocolate y la crema que artísticamente decoraban los pastelitos, simplemente las cosas dulces eran
una de las maravillas del futuro que no pudo probar del todo en el siglo 18. Estaba tan concentrada
mirando aquello, que no se dio cuenta que un hombre a su lado se había parado para pagar una
bebida, era alumno del lugar. De pronto se sintió observada, volteó y se asustó por la expresión de
sorpresa del muchacho. Estaba pálido y con la boca abierta.

XX: ¿Camila? ¿Camila eres tú? ¡Santo cielo! Creí que... creí que había visto mal. Camila: -quedó
pálida- ¿Disculpe? ¿Cómo sabe mi nombre?

XX: Vamos querida no juegues, me enteré por los demás que tuviste un accidente y que no
despertabas. ¿Eran mentiras? Acabo de llegar de mi viaje y estos días traté de contactarte, pero no
sabía cómo, al parecer tu teléfono murió. –Como no respondía y lo miraba cual bicho raro, se
preocupó- ¿No recuerdas quién soy? Tu mejor amigo, el de la...-susurró- el de rehabilitación.

¿Perdiste la memoria Cabello?

Camila: Usted me confunde con otra persona. -Algo le decía que no debía estar hablando con ese
muchacho, de hecho, algo le decía que había tomado el camino equivocado.

XX: -la miró de pies a cabeza como si hubiera perdido la razón- ¿Enserio no me reconoces?

Capítulo 16

Camila tragó saliva y esquivo la vista porque no le gustaba la mirada del chico delante de ella, de
hecho, no le gustaban sus ojos rasgados que parecían haber sido estirados con pinzas. De pronto sus
palabras cobraron sentido, como si delante suyo le hubieran puesto un espejo y le hubieran revelado
un secreto importante. Bruscamente alzó los ojos de nuevo, ¿qué había dicho? ¿Le había dicho
Camila? ¿Camila Cabello? Parpadeó un par de veces, aunque quisiera hablar, la voz no salía de su
garganta, los pies se le pegaron al suelo.

XX: No puedo creerlo. –Llevó una mano a su cabeza y con ella se presionaba la frente- Soy yo, el
chino del sur. ¿No recuerdas cuando bromeábamos con eso? Yoon Shi Yoon, Camila ¿de verdad no
me recuerdas? –La decepción se reflejó en su rostro, pero mucho más la angustia por no entender la
actitud de ella- Cielos, no entiendo nada ¿qué pasa?

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Camila: No sé de qué está hablando, no lo conozco. ¡Déjeme en paz! –Pero toda la necesidad de
arrancar de ese lugar, sumado al terror de descubrir parte de la verdad, se vio frenada por el brazo
protector que el turco le brindaba. Dejó que su rostro descansara en su cuerpo, él podría encargarse
del resto.

Liam: ¿Estás acosando a esta muchacha? –Masculló con enfado, era la primera vez que Camila veía a
Liam molesto, quien se caracterizaba por ser apacible, risueño y amable. A pesar de lo amenazante
que podía sonar, el muchacho que cargaba en su mano una bebida no retrocedió, sólo miró varios
segundos el rostro de Camila para saber en qué se había equivocado o si era cierto lo que
comentaban sobre el accidente.

XX: Creo haberla confundido con otra persona, ella se ha asustado, eso es todo. –Aceptó el vuelto de
la cajera, pero antes de irse de la cafetería miró de nuevo a la mujer en los brazos de ese hombre. No
podía estar tan mal de la cabeza, él no tenía alucinaciones ni veía cosas distorsionadas desde hace
dos años, cuando decidió buscar ayuda para dejar las drogas- Lo siento y hasta luego. – Agachó la
cabeza y salió de allí tan rápido como sus pies le dieron abasto.

Liam sentía a Camila temblar entre sus brazos, de hecho, creía que no era necesario mirarla a la cara
para saber que estaba llorando en silencio y que su rostro estaba empapado en lágrimas. Tenía la
tentación de dejarla segura en la cafetería, correr hacia el pasillo, tomar a ese "chino" del cuello de la
camisa y golpearlo para sonsacarle cada uno de los detalles del por qué la había hecho llorar. Y
mientras ella se calmaba en los brazos del turco para más tarde demostrar por qué merecía ser
profesora de piano, Shi Yoon miraba su teléfono celular encima del escenario donde practicaba el
violín con los demás. Con nostalgia miraba las fotografías de él y Camila haciendo caras graciosas a la
cámara, signos con los dedos, mejillas infladas y otras cosas en distintas ocasiones. ¿Cómo era
posible que ella no lo recordara cuando se convirtieron en los mejores amigos? ¿Y si realmente dejó
de contestar sus llamadas porque no quería verlo? Sin entenderlo volvió a marcar al teléfono que era
de ella, pero esta vez alguien contestó.

Shiyoon: ¿Con quién hablo?

XX: ¿Yoon Shi Yoon? –Esa voz la conocía con mucha alegría, pero ahora estaba apagada como una
vela mojada con agua.

Shiyoon: Soy yo señora Cabello, soy yo. –Preocupado miró la pantalla, pero una vez más la llevó a su
oreja- He tratado de contactarme con Camila desde que llegué de mis vacaciones en Corea a finales
de julio.

XX: -tragó saliva y buscó las palabras adecuadas para comunicarle lo sucedido a quién fue un pilar
fundamental para que su hija dejara los vicios- Shi Yoon, hasta hace poco recibimos el teléfono de
Camila después de mandarlo al servicio técnico, por eso no pudimos contestarte todo este tiempo, mi
hija no está bien querido, todos lo saben y lamento que alguien como tú se entere hasta ahora. – Su
voz se fue agudizando, lo que al coreano no le gustó para nada, empezó a sudar de inmediato con
ello- Ella está en coma, desde el 22 de julio no despierta después de haber sido atropellada por un
borracho. –Los ojos rasgados del muchacho crecieron con ello. ¡Pero si él la había visto hace unos
minutos! Aunque por alguna razón prefirió omitir ese detalle, por ahora- Mi niña se pegó un poco en la
cabeza, pero el auto nada más pasó a llevar su pierna y tuvo una fractura, nadie sabe el motivo por el

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que no despierta. Oh Shi Yoon, –lloraba, sus palabras apenas eran entendibles- no sabemos qué
hacer ¿y si se queda así para siempre?

Shiyoon: -estaba pálido y con la respiración agitada, ya no sabía que creer- ¿Está hospitalizada?
Necesito verla ahora, por favor dígame donde está.

..........

Lauren llegó al departamento poco después de las diez de la noche. Hoy había sido una jornada
divertida, hace mucho tiempo no disfrutaba una sesión fotográfica y quizás la razón del por qué se
divirtió tanto era por la preciosa modelo con la que le tocó lucir la ropa interior. Después de eso se
juntó con unos amigos a beber unas cervezas en un pub cercano del estudio fotográfico, pero no quiso
quedarse más tiempo, aun cuando no tuviera impedimentos reales para ello. ¿Sería la preocupación
de que Camila pasara todo el día con Liam? No pudo sacarse de la cabeza aquello, además quería
saber si había conseguido el trabajo. Encendió las luces de su lujosa propiedad, pero antes de pasar a
la cocina por unos bocadillos, vio que una de las puertas que daba hacia uno de los balcones estaba
abierta. Se puso en estado de alerta, pero cual felina caminó sigilosamente sobre el suelo y sin tocar
alguna de sus pertenencias. Corrió la cortina lo suficiente como para darse cuenta que tras esas
puertas de vidrio estaba ella abrazando su propio cuerpo, mientras miraba parte del paisaje de L.A.
Estiró la mano para tocarle el hombro, pero se arrepintió cuando ella la miró de costado. ¿Por qué
había estado llorando? ¿Había fracasado?

Lauren: ¿Por qué estás así? –Se dio cuenta que en el suelo del balcón había hojas tiradas, cuando
quiso recogerlas ella las tomó nerviosa y se las llevó contra su cuerpo- ¿Qué son esas cosas?

Camila: Cosas privadas de una señorita. –Volteó hacia la ciudad para que no viera su cara y cómo
ésta era mojada por las lágrimas, otra vez- ¿Le he dicho que no le queda bien su corte de cabello?
Debería cortárselo. –En realidad no le molestaba como lucía Lauren Jauregui, más bien le aterraba
darse cuenta de que le gustaba como se veía.

Lauren: No haré lo que me ordene una psicópata. –Susurró sin estar molesta- Entra, tomaremos un
café, yo lo preparo y me cuentas que te sucede.

No la esperó porque sabía que se tomaría unos segundos para entrar y tenía razón. ¿Cómo Camila
podía decirle lo que había pasado en el teatro? Mientras más lo pensaba más lo obvio se hacía
evidente, las palabras de ese chico de ojos rasgados y piel bonita daban vueltas en su cabeza a cada
momento. Apenas estuvo de vuelta en el departamento buscó lo que había anotado la otra noche
cuando llegó de ver a la gitana. "4) Ambas sacamos cartas donde revelamos un "otro yo". 5) Recordar
la teoría de Entre el amor y el tiempo". Si todo concordaba no había que ser muy genio para encajar
las piezas y darse cuenta que ese muchacho había visto en realidad a ese "otro yo" que mencionaba
la gitana. Si Lauren era la reencarnación de la campesina, ¿esa muchacha con la que el chico la
confundió era su reencarnación? ¿Ella también había vuelto a la vida? Todas las predicciones de la
gitana se revolvían en su cabeza como una sopa, tenía miedo de que la respuesta a lo que tanto había
esperado apareciera ante sus ojos más pronto de lo que imaginaba. Si todo era cierto y si la teoría era
real, estaba claro que no podía estar mucho tiempo en el presente porque le afectaba la vida a quién
había nacido en esta época.

Lauren: Ven Cavendish. –Susurró abrazándola de lado para sacarla de una vez por todas del balcón.
Esa angustia que estaba creciendo dentro de Camila quería hundirla, pero Lauren salió a rescatarla y

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no tenía idea de cómo ese abrazo la estaba afectando, como ese calor con tan simple y quizás hasta
arrogante gesto la llenaba- Si dejo que entres por voluntad propia me quedaré dormida en la cocina. –
Le hizo un gesto para que se acomodara en el sofá mientras iba en busca de café y malvaviscos-
Toma, te hará bien algo dulce.

Camila: ¿Café? –Muy pocas veces probó café en el siglo 18, de hecho, sólo unas dos porque en su
familia no era común, el té sí, como en todo Inglaterra- ¿Qué son esas cosas blancas?

Lauren: Malvaviscos, pones uno en tu boca y... -Camila sostuvo uno con sus dedos, lentamente lo
metió entre sus labios y le dio un mordisco con la misma calma de antes. Lauren miró otra cosa, le
distraía la forma en la que ella degustaba aquello y su rostro de satisfacción al probarlo. No era posible
calentarse con algo tan sencillo ¿o sí?- Termínalo ya, ¿realmente nunca lo has probado?

Camila: -"En mis tiempos no existían" pensó- No, nunca. –Bebió el café con sabor a chocolate, tenía la
necesidad de gemir por la alegría que le daba probar tan sublime bebida, no era como la que había
probado en su época- Delicia, realmente es una delicia.

Lauren: ¿Yo? Gracias, ya lo sabía. –Camila antes le hubiera dado una mirada reprobatoria, pero ahora
simplemente sonrió con ello, era necesario un poco de su egocentrismo para sentirse mejor- Dime que
te pasó Cavendish, cuando llegué estabas llorando. ¿Tan mal te fue?

Camila: Quedé –levantó la barbilla con orgullo- quedé y la próxima semana iré a firmar los papeles
para el contrato, seré maestra de piano en el teatro.

Lauren: ¿Pero por qué estabas como te encontré? Esa es una buena noticia, –inclinó la taza y sin
preguntarle hizo un brindis- no me digas que el idiota de Liam te hizo llorar.

Camila: Al contrario, él me defendió y me hizo sentir segura, quise abandonar la prueba y llegar hasta
aquí, pero sus palabras me recordaron que yo sí puedo.

Lauren bebió más café en silencio, no era agradable escuchar tantas adulaciones de parte de la
psicópata hacia su mejor amigo. ¿Cómo sería escuchar palabras así de Camila Cavendish para ella?
Sintió la tentación de pedirle que lo hiciera sólo para saber que se sentía, porque dado su estilo de
vida y al ser una de las mujeres más deseadas del mundo, saber que no le causaba nada a una chica
era extraño.

Camila: Me entristece empezar a tener luces de lo cruel que podría ser mi pasado. –Mintió, no quería
que le hiciera preguntas que no pudiera controlar o responder- Sé que no soy de este país, pero hasta
que no tenga todo claro, siento que no podrá librarse de mí y eso me desespera.

Lauren: ¿Tan mal anfitriona soy? Ya tuve la lección de tirarte a la calle y casi te maté por eso, he
reflexionado mucho estos días Camila y si bien me comporto como una hija de... como una infeliz, no
soy tan desgraciada. A menos que hagas algo lo suficientemente estúpido, puedes quedarte hasta

que te sientas preparada para irte, lo único que exijo es que cuando te des cuenta de quién eres y de
dónde vienes, me lo digas.

Camila: -¿Realmente podría decirle que era 300 años mayor? ¿Qué había viajado por y para ella

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desde Inglaterra en 1700?- Se lo diré. –Salió de su boca de forma involuntaria, aunque cuando se
escuchó supo que sería verdad, le contaría todo, aunque no le creyera, no ahora, pero sí cuando las
circunstancias se lo permitieran.

Lauren: Entonces no hay nada más que hacer, déjate de pensar en boberías, no te echaré del
departamento y no te angusties por eso, recuérdalo por tu bien, no por el mío, aunque a veces diga lo
contrario. - ¿Qué le pasaba que se sentía con la necesidad de ser buena para ella?- Veré una película
¿quieres verla?

Camila: -negó educadamente- Muchas gracias por la invitación, pero aunque sea temprano para usted,
yo ya tengo sueño, mi cabeza explotará. Buenas noches señorita Jauregui. –Susurró con el café entre
sus manos sin dejar de admirar tan preciosos ojos verdes. "Campesina, campesina ¿qué es lo que me
une contigo?"

Y mientras ambas compartieron unos minutos sin discutir, en uno de los hospitales de Los Ángeles
una persona miraba a otra casi sin parpadear. Yoon Shi Yoon pidió estar a solas con la paciente
murmurando nerviosamente que quería hablar con ella, aunque no lo escuchara, cuando en realidad
quería estar a solas para comprobar que tan loco estaba. Apenas había contactado a la señora
Cabello, tomó un taxi y llegó al recinto de salud. Con mucho cariño la abrazó, mientras escuchaba todo
lo sucedido, incluso le había pedido los exámenes sólo para comprobar que realmente decían que no
encontraban algo anormal o fuera de lo común. Sin embargo, lo más fuerte fue cuando la vio por
primera vez desde la puerta, allí durmiendo como blanca nieves estaba Camila Cabello, parecía
tranquila, pero él sentía que no lo estaba.

Shiyoon: ¿Qué fue lo que pasó en el teatro? ¿No me has contado que tienes una hermana gemela?

–Se acercó a la cama y acarició su rostro, los signos vitales estaban bien, lo único extraño era que no
despertaba desde hace más de un mes- No quiero pensar que estuve hablando con tu alma y que vas
a morirte. ¿Por qué no regresas a tu cuerpo? Realmente no entiendo que pasó, no creo estar loco. –
Se le estranguló la garganta- Ese otro tipo también te vio y te abrazó. Tu mirada no era la misma, no
me reconocías, de verdad no entiendo. –Verla dormir así le recordó cruelmente cuando

en varias ocasiones la salvó de la tentación de volver a caer en las drogas y el alcohol, cuando le
negaba aquello y lloraba hasta quedarse dormida entre sus brazos.

Juntos lucharon por salir del vicio cuando se conocieron en rehabilitación, juntos lucharon en las
caídas y salieron de eso convirtiéndose en mejores amigos diciéndose sobrenombres como "Yankee"
o "Chino del sur", sólo cosas que ambos entendían. Apretó las manos contra su frente para hacer
encajar las piezas del puzzle. La había visto en el teatro, pero ella no lo había reconocido, estaba con
ella ahora en el hospital inconsciente. ¿Qué estaba pasando?

Shiyoon: Esto no se va a quedar así, lo juro por Dios que no se va a quedar así.

Capítulo 17

Viernes 5 de septiembre 2014, una semana después.

Estaba tan preocupada, que incluso el café que le había parecido el más exquisito del mundo, no pudo
ponerla de buen humor. Hoy había salido a almorzar con Liam antes de pasar al teatro para firmar el

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contrato de seis meses que impartiría clases de piano, apenas había entrado al precioso lugar se sintió
insegura e incluso incapaz de dar más pasos. ¿Qué tal si se encontraba de nuevo con el joven de ojos
rasgados? No quería confundirse más y tampoco perturbarlo a él, después de meditarlo estos días, era
evidente que la reacción del muchacho había sido lo normal cuando ves a alguien que conoces y que
no te responde como debería. ¿Era el amigo de su reencarnación? No quería averiguarlo, no quería
que le hiciera preguntas que no pudiera responder o pedirle a él respuestas que no quería obtener
ahora. ¿A qué se había referido con rehabilitación? ¿En qué circunstancias conoció a su "yo" del
futuro?

No sabía que, en ese estado de meditación, que estando sentada así sobre el sofá con las rodillas
pegadas a su pecho y una manta cubriendo su cuerpo, era observada por Lauren que había
despertado de una siesta. Afuera estaba oscuro, pero la luz tenue de aquel rincón de la sala de estar,
le daba un toque cálido y hasta romántico al ambiente.

El día de hoy, la modelo lo empezó levantándose a las siete de la mañana para ir al gimnasio por dos
horas seguidas, después de ducharse y hacerse los arreglos necesarios, fue a un estudio de televisión
donde fue invitada para hablar sobre los proyectos que se venían a futuro y lo felices que estaban en
su familia porque hoy era el cumpleaños de su afamado padre. La sorpresa se la llevó

cuando llegó al departamento para almorzar y acompañar un rato a la psicópata, pues sólo encontró
una nota, escrita por ella con bella letra caligráfica, que decía el por qué no estaba allí. Tuvo que ir a la
cocina a prepararse algo exprés y ahogar ese calor extraño en su estómago con mucha soda, un calor
extraño que se extendía a sus puños junto a una necesidad extraña por golpear algo o a alguien. Pero
ahora después de la larga siesta, se había despertado y por una intuición poco usual se levantó con la
intención de ir a la sala de estar. ¿Qué pasaba por la mente de la psicópata? La preocupación
reflejada en su rostro era algo más habitual desde que había visto a la gitana. ¿Qué le había dicho?

Lauren: Buenas tardes, más bien buenas noches. –Susurró sin pensar que ella pegaría un salto en el
sofá- ¡Tranquila! Tranquila. –Se acomodó al otro lado del sofá, en el borde de su muslo los pies de
Camila la tocaban con la punta de sus dedos- ¿A qué hora llegaste?

Camila: Hace dos horas, estuve leyendo en la computadora y ahora bebo café, me gusta cuando este
espacioso y bello departamento está en silencio. -Dejó la taza vacía a un lado y se apoyó de mejor
forma en el sofá- A partir del próximo lunes empezaré a ir al teatro, mis horarios son lunes, miércoles y
viernes desde las dos hasta las cinco de la tarde, es sólo el principio.

Lauren: Pues mejora esa cara, te gusta mucho el piano, pero pareciera que no eres feliz con eso.

¿Qué te pasa? Desde que vimos a la gitana estás apagada. –No le gustó la forma en la que ella la
estaba viendo, ¿era lástima? Se veía tan profunda y meditativa, casi como si se muriera por contarle
algo- Voy a ducharme, debo salir. -Salió del sofá con claras intenciones de desaparecer pronto de allí,
sin embargo, una idea pasó por su cabeza y no pudo evitar voltearse a verla de nuevo- ¿Vas a estar
ahí toda la noche?

Camila: Hay muchas cosas que debo estudiar, digo, muchas cosas que me llaman la atención señorita
Jauregui y quiero averiguar, se ha vuelto una costumbre.

Lauren: Pues cambio de planes. –Las palabras salían sin control de su boca, se estaba dando cuenta,
pero no podía frenarse- Ponte lo mejor que tengas, me acompañaras al cumpleaños de mi padre.

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Cuando terminó la frase y las palabras dejaron de ser emitidas, quiso golpearse contra la pared.

¡¿Pero qué mierda estaba haciendo?! La celebración del día de hoy era solamente entre la familia
Jauregui y la de su madre que, por increíble que pareciera, era muy amiga de la de su padre. ¿Con

qué excusa la llevaría? Creerían cosas que eran imposibles, como que Camila Cavendish era su
novia, creerían que era una relación seria porque jamás en su vida había llevado una chica a casa, ni
mucho menos frente a sus padres, grave error. Sin embargo, al ver el brillo en los ojos de ella, su
sonrisa tímida y las mejillas que se tornaban rojas por la vergüenza, fue imposible decirle que había
cambiado de planes en un segundo, ella estaba entusiasmada y era evidente. Algo se le ocurriría para
que nadie tomara las cosas de esa manera, quizás la única realmente feliz sería su madre cuando la
viera.

..........

Lauren miraba de mala gana el reloj en su muñeca, no le gustaba llegar atrasada incluso si se trataba
de una reunión familiar, entendía que Camila se tardara, pero aun así no era feliz esperando diez
minutos sentada como una sirvienta o algo así. Trató de ocupar el tiempo pensando en la excusa de
llevarla a su lado. ¿Una amiga? ¿Un favor o penitencia? Cuando estaba en eso, escuchó la puerta de
la habitación abrirse, aun no levantaba los ojos del suelo, podía escuchar los tacones hacer eco sobre
la madera lisa y costosa del piso. Eran tacones negros, eran tobillos desnudos...

¿Desnudos? cuando se dio cuenta de eso sus ojos subieron lentamente por su cuerpo. Tenía piernas
adecuadas a la estatura mediana de su cuerpo, eran delgadas, bonitas, lucían suaves y parecían
firmes o eso se apreciaba hasta sus rodillas que era donde llegaba el vestido rosa. La miró
directamente a la cara porque sintió vergüenza de la manera descarada del como la miraba.

Camila: ¿Todo bien señorita Jauregui? ¿Luzco bien? –La morena inocente no se dio cuenta de nada-
No me malinterprete, pero le pregunto porque no sé si estoy bien, usted se ve... -Jauregui

pasó la mano por su cabello- formal, muy bien. -No dijo bonita, porque se lo reservó para ella misma.

Lauren: Te ves muy bien Camila, muy femenina. ¿Tienes dudas sobre moda? –Camila negó muy
segura, le había pedido ayuda a internet para saber cómo vestirse, peinarse y maquillarse como una
chica del siglo 21- Entonces vamos porque estamos muy justas de tiempo.

Camila: Lo siento señorita Jauregui. –Agachó la cabeza avergonzada, se había quedado más tiempo
de lo normal mirándose al espejo. Ella se preocupaba de su aspecto en el siglo 18 por temas de
protocolo, no quería, ni debía ser mal vista si era de la aristocracia, pero hoy lo había hecho con otra
intención.

Camila ya podía diferenciar distintas partes que componían una ciudad moderna como Los Ángeles,
conocía más o menos la diferencia en las propiedades que debía tener alguien de clase media y
alguien de bajos recursos como los criados, quizás llamados en el futuro de otra forma. Había buscado
imágenes de mansiones del siglo 21 para gente rica. Ese último tipo de casas que encontró era las
que estaba viendo dentro del vehículo de Lauren Jauregui. Sus alrededores eran preciosos y mucho
más exclusivos que el edificio donde vivía ella, las casas ya eran mansiones blancas con estilo antiguo

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o moderno con formas diversas. Todo a su alrededor era perfecto, no había escombros o basura en el
suelo, aunque no podía saber que tan verde era, porque la oscuridad de la noche había llegado ya.
Supo de la fama de los Jauregui cuando bajaron y encontraron una horda de paparazis rodeando el
vehículo de Lauren. De inmediato se tapó el rostro porque recordó que probablemente había otra "yo"
en algún lugar del país, no podía alterar la realidad de ella apareciendo su versión pasada junto a una
mujer tan famosa.

"Esa chica de nuevo. ¿Es tu pareja? ¡Muestra tu cara preciosa!" Gritó un hombre, Camila se sintió
insegura y un poco asqueada. ¿Esa era la manera de decir frases bonitas? ¿Dónde habían quedado
los poemas? ¿Las cartas?

Lauren: Les pido respeto. –La abrazó de lado para protegerla, el rostro de Camila estaba pegado en su
hombro- Es ahijada de mi madre, es como mi hermana y no voy a permitir que la sofoquen con sus
cámaras y flashes. ¿Les quedó claro? –Camila por alguna extraña razón, tuvo la necesidad de
aferrarse más fuerte de la ojiverde para sentirse protegida. ¿Qué tenían esos brazos, ese calor y ese
perfume que le estaban agradando más de lo permitido?

Dos horas más tarde y sin saber cómo, de nuevo, Camila era el centro de atención. Tenía algo
especial en su personalidad que encantaba a cada uno de ellos, desde sus tías, tíos, sus abuelas y
abuelo, primos e incluso a sus padres. ¿Pero cómo podía explicarles a ellos que no trabajaban en
publicidad juntas, sino que ella pareció repentinamente en su vida, como una psicópata? Nadie, bajo
ningún punto de vista podía saberlo. La abuela de Lauren, madre de su padre y con una jovialidad
envidiable para sus 81 años, hablaba de lo bien educada que era la compañera de trabajo de su
preciosa nieta, tenía modales finos, amaba el hecho de que pudiera tocar piano, se expresaba con
decoro. ¡Que dulzura de chica! Definitivamente eso provocó que estuvieran charlando media hora sin
parar, mientras los demás se acercaban a ofrecerles aperitivos.

Michael: Hija hiciste muy bien en traerla a casa, hubiera sido una lástima que se quedara sola si está
pasando por un momento delicado. –La excusa para traerla a la mansión fue que estaban trabajando
juntas y que ella le contó que pasaría la noche sola después de que un imbécil terminara su relación
con ella, obviamente Lauren como su "amiga" no permitiría que se agobiara estando en casa sin
nadie- Es muy bonita. ¿Estás segura de que no te gusta?

Lauren: Tú no hables Jauregui, que antes de conocer a mamá supe que eras igual de rompecorazones
como dice mi abuela. –Michael sonrió porque era cierto, pero estaba seguro que a su hija le pasaría lo
mismo, llegaría la chica que robara su corazón, tal como Clara lo hizo con él.

Camila sonreía feliz porque estas reuniones familiares, o al menos las de la familia Jauregui, eran
mucho más cálidas y entretenidas que las que efectuaban los Cavendish en el siglo 18. Esas
reuniones donde debías que demostrar que tan cercano eras a la reina, donde exponías tus mejores
joyas o no dejabas de hablar de tus propiedades y política. No, definitivamente esta era mejor. El
hombre que estaba de cumpleaños, el padre de Lauren, era apuesto, tenía la misma edad que Clara,
pero parecía tener una personalidad más animada si se le comparaba con ella, quién mantenía una
compostura más refinada, aunque no menos aburrida por eso. Los Jauregui eran realmente muchos,
Michael tenía ocho hermanos, Lauren tenía treinta y ocho primos, y varios de ellos ya tenían hijos.

Después de conversar con las preciosas primas de ella, se levantó para probar una masa rellena de
pasta de camarón que había en la mesa, sin embargo, sólo dio unos cuantos pasos antes de que la
rodearan al menos seis hombres muy apuestos.

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XX: ¿Eres nada más amiga de la idiota de mi prima? –Decía coquetamente uno de ellos, de pelo
oscuro, pero los ojos verdes como Lauren, barba al ras y con una sonrisa de oreja a oreja- Me
presento, soy Orlando Agnes, mi mamá es la Jauregui aquí.

XX: Déjala en paz imbécil, debe fijarse en mí. ¿Qué edad tiene señorita? Usted es muy guapa.

Lauren hablaba con sus tíos sobre el proyecto que pensaba en filmar, cuando desvió la mirada por
casualidad hacia un rincón de aquel salón. Toda la sangre se le fue a los puños y no sabía si era
porque sus primos estaban con miradas lobunas y sonrisas bobaliconas hacia Camila Cavendish, o
simplemente por el hecho de que ella los mirara a todos con sus mejillas sonrojadas y una sonrisa
inocente. ¡Santo cielo! Seis hombres la cortejaban y ¿ella acaso no se daba cuenta? Dejó la copa de
champagne a un lado y con su mejor sonrisa fue hasta ellos, no quería mostrarse celosa por ella,
simplemente quería protegerla de imbéciles como ella misma.

Lauren: Eh ¡venga! ¿Esa es la manera que tienen de cortejar a una chica? –Cortejar era una palabra
muy poco usada, aunque Camila la entendía perfectamente porque la ocupaban de dónde provenía-
Controlen sus impulsos y no la ahoguen con su saliva.

XX: ¿Estás celosa porque no está enamorada de ti? Vamos prima, danos la oportunidad con alguien,
es un milagro que no esté aferrada a tu cuello. ¡Es un diamante! –Camila los miraba sin entender,
aunque cuando uno de ellos puso una mano en su cintura supo a lo que se refería.

Camila: Señorita Jauregui –Los seis hombres rompieron en carcajadas. ¿Qué clase de mujer la trataba
de señorita? ¿Quién era? ¿La sirvienta?

XX: Permíteme señorita, venga señorita, pase aquí señorita Jauregui. –Lauren quería mucho a sus
primos porque fueron sus compañeros de maldades, los mayores le enseñaban a los menores, pero a
veces se pasaban de la raya y la sacaban de quicio.

Camila: -apretó la mandíbula y tomó el suficiente valor para frenar la escena- Lauren ¿me
acompañarías a dar una vuelta por los jardines de la casa de tus padres? Me gustaría mucho hablar
contigo. –La tomó la mano y casi arrastrando sacó a una aturdida Lauren del grupo de unos
sorprendidos primos. ¡Les había cerrado la boca!

Clara miró la escena desde lejos con una sonrisa de satisfacción pensando muchas cosas. "Cara y
cuerpo bonito, alma bella, educada, inteligente, con carácter, también defiende a mi única hija,
simplemente creo que la adoro".

Cinco minutos estando ambas paradas en silencio allí afuera en uno de los jardines de la mansión
Jauregui, fueron suficientes para hacerla reaccionar. Lauren se soltó bruscamente de la mano que ella
había puesto ahora en su brazo, pero no porque estuviera molesta, sino por el simple hecho de que no
podía creer lo que había escuchado. ¡La había tratado de tú!

A pesar de que pocas luces las iluminaran afuera, podía notarse la vergüenza en esas mejillas rosadas
y esos labios que apretaba fervientemente con sus dientes. ¿La había defendido? ¿Había dejado sus
modales sólo para que sus primos terminaran con las burlas? No sabía si sentirse ofendida o si se
vería poca cosa frente a ellos, quizás no le importaba.

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Lauren: ¿Me has tratado de tú? –Con la mano en su chaqueta se acercó a ella- ¿En serio lo has
hecho?

Camila: Es algo que no se volverá a repetir señorita Jauregui, simplemente quería que detuvieran sus
palabras, podrá usted tener un carácter difícil muchas veces o ser egocéntrica, pero me ha invitado y
no ha permitido que me quedara sola esta noche, me ha invitado a lo más íntimo que es una reunión
con su familia. –Explicaba ansiosa, jugando con sus manos- Además uno de ellos tocó mi cintura y me
sentí nerviosa.

Lauren: Me gustó mucho que me trataras de tú, te hace ver con más carácter. –Se quitó la chaqueta
de cuero y con lentitud la dejó sobre su espalda, el simple contacto de sus dedos con la piel del cuello
de Camila, ese pequeño toque la afectó más de lo que pudiera negar- Pero tener carácter no significa
no abrigarte, quédatelo puesto mientras.

Camila: -No podían verse la cara, Lauren estaba detrás de ella y respiraba muy cerca de su cuello.

¿Qué era lo que le estaba pasando? ¿Por qué sus piernas temblaban? ¿Por qué su corazón latía más
fuerte en su pecho? ¿Por qué le ardían los labios anhelando algo? - Gracias por invitarme esta noche,
en serio muchas gracias señorita Jauregui. -Susurró.

Lauren: Camila, –susurró de vuelta, se sentía como si lentamente se embriagara de una sensación
nueva- no dejes que nadie abuse de ti, jamás permitas que alguien te toque si no quieres, si tienes
miedo o si te sientes en peligro acude a mí, no soy tan imbécil como lo piensas.

Por algún motivo esa frase le hacía sentido, no por ahora, era por algo más. Se volteó con cuidado y
en silencio, sin preguntarle si podía hacerlo, acercó su mano y delicadamente la dejó sobre la nariz y
los labios de Lauren Jauregui. Sólo estaban a la vista sus preciosos ojos verdes, tal cual había
conocido a esa campesina en el camino.

Camila: Repita lo que ha dicho. –Susurró con el corazón en la mano.

Lauren: Si tienes miedo o si te sientes en peligro acude a mí. –Apretaba la punta de sus dedos para no
besarle la mano que dejó en sus labios- Por favor no permitas que nadie abuse de ti.

Camila sentía náuseas, tenía la maldita sensación de que algo más allá la incitaba a haber dicho eso.
Por un segundo la vio como la campesina del siglo 18, por un segundo sintió que ella y su
reencarnación le estaban hablando. ¿En el fondo la campesina le estaba pidiendo que se refugiara en
ella? ¿Acaso iba a volver?

Capítulo 18

¿La seguiría? ¿Confiaría en ella y se resguardaría entre sus brazos? Dudas asaltaban su cabeza,
porque si lo que había dicho era cierto y podría hacerlo, ¿sólo hablaba desde su perspectiva como
Lauren Jauregui o su vida pasada como campesina de alguna forma la incitaba a decirle eso? Tenía la
impresión de que esto era una señal para ella, las ideas, las piezas del rompecabezas que
responderían su duda ante cuál era el propósito de su viaje a través del tiempo. Pero no, no quería
coger esas ideas porque temía que no reaccionaría bien enterándose ahora del por qué había llegado
y el cómo regresaría, si es que lo hacía. Dio un largo suspiro antes de mirarla fijamente de nuevo.

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¿Había dudas de que ella fuera aquella campesina en el siglo 18?

Camila: Lauren. –Susurró, la ojiverde ahora tenía sus manos sobre la cintura de la morena. Curioso

¿no? Uno de sus primos la tocó en ese lugar y se sintió incomoda, pero ella lo hacía y no decía algo al
respecto- ¿Por qué eres así de bondadosa de repente? ¿Qué quieres lograr con eso?

Lauren: ¿Una persona no puede cambiar o reconocer que las cosas anteriormente no estaban bien?

–Camila se quedó callada, ella tenía razón- No soy una santa, al contrario, soy una desgraciada con
las mujeres y no me interesa una relación seria, sin embargo... -se quedó callada antes de decir una
estupidez. Ella por supuesto que no veía a Camila como otra cosa, sólo era una muchacha a la que
ayudaba a encontrar su camino, pero no podía, simplemente estos días sentía que no podía seguir
tratándola con tanta desfachatez- Bueno, no creo que merezcas ser tratada mal, no cuando no has
hecho nada malo conmigo. –La morena notaba su mandíbula tensa, ella no estaba acostumbrada a
reconocer errores, a pedir perdón, ni a hablar así- ¿Regresamos?

Camila: ¿Acaso no soy una mujer? –Lauren frunció el ceño sin entenderle a qué se refería con esa
pregunta, pero ella meneó la cabeza con una sonrisa avergonzada- Gracias señorita Jauregui, por...
Por esto. –Acarició la chaqueta sobre su espalda y pasó al lado de la ojiverde rozando su cuerpo sin
darse cuenta.

Lauren gimió y se volteó para ver su menuda figura desaparecer por el camino de piedras hasta entrar
a la mansión. Quizás Camila le hacía esa pregunta por una razón, quizás creía que ella no la veía
como una mujer porque decidió dejar de tratarla con crueldad. ¿Estaba loca? Lo cierto aquí, era que
no estaba acostumbrada a mujeres que mostraran un lado tímido, dulce e incluso que incitara a ser
protegidas. Las mujeres con las que ella se relacionaba tenían personalidad fuerte, eran ardientes,
eran sólo para una noche. Camila de alguna forma merecía el respeto que ella no usaba con las
demás.

.............

Martes 9 de septiembre 2014, 4 días después.

La sonrisa en los labios de la muchacha se desvaneció cuando recordó que después de las clases
tenía una conversación pendiente. En la sala de aquel teatro había quince alumnos, doce chicas y tres
chicos dispuestos a aprender a tocar tan bello instrumento, como lo era el piano. La voz y la paciencia
infinita de Cavendish era una buena combinación para que los muchachos siguieran su metodología al
pie de la letra, sin reproches, sin distracciones. Miró el reloj en su muñeca disimuladamente, eran las
16:55 de la tarde, sólo le quedaban 5 minutos más para terminarlo todo y enfrentarse a lo que se había
comprometido.

El fin de semana anterior tomó valor, marcó el número que aparecía en la tarjeta que le había
entregado la gitana para tener una conversación con ella, sobre las cosas que sentía, lo nuevo que se
venía y lo que con el pasar de los días descubría. Necesitaba el consejo de la única persona en este
siglo que tenía luces de quién era, alguien con una capacidad sobrenatural para ver el futuro de las
personas y leer sus pensamientos cuando estaban dispuestos, una mujer cálida que no quería lucrar
con su don.

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Se reunieron el sábado en la noche en una cafetería que quedaba muy cerca del departamento de
Lauren Jauregui, justamente para que no se extraviara, la gitana no cuestionó su petición porque la
entendía. Esa noche se enteró de que la gitana se llama Sounya y desde muy pequeña tenía el "don",
algo que le hizo pasar muy malos ratos cuando niña, porque no entendía sus capacidades,
constantemente se preguntaba por qué sabía cuándo las personas fallecerían, tendrían sorpresas o
cosas por el estilo. Allí estando en un rincón del restaurante le contó que se había topado cara a cara
con alguien que la confundía con otra mujer que tenía el mismo nombre y el mismo rostro al parecer,

¿cómo podía actuar? ¿Era parte del destino o lo debía evitar? Como lo supuso, la gitana no le dio
mayor información, porque cualquier cosa que dijera de más, podía cambiar el rumbo de las cosas, sin
embargo, le dijo que tomara el mismo valor que tuvo para hablar con ella y lo usara con esa persona,
todo llegaría con el tiempo.

Hoy cuando llegó al teatro, lo primero que vio fue al muchacho de ojos rasgados sentado en las
escaleras de mármol de la entrada, con un café a mano y su mirada titubeante que no lo hacía lucir
como alguien que estuviese feliz. Se acercó nerviosa y con un hilo de voz le murmuró que a las 5 de la
tarde lo esperaba afuera de su salón de música, él ni siquiera levantó la vista, sólo asintió.

XX: Muchas gracias señorita Cavendish. –La voz de su alumna la sacó de su nube soñadora- Aunque
aún me quede mucho por delante, ¿cree que lograré aprender a tocar?

Camila: Por supuesto, yo empecé a tocar sin saber nada, como todo el mundo y ahora puedo dar
conciertos, es cosa de tiempo y dedicación. –La sonrisa de la chica le dijo que había elegido muy bien
al aceptar la oferta de trabajo.

En menos de dos minutos todos sus alumnos habían abandonado la sala, dejándola a ella sola en
medio de cuatro pianos negros. Miraba sus manos que temblaban ansiosamente. ¿Cómo podía
entablar una conversación con alguien que la confundía con otra persona? Creía estar sola, pero en
realidad los ojos rasgados de ese muchacho la miraban llenos de lágrimas desde la puerta.

¿Sería ella el alma de su mejor amiga que estaba vagando fuera de su cuerpo? No era posible, el
hombre que la defendió la veía también y los alumnos tenían devoción en sus ojos cuando la miraban.
Maldición, se estaba volviendo loco. Ella se percató de su presencia y se volteó asustada hacia él,
creyó que correría, pero sólo se veía pálida como el papel y la nieve, sin embargo, seguía en sus ojos
la misma lejanía, ella no era su Camila Cabello. ¿Quién era realmente?

Camila: ¿Le parece si nos sentamos en aquel rincón? –Él asintió sin decir una palabra, el corazón le
latía muy fuerte dentro del cuerpo- Es apropiado que mantenga la mente abierta.

Shiyoon: ¿Aún sigues sin recordarme? –Sus ojos rasgados seguían llenándose de lágrimas, sin saber
que le estaba partiendo el alma a Cavendish. ¡No quería hacerlo sufrir de esa manera!- Creo que me
estoy volviendo loco.

Camila: Yo también me volveré loca ¿sabe? –Se sentó delante de él, le era extraño tener a un hombre
de sus rasgos frente a ella, porque jamás vio a un asiático en su vida- Creo que usted señor Yoon, me
confunde con otra persona.

Shiyoon: ¿Confundirte? ¿Confundir a la persona que me ayudó a salir de las drogas? ¿Confundir a mi
mejor amiga? Lo único diferente en ti es que no me miras igual, eres distante, es la segunda vez que

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te veo, pero aun así sé que estás distante. –Con un poco de orgullo varonil se secó las lágrimas, las
que, obviamente, seguían cayendo- Tengo pánico, no consumo, no soy drogadicto, ya no más. – Se
tocaba la cabeza mientras recitaba esas palabras como un escudo protector- No estoy viendo cosas
que no son, Camila no tiene una gemela. ¡¿Quién eres tú?!

Camila: Me está confundiendo con otra persona, entienda por favor. –Sollozaba, nunca había hecho
llorar a un hombre de esa manera, quería correr a abrazarlo, pero no se lo permitía para no confundirlo
más- Hábleme de esa Camila que usted conoce, lo que hace, y cómo es.

Shiyoon: -enderezó su cuerpo, la miró fijamente y con tanta intensidad que saldrían fuego por sus ojos-
Camila Cabello es la luz que llegó para sacarme de la mierda, mi mejor amiga. La conocí en un centro
de rehabilitación para adictos de alcohol y drogas, si uno caía en la tentación, el otro lo ayudaba a salir
de eso. Si no hubiera estado ella, me hubiera sido tan fácil hundirme de nuevo en esa mierda. ¿Cómo
crees que me sentí cuando la vi en coma? Sin vida, sin nada que hacer, ahí respirando, con una
energía triste rodeándola, viendo sufrir a su familia. No sé cómo puedo estar hablando de eso contigo,
cuando se supone eres tú misma, no entiendo, –gimió asustado- yo...

El interior de Camila le gritaba que detuviera su sufrimiento. ¿Si ese chico se enteraba de la verdad, le
creería? ¿Pero cómo podía estar segura de que hablaba de la misma mujer? Recordó la frase de la
gitana, tomar el mismo valor y usarlo en esto. Fue así como respiró profundamente y estiró una mano
para apoyarla en el hombro de ese chico de ojos rasgados.

Camila: No cuestione lo que le voy a pedir, porque si lo que dice es cierto, podrá entender lo que
sucede. ¿Es capaz de tener una mente abierta? –El coreano se secó las lágrimas y aunque no sabía a
qué se refería, asintió- Esa Camila de la que usted habla, ¿dónde se encuentra? ¿Sería posible
llevarme a ella?

Shiyoon: -empalideció quedando tan blanco como la nieve- Esto es una locura, eso no sucederá.

¿Tú y tú, frente a frente? No... Yo no puedo.

Camila: Le pido tenga la mente abierta, no sabe cuánto me ha costado tomar esta decisión, pero por
favor, lléveme frente a esa mujer que dice, sin testigos, sólo nosotros tres. Si lo que dice es cierto, le
contaré lo que sucede. –Yoon Shi Yoon asintió sin cuestionar más lo que Camila pedía, bueno, esa
mujer que era exactamente igual a Camila.

Todo tiene un propósito, todo tiene un por qué, Camila no sabía exactamente, pero sentía que esto era
parte del sentido de su viaje en el tiempo. ¿Por qué alargar más la espera ante una respuesta a sus
dudas, cuando lo más probable era que su reencarnación estaba sin alma y que solamente un cuerpo
con carne y huesos se mantenía con vida? Sostuvo su teléfono y marcó al contacto con el nombre
"Señorita gruñona Jauregui", pero ella no le contestaba porque estaba en una reunión con el

mánager de su madre. Sí, Lauren estaba pensando seriamente en contratarlo a cualquier precio, todo
hombre funcionaba por dinero y a eso le sumaban la extrema honradez, dedicación y mágica habilidad
para sacarle provecho a los horarios.

"Saldré por el centro, más tarde la llamaré para decirle a qué hora llegaré, saludos señorita Jauregui

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:) “–Escribió en WhatsApp. ¡Qué fácil era comunicarse en el futuro!

Shi Yoon no era bobo, si él no entendía lo complejo de la situación, mucho menos lo entenderían los
familiares de Camila, que se asustarían al ver a esa mujer frente a ellos. Antes de tomar un taxi,
pasaron juntos a una farmacia, allí murmuró que su acompañante estaba enferma y necesitaba una
mascarilla que cubriera su nariz y boca. Sí, eso era lo mejor para mantener oculta la identidad de
Camila. Minutos después y en silencio, iban ambos en la parte trasera del taxi, Cavendish quería
decirle al muchacho que dejara de derramar lágrimas porque todo se resolvería, o al menos eso creía.

Shiyoon: -secó sus mejillas antes de hablar- Ponte esto, si yo no entiendo lo que pasa, la familia de
Camila tampoco lo hará, si yo me perturbo, ¿no crees que a ellos les pasará algo peor?

Camila: Lo entiendo. –Se colocó la mascarilla celeste para tapar su boca y nariz, por un segundo
recordó a la campesina que cubría su rostro- ¿Qué le dirá a la familia de esa mujer?

Shiyoon: Cuando esté frente a ellos se me ocurrirá algo, tú no te preocupes, sin embargo, ¿por qué
quieres verla? –Sentía que le explotaría su cabeza. ¡Pero si hablaba con Camila! "No" dijo
tajantemente en su cabeza, esta Camila era otra, ilógico e irreal, pero así era.

"Uno, dos y tres, respira profundamente. Cuatro, cinco y seis, vota todo el aire lentamente". Era lo que
Cavendish repetía en su cabeza, para disminuir la ansiedad que estaba sintiendo, el calor de su
cuerpo se intensificaba, era la segunda vez que sentía tanto pánico en su vida, bueno, quizás la
tercera si contaba la agresión de William Cavendish y su aparición en el hogar de Lauren Jauregui.

Shi Yoon le pidió encarecidamente que fingiera y hablara igual que una persona cuando está resfriada,
no podían darse cuenta de quién era. Con esas instrucciones, llegaron al piso donde la tenían
internada, afuera en el pasillo había una mujer de cabello castaño claro, que leía un libro acompañada
de un niño de unos diez años. Al percatarse de su presencia, la señora Cabello se levantó del asiento
y abrazó al coreano tan cálidamente como le era posible, pero cuando miró a la acompañante de éste
no pudo verle el rostro con claridad.

Shiyoon: Señora Cabello, le presento a Anna, es una amiga mía. –Camila tenía una gorra en la
cabeza- Ha estado rezando por Camila todos los días, no se encuentra bien, pero ha venido a verla
unos segundos. ¿Es posible entrar?

Sinu: -¿Cómo reaccionaría al enterarse de que frente a ella estaba en carne y hueso la vida pasada de
su hija?- Claro que sí, muchas gracias Anna. –La morena se mordía la lengua para no llorar, se
sentías sucia porque estaba mintiendo y eso no era propio de una señorita, de hecho, no era propio de
nadie.

Camila: Gracias a usted por permitirme ver a su hija. –El hilo de su voz era provocado por la pena de
ver a tan inocente mujer, la otra causa era el pavor de encontrar la respuesta a sus dudas.

ShiYoon caminó a su lado, le abrió la puerta e incluso la cerró, para él también era difícil porque esto
estaba fuera de toda lógica, si esta mujer no era su Camila, no era su hermana gemela, ni tampoco el
alma que había salido de su cuerpo, ¿entonces quién era?

Cavendish, que tenía los ojos cerrados por el miedo, decidió abrirlos cuando el coreano le quitó con
cuidado la gorra y la mascarilla.

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Shiyoon: ¿Es esto lo que querías ver? –Se permitió un segundo mirar el cuerpo de su mejor amiga y el
de la extraña frente a ella. ¡Eran mucho más que idénticas! Tanto que sentía que se desmayaba.
Como Camila no se movía, y no hablaba, la tomó de una mano y con delicadeza la dejó sobre la frente
de su mejor amiga que dormía- Ella es Camila Cabello, mi luchadora, la mujer que merece a la mejor
persona del mundo a su lado.

¿Cómo debes reaccionar cuando tocas con tus dedos a tu propio yo? ¡Mierda! Allí mismo estaba ella,
pero con una bata de hospital "durmiendo", tenía conectada una vía con suero en su brazo y había una
máquina que cada cierto minuto revelaba sus signos vitales. Su oscuro Cabello estaba esparcido por
la almohada como tinta, sus labios estaban rojos, pero su piel pálida y sin vida. No había espacio para
dudas ni cuestionamientos. ¡Ella también estaba reencarnada en una mujer idéntica y con el mismo
nombre! No quería llorar, pero sus ojos ya habían empezado a humedecerse, el nudo en su garganta
la estaba asfixiando y la pena estaba golpeando su pecho. ShiYoon miraba la escena en silencio, pero
desesperado por preguntarle quién demonios era.

Y de pronto como si de una bofetada se tratara, las pistas de la gitana hicieron eco en su cabeza, las
predicciones, y las teorías, la campesina y su encuentro "casual" en el pasado. El haber caído en la
habitación de Lauren Jauregui aquella noche del 22 de julio, el cómo estaba reaccionando su cuerpo
ante sus sutiles caricias. Empezó a respirar agitada y con miedo, la vista se le estaba nublando y el
equilibrio lo estaba perdiendo. Si quería respuestas al propósito de su viaje, ahí las tenía, en su
cabeza, frente a sus ojos. ¡¿Cómo no se había dado cuenta antes?!

Shiyoon: Tú...

Camila: -Puso sus manos en su cabeza y con angustia empezó a negar casi como una mujer que
hubiese perdido la cordura- Esto no puede ser así, esto no debía ser así. ¡Yo no quiero! ¡Yo no quiero!
–Miró con rabia su propio cuerpo en la cama que pedía a gritos su ayuda, su yo del futuro que no
despertaba porque ella estaba ahí parada- No quiero. ¡No!

Shiyoon: Camila, no grites que alterarás al personal. -La miró confundido, tratando de tranquilizarla.

Camila: -Su cabeza iba a explotar. ¡Era jodidamente chocante verse a sí misma casi sin vida!- ¡Usted
no entiende nada! Usted no... Entiende... nada.

Capítulo 19

Una gota de sudor corría por su frente hasta llegar a su cuello, no hacía calor, no había hecho deporte,
no estaba cansada, pero ella sabía perfectamente lo que le sucedía, y es que la preocupación por la
ausencia de Camila era grande, sí, le preocupaba la psicópata. ¿Se habría perdido? ¿Alguien se
habría aprovechado de su inocencia? Recordó su dulce mirada en el cumpleaños de su padre,
aquellos ojos brillosos clamando por algo más allá de lo que podía comprender, si aquello se borraba,
si eso se perdía por la culpa de un infeliz, ella no se lo perdonaría. Se dio vuelta en la cama otra vez,
pero al no conseguir que Morfeo la hiciera dormir, se levantó, fue al armario a buscar algunas prendas
para vestirse de nuevo y tomó su teléfono para llamarla. ¡¿Por qué no la había llamado o le había
mandado un mensaje de texto?! Eran más de las doce de la noche y Camila no daba signos de estar
viva. El tono sonó una vez, una segunda, una tercera y cuando iba por la quinta, alguien contestó.

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Lauren: ¿Dónde demonios estás Camila? –Gruñó, odiaba ser la niñera de los demás, pero lo que más
le molestaba, era sentirse así con ella- Si dices que vas a avisarme a qué hora saldrás, debes cumplir
con ello.

Camila: ¿No saluda primero señorita Jauregui? –El tono bobalicón de su voz, evidenciaba que había
bebido, el ruido de fondo era alto y suficiente para decirle que estaba en un bar- Pensé que uss...
usted me llamaría. ¡Suelte! No me toque. –Gruñó, Lauren se sintió mareada con ello, pero la rabia era
más fuerte.

Lauren: Dime dónde estás Camila, iré a buscarte.

Camila: No lo sé, no entiendo que... ¿Qué es esto? Señor mire, ¿dónde estoy? –Le preguntó al
barman, quién estaba acostumbrado a ver a las personas borrachas todo el tiempo.

Lauren: ¡¿Dónde estás?! –Golpeó la pared enfadada, no sabía si quería encontrarla luego para
salvarla de todos los hombres que la estarían asechando, o si quería matarla con sus propias manos
por exponerse de esa manera, cualquiera de las dos estaba bien para ella.

Camila: Big Jeez, dice. ¡Oiga no, no quiero! –Le gritó a alguien, pero la llamada se había cortado.

No tardó más de un segundo en tomar las llaves de su vehículo y correr hacia la puerta del
departamento. Le dolía el pecho por los latidos de su corazón, que cada vez iban más acelerados.
Algo podía sucederle y alguien podía dañarla. Big Jeez era un bar de mala reputación en las calles
más vulgares de Los Ángeles, moría por saber cómo logró llegar allí cuando un auto desde el
departamento se tardaba al menos veinte minutos con el tráfico.

Arrancó tan bruscamente, que las ruedas dejaron una marcaba en el asfalto, pobres de las personas
que se cruzaran en su camino, pobres de los semáforos que no se tomaría el tiempo de esperar,
porque tardaría más si se comportaba como buena ciudadana. "Oiga no, no quiero", recordar esas
palabras de una evidente Camila Cavendish borracha, le hacía temblar. ¿Qué le habrían hecho? A
pesar de todo, llevaba lentes y una capucha, no quería que la reconocieran por estar en un lugar
sospechoso, no quería que la involucraran con drogas o esas cosas que mancharían una ascendente
carrera en el modelaje y prontamente actuación. Aunque si las cosas se ponían difíciles todo
cambiaría.

Después de diez minutos, tras saltarse semáforos en rojo y apretar el acelerador hasta el fondo, llegó
al bar. Ella no reparó en detalles, pero en realidad afuera había al menos dieciocho motos
estacionadas una al lado de otra. En el lugar se podían apreciar todo tipo de estilos, como una mujer
con la mitad de su cabeza rapada y el cabello morado y largo al otro lado, también un hombre lleno de
piercings en su boca y orejas. De todos los bares de la ciudad, ¿por qué eligió precisamente ese?

Lauren: Camila, ¿dónde estás? –En este bar no cobraban por entrar y tampoco tenían guardia de
seguridad, aquí te defendías con tus propios puños- Mierda. -Podía ser fácil encontrarla, porque de
seguro era la única vestida de manera "normal", sin embargo, estaba tan lleno, que no sabía por
dónde partir. Fue hasta la barra, donde el barman preparaba varios vasos con un líquido azul
fosforescente- ¡Disculpe que lo interrumpa! ¡Pero estoy buscando a una chica de pelo oscuro
ondulado, mide como 1.60, tiene un acento extraño y vestía normal! –Tenía que gritar para hacerse
escuchar, la música estaba tan alta que el suelo y todas las paredes temblaban.

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XX: ¿No es esa que está allá? –Indicó un rincón del bar, entre todas las personas que bailaban, podía
verse a un hombre contra la pared acariciando a alguien que no quería ser tocado.

Lauren: Joder. –Jadeó, no supo si fue fuerza divina o algo mágico, pero llegó allí sin darse cuenta. Los
nervios, la rabia, todo junto mezclado, la hizo dar zancadas y apartar a todo ser de su camino-

¡Suéltala hijo de puta! –Su puñetazo llegó tan fuerte y seco en la mandíbula de ese hombre, que
estaba segura de que le había causado un severo daño.

Lauren no lo pensó, simplemente actuó por instinto cuando sostuvo el cuerpo de Camila contra el suyo
y entre sus brazos, con el fin de que sintiera que no estaba sola y que sería protegida con dientes y
puños si era necesario.

Cavendish sentía náuseas, todo le daba vueltas, el dolor de cabeza era inminente. En el fondo sabía
que había cometido un error al correr de ese hospital y tomar un taxi que la llevara a una "cantina"
para probar alcohol. Había escuchado en el siglo 18, que muchos hombres acudían a esos lugares
para socializa, e incluso las personas de clases más bajas lo ocupaban para emborracharse. ¿Qué
había pasado por su cabeza para hacer eso? El dolor, sí, el dolor de darse cuenta cuál era su
propósito para haber viajado al futuro y llegar hasta el siglo 21. Estaba tan borracha que apenas se
había opuesto a que el hombre la tocara, después de todo, nada podía ser más asqueroso que el
hecho de que su padre la hubiese tocado de igual forma. Sin embargo, ahora estaba contra el

cuerpo caliente y perfumado de Lauren Jauregui, sintió ganas de llorar, ella había llegado para
salvarla.

Lauren: Vámonos de acá Camila, nada va a pasarte. –Susurro contra su oreja. La morena pudo oírla a
pesar del ruido, el calor de esa boca cubriendo el borde de su oreja y rozando su piel, la hizo temblar.
Ella iba a salvarla y de eso no tenía dudas.

Sin llamar la atención salieron por un costado, todos estaban tan drogados y ebrios, que no se
percataron de que un hombre había quedado tirado en el suelo quejándose por su mandíbula, ni
tampoco notaron que la mujer más deseada, estaba salvando a una mujer inglesa.

De allí en adelante no se acordaba de nada, la última imagen de esa noche que tenía en mente, era
haber sido tomada entre sus brazos después de bajarse del auto, seguramente habían llegado ya al
edificio y subían por el elevador. Toda imagen de ese momento era borrosa, excepto la boca de
Lauren Jauregui que observó por segundos con un deseo tan fuerte por probarla, olvidándose en ese
momento del miedo que la invadió horas antes por el hecho de que se sentía atraída por una mujer.

...................

Camila: Mmm –se quejó cuando la luz de la habitación se hizo más fuerte, alguien quería despertarla,
pero su cuerpo no quería ceder, los párpados le pesaban, la cabeza le dolía, sus piernas y brazos los
sentía como si alguien le hubiese dado golpes hasta cansarse- Apague eso, –balbuceó llevando a sus
ojos el antebrazo derecho, no quería dejar pasar ningún rayo de sol- déjenme dormir, por favor.

Lauren: Son las cuatro de la tarde. ¿Te parece prudente seguir durmiendo Camila Cavendish? –
Cuando la aludida escuchó la hora abrió los ojos de inmediato, la luz la hizo gemir- Eso que sientes,
fotofobia, dolor de cabeza, náuseas y tu cuerpo con mucho dolor, es lo que se llama resaca y le pasa a

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las personas cuando beben demasiado, aunque fue un milagro que no me vomitaras encima, de hecho
no vomitaste y el alcohol quedó dando vueltas en tu sangre durante mucho tiempo.

Camila: -tímida giró la cabeza en la almohada hasta encontrar la figura perfecta de Lauren Jauregui
sobre un asiento, tenía los brazos cruzados, su mirada era penetrante- ¿Qué hace aquí? –Estaba
avergonzada. ¡No se acordaba de nada!

Lauren: Vine a asegurarme de que estás viva, además de conversar seriamente contigo.

Camila: Si va a reprocharme mi actitud de ayer puede retirarse. ¡Auch! –Se quejó por un dolor de
cabeza. Sin palabras Lauren le acercó unas píldoras y un vaso con zumo de naranja, después de
escuchar lo que eran, se las bebió.

La muchacha parecía una muñeca débil y triste sumergida en esa cama, era evidente que se sentía
mal tanto física como emocionalmente, era evidente que no recordaba las cosas que había hecho o
dicho anoche. Lauren tenía la necesidad de saber cómo alguien de trato intachable, alguien que se
comportaba y expresaba como una señorita, había terminado borracha en Big Jeez. Pero no podía
atosigarla con preguntas cuando recién despertaba después de trece horas seguidas de sueño, y no
satisfecha con ello, ella sabía lo que era una resaca y recordaba cuan mal lo pasó la primera vez que
quedó así.

Camila se sintió tan observada que quería correr al baño y ponerse a llorar allí en el retrete, sin
embargo, las lágrimas comenzaron a caer solas de sus ojos, odiaba que ella la viera como una llorona.
Lauren abrió la boca para decirle algo, pero después de pensarlo bien, se quedó callada. ¿Y si había
recordado algo? Quería que ella tuviera la iniciativa de hablar, pero no tenía idea de lo que pasaba por
su cabeza.

Camila: Necesito estar sola unos minutos, me levantaré cuando me sienta mejor. ¿Es posible señorita
Jauregui? –La ojiverde se paró del asiento, caminó hacia la cama y le acomodó las almohadas tras su
cabeza. Sus rostros estaban muy cerca el uno del otro, la morena podía sentir sus labios arder y no
entendía por qué. Alzó la mirada hacia Jauregui, ésta la observaba tan fijamente con esos ojos verdes
desde su altura como si quisiera decirle algo- Por favor.

Lauren: Te espero en media hora en la cocina, debes alimentarte bien. –Murmuró apretando el puño
como única forma de escapar de algo. ¿Pero de qué? Cerró la puerta tras de sí, dándole la privacidad
que la inglesa necesitaba para poder llorar en paz.

Con mucha angustia, Camila presionó su rostro contra la almohada y comenzó a llorar. No recordaba
lo que pasó anoche, pero sí sabía que había querido emborracharse por primera vez en su vida.

Después de haberse visto a si misma durmiendo inconsciente en un hospital, corrió de ese lugar sin
escuchar las exclamaciones del asiático, que le pedía explicaciones. ¿Cómo puedes hablar cuando
compruebas que has vuelto a la vida? ¿Qué la teoría de "Entre el amor y el tiempo" era real?

Viéndose así, recordando las pistas de la gitana, sus predicciones y las teorías, supo porque estaba

aquí, porque esa maldita noche había caído del tercer piso de la mansión y después de hundirse en la
fuente, fue transportada a la cama de Lauren Jauregui.

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Se sentía utilizada por el destino, aunque si todo apuntaba y resultaba, sería por su propio bien,
bueno, para el bien de su reencarnación que seguiría siendo ella. No quería hacerlo, no quería
someter a nadie, ni jugar con los corazones de los demás, no podía aceptar que era un juguete del
destino. Apenas se sintiera mejor llamaría a Sounya, la gitana, para pedirle consejos y que fuera su
mentora en este camino. ¿Regresaría a la Inglaterra de 1700 si cumplía con todo?

Con mucha dificultad se levantó de la cama y lo primero que sintió fue una necesidad imperiosa por
orinar. ¡Cuánto líquido salía de su cuerpo! Era todo el alcohol que había probado y que ahora
eliminaba como desecho. Después de eso, se sumergió en el agua de la tina para quitarse el olor a
tabaco y suciedad del ambiente, además el agua caliente relajaba los dolores musculares que tenía. Si
estaba a solas con Lauren Jauregui, ella la llenaría con preguntas que no iba a responder ahora por
varias razones, dentro de esas estaba el desconocimiento del efecto que tendría en el destino si ella
se enteraba que era 300 años mayor y que había viajado por ella y por sí misma.

A Lauren las manos le temblaban cuando preparaba la comida para la inglesa, había una razón
puntual para ello y aunque quería sacársela de la cabeza, no podía evitar sentirse sucia. Sobre un
plato dejó varias tortitas de huevo para que Camila las envolviera con su mano y las comiera tal cual
habían sido aliñadas. Tenía arroz, pollo con almendras y champiñones, ensaladas variadas y un vaso
de jugo de manzana. Ella ya había comido algo rápido, sin embargo, debía cocinarle a la psicópata
porque su sirvienta tenía el día libre hoy.

Había cosas que no podía quitarse de la cabeza en este momento, recordar cómo se sintió, cómo
reaccionó. ¡Parecía puberta! Casi como si la comida la hubiera llamado, cuando dejó todo listo en la
mesa, llegó Camila. Tenía los ojos un poco colorados, era evidente que había estado llorando.

Lauren: ¿Se te ha pasado el dolor de cabeza?

Camila: Exacto, creo que jamás volveré a probar esas cosas tan fuertes que preparan. Lauren: Eso
dicen todos, "nunca más beberé" y al final terminan probando de nuevo.

Camila: Pues soy muy distinta a los demás y no tiene idea de cuánto. -Miró la comida con un brillo en
sus ojos- Luce apetitoso. ¿Puedo probarlo?

Lauren: Es todo tuyo, es mejor que comas antes de que me denuncies por maltrato o algo así. -Con
entusiasmo Camila se comía lo que ella había cocinado, se sintió tan útil de poder ayudarla en algo en
este momento- Y por favor, come con ganas, no alargues el sufrimiento de tu estómago tomándote
tanto tiempo para cortar la carne.

Camila: -limpió sus comisuras labiales- Terminaré de comerme esto, sin embargo, le pido con
anticipación que no me pregunte nada para saber por qué terminé bebiendo o estando en ese lugar.
Sé que no debí hacerlo y que esa área de la ciudad es muy peligrosa, es algo que no se volverá a
repetir.

Lauren: Por cuestiones de respeto a quién te está cuidando, Camila, espero no lo vuelvas a repetir, ni
estés jugando con cosas peligrosas, te pudieron incluso haber matado o abusado ti. Te dije, si quieres
refúgiate en mí, no uses algo de lo que no conoces los efectos que puede causar en tu cuerpo, no es
gracioso preocuparse por otra persona, o dormir poco por lo mismo.

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Ambas se quedaron mirando el vacío, Lauren mientras bebía café y Camila mientras tomaba jugo del
vaso. Cavendish pensaba "¿Cómo puedo evitar que me pregunte sobre lo de ayer?" Pero, ¿qué había
descubierto ella que tanto quería ocultar? Camila Cavendish, siglo 18, hija adoptiva de los duques de
Devonshire, había viajado esa noche cuando su padre trató de abusar de ella, cayó por accidente de la
ventana en un tercer piso. En una situación normal cualquiera pudo haberse matado con ello, pero el
destino no quería que Camila fallecería en un accidente antes de tiempo, era momento de hacer que
todo ocurriera como se tenía planeado. Por efectos inexplicables, el fondo de la fuente de agua se
transformó en un portal que la trasladaría a Los Ángeles, Estados Unidos en el siglo 21, sin embargo,
no sería cualquier lugar, sería el hogar de la reencarnación de la campesina.

Eso la morena lo sabía, pero lo que descubrió fue el motivo más allá de salvar su vida. ¿Por qué cayó
en su departamento? ¿Por qué ella también se había reencarnado? La teoría de Entre el amor y el
tiempo, explica que dos personas que no pudieron amarse de forma correcta, vuelven a nacer para
vivir lo que no pudieron hacer en su vida pasada. Camila descubrió al verse a sí misma en el hospital,
que ella y la campesina no pudieron concretar su amor por cuestiones quizás desgraciadas y crueles.
En esos tiempos no era bien vista una relación entre dos personas del mismo sexo, y por si fuera
poco, una relación entre alguien de la aristocracia con una persona tan baja como una criada era más
que mal visto. Por eso la campesina volvió a nacer 300 años más adelante como Lauren Jauregui y
ella como Camila Cabello, por lo tanto, ambas estaban destinadas a estar juntas. Pero,

¿cómo una famosa modelo, egocéntrica, narcisa y que gustaba de tener múltiples relaciones, podría
conocer sin ayuda a alguien como Camila Cabello, que había tenido un pasado oscuro y, que no era
famosa? Nunca, jamás pasaría y en eso entraba Camila Cavendish. Camila había descubierto que
había viajado en el tiempo para que Lauren Jauregui y su reencarnación se unieran, para que la
reencarnación de ambas tuviera sentido, si no, sus almas se perderían una y otra vez a través de los
siglos, hasta tener la posibilidad de buscar el amor eterno. ¿Por qué le dolía descubrirlo? Porque no
concebía la idea de que la única forma de unir a su reencarnación con Lauren, era enamorándola ella
misma, porque no concebía la idea de que volvería al pasado y no podría ser feliz con alguien, porque
aún no asimilaba lo que Lauren la hacía sentir, porque hasta ese momento, ella no sabía de su
atracción por las mujeres, porque sentía celos de su reencarnación, porque sentía que era cruel ser el
juguete del destino. ¿Qué pasaría con los sentimientos que ambas crearían en sus corazones?

Nada era certero, ni siquiera que Lauren aceptaría la verdad y se quedaría con su otro yo, nada le
aseguraba que su viaje en el tiempo tendría éxito. Sólo estaba segura de que le dolía en el alma
pensar que se separaría de ella, y que eso significaba que estaba creando sentimientos por una mujer
300 años menor.

Por otra parte, ¿qué le pasaba a Lauren en este momento, mientras bebía café? ¿Por qué hace unos
minutos le temblaba la mano, se sentía nerviosa, sucia y una mala persona? Meneó la cabeza y
terminó de lavar el tazón con los restos de café que quedaron en su interior. Era mejor que Camila no
recordara las cosas que sucedieron anoche, era mejor que ella y sólo ella se quedara con los
recuerdos del error más exquisito que había cometido. Darle un beso apasionado a Camila Cavendish.

Capítulo 20

Tenía el cuerpo de Camila entre sus brazos, ambas estaban en el elevador que las llevaba hacia el
piso donde se encontraba su departamento. ¿Qué hubiera pasado si no se hubiera levantado a
llamarla y luego a buscarla? Cuando llegó a su cabeza la imagen de su cuerpo desnudo contra una
cama, siendo golpeado y abusado, tembló por completo. No tembló despacio, tembló tan fuerte, que la

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dormida y borracha inglesa abrió sus ojos. Bajó la vista para cerciorarse de que estaba bien y no la
había asustado. Camila tenía la mirada perdida, mirando a su alrededor, pero de pronto centró su
atención en su rostro provocando que se sonrojara. ¿Jauregui sonrojándose por una chica que la

observaba así? ¡Siempre la miraban las mujeres! Se sentía una adolescente por las reacciones de su
cuerpo, casi como si todo con ella fuera algo nuevo que recién iba descubriendo.

Camila: Señorita Jauregui. –Susurró de tal manera que la ojiverde se quedó rígida- ¿Por qué me siento
así? Ambas sufriremos.

Lauren: Vuelve a dormir Camila, voy a acostarte en tu cama para que descanses, mañana despertarás
con mucho dolor. –La acurrucó contra su cuerpo para que se sintiera protegida y volviera a dormir, sin
embargo, cuando el elevador llegó al piso 22, tembló lo suficiente como para cortarse la luz, quedarse
a oscuras y encerradas allí. ¿Se había descompuesto? ¿Era una falla técnica o realmente en la ciudad
había temblado?- Esto se arreglará, el edificio tiene generador propio. -Pero los segundos pasaban y
el elevador seguía detenido. No le temía a esas cosas, le temía a su cuerpo- No va a pasar nada.

Camila: ¿Señorita Jauregui? –Su pregunta no era para saber dónde estaba, sino para clamar su
atención. A pesar de no ver nada, Lauren bajó la vista hacia donde creía que estaba su rostro, cuando
lo hizo ella elevó una mano sutilmente hasta su nuca y con un extraño cariño acarició la zona. ¿Era
consciente de que sus caricias enviaban chispas eléctricas a todo su cuerpo?- Ambas vamos a sufrir
tanto... Pero debo hacerlo.

Lauren: ¿Hacer qué?

Se sentó en el suelo del elevador aún con ella entre sus brazos, porque parecía que esto duraría por
mucho tiempo más. Camila no le soltaba la nuca, al contrario, presionó más con la intención de que
Lauren bajara su rostro. Jauregui apretó la mandíbula, ¿controlarse? El raciocinio que creía tener
desapareció junto a la electricidad del edificio, dejando a su cuerpo comportarse con libre albedrío.

Un segundo fue suficiente para que el instinto actuara por ella, bajó la cabeza, y con delicadeza buscó
la boca de la psicópata. ¿Delicadeza? Sí claro, la delicadeza también desapareció cuando la escuchó
jadear. Ella sabía que no podía estar haciendo esto cuando la mujer entre sus brazos estaba borracha,
pero debía recordar que el alcohol borra las inhibiciones y en muchas ocasiones revela nuestros
sentimientos más ocultos.

Camila se sintió perdida cuando sus labios chocaron desesperados, los de la modelo eran suaves y
muy calientes, era totalmente placentero besarlos y succionarlos. ¿Sentir vergüenza? Estaba tan
borracha que no sabía que era eso, más bien, se preocupaba de sujetar su rostro con ambas manos

y pegarlo más fuerte a su boca para dejar que la lengua de Lauren entrara en ella. Estaban jadeando
con tan sólo caricias en su cuellos, nucas y unos apasionados besos, la morena sabía que debía
enamorarla, sabía que terminarían sufriendo, pero no quería privarse de algo tan exquisito como esto,
estar entre sus brazos siendo besada y besando como si su vida dependiera de ello. Ya no le
importaba que su alma estuviera destinada a una mujer, ya no le importaban esa clase de prejuicios,
no podía pensar en ello cuando se estaba tan bien cerca de ella.

¿Qué tan prohibido era besar a alguien seis años menor cuando estaba completamente embriagada?

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Lauren sabía que eso no era bueno, que no podía arrastrar a la maldad a alguien tan inocente como
Camila Cavendish, pero no podía frenar sus emociones e impulsos. Nunca antes sintió con alguien ese
deseo por tratarla como a una muñeca preciosa, en cambio con ella sí. Acercó su boca a sus mejillas y
fue regando besos cargados de cariño en ellas, en su cuello, y al borde de su oreja, mientras le
susurraba "refúgiate en mí, Camila, estoy para ti".

Camila: Y yo estaré para usted. –Le dio un último beso deleitándose con su labio inferior más tiempo,
hasta que la luz del ascensor volvió a encenderse y las puertas se abrieron de inmediato en el piso del
departamento. Cuando Lauren bajó la vista sorprendida al cuerpo de la muchacha, ésta se había
quedado dormida tan plácidamente entre sus brazos, que sintió culpa y sólo salió de allí, llevándola a
su habitación.

..............

Lunes 15 de septiembre 2014.

El recuerdo de ese beso la había perturbado todos los días durante las noches, bueno, en realidad
durante todo el día. Sentía mucha culpa cada vez que compartía con Camila en el departamento,
porque su mirada de inocencia le recordaba que se habían besado cuando la muchacha no estuvo en
las condiciones aptas para que su real voluntad se viera reflejada en sus actos. Lo peor de todo, es
que le ardían los labios de deseo con el recuerdo de ambas besándose en la oscuridad, porque no
podía negar que había sido exquisito sentir sus labios entre los de ella, ambas jadeando y buscando
más.

Liam: ¡Despierta joder! –Le dio un suave golpe en la mejilla, sin llegar a lastimarla, mientras se reía,
había estado distraída durante la sesión fotográfica en la que ambos participaban como imagen-

¿Qué pasa?

Lauren: Nada, nada, sigamos. –Los dos pusieron su mejor cara, mientras sostenían los productos de
la marca.

La fotógrafa no podía evitar poner una sonrisa bobalicona con la imagen de los modelos más
atractivos con los que había tenido que trabajar en el último tiempo. Siempre le tocaban hombres muy
plásticos, mujeres operadas y poco expresivas, pero ambos con su sonrisa enloquecían hasta a los
postes de luces, tenerlos ahí era como tener lo mejor de dos mundos.

Terminaron de posar, en el estudio había una mesa con algunas frutas picadas, bebidas energéticas,
golosinas y botanas para que degustaran después de la sesión fotográfica. A pesar de todo, a Lauren
le gustaba compartir trabajos en publicidad con su mejor amigo, como él prácticamente era un médico,
casi no tenían tiempo para estar juntos, por eso trataban de disfrutar lo máximo posible esas
ocasiones.

Lauren: Después de comerme todo esto tendré que estar dos horas en el gimnasio. –No le importaba
perder el toque porque tenía hambre, nada era mejor que tomar un puñado de golosinas y meterlas en
su boca- Delicioso.

Liam: Es demasiado. –Tomó la botella de bebida energética y bebió de ella- ¿Cómo ha estado la
convivencia con Camila en el departamento? He estado tan cansado estos días, que no he tenido si

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quiera energía para llamarla a su teléfono, y tampoco he podido ir a verla.

Lauren: -disimuló la molestia de sus palabras, ella no era nada suyo y no, ¡no eran celos!- ¿Ah sí?
Pues ha estado muy bien, he dejado de ser una ogra para ella, se divierte con sus clases de piano.

Liam: -entrecerró los ojos, no le gustaba ver un brillo especial cuando se refería a Camila- ¿Sabes una
cosa? Deberías tener cuidado.

Lauren: ¿Por qué haces ese comentario? –Lo miró fijamente, casi como si lo retara a completar la
frase.

Liam: No tomes a mal mis palabras, es sólo que no podemos crear lasos afectivos fuertes con ella,
porque cuando recupere su memoria es probable que se vaya.

Lauren: Lamento decepcionarte amigo, bueno, decepcionarte no, deberías estar contento, porque ella
no me interesa en cualquier sentido, sólo me preocupo por su integridad emocional y física porque es
un ser humano, no soy tan hija de puta como los medios creen.

Liam: -sintió pena de darse cuenta que las palabras de Lauren lo aliviaban. ¿Cómo no? Sólo recordar
la sonrisa de la morena le hacía sonreír también, Liam era consciente de sus propios sentimientos- Sin
embargo, tampoco hay que dejarla sola, podríamos ir el próximo fin de semana a caminar y acampar.

Lauren: En dos semanas más comienzo a grabar una película, podría ser bueno para aprovechar la
libertad. ¿Te parece el Ernest E. Debs Regional Park?

Mientras ellos hablaban en el estudio fotográfico, Camila escuchaba la melodía que emitían tan
preciosos violines en las manos de esos muchachos. A pesar de que fueran más de veinte, el único
que llamaba su atención era el de ojos rasgados que ahora los mantenía cerrados para concentrarse
en su instrumento y nada más. ¿Debía pedirle disculpas por lo sucedido hace unos días? Había
evitado su presencia cuando estuvo en el teatro, y pareciera que él le estaba dando tiempo, sin
embargo, no podía alargar esto, debía buscar una manera de hablar con Shi Yoon sin delatarse tanto.
¿Cuánto tiempo duraría la clase? Ella hace 20 minutos había finalizado con la suya, podría irse al
departamento, pero en realidad ahora empleaba su tiempo mirando a otros. Sorpresivamente la clase
terminó antes de lo que ella esperaba, se hizo a un lado para que nadie la viera, mientras arreglaban
sus cosas y se iban de ahí. ¿Qué había sido eso? El asiático no salió con sus compañeros, por eso la
muchacha asomaba su rostro por la sala. Allí estaba él, tomando su violín con suma delicadeza, como
si temiera que hasta el más mínimo viento lo hiciera pedazos, lo amaba, se notaba que amaba su
instrumento. Cuando ya lo guardó en su estuche, ella entró. El coreano alzó sus ojos y los abrió aún
más sorprendido al verla allí parada.

Shiyoon: ¿Qué haces aquí? –Se paró rígido- La verdad, ¿quieres saberla? No confío en ti.

Camila: Esta vez vine a hablar sin huir, ¿cómo se encuentra Camila? –Le era tan extraño preguntar
por ella misma, es decir, su reencarnación. Sabía la respuesta, mientras ella estuviera presente en el
siglo 21, no podría despertar.

Shiyoon: Igual que ayer, que antes de ayer, y que todos los días. Tú me debes respuestas, me
gustaría que me las respondieras porque –señaló bajo sus ojos- ¿ves estas ojeras? Me cuesta
conciliar el sueño pensando en quién demonios eres, y por qué eres igual a ella, porque tienen la

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misma voz, el porqué de todo.

¿Qué más daba hablar sobre lo que sabía y era real? Podía creerla loca y acusarla con la familia de
Camila Cabello, sin embargo, podía resguardarse bajo el alero de Lauren Jauregui y no volver a ver al
coreano, nunca más. Aunque el terror de alterar el destino de las cosas la hacía temblar, Santo cielo,
no sabía qué hacer. Esta vez llamó por teléfono a Jauregui y le dijo dónde estaría, para evitar
problemas como la semana pasada, no tenía idea de que había causado efectos negativos en ella con
eso. ¿Era grato enterarse que se quedaría de nuevo más tiempo de lo debido después de sus clases?
¿Con quién iba a tomar café?

Juntos llegaron a un Starbucks, pero cuando a Camila le pareció atractivo el nombre de frapuccino de
chocolate y galletas, Yoon Shi Yoon pagó por dos. No importaba que apenas la conociera, era
prácticamente la Camila Cabello con vida frente a él, era igual a su mejor amiga, no podía evitar ser un
caballero.

Shiyoon: -bebió un poco y cruzó sus brazos, cada segundo a Cavendish le parecía más bonito y
menos perturbadora la forma de sus ojos y rostro- ¿Sabes lo que le tuve que decir a la madre de
Camila cuando te fuiste? Que tenías ganas de vomitar y que corriste a un baño, jamás le mentí a la
señora Cabello, así que siéntete culpable.

Camila: Si tan sólo supiera. -Murmuró antes de probar el frapuccino. ¡Qué delicia del siglo 21!- Señor
Yoon, ¿quién cree que soy en realidad?

Shiyoon: -apretó la mano- Perdona si digo alguna estupidez, pero ¿en serio no eres el alma de Camila
que se ha salido de su cuerpo? –Cavendish aguantó la respiración sorprendida, pues era eso sumado
a carne y huesos.

Camila: Si alguien además de usted me ve, si muchos adolescentes toman clases conmigo, ¿cree que
puedo ser sólo un fantasma?

Shiyoon: –Negó avergonzado- Estoy pensando seriamente en ir un psiquiatra porque no estoy bien.

–Trató de ocultar la humedad de sus ojos mirando a otra parte, sentía mucha angustia- No puedo ser
feliz cuando las cosas no están bien.

Camila: Yo sé quién soy, le juro que sé, pero -él estaba pálido y con muchos deseos de sacudirla para
sacarle la verdad- pero nadie me creería, hay que tener la mente demasiado abierta a todas las
posibilidades existentes.

Se quedaron unos segundos en silencio para reflexionar lo que ella había dicho. El coreano miraba su
vaso de plástico transparente, mientras se ponía a pensar en todas las posibilidades, tenía miedo, sí,
porque no le gustaba ser engañado, timado o que le vieran la cara de estúpido, si le confesarían algo
pediría pruebas.

Shiyoon: Está bien, dígame quien es. -La morena apretó sus manos hasta dejar los puños blancos, él
se dio cuenta de eso percibiendo el temor de ella. ¿Con qué sorpresa saldría? Cuando Cavendish
tomó el valor de decir las cosas, dos figuras se pararon tras el muchacho asustándola. ¡¿Por qué
estaban aquí?!- Pero qué demonios.

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Liam: ¡¿Tú de nuevo?! –Lo miró de pies a cabeza con desprecio e ira, pero prefirió prestarle atención a
la muchacha delante suyo- Camila vámonos por favor.

Lauren: ¿Así que eres tú el que la incitó a ir a Big Jeez? –Apoyó bruscamente las manos en la mesa
provocando que todos se voltearan a ver. Como tenía lentes de sol y una capucha nadie la
identificaba, bueno, nadie confirmaba que fuera ella aún. ShiYoon arrugó el rostro con asco, miró a
Camila y luego a ellos. ¿Por qué le nombraba uno de los bares más excéntricos y peligrosos de la
ciudad?- ¿Quién eres tú?

Shiyoon: ¿No les ha dicho quién soy yo? –Se acercó sin intimidarse por la figura de esas personas, el
tipo era más alto que la mujer- Pues soy parte del pasado de Camila. –Dijo con rabia- ¿Camila, no les
has contado que tú a mi si me recuerdas?

Lauren se dio la vuelta hacia Cavendish para pedirle explicaciones, mientras ésta se soltó
bruscamente de la mano de Liam Özkan. ¡¿Por qué el asiático dijo algo que no era verdad?! Se
relacionaban sólo por el hecho de que era el mejor amigo de su reencarnación, sin embargo, él no
sabía eso y aun así dijo esas cosas quizás sólo para provocar a quienes interrumpieron un momento
que prometía ser épico en una conversación. Como no hablaba, como estaba pálida y temblando
como un cordero, Liam la sacó del Starbucks antes de que las cosas se pusieran peor, mientras
Lauren salió de allí sin decirle nada a nadie. La ira que tenía era enorme, pero no quería abrir la boca
porque sabía que provocaría más de un pleito.

Avergonzado de la escena que acababa de ocurrir, Shi Yoon miró el suelo de la mesa dándose cuenta
de que había una tarjeta en el suelo. Seguramente era de Camila, porque estaba bajo su

atención. ¡Qué imbéciles esos dos! Habían interrumpido antes de que pudiera enterarse de algo
importante. Leyó la tarjeta con una mueca de incredulidad. ¿Quién era la gitana Sounya?

Capítulo 21

Liam miraba preocupado a Camila. ¿Por qué estaba conversando con ese chino? La primera y única
vez que los vio juntos, ella estaba pálida y con muchos deseos de llorar, por supuesto que le preguntó
eso ahora que estaban afuera de la cafetería lejos de ese hombre, mas, lo único que Camila se limitó a
decir fue "son asuntos privados y míos, no es nada de lo que tenga que preocuparse porque carece de
peligro". Santo cielo, claro que no debía preocuparse, pero ese calor molesto aparecía en su estómago
y se revolvía hasta dirigirse al resto del cuerpo, especialmente los puños, estaba celoso, maldición,
estaba celoso y lo reconocía, pero no lo diría.1

Detrás de ellos apareció Lauren, miró por unos segundos de una forma tan extraña a Camila, que
creyó que hablaría y terminaría gritando, sin embargo, callada entró al vehículo sentándose en la parte
de atrás con los brazos cruzados y la vista al frente, estaba pensando en algo y quería saber de qué
se trataba.

Liam: Puedes sentarte al lado mío si quieres, o ¿sabes conducir?

Camila: No no no, ni siquiera sé andar en bicicleta, no y... -tuvo la tentación de decirle que iba a
sentarse atrás con Lauren, pero la muchacha emanaba tanta ira aun sin hablar, por eso se acomodó
en el lugar del copiloto y se colocó el cinturón de seguridad- Señor Özkan, ¿por qué llegaron a la

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cafetería?

Liam: -se sonrojó, miró el espejo retrovisor en busca de ayuda, pero Lauren estaba con la vista al
frente casi sin pestañear- Pues, porque teníamos un mal presentimiento, es decir, temíamos que te
pasara lo mismo que cuando terminaste en un bar peligroso.

Camila: Pues estaba en una conversación importante. –Apretó sus dientes, estaba molesta con ellos,
pero no quería demostrarlo porque quería mantener su figura de señorita, al menos por ahora- Ese
chico no me hará daño, lo del otro día fue un malentendido, así que pueden dejar de preocuparse por
él.

Liam: Entonces perdónanos por preocuparnos. –Estaba avergonzado, pero la mano de ella en su
hombro lo tranquilizó, esa muchacha que había llegado sin previo aviso a sus vidas emanaba una

tranquilidad impresionante, era una mujer inocente sacada de una película inglesa o eso le hacía
sentir. Estaba más cerca de la verdad sin saberlo. Jauregui por supuesto que se percató del gesto,
pero no miró la escena, la ira estaba atascada en su garganta y no quería hablar porque se metería en
problemas.

El turco las dejó en el departamento y aunque tenía ganas de conversar un rato más con ambas,
sentía mucha vergüenza por lo que había sucedido, porque no era quién para prohibirle a Camila
juntarse con otras personas. Arrancó su precioso deportivo de allí, dejándolas solas afuera del edificio.
Camila pensó que Lauren iba a mirarla o dirigirle la palabra, sin embargo, ella se dio la vuelta y entró
para abrir las puertas del elevador. ¿Serían las palabras de Yoon Shi Yoon las que provocaron su
cambio en su humor? Estando ambas en el elevador, un pequeño recuerdo llegó a su cabeza, no tenía
imágenes, pero sí sensaciones. Calor en su boca, un abrazo, mucho deseo en su cuerpo y oscuridad,
eso, sólo oscuridad. Cuando las puertas del elevador se abrieron ella se adelantó para digitar la clave
de seguridad en la entrada del departamento, pero cuando Lauren estuvo dentro, ella cerró la puerta
de golpe provocándole un gran susto con ello.

Camila: ¿Qué es lo que le sucede señorita Jauregui? Creo que su comportamiento deja mucho que
desear para alguien a quien consideraba una dama, bueno, que comenzaba a creer que lo era.

Lauren: Mira a tu alrededor Cavendish, no estás viviendo sola, estás aquí porque te dije que te
quedarías acá hasta que recordaras quien eras, sin embargo por causalidades de la vida me entero
que tienes un amigo que forma parte de tu pasado, que lo recuerdas. ¡¿Y no me has contado?!

¿Quieres que piense mal de ti?

Camila: Pues piense lo que quiera, –bueno, ShiYoon era parte de su futuro- por favor no me pregunte
cosas, sólo fue que hoy me di cuenta de que lo conozco, no es que seamos íntimos. – "Dios, él es
mejor amigo de mi reencarnación"- Es... somos, ya sabe, sólo hoy lo recordé.

Lauren: -la estaba acorralando contra una pared, ambas no se daban cuenta de cuan cerca estaban
sus cuerpos- Te lo dije, espero que cuando recuerdes de dónde vienes me cuentes. -Susurraba con el
calor cubriendo su boca y el deseo innegable por repetir la escena del beso en el elevador- Es lo
mínimo que merezco por dejar que vivas conmigo. –Camila era incapaz de responderle, incapaz
porque había caído en un hechizo de esa mujer. "Quiero besarla" ¿Quería besarla? ¿Su primer beso
se lo daría alguien técnicamente 300 años menor? No sabía que ya lo había hecho- Iré a descansar.

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Camila: ¿Ya no está enojada? Quiero armar mi historia completa para poder contársela, sería incapaz
de engañarla si es que eso ha pensado. –Alzó una mano y tocó su mejilla, Lauren contuvo la
respiración porque la sensación de su delicados dedos contra su piel era increíble- Y gracias por
preocuparse, gracias por lo de la otra noche.

Lauren: De nada. –Depositó un beso en su frente lentamente para disfrutar de aquello, luego se
separó y se dirigió a la cocina- ¿Tienes hambre? –Asomó su rostro por la puerta- Tengo el resto de la
tarde libre.

Camila: -miró hacia atrás y vio la televisión LED, sonrió recordando cuando conoció aquel invento
creyendo que las personas entraban en ella- ¿Comemos y vemos una película?

Lauren quería creer que esto no significaba nada importante, pero las palabras de su mejor amigo
daban vuelta en su cabeza, "no podemos crear lazos afectivos fuertes con ella porque cuando
recupere su memoria es probable que se vaya". No creía tener lazos afectivos fuertes, no sabía
siquiera si podían llamarse lazos afectivos, pero quizás Cavendish no le era tan indiferente como creía.
Optaron por ver una película de comedia, porque Camila expresó específicamente que no quería
dramas ni algo de época, nada que la hiciera llorar más de lo que ya había llorado estos días. Junto a
una pizza, botanas y soda, además de un espectacular LED y avanzado sistema de sonido, terminaron
riéndose por casi dos horas seguidas de las locuras y desgracias que les ocurrían a los protagonistas.
Pero cuando llegaron los créditos y Lauren preguntó si verían otra, se dio cuenta cual era el motivo
para que la morena no respondiera. Allí dormía profundamente Cavendish con la cabeza apoyada en
el respaldo del sofá y las manos sobre su regazo.

Lauren: Camila. –Susurró, ¿cómo había logrado quedarse dormida en tan poco tiempo? No tenía idea
de que el cansancio emocional se sumaba al cansancio del alma que debía esforzarse por no liberarse
de Cavendish e ir hacia Cabello- Terminarás con dolor de cuello. –La sostuvo para llevarla a la cama,
pero la morena entre sueños se acomodó sobre ella dejando su rostro en el pecho de Jauregui, justo
donde latía su corazón, un hecho ordinario a simple vista, pero que coincidiría con una de las escenas
más tristes de la vida de Camila Cavendish, un hecho no muy lejano- Es difícil irme a la habitación así,
¿lo sabías? –Susurró con una sonrisa, jamás había compartido de una manera tan sencilla con una
mujer- Si no puedes con ellos... ¿Úneteles? –

Por unos minutos más empezó a hacer zapping, pero el cansancio del día le provocó sueño antes de
tiempo, eran las 11 de la noche. Sus párpados cayeron solos, pero los brazos los mantuvo firmes

alrededor del cuerpo de Camila, si cualquier persona pudiera ver la forma en la que ambas dormían,
pensaría que eran una pareja. Lauren descansaba su boca y nariz contra el cabello de Camila,
mientras ésta se acurrucaba cada segundo más contra ese cálido cuerpo, acomodando también
disimuladamente sus piernas entre las de la ojiverde, aun entre sueños podía sentir el latido de su
corazón, que le parecía la melodía más dulce que había escuchado alguna vez.

.............

Abril 1710, Devonshire, Inglaterra.

Tosió exageradamente cuando el polvo de los muebles quedó suspendido en el aire y atravesó el paño

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que cubría su rostro. Su jefe no sabía que por razones de salud tenía prohibido realizar ciertas cosas,
pero claro, ella no se lo diría porque después de todo, ¿quién contrataría a una campesina escocesa
que era enfermiza? Desde que tenía memoria no gozaba de buena salud, sufría de dolor de cabeza
algunos días, era alérgica a cierto tipo de alimentos y con el ejercicio físico o en un ambiente muy
tóxico podía desatar una crisis respiratoria que la tuvo en varias ocasiones al borde del ahogamiento,
sumado a una terrible sensación de presión en el pecho. Se tomó unos segundos para dejar de toser,
miró preocupada hacia atrás para no despertar la atención de las personas que podían circular en
aquel pasillo de la mansión, no quería que le tuvieran lástima, pero mucho más que eso, no quería
perder el trabajo porque era la única fuente de dinero en su familia. Enderezó su cuerpo para mirar el
resto de libros y muebles que le quedaban por asear. ¡Sus jefes eran fanáticos de la literatura!

XX: Lauren. –La voz de su jefe la hizo voltearse bruscamente ¿La habría visto en su pequeña crisis?-
¿Te sientes bien?

Lauren: Sí señor Collinwood, había demasiado polvo, eso es todo. –Hablaba con la vista en el suelo,
sus jefes al igual que mucha gente de la aristocracia, tenían la costumbre de darle la orden a los
criados para que no alzaran la vista, a menos que ellos se los pidieran- ¿Desea algo más?

XX: Déjale el resto a Fletcher, debes ir a comer un poco porque necesitaré de tu ayuda. ¿Recuerdas
que hoy se realizará el baile? Necesito personas que me ayuden a limpiar la loza, no son suficientes y
los invitados son muchos.

Lauren: -Asintió- Por supuesto señor, me ausentaré unos minutos y estaré de vuelta en el salón para
ayudar a ordenar todo.

Salió de la mansión para dirigirse unos cuantos metros por el prado hacia una casa que los Collinwood
habían dispuesto para que sus criados atendieran sus necesidades básicas. Abrió la puerta con
cuidado, en un día como hoy el ambiente debía estar en silencio, porque todos los criados que
trabajaban para los Collinwood participarían en la preparación del baile, sin embargo, lo primero que
escuchó al entrar fueron los gemidos femeninos de alguien que tenía sexo con un hombre en alguna
habitación. De puntillas se dirigió a la cocina, sacó un plato con comida que había en una olla metálica
y salió de la casa sin hacer el menor ruido.

Siendo sirvienta aprendió a caminar ligero como si su peso fuese el de una pluma o como un gato que
camina entre los objetos sin derribar alguno. Se sentó bajo un enorme árbol y con un pobre tenedor se
servía su almuerzo. No quería sentir envidia, porque era uno de los sentimientos que no eran dignos
de Dios, pero sirviendo a personas tan ricas como los Collinwood podía sentir el peso de no haber
nacido en una familia de la nobleza o la aristocracia europea. Ellos podían darse lujos, desperdiciar
comida por montones, beber botellas de los vinos franceses más caros, viajar por el país o en barco a
otros territorios lejanos, tener carruajes por montones y dormir en paz, sabiendo que al otro día su
riqueza sería igual o mucho mejor. Pero ella y los de su clase tenían que luchar por un plato de
comida. ¿O eran ellos que no habían sido afortunados de tener unos jefes mejores?

Estaba segura que la historia en otras familias era diferente, quizás otros sirvientes eran tratados como
personas y no como esclavos, de hecho, Lauren sabía que las tareas para las mujeres eran distintas,
pero ella no podía darse ese lujo, tenía que realizar trabajos que estaban destinados para los hombres,
puesto que eran mejor pagados.

XX: ¡Hola Lauren! –Era un pelirrojo de ojos azules, pero que había sido abandonado cuando pequeño

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por tener un ojo más caído que el otro y, porque su mano izquierda no tenía dedos- ¿Te gustaría saber
de lo que me he enterado mientras la condesa hablaba con la señora Collinwood?

Lauren: Albert, si un día los jefes te descubren espiando conversaciones ajenas, te van a despedir.

Albert: No es mi culpa ser el cochero principal o que ellas hablen tan fuerte. –Se acomodó bajo el árbol
a su lado, Albert era la única persona ajena a su familia que alguna vez vio lo que escondía bajo el
paño que cubría parte de su rostro- ¿Sabes quiénes son los Cavendish de aquí en Devonshire?

Lauren: No hay persona en esta ciudad que no sepa de ellos. ¿Qué sucede?

Albert: He escuchado que hace una semana la hija adoptiva del Duque William, Camila Cavendish,
desapareció repentinamente la noche que realizaron un baile. –Los ojos de Lauren se aclararon
cuando entró más luz a ellos- La policía está tras su búsqueda, si no la encuentran pedirán ayuda a la
reina.

A la campesina le fue imposible no acordarse del momento en el que fue la misma Camila Cavendish
la que ayudó junto al cochero a levantarla del suelo. Su mirada dulce y su voz cálida había sido parte
de sus sueños desde ese día, no podía quitarse de la cabeza esa sensación de que había visto a un
ángel caído del cielo. Lauren tenía en claro que le atraían las mujeres, lo veía como algo normal, de
cualquier modo, sabía que no podría tener nada con ninguna, dada su posición y los prejuicios
existentes. ¿Dónde estaba la hija de los Cavendish? ¿La habían secuestrado? Trató de mostrar
indiferencia asintiendo cada vez que Albert le comentaba sobre lo que su jefe y su amiga habían
hablado en el carruaje. William Cavendish no quería que se hablara del accidente porque alegaba
angustia, la desaparición de su hija era lo más comentado en varias partes del país y ahora ella,
Lauren Lethood recién se estaba enterando.

Lauren: He terminado de comer, ahora debo irme a ayudar con los arreglos del baile. -La mirada
preocupada de Albert fue suficiente para entender el mensaje- No, no fui elegida para servir la comida,
retirar los platos o servir copas. ¿Crees que expondrán en sociedad lo más feo que tiene de
trabajadora una de las figuras más importantes del ejército británico?

XX: Esto sí es poco decoroso. –Indicó su párpado y su mano- Al menos lo tuyo lo puedes ocultar tras
ese paño, bueno, como siempre trabajando puertas adentro. ¡Ah! Y ten cuidado muchacha, el señor
Collinwood nos está haciendo un favor. –La campesina de ojos verdes pestañeó sin entenderle- En
estas fiestas siempre hay señoritas de sociedad muy bonitas, así como caballeros sumamente
atractivos, enamorarse de alguien como ellos es meterse en problemas, pero si te enamoras de
alguien de la nobleza, eso es como caminar sobre cuchillos.

Lauren: -tragó saliva y levantó la barbilla. ¿Por qué sus palabras le dolían?- No me adviertas lo obvio,
eso a mí no me sucederá.

.............

Jueves 18 de septiembre 2014, Estados Unidos.

Sounya, la gitana, podía darse cuenta de que aquel muchacho de ojos rasgados no venía a verse la
suerte, estar leyendo las cartas del tarot era una pérdida de tiempo para ambos. Las dejó tal cual,

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sobre la mesa, cruzó sus brazos bajo su pecho y sin quitarle la mirada trató de interpretar su expresión
facial, no era fácil, pero no era en vano después de todo. En él podía leer rastros de depresión,
angustia y periodos oscuros en su vida, así como también un renacimiento, un despertar basado en la
amistad y la música clásica. Abrió los ojos enormemente cuando llegaron imágenes a su cabeza de él
siendo abrazado por una chica de cabello oscuro y ondulado, facciones delicadas y sonrisa preciosa.
Se tensó.

Sounya: Me gustaría saber cuál es el motivo real de su visita, a simple vista puede notarse que no cree
en el tarot, ni en ese tipo de cosas.

Shiyoon: Encontré esto. –Dejó sobre la mesa la tarjeta con su número- Estaba en el suelo cuando me
reuní con una persona, no soy de creer en este tipo de cosas, pero estoy seguro que usted me puede
dar respuestas. ¿Por qué ella apareció en mi vida? ¿Quién es Camila Cavendish?

Sounya: Usted conoce a otra Camila con el mismo rostro, ¿verdad? –Él asintió lentamente, bastaba
aquel gesto para confirmarle lo que sospechaba- Usted quiere mucho a su mejor amiga, es lo que lo
llevó a la superficie, ¿no es así?

Shiyoon: Yo no le he dicho esas cosas. -¡Pero eran ciertas, joder! ¿Cómo se había enterado?- Dígame
quién es ella antes de que me vuelva loco, maldición. ¡Por favor!

Sounya: Si usted quiere a su amiga, a la Camila que usted conoce, no puedo ser yo quién revele la
identidad de la señorita Cavendish, porque el orden de la lógica y los hechos pueden alterarse, sin
embargo, puedo recomendarle algo muy importante. –Él coreano empezó a temblar, la mirada
penetrante de la gitana le asustaba, no era algo malo, simplemente de alguna forma sentía que
desnudaba sus pensamientos- Tenga la mente muy abierta cuando ella decida contarle la verdad, no
le grite, no la insulte. ¿Esperar pruebas? Claro que puede hacerlo, pero espérelas y no cometa el error
de apartarse de mala forma. Si quiere ver a su mejor amiga despierta, debe acercarse positivamente a
la otra Camila.

Capítulo 22

Sábado 20 de septiembre 2014, dos días después.

Con atención miraba los ingredientes del paquete de galletas que tenía entre sus manos, sus ojos
entrecerrados querían hacerle creer a los demás que estaba interesada en eso, cuando en realidad no
entendía ni el 80%, bueno, al menos eso trataba de aparentar, mientras escuchaba las exclamaciones
de las fans que rodeaban a los Jauregui en el supermercado, y quienes se encargarían de subir a
internet las fotografías de ellos en todas las redes sociales.

No quería ser fotografiada, no quería que la relacionaran de alguna manera con Lauren, porque podía
alterar la vida de su reencarnación. ¿Cómo explicarle cuando Camila Cabello viera fotos suyas en
internet en escenas que ella misma no había recreado? Era mejor prevenir un problema que la
alterara. Pero, ¿cómo llegó a parar a un supermercado con una de las familias más famosas de
Hollywood?

El jueves, cuando cenaba con Lauren en el departamento, ésta le comentó que junto a Liam y otros
amigos, tenían planeado salir el sábado a un parque que estaba en las afueras de la ciudad, para
liberarse un poco de las presiones del trabajo y estudio. ¿Qué era acampar? Sin cuestionar lo extraño

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que sonara su pregunta, ella le respondió; básicamente le dijo que es cuando un grupo de amigos va
al aire libre, ya sea bosque, parque, campo o montañas; encienden fuego, cantan canciones, hacen
caminatas por ríos y cabalgan, entre otras actividades, pero duermen en una carpa, una especie de
casa hecha de género u otro material, pequeño o mediano, que sólo sirve para dormir o vestirse. ¿Se
sumaría a una extraña experiencia del siglo 21? Lauren le preguntó si quería acompañarlos, porque su
asistencia era esperada, Camila con una sonrisa respondió que sí, pero más tarde buscó información y
videos sobre lo que era "acampar" porque no estaba segura de haberlo entendido bien.

Hace una hora, hoy, cuando ambas pretendían salir al supermercado por alimentos y cosas para la
salida, los padres de Lauren llegaron al departamento, entusiasmados por hacer un espacio en su
agenda para su hija. Comunicarse a veces era difícil, por lo tanto, no tenían como saber que su hija
saldría en unas horas a acampar. ¿Por qué no acompañarlas al supermercado? Lamentablemente
cuando la fama es alta, las actividades cotidianas suelen ser más difíciles de realizar. Cavendish miró
de reojo al grupo de fans que se sacaban fotos con los Jauregui, sus mejillas ruborizadas, el brillo de
emoción en sus ojos y las sonrisas de oreja a oreja por parte de ellos como estrellas y sus

fans que los aclamaban, todo aquello podía compensar el alto costo de ser famoso, todo aquello era
motivo para estar agradecido.

Con un poco de pena caminó con el carrito de compras a otros pasillos, no podía esperarlos
eternamente para que se desocuparan, ni tampoco podía ingresar al círculo de fotografías. Trató de
pensar en otras cosas. ¿Qué podían llevar para acampar? Había leído en internet algunas cosas.

Camila: ¡Agua embotellada! –Era como si una bombilla de luz se hubiera iluminado en su cabeza.

¡Amaba las maravillas del siglo 21! Todo era mucho más accesible, aunque no sabía si todo lo que era
envasado dañaba su organismo. Así se la pasó la mayor parte de los siguientes veinte minutos, había
dejado dentro del carrito de compras diez botellas de agua sin gas, dos paquetes de fideos,
malvaviscos, barras de chocolate, queso, jamón, carne, linterna y pilas, papel higiénico, entre otras
cosas prácticas. Estaba tan preocupada de que todo estuviera en orden, que no prestó atención a los
pasos agitados que se acercaban a ella. Sólo sintió una presión en su muñeca, una presión suficiente
que la hizo girar.

Lauren: ¡¿Estás loca?! He estado buscándote por todo el maldito supermercado y...

Camila: -miró el carro de compras- Mientras usted se fotografiaba con su familia y las fans, pensé que
era imposible admirar la escena más tiempo desde lejos, era mejor invertir mi tiempo en otra cosa,
además, ¿no era usted la que decía que no puede ser vista con una persona como yo?

Lauren: -suavizó la presión de su mano, miró hacia ambos lados del pasillo de productos de higiene,
luego habló con un tono bajo- Lamento hacerte esperar, pero cuando eres famosa y...

Camila: No iba a pedirle que les negara a las fans una sonrisa o una foto, después de todo, ¿no es
gracias a ellos que usted tiene trabajo? –Ella le dedicó una mirada tan especial por haber dicho esas
palabras. Lauren sabía que esta psicópata era totalmente distinta al resto de las mujeres que conocía,
tan humilde, sencilla, pura e inocente, pero decía cosas certeras. Aunque no sabía que sencillez no
era una palabra característica para una Cavendish del siglo 18. Tampoco sabía que ambas eran
observadas desde otro pasillo por sus padres, Clara y Michael comentaban emocionados que Lauren
estaba cambiando y era gracias a esa espectacular mujer.

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Lauren: ¡Papá! ¡Mamá! Creí que nos esperarían en el auto. -Llegaron a su lado para sorprenderlas,
después de todo ambas tendrían más momentos para estar a solas.

Clara: Como salen a las 4 nos da tiempo suficiente para invitarte a almorzar hija. ¿Nos acompañas
querida? Sería un honor que estuvieras con nosotros. –Michael le guiñó el ojo y Clara, ella por
supuesto que esperaría un sí por parte de la muchacha que prometía ser algo más que "sólo una
amiga" de su única hija.

...........

El pequeño viaje hacia el parque fue un momento muy especial para Lauren, pocas veces podía
sentirse alguien normal que no debía dar explicaciones de su imagen, de lo que hacía o de lo que
hablaba. El día estaba precioso, el mar se veía más azul que nunca, en una extensa línea en el
horizonte, los árboles y vegetación más verdes que de costumbre. Por unos minutos le pidió a Camila
que no cuestionara si actuaba extraño, pero es que extrañaba hacer cosas cotidianas como acampar.
En el camino, bajó las ventanas de su auto dejando que el viento volara sus cabellos, encendió la radio
y le subió el volumen hasta el tope cuando sonó su canción favorita, Sweet child O' mine de Guns n'
roses. ¡Cantar a todo pulmón era liberador! Camila se mordía el labio escuchándola, mientras sus ojos
miraban el precioso paisaje que las rodeaba. A pesar de que entendía sólo la mitad de la letra, era
fascinante sentir que había desaparecido la figura de la famosa, dando paso a una mujer normal de 26
años.

Lauren: "Whoa, oh whoa sweet child o mine! whoa oh oh whoa..." –Cantaba fuerte y bastante bien
para alguien que no era una cantante profesional. Cuando la canción finalizó, Cavendish comenzó a
aplaudir- Gracias, gracias. ¡Nos vemos en el próximo concierto!

Camila: No debería decirlo, pero es agradable tener esta visión, la visión de una Lauren Jauregui
relajada y despojada por un segundo de la fama que posee, sus mejillas están rojas, le brillan los ojos.
Por el bien de su corazón haga esto más seguido. –Lauren no podía explicar cómo, pero su estómago
se apretó con esas palabras, no por un motivo negativo, al contrario, era por el hecho de darse cuenta
que quería repetir esto más seguido con ella a su lado- ¿Falta mucho para llegar?

Lauren: Gracias Cavendish, pero si pudieras elegir entre la Lauren famosa y esta que canta a todo
pulmón con el viento en su cara, ¿cuál elegirías o cuál crees que se parece más a mi verdadero yo?

Camila: -se mordió los labios, era extraño sentirse tan cómoda con ella- Aunque usted no lo crea,
incluso su versión famosa tiene un lado muy agradable y es cuando está con sus fans, cuando veo el

brillo y la emoción de ellas en sus rostros. Pensándolo así, creo que ambas forman parte de su
verdadero yo, después de todo ¿quién dijo que sólo tenemos un lado verdadero?

Lauren tuvo la tentación de detener el vehículo y observarla por segundos para saber si era ella real o
simplemente una broma del destino. ¿Cómo esa mujer podía expresarse de tan bella manera? En
realidad, ¿cómo una persona de Los Ángeles podía hacerlo? Pero no lo hizo porque estaban contra el
tiempo y porque además temía cruzar la línea de lo permitido, jugar con fuego quemaba, bien lo sabía
ella, pero arriesgarse con lo nuevo y perfecto podía herirla, actuar como nunca antes, también.

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Afuera del Ernest E. Debs Regional Park, había 3 autos esperándolas para ingresar juntos. Allí Camila
fue recibida con entusiasmo por parte de Liam, quien además la presentó ante los otros 6 amigos del
grupo, 4 hombres y 2 mujeres. Todos se miraron disimuladamente cuando la muchacha habló, primero
porque su acento no era norteamericano y segundo, sus modales eran muy "primorosos". Lauren se
dio cuenta de inmediato que no sólo Liam sonreía emocionado hacia ella, Gary parecía haber sido
hechizado por un hada, porque la sonrisa necia en su boca era difícil de borrar.

Liam: Espero lo pases muy bien estos tres días que estaremos, ¿vale? –Le susurró al oído en un
abrazo antes de que ingresaran de nuevo al vehículo y manejaran dentro de la reserva, para llegar al
sector de camping. Jauregui no era tonta, tenía el presentimiento de que entre ambos ya había alguien
que podría mandar a la basura la frase "no podemos crear lazos afectivos fuertes".

Tardaron poco en tener sus carpas armadas, los amigos de Liam y Lauren, secretamente apostaron
que Camila Cavendish se caería o embarraría su ropa tratando de armar aquello, otros simplemente
apostaron a que no lo lograría sin ayuda. Lamentablemente creyeron que por expresarse como una
señorita, no tenía capacidades o experiencia en esto, pero no tuvieron como saber que ella logró
escuchar sus palabras. La gente no cambiaba mucho ¿o sí? El mismo tipo de actitud tenían personas
de otras familias en Devonshire, sabía que más de alguno comentaba lo necios o incapaces que podía
ser la gente aristocrática por ser servidos en todo, odiaba ser subestimada.

Boca abierta, tal cual quedaron todos, incluso Özkan y Jauregui, cuando Camila subió sus pantalones
hasta las rodillas, tomó su cabello en una coleta alta y con eficacia fue armando su carpa ella misma,
en tan sólo cinco minutos, ningún error, ninguna pieza que chocó o costo enterrar.

Lauren tragó saliva, ¿era orgullo lo que sentía?

Gary: ¡Wow! ¿Eras una scout? –Se acercó admirado, Liam y Lauren se miraron pensando en quién de
los dos lo detendría primero si pasaba de sus límites.

Camila: No, simplemente que, poseer modales no resta que pueda hacer este tipo de cosas. –Los miró
a todos- ¿O sí? Señorita Jaure... –mordió su lengua, tragó saliva y levantó la barbilla- Lauren, sacaré
del auto el resto de mis pertenencias. Permiso. –Cuando pasó a su lado inevitablemente ambas
sonrieron cómplices, Lauren porque era fascinante verla en otra faceta y que la tuteara, y ella porque
le gustaba dar vuelta a las situaciones y que la gente masticara sus errores.

Todos armaron y acomodaron sus cosas lo antes posible, para disfrutar del resto del día que quedaba.
Camila Cavendish no era una chica alzada, no era rencorosa, así que decidió prestar ayuda a los
demás para que estuvieran listos. ¡Nadie sabía que jamás había hecho esto! La primera actividad que
harían sería ir a caminar a un cerro que estaba cerca, porque de allí la ciudad de Los Ángeles se
admiraría mucho mejor en un atardecer. Camila le sacaba fotos a cada cosa nueva y preciosa que
veía, aunque sabía que no tenía mucho sentido, sólo podría admirarlas mientras estuviera en el siglo
21, porque no había forma de quedarse el, en caso de volver a principios del siglo 18, no podía
explicar qué era un teléfono celular y cómo se tomaban las fotografías.

Valeria: Fue muy bueno tomar la decisión de venir aquí, es extraño no estar con el ruido citadino y
estresante que puede tener L.A, aquí sólo se oye la naturaleza.

Leo: Y los grillos. –Silenciaron para oír el chirrido, sonriendo porque efectivamente estaban escondidos
entre el césped y las flores grillando sin cesar.

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Gary: ¿Habías venido aquí antes, Camila?

Camila: Nunca, estoy aprovechando de guardar en mi memoria todo lo que pueda de este lugar. –
Movió su teléfono- Y en la memoria de esto también. –Había mensajes ocultos entre líneas, la morena
sabía que todo lo vivido o conversado, todo lo visto y admirado quedaría sólo en su cabeza. Maldición,
la angustia llegaba a su corazón, pero trató de disiparlo pensando en las cosas positivas que podía
sacar de esto.

Liam: Cuando Lauren y yo éramos pequeños, sus padres la mandaban de campamento a lugares muy
exclusivos, no se embarraba su ropa, no hacía muchos esfuerzos, no dormían en carpas, sino en
residencias.

Lauren: Siempre comenté lo feo que era acampar de la manera que lo hacía, Liam, hasta que me tocó
lanzarme a la aventura cuando mis padres me obligaron a ir de campamento los veranos con él, a la
edad de 11 años, así le tomé el gusto a estas cosas. –Se miraron secretamente con un poco de risas
de por medio, había sido caótico para todos escuchar a Lauren y sus quejas, pero con el paso del
tiempo se convirtió en una más. Jauregui y Ózkan tenían los mejores recuerdos de la infancia estando
juntos. ¿Por qué Lauren sintió angustia de repente? No quería que nada ni nadie quebrantaran esa
relación. ¿Por qué temía de eso ahora?

Llegaron a la cima del cerro y mientras algunos bebían cerveza, Alexa y Camila tomaban té en un
termo personal. La vista era maravillosa, la naturaleza era un regalo de lo que se podía estar
agradecido a Dios. ¿Por qué las personas de este siglo no eran capaces de ver la belleza en eso y
sólo se quedaban pegados a una pantalla por horas?

Tomaron fotografías personales y en grupo, luego cuando no había rayos de sol, pero el cielo aun
brindaba un poco de luz, regresaron para no perderse en medio de la noche que estaba pronta a
llegar. En una parrilla llenaron de salchichas y carne de cerdo, lo que consumieron junto a ensaladas
variadas y patatas con mayo, pero el momento culmine fue cuando se juntaron alrededor de una
fogata para cantar canciones al azar.

Camila: ¡Mosquitos! –Gruñó espantándolos con la mano, sostuvo un repelente en spray que había
comprado en el supermercado para leer sus instrucciones- Ahora así...

Liam: ¿Sabes cómo ponerlo? –Le quitó el repelente de las manos con una sonrisa malvada- Cierra los
ojos. –Le roció un poco para hacerla gritar divertida.

Camila: ¡No juegue conmigo! –Después de unos segundos, no supieron cómo todo el grupo de amigos
terminaron corriendo de un lado a otro a la vista y paciencia de otros vecinos en el camping, corrían y
reían lanzándose restos de césped o malvaviscos, pero cuando cesaron se dieron cuenta de que la
única persona que no se les unió fue Lauren. Ella miraba la fogata con la mandíbula tensa y con pocas
palabras comentó que se sentía con náuseas y mucho dolor estomacal. Todos le creyeron, ¿por qué
Cavendish no? ¿Por qué cambió drásticamente de actitud y sin decir mucho entró en su carpa?

Camila sin muchos ánimos y un poco angustiada terminó de limpiar un poco, se acercó a despedirse
de cada uno de ellos, antes de ir al baño que disponían en el camping, hacer todo lo necesario y

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volver a donde dormiría. Todos, menos Alexa y Valeria, dormían en tiendas individuales. Cuando entró
a la suya, vio un bolso con su ropa, otra pequeña que traía el resto de accesorios como papel
higiénico, cepillo de dientes, pasta, cepillo de cabello y otras cosas, incluso maquillaje.

Meticulosamente revisó todo, se cambió de ropa relativamente tranquila, pero cuando quiso acostarse
se dio cuenta del problema que había cometido al salir del departamento.

Pasaron unas horas, Lauren daba vueltas dentro de su saco de dormir sin poder sacar de su pecho la
molesta sensación que la gente describe que es causada por los celos. Ella no podía tener celos de
alguien que no le pertenecía, de hecho, no podía tener celos porque eran las mujeres las que los
tenían cuando se trataba de ella. ¡Maldición! El silencio de la reserva natural no ayudaba, la
tranquilidad la agobiaba, los grillos eran lo único que podía escucharse allí afuera.

Lauren: Cállense malditas bestias, no puedo dormir. –Masculló, pero cuando quiso ponerse audífonos
para ver si el intento de dormir con música funcionaba, escuchó quejas de la carpa que tenía al lado.
Eran quejidos de cuando alguien tiembla de frío. Curiosa se sentó e inclinó la cabeza para saber que
estaba pasando, pero en cosa de segundos ese quejido se acabó, en cambio se escuchó el abrir de la
cremallera de una carpa, unos pasos sobre el césped y luego una sombra oscura se proyectó en su
propia carpa. El corazón comenzó a latir fuerte con eso, era adulta, ¿por qué estaba asustada? Los
extraterrestres o leyendas nocturnas eran mentira.

Camila: Señorita Jauregui, ¿está despierta? –Su voz débil y los dientes castañeteando la hicieron
levantarse de inmediato- Señorita Jauregui.

Lauren: ¿Camila? –Con cuidado abrió su carpa para dejarla pasar, encendió una linterna para ver
cómo estaba. ¡Mierda! Sus labios estaban morados y su piel pálida- ¡¿Qué te pasó?! –Susurró
asustada.

Camila: Se me olvido tra...traer mi saco de dormir y... y yo... –odiaba ser tan sentimental, pero era
inevitable que sus ojitos se llenaran de lágrimas, se sentía patética- lo siento mucho, pero es primera
vez que acampo, que hago esto...

Lauren: -acarició su rostro con culpa. ¿Cuánto tiempo estuvo tratando de dormir con el frío nocturno?-
Tienes miedo y tienes frío, ¿no es así?

Camila: -asintió- ¿Tiene algún saco de dormir que me pueda facilitar? –Aun sabiendo la respuesta miró
a su alrededor, no había mucho espacio, no había otro saco de dormir, sólo sus bolsos y la ropa

doblada a un costado- Bueno, cre...creo que me iré de vuelta, disculpe por despertarla. -Antes de que
se agachara para salir, sintió que dos brazos firmemente la tiraban al suelo, cayendo de forma
increíblemente cómoda sobre su cuerpo.

Lauren: No tengo otro saco de dormir. –Susurraba en su oído- ¿Te molestaría dormir aquí... conmigo?

Camila se giró para mirarla con los ojos abiertos. No sería la primera vez que dormían juntas, porque
fue ella la que despertó primero esa vez que se acurrucaron en el sofá después de ver una película.
Asustada, pero convencida asintió.

Lauren tratando de hacer el menor ruido posible, abrió el saco de dormir para dejarla acomodarse, no

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era muy ancho, pero si lo suficiente para que ambas cupieran. Sin preguntarle y casi como si sus
cuerpos supieran lo que hacían, Camila apoyó su rostro en el pecho de Lauren, donde latía su
corazón, la abrazó por el abdomen y dejó que sus piernas se acomodaran solas entre las de ella.

La ojiverde cerró el saco de dormir, abrazó a la morena y en susurros dejó que ella se durmiera
primero. Era su primera noche acampando, no tenía como dormir, no iba a permitir que le diera
hipotermia otra vez. ¿Por qué esto se sentía jodidamente bien? ¿Por qué regó pequeños besos en su
frente, mientras una profundamente dormida Camila descansaba aferrada, segura y temperada contra
su cuerpo? Estaban así, ambas durmiendo prohibidamente en una carpa, como dos felinas traviesas
que van en silencio, caminando juntas por la oscuridad.

Capítulo 23

Domingo 21 de septiembre 2014, al otro día.

Hasta ahora, nunca antes había sentido una paz tan grande dentro de su corazón, era una paz que la
llenaba en todos los sentidos y quería quedarse así por mucho tiempo más, mientras los restos de
sueño seguían dando vueltas en su cabeza. Abrió los ojos, pero la luz repentina golpeó sus ojos,
dejándola momentáneamente "ciega", dentro de la carpa había un ambiente caluroso, no sabía qué
hora era, pero de seguro el sol ya estaba en lo alto del cielo. Con dificultad se corrió pensando que
caería sobre un cuerpo, mas sólo siguió rodando dentro del saco de dormir hasta quedar mirando
hacia el otro lado de la carpa. Estaba sola, Lauren se había levantado y era extraño sentir que su
ausencia opacaba esa paz que sintió segundos atrás. No había despertado en toda la noche, tenía
algunos vagos recuerdos de Lauren abrazándola desde atrás, descansando una de sus manos al

lado de su cintura, pero respirando lentamente sobre su nuca mientras dormía. Aun estando en sueños
podía sentir que su cuerpo estaba totalmente relajado en una posición que jamás había compartido
con nadie, bueno, tampoco había besado en su vida, porque era demasiado pudorosa y cuidadosa con
sus modales. ¿Podía tratarse de promiscua? ¿Podía considerarse una mujer ofrecida? No había
hecho nada más que dormir tibia y protegida por ella, además entre mujeres eso era más normal ¿o
no?

Camila: Nunca en mi vida he dormido tan bien como hoy. –Una sombra se proyectó en la carpa
amarilla, alguien la estaba llamando- ¿Liam? Espere un minuto. –Soltó su cabello, se sentó en el saco
de dormir con la camiseta blanca hasta sus muñecas y los pantalones deportivos grises hasta los
tobillos, no quería que malinterpretara las cosas- Estoy abriendo, espere. –Corrió la cremallera de la
carpa por completo, el aire tibio golpeó su cara, pero mucho más el perfume masculino del bello tuco
parado a su lado, esos ojos azules eran intensos- ¿Señor Özkan? ¿Sucede algo?

Liam: Sí –su mala cara la estaba asustando, no quería que la tratara mal- ¿Alguna vez vas a
tutearme? Tengo la misma edad que Lauren, cuando me hablas de usted es como si yo estuviera en
un rango superior con respecto a ti, dime Liam, háblame de tú ¿entendido?

Camila: Está bien seño... –meneó el rostro y sonrió hacia él- Está bien, Liam, ¿necesitabas algo?

Liam: Quería saber si te sientes bien, Lauren me dijo que tu carpa tenía un agujero, así que
cambiaron, ella arregló la tuya y se durmió allí y que tú lo hiciste aquí. -Las mejillas que seguramente
ya tenía rojas, se tiñeron más. No le gustaba mentir, pero desde que había pisado tierra en el siglo 21,
estaba mintiendo- ¿Sabes qué hora es? –Camila negó- Es casi la 1 de la tarde, todos están en pie y

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pronto preparemos el asador para el almuerzo, hoy habrá cabalgata, hay actividades para todos los
que han acampado, será un día movido así que levántate pronto ¿sí? –Le guiñó el ojo antes de
revolverle el cabello y salir de allí riendo.

El turco era precioso, tanto en su personalidad como en su físico, pero el destino era sabio y no le
provocaba nada en absoluto.

Como pudo y con algunas pertenencias fue al baño que disponían en el sector de camping, todo se
veía limpio y brillaba como porcelana, pero ella no iba a orinar sentada allí, había estudiado de todo y
aprendió que había cosas que llamaban "microbios" que causaban enfermedades, "microbios" de otras
personas que podían dañarla. Se duchó, se vistió y colocó crema en su rostro, también

protector solar porque a pesar de que estuviesen en otoño, el sol seguía quemando como si estuvieran
en pleno julio. No le gustaba maquillarse tanto, había descubierto en su propio rostro una belleza
natural que le agradaba lo suficiente.

Valeria: ¿Vas a cabalgar con nosotros? –Una de las dos chicas del grupo estaba a su lado cortando
lechuga para la ensalada- El camino aquí es precioso, los paisajes son bonitos, lo pasaremos genial.

Camila: ¿Apostarán a que no podré avanzar más de diez metros sin caerme? –Lo dijo con tranquilidad,
no pretendía buscar problemas.

Valeria: -Se sonrojó, avergonzada por la actitud que habían tenido ayer- Ah, bueno yo... es que...

¡Es que eres demasiado correcta! Liam nos había dicho que la amiga y colega de Lauren era toda una
señorita, pero no le creímos, es decir, ¡todas las mujeres se comportan como verdaderas zorras
cuando están con ella! –Lo decía abriendo sus ojos para darle importancia al asunto.

Camila sintió que el estómago le ardía, pero siguió preparando las ensaladas. ¿Qué le importaba que
otras se le ofrecieran de esa manera a Lauren? Aunque pensándolo bien, debía velar por el propósito
de su viaje, tenía que impedir que ella se fijara en otras chicas, no podía fijarse en nadie, más que en
ella, porque sólo así podría tomar en cuenta a su reencarnación, es decir, a ella en el futuro.

Camila: ¿Zorras? –No se las imaginaba con cola y orejas, pero quizás tenía otra connotación en el
siglo 21- Bueno, esas muchachas pueden comportarse como se les da la gana, la señorita y yo, quiero
decir, Lauren y yo no estamos relacionadas de esa forma, por Dios.

Recién cuando se acercaron a las mesas de madera dispuestas por la reserva, pudo ver a Lauren. Sus
cejas estaban fruncidas, parecía de mal humor, aunque hablaba con todos como si nada estuviera
pasando. Quería acercarse a agradecerle lo que había hecho por ella, mentir, pero no pudo porque
justo Alexa se sentó a su lado. Le brillaban los ojos de deseo, su camiseta de manga corta revelaba
gran parte de su escote, mostraba el vientre, usaba pantalones cortos que le llegaban como tres
manos más arriba de la rodilla dejando a la vista sus piernas casi por completo. Sintió náuseas con la
imagen de ella, no estaba acostumbrada todavía a que las mujeres se vistieran de esa manera y que
la sociedad las aceptara, lo peor es que aún no sabía que existía el porno y era comercializado de mil
maneras sobre todo accesibles, cuando lo supiera quizás reaccionaría muy mal.

Alexa: Lauren, ¿podrías servirme cerveza? –Estiró su cuerpo, sus pechos se apretaban más, sus

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amigos no se daban cuenta porque hablaban con los demás. Lauren le sirvió la cerveza, pero sus ojos
siempre estuvieron a la altura de su rostro, no bajó más.

Gary: Camila, ¿quieres que te sirva más carne? –Liam miró a Lauren esperando alguna reacción de su
parte, pero ésta conversaba con otro amigo.

Camila: No, muchas gracias, estoy degustando esto junto al arroz. –La mayor parte de la comida tanto
ella como Jauregui se ignoraron, más bien Lauren no le dirigió la palabra. ¿Estaba enojada con ella?
¿Habría hecho algo durante la noche que la molestara?

En grupo y después de asegurar sus pertenencias, caminaron para ver el precioso paisaje que había
dentro del Ernest E. Debs Regional Park, cerros, campo y árboles, era el lugar perfecto para irse a
descansar. Cavendish creyó que acampar sería una experiencia aterradora del siglo 21, dormir dentro
de algo que no fuese un hogar en medio del campo le daba pánico, sin embargo, hasta el momento
había sido muy bonito todo, la mejor parte sin duda, fue anoche cuando sus miedos se esfumaron bajo
los brazos de Lauren.

Leo: ¡Miren, un conejo! –Gritó uno de los chicos. Se acercó tan rápidamente que el ruido de sus
zapatillas bajo el césped y las piedras lo asustaron, el pobre conejo salió corriendo y saltando hacia los
arbustos- Demonios.

Gary: Queríamos fotografiarlos, eres un aguafiestas. –Bromeando golpeó su cabeza.

Camila caminaba mirando todo, las flores, los árboles, el cielo celeste. Una mariposa que volaba cerca
empezó a rodearla como si quisiera llamar su atención, sutilmente se posó en su hombro y después de
unos segundos descansó en el dedo que ella alzó para tocarla.

Camila: Eres una mariposa preciosa, es mejor que te vayas antes de que corras peligro. -Le dio un
beso en el ala, Liam y Gary suspiraron al verla, pero sólo Lauren la observó con atención.

La mariposa se desprendió de su dedo y como si nada se quedó en la palma que Jauregui dispuso
cuando se dio cuenta que se acercaba a ella. Ambas, Camila y Lauren se miraron unos segundos.

¿Qué quería decir eso? Porque para el grupo de amigos era divertido, querían fotografiar a la
mariposa, pero ambas sentían que no era una coincidencia.

Más tarde cuando el reloj marcaba las 18:15 pm, todos tuvieron la oportunidad de escoger un caballo y
dirigirse lentamente por otros sectores del parque. Querían acercarse al lugar donde estaba la laguna
rodeada de árboles. Uno de sus amigos desafió a Liam para una competencia, el turco no resistió la
tentación de ganar y emprendió un rumbo sin decir el destino, los demás pensaron que sería divertirlo
seguirlo, mas, cuando Camila iba a hacer lo mismo, se dio la vuelta al oír a un caballo relinchar muy
cerca. Allí estaba Lauren, sin su blusa puesta, llevaba un top negro y lentes de sol que cubrían sus
sensibles ojos. Era como si el tiempo se pusiera más lento, como si cada detalle pudiese verlo con
mayor intensidad, sus músculos se marcaban ligeramente en su cuerpo de forma armoniosa, la piel le
brillaba un poco por el sudor y el calor. Apretó sus manos porque tenía la tentación de estirar el brazo
y acariciar su abdomen un poco. Avergonzada de sus pensamientos miró hacia otra parte, no era el
comportamiento que una muchacha debiera tener, jamás se imaginó que una mujer la haría sentir eso,
al medio día estaba juzgando a una de sus amigas por su forma de vestir, y con Lauren no pensaba
eso, no lo entendía del todo, era increíble que pensara en cosas de esa índole.

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Lauren: ¿Por qué te detienes? -Se detuvo un poco antes que la morena.

Camila: Porque su presencia, yo... -¿Qué podía decir? ¿Qué se había quedado totalmente anonadada
con su cuerpo? ¿Qué no había visto jamás a una mujer de esa manera, arriba de un caballo?- Porque
pensé que usted debía hablar conmigo.

Lauren: ¿Y por qué debería? –Acercó su caballo al blanco de Camila, lucía como una princesa sobre
él.

Camila: No debe, aunque yo si tengo preguntas que hacerle. ¿Hice algo mal? –Lauren levantó una
ceja sin entenderle- Quiero decir, desperté esta mañana sin verla y realmente agradezco lo que le dijo
a Liam para que las cosas no se malinterpretaran, pero después cuando quería darle las gracias en
persona, usted me ignoraba, no me observaba, por favor si hice algo mal, dígamelo.

Lauren: -"Darme la mejor noche de mi vida para dormir, por primera vez sin necesidad de tener sexo"-
Nada, es sólo que... No quiero que nos vinculen, digo -¿Cómo decirle a la inglesa que no quería ser
demostrativa con ella frente a sus amigos porque tenía la sospecha de que a Liam le gustaba ella? No
quería que se separaran en su amistad, aunque no lo comprendería, ella no sentía nada por Camila-
que...

Camila: Por favor señorita Jauregui, las mujeres con poco sentido de la decencia y respeto a su
cuerpo, se lanzan prácticamente sobre sus brazos, y usted lo acepta encantada. ¿Es porque yo no soy
como ellas? ¡¿Porque no estoy mostrando mi intimidad como ustedes?!

Enfadada tomó las riendas del caballo y emprendió una cabalgata hacia un rumbo desconocido, pero
definitivamente era opuesto a donde el resto del grupo se había ido. Tenía tantos deseos de llorar, los
sentimientos se mezclaban en su cabeza y en su pecho, no debería sentirse ofendida, no debería
sentir celos, pero los sentía y lo admitía. Ella no era una mujer para vestirse de esa manera, ni siquiera
era capaz de llevar un top como Lauren, no correspondía al siglo 21, pero tenía que hacer un esfuerzo
sobrehumano para adecuarse a todas las costumbres del futuro, por no gritar por las sorpresas
tecnológicas y así sucesivamente. Se tragó el deseo de llorar, secó sus ojos y cuando miró hacia atrás
se dio cuenta que Lauren la venía siguiendo. No podía quedarse viendo su figura cabalgando por más
de un segundo, porque sabía las consecuencias al cuerpo que podía tener una caída desde un
caballo. La tierra que levantaban ambos equinos empezó a enceguecerla, partículas entraron a sus
ojos y los estaba irritando.

Lauren: ¡Cuidado Camila! –Pero fue tarde.

Cuando abrió los ojos, el caballo ya había entrado a la pequeña laguna del parque, lazando su cuerpo
lejos y contra el agua. Asustada gritó, pero tragó agua, el pánico se apoderó de ella no por estarse
hundiendo sino porque creía que volvería al siglo 18 sin lograr su misión. Por accidente cayó al fondo
en una pileta en Devonshire y ahora caía en una laguna, ¿acaso no era una señal? Cerró los ojos
preparándose para ser de vuelta a donde correspondía, pero allí estaba, rozando el fondo con la punta
de su dedo y escuchando el ambiente bajo el agua. Cuando comenzó a desesperarse, otra vez una
fuerza la llevó a la superficie, fue inevitable abrir la boca y los ojos como si por primera vez en mucho
tiempo, respirara. De pronto fue consciente de que su empapado cuerpo estaba pegado al pecho de
Lauren Jauregui, su sujetador y blusa no eran en este momento barrera para sentir prácticamente su
piel mojada contra los pechos de ella. No sabía si estaba flotando o si sus pies tocaban el suelo, sólo

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que estaba a un paso de dejar que las cosas se complicaran más, no por su reencarnación, sino por
ella que se quedaría con un gran daño en el corazón.

Lauren: ¡¿Te das cuenta de que casi te matas?! –A pesar de que le gritara sabía que no lo hacía con
mala intención, estaba asustada- Tu cuerpo salió volando por el aire, chocaste contra el agua y te
hundiste de inmediato. -Camila miró su mano, la alzó y la dejó sobre el pecho izquierdo de ella, su

corazón latía tan rápido que podía repetir en su cabeza cada vez que latía- ¿Por qué saliste corriendo?

Camila: Yo no soy importante, señorita Jauregui, puede dejarme. ¿Usted no quiere que nos vean
juntas? Entonces déjeme. -Susurraba.

Lauren: No me refería a eso, es sólo que... Camila, no quiero que la gente hable mal de ti. ¿Por qué
crees que me fui esta mañana? –Ambas seguían dentro de la laguna, el sol las llenaba por completo,
convirtiendo un ambiente caluroso en refrescante- Desperté primero que los demás y me fui a acostar
en tu carpa para que no pensaran cosas malas. De mi pueden decir lo que quieran, porque estoy
acostumbrada, pero de ti no pueden.

¿Cómo una mujer que en sus primeros días se comportó muy mal con ella, ahora velaba por su
seguridad? ¿Cómo alguien de la que todo el mundo hablaba, podía ser lo contrario a lo que se decía?
El cambio del inicio a tan sólo dos meses de su llegada era impresionante, sobre todo porque su
cuerpo no le temía, su cuerpo ahora reaccionaba como si fuera acariciado cada vez que Lauren
Jauregui le hablaba. Sintió mucha angustia de nuevo, maldición, mucha angustia, porque estaba
creando sentimientos por una mujer que no le pertenecía ahora en el futuro, ni le pertenecerá cuando
vuelva al pasado. Como su labio inferior tembló, bajó la cabeza, el cabello mojado apenas cubría parte
de su rostro, quería volver para secarse y cambiarse ropa.

Lauren: Camila, –el aliento cálido de su voz rosaba el borde de su oreja, revelaba mucho anhelo- no
quieras cambiar, mujeres como tú... –rozaba el borde de su nariz en la mejilla de la inglesa- mujeres
como tú hay muy pocas.

Camila: -La miró con tanta inocencia que Lauren se vio en la necesidad de suspirar- Quiero que me
responda, que sea sincera con mi persona. Si a usted le dieran a elegir entre una mujer como su
amiga o alguien como yo, ¿a quién elegiría? –Lauren estaba callada, la pregunta la tomaba por
sorpresa y por ello era incapaz de abrir la boca, además de que aceptar lo que estaba pensando era
meterse en problemas. La morena no se sintió mal por la ausencia de sus palabras, interpretaba su
silencio como la lucha de alguien que vivió toda su vida de una manera y que no cambiaría de opinión
de un día para otro, además el latido de su corazón era intenso- No importa que responda ahora, sólo
espero responda a esto.

Se paró de puntillas y con un suave toque de sus manos tras la nuca de Lauren, acercó su rostro para
poder besarla. Cuando sus labios se tocaron fue como una chispa que enciende dinamita, el calor
explotó dentro de su estómago y en corrientes de placer se expandió por todo su cuerpo.

Jauregui gimió sorprendida, pero mucho más de deseo, sus brazos afirmaron la menuda figura de
Camila por la cintura, su boca se encargaba de acariciar, succionar y morder esos labios, atrapar esa
lengua y hacerla suya de mil maneras.

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Cavendish se sentía aturdida por el placer, pero era incapaz de detenerse a pensar de que en que su
primer beso estaba siendo atrevida y no era inocente como había creído. ¿Por qué sentía que ya
había besado sus labios? ¿Por qué necesitaba más al punto de levantar sutilmente una pierna y
dejarla sobre la cadera de Lauren? Porque antes ya se habían besado y ella no tenía idea. Jauregui no
pudo evitar sonreír entre besos, ella era exquisita en su inocencia, sí, pero la estaba besando por
voluntad propia. "Eres hermosa" susurró en su oreja, antes de ser ella la que sostuviera su rostro para
besarla lenta y apropiadamente. Era una lástima que aquellas dos besándose dentro de la laguna no
fueran conscientes de que Liam y sus amigos las estaban viendo.

Alexa: ¡Esa perra está con Lauren! –Chilló apretando sus puños.

Liam: -Miró la escena con cara de póker, luego desvió la vista a su amiga, mientras apretaba el puño-
Vámonos, vámonos todos.

Capítulo 24

Sentía que el aire le estaba faltando, pero la necesidad de besar sus labios era mucho más grande
que respirar unos segundos. Se separaron lentamente, Lauren mordió su labio inferior poco a poco
hasta soltarlo y esbozar una sonrisa, tenía miedo, sí, pero sonreía porque había sido realmente
placentero besarla.

Los ojos de Camila brillaban más que nunca, sus mejillas se habían tornado rojas por el calor del sol y
la reciente escena, su corazón latía tan rápido como el de la mujer que la sostenía, no quería hablar,
porque muchas cosas pasaban por su cabeza en este minuto. ¿Qué pasaría entre ellas ahora?
¿Cuándo debía decirle lo de su reencarnación? Aún era muy pronto.

Lauren: ¿Te parece que salgamos del agua? Nuestros dedos se arrugarán, –ambas miraron el agua
que bordeaba sus cuerpos bajo sus pechos, la laguna no era profunda, pero sí estaba helada- o
terminaremos resfriándonos

Camila: Está bien señorita Jauregui. ¡Ah! –Gritó confundida cuando sin previo aviso Lauren la sostuvo
entre sus brazos como recién casadas, el agua escurría por la ropa y el cabello de la inglesa.

Lauren: A partir de ahora me dirás Lauren, no quiero que me trates de señorita Jauregui, o dime como
quieras, pero no me hables de usted. –Antes de que Camila respondiera, la besó rápidamente para
evitar que hablara. No entendía que estaba haciendo o porque se comportaba como una muchachita
de 15 años, pero lo dejaba pasar porque creía que eran efectos del paseo, además, besarla era
exquisito- Si hablas formal de nuevo, tendré que castigarte.

Camila: -mantuvo los ojos cerrados unos momentos para disfrutar del efecto que dejaban los labios de
Lauren sobre los suyos, conservar esa sensación sería una tarea que debía asumir hasta que
desapareciera- ¿Y me castiga de esta forma?

..................

Alzó la mirada por sobre su taza de café, estaban todos alrededor de una fogata, era la última noche
del paseo, porque al día siguiente se irían durante la mañana, en eso habían quedado de acuerdo
todos, sólo serían dos días de descanso. Camila podía sentir cierta hostilidad por parte de la amiga de
Lauren que se le había ofrecido en el almuerzo, la mujer la miraba con el ceño fruncido cada cuatro

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segundos, pero no era la única, Liam parecía haber perdido el brillo en su mirada o el tono cariñoso
con el que siempre se dirigía a ella. Eran los únicos que actuaban diferente, porque los demás seguían
igual de graciosos, diciendo chistes o contando alguna divertida anécdota.

Cavendish era inocente, pero Lauren Jauregui sabía lo que había pasado. ¿Era coincidencia que
después de darse un beso, ellos se comportaran diferente? Era evidente que las habían visto sin que
se dieran cuenta.

Liam: ¿Cómo le harás esta noche Camila? ¿Acaso tu carpa no tenía un agujero? –Lo decía
indiferente, tenía deseos de sonreírle, pero recordarla besando tan apasionadamente a Lauren, le
ardía en el pecho.

Lauren: Le pasaré la mía, volveré a dormir en su carpa. –Dijo de inmediato ¿Qué información quería
sacar? El turco asintió sin dejar de mirar su varilla y los malvaviscos que se derretían en ella. Estaba
contando hasta diez para no dejar que los celos superaran su inteligencia, que no superaran su fuerza
y terminara hablando demás.

Esa noche terminó tal cual Jauregui lo dijo, después de que cada uno se despidió, le pidió a Camila
que durmiera en su carpa con el saco de dormir, ella podía hacerse su propio saco envolviéndose
entre mantas. Debía ser así por dos razones, una, la inglesa merecía dormir caliente, y dos, tenía el
presentimiento de que más de un par de ojos estarían pendientes de si cumplía o no lo dicho.

A la morena por supuesto que le costó conciliar el sueño, estaba tibia, sí, pero no era lo mismo que
dormir entre los brazos de Lauren, no era lo mismo que sentir sus susurros o sus caricias sobre la
frente para dejarla descansar de mejor manera. Los menores ruidos de la naturaleza despertaban sus
sentidos, dormir así se hacía difícil, sobre todo cuando incluso el roce de las hojas en los árboles era
incómodo. ¡Que la noche terminara ya!

A Jauregui le pasó exactamente lo mismo, con la diferencia de que ella sí se levantó para caminar un
rato por la zona de camping y distraerse un momento. Eran las tres de la madrugada, la luna era la
única que brindaba luz natural a estas horas creando sombras curiosas sobre el césped. Una suave
brisa acariciaba su cuerpo, su cabello y las hojas de los árboles, la noche estaba preciosa y ella era la
única testigo para decirlo. No sólo era la ausencia de Camila entre sus brazos la que la mantenía
despierta, también la actitud de su mejor amigo le preocupaba. Jamás le dijo algo cuando estuvo con
una chica tras otra en el pasado, sólo le daba concejos y se tomaba muy ligeramente el hecho de que
Lauren apenas los tomara en cuenta, pero ahora ¿qué excusa había para que actuara tan diferente?
Fácil, una mujer especial que llegaba a su vida tenía que gustarle también a Liam. "No me gusta a mí,
simplemente estoy cayendo con lo que es diferente" se dijo una y otra vez para ver si surtía efecto y
terminaba creyéndoselo.

Lauren: No me puede estar gustando, no puede, yo no soy así, no puede gustarme. –Lo decía
apretando sus puños y su dentadura, sabía que al final, ella terminaría recuperando su memoria y se
alejaría. Tenía razón en una cosa, sólo que no era un asunto de recuerdos o falta de ellos, era algo
mucho más profundo que eso y que, aunque nadie lo supiera, incluía a una tercera persona que
también volvió a nacer.

..............

Dos semanas después, viernes 3 de octubre de 2014.

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Todos los alumnos estaban encantados con la melodía que fluía desde los dedos de su profesora
hasta trasmitirlo por las teclas del piano. La clase había terminado, pero por primera vez, ellos le

pidieron que tocara algo para poder escucharla. La pieza que tocaba era algo nuevo, decía con orgullo
que había sido inventada por ella y aunque recibía adulaciones por eso, pensaba que ninguno de ellos
tenía como saber que era música creada a principios del siglo 18, cuando no sabía qué hacer para
matar el tiempo. Llevaba dos meses y dos semanas en el siglo 21, no sabía por cuánto tiempo más
tendría que estar acá, así que debía aprovechar cada una de las oportunidades que la vida le ofreciera
para hacer de esta experiencia la más linda y menos dolorosa posible.

Cuando dejó el piano, recibió aplausos de todos ellos, Camila era la fuente de inspiración de esos
muchachos y no rompería aquello. Pero no todo era tan tranquilo como lo parecía. Los alumnos se
despidieron y rápidamente abandonaron la sala, ella se quedó frente al piano unos segundos más para
seguir tocando, sólo que ahora tenía otro espectador.

Shiyoon: Puedes seguir tocando, no te haré nada, lo prometo. –Sonrió revelando e inspirando
tranquilidad. Estos días trató de evitar cualquier contacto con ella en el teatro, pero ahora se vio en la
necesidad de acercarse- Es en serio.

Camila: ¿Necesita algo? –Sin decir una palabra le indicó el piano- ¿Realmente me quiere escuchar
tocar? –Él asintió. De pronto se sintió torpe, sentirse observada por alguien ajeno no era de su agrado,
sobre todo porque a veces tenía pánico escénico- De acuerdo.

Volvió a repetir la melodía que minutos antes tocó para sus alumnos, como siempre se dejaba llevar
una vez empezaba. El coreano percibía sentimientos que otro artista no tenía cuando tocaba,
definitivamente no era la Camila que él conocía, había algo en ella tan curioso que quería averiguar,
además, después de tener una sola sesión con la gitana, la curiosidad había crecido al triple.

Shiyoon: Eso fue magnífico. –Aplaudió provocando que la muchacha se sonrojara. Que extraño era
saber que no era su mejor amiga. ¿Pero quién podía ser? ¿Cabía la posibilidad que fuera su gemela
perdida, incluso cuando sus padres no lo supieran?- ¿Estás ocupada ahora?

Camila: Tengo que volver a casa. –Sabía que llegando al departamento se encontraría sola, Lauren
estaba en la primera semana de rodaje de su película que tenía locación en Vancouver, Canadá-

¿Hay alguna razón para que me pregunte aquello?

Shiyoon: Me gustaría conversar contigo, Camila Cavendish, esta vez sin que nos interrumpan tus
amigos. ¿Es posible? Conozco un lugar muy tranquilo que me gustaría visitar.

Nadie los detendría, por supuesto, Lauren estaba a kilómetros de distancia y Liam prácticamente no
mantenía contacto con ella con la excusa de que estaba muy ocupado en el hospital, pero ante
cualquier cosa podía llamarlo. Caminaron juntos en silencio por la calle en un precioso atardecer, no
era un silencio incómodo, pues ambos trataban de reflexionar sobre los problemas personales que
tenían.

Camila pensaba en cómo habían sido estos días desde que compartió un beso con Lauren y llegaron

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del campamento. "Extraños" era la única palabra que se le ocurría, extraños porque Jauregui no volvió
a besarla, ni hizo intento de ello, seguía con la relación de siempre, incluso ella había vuelto a tratarla
de usted. ¿Se arrepentía de besarla? ¿Se había aburrido y buscó a otra? No quería ser de esas
mujeres psicópatas que buscaban el porqué de todo, pero simplemente era evidente que ella no era
igual que en el campamento.

Shiyoon: ¿Qué te parece este parque? No hay mucho ruido cerca, hay bancas de piedra y algunas
fuentes. –Camila se tensó cuando dijo aquello, una fuente de agua le traía recuerdos de esa noche.
Asintió antes de que se acomodaran en una banca bajo un árbol precioso lleno de flores rojas, los
autos no pasaban mucho por el sector, porque era una zona más residencial que comercial- Bien,
supongo que esta vez no les dirás a tus amigos donde estamos, es enserio cuando te digo que no te
haré daño.

Camila: ¿Aun cuando sepa la verdad? –Shiyoon se quedó callado. ¿Cómo saber aquello si ni siquiera
sabía de qué trataba todo? La gitana le pidió mantener la mente abierta- Pues, usted sabe, no soy su
amiga, no soy su alma que ha salido del cuerpo, aunque de cierta forma... -meneó la cabeza- pero
somos iguales, tenemos la misma voz, no el mismo acento, pero sí la misma apariencia, tampoco soy
su gemela.

Shiyoon: De serlo sus padres tendrían ecografías de gemelas, Camila siempre fue una. –Susurró-

¿Una clonación? ¿Eso eres? No, jamás se ha clonado a una persona.

Camila: ¿Qué es una clonación? –Nunca había escuchado esa palabra, no le sorprendió la mirada de
sorpresa que le dio el coreano- Es decir, no, no soy una...

Shiyoon: ¿Podrías decirme la verdad de una vez por todas? –Le temblaba la voz- Me estoy asustando.

Camila se paró y se sentó en la fuente de agua más cercana, quería que Lauren fuera la primera en
enterarse de la verdad, pero era imposible, una persona que no tenía pretendido conocer, dio con ella
antes de tiempo. Miró el agua de la fuente que se movía con lentitud, sumergió una mano y sostuvo
una moneda allí. ¿Decir o no decir la verdad? Alzó sus ojos cafés a los rasgados de Yoon Shi Yoon
que se había sentado en la fuente. No parecía ser un mal chico, él no le haría daño, porque realmente
quería mucho a su otro yo, él debía creerle, como fuera que el destino lo quisiera.

Camila: ¿Qué le ha dicho la gitana?

Shiyoon: -apretó los labios, no era un hombre al que le gustara demostrar muchas emociones con
desconocidos, pero simplemente la situación lo superaba, sus ojos estaban húmedos- Que, si quería
ver a mi mejor amiga despierta, debía acercarme a ti y tener una mente abierta. Mente abierta, Dios.

¿Por qué?

Camila: Su amiga perdió la consciencia un 22 de julio. ¿No es así? –El asiático asintió, no le había
dicho eso, no que recordara- Yo llegué un 22 de julio a la casa de Lauren Jauregui, yo viajé por el
tiempo y caí en su departamento. –Al ver la expresión en el rostro del coreano supo que no era bueno-
Es enserio. ¡Puede preguntarle a la señorita Jauregui como me encontró!

Shiyoon: -apretó los puños, su cara estaba de color rojo y la mandíbula le temblaba- ¡Es lo más

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estúpido que he escuchado! Puedo creer la clonación incluso, pero ¿viajar en el tiempo? ¡Me ves la
cara de imbécil! Eso es.

Camila: Sounya le pidió que tuviera una mente abierta. –Le temblaba la voz, quería llorar- Le juro que
lo que digo es cierto. ¿Qué otra explicación habría para que seamos iguales? ¡Camila Cabello es mi
reencarnación! ¡Yo soy Camila Cabello nacida hace 300 años atrás!

Shiyoon: Basta... ¡Basta de decir tanta mierda! ¡Tú no eres Camila!

La morena decidió pararse y alejarse un poco para no ser agredida, era totalmente entendible la
actitud de Shi Yoon, porque nadie creería que había viajado a través del tiempo. Si a ella al principio le
costó aceptarlo, ¿por qué a él no le costaría, que no era testigo?

Shiyoon: Es lo más enfermo que me han dicho en la vida. Camila: Pero Sounya...

Shiyoon: Que gitana ni que nada. ¡Puras blasfemias! ¿Crees realmente que te ve la suerte? Sólo es un
juego de palabras, maldición.

Camila: ¡¿Entonces cómo explica el hecho de que seamos iguales?! Necesito que alguien me crea,
por favor.

Shiyoon: Esto fue una pérdida de tiempo, una total y completa pérdida de tiempo. –Antes de irse, su
brazo fue capturado por la mano de Camila, tenía muchos deseos de llorar por sentirse "estafado", no
le gustaba que lo subestimaran por el hecho de tocar violín, que creyeran que no tenía como
defenderse o que era un hombre completamente sumiso ante las personas- Camila está sin despertar
en el hospital, la trasladarán a su casa, su familia gasta mucho dinero en estudios para saber que
mierda le pasa y tú... ¿Y tú juegas con algo tan ridículo como lo que has dicho? Es... es una falta de
respeto para la familia Cabello.

Camila soltó su brazo para dejarlo ir, si no tenía pruebas ¿cómo podían creerle? No había registros
históricos que tuvieran peso, quizás muchos mencionaban la tragedia de los Cavendish con su
desaparición, pero nada más.

Camila: Lauren Jauregui, –murmuró, Shi Yoon se volteó lentamente para observarla- un día, cuando
pueda, solamente pregúntele a la señorita Jauregui cómo me vio la noche que me encontró en su
departamento, que me describa en todas las maneras posibles, cuando lo haga... cuando lo haga nos
volveremos a reunir. Busque en internet la teoría entre el amor y el tiempo.

Negó con la cabeza y se apartó lo más rápido posible, era lo más absurdo que le habían dicho jamás,
pero ¿por qué la curiosidad picaba dentro de su cuerpo? Estaba seguro que Lauren le respondería
algo que no serviría de nada. ¿Reencarnación? Como cristiano no creía en ello, aunque no sabía que
Dios les otorgaba esa oportunidad a sólo unos pocos que realmente la merecieran.

Camila se quedó así, se sentó en la orilla de la fuente de agua, apretándose los dedos. Si no buscaba
pruebas, habría serios problemas cuando decidiera enfrentarse a Lauren Jauregui para contarle la
verdad. De pronto recordó una cosa, no le había dicho a Shi Yoon que no le nombrara a Lauren algo
relacionado con la reencarnación o todo el plan se vendría abajo, sumado al hecho de que ella la
lanzaría a la calle por creer que estaba loca.

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Camila: Dios. ¡Señor Yoon! Dios mío, Señor Yoon regrese. ¡Regrese! –Cuando quiso correr, el
teléfono en su bolsillo comenzó a vibrar. Se detuvo para sostenerlo, pero fue tarde cuando alzó la

vista para buscar a Yoon Shi Yoon, ni su figura se podía distinguir. Miró atenta la pantalla de su
teléfono y con sorpresa se dio cuenta quien era. ¿Por qué la llamaba la madre de Lauren Jauregui?

Capítulo 25

El vehículo de lujo se detuvo frente a ella, si pensó que una celebridad de su categoría no manejaba
un vehículo y que a cambio tenía un chofer para trasladarla, estaba equivocada. Clara Jauregui se
bajó del Audi R8 color rojo que poseía, incluso para eso emanaba elegancia, en su mirada, en su
caminar, en su sonrisa, esa mujer era perfecta y muy correcta.

Camila extendió la mano para saludarla, pero la mujer se acercó y simplemente la abrazó con calidez,
no la hizo sentir incómoda, al contrario, era un gesto tan bonito de su parte, un gesto al cual no estaba
acostumbrada, como todas las personas del siglo 21.

Clara: No pensé que pudieras estar sola en un parque, para una linda chica como tú, estar sola aquí,
es peligroso.

Camila: No soy una niña, señora Jauregui. –Lo dijo con una sonrisa tímida, antes de separarse de su
abrazo.

Clara: Quiero que me acompañes a un lugar. ¿Te parece tener una tarde de chicas?

No sabía el motivo exacto del "por qué" tenía las mejillas rojas frente a ella. ¿Era el hecho de que
fuese la madre de la mujer con la que vivía? ¿Con la que se había besado en el campamento?

Además, no podía obviar que fuese una figura pública y muy conocida en todo el mundo, con la cual
muchos desearían pasar unos segundos o ser tan sólo observados por sus ojos, en cambio Camila
tenía el privilegio de tener mucho más que eso.

La mujer manejó hacia una exclusiva cafetería de Los Ángeles, decorada al estilo alemán, juntas se
bajaron y aunque muchos trataron de pedirle fotografías y autógrafos, Clara murmuró un "te espero a
la salida". La mujer sabía que Cavendish estaba sola estos días, desde que su hija había ido a Canadá
y aunque Lauren quiso mentirle aquel día que las vio en el departamento antes de irse de
campamento, era obvio que vivían juntas. ¿Motivos? Aún no los sabía.

Clara: Puedes pedir lo que quieras, esta pequeña tarjeta lo paga todo. –Mostró una lámina dorada, una
maravilla del futuro que reemplazaba el dinero físico.

Camila: Deseo chocolate caliente y unas mmm –miró el menú, todo se veía tan delicioso, estaba
segura que volviendo al pasado no podría probarlas de nuevo- donuts. –El mozo anotó todo el pedido
y con una sonrisa se retiró de allí- El brillo de sus ojos delata su intención. ¿Hay algún motivo en
especial por el que me haya llamado?

Clara: La primera vez que nos vimos, fue muy agradable conocerte, eres una muchacha inteligente,
que tiene el don de la expresión, de la palabra y el conocimiento. ¿Te gusta la historia de la Inglaterra

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antigua?

Camila: -apretó los dientes para no expresarse de tal manera que delatara su verdadera yo- Me
fascina, tengo recuerdos de haber leído mucho sobre ello, sé sobre la forma en la que se reunían, en
la que se expresaban, la importancia de la aristocracia y la realeza de esos tiempos. ¿Por qué? –Les
dejaron el pedido, la rapidez del lugar era impresionante- Muchas gracias. –El mozo sonrojado salió de
allí, la muchachita de acento británico era preciosa. Si Lauren hubiera presenciado aquello, sus puños
ya habrían estado apretados.

Clara: Soy productora y además actriz de la próxima película basada en una novela de Jane Austen, el
libro se llama "Lady Susan".

Camila: Jane Austen es... –murmuró confundida.

Clara: Una novelista británica que nació en 1775, escribió libros que han sido adaptados para el cine,
queremos llevar a la pantalla grande su novela "Lady Susan" y aunque sé que trabajaremos con
historiadores, me gustaría que participaras conmigo, quiero que des tu opinión. Pronto empezará la
producción de escenografías, la elección de las mansiones y todo lo demás. Sabes sobre eso

¿verdad?

Camila: -sintió un nudo en la garganta, ella pertenecía a esa época, sabía cada uno de los detalles,
como vivían, las costumbres, todo- Eso significa...

Clara: -la miró fijamente, tenía la sospecha de que había una razón importante para que estuviera
cerca de Lauren, aunque no podía imaginar cual- Sí, en unos cuantos días me acompañarás a
Inglaterra para trabajar con el equipo si lo deseas, pero, personalmente, sería un honor para mí
tenerte, porque sé que serás un gran aporte.

Camila: ¿Por qué yo? –Susurró sorprendida, quería llorar y no sabía exactamente si era por felicidad o
tristeza.

Bajo ningún motivo permitió que Clara la dejara en el departamento, había demasiadas personas
aglomeradas afuera de la cafetería, cuando corrió por internet la noticia de que la actriz estaba en el
centro de la ciudad con una persona desconocida. ¡No podían fotografiarla! Además, tampoco
permitiría que Clara restara de su tiempo con los fans sólo porque la fuera a dejar, más de dos meses
estando en el siglo 21 le habían dado el sentido de orientación, además de que había aprendido a
ocupar un taxi sola.

La respuesta a la propuesta no llegó de inmediato, le pidió tres días al menos para pensarlo, porque
eso significaría dejar de lado las clases de piano por un tiempo, si es que no era para siempre. Tuvo
que salir por la parte trasera de la cafetería, los trabajadores facilitaron una puerta especial por donde
entraba y salía únicamente el personal. En su camino hacia el edificio tuvo tiempo para reflexionar un
poco la reacción que tuvo dentro del local cuando la señora Jauregui le pidió que viajara a Inglaterra.
Estaba sorprendida, sí, por haberse ganado en tan poco tiempo el corazón y respeto de alguien que
era admirada por millones en el mundo, sorprendida porque la considerada. Felicidad, también sentía
felicidad, porque sus conocimientos eran tomados en cuenta. Angustia era otro sentimiento, porque la
señora Jauregui se estaba acercando a ella y crearía sentimientos hacia su persona, mientras menos
cariño tuviera por otros, menos sufriría partiendo de este siglo, pero otra cosa que le generaba

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angustia era el hecho de tener que viajar a donde pertenecía. ¿Cuántas cosas habrían cambiado en
300 años? No pondría en duda el impacto que significaría ver lugares que quizás seguían existiendo
con una apariencia más arruinada, lugares por donde caminó, techos bajo los que se cobijó.

XX: ¡Cuidado! –Le gritó un taxista cuando pasó por su lado, Camila prestó atención a su alrededor con
el corazón latiendo a mil por hora. ¡Casi había sido atropellada!

Quería correr al departamento y que Lauren la abrazara, pero se angustió más recordando que ella no
estaba en el país. Volvería en una semana por dos días y luego regresaría a filmar en Vancouver, era
dolorosa su ausencia, pero mucho más sentir que su corazón se partía con la sola idea de que en
poco tiempo, tal vez, no la volvería a ver nunca más.

..........

Sábado 11 de octubre 2014, una semana después.

Apretó la mano contra su sien, el dolor de cabeza se estaba haciendo realmente insoportable y no
había alguna farmacia cerca, tampoco tenía medicamentos en su bolso de mano. No logró dormir ni un
minuto si quiera en el avión camino a Estados Unidos, dos semanas prácticamente fuera de casa
marcaban una diferencia en su descanso y sobre todo en su humor. ¿Lo triste de esto? Lo triste era
tener que volver en tres días más a Canadá para retomar la filmación de la película que estaba
rodando por otras dos semanas más, incluso tendría que pasar su cumpleaños allí. Era el acuerdo en
el que habían quedado ella y la producción, no quería estar dos meses completos filmando en Canadá
y estar totalmente alejada de su familia, y aunque de su boca no saliera, dejar a Camila sola en el
departamento le parecía una mala opción, no porque le fuera a robar alguna pertenencia, sino porque
quizás recordaría quien era y no estaría allí para despedirse a tiempo. El taxi que la fue a buscar al
aeropuerto tardó poco en su camino al edificio, se lo agradeció en palabra y de forma monetaria.
¡Quería su hogar!

Lauren: Buenas tardes señor. –Hizo un gesto con la mano al conserje, el hombre abrió la boca
sorprendido porque después de un viaje Lauren Jauregui no era alguien que saludara a todos-

¿Algún paquete o algo que entregarme?

XX: No señorita Jauregui, es un gusto tenerla de vuelta.

Las manos empezaron a sudarle ante la espera de saber que habría una sonrisa dentro de esas cuatro
paredes cuando abriera la puerta, porque una cosa le había costado admitir en Canadá y era eso, que
extrañaba a Camila, su voz, su presencia, la forma en la que la miraba como si tratara de descifrar
algo importante. Tuvo que digitar la clave de su puerta más de 3 veces porque sus dedos estaban
torpes, cuando resultó, prácticamente empujó la puerta, sin embargo, tan sólo dio tres pasos antes de
encontrarse con una sorpresa pegada en una nota. No, las notas pegadas no eran buen augurio.

.............

Shi Yoon se equivocaba de forma retirada cuando intentaba interpretar una canción. El coreano en las
tardes iba a practicar al teatro lo que era su pasión, el violín, pero gracias al cielo sus horarios en la
universidad se habían arreglado de tal forma que sólo tenía que ir en las mañanas. Algo lo estaba
distrayendo mentalmente y eran las palabras que le mencionó la gitana Sounya cuando la encontró

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en el supermercado, como si el destino quisiera que se encontraran de nuevo. Se toparon en la
sección de las verduras, ella iba vestida como una mujer "normal", llevaba pantalones de tela ligeros,
su cabello largo y ondulado color castaño oscuro le caía sobre los hombros. Se veía realmente distinta
a como era antes, fuera del trabajo lucía relajada y si la viera no diría que fuese una gitana.

Tras un saludo, él le contó lo que había hablado con Camila y lo molesto que estaba con la forma en la
que jugaba con los hechos y el estado de su mejor amiga, Sounya sólo se limitó a decir que el tiempo
se estaba acabando y que hiciera lo que Cavendish le había dicho. De ese pequeño encuentro lo que
más marcado el quedó, además de lo que dijo, fueron sus intensos ojos claros, eran grandes y
expresivos, mucho más expresivos que los gestos de su rostro. Tenía miedo, no creía en gitanas y ese
tipo de cosas, pero le aterraba lo que estaba pasando.

Shiyoon: "Ssibal!" (Joder) –Estuvo a punto de lanzar el violín lejos, cuando las palabras femeninas
emitidas desde un rincón del salón llamaron su atención.

Lauren: Yo no haría eso si fuera tú. –Se acercó con paso decidido, el coreano abrió sus ojos más que
nunca porque no entendía que podía hacer una famosa modelo en el teatro.

Shiyoon: Camila no está. –Quería guardar el violín en su estuche, pero la mano de Jauregui se lo
impidió, le quitó el instrumento sin previo aviso- ¡¿Qué te pasa eh?!

Lauren: No voy a devolvértelo hasta que me des respuestas. ¿Me escuchaste? –Ambos estaban
enojados, cada uno por motivos personales que tenían una causa común: "Camila Cavendish"- ¿Me
vas a decir que eres de Camila? De seguro sabes a donde fue a parar.

Shiyoon: -sabía perfectamente a que Camila se refería y no era a su mejor amiga, sin embargo, el
instinto le dijo que no hablara más de la cuenta- Somos mejores amigos. – ¿Por qué lo decía?

Porque una vez cuando se encontraron en la cafetería la hizo rabiar mintiéndole con ello- Es decir,
antes de que...

Lauren: ¿Antes de que perdiera la memoria? De seguro tú sabes cómo era su pasado y la estás
persuadiendo para que recuerde todo. –El asiático por supuesto que no entendía a qué se refería.

¿Qué cosas le mencionó la inglesa? ¿Le habría dicho algo de una reencarnación? Todo apuntaba a
que no- Ten mucho cuidado con lo que haces. ¿Cómo sé que es verdad lo que dices? Camila es una
mujer muy inocente.

Shiyoon: -sacó su teléfono y le mostró una imagen donde salía él y Camila Cabello, ambos sonriendo
de oreja a oreja- ¿Alguna duda? –No podía entender por qué defendía a la inglesa mostrándole a
Lauren imágenes de su mejor amiga y no ella- ¿A qué viniste exactamente?

Lauren: -le mostró la nota que le dejó en el departamento- Pues me encontré con esto, Camila me dice
que no está, pero que volverá pronto, he marcado a su teléfono, pero me responde como inhabilitado,
necesito que me digas donde está, se pudo haber perdido, no me dio si quiera un paradero. ¡Esa
psicópata está bajo mi techo y lo único que pido es saber dónde está, porque si algo le sucede será mi
culpa!

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Shiyoon: Yo sé por qué no está, de hecho, lo sé porque ayer viernes, llorando se despedía de sus
alumnos y les presentaba a su nuevo maestro de piano. –Sus palabras herían a Jauregui. ¿Habría
recordado todo? ¿Se estaba despidiendo? No debería importarle, pero sí, le importaba demasiado.

Lauren: ¿Salió de la amnesia? ¿Se irá a casa?

Shiyoon: Sólo te contestaré si me respondes esto, por muy extraño que suena quiero que me digas
cómo te encontraste a Camila en tu departamento, cómo lucía, qué día era, con detalles. -Miró a un
costado, era uno de los pocos que venían al teatro a clases, el resto del recinto estaba ocupado con
invitados que asistían a obras o presentaciones musicales. Caminó, cerró la puerta del salón y se
acomodó en una silla- ¿Quieres respuestas? Yo también las necesito.

Lauren suponía que como amigo de Camila debía saber cómo llegó a ella, sin embargo, las
intenciones estaban un poco más allá de lo que pudiera imaginar. El coreano decidió omitir el hecho de
que la inglesa le mencionó que era una reencarnación, sentía que no podía hacerlo y se dejó guiar
esta vez por su instinto, aunque creyese que estaba loca, guardaría sus comentarios.

Lauren: Después de ser estafada por mi mánager, después de estar con tanta ira, llegué a mi
departamento, me dirigí a la cocina –lo recordaba perfectamente, cada detalle estaba en su memoria
del día más chocante de su vida, por ahora- y escuché un ruido muy fuerte, afuera llovía, pero...
bueno, la cosa es que cuando me dirigí a mi habitación vi a una persona mojada sobre mi cama, creí
que era un ladrón, pero cuando volteé su cuerpo, me di cuenta de que era una chica, estaba
empapada de pies a cabeza, estaba desorientada, llevaba en su cuerpo un vestido como esos
antiguos que tú ves en las películas del siglo 18. Fue como –Shi Yoon respiraba agitado con sus
palabras, no, se negaba a creer que las cosas coincidieran.

Flashback

¿Qué haces cuando encuentras a un desconocido en tu propiedad? Lo echas a la calle dándole antes
unos merecidos golpes, llamas a la policía, te justificas por el acto, alegas allanamiento de propiedad
privada o algo así. Pero este caso era muy especial ¿Qué haces cuando encuentras a una mujer
mojada en tu cama, inconsciente y vestida como si hubiera sido sacada de una película inglesa
ambientada del siglo 18? Tuvo la tentación de tomar su teléfono para llamar a seguridad o a la policía,
pero el temor de que esa mujer cargara algún tipo de arma era más fuerte ¿Qué tal si era una de esas
fanáticas desquiciadas que recurren a actos extremos para demostrar su "Amor"?

Encendió todas las luces de la habitación y armándose de valor caminó a su cama, se inclinó hacia
adelante y sostuvo a esa mujer de los hombros para remecerla con furia.

Lauren: ¡¿Qué mierda haces en mi habitación?! –No iba a tolerar que una extraña estuviera en su
departamento, no iba a permitir que alguien le hiciera daño, ni que se metiera en sus cosas llevada por
un fanatismo excesivo- ¡Despierta borracha!

Fin Flashback

Lauren: Aún no puedo entender cómo logró entrar a mi departamento cuando necesitas una clave de
seguridad para abrir la cerradura, no puedo quitarme de la cabeza su mirada perdida, el miedo cuando
le gritaba, sus ojos se desorbitaron cuando miraba a su alrededor. La llevé al hospital después y fue

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allí que con mi amigo Liam, confesó que había perdido la memoria y que no tenía con quién quedarse,
murmuró que había sido violentada por su padre, pero no aportó más datos. No preguntes como, pero
terminó viviendo conmigo. –Hablaba con la vista en el suelo, pero cuando miró al muchacho frente a
él, este tenía sus ojos llenos de lágrimas- ¿Qué te sucede?

Shiyoon: Nueva York, Camila se fue con tu madre a Nueva York, pronto se irá a Inglaterra.

Lauren: -sentía que algo se partía en su interior- ¡¿Inglaterra?! –El coreano asintió con culpa, sin
decirle lo de la "reencarnación" Jauregui había detallado una escena perfecta en la que alguien llega a
un lugar sin saber dónde está.

Shiyoon: Debo irme. -Salió de allí olvidando su violín y corriendo agitado hacia la salida. Lágrimas se
juntaban en los costados de sus ojos porque era tan irreal pensar que esa muchacha le decía la
verdad. Necesitaba ver a esa gitana. ¡Necesitaba una respuesta concreta!

Capítulo 26

Caminaba de un lado a otro como león enjaulado, a pesar de que siempre se caracterizó por su
apacible actitud después de rehabilitación, ahora no estaba tranquilo ni tenía paciencia, al contrario,
quería que Sounya dejara de atender a un cliente para hablar con ella. Aun la descripción del cómo
Lauren encontró a Camila daba vueltas en su cabeza, no tendría razones para mentirle, pero
necesitaba una prueba, tan sólo una prueba que confirmara que no estaba loco y que por milagro del
destino una persona podía trasladarse en el tiempo.

Unas campanillas sonaron sacándolo de sus pensamientos, alzó sus rasgados ojos a la puerta, de
donde salía un hombre con las manos temblando. Tras esa persona apareció la gitana, su mirada
penetrantemente clara dio de inmediato con él, sorprendiéndose por su presencia en el local. No hubo
palabras, sólo le hizo un gesto con la mano para entrar en la "oficina".

Yoon Shi Yoon no quería andarse con rodeos, se odiaba a si mismo por creer que semejante idea
fuera real. ¡Qué estupidez!

Sounya: Tu cara me dice que vienes para buscar respuestas de Camila.

Shiyoon: ¿Es o no es una reencarnación? –Inclinó su rostro hacia adelante, ambos estaban sentados
de rodillas con una mesa de centro baja separando sus cuerpos.

Sounya: Piensa en algo, –susurró mirándolo penetrantemente, su tono era tranquilo- piensa en algo
que solo tú sepas, algo que no se lo hayas contado a nadie, excepto a Camila Cabello, tu mejor amiga.
–Esas palabras cruzaron su mente de forma inmediata. Quería bloquear los recuerdos negativos, pero
aparecieron y ya- Es un atardecer, ambos están sentados al lado del otro sobre el césped en el
enorme patio trasero que parece parque, le pertenece al centro de rehabilitación de alcohol y drogas.

Shiyoon: -abrió la boca, apretó un puño sobre la mesa, se le había contraído el estómago y no podía
hablar- Pero...

Sounya: La miras preocupado, porque lo único que deseas es salir de los vicios, te tiemblan las
manos, Camila Cabello te mira con el mismo deseo de escapar de las drogas, es ahí cuando le
confiesas que habías tratado de quitarte la vida.

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El silencio se hizo presente, no usaba sus capacidades especiales tan específicamente con otras
personas, en su tienda sólo usaba el poder de las palabras para hablarle a los clientes, pero con él,
con Shi Yoon, no podía actuar igualmente, el destino de dos almas estaba en juego esta vez. Antes de
que él empezara a llorar, Sounya estiró una mano y la dejó sobre los dedos suaves del coreano,
quería guiarlo y trasmitirle paz para que las cosas siguieran su camino.

Sounya: No tengas miedo, esto es muy real, lo supe apenas la vi entrar en la tienda con Lauren
Jauregui. No la veas como enemiga, ayuda a Camila Cavendish a cumplir el objetivo de su vida.

Shiyoon: Esto no puede ser real, no puede... tú, ¿cómo sabes eso?

Sounya: Porque puedo, desde pequeña puedo hacerlo. –Murmuró sin levantar la voz y con la misma
mirada enigmática que la caracterizaba. Él sabía que estaba diciendo la verdad.

..................

Miércoles 14 de octubre 2014, 3 días después. Londres, Inglaterra.

Tenía la cabeza inclinada hacia atrás para observar todo lo que sus ojos pudieran abarcar del ícono
del Londres contemporáneo, la torre del Big Ben. Camila había llegado con Clara Jauregui hasta el
palacio de Westminster sólo para ver la atracción principal de Inglaterra. Maravilloso, sublime, le
faltaban adjetivos para darle. No había parado de asombrarse desde que había llegado esa mañana a
suelo británico, increíblemente le costaba creer que estaba en el país donde había nacido, pero 300
años en el futuro.

Todo, completamente todo Londres era distinto a sus ojos. ¿Habría algo en Inglaterra que ella
conociera? Pero poco duró el paseo, porque poco a poco los ingleses comenzaron a acercarse a Clara
para pedirle un autógrafo o una fotografía, no había lugar donde no fuera reconocida y aunque a los
ojos mortales fuese una situación complicada, ella estaba acostumbrada, incluso de que la mayoría de
las veces fuese acompañada por guardaespaldas.

Clara: Sigamos caminando, es la única forma de disfrutar la ciudad antes de que nos enfoquemos en
el trabajo.

Camila se sentía ridícula, no quería que una mujer con un gusto de la moda del siglo 21 tan exquisito
tuviera que caminar al lado de alguien que, a pesar de estar casi tres meses ahí, no sabía combinar

su ropa y lucir relativamente normal. En su cabeza llevaba un gorro de género, una chaqueta de cuero
y pantalones oscuros que abrigaban sus delicadas piernas del frío otoñal.

¿Por qué estaba en este país? Después de afinar detalles en Nueva York sobre un contrato y
condiciones laborales, viajó junto a Clara hacia Europa con el fin de empezar los trabajos previos de
producción en cuanto a vestuario, escenografías y localidades donde grabar. ¿Acaso no era bizarro
que una mujer inglesa del siglo 18 ayudase a armar un lugar que en el futuro querían recrear tal cual a
la época de dónde venía? La mayoría se basaba en cuadros, libros, novelas y registros históricos
sobre las vestimentas y costumbres antiguas, sin embargo, esta vez todo era diferente. Su lado infantil
saltaba emocionado ante la idea de saber en qué cosas cometerían errores y lo gracioso que se

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convertiría que sólo ella lo supiera.

Clara: ¿Es cierto que nunca has viajado hasta aquí?

Camila: -se mordió la lengua- Es cierto, es por eso que tengo tantos gestos de sorpresa, es decir, sé
que me ha estado observando y sé que no puedo evitar abrir la boca o suspirar.

Clara: ¿Igual que cuando estuviste en el avión? Creí que te habías paralizado.

¡Ni recordar aquello! Como mujer famosa y con trabajo internacional, era obvio que el medio de
transporte más frecuente después del auto era el avión, estaba acostumbrada a turbulencias,
despegues y aterrizajes. Pero no ella. ¡No Camila! Estando en el aeropuerto de NYC descubrió en
carne propia como era el sistema de un avión, la presión que sentía en su cabeza cuando se
desprendía del suelo y se elevaba a gran velocidad. Averiguó de aviones por internet cuando Lauren le
mencionó que tomaría uno para llegar a Canadá, pero lo escrito comparado con la realidad era
totalmente distinto. Había tenido pánico y estuvo a punto de desmayarse cuando miró hacia la ventana
y el suelo se iba alejando, cuando las nubes quedaban metros bajo ellos y el mar se veía en toda su
extensión. ¡Era irreal que pudiesen volar! En sus tiempos era parte de los sueños de varios hombres,
hacerlo concreto era otra cosa.

Camila: Puede que tenga la misma reacción que en el avión cuando visitemos las localidades de
Inglaterra para la grabación, sólo tengo una duda señora Jauregui, cuando empiecen a grabar en un
mes o dos más, ¿volveré a viajar? Digo, implicando el hecho de que tenga que permanecer todo el
tiempo que dure la filmación.

Clara: -sonrió de forma maternal- ¿Tienes miedo de extrañar a alguien? –Por supuesto que sabía las
intenciones de la pregunta de Camila.

Camila: Es mucho más complejo que eso, –murmuró mirando hacia un costado para que no viera la
pena en sus ojos- tengo el temor de no volver a ver a una persona que... que quiero.

Clara: Todo estará bien, te lo prometo. –La abrazó con fuerza, esta vez la muchacha respondió el
gesto con la misma intensidad- Soy madre, tengo un sexto sentido que Dios nos ha otorgado a las
mamás, nada malo va a pasar porque sé que esa persona es distinta gracias a ti, sé que resultará. –
No le negó nada. ¿Con qué sentido? Clara sabía que implicaba a su hija, pero no tenía idea que la
versión Cavendish desaparecería- Compremos un delicioso café y reunámonos con el equipo, habrá
tiempo para seguir paseando, además los fans están empezando a reconocerme de nuevo.

Ese día en una amplia oficina con mesas de vidrio y muebles de caoba, persianas negras recogidas y
paredes blancas, se reunieron con el director de la película, y la directora de vestuario, entre otros.
Todos ya conocían a Camila y sabían que era importante a la hora de discutir ciertas opiniones o
formas de expresarse que debían tener los actores en la filmación.

Todos quedaron sorprendidos con su forma de hablar, tenía el acento británico, pero era distinto al de
un inglés actual, quizás era de algún pueblo pequeño y no lo sabían, pero más que eso, era el hecho
de que era respetuosa.

Director: Camila, –presionó un botón y una imagen se proyectó en una pizarra blanca, era como un
mapa- quizás lo sepas, pero este es el condado de Devon, tiene lugares preciosos, teníamos pensado

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grabar en Exeter que es la capital, pero también en Dunsford por sus grandes campos.

¿Qué piensas?

Camila: -se le hizo un nudo en la garganta- Devon era antes Devonshire ¿No? –Asintieron. Camila y
su familia aristocrática tuvieron la costumbre, mala tal vez, de decirle Devonshire a todo, tomaron el
nombre del condado para decirle a la ciudad donde vivían cuando en realidad se llamaba Exeter, la
capital del condado de Devonshire. En el pasado fue consciente de eso, pero ¿a cuántas personas les
habrá molestado aquello? ¿Los habrían creído ignorantes por decir ciudad de Devonshire? Su cabeza
iba a explotar- Uhm ¿tiene imágenes de Dunsford?

Clara: Es ideal porque más que sector urbano hay mucha pradera, y campos de áreas verdes, es todo
muy silvestre. –La morena se mordió los labios, contuvo las lágrimas porque reconocía lugares en los
que caminó en vacaciones 300 años atrás.

Camila: Creo que... disculpen, –bebió agua- podríamos hacer la combinación de Exeter y Dunsford,
tienen imágenes de la ciudad de Exeter ¿verdad? –Si volvía al pasado lo primero que haría sería decir
Exeter y darles la misma lección a sus hermanos. Cuando mostraron imágenes de la ciudad actual, los
ojos de Camila se llenaron de lágrimas, había cosas que habían cambiado en las calles, pero ciertas
edificaciones seguían igual, recalcaban en las fotos la iglesia catedral de San Pedro, imágenes de la
playa. ¡Incluso la plaza donde ella se había retratado!- Necesito salir unos minutos por favor, tengo
náuseas.

Director: Tómate tu tiempo Camila, aún nos quedan cosas para discutir.

Con las manos y el cuerpo temblando, Camila salió del edificio hacia un pequeño parque situado al
frente. Clara miró disimuladamente su teléfono para ver la hora. ¿Qué le habría pasado a Camila? Sin
embargo, no podía seguirla, debía estar a solas.

El corazón a la morena le latía más y más fuerte, se sentía sofocada a pesar del frio que había.
Necesitaba apoyo, Dios, necesitaba apoyo para ser fuerte y capaz de caminar por las mismas
localidades/ciudades de Devonshire que ella recorrió hace 300 años atrás, incluso estando en Londres
le era difícil porque pasó mucho tiempo ahí también. Se colocó el gorro negro sobre la cabeza, abrazó
su cuerpo y tomó repetidas respiraciones para calmar la ansiedad. "Serás fuerte, Camila, serás fuerte".
Miró el suelo, parecía tranquila, pero cuando sintió que la fuerza de la angustia estrangulaba su
garganta, que las lágrimas aparecerían y tendría una crisis de angustia, dos brazos la envolvieron
completamente por detrás. Pegó un salto asustada, pero antes de gritar, una voz paralizó su cuerpo
por completo.

XX: No vas a llorar, no vas a caer, sea lo que sea que pienses no sucederá. –La morena se volteó a
verle la cara, pero sus ojos se cerraron de inmediato cuando sus labios fueron capturados por la boca
de Lauren Jauregui. Todo temor se esfumó rápidamente, su cuerpo parecía derretirse y para tener una
mejor posición, se volteó en la banca de piedra para abrazarla mientras la besaba como si fuera la
última gota de vida- No llores bonita. -Susurró.

Camila: Señorita Jauregui... usted, la película.

Lauren: -unió su frente con la de ella. ¡Cuánto la había extrañado maldita sea!- Hubo una tormenta de

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nieve que durará unos días según el tiempo, así que puedo quedarme un poco de tiempo aquí.

Camila: -de pronto reaccionó y se separó como si su contacto le quemara- ¡Hay que hablar las cosas,
señorita Jauregui! Digo, está bien, usted me extraña. ¡Pero no me llamó siquiera una vez!

¿Sabe cuántos días mis sueños fueron pesadillas? Le temo a toda tecnología aun, le temo a la
soledad... y... y... oh sí, usted desde el campamento actúa muy extraña. ¿Es una costumbre del siglo
21 besar a las personas y dejarlas, así como si nada? ¿Sólo pasa cuando los besos son entre
mujeres? ¿O soy yo la ingenua?

Lauren: -frunció el ceño- ¿Costumbres del siglo 21? No sé a qué te refieres Camila, ni de dónde vienes
exactamente, pero ambas nacimos en la misma época.

Camila volvió a sentir náuseas, había abierto la boca diciendo algo sutil, pero ella no lo había captado.
Ahora que ambas estaban en silencio mirándose fijamente la una a la otra, se dio cuenta que había
abierto la boca más de la cuenta revelando parte de sus sentimientos. ¡Linda forma de mandar su
orgullo lejos! Quiso arrancar de ahí, pero la mano de Lauren la detuvo al instante, la pegó a su cuerpo
para abrazarla y no dejar que escapara. Ninguna de las dos abría la boca, pero era obvio que tenían
mucho que decirse. La inglesa podía sentir contra su cuerpo los latidos rítmicos de Lauren Jauregui,
estaba nerviosa, ella no estaba acostumbrada a pasar más allá del sexo con las mujeres, sin embargo,
con la mujer entre sus brazos no había nada de eso y sentía más de lo que alguna vez se permitió
tener.

Lauren: Lamento haber sido tan patética después del campamento, pero tengo miedo por muchas
cosas Camila, miedo porque no quiero perder la amistad de alguien a quien quiero, desde hace días
no hablo con Liam y quizás necesito ser sincera para no perderlo, quizás él tiene razón esta vez.

Camila: Casi no hemos tenido contacto desde el campamento tampoco, pero –se separó de ella,
Lauren acariciaba su frente con el dedo pulgar tentando a la morena a ronronear como un minino que
disfruta del cariño- ¿qué tiene que ver eso con el comportamiento que ha tenido usted conmigo? Es
como si todo lo que sucedió lo borró de su mente, si es así por favor dígamelo para hacer lo mismo.

Lauren: Me es difícil ser como nunca lo fui Camila, expresarme, admitir sentimientos, no soy de ese
tipo de mujer, soy una imbécil con las mujeres, me importa solamente mi placer y mi bienestar, pero
apareciste tú y... por favor dame tiempo.

Camila: -se le quebró la voz- El problema señorita Jauregui, es que tiempo es lo que menos tengo.

El tono dulce y triste de su voz la conmocionó. ¿Quién era exactamente Camila Cavendish? ¿Qué
había detrás de su amnesia? Quizás el poco tiempo que le quedaba era porque por dentro sentía que
recobraría la memoria sobre quién era. No cuestionó más el hecho de cómo la encontró esa noche del
22 de julio en su habitación, porque sabía que terminaría con dolor de cabeza buscando las
respuestas a algo que no tenía lógica.

Lauren: -le iba a confesar lo de Liam, pero no lo consideró correcto- Tengo miedo Camila, porque no
sé cómo se comporta una persona enamorada, no sé lo que es eso y las cosas que tengo aquí en mi
pecho, son... no puedo decirlo como se debe, pero Camila, me importas más de lo que debería ser
normal para mí, te... -los ojos de Cavendish brillaban emocionados, a ella le costaba comportarse
diferente, le costaba cambiar, pero lo hacía por ella- te extrañé tanto y lo de la tormenta de nieve es

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mentira, le dije a la producción que –suspiró- que estaba enferma y me daría una semana.

Camila: La entiendo, ¿usted cree que yo no tengo miedo? Para mí es completamente nuevo el
sentirme así de débil y vulnerable ante una mujer. Yo nunca había mostrado interés en una, ni siquiera
recuerdo saber que eso era posible. Pero aquí estoy, arriesgándome a las sensaciones nuevas. ¿Le
importo señorita Jauregui? –Ella asintió como una niña llena de temor antes de abrazarla y hundir su
rostro contra el cuello de la morena. Camila lloró en silencio sintiendo el calor que ambos cuerpos se
brindaban, sintiendo sus corazones latir al mismo tiempo. Pero de pronto miró sus propias manos
sobre la espalda de Lauren Jauregui y mierda. Sus manos empezaron a desvanecerse.

Capítulo 27

El calor que compartían en ese abrazo, tenía más de un gran significado, Lauren estaba admitiendo
que sentía cosas por ella, estaba haciendo lo que jamás hizo con una mujer, tenía sus propios miedos,
Lauren basaba sus "relaciones" solamente en sexo, pero ahora con Camila las cosas eran distintas.
No sabía si lucharía por esa relación, pero al menos estaba dando el primer paso que era admitir que
sentía algo. Por su parte, Camila miraba impactada sus manos que descansaban en la

espalda de Jauregui, sus propias manos estaban desvaneciéndose como el vapor desaparece en el
aire. No pudo disimular la tensión de su cuerpo que llamó la atención de Lauren. ¡Estaba
desapareciendo!

Lauren: ¿Te sucede algo?

Camila: -miró sus manos aun detrás de Lauren, sus manos volvieron a verse tal cual eran antes y para
cerciorarse que estaban allí, las apretó una y mil veces- Nada. No... no me sucede nada. –Le temblaba
la voz, lucía como alguien que ve al diablo en persona. Si su propósito era que Jauregui se enamorara,
entonces no tenía que estar más tiempo en el siglo 21- No me suelte, por favor no me suelte, no me
deje ir. –Susurró asustada.

Lauren se quedó callada y con el ceño fruncido, la voz de Camila salió de su boca cargada de una
angustia tremenda, se estaba aferrando a ella con decisión y firmeza. ¿No dejarla ir? ¿A qué se refería
con ello? Repasó sus manos una y otra vez por su espalda para hacerle sentir que no se iría de su
lado, tal vez las palabras de la morena eran influenciadas por su ausencia de dos semanas.

Ella la extrañaba y eso la emocionaba demasiado, su corazón era una bomba y una mezcla de
emociones a punto de estallar.

Lauren: No voy a dejarte ir. –Camila cerró los ojos al escucharla susurrar contra su oreja, si tan sólo
supiera que eso debía ocurrir sí o sí, pero no, no estaba preparada aún para decirle que en cualquier
momento podía dejarla, porque no era de este tiempo- ¿Me escuchaste?

Camila: De la forma que sea, no me dejará. –"Es el destino que lo quiso así" pensó. Su piel estaba
blanca, sus labios morados, se sentía enferma, pero continuaría en la reunión- Debo regresar, ¿su
madre sabe que está aquí?

Lauren: Ella me dio la dirección de donde estaban. –Acarició su cabello ondulado, el más precioso de
todos- Entraré, pero me quedaré en recepción, sabes tanto de la cultura inglesa que serás un gran
aporte para mamá.

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Camila: Como no tiene idea. –Se puso de puntillas para besar su mejilla, pero ella corrió la cara para
sostener su boca en un delicado beso. Era increíble lo que unos segundos besando podía hacer en el
cuerpo de ambas, los vellos se erizaban, sus pieles estaban cual gallinas, el deseo fluía a varias
terminaciones, provocando pequeños temblores- ¿Así será siempre? ¿Tengo permitido besarla y...
abrazarla?

Lauren: -estaba sonrojada, no estaba acostumbrada a los mimos con las mujeres- Sí, siempre que tú
quieras.

............

Viernes 16 de octubre 2014, 2 días después.

El vuelo hacia Exeter desde Londres tardaba tres horas y media. A las 8 am en punto, el equipo que
trabajaba junto a Clara Jauregui en "Lady Susan" partió rumbo a la capital del condado de Devon.

Camila había despertado con un humor diferente, tanto así que los demás se dieron cuenta e incluso
se acercaron a preguntarle si estaba enferma, más ella había negado aquello y con una falsa sonrisa
se acomodó en el asiento que tenía asignado.

Durante el vuelo sus ojos estaban puestos en las nubes que había unos cuantos metros más abajo
que ellos, con el propósito de distraerse, la imagen que tenía era algo que nunca pudo imaginar en su
vida, la tierra 8 kilómetros bajo ellos lucía como un mapa serpenteado por caminos y campos
interminables de césped y comunidades. Recordaba cuando en más de una ocasión se sentó a tomar
el té afuera de la mansión de los Cavendish, dedicando horas a mirar el cielo e imaginando como
podían verse los seres humanos ante los ojos de Dios en las alturas. Su estómago se apretó de
ansiedad, la acidez subió por su garganta, y la apagó con unos tragos de jugo que había llevado la
azafata.

Distraerse con el idílico paisaje no había funcionado, no podía quitarse de la cabeza que llegaría al
condado de Devonshire en el presente y que tendría la posibilidad, aunque fuese mínima, de estar en
lugares que sus propios pies pisaron 300 años antes, con la idea en la cabeza de que la gente que
amaba estaba muerta. Bizarro, extraño y terrorífico, temía realmente llegar a Exeter.

Como todo el mundo se había enterado vía twitter que estarían en esa ciudad, en el aeropuerto fueron
recibidos con al menos 500 curiosos apostados tras unas rejillas de metal, fans ansiosos para ver a la
famosa Clara Jauregui. Lauren los había acompañado, pero como había mentido a la producción de su
película para viajar a Inglaterra, iba casi disfrazada y alejada unos cuantos metros de su madre, nadie
la reconocía. Desde su posición veía a Camila que se cubría con un bolso la cara. ¿Cuál era la manía
de ocultar su identidad? Nadie la estaba buscando a ella, pero aun así no quería ser vista, era
introvertida y ella quería encargarse de sacar su lado extrovertido. Sonrió, sí, sonrió porque se sintió
rara con nuevos sentimientos en su pecho. ¿Podría cambiarla un poco?

Clara: Querida, deberías descubrirte un poco. ¿Le temes a las cámaras? –Lo dijo estando en los
vehículos que las trasladarían al hotel primero.

Camila: Le temo más que a eso. –"Temo dañarle la vida a mi yo actual"- Simplemente no quiero

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aparecer en el internet. –Miraba sus manos constantemente, no quería darse cuenta que podía
observar a través de ellas.

Clara: ¿Qué sucede con tus manos? Desde que llegamos a Inglaterra que te las miras
constantemente, hay algo que... que te está preocupando. ¿No?

Camila: Es que creí haber sido picada por un insecto, pero eso es todo.

Mentir, mentir se había convertido en un indeseable hábito que quería abandonar pronto, pero temía
que abriendo la boca terminaría desapareciendo por completo antes de que pudiera expresar sus
reales sentimientos y propósito de que ella y Lauren hubiesen reencarnado. Por las noches se
desvelaba pensando. ¿Cómo decirle que ella es la misma persona que había conocido en el pasado?
¿Cómo explicarle que volvió a nacer y que debía enamorarse por segunda vez?

Dejaron sus pertenencias en el hotel, comieron juntas en el almuerzo y luego emprendieron rumbo
hacia las locaciones que usarían para la filmación. Fue en ese momento que se les unió Lauren de
nuevo, lejos de las cámaras y los fans, camino a las mansiones se subió a uno de los vehículos que
los transportaban. Camila rascaba incómoda sus manos y brazos, tenía la extraña sensación de que el
tiempo se le estaba acortando, quería participar en la película de "Lady Susan" para que la gente
tuviera un buen concepto de Inglaterra antigua, pero no sabía si alcanzaría. Sus ojos estuvieron
apostados todo el tiempo hacia el camino, en busca de distintos lugares de Exeter donde ella estuvo
300 años atrás, quería saber qué quedaría, qué desaparecería. Bajó los ojos al papel entre sus manos,
para leer la descripción del primer lugar al que se llegarían, pero antes de dar un grito, el vehículo ya
había frenado.

Clara abrió la puerta para salir primero, pero cuando esperó a que Camila bajara con ella, simplemente
se quedó con la puerta abierta. La muchacha tenía la vista hacia afuera como si de un cachorro se
tratara, el cambio que había sufrido desde que tuvieron la reunión era suficiente y muy notorio. Quiso
extender la mano para apurarla, pero otra persona ya lo había hecho. Con una pequeña sonrisa se
retiró permitiendo que su hija se encargara de la situación, ella estaba cambiando realmente.

Lauren: Camila, estás pálida y tu cuerpo está muy rígido. ¿Qué es lo que te pasa? –Susurró
acariciando su mejilla con dulzura, el tacto de su dedo contra su piel era una exquisitez.

Camila: ¿Estamos en la mansión Cavendish?

Lauren: -miró hacia atrás con dudas, luego hacia ella otra vez- Eso es correcto. ¡Tienes una mansión
con tu apellido! –Dijo riendo por la "linda coincidencia" sin saber la oscura historia que había detrás-
Vamos, sal de allí, si no creerán otra cosa.

Camila: Sé que no debo pedirle mucho, sólo quiero pedirle lo suficiente. –Susurró apretando las manos
calientes de Jauregui- ¿Podría estar cerca de mí en el recorrido? No tiene idea del miedo que siento
en estos momentos, es como... –cerró los ojos para describirlo- si una presión se acumulara en mi
pecho y trepara por mi cuerpo para bombear cada extremidad con fuerza.

Lauren: ¿Qué es exactamente a lo que le temes?

Camila: Sólo no se aparte demasiado. –Susurró saliendo del vehículo para ver frente a frente el hogar
donde ella vivía.

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Sus ojos subieron lentamente por cada rincón de la enorme fachada de la mansión inglesa, sus
pilares, las ventanas, los jardines a su alrededor. Tenía los ojos llenos de lágrimas porque los
habitantes originales no estaban en ella, su hogar se había convertido en un precioso lugar donde las
personas pagaban para visitar como un museo que conservaba el estilo de vida de una familia
millonaria y aristócrata del siglo 19, la última generación Cavendish que ocupó este lugar.

Sus pies temblaban cuando cruzó la entrada principal y junto al equipo de la película vio todos los
detalles que aún se conservaban, alguien normal suspiraría como los demás, pero Camila tenía la
mandíbula apretada. Muchas de las cosas de su familia, de su generación, estaban allí e incluso el
piano que William Cavendish, su padre, le había obsequiado.

Camila: ¿Por qué desocuparon esta mansión? –Le preguntó al historiador inglés, incluso al guía
turístico que les enseñaba todo- La información que manejamos dice que abandonaron la mansión a
mediados del siglo 19.

XX: Desgracias comenzaron a ocurrirles a las generaciones Cavendish desde los nietos del señor
Cavendish, malas rachas en el trabajo y estafas. La reputación en esos tiempos empezó a empeorar y
se sumieron en una deuda tan grande que sólo la entrega de la mansión podía costearla, se

quedaron sin carruajes, sin caballos. Los Cavendish de Devonshire en el siglo 19 se fueron a la
quiebra.

Director: ¿Crees que es buen lugar para grabar, Camila?

Camila: Hay muchas personas que no saben, pero esta mansión es... mística. –Se miraron
extrañados- No sólo albergó desgracias, aquí albergó aprendizaje, música, fiestas y en algunas
ocasiones amor. –Suspiró cansada- Todo es bello aquí, hay muebles antiquísimos que fueron muy
amados, sobre todo por la generación del segundo duque de Devonshire, el señor William Cavendish.

Director: Sabes tanto de Inglaterra, coincidentemente tu apellido también lo es, tu acento... vamos,

¿no serás una chica descendiente de la nobleza y estos Cavendish? –Todos rieron en conjunto,
menos Jauregui hija.

Camila: -miró a Lauren unos segundos, luego volvió a mirar al director- Aceptaré ese cumplido, pero
no señor, no soy de la nobleza inglesa.

Siguieron recorriendo los rincones de la mansión, mientras Camila añadía aportes "históricos" y
anécdotas que vivió la familia de William Cavendish en algunas estancias. Cuando subieron al tercer
piso y el equipo se desvió a una habitación, la morena caminó erguida pero asustada hacia la ventana
que se encontraba al final del pasillo. No fue capaz de acercar el cuerpo hacia ella, temía que por
alguna razón se cayera de nuevo. Ninguno de los presentes sabía que ella estaba aquí gracias a un
accidente que sufrió 300 años atrás en el mismo lugar. A todos, menos a William, incluso a sus
hermanitos de carácter difícil, a todos extrañaba. A la gente del pueblo de Exeter y el resto de
Devonshire, a los pueblerinos que ayudaba, extrañaba un poco de aquello.

Lauren: ¿No te atreves a acercarte? Es sólo una ventana.

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Camila: Señorita Jauregui, incluso para los simples mortales una ventana como esta puede marcar el
inicio de una nueva vida.

Lauren: Vamos Camila, ¿qué es lo que te sucede? –Se cruzó de brazos- Quizás no debí venir. Mi
propia madre es la que me cuenta que has cambiado de actitud desde que estoy aquí, si quieres
agarro mis cosas y me voy, no estoy haciendo esto porque...

Camila: ¿Recuerda que esa tarde le dije que no me dejara ir? ¿Qué tiempo era lo que menos me
quedaba? –Dio pasos lentos hacia la ventana, sus manos estaban afirmadas en la pared para no
caerse, otra vez- Tengo el presentimiento de que pronto estaré recordando quién soy yo, pronto... y no
será algo bueno para las dos.

Lauren: -tragó saliva- ¿Por qué? -¡Sabía que no debió aferrarse a esa muchacha tan bella y distinta!
Pero detestaba pensar en la idea de que Liam tuviese razón en el fondo.

Camila: Porque siento cosas por usted aquí. –Apretó su pecho, sus ojos estaban derramando lágrimas
sorprendiéndola porque no podía entenderla, a ella y a sus malditas lágrimas- Y cuando sepa quién
soy realmente, tendremos que alejarnos, lo presiento, lo siento, lo sé.

Lauren: Te dije que para mí eras diferente, que me cuesta cambiar, pero lo estoy haciendo por ti,
maldita sea, cuesta tanto y... ¿realmente vas a alejarte cuando sepas quién eres? ¿Es por culpa de
ese coreano verdad?

Camila: Es mucho más grande que eso. –Era la oportunidad perfecta para decirle quién era, pero no
tenía las pruebas para probar su verdad, no podía correr el riesgo de cambiar el curso de las cosas y
dejar un espacio para que su alma y la de Lauren volvieran a vagar por el tiempo- Es... es más grande
de lo que un ser humano puede creer.

Lauren: ¡¿Sabes qué?! Lo siento, lo siento por no entender la forma en la que te expresas o lo que
quieres decir, me gustan las cosas claras y puntuales. Lo lamento Camila, pero aclara tu mente,
porque aunque trate, no puedo entenderte.

Camila: Yo estoy muy clara señorita Jauregui, clara con lo que pasa aquí. –Puso nuevamente su mano
en su pecho, justo donde latía su corazón- Pero no con lo que pasa acá. –Tocó su frente, no le
gustaba mentir- Porque el día que descubra quién soy realmente, de que parte de Inglaterra vengo, no
quiero saber que le pertenezco a un hombre, porque sólo le quiero pertenecer a usted. –Y hablaba
para ambas versiones, quería pertenecerle en el futuro a Lauren Jauregui, como Camila Cabello y en
el pasado a la campesina, como Camila Cavendish- Incluso si no podemos ser felices, quiero
pertenecerle. –Susurró apartándose, antes de que abriera la boca más de lo que le correspondía
hacerlo.

No sabía cuánto tiempo era el necesario para saber cuándo amas a una persona, pero lo que la
inglesa sentía era mucho más fuerte de lo que describían en las novelas de su época. Por supuesto

que sabía quién era y de dónde venía, pero no todo era mentira, socialmente ya le pertenecía a un
hombre, a Aaron Warwick, aunque no quería estar con él, incluso cayendo en la desgracia, quería
pertenecerle a Lauren en su vida pasada, siendo campesina.

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Conocía cara rincón de la mansión, no era necesario que el guía turístico la siguiera y lo expresó,
necesitaba pasear un momento sola. Con valentía y decisión, con los puños apretados y los ojos llenos
de lágrimas, se acercó a la fuente de agua que ahora estaba seca. ¿Desde cuándo había dejado de
funcionar? Lentamente acercó sus dedos a la orilla para tocarla, pero cuando el mármol tocó su piel,
sus dedos fueron desvaneciéndose otra vez. De inmediato retiró la mano logrando que aparecieran de
nuevo, trató de tocar el mármol, pero cada vez que lo intentaba desaparecía la mano con la que lo
intentaba.

Lauren la miraba preocupada en el tercer piso, exactamente por la ventana desde la que la mujer que
veía, había caído 300 años atrás y logró llegar hasta ella. La posición de Camila impedía que viera lo
que realmente le pasaba a su cuerpo, pero no era impedimento para observarla, no era impedimento
para darse cuenta de que ella también quería pertenecerle sólo a Camila.

Capítulo 28

Viernes 17 de octubre 2014, al otro día, Exeter, Inglaterra.

Con la solemnidad que la caracterizaba, Camila comía su desayuno. Estaba en el casino del hotel
donde se apreciaba una variedad infinita de deliciosos aperitivos para el desayuno, a los costados en
unas mesas con manteles de lino blanco. Estaba sola y se sentía cómoda así, el resto del equipo salió
temprano en la mañana para ir a Dunsford y ver en terreno lo que se estaba haciendo para conseguir
el permiso legal de grabaciones en los distintos campos y paisajes idílicos que tenían allí.

¿Por qué no estaba ella en el viaje? Había despertado con náuseas y dolor de cabeza, la impresión de
haberse encontrado en la mansión de los Cavendish, le había afectado más de la cuenta, pero mucho
más el haber tocado con sus propias manos la fuente por la cual había viajado 300 años atrás, para
llegar hasta el presente.

Sus ojos estaban fijos en la taza de café que humeaba un vapor tan delicioso como su sabor, las
palabras de Lauren daban vuelta su cabeza, junto a la imagen de un reloj que daba vueltas en reversa.
No le quedaba mucho tiempo, estaba claro, y por eso debía aprovecharlo, aunque era difícil, sí, porque
no había llegado con un manual de instrucciones sobre lo que debía hacer, ni Sounya le

diría las cosas que se vendrían, mucho menos cuando y donde debía actuar para que la misión fuese
cumplida.

¿Estaba enamorada de Lauren Jauregui? Antes de responderse a sí misma y su complicado corazón,


una mano caliente presionó su hombro derecho. No fue necesario voltearse para saber quién era, el
sólo tacto y sola presencia era reconocible incluso a metros de distancia. Todos los vellos de su nuca
se le erizaron en respuesta, una corriente eléctrica viajó por todo su cuerpo hasta la punta del último
dedo de su pie derecho.

Unos labios besaron suave y castamente su nuca, tuvo el enorme deseo de gemir en respuesta, pero
se contuvo apretando las manos para no llamar la atención de los otros turistas.

Lauren: Buenos días, Camila. –Susurró antes de rodear la mesa y sentarse frente a ella. Las mejillas
de la morena se sonrojaron porque la mujer que la había besado, además de lucir increíble, parecía
haber cambiado algo en su rostro. ¿Sería comprensión?- Casualmente me quedé dormida cuando mi
madre me contó que te sentías mal. ¿Estás mejor?

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Camila: Después de haber comido, sí, gracias por preguntar, señorita Jauregui.

Lauren: -sonrió con los labios sellados, la intensidad de su mirada mataba a cualquiera- Quiero que
hablemos como adultas, Camila, que seamos sinceras, porque nada saldrá de ambas si así lo
deseamos. –La mesa era pequeña y personal, por eso al estirar su mano pudo acariciar los nudillos de
la morena- Mírame a los ojos, preciosa, necesito hablar mirándote fijamente.

Camila: Es difícil. –Susurró, pero aun contra toda la vergüenza, le hizo caso, ambas estaban cara a
cara disfrutando de sus reacciones- Tenga cuidado, la gente puede vernos y tomar fotografías.

Lauren: No lo harán, hay guardaespaldas vigilando a cada persona desde una esquina de forma
disimulada, todos son observados. –Le guiñó el ojo. Aun con esa confesión, a pesar de que sonara
malvada, le había gustado- Pido perdón por lo de ayer, pero no voy a pedir perdón por decir que me
interesas, Camila y que no quiero que cuando la memoria regrese a ti, tú te alejes de mí. Necesito
saber si es el coreano el que te está influenciando, si gracias a él estás recuperando tu memoria y te
estás dando cuenta de cómo sucedieron las cosas.

Camila: -entrelazaron sus dedos, el contacto simple y bonito era la gloria que sus almas necesitaban-
Shi Yoon pertenece a mi historia, pero no es una relación amorosa, es sólo la amistad basada en la

lucha para salir adelante, es lo que puedo decirle. Pronto señorita Jauregui, pronto estoy segura que
podré decirle quién soy, de donde vengo y qué sucederá. Pero tengo miedo de que esto nos termine
separando más de lo normal. Es cierto cuando le digo que es complicado, no me haga más
cuestionamientos, porque se enterará después de todo.

Lauren: Me agobia el sentimiento que tienes al decirlo. –Se inclinó más sobre la mesa, sus rostros
estaban cerca el uno del otro- Camila, te daré el tiempo que necesites, pero sólo quiero que me
respondas una cosa para calmarme. ¿Te gusto? ¿Me quieres de alguna forma? –Había necesidad en
sus palabras, ella también estaba nerviosa.

Camila: -las lágrimas que contuvo se esparcieron por sus mejillas, pero no bajó la mirada- Hace casi
tres meses que estamos compartiendo juntas, a pesar de que sé las cuestiones negativas y positivas
que esto nos trae, no puedo negarle a mi corazón sentir lo que siente por usted, me gusta, me fascina,
la quiero y mucho.

La sonrisa de felicidad en el rostro de Lauren era enorme, todo parecía ser más brillante de lo que
creía.

Lauren: Me gustas mucho, Camila. –Susurró emocionada, y puso una carta de menú tras sus rostros
para tener la privacidad de darse un beso con sabor a café y amor.

Se lo había dicho más simple, pero era todo lo que podía hacer hasta ahora, estaba dando pequeños
pasos y arriesgándose con alguien de un futuro incierto, mas, a pesar de todo quería seguir adelante y
seguir el consejo de sus padres, cuando le dijeron que el arrepentimiento es una de las peores
sensaciones que nos queda cuando nos despedimos de alguien.

Los dedos de la mano derecha de Camila jugaban en la nuca de Lauren, se enredaban en su cabello
negro para aferrarla más a ella y probar de su tan dulce boca, los besos más exquisitos del mundo.

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Su deliciosa lengua sabor café la estaba volviendo loca.

Se estaban acercando más sin Lauren saber, que pronto terminarían haciendo el camino en retroceso.
Tiempo, tiempo era lo que no tenían y que debían disfrutar.

.............

Martes 21 de octubre de 2014, Los Ángeles, Estados Unidos.

Después de esa mañana en la que ambas eran conscientes de que sentían cosas por la otra, Lauren
tuvo que volver a Estados Unidos para sumarse de nuevo al rodaje de su película. Camila, a pesar de
la angustia que la dominaba en las noches, al menos en el día aparentaba lo suficiente para que todos
le creyeran, menos Clara Jauregui.

Todo había quedado firmado, tenían la autorización legal para grabar en ciertos lugares de Exeter,
Dunsford y Londres, ahora tenían que conseguir al elenco, los extras, empezar la producción en
cuanto al diseño de vestuario, presupuesto y todo lo que puede conllevar filmar una película de época.
Camila creyó que su participación no era importante, pero en realidad sí lo fue, su opinión respecto a
las costumbres de las personas inglesas, el vestuario, la imagen y todo aquello, le dio el camino
correcto al director y al equipo para tomar buenas decisiones que resultarían un éxito.

Ahora ella se encontraba en LAX airport esperando sus pertenencias, veinte minutos atrás había
llegado del viaje desde Londres y se sentía muy cansada, porque no había dormido lo suficiente.
Sabía que al llegar al departamento, Lauren no estaría, pero no se angustiaría por ello, ocuparía el
tiempo y lo emplearía en buscar la prueba que la respaldara para cuando le dijera la verdad. Como
ocurrió en Inglaterra, acá también había paparazis y fans apostados para sacarle fotografías a Clara
Jauregui y conversar para saber cómo iba la producción de Lady Susan, la película donde participarían
entidades estadounidenses y británicas. Camila fue honesta al murmurarle a la mayor que se iría por
su cuenta en un taxi, estaba fatigada y no quería sentirse abrumada por la fama que no le
correspondía, ni le pertenecía.

Fue así como tomó su maleta y con un bolso colgando de su hombro izquierdo, salió por otra puerta,
necesitaba reunirse con Sounya para recibir consejos o tan sólo ser escuchada por la única persona
que sabía y creía quién era.

Sus ojos iban puestos en el suelo, ya había salido del aeropuerto, hacía frío y al parecer llovía, pero no
se daba cuenta de ello, porque su mente daba vueltas en otros pensamientos, de pronto escuchó que
alguien la llamaba. Al alzar un poco la vista, se dio cuenta de quién clamaba su atención. Quiso gemir
porque no entendía que hacía aquí, sin embargo, el semblante del muchacho era sincero, quizás hasta
dulce, pero sobre todo comprensivo, mientras sostenía un paraguas. Sus ojos rasgados, los cuales en
un principio le parecieron aterradores, ahora le parecían muy dulces, sobre todo porque sonreía con
ellos. No era capaz de caminar por la sorpresa, así que fue él quien se acercó a ella rápidamente, para
que no se mojara el cabello.

Camila: Usted...

Shiyoon: Nosotros dos tenemos que hablar, de nuevo, la última vez no me comporté como debía. –

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Parecía que el tacto que tenía con su mano era más que delicado.

Camila: ¿Es en serio? Es decir, la última vez que hablamos le conté algo y no terminó de buena
manera.

Shiyoon: De eso mismo vamos a hablar, Camila. –Sostuvo su maleta y le entregó el paraguas- Quiero
que me sigas a un lugar, prometo no hacerte daño. –Era tanta la sinceridad y empatía de sus palabras,
que fue difícil negarse a pesar del cansancio y el dolor de cabeza.

Caminaron juntos, hasta acercarse a un vehículo plateado e increíblemente hermoso. Camila


Cavendish no era experta en transportes del siglo 21, pero era evidente que este si costaba mucho.
Miró de reojo al coreano, ¿es que acaso no era un muchacho de clase media? Bueno, en realidad
nunca se sentaron a conversar de su situación económica.

Shiyoon: ¿Vas a entrar? –Le había abierto la puerta del copiloto. Confundida, ella cerró el paraguas y
se sentó, mientras él metía la maleta atrás- No te sorprendas Camila, no sólo juego con mis horarios
como estudiante de sociología, no sólo voy al teatro, ayudo a mis padres con el negocio familiar. –No
pudo evitar reír por la confusión en el rostro de la muchacha- No te preocupes, no es una mafia
asiática o algo así.

Durante el viaje, ninguno de los dos habló por el simple hecho de que el silencio se había vuelto
tranquilo e ideal para dejar que la mente fluyera en buenas direcciones.

El vehículo llegó a un área de L.A. con casas bastante grandes y muy cómodas, que reflejaban la
riqueza de quienes habitaban en el distrito, Toluca Lake. Se detuvieron afuera de una casa de grandes
dimensiones, con un jardín y patio enorme, una pileta, una pérgola con estilo asiático, muchos árboles
y en el fondo una piscina con cascada y piedras incluidas.

Estaba sorprendida. ¿Cómo no? Siempre creyó que ShiYoon era un estudiante que vivía en un
departamento simple y sencillo, pero no imaginó la gran casa frente a ella. ¡Le fascinaba el camino de
piedras!

Shiyoon: Bienvenida al hogar de la familia Yoon, es aquí donde vivo cómodamente con mis tres
hermanas menores y mis padres, aunque cuando termine de estudiar buscaré mi propio departamento.

Camila: Es todo tan bello... Dios, es hermoso.

Shiyoon: Por fuera parece una casa americana, pero por dentro está diseñada y decorada como un
Hanok, que son las casas tradicionales coreanas, es lo que podemos tener de nuestra cultura en
medio de tanto occidental.

Al abrir la puerta, la mandíbula de Camila descendió. ¡Qué belleza! Los jarrones, las mesillas de
centro, los cuadros, y todo lo que pudiera imaginar de objetos tradicionales. Estaba combinado con
alta tecnología, como el LED curvo y otros artefactos.

Se acomodaron en una de las tantas salas de estar que había, sentándose en el suelo frente a una
mesa baja. Shiyoon le sirvió café y un poco de pastel de chocolate, quería hacerla sentir cómoda por
sobre todas las cosas. Era extraño, sí, que Camila estuviera frente a sus ojos, pero no fuera su Camila,
sino la versión del pasado.

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Shiyoon: Sé que estás nerviosa y créeme, yo también lo estoy. –Apretaba el tazón entre sus manos,
se sentía tan ansioso- No te esperabas mi presencia en el aeropuerto.

Camila: Es que me sorprendió mucho verlo allí, la última vez que mantuvimos una conversación, las
cosas no salieron como lo esperábamos, de hecho, terminó mal. ¿Qué lo hace diferente esta vez?

Shiyoon: El hecho de que... te creo, Camila Cavendish, el hecho de aceptar lo que me dijiste. –Se paró
rápidamente, buscó un libro en la repisa y volvió a sentarse de piernas cruzadas- Conversé con
Lauren, pero no le dije lo que me dijiste, para no alterar las cosas, y me encontré a Sounya en su
tienda. -La miró- Lauren dijo que te encontró empapada, con un vestido de época, confundida y con
miedo, no se explica cómo entraste al departamento si no sabías la clave, apareciste el día que mi
amiga tuvo el accidente. Busqué en los libros de historia y en internet sobre Camila Cavendish y las
pocas búsquedas acertadas dan con lo mismo, la tragedia de los Cavendish y la desaparición
repentina de su hija, eres igual a Camila Cabello y tienes conocimientos tan propios del siglo 18.

Dime como llegaste, ¿de verdad caíste de un tercer piso?

Camila: Así es. –Apartó el café y el resto de pastel que le quedaba, le dolía la garganta- Me caí porque
perdí el equilibrio, aunque creo que una fuerza externa me empujó, pensé que perdería la vida al
chocar contra el fondo de la enorme fuente de agua, pero sólo terminé sumergiéndome más y más.
Esto es loco, ¿no lo cree? ¿De verdad me cree?

Shiyoon: Sounya me demostró que lo que dices es cierto, porque empezó a describir con detalles una
escena que nadie más que mi mejor amiga sabía. Ambos estábamos en rehabilitación, en un
atardecer, me dijo tantos detalles, que fueron suficientes para demostrar que hablabas con la verdad.

Camila: Es horrible, ¿sabe? Tener que vivir en una época que no me corresponde, tener que actuar,
vestirme, y expresarme como alguien normal. –Se retorció sobre sus talones- Ver cómo todo ha
cambiado, entender qué es la electricidad y cómo la ocupan, los vehículos, la tecnología. ¿Pero lo más
fuerte de todo? Yo diría que es saber el propósito de mi viaje. –Secó sus lágrimas, definitivamente era
una mujer sentimental- Porque no podré ser feliz cuando regrese a Exeter en Devonshire, si lo soy, la
mujer a quien yo... amo, terminaría en una tragedia y por ende, tu mejor amiga igual.

Yoon se quedó callado y pensativo, no sabía con exactitud cuál era aquel propósito, pero debía ser
doloroso para que ella tuviera que sufrir, aunque de cierta manera, volvería a nacer como Camila
Cabello. Se paró, la levantó suavemente con una mano y la apegó a su cuerpo para abrazarla, ella era
su mejor amiga, sólo que había nacido 300 años antes, debía quererla y respetarla como tal,
entenderla, y guiarla en el camino para que las cosas resultaran.

Poco a poco el cuerpo de la inglesa se fue relajando y aceptando el contacto que el coreano le
brindaba, era sincero, las personas en este tiempo eran más cercanas, no había una valla divisora
entre todos, no tenían que hablarse con excesivo decoro aún entre amigos, el comportamiento con el
otro era distinto.

Shiyoon: ¿Llegará el momento en que tengas que contarle la verdad a Lauren?

Camila: Debo hacerlo, porque no puedo permanecer eternamente en el siglo 21, aunque lo quisiera.

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–Se separaron solo un poco- Tengo tanto miedo de ese momento, ella me odiará por haberle mentido,
y yo no tengo...

Shiyoon: No tienes pruebas concretas., ¿verdad? –Camila asintió- ¿Hiciste algo en el pasado que
dejara registros irrefutables?

Camila: Nada, mi existencia sólo se basa en escrituras.

Shiyoon: Pues no lo creo. -La sujetó de ambos hombros para que lo mirara- Camila, cuando no
estuviste en Estados Unidos, cuando tuve que enfrentarme a pesadillas y miedos sobre tu verdad,
para aceptar de una vez por todas que eras real y que no me estaba volviendo loco, busqué sobre ti en
internet, busqué tanto que encontré algo que te va a servir para cuando sea el momento. –Sacó de su
bolsillo un precioso teléfono celular. Unos cuantos toques en la pantalla fueron necesarios para dar
con lo que quería- Cavendish, si revisaste sobre ti, son cosas obsoletas, con el tiempo encontraron
esto y está en un museo de Exeter.

Camila gimió al verse reflejada en aquel retrato de carbón con su nombre y la fecha en la que fue
dibujado. No podía olvidarlo, no podía creerlo, Dios. ¡Tenían el retrato a carbón que le hicieron en la
plaza aquel día antes de desaparecer! Se había conservado con el tiempo. ¡Tenía pruebas irrefutables!

Capítulo 29

Si alguna vez creyó que no tenía posibilidades de defender su existencia en este mundo, estaba muy
equivocada, pues entre sus manos tenía el teléfono de ShiYoon con una imagen suya en la pantalla.

¡Maldición! Había llegado temprano a Estados Unidos el día de hoy y ahora se enteraba de esto, no
antes, cuando pudo ver frente a frente en el museo el retrato a carbón. Las manos empezaron a
sudarle, pero antes de que pudiera tirar el teléfono al suelo por accidente, o antes de que volviera a
llorar, el coreano la abrazó. Para él tampoco era fácil la situación, una de las personas más
importantes de su vida estaba en coma en el hospital, pero a cambio la tenía de otra forma entre sus
brazos, tenía a Cabello nacida 300 años antes convertida en una Cavendish. ¿Grotesco? ¿Bizarro? El
destino lo quiso así. A pesar de que sabía el motivo real del porque Cabello no despertaba, no iba a
empujar a Cavendish a cumplir su misión sólo para que su mejor amiga despertara, tenía la convicción
de que guiarla paso a paso era lo mejor.

Shiyoon: Ahora lo más importante es que busques una manera de contarle a Lauren, ponte en su
lugar. ¿Qué harías tú si hubiese sido al revés?

Camila: Estaría molesta, furiosa, no querría ver a su versión nueva porque de cierta manera no sería lo
mismo.

Shiyoon: ¿Pero tienen la culpa de haber nacido de nuevo? Incluso esta conversación no tiene lógica,
estamos hablando de ti todo el tiempo, mi mejor amiga no tiene idea de que era inglesa, sin embargo
estoy hablando con ella, pero más... ¿Vieja?

Camila: -sonrió con los ojos brillantes- Sí, mucho más vieja, entonces cuando vuelva a nacer te
conoceré, nos ayudaremos entre ambos y seremos los mejores amigos. ¿Verdad?

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Shiyoon: Así es, y yo viajaré a Corea, volveré y me encontraré con la sorpresa de que ella tuvo un
accidente, te conoceré, Lauren y tu amigo me querrán pegar, luego volverás al pasado y Cabello
despertará sin saber lo que ha pasado. Hablo así para que te hagas una idea de lo que ocurrirá
cuando vuelvas al pasado, cuando lo hagas ninguno de nosotros, o al menos yo no existiré, pero con
el paso del tiempo esto ocurrirá porque tuvo que ser así, sólo te pido una cosa. –Separó su cuerpo
para mirarle la cara- Quiero mucho a Camila Cabello y aprenderé a quererla aun habiendo nacido
tanto tiempo antes, –la indicó- cuando vuelvas al pasado has lo que tengas que hacer, sin importar
qué, no quiero perder a Cabello porque hayas alterado el tiempo, no quiero perderte... digo, Dios, es
complicado hablar de dos personas diferentes, pero si me preguntas, cuando conocí a Camila Cabello
sentía que ya la conocía, debe ser por esto que ocurre ahora.

Camila: -volvió a abrazarlo para llenarse de su perfume y calor- Créeme Shiyoon, créeme que sé cuál
es mi deber.

Shiyoon: ¿Me estás tuteando? ¿Quién eres y qué hiciste con Cavendish?

Camila: Si te trato en el presente de tú a tú, creo que debo empezar a acostumbrarme a la idea señor
Yoon, digo, Shiyoon.

..............

Lunes 3 de noviembre 2014, marcaba el calendario.

A esas alturas y luego de dos semanas, había logrado proteger a su corazón y su mente de la angustia
constante que sentía con la idea de que en cualquier momento podía desaparecer, aunque sentía que
no podía ser así, que debía lograr algo más importante en su viaje antes de volver, y que no se iría sin
cumplirlo. Todos estos días estuvo cuidando el lujoso departamento y entreteniéndose en sus tiempos
libres dentro de él, con la señora Aysel Connery, la sirvienta que conocía a Lauren desde pequeña.

No es difícil salir adelante cuando realmente te lo propones, pero tampoco era mal recibida una
llamada de noche, una llamada de hace unos días, exactamente el día 28 de octubre.

Sus latidos y respiración se detuvieron unos segundos, cuando escuchó la voz aterciopelada de
Lauren Jauregui susurrarle. Seguía en Canadá grabando, y hasta había pasado su cumpleaños lejos
de la familia, pero después de la conversación que mantuvieron en Inglaterra quería demostrarle a
Camila que realmente le importaba. La señal era muy precaria en el lugar donde ella se hospedaba,
así que después de varios intentos logró contactarla.

Esa noche la morena había tenido una pesadilla bastante desagradable como para sentarse al borde
de la cama con los latidos de su corazón marcando cada parte de su cuerpo, pero como si de magia
se tratara, su teléfono sonó con la canción que ella había elegido para que tuviese de ringtone cuando
la llamara. Su sonrisa en la pantalla fue la gota de dulzura para desaparecer los miedos y rastros de un
doloroso sueño, pero su voz, su voz fue mucho más que un antídoto, su voz y sus palabras eran lo que
necesitaba para seguir aquí en el siglo 21.

Lauren: ¿Cómo has estado? -Susurró, estaba en el camerino quitándose el maquillaje cuando la llamó,
las personas circulaban en el pasillo y no quería ser oída.

Camila: Acabo de tener una pesadilla, pero su voz me tranquiliza, gracias por llamarme. -Apenas pudo

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entenderse lo que decía, porque las palabras desaparecieron de su boca.

Lauren: -Cerró los ojos, la echaba tanto de menos- Voy a acostarme, vendrán por mí para dirigirme al
hotel. Pero quería escucharte, quería saber cómo estabas. Todo está bien entre nosotras,

¿verdad? Es... es la primera vez que lamento y extraño tanto a una mujer. ¿Qué estás haciendo
conmigo Camila? –Suspiró- Es la primera vez que quiero la compañía de alguien a mi lado, que deseo
un abrazo, un... beso.

Camila: Termine pronto esas grabaciones, señorita Jauregui y podremos compartir lo que desee,
buenas noches, y muchas gracias.

Lauren: -Lauren revolvió su cabello porque le dolía el pecho y se sentía nerviosa, nunca había
experimentado esos sentimientos, se sentía realmente perdida- Buenas noches Camila, si te cuesta
dormir piensa, al menos, que estoy allí abrazándote como en el campamento.

Y desde ese día hasta ahora habían buscado la manera de comunicarse, un llamado, un mensaje de
texto o mensajería a través de WhatsApp. No era una relación, tampoco se decían "Te quiero" pero lo
expresaban de otra manera. A Lauren le quedaban otras dos semanas intensas de grabación para
regresar por un mes a Estados Unidos, luego volvería por una semana para afinar los últimos detalles.
Camila había vuelto a dar clases de piano en el teatro, porque como Cavendish, quería dejar una
huella en el presente, porque le apasionaba aquel instrumento y el hecho de enseñar a tocarlo. Ahora
ella se encontraba sentada bebiendo una limonada en la cafetería del teatro, cuando el teléfono en su
bolsillo comenzó a vibrar, nunca se hacía ilusiones de quién pudiese llamarla, pero quién apareció en
pantalla la sorprendió. ¿Era novedad o pecado que no fuese de una grata manera?

Camila: Señor Özkan. –No pudo evitar ser seca, hacía días no se comunicaban, ¿qué lo hacía
diferente esta vez?

Liam: Camila. ¿Cómo has estado? –Su voz tenía un matiz de nervios no disimulados.

Camila: Estoy en un descanso después de una clase con mis alumnos. ¿Qué es lo que desea?

Liam: Sé que tu actitud hacia mí no es la mejor, tampoco me he portado bien, digo, hace días que no
hemos hablado.

Camila: Discúlpeme, señor Liam, pero no entiendo la actitud que ha tenido estos días, su llamada me
parece incómoda de sobremanera, es decir, ¿qué hice exactamente para ser tratada con tanta
indiferencia? ¿Hay algo que quiera decirme?

Liam: Sí, me gustaría conversar contigo, hablar frente a frente y contarte lo que pasa, lo que pasó. Por
favor Camila, puede ser en el lugar que tú quieras, en el lugar que te sientas más segura.

Camila: En media hora lo espero aquí en la cafetería del teatro donde tengo clases, si llega diez
minutos tarde, me retiro. –Cortó la llamada sin reconocerse a sí misma. ¡¿De dónde había sacado
tanto carácter?! Alzó los ojos y vio los rasgados y hermosos de ShiYoon, quién sonreía de oreja a
oreja. Sí, había oído la conversación.

Shiyoon: Así me gusta, si necesitas apoyo o que "casualmente" me siente en una mesa a revisar mi

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correo, sólo me lo dices. ¿Ya? –Camila asintió, aunque no lo creía necesario, por fin sentía que tenía
agallas para hacer las cosas por si sola.

Después de estar enseñando a sus alumnos, quienes felices practicaron tras su regreso, Camila fue al
baño para mirarse al espejo y limpiar sus manos, estas le sudaban sin control por los nervios y no
hallaba forma de cesar aquella reacción de su cuerpo, pero ¿de qué tenía miedo? Realmente de nada,
es sólo que se sentía ansiosa cuando pensaba en qué cosas le podía decir Liam para dar respuesta a
su extraño comportamiento.

Salió de allí tras lavarse la cara y manos, se dirigió a través de pasillos y salones. Allí sentado mirando
hacia el frente estaba el turco, su cabello creció un poco, pero seguía siendo lindo, así como sus ojos,
que estaban celestes en ese momento. Apenas dio unos pasos, él se percató de su presencia, estaba
nervioso tanto o más que ella.

Liam: Buenas tardes, Camila. –Se paró para extender su mano, al parecer tenía claro que un beso en
la mejilla en esta situación no correspondía, ella lo aceptó- Te ves diferente, no sé, quizás con los ojos
más brillantes. ¿Más alegre? Con más carácter.

Camila: Pues así estoy señor Özkan, tengo más carácter del que usted cree, estos días después del
campamento han pasado suficientes cosas como para no ser más esa muchachita callada o que
permita que digan cosas frente a mí.

Liam: -Ya estaban sentados, pidió dos frapuccinos- ¿Se puede saber quién es el autor de aquello? –
Su pregunta tenía un motivo, y aunque podía deducir la respuesta, prefería escucharla.

Camila: Situaciones muy complejas que no podría entender. –Murmuró porque no le diría lo del retrato,
que se estaba desvaneciendo, lo de Inglaterra y lo que envolvía aquello- No necesariamente debe ser
una persona, pero si me pregunta, gracias a mi amigo Shiyoon me siento así, y en parte también a la
señorita Jauregui.

Liam: -le dolió cuando nombró a Lauren, aunque suponía que se trataba de ella- ¿Te ha dicho algo
sobre mí?

Camila: ¿Qué es lo que piensa? –Negó con la cabeza- Ella no habla tras la espalda de sus amigos,
pero si tiene algo que decir, espero me lo diga a la cara, por favor, para entenderle.

Liam: Las vi besándose en la laguna del parque, a mi lado estaba, bueno, ya sabes, una amiga
nuestra que gusta mucho de Lauren. Ella no es una persona que esté realmente interesada en una
mujer y, quiero decir, verlas así me hizo sentir... -la miró directamente para que lo comprendiera-

muchos celos, rabia y molestia, no soy nadie para decir lo que debe sentir tu corazón, y no sabía que
sentías atracción por las mujeres, pero hay algo más allá. Siempre, desde que la conozco, ella tuvo a
las mujeres a sus pies, no digo que yo no, ni que sea un santo, pero una tras otra, una tras otra rompía
sus corazones. Jamás se interesó en una mujer que a mí me gustara, porque era un código de lealtad
que había entre ambos, pero cuando al fin me importa realmente una mujer, ¿a ella también? ¡¿Por
qué la misma mujer?!

Fue en ese momento que Camila lo comprendió todo, él se había apartado porque no quería destruir la

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amistad que había entre ambos por culpa de una mujer, Liam Özkan también tenía sentimientos por
ella. Tembló de la cabeza a los pies, porque tuvo un mal presentimiento, no con el presente sino con el
pasado. Miró el rostro de Liam, no se habían visto antes de haber viajado en el tiempo, pero esto le
hacía sentido. Trató de enfocarse en el presente que era lo que realmente importaba ahora.

Camila: Lamento no corresponder a sus sentimientos, pero mi corazón ya está escrito con el nombre
de otra persona, puede sonar ridículo, pero es lo más cierto y concreto que existe en este momento,
me gusta Lauren Jauregui.

Liam: No te estoy pidiendo que sientas algo por mí, porque es obvio que eso ya no sucedió, pero –
hizo un gesto con las manos indicando su alrededor- ¿qué vas a hacer cuando recuperes la memoria?
¿Vas a abandonarla? Como su mejor amigo también me preocupa esta situación.

Camila: Cuando recupere mi memoria... –"Cuando regrese al siglo 18" pensó- Espero confíe en mí,
seguiré al lado de la señorita Jauregui. –Ahora tenía la convicción de que cuando volviera a nacer,
cuando despertara y conociera a Lauren Jauregui sería distinto, porque su yo anterior, es decir ella
como Cavendish la amó- No me subestime más señor Özkan, porque lo poco y nada de amistad que
queda entre ambos se puede perder. ¿O prefiere que nos dejemos de ver como usted lo hizo hace
varios días?

El turco se mantenía callado pensando en lo que había dicho, no le correspondía en sentimientos y lo


único que evidentemente le podía ofrecer era su amistad, la poca que quedaba. Le dolía enormemente
que Lauren saliera ganando cuando no la creía merecedora de alguien tan fantástica como Camila
Cavendish, amaba a su mejor amiga, pero no la creía mejor o peor que él, simplemente no estaba a la
altura de la británica. El problema, y aquellos sentimientos surgían de un hecho no resuelto en el
pasado, o simplemente por haberse guardado las cosas tanto tiempo.

Liam: Quedemos como amigos, como siempre ha sido, aunque tengo el presentimiento, Camila, de
que el día que recuerdes quién eres, vas a alejarte y terminaré perdiendo incluso tu amistad.

Camila: Dejémosle eso al destino, si él quiere que yo permanezca al lado de mis amigos pues así será,
si no, es porque nunca debió ocurrir. –Bebió su frapuccino- Además, le vuelvo a repetir, no me
subestime más. Ahora le pregunto yo a usted, ¿será capaz de mantener una amistad? Si así lo desea,
es mejor que converse las cosas con Lauren cuando vuelva del rodaje y no se desquite conmigo.

Liam: Si dije algo estúpido te pido perdón, usualmente no soy así, con nadie en realidad. –Tendió la
mano, sus ojos parecían tristes, pero trató de dibujar una sonrisa en su rostro- Entonces, ¿amigos?

Camila: Hay que trabajar en ello, pero sí, –sostuvo la mano de Liam con una sonrisa pequeña-
supongo que somos amigos.

..................

Abril 1710, Exeter, Devonshire, Inglaterra.

Miró atentamente la carta que tenía entre sus manos después de quitarle el cordel que la sellaba.

¿Debería estar ansiosa? En realidad, no lo estaba, tenía el concepto de que todo hombre aristócrata
se comportaba de una forma pre establecida, así que no podía asegurar que fuese tratada de mejor

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forma, tampoco peor. ¿Qué sacaba con pensar tanto si aún no había sido seleccionada? Estando sola
en casa, en la casa de su familia y no la de los Collinwood que era donde trabajaba, podía andar sin
paños que cubrieran la horrible marca que tenía en el rostro, no temía ser observada con pena, porque
su madre y sus hermanos sabían el por qué tenía aquello. Revolvió su cabello negro, se sentó al borde
de la cama y comenzó a leer la carta.

"Lauren Lethood, el respetado señor Alan Collinwood me ha recomendado sus servicios para ser
contratada por unos días. Próximamente llegará nuestro hijo y queremos que alguien se preocupe
como es debido de los jardines de nuestra mansión, así como también del mantenimiento de los
carruajes y los caballos. Tengo entendido que está usted acostumbrada a los trabajos duros, y pienso
darle una oportunidad, a pesar de que ese tipo de trabajo es siempre destinado a un hombre. Necesito
que se presente en nuestro hogar cuanto antes para mantener una conversación con el fin de
explicarle cómo será su trabajo y cuánta será su paga. Se despide, Scott Warwick."

Así que era esto de lo que su jefe estaba hablando. ¿La mandaría a trabajar para otra familia
aristócrata y mucho más adinerada? ¿O realmente se querían deshacer de ella? Tosió levemente,
presionando la mano en su boca, luego dobló la carta y la guardó en un cofre de madera para que
nadie más la viera. Iría, sí, iría a hablar con el prestigioso Scott Warwick, sólo para saber si la paga era
mejor, no tenía problemas en hacer trabajos que sólo los hombres hacían, estaba acostumbrada, pero
le molestaba en el fondo que todo fuese sólo porque el afamado Aaron Warwick llegaba mucho antes
de lo esperado. Odiaba a los parásitos que vivían de la trascendencia del apellido familiar, pero no
tenía ni un ápice de idea de que, con ese hombre, especialmente con ese hombre, iba a chocar a
muerte. ¿Sería literalmente?

Capítulo 30

Martes 18 de noviembre 2014.

La casa estaba en completo silencio, las cortinas que usualmente nunca se corrían, ahora habían sido
retiradas hasta el final para que los rayos de sol bañaran todos los espacios posibles del primer y
segundo piso. Fue él mismo Shiyoon, quién le sugirió tanto a los padres de Camila, como a sus
hermanos, que salieran a distraerse toda la tarde, la morena no mejoraría ni cambiaría su estado,
peor, ellos terminarían enfermándose si no salían de la monótona rutina.

Subió lentamente peldaño por peldaño la escalera, asomó su rostro por la puerta y allí vio lo que para
otros podía ser bizarro e increíble, una mujer sosteniendo la mano de su otra igual.

Cavendish sostenía la mano de Cabello como si de una gemela se tratara, sabía que se trataba de la
misma persona, sabía que bajo sus dedos estaba la mano de ella que había nacido 300 años después,
de nuevo. "Por mí culpa estoy en coma ahora, por mi culpa estoy haciendo sentir mal a mi familia del
siglo 21". De reojo vio la silueta del coreano, susurró su nombre para que se acercara a ambas.

Camila: Es la segunda vez que me veo y me aterra, ¿sabes? Porque sé que cuando me vaya, yo,
como Cavendish en este siglo estaré muerta, pero yo seguiré viviendo el presente en el siglo 18, en
cambio yo como Cabello despertaré y no sabré todo lo que hice, no sabré que viajé, no sabré quién es
Lauren. Me aterra nacer de nuevo.

Shiyoon: Es complejo hablar de esto. De hecho, el viaje en el tiempo era imposible hasta que lo
lograste, bueno, o eso creíamos. -Se sentó al borde de la cama sosteniendo la otra mano de Cabello

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que descansaba en su regazo- Cuando vuelvas al pasado, simplemente para nosotros ya habrás
fallecido, todo lo que sea pasado no existe, sólo nuestro presente. En el presente, en el siglo 21 eres
Cabello y tienes una misión importante también. ¿O crees que la tarea de enamorarse sólo es para
Jauregui?

Camila: Espero logre amarla como Cabello y que ella me ame a mí.

Shiyoon: En el fondo son la misma persona, sólo que cuando despiertes será como tener amnesia. –
Le acarició la mejilla a la inglesa- ¿Sabías que tus padres y hermanos, tus amigos del siglo 21 te
hacen ejercicios? –La ceja arqueada de la morena delataba su ignorancia en el tema- Bueno, para que
sepas, si una persona no se mueve por mucho tiempo se le empiezan a atrofiar los músculos, y
empieza a adelgazar, aquí deben alimentarte por sonda y reforzar los cuidados para que no sigas
bajando de peso, van casi cuatro meses en coma. Si te ves tan sana es gracias a la familia que te
cuida.

Camila: Y mi cabello está increíble. –Tocó las ondas oscuras de Camila Cabello, que se esparcían por
sus hombros- Me cuidan como si fuera una muñeca. –Hablaba orgullosa de lo que le esperaba cuando
volviera a nacer, sus ojos brillaban con lágrimas que no caían- No quiero caer en la droga Shiyoon.
¿Cómo lo hice?

Shiyoon: -se puso tenso como una piedra- Es algo que no puedo decir, no quiero alterar las cosas. Así
como Sounya no te dio información, yo no puedo revelarlo todo. Nada pasa por equivocación. – Le
besó la mejilla y se apartó para que pudiera estar a solas, literalmente consigo misma.

Camila necesitaba eso, motivación, darse cuenta por qué tenía que luchar, por qué tenía que hacer
sacrificios, si hoy no era feliz, mañana debía serlo. Sentada al costado de la cama, Cavendish
observaba a Cabello que nada más respiraba, sabía que era un cuerpo funcionando como si de una
máquina se tratara, un cuerpo sin alma que se mantenía con vida a base de los cuidados de la gente
que la amaba y porque había una mujer esperándola.

Los dedos de Cavendish se posaron en la frente de su yo actual para hacerle la señal de la cruz, no lo
demostraba siempre, pero era una fiel creyente de Dios.

Camila: Haré todo lo posible para que cuando despierte en el siglo 21, sea feliz, te lo prometo.

Como el ambiente en la casa se había vuelto gris con el paso del tiempo, el coreano y la inglesa
decidieron llenarlo de vida y color para que los Cabello mantuvieran la esperanza de que su hija
despertaría pronto. Llenaron los floreros con rosas que eran las favoritas de la señora Cabello,
corrieron las cortinas, compraron deliciosos regalos que dejaron en la mesa para que fuesen vistos y
degustados apenas ellos llegaran.

Mas, ella no podía estar presente para cuando llegasen, no tenían conocimiento de su visita y no
tenían excusas de que hubiera dos personas iguales, tampoco se haría pasar por la Camila actual
para alegrarlos porque comenzarían con una seguidilla de cuestionamientos que terminarían por
ponerla nerviosa. Se despidieron con un abrazo y un beso en la mejilla, antes de que ella caminara
lentamente mirando su alrededor, el viento frío que golpeaba su mejilla, los árboles con sus hojas
amarillas y varias caídas, el sol que apenas se asomaba anunciando que el atardecer comenzaba.

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Insideofmysoul
En el camino la llamó Liam para saber cómo se encontraba, desde que habían conversado las cosas,
poco a poco volvieron a ser lo de antes, aunque, el turco sabía que no podía pasar los límites y que
todo lo que Cavendish podía ofrecerle era una sincera amistad.

Exhausta llegó hasta el departamento, sus pies de inmediato fueron a la cocina cuando su estómago
rugió clamando un poco de comida. Abrió el refrigerador, pero sus ojos no fueron capaces de mirar lo
que contenía, simplemente sostuvo la primera bandeja de carne que encontró y lo empezó a picar con
el cuchillo. La presión en su pecho fue creciendo poco a poco, sus manos empezaron a debilitarse al
punto de que sostener el cuchillo y la tabla de madera, era imposible. Todo a su alrededor se volvía
borroso, comenzó a sentir miedo porque no quería golpearse la cabeza o quemarse con el aceite
caliente.

Por otra parte, Shiyoon que leía un cuento en voz alta para su mejor amiga, se dio cuenta que a ésta,
los párpados empezaron a temblarle.

Shiyoon: No, no, no, no. ¡Ahora no Cabello! –Tiró el libro y le sostuvo ambas manos. Los labios a la
muchacha se le movían lentamente, mientras su versión pasada estaba perdiendo las fuerzas- No
regreses ahora, no.

Cavendish estaba escuchando el ruido que emitían los caballos y sus cascos cuando transitaban en
las plazas con los carruajes. Iba a gritar porque no quería volver, pero antes de hacerlo, dos brazos

femeninos rodearon su cintura desde atrás, el calor de su cuerpo y los labios en su oreja fueron
capaces de alejar los ruidos y traerla al presente.

En la casa de los Cabello Shiyoon con los ojos llenos de lágrimas dio un gran suspiro, apretó las
manos de Camila contra sus labios mientras susurraba angustiado que aún no era tiempo de
despertar, faltaba poco, pero aún no era el momento. Por un momento, por tan sólo por unos
segundos, estuvo a punto de volver, sin embargo, una fuerza más poderosa impidió que el alma
regresara a su cuerpo. Una fuerza llamada destino, pero también amor, amor de la mujer que, en otro
lugar, en un departamento lujoso, abrazaba a la persona que tanto había extrañado estos días, Camila
Cavendish. La inglesa estuvo a punto de regresar al pasado, pero su alma decidió quedarse en su
cuerpo y en el presente, porque supo que esa mujer la necesitaba.

Lauren: Camila. –Susurró contra su oreja, la muchacha entre sus brazos temblaba como gelatina-
Camila, te extrañé tanto, Dios mío.

Camila: ¿Señorita Jauregui? –De pronto reaccionó. ¡Ella estaba de vuelta!- ¡Señorita Jauregui! –Se
volteó con rapidez para verle la cara, allí estaba ella con sus perfectos ojos verdes observándola con
tanto anhelo, con sus labios apretados y las mejillas sonrojadas- Dios mío, oh Dios mío, ¿en qué
momento llegó? –Estaba acorralada entre el horno y el cuerpo de esa mujer que despertaba los
sentidos más ocultos de su alma, su perfume la bañaba entera.

Lauren: Hace una hora. –Ahora hablaba agitada- Supuse que habías salido y cuando escuché la
puerta, mi corazón se aceleró, caminé hasta acá para verte y casi... casi te caes, demonios Camila,
lamento parar la charla aquí, pero necesito hacer esto.

Tiró de su brazo para aferrarla hacia ella, sus manos cubrían la base de su columna y la nuca que

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apretaba con suavidad para besarle la boca con ímpetu. Esa fue la chispa para que la inglesa
reaccionara y se encendiera como una llama que busca el camino para quemar lo que está a su paso.
Dios, ¡la extrañaba tanto! Amaba la sensación de sus dedos enredarse en la suave cabellera de
Jauregui, pero más amaba cuando sus labios calientes jugaban en su boca, cuando la lengua de
ambas se divertía provocando a la otra.

Por su parte, Lauren no podía desacelerar el ritmo de su corazón que latía cada vez más rápido, cada
vez más fuerte, feliz pero extrañamente a la vez con miedo. De una forma extraña su cuerpo estaba
alerta. ¿Por qué creía que algo malo iba a pasar? No tenía forma de saber que ella realmente

fue quien la mantuvo en el presente con el contacto de su cuerpo, su llegada oportuna impidió que
viera desvanecerse como el vapor a la mujer que tanto quería.

Lauren: Maldita sea, te extrañé tanto. –Murmuraba anhelante contra su mejilla, al mismo tiempo que su
boca le daba pequeños besos sobre la piel, besos que la hacían suspirar- Fui la puta mujer más feliz
cuando estábamos en el aeropuerto.

Camila: ¿Por qué no me avisó que llegaba hoy? –Se inclinó hacia atrás para mirarla a unos pocos
centímetros de su rostro- Hubiera preparado algo delicioso para ambas.

Lauren: Quería llegar de sorpresa. ¿Te parece si salimos a comer? –De pronto sonrió
bobaliconamente, se sentía como una muchacha enamorada y quizás hasta lo estaba, no lo aceptaba,
pero tampoco lo negaba- No me importa si nos ven juntas.

Camila: -No podía permitirlo, aunque la imagen de ambas caminando tomadas de la mano fuese
hermosa, no podía dejar que los demás tomaran fotografías de ella- ¿No le parece que cocinemos
juntas mejor? Algo más... ¿Íntimo?

Lauren: ¿Manos a la obra, entonces? –Sostuvo su bello y femenino rostro entre las manos para
besarle la boca lentamente, la distancia le hizo darse cuenta de que no podía frenarse con los
sentimientos en su pecho. En su cabeza, sabía que debía detener los prejuicios e incluso los temores
a las relaciones verdaderas.

Lauren quería darle un toque cálido al ambiente, así que fue hasta la sala de estar para colocar en una
pantalla de la pared una canción que provocara aquello, calor, sensualidad y calma también. La
música se podía escuchar en todos los rincones del departamento si así lo quería o podía seleccionar
en que estancia lo prefería. Sonrió al colocar la canción favorita de su abuelo, nadie, nadie jamás
podía negar el talento y la sensualidad que tenía el hombre que cantaba en este momento.

Alzó los ojos y notó la figura de Camila que estaba con los brazos cruzados apoyada en una pared,
parecía divertida, inclinaba la cabeza hacia el techo tratando de entender la letra.

Camila: ¿Quién es el que canta? –Se mordió los labios al terminar la frase, los ojos de Lauren se
volvieron sensuales, como los de un gato que aguarda cazar a su presa.

Lauren: Frank Sinatra, la canción se llama "Fly me to the moon" ¿No lo conoces? –Camila negó
porque realmente no lo conocía, no dudaba que fuese un famoso cantante de esta época, aunque
tenía la intuición de que ya no estaba vivo- Fue uno de los más grandes cantantes de swing, jazz y

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vocal que tuvo el mundo, falleció hace 16 años.

Camila: Es agradable. ¿Sabe lo que imagino al escucharlo? Una chimenea encendida, yo acostada
cálidamente en un sofá con una manta en mi cuerpo y una copa de vino, mientras observo la lluvia en
una noche de invierno. –Suspiró. Lauren seguía con esa postura y esa mirada sensual de
depredadora, la música ayudaba bastante en crear un ambiente "cálido" tal cual ella lo deseaba.

Extendió su mano hacia ella- Pero la comida...

Lauren: Recién colocamos la carne en el horno. ¿Me permite este baile señorita Cavendish? – Susurró
contra su oreja, Camila apretó los dedos de sus pies para no gemir. Asintió a su pregunta y de
inmediato Lauren posó una mano en la base de su columna, mientras que ella se afirmaba con una
mano en su nuca, su mano derecha fue sostenida en el aire por la izquierda de Lauren.

Juntas empezaron a dar pequeños giros por la sala de estar, giros lentos y acompasados que
provocaban sonrisas tímidas en ambas. Creaban recuerdos, bellos recuerdos de los que se valdrían
para salir de las situaciones más tormentosas que pudieran avecinarse.

Afuera estaba lloviendo, pero ninguna se daba cuenta, se miraban casi sin pestañear. ¿Cómo era
posible, pensaba Camila, que tuviera que viajar para conocer a tan magnífica mujer? ¿Por qué no
pudo conocerla en su propia época? Lo haría, de eso estaba segura, pero temía que la Lauren del
pasado no la quisiera tanto como ella ya lo estaba haciendo con su versión 300 años más adelante.
Mientras sus cuerpos pegados se movían lentamente, ella descansó el rostro contra su cuello, a
medida que se llenaba del perfume que emanaba la ojiverde. Su calor, su presencia, el contacto de
sus manos calientes. ¡Estaba tan contenta de que estuviera ahí!

Camila: Gracias por llegar hoy, gracias por no hacerme esperar más.

Lauren: Me estaba volviendo loca e insoportable en Canadá, trataba de recordar que no era culpa de
los demás que haya elegido partir con una carrera de actriz, pero a veces era esquiva o enojona.

Echaba de menos mi país, mi familia, mis amigos y a ti, incluso pasé mi cumpleaños con gente
agradable, pero...

Camila: ¡Cielos! Es cierto, aguarde un momento. –Rompió la magia del baile cuando corrió a la cocina.
Lauren no se movió, tenía curiosidad de lo que pudieran significar esos ruidos metálicos o las quejas
de la inglesa con su precioso acento. De pronto las luces se apagaron, poco antes de que apareciera
ella con un pastel entre sus manos, una torta con una vela blanca– Cumpleaños feliz, te deseo a ti,
Feliz Cumpleaños, señorita Jauregui –cantaba casi al borde del susurro, los ojos sorprendidos de la
mujer frente a ella le dieron la satisfacción de que no lo estaba haciendo mal- que los cumpla feliz.

Lauren: -tragó saliva, las mejillas sonrojadas de ambas eran disimuladas por la luz de la vela.
Tímidamente acercó su rostro, pero cerró los ojos para pedir un deseo, un deseo pedido con tanto
anhelo- ¿Puedo soplar? –Susurró, la morena asintió. Cuando así lo hizo, quedaron a oscuras, pero la
poca luz de anuncios en otros edificios que entraba por las ventanas, fue suficiente para permitirle ver
en donde dejar el pastel- Gracias, de verdad gracias, hermosa.

Camila: -la abrazó tan fuerte como sus brazos le dieron a vasto- Sé qué el otro mes estuvo de
cumpleaños, pero nadie de nosotros estuvo a su lado para cantarle. Pensé, –murmuraba en su cuello-

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pensé que hacer algo con mis manos no estaría mal, sabía que llegaba esta semana y

¿coincidencia? Hice este pastel hoy, felices 27 años, señorita Jauregui, Dios tenga la gracia de llenarla
con bendiciones para toda su vida. –Se le quebró la voz emocionando a Lauren que tenía un nudo en
la garganta. ¿Cómo una psicópata pudo llegar a convertirse en alguien tan importante para su vida?
¿Qué clase de hechizo había usado?

Lauren: Gracias Camila, –acariciaba su espalda con las manos- Dios, gracias por todo. ¿Quieres saber
qué pedí? –Camila asintió en silencio- Pedí que cuando recuperaras totalmente la memoria, te
quedaras conmigo, que no te fueras nunca.

Camila: -agradecía que estuvieran a oscuras, así no podían verse sus lágrimas, aunque de todas
formas fuesen descubiertas cuando Lauren encendiera las luces- Y se va a cumplir, le juro que se va a
cumplir.

Estaba segura, estaba más que segura, porque en este mismo momento, en la ciudad estaba ella
nacida de nuevo 300 años más tarde, esperando despertar. Estaba segura que iba a amarla aún sin
saber que había viajado en el tiempo, ya lo había hecho en el siglo 21 y lo más probable era que, lo
haría en el siglo 18.

Camila: Se va a cumplir. –Murmuró llenándose de todo lo que su calor pudiera brindarle, llenándose de
lo que serían los más lindos recuerdos en su memoria.

Capítulo 31

3 días después, viernes 21 de noviembre 2014.

No estaba borracha, no tenía dolor de cabeza, ni había consumido drogas. ¿Por qué todo a su
alrededor estaba borroso? Lo único que veía bien era su propio rostro reflejado en un espejo, su rostro
cubierto por un pañuelo negro desde la nariz hacia abajo, que parecía de un villano, cuando en
realidad tapaba una horrible marca. Su cabello caía hacia un lado con naturalidad, bajó un poco más
los ojos para detenerse en los detalles de su vestimenta. ¿Por qué estaba vestida formal?

Apretó los puños con decisión y salió por la puerta principal de aquel humilde hogar, tras las palabras
dulces de su madre que le decía que todo estaría bien, porque el respetado Scott Warwick vería
potencial en ella. ¿Tanta fe le tenía o en realidad eran las esperanzas de alguien que sólo lo decía
para subirle el ánimo? Ella más que todos, conocía las debilidades que había en la salud de su hija, los
daños en su cabeza que no se borrarían, y mucho menos en su piel, como la marca que poseía. Cerró
la puerta tras de sí y miró hacia el frente, pero cuando quiso seguir caminando, las cosas
desaparecieron como vapor en el aire, los grandes e idílicos paisajes campestres se fueron
definitivamente, fue en ese momento que Lauren Jauregui abrió los ojos lentamente.

Estaba en su habitación acostada boca abajo sobre su cama, sí, al borde y a punto de caerse, si no
hubiera despertado antes. Llevó las manos a su cabeza después de girarse sobre su cuerpo para
observar el techo. ¿Qué había sido ese sueño? Cuando trató de recordar los detalles, estos parecían
querer escaparse a propósito para no ser identificados, sólo tenía en mente una borrosa imagen de
ella con el rostro cubierto y alguien de apellido Warwick que la esperaría en una reunión o algo por el
estilo.

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Cuando vio la hora en el teléfono, no podía creer que fuese tan tarde, aunque después de una corta
meditación, se dio cuenta que tenía sentido, anoche había estado con Camila jugando a las cartas en
medio de la sala de estar, como dos niñas que se carcajeaban por las más simples cosas,
acompañadas claro por una copa de champagne y algunas cosas para comer. La sonrisa se dibujó en
su rostro, sentía cosas por Camila y no temía admitirlo, así como tampoco iba a negar que se la
jugaría por primera vez en su vida por una relación estable. Su madre la adoraba, su padre parecía
bastante conforme con el hecho de que como persona hubiese cambiado gracias a ella. ¿Cuáles

serían las desventajas además del hecho de que la morena temiese ser fotografiada? Ninguna. De
reojo se dio cuenta de que había algo amarillo pegado encima de su mueble, giró la cabeza y vio allí
una nota pequeña. Tras un largo bostezo, la tomó en su mano para leerla.

"Señorita Jauregui, no me atreví a despertarla cuando entré, porque parecía una niña pequeña que
duerme bien y contenta. Fui al supermercado y espero no me vaya a buscar, se lo advierto, quiero
comprar cosas para cocinar y no quiero que las vea hasta que las prepare. ¿Está bien? Besos y
abrazos, pero sobre todo muchos besos, le dedica su psicópata inglesa."

La sonrisa en su rostro era tan grande que creía que se le partiría la cara. Antes hubiera reído por
horas si le hubieran dicho que sentiría estas cosas por una mujer, pero en realidad ahora disfrutaba
esas nuevas sensaciones. Fue al baño, se sacó la ropa y se metió a la ducha para que el agua
caliente envolviera su cuerpo por completo. En esas instancias de reflexión cuando se está sola,
Lauren pensó en que rumbo le daría a la situación de sus sentimientos hacia la inglesa, temía que
recuperara la memoria, porque tenía el presentimiento de que en su "vida real" había otra persona,
pero si la hubiera, ¿acaso no la estaría buscando ya? Ni siquiera quería buscare la lógica a la situación
o lo absurdo que sonara que nadie estuviera tras ella, en el pasado trató de partirse la cabeza
pensando en cómo había entrado en el departamento, cómo es que su familia no la buscaba o que
incluso era una mujer peligrosa. Tantas cosas de ese tipo, que no quería pensar en lo extraño que era
tener en el departamento a alguien que conoció y despreció como una psicópata, y cómo ahora esa
persona se transformó en alguien importante para ella, de quién no quería desprenderse.

Salió de la ducha, buscó algo de ropa limpia en el armario antes de dirigirse a la sala de estar, quería
ordenar las cosas para acostarse con Camila en el sofá y ver una película juntas. Sólo habían pasado
tres días desde que llegó, pero su tiempo lo había dividido entre su familia y la inglesa, nada de
trabajo, ni de fans estos días, aunque mañana ya había planeado juntarse con sus amigos, era más de
un mes que no se veían y al menos a la mayoría los extrañaba.

Pasados unos minutos en los que buscaba en su Tablet opciones de películas para colocar más tarde,
sonó el timbre en todo el departamento. Alzó la mirada con una sonrisa hacia la puerta, porque sabía
que después de un buen rato había llegado la morena, abrió, pero cuando estuvo a punto de abrazarla
se dio cuenta de que no era Camila la que estaba al otro lado. ¿Qué hacían esos ojos claros
observándola con preocupación?

Liam: Tú y yo tenemos que hablar. –Pasó a su lado, no era agresivo como cuando alguien llega a un
lugar con intenciones de discutir, sino todo lo contrario, parecía alerta por otro asunto.

Lauren: ¿Hola? –Murmuró sarcástica. ¿Era de mala educación llegar sin saludar? Sí, para Jauregui lo
era. Caminó hasta el turco, se sentó delante de él en un sofá y se quedó mirándolo- ¿Qué es lo que
sucede?

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Liam: -rascó su barbilla, inquieto, pareció tomar una gran cantidad de aire, antes de observarlo
fijamente- Antes de hablar, quiero saber cómo estás, cómo te fue en Canadá.

Lauren: Es cierto, casi no hablamos estos días. –La comunicación entre ambos se volvió muy distante
después del campamento, durante las filmaciones, cuando ella fue a Inglaterra y retornó a Canadá-
¿Quieres hablar de eso ahora? ¿Es necesario decirlo?

Liam: Me gusta Camila. –La interrumpió, sin frenos ni excusas, lo dijo perfectamente, aunque no
parecía feliz- Me gusta y es algo que duele como si tuviera un clavo enterrado en el pecho. –Lauren
tragó saliva tratando de controlar sus impulsos, una cosa era creer que a Liam le gustaba la inglesa,
pero otra cosa distinta era que él lo confirmara desde su propia boca- Me molestó verlas besándose en
el campamento. Lauren, nunca te gustó una chica de verdad. ¿No es así?

Lauren: ¿Cuál es el punto?

Liam: Jamás nos importaron las mismas mujeres, porque era un código de mejores amigos, pero
ahora cuando a mí me interesa una mujer después de tanto tiempo, ¿tiene que ser precisamente la
misma de la cual por primera vez te sientas enamorada? Tengo esa molestia de, rechazas a tantas
mujeres constantemente que ahora te vienes a tomar las cosas en serio, cuando sí me gusta alguien...
es, es incómodo e injusto.

Lauren: En el campamento me puse distante con ella sólo para no hacerte sentir mal. ¿O crees que no
lo sabía? Era obvio que sentías cosas por ella, aunque lamento decírtelo, pero Camila corresponde
mis sentimientos.

Liam: Es por eso que me mantengo a raya. ¿O crees que no lo sabía? –Repitió sarcástico su pregunta
tal cual Lauren lo había dicho antes- Sin embargo, vine aquí por ella, pero por otros motivos, por ti...
para protegerte.

Se volvió a sentar, pero esta vez parecía incómodo y preocupado, Lauren no se perdía los detalles,
porque muy bien sabía cuándo una persona finge o cuando dice la verdad sólo por cómo se expresa.
Se miraron fijamente unos segundos hasta que el turco decidió continuar con la charla.

Liam: Camila no está. ¿Es así? –Lauren asintió- Pues verás, de hecho yo fui al súper de acá cerca,
porque quería traer algo antes de venir a verte, quería conversar las cosas con mi mejor amiga, porque
creo que somos bastante grandes para andar "distanciados" o bueno eso, pero me sorprendí cuando
escuché la voz de Camila, iba a saludarla, aunque simplemente no pude, después de... – botó aire por
la nariz más fuerte de lo normal- de lo que escuché.

Lauren: ¿Qué escuchaste? Flashback

Que incómodo se sentía estando así, tras un estante escuchando lo que ella conversaba al otro lado.

¿Acaso no era una violación a la privacidad? Iba a saludarla, pero una palabra lo hizo detenerse y
quedarse así, espiando con un paquete de salchichas en la mano, paquete que fue estrangulando a
medida que las palabras de la inglesa salían por su boca. No, simplemente no podía dar fe a lo que
decía, la mujer que a él le gustaba, la mujer que estaba "enamorada" de su mejor amiga, después de
todo... ¿Era una embustera? ¿La preciosa muchacha que se expresaba con tanto decoro no era más

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que una farsante?

Camila: Yo ya no quiero seguir mintiendo Sounya, cada vez que Lauren me mira me duele mucho. Sé
que debo llegar hasta el final, pero no soporto fingir más que tengo amnesia, cuando en realidad es
otra cosa. Luego, pero ¿mientras tanto qué?

Ese tipo de cosas escuchó, cosas que no tuvieron sentido alguno, cosas como que cuando regresara
al pasado, ambas iban a sufrir mucho. ¡¿Qué demonios?! De seguro tenía alguna connotación distinta
para ella, pero le molestaban las palabras del tipo "Lauren no sabe que miento, tengo que decirle la
verdad luego". No quiso escuchar más, porque la decepción y la pena eran grandes, bastó con lo que
tenía como para irse de aquí y cambiar el sentido de su visita a la casa de Lauren, ella merecía saber
lo que estaba pasando.

Fin Flashback

..................

Shiyoon: ¿Te contestó el mensaje? –Los ojos de Camila estaban fijos en la pantalla del teléfono, le
había mandado un mensaje por WhatsApp a Lauren diciéndole que llegaría más tarde para preparar la
cena, sin embargo, ella no le había contestado- Debe estar ocupada.

Camila: ¿Por qué mi pecho siente como si fuese lo contrario? –Dejó el teléfono a un lado y llevó las
manos a sus ojos- Siento que algo malo pasó o pasará. ¿Se habrá enojado por tardar tanto?

Shiyoon: Es ella quién se quedó dormida en el almuerzo, tú tuviste que comer sola. Ella sabe que
saliste al supermercado a comprar algo para cocinar en la cena más tarde. ¿Acaso no puedes salir
también a hacer otra cosa? No es como si hubieras cancelado la cena o algo por el estilo. –Le acercó
un pequeño pote con helado de chocolate, de seguro en el pasado no volvería a probar estas cosas-
Ahora cuéntame lo que hablaste con Sounya.

Camila: Mientras compraba en el supermercado sentí tanta pena, es decir, estaba comprando cosas
para tener algo delicioso que compartir con la señorita Jauregui en la noche, quiero decirle que estoy
feliz de estar con ella, quiero decirle a los ojos que la quiero, quiero ser más explícita en mis deseos,
pero sentí, como dije, pena y mucha, porque no sé si cuando despierte siendo Cabello me enamoraré
de ella aunque así lo deseé, por eso llamé a Sounya porque fue la primera en darse cuenta de quién
soy, porque la considero mi amiga en este mundo y a quién le puedo confiar todo.

Shiyoon: Y has venido hasta mi casa para hablar de esto, ¿cierto? –La morena asintió antes que el
coreano la abrazara, era increíble que el poder de la amistad cruzara la barrera del tiempo y también
se hiciera una buena relación de ella siendo Cavendish- Gracias por contemplarme. ¿Te das cuenta?
Esto está pasando precisamente para que yo pueda ser amigo de Camila Cabello, es decir, si tú no
hubieras viajado probablemente no hubiera sentido en mi pecho que te conocía y no me habría
acercado a Camila Cabello. Probablemente si tú no hubieras viajado ahora, muchas cosas de las que
aquí existen, no estarían.

Camila: ¿Cómo puede ser eso posible? Yo viajé después de que tú nacieras, después de que tú
conocieras a Camila Cabello. ¿Cómo su existencia tiene sentido gracias a mí?

Shiyoon: Porque tú volverás al pasado y harás las cosas de tal forma que todo esto tenga sentido, le

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darás validez a lo que existe, por eso también has viajado, no sólo por enamorar a Lauren, no sólo
para que tu alma y la suya se encuentren de una vez, es para todas las personas que tienen relación
con ustedes sean lo que son. Tienes el poder de darte cuenta de que puedes cambiar el futuro.

Camila: Si vuelvo, si yo soy feliz en el pasado. ¿Qué pasaría con Camila Cabello y la señorita
Jauregui?

Shiyoon: Simplemente no volverían a nacer, llegarías al pasado y yo nunca tendría esta conversación,
quizás me habría muerto antes acabado en la droga, de hecho Camila, esta realidad puede cambiar,
así como creo que cuando vuelvas los libros de historia cambiarán "mágicamente" describiendo tu
destino, este presente puede cambiar modificándose como por arte de magia sin que nadie lo sepa,
pero sólo cuando vuelvas.

La conversación no podía poner contenta a Camila, de hecho, sentía que su cabeza iba a explotar con
la confusión. ¿El destino estaba en sus manos? ¿Si ella quería ser egoísta podía ser feliz y permitir
que todas estas personas en el presente no existieran? ¿Lauren Jauregui no nacería?

¿ShiYoon podía morir? Lo miró fijamente y las lágrimas escurrieron por sus mejillas, no podía permitir
que ocurrieran desgracias, aunque ellos no lo supieran después de todo, pero en el fondo ella sabría
que su felicidad acabaría con la existencia de los demás, 300 años en el futuro. ¿Sería este el
sacrificio de amor del que le habló Sounya alguna vez?

Shiyoon: No te puedo pedir que no te angusties Camila, porque cualquier ser humano se sentiría mal,
–susurraba lleno de cariño, a la versión antigua de su mejor amiga- sólo piensa que volverás a nacer.

Camila: ¿Y cuando vuelva, las personas que conocieron a Camila Cavendish se olvidarán de mí?

Shiyoon: Eso no lo sabemos. Tal vez los que sabemos que viajaste del pasado te recordemos de
todas formas, pero no le podríamos decir a Cabello esto, porque terminaría alterándose. Pero

¿sabes una cosa? –Le sostuvo el rostro para que lo mirara- Has lo que desees, has lo que creas
correcto, no voy a ser egoísta pidiéndote que sufras para que yo exista o para que mi mejor amiga
exista, has lo que tu corazón crea que es mejor, ¿vale?

No podía sentirse mejor después de la conversación, no, las náuseas y la pena empezaron a hacerse
notar en su cuerpo como una presión en su pecho, a pesar de eso sonrió para despedirse de él.

Tomó un taxi que la llevaría con sus bolsas de supermercado al departamento de Lauren Jauregui,
necesitaba estar con ella, que le brindara de su calor, que le dijera que estaba allí para ella, quería

dejar de pensar un momento en la misión que tenía para aprovechar cada segundo que le quedaba
acá.

Cuando sus pies tocaron el suelo, sintió que algo estaba mal, aceptó agradecida las bolsas que el
taxista le entregaba, pero temía que fuera a caerse, el hormigueo en sus piernas y en cada parte de su
cuerpo se hacía más y más fuerte. A medida que subía, en el elevador empezó a faltarle el aire, tenía
que acostarse si no quería desplomarse o desmayarse, mas, de pronto recordó que así se sintió
cuando estuvo a punto de desaparecer una vez.

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"No me quiero ir, no me quiero ir ahora" pensó, sin embargo, no podía dejar que Lauren la viera ahora.
Desesperada empezó a tocar el botón para llegar al primer piso, pero el elevador se detuvo en el 22.
Las puertas se abrieron de par en par, hasta revelar a la persona que la esperaba afuera de casa con
los brazos cruzados.

La boca de ambas se abrió lentamente, Camila quería decir algo, quería correr, esconderse, y
defenderse, pero las cosas no podían retroceder. Sólo bajó por un segundo la mirada hacia sus manos
y estas empezaron a desvanecerse lentamente, permitiendo que las bolsas cayeran al suelo
abruptamente. Volvió a mirar a Lauren, pero ésta estaba respirando agitadamente, con las lágrimas
corriendo por sus mejillas.

La verdad estaba ocurriendo frente a sus ojos.

Capítulo 32

¿Cómo debes actuar cuando la persona que amas está desapareciendo frente a sus ojos? ¿Tiene eso
incluso lógica? Camila la miraba llorado en silencio, las bolsas del supermercado estaban en el suelo
del elevador, porque sus dedos habían sido incapaces de sostenerlas. Restos de huevo habían
ensuciado el suelo, todo podía ser un desastre, pero Lauren terminó por quedarse mirando con los
ojos muy abiertos las manos de la morena, que iban y venían lentamente a este mundo.

Sintió cosquillas en sus mejillas y mucha humedad, no era capaz de secarse sus propias lágrimas
porque la sorpresa era más grande. Iba a enfrentarla, iba a pedir explicaciones cuando llegara, pero
todo se esfumó cuando la vio desaparecer como vapor. No creía en las cosas que no pudiera ver o
tocar, no estaba interesada en extraterrestres o comunicación con gente del más allá, pero esto
sobrepasaba la lógica de la imaginación, eso creía sin saber que lo peor aún no llegaba. Tuvo el

bendito instinto de acercarse un poco más, hasta rozar un dedo de su mano derecha, el tacto
suficiente para no permitir que se fuera de este siglo, por ahora.

Camila: Lauren... –tragó saliva- Lauren tenemos que hablar.

Lauren: Ha... ¿Hablar? –Su propia voz salió como un gemido de su boca, estaba confundida- pero...

-retrocedió.

Camila: Tengo que... tengo que hacerlo antes de irme. –Si es que se iba, aún no sabía si la vida le
daba una pequeña oportunidad de arreglar las cosas- Debo contarte algo.

Lauren: -recordó las palabras que Liam le dijo que había escuchado en el supermercado, fueron
suficientes para que la ira reemplazara el miedo- ¿Explicaciones? Pues claro que quiero oírlas. –Se
dio vuelta para abrir la puerta del departamento, sólo la miró de costado- Y recoge esa mierda del
suelo.

La boca de Camila se apretó para reprimir el llanto, hace tanto tiempo que ella no le hablaba de esa
manera tan fría e hiriente. ¿Por qué se le había ocurrido salir al supermercado? ¿Algo más aparte de
verla al borde de desaparecer por completo, la había inquietado? Sollozando recogía las cosas que
podía, algunas simplemente eran imposibles porque estaban esparcidas sobre el suelo, como aquel

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preciado vino tinto que había comprado para cenar.

Dando pasos lentos entró en aquel departamento, tenía un maldito presentimiento y no sabía siquiera
si era sólo una "sensación" porque cuando estuvo con Shiyoon pensó lo mismo, mas, ahora podía
darse cuenta por qué había pasado aquello. Apenas estuvo dentro, la puerta tras ella se cerró de
golpe, no miró hacia atrás, sólo siguió erguida hasta la cocina para dejar las bolsas con las cosas que
pudieron rescatarse. ¿Qué le iba a decir? La verdad obviamente, pero era probable que no le creyera.

De regreso a la amplia sala de estar, la vio caminando de un lado a otro, sus manos estaban
apretadas de tal forma que las venas se marcaban en su brazo, las lágrimas en su rostro habían
dejado de caer, pero sus ojos seguían colorados. ¿Cómo empezar? ¿Por dónde partir? No podía partir
por decirle todo de una sola vez, aunque no pudo pensar por mucho tiempo.

Lauren: No voy a andar con rodeos porque la rabia es tanta que... que explotaría. –Se giró tan rápido
que la asustó, sus ojos estaban inyectados con la ira y la pena por sentirse engañada- ¿Hay algo

que debas decirme? ¿Algo de lo que te sientas con culpa? No espera, para mentir no debe sentirse
culpa, que coincidencia que cayeras en la casa de la famosa Lauren Jauregui. ¡¿Querías obtener
beneficios de alguna maldita manera?!

Camila: Si hay algo, pero –tragó su miedo como pudo- pero es tan difícil de explicar que yo...

Lauren: "Sé que debo llegar hasta el final, pero no soporto fingir más que tengo amnesia cuando en
realidad es otra cosa." –Recitó las palabras tal cual el turco se las había dicho- Liam te escuchó
hablando en el supermercado, basta de mentiras, basta de mierdas. ¡Habla de una jodida vez, Camila!
–Pateó un mueble que contenía un valioso jarrón chino, aquello terminó cayendo al suelo,
rompiéndose en varios pedazos, provocando que la morena pegara un salto hacia atrás- Te di hogar,
te di comida, techo, me compadecí de ti cuando no tenías dónde quedarte. ¡Me viste la cara de idiota
todo este tiempo!

Camila: ¿Y qué piensa que soy? ¿Qué piensa? –Estaba pegada contra una pared tratando de
afirmarse para no perder el equilibrio, estaba mareada.

Lauren: Déjame empezar, pienso que eres una jodida psicópata que se inmiscuyó en mi vida para
sacar privilegios, para vender información, hacer añicos mi privacidad. Te di todo, ¿no te da
remordimiento haberme mentido? –Estaba agitada, pero era incapaz de sentarse, sin embargo, estaba
parada con una distancia prudente para no dejar que de la rabia terminara por golpear a la inglesa.

Camila: ¿El señor Özkan vino hacia usted para contarle esas cosas?

Lauren: -Se acercó tan rápido que ella no tuvo tiempo de escapar, terminó de nuevo contra una pared,
pero no de forma sensual, ella estaba apretando sus hombros muy fuerte- ¿Es mentira acaso? ¿Acaso
estaba mintiendo? Y luego... y luego te encuentro ahora y empiezas a...

Camila: ¿Desaparecer?

La palabra quedó suspendida en el silencio, Lauren se separó y dio unos pasos hasta la ventana más
cercana, para mirar el paisaje que le brindaba la ciudad de Los Ángeles, sin embargo, sus ojos no
estaban viendo la noche, su mente estaba dando vueltas en la escena precisa en que vio como sus

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manos se borraban unos segundos. No escuchó a la inglesa moverse, así que suponía que estaba de
pie aún en el mismo lugar donde la dejó.

Camila: -No podía elegir las palabras correctas porque era difícil, quería seguir llorando, sus ojos
estaban tan húmedos que le impedían la vista- Lo que vio en el ascensor es lo que tiene que pasar. Yo
no puedo estar con usted por siempre señorita Jauregui. –Se le quebró la voz, al fin después de días
luchando consigo misma expondría la verdad- Viajé con un propósito y ese era que supiera de la
existencia de Camila porque de lo contrario alguien tan... altanera como usted no miraría a una chica
común y corriente como ella.

Lauren: ¿De qué hablas? –Susurró girando su rostro, sus cejas estaban tan fruncidas que podían
unirse si lo deseaba.

Camila: ¿Recuerda aquella noche que me vio por primera vez desmayada en su cama? Señorita
Jauregui, yo... yo –cerró los ojos y lo dijo todo para expulsar su secreto- yo viajé del pasado, viajé
desde siglo 18. –De pronto aquella dolorosa situación se fue tornando retorcida con la risa nerviosa
que salía de la boca de Lauren Jauregui. La pelinegra temblaba, tenía miedo, pero reía de todas
formas- Yo sé que no me va a creer, pero...

Lauren: ¡Eres una mujer enferma! –La señaló dejando las risas a un lado- Dentro de todas las cosas
que pudiste inventar. ¿Por qué dices algo tan imbécil?

Camila: No estoy mintiendo, –sollozaba porque ser insultada por ella era doloroso- piense un poco
más. ¿Acaso no me vio con un vestido que no correspondía a su época? ¿Acaso no me vio perdida
con las cosas tecnológicas? ¿No le parece raro que nadie me esté buscando?

Lauren: ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta ya!

Camila: No voy a parar. ¿Quería escuchar la verdad? Pues esta es la verdad, soy una muchacha que
se cayó en una fuente de agua en el siglo 18 y que en un abrir y cerrar de ojos terminó apareciendo
sobre su cama un 22 de julio del 2014. Yo jamás creí en estas cosas y sé que debe pensar que estoy
loca, pero esa es la verdad, no soy de esta época.

Jauregui se llevó una mano a la cara para refregarse con ojos con fuerza, no quería seguirla
escuchando porque la rabia iba en aumento, se sentía tan usada, tan patética. ¿Iban a ver una película
juntas? A la mierda aquellos sentimientos, aquellas cosas por las que iba a luchar, todo aquello no
existía, era aire, era vacío. ¿Lo más triste? Lo más triste era que Camila jugara con sus sentimientos.
No podía creer sus palabras, sus excusas. ¿Cómo podía ser tan enferma?

Lauren: ¿Cuánto dinero quieres? ¿Es eso? Iré por la maldita chequera y te irás de este departamento,
te largas Camila Cavendish, espera ¿ese es tu apellido?

Camila: -comenzó a llorar porque estaban terminando en algo peor, no podía arruinar el destino, ella
iba a tomar las decisiones equivocadas, iba a retorcer las cosas y terminarían por nacer en otro siglo
más adelante- Sé que suena estúpido, pero es la verdad, señorita Jauregui no quiero su dinero, no
quiero su fama, yo viajé para enamorarla, le mentí sobre la amnesia porque era la única forma de
acercarme usted. Por favor, deme tiempo, puedo probarle que mis palabras no son dichas sin
fundamentos.

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Lauren: Ese chino, ese chino es tu cómplice. ¿No?

Camila: ¡Basta, maldita sea! –Se paró decidida a no permitir que las cosas terminaran de tan mala
manera, secó sus lágrimas y empuñó las manos- Es cierto que le mentí, pero todo tenía una razón,
usted es la reencarnación de una campesina, usted existe en el siglo 18, nada sucedió por
coincidencia, ambas volvimos a nacer para encontrarnos, ambas, nosotras.

Lauren: ¿Ves esta cara? –Apretaba los labios, estaba llorando de rabia, iba a cortar esto de una vez
por todas. Juntaba sus dientes con fuerza, tanto así que podía trisarlos- Gracias por reírte de mí todo
este tiempo, justo ahora Camila, justo cuando quería jugarme todo por una mujer por primera vez en
mi vida. Gracias por verme la cara de estúpida. –Lágrimas caían una tras otra- Vende todo lo que has
robado de mí, vete, pero por favor, olvídate de que me conociste, olvídate de que existo. ¿Has sido
capaz de inventar esa excusa tan baja? ¿Reencarnación? ¿Viaje en el tiempo? Vete a la mierda
psicópata, pero hazlo con lo que te he comprado, porque no quiero nada tuyo.

Camila: Esto es injusto señorita Jauregui, si realmente hubiera querido aprovecharme de usted,
habrían salido muchas cosas. -Se sentía patética llorando- Sé que suena ilógico, sé que nadie me
creería, pero es la verdad. ¿Qué sacaría diciendo que la quiero mucho? ¿Lo haría en vano?

Lauren: Deja de verme la cara de estúpida, ya no más. Todo este tiempo temiendo por ti, tantas
noches pensando en cómo podría retenerte a mi lado cuando "recuperaras la memoria", y sólo eres
una inglesa que llegó a mi vida para aprovecharse de los beneficios que da el tener a una famosa
como novia. Ya no quiero hablar más, estoy tan cansada y no tengo ganas de verte, -indicó la salida-
ya te dije.

¿Qué quería el destino con esto? De todas formas, ella no iba a escucharla por más que le presentara
las pruebas concretas que lo que decía era cierto, sí, esto se veía venir, pero enfrentarlo y escuchar
sus palabras dichas con tanta rabia, la estaba destruyendo. Caminó a su habitación seguida por ella
detrás que la vigilaba para que se llevara todo, las lágrimas caían sobre su piel morena, podía
escucharse su leve sollozo y aunque quería cesar, era inútil, la pena destruía su corazón.

Tomó el primer bolso que encontró y allí fue metiendo sus pertenencias tan rápido como podía, su
ropa, sus artículos de aseo, toallas, zapatos, cosas que sólo le servirían por un tiempo, porque su
misión en este siglo ya había sido cumplida. Levantó el colchón de su cama para sacar los libros y
artículos que había reunido para entender desde un principio cómo funcionaba aquello de la teoría de
las almas, la reencarnación y los viajes en el tiempo. Sin decirle mucho se los puso en las manos a
Lauren, le dio una mirada antes de salir de la habitación con el bolso colgando de su hombro.

Lauren fue incapaz de seguirla porque sabía que con el amor que le tenía, era capaz de detenerla
ahora, no quería cometer el error dos veces de hacer las cosas mal, sin saber que dejarla ir, era un
error. Lo más doloroso fue cuando se escuchó la puerta cerrarse tras de ella, el eco del sonido se
expandió por todo el departamento, incluso hasta su oído. Un ruido parecido al martillazo que da el
juez en la corte cuando dictamina una sentencia, sí, que se hubiera ido era una sentencia al destino.

Dejó en el suelo las cosas que ella le había entregado en las manos. ¿Para qué las quería? Después
de escuchar las palabras de Liam sobre Camila, al principio no pudo creerle porque Cavendish dictaba
una confianza enorme y estaba tan llena de pureza, que era difícil pensar mal de su persona, sin
embargo, la mirada del turco era triste y sabía que no mentía. Sintió tanta rabia y pena que le pidió que

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se retirara y aunque el turco le dijo que tuviera cuidado al expresarse, que no agrediera ni se excediera
con Camila, fue difícil prometerle un "sí". Estaba tan profundamente herida, que se reía sola ahora que
caminaba a la cocina. ¿Quererla? ¿Amarla? ¡A la mierda! Pero mientras sacó una botella de vino de
un mueble de madera y lo vertía en la copa, recordó las palabras que la última chica con la que había
salido, le dijo.

Flashback

Carol: –Miró hacia un lado, se sentía humillada, sosa e incapaz de continuar con esto. Había venido
con la esperanza de hacer recapacitar su corazón, pero fue inútil. Cuando tomó el valor suficiente, alzó
el rostro y la miró fijamente- Escúchame, Lauren Jauregui, escúchame aquí y ahora. Un día, te

lo juro, un día te vas a enamorar de alguien que no podrá estar a tu lado para siempre, un día esa
mujer será un imposible y vas a pagar por todas aquellas a quienes ilusionaste y no tuvieron el valor
de decírtelo a la cara. Recuérdalo, –apuntó su pecho con un dedo- un día eso sucederá.

Lauren: –No podía evitar sonreír con burla- ¿Ahora eres vidente?

Carol: -La miró de pies a cabeza- Te acordarás de mí, Jauregui, te acordarás de mí. Fin Flashback

Lauren: Mira, resultaste ser una jodida vidente. -Dejó que el vino quemara exquisitamente su garganta,
quería emborracharse y quedar tan alcoholizada, que fuera imposible estar en pie. No quería recordar
que Camila había salido de su vida, pero tampoco quería recordar los motivos por los que llegaron a
eso- De todas las cosas que pudiste inventar, incluso la amnesia sonó creíble, pero ¿reencarnación?
¿Viaje en el tiempo? Realmente me enamoré de una mujer demente.

Una tras otra, una tras otra tomaba las copas de vino mirando las bolsas de supermercado que
quedaron sobre la encimera. Había planeado una encantadora cena hecha por ella y luego disfrutar de
una película, ambas abrazadas frente a la televisión. Saber la verdad dolía, pero mucho más cuando
se daba cuenta de que se lo merecía por haber tratado a las mujeres como objetos sexuales para su
propio deleite.

¿Tomaría venganza la inglesa por esto? No alcanzó a decirle, pero hubiese deseado gritarle a la cara
que la mejor decisión que podría haber tomado habría sido dejarla en el hospital y no volver jamás.
Ahora hablaba llena de odio y molestia, las cosas no las pensaba con claridad, su teléfono celular
sonaba y sonaba, pero no lo contestaba. ¡Que dejaran de joder! Estuvo así por tres horas, sentada en
la cocina con la botella de vino consumida más allá de la mitad, el cuerpo le pesaba, no tenía ánimos
de caminar a la habitación.

Lauren: Le diré a Camila que... –las palabras desaparecieron con el viento cuando recordó que ella no
estaba. ¿A dónde se habría ido? ¿Habría comprado un pasaje de vuelta a Inglaterra? Tenía tantos
deseos de saber quién la había enviado a meterse en su vida, si acaso recibía dinero por inmiscuirse
entre sus cosas o si algo había desaparecido por su culpa.

Las consecuencias de las copas de vino se hicieron presentes, cuando se paró del taburete, sintió sus
piernas adormecerse. Quería llorar, quería reír, quería besar a Camila y decirle que no

importaban sus mentiras porque la quería, pero a la vez no la quería cerca porque se sentía más que

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herida. Mierda, manejar sus sentimientos era difícil, porque no había experimentado antes el dolor de
esta manera.

Dando pasos torpes, en su camino se encontró con algo en el suelo. Su visión era un poco borrosa,
pero podía distinguir lo que estaba tirado bajo la mesa de centro. Con cuidado se agachó para no irse
directamente contra la alfombra, sostuvo aquello pestañeando varias veces porque emitía luz.

¿Qué hacía su teléfono allí? Pero no, no era el suyo, el suyo estaba en el bolsillo trasero de su
pantalón. Con el poco equilibrio que le quedaba, se sentó en un sofá a revisarlo.

Lauren: Su teléfono. -Tenía de fondo de pantalla una foto de ambas haciendo caras graciosas, sus
mejillas estaban pegadas una a la otra y parecían más que felices. La pena estrechó su garganta, no
sabía a dónde ir, qué hacer, no quería recurrir a sus amigos y en cambio optó por el alcohol. De pronto
llegó un mensaje de WhatsApp de Shiyoon, la ira remplazó su pena- chino de mierda. -De inmediato
revisó el mensaje, pero lo que sus ojos vieron, terminó por confundirla más- Pero qué... que mierda.

Shiyoon: Camila, ¿estás bien? Supongo que tu mal presentimiento era por algo :( Te he llamado, pero
no contestas y espero sea por algo positivo. Cuando llegaste de Inglaterra te mostré la foto del museo.
¿Recuerdas? Quiero que la tengas por si llega el momento de contar la verdad, te la envío, por favor
responde cuando puedas, buenas noches.

Bajó un poco más para ver la imagen que había mandado y fue en ese momento que su respiración se
había cortado. Era una imagen de ella en carboncillo con la leyenda "April 5 1710. Camila Cavendish".

Capítulo 33

El teléfono se resbaló de sus manos como si de líquido se tratara, porque fue incapaz de sujetarlo más
tiempo, incapaz de observarlo, incapaz de todo lo demás. El celular quedó con la pantalla hacia abajo,
ocultando la imagen que la dejó en un estado de completo shock, esto tenía que ser una jodida
coincidencia, ¿cierto? No era real, había sido dibujado por el asiático, no por alguien 300 años atrás.
¡Eso era! Cansada de que le vieran la cara de idiota recogió el aparato para guardarlo en su bolsillo,
pero cuando quiso ocultarlo, una idea mejor cruzó por su cabeza. Aun estando borracha, su orgullo
estaba muy elevado.

Mientras las lágrimas mojaban sus sonrojadas mejillas, comenzó a escribir un texto haciéndose pasar
por la dueña de aquel aparato. ¿Acaso querían seguir mofándose tras su espalda? Lo mejor que podía
hacer era enfrentar a la persona que estaba segura era la mente de todo esto.

"Estoy bien, Shiyoon, pero necesito que vengas al departamento de la señorita Jauregui, tengo que
hablar urgentemente contigo, besos." Y sin dudarlo pulso enviar para que fuese leído.

No se atrevía a subir la pantalla del chat para ver la imagen de nuevo, sus lágrimas corrían en silencio
hasta mojar sus manos, estaba deshecha. ¿Para qué angustiarse más? Caminó tropezando con las
cosas, la cocina parecía estar más lejos ahora que todo daba vueltas, podía estar borracha, pero no
era capaz de borrar de su cabeza la imagen de Camila, mientras le hablaba y le decía todas esas
cosas absurdas, su pena, la desesperación en su voz, el ruido de la puerta cuando se marchó.

Tragó el nudo en su garganta cuando logró sentarse otra vez en el taburete de la cocina para continuar
bebiendo. La quería, maldita sea, la quería tanto que correría tras ella, pero la palabra engaño se

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estampaba en sus pensamientos. No supo cuánto tiempo estuvo con la cabeza apoyada en la
superficie de mármol, hasta que el ruido del timbre llegó a su oído. Apartó la copa de vidrio que aún
tenía una fina capa de vino, si antes no podía mantenerse en pie, ahora menos, tuvo que sujetarse de
las paredes para llegar a la puerta, aunque con tanto alcohol en su sangre incluso ver le era imposible.

Shiyoon: Camila, ¿qué su...

Lauren: ¡HIJO DE PUTA! –El puñetazo impactó su mandíbula, empujando al coreano contra la pared
del elevador. Shiyoon sintió un líquido caliente salir por sus comisuras labiales, ni siquiera tuvo que
tocar con sus dedos para saber que era sangre, tampoco tuvo que preguntarle qué pasaba, porque
sospechaba lo que era. Antes de que volviera a darle otro golpe, sujetó su brazo y se movió de tal
forma que el rostro de Lauren quedó apretado contra una pared- Suéltame, ¡sueeltame!

Shiyoon: Tú y yo vamos a conversar siempre y cuando te dejes de mierdas, ten cuidado Jauregui, eres
una mujer y por nada del mundo quiero lastimarte, pero no dejaré que me hagas daño. –No dejó de
apretar las muñecas de sus brazos para que quedara "prisionera".

Un sólo movimiento bastó para "lanzarla" al sofá más cercano, un movimiento seco y certero que
impidió que Jauregui cayera al suelo. Shiyoon cerró la puerta de una sola patada, escupió unas
cuantas gotas de sangre hacia un lado porque le era imposible hablar, no le importaba manchar,

estaba molesto por haber sido llamado de tan sucia manera. ¿Utilizar a Camila para que viniera hasta
acá?

Lauren: Esta es mi casa, tú... tú –estiró el brazo apuntándolo con el dedo izquierdo- tú vas a pagar.

Shiyoon: ¿Qué hiciste con Camila? –Limpió el resto de sangre de su boca con la camiseta que traía
puesta- Dime ahora. ¡¿Qué hiciste con ella?!

Lauren: ¿Por qué? ¿Ya no te sirve para seguir engañándome? –Trató de hacer el esfuerzo de
levantarse, pero estaba cansada, borracha y angustiada- desde que apareciste tú...

Shiyoon: ¿Que le hiciste? –Lo digo con los dientes apretados, no le importaba ser golpeado con tal de
poner en su lugar a Lauren Jauregui, no le importaba que fuese una figura conocida en el mundo, para
él en este minuto era una más del montón.

Lauren: Simple, ella debía irse. Me engañó, ¿acaso no lo sabes? –Cerró los ojos y tensó la mandíbula-
La amnesia, todo era una jodida mentira desde el hospital, desde el día que estuvo en mi
departamento en julio.

El coreano bajó la vista al suelo, por supuesto que reaccionaría mal, él también lo había hecho cuando
le dijeron que Camila era del pasado. ¿Quién creería semejante cosa? Sostuvo su propio teléfono y
buscó en internet lo necesario para que ella fuera consciente de lo que estaba pasando. Observó unos
segundos a Jauregui que se mantenía en silencio boca abajo, sus ojos estaban perdidos en el vacío
de sus pensamientos. Sintió pena. ¿Por qué no? Era evidente que estaba enamorada de la inglesa,
enterarse que las cosas no eran como lo esperaba, era fuerte.

Se sentó en el suelo delante de su rostro para mostrarle lo que tenía en la mano, por el bien del
destino y la existencia de todos no hablaría de Camila Cabello, por ahora, sin embargo, tenía el

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derecho de hablar de Cavendish.

Shiyoon: ¿Hace cuánto salió del departamento?

Lauren: Más de tres horas, ¿unas cuatro? –Esta vez el nivel de alcohol no le impedía hablar bien, sólo
un poco más lento- De hecho ¿qué haces aquí aún? Eres tan sucio como ella. ¿Realmente eres su
amigo?

Shiyoon: Estás destruida, borracha, cansada y te ves terrible. ¿Viste lo que le mandé? –Después de
varios segundos ella asintió- Eso no lo hice yo, pero no me crees. ¿Cierto? -Su silencio le daba una

respuesta evidente- Ese cuadro fue hecho hace 300 años atrás, es un dibujo de carboncillo, la única
prueba de lo que Camila dice, Dios, es ridículo lo sé, pero Camila no es de este siglo.

Lauren: -cerró los ojos- Basta con eso. ¡BASTA! Deja de ser tan jodidamente retorcido como ella. –
Jadeaba

Shiyoon: -tragó saliva, y le entregó el teléfono aun temiendo de su seguridad, no quería que se lo
hiciera trizas- Sólo ve esto, lee, mira, piensa bien en las cosas Lauren, por Dios. ¿Ella apareció en tu
vida de una forma normal? ¡¿Acaso nunca tuviste pensamientos o sueños extraños que no
correspondían a una época contemporánea?!

Lo poco y nada que podía enfocar, lo trató de hacer con la pantalla del teléfono que el coreano le
ofrecía. No quería leer, tenía tanto miedo de ser herida por segunda vez en el día, aunque no le
quedaba otro remedio. Era el sitio web del museo de Exeter, en Devon, había fotografías de algunos
objetos que eran exhibidos en el lugar, pero destacaba como "Nueva adquisición" para el deleite del
público el único testimonio gráfico de la desaparecida hija del controversial William Cavendish,
segundo duque de Devonshire. Su retrato estaba enmarcado y puesto en un sitio al que sólo algunos
podrían acceder, sus fotografías eran permitidas sólo para estudios o reportajes serios, porque hace
poco había sido encontrado en una casa de empeños.

Shiyoon: ¿Te parece extraña ahora su forma de ser tan decorosa? Sus costumbres, su forma de
caminar, el vasto conocimiento de historia inglesa antigua que tiene.

Lauren: -Se quedó mirando fijamente el cuadro y todos los detalles de su bello rostro. ¿Era posible que
sólo se pareciera? Pero no, incluso en la página aparecía su nombre- Esto... esto es una locura, no es
real.

Shiyoon: Yo actué de la misma manera cuando supe que Camila había viajado en el tiempo, es decir,
no hay registros de que algo así sucediera, pero puedo asegurarte que lo que dice ella es cierto, hay
hechos inexplicables. ¿Te atreverías a mirar un libro de historia para que leas los registros del cómo
repentinamente desapareció la hija del segundo duque de Devonshire?

Y como si le hubieran iluminado una ampolleta, Lauren se paró torpemente para caminar hacia la
habitación que hasta hace unas horas había sido de Camila. Cuando abrió la puerta encontró los libros
y las cosas tal cual las había dejado tiradas, se agachó tan rápido que se mareó, pero continuó
buscando lo que el coreano le había dicho, mientras estaba en eso Yoon Shiyoon apareció detrás

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suyo para mirar con angustia la escena, la pobre mujer estaba enamorada y no le quedaban dudas,
aun no sabía lo peor del propósito de este viaje, pero ¿quién era él para contárselo? No, esa era
misión de la inglesa.

Lauren: -comenzó a leer donde la inglesa había dejado marcado con un separador- "Es así como poco
y nada de registros se tiene sobre Camila Cavendish, 20 años, la hija desaparecida del segundo duque
de Devonshire. Muchos hablan sobre teorías de secuestros tras intensas búsquedas fallidas, pero lo
de lo único que se está seguro es que es un drama que marcó a la familia por varias generaciones
más. Se habla que como único registro que se mantiene intacto de su existencia es un retrato, pero
hasta la fecha no se ha encontrado. La incógnita en Devonshire por varias generaciones fue, ¿cuál fue
el paradero de la señorita Cavendish?" –Lágrimas empezaron, de nuevo, a salir de sus ojos de manera
intensa- Camila... Dios, Camila.

Shiyoon: Trata de pensar, como te dije. ¿Has tenido algún sueño o algún recuerdo que no
corresponda? Porque quieras admitirlo o no, tú perteneces a la época de Camila Cavendish.

Lauren se quedó mirando el libro que tenía tirado en el suelo en busca de algo, seguía borracha, pero
muy consciente de lo que pensaba o decía. Otra vez las cosas se fueron iluminando en su cabeza, la
imagen de dos sueños incoherentes llegó a su mente, recuerdos...

"Lo único que veía bien era su propio rostro reflejado en un espejo, su rostro cubierto por un pañuelo
negro desde la nariz hacia abajo, que parecía de un villano, cuando en realidad tapaba una horrible
marca. Su cabello caía hacia un lado con naturalidad, bajó un poco más los ojos para detenerse en los
detalles de su vestimenta. ¿Por qué estaba vestida formal? Apretó los puños con decisión y salió por la
puerta principal de aquel humilde hogar, tras las palabras dulces de su madre que le decía que todo
estaría bien, porque el respetado Scott Warwick vería potencial en ella."

Lauren: Pero... ¿Por qué me mintió? Por qué... porque espero a que sintiéramos cosas la una por la
otra. ¡MALDITA SEA!

Shiyoon: ¿Acaso crees que es fácil saber que viajaste por el tiempo y caíste en un lugar totalmente
diferente al que conoces?

Lauren: El miedo, esas cosas... Dios. –Ahora todo tenía sentido, el constante pavor de Camila con las
cosas simples, el traje anticuado con el que había estado mojada en su cama, cada cosa comenzó a
tener sentido, incluso el hecho de que no la buscara algún familiar- Dios, ¿por qué?

Shiyoon: Hay tanto por saber Lauren, tanto por creer, pero ¿eres consciente de que echaste a Camila
del departamento? Hay una razón tan clara por la que te ha mentido, tan injusta como dolorosa, pero
sólo ella puede decírtelo, a Camila le corresponde. –Se agachó ante ella para que le viera la cara- ¿Te
das cuenta de que pudo haber regresado ya? –Lauren cayó de lado en el suelo con las manos en su
cabeza, mientras lloraba desesperada porque estaba aterrada en todo sentido de la palabra, no podía
ser cierto que la mujer que ella quería fuese 300 años más grande, 300 años con más experiencia y
300 años imposible. Aunque tratara de negarlo, las cosas iban encajando, volviéndose realistas y con
sentido, tenía tanta pena de haberse enamorado de un imposible.

El coreano tragó el nudo en la garganta sólo para ayudar a Lauren a levantarse, mientras ésta lloraba.
Jauregui estaba convertida en alguien que apenas podía pararse, más allá del alcohol en su sangre,
era el impacto de saber que algo tan imposible había ocurrido, pasar de días tranquilos a horas de

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rabia, angustia y ahora el dolor.

Shiyoon: Dime como sucedió todo, Lauren.

Lauren: La estaba esperando afuera del elevador para cuestionarla. –Lloraba con las manos en la
cara, se había sentado en la cama para no caer- Cuando este se abrió, apareció Camila y... sus
manos, mierda, sus manos estaban desvaneciéndose. Peleamos, le grité, tenía tanta rabia. ¿Cómo me
dice que viajó en el tiempo? ¡¿Cómo me sale con semejante estupidez?! No le creí, me dijo que no le
quedaba mucho tiempo y la corrí.

Shiyoon: Ven, acompáñame por favor. –La abrazó de lado para que no se cayera al caminar- Ruega
Lauren, ruega para que ella no se haya ido, para que no haya desaparecido.

Lauren: ¿Desaparecer? ¡¿Eso has dicho?!

Impacto, noticias, rabia, pena y más impacto. Todo en un solo día, sumando casi una botella completa
de alcohol en su cuerpo, en lágrimas, en náuseas y deseos incontrolables para tenerla frente a ella.
Quería conversar las cosas, estaba claro, pero ¿la encontraría a ella? ¿O el destino habrá querido que
las cosas terminaran así? Ni siquiera caía en la realidad de que ella hubiese sido transportada en el
tiempo, aun le costaba creer. No supo cuando estuvo sentada en el asiento del copiloto con el cinturón
contra su pecho y siguiendo las instrucciones del coreano para ver por la ventana algún rastro de
Camila Cavendish.

Lauren: Dios, esto es una locura. –Gimió con la mano en su boca, quería seguir llorando, pero si no se
enfocaba en encontrarla, sería muy tarde para conversar las cosas.

Recorrieron los sitios más comunes de Los Ángeles, pero aquello sumado al hecho de que la inglesa
dejara su teléfono en el departamento, localizarla sería realmente difícil, era como si la tierra se la
hubiera tragado o como si quisiera ocultarla de Lauren por un buen rato. Después de dos horas
tuvieron que detenerse al lado de la avenida para descansar un rato, los ojos verdes de Jauregui
estaban perdidos, cansados, los párpados estaban tan bajos que daban la impresión de que los
mantenían cerrados, aunque en realidad estaba luchando para tenerlos abiertos un poco más.

Eran las 3:30 de la madrugada. ¿Valía la pena seguir buscando? Tenían las ventanas abajo para que
el aire salino del mar refrescara sus rostros, Shiyoon estaba hundido en su asiento tratando de pensar,
tenía ganas de llorar por supuesto, pero no podía perder las esperanzas, el destino no habría querido
traerla para arrebatarla de prisa. De la nada se sentó de golpe ante, seguramente, una gran idea que
habría llegado a su cabeza.

Shiyoon: Espera un momento, ya regreso. –Tomó su teléfono celular y salió del vehículo para
acercarse a hablar frente al mar, Lauren se permitió cerrar los ojos unos segundos, quizás realmente
estaba exhausta, luchar contra el estado de ebriedad era algo muy grande.

Sintió tantas náuseas que no aguantó más, abrió la puerta del copiloto y expulsó todo lo que tenía en
su estómago, ni siquiera quería ver, era tanto el dolor en su cuerpo, el cansancio y la pena que rogaba
pegarse un tiro en la frente. Después de unos minutos el coreano volvió.

Shiyoon: Lauren, ¿qué tan dispuesta estás para hablar con Camila Cavendish?

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Lauren: -levantó la cabeza, su estado era terrible- Lo que sea necesario, me debe tantas explicaciones
antes de que me vuelva loca de verdad.

Shiyoon: Te llevaré al departamento para que duermas, no sé dónde está, pero puedo asegurarte una
cosa, ella sigue en el siglo 21, descansemos y en unas horas más la buscamos.

Dichas esas palabras, emprendieron rumbo de vuelta al departamento. Cuando Lauren llegó a su
cama no se preocupó de meterse dentro de las sábanas, apenas tocó la almohada se quedó
profundamente dormida.

¿Por qué el coreano estaba tan seguro de sus palabras? Él al menos podía asegurarse de una forma
de que la inglesa no hubiese regresado al pasado, tan sólo bastó una llamada a uno de los hermanos
de Camila Cabello para preguntar si había despertado, era suficiente. No, Cabello seguía en coma, por
lo tanto, Cavendish no había regresado, pero la pregunta ahora era, ¿dónde se estaba ocultando?

...................

{Sueño de Lauren}

XX: ¿Se encuentra bien? –Murmuró apenas, porque el rostro de la pobre campesina la dejó sin habla.
A pesar de la suciedad que impregnaba su piel, destacaban de sobremanera sus ojos verdes, quizás
era porque llevaba la nariz y la boca tapada con un pañuelo negro, como si quisiera ocultar algo. Por
otra parte la desconocida trataba de articular palabra. ¿Qué hacía una señorita de clase alta hablando
con alguien tan paupérrima como ella?

Lauren: -agachó la cabeza- Me encuentro bien, gracias por su preocupación, señorita... -la imagen
borrosa de la muchacha se fue haciendo cada vez más nítida, sus rasgos no eran lejanos, ese rostro
precioso, esa voz... todo le era familiar.

XX: Cavendish, Camila Cavendish.

Capítulo 34

Miércoles 26 de noviembre 2014, 5 días después.

El viento no era fuerte, pero sí suficiente para que aquella hoja amarilla se desprendiera de su rama,
empezando a caer lentamente como si danzara, como si evitara llegar al suelo y decirle adiós a su
casa. La hoja reposó finalmente en la cabeza de Lauren Jauregui que estaba sentada al borde de una
fuente de agua con las manos apoyadas en sus rodillas y la vista en sus zapatos.

Tras cinco días de búsqueda, Camila no aparecía, no podía entender como las palabras del coreano
eran alentadoras diciendo que seguía en el presente. ¡¿Acaso eso era normal?! No, pero a pesar de
que sonara absurdo, estaba tomándole el peso a la situación comenzando a cuestionarse todo, a
buscar, a leer incluso todo lo que la morena le entregó en sus manos la noche que se fue del
departamento. Efectivamente los únicos registros históricos decían que Camila Cavendish había
desaparecido repentinamente cuando la familia había hecho una cena, pero más de ella no se decía.

Cuando sintió la hoja en su cabello la sostuvo para observarla detalladamente, estaba sola como ella y

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anunciaba que el invierno llegaría en cualquier momento. ¿Estaría Camila sola también? Suspiró con
el corazón apretado, ahora que tenía la cabeza fría, quería conversar las cosas, recibir respuestas,
pero por más que buscó a Camila estos días, no había rastros de ella. Miró la hora en su reloj que
marcaba las 19:00 hrs, casi no quedaban rayos de sol, el cielo que estaba con un precioso matiz de
naranjos terminó por quedar entre el azul y el negro, era hora de irse. Esta vez la búsqueda la había
hecho a pie, trató de pensar como Camila y estar en lugares que tuviesen que ver con su
personalidad, sin embargo, no tuvo éxito y ahora estaba sola, caminando.

Estaba tan enfocada en sí misma, sólo preocupada de lo que había pasado y lo que podría pasar en el
futuro, que no se dio cuenta cuando de tanto caminar había entrado a un barrio residencial, de casas
preciosas y con un extenso jardín a cada lado de la calle. ¿Por dónde se había desviado?

Cuando iba a darse una vuelta para caminar hacia su departamento, sintió un calor enorme en el
pecho. Sus zapatos cesaron en el asfalto, botando algunas piedrecillas a su alrededor, alzó la cabeza
y miró hacia la ventana de un segundo piso en una casa color rojo oscuro. Tal cual como una abeja se
acerca a una flor, ella empezó a acercarse a la puerta, mientras más cerca más rápido su corazón
palpitaba. De pronto el ruido interior se hizo notorio, cada vez más fuerte, cada vez más cerca.
Asustada caminó hacia unos arbustos del jardín y aunque se tropezó alcanzó a llegar para no ser
vista, después de todo a nadie le causaría gracia sentirse espiado, ni mucho menos podían
identificarla como Lauren Jauregui.

XX: Juraría que escuché un perro, que extraño. –La voz era la de un hombre adulto, apenas pudo ver
su aspecto, parecía cansado, pero se veía, a pesar de todo, joven. Cerró la puerta lentamente dejando
el ambiente en silencio otra vez.

Lauren miró hacia la ventana del segundo piso con preocupación. ¿Por qué se sentía atraída a ese
lugar? No pudo prestarle atención más tiempo, caminó rápido por la calle para devolverse tras un
mensaje de ShiYoon que le decía que iría a verla en unos minutos a su departamento.

No tenía idea de que el hombre que había abierto la puerta tenía el apellido Cabello.

......................

Mientras ambos cenaban, el coreano empezó a fijarse en los detalles del rostro de la persona que
tenía al frente. Los ojos de Lauren habían empezado a tener una pequeña sombra bajo el párpado

inferior que sólo cubría con un poco de maquillaje, aquello no era por drogas ni alcohol, aquello era
dormir poco en las noches tratando de pensar donde estaba Camila Cavendish. No estaba en el
pasado, lo sabía y estaba seguro, su amiga Cabello no había despertado, por lo tanto, las cosas no
eran peor de lo que pensaban. Le había traído comida de un restaurante griego para que comieran
antes de emprender otra salida para encontrarla. Las fuerzas se estaban agotando, las esperanzas
parecían más lejanas, pero el asiático le repetía a Jauregui que rendirse no estaba dentro de los
planes.

Lauren: ¿Se te ha ocurrido algún lugar donde encontrarla?

Shiyoon: La única persona que... -se le iluminaron los ojos- Lauren, la única persona que sabía desde
un principio lo que Camila era, fue Sounya. –La ojiverde no entendía a quién se refería, entrecerró los
ojos dejando el tenedor sobre la mesa- Lauren, Sounya es la gitana que habló con Camila y la que me

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hizo entender porque ella tenía la razón.

Lauren: No creo en las gitanas.

Shiyoon: -cerró los ojos para sacar paciencia de no donde no creía tenerla- Pues creer en ella es parte
de creer que Camila viene de pasado. Has leído de todo, has visto varias imágenes del retrato a
carboncillo. ¿Sigues teniendo alguna duda de que lo que ella dijo no es verdad?

Lauren: Es que, es...-se le apretó la garganta, había perdido el apetito- ¿Sabes cuán difícil suena creer
en algo así? Estoy muy aterrada. –La piel de su rostro estaba húmeda, era sudor producto de la
ansiedad y el temor.

Shiyoon: No sé cómo no se nos ocurrió antes, pero si Camila está bajo un techo tiene que ser con
Sounya. -Ambos comieron lo que quedaba en sus platos antes de pararse de sus taburetes y dejar las
cosas en el lavaplatos- ¿Estás dispuesta a dejar de lado los prejuicios y acercarte a ese lugar?

Lauren: Me muero si no la encuentro. –Estaba agotada tanto física como mentalmente, su voz se
había quebrado- Ya no doy más, no doy más. –Él chico de ojos rasgados apretó su hombro para darle
su apoyo, en pocos días se habían acercado más, gracias a la búsqueda de una mujer en común,
había entendido su reacción inicial y ahora estaban ambos escuchándose cuando uno creía caer.

Se subieron al auto del coreano porque ya estaba estacionado afuera, incluso a él le costaba meter la
llave para encenderlo porque estaba nervioso, sí, igual por otra parte sentía culpa por no haber tenido
la ocurrencia de pensar en Sounya. ¿Quién más que ella podía darle refugio a Camila? ¿Con qué cara
iba a mirarlos cuando fuesen a su tienda? Lo único que pedía era que estuviera abierta o no les
cerrara la puerta en la cara con sus enormes ojos claros. Cuando logró emprender rumbo, se dio
cuenta que las manos de Lauren empezaban a enredarse solas. ¿Es que acaso no era consciente de
que lo estaba asustando?

Shiyoon: ¿Podrías dejar de hacer eso? Trata de controlar desde ya tu cuerpo, porque no estamos
conscientes de cómo podrías reaccionar si ves a Camila.

Lauren: -escondió sus manos en los bolsillos de su chaqueta- Lo siento.

La distancia no era realmente tanta entre el edificio donde vivía Lauren y la tienda de Sounya, tardaron
más gracias a los semáforos y uno que otro auto conducido por principiantes que no andaban a más
de 40 kilómetros por hora. Ir a la tienda era una cosa, pero que la tuviera abierta era otra y, peor aún,
que Camila estuviera en la tienda, porque la otra muy probable posibilidad era que la inglesa estuviera
en la casa de la gitana y la tienda estuviese cerrada. ¿Cómo demonios la encontrarían? El peor de los
casos es que no estuviera con la gitana, posibilidades de encontrarla serían nulas.

El auto lentamente aparcó afuera de la mística tienda que tenía las luces encendidas. Ambos se
miraron con los ojos más abiertos que nunca. ¿Habría alguien adentro? Tratando de no hacer mucho
ruido salieron de allí y miraron la manilla de la puerta, era ahora o nunca. Respiraron profundamente
antes de girarla rogando que no estuviera cerrada con llave.

Shiyoon: Genial. -Susurró agitado antes de abrirla lentamente.

El olor a velas aromáticas inundaba el ambiente dándole un toque aún más místico de lo que creyeron,

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la decoración había cambiado, las paredes estaban pintadas de color ocre, de la cual colgaban varias
redes de luces blancas. No era por motivos navideños, era sólo para darle una sensación de ver
estrellas.

Una vela que estaba sobre una repisa en una esquina, se apagó dejando su pequeño humo
suspendido en el aire, Lauren y el asiático se miraron rápidamente sin mover la cabeza, de pronto
Sounya salió de una habitación. No andaba con vestidos o con un traje que pudiese identificarla

como una gitana clásica, no, parecía cualquier chica común y corriente con una camiseta negra y el
cabello ondulado suelto. Miró a ambos en silencio, pero se quedó fijamente en Lauren, quién escuchó
una voz en el centro de su cabeza que le decía "Volverá en 5 minutos, ve a la habitación trasera y
bebe un poco de té, te hará bien". Jauregui quedó pálida, pero no se atrevió a preguntar, el sudor
corría por su frente y sólo se dirigió a donde ella le indicó. ¡Se había metido en su mente!

Cuando el coreano y la gitana quedaron solos, ésta le miró y le hizo un gesto hacia la entrada. Sounya:
Sería bueno que nos fuéramos, ambas necesitan conversar.

Shiyoon: ¿Hablas en serio? Dios, he esperado y buscado tanto a Camila que lo único que quiero es
verla.

Sounya: La verás después, ambas tienen que estar solas porque este momento es crucial para que
todo siga su destino, por favor. –Tratando de entender la situación, Shiyoon respiró profundamente
antes de asentir y apoyar una mano en el hombro de ella.

Caminaron hacia la salida y se fueron por la calle en silencio hasta encontrar algún parque donde
sentarse, a pesar de que no se hablaban, el muchacho de ojos rasgados sentía que la gitana lo miraba
mucho. ¿Qué quería hacer?

..............

Las bolsas que traía en sus manos estaban livianas, sin embargo, su caminar lento era por el
cansancio emocional que desde hace días traía, cansancio que no la dejaba dormir más de cuatro
horas al día y la tenía llorando la mayor parte de él. Sounya se había convertido en su refugio y en su
amiga, alguien a la que podía confiarle todo lo que pensaba porque, a pesar que la gitana tuviera el
don de leer las mentes, le daba la libertad de hablar sin meterse en ella. Lo mínimo que podía hacer, a
pesar de que Sounya estuviese en contra, era ayudarla con su tienda, barrer, atender a los clientes,
comprarle comida, cualquier cosa que facilitara su trabajo y no la hiciera sentir un estorbo.

Abrió la puerta, la tienda ya había cerrado, pero se quedaban media hora más tarde ordenando las
cosas.

Camila: Ya llegué Sounya, traje los burritos que tanto te gustan. -Caminó hacia la habitación que tenía
la luz apagada- ¿Sounya? –Las luces se encendieron de golpe y la figura femenina apareció sentada
sobre un escritorio- Lau...Lauren.

Tenía su chaqueta oscura y una blusa blanca que le daban un toque más rebelde, vivir sólo de
recuerdos no le hacía justicia a la belleza que la caracterizaba. Suspiró tan evidentemente, las bolsas
cayeron al suelo y aunque trataba de hablar era incapaz de hacerlo, tenía a Lauren Jauregui en

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persona.

Ella por su parte estaba tratando de hacer memoria de cómo se hablaba, había ensayado lo que le
diría, pero verla frente a ella, con sus ojitos brillando tan sorprendidos y asustados, le preocupaba.
Tenía su cabello medio tomado, tenía su vestido blanco y sus mejillas sonrojadas.

Lauren: He estado tratando de buscarte desde esa noche. -El nudo en su garganta la ahogaba.
Camila: ¿Sí? –La modelo asintió en silencio- Lauren... digo, señorita Jauregui, yo...

Lauren: ¿Es cierto? –Levantó su teléfono celular y le mostró la fotografía de su retrato dibujado a
carboncillo- ¿Es... es cierto? Tu actitud, el miedo y el nerviosismo en esa mansión en Exeter, joder.

¿Era cierto? –Se les llenaron los ojos de lágrimas a ambas, pero ninguna las derramaba.

Camila: ¿Es ahora que me cree? –Dio pequeños pasos hacia ella- Apenas he comido, apenas he
dormido por el miedo de volver al pasado sin cerrar un ciclo con usted. –Alzó sus dedos para tocar sus
mejillas, pero se detuvo- ¿No me quiere matar verdad?

Lauren: No... No te detengas por favor. –Susurró sosteniendo las manos de Camila, manos que dejó
sobre sus labios y que fue besando nudillo por nudillo, su voz se quebraba- ¿Cómo voy a querer
matarte cuando lo único que he estado haciendo es buscarte y rezar para que Dios no te haya
apartado de mi lado? Yo tampoco he podido comer, ni dormir con normalidad. ¿Ves mis ojeras? –
Cerró los ojos y fue ahí que una gota cayó a su mejilla- ¿300 años mayor? ¡¿300 años mayor?!

Camila: Soy 300 años mayor, he viajado en el tiempo y la historia es sólo el comienzo.

Lauren: –Tenían sus frentes juntas porque temían que lo siguiente terminaría por dañarlas más-

¿Qué? -Sentía como sus músculos estaban contrayéndose, le dolía tanto.

Camila: ¿Podríamos dejarlo para más tarde? Hablaré con toda la sinceridad posible, pero la he
extrañado tanto, que mi ser apenas resiste estar de pie, no respiraba bien, mis pulmones se oprimían.

...............

Mientras tanto en la plaza, Shiyoon se volteó para enfrentar a una callada gitana. Habían estado en
silencio desde hace rato mirando hacia el frente, bueno, tal vez sólo él, porque ella le había puesto los
ojos encima desde que salieron.

Shiyoon: ¿Sucede algo Sounya? Porque si piensas que soy un psicópata, no, no lo soy.

Sounya: -sonrió, aunque en realidad lo que pasaba no le causaba gracia- No creo que te hayas dado
cuenta, pero cuando Lauren llegó le dije por telepatía que fuera a la sala de mi tienda para que
esperara a Camila. –Él levantó una ceja, un indicio de que no sabía a qué iba su comentario- A ti,
bueno, apenas te conozco y sólo una vez cuando quería demostrarte que Camila decía la verdad,
entré en tu mente y describí una escena que tuviste con Camila Cabello. Sin embargo...

Shiyoon: Sin embargo ¿qué?

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Sounya: Sin embargo, creo que has creado la capacidad para no permitir que te lea la mente o te
hable por ella, he estado intentando hacerlo desde que salimos y no puedo. –Con una sonrisa entre la
incredulidad y el orgullo, él se giró para enfrentarla con la mirada, era increíble el contraste de sus ojos
rasgados y oscuros con los de ella, enormes y azules.

Shiyoon: Trata de leer mi mente ahora. -Sounya apretó los labios y abrió aún más sus ojos, el coreano
tragó saliva porque desde un principio aquellas perlas azules lo intimidaban. Las piedras de la gravilla
empezaron a temblar, incluso los árboles y sus hojas amarillas se movían, pero no estaba asustado,
increíblemente estaba más asustado de los ojos de la mujer de cabello ondulado.

Sounya: No puedo, realmente no puedo. –Lo dijo sonrojada mirando hacia el lado, era la primera vez
en su vida que fallaba con sus poderes. ¿Acaso era una simple coincidencia? Quizás, quizás no, pero
en este momento en el que él se cruzaba de brazos y miraba hacia el frente, le tentaba de manera
increíblemente para saber que pensaba. ¡¿Por qué no podía saberlo?!

..................

Lauren abrió un poco sus piernas para que cupiese el cuerpo de Camila, la miraba con tanta pena,
duda y devoción que lo único que quería hacer era quedarse así por siempre. ¿Qué debía ocurrir para
que ella volviese al pasado? ¿Qué más quedaba por hablar? Podrían haber reaccionado de forma
violenta y llorando, tirando las cosas, pidiendo explicaciones o acusando de otras cosas, sin

embargo, lo único que sus almas querían en este momento era demostrarse amor, el amor que en
algún momento... ¿Iba a terminar?

Lauren: Te extrañé tanto, Dios mío, tanto. –Susurraba contra su cuello, dando pequeños besos sobre
su piel, apenas rozó sus labios sintió que estos ardían de pasión- Camila, Dios, no puedo creer que...

Camila: ¿Podemos hablar de eso después? –Gimió llena de angustia- Lo único que en este momento
debe saber, es que la quiero mucho y que agradezco, a pesar de todo, al destino por haberme hecho
caer en su departamento esa noche de invierno. –Se separó para mirar sus labios antes de
presionarlos con los suyos.

Lauren: -Sentía sus rostros mojados y eran las lágrimas. ¿Qué le escondía? Temía que no pudiese
soportarlo, aunque de lo único que estaba segura, era que teniéndola entre sus brazos todo sería
menos doloroso- No llores, –susurró contra sus labios- no llores porque has sido lo más hermoso que
me ha pasado en este último tiempo.

Camila: ¿Tan hermoso que me querrá hasta el último aliento que dé en este siglo? –Los labios de
Lauren se apretaron antes de que su rostro se estremeciera ante ese cruel pensamiento. Con sus
ojitos lacrimosos asintió.

Lauren: Incluso hasta el último momento. –Hablaba pensando en una posibilidad, sin saber que era un
hecho.

No consideraban preciso hablar en este momento de aquello. ¿Por qué no mejor probar de nuevo otro
cálido y dulce beso? Lauren empezó a regar besos en su mejilla, mientras sus manos acariciaban su
espalda hasta llegar a su cintura. Con un ligero toque levantó su barbilla para besarle la boca con la
pasión que llevaba guardando desde que escuchó ese doloroso portazo, sus lenguas se tocaban, su

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sabor a menta se mezclaba, incluso sus jadeos y sus manos se enredaban con cuidado.

¿El destino era tan cruel para unir a dos personas de siglos distintos? ¿Dos personas que en este
momento se besaban y lloraban en silencio por amor? Aún faltaba que ella supiera el mayor dolor de la
verdad, aunque lamentable había más cosas, la arena de aquel reloj estaba a punto de acabar.

Capítulo 35

El calor de su abrazo era exquisito y sincero, un "todo estará bien" implícito en sus brazos y sus ojos
rasgados. Besó con cuidado el dorso de su mano y con una pequeña sonrisa él susurró "nos vemos
pronto" porque la inglesa le había prometido que, mientras fuera posible repartiría su tiempo para
disfrutar a todos antes de volver al pasado, claro que aquellas palabras fueron dichas en privado y
antes de que subieran al auto, acompañados de Lauren.

Se habían ido de la tienda de Sounya apenas ellos, Shiyoon y ella, llegaron del paseo por la plaza.
Camila se fue sin sus pertenencias porque estaban en la casa de la gitana, todo dependía de lo que
resultara esta noche, si las iba a buscar o si finalmente se terminaba quedando otra vez allí. Apoyó la
espalda en la puerta recién cerrada antes de respirar profundamente, estaba cansada, tenía sueño y
aunque la tentación de dormir abrazada por esa mujer era grande, prefería hablarlo todo de una vez,
porque no quería disfrutar los últimos días con ella sin que las cosas estuvieran claras. Escuchó las
pisadas que se iban acercando desde la habitación de Jauregui, pisadas suaves y sin ningún apuro.

¿Por qué su corazón se aceleraba otra vez?

Lauren: ¿Quieres beber algo? –Susurró cuando se paró frente a ella, no la estaba tocando, pero como
su cuerpo estaba tan cerca del suyo podía sentir todo su calor, sí, calor suficiente para desarmarla.

Camila: Una copa de vino estaría bien, señorita Jauregui.

Lauren: Deja de tratarme de esa manera. –Quitó un mechón de cabello que colgaba de su frente- Me
gusta que me digas Lauren, tutéame. –Le dio un beso ligero en los labios, lo suficiente para
provocarla, lo suficientemente corto para no llegar tan lejos.

La morena caminó erguida hacia el sofá de la sala de estar para esperarla, desde allí podía ver todas
las cosas del departamento, su amplitud, los lujos que podía tener alguien famosa, cosas
autografiadas y colgadas de la pared. Había echado de menos este lugar, la vista que le brindaba de la
ciudad de Los Ángeles, el silencio, la mujer que era su dueña, su sonrisa, sus ojos, sus palabras
dichas con tanto cariño. ¿Cuánto exactamente le quedaba en este siglo? ¿Qué tenía que pasar para
que el destino dijera "ya basta"?

Alzó los ojos hacia la puerta de la cocina y suspiró, todo era tan bello acá. ¿Cómo no sentirse en casa
cuando llevaba cuatro meses ahí? Una copa de vino apareció ante sus ojos haciéndola sonreír, la
mano que la sujetaba era preciosa, manos que tocaban y trataban con cariño.

Camila: Gracias Lauren. –Miró la mesa de centro y se mordió los labios, había una tabla de madera
con trozos de queso, jamón, frambuesas, galletas saladas y una salsa de mayonesa y ajo para comer-
Que delicia. ¿Puedo probar? –Lauren asintió antes de que ella estirara la mano, cogiera un
mondadientes con la mano y lo pinchara en un trocito de queso- Mmm. ¡Qué bien sabe!

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Lauren: ¿Sabes? Cuando no estuviste, paseaba por el departamento tratando de pensar dónde te
ocultabas o si habías vuelto al pasado. Leí todo lo que dejaste Camila, la teoría de las almas, tus
registros históricos, fotos de tu recuadro, todo. ¿De verdad hay algo más?

Camila: -Después de beber dejó la copa de vino sobre la mesa, Lauren estaba sentada a su lado- No
le tomas el peso a la teoría de las almas. –Susurró con el nudo creciendo en su garganta, aquello
explicaba todo- Quiero... quiero que por un segundo cierres los ojos y visualices algo, algo que te llame
la atención, algo que te haga sentir o pensar que no eres de este tiempo.

Lauren: -Recordó inmediatamente las imágenes de sus sueños, su rostro cubierto con un pañuelo
oscuro, en otra ocasión su caída en lodo y sosteniendo la mano de una bella doncella que le ofrecía
ayuda, su voz siendo modulada con tanta importancia y solemnidad- Lo sé, lo vi. –Abrió de inmediato
sus bellos ojos verdes que delataban su miedo interior- ¿Puedes decir toda la verdad Camila? Por
favor.

Camila: -Miró el estante donde encontró el libro sobre las almas y sus teorías, se paró, lo sacó con
cuidado y regresó al lugar donde estaba sentada- Antes de explicarte la razón por la que he viajado,
tienes que saber cómo ocurrieron las cosas. William Cavendish y su esposa me adoptaron cuando
tenía tres años si no mal recuerdo, los Cavendish son una familia aristócrata de Inglaterra que tiene
muchos títulos de la nobleza. ¿Recuerdas la mansión a la que fuimos para las filmaciones? Ese es mi
hogar. ¿Recuerdas haber visto alguna fuente de agua antigua y grande? Fue ahí donde caí y después
llegué a este siglo.

Lauren: -Se estremeció con sus palabras- Todo esto es tan...

Camila: ¿Poco creíble? Lo sé, al principio para mí fue tan doloroso. Esa noche del 5 de abril, toqué el
piano para el baile que habían dado mis padres en la mansión, cuando tocaba sabía que algo malo

sucedería, los ojos de mi padre me miraban con deseo y no, no era la primera vez que había tratado
de tocarme.

Lauren: Santa mierda... ¡Santa mierda! –Apretó tanto la mano que la copa de vidrio se había trizado un
poco- ¿Nadie hacía algo?

Camila: Mis hermanos pequeños ignoraban aquello, sin embargo, esa noche, William me esperó en
uno de los pisos de la mansión, como es tan grande jamás podrían escuchar un grito mío desde uno
de los pasillos. Esa noche William rasgó mi vestido y tocó parte de mi cuerpo, me había dicho, –su voz
se quebraba cuando hablaba, los ojos derramaban lágrimas- que había crecido, que estaba hecha
toda una mujer. Quería abusar de mí ahí mismo, luché tanto para que no me tocara, y en un momento
me encontré en un tercer piso y cuando él quiso agarrarme, de alguna forma me caí por la ventana,
fue todo demasiado rápido, pensé que iba a morir. ¿Quién sobrevive a la caída de un tercer piso
contra el mármol? Caí en esa fuente, no sentí el fondo con mis pies y por más que luché por salir a
flote, fue imposible, poco después todo se volvió negro y perdí la consciencia. Fue así que desperté
con sus gritos y movimientos, fue así que me encontró mojada y con un vestido antiguo sobre su cama
aquel día de julio.

Ambas estaban calladas, Lauren se mordía el dedo pulgar mientras su cabeza daba vueltas y vueltas.
¿Cómo podría vengarse? ¿Cómo podría degollar a ese hijo de puta? Imposible, el tipo a estas alturas

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estaba más que muerto, lo vivido por ella se lo había llevado el viento.

No tenía dudas de que Camila fuera del pasado, las cosas calzaban tal cual ella lo decía, cuando la
encontró tenía aspecto de una mujer de época, su forma de hablar, su miedo ante la tecnología, su
falta de pertenencias. ¡Mierda! ¡Estaba frente a una mujer de hace 300 años! Cada vez que lo pensaba
volvía a estremecerse y a sorprenderse.

Camila: Cuando me dejó afuera del edificio, entré en pánico, no entendía que era un auto, las luces de
la calle, aun me sigo sorprendiendo con ciertas cosas. ¿Recuerda cuándo –indicó el LED frente a
ellas- cuando me asusté al prenderlo pensando que había personas dentro? ¿Mi forma tan... tan yo de
hacer las cosas? Incluso su madre se sorprendió de lo mucho que sé de historia de Inglaterra.

Lauren: Ven. –La acomodó para que se sentara sobre sus piernas, tener su rostro inhalando su
exquisito perfume femenino desde su cuello, era un contacto íntimo- Eres hermosa así, tal cual eres,
con tus modales y tu inocencia me estás volviendo loca y te quiero aquí, te juro que no me importa

cuán fantástica sea la relación, no me importa si vienes del siglo 18 o si eres un extraterrestre, yo
estoy enamorada de ti.

Camila: -Llorando en silencio besó su cabellera oscura, iba a echarla tanto de menos siendo Jauregui.
¿Pero qué sorpresa le daría la vida si descubría a su versión Lethood?- Cuando llegué no entendía
cómo y por qué viajé, extrañaba a mi familia, pensar en la muerte de tantas generaciones me
angustiaba, los que conocí no son más que cenizas. Sin embargo, fue Sounya la que fue guiando mi
camino. Conocer a Shiyoon fue la clave para comprender por qué estoy aquí. Por qué llegué a ti, por
qué en el pasado me topé con una campesina y tres siglos después llegué a su reencarnación.

Lauren: ¿La historia se pone peor? –Preguntó con la voz estrangulada.

Camila: ¿Recuerdas que viste como mis manos y parte de mis muñecas iban desapareciendo? No fue
la primera vez que sucedía, también en otras ocasiones estuve a punto de volver, pero fue tu contacto
lo que me mantuvo aquí en el siglo 21. -Ella sacó su rostro del cuello y la miró fijamente, respiraba más
rápido- ¿Recuerdas cómo eras antes de conocerme?

Lauren: Una imbécil, una egocéntrica una...-el dedo tembloroso de Camila quedó sobre sus labios.

Camila: No se trate así, usted simplemente era una persona que no conocía el amor. –Acariciaba la
punta de su nariz, el contorno de sus cejas, los párpados, esa mujer era una maravilla esculpida por la
naturaleza- Y como tal, no iba a reconocer a la persona que le era correspondida. -Se sonrojó al darse
cuenta de que nuevamente le había hablado de usted.

Lauren: Pero te conocí a ti, –gimió como si eso evitara la mala noticia que presentía que se avecinaba-
lo hice.

Camila: Es parte de mi tarea, es parte de mi destino. Tuve que viajar para que conocieras lo que era el
amor, lo sé, lo vi, si tú hubieses seguido tal cual antes de conocerme, antes de aprender conmigo, no
habrías conocido, ni reconocerías a la persona que está destinada para ti. Es aquí donde entra en
juego la teoría de las almas y la reencarnación.

No tuvo que hacer mayor esfuerzo para quitarse de su abrazo y tomar el libro que explicaba todo, la

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vista de Lauren estaba perdida en el suelo, sus ojos no tenían brillo, era como un animal agonizando,
sólo que aún no le daban el tiro que le quitaba la vida de forma definitiva.

Camila: Le pedí que recordara imágenes del pasado. ¿Lo hizo verdad? –La ojiverde asintió- Usted
existió en el pasado, usted era una campesina. La teoría habla sobre que dos personas que se amaron
y no tuvieron un buen final juntas, vuelvan a nacer, sus almas viajan en el tiempo y renacen hasta que
en una de esas vidas puedan ser felices. Reencarnan, esta misma teoría dice que –leyó la hoja donde
estaba abierto el libro- que si por un fortuito accidente su yo del "pasado" o su yo del "futuro", viajara a
través del tiempo y cayera en la época que él actualmente vive, uno de los cuerpos dejaría de estar
presente, porque un alma no puede estar duplicada, o está en su yo del pasado/futuro o en su yo
actual. Por ejemplo, si la campesina viajara, usted se desmayaría y...

Lauren: ¡¿Existe otra Camila?! ¿Tú también te has reencarnado? Camila: Es... Es posible –Lauren se
paró de inmediato.

Lauren: Dime la verdad, Cavendish. ¡Dila!

Camila: Existe. –Apretaba el borde de su ropa entre las manos, estaba nerviosa- Pero no puedo
decirle donde vive, sólo que es de esta ciudad y... -empezó a hablar más rápido, más torpe.

Lauren: ¿Cómo puedes ser tan egoísta? ¿Cómo pudiste haber venido a enamorarme y luego te irás
como si nada al pasado? Por favor, ¿es fácil sentir cosas por alguien y desprenderse como si nada?

¡Mentiras!

Camila: ¡¿Egoísta?! He tenido que tragarme sola la pena y la angustia que significa haber viajado para
enamorarme de una mujer que me será arrebatada, viviendo con el miedo de si será capaz de amarme
como una reencarnación en el presente, con miedo porque cuando vuelva no sé qué me espera. Mi
sociedad es restrictiva en muchos sentidos y no tenemos la libertad para expresarnos como aquí sí lo
hacen. Tengo rabia porque fui arrebatada de mis raíces, pero a la vez estoy agradecida porque así
hubiesen sido dos meses, tres días, o una semana, tuve la oportunidad de conocerte a ti y de hacer
que todo esto que existe, tenga sentido.

Lauren: No me interesa enamorarme de nadie más Camila, ni de ti reencarnada, de nadie. -Se secó
las lágrimas con rabia- Así que cuando decidas volver, puedo despedirme de ser una buena mujer, no
tengo porque hacer lo que el destino quiere.

Camila: ¡Si no lo hace también me condenará a mí! Las personas que están destinadas a estar juntas
al ser infelices vuelven a nacer. –Tiró el libro lejos, ella también tenía carácter, ella también

podía expresarse y no permitir que le hablara de esa manera- ¿Sabe que es lo que más me duele de
todo esto? Es que usted tiene la posibilidad de ser feliz, pero yo, yo como Camila Cavendish tendré
que mandar mi vida lejos. Yo no tendré posibilidad alguna de ser feliz porque de partida en el pasado
usted es de una clase inferior a la mía. Porque ambas somos mujeres, y nos condenarían a muerte por
ello. ¿Dirá que eso no importa? En mi época sí importa. ¡Somos 300 años más viejas! Segundo y más
importante, si yo soy feliz, –las lágrimas estallaban de su cara, su piel se había tornado color roja- si yo
decidiera ser feliz con la Lauren del pasado, usted y mi yo del presente desaparecerán por arte de
magia. –Jauregui se mordió los labios mientras llevaba las manos a sus orejas, no quería oír más- O

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tendrán un accidente cruel para hacer que su existencia deje de tener sentido. Pero me duele más,
mucho más, su actitud, cuando yo estoy dispuesta a hacer un sacrificio por la mujer que amo, por la
mujer que amaré en mi época y la que amo ahora, porque sé que, si yo me arriesgo, si yo lo hago en
Inglaterra, en el futuro seremos felices las dos. Incluso estoy dispuesta a dar mi vida.

¿Necesito ser más explícita?

Dejando el dorso de su mano sobre sus labios, salió de allí para llorar en el baño que tenía en la
habitación. Abrió la llave a lo máximo de su capacidad y sin quitarse la ropa se hundió en ella para
llorar desgarradamente. ¿Por qué la última frase dicha le hacía tanto sentido? Ella sí estaba dispuesta
a dar su vida, sea en la circunstancia que sea, para que fueran felices en el presente. ¿Por qué Lauren
no era capaz de poner de su parte? Seguramente necesitaba tiempo, pero ella no se iría tranquila a
Exeter de 1710, si no escuchaba de sus propios labios que ella haría lo posible por hacer las cosas
bien.

Así fue como pasaron las horas y el agua se puso helada, cogió una toalla, se quitó la ropa y se fue
secando lentamente cada parte del cuerpo, pensando y sintiendo que el tiempo era escaso, se
imaginaba un reloj de arena con muy poca arenilla en la parte superior, incluso a veces se sentía
ligera. Cuando su cabello estuvo seco salió del baño desnuda, encontrando encima de su cama una
camisa de Lauren y ropa interior recién comprada. Con cuidado se colocó lo que le había dejado,
antes de acurrucarse bajo las mantas, abrazar una almohada y seguir llorando contra ella hasta
quedarse profundamente dormida.

..........

Al otro día.

Abrió los ojos lentamente, aunque de golpe los cerró al ver tanta luz dentro de su habitación. La
cabeza le dolía como si hubiese bebido toda una botella de alcohol sola, pero la verdad era que sólo la
pena y tanto llanto lo había provocado. Con la misma camisa se bajó de la cama y abrió la puerta,
quería ir a la cocina por un vaso con agua y una pastilla, quería comer algo ligero y volver a acostarse
para quizás jamás volver a pararse.

Creyó que todo estaría en silencio, pero cuando se fue acercando escuchó unos quejidos, como si
alguien tratara de callarse colocando algo sobre su boca. Al asomarse la vio apoyada sobre el enorme
mesón de mármol oscuro, lloraba contra sus brazos. Al lado suyo había quedado apartado un plato
con cereales, la botella con leche estaba abierta, pero a ella no le importaba, sólo estaba llorando con
tanta pena, que para Camila fue inevitable ponerse a llorar en silencio. Se acercó lentamente y se
apoyó sobre su espalda, abrazó su cuerpo desde atrás y con todo el amor que le tenía, fue besando su
nuca, fue susurrando palabras bonitas al borde de sus orejas.

Lauren: No quiero que te vayas, maldición, no quiero que te vayas. –Jauregui sujetaba las manos de la
inglesa que descansaban en su abdomen- ¿Qué tengo que hacer para que te quedes? ¡Es que
cuando te vayas pasarás a estar inmediatamente muerta!

Camila: Estaré aquí, te lo prometo, Lauren. –Besó la comisura de sus labios, mientras descansaba en
ella, que estaba dándole la espalda- Estaré aquí reencarnada, y te amaré. Te juro que te amaré.

Capítulo 36

172

Insideofmysoul
Sábado 13 de diciembre 2014, 2 semanas después.

A Lauren le quedaba aún una semana de rodaje para terminar la película en Canadá, sin embargo,
esta vez fue muy diferente a la anterior, cuando estuvieron separadas casi un mes. Esta vez invitó a
Camila a disfrutar y conocer otro lugar. No durmieron en la misma habitación de hotel, trataron de que
no se les viera juntas a petición de ella, sin embargo, disfrutaron durante las noches, cuando cualquier
fanático o cámara estaba lejos de ellas.

Cada día, cada segundo que pasaba, en Lauren iba creciendo un tremendo deseo por hacerla suya en
todas las maneras posibles, pero algo dentro de su corazón le decía que si hacía eso, cometería un
grave error. A pesar de eso esa semana de rodaje, el elenco la encontró diferente y no tenían clara
cuál era la razón, mantenía una sonrisa radiante, no le importaba si le pedían repetir una escena diez
veces, ella lo hacía sin protestar.

La llevó a Canadá para no tenerla lejos y, en caso de que llegase el momento, no se fuera sin estar
presente. Trató de vivir un cuento de hadas, trató de no pensar en el asunto de fondo de todo esto,
eludir las preguntas de Liam cuando hablaban de la morena, pero cuando llegó a Estados Unidos y
luego de pensar las cosas una y otra vez, se dio cuenta de que era hora de hacerle frente a lo que le
preocupaba y los vacíos que tenía en cuanto a información, debía hablar con Camila Cavendish.

Día sábado, el sol estaba brillando en lo más alto del cielo, pero no calentaba lo suficiente para
hacerlas sentir mejor, las temperaturas bajas predominaban, la vegetación se mantenía húmeda y fría,
desde los árboles se seguían desprendiendo hojas amarillas.

Camila asomó su rostro por la puerta de la enorme cocina en el departamento, Lauren miraba
fijamente un plato del cual revolvía una mezcla para bañar unos filetes de pescado, su concentración,
sus ojos verdes, su perfil y todo en ella la estaba haciendo sonrojar.

Camila: Hola señorita Jauregui. –Ella alzó la cabeza y sonrió al verla somnolienta, tenía el cabello
revuelto y no se había quitado una camiseta de fútbol americano que le pertenecía a ella- Disculpe,
digo, disculpa por haberme despertado tan tarde.

Lauren: ¿Leyendo novelas otra vez? –Camila asintió con una pequeña sonrisa tímida- Estoy
preparando el almuerzo, pescado y papas doradas con una copa de vino blanco. ¿Te parece
delicioso?

Camila: Increíble. –Se acercó y la abrazó por detrás, su calor era una de las cosas más exquisitas del
siglo 21- Tus palabras de ayer me preocuparon. ¿Qué sucede?

Lauren: -Dejó la mezcla para el pescado a un lado antes de voltearse- No lo tomes a mal, estos días
han sido maravillosos, sin embargo, no puedo seguir creyendo que todo es color rosa. ¿Me entiendes?
-Acarició el rostro de la muchacha frente a ella, no quería frustrarla, pero quería ser tan transparente
como en algún momento ella lo fue- Es decir, desde que dijiste que eras... ya sabes, del pasado, mi
mente ha estado tratando de bloquear la idea de que te vas. –Se le quebró la voz, miró hacia un lado
esperando que se le pasara y no que sus ojos se humedecieran, otra vez- Hay mil cosas que tengo en
mi cabeza, pero también mil deseos en el corazón, hay muchos vacíos y respuestas que necesito
llenar. No quiero que te vayas y sentir que no hice nada por ti.

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Insideofmysoul
Camila: -Asintió porque estaba de acuerdo, había pedazos de la verdad que debían ser hablados de
nuevo- Almorcemos juntas y nos sentamos a conversar sin ocultar lo que no se deba ocultar. ¿De
acuerdo?

Lauren: -Asintió antes de que Camila se parara de puntillas y besara sus labios con dulzura. Mierda.

¿Cómo no extrañarla? ¡Ya lo estaba haciendo!- Ve a ducharte si quieres, cuando salgas tendré todo
listo. –Susurró en su oreja antes de que ella se desprendiera de sus brazos y caminara coqueta a
través de la puerta.

Cuando ella desapareció de su vista, untó los filetes de pescado en aquella mezcla para freírlos
después, sin embargo, su mente fue divagando hasta recordar el día de ayer, cuando se reunió con
sus amigos, todos sonreían como si nada, compartían un poco de alcohol y mucho asado, pero dado
un momento de la noche, fue Liam el que se acercó a ella para hablar. Jauregui no estaba borracha,
de hecho, no había bebido más que medio vaso de cerveza, pero cuando sus ojos se cruzaron con los
de su mejor amigo, una amarga sensación cubrió su pecho. ¿Qué estaba pasando?

Flashback

El humo salía del asador, inundando el ambiente con su exquisito olor a carne asada. Sus amigos en
su mayoría eran varones y eran amistades en común, que tanto Özkan como Jauregui poseían, pero
además había amigos que cada uno por su parte formó en algún medio, amigos de escuela, conocidos
en producción, trabajo y universidad. La noche se había vuelto su cómplice y amiga, la temperatura
era muy buena, habían pronosticado lluvia, pero nada de eso había ocurrido.

Lauren pensaba en cuan cómoda debía estar la inglesa en la mansión de sus padres, había sido
invitada a cenar y no dudaba de la hospitalidad que su madre le pudiese dar. No sabía si era malo o si
era algo bueno, pero no quería estar hasta muy tarde, porque pasaría a buscarla después de esto.

¿Era algo sano pasar tanto tiempo como les fuese posible juntas?

Liam: Despierta Lauren. –Pasó una mano por su cabello, porque le entorpecía la vista- ¿En qué
piensas?

Lauren: -Le dio una mirada sin expresiones- En Camila.

Liam: -Apretó la mandíbula, pero la relajó al instante, hacerse a la idea de que sólo podía ser el amigo
de ella costaba, mucho más cuando su corazón parecía no entender- ¿Te quita el sueño

todas las noches? Deberías saber que me duele que no me hayas contado que estuvo unos días fuera
del departamento, lejos de ti y del mundo. ¿Por qué?

Lauren: Verás... -Miró hacia los lados, los demás estaban alrededor del asador un poco más lejos.
Dejó el vaso con cerveza sobre el césped- Eres tú quien a pesar de toda la conversación que tuvimos,
has mantenido una distancia entre nosotros.

Liam: Sabes muy bien el por qué. No puedo fingir que no me importa, y que no me suceden cosas con
ella o que la idea de ustedes dos no me está afectando. ¿Sabes por qué lo hago? –Le dio un trago a la

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Insideofmysoul
cerveza antes de continuar- Precisamente por nuestra amistad.

Lauren: Tan poca fe le tienes a nuestra amistad de años, que debes alejarte para protegerla. ¿No es
así? ¿Acaso crees que terminaremos enemistados?

Liam que miraba hacia un lado, concentró su atención en los ojos verdes de su amiga. Si supiera que
estaba haciendo lo posible para no perderla, tenía más que claro que Camila Cavendish estaba
enamorada de Jauregui y que probablemente su mejor amiga había reaccionado al fin, y sus
sentimientos eran sinceros, pero dolía y no podía hacer nada con ese dolor.

Lauren sintió por un momento pena, pero de un segundo a otro su perspectiva fue cambiando, un dolor
cubrió su corazón de tal forma que apretó los dientes para soportarlo, la mirada de Liam le pareció
familiar y tuvo miedo, rabia y otras sensaciones que no le gustaban para nada, porque se trataba de un
amigo. ¿Qué estaba pasando? Entrecerró los ojos tratando de descifrar esto. ¿Por qué tenía ganas, de
pronto, por tirarse encima de él y golpearlo hasta cansarse? Como si hubiese arrastrado un rencor por
años. No tenía idea de que al turco le estaba pasando lo mismo.

Lauren: Sólo no hagas estupideces, por favor, Liam. Fin Flashback

Después de eso había pasado a la mansión, a buscar a Camila y le mencionó que quería conversar de
muchas cosas, sin embargo, el cansancio y el sueño terminaron por cesar cualquier intento de charla.
Le incomodaba recordar lo de anoche, sabía que había algo más allá de una simple disputa por la
amistad, pero ¿cómo saberlo si no tenía una idea mínima de lo que pudiera tratarse?

............

Después de almuerzo, la inglesa fue leyendo una página tras otra del libro que había comenzado. El
futuro, es decir, el siglo 21, estaba lleno de asombrosas historias publicadas como novelas, la
imaginación de los escritores se había ampliado mucho más que la de su época y aprovechaba de
leerlas antes de que le fuese imposible. Estaba tan concentrada leyendo, hasta que la historia se tornó
un poco subida de tono entre los protagonistas.

~"El cuerpo de Adam se amoldaba perfectamente contra el de Susan sobre aquella pared, sus miradas
cargadas de aquel característico odio que siempre se tuvieron, se fueron tiñendo con una inusual
pasión. Susan lamió su labio inferior nerviosa, porque después de todo, llevaba esperando esto desde
que cruzó la puerta de la oficina de su jefe, ambos eran adultos, jóvenes y no niños inocentes que no
sabían lo que ocurriría a continuación. La sonrisa traviesa del castaño, cruzó su rostro, antes de que
sus manos descansaran sobre el escote de ella."~

Tragó saliva ansiosa, sus mejillas estaban rojas y el calor empezó a hacerse notar. ¿Cómo podía
gustarle algo que fuese prohibido desde su punto de vista? Estaba tan concentrada que no escuchó
los pasos sigilosos de aquella felina de ojos verdes apellidada Jauregui. Antes de cambiar de página,
sintió dos labios calientes besar su nuca, un suave y húmedo contacto que la hizo emitir un gemido
antes de que pudiera darse cuenta. Avergonzada dejó el libro a un lado y cubrió su boca con ambas
manos, su reacción provocó la risa instantánea en la modelo tras ella.

Lauren: ¿Avergonzada? Es lo más natural del mundo que nuestro cuerpo reaccione ante una caricia.

–Su rostro se puso aún más rojo mientras que Lauren fruncía el ceño. Tragó saliva y meneó la cabeza

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para despedirse de cualquier pensamiento subido de tono con la inglesa, no podía hacer nada de lo
que quisiera en ese sentido, porque estaba atada de manos- Mmm, tenemos que hablar.

Camila: Vamos antes de que baje el sol, me gustaría un lugar tranquilo. Lauren: -Sonrió como niña
traviesa- Conozco un buen lugar.

Sí, aunque sonara increíble, una ciudad tan ocupada como Los Ángeles tenía lugares de paz donde
una persona pudiese meditar. Lauren no dudó en ocupar su precioso auto y llevar consigo a Camila
Cavendish, junto a otras cosas deliciosas para comer allí.

"Creando recuerdos juntas" susurró la morena al aire, mientras conducían a un parque a las afueras
de la ciudad, Jauregui fingió no escucharla, pero era cierto, desde que se conocieron venían creando
recuerdos que pudiesen atesorar más adelante.

El auto estacionó afuera de un bosque que se encontraba en la cima de unos cuantos cerros, el sol no
molestaba porque tenían una fresca sombra que las tapaba mientras. Tal cual las novelas
adolescentes, ella bajó el canasto con comida y Camila el mantel con el que cubrirían el suelo,
increíblemente parecía que nadie estaba aquí, por lo que tendrían mayor privacidad para ambas.

Una sonrisilla cruzó los labios de la inglesa. ¿Por qué se sentía como si viviera un cuento? Porque tal
vez hasta cierto punto lo era, nadie que conociera, viajaba en el tiempo y vivía un amor con alguien
300 años menor.

La modelo la observó un segundo, su cabello y una flor en su oreja, además de los rayos de sol, la
hacían ver hermosa. ¡Cavendish parecía una muñeca!

Lauren: Que no te vaya a secuestrar el lobo feroz, caperucita. –Guiñó el ojo mientras se adentraban en
el bosque, su destino era otro lugar un poco más lejos- ¿En tu época existía ese cuento?

Camila: Un cuento bastante modificado a través de la historia, sí, en mi época existía, señorita
Jauregui. –Lo dijo con su acento inglés bien marcado, se paró de puntillas, besó su mejilla y luego
continuó caminando, pero esta vez de su mano- ¿Dónde me quiere llevar?

Lauren: Por aquí. –Caminaron un poco más, antes de que el bosque desapareciera tras ellas y les
regalara una preciosa vista de la ciudad de Los Ángeles, con una fina línea en el horizonte, el mar.

Camila: ¡Es hermoso! Realmente hermoso, Dios. –Los ojos le brillaban como si hubiese descubierto un
tesoro valioso, lo era por supuesto, sólo que era gratis y natural- ¿Comeremos aquí?

Lauren: Por supuesto, conversaremos y comeremos aquí. ¿Me ayudas?

A Lauren le dolía la garganta por el nudo que se estaba formando en ella, ver tan entusiasmada a la
muchacha, le oprimía el corazón, porque no sería eterna esa mirada, esa sonrisa y esa voz exquisita
con su acento inglés. Tras servirle jugo de frutas en un vaso y darle un sándwich de jamón y queso,
supo que no podía dilatar más la espera de la conversación que se debían, en cualquier momento ella
se iría y no haría las cosas bien si no tenía respuestas adecuadas.

Se apoyó sobre el tronco de un árbol antes de cerciorarse de que este no tuviera hormigas, ni bicho
alguno. La morena se acercó a ella y apoyó su cabeza en su hombro, la abrazó de lado, buscando

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sentir el calor que emanaba su cuerpo. ¡Era la gloria infinita!

Camila: Creo que este es el lugar favorito de mi mundo, tu abrazo. –A veces se acostumbraba a
tutearla como ella se lo pedía, pero le era imposible hacerlo siempre- Empecemos. ¿Qué deseas
saber?

Lauren: Eres una mujer que viajó 300 años. ¿Cómo vives allí? Cuéntame cómo te peinas, vistes,
hablas y te relacionas con los demás.

Camila: Allá muchas veces usamos peinados hacia arriba en varias capas, se conoce como
"Fontange", sobre todo la gente de la nobleza como yo lo hace, mientras más elaborados, los peinados
son mejores. Nosotros hablamos de forma muy decorosa, incluso si es nuestra propia madre, en mi
caso trato con mucho respeto a mis padres, ellos son duques, son respetados en el condado de
Devonshire y gran parte del país. ¿Sabes cómo nos trasladamos? No usamos autos o esas cosas. –
Ambas rieron. ¡Eso era imposible!- Allá usamos carruajes y en mi familia existen bastantes, muy
costosos y elaborados. En mi época es sumamente importante el tema de la honra familiar, lo que
dicen los demás, cualquier error que podamos cometer, denigra el apellido y es lo más comentado en
todo el pueblo, sobre todo si eres aristócrata. –Suspiró- Si bien tengo muchos criados, no es fácil
pertenecer a la alta sociedad, menos para mí.

Lauren: –Susurró contra su cabello oscuro- ¿Es cierto eso de que es mal visto si te casas muy tarde?

Camila: Es cierto, que una mujer de 26 años no haya contraído matrimonio, es mal visto, aún puede
tener posibilidades, pero a esa edad muchas ya tienen hijos y han formado su propia familia. –
Jauregui hizo un silbido, en este siglo era común casarse después de los 30- El tema de la virginidad...
es de suma importancia para nosotros. ¿Te imaginas una mujer muy respetada en la sociedad y que
su esposo no sea su primer hombre? De seguro hay un escándalo, es por eso que mi padre, William
Cavendish me ha hecho esperar hasta mis veinte años para contraer matrimonio. Pretendientes no me
han faltado, pero desde pequeña me han destinado para Aaron Warwick. – Lauren sintió sus puños
cerrarse, maldición. ¡¿Por qué?! Eran más que celos, era como si ese nombre apuñalara su corazón
con mil cuchillos más, era extraño cuando era de otra época y no se conocían. ¿O sí?- Se supone que
en junio de 1710, él iba a llegar a Exeter, sin embargo viajé en el tiempo y no lo he conocido. Por
mucho tiempo me cuestioné el no estar casada a mis 20 años, escuchar comentarios de otras
personas, dar explicaciones de que estaba comprometida con otro hombre y que éste era alguien muy
querido por la reina. Pero únicamente fue porque veía a las

demás contrayendo matrimonio. En realidad, ahora que lo pienso, nunca me sentí atraída por un
hombre.

Lauren: Al menos en este siglo es normal que nosotras no estemos casadas a esa edad, de hecho,
eres muy joven para contraer matrimonio.

Miraron por un rato en silencio el horizonte, el sol empezaba a esconderse y el cielo se tornaba con un
matiz de naranjos increíbles. No podía evitar sentir asco y dolor al escuchar ese nombre, "Aaron
Warwick". ¿Sería ese típico hijo de la nobleza para el que nada es más valioso en este mundo que él
mismo? Sintió deseos de vomitar. Empezó a darle pequeños besos en la frente a Camila, la pena la
estaba invadiendo. ¿Con qué tipo de personas iba a dejarla cuando partiera?

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Lauren: Si pudiera protegerte Camila, si pudiera hacerte mía, si pudiera impedir que conocieras a ese
hombre, lo haría. No quiero que te toquen, ni que te maltraten, no quiero que te hagan daño. Tampoco
que ese infeliz quiera aprovecharse de ti, bonita. –El suspiro de Camila brotó desde lo más profundo
de su alma- Has dicho que soy la reencarnación de una campesina que conociste en tu época. ¿Fue
imposible para mí protegerte?

Camila: -Se sentó sobre sus rodillas frente a ella y acarició su rostro, ambas tenían los ojos tristes-
Imposible porque nunca alcanzamos a tener más contacto, sólo compartimos unas palabras.

¿Puedes recordarlas?

Lauren: Lo único que puedo recordar es a mí cayéndome sobre el lodo, porque al lado mío pasó un
carruaje, un cochero que trató de pararme, pero una bella damisela de sociedad sosteniendo mi mano
y preguntando cómo me encontraba, cada vez que lo recuerdo, mi corazón se llena de tanta paz. Y
luego tu voz, Camila, tu voz tan melodiosa y encantadora preguntando por mí. ¿Ese es todo el
contacto que hemos tenido juntas en el pasado? –Sus ojos verdes brillaban de angustia, aún no
derramaba lágrimas, mientras ella asentía- ¿Es realmente cierto que también has vuelto a nacer?

Camila: -Asintió- Es todo el contacto que tuve contigo en el pasado, como una criada y campesina y sí,
también he vuelto a nacer, pero quiero que entiendas una cosa. –Sostenía su mano entre las suyas-
Sé que duele, pero yo debo volver, quiero que seas razonable y te pongas a pensar realmente en la
situación. Con tu actitud pasada, ¿hubieses tomado en cuenta a alguien que tiene un pasado difícil con
la adicción? –Jauregui no preguntó nada, sabía que no le respondería, sin embargo podía negar a su
pregunta, ella siendo como fue hace varios meses atrás, no le hablaría a

nadie que hubiese sido inferior o alguien que no llenase su cama en cuanto al sexo- Yo vine a
demostrarte porque tuviste que cambiar, vine a demostrarte que existo y que puedes amarme, sin
embargo, aun siendo tan doloroso no puedo decirte donde estoy, porque puede alterar el orden de las
cosas y por lo tanto jugar con el destino, de tal forma que volveríamos a nacer quizás unos siglos más
adelante. -Sus ojitos oscuros lloraban en silencio- Me duele el alma, lloré tanto al saber que tenía que
enamorarte, que tenía que amarte sólo para después dejarte. ¿Acaso no crees que es difícil para mí
también? Piensa un poco con lógica. No quiero ofenderte, Lauren, simplemente quiero que lo
entiendas. ¿Crees que una campesina, una criada en aquella época, podría estar con una mujer de la
aristocracia como yo? Millones de libras nos separan, miles de leyes y castigos. Es una de las razones
por las que creo que volvimos a nacer porque era y es imposible tener un destino feliz en el pasado, es
decir mi presente.

Lauren: ¿Cuándo vuelvas, crees que sea posible encontrarnos? –Se le quebraba la voz- No quiero que
te vayas, pero sé que te desvanecerás de mis brazos. –Tenían sus frentes unidas, sus susurros eran
lo único que se podía escuchar desde las alturas en un día sábado de otoño- Por lo mismo quiero
tener la convicción de que si regresas, incluso si soy una miserable criada, voy a protegerte con mi
vida, te lo prometo Camila. Cuando vuelvas te estaré esperando de alguna manera, porque si te quiero
tanto ahora en el presente, es porque en el pasado lo hice también.

Camila: ¿Serás capaz de querer a mi reencarnación? Al menos prométeme que lo intentaras,


prométemelo para poder regresar tranquila. Lucha por encontrarme, acércate a Shiyoon porque él
podrá guiarte. –Besó su boca probando incluso las lágrimas de Lauren, hablar de esto le dolería hasta
el fin de sus días y no prometería nada por completo, si no estaba segura- Cuando yo vuelva te
buscaré, te buscaré hasta el fin de mis días.

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Lauren: Hazlo. –Se le quebró la voz, quiso bajar el rostro para que no la viera llorar, pero ella con sus
manos temblando se lo levantó- Hazlo, porque sé que, siendo una campesina, sé que con habernos
dicho unas pequeñas palabras, ya te estoy esperando.

...............

La gitana y el coreano miraban las cartas que estaban sobre la mesa, Shiyoon tuvo que insistir mil
veces para que Sounya revelara el día exacto en el que Camila Cavendish regresaría, todo con el fin
de irse preparando en beneficio de Cabello, y de la inglesa claro. Cuando la muchacha escribió en

un papel la fecha y la hora exacta en la que las arenas del reloj del destino se acabarían, el coreano
gimió desesperado.

Sounya: -Susurró triste- Este día, –tocó el papelillo- este día despertará tu amiga, sé que es muy
pronto, pero las cosas están terminando como el destino las está deseando. Y cuando Cavendish
vuelva, solamente cuando ella regrese, Lauren podrá a través de un libro, saber exactamente cómo
terminó su vida.

Shiyoon: ¿Cómo regresará? ¿Por qué ese día? –Sostuvo los cabellos de su cabeza
desesperadamente, era antes de lo que pensaba. ¡¿Cómo prepararía todo para que Cabello no se
traumara?!

Sounya:- Suspiró con la mirada en aquellos ojos rasgados y misteriosos- Por respeto al amor que se
tienen, no puedo revelarlo, sólo puedo decir que depende de Lauren Jauregui. –Bajó la mirada-
Disfrutemos de lo que queda.

Capítulo 37

Jueves 18 de diciembre 2014, 5 días después.

Tras sus palabras, Clara Jauregui tuvo la necesidad de meditar lo que acababa de escuchar, había
confiado en ella, la había considerado para la producción de la película, pero ¿no podría participar
ahora? La angustia era el sentimiento que predominaba en sus bellas facciones, sabía que le era difícil
y por supuesto, no la presionaría para que por voluntad propia le contase parte de la verdad.

¿Cuál era el motivo exacto para que la muchacha tuviera que abandonar el proyecto? Era evidente
que amaba la cultura inglesa a la cual pertenecía, iba a recibir una buena paga, así que dinero no
podía ser. ¿Mala relación con su hija? Imposible, se llevaban de maravilla.

Camila recogió su cabello tras su oreja, no por necesidad, sino porque al menos en este siglo había
adquirido aquel acto reflejo cuando estaba nerviosa. "Bien Camila, piensa una buena excusa para no
herir sus sentimientos y no decepcionarla de paso". Algo que tenía a favor, era que Clara Jauregui no
sabía su verdadero origen y creyó desde un principio que Lauren y ella eran más que compañeras de
trabajo, al menos podía cubrir la verdad o parte de ella. Tras apretar unos segundos más los nudillos
contra la caliente taza con café, suspiró.

Camila: La razón... la razón por la que no puedo seguir adelante en el proyecto, es porque tengo que

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viajar de vuelta a Inglaterra por asuntos familiares muy graves que me impiden estar trabajando. –Se
mordió la lengua después, era la verdad claro, pero dicha de una manera que no la creyesen loca-
Estaba demasiado entusiasmada en ser una fuente de conocimientos para ustedes, pero tengo que
volver, aunque –vio los ojos de Clara suspirando- aunque probablemente regrese en unos meses,
cuando me ocupe de esos asuntos familiares.

Clara: Igual has colaborado en la producción con ciertos detalles, no te he pagado aún y tengo que
hacerlo. –Sostuvo las manos frías de la muchacha, por sobre la mesita de caoba en aquella cafetería-
¿Tienes donde pueda depositarte?

Camila: -Como una chispa que enciende una ampolleta, las ideas llegaron a la cabeza de la inglesa.

¡Tenía que pagarle de esa forma!- Más que depositarme en efectivo, quiero que me haga un obsequio,
sé que puede soñar extraño, y espero que no lo cuestione, pero lo deseo con todo mi ser.

–"¡Dilo ahora!" Pensó, era la ayuda más eficiente que podría tener en este momento- Necesito un
vestido inglés del siglo 18, algo muy parecido a los que diseñaron para la película, de esos que ocupan
las mujeres de la aristocracia. Sé que suena extraño y raro, pero yo...

Clara: No me lo cuestionaré, no suena tonto. –Apretó su mano para que confiara en que cumpliría- Lo
haré, hay varios que están ya hechos, puedo mandar a...

Camila: ¿Puede darme uno de esos que ya tiene? Por la contextura de las actrices seguro uno me
queda, es que tengo el presentimiento de que me iré muy pronto.

Clara vio tanto miedo e insistencia en sus ojos que guardó silencio y asintió, algo estaba pasando, algo
más allá de lo que no se podía decir existía. Si los millonarios se daban sus excentricidades,

¿por qué no una mujer inglesa amante de su cultura? Asintió dándole un respiro a ella, después de
charlar en la cafetería, pasarían juntas al estudio, donde tenían la mayoría de los trajes terminados. A
Clara no le gustaba hacer uso de su apellido ni la relevancia mundial que tenía como actriz, sin
embargo, no era falso decir que ella había costeado algunas cosas de la producción, podía usar sus
influencias para que hicieran otro vestido en poco tiempo para reponerlo.

La conversación se había vuelto realmente interesante durante poco tiempo, la actriz le enseñó a
Camila una forma eficaz para no perder la concentración cuando sabes que todo el mundo tiene los
ojos puestos en ti, simplemente mirar directamente a la otra persona que tienes al frente.

Clara: ¿Cómo le dirás a mi hija que tendrás que irte? Mírense, –hizo un gesto con la mano- ustedes se
adoran, son la una para la otra y personalmente debo agradecerte el aparecer en la vida de Lauren,
desde que te conoció ha cambiado su personalidad.

Camila: -mordió sus mejillas por dentro tratando de que no llorar allí mismo- Ella ya lo sabe y estamos
aprovechando el máximo posible, nos tomaremos un tiempo hasta que pueda resolver mis problemas.
–Estaba mirando el poco café que le quedaba, después de eso alzó sus ojos húmedos- Problemas tan
graves como el abuso sexual y...

Clara: No te preocupes, –le sostuvo sus manos con cariño- no digas más, no tienes por qué revelar
cosas que te duelen, y aprecio bastante la confianza que tienes en mí. Voy a esperarte, y resolverás

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esos problemas estoy segura. –Camila no pudo ni asentir sabiendo que las palabras de ella eran casi
imposibles de cumplirse, no podía solucionar un problema con el abuso sexual de William Cavendish,
no podía librarse del sacrificio de amor, su único consuelo era la idea de que volvería a nacer- Pediré
la cuenta y nos vamos por la salida lateral, así no podrán fotografiarte. ¿Buscamos ese vestido?

Clara Jauregui llegó al estudio donde tenían la mayoría de los trajes de los actores, extras y demás
personas que participarían en la película de Lady Susan, Camila recorría los pasillos y estancias
maravillada con todo lo que traían en producción. Clara no era una mujer que hacía las cosas a
escondidas como alguien que comete un delito, así que llamó al director de la película y otras
personas para contarles su plan, su motivo principal era que necesitaba un vestido de forma urgente y
no podía esperar más tiempo, no le servía uno barato comprado en una tienda, así que pedía permiso
para tomar uno y que pagaría el doble por él, para que la empresa que los creaba hiciera otro de
inmediato.

¿Milagro? ¿Destino? Nadie se opuso porque sabían que sólo una muy buena causa movería así a
Clara, además ¡todo el mundo la adoraba! Era profesional, paciente, amigable, confiable y muchas
cosas de las que la inglesa se percató conociéndola, claro, lo mismo podía aplicar para Michael
Jauregui, su esposo, un hombre maravilloso, de sonrisa encantadora, de ojos brillantes y especiales,
sin duda Lauren había heredado lo mejor de ambos.

Clara: Aquí en estos percheros hay varios vestidos, prueba alguno que te guste. –La idea de Camila
asegurándose con un vestido al estilo de su época, era llevárselo para tener algo que ponerse en
Exeter de 1710, no podía llevar ni la ropa interior del siglo 21 ni sus pantalones o blusas, nada que

evidenciara un viaje en el tiempo si es que quería sobrevivir y no ser acusada de brujería- Avísame
cuanto tengas uno ¿vale?

Los dedos de la morena fueron tocando vestido por vestido, pedírselo había surgido a último momento,
como esas ideas que llegan y vienen a tu cabeza. Su vestido anterior había sido desechado la noche
que la llevaron al hospital, necesitaba algo bueno, tendría que usar más de una cabeza para inventar
una historia creíble del por qué aparecía días después, pero ¿el destino la enviaría los meses
equivalentes que estuvo desaparecida o sólo unos cuantos días? No lo sabía, debía estar preparada.
Por un momento se detuvo en uno que le llamó la atención, era color mostaza, cuando corrió al
probador y se lo puso tras varios intentos, suspiró por varios segundos. Se miró fijamente al espejo
hasta que por detrás apareció el reflejo de Clara, que la observaba con los ojos más abiertos que
nunca.

Clara: Estás hermosa, Dios, es como si estuvieses echa para esto. –Suspiró- ¿En serio no has llevado
uno puesto antes? ¡Es que te queda de maravilla! Luces como una damisela del siglo 18.

Camila: -apretó los labios y sonrió con los ojos llenos de lágrimas, sonrió para disimular su pena-
Muchas gracias. Realmente muchas gracias.

...........

Horas más tarde los miraban la mesa mientras comían la cena que Shiyoon había preparado. El
coreano invitó a su casa a Camila, Lauren y a Sounya para hablar algo que realmente le inquietaba, el
regreso de Camila al pasado. Aunque dudó un poco al invitar a la gitana, pero la verdad era que la
necesitaban, esa mujer sabía todo lo que iba a pasar y si bien no lo diría, al menos sabría guiar el

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camino de todos para tomar una decisión correcta.

El codazo que le dio la morena a la ojiverde fue para que observara lo que estaba pasando justo
delante de sus ojos, la gitana comía con los ojos bien abiertos hacia el asiático como si intentara, por
milésima vez, leer su mente. ¡Es que no quería rendirse! Era insólito que el único ser sobre el planeta
con el que sus poderes no tenían efecto, fuese el coreano y nadie más.

Shiyoon: No Sounya, no va a funcionar, mi cabeza es muy dura, tus ondas astronómicas y mágicas no
pueden cruzar mi cráneo. –Ellas se rieron, incluso la muchacha mencionada. La verdad es que ni ella
misma habría predicho que encontraría a tres personas muy agradables en su vida- Como les iba
diciendo chicas, hay que armar una coartada que no altere las cosas.

Lauren: -apartó los fideos salteados y lo miró, preocupada- Una cosa es ayudar, pero otra cosa es
aceptar que no me digas donde se encuentra la reencarnación de Camila. ¡¿Es en serio?!

Sounya: Si no quieres volver a nacer en tres o cuatro siglos más, no puede hacerlo, las cosas se irán
dando para que todo encaje, sólo depende de ti que eso suceda, si te niegas, si no dejas entrar al
destino y al amor a tu corazón, todo puede fallar. Camila volverá, ella hará su parte, pero tú también
debes hacer la tuya.

Lauren: Es algo injusto. –Sintió la mano de Camila posarse sobre la suya para darle apoyo, no era fácil
si quiera conversar este tema como algo normal y creer que todo sería rosa. ¡Hablaban de
reencarnaciones, muerte, viajes en el tiempo y sentimientos amorosos!- Sólo digo...

Camila: Está bien, está bien. Podemos hablar sobre lo que nos compete, ¿no? Lo que conocemos. -
Terminó su plato, dejó los cubiertos a un lado como una dama y alzó el rostro hacia los demás- Tengo
mi vestido para volver, lo conseguí con la madre de Lauren, no puedo volver si no tengo ropa acorde a
donde pertenezco y bueno, ya la tengo, el tema es... ¿Qué decir cuando esté allí? –Sounya la miraba
en silencio con angustia, ella, lamentablemente, sabía cómo acabaría todo.

Shiyoon: Algo como que te secuestraron ¿no? Eres una muchacha que pertenece a la nobleza, eres
hija del duque, por supuesto que puedes usar eso como tu argumento, si te preguntan algo.

Lauren: -Hablaba con la voz ronca, odiaba hablar de algo donde no estaría a su lado- Si te preguntan
su nombre, invéntales uno, cualquiera, simplemente di que te secuestraron y que después de luchas
pudiste volver a Exeter.

Camila: Pero mi padre sabe que algo extraño sucedió.

Lauren: ¡Pero ese hijo de puta no podrá contarlo! Si lo dice pasará a quedar como un idiota porque no
tendrá pruebas. ¿Quién creería que viajaste por el tiempo? ¿Acaso crees que querrá que sepan que
estuvo a punto de abusar de ti?

Camila se quedó en silencio porque en cierta manera ella tenía razón, William Cavendish amaba
guardar las apariencias bajo cualquier punto de vista. ¿Se atrevería a decir lo que realmente era? No.
¿Se creería lo del viaje en el tiempo? Menos, así que la opción más fácil era que, una vez ella llegase
con el cuento de que había sido secuestrada, él actuaría para salvar su reputación y su

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apariencia. ¿Qué mejor que la lástima? ¡Todos amarían un acto heroico en la familia o el llanto de
padres que al fin encuentran a su hija!

Camila: Entonces será así, inventaré un nombre de hombre, una historia de secuestro y todo estará
mejor. –Se paró rápidamente antes de apartarse al patio trasero de tan enorme y precioso hogar.

¿Por qué estaba molesta?

Shiyoon: Trata de canalizar esa molestia de otra forma Lauren. ¿Qué sacan con discutir? No puedes
luchar contra William Cavendish, los consejos se dan de otra manera y son para Camila, pues será ella
quien enfrentará a su padrastro. Te queda tan poco tiempo con ella.

Lauren: Tú no haces las cosas más fáciles sabiendo donde está Camila reencarnada y tú –apuntó a la
gitana- lo sabes todo.

Sounya: Puede decir lo que quiera señorita Jauregui, –sus poderosos ojos azules luchaban contra los
ojos verdes de la modelo- pero los motivos se lo hemos repetido, si no quiere volver a nacer en el
futuro, si no quiere que la lucha de esa mujer se haga en vano, coopere. -Lauren gimió y escondió el
rostro entre sus brazos, a veces quería mandar todo a la mierda, a veces quisiera no pasar por esto,
pero sabía que sin ese viaje no la habría conocido y no habría sentido lo que es desear a alguien con
tanta fuerza- Iré a estar con ella.

El coreano asintió en silencio, pensando y tratando de ponerse en el lugar de ambas. A él también le


dolía que sucedieran estas cosas, estaba encariñado de mil maneras con Camila Cavendish, pero era
consciente de que en otro hogar estaba su mejor amiga esperando despertar.

............

Camino al departamento, ambas iban en silencio para no poner la situación más tensa de lo que
estaba. Lauren manejaba con los brazos tensos, odiaba arruinar cenas porque no era así, sin
embargo, nadie le dijo que prepararse para un adiós sería tan difícil. Si Camila ya tenía un plan para
cuando volviese, ¿por qué ella no empezaba a preparar un plan para cuando conociera a la
reencarnación de Camila Cavendish? El teléfono de Camila sonó interrumpiendo la concentración que
cada una tenía, cuando lo fue a contestar sus manos empezaron a debilitarse. Justo se detuvieron en
un semáforo en rojo, antes de que ella gimiera asustada, sus manos empezaban a desvanecerse y a
volver.

Lauren: Aún no, por favor aún no. –Le sostuvo las manos con fuerza para que estas estuviesen
calientes y presentes en el presente. Así fue, como quién tiene un don mágico, evitó que Camila se
fuera- Por favor no te puedes ir, no ahora que estamos enojadas, mi amor, no.

Camila: Y aun no me despido de las personas que quiero. –Susurró, pero el teléfono seguía sonando-
Es Liam. -Esa misma sensación de desesperación reinó el corazón de Lauren, pero se quedó callada,
esto no podía estarle pasando con su mejor amigo- ¿Hola?

Liam: Camila, qué bueno que contestas. ¿Cómo estás? Hace días que no te veo.

Camila: Estoy bien gracias por preguntar, ahora voy en auto camino al departamento, porque me
siento con mucho sueño y náuseas. ¿Qué tal usted?

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Liam: En el hospital de turno, ahora me iré a dormir, aunque sea dos horas antes de continuar. Camila,
¿hay alguna forma de reunirnos mañana? –Los ojos de la muchacha se desviaron a los de Lauren,
ésta manejaba rígida sin decir una palabra, parecía enojada o dolida por algo. ¿Qué podía responder?

Camila: Está bien, ¿le parece almorzar? Debo pasar por el teatro donde daba clases de piano para ver
a mis alumnos. –Sus ojos llenos de lágrimas no pasaron desapercibidos para la mujer a su lado, eso
significaba empezar a despedirse de apoco de las personas que había conocido.

Liam: Te paso a buscar a la una al departamento, ¿te parece? Almorzamos y te llevo al teatro,
después de todo fui yo quién te hizo conocer ese lugar. -El silencio de la inglesa lo ponía nervioso-

¿Estás segura de que te encuentras bien?

Camila: Todo bien, nos vemos mañana y cuide a sus pacientes en el hospital. Buenas noches.

Cuando terminó la llamada, se dio cuenta que el auto entraba al estacionamiento del edificio. Sonrió
con pena cuando recordó que antes lo llamaba torre, que al auto le parecía un carruaje moderno y lo
extrañas que eran todo ese tipo de cosas para alguien que viajó en el tiempo y no conoce la tecnología
del siglo 21.

Cuando el auto llegó al estacionamiento de Lauren, ninguna hizo amago de moverse, Jauregui sólo
había quitado la llave para apagar el vehículo, pero no se movía, seguía con la mirada al frente y la
respiración lenta. Sintió la respiración de Camila en su oreja, provocando que la sangre viajara a

cada punto de su cuerpo, esa sensación exquisita la hizo voltear el rostro para saber que estaba
pasando. La inglesa se había quitado el cinturón de seguridad para susurrarle algo a Lauren.

Camila: No perdamos el tiempo que nos queda en discutir algo que no se puede evitar. –Lauren la
miraba callada, conteniendo todas las ganas de interrumpirla y besarla- Siento Lauren, siento que me
iré este fin de semana, tengo que empezar a despedirme y no sé qué te pasó con Liam para que te
pusieras tensa, pero incluso de él tengo que despedirme, mañana utilizaré el día para poder hacerlo.

Lauren: ¿Cuál será tu plan para explicar el hecho de que me encontraré si Dios lo quiere contigo, pero
con tu reencarnación? ¿Cómo explicar tu cambio de comportamiento o tu acento? ¿El hecho de que
no reconozcas a nadie?

Camila: No lo sé, sólo he dicho que me iré a Inglaterra para resolver problemas familiares muy graves,
es lo mismo que le diré a Liam y a tu padre.

Lauren: Si todavía estás para este sábado, si aún no te has ido, quiero invitarte a un paseo que
organizó mi familia, quiero que te lleves los mejores recuerdos de mí, de mis padres, de los paisajes
que podamos ver. Por favor.

Camila: Prometo hacer mil esfuerzos y no irme el sábado, para llevarme de ti lo más lindo, mi amor.

Lauren se quitó el cinturón de seguridad y aunque de su boca querían brotar de manera desesperada
las palabras "te amo" se contuvo, el pavor de decir aquello se instaló de inmediato en su alma, no
porque no lo sintiera, sino porque tenía un presentimiento angustiante con ello. En vez de eso, sostuvo

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el rostro de Camila con ambas manos y probó esos labios de miel con su boca, esa sensación de
suavidad y humedad, deseo y pasión que sólo ella podía brindarle con el contacto. La abrazó
fuertemente contra su cuerpo dentro del espacio que la cabina del auto podía brindarles, iba a
extrañarla tanto.

Capítulo 38

Viernes 19 de diciembre 2014, al otro día.

Camila peinaba frente al espejo su sedoso cabello, aunque pareciera que observaba su reflejo, en
realidad sus ojos estaban centrados en otra cosa mucho más allá del presente. ¿Estaba haciendo bien
al reunirse con Liam? Esta tarde sería el único momento en el cual podría despedirse de él,

porque estaba segura que se iría más que "muy pronto", además el resto de minutos y horas aquí en
el siglo 21 los quería pasar con la mujer que amaba. Volvió a la realidad al escuchar el timbre del
departamento sonar, miró hacia atrás viendo como la figura de Lauren se erguía en todo su esplendor
al pararse, las emociones de su rostro no eran fáciles de ocultar, era evidente que estaba preocupada.

Lauren: Te han venido a buscar. –Lo dijo en un tono cantarín lleno de sarcasmo, más que eso eran
celos y Cavendish lo sentía. Algo extraño le ocurría a Jauregui respecto a quién suponía era su mejor
amigo.

Camila: ¡Espera Lauren! No abras. –Susurró antes de dar pasitos hasta ella y abrazarla por el cuello,
la ojiverde no parecía muy feliz, pero no negó su contacto, al contrario, la sostuvo de la cintura y la
apretó contra su cuerpo- Quiero que entiendas que me estoy arreglando porque iré a ver a quienes
fueron mis alumnos, no es por el señor Özkan, digo, Liam.

Lauren: ¿Qué te hace pensar que estoy celosa? –La inglesa levantó su ceja lentamente para desafiar
sus palabras, no podía mentirle- Está bien, está bien tienes razón, pero es algo más que eso y no
quiero hablarlo ahora, trata de no tardar demasiado, ¿sí? Me reuniré con mi mánager, invertiré mi
tiempo en revisar otros proyectos, cuando estés lista en la tarde, puedes llamarme para estar tranquila.
¿Lo prometes? –Camila asintió haciendo pucheros con su labio inferior. Aquel gesto tan infantil apretó
el corazón de Lauren. ¡Pero que bella e irresistible lucía! Fue imposible no darle un beso para dejarle
claros sus sentimientos, tirar de sus labios y acariciar su lengua lentamente fue lo segundo- Ve antes
de que se vaya.

Camila: Nos vemos, preciosa. -Rio ligeramente sonrojada, retirándose después.

Liam quería saludar a Lauren para quitarse el malestar de su pecho, pero cuando abrieron la puerta
apareció la figura de la inglesa. Iba a preguntar dónde estaba su amiga, pero se quedó callado cuando
Camila cerró tras de sí la puerta. Aunque sonreía, sus ojos oscuros reflejaban ese brillo triste que era
imposible de ocultar. ¿Habrían discutido? ¿Se sentía mal de salud? Le dedicó la mejor sonrisa que
tenía antes de apretar el botón del elevador que los llevaría hasta el primer piso.

Liam: Si me lo permites puedo decir que luces increíble, sin embargo –hizo un gesto en su propio
rostro- hay algo en tus ojos que no refleja la felicidad de tu sonrisa. ¿Estás bien?

Camila: Déjalo así, no nos preocupemos por pequeñeces, tenemos cosas que hablar Liam y hay que

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aprovechar la tarde. –Puso una mano en su codo para afirmarse de él y caminar juntos así, lo
consideraba su amigo, la había tratado muy bien desde el principio, pero no podía hacerse cargo de
los sentimientos que él tenía- ¿Vamos?

Liam: Conozco un restaurante muy bueno, es griego, la comida es excelente y sé que te va a encantar.
–Ya habían llegado al primer piso. La muchacha trató de despejar su mente y prestarle la atención que
el turco merecía.

El viaje al restaurante fue bastante bueno, manejaba de manera suave y rápida a la vez. Sus ojos
azules brillaban con tanta intensidad a la luz del sol que fue imposible no mirarle unos segundos.

¿Existiría la mujer que llegase a enamorarlo? ¿Habría aceptado el hecho de que ella no estuviese
interesada en algo más que una amistad?3

Llegaron al restaurante ubicado cerca de la interestatal 405, a la altura de Arbor Vitae Street. "Aliki's
greek taverna" era pequeño pero muy bonito y, según el turco, la comida era exquisita. Saludaron al
atravesar la puerta de entrada y buscaron una mesa cerca de cuadros con fotografías de Grecia. Los
ojos de la inglesa brillaron al ver el cuadro del "Monte Athos".

Liam: Es fenomenal ¿no lo crees? –La morena asintió sin articular una palabra, si las construcciones
modernas le eran sorprendentes, las antiguas mucho más, porque es bastante difícil pensar en cómo
estas fueron construidas sin la tecnología de punta.

Camila: Hmm, ¿qué puedo pedir? –Miró el menú confundida, no sabía nada de la comida griega así
que le dejaría esto al experto- Bien, ¿qué me recomiendas?

Liam: Todo es tan bueno, pero podríamos partir con "gemista", son pimientos y tomates al horno
rellenos con arroz, aceite de oliva, ajo y otras cosas, ah y acompañado de papas.17

Camila: No hay que dudar más, pido eso. -Se acercó un mozo de pelo ondulado, color castaño claro y
ojos parecidos al color de la miel. ¡Era guapo! Y sus mejillas se tiñeron rojas al instante de verla.

¿Por qué los hombres caían tan fácilmente? La inglesa tenía una sonrisa que flechaba a las personas.

Después de tener sus pedidos, empezaron a hablar de cualquier cosa, Liam contó cómo fue que sus
abuelos paternos, los Özkan, llegaron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y cómo,

hasta la generación de sus padres se mantuvo estricta la ley de que sólo podían casarse entre turcos.
Él definitivamente no iba a seguir esa regla porque no estaba en una sociedad donde los padres
impusieran sus leyes. ¿Qué tipo de chica iba a tocar su corazón? Hablaba con tanta pasión de su
cultura, de cómo a pesar de estar toda su vida en Estados Unidos se sentía un turco igual porque sus
padres constantemente lo llevaron a Turquía.

Al ver el brillo en sus ojos se sintió identificada, a pesar de todo ella también amaba de dónde venía.
Pero después, cuando llegó la hora del postre, una deliciosa tartaleta de yogur griego y sirope de arce,
las cosas cambiaron. Liam entrecerró los ojos al ver la mirada de Camila, había vuelto a poner en ellos
un manto de misterio y tristeza, algo aguardaba.

Camila: Hablando de nuestros países de origen, deberías saber que, bueno, que este fin de semana

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debo volver a Inglaterra. –Se mordió los labios y bajó la vista, Liam abrió sus ojos más que nunca
evidenciando su sorpresa- Tengo que volver por un asunto familiar muy grave y no sé, digo, no creo o
no sé cuándo vuelva.

Liam: ¿Lauren lo sabe?

Camila: Hasta... -debía mentir, no podía decirle que sabía desde hace tiempo- hasta ayer, ella se
enteró ayer. -Lo miró atemorizada, no quería que guardara rencor en su corazón- Escapé de Inglaterra
porque quería evitar algo, pero ahora estoy obligada a enfrentarme a mi padre.

Liam: -dejó de lado la cucharita de postre y cruzó los dedos sobre sus labios mientras pensaba- ¿Es
en serio? Digo, que entraste en su departamento. ¿Tú buscaste a Lauren o realmente no recuerdas
cómo entraste?

Camila: No sé cómo entré, quizás me drogaron en algún bar al que fui y drogada o borracha entré sin
ser vista. –Dejó las manos a cada lado de su propio rostro- Lamento todo esto y lamento usar esta
salida para despedirme, no sé con claridad cuando me vaya, pero siento que será muy pronto, tengo
que enfrentar a mi padre, un hombre corrupto. –"A mi destino, a las leyes del siglo 18 y a un amor no
correspondido", pensó.

Liam: -Mordió su mejilla derecha por dentro tratando de buscar las palabras adecuadas- Camila,
simplemente no sé qué decirte. ¿Hay alguna manera en la que podamos ayudarte? ¿Qué es eso tan
importante que debas hacer? Porque si tienes a un hijo de puta tras de ti, hay que atraparlo. -Sin
pedirle permiso, Camila se paró de su asiento y se acercó a él para abrazarlo fuertemente. A pesar

de todo, a pesar del distanciamiento que en algún punto de la relación hubo, a pesar de que no lo
mirase con ojos de amor, le había tomado cariño porque fue el primero en prestarle ayuda en el siglo
21.

El turco aceptó su abrazo sin dudarlo, su corazón se estaba partiendo poco a poco y las ganas de
llorar se hicieron reales, convirtiéndose en un nudo dentro de su garganta. Dios, ¡Camila Cavendish
iba a irse y no podía detenerla! ¡No podía defenderla! Así se quedó, rígido unos segundos tratando de
pensar, pero era imposible, sólo podía sentir y lamentarse por no haberla aprovechado bien antes.

...............

Sábado 20 de diciembre 2014, al otro día. Flashback

Pensó que no iba a emocionarse, pero una vez más el destino la hizo contradecirse. Allí estaba
sentada al borde de una mesa dejando que los niños y adolescentes que fueron sus alumnos la
abrazaran. No era mucho el tiempo que estuvo con ellos impartiendo las clases de piano, pero
definitivamente había marcado algo en ellos, les había enseñado la lucha por los sueños y que no
desistieran si las cosas salían mal en primera instancia, porque ella misma partió de lo básico.

Afuera de aquel salón estaba el turco escuchando todo, sus ojos claros perdidos en el suelo y en mil
ideas que no podría concretar, iba a tener que hablar con Lauren en algún momento. La excusa de
Camila era distinta con los muchachos, no podía decirles que tenía problemas familiares graves,
simplemente justificó su viaje a Inglaterra como el problema de salud de una persona que amaba para
que sonase como un cuento lindo de escuchar, aunque ni ella misma tenía idea que aquello estaba

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más cerca de la realidad de lo que pensaba.

Fin Flashback

Camila miró el bolso que tenía sobre la cama tratando de decidir que ponerse. La mujer que amaba
estaba aún durmiendo plácidamente en su habitación y la idea de guardar todas las cosas que poseía
la tentaba, sin embargo, no tenía cajas y tampoco quería alterarla. Metió dos camisetas, jeans, ropa
interior y las cosas básicas de aseo personal. Cuando cerró el bolso después de meter otras cosas,
sonó la alarma de Lauren. Caminó rápido a su lado para que no se asustara, si no la

veía ahí parada podría pensar que había vuelto al pasado y terminaría dándole un susto innecesario.
Antes de que pudiese abrir los ojos sintió un cálido beso en sus labios que le dio el alivio que no pudo
tener en tres horas de sueño, tres horas llenas de pesadillas.

Camila: Buenos días, señorita dormilona. ¿Se le olvida que por hoy nos iremos de paseo con su
familia?

Lauren: Te quedaste. –Tragó el nudo en su garganta, no quería llorar para arruinar lo que quizás
serían los últimos días juntas. Habían dormido anoche abrazadas después de dulces besos, ella no
quiso soltarla porque temía que se fuera sin poder evitarlo.

Camila: Prometí no irme, quiero tener un lindo día junto a los Jauregui. –Le tendió la mano para que se
levantara- Vamos dormilona, iré a preparar el desayuno mientras vas a ducharte. –La ojiverde asintió
lentamente, iba a hacerlo rápido para no perderse ningún minuto más sin ella, quizás el agua cesara
su corazón que latía una y otra vez dentro de su pecho sin calmarse.

Una hora más tarde subieron al vehículo con una carpa, sacos de dormir y otras cosas que sirvieran
para acampar. Esta salida que tradicionalmente hacían cada año, era algo que muchas personas no
podrían esperar de personas tan famosas como los Jauregui, una familia que vivía cómodamente en
una mansión y su hija en un departamento de lujo. La gente usualmente suele ver lo primero que se
les atraviesa, juzgan la imagen, pero no el contenido.

"Es algo que pocos saben de mí, a pesar de haber sido una idiota toda mi vida, siempre me di el
espacio para esta salida al campo, con mis tíos, primos, sobrinos, padres y abuelos, es una tradición
antes de navidad". Mencionó la muchacha, mientras conducía a la casa de sus padres, lugar de donde
saldrían todos los autos en caravana hacia el sitio privado que poseía la familia.

Camila se sentía avergonzada, ¿cómo la presentaría? No era la primera vez que la presentaba, pero
recordaba muy bien que la única vez que estuvo en la mansión con todos ellos reunidos, fue para el
cumpleaños de Michael Jauregui, ocasión en la que defendió a Lauren de sus primos.

Lauren: -sonrió con gusto- No estés avergonzada, el pasado es pasado. Vamos a tener un buen día,
con juegos, y hay una piscina.

Camila: -Se sonrojó- Puedo estar acostumbrada a ciertas costumbres del siglo 18, mi estimada
señorita Jauregui, no comparto la costumbre de usar ropa que muestre gran parte de la anatomía

femenina, permítame diferir de aquello. –Lo dijo apropósito con el acento inglés más que cargado.

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Aunque era una broma, no iba a usar un bikini, no se sentiría cómoda- Me bañaré con ropa si es
necesario, pero no, con bikini no.

Lauren: Me gusta que sea así, que seas fiel a tu forma de vida Camila, después de todo esto no es
cómo te criaron, y es tu forma de ser la que me volvió loca. –Se estiró para besarla, mientras las
puertas de las rejas se abrían en la mansión.

A Camila le brillaron los ojos de emoción cuando Lauren abrazó con tanto amor a sus parientes, la
sonrisa de ellos hacia ella mostraba orgullo y cariño. Muchas personas sólo se atrevían a juzgarla, a
tratarla de mujeriega, de engreída y cosas por el estilo, pero no se daban cuenta de que tenía un lado
que ocultaba, el amor por los suyos.

XX: Hola preciosa. –Se acercó uno de los primos con los que una vez conversó, lucía tranquilo-

¿Has venido con la idiota de mi prima?

Lauren: Déjala en paz Luciano, si no quieres ser eunuco. –Aunque no entendió a lo que se refería sólo
sonrió, Camila por su parte aguantó la risa- ¿Cómo te va en la universidad?

Luciano: -La abrazó con cariño- Al fin estoy de vacaciones de invierno y aunque no lo creas creo que
pronto tendré una relación estable con una chica, si es que me decido.

Lauren: ¡¿Tú?! –Lo indicó- Eras mi compañero de andanzas. ¿Qué te sucede?

Luciano: -Miró a Camila y luego a ella- Lo mismo que te sucede a ti, supongo. –Le guiñó un ojo antes
de saludar a otros parientes. Camila se sonrojó e hizo como que no había escuchado nada de lo que
dijo para no incomodar a Lauren, sin embargo, ésta la sostuvo de la cintura y la fue presentando con
todos sus familiares de nuevo. Muchos de ellos se sorprendieron de verla de nuevo creyendo que sólo
había sido una compañera de trabajo o que había sido una cosa "del momento", pero aquí estaba,
meses después con la misma mujer a su lado.

Michael miró a su esposa con tristeza, Clara le contó a su esposo, sin dar grandes detalles que Camila
volvería a Inglaterra muy pronto y que Lauren estaba en proceso de asimilarlo todo, el motivo era muy
fuerte y que no era por su propia voluntad. "Ellas se aman, pero tendrán que estar distanciadas por un
tiempo" murmuró en su oreja viendo la escena desde lejos, "¿Por qué no trabaja

Lauren en Inglaterra?" dijo su esposo, pero Clara sólo meneó la cabeza, aun no entendía porque su
hija prefería tomar distancia antes de acompañarla.

Clara: Ya mandé un tweet diciendo que estaba de compras en un centro comercial de la ciudad, los
paparazis fueron de inmediato, así que tenemos el camino libre. ¿Andando?

El camino hacia Riverside tomaba una hora y media que se pasó de forma inmediata entre cantos y
risas de cada familia en su propio vehículo. Les hubiese gustado ir a otra parte del estado de
California, pero tomaba seis horas en auto y no habían salido en la madrugada para ello. Los abuelos
de Lauren poco después de casarse se compraron un terreno en Riverside, donde construirían una
casa, aunque con el tiempo eso no fue posible, pero le pagaron a un hombre para que mantuviera todo
precioso. Con el paso de los años decidieron no hacer una casa, sino dejarlo como un lugar donde
pudiesen acudir sus hijos en los veranos a acampar y fue así como esa tradición sigue hasta el día de

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hoy.

Camila suspiró al ver el lugar al que habían llegado, parecía un mini parque, estaba lleno de árboles y
sombras, una piscina enorme, parrillas para hacer asados, bancas de piedra y madera donde
sentarse, mesas de madera bajo una parra alta, y baños a los costados. Lo único que no poseía era
una casa, pero ese no era problema, los Jauregui eran expertos en armar tiendas de campaña.

Pasaron dos horas y los hombres ya estaban alrededor de los asadores para la carne, y sirviendo
bebestibles a los demás, mientras algunas de las chicas hacían los acompañamientos como ensaladas
o arroz. Camila estaba sentada en unos columpios bastante lejos de los demás, mientras hablaba con
dos primas de Lauren, había querido ayudar a hacer parte del enorme almuerzo, pero la abuela de
Lauren fue tajante, ella debía dedicarse a disfrutar el paisaje, era primera vez que venía, según ella la
primera de muchas.

Annie: Deberíamos ir a bañarnos un rato, no traje bikini sólo para pasearlo. –Las dos muchachas eran
hermanas gemelas, rubias, de pelo liso, mejillas coloradas y ojos azules, eran candidatas para ser
modelos si es que no lo eran ya- ¿Vamos a cambiarnos Camila?

Camila: No puedo. –Se sonrojó y apretó sus dedos- Preferiría tomar fotografías, ayudar a colocar la
enorme mesa o vigilar a los más pequeños.

Annie: La abuela te dijo que disfrutaras, es la primera vez que vienes y vendrás más veces, mi prima
tiene una cara de idiota cuando te ve. –Los ojos de la inglesa brillaron de emoción, pero a la vez de

tristeza- Cuando saludabas a mi hermano, Lauren lo fulminó con la mirada y de seguro quería
acercarse a sujetarte de la cintura. Todos sabemos que era una mujeriega empedernida.

Leyla: Porque su trabajo como modelo y ahora actriz le da la oportunidad para serlo.

Annie: Exacto, pero ahora la veo contigo, es algo que la prensa no sabe y espero no se entere aún.
Bueno, ¿en qué estábamos? Ah sí. ¡Vamos a ducharnos!

Camila: Tengo un trauma terrible con el agua, –las muchachas se miraron entre sí y luego a ella- hace
meses caí en una piscina. –Podía cambiar algunas cosas para que sonaran verídicas- Casi me ahogo,
así que estoy tomando las cosas con calma, pero vayan ustedes a cambiarse y de ahí las sigo.

No muy convencidas de dejarla sola en el columpio, las gemelas fueron a los baños a cambiarse. La
morena empezó a balancearse en un asiento dejando que la brisa elevara sus mechones de cabello,
por suerte les había tocado un clima como si de verano se tratara, cuando en realidad estaban en
invierno. Todo era precioso en este terreno, incluso la ciudad de Riverside lo era, estaba
enamorándose de todas las cosas aquí.

Miró hacia el frente, apenas podía distinguir a Lauren con su tío y unos primos jugar al tenis de mesa.
Su sonrisa de emoción era única, sólo el amor hacia su familia y un momento tan cálido como este la
provocaba. Observó a su alrededor, miró sus manos y el cielo azul, como una cachetada o una bala
que atraviesa el cuerpo de una persona, el dolor y la angustia invadió su corazón de forma repentina.
Ahogó el gemido y sólo se limitó a seguir balanceándose. De pronto lo supo, por alguna razón lo supo
y las ganas de llorar fueron tales que tuvo que voltearse en el asiento para que nadie la viera.

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Camila: Me voy a ir... -gimió al borde de las lágrimas- me voy en un día. ¿Me voy mañana? –Sintió
unos pasos cerca, se secó sus ojos húmedos y con la mejor de las sonrisas se volteó a ver quién era-
Lauren.

Lauren: ¿Te sucedió algo? –Debía decirle precisamente lo que estaba sintiendo. ¿O no? Sólo se limitó
a pararse, abrazarla por el cuello y sin preguntarle darle el beso que ambas disfrutaban- Camila... -
gimió mordiendo su labio superior entre los suyos, sintiendo como la lengua de ella acariciaba el borde
de su labio- Camz...

Camila: Te quiero tanto. –Susurro aferrándose a ella con fuerza.

Algunos miembros de la familia empezaron a pegarse codazos para que mirasen la escena de las dos
tórtolas cerca del columpio a unos cuantos metros lejos de ellos. Clara y Michael se miraron con pena
por su hija porque era evidente que esta era la mujer que ella amaba, los demás, sus parientes ajenos
a la distancia a la que se someterían, no paraban de murmurar que Lauren había elegido por primera
vez a la mujer correcta.

Capítulo 39

La mesa en la que estaban sentados era larga como un camino, con bancas de madera a cada lado
para que todos cupieran. No estaba toda la familia Jauregui en sí, porque era difícil, sin embargo,
estaba la mayoría y con ellos ya eran muchas personas en el paseo.

Camila se dedicó a observar a todos, mientras masticaba la carne de su asado, el júbilo en sus rostros
era grande y la alegría que expresaban en sus chistes y risas, también. Tanta alegría abundaba en el
aire, que nadie podía fijarse que los ojos de ella habían sido cubiertos por ese manto de tristeza tras
sentir algo extraño en su pecho, mañana se iría, sí, pero ¿cómo decírselo a Lauren sin arruinar este
momento? Ella estaba feliz, por supuesto que lo estaba, si se rodeaba de la gente que más la amaba,
no quería hacerla sentir mal, pero tampoco podía confiarse de las circunstancias, aún tenía dos
personas más de quienes despedirse aparte de ella.

Clara: ¿Se acuerda suegra? Cuando Lauren se puso su maquillaje a la edad de tres años.

Abuela: Era una linda princesa. –Todos rieron con las anécdotas que contaban, Camila sólo se limitó a
sonreír apretando sus labios para no reírse también. ¡Cuán adorable y graciosa debió ser esa imagen
de la ojiverde!

Lauren: Gracias abue, gracias mamá, creo que no cooperan para que me sienta mejor. –Lo dijo en un
tono fingidamente ofendido.

Abuela: Tranquila amor, con o sin maquillaje, princesa o no, creo que al menos aquí hay una mujer
que te amaría como fuera, sin contar a tu madre y a mí. –Varias miradas se posaron con diversión
sobre Camila, mientras ésta comía callada y sonrojada. Lauren la miró unos segundos, sus mejillas
coloradas, su vergüenza y ternura le caló hondo. ¡Qué bella!

El resto del día, los Jauregui se la pasaron inventando juegos familiares, competencias en la piscina a
los mejores saltos, cartas y la cosa seguiría hasta entrada la noche, cuando hicieran una cabalgata por
Riverside y una fogata para terminar antes de acostarse, entrando la madrugada.

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Insideofmysoul
Camila cayó encima de una tía de Lauren, porque habían sido pareja en las "carreras de tres piernas",
trataron de correr mucho más rápido, pero antes de llegar a la meta, la risa las invadió de tal manera
que les fue imposible continuar. La inglesa apartó los pensamientos negativos por un momento para
darse el lujo de disfrutar y tener felicidad, pero cuando el sol se fue ocultando, cuando el cielo convirtió
su celeste color a matices anaranjados, supo que era hora de hablar.

Se quitó parte del césped de los pantalones y le preguntó a Dayana si estaba bien, nunca había
jugado esto en el pasado. ¿La mirarían extraño si proponía algo así como diversión?

Lauren: Camila, iré con mi papá y mis primos a traer caballos para la cabalgata. ¿Estarás bien? –
Rápidamente la morena perdió el color de su piel- ¿Sucede algo?

Camila: -miró a su alrededor, observó las sonrisas de quienes estaban cerca y quienes estaban más
lejos, aún no habían instalado su carpa- Lauren, ¿podemos hablar a solas? –La ojiverde asintió con un
mal presentimiento dentro de su pecho, desde lejos le hizo una señal a su padre para que continuaran
sin ella.

La abrazó de lado y juntas caminaron hacia los columpios que estaban abandonados, escuchando sus
pisadas sobre el césped y las hojas secas. El terreno que habían adquirido sus abuelos realmente fue
la mejor inversión que habían hecho, tenía de todo y era un sitio privado, ideal para divertirse en
familia, alejados de tanta cámara y gente hipócrita a su alrededor.

Se sentía agotada, quería dar ese paseo a caballo por algunos sitios en las lejanías de Riverside, pero
cuando vio el rostro de Camila noto de inmediato su cambio de humor. Se sentó en el columpio y dejó
que la morena se acomodara igual que una niña sobre de sus muslos, varios mechones del cabello
oscuro de ella rozaron su nariz permitiéndole respirar su perfume. Estaba enamorada, lo sentía así,
pero temía hablarlo con tanta libertad. Acercó sus labios al borde de su oreja para susurrarle con
calidez.

Lauren: ¿Sobre qué quieres hablar, Camila? –El silencio era innegable, lejos de ellas se escuchaban
las carcajadas de quienes se habían quedado en el sitio para armar su carpa y descansar en las

mantas sobre el césped. Depositó un dulce beso en su mejilla para alentarla a hablar, demostraba
tranquilidad para no alterarla, cuando en realidad estaba más que nerviosa- ¿Qué sucede, bonita?

Camila: Mañana me iré, Lauren. –Apenas terminó la frase el cuerpo de Jauregui se puso rígido como
una piedra- Lo siento dentro de mi pecho. -Se separó para mirarle el rostro, sus ojos verdes estaban
oscuros y tenía las cejas fruncidas, la mandíbula se le marcaba, aunque podía deducir que era por la
fuerza que hacía con los dientes- He disfrutado todo este día maravilloso con tu familia, pero dentro de
mí llegó esa sensación de que volveré el día de mañana y aún no me he despedido de Shiyoon y
Sounya.

Lauren: ¿Entonces realmente te quedaste para disfrutar de este paseo? –Su voz ronca se agudizó en
las últimas palabras, sus ojos al igual que los de la inglesa se humedecieron porque el adiós estaba a
un día de distancia- ¿El destino lo quería así?

Camila: Creo que sí, pero –se tragó el nudo en la garganta antes de continuar, ambas se miraban con
tanto cariño, que no pasaba desapercibido para los parientes que estaban mirando, sin embargo, no

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Insideofmysoul
sabían el contexto, ni la difícil situación en la que estaban- a pesar de que lo he pasado de maravilla, a
pesar de que estoy agradecida en el alma, quiero tener un poco de privacidad contigo en el
departamento, quiero tener la libertad de darte un beso, de mirar las estrellas, de hacer tantas cosas...
He dormido contigo dentro de un saco de dormir y fue una experiencia tan bonita, pero siendo la última
noche, quiero que sea en el lugar que corresponde. ¿Me entiendes?1

Lauren: -Apretó los labios y bajó el rostro, no quería llorar pero le era difícil, tampoco quería que los
demás pensaran mal de la situación- Lo... lo entiendo, te lo juro. –Dejó que ella subiera su rostro con
sus pequeñas manos, no había que huir de la situación, había que enfrentarla- Vamos a casa.

Cuando dijeron que no pasarían la noche en el camping, todos las llenaron de preguntas por el motivo
exacto, muchos se sintieron tristes porque su paseo no acababa ese día, aun les quedaba más por
compartir. La explicación fue que la salud de Camila no estaba bien, que tenía muchas náuseas y algo
sobre un dolor de espalda, todos le creyeron, aunque alguno sugirió con picardía que querían estar
solas.

Clara las observó con angustia, ¿sería ese el adiós? Sin cuestionamientos verbales, la mujer se
acercó a la inglesa, siendo la última en darle el abrazo de despedida, un abrazo cálido y lleno de
cariño que duró más que todos. No se decían explícitamente "nos vemos pronto" pero sí lo intuían,

esto era el adiós antes de volver a Inglaterra. Camila se hundió más en su contacto y tensó las uñas
en su espalda femenina. ¿La trataría bien siendo Camila Cabello? ¿Lauren le contaría la verdad,
aunque fuera a su madre? De algo podía estar segura y es que Clara la querría, incluso naciendo de
nuevo la querría.

Una hora y media más tarde, acompañadas sólo por la música del auto, llegaron a Los Ángeles bajo
un cielo estrellado que era cegado por las luces de la ciudad. Lauren estacionó el vehículo con cuidado
y se bajó de inmediato para abrirle la puerta a su acompañante. Camila levantó los ojos a la bella
mujer que le tendía una mano con una sonrisa que no llegaba a sus preciosos ojos verdes. La aceptó
sin dudar y así con sus dedos entrelazados subieron por el elevador hasta el último piso de aquel
lujoso departamento.

El corazón de Camila palpitaba con mucha prisa y fuerza dentro de su pecho, sentía mucha angustia y
tenía miedo, sabía que no se iría esta noche, sino durante el día de mañana, quería tener el tiempo
preciso para despedirse de su amigo y también de Sounya, la primera en confiar en ella.

Jauregui digitó la clave de la puerta y esta, emitiendo un sonido se abrió. Se hizo a un lado para que
pasara antes que ella, jamás perdía los modales.

Lauren: ¿Quieres beber algo? –La morena negó y entró lentamente al departamento, sus pasos
cesaron en medio de la sala de estar, porque no sabía qué hacer, la angustia la haría caer en el suelo-
Camila, desde hace mucho tiempo he querido hacer algo, pero... –enmudeció para buscar las palabras
correctas, aunque la morena estuviese de espalda, podía sentir la angustia en su voz, la
desesperación por concretar algo antes de que fuese tarde- pero sé que no puedo llegar muy lejos con
eso, porque te terminaría perjudicando. Hay cosas que he tenido que reprimirme. –La abrazó por
detrás sintiendo como todo el cuerpo de Camila se pegaba al suyo, se relajaba con tan sólo tenerla
cerca- Esta será la última noche que estemos juntas. –Besó su nuca lentamente para que pudiera
sentir sus labios calientes y húmedos- Sé que no puedo hacerte el amor como corresponde, pero... –
Camila abrió la boca sorprendida, pero las palabras de Lauren terminaron por convertir las suyas en un

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gemido largo y lento- quiero tener el placer de amarte de la manera que me sea posible.

Camila: -Se giró para verla, sus frentes quedaron unidas- Lauren, yo... -toda la piel le ardía- yo soy
virgen y lo sabes, ¿cierto?

Lauren: -Besó su mejilla antes de seguir regando besos por su cuello para llegar hasta su clavícula- Y
no voy a quitarte eso, porque si lo hago te meteré en problemas, le daré aquella bendición a mi yo del
pasado, será ella quien te lo pedirá con amor. –Se sonrojó antes de que la frente le brillara por el calor-
Pero quiero tener el más bello recuerdo de ti, mi inglesa favorita. -No esperó una respuesta, porque se
apoderó de su boca para llenarse de ella y su sabor tan exquisito.

Los brazos de Camila rodearon su cuello para acercarla más. ¿Qué sacaba con negarse al deseo que
su propio cuerpo sentía? No podía hacer cualquier cosa con ella, porque estaría en grandes
problemas, sin embargo, tenía la convicción de que llegaría a amar a la Lauren del pasado y que sólo
a ella se entregaría en cuerpo y alma, no a Aaron Warwick.

Lauren rodeó la menuda cintura de su inglesa antes de hacer la fuerza necesaria para tomarla entre
sus brazos y caminar con ella entre besos a su habitación. Había tenido tantas ganas de estar con ella
de esta manera, pero muchas veces se frenó por temor a arruinar la bonita relación que estaban
creando. Depositó su delicado cuerpo sobre la cama antes de mirarla con ternura desde su posición.

¿Por qué tenía que irse? "Disfruta como si no hubiese un mañana" pensó antes de bajar la cabeza y
besarle el cuello lentamente, escuchar sus gemidos agudos la estaba calentando, pero no iba a ser
brusca, quería deleitarse con su sabor hasta las últimas, beber de su cuerpo con cuidado. Usaba una
de sus manos para apoyarse contra el colchón, la otra para dejarla en su hombro y bajar los tirantes de
su camiseta. Cuando iba a bajar las tiras de su sujetador, Camila llevó una mano a la suya para
detenerla.

Camila: No es que no quiera, es que... yo, no... No estoy...

Lauren: No estás acostumbrada a esto, puedo entenderlo bella. –Mordió con tanto cuidado su mentón,
que fue imposible no hacerla temblar- Sin embargo, puedo decirte que para mí verte desnuda será
algo hermoso, es uno de los regalos más lindos que Dios podría darme. Y también debes saber que
ante todo te respeto y jamás haría algo que tú no quieras. Si te sientes incomoda, dímelo. –Con esas
palabras fue descendiendo su camiseta y sujetador, terminando por quitarlos, dejándolos hacia un lado
para apreciarla. Sus ojos se llenaron de un brillo al verla, tan hermosa, tan desnuda y sencilla- No
sientas vergüenza, eres preciosa, eres hermosa como una flor, Camila.

Camila: Lauren... -Alternaba entre tutearla y tratarla cordialmente. La abrazó, besó su nariz antes de
que ésta bajara por su cuerpo para besarlo. Los ojos de Camila se cerraron de golpe para disfrutar

de las corrientes eléctricas que sus caricias le brindaban, nunca había tenido el contacto con una
persona así, pero no sentía vergüenza con Lauren.

Lauren rozó su nariz por encima de sus pechos lentamente hasta hacerla gemir, estaban cálidos, eran
suaves y tiernos. No pudo frenar la tentación de tomar un capullo de su pezón para morderlo con
cuidado. Esto era hacerle el amor, demostrarle que era un ser que sentía y podía disfrutar también,
amarla en silencio, mediante sus besos y caricias.

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Su cuerpo se fue arqueando a medida que iba besándola, mucho más cuando la boca de Lauren
estaba en su abdomen, dándole besos y mordiscos.

Camila: Lauren, hmm. –Gimió antes de que ella le quitara lentamente los pantalones que arrastraba
por sus piernas. Se decía que no podía sentir vergüenza, ni frenarse, pero esto era tan nuevo para
ella, estar desnuda para unos ojos que la miraban con amor y deseo era nuevo, era su primera vez.

Lauren: Voy a cuidarte, voy a amarte Camila. –Tomó con los dientes su ropa interior negra, antes de
quitársela de la misma manera. Cuando ya estuvo completamente desnuda, la miró de pies a cabeza
varios segundos, jamás había visto un cuerpo tan bonito y delicado, tan entregado y digno de ser
amado. ¿Era porque estaba enamorada? Podría ser cierto, lo estaba- Eres tan preciosa, no te cubras
para mí, por favor. Sería una idiota si en el pasado no te amo, te juro que sería una idiota.

Mientras asaltaba su boca con apasionados besos, deslizo su mano por su cuerpo, acariciándola
pausadamente, recorriendo cada parte de su piel con suavidad. Al llegar a su entrepierna uso sus
dedos para acariciar su humedecido sexo. La inglesa se tensó por la sorpresa, pero luego se dio
cuenta de la delicadeza con la que ella lo estaba haciendo, nunca creyó que pudiese sentir esas
cosas, y mucho menos que el calor dentro de ella la hiciera sentirse... ¿húmeda? Antes de que
pudiese alcanzar la luz del máximo placer y gritar junto a ella, Lauren abandonó sus dedos allí abajo y
se quitó la blusa frente a sus ojos. Estuvo aturdida por unos segundos antes de reaccionar y
arrodillarse frente a ella, Lauren jadeó cuando la morena se deshizo de su sujetador y comenzaba a
acariciar su cuerpo con sus ávidas manos.

Las lágrimas en el rostro de ambas se hicieron presentes, porque no estaban llegando a nada tan
profundo, sin embargo, era el contacto más dulce que podrían haber tenido en sus vidas, hasta el
momento. Después de unos minutos ambas jadeaban, mientras se retorcían contra un muro entre

besos y caricias. Camila se agitaba contra la palma de su caliente mano mientras lamía el lóbulo de la
oreja de Lauren. Iban a extrañarse tanto, Dios, tanto.

Bastó con que ella se dejara guiar por su curiosidad para que acariciara el sexo de Lauren. Eran un
nudo de jadeos, besos, caricias y algunas lágrimas hasta que el placer terminara por hervir dentro de
sus cuerpos. Juntas como una bomba, alcanzaron el orgasmo que se hizo eterno, arrastrándose por
cada fibra de sus cuerpos hasta cansarse. Cuando Camila alzó sus ojos hacia ella, pudo ver una
sonrisa desvanecerse para dar paso a la angustia en su mirada.

No quería verla llorar, así que sostuvo su mano y la arrastró hasta la cama donde cayeron contra el
colchón, no le dio tiempo de hablar, porque empezó a besarla con pasión para borrar cada una de sus
dudas. Iba a amarla ahora en el presente, iba a amarla incluso en el pasado.

Fue así como entre las sábanas, ambos cuerpos totalmente desnudos hicieron el amor a su manera,
sin entregarse por completo, pero sí con besos y caricias que culminaban en los orgasmos más bellos
y pasionales que pudieron sentir sus cuerpos. Estaban amándose en la última noche que tendrían
juntas.

...............

Domingo 20 de diciembre 2014, al otro día.

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9:30 am marcaba el reloj al lado de la mesa de Lauren. Camila tuvo muchas dificultades para abrir sus
ojos porque el cuerpo entero le dolía, estuvieron despiertas hasta las cuatro de la madrugada, entre
besos, caricias y orgasmos. Suspiró al sentir el cuerpo de Lauren contra el suyo, abrazándola por la
cintura. ¡Qué contacto tan delicioso!

Volvió a suspirar, pero no por placer, había puesto su celular con la alarma para levantarse y hacer lo
inevitable, despedirse de sus amigos.

Lauren: Quédate conmigo, –murmuró somnolienta contra la almohada- no vayas.

Camila: Tengo que ir a despedirme de Sounya y Shiyoon. –Se acercó a besar su mejilla, antes de
pararse, tomar una camisa de Lauren y dirigirse al baño.

Lauren no dijo nada y se quedó acostada en la cama mirando su cuerpo desaparecer por la puerta, no
había dicho una sola palabra, pero las manos y piernas de Camila estaban desvaneciéndose y
apareciendo otra vez. La despedida estaba cerca y el miedo se apoderó de su ser. ¡Mierda!

............

Shiyoon se daba vueltas por la habitación de Camila Cabello, mientras Camila Cavendish abrazaba a
Sounya. Siendo las 11 de la mañana se reunieron en la casa de los Cabello, estos estaban de
compras navideñas y volverían a media tarde, el coreano buscó la excusa perfecta para quedarse en
la casa con su mejor amiga.

La gitana sabía por supuesto todo lo que sucedería a continuación con la inglesa, pero por el bien del
destino se quedaba callada, prefería abrazar con mucho cariño a la muchacha que tenía en frente.
Camila estaba llorando porque sabía que sería la última vez que como Cavendish los vería, siendo
Cabello no la reconocería, menos a Lauren.

Sounya: Todo va a estar bien, te juro que todo estará bien, porque harás las cosas correctas.

Camila: -se secaba las lágrimas, pero estas volvían a salir- Tengo tanto miedo de no encontrar a
Lauren en el pasado y terminar muerta antes de verle su rostro.

Sounya: Harás todo de tal forma que la verás, no te preocupes, pero no pierdas las intenciones de
buscarla. –Depositó en beso su frente- Cuando te vi supe de inmediato quién eras, y de dónde venías,
aunque no pensé que terminaría convirtiéndome en la amiga de una persona 300 años mayor que yo.
No tardes tanto en volver con Lauren, tus manos están desapareciendo. –Chilló al verla desaparecer y
volver segundos después.

Shiyoon estaba inquieto, pero cuando Camila lo miró, terminó rompiendo en llanto. La inglesa se
acercó a él para abrazarlo, ambos estaban angustiados, él se había convertido en su amigo, pero
también lo haría de su reencarnación, más bien ya lo era. El coreano no podía creer que iba a perder
por segunda vez a su mejor amiga, pero este caso era peor, porque sabía que apenas ella volviera se
enfrentaría a cosas tristes y negativas que terminarían provocando que naciera de nuevo.

Camila: Fuiste tan bueno conmigo desde la primera vez que nos vimos en el teatro, por favor ten
paciencia conmigo cuando despierte, no entenderé tantas cosas, evita que vuelva a las drogas.

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Shiyoon: No permitiré que regreses a eso Camila, jamás, salimos juntos de esa mierda, nos
contendremos siempre pequeña. –La miró fijamente, estaba tan angustiado y aunque supo desde
antes que ella se iría este día, decirle adiós era difícil- Haz lo que creas correcto, lo que dicta tu

corazón, lucha por defender lo que creas correcto allá en Inglaterra, defiéndete de William. Voy a
extrañarte como inglesa, pero me emocionaré cuando abras los ojos, han sido casi cinco meses.

Camila: Tengo el presentimiento de que me será difícil asimilar que estuve en coma tanto tiempo.

¿Con qué pretexto? Pero tengo mucho más miedo de no sentir amor por Lauren Jauregui.

Shiyoon: Lo harás, por algo has nacido de nuevo. –Besó los dedos de su mano, le dolía el corazón- Te
quiero tanto, amiga.

Camila: Sin ti no hubiera entendido nada, sin ti, Lauren no hubiese aceptado que no soy de este siglo,
fuiste mi apoyo y lo seguirás siendo, es parte del consuelo que me queda para volver a Inglaterra y
enfrentar esa sociedad de mierda. Quiero... quiero pedirte un favor. –El coreano asintió, sus ojos
estaban enrojecidos- Haz que de alguna forma conozca a Lauren, si digo o comento algo estúpido
sobre ella, corrígeme, si fuiste la persona que me hizo entender la importancia de mi viaje, sé la
persona que me haga entender de mejor manera las cosas siendo de este tiempo. –Sin dejar de
abrazarlo miró su propio cuerpo acostado en la cama- Me has cuidado tan bien junto a mi familia del
siglo 21, te has preocupado de que esté sana y aunque he bajado de peso, por favor, dame una
explicación que no me traume. –Soltó a Shiyoon y se acercó a su cuerpo- Camila Cabello, en tus
manos dejo la importante misión de amar a Lauren Jauregui tanto como yo, tu versión antigua lo hizo,
sabemos que los sentimientos traspasan barreras de todo tipo y sé que una amnesia no impedirá que
la ame de nuevo, ¿cierto? Somos fuertes, somos la misma persona, saldremos adelante y la haremos
feliz, yo en el pasado, y tú en el presente. –Depositó un beso en su frente, era raro, sentía como si
alguien le diera un beso en la suya- Lucharás con las drogas, conocerás a un coreano magnífico, una
gitana preciosa y aunque quedes en coma por cinco meses, todo será mejor, porque haré que todo
esto valga la pena.

Shiyoon: Camila... -Ahogó el llanto para no hacer la despedida más difícil.

...............

Lauren se negaba a levantar la vista, porque eso era hacer frente a lo que sabía que era inevitable.
Habían intentado almorzar juntas, pero fue imposible, ninguna de las dos tocó su plato de comida, sólo
se limitaron a mirarlo con los ojos llenos de lágrimas. Llegó un punto en el almuerzo en que la inglesa
rompió en llanto y corrió a sus brazos para decirle muchas cosas, sentía náuseas, estaba

cansada, partes de su cuerpo desaparecían y volvían ahora sin cesar. Ella se estaba yendo y no
podían seguir negándolo, si no terminarían las cosas de manera incompleta.

Tras unos cuantos besos y caricias, la morena entró a la habitación que la albergó estos cinco meses
dentro del departamento, tenía que vestirse, tenía que arreglarse para regresar.

Ahora estaba lista, estaba caminando dentro de la habitación de Lauren Jauregui para hablarle, entre

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sus brazos cargaba un libro de historia que pidió mil veces en la biblioteca pública antes de no
regresarlo jamás. Jauregui seguía con la vista en el suelo, escuchaba sus pasos y los tacones que
golpeaban el suelo rítmicamente con sus pasos.

Camila: Lauren, señorita Jauregui, por favor levante su vista, estoy desapareciendo. -Murmuró
angustiada

Lauren: ¿Por qué tan pronto? –La miró directamente, antes de explotar y terminar llorando allí sentada
al borde de su cama, su cuerpo entero temblaba- ¿Por... por qué tienes que verte tan hermosa así?
Dios, Camila. –Se paró con cuidado, ella se veía preciosa con su vestido antiguo y el cabello tomado
dejando que los risos cayeran sobre su rostro- Me gustaría que esto fuera un sueño, si esto es un
sueño puedes detenerte ahora. ¿Sí? No quiero que me dejes, no me dejes por favor.

Camila: No se niegue más señorita Jauregui, tiene que escucharme antes de que me vaya en cosa de
minutos. –También estaba llorando, le partía el alma tener que dejar a la mujer que amaba ahí, sola y
con pocas pistas para encontrar a su versión reencarnada- Le dejo aquí mi teléfono celular para que
conserve las fotos que he capturado, pero también le dejo aquí este libro de historia para que cuando
termine desapareciendo del siglo 21, sepa de inmediato cómo acabó mi vida.

Lauren: No lo digas así, por favor, no lo digas así. -Se negaba entre lágrimas.

Camila: Tiene que saber cómo terminará, tiene que saber que cumpliré mi promesa del sacrificio de
amor, he viajado para usted y por nosotras cuatro, nosotras del pasado y nosotras del presente. – Dejó
el libro y el teléfono en sus manos, pero Lauren llorando los soltó de inmediato, cayendo estos al
suelo.3

El corazón le dolía tanto, que no podía detener sus quejas y sus lágrimas, llorar y llorar era todo lo que
podía hacer. En cinco meses había llegado a enamorarse de sus ojos, su cálido aliento, su rostro y
ahora estaba desapareciendo. Se paró erguida antes de abrir sus brazos para capturarla y

abrazarla con toda la fuerza que su cuerpo le daba abasto, quería llenarse de su calidez y perfume,
quería grabar los besos y las caricias de anoche, cada curva, cada rincón que llenó con su boca y sus
manos.

Lauren: Cerremos los ojos, cierra los ojos mi vida, porque hay algo que no te he dicho antes por temor
a arruinar las cosas, sin embargo, no puedo negarlo más y es que... te amo Camila Cavendish, esta
mujer arrogante llegó a amarte y agradece... –se quebraba, mientras ella lloraba desesperadamente
contra su cuello- agradece que cayeras en su cama esa noche de verano, agradece que el destino te
hiciera viajar hasta el siglo 21. Haré lo que pueda mi amor, haré todo lo que esté en mis manos para
encontrarte reencarnada.

Camila: Y yo agradezco caerme desde esa ventana, agradezco haber conocido a tantas personas
maravillas, principalmente a ti. -Besó sus labios varios segundos- Yo también te amo Lauren Jauregui.

Lauren: No quiero ver ese maldito libro, es desesperante saber que apenas desaparezcas para mí y
para este siglo, estarás completamente muerta.

Camila: No lo estaré, porque estoy reencarnada, esperando despertar. Vamos a terminar juntas
porque el destino lo querrá así. -Se miró el cuerpo, maldición cada vez estaba desapareciendo más, su

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cuerpo se estaba convirtiendo en pequeños destellos de luces.

Lauren: Dios, Camila prométeme una cosa, cuando estés en el pasado y me encuentres, por favor
enamórame. –Sus ojitos verdes ya estaban rojos. ¡Estaba desapareciendo entre sus brazos!

Camila: Y tú mi amor, cuando quieras encontrarme, por favor, hazme recordarte.

Lauren la apretó con más fuerza, sosteniendo lo que podía de ella para besarla. Sus bocas se
buscaban desesperadamente para tener la última gota de dulzura y pasión, pero Camila terminó por
deshacerse en burbujitas de luces que se desvanecieron en cosa de segundos, dejándola
completamente sola. Sintió el vacío de golpe, el calor de su inglesa favorita desaparecer del ambiente,
su olor, su sabor, su voz, Camila Cavendish se había ido.

Lauren Jauregui cayó de rodillas aun sin poder creer lo que había sucedido, sólo se limitó a tomar el
libro de historia de forma inmediata y leer la parte que la inglesa había dejado marcada. Sus ojos
viajaban de una línea tras otra, mientras su corazón se estaba rompiendo en pedazos, debido a los

sucesos, las circunstancias y la crueldad de las descripciones. El dolor fue tan grande que no pudo
contenerse más.

Lauren: No Dios, Camila, mi amor. ¡Camila! Oh Dios. -Ahí en esas líneas describían como la hija del
segundo duque de Devonshire, había fallecido- ¡Camilaaa! –Sujetó su cabeza agarrando mechones de
su cabello, mientras se retorcía en el suelo de la desesperación- Mi vida, no, Camila por Dios. –
Estaba roja y temblando sin parar. La historia cambió apenas ella cruzó el portal del tiempo, no podía
creer lo que había leído, ni mucho menos como su bella amada ya no estaba entre sus manos.

El libro de historia describía una tragedia, pero Lauren Jauregui lo sabía, su amada cumplió con el
sacrificio de amor para darle a ambas la vida que tanto esperaban tener.

Capítulo 40

Inglaterra de 1710.

Sintió un torbellino de luces y murmullos, vueltas y vueltas que terminaron por dejarla nauseabunda y
cansada, después de desaparecer entre los brazos de la mujer que amaba, ahora estaba encima de
algo, pero no sabía qué era.

¿Dónde estaba? Trataba de abrir los ojos, pero estos le pesaban demasiado, un viaje en el tiempo era
suficiente energía gastada como para hacer dormir a la milicia británica completa, pero por alguna
razón, Camila Cavendish no estaba inconsciente esta vez.

Escuchó unos pasos delicados que se acercaban, pequeños y delicados zapatos que pisaban algo
similar a la paja, sí, podía identificarlo por el tipo de sonido que emitía. Ni siquiera se sentía capaz de
alzar la cabeza o moverse de donde fuera que estuviese acostada. ¿Para qué? El sólo hecho de
pensar que en tres siglos más nacería Lauren Jauregui, el sólo hecho de pensar que no existía, le
quitaba todo el aliento. ¿Ella como Cabello ya habría despertado en el siglo 21? "Pero existe la
campesina, Lauren sí existe en esta época" pensó con un deje de esperanza, antes de escuchar una
voz infantil a su lado.

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XX: ¿Quién es usted? –Dijo una voz ladina.

Camila: –Confundida se paró de inmediato, pero las náuseas fueron mucho más fuertes ahora –Mi
cabeza, Dios. –Alcanzó a apoyarse en un pilar de madera para cobrar un poco la calma, su

respiración comenzó a hacerse regular antes de abrir los ojos y observar un poco atolondrada su
alrededor. ¿Qué hacía dentro de un granero?- ¿Esto es Exeter?

XX: Sí señora, estamos en Exeter, pero con mis padres vivimos un poco más lejos que este granero.

–Señaló con su pequeño dedito hacia la puerta de madera, estaba húmeda y gastada, podían entrar
rayos de luz por ella- Vine a darle de comer a las gallinas.

Camila: -"Campesinos" pensó. ¿Qué tan lejos podían estar de la mansión Cavendish? Necesitaba
pensar la manera en la que llegaría hasta ellos para que su desaparición fuese creíble, de pronto tuvo
una duda- Pequeño, ¿en qué mes estamos?

Alban: Estamos a 5 de mayo. ¿Quién es usted? –La voz gruesa de un hombre inundó el lugar, no se
había dado cuenta de que abrieron el granero- Conteste. ¡¿Quién es usted?!

15 minutos después, tanto Alban Kolgers como su esposa Doris se miraban con los ojos más que
abiertos. Dentro de una humilde cocina estaban los dos, también su hijo Robbie y por supuesto la
nueva inquilina, Camila. No podían creer que frente a ellos estuviese la hija del duque de Devonshire,
incluso comenzaban a sentirse más que poca cosa cuando en su hogar, exactamente en esa cocina
pequeña, estaba aquella bella mujer con su vestido fastuoso que debió costar varias libras.

La morena podía leer sus miradas que se pasaron de asombro a la incomodidad, sabía que mucha
gente humilde se sentía mal cuando alguien aristócrata está cerca de ellos. Doris buscó la manera de
iniciar una conversación sin caer en un desmayo. ¿Cómo era posible que la desaparecida hija de
William Cavendish estuviese con ellos?

Doris: Señorita Cavendish. –Sus mejillas se pusieron más rojas al hablar, apenas levantaba la mirada-
Espero me escuche y no piense mal de mi persona, pero ¿cómo ha llegado a nuestro granero?

Camila: No lo sé, solo escuché una voz masculina y luego terminé quedándome dormida, después
desperté y su pequeño hijo me encontró. -Tenía que empezar desde ya con su mentira, incluso con
estas personas- No sé cómo, pero sólo me lastimé el brazo cuando caí del tercer piso de la mansión

,aquella noche de la fiesta que mi padre efectuó en nuestro hogar, cuando desperté un hombre me
tenía amarrada. Fui secuestrada.

Alban: ¿Ha estado un mes completo fuera? –El tiempo la regresó un mes después del "accidente"
cuando en realidad estuvo cinco meses en el siglo 21. Mierda, sintió un dolor en su corazón cuando
recordó que ya no estaba en aquel fabuloso tiempo, ni con aquella fabulosa mujer- ¿No pudo escapar
antes?

Camila: No y al parecer mis secuestradores me tiraron en su granero antes de que pudiese


identificarlos, no recuerdo sus rostros, ni sus nombres, siempre procuraron andar cubiertos. -Silenció

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porque hablar con mentiras le molestaba, los campesinos lucían preocupados y no le gustaba
preocupar a personas que no tuviesen la culpa de los juegos del destino- Pido perdón por el susto que
mi presencia le ha provocado a su hijo y a ustedes.

Alban: Lamento haber sido rudo, señorita Cavendish. –Apretaba con sus manos el sombrero de
género que tenía, se sentía cohibido- Es sólo qué...

Camila: Sólo actuó como debía ser, no pida perdón ante la presencia de un extraño.

Alban: ¡Es qué no fue un extraño! Es decir, usted es la hija del duque, todo el pueblo ha comentado su
desaparición y mi hogar es tan humilde para recibirla que no puedo evitar sentirme más inferior de lo
que puedo ser, ruego su perdón.

Camila: -Negó con cuidado, nunca tuvo una personalidad que mirase en menos a otros y el pueblo la
reconocía por ello- Señor Kolgers, no sienta vergüenza de lo que es, tiene un techo donde quedarse,
un trabajo para alimentar a su familia, hay que estar agradecidos a Dios por ello. No soy nadie para
juzgarlo, soy yo la que pide perdón por invadir su privacidad, y puede mirarme a la cara cuando
hablamos, no es menos que yo, así que hágalo por favor.

Alban rascó su barbilla y sonrió con timidez al igual que su esposa e hijo. Camila se sintió tan
miserable por provocar que otros se sintieran así, por supuesto que tenían mucho menos dinero que
ella, pero no le gustaba que otros creyeran que esa fuera una justificación válida para sentirse menos y
agachar sus rostros al hablarle como si fuera un deber.

Con un tono modesto, Doris le preguntó a Camila si tenía hambre, en una olla calentaba una deliciosa
sopa de pollo, aunque al preguntar también empezó a contradecirse diciendo que no era la comida
digna de una mujer de la nobleza.

Los ojos de Cavendish brillaron emocionados, aceptó de inmediato el plato de sopa porque tenía
hambre y esta le estaba consumiendo el estómago. Durante el almuerzo el señor y la señora Kolgers
se miraron curiosos, por supuesto que no debería sorprenderle los modales de una mujer como Camila
Cavendish, en ningún momento perdía su educación, se limpiaba las comisuras labiales con gracia y
sostenía los utensilios de manera diferente, era novedoso verla alimentarse.

Camila: Disculpe, ¿qué tan lejos estamos de la mansión Cavendish?

Alban: A 40 minutos en carruaje señorita, sin embargo, podrá entender que no tenemos carruaje, sólo
una simple carreta y las condiciones del tiempo no nos permiten darle las comodidades que merece,
está a punto de llover.

Camila: ¿Podría quedarme aquí? –Alban y Doris abrieron sus bocas en una perfecta "O"- No piensen
cosas del tipo ¿cómo podríamos recibirla? No importa, incluso si me dan espacio en el granero estaría
agradecida, necesito tiempo para pensar, es decir, fui secuestrada, y comprenderá que regresar de
golpe es peligroso, tengo que preparar la llegada a la mansión como corresponde. Por favor, los
compensaré con creces cuando llegue.

Doris: -Miró a su esposo, luego observó con ternura a Camila, era prácticamente la única mujer de la
aristocracia que se expresaba de tan dulce manera con unos simples campesinos- No se preocupe,
tenemos un pequeño cuarto y una cama, si no le incomoda la dispondré para usted.

201

Insideofmysoul
Camila: Estaría agradecida, de verdad. –Sus ojos se humedecieron de inmediato. ¿Por qué en este
siglo podían llegar a tratar tan mal a los más humildes? Siguió comiendo con gusto escuchando al niño
relatar cómo alimentaba a las gallinas y sus pequeños pollitos, miró su plato y la poca sopa que
quedaba. De pronto recordó a Lauren Jauregui, pero al mismo tiempo pensó en aquella campesina de
maravillosos ojos verdes. "¿Dónde estás?"

............

Recibió una fuerte bofetada en la mejilla antes de que pudiera pedir perdón. Apretó la mandíbula para
soportar el dolor, pero también sus manos para no ceder a esa necesidad de defenderse de aquel
"niño bonito". Miró el suelo por unos segundos con la rabia contenida. ¿Cómo podía actuar así cuando
esto era un accidente? La tos que desde hace tiempo tenía su enfermiza salud, la hizo perder el
equilibrio, de paso terminó manchando aquel costoso calzado de cuero.

Aaron: Voy a hablar con mi padre para que piense por qué te ha contratado. ¡Estas botas cuestan más
de lo que tú podrás ganar en toda tu vida! Ahora limpia el té de la alfombra, pero cuando termines
limpiarás mis botas. –Dio media vuelta y salió de allí dando un portazo.

Lauren levantó la mirada hacia la puerta y aunque quería gritarle, siguió conteniéndose. Solía ser
bastante callada incluso con su familia, trataba de pasar desapercibida en todas partes, pero su
maldita tos y esos sofocos no se lo permitían en ocasiones. Hace dos días había llegado el famoso y
tan esperado Aaron Warwick, de 27 años, un metro ochenta de altitud, cabello oscuro y ojos claros,
con una barbilla fuerte como su carácter.

No se había equivocado con él, tuvo el presentimiento de que no sería un hombre agradable, los hijos
de familias ricas suelen ser difíciles y éste era peor, si una persona rica mira en menos a una simple
criada como ella, Aaron Warwick la miraría como un tapete, incluso como polvo. Personas como él
suelen tener una dulce sonrisa para los demás, aunque cuando no eran vistos, sacaban lo peor de sí.

Desde que Aaron había llegado, ignoraba su presencia salvo para hacer mandados con un tono entre
lo tirano y lo autoritario, aunque comentaban entre los sirvientes de la mansión de los Warwick, que su
humor se había puesto mucho peor cuando supo que la hija del duque William Cavendish había
desaparecido.

Con rapidez sacó el pañuelo que cubría su rostro antes de tocar su mejilla izquierda, lugar donde la
abofeteó. Al pasar sus dedos pudo sentir la rugosidad de la horrible marca que tenía en la piel.

Lauren: -volvió a cubrirse el rostro- Si no fuera por usted, madre, si no fuera por mis hermanas, juro
que me habría ido de todo trabajo en el que me han tratado así. Pero no voy a desistir de este, no
puedo desistir. –Se agachó con un paño de género a limpiar el té y recoger los trozos de la taza rota,
se había rasgado los dedos y las gotas de sangre corrían por ellos, pero no importaba, en esta casa su
salud valía menos que una taza de cerámica de muchas libras.

¿Realmente conocía a Aaron Warwick? Tenía el presentimiento de que este primer accidente era
bastante menor a los que podría tener con aquel "niño bonito" claro, si es que su jefe no terminaba
despidiéndola hoy.

...........

202

Insideofmysoul
Miércoles 24 de diciembre de 2014, Los Ángeles, Estados Unidos.

Miró por enésima vez el teléfono en su mano con la llamada entrante. Había dejado bastante claro que
no quería que la fueran a ver al departamento, ni la señora que le cocinaba, ni sus padres, ni Liam, ni
Shiyoon, nadie. No le importaba si el día de hoy era nochebuena, no tenía ganas de ir a comprar un
regalo o simplemente de recibirlo, todo era mejor si se mantenía acurrucada en posición fetal en su
cama.

Cuatro días habían pasado, cuatro días desde que Camila regresó al pasado, Cuatro días desde que
con suerte daba una comida al día. Se sentía enferma, le dolía la cabeza, no tenía ganas de mirarse al
espejo porque su aspecto la iba a asustar y lo sabía, pero ¿quién podría aconsejarla? Nadie, nadie
podría, porque nadie en este mundo se había enamorado de una mujer de otra época, nadie
entendería su posición.

Al otro lado de la cama estaba el libro de historia con una nota escrita y pegada por su inglesa favorita.
La nota decía que el libro automáticamente cambiaría cuando ella regresara al pasado y que al fin la
mencionarían, describirían su forma de vida y cómo esta acabó. Cada noche ella lo leía para motivarse
y levantarse, pero conseguía el efecto contrario, terminaba angustiándose y llorando de forma
desesperada por horas. ¿Por qué tuvo que terminar de esa manera? ¿Por qué eso significó la
"posible" felicidad para ellas naciendo de nuevo en el siglo 21?

Antes de terminar llorando de nuevo, el timbre de su departamento sonó, no quería levantarse, prefería
sostener la botella de vodka y seguir bebiendo de ella hasta caer en la inconsciencia, sin embargo y a
pesar de que pasaron diez minutos, el timbre seguía sonando de forma insistente.

Lauren: ¡Pueden irse a la mierda! ¡Quiero descansar! ¡Me quiero morir! –Escupió con rabia, no sabía
por qué terminó levantándose de la cama y caminando torpemente por toda la estancia hasta llegar a
la entrada para abrirla. Sentía una respiración al otro lado, una respiración cansada y masculina-

¡Puedes largarte! –Se quedó callada al ver al coreano sentado en el pasillo con la cabeza entre sus
manos- Shi... Shiyoon, puedes irte, no voy a salir.

Shiyoon: -levantó la cabeza hacia ella- ¿Podemos hablar adentro entonces? Por favor. -Lauren se hizo
a un lado, no podía disimular que estaba un poco ebria esta vez- ¿Desde cuando estás bebiendo?

Lauren: ¿Cuatro días? No lo recuerdo. ¿Hoy es navidad?

Shiyoon: Estamos a 24, Lauren. –Se acomodó en un sofá y con determinación observó cada paso de
Jauregui. Su aspecto era terrible, su pelo era una maraña, tenía ojeras y los labios partidos, hasta
podía decir que no se había bañado desde que Camila Cavendish volvió al pasado- Anda a bañarte, te
estaré esperando.

Lauren: No quiero hacerlo, si vas... si vas a obligarme a...

Shiyoon: ¿Quieres saber que sucede con Camila del presente? –Toda la rudeza que emanaba la
ojiverde se volvió en temor, sus ojos incluso estaban inyectados en ira, ahora estaban inundados en
angustia, después de unos segundos asintió- Ve al baño, dúchate y cuando te hayas cambiado de

203

Insideofmysoul
ropa, te espero en la cocina. ¿Sí? Hay cosas que deberías escuchar.

Como pudo se dirigió al baño perdiéndose entre los pasillos del enorme departamento, mientras, él
caminó a la cocina para prepararle algo de comer. A esta hora debería estar con su familia cenando en
nochebuena, habían llegado parientes de Sur Corea para celebrar una navidad llena de júbilo, pero él
llevado por ese instinto prefirió estar acá para acompañar a Lauren Jauregui.

Sabía que iba a terminar así y sólo alguien lo suficientemente insistente como él podrían sacarla de
una rutina enfermiza que terminara en depresión, o en el peor de los casos, en una muerte por
intoxicación. Tenía mucho que contar dentro de los límites que se lo permitieran, si daba un reflejo de
lo que le pasaba a Camila Cabello, de seguro la haría reaccionar y levantarse de la cama.

Camila Cavendish había sacrificado su vida para que todo esto siguiera en perfecta normalidad.

¿Por qué Lauren Jauregui desperdiciaba el regalo que su amada le había hecho? 30 minutos después
apareció la modelo en la cocina con un mejor aspecto, aunque las ojeras permanecían en su rostro. Su
nariz se movía de un lado a otro con el delicioso aroma en el ambiente, por primera vez en tanto
tiempo su estómago despertó y rugió dentro de ella.

Shiyoon: Que suerte que tuviesen carne molida, es más fácil así hacer la salsa para los fideos. - Movía
una cuchara de madera en una mezcla deliciosa de salsa de tomate, carne y especias.

Lauren: ¿Ahora la gente cena para navidad? –El coreano asintió en silencio- ¿Por qué mis padres no
han venido al departamento?

Shiyoon: ¿Por qué les dije que irías sin falta mañana a verlos? –Fue fulminado con los ojos verdes y el
ceño fruncido- Lo siento, pero no puedes estar en el vicioso círculo de lamentación, terminarás por
joder tu vida y créeme, sé de lo que hablo, estuve metido en las drogas.

Lauren: ¿Has visto a Camila... del presente?

Shiyoon: -apagó el fuego y llevó la salsa lista para servir sobre los fideos a la mesa- Estuve a su lado
cuando despertó. Le hice una promesa a Camila Cavendish antes de que se fuera y aconsejo a su
familia a guiarla para que sepan cómo tratar un caso así. Camila... bueno, Camila necesitará ayuda
psicológica y eso es innegable.

Lauren: ¿Qué? ¿Por qué?

Shiyoon: ¿Cómo reaccionarías si después de cinco meses en coma ves tu cuerpo y es diferente? Ella
bajó casi 15 kilos, está mucho más delgada y se siente débil, perdió cinco meses de su vida y aunque
todo el mundo piensa y le dice que es por el accidente automovilístico, nadie sabe que esos cinco
meses perdidos, en realidad fueron necesarios, llora todo el tiempo.

Flashback

................

Capítulo 41

204

Insideofmysoul
Flashback

Sus manos estaban entrelazadas sobre las sábanas azules de la cama, su rostro estaba contra el
colchón debido al cansancio, la angustia y la eterna espera. Shiyoon se había quedado dormido en la
habitación de su mejor amiga, Sounya optó por irse antes de que la morena la viese y se confundiera
más.

Rayos de sol atravesaban la delgada cortina, la ventana abierta y se reflejaban en el suelo de madera.
¿Podía existir más tranquilidad? Aun se podían escuchar algunos pajarillos en los árboles de afuera, el
atardecer pronto aparecería. Era una visión digna de una postal.

Sus ojos empezaron a temblar al igual que sus labios, sus dedos apretaron con fuerza la mano del
coreano, la suficiente para sacarlo de su pequeña siesta. Sorprendido, emocionado, pero a la vez con
temor, alzó el rostro para verla desde un mejor ángulo, pero antes de erguirse por completo,

Cabello abrió los ojos y la boca de golpe como si le faltara el aire. "Respira, por favor respira nena"
rogaba Shiyoon tratando de no perder la compostura, no era una imagen muy agradable de ver,
además de que emitía un sonido extraño con esa expresión.

Por su parte, la muchacha veía todo borroso como si hubiese metido la cabeza en el agua, se sentía
tan mareada y el zumbido en medio de su cabeza no ayudaba mucho. Las cosas poco a poco
comenzaron a volverse nítidas, la presión que tenía en su mano derecha le llamó la atención, así que
giró la cabeza a ese sentido.

Camila: ¿Shiyoon? –Él no pudo responderle, la morena apretó su mano izquierda y la llevó hasta su
orificio nasal, sentir un "cable" de goma, una sonda pequeña dentro de ella, la hizo ser consciente de
que ese "cable" seguía dentro de su nariz, incluso bajaba por su garganta y se perdía. Tragó saliva y la
incomodidad fue tal que le hizo poner atención al resto de su cuerpo, alzando los brazos- ¿Qué es
esto? ¡¿Qué es esto?!

¿Cómo reaccionas cuando tus bien formados brazos ahora están más delgados, destacándose más
los codos? ¿Qué haces cuando sientes que te han metido una sonda?

Empezó a gritar tomando la sonda que se sujetaba a su orificio nasal izquierdo, de ella tiró tan fuerte
que logró arrancarla completa.

Camila: ¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Por qué tenía eso?!

Shiyoon: Mila, tienes que calmarte. –Le temblaba la voz, ensayó tantas veces que decirle, pero ahora
el nerviosismo robaba las palabras de su cabeza y boca- Tuviste un accidente, no te asustes por la
sonda, esa cosa te alimentó todo este tiempo.

Camila: ¿Cuánto tiempo ha pasado? –Susurró con la voz aguda- ¿Por qué estás aquí? –Las lágrimas
emergieron de sus ojos al instante, tenía tanto terror de la respuesta que su mejor amigo pudiese
darle.

Shiyoon: -le sostuvo ambas manos- Mila, un auto te pasó a llevar y has estado en coma por cinco
meses, estamos en diciembre. –La expresión de su rostro lo decía todo, la mandíbula desencajada era
signo de la poca credibilidad que le daba a sus palabras- Llegué a Estados Unidos prácticamente

205

Insideofmysoul
cuando te pasó esto, he estado aquí cuidándote, tu familia, tu...

Camila: Tráeme un espejo. -Tragó saliva, apretó los labios para no vomitar- ¡Tráeme un espejo!

Shiyoon: -la sostuvo del hombro- No Camila, no es sano, debes esperar un poco.

Camila: Pásame un espejo, por favor Shiyoon. –Susurró agudamente, pero mientras más él se
negaba, más esa soledad y desesperación estaba haciendo presión en su pecho- No entiendo nada.
Dios, no entiendo nada. -Miró hacia la ventana.

Shiyoon: -dejó que se apoyara en el respaldo de la cama, cinco meses en cama podían haber
provocado una tendencia a la inestabilidad corporal y la baja tolerancia a la "gravedad"- Camila. – Sus
ojos rasgados estaban llenos de lágrimas, no sabía que decirle para no cometer errores- Camila te
extrañé tanto.

Antes de que se agachara para abrazarla, la morena aprovechó el desequilibrio del coreano para
pararse y correr frente al espejo de cuerpo completo que tenía sobre una pared. No le dio el tiempo
para reaccionar y agarrarla en el intento, pero tampoco su propio cuerpo soportó ese movimiento tan
brusco. Miró el reflejo de la persona que tenía frente, esa no podía ser ella, era otra, sí, debía ser otra.
¿Cómo podía ser ella si sus pómulos y mentón destacaban más que antes? incluso su clavícula era
más prominente, sentía que había bajado tanto de peso que todo le era ligero.

Shiyoon: Camila...

Camila: -cayó de rodillas y sin sentir vergüenza alguna levantó la camiseta que traía puesta para verse
a sí misma- No, noo. ¡NOO! ¡¿En qué mierda me he convertido?! ¡Shiyoon! ¡Shiyoon mírame!

–Todo lo que como amigo podía hacer, era agacharse frente a ella y abrazarla contra su cuerpo para
que llorase con todas las fuerzas posibles.

Sabía que no era buena idea que se mirara al espejo para que viese el cambio que, a sus ojos era
paulatino, pero para ella, que lo último que recordaba era el accidente hace cinco meses atrás, era
brusco y aterrador. Lloró tanto que su cuerpo terminó por derrumbarse contra el suyo, se quedó
dormida hasta agotar las lágrimas que creía tener.

El coreano la acostó, la tapó hasta la cintura y luego se dio el tiempo para reaccionar. Escuchó que el
auto de los Cabello se había estacionado y la puerta principal del hogar era abierta, fue allí que cayó
sentado en una silla llorando agobiado con las manos en su rostro. Camila Cabello había despertado,
el alma de su mejor amiga había regresado a su cuerpo y en sus ojitos oscuros pudo notar que le
faltaba el brillo especial que sólo como inglesa alcanzó a tener, por supuesto ella no

recordaba nada de su vida pasada, no recordaba que hace unos minutos se estuvo despidiendo de
Lauren Jauregui. Si esta reacción fugaz fue fuerte, cuando despertara de nuevo del shock sería peor.

Fin Flashback

Lauren mordía su dedo escuchando todo lo que Yoon Shiyoon le fue relatando del día que su amiga
despertó. Se sentía la peor mujer mundo, porque creía que era su deber estar al lado de ella, sin

206

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embargo, tampoco podía forzar a ninguna de ambas partes a un contacto tan brusco. Se atrevió a
preguntarle más sobre Camila Cabello. ¿Por qué lloraba constantemente? ¿Cómo se alimentará?

¿Cómo se levantará y caminará bien?

Shiyoon: -miró el plato de Lauren, se lo terminó por completo- Se alimenta de a poco, podrás entender
que cinco meses alimentándose a través de una sonda ha modificado su estómago y el régimen, está
con médicos, y nutricionistas. Respecto a la parte motora, asistirá desde el 26 a una terapia para
recuperar los movimientos más mínimos, la tonicidad de sus músculos. Cuando pueda empezar a
comer más sólido, tendrá más energía para hacer ejercicios y también podrá subir de peso. Ahora,
esto no debería decirlo, pero sí, ella llora constantemente por una razón que desconoce. –Sus ojos
rasgados estaban tristes- Ha dicho que siente una angustia profunda en el pecho que se irradia a todo
el cuerpo, siente que algo le ha sido arrebatado y no sabe qué cosa exactamente, pero no puede
calmarla, eso la tiene peor.

Lauren: ¿Estaré involucrada en eso? Si Cavendish me ha amado. ¿Habrá quedado en su alma algún
rastro de todo ese amor, que provoque en Camila Cabello esos episodios de llanto?

Shiyoon: Puede ser. –Suspiró cansado, las ojeras se marcaban bajo los párpados inferiores- Antes de
que me pidas que te la muestre, debo decirte que no lo haré porque su estado es delicado, no es
Camila Cavendish, quiero decir, sí son la misma persona, pero la mujer que está en el presente no
tiene el acento inglés, no te conoce, no tiene el mismo estado físico. Es como si le hubieran arrebatado
todo, claro, si la comparas con su vida pasada y todo lo que viviste con ella.

Lauren: -gimió y apretó los labios tratando de no quebrarse en llanto- ¿Cómo voy a mirarla sin recordar
a Cavendish? ¿Cómo me podré comunicar con ella sin tomarla de los hombros y gritarle que me
recuerde? Sé que son la misma persona, que es la misma alma, pero ¡Dios Shiyoon! No sé si podré
cumplir con todo lo que le dije a Cavendish. -¿Evitar llorar? Ahora estaba sollozando-

Camila Cabello no me conoce y mierda, esto es tan confuso. –Escondió el rostro entre sus brazos-

¡Extraño tanto a mi inglesa!

Shiyoon: -Se paró de su asiento, rodeó la mesa y la sostuvo por los hombros, a estas alturas la
consideraba su amiga- Todo va a estar bien, pero tendrás que armarte de valor, no te pido que ames a
Cabello de la noche a la mañana, sólo te pido que entiendas que es Camila Cavendish que ha nacido
de nuevo, pero todo lo que ambas vivieron no lo recuerda en lo absoluto, así que no le pidas más.
¿Acaso tienes en tu memoria todo lo que hiciste en tu vida pasada con la inglesa? –Lauren negó
lentamente- Tiempo, paciencia y otra cosa, ya que has leído los libros de historia, si en su vida anterior
cumplió con lo prometido. ¿Quieres que ese sacrificio haya sido en vano?

Lauren: ¿Cuándo podré ver a Camila Cabello?

Shiyoon: Van a faltar muchos días, semanas tal vez para que ella sienta la chispa y el deseo de seguir
viviendo.

............

8 de mayo de 1710, Exeter, Inglaterra.

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Tenía temor de dejar el lugar donde estaba sentada, pero no había marcha atrás, no podía retroceder
en una decisión tan importante. Podría llevar su sacrificio de amor hacia vivir con campesinos toda su
vida y mantenerse alejada del pueblo por el resto de sus días, pero ¿por qué tomar el camino de los
cobardes? Tenía que recordar que en sus manos estaba el poder de cambiar el futuro, cualquier mala
decisión ahora, afectaría a Camila Cabello y Lauren Jauregui, tenía una gama infinita de cómo hacer
que ambas terminaran naciendo de nuevo, una gama de posibilidad de justificar la reencarnación de
ellas mismas, pero no le daría la satisfacción al mundo, ni mucho menos a William Cavendish de
quedar impune ante la sociedad británica.

Alban frenó la carreta en el pequeño puente de piedra donde podía apreciarse más lejos la enorme
mansión de la familia Cavendish aquí en el condado de Devonshire. La muchacha a su lado enredaba
las manos con histerismo y no podía culparla, había sido secuestrada y ahora volvía a casa después
de un mes desaparecida, no le importaba si le daba un premio por cobijarla en su techo la noche
anterior, estaba pagado con el hecho de que llegara íntegra a su vida, de nuevo. La carreta y el caballo
continuó un poco más, una muchachita de la nobleza como ella no podía dañar sus pies caminando
más de la cuenta. Por su parte, Camila tenía miedo. ¿Con que ojos la

observaría su padre? ¿Asaltaría su cama esta noche en busca de saciar lo que no pudo acabar la
noche que desapareció?

Finalmente, el señor Kolgers frenó unos cuantos metros más lejos que lo distanciaban de la enorme
mansión.

Alban: Hemos llegado señorita Cavendish, sostenga mi mano. –Con cuidado la sujetó para que se
bajara de la carreta, sentía vergüenza de no darle lo que merecía a tan dulce muchachita- No sé si es
correcto decir que ha sido un agrado para mí recibirla en mi hogar, dadas las circunstancias que la
llevaron a ello, pero de algo estoy seguro y es que agradezco haber tenido la posibilidad de que mi
familia la haya cuidado y yo personalmente he sido el hombre que la ha traído hasta acá.

Camila: -lo abrazó olvidando los protocolos y las distancias que mantenían las personas en esta
época, sobre todo cuando las clases sociales son tan distantes unas de otras- Muchas gracias señor
Kolgers, mi integridad está a salvo gracias a usted. -Se separó para mirarle la cara, no le había
preguntado la edad por respeto, pero tenía la impresión de que su apariencia había sido envejecida
con el trabajo que hace un campesino- El día que usted guste puede volver y preguntar por mí para
darle una recompensa por su buena actitud.

Alban sólo asintió cuando en el interior sabía que no haría tal cosa, su orgullo y su poca codicia no le
permitirían actuar de aquella manera. Si la había ayudado fue porque lo deseó, sin buscar
recompensa.

William junto a otras connotadas figuras de la aristocracia inglesa, almorzaba en un enorme comedor,
uno de tantos, de la mansión. Sobre sus cabezas había candelabros que llegaban a costar el sueldo
de cinco años de un criado, ventanas que cubrían una pared completa y todo exquisito adorno que
pudiera tener una mansión del siglo 18. Se sentía contento y su esposa Rachel también, ambos
sonreían porque podían tener algo de tranquilidad después de días y días tormentosos en los que se
vieron acosados por el pueblo y la sociedad completa, incluso hasta a los oídos de la reina había
llegado la noticia, la "tragedia familiar".

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Un hombre de contextura delgada se acercó para llenarles sus copas con vino importado de Francia,
por supuesto que el duque aprovecharía esta ocasión para hacer un brindis frente a sus invitados.

William: Caballeros, damas presentes. –Eran alrededor de veinte personas, todas vestidas
elegantemente de pies a cabeza- Es un agrado para mí tener la oportunidad de recibir a distinguidas
figuras de nuestra política...

XX: -Una muchacha joven se acercó corriendo con los ojos abiertos de par en par, entró de golpe
provocando la indignación en los invitados- Señor Cavendish, señor y señora Cavendish no van a
creer lo que ha pasado...

Rachel: Que inoportuno el hecho de que una mujer como tú se atreva a interrumpir una comida sin
tener el permiso, puedes retirarte ahora mismo a la cocina.

XX: Es su hija, Camila. –Hablaba torpemente tratando de unir ideas y palabras- Es que...

Las puertas de aquel comedor se abrieron de par en par. Todos los comensales emitieron un gemido,
un jadeo o cualquier tipo de sonido que denotara el asombro. Rachel chilló, pero William simplemente
se quedó sentado con la mandíbula tensa viendo como aquella mujer entraba en el comedor. Con un
vestido color dorado, la barbilla alzada y la mirada fija en él, Camila Cavendish caminaba hacia ellos
con un aire totalmente distinto a la vez anterior.

Podía verse duro por fuera, pero en realidad por dentro el duque estaba temblando por completo.

¿Cómo era posible que hubiese sobrevivido a la caída del tercer piso? ¿Quién la trajo hasta acá?
Mejor dicho. ¿Quién la sacó de la fuente de agua para desaparecerla por un mes completo?

Finalmente, la mandíbula inferior se le desencajó por la sorpresa. ¡Esto no era posible!

Rachel: Esto...esto no es... –Terminó desmayándose entre los brazos de un sirviente, mientras William
visiblemente afectado se acercaba a su hija adoptiva.

William: Camila, querida. –Si estaba afectado no era en el buen sentido, el hecho de que ella volviera
se convertía de forma inmediata en peligro- Camila yo... oh Dios hija. –Sin esperar una respuesta la
estrechó con sus brazos para darle un abrazo, la morena sintió náuseas con su contacto y muchos
deseos de llorar, sus ojos observaron al resto de los invitados que no podían comer, ni sentarse con el
impacto- Hija volviste, pero... Creímos incluso que habías muerto, cuando el mundo se entere de que
estabas viva se harán festivales eternos en Exeter y todo el condado. ¿Estás bien? -Le sudaba la
frente, tenía que controlarse si no quería terminar en el suelo como su esposa. ¡Camila estaba de
vuelta y parada como si nada!

XX: ¡Tiene que contar lo que ha pasado!

Camila: -retrocedió un poco y tembló de asco, quería quitarse la sensación del abrazo de su padre-

¿Debería contar todo desde el principio, padre? –William se descompuso por completo, la sonrisa en
el rostro de la muchacha se detuvo antes de aparecer, no podía revelar sus intenciones, ni la verdad
de su ausencia. Al comprobar que el duque sí temía, continuó- Pues que el mundo sepa por qué he

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desaparecido entonces, padre.

"¿Paso número dos? Contarle a todo el mundo el supuesto secuestro. Lauren de este siglo ¿dónde
estás, querida mía?" pensó la morena para darse la valentía de la que creía carecía.

William Cavendish tuvo la sensación de que no podía subestimar a su hija. ¿O sí?

Capítulo 42

Todos estaban expectantes ante las palabras que Camila Cavendish pudiera decir, la explicación ante
el mes que estuvo desaparecida era mucho más interesante que una conversación política en la mesa
de aquel comedor. Sin embargo, Camila sabía cómo y dónde hablar. Invitó a su padre y a otra
importante figura de la política inglesa a un salón pequeño donde pudiesen conversar a gusto,
después de aquello podrían hacer un comunicado al resto de las personas, no tenía ganas de
arruinarle el almuerzo a nadie con sus historias.

Caminó erguida y distinguida, en ningún momento perdió la compostura, mientras detrás la seguían
aquellos hombres que apenas podían hablar de la sorpresa. ¿Cómo después de tanto tiempo ella
podía mantener la calma? De seguro el relato a continuación daría una explicación lógica.

Camila: Muchas gracias Janice, puedes retirarte. –Le susurró a una sirvienta que llevó una bandeja de
plata con tazas de porcelana para el té. Si había fingido en el siglo 21, podía fingir ahora, así que con
la experticia que tiene una actriz, la inglesa cubrió su rostro en un manto de angustia que fuera acorde
a sus palabras- No puedo esperar a que mi madre despierte de su desmayo, así que puedo contarles
a ustedes lo que ha pasado, les diré por qué estuve tanto tiempo fuera de casa. –William se acomodó
el cuello de su ropa, de pronto hacía más calor de lo normal- Esa noche caí sin explicación aparente
desde el tercer piso de esta mansión, perdí el equilibrio. Supongo que eso han contado. ¿No?

William: Pues sí y tengo a todo el mundo de testigo. ¿Podrías decirnos hija mía cómo despertaste,
dónde y por qué has estado fuera un mes? Te extrañamos tanto, fue una locura.

Camila: -Contuvo las ganas de gritarle porque en el fondo el hombre que tenía frente a ella no
celebraba que hubiese aparecido- Caí en la fuente, el agua amortiguó que cayese contra el suelo.
Cuesta creerlo, pero no me sucedió nada grave, perdí la consciencia y cuando desperté tenía la
cabeza cubierta con un género, escuché voces masculinas todo el tiempo y muy pocas veces pude ver
algo con luz, nunca supe donde estuve todo este tiempo, pero seguramente fue muy lejos, porque sus
acentos no eran de este lugar del país. Fue ayer que desperté en un granero, al parecer me
abandonaron en ese lugar. De lo único que estoy segura es que no han abusado de mi persona de la
manera que pueden imaginar. –William estaba rojo de ira, aunque con esa declaración las cosas en él
se calmaron, era un hombre enfermo y aunque Camila fuera su hija, no toleraba la idea de que otro
hombre tuviese la oportunidad de lograr lo que él no podía- Los campesinos de ese sitio me cuidaron y
me trajeron hace una hora. He sido secuestrada, no sé bajo qué razón, pero esa es la historia, puedo
parecer tranquila, pero me siento muy débil, asustada y no quiero que eso vuelva a suceder.

XX: Haremos averiguaciones para saber quién ha estado ofreciendo algún tipo de recompensa por
secuestrarle, y con qué propósitos. ¿Necesita ayuda?

Camila: No señor, muchas gracias. –Agachó la cabeza con cortesía- Sólo quiero que todo el mundo
sepa que he vuelto y que me encuentro bien gracias a nuestro señor allá en las alturas. -El hombre

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con peluca blanca salió de allí afligido, era una lástima que tan bella señorita hubiese sufrido los
infortunios del destino.

La muchacha sintió el ácido subir por su garganta cuando ella y su padrastro se quedaron solos en
aquel salón, no quería preguntas, tampoco quería que le hiciera mención de su abuso antes de
desaparecer de este mundo, menos que la tratara de mentirosa. Por su bien tenía que quedarse
callada y no ser violenta para que su vida no corriera peligro antes de lo previsto, no quería completar
su misión en este siglo sin haber tenido el placer de conocer a Lauren.

William: -se inclinó sobre el asiento cubierto de género dorado- ¿Por qué tus palabras han sonado tan
autómatas?

Camila: Disculpe usted, padre, por darle una impresión no correspondida, sin embargo, no me pida
más, no me siento bien y sí, estas palabras las he ensayado para decir algo coherente sin perder la
razón por el miedo y la pena que siento.

William: Suenas valiente. –Entrecerró los ojos, las palabras fueron pronunciadas con tanta gracia que
podía sentir la lengua arrastrarse por su paladar- Sin embargo, tendré que poner a alguien que cuide
de ti. ¿Qué pasa si eres secuestrada de nuevo? ¡Se cayó el mundo cuando se supo la tragedia de los
Cavendish! Incluso la reina ha preguntado por ti. Ten más cuidado con tu integridad.

Camila: -agachó la cabeza, le dolía la garganta y tenía deseos de vomitar, el deseo burdo en sus ojos
azules no había desaparecido- Padre, dispénseme, pero voy a retirarme, tengo que abrazar a mis
hermanos, a los criados y a mi madre. Necesito entender que he vuelto y prepararme para lo
alborotados que se volverán estos días tras mi aparición.

Cuando la muchacha cerró la puerta, William Cavendish cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás.
La aparición repentina de su hija desestabilizó la tranquilidad que llevaba desde que la había creído
muerta, pero cuando cruzó esas puertas con el poder en sus ojos oscuros, supo que no era la misma.
Tal vez el secuestro modificó su personalidad tan sumisa, quizás en serio debería

tomar cuidado al momento de interactuar con ella o aproximarse a cualquier intento de acabar con lo
que nunca concretó en su cuerpo. Sus dientes empezaron a rechinar. ¿Cómo sacarle provecho a
esto? No podía atormentarla con reuniones y presentaciones de sociedad para darle la bienvenida,
pero tampoco le daría todo un mes para componerse del accidente, había un hombre esperando por
ella.

.............

Jueves 1 de enero 2015, Los Ángeles, Estados Unidos.

De brazos cruzados estaba mirando la pantalla del LED que tenían en la sala de estar, escuchando
como sus hermanas menores se paseaban para preparar el desayuno. El reloj de madera en la pared
indicaba que eran las 11:40 de la mañana y quizás hasta se habría despertado más tarde, sin
embargo, anoche en la celebración, no se quedó tanto rato despierta, poco y nada podía comer lo que
normalmente la gente ingiere, pensar en un asado era ilusionarse con alcanzar el cielo.

Silvana: ¡Oh Dios! Cámbiale al E entertainment, por favor, por favor. –Chilló la muchacha de 18 años a
su lado, tenía su teléfono en la mano- Por favoor.

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Insideofmysoul
Camila: Está bien. –Murmuró con una pequeña sonrisa, si no fuera por sus hermanas, si no fuera por
sus padres y Shiyoon ya habría intentado quitarse la vida. Con pereza estiró su mano y con el control
la cambió al canal de espectáculos que tanto les fascinaba a las adolescentes- ¿Qué quieres ver?

Victoria: ¡Es la mujer más hermosa del mundo por Dios! Mi heterosexualidad se va a la mierda cuando
se trata de ella. –Al igual que su melliza, se sentó a un lado de la morena para contemplar la belleza
de la persona a la que se referían.

Todo sonido fue pasando a segundo plano, un escalofrío recorrió la columna de Camila por completo.
¿Por qué la boca se le secaba? La mujer en la televisión sonreía de una manera tan exquisita, que sus
mejillas se sonrojaron, siempre le había parecido una arrogante de mierda como decían las malas
lenguas, sin embargo, no podía negar que era la mujer más hermosa que había visto, enamoraba a
hombres y mujeres y que estaba en las portadas de todas las revistas del mundo. Tenía el cabello
despeinado, una blusa blanca, pantalones y chaqueta negra. Estaba en un estudio donde hablaba
sobre lo que sería su próxima película y aunque la entrevista había sido a principios de diciembre, lo
transmitían ahora, porque la nota hablaba sobre los estrenos más esperados para ese año.

La sensación de angustia en su pecho se intensificó más, esa fuerza que comprime los músculos que
subía hasta tensarle el cuello y la mejilla derecha. Respiraba de manera lenta y como las corrientes de
aire iban y venían, no pudo evitar abrazarse a sí misma y a su delgado cuerpo. Sintió ganas de llorar,
tanto así que quería pararse y encerrarse en su habitación. ¡¿Qué demonios le estaba pasando?!

Silvana: Camila, te has puesto pálida. ¿Estás bien? ¿Tienes deseos de vomitar? –Aunque le hablaban
era imposible responder, era como si su alma y todo su cuerpo quisiera contemplar la entrevista de la
famosa modelo y actriz Lauren Jauregui. Ni siquiera era fanática de la mujer aquella y muchas veces
pasó de largo cuando vio una imagen suya. ¿Por qué tenía que estar así?- Es mejor que bebas un té.

Camila: Estoy bien, estoy bien. Sólo es mi ánimo inestable. –Susurró después de que la entrevista
terminara. Llevó una mano a su pecho para calmar esa sensación fuerte de angustia que apretaba sus
músculos- Me quiero ir a acostar. Por favor.

Silvana: No, eso no es lo que te pasa. Ven para acá. –Sin pedirle permiso la abrazó, sólo aquel
pequeño contacto fue suficiente para que toda la aflicción que día a día se estaba acumulando en su
ser, saliera a flote.

La morena apretó sus ojitos y labios, comenzó a quebrarse en sollozos que terminaron en llantos
exagerados, sus hermanas se miraron preocupadas con sus ojos húmedos. Su hermana se negaba a
asistir a un psicólogo, con suerte iba a terapias para subir de peso y controlar sus ejercicios, pero en
cuanto al tema mental, estaba muy cerrada a recibir consejos. Shiyoon era la fuente de consejos y un
soporte tremendo para ella, si estuvieron juntos en la terapia para superar el consumo de drogas,
estarían juntos en esto también, para que no cayera de nuevo.

Camila quería desaparecer, aun no superaba el impacto por verse tan delgada, aun no superaba el
hecho de perder cinco meses de su vida, aun no entendía la pena que estrechaba su corazón, si no
llegaba una salvación pronto, terminaría por hundirse en un hoyo negro sin retorno alguno.

No era la única que se sentía sola, no era la única que tomaba decisiones equivocadas.

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...............

27 de mayo de 1710, Exeter, Inglaterra.

Tan rápido como la peste, la noticia de su aparición se había esparcido. El condado y gran parte de
Inglaterra sabía que Camila Cavendish había sido secuestrada y que un 8 de mayo volvió a la mansión
donde pertenecía. No había otra cosa de la que se hablara, pues siempre una conversación u otra
terminaba en el secuestro de la hija del segundo duque de Devonshire y los planes que había tras sus
captores.

Muchos se compadecieron de ella y lamentaban las atrocidades que le habrían hecho en su ausencia,
pero como el relato iba de boca en boca, comenzó a distorsionarse y existían distintas versiones, hasta
habían dicho que estaba embarazada de uno de los hombres que la habían capturado y que le pondría
Benjamin. ¿Cómo podían inventar semejante barbaridad?

Los días fueron pasando rápidamente y por supuesto William Cavendish estaba contento, la empatía
del pueblo hacia su persona había aumentado con los relatos y el hecho de que Camila hubiese
sufrido siendo secuestrada. La ansiedad de los ingleses, especialmente los de Exeter, creció conforme
pasaban los días, porque sabían que tarde o temprano saldría la muchachita de la

mansión, querían ver su cara. ¿Tendría golpes evidentes? ¿Labios y párpados violáceos?

¿Magullones? ¿Su cabello habría perdido el brillo o la forma?

Para que no se hablara más de lo debido, más de lo que sí era real y para que no rondaran personas
impacientes afuera de la enorme propiedad de los Cavendish, William anunció que Camila aparecería
en sociedad, pero lo haría con quién correspondía y con quién estaba comprometida desde hace años.
Sí, hoy al fin después de tanta espera, Camila Cavendish tendría el encuentro frente a frente con
Aaron Warwick. El pueblo entero se llenó de júbilo. ¿Se aproximaba una boda en la nobleza? ¿Serían
la pareja más querida de la sociedad británica?

En su habitación Camila se miró al espejo de pies a cabeza, incluso estando ya más de dos semanas
en el siglo 18, le costaba asimilar que no habría camisetas de colores, ni jeans o pantalones cortos
para mujer. Tenía un peinado que dejaba algunos mechones de su cabello negro caer alrededor de su
rostro, tenía que acostumbrarse a maquillarse con lo que existía en su época, volver a los hábitos de
limpieza del siglo 18, a limitarse en deseos o entretenimientos que en este tiempo aún no habían sido
inventados. ¡Le costaba demasiado! Un golpe en la puerta la sacó de su trance, bastó con un "pase"
para que una señora de no más de 50 años le dijera que el carruaje la estaba esperando.

Cuando bajó las escaleras y caminó por las estancias de la enorme mansión, pensaba que era
imposible librarse de este encuentro. Tanto tiempo deseó conocer al millonario, deseado y apuesto
Aaron y en cambio ahora sentía náuseas de sólo imaginarse en los brazos de un hombre y no en los
de la mujer que amaba. Los carruajes siguieron su camino por la ciudad para llegar a la mansión de
los Warwick, tan bella y grande como la suya, una propiedad que podría ser casi un palacio.

En ocasiones tuvo que calmar la ansiedad de los ingleses en su camino, abriendo la cortinilla del
carruaje para saludarlos con una sonrisa educada y agradecida por su interés. Las manos le
empezaron a sudar, el corsé bajo su vestido apretaba su tórax, elevaba sus pechos, y le impedía

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respirar para calmarse y tomar oxígeno como se debía.

Habría cientos de personas en la fiesta de los Warwick, que esperarían por su llegada. ¿Qué consejo
tomaría para no desplomarse frente a esos ojos? Tras media hora llegaron a su destino, el carruaje se
detuvo y el ruido de conversaciones, violines y cánticos de parejas, se podía sentir muy fuerte.

Camila: Perdóname Lauren, perdóname por favor. –Susurró con deseos de llorar, al conocer a Aaron
iba a fallarle a la mujer que amaba y a quién extrañaba con toda su alma. La puerta se abrió, viendo
tan sólo la mano del cochero que le ofrecía gentilmente para bajarse de allí- Es ahora o nunca.

En un salón bastante amplio de aquella mansión, un grupo limitado de diez personas, cinco hombres y
cinco mujeres, bailaban contradanza estilo cotillón, ritmo originado en Francia diez años atrás. El grupo
reía lleno de júbilo porque el ritmo era contagioso. Los músicos y sus instrumentos se apostaban en
una esquina, ellos bailaban al centro, mientras otros comensales observaban curiosos para aprender
el ritmo y los pasos de aquello. El baile cotillón era una de las muchas contradanzas donde los
participantes se juntaban para presentarse socialmente, así como para coquetear con los otros
bailarines mediante el intercambio de parejas, como estaba sucediendo ahora.

Estaban tan centrados en la danza que les costó darse cuenta de cómo poco a poco los invitados se
estaban alborotando por algo que sucedía afuera.

Una criada que cubría su rostro con un paño atado tras su nuca, le ofreció una bandeja para que
escogieran un postre a un grupo de muchachas que comentaban cursilerías entre sí. Estas se negaron
cuando también se dieron cuenta de que algo interesante estaba pasando afuera de la mansión, nadie
quería perdérselo. Con esos ojos misteriosos que caracterizaban a la muchacha, ésta se quedó
apoyada en un pilar de mármol del salón, mientras el resto salía a tropezones, incluso algunas mujeres
se cayeron contra el suelo, porque sus vestidos pomposos fueron pisoteados.

Mientras tanto, Camila observaba con las mejillas sonrojadas como el respetable Scott Warwick le
daba un saludo con un asentimiento de cabeza. Sus ojos azules escondían ansiedad, secretos y
planes que seguramente ya tenía para ella. ¿Por qué no le daba confianza? Su voz ronca con el
característico acento de la nobleza se elevaba por sobre las demás para hacerse notar, todos tras él y
alrededor estaban con una mano en la boca o en el pecho de la sorpresa. ¡La bella Camila Cavendish
estaba aquí!

Scott: Bienvenida señorita Cavendish, créame que es un placer para mí y mi familia tenerla al fin es
nuestra propiedad, señor William, señora Rachel. –Miró a los padres de la muchacha, uno a cada lado-
Han criado a una bella dama.

William: Camila es el orgullo de nuestra familia y para nosotros es un placer también estar aquí. Al fin
después de tanto tiempo, nuestros hijos van a reunirse como lo hemos prometido desde hace años.

Scott: -Miró hacia atrás, tras escuchar suspiros y murmullos supo que se acercaba su amado hijo-
Señorita Cavendish, quiero que conozca a su futuro esposo, mi hijo, Aaron Warwick.

Cuando se hizo a un lado, la mandíbula de Camila cayó lentamente, el pecho le dolía con cada latido
de su corazón y no era en un buen sentido. Ese cabello castaño oscuro, ojos verde azulados,
mandíbula endurecida, alto y distinguido. ¡No podía ser! ¡Liam era Aaron en el siglo 18! Perdió el

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equilibrio y se afirmó del brazo de su madre para no caer. Lo que el inglés tomaba como una respuesta
positiva a su presencia, era del todo negativa, la morena no estaba cayendo rendida a sus pies como
todas las mujeres de este condado, al contrario, quería huir y llorar.

Camila: Oh Dios mío, Liam. -Murmuró entre dientes.

Aaron: Bienvenida a mi hogar, señorita Cavendish, he ansiado este momento desde que supe que
nuestras vidas estaban destinadas. –Sostuvo delicada mano de Camila y besó el dorso de esta,
deleitándose con la suavidad de su piel- Me presento ante usted, soy Aaron Warwick, a quién nuestra
querida y respetada reina le ha otorgado el título de vizconde, soy abogado y me ejerce tanto en la
política como en las leyes.

Camila: -tenía la boca seca, estaba perdiendo el color de sus mejillas, su acento y su manera de
hablar era totalmente diferente a la del hombre que ella conoció en el siglo 21, había algo que no le
gustaba- El placer es mío.

Aaron: De verdad he estado esperando este momento, recibí una pintura de carboncillo de usted y su
belleza es innegable. –La morena miró con las cejas fruncidas a su padre. ¿Quién más que él se
habría quedado con la pintura? ¿Quién más que él la había entregado?- Si lo desea, me gustaría que
entrase conmigo a la mansión y disfrutemos de la fiesta que mi familia ha efectuado en su honor.

Con un nudo en la garganta sostuvo el dorso de la mano de Aaron y con él entró a la mansión. Muchas
personas, especialmente mujeres, miraban la escena con celos y envidia. ¡Todas querían desposar al
millonario y famoso Aaron! Pero claro, él no tendría algo menor que la famosa hija del duque William,
ella era una Cavendish, hija de una de las familias más poderosas del país.

Camila detestaba ser el centro de atención a diferencia de las mujeres de su estrato, le daba
vergüenza que personas con una falsa sonrisa le dieran su bendición y felicidad por estar de vuelta,
cuando en el fondo querían conseguir algo. ¿Qué mejor que codearse con la nobleza?

Aaron: Me han dicho que tocas el piano de forma increíble. ¿Tocarás alguna pieza para mi familia y
para mí? -La miró fijamente, dejando los formalismos de lado.

Camila: Perdóneme señor Warwick, pero no me siento en condiciones adecuadas para realizar lo que
me pide, quizás más adelante pueda hacerlo.

Aaron: -sonrió con arrogancia- Tendremos toda una vida por delante. –Tras darle una mirada lasciva,
miró hacia un rincón y con una seña mandó a llamar a alguien- ¿Deseas beber algo? Hay postres
también.

Camila: Postre, postre estaría mejor. –No podía evitar sentir incomodidad al lado de Aaron, tenía que
hacer el esfuerzo y recordar que no era Liam el que estaba hablando con ella, sino un vizconde
arrogante, guapo pero arrogante. Pensando en el siglo 21, era como si el destino le hubiese hecho una
mala jugada, si él había nacido de nuevo, entonces significaba que tampoco sería feliz. ¡Porque estaba
comprometido con ella!- Liam, Dios mío... si hubiese sabido. -Quería llorar. ¡¿Por qué las cosas tenían
que ser así?!

XX: Con su permiso. Aquí tiene una variedad de... -Al escuchar esa voz, con otro acento, pero la
misma voz, Camila alzó el rostro con el corazón latiendo demasiado rápido. Fue cosa de segundos

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para que ambas se miraran sorprendidas, lo suficiente para que la criada tropezara. ¡No podía ser!

Aaron: Eres una... -Por suerte ninguno de los postres había caído y Aaron se contuvo antes de
insultarla- ¿Cuál deseas comer?

Aunque la criada tuviese la mirada ahora hacia abajo y no permitiera que apreciara su rostro, fue
suficiente para que Camila se diera cuenta de que sí, el destino había sido un desgraciado desde el
principio con ambas. Aaron no entendía porque la muchacha tenía la cara de shock, ni tampoco el por
qué no le respondía. Su barbilla le temblaba.

Camila: Lauren. –Susurró angustiada y tan llena de amor, dejando sin aire a quién se convertiría en su
otro destino.

Capítulo 43

La criada alzó la vista hacia la mujer que pronunciaba su nombre con tanta delicadeza que provocaba
a su corazón taciturno. ¿Cómo era posible que Camila Cavendish supiera su nombre?

¿Cómo era posible que su corazón estuviese palpitando con tanto júbilo? Su voz, había olvidado

aquella voz tan dulce y educada, que sólo la señorita Cavendish poseía. Sus ojos oscuros no la
observaban con la misma empatía de aquella ocasión en la que le ofreció su paño cuando el carruaje
la pasó a llevar, esta vez había melancolía y algo especial. Frunció el ceño, pero cuando se dio cuenta
de que si seguía en silencio provocaría la ira del señor Warwick, tosió y retomó el único papel que le
correspondía, el de una criada.

Lauren: Tenemos fresas con una salsa de caramelo, helado de vainilla y tortillas con miel. -El silencio
de la inglesa la terminó poniendo más nerviosa de lo que estaba, miró a Aaron, pero este observaba
extrañado a Camila. ¿Por qué la miraba tan fijamente?- Disculpe.

Camila: Fresas con caramelo. –Sostuvo el vaso de vidrio que estaba en la bandeja- ¿Quién lo ha
preparado?

Aaron: -Por supuesto que tomó la palabra, pero antes de responder le dio una severa mirada a su
criada- Puedes retirarte, anda a trabajar.

La ojiverde agachó la cabeza y sin observar a Camila, se dio la vuelta para perderse entre todas las
personas que habían asistido al baile. ¿Por qué observar ese precioso rostro femenino era tan
imposible? Tenía, una vez más, que recordar su lugar en esta mansión para sobrevivir.

...........

Camila Cavendish agachó la cabeza con cortesía, al igual que el hombre que tenía frente a ella, Aaron
Warwick. Un grupo de 18 personas, hombres y mujeres, estaban apostados en dos filas paralelas
mirándose con diversión y alegría. Al igual que el baile pasado, los músicos seguían tocando en una
esquina sus instrumentos, mientras muchos de los invitados observaban apostados alrededor la
escena. ¿Qué sería más agradable y curioso que ver a la nueva pareja tener su primer baile juntos?
"English Country Dance" era popular en Inglaterra y madre de otros bailes como la contradanza.
Camila Cavendish no se había olvidado de los bailes de su época, menos de dar los giros

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correspondientes entre las parejas a su lado y mucho menos de no quitarle la vista a su pareja.
Aunque todos danzaban y aplaudían al ritmo, ella no podía llenarse del júbilo del baile, el aire
arrogante que emanaba Aaron era muy fuerte, dejar de comparar a Liam con Aaron era imposible.

¿Cómo pudo, en su vida pasada, ser tan desagradable? Y eso que apenas llevaba conociéndolo una
hora, la vida podía traerle realmente muchas sorpresas en esta época.

Aaron: Cuidado, preciosa. –Susurró porque en un giro la muchacha tropezó con otra chica, estaba
distraída en sus pensamientos- Bailas muy bien.

Camila: La señora Doyle, mi institutriz me ha enseñado todo tipo de cosas para ser una señorita digna
de mi clase, el baile es sólo una parte de ellas.

Aaron sonrió gustoso, la muchacha tenía personalidad y eso le gustaba, un desafío más. ¡Un placer!
Sabía que todos los ojos del salón estaban apostados en ellos, así que con mayor entusiasmo hacía
todos sus saltos y giros de la coreografía. Warwick gustaba de ser el centro de atención en donde
llegase.

La morena observó sus manos y las chocó como parte de la coreografía, pero el único deseo que tenía
era salir de este salón y tomar aire fresco. El calor de la gente y las velas la estaban sofocando. Como
si la hubiesen escuchado, la música fue finalizando, ella en una última vuelta volvió a su lugar y
agachó el rostro para terminar. Necesitaba estar sola, pero era evidente que su compañero no
pensaba lo mismo, además le quedaban cientos de personas con las que presentarse, era parte del
protocolo.

Camila: Se me ha olvidado algo en el carruaje, dispénseme señor Warwick, pero iré en busca de ello y
volveré a la mansión.

Aaron: Como verás, mi hogar es enorme y varios salones están habilitados para la fiesta, perderte
sería muy fácil.

Camila: –Entrecerró los ojos un poco molesta, era consciente de que él no la trataba de "usted" como
usualmente se hacía en la sociedad a la cual pertenecían- No se preocupe, en cuanto regrese
preguntaré por usted y me indicarán donde se encuentra, permiso. –Agachó la cabeza antes de dar
media vuelta y caminar entre las personas para buscar una salida próxima.

Cuando salió a la intemperie, el aire fresco golpeó su rostro lo justo para hacerla reaccionar. Un nudo
apretaba su garganta, pero no quería que la vieran llorar, no quería mostrarse débil ante otras
personas ni mucho menos dar de que hablar. Miró hacia todas partes y cuando se dio cuenta de que
mucho más allá estaban todos los carruajes apostados, decidió caminar hasta ahí. A medida que
caminaba, miraba el cielo y todas las bellas estrellas del firmamento, tenía tanta pena, que apenas
podía respirar, era increíble lo extraña que se sentía en su propio siglo. Todo la abrumaba, desde la
forma de hablar de las personas, hasta las inevitables comparaciones sobre la manera en la que se

hacían las cosas, la tecnología del futuro no existía en ese tiempo. Parte de su ser se había
acostumbrado a Estados Unidos y a la presencia de Lauren Jauregui.

"Oh mi vida, te extraño tanto" sollozó apretando sus manos, su calor, su perfume, su sonrisa coqueta y

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esos ojos, la última imagen de ella antes de desaparecer. ¿Qué estaría haciendo?

Camila: Nada, aún no ha nacido para mí. -Susurró desesperada, antes de ver a alguien entre unos
carruajes tosiendo compulsivamente- Disculpe, ¿necesita ayuda? –Como si su voz hubiese sido el
alivio que buscaba, la mujer terminó de toser y se volteó hacia ella- Usted... ¿Qué hace aquí?

Lauren: -agachó la cabeza, tímida, por suerte no se había quitado el paño que cubría su rostro- Estoy
ayudando a limpiar los carruajes, señorita Cavendish. –Apretó su mandíbula, por su tono de voz y la
manera en la que evitaba su mirada, era obvio que había sufrido maltrato de algún tipo-

¿Necesita algo?

Camila: -Sonrió levemente. ¿Por qué la Lauren del pasado le producía algo de ternura?- Sólo una
plática amena que calme a mi corazón afligido. ¿Gusta acompañarme a caminar?

Lauren levantó de inmediato el rostro hacia la hija del duque, por sus palabras. ¿En serio le estaba
hablando a ella? ¿En serio le pedía a alguien tan "poca cosa" como ella, que la acompañara?

Camila aprovechó de observar sus ojos verdes, aun siendo de noche podía ver destellos y marcas en
ellos, maltratos, esfuerzo, lucha. Eran expresivos a su manera, eran bellos tal como los de su
reencarnación 300 años más adelante, podían ser de distinta época, pero en sus ojos, de alguna
extraña manera, pudo ver que compartían la misma alma.

Lauren: No quiero sonar imprudente, señorita Cavendish, porque su compañía debe ser una bendición
para cualquier persona. –Las mejillas de la inglesa se tiñeron de rojo- Pero sólo soy una criada, la
criada de su futuro esposo y no creo que sea adecuado que me vean conversando con usted.

Camila: –"Aaron ejerce presión psicológica" pensó de inmediato- No se preocupe, nadie nos vera. -
Lauren miró hacia ambos lados, los carruajes estaban todos en fila, muy al fondo del terreno donde
sólo algunas antorchas estaban encendidas- Sólo serán unos minutos.

La ojiverde ladeó el rostro y luego de pensarlo un buen rato, asintió. ¡Qué lamentable que fuese tan
poco comunicativa con otras personas! Hablaba muy poco, sólo con su amigo en la otra casa donde

trabajaba era capaz de expresarse mejor. ¿Qué podría decir frente a alguien tan importante como la
señorita Cavendish? ¿Qué temas de conversación podían tener dos personas de mundos paralelos?

Lentamente caminaron entre los carruajes, todos los cocheros estaban dentro comiendo algo para
llenar sus estómagos, las fiestas de las grandes familias eran hasta muy tarde. Lauren se sentía
nerviosa, casi no tenía contacto con una mujer, además Camila Cavendish era preciosa en todos los
sentidos, realmente no quería ser el hazmerreír de ella.

Lauren: Lindas estrellas. –Cavendish sonrió, la Lauren del pasado era tímida tras su paño, la del futuro
se caracterizaba por tener un manejo fácil en público. La simpatía hacia ella iba aumentando.

Camila: En efecto, la vista que nos dan es sublime, me llena de esperanza para el futuro. A veces me
pongo a pensar que las estrellas son privilegiadas, ellas han sido testigo de tantas historias en la tierra.
Es como si... es como si observándolas, pudieran transmitirle el mensaje a otra persona. –Lauren no
respondió, simplemente asintió sin quitarle la vista a esos preciosos ojos oscuros que miraban el

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firmamento- Disculpe si sueno imprudente, pero desconozco su apellido.

Lauren: -"¿Y cuando supo mi nombre?" pensó sorprendida- Lethood, me llamo Lauren Lethood,
señorita Cavendish. No creo que sea importante saber de mi persona, sólo soy una simple criada, una
campesina, de hecho. –Apretaba sus manos, no era consciente de que Camila anhelaba estar a su
lado para conocerla en todos los sentidos. ¡Era la vida pasada de la mujer que amaba!- De hecho, creo
que no merezco habar con alguien tan importante como la hija del duque.

Camila: Discúlpeme señorita Lethood, pero en eso se equivoca. –La miró de arriba a abajo, sus
vestimentas eran sencillas, pero incluso dentro de su sencillez, incluso bajo el paño que cubría su
rostro, era hermosa- No soy partidaria de que los criados sean mirados en menos o hacia abajo,
nuestro dinero o la falta de este no nos puede definir como personas. -Tuvo la tentación de abrazarla,
pero se contuvo, no era Jauregui, era su vida pasada, no estaba acostumbrada a ese tipo de contacto-
Además, usted me supera en porte, será imposible mirarla hacia abajo.

Lauren no sabía cómo reaccionar, si reírse por su chiste o salir arrancada porque Camila Cavendish
era la primera mujer aristócrata que le hablaba con tanta empatía. Al final su cuerpo reaccionó solo y
terminó sonriendo de lado bajo el paño que la cubría.

Lauren: Muchas gracias, señorita Cavendish. –Apenas soportaba mirarla a los ojos, su corazón
bombeaba como el de una chiquilla enamorada y eso le asustaba- Pero usted es la única en Gran

Bretaña que piensa de esa manera. -De golpe la inglesa perdió el color del rostro, al punto de
asustarla. ¿Se desmayaría? Pero antes de que pudiese hablar, ella misma lo hizo.

Camila: ¡Aquí está! –Murmuró alegre mientras se agachaba en el suelo- Dios, era esto, si no hubiera
sido por usted no lo habría encontrado.

Lauren: -La miró desconcertada- ¿A qué se refiere?

Aaron: Me preocupó su ausencia, señorita Cavendish. –Su tono autoritario hizo que Lauren volteara
sobre sus pies- No sabía que podías estar con una de las criadas de mi familia.

Camila: La señorita Lethood sólo me ayudaba a buscar mi anillo porque se lo he pedido, es un


obsequio de mi abuelo, el primer duque de Devonshire. No hubiera sido bueno que el mundo se
enterara que perdí una pieza en su fiesta, la gente desconfiaría. -Warwick asintió convencido, la
presencia de Lauren no le importaba en lo más mínimo cuando tenía frente a sus ojos a la bella
Camila- ¿Vamos a bailar? Mis pies extrañan danzar. Buenas noches Lethood.

Sólo cuando Camila estuvo lo suficientemente lejos acompañada por el "niño bonito", ella pudo volver
a respirar, incluso sus ojos verdes estaban húmedos. Alzó la vista al cielo y pensando en las palabras
que ella dijo, habló.

Lauren: Como lo dije la primera vez que la conocí, señorita Cavendish, usted simplemente es un ángel.
–Nunca se había sentido tan feliz en su vida, ni con tantas emociones juntas en el pecho.

¿Quién se la habría enviado? Porque su mirada, su sonrisa y sus palabras sólo podían ser un regalo
de Dios.

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.................

Martes 20 de enero 2015, Los Ángeles, Estados Unidos.

El cielo podía dar respuesta a muchas dudas. Pero por más que sus ojos buscaran algo en las
estrellas, estas no le decían lo que quería, no iba a cambiar de decisión a última hora. Sabía que lo
que iba a hacer iba a cambiar el curso de las cosas o, al menos, iba a atrasarlas. No quería quedarse
en Los Ángeles hundiéndose en su propia mierda, por más que sus amigos y su familia estuvieran ahí
para ella, sería imposible superar la pérdida de Camila Cavendish.

Lauren dejó de mirar el cielo y la luna, para concentrarse en las maletas que había hecho, por suerte
para una celebridad como ella, no la multarían por trasladar sus cosas en exceso, al menos contaba
con un jet privado que le daría la comodidad y el anonimato.

Lauren Jauregui había recibido una oferta en Washington D.C para conducir un programa de TV que
trataba sobre aspirantes a modelos, estos eran novatos e inclusos algunos no tenían ni la apariencia,
ni la personalidad para estar en pantalla, lo atractivo de la apuesta era que durante el tiempo que
durasen aprendieran sobre modelaje tanto física como mentalmente, el lema era "Todos pueden ser
un modelo". ¿Quién mejor que una de las modelos más exitosas del país en este último tiempo? Su
papel no sólo era conducir el programa, también sería juez y estaría presente en algunas clases. Era
algo que le gustaba mucho y le ayudaría a mantener la mente en frío.

Lauren: Perdóname Camila Cabello, pero ni tú ni yo estamos listas para vernos las caras. Detengo las
ganas de buscarte, pero sé que a tu vida pasada, la extraño cada vez más y más. Nuestro momento
será más adelante, cuando haya sanado mis heridas y cuando tú estés en condiciones. -El timbre del
departamento sonó, podía ser el hombre del Transfer encargado de llevar su equipaje- Hola buenas
noche, yo....

Liam: ¿Así que te vas? ¿Así que te vas y soy el último en enterarme? Oh menuda mierda, si no fuera
por ese periódico no me entero de nada. ¡Nada!

Lauren: ¿Vienes a tirarme tus frustraciones en la cara o vienes a despedirte?

Liam: Joder Lauren, te vas al otro lado del país. ¿Y no tienes compasión por tu mejor amigo? A veces
estoy cuestionando seriamente la amistad que tenemos, en el último tiempo has estado tan distante. –
Caminaba por el departamento casi en círculos- Tan fría.

Lauren: Podría decir lo mismo de ti, al menos yo tengo un motivo muy claro y es que Camila
Cavendish se fue. ¿Cómo puedo estar feliz si la mujer que amo no está conmigo? No sé cuándo
vuelva y hay cosas personales que no tienes por qué saber.

Cosas como viajes en el tiempo y reencarnaciones por supuesto, esas cosas nadie podía saberlas,
más que quienes siempre estuvieron relacionados con el asunto.

Sin esperar más palabras u otro tipo de respuesta, Liam tomó dos de las tres maletas que disponía su
amiga para dirigirse al elevador y bajarlas hasta el estacionamiento. Lauren no dijo nada, a pesar

de esa sensación desagradable que tenía cuando lo veía, y de pensar en el conflicto que tuvieron

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ambos con respecto a Camila, era su amigo.

El turco la fue a dejar al aeropuerto, no eran necesarias despedidas con su familia, con Shiyoon u otra
persona, a pesar de los reclamos, había ido a despedirse de cada uno de ellos para evitar que lo
hicieran en este lugar.

Liam: -La miró de arriba hacia abajo con los brazos cruzados- Prométeme que tendremos una
conversación como se debe en alguna ocasión que viajes a visitar a tu familia. Por favor hazlo,
además de eso, creo que no me queda nada más que decirte que espero de todo corazón que te vaya
bien en ese proyecto, aumentará tu éxito en todos los sentidos.

Lauren: -se acercó y sin decirle más que unas pocas palabras, lo abrazó- Gracias Liam, gracias de
verdad. Créeme, necesito salir de Los Ángeles, necesito esto.

..................

"Sus dedos estaban acariciando la mejilla de aquella mujer fría, su marca en el rostro, su mentón sin
vida. Provocaba sus propias lágrimas. El dolor en su espalda era tan fuerte, que el aire era incapaz de
entrar a sus pulmones, sobre todo a estos que se bañaban en sangre, así como todo su cuerpo.
Estaba perdiendo la vista, estaba muriendo. ¿Pero qué importaba? Lo estaba haciendo junto a la
mujer que amaba."

Se sentó de golpe en la hamaca de género azul que tenían en el patio de la casa. Tenía un libro a su
lado, pero no lo había terminado de leer porque el sueño la había vencido. Tocó su frente, su pecho y
allí sintió su corazón latir desesperado con la imagen de su sueño. Nerviosa alzó la vista hacia el cielo
estrellado de aquella noche de invierno, se sentía un poco mejor durante el día, aunque en las noches
la pena y la ansiedad bajaban por voluntad propia y aparecían ante Camila Cabello de muchas
maneras.

Camila: -abrazó su propio cuerpo sin quitar la vista del cielo- A veces me pongo a pensar que las
estrellas son privilegiadas, ellas han sido testigo de tantas historias en la tierra. Es como si... es como
si observándolas, pudieran transmitirle el mensaje a otra persona.

Capítulo 44

Miércoles 21 de enero 2015, Washington D.C

Miró perezosamente todo lo que sus ojos podían abarcar, muebles amplios y costosos, tecnología de
última generación, colores cálidos, y luz tenue. Lo que tenía frente a ella y a su alrededor, era lo que
toda persona conocía como un penthouse en uno de los edificios principales de la capital del país.

Había lujo, comodidad, era espacioso y tenía varios cuartos, baños, una cocina gigante, sala de
juegos, todo. Para ser un regalo del canal estaba bastante bien, pero la alegría no llegaba a su rostro y
mucho menos a su corazón, estaba en esta ciudad para cumplir un sueño que era avanzar en su
carrera, pero sabía que estaba siendo motivada por la necesidad de escapar de Camila Cabello y
cualquier posibilidad de encontrarla.

Miró el reloj en su muñeca, 4 de la tarde, había llegado hace poco, pero no llegó de inmediato a su
"nuevo hogar", se tomó tiempo para firmar autógrafos a los fans en el aeropuerto y tomarse fotos.

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Antes de desempacar, el teléfono que guardaba en su bolsillo derecho, sonó. Reconoció el número,
era de su reciente amigo, Yoon Shiyoon.

Lauren: ¿Hola? ¿Cómo estás Shiyoon?

Shiyoon: Bien, agotado, pero bien al fin y al cabo. Quería saber cómo te sentías en tu nuevo hogar,
acá es la –miró la hora- 1 de la tarde y recién me preparo para comer en la universidad.

Lauren: Estoy bien, en serio que me siento bien en este lugar, porque es todo lo que quiero, el lugar
donde viviré es impresionante y mañana me reuniré con los ejecutivos del canal y el programa para ver
cómo va todo y cuando partiremos para grabar unas escenas en Nueva York, estaremos grabando
entre las dos ciudades, quizás en Delaware también.

Shiyoon: Fingiré que te creo, Jauregui, porque estás cumpliendo un sueño, sin embargo, ya te dije lo
que pienso.

Lauren: Me llamas para regañarme, ¿no?

Shiyoon: No, simplemente para desearte lo mejor, espero no vuelvas a tomar decisiones equivocadas,
porque todo se paga, pero algo mucho más fuerte que eso es el hecho de que del destino nadie puede
huir.

Cuando cortó la llamada, la ojiverde miró su teléfono como si se hubiera tratado de un extraño. ¿Qué
clase de palabras habían sido esas? Por supuesto que el coreano tenía el derecho de hablar o
quejarse, después de todo su mejor amiga estaba pasando a segundo plano y nadie más que él podía
ver el progreso o retroceso en la salud de Cabello.

Las horas se le hicieron eternas, se duchó, comió, vio un rato TV, revisó sus redes sociales e incluso
dejó un video para sus fans, pero aun así sentía que no podía quitarse de la cabeza a Camila.

Cansada de la locura en la que se sumergía, llamó a una de las productoras del programa que tenía su
misma edad, eran muy parecidas de carácter y de seguro no se negaría si le pedía que salieran a un
bar con otros colegas.

No se equivocó, Keana le dijo que sí de inmediato, porque incluso ella estaba aburrida cambiando
canales de TV. Fue así como se cambió de ropa rápidamente, porque pasaría a buscarla, mientras lo
hacía se miraba al espejo y, si bien no se detuvo, no le gustó para nada ver en el reflejo a la antigua
Lauren Jauregui. Sin saber que aquello traería consecuencias.

................

3 de junio de 1710, Exeter, Inglaterra.

Estaba limpiando cuidadosamente el piano que había en aquel salón de la mansión, un salón que
preparaban para la futura esposa de Aaron Warwick, Camila Cavendish. Era tan espacioso que varias
parejas podían bailar allí dentro sin chocar, tenía una chimenea, amplios sillones donde podía leer los
cientos de libros en los estantes pegados a la pared, un candelabro con trozos de vidrio en medio del
techo, el cual estaba pintado con imágenes de ángeles que querían llegar al cielo, y las paredes
decoradas al estilo barroco.

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Suspiró en medio del silencio, ser criada era algo que no le gustaba, pero tampoco tenía más remedio,
no había nacido en una familia rica ni de la nobleza, no tenía conexiones, no tenía pareja, parecía
arruinada desde que sus padres la concibieron. Sin embargo, tampoco podía quejarse, su madre le dio
lo mejor que pudo y todo el amor que una mujer puede brindar a sus hijas, renegar su procedencia era
rechazar todo el esfuerzo que su madre invirtió en ellas. Volvió a suspirar resignada, dejando que sus
dedos tocaran despacio cada tecla del piano para deleitarse con su sonido, si tan sólo estuviese
segura de que nadie rondaba en la mansión, si tan sólo pudiera expresar una pasión oculta.

Se agachó para limpiar la parte inferior del piano, cuando algo blanco sobre salía debajo de este.
Entrecerró los ojos y no dudó en sostenerlo hasta que despacio tiró de él por completo, era un papel
lleno de polvo con algo dibujado al otro lado. Al darle vuelta abrió la boca y por instinto se quitó el paño
que cubría su rostro, sintió sus mejillas arder y su corazón encogerse para bombear después más
fuerte. Era un dibujo con carboncillo de la señorita Cavendish, que tenía la fecha del 5 de abril de 1710
en la base de este, incluyendo su nombre. ¿Cómo había llegado al suelo? ¿Por qué estaba acá y no
en un lugar mejor?

Lauren: -lo admiró unos segundos más, antes de doblarlo y guardarlo en un bolsillo que colgaba de su
cuello- Algo tan hermoso no puede estar tirado entre el polvo. –Susurró tranquila, pero cuando
escuchó unos pasos acercarse, de inmediato se volvió a poner el paño en el rostro. No le gustaba la
idea de que alguien viera su marca- ¿Diga?

XX: Debo comprar provisiones para cocinar durante el día, requiero de sus servicios. ¿Sabe conducir
un carruaje?

Lauren asintió y siguió a la mujer, en esta casa los cocheros no sólo eran eso, también cumplían
tareas de jardinería y limpieza, ella hacía de todo, gracias a las recomendaciones de su antiguo jefe, la
tomaban en serio, y le asignaban tareas que de principio no eran para una mujer y aunque no era
oficialmente una cochera, al menos sabía manejarlos, los caballos eran lo suyo.

No tuvieron problemas en llegar al centro de la ciudad que había crecido lo suficiente los últimos 20
años, estaba provisto de todo, con parques, y pequeñas tiendas, todo al más puro estilo inglés.

Lauren dejó que el caballo frenara frente a una tienda donde la mujer compraría unos cuantos kilos de
carne.

XX: Puedes quedarte aquí, yo volveré en unos minutos.

Lauren: De acuerdo. –Nadie podía dejar el carruaje solo, era precioso, pero también bastante costoso,
los Warwick, así como también todas las familias ricas, no adquirían cosas que cualquier mortal
obtuviera. Lethood bajó del asiento y se acercó al caballo para hacerle cariño en el pelo que tenía
entre sus orejas, casi nunca sonreía, pero un animal inocente y agotado como un caballo, sí le
provocaba una sonrisa y algo de ternura- Después de todo no somos tan diferentes, ambos tenemos
tareas que hacer todo el tiempo. Lamento usarte para llevar el carruaje. ¿Zanahoria? –El caballo

relinchó entusiasmado cuando le dejó una zanahoria en el hocico, quizás era de las pocas que se
preocupaban tanto por un animal que arrastraba un carruaje.

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XX: ¿Señorita Lethood? –Como estaba ocupada, se giró despreocupada hacia la voz que la aclamaba,
pero cuando la observó fijamente, abrió sus ojos tanto como le fue posible.

Camila sintió que le faltaba la respiración, si no fuera por los atuendos y el acento, se lanzaría a sus
brazos clamándola como la mujer que amaba. Sus ojos que estaban expuestos a la luz solar parecían
de color celeste, eran intensos y tenían la misma expresión que la de Lauren Jauregui en ciertas
ocasiones. La tentación de quitarle el paño de la cara era grande, pero no tenía la confianza con
Lauren Lethood, tenía la intuición de que escondía algo en su cara. ¿Una marca de por vida?

Estaba en lo correcto, había una historia de violencia que la dejó marcada no sólo en la piel, también
en el alma y aquello la motivaba a usar algo que le diera seguridad. Después de varios segundos en
silencio, ella volvió a hablar.

Camila: Disculpe que la moleste señorita Lethood, pero he venido al centro de la ciudad para ver
precios de violines, estaba caminando cuando reconocí el carruaje de los Warwick y al verla aquí no
pude evitar desviarme en el camino, sentí que debía saludarla. –Incluso ella hablaba con las mejillas
sonrosadas. ¿Era posible que la Lauren del pasado ejerciera un poder sobre su alma también?

Lauren: ¿Acaso las familias de la nobleza no compran sus instrumentos en viajes que realizan al
extranjero? –Meneó el rostro arrepentida- Disculpe mi atrevimiento, no me corresponde cuestionarla, le
ruego me disculpe.

Camila: Todos en Exeter y en general en el condado de Devonshire, saben que yo soy diferente, no
actúo como una mujer de mi clase. Además, hay una tienda cerca que tiene violines italianos
maravillosos, es una pérdida de tiempo viajar al extranjero sólo por un instrumento. –Lethood no pudo
evitar enarcar una ceja y abrir un poco la boca- Disculpe si le molesta mi forma de expresarme, no
debe estar acostumbrada.

Lauren: -agachó la cabeza- No es eso, señorita Cavendish, sin embargo, no puedo evitar
sorprenderme al escuchar a una mujer de su clase expresarse con tanta elocuencia, mucho menos
frente a una criada, como si fuera cercana. –Al ver las expresiones de Camila, supo que no había
elegido las palabras correctas- No se ofenda, le ruego me disculpe, es sólo que... Una mujer como
usted merece hablar con alguien digna, y yo sólo soy...

Camila: ¿Usted cree que por ser una campesina o una criada no merece mi palabra? ¿Qué por yo ser
la hija del duque sólo debo hablar con la gente de la aristocracia? Lamento decirle que no soy una
divinidad, ni siquiera tengo un ápice de la sangre Cavendish en mis venas. -La miró de arriba hacia
abajo al principio con molestia, luego de unos segundos la miró fijamente, con pena- Le diré una última
vez, no actúo ni actuaré como una mujer de la nobleza, porque me parecen insensatos ciertos
estándares de nuestra sociedad. ¿Es usted la que no desea hablar conmigo? Sea sincera.

Lauren rascó su cabello lentamente, nadie a su alrededor miraba, porque estaban muy ocupados en
sus asuntos. Agachó la cabeza antes de apretar su falda.

Lauren: Si le soy sincera y pido el permiso para expresarme, la verdad es que no sé cómo hablarle a
una señorita como usted. –La muchacha contuvo la respiración- He trabajado toda mi vida con ciertos
estándares y reglas que no puedo quebrar, he trabajado de familia en familia por años y siempre ha
sido igual, asumo tareas destinadas a hombres porque son mejor pagadas y gracias a mi complexión,
fuerza y dedicación me he ganado aquello. A veces con suerte puedo levantar la voz para hablar e

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incluso con las familias más estrictas no podía siquiera mirar sus rostros. La mayor parte del tiempo
trato con hombres, no tengo mucho contacto con las mujeres, así que de amigas ni hablar. ¿Cómo
puedo hablarle a usted con facilidad siendo tan agradablemente diferente? –Camila, que ya sentía sus
piernas temblar, empezó a acariciar al caballo con tanta dulzura, que el animal relinchó a gusto, le
gustaban sus caricias y Lauren obviamente la miraba con devoción- Y si... y si quiere que le siga
siendo sincera, no me molesta que me hable o que se haya acercado a saludarme, creo que es un
acto lo suficientemente noble como para hacerme creer que estoy soñando. –De pronto recordó algo,
llevó una mano a su bolsillo y al comprobar que seguía ahí, sintió alivio.

Camila: Le agradezco su sinceridad, de verdad la aprecio, pero debo irme antes de que mi cochero me
siga, diez minutos sin verme y perderá su cabeza de la desesperación, debido a que fui secuestrada. –
Perdió el hilo de sus pensamientos al ver la hoja doblada que la muchacha le ofrecía-

¿Esto qué es?

Lauren: Un retrato suyo, lo he encontrado en el hogar del señor Warwick. Supongo que debe estar con
usted.

Camila: -al recibirlo sus dedos se rozaron levemente, trató de ignorar la sensación eléctrica cual novela
romántica, pero le fue imposible. Sólo atinó a morderse los labios y sonreír como si le

hubieran dado un regalo de otro mundo- Usted no sabe cuán importante es esto para mí, si pudiera
agradecerle de alguna manera...

Lauren: Soy yo quién le estará agradecida con usted. –Se dio media vuelta para subir al asiento del
cochero, pudo ver que la mujer salía con las provisiones de carne de la tienda. Sin embargo, giró el
rostro para verla- Por haberme dirigido la palabra, le estaré eternamente agradecida por ello.

Camila agachó la cabeza como una pequeña reverencia antes de voltear y caminar hacia el carruaje
que estaba parado tres calles más lejos. Apenas podía caminar, Lauren no se había dado cuenta, pero
su agradecimiento expresado con voz ronca, ese sutil acento escocés y esa sinceridad, la terminó por
desarmar de muchas maneras. No era capaz de darse cuenta de que, aun teniendo dificultad para
expresarse, lo hacía muy bien con ella, que el hecho de estar agradecida le daba una esperanza para
el futuro de acercarse más a ella. Apretó el dibujo contra su pecho con muchas ganas de llorar,
mientras pensaba "Esto, mi amor, esto me servirá en el futuro para demostrarte que viajé en el tiempo,
este detalle, mi vida, terminará en un museo".

XX: ¿Sucede algo señorita Lethood? –Asomó su rostro por el carruaje. No entendía por qué la
muchacha no emprendía camino hacia otra tienda más lejos. Lauren miraba su mano con atención, la
apretaba y la volvía a abrir para ver si podía quitar esa sensación de calor que la consumía en la
palma. Sólo fue un roce. ¿Cómo podía reaccionar así? Aún le ardían las mejillas, aún le latía con
fuerza el corazón. ¿Eso era enamorarse?

Lauren: Es imposible. En todos los aspectos es imposible. –Murmuró con cierto deje de pena, antes de
sostener las riendas y seguir con su deber, tenía que recordar muy bien su posición en la escala de la
sociedad británica, además pensaba que ella sólo le hablaba porque era extremadamente cortés, y no
debía olvidar que era una mujer, era imposible que la señorita Cavendish se fijara en ella.

............

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2015, Washington D.C, Estados Unidos.

Jauregui miró a Keana con una sonrisa cómplice, ella y su grupo entraban gratis al local y por la
entrada VIP, mientras otros que no tenían los contactos ni la fama observaban con admiración a la
famosa modelo y reciente actriz. Hoy Lauren quería divertirse, hace bastante tiempo no salía para
beber y bailar sin que un evento o una premiere estuviesen involucrados.

Las luces de neón verde y azul estaban por todas partes, en los bordes de escaleras, la amplia mesa
del barman, las puertas y otras partes para crear un efecto hipnótico. Un guardia les indicó donde
quedaba el área VIP, en la que tenían su propia pista de baile, barman e incluso mujeres. Todos
parecían entusiasmados con la idea de bellas modelos dispuestas a entretener la noche y sus camas,
pero no Lauren, que asintió con el ceño fruncido.

Como la música estaba tan alta, tenían que gritar por sobre los demás para hacerse escuchar, una
conversación era difícil de entablar. Todo lo que Jauregui veía, parecía estar dentro de una nebulosa
en la cual no se encontraba inserta, la alegría, los choques de botellas de cerveza, esto no parecía ser
su mundo, de hecho, se sentía patética.

Keana: Vamos Lauren, si no bebes tu cerveza, terminaré por tomármela yo. -Como la sección VIP
estaba en un segundo piso, podían ver todo el local desde allí- Muchas personas nos están
observando curiosas, sobre todo mujeres. ¡Somos el centro de atención!

Lauren: Venga. –De golpe bebió la mitad de la botella, estaba acostumbrada a que los ojos de las
personas se quedaran en ella, siempre era cariñosa con las fans, pero ahora no tenía ganas de nada-
Siento que ha sido una mala idea.

Keana: Pero tú no tienes pareja. ¿De qué te quejas? No tienes que darle explicaciones a nadie.
Vamos. ¡Anímate!

Lauren tuvo que disimular las ganas de golpearla por sus palabras, sin embargo, tenía que usar la
cabeza. ¿Quién en este mundo sabía que estaba perdidamente enamorada de una mujer 300 años
mayor y que había viajado en el tiempo? ¿Quién le creería que aun en las noches de soledad
terminaba llorando con el libro de historia pegado a su cuerpo? ¿Quién le creería que Camila
Cavendish reencarnada en Camila Cabello esperaba su ayuda desesperadamente?

Lauren: No debería estar aquí. –Negó, mientras una muchacha de pelo liso, castaño y grandes curvas
se acercó hasta ellas, parecía feliz con haber pescado un "pez gordo" como Lauren Jauregui, modelo,
hija de actores famosos, el centro de atención adolescente.

Keana: Hola preciosa. ¿Necesitas algo? –Acarició su pierna, la muchacha no estaba molesta, al
contrario, pero su objetivo era la candente Jauregui- Mi amiga está de mal humor.

Lauren: ¡Basta ya! –Cansada de todo, de su vida, de las circunstancias, tiró a la muchacha del brazo y
la sentó en su regazo- ¿Es esto lo que estás buscando?

Presionó la nuca de la muchacha para acercar su boca y estrellarla contra la suya, sus manos salvajes
acariciaban toda su espalda, las personas que la acompañaban silbaban para alentarla, pero a medida

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que la besaba le parecía menos desagradable, los besos y las manos frenéticas se volvieron lentas y
apasionadas. No se estaba dando cuenta de que poco a poco ciertas cosas iban desapareciendo de
su cabeza, de su cuerpo. Cuando dejó de besar a la chica sonrió triunfante.

¡Tenía rendida a sus pies a la mujer más bella del local! Keana: ¿Te sientes mejor?

Lauren: -Entrecerró los ojos- ¿Me sentía mal por algo? –Observó a la chica- Yo me iré, definitivamente
tengo un polvo que echar.

Vulgar, atrevida, egocéntrica, por supuesto que había vuelto la antigua Lauren Jauregui, pero a un
precio muy alto. Al punto de perder sus más bellos recuerdos.

Capítulo 45

Washington D.C, Estados Unidos, al otro día.

Respiraba lento, estaba tranquila, se sentía perezosa, pero satisfecha después de una larga y
agotadora noche de sexo. Sí, sexo, pues para ella acostarse con otra mujer no tenía mayor significado
que saciar sus propios placeres y deseos carnales, poco le importaba lo que la otra mujer quisiera y
sus parejas de cama parecían estar de acuerdo con ello. Miró al otro lado y Flabia, ¿o Fabiola? No
recordaba su nombre. La candente brasileña del bar, dormía con la boca abierta, despeinada y poco
glamurosa para alguien que es modelo. Tuvo ganas de reír, pero fue en vano, por alguna razón se
sentía extraña. Tantas mujeres pasaron por una cama con ella y parecía sentirse cómoda con ello, sin
embargo, ahora no, de hecho, no entendía cómo o por qué había tenido ese arrebato de agarrar a la
modelo y besarla hasta calentarse por completo.

Lauren: Así no debería sentirme, sólo tuve sexo y ya. ¿Qué hice de malo? –Salió de la cama con
pereza y arrastrando los pies fue al baño- Tanto alcohol, tanto líquido, mi cabeza explotará. Mierda.

Esa mañana, más bien a la hora del mediodía, la modelo le pidió a la brasileña que se retirara porque
tenía deseos de estar sola. Reclamó, se quejó de la poca hospitalidad que Jauregui le estaba dando,
pero logró librarse de ella.

Luego de dos Ibuprofeno y un vaso de agua, fue hasta la cocina para prepararse algo de comer.
Después de sexo, el hambre y el sueño eran consecuencias inevitables, nada que unas horas de
siesta y unos huevos con tocino no pudiesen resolver. Estaba concentrada, revolviendo tres huevos en
una sartén cuando su cabeza empezó, otra vez, a cuestionar las cosas que sucedían. Sí, había viajado
a Washington para cumplir su sueño de conducir un programa en la TV, ampliar su carrera y gozar
más de su fama, pero ¿por qué sentía que estaba olvidando algo importante?

.....................

Viernes 30 de enero, marcaba el calendario y siendo las 9 en punto de la mañana, estaba en esa
oficina en Washington con productores del programa y ejecutivos del canal "ABC Channel", para
conversar lo que se tenía ya preparado hasta la fecha. Habían tenido que comprar café para todos y
unas donuts de chocolate a modo de desayuno. Afuera caía nieve lentamente, dándole un aire
melancólico al ambiente.

XX: Pues, como todos saben este programa saldrá al aire el viernes 20 de Febrero con el primer

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capítulo, pero nosotros comenzamos a grabar desde el lunes 2 de febrero, o sea en 3 días más.
Llegarán los elegidos para recibir un entrenamiento de gimnasio previo por dos semanas. La idea es
que se vayan conociendo entre ellos y al equipo nuestro también.

Lauren: -bebió un poco de café antes de levantar la mano- ¿Están seguros de que Tyra Banks no nos
demandará? Esto me suena a "America's Next Top Model".

XX: -Los de la producción se rieron- Nuestro programa es más humano, más sensible, todo tipo de
persona entró al casting.

XX: Entonces la cosa será así, –habló un productor- Lauren se presentará el lunes con los
concursantes seleccionados, donde además les hablará de lo que es ser una modelo reconocida,
preguntará sobre las aspiraciones de cada uno y sobre lo que consistirá el programa, los
acompañamos al gimnasio donde un instructor les dará las indicaciones de ejercicios, también los
acompañarán a la mansión donde finalmente se acomodarán los 20 participantes, separados por
hombres y mujeres. Recuerda que tú estarás acompañada por un equipo de grabación solamente

cuando entres a la mansión estudio y cada vez que tengas que darles clases de alguna cosa, pero
ellos viven con cámaras 24/7, esto es un reality show.

Lauren: De seguro me odiarán. ¿Qué ejemplo soy si mis padres son famosos? Dirán que lo tuve todo
fácil.

XX: No se atreverán a decírtelo a la cara, deslumbras al mundo entero con una sonrisa. –Jauregui
sonrío engreída, le gustaban las adulaciones- Sólo como equipo, te pedimos que seas profesional,
confiamos en ti. Si hay una fiesta antes de un día de grabación, mídete.

Lauren: -miró la taza de su café que estaba vacía, todas las veces que salió se acostó con una chica
diferente en Washington D.C, terminó insatisfecha y con resaca- Confíen en mí. –Dijo sinceramente,
todo el mundo esperaba mucho de ella con este programa, en internet ya se hablaba como lo más
anticipado de la TV en febrero. No podía fallar.

XX: Hay veces que tendremos que viajar a NYC porque grabaremos en ciertas locaciones, como
cuando al ganador de la semana se le den días de compras allí o cuando tengamos que fotografiarlos
para ciertas campañas.

Los minutos pasaron rápidamente, estaban hablando de otros aspectos más técnicos del programa,
cuando el teléfono de Lauren sonó en su bolsillo. Al ver la pantalla, abrió los ojos sorprendida. ¿Por
qué su madre la llamaba a esta hora? Luego recordó una cosa, Clara Jauregui había viajado a
Inglaterra para el rodaje de "Lady Susan" y todo lo que esto implicara. Allá debía ser más tarde
entonces.

Lauren: -se paró del asiento y miró a todos- Un minuto, por favor. –Salió al pasillo para conversar en
privado, no le gustaba que escucharan sus conversaciones personales- Mamá, que lindo es saber de
ti. ¿Cómo estás?

Clara: ¿Cómo estás tú? –La modelo se quedó callada, si le era sincera seguramente la terminaría
decepcionando con su actitud pedante, su tono de voz no sonó como siempre, algo había pasado-
Lauren, ¿es verdad que Camila viajó a Inglaterra? –La ojiverde podía sentir algo de ansiedad en su

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forma de hablar, no desprendía dulzura y seguridad característica- Lauren, ¿hay algo de lo que quieras
hablar? Porque no entiendo nada.

Lauren: -trató de ordenar sus pensamientos y sentimientos, su corazón había saltado de inmediato
cuando escuchó ese nombre- ¿Quién es Camila, mamá? ¿Realmente estás bien?

Clara: -Desde el otro lado de la línea se quedó perpleja y pálida, sin embargo, era tanta la molestia que
se salió totalmente de la tranquilidad que la caracterizaba- Lauren, deja de hacerte la idiota y no
juegues con tu madre, no puedo, simplemente no puedo entender como Camila aparece en un libro de
historia. Dios mío. ¡Es una foto de 1710! ¡Es ella! –Estaba asustada y perdiendo el control bajo la nieve
que caía en Londres.

Lauren: -llevó una mano a su tabique nasal- No entiendo de que hablas mamá. ¿Quién es Camila? Por
favor, explícate.

Clara: Es una broma, ¿verdad? Si realmente quieres hacerme sentir mal, lo has logrado de muchas
maneras, Lauren. –Miró el teléfono y cortó la llamada.

Y así por varios segundos, minutos tal vez, la ojiverde se quedó mirando su teléfono sin poder
entender las palabras que habían salido de la boca de su madre, su comportamiento, no entendía
nada. Con un fuerte dolor de cabeza, buscó un asiento donde acomodarse en el pasillo. Por más que
intentó comunicarse de nuevo con su madre, había sido imposible, no contestaba. ¿Quién es Camila?
Su boca se sentía tan bien pronunciado ese nombre entre el paladar y su lengua, pero definitivamente
no sabía quién era.

.....................

Shiyoon entrecerró los ojos al ver que un hombre, que había ido a leer sus cartas, le coqueteó
descaradamente a la gitana. Hace una hora esperaba para hablar con ella, pero desde que salió en las
noticias que su ayuda había servido para encontrar un cuerpo desaparecido, la clientela había
aumentado al doble, no era algo que buscara y de hecho la estaba atormentando, le pasaba la cuenta
horas sin sueño.

¿Tendría que hablarlo después con Sounya? Rubio, alto, fornido con la apariencia del típico chico
californiano, el hombre pasó a su lado dándole un pequeño golpe en su hombro. ¿Qué se creía? Si tan
sólo pudiese aplicar sus conocimientos de artes marciales.

Shiyoon: ¿Sounya? –La muchacha se asomó con un rostro agotado, podía ser, probablemente, una de
las pocas personas que realmente tenía un don, sin embargo, el ocuparlo en exceso la agotaba-

¿Estás bien?

Sounya: Cansada, pero pasa, supongo que vienes a hablar de Camila.

Le sirvió un vaso de limonada antes de acomodarse en un sofá, ambos parecían cansados y cada uno
por un asunto diferente, Shiyoon tenía pruebas importantes en esta fecha en la universidad y la gitana
por asuntos anteriormente nombrados.

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Shiyoon: Sólo quería los consejos de una amiga para ayudar a otra amiga, lo que pasa es que... si
bien Camila descansa, sube de peso, come bien, psicológicamente no se siente así. Tengo miedo de
que caiga de nuevo en las drogas, no quiero que eso pase porque lo viví y es una mierda que hasta
ahora me sigue torturando. –Murmuró desesperado- Estoy haciendo lo posible para que vaya a un
psiquiatra o un psicólogo.

Sounya: -entrecerró los ojos- Sabemos muy bien que un psiquiatra no le va ayudar en lo que necesita,
lo que le provocan sus estados depresivos es la falta de Lauren Jauregui, su alma ha quedado tan
enamorada de Lauren del presente y del pasado, que sin su presencia cae en la aflicción. Sabemos
que Lauren está en Washington y está huyendo de Camila Cabello, de su destino.

Shiyoon: La voy a... –se contuvo, apretó los puños y siguió- Y si es Lauren lo que necesita. ¿Qué
puedo hacer?

Sounya: No puedo darles todas las pistas de la vida, pero –susurró con una mano en la cabeza- sería
muy bueno y conveniente que la última semana de febrero la lleven a un centro de ayuda grupal, al
que tú estimes conveniente.

Shiyoon: -inclinó su cabeza hacia delante y la miró concentrado- ¿Cómo puedo esperar tanto?
Necesita ayuda ahora.

Sounya: Shiyoon, –cerró sus ojos azules un segundo- cuando llamaste a Lauren le dijiste algo
importante, "Del destino no se puede huir", han pasado dos cosas grandes en ella. Y también en su
madre. Tendremos que estar juntos para responder dudas, apoyar en la incertidumbre y la pena.

Pero como dijiste, del destino no se puede huir, la falta de algo hará que ellas dos lo busquen.

Shiyoon: –Si no la conociera se hubiese asustado por adivinar algo en una conversación donde no
estuvo presente- ¿Y si el sacrificio de sus vidas pasadas fue en vano?

Sounya: -dejó una mano en su hombro- ¿Crees que fue en vano? Nada es fácil, nada, pero en los
siguientes días, la vida te dará respuesta a tu pregunta. -No sonreía, pero había paz en su rostro, esa
paz que no sabes cómo interpretar.

Shiyoon: ¿Es difícil saberlo todo? –Ella sonrió mientras le brillaban los ojos.

Sounya: De ti... de ti no puedo saber el futuro, sólo algunas cosas del pasado y presente, no puedo
entrar a tu mente y hablarte. -Ambos rieron, ella resignada, él un poco distraído con sus mejillas
rosadas, sus ojos azules y todas las palabras que había dicho.

Para ellos el destino también estaba haciendo lo suyo.

...........

Londres, Inglaterra.

Clara miraba aquella página del libro de historia con extremo cuidado, se lo habían pasado entre sus
manos para que leyera algunas cosas sobre la historia de Inglaterra 300 años atrás. Era una mujer a la
que le gustaba informarse sobre las cosas que hacía, pero cuando pasó por unas páginas quedó

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congelada al ver una foto de uno de los cuadros más importantes del museo de Exeter, lugar donde
también grabarían. "Camila Cavendish, 5 de abril de 1710" Las facciones, su sonrisa, había que estar
realmente ciego para no darse cuenta de que la mujer en ese retrato de carboncillo era la misma mujer
que había visto con su hija en tantas ocasiones. "Pero si incluso hablaba con acento británico, tenía
modales exquisitos. ¡Sabía tanto de Inglaterra antigua!"

Flashback

Camila: -Como una chispa que enciende una ampolleta, las ideas llegaron a la cabeza de la inglesa.

¡Tenía que pagarle de esa forma!- Más que depositarme en efectivo, quiero que me haga un obsequio,
sé que puede soñar extraño, y espero que no lo cuestione, pero lo deseo con todo mi ser.

–"¡Dilo ahora!" Pensó, era la ayuda más eficiente que podría tener en este momento- Necesito un
vestido inglés del siglo 18, algo muy parecido a los que diseñaron para la película, de esos que ocupan
las mujeres de la aristocracia. Sé que suena extraño y raro, pero yo...

Clara: No me lo cuestionaré, no suena tonto. –Apretó su mano para que confiara en que cumpliría- Lo
haré, hay varios que están ya hechos, puedo mandar a...

Camila: ¿Puede darme uno de esos que ya tiene? Por la contextura de las actrices seguro uno me
queda, es que tengo el presentimiento de que me iré muy pronto.

Fin Flashback

No sabía qué le angustiaba más, si saber que en realidad ella le mintió, el hecho irreal de saber que
compartió con una mujer 300 años mayor que viajó en el tiempo, o la descripción y el motivo por el que
falleció.

Clara: Pero, pero... ¿Por qué ella no la recuerda? –La estaban llamando para una reunión, aunque
bastó que levantara su mano para que le dieran más tiempo. Dios, no. ¡Algo estaba pasando! Sintió
náuseas, esto era jodidamente irreal- A él, a él llamaré. Pero su número... –Tenía, de alguna manera,
que llamar al amigo de Lauren, Shiyoon, el chico de ojos rasgados, quería explicaciones y él era muy
buen amigo también de Camila. ¿Le diría la verdad si se la pedía?- Tiene que haber una explicación
lógica, no puede ser un viaje en el tiempo. No. -Cansada acarició su frente, la vida le estaba poniendo
un reto difícil.

Capítulo 46

Lunes 2 de febrero 2015, Washington D.C

Una mujer de cabello rubio, alta, con curvas naturales como las de una avispa, era la que seguramente
tendría el premio al final del concurso, porque los demás participantes dejaban mucho que desear.
Lauren tuvo ganas de reír, pero se mantuvo quieta con una sonrisa de bienvenida, porque sabía que
las cámaras habían empezado a grabar el reality show.

La mitad de los hombres y de las mujeres tenían posibilidades, sin embargo, otros con mucha suerte
pasarían una semana sin ser eliminados. Una participante con un aro en la nariz, ropa muy suelta y el
cabello descuidado, parecía no tener ánimos de participar, o un hombre gordito tenía rostro de querer

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Insideofmysoul
haberse quedado en su habitación con sus videojuegos. ¿Quién había sido el que eligió a los
concursantes?

Trató de ser profesional y recordar que este programa era promocionado como: "Todos pueden ser un
modelo" y eso incluía a todo tipo de persona.

Lauren: Bueno, participantes, sean muy bienvenidos al nuevo reality show de ABC Channel, "Modelo
de América", donde toda persona puede aspirar a ser modelo, esa es nuestra consigna. –La rubia que
tanto admiraba, enarcó una ceja burlona, odiaba estar con gente que a su criterio no tuviera siquiera
un ápice de belleza. Los concursantes estaban sentados en taburetes muy modernos y de color rojo
dispuestas en unas tarimas. Estaban en un pequeño estudio lleno de luces- Soy Lauren Jauregui,
modelo y actriz, la mujer que conducirá este programa y quién estará disponible en algunas clases de
expresión facial y corporal, muy importantes para ser modelo. ¿Ya? Ahora para que nuestro público en
casa sepa, ustedes fueron seleccionados a través de un riguroso casting y los participantes que
tenemos aquí han sido los que tuvieron la mejor puntuación. Bien, quiero que cada uno, en orden de
derecha a izquierda y desde la primera fila aquí abajo, empiece a decir su nombre, su edad y cuál es
su motivación para haber entrado a este concurso.

Todos empezaron a reír disimuladamente cuando una mujer de al menos 110 kilos estaba parada
contando sobre ella. ¿Tenía alguna posibilidad de quedar? Aunque Jauregui quería sumarse a la
"burla" esta vez se quedó callada escuchando sus palabras. ¿Acaso estaba siendo muy cruel por
juzgar a las personas por su físico? ¡¿Por qué estaba cuestionándose su actitud?!

XX: Y toda la gente se burlaba de mí cuando era adolescente, ahora simplemente quiero demostrar
que puedo bajar de peso por mi salud, puedo ser linda si quiero, puedo ser modelo si me lo propongo.
-Jauregui asintió tratando de morderse la lengua. ¿Por qué tuvo que juzgar una imagen antes del
corazón? Sintió asco de sí misma, estaba confundida, como si su alma se dividiera entre seguir siendo
la misma chica cruel o cambiar, pero ¿por qué?

XX: Hola, –Empezó a hablar la rubia modelo. ¿Cuál era la necesidad de participar si podía ser
contratada en cualquier parte?- Me llamo Anna Myers, 25 años, he tenido una larga carrera como
modelo de distintos productos, mi motivación para participar es tener el título de "Modelo de América" y
ser reconocida como tal. –Cuando terminó de hablar, dieron algunos aplausos por cortesía, Lauren
entendió el por qué habían elegido a personajes tan distintos, causarían controversia y le darían sabor
al programa.

Así los 20 participantes en total terminaron de presentarse, cuando al escenario subieron los
entrenadores del gimnasio, tres jueces que, junto a Lauren, le darían la puntuación necesaria y
opiniones respecto al trabajo de cada participante. El programa se estrenaba el 20 de febrero con una
gala en vivo antes de que dieran paso al primer episodio. ¿El destino lo querría así?

...............

Días después, 15 de febrero 2015, marcaba el calendario.

Los dedos de sus pies se movían al compás de la música que escuchaba con audífonos, estaba con
las piernas estiradas y los brazos bajo su nuca, para él era una posición extremadamente cómoda, al
punto de quedarse dormido. Recordó la ocasión en la que cinco días atrás, fue a ver a Sounya y ésta

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Insideofmysoul
no lo había reconocido por su cambio de aspecto. ¿Tan distinto se veía? Creía que renovándose un
poco podría ayudar a su mejor amiga, así que fue a una peluquería y pidió que le cambiaran el color
del cabello y lo peinaran de manera diferente. Tan relajado se encontraba que no escuchó el llamado
de su madre para que bajara, sólo despertó cuando una mano se apoyó suavemente en su frente.
Abrió lentamente los ojos y al divisar la figura de Ji Woo, su madre, se quitó los audífonos y se sentó
de otra manera para prestarle atención, la coreana parecía descolocada y eso lo asustó.

Ji Woo: Hijo, ¿desde cuándo conoces a la famosa Clara Jauregui? Shiyoon: -entrecerró los ojos- ¿Por
qué?

Ji Woo: -hizo un gesto a la puerta- Hace cinco minutos ha llegado, está sentada en la sala de estar y
he tenido que correr a tus hermanos para que no la molesten ni le tomen fotografías. ¿Ha pasado algo
hijo? Dios. ¡Es una estrella de cine!

¡Era de lo que la gitana estaba hablando! Se levantó tan rápido como pudo y tras colocarse unos
zapatos, bajó por la enorme escalera que tenían en casa. Apenas la había visto una vez, no tenía su
número de teléfono, así que no había posibilidad de que lo contactara, pero ¿cómo lo había logrado?
Cuando llegó al último peldaño vio a tan bella dama, Clara Jauregui deslumbraba a todo el mundo
porque comunicaba mucho con sus gestos sin la necesidad de abrir la boca, además a pesar de tener
ya sus años, seguía tan hermosa como siempre. Clara veía a un muchachito de lindos rasgos y pelo
negro, liso.

Shiyoon: -Inclinó el cuerpo a modo de saludo antes de estirar la mano- Es una sorpresa para mí
tenerla en mi hogar, señora Jauregui, sin embargo, no puedo evitar sorprenderme. ¿Cómo me ha
contactado?

Clara: Una madre y una mujer preocupada es capaz de hacer lo que pueda con tal de recibir
respuestas inmediatas. –Miró a su alrededor- Gracias por aceptarme, he acudido a ti porque eres la
única persona que me puede ayudar en este momento. ¿Hay algún lugar en el que podamos
conversar en privado? –Él asintió, indicándole la salida al patio antes de pasar a la cocina para buscar
algo caliente de beber. Juntos entraron a una especie de refugio de madera que tenían en el patio,
tenía una chimenea y grandes ventanales de vidrio que dieran vista al césped y las flores.

Hacía frío, era mejor estar aquí que a la intemperie- Disculpa por interrumpirte, pero si no eres tú, no
sé quién me puede ayudar, sé que eres amigo de Camila. -Apretó las manos algo confundida tratando
de encontrar las palabras que pudieran describir mejor lo que sentía- He viajado de forma exprés
desde Inglaterra, estoy rodando una película. Estaba viendo un libro de historia y...

Shiyoon: -Cerró los ojos de golpe- Oh no...

Clara: -Sostuvo con mayor fuerza la taza de té caliente- Entonces es cierto... Dios esto es imposible.

¡¿Cómo puede ser cierto?!

Shiyoon: Imagínese cuando lo supe, yo que soy el mejor amigo de Camila Cabello, quien es la
reencarnación de Camila Cavendish, y llegó enterándome que tuvo un accidente simple, pero que
estaba en coma hace mucho tiempo, sin embargo la encuentro caminando como si nada, ¿y no me
reconoce? Señora Jauregui, con todo el respeto que una mujer como usted merece, le pido que no se
deje llevar por la incredulidad, tiene que tener una mente muy abierta porque es cierto, la Camila que

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Insideofmysoul
usted conoció no es más ni menos que una mujer que viajó por el tiempo. –Los ojos de la mujer
derramaron lágrimas- Es por eso que le pidió un vestido, es por eso que su comportamiento era tan
propio, Camila Cavendish viajó por un motivo y ese era... enamorar a su hija.

Clara: ¡Eso es algo cruel! Y no estoy entendiendo nada, muchacho. ¿Camila Cabello?

Shiyoon: ¡Al menos su hija está viva! ¡Ella está muerta y usted ha leído la causa! Pero claro, no
especifican la verdadera razón, porque no querrían saberla. Camila Cabello es la reencarnación de
Cavendish, como su hija... como su hija lo es de otra mujer en el pasado.

Clara: Pero ella es mi hija... mía. –Se abrazó a si misma tratando de entender la compleja situación. El
coreano sintió lástima y se sentó a su lado para hablar como correspondía.

Shiyoon: En el pasado, ambas debieron ser felices, pero la vida fue injusta con ellas desde un
principio. Si lee la teoría de "Entre el amor y el tiempo", que habla sobre las almas, la reencarnación,

el amor y los viajes en el tiempo, entenderá porque sucedieron todas estas cosas. Su hija, antes
carecía de empatía hacia los demás y se caracterizaba por ser egocéntrica, sin embargo, dígame
usted misma, ¿qué pasó cuando llegó Camila a su vida?

Clara: Cambió mucho, era más amorosa, respetuosa, sonreía más y se había enamorado al fin de una
mujer.

Shiyoon: Exacto, es por eso que Camila Cavendish viajó en el tiempo, porque ella debía enamorarla
para que Lauren se fijara en quién realmente correspondía, la Camila del siglo 21.

Clara: -recordó una cosa- ¡Pero ella no sabe quién es Camila!

El asiático volvió a recordar las palabras de la gitana sintiendo que la desesperación aparecía en su
alma, no era lo único que llegaba a su cabeza, Camila Cavendish no estaba segura de que una vez
volviendo al pasado, todo el presente del siglo 21 siguiera igual e incluso mencionó que temía que la
olvidaran. Pero todos la recordaban. ¿Acaso era un castigo del destino el que precisamente Lauren no
supiera quién era? Le pidió más información a la famosa Clara Jauregui, sobre qué había visto en el
libro de historia, qué cosas le había dicho Lauren cuando le decía algo sobre Camila. Mientras más le
contaba, más se daba cuenta de que no, ella no la recordaba, precisamente cuando decidía escapar
de Cabello. ¡Infeliz! Gritó por dentro porque expresarlo en voz alta alteraría a Clara, quién estaba ávida
de información y pedía más y más.

Shiyoon: Señora Jauregui, esto es lo más descabellado que verá en su vida, pero es cierto, es
realmente cierto. Es un problema tremendo que su hija no sepa nada de Camila Cabello, pero peor es
que no recuerde nada de Camila Cavendish, es como si su gran sacrificio de amor no tuviera sentido.

Clara: -se secó las lágrimas- Todo esto es tan triste, yo quería a Camila la inglesa, la adoraba por su
manera de ser, tan buena con mi hija. ¡Merecían estar juntas!

Shiyoon: Camila Cabello, la mujer que ha reencarnado, no está muy lejos de la situación actual de su
hija, ella no sabe nada de lo que ha hecho en el pasado, ni lo que su vida pasada hizo en el presente.
¿Quiere asumir de una vez por todas que lo que hemos estado hablando es cierto? – Espero paciente
a que asintiera después de varios segundos- Pues bien, ya ha visto el cuadro de Exeter, pero no ha

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Insideofmysoul
visto a la Camila de este siglo, vamos. Sabrá porque su hija debe recordarla, y conocerla.

..............

7 de junio de 1710, Tauton, condado de Somerset, Inglaterra.

Suspiró al ver aquella tela color marfil tan costosa, sus dedos pasaban por aquel vestido de diseño
exquisito que sólo las mujeres de familias ricas podían llevar en sus cuerpos a la hora de contraer
matrimonio. Había varios vestidos de matrimonio en maniquíes, pero todos tenían en común el diseño
de la época, en sus caderas eran más anchos y abultados cargando capas de tela para darle volumen,
con entramados, cintas y piedrecillas en el escote y la parte baja.

Aunque las mujeres que hacían los vestidos le dieran los mil beneficios de llevar uno de estos
vestidos, el "honor" que sentían de ser ellas quienes le harían uno a un miembro de los Cavendish y
futura esposa del consentido de la reina, no podía sentirse llena de júbilo. Mas, sólo quedaba fingir
para no herir los sentimientos de las personas que daban vueltas a su alrededor alabando su belleza y
la figura de su cuerpo.

¿Cómo podía estar contenta si se casaría con Aaron Warwick? ¿Cómo podía estar feliz, si el mismo
día que mantuvo la conversación con Lauren Lethood en el centro de Exeter, Aaron había llegado a la
noche a la mansión para pedir oficialmente ante William la mano de su hija mayor? Los planes de
Aaron eran vivir por al menos dos años en la mansión de sus padres, mientras reunía la fortuna
suficiente para adquirir un enorme hogar en Londres, para criar a sus futuros hijos. Aquello era una
esperanza, si se iba a vivir con Aaron, en la mansión tendría mayores posibilidades para ver de cerca
a Lauren, porque no había motivos aparentes para pasar tiempo con ella. Era una mujer llena de
misterios, moría por escuchar la historia detrás de su paño y el maltrato que habría sufrido, quería
consolarla, quería enamorarla como Lauren Jauregui se lo había pedido.

XX: Señorita Cavendish, es hora de decidir cuál diseño desea para llevar puesto ese día, su
matrimonio es en dos meses más y tenemos que empezar día y noche para tenerlo listo cuanto antes.
-Camila no estaba interesada en el diseño, de hecho, ese día sería el infierno en la tierra. Vio a los tres
maniquíes visibles y eligió el que era más elaborado, si quería casarse, con todo lo haría, de todas
formas, ella no pagaba, lo hacía William Cavendish.

Camila: Este que se encuentra aquí, tiene una belleza indiscutible, es como un poema prometedor a
futuro. Me agrada. –Aquello lo dijo pensando en los ojos de Lethood y Jauregui, un par de ojos
expresivos que eran tan bellos como un poema de amor.

XX: ¡Qué maravilloso! La ciudad completa se enterará que le haremos el vestido a la hija del duque de
Devonshire, a la futura esposa de un Warwick. ¿Dónde efectuarán la boda?

Rachel: Queremos hacerlo en Londres, en el Palacio de St. James, donde se casó la reina Ana en
1683 con el príncipe de Dinamarca. Nuestra querida reina quiere al señor Warwick como a un hijo ya
sabrá usted por qué. –Ana Estuardo, actual reina de Gran Bretaña, había tenido a lo largo de muchos
años, 19 hijos de los cuales ninguno llegó vivo a la adultez, muchos de ellos nacieron muertos. Aaron
por distintas razones se había convertido como en uno de sus hijos- Y desea que se case en el mismo
lugar que ella alguna vez lo hizo.

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XX: -le brillaban los ojos- Esto es una buena noticia. ¡Es estupenda! Entonces la reina estará presente
en la boda. ¿Verdad?

Camila: -Asintió solemnemente- Sí, será nuestra invitada de honor, la seguridad será enorme. Créame,
estoy nerviosa por ese día, hemos llegado hace tres días y no puedo creer que estoy preparándome
para mi boda.

Rachel: -la abrazó de lado orgullosa- Será lo más comentado de Inglaterra y toda Gran Bretaña.

¿No?

Camila: Así es madre, así será. -Se acercó a la ventana para mirar hacia afuera, mientras las demás
mujeres hablaban sobre el vestido. Tenía el nudo en su garganta apretándola malévolamente para
hacerla llorar. "Tan sólo espero, mi amor, me puedas perdonar" pensó en Jauregui, la seguía amando
tanto, como si no hubiesen pasado los días y por el mismo motivo lloraba por las noches.

¿Qué estaría haciendo ella? Podría ser cualquier cosa, el tiempo del pasado no era concordante con el
presente del siglo 21.

.............

Los Ángeles, Estados Unidos.

Sus ojos derramaban lágrimas tan seguidamente como si se tratara de un río desembocado. Estaba
escondida tras una pared, mientras veía como Camila leía un libro entre sus manos, tenía algunas
ojeras bajo sus ojos, estaba tratando de sobrevivir a la pena que sentía día a día, más y más.

Shiyoon había hablado con una de las hermanas de Camila diciendo que quería verla, que alguien con
mucha experiencia en el lado de la psicología quería ayudarla. Casi se desmayó cuando media

hora después encontró en la entrada de su casa a la mismísima Clara Jauregui. ¡La máxima estrella
del cine estaba en su casa! ¿Cómo Shiyoon lo había conseguido? ¿Por qué ella iba ayudar a su
hermana? De hecho, ¿por qué la observaba desde lejos sin acercarse? Quizás era una forma de
observación profesional.

Shiyoon: ¿Se da cuenta de que lo que hablamos es cierto? El alma de Camila Cabello necesita la de
su hija, ellas están destinadas para estar juntas, pero el hecho de que su hija no la recuerde, el hecho
de que ella haya huido, tiene así a Camila, ella no sabe de ella.

Clara: Es igual, Dios mío es ella. -Desde lejos podía verse como una muchachita escondía grandes
penas en su vida. ¿Pero cuáles?

Shiyoon: Voy a necesitar de su ayuda, señora Jauregui. –Al coreano le temblaba la voz, esta situación
también lo estaba cansando- Ambas no tienen idea, pero se están haciendo daño de una manera
impresionante. ¿Me podrá ayudar? Por favor, por el sacrificio de Camila Cavendish, lo que usted leyó
en ese libro de historia.

Clara: -lo miró angustiada, pero no dudó en aceptar- Es la cosa más descabellada que sucederá en mi
vida, aun me cuesta creerlo, pero por el amor que le tuve a Camila Cavendish, por el amor que sé que

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le tendré a ella nacida en este siglo, y por sobre todo, el amor que le tengo a mi hija, voy a ayudarlas.

¿Pero qué pasaba si el destino ya tenía planeada otra alternativa? Quizás sería la propia Lauren
Jauregui que, a través de un error o una locura, terminaría de vuelta mucho antes de lo que pensaba.

Capítulo 47

Jueves 19 de febrero 2015, Washington D.C

"¿Cuándo vuelvas, crees que sea posible encontrarnos? -Se le quebraba la voz- No quiero que te
vayas, pero sé que te desvanecerás de mis brazos. -Tenían sus frentes unidas, sus susurros eran lo
único que se podía escuchar desde las alturas en un sábado de otoño- Por lo mismo quiero tener la
convicción de que si regresas, incluso si soy una miserable criada, voy a protegerte con mi vida, te lo
prometo. Cuando vuelvas te estaré esperando de alguna manera, porque si te quiero tanto ahora en el
presente, es porque en el pasado lo hice también."

Abrió sus ojos de golpe sintiendo como su corazón latía rápido dentro de su pecho, las imágenes de
aquel último sueño se desvanecieron como vapor entre sus dedos, sin embargo, las palabras no.

¿Eran recuerdos? ¿Pero a quién le hablaba? Se sentó con cuidado sobre el borde de la cama llevando
su mano a su pecho izquierdo, le dolía, no eran los latidos, había algo fuerte que estaba creciendo y
que realmente dolía. No recordaba ser alguien que tuviera sentimientos muy profundos, de hecho,
sabía que era una imbécil con las mujeres y que éstas la buscaban por eso, pero ahora las cosas
parecían haber cambiado, el por qué, para qué y por quién, no lo sabía.

Con lentitud giró el rostro hacia el velador a su lado para ver la hora, 9 de la mañana. No le
preocupaba la hora, tenía el día libre para relajarse antes de tomar un vuelo al día siguiente en la
mañana hacia Nueva York, su propósito era prepararse para la gala del reality show que se trasmitiría
a las 22:00 hrs.

Jauregui apretó los labios, tragó saliva, sentía como un nudo en su garganta aumentaba, estaba
sintiendo pena y esta crecía desde su pecho hasta trepar por la garganta. ¿Por qué sintió deseos de
llorar este día? Aunque no era solamente algo que le pasaba hoy, desde que estaba en Washington

D.C sus ánimos eran oscilantes, las mujeres no le parecían igualmente exquisitas, no era que hubiese
decidido ser heterosexual a estas alturas de su vida, solamente que tener sexo no le era grato, algo
dentro de sí le faltaba.

Lauren: -se sentó al borde de la cama y tomó su teléfono, marcando un número- Contesta, por favor
contesta.

Clara: ¿Hija?

Lauren: -sonrió con pena, sus ojos brillaban y no era de alegría- ¿Mamá? Hola, yo... Yo llamaba para
saber cómo estabas, cómo te iba en el rodaje.

Clara: Ayer llegué de nuevo a Londres. -Se quedó callada unos segundos tratando de entender la voz
de su amada hija- Mi amor, ¿te sucede algo?

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Lauren: -de sus ojos comenzaron a caer las lágrimas que estaba conteniendo- Mamá, mañana es el
esperado estreno del programa, hablé con papá y llegará para verme. Debería estar feliz, estoy
cumpliendo un sueño, pero -hizo sonar su nariz- me siento extraña.

Clara: ¿Qué es lo que sientes? ¿Debería ir para allá? ¡Puedo tomar el primer vuelo!

Lauren: No mamá, no te preocupes, sólo deben ser los nervios. Sin embargo, siento que algo está
faltando. ¿Por qué siento que me estoy hundiendo? -Secó las lágrimas de su cara antes de ceder a
ese tipo de ridiculeces que le pasaban por la cabeza- Disculpa, sólo quería escuchar tu voz.

Clara: -"No la recuerda, pero la extraña de todas maneras" pensó con todos los deseos de llorar dentro
de su corazón, estaba buscando la forma de ayudar a Camila y su hija- Mi amor, todo volverá a la
normalidad, no sé cuándo ni sé cómo, pero aquello que sientes que no es positivo desaparecerá.

-Miró un poco el cielo- Reza, pide y ten fe, todo estará bien.

................

10 de agosto de 1710, Londres, Inglaterra.

Miró por la ventana hacia afuera cuando algunos rayos de sol atravesaban por esta, bañando su piel y
brindándole un poco de calor que sentía que le estaba faltando. El aliento que salió por su boca
empañó el vidrio, la verdad es que no le importaba en lo más mínimo. Tenía ganas de romperlo con
sus propias manos antes de lanzarse hacia el último piso. Camila se encontraba paradójicamente en el
tercer piso de la mansión en la que se hospedaban, no era donde vivía la reina, pero sí le pertenecía a
la familia real dentro de otras propiedades que tenían, era el lugar que les habían cedido para que ella
y todos los Cavendish que asistirían a la boda pudieran quedarse, después de todo tenía 17
habitaciones.

No había podido dormir en toda la noche pensando que llegaría este día, no lo había hecho desde que
llegaron de un largo viaje de Exeter hasta Londres. ¿Cómo podía dormir si el día de hoy se casaría
con Aaron Warwick? Se habían reunido un par de veces desde que le pidió oficialmente la mano a su
padre, un par de veces en las que muy poco o nada visitó la mansión de los Warwick, allí pudo ver a
Lauren Lethood desde lejos, no había tenido oportunidad de hablarle, y aun así su corazón se moría
por ello. Sólo la miró con misterio, y Lauren simplemente desvió la mirada hacia otra parte para no
verla.

¿Por qué? Porque, aunque no tuviera idea, Lethood no se sentía bien con la idea de que Aaron
Warwick se casara con Camila Cavendish. ¿Cómo una mujer, que parecía un ángel, podía casarse
con un tipo que personalmente era una bestia con los de rango inferior? No debía preocuparse,
Cavendish era un premio mayor para adquirir una boda, la muchacha heredaría miles de libras, era

querida por el pueblo. ¡Aaron aun siendo millonario se beneficiaría! En sus ojos había atracción por la
muchacha, pero era carnal y ella, Lethood, lo sabía con tan sólo verle los ojos cínicos.

Camila se dio vuelta o si no terminaría tirándose por la ventana, la única forma de escapar de este
maldito sacrificio, su maldita boda. Vio su imagen en el espejo y un breve chillido salió de sus labios
antes de poder frenarlo, no había querido mirarse con el vestido puesto en ninguna ocasión, pero

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ahora que estaba lista, maquillada y con los zapatos, tuvo que hacerlo. Este vestido no era como los
del siglo 21, pero era igualmente bello y distinguido, acorde a la moda de su época, creía verse bonita,
pero no quería hacerlo para Aaron, quería ser bella para Lauren, incluso Lauren Lethood.

Echaba de menos el futuro, echaba de menos la tecnología, las costumbres, la ropa, las personas, el
cariño, Lauren Jauregui, Shiyoon.

Angustiada secó las lágrimas que rodaban por su mejilla. Este era uno de los pasos más difíciles para
acercarse a la escocesa, tenía que acabar con esto cuanto antes.

Rachel: -tocó la puerta antes de que la muchacha le diera el permiso para entrar- Dios, hija mía luces
increíble, como un bello soneto de amor, Aaron sabrá porque tuvo que esperarte tanto, refinada,
hermosa, mi Cavendish predilecta.

Camila: -"No me quiero casar" pensó- No quiero alejarme de mis hermanos mamá, los quiero conmigo,
tengo miedo en verdad.

Rachel: ¿Por qué? -Sostuvo sus manos, en su corazón realmente quería a Camila, aunque no fuera su
hija de sangre, aunque William fuese más frío con la muchacha.

Camila: Porque cuando salga de ese altar seré una Warwick y aquí, a pesar de todo, -tocó su pecho-
soy una Cavendish. -"A pesar de que mi padre sea un cerdo" quería decir, pero no podía revelar, por
ahora, lo sucio que podía ser William con una hija que se convertía en mujer. ¿Sus dos hermanas
menores correrían la misma suerte?

.....................

Washington D.C, 2015.

Creía que una persona como ella, tan famosa, tan llena a veces de energía, era imposible que
estuviese aburrida o llena de pereza, sin embargo, así se encontraba ella, precisamente tirada en la
enorme cama de su habitación, cambiando canales sin realmente estar mirando la pantalla o su

contenido. Había almorzado de esos alimentos baratos y congelados porque no tenía ánimo de
cocinar, sentía como si algo le estuviese chupando la vida o las ganas de vivirla, esa angustia en su
pecho. ¿Tal vez? Quizás, había tratado de menguar el dolor con otras cosas, aunque no se había ido
del todo, sentía aún esa sensación fría y desagradable.

Dio vueltas en su cama un par de veces, antes de tomar el teléfono y llamar a la productora, Keana,
para que armaran un plan en la noche. Sabía que tenía al otro día un vuelo a Nueva York, pero si no
salía a beber algo terminaría explotando con toda la mierda que venía acumulando sin saber el por
qué. ¡Debía estar feliz de tener un programa que conducir! Pero no, estaba triste y fría como un hielo y
era un pensamiento que repetiría hasta cansarse.

Ya cuando la noche al fin había llegado, estuvo 20 minutos bajo la ducha de agua caliente, se estaba
relajando con el líquido golpeando sus hombros desde arriba, pero si seguía así terminaría por
quedarse dormida y no saldría de allí. Como siempre la rutina antes de salir por unos tragos y a ligar,
era llenar sus manos con un poco de perfume para pasarlo por su cuerpo, colocarse la mejor ropa,
pensar que era la mejor, como siempre. Al querer cerrar la puerta tuvo un mal presentimiento, miró

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hacia atrás, que todo estuviese en paz, tuvo que suspirar cuando se dio cuenta de que realmente
poseía cosas de lujo y no le daba el peso a ello.

Diez minutos más tarde y tras dejarle las llaves al hombre que aparcaba los vehículos, se reunió con
Keana, que tenía una sonrisa perdida, sus ojos estaban un poco enrojecidos, algo no andaba bien.

Lauren: Vamos adentro. -Saludaron con una señal al guardia que las dejó pasar inmediatamente, el
rostro de Jauregui era reconocido en todas partes y no necesitaba identificación ni que la revisaran. De
inmediato se dirigieron a la barra como dos robots totalmente autómatas- ¡Necesito un poco de esto!
Tengo que acabar con una mierda y debe ser alcohol de seguro.

Keana: Pues tengo algo mejor. -Pasó un grupo de mujeres muy bellas y con faldas muy cortas, se
distrajo unos segundos antes de volver a prestarle atención a la ojiverde- Estas te llevan la cielo en un
segundo, dejarás tus problemas de lado.

Lauren: -miró las pastillas de colores en la palma de su mano, eran pequeñas y llamativas, tuvo una
extraña sensación- ¿Son Anfetaminas?

Keana: Amiga, estás en lo correcto, toma unas pocas, no las mezcles con alcohol, pero un poco tal vez
no te haga nada. -Lauren miraba seriamente las anfetaminas, drogas, algo había ahí que no le
gustaba.

Lauren: Las drogas dañan a las personas. -Tenía que ver con alguien que conocía, pero ¿quién?
Desechó la idea de inmediato y se giró hacia el barman para pedir tequila puro- Esas mierdas no
pueden entrar en mi cuerpo, hay un estreno mañana.

Keana: Allá tú. -Tomó dos y las colocó en su lengua, las saboreó un poco antes de tragárselas por
completo- Yo me iré a celebrar, hay dos chicas que no dejan de mirarnos, deberíamos darles gusto.

Lauren se quedó sola en la barra del local, sintiendo sobre su cuerpo las vibraciones de la música a
todo volumen. Tenía pánico de ingerir drogas, el sólo recordar las pastillas en la palma de Keana
provocó que la pena, que llevaba horas tratando de tapar, surgiera de nuevo. Ahogo un gemido con un
buen trago de tequila, el líquido quemaba su garganta y parecía disfrutarlo. ¿Taparía aquel dolor físico
el dolor que sentía en el alma?

La mujer, amiga de la otra que se había ido con Keana, apoyó sus codos en la barra para llamar la
atención de Jauregui, su trasero se ceñía al vestido y aunque era una linda vista para los demás, para
ella simplemente pasaba desapercibido.

XX: Hola preciosa, -tendió su mano- me llamo Camila. -Cuando su boca terminó de pronunciar aquel
nombre, Lauren gimió por el potente dolor en su pecho, su cuerpo no podía evitar reaccionar con ese
nombre- Camila Acuña, soy de Panamá.

Lauren: Camila. Camila... -miró a su alrededor y el trago de tequila que le quedaba- Camila. -Sus ojos
estaban llenos de lágrimas, no soportaba la angustia que brotaba de su pecho- Camila... ¿Quién es
Camila? ¿Dios, quién es?

..................

240

Insideofmysoul
Londres, Inglaterra 1710

Un, dos, tres, cuatro. Un, dos, tres, cuatro. La morena contaba en su mente la manera en la que su
corazón empezaba a latir. Le faltaba color en su piel y la sonrisa en su cara era tan falsa como el
deseo de estar parada frente al sacerdote, al lado de Aaron, delante de toda una multitud de más de
700 personas. No podía respirar bien, el corsé que apretaba su tórax lo hacía más de la cuenta.

Disimuladamente miró hacia el lado, un poco más atrás de la espalda de su futuro esposo, no podía
ver a Lauren Lethood, pero sabía que también había venido a Londres para ayudar a los Warwick.
Quería correr hacia ella y pedirle que la llevara muy lejos, donde sólo las dos pudieran ser felices, pero
incluso aquello era imposible, el Palacio de St. James estaba vigilado en cada rincón para que nadie
de las más importantes familias fuera atacado por alguna especie de maníaco, especialmente a la
Reina que observaba todo desde un segundo piso del palacio, un balcón precioso, preparado para
ella.

No tenía idea, pero Lauren Lethood apretaba las manos sobre su faldilla, estando sentada en el lugar
donde, muchas de las familias ricas que habían traído a sus criados, habían destinado para ellos. No
tenía ánimos de levantar el rostro, porque odiaba la idea de ver cómo ese tirano imbécil se quedaba
con la mujer más bella que sus ojos habían tenido el placer de ver, y hablarle por supuesto. No podía
dar fe a los supuestos sentimientos que su corazón había creado, no podía estar enamorada, pero aun
así sentía que se estaba quebrando.

Quizás era una locura, pero a pesar de que varios metros las distanciaban, podía sentir la pena que la
señorita Cavendish emanaba, era la única que podía darse cuenta de que no había un brillo de
emoción en sus ojos, esa emoción que podía tener una mujer feliz, un niño contento con su regalo o
un cachorro que bate la cola. Ese brillo que tenía cuando le hablaba en la calle o en la mansión
Warwick, el día que fue recibida la primera vez, ese brillo se había perdido.

Lauren: Señorita Cavendish, usted no será feliz con ese hombre. -Murmuró sin ser oída- A pesar de
que muchas personas contraigan matrimonio sin estar enamoradas, no soporto... no soporto la idea de
que usted lo haga, es como un ángel al que le atrapan las alas.

Y minutos después, cuando Camila decía sí, acepto, el cuerpo de Lethood se contrajo por todas
partes, produciéndole un dolor profundo. La barbilla le temblaba, y empezó a asustarse al sentir
lágrimas cayendo de sus ojos, al punto de mojar un poco el paño que cubría su rostro. Esto no estaba
bien, simplemente no podía estar bien.

....................

Washington D.C 2015.

Lauren no podía parar de llorar mientras manejaba, había bebido tanto tequila que sus sentimientos
estaban saliendo sin poder frenarlos como antes. No podía parar de repetir Camila en su cabeza y

en su boca, después de que esa mujer, que se llamaba así, se había presentado y había intentado
besarla. Su acción le había causado tanto asco, que no fue disimulado a la hora de hacer un gesto con
la boca, la muchacha la había abofeteado sintiéndose ofendida, pero a ella no le había importado, sólo
quería beber tequila, un vaso tras otro.

241

Insideofmysoul
¿Causado asco? ¡Sintió asco de comportarse como un animal que engulle presa tras otra presa sin
saciarse! Fue mejor evitar besarla como no lo hizo con las otras, que noches anteriores metió en una
cama. Dos horas después terminó más que borracha tras beber tanto tequila para calmar la mezcla de
pensamientos que había en su cabeza, esos pensamientos que se mezclaban entre "cómo
comportarse como una mujer" y "cómo seguir siendo igual que siempre".

Tanto alcohol terminó por romper las barreras que le había puesto a su corazón durante el día y ahora
estos sentimientos brotaban como si se tratara de convulsiones. Era un llanto desgarrador, era una
pena tan grande que sentía que si terminaba muerta no le importaba, algo estaba matando a su alma.

Estaba tan absorta en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que el semáforo justo había
quedado en rojo, su pie no obedeció órdenes de salir del acelerador, al contrario, apretó más a fondo,
sin ver cómo un ciclista se cruzaba delante suyo.

Lauren: -el auto empezó a rodar- ¡Mierda!

Las personas giraron de inmediato cuando en medio de aquella avenida sonó fuertemente como un
auto impactaba contra uno de los postes de luz. Se escuchó el estallido de un vidrio, un ciclista que
gritaba enfurecido con su bicicleta hecha añicos. Pero de parte del auto nada se oía. Nada, era un
silencio profundo, un silencio angustioso.

Capítulo 48

–Sopla esto muchacha, sopla esto por favor. –Escuchó una voz que provenía de muy lejos para pedirle
aquello, simplemente no estaba en condiciones para hacerlo, así que trató de hacer lo que su cuerpo
le dio abasto, era mucho esfuerzo. No veía nada, pero si sentía mucho dolor en todo el cuerpo, sus
extremidades, el tórax, el abdomen y la cabeza. Escuchaba una sirena, pero no sabría distinguir de
qué era. ¿Policía? ¿Ambulancia? ¿Bomberos? De pronto sintió algo caliente correr por su frente, pero
no pudo tocarlo porque su consciencia se fue, volando como los sueños a futuro, tal vez perdió el
equilibrio y se desplomó sobre algo, pero no estaba segura, dejó de estar consciente.

...................

Viernes 20 de febrero 2015, al otro día.

Los noticieros del mundo, los portales online y los periódicos de cada rincón, todos estaban
revolucionados tratando de cubrir la noticia para informar al público la verdad de lo que estaba
pasando, aunque la información no era clara, un choque, y una herida que era Jauregui, pero no
tenían claro en qué condiciones se encontraba. ABC Channel estaba en una reunión de urgencia para
evaluar si lanzarían hoy el primer capítulo del reality show, el problema tal vez no era eso, era el hecho
de haber preparado un escenario completo, público e invitados que asistirían a la gala, aquello
implicaba tiempo y gasto de dinero. ¿Cómo podían simplemente pararlo? Tras dos horas de
argumentos y papeles en mano se tomó una decisión, buscarían a una conductora que estuviese
disponible para que reemplazara a Lauren Jauregui en la gala, después de todo, el resto estaba
grabado y terminado para salir al aire.

Cuando la policía llamó de urgencia a Michael Jauregui para darle la noticia del accidente, este muy
calmadamente respondió, sin embargo, cuando terminó la llamada gritó y tembló como nunca antes.

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Insideofmysoul
¡Su hija había chocado un vehículo! ¡Su hija estaba herida! Sin pensarlo dos veces llamó al aeropuerto
de LAX donde tenía un muy buen amigo, por supuesto que sus influencias servían para conseguirse
un jet privado que lo llevase a Washington D.C, pues en menos de una hora había alcanzado a agarrar
sus documentos e irse hacia allá.

Por otra parte, Clara también fue notificada durante la madrugada, pero esta vez por el personal
médico de una clínica privada en Washington D.C, donde su hija estaba hospitalizada, su reacción
había sido instantánea y no había esperado para llorar después de la llamada como su esposo, la
querida actriz no paraba de llorar, mientras preguntaba las condiciones del accidente y de su hija,
aunque el médico que la había llamado sólo pudo responder las condiciones de salud de la muchacha,
no el cómo había quedado el vehículo o qué lo llevó a terminar así de destruido. Fue así como ella
también consiguió un jet privado que la llevara a Washington, no le importaba dejar la producción de
una película en la que participaba, era una situación de urgencia y nada le importaba más que su hija,
después de todo nadie se atrevería a criticarla por ello, su personaje no era constante en la historia y
además en la producción había otros.

Ambos, marido y mujer, decidieron reunirse en un hotel antes de partir juntos al hospital. Si querían
enfrentarse a algo que relacionara la salud de su hija, querían hacerlo al mismo tiempo. No pudieron

entrar por la puerta principal porque las cámaras, los micrófonos y los periodistas abundaban como
concierto de rock, no paraban de comentar e informar el estado de salud actual de Lauren Jauregui,
pero lo que no mencionaban era el hecho de que había estado conduciendo bajo estado de ebriedad.
¿Por qué? La policía no había dado esa información, pero lo haría el día de hoy en un documento
oficial.

Mientras en una sala del recinto de salud, ella parecía seguir durmiendo. Muy en el fondo podía
escuchar el llanto desesperado de una mujer que le era familiar, un hombre que también le sonaba
familiar la estaba calmando. "Mis padres" pensó, trató de abrir los ojos, pero le fue imposible porque el
sueño la estaba atrapando a la oscuridad y el descanso en su cuerpo necesitaba. "Abre los ojos, por
favor ¡Ábrelos ya!" se decía a sí misma. Sentía náuseas y el dolor en su cuerpo había bajado lo
suficiente para sentirlo muy poco, de seguro la tenían con algún analgésico muy fuerte. Quería
consolar a su madre, decirle que estaba bien, pero tampoco le era posible. Trató de suspirar, le fue
imposible. ¿Qué le estaba pasando? Poco a poco sintió como se desconectaba del ambiente que la
rodeaba y los recuerdos de anoche volvieron como una película que se pasa con una cinta de muy
mala calidad.

Flashback

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta que el semáforo justo había quedado
en rojo, su pie no obedeció órdenes de salir del acelerador, al contrario, apretó más a fondo, sin ver
cómo un ciclista se cruzaba delante de ella.

Lauren: -el auto empezó a rodar- ¡Mierda! –Alzó la vista justo cuando el hombre pasó cerca, tenía dos
opciones, desviar hacia el lado izquierdo y colisionar con los demás autos de la autopista o girar hacia
el lado derecho para chocar con lo que tuviera más cerca, algo que no fuese un ser vivo. Todo lo
pensó en menos de un segundo. El ciclista se tiró hacia el lado izquierdo dejando que las ruedas del
vehículo de Jauregui arrollaran su bicicleta en vez de su propio cuerpo, pero justo cuando pasó
aquello, el susto de creer que había atropellado a una persona la hizo soltar el volante y dejar que el

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auto chocara con lo primero que tuviera a su paso, un poste de luz que al instante reventó todos los
vidrios del auto.

Jauregui sintió como unos pequeños trozos rasguñaban su piel, antes de que su tórax se golpeara
contra el volante y su cabeza se azotara en el aire con una especie de efecto látigo. Todo en ese
instante se volvió negro, todo era silencio. No supo cuánto tiempo estuvo así, hasta que alguien de

voz ronca y autoritaria entrara al auto y le pidiera que soplara algo blanco. ¿Estaban probando alguna
cosa? Pero en ese instante sintió algo caliente correr por su frente y aunque trató de tocarlo, no pudo,
su cuerpo no le obedeció, de nuevo y con sirenas de fondo, perdió la consciencia.

Fin Flashback

Michael escuchaba atentamente las cosas que el médico le decía, mientras por otro lado, Clara
escuchaba a un policía que no parecía tener cara de buenos amigos. El médico hacía mención de la
condición actual de salud de Lauren, se había roto una costilla al golpear su tórax contra el volante y
un poco el tabique nasal, cuando su cabeza azotó contra la parte superior del tablero del auto. Tenía
algunos hematomas en las piernas y pequeños cortes en el mentón por el vidrio de una de las
ventanas que estalló.

policía: -hablaba con la madre un poco más lejos de su esposo, parecía molesto- Señora, su hija
marcó 0,80 mg/L cuando le hicieron el test de alcohol por aire espirado, que equivale como a nueve
copas de licor. ¿Le parece que eso sea legal? Estaba manejando en un completo estado de ebriedad,
por suerte no mató a un ciclista y por suerte su hija está viva, al chocar contra el poste fue tan fuerte el
impacto, que este se destruyó en la zona del choque y la mitad de arriba cayó sobre el auto, en el lado
del copiloto. -Clara gimió llevando sus manos a su boca- Su hija va a tener problemas judiciales por
conducir en estado de ebriedad y provocar daño a la vía pública, es mejor que se consiga a un muy
buen abogado, tenemos que tomarle un testimonio. Su hija se irá detenida cuando pueda levantarse y
la licencia al menos ahora ya está revocada.

Clara: Mi hija no mató a nadie. –Susurró- ¿Hay alguna forma de que no vaya a la cárcel? ¡Tiene
muchas cosas que hacer! No es cualquier persona.

Policía: Sé con quiénes estoy hablando, pero no soy un policía corrupto, por lo mismo no me importa
qué tipo de sangre sea, ni qué tan famosa pueda ser, ella tendrá que seguir los mismos pasos que los
demás para librarse de una condena.

Clara: -sus ojos llenos de lágrimas no conmovieron en lo más mínimo al hombre que actuaba de forma
correcta- Lo siento tanto, usted tiene razón. Llamaremos a nuestros abogados. –"Jamás han perdido
un juicio", pensó con un poco de alivio.

¿Cómo podían evitar que Lauren fuera a la cárcel? Ella por supuesto que sabía los motivos por los que
su hija había terminado conduciendo ebria, aunque era un hecho que no avalaba en lo más

mínimo, sí podía entender el contexto de la situación, todo se resumía a una persona, Camila. Miró
hacia el lado y pudo ver a su esposo sujetarse el rostro con ambas manos, aunque parecía más
tranquilo que ella cuando llegó a la clínica, en realidad estaba destrozado por dentro. Michael dejó que
su esposa lo abrazara.

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Michael: ¿Qué hicimos mal como padres? ¿Es todo por... por Camila?

Clara: Lauren nos necesita, hay que hacerle saber el error que ha cometido, pero también
comprenderla. Y sí, –besó su mejilla- es porque a pesar de todo extraña a Camila. –Él no sabía la
verdad de la reencarnación e incluso ella aún seguía en shock por ello, pero en el fondo era así, todo
era por Camila, Camila Cavendish y Camila Cabello, la misma persona nacida en tiempos distintos.

...............

Sábado 21 de febrero 2015, al otro día.

"Lauren: -acarició su rostro con culpa. ¿Cuánto tiempo estuvo tratando de dormir con el frío nocturno?-
Tienes miedo y tienes frío, ¿no es así?

Camila: -asintió- ¿Tiene algún saco de dormir que me pueda facilitar? –Aun sabiendo la respuesta,
Lauren miró a su alrededor, no había mucho espacio, no había otro saco de dormir, sólo sus bolsos y
la ropa doblada a un costado- Bueno, cre...creo que me iré de vuelta, disculpe por despertarla. - Antes
de que se agachara para salir, sintió que dos brazos la tiraban al suelo, cayendo de forma
increíblemente cómoda sobre su cuerpo.

Lauren: No tengo otro saco de dormir. –Susurraba en su oído- ¿Te molestaría dormir aquí... conmigo?"

De golpe abrió los ojos, pero cuando la luz blanca llegó a ellos, sintió como si la estuviera dejando
ciega. No era un foco sobre su cara, más bien eran los rayos de sol que iluminaban aquella habitación
privada de la clínica. El dolor de inmediato se hizo presente en su tabique nasal, cerca del abdomen y
el pecho, apretó los párpados un buen rato antes de escuchar que alguien abría la puerta. ¿Qué había
significado aquel sueño? Las imágenes eran confusas. ¿A quién le había pedido que durmiera con
ella? Poco a poco comenzó a pestañear, viendo a su madre observándole muy preocupada, antes de
que pudiera abrir la boca, ella ya estaba a su lado dándole el abrazo que compensaba todas las
preocupaciones y miedos vividos. Sus dedos acariciaban el cabello de su hija,

ésta creyó que no podía llorar, pero no tenía cómo saber que el sólo contacto de su madre, provocaría
las lágrimas que ahora en silencio caían por sus mejillas.

Clara: ¿Recuerdas algo de lo que hayas hecho antes del accidente?

Lauren: -gimió, realmente le dolía todo- No sé qué es lo que me pasa, mamá, tengo tanta pena y
quiero llorar desde que llegué a Washington D.C –No hizo ni el menor intento de acomodarse en la
cama, sabía que terminaría quejándose aún más de dolor si lo hacía- Ayer escuché algo en el bar
donde estuve y eso detonó la pena en mi pecho, tomé y tomé para acabarlo, pero fue imposible,
después fue peor. Era tanto el llanto que desesperadamente salía de mi boca, que no me concentre en
la calle. –Se quedó callada unos segundos, hablar era agotador en su estado.

Clara: ¿Sabes lo que hiciste verdad? El choque, lo que destruiste. -Cuando su hija abrió los ojos como
dos platos enormes, quiso calmarla- No mataste al ciclista, -besó su frente- pero destruiste un poste
que hizo añicos el auto que conducías, condujiste en estado de ebriedad lo que jamás hiciste antes, no
respetaste la ley mi amor, y eso te traerá consecuencias.

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Lauren: -asintió llorando en silencio, no tenía intenciones de secar sus lágrimas, Clara pasaba sus
dedos por sus mejillas- Adiós programa de TV, adiós carrera, adiós todo, quizás debí haberme
matado.

Clara: ¡Dios! –Se paró de inmediato enfurecida- Lauren Jauregui no repitas esa mierda de nuevo
delante de mí. ¿Te quedó claro? Te salvaste por una muy buena razón, el poste que destruiste cayó
en el lado del copiloto y no dónde estabas tú. ¡Por poco mueres! ¿Y lo dices con tanta facilidad frente a
tu madre? ¡Tu papá no lo ha pasado nada bien tampoco!

Lauren: Si no me controlan, mamá, si no me salvan de mí misma, creo que terminaré... creo que
terminaré quitándome la vida, ya no lo soporto más.

Clara: -inspiró por varios segundos antes de acercarse y sujetarla por los hombros con delicadeza- Lo
que vamos a hacer será lo que todo adulto responsable debería hacer. Vas a recuperarte cómo se
debe, vas a enfrentar la justicia con la frente en alto y tendrás a los mejores abogados que podamos
proporcionarte, pero también asumirás que venir a Washington fue un error, no te engañes hija, no
más. Te lo digo por algo, apenas puedas volverás a Los Ángeles, es ahí donde perteneces.

La policía de Washington D.C dio una declaración oficial sobre los hechos que acontecieron el jueves
en la noche, no omitieron nada y eso significaba una cosa, todo el mundo sabía que había estado
conduciendo con harto alcohol en su cuerpo. ¿Qué dirían sus fans? ¿Qué dirían los demás? La fama
que tenía no era sólo gracias a sus papás, claro que había ayudado, pero su carrera la había logrado
con su propio esfuerzo. Mierda, no quería que se le fuera todo de las manos, pero debía atenerse a las
consecuencias de forma muy adulta.

El manager de Lauren tuvo que apagar el celular debido a las constantes llamadas de todos los
medios de comunicación del mundo, lo único que deseaban era una exclusiva y un motivo del "por
qué" llegó a ese extremo. Algunos portales de internet lo aludían a una depresión oculta, otros a un
problema amoroso, conmoviendo y motivando a la audiencia a tener una empatía con la muchacha,
claro, no todo era color de rosa y otras personas sí lapidaban su actuar.

Esa tarde llegó el abogado que la defendería ante la ley para explicarle las cosas. Jauregui había
dormido gran parte del día y se sentía mejor, si bien no tenía náuseas, le seguía doliendo la nariz y el
abdomen, después de todo había recibido intervención quirúrgica. El hombre de cuello y corbata se
acomodó de forma muy profesional sobre un asiento ante los ojos de una de las familias más famosas
del país y el espectáculo.

XX: La verdad es que es grave conducir como lo hiciste, tuviste mucha suerte de no matar al ciclista y
de que en consecuencia tu choque haya sido con el poste y la destrucción de tu auto fue por ello, por
desviarlo. Podemos intentar restarle gravedad a eso, pero el alcohol, todo está en los papeles. Era alto
el grado que marcó.

Michael: ¿Entonces la condena será muy dura? ¿Tendrá que ir a la cárcel? –Lauren cerró los ojos
para no gritar improperios. ¡Por supuesto que no quería ir a la cárcel!

XX: Jamás he perdido un juicio y este no será el primero. -Entrecerró los ojos y luego miró de nuevo a
los Jauregui- Aunque no lo crean podemos pedir otro tipo de condena, evitar la cárcel si es que
tenemos suerte, luchar por una opción, que su hija sea condenada, pero no al encierro.

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Lauren: -se acomodó en el borde de la cama, aquella habitación era un refugio comparado con el caos
que había afuera en el mundo- ¿Y esa opción cuál sería?

.................

Shiyoon: Centro de rehabilitación. ¿Centro de ayuda? –Camila estaba aferrada a su abrazo buscando
consuelo y tranquilidad a la desesperación que su cuerpo le provocaba. Su aspecto era muchísimo
mejor que el que tenía cuando había despertado tras cinco meses de coma, le faltaba poco para
alcanzar su peso ideal- Pues creo que sería una muy buena opción amiga mía, lo tuyo no se
solucionará con psicólogos ni psiquiatras, lo que tú necesitas es ir a un centro de ayuda, de esos
donde las personas se escuchan unas a otras y comparten sus experiencias. ¿O te olvidas de cómo
nos conocimos?

Camila: -le brillaban los ojitos con las lágrimas, tenía un poco de ojeras porque no había dormido el
jueves y sólo un poco anoche, se la había pasado llorando desesperada como un río de lágrimas.

¿Coincidencia?- Lo único bueno de meterme en las drogas fue haberte encontrado y haber salido
adelante juntos. ¿Crees que toda esta mierda que tengo dentro desde que desperté, se solucione con
ir a esos centros de ayuda?

Shiyoon: -Besó su cabellera- Tengo la firme idea de que así será.

Capítulo 49

26 de agosto de 1710, Exeter, Inglaterra.

Miró el pocillo de vidrio que tenía entre sus manos y los duraznos perfectamente cortados en cubo que
este contenía. Sentada bajo el alero de un árbol y una gran sombra, la muchacha observaba una parte
del terreno, una pequeña parte comparada con toda la propiedad que significaba la mansión de los
Warwick. Tras haberse casado por la iglesia y hacer los papeles necesarios para legalizar la unión,
Camila podía decir sin entusiasmo que ahora era una Warwick y que su apellido Cavendish había
quedado en el recuerdo. Presionó una mano en su pecho, a pesar de lo pútrida que pudo haber sido la
actitud de William hacia ella cuando comenzó a convertirse en una mujer, el resto de su vida con ellos
y con sus hermanos no había sido del todo negativa, era como una mancha de tinta en un océano, una
mancha negra que no cubre todo lo bueno.

Alzó la vista hacia la mansión y pudo distinguir, a pesar de la distancia, que Lauren Lethood subía uno
de los tantos peldaños de piedra que había afuera en la terraza que cubría un lado de la mansión. Su
corazón se detuvo al instante, empezando de pronto a sudar de ansiedad, no la había visto desde
hace un tiempo. ¿Desde cuándo? Bastante poco la vio en los días que se encontraron

en Londres, días donde ninguna de las dos cruzó palabras y no porque ella no quisiera, sino porque la
ojiverde la evitaba.

Hace tres días habían llegado desde Londres en un viaje de varias paradas, un viaje donde Camila
también buscó las instancias para hablarle, pero fue imposible, Lauren se mantuvo ocupada sin
siquiera mirarla a los ojos. ¡Esta era su oportunidad! ¿Cómo hacerlo natural? De pronto chilló al ver
una mariposa, quería demostrar que aun teniendo todas las libras que quisiera, podía disfrutar de algo

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tan simple como un insecto. Sin embargo, no se sintió observada, miró hacia adelante y soltó de golpe
el pocillo de vidrio que tenía.

Lauren estaba tosiendo compulsivamente contra una pared de la mansión, sentía que el aire no podía
entrar a sus pulmones y algo se comprimía en su pecho. ¡Otro de sus ataques respiratorios! Un silbido
se podía oír tras cada tos, pero a diferencia de alguien que hace un esfuerzo físico, la escocesa se
ponía pálida a medida que pasaban los segundos. Apoyó la frente contra la pared sintiendo la dura y
caliente superficie rozar su piel. "Voy a desmayarme" pensó cuando sus piernas se doblaban, cuando
sentía su cuerpo temblar ante la tos y las náuseas y cuando el dolor se expandió por todo su tórax.
Sólo un poco, sólo un poco de aire entró a sus pulmones, lo suficiente para emitir un gemido cuando
su cuerpo perdió el equilibrio y la hizo caer hacia el lado.

Camila: ¡Señorita Lethood! –Al escuchar la voz de la inglesa en su oído sintió tal alivio que se
desplomó sobre ella- ¡Dios! –Ambas cayeron al suelo, la morena aterrizó en un vestido que traía
puesto, gris frondoso y con un escote llamativo. A pesar de que le dolió el trasero, se preocupó de que
el rostro de la ojiverde cayera en su cuello, no quería que se dañara bajo ningún motivo- Oh Dios mío.
-Lauren estaba completamente tirada sobre ella, pero al menos la morena se mantenía apoyada en
una pared para soportar su peso. Se quedó absorta mirando su rostro y los detalles que sólo se podían
apreciar de sus ojos y parte de su tabique nasal que no estaba cubierto con su paño- Y si... y si... -
Apretó la mano antes de tocar el paño para saber que había debajo. ¿Cómo violar la privacidad de la
muchacha, aprovechando su deplorable estado?

Estuvo así mucho tiempo, debatiéndose entre hacer o no hacer lo que su curiosidad le dictaba, hasta
que Lauren poco a poco empezó a abrir los ojos. ¿Cómo reaccionar cuando su nariz estaba
percibiendo el aroma más sublime de todos? Sentía como algo suave rozaba su frente, pero lo que la
dejó sorprendida y hasta emocionada fue el cómo dos corazones latían acompasadamente. Al alzar la
vista, pudo ver tan cerca de ella el rostro de un verdadero ángel de ojos cafés y pelo

ondulado oscuro, creyó que había muerto con el ataque de tos y la falta de aire. ¿Acaso era el idílico
paraíso del que se inspiran los autores en sus novelas? ¿O el bello cielo estrellado con el que los
misioneros sueñan en sus travesías nocturnas? Por su parte, Camila soltó la mano con la que le
sacaría el paño que cubría su rostro, se había arrepentido apenas ella abrió esos hermosos ojos
verdes.

Camila: ¿Se siente mejor señorita Lethood? –Era impresionante que, con sólo verla, sentía que estaba
viendo a Lauren Jauregui- ¿Desea agua?

Lauren: ¿Ah? –Al darse cuenta de que estaba sobre la señora Warwick, se paró de inmediato, pero fue
tan rápido su movimiento que volvió a marearse- Dios... -trató de enfocarla- Lo siento, que poco cortés
de mi parte. –Jadeó intentando estirar su mano para recogerla, mientras luchaba por mantenerse en
pie ella misma- ¿He sido yo quien la ha botado?

Camila: No se preocupe, vi que apenas podía mantenerse en pie y cuando me he acercado, usted se
ha caído, pero no sienta culpa por ello. –Inclinó el rosto- ¿Se siente mejor?

Lauren: -miró avergonzada hacia el lado, mientras peinaba con la mano su cabello- No se preocupe
por mí, he cometido una falta muy grande con la esposa de mi patrón, espero acepte mis sinceras
disculpas. –La veía de reojo, era incapaz de mirarla de frente después de caerse sobre ella. ¡Gracias a
Dios tenía el paño! Tenía las mejillas rojas y le sudaban las manos. ¿Por qué preocuparse por ella si

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su condición de salud respecto a sus pulmones siempre había sido débil?

Camila Warwick no dejó de observar cada gesto que hacía cuando miraba hacia otro lado, incluso
cuando trataba de mantener las distancias, lucía muy atractiva, incluso en el siglo 18 Lauren era
hermosa. ¿Por qué estaba tan prohibido acercarse a abrazarla? La tentación era enorme, pero las
distancias de las clases sociales y forma de relacionarse de este siglo le prohibían cualquier acto
cercano.

Lauren: No me había referido a usted en alguna otra ocasión, pero espero sea muy bienvenida al
hogar de los Warwick, ahora es una más de la familia.

Camila: ¿Por qué tengo la impresión de que sus palabras han salido de su boca con un sentimiento
que carece de sinceridad? –Tras esas palabras, Lauren la miró de golpe y de frente. ¿Qué insinuaba el
ángel de ojos cafés? ¿Que estaba mintiendo?- Dicen que los ojos son la ventana del alma, hay que
tener cuidado respecto a lo que decimos porque a veces estos nos delatan. –Le picaban las

manos, pero las tensaba para no levantarlas y quitarle el paño- Por venir a verla he tirado lejos mis
duraznos picados.

Lauren: Le pido que si me ve de nuevo en ese estado no salga a ayudarme, nadie en esta casa lo ha
hecho y si la ven a usted, terminaremos ambas perjudicadas. –Su voz se escuchaba ronca y cansada,
tentadora. ¿Cómo resistirse a ella que parecía todo un misterio? Lethood estaba causando ya efecto
en ella.

Camila: -frunció el ceño- ¿Y por qué no debería? Usted es un ser humano como yo, merece la misma
atención. –Suspiró- Discúlpeme señorita Lethood, pero ¿será este el tema de conversación que
tendremos siempre? Usted parece una buena mujer y me agrada. ¿Cuál es el problema de mantener
una conversación con una persona que parece agradable? El señor Warwick, mi esposo, no me tiene
como su prisionera o algo por el estilo. –Lethood frunció el ceño y apretó los labios bajo el paño que la
cubría, ese hombre era abominable y no toleraría que le pusiera un dedo encima a tan bella dama-
Ahora que vivo aquí, espero me hable con naturalidad. ¿Lo promete? –Lauren levantó la mano para
apretársela, pero frenó cuando se dio cuenta que había tosido sobre ella, no podía hacerle eso a la
señora Warwick.

Lauren: Haré lo que pueda, sin embargo, no me pida tanto. Acá muy difícilmente podrá explayarse
como se lo permitieron en su hogar, hay reglas, los criados apenas nos comunicamos con nuestros
jefes y mi sueldo, el dinero que mi familia recibe de parte mía, depende de mí comportamiento. –
Asintió levemente.

Camila: Lo entiendo, pero prometa otra cosa. –Presionó el dedo en su blusa raída, un contacto tan
simple que logró hacerla temblar por completo. Camila silenció al sentir su dedo quemar de una forma
exquisita, mordió su lengua, tragó el nudo en su garganta y la miró fijamente. ¿Se habría dado cuenta
de eso ella también? "Lauren, mi vida, incluso siendo una campesina estamos destinadas a estar
juntas, oh Lauren te extraño tanto" pensó a punto de abrir la boca para susurrarlo, sin embargo silenció
al recordar que podía meterse en problemas- Por favor, cuide esto, cuide sus pulmones, y si no lo
desea, al menos déjeme ayudarla si vuelve a tener una crisis respiratoria, en serio me preocupa.

Lauren miró el dedo que ella presionaba en su blusa antes de tocarlo con sus propios dedos y retirarlo
lentamente de allí. En serio, ¿qué pretendía siendo tan gentil y llena de gracia como ninguna mujer de

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la aristocracia europea lo era? ¿Por qué le prestaba atención siendo una simple criada?

Tuvo la leve impresión de que era así con todo el mundo y aunque así lo fuese, se inquietaba, su
dulzura, su voz, sus ojos, todo la estaba volviendo loca, pero dolía, dolía porque sabía que era un
camino erróneo, difícil y prohibido.

Camila sostuvo parte de su vestido, asintió con la cabeza a modo de despedida y se retiró de allí con
naturalidad, cuando en realidad su corazón martilleaba su pecho para recordarle que aún estaba viva
tras el matrimonio con Aaron. 16 días y podía confirmar una cosa. ¡Que hombre tan arrogante era su
esposo!

Lauren: No Dios, no a mí. –Presionó su rostro contra la pared de la mansión mientras las uñas de sus
manos se arrastraban por esta. Miró hacia el lado, ella ya se había perdido. Si mantenían pequeñas
conversaciones de este tipo, ¿cómo podía llegar viva a fin de año? ¿Cómo podía quedarse fría como
témpano de hielo sin sucumbir ante sus deseos?- ¿Por qué a mí señora Warwick, por qué a mí?

.....................

Lunes 9 de marzo 2015, Los Ángeles, Estados Unidos.

Su nariz se movía lentamente como la de un cachorro cuando olfatea algo que le llama la atención, se
colocó perfume en el cuello para oler bien, con todo lo que había leído en la web había aprendido de la
existencia de la aromaterapia y con ciertos olores se sentía mejor de ánimo. Sostuvo su cabello y
algunos mechones de cabello los dejó en una pequeña colita. Llevaba una semana en aquel centro de
ayuda, no era de rehabilitación. Marcaba la diferencia porque acá no se trataba con médicos ni
especialistas en algún tipo de adicción o desorden mental, simplemente era un grupo de personas
común y corriente con cualquier tipo de profesión que en sus tiempos libres reunía a personas que
necesitaban ser escuchadas, personas con problemas que iban más allá de lo que otros pudieran
entender.

Se sentía bien allí, había tenido dos sesiones la semana pasada y sólo se habían dedicado a hablar de
cosas para presentarse, todos sabían que había tenido adicción con las drogas, pero no dio
explicaciones del por qué entró en ese mundo oscuro, el motivo sólo lo sabía su familia y su mejor
amigo Shi Yoon. Bajó las escaleras con cuidado porque, a pesar de que ya fueran más de dos meses
de que se había despertado del coma, sus piernas las sentía un poco débiles. Se estaba

recuperando, seguía ganando peso y haciendo ejercicio, se sentía mejor, pero a pesar de todo, había
algo que le faltaba.

Fuera de su casa estaba estacionado el auto de la familia, dentro estaban sus padres que la irían a
dejar al centro de ayuda. Sonrió levemente, la ayuda de su familia era realmente vital para salir
adelante, sus rostros cuando sonreían, sus voces cuando la alentaban, tenía lo mejor para estar bien y
no correr riesgos.

Alejandro: Vamos princesa, el auto no parte hasta que te subas. –Le dijo él mirando sus zapatos-
Vaya, ya estás caminando mucho mejor y llevas sólo una muleta. ¿No quieres que te ayudemos?

Camila: No papi, la verdad es que me gusta estar haciendo estos esfuerzos sola, siento que pronto ya

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Insideofmysoul
estaré como nueva. –Abrió la puerta y dejó la muleta metálica en forma casi horizontal- Vamos.

Los argumentos de su mejor amigo fueron bastante convincentes para aceptar que necesitaba ayuda,
la cual debía solucionar cuanto antes. Fue así como una semana atrás llegaron a un pintoresco y muy
bien mantenido hogar de un piso, amplio, de paredes blancas y techo gris, un jardín enorme y muchas
flores. También tenía un patio donde se reunían a conversar cuando el sol había descendido un poco y
el aire estaba más fresco. Sobre el césped y muy cerca de la entrada había un letrero puesto de
madera tallada que decía "Centro de ayuda, brizas de Dinah Jane", aludiendo al nombre de la hija
fallecida de la pareja que fundó el lugar. Diez minutos más tarde, la morena llegó al lugar, pero esta
vez su madre le abrió la puerta y la ayudó a acomodar la muleta bajo su brazo derecho.

Sinu: Sabes que te amamos ¿verdad hija? Estamos y estaremos siempre muy orgullosos de ti. Ve,
cuéntalo todo, sigue las rutinas que te indiquen. -Se había bajado del auto para depositar un beso en
la frente de su pequeña.

Camila: Lo sé, de verdad gracias. -Tomó la mano de su madre y juntas entraron a la recepción del
centro de ayuda, donde una secretaria anotó la hora de llegada de Camila Cabello- Puedes dejarme
aquí mamá, no estoy en el preescolar. –Lo dijo con un tono bajo, pero divertida por la situación.

Sinu: Sé que te vendrá a buscar Shiyoon para que vayas a cenar a su casa. –Acarició el dorso de su
mano- ¿Alguna vez viste a ese muchacho con otros ojos? Es guapo, educado y su familia es bastante
agradable con nosotros.

Camila: No mamá, para mí él es como mi hermano, parte de mi rehabilitación, mi mejor amigo, es


imposible.

Siendo las seis de la tarde, había empezado la reunión en un salón de aquel espacioso hogar,
reunidas en un círculo estaban catorce personas que acudían con el mismo fin, y dos instructores que
guiaban las diferentes actividades que se realizaban. Se les había pasado un periódico para que
vieran las noticias del día y discutieran entre todos la noticia más votada, acá no sólo se escuchaban
los problemas y se enseñaban talleres de algún arte manual, para distraerse de cualquier problema o
para aprender a tener el poder del debate, se conversaban todo tipo de temas.

Cabello levantó el periódico y muy concentrada empezó a leer lo que tenía en la página de
espectáculos, sus ojos viajaron hacia la izquierda donde vio una foto de la modelo Lauren Jauregui
siendo acosada por un mar de periodistas en su llegada a Los Ángeles el día anterior. Levantó las
cejas sorprendida. ¿Qué le había pasado? ¿Qué escándalo había creado? Era sorprendente no
saberlo cuando sus hermanas menores eran fanáticas de esa mujer, quizás se debía al hecho de
haberles pedido que no le contaran tragedias de nadie, con eso y con lo poco que veía TV, era
imposible enterarse. Antes de poder leer con un extraño calor en su pecho aquel artículo entero, pudo
escuchar al monitor llamarla.

XX: Señorita Cabello, ¿podría bajar el periódico?

Se sintió tal como si hicieran "slow motion" pues al bajar el periódico, muy lentamente, una imagen era
revelada ante sus ojos tal cual como si fuese escaneada. Dos preciosos ojos verdes aparecieron, una
nariz con un pequeño aro en ella, labios firmes y carnosos. Sus ojos de inmediato se quedaron fijos en
ellos tal como esa mujer lo estaba haciendo. Al cabo de unos segundos su corazón comenzó a
martillear su pecho y un deseo indescriptible llenó su estómago por completo. Antes de poder gemir, el

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rostro indiferente de aquella modelo se descompuso como si hubiese descubierto alguna cosa, junto a
un dolor de cabeza, un dolor en el pecho, ojos húmedos y deseo en cada fibra de su cuerpo, la nueva
chica susurró imperceptiblemente su nombre.

.................

Flashback

"Camila: Sí, lo sé. Señorita Jauregui ¿usted alguna vez ha soñado algo relacionado con el campo? –
Las manos de Lauren soltaron la cuchara de madera- Me refiero a algo así como con una campesina,
o cosas, cosas de otros siglos.

Lauren: -Se dio vuelta para mirarla curiosa y quizás molesta- ¿Me escuchaste alguna vez hablar
mientras dormía? Sí, he soñado cosas así, pero no te interesa. ¿Por qué preguntas esas cosas? –
Abrió el refrigerador en busca de leche en caja.

Camila: Es sólo curiosidad, yo he soñado con muchas cosas a veces absurdas, perdone mi
intromisión."

"Lauren: Me agobia el sentimiento que tienes al decirlo. –Se inclinó más sobre la mesa, sus rostros
estaban cerca el uno del otro- Camila, te daré el tiempo que necesites, pero sólo quiero que me
respondas una cosa para calmarme. ¿Te gusto? ¿Me quieres de alguna forma? –Había necesidad en
sus palabras, ella también estaba nerviosa.

Camila: -las lágrimas que contuvo se esparcieron por sus mejillas, pero no bajó la mirada- Hace casi
tres meses que estamos compartiendo juntas, a pesar de que sé las cuestiones negativas y positivas
que esto nos trae, no puedo negarle a mi corazón sentir lo que siente por usted, me gusta, me fascina,
la quiero y mucho."

"Camila: -comenzó a llorar porque estaban terminando en algo peor, no podía arruinar el destino, ella
iba a tomar las decisiones equivocadas, iba a retorcer las cosas y terminarían por nacer en otro siglo
más adelante- Sé que suena estúpido, pero es la verdad, señorita Jauregui no quiero su dinero, no
quiero su fama, yo viajé para enamorarla, le mentí sobre la amnesia porque era la única forma de
acercarme usted. Por favor, deme tiempo, puedo probarle que mis palabras no son dichas sin
fundamentos.

Lauren: Ese chino, ese chino es tu cómplice. ¿No?

Camila: ¡Basta, maldita sea! –Se paró decidida a no permitir que las cosas terminaran de tan mala
manera, secó sus lágrimas y empuñó las manos- Es cierto que le mentí, pero todo tenía una razón,
usted es la reencarnación de una campesina, usted existe en el siglo 18, nada sucedió por
coincidencia, ambas volvimos a nacer para encontrarnos, ambas, nosotras dos."

"Lauren Jauregui cayó de rodillas aun sin poder creer lo que había sucedido, sólo se limitó a tomar el
libro de historia de forma inmediata y leer la parte que la inglesa había dejado marcada. Sus ojos
viajaban de una línea tras otra, mientras su corazón se estaba rompiendo en pedazos, debido a los

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Insideofmysoul
sucesos, las circunstancias y la crueldad de las descripciones. El dolor fue tan grande que no pudo
contenerse más.

Lauren: No Dios, Camila, mi amor. ¡Camila! Oh Dios. -Ahí en esas líneas describían como la hija del
segundo duque de Devonshire, había fallecido- ¡Camilaaa! –Sujetó su cabeza agarrando mechones de
su cabello, mientras se retorcía en el suelo de la desesperación- Mi vida, no, Camila por Dios. –
Estaba roja y temblando sin parar. La historia cambió apenas ella cruzó el portal del tiempo, no podía
creer lo que había leído, ni mucho menos como su bella amada ya no estaba entre sus brazos."

Fin Flashback

Lauren abrió la boca enormemente, sin poder articular una sola palabra.

Capítulo 50

Flashback

Aquel paquete se arrastró sobre la mesa tan lentamente que parecía que entregaba un documento
ilegal, sin embargo y cómo abogado, estaba haciendo lo contrario. Lauren frunció el ceño, sabía que
merecía un castigo acorde a su falta, pero tampoco quería ir a la cárcel, ya suficiente fue haber perdido
la conducción y participación en el reality show de ABC Channel, que hubiese perdido credibilidad ante
el mundo y encima que su licencia fuera suspendida al menos un año.

El abogado había pedido una reunión con ella, sin la presencia de sus padres, era lo que hacía con
todos sus clientes y creía que Lauren merecía enterarse primero.

Abogado: Aquí, señorita Jauregui, aquí está el documento que oficializa la pena que se le ha dictado.

Lauren: Ni siquiera he tenido un juicio y estamos dos semanas después del accidente. ¿Es legal que
mi abogado busque una condena cuando no se han cumplido ni plazos ni procedimientos que toda
persona normal cumple? No me han tomado detenida como le comentaron a mi madre, sólo he tenido
que hacer un cheque para pagar el poste que destruí y la bicicleta del hombre, además de una
compensación monetaria por el mal rato sufrido. Lamento decirlo, pero me siento una corrupta.

Abogado: -sacó el documento de aquel sobre antes de sonreír levemente, su clienta no sabía el poder
y las influencias que como abogado poseía- Señorita Jauregui, en pocas palabras usted quiere decir
que no desea ser corrupta, más bien un ejemplo para los demás. ¿Es verdad? –Ella asintió a su
pregunta- Lamento decirle que incluso por el camino correcto, si usted quisiera obtener una pena como
"servicio comunitario", se demoraría al menos tres meses para tener un juicio y ser juzgada.

¿Soportaría estar tres meses detenida? Lauren: Pero... entonces no entiendo.

Abogado: Soy un abogado con mucha influencia ante la ley, jamás he usado aquello para algo sucio
debe saber. Sin embargo, pedir que le dicten a usted una sentencia ahora en una reunión con el juez,
el fiscal y otras figuras, se puede hacer. No daña a nadie, en eso sí me puede decir corrupto, porque
he acelerado más de un 100% las cosas.

Lauren: -tragó saliva, apenas podía salir la voz de su garganta ante la impresión y un poco de

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decepción de cómo se estaban dando las cosas- ¿Qué ha pasado entonces?

Abogado: Se devuelve a Los Ángeles y el lunes 9 parte de inmediato en un centro donde la puedan
ayudar en su problema con el alcohol, o lo que sea que tenga, además de pasar tres meses de
servicio comunitario a su elección, y su licencia queda suspendida hasta cumplir esos tres meses.

Fin Flashback

Cuando una lágrima rodó por su mejilla, se la secó de inmediato, no le importaba ser cuestionada por
las personas de este lugar, sin embargo, no quería ser juzgada como demente, por la mujer que tenía
frente a sus ojos. Necesitaba imperiosamente llorar a solas, golpearse la cabeza y el pecho por todo lo
que su "olvido" pudo haber causado en las personas. Y ahora, en este jodido segundo, agradecía
haber cometido un accidente. ¿A qué punto había llegado, para que un accidente en auto fuera la
salvación para llegar hasta Camila Cabello? ¿Para recordar a Camila Cavendish, la mujer que amaba
con una necesitad tal, que su pecho dolía con sólo mencionarla? Lo que decía el monitor

a su lado no podía entenderlo, de hecho, todo lo que hablaban era inaudible, su cerebro sólo quería
contemplar a la reencarnación de la mujer que amaba y vaya, ¡sí que era hermosa! Aunque tal vez un
poco más delgada, pero igualmente bella.

XX: Señorita Jauregui, ahora sí, ya conoce a todos sus compañeros, espero se sienta a gusto y
cómoda, estaremos aquí para ayudarla en lo que lo necesite. ¿De acuerdo? –Asintió distraída, su
mente no podía estar enfocada en ellos sino en sus pensamientos- Puede sentarse allí al lado de
Aaron. –El nombre le hizo sentido y no tenía idea del motivo, pero sí le provocó mucha molestia y una
desazón en la boca. El hombre, colorín y de lentes gruesos, alzó su mano para que supiera de quién
se hablaba.

La charla comenzó y siendo ya la segunda semana para el resto que estaba ahí, sus relatos se
basaban en el problema central que los motivó para estar en un centro de ayuda como este. Lauren
los miraba concentrada y sentía que estaba cayendo en un hoyo con una profundidad infinita. Dos
personas en sus relatos hablaron de no superar la muerte de sus hijos que habían sido arrollados por
un hombre ebrio en un auto. ¿Qué hubiese pasado si ella, bajo los efectos del alcohol, hubiese
atropellado y matado a vidas inocentes? Fue una irresponsabilidad total y ya estaba pagando por ello,
sobretodo socialmente hablando. Cuando el monitor le dio la palabra a Camila, su cuerpo se puso en
alerta. ¿Cuál era el motivo por el que la muchacha estaba aquí? La observó fijamente, sus pómulos
estaban más marcados que los de Cavendish, aunque no tanto como se lo hubiese esperado, había
ganado peso.

Camila: -apretó las manos contra el papel de diario, se sentía nerviosa- Yo... bueno, realmente no sé
por qué estoy aquí, no lo sé. Es... -Jauregui apretó los dientes- hay algo extraño que me provoca
angustia, algo que tiene un nombre, pero no sé cuál es. -Algunos se quedaron callados para entender
aquel sentimiento porque era complejo- Estuve en coma por cinco meses sin razón aparente, tuve un
accidente, pero el auto sólo pasó a llevar algo de mi pierna, mi cabeza estaba bien y quedé en coma.
Fueron cinco largos meses, perdí peso, y fuerzas, cinco meses que perdí de mi vida, pero hay algo,
algo que me falta y no sé cómo llenarlo. –El monitor tenía deseos de preguntar, pero siempre debían
hablar solos de su relato- Sé que, al verme distinta al espejo, delgada, débil, apenas manteniéndome
en pie, todo puede afectar, pero sé que hay algo más. ¿Tengo depresión? No sé, pero venir aquí sé
que me hará bien.

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Insideofmysoul
Al terminar de hablar, todos dieron unos pequeños aplausos, los ojos de la muchacha estaban
húmedos y las ganas de llorar eran fuertes, pero se contenía. Esta vez la monitora, esposa del
monitor, alzó su mano y con el dedo índice indicó a Lauren para que fuera ella quién se parara frente a
todos y hablara de su problema. Todos por supuesto que sabían el motivo por el que estaba aquí y no
en Washington D.C, sin embargo, no podían atosigarla, querían que ella misma contase la causa del
choque, la causa de su estado de ebriedad.

XX: Las personas que estamos aquí, no tenemos permiso alguno de grabar o contar algo que pueda
afectarnos, que seas famosa no nos autoriza a ello, así que puedes tener la libertad de decir lo que
piensas. –Lauren negó lentamente, no quería estar aquí realmente como toda persona que es llevada
a "tratamiento" de forma obligatoria, no quería hablar. Sólo quería mirar a Camila directamente a los
ojos. Como cuando llegó para saber si recordaba algo- Está bien si no quieres hablar, pero sería
bueno que lo hicieras cuanto antes, por algo has venido. Nos daremos un receso de 10 minutos.

Las personas corrieron sus sillas para acomodarse de mejor forma, pero Lauren salió de allí de
inmediato hacia el patio trasero para tener su propio espacio. Su cabeza era una olla a punto de
estallar, sus pensamientos iban y venían haciendo presión en su cuerpo y corazón. No sabía dónde
sentarse, pero un tronco en el suelo fue suficiente para apoyar su espalda. El sol se estaba
escondiendo y le daba un aire acogedor al ambiente de Los Ángeles, un ambiente acogedor que no
era compatible con sus pensamientos.

Camila que fingía leer el periódico, escuchó como sus compañeros comentaban lo extraña que estaba
la modelo. Bajó las hojas del periódico, alzó la cabeza, pero no tenía vista hacia el patio, así que se
paró y de puntillas se acercó a una de las ventanas. Aun podía recordar la primera vez que la vio en
una TV después de despertar del coma, su sonrisa, su rostro, Dios, le había afectado de mil y un
maneras. ¿Por qué? Trató de fijarse en el detalle de la imagen que tenía, una imagen digna de novela
o una película. Tenía una mano sobre su boca y mentón, sus ojos verdes estaban en el horizonte,
perdidos como sus tristes recuerdos.

.......................

Las manos comenzaron a temblarle, la pena que tuvo desde que viajó a Washington D.C reapareció
de una manera distinta, esa incertidumbre de no saber de dónde provenía, ahora sí la sabía, Camila,
Camila Cavendish o Cabello, siempre fue Camila. Comenzó a sentir mucho ardor en sus ojos, no

tenía idea de que estaban rojos, ni se dio cuenta cuando las lágrimas comenzaron a descender por
sus mejillas. Había corrido como cobarde para no enfrentar a Camila Cabello, por alguna extraña y
perturbadora razón perdió todos los recuerdos de su amada inglesa al comportarse como una estúpida
en los bares, pero de todas formas su alma, que amó a Camila en el pasado, le recordó porque había
nacido de nuevo y lo mal que estaba, había comenzado a surgir la pena y la sensación de que algo le
faltaba. Le había fallado a su inglesa de mil maneras posibles, insultando su sacrificio de amor. Y
ahora estaba aquí, dentro del centro de ayuda, el destino la había traído de nuevo con ella, sólo que la
morena no la recordaba en absoluto, así como ella no recordaba las cosas que vivió siendo campesina
300 años atrás.

Lauren: Perdóname mi vida, por favor perdóname. –Escondió el rostro entre sus manos y a pesar de
los esfuerzos fue inevitable ponerse a llorar, llorar con tanta pena y rabia consigo misma por sus
actitudes, por deshonrar a la inglesa, por no valorar su muerte en el pasado, por no acercársele siendo

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Cabello, por todo en realidad. La tenía a unos metros, pero era incapaz de hablar o acercarse, nadie
podía entender el dolor que sentía- Te fuiste, moriste, naciste de nuevo y aquí estás. ¡¿Qué mierda
puedo hacer?! ¡Joder! –Pasó sus uñas por su rostro con tanta rabia que casi se hirió, hubiese sido
mejor ir a un centro de ayuda donde no estuviera ella, pero tal vez, tan sólo... tal vez, sería peor
arrancar de nuevo.

XX: Se terminaron los 10 minutos, pueden pasar a... -el monitor quería seguir hablando, pero se fijó
que le asiento que ocupaba Lauren Jauregui estaba vacío. Miró hacia afuera y la vio con el rostro
hundido entre sus rodillas, temblando, aunque tratara de hacer lo contrario. Sintió pena. ¿Acaso esa
mujer, conocida mundialmente por su familia y sus logros, estaba lo suficientemente atormentada
como para cometer semejantes locuras como lo de Washington D? C? Tal vez no estaba en
condiciones de estar hoy aquí- Ella necesita que la traigan, alguien con la suficiente delicadeza. Tú...

–Indicó a una persona- ¿Puedes traerla por favor?

Jauregui sostuvo un puñado de tierra en sus manos y la dejó correr lentamente entre sus dedos, su
respiración se estaba volviendo más lenta a medida que trataba de controlar la pena que sentía.
"Basta ya, Lauren, que hay que seguir viviendo. ¿O vas a menos preciar por segunda vez el sacrificio
de amor de Cavendish?" Pensó antes de ponerse de pie y chocar con una figura menuda que había
llegado hasta ella. Fue lo suficientemente rápida para sujetarla del codo e impedir que se cayera de
espaldas contra el suelo.

Más cerca que nunca, la muchacha pudo ver sus ojos verdes brillar con los pocos rayos de sol que
podía brindar un atardecer de invierno en Los Ángeles. Bellos, perfectos, cautivadores ojos verdes que
tenían su propia magia en ella. Vaya, estaban enrojecidos y las pestañas algo dispersas por la
humedad de las evidentes lágrimas que había derramado. Por un segundo se sintió torpe. ¿Qué
podría decirle?

Camila: Discúlpeme, señorita Jauregui. –De pronto la mujer a su lado se tensó. ¿Qué le había
sucedido?- Pero adentro los monitores la están esperando para seguir con la charla.

Lauren: -Alzó la barbilla a duras penas- No me hables de usted, dime Lauren, tengo sólo 27 años. ¿Y
tú?

Camila: No más de 21, puede decirme Camila. –Acarició sus propios brazos, una pequeña distancia
las separaba ahora- Señorita... digo, Lauren. ¿Te encuentras bien? –Por alguna razón quería
preguntarle- He leído el periódico y la noticia que hablaba sobre tu llegada a Los Ángeles, de hecho,
no puedo evitar sentirme extraña al darme cuenta de que estoy frente a la famosa Lauren Jauregui,
que fue acosada por periodistas. –Murmuró- No debió ser agradable.

Lauren: Eso no me preocupa, Camila, la fama conlleva muchas cosas. Acosos, paparazis, fans. Hay
algo mucho más profundo dentro de mí, que me tiene mal. –Camila sentía que se le teñían las mejillas
con la sangre que subía hasta ellas, la voz de Lauren Jauregui era mucho mejor en persona, ronca,
misteriosa y elegante. ¡Cristo!- Pero no corresponde que te lo diga a ti, porque es muy fuerte, nadie de
aquí –indicó alrededor- nadie podría ayudarme.

Camila: -miró sus propios zapatos y sonrió levemente- Es el mismo sentimiento que tengo, aunque me
estoy sintiendo mejor, siento que... mi problema, mi problema que no tiene nombre... -perdió las
palabras. ¿Por qué se estaba poniendo nerviosa? No estaba acostumbrada a ser observada de esa

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manera- Bueno ya sabes, regresa adentro de la casa, que te están esperando.

Cuando ella se volteó para regresar al centro de ayuda, Lauren pudo soltar todo el aire que contuvo en
sus pulmones. La presencia de Camila realmente la alteraba, silenciosamente o no lo hacía y tenía
que aprender a controlar sus emociones. Le hubiese gustado abrazarla fuertemente y rogarle que la
recordara, pero eso podría significar un gran retroceso en las cosas. "Cálmate, respira lentamente y
vuelve". Alzó el rostro al cielo y cerró los ojos antes de llenar sus pulmones con el aire del atardecer,
sabía que debía poner de su parte para disminuir la ansiedad y la angustia que había

vuelto a su corazón. ¿Lo bueno de esto? Que ella si sabía el nombre de su problema y podría trabajar
lentamente en ello para acercarse, el conflicto se podría presentar si Camila Cabello la rechazaba.
¿Cómo podría ganarse su confianza?

Todos estaban hablando, cuando la mujer de ojos verdes volvió al salón, su semblante parecía más
relajado y lo que emanaba no era hostilidad sino disposición. Se acercó en silencio al frente de todos y
tras unas palabras al oído del monitor, todos cesaron las conversaciones que mantenían en ese
momento. Fue en ese instante que la boca de Jauregui se abrió para relatar en simples palabras lo
que la había motivado a cometer una imprudencia tan grande como beber en estado de ebriedad.

Lauren: Nada puede justificar tal imprudencia y quiero que les quede claro a todos, lo que he hecho no
lo repitan ustedes, si saben que van a beber por favor entreguen las llaves. ¿Saben cuántas personas
mueren al año por semejante estupidez? ¿Cuántos inocentes son arrollados por conductores ebrios? –
Tembló- Lo que hice realmente me avergüenza, pero hay un motivo, uno que al igual que el de la
señorita Cabello, hasta ese día no tenía un nombre, pero era angustia lo que sentía, algo dentro de mí
me faltaba en ese minuto. Lo único que hacía ese día era llorar y llorar, aunque no todo partió el día
del accidente, de hecho, fue desde que viajé a Washington D.C por asuntos de trabajo, cuando
comencé a comportarme otra vez como una idiota. -Camila se daba cuenta de cómo los ojos
comenzaron a brillarle- Esa pena con el pasar de los días terminó convirtiéndose en angustia y ese día
del accidente, terminé por explotar. Es así como llegué a este lugar. ¿Se me dieron facilidades por ser
famosa? Sí ¿Estoy abusando de ello? No lo sé, sólo sé que voy a hacer mi esfuerzo por no poner en
riesgo ni mi vida, ni la de los demás, quiero ser mejor persona, dar el ejemplo, hablar con la verdad,
y... -miró un instante a Cabello, pero luego bajó la vista para susurrar- y cumplir una promesa que hice.

El reloj marcaba las 20:40 cuando comenzaron a despedirse unos de otros, Lauren apenas les hizo un
gesto a los demás con la mano a modo de despedida y a Camila Cabello sólo la observó intensamente
antes de retirarse de allí. La morena sintió al instante su corazón explotar por dentro.

¿Qué tenían esos ojos verdes que le llamaban tanto la atención? Incapaz de quedarse con esa última
imagen de ella, sus pies con vida propia salieron de allí hasta dirigirse a la puerta principal, pero si
creyó que esa sería una buena idea, se equivocó al ver quién recibía desesperadamente a Lauren
Jauregui afuera de un auto de lujo.

Terror, sí, terror y desesperación eran las palabras para describir que estaba pasando en su cabeza e
interior. No entendía cómo, ni por qué, pero el rostro de ese hombre la estaba aterrando. Ojos claros,
barbilla fuerte, cabello oscuro y brillante.

¿Increíble no? Su alma albergaba recuerdos de su vida pasada y estaba reconociendo sin ser
consciente, al alma de aquel hombre. Liam Özkan o mejor dicho, Aaron Warwick.

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Insideofmysoul
Capítulo 51

"Si se presenta ante sus ojos, va a atormentarla con preguntas que no pueda contestar, le dirá Camila,
pensando que es Cavendish, la inglesa, le pedirá explicaciones de su desaparición, querrá recibir la
misma atención, cuando no puede hacerlo porque no lo recuerda en lo absoluto, se extrañará de
sobremanera cuando no escuche su acento o no lo recuerde."

Pensó tan sólo en un segundo, lo suficiente para distraer a su amigo y entrar con él al vehículo, de esa
manera no tendría opción de que pudiese ver a Cabello allí parada con ese rostro de impacto. Quería
protegerla, tenía un mal presentimiento o tal vez... no. Liam era incapaz de hacerle daño a ella. ¿Por
qué comenzó a sentir miedo? ¿Desconfianza? Sin muchos ánimos le sonrió al turco, antes de que
partiera hacia una cafetería que les diera el espacio para hablar de lo que había pasado en
Washington D.C.

Jauregui no tenía cómo saber que al igual que Cabello, su alma reconocía al alma de Liam Özkan, por
lo tanto, sentimientos vividos en su vida pasada reaparecían como un modo de defensa. Miró hacia
afuera, quedándose con la imagen de la muchacha alejándose poco a poco, definitivamente
necesitaba conversar con Sounya un día de estos para recibir ayuda de una amiga que la guiaría por
el camino correcto y además sería con quién descubriría el origen de esos sentimientos.

.................

Exeter, Inglaterra, 10 de octubre de 1710.

Su cabello estaba disperso sobre la almohada, mientras algunas solitarias hebras de este, se pegaban
a su rostro con el calor y la humedad del sudor que brotaba. Dolor de garganta, de sus extremidades y
fiebre, síntomas que habían aparecido en la noche, la tenían así, débil como un polluelo recién nacido.
Aaron había estado toda la noche sin dormir, preocupado por las constantes

quejas de su esposa, apenas había aparecido el sol en el cielo, se encargó de que uno de los criados
fuera a buscar al médico de la familia.

A Camila no le gustaba recibir atención de esa manera, sabía que era un simple resfriado,
consecuencia de andar descalza por los jardines de la mansión Warwick en plena noche, sin embargo,
estaba tan exhausta que era incapaz de explicárselo a su esposo. "Esposo", aun después de dos
meses no le gustaba llamarlo de esa manera, ni con ninguna palabra de cariño o que demostrara
sentimientos. Sentía asco al recibir sus besos o cuando tenía que fingir disposición para tener sexo las
veces que él quisiera. Le había fallado a Lauren Jauregui en ese aspecto, pero en el fondo siempre
supo que sería así, Camila no podía estar con nadie más antes que con Aaron, aquello desataría más
problemas de los que ya tenía, era un martirio tener que dejar que ese hombre la tocara, esos
momentos eran los más dolorosos para ella. Poco a poco ya se sentía como una prisionera, una
farsante, incluso cuando asistía a cada reunión o baile en el que una de las parejas más famosas de
Inglaterra fuese invitada, debía sonreír por complacer, hacer cumplidos sin sentido, y vivir una farsa.

Sintió la mano de Aaron acariciar su frente, mientras escuchaba al médico hablar de su estado de
salud, unas cuantas hierbas medicinales, técnicas para bajar la fiebre y reposo absoluto terminarían
cuanto antes con los síntomas de una aparente gripe. ¿Cómo cuidarla si tenía que laborar como
Vizconde?

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Insideofmysoul
Aaron: Tengo que reemplazar a nuestro conde de Devonshire en materias de gobierno, quién no se
encuentra en buen estado de salud y quién sólo hace tres años ha recibido el cargo, por lo tanto, tiene
mucho trabajo. Creo que dejaré los cuidados a una criada. –Al médico no le incumbía lo que el señor
Warwick hiciera o no, lo importante era que se hicieran cumplir sus órdenes porque su mujer estaba
débil- Gracias doctor Moncrief.

El hombrecito de pelo blanco y ojos verdes salió de allí entregándole a una criada las indicaciones,
siendo explícito en qué tipo de hierbas debía beber en un té caliente. Antes de salir de la habitación,
Aaron le dio una mirada a su esposa, una mirada que cargaba preocupación pues a pesar de ser un
idiota o un egocéntrico, sí sentía algo profundo por ella.

Aaron: Llegaré a la noche y te atenderé como mereces, mi pequeña perla. -Susurró antes de cerrar la
puerta tras de sí.

El estado de salud de la muchacha era de preocupación para todos, pues tenía una figura pública
como hija del segundo duque de Devonshire y esposa del vizconde, quién además era como un hijo
para la reina Ana. ¿Cómo no iban a tratarla con tanto cuidado? La familia de la muchacha había sido
notificada, parte de sus hermanos y su madre irían en la noche a visitarla. Era un simple resfriado,
pero todo el mundo quería que su salud fuera lo más óptima posible, así si todo iba bien, podría
quedar embarazada a fin de año o a principios del próximo.

Camila giró en la cama porque el dolor de cabeza era insoportable. ¿Por qué se las había dado de
curiosa y había andado descalza por los jardines mirando las estrellas? La había pasado bien, les
había confiado a aquellos puntos brillantes en el cielo sus planes y además los mensajes de amor para
Lauren Jauregui que estaba en el futuro. Maldición, el dolor se irradiaba hacia los ojos y la mandíbula,
una queja fue suficiente para sentir una suave presión en la mejilla. ¿Cómo era posible que aquello tan
simple le diera consuelo? ¿Cuántas horas habrían pasado desde que el médico y su esposo se habían
retirado? Había dormido un poco, pero el dolor la había despertado.

Camila: -abrió los ojos lentamente, lo veía todo borroso- ¿Quién anda ahí? –La presión en su mejilla
desapareció antes de sentir algo húmedo y frío sobre su frente- Dios, me duele.

Lauren: Con esto se le va a pasar, señora Warwick. –Susurró delatando de una vez por todas su
presencia allí- Tranquila.

Camila: ¿Señorita Lethood? –Suspiró– ¿Qué me ha colocado? –Todo lo que ella veía se hizo nítido,
incluso el rostro de la bella mujer que tenía tan cerca. Podía sentir el olor que emanaba, algo así como
a hierbas frescas y recién cortadas, de seguro había estado en el jardín.

Lauren: Son paños de género sumergidos en agua fría, esto ayudará a bajar la fiebre y además quita
el sudor de su piel. Lamento entrar en su habitación, pero la criada que estaba a cargo de usted ha
sido ordenada para realizar otras tareas del hogar, esta noche viene su familia y quieren tener todo
preparado para una estancia cómoda. –Lentamente volvió a sumergir el paño, a estrujarlo y luego a
colocarlo en su frente, sentía como le temblaba todo el cuerpo haciendo aquello, pero agradecía ser
ella quién cuidase de tan bella mujer.

Camila: Es increíble, tengo que estar enferma para que hable conmigo más de cinco palabras
seguidas. –Rio un poco, aquel paño frío estaba haciendo maravillas. Cerró los ojos y se concentró en

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los pequeños roces que tenía la piel de la mano de Lethood en su frente- Solamente estoy resfriada,

si estuviese en el siglo 21 habría tomado ibuprofeno y todo el dolor habría desaparecido en unas
horas. –Lethood la miró extrañada, casi sonreía bajo el paño que cubría su rostro, tal vez la fiebre que
tenía la estaba haciendo delirar con viajes en el tiempo y cosas que no existían.

Lauren caminó unos cuantos pasos hasta un mueble, antes de sostener una bandeja de plata con
tazas de porcelana fina que sólo las grandes familias podían adquirir. Aquello lo dejó en una mesilla al
lado de la muchacha, antes de sostener la cucharilla y sumergirla en un té de hierbas que ella misma
había preparado.

Lauren: Beba un poco de esto, me he conseguido con un viejo amigo eucalipto, el vapor y el líquido
refrescara su nariz y garganta. –La muchacha volvió a abrir los ojos antes de acercar su boca y
aceptar la cucharilla que ella le brindaba. Ambas se miraron unos segundos, era increíble que
empezara a sentir cosquillas, mariposas y cuanta cosa en el cuerpo, cuando se está enamorando el
alma de otra persona. No tenía problemas con aceptarlo, después de todo era Lauren Jauregui nacida
tres siglos antes, ella no sabía que se habían conocido en un futuro- Uhm, no puede beber esto sola.
¿Verdad?

Camila: Mi cuerpo duele por completo, no creo ser capaz siquiera de levantarme, pero con sus
cuidados de seguro muy pronto estaré mejor.

Lauren: Disculpe mi intromisión, señora Warwick, pero ¿por qué está así? –La aludida tuvo tentación
de reír de felicidad, estando enferma era digna de compasión e incluso ella, siendo una mujer con
tanto misterio de por medio, dejaba de lado su timidez y hablaba mucho más de lo que era capaz de
hacer.

Camila: He salido a ver las estrellas en la noche antes de acostarme, a hablar con ellas, a contarles
mis secretos y mis penas, el césped húmedo me ha enfermado. –Tembló por el dolor- Pero estaré
mejor en un par de días más.

Lauren: Beba. –Susurró ofreciéndole unas cuantas cucharaditas de té de eucalipto, ella poco a poco
se estaba quedando dormida lo que era una buena señal. El calor, su voz, los cuidados que Lethood le
brindaba estaban siendo efectivos, sin embargo, no quería ceder al sueño, quería disfrutar de la
presencia de la mujer que tenía a su lado- Descanse, necesita dormir.

Camila: -Abrió un ojo lentamente antes de susurrarle- Muchas gracias por cuidarme, mi propio esposo
es incapaz de dejar sus tareas de lado por mí, gracias por sus gestos, señorita Lethood. –

Cuando la ojiverde le quitó el paño mojado de la frente, la morena, a punto de quedarse dormida, fue
incapaz de frenar sus deseos y sin pensarlo dos veces, ladeó el rostro tan sólo un poco para dejar un
incipiente beso sobre la muñeca izquierda de la ojiverde.

Dada la sorpresa, el paño que sostenía entre sus manos cayó sobre el suelo de madera oscura que
había en la habitación. Miró su muñeca justo en el sector donde ella la había besado y creyó ver que
se había vuelto roja su piel, le ardía, le ardía de la más exquisita manera. ¿Por qué lo había hecho?

¿Por qué sentía que iba a desmayarse? El corazón en su pecho latía con tanta fuerza ante las

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emociones que ella le provocaba.

¿Estaba enamorada? Era la pregunta que se hacía constantemente pues desde que había llegado a la
mansión empezaron a cruzar miradas o pequeñas palabras, lo suficientes para provocar a su corazón
y personalidad taciturnos. Recogió con cuidado el paño, pero no volvió a colocarlo, había traído otro de
repuesto que humedeció apenas para reposar en su cuello y dejarlo allí durante la tarde, de seguro la
fiebre bajaría de esa manera. Ahora que, increíblemente en cosa de segundos se había quedado
dormida, tenía tiempo de observarla detenidamente. Sus labios estaban rojos y las mejillas también,
era la alta temperatura de su cuerpo que la hacía lucir mucho más... Tuvo que suspirar porque no se
atrevió a pensar en semejante palabra.

Lauren: ¿Por qué tiene que ser tan agradable conmigo, señora Warwick? –Acarició su mejilla tratando
de retirar hebras de cabello que estaban aún pegadas a su piel- No sabe lo que me está haciendo,
esas simples conversaciones sobre el clima o las flores del jardín me están afectando. Incluso una vez
soñé con ser como el señor Aaron Warwick, con ser mejor persona, con retirarme este maldito paño de
la cara frente a usted para contarle mi problema más oculto. Con hablarle sobre mis preferencias y
escuchar de sus labios que usted piensa de la misma manera que yo. ¿Por qué todo tiene que ser tan
difícil? –Apretó el puño antes de seguir hablando sobre sus sentimientos y deseos más ocultos- Será
mejor que me vaya, debo preparar la mansión para la llegada de su familia, descanse. –Acomodó la
ropa de su cama, incluso su aspecto en unos minutos había mejorado. Se dirigió a la puerta de tan
enorme habitación antes de voltear para susurrarle al vacío- Sólo para que lo sepa, quien le asignó
tareas a la criada que estaba a su cargo... fui yo.

Cuando las puertas se juntaron dando a entender que ella había salido de allí, la morena abrió los ojos
sorprendida mientras mordía sus labios y las lágrimas caían de sus ojos. No podía creerlo, su cuerpo,
su corazón, santo Cristo. ¡Ella le estaba dando esperanzas!

...............

Los Ángeles, Estados Unidos, año 2015.

Ambos con un frapuccino en mano conversaban en una de las mesas más solitarias de aquella
cafetería, quizá no era el mejor lugar para compartir, pero era una buen lugar para conversar sin
escuchar gritos, ni música muy alta y no sólo eso, como Özkan conducía no podía beber alcohol. Ya
había escuchado el relato del por qué había sucedido todo aquello en Washington D.C, era obvio que
se debía al repentino viaje de Camila a Inglaterra y aunque sabía que con ella no quedaban
posibilidades, le molestaba que Lauren hubiese arriesgado su vida por una mujer. Había tratado de
contactarla después de enterarse de todo por la TV, pero todas las llamadas fueron a parar donde su
mánager.

Liam: -Jugaba con un cigarro entre el índice y el pulgar derecho- Aun no entiendo cómo pudiste perder
la conducción de un programa de TV. ¿Qué pasará con ello?

Lauren: Ya se lo adjudicó otro famoso, no quisieron perder millones en producción por mi culpa. Eso
sí, tuve que pagar una multa que correspondía en dinero al primer pago que me hicieron, así que
bueno. ¿La verdad? No me afecta haber perdido aquello, me afecta el "qué dirán" mis fans, deben
sentirse decepcionados y eso maldición, sí que duele.

Liam: Créeme que te seguirán queriendo, sobre todo si demuestras que realmente lo sientes,

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cumpliendo con lo del servicio comunitario.

Siguieron hablando de cualquier cosa, pero a medida que las palabras continuaban, Lauren sintió que
algo en Liam le era familiar en un sentido muy particular. Todas esas sensaciones, todas esas cosas
que no podía explicar tenían que tener, valga la redundancia, una explicación, un origen o algo por el
estilo. Si ella, Jauregui, había existido en el pasado siendo una campesina. ¿Por qué Liam no? Si
ocurrían cosas extrañas de seguro se debían por eso, sólo necesitaba comprobarlo.

Lauren: ¿Sabes una cosa? Es una locura tal vez, pero una mujer que conocí hoy en el centro de ayuda
dijo como anécdota que una vez había visto "María Antonieta" antes de irse a dormir y luego terminó
soñando con ello, ya sabes, "María Antonieta" es una película ambientada en el siglo 18.

Liam: -dejó el cigarro a medio fumar en el cenicero, la pregunta le había llamado la atención- Pues yo
no veo películas de ese tipo, sin embargo, la otra vez... Dios es que me da cosa decirlo porque

fue casi una pesadilla, pero estaba como en una época de ese tipo, tengo muy pocas imágenes en mi
cabeza. Sólo recuerdo tener mucha rabia, pero a la vez mucho miedo por lo que había hecho,
recuerdo sangre, mucha sangre, mis pies corrían sin cesar dejando un granero o algo así atrás mío.
Había matado a alguien. –Tragó el café que le quedaba- ¿Sabes que era lo más aterrador? –Lauren
empezó a sentir náuseas, tenía miedo de continuar escuchándolo- Lo más aterrador era que gritaba el
nombre de Camila cuando me alejaba, creo que en mi pesadilla la mataba, después de eso desperté,
menos mal sólo era un sueño... ¿Verdad? –Aunque tenía una sonrisa en su rostro para borrar aquel
desagradable recuerdo de una "pesadilla", Lauren sintió como la mandíbula se le desencajaba con la
sorpresa. ¡¿Qué mierda había dicho?!

Se paró de golpe y aunque tenía ganas de gritar, agachó la cabeza pidiendo disculpas, "un
inconveniente" fue suficiente como excusa para salir de allí tirando un billete para que pagase el café y
el cigarro. Preocupado, Liam quiso salir tras de ella, pero no fue más rápido, la ojiverde ya había
desaparecido. ¿A qué se debía? ¿En serio le había afectado tanto el relato de su pesadilla? Podían
ser simples palabras para el turco, pero para su amiga no, al contrario, habían abierto una herida tan
profunda que nada podía calmar.

Lauren, que estaba ya dentro de un taxi desesperada, buscando información más profunda sobre la
muerte de su amada Camila Cavendish, encontró un nombre particular. ¡Esto tenía que ser una broma!

~"Ambos cuerpos, el de su amante (no se tienen datos concretos sobre ella, salvo que era una mujer)
y el de ella, fueron encontrados juntos en un granero. Y aunque en un principio la familia Cavendish y
Warwick quisieron ocultar la verdad por generaciones, no pudieron evitar que esta saliera a la luz años
más tarde. La tragedia de Camila Warwick, era el haber fallecido a causa de una venganza a manos
de su marido, el Vizconde de Devonshire, el Sr. Aaron Warwick."~

Y con la poca fuerza que le quedaba buscó en google "Aaron Warwick, Devonshire 1710" ante ella
apareció una pintura al óleo de un hombre idéntico, Dios santo, realmente idéntico a su mejor amigo.

¿Cómo podía reaccionar? ¿Cómo podía respirar? Volvió a mirar las imágenes, mientras lloraba en
silencio. ¿Cómo podía continuar con una amistad enterándose de estas cosas tanto aberrantes como
dolorosas?

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Capítulo 52

11 marzo 2015, Estados Unidos.

Dos días habían pasado, pero en su corazón y su alma, el dolor era aún más fuerte que aquel instante
en el que se enteró de la verdad. Con el libro de historia en mano se había enterado del motivo de la
muerte de Camila, pero las páginas no habían especificado que el asesinato había sido a manos de su
esposo, sólo mencionaba el hecho trágico de haber sido encontrada tal cual escena de "Romeo y
Julieta" dentro de un granero. Le dolía tanto el cuerpo como si hubiera contraído una gripe o algo por
el estilo, no había querido contestar las llamadas de Liam, porque era capaz de mandarlo al infierno si
lo tenía en la otra línea o al frente en persona. Exactamente no sabía qué hacer porque la situación ya
era bastante compleja de por sí, no eran la misma persona claro estaba, pero ¡Cristo! Él en su vida
pasada le había quitado la vida a la mujer que amaba. ¿Podía dejar pasar ese detalle? ¿Un alma
podía redimirse de sus pecados?

Así, tirada en su cama miró su teléfono. No había grabado el número de Sounya, pero sí tenía el de
Shiyoon, a quién le debía una disculpa y agradecimiento de forma personal.

El celular dio unas cuantas tonadas antes de que él lo contestara. Su voz sonó ronca. ¿Lo habría
despertado?

Shiyoon: ¿Lauren? –Del otro lado de la línea refregaba su ojo izquierdo- ¿Estás bien?

Lauren: Te dejé en Los Ángeles, arranqué lo más lejos posible de Camila Cabello. ¿Y aun así te
preocupas por mí?

Shiyoon: –Sonrió– Eso hacen los amigos Lauren, se preocupan a pesar de todo, además cómo no
hacerlo si por milagro de Dios no perdiste la vida en ese accidente, supe lo del poste de luz y cómo
cayó en tu auto. –Jauregui se estremeció con aquello porque era cierto, fácilmente pudo haber sido
aplastada y la historia sería distinta, hubiera condenado a sus almas a nacer por tercera vez-

¿Dónde estás?

Lauren: En el departamento, necesito hablar de forma urgente con Sounya, pero primero quiero hablar
contigo.

Shiyoon: -miró a su alrededor y soltó una risilla malvada- Ven a mi casa a almorzar, tendremos tiempo
suficiente para hablar y después de eso podemos pasar a ver a Sounya.

Lauren: De acuerdo, te veo ahí.

Los ojos verdes de la modelo estaban en las calles tratando de identificar la casa de su amigo, sólo
había estado ahí una vez, y no recordaba mucho. Era extraño, decirle amigo al coreano, no se lo
hubiera imaginado antes, pero fue Camila Cavendish, su amada Camila Cavendish la que logró aquel
milagro. Había visto a Yoon Shiyoon como un enemigo durante mucho tiempo, porque creyó que tenía
sentimientos por Camila, pero el tiempo le mostró que sólo era un buen amigo de la morena. Y suyo.

Cuando vio a un muchacho fuera de una enorme casa haciéndole señas, le tomó más tiempo de lo
normal identificar quién era. ¿Ese era Shiyoon? Sonrió de oreja a oreja. ¡Qué distinto se veía con el

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pelo así!

Lauren: Mírate. ¿Te teñiste de negro? ¿Te cambiaste el peinado? –Estacionó donde él le había
indicado, se sacó el cinturón de seguridad y se bajó de inmediato para abrazarlo y besar su mejilla-
Pareces más joven.

Shiyoon: La verdad es que lo hice hace algún tiempo ya y mi color real es oscuro. –La miró de pies a
cabeza- Estás distinta y no sé si decirlo de una buena o mala forma.

Lauren: Washington D.C fue un infierno, el accidente fue necesario para volver a la realidad.

Shiyoon: -miró hacia todos lados- Bienvenida de nuevo a la casa de la familia Yoon. –Se sintió como la
vez que Camila Cavendish había visitado su hogar.

Cuando el muchacho cerró la puerta, de inmediato se escucharon vocecillas en coreano, palabras


inentendibles para su mente, pero sonaban dulces y nerviosas. Mierda. ¡Él tenía hermanas!

Shiyoon: Si quieres pagarme por haberte comportado como una idiota, tendrás que sacarte una foto
con cada una de mis hermanas, son las chicas más bellas de su escuela y serán aún más populares si
se toman una foto contigo. Te aman.

Lauren: ¿Y no las decepcioné con lo sucedido?

Shiyoon: ¿Bromeas? Estuvieron llorando por días, sólo hoy se enteraron de que te conocía.

Eran tres muchachas, 14, 16 y 17 años, realmente su amigo no hacía alarde por nada porque parecían
modelos. Chillaron de emoción cuando vieron sentada en la sala de estar a la famosa

Lauren Jauregui. Fue gracioso y dulce a la vez ese pequeño encuentro con fans, no paraban de
sacarle fotografías y abrazarla. ¡Este era el paraíso! Después de que almorzaran con la familia algo
bastante tradicional, ambos caminaron hacia la habitación del coreano para charlar, incluso cuando
Shiyoon pedía privacidad, sus hermanas no podían parar de "chillar" emocionadas, así que su madre
las obligó a quedarse en el primer piso.

Lauren: Adorables. –Murmuró sentándose en la cama de su amigo, cuando él le hizo una pregunta,
empezó a relatar todo lo que pasó cuando vio a Cabello, como fue que al instante la reconoció, así
como a todos los recuerdos que había dejado de lado cuando comenzó a comportarse como una
idiota- Lo peor vino más tarde, cuando me junté con Liam. –Shiyoon entrecerró los ojos haciéndolos
parecer aún más rasgados- Hubo un momento en el que su rostro me fue familiar de una manera
distinta, como si la hubiese visto antes de conocerlo. Fue muy raro y me pregunté, si yo nací por
primera vez en el siglo 18, si tengo recuerdos muy borrosos en sueños, si tengo sentimientos sin
explicación, deben ser porque lo conocí antes. Me hubiera gustado no enterarme del motivo, del "por
qué" mis sentimientos no eran positivos.

Shiyoon: Entonces... ¿Ya sabes lo que hizo siendo Aaron? –Lo dijo con delicadeza porque el tema era
fuerte, Jauregui asintió angustiada, había matado a su amada Camila siendo inglesa. ¿Cuánto habría
sufrido en su sacrificio por amor?- Lo supe antes, en una conversación que tuve con Sounya, ella me
ha dicho lo que vio, ella sabe todo y disimula sus sentimientos en una máscara de tranquilidad, dice
que si abre la boca todo se alteraría.

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Lauren: ¿Sabes? Extraño a Cavendish. Tanto... tanto que quiero seguir llorando por horas, pero...
cuando vi a Cabello, supe que Cavendish está allí dormida, después de todo ¿no son la misma
persona? ¿La misma alma y cuerpo?

Shiyoon: Sí, sólo que al no recordarte tiene una personalidad distinta. Dios, –sonrió de lado- Sounya
hace unas semanas me dijo, convéncela de ir a un centro de ayuda, al que tú decidas, todo se dio para
que la conocieras.

Lauren: Todo se dio por una razón, si no me hubiera comportado como lo hice, si no me hubiera ido a
Washington D.C para huir de ella, no me habría acercado. –Ambos se miraban fijamente en este
momento- Quiero saber todo de ella, por qué entró a las drogas.

Shiyoon: Soy su mejor amigo desde hace un tiempo y sólo depositará sus secretos en ti si te ganas su
confianza. ¿Consejo? Deja que todo fluya tal cual ha pasado desde siempre y... retomando lo de
Aaron Warwick y tu amigo Liam, fue la misma Sounya quien me dijo una vez que hay personas que no
nacen sólo por amor, esta teoría de las almas puede ser más extensible. Hay personas que nacen de
nuevo con el propósito de expiar sus culpas, de ser perdonados, ser y hacer lo que no hicieron, valga
la redundancia, en su vida pasada. Es por eso que tus dudas y conflictos emocionales respecto a Liam
te molestan, piénsalo bien. Porque fue Aaron el vengativo, Aaron Warwick, no él siendo Liam Özkan,
tenlo en cuenta, Lauren.

Lauren: -Se secó las lágrimas- Me cuesta maldita sea, me cuesta pensar así, no es una vida
cualquiera la que se perdió. ¡Fue Camila! ¡Mi Camila!

Shiyoon: ¿No piensas que la vida ya lo ha castigado por ello? ¿Enamorándose de nuevo de la misma
mujer y que aun así no le corresponda? Puede que no sea el verdadero amor ni nada de esas cosas,
pero el tema no deja de ser preocupante. Odia a Aaron Warwick si lo deseas, a esa persona de hace
300 años que está bien enterrada. Pero no a tu mejor amigo. ¿Lo captas? En este caso sí son
personas realmente distintas.

El verde de sus ojos se tornó aún más oscuro con las palabras del asiático, un pensamiento cruzó por
su mente, luego otro y así sucesivamente, pensamientos sobre las decisiones que podía tomar a partir
de los consejos de Shiyoon y, los que seguramente más tarde le daría la gitana. No podía en este
momento decidir si continuaría como si nada su amistad con Liam, no sabía si estaba pecando de
arrogante por ello, lo único que sabía era que necesitaba un montón de paciencia y de tranquilidad
para no volverse loca.

.....................

11 de octubre de 1710, Exeter, condado de Devonshire, Inglaterra.

Confortable, cómoda, satisfecha, y así sucesivamente podía seguir nombrando adjetivos que
describieran mejor su estado de ánimo. Las sábanas parecían aún más suaves esta mañana, afuera
de la ventana podía escuchar a algunos pajarillos cantando alegres y el aroma de la habitación tenía
un toque dulzón mezclado con el olor que emana un pan recién horneado.

Abrió los ojos lentamente encontrándose con la imagen de un ángel tocando un arpa alrededor de
algunos hombres allí arriba en el techo, una pintura que seguramente costó al menos mil libras, tal

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vez dos mil. Siguió escaneando la habitación, las ventanas llegaban hasta el suelo, las cortinas eran
espesas y de color crema, las paredes blancas tenían ciertos bordes dorados cerca de los
guardapolvos, de arriba hacia abajo, todo de forma armoniosa provocado que se viera bastante
ostentoso. También tenían un candelabro dorado y lleno de piezas de vidrio en medio del techo,
alfombras con diseños sobrios, pequeños cuadros al óleo de Aaron Warwick y seguramente muy
pronto de ella. Vaya, podía dar también bastantes calificativos a la riqueza en la que continuaba su
vida, pero el desayuno sobre una bandeja de plata la estaba volviendo loca.

Su estómago rugió como si no hubiese ingerido alimento en meses, no le dolía la cabeza, ni mucho
menos el cuerpo, tal vez sentía la garganta delicada, pero los síntomas de un resfriado no
desaparecerían en su totalidad de un día para otro.

Camila: -guardó el paño que a estas alturas ya estaba seco- Gracias a tus cuidados me siento mejor,
Lauren. –Al pararse observó un reloj de cuerpo entero que indicaban las 11:25 del día de hoy- Vaya,
realmente me siento mucho mejor que ayer. -Sosteniendo una bata de seda se fue a sentar a una
mesilla para tomar el desayuno, mirando lo que había y el hambre despertó aún más- Por supuesto
que extraño las cosas que comía contigo en el siglo 21. –Antes de poder beber té, la puerta de la
habitación se abrió lentamente, la figura de allí no la animó en lo más mismo- Querido esposo.

Aaron: Mi bella y pequeña perla. ¿Cómo te sientes? Luces más fresca y vivaz que el día de ayer.

¿Han sido suficientes los cuidados que te han dado?

Camila: -pensó de inmediato en socorrer a la merecedora de sus agradecimientos- Sí, gracias a las
criadas es que me siento mejor, el té de hierbas y los paños húmedos quitaron la fiebre, sé que aun
debo seguir acostada.

Aaron: Has dormido desde la tarde de ayer me han contado, pues come tu desayuno, tranquila, porque
cuando estés lista subirá a verte tu familia. –Sostuvo su mano y besó el dorso de esta hasta escalar
para llegar a sus labios donde dejó un casto beso. Incluso después de dos meses siendo su esposa no
podía acostumbrarse, nada más que los labios de Lauren podían hacerla sentir cómoda y realmente
deseada- Seguiré cumpliendo las tareas de nuestro Conde, quién sabe, tal vez en un tiempo más me
otorguen a mí ese título. ¿Te gustaría ser esposa de un Conde? ¿Tal vez un duque?

–Camila sintió deseos de vomitar, si su padre era un cerdo no quería nada relacionado con gente de la
nobleza- Adiós, regresaré a media tarde.

Estando ya peinada y vestida, dejó que su familia subiera, saludó a sus hermanos, abrazó a su madre,
compartieron leyendo libros o tocando piano antes del almuerzo, incluso la institutriz Doyle los había
acompañado para supervisar su buen comportamiento, pero estaba claro, William Cavendish no había
venido. Más tarde, cuando se reunieron en la mesa para almorzar, los platos y todo lo demás fueron
llevados por criados vestidos de forma uniforme, corrieron la silla de los Cavendish y los Warwick y
estuvieron cerca por si necesitaban alguna cosa, solemnidad ante todo.

Rachel: Camila qué linda estás, hermana. –Una vez terminaron de comer, la muchachita la fue a
buscar a la habitación, tenía recién cumplidos 12 años- ¿Podemos hablar?

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Camila: Pero por supuesto. –Se hizo a un lado dejando que la niña se acomodara sobre la cama-

¿Qué es lo que sucede?

Rachel: Tengo miedo. –Lo dijo de golpe abriendo sus ojos más que nunca, estos se tornaron más
oscuros que de costumbre. Apretó las manos en su vestido, había reunido mucho valor para estar aquí
frente a su hermana y no por ella, sino por lo que había presenciado estos días- A veces pienso que
fuiste afortunada de conocer a un hombre tan guapo como Aaron y haberte casado con él, estás más
lejos de nosotros, pero parece ser que estás mejor.

Camila: -"Si supieras" pensó la morena- ¿Por qué dices esas cosas? –Acariciaba sus cabellos dorados
cerca de la nuca.

Rachel: Porque hace días estoy escuchando a papá gritarle a mamá, cosas feas, cosas desagradables
hermana, acusaciones que no entiendo y además tengo miedo por mí.

Camila: -apretó las manos tratando de canalizar la rabia, todos sus sentidos estaban alerta- ¿Te ha
tocado? ¿Te ha hecho algo? ¿Por qué dices eso? –Muchas veces discutieron, muchas veces se sintió
en conflicto con sus hermanos, pero eran niños aún, no quería imaginar si quiera que pudieran pasar
por lo que ella pasó los últimos días en esa mansión antes de viajar por el tiempo- Por favor dime.

Rachel: No necesariamente. -Se le llenaron los ojos de lágrimas- No le digas a nadie por favor.

................

Miércoles 18 de marzo 2015, Los Ángeles.

Sus dedos acariciaban la superficie rugosa y llena de manchas cafés de aquella piel, arrugas y marcas
de recuerdos, experiencias de vida y cuanto acontecimiento había pasado por años. Lauren apretó los
labios, la mujer mayor de edad con la que hablaba, muchas veces perdía el hilo de sus pensamientos,
no podía caminar, se mantenía sentada en una silla de ruedas y evidentemente tenía sueño. "Como la
mayoría de acá" pensó angustiada. ¿Era esta la forma en la que no iría a la cárcel?

¿Esto también tenía su propósito?

Estaba sentada en el suelo sosteniendo la mano que colgaba de una señora de 78 años con
Alzheimer, estaba en la mitad del proceso cuando ya se le olvidaban la mayoría de las cosas y
empezaba a delirar con otras. Parte de la sentencia del juez había sido Servicio comunitario y lo
estaba cumpliendo en este lugar, un asilo de ancianos donde muchos llegaban porque las familias
querían deshacerse de ellos, maldición, lo había escuchado de tantos ancianos.

A la señora Matilde, a la que le sostenía la mano para tratar de entablar una conversación, a ella le
había confiado lo que le estaba pasando, a ella le había hablado del viaje en el tiempo, de la inglesa
que amaba y de Cabello que era la misma persona nacida de nuevo. ¿Creía que la opinión de un
adulto mayor no vale nada? ¿Creía que por que tiene una enfermedad sus palabras no tienen validez?
Lauren estuvo muy atenta a su respuesta.

Matilde: Usted será feliz. –Apretó su mano- Usted será feliz porque por algo han nacido de nuevo, por
algo ha tenido un accidente, por algo la ha encontrado, no desespere, tengo un buen presentimiento

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respecto a los recuerdos de la vida pasada que tanto ella como usted no tienen.

Lauren: ¿Usted de verdad lo cree?

Matilde: ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Camila? ¿Camila Cabello? –Secó las comisuras labiales de su
boca, le costaba hablar por la falta de dientes- ¿Acaso no es la chica que viene a leer en este lugar
desde hace diez años?

Lauren no entendía a qué se refería, pero antes de poder preguntar, escuchó como los ancianos
empezaban a llenarse de júbilo y alborotos de la más linda manera. "Pero que grande estás Camilita"
"¿Tienes el cuento de la tortuga y el conejo?" "¡Estás hermosa! ¿No quieres que te presente a mi
nieto?" decían.

Giró el rostro hacia una esquina y allí pudo ver a Camila Cabello sonriendo de oreja a oreja mientras
abrazaba a los abuelos. Pero ¡¿Cómo?! La mandíbula se descolocó de su cara. Joder, hablando de

destinos y ella aparecía aquí como si hubiese sido llamada. Fue cosa de instinto, cosa del alma de
ambas, ella se sintió observada y antes de darse cuenta ya estaba viendo un par de ojos verdes muy
sorprendidos, ojos embelesados, ojos que estaban enamorados.

Capítulo 53

Deseó tener una barrera frente a ella, una cortina, algo que la cubriera de forma definitiva para que
nadie viese su rostro de sorpresa, menos el de vergüenza. Lentamente se paró del suelo, soltó la
mano de la anciana Matilde antes de limpiarse los pantalones y hacer un gesto con la cabeza para
saludar a Camila, quién aún no podía quitar de sus mejillas el color rojo que se había situado en ellas.

Vaya, ¿por qué de pronto hacía tanto calor en el hogar? Aunque pensó que estaría más tiempo en
silencio observando cual boba a la modelo, ésta se acercó a ella y le tendió la mano, no sabía que era
tan cordial.

Lauren: Hola Camila, que extraño es verte en este lugar.

Camila: -cuando apretó la mano que le tendía, sintió todo el calor recorrer su brazo hasta fulminar su
pecho, mordió su lengua por dentro para no gemir- Debería ser yo quien diga esas palabras, desde
hace diez años, más o menos es que vengo a leerle a los ancianos de este lugar. -Levantó su barbilla
con orgullo- ¿Qué te trae por aquí?

Lauren: Tengo que pagar parte de mi condena de servicio comunitario, y elegí esto, un hogar de
ancianos donde pueda ayudarlos en lo que necesiten, llevo poco, pero... he aprendido bastante.

Camila: -apretó los puños, de pronto se sintió molesta y acalorada- O sea que para ti los ancianos son
una condena, parte de algo para ser libre más tarde. ¿No es así? Un mero trámite. Ten cuidado
Jauregui, en diez años les he visto irse, pero también llegan algunos nuevos, les he tomado mucho
cariño, no los uses como tu pasaporte a la libertad. –La apuntó deliberadamente, sin vergüenzas, sin
nada, al punto de que Lauren retrocedió- Ten mucho cuidado.

Lauren miró el dedo con el que la apuntaba, toda la emoción, todo ese calor exquisito de una
adolescente enamorada, salió volando por la ventana, le cayó como un balde de agua fría, una bola de

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nieve en el rostro. ¿Por qué Camila Cabello se volvió tan hostil en segundos? Pensó que iniciaría una
charla amena entre ella y los ancianos, pero sus palabras habían herido su orgullo, que otros

pensaran mal de ella lo soportaba, pero ¿que ella creyera que usaba a los adultos mayores? ¿Que ella
pensara que los veía como un billete a la libertad y dejaba de lado todo lo humano? Quizás fue
evidente el disgusto que sus palabras le causaron, porque sintió su propia cara formar una línea recta
con sus labios.

Besó el dorso de la mano de la señora Matilde, antes de retroceder y salir de aquella sala de estar,
lejos de Camila, necesitaba ocupar la mente en otra cosa. Mierda, ¡que desagradable sensación tenía!
Quería empezar bien las cosas con ella, pero ya estaba poniendo barreras, quería ser agradable, pero
no podía actuar con tanta delicadeza para todo, frenarse, no abrazarla, recordar que ella no la conocía
por perder sus recuerdos al nacer de nuevo. Dobló por unos pasillos, vio las puertas de vidrio abiertas
y asomó su rostro por allí, miró el jardín del hogar de ancianos y vio un piano blanco bajo una pérgola
llena de flores, muchos adultos mayores en bastones o sillas de ruedas, descansaban por allí cerca.
¿Por qué no liberar tensiones y entretenerlos al mismo tiempo? Al dar pasos por el césped miró sus
manos, tuvo una sensación extraña, casi como si lo hubiera hecho antes. Apenas sabía cómo se
tocaba el piano, pero era un sentimiento extraño.

Lauren: -subió lentamente los escalones de la pérgola y susurró con esa sensación de "Deja Vu"-
Esto... ¿Lo viví?

...................

15 de octubre de 1710, Exeter, Inglaterra.

Con las manos cruzadas por delante, caminó erguida por un largo pasillo de la mansión que conducía
aparentemente a uno de los rincones poco habitados del lugar, un rincón silencioso, melancólico
quizás. Tal vez era ella la que veía las cosas de un color gris y no debía sorprenderse por ello, hace
varios días que no podía sentirse contenta, ni podía sonreír, el pánico había tocado la puerta de su
corazón y no había querido salir de allí por más que hizo el intento de decirle adiós.

Cerró los ojos de golpe al recordar la mirada desesperada de Rachel, su hermanita de 11 años que a
veces tenía el temperamento de alguien mayor, sus palabras, el tono de su voz. ¿Cómo podía
ayudarla? Había acudido a su hermana mayor y era su deber prestarle un socorro porque confió en
ella. ¿Cómo defraudarla?

Flashback

Los ojos de Rachel estaban perdidos al frente, mientras buscaba palabras para contarle a su hermana
lo que había escuchado. Recordar los gritos, la rabia de su madre, lo duro de su padre en cuanto al
tono de su voz, Dios, aterraba. Cuando sintió la valentía de hacerlo, giró el rostro hacia Camila, a
pesar de todo la quería mucho, no era como una muchachita de la nobleza, ni era todo lo que quería
ser, pero era su hermana mayor y tenía la sensación de que en ella podía confiar.

Rachel: Iba caminando a la oficina de papá para decirles que William me había hecho una zancadilla,
estaba furiosa y quería que lo castigaran, tú sabes que para llegar a la oficina hay que caminar
bastante de nuestras habitaciones, así que me demoré un poco, pero cuando me acerqué a la puerta

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para hablarles, me detuve de inmediato al escuchar a nuestra madre tan agitada,

parecía que iba a llorar. Camila: ¿Qué decía? –Susurró.

Rachel: -miró angustiada a Camila- Acusaba a papá de ser un cerdo, le decía "¿Cómo pudiste hacerle
eso a tu propia hija?" Sé que... que se referían a ti, porque tu nombre estuvo de por medio, mamá le
dijo que se había enterado de todo y que por eso no podía estar más contenta de que te fueras con
Aaron porque allí estarías segura. –Alzó su mano para tocar la de la morena- Papá dijo que no se
arrepentía y que lo haría con cualquiera que se convirtiera en una mujer tan bella.

Además, le dijo a mamá que no podía hacer nada porque lo perdería todo. ¿Quién le creería a una
mujer? El poder de un duque supera todo, pero... -apretó las manos contra las de ella- ¿Qué fue
exactamente lo que te hizo? ¿Por qué siento que corremos peligro?

Camila: -le corrían las lágrimas, prefería mil veces que tocara su cuerpo que el de sus dos hermanas-
No necesitas saberlo cariño, no es lindo.

Rachel: ¿Es por eso por lo que te escapaste?

Camila: Me secuestraron. –Incluso en este momento tan triste tenía que mentir para defender todo lo
que tuvo relación con su amada Lauren Jauregui- Pero no necesitas saber lo que me hizo papá. Sólo
te pido una cosa, cuídate, no dejes que nadie toque tu cuerpo, ni el de Elizabeth, protégela y si algo les
pasa no duden en correr hacia mí. ¿Me lo prometes? Por favor hazlo.

Fin Flashback

Que dolor, su hermana sabía la verdad a medias y no quería que fuera así, no quería corromper su
mente con cosas que le correspondían a los adultos, su niñez debía ser perfecta como la suya. Lo
peor, ¿cómo defenderla con esas insinuaciones tan sucias de William Cavendish? Cuando fue
consciente de su alrededor, se dio cuenta que había llegado al final de un pasillo y tenía una puerta
cerrada frente a ella. Cuando su mente volaba podía olvidarse de lo que realmente hacía, pero quizás
fue mucho mejor hacerlo esta vez.

Al otro lado de la puerta podía oírse una melodía de piano que sonaba triste como su propio corazón,
siendo conocedora del tema, podía decir que la persona que ejecutaba la música al otro lado, era muy
buena. Sintió la tentación, así que se aseguró al mirar hacia atrás, nadie venía. ¿Qué hacer? Lo
evidente, abrió lentamente la puerta para ver la escena, tan lentamente que la persona que tocaba el
piano no sabía que estaba siendo observada y seguía concentrada en lo suyo.

Cuando la muchacha pudo ver quién era, se mordió los labios fascinada, tuvo la tentación de fijarse en
los detalles de la pequeña habitación, pero la imagen de la mujer de cabellera oscura que tocaba el
piano, era más fuerte que todo.

Camila: Dios mío. –Susurró interrumpiendo de golpe la melodía.

Lauren: -giró lentamente el rostro hacia la entrada, retiró las manos de cualquier tecla y tragó saliva-
Lo siento, yo...

Camila: No, perdóneme a mí, señorita Lethood, he interrumpido un momento tan mágico como es el

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tocar el piano. –La ojiverde se mordió los labios bajo el paño que la cubría, el rostro de la morena se
iluminó de inmediato, sus mejillas estaban rojas como sus labios, sintió deseos de suspirar, pero no
quería que sus sentimientos fueran delatados- Es sólo que, algo que amo es la música del piano, soy
maestra de ello, he tocado el piano desde que era pequeña y verla a usted... realmente me llevé una
grata sorpresa, no me lo esperaba.

Lauren: Este es un cuarto que disponen para los empleados, pero nadie de ellos sabe tocar. –Sonrió
con pena- Debe ser por eso que está sorprendida.

Camila: ¿Cómo ha aprendido a tocar? –Caminó hacia ella cerrando la puerta detrás suyo- No es que
quiera ser entrometida, pero me interesa de verdad.

Lauren se paró del asiento que estaba delante del piano y caminó por el cuarto hasta asomarse por
una ventana. Camila sintió deseos de suspirar profundamente, era evidente que Lauren Lethood no
era consciente de la belleza que desprendía al ser iluminada por el sol, su cabello brillaba, sus ojos
pasaban inmediatamente a ser más verdosos, el paño estaba más apretado a su rostro dibujando la
silueta de sus bellos labios.

Quería sujetarla de los hombros, mirarla fijamente y cumplir con la promesa que le había hecho al
amor de su vida, enamorar a su versión pasada. Jauregui estaba muy segura de que la amaría incluso
en esa vida. Cuando ella volvió a mirarla, sintió sus mejillas arder, sonrió como colegiala y miró el
piano, esperando que Lethood diera las explicaciones respectivas.

Lauren: No debería sorprenderle si le cuento que toda mi vida he estado bajo los servicios de alguna
familia de dinero, cuando era niña una de las familias en las que ayudaba a mi madre a hacer el aseo,
tenía un piano, como era una niña no podía hacer mucho, así que me iba al cuarto de los empleados y
tuve la tentación de tocar las teclas. –Movió los dedos delante de su rostro- Así poco a poco aprendí
cada nota musical correspondiente. Nadie lo sabe y usted es la única, no es algo que me guste, pero...

Camila: La música es algo de lo que todo ser humano debería estar orgulloso, la música une a las
almas. ¿Sabe tocar a dúo? –La ojiverde negó lentamente- Si le enseño, se negaría. ¿No es así?

Lauren: -apretó los puños y asintió a sus pensamientos, no a la pregunta- Es... es sólo que, bueno, sé
que no debo hablarlo más con usted, pero no es algo que podamos evitar, somos completamente
distintas. ¿Qué diría el señor Aaron si se entera que su esposa me quiere enseñar algo como tocar el
piano? No es de los que crean que nosotros debemos aspirar a costumbres de la clase alta, en
realidad nadie lo hace. –Frotó sus manos lentamente- De hecho, no sé por qué ahora me es tan fácil
hablar con usted. ¿Qué es lo que sucede?

Camila: -con la delicadeza y clase que la caracterizaba, se sentó frente al piano y con solemnidad fue
tocando una pequeña melodía, Lauren siguió sus dedos atentamente con una necesidad tal de
rozarlos- La música no distingue clases sociales, es hermoso que el interés por ella haya tocado la
puerta de su vida, a mí me ayudará mucho para pensar en el momento difícil que estoy pasando
ahora, sin remordimientos, sin obligaciones. –Se corrió hacia el lado- ¿Desea usted que le enseñe a
tocar a dúo, señorita Lethood?

Lauren se dio el tiempo y pensó más de lo que se le tuviera permitido hacerlo. Se quitó el paño de la
cara, pero como estaba de lado, mirando hacia la ventana, no se veía el lado izquierdo de su rostro

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donde guardaba la marca en su mejilla izquierda. Secó su mentón y antes de mirarla volvió a
colocárselo, aun había mucho que recorrer para revelar sus secretos. Camila sentía sus dedos y labios
arder. ¿Por qué no fue capaz de mostrarle su rostro por completo?

Lauren: -tambaleando y a duras penas se acercó al piano, acarició la bella superficie y miró fijamente
los oscuros ojos de la mujer en la que no podía parar de pensar antes de sentarse a su lado, tan cerca
que su brazo casi la rozaban- ¿Me enseñaría a tocar a dúo, señora Warwick?

...............

Los Ángeles, Estados Unidos, 2015.

Cuando su cuerpo desapareció se sintió realmente vacía y no, no le agradaba esa sensación, porque
no era normal cuando apenas conocía a Lauren Jauregui. Estaba perpleja observando el pasillo hasta
que sintió como una cálida y rugosa mano le tiraba con cuidado los dedos para clamar su atención.
Camila bajó la mirada hacia la señora Matilde, su sonrisa no era normal, la mayoría de las veces
estaba como ida en sus pensamientos, pero esta vez parecía muy dispuesta a conversar sobre algo.

Matilde: ¿Sabes Camilita? No creo que haya sido correcto decirle eso a la señorita Jauregui, en efecto
eligió el hogar de ancianos como su servicio comunitario, pero ¿no es malo acaso juzgarla sin ninguna
prueba? Una persona que usa a los ancianos como su pase a la libertad no se da el tiempo de
escucharnos, de mirarnos con amor, de ayudarnos de forma tan dedicada como lo hace ella, ingresó la
semana pasada a este lugar y... –se secaba las comisuras labiales otra vez, hablar la agotaba- viene
día por medio, además nos trata con cariño. ¿Actuaría así una persona que nos ve como un pase
nada más? –Angustiada, negó. ¡Que torpe! ¡Qué atrevida había sido!- Alcance a esa mujer. –Tosió y
miró el vacío, luego a la morena- ¿De qué hablaba? ¿Y mi vestido?

......................

Sí, definitivamente algo tuvo que ver en su vida pasada con los pianos. Joder, no pudo evitar dibujar
una sonrisa en su rostro imaginando qué habrá hecho Camila en el pasado. ¿Habría aprendido antes
de conocerla? ¿Le habría enseñado ella? Ni siquiera sabía que estaba haciendo al dirigirse a la
pérgola. Cuando subió, dejó que su dedo viajara por la superficie blanca, mientras la rodeaba, sus

pensamientos estaban extraños, quería con tanto ímpetu recordar su vida pasada, lo que había hecho
o dicho, lo que la había rodeado, todo con tal de tener un poco más de Camila Cavendish.

Lauren: Es extraño ¿sabes? –Tocó la última tecla, la más aguda- Empezamos mal cuando viajaste en
el tiempo, al parecer estamos empezando mal ahora que naciste de nuevo. ¿Habremos empezado mal
en el pasado? –Sonrió con pena en sus ojos- Te extraño mi amor, si pudieras recordarme, si pudieras
decirme...

Camila: Señorita Jauregui. –Lauren se quedó callada de inmediato, dejó de tocar el piano y se dio la
vuelta para ver a la muchacha en las escalas de la pérgola. Su mirada reflejaba tanto arrepentimiento,
pero no quiso interpretarlo como aquello- ¿Está ocupada? –La ojiverde negó lentamente. Si esto no
era el destino, era una jodida broma de mal gusto- ¿Tocará el piano o podemos hablar?

Lauren: -Miró melancólica las bellas teclas blancas y negras- No sé tocar el piano. –Susurró, aunque
en el fondo sentía que lo supo bastante en el pasado, siendo una campesina.

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..............

Miró nerviosa su vaso de soda de fruta y los hielos que flotaban en ella, el color rojo combinaba con el
de sus mejillas. Estaban sentadas una al lado de la otra con al menos 20 centímetros de separación
entre sus hombros, Lauren no iba a decir una sola palabra hasta que ella se animara a hacerlo,
después de todo, la había buscado para hablar.

Camila: -bebió un poco de soda y la dejó al lado, no quería mirarla a la cara por ahora- Debo decir que
lo siento por mi comportamiento de hace un rato, yo... es que... mira, la verdad es que desde hace diez
años que vengo a este hogar a leerle a los abuelos, a entretener sus tardes con bingo, a enseñarles
cosas, a arreglármelas con mis horarios de la universidad y esto.

Lauren: ¿Por qué lo haces? –Murmuró bajito- ¿Qué ves en este lugar?

Camila: Lo hago porque mi abuela materna falleció en ese entonces, ella era una mujer preciosa y
jovial, alegre, hacía este tipo de cosas y me dijo una vez que una de sus más grandes angustias era
ver cómo la sociedad deja de lado a los adultos mayores, como los tratan cual desechos. Me quedó
tan grabado que fue imposible no venir a este lugar y acompañarlos. –Sonrió y la miró fijamente esta
vez- Es por eso por lo que me puse a la defensiva, pero sé que estuvo mal, realmente lo siento.

Lauren: -Asintió- Tranquila, hace nueve meses hubieras tenido razón, pero la vida me dio una lección
tan hermosa que aprendí a ser mejor persona. Una lección que extraño, pero sé que está cerca, muy
muy cerca. –El brillo en los ojos de Cabello era el mismo que en Cavendish, si pudiera tocar la puerta
de sus ojos y ver a través de ellos, sabría que ahí estaba la misma persona. Se contuvo de hacer
cualquier cosa que la pudiera ahuyentar.

Camila: Aunque hubo un periodo, –tuvo la necesidad de seguir hablando- hubo un periodo en mi
adolescencia en que me ausenté de aquí, fue como un año. -Sus ojos de inmediato se humedecieron,
sentía que se estaba hundiendo en los recuerdos dolorosos- Tampoco fue hace mucho, sólo tengo 21
años. Yo... yo...

Lauren: -A pesar de que había dicho en su mente que no haría nada estúpido para ahuyentarla,
presionó una mano sobre su hombro, una presión cálida y suave por sobre todo- No es momento de
recordar lo que duele, no ahora. –Se paró de inmediato y le tendió una mano para ayudarla a hacer lo
mismo- También tengo recuerdos dolorosos, los motivos por los que choqué, por los que ahora no
quiero acercarme a un amigo. Ser famosa no te hace huir de aquello. Vamos, hay ancianos que
mueren por bailar.

Camila, sonrojada miró la mano que le tendía y aunque sabía lo que le pasaría, la sostuvo igual. Su
cuerpo reaccionó de inmediato, pero se negó ceder a esas corrientes eléctricas. Había visto un par de
veces a Jauregui en el centro de ayuda y ahora verla en el asilo le hacía recordar que se cruzarían
muchas veces en la semana. Ella también tenía algo doloroso que ocultaba, sin embargo, ninguna era
capaz de compartirlo con la otra porque apenas se conocían. No. ¡Cristo! la curiosidad estaba tocando
a la puerta de su corazón.

Capítulo 54

Octubre, 1710, Inglaterra.

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Blanco como las nubes, blanco como la nieve, suave y encantador como el algodón. Camila repasaba
lentamente sus pálidos dedos por las teclas blancas del piano, a la espera de la mujer que había
citado a esta hora. Aquel pequeño cuarto en un sitio casi olvidado de la mansión se había convertido
desde hace pocos días en un lugar de distracción, de encuentro de dos almas tímidas que se unían
por algo que tenían en común, el amor por el piano.

De tres encuentros secretos que tuvieron allí, poco y nada se hablaron, tan sólo se observaban con
rostros tímidos, mientras la otra tocaba y demostraba toda su pasión por ello. ¿Quién sería la siguiente
en inventar la próxima melodía que sería expuesta en los grandes teatros de Europa? Fue un
comentario lleno de gracia que dijo Lauren Lethood cuando le tocó a ella inventar algo. Silencio,
complicidad, tres encuentros de breves 30 minutos que pudieron efectuar cuando la campesina
encontraba espacio en los quehaceres de la mansión y cuando ella no estaba ocupada haciendo vida
social con gente aristócrata o el pueblo.

Miró el reloj antiguo y ya había pasado media hora después de la hora acordada. ¿Estaría realmente
interesada en aprender a tocar a dúo? Aunque pensó un poco más, ella no había faltado a ningún
encuentro con ella, no se había pasado de la hora, siempre la estaba esperando. ¿Qué habría
pasado? Se acordó de una vez hace ya varios días atrás, cuando la vio ahogarse contra una pared de
piedra acá en la mansión, su problema de salud, la falta de aire, la tos constante.

Tuvo un mal presentimiento que la hizo pararse al instante, salió disimuladamente de allí y caminó
hacia las estancias en las que creía poder encontrarla. Investigar, sacar un lado curioso, jugar a
encontrar tesoros dentro de la mansión de los Warwick, era casi como introducir una aguja en un
océano y nadar para encontrarla. Por poco la mansión alcanzaba los estándares para ser llamada
palacio, aunque estaba cerca, ser la familia consentida de la reina Ana le daba una gran cantidad de
beneficios de los cuales ella podría gozar si realmente quisiera hacerlo o pertenecer a los Warwick, en
el fondo se seguía sintiendo Camila Cavendish.

Una hora más tarde, cuando le faltaba sólo una estancia que recorrer, miró hacia un pasillo que
conducía hacia una escalera casi tétrica, un pasillo oscuro con apenas unos halos de luz que
provenían de una ventana pequeña al final. Sintió escalofríos, ahora sentía el peso de la historia sobre
sus hombros al ver la construcción y el ambiente opaco en una mansión tan antigua e impotente. Se
armó de valor, apretó las manos y tras aguantar la respiración dos segundos, pasó por el pasillo frente
a ella, poco a poco y no sabía cómo explicarlo, poco a poco una energía negativa la fue envolviendo.

Un dolor agudo y punzante recorrió desde la parte posterior de su cabeza hasta el talón derecho, tan
sensible se sintió que no pudo evitar temblar. Le tenía pavor a los arácnidos y cualquier cosa extraña
de tantas patas, sabía que había varias que estaban contentas por estos rincones tan abandonados y
oscuros, pero hizo lo posible por no ceder a esos pensamientos.

Camila: ¿Señorita Lethood? ¿Señorita Lethood? –Murmuró castañeando la mandíbula- Por favor
aparezca luego. -Cuando creyó escuchar algo, la sensibilidad de su oído se hizo más fuerte-

¿Señorita Lethood? –Empezó a subir la escalera de piedra en forma de caracol que había, hasta que
en el último escalón arriba vio una figura acurrucada contra la pared, una figura que temblaba. La
reconoció de inmediato sin verle el rostro- ¡Lauren!

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A pesar de lo grueso y costoso que podía ser su propio vestido, corrió por la escalera sosteniéndose
para no caerse de bruces. Al verla a sólo un metro de distancia, se acercó tan lentamente como pudo
para no espantarla, alargó su mano y la apoyó sobre su cabellera pues era lo único que se veía, tenía
el rostro escondido entre los brazos.

Camila: Señorita Lethood ¿qué le sucede? –Ella apenas se movía- Puede confiar en mí si quiere.
Lauren: -sin levantar el rostro, murmuró- ¿Cómo... cómo me ha encontrado?

Camila: Simplemente tuve un mal presentimiento, usted no se ha ausentado las veces que nos hemos
reunido para tocar el piano. ¿Por qué esta vez sí? –Se sentó dos escalones más abajo, realmente esta
escalera era estrecha y medio oscura- ¿Qué es lo que le sucede? Por favor, la vi temblar... y desde
hace dos días que la he visto cuando siempre coincidimos en miradas, aunque estas sean pequeñas. -
Su silencio la estaba atormentando. Apenas podía verla, sus ojos no se acostumbraban a la oscuridad
que había en esta altura de la escalera.

Lauren: ¡¿Qué hace?! -Más que una pregunta, fue una exclamación nerviosa cuando sintió que ella le
había tirado el paño que cubría su rostro- ¿Cómo... cómo se...

Camila: Tengo mis ojos tapados. ¿Puede verlo? La verdad es que lo hice porque sé cuánto aprecia el
paño en su rostro, cuánto aquello la protege de algo que oculta. Nunca violaré algo tan preciado como
su privacidad. Puede colocárselo si quiere.

Lethood entrecerró los ojos para ver un poco más definido, sí, las delicadas y astutas manos de la
muchacha estaban sobre su rostro. Sintió aún más deseos de llorar, ella respetaba esa silenciosa
petición de no querer que le vieran el rostro.

Lauren se recostó en la escalera y miró el techo, susurró a la muchacha que podía quitarse las manos
de los ojos si lo deseaba, de todas maneras, en la cima de una escalera que no conducía a ningún
lado, poco y nada se veían los rostros.

Camila en silencio observó su figura, aunque hizo el esfuerzo por verla apenas pudo, casi todo estaba
oscuro. ¿Cómo fue capaz de subir hasta acá? ¿Cómo pudo divisar su figura sin la luz necesaria y con
la distancia que las separaba? Quería pedirle que la viera directamente, pero no quería quebrar los
pequeños espacios de confianza que ella le brindaba.

Camila: ¿Podrá decirme que le ha pasado?

Lauren: Diez años. –Murmuró con su exquisito acento escocés que no deseaba perder- Estaba en
Escocia, yo vengo de allí, alguna vez hice mención de que desde pequeña ayudaba en casas de gente
rica y así fue, empecé allí. Todo el día lo pasábamos en un palacio o una mansión y luego volvíamos a
casa. Era el infierno, no por lo pequeña, fría o húmeda que puede ser una humilde morada de un
campesino, sino por el hombre que la sostiene. –Apretó los puños e instintivamente Camila le sostuvo
uno. Lethood sabía que esto quebraba como cien reglas de la sociedad en la que vivían, pero no le
importaba en este minuto- Mi padre, un hombre carente de todo tipo de valor moral, hacía lo que
deseaba con mi madre. La golpeaba y abusaba de ella. –Le corrían las lágrimas por la cara- Yo
protegía a mi hermano que tenía un año en ese entonces. Mi madre todo el tiempo decía que no
emitiéramos un sólo ruido, que nos escondiéramos cuando él entraba borracho, que no
cuestionáramos nada y hasta formamos una extraña manera de quedarnos dormidos a pesar del ruido
exterior.

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Camila: Dios mío santo. -Suspiró angustiada.

Lauren: Pero una noche fueron tan fuertes, que creí que la mataría, no pude conciliar el sueño y con
todo el valor que puede poseer una niña de diez años, me paré y fui a su encuentro para defenderla.
Con sus golpes me rompió las costillas, me azotó contra el suelo, pero logré que no la golpease a ella,
sino a mí. –Camila lloraba en silencio con su relato. "Oh Cristo, incluso en su vida pasada Lauren era
una persona llena de carisma, incluso siendo tan pequeña"- Cuando vi que sostuvo un fierro caliente y
que su punta estaba casi roja y se dirigía a mi madre, me paré con todo el esfuerzo que mi cuerpo me
daba, fui a la cocina donde en un brasero calentaban agua, tome el caldero y corrí a donde él estaba a
punto de dañar a mi madre. -Su voz estaba quebrada mirando el techo, no quería ser vista- Lancé con
mis fuerzas el agua caliente sobre su espalda, quemándolo por completo. Sus gritos de dolor me
fueron tan satisfactorios, mi madre al verme corrió por mí, pero en ese minuto el dolor de mis costillas
rotas fue tan fuerte que terminé desmayándome, golpeando mi mejilla izquierda sobre el fierro al rojo
vivo. ¿Cuántos segundos fueron? ¿Uno? ¿Dos? No más que

eso, pero lo suficiente para dejarme una quemadura que cubre gran parte de mi pómulo izquierdo. Esa
marca, esa detestable marca me recuerda las veces que mi padre abusó y golpeó a mi madre, esa
marca era parte de mis pesadillas siendo niña, sufrí burlas, comentarios crueles. Tanto así que no
pude verlo como una marca de guerra, sino como algo que quería desaparecer. Venimos a Inglaterra
por eso.

Camila: Dios mío, entonces el paño que cubre su rostro...

Lauren: Es una forma de no espantar a nadie con la marca, una forma de sentirme segura y protegida
también, una forma de aislar mis pesadillas de niña. –Un quejido hacía que brotara de su boca un
incipiente sollozo- Pero está volviendo, está volviendo todo eso, todo aquello.

Camila: ¿Qué cosa? -Apretó su mano, reconfortándola.

Lauren: -bajó la mirada hacia ella, por la oscuridad, Camila apenas podía divisarla y apenas podía
verle el lado izquierdo, porque ella lo estaba cubriendo- Hace tres días encontraron a mi familia
asesinada, mi madre y mis dos hermanos menores, sus cuerpos sin vida apuñalados sobre sus
humildes camas con abundante sangre seca. Yo... yo fui a darles sepultura.

La pena, la compasión, Camila no la soportó más y comenzó a llorar contra la mano de la muchacha
que estaba aferrada a la suya. Fue tanto el dolor transmitido en sus palabras que la morena lo
absorbió todo. ¿Cómo no pudo estar allí para acompañarla? ¿Quién había sido la persona que había
actuado de manera tan sanguinaria? Y aquella niña, aquella niña que le había salvado la vida en el
pasado a su madre y que por ello quedó con secuelas físicas y mentales. Esa niña convertida en una
hermosa mujer que veía seguramente su esfuerzo en vano al enterarse de la muerte de su familia
completa. Las lágrimas y quejidos de ambas se fusionaron, como si la pequeña confianza, la pequeña
complicidad hubiese aumentado al máximo, como si se dijeran que se tenían la una a la otra. No iba a
rogarle que le mostrara su rostro con una quemadura en la mejilla izquierda, no, iba a respetar su
pañuelo, su silencio, lo que ella sentía como su protección.

2 de noviembre de 1710, 5 días después, Plymouth, Inglaterra.

La mano que sujetaba el brazo de aquel hombre, temblaba de ansiedad. Después de aquel pequeño

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encuentro no había podido dejar de pensar en quién había sido el asesino de su familia y el dolor que
Lethood atravesaba en silencio. Se estaba consumiendo por dentro y nadie se acercaba para prestarle
ayuda. ¿Cómo ayudarla? Sujeta del brazo de su esposo estaba presenciando el desfile que

hacían los soldados casacas rojas, mientras las damas los admiraban con dulce coquetería, los niños
alzaban sus banderas del Reino de Gran Bretaña y algunos hombres admiraban con placer las armas
que estos cargaban.

Aaron: ¿Sucede algo, adorable esposa?

Camila: Nada de lo que deba preocuparse señor Warwick, solamente estoy pensando. ¿Ha sido
provechoso este viaje para usted?

Aaron: Estoy pensando seriamente que en unos meses más seré el conde de Devonshire, es bueno
para mí relacionarme desde ya con personas de este condado. –Saludó a la gente que pasaba cerca
admirándolo como si se tratara de un Dios- La gente sabe que soy como el hijo de la reina Ana, es
evidente que mostrarán hacia mí hospitalidad y bondad. –Le susurró al oído.

Camila: Parece más estresado, incluso su aspecto ha cambiado, parece un poco más delgado. –
Fingió sonreír al acariciar su barba- Descanse más tiempo.

Aaron: Sólo descansaré cuando me digas que estás esperando un hijo mío. ¿Es normal que pase
tanto tiempo? –El rostro de la morena se puso pálido y disgustado, aunque quiso sonreír, le fue
imposible- ¿Qué es lo que realmente sucede, querida?

Camila: -Tenía la mirada perdida en el uniforme de los soldados- Es que yo también deseo tener un
hijo suyo, señor Warwick. ¿Está dudando de mi capacidad de fertilidad? –Puso su mano en el regazo
como cuando haces el gesto técnico de que te duele el estómago- Sería un don de Dios albergar un
hijo o hija suyo aquí durante meses, pero quizás no estamos "amándonos" los días que corresponde.

Hablar de esas cosas la ponía nerviosa, tenía deseos fuertes de vomitar cuando él hacía mención de
un futuro hijo entre ambos. Le era imposible concebir la idea de tener un niño de Aaron Warwick, no se
sentía capaz de engendrar a un ser inocente que estaba destinado a ser infeliz, a no ser amado como
correspondiera. La única opción que tenía para no quedar embarazada, era beber secretamente dos
veces por semana hiervas que la hicieran abortar cualquier tipo de proyecto que se hubiera creado
dentro de ella, lo hacía llorando todo el tiempo, porque nunca estaría segura de si se había convertido
o no en una asesina. ¿Quién se atrevería a juzgarla al no estar en su posición?

Aaron: Te has quedado callada. –Acarició su rostro- ¿Cómo está esa campesina escocesa?

¿Lethood? –Apretó los labios- Supe que asesinaron a su familia.

Camila: -contuvo la respiración, tragó saliva y lo miró- ¿Tengo que saberlo yo? Es una criada.

Aaron: Pero las personas de nuestra morada han dicho que te han visto conversando con ella, eso no
me gusta, no me gusta que la gente inferior se te acerque.

Camila: Señor Warwick, constantemente la gente inferior se me acerca y usted no parece tener un

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problema con ellos. ¿Cuál es la diferencia con la señorita Lethood? Es sirvienta de la mansión y yo soy
muy sociable con todos los demás, puede preguntarles a mis padres si estoy pecando de mentirosa,
pues no es cierto. ¿Desea poner sentimientos y palabras en mi boca que no corresponden? Mi vida le
pertenece a usted, así que esos comentarios por favor no los vuelva a hacer delante de mí. -Cuanta
mentira había en sus últimas palabras.

Aaron: -relajó los hombros al escucharla, toda la tensión de comentarios que llegaban a sus oídos se
habían esfumado- La manera en que se comporta esa mujer no me gusta, hay rumores de que tiene
interés en las mujeres, y los trabajos que realiza no le ayudan en nada. Tengo la sospecha de que ella
te desea, y de ser así, hay que actuar de inmediato.

Camila: -No pudo evitar reír ante su comentario, colocó una mano sobre sus labios para no perder la
elegancia- ¿Esa mujer interesada en mí? Usted está loco esposo mío, deje de delirar con situaciones
que no existen y enfóquese en la gran carrera que le espera, mi futuro Conde de Devonshire, señor
Warwick.

Cualquier comentario que se refiriera a su grandeza lo hacía perder la concentración y a sonreír


satisfecho. El pavor la estaba haciendo sudar en un clima que era bastante frío la verdad, los
comentarios de Aaron venían con un mensaje entre líneas, algún criado lo suficientemente sucio las
había visto un par de ocasiones, nunca habían hecho algo sospechoso y trataba de hablar
disimuladamente, ocultando sus deseos. ¿Por qué llenar de imágenes que en la cabeza de Aaron
pudiesen malinterpretarse?

Sus celos, su voz y sus miradas no le gustaban para nada.

Capítulo 55

Miércoles 1 de abril 2015, unos días después, Los Ángeles, Estados Unidos.

Las lágrimas caían de sus ojos lentamente, corrían por sus pómulos bordeando después la comisura
labial hasta sumergirse en la almohada de su cama. Afuera el día parecía haber fraternizado con su

estado de ánimo, las nubes estaban grisáceas, gotas de lluvia caían sobre la ciudad de manera lenta,
pero igualmente emitían un característico ruido que le daba a los perezosos una excusa perfecta para
quedarse en cama.

Por primera vez después de que su amada se había ido al pasado, se atrevió a encender el teléfono
celular que le compró para que utilizara, se mordió la lengua cuando vio en el fondo de pantalla, una
imagen de ambas en una de esas noches que preparaban bocadillos para ver películas frente al LED
de la sala de estar. Nunca creyó que llegaría un día en el que creería en la existencia del verdadero
amor, nunca pensó que un día terminaría convenciéndose de que existen personas que se
complementan la una con la otra. Pues la suya había venido del pasado. ¿Qué clase de broma era
esa?

Lauren: Mira tu rostro, Cavendish, tan lleno de vida. –Apretó los dientes cuando las líneas del libro y
las páginas de historia en internet que relataban la causa de su muerte, pasaban por su cabeza- Es
que estoy segura de que ni siquiera fui tan buena persona en el pasado para merecerte. ¿Por qué
Camila? –Una tras otra, pasaba las imágenes en la galería del teléfono, imágenes que ella había
tomado con su cámara. No pudo evitar reír cuando en una foto salía en todo su esplendor, en primer

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plano estaba su cara frente a la cámara frontal cuando apenas empezaba a conocer el artefacto- Que
linda Dios, que linda. –Pero su risa terminó en lágrimas que cayeron lentamente, de nuevo.

Para ser del siglo 18 había tomado fotos increíbles, capturó detalles preciosos de los árboles, las
flores, los animales e incluso edificios o puestas de sol, del paseo que tuvieron cuando fueron a
acampar, del último día que estuvieron juntas, cuando tuvieron el paseo con su familia- Te extraño y
cuando te veo siendo Cabello, me cuesta tanto frenar mis deseos y pedirte que me recuerdes.

Con una sonrisa final besó el teléfono y lo guardó dentro de una cajita de madera bajo su cama. Fue
hacia el baño y quitándose toda la ropa en el camino, llegó a la ducha para dejar que la reconfortante
agua caliente mojara su cuerpo, uso el shampo, el jabón y todas las cosas que se ponía cuando quería
relajarse.

El 9 de abril cumpliría el mes recién de estar asistiendo a las charlas y casi un mes de haber asistido al
asilo de ancianos, todo parecía avanzar tan lento, pero como decían sus abuelos, era mejor que las
cosas avanzaran lentas pero seguras, tiempo al tiempo, de seguro del accidente había aprendido muy
bien.

Lauren: Sí, detesto estar sin licencia. –Restregaba con rabia la espuma contra su cabeza- Al menos
los tres meses con los ancianos valdrán la pena, pero ¿qué me suspendiera mi licencia? ¿El juez me
detestaba? ¿No le di alguna vez un autógrafo a su hija? –Muchas veces como el día de hoy, pasaba
de estar angustiada a después reírse de sí misma, un estado de bipolaridad pasajera matutina o algo
por el estilo. Al salir de la ducha se miró en el espejo con la toalla alrededor de su cuerpo, sus ojos
parecían azules bajo la tenue luz cerca del lavamanos- Tienes que salir adelante. Tienes que ir a
hablar con tu mánager.

Como era de esperarse de una figura pública y famosa que comete errores, una figura pública que
depende de su imagen por sobre todas las cosas, Lauren perdió contrato con todas las marcas apenas
se supo lo del accidente y el estado de ebriedad. ¿Eso que decía? Que su credibilidad era inestable y
que las casas comerciales o marcas no querrían perder algo por usarla como modelo. En simples
palabras su trabajo como modelo había quedado en el suelo. ¿Cómo recuperarse de aquello? Aunque
tuvo una conversación con la gente más sabia de su familia, en ninguna circunstancia iba a aceptar
usar el rostro de sus padres como moneda de cambio, no quería favores de Michael o Clara, no quería
tener un papel por ser "La hija de...", quería arreglar sus errores por sí misma.

Cuando estuvo lista, cuando el rocío de aquel perfume rozó la suave piel de su cuello, sonó el timbre
de su departamento. Le había dicho al mánager que subiera, iban a tener una charla entre ambos
donde pondría el fin del contrato con él, no porque le hubiese robado dinero como el anterior, sino
porque quería tomar bajo todas las circunstancias las riendas de su vida laboral, además, no podía ser
mánager de su madre y de ella al mismo tiempo. ¡Terminaría haciendo "Kaboom"!

Lauren: Hey, señor D. –Se quedó con el brazo extendido, la mano en el picaporte, la puerta y sus ojos
abiertos, muy abiertos. Cerró los ojos un segundo para hacerle entender a su mente que esta sólo era
una broma de mal gusto.

Camila sintió sus mejillas arder, había estado debatiéndose todo el fin de semana entre contactarla o
no contactarla y por fin cuando había reunido el valor de hacerlo, se arrepentía con todo su ser. Por
alguna extraña razón cuando se acercó al conserje a preguntarle por Lauren Jauregui, éste la había
mirado con un poco de duda. ¿Por qué? Sólo dijo "Pase, después de todo es su hogar, tanto tiempo

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sin verla." ¿La habría confundido con otra mujer? Lo más fuerte de todo fue que cuando subió al
ascensor, sus dedos tocaron de inmediato el último piso como si tuvieran memoria, pero ¿de qué?

Antes de poder decir algo, había presionado el timbre y antes de poder arrancar, ella había abierto la
puerta con una media sonrisa que se perdió cuando la vio. Sus piernas temblaron sin razón aparente,
su corazón se había apretado tanto cuando ella cerró los ojos como si quisiera borrar algo.

Lauren: Hola Camila. –La miró fijamente y un poco hacia abajo, parecía más baja esta vez- Te
preguntaría cómo supiste donde vivo, pero... -miró hacia la sala de estar- ¿Quieres pasar?

Camila: Sólo venía a dejarte esto. –Le extendió una cartera- El viernes cuando te fuiste antes de las
charlas, no alcanzaste a darte cuenta de que se te cayó y yo la vi. –Hablaba como si hubiese cometido
un crimen, sus mejillas rojas, su nerviosismo la delataba. Lauren quería morderla toda y no se culpaba
por pensar de esa manera ahora- No sé cómo y no pienses que soy una psicópata, no sé si lo leí en
alguna parte, pero sentí que podías vivir cerca de aquí. -Lauren sostuvo la cartera entre sus manos,
pero antes rozó un dedo sobre el dorso de las delicadas manos de la morena. Hizo como si fuera
casual, cuando en el fondo, su corazón estaba saltando como loco- Yo... yo debo irme.

Lauren: No, pasa a comer algo, es lo menos que puedo hacer por ti. –Entrecerró los ojos- Y tienes la
ropa húmeda, no se diga más, pasa.

Camila: Mis hermanas van a querer matarme. –Susurró cuando entró al enorme departamento de la
famosa Lauren Jauregui. Cada rincón era un signo del poder que tenía, había mucho lujo, mucho de
todo lo que ella no podría costear ni siquiera en 100 años.

Lauren se quedó contemplando su figura desde la puerta que estaba cerrada tras su espalda. ¿Por
qué tenía que pasar esto? No había que ser muy inteligente para darse cuenta de que el destino
quería acercarla aún más a ella. Murmurando su nombre para captar su atención, le hizo un gesto a la
morena para que la siguiera a la cocina. En realidad, no eran lejanas del todo, ambas se comunicaban
cada vez que se veían en las charlas o en el hogar de ancianos, pero por alguna razón la situación de
ahora parecía tener otra connotación, algo más personal.

Disimuladamente la modelo le mandó un mensaje de texto a su mánager diciéndole que mejor se


juntaran en la oficina una hora más tarde, pues tenía asuntos pendientes que resolver.

Dentro de una inocencia que la caracterizó incluso siendo inglesa, la morena se sentó sobre un
taburete moviendo las piernas ansiosamente. La espalda de la modelo se marcaba cuando se movía
buscando cosas para prepararle algo.

Lauren: No sé cómo no me di cuenta de que anduve sin billetera todos estos días, créeme Camila,
ando con la mente en otras cosas y no sé si sea bueno o malo, pero es la verdad.

Camila: -apoyó el codo en una superficie de mármol negro para sostener así su rostro- Tienes suerte
de que no sea una ladrona que haya copiado tus tarjetas de crédito. -Miró alrededor suyo, la cocina
era amplia y por alguna razón se le hacía familiar, eso le inquietaba secretamente- Todo es bonito
aquí.

Lauren: -Se giró sobre sus zapatos mientras revolvía una taza de chocolate caliente- Y no quiero

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perderlo, tiene los mejores recuerdos que puedo albergar. -Se estiró por sobre la mesa cuando la taza
estuvo lista para entregársela a la morena, la muchacha observó sus dedos que sostenían la
porcelana blanca, parecían expertos, firmes- Aquí está, bebe un poco. -Entrecerró los ojos al ver la
inquietud en su mirada- No me mires así, te lo mereces por entregarme esto. –Alzó la billetera.

El sabor del chocolate caliente era una de las cosas más deliciosas que había probado, suspiró
cuando su lengua se mojó con aquel líquido caliente que venía bien en un día frío. Miró hacia los lados
lentamente otra vez. ¿Por qué se sentía en un ambiente tan cálido y familiar?

Lauren: ¿Te sucede algo?

Camila: Sé que sonará extraño, pero... ¿En serio nunca nos hemos visto en persona aquí? –Lauren se
tensó completamente- Lo siento. –Sonrió avergonzada- Debe ser la lluvia y el chocolate caliente que
me tiene confundida, tal vez mis hermanas me mostraron fotos en internet de tu departamento.

Lauren caminó al refrigerador, pero en vez de abrirlo se dio vuelta para mirar a Camila desde atrás.
Extendió un poco la mano para tocar su espalda, para sentir que era real, pero si cometía ese error, si
se dejaba guiar por el impulso de su deseo, terminaría muriendo de amor. Quiso llorar de nuevo, quiso
llorar porque el alma de Camila guardaba de todas maneras los recuerdos de cuando viajó hacia el
futuro siendo inglesa. ¡Era evidente! ¡Cavendish estaba frente a ella, maldición!

Camila: -Después de 20 minutos saltó del taburete y se paró erguida- Esto estuvo delicioso, de verdad
gracias, saldré de aquí para no molestarte más. Sé que tienes asuntos que arreglar. ¿No es así?

Lauren: Sí, pero... bueno, al menos déjame ir a dejarte a casa, no puedo conducir pero podemos ir en
taxi, está lloviendo fuerte otra vez.

Camila: Ni hablar, tengo dos hermanas mellizas que son fanáticas tuyas, terminarán acosándote y
acosándome a mí todo el tiempo para conseguirles una cita contigo.

Lauren: -no pudo evitar reír unos segundos- ¿Es que todo el mundo tiene hermanas adolescentes que
son fans mías? Incluso Shiyoon.

Camila: -Cesó de caminar y se dio la vuelta con las cejas fruncidas- ¿Qué acabas de decir? –No sabía
quién estaba más sorprendida, ella por su gesto o Lauren por entender su reacción- ¿Conoces a un
Shiyoon?

Lauren: No he dicho Shiyoon, dije Simón. El agua te ha afectado los oídos. –Estaba tan nerviosa que
cuando llegaron a la sala de estar, estuvo a punto de tropezar con una mesa- Iré a dejarte al taxi.

Camila: No gracias, puedo hacerlo sola. –Dio una última mirada al departamento con los ojos
entrecerrados, empezó a sentir miedo de sí misma- Ahí lo tienes, tu billetera a salvo y yo me despido.
–Iba a estirar la mano para despedirse de ella, pero se quedó las intenciones en la mente, tuvo la
sensación de que si lo hacía cometería un error, pero no porque ella fuese una figura negativa, recién
comenzaba a conocer su lado "no famoso", pero verla a los ojos, estar a solas con ella, todo la había
afectado de una manera que no se había esperado- Adiós, Lauren.

Lauren: -no parecía feliz con su despedida, pero se acercó al ascensor para que se abriera para ella,
cuando la morena se volteó, ambas se miraron tan fijamente que iban a saltar chispas de sus ojos-

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Adiós, Camila.

No, no podían ser conscientes de que sus almas se estaban comunicando.

...............

10 de noviembre de 1710, Exeter, Inglaterra.

Estaba acurrucada contra suaves sábanas, calientes y suaves sábanas que podrían ser el paraíso si
no se tratara de la cama que compartía con su esposo Aaron. Podía sentir la respiración pesada de él
tras su espalda, comenzaba a sentirse asfixiada y aunque no tenía claro que hora era, sí sabía que era
de madrugada. Lentamente salió de la cama para que Aaron Warwick no despertara, tenía sus pies
desnudos y a pesar del frío no fue capaz de buscar zapatos donde tenía destinados varios pares,
cualquier ruido podía alertar a su marido, de todas formas, no iba a sucederle algo malo si eso ocurría,
simplemente quería caminar un poco sola para pensar.

Ayer habían vuelto a Exeter tras estar un par de días en pueblos relativamente cercanos, dentro del
condado de Devonshire. El recorrido de su esposo cumpliendo labores que le correspondían al Conde,
continuaría dentro de dos semanas tal vez, pues en cada ocasión que Aaron hablaba del asunto de
desplazar al conde actual y ser nombrado él como tal, le generaba una pasión indescriptible y no era
algo que podía acabar ahora. Era Vizconde, pero sus ansias y su sed de seguir subiendo eran fuertes.
¿Acaso no querría ser algo tan poderoso como un Duque?

Lamentablemente ese puesto lo tenía asegurado el primer hijo de William Cavendish, el hermano de
su mujer.

Hizo una mala cara al salir hacia el pasillo, incluso cuando quería alejarse de su esposo empezaba a
pensar sobre sus asuntos. ¡Era difícil apartarse de todo cuando como esposa tenía un rol que cumplir!
Sonreír, ser educada, reír de los malos chistes que cualquier persona con un buen alto cargo pudiese
hacer, incluso la comida podía ser extravagante, pero ella debía aceptarla para caer bien ante todo el
mundo, sembrar así la empatía para que todos terminaran adorando a su esposo.

Camila: Que feo es aquí, que feo es aquí realmente. –Murmuraba llena de pánico cuando daba
pequeños pasos por aquel pasillo de la tremenda mansión. Había truenos, luego relámpagos, pero
seguía siendo oscuro si no fuera por esas ráfagas de luz que iluminaban el lugar. En la cocina tal vez
quedaba algo aun apagándose lentamente después de todo un día estando encendido, sólo una
pequeña chispa le era suficiente para encender una vela- Si tuviera la tecnología del siglo 21, tendría
un encendedor a mano. A veces me pregunto porque no me traje ciertos objetos de aquella época. –
No supo cómo, pero a pesar de que todo estuviese oscuro pudo llegar a lo que creía era la cocina-
Debe haber velas por aquí, de seguro las hay. –Se agachó para abrir las puertas de un mueblecillo de
madera, la cocina a pesar de ser grande estaba un poco más iluminada por los rescoldos que se
apagaban lentamente. Se sentía sola e incluso a estas alturas cuando no encontraba unas velas se
preguntaba si había sido buena idea salir de la protección de su cama- ¿Qué es esto? Debe ser ropa
usada de los criados. –Al sentir una camisa medio tiesa bajo sus dedos se preguntó que podría haber
pasado con ella- Debe estar sucia. –Cuando encontró un par de velas las acercó a las chispas de
fuego que quedaban para encenderlas, demoró tan sólo unos segundos para iluminar mucho más el
ambiente, ahora así se sentía segura- ¿Qué será esto?

Sintió sus pies temblar cuando el trueno rompió con fuerzas en el cielo después de un precioso flash

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llamado relámpago. ¿Podía tomarlo como algo bello o era algo de lo que debía temer? Camila

acercó la camisa a una mesa cerca de una vela para ver mejor, porque se sentía muy tiesa, en este
minuto la curiosidad le ganaba a cualquier asco que pudiese sentir. Dicen que la curiosidad mató al
gato, a Camila terminó por dejarla boquiabierta de una mala manera.

Camila: ¿Es esto sangre? ¡Por Dios! –Pero no era capaz de apartar sus ojos de aquella camisa que
había sido salpicada de sangre, bastante- Pero... no entiendo. ¿Quién se manchó con sangre y por
qué dejó esto aquí? –Estaba un poco quemada como si alguien hubiese tratado de ocultar evidencia.
La observó detenidamente, parecía muy costosa, aunque con lo maltratada que estaba, no podía
afirmarlo. ¿Era sangre propia o ajena?

Pero antes de que pudiese verla, escuchó unos pasos en el salón contiguo a la cocina. No quería ser
vista. ¡No! Tan rápido como pudo, sumergió las velas en agua para apagarlas de una vez, tomó la
camisa y la dejó donde correspondía. Ser menuda tenía sus ventajas, podía esconderse en un lugar
pequeño sin ser vista. Los pasos eran tan cercanos que casi los podía sentir rozando su oreja. Tan
lentamente como le fue posible, inclinó el rostro para ver de quién se trataba, apenas veía una silueta,
pero no fue necesaria una luz más potente para identificar a esa persona. Su perfume corporal era el
mismo que quedaba impregnado en las sábanas de la cama. Aquella misma persona que dormía con
ella, había tomado agua y luego ansiosamente abrió el mueblecillo donde estaba la camisa.

Camila simplemente quería ponerse a llorar desesperadamente en un rincón. ¿Con quién mierda se
había casado? ¡¿Qué era todo esto?!

Capítulo 56

Al abrir la puerta de su habitación pudo ver que ya dentro de la cama estaba su esposa acostada,
parecía dormir profundamente y tal vez podía haberlo logrado, después de todo él estuvo mucho rato
quemando en la cocina la camisa con la sangre seca, quemando evidencia que lo incriminara de un
reciente asesinato del cual era autor.

Aaron: Esposa mía. ¿Dónde estuviste metida hace un rato? -Incluso cuando no quería sonar nervioso,
lo hacía.

Camila: -fingió que despertaba, se dio una vuelta entre las sábanas hasta observarlo allí parado frente
al lado de la cama que le correspondía- Hay una tormenta afuera, los truenos me ponen nerviosa así
que salí a mirar para ver si había caído un rayo cerca. Cuando volví usted no estaba,

así que me quedé dormida. –A pesar de la oscuridad pudo sentir como la tensión en el cuerpo de su
esposo había desaparecido. La inglesa quiso chillar de pánico, él era un asesino. ¿A quién le había
quitado la vida?- ¿Por qué me lo pregunta?

Aaron: Por nada. Mejor durmamos un poco más, son las cinco de la madrugada.

Sintió sobre el colchón cuando él se acostó a su lado, pensó que iba a abrazarla, pero para su alivio
Aaron estaba tan metido en sus pensamientos que le dio la espalda y se quedó dormido hacia el otro
lado de la cama. Las lágrimas caían de sus ojos por la angustia. ¿Cómo un hombre tan bueno en el
futuro, podía ser tan cerdo en el pasado? Sabía que no era ningún alma inocente, pero le costaba

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creer que fuese un asesino, aunque en el fondo de todo, sabía que era la verdad. ¿Quién había sido
su víctima? No podía ser un animal o una mascota, nadie que hace aquello oculta una camisa con
tanta ansiedad.

.....................

15 de noviembre 1710, 5 días después.

Como una dama que debe comportarse con delicadeza, como una señorita de la nobleza, Camila
bebía su té en compañía de los padres de su esposo, en aquel salón de la mansión que disponían
precisamente cuando querían tener un momento familiar a solas. Aaron por supuesto que no estaba,
aunque había almorzado con ellos, de manera repentina salió con un grupo de hombres aristócratas a
discutir ciertos asuntos políticos, en los que ella por supuesto no estaba interesada.

La chimenea estaba encendida, el frío afuera calaba los huesos de cualquiera que se atreviera a andar
despojado de abrigos o mantas, estaban en los días más fríos de otoño. Frente a ella, su suegra,
Annette Warwick, leía un libro de los poemas ingleses más destacados del siglo, su suegro Scott
Warwick, por otra parte, leía "The Tatler", una revista británica que contaba noticias y chismes
londinenses y que salía alrededor de dos a tres veces por semana, si bien le llegaban con días de
atraso, siempre la pedía porque tenía un gusto secreto por lo que se comentaba en los cafés de la
capital. Después de reunir valor suficiente, dejó la taza de lado y alzó la voz sólo lo suficiente para
captar la atención.

Camila: Saldré por un momento hoy. -Ambos alzaron con tranquilidad sus rostros hacia ella- Es un
poco difícil para mí hablar de esto, pero el día que fui devuelta a Exeter, me dejaron en un granero de
unos campesinos que me cuidaron hasta que estuve en condiciones propicias de volver a mi

antiguo hogar. Eran personas muy humildes y sencillas, sé que han pasado meses, pero necesito
devolverles aquella acción tan caritativa que tuvieron conmigo, nunca tuve tiempo para retribuirles y en
estos días no he podido dejar de pensar en el asunto.

Scott: ¿Son pensamientos que no te dejan tranquila?

Camila: Sí, señor Warwick, creo que es una forma de demostrar que las personas de la nobleza
podemos mantener... –quería decir "lazos" pero creía que podrían burlarse- quiero decir, es una forma
de fomentar la empatía en el pueblo. ¿No deseamos con tanto ímpetu que mi amado esposo sea en
un futuro cercano el Conde de Devonshire? Si bien no es un título que lo otorgue el pueblo, el hecho
de ser amado por ellos, asegura la estabilidad y la seguridad. Eso dice mi padre, William Cavendish.

Annette: Querida Camila, están disponibles tus carruajes, sólo elije uno de ellos para ir al encuentro de
esa familia y pídeselo a uno de nuestros cocheros, sin embargo, procura no tardar mucho. Lady Carol
vendrá a cenar esta noche y queremos mantener una conversación previa a la comida como parte del
protocolo, es una mujer con mucho poder en la ciudad y llena de conocimientos políticos.

Camila: -agachó la cabeza después de pararse- Muchas gracias señor y señora Warwick, iré en busca
del cochero entonces, procuraré tardar sólo lo suficiente.

En la enorme habitación que poseía con su esposo, buscó en el armario algo que ponerse como
manto, no quería llegar hecha un cubo de hielo donde los Kolgers. Rápidamente, una vez que terminó

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de vestirse bien, bajó por una de las tantas escaleras de mármol que tenía la mansión para poder
llegar así a donde estacionaban los carruajes para limpiarlos. A su nombre poseía tres y muy costosos,
que podían crispar los vellos de alguien común y corriente cuando se enterara de la cantidad de libras
que costaban. Lamentablemente todos los carruajes incluso los que no eran de ella estaban sin
caballos, a estos los peinaban y alimentaban en el establo, mientras los carruajes estaban siendo
aseados. Recorrió uno por uno revisando si había un cochero entre los criados, estos la saludaban con
un gesto humilde y la cabeza baja. ¿Es que se los habían llevado a todos?

Lauren: ¿Qué hace aquí? –Abruptamente se dio vuelta cuando escuchó su voz, Lethood abrió los ojos
al ver que se trataba de Camila. ¿Cómo reconocerla tras esa especie de caperuza negra?- Discúlpeme
señora Warwick, no era mi intención hablarle en ese tono. –Agachó la cabeza.

Camila: No tiene que disculparse conmigo, señorita Lethood, sólo estaba aquí buscando un cochero
que me lleve al otro lado de Exeter a visitar a unos amigos. ¿Se han ido todos los cocheros? –
Hablaban en susurros, de sus bocas salía un vapor por la baja temperatura.

Lauren: De los tres que dispone la familia, uno se lo ha llevado su esposo al salir esta tarde, el otro el
señor y la señora Warwick que acaban de salir también y... –Apretó los dientes incómoda- Debido a
que el otro cochero se encuentra enfermo, yo estoy a cargo. La mitad del tiempo me la paso haciendo
labores domésticas, la otra parte, salgo a conducir los carruajes.

Camila: Veo en su rostro cierto rasgo de incomodidad, si lo desea puedo pedirle a otra persona que
me lleve o puedo ir a pie. –Se inclinó para despedirse, pero antes de irse, Lauren disimuladamente le
sujetó la muñeca, la morena vio su mano ser atrapada por la firme y a la vez cálida de la ojiverde.

Lauren: ¿Está usted fuera de razonamiento señora Warwick? Si camina podría tener hipotermia, si le
pide a cualquier persona que la lleve, podrían hacerle daño. La llevaré yo.

Camila no pudo evitar morderse el labio fascinada con la protección no disimulada que ella le estaba
brindando. ¿Quería protegerla del frío y de malhechores? Eso era muy dulce de su parte. Por suerte
ninguno de los otros dos hombres las había visto tener contacto, ni siquiera se dieron cuenta cuando
Lauren preparó dos caballos para llevar el carruaje, pues este era enorme y de un material pesado. Al
otro lado de la mansión, ella la estaba esperando erguida al lado de la puerta, parecía seria, pero
cuando la vio de nuevo, sus ojos reflejaron otra cosa. ¿Tal vez era deseo?

Lauren: Suba con cuidado, señora Warwick. –La inglesa estiró su mano para ser recogida por la de
ella y así subir de mejor manera. Con delicadeza la sostuvo, pero antes de entrar se quedaron mirando
con inocencia. ¿Habría sentido lo mismo que ella? ¿Habría pasado por su mano un calor dulce, una
especie de cosquilleo?- Cerraré la puerta, puede abrir la ventanilla si lo desea, pero le advierto que
tendrá mucho frío.

Camila: Es aburrido un viaje sin la conversación amena de alguien, sobre todo cuando se está al frente
de un piano solitariamente.

Lauren: Merezco ser reprochada señora Warwick, pero en mi defensa lo único que puedo decir es que
no he tenido la cabeza totalmente dispuesta para la música que puede brindar el piano. No es fácil
superar la muerte de una familia completa, y yo no sirvo para fingir.

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Camila: -tragó saliva- Lo siento mucho, de verdad olvide lo que dije, por favor.

Tras las indicaciones de ella, Lethood emprendió el camino hacia el hogar de los Kolgers. Dentro del
carruaje, Camila tenía la mandíbula tan dura como podía, estaba abrazándose a sí misma para evitar
el frío, pero también para buscar una manera de darle apoyo, de pedir disculpas de nuevo. ¿Es que
había olvidado que Lauren Lethood había quedado totalmente despojada de una familia? Incluso la
manera en la que habían sido asesinados fue cruel, puñaladas por la espalda que derramaron mucha
sangre, que provocaron dolor hasta la muerte. De pronto recordó la ropa manchada con sangre de
Aaron quién también había matado a alguien. ¿A quién? ¿Quiénes? Era repugnante pensar que podía
ser un ser humano, tan repugnante que volver a dormir en la misma cama, y fingir disposición para
tener encuentros maritales, ya se había vuelto más que una tortura, porque nadie le iba a quitar de la
cabeza que era un asesino.

Recordó que tenía una pequeña ventanilla que podía abrirse en la parte delantera para comunicarse
con ella, se aburría si no tenía la posibilidad de conversar con alguien o si se mantenía sin hacer algo
por tanto tiempo. Con sumo cuidado la corrió pudiendo ver desde atrás la espalda de Lauren que se
ceñía muy bien a una manta azul. No fue capaz de alzar la voz para llamar su atención, iba a
interrumpir la bella vista que tenía de la mujer, la tranquilidad que emanaba en silencio de ambas, así
fue como prefirió quedarse gran parte del camino, observándola.

Lauren: -detuvo los caballos- ¿Es aquí señora Warwick? –Nadie contestaba a pesar de haber alzado la
voz lo suficiente- ¿Señora Warwick? –Bajó del carruaje, salió de allí y abrió la puertecilla para verla.
Camila estaba dormida con las manos sobre su regazo y el rostro apoyado contra la ventanilla, la
tranquilidad de su sueño le provocaba deseos que costaba mucho controlar y la pena, la pena salía a
flote- Señora Warwick por favor, por favor deme de esa tranquilidad en la que está durmiendo. Me
estoy hundiendo en mi propio infierno. –Antes de sostenerle la mano y dejarse guiar por esas ganas de
besar cada uno de sus nudillos, golpeó despacio el carruaje para que ella despertara.

Camila: Dios santo. Disculpe, estaba cansada. –Miró hacia afuera- Es aquí, es aquí.

.....................

Miró hacia su alrededor disimuladamente para percatarse de que la casa seguía igual de sencilla como
antes, con las mismas grietas, con las mismas fallas de un hogar humilde, pero con el mismo

toque hogareño y cálido que una familia tiene. Bajó la vista a su plato, ella quería una familia así, a
veces las condiciones podían pasar a segundo plano, las comodidades que ella poseía como una
mujer de la nobleza no eran vitales, podía mantenerse perfectamente sin ellas por mucho que los
demás subestimaran aquello. Cuando alzó de nuevo el rostro se dio cuenta de que Alban Kolgers y su
esposa Doris la observaban con timidez, pero con una pequeña sonrisa que no disimulaba la felicidad
que sentían por tenerla de nuevo en casa después de tanto tiempo.

Alban: No pensé que nos visitaría señora Warwick, es una felicidad muy grande la que inunda mi
pecho y la de mi familia también, es un placer poder comer en la misma mesa con alguien tan
importante como usted.

Camila: -se sonrojó- Si sigue diciendo ese tipo de cosas no podré seguir comiendo, me dará
vergüenza. –Al ver la preocupación con la que se tomaban aquel comentario, sintió pena- Es sólo una
broma, no me iré... esto está delicioso.

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Doris: -miró hacia atrás- Disculpe que me entrometa señora Warwick, pero ¿su cochero no va a
servirse un plato? ¿O le incomoda comer algo hecho por mis manos?

Camila: Cochera. -La corrigió y la mujer asintió, en entendimiento de las labores que a veces debían
realizar algunas mujeres por su propia familia- No es eso, sé que no es eso, pero... es una situación
complicada la verdad. –Lauren estaba parada mirando hacia el frente, con los brazos cruzados y la
espalda pegada en la pared de afuera, sabía perfectamente lo que le sucedía y estaba relacionado con
lo que cubría su rostro, el paño que cubría más que una marca, cubría sus temores y protegía sus
sentimientos- No ha pasado días felices. –Sostuvo el pan con cuidado- ¿Han escuchado del asesinato
de los Lethood?

Alban: -quedó pálido- Sí, sí, en mi trabajo escuché lo que sucedió y el cómo fueron encontrados sus
cuerpos en una escena terrible. ¿Era su familia? –Camila asintió lentamente- Dios se ampare de sus
almas y proteja a esa muchacha, que lástima.

Lauren no soportó más los comentarios y salió de allí en silencio, no conocía a las personas de este
lugar y aunque fuesen muy empáticas no quería su lástima. ¡Ella no la estaba pidiendo! A medida que
avanzaba alrededor de la casa, se daba cuenta de cuan parecida era a la que fue suya, también eran
campesinos, también vivían de forma sencilla. ¿Estaría de acuerdo el señor Aaron si supiera

que su mujer estaba pasando la tarde en la casa de alguien tan inferior a lo que él estaba
acostumbrado?

No le interesaba en absoluto lo que pensara, sin embargo, por el bien de la mujer que le causaba
sensaciones nuevas, prefería que Aaron no se enterara. Encontró el granero, sin pensarlo entró allí y
se acomodó en un montón de fardo seco, tiró lejos la manta que como cochera de los Warwick usaba
por el frío y antes de dar un gran suspiro se sacó el paño que cubría su rostro. Estaba agotada, tenía
crisis de pánico en las noches, no podía quitarse de la cabeza la imagen de los cuerpos de su madre y
hermanos apuñalados y empapados en sangre seca. Miró hacia un rincón del granero, donde una
soga estaba enrollada.

Lauren: Que tentador, mamá, que tentador.

Camila: ¿Perdón? –Al escucharla, la ojiverde se llevó la mano de inmediato a su mejilla izquierda, su
corazón se disparó como bala con el toque de su voz- Señorita Lethood, no haga una estupidez como
esa, es mejor que vuelva dentro de la casa.

Lauren: -se levantó violentamente- ¡No necesito la compasión de nadie maldita sea! –Los ojos de la
morena se abrieron ampliamente, puesto que jamás la había visto tan enojada- Estoy cansada de
tener que fingir estar bien, de tener que tolerar las órdenes día a día de la gente de alto rango desde
que era pequeña, las personas también nos agotamos, señora Warwick. También lo hacemos, también
sentimos, también soñamos. ¡Pero nos cortan las alas como a un ave en caza!

Camila: ¿Se las he cortado yo, señorita Lethood? Lo único que deseo es fomentar su talento, verla
bien, apoyarla en un momento tan difícil, no es la única que también tiene sueños que cumplir.

Lauren: -se acercó más a ella, con los ojos entrecerrados por la molestia- Discúlpeme que difiera de
sus dichos, señora Warwick, pero entre una hija de un Duque, esposa de un Vizconde, y una

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campesina escocesa, la que tiene mayor posibilidad de alcanzar sus sueños es usted. Y no, no me ha
cortado las alas, es más, ha fomentado mi pasión por el piano, pero no son sólo más que situaciones
de compasión a la pobre y enfermiza campesina Lethood. Y no sólo eso ¿de qué sirve? Consuelos y
clases ocultas de actos que pueden ser considerados un pecado en este siglo, consuelos y clases que
hay que cesar. ¡Consuelos y clases que fomentan pensamientos que no puedo expresar!

Camila: -Se quitó la caperuza negra que cubría su cabeza, sus propios ojos estaban húmedos, no le
gustaba sentir que el amor de su vida en el pasado, sufría tanto- Llore, si desea llorar de nuevo llore,
señorita Lethood. –Alzó una mano y acarició su mejilla derecha respetando la censura que ella le daba
a su lado izquierdo y la marca que ocultaba- Puedo vivir mucho más cómoda que el resto de
Devonshire, pero no sirve de nada si no puedo vivir como realmente lo deseo. -Las lágrimas corrían de
los ojos de ambas, Lauren respiraba agitada- No es lástima lo que siento por usted, señorita Lethood,
no me importa si es una campesina, si se convierte en una reina, si es esto o aquello.

Tengo por usted un infinito respeto por cómo ha vivido, y ha luchado. Por favor, si quiere gritar, si
quiere llorar, hágalo y no se reprima si estoy frente a usted, porque me ofende, me ofende que un
título, su género o un compromiso matrimonial, me impidan hacer lo que deseo.

Lauren: Basta por favor. –Gimió llorando- Le dije que sus consuelos fomentan pensamientos que no
puedo expresar, señora Warwick. No debería sentirme de esta manera, no está permitido bajo ningún
punto de vista, y usted no lo entendería.

Camila: Señorita Lethood. –Lauren Jauregui pensó en su interior- ¿Acaso cree que es la única a la que
su clase social la amarra a expresar la verdad?

De puntillas se paró antes de sostener con dulzura su mejilla derecha y depositar en ella un beso justo
cuando una lágrima la recorría. La escocesa jadeó de sorpresa al sentirla tan cerca, su mano libre
inmediatamente se posó en la cintura de ella para sujetarla. Sabía que estaba rompiendo todo tipo de
protocolos. ¿Acaso se permitía recibir en el rostro el más dulce beso de una mujer de la nobleza
inglesa? ¿Alguien casada con el hombre favorito de la reina de Gran Bretaña dando un pequeño gesto
de cariño a alguien tan paupérrima como una criada? Simplemente cerró los ojos y por un segundo, un
sólo y maravilloso segundo, apoyó su frente en la de ella, susurrando con tanto ímpetu su nombre.

Lauren: Camila...

Capítulo 57

La única persona que le había dado un beso en la mejilla había sido su madre. ¿Quién se atrevería a
hacerlo con la marca en su rostro? Más de algún hombre en su vida la había observado con deseo,
pero en cuanto había cometido algún descuido y la quemadura quedaba expuesta, retrocedían o
volteaban la cara con asco. Y mucho menos tenía contacto con alguna mujer. ¿Por qué sentía que,

si bajaba la mano de su mejilla izquierda y le revelaba su marca a Camila, ella iba a aceptarla tal cual?
Sin embargo, el temor era más fuerte, no quería romper el momento tan precioso de aquel pequeño
gesto. ¿Qué era todo esto, de todas formas? ¿Cómo podía alguien tan importante y tan bella como
Camila Warwick demostrarle afecto?

Lauren: Lo siento. –Susurró- Ha sido una... una total falta de respeto llamarla por su nombre.

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Camila: -Volvió a darle otro beso sobre la mejilla, pero esta vez más cerca de sus labios, jugando con
el límite del deseo y el pecado- Pues así me llamo. ¿Cuál es el problema? –Sus susurros prendían
cada fibra del cuerpo de la escocesa, no era de hierro para soportar todo esto.

Lauren: Señora Warwick. –Gimió antes de apretar los dientes y sus puños, si volteaba el rostro sólo
unos centímetros, podría besarla como en sus sueños- Señora Warwick. ¿Qué es todo esto? ¿Por qué
hace esto? –Se le quebró la voz, por supuesto que quería más, todo de ella si era posible, pero no
podía y eso dolía- ¿Por qué si sabe que no se puede?

Camila: Créame que aun sabiendo que no se puede, es lo que deseo. ¿Es realmente el ser humano el
que tiene poder para prohibir los sentimientos del corazón? –Le hizo cariño en la nuca, teniendo la
misma sensación de tranquilidad y ternura que cuando lo hacía con Jauregui- Yo no soy como las
demás personas de la nobleza y eso debe bastarle, no tengo prejuicios ante los sentimientos. Así que
por favor, -susurró con necesidad- crea en mis palabras, yo simplemente... –la miró fijamente por unos
segundos, tenía ganas de rogarle con todas sus fuerzas que la reconociera, pero a diferencia de
Jauregui, a Lethood le era imposible tener recuerdos de lo que pasaría en el futuro, después de todo
era eso, futuro.

Flashback

Lauren: Dios, Camila prométeme una cosa, cuando estés en el pasado y me encuentres, por favor
enamórame. –Sus ojitos verdes ya estaban rojos. ¡Estaba desapareciendo entre sus brazos!

Camila: Y tú mi amor, cuando quieras encontrarme, por favor, hazme recordarte. Fin Flashback

Camila: Simplemente le pido que no me pregunte porque estoy haciendo esto, ni el motivo por el cual
he besado su mejilla, tampoco la razón por la cual siento tantos deseos de abrazarla y refugiarme en
sus brazos, por favor no me pregunte. –Antes de que ella pudiera responderle, la

inglesa la abrazó tan fuerte como sus brazos le dieron abasto, la rodeó completamente por la cintura,
mientras ella, después de despertar del impacto, la abrazó con ambos brazos, protegiéndola.

Si ella lo deseaba, podría levantar el rostro y verle la marca en la mejilla izquierda, sin embargo,
respetaba de una manera muy especial la privacidad de la escocesa, sólo cuando ella lo deseara
podría mostrarse por completo- Señorita Lethood. ¿Puedo pedirle algo?

Lauren: Lo que desee, señora Warwick. –Respiró profundamente el aroma de su cabello, algo así
como flores y rosas, quiso gemir de placer y satisfacción, pero sería una falta de respeto para tan
delicado ángel inglés- Sólo dígalo.

Camila: Primero, dígame señorita Camila, no me diga señora Warwick, mi matrimonio no es algo que
me haga feliz. Segundo, no comente esto con nadie, porque mi vida y la suya podrían estar en peligro.
-Lethood apretó su puño. ¿Le habría hecho daño ese infeliz? No sólo sentía rabia con ello, tenía que
mantener a raya el deseo de bajar el rostro y besarla como correspondía. ¿Quién era ella para hacer
eso? Poder tenerla entre sus brazos ya era suficiente para alguien como ella, mucho más que
suficiente- Tercero y más importante de todo, el destino me demostró que no importa lo que haga, en
esta vida, en este siglo, no podré ser feliz como corresponde, por lo tanto, la viviré como pueda. –
Separó su rostro del cuello de la muchacha, pero mantuvo los ojos cerrados, y continuó hablando entre

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susurros- Y dentro de eso está usted. ¿Sería mi refugio cuando esté feliz y también cuando esté triste?

Lauren: -Le corrían las lágrimas en silencio, esto era más que un regalo, era una bendición dentro del
infierno que estaba viviendo- Dios, Señora War..., disculpe, señorita Camila, es eso lo que más deseo.

.................

Antes de retirarse de la casa, Camila se volteó para mirar a Doris y Alban Kolgers con una sonrisa
sincera en su rostro. Era la segunda vez que estaba aquí y había sido recibida con mucho afecto, con
deliciosa comida y respeto. ¿Cómo no considerarlos dentro de su lista personas valiosas? Estiró su
mano hacia Doris y cuando la mujer le tomó ambas suyas, Camila le entregó un pequeño saquito de
terciopelo rojo con oro convertido en muchas monedas, no eran libras o algo que pudiese pagar con
ello, simplemente eran joyas que habían sido derretidas para ser cambiadas más adelante.

¿Qué podría pagar con ello? De seguro una casa nueva.

Doris: Pero señora Warwick, esto... esto no puedo aceptarlo, todo lo que hemos hecho fue de corazón
y de forma completamente sincera. ¿Cómo podríamos recibirlo?

Camila: Tengo muchísimas joyas, es un desperdicio mantenerlas cuando no las ocupo y cuando recibo
una tras otra cada mes, asegúrense de cambiar las monedillas de oro por las libras que valen.

¿De acuerdo? Ustedes prácticamente salvaron mi vida. -Alban la miró con cariño desde donde estaba
parado, prometiendo secretamente que guardaría bajo siete llaves y si era necesario con su propia
vida, la imagen que obtuvo en el granero, incluso lo que había escuchado de ella y su cochera- Dios
bendiga su alma y su familia, espero nos volvamos a ver.

Alban: Hasta pronto, señora Warwick. –Miró de reojo a su esposa que sollozaba con las mejillas
rosadas y los ojos brillantes de emoción. La hija del duque de Devonshire era un ángel, simplemente
un ángel.

..............

Durante todo el camino ninguna de las dos cruzó palabra alguna, cada una iba sumida en sus
pensamientos, en lo que había pasado en el granero, en lo implícito, en lo explicito, en todo. No
estuvieron más de dos horas donde los Kolgers porque Lady Carol, una importante aristócrata de
Devonshire, iba a visitar a la familia para ponerse al día en distintas cosas.

Camila observaba sus manos dentro de la poca luz que ingresaba a la cabina del carruaje, estaba
enamorada de Lauren Lethood y estuvo a punto de decírselo en el granero, pero el deseo de llevar las
cosas en orden, le impidió confesarle todo. Ella no la veía como una persona distinta de Lauren
Jauregui, después de todo eran exactamente la misma alma, sólo que siendo escocesa no había
vivido lo que hicieron en el futuro, así como ella de seguro no recordaba nada siendo Cabello. ¿Se
podrían salvar en el siglo 21 de aquella amnesia? ¿O estaban condenadas a amarse como tal?

Camila: Señorita Lethood, ¿por qué nos detuvimos? –Asomó el cuerpo por la puerta, después de un
largo trecho ya estaban de vuelta en la mansión, sin embargo, el hombre erguido y que la miraba con
el ceño fruncido no era nada más ni nada menos que Aaron- Esposo mío, qué bueno es tenerlo de
vuelta. –Aaron se acercó a ella para estirar su mano y brindarle apoyo al descender. La respuesta de

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su cuerpo era tan vacía como su corazón, no despertaba con el roce de su piel, ni con sus ojos claros.

Aaron: -entrelazó sus dedos con ella y caminó para quedar frente a frente con la cochera- ¿Se podría
saber por qué tú tuviste el descaro de llevar a mi esposa en el carruaje habiendo aquí verdaderos
cocheros?

Lauren: Señor Warwick, en el preciso momento en el que la señora Warwick solicitó uno, los otros dos
estaban ocupados en otras labores, uno ha sido pedido por sus padres, el otro por usted, y el tercero
no se ha presentado debido a su estado. ¿Quién soy yo para negar la orden de su señora esposa? –
No lo miraba a los ojos, aunque quisiera lanzarse encima de él, no podía firmar su sentencia de muerte
así, fingir sumisión podía salvarle la vida.

Aaron: -se acercó a su rostro para intimidarla. ¿Ejercer presión psicológica? Lethood era su blanco
favorito- Dime a dónde la llevaste, tonta.

Camila: Le he pedido a la señorita Lethood que me lleve con las personas que me recibieron cuando
fui regresada tras el secuestro, merecían que les diese algo por cuidarme. ¿Tiene algún problema con
eso, esposo mío?

Aaron: Pues sí, la verdad es que sí, aun no entiendo cómo es que esta mediocre está trabajando para
nuestra familia, porque si de mí dependiese, si trabajara exclusivamente para mí, la hubiese despedido
hace mucho. Es una inútil, incompetente, no tendrían por qué ser condescendientes con ella, es una
simple mujer, no merece los trabajos dignos de un hombre. Ni siquiera debe tener la fuerza necesaria
para llevar un coche. Tiene una maldita tos que se escucha por los rincones, y ese silencio de mierda
que tiene al mirarte fijamente. ¡No me gusta cómo te observa!

Camila: -Apretó los dientes porque no quería decir lo que iba a decir- ¿Cuál es el motivo por el que se
molesta tanto? ¿Acaso hay alguna mínima posibilidad de que tenga afectos por alguien como la
señorita Lethood? Perdóneme amado mío, pero se le olvida mi gran ascendencia Cavendish. Se le
olvida que eso está completamente prohibido, que es una aberración y que yo no podría mirar a una
mujer de esa manera, mucho menos a una de su categoría.

La sonrisa y las mejillas rojas cobraron vida en el rostro de Aaron, nada le gustaba más que oír a su
esposa defender con tanto sentimiento la importancia de las clases sociales. Antes de apartarse con
ella hacia la mansión, sostuvo a Lethood por el brazo y le susurró una advertencia cargada de veneno.

Aaron: Agradece que las circunstancias te favorecen, inútil, porque si veo una sola mirada de deseo
hacia mi mujer por parte tuya, tu cabeza estará rodando colina abajo. De no ser por ella, ya te habría
entregado a quien corresponde, por atreverte a siquiera mirarla, estúpida anormal. No te permito que
la mires a los ojos cuando sea que te la encuentres. ¡¿Está claro?!

Lauren: Claro como el agua, señor Warwick. –La escocesa guardaba una cuchilla en el bolsillo, si no
tuviese poder sobre sí misma, lo habría apuñalado y con gusto hubiese manchado sus manos con su
sangre.

Cuando se dio la vuelta recién se atrevió a levantar el rostro hacia la entrada principal de la mansión.
Camila Warwick le dio una última mirada llena de angustia rogando a través de sus ojos que la
perdonara. No era necesario que lo pidiera, cualquier mujer casada con un hombre tan dominante

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como Aaron sucumbiría de alguna forma para protegerse a sí misma. Pero una cosa le quedaba clara
y es que ella sólo fingía para protegerlas a ambas, una mujer que se expresa con tanto respeto y
afecto hacia una familia de campesinos, era incapaz de decir cosas como su marido.

Gruñendo subió al carruaje para llevarse a los caballos y a este, la única razón por la que Aaron le
tenía tanto rechazo en este momento era porque veía en sus ojos que deseaba a su mujer, leía gestos
y miradas. ¿Cómo escapar de ello? Porque de su trabajo nada podía decirse, todas las acusaciones
eran sin fundamento, siempre cumplía, nunca ponía peros, ni se quejaba de la rudeza de los trabajos
que le asignaban. Siempre hacía lo mejor que podía todas las cosas. Sobre toser, su enfermedad toda
la vida la había tenido así de débil, era algo con lo que no podía luchar u oponerse, sólo aprender a
vivir.

....................

Lunes 20 de abril 2015, Estados Unidos, 2 semanas después.

Sonrió tímida, pero luego agachó la cabeza negando suavemente con su rostro ante la petición de su
mejor amigo. ¿Cómo podría acompañarlo con una gitana si no creía en ese tipo de cosas? Los ojos de
Shiyoon se volvieron más rasgados ante la reacción de ella. "Si tan sólo supieras querida, lo que esa
gitana significa para todos", pensó, "Camila, si supieras cuanto ella te ha ayudado".

Camila: ¿Para qué quieres que vaya a hablar con ella?

Shiyoon: Pues fue ella la que me dijo que una amiga mía necesitaría terapia y te fuera a dejar al centro
de ayuda que yo estimara conveniente, dime ¿hice bien o hubieses preferido otro lugar?

Camila: -se sonrojó, sus dedos los retorcía con nerviosismo- No lo sé, viendo a las personas a mi
alrededor, no me imagino en otro lugar. –Shiyoon quiso ir más profundo en todo esto, pero había un
detalle importante, para no confundirla, él y Lauren habían jurado fingir delante de ella que no se
conocían en absoluto.

Shiyoon: Tus mejillas sonrojadas no mienten. ¿Hay alguien que te ha llamado la atención?

Camila: No me vas a creer Shiyoon, estoy segura de que no me creerás, pero... -lo sujetó por las
mangas, parecía una niña que contaría su deseo más grande- ¿Recuerdas a Lauren Jauregui? La
mujer que nuestras hermanas admiran. ¿Viste en las noticias que hace un tiempo tuvo un accidente de
tránsito y ahora paga su condena? –Él asintió mordiéndose la mejilla por dentro, quería reír, quería
abrazarla por su inocencia, pero sería sospechoso- Ella está ahí en las charlas también. Lo peor de
todo, bueno, no peor, pero es que entre ambas somos las personas que más conversamos.

–Le brillaban los ojos al hablar de Lauren- Es lo más cursi y rosa que te diré, pero es casi como si nos
conociéramos de toda la vida, por supuesto que tiene lujos y está tratando de salir del lío en el que se
metió, es famosa, pero tiene un lado muy especial que no pensarías que existe en alguien como ella,
me sorprendí tan gratamente al conocerla.

Shiyoon: Si sigues hablando de esa manera terminaré pensando que te gusta. –Lo había dicho como
broma, aunque internamente estaba a punto de saltar de alegría. Las cosas se estaban dando como
se pensaban- ¿O me equivoco?

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La muchacha se quedó callada permitiendo que el silencio y la tranquilidad llegara hacia ambos,
apenas se escuchaban pajarillos de los árboles, a algunas personas caminar dentro del parque con
sus hijos, y hojas frotándose con el viento. ¿Le gustaba Lauren Jauregui? No podía negarlo ni
afirmarlo, en realidad estaba bastante confundida. Los días que habían pasado después de ir a dejarle
sus documentos, fueron bastante extraños.

En una de las veces que se vieron en el asilo de ancianos, intercambiaron números de teléfono para
contactarse por WhatsApp con la excusa de que cualquier noticia sobre las charlas o el asilo podrían
hablarla por allí. ¿Cómo terminaron? Con pequeñas conversaciones de trivialidades que la llenaban de
secreta alegría. Se volvió a hacer la misma pregunta. ¿Le gustaba Lauren Jauregui? Porque si la

respuesta era que sí, tenía que recordar que cuando cumpliera los tres meses en terapia y los tres
meses de condena comunitaria, probablemente no volvería por ella como en un cuento de hadas. Eso,
sumado al recuerdo de la única vez que estuvo en su departamento. ¿Realmente había sido la única
vez? Por más que lo intentó, nunca pudo quitarse de la cabeza que ya se conocían.

Shiyoon: ¿Te puedo pedir un favor? –Ella asintió con cautela- Si te gusta Lauren Jauregui, si
finalmente lo admites, espero me cuentes. ¿Sí? Hace tanto tiempo que tu corazón no albergaba la
esperanza de que te agrade una persona, que la sola idea de que esto suceda ahora me emociona.

–Eso y otras razones más- Por favor hazlo, ah y otra cosa más ¿podrías acompañarme en serio con la
gitana que te digo? Te encantará.

Camila apenas asintió, apenas aceptó la mano de su amigo y abrazados de lado caminaron por el
parque. El coreano había hecho mención de algo fuerte en su vida "la esperanza de que te agrade una
persona". Camila nunca se había definido a si misma bajo alguna etiqueta, en sus tiempos de
adolescente, llego a salir con diversas mujeres, pero no permitía mucho el acercamiento con los
hombres y eso estaba relacionado directamente con la causa por la cual había entrado a las drogas.
Trató de borrar las imágenes de su cabeza, esa persona ya no estaba viva.

Shiyoon: Te invitaré un helado, lo que sea, al menos déjame hacer algo en el poco tiempo libre que me
dan las clases universitarias.

Camila: El semestre que viene retomaré la universidad, pero en una carrera totalmente diferente,
quiero empezar de cero, quiero ser otra, quiero...

XX: ¿Camila? –La voz que clamaba su atención se escuchaba desde atrás. Yoon Shiyoon sintió toda
su espalda tan tensa como una piedra, pero aunque trató de fingir que no lo habían escuchado, él
hombre caminó a pasos torpes y emocionados frente a ellos- ¡Camila, eres tú por Dios!

La morena sintió su estómago retorcerse al punto de querer vomitar en un rincón. Ese hombre, esos
ojos claros, ese rostro, esa mandíbula. ¡A ese hombre lo conocía! Por cómo reaccionaba su cuerpo no
podía ser algo bueno, no por nada sentía toda su espalda ser recorrida por una corriente eléctrica, los
vellos de la nuca erizados, así como también en los brazos. Empezó a sudar y las ganas de correr a
Lauren para abrazarla eran fuertes.

Camila: Disculpa, pero...

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Liam: -tenía la boca abierta, casi boqueaba como pez fuera del agua- Camila, Dios. –Posó una mano
en su hombro, Shiyoon la empujó hacia su propio cuerpo para que no fuera tocada- Camila.

¡¿Cuándo llegaste de Inglaterra?! ¡No nos avisaste! ¡Por Dios! –Llevó sus manos a la boca- ¡Camila!

Capítulo 58

No podía estar equivocada, sí, era el mismo hombre que había visto saludar a Lauren Jauregui afuera
del hogar donde realizaban las charlas, el hombre que le produjo la misma sensación de desagrado,
casi como si corriera peligro. ¿Cómo sabía su nombre? ¿Se lo habría dicho Lauren? Tal vez, pero
¿por qué nombraba Inglaterra como su destino? Aterrador era sentir que no estaba equivocada
después de todo.

Liam: Camila, yo... -Alzó su mano para alcanzarla, pero el coreano se interpuso entre su amiga y él- Tú
de nuevo. –Masculló.

Shiyoon: "Cállate y sígueme la corriente." –Moduló hacia él, dejándolo estupefacto. ¿Por qué habría de
hacerlo? ¿Qué estaba pasando?- Sí... así se llama ella ¿verdad? ¿Quién te ha dicho su nombre?

Liam: ¿Lauren Jauregui? –Tenía los puños apretados justo para darle un certero golpe en la cara.

¿Quién era él para darle órdenes de no hacer lo que se le diera la gana? No le gustaba hablar en
códigos sin entender la situación.

Shiyoon: ¿La famosa Lauren Jauregui? La modelo y actriz, ah es cierto, va con Camila en el mismo
hogar donde realizan charlas y en el hogar de ancianos para realizar labores comunitarias, te la debe
haber mostrador por fotos.

Liam: ¿Perdón? Pero creo que...

Shiyoon: Sería bueno que la llamaras y le dijeras que has visto a su nueva amiga, explícale la
situación. –Sonreía de oreja a oreja, si pudiera hacer algo distinto de lo que estudiaba, sería un gran
actor- Nos vemos.

La morena fue abrazada por el coreano antes de que le sostuviera la mano y caminara rápido hacia la
salida del parque, no pudo evitar mirar hacia atrás al hombre de ojos claros, algo lo había
descolocado. ¿Había sido grosera en no darle el saludo? ¡No era culpa suya que Lauren hablase de
ella con otras personas! Quería retroceder y decirle adiós, pero ya era tarde, Shiyoon había parado un
taxi y con ella ingresaron sin esperar un segundo.

Por su parte el turco tenía las venas del brazo dilatadas con la sangre que corría por ellas, estaba
profundamente molesto con el "chino" y consigo mismo. ¿Es que acaso no tenía valor suficiente para
preguntarle de frente qué estaba pasando? Se sentía herido, ella no le había dicho un hola o un adiós,
parecía incluso aterrada con su presencia, no lo había defendido, se había quedado callada de forma
absoluta. Gimió mirando el cielo y con deseos de llorar. ¡Camila estaba de vuelta! ¿Lo sabría Lauren?
¿Se lo habría ocultado?

Liam: -miró su teléfono móvil en busca del número de ella- Vamos a averiguarlo de inmediato. No
puedes ser una infeliz Lauren, no tú, mi mejor amiga, no de nuevo. -Después de tres largos tonos se

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escuchó una voz ronca al otro lado- ¿Lauren? ¿Qué te pasó? Te escuchas bastante extraña.

Lauren: Estoy resfriada, apenas he comido y dormido estos días tratando de conseguir de nuevo
trabajo. ¿Sucedió algo?

Liam: Espérame en tu departamento, tengo que conversar contigo de algo muy importante.

Antes de que pudiese contestar, él turco cortó la llamada, sólo viéndola de frente sabría si mentía o no
respecto a lo que estaba pasando. Salió por el mismo camino donde vio desaparecer a Camila y su
amigo, un taxi lo haría llegar en menos de diez minutos al sector donde vivía su mejor amiga. ¿La
seguiría llamando de esta forma después de charlar?

Lauren por su parte caminaba de un lado a otro dentro del departamento, no sabía que cosas quería
hablar el turco, pero era evidente que no era en son de paz. Buscó algo para servirle cuando llegara,
tenía whisky, variedades de alcohol infinitas que no había tenido deseos de probar siquiera una gota,
no después del accidente donde estuvo embriagada. ¿Tal vez café? ¿Un té? Cuando apoyó el cuerpo
sobre la superficie de mármol negra de la cocina, se le pasó por la cabeza que tal vez había
recuperado la memoria de su vida pasada siendo Aaron. Pánico recorrió toda su columna hasta
hacerla temblar, había prometido internamente no mezclar al infeliz de Aaron con Liam, pero ¿y sí él la
veía como a una insignificante campesina, otra vez?

Lauren: Entonces sería justo que todos recobrásemos los recuerdos de nuestra vida pasada, también.
–Murmuró dejando la superficie con el vapor de su boca. Tenía tanto sueño que lo único que deseaba
en este momento era poder dormir una siesta o algo así, su cuerpo le estaba pidiendo descansar.
Antes de quedarse dormida sonó el timbre del departamento, dejándola en estado de alerta máxima-
Aquí está.

Sus pasos avanzaban con cautela, al abrir la puerta iba a saberlo todo. Cuando así lo hizo, pudo ver a
un hombre con un semblante muy serio tras esta. ¿Ese era realmente Liam?

Lauren: Hola Liam, pasa. -Ni un gesto haciendo alusión a un saludo, ni una palabra tampoco. Esto era
extraño- Puedes pasar a la cocina a servirte lo que quieras. ¿O quieres sentarte ahora?

Liam: Mira Lauren, estoy bastante molesto al punto de querer golpear algo...a alguien. –Levantó el
rostro hacia ella, Jauregui no se dejó intimidar y frunció las cejas también, sabía algo de artes
marciales- Adivina a quién me encontré en un parque conversando con un "chino". –Abrió los ojos
dejándolos casi desorbitados- ¿Hay algo que quieras decirme, "amiga"? –La muchacha se pasó la
mano por la barbilla tratando de buscar una excusa perfecta para decirle sobre Camila. ¿Quién más
sino ella lo pondría en este estado?- ¿Es cierto que va al mismo lugar donde vas a tus charlas y al
mismo hogar de ancianos? ¡¿Por qué está en Estados Unidos y no me dijiste?! ¡Lo sabías! ¡¿Por qué
no me habló?! ¡Responde! –La acorraló contra una pared apretando en su cuello la ropa que traía
puesta, olvidando que la muchacha estaba enferma.

Lauren: ¡Sólo si me sueltas te hablaré, animal! –Liam contuvo el puño para no darle un golpe en las
costillas, se estaba enfureciendo de verdad. Lauren levantó la barbilla porque estas escenas le eran
familiares. ¿Habrían peleado así en el pasado?- Es cierto, Camila está acá pero no te puede reconocer
porque simplemente ha borrado de su cabeza todo lo que pasó antes de que se "fuera a Inglaterra". –
Hizo la comilla con los dedos, su mente trabajaba a mil por hora para mezclar la verdad con algo de
mentira, era más que evidente que no podía saber la verdad sobre las vidas pasadas, reencarnación y

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viajes en el tiempo.

Liam: Perdón. ¿Estás hablando en serio?

Lauren: -Se lo quitó de encima- ¿Acaso no recuerdas que Camila era alguien antes de llegar sin saber
a mi departamento? Hizo mención de un padre abusador, llegamos a creer que era psicópata o algo
por el estilo, pues bien, hace un tiempo la encontré en las mismas charlas donde voy yo. No sé y no
entiendo por qué no habla con acento inglés, por qué no me recuerda, por qué está aquí y dudo Liam,
dudo que vuelva a recordarnos como antes, le harás mucho más daño si le pides que te recuerde o si
le hablas de que fuiste su médico y su amigo, ella no recuerda nada de nada.

Liam: -se le humedecieron los ojos, estaba tan sorprendido que sólo pudo sentarse en el sofá más
cercano- ¿Cuál es la verdadera Camila? ¿La de antes o la de ahora? ¡Esto es tan retorcido Dios!

Lauren: -"Y eso que no sabes la verdad del viaje en el tiempo, amigo"- Creo que la Camila de ahora,
con una familia, con su amigo, esa es la que realmente es. Vive en Los Ángeles, no habla inglés
británico, tiene 21 años, pero no sabe de nosotros como lo supo en ese tiempo, lo comprobé cuando le
hablaba en el hogar de ancianos y en la charla.

Liam: ¿Por qué esperaste tanto tiempo para decírmelo? –Miraba sus propios zapatos, la angustia que
sentía era realmente grande.

Lauren: Porque la realidad me golpeó tan fuerte que me costó asimilarlo. –Gimió, no soportaba
mentirle, pero creía que hacía mejor haciéndolo que diciéndole la verdad- Sucedieron muchas cosas
que Camila no recuerda, conocimos un lado de ella que no era el real. –Lo era, simplemente 300 años
más antiguo.

Liam: ¿Era entonces una psicópata? –Levantó una ceja hacia ella, parecía descompensado- ¿Sufre
algún trastorno de personalidad? Porque déjame decirte que una persona normal no puede ser alguien
y creer y actuar de una manera y luego en cosa de meses pasar a ser otra sin recordar nada de lo que
hizo.

Lauren: Psicópata o no, mujer con trastorno de la personalidad o no, yo la amé como fue... y la amo
como es ahora. –Se le quebró la voz al darse cuenta de que salían de su propia boca esas palabras
tan dulces y sinceras- No me importa si lo que vivimos no fue real, la Camila de ahora es tan valiosa
como no tienes idea y estoy segura de que queda mucho por descubrir de ella.

Liam: ¡¿Cómo puedes decir esas cosas si estás frente a algo inestable?! –Se paró enojado, sentía
celos y una sensación no muy buena en su interior, era como si estuviera luchando para no dejar salir
un lado que no conocía- Dios Lauren, Camila apareció 3 o 4 meses después como si nada ¿y aun así
estás tranquila?

Lauren: No lo estoy Liam porque estoy aprendiendo a conocerla como es ahora, sin embargo, puedo
decir que carece de toda maldad que pueda poner en riesgo mi vida. -Se acercó a modo de
advertencia- Por lo mismo te pediré que no la acoses ni le hables de lo que pasó, no la fuerces,
terminará asustándose y perdiendo la razón y eso a ella no puede pasarle. ¿Me entendiste?

El turco quitó con fuerza las manos que su amiga tenía en el cuello de su ropa, no soportaba que le
dijeran lo que tenía que hacer. Por unos segundos se miraron con desafío, pero terminó él cediendo

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porque la idea de atormentar a Camila no le era grata. ¿Cómo podía llegar a ella sin molestarla? ¡La

chica lo miraba con pánico en los ojos! Iba a tener que poner el triple de esfuerzo si es que quería
lograr algo, lo que fuese.

Liam: ¿Conoces a ese chino con el que anda a su lado?

Lauren: -"Es mi gran amigo" pensó- Es el mejor amigo de Camila, para él si fue duro ver que no lo
reconocía cuando parecía una inglesa, pero ahora todo parece volver a su forma.

Liam: Me iré Lauren, siento demasiado dolor como para pensar con claridad, mi corazón se está
haciendo añicos, sabrás por qué. ¿No? –Caminó erguido hacia la puerta y antes de que Jauregui
pudiese despedirse, la cerró de golpe.

Lauren: -susurró mirando a la puerta- Por favor perdóname Liam, pero no tienes idea de lo retorcida
que es la verdad, sólo hago esto para protegerlos. –Con un dolor de pecho muy fuerte se sentó en el
sofá mirando el techo del departamento, pensando, sintiendo el aire entrar a sus pulmones. Se sentía
tan sucia al tener que disfrazar una verdad a medias, al hecho de que Liam la creyese loca, pero
¿acaso le creería si le dijera que estaba viendo a Camila Cavendish que había nacido de nuevo y que
por eso no podía reconocerlo? Tocó con cuidado sus propios labios recordando cómo se sintió cuando
pronunció la pequeña pero significativa frase, "La amo".

Aunque hubiese vuelto al pasado, aunque haya nacido de nuevo para tenerla como Cabello, no había
sido impedimento para continuar amándola con tanta fuerza, sólo que hasta ahora que podía
defenderla, se daba cuenta de ello. Lágrimas empezaron a formarse en sus ojos, lágrimas que caían
en silencio, mientras le dolía el pecho por la angustia. Había viajado en el tiempo, había vuelto, había
muerto, había nacido y estaba aquí con ella. ¿Era justo que de ambas sólo ella supiera que había
viajado al futuro?- Sólo quiero que me mires a los ojos y me digas que me recuerdas, maldita sea.

....................

Miércoles 22 de abril, 2 días después.

Lauren miraba distraída por la ventana, sin poner atención a una sola palabra de los moderadores de
las charlas, su cabeza estaba dando vueltas en todas las palabras que había cruzado con su mejor
amigo el día que vio a Camila. Su reacción había sido triste, el hecho de que no lo reconociera lo
ofendía profundamente.

"Liam: me iré Lauren, siento demasiado dolor como para pensar con claridad, mi corazón se está
haciendo añicos, sabrás por qué ¿No?"

Era porque en el fondo seguía sintiendo cosas por Camila. Estaba claro. Su único y gran temor era
que no hiciera caso a sus palabras e intentara por la fuerza forzarla a recordarlo, cosa que podía
desencadenar una tragedia si Cabello decidía alejarse finalmente de ambos. No soportaría perderla
por segunda vez.

No se dio cuenta cuando todo finalizó, hasta que sintió una suave mano posarse en su antebrazo
derecho. La corriente eléctrica y el calor que devoraba su alma sólo lo provocaba una persona. Sintió

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su voz hablarle casi en susurros, se escuchaba preocupada, todo el sonido e incluso las respiraciones
parecían tener un eco aumentado.

Camila: ¿Tanto te han gustado las charlas que decidirás quedarte toda la tarde-noche? –Cuando
Lauren se hizo consciente de su alrededor, se dio cuenta que eran las 7 pm, hace una hora habían
finalizado- Me fue imposible irme, así que me quedé viéndote para saber qué hacías, pero que estés
tanto tiempo quieta me dio miedo. ¿Te sientes bien?

Lauren: No realmente, creo que trato de ser fuerte, pero en el fondo me estoy hundiendo. Mi vida no es
como lo era hace cuatro meses, quiero volver a esa época y todo parece estar aquí. –Levantó el rostro
y se quedó mirándola- Todo está aquí, pero no sé cómo ser feliz. Pareciera que las cosas se están
complicando y si pierdo algo que me interesa, me voy a volver loca.

Camila: -la miró un poco antes de repasar su mano por su cabellera negra, era tan suave que quería
arrastrar su rostro en ella. Se sonrojó- Todo estará bien, sé una buena chica y acompáñame a un
lugar. -Le estiró una mano para que la sostuviera.

Lauren: -le observó los dedos, moría por rozar su mano con la de ella, así que aceptó de inmediato
que la sacara del asiento donde se encontraba- ¿Dónde iremos? Pagaré el taxi.

Camila: Esta vez he venido en auto, después de tanto tiempo estoy manejando. –Al ver cómo se
descomponía su rostro sólo pudo sonreír- ¿Qué? ¿Acaso hay un problema con que sea quién maneja?

Lauren: No es eso. –Pestañeó lentamente, se sentía tremendamente relajada a su lado- Simplemente


que extraño andar en vehículo. Es difícil acostumbrarme a estar sin él. Incluso siento que mis manos y
pies perderán la memoria de andar en uno.

Cuando finalmente entraron dentro de un precioso vehículo plateado, Chevrolet Cruze 2015, partieron
a un rumbo que ella obviamente desconocía, sin embargo, confiaba plenamente en la morena. A
diferencia de Liam, Lauren sí sabía que Camila no era algún tipo de loca con desorden de
personalidad o algo de lo que pudiese temer, sin embargo, no conocía del todo a Cabello, pues
ocultaba algo bastante fuerte muy relacionado con la adicción a las drogas, sólo Shiyoon y su familia lo
sabían.

Tras diez minutos de viaje y un silencio exquisitamente cómplice, detuvieron el auto en el


estacionamiento de un estudio de grabación.

Camila: Hemos llegado, te hubieses quedado o no mirando la ventana toda la tarde, te iba a traer
igual, así que esperemos todo resulte.

Lauren: -miró hacia la placa dorada con las cejas fruncidas. ¿Por qué la traía a este lugar?- Sin
ofender Camila, pero en este lugar no me querrán ver, no te he dicho, pero uno de los motivos por los
que estoy tan mal es porque cada intento por hacer un contrato se vio acabado dado el temor de los
publicistas en ensuciar su imagen, tengo mucho dinero en el banco, millones, pero no viviré de eso
toda mi vida, quiero ser alguien y aquí yo... No.

Camila: -se quitó el cinturón de seguridad y se volteó en el asiento para mirarla con tranquilidad-

¿Has pensado alguna vez que tu error puede ser tu mayor salvación? –Jauregui la miró

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completamente. ¡Por supuesto que lo creía! ¿Quién diría que después de convertirse en una idiota en
Washington, un accidente de tránsito la llevaría de vuelta hacia ella? Sin embargo, respecto a su
carrera laboral no pensaba de esa manera- ¿Has pensando que tu mayor error puede salvarle la vida
a otras personas?

Lauren: Me estás asustando. –Murmuró con las cejas fruncidas.

Camila: ¿Qué me dirías si te dijera que hay una campaña del gobierno para reducir los accidentes de
tránsito por estado de ebriedad? ¡Podrías participar!

Lauren: -Gruñó- Es terrible, seguirán hundiendo el dedo en mi yaga para producirme dolor, mandando
al fondo de un precipicio cualquier esperanza de volver a ser actriz o modelo. ¡De poder volver a
trabajar! -Al ver que la morena emitía una risita se quedó perpleja, no sabía si sentirse molesta o
grabarla para la eternidad, no había momento más bello que escucharla reír.

Camila: ¿No lo entiendes, Lauren Jauregui? Es el momento para redimirte ante la sociedad, una forma
de pedir disculpa a tus fans y la gente que te extraña, la oportunidad de empezar de cero. Adentro hay
una comisión, no es por burlarte ni masificarte como una alcohólica, simplemente es para que utilices
tu experiencia de vida para salvar a otros. ¡Es tu oportunidad para volver a trabajar!

Capítulo 59

Como una persona que ha cometido un delito grave y entra a un juzgado bajo los murmullos de los
asistentes y periodistas, de la misma forma se sintió ella cuando entró al estudio de grabación y
personalidades del gobierno y ejecutivos de televisión se voltearon a mirarla. No entró con valentía y
tampoco lo iba a hacer ahora, las piernas le temblaban y las rodillas le chocaban una contra la otra, fue
tanto el pavor que recorría su sangre, que Camila de forma instintiva le sostuvo la mano y Lauren,
claro, entrelazó los dedos con ella. "Todo estará bien" le susurró al oído provocando que el calor la
bañara por completo, si sus almas no estaban conectadas, nada de esto sería real.

Juntas, tal cual como si fueran una pareja, ingresaron aún bajo todas esas miradas, el ministro de
transporte y salud estaba conversando con unos hombres, hasta darse vuelta y sorprenderse de ver
allí a Lauren Jauregui.

XX: -una secretaría de pelo canoso se le acercó con mirada seria- ¿Qué hace usted aquí?

Camila: Ella vino porque aquí se está buscando a la figura que represente la campaña del gobierno
sobre conducir seguro y sin estado de ebriedad.

XX: -todos se rieron, incluso la mujer baja de aspecto difícil- ¿Cómo puede hacerlo ella cuando
representa todo lo contrario? De todas formas. ¿Quién eres tú para decirnos eso?

Camila: -Se volteó a ver a Lauren, tenía tanto miedo como un cordero cuando se va a sacrificar para
una cena, bueno, tenía que hacer algo por ella- Soy su nueva mánager y confío en ella. A decir
verdad, ¿no sería mejor el testimonio de una persona que cometió un delito como el que quieren

evitar? ¿No sería mejor que ella misma sea quién enfrente al mundo reconociendo su error de forma
sincera y que sea ejemplo para otros?

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XX: Elegiremos a un hombre, no podemos permitir que...

Lauren: Soy capaz de hacerlo yo. –Apretó los puños, el valor que Camila Cabello había puesto en ella
le emocionó a tal punto de querer enfrentarse y creer más en sus propios valores- Soy más que buena
para esto, todas las malditas veces que fui en busca de un trabajo se me dio la misma respuesta. "Tú
no sirves" "Tú imagen está sucia" "Te llamaremos dentro de unos días" "Necesitamos a un hombre"
"Lo veremos con más tiempo, por ahora no hay vacantes" -Le temblaba la barbilla producto de la rabia-
¿Qué es esto? ¿Acaso no soy lo suficientemente buena como para demostrarle al mundo que me he
equivocado, pero que estoy cambiando? ¿Por qué el afán de la sociedad con ensañarse de mi error y
hundirme hasta el fondo? Estoy cumpliendo las condenas con gusto, estoy cambiando, no asesiné a
nadie, pero sé cuán descuidada fui. ¡Ya basta de creer que no soy buena para estas cosas!

................

Camila se paseaba de un lado a otro en ese salón, poco le sirvió fingir que era la mánager de Lauren
Jauregui, pues por el hecho de ser nueva, los ejecutivos no le tenían confianza y la terminaron por
apartar de la reunión que sostenían con ella. En ese momento de inquietud, observó su mano
izquierda con la cual había sostenido la de Lauren, no podía ser real que con tan simple gesto pudiese
sentir tanta complicidad, como si sus almas estuviesen conectadas. ¿Cuánto tiempo tenía que se
conocían? Un poco más de un mes, pero se habían vuelto más unidas, conversaban bastante entre
ambas y ahora esto, ella la motivaba para que tuviese un trabajo que pudiese obtener sin ser juzgada.

Camila: Sí fue juzgada, –susurró angustiada- pero al menos está adentro conversando con ellos.

¿Cómo podían querer usar a algún actor y no a ella? De todas formas, Jauregui era modelo y
recientemente se había vuelto actriz, nada mejor que su propio testimonio, que alguien que realmente
haya vivido en esa situación, le contara al mundo las cosas. Miró hacia los lados, de pronto recordó la
mirada del amigo de Lauren y el terror que le producía. ¿Se habrían visto antes? Tenía la sospecha de
que lo iba a volver a ver más pronto que tarde.

Cuando sus párpados caían producto del cansancio, sintió la puerta de aquella oficina abrirse. Habían
estado en reunión un poco más de una hora y el sueño por supuesto en ella ya se había hecho
presente. Lo primero que atinó a hacer fue ponerse en pie y arreglarse el cabello, luego observó el
rostro de Lauren y su mirada triste lo decía todo, miró hacia la puerta con molestia y después de
tomarle la mano salió con ella rápidamente al estacionamiento.

Camila: ¿Me puedes decir que te dijeron adentro? ¡Habla ya! Te juro que iré a...

Lauren: -se dio vuelta antes de abrir el auto, transformando toda esa máscara de tristeza en una
sonrisa tan grande que podía iluminar una ciudad completa- Seré la figura. Camila, seré la figura de la
campaña.

Camila: Esos hijos de pu... –frunció el ceño- Espera. ¿Serás la figura de la campaña? –Como una niña
inocente ella asentía- ¿Trabajarás para el gobierno con esa campaña? –Volvió a asentir con una
sonrisita en sus labios- ¡Lauren! –Gritó emocionada y sin importarle si tenía derecho de hacerlo o no,
la abrazó por el cuello con tanta emoción que Lauren no tuvo otra opción de abrazarla también- Dios.
¡Qué emoción! ¡Sabía que podías!

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Lauren: Fuiste la única fuera de mi familia que creyó en mí. –Susurró emocionada, contra su dulce
cuello- Si no fuera por ti, si no... -era increíble lo bien que ambas se sentían en los brazos de la otra,
en sus vidas pasadas sucedió lo mismo, el presente revelaba que siempre debieron estar juntas, nada
había cambiado, eran las mismas sin recordar lo que había pasado 300 años atrás- Muchas gracias,
Camila.

Camila: -se separó sólo unos centímetros para mirarla a la cara- Volverás a ser exitosa como antes,
pero eso tomará tiempo, sólo queda dar lo mejor de ti y no rendirse. ¿Entendiste? –Ella asintió en
silencio, la seguía sosteniendo entre sus brazos con tanta complicidad que cualquiera que las viera
pensaría que eran una pareja- ¿Qué pasa?

Lauren: -"¿Acaso no puedes recordarme, mi inglesa favorita?" pensó sin quitarle la vista, sólo acarició
su mejilla un poco con el pulgar derecho hasta sentirla temblar- Nada... nada. ¿Vamos? Quiero ir a
celebrar.

Camila: -tragó saliva- ¿Crees que no pensé en eso antes de venir a este lugar?

Después de dar unas cuantas vueltas con el vehículo por la ciudad, llegaron a una de las discotecas
más famosas de Los Ángeles. Lauren frunció el ceño y la miró sin entender, pero al verla tan tranquila
supo que todo estaría bien, ella no permitiría que nada extraño sucediera o que nada se saliera de sus
límites.

Después de estacionar cerca, caminaron hacia la entrada donde un guardia vio que Camila le
mostraba una tarjeta de presentación, el hombre de 1. 90 la observó con cuidado y asintió dejándolas
pasar frente a la mirada atónita de todos los que hacían fila para entrar. Lauren también estaba
sorprendida y la sola idea de que Camila frecuentara lugares así, que contorneara su cuerpo y que
todos la observaran con deseo, la ponía celosa. Por supuesto, desde el siglo 18 que se pertenecían la
una a la otra.

Camila: No pongas esa cara, puedo leer la mente. –Le tocó las cejas con diversión- Deje de fruncirlas,
señorita malhumorada. –Señaló la tarjeta- Shiyoon, mi amigo, conoce al dueño de este lugar, yo
también lo he visto en un par de ocasiones, así que dijo que cualquier cosa que yo necesitase o si
quería traer a mis amistades aquí gratis, presentara esta tarjeta.

Lauren: -la sujetó por la cintura y la aferró a su cuerpo- No pienses mal, pero ahora mismo todos los
hombres parecen lobos mirándonos de pies a cabeza, y sólo quiero protegerte. –Camila abrió sus ojos
sorprendida. ¿Desde cuándo se había ganado una defensora? Sus mejillas las sintió arder, por cosa
de milagro no iluminaba todo de color rojo.

Camila: Nos han reservado uno de los salones VIP para celebrar, quiero hacer un brindis contigo.
Lauren: -su rostro se transformó a algo con preocupación- Camila, no será contraproducente si...
Camila: No es alcohol, tranquila.

Bajo el "boom boom" de la música y las luces de neón, fueron conducidas por uno de los guardias
hacia los salones VIP que sólo eran para máximo seis personas y que estaban cerrados por cortinas
blancas que le daban un aspecto de ensueño con las luces de neón que se proyectaban desde el
suelo.

Cuando entraron les preguntaron qué deseaban para beber, Lauren pidió un mojito sin alcohol y

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Camila jugo de frambuesa con pequeñas gotitas de vodka. En el salón había dos sillones blancos
curvados, una mesa baja, pero grande, de vidrio con velas pequeñas y redondas color rojo, muy

parecidas a la alfombra de terciopelo rojo. De las paredes colgaban pequeñas luces blancas simulando
las estrellas, todo era tan acogedor que casi el ruido de la música no se escuchaba con la distracción
del lugar.

Lauren: Qué bonito es todo. –La morena se había sentado un poco tímida en el sofá de al frente-
Camila, ¿por qué tan alejada?

Camila: Para entablar una conversación contigo es mejor mirar el rostro. –Lauren palmeó el sillón
donde estaba sentada- ¿Qué?

Lauren: Vamos, estás como a un poco más de un metro de distancia y con el ruido de afuera apenas
puedo oírte, ven a sentarte aquí. –Tímida se paró y caminó hacia Lauren, ella la observó de pies a
cabeza. ¿En qué momento se cambió de ropa? Así lucía menos inocente. El mozo les trajo su pedido
y una tabla con carnes frías para comer- Gracias. Camila, de verdad no tienes idea de lo que hay
dentro de mi pecho, no puedo dimensionar aun que voy a trabajar, que podré ser de ayuda para los
demás.

Camila: Si nadie ponía fe en ti, ¿quién más? Además, estoy orgullosa porque lograste sacar tu fuerza y
no dejarte vencer. –Alzó el vaso para unirlo con el de Jauregui sin chocarlos, se miraban con tanta
complicidad y casi sin pestañear que hervía la sangre de ambas- Quiero brindar por eso, por supuesto
y por... –Sólo le miró el rostro fijamente, no era real tanto deseo que sentía hacia ella, algo sucedía.

Lauren: Camila. –Tragó saliva- ¿Crees que las personas se conocen desde antes de nacer? ¿Cómo si
fuera en una vida pasada o algo así?

Camila: Soy cristiana, no creo en la reencarnación.

Lauren: -Le dolió el pecho- Y si... ¿Y si Dios le diera ese preciado regalo sólo a quienes lo necesitan?
Llámame loca, pero yo sí creo en eso o en el hecho de que no es normal tanta complicidad que hemos
logrado en tan poco tiempo.

Camila bajó la cabeza porque Jauregui había dicho palabras que ella sentía, "Vaya, entonces no soy
sólo yo la que lo piensa". Alzó el rostro y con una sonrisa chocó su vaso con el de Lauren para brindar
y dar un largo trago, nunca bebía alcohol, bueno, no desde la adolescencia, pero unas poquitas gotas
de vodka le darían la personalidad que creía no tener.

Comenzaron a hablar de muchas cosas, dentro de ellas, anécdotas de cuando eran niñas, Lauren le
contaba cosas que compartió con sus padres y le dio tantos detalles que la morena deseó conocerlos.
Cuando lo dijo en voz alta, Jauregui sonrió con tristeza, pues en el fondo ya los conocía y era amada
por ellos. ¿Cómo acercarla sin que se asustaran? ¿Tendría que mentirles? Sólo su madre sabía la
verdad de la reencarnación, así que de ella podía confiarse.

Lauren: ¿Hay algo que te gustaría contar de tu vida?

Camila: Hay cosas de mi vida que quiero olvidar Lauren, cosas que hice y fueron muy malas, como las

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drogas y... otras cosas. –Lauren apretó su mano con cuidado, temblaba entera- ¿Podrías preguntarme
después de eso? Hoy quiero celebrar contigo, no hablar de mí.

Lauren: Discúlpame. –Murmuró cerca de su oído y miró sus labios- ¿Vamos a bailar? –Le tendió la
mano y con estilo la muchacha dejó el vaso en la mesa, iba a caminar hacia la pista, pero Lauren la
detuvo antes de que saliera de aquel salón VIP- Vamos a bailar aquí, nadie nos ve, nadie puede
molestarnos por estar aquí.

Camila: Es una canción lenta. -Murmuró. ¿Por qué de pronto las cosas se ponían de acuerdo para
hacer este momento tan íntimo?- "Close your eyes" de Michael Bublé, Dios.

Bajó la vista cuando Lauren le puso las manos en la cintura y la acercó a ella en un movimiento tan
suave que no pudo evitar suspirar, ambas se miraron a los ojos con detenimiento, con pasión, las
luces de las velas, las luces de afuera blancas y azules, ambas eran sólo una. Jauregui sintió deseos
de llorar porque sabía que tenía frente a ella a Camila Cavendish. ¿Cómo pedirle que supiera quién
era ella? La amaba como inglesa, la amaba siendo Cabello, estaba volviéndose loca.

Lauren: Mi alma es tuya para que la protejas, sé que es verdad. Cuando mi mundo estaba oscuro y
azul. Sé que la única que me rescató fuiste tú. –Cantó la letra sin quitarle la mirada, subiendo
lentamente la mano por su espalda. Pequeños destellos de ella vestida del siglo 18 venían a su
cabeza, imágenes de cómo le quitaba un paño, mientras le temblaban los dedos. Cerró los ojos para
atesorar esos recuerdos, recuerdos de su vida pasada. Sabía por supuesto que ella en el pasado la
había salvado de la oscuridad y que en el siglo 21 también lo estaba haciendo- Camila. –La muchacha
no respondió, cuando la ojiverde abrió los ojos, la vio con los ojos cerrados, mientras apretaba los
labios. No tenía idea de que había tenido la misma visión que ella, sólo que veía un

rostro parecido al de Lauren, ojos verdes y un paño de género que cubría su rostro, sus dedos
bajándolo con el deseo más puro de amor- Camila.

Camila: -Abrió los ojos, ambas con tanta pureza se observaron, mientras sus cuerpos se movían
lentamente- Lauren Jauregui. Yo...

Lauren: -Besó su comisura labial sin poderlo evitar- Y lo repetiré, mi alma es tuya para que la protejas
porque sé que siempre ha sido así, siempre.

Con los ojos llenos de lágrimas la morena alzó la vista, antes de cerrar los ojos cuando sintió los labios
de Lauren sobre los suyos.

Describir en simples palabras lo que estaba sintiendo era imposible, porque el beso y el calor que ella
le brindaba, era complejo en cuanto a sentimientos, en cuanto a todo. No se apartó, al contrario, la
sostuvo más fuerte de la nuca para profundizar el contacto de sus labios, para sentirla tan cerca, para
saciar el deseo que tenía, pero por más que lo intentaba era imposible, quería mucho más que "más".

Lauren mordió su labio inferior y lo estiró hasta que la escuchó gemir, sentía todo su cuerpo caliente,
pero la música de fondo, los recuerdos tal vez de la vida pasada de ambas, las ganas de llorar, todo se
mezcló para dar paso a un beso desesperado. "Te extrañé tanto, Camila" pensó y sabía que ella
sentía lo mismo, sólo que no se daba cuenta.

Lauren: -besó sus labios suavemente antes de juntar su frente con la de ella- No me importa si ahora

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mismo me mandas a la mierda, pero la verdad es que me encantas Camila. Me encantas como no
tienes idea.

Camila: -Caían lágrimas por su rostro- A mí también Lauren, Dios, a mí también me fascinas, me
gustas tanto. –Lauren le secó las lágrimas con sus labios- Pero no conoces todo de mí y me duele
sacar el pasado.

Lauren: Tendré paciencia Camila, tendré paciencia todo lo que quieras. –Le dio un pequeño beso-
Pero por favor no te apartes de mí, créeme que las consecuencias serían terribles. –La menor
entrecerró los ojos sin entenderla- Si piensas que estoy loca, puede serlo, pero por favor, te pido que
no te apartes de mí, nos estamos conociendo tan bien que no puedo dejar de sentirme de esta
manera.

Camila: Esto sonará cliché, pero... -volvió a besarla, mientras sus manos se unían en el rostro de la
otra, no pudo evitar sonreír dulcemente- ¿Por qué siento que te he besado antes?

Lauren: Porque tal vez, tal vez... –murmuró contra su oído, era como si la música y todo hubiese
desaparecido- Porque tal vez nos conocemos desde antes.

..................

29 de noviembre de 1710, Exeter, Inglaterra.

Con los dedos temblando, se agachó a recoger aquella medalla de oro. No era ciega, si incluso se la
colocaban a cinco metros de distancia iba a reconocerla. Cuando la sostuvo en su mano los ojos se le
llenaron de lágrimas porque estaba junto a un resto de ropa con manchas de sangre seca. No tenía
que ser genia para saber lo que pasaba, todo era cosa de encajar las piezas y darse cuenta de quién
había sido autor de todo esto.

Al borde del llanto, pero más cerca de lo que se podía llamar como ira, Lethood sostuvo la medalla de
su madre y la apretó contra su pecho. Aaron se había metido con la persona equivocada, pues a quién
menos aprecias, a quién subestimas, puede convertirse en tu mayor dolor de cabeza.

Lauren: Infeliz, infeliz... –apretó su puño- Eres un malnacido infeliz. ¡HIJO DE PUTA!

Quizás, sólo quizás, se iba a desatar la guerra.

Capítulo 60

30 de noviembre de 1710, al otro día.

Suspiró al sentir el té bajar por su garganta, aquella infusión caliente en un día tan frío como hoy
sentaba de maravilla. Aquello sumado a una buena lectura de un libro perfectamente seleccionado
podía ser un buen panorama, sin embargo, no había avanzado mucho en las páginas de la novela.

¿Podría tener una lectura tranquila cuando en realidad se sentía viviendo una pesadilla? Cada día que
avanzaba, Aaron estaba más distanciado, más obsesionado con su deseo de ser Conde, más serio, lo
que podía ser una ventaja porque lo tenía lejos, sin embargo, eso significaba que no podía salir con
toda la libertad que quisiera, para no enfadarlo tenía que quedarse en casa y hacer las tertulias en la

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mansión, salir con la vigilancia de un hombre de confianza para su marido o simplemente hacer cosas
rutinarias día tras día puertas adentro. Sentía como la locura le daba la bienvenida con los brazos
abiertos, no quería ceder ante los deseos de cometer suicidio, aunque

sabía que terminaría naciendo de nuevo 300 años en el futuro, ella realmente sentía ganas por
conocer a Lauren siendo campesina. ¿Sería cobarde irse por el camino más fácil?

Camila: No puedo más, Dios, no puedo más. –Dejó la tasa vacía y el libro sin abrir a un lado.

Buscó un abrigo largo y pesado característico de su época antes de salir a caminar un poco por los
jardines de la mansión.

La iluminación no era tan buena a las 5 de la tarde gracias a las nubes grises y al sol que se escondía
temprano, de todas formas, no fue impedimento para salir un poco y tomar aire fresco. Sentía miedo
de seguir casada con Aaron, su cuerpo y su mente estaban preparándose para recibir el final de su
vida, pero ¿cuándo? "Tiene que suceder algo lo suficientemente malo para darle sentido a la
reencarnación" pensó angustiada cuando abrazó su propio cuerpo tras temblar. ¿Era el extremo frío o
el miedo que sentía?

Agudizó la vista al darse cuenta de que alguien cortaba leña afuera de un cuarto de madera, podía ser
normal, claro, pero no era común que una mujer lo hiciera. Su alma sabía perfectamente quién era esa
persona, así que tomó las precauciones necesarias para que nadie la viese caminar hacia esa parte de
la propiedad.

Con un sólo movimiento el hacha le daba a la leña que caía partida en dos al suelo y una tras otra las
iba acumulando. Si creyó que con eso la rabia desaparecería, estaba equivocada pues sólo
aumentaba. ¿Qué más podía hacer? Escuchó un murmullo que la hizo voltear al instante, allí vio
parada a Camila con una expresión distinta. ¿Qué pensaba?

Lauren: Señora Camila. –Jadeaba, podía hacer frío y estar a punto de nevar, pero la rabia y el ejercicio
la tenían acalorada- ¿Qué sucede? –Miró hacia los costados- Por favor, por su propia seguridad salga
de aquí.

Camila: -se sorprendía de verla con los ojos llenos de lágrimas, estaban enrojecidos, había marcas de
lágrimas en sus mejillas- Nadie me ha visto llegar a este lugar. ¿Qué le sucede? Puede confiar en mí.

Lauren: ¡No! –Gritó- Si me atrevo a confiar en usted, su preciada vida estará más que en peligro, sería
incapaz de hacerle eso.

Temblando se dio la vuelta para irse, pero Camila la sujetó de la muñeca y la arrastró hasta la
pequeña casita de madera donde guardaban elementos de jardinería. El espacio era reducido, tanto
así que sus cuerpos estaban pegados el uno al otro. ¿Qué tan bueno esto podía ser?

En silencio la inglesa la miró tan fijamente que poco a poco Lauren se fue deshaciendo en su angustia,
apoyando su espalda en la pared de madera, mientras agachaba la cabeza y se ponía a llorar.

Camila: Señorita Lethood, por favor dígame que le está sucediendo. –Se arrodilló en el suelo
sorprendiéndose cuando la campesina la abrazó fuertemente y rompía a llorar desesperada. Su

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angustia era tal, que ella misma terminó por llorar en silencio, quería ser la roca en la que se apoyara,
no quería angustiarla más- Llore todo lo que quiera, hágalo por favor.

Lauren: Me estoy volviendo loca, por favor sálveme de mí misma. ¡Antes de que termine por cortarme
el cuello con esa hacha!

Camila: Si se quita la vida, la siguiente en hacerlo seré yo. –Masculló contra el cabello húmedo de
Lethood, no le gustaba ver al amor de su vida sufrir de esa manera- Por favor confíe en mí, porque me
está matando el misterio.

Lauren: No he comido, ni he dormido desde el día de ayer. –Se separó para mirarla, apenas entraban
la luz por las separaciones de la madera- Cuando tuve que limpiar el salón que le pertenece al señor
Aaron, me... –apenas se le entendía con el paño puesto en su rostro, no iba a quitárselo, además,
palabras entre balbuceos y lágrimas no eran tan legibles- me encontré con la cadena de mi madre,
junto a ropa manchada de sangre.

Camila: -chilló llevándose los temblorosos dedos de su mano a los labios, también empezó a llorar
aterrada- ¡Eso era maldita sea! ¡Eso era! Lo siento tanto, perdón, yo... yo no puedo... ¡Dios, era su
familia!

Al principio fue incapaz de sostenerla cuando la inglesa se quedó sentada de rodillas llorando
desconsolada, abrazándose a sí misma, pero luego dentro de su angustia se agachó para abrazarla.

¿Quién consolaba a quién?

Camila: Por mi culpa, por mi culpa mataron a lo que usted más amaba. -No podía tranquilizarse- Por
estar casada con un enfermo mataron a su preciada familia, a su madre, sus hermanos.

Lauren: No, sólo es culpa de un hombre cerdo. Aquí, –puso la mano de Camila sobre su pecho justo
donde latía el corazón- aquí está el deseo más profundo de matar a un hombre, de estrangularlo con
mis propias manos, de acabar con la vida del señor Aaron como lo hizo tan sanguinariamente con mi
familia.

Camila: -Se miraron unos segundos y por un instante mutuamente se secaron las lágrimas- No lo haga
señorita Lethood, no condene su alma al pecado, deje que el destino se encargue de hacerle la vida
imposible a Aaron.

Lauren: Pero mi familia... -se le quebró la voz- no puede quedar esto así. -Sus rostros estaban muy
cerca el uno del otro, ella tragó saliva, sintió ganas de quitarse el paño del rostro y succionar las
lágrimas de la morena con su boca como mínimo- ¿Existe alguna forma de poder hacer justicia sin
matarlo de forma agónica?

Camila: Existe... créame que existe y sé que es real porque lo veo en sus ojos. –Alzó la mano para
tocar con delicadeza las cejas y el contorno de los ojos de la escocesa, ella suspiró de placer- Y sé
que es real porque es lo que siento aquí. –Sostuvo la mano de Lauren y la dejó esta vez sobre su
pecho.

Lauren: -apretó los dientes- ¿Qué trata de decir señora Warwick? –Masculló.

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Camila: Necesitamos hablar a solas, puede pasar por mi dormitorio a las 12 de la noche cuando todos
estén durmiendo, el señor Warwick y su padre no están. Pero necesitamos un código. –Tragó saliva
ansiosa- La esperaré tras la puerta, usted debe dar tres golpes, sólo así sabré que es usted.

¿Entendido?

.............................

Gran parte de lo que quedaba del día, estuvo dando vueltas ansiosa sin dejar de mirar el reloj de
bolsillo cubierto de oro que le habían obsequiado hace un tiempo. Había cenado con su suegra
después de compartir con sus amigas de sociedad un té y pastelillos, mientras tocaban el piano o leían
una novela famosa de la época, de alguna u otra forma tuvo que matar el tiempo para no volverse
loca. Pero consideraba también la opción de que ella no llegase por temor a ser sorprendida o por
temerle al hecho de estar solas.

Cuando el reloj marcó las once, una criada llevó el último jarrón con agua fría para dejar la tina donde
Camila pudiera bañarse a una temperatura adecuada. Con apuro la morena le dijo que saliera, no
quería perder tiempo en preparativos sin sentido. Era de las pocas que gozaba de una tina y que tenía
tan buenos hábitos de higiene, pues lamentablemente en su época no estaba la cultura de ser aseado
ni de dejar los desechos donde correspondiese.

Desde Francia cada dos meses le traían un arsenal de jabones y aceites perfumados exclusivos de
Europa, ahora los valoraba bastante cuando los hizo recorrer su cuerpo y cabello.

Como ya se había quitado la ropa no podía volver a ponerse todo el aparataje que usaba porque
tardaba mucho, así que se colocó su pijama de seda y una gran bata del mismo material para cubrirse,
dejó su cabello en un moño sobre su cabeza después de secarlo lo más que pudo con una toalla, a
veces rogaría que existiera la electricidad y artefactos como una secadora.

Apoyada se quedó en el respaldo de su cama, tratando de leer un libro. ¿A quién engañaba? Ni dos
líneas podía concentrarse en leer antes de volver al principio de la página. Miró a su alrededor, el
cuarto era tan grande que no podía divisar con claridad las cosas en las esquinas cuando había
oscuridad, tembló de sólo pensar que Aaron podía estar allí escondido con algún arma para matarla.

¿Cómo poder recompensarle a Lethood por todo el daño que le estaba causando la muerte de su
familia?

De pronto escuchó algo en la puerta, ansiosa miró el reloj de bolsillo y se dio cuenta que eran las doce
con diez minutos. Se quedó en silencio esperando un poco más hasta que tres golpecitos se volvieron
a escuchar. Roja como una rosa, se levantó de la cama y de puntillas llegó hasta la entrada, abrió
lentamente y llena de temor. ¿Sería su esposo?

Allí parada estaba la escocesa con algo escondido tras su espalda y con sus ojos tan "asesinos" como
siempre. ¿Era consciente de que su aire de misterio tras el pañuelo le daba un toque fatal?

Camila: Pase por aquí. -Susurró, caminando a su lado.

Lauren: -Sintió un aroma tan exquisito que hasta la boca le tembló. ¡Simplemente Camila era un
ángel!- ¿Desea usted que mantengamos una conversación de pie? –Miró a su lado nerviosa- Puede

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ser aquí al lado de la ventana.

Camila: No, no... Aquí. –Le indicó unos sillones donde podrían acomodarse bien- ¿Desea algo para
comer? Tengo pastelitos y galletas. -Lauren negó nerviosa con la cabeza, tendría que calmarla de
alguna forma para mantener una conversación sin ir cesando cada diez segundos- No se preocupe, la
habitación ha quedado con llave, nadie puede interrumpirnos, el sonido aquí no se propaga con
facilidad ni se forma tanto eco.

Lauren: ¿De qué desea hablar señora Camila? Es para mí una bendición estar aquí junto a usted, pero
a la vez no puedo evitar sentirme llena de pavor y rabia siendo esta la habitación del hombre que más
detesto en la vida.

Camila: -Miró por un segundo las velas de cera que había en la mesa, el aire con ese tipo de luz era
mucho más íntimo- Daría tanto por poder devolverle lo que le ha sido robado, sé que sonará artificial,
pero de verdad hubiese dado mi vida para que usted fuese feliz lejos de esta mansión, feliz junto a su
familia y los seres que la aman.

Lauren: -gimió- ¿Qué me aman? Señora Camila. –Susurraba- En esta vida nadie me amaba, excepto
mi madre y mis hermanos que ya están muertos. Además, ofrecer su vida, fallecer por culpa de su
esposo sólo para darme felicidad también hubiese sido en vano. -Cerró los ojos con dolor, tenía que
ejercer autocontrol para no gritar cuando la rabia era tan grande contra Aaron- Lo que sucedió ya está
hecho. ¿Qué puedo hacer? Quitarme la vida ha sido una deliciosa opción por aceptar cada vez que
veo el hacha o una soga. Pero volviendo a su sacrificio, creo que ya es evidente que mi felicidad se
hubiese muerto por completo con ello.

Camila abrió levemente los labios dada la sorpresa de sus palabras, de alguna manera ella le estaba
diciendo que le daba felicidad y eso era algo que quería escuchar. Nerviosa miró hacia el techo,
incluso en esta vida la pasión entre ambas era evidente.

Camila: Señorita Lethood. –Suspiró- Si yo le dijera que hay personas que están destinadas a estar
juntas, ya sea en esta o en otra vida, ¿usted me creería? -En silencio la ojiverde la miró, desde la
punta de sus descalzos y bellos pies hasta sus ojos, luego asintió lentamente- Y si yo... y si yo –
ansiosa se inclinó sobre sí misma para verla más de cerca- si yo le dijera que he querido quitarme la
vida en muchas ocasiones tras el casamiento con Aaron, –Lethood gruñó- pero que... que sólo la idea
de compartir con usted me ha frenado por completo. ¿Qué me diría? Yo... -Lauren tenía la boca
abierta tras su pañuelo, ya las manos las tenía calientes por el deseo, pero la verdad absoluta de que
alguien tan maravillosa como Camila la quisiera la ponía peor, pues nadie en su vida la había

querido de esa forma, mucho menos una mujer- Yo la quiero señorita Lethood, la deseo, la estimo... la
necesito. –Sus ojitos oscuros estaban húmedos al decir aquella confesión, temblaba por completo con
el temor al rechazo.

Lauren: -Tragó saliva, nerviosa sostuvo las manos de Camila y las dejó sobre el pañuelo que cubría su
rostro- ¿Me va a querer cuando me vea sin esto? –Firmemente dentro de su estado, ella asintió- Pues
este es el momento para saber si sus palabras son o no sin fundamento. Puede quitarlo usted misma,
puede hacerlo.

Camila sintió esto como uno de los retos más grandes de su vida, pues ella la estaba autorizando a

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Insideofmysoul
romper la barrera que desde adolescente había creado para no ser dañada. Nerviosa llevó las manos
hacia su nuca para deshacer el nudo del pañuelo, sus rostros estaban cerca, tanto así que sentían la
respiración de la otra golpear sus mejillas. En el fondo la morena sabía que nada la haría correr, nada
provocaría que la dejase de amar. Cuando deshizo el nudo, la miró y le susurró.

Camila: ¿Está segura? –La ojiverde asintió temblando, la verdad es que tenía mucho miedo, pero
estaba segura de hacerlo, sería una especie de liberación. Cuando soltó el pañuelo, este cayó
lentamente hacia el suelo dejando el rostro de Lauren Lethood completamente descubierto.

La inglesa apretó los labios sorprendida, desde la parte baja de la mejilla hasta la comisura labial había
una marca entre rojiza y violácea, era piel retraída tras la quemadura. Sintió deseos de llorar, no
porque se viera mal, sino porque no podía imaginar que una niña de diez años fuese quemada de esa
manera sólo por defender a su madre. La campesina bajó la cabeza esperando las palabras "Vete,
monstruo, vete y no vuelvas más", sentía tanta vergüenza de sí misma que a veces era incapaz de
mirarse al espejo.

Lauren: Hable antes de que su silencio me hunda en la agonía, déjeme libre... por favor. –Cerró los
ojos, pero en ese momento sintió como unos labios calientes se posaban sobre su quemadura, de
inmediato las lágrimas se asomaron en sus ojos ante el impacto de su actuar- Señora Camila...

Camila: Y lo repito, señorita Lethood. –Susurró en su comisura labial- La quiero, la quiero a usted, la
quiero con su marca de valentía, la quiero de mil maneras distintas. La quiero aquí y ahora.

Lauren: -se secó las lágrimas torpemente- Desde que la vi cuando bajó del carruaje para ayudarme,
desde que puso sus ojos en mí, es que no puedo quitármela de la cabeza, perdóneme si eso la
ofende, discúlpeme por haberme fijado en usted, siendo una pobre campesina, siendo una mujer la

que la ve de esta manera. Pero es lo que siento, la quiero tanto que duele, y debo guardarlo para que
no le hagan daño.

Camila: ¿Quería una opción para vengarse de Aaron sin manchar sus manos con su sangre? –La
ojiverde no asintió porque realmente quería matarlo, simplemente la escuchó- Sólo quiero escuchar
una cosa y por favor no sea respetuosa conmigo. Si pudiera tenerme en todas las formas posibles,

¿lo haría?

Lauren: -Tembló por completo al inclinar la cabeza y ver su cuello desnudo- Si pudiera tenerla, le
demostraría de cada manera que me sea permitida que la quiero. Si pudiera tenerla, me entregaría por
completo a usted, y la haría sentir sólo mía. Pero me he frenado por un ínfimo respeto que poseo hacia
usted.

Camila: Hágalo entonces. -Besó lentamente su mentón, luego la marca de la quemadura en su mejilla
izquierda- Cobre venganza, no respete, y sea usted misma. -Lethood posó ansiosa y tan llena de
ternura las manos sobre sus hombros que quemaba- Si me quiere no me siga torturando, saque la
pasión que guarda en su corazón para tenerme de todas las maneras que quiera. Yo... soy sólo suya.

Capítulo 61

Lauren la miró directo a los ojos por unos segundos. ¿Esto iba en serio? ¿Iba a vengarse de Aaron

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Insideofmysoul
Warwick haciendo el amor con su mujer? Sabía el sentido en que se refería la inglesa y no era
aprovecharse de ella, al contrario, era dejar de lado todas las inhibiciones que se había impuesto por
tenerle un ínfimo respeto a la sociedad entera, incluyendo a Aaron Warwick, eso era venganza, pero
por otra parte, Lauren no lo tomaba de esa manera, para ella no había motivo más importante que el
hacerla sentir amada como correspondía. Esbozó una pequeña sonrisa al pensar en la palabra amor,
porque su corazón latía con pasión, con la vida que creyó que no poseía. ¡Esto era amor!

Dejó una mano en la cintura de Camila y la otra en su rostro para acariciar su mejilla derecha, la forma
en la que ella inclinaba el rostro, la hacía sentir aún más feliz, era como si confiara en todo lo que
pudiera hacerle o brindarle.

Lauren: ¿Habla en serio? ¿La marca en mi rostro no le causa temor o ganas de salir corriendo?

Camila: Completamente. ¿Cómo temerle si es una pequeña quemadura que refleja la valentía de una
niña por salvar lo que ama? ¿Una marca que significa la maldad del hombre, pero que sin embargo fue
proferida porque usted quiso luchar por los suyos?

Lauren: Por usted señora Camila, por usted sería capaz de sacrificar mi vida para defenderla de las
manos de Aaron. –Dejó una mano a cada lado de su rostro, se estaba dejando guiar por los
sentimientos que florecían de su corazón.

Camila: -Hipnotizada por sus labios le murmuró- Yo daré mi vida por usted.

Lauren: -Sintió que no pudo contenerse más- Señora Camila, yo... ansío hacer esto desde que se
cruzó ante mis ojos por primera vez.

Camila sólo alcanzó a tener una fracción de aire, antes de que Lethood inclinara su rostro hacia abajo
y se adueñara de su boca como si fuera la última gota de agua en la tierra. Su cuerpo entero se rindió
ante ella, estaba en un estado entre la sorpresa, el amor y el deseo. Era la misma sensación que
cuando besó tantas veces a Lauren Jauregui, era ella aquí y ahora. ¿Dónde había ocultado la
campesina ese lado tan pasional que podía derretir a cualquier ser? No pudo evitar sonreír mientras
los dientes de Lethood mordían lentamente su barbilla. ¡Incluso en esa época Lauren era tan ardiente!

Lauren: -Mientras mordía su mentón, succionó su piel provocando que la inglesa gimiera- ¿Puedo
tener todo de usted? ¿Todo, todo?

Camila: Todo. –Jadeó- Por favor tome todo de mí.

Volvió a besarla succionando su labio superior, al momento en el que sus lenguas se rozaron, gruñó
porque quería más, dejar su mano en la nuca de la morena no era suficiente, ambas querían más.

Se besaban con tanto amor y necesidad, que ahí se podía reflejar cuanto sus almas se pertenecían.

¿Realmente podrían tener todo de la otra ahora?

¿Iba a hacerle el amor en la cama que compartía con el despreciable que había asesinado a su
familia? Sonrió ante la idea, nunca era tan mala de pensamiento, pero esta vez iba a amar como
correspondía a Camila y justo allí, esto parecía un hermoso regalo.

310

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Con la respiración entrecortada ambas separaron sus bocas para tomar un poco de aliento, Lethood
llevó su mano al cabello de la inglesa sobre su cabeza y le soltó unas tiras para que este cayese sobre
sus hombros de forma completa.

Lauren: Es usted la definición de belleza -Susurró antes de recorrer desde el lóbulo de su oreja hasta
su hombro con pequeños besos que la hacían temblar de forma espontánea. No podía creer que tenía
la oportunidad para amarla de tan íntima manera, que nadie abriría la puerta porque Aaron estaba
lejos de la ciudad, todo parecía haberse alineado para que resultara. Quería ser tímida, porque estaba
nerviosa y no estaba segura de que hacer, quería ser ínfimamente respetuosa, pero la sangre caliente
recorría cada terminación de su cuerpo, provocando corrientes eléctricas que no era capaz de
controlar, como su deseo, como las ganas de besarla, de acariciarla.

Un suave jadeo tras otro fue encendiéndola. ¿Para qué torturarla más? Hundió su rostro en el cuello
de Camila para aspirar el perfume que emanaba su piel. ¡Olía delicioso! A flores frescas, a mujer, un
olor fragante que nadie tenía en esta sociedad, ni las muchachas de clase alta que elegantemente se
paseaban entre salones durante las fiestas. Con fuerza le dio el impulso necesario para que la
muchacha la abrazara por el cuello y dejara una pierna a cada lado de su cadera. ¿Por qué de pronto
las inhibiciones salieron volando por la ventana? Sus amplias manos recorrieron la curva final de su
espalda, deleitándose con la suavidad de la seda que se pegaba al cuerpo de la inglesa, recorrió su
cintura pequeña, sus muslos, la curva de sus asentaderas.

Camila: Por favor señorita Lethood. –Jadeó- Termine con esta tortura ya.

Lauren: Estoy en un sueño. ¿Cree que quiero terminarlo? –La llevó hasta la cama y la depositó
encima, mirándola con la cabeza ladeada para estudiarla mejor- Quisiera que repitiera lo que siente
por mí.

Camila: La necesito, la quiero, es más fuerte que eso, yo la amo, sólo le pertenezco a usted, mi alma
es suya, créame.

Lauren: -Dejó una mano a cada lado de su cintura, estaba encima de la cama observándola
ávidamente- He tratado de negarme a lo que siento, señora Camila, pero no puedo seguir haciéndolo,
yo también la amo Camila Cavendish, la amo con tanta pasión que quema por dentro el silenciar por
tanto tiempo mis sentimientos. –Bajó la cabeza para darle un casto beso en los labios- He vivido toda
mi vida reprimida por la marca de mi rostro, y usted le ha dado luz a mi oscuridad.

Camila: Usted no tiene ni la más mínima idea de cuan hermosa me parece, la intensidad de sus ojos
verdes me tiene encantada, su boca, sus facciones, su cabello, su cuerpo. Pero más allá de todo eso,
es lo que habita en su interior, es su alma quien me hace encontrarme cada vez que me pierdo a mí
misma. -Perdió el hilo de sus pensamientos cuando alzó su mano y acarició de nuevo la marca de la
quemadura en el rostro de la campesina escocesa- Te amo tanto Lauren. -Y no hablaba de dos
versiones, pues para ella Lauren estaba aquí y ahora, era ella y no otra persona.

La ojiverde poco a poco fue quitándose su pequeño chal de triángulos verdes, permitiéndole con un
leve toque de timidez a Camila para que fuera ella quien le quitara su blusa blanca. Ambas estaban
sentadas sobre sus rodillas en la cama, miraban como las manos de la inglesa quitaron la camiseta
interior que había debajo, dejando a la vista su torso desnudo, sus pechos perfectamente moldeados
por un artista, y un abdomen fuerte y ligeramente marcado. "Quizás es el duro ejercicio" pensó Camila

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Insideofmysoul
al analizarla con tanto amor en sus ojos. Acercó su boca lentamente y con la misma velocidad le dio
pequeños besos sobre la piel, sobre uno de sus pechos, haciéndola temblar y sonrojarse.

Camila: ¿Cómo pudo negar este precioso regalo a otra persona? –Susurró antes de volver a besarle el
cuerpo, esta vez el cuello- No sienta vergüenza de sí misma, porque en belleza también supera a
Aaron completamente. –Lethood hubiese reído con ganas, pero se vio impedida cuando ella la tocaba.

En silencio y bajo aquella luz tenue de unas cuantas velas, Camila se volteó sobre la cama, corrió su
cabello ondulado y oscuro hacia un lado, dejando descubierto su hombro, una invitación evidente de
que la escocesa hiciera lo mismo con ella.

Lauren: ¿Puedo? -Murmuró. Sin tanto preliminar se colocó detrás de Camila logrando que la
muchacha sintiera esa fuerte presencia femenina tras ella, ni siquiera le había puesto un dedo encima
y ya estaba temblando, pues apenas la tocara iba a terminar estallando sobre la cama.

Lentamente le quitó la bata de seda, dejando un pequeño vestido del mismo material que le llegaba un
poco más arriba de las rodillas. ¿En serio alguien en este siglo ocupaba algo así? Hipnotizada por la
suavidad bajo sus manos, comenzó a acariciar su vientre en pequeños círculos sobre la tela.

Camila no quería terminar cayendo de lado al suelo, así que mientras las olas de deseo iban en
aumento, dejó caer la nuca de su cabeza sobre el hombro de Lauren. Ella bajó la cabeza, le sonrió con
dulzura y se apoderó de su boca para besarla y encontrar su lengua. ¿Su propósito? Que sus

besos fueran al compás del movimiento que hacía con sus manos, había descubierto que eso la
encendía más.

Lauren: Esto se va. -Murmuró contra su boca cuando el pequeño vestido de seda cayó a sus rodillas,
pero tuvo que apoderarse de sus labios de nuevo para no ser descubiertas cuando ella soltó un gran
gemido. Es que cuando acaricio sus senos apretándolos con suavidad, Camila había descubierto
cuanto le gustaba aquello- Soy sólo suya, usted es sólo mía, Camila, mía.

Camila: Por favor... Por favor. –La forma en la que ella apretaba su trasero contra el cuerpo de Lauren,
era más que sugerente de que quería pasar al siguiente nivel- Quiero saber lo que es entregarme por
completo a usted, quiero sentirme amada, por favor.

Lauren apretó la mandíbula con molestia, no había que ser inteligente para darse cuenta de que Aaron
era incluso posesivo en la cama. ¿Darle placer a su esposa? De seguro lo hacía sólo para sí mismo,
para saciar su hambre, como si la bella mujer que tenía fuese sólo un producto que desechar. Tras esa
idea, sus caricias se volvieron más lentas, con un toque de sensualidad y delicadeza increíble, quizás
no era tan buena con las palabras, pero con sus gestos quería decirle todo.

Volvió a dejarla acostada completamente sobre la cama para terminar de quitarle su pijama de seda,
ahora sí podía verla tal cual había llegado al mundo. Miles de palabras se cruzaron por su mente
cuando hacía el escrutinio con sus ojos, Camila se había sonrojado, y ella también.

Lauren: Bella, es hermosamente bella. -Susurró, fue todo lo que pudo escapar de su boca y nada más,
porque estaba perdida, admirándola con un brillo especial en sus ojos.

"Vamos a consumar nuestro amor, Lauren, así comenzará la guerra, así estaré preparando el camino

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Insideofmysoul
para que volvamos a nacer" pensó Camila antes que de que la escocesa también quedara
completamente desnuda.

Más de alguna mujer se cuestionaría a si misma su sexualidad al verla de esa manera, porque
Lethood era hermosa de pies a cabeza, digna de ser admirada con devoción.

Lauren: ¿Hay algo extraño en mí señora Camila? ¿Porque sonríe de esa manera tan especial como si
algo pasara por su mente?

Camila: Venga a mí, es todo lo que deseo. –La manera en la que Lauren se acostaba sobre su cama
casi a punto de rozarla, era posesiva, pero romántica a la vez- La amo. -Murmuró antes de atraerla
hacia ella y besarla con tanto ímpetu que robaría cualquier posibilidad de aire.

Lauren cerró los ojos y se entregó a la pasión, haría de esta y todas las veces que pudiese, su
oportunidad para amarla, porque no sabía cuándo Aaron podría acabar con su vida. Se desprendió de
su delicioso beso para deleitarse con el cuello de la inglesa, mientras la escuchaba jadear y
contenerse, su mano por otra parte descendió hasta el espacio que ella le daba entre sus piernas.

¿La verdad? Sus experiencias sexuales eran tan patéticas que odiaba recordarlas, no estaba
interesada en los hombres, pero en un par de ocasiones, cuando era más inocente, hubo quienes se
aprovecharon de ella. En el ámbito del amor era un fracaso, era la primera vez que se había
enamorado. Y por supuesto, la primera mujer con la que tenía ese tipo de cercanía.

Deslizo sus dedos sobre el centro de la inglesa, la sintió caliente, húmeda, llena de deseo y ansias
para ser tocada. Dios. ¡Esto era fascinante! Mientras más acariciaba su sexo, más Camila se retorcía
bajo su cuerpo, más la clamaba, más sus palabras se hacían ininteligibles. Rio roncamente contra su
cuello. ¿Era posible sentirse tan llena de gozo con sólo tocarla? Experimentar el amor era hermoso,
simplemente hermoso.

Con lentitud y con movimientos detenidos se movió un poco hacia abajo, apoyándose en una de sus
piernas, antes de que ella la mirase en silencio, con la frente húmeda y el cuerpo agitado. No había
ningún gesto, ninguna palabra, sólo con la mirada ella le daba toda autorización para poseerla tanto
como quisiera.

Y en cuanto Lauren empujó su dedo índice en Camila, gruñó y suspiró al mismo tiempo, Santo Cristo,
ella la estaba enloqueciendo.

Camila: Por favor... –La abrazó, tratando de pegarla más a ella, para invitarla a continuar- Por favor...
yo...

Lauren: -Besó su frente, cerrando sus ojos cuando su cadera se movió inconscientemente provocando
el roce de su sexo con el muslo de la inglesa- Lo sé, mi amor, lo sé.

Mordió su mentón lentamente al mismo tiempo que empujaba otro dedo dentro de ella. Era tan cálida,
tan suave, tan húmeda, tan bonita. Si había sido castigada en la vida con ciertas dificultades, podía
sentirse pagada ahora, porque Camila Cavendish sentía lo mismo que ella, no era falsa, no

mostraba caretas frente a ella, era tan pura. ¿Por qué tuvo que pagar casándose con la persona

313

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incorrecta?

Mientras más movía sus dedos, más se frotaba contra ella, provocando los gemidos de ambas, quería
besar cada rincón de su cuerpo y por la forma en la que ella la observaba con esos ojos brillosos,
podía leer que también quería hacer lo mismo con ella. Esto realmente era hacer el amor. Ambos
cuerpos entrelazados dentro de una enorme habitación, amándose secretamente entre las velas, la luz
tenue y la cama. Su pequeño mundo sin ser descubierto... por ahora.

................

Los Ángeles, Estados Unidos, abril 2015.

No supo cómo, Camila terminó tomando más de la cuenta, no estaba totalmente borracha, pero
definitivamente no estaba en condiciones para manejar. ¿Cómo había sucedido? Quizás había estado
tan hipnotizada entre sus besos, abrazos y la música, que no supo cuando ella pidió alcohol. Estaban
en medio de la pista de baile, nadie se había dado cuenta aun de que estaba entre todas esas
personas. Sin pensarlo dos veces sostuvo a Camila de lado y regresaron al compartimiento VIP que
ella tenía reservado. No era una persona que bebe más de la cuenta y termina eufórica, la morena
parecía haber perdido el brillo de algo, como si en su corazón y su mente se hubiese instalado algún
recuerdo oscuro. Le ofreció un vaso con agua helada, pero ella se negó con una mueca de asco, lo
único que hizo fue acomodarse en uno de los sofás blancos y apoyar el rostro en el hombro que
Lauren le acercó.

Lauren: Dijiste que no beberías más que esas gotas de vodka en el jugo. ¿Qué pasó?

Camila: Toda la alegría que tenía porque tuvieses trabajo, toda esa alegría se transformó. -Se quedó
callada- Lauren, yo no bebo desde mi adolescencia, pero acordarme del pasado ahora me afectó tanto
que necesitaba ahogarlo con algo. –Tembló ante el hipo, no era una borracha feliz- Tengo miedo de
ser un monstruo.

Lauren: Monstruo nada, no tienes idea Camila, pero eres la persona más valiente que he conocido, no
tienes idea de lo que eres capaz de hacer por amor. –"Porque perdiste la vida para que naciéramos de
nuevo" pensó angustiada, y ahora la tenía de nuevo, sólo debía despertarla- Estoy segura de que
tienes capacidades y no las sabes. –"Las sabrías si recordaras, la sabría si yo también recordara.

Camila: ¿Podemos irnos al auto? Estoy con náuseas y el ruido acá me aturde.

Salieron por una puerta trasera donde nadie pudo verlas, agradeció al guardia antes de que con
cuidado buscaran el vehículo en el estacionamiento. Por mensaje Lauren contactó a Shiyoon rogando
que estuviese despierto para venir en su ayuda, Jauregui no se iba a arriesgar a manejar si no tenía
licencia, menos habiendo conseguido un trabajo tan importante relacionado con el gobierno. Abrió la
puerta trasera para estar más cómodas ambas, abrazadas aislando el frío, acariciaba su espalda para
darle el apoyo que necesitara.

Lauren: No tenías que beber, preciosa, el alcohol no es la respuesta a los problemas.

Camila: El agua tampoco. –Masculló contra su cuello, parecía una niña que necesitaba consuelo-

¿Por... por qué crees que tengo capacidades? ¿O que soy valiente si no me conoces del todo? – Cerró

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los ojos por el dolor de cabeza.

Lauren: Porque así lo veo en tus ojos. –"Porque me respalda la historia, Camila, estoy segura de que
como inglesa hiciste tanto por mí siendo campesina, porque me amaste en tu viaje, por todo"- A mí
eso no me engaña.

Camila: No quiero que esto manche tu celebración. –Besó sus labios delicadamente- A veces tengo
recaídas... en mis ánimos, sólo abrázame muy fuerte por favor. –Se le quebró la voz cuando Jauregui
la envolvió completamente contra su cuerpo y besó su frente en un largo rato.

Lauren: No voy a poder ayudarte si tú no me dejas. –Susurró- La gente me juzga por ser famosa y no
los culpo, mi historial no ha sido del todo impecable en cuanto a las mujeres, sin embargo, hace unos
meses cambié como no tienes idea. No quiero que me juzgues, quiero que confíes en mí. – Dejó sus
labios contra su frente mientras hablaba- Sé que puedo ayudarte.

Camila se separó unos cuantos centímetros de ella para mirarla fijamente, no podía contarle todo
como sí lo sabía Shiyoon, sin embargo, su alma gritaba de alegría cuando estaba a su lado, algo debía
tener que podía confiar en ella, el alma era sabia ¿no? Empezó a temblar completamente, si quería
tener algo con Lauren, si quería que esto pasara más allá de un beso, tenía que ponerla a prueba con
la verdad.

Camila: Siento como estoy un poco pasada de copas, pero... -buscaba las palabras para no trabarse
con su propia lengua- estoy muy lúcida como para olvidar lo que digo. Hablaré, pero sólo puedes
opinar cuando diga la última palabra.

Flashback

Los Ángeles, Estados Unidos, 7 años atrás.

Capítulo 62

Flashback

Los Ángeles, Estados Unidos, 7 años atrás.

Siete, ocho... no, tal vez nueve años. Camila miraba con las cejas fruncidas los dedos de su mano
izquierda, mientras trataba de hacer un conteo mental de cuánto tiempo le tomaría ser una mujer
profesional después de la universidad. Con sólo 14 años estaba preocupándose por su futuro. ¿Era
normal aquello? Pues para alguien como Cabello sí. Si lo hacía en la escuela ¿por qué no acá en la
comodidad de su casa? Por el momento lo que llamaba su atención era algo relacionado con el área
de la salud y lucharía por mantener sus notas tan altas como siempre para quedar en la universidad
que deseaba.

Volvió a fruncir el ceño, pero esta vez miró el vacío, no sabía si Ayleen, su mejor amiga, estaba
pensando asistir al mismo lugar para estudiar cuando salieran de la secundaria, en realidad no sabía
nada sobre eso. El corazón se le apretó con la idea de que ocultase información para ella, información
importante pues, cuando se conocieron siendo dos pequeñas de 6 años, habían jurado asistir juntas a
todo lo que fuese posible. Tal vez era una nimiedad, pero la muchacha tenía aún el toque de inocencia
en su alma, un toque que le hacía creer que las personas no podían tener malas intenciones en

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realidad o que todo era posible si se proponía con fuerza.

Camila: ¡Mamá! –Gritó desde el primer piso- Voy a la casa de Ayleen, vuelvo en un rato más.

No esperó respuesta de su madre porque la ansiedad era más grande, cerró con fuerza la puerta y
caminó por el césped hacia la casa de al lado donde vivía su amiga. Era increíble no tener una gran
distancia que las separara, aquello lo habían usado a su beneficio reiteradas veces desde niñas, pero
ahora pareciera que la distancia entre ambas era más grande. Meneó la cabeza y subió la pequeña
escalera de tres peldaños para tocar la puerta, quería creer que estaba pensando mal, que

las miradas perdidas de Ayleen, su falta de atención en clases y sus emociones planas, eran por los
exámenes antes de vacaciones de verano.

Tres toques con su mano empuñada fueron suficientes para que la puerta se abriera lentamente, tras
ella se asomó Jorgen, el padre de la muchacha.

Camila: -trató de sonreír, aunque algo le dijese que no estaba bien- Disculpe señor Endler, ¿estará
Ayleen disponible? Necesito conversar algo sobre la escuela.

Jorgen: Pasa, pasa, puedes acomodarte en el sofá, mientras llamo a mi hija.

La sala de estar tenía muy poca luz, pero no se atrevió a pedirle que abriera más las cortinas o
prendiese una lámpara porque no le gustaba molestar, otra cosa que la hacía lucir sumisa ante los
demás. Miró hacia los lados, el lugar carecía de alegría y no podía culparlos, hace un año la madre de
Ayleen había perdido la batalla contra el cáncer de mama. ¿Sería entonces ese el motivo de su
cambio de conducta? No, meneó la cabeza, eso no era así. Tras unos minutos apareció el señor
Endler con una bandeja, una jarra con jugo de naranja y un vaso lleno de este.

Jorgen: Puedes beber un poco, dijo que se cambia de ropa y baja enseguida.

Camila: Muchas gracias. –Estiró la mano con timidez para sostener el vaso y tomar un poco, no quería
ser descortés- ¿Cómo ha estado?

Jorgen: ¿Cómo has estado tú? –Entrecerró los ojos con lentitud- ¿Te sigue yendo tan bien como
siempre?

Camila: No es algo de lo que me guste presumir, pero sigo como siempre, esforzándome día a día. –
Miró el jugo y volvió a beber, un escalofrío la hizo temblar por completo- ¿Tardará mucho en bajar?

Jorgen: No seas impaciente Camila, Ayleen tardará mucho en bajar, no se ha sentido bien
últimamente. –Cuando bajó el tono de su voz, la morena se mordió el labio asustada, su instinto le
gritaba que se fuera de este lugar- No te muerdas el labio. ¿Nunca te dije cuán hermosa te ves
haciendo eso?

Camila: Señor Endler. –Se ahogó con su propia voz, el pánico era enorme. Aquel hombre de un metro
y ochenta y ocho de altura, cabello rubio grisáceo y mirada opaca, bordeaba los 50 años, era una
muralla gigante a su lado. ¿Qué podía hacer?- No diga esas cosas yo cre. creo... -Sus

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extremidades empezaron a quedarse dormidas, apenas tuvo tiempo de mirarlas cuando sintió como el
sueño la estaba embargando- ¿Qué... que hi... hizo?

No podía gritar, no estaba perdiendo la consciencia, pero su cuerpo estaba con los reflejos demasiado
adormecidos como para moverse con fuerza o gritar. Con una mirada gris y casi diabólica, Jorgen
Endler caminó hacia ella, se sentó a su lado y lleno de aquella asquerosa lujuria le susurró al oído.

Jorgen: Ayleen sabe que no debe hablar, que a papi le gustan las adolescentes preciosas como tú,
llenas de temor, débiles. Ayleen ha tenido que ser castigada muchas veces por intentar escapar, así
que tú, pequeña puta, no debes decirle a nadie. -Besó su mejilla, mientras Camila lloraba en silencio
sin poder expresarse, miraba hacia los lados, todo se estaba volviendo borroso- Ayleen no está en
condiciones de bajar, pero yo puedo recibirte.

Camila: Bass... basta, por favor. –Susurró a duras penas.

Jorgen: Te has convertido en una mujer, Camila. –Introdujo su mano caliente bajo su camiseta para
tocarle la cintura en forma de círculos- Realmente eres... -cerró los ojos tragando saliva- eres una
mujercita hermosa. Dejarás que pueda verte sin ropa. –Le tomó la barbilla y se la ladeó hacia el
costado derecho- ¿Ves ese mueble al fondo? Contiene un arma cargada con balas, si te niegas, puedo
caminar hacia tu casa, abrir la puerta de una patada y matar a tu mamá y a tus hermanas.

¿Quieres eso? –La morena negó llorando sin emitir ruido alguno, su alma se estaba desgarrando por
dentro, en cuestión de minutos la estaba matando y corrompiendo en todas las formas más sucias
posibles- Entonces deja que te saque la ropa para verte, toca aquí entre mis piernas por mientras,
suave, toca, toca.

Fin flashback

Lauren: ¡Basta! –Gritó con los ojos llenos de lágrimas, Camila estaba pálida mirando hacia el frente,
mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, su cuerpo temblaba, era como si perdiera la vida en
unos segundos. Jauregui sintió deseos de vomitar, pero mucho más de aniquilar de una manera muy
cruel al hombre de su relato. ¿Cómo podía existir una persona tan podrida de mente? Abundaban,
abundaban como pedófilos, traficantes de pornografía infantil, maltratadores- Dime donde está, dime
por favor, mi amor, tengo que... tengo que hacer algo.

Camila: -giró la cabeza, mientras temblaba más fuerte, Lauren no quiso tocarla para no hacerla estallar
en una crisis o algo así, nunca se había enfrentado a algo tan burdo- No está acá... nunca más Lauren,
nunca más me podrá tocar.

Lauren: Mi amor. –Susurró antes de secarse las lágrimas con el dorso de la mano, el relato la había
puesto mal. Con lentitud sostuvo la punta de sus manos- ¿Él hizo eso más veces?

Camila: Muchas, por al menos durante cuatro meses, cada día más duro, cada día más sádico.
Utilizó... -gimió al quebrarse, recordarlo era muy fuerte- lo que encontraba a su mano y Ayleen lo
sabía, era cómplice por terror, y si bien nunca llegó a... –hizo un gesto con la mano porque gesticular
la palabra "penetrar" le era imposible- con su propio, ya sabes. Utilizó su mano, una cuchara metálica,
algún juguete que le facilitara el trabajo. Lauren, –la miró como un animal asustado que sabe que su
vida tiene un final cruel- mi familia notó mi cambio de conducta, con suerte podía comer un plato al día,
mis notas habían bajado de ser perfectas al mínimo aprobatorio, orinaba con sangre por las heridas en

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ese entonces. Para poder soportarlo tenía que...

Lauren: No continúes si te hace tanto daño el recuerdo, mi amor, por favor. –Cabello pestañeó
lentamente viendo como aquellos preciosos ojos verdes estaban inundados en lágrimas, Lauren sufría
junto a ella con sólo unos relatos, Lauren la escuchaba, Lauren estaba para ella y no había huido sólo
porque aún faltaba la peor parte.

Camila: Para poder soportarlo, –continuó sin escucharla- busque de forma sucia drogas que me
nublaran la consciencia y aunque la dinámica era la misma, llegar, subir a su habitación, desnudarme
en la cama y acostarme boca arriba, no podía acostumbrarme. Su abuso sexual era también visual,
me obligaba a ver cosas, me obligaba a observarlo tocarse, es... -tembló- Ayleen estaba siempre en su
cuarto en silencio, pero yo sabía muy bien que lloraba desesperada contra la almohada porque no
podía hacer algo por mí.

Lauren: Camila... -Murmuró entre lágrimas.

Camila: Fue en la última semana de septiembre de ese año que me cansé, ese día él quería hacerlo
con su propio cuerpo. –Sus manos y piernas tenían espasmos, estaba perdiendo el color de su piel- Y
antes de que pudiera alcanzarme, sostuve el arma que tenía guardada y... -agachó la cabeza al
apretar la boca y los ojos. Recordar la escena, los gritos, la sangre, la policía, era un infierno-

Lauren, si tienes miedo de mí, puedes correr, pero soy... soy una jodida asesina, yo lo maté. Te juro
que tuve que matarlo ese día, sino terminaría por hacerlo conmigo misma.

Tantas preguntas llegaron a la cabeza de Lauren, pero ninguna fue capaz de ser formulada. Estaban
manteniendo una conversación de esa envergadura en los asientos traseros de su auto, todo ese
deseo por matarlo se esfumó como vapor, estaba sentada con la boca abierta y la mirada puesta en
ella sin saber qué hacer. Y de pronto recordó que Camila Cavendish había hecho mención, alguna vez
del padrastro abusador que había tenido en el siglo 18. Cerró los ojos de golpe porque esa horrible
sensación cruzó por su corazón advirtiéndole de lo obvio sobre William Cavendish. Respiró
profundamente antes de abrir los ojos de nuevo y sostenerle el rostro al amor de su vida, para
comunicarle verbal y no verbalmente que podía liberar todos sus temores y mandarlos tan lejos como
fuera posible.

Lauren: No sé qué decir realmente, quiero preguntarte tanto, pero... no sé nada, sin embargo, – Camila
lloraba en silencio mostrando a flor de piel toda la inocencia que le fue arrebatada cuando era
adolescente- quiero que sepas que no te tengo miedo, sino un ínfimo respeto. Y no quiero, por favor
Camila guárdalo en tu cabeza, no quiero que pienses que me das asco porque sé que lo pensaste, no
me das asco, –besó su frente con lentitud- si lo mataste es porque tenías que hacerlo, no había
escapatoria alguna, ese infeliz tiene asegurado su pasaje al infierno desde mucho antes. –Masculló
con impotencia, en ninguna ocasión pudo defenderla- Desde mucho antes. –Susurró.

Camila: Abrázame, abrázame antes de que termine muriendo de nuevo.

Fue todo lo que dijo antes de que la contuviera cálidamente contra su cuerpo. Cuando su rostro tuvo
contacto con el exquisito cuello de Lauren Jauregui, fue cosa de segundos para que se quedara
profundamente dormida, pensando que nunca se había sentido tan segura, que nunca más nadie iba a
ponerle el dedo encima o iba a pasar a llevarla. La liberación de confesar uno de sus más grandes y
fuertes secretos, había sido tan fuerte que robó todo lo que le quedaba de energía.

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Lauren comenzó a acariciar su espalda con calma tratando de transmitirle toda aquella protección que
no fue capaz de brindarle siendo campesina o siendo una idiota. Sí, una enorme idiota pues cuando
Camila era abusada, ella era una mujer de 20 años disfrutando de los placeres que le podía dar la vida
de una familia mundialmente famosa, desperdiciando segundos valiosos en mierdas sin sentido, sin
valores ni fines objetivos. "Perdóname mi vida, por favor perdóname" susurraba mientras lloraba contra
su cabello, imaginarla indefensa esperando por aquel abusador con todos los

macabros detalles que implicaba, la hacía sentir peor. Pero ya no estaba vivo y la ley no podía hacerle
sufrir por cuanto delito hubiese cometido.

Lauren: Nadie va a hacerte daño mi amor, nadie más, no naciste de nuevo para sufrir más. Estoy aquí
para ti, siempre, por favor perdóname. -Cuatro meses de tortura no iban a volver porque no iba a
permitirlo- Dile a tu alma que prometo estar con ella siempre, así ha sido desde hace 300 años, yo voy
a protegerte.

Antes de poder decirle algo más, unos pequeños golpecitos en la ventana clamaron su atención. Al
hacerlo la persona del otro lado pudo entender que su mejor amiga había hablado parte de su más
doloroso secreto. Lauren abrió despacio la puerta del auto y le entregó las llaves.

Shiyoon no preguntó cosa alguna, ni se dijeron más que un pequeño "hola" porque sabían que el
momento era delicado por decirlo menos. Estando frente al volante y después de encender el vehículo,
giró un poco para mirarla.

Lauren: Gracias por venir. –Murmuró primero.

Shiyoon: No, gracias a ti por pensar en mí para pedir ayuda. -Miró con la boca apretada a la morena-
Cuando descanse en una cama tenemos que hablar Lauren, porque pienso y siento que tras tanta
información te has de sentir pérdida. –Alzó sus ojos rasgados- ¿No es así?

Lauren: Tengo tanta pena por todo esto, Shiyoon. Tanta impotencia y angustia.

Shiyoon: Imagínate que te confiesen aquello en un centro de rehabilitación para drogas, cuando el
asesinato ocurrió un año atrás, en medio no sólo de la angustia, sino también de un síndrome de
abstinencia. -Meneó la cabeza- Pero dejemos eso para cuando estemos a solas, primero llevemos a
Camila a descansar. ¿A su casa?

Lauren: -negó con la cabeza- Esta vez a mi departamento, por favor amigo.

........................

En silencio y con cuidado la depositó sobre la cama para no despertarla, si se sentía segura con ella,
entonces estando en esa habitación con el perfume que usualmente llevaba no iba a alterarla.

¿Dejarla sola? No, no quería eso por nada del mundo, no quería que despertara en medio de la
madrugada gritando desesperada por un poco de compañía o por el doloroso recuerdo mezclado en
pesadillas.

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Al acercarse a la sala de estar, vio a su amigo mirando sus manos en silencio esperando por ella, sus
piernas se doblaron porque no sabía si sería capaz de escuchar más. Sin decir algo se acomodó a su
lado adoptando la misma posición, cada uno por su lado pensando lo desgarrador de lo sucedido siete
años atrás. El coreano se acomodó el cabello antes de suspirar y tomar la iniciativa de conversar.

Shiyoon: Que te haya dicho todo o gran parte de eso, significa que eres alguien muy importante para
ella, no desperdicies esa oportunidad que te ha dado, porque abrir esa herida debió haber sido muy
doloroso.

Lauren: Fue espontáneo, no la obligué y... -se le quebró la voz- Dios, Shiyoon, siento que he
desperdiciado la oportunidad de nacer de nuevo, mientras disfrutaba de cosas, mientras me
emborrachaba y ganaba siendo modelo, ella sufría y no estuve allí. Vamos a nacer de nuevo más
adelante.

Shiyoon: -negó con la cabeza- Uno, no es tu culpa lo que le ha sucedido, esto la viene siguiendo
desde su vida pasada, dos, no creo que por eso vuelva a nacer cuando la causa de ello es el amor que
no pudieron terminar hace 300 años atrás.

Lauren: ¿Cómo es tan fuerte? ¿Cómo puede mantenerse en pie después de todo lo que me ha dicho?
Si tú la ves no pareciera que... bueno, que le hicieron tanto daño siendo sólo una adolescente. –
Sollozaba- Perro infeliz.

Shiyoon: Porque tú misma lo has dicho todo este tiempo, Camila es más valiente y fuerte de lo que
cree o parece, lo es desde que era inglesa en 1700, lo seguirá siendo hoy, pero eso no significa que
esté del todo bien, que no siga necesitando terapia o algo así.

Lauren: No es algo que se olvida, es algo con lo que se convive de por vida, sólo se aprende a
manejar la reacción ante los recuerdos. -Se miraron recién, ambos tenían los ojos húmedos- Tengo
tantas preguntas que hacerle, pero prefiero decírtelas para no torturarla más.

Shiyoon: No me digas, quieres saber si por eso se hizo adicta a las drogas, quieres saber si la llevaron
a juicio por el asesinato, cómo fue que nos conocimos dentro del centro de rehabilitación. - Ella asintió.

El coreano pensó que ya nada sacaba con seguir ocultándolo, Lauren Jauregui no era una
desconocida, tenía que conocer más sobre la parte cruda de la vida de Camila para comprenderla.

Shiyoon: Camila sí fue llevada a un juicio, estuvo cinco meses en un centro para menores, mientras se
hacía la investigación pertinente. En aquel centro pudo consumir secretamente más sustancias ilícitas
para hacer desaparecer los recuerdos, fue allí donde continuó con sus adicciones, pero sólo las dejaba
unos días antes de que le hicieran exámenes de sangre para controlarlos. Sus padres se dieron
cuenta igual, porque hablaba incoherencias, su mirada estaba pérdida, su boca seca, sus ojos rojos,
era violenta. Así que apenas los jueces declararon que lo hizo en defensa propia tras reiterados
abusos, la ingresaron a un centro de rehabilitación de drogas donde era cuidada y tratada por muchos
especialistas. -Bajó la voz- Allí nos conocimos, pero eso le corresponde a ella contarte, como fue que
sintió valor para confiarme algo tan fuerte. Quizás fue porque me vio igual de perdido y necesitado que
ella, nos conocimos en el momento preciso.

Lauren: ¿La gente sabe lo que le sucedió? El público en general.

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Shiyoon: -negó lentamente- No, por la delicadeza del tema todo juicio fue puertas cerradas, se sabía el
nombre del pederasta, pero no quién lo había asesinado, los Cabello conocían a un muy buen
abogado que veló por la identidad secreta de ella, incluso sus vecinos que escucharon el disparo aquel
día, piensan que fue su hija.

Lauren: ¿Ella...?

Shiyoon: La amiga de Camila fue adoptada por unos parientes maternos en Irlanda, nunca más se
supo de ella hasta la fecha.

Lauren miró hacia el costado, mientras las lágrimas nuevamente salían de sus ojos, quería hacer
tantas cosas, pero se sentía inútil y de manos atadas, puesto que eran hechos del pasado. Shiyoon le
puso una mano en el hombro porque sabía cómo debía sentirse, un poco de apoyo y compañía no
estaba mal.

Shiyoon: Camila es la mujer más valiente que hemos conocido, Camila en Inglaterra, Camila acá. Dios,
ella es muy fuerte, pero seguirá necesitando de todos nosotros para superar sus pesadillas. Alguien
que ha estado en las drogas y que ha pasado por situaciones tan crueles, no supera las cosas de
manera sencilla, lo digo por experiencia propia.

Lauren: ¿Sabes que espero Shiyoon? Que William Cavendish haya sufrido como el infierno en el
pasado, porque ese hijo de puta nació de nuevo y logró su cometido esta vez, espero que ese infeliz
siendo Jorgen, siendo William, como sea, nazca de nuevo para sufrir y nada más que sufrir.

Shiyoon: Cuidado con tus palabras Lauren, porque para alguien que en todas sus vidas será un cerdo
degenerado, está bien, pero ¿recuerdas el linaje y el tipo de persona que fue Liam en su vida pasada y
lo que es ahora?

Capítulo 63

Y lo único que Camila sintió esa noche en medio de sus pesadillas, fue un cálido cuerpo que la
abrazaba desde atrás. Era extraño, insistía en el fondo de su alma que esto ya lo había vivido, sino

¿por qué no se alteraba con el roce de sus cuerpos? ¿Por qué no sentía náuseas de que ella la
tocase? Suspiró, mientras se acomodaba de nuevo entre las sábanas antes de caer rendida en el
sueño. Lo único que sabía era que ahora estaba segura, ya nadie iba a hacerle daño estando al lado
de Lauren Jauregui.

..................

21 de diciembre de 1710, Exeter, Inglaterra, 21 días después.

Mientras los copos de nieve caían lentamente en la ciudad, Camila conservaba el calor bebiendo una
taza de té cuando cesaba de tocar el piano en aquel pequeño salón. Sonrió lentamente al ver que no
era la única recorriendo las teclas, pero bastó que girara el rostro un poco más para ver aquella marca
en su mejilla izquierda, aquel rostro tan bello como la imagen digna de postal del amanecer en
Inglaterra. Ella y Lauren Lethood se habían reunido secretamente de nuevo para retomar algo que
compartían en común, la pasión por la música de piano y el sentimiento que este generaba cuando
podía ser escuchado. La escocesa en un par de días había aprendido a tocar a dúo junto a ella, ya no

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se colocaba el paño para cubrirse el rostro cuando estaban juntas, porque era la misma inglesa la que
se lo pedía. ¿Cómo negarle las cosas a tan bella mujer?

Camila: Cada día me sorprende más, señorita Lethood. –Susurró con un toque de dulzura, tenía el
rostro apoyado en su hombro- Si la vida le hubiese dado la oportunidad de ser una gran artista,
hubiese sido definitivamente la mejor.

Lauren: Eso es imposible señora Camila, usted posee una habilidad sorprendente, es un placer
escucharla cuando realizan reuniones de sociedad en esta mansión, no soy la única que piensa así,
pues sé que recibe elogios constantes por ello. –Abandonó los dedos sobre las teclas de piano para
dejar su brazo izquierdo alrededor de ella, ambas estaban sentadas sobre un banquito junto al
instrumento- ¿Cómo ha logrado venir?

Camila: Siempre puedo decir que voy a caminar por la ciudad, o visitar obras de caridad. Aunque a
veces tengo miedo, pero estar aquí junto a usted, –besó su cuello lentamente logrando erizar cada
vello de la ojiverde- o estar en algún cuarto, incluso por muy pequeño que sea, para hacer el amor con
usted, vale la pena.

Lauren: -Tenía las mejillas sonrojadas, por respeto trataba de no hacer mención de tan bellos
encuentros que mantenían en secreto, sin embargo en el acto podía ser tan dulce como pasional si
ella lo deseaba- Nunca voy a olvidar la noche que pude hacerle el amor por primera vez, sobre su
cama, secretamente juntas. -Susurró sobre su frente logrando que ella temblara de deseo- Dígame
que esto no es un sueño.

Camila: Es tan real como usted y yo, tan real como lo que siento aquí en mi pecho.

Lethood giró el rostro y se inclinó para capturar su boca en un beso que transmitía mucho sentimiento.
Se separó sólo un poco para verla de cerca y sonreír como una chiquilla enamorada, fascinada le
corrió con los dedos los mechones ondulados de su cabello que caían sobre su rostro, estar
enamorada, aunque fuesen de mundos totalmente paralelos, era la cosa más bella que le había tocado
vivir.

Lauren: Es usted tan hermosa, y no, no es la única que tiene miedo de lo que estamos haciendo, hay
veces en que despierto sobresaltada en mi cama. –Se remeció en su lugar. La servidumbre también
vivía en la mansión, pero en las habitaciones más pequeñas, descuidadas y alejadas- Despierto
sudada, cansada, con miedo de que algo fuese a pasar.

Camila: Porque va a pasar. –Lethood frunció el ceño, pero no dijo una sola palabra, sólo miró hacia el
lado disgustada con la idea de no ser la única con ese pensamiento- Al aceptar estar juntas firmamos
una especie de pacto con el destino de que no podremos ser felices, no en este tiempo.

¿Es obvio no? –Se le quebró la voz- Si sentimos que algo malo sucederá es porque no está tan lejos
de que eso pase.

Lauren: Al menos prométame una cosa, señora Camila. –Volvió a mirarla- No me abandone porque yo
no voy a hacerlo, a pesar de que sé todos los riesgos en los que estamos implicadas, estaré siempre
aquí.

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Fue Camila la que se acomodó esta vez sobre el banquito para acercarse y darle un beso que
calentase el cuerpo de ambas, afuera nevaba con fuerza, adentro en aquel cuarto escondido
mantenían en secreto su amor. Llevaban 21 días haciendo lo mismo, incluso dentro de esos días hubo
algunos donde no pudieron acercarse a mantener un contacto directo, pero bastó con una mirada para
sonreírse y sentirse completas.

La inglesa sentía que cada encuentro sexual con Aaron era más agresivo, más compulsivo, su rechazo
a eso iba en aumento, pero no le negaba jamás un encuentro cuando lo deseaba porque sabía que
podía costearle un golpe. No, nunca le había pegado, pero ella era inteligente, veía como levantaba la
voz a otros, como se comportaba cuando veía de cerca o de lejos a Lauren, ella no iba a contrariarlo...
Por ahora.

Introdujo sus manos bajo la blusa de la ojiverde para acariciar su cintura, ella tensaba su boca para
evitar soltar un gemido que las delatara, aunque ¿quién podría hacerlo cuando estaban tan lejos en un
rincón abandonado de la mansión Warwick?

Camila: No piense que soy una mujer pervertida, simplemente sucumbo a sus encantos de manera tan
fácil. –Susurró contra sus labios antes de besarla, mientras sonreían bobamente- La he estado
esperando toda mi vida, y no quiero que esto se acabe. –Se abrazaron con fuerza escondiendo cada
una el rostro sobre el cuello de la otra- Pero por ahora tendremos que cesar. –Lethood frunció el ceño.
¡Dios! En los próximos 300 años haría el mismo gesto como Jauregui y la volvería loca de amor,
estaba segura- Hay que ir a arreglar los preparativos para la llegada de la reina Ana.

Lauren: -Empalideció- Eso significa rigor aumentado al doble o más, tensión y jefes estrictos. –Llevó la
mano a su cabello para pasarla repetidamente por allí- Ni una sola partícula de polvo en los carruajes
o muebles. ¿Contratarán más criados?

Camila: Eso he escuchado durante las comidas, pero también los trabajos de los criados que ya
poseemos se doblarán, así como dice usted, el rigor... -la miró con los labios apretados- lo siento tanto.

Lauren: ¿Se le olvida que desde pequeña hago esto? Es sólo que... es la reina de Gran Bretaña que
viene a visitarlos.

Camila: -sostuvo sus manos antes de besarlas- Proteja su espalda y esté muy atenta, sobre todo con
Aaron, por favor.

......................

Lunes 22 de junio 2015, Washington D.C, Estados Unidos.

Hace tiempo no sentía esto y era increíble que sí, lo que sintiese fuera miedo. El ruido ensordecedor
de los periodistas clamando su atención sumado al de las cámaras cuando hacían flash, las luces de
estas disparándose por completo, se sentía extraña.

Junto a una comitiva del departamento de transporte y el de salud, entraron en aquel salón de la casa
blanca que había sido habilitada especialmente para que realizaran la conferencia de prensa. En una
mesa larga cubierta por un mantel blanco, estaban sus nombres puestos delante de un micrófono, un
vaso de vidrio y una botella de agua mineral. La muchacha se sentó en los asientos principales que
estaban al medio, su rostro serio no reflejaba en absoluto el cómo se sentía por dentro.

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Por suerte no estaba sola, en unos asientos dentro de todos los invitados a presenciar la conferencia,
estaban sus padres, Yoon Shiyoon y Camila Cabello. Liam también había sido invitado, pero se negó
en cuanto supo que estaría la muchacha presenciando todo también. Todo este tiempo, más dos
meses después, él seguía evitándola con tal de no ver su rechazo, pues después de todos estos días
seguía doliendo tan fuerte el no ser reconocido. Aun dentro de sí, se preguntaba

¿cuál de las dos Camila's era real? Si tan sólo supiera la verdad.

Michael vio disimuladamente el rostro de Camila, aunque le costaba entender lo que la llevó a no
recordarlo como antes, estaba feliz de que estuviese de vuelta, pues la vida había llegado también otra
vez al cuerpo de su hija, las emociones, las ganas de cambiar y además, fue ella la que la motivó a
hacer la campaña.

Clara: Estas chicas terminarán juntas de nuevo, oficialmente. –Le susurró a su esposo en la oreja,
luego se volteó a verla- Camila, sé que como padres te lo hemos repetido mil veces, pero lo haré de

nuevo, el que mi hija esté aquí es gracias al apoyo que le has dado, eres un pilar importante en su
vida, aunque creas lo contrario.

Camila: -sonrió tímidamente, le costaba acostumbrarse a que la pareja de actores más amada de
Hollywood le hablase con tanta cercanía- Muchas gracias, era lo que debía hacer. –Clara Jauregui le
sonrió de vuelta, ella sí sabía la verdad de la reencarnación y el viaje en el tiempo.

La conferencia había empezado, las preguntas a las distintas entidades se hicieron. No era sólo un
comercial que pasarían por distintos canales de TV a distintas horas, el cual ya estaba terminado, era
una campaña completa donde Lauren además tenía que dar pláticas de ayuda a otras personas en
algunos centros de salud del país.

La respuesta a su participación había sido variada, cuando hace un mes se hizo oficial su presencia,
muchos se mantuvieron en contra, pero la mayoría estaba gratamente sorprendida de que fuese ella
quién liderara una de las campañas más grandes del actual gobierno para disminuir los accidentes de
tráfico por alcohol. Ese apoyo sumado al de su enorme familia y sus amigos, había sido el impulso
suficiente para lograrlo.

XX: Aquí de CNN, señorita Jauregui, ya han pasado los tres meses donde tenía que hacer efectiva su
condena. ¿Ha terminado ya las visitas al hogar de ancianos y las pláticas de ayuda? ¿Qué puede
sacar de esa experiencia?

Lauren: -miró el vaso de vidrio donde tenía agua mineral- Ya he terminado aquello, pero iré a
despedirme de forma oficial este miércoles en ambos lugares. ¿Qué experiencia puedo sacar de
aquello? –Levantó el rostro para mirarlos a todos, había al menos 100 personas ahí, entre periodistas
e invitados, incluso el presidente del país- Una de las experiencias más hermosas que la vida me ha
dado la oportunidad de tener, al principio ingresé con temor y cierto rechazo, pero con el paso de los
días, asistir a las pláticas y al cuidado de los adultos mayores, era una verdadera ayuda para mí. -
Desvió la atención hacia sus padres, luego Shiyoon, para terminar, observando fijamente a Camila-
Conocí a una persona importante, una persona de la cual estoy más que orgullosa y enamorada. –
Todos dieron un gemido de sorpresa. ¡Las páginas iban a arder con la declaración de amor de la actriz
y modelo más deseada! ¿Quién sería la afortunada?- Pero también aprendí a valorar a la gente que

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necesita ser escuchada, a darle importancia a los adultos mayores que no tienen a nadie que los visite
en un hogar, personas que tenían grados de demencia o que sólo querían a alguien para abrazar. –
Sus ojos estaban llenos de lágrimas- Son las personas más

maravillosas que me ayudaron a surgir. Por favor, este mensaje se los entrego a las personas jóvenes
y adultas, si pueden ir siquiera diez minutos a un hogar de ancianos o a una terapia donde puedan
escuchar a las personas... vayan.

Después de las palabras que dieron fin a la conferencia de prensa, con un gran aplauso la recibieron
en todo el salón, las personas se ponían de pie para felicitarla, no sólo por sus palabras sino por el
hecho de haber salido adelante y haber cambiado, muchos de aquellos que la condenaron por chocar
ebria ahora estaban de su lado. ¿Hipocresía? No, simplemente vieron la verdad de las cosas y
asumían el error de haber sido tan duros, además Jauregui no quería guardar rencor con los medios.

Shiyoon: Todo está siguiendo el camino que quiere el destino, Lauren. –Murmuró orgulloso, pero en un
tono bajo para que su mejor amiga no lo escuchara. Después se giró hacia ella, subiendo la

voz- Mila, no me arrepiento de que me hayas presentado a tu nueva amiga, esta mujer es genial.
Camila: -se secaba las lágrimas- Es más que eso, es... es especial.

Clara: Amor mío. –Lloraba orgullosa abrazada de su esposo, varias cámaras fotográficas los estaban
enfocando, era por eso que Camila fingió que no estaba junto a los Jauregui y simplemente miraba a
Shiyoon, no quería que la prensa la proclamara como la novia, cuando aún no estaban en ese plano.

Lauren y algunas autoridades se pararon al medio del escenario juntos para ser fotografiados.
Jauregui lucía increíble, con un vestido algo formal, y esos ojos verdes que destellaban emociones
fuertes, le daban un aspecto de haber nacido de nuevo. Por supuesto que se ganaría la confianza de
los demás y volvería a laborar en lo que hacía antes de todo esto, pero de una cosa estaba segura y
es que, aunque sonara feo, no estaba arrepentida de haberse emborrachado y chocado con un poste.
¿Cómo hubiese vuelto al camino que el destino quería que continuara?

................

27 de diciembre 1710, 6 días después, Exeter, Inglaterra.

Desde que había salido el sol, la muchacha había sentido dolor de estómago, era inevitable no tener
un poco de temor cuando sabía lo que iba a hacer hoy en la tarde en la antigua mansión donde vivía,
el enorme hogar de los Cavendish. Había dejado pasar mucho tiempo desde la confesión de su
hermana pequeña y a pesar de que mantenían contacto no habían vuelto a tocar el tema. Por otra

parte, el ambiente que se vivía en la mansión de los Warwick no era el más idóneo ni agradable, la
hostilidad se palpaba en el ambiente. Por ejemplo, el señor Scott Warwick que se caracterizaba por ser
amable, ahora estaba malhumorado y autoritario. ¿Quién no se pondría así cuando la llegada de la
Reina Ana Estuardo era inminente? Adoraba tanto a Aaron, que desde este día emprendería el viaje
con la comitiva real para pasar las fiestas de fin de año junto a ellos. ¡Ahora sí que serían la envidia de
todo el país!

Camila temblorosa enfundó sus manos en los guantes, se colocó una caperuza color beige que

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quedaba a juego con su enorme vestido. Salió de la habitación repitiéndose en la cabeza una tras otra
vez que hoy todo lo que dijese era parte del camino a terminar esta vida, el final no estaba lejos, pero
no se iría de este mundo sin antes poder proteger como fuese a sus hermanas y hermanos.

Al salir de la habitación, caminar por los grandes pasillos y bajar por amplias escaleras, llegó a la
entrada principal donde varios criados estaban pálidos mirándose unos a otros. Con disimulo la
muchacha se fue acercando, pero todos se dieron cuenta de su presencia cuando apurada Camila se
acercó a la escena al identificar a los protagonistas. Aaron sostenía el paño de género que usualmente
la campesina ocupaba para cubrirse el rostro, su risa era tan humillante que hacía la escena aún más
triste. Lauren Lethood estaba sentada en el suelo mientras las gotas de agua corrían por su cabello, un
metro más lejos había un balde metálico tirado, agua derramada a su alrededor, flores arruinadas a
propósito.

Aaron: Siempre supe que eras una imbécil, siempre supe que esa maldita tos te seguiría causando
problemas. Eres una mujer, incapaz de trabajar como lo hace un hombre. ¿No sabes sostener las
cosas bien? –Lethood apretó la mandíbula, no le importaba ser humillada bajo insultos frente a los
demás, porque no eran sus amigos ni compartían algo importante, sin embargo, que le hubiese
quitado el paño del rostro la llenaba de ira- Cuando nuestra querida reina Ana se vaya a Londres, yo
mismo me encargaré de despedirte.

Camila: ¿Qué fue lo que sucedió aquí? –Levantó la voz provocando que todo quedase en silencio. El
corazón de la escocesa saltó al instante, mas no así su mirada que mantenía baja- ¿Por qué está toda
empapada? Merezco explicaciones, señorita Lethood.

Aaron: -se cruzó de brazos- ¿Para qué necesita sus explicaciones, amada mía? Puede obtenerlas
directamente de mi persona. –Masculló enfurecido- Bajaba la escalera cuando la encontré tosiendo
compulsivamente contra una pared, pero antes de hablarle tropezó y tiró parte del agua del balde,

además de las flores que esta contenía. ¡No puedo permitir que se cometan errores cuando la
autoridad máxima de Gran Bretaña viene a vernos! Santo Cristo, ¿es tanto pedir?

Camila: ¿Y por qué posee su pañuelo? -Lo miró tratando de no sonar hostil.

Aaron: -caminó hacia ella observándola sospechosamente- ¿Alguna objeción? Soy su jefe, yo
determino el mejor castigo a los perros. -Le sostuvo la muñeca suavemente, allí había doble intención-
Y si creo que revelar su rostro quemado es lo mejor, así será, si quiero tirarle el agua que queda así
será, si quiero que alguno de mis hombres la tome, así será. No es por atemorizarla, querida mía, pero
siempre me han dicho que mi intuición no falla, ahora puede retirarse en paz, su familia la está
esperando.

Camila tragó el nudo en su garganta, apretó las manos para contenerse y no correr tras Lethood para
socorrerle. Sostuvo su vestido de ambos costados y con una pequeña inclinación de su cuerpo y
rostro, dijo adiós. No podía soportar que el carácter enfermo de Aaron humillase al amor de su vida por
más tiempo, no le gustaba sentirse prisionera cada segundo. ¿Qué estaba esperando Aaron para
llegar más lejos? ¿Confirmar que existía algo entre ambas? Pues si no las había matado era porque
no lo sabía todavía. Se subió al carruaje con ayuda del cochero, las lágrimas fluían de sus ojos, sus
manos enfundadas las llevó a su boca para que no la oyese, mientras lloraba.

Camila: Cuida tus espaldas amor mío, cuídalas. -Lloraba contra sus guantes.

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Miró hacia afuera, la mansión se alejaba más cada segundo, estaba segura de que Aaron
aprovecharía el incidente para humillarla más y demostrarle quién mandaba. Se sentía de manos
atadas. ¿Cómo defenderle sin levantar más sospechas? Pero por otra parte, ¿cómo dejarla allí
sentada, mojada e indefensa ante cualquier cosa que Aaron Warwick pudiese hacerle? Esto iba a
terminar luego, esto debía acabar pronto.

Capítulo 64

No supo cómo terminó quedándose dormida sobre su propio hombro, quizás había llorado tanto en
silencio que el cansancio le ganó a cualquier tipo de intención por mantenerse despierta.

Despertó cuando el cochero abrió la puertecilla y le dijo que habían llegado a la mansión de los
Cavendish, la muchacha asintió con un poco de temor. ¿Sería realmente valiente para dejarle todos
los puntos claros a William? Aceptó la mano enfundada en un guante blanco que el hombre le

ofrecía, para bajar con el cuerpo temblando por completo, miró hacia el frente y apretó los labios al ver
después de tanto tiempo aquella mansión que terminaría siendo un museo en el futuro, todo eso fue
de ella alguna vez, en su niñez fue un paraíso, en su adolescencia terminó siendo un infierno.

Muy lejos se podía apreciar a dos hombres vestidos con trajes dorados que cuidaban la puerta
principal de la mansión, los guardias que al verla acercarse se miraron sin poder disimular su asombro.
Camila caminaba con toda la calma del mundo para darse el tiempo suficiente de buscar palabras
certeras. ¿Debía ir directo al grano? ¿O podría empezar por otras cosas? Todo era hermoso aquí, los
árboles, el césped que parecía infinito a su alrededor, las flores, pérgolas blancas, caminos de piedra y
pequeños lagos. Quizás era lo único que podía extrañar de este lugar.

....................

Rápidamente pasaba los dedos por unos papeles en busca de algo interesante, al fin después de unos
días tenía tiempo para sí mismo, ser Duque tenía muchos beneficios, pero también bastantes
responsabilidades de las cuales sólo él podía hacerse cargo. Todo el mundo estaba vuelto loco en el
condado de Devonshire porque la reina Ana Estuardo estaría de visita unos días en Exeter, la
popularidad de los Warwick aumentaría al doble, así como las oportunidades de que Aaron fuese
nombrado Conde. Sonrió levemente, la reina era una mujer con un carácter fuerte que le había sido
concedido por Dios para gobernar Gran Bretaña, pero era muy agradable con las personas que
consideraba de su círculo. Quería entrar en el, quería que la reina le diese algún tipo de "bendición"
por cuidar tan bien el pueblo del condado, alguna condecoración o felicitaciones que todo el mundo
escuchara. Si Aaron era famoso, ¿por qué él no podía ser aún más famoso?

XX: Señor Cavendish, la señora Warwick está aquí. –Hablaba con el rostro hacia abajo, era un
hombrecillo de uniforme dorado, guantes blancos y peluca del mismo color. Al no recibir respuesta,
alzó los ojos hacia su jefe, pudo darse cuenta de que tenía una mirada de duda- La señora Warwick, la
esposa de Aaron. Su hija.

Antes de que pudiese exclamar, escuchó tras su espalda pasos que repicaban sobre la madera. Algo
no estaba bien. Se volteó sobre sí mismo para mirarla de frente, ataviada con un vestido precioso y
ancho, con su cabello tomado tras su cabeza, dejando un bucle al lado de cada oreja. No supo si
perdió el aliento por la sorpresa, el temor o el placer de verla convertida en una mujer más hermosa.

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Camila sintió miedo cuando esos ojos azules la observaron de pies a cabeza, estaba frente a un
hombre enfermo que nunca la consideró su hija. ¿Qué clase de padre la miraría con tanto deseo?

William: Hija. ¿Qué haces aquí? –A pesar de todo y de lo hermosa que pudiese creerla, le habló de
forma seria- Hace tanto tiempo que no pisas tu antigua morada.

Camila: Ser esposa de un vizconde, ser esposa de un Warwick, me mantiene socialmente ocupada.

–"Sí, claro" pensó con sarcasmo- Tengo varias cosas que discutir con usted padre y por su bien le
sugeriría que fuese a puertas cerradas.

William: Cierra la puerta. –Le dijo a un criado sin quitarle la vista a la muchacha, cuando las enormes
puertas se cerraron, la postura de William cambió- ¿Qué quieres decirme como para necesitar estar a
puertas cerradas?

Camila: Creo que usted se ha olvidado del comportamiento insano e irracional que tuvo aquella noche.
–Se paseaba por el enorme despacho de su padre, revestido con los cuadros más costosos de la
época, alfombras que costaban el sueldo de al menos tres criados- En la que terminé secuestrada, la
noche que desaparecí. -"La noche que me envió al siglo 21"- ¿Ha perdido su tiempo jugando croquet
con los demás miembros de la nobleza, que ya no recuerda aquellos importantes detalles?

William: Sé más clara, Camila, no muestres tanta elocuencia en tus palabras. –Gruñó.

Camila: Quiere que vaya directo al grano, ¿verdad? Pues bien, padre, vengo a advertirle que no soy
una niña que no tiene como defenderse, pues no olvido lo sucio que puede llegar a ser con algún
miembro de su propia familia. El cómo trató de sobrepasarse con mi persona en reiteradas ocasiones,
el cómo aquella noche por su descarriada necesidad de poseerme, terminé cayendo de un tercer piso
a una fuente de agua.

William: -se acercó a ella a grandes zancadas para sostenerla de las muñecas- Y mágicamente
sobreviviste. ¿Cuál fue tu truco? ¿Eh?

Camila: ¿Qué espera que le diga? ¿Qué la fuente de agua era un portal y viajé en el tiempo hacia el
futuro?

William pestañeó un par de veces ante esa respuesta tan fuera de lugar. ¿La muchacha había perdido
la razón? Camila rio sarcásticamente antes de hacer fuerza para quitarse de encima

aquellas manos que le repugnaban. Apretó la mandíbula antes de seguir dando vueltas por el salón
mientras hablaba, que Dios la iluminara porque a pesar de todo estaba asustada.

Camila: ¿Cómo pudo olvidar que fui su hija? ¿Cómo pudo dejar de observarme con cariño y pasar a
observarme cómo suciedad? ¿Es el hecho de que soy adoptada?

William: ¡Culpa a tu cuerpo, culpa tus genes, culpa a tu familia que te hizo así antes de adoptarte!

Camila: Pues a eso vine, padre, a comprobar que tan sucio usted podía seguir siendo. ¿Cree que no

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Insideofmysoul
sé cuan reprimida debe estar mi madre para callar todas sus faltas? Usted incluso debe abusar con su
poder de Duque frente a ella, ante la sociedad los Cavendish somos perfectos, pero por dentro
estamos llenos de pesadillas y pecados. –Apretó sus manos dentro de los guantes- Le advierto ahora
y frente a sus ojos oscuros que no tengo miedo, que piense bien antes de seguir el mismo camino con
una de mis hermanas, ahora son unas niñas pequeñas, pero el día de mañana si no se defienden
tendrán un destino peor que el mío.

William: No tienes pruebas para culparme, pequeña escoria.

Camila: ¿No? Trate de tocarlas, atrévase si puede, porque verá las terribles consecuencias que soy
capaz de llevar a cabo. No va a quedar impune por todo lo que ha hecho. –Un terrible pensamiento
cruzó su mente y no pudo quedarse callada ante ello- Incluso en las próximas vidas, incluso en esas
usted será un pobre hombre infeliz.

William: Voy a matarte. -Gruñó.

Camila: No se preocupe, mis días ya están contados. –Retrocedió- Se lo he advertido, yo no olvido,


mucho menos lo que me hizo. Todo esto –miró a su alrededor- todo esto, todo lo que ha cosechado va
a caer.

Salió de allí dando pasos firmes, pero rápidos, no quería que la alcanzara y acabara con ella allí en
esa mansión. Había puesto la bomba, sólo faltaba detonarla de forma definitiva. Los guardias la
escoltaron hasta la salida, sorprendidos por tan breve visita, pero tan preocupada estaba que no fue
capaz de saludarlos, sólo de ingresar rápidamente al costoso carruaje que le pertenecía. Miró por la
ventanilla hacia la entrada de la mansión, bajo tan enormes puertas apareció el duque Cavendish con
odio irradiando por sus ojos.

"Esto no va a quedarse así" masculló en silencio hacia ella, viendo como el vehículo se perdía con el
sonido del galope que emitían los caballos. "Esto definitivamente no se va a quedar así".3

......................

Miércoles 24 de junio, 2015, 2 días después, Estados Unidos.

Camila guardó silencio cuando la miró mientras manejaba, su semblante, sus cejas fruncidas, su
mandíbula endurecida. Para Lauren no iba a ser fácil tener que terminar con esto, lo que en un
principio había sido una sentencia, se había convertido al final en una linda experiencia. Visitarlos día
por medio se volvería muy difícil pues las ofertas de trabajo llegarían muy pronto, ahora tenía que
participar en la campaña gubernamental, nada podría ser igual que cuando estaba en calidad de
"condenada".

Camila: Todo va a estar bien, –susurró en su oreja- es parte de lo que tenías que hacer.

Lauren: No sólo fue esto, comprende que, es más, mucho más y te incluye a ti. –La miró por un
segundo antes de seguir con la vista al frente- De alguna forma siento que entré en esto por ti. –
Murmuró incómoda en su asiento.

Camila: ¿Por qué lo dices? –Acariciaba el dorso de la mano de Jauregui, la mano que sostenía la
palanca de cambios.

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Insideofmysoul
Lauren: Porque si no hubiese chocado no te hubiese encontrado, no me habría interesado por ti, digo,
las cosas no se habrían dado como se están dando.

Camila: ¿Quieres decir que sólo por el accidente automovilístico me quieres? –Lauren tragó saliva,
nerviosa, más Camila sonrió con ternura- Tranquila, sé a lo que te refieres. Yo jamás me hubiese
imaginado estar enamorada de una estrella, pero...

El auto quedó en el estacionamiento de tan enorme hogar. El silencio dentro del vehículo era tanto que
ambas podían jurar que eran capaces de oír el latido del corazón de la otra. Lauren se quitó el cinturón
de seguridad y se lo quitó a la muchacha a su lado. ¿Por qué de pronto se ponía nerviosa? Quizás
porque era palpable el deseo en el ambiente.

Lauren: Mírame por favor. –Camila se giró sobre el asiento y la miró fijamente, el poder de esos ojos
verdes era impresionante, sintió como sus mejillas se enrojecieron al punto de arder- Quiero entrar allí
sosteniendo tu mano de forma orgullosa. ¿Recuerdas lo que dije en la conferencia? Sabes

perfectamente que por ese motivo estoy siendo acosada por los paparazis. –La morena se enrojeció
aún más, Lauren se mordió los labios fascinada con ella- Sabes que estoy enamorada de ti y que te
admiro por muchas razones.

Camila: Tonta, no me hagas llorar. –Se le quebró la voz- ¿A pesar de mi sucio historial estás
enamorada de mí?

Lauren: No sabes ni la mitad de tu historial. –Murmuró, ambas estaban tan embelesados que no se
dieron cuenta de cuantos paparazis estaban pegados a su auto tomándole fotos- Y sí, lo estoy, pero
quiero salir de este auto tomada de tu mano en calidad de una pareja, por favor, quiero poder decir sin
temor que tengo una novia, que hay mujer que amo. Por favor, Camila, se mi novia. –Antes de que ella
respondiera, la besó capturando su labio inferior, era algo que le fascinaba, algo por lo cual Camila
Cavendish y Cabello gemía. No había diferencia alguna en los sentimientos que tenía por ella cuando
era inglesa y siendo americana, simplemente eran la misma persona, la misma alma, sólo tenía que
"despertarla".

Camila: Mis hermanas van a matarme. –Se rio antes de volver a besarla y llenarse de su cariño- Pero
sí, Lauren Jauregui, quiero con el mismo ímpetu que tú, ser tu novia. -Lauren de pura felicidad la
sostuvo por la nuca para acercarla y probar su lengua. Gracias al cielo. ¡Todo estaba siguiendo el
camino que el destino quería! ¿O no?- Eres exquisita... Dios. –Lauren rio como una niña ante ese
particular elogio.

................

Paredes decoradas con verdaderas obras de arte, globos azules perlados, cintas que caían con estilo
desde el techo, letras que formaban la frase "Hasta siempre, querida Lauren" aquellos detalles la
terminaron por hacer llorar emocionada. En un salón del hogar estaba la mayoría de adultos mayores
que ansiosos querían felicitarla por terminar lo que fue su condena, lo que terminó siendo su consuelo.

Camila estaba parada al lado de una de las puertas, tomando fotografías, su corazón latía de alegría
por muchas razones, dentro de ellas ya podía decir que eran oficialmente una pareja, la otra era el
orgullo que la llenaba verla cuando abrazaba a los hombres y a las mujeres que le sonreían o le

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pedían un autógrafo para sus nietos. Sin haberlo deseado de forma consciente, pudo ser testigo del

tremendo cambio que una mujer como Lauren Jauregui tuvo, una mujer que es fácilmente juzgable por
sus acciones, pero que llegó a sorprender a quienes no creyeron en ella.

Matilde: Te dije, Laurensita, te dije que tú y Camilita terminarían siendo algo más que amigas. – Lauren
sonrió mientras la abrazaba, había sido la primera "abuela" en robar su corazón.

Lauren: ¿Me creería si le digo que estamos destinadas desde hace 300 años? Algo me dice que es
así.

Matilde: Todo es posible en el amor si Dios lo permite, todo. –Trató de llevarse un trozo de pastel a la
boca, pero le era imposible- ¿Qué estoy comiendo?

Lauren: Pastel de chocolate, ¿sabe si le hace bien?

Matilde: No lo sé, recuerda que olvido las cosas. –Sonrió con dulzura. ¿Qué más le quedaba que
aceptar el Alzheimer que tenía?

Lauren levantó la vista hacia Camila, mientras ésta la enfocaba con la cámara, ella seguiría viniendo
cada vez que pudiese como hace ya diez años, al menos una de las dos podría estar aquí más
seguido. Con un gesto le hizo una señal de que iría a buscar algo al vehículo pues se le había
quedado, Lauren asintió antes de continuar su conversación con la señora Matilde.

Camila iba en busca de una torta en realidad, le habían pedido ayuda para cargarla desde el camión,
pero no quería que su novia lo supiera. Distraídamente cambiaba las fotos, una tras otra en la cámara
que cargaba, hasta que chocó con un pecho duro y fuerte.

Camila: ¡Lo siento tanto! –Ambos se agacharon al mismo tiempo para recoger el estuche de la cámara
fotográfica, pero cual película, al momento de alzar el rostro a ella se le cortó la respiración- Usted...

Liam: Camila Cabello. ¿Por qué me tienes miedo? –La miró con los ojos entrecerrados antes de
pararse con todo el estilo que poseía aquel turco- Supe que mi amiga termina hoy su condena, y
quería felicitarla por ello. ¿Dónde se realiza la reunión?

Camila: -rechinaba sin querer los dientes- Al fondo a su mano izquierda. ¿Temerle? ¿Por qué habría
de temerle? –La verdad era que quería correr, no le gustaba ser observada por esos ojos tan
profundos, ojos que le eran familiares y aterradores.

Liam: Fue lo primero que percibí el día que te vi en el parque con tu amigo el chino.

Camila: Con el mismo respeto que usted merece voy a pedirle que se refiera a mi amigo, es coreano.

¿Usted cree que nos conocemos desde antes? Pues esa impresión me ha dejado desde esa ocasión,
de hecho, me resulta muy particular que no se encuentre en ninguna ocasión en la que yo he estado.
¿Está tratando de evitarme? –"Que mierdas dices, Camila, agradécele el estar lejos".

Liam: Hay cosas que tú no sabes. –Cuando pestañeó tuvo un leve lapsus de una imagen donde sus

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manos estaban cubiertas de sangre, pero fue tan pasajero como una corriente. La morena entrecerró
los ojos. ¿Por qué el rostro del amigo de Lauren perdía el color y lo recuperaba en cosa de segundos?-
Y no... No nos hemos visto antes. –Lo dijo para salvar el poco orgullo que le quedaba, cada vez
guardaba menos sentimientos hacia lo que fue esa inglesa de apellido Cavendish. Meneó la cabeza,
cuando la veía, cuando veía a Lauren, una especie de sentimiento negativo surgía en su corazón, un
sentimiento que no le gustaba para nada- Discúlpame, he tenido que lidiar con mis propios problemas,
estoy finalizando la universidad y el estrés por convertirme en un médico no me permite despejar mi
mente, lo siento, iré a ver a Lauren.

Camila: Nos vemos pronto, Liam.

Tan pronto terminó la frase, salió de allí caminando hacia la entrada para ayudar a cargar el pastel,
pero el sabor amargo de un presentimiento se quedó en su boca, tanto así que la hizo retroceder. Miró
la figura lejana de Liam Özkan dirigirse al salón, él parecía ser buena persona, pero no podía
convencerse del todo. ¿Qué demonios tenía de malo? Porque no había demostrado serlo de todas
formas, sólo había sido un poco hostil cuando ella estaba cerca.

Flashback

"¿Alguna objeción? Soy su jefe, yo determino el mejor castigo a los perros. -Le sostuvo la muñeca
suavemente, allí había doble intención- Y si creo que revelar su rostro quemado es lo mejor, así será.
Si quiero tirarle el agua que queda, así será. Si quiero que alguno de mis hombres la tome, así será.
No es por atemorizarla, querida mía, pero siempre me han dicho que mi intuición no falla, ahora puede
retirarse en paz, su familia la está esperando."

Fin Flashback

Debilidad y mucho dolor sintió en las rodillas, náuseas tan fuertes que tuvo que sujetarse de la pared
más cercana antes de que pudiese caer. Pestañeó un par de veces para luego mirar a su alrededor en
un estado de sorpresa absoluta a medida que recuperaba el aliento. ¡¿Qué demonios había sido eso?!
No reconocía la voz, aunque le era familiar, sólo tenía palabras en su cabeza y no imágenes que
observar. "Quizás son los recuerdos de una pesadilla, debe ser eso y no lo recuerdo" pensó.

Camila: Debe ser eso. –Susurró abrazando su propio cuerpo- Sólo por eso es que... es que tengo
tanto frío.

En ambos tiempos, en ambos siglos, la pelea iba a desatarse y los corazones de quienes se amaban,
iban a salir heridos. Más de alguna persona iba a regresar y eso era más que evidente.

Capítulo 65

Miró hacia adentro disimuladamente para saber si era oportuna su llegada, cerró los ojos de inmediato
porque el olor a "hogar" le llegó de golpe al rostro, el ambiente olía a pan caliente y galletas, té y
botanas como papas fritas. Miró hacia el lado derecho y en una esquina vio a Lauren conversando con
una señora de aspecto frágil que le sostenía la mano cálidamente, Liam apretó los labios porque de
alguna forma se sentía ajeno a todo el ambiente familiar. Antes de pensarlo más tiempo, decidió que
debía acercarse, caminaba con las manos en los bolsillos y aunque quería retroceder, siguió firme,
debía estar con su mejor amiga, aunque sea en esta etapa, ya que poco se mantuvo con ella durante
su recuperación.

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Liam: Lauren. -La aludida tembló y se volteó rápidamente- Hola, quería verte aquí, en este lugar.

Lauren: -relajó el semblante antes de sonreír- Gracias por venir, tu presencia me sorprende, debo
decir.

Liam: Incluso a mí me sorprende estar acá. –Rascó sus brazos, un gesto que hacía al estar nervioso-
Vi tu conferencia de prensa hace un tiempo, vi las noticias que están rondando en internet, así que tú y
Camila, ¿están juntas de forma definitiva?

Lauren: Sí, además hoy comenzamos oficialmente una relación, de nuevo, aunque ella no sabe que es
la segunda vez que ocurre esto. –Liam tragó saliva nervioso- No quiero entrar en discusiones sobre
temas que ya hemos tocado.

Liam: No iba a hacerlo, no soy un perro que está afuera esperando a que le llegue un pedazo de
carne. –Sabía que sus palabras sonaron muy rudas, pero no tenía otra forma de expresarlo- La vi en el
pasillo, Camila me sigue viendo con miedo. ¿He hecho algo Lauren? Porque realmente no lo sé. – Su
amiga se estremeció y no supo qué responder. Pues sí, hace 300 años hizo algo horrible, pero ni
siquiera Jauregui podía recordar los detalles.

Lauren: Es cosa de costumbre, además emanas hostilidad hacia ambas, ella es demasiado perceptiva
en ese sentido. –No quería verlo como Aaron Warwick, prefería seguir viéndolo como su mejor amigo,
así que para amenizar el ambiente le presentó a la persona con la que conversaba antes- Liam, te
presento a la señora Matilde, fue la primera señora con la que conversé en este lugar.

Matilde: -lo miró fijamente por unos segundos antes de sostenerle la mano con delicadeza- Usted está
triste, jovencito, un hombre tan guapo no puede estar tan triste. Libere su corazón, de seguro tiene
muchas cosas por las que luchar.

El turco perplejo la quedó mirando antes de darle un rápido vistazo a Lauren, era como si pudiera leer
su mente o su corazón, tal vez no se estaba dando cuenta de que era demasiado evidente y que sus
sentimientos salían fácilmente a flote. Después de que la señora Matilde se retirara, Liam le murmuró a
Lauren que quería hablar con ella antes de que el agobio lo siguiera consumiendo.

Jauregui no lo dudó y con disimulo lo guio hasta una salita que estaba contigua al salón, si se
ausentaba unos segundos no había nada de malo que pudiese suceder. El lugar era como una sala de
clases, pero mucho más acogedora, Lauren explicaba a Liam que aquí tomaban clases de canto los
días lunes.

Liam: Apenas pude verte me di cuenta de que esto es lo tuyo, se te ve una sonrisa muy grande, una
paz enorme que envidio, hace un año hubiese sido imposible creer que harías algo así, hace un año
los papeles estaban cambiados.

Lauren: ¿Por qué lo dices? –Acomodó una silla sentándose al revés, el respaldo rozaba su abdomen-
De hecho, no sé si me agrada o me inquieta el hecho de que hayas escogido este día para hablarme,
cuando no lo haces desde hace tiempo.

Liam: El día de hoy me levanté con un sentimiento extraño, algo me estaba diciendo que viniese, que
hablase, si no todo se iría a la basura. Retomando tu primera pregunta, ¿por qué lo digo? Porque

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hasta a mediados del año pasado tú eras la chica mala y yo el buen amigo, el casi médico, pero ahora
eres tú a la que todos admiran, eres la que actúa de tan buena manera, y soy yo el que me estoy
llenando de pensamientos y sentimientos negativos cuando no quiero.

Lauren: Todo esto se relaciona con Camila y al hecho de que no te recuerde, al hecho de que estemos
juntas. ¿Cierto?

Liam: -se movió inquieto- En parte, quiero ser sincero Lauren, Camila Cavendish marcó muy profundo
mi corazón, ella jamás me mostró esperanzas, fui yo mismo el que la buscó como si... como si ya la
conociera. –La ojiverde apretó los dientes y entrecerró los ojos a sus palabras- Fue cosa instantánea
cuando la tuve en el hospital. ¿Sabes? Cuando estuvo contigo, cuando ambas se dieron cuenta de
que se amaban fue un golpe para mi ego, porque tú siempre rechazaste a tantas mujeres que el hecho
de que al fin amaras a una mujer y que ésta fuese la chica que me gustaba, me dolió. Eso lo superé, lo
que me cuesta superar ahora es que Camila no me recuerde, Camila Cabello, que no tenga su acento
inglés, su confuso verdadero yo. Pero ¿sabes que me duele más? Que aun sabiendo que ustedes son
felices, aun cuando sé que debería ser feliz por ti, no lo soy del todo y no sé la razón, algo dentro de
mí, algo muy dentro de mí me motiva a estar angustiado o sentirme lleno de ira cuando las veo, pero
no sé qué es. Tengo miedo de mí mismo, Lauren. –Tenía los ojos llenos de lágrimas- Estoy
terminando mi carrera de medicina, estoy estresado y todo esto me está volviendo loco.

Lauren cerró los ojos un momento pidiéndole paciencia a Dios. ¿Por qué se había atrevido a poner a
Liam en su camino? Pues era una crueldad del destino que la persona que más odió seguramente en
el pasado, ahora siendo turco fuese su mejor amigo y que ambos se hubiesen enamorado de la misma
mujer de nuevo, 300 años más tarde. Perdonar era la clave, era lo que deseaba, darle al alma de Liam
paz para que no vagase por más generaciones buscando consuelo. Abrió los ojos y vio el rostro del
muchacho que observaba el suelo con una lágrima recorriendo su mentón.

"¿Cómo puedo darte el mismo cariño cuando sé que hiciste mi vida una mierda en el pasado?

¿Cómo no verte como el infeliz de antes? ¿Cómo separar dos entidades que son a fin de cuentas lo
mismo?" Podría preguntarle a Sounya, pero no quería depender de ella, además la gitana no iba a
darle todas las armas para continuar el destino.

Lauren: Sé que debe ser difícil todo lo que estás pasando y lamento mucho que sea así. Es probable
que para sanar necesites mucho más tiempo.

Liam: ¿Sanar? –Preguntó dolido.

Lauren: Tómame por loca, pero en este tiempo estoy aprendiendo lo que son los caminos espirituales
y esas cosas, tú tienes un gran conflicto interior. Créelo o no, pero estas dividido en dos, tu alma
tendrá que elegir cuál camino seguir. –El turco no supo si reír o llorar, mas sólo se quedó callado-
Gracias por contarme lo que te está pasando, para mí no es fácil esto, no tienes idea de cuán difícil es,
sin embargo, tratemos de que todo vuelva a ser como antes, de ser esos mejores amigos que se
apoyaban en todo, pues en mi interior también surgen sentimientos sin razón aparente. –"Sólo que yo
sé por qué nos está ocurriendo todo esto".

Liam tendió su mano como para cerrar un trato, pero fue Lauren la que sostuvo esa mano y terminó

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por abrazarlo, mientras repetía en su cabeza que debía separar a Aaron de Liam como dos personas
totalmente diferentes.

.....................

3 días después.

"Palmitato de ascórbico, fuente de calcio" miró con los ojos entrecerrados la caja de cereal que tenía
entre sus manos, a esta fecha ya había alcanzado el peso anterior al accidente, pero ahora quería
comer sano para mantenerse. Miró su carro de supermercado, muchas de las cosas que habían eran
lo que comían dentro de su familia, no precisamente ella, porque cuando se daba gustos grandes lo
hacía con la mujer que ama. "Mujer que ama" pensó con una sonrisa bobalicona que se ensanchó al
ver un mensaje de WhatsApp que le había llegado, tuvo que detenerse a un costado del pasillo para
leerlo tranquila.

+Amor<3: ¿Hoy vamos a cenar juntas? Mis padres quieren que vayas para presentarte de forma oficial
como mi novia, quiero que les demos la noticia juntas. No temas, tú no lo sabes, pero ellos te adoran.
Yo te amo, nos vemos hermosa <3.

Camila: Dios mío, Dios mío. –Sonrojada guardó el teléfono en el bolsillo y siguió por el pasillo. Lauren
era una mujer detallista con bastante paciencia, con una dulzura impresionante que le daba la
seguridad para seguir adelante, y ella que arrastraba problemas que podían quebrar a cualquier
pareja, aun así, Lauren se atrevió a quedarse a su lado- Mi ángel... mi novia, mía. –Volvió a sonreír
bobaliconamente antes de detenerse en una fila frente a una caja registradora.

Esperaba pacientemente hasta que en esas miradas vagas se dio cuenta de que una pequeña
gradería a su lado donde había periódicos, aparecía en primera plana la imagen de ella y Lauren
saliendo del auto para entrar al asilo de ancianos, ambas tímidas y con la mirada baja. "Encontramos a
la mujer que flechó el corazón de Lauren Jauregui" decía el titular. Su rostro se puso aún más rojo que
antes, el corazón se le aceleró tanto que en un segundo le costó respirar. Sostuvo su teléfono y marcó
a su mejor amigo, quizás dentro de su estudio encontraría un espacio para conversar con ella y
aconsejarla en esto, pero mientras el teléfono marcaba vio a una persona pasar con bolsas en las
manos hacia la salida. Sus ojos se abrieron como si hubiera visto a un fantasma y estaba en un estado
de shock, tal que no escuchaba la voz del otro lado.

Shiyoon: Camila, por favor, respóndeme, sé que estás ahí. -Cambió el tono de su voz- ¿O te han
robado el celular?

Camila: Shi.... Shi...Shiyoon, Dios mío, Shiyoon te necesito. –Su voz estaba entrecortada. Shiyoon:
Dime dónde estás, Camila. Voy ya mismo para allá.

No fue capaz de pagar la compra, pero realmente necesitaban en su casa todo lo que llevaba. Se hizo
a un lado con el carrito y se fue al sector donde quedaban los vinos, estaba temblando completa y las
ganas de llorar eran muy fuertes. No había que ser genio para darse cuenta de quién era ella, el paso
de los años apenas había refinado sus rasgos para convertirlos en una mujer. El hecho de haber
aparecido en un periódico pasó a segundo plano, la ansiedad de ver que la presencia de paparazzis
había dado fruto no le interesaba. Antes de que el temblor de sus rodillas la hiciera caer, escuchó que
dos personas que se acercaban hacia ella casi corriendo. Como tenía el rostro escondido entre sus
brazos que estaban apoyados en el carrito de supermercado, tuvo que moverse un poco para darse

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cuenta de quienes habían llegado en su rescate.

Shiyoon: Dios, Camila, me asustaste. –Tragó saliva, estaba un poco despeinado- ¿Cómo te sientes?

Camila: Quiero salir de aquí, por favor. -Miró hacia el lado- Disculpa. -Tan inquieta se sentía que no fue
capaz de reparar en detalles, como el nuevo cambio en el estilo del cabello de su mejor amigo.

Shiyoon: ¿Recuerdas que te dije que conocía a una gitana? Ella es mi amiga, es Sounya. –Murmuró al
tiempo que la aludida le tendía una mano a Camila acompañada de una sonrisa cálida- Estábamos
conversando cuando me llamaste y como había salido en vehículo llegamos de inmediato, ve, Sounya
te guiará al auto, yo iré a pagar esto.

Cuando salieron se fijaron hacia ambos lados, que no hubiese algún paparazzi apostado en la calle o
escondido tras un arbusto, pero al parecer era Cabello la que observaba más de la cuenta. En silencio
entraron al vehículo para esperar al coreano, si bien la gitana quería iniciar la conversación, temía ser
demasiado cercana al hablar, demasiado cercana al punto de asustarla.

Sounya: ¿Quieres un poco de agua? –La morena aceptó al instante la botella, quería beber tanta agua
como le fuera posible.

Camila: Gracias. –Se secó la comisura labial, pero se quedó quieta cuando observó la intensidad de
los ojos de Sounya, eran algo así como "enigmáticos"- Disculpa, ¿desde cuándo conoces a Shiyoon?

Sounya: Desde hace varios meses.

Camila: Disculpa que lo diga, pero al verte a los ojos siento que ya nos hemos visto antes. –
Tranquilamente la muchacha asintió, aparentar era lo suyo, podía esconder sus sentimientos y
pensamientos tras una máscara de perfecta calma. No pudieron dialogar mucho pues el asiático había
llegado con las compras- No sé si resista más tiempo, pero debo soltarlo antes de que me pudra por
dentro. –Gimió dejando que su amigo le sostuviera las manos, la presencia de la gitana en los asientos
traseros parecía no importarle- No creo estar loca ni creo que exista otra mujer igual a Ayleen, pero la
vi, te juro que la vi caminar con bolsas en sus manos y un aspecto de pocos amigos. Dios, Shiyoon. –
Empezó a temblar- La hija del infeliz que abusó de mí, está aquí de nuevo. La niña que fue mi mejor
amiga está de regreso y no sé cómo tomarlo. –Le temblaban los labios, sus ojos estaban húmedos-
Cada pútrido recuerdo llega a mí y... tengo tanto miedo.

Shiyoon: -miró a Sounya, la mujer cerraba los ojos con muecas de desagrado. Sintió pena por ella
también, la gitana no podía evitar que las imágenes mentales de Camila se traspasaran a su propia
cabeza, era parte del gran don que poseía- Mila, cariño, nada te va a pasar porque nos tienes a
nosotros, tienes más redes de apoyo que aquella ocasión, tienes a una mujer que te ama, un mejor
amigo, a tu familia, la gente de las charlas de ayuda, nada malo volverá, además él está muerto,
Jorgen está muerto.

Camila: -estalló llorando sobre el coreano- Es que ese es el tema Shiyoon, maldición, ella debe
odiarme porque lo maté. ¡Tengo miedo, por Dios, tengo tanto miedo! ¡Me debe estar buscando!

Sounya: Es normal sentir miedo, el miedo nos protege del peligro. –Murmuró abrazándose a sí misma-
Sólo debes ser fuerte los próximos días porque solamente la fuerza va a guiarte al camino. Pero ten

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segura una cosa Camila, incluso de las personas que más amamos podemos decepcionarnos.

El coreano le hizo un gesto para que cesaran sus palabras, pero estas habían brotado como agua de
la boca de la muchacha. Sounya meneó la cabeza y miró hacia el lado para no dejarse guiar por la
necesidad de ayudar a Camila contándole todo, bien sabía ella que podía terminar por arruinarlo más.
Vivía escuchando del asiático la preocupación constante que sentía por su mejor amiga, y estaba bien,
ella también deseaba ayudarla, también quería seguir la travesía por el tiempo del alma de
Cavendish/Cabello, pero años de poseer el don que tenía, la estaban agotando y nadie le preguntaba
si se sentía bien. No eran celos, tal vez sólo quería que alguien la escuchase a ella también.

Shiyoon: Camila, ¿estás consciente de que tanto tus problemas como los míos nunca se acabarán?

–Secándose las lágrimas, ella asintió- Ambos necesitaremos siempre luchar contra la necesidad del
consumo y en tu caso debes añadir el hecho del abuso y ahora la aparición de Ayleen, pero tienes
gente que te ama y por favor no cometas el error de pensar que ocultárselo a Lauren es lo mejor,
porque no lo es. –Cabello esta vez lloraba en silencio- Así que te dejaré en tu casa, hablarás con tu
familia de lo ocurrido y según tengo entendido irás a cenar esta noche con Lauren, así que ahí le
contarás esto, prométemelo.

Camila: Te lo... te lo prometo.

Shiyoon: Vas a seguir necesitando ayuda, pero no estás sola, eres increíblemente valiente, como no
tienes idea. –Miró a Sounya, la gitana no era consciente de lo bien que se veía cuando el sol de la
tarde chocaba con su rostro- Y tú y yo debemos hablar, ¿sí?

Sounya: -tenía un nudo en su garganta- Shiyoon, ¿qué tienes tú que a todo el mundo aconsejas?

Shiyoon: Es... es porque tal vez cuando fui adolescente toqué fondo lo suficiente como para saber lo
que es estar allí. –Susurró- Yo también debo luchar con mis propios demonios Sounya, así como me
imagino que tú igual.

Sounya: Puede ser que un día de estos pierda todo mi poder. -Moduló para que la morena no la oyera-
Y el día que así sea no podré ayudarte, tenemos que hablar Shiyoon.

........................

Miró hacia afuera a medida que el auto se adentraba en una avenida cerca del mar. No estaba
acostumbrada a Estados Unidos, ni a las personas que lo habitaban, amaba con toda su alma Europa
y su amada Irlanda. ¿Quizás porque este país le traía los recuerdos más sucios de su vida? Queriendo
ahuyentar esos pensamientos, sostuvo un periódico y lo extendió ante sus ojos. Su gemido fue tan
fuerte, que el chófer la observó por el espejo retrovisor. ¿Qué le sucedía a esa muchacha?

Sus puños se tensaron, el sudor corrió por su frente, la garganta se le había secado y la inquietud fue
demasiada, así que tuvo que abrir la ventana para despejarse un poco y respirar. Muchos
pensamientos de índole negativa cruzaron su cabeza, bastantes tal vez.

Ayleen: Ella es Camila, así que ella es Camila.

..........

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Las cosas se iban a poner más interesantes de lo que creían. ¿Tal vez más allá de interesantes? Pues
había que recordar lo dicho por Sounya.

Capítulo 66

Shiyoon: ¿Cómo es eso de que puedes perder tus poderes? ¿Me podrías explicar?

Después de dejar a la morena en su casa, ambos se encontraban en una cafetería muy cálida y
personal en el centro de Los Ángeles, a veces al coreano le gustaba invitarla para su casa, pero ella
siempre se negaba, cuando bromeaba sobre visitarla a su casa, ella se ponía nerviosa. ¿Qué
ocultaba? ¿Por qué ahora hacía mención de algo así sobre su poder? Con los dedos temblando, la
muchacha sostuvo su taza de café y bebió de ella lentamente, hablar ahora significaba revelar cosas
más que personales, pero ¿quién más sino Shiyoon que podría escucharla en este mundo?

Sounya: Porque... Dios. –Se acomodó el cabello- Porque no son para siempre, hay una forma de
perderlos y creo que están en peligro. –Él coreano se puso pálido y pestañeo repetidamente, el rostro
de la gitana estaba distinto, como si fuese más "humana"- Estos días me he sentido muy angustiada,
he querido un abrazo, un "todo estará bien" o simplemente un "¿Cómo estás?", todo el mundo acude a
mí para que le lea las cartas, para que los guíe con consejos, es mi trabajo, no debería quejarme, pero
año tras año haciendo lo mismo termina agotando mi alma.

Shiyoon: Y yo todo este tiempo hablándote de Camila, agotándote. –Miró su propia taza, pensando
que decirle, de un momento a otro se sentía como un imbécil- Sounya, yo... de verdad lo siento tanto,
no es que no me importes, es sólo que...

Sounya: Necesitabas de mí. –Terminó la frase por él- No te disculpes por lo que haría cualquier amigo,
es que yo también he querido que una persona se preocupe por mí de muchas maneras, para hacer lo
que he estado haciendo desde hace años necesito una personalidad fuerte, pero lo supe, el día que
llegara esa persona, yo no sería la misma, sólo que no sabía quién era.

Shiyoon: Dios, Sounya, me estás poniendo nervioso, por favor habla.

Sounya: ¿Te has preguntado alguna vez si tengo familia? ¿Hermanos? ¿Un padre y una madre? –Él
asintió- No los tengo, los tuve eso sí, hace muchos años.

Shiyoon: ¿Fallecieron? –Tragó saliva- No quería...

Sounya: El problema no es ese, el problema es que no soy gitana. –Cuando el asiático frunció el ceño,
la muchacha se sintió mal, no quería que pensara mal de ella con todo esto, pero era algo que debía
ocurrir- No lo soy, pero sí tengo un don desde hace muchos años, demasiados tal vez... Y esto se va a
acabar.

El coreano cerró los ojos y contó hasta diez para no perder la paciencia, algo malo iba a salir de esta
conversación que en un principio se planteó en buenas condiciones. Cuando los abrió y alzó la vista,
tuvo la imagen más humana y sencilla de Sounya, temblaba mirándolo con sus perfectos ojos azules
anegados en lágrimas, ella estaba sufriendo y él simplemente no cooperaba aterrándola de esa
manera. Estiró su mano sobre la mesa y apretó firmemente el dorso de la mano de la muchacha para
brindarle confianza.

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Sounya: -leyó el mensaje en sus ojos rasgados- Hace muchos años me dijeron que esto no era para
siempre, pues llegaría el día en que yo también sentiría emociones, yo también tendría derecho a
sentir y cuando cumpliese mi misión, cuando además me enamorara, todo iba a terminar. Años,
muchos años ayudando a los demás, tratando de minimizar todo sentimiento en mi corazón para
concentrarme en ayudar, años por años sólo para llegar finalmente a Camila Cavendish.

Shiyoon: ¿Qué?

Sounya: Llevo años trasladándome de ciudad en ciudad, país por país esperando que llegase el 2014,
hasta que llegó ese día, acompañada de Lauren Jauregui en la tienda donde me encontraba. Me
habían dicho que nací para ayudar a dos almas perdidas en el tiempo y cuando las vi supe que eran
ellas. No soy gitana Shiyoon. –Las lágrimas corrían por su enigmático rostro- Aquello fue sólo para
proteger mi don de ver el pasado y el futuro, de leer la mente. No soy gitana, sólo soy una simple
muchacha nacida hace mucho tiempo y que está cansándose de las imágenes mentales que tiene. ¿O
crees que es muy lindo saber cómo Camila perdió la vida? De cada persona que viene aquí yo he
podido ver lo que piensa y es desagradable, pero lo de Camila es muy fuerte, no puedo decir el final de
Cabello por su propio destino, pero el de Cavendish fue terrible. –Miró su taza de café- Yo... Nací el
mismo año en que ella falleció allá en Inglaterra. –Shiyoon se atragantó con su café poniendo sus ojos
más grandes que nunca.

Shiyoon: Pero...

Sounya: -Por más que se secara las lágrimas era inútil, no podía parar- Así de mayor soy Shiyoon, yo
no soy una persona normal o convencional, mi ayuda a Camila se acabó el día en que Lauren Jauregui
y Camila Cabello se conocieron en las charlas de ayuda, y desde ese día el agotamiento que por años
fui acumulando al ayudar a otras personas me empezó a derrumbar.

Shiyoon: Por eso vas a perder esos poderes. –Susurró temblando, no podía hacerle frente a todo lo
que le estaba diciendo.

Sounya: Eso sumado al hecho de que después de 300 años puedo decir que me estoy enamorando.

–Soltó la taza y lo miró tan intensamente que el asiático sintió toda su columna arder- He tratado de
fingir, he tratado de extender este don hasta lo posible para continuar ayudando a Camila, pero ya no
puedo fingir más nada. -Se paró de su silla, dejó un billete sobre la mesa, pero cuando el coreano trató
de frenarla, ella puso una mano en su hombro- Necesito estar sola ahora.

Shiyoon: ¡Sounya!

Sounya: Por favor, –lloraba- me siento demasiado avergonzada y dolida de todo esto, no me sigas.
Pero sí, ahora entiendo porque nunca pude leer tu mente como lo hacía con los demás. Y si crees que
esto es una confesión de amor, pues sí ¡es una confesión!

....................

El ser humano es capaz de percibir muchas cosas que no se dicen con palabras, sino con gestos o
una vibra que el cuerpo emana. Cabello percibió una calidez indescriptible en el abrazo de Michael,

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pero sobre todo en el abrazo que la madre de su novia le había dado, como si quisiera decirle algo,
pero ¿qué? Dejó un beso en su mejilla, mientras prometía volver a cenar con los Jauregui, la verdad
es que la noche se había convertido en un bálsamo para su alma que no podía dejar de estar en
alerta.

Había compartido un par de veces antes con la familia ícono de Hollywood, dándose cuenta de que no
eran lo que cualquier ser humano se imagina, la humildad los caracterizaba, poseían una enorme
propiedad, pero hacían bastantes obras sin decirlo a los cuatro vientos. ¡Eran muy agradables! Y lo
mejor de todo era que habían reaccionado de la mejor manera cuando agarradas de la mano les
contaron que estaban en un noviazgo. "Bienvenida a la familia Jauregui, Camila" dijeron en aplausos y
abrazos, no habían anunciado una boda, sin embargo, estaban emocionados de que su hija por
primera vez les presentara a una chica.

Clara: Cobraré esa cena de nuevo, Camila, muy pronto.

Michael: -El famoso actor apartó a su hija un poco más lejos para susurrarle unas palabras- ¿Está todo
bien, hija?

Lauren: Hay cosas que tengo que llegar a conversar con ella al departamento, sé que algo le pasa y
no es nada bueno, pero voy a tratar de solucionarlo.

Michael: Oye, estoy orgulloso de que la hagas tu novia de nuevo, sea lo que sea que le haya pasado,
estoy feliz de que esté de vuelta. –Ambos sonrieron de igual forma, como padre e hija tenían rasgos
muy parecidos.

El camino al departamento estuvo en completo silencio, Jauregui no iba a presionar a Camila para que
hablase aquí de algo que seguramente era más que íntimo. Apenas estacionó el vehículo, Camila se
quitó el cinturón de seguridad, por dentro lo único que quería era hablar y deshacerse de la presión
que tenía en el pecho, si había logrado tranquilidad en la mansión, ahora todo estaba regresando. Eso
sucedía porque hablar era asumir que algo estaba mal, escarbar en sus más dolorosos y sucios
recuerdos para sacarlos a la luz otra vez.

Lauren: Ven, vamos arriba. -Susurró contra su cabeza de forma dulce antes de entrelazar sus dedos
con ella y guiarla al elevador. Su voz era su cable a tierra. ¿Le sucedería algo malo si se mantenía a
su lado?

Ya dentro del departamento encendió las luces tenues para generar un ambiente cálido, no hizo
muchos preliminares más que traer dos copas y una botella de vino blanco.

Cuando se acomodó en el amplio sofá, Camila instintivamente buscó su calor y se acurrucó bajo su
abrazo, escuchando aquel bello latido. Por un momento sintió la escena familiar, por un momento se
vio encerrada en un granero con un cuerpo perdiendo el calor entre sus brazos. Tuvo que pestañear
varias veces para volver a la realidad. ¿Qué había sido eso?

Lauren: Sé que quieres hablar de algo, mi amor, te conozco. –Acarició su cabello con la punta de su
nariz- Sabes que puedes confiar en mí. ¿Cierto? –Camila asintió en silencio- Entonces puedes
hablarme de lo que sea porque estoy para ti.

Camila: -se separó un poco para mirarla al rostro- Tengo miedo, Lauren, tengo miedo de perder la

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confianza que he construido después de... que maté a ese hombre.

Lauren: La justicia está de tu lado, se comprobó tu inocencia en la investigación. ¿Por qué lo dices?

–Le apretó las manos sin dejar de mirarla, cada segundo se ponía más pálida.

Camila: Porque estoy segura de haber visto a la hija de... Jorgen, Ayleen es su nombre. Lauren: ¿No
se había ido a Irlanda?

Camila: Tendrá sus motivos para estar de vuelta. Tengo tanto miedo mi amor, porque todo esto del
juicio de asesinato, todo fue en silencio para proteger mi identidad, las personas creyeron en su tiempo
que ella fue la que le quitó la vida a su padre. –Jauregui atinó a sostenerle el rostro con las manos
para que no perdiese el hilo de las palabras- Y de seguro está molesta conmigo.

Para Lauren, verla frágil no era algo que le agradase, porque se había jurado desde Camila
Cavendish, que iba a protegerla. La acurrucó entre sus brazos antes de darle pequeños besos en su
frente, susurros de amor y de lo importante que era para ella.

Entonces la llegada de quién fue su mejor amiga, la llegada de la niña que también había sufrido
maltrato por parte de Jorgen, esa niña convertida en toda una mujer estaba de vuelta. ¿Cómo
averiguar sus intenciones? Si había arrancado, por alguna razón tuvo que estar de vuelta.

Lauren: Primero, quiero agradecerte por contarme eso, ocultar no es bueno ¿sabes? Estás más
protegida si cuentas con más personas. -Besó su mejilla varios segundos hasta dejarla roja- No eres
esa niña inocente de antes, eres más valiente, siempre lo he dicho, eres más valiente de lo que crees
y me gustaría que de verdad te lo creyeras porque esa es la verdad.

Camila: Me gusta ser tu novia ¿sabes? –La miró llena de ternura, amaba estar acurrucada contra ese
cuerpo- Suena muy cursi, pero siento que hemos estado juntas antes, como si mi alma te conociera.
¿Qué será?

Lauren: Es eso, nuestras almas se conocen desde antes que lo supiéramos. –Tragó un nudo en su
garganta, lo único que quería era hacer realidad su sueño. ¡Quería que la reconociera como la mujer
por la que viajó en el tiempo en su vida pasada! Pero no podía desear algo que no ocurriría. ¿O sí?-
Oye, vas a estar protegida por mí, te lo prometo. Incluso podría contratar a alguien para que la siga.

Camila: No, no, por favor déjalo así. –Se hundió en su cuello- No juguemos a los detectives, no
usemos fuego, sólo quedémonos tranquilas, así. Este es mi lugar favorito de todo el universo, tu
abrazo. -Susurraba- Y me gustaría que fuese más que ello.

Lauren: –gimió y unió su frente con la de ella para mirarla más de cerca, sus ojos estaban puestos en
sus labios rojos que la llamaban a gritos- Sólo será cuando tenga que pasar, y cuando suceda te haré
sentir la mujer más bella del mundo, te haré saber que tu cuerpo es un templo.

Camila: -negó con la cabeza y sus ojos humedecidos- Tengo pánico de eso. ¿Y si no puedo darte lo
que quieres? ¿Y si todo esto del pasado me dejó sin la capacidad de sentir?

Lauren: -besó su cuello hasta hacerla temblar de deseo, la cercanía de sus cuerpos, el calor y el
perfume que emanaba cada una, llamaba sus más profundos sentidos. La morena aceptó los labios de

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Jauregui cuando se posaron en los suyos castamente- Cuando tú y tu alma me lo pidan a gritos, te
haré el amor. –Mordió despacio su mentón, la muchacha comenzó a jadear- Cuando te sientas
preparada para que te ame de esa manera, sólo en ese momento vamos a hacerlo. No hay prisa, mi
amor.

.....................

2 de enero de 1711, Exeter, Inglaterra.

Hace cuatro días, la llegada de la reina Ana a Exeter había causado un revuelo en todo el condado de
Devonshire y los condados cercanos, más aún cuando se estaba quedando en una mansión de las
familias más ricas, los Warwick. No había sido necesario contratar más criados porque la reina traía su
séquito completo, mas, los que ya estaban bajo el contrato de Scott Warwick tenían que trabajar el
doble para suplir las demandas que habían aumentado.

Cada comida que mantenían en el "gran comedor" era una verdadera ceremonia, desayuno, almuerzo
y cena, siempre había alguien tocando un piano o un pequeño grupo de músicos que hacían
maravillas con los instrumentos de cuerda. Tanta era la presión que poco y nada podían verse
aquellas dos almas en privado, con el fin además de no arriesgarse a ser descubiertas, pues había
más ojos pendientes de cada mísero detalle.

El cuerpo de Camila se estaba tensando cada día de no poder tener contacto con Lauren Lethood, ni
una caricia, ni una noble sonrisa, ni una mirada que gritaba una promesa de amor. Sus baños en
pétalos y agua caliente dentro de la tina habían sido la única instancia de intimidad consigo misma, la
única instancia en que ella misma debía descargar el deseo carnal que acumulaba tras días sin poder
tocar a la mujer que amaba. Aaron no servía de nada porque era un hombre repulsivo al que su cuerpo
rechazaba, su maldad como ser humano era evidente. ¿Cómo desearlo si quiera carnalmente?

Aburrida de sentirse prisionera u observada por todo el mundo, incluyendo el séquito real, buscó la
oportunidad perfecta para quedarse sola. En la mañana Aaron la había evitado y se había notado,
parecía inquieto por algo, apenas la observaba, siempre se fijaba en otra cosa o estaba más pendiente
que nunca de las comodidades de la reina. ¿Qué demonios pasaba? Antes de preguntarle si estaba
bien durante el desayuno, la reina Ana Estuardo propuso a los Warwick jugar croquet invitando a los
Cavendish también.

"Esta es mi oportunidad" pensó en ese momento, así que no encontró nada mejor que masticar a
escondidas las hojas de una planta muy extraña para que la hiciera vomitar. "Estoy enferma, esta vez
me van a tener que dispensar" ¡Y le había resultado! Aaron no puso mayor problema, ansioso le pidió
que se quedara en cama y que entrada la tarde todos regresarían, dándole la oportunidad de estar
sola y además de evitar la desagradable presencia de su padre.

Esa era la explicación para que ella y Lauren Lethood se encontraran ahora corriendo en una colina
muy apartada de todo lo demás, ambas riendo como niñas con una sensación de libertad impagable,
aunque fueran unas horas, era su pequeño regalo de la prisión que tenían como vida.

Camila: ¡No me va alcanzar señorita Lethood! –Chillaba sosteniendo su vestido oscuro y corriendo
entre el césped y las margaritas.

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Lauren: No me desafíe señora Camila. ¡No me desafíe! –Gritó entre risas traviesas persiguiendo a la
mujer que amaba, la verdad había sido bastante fácil hacerlo- ¡La tengo!

Camila: ¡Ahh! –Trató de soltarse de sus fuertes manos, pero ella la acorraló contra un viejo y enorme
árbol- ¡Es usted una mujer sin piedad!

Lauren: Sí, lo soy, y de la misma forma voy a besarla, amor mío. –Susurró contra sus labios- Sin
piedad. –Usando ambas manos sostuvo por la cintura a la inglesa y la pegó contra su propio cuerpo
con firmeza, mientras ella la abrazaba por el cuello para devorarla entre besos- Tanto tiempo sin usted
me estaba volviendo loca, Dios. –Gimió.

Camila: -rozaba incansable su lengua con la de la mujer que besaba- Mi cuerpo la clamaba a gritos.

–Jadeó y unió su frente con la de ella, ambas respiraban cansadas- Yo misma tenía que hacer uso de
mí bajo el agua caliente de mi bañera pensando en usted, pensando en las veces que me hace el
amor sobre el piano o en mi cama.

Lauren: -la apoyó contra el árbol, mientras ella arqueaba el rostro hacia atrás y le daba mayor acceso
a su cuello- Quiero hacerle al amor aquí y ahora, tan lentamente que me suplique por más. – Pasó la
lengua lentamente en la curvatura de su cuello para que ella se llenara de la pasión que las consumía-
Luego voy a arremeterla tan duramente que querrá más, la haré necesitarme tanto como yo la
necesito.

Camila: Ya basta. –La abrazó por la zona lumbar de su espalda y la acercó contra sus piernas-
Ahora... amor mío antes de que sea... -Observaron a una pareja de campesinos que caminaban con
un poco de ganado hacia el sur de la colina- Esto es propiedad privada, Santo cielo.

Lauren: -Besó la boca de Camila hasta hacerla chillar antes de separarse y mirarla con la desfachatez
de provocarla a medida que se mordía y lamía los labios- Mmm es mejor que salgamos de acá.

Camila: Pero...

Lauren: No aquí, nos pueden sorprender.

Fue así como sintiéndose fascinantemente pecadoras, volvieron al carruaje, que era el más humilde
para aparentar, y dieron rienda suelta a la pasión que las estaba consumiendo después de tanto sin
tocarse, besarse o sonreírse. Lo que más encendía a Camila, era esa faceta de la campesina, tan
pasional que sólo desataba para ella cuando quería hacerle el amor, mientras que la mayoría del
tiempo cuando tocaban el piano, cuando se observaban desde lejos, cuando se rozaban casualmente,
la llenaba de elogios y frases de amor, sonrisas y caricias caracterizadas por una ternura inigualable
en una mujer que amaba por primera vez.

Camila: Me siento una mujer afortunada de tenerle. –Besó el cuello húmedo de Lauren, ambas habían
sudado un poco después de hacer el amor sobre del asiento del carruaje. Respiraban agitadas, pero
con una sonrisa fascinante- Tenerle en todas las facetas. Quisiera hacer tanto por usted, quisiera darle
la vida que se merece, amor mío. –Lauren suspiró cuando ella acariciaba la marcaba en su rostro o los
mechones de cabello oscuro que tapaban su frente- Quisiera librarla del infierno en el que vive, de la
presión psicológica y física que Aaron ejerce en usted.

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Lauren: Todo lo hago por usted. –Tosió un poco- Para mí, -volvió a toser- usted es mi soporte, yo ya
habría arrancado hace tiempo. Pero cualquier golpe, cualquier mala palabra recibida vale la pena para
verla, aunque sea.

Camila: Esto se va a acabar pronto... Lo sé.

Después de unos minutos en los que continuaron mimándose, Lethood se acomodó el cabello y las
ropas al igual que ella. Dejó en su rostro el pañuelo que cubría su rostro y con cuidado se dirigieron
hacia el hogar de la familia Kolgers, porque Camila quería desearles feliz año nuevo. Si bien poco y
nada los veía, esa familia humilde se había ganado su corazón. Podían desviarse del camino unos
minutos y volver antes de que todo el mundo volviese, y cuando eso sucediera, Camila volvería a su
infierno, iba a ver a William Cavendish de nuevo junto a Aaron. ¡Dos demonios juntos!

Camila abrazó su cuerpo al sentir una corriente sacudirla por completo, llevaban 45 minutos a golpe
rápido y cada vez esa sensación de peligro la alertaba de ello. De pronto los caballos y el carruaje
frenaron de golpe provocando que se pegara en la frente.

Camila: ¡Mierda! –Llevó la mano a su cabeza sintiendo el dolor punzante y caliente del golpe.

Lauren: Señora Camila, señora Camila. –Tartamudeaba la campesina con las riendas de los caballos
entre sus manos. Preocupada por el inusual tono de su voz, Camila abrió la puertecilla del carruaje-
Dios mío. no, Dios mío.

Al ver que la inglesa se había quedado como piedra en la puerta del carruaje, Lauren bajó de
inmediato y sostuvo su mano para que no corriese también peligro. A unos pocos metros lejos de ellas
la casa de los Kolgers, bueno, lo que fue la casa, emanaba aún humo, pero esta vez de color blanco,
todo estaba convertido en ruinas y madera quemada. La casa se había incendiado, pero eso no era lo
peor, lo más macabro de la situación y lo que provocó que Camila comenzara a gritar aterrada, fue
cuando se dieron cuenta de que desde una rama del árbol más cercano a ellas, de esa rama colgaban
desde el cuello tres cuerpos totalmente inertes.

Camila: ¡NO! ¡NO! ¡NO! Mi amor, los mataron. ¡Dios! ¡Los mataron! –Se sacudía entre sus brazos,
pero no podía liberarse, estaba llorando atacada por la sorpresa, la angustia y la rabia- ¡¿Por qué los
mataron?! –Pálida y casi a punto de llorar, Lauren recordó cuando encontró los cuerpos acuchillados
de su familia sobre sus camas.

Lauren: Aaron. este fue Aaron. –La giró para que la mirara- Mi amor, por favor, mi amor míreme.

Camila: Los mataron por Dios. –Lloraba desconsolada- ¡Infelices! ¡Los mataron!

Lauren: Mi amor, –empezó a temblar también- fue Aaron, estoy segura de que fue Aaron. Alguien debe
haberle contado que nos vio entrar una vez aquí, mi amor.

Camila: -se quedó callada y la miró como si hubiese visto a un alma en pena- No, no fue Aaron. -
Como si todo fuese cámara lenta, alzo la vista hacia los cuerpos sin vida que colgaban en el árbol, el
señor y la señora Kolgers ahorcados al igual que su pequeño niño. Comenzó a llorar de nuevo porque
personas totalmente inocentes habían perdido la vida por la desdicha de haberla conocido- Él va a
matarnos, él va a matarnos ahora.

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Lauren: ¿Cómo?

Camila: William los mató, se está vengando de mí. -Susurró llorando- William Cavendish debe
habernos visto aquí una vez y... -Se quedó sin habla, llevando las manos a su cabeza mientras
jadeaba.

Lauren: -Las lágrimas de terror caían desde sus ojitos verdes- ¿Camila?

Camila: -La miró fijamente por unos segundos- Aaron va a matarnos.

Capítulo 67

Vaho fue lo que salió de su boca cuando escuchó aquello, el frío y el terror haciendo la peor
combinación, pues en el fondo de su corazón sentía que esto iba a ocurrir así, si es que su propia
enfermedad no terminaba matándola antes de que Aaron las encontrara. Lo que veía en los ojos de
Camila no le gustó para nada, pues había mucho miedo oculto tras sus pupilas, dicen que son una
ventana al alma y era cierto, estaba así. Miró la mano de Camila y la sostuvo con firmeza, con esa
misma convicción la observó directamente a los ojos para que comprendiera cada una de sus
palabras.

Lauren: Yo también creo que vamos a morir, lo sabía desde el día en que decidí amarla con toda mi
alma, señora Camila. –La inglesa lloraba en silencio, llena de impotencia y temor- Pero no quiero que
sea hoy, voy a luchar lo que sea necesario por alargar esto. Serán sólo unos días, tal vez. Sólo quiero
amarla en esta tierra un tiempo más.

Camila: ¿Arrancando? ¿Ocultándonos? ¿Por cuánto tiempo quiere frenar lo inevitable?

Lauren: Nos van a encontrar, yo lo sé, sólo quiero grabar en mi alma el placer de amarla y necesito
unos días más. Sé que no es vida lo que tendremos, pero en nuestra mente y cuerpo grabemos
memorias, sólo serán unos días hasta que mi cuerpo mismo, el señor Aaron y el señor William,
mermen nuestra vida.

Camila asintió entre lágrimas y sin tener el coraje para levantar la vista hacia los cuerpos de los
Kolgers, se volteó hacia el carruaje donde iba a emprender el escape de su vida, un escape parecido
al de un ratón tratando de huir de un gato dentro de una habitación, un escape con un final escrito
desde antes.

Lauren Lethood en vez de cubrirse el rostro lo dejó libre, como nunca, la gente la reconocía más con la
cara cubierta que sin el paño, así que era mejor estar sin él. Con las manos temblando sostuvo las
riendas de los caballos y emprendió viaje sin un rumbo fijo, escapar del condado de Devonshire era su
propósito, pero no sabía por dónde, sólo quería tener un pequeño espacio para darle rienda suelta a
su amor por un ángel como Camila Cavendish antes de que llegasen por ellas.

Dentro del carruaje, la muchacha cerró los ojos al presionar un pequeño saquito de seda que contenía
monedas de oro, le alcanzaría para sobrevivir lo justo y necesario, quería armar planes para ello, pero
en este momento apenas le daba el tiempo para pensar sobre otra cosa que no fuese el asesinato de
los Kolgers y toda la bomba que estaba a punto de estallar, pues nadie iba a quitarle de la cabeza que
fue William el que estaba actuando por venganza.

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...............

Horas antes.

La señora Doris barría su casa con cuidado porque no le gustaba que estuviese sucia, podía ser
pequeña y de madera poco convencional, pero era su hogar y estaba feliz con ello. Robbie, el
pequeño, estaba sentado al lado de una silla, abrazando un muñeco hecho de género, tenía frío y el
contacto con este le daba un poco del calor que quería.

El ambiente se respiraba lleno de cariño, la falta de ciertas cosas, la humildad de la decoración no era
importante para que fuesen totalmente felices. Alban llegó por la puerta trasera de la casa con un pato
muerto entre sus manos, había ido de caza con unos vecinos por los montes cercanos y su tiro le dio
al ave certeramente, no era una práctica que hicieran con maldad, sólo era parte de la cultura.

Alban: Querida, tendremos una buena cena. ¿Podrías cocinarlo con papas y especias?

Doris: Como guste, esposo mío. –Le guiñó el ojo cuando él le entregó el ave entre sus manos y
depositaba un pequeño beso en la punta de su nariz- ¿Escuchas algo?

Robbie: ¡Caballos mami! ¡Caballos! –Decía entusiasmado apuntando su dedito en la ventana, la vista
de varios de ellos acercándose a la casa era algo soñado.

Alban: ¿Caballos? –Con los ojos entrecerrados abrió la puerta de la casa, el camino donde tenían su
hogar no era uno donde los casacas rojas pasaran- No son militares.

Doris: -abrió ampliamente sus ojos- Querido, ¿no es ese hombre el duque Cavendish?

Hubiese sido una noticia increíble. ¿Qué más honorable que el duque de Devonshire visitara tu
humilde hogar? Hubiese, sí, hubiese sido, porque el rostro serio emanaba peligro puro, algo que no
comprendieron hasta que él se bajó del caballo y se acercó lentamente hacia ellos. William no iba solo,
se hacía acompañar por una escuadrilla de diez hombres cargados con armas y palos de madera.
Alban Kolgers corrió a su familia tras su espalda y erguido le habló al hombre frente suyo.

Alban: Buenas tardes, estimado señor Cavendish. ¿Cuál es el motivo de su honorable visita?

¿Quiere una taza de té?

William: Sé que fuiste tú quién llevó a mi hija a la mansión el día que regresó, la encontraron en tu
granero. Sé que mi hija te tiene mucho cariño.

Alban: Es algo que nos honra de sobre manera. –Agachó la cabeza y volvió a subirla- Pero repito,

¿cuál es el motivo para que el Duque de Devonshire esté afuera de nuestro hogar?

William: -Miró a sus acompañantes, luego al hombre humilde que le hablaba-. Hagan lo que tengan
que hacer.

Dichas esas palabras, los hombres se bajaron de los caballos y corrieron hacia el hogar de los

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Kolgers, si bien cerraron la puerta antes de que entrasen, fue un intento vano de detenerlos pues con
una sola patada la puerta cayó al suelo. Al primero que agarraron fue al niño que lloraba desesperado
sin entender el dolor que le aplicaban al presionarle sus muñecas y piernas, luego los otros dos fueron
contra la esposa de Alban, tocándole su cuerpo al antojo, mientras la ataban y le colocaban un
pañuelo en la boca para que se quedara callada. Los gritos eran muy fuertes, desesperado Alban
corrió por su escopeta, pero fue inútil, sin darle tiempo los otros restantes lo sostenían de sus muñecas
y pies para inmovilizarlo

William: Si me dices todo lo que sabes de Camila Warwick, voy a concederte la posibilidad de salir con
vida de esto, a ti y a tu familia. Habla. –Había colocado su zapato sobre su frente, el hombre miraba a
su mujer y su hijo que se retorcían como gusanos sobre el suelo, totalmente imposibilitados para
hablar o pararse- ¿Y bien?

Alban: ¡Es un puto cerdo! Dios se apiade de su alma llena del veneno del diablo, señor Cavendish.

¡Libere a mi familia ahora! –Lloraba con gotas que sentía quemar su piel- Libérelos ahora. ¡Ya!

William: ¡Ya te dije el cómo! Habla. ¿Ha venido mi hija acompañada de otra persona a tu hogar? –
Alban miró los palos que cargaban los hombres apostados en su casa, miró sus dedos manchados,
luego miró desde los zapatos de cuero hasta la punta de su cabello al duque para darse cuenta de que
había cosas que no iban a cambiar con la verdad. El aire que emanaba William y el odio sumergido en
sus palabras lo hacían darse cuenta de una sola realidad- ¿Y?

Alban: Haga lo que tenga que hacer. –Masculló temblando por el pánico, más a pesar de todo tenía
una convicción- Que Dios se apiadará de mí y de mi familia.

William hizo un gesto con la mano para que los hombres le pusieran un paño en la boca para callarlo,
a pesar de su valentía no paraba de gritar como podía, ni de remecerse sobre la carreta donde sin
piedad alguna lo habían tirado junto a su familia. El resto pasó tan rápido que apenas tuvieron tiempo
de sentirlo. Entre varios subieron al señor Kolgers, su esposa y su hijo al árbol, amarrando la soga de
su cuello a una rama.

William le dio la última oportunidad de hablar, pero como él no daba respuesta alguna, bajo chillidos
ahogados por un paño, sus cuerpos fueron soltados para que se ahogaran. Aquellos ojos claros llenos
de lágrimas veían como su casa se estaba incendiando con las antorchas que lanzaban contra ella,
empuñaba las manos, pero la falta de oxígeno y el dolor lo debilitaron.

El niño, una criatura sin maldad ni culpa, chillaba cuanto podía, pero fue inútil. No fue demasiado el
tiempo hasta que la fuerza de la cuerda apretando su cuello y de la gravedad, hicieron lo suyo.

Empezaron a perder el color de sus rostros, a ahogarse y desorbitar sus ojos poco a poco cuando el
último aliento salió de sus bocas para darle la bienvenida a la muerte que los esperaba con los brazos
abiertos. Sin sentido alguno del arrepentimiento, el duque y sus hombres se fueron de allí cabalgando
lo más rápido posible.

Cuerpos fríos, solitarios y sin vida de una familia inocente pendían de sus cuellos en la rama más alta
de un árbol. Alban no había hablado pues no era un hombre que pecaba de inocente, tampoco de
egoísta, sólo era inteligente y honrado. En los ojos del duque Cavendish había visto a la maldad
encarnada, hablase o no de lo que había visto, su muerte llegaría de todas formas. ¿Por qué dañarle

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la vida a una muchachita tan dulce como Camila, si iba a morir igual?

No tuvieron tiempo suficiente para morir sufriendo, la cuerda los había ahogado terminando con la
agonía en un abrir y cerrar de ojos.

......................

Aaron golpeó la bola certeramente, recibiendo los aplausos de los comensales, incluso de la Reina
que le sonreía de oreja a oreja. La entrada al parque donde jugaban croquet estaba custodiada por
guardias reales y unos pocos casacas rojas que se habían reunido para cuidar al séquito real. El
vizconde alzó los ojos y se dio cuenta de que William Cavendish, su suegro, le hacía una señal, su

rostro delataba sus pensamientos y es que algo estaba mal, algo oculto y siniestro rondaba en el aire.
Excusándose de estar cansado, y aprovechando que no era su turno, se apartó un poco para caminar
a donde William lo esperaba, las palmas de las manos le sudaban, esforzarse cada segundo para
mantener el interés y el cariño casi "maternal" de la Reina Ana, era agotador.

William: Aquí nadie nos escuchará, aunque será opción tuya, Aaron, si decides que lo que voy a
contarte se quede entre nosotros o lo gritas a los cuatro vientos.

Aaron: Señor Cavendish, ¿qué es lo que sucede?

William: Todo lo que he hecho lo hice pensando en tu honor. –Dentro de sí sabía que no era cierto, era
mucho más oscuro que ello- Porque he descubierto a través de mis ojos y mis trabajadores secretos,
que tu esposa es una vergüenza para llevar tu apellido, incluso para ser mi hija. –Cada segundo que
pasaba bailaba de gloria en su interior, cada palabra cargada del más puro veneno iba dedicada al
sufrimiento que quería en Camila, iba a vengarse de ella- El día de hoy le quité la vida a la familia de
los Kolgers por no responder lo que quería escuchar, aunque ya sabía la respuesta.

Aaron: -perdió el color de su rostro- ¿Perdón?

William: Entre nosotros, Aaron. ¿Por qué luces una mascarilla de pánico cuando fuiste tú mismo el que
pidió mi ayuda para asesinar a los Lethood?

Aaron: -sudaba completo, la gota corría por su frente lentamente delatando su culpa- Eso no lo
discutamos señor, es un tema que quedó zanjado. –Masculló colocando las manos en sus bolsillos,
estaba inquieto- ¿Por qué los mató? Había escuchado que mi querida esposa tenía cariño por esa
familia de campesinos.

William: ¿Estás seguro de que quieres oírlo todo? –Desviar el tema era lo mejor pues, aunque sus
pecados estuviesen coludidos, nadie podía saber que gustaba de su hija adoptiva- Porque será como
la bala de un cañón que rompe todo a su paso.

Aaron: Hable ya, señor Cavendish. –Miró hacia atrás nervioso, el juego había parado esperando su
presencia, pero nadie se acercaba a ellos, nadie se inmiscuiría en una conversación de un vizconde
con un Duque tan reconocido- Hable ya. ¿Por qué los mató?

William: Tus celos eran fundamentados. ¿Recuerdas al trabajador secreto que me pediste que
contratara? Pues me ha confesado todo esta mañana, él ha visto a Lethood y Camila entrar más de

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una vez al cuarto abandonado de la mansión donde tienen un piano. Han hecho mucho más que tocar
el piano, si sabes a lo que me refiero. –Rabia cargaba su lengua. ¿Cuánto le habría gustado a él poder
saborear el cuerpo de tan dulce muchacha? Desde que se había convertido en una mujer es que no la
consideraba su hija.

Aaron cerró los ojos escuchando todo el relato que le decía William, cada cruda palabra entraba por su
cabeza para atacarlo y gritarle por dentro "te lo dije".

William: No las han visto, pero es probable que también se hayan acostado en tu cama, una puta
cometiendo pecado con tu propia mujer entre las sábanas donde dormías. Es probable además, que...
no quiero alarmarte Aaron, porque eras la mejor opción para mi hija, eras mi favorito. –"Por el dinero y
por la fama, pero esa mujer era mía"- Pero fueron vistas entrando una vez al hogar de los Kolgers.
¿Por qué más habría de matarlos? Porque nos han traicionado dándole la bienvenida al pecado en su
casa.

Aaron: Hija de puta, hija de puta. ¡HIJA DE PUTA! –Gritó enrojecido con las manos empuñadas y
sudor en su cara- Mate a su familia para darle una advertencia, pero la infeliz no hizo caso, esa mirada
de inocencia, esa sumisión y silencio era todo una mentira de parte suya para robarme lo que por
derecho es mío, la ha engatusado con sus pensamientos absurdos, le ha envenenado el alma.

Es mi mujer. ¡MI MUJER!

William: Calla, baja el volumen. ¿No sería vergonzoso para tu honor y el de toda tu familia que se
supiera que Camila te ha cambiado por no sólo una mediocre campesina, sino por una mujer?

Aaron: ¿Qué sugieres, mierda? ¡Qué sugieres! –El protocolo y la educación habían salido volando,
apenas podía mantenerse en pie- Deseo tener a esa estúpida de mierda entre mis manos, abrirla
entera con el mismo cuchillo que asesiné a su familia, sacarle todo, degollarla y dejarla seca. Y a esa
pequeña puta que tienes por hija, a esa zorra quiero amarrarla en la cama y enseñarle lo que debe
gustarle, castigarla por pecar de manera tan aberrante.

William: Puedes hacerlo, pero a partir de ahora cuando te des vuelta, todo lo que salga de tu boca será
que Lauren Lethood la ha secuestrado, que fue esa mujer quien pagó por secuestrarla hace más de un
año, para cumplir sus retorcidas fantasías. Tu honor estará a salvo.

Rachel miraba atenta desde su asiento como su padre discutía con Aaron, el miedo revolvió su
estómago, pero sólo pudo afirmarse el vientre para contener cualquier deseo de vomitar. Quería

llorar, quería correr, había tanto odio irradiado en la mirada de ambos, que la idea de esconderse en el
último rincón del mundo era placentera. Sólo una cosa involucraba a ambos hombres y esa era
Camila, su querida hermana. ¿Estaría en peligro? Cuando William desvió la mirada hacia ella, Rachel
se fijó en las personas que estaban con sus implementos para jugar croquet, no podía soportar que su
padre la mirase porque ya no había cariño de padre en esa mirada, había algo que no entendía, pero
sabía que estaba mal.

William: Hay más de una persona a quién yo también debo callar. –Le susurró a Aaron, pero éste no le
había escuchado palabra alguna.

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Los pasos del vizconde arruinaban el césped del campo de juego, todos estaban extrañados de su
repentino cambio de semblante. Lleno de ira, Aaron sostuvo el mazo de croquet y destruyó una de las
bolas, los jugadores e incluso la reina Ana se estremecieron. No parecía el noble muchacho del que
todas estaban enamoradas, ahora cargaba el manto del peligro.

Aaron: A todos aquí. –Lloraba, escupía y hablaba con el rostro rojo- A todos aquí les digo. ¡El peso de
la justicia caerá sobre la infeliz de Lauren Lethood!

Reina: ¿De qué hablas Aaron? –Fue la única capaz de cuestionarlo.

Aaron: ¡A partir de ahora no habrá rincón de Inglaterra donde no te busque, infeliz, no habrá lugar
donde no te encuentre! –Se arrodilló frente a la reina, mientras lloraba desesperado, ocultando su
deseo por matarla tras palabras de lamento- Reina, mi querida y estimada Reina, desplegué su poder
y el de sus hombres para encontrar a la maldita campesina que ha secuestrado a mi mujer, y no tenga
piedad a la hora de castigarla. Esa infeliz vive en el pecado y quiere inmiscuir a mi mujer en el mismo.
–Agachó la cabeza- Ha secuestrado a mi mujer.

...........

Jueves 9 de julio 2015, días después, Los Ángeles, Estados Unidos.

El calor del verano no tenía piedad con las personas, los rayos de sol golpeaban y quemaban la piel de
quién se atreviera a no protegerla. Camila no era una de ellas, colocó un poco de protector solar en
sus hombros, rostro y brazos para cortar el césped afuera de su casa acompañada de una gran
sonrisa. El día de hoy lanzaría en la TV el spot que había grabado Lauren para el gobierno, las
opiniones en internet de quienes ya habían logrado verlo online, eran positivas, las ofertas de trabajo

para Jauregui llovían y alguien tenía que ayudarla para manejar todo aquello. Volvió a sonreír, ella
misma quería ser un soporte para su novia, como cuando fingió ser su mánager para que consiguiera
el contrato con el gobierno, perfectamente podía llevar aquello a la realidad.

Camila: ¿Visitas? –Dijo curiosa.

Lentamente un auto se estacionó en la casa de al lado, casa que costó años vender por el asesinato
de su dueño. Cuando la persona que lo conducía salió de allí, Camila perdió el equilibrio y se cayó al
suelo, sujetándose del cortacésped.

Ayleen: -desvió la mirada y se fijó en la muchacha que estaba ahí- Camila, Camila Cabello, no puedo
creer que aun vivas aquí.

Capítulo 68

"¿Cómo no se ha cambiado de casa después de todo lo que pasó?" pensó Ayleen después de darse
cuenta de quién era la muchacha que estaba sentada en el césped. Tenía tantas cosas en la cabeza
que no era capaz de dirigir los pensamientos hacia una sola dirección.

Bajó la vista a sus zapatos porque involuntariamente su cuerpo también había respondido a la imagen
de alguien que evitó por años, movía los pies como si pisara un chicle. La garganta le dolía y las

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manos le sudaban, pero huir, huir como lo había hecho a los 14 años, no era una opción en este
momento. "Eres adulta, Ayleen" se dijo antes de levantar la vista hacia ella y caminar unos cuantos
pasos, pero mientras más lo hacía, más aterrada se le veía a la morena. Temblaba como la gelatina
cuando se golpea la cuchara que la sostiene, sólo que el contexto de la situación era mucho más que
delicado.

Ayleen: Para mí esta situación no es fácil Camila. –Decir su nombre hacía que le doliera el pecho, traía
consigo muchos desagradables recuerdos- Estaría bien si dejas de temblar.

Camila: Ha pasado tanto tiempo... yo... yo no quería que...

Ayleen: ¿Quién desea que un hombre abuse de su cuerpo? –Apretó la mandíbula- Nadie, ¿cierto?
Entonces no digas que "no querías" porque es obvio. –Mascullaba para que nadie más oyera la
conversación- Ninguna de nosotras quería que eso pasara, pero claro, la que se quedó con la mala
imagen fui yo, yo la asesina.

Camila escondió su rostro entre las rodillas y comenzó a respirar agitada, las puntas de sus dedos
tomaban un color blanquecino por la falta de circulación tras apretarlos tanto. Cada maldito recuerdo
quería abrirse paso en su cabeza para hacerle daño, para decirle "eres sucia" o algo similar. Sintió las
lágrimas quemando su piel cuando descendían por las mejillas, quería pedir ayuda, gritar con toda la
fuerza que su cuerpo diera abasto y que tras la puerta de la entrada aparecieran sus padres y
hermanas para socorrerla.

Mas, cuando sintió que algo había cambiado en el aire, levantó el rostro y vio una imagen que no
hubiese esperado en este momento, no en esta situación, ni de ella. Ayleen estaba sentada en el
césped, en la misma posición que Camila, sólo que sus ojos marrones estaban perdidos en la casa
que le había pertenecido hace tantos años y donde fue testigo de tantos delitos que su padre había
cometido.

Ayleen: Es horrible como aun puedo escuchar las pisadas que daba cuando estaba enojado y
borracho, como constantemente me decía que cuidara mis espaldas. Los gritos que dabas y que yo no
podía hacer nada. Pero, ¿por qué tuve que ser yo la que se quedara con la acusación de ser una
asesina?

Camila: Dime, ¿cómo podía decir que era yo, si estuve detenida mientras se realizaba la
investigación? La gente iba a comentar de todas formas, mis padres lo único que hicieron fue proteger
mi identidad. Además te fuiste lejos, dejaste todo y arrancaste. ¿Cómo librarte de toda acusación si no
estabas para ello? ¡No estuviste en mis zapatos!

Ayleen: ¡Porque tenía que hacerlo! Cogí la primera ayuda que me dieron, a diferencia tuya, yo sí salí
de este lugar bien lejos.

Camila: Yo estuve mucho tiempo lejos de mi familia. –Susurró bajo las lágrimas- Estuve lejos por la ley
y por la rehabilitación. -Se quedó mirándola unos segundos, los rayos de sol que llegaban al rostro de
Ayleen le daban un toque extrañamente familiar. Cabello pestañeó un par de veces antes de bajar la
vista, de nuevo- No entiendo por qué y para qué estamos discutiendo.

"Porque nunca terminamos de hablar en el pasado" pensó con angustia Ayleen, antes de caminar y
dirigirse a la casa que se encontraba al lado, una casa tan fría y llena de los recuerdos más sucios que

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había en la cabeza de ambas. En el jardín había un letrero que decía "en venta" desde hace ya varios
años, cuando los interesados se acercaban a la corredora de propiedades se sorprendían de

que estuviese en tan bajo precio pese a ser hermosa. La razón era una y aunque trataban de
disfrazarla con mentiras, siempre los futuros inquilinos se enteraban de lo que sucedió allí. ¿Quién iba
a comprar una casa así?

"Deberían destruirte" pensó apoyando la frente en la puerta, era como si aún pudiese escuchar los
gritos tras ella, porque Camila no había sido la primera víctima de su padre, esos años había deseado
acusarlo, las amenazas de ser abusada eran constantes, tras la muerte de su madre la personalidad
animal de su padre se había desatado.

Jadeó y se alejó, había viajado con un propósito y ahora que tenía la oportunidad de realizarlo, no lo
iba a dejarlo pasar.

Cuando caminó hacia la morena, la puerta de su casa se abrió apareciendo los padres de ella, en un
principio preocupados al verla sentada en el suelo, mas, bastó que mirasen hacia el lado para que sus
rostros se volvieran duros como piedra. Incluso Ayleen, que se creía muy valiente, tembló con la
amenaza flameando en aquellos ojos oscuros.

Alejandro: ¿Qué le has hecho a mi hija? –apretó los puños.

Ayleen: -sintió sus rodillas temblar, algo que no podía superar eran las voces molestas de los
hombres- Yo...

Camila: -estaba abrazada por su madre, pero alzó el rostro para que no se cometiera una injusticia-
Sólo... sólo hablábamos papá.

Alejandro: ¿Qué le has dicho a mi hija, Ayleen?

Camila: Papá... por favor, no ha pasado nada, sólo hablábamos.

.....

La luz que entraba por aquella taza de vidrio, le daba un color ámbar al líquido que contenía, el vapor
que emanaba llegaba a su nariz dándole cierto efecto sedante. No todo podía ir mal, ¿cierto? Si fuese
así no estaría sentada en un cómodo sofá frente a otro donde Ayleen la miraba llena de angustia.
Gracias a sus padres podían conversar, por supuesto que podían hacerlo porque se encontraba
protegida por las paredes y el ambiente de su hogar, no en una cafetería, no en un lugar donde
pudiesen hacerle daño, aunque ¿era capaz Ayleen de hacerle daño? Tan sólo tal vez la estaba
juzgando mal.

Ayleen: Viajé con un propósito a Estados Unidos, aunque sin muchas esperanzas. –Miró la taza de
café que tenía, estar en esta casa tras años sin hacerlo, era muy extraño- Creo que me equivoqué
cuando te vi afuera, Camila. Me fui de esta ciudad apenas la policía me lo permitió, no arranqué el
mismo día del asesinato, sino hasta que terminó tu investigación, cinco meses después, porque
también fui sospechosa.

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Camila: Te preguntaron de todo ¿no? -Bebió su té lentamente esperando que respondiera, podía ver
cómo los ojos marrones de la mujer frente a ella se perdían en el vacío, eso lo reconocía como
sufrimiento.

Ayleen: Sí y tuve que describirlo todo con detalle, las únicas pruebas eran las marcas en mi cuerpo
porque jamás pude... grabarlo. –Bebió un poco de café antes de apartarlo y mirar a Camila tanto como
su alma le daba abasto- Mi propósito era encontrarte, tenía que saldar lo que quedó en el pasado,
porque escapar a Irlanda no fue la solución, tras siete años me he dado cuenta de que no ha sido la
solución.

Camila: No vas a hacerme daño. –Susurró impactada. ¡Era como si un baño de esperanza le hubiesen
dejado caer! Ayleen entrecerró los ojos, aunque después de captar el mensaje los abrió tanto, que
parecían desesperados.

Ayleen: Creíste que tomaría venganza por mi padre. –Meneó con asco la cabeza, la sola idea de
defenderlo le asqueaba- Eso jamás Camila, en realidad no podía quitarme tu imagen de la cabeza y
cuando se supo en las noticias que eres la novia de Lauren Jauregui, tuve que viajar para darme
cuenta de que después de tantos años eres una chica normal, tenía que darle un cierre a algo que
nunca terminamos.

Camila: ¿Normal? Eso no Ayleen. –Sus ojos estaban llenos de lágrimas otra vez- Toda mi vida será
una constante lucha por las drogas, por mi autoestima, jamás borraré las imágenes de mi cabeza, ni el
estigma de ser una asesina. –Temblaba- ¿Me perdonará Dios por lo que he hecho?

Ayleen: Quién sabe dónde se encuentre la pútrida alma de Jorgen en este momento.

.....................

En ese mismo momento, pero en otra parte de la ciudad, Shiyoon había cortado la llamada que había
hecho a Lauren para contarle las noticias, Camila estaba dentro de su casa hablando con Ayleen
Endler, la mujer que fue su amiga, la mujer a quién tanto la morena temía.

Jauregui quería correr a acompañarla, pero estaba en un canal de televisión porque iba a ser
entrevistada, hoy lanzarían el spot que había grabado y su agenda estaba saturada. Bueno, Lauren
era capaz de cancelarlo todo ante la preocupación que le generaba la situación, pero una vez más
fueron los sabios consejos del coreano los que frenaron todo intento de interrupción, esto era algo que
debía hacer Camila, además estaba siendo vigilada por sus padres.

Yoon guardó el teléfono en su bolsillo y miró hacia el frente. ¿Debía tocar? No quiso dudarlo más y con
su mano empuñada tocó tres veces la puerta del lugar donde Sounya atendía, aunque ya nada
quedara, ni el letrero arriba que caracterizaba su negocio, ni la decoración de las ventanas por fuera,
estaba seguro de que no se había ido del todo. Volvió a golpear tres veces la puerta, colocó la oreja
sobre esta y aunque había ruido en la calle, escuchó un ligero roce de pies dentro. Sonrió, pero dentro
de su corazón había pena, quería aclarar tantas cosas, no toleraba recibir una confesión de amor y
una noticia de la envergadura como lo había dicho Sounya.

Shiyoon: Sé que estás adentro Sounya. ¿Me puedes abrir? –Miró a su alrededor- ¿Crees que es fácil
estar días sin hablar contigo después de lo que has dicho? –Todo permanecía en silencio, pero su
cuerpo entero se sintió envuelto en un calor exquisito- Sounya por favor... te siento, estás pegada a la

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puerta, puedo sentirte y aunque me dejes aquí afuera puedo decirte todo lo que pienso. ¿Quieres
dejarme afuera para hablar del hecho de que eres 300 años mayor que yo? ¿Quieres que todo el
mundo lo sepa?

Sounya: ¡No serías capaz! -chilló ella tras la puerta provocando una pequeña sonrisa en el asiático.
Shiyoon: ¡Sabía que estabas aquí! Ábreme.

Sounya: No lo haré. -Dijo la muchacha.

Shiyoon: ¿Ah sí? Pues bien. ¡¿Todo el mundo quiere escucharme?! ¡La gitana que atendía aquí...

Sounya: -abrió de golpe la puerta, lo sostuvo de la muñeca y lo hizo entrar con fuerza, con la misma
que cerró la puerta- Estás jugando sucio Shiyoon. ¡Lo estás haciendo!

Shiyoon: ¿Quién fingía no estar aquí? Yo no. –Miró a su alrededor, por dentro la tienda seguía igual,
con la misma decoración, el mismo aroma a incienso y la misma sensación de misterio- ¿Qué haces
pretendiendo que no me conoces? No me has llamado, no has respondido mis llamadas, he estado
buscándote por todas partes. Oh es fácil lanzar la bomba y esconderse.

Sounya: No sabes lo que estás diciendo. -Lo miro con molestia.

Shiyoon: Sólo estoy un poco molesto, y preocupado. –Se sentó sobre un sofá, escondió el rostro entre
sus manos y continuó hablando- Hay mucho de qué hablar Sounya, partiendo porque me has dicho
cosas que nadie creería, aunque después del viaje en el tiempo de Camila nada me sorprende.

–No le respondió, así que atinó a mirarla, la "gitana" estaba sentada a su lado mirándolo fijamente, las
cosas temblaban a su alrededor, pero en él nada pasaba- No me puedes leer la mente... -susurró
enrojecido- y eso es porque...

Sounya: No lo digas por favor. –Estaba igualmente avergonzada- Aunque mis sentimientos no han
cambiado, el hecho de no leerte la mente me sigue perturbando.

Shiyoon: -miró sus zapatos y sonrió de lado, la situación pasó de ser triste a cómica, luego
vergonzosa. ¿Cuándo tendría que decirle lo que le pasaba a él cada vez que la veía? Porque que sólo
ella confesara sus sentimientos no era justo, quizás podía posponerlo un rato nada más- Te debo
muchos abrazos, Sounya, estuviste para mí y mis amigas tantas veces que quizás no supe darte las
gracias.

Antes de que terminara, Sounya ya estaba apoyando el rostro en el hombro del asiático, el sólo
contacto físico, dulce y simple, la hacía sentir protegida, porque hablar de lo que pasaría no era del
todo agradable, más, su compañía le daba fortaleza. Shiyoon la abrazó de lado, apoyó su mano en el
brazo de la muchacha y la acercó más, ambos con las mejillas enrojecidas cual niños.

Sounya: Se me dijo en sueños una vez, hace tanto, tanto tiempo atrás, que cuando dejara de poner
primero a los demás para ayudarlos, cuando pudiese sentir como cualquier persona, cuando me
enamorara, sería de una sola persona. Cuando eso ocurriera, Camila no necesitaría más mi ayuda.
Poco a poco iré perdiendo mis poderes, incluso el más importante, –pausó unos segundos- dejaré de
vivir como lo he estado haciendo hasta ahora, a partir del día que me enamore, mi vida va a ser como
la de cualquier ser humano.

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Shiyoon: Preciosa. -Se separó y le sostuvo el rostro con el dedo índice de la mano derecha de una
forma tan sutil, que parecía hasta sensual- Exactamente Sounya, si no eres gitana, si te expresas de
esa manera... ¿Qué eres?

Sounya: Nací para cuidar el camino del alma de Camila. Shiyoon: Pero... ¿qué eres tú? ¿Puedes
decírmelo?

Sounya: -quería mirar a otra parte, pero él no se lo permitía, se sentía extrañamente atraída a esos
ojos rasgados- ¿Me creerás si te digo? –Él asintió, ella gimió- Todo se volverá extrañamente
fantasioso.

Shiyoon: Puedes decírmelo, insisto, después de un viaje en el tiempo, después de ver cómo haces
temblar las cosas, después de ver a Camila duplicada, nada puede hacer que no crea en lo que eres.

Sounya: No lo soy, lo dejé de ser el día que me enamoré. -Shiyoon temblaba por dentro, pero por fuera
estaba quieto, quería confesarse, pero no podía interrumpirla- Piensa, he ayudado cuanto pude a
Camila Cavendish, a Lauren Jauregui, y a Camila Cabello, les he dicho verdades, dándole pistas y
siempre fue con el mismo fin, cuidar del alma de Camila para que ella cumpliese su objetivo y no
naciera de nuevo. Dime, ¿qué es lo que cuida a una persona aquí en la tierra? ¿A quién la historia y la
religión le conceden el poder de protección del ser humano? Cuando nací no lo recordaba, pero
cuando me enamoré... –Shiyoon estaba tan quieto como una piedra, nunca quitándole la vista de
encima a la muchacha- supe quién era.

...............

7 de enero de 1711, Condado de Devonshire, Inglaterra.

El hombre que masticaba un poco de trigo, miró la moneda de oro y sonrió de oreja a oreja, no todos
tenían una moneda tan brillante y valiosa como aquella, así que no había puesto problemas para que
las mujeres ingresaran al pequeño sitio donde arrendaba cuartos y comida por un precio económico.

Lentamente ingresaron a la habitación, encontrándose con una cama con apenas unas mantas,
almohadas duras, una ventana pequeña y una silla a un costado para dejar pertenencias. "Mejor que
dormir en graneros ajenos" pensó la campesina, aunque de angustia se llenaba su corazón por

brindarle algo tan paupérrimo a una mujer tan importante como la hija de un duque, una chica de
nobleza merecía mejores cosas que aquel entorno tan básico.

Camila: -apoyó su rostro en el hombro de Lauren, mientras sostenía su mano derecha con ambas
manos- No se preocupe amor mío, sé lo que está pensando y no me preocupa en lo absoluto, mientras
esté con usted, mientras no nos encuentren aún.

Lauren: Daría tanto por darle lo que merece, créame que si tuviera dinero la llenaría del lujo que
necesita, no de esto, no lo que una miserable criada, una miserable campesina, le está dando.

Camila: Estamos sobreviviendo. Es eso importante ¿no? –Le sonrió antes de guiarla al borde de la
cama donde ambas se sentaron- Después de dormir en malas condiciones, mojadas, comiendo a

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escondidas de otros, yo jamás me he quejado y no lo haré porque ha sido mi elección. -Le sostuvo el
rostro, Lauren tenía sus bellos ojos verdes muy húmedos- Debo confesarle algo y espero me escuche.

Lauren: ¿Qué ha pasado? –Susurró, toda conversación debían hacerla en secreto.

Camila: -frunció los labios antes de continuar- He escuchado que se ha emitido una orden de arresto
en su contra, decretada por la reina Ana, ha sido acusada de secuestro, eso es obra de Aaron
Warwick y de William, mi padre, él se ha enterado, lo sé.

Lauren: -miró hacia un lado- Era algo que iba a pasar, ahora todo lo tendremos que hacer como
fugitivas y no debemos quedarnos más tiempo del permitido en un sólo lugar.

Camila: Nadie puede reconocernos en estas condiciones. –Se miraron la ropa, comprada en un
mercado sencillo instalado en aquel pueblo del condado- Cuando nos vayamos de acá, venderemos el
caballo, señorita Lethood, los caballos de los Warwick tienen una marca, pero nadie lo sabe.

Incluso el carruaje hay que venderlo, tenemos que desprendernos de todo.

La ojiverde asintió lentamente, inclinando el rostro sobre la mano donde ella tan dulcemente le
acariciaba la mejilla, parecía decaída, como si algo más aparte del temor la estuviese afectando.
Camila al tener contacto con su mejilla se dio cuenta de que ella tenía fiebre, sus mejillas a la luz de
las velas no delataban lo realmente rojas que estaban.

Camila: Está ardiendo Dios mío, puede acostarse que voy a cuidarla, iré a buscar paños mojados.

Lauren: No... No se vaya de mi lado, estaré bien es sólo... -recordó algo y se quedó callada- déjelo así,
estaré bien, mientras esté a su lado todo estará bien. Hasta que tenga lo que tenga que pasar.

Camila: Pero no nos atraparán ahora, disfrutaremos un poco más de la dulce compañía de la otra. – La
ayudó a quitarse el chal y la blusa de género que traía puesta, en otra instancia se hubiera tentado con
los músculos que marcaban armoniosamente su cuerpo, pero su mente ahora sólo estaba enfocada en
cuidarla como correspondía- ¿Está bien así?

Lauren: -asintió un poco desanimada, sentía náuseas- Tal vez... tal vez podría traer los paños
mojados, el hombre cuida este lugar con una anciana, ella puede ayudarle.

Camila: Iré de inmediato. –Besó sus labios rápidamente, antes de dejarse de apoyar en la cama y
cerrar la puerta con cuidado tras de sí.

Lethood esperó a que las pisadas de la muchacha se dejaran de escuchar para toser tan fuerte como
su cuerpo le pedía, se había aguantado todo el día para no preocuparla, pero era algo que tenía que
hacer, llevaba toda su vida enfermándose constantemente de los pulmones, toda su vida tosiendo o
teniendo crisis respiratorias cuando había mucho polvo o un ambiente lleno de calor.

Tosió tanto, que el ardor rasgaba sus costillas, la combinación del frío, la humedad, los días en sitios
lúgubres y el temor constante de ser atrapadas, no eran una buena combinación.

Cuando sintió alivio al fin, cerró los ojos al inspirar una buena cantidad de aire. Estaba enferma y no se
iba a solucionar, pero mientras su bella doncella le quitase la fiebre, la situación podía ser más

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llevadera. Así que ¿acusada de secuestro? Las cosas se estaban complicando cada vez más, su
corazón le decía que todo iba a terminar pronto, pero lucharía hasta el final para amar a Camila,
porque aunque sus vidas distaban mucho de ser parecidas, estaba segura que ella era la correcta. De
pronto pensó en la mirada llena de odio que sólo los ojos de Aaron le brindaron cada vez que la
miraba.

Lauren: -hablaba quejumbrosamente- Cuando me encuentres, si lo logras, me moriré riendo en tu


cara, al recordar que Camila me amó a mí y no a ti. Te estoy esperando, infeliz.

Capítulo 69

Todo era silencio cuando entró en la habitación de aquel pequeño hostal, era cierto que era humilde,
incluso tal vez demasiado, pero estaban sobreviviendo con el poco dinero que iba quedando tras

intercambiar la mayoría de las monedas de oro. Se acercó a la cama viendo a Lauren moverse
inquieta bajo las mantas, dejó las toallas y el plato con agua en el suelo para verla más de cerca, la luz
de la vela apenas alumbraba, pero eso era mejor a nada.

Su frente estaba perlada en sudor, el pelo húmedo se pegaba a su piel y su aspecto era enfermizo,
desde hace un tiempo era así. ¿Sería más que un simple resfriado? De pronto Lauren empezó a toser
colocando las manos sobre su frente, con cada tos parecía perder más y más fuerza, sólo se calmó
cuando ella dejó una mano sobre su pecho.

Camila: Va a mejorar, todo estará bien, lo sé. –Había un instinto dentro de ella que le decía otra cosa,
pero no quería ser negativa- Colocaré las toallas mojadas en su cuerpo para bajar la temperatura.

Lauren: Gracias, mi vida, muchas gracias. –Susurró quejumbrosamente, antes de que ella sumergiera
las toallas en el agua, las estrujara con fuerza y se las colocara sobre la frente, al lado del cuello y bajo
las axilas- Estaré mejor para mañana, seguiremos el camino. -La morena no dijo nada, besó la mejilla
donde tenía la marca antigua de la quemadura y se dedicó a ordenar alrededor- Su silencio me
inquieta. ¿Hay algo que desee compartir? –Quería acomodarse, pero le dolía todo el cuerpo.

Camila: No señorita Lethood, nada, de verdad. –"¡Mentira!" se dijo- Es mejor que no hable y gaste
energía en ello, descanse.

Lauren estaba cansada y muy adolorida, pero no estaba lo suficientemente caída en la fiebre como
para no permitirse pensar y abrir los ojos para observarla. Camila mentía y eso lo sabía, su cambio de
voz, su gesto en el rostro cuando ella mencionó seguir el camino, en poco tiempo había logrado
conocerla lo suficiente como para leer los mensajes ocultos. No quería agitarla y ella menos quería
hacerlo, simplemente cerró los ojos y dio un largo suspiro para concentrarse en el alivio que le
brindaban las toallas húmedas y frías.

No supo cuándo ni cómo, pero de un momento a otro se había quedado dormida. ¿Cuánto tiempo
había pasado? Dentro de su somnolencia abrió los ojos, todo estaba oscuro, estaba vestida, seca y
siendo abrazada tras su espalda por ella. Lo único de lo que podía tener memoria era de haber
suspirado de alivio una vez más, sabiendo que su amada la estaba resguardando antes de sumergirse
una vez más en la profundidad de los sueños.

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..............

Instintivamente su nariz se movía con el nuevo aroma que entraba a la habitación, era algo parecido a
pan caliente o alguna masa recién hecha. Se sentía tan cómoda, tan bien tapada que quería
compartirlo con Lauren, sin embargo, cuando estiró el brazo, su lugar estaba vacío y frío, asustada
abrió los ojos notando una sonrisa angelical extenderse en el rostro de la ojiverde. ¡Estaba parada con
el desayuno entre sus manos! Una bandeja de madera con dos tazas de té, pan caliente con
mermelada y unas galletas recién horneadas al parecer.

La morena se mordió los labios y se hizo hacia un lado para que ambas cupiesen. ¿Había algo más
agradable que tomar desayuno juntas y dentro de una cama? La verdad es que sí, hacer el amor.

Lauren: El señor quedó tan contento con la moneda de oro anoche, que no quiso cobrarnos el
desayuno. –Le acercó la taza de té- Beba, calentará su cuerpo y le dará energías para otro día.

Camila: ¿Se siente mejor? Su aspecto cambió tanto. –Alzó la mano para tocarle la frente- No tiene
fiebre y no está tosiendo tampoco.

Lauren: Sus cuidados y su amor me hicieron sentir mejor, sólo que... -se movió inquieta- cuando
desperté hace poco, usted hablaba entre sueños.

Camila: ¿He dicho algo impropio de una mujer como yo? –Bebió el té rápido por el nerviosismo, no
sabía que hablaba estando dormida y la verdad era que temía por lo que pudiese salir, quizás su
subconsciente se quería vengar por llenarlo de constantes pensamientos secretos.

Lauren: Nada impropio puede salir de su boca, amada mía, sólo que... -volvió a remecerse en la cama-
la frase "Señorita Jauregui, vamos a encontrarnos de nuevo" me inquieta de sobremanera.

¿Ha puesto sus ojos en otra mujer?

Camila se mordió los labios, sólo alcanzó a dejar la taza de té en la mesilla de al lado antes de explotar
en una risa que la hacía estremecerse completamente. Lauren soltó levemente la mandíbula,
sorprendida por su reacción. ¿Qué estaba pasando? ¿Y por qué le causaba tanta gracia? Las mejillas
de la morena se coloraron como los pétalos de las rosas rojas, su cabello estaba esparcido sobre la
almohada, tuvo que pensar en algo sin gracia para dejar de reír. Al apoyarse sobre sus codos y mirarla
de nuevo, pudo ver en las cejas de Lauren un indicio de celos, lo que la llevó a morderse los labios
fascinada. ¡Fruncidas eran más hermosas!

Camila: Amor mío. ¿Le he dicho que estando molesta se ve muy atractiva? –Acarició sus cejas, ella no
hablaba. No podía creer que Lauren Lethood estuviese celosa y que fuese de sí misma. Sin embargo,
¿cómo podía explicarle la situación sin que la creyese con pérdida del juicio?- No me tome a mal,
pero... he soñado que en otra vida, nosotras estamos juntas de nuevo y que en esa vida usted tiene el
apellido Jauregui.

Lauren: ¿Y eso que tiene de gracioso? Debo confesar que su risa es música para mi alma, sin
embargo, que se ría de la situación me pone... no sé cómo decirlo.

Camila: Es su rostro de celos el que me ha causado tanta gracia. –Su risilla calmó su preocupación-

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¿Cómo podría estar celosa cuando en mis sueños es usted quién aparece?

Lauren: -dejó la bandeja de lado, colocó ambas manos en su cintura y la miró fijamente, la amaba
tanto- ¿Cree usted que podría ser así? ¿Qué exista la reencarnación? Porque si fuese así no dudaría
en buscarla las vidas que fuesen necesarias, incluso si tengo un apellido tan feo como Jauregui. –
Camila inflaba las mejillas conteniendo la risa. ¡Hubiese amado contarle la situación cuando viajó al
futuro! Decirle a Lauren Jauregui que su vida pasada como Lethood consideraba su apellido del futuro
como algo feo.

Camila: Sí, pero creo que es Dios quién regala a las almas que lo necesitan, la oportunidad de nacer
de nuevo. Y si fuese real, amor mío créame que también la buscaría, la buscaría incluso si se llamara
Lauren Jauregui, incluso si fuese una mujer famosa y yo una muchacha de familia normal.

Incluso si tuviese cosas que me impacten o viva en torres llamadas edificios o tenga los mejores
carruajes que se manejan sin caballos.

Lauren: -Empezó a reír fascinada- ¿Así cree que es el futuro? Oh amor mío, creo que tiene fiebre,
usted ha de tenerla para tener semejante imaginación, es mejor que deje esa imaginación para más
tarde porque le tengo una sorpresa.

¿Sorpresa? Aunque Camila quisiera saber de qué trataba, no iba a conseguir respuesta por ahora, así
que no hizo esfuerzo alguno para apurar la situación y tomó desayuno disfrutando todo lo que Lauren
le había traído. Una vez terminada la comida, ambas se cambiaron de ropa por la única muda que
traían, estaba limpia porque había sido lavada anoche en el pequeño hostal.

Lauren miró a su alrededor y se ocupó de que nada quedase en la habitación que pudiese delatar la
presencia de ambas allí, dos amantes fugitivas perseguidas por orden de la reina Ana no era algo

fácil de ocultar. Con cuidado se dirigieron hacia el carruaje y los caballos que estaban en un establo
del patio trasero del hostal listos para ser abordados. Por una moneda de oro había tenido una
experiencia casi "agradable".

Con un vasto gesto dijeron adiós y emprendieron camino hacia el misterioso destino que Lauren se
había propuesto, Camila sentada dentro del carruaje pensaba que este tal vez sería uno de los últimos
viajes que haría arriba de uno, la necesidad de tener dinero y deshacerse de todo lo que en su vida
que viniera de los Warwick era enorme. Por suerte Lauren había tomado el carruaje más sencillo, no
levantaba sospechas, aunque tal vez como lo hicieron con los caballos, estos también tenían una
marca de la familia.

Los minutos pasaban, pero por el ruido podía sentir que no habían salido de aquel pueblo. Lethood
dobló hacia una especie de callejón, al bajarse ambas se encontraron con un hombre de apariencia
gentil que tenía un pequeño saco de cuero en su mano.

Lauren: Este hombre, señora Harris, va comprar el carruaje y uno de los caballos. –Había usado un
apellido falso para no levantar sospechas, Camila se cubría el rostro con un abanico- ¿Tiene las
libras?

XX: Sí señora. Oh son tan hermosos como me lo dijeron. –Acarició el lomo de uno de ellos, su pelo era
suave y se podía apreciar sano- ¿No me vende el otro?

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Lauren: Tenemos necesidades, aun debemos movilizarnos con uno.

Después de hacer la venta y acomodar el carruaje para que sólo uno de los dos caballos lo llevase,
Lethood acomodó al equino que quedaba en un pequeño establo donde se pagaba. "Estacionamiento
del siglo 18" pensó Camila con una triste sonrisa, después de todo había cosas que no eran tan
distintas en el futuro.

Camila: ¿La biblioteca? –Susurró sorprendida al ver una pequeña edificación en el centro del pueblo
de color blanca- ¿Esta es la sorpresa amor mío? No sabía que gustaba de leer tantos libros.

Lauren: No es eso, mi amor. –Susurró de vuelta con una sonrisa, le encantaba caminar con ella
sujetando su brazo- Es lo que hay dentro. -Saludaron al guardia de la entrada y caminaron hacia el
fondo donde había una puerta de madera preciosa- He averiguado y en esta biblioteca permiten
ocupar el piano gratis, por media hora.

Camila: ¡Un piano! –Tuvo que contener el grito de emoción cuando Lethood cerró la puerta tras de sí-
Mis dedos han ansiado tocar uno desde el día en que salimos de la mansión, amor mío. He extrañado
tanto escuchar la melodía de uno.

Lauren: Sé que como campesina no puedo ofrecerle el paraíso porque no me alcanza, sin embargo,
sin importar el tiempo que nos quede antes de ser atrapadas, quiero disfrutarlo con todo lo que
podamos. –Al verla sonreír con los ojos llenos de lágrimas, se acomodó a su lado- ¿Tocamos a dúo?

Camila con las mejillas rojas miró las teclas y sin dudarlo más tiempo dejó que sus dedos acariciaran
cada una de ellas en una melodía que no era desconocida para ninguna de las dos. ¡Era la canción
que le había enseñado para que aprendiera a tocar a dúo! Lauren se mordió los labios y también dejó
que sus dedos hicieran la magia que ambas sabían hacer. No se necesita un mago o una bruja para
crearla, sólo un poco de amor y diversión, incluso en los momentos más delicados de la vida como la
que ambas estaban pasando.

Meneaban con ritmo la cabeza para sentir que se introducían en la música, tal vez no había sido
aprendida en el mejor ambiente, pero aquel cuarto de aquella enorme mansión había sido su mundo.
Camila quería olvidar los problemas que se avecinaban, quería dejar fluir sus sentimientos con lo que
le apasionaba.

Sin dejar de tocar, ambas se miraron y se dijeron tanto en aquel segundo. ¿Quién sabía si este sería
uno de los últimos momentos en que ambas podrían tocar un piano juntas? Estaban arriesgando tanto
quedándose dentro del pueblo, pero segundos como estos eran parte de esta huida, no todo podía ser
comer, correr o esconderse. ¿Dónde estaba la diversión en eso?

Camila: Señorita Lethood, está tocando de maravilla. ¿Podría decirme quién ha sido su maestro de
piano?

Lauren: Yo misma. –Se rio sin soltar sus dedos del piano- Pero no sabía tocar con otra persona hasta
que una bella dama me enseñó, dicen que es la mejor de toda Inglaterra. -Agradecida la muchacha le
pegó despacio con el hombro, ambas soltaron una risilla y siguieron tocando entusiasmadas.

La melodía estaba cargada de tanto sentimiento, ambas estaban conectadas de nuevo en esa burbuja

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en la que solían meterse cuando tocaban piano juntas, incluso las personas afuera, que buscaban
libros, miraban la puerta cerrada de aquel salón, curiosos por saber quién era el autor de

tan linda música. ¡Hace tanto tiempo que nadie se había atrevido a tocar el piano sucio de aquella
biblioteca! No en este pueblo tan pequeño y monótono que servía de abastecimiento para viajeros.

Lauren miró de reojo a Camila, mientras ésta tocaba las últimas notas de la melodía, el placer y la vida
parecían estar de vuelta en sus ojos, tocar el piano era realmente algo especial para ella y que Lauren
estaba fascinada de compartir. "No importa cuánto tiempo nos quede juntas, amada mía, voy a
devolverle la vida a esos ojos."

...............

Sábado 18 de julio 2015, una semana después, Los Ángeles, Estados Unidos. Flashback.

Con una distancia de al menos un metro entre ambos cuerpos, tanto Camila como Ayleen observaban
un libro con fotografías que ambas habían hecho cuando eran niñas, antes de que el cambio de humor
de Ayleen terminara distanciándolas, antes de que la morena perdiese la inocencia. Palabras para
describir el momento eran nulas, tal vez porque no era temor lo que podía percibir, pero tampoco
alegría. ¿Sería algo parecido a la tranquilidad o resignación?

Ayleen: Éramos apenas unas muchachitas, Dios. ¿De verdad mi cabello era así?

Camila: Que yo recuerde siempre fue hermoso, dorado y largo, tus ojos marrones que se tornaban casi
negros, toda tú llamabas la atención de los niños.

Ayleen: A mamá le gustaba peinármelo, cuando empecé la adolescencia y antes de que el cáncer la
terminara acabando, empezó a comprarme cremas naturales para mantenerlo así en ese estado. -
Miró su teléfono y al ver la hora supo que el sol se había escondido. ¿Tanto tiempo habían estado
metidas en aquel lugar?- Debo irme.

Camila: Me imagino. –Se paró del sofá tocando sus muslos para secar el sudor de sus manos, la
presencia de ella le seguía afectando- Gracias por venir esta vez a ver este libro, a recordar lo linda
que alguna vez fue nuestra amistad. ¿Sabes? La terapeuta me dice que siempre trate de buscar lo
positivo, incluso dentro de las tormentas más grandes, pues eso estoy tratando de hacer ahora.

Ayleen: Muchos psicólogos y psiquiatras pasaron por mí, pero ninguno fue capaz de sacar del todo las
pesadillas, ni la pena de mi corazón, hasta que me di cuenta de que tenía que viajar a Estados Unidos
para decir un adiós definitivo.

Era la segunda vez que se veían, cuatro días después de la primera y todo gracias a la petición de
Ayleen, que con temor le dijo que le llevaba algo, era el álbum de fotografías que ambas llenaron
cuando eran adolescentes. En la casa de Camila tuvo que ser, otra vez, dado que la morena no se
sentía del todo bien con toda la situación tan repentina, sin embargo, en el fondo igual lo agradecía,
porque parte de salir adelante, era el poder enfrentar los miedos.

Camila: No significa que seamos amigas de nuevo o que. que cada una olvide de la nada el

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infierno que tuvo que pasar.

Ayleen: Lo sé, sin embargo, es algo que debíamos hacer. Enfrentar los miedos. –Se le quebró la

voz- ¿Crees que alguna vez podamos ser alguien normal? Camila, incluso allá en Irlanda, allá no me
siento una mujer normal.

Camila: -se quedó pensando unos segundos- No lo sé, pero es algo que deseo también.

Fin Flashback

Esos ojos verdes parecían aún más intensos con el relato que ella le había dado, cuando prestaba
atención a la gente que le importaba, su rostro se volvía tan bello que era imposible no terminar
suspirando.

Lauren Jauregui estaba orgullosa de la mujer que tenía como novia, jamás la había subestimado, pero
realmente le sorprendía todo lo que le decía, enfrentarse a la hija del hombre que la había abusado y
de paso traer consigo todos los recuerdos, no era algo que cualquiera pudiese hacer.

Lauren: -Estiró la mano sobre la mesa de mármol negro y acarició sus nudillos-¿Y qué pasó ese día?

Camila: No fuimos capaces de decirnos adiós con un beso en la mejilla o con un abrazo, aun no
estamos preparadas para eso, pero bastó con un pequeño gesto de mano desde lejos para decirnos
hasta luego.

Lauren: -Asintió comprensiva, haciendo pequeños círculos con su pulgar-. ¿Volverán a verse?

Camila: No lo sé, tal vez al final de este mes, ella se va para Irlanda de nuevo, dijo que realmente
quiere cerrar el episodio de su vida acá y poder vivir tranquila. ¿Sabes? Cuando la veo, algo más allá
de todo, me es tan familiar, hay una necesidad en mí de. se quedó callada y menó el rostro- No

me hagas caso, iré a lavarme las manos para ayudarte a cocinar. ¿Podrías decirme dónde está el
baño? –Fingió inocencia.

Lauren: Señorita Cabello, si no mal recuerdo usted ha estado varias veces aquí en mi departamento.

¿Se le olvida? –Besó el dorso de su mano con tanta lentitud que Camila empezó a ponerse nerviosa,
en el buen sentido- Adelante, la espero.

Su mirada penetrante no ayudaba demasiado, menos las curvas de su cuerpo que eran admiradas
mientras estaba apoyada encima de la mesa en la cocina. Camila había sido invitada para cenar
juntas, lo que conllevaba a dormir abrazadas toda la noche, más tarde en la más absoluta tranquilidad,
algo que ella había sugerido como una nueva modalidad de terapia el día en que le dijo que se sentía
segura entre sus brazos.

Camila caminó hacia el baño que estaba en la enorme habitación de su novia, por un segundo se
preguntó si algún día terminaría viviendo en este lugar o si algún día terminaría viviendo el resto de su
vida con la hermosa mujer que estaba en la cocina. "Primero voy a revelarte el miedo que tengo"
murmuró para sí misma cuando enjuagaba sus manos en agua caliente. Si quería que esta relación

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continuara tan bien, si quería hablar sobre proyectos como empezar desde cero en la universidad e
incluso convertirse en la mánager de su afamada chica, tenía que seguir siendo sincera y explicarle la
verdad.

Camila: Que no puedo hacer el amor sin recordar el pasado. -Tembló y dejó la toalla en su lugar. Tenía
miedo, sí, porque todo estaba siendo maravilloso, tranquilo, un cuento de hadas que no creía que
llegaría, pero ella era una mujer y no sabía si en la tierra existía alguien que tuviese tanta paciencia
con ella y este tema tan delicado- Vamos Camila, no pienses así. ¿Arrancó sabiendo que eras
asesina? No. ¿Te tuvo asco después de decirle lo de Jorgen? Menos.

Cuando caminó por la habitación, no se dio cuenta que había una alfombra mal doblada, por lo que
terminó cayéndose en el suelo y su teléfono rodó hasta perderse bajo la cama. Con cuidado se acostó
sobre la alfombra al lado de la cama para ver donde estaba, como se había encendido podía ver una
luz azul al fondo y al medio. ¡Detestaba meterse bajo las camas y más cuando la luz entraba poco en
aquel espacio tan limitado! Fue al baño, sostuvo una escoba y con ella arrastró el teléfono hacia ella,
pero su maniobra le trajo premio doble al arrastrar una preciosa cajita de madera.

Camila: No sabía que Lauren jugaba a los piratas. –Dijo enternecida, pero la curiosidad le dijo que la
abriera- De hecho... está abierta. –Era una caja con una tapa que se podía sacar fácilmente. Nunca le
había hecho mención de que guardaba algo debajo de su cama, pero cuando la destapó, no pudo
entender porque entre unos papeles guardaba un teléfono celular- Vaya... es una versión moderna.

¿Se le habrá caído al agua? –Acercó su dedo a la pantalla para acariciarla, pero cuando su piel tuvo
contacto con esta, su corazón pareció estallar velozmente con los latidos que lo tenían frenético. "Algo
no está bien" pensó asustada, quería guardarlo, realmente quería dejar de ser tan curiosa, pero era
como si ya hubiese sostenido ese aparato- ¿Estaré violando algún código de pareja si lo enciendo?
Debe estar en mal estado de todas formas.

Impaciente y sin dejarle espacio a su conciencia de advertirle que lo que hacía estaba mal, apretó sin
muchas esperanzas el botón de encendido en la esquina superior izquierda. Segundos más tarde,
cuando admitió que estaba mal, el teléfono inició sesión hasta llegar a la pantalla principal. Y de pronto
todo empezó a volverse tan sórdido, que la hizo perder el equilibrio, ni siquiera sabía si podía respirar
al ver la imagen de fondo.

Eso no era normal, lo que estaba viendo NO era normal.

Capítulo 70

Todo era silencio en la cocina, hasta que su estómago empezó a sonar. ¡De verdad tenía hambre!
Para acelerar un poco las cosas, empezó por seleccionar alimentos del refrigerador, cocinar junto a su
novia le parecía una idea agradable y aunque tenía el dinero para llevarla a los mejores restaurantes
de la ciudad, quería hacer esto más personal.

Iba a cortar la carne para freírla, pero cuando volteó en busca del cuchillo, vio como la figura de Camila
se acercaba lentamente a la entrada de la cocina. Sus ojos estaban perdidos en el suelo, pero cuando
lo observó, algo cambió en ellos, sin embargo, hizo un gesto con la mano para que ella continuase con
lo que estaba haciendo.

Lauren: Tardaste un poco en el baño. –Lo dijo en un tono gracioso para hacerla sonrojar- ¿Tiraste bien

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la cadena del baño? –Ella meneó la cabeza y se sentó sobre el taburete, apoyó los codos sobre la
superficie negra de mármol y sostuvo su rostro como si luchase con algo- Camila, ¿te sucede algo?

Camila: ¿Hay algo que me quieras contar? –Murmuró.

Lauren: -frunció el ceño sin entender sus palabras- No. No sé qué quieres decir con eso, amor. –
Apagó el fuego para no sobrecalentar la sartén en la cocina, luego se volteó para mirarla- Si pudieses
ser más clara, te lo agradecería.

Camila: -Se quitó las manos de encima, levantó la mirada y sin ningún tipo de expresión le contestó-
Repito, ¿hay algo que me quieras contar?

Lauren: Todo lo que te quiero decir, lo digo, no sé a qué viene ese comentario. ¿Te sientes bien,
cariño?

Cuando trató de poner una mano en su frente, Camila se levantó del taburete y retrocedió unos pasos,
sabía que, si ella la tocaba, aunque fuese con un simple roce, terminaría cediendo y fingiría que nada
estaba mal.

Jauregui abrió la boca sorprendida, miró su mano con el rostro inclinado y luego miró el rostro de su
novia que estaba totalmente descompuesto. Sus ojos eran distintos a los que la observaron antes de
irse al baño, miles de ideas estaban cruzando por su mente, tratando de hacerse una idea de lo que
pudiese haber hecho mal para molestarla. No, la verdad era que no podía dar con algo en concreto.

¿Y si la dejó de lado por preocuparse de todas las nuevas ofertas laborales que estaban llegando?

El silencio empezó a extenderse, al punto en que sólo se podían oír sus agitadas respiraciones, había
un sentimiento en el rostro de Camila y ese era temor.

Lauren: Cariño yo... -Los ojos marrones empezaron a llenarse de lágrimas. ¡¿Qué estaba pasando?!-
No puedo...

Camila: ¿De verdad no hay nada que no me hayas dicho? –Lauren se quedó callada- Sabes las cosas
más íntimas de mi persona, lo que me ha hecho daño por tanto tiempo, te revelé mi interior.

¿Y es así como me lo pagas?

Lauren: ¿Qué no te he di... -las palabras se hicieron ceniza cuando vio lo que ella había sacado de su
bolsillo para levantarlo frente a sus ojos?- Sus ojos se hicieron tan grandes de un sólo golpe con el
impacto de esa imagen, que hilar un pensamiento coherente no era posible. Por alguna razón empezó
a sentir rabia- ¿Cómo lo encontraste? –No respondía- ¡Camila!

Camila: Yo no me he sacado una foto así, contigo. Yo no he estado en un lugar así, contigo. –Estaba
temblando y apretando el teléfono tan fuerte que llegaba a salir sudor de su mano- Lauren Jauregui,

¿qué mierda es esto?

Lauren negó en silencio tragando un poco de saliva para aliviar lo seca que se había puesto su
garganta, sentía que se estaba ahogando con la presión que florecía en su pecho, su ser entero

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estaba en alerta. Como se dio cuenta que empezó a sudar, salió de la cocina lo más rápido posible,
tratando de buscar una respuesta que fuese coherente para la mentalidad de Camila Cabello. ¡¿Pero
cómo había encontrado aquel teléfono?!

La morena parada en medio de la cocina no podía creer su reacción, esa no era la mujer que conocía,
la que le podía dar una respuesta que la dejara satisfecha. Llorando miró de nuevo la pantalla del
teléfono, ahí estaban ella y Lauren acurrucadas en el sofá, sonriendo a la cámara con tanta alegría.
Quería mirar más fotos, pero al mismo tiempo tenía miedo de encontrase con algo que desatara algún
tipo de crisis en ella o algo que realmente desmoronara todo su cuento de hadas.

Poco a poco fue dando pasos desde la cocina hasta la enorme sala de estar, donde vio de espaldas a
su novia, tenía las manos en los bolsillos, su cuerpo estaba temblando ligeramente, dando indicios de
un llanto en silencio.

Y era cierto, Jauregui lloraba en silencio, pero muy desesperada, mirando el techo.

Lauren: Esto no estaba en los planes, mi amor. –Moduló para no ser oída- Dios ¿qué voy a hacer?

Camila apretó la mandíbula, se sentó en un sofá sin mirarla a la cara porque sabía que al igual que un
roce de su piel, verla llorar quitaría todo valor que había armado para enfrentarse a ella. Algo era
concreto y es que le había mentido, pero preguntar por la verdad le aterraba. ¿Cómo era posible que
no supiera cuando se tomaron aquella fotografía?

Lauren: No deberías asustarte, amor, pero hay una explicación para que te veas allí conmigo y no
sepas al respecto. Sólo debes tener la mente muy abierta. -Suspiró acercándose hacia Camila.

Camila: No voy a dejar pasar el hecho de que estás ocultando algo muy fuerte.

Lauren: Es mucho más que fuerte, pero hay que tener la mente abierta. –Se le quebraba la voz- Por el
bien de nuestras almas tienes que tener la mente abierta. Pero sí, esa mujer de la foto eres tú.

Camila: ¿Cómo? –Masculló molesta- ¿Cómo puedo ser yo si no nos hemos tomado esta foto? Sé que
en galería debe haber muchas más de ambas. A ver, no tengo una hermana gemela, no nos
conocimos hasta las charlas. –Le ardía el pecho, algo dentro de ella quería despertar, pero no se lo
permitía- ¡¿Cómo puede haber una explicación para esto?!

Lauren: Las teorías del tiempo y el amor. ¿No recuerdas eso? –Se secaba las lágrimas, pero
continuaba llorando, sentía que esto realmente iba a dividirlas y no podía permitirlo, no por el bien de

ambas- Camila, nos conocimos antes de las charlas de ayuda, antes del accidente que tuve, hasta
Shiyoon lo sabe.

Camila: ¡No metas a mi amigo en esto!

Lauren: No quiero parecer una imbécil, pero es la verdad. –Comenzó a llorar llena de tanta pena, todo
en un segundo se estaba desmoronando por un maldito descuido- Contigo experimenté lo que es amar
por primera vez, mi amor. Pero no te apellidabas Cabello, sino Cavendish, tú... tú viajaste en el tiempo.

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¡¿Qué mejor prueba que esas fotos?!

Camila: Estás enferma. –Masculló- Tienes un universo de excusas para darme, ¿y te atreves a darme
una de las más burdas e irreales?

Lauren: Puedes preguntarles a tus padres si alguna vez después del accidente desapareciste de la
cama, todas las fotos tienen fecha, todas coinciden con el hecho de que estuviste acostada cinco
meses. Te pido por favor tengas la mente abierta. ¡Por favor Camila!

Camila cerró los ojos sintiendo el dolor atravesar su cuerpo, recostó su cabeza por unos segundos en
el respaldo del sofá y cuando sintió que podía abrirlos, observó a Lauren directamente. Ésta estaba
temblando como si la hubiesen descubierto cometiendo un delito, las lágrimas caían de sus ojos de
forma silenciosa y sus manos, Dios, estas temblaban junto a sus piernas. "Viajar en el tiempo" sonaba
tan ridículo que el sólo hecho de que saliera de la boca de su novia, le molestaba.

Lauren: Eso que tienes ahí le pertenecía a Camila Cavendish cuando llegó a esta casa, yo se lo
obsequié.

Camila: ¿Cavendish? –Miró el teléfono, la persona allí no podía ser otra que ella misma- Al menos...

–Rascó su cuero cabelludo, no podía hilar pensamientos coherentes- ¿Te das cuenta de que lo que
me estás diciendo no tiene sentido?

Lauren: No tenía sentido cuando caíste en mi cama esa noche, no tenía sentido cuando supe que era
cierto. Esa mujer eres tú, viajaste para mí... viajaste para nosotras.

Camila: -con los ojos anegados en lágrimas continuó hablando- Di algo con sentido, por favor. Lauren:
Tengo pruebas que lo confirman. –Gimió- Mi amor, lo que digo es cierto.

Camila: ¡Di algo que tenga sentido!

Lauren: Las cosas no tienen que ser así. –Aunque lloraba como una chiquilla, estaba en pie- Pero no
debiste sacar algo que me pertenecía, eso que tienes a mano debías verlo cuando estuvieses
preparada, por favor devuélvemelo.

Camila negó tajantemente, prendiendo de nuevo el teléfono para dirigirse a la galería de fotos y ver
cada una de ellas. Con cada imagen se le iba un pedazo de su alma y la confianza que tenía en
Lauren, con cada imagen la fuerza de su cuerpo iba disminuyendo, así como la velocidad con la que
pasaba las fotos. Ella abrazada a Lauren en una apuesta de sol, ella sonriendo a la cámara, ella en
primera plana con la cámara delantera, ella con la toda la familia Jauregui en una especie de
campamento. Ella y Liam alegres y abrazados.

Empezó a negar con el rostro en silencio, pero cuando Lauren quiso sostenerle el brazo, comenzó a
gritarle, mientras lloraba. Con toda la fuerza que pudo, lanzó el teléfono contra una pared estrellando la
pantalla de este con el golpe.

Lauren: No, no, no... ¡No! ¡¿Qué has hecho Camila?! –Se agachó a recoger las piezas, pero era
evidente que, aunque colocase todo en su lugar, el teléfono no iba a encender- Esto es importante.

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¿Podrías siquiera esperar a que te muestre todas las pruebas para que me creas?

Camila: Todo esto es... mentira, mi vida es una mentira. Dios, esto es una mentira. –Se abrazó a sí
misma cayendo al suelo de rodillas, miró a su alrededor unos segundos- ¿Cómo puedo aparecer allí?
Lo que más me duele es que nunca me hayas dicho algo al respecto, te conté todo, repito, todo de mí.
¡Me viste la cara de idiota!

Lauren: ¿Cómo puedo decirte que te conocía desde antes, cuando incluso ahora no me crees lo que te
digo? ¡Temía esto, maldición! Las cosas tenían que darse a su tiempo, pero no sé cómo mierda
encontraste este teléfono. Las cosas no tenían que suceder así. ¡No tenían!

Camila: ¿Me consideraste importante en algún momento? ¿O todo era parte de algún teatro para que
el público te quisiera?

Lauren: -endureció el rostro, estaba parada mirándola enfadada, mientras se secaba las lágrimas- No
hagas dramas donde no los hay, no pongas palabras en mí boca que no he dicho. Eres más que
importante en mi vida Camila, pero las circunstancias no se dieron como debían ser, si tan sólo me
dieras un segundo para demostrarte que lo que te he dicho es cierto. Tengo más que esas fotos de

prueba, para explicarte porque todo lo que ha pasado tiene que pasar, puedo llamar a Shiyoon, llamar
a Sounya, todo tendrá su explicación.

Camila: Más personas que me han mentido, pero me duele más, que la mujer que amo me haya
ocultado algo. -Agachó la cabeza- No voy a quedarme acá más tiempo, me tengo que ir.

Lauren: ¡Sólo dame un segundo!

Camila: Si no sé quién eres en realidad, si no sé cómo explicar esa foto, es mejor no acercarme a ti.
Lauren: Camila, por favor. -Trató de tomar su mano, suplicando.

Camila: ¡No me toques! –Chilló tan alto que Lauren retrocedió sorprendida- No me toques. -Se puso de
pie y la apuntó con un dedo- ¿Sabes que pensaba antes de caerme en el suelo y encontrarme con ese
teléfono? Pensaba en si eras la mujer con la que pasaría toda mi vida, en si eras la que estaría a mi
lado siempre, si eras la persona correcta... si este cuento seguiría en pie, si... si podrías soportar tanto
tiempo sin acostarte conmigo y todas esas cosas. Me siento una completa imbécil. – Lauren empezó a
buscar algo en la pantalla de su teléfono mientras la morena le hablaba- Lo que está pasando es algo
mucho más fuerte de lo que pensamos, parece drama, pero es tan real que me arde la piel, porque
involucra la mentira con las personas que amo.

Lauren: Sé que todo esto es una locura Camila, pero no cometas el error de alejarte de mí. Por favor,
nos condenarás a nacer de nuevo, otra vez. Dime, ¿no te pasaron cosas cuando me veías sin
conocerme? ¿No dijiste que este departamento te era familiar? –La morena se quedó callada- Toma
este teléfono, ve esa imagen y dime... dime si estoy mintiendo.

Camila sostuvo el teléfono sin bajar la vista a este, en realidad sus ojos estaban centrados en Lauren,
la expresión de su rostro y el tono de su voz evidenciando que ya tenía el control de nuevo. Tomó aire
dos segundos antes de mirar la foto que ella había buscado en internet. Una mujer casi de perfil había
sido dibujada a carboncillo, una mujer que expresaba serenidad. ¡Era ella dibujada!

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Inmediatamente bajó más la vista hacia la esquina inferior izquierda del dibujo, desencajándose su
mandíbula al ver el nombre que Lauren había dicho. "Camila Cavendish, 5 de abril de 1710."

Lauren: ¿Cómo puedo estar mintiendo, mi amor, si llegaste a mi vida hace un año?

Camila dejó el teléfono a un lado, miró todo a su alrededor sintiendo esa punzada en el pecho que le
gritaba que ella tenía razón. Sin embargo, asumirlo era peor, porque significaba que nada de lo que
estaba viviendo era real.

Camila: Esto se quedó hasta aquí Lauren. -Caminó hacia la salida con pasos decididos, sentía la
presión dirigirse desde su pecho a la punta de sus dedos y pies, sentía que pronto iba a estallar en una
crisis nerviosa.

Lauren: No, no, no. ¡No te irás!

Camila: Hasta que no descubra cual es mi maldita identidad como ser humano, no te quiero ver. Estoy
empezando a dudar de todo, de todos, de mí misma, todo a mi alrededor está dando vueltas, verme
contigo cuando no sé cómo sucedió, recordar el accidente, verme en un retrato de hace 300 años
atrás. ¿Crees que es algo que tomaría a la ligera y fácilmente? ¿Crees que me sentaría contigo a
tomar el té para discutirlo? Esto es la realidad, Lauren, la realidad aquí es que toda nuestra existencia
es jodidamente retorcida, y cada palabra que me has dicho desde el hogar donde nos conocimos, está
en la cuerda floja.

Lauren: -sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas no derramadas- Vas a condenarnos, vas a... vas a
hacer que nazcamos de nuevo.

Camila: No sé siquiera si lo que me dices es verdad y si fuera así... si fuera así, ¡yo no pedí conocerte!

Lauren se decía una y mil veces en este momento que no era verdad todo lo que estaba diciendo,
pues era evidente que iba a reaccionar mal si aún no recordaba todo lo que habían vivido, mas, no
dejaba de ser doloroso que todo en un segundo y por un pequeño descuido, todo se estuviese yendo a
la basura. Caminó hacia la puerta, la abrió y se hizo a un costado para que ella pasara.

Lauren: ¿Te preguntaste si todo lo que me has dicho me ha dolido siquiera? ¿Qué no pediste
conocerme? Lo siento, pero eres tú quién está tomando todo esto como si no importara,
lamentablemente no eres consciente del peso de tus palabras, del peso de la historia, de lo complejo
de la situación, porque crees que eres la única víctima. Todo el ambiente exquisito que creamos se
rompió, se convirtió en un drama que podíamos haber evitado si no te metieras en lo que no
corresponde, si hubieses esperado calmadamente para poder darte todas las explicaciones y haber
llorado conmigo en mis brazos, no lejos de mí, gritándome. Entiendo tu reacción, sí, pero soy un ser

humano y no sé cómo manejar todo esto. –Sacó las llaves del auto desde su bolsillo, las quedó
mirando y luego a ella que estaba llorando en silencio- Por favor mi amor, quédate para que pueda
explicarte todo, no será fácil, pero vamos a salir adelante, vas a comprender que...

Camila: Lauren, no puedo ser racional, no puedo esperarte a que me des explicaciones de algo que no
puedo creer posible, voy a seguir gritando, voy a tener una crisis y será peor para ambas. No puedo
responder calmada porque estoy jodida y lo sabes, tengo que lidiar día a día con lo del abuso sexual,

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las drogas, el asesinato y ahora ¿me pides calma para escucharte? No, por favor déjame ir.

Lauren: Si no te puedo ir a dejar, pediré un taxi, ve a tu casa. Camila: Sólo déjame ir.

Salió casi corriendo a través de la puerta, cerrándola después tras de sí con mucha fuerza. Si hubiese
sido una mujer sin ningún problema en su vida, una mujer libre de traumas o sin cadenas del pasado
que arrastrar, su reacción hubiese sido diferente. Pero Camila Cabello no podía cambiar su pasado, ni
tampoco podía controlar del todo su cabeza, los impulsos, las heridas y las palabras que salían de su
boca. Verse a sí misma en situaciones que no recordaba era tan fuerte que no podía reaccionar como
Lauren se lo estaba pidiendo.

Para ella la confianza era la base de muchas cosas en su vida y cuando esta no existía o se perdía,
era difícil volver atrás. Además, los sucesos recientes la tenían caminando día a día de forma ligera sin
querer pisar una bomba que la hiciera estallar, ver a Ayleen era abrir heridas y sanarlas, pero no
estaba en un estado donde debiese recibir un estímulo fuerte o una noticia de gran calibre. ¿De quién
era el error entonces? Porque si para Camila Cabello era difícil, para Lauren Jauregui también o ¿era
sano tener que lidiar y ocultar el cómo su novia había muerto en la vida pasada? ¿Era sano tener que
saber que cada error podía hacerlas nacer, otra vez?

Lauren: Perdóname, mi amor perdóname. –Lloraba con el rostro hundido entre sus manos- Tú lo
supiste hacer en el pasado, pero yo soy una mierda en el presente.

Capítulo 71

¿Cuánto tiempo habría pasado? Sólo pudo reaccionar cuando el frío que sentía en su espalda empezó
a recorrer el resto de su cuerpo, haciéndola temblar. Sentía la piel de sus mejillas arder por donde las
lágrimas habían caído, le dolían los ojos al pestañear y era seguramente la irritación.

Hubiese deseado que todo fuera un sueño, pero si se había quedado dormida por un breve periodo de
tiempo, ya no había más que soñar, todo lo que estaba viviendo era real. Miró el teléfono que tenía en
la mano y en un intento vano, trató de encenderlo, sin embargo, este no funcionaba debido a la
pantalla destrozada y a alguna pieza pequeña que se había desprendido con el golpe. El único
consuelo que le quedaba era que la memoria externa estaba a salvo y las fotografías habían quedado
guardadas allí.

De pronto, poco a poco fue consciente de la gravedad de que Camila hubiese huido así nada más.

¿Habría llegado a casa? Miró la hora en su propio teléfono, habían pasado ya dos horas, no tenía
llamadas perdidas de ningún conocido, mucho menos de ella. ¡Necesitaba contactar a Shiyoon!

Lauren: Por favor contesta, por favor. –Murmuraba angustiada, mientras la llamada daba los primeros
tonos- Por favor.

.............

Es increíble lo que puede pasar cuando se descuidan las cosas, es increíble que todo lo que pareciera
ser un hermoso sueño se puede borrar con algo tan simple como un teléfono celular. Shiyoon suspiró
antes de colocar los dedos índices sobre sus labios y mirar fijamente la figura de Lauren, a quién no
había visto tan destruida desde el retorno al pasado de Camila Cavendish.

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Movía las manos en un patrón repetitivo, sus rodillas temblaban y chocaban entre sí, sus ojos estaban
rojos y opacos tras perder el brillo de alegría que los caracterizaba y, bajo estos, había una pequeña
mancha casi imperceptible representando el cansancio en forma de ojeras. Tras recibir la llamada,
Shiyoon inmediatamente condujo hasta el departamento de su amiga, para él tampoco eran buenas
noticias que Camila se haya enterado de la verdad en este periodo, menos cuando estaba en un
momento delicado, tratando de sanar las heridas del pasado.

Lauren: No sé tampoco si le hablé correctamente. –Se sentía culpable- Si no me puse en su lugar, y sé


que, si todo estuviera bien con ella, hubiese reaccionado de igual forma.

Shiyoon: Camila está pasando por el momento de shock y cualquiera de nosotros hubiese pasado por
lo mismo. –Se mordió el labio- No sé cómo hacerle entender que todo es real y hasta quizás sabe que
es así, pero duele porque no puede comprenderlo todo.

Lauren: Le pedí tiempo, le pedí que llorara conmigo, en mis brazos, y le explicaría todo. Ella me pedía
explicaciones para creer, pero se negaba a aceptarlas cuando se las daba. ¿Estuve tan mal?

Shiyoon: No Lauren, es parte de la reacción que cualquiera tendría, quieres, pero no lo aceptas. -
Revolvió su cabello pensando en alguna cosa- Cuando venía hacia acá me aseguré de que Camila
estuviese en casa, su madre me dijo que había llegado, pero que subió a su habitación y se encerró en
ella, al menos está segura.

Lauren: De todas formas, Shiyoon, tengo miedo, mi pecho me duele. ¿Cómo puedo ayudarla si no me
deja? –Se humedecieron sus ojos con el recuerdo de Camila gritándole hace unas horas- No puedo
quedarme de brazos cruzados y esperar a que lo entienda. ¿Esa es la forma de hacerle honor al
sacrificio de amor que hizo en su vida pasada?

Shiyoon: No lo sé. –Gimió- Sounya sabe todo, pero aun así, no hablará, podría interferir en el
transcurso de las cosas, y es evidente que Camila no querrá verme sabiendo que yo no le conté algo
importante.

Lauren: La voy a perder, la voy a perder de nuevo, maldita sea. -Se paró y empezó a caminar
alrededor de la sala de estar, un león enjaulado podía verse como un cachorro a su lado- Tengo miedo
de que algo le pase, lo tengo aquí amigo, aquí. –Tocaba su pecho- ¿Cómo puedo evitar que algo le
pase si no puedo acercarme? Sería bueno preguntarle a Sounya. ¿Por qué no la llamas?

El coreano negó con la cabeza lentamente, antes de cubrirse el rostro con ambas manos y apoyar la
espalda en toda su extensión. Lauren quería preguntarle que le pasaba, pero estaba tan desesperada
por la seguridad de Camila, que era incapaz de prestar atención a otra cosa.

Shiyoon estaba viviendo su propio "duelo" si es que podía llamarlo de esa forma, y no quería que los
demás lo supieran, porque amaba ser útil y ayudar a sus amigas, sin embargo, no le gustaba que la
gente a su alrededor estuviese pendiente de él, porque preocupar a los demás lo consideraba malo, ya
suficiente había preocupado a todos cuando se había hecho adicto a las drogas, siendo adolescente.
¿Por qué no la llamaba? Simple, no podía depender de Sounya y su capacidad para leer la mente,
mover las cosas o ver el pasado/futuro, estaba perdiendo sus poderes y cada vez que lo intentaba, se
agotaba, además, tras escuchar su confesión, tenía miedo de hacerle daño pidiéndole incluso las
cosas más simples.

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Shiyoon: Lauren... -susurró, tal vez hablar de las cosas no era tan malo- no podemos depender de
Sounya más.

Lauren: -se sentó apenas en el sofá, su rostro había cambiado con preocupación- No entiendo.

¿Qué pasa?

Shiyoon: El don de Sounya desaparecerá muy pronto, porque... con cada hora se vuelve más humana,
con cada hora deja los dones que le proporcionaba el ser la protectora de Camila.

Lauren: ¿Podrías ser más claro? Me estás asustando.

Shiyoon: Hace unos días hablé con ella y resulta que no es gitana, a diferencia de Camila Cavendish,
ella sí ha vivido 300 años. –Era sorprendente la escala de emociones reflejada en su rostro- Si puedes
creer que Camila Cavendish viajó del pasado para ti, entonces deberías creer que Sounya
simplemente es el ángel guardián de Camila, que nació para proteger su alma en el tiempo, un ángel
que no recordaba que lo era hasta que cumplió con su misión, un ángel que... una vez que se enamore
de verdad y una vez que su persona no necesite más cuidados, perderá el don entregado en vida y
comenzaría a vivir como un humano de verdad.

Lauren: ¡¿Cómo que Camila no necesita más protección?! Eso es una mierda.

Shiyoon: Te tiene a ti. –Susurró- Aparentemente todo está mal, pero te tiene a ti. Los seres humanos
no podemos depender todo el tiempo de algo, somos muy capaces de salir adelante con nuestras
propias fuerzas, eso fue lo que ella me dijo y es precisamente lo que tenemos que hacer ahora, buscar
la manera de ayudar a Camila y traerla de vuelta.

Lauren: Dios mío. –La inseguridad bañó su cuerpo haciéndola temblar, de nuevo- ¿Un ángel? Pero...
si Sounya ya es un ser humano, si ya está perdiendo los poderes y si Camila nos hace nacer de
nuevo... ¿Estaremos perdidas?

....................

Cerró los ojos al instante, llevó las manos a sus orejas para no escuchar más la petición de sus
hermanas y sus padres para saber porque había llegado tan callada. Caminó hacia el baño personal
que tenía y cerró la puerta tras de sí con fuerza. ¿Tan poca fe le tenían? Quizás creían que iba a
quitarse la vida o que cometería una locura, bueno, tampoco era una idea que iba a descartar del todo,
aunque la verdad era que no sabía qué hacer.

Poco a poco fue despojándose de la ropa y la tiró al suelo lentamente, mientras se llenaba la tina con
agua caliente. Completamente desnuda y con el cabello suelto, se paró frente al espejo que reflejaba
su cuerpo de pies a cabeza. "¿Qué eres tú?" susurró. "¿Quién eres tú?". Tocó su rostro con cuidado,
suavemente bajó el dedo índice derecho por el costado de su cuello como si ese cuerpo no le
perteneciera. ¿Había lógica en lo que Lauren le había dicho? Se miró directamente a los ojos
buscando una respuesta, pero se dio cuenta de que aun los tenía rojos y, contrario a lo que pensaba,
estaban llenos de lágrimas de nuevo.

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Se volteó hacia la tina, introdujo un pie lentamente y luego el otro, sintiendo el calor subir por su
cuerpo, además del vapor que mojaba su rostro. Con la misma calma se fue introduciendo e inclinando
hacia atrás hasta quedar con el agua a los hombros, miró hacia la cortina y la corrió para quedar
completamente aislada de lo demás.

Camila: Todo esto es una mierda. Todo, todo es una mentira. –Inspiró bastante aire antes de
sumergirse por completo bajo el agua. Cerró los ojos unos segundos tratando de escuchar su
acelerado corazón, tenía tantas ganas de llorar y correr sin parar, era grande la desesperación de no
saber de dónde partir o qué hacer con tanta información. Poco a poco su latido fue todo lo que
resonaba en sus oídos, uno, dos, con ritmo, uno, dos, de nuevo.

De pronto una voz masculina con acento británico se escuchó desde su cabeza. "¡No sacas nada con
escaparte Camila! Te dije que no sacas nada, Camila. ¡Déjame terminar lo que empecé!". Si bien nada
podía ver, sí tenía la capacidad de sentirlo y escucharlo todo. "Te tengo Camila. ¡Camila!

¡Hija!". Fue extraño como era consciente de la sensación que da la caída de un cuerpo en el aire, su
propio cuerpo caía hasta chocar con una superficie de agua, pero por más que trataba de abrir los
ojos, le era imposible. Todo era oscuro bajo sus párpados, la sensación de girar era impresionante, su
cuerpo se hundía en el agua perdiendo la consciencia.

Sinu: ¡Camila! ¡Camila despierta! –De golpe abrió los ojos sintiendo el agua entrando en su garganta-
¡Mi Dios! ¡Alejandro trae la toalla!

Como pudo trató de sentarse, pero sentía su cuerpo débil, con ayuda de su madre pudo pararse para
que la envolvieran en una toalla. Toda ella temblaba. ¡¿Qué mierda había sido eso?! Esa voz era igual
a la de Jörgen, pero más... británica.

Alejandro: Mi amor, Dios. ¿Querías matarte? –Camila rompió a llorar desesperada, mientras desnuda
y envuelta en una toalla la conducían a su habitación. Ella sabía que no había sido su intención y que
más allá de que en verdad se estaba ahogando, su mente la había transportado a los recuerdos más
profundos de su consciencia. No podía ser verdad. ¡No podía creer que fuera una reencarnación!

..........................

16 de enero de 1711, Exeter, Inglaterra, 1 semana después.

Derecha, diez pasos, izquierda, ocho pasos, freno, media vuelta, impaciencia. Cualquier persona que
fuese lo suficientemente sensata no desearía estar presente a la misma habitación que aquel hombre,
su exasperación iba en aumento conforme pasaban los días sin una respuesta satisfactoria. Apenas la
reina Ana había puesto la medida para buscar a Lauren Lethood y Camila Warwick, creyó que las
cosas iban a ser sencillas, no podían ir lejos cuando iban con el carruaje más barato que poseían y los
caballos más viejos. A pesar de ello y de la gran recompensa monetaria que se ofrecía por la captura,
ninguna había sido encontrada. ¿Qué clase de broma era esta?

Quería terminar con la situación lo más pronto posible, apenas podía conciliar el sueño por las noches
en su cama vacía, apenas podía tocar su comida durante el día, no importaba cuan costosa y
maravillosa fuese, no tenía ánimo. Lo único que deseaba era hacer justicia con sus propias manos y
quitarle la vida a la criada de la forma más sanguinaria posible, en cuanto a Camila, a ella quería
amarrarla a la cama y cometer todos los deseos carnales que llegaban a su mente, no le importaba

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que no fuese con consentimiento suyo, sólo quería hacerle entender lo mal que había estado y
saciarse de ella toda la noche, todos los días, a pesar del "amor" que le tenía, quería aleccionarla.

Cuando sintió golpes en la puerta de su oficina, sus palabras sonaron más bien como un bramido.

¡Odiaba la interrupción! XX: Señor Warwick.

Aaron: ¡¿Qué quieres, maldita sea?!

XX: -no mostraba expresión alguna, los sirvientes de la mansión estaban casi entrenados para ello por
su propia seguridad- Ha llegado una carta de un pueblo en el distrito de South Hams. –Al ver que

no decía nada, continuó hablando- Señor, ese distrito está dentro de nuestro condado de Devonshire.

Aaron: ¡Sí sé de geografía básica! ¿No dice de quién? –Negó el sirviente al entregar la carta, en
cuanto esta estuvo en las manos de su jefe, dio media vuelta y salió de allí con la misma calma con la
que había entrado.

Se acomodó en el asiento de terciopelo rojo que tenía frente al escritorio de madera, acercó el sobre a
la vela para tener mayor visibilidad de lo que estaba escrito en el. La letra era apenas legible, parecía
escrita hace no más de una semana, la tinta era barata y la pluma que había sido usada, también. Sus
dedos estaban calientes por abrir el sobre, así que no esperó más tiempo, aunque claro, se disgustó
con lo maltrecha que estaba la hoja y la aparente mancha de té en un costado.

¡¿Quién se atrevía a mandarle una carta en esas condiciones al vizconde de Devonshire?!

Aaron: Que desagradable... -todas las palabras cesaron cuando se adentró en la lectura, a pesar de
que la letra manuscrita era apenas entendible, captó el mensaje de todas formas.

"Estimado señor Warwick, escribo la presente carta para informarle de los acontecimientos recientes
que han sucedido en el distrito de South Hams, en un pequeño pueblo. Antes que todo quiero
disculparme por lo ininteligible de mi letra, mas, lamentablemente debo decir que tengo una
enfermedad que hace que mi mano tiemble.

Pues bien, siguiendo con el asunto principal de la carta, quería decirle que un amigo mío ha hecho la
compra de un carruaje y un caballo en el pueblo, 16 kilómetros al sur de South Hams, hace dos días.
Todo parecía bien, pero como ambos somos muy cuidadosos con lo que compramos, revisamos tanto
el cuerpo del animal, como el carruaje obtenido. En la ingle del caballo hay una marca pequeña hecha
con fierro caliente que dice WFD al igual que en una de las ruedas del carruaje. La posibilidad de la
sigla WFD puede ser infinita, sin embargo, al comentarlo con unos hombres en la biblioteca nos dijeron
que la habían visto en otras partes y que era conocida la marca por su familia, señor. Familia Warwick
de Devonshire. La mujer que lo vendió a mi amigo tenía una marca en el rostro en el lado izquierdo y
la mujer que la acompañaba tenía ojos marrones, sin embargo, su rostro estaba cubierto.

¿Coinciden con las personas fugitivas de las que todo el mundo está hablando? Dejo la información
para que sepa que de ser así, no se encuentran lejos de Exeter y que no han salido del condado.

Se despide con esperanzas de que su ayuda haya servido de algo, Joe Powell. 10 de enero de 1711."

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..................

Lauren: Veo, veo... ¡Una estrella! –Camila no pudo evitar reír contra el pecho de Lauren, ambas
estaban abrazadas y envueltas en una manta de lana, mientras observaban el cielo de noche y la
infinidad de estrellas que brillaban en el- ¿Por qué se ríe? ¡Es la verdad!

Camila: Amor mío se supone que debe ver otras cosas entre las estrellas, es obvio que todas esas,
cada una por su cuenta, tienen la forma de una.

Lauren: Sólo bromeo. –Sonrío mientras depositaba un beso en su frente, amaba el aroma de su
cabello- Bueno ahora veo... ¡Una cruz! –Levantó el dedo y apunto un sector específico del cielo,
trazando la punta de este para dibujar lo que se había imaginado- Es increíble lo que la naturaleza nos
brinda. ¿No lo cree? Tengo miedo de que en un futuro las cosas no sean así, que todo lo bello se
empiece a perder por culpa de lo que construimos como seres humanos.

Camila: -apretó los labios y movió inquieta su cuerpo, había sido un privilegio haber tenido la
oportunidad de saber lo que sería el futuro en 300 años más adelante- Será así, mi amor, existirán
cosas que no podemos imaginar ahora, el ser humano se ayudará tanto a sí mismo que poco hará por
su propia cuenta y eso conllevará destruir la naturaleza. –Inclinó el rostro hacia el lado, ambas unían
sus rostros en silencio- La amo tanto, señorita Lethood. Estos días a pesar de todo han sido mejores
que todos los años que he estado viviendo en una mansión.

Lauren: Usted le ha dado un sentido a mi vida. –Mordió el labio inferior de Camila lentamente hasta
hacerla gemir- También la amo, pero con culpa debo confesar que en algún momento dudé de usted.

–Camila asintió atenta, era comprensible- Dadas nuestras diferencias sociales, y que ambas somos
mujeres, creí que yo podría significar un juego, eso pensaba cuando me hablaba de forma
aparentemente desinteresada. Pero ahora... -de sus bocas salía vapor, el frío a campo abierto era
sorprendente.

Camila: Ahora sabe que todo es cierto, alguien que juega no se pondría en esta situación tan delicada.
-Apoyó una mano en su frente- Debemos regresar al pequeño hogar de esos campesinos, está
ardiendo en fiebre.

Lauren: Me he resfriado de nuevo, eso es todo. -Se levantó con cuidado antes de estirar su mano para
ayudarla a levantarse también, mientras menos le restara importancia al asunto, era mejor.

Cuando Camila estuvo frente a ella, la ojiverde dejó sus manos sobre su cintura, mientras se
observaban sin quitarse un ojo de encima, la mirada podría reflejar muchas cosas, incluso mensajes
que no eran verbalizados.

Lauren llevó la mano derecha a la frente de la morena, quitó un mechón de cabello que descansaba en
su piel y lo corrió hacia el lado para peinarla, luego depositó un beso allí, después en su mejilla, hasta
llegar a su boca y probarla lentamente como si fuese a acabarse. Camila se encendía de inmediato, el
gemido había brotado desde su garganta, arrastrándolo hasta perderse contra la lengua de la
escocesa.

Lauren: Sé lo que está pensando, mi amor, todo esto llegará terrenalmente a su fin muy pronto, pero

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puedo prometerle una cosa, no voy a darle el placer de asesinarme a Aaron Warwick, ni a él, ni a la
justicia, yo me iré antes.

Camila: -rodaban lentamente las lágrimas sobre sus pómulos- Y yo no voy a separarme de usted, no le
daré el placer a Aaron de quedarse conmigo y a mi padre no le daré el placer de que siga cometiendo
abusos. Si vamos a morir mi amor, lo haremos bien.

Capítulo 72

17 de enero de 1711, al otro día, Plymouth, Inglaterra,

"Lauren: Veo, veo... ¡Una estrella! –Camila no pudo evitar reír contra el pecho de Lauren, ambas
estaban abrazadas y envueltas en una manta de lana."

Y de pronto una sonrisa cruzó su rostro cuando recordó lo que había pasado anoche en el campo de
aquellos campesinos, personas humildes que desinteresadamente les habían brindado hospedaje por
una noche, durante el camino a esta ciudad.

South Hams, lugar que dejaron hace tres días, era un distrito muy pequeño donde fácilmente pudieron
ser identificadas, pero Plymouth no, era mucho más grande y tan lleno de personas, que podían pasar
desapercibidas si hacían el intento. ¿Un último suspiro, tal vez? Inclinó la cabeza hacia el lado,
apoyando su rostro en el hombro de Lauren, quizás sí era esta la última parada antes del caos.

Ambas estaban paradas frente a la bahía, tomadas de sus manos, observando en silencio el agua que
brillaba con los rayos del sol de mediodía. Las barcazas se veían en el horizonte, algunas que estaban
en la orilla del puerto sacaban los peces afanosamente en cubetas de madera porque sabían cuan
bien ganaban con eso, mientras más temprano los vendieran.

Lauren: El horizonte parece prometedor. –Susurró- No parece tener límites, nos invita a pensar en algo
de índole mágico, siento como si quisiera lanzarme el mar y seguir derecho sin mirar atrás.

Camila: El horizonte está lleno de promesas. –Besó su hombro- Sin embargo, todo lo que está tras
nuestra espalda es oscuro como la noche, con una gran carga encima.

Lauren: Un sueño precioso que puede romperse luego. –Murmuró antes de que sus palabras
quedaran flotando en el aire, tras unos segundos de silencio retomó la charla- No hay que fingir que no
sabemos lo que pasara, usted anoche ha dicho que si vamos a morir, lo haremos bien. ¿De qué
manera entonces, amor mío?

Lauren con el rostro descubierto, Camila con un pañuelo sobre su rostro, se habían invertido los
papeles. Ambas ingresaron a una pequeña tienda, donde vendían papel y plumas para escribir. Camila
compró cinco hojas, cinco sobres, una pluma de ave y un frasco de tinta negra para dar rienda suelta
al gran número de palabras y hechos que debía escribir. Si había estallado una gran bomba, las que
venían serían aún peores, materiales aparentemente sencillos tenían la capacidad de contar secretos
y cambiar realidades en segundos.

Después de comprar aquello y algunos víveres, preguntaron entre las personas, sobre lugares donde
pudiesen hospedarse por dos noches al menos. Fue así como llegaron al hostal "Moneda de Oro",
humilde, pero destacado por su limpieza en todas las estancias que poseía y por el buen precio que

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cobraban. Ya casi no les quedaba dinero y tenían que ahorrar en todo sentido.

XX: Habitación 5, la última a mano izquierda. –Les entregó una llave- Espero sea de su agrado,
señoritas Jauregui. -Ambas habían fingido ser hermanas.

Lauren: Gracias. –Camila agradeció que el pañuelo cubriera su boca, porque no pudo evitar sonreír al
ver el rostro de su pareja y su "no alegría". Lethood había fingido una sonrisa, cuando en realidad la
expresión parecía decir lo contrario a lo que quería transmitir. ¡No le gustaba el apellido Jauregui!

¿No se le pudo ocurrir otro a ella?- Sé que quiere reírse. ¿Qué la limita?

Camila: Sólo el hecho de que a mí me fascina, es agradable como mi lengua se envuelve al decirlo.

¿No?

Apenas metieron la llave en la cerradura, se dieron cuenta que la habitación era mucho mejor que en
otros hostales en los que se habían hospedado, todo era muy sencillo, pero destacaba el orden y la
limpieza. La morena se acercó a un mueble con espacio suficiente para escribir de forma cómoda,
desplegó en la superficie las hojas, los sobres, el frasquillo de tinta y la pluma de ave. Se volteó para
decirle a Lauren que podía utilizar una de ellas, bien sabía que tenía cosas que contar antes de que la
gran tragedia sucediera, sin embargo, se dio cuenta de que ella estaba acostada de lado y con los ojos
cansados observando el vacío.

Preocupada se acercó rápidamente, pero al colocar la mano en su frente abrió la boca sorprendida.

¡Estaba ardiendo en fiebre! Camila: Amor mío. ¿Otra vez?

Lauren: Camila. –La morena se mordió el labio, le gustaba cuando a Lethood le daban esos arranques
y se salía del usual protocolo que mantenían- Camila... -murmuró dejando su mano contra la de ella
que descansaba en su frente- He estado así desde anoche, poco después de que nos acostamos, tras
ver las estrellas.

Camila: ¿Cómo ha podido verse, aparentemente tan bien? –Lauren cerró los ojos, el dolor en su
cuerpo se había vuelto tan fuerte de un momento a otro- ¿Se has resfriado, otra vez? –La ojiverde
asintió- Pues la verdad, señorita Lethood, siento como si me estuviese mintiendo, y me gustaría que
dijese la verdad. ¿Acaso es normal que tenga tantas recaídas tras nuestra huida? Si me ama tanto
hable... por favor.

Lauren: -abrió los ojos lentamente sin quitarle la vista de encima, estaba debatiéndose entre la verdad
que doliera o una mentira piadosa- No es normal. –Susurró, trató de sentarse sobre la cama, pero ella
se lo había impedido con la excusa de que el reposo era mejor- No es normal, pero trato de estar bien
por usted.

Camila: -miró hacia otra parte porque no quería que ella la viera con los ojos humedecidos- Incluso esa
vez que le puse paños fríos en el hostal, esa vez que vendimos el caballo y el carruaje al día siguiente.
¿Usted sabía que se volvería a enfermar?

Lauren: Toda mi vida he estado enferma de los pulmones, pero al salir de esta forma, el frío y la

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humedad han empeorado mi estado y... -tosió contra su blusa para no escupirle- y aunque he tratado
de disimularlo, aunque he querido mejorar, creo que es algo mucho más grave y fuerte que yo.

Alzó la mano para tocarle el rostro a la morena y lograr que lo volteara, no verla la ponía nerviosa
porque cada segundo estando juntas era preciado. Tal vez ella entendió el mensaje porque había
volteado a verla.

Camila acarició su rostro, besó su frente y pómulos, luego su mentón y por último sus labios con un
toque delicado para no agotarla. ¡Cuánto amaba esos labios! ¡Cuánto la amaba a ella!

Camila: Traeré paños húmedos para bajarle la fiebre, incluso si su enfermedad es incorregible, incluso
si...

Lauren: Incluso si me muero ya. –Camila gimió y cerró los ojos, no quería decirlo, no ahora- Incluso si
me queda poco, usted va a cuidarme. ¿Verdad? –La inglesa sólo asentía con los labios apretados,
quizás no quería la verdad después de todo- No lo voy a hacer aún, amor mío, quedan pocos días,
pero días preciados que vamos a disfrutar. Si quiere puede traerme esos paños para sentirme mejor,
luego dormiré un poco, mientras usted escribe las cartas.

Camila: Debe hacerlo también, debe haber algo que quiera que los demás sepan. ¿No es así?

Minutos después estaba ella sentada frente a le mesa donde los rayos de sol llegaban directamente a
la hoja, lo agradecía en verdad porque con los ojos llenos de lágrimas apenas podía ver a su
alrededor. Miró hacia el lado, Lauren dormía profundamente, era evidente que se agotaba más
seguido y que lo estados febriles eran más recurrentes, si tan sólo la tecnología del siglo 21 estuviese
a su lado podrían diagnosticarla y darle alguna cura si esta existiese.

No habían seguido hablando de su estado actual o del historial de su enfermad, apenas había dicho
que no era normal o que le quedaba poco, pero no había profundizado en el tema. Secando sus
lágrimas miró la hoja que tenía bajo sus manos, tenía una carta que escribir cuanto antes, porque el
reloj estaba corriendo en su contra.

Camila: "Hacia usted, madre, que ha abierto la carta que tiene entre sus manos, me dirijo tras una
seguidilla de situaciones lamentables, como no me hubiese gustado dirigirme, pues no hay nada mejor
que confesarme mirando a los ojos de la otra persona." –Le temblaba la mano, pero no podía

detenerse, no cuando había empezado, no cuando untaba la punta de la pluma en la tinta con el riesgo
de ensuciarlo todo.

"Se ha preguntado reiteradas veces por mi situación, si he comido, si he dormido, si mi secuestradora


me ha tratado bien. ¿No es así? Pues bien, no me había sentido en tan agradables condiciones, como
lo estuve en mi infancia, la persona que tengo a mi lado y a quién voy a perder pronto, no es nada más
ni menos que la mujer a quién yo amo, que sí madre, ha leído usted correctamente, he dicho mujer.

A estas alturas ya no espero que nadie logre comprender nuestro amor, a estas alturas ya no busco su
aprobación, sin embargo, espero pueda evitar juzgarme, después de todo, ya no tiene importancia. Sin
embargo, la injusticia del hombre con el que me he casado y con el hombre que usted lo está, se ha
encargado de difamar a la mujer que amo, de todas las formas posibles.

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Voy a morir madre, voy a morir lamentando no haber sentido en varias ocasiones su amor hacia mi
persona, lamentando que se haya contenido tantas veces frente al carácter dominante de William
Cavendish, pero no voy a morir sin dejar un registro de mi punto de vista, algo que puede darle luces
de la verdad que hay tras dos personas totalmente oscuras de alma.

Esto se remonta hace algunos años atrás, en los que pasé de ser una adolescente para convertirme
en una mujer. Los ojos del hombre a quién yo quería como mi padre, perdieron ese brillo de... "

.......................

Dos días después, lunes 20 de julio 2015, Los Ángeles, Estados Unidos.

Al alzar la vista, se dio cuenta que la conversación entre Shiyoon y Camila no había sido buena, los
ojos rasgados del asiático estaban húmedos y su mandíbula tensa. Ambos cruzaron miradas por unos
segundos antes de que Yoon se sentara a su lado con las manos en la cabeza.

Aflicción, culpa, rabia, el muchacho rascaba su cabello lentamente tratando de buscar una solución
para la situación, pero no se le ocurría nada. A su mente llegaba el nombre de Sounya, pero lo
descartó de inmediato, incluso ella había pedido que no la buscara, mientras no asumiera bien que se
estaba convirtiendo en un ser humano.

Lauren: Leo tus expresiones. ¿Quieres a Sounya verdad? Y más allá de que te pueda brindar
soluciones.

Shiyoon: Más que eso, pero no fui capaz de decirle a la cara lo mucho que me gusta. –Se hundió en el
sofá de aquella sala de estar- Es mejor que dejemos de dilatar esto, sube a hablar con Camila, porque
te está esperando y no está contenta. –Miró a su alrededor- Me quedaré aquí a esperarte porque temo
lo que pueda pasarte.

Jauregui asintió tan lento como pudo, ambos estaban en la sala de estar de la casa de los Cabello,
porque así lo habían pedido los padres de Camila, temían que algo malo pudiese pasarle a su hija tras
su "intento de suicidio" en la tina, aunque no tenían cómo saber que su mente la había transportado a
sus recuerdos en el momento menos indicado.

Los pasos que daba en la escalera, eran ligeros como si con cada uno se estuviese acercando a la
sentencia de su muerte. Su amigo no había hablado del contenido de la conversación que mantuvo
con Camila, quizás porque no había sido buena, quizás porque ella debía pasar por lo mismo.

¿Cuántas veces había estado aquí? Un par de veces, las cenas con los Cabello eran agradables,
sobre todo porque las hermanas de Camila no paraban de hablarle o pedirle fotografías, el ambiente
era cálido, un nudo se formó en su garganta. ¿Perdería todo eso?

Cuando entró en la habitación de la morena, su corazón se quebró por completo, apenas tuvo la
energía suficiente para cerrar la puerta y apoyarse en una pared para observarla unos segundos. La
muchacha se encontraba sobre su cama, abrazando sus propias rodillas mientras temblaba, era
evidente que estaba llorando y seguramente se estaba mordiendo los labios para que nadie la
escuchara, sí, la conocía lo suficiente.

Quería correr y contenerla entre sus brazos, decirle que mejorarían las cosas y que ella podría

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entenderlo todo, sin embargo, hacerlo podía lograr el efecto contrario. Quizás sintió su perfume, no lo
sabía, pero ella alzó el rostro de un segundo a otro y con sólo verla empezó a llorar de nuevo.

Lauren: Camila... -trató de tragar el nudo en su garganta, pero este era cada vez más grande- yo sé
que no querías quitarte la vida, te conozco muy bien.

Camila: Entre el amor y el tiempo. –Murmuró confundiéndola- Así se llamaba aquello que querías
explicarme. Lo he buscado yo sola en internet, pero la curiosidad ha sido tan fuerte que investigué más
y más, llegando a mi cabeza información suficiente como para confundirme más de lo que ya estaba.
Me duele el pecho y la cabeza, el miedo no me deja dormir. ¡No puedo hacerlo!

Lauren: ¿Quieres hablar de lo que has buscado? –Comenzó a caminar hacia la cama, pero Camila se
estaba inquietando- No voy a hacerte daño.

Camila: Ya lo has hecho. La verdad, no sé, ni siquiera sé si sigo siendo una Cabello, no entiendo nada
y quiero llorar tanto porque no puedo explicarles a mis padres esto. ¡Me internarían de nuevo!

Lauren: Las razones por las que estuviste en tratamiento fueron totalmente distintas a esto. Además,
no estás loca, me tienes a mí y a Shiyoon para hablar de la verdad.

La situación no parecía querer mejorar, no había cambiado mucho desde hace dos días, sólo que
ahora Camila estaba al menos aceptando la teoría de haber viajado en el tiempo.

En silencio para no ahuyentarla, Lauren se sentó en el suelo, así mismo se pudo dar cuenta de los
libros de historia y las cosas esparcidas en el suelo, donde seguramente buscó respuestas. En cierta
parte tenía razón, si hablaba del dolor que sentía y del motivo, la creerían loca, pero ella sabía muy
bien que no lo era, sólo estaba en un estado de confusión o algo por el estilo.

Lauren: De verdad quiero ayudarte a no sentirte mal, es totalmente normal tras recibir una noticia así, y
me gustaría agregar que te extraño mucho. –Volvió a tragar el nudo en su garganta- Que te amo
Camila.

Camila: ¿A mí o a mi versión inglesa? –Lauren frunció el ceño confundida- Porque parte de todo este
dolor que siento, es el sentirme como un segundo plato.

Lauren: -gruñó, pero guardó la compostura- Camila, tú eres esa persona, que no te acuerdes es otro
asunto, pero es exactamente lo mismo, porque es tu alma la que está ahí, es tu alma la que estuvo
conmigo y por si te queda duda, me he enamorado de cada pequeña parte de ti, no sólo de tu versión
inglesa, sino de lo que eres hoy, en el presente. ¿Vamos a discutir de celos en un momento como
este? Te amo, Dios santo, te amo y te necesito a mi lado, tenemos que seguir este camino juntas y
enfrentar los problemas, meternos en aventuras, aprender de ambas. Enfrentar la realidad y no huir.

Camila: -sus ojitos oscuros ya no soportaban más las lágrimas contenidas, empezó a derramarlas otra
vez- No Lauren, no puedo. Te lo dije esa noche, no soy una mujer normal, no me pidas reaccionar
como alguien así, no soy alguien tan famosa como tú mereces, ni por quién puedes esperar toda la
vida, necesito sanarme primero antes de poder amar a otra persona, creí que te

amaba, pero... -mientras más duro fuese todo, más fácil podía terminar con esto- no sé qué pensar y

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mucho menos después de lo que me acabo de enterar. Dime ¿incluso una persona normal
reaccionaría bien? –Jauregui miraba el suelo mordiendo sus mejillas por dentro para contener las
lágrimas- No. ¿Verdad? Entonces no me fuerces más, porque me estás haciendo daño.

Lauren: ¿Esto es un adiós Camila? –Susurró con la voz quebrada.

Camila: Sólo necesito tiempo para sanar, y para asumir las cosas, si te tengo a mi lado todo esto se
hará más difícil, por el bien de ambas, necesitamos mantenernos alejadas. Estás empezando con éxito
de nuevo tu vida laboral, y yo...

Lauren: ¿Sabes qué? Me cansé. -Se paró de golpe asustando a Camila, tenía más que dolor grabado
en las expresiones de su rostro- Soy un maldito ser humano nada más, tengo tanto dolor en mi alma
en este momento e incluso desde que el destino te llevó de vuelta al pasado, he tenido que lidiar con
tanto y es una lástima, la verdad es una lástima que te subestimes tanto siendo Cabello.

Me cansé –Lloraba- ¿Quieres estar sola? ¡Pues hazlo! ¿Quieres llevar tu guerra y tus pesadillas sola?
¡Pues hazlo! Me he aguantado, pero no puedo hacerlo, también me has herido y faltado al respeto
haciendo lo que estás haciendo. ¿Quieres tiempo? ¡Tenlo! Sólo espero que cuando saques la cabeza
de tus propios problemas, te des cuenta de que no todo era tan oscuro o tan gris, y sólo deseo que no
sea suficientemente tarde para encontrarme otra vez.

La escuchó cuando dio un gemido conteniendo toda la respiración, pero no se paró a consolarla y
cometer el error de estar siempre para ella. ¿Error? Tal vez sí lo fue, porque le había dado todas las
armas disponibles para tenerla a su lado, pero nunca le dio la instancia para que la necesitara. No
quería hacerla sufrir tampoco, pero ella también estaba dañándose mentalmente con toda la situación
y si Camila quería proceder de esta forma, entonces lo haría así. No le gustaba la idea, incluso darle la
espalda para salir del lugar le dolía, no voltear, no decirle que la amaba. Miró hacia el techo antes de
encontrarse con Shiyoon, una mirada cargada de angustia y de lágrimas, un mensaje al cielo, a Dios,
al destino, a todos.

Lauren: ¿Para esto nacimos de nuevo? –El coreano se percató de su presencia y se paró de
inmediato, mas, a pesar de que se escuchó como Camila rompía en llanto sobre su cama, Jauregui no
hizo el esfuerzo de retroceder- Por favor vámonos.

Capítulo 73

Viernes 7 de agosto 2015, Los Ángeles, Estados Unidos.

Las ruedas se detuvieron contra el asfalto de manera lenta y cautelosa, levantando un poco de polvillo
que no afectaba para nada a quienes esperaban afuera por ella. Miró hacia atrás para saber cómo
estaban sus padres, pero ellos no parecían estar afectados con la alta presencia de fotógrafos y
camarógrafos, sus vidas habían sido acompañadas por un lente desde que habían tomado fama.

Jauregui hija no quería esto, no quería que cada visita se convirtiera en un evento social para la
prensa, porque no lo hacía para demostrar algo, sólo venía para ver a las personas que fueron
importantes en su recuperación. El estómago le dolió cuando sacó la llave del vehículo, la última vez
que había estado aquí, fue para despedirse de los adultos mayores, cuando había cumplido la
condena, por asuntos de trabajo estar presente se había hecho casi imposible. Esa última vez, su
novia ¿o ex? había estado con ella.

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Michael: Tranquila hija, nosotros sabemos lo que piensas.

Lauren miró a su madre por el espejo retrovisor en una mirada cómplice, sólo ella sabía cómo se
estaba sintiendo en este momento, la única de su familia que tenía conocimiento del viaje en el tiempo
de Camila y la distancia absoluta que habían tomado desde hace tres semanas atrás.

Los tres abrieron su puerta y los paparazzis saltaron como sanguijuelas sedientas de sangre, los
rumores en internet sobre el rompimiento de Lauren con su novia, eran muy fuertes.

"¿Dónde está Camila?" "¿Es verdad que han dado fin a su relación?" "Ella no nos abre la puerta de su
casa". Al escuchar la última frase, Lauren se volteó con violencia, una cosa era tomar distancia entre
ambas, pero la otra era permitir que la acosaran.

Lauren: Vete con tu mierda a otra parte. –Masculló antes de que el abrazo de su padre la protegiera y
la dirigiera a la entrada del asilo de ancianos.

Michael: No te sulfures, les darás de comer. -Murmuró antes de que su esposa tocara el timbre- Sí, sí
gracias a todos, pero venimos en una visita llena de paz, por favor no lo arruinen.

XX: ¡Una sonrisa para nosotros de parte de la familia Jauregui! –Clamaba un fotógrafo, los tres juntos
eran una mina de oro para todo sitio web y revista dedicada al espectáculo.

Lauren: Contaré hasta tres, sino terminaré dándoles un puñetazo a sus cámaras

Clara: No lo hagas, estás en la cima con el trabajo de nuevo, por el bien de tus fans y de ti misma, no
arruines tu vida por culpa de esta gente, mi amor.

Una señora bajita y delicada abrió la puerta del hogar como si hubiese sido enviada para salvarlos, sin
embargo, contrario a lo que se pudiese esperar, su rostro no era amable, sino que estaba cargado con
expresiones de angustia. Lauren miró a sus padres y ellos a su hija. ¿Qué había pasado?

...............

Se mordió la lengua de forma inmediata en el preciso momento en que la enfermera, persona que
administraba el hogar de adultos mayores, les comunicaba en privado que la señora Matilde había
fallecido de un infarto el lunes pasado. Fue cosa instantánea en la que sus ojos se llenaron de
lágrimas, en la que la barbilla empezó a temblarle y en la que se empezaba a sentir la peor persona
del mundo.

No había sido el Alzheimer su enemigo, seguramente algún problema cardiovascular le

impidió seguir viviendo a sus 78 años. "La autopsia reveló ayer que fue un coágulo en la arteria
coronaria...". Sus oídos inmediatamente se bloquearon. ¿Cómo podía querer los detalles médicos,
cuando no era experta en el área y cuando recién se enteraba de ello? Miró con la vista borrosa el
regalo que le había traído, no se había olvidado de ella, ni de los adultos mayores del hogar. ¿Habría
pensado eso antes de morir?

Lauren: ¿Cuándo es su funeral? ¿Hay algún costo que la familia no pueda cubrir?

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XX: El funeral es hoy en la tarde, lamentablemente hace mucho tiempo que nadie la viene a ver,
tratamos de contactar a los familiares, pero sólo una nieta respondió.

Michael: -miró a su hija, sabía lo importante que había sido y lo importante que era el hogar para su
recuperación- Pues denos el número del familiar de la señora Matilde, nosotros correremos con el
gasto del funeral. Y también haremos una donación para este hogar.

...................

20 de enero 1711, Plymouth, Inglaterra.

Cinco sobres sobre la mesa, cinco cartas que tenían distintos destinatarios estaban descansando en la
superficie a punto de ser enviadas. Le dolía la zona donde se encontraba su pobre estómago, tenía la
sensación de que estaba tan enredado como un nudo, sufriendo con la espera de lo inevitable, de lo
que alguna vez se dio cuenta que tenía que ser para darle sentido a la existencia de ambas en el
futuro.

Con cuidado levantó la taza y la llevó a su boca para beber un poco de té sin quitarle la vista de
encima a esas cartas, quería hacerse una idea del caos que se desataría en la sociedad inglesa,
cuando vieran el punto de vista de dos amantes fugitivas con clases sociales radicalmente opuestas y
que además eran mujeres. Una sonrisa casi demencial cruzó por su boca, no quería pensar en
venganza o cosas de índole negativa, pero parte de los que sufrirían, lo harían porque se lo merecían
y ella tenía la convicción de que no tendría el goce de verlo todo.

Lauren: -un poco débil apoyó por detrás su rostro en el cuello de Camila, mirando lo que sus ojos
oscuros no dejaban de ver- ¿Cree usted que lleguen a su destino?

Camila: Lo harán. –Se apoyó en el abrazo que ella le estaba dando, el calor de su cuerpo cubría toda
su espalda- Además es lo único que quiero, que se sepa la verdad y que las personas que cometen
crímenes dejen de tener la impunidad que la sociedad les ha otorgado.

Lauren: Es curioso que actualmente, si la sociedad supiera de lo nuestro, de inmediato seriamos


condenadas, como si de un asesinato se tratará. –Susurraba cansada, la enfermedad que por siempre
tuvo, mermaba poco a poco la vitalidad que iba quedándole- Hay cosas que no podremos cambiar con
una carta. –Camila inclinó su rostro para que el borde de su oreja quedara junto a los labios calientes
de la mujer que amaba- La reina Ana Estuardo tiene mucho cariño por el señor Aaron, si bien la
diferencia de edad tampoco es tanta, ella sí lo quiere como un hijo. Piense usted,

¿cuántos crímenes o injusticias ha cometido amparada por el poder que le confiere ser la reina de
Gran Bretaña?

Camila: -se le quebró la voz- Lo sé, ¿qué más puedo hacer? Sé a lo que se refiere y es muy probable
que ella aun sabiendo todo lo que Aaron ha hecho, le confiera protección real o algo de esa índole.

Lauren: -cerró los ojos y tragó el nudo de su garganta- Lamento tanto someterla a este calvario.

Camila se separó del abrazo que ella le estaba brindando por su espalda, se levantó de la cama y la

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observó con todo el amor que podía hacerlo. El aspecto de Lauren Lethood estaba cambiando,
pequeñas ojeras se marcaban bajo sus ojos, su cabello a veces era difícil de dominar aun
habiéndoselo lavado, no comía con el mismo ímpetu de antes, sino que más lento para poder respirar
por la boca.

Sentada sobre sus rodillas en la cama, Lauren inclinó la cabeza hacia el lado, sus ojos brillaban junto a
una sonrisa dulce. ¿Por qué quería torturarla de esa manera? Tal vez porque sabía que aun en sus
condiciones lucía increíble y mucho más hermosa que cualquier otra persona.

Camila: Me gusta este lugar. –Susurró para que nadie las escuchara- Es en el que hemos estado más
tiempo juntas, tres noches.

Lauren: Prácticamente cuidándome porque no me he podido mover lo suficiente, salvo para lo


necesario allá afuera. -Extendió su mano- ¿Podría acercarse? Quisiera contarle un secreto.

Camila: -sentía sus mejillas arder como el brasero, caminó hacia ella y sostuvo la mano derecha que
con esfuerzo ella le extendía- ¿Qué desea contarme?

Lauren: -miró el dorso de su mano con solemnidad antes de besar cada uno de sus delicados y suaves
nudillos- No estoy en mis mejores condiciones físicas, pero toda yo, –besó la cara interior de su
muñeca- todo mi cuerpo y mi alma le pertenecen a usted.

Camila: -Sintió vivamente la corriente eléctrica crecer en su muñeca y dirigirse por todo su cuerpo
hasta la punta del pie derecho-. Y toda yo, cuerpo y alma le pertenezco a usted señorita Lethood. –
Murmuró anonadada por la declaración de amor tan especial que le daba, tenía una connotación
especial.

Lauren: -la abrazó por la base de la columna para acercarla a ella, inspirando un cálido aroma de
flores frescas que tenía sobre la clavícula- Quiero grabar cada uno de sus olores, cada uno de sus
sabores, de su suave tacto. -Depositó un beso en su cuello provocando que la morena apretase los
dedos de sus pies- De su cuerpo desnudo contra el mío, –su voz se iba poniendo más ronca- de sus
gemidos, de su sonrisa. –Sujetó la barbilla de Camila, mirándola con necesidad evidente, después de
eso, la mordió tan despacio que la torturaba, ejerciendo una presión exquisita que fue bajando por el
costado hasta su cuello, la clavícula y el borde de su delgado hombro.

Camila andaba con un vestido pequeño y de tela delgada que usaba en la habitación para moverse
con mayor libertad. En esta ocasión había sido perfecto porque no era una tortura para ella cuando
quería tocar su cuerpo. ¿Cuántas parejas tardaban siglos en retirar cada una de las capas e
implementos que requería un vestido de alta sociedad?

"Sin corsé" susurró la ojiverde fascinada, acariciando suavemente cada lado de su pequeña cintura.
Lauren se quedó expectante cuando la morena la detuvo, siendo ella misma la que desató unas
pequeñas tiras de su espalda, dejando que el vestido cayera sensualmente hasta el suelo.

Si bien habían compartido en reiteradas ocasiones el placer de hacer el amor, no se iba a saciar jamás
de la imagen tan erótica e increíblemente sensual de la inglesa cuando se quitaba por sí sola la ropa.
Sus muslos eran cubiertos por una delgada enagua blanca, pero sus pechos sólo estaban apenas
cubiertos por mechones de su cabello que caían de forma inocente sobre ellos.

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Lauren la observó desde la punta de sus pies hasta llegar a sus ojos. Después cerró los ojos dejando
que Camila disfrutara de ella, estaba claro que no podían hacer nada con tanta fuerza como antes
porque no estaba bien físicamente, sin embargo, la calma y la necesidad mezclados en cada caricia le
daban ese toque para hacer de este momento el mejor de todos.

Camila: Me encanta su cabello. –Murmuró respirando el aroma exquisito que tenía, Lethood por su
parte le daba pequeños y sensuales mordiscos en el borde superior de sus pechos- Siempre he
amado sus cejas cuando se fruncen. –Ella lo hizo para complacerla, haciéndola reír- Tiene los ojos
verdes más bellos que he visto en mi vida. -Miró su mejilla izquierda- Mi niña valiente, la amo tanto,
tanto. No soportó la necesidad que se estaba acumulando en todo su cuerpo como también entre sus
piernas.

Capturó la boca de Lethood para succionar su lengua, si bien no era veloz, era posesiva y la estaba
haciendo gemir contra su boca. Lauren creía no tener ya fuerza en su cuerpo, pero con decisión la
levantó y la acomodó sobre sus muslos después de quitarle la enagua.

Camila podía sentir la pasión con la que hacía cada cosa a pesar de su estado, la abrazó por el cuello
para que sintiera sus pechos a través de la tela de su blusa. No quería dejar de besarla porque sabía a
menta y sus labios eran suaves y adictivos. Para no torturarla más tiempo y darle parte de lo que
quería, empezó a quitarle su blusa revelando poco a poco su trabajado y exquisito abdomen, así como
sus deliciosos pechos. La prenda quedó sobre la cama, mientras ambas sentían

jadeantes el placer del contacto entre sus senos, la forma rítmica en la que ambos corazones latían y
en la que respiraban.

Posesivamente Lauren apretó su redondo trasero con una mano para acercarla más hacia ella,
mientras que con la otra acariciaba su columna.

Lauren: Es usted tan fascinante, tan hermosa mi ángel. –Camila gemía despacio para no ser
escuchada, tuvo que morderse el labio para no ser oída cuando la escocesa tomó su pecho con la
boca y empezó a probarlo lenta y fuertemente- Tan exquisita mi cielo, tan exquisita. –Jadeaba adicta a
toda ella. Cuando esa necesidad inevitable, ese torbellino de placer viajaba hasta el centro de Camila,
cuando estuvo al borde del orgasmo con sólo su boca en sus pechos, Lauren pudo sentirla a tal punto
de detenerse antes y mirarla malvadamente, mientras respiraba acelerada y caliente- ¿Qué pasa amor
mío?

Camila se quejó, pero ambas terminaron riendo enamoradas, mientras se besaban, se abrazaban y
caían en la cama. Ambas encargándose de hacer desaparecer la faldilla de la ojiverde, ambas
besándose de nuevo desmesuradamente, ambas haciendo todo para palpar cada sensación y
emoción que tenían cuando hacían el amor, grabar en sus manos y boca cada relieve de sus cuerpos.
Grabar en sus almas cada gota de profundo amor.

Cuando Lauren bajó a su entrepierna y paso su lengua por su intimidad, la sintió tan suave y húmeda
que exhaló el aire de sus pulmones casi gruñendo emocionada, Camila abrió la boca arqueándose,
pero ahogo su gemido mordiendo su labio para que no delatara lo bien que dos amantes fugitivas
podían pasarla encerradas en una habitación, envueltas en una poderosa lujuria y pasión.

.........................

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21 de enero, al otro día.

Rachel Cavendish hija, Rachel Cavendish madre, Scott Warwick, William Cavendish y Aaron Warwick.
En ese orden las cartas llegarían a sus respectivos destinatarios, no sabía si antes o después de su
muerte, pero tenía confianza en que tendrían el efecto que quería. No era tiempo de pensar en efectos
secundarios indeseados. ¿Sufriría su pequeña hermana alguna consecuencia?

¿Sufrirían sus otros hermanos? Tenía la impresión de que algunos de ellos por pequeños que fuesen,
sospechaban de la actitud depravada de su padre y que callaban por temor o por no

entender bien la situación. Apretó los labios, quizás las cosas no iban a ser buenas para ellos, pero era
un riesgo que debía correr para cumplirlo todo.

Miró hacia atrás en el lugar donde había dejado el correo, todo estaba en cuenta regresiva como una
bomba, por lo tanto, tiempo apenas tenían. Para seguir protegiendo su identidad llevaba un pañuelo en
el rostro que cubría parte de su cabello también, el frío era abundante así que servía como excusa
para llevarlo puesto. Fue extraño, pero sintió un frío recorrer su espalda, no un frío normal, este era
peligroso. Por alguna razón su audición se agudizó más cuando pasó afuera de una pequeña fonda,
dos hombres de aspecto poco amigable conversaban.

XX: ¿Sabías que están buscando a la hija del duque? A Camila Cavendish, se fue con la criada de los
Warwick, ahora no se sabe bien si fue secuestrada, pero todo apunta a que sí, que la campesina lo
hace por venganza.

Se puso pálida, pero no podía huir de ahí, la curiosidad era más fuerte.

YY: Sí, lo sé, dicen que está cerca de estos lados, todo el mundo las está buscando. –Murmuraba- La
reina ha puesto un valor muy alto en el precio de recompensa, se dice que ha llegado a mil libras.

XX: ¿Vienen hacia acá?

YY: Al parecer mandaron a sus hombres a seguirles el rastro desde que supieron donde vendieron un
caballo y el carruaje, compruébalo amigo, conversa con cualquiera, todo Inglaterra lo sabe.

Con las piernas temblando, a duras penas pudo salir de allí, tuvo que ejercer la fuerza necesaria para
no derramar lágrimas, ni ponerse a gritar. Su mirada se puso más ansiosa, el camino hacia el hostal
fue una tortura porque la sensación de persecución era muy fuerte. ¿Qué tal si la descubrían? Saludó
con cortesía en la recepción, pero cuando la perdieron de vista corrió hacia la habitación número cinco
que era donde se hospedaban.

Abrir la puerta no cambió mucho el panorama, tuvo que cerrarla despacio antes de dar zancadas hacia
la cama donde el cuerpo de Lauren casi colgaba hacia el suelo. Espasmos fuertes la sacudían, estaba
con fiebre otra vez, no tenía la fuerza para moverse y casi chocaba su frente con el suelo.

Camila la sostuvo de los hombros y la acomodó sobre la cama, mientras lloraba desesperada, Lethood
apenas tenía energías.

Camila: No debimos hacer el amor, no debimos. –La cubrió- Amor mío, Dios, amor mío míreme. – Sus

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dedos temblorosos tocaban las mejillas enrojecidas de la muchacha.

Lauren: -desvió sus ojos hacia ella muy lentamente- Sí debimos, –le costaba respirar- sí debimos. -
Ambas se quedaron calladas, y aunque Lauren estaba muy agotada no bajaba la mirada. Era el
sollozo de la morena lo único que podía escucharse, esta vez de nuevo se comunicaron por la mirada-
¿Es el momento, mi amor?

Camila: -las lágrimas y facciones de su rostro mostraron todo el miedo y la angustia en un sólo
segundo- Es el momento.

.....................

Presente, 2015, Los Ángeles USA.

Guardias de seguridad habían sido pagados por los Jauregui para que no los fueran a acosar al lugar
donde se efectuaba el funeral de la señora Matilde. Un grupo no mayor de 30 personas escuchaba al
sacerdote, mientras el féretro estaba allí brillando con los rayos del sol del atardecer. Una foto en
escala de grises de la anciana sonriendo estaba sobre el féretro, debajo todo era una decoración
preciosa de flores que ella había manifestado amar.

Lauren parecía perdida de todo lo que se hablaba, de los sollozos de algunas amigas de la mujer, del
ruido externo en general. La vida se iba tan fácilmente y ella no tuvo la oportunidad de decirle adiós, el
tiempo se desperdiciaba en necedades en vez de disfrutar cada segundo con las personas que se
comparten sentimientos o recuerdos.

"Camila" cruzó su mente, "Camila" latía en su pecho. ¿Había sido una desgraciada en esperar a que
ella la necesitara? Tres semanas sin hablar con ella, Tres semanas en las que apenas pudo acercarse
en una ocasión a sus padres para saber de su estado de salud. Se había resignado a nacer unos
siglos en el futuro. ¿Era forma de darle honor al sacrificio de amor que hizo en el pasado?

Volvió al presente cuando se dio cuenta de que varias miradas se posaron con disgusto sobre ella. En
ese instante sintió su bolsillo vibrar. ¡Estaba sonando su celular!

Lauren: Lo siento. –Iba a cortar, pero un grito interior la hizo cambiar de parecer. Al ver quién era,
frunció el ceño. ¡Camila la estaba llamando! Apurada retrocedió unos cuantos pasos lejos del lugar

para contestar, la garganta y la boca se le habían secado, porque no se sentía preparada para hablar
con ella- Ca...Camila.

Sinu: Dios mío, al fin contestas. –Se escuchaba un llanto tras la otra línea, esa no era la voz de su ex
pareja- ¡¿Lauren?!

Lauren: ¿Señora Cabello? –Se le contrajo el corazón produciendo un fuerte dolor en su pecho- ¿Qué
sucede? ¿Se encuentra bien?

XX: Lauren, Lauren, –la desesperación era palpable- por favor, Lauren tienes que ayudarnos. ¡Por
favor!

Clara miraba el ataúd con respeto, no le gustaban los funerales porque el ambiente de angustia era

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muy fuerte, sin embargo, estar parada aquí era por el amor hacia su hija y como una forma de darle
apoyo. Cuando la buscó con la mirada no pudo encontrarla, tuvo que girarse hacia el lado derecho
para verla correr desesperada hacia la salida del parque con su teléfono en la mano. "Camila" chilló en
su interior, algo le había pasado a Camila.

Capítulo 74

Inglaterra 1711.

Por amor y nada más que por amor, estaba haciendo lo que había empezado desde que volvió del
futuro, si daba un paso atrás, si pretendía tomar la opción de ser feliz en esta vida, arruinaría la suya
en el futuro.

Lauren le había preguntado si era el momento y ella lo había confirmado. Lauren se sentó al borde de
la cama con bastante dificultad, la mialgia (dolor de músculo) le impedía realizar con plena libertad
algunos movimientos, pero no al punto de quedarse paralizada, no aún.

Camila se movía para ayudarla, se colocó detrás suyo en la cama para estirar la blusa y dejar que ella
introdujera lentamente los brazos donde correspondía. Aun dentro del lamentable contexto, Lethood
sonrió. ¿Cuándo había vuelto a ser una niña?

Lauren: -retomó un pensamiento anterior- Amor mío, si bien mi estado no es el mejor, –tragó saliva-
repito, no me arrepiento de haber hecho el amor con usted.

Camila: Pero eso terminó por agotarla. –Sus palabras poco podían entenderse, se mezclaban con el
llanto- ¿Cómo puedo estar feliz? -Apoyó el rostro en su pecho, mientras se quebraba- ¿Sabía que
sería la última vez antes de nuestra muerte?

Lauren en completo silencio asintió, acariciaba con la punta de sus dedos la suave nuca de Camila,
mientras trataba de respirar de mejor manera, quería transmitirle seguridad y firmeza en cada uno de
los pasos que darían a partir de ahora, pero al parecer tenía el efecto contrario, su ángel lloraba más.

Con un movimiento firme se levantó de la cama y, aunque las náuseas eran enormes, se mantuvo de
pie afirmándose de su pareja. Miró sus manos que estaban calientes y húmedas, rojas y delicadas,
cualquier roce en cualquier parte de su cuerpo le molestaba, pero seguía firme.

Camila: Entonces ¿cuáles serán los planes? –Se secó las lágrimas y la miró tan llena de amor como
su alma podía, estaba abrazándola por la cintura para afirmarla- ¿Regresar?

Lauren: Sí. –Tembló- Pero sé del lugar donde me gustaría morir, porque significa mucho para mí, no
tengo hogar, ni familia, pero sé dónde quiero estar con usted al fallecer, sólo hay un problema.

Camila: ¿Cuál? –Lo dijo con el rostro pegado al cuerpo caliente de Lethood, su aroma era exquisito
sobre todo cuando traspasaba la tela de la suave blusa que llevaba puesta.

Lauren: No tengo la fuerza para mantenerme de pie, mucho menos para llevar las riendas del caballo,
le pido perdón por ello amor mío. –Hundió el rostro en el cabello ondulado de Camila, por el bien de
ambas una de las dos tenía que ser la que fuera firme sentimentalmente- Tendrá que hacerlo usted.

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No podían quedarse más tiempo, la gente que la reina había mandado a buscarlas estaba cerca, y la
gran recompensa monetaria que ofrecía por la captura de ambas era sabida por todos. Sin dar
mayores detalles le pidió al hombre de la recepción del hotel si podía ayudar a su "hermana" a subirse
al caballo porque no se sentía bien. Fue así como en el patio trasero, él hombre empleó parte de su
fuerza para que Lauren se impulsara y pudiera subirse al caballo, sentada detrás de Camila, sin
embargo como mantenerse incluso en esa posición era agotador, tuvieron que sujetarla por la cadera
a la de la inglesa con unas telas.

El hombre del hotel recibió un poco de dinero por su buena voluntad, con un simple "muchas gracias" y
"adiós" ambas se despidieron y salieron por la parte trasera hacia un camino poco

transitado. ¿No era extraño que dos mujeres fueran solas de esa manera en un caballo? No tuvo
tiempo para reparar en más detalles porque desde adentro del hotel solicitaban su presencia.

Algunas miradas curiosas se posaban de vez en cuando en ellas, aunque sólo por el hecho de que no
fueran acompañadas por un hombre. Por un segundo la morena sintió el deseo de quitarse el pañuelo
y mostrar su rostro con plena libertad, dejar de lado las ataduras y gritarle al mundo que
victoriosamente habían sobrevivido varios días sin ser descubiertas. Pero ¿no terminaría aquello por
destruirles lo poco y nada que tenían para estar juntas? Se contuvo, respiró profundo y se enfocó en el
camino. Tuvieron que dejar de lado algunas cosas, prácticamente iban con lo puesto, unas mantas y
algunas provisiones, era todo lo que tenían en su poder, pero sobre todo y más importante, tenían sus
vidas que aún les pertenecían.

Camila: -sentía el aliento cálido de Lauren golpear su hombro- ¿Se encuentra usted bien?

Lauren: Me siento agotada y algo extraña al ser atada a su cuerpo. –Restregó la punta de su nariz en
la piel de ella- Aunque es un buen lugar para descansar.

Camila: -podía sentir su respiración hacerse más ronca como si tuviese secreciones obstruyendo el
paso de aire- Hubiese dado todo porque esto no fuese así, por darle algo mejor.

Lauren simplemente se movió para generar menor presión sobre ella y apoyó el rostro sobre su
menuda espalda para descansar un poco. El dolor en su cuerpo iba más allá de la enfermedad que
poseía en los pulmones, era dolor emocional, ese dolor que no se calma con hierbas medicinales o
medicamentos, esto era más difícil. No quería responderle, su voz se quebraría. ¿Acaso no era mejor
llorar en absoluto silencio? Las lágrimas iban rodando de sus ojos verdes hasta mojar la espalda de la
inglesa. Apretaba la mandíbula para que no saliera algún quejido, tenía tanta angustia que se sentía
sofocada.

Ya poco le quedaba para seguir disfrutando de ella y aunque quería morir antes de que Aaron la
matara, no quería que Camila Cavendish quedara prisionera de un animal sin corazón, pero habían
prometido fallecer juntas. ¿Acaso no era motivo suficiente para sentirte triste? Incluso en estos
momentos, ella tenía derecho a dudar de una vida en el futuro, la oportunidad de amarla de nuevo o
cualquier opción de índole celestial para recuperar el tiempo perdido en lamentables circunstancias.

Lauren apretó los ojos, el ceño y la boca para seguir llorando sin que ella la notara. "No quisiera morir
tan pronto, no quisiera creer que este es el fin de todo" pensó respirando cada segundo el

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exquisito olor corporal que la muchacha emanaba, si iba a morir, su alma se iría con los recuerdos más
lindos.

Camila: Ya sé cuál es el lugar donde usted quiere morir, vamos hacia allá, aunque tardaremos, pero
estaremos allí.

...................

Presente, año 2015, Estados Unidos.

Tal vez era la sexta vez que lo hacía, pero no podía parar de leer lo que tenía entre sus manos, una
carta, la única cosa que la morena había dejado escrita como evidencia de sus pensamientos y
propósitos a futuro. La frase "Por favor no me busquen" provocaba heridas en su corazón y un cierto
sabor amargo en la boca, no quería pensar cosas de índole negativa, pero tampoco podía controlar la
cantidad de pensamientos que estaba teniendo. ¿Podía este día ponerse peor?

Alzó los ojos y la escena no era alentadora a su alrededor, sentada en medio del sofá de la sala de
estar, podía darse cuenta de todos los movimientos desesperados que hacían los Cabello para
contactar a Camila. Por un lado, estaba el señor Cabello hablando con unos policías para recibir
asesoría de todos los procedimientos que debían hacer en una investigación, por otro lado estaba la
madre de Camila llorando con una foto de ella pegada a su pecho, sus hermanas ocupaban su
teléfono para comunicarles la noticia a los primos y tíos más cercanos, con el fin de ampliar las redes y
encontrarla cuanto antes.

Ella se sentía una completa inútil. ¿De qué servía su ayuda si en realidad hace semanas que no
mantenían contacto?

Alejandro: Está bien, esperaré un poco, gracias Leon, gracias. –Cortó la comunicación antes de
dirigirse a ella- Lauren, ¿segura que no se te ocurre a donde pudo haber ido?

Lauren: Lamentablemente, señor Cabello, es cierto, no lo sé, su hija decidió tomar distancia de mí y
respeté su espacio pensando que así podría necesitarme.

Alejandro: ¿Qué pasó exactamente para que Camila no quisiera tener contacto contigo ni con
Shiyoon?

Lauren: Es algo muy complejo. -Incómoda se remeció en el asiento- Es algo que su hija debe resolver
consigo misma, algo que ella cree que es incompatible con una relación, pero la verdad es que no lo
es.

Alejandro: Si ese infeliz no la hubiera tocado, si ese infeliz no le hubiera hecho daño mi hija. – Hablaba
con la voz agudizándose en medio de su garganta- Mi hija no estaría pasando por todo esto.

En la mañana del día de hoy, Camila había decidido huir lo más lejos de su hogar para buscar
respuestas, para encontrarse consigo misma y para no herir a otros con sus "malditos problemas del
pasado", pidiendo explícitamente que no la buscaran porque todo podía ser peor. ¿Acaso creía que su
familia iba a quedarse de brazos cruzados? ¡No era una muchacha estable! Cualquier cosa que
quebrara su seguridad, cualquier cosa que le recordara su pasado de manera significativa, podía
provocar un retroceso más que grande.

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Lauren: Yo me enamoré de ella con todos sus defectos y virtudes, señor Cabello, con todos. Camila es
una mujer fuerte y me gustaría que sus propios padres le creyeran eso, no sabe lo que es capaz de
hacer por amor. –Sintió sus ojos humedecerse- Ella no va a volver a las drogas, sólo hay que leer las
señales y hacerlo bien, yo no hice nada bien.

Se paró de donde se encontraba sentada y miró por la ventana antes de que todo esto la terminara
destruyendo, la culpa golpeaba su espalda y se reía de ella gritándole "te lo dije". ¿Con qué propósito
se había distanciado? Está bien, un ser humano podía tener un arranque de ira de vez en cuando,
pero la lógica y la razón debe primar para volver a un estado sereno, aunque, por supuesto ella no lo
había hecho.

Sinu: Mi bebé. –Sollozaba- ¿Y si alguien la motivó para escaparse? Lauren: -sintió un frio recorrer su
espalda- ¿Qué pasó con Ayleen?

Alejandro: De forma repentina decidió quedarse hasta octubre en Estados Unidos y puede... -se
miraron entre todos, las hermanas de Camila, la familia completa.

Lauren: ¿Liam? –Murmuró para sí misma, vibraciones se irradiaban en la palma de su mano hasta el
codo, eran los impulsos eléctricos que le producía el sentirse nerviosa ante una posibilidad aterrante-
Señor y señora Cabello, tengo que salir, trataré de encontrar a Ayleen para descartar sospechosos,

así de paso evitamos que alguien la acuse de ser culpable en caso de ser inocente o poder encontrarla
antes de que sea demasiado tarde.

No alcanzó a despedirse como correspondía porque la necesidad era mayor. Al salir de la casa de
Camila se encontró con el auto de sus padres que habían regresado del funeral de la señora Matilde,
como conocían tanto a su hija, no hubo necesidad de hablar, todo estaba en sus ojos.

Michael: Nosotros nos quedamos con ellos, ve a buscar lo que necesites, pero por si acaso necesitas
rastrear a una persona, te puedes contactar con mi amigo Elías Quiroz.

Lauren: ¿El colombiano? –Jauregui padre asintió seriamente, para mantenerse seguros siempre había
que tener contactos, por muy "sucios" que fuesen.

Salió de allí sin despedirse, el día no había comenzado bien y pareciera que tampoco iba a terminarlo
de una buena manera. Estando dentro del taxi sostuvo su teléfono y marcó el teléfono de alguien que
se había distanciado de nuevo de ella por razones extrañas, Liam.

No podía entender que le pasaba a su mejor amigo y no quería creer que los rasgos de una vida del
pasado pudieran estar de regreso para tomar parte de su corazón, porque si había cometido errores
tres siglos atrás, ¿no había nacido de nuevo para mejorar? Uno, dos, tres tonos y nada, él no
contestaba. Fue entonces que volvió a marcar, pero esta vez ni siquiera la dejó marcar en la línea,
tenía el teléfono apagado.

"¿Podría apurarse?" masculló hacia el conductor, un hombre que no tenía el mejor aspecto del mundo,
pero que creía que se había sacado la lotería al llevar una celebridad en sus asientos.

Los ojos verdes de la modelo se oscurecieron cuando miró hacia afuera, aunque en realidad no le

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prestaba atención al paisaje. Tuvo la necesidad de cerrar los ojos y centrarse en las aterradoras
sensaciones que empezaban a apoderarse de ella, escuchaba casi en un susurro ruidos de disparos
que se perdían en el aire, gritos lejanos de hombres, y le era imposible identificarlos. ¿O ella se estaba
muriendo? El aire no quería entrar a sus pulmones, el frío y el dolor estaban desapareciendo, quería
gritar por la mujer que amaba, por la necesidad de protegerla, pero Lauren ya casi no pertenecía a
este mundo, la muerte le estaba dando la bienvenida. ¿Qué era todo esto?

Lauren: Camila... Camila... -Abrió los ojos con el corazón martilleando su pecho, llena de ira y temor
por el lapsus que había tenido, por aquel momento en que su alma se había conectado con las
vivencias de su vida pasada. ¿Qué quería decir eso?

.......................

Exeter, Inglaterra, 28 de enero de 1711.

Se encontraba mirando hacia el techo desde hace más de media hora, el debate moral que tenía
dentro de sí mismo estaba desapareciendo porque la desesperación era más fuerte. ¿Moral? Él no la
poseía, desde que se dio cuenta que era capaz de aprovecharse sexualmente de sus hijas, supo que
no tenía ni siquiera un ápice de ella. Ninguna había caído bajo sus redes de todas formas, con Camila
estuvo a punto, pero la infame había caído por la ventana esa noche. Escuchó un golpe en la puerta y
no tuvo que adivinar quién era porque por la fuerza sabía de quien provenía, después de un "pasa"
Aaron entró.

Su expresión era de pocos amigos, su cuerpo tenía gotas de sangre y ni siquiera se había molestado
por ocultarlas.

William: Veo que has tenido un día de lo más agradable Aaron. –Dijo con sarcasmo señalando una
silla- ¿Té?

Aaron: ¿Crees que tengo ganas de beber té en este tipo de situación? –Pasó desesperado sus manos
por su cabello- Dios, ¿se las ha tragado la tierra? Si esa campesina de mierda quería esconderse, lo
hizo muy bien, y tu hija, William, oh Dios, tu hija apenas la encuentre tendrá el castigo que merece.

William: ¿Has pensado como quieres vengarte de esa infeliz?

Aaron: -se sentó de forma pesada en el asiento, un brillo malicioso cruzó por sus ojos, una sonrisa
carente de cordura cruzó su rostro- Cada noche antes de dormir pienso en cómo me gustaría hacerlo,
apretando su cuello y sentir como su piel se pone fría, enterrar un cuchillo en cada lado de su cuerpo
una y otra vez, escuchando como el filo rompe la carne, otra ha sido dispararle en el centro de la
cabeza, pero el sufrimiento me llama.

William: Se te olvida el detalle de que incluso se han dispuesto militares en su búsqueda, si la reina
dice algo, se hace, te pueden ganar.

Aaron: Si la encuentran puede ir a la horca, pueden cortarle la cabeza, o quemarla viva, las
posibilidades son infinitas. Aunque el placer de hacerlo yo mismo es mil veces más placentero.

William: Eso mismo he pensado yo, Aaron, eso mismo estoy pensando yo.

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Miró con desprecio la taza de té, se paró de su asiento y caminó a un armario para sacar la botella de
whisky que tenía allí, eso por supuesto no fue rechazado por Aaron. Ambos bebieron en silencio, cada
uno sumergido en sus pensamientos, los ojos de Warwick estaban perdidos en una pared, mientras
que los de Cavendish lo observaban llenos de molestia. Sentía deseos por Camila y envidiaba el lugar
de Aaron, pero a diferencia de él, William si deseaba acabar con la vida de la muchacha, darle el
tiempo para hablar sería un error grave, así que debía actuar de otra manera para conseguir su
objetivo.

William: ¿De qué fueron esas manchas? –Indicó la camisa del muchacho.

Aaron: Una persona que no quiso hablar, todos decían que ese hombre sabía dónde estaban, así que
tuvo que pagar e hice lo que mejor pude hacer.

William: ¿No te gustaría hacer lo mismo con Lauren? –Aaron frunció el ceño. ¿Acaso no habían
hablado de esto?- Has puesto mucho la confianza en la orden que dio la reina Ana, es hora de que de
verdad busques a Lauren.

Aaron: ¿Acaso sabes cómo? ¡He puesto cada maldito esfuerzo para encontrarla! Pero ella
simplemente se esfumó.

William: Puedo ayudarte a buscarlas de verdad, has escuchado del dicho "¿Todo vuelve a donde
empezó?" Siento que ellas están más cerca de lo que creemos, te lo juro Aaron, en menos de una
semana tendrás la cabeza de Lauren entre tus manos. –Y yo el placer de matar a Camila.

................

2015, presente.

Se quitó la chaqueta que llevaba puesta ya que sentía que se ahogaba, miró impaciente el reloj
cuando de pronto en el lobby del hotel alguien se puso delante de ella susurrando su nombre. Al alzar
los ojos algo en ella le fue familiar, pero no podía describir con exactitud qué cosa, no sabía si era su
aura o la forma de su rostro. ¿Ella era Ayleen? No había tenido oportunidad de conocerla antes,
porque siempre prefirió que sus encuentros con Camila fuesen de forma cerrada.

Lauren: No quiero ser cordial cuando la situación es delicada e iré directo al grano. ¿Qué hiciste con
Camila?

Ayleen: -le temblaba la barbilla y estaba visiblemente afectada- Yo no le hice nada, yo no le he dicho
nada. ¿Por qué ese maldito afán de acusarme de cosas que no he hecho? ¡No voy a permitir que me
acusen de algo de lo cual soy inocente!

Lauren: Eres la principal sospechosa. ¿Sabes? –Espetó con asco, pero a medida que trataba de
encontrar un poco de paz la sensación de que cometía un error se acrecentaba- Ella escapó y no está
bien mentalmente, está alterada, se enteró de cosas que no correspondían, por favor, necesito que
nos ayudes si eres inocente. Estuve en un funeral, todo ha sido tan repentino que no sé qué hacer y
temo tanto que una persona que quería mucho haya...

Ayleen: Liam. –Murmuró extrañada- ¿Conoces a un Liam Özkan?

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Lauren: -empalideció- Era mi mejor amigo, por favor ¿qué pasó? Dime que sabes. ¡Por favor! –La
sostuvo del hombro.

Ayleen: No, nada, es sólo que sé que los últimos días un hombre con ese nombre la había estado
llamando muy seguido. ¿Lo conoces verdad? –Lauren cerró los ojos antes de que la respiración se
triplicara en el tiempo- ¿Lauren?

Lauren: Él la tiene. Demonios, él la tiene. ¿Volvió?

Capítulo 75

Con el semblante serio estaba observando tras esa ventana, al avión que la llevaría a donde su
intuición se lo pedía, sólo así podría encontrar respuestas y tal vez una solución a su actitud. Miró
hacia el costado, no sabía porque estando lejos de Lauren, recurrió a Liam Özkan para que le diera
consejos, cuando en realidad tenía cierto miedo a sus ojos y a su persona. ¿Él también era parte de su
vida pasada? El turco miraba los boletos de avión que habían comprado, sus cejas duras delataban la
naturaleza de sus pensamientos. No parecía una mala persona, pero ¿por qué estaba haciendo esto?
¿Qué sacaba con ayudarla? ¿Sería su bondad real o sólo una máscara que ocultaba otras
intenciones? Al parecer se había sentido observado, pues giró la cabeza hacia ella, sorprendiéndola
en el acto, cuando no dejaba de mirarlo.

Liam: Van a llamarnos. ¿Estás segura de que es esto lo que quieres? –Se inclinó hacia adelante con
un poco de entusiasmo, pero dolor al mismo tiempo, que ella deseara ir a aquel país sólo podía
significar una cosa, la Camila que él había conocido, podía estar volviendo. ¿Qué tan bueno o malo
podía ser eso?

Camila: Sí, estoy segura.

Liam: La gente va a preguntar por ti, tu familia debe estar vuelta loca y... Lauren. –Cerró los ojos,
mientras apretaba la mandíbula, su reacción con un toque de celos, no le gustaba para nada a Camila.
¿No se suponía que era su mejor amigo?- Lauren debe estar peor.

Camila: -Se le llenaron los ojos de lágrimas- En este estado soy un peligro para cualquiera. Te lo
pregunto a ti, Liam ¿me vas a acompañar a Inglaterra?

...................

1 de febrero de 1711, Exeter, Inglaterra.

Las gotas caían poco a poco dentro del recipiente, su propósito no sólo era el frenar las gotas de lluvia
que se metían entre las tablas, sino además acumularlas para su consumo. "Una, dos, tres..." llevaba
así contándolas desde que se había puesto a llover hace dos días, cada vez que la vaciaban. Su
cabeza le dolía tanto como su pecho, pero ahora que había despertado y la poca luz del día se
infiltraba chocando con sus ojos, sabía que todo esto iba a tener un fin más pronto de lo que pudiese
imaginar.

Sintió pasos a su lado, pero no se inquietaba, el aroma y esa presencia sólo podían ser de la mujer
que había amado en esta vida. Camila se sentó a su lado, allí en el suelo sobre el forraje que ya se

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encontraba húmedo. En otros tiempos el lugar había estado en buenas condiciones, pero ahora sin
sus dueños y tras un incendio, apenas se sostenían sus paredes.

Con delicadeza la morena dejó su mano sobre la frente de la ojiverde, ni siquiera se molestó en decir
que estaba con una fiebre alta, pues desde que habían salido de Plymouth que ese estado era normal
en ella, con sus altos y bajos.

Camila: Iré a buscar un poco de madera para hacer fuego, lo único que nos queda son dos pescados
que pesqué ayer y algo de pan.

Lauren: No, no se agote tanto, por favor. –Asintiendo, Camila se agachó, depositó un suave beso en
sus labios, se abrazó a sí misma para soportar el frío y salió de allí.

Los ojos de Lauren se inundaron con las lágrimas que había estado reteniendo. ¿Cómo una mujer tan
bella como Camila, terminó en paupérrimas condiciones? Una mujer digna de beber vino de la mejor
cosecha, de comer los más exquisitos manjares que la nobleza pudiera brindarle. ¿Cómo estaba con
su ropa y zapatos húmedos, con las ojeras bajo sus ojos y el cabello despeinado? No podía
arrepentirse de haberla amado, porque había sido la bendición y la luz en su tormento, sólo que
viéndola en ese estado lamentaba ser parte del motivo que la tenía así.

Quería llorar con tantas fuerzas, pero sus pulmones ya casi no cumplían con sus funciones, el nudo en
su garganta la estaba ahogando al igual que la pena. Quería pararse, sostener grandes trozos de
madera, cortarlas con un hacha y encender el fuego para abrigarlas a ambas, quería sostenerse en
ambos pies por sí misma, quería hacerle el amor hasta que ella gritara su nombre, quería tantas cosas
que no podía cumplir ahora.

Miró agotada a su alrededor pensando en el motivo por el que había elegido este lugar para pasar sus
últimos días de vida, podría haberlo hecho en el lugar que alguna vez le perteneció a su familia, sin
embargo, estaban bajo este techo porque recordaba que fue ahí la primera vez que Camila le había
brindado un abrazo.

Por su parte, cuando la morena se encontró afuera, se puso a llorar profundamente contra sus manos,
el sonido de la lluvia ocultaba su lamento por la situación que estaba viviendo, no extrañaba la
comodidad ni la comida, su angustia iba en otra dirección. Quería salvarla, pero no tenía recursos,
quería huir, pero no podía luchar contra el destino que tenían en este siglo. Tenía miedo por supuesto.
¿Qué se sentiría morir? ¿Pasaría mucho tiempo desde que viese todo negro hasta que naciera como
Camila Cabello? ¿Recordaría a Lauren Jauregui y su versión pasada Lethood?

Enjuagó sus lágrimas a pesar de que su cuerpo se negaba a detener el lamento, si iban a morir, lo
harían luchando hasta el último segundo. ¿Por qué desperdiciar tiempo aquí afuera si podía abrazarla
para compartir el calor?

Bajó por la colina sintiendo el agua y el lodo meterse entre sus zapatos, nunca había llovido tan fuerte
como el día de hoy, incluso su mente la llevó a preguntarse si era un mal augurio.

Una voz familiar susurró en su oído: "Te envío la última ayuda que te puedo brindar antes de esperar
por ti en la tierra 300 años". Era una mujer con una voz rebosante de paz, como si no le alertara la
situación que estaba pasando. Bruscamente se dio vuelta, esa voz la conocía definitivamente, pero no

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en este siglo, esa persona estaba ahora en el futuro.

"Sounya". Antes de poder gritar por ella, notó a lo lejos a un hombrecito de no más de 1 metro y medio
de altura que se estaba acercando con algo entre sus manos. La lluvia no parecía importarle pues su
cuerpo era cubierto por un abrigo estilo caperuza color blanco, mientras más pasos daba, más sus
rasgos se hacían notar. Camila, en medio de la colina y bajo la intensa lluvia, observó extrañada
cuando ese anciano le entregó una caldera cubierta con paños en sus mangos. El olor que emanaba
era realmente irresistible, al punto que despertaba sus entrañas que ya parecían haberse
acostumbrado al hambre.

Camila: Disculpe, ¿quién es usted?

XX: Yo soy todo, pero a la vez soy nada, sólo aliméntese de esta comida y dedíquese a descansar,
todo esto más que pronto llegará a su final.

Camila: -miró el pequeño caldero, pero cuando regresó la vista el hombrecito ya no estaba-

¿Comida?

.................

¿Cuánto tiempo habría pasado? ¿Una hora? no lo sabía, se había quedado dormida, abrió los ojos y el
sonido de la lluvia continuaba afuera más fuerte que nunca. Volteó la cabeza hacia el lado derecho y
allí vio a la inglesa revolviendo algo dentro de un pequeño caldero negro, el olor entró de inmediato a
sus fosas nasales, despertando cada uno de sus sentidos. Fue como una bomba que detonaba en su
cuerpo, si bien estaba enferma, su estado se debía al hambre constante que tenían desde que
llegaron ahí.

La morena se percató de que despertaba y se acercó de inmediato con una cuchara a su lado para
que pudiesen alimentarse.

Lauren: Huele muy bien. –Murmuró agotada y pestañeando lentamente.

Camila: Tome aquí, aproveche que está caliente. -Le sopló un poco para que no se quemara- Tome,
amor mío. –Con dificultad Lethood abrió la boca y bebió de aquella sopa- Me dediqué a cortar los
trozos de carne que había en ella, así disminuye al mínimo el esfuerzo por masticarlo.

Lauren: Está delicioso. –Fue todo lo que se atrevió a decir, antes de que un nudo se formara en su
garganta y las lágrimas se asomaran por sus ojos verdes- Quiero más. –Dijo con brusquedad, no
quería ponerse a llorar ni mucho menos ahogarse con la comida. Camila sólo se limitó a ayudarla a
comer, sólo de vez en cuando se dejaba una cucharada para ella.

Camila: Si desea conversar sobre algo, este es el momento. -Lauren se quedó callada mirando el
vacío, las lágrimas corrían por sus mejillas y Camila tenía la tentación de quitárselas con los dedos-
Por favor, no sabemos cuánto tiempo nos queda, no desperdiciemos preciados segundos en no
hablar, por favor. –Gimoteó.

Movió el caldero vacío y se acomodó de lado mirando a Lauren, ambas acostadas sobre una manta
muy húmeda sobre forraje, ambas mirándose directamente a los ojos. La ojiverde apretó los labios en

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un intento de no romperse en lágrimas, pero fue inútil, el llanto despacio y angustioso brotaba de su
boca al mirarla.

Lauren: Siento, lo siento en mí, yo... yo no voy a vivir más de un día, estoy tan... -trató de respirar, se
sentía ahogada- estoy tan enferma.

Camila: Lo sé, –sollozó- lo sé amor mío, lo sé. –Besó su frente y nariz, aquella mujer había perdido el
color de su piel y era un milagro que no hubiese fallecido ya de hipotermia.

Lauren: Cumpliré con el deseo de que Aaron no me mate, pero... -silenció unos segundos para
descansar, el dolor en su pecho era terrible, pero no más que el dolor del alma- ¿Qué sucederá con
usted? No podría permitirme dejarla a la deriva.

Camila: Prometí que moriríamos juntas y tengo la sospecha de que así será, Aaron no va a poder
tenerme como trofeo. –Lauren siguió llorando con los dientes apretados, había asumido que esto
ocurriría, pero cuando estaban rozando la muerte, todo el miedo se apoderaba de ella.

Lauren: ¿Va a terminar con su vida? –Casi salió como un chillido cargado de desesperación.

Camila: Nos espera algo mejor en el más allá. –Se acomodó de tal forma que el rostro de Lauren
descansaba en su cuello, sentirla llorar y temblar como una niña, la destrozaba por dentro- ¿Puede

creerme cuando le digo que en la siguiente vida seremos felices? ¿Qué de alguna u otra manera
estaremos juntas?

Lauren: -cerró los ojos tratando de respirar más profundo, el poco calor que sus cuerpos podían
brindarse, ahora era realmente acogedor- ¿Podría describirme ese futuro? –Dijo casi con hipo, quería
concentrarse en el latido de sus corazones y la dulce voz de la inglesa.

Camila: -Se mordió los labios, no quería llorar- Ambas seremos de diferentes clases sociales, aunque
está vez será distinto, yo seré la chica normal y usted la hermosa mujer, famosa y millonaria, vivirá en
una torre más allá del piso 20, carecerá de humildad hasta que una visita inesperada moverá su
universo por completo.

Lauren: Esa visita... ¿Será usted?

Camila: Algo así, mi amor. -Besó su frente, empezaba a recuperar algo de calor y color a medida que
le decía cómo sería todo lo que le esperaba- Sin embargo, yo estaré esperando dormida como una
bella durmiente, de seguro tendremos problemas, no estoy segura, pero será algo de lo que podremos
salir adelante. Después de todo, ¿cómo dos personas destinadas a amarse de nuevo pueden acabar
mal? –Lauren alzó los ojos hacia ella con tanta pasión, que la morena tembló- Nuestras almas ya se
reconocen, están enlazadas por algo muy fuerte.

Lauren: -sus ojos estaban vidriosos, de nuevo- La amo, la amo tanto.

.................

Viernes 21 de agosto de 2015, Nueva York, Estados Unidos.

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Una carta sin remitente, pero claramente con su letra. En su contenido decía "Estoy resolviendo mis
problemas, no me busquen." Como si en una línea pudiese calmar la ansiedad de todas las personas
que estaban tras ella. Suspiró y guardó la carta en su bolsillo como si estuviese resignada a que
Camila hubiera desaparecido, si bien daba señales de vida y de estabilidad, pero ¿cuán estable podía
estar una mujer que podía atentar contra sí misma?

Apoyó la frente en aquel ventanal de grandes dimensiones que mostraba parte de la enorme
metrópolis en la que se encontraba. Había venido a una sesión de fotografía para la revista "Kode"
aunque la mayor excusa era salir de ese caos que había quedado en L.A con la huida de Camila. Los
autos en el suelo se veían tan pequeños que tenía que entrecerrar sus ojos para divisar algo, las

luces de las calles le daban un toque mágico de noche, y aquellos edificios que tenía la ciudad, la
hicieron sonreír con un nudo en su garganta. "Cavendish les llamaba torres gigantes" murmuró antes
de que toda su columna se tensara ante el escalofrío que sintió recorrer su espalda.

Miró hacia los lados por si alguien la observaba, pero nadie estaba allí esperando por ella, entonces

¿qué era esa sensación de que nada estaba bien?

Miró la hora en su teléfono, 22:40, había intentado llamar a Camila de todas las formas, pero recordó
que no llevaba consigo un teléfono, lo que hacía imposible localizarla de forma precisa. Apretó el puño
y maldijo hacia sus adentros, se sentía la peor persona del mundo por estar aquí sentada mirando
hacia afuera, cuando debería estar tras ella, cuando debería hablar con cada agente del FBI para
conseguir saber su paradero.

El único intento activo de su parte, fue buscar en los registros de aerolíneas si hubo algún viaje al
extranjero con su nombre, pero no había nada de información disponible, ni siquiera de Liam.

Desesperada rascó su cabello y en ese instante la sensación de peligro volvió a recorrer su espalda.
Sudando miró a su alrededor, en la oscuridad de aquella habitación poco y nada podía visualizar su
entorno, sin embargo, estaba segura de que nadie había entrado. Su corazón empezó a latir más
fuerte, más rápido, el pecho empezó a dolerle, pero antes de pensar en algo de índole letal, su celular
empezó a sonar.

XX: ¿Lauren? –Esa voz la conocía, pero no sonaba normal.

Lauren: Liam. –Masculló, se paró en medio de la habitación con el ceño fruncido y la mano apretada-

¿Desde dónde estás...?

Liam: Lauren. –Pronunció su nombre, lamentándose como si algo le doliera- Lauren, tengo imágenes
en mi cabeza que no me gustan.

Lauren: ¿Y Camila? -Apretó su puño respirando hondo. Pudo adivinar que bebía algo por el sonido
que hacía su boca, además la entonación de su voz delataba su estado de ebriedad.

Liam: De ella... no puedo decirte, nadie puede saberlo, no quiere. ¿La estás buscando?

Lauren: ¡Dime donde está! –Paseaba desesperada por la habitación, su rostro era iluminado a ratos

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con la luz de la ciudad que entraba por las ventanas- Liam, si le haces algo te juro que...

Liam: Nuestra amistad se perdió desde que no pude sacarme a Camila de mi cabeza.

Le dolió tanto el corazón, como si lo hubiesen apuñalado con un cuchillo, sus palabras, aunque fueran
alentadas por unas copas de alcohol, tenían la más pura verdad ocultada por la esperanza de
recuperar aquello. La sorpresa dejó callada a la actriz, era burdo pensar que una mujer y la envidia
que despertaba su relación, pudieron acabar con años de amistad. ¿Prefería a Liam o a Camila? Sin
dudar iba a elegir a la morena, porque sabía que desde otra vida estuvieron destinadas a quererse y
que no podía parchar algo que estaba roto con su "amigo". Ansiosa se sentó al borde de la cama,
buscando las palabras correctas para no despertar ira en él, no sabía en las condiciones en las que se
encontraba, ni mucho menos en las que se encontraba Camila.

Liam: Repito, Lauren, ¿la estás buscando? –Se rio con sarcasmo- ¿O estás en la comodidad de un
hotel?

Lauren: Si la busco, se hará más inaccesible. –El trabajo había quedado en las autoridades
respectivas, mientras, ella estaba parada "en medio de un desierto"- Liam, ¿le has hecho daño? –Se le
quebró la voz pensando en posibles y terribles escenarios- Por favor habla.

Liam: ¿Te preocupa? –Desde el otro lado, el turco estaba apoyado contra un mueble de su habitación
de hotel, una botella de whisky en el suelo y sanguinarios escenarios en su cabeza- Lauren. ¿Qué son
estos pensamientos que me persiguen?

Lauren: -apretó la mano en su frente- ¿Qué pensamientos? Descríbelos.

Liam: Al principio veo un granero sobre la colina de un cerro, mucha, mucha lluvia, me acerco sobre un
caballo, pero antes de abrir la puerta aprieto el gatillo de una pistola y... -su voz se quebró, sus ojos se
llenaron de lágrimas pensando y sintiendo el dolor de la escena- y... Dios, yo no quería que acabara
así.

Lauren: -abrió los ojos tan grandes como podía, sentía que se ahogaba con las palabras de él y el
hecho innegable de que estaba recordando su vida pasada- No quieres hacer lo mismo ahora.

¿Cierto?

Liam: ¡No entiendo! ¡¿Qué es esto?!

Lauren: No les prestes atención a esos pensamientos, son sueños nada más.

Liam: No pueden ser sueños si estoy despierto. –Tosió- Y aparecen ahora tú y ella, ahí muertas.
Lauren, ¿qué está pasando? No pude ser yo. ¿Cierto?

Lauren: Liam, por favor no hagas nada estúpido, no le hagas daño a ella ahora, no te hagas daño a ti,
por favor dime dónde están.

Liam: No puedo decirte. –Lloraba desconsolado, estando ebrio tenía mayor capacidad para demostrar
sus sentimientos. Desesperado pasó la mano por su cabello- Debes encontrarla tú misma antes de

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que sea demasiado tarde.

Lauren: ¡Liam!

Pero la llamada había terminado allí, dejando a Lauren con las palabras en su boca, palabras
ahogadas por el silencio y la incertidumbre de lo que podía pasar si no se apresuraba. Él estaba
recordando y todo podía ser posible, si su alma estaba necesitada de venganza o si quería redención,
podía descubrirse a medida que asimilara quién fue hace 300 años.

Un soplo sintió en su nuca y una nueva idea pasó por su cabeza. Decidida, anotó el número que había
quedado en la pantalla de su teléfono tal como hace poco le dijeron los agentes, "Cualquier tipo de
número por el que tengas contacto con ella, guárdalo." Si por obligación tenía que estar atada de
manos, mientras el proceso de investigación avanzaba, entregando el número al menos podía aportar
algo.

Marcó al número que le habían dicho, pero los tonos se perdían en el vacío, nadie contestaba. ¡Justo
ahora! La ansiedad comenzó a aumentar en su pecho como un calor que ascendía y quemaba todo a
su paso, sus dedos temblorosos digitaron el número de su madre, de su padre, pero todo el mundo
parecía estar ocupado en este minuto. Los espasmos se estaban haciendo incontrolables, la imagen
de Camila indefensa ante las garras del nuevo Liam, era algo que no la dejaba pensar con claridad.

Lauren: Camila, por Dios, Camila. ¡Camila! –Se acercó a un mueble y tiró las cosas que estaban allí
puestas, la vasija de porcelana se hizo trizas y un vaso con coca cola sin gas también- Contesten
maldita sea. ¡Contesten! –Las gotas de sangre manchaban la pantalla del teléfono, como nadie la
ayudaba, estaba entrando en una crisis de pánico- Dios, Dios, Dios. -Apretó su pecho con la mano
para quitarse la extraña sensación de peligro que crecía ahí.

"No puedes estar varada aquí, no le hará bien a tu salud mental, ve a Nueva York, nosotros te
informaremos de cualquier cosa" "La policía dice que, si Camila manda cartas diciendo que no la
busquen, la gravedad de la situación disminuye legalmente" "Si recibes un llamado de Liam,
comunícalo".

Y de pronto estaba recibiendo una llamada en su teléfono. Era su amigo Shiyoon.

...................

Al otro día.

Autoritario como no quería serlo, se paró frente a Camila que se encontraba en posición fetal en el
suelo. No tenía intenciones de hacerle daño, había llegado hasta ahí como un amigo y aunque estaba
seguro de que su imagen estaba tan sucia como para convertirse en sospechoso, simplemente no
quería seguir alimentando aquello. "Debimos irnos" masculló ella, mientras lloraba. "Debimos volar en
ese avión" seguía murmurando.

Liam: Estoy aquí porque tengo miedo de que te hagas daño, si aquí te dan crisis de pánico, ¿crees
que en Inglaterra no sucederá lo mismo? ¿Por qué quieres ir hasta allá? –Ahora Inglaterra en su boca,
sonaba tan familiar. Se sujetaba de un mueble, la resaca de la bebida de anoche no lo tenía bien.

Camila: Siento que algo malo puede pasar. –Presionó su pecho- Pero no quiero volver, no hasta que

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pueda comprender. -Se quedó callada al cubrir su rostro. Se estaba volviendo loca, era un hecho-
Siento que debo ir a Inglaterra, es la única forma de entender todo lo que me pasa. ¡Debimos volar en
ese avión!

Liam: -le temblaban los labios- ¿Y qué es lo que te pasa? –Ella no quería mirarlo, eran cosas que no
entendería- Sabes que la gente está buscándote.

Camila: No puedo estar en Los Ángeles. -Empezó a dolerle el pecho también- Si no quieres
acompañarme a Inglaterra, no me importa, no me retendrás más tiempo acá. –Se acomodó y se paró
para enfrentarlo- Pero yo me subiré a un avión e iré.

Liam: -las imágenes de Camila y Lauren bañadas en sangre pasaron por su cabeza, tan nítidas como
si lo hubiese vivido ayer- Esas... esas cosas que te pasan... ¿acaso no tienes recuerdos que no sabes
cómo se crearon? Camila, ¿por qué quieres ir a Inglaterra?

Camila: No puedo decírtelo, sólo... sólo iré y compraré otro boleto de avión, aunque sea sin ti. –Abrió la
puerta de aquella habitación de hotel, pero antes de que pudiera salir, las palabras del turco le dieron
sentido a todo.

Liam: ¿Una vida pasada? Es... –Camila se detuvo en seco con la mano en la puerta, su corazón
latiendo a mil por hora y el miedo en su cuerpo- ¿Es eso Camila?

.................

2 de febrero de 1711, al otro día, Exeter, Inglaterra.

La lluvia no había cesado, la lluvia estaba presente como la decoración perfecta en un día que merecía
ser recordado para la eternidad. Aaron estaba con la cabeza apoyada en la mesa, mientras enterraba
una pequeña cuchilla en la madera de esta, los movimientos repetitivos, su carente respuesta a los
estímulos, no le interesaba comer o dormir, sólo tenía una cosa en mente.

Al escuchar que alguien golpeaba la puerta, al escuchar esa voz tan conocida, se paró de inmediato
para abrir. Los dedos le temblaban ansiosos a la espera del contenido de su mensaje. ¿Habría tenido
buenos resultados? Un hombre de pelo castaño y de muy mal aspecto se acercó a él, le hizo una
pequeña reverencia y se sentó donde le había indicado.

Aaron: ¿Y bien? -Lo miró ansioso.

XX: Tuve ciertos contratiempos, pude haber venido ayer, pero las lluvias hicieron el camino casi
inaccesible. Por eso apenas pude llegué hasta acá. –Se tocó la ropa mojada, Aaron lo miraba
impaciente, pero no quería hablar para arruinar el momento- En efecto señor Warwick, el señor
Cavendish ha enviado gente para vigilar la ciudad con el propósito de encontrar primero a su esposa y
a esa campesina. Y matarlas con sus manos sin consultarle a usted.

Aaron: Ese hijo de perra. –Masculló- ¿Cómo te enteraste?

XX: Un poco de dinero y alcohol puede convencer incluso al más débil. –Sonrió. Aaron hizo una mueca
de asco, el hombre carecía de toda belleza convencional, la evidente deformidad de su mandíbula y el
ojo izquierdo lo hacían lucir como un duende o alguien de las leyendas campestres, pero su

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compromiso con una tarea impuesta, era sorprendente- Pero hay algo más, algo mucho más
interesante, señor Warwick.

Aaron: ¿Qué es?

XX: Sé el paradero de su señora esposa y la mujer a la que esconde. –Aaron se puso pálido y sólo
atinó a retroceder para alcanzar un arma con la que pudiese disparar- ¿Recuerda el hogar de aquellos
campesinos? ¿Los Kolgers? Pues están escondidas en lo que queda del granero.

Capítulo 76

El dolor en su cuerpo estaba creciendo con los días, los síntomas de un resfriado parecían ser
inminentes, no había dormido bien y ahora mientras paseaba, el ruido de abajo la había inquietado.

¿Medio día tal vez? Observó que el reloj sobre una mesita le daba la razón. Afuera las gotas caían sin
piedad y no se atrevía a salir por temor a contraer un resfriado, ¿quién era el valiente que sí lo había
hecho? Estaba en la mitad de aquella escalera, cuando su sirvienta se acercó a la puerta para atender,
afuera un hombre con la respiración agotada le entregaba a la muchacha 3 cartas distintas que habían
sido protegidas desde su ciudad de origen. Dando las gracias, cerró la puerta y se volteó hacia la
mujer que con curiosidad la observaba sobre los peldaños de mármol.

XX: Han llegado 3 cartas, señora Cavendish, una para usted, una para su hija y una para su esposo.

Rachel: ¿Para mi hija? –Preocupada observó el sobre, pero sólo salía el nombre de la niña escrito- A
pesar de ser su madre no puedo leerlo antes de que lo haga ella, sólo me pregunto si provienen de la
misma persona. Puedes ir a entregárselo a su habitación, yo me encargaré de la carta de mi esposo y
la mía, ve. –Asintiendo, la muchacha subió por la escalera hacia la habitación de Rachel hija, en una
mansión como esta, las distancias entre ciertas estancias eran de grandes proporciones.

El presentimiento a veces no es valorado como corresponde, e incluso ella misma no lo tomaba en


cuenta, sin embargo, en este momento sentía que debía ir sola hacia el cuarto que usaba para sus
tertulias o para la lectura de sus libros. Dejó el sobre de William sobre la mesa, mientras ella sostenía
el que le pertenecía. Con cuidado abrió el sobre y sacó la carta, bastó que la doblara un poco para que
gimiera al reconocer la preciosa caligrafía con la que había sido escrita, quería gritar y salir corriendo
por ella, sin embargo, leer el contenido era mucho más importante.

"Hacia usted, madre, que ha abierto la carta que tiene entre sus manos, me dirijo tras una seguidilla de
situaciones lamentables como no me hubiese gustado dirigirme, pues no hay nada mejor que
confesarme mirando a los ojos de la otra persona.

Se ha preguntado reiteradas veces por mi situación, si he comido, si he dormido, si mi secuestradora


me ha tratado bien. ¿No es así? Pues bien, no me había sentido en tan agradables condiciones como
lo estuve en mi infancia, la persona que tengo a mi lado y a quién voy a perder pronto, no es nada más
ni menos que la mujer a quién yo amo. Que sí madre, ha leído usted correctamente, he dicho mujer. A
estas alturas ya no espero que nadie logre comprender nuestro amor, a estas alturas

ya no busco su aprobación, sin embargo, espero pueda evitar juzgarme, después de todo, ya no tiene
importancia. Sin embargo, la injusticia del hombre con el que me he casado y la del hombre con el que

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usted lo está, se han encargado de difamar a la mujer que amo, de todas las formas posibles.

Voy a morir madre, voy a morir lamentando no haber sentido en varias ocasiones su amor hacia mi
persona, lamentando que se haya contenido tantas veces frente al carácter dominante de William
Cavendish, pero no voy a morir sin dejar un registro de mi punto de vista, algo que puede darle luces
de la verdad que hay tras dos personas totalmente oscuras de alma. Esto se remonta hace algunos
años atrás, años en los que pasé de ser una adolescente para convertirme en una mujer, los ojos del
hombre a quién yo quería como mi padre, perdieron ese brillo de dulzura, para ser sustituidos por el
brillo de la lujuria."

Los ojos de Rachel estaban llenándose de lágrimas, sin poder dar crédito a lo que allí estaba escrito.

"En reiteradas ocasiones, conforme pasaba el tiempo, él intentó hacer uso de su fuerza para acercarse
más de lo debido hacia mí, creí que sólo eran ideas mías, pero no fue así. Sé que usted tiene
sospechas del comportamiento irracional de William, pero no da crédito o no las toma en cuenta por
temor a descubrir la verdad. ¿Estoy mintiendo acaso? La noche en la que yo desaparecí, fue cuando
todo se había salido de control, sus intenciones por arrancarme la ropa y hacer uso de mi cuerpo iban
en serio. Había aprovechado que estaba sola en el tercer piso para subir y hacerme daño, alcanzó a
rasgarme el vestido y tocar parte de mi cuerpo, pero no fue posible que consiguiera su cometido, yo
caí por la ventana.

Madre, el hombre que tiene a su lado por esposo, es un ser al que no le importan las relaciones
familiares, él está consciente de que sé la verdad y de que puedo arruinarlo. Es por eso mismo que
junto a Aaron, otro hombre que disfraza su maldad con una máscara de amabilidad, se dedicó a darle
otra versión a los hechos. Estoy a punto de morir y se lo expreso con claridad antes de que sea
demasiado tarde, William Cavendish es un peligro para mis hermanas. Pronto Rachel se hará una
señorita y el deseo carnal del duque puede despertarse de igual manera para abusar de ella, que no
sea demasiado tarde para que usted tome las decisiones correctas y proteja a mis hermanos.

Madre, mi vida caerá ante las manos de quién consideré mi padre o ante las manos de quién fue mi
esposo. De cualquier manera, puedo asegurarle como al principio de estos párrafos, que he sido

inmensamente feliz con Lauren Lethood, pues en sus ojos, en sus palabras y en sus acciones he
descubierto lo que es el amor.

No se lamente cuando aparezcan nuestros cuerpos, no se lamente cuando todo el imperio de los
Cavendish se derrumbe, usted misma puede unir las piezas y llegar a la conclusión de que todo lo que
he dicho ha sido verdad. Madre, ¿realmente está segura de quién es su marido?"

"Los niños" fue todo lo que atinó a balbucear antes de arrugar la carta entre sus manos y salir
corriendo hacia las distintas habitaciones de la mansión, si no actuaba, no podría salvar una vida
siquiera. Sus hijos estaban en peligro, pues si se iba a desatar una guerra entre los Cavendish, sería
ahora mismo.

...........

Martes 25 de agosto 2015, Nueva York.

Las manos le temblaban a tal punto, que era incapaz de sostener adecuadamente su taza de leche y

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chocolate. Los ojos rasgados de su amigo la observaban con paciencia, pero al mismo tiempo con
preocupación. Estaba de vacaciones de verano, tenía el tiempo para manejarlo a su gusto y como sus
presentimientos siempre eran acertados, estaba acá acompañando a Jauregui, además por supuesto
para contarle sobre cómo iba todo al otro lado del país.

Shiyoon: Sería inútil hacerte un comentario sobre lo mal que se te ve. –Lauren asintió con la mirada
perdida en el vacío.

Lauren: Me siento sin vida, cada día el dolor en el pecho crece, cada día me grita que debo salir del
país, no es un infarto, es algo extraño de explicar.

Shiyoon: Y tus ojeras son evidentes. ¿Acaso no te da problemas tu aspecto para la revista? –Ella
negó- Supongo que el maquillaje todo lo puede. –Miró la punta de sus dedos, mientras los rozaba unos
contra otros, sentía su piel áspera y eso le incomodaba- En días no me he comunicado con Sounya y
la incertidumbre me está matando, tantas preguntas asaltan mi cabeza. ¿Qué pasó si se convirtió en
ser humano y olvidó todo? Pero estoy aquí porque sé que no debo derrumbarme, porque mi amiga
está perdida tratando de entender porque viajó en el tiempo, y de paso mi otra amiga se está muriendo
en vida. –La miró.

Lauren: -dejó de lado la taza de leche para colocarse delante de él- He sido una egoísta, todo este
tiempo has estado a nuestro lado ayudándonos, soportándonos, brindándonos lo que sea posible y
relegando cosas personales. Lo siento tanto. –El coreano hizo un gesto con la boca tratando de
restarle importancia a las cosas- Y lo sigues haciendo.

Shiyoon: Recibí tanta ayuda en el pasado cuando fui drogadicto, causé tanto dolor en mi familia, que
de cierta manera no quiero preocupar más a otros en el futuro, eso es todo.

Lauren: ¿Y por qué existen los amigos? –Le pegó suavemente en la cabeza provocando que ambos
rieran. Fue increíble que hasta sintiera dolor en sus mejillas. ¿Hace cuánto tiempo no reía?

Shiyoon: Cuando encontremos a Camila, pueden centrar toda su atención en mí, se los prometo.

Tuvieron que salir de aquel hotel y caminar un poco por la ciudad, era la única manera de no
sobrecargarse de aquella energía negativa que los envolvía tras la desaparición de la muchacha. Más
de alguna persona se acercó a Jauregui para pedirle una fotografía, sin embargo y aunque sus ánimos
no eran de los mejores, ella no se atrevía a negarles aquello y ponía la mejor sonrisa que podía. El
asiático sólo la observaba con admiración, era increíble que a pesar de sentir que se estaba muriendo
por dentro, ella no dijese "no puedo" o algo por el estilo.

Juntas entraron a un restaurante elegante de comida mediterránea y se acomodaron en una de las


mesas más lejanas, probar otra comida que no fuese la que servían en el hotel podía ayudar a
despejar la mente y el ama, según Lauren, aunque más bien tenía que ver con el hecho de que en
aquella habitación no se estaba sintiendo bien.

Shiyoon: ¿Y por qué no les has pasado el número a los agentes?

Lauren: Porque, aunque no lo creas, siento que Liam es incapaz de hacerle daño a Camila, incluso si
todos los recuerdos de su vida pasada volvieran.

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Shiyoon: Pero eso podría dar luces de donde se encuentran. –Limpió sus comisuras labiales con
delicadeza, después bebió un poco de vino blanco tratando de analizar todo lo que habían
conversado- Lauren, ¿realmente que te amarra aquí? Digo ¿qué te detiene de moverte hacia donde
quieras?

Lauren: ¿De qué hablas?

Shiyoon: En Los Ángeles ni yo puedo servir más, la desaparición de Camila ha sido por completa
voluntad y eso la policía lo toma como una disminución en la gravedad de los hechos. Liam te ha
llamado y te ha preguntado si acaso la estás buscando. ¿Hay algo más claro que eso para que te
muevas desde donde estás sentada? –Ella parecía no comprender- Sonará muy meloso e irritante,
pero esto puede ser una prueba que inconscientemente el alma de Camila está poniéndote.

Lauren: Como si en el pasado hubiésemos hecho una promesa. –Susurró- Siento mi piel caliente y
tengo náuseas ahora, me estoy volviendo loca.

Shiyoon: Mañana tengo que volver a L.A, pero a ti nada fuerte te amarra a esta ciudad. ¿Por qué no
aceptas ese instinto que te dice que debes salir del país? –Jauregui lo miró temblando, su aspecto
agotado evidenciaba la angustia que no quería escapar de su cuerpo- Vete ya, Lauren.

.................

1711, Inglaterra.

"¿Está seguro de lo que va a hacer?" Le preguntó un hombre. Aaron ni siquiera tuvo deseo de
responderle. ¿Cuántos días había esperado este momento? El hambre estaba viva en cada punto de
su cuerpo, un hambre que devoraba la capacidad para decir "no", esa capacidad que nos ayuda a
razonar y no nos deja llevar por nuestros instintos animales, estaba desapareciendo. Sostuvo el arma
más ligera, pero efectiva para disparar a distancia, aunque quizás si la situación se lo permitía, mataría
a la campesina cuando la tuviera entre sus manos.

"No le digan de esta situación a los hombres que la reina ha mandado" masculló a sus seguidores
quienes asintieron sin decir una sola palabra.

Iba caminando hacia la entrada de la mansión, cuando un criado murmuró que había llegado una carta
para él y su padre, sin embargo, la atención de Aaron no estaba en otra cosa que no fuese el objetivo
macabro en mente. El hombre caminó hacia una de las oficinas que el señor Scott tenía para hacerle
entrega de los papeles, al menos uno de ellos debía leer lo que había llegado sin remitente.

Aaron miró hacia el horizonte cuando se subió velozmente a su caballo, tuvo la necesidad de reír por
la situación en la que estaba. ¿Cómo pudieron estar tan cerca de él y no ser capaz de darse cuenta?

¿William habría sospechado que volverían? No quería que ese infeliz tomara las riendas de la

venganza antes que él, porque le quitaría el placer de llevar a cabo su plan, además era lo
suficientemente cerdo como para hacer algo sanguinario contra su propia hija y él por supuesto no la
quería muerta.

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Sintió la dureza de las riendas entre sus manos, miró a los cinco hombres que lo acompañaban a su
lado junto a sus caballos y con un gesto les dijo que debían partir. Un movimiento brusco y una patada
lateral fue suficiente para que el equino de grandes proporciones galopara con furia sobre la tierra
mojada, lo mismo hizo su séquito que no parecían asustados con lo que su jefe estaba pensando.
Hombres que no temblaban si un cuchillo atravesaba repetidas veces el cuerpo de una persona,
hombres que mataban y cumplían órdenes sin importar la condición, dada la generosidad y las
regalías que les otorgaba el consentido de la reina Ana.

.....................

Sonrió de lado muy lentamente con aquella pequeña capacidad que le quedaba para hacer
movimientos. La forma de sus pestañas, sus pómulos, la forma de sus labios, incluso la forma en la
que el cabello mojado caía sobre su cara, verla dormir era un placer. Sintió la necesidad de suspirar,
pero no podía porque incluso aquello le quitaba fuerzas, Dios, iba a morir con un ángel abrazándola y
no podía pedir más. ¿Tanto merecía? No había hecho nada grandioso en su vida que ameritara morir
amada.

Empezó a sentir mucho sueño, tanto sueño que sentía su cuerpo más liviano, pero no quería irse.

¿Sería egoísta pedir una última mirada llena de amor antes de decir adiós? Casi como si lo hubiese
gritado, Camila despertó respirando bruscamente, se sentó sobre el forraje y la miró para comprobar
que seguía allí.

Camila: Lo sentí, lo sentí aquí. –Murmuró agudamente- ¿Se iba a ir sin decirme adiós? Lauren: -estaba
casi en posición fetal observándola- No... No quería despertarla.

Camila: -apretó la boca en un intento inútil por no ponerse a llorar- No iba a perdonárselo. –Se
acomodó a su lado- ¿Por qué me observa así?

Lauren: Qui... quisiera quitarle esas lágrimas, no quiero que llore. –La muchacha negó tajantemente
porque nada iba a evitar que su corazón se destrozara con la escena que tenía frente a sus ojos-

¿Tan mal me veo?

Camila: Nunca se ha visto mejor. –Acarició su rostro, Lauren sentía la necesidad por quedarse
dormida, pero sabía que una vez cerrara los ojos, ella no iba a volver- Yo... yo sólo puedo agradecerle
una cosa amor mío, gracias por amarme, gracias por confiar en que yo la amaba y que no era un
capricho para mí.

Lauren: Lo sé, –susurró agotada- mi alma lo sabía.

Camila sintió tanto miedo como nunca, incluso sabiendo que volverían a nacer, estaba llena de pánico
por algo que de todas maneras consideraba incierto. ¿Cómo sería la muerte? ¿Iba a dolerle? Miró a su
alrededor intentando no romper en llanto, pero fue inútil, no podía celebrar que estaban muriendo.
Lauren Lethood después de días en un estado agónico se estaba despidiendo y ella impotente se
sentía por no haberle brindado los cuidados a su enfermedad. ¿Iba a morirse de todas formas? Ni
siquiera podía saber en este siglo lo que tenía en su cuerpo, que la mantuvo enferma por tanto tiempo.

Camila: -Afuera la lluvia empezaba a ser cada vez más fuerte- Yo sé que siente que no mereció ser

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amada, pero la verdad es que está mal. Toda su vida mereció ser amada, sobre todo cuando de niña
le hicieron tanto daño. -Acarició su quemadura en la mejilla izquierda.

Lauren: La falta de dinero. –Cerró los ojos al sentir un profundo dolor en el pecho, como si le
estuvieran atravesando los pulmones con una daga- La ca...carencia de cosas, el esfuerzo... me sen...
tí más que pagada cuando usted me miró, cuando se me cayeron las manzanas. –Se estaba poniendo
pálida- Dios, me due...le.

Camila: No, no amor mío. –Lethood apretó los dientes, si bien le dolía profundamente, no tenía como
saber que sus pulmones se estaban llenando de sangre- Por favor, Lauren Lethood. –Balbuceó entre
lágrimas.

Sus preciosos ojos verdes se llenaron de lágrimas porque el instinto le decía una cosa. Alzó la mano
para sujetar el rostro de Camila, su ángel, la solución a una vida de sacrificios y problemas que debía
enfrentar una campesina del siglo 18. El suave tacto de su piel le hizo sonreír, mientras lloraba en
silencio. No podía decir que no tenía miedo. ¿Cuándo iban a verse de nuevo?

Lauren: Ya viene... él... viene.

Camila alarmada se paró hacia la entrada del granero para abrirlo sólo un poco. La lluvia era fuerte y
dificultaba la visión al horizonte, pero ella tuvo la capacidad de divisar unas manchas negras que se
acercaban en dirección hacia ellas.

Cuando volteó el rostro hacia Lauren, se dio cuenta que su boca apenas se movía en un intento vano
de tener algo de oxígeno, que sus manos estaban quitando su manta para respirar solo un poco más,
Lauren Lethood estaba sufriendo.

Llorando, Camila se acercó a su amada para acariciarle las mejillas y mientras ella también entre
lágrimas y palabras poco claras le decía que se relajara, que incluso si esto era doloroso iba a llegar a
su fin.

Lauren: No... No deje por... favor que Aaron la toque. -Gimió.

Camila: No lo voy a hacer, yo me voy a ir ahora también. –La escocesa miraba a su alrededor,
mientras todo se iba nublando lentamente.

Lauren: -se acurrucó contra ella escuchando su corazón latir fuertemente, el calor de su cuerpo y su
presencia la hacía sentir más libre y segura de que esto no iba a acabar- Futuro, si usted... cree... en
otra vi...vida fu...futura, quiero estar allí... ahora. La voy... la voy a estar esperando... como dijo... usted.
–La sangre empezó a escurrir por su nariz y sus comisuras labiales, sus órganos internos estaban
colapsando de tal manera que la sangre interna necesitaba escapar por donde fuese.

Camila: -llenaba de besos su cabellera, le dolía el pecho de tanto llorar y no le importaba que ella la
escuchara, después de todo estaban en igualdad de condiciones frente a la muerte- Sin importar las
condiciones yo estaré allí para usted, porque la amo.

Lauren cerró los ojos dejando que las caricias y los pequeños besos de su ángel la despidieran. No
había que alargar lo inevitable, pues desde que decidieron amarse supieron que los castigos y la
muerte las iban a perseguir en cada rincón en el que decidieran estar juntas. En el siglo 18 era

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imposible que la hija de un gran y famoso Duque pudiese estar con alguien dentro de la más baja
categoría en la sociedad europea, y aun sin la división de sus clases sociales, era imposible que dos
mujeres estuvieran juntas.

Apretó los dedos que tenía sujetos en la espalda de su amada al sentir que ni la más mínima cantidad
de aire podía entrar a sus pulmones, escondió el rostro en el cuello de la inglesa hasta que

el ruido del exterior fue desapareciendo. El llanto de Camila, sus caricias y su cuerpo se desvanecieron
por completo, pero antes de caer sobre un torbellino en la oscuridad, antes de que se entregara
definitivamente al más allá, el susurro de Camila hizo eco en su mente con las palabras clave: "La
fuente, mi amor, la fuente."

Aaron veía tan cerca el granero, que la impaciencia fue más fuerte que las ganas de seguir el plan que
había armado. Se bajó del caballo y aunque sus hombres le gritaban que tuviese cuidado, él siguió
corriendo, cayó un par de veces sobre el lodo, pero su ímpetu lo levantaba y lo hacía subir la colina.
Apenas vio las puertas del granero las agarró con fuerza y de golpe las abrió hacia atrás viendo a su
mujer sobre fardo, llorando y abrazando el cuerpo inerte, frío y ensangrentado de la campesina. La
rabia y el descontrol estaban haciendo efecto en su cuerpo, un efecto más allá del que un humano
pudiese tolerar. No iba a tener el placer de matar a la sucia campesina porque ella ya había muerto.

Aaron: ¡Lo sabía! ¡Eres una mujer barata! ¡Una maldita infeliz!

Camila: Hazlo, hazlo ya, hazlo. –Susurró sin soltar el rostro ladeado de Lethood. Su ropa estaba sucia
con la sangre que ella seguía botando, pero no era importante ahora- Hazlo ya Aaron Warwick.

–No iba a mirarlo, no iba a darle el placer de posar la mirada hacia él en sus últimos segundos. Aaron:
Lo vas a pagar maldita infeliz. ¡Lo vas a pagar! –Escupió encolerizado.

XX: ¡Señor Warwick! –Gritó uno de sus hombres tratando de quitarle el arma entre sus manos- ¡A ella
no señor! ¡A ella no debe!

Sin medir las consecuencias y forzando sus brazos, Aaron logró desprenderse de sus brazos de tal
manera que pudo sostener el arma que llevaba en su abrigo, apuntar a su esposa y dispararle tantas
veces como la cantidad de balas le dio abasto, tantas veces que el cuerpo de la muchacha se movía
solo con el impacto de los tiros.

Camila alcanzó a abrazar aún más fuerte el cuerpo de la campesina dejando que su cabello empapado
de líquido rojo se pegara a su cara, dejando que el dolor desgarrara su espalda, dejando que sus
frentes descansaran una sobre la otra, permitiendo que la muerte le extendiera una mano para
sostenerla y llevársela a donde realmente correspondía.

Camila: En 300 años mí am...or, nos vemos en... –No pudo seguir hablando porque no podía seguir
respirando. La boca se le llenó de sangre que expulsó al no poder cerrarla, ni siquiera alcanzó a sentir
más dolor y a sufrir en agonía, el desquiciado de Aaron Warwick le había hecho un favor asesinándola
de esa manera, ni siquiera alcanzó a escuchar su llanto en la entrada del granero, sólo cerró los ojos
con una leve sonrisa antes de que sus ojos perdieran el brillo de la vida.

En este momento el caos en la historia de la sociedad británica se iba a desatar, el mundo se enteraría

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de que Camila Warwick había llevado a cabo su cometido, hasta aquí en este siglo su sacrificio de
amor se había cumplido.

Capítulo 77

La venganza, sentimiento poderoso que puede nublar la razón ante la necesidad de realizarla, había
sido la causa de que todo estuviese como estaba. Apenas había apretado el gatillo, el cuerpo de
Camila se había sacudido con todas las balas que la habían atravesado, pero no pasó mucho tiempo
antes de que Aaron se diera cuenta de lo que había hecho.

Un paso a la vez, lentamente se fue acercando a los cuerpos que yacían en el suelo, sus hombres lo
acompañaban caminando tras él, mirándose con cautela para tomar las medidas necesarias, él iba a
volverse loco.

Aaron tragó saliva, mientras se mordía los labios, las gotas de la lluvia seguían cayendo desde su pelo
mojado, pero parecía no importarle, la imagen bajo sus pies era realmente aterradora para él, pues era
lo que nunca deseó ver, "el amor hasta que la muerte los separe". Empezó a temblar al ver a Camila
abrazada a Lauren Lethood, ambas pálidas y frías como la nieve, ambas teñidas con la sangre que
había escapado por sus bocas y todo orificio que había hecho las balas en la inglesa.

Aaron: No, no... -apenas se agachó para apartar el cabello del rostro de la inglesa y sus dedos habían
quedado con restos de sangre- No Camila... no... Despierta por Dios. –La meció, pero era inútil, su
cuerpo quedó ladeado, su boca estaba entreabierta y sus ojos cerrados- Camila... Camila por favor.

XX: Señor... usted le ha disparado.

Aaron: No. –Gimió- ¡No! –La meció tanto como su fuerza le daba abasto- ¡Te dije que despertaras
maldita sea! –Sus hombres se miraron preocupados, usualmente no respondían a escenas de este

tipo porque ya habían matado antes, pero la situación era diferente cuando la mujer que había fallecido
se trataba de la obsesión de Aaron Warwick- Yo la mate... Dios, yo la mate. –Se paró con cada latido
golpeando en su pecho, llevó las manos a su cabeza sin quitarle la vista a los cuerpos allí en el suelo-
La mate...

XX: Señor, es mejor que huya.

Aaron: No... Yo maté a mi esposa. ¡Maldita sea! –Las lágrimas se acumularon en sus ojos claros- ¡La
maté! –Sostuvo el arma con la que le había quitado la vida- No voy a dejar que se vaya... yo... yo voy a
seguirla, Dios la voy a seguir.

Pero antes de que pudiera apuntarse el arma en la boca, sus hombres sujetaron sus brazos y ataron
sus muñecas, no querían hacerle daño, de hecho, el respeto que le tenían era bastante, por eso
mismo no podían permitir que se quitara la vida.

Aaron: ¡Déjenme! ¡Déjenme imbéciles! –Se sacudía como nunca lo había hecho, no los estaba
observando, sus ojos estaban en la muchacha y en la flacidez de su cuerpo- ¡Déjenmeee!

Perdóname mi amor, perdóname por favor... la mate, Dios, la mate.

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XX: ¿Qué haremos con los cuerpos? –Dijo un hombre que estaba cerca, la evidencia del delito estaba
allí en Camila. ¿Cómo podrían justificar las balas que la habían atravesado? La muerte de la
campesina era fácil, pero ¿la de ella?- Señor Warwick. ¿Qué quiere que hagamos con ellos?

Aaron: Nadie, nadie puede saber que la mate. –Susurró con una sonrisa desquiciada, estaba
temblando y no era precisamente por el frío- Préndelas con fuego, quémalas, desaparécelas.

XX: -miró a los demás con preocupación, para que él decidiera hacer esto, sólo demostraba la gran
desesperación que sentía por la posibilidad de ser descubierto- Está bien, mi señor. –Indicó con el
dedo- Llévenlo a tomar algo.

Él se dejó llevar como un peso muerto hacia el caballo, mientras sus ojos seguían fijos en ella, aunque
la imagen de su cuerpo siendo arrastrado por uno de sus hombres no era algo agradable de ver, Aaron
fue incapaz de apartar la mirada de Camila. Su cabeza ladeada hacia la derecha, su boca abierta, su
cabello ensuciándose con tierra, la sangre que marcaba un camino bajo ella, su ropa deshaciéndose
en la mugre y miseria, esa había sido la última imagen que había tenido de Camila Warwick, ese iba a
ser el recuerdo que lo atormentarían hasta su propia muerte.

Las lágrimas empezaron a brotar de nuevo desde sus ojos, confundiéndose con las gotas de lluvia,
sentía ganas de llorar golpeándose el pecho, pero la pérdida de la cordura le impidió manifestarse
como si se tratara de un hombre desprovisto de sus sentimientos.

Aaron: Camila... mi pobre Camila.

Los hombres que se habían quedado dentro del granero observaron los dos cuerpos fríos y sin vida allí
tirados en el suelo, dudaron unos segundos, pero uno de ellos acomodó a Camila para que quedara
apoyada en el pecho de la campesina como si se estuvieran abrazando. No eran partidarios de los
sentimientos, ni de la homosexualidad, pero tenían muy claro que la única persona a la que Camila
había amado era a quien había protegido hasta la muerte, además les guardaban un poco de respeto,
por tratarse de dos mujeres.

Rociaron sus cuerpos con alcohol, miraron el fuego que tenían en una antorcha antes de incendiarlos
por completo. "¡Corran!" gritó uno, todo lo que quedaba de granero era altamente inflamable y corrían
el riesgo de ser consumidos por las llamas, tal cual las amantes fugitivas lo estaban siendo. Un destino
macabro de sus restos, pero un destino que habían escogido, al fin y al cabo.

....................

"Usted, padre, si es que puedo llamarlo de esta manera, usted que por tanto tiempo me quiso como a
una verdadera hija. ¿Por qué decidió cambiar las cartas del juego? ¿Por qué quiso observarme con
ojos de quién está lleno de intenciones sucias? Por tanto tiempo usted fue mi héroe, lo veía como toda
niña que idolatra a su padre. ¿Por qué las cosas tienen que ser distintas? Cada toque que usted me
daba, cada mirada pervertida con la que me examinaba era una parte de mí que moría.

Pero bien sabe usted que aquella noche en la que quería jugársela por poseerme, las cosas no
salieron bien. ¿Se puede imaginar por qué realmente sobreviví a una caída del tercer piso sin un
rasguño? Su limitada imaginación no le permitiría saber el motivo, sin embargo, le permitiría entender
porque estoy haciendo esto.

409

Insideofmysoul
Señor William Cavendish, su juego se ha acabado, desde que llegué después de días estando
perdida, es que su juego tenía los días contados. ¿Cree que conspirando contra mi persona y la de la
mujer que amo va a lograr separarnos? El poder del destino y Dios va a provocar que todo caiga

en su lugar, pues mientras lee esta carta es altamente probable que mi madre y mis hermanos estén
enterados de todo, y que el padre de Aaron sepa lo que su hijo ha hecho.

Nadie lo sabe, pero en su lamentable estado Lauren Lethood también ha escrito una carta junto
conmigo, una carta extra. ¿O cree que no haremos el último intento para que los periódicos más
famosos del país se enteren de lo que usted y Aaron han hecho? Su papel como Duque tiene los días
contados. Si nos volvemos a ver en otra vida, créame que voy a tomar justicia.

Me despido señor William Cavendish, hubiese ido un placer ver como todo acaba, que la justicia tarda,
pero llega. A estas alturas estoy segura de que ya estoy muerta."

Nada de carruajes o cosas que limitaran su llegada, sólo un caballo y la lluvia empapándolo por
completo era lo que tenía a su disposición. Ni siquiera tuvo la precaución de guardar la carta en un
bolsillo pues la necesidad de ir de vuelta a su mansión había sido mayor. En una reunión llena de
políticos entre cuatro paredes, una cálida chimenea y té caliente. ¿Acaso un papel caído en el suelo no
iba a provocar la curiosidad de un grupo completo?

Con el látigo y los zapatos golpeando al equino, era que creía llegar más rápido, si bien la lluvia
dificultaba la visión, él sí podía ver a lo lejos su mansión. Tragó saliva mientras mascullaba "maldita
infeliz" una y otra vez. Nadie iba a creerle a Camila y a su amante.

¿Quién tomaría en cuenta a dos mujeres fugitivas? Se merecían la muerte y mucho más. No quería
que estuviese muerta porque quería aprovecharse de ella de una vez por todas antes de quitarle la
vida con sus propias manos. Y a la otra zorra, a la campesina ignorante la ataría a un poste y la haría
tragarse una bola de hierro al rojo vivo.

Al llegar le pareció extraño ver carruajes que no le correspondían, pero cuando vio uno en particular,
deseó que todo fuese mentira.

Lentamente caminó hacia la entrada que sorprendentemente ya estaba abierta. Nunca había sentido
pánico, pero ahora no podía pensar en otra cosa que no fuese su propia seguridad. Poco le importó
empapar el suelo, con cautela asomó el rostro viendo como un grupo de varios hombres lo estaba
esperando, hombres que estaban rodeando a sus hijos y a su mujer para protegerlos. ¿Pero quienes
eran todos ellos? De pronto se levantó él, el dueño de aquel precioso carruaje y de quién siempre tuvo
cuidado dado su poder.

Scott: Señor Cavendish, que alegría tenerlo por aquí.

William: Este es mi hogar. –Dijo con la voz temblando- ¿Qué está sucediendo aquí? ¡¿Quiénes son
ustedes?!

Rachel: Son hombres que contraté para protegernos cuando fuese realmente necesario. Y ahora lo es.
Eres un animal. ¡Un demonio! –No tenía deseos de hablar con decoro- ¡Lo que le hiciste a nuestra hija
no tiene perdón! –Lo abofeteó cuantas veces pudo. ¡William no podía reaccionar! Antes de que

410

Insideofmysoul
perdiera más la compostura o se hiciera daño en las manos, uno de esos hombres la sostuvo de los
brazos, la mujer estaba encolerizada- ¡Eres un maldito bastardo! ¡Un enfermo! Ella era tu hija.

¡Y ahora de seguro está muerta!

Scott: Siempre dije que un hombre por un poco de dinero es capaz de revelarlo todo. –Miró
autoritariamente al muchacho que tenían amarrado en el suelo- Contratado por mi hijo, embelesado
por unas pocas monedas de oro. Tu hija seguramente ya ha sido asesinada por Aaron, –tragó saliva- y
nosotros... nosotros siempre engañados por todo el amor que la reina Ana le tenía, nunca vimos más
allá de cuan enfermo estaba. ¿Vas a negarlo todo William?

William: ¡¿Vas a creerle a un par de miserables cartas?!

Scott: Lo mismo pensé, ¿cómo creerles a unas fugitivas? Pero encontrar ropas con sangre ocultas en
la mansión sólo confirmó todo. La verdad es esta, la vergüenza que siento en este momento es de
proporciones colosales. –Apretó el puño- Nuestra familia en la sociedad británica es de una reputación
intachable como creíamos que era la tuya, con esto sólo nos arruinaremos... -le tembló la voz- afuera
Camila ya debe estar muerta. ¡¿No te das cuenta de la crueldad de los hechos?!

Rachel: No, él no se da cuenta, él deseó que ella estuviese muerta, incluso lo hubiese hecho con sus
propias manos. -Balbuceó entre lágrimas- Has arruinado por completo a las generaciones de los
Cavendish, has arruinado la vida de tus hijos, tu propia vida. No tienes idea del caos que se va a
desatar en Europa.

William: Yo... –Notoriamente había perdido ese valor con el que se caracterizaba, evidenciando así la
culpabilidad de los hechos.

Scott: Tú y mi hijo no saben en el lío en el que se han metido. Podré estar sediento del respeto y el
reconocimiento que tiene mi familia, pero como ser humano no he caído tan bajo, si Aaron tiene que
pagar lo hará, y tu William, empieza a pensar en lo que le dirás a la corte.

..................

Con cautela se miraron el uno al otro, no les gustaba verlo en ese estado, pero pensando en los pros y
los contras definitivamente no podían desatarle las muñecas. Aaron estaba mirando el suelo mientras
jadeaba, su ropa húmeda, el cabello desmarañado y su sonrisa bobalicona le daba el aspecto de un
hombre que había perdido el juicio. Emitió un sonido de satisfacción cuando recordó que Lauren
Lethood había fallecido, sin embargo, su semblante cambió cuando recordó que no la había asesinado
él. Y su mujer no estaba, su mujer había cumplido fiel a su amor prohibido hasta el punto de perder su
vida por protegerla, por no ceder ante Aaron.

Mordió su mejilla y empezó a gimotear, sus hombres que lo custodiaban no hicieron algo al respecto
sino más bien vieron el espectáculo que estaba dando en su cuerpo la gama de pensamientos.

Aaron terminó llorando desconsoladamente con la cabeza apoyada en el suelo, con la imagen de su
esposa asesinada en su cabeza y la culpa devorando su corazón.

Aaron: Camila, por Dios, Camila perdóname, yo no quería.

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Una, dos, tres. ¿Cuántas balas atravesaron su cuerpo? No lo sabía, no podrían tener hijos, no podría
convertirla en condesa ni duquesa, no podría verla envejecer a su lado, pues bien, en el fondo eran
sentimientos de un hombre que realmente la había amado, en su locura, pero la había amado.

XX: Señor. –Dijo un hombre agitado que abrió la puerta de aquel cuarto en una edificación
desconocida- Señor, atraparon a Wellington.

XX: ¿Qué cosa? –Dijeron otros.

XX: Señor, su padre le ha ofrecido dinero. –El llanto de Aaron se hizo más fuerte, para aquellos
hombres sin muchos sentimientos, el hecho de que él estuviese al borde del delirio les sorprendía- Y él
ha hablado todo.

Aaron: Se acabó, todo se acabó, déjenme morir con dignidad, déjenme perseguir a Camila, por favor. -
Gruñía con lágrimas desesperación, un ardor estaba consumiendo su cuerpo por completo, cada fibra
dolía y clamaba ser callada con una bala en el centro de su cabeza.

XX: He sido leal al señor Warwick muchos años, pero no me voy a ir al infierno por su culpa. -Le dijo a
los demás que lo miraban pensativos- ¿Saben lo que hará la reina cuando nos encuentre como
fugitivos o se entere de toda la verdad? Toda Inglaterra y Europa se enterará de lo que ha pasado.

Aaron: -alzó su cuerpo como pudo y los miró con el delirio en sus ojos que cada segundo se volvía
más oscuro- ¿Qué pasó con la evidencia?

XX: Sus restos fueron quemados señor, ambos cuerpos enterrados bajo un árbol.

Aaron: Si quieren salir inocentes de esto van a tener que hacer lo que yo les diga. ¡¿Les quedó claro?!

..............

29 de agosto 2015, Estados Unidos.

El viento volaba parte de su cabello, parado allí en la lujosa azotea del hotel empezaba a tener
pensamientos de distinta índole y no, no eran buenos. El ardor en su pecho iba en aumento gritándole
que algo iba a ocurrir, algo que no le iba a gustar y él lo sentía, no había forma de negarlo. Miró las
luces color naranja del cielo en un atardecer perfecto. ¿Por qué Liam no podía disfrutarlo?

Camila efectivamente se había ido de Estados Unidos y él no había podido retenerla, había hecho lo
que pudo dentro de su dolor para ayudarla a reflexionar, pero extrañamente ella insistía en querer
volar hacia Inglaterra aun no sabiendo el origen de esa necesidad.

Él tenía que volver a Los Ángeles, tenía que retomar lo que estaba haciendo y titularse como médico
de una vez por todas y era lo que iba a hacer, pero además de eso tendría que innegablemente tener
terapia psicológica, porque no se estaba sintiendo bien consigo mismo y el rechazo que le seguía
produciendo Lauren junto a Camila, no era normal.

Cerró los ojos un momento y respiró profundamente escuchando gritos de un hombre desesperado y
un gatillo que terminó en un solo disparo, hace tanto tiempo que oía cosas que no sabía que eran y le
aterraba, al igual que sueños poco nítidos donde vestía ropa muy antigua y se sentía como un asesino.

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Liam: Es hora de volver a casa.

................

29 de agosto 2015, Londres, Inglaterra.

Miró a su alrededor en el aeropuerto sin importarle que las cámaras y los aficionados se apostaran a
su alrededor. ¿Qué podía estar haciendo la famosa modelo y actriz Lauren Jauregui en este país?

Había llegado a este lugar tras pensar en su conversación con Shiyoon, su corazón se lo había
rogado, no sabía por dónde empezar a buscar, pero sabía que ella estaría en este país si quería darle
sentido a su vida y a la verdad de que había viajado en el tiempo.

Estaba sintiéndose tan angustiada que de pronto el dolor provocó que callera de rodillas en el suelo,
todo era una locura, sabía que tenía que buscarla, que eso esperaba ella, que era una mujer firme,
pero frágil al mismo tiempo, no sabía cómo se sentía o si sus periodos suicidas habían vuelto, si el
recuerdo de ser violentada sexualmente con todo este dolor de ser una rencarnación se mezclaría
para robarle el juicio.

Lauren: Camila. Camila, ¿dónde estás? –Los guardias de seguridad se acercaron rápidamente a ella
para sujetarla y protegerla del asedio.

Ella débil como una niña se quedó mirando el vacío cuando de pronto el ruido exterior se hizo
diferente, su cuerpo se sintió liviano y su alrededor no era el mismo. Abrió los ojos, pero lo único que
veía era el rostro angustiado de Camila, mientras le hacía cariño y la llenaba de besos. Se sentía
cansada y sabía que iba a morir. ¿Por qué alargar lo inevitable?

Ella era una campesina apellidada Lethood, lo sabía. Lo sabía tan bien como que era Lauren Jauregui.
Tan pronto como empezó a botar la sangre de sus pulmones, tan pronto como se le escapaba el aire,
tan pronto como los llantos de la morena se desvanecían, tan pronto como su alma empezó a dejar su
cuerpo, escuchó el susurro de ella murmurando en su oído: "La fuente mi amor, la fuente".

Todo se volvió oscuro, había fallecido y no había dolor ni angustia, sólo se sentía flotar en las nubes
hasta que de pronto abrió de nuevo sus ojos tan lentamente como pudo. Un poco perdida miró a su
alrededor, la gente con cámaras, los guardias tomándola en brazos para llevarla a una ambulancia.
Soltó un largo quejido que captó la atención de los demás. Ella definitivamente no volvería a ser la
misma.

Lauren: Exeter. –Sus ojos llenos de lágrimas aumentaban su imagen de una mujer totalmente perdida-
Ella está en Exeter... Camila Cavendish está en la fuente.

Capítulo 78

Los flashes, los grito de la gente, sus lentes, sus sonrisas, la aclamación por un autógrafo o una simple
mirada. "Lo siento esta vez, pero tengo algo realmente importante que hacer" murmuró angustiada
antes de mirar a uno de los guardias y preguntarle donde podía conseguir vuelos hacia Exeter, una
pregunta que parecía ilógica siendo alguien que conocía muy bien los aeropuertos internacionales y

413

Insideofmysoul
que ya había estado en este país.

Rodeada por la seguridad la condujeron hacia la fila para conseguir un pasaje, parada allí las manos le
sudaban, la picazón en la garganta iba aumentando provocándole tos, la sensación de que se
ahogaba también, de pronto todas las personas la miraban y a ella no le gustaba, se sentía acosada.
Quería gritar, lanzar sus pertenencias a otro lugar y correr muy lejos a donde nadie la reconociera.

Lauren Jauregui sabía muy bien porque se estaba sintiendo diferente. Después de 40 minutos sus
maletas fueron llevadas al avión, sólo le quedaba esperar para que la llamasen a embarcar.

XX: ¡Usted es muy bonita en persona! –Exclamó un joven de unos 20 años que pasó a su lado, todo el
mundo la estaba reconociendo. ¿Cómo había elegido ser así?

Lauren: Gracias. –Asintió con la cabeza y se fijó en la pantalla de su teléfono. Quería contarle la
verdad a su amigo Shiyoon, pero quería que Camila fuese la primera en saberlo, contenerse era su
única opción- ¿Cómo he podido ser una completa imbécil? –Murmuró.

Con los recuerdos intactos en su cabeza la culpa por supuesto no tardaba en llegar, cada recuerdo,
cada dolor podía palparlo en su cuerpo. Apagó la pantalla de su teléfono para mirar su rostro y
acariciar su mejilla izquierda, sin quemaduras, incluso ese pequeño detalle no iba a aliviarla. Sabía lo
que era la tecnología y cómo se ocupaban las cosas, sabía quiénes eran sus padres y quienes eran
los demás, pero la forma en la que miraba todo no sería igual que antes, porque ella ya no era la
misma, estaba viviendo por dos personas. ¿O solo una?

Media hora más tarde anunciaron su vuelo, ella debía subir. Ansiosa caminó hacia la fila y como era
famosa la dejaron pasar primero, usualmente no le gustaban aquellos privilegios, pero en este
momento quería aprovecharlos.

Buscó su asiento y se acomodó con la vista en la ventana, lo primero que hizo fue abrocharse el
cinturón de seguridad. Absorta en sus pensamientos no supo cuánto tiempo pasó hasta que una de

las azafatas se acercó para ofrecerle algo. Pestañeó un par de veces antes de darse cuenta de que la
guapa mujer le estaba coqueteando.

Lauren: Disculpe ¿ya despegamos?

XX: -rio melodiosamente, que cualquier pasajero dijera aquello, sería estúpido, pero siendo Lauren
Jauregui se sentía bendecida porque le hablase- Si señorita, hace media hora.

Lauren: Ah, bueno en ese caso, deseo un vaso con agua por favor, nada más.

Miró a su lado y suspiró al estar sola, otro beneficio de ser famosa e ir en primera clase es que de
seguro no pondrían a alguien que le estorbase. Miró hacia la ventana y las nubes que lucían como una
preciosa piscina blanca en el suelo.

Flashback

Camila: ¡No me va alcanzar señorita Lethood! –Chillaba sosteniendo su vestido oscuro y corriendo
entre el césped y las margaritas.

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Lauren: No me desafíe señora Camila. ¡No me desafíe! –Gritó entre risas traviesas persiguiendo a la
mujer que amaba, la verdad había sido bastante fácil hacerlo- ¡La tengo!

Camila: ¡Ahh! –Trató de soltarse de sus fuertes manos, pero ella la acorraló contra un viejo y enorme
árbol- ¡Es usted una mujer sin piedad!

Lauren: Sí, lo soy, y de la misma forma voy a besarla, amor mío. –Susurró contra sus labios- Sin
piedad.

........

Lauren: No quiero ver ese maldito libro, es desesperante saber que apenas desaparezcas para mí y
para este siglo, estarás completamente muerta.

Camila: No lo estaré, porque estoy reencarnada, esperando despertar. Vamos a terminar juntas
porque el destino lo querrá así. -Se miró el cuerpo, maldición cada vez estaba desapareciendo más, su
cuerpo se estaba convirtiendo en pequeños destellos de luces.

Lauren: Dios, Camila prométeme una cosa, cuando estés en el pasado y me encuentres, por favor
enamorame. –Sus ojitos verdes ya estaban rojos. ¡Estaba desapareciendo entre sus brazos!

Camila: Y tú mi amor, cuando quieras encontrarme, por favor, hazme recordarte. Fin FlashBack

Los ojos de Lauren se llenaron de lágrimas que en silencio rodaban por sus mejillas, los labios y la
barbilla le temblaban tanto que tuvo que llevarse los dedos a la boca para frenarse a sí misma.

Camila Cabello no estaba a su lado y ella siendo Jauregui no había tenido el tino para comprenderla ni
retenerla, no le había dado tal vez el real valor al sacrificio de amor que había hecho por ambas en el
pasado. ¿Qué había hecho ella para honrarla en el presente? Negó con la cabeza cuando la azafata le
acercó el vaso con agua, si no la dejaba en paz terminaría gritándole y no quería mostrarse así.

Pero ¿cómo se puede estar tranquila cuando tu vida pasada llega a tu cuerpo y vives y recuerdas cada
sufrimiento de hace tres siglos? ¡Ella le había dicho que no se preocupara! ¡Ella había tenido razón! Le
prometió un futuro en el que serían felices, le dijo sobre la reencarnación de forma implícita y aquí
estaba sentada en un avión corriendo en su búsqueda. Que imbécil había sido permitiendo que se le
escapara de sus manos, que poca empatía con alguien que no recordaba que había nacido de nuevo.
¡Qué falta de tacto con la mujer que amaba! Se quitó el cinturón de seguridad, rodeó sus rodillas con
ambos brazos y en silencio rompió en llanto.

La extrañaba tanto, le hacía falta entre sus brazos, necesitaba besarla y decirle que la perdonara, pero
¿Y si ella no la recordaba? ¿Y si Camila había sucumbido al temor?

Lauren: Me muero, yo me muero. –Continuó llorando, no quería nacer otra vez, quería culminar su
amor con ella en esta vida. Restregó su cabeza fuertemente antes de extenderse y mirar hacia el
frente, la gente cerca la miraba preocupada, pero al menos no la molestaban tomándole fotografías,
seguro creían que estaba loca- Por favor mi amor, espérame. Espérame y perdóname.

Miró su reloj, aún quedaba tiempo para llegar, así que cerró los ojos cuando sentía que podía seguir

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recordando. Podía verse tocando el piano con Camila en 1700, a escondidas de Aaron Warwick, podía
recordar la humillación constante de aquel infeliz, incluso pudo sentir de nuevo el dolor en su mejilla
izquierda cuando su padre del siglo 18 le había quemado con un fierro ardiendo, recordaba todo,
incluso la sensación de haber muerto y haber despertado en el siglo 21, pero también se recordaba
siendo una niña en este siglo, sus padres amados, la fama, sus amigos. Liam.

Levemente abrió los ojos, pero todo estaba oscuro, sus pasos en la baldosa sonaban produciendo un
eco que parecía no acabar, caminaba y caminaba, pero no terminaba nunca hasta ver parada allí a
Camila de espaldas, mientras murmuraba cosas ininteligibles. Gritó su nombre tanto como su garganta
y pulmones le dieron abasto, pero fue imposible que ella la tomara en cuenta, simplemente se tiró al
vacío y la oscuridad, desapareciendo suavemente como una pluma. Gimió, pero antes de correr y
lanzarse junto con ella, sintió que alguien la mecía. "Hemos llegado, señorita Jauregui" murmuró la
azafata, sacándola de aquella pesadilla.

.........

XX: ¿Y qué hace usted en un lugar como este? –Sonrió el taxista por la célebre frase- ¿Está grabando
alguna película?

Lauren: Estoy intentando salvar una vida. –Susurró mirando hacia afuera, sintiendo como las entrañas
se le encogían cuando empezó a reconocer el lugar. Dejando sus pertenencias en el hotel se había
dispuesto a llegar cuanto antes a lo que correspondía como la mansión de los Cavendish.

Tragó saliva ansiosa, al punto de que no podía hablar bien, el taxi empezó a detenerse muy cerca del
largo camino que debía recorrer a pie. Las ruedas levantaron algunas piedrecillas que sonaron al
chocar entre sí, Jauregui se mordió la mejilla por dentro y con su mano temblorosa fue dejando en la
mano del chófer algunos billetes. ¿Para qué esperar por el cambio?

Una vez que se fue, miró de costado al vehículo que se perdía en el horizonte asegurándose de que
no la estaba espiando. El largo camino a pie entre árboles y flores que se mantenía delante suyo la
invitaba a recorrer todo aquello hasta llegar a la hermosa mansión que estaba al fondo. Empezó a dar
pasos inseguros e inestables sintiendo como sus tobillos comenzaban a doblarse, la gota de sudor
recorrió su frente hasta llegar a su nuca. Los alrededores estaban cambiados. ¿Habría sido en este
camino cuando ella la vio caer en el lodo, aquella vez que empezó a enamorarse de ella? Había
estado aquí una vez siendo Jauregui, pero ahora que estaba de nuevo y que había recuperado sus
recuerdos todo tenía un significado especial.

Con un nudo en la garganta a punto de estallar, sintió que no podía soportarlo más, sus pies pasaron
de caminar con tranquilidad a correr tanto como su cuerpo le daba abasto. El aire empezaba a
quemarle la garganta, pero nada esta vez iba a detenerla, el llanto había explotado como una bomba

cuando comenzó a correr, lágrimas mojaban una y otra vez sus mejillas y labios, la necesidad de tener
a su amada era tanta que no podía pensar en otra cosa.

Las sombras de los árboles se fueron perdiendo hasta mostrar la imponente mansión 300 años más
antigua de lo que recordaba, pero no se detuvo en el frontis, no, ella sabía dónde Camila podía estarla
esperando, se lo había dicho antes de morir en sus brazos. ¿Por qué los guardias no la veían? ¿Por
qué había ingresado con tanta facilidad? Rodeó varios metros de la preciosa propiedad antes de parar

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frente a la fuente.

Lauren: Camila, Camila... ¡Camila! –Gritó asustada mirando a su alrededor, se secó las lágrimas, pero
estas volvieron a brotar- ¿Camila?

Nadie estaba allí, de hecho, todo estaba en un silencio sepulcral que la hizo temblar. ¿Todo había sido
una ilusión? Sus pasos torpes la llevaron hasta rodear la fuente, seca y con algunas hojas verdes allí
esparcidas. Acercó el rostro para mirarlo más de cerca. ¿Por qué se sintió tan imbécil de repente? Se
sentó sobre ella para acariciarla en busca de algún mensaje, pero nada cambiaba, ella no estaba y
esto no había sido más que una trampa que le había jugado su mente. 300 años más tarde y Lauren
estaba aquí debatiéndose entre su pasado y presente para elegir un camino que tomar.

Lauren: Camila, señorita Cavendish. Camila Cabello ¿dónde estás? –Se rascó ansiosa los brazos,
mientras miraba hacia todas partes, pero no había nada que ver, todo lo que podía oírse eran algunos
pajarillos en árboles y su propio corazón- Maldita sea...

Flashback

Lauren: ¿Sabes qué? Me cansé. -Se paró de golpe asustando a Camila, tenía más que dolor grabado
en las expresiones de su rostro- Soy un maldito ser humano nada más, tengo tanto dolor en mi alma
en este momento e incluso desde que el destino te llevó de vuelta al pasado, he tenido que lidiar con
tanto y es una lástima, la verdad es una lástima que te subestimes tanto siendo Cabello.

Me cansé, ¿Quieres estar sola? ¡Pues hazlo! ¿Quieres llevar tu guerra y tus pesadillas sola? ¡Pues
hazlo! Me he aguantado, pero no puedo hacerlo, también me has herido y faltado al respeto haciendo
lo que estás haciendo. ¿Quieres tiempo? ¡Tenlo! Sólo espero que cuando saques la cabeza de tus
propios problemas, te des cuenta de que no todo era tan oscuro o tan gris, y sólo deseo que no sea
suficientemente tarde para encontrarme otra vez.

Fin FlashBack

Recordando cada una de las últimas palabras que le dijo, es que se daba cuenta de cuan hiriente
había sido hacia ella. Se llevó las manos a la cabeza, mientras la apretaba cada vez que esas
palabras se repetían, su respiración empezó a volverse agitada, pero cuando quiso mirar hacia el cielo
en busca de ayuda, vio una silueta parada unos metros más allá de ella.

Se paró confundida, mientras se secaba las lágrimas para ver mejor, los rayos de sol apenas le
permitían identificar a la persona, sin embargo, por como su precioso cabello se movía con el viento,
las lágrimas que caían de sus ojitos y esos labios... esos labios que le susurraban "amor mío", supo
que su búsqueda había llegado a su fin.

Camila: Señorita Jauregui... –Bastó que le dijera aquello para que Lauren temblara- Señorita
Jauregui... ¿Ha estado buscándome? –La ojiverde gimió negando sin poder dar crédito a lo que veía-
Lauren Lethood... amor mío, me escuchaste. Me escuchaste antes de morir.

Lauren: –La ojiverde asintió antes de debilitarse y caer sobre sus propias rodillas para estallar en un
llanto desesperado. ¿Esto era real? ¡Esto tenía que ser real!- Lo siento tanto... ¡Lo siento tanto, mi
amor!

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Camila corrió hacia ella para acunarle el rostro con ambas manos y mirarla tan cerca cómo le era
posible, llorando llena de alegría la abrazó por el cuello y respiró su perfume, mientras trataba de
meterse en la cabeza que esto era real, que ellas eran reales, porque para ella también había sido
doloroso el darse cuenta de todo lo que había hecho mal en este siglo, partiendo por el hecho de
haberla alejado tan bruscamente.

Lauren: Soy una completa hija de puta, mi amor. ¡No te merezco! Sufriste por mí en el pasado, te traté
mal en el presente, no te merezco, Dios.

Camila miraba con sus ojitos lagrimosos hacia el cielo agradeciendo a Dios por haberla traído de
vuelta al siglo 21, por haberle regresado a su amada, por darle la oportunidad a dos amantes fugitivas
de nacer de nuevo.

Camila: Estoy aquí señorita Jauregui, volví como le prometí, volví como le prometí. –Susurró contra su
oreja fervientemente.

Lauren alzó los ojos lentamente hacia ella con su boca abierta, su mano que temblaba la posó en su
mejilla para sentirla, no pudo evitar gemir al reconocer aquel calor tan exquisito contra su palma.

Camila asentía con una sonrisa.

Camila: Antes... antes de que muriera tuve la esperanza de que me escuchara y comprendiera el
mensaje, 300 años señorita Lethood, 300 años y estamos aquí juntas de nuevo, cumplí con mi
sacrificio de amor y...

Lauren: Y yo te deshonré de la peor manera posible, al no cuidarte, al no comprenderte mi amor, y...

Camila: Shh. –Negó con la cabeza, sus frentes se unieron desesperadas siendo bañadas por aquellos
cálidos rayos de sol- Usted sólo tenía miedo y yo también, pero ya no más, ya sé quién soy, ya sé lo
que fuimos y lo que somos, pero sobre todo lo que seremos.

Lauren seguía llorando llevada por tantas emociones acumuladas, apenas podía creer que esto era
cierto, que ella era de verdad. Respiraba cansada contra su oreja sintiendo como sus delicados brazos
la rodeaban, como sus cuerpos se acercaron tanto que sus corazones se coordinaron en cada latido,
sus almas se regocijaban en un encuentro anhelado por tanto tiempo. Pero necesitaba comprobarlo,
aun con las palabras de ella, necesitaba comprobarlo todo.

Bajó la mirada hacia sus ojos que brillaban llenos de júbilo, ninguna de las dos se estaba hablando, los
mensajes y los sentimientos los decían con su mirada. Lauren inclinó la cabeza hacia atrás para
apreciarla mejor, su cuerpo entero parecía sucumbir a cada uno de sus detalles, la forma de su nariz,
el color de sus mejillas y labios, toda ella.

Lauren: Camila Cabello, –susurró angustiada- mi Camila Cavendish.

Camila: -Asintió mirándola- Su Camila Cavendish. –Susurró acercándose a su boca- Tu Camila


Cabello. Ella misma, –gimió despacio- ella misma.

No quería esperar más tiempo, aunque tenía tanto que preguntarle. ¿Cómo había llegado aquí?

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¿Cuándo sintió que recuperó cada recuerdo de su vida pasada? ¿Por qué no estaba cuando ella
apareció? Miles de pensamientos y cosas se entrecruzaban en su mente, hasta que todo fue callado
de golpe cuando la morena la sostuvo de la nuca y la atrajo a su boca. Lauren abrió sus ojos
sorprendida sólo un segundo, antes de responder fervientemente a ese contacto tan esperado.

Lauren la sostuvo con fuerza desde la cintura y la atrajo a sí misma con tanto ímpetu, que ella jadeó,
su mano caliente viajaba tortuosamente por su suave espalda hasta llegar a la base de su columna,
mientras sus labios y lenguas se mezclaban entre sí. No podía creer que estuviese pasando todo eso,
su emoción era tal que comenzó a derramar lágrimas en silencio. Mordió despacio su labio inferior,
mientras lo saboreaba gustosa.

Camila la observó emocionada un segundo, un precioso segundo en el que se observaron fijamente,


un precioso segundo en el que sus almas se estaban reconociendo, pasado y presente.

Lauren: -tomó su mano llevándola suavemente a sus labios y con cuidado besó sus nudillos- No he
tenido la delicadeza de presentarme señorita, dispénseme por favor. Soy Lauren Lethood. –Le tembló
la voz.

Camila: -sonrió emocionada, sus ojitos cafés ya estaban inundados con lágrimas- Encantada de
conocerle, soy Camila, Camila Cabello.

Capítulo 79

Camila cerró los ojos sin escuchar más nada, concentrándose únicamente en el aroma que desprendía
el cabello de aquella mujer, después de unos segundos suspiró tan fuerte que ella la abrazó con la
misma intensidad, otra vez.

Lauren se inclinó hacia atrás mientras le acunaba el rostro con la mano derecha, poder describir con
palabras lo que significaba todo esto, era casi imposible, pero si pudiese hacerlo lo calificaría como
algo "mágico". No eran una pareja común y corriente, eran dos almas que se estaban reconociendo y
que habían trascendido en el tiempo por amor, eran cuatro personas en un sólo lugar, conscientes de
que ya más nada las iba a poder separar.

Lauren: -besó su frente lentamente- Gracias a tu sacrificio de amor estamos aquí y ahora. –Su voz
sonó extraña imaginando lo que en realidad les hubiese tocado vivir de haber sido el caso contrario.

Camila: Si hubiese decidido ser egoísta y pensar en mí, de alguna u otra forma nosotras en el presente
hubiéramos desaparecido, y no... –Gimió, ambas tenían sus ojos aún colorados y húmedos tras sus
llantos- No estaríamos acá, encontrándonos realmente después de 300 años. ¿Te das cuenta de
porque todo tuvo que ser de esa manera en el pasado?

Lauren asintió y la estrechó con fuerza entre sus brazos, llenándose de toda su esencia. Estaba
enamorada de ella, no de una u otra versión, sino de su alma, de Camila y todo lo que tuviese consigo
misma. Se separó para luego unir sus frentes, observar sus labios así de cerca y con una sonrisa
ladeada en una forma de flirteo evidente.

Camila: Señorita Jauregui, ¿puede decirle a la señorita Lethood que Camila Cabello ha sido totalmente
eclipsada por sus bellos ojos verdes? –Le besó la comisura labial lentamente.

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Lauren: Señorita Cavendish, ¿cómo es posible que ella esté coqueteando frente a mí, aun cuando yo
la estuve buscando todo el tiempo? Y también tengo la misma sospecha de que tienes algo con esa
campesina. –Fingió indiferencia meneando la cabeza hacia arriba- Así no se puede ser feliz. ¿Quién
me querrá a mí?

Camila: Nadie. –Acarició la punta de su nariz con la de ella, suavemente- Porque ella y yo a ustedes
dos las amamos. –Lauren no pudo evitar sonreír bobaliconamente antes de capturar sus labios y
probarlos lentamente, el hecho de sentirla contra ella le daba vida a su cuerpo, era una "delicia"
necesaria. Su respiración contra ella, todo.

Juntas miraron la fuente allí en silencio, no la habían vuelto a hacer andar desde que se descompuso.
¿Hace cuánto? Aquel lugar exacto hace 300 años la hizo viajar en el tiempo para llegar a Lauren, 300
años después estaban juntas de nuevo.

..................

El silencio era sepulcral, incluso la caída de un alfiler produciría eco en ese lugar. Con delicadeza la
morena acarició aquella superficie fría, aun cuando había un letrero que claramente decía que no
debían hacerlo, la sala estaba cerrada con un cordel de terciopelo rojo que habían atravesado.

Lauren aguantó la respiración emocionada, pues frente a ellas estaba el piano que juntas habían
tocado secretamente cuando el tiempo se los permitió, siendo Jauregui no sabía tocar bien, pero ahora
que todos los recuerdos de su vida pasada volvieron a su mente, sus dedos podían hacerlo.

La mansión de los Warwick era consideraba un patrimonio nacional que estaba abierta al público hasta
las 9 de la noche, sin embargo, Jauregui sacó provecho de la fama que tenía y la de sus padres,
excusándose con que estaba viendo el lugar para una posible sesión fotográfica y que había

esperado precisamente a que se fuera el público para tener libertad de recorrerlo todo. ¡Qué fácil había
sido!

Camila alargó su mano y presionó una tecla, cuando emitió el sonido que le correspondía, provocó un
temblor en su cuerpo y en el de su pareja también.

Camila: -giró la cabeza hacia atrás antes de mirarla- No puedo evitar pensar que Aaron aparecerá y
nos descubrirá. ¿No es ridículo? –Volvió a tocar una tecla- Estar aquí, ver muchas de las cosas que
aún se conservan me hace sentir inquieta, es decir... 300 años Lauren, 300 años y somos afortunadas
de ser testigos del paso del tiempo, mientras que las personas que conocimos en ese tiempo no están
con vida.

Lauren: Pues nos lo merecemos. –Acarició una tecla antes de tocar un par de ellas de forma rítmica-
Este era nuestro refugio cuando Aaron no estaba, sufrimos para poder amarnos. -Sintió que se
acercaban personas- Es mejor que salgamos, no quiero que se enfaden por tocar algo tan antiguo sin
la autorización de ellos.

Camila: Aunque lo tengamos por derecho propio. –Susurró cual cómplice antes de salir de allí y
caminar por otras estancias. Hubiese deseado sentarse con ella en el banquito del piano y tocar hasta
que la emoción brotara de sus ojos en forma de lágrimas, pero no, no estaban en el siglo 18 donde

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todo esto era parte suyo.

En silencio cada una iba observando su alrededor evocando los recuerdos más complicados, así como
los más dulces también. Con sus dedos entrelazados caminaban, querían subir la escalera que las
conduciría al segundo piso, pero se quedaron quietas al levantar la vista y observar la entrada de la
mansión. Los recuerdos de la fiesta que ofrecieron los Warwick llegaron a su cabeza, la fiesta donde
ella conoció a su futuro esposo, la fiesta donde la morena se dio cuenta que Lauren Lethood era la
sirvienta de aquel hombre. Había sido el primer encuentro de ambas en esta mansión, una noche
donde sus almas intuyeron lo complicado que sería tenerse cerca.

Pero sin duda lo que marcó el paseo por este lugar fue la habitación que le perteneció a ella, estaba
cambiada en algunos aspectos, pero seguían conservando la misma cama y algunos muebles. Aquí
hace 300 años ella vio por primera vez la quemadura de su rostro que la avergonzó por tanto tiempo y
fue aquí donde ambas secretamente hicieron el amor

Lauren: -sonrió de lado cuando vio la cama, aunque se le borró de inmediato cuando recordó más que
eso- Y aquella cama fue testigo también de tantas noches que tuviste con Aaron. –Cerró los ojos- No
sé si soy sólo yo, pero aun siento que puedo oír su maldito acento, estas paredes... esta mansión
alberga mucha desgracia y la gente que la visita como museo, no sabe de todo el abuso de poder que
ejercieron sus dueños. –Se le apretó el pecho y se estaba poniendo pálida, Camila le sostuvo el rostro
con sus manos para que se sintiera mejor- Sé que te pedí que viniéramos para verla, pero la verdad es
que cada vil recuerdo de Lethood está vivo acá. –Tocó su cabeza- Y me duele... porque siento que
pude haber sido mejor persona para ti en el pasado.

Camila: Las mansiones Cavendish y Warwick fueron parte de nuestro pasado, Lauren, ya miramos
gran parte de este lugar. –Susurraba llena de amor- Nadie más que nosotras sabemos lo que esconde,
no necesitamos ver más, es hora de volver.

No quisieron seguir viendo más rincones, registros históricos, pertenencias o ver si guardaban
carruajes que ocuparon, no necesitaban más de esto, cuando en realidad les producía cierto daño.
Tampoco iban a averiguar si seguía existiendo el granero donde sus cuerpos fueron quemados o si se
mantenía aun en pie la casa de los Kolgers, aunque seguramente a estas alturas todo aquello había
sido convertido en parques o edificios.

Ya dentro de un taxi, la morena le susurró a Lauren en el oído en qué hotel se estaba hospedando, la
ojiverde asintió lentamente antes de indicarle al chofer que pasara por el hotel donde ella había dejado
sus pertenencias. ¿Cómo podían descansar en lugares distintos? Trató de que todo fuera rápido, no
quería que alguien con una cámara la grabara o que una de las recepcionistas le preguntara porque
había pedido una suite si no iba a ocuparla.

Camila no quería bajarse a ayudarla porque al menos estos días quería completa y absoluta
tranquilidad para saber cómo llevaría su vida de aquí en adelante, salir en portadas no era su intención
y ser una molestia para Jauregui tampoco.

El chofer las dejó en la entrada del hotel The Rougemont, imponente y preciosa edificación de estilo
victoriano. Juntas trataron de no llamar la atención de la recepción para subir a la habitación que le
correspondía, Lauren no estaba registrada y tampoco se permitían visitas sin autorización previa, si lo
hacían, la prensa al día siguiente estaría apostada afuera.

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Antes de abrir la habitación con una tarjeta, Jauregui mandó un mensaje de texto a sus padres
diciendo que no se preocuparan, no sabía cuándo volvía a Estados Unidos, pero estaba junto a
Camila, ambas sanas y salvas.

Camila: Por alguna razón pedí una cama grande, tenía la esperanza de que... -se sonrojó- no quiero
que lo malinterpretes o...

Lauren: No malinterpretaré nada que no quieras que haga. –Susurró dejando la maleta en la
habitación- Parece un pequeño apartamento, incluso tienes una sala de estar.

Camila: ¿Quieres algo para beber? –Le mostró una botella de vino blanco que estaba frío, Lauren
asintió- Hoy la noche es joven.

Lauren: Hay mucho que hablar. –Murmuró observando a su alrededor, vio un precioso sofá de cuero
blanco que estaba apostado frente a una enorme ventana, la vista de la ciudad inglesa era preciosa-
Ven... -Se acomodó con las piernas levemente abiertas para dejarle un espacio donde la morena se
sentara, de esa manera podía abrazarla por detrás y hablarle cerca de la oreja. Era una posición
cómoda y romántica, cómplice y encantadora para una pareja que tenía que conversar- ¿Cómo te
diste cuenta de que regresaste?

Camila: Estaba viendo fijamente el retrato que hay de mí en el museo de Exeter cuando cerré los ojos
y sentí dolor en mi cuerpo, mucho dolor, sólo cuando abrí los ojos de nuevo supe que había vuelto, y el
dolor que sentía eran los rastros de las balas que llegaron a mi cuerpo antes de morir. Todo lo que
miraba alrededor, todo tenía una visión distinta, esa desesperación de buscar un sentido a mi vida
siendo Cabello desapareció por completo porque no me sentía ajena, no más, me sentía tan
Cavendish como Cabello, comencé a recordarlo todo, incluso cuando te acuné en mis brazos mientras
morías. –Ambas se quedaron en silencio, aunque después de beber un poco de vino continuó- Me
puse a llorar porque sentí que había sido una imbécil todo este tiempo, escapar, ponerme en riesgo... -
se acunó contra ella- Sólo quiero volver a casa, ver a mis padres, pedirles perdón, abrazar a mis
hermanas, abrazar a Shiyoon, retomar mi vida y no soltarte más.

Lauren dejó la copa a medio beber en el suelo y restregó su rostro contra el cuello de la muchacha,
aquel contacto era parte de lo que deseó por tanto tiempo. ¿Cuántos días durmiendo apenas por
sentirse desesperada sin noticias de su paradero? ¿Cuánto tiempo rogó que ella volviese del pasado

porque la extrañaba? Inspiró profundamente para sentir su aroma, llenarse de ella y convencerse de
que de aquí en adelante todo iba a cambiar.

................

1711, Inglaterra.

Sintió que se le congelaba la espalda cuando ella cerró los ojos, meneó la cabeza y le dijo que no iba a
hacerlo. Aaron gimió sorprendido, sus rodillas estaban irritadas al igual que las palmas de sus manos
por la posición que había adoptado desde hace media hora, sin embargo, aquello pasaba a segundo
plano cuando era necesario hacerle reverencia a la reina para pedirle que lo salvara de la sentencia.

Ana Estuardo sintió como se le formaba un nudo en la garganta, lo quería realmente como un hijo,

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pero su sentido común y los valores que aun guardaba le impedían cometer el pecado de ayudarle a
escapar. Se sentía traicionada, había ayudado en lo posible para hacer su camino político y convertirlo
en un Conde, él y su familia tenía privilegios que nadie más poseía, su poder en la sociedad era
impresionante, entonces ¿cómo podía pagarle de esta manera? Lo peor, ¿cómo pudo matar a una
mujer de esa manera?

Ana: ¿Pretendes que te salve cuando tu caso y el de William lo conoce todo el país? No hay familia
que no hable de esto, son alimento para sus opositores, la gente que necesitaba al Duque se siente
molesta, la gente que a ti te sigue se siente traicionada, si hago algo lo sabrán porque saben cuánto
ayudé a los Warwick. –Suspiró- No puedo, Aaron.

Aaron: Mi reina –agachó la cabeza- se lo suplico, no puedo ir a la horca, no pueden atraparme.

Ana: La desdicha para las siguientes generaciones de los Warwick y Cavendish es lo que han
provocado ustedes, por lo tanto, van a pagar por ello. Dios, Aaron ¿cómo pudiste hacerle eso a una
muchacha tan joven? Si pagaba por sus pecados debía hacerlo bajo la propia ley.

Aaron: No quería matarla, pero... estaba fuera de mis cabales, la rabia me cegó por completo y me
transformó en otro hombre. –Agachó más su cabeza- Por favor su majestad, imploro piedad.

Ana: Aaron, –se levantó de aquel asiento bañado de oro, caminó hacia él con elegancia y agachó su
figura tanto como el enorme vestido le daba abasto- observarme a los ojos, te lo ordena tu reina. –Él
así lo hizo, lo que pudo ver en ellos no le gustó para nada, la locura y la desesperación estaban

instalados en ellos y no era una persona para confiar, incluso su aspecto al afeitarse había cambiado
lo suficiente- Lo lamento Aaron Warwick, pero vas a tener que pagar por el crimen que has cometido y
los anteriores también. –Levantó la cabeza hacia el frente, los guardias reales la miraban atentos
esperando órdenes- Llévenselo. –Se le quebró la voz, pero no podía llorar, no frente a las demás
personas- Llévenselo detenido antes de que me arrepienta.

Aaron: Su majestad. ¡Su majestad! ¡Se lo ruego no me dejé morir ahorcado! ¡No me deje morir! –
Empezó a sacudirse desesperado cuando los guardias reales sostuvieron su cuerpo, aplicaron tanta
fuerza que fue imposible- ¡Su majestaaaad!

..................

Acarició con cuidado su rostro golpeado, aquí en las celdas nadie tenía trato especial hacia él a pesar
de que siguiese siendo el duque de Devonshire. Uno de los presos le había golpeado apenas lo vio
porque era uno de sus opositores, un puño en su mandíbula que disfrutó bastante. William estaba tan
perdido en sus pensamientos que no era capaz de alimentarse. Ese día que se encontró a Scott en su
casa, fue inmediatamente aprendido y estaba aquí desde hace varios días esperando la condena
oficial, sabía que terminaría su vida en la horca. ¿Por qué aquello no lo aterraba? Quizás porque se
había convertido en un hombre desprendido de sentimientos tras 20 días encerrado.

La familia de William se había ido de la mansión a un lugar que nadie conocía, la esposa estaba
sumida en una profunda depresión, su hija Rachel estaba desaparecida pues había escapado, al
borde de la locura cuando supo que su hermana mayor había muerto a tiros y luego su cuerpo había
sido calcinado junto a la mujer que amaba.

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En la ciudad de Exeter había protestas que mantenían con firmeza que se realizara una condena
contra ambos asesinos, pues no sólo el asesinato de Camila salió a luz sino el de la familia de
Lethood, el de los Kolgers y unos cuantos más cometidos también.

El amor pasional entre la mujer de la nobleza con una simple campesina, e incluso las circunstancias
lamentables en las que habían acabado, ya eran fuente de inspiración para los escritores que no le
temían a nada, muchos decían que era la historia vívida de Romeo y Julieta en dos mujeres, el tema
principal de las tertulias y las reuniones en sociedad era ese, algo trascendental, que dos mujeres
llegaran tan lejos bajo el pecado. Pero claro, en su mayoría juzgaban tales actos de una mujer como
Camila, y despotricaban contra ella. ¡Alcanzaba proporciones descomunales!

XX: ¡Vas a morir ahorcado William! –Gritaba uno de los hombres que estaba en otra celda- La soga
cortara tu circulación, asesino.

William: Mira poca cosa, también estás aquí y no has de haber hecho nada bueno infeliz. –Masculló
contra los fierros, su cabellera despeinada y las manchas de tierra en su piel le quitaban toda la clase
que tuvo por tanto tiempo.

XX: ¡Pero nunca asesinaría a mi propia familia! ¡Nunca tocaría a mi hija! Eres un cerdo William. –Se
reía- ¡Vas a morir!

El Duque se abrazó a si mismo antes de apoyar la cabeza en los ladrillos húmedos de la celda, Scott
no había aceptado la gran suma de dinero que le había dado a cambio de dejarlo huir y estaba seguro
de que si Aaron iba a donde estaba la reina, no conseguiría nada bueno. Pero de una cosa estaba feliz
y es que Camila no estaba viva para verlo caer de esta manera. Miró hacia afuera pensando en que
día le darían oficialmente la sentencia, hasta que eso ocurriera tenía tiempo para hundirse en su propia
miseria y caer en la locura viendo como sus propiedades y todo lo demás se iba al infierno.

....................

Exeter, 2015.

Absoluto silencio había en aquella suite del hotel, las luces de la ciudad le daban un toque maravilloso
y entrañable al ambiente. Lauren despertó después de soñar brevemente que todo aquello de "re
encontrarse" era una mentira, feliz se sintió de comprobar que entre sus brazos tenía a Camila. Hace
una hora terminaron de conversar concluyendo que en realidad no podían adoptar todas las
costumbres y personalidades de sus vidas pasadas, en el siglo 21 tenían una vida ya hecha tanto
como Jauregui y Cabello. Entre ambas podían quedar los juegos y recuerdos más íntimos de la noble
inglesa con la campesina escocesa, pero para la sociedad debían comportarse como siempre.

Lauren: -susurró contra su cuello tan ínfimamente que pensó no ser escuchada- Te extrañé tanto mi
amor, tanto, tanto. –La muchacha entre sus brazos se meció, volteó y se sentó sobre sus piernas
sorprendiéndola- Pe... Pensé que estabas dormida.

Camila: Velaba por tus sueños, la dormida fuiste tú. –Inclinó la cabeza para observarla mejor- Mañana
mismo quiero volver a Estados Unidos, no puedo retrasar más todo lo que abandoné por encontrarme
a mí misma. –Lauren asintió, sus rostros estaban tan cerca que por alguna razón se sintió intimidada.

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El silencio volvió a hacerse presente pero no era incómodo, al contrario. Lauren ladeó la cabeza hacia
la izquierda antes de acariciar la nuca de Camila, era suave como la seda.

La morena casi sintió que podía ronronear porque las yemas de sus dedos tocaban su nuca de forma
precisa. Si antes entre ambas puso mil barreras para que nada de esto ocurriera, ya no quería hacerlo,
no quería que el abuso siguiera menoscabando su intimidad. Cerró los ojos y sin pensarlo dos veces la
abrazó por el cuello, la atrajo hacia ella y besó su boca con tanta pasión que ella misma se sorprendió,
sin embargo, Lauren no iba a detener sus deseos más profundos, la quería a ella completamente,
necesitaba probar cada centímetro de su cuerpo y demostrarle en esta vida a Camila Cabello que ella
si podía ser una mujer completamente amada.

Capítulo 80

Camila se acomodó sobre las piernas de Lauren, atrayéndola hacia su propio cuerpo. Se sorprendió a
sí misma cuando bajó sus labios por el cuello de la ojiverde, besándolo con ganas.

Lauren sintió su cuerpo temblar por aquel contacto, suspiró al recordar todo lo que habían pasado para
llegar a donde estaban, y se incorporó un poco para poder ver el rostro de su morena. Sus miradas se
conectaron. Posó su mano en la mejilla de Camila y la acarició, bajando despacio por su cuello,
recorriendo su piel con las yemas de sus dedos. Miró cada una de sus reacciones, descansando sus
caricias en uno de sus pechos y se mordió el labio al escuchar el suspiro que le regalo Camila.

Masajeó su seno por encima de su blusa, hasta provocar que su pezón se endureciera, podía sentirlo
a través de la tela. Hizo lo mismo con el otro, solo para cerciorarse de que el cuerpo de Camila
definitivamente reaccionaba a ella y no la hacía sentir incomoda. La escuchó jadear y pronto su otro
pezón también se irguió erecto. Aquella imagen le resultó tan erótica que atacó con pasión sus labios,
mientras se levantaba con ella en sus brazos, llevándola hacia la cama.

El cuerpo de Camila estaba aprisionado con el de la modelo y sus caderas comenzaron a moverse de
forma inconsciente mientras se besaban de forma cada vez más húmeda. Camila rodeo su cuello

con sus brazos, aferrándola más contra sí, provocando que Lauren se detuviera y se apartará
ligeramente, mirándola.

Lauren: Lo siento, mi amor –murmuró sobre sus labios–. Lo que menos quiero es ir rápido, sé que
debe ser difícil para ti, después de todo, y...

Camila: –Negó y la calló con un beso– No te contengas, amor mío, sigue por favor.

Lauren retomó ese rítmico movimiento de caderas y se relajó al ver cómo Camila abría las piernas
dejando que se acomodara mejor entre ellas. Sus manos comenzaron a subir la blusa de Camila de
forma suave, pero ansiosa. Necesitaba sentir el tacto de su piel y recordar cómo se sentía tocarla. Las
yemas de sus dedos acariciaron la zona que no estaba cubierta por el top que llevaba y la recorrieron
entera. No tardó mucho en quitar la prenda y acariciar sus pezones, que estaban del todo erectos.

Camila llevó sus manos hasta llegar a los glúteos de la ojiverde, los apretó y gimió en su oído, lo más
bajito que le fue posible, al sentir aquellas caricias en sus pechos.

Lauren bajó sus manos y se deshizo del pantalón de Camila, para después acariciar sus muslos,

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arrancándole pequeños jadeos, que fueron callados por un beso lleno de amor. En aquel momento
solo podía pensar en cómo complacer al amor de su vida, en cómo hacerla sentir amada de todas las
maneras habidas y por haber.

Era la primera vez que estaban juntas en el presente, ambas siendo completamente conscientes de
todo lo que vivieron en el pasado, era un rencuentro de sus almas, sellado con cada beso, cada
suspiro, y cada caricia que se brindaban. Por ello, se dejó guiar por su cuerpo y por el de Camila, que
se contoneaba contra ella con cada nueva caricia.

Rompió el beso tan solo para mirar los ojos de la ojimarrón y encontrar en ellos la respuesta que
buscaba, su aprobación. No hacía falta que lo verbalizará, bastó con esa mirada llena de amor y
deseo, que le dio. Se separó desnudándose a sí misma y luego comenzó a besar su cuello, bajando
por el hasta terminar en su pecho. Sus manos apartaron las bragas de Camila, y presiono sus dedos
contra su intimidad, acariciándola con lentitud.

Camila: Lauren, por favor. –Murmuró entre jadeos, pidiéndole que se apiadará de ella, y la hiciera suya
de una vez.

La ojiverde obedeció, accediendo a aquella zona que deseaba tocar. Mordió uno de sus pechos al
notar la humedad de su centro y, por un momento, se sintió desfallecer al escuchar aquel sonido en
forma de gemido. Camila quería más, y ella estaba dispuesta a dárselo.

Lauren: ¿Esto está bien? –Preguntó cerca de su oído.

Camila asintió un par de veces, no podría haber hecho otra cosa. En ese momento era una persona
completamente vulnerable, dejar caer cada barrera ante Lauren, era algo único, y no hacía más que
dejarse amar por ella.

Lauren disfrutaba de ver lo entregada que estaba hacia a ella, no existía mayor satisfacción, que
hacerla sentir bien. Inició una serie de movimientos circulares en su clítoris, alternándolos con leves
toquecitos con las yemas de sus dedos. Subió su rostro un momento porque ya anhelaba el sabor de
sus labios y suspiró contra ellos cuando notó cómo Camila correspondía el beso con ímpetu.

Las manos de Camila viajaban sin rumbo fijo por el cuerpo de Lauren, hasta que llegaron a su sexo, y
colocó la palma de su mano sobre el, haciendo presión con esta, lo cual sobresaltó a Lauren que, con
cuidado, introdujo uno de sus dedos dentro de Camila. Censurando sus gemidos con un beso intenso
donde se decían sin palabras, cuanto se necesitaban.

Lauren se movió en el interior de la morena de forma sincronizada. Pero cada vez lo hacía más rápido
y más profundo. Por cómo respondía a aquellas embestidas, el cuerpo de Camila le decía cuanto
estaba disfrutando de ello. Los gemidos de la morena y la forma en la que comenzó a darle placer a
Lauren al mover su muslo entre las piernas de ésta y frotarlo contra su centro, dieron paso a que
Lauren incorporara un segundo dedo, que se adaptó rápido a los movimientos del primero y los imitó.

La espalda de Camila se arqueó por completo y el nombre de Lauren entre gemidos, acompañó su
orgasmo.

Lauren sintió cómo el interior de la morena abrazaba sus dedos y se contraía. Buscó sus labios,
porque necesitaba estar completamente segura de que eso no era un sueño, que todo seguía siendo

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real.

Lauren: –Deslizó sus dedos fuera de ella, y la miro con un brillo especial en los ojos– Te amé siendo
mi Camila Cavendish, y te sigo amando ahora, mi Camila Cabello.

..............................

Camila e inclinó para verla mejor, la tentación al alcance de una mano y completamente sumida en las
tierras del preciado sueño. Alzó su dedo y acarició la punta de su nariz con tanta suavidad que ella ni
siquiera se daba por enterada de lo que pasaba. ¿Tan cansada había quedado?

Dispuesta a despertarla inclinó la cabeza hacia el frente y besó castamente sus labios, lo que provocó
una enorme sonrisa en la ojiverde. Camila suspiró cuando ella le dio la oportunidad de ver el verde de
sus ojos, realmente tenían un brillo especial y ese color estaba más intenso que nunca.

Ninguna dijo cosa alguna, Lauren recorrió con la vista el cuerpo desnudo de la morena y tragó saliva al
evocar las imágenes de la noche anterior. Era la primera vez que Lauren Jauregui y Camila Cabello
hacían el amor, en aquel momento dejaron atrás sus vidas pasadas y se concentraron en el hoy para
generar un ambiente pasional y emocional.

Lauren: -acarició suavemente el pezón de su pecho izquierdo que no lograba ser cubierto por el
cabello de la morena- ¿Te sientes bien?

Camila: Sí, –asintió lentamente- mejor, mucho más que bien. De verdad Lauren, de verdad fue... -se
mordió los labios antes de hundir la cabeza en la almohada y reír avergonzada.2

Lauren: No sabes cuan feliz me hace saberlo. –Besó su nuca con cariño mientras susurraba
aterciopeladamente- Porque significa que William y Jorgen no harán más daño en tu vida.

Camila: No, nunca más. –Levantó la cabeza y fijamente la observó, sus palabras salían del alma-
Nunca más volverán a hacernos daño, mi amor.

................

1711, Londres, Inglaterra.

Conforme las semanas habían pasado también lo habían hecho los procesos legales para llegar a una
sentencia, días en los que de alguna forma ambos tuvieron que admitir de forma pública la naturaleza
de sus crímenes y la total autoría de estos.

El cielo estaba completamente nublado en la capital inglesa, nubes grises y un viento cálido que
anunciaba una pronta lluvia, un paisaje apreciado por aquellos ojos azules cargados de temor. William
tragó saliva y luego rascó su barbilla, su mano temblorosa sólo evidenciaba todo el miedo

que tenía, pues muy bien sabía lo que se vendría. ¿Tendría tiempo de sufrir? ¿Tendría tiempo para
arrepentirse de cada una de sus faltas? Apoyó la frente en las piedras que formaban el muro de su
celda, piedras sucias y húmedas que habían sido sus compañeras estos últimos 40 días que
decidieron trasladarlo a la capital para esperar la sentencia final. Ya la sabía y también tenía

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conocimiento de quien estaría con él en esto.

Miró hacia atrás cuando alguien golpeó las rejas de una celda al frente de la suya, el rostro del otro
hombre parecía haber sido quemado con fuego al costado derecho y sus ojos, aquellos ojos
desorbitados estaban impacientes, ese criminal también sería condenado a muerte hoy.

XX: ¡Cavendish! –Dijo un soldado que vigilaba parte de las celdas, su grito lo hizo saltar en el suelo
donde se encontraba sentado- Es hora de que me acompañes.

Voluntariamente estiró los brazos para que lo apresaran, no sacaba nada con reclamar y ponerse a
rogar clemencia cuando todo el mundo sabía que era un asesino y por poco un pedófilo. El soldado
apuntó el arma contra su espalda para que él caminara sin retroceder, un paso a la vez, pero firme lo
condujo a una sala donde se encontraba una mesa con una vela encendida y un plato de comida
encima.

XX: Es mejor que lo disfrutes, porque será el último plato que tengas en tu vida.

William: No quiero. –Masculló, no le interesaba en lo absoluto un estofado de pollo, de hecho, la última


cena o aquella última "demostración de buena voluntad" distaba mucho de ser una, más bien parecía
una burla.

XX: Como quieras. -Se colocó frente de él y con el rostro sin expresiones continuó hablándole de
forma enfática- Camina.

Erguido fue caminando hacia el "carruaje" para ser trasladado a donde harían efectiva la condena, tras
suyo también iba el criminal de ojos desorbitados, aunque él estaba divagando en su mente totalmente
apartado de la realidad. Ambos vigilados por cuatro soldados estuvieron en un viaje de treinta minutos
hacia un lugar del que no estaban enterados, sólo cuando el carruaje negro se detuvo, sólo cuando
pudieron poner un pie en el suelo, supo donde era.

¿Cuántas personas habría allí? No podía contarlas a todas, pero estaba seguro de que se extendían
por kilómetros a la redonda. Habían elegido uno de los parques principales de Londres totalmente

abierto para hacer una ejecución pública. Tragó saliva, pero lo hizo lo más imperceptible posible, no
quería que se notara el miedo que tenía, y rescatar un poco de dignidad era necesario incluso en estas
condiciones.

"Infeliz", "animal" y otro tipo de improperios le gritaban, también alcanzaron a escupirle en la cara, la
gente estaba gozando con este momento. Alzó el rostro hacia una tarima grande de madera donde
dos lazos armados colgaban de su respectivo soporte, instintivamente quiso tocar su cuello, pero no
pudo.

La gente se había reunido en masa, llevados por el morbo y la necesidad de ver este tipo de actos.

¿Por qué habían decidido hacerlo de manera pública? Tal vez para darles una lección a las personas,
tal vez para demostrar que en este país se cumplían las condenas. Mayor fue la sorpresa de William
cuando subió a la tarima de madera y vio sentado de rodillas y con la mirada hacia el suelo a Aaron
Warwick.

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William: Tú. –Susurró sorprendido. ¡La imagen de él era radicalmente distinta!

Su cabello estaba en malas condiciones, su piel estaba seca, había bajado evidentemente de peso y
sus ojos parecían no tener vida. Aaron alzó la vista hacia William e inmediatamente se arrepintió de
ello. ¿Por qué tenía ganas de llorar?

Aaron sentía cada peso de las miradas en su cuerpo, cada pensamiento sobre él y la manera en la
que lo estaban juzgando. La humillación pública era algo que hubiese deseado no haber presenciado.
¿Por qué no acabaron con él rápidamente en un cuarto oscuro? Se acordó de la reina y el poco
esfuerzo que hizo por tratar de salvarlo, la rabia se iba acumulando en su pecho, sin embargo, cambió
a angustia cuando recordó la escena en que le había quitado la vida a Camila. Sus pensamientos
fueron interrumpidos cuando uno de los hombres de la milicia se paró con una hoja en mano a leer el
motivo que los reunía. No fue necesario levantar la cabeza al sentir un susurro en su oreja, pues sabía
quién era.

William: Nos quedan minutos en la tierra. ¿Algo de lo que quieras arrepentirte, Warwick? –Ser
sarcástico al último minuto parecía gustarle.

Aaron: De haber matado a tu hija. -Masculló molesto.

XX: A continuación, pueblo de Londres, hoy 4 de abril de 1711, tras una serie de investigación y
juicios, serán condenados a muerte los siguientes hombres: Craig Graham por abusos sexuales
reiterados a su mujer e hijos, William Cavendish ex duque del condado de Devonshire, por asesinatos
cometidos a personas inocentes, abuso de poder, corrupción e insinuación sexual a su hija, y Aaron
Warwick ex vizconde, por abuso psicológico, abuso de poder, corrupción política y asesinatos
cometidos. –Leía la hoja que tenía entre manos- Dios sepa bien la causa de sus actos y se apiade de
sus almas.

Cuando terminó de decir esas palabras, Aaron apretó los labios angustiado y haciendo la fuerza
necesaria para no llorar, no quería que su cuerpo lo traicionara. El primer hombre en dar un paso
adelante fue Craig Graham, desquiciado y no atingente a su entorno era imposible saber que
caminaba hacia la muerte.

El verdugo sostuvo un hacha recién afilada, aunque la calidad de su acero dejaba mucho que desear
por la cantidad de años y condenas en las que había participado. Al hombre lo hicieron arrodillarse,
agachar la cabeza hacia adelante y esperar su fin, mientras William y Aaron se paraban para verlo
todo. A un lado estaba la banda militar de los casacas rojas tocando las "cajas" para darle punto final
al asunto.

Todas las personas alrededor aguantaron la respiración cuando las baquetas se elevaron al cielo lo
que daba paso a la caída del hacha. El hombre con un sólo movimiento partió el cuello de Craig,
separando la cabeza su cuerpo, la sangre saltó explosivamente bajo el sonido de asombro de los
espectadores.

William: Repugnante, –le temblaba la barbilla- eso ha sido repugnante.

Aaron: Ahora nos toca a nosotros en la horca. –Miró las dos cuerdas formadas en lazos- Dios santo...
Dios. –Gimió.

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William: Estamos condenados, bastardo infeliz, condenados hasta la otra vida. XX: Ante ustedes ahora
pasarán adelante William Cavendish y Aaron Warwick.

Al decir aquellos nombres las personas empezaron a abuchear desesperadamente, el pueblo inglés
estaba al tanto de la polémica que ambos habían armado. Aaron apenas podía caminar, mientras que
William lo hacía decididamente para acabar con todo esto. ¿Para qué alargar lo inevitable?

Los ojos del ex vizconde estaban en las personas que notoriamente se enojaban con la presencia de
ellos, luego los fijó hacia arriba donde estaba la cuerda y el sólo imaginar la presión en su cuello
quitándole la circulación, provocó que se pusiera a llorar.

William: Tu dignidad Aaron. ¡¿Dónde está tu dignidad hombre?!

Aaron: No quiero morir, por Dios no quiero morir. –El verdugo puso alrededor de su cuello la soga,
sentir la presión aun cuando no los colgaban lo tenía espantado- ¡No quiero! –Su cuerpo era una
explosión de hormonas y ansiedad, su esfínter se había relajado y terminó por orinarse los pantalones,
extrañamente nadie se reía de la lamentable situación, era tan patético que las personas abrieron sus
bocas sorprendidas aguantando por un segundo la respiración.

Warwick miró hacia el cielo en un momento donde no había dignidad ni esperanzas, el cielo que
estaba completamente gris parecía acompañarlo en su dolor con ínfimas y solitarias gotas que caían
en la ciudad. Sentía sus piernas mojadas, el sudor empezó a recorrer su rostro hasta la base del
cuello, miró hacia el lado para ver cómo se encontraba William, pero éste estaba con los ojos hacia el
frente, muy serio. ¿Es que acaso se había entregado al destino? Aaron recordaba el momento exacto
en que vio la cara de Camila por primera vez y como cayó por ella de inmediato, ser agresivo y
abusador era otra cosa, pero él realmente estaba enamorado de su difunta esposa. "Bang, bang,
bang", los disparos en su cuerpo, que posteriormente había terminado ensangrentado era algo que lo
seguiría por el resto de sus próximas vidas.

La banda militar seguía tocando, apretó cada parte de su cuerpo a la espera del silencio, mientras le
daba unos pequeños repasos a su vida. ¿Por qué la reina lo dejaba morir de esta manera? Sabía que
no estaba aquí porque en el fondo lo seguía queriendo y no quería verlo morir, al igual que sus padres
y familiares, al igual que William que nadie de lo que fue su familia estaba aquí.

El sonido de las cajas de la banda sonaba más rápido, lo que anunciaba que acabarían ya. Miró hacia
arriba, cerró los ojos, apretó los dientes y pensó "perdóname" antes de que los militares elevaran las
baquetas al cielo, antes de que el público en coro jadeara asustado, antes de que se abriera la
compuerta bajo sus piernas y antes de que sus cuerpos quedaran colgando desde sus cuellos.

...............

2015, Los Ángeles, Estados Unidos.

"Bienvenida a casa" susurró sarcásticamente en su oído Lauren, cuando atravesaron una horda de
periodistas a la salida del aeropuerto. Juntas de la mano eran fotografiadas, todos se preguntaban
dónde estaba Jauregui o si los comentarios de que había terminado su relación con Camila eran
ciertos, sin embargo, ahora disipaban las habladurías al ver sus manos entrelazadas y sus pequeñas
sonrisas.

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Insideofmysoul
"¿A dónde viajaron?""¿Se han reconciliado?""¿Cuáles son tus próximos proyectos Lauren?" La
modelo miró a la morena y se quedó callada, sus proyectos de vida eran un misterio para ella, aunque
se estaba haciendo una idea de lo que deseaba y no, esta vez no la iba a dejar escapar.

Lauren: ¿Estás bien? –Le murmuró una vez dentro del vehículo con vidrios polarizados- ¿Asustada?
Tanto periodista...

Camila: No mi amor, sé que si quiero llevarme el premio mayor tengo que soportar todo lo que trae
consigo. –Acomodó su rostro en el hombro de ella- ¿A casa?

Lauren: A casa.

El vehículo particular dejó atrás los flashes y periodistas para emprender rumbo hacia la casa de la
morena. Camila apretó sus manos contra las de su pareja porque a medida que avanzaban, más corta
era la distancia que las separaba de su hogar, habían pasado muchos días en los que no había visto a
su familia. ¿Cómo la recibirían?

Lauren: Sé lo que estás pensando y al contrario de lo que crees, tus padres y hermanas estarán felices
de tenerte de vuelta. ¿Puedes creerme?

Camila: ¿Cómo puedo llegar, así como si nada? -La miró dulcemente- Te creo, pero eso no puede
evitar que me sienta como la hija pródiga o algo por el estilo, he estado tanto tiempo sin mi familia, me
han visto en un estado terrible. ¿Cómo puedo volver como si nada?

Lauren: ¿Crees que eso les va a importar? ¡Qué estés viva y a salvo es lo que importa! –La abrazó de
lado con suficiente fuerza para que se sintiera segura- Por cierto, ya avisaron a la policía que vienes
de vuelta, no me van a llevar detenida por secuestro.

Camila: Oh, mira como eso me tranquiliza. -Rodó los ojos divertida.

........................

No podía parar de moverse, aunque lo tratase, si se sentaba, a los 6 segundos ya estaba de pie otra
vez haciendo un circuito propio por la casa. Las hermanas de Camila miraban por la ventana ansiosas
con sus manos enlazadas para compartir el sentimiento, mientras el padre de la morena estaba parado
con los brazos cruzados mirando la puerta, esperando por el sonido del timbre. ¿Qué habría hecho
Lauren Jauregui para traerla de vuelta? ¡Esa chica era la persona indicada para su hija! Sólo alguien
que la mereciera viajaría en su búsqueda y lograría convencerla.

Un profundo silencio se apoderó de la casa cuando un auto oscuro se detuvo frente a ellos, todos se
miraron con los ojos muy abiertos antes de que se escucharan los pasos de una persona. ¿Cuánto
había pasado? ¿1 segundo? ¿Tal vez un minuto? Después de las pisadas en la escalera de la
entrada, el sonido del timbre inundó las paredes de la casa. Fue Sinu la que se acercó con cautela
hacia la puerta, giró el pomo y la abrió hacia atrás para dejar que la figura de una bella muchacha con
el cabello algo más corto la mirase ansiosa.

Sinu: Camila... ¡Oh Dios santo! ¡Eres tú Camila!

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Alejandro: ¡Hija! –Exclamó ansioso el señor Cabello al verla allí entre los brazos de su esposa- Mi
amor estás aquí.

Las hermanas de la morena saltaron de inmediato chillando emocionadas para unirse al "abrazo
familiar", juntos se habían convertido en un mar de lágrimas contenidas por semanas. Ahora no era
tiempo para reprochar actitudes, tal vez no lo sería nunca o tal vez sí, cuando estuviesen lo
suficientemente listos para ello.

Sinu: Mi amor no sabes cuánto esperé este momento. –Acariciaba las mejillas de la morena, mejillas
empapadas por lágrimas.

Camila: No puedo decir nada más que los amo y los extrañé tanto, soy la peor... -gimoteó- soy la peor,
lo siento.

Sinu: Nada de eso, esto tenía que pasar. Ya estás en casa. –La apretó contra su pecho, mientras
cruzaba miradas con su esposo, el sentimiento en ambos era mutuo pues alguien tan preciada como
su hija estaba de vuelta– Te ves hermosa hija. ¡Te cortaste el cabello!

Camila: -tocaba su cabello con vergüenza- Quise hacerlo antes de viajar a Estados Unidos junto con
Lauren, una forma de... de empezar de nuevo.

Alejandro: ¿Te sientes bien? ¿Necesitas más tiempo para encontrarte contigo misma? –Todas excepto
la morena lo miraron de mala forma- ¡¿Qué?! Es inevitable no preocuparme como padre. - Sujeto
cálidamente el rostro de su hija, Camila lloraba en silencio encandilada por los ojos de su padre- ¿Te
sientes mejor?

Camila: Mejor que nunca papá, tuve el tiempo suficiente para reflexionar y... darme cuenta de que no
importa el pasado, los tengo a ustedes. –Se secó las lágrimas- Ya nadie me puede hacer daño, los
tengo a ustedes. Todo esto fue... una completa locura. –Su respiración estaba entrecortada, lucía
como un animalito indefenso que merecía cuidados.

Después fue el turno de sus hermanas para abrazarla cálidamente, olían a fresas y crema hidratante,
algo que a Camila la volvía loca, en el buen sentido de la palabra. En esta vida siendo una Cabello
tuvo el placer puro de ver crecer a sus hermanas, mientras que en la anterior mantuvo alguna distancia
con los pequeños. Sin pronunciarlo en voz alta, se prometió a sí misma cuidarlas con todo lo que
estuviese a su alcance, tal vez sólo así se sentiría mejor.

Camila: Dios, los amo tanto. -Repetía una y otra vez en susurros contra sus cabelleras- Los amo tanto.

Alejandro: -Miró hacia afuera con el ceño fruncido- Hija, ¿dónde está Lauren?

..............................

El ser humano es capaz de darse cuenta cuando algo no anda bien, incluso cuando las palabras no
son pronunciadas con claridad. Le hubiese gustado estar por sobre todas las cosas con Camila, pero
antes de parar, un extraño mensaje había llegado a su teléfono, mensaje que le impedía quedarse con
su novia. Caminó hacia el elevador de aquel precioso edificio con un dolor extraño en el estómago, su
teléfono lo tenía a mano en caso de emergencias, pero ¿qué pasaba?

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Lauren: Liam. –Murmuró preocupada, viendo como los números rojos en el elevador iban aumentando.
Cuando este marcó el piso 14, tragó saliva, puso un pie afuera y miró el pasillo, todo estaba quieto y
silencioso, así que decidió caminar.

¿Por qué ahora? ¿Por qué hoy? Cuando estuvo a punto de llegar al departamento de su amigo, se dio
cuenta de que la puerta estaba abierta, algo no estaba bien. Asustada, corrió hacia el lugar, pero frenó
en seco al ver al turco sentado en el sofá mirando el suelo.

Lauren: Liam... ¿Liam que te sucede? –El aludido levantó el rostro hacia Jauregui, pero cuando sus
ojos estuvieron fijos en ella, derramaron lágrimas. No se lo dijo directamente, pero ella lo sintió como
una bofetada. La postura de Lauren cambió instantáneamente, se paró erguida, con los puños
apretados, y el ceño fruncido.

Liam: Lo siento... Dios, lo siento tanto. –Gimió entre lágrimas- Lo siento tanto, Lauren.

Lauren: ¿Por qué lo sientes Liam? –Miró alrededor en busca de algo con lo que él le pudiese hacer
algún daño, sin embargo, no encontró nada extraño, sólo la figura de su "amigo" temblando ante los
más dolorosos recuerdos.

Liam: Ya lo sabes... ya lo sabes. ¡Ya lo sabes, Lauren Lethood!

Lauren: Aaron...

Capítulo 81

Liam se paró lentamente cuando escuchó aquel nombre, sintió como la fuerza se apoderaba de sus
puños, pero la contuvo, no era el momento adecuado para golpearla cuando la intención que tuvo al
llamarla era distinta. La observó de arriba hacia abajo, la conocía desde que eran niños, pero aun así
hoy no la podía mirar con los mismos ojos, levantó una ceja al no ver la quemadura en su mejilla
izquierda y la actitud que no se parecía a la que llevaba cuando era una campesina.

Liam: Sí, el mismo, pero no vuelvas a tratarme como Aaron. Soy Liam, Liam Özkan.

Lauren: No podemos borrar lo que fuimos, al menos eso conmigo no va, porque estoy completamente
orgullosa de lo que fui. -Trataba de quitarse de la cabeza a su versión inglesa, pero cuando quería
hacerlo los recuerdos de los duros maltratos surgían en su cabeza- Dile a tu versión inglesa que es
una lacra, lo peor de este mundo, y que por respeto a la amistad que tuvimos en esta vida, no te estoy
poniendo las manos encima.

Liam: -se secó las lágrimas- Estoy tratando de poner las cosas en orden en mi cabeza, maldita sea.

¡Lo estás empeorando más! –Tiró un cenicero de porcelana, partiéndolo en varios pedazos allí en el
suelo- Estoy tratando de pedir perdón, estoy tratando de poder dirigir mis pensamientos... es... ¿Es
verdad todo lo que hay acá? –Tocó su cabeza- Cada recuerdo, incluso el de... la horca.

Lauren: Es verdad, cada recuerdo... cada golpe que me diste, cada amenaza y humillación, cada cosa
que hay allí es verdad. -Lo apuntó con el dedo- Quieres pedir perdón, pero ¿crees que será

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fácil Liam? ¿Ahora entiendes tus extrañas actitudes hacia mí siendo tu amiga? ¿O por qué terminaste
enamorado de Camila?

El turco giró hacia la ventana principal del departamento, era un vidrio que cubría toda una pared
dándole una preciosa vista del mar. Cerró los ojos al sentir la soga en su cuello, las gotas de lluvia en
su frente, la falta de aire y la presión en sus ojos que creía que haría que estallaran. "Bang, bang
bang", los disparos al cuerpo de Camila que acabaron con su vida junto al cadáver de su amada.

Liam: ¿Cómo voy a poder vivir con toda esta culpa? ¿Cómo voy a vivir con la verdad de que soy un
asesino y todo el daño que te hice? –No quería que lo viera llorar, pero su voz lo delataba- Aun
escucho los gritos de mis víctimas, la sangre manchando mi ropa, todo...

Lauren: ¿Te sientes más Liam o más Aaron? –Él turco se quedó en silencio- Cuando sepas la
respuesta entenderás lo que tienes que hacer.

Liam: ¿Y si Warwick se apodera de mi cabeza? Maldición Lauren. ¡Maldición! –Seguía sin voltear-
Tengo miedo de mí mismo.

Lauren: -agachó la cabeza, ese sentimiento de amistad no quería desaparecer, seguía allí
recordándole que no tenía que culpar a esta vida de la anterior- Liam por favor, si alguna vez decides
volver a ser el de antes, ese amigo...

Liam: -apretó su pecho y giró para verla- ¿Amigos? Yo no podría ser tu amigo sabiendo que tu
presencia me trastornó por tanto tiempo en el pasado. No podría ser amigo de quién tanto odié... no
me pidas eso Lauren, no ahora por favor.

Lauren: Sólo te advierto una cosa Liam. –Levantó la cabeza desafiante, su amigo era un poco más alto
que ella, pero no se iba a dejar intimidar- Cuando decidas que partido tomar, volveremos a hablar,
siendo turco fuiste una de las personas más importantes para mí, pero siendo inglés...-gruñó- te lo
advierto, no permitiré que te acerques a Camila cuando no estés seguro de quién eres, no soy la de
antes, que no pudo defenderla. En esta vida las reglas del juego son distintas.

Özkan apretó la mandíbula, no tenía vergüenza de sus lágrimas cayendo porque cuando fueron niños,
Lauren lo vio muchas veces en ese estado. Ninguno de los dos se hablaba y es que era difícil hacerlo
cuando las circunstancias de sus vidas pasadas estaban golpeando el interior de sus mentes trayendo
consigo cada vil recuerdo.

El mal presentimiento no había desaparecido del interior de Jauregui y eso por supuesto que no le
agradaba, ya no podía estar segura de quién le estaba hablando y lo único en lo que podía pensar era
en la seguridad de Camila. ¿Estaría exagerando? No podía permitírselo, las precauciones eran
necesarias cuando se trataba del asesino de la mujer que amaba.

Liam: Ahora que lo sabes, será mejor que te vayas.

Lauren: ¿Entonces me llamaste para esto? ¿Para llegar y decirme que habías recordado tu vida
pasada, pero no eres capaz de sentarte a conversarlo?

Liam: No es fácil para mí.

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Lauren: ¡Para nadie lo es! Si no conversamos las cosas cuanto antes, si no estamos con alguien que
nos sepa guiar, esto puede ser peor. –Cerró los ojos de golpe- ¡Mataste a la mujer que yo amaba en la
vida pasada! Pero ahora eres mi amigo, no es fácil, pero estoy aquí porque corrí por ti. Si Camila y yo
recordamos lo que fuimos, de algo tiene que servir el que tú también lo hayas hecho.

Liam: Vete. -Susurró.

Jauregui quería acotar algo, pero en los ojos del turco había peligro, no quería dejar la situación de
esta manera porque todo tenía un propósito como había dicho, sin embargo, tampoco podía desatar su
ira y permitirle a Aaron expresarse de alguna forma.

Giró sobre sus talones y caminó hacia la salida, Liam pensó que tiraría la puerta hacia abajo con un
cierre violento, mas sólo se encontró con un silencio profundo cuando desapareció del departamento.
Y de pronto él estalló en lágrimas como un verdadero niño, porque desde ese momento supo que nada
iba a volver a ser como antes. Apretó las manos contra los costados de su cabeza cuando escuchaba
los gritos de quienes fueron sus víctimas, la sangre manchar sus manos y ropas, la sensación de
empuñar un cuchillo o apretar el gatillo.

No supo que tanto lloró, pero llegó a un punto en que sintió náuseas y una presión en su frente como
si se hubiera golpeado con un muro de concreto. Corrió a un baño, colocó las manos en su vientre y
vomitó compulsivamente el contenido de su estómago, esto recién estaba comenzando.

.....................

Al día siguiente, que todo estaba más tranquilo, fue donde comenzaron a llegar las visitas a la casa de
Camila. Aquella mañana la morena había despertado con una sonrisa radiante que reflejaba la

felicidad que sentía por estar en su hogar, con su gente, el lugar a donde ella pertenecía. Se había
colocado una camiseta azul sin mangas con unos pantalones negros, al mirarse al espejo y ver su
enmarañado cabello sonrió pensando que nada iba a arruinarle la vida de ahora en adelante.

Tras su espalda sintió como alguien tocaba la puerta, murmuró un despreocupado "pasé" antes que
alguien entrara sigilosamente. Al principio no le había prestado atención, mas, al segundo después, vio
unos ojos rasgados casi sonreírle de alegría.

Camila: ¡Shiyoon! –Soltó el cepillo de pelo y casi sin pensarlo se abalanzó sobre sus brazos, el asiático
reía sin poder creer lo que veía- ¡Por Dios!

Shiyoon: Estás acá, Dios, al fin estás acá morena. –Besó profundamente su mejilla antes de dejarla en
el suelo.

Camila: La última vez que te vi no fui buena contigo, de hecho, tengo... tengo que reparar tantas
cosas. –Pero él la había interrumpido.

Shiyoon: Eso ya no importa, estás aquí sana y a salvo de toda esta locura. -La miró de pies a cabeza-
¿Puedo permitirme abrazar a Camila Cavendish también? –Con los ojos llenos de lágrimas ella asintió
dejando que fluyera en ese abrazo todo el amor que como inglesa su alma le guardaba- Cuando te
fuiste al pasado fue horrible, –le tembló la voz- Lauren sufrió tanto... pero al verte como Cabello se
enamoró completamente.

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Camila: Lo sé y en parte nunca podré quitarme de la cabeza el daño que le hice desapareciendo, sin
embargo, -suspiró- gracias a eso estoy de vuelta, gracias a eso salvé mi presente como Cabello
también. –Meneando la cabeza el coreano se rio.

Shiyoon: Te he extrañado tanto, menos mal que Lauren me hizo caso y viajó a donde creía
encontrarte.

El coreano se acomodó sobre la cama sin perder de vista como su mejor amiga se movía de un lado a
otro para iniciar un nuevo día, el calor de su estómago iba desapareciendo al convencerse de que
estaba de vuelta, que las cosas iban volviendo a la normalidad.

Camila: ¿Te sucede algo? –Él meneó despreocupadamente la cabeza- No me mientas, te conozco lo
suficiente para saber que algo te pasa. –A su lado se sentó y le tomó una de las manos, cuando

conversaban sus dedos se iban rozando en un gesto cómplice- Acaso... -de pronto recordó la figura de
la "gitana"- ¿Es sobre Sounya?

Shiyoon: Quedamos incomunicados desde hace tanto. Tú no lo sabías ¿o sí? –Miró sus dedos
juguetear con lo de su amiga, pero la presión que ejercieron lo incitó a seguir hablando.

Camila: Que yo no sabía... ¿Qué cosa no sé?

Shiyoon: Eh... -jadeó, sus ojos tenían la mirada perdida al evocar los recuerdos cuando de la "gitana"
le había contado todo- Que no es una gitana, Sounya es tu ángel guardián. -La morena entrecerró los
ojos, frunció el ceño, pero no dijo nada porque estaba más preocupada de escucharlo todo- Ella sí
tiene como 300 años. Lo que ella me contó es que nació cuando tú lo hiciste en el pasado, la enviaron
con el fin de proteger tu destino en el tiempo o algo por el estilo. ¿Es que acaso no recuerdas lo
importante que fue para entender tu propósito al viajar al futuro? O sus maravillosos consejos... -
guardó silencio sólo por unos segundos- Ella dijo que cuando se enamorara de verdad y/o tú no la
necesitaras más, ella iba a perder sus dones y... y una vez los recuperara, viviría como un ser humano.

Camila: -se acercó, sostuvo su rostro con ambas manos y le sonrió emocionada- ¿Eso es cierto? –
Asintió- ¿Sabes que creo? Que estás completamente enamorado de ella.

Shiyoon: Sí, lo estoy. –Se sonrojó hasta las orejas.

Camila: Pues me tienes a mí y a Lauren para ir en su búsqueda. –Lo abrazó con fuerza dejando que el
cuerpo del muchacho se rindiera ante ese contacto- Nos has ayudado de mil maneras, haremos lo
mismo por ti. Oh por Dios, –susurró pensativa- ella fue mi ángel guardián.

Shiyoon: Pero antes de eso hay que solucionar cosas que tienes pendientes. –Murmuró pensativo-
Estoy seguro que te faltan cosas.

..............

10 de abril de 1711, Brixham, Inglaterra.

Sus pies ya casi no tocaban el suelo, la necesidad por un escondite y el miedo la llevaban a correr con

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toda la fuerza que podía. Ya no podía soportarlo, ni siquiera había entrado a la adolescencia y las
desgracias habían inundado su vida. Cuando vio un callejón casi en la orilla del mar, ingresó a él sin
pensarlo, pegó su frente a la pared sin darse cuenta de la humedad y mugre adherida en ella.

Los pasos de los hombres que querían abusar de ella pasaron de largo hasta perderse en otra curva,
ella estaba segura ahora, ¿o no? Tal vez no se puede estar fuera de peligro cuando los problemas van
a un lugar complicado llamado mente.

Abrazó su propio cuerpo y se puso a llorar contra los brazos para no ser escuchada, tenía demasiada
hambre como para pensar con claridad, demasiado frío para quedarse quieta y demasiado miedo para
no cometer una locura. Se sentó en el húmedo suelo sin quitarle la vista a este, las gaviotas volaban
cerca y el aire salado llegaba cerca de su cara, el olor a mariscos y putrefacción era fuerte al estar
cerca de los barcos pesqueros. Todo estaba oscuro y lo estaría aún más si no estuviera la luna en lo
alto del cielo.

Rachel: Camila... Camila. –Murmuró sollozando.

La muerte de su hermana la había afectado tanto que la llevó a huir de casa, sabía que su madre
estaría eternamente buscándola y que sus hermanos la extrañarían, pero nada de eso le importaba
ahora, la imaginación era poderosa y tener una imagen de la morena calcinada la estaba volviendo
loca.

Se había enterado de que William hace 6 días atrás había sido colgado junto a Aaron, poniendo fin a
sus vidas, ni siquiera eso la iba a tranquilizar. Su cuerpo tenía magulladuras en todas partes tras varios
episodios de violencia recibida por comida o un lugar donde quedarse, había llegado a la costa a
causa de varios favores, ahora no quería más nada.

Decidida caminó hacia un bote que estaba amarrado al muelle, nadie la observaba así que tenía toda
la libertad de "delinquir", subió a él sin dudarlo tras soltar las amarras y gracias a la marea y la fuerza
que le otorgaba su cuerpo pudo avanzar varios metros mar adentro. De pronto rompió a llorar
desesperadamente, sin dejar de repetir una motivación para esto.

Rachel: Nos vamos encontrar hermana, nos vamos a encontrar.

Se paró con dificultad y con la leve luz de la luna pudo ver un ancla, la determinación fue poderosa
porque no iba a dar un paso atrás en esto. Rápidamente la ató a su tobillo para asegurarse de que
tendría éxito, pero antes de hacer algo escuchó muy a lo lejos el grito de un hombre, apenas podía ver
la orilla y mucho menos vería la figura de una persona, no iba a detenerse. Cuando todo estuvo en
orden miró al cielo y las estrellas. ¿Cuál de todas ellas sería su hermana? Si no fuese por ella,

por sus consejos, por la carta de advertencia... por la carta que revelaba la verdad, Rachel habría
caído en manos de su padre. ¡Era solo una niña!

Rachel: Hermanita, ¿dónde estás?

Lo último que pudo verse fue un cuerpo cayendo al agua, pero sin la posibilidad de salir a flote, la niña
cerró los ojos haciendo fuerza, pero el cuerpo era más inteligente, la búsqueda de oxígeno la llevó a
abrir la boca y empezar a tragar agua. Se empezó a desesperar de todas formas al verse envuelta en

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oscuridad, al sentir escozor en su garganta y los pulmones apretados, al no sentir fondo, al ruido
acuático, a la sensación de que se estaba muriendo.

.............

Unos días después, 2015, Estados Unidos.

Una pequeña sonrisa se formó al ver de quién le había llegado el mensaje de Whatsapp, quería verlo,
pero estaba en medio del desayuno. Su padre había pedido unos días de vacaciones para aprovechar
a la familia, no perdía momento para decirles a sus tres hijas y esposa lo mucho que le importaban y
que pronto realizarían un viaje en familia.

Victoria: Es mejor que veas el mensaje de tu novia antes de que explotes aquí de la espera. –Le
susurró cómplice su hermana, la forma en lo que lo había dicho le causó gracia.

Asintió, bajó la vista y abrió la ventana emergente en su teléfono. De inmediato se mordió los labios
emocionada al ver las imágenes que ella le estaba enviando, aunque el mensaje al final le daba un
poco de esperanzas de tener una noche realmente espectacular.

"Estas son parte de las fotos que tomó cuando viajó al presente, el teléfono me lo entregó antes de
irse. ¿Las recuerda? Esta noche pasaré por usted, hay algo importante de lo que quiero hablarle. La
amo señorita Cavendish, mi señorita Cabello."

Quizás sonrió bobaliconamente pues cuando alzó la vista a su familia, ellos le sonreían con picardía.

Alejandro: Me gusta esa muchacha, de verdad es increíble. En sus tiempos pensé en Shiyoon como
un pretendiente tuyo, pero quien iba a decir que sería una mujer la que se llevaría tu corazón.

Camila: -se sonrojó completa- ¡Papá! Shiyoon es como mi hermano además está enamorado de otra
mujer. –Todos se rieron porque sabía cómo reaccionaba ante la idea- Pero que bueno que les

agrade Lauren, ella es... todo. –Desvió la vista despreocupadamente hacia una repisa donde las
fotografías de la familia y amigos estaban.

Sinu: Hija, ¿has hablado con todas las personas que estuvieron preocupadas por ti cuando no
estabas? –Al ver la expresión de su hija supo que no lo había hecho o no entendía- Quiero que vayas
a tu ritmo claro está, pero...

Camila: ¿Me quieres hablar de una persona en especial?

Sinu: -miró a su esposo e hijas, luego a Camila- Ya no está en América, se fue apenas supo que
estabas en manos de Lauren, pero Ayleen, hija, ella estuvo todo ese tiempo acá dándonos apoyo.

Camila: Voy... voy a hablar con... –entrecerró los ojos recordando el rostro de quién fue su amiga
cuando niña, habían entablado conversaciones para sanar heridas antes de que pasara el caos de la
inestabilidad emocional.

Alejandro: ¿Te sucede algo hija? -Pero la morena se quedó callada e inclinó el rostro hacia la derecha
hasta que su parada abrupta asustó a todos- ¡Camila!

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Camila: Dios mío... -los miró a todos- necesito su número ahora. ¡Tengo que hablar con ella!

........................

Tendida mirando el techo de su departamento era una forma de relajarse que usualmente tenía,
aunque tal vez no estaba surtiendo efecto en este momento cuando sentía lo que tenía en su mano
derecha, cuando sabía lo que pasaría esta noche con ella. Se mordió los labios fascinada, nunca en
esta vida se había sentido tan segura de una decisión. ¿Cómo iba a decírselo? Decidida sostuvo su
teléfono para contactar a su madre, Clara Jauregui iba a estar encantada de ayudarle a prepararlo
todo. Sin embargo, cuando prendió la pantalla vio una ventana emergente de Whatsapp con un
mensaje de quién ya no quería ser su amigo. Al abrirlo supo que las cosas no podían estar bien.

"Ya no puedo soportarlo más, no he comido ni dormido en días, creo que me estoy volviendo loco y
necesito hablarlo contigo, Lauren Lethood."

Capítulo 82

Lauren guardó en su respectiva caja la joya que tuvo unos minutos en su mano, miró la hora que en su
muñeca y supo que el tiempo no iba a ser un problema para que sus planes de la noche resultaran,
después de todo eran las 10:34 de la mañana.

De un salto salió de la cama, miró a su alrededor en la habitación para saber que no le hacía falta
alguna cosa, teléfono, cartera, las llaves del auto, lo tenía todo.

Miró el mensaje de Camila en el elevador, antes de que una sonrisa perfecta se formara en su boca.

"Estoy en medio de mi desayuno familiar, es culpa suya que todo el mundo me quede mirando de
forma graciosa. ¿Quién más sino usted quien provoca una sonrisa bobalicona en mi rostro? Estoy
ansiosa de ver esas fotografías, no sabe cuánto la amo."

Iba a responderle que iba camino a ver a Liam, pero no quiso hacerlo, sus dedos se detuvieron a la
mitad del mensaje antes de borrarlo completamente. Camila aún tenía temor respecto al turco y
contarle lo que le había escrito iba a aumentar aquello, además no iba a interrumpir el desayuno de su
familia, que se había vuelto algo así como un ritual sagrado.

Poco duró el viaje, aunque no se había dado cuenta de cuantas luces rojas se había pasado, las
manos le temblaban mientras murmuraba cosas contra "su amigo", no cometería una locura ¿o sí? El
hecho de que dijera que se estaba volviendo loco no la dejaba tranquila tampoco.

Estacionó donde siempre, hubiese saludado al conserje que tanto le agradaba, pero le urgía ver al
turco. Miró su teléfono por unos segundos, sí, la idea que tenía en la cabeza le sería de gran ayuda.

Quiso tocar la puerta, pero otra vez estaba abierta, asomó el rostro con cautela y fue allí que lo vio
sentado en el mismo sofá de antes, una copa colgaba de su mano y gotas de vino estaban esparcidas
en la costosa alfombra que poseía. Sus ojos viajaron de inmediato a la botella de vacía en el suelo y la
otra a punto de desaparecer también. Estaba borracho.

Lauren: Liam, es mejor que dejes esa copa de lado. –El aludido alzó los ojos hacia ella con pereza,

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estaban rojos y humedecidos, no podía enfocarla bien- Estás tan borracho que caerás en un coma
etílico, vamos, dame esa copa.

Liam: ¿Qué sabes... qué sabes tú? –Gimió- He pensad...do, todo esste tiempo. –Miró el suelo
agobiado en busca de palabras que describieran como se sentía- No hay solución.

Lauren: ¿De qué hablas? –Caminó sólo un par de pasos, lo suficiente para estar en territorio seguro-
Liam, tu mensaje fue... extraño. –Miró las botellas de vino y su estado deplorable- Mira... lo siento si
discutimos, pero lo que somos en esta vida no...

Liam: ¡Soy un maldito asesino! –Golpeó su propio cuerpo, ahora sí devolvió la mirada a su amiga, su
mirada era más parecida a la que tuvo Aaron en algunas ocasiones y eso a Lauren no le gustó en
absoluto- He tratado... tratado de pensar, de... buscar una solución, pero no puedo...

Flashback

Dolor, sangre, gritos, cuchillos y disparos. ¿Cuánto más se aparecía en sus sueños? Desde que supo
la verdad no hubo noche en la que no soñara con los recuerdos más miserables de su vida pasada.
Había despertado con el pecho apretado y un dolor desgarrador que crecía considerablemente en su
cuello hacia otras partes del cuerpo. Quiso gritar, pero la voz no le salía, miraba de un lado a otro a su
alrededor sin mover la cabeza, gotas de sudor recorrían desde la sien hasta su nuca. Había recordado
la escena en la que mató a la familia de Lauren Lethood sin piedad alguna, con el único propósito de
quitarle gente en ese mundo a esa campesina, pero también se había colado la escena de cuando su
esposa murió en el granero junto a Lauren.

Cuando pudo pararse fue a duras penas a la cocina para beber agua, su boca estaba tan seca que
podía sentir los labios y lengua agrietada. Todo tenía sentido ahora y las piezas encajaban de
inmediato. La noche que Camila apareció "abruptamente" en el departamento de su amiga, el año
pasado, había sido un viaje en el tiempo y no había escapado de un sanatorio como lo creyeron. Esa
vez que Lauren le pidió de su ayuda para salvarla de la hipotermia había sentido una profunda empatía
por la muchacha. Estaba claro que todo el tiempo hasta darse cuenta de que la amaba, había sido
gracias al profundo amor que sintió por ella en su vida pasada. No solo por Cavendish, también se
sintió atraído por ella siendo Cabello.

Liam: Por eso sentías celos, maldición, por eso nunca pudiste aceptar la relación de Lauren y ella,
maldición. ¡Maldita sea! –Tiró el vaso de vidrio a una pared- No puedo volver a ser amigo de esa
infeliz, no puedo.

Se llevó las manos a la boca al darse cuenta de cómo se refería a ella. Se asustó, el pánico se
empezó a apoderar de su cuerpo cuando sintió que toda la vil personalidad de Warwick quería salir a
flote. Desesperado llegó a su habitación y empezó a llorar en posición fetal acostado sobre su cama.

Su cabeza le iba a estallar del dolor, por más que intentaba apretársela no podía aliviar ni callar las
voces en ella, los recuerdos desagradables y los deseos que no correspondían a él como turco.

Liam: ¡¿Por qué yo señor?! ¡¿Por qué?! Fin Flashback

Liam: Todas las noches Lauren, fue así todas las noches. -Miró a su alrededor- Fui despedido del lugar

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donde trabajaba porque no iba. ¿Quién querría un médico que se golpea contra las paredes?

Lauren: -sus ojos llenos de lágrimas y la forma en la que temblaban sus labios sólo daban cuenta de la
profunda pena que sentía- Tú no... No eres así amigo, no eres Aaron ahora, mira en lo que has
acabado. –No podía evitar hacer reparos en el desastre que se había convertido el lujoso
departamento que tenía- Tenías una carrera, a gente que te ama, le importas a tantas personas. ¡No
puedes dejar que el maldito de Aaron lo destruya todo!

Liam: Es que yo soy ese maldito. ¡Yo lo soy! –Golpeaba su pecho- Y no podemos ser esos amigos,
esas personas que iban a acampar o que se tenían siempre. -La apuntó- Estás con la mujer que amo y
yo no. ¡Se te olvida eso!

Lauren: Sufrimos tanto para volver a estar juntas, nacimos de nuevo y aunque seas mi amigo no
puedo entregártela. No la mereciste en el pasado, y yo la amo tanto.

Liam: Tú la odiabas al principio en el presente. –Escupió con rabia- Siempre tuviste cada mujer que
querías y te fijaste en la que yo amaba.

Lauren: -trató de buscar palabras- ¡Eso fue cuando apareció como psicópata en mi departamento!
Pero ella me cambió la vida, por ella cambié, por mí fue que Camila viajó. ¿Es que no lo entiendes?

–Se acercó a él- Si ella no me enamoraba, si yo no la conocía, ni siquiera me hubiese topado con
Cabello, si ella no hubiese viajado tampoco le habría dado la importancia a Lethood en el pasado. Si
ella se hubiese quedado contigo todo esto no existiría, pero tú no estabas destinado para ella, tú no la
trataste como debías. Y si yo no hubiese luchado por ella en el presente, me hubiese condenado a
nacer por tercera vez. ¿No te das cuenta? Nuestras almas siempre estuvieron ligadas.

Liam: -lloraba desesperado- Pero aun así no puedo. ¡No puedo verlas felices, aunque trate de
convencerme de lo contrario!

Lauren se sentó en el suelo con el rostro entre sus rodillas y al igual que su "amigo" empezó a llorar
abatida. Todos los preciosos recuerdos que pudo conservar de su mejor amigo antes de la aparición
de Camila Cavendish, cada risa o anécdota ya no podían ser posibles. Días tranquilos en los que
podía confiar en él ya no existirían, a cambio tenía de vuelta al hombre que asesinó a su preciada
inglesa. Al alzar la vista vio que sostenía algo entre sus manos, sólo pudo tragar saliva, mientras su
piel perdía todo el color que tenía.

Liam: ¿Crees que no quiero quitarle a Camila lo que la hace feliz? –En este momento sus ojeras se
marcaban más, su mirada estaba desenfocada, el alcohol barría con todas las barreras que podía
ponerse estando sobrio- ¿Crees que no quiero quedarme con ella en esta vida y darle todo lo que no
pude darle en el pasado?

Lauren: No... Por favor no lo hagas. –Gimió- Liam, amigo.

Liam: ¡Que no soy tu amigo, maldita infeliz! –Acariciaba el revólver con suma delicadeza- No pude
matarte cuando llegué a su encuentro, no tuve el placer de hacerte pagar por meterte con mi esposa,
por no entender las reglas de una sociedad inglesa en el siglo 18.

Lauren: Liam, tú no eres Aaron ahora, no te castigues por lo que hiciste en otro tiempo.

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Liam: No. -Susurró apenas, sus ojos se llenaron de delicadeza por un momento- Lo sé, pero no puedo
vivir así, no aquí, no cargando con la verdad tras mi espalda. -La miró un poco y sonrió- Algunas
personas están condenadas a ser infelices de por vida, otros lo estamos para todas las vidas.

Lauren: ¿Qué?

El turco se paró y se volteó al enorme ventanal que tenía, la decisión estaba tomada y no quería dar
vuelta atrás, las imágenes del pasado y los deseos negativos no lo dejaban en paz, sentía que había
perdido peso, no tenía ganas de dormir, empezaba a tener alucinaciones y no podía soportarlo, no
más.

Miró por unos instantes el cielo celeste y sonrió, si tan sólo pudiese llegar allí tan arriba o al menos dar
la vuelta atrás, retroceder el tiempo y no conocer a Lauren Jauregui. Al voltearse la vio temblando, sus
ojos verdes anegados en lágrimas que poco a poco caían en sus mejillas sólo delataban su interior.

Liam: Después de todo no eres una desgracia, Lauren. La desgracia soy yo.

..............

Si algunas personas tenían la mala costumbre de morderse las uñas cuando están nerviosas, ella
mordía la punta de un lápiz, mientras los timbres de una llamada sonaban contra su oreja. ¿Qué hora
sería en Irlanda? ¿Estaría a punto de irse a la cama? Sus hermanas sentadas en el suelo alrededor de
su cama se miraban entre sí curiosas. ¿Por qué Camila tenía la necesidad de hablar precisamente
ahora con Ayleen? Los tonos lograron ser varios sin ser contestados, sinceramente perdió la
esperanza, pero cuando separó el teléfono celular de su oreja, se dio cuenta en la pantalla de que
alguien había contestado.

Ayleen: ¿Camila? –susurró ansiosa.

Camila: -Tragó saliva tratando de recuperar la voz- Hola. ¿Ayleen? –La muchacha emitió un sonido
afirmativo. Si bien habían estado en conversaciones y se habían visto más seguido antes de que la
morena desapareciera, había dejes de vergüenza al hablar. No podían quitarse de la cabeza que
Ayleen hablaba con la asesina de su padre y Camila con la hija del violador- Que bueno escucharte.

Ayleen: Lo mismo digo. –Miró sus manos en la oscuridad de su habitación- ¿Está todo bien? ¿Cómo te
has sentido? –Suspiró- Supe que habías vuelto de tu encuentro contigo misma.

Camila: -miró a sus hermanas y ellas captaron de inmediato el mensaje, quería estar sola- Mucho
mejor, tuve que estar lejos para darme cuenta de lo valioso que es todo lo que tengo, para saber que...
bueno, lo que pasó cuando era niña –tenía que mentir con lo último, no podía decirle la verdad del
viaje en el tiempo- ya sabes, dejarlo definitivamente atrás.

Ayleen: ¿No necesitarás ayuda psicológica otra vez? –Se le quebró la voz lo que captó de inmediato
toda la atención de la morena- Sé que... sé que en parte todo esto que te pasó fue por lo que hizo el
infeliz de mi padre... y aún siento culpa.

Camila tendió su cuerpo en toda la cama y se rindió ante sus sentimientos, cerró los ojos y dejó que
las lágrimas escurrieran sus mejillas. Eso había pasado hace mucho tiempo, los motivos de su escape

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habían sido otros, pero aunque tuviese las intenciones de decirle, simplemente no podía, no cuando
ella no recordaba quién era.

Con el dorso de una mano se tapó los ojos. ¿Era necesario negar lo evidente? Rachel había
reencarnado y se había convertido en una preciosa mujer llamada Ayleen, su mejor amiga de la
infancia. No quería indagar en cómo había terminado su vida para que volviera al siglo 21, pero si
recordaba algunas de las teorías que había leído cuando viajó en el tiempo, significaba que la
muchacha no había terminado bien en el pasado o su vida acabó antes de cumplir su propósito. "No
todos recobran la memoria" pensó. Se apretó el pecho, cerró los ojos y trató de retomar la
conversación.

Camila: No sientas culpa, eso quedó en el pasado, después de todo fui yo la que mató a tu padre, pero
¿comprenderás que fue por defensa personal?

Ayleen: Lo sé, Camila, lo sé. –Se formó un silencio extraño- ¿Te dijo tu mamá que me quedé en
Estados Unidos cuando supe lo que pasó?

Camila: Sí y por eso quería agradecerte, pensé que había tanto daño entre ambas que no lo harías.

–Se mordía los labios para no llorar, su único deseo en este momento era abrazarla, sostener su rostro
entre sus manos y agradecer al destino que la hizo nacer de nuevo. ¡Es que lo más bello de todo era
que en esta vida ambas fueron amigas! Los lazos y el amor del pasado a ellas también las seguía-
Ayleen, ¿hay alguna forma de volver a vernos?

Ayleen: -miró un calendario que tenía cerca- Quizás dentro de un mes estaré desocupada de mis
deberes. Hasta entonces podemos mantener contacto. -Sonrió- Quieres que estemos en contacto,

¿no?

Camila: Lo deseo. –Sonrió mientras lágrimas caían de sus ojitos- De verdad lo deseo Rach... digo,
Ayleen. Lo siento, es mi cabeza.

Al terminar la llamada se abrazó a si misma sin dejar de llorar alegre, un pedazo de su vida pasada
había vuelto y su corazón no podía sentirse más contento. Sí, haber sido Cavendish le trajo
consecuencias desagradables como lo sucedido con William, pero al menos había tenido una mejor
época que haber vivido como esposa de Aaron Warwick, sólo por eso prefería llamarse a sí misma una
"Cavendish".

Le mandó de inmediato un mensaje a Shiyoon para decirle lo que había descubierto, estaba segura de
que se alegraría por ella, como siempre había pasado desde que se conocieron. Sus ojos se

desviaron hacia la ventana ante la idea que era cierto, siempre estuvo allí para ella desde el centro de
rehabilitación, incluso él había puesto de su parte en todo.

Camila: Tengo que ayudarlo a encontrar a Sounya. -Y tenía que ser cuanto antes, pues ahora que
sabía que era su ángel guardián, no podía dejarla a la deriva.

-"¡Eso es increíble! De verdad tienes que contarme más sobre eso. Por cierto, mis padres mueren por

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volver a verte, te obligaré un día de estos a venir :( “–enviado por Shiyoon a las 11:20

- "Mira chino del sur, a mí no me obligas, yo puedo ir sola. Por cierto, a partir de mañana estaré
en absoluta disposición para que busquemos a Sounya, estoy segura que dentro de lo que pueda,
Lauren también lo hará." –enviado por Camila a las 11:23

- "De verdad muchas gracias. :(“ – enviado por Shiyoon a las 11:28

La morena durmió en distintas posiciones, por dos horas sin darse cuenta, hasta que el olor
proveniente de la cocina había llegado a su puerta. Sus ojos se abrieron lentamente y se dirigieron a la
entrada, pero no precisamente por la comida, los golpes en la madera llamaron su atención. Le
sorprendió ver la cara de su hermana con un brillo en los ojos, pareciera que apenas podía respirar.

Victoria: Camila, Dios, Michael Jauregui está afuera. ¡Michael Jauregui! -Pero no pudo continuar
alardeando emocionada de la situación, porque al instante el recién mencionado hombre y su padre
habían entrado a la habitación. Sus ojos estaban húmedos y respiraba de forma irregular, era muy
extraño que él viniese precisamente a su casa, siendo alguien tan ocupado en Hollywood.

Camila: Señor Jauregui. –Se paró de la cama de un solo salto. ¡No podía articular palabra!- Señor
Jauregui, ¿qué está pasando?

Michael: -su mandíbula temblaba y sus ojos se llenaban de lágrimas, otra vez- Es Lauren, mi hija...
ella...

Camila: -palideció inmediatamente, su corazón se contrajo tanto que tuvo la sensación de que se
estaba muriendo, el miedo fue escalando por su garganta hasta sus labios pensando en el peor
escenario- Por favor, dígame, ¿qué pasa con Lauren?

Capítulo 83

Michael: Está detenida. -Camila tuvo un súbito alivio, pero no duró más de un segundo hasta que él
terminó la frase- Liam... -miró hacia afuera desesperado- Liam... él... él se quitó la vida frente a ella.

...................

Horas antes.

Tras decir: "Voy a acabar como lo hice en el pasado con Camila Cavendish, lo siento tanto.", Levantó
el revolver a la altura de sus labios, abrió su boca, pero justo cuando Lauren quería impedir cualquier
movimiento, el turco apretó el gatillo y el disparo fue ejecutado. La enorme ventana de atrás se tiñó de
sangre, la bala además de destruir el cráneo del muchacho, destruyó el vidrio por completo, los trozos
cayeron a la calle y algunos transeúntes se dieron cuenta de ello.

Lauren tomó una breve bocanada de aire antes de hacerse hacia atrás contra una pared y gritar
desesperada, como nunca antes lo había hecho. Cubrió su rostro con ambas manos, mientras se
sacudía, gritaba, lloraba, mientras sentía que se estaba perdiendo. El disparo y los gritos de la ojiverde
alertaron a los vecinos del edificio que se aglomeraron en los pasillos, muchos de ellos llamaron a la
policía, otros con un poco más de valor subieron hasta el piso donde vivió Liam y asomaron su rostro.
¡La famosa Lauren Jauregui estaba aquí!

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Lauren: ¡Liam! ¡Aaron! –No quería levantar la cabeza, ver la escena la iba a chocar más de lo que
pudiese tolerar- Mierda... mierda. ¡Liam!

Al menos cuatro vehículos policiales se apostaron en toda la entrada del edificio, seis oficiales
subieron por el elevador hasta donde les habían dicho que habían ocurrido los hechos. No fue
necesario patear la puerta porque ya estaba abierta, entraron apuntando hacia todas partes por si
alguien estaba allí preparado para atacar.

El llanto de la ojiverde llamó la atención de todos. Abrazada a sí misma con el rostro contra la pared se
encontraba Lauren, unos metros más lejos de ella yacía en sangre el cuerpo del turco con una
morfología totalmente distinta. Un oficial hizo una mueca y se alejó, mientras otro rodeaba dos metros
alrededor del cadáver con una cinta amarilla para que ninguna pista vital se perdiera.

XX: ¡¿Puedes explicar que sucedió aquí?! –Le preguntó un policía.

Lauren: Se mató, se mató... por Dios, se mató. –Lloraba girando la cabeza de un lado a otro- Se mató.
¡Se mató!

XX: ¡De pie! –Como no tenía ánimos ni mucho menos fuerza, la subieron de golpe, la empujaron
contra la pared, y sostuvieron sus muñecas para esposarla- Es la única persona en esta habitación en
el momento de su muerte, ¿no? –Ella asentía llorando- No hay testigos de lo que usted dice, no hay
cámaras aparentemente. Lo que vamos hacer ahora será lo siguiente, usted tiene que acompañarnos
a la estación de policía, señorita Jauregui, sin testigos claros no es posible dejarla en libertad hasta
aclarar el asunto. ¿Entendido?

...

Entrar a la estación fue caótico, la horda de cámaras y periodistas afuera era tanta que en un momento
se vieron en la obligación de poner rejillas blancas que los separara. Los vecinos del turco fueron los
que se encargaron de propagar la noticia por internet, escribiendo de inmediato que la única persona
en ese lugar era Lauren Jauregui. "¿Suicidio o asesinato?" Se escribía en todas partes, aunque la
mayoría no pensaba en Lauren como la autora del suceso.

...........................

Apenas entró, vio la figura de Clara Jauregui llorando, pero sosteniendo a la madre de Liam que
gritaba desconsolada por la vida perdida de su hijo, por su propia seguridad la tenían ahí antes de que
también acabara con la suya.

Michael: Por favor llévela con mi hija... por favor. –Se dirigió a un policía, él asintió con la cabeza y la
llevaron por unos pasillos hasta una celda provisoria.

Una cosa era sentir alivio porque la mujer que amaba no estuviese muerta, pero otra cosa era lo que le
había sucedido a Liam. Cuando Michael la había ido a buscar y terminó por decirlo todo, la muchacha
estalló llorando con las manos en su cabeza, siendo abrazada por sus padres al instante. Era algo que
había sospechado que pasaría, pero no que deseaba que ocurriera. ¿Cómo podía Özkan culparse por
lo que había hecho en la vida pasada? ¿Cómo podían culpar a Lauren cuando eran amigos desde
pequeños? La situación afectaba a todos, pero de seguro más a su novia, que lo había presenciado

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todo.

Cuando estuvo frente a la celda aguantó la respiración al verla allí en el suelo, acostada en posición
fetal. Lauren temblaba, seguramente estaba llorando y no quería que la oyeran.

Camila: Lauren. –Susurró. Bastó apenas eso para que la muchacha rodara en el suelo y la mirara con
sus ojos llenos de lágrimas, solo podía negar con la cabeza- ¿Qué sucedió?

Lauren: Lo vi todo. –Balbuceó, quería seguir llorando, pero no podía más, su cuerpo estaba rígido y
todo lo que le quedaba era derramar lágrimas- No puedo sacármelo de la cabeza... la sangre, su
cráneo, su..., Camila, no puedo sacármelo de la cabeza. –Gimió- ¡No puedo!

Camila: Me tienes a mí, mi amor, me tienes a mí y a toda la gente que te ama. Vas a salir delante de
esto. –Metió una mano por los barrotes para tocarla, Lauren no se conformó con ello, se sentó con
todo su cuerpo pegado a los barrotes- Cuando tu padre llegó a contarnos, cuando vi su rostro... pensé
que te había perdido.

Lauren: -sus labios apenas podían alcanzar la frente de la muchacha- Camila estuve a punto de ser
asesinada. Aaron quería hacerlo, pero fue más grande su amor como Liam. –Comenzó a llorar- Mi
mejor amigo no tenía que acabar así. ¡No podía acabar de esta manera!

Camila: Quiero creer que ahora está más tranquila... quiero creerlo. –Acarició sus mejillas a través de
las rejas, quería secar sus lágrimas, pero estas aparecían a cada segundo- Vamos a creerlo. -
Murmuraba sollozando- Pero ahora hay que ser fuertes, no por nosotras, sino por la familia de Liam.

Lauren: Seguro deben pensar que yo lo hice. Pero no, yo no fui Dios, no quería que esto pasara.

Camila: No lo piensan así, pero no se van a detener a meditar en todo mi amor. -Sostuvo sus manos-
Mírame, mi vida por favor mírame. –Ella lo hizo con dificultad, apenas sus ojos se cruzaron, la modelo
volvió a estallar, llorando desesperada, Camila también- Mi amor...

Lauren: Liam se mató, se mató y ya no lo voy a tener conmigo, Camila. ¡Se fue frente a mis ojos!

La morena se pegó más a la celda para tener todo el contacto posible con su novia, ambas con sus
mejillas unidas lloraban desconsoladas por la terrible situación que el turco había pasado. Al
escucharlas llorar de esa manera, los policías se acercaron al lugar, los padres de Camila y Lauren
corrieron por ellas, pero nadie, ni siquiera la ley fue capaz de separarlas, sólo las dos sabían lo que
implicaba todo esto, incluso en esta vida la maldición de Aaron las había seguido.

¡Nada era justo! Liam para Lauren significó una amistad muy grande, el único que la conocía
realmente, el único que la comprendía a su manera. Para Camila, quién viajó en el tiempo para llegar
al siglo 21, el turco fue su primera ayuda, la primera demostración de bondad en un mundo que no
conocía.

Flashback

¿Qué tal si estaba realmente loca y en realidad la tenían amarrada a una cama de la mansión
Cavendish creyendo que viajaba a través del tiempo?

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Liam: Señorita Cavendish, –su tono de voz tan suave llamó su atención lo necesario para dirigirle la
mirada- si necesita algo, si tiene una duda por muy mínima que esta sea o por muy simple que usted la
crea, puede hablar conmigo. ¿De acuerdo?

Camila se mordió el labio inferior mirando abstraídamente sus manos, no sabía si podía confiar en ese
hombre con cara de ángel, pero su energía la sentía positiva y por la manera en la que se refería hacia
ella y los demás, podía estar segura de una cosa, no era William Cavendish. "Está bien" susurró sin
ver la preocupación en el rostro del Dr. Özkan, quién durante estos días había buscado cualquier tipo
de información para ayudarla.

Fin Flashback

Seis horas habían pasado y lo único que se sabía era que la policía local estaba tomando las
suficientes pruebas en el departamento para determinar si era un suicidio como lo manifestaba Lauren,
o si era un homicidio del cual era autora. Los médicos forenses empezarían el día de mañana a revisar
el cuerpo de Liam para hacerle las pericias necesarias, pero por el momento nada aseguraba que
pudieran dejarla libre, así como si nada. Las noticias del accidente estaban reventando la web con
cada hora que pasaba, con las fotos de la morena entrando a la estación de policía, con los rostros de
la familia Jauregui destrozada.

Clara conversó con un oficial, revisaron lo que llevaba y al darse cuenta de que no portaba drogas o
algo peligroso, la dejaron entrar a la celda de su hija. Se mordió los labios al verla abrazando sus
rodillas, su mirada estaba perdida, su respiración era lenta, estaba en absoluto silencio tratando de
controlarse a sí misma. No, Clara no iba a llorar más y no delante de su hija, sobre todo cuando
necesitaba de su familia para levantarse y continuar viviendo.

Clara: Hija... debes comer un poco. –Lauren negó lentamente- No puedes autodestruirte mi amor, por
favor. -Silenció, Lauren alzó el rostro hacia ella y luego a lo que traía entre sus manos- Te gustan. ¿No
es así?

Lauren: Puede ser... -Carraspeó antes de acomodarse contra la pared, abrir la bolsa y sostener una
donut.

Clara: Te traje café tal como siempre lo pides. –Se lo entregó antes de que la muchacha bebiera
sedienta. Fue como si prendiera automáticamente todos sus sentidos, empezó a sentir hambre y a
devorarse las donuts, sin importarle cuan manchadas quedaban sus mejillas- Además te traje unas
hamburguesas y papas fritas. Hubiese querido traerte comida de verdad, pero fue lo primero que
encontré a la mano antes de que me rodearan los periodistas. –Se lo acercó, pero desapareció en
menos de 5 minutos. Verla comer con tanto deseo sólo delataba todas las horas que había pasado sin
comer algo.

Lauren: Mamá, sólo ahora que estoy un poco más tranquila puedo recordar algo. –Clara la miró atenta,
ambas tenían ojos increíblemente claros y poderosos. Lauren pareció pensar un poco más antes de
hablar- Cuando iba a entrar al departamento tuve una intuición. No sé si enfoqué algo bien, pero me
puse a grabar.

Clara: ¿Cómo?

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Lauren: Vídeo mamá, grabé un vídeo con mi teléfono, quería hacer sólo una grabación de voz, pero a
último segundo me decidí a grabar un vídeo. Sabía que si algo malo me sucedía o algo malo le
sucedía a Liam tenía que saberse. –Miró angustiada a su mamá- Pero no sé si grabé algo coherente.

-Se paró nerviosa moviendo la mano, mientras Clara buscaba ansiosa en su bolso, sacando el teléfono
de la ojiverde, que le habían entregado a ella al ingresar a su hija a la celda- Además tengo sus
mensajes de WhatsApp, mamá fue todo tan horrible...todo tan...

Clara: -Lo encontró comenzando a buscar en sus archivos multimedia, sin prestarle atención a la
ojiverde- ¡Lauren!

...................

A pesar de todo pensamiento negativo que pudo haber pasado por su cabeza, a pesar de que en
ciertas ocasiones el lado malvado tomaba poder de su personalidad, el bien y años de importante

amistad ganaron por sobre otras cosas. Si iba a acabar con su vida no quería dañar a una de las
personas positivas que tuvo siendo Liam Özkan y siendo alguien culto sabía que podían culpar a la
ojiverde.

¿Tuvo ganas de asesinar a Lauren? Sí, pero sabía que todo iba a acabar como realmente deseaba,
que era terminar consigo mismo. No quería que ella fuese detenida de forma injusta, así que se
preparó para ello con una carta escrita a puño y letra y un vídeo donde explicaba todo el asunto. Por
otra parte, Lauren había hecho muy bien en grabar cuando entró al departamento, si bien casi siempre
estuvo grabando el suelo, pudo verse cuando el cuerpo de Liam cayó y por consiguiente el arma, ella
nunca la sostuvo, nunca le había disparado.

Hoy era un día que Lauren hubiese querido que no llegara, por supuesto que quisiera la paz y el
eterno descanso para su amigo, pero nunca se hubiese imaginado que lo vería dentro de un féretro a
tan corta edad. También hoy hubiese deseado no ser una persona mundialmente conocida, pues
lamentablemente su fama pasaba a dañar a otros que no querían ser fotografiados, empujados o
grabados en un vídeo donde sus lágrimas caían.

Familiares, amigos, compañeros de trabajo, ex compañeros de universidad, entre otras personas


estaban reunidas en la ceremonia que se efectuaba en aquel parque protegido por guardias de
seguridad. Camila hundió el rostro en el cuerpo de su padre cuando empezaron a bajar el féretro,
mientras rompía en llanto como otras tantas personas que estaban ahí. Clara miró el suelo, mientras
apretaba la mano de su esposo, compartía plenamente el dolor de la madre de Liam con quién tuvo
muy buena relación desde hace años. ¿Acaso no estaría en las mismas condiciones si su hija hubiese
fallecido? Pues bien, estuvo bastante cerca de que eso ocurriera.

Lauren se había apartado del cúmulo de personas para llorar por su cuenta bajo un árbol, lejos, muy
lejos de donde el turco era dejado.

Lauren: Yo no quería que te sintieras así. -Hundió las manos en la tierra y el césped- Pero si decidiste
acabar con todo esto, por favor encuentra la paz Liam. ¡Encuéntrala por favor!

Cerró los ojos y dejó que el viento y los rayos de sol bañaran su rostro. Si no fuese por las pruebas
que dejó, en este momento ni siquiera hubiese podido decirle adiós, estar encerrada tras las rejas no

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estaba contemplado en sus planes, sin embargo, la justicia había actuado muy rápido. Cuando
tuvieron todo listo y las pruebas eran irrefutables para declararla inocente, la dejaron en libertad con

el compromiso de que borrarían de su expediente legal todo eso. Ni siquiera había sido necesario un
juicio o abogados, para su gracia y la de los demás, todo fue expedito y sólo estuvo tres días tras las
rejas.

Flashback

Después de unos minutos, todos comenzaron a caminar a sus respectivas mesas para la cena, una
orquesta en vivo estaba tocando violín, arpa y otros instrumentos de música clásica.

Liam: ¿No invitaste a una de tus amigas? –Dijo con la ceja alzada, mientras probaba del vino tinto en
su copa.

Lauren: Traer a una chica espanta a las demás. –Miró a Camila para que entendiera sus palabras, sólo
que la morena estaba más concentrada comiendo de su plato como toda una señorita- ¿Cómo fue que
la trajiste? –Susurró.

Liam: Si esta chica pasa todo el día entre cuatro paredes, terminará volviéndose loca, ten un poco de
paciencia y piedad, por favor.

Fin Flashback

Angustiada meneó la cabeza, por un momento recordó el cumpleaños de Sean Wellington,

hace poco más de un año atrás. Esa noche Liam había llevado de invitada a Camila Cavendish, y
Lauren por supuesto se había sentido celosa. Aun cuando no quisiera admitirlo su amigo, era evidente
que mostraba interés por ella camuflado de forma inconsciente por "buena voluntad".

Lauren: Y pensar que todo era influenciado por tu vida pasada. –Murmuró antes de seguir llorando
entre sus rodillas.

Lauren: Perdóname Liam. Perdóname por no verte descender en el ataúd. –Balbuceó- Pero es tan
difícil para mí, tan difícil para alguien que además te vio dispararte a pocos metros, perdóname amigo.
-Cerró los ojos y dejó de nuevo que la briza bañara su rostro- No va a ser fácil salir adelante, pero lo
haré. Sólo te pido una cosa, más bien te lo pido a ti Dios, por favor escucha esto... -suspiró, tenía los
ojos tan rojos que le dolían- no quiero morir pensando que nada de esto pasa por algo, por favor, si me
estás escuchando, dame la oportunidad en algún momento de mi vida, de saber que todo este hecho
tan trágico, ha sido por alguna razón.

Capítulo 84

Sábado 5 de marzo 2016.

Cerró los ojos y sonrió enormemente cuando el aroma de aquel café llegó hasta lo más profundo de
sus pulmones, la comodidad y la tranquilidad le permitían sentirse en paz con todo, incluso cuando hoy
era un día importante. Camila sonrió enormemente cuando Clara Jauregui entró con una bandeja que

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contenía dos tazas de espumoso café con crema y además pasteles con chocolate, por supuesto la
madre de su novia sabía cómo hacerla sentir en un paraíso.

Clara: No, no te pares querida, esto puedo hacerlo por mí misma. –La morena volvió a sentarse y mirar
cual niña pequeña las delicias que había traído- Creo que llevo el suficiente tiempo conociéndote como
para saber lo que te vuelve loca.

Camila: Y eso no tiene nada que ver con el hecho de que...

Clara: Con el hecho de que tengo una hija que cada vez que habla de ti le brillan los ojos o que habla
sin parar cuando se trata de sacarle información tuya. –Ambas rieron por lo bajo, Cabello se estiró con
cuidado sobre el chaise longue para no mancharlo con comida, incluso la alfombra podía costar un
dineral que no poseía y que por supuesto la familia Jauregui sí- Gracias por aceptar mi invitación,
aunque espero el día de mañana salga de ti misma. Entiende que no molestas, al contrario, me fascina
tenerte en mi casa y poder hacerte sentir bien.

Camila: Con una agenda tan ajustada y una vida tan pública, es difícil poder tener un momento de
intimidad con la gente que más quiero.

Sus palabras la hicieron sonreír con ternura, en el fondo el motivo por el que Camila no fuera tan
seguido por su propia cuenta era que pensaba que ellos no podían hacerse espacio en su diario vivir,
además de que en el fondo aun guardaba timidez a dos figuras tan públicas como los padres de
Lauren. Después de la muerte de Liam, con el tiempo se había acercado más a la familia Jauregui,
retomando lo que alguna vez como inglesa dejó en este siglo.

Clara: -dejó el café de lado después de darle un largo sorbo- Siempre le he preguntado a mi hija por ti,
pero quiero que me respondas tu misma... ¿cómo te has sentido respecto a lo de tu vida pasada?

Camila: Uhm. –Se había olvidado de que ella lo sabía- Definitivamente no me puedo sentir 100%
Cabello cuando también recuerdo muy bien todo lo que me pasó siendo Cavendish, me siento tan

una como la otra y eso a veces me juega en contra. –Murmuró tímida, algo de lo que Clara se dio
cuenta.

Clara: Oh cariño, –sostuvo una mano suya- explícate.

Camila: Me pasa sólo con... su hija. –Se sonrojó y miró el suelo, teniendo una vista de la alfombra
quizás las ideas vendrían más claras- Sé que primero se enamoró de mí siendo inglesa cuando vine a
visitarla hace casi dos años, que sin mi visita no se hubiera acercado a mí siendo americana, pero... -le
tembló la voz- ¿qué pasa si yo nunca hubiese recordado que fui Cavendish? Hubiese pensado toda mi
vida que Lauren estaba enamorada de mí porque era el amor de su vida y no porque pensaba
eternamente en mi versión pasada.

Clara: Oh no, cariño, no pienses eso. –Murmuró sonriendo con ternura a una Camila confundida y
angustiada. Podía expresarse con mayor libertad aquí, pues era un salón en la mansión que le
pertenecía para su entretenimiento privado, nadie las interrumpiría- Eso no es así.

La mujer, sabia como ninguna, se paró y caminó por todo el salón para inspirarse, no iba a decorar sus
palabras falsamente con tal de que ella le creyera, no, iba a decir la verdad de tal forma que ella lo

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pudiese entender definitivamente. Inseguridad, temor, eran sentimientos que no podían estar en una
relación.

Clara: Camila, ¿te enamoraste de Lauren Lethood sólo porque era la vida pasada de mi hija?

Camila: No. –Negó tajantemente, la seguridad en sus palabras no daba espacio a la veracidad de
ellas- No puedo negar que el haberla conocido me ayudó a acercarme a Lethood, pero ella tenía sus
propios encantos. ¿Después de todo no son la misma? Yo sabía que al nacer de nuevo me volvería a
enamorar de forma inmediata de su hija porque estamos unidas de alguna manera... –pensó- pero yo
la amo a ella por ser Lauren, sólo Lauren, pasado o presente, yo la amo por ser únicamente ella como
un todo.

Clara: Entonces cariño mío, las explicaciones sobran. –Sonrió haciéndola pensar unos segundos y
llevarse las manos a la boca sorprendida- Entiendo que a veces te sientas así porque debe ser difícil
sentir de alguna manera que vives por dos personas, pero se te olvida que eres una sola alma y de
esa alma mi hija está enamorada, como dijiste, eres un todo y ese todo es a quien ella ama.

Camila: -se secó las lágrimas que iban cayendo lentamente por su rostro- Perdóneme... realmente
perdóneme.

Clara: Eres un milagro Camila y debes valorarte como tal. –Se acomodó en el mismo chaise longue
con delicadeza, sus ojos estaban fijos en ella- La vida te dio la oportunidad de nacer de nuevo, de ser
feliz y tener todo lo que no pudiste tener como noble británica, pero por sobre todo, te dio la
oportunidad de poder recordarlo, pues estoy segura que más de una persona también nació de nuevo
y no lo recuerda, tú y mi hija pueden hacer uso de esos malos y buenos recuerdos para hacer grandes
cosas. Así que, cariño mío, no dudes más de lo grandiosa que eres y dame un abrazo.

Camila después de gimotear, la abrazó con fuerza para llenarse de su perfume y cariño. Las palabras
que utilizaba su hija se quedaban cortas para describir lo maravillosa que era su madre. Un gran
carácter para salir adelante y sobrevivir en un mundo duro como la fama, era dura con algunos, blanda
como la miel con otros, había tenido suerte de llevarse tan bien con ella y que, por supuesto, diese en
el clavo con cada consejo que le brindaba. Suspiró al sentirla, su compañía le venía muy bien en este
día, donde se enfrentaría de alguna forma a su "vida pasada".

............

Miró el reloj por enésima vez como si eso fuera a cambiar las cosas o traería más pronto a la persona
que esperaba. Por una pantalla electrónica podía ver la llegada de los vuelos, sus ojos estaban fijos
ahora allí, esperando emocionada por el que le interesaba. No era necesario mirar hacia los lados,
pero se daba cuenta que algunas personas la reconocían, quizás más de alguna tomó alguna
fotografía de ella. Su relación con Lauren era pública, ya no se escondían y dentro de lo posible
trataban de actuar como lo haría cualquiera, las redes sociales, los blogs famosos y los programas
más candentes de la TV ya las tenían como una de sus parejas favoritas de Hollywood.

¡Lo mejor de todo era que las fans la aprobaban! Incluso les había puesto un nombre, uniendo los
nombres de ambas, su relación estaba bajo el ship "Camren" y por supuesto, las camren shippers las
seguían de cerca.

Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se había dado cuenta que alguien se aproximaba a

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ella de manera decidida. Al alzar los ojos al tablero, pero antes de llegar a este, vio a una hermosa
mujer, de su tamaño, y estaba tan nerviosa como ella.

Camila: Rachel. –Susurró para sí misma, aunque la verdad lo había dicho más fuerte. Habían
intentado hace mucho poder volver a verse, pero los estudios y trabajo de Ayleen se lo habían
impedido, hasta ahora- Dios, está hermosa y tan grande. –Ya se habían visto antes, pero ahora que
sabía que había sido su hermana en la vida pasada, le daba una perspectiva totalmente diferente.

Ayleen: Camila. –Murmuró con un tono melancólico extendiendo sus brazos para capturarla
completamente. Ambas se enfundaron en un abrazo que duró más que uno convencional- Perdóname,
pero... no sé, tengo la necesidad de abrazarte.

Camila: No te preocupes Ayleen, me pasa exactamente lo mismo... -era hermoso pensar que, a pesar
de que no recordara que fue la pequeña Rachel, su alma si la reconociera, sin embargo era algo que
Cabello guardaría para sí misma con tal de no alterar el orden lógico de las cosas- Estoy tan
agradecida de tu preocupación por mí, cuando estuve perdida, eso me hizo pensar en muchas cosas. -
Se separaron, ambas tenía una sonrisa radiante- Pero vamos, conversaremos mejor en casa.

Camila y su familia se habían cambiado de hogar hace un mes para comenzar de alguna manera todo
de nuevo. Al llegar allí, la familia la recibió cálidamente, agradeciendo una vez más por haberse
quedado con ellos y brindarles apoyo cuando más lo necesitaban. La condujeron a una habitación
donde se hospedaría el mes que se quedaría, compartieron unos minutos, pero también le brindaron
un espacio a ambas amigas para que conversaran antes de la cena, de seguro lo necesitaban.

Estiradas en una manta con los pies acariciando el césped fresco, ambas habían empezado una
conversación cotidiana que se tornó íntima conforme pasaban los minutos, las palabras fueron
fluyendo y sus cuerpos terminaron acostados mirando el cielo anaranjado.

Camila: Fui a un psicólogo en enero para que mi familia estuviera tranquila, con todo lo que sucedió y
el suicidio de nuestro amigo, creían que podía pasarme algo. La mujer que me vio se dio cuenta que
en realidad sólo tendría seis sesiones para asegurarse de que todo estuviera en orden.

Hablamos de la seguridad en mí misma, mi familia, la gente que me rodeaba y mis planes a futuro.

Ayleen: ¿Entonces todo está bien? –Inclinó la cabeza hacia Camila- Eres una mujer increíble, fuerte,
has sabido salir adelante y me gustaría tener un poco de ese poder. ¿Sabes? Quizás en un momento
me vi hostil, pero es... Bueno, sólo apariencias. –Sonrió avergonzada- No me gusta

Estados Unidos porque me trae duros recuerdos de mi padre, pero ahora que estamos bien entre
nosotras y sobre todo perdonadas, quizás sí sea duro estar en Irlanda.

Camila: Siempre sigue tu instinto Ayleen, pero por sobre todas las cosas que ese instinto te lleve a ser
feliz, pues, aunque te parezca irreal a veces, Dios nos da la oportunidad de empezar todo de nuevo. -
Sonrió con melancolía grabada en su rostro- Y estoy segura de que a ti se te ha dado esa oportunidad.

Ayleen: Cada día me convenzo de eso, no sé el motivo, pero así lo siento.

Camila: -se sentó rápidamente con las piernas dobladas en la clásica "posición india"- ¿Te gustaría

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salir de vacaciones sólo tú y yo? Para recuperar el tiempo perdido, puede ser a la playa, podríamos
nadar horas y horas...

Ayleen: -tembló bruscamente- Al mar no por favor, si hay un lugar al que le tengo miedo es al mar y al
ahogarme en él. La profundidad, la oscuridad, el buceo, –hizo una mueca de desagrado lo que le llamó
la atención a Camila- suelo tener pesadillas con él.

Camila: ¿Alguna vez tuviste un accidente?

Ayleen: No, pero en mis pesadillas suelo caerme bruscamente y hundirme sin poder salir a flote, como
un peso que se pierde en el fondo. –Todo el imperceptible vello de sus brazos se erizó con las
imágenes- No por favor.

Camila: Entonces haremos otras cosas. –Dijo inmediatamente, estiró su mano para acariciar el cabello
de Ayleen y perderse en las hebras de este. Si algo le había enseñado todo lo de la reencarnación, era
que los sueños podían ser los recuerdos que nuestra alma traía de su vida pasada. No iba a hacer
sufrir a su amada hermana con ello.

.............

Miércoles 16 de marzo 2016, 11 días después.

Flashback

Miedo, angustia, rabia, ideas de índole suicida pasaban por su cabeza. No, definitivamente hoy no era
un día que quería que empezara, pero ya lo había hecho, sentado en el comedor miraba a los otros
adolescentes que iban por el mismo propósito, pero él no tenía apetito. Sin embargo, sabía

muy bien las rutinas del centro de rehabilitación y no lo dejarían, menos si no había dado siquiera un
bocado del plato. Cerró los ojos y empezó su almuerzo teniendo muy en mente que aún le quedaba
bastante para salir de este lugar, pero ¿quería rehabilitarse? Mientras masticaba miró hacia afuera, el
cielo celeste y lo que significaba estar allí, la libertad que se le otorgaba a cada persona antes de
nacer, que muy mal aprovechaba la mayoría. "Infelices" masculló, la gente que creyó que lo aceptaría,
la gente que le daría oportunidades grandiosas para ser "alguien en la vida" no estaba acá sufriendo
como él. "Pero están tras las rejas" pensó, entonces ¿quién era realmente el que sufría?

Al terminar salió de allí vigilado por un guardia, a veces tenía la sensación de que por el sólo hecho de
ser el único asiático en el centro, no confiaban en él. Se sentó en el suelo de su habitación una vez
que estuvo solo, hace tres meses había ingresado, pero la necesidad de consumir alguna sustancia
tóxica seguía allí en su cuerpo, no podía borrarla. El calor en su estómago ascendió hasta su garganta,
sus manos empezaron a temblar y la visión a su alrededor comenzó a tornarse borrosa.

Shiyoon: Déjenme salir. ¡Déjenme salir! –Gritó fuera de sí, su carácter había cambiado bruscamente,
aún tenía síntomas del síndrome de abstinencia- ¡No estoy loco maldita sea! Que consuma no es su
problema. ¡No lo es! –Golpeó la puerta con sus nudillos tantas veces que estos se llenaron de sangre-
¡Déjenme!

Empezó a llorar recogido en el suelo en posición fetal, el cabello cubría su frente sudorosa, nadie le iba
a abrir en esas condiciones, quería tan sólo una hoja metálica pequeña con filo para romperse las

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muñecas o cortarse el cuello. Los pensamientos suicidas cada vez se hacían más concretos.

Shiyoon: Déjenme por favor, por favor déjenme.

¿Por qué había buscado en las drogas la solución para olvidar sus problemas? Siendo alguien muy
inteligente, pero sobre todas las cosas, ser diferente en rasgos le había valido la burla de sus pares en
la escuela cuando recién se había mudado desde Sur Corea. Su personalidad tímida había aumentado
y su auto concepto, la confianza en sí mismo y aquellas cosas, se vieron mermadas por años hasta
llegar a la adolescencia. Juntarse con los que no debía para ser aceptado, consumir en fiestas
sustancias para no ser llamado "chino marica", el querer borrarse de la realidad de la mala situación
económica familiar que atravesaban en aquel entonces y el hecho de que había sufrido bullying, lo
llevó a convertirse en un drogadicto de malas costumbres.

Lloraba desesperado contra la pared, pero un pequeño ruido lo sacó de aquella crisis, alguien justo al
otro lado y al nivel de su oreja tocaba despacio la pared como quién tocaba la puerta. Él respondió de
la misma forma. Por instinto fue a la ventana, la cual por supuesto estaba enrejada. Acercó su rostro a
ella, pero con la mano siguió golpeando despacio la pared para indicarle donde se encontraba.

XX: ¿Hola? –Se escuchó una voz femenina de alguien seguramente de su misma edad- ¿Estás ahí?
Shiyoon: Sí. –Frunció el ceño- ¿Quién eres?

XX: Sé que no me conoces, tal vez, pero te he estado oyendo. -La chica también estaba con el rostro
pegado en las rejas para escucharse mejor, sus piezas estaban una al lado de otra, pero las ventanas
no tanto- Estás en una crisis.

Shiyoon: Mira niñita yo no tengo una crisis. ¡¿Y a ti qué te importa?!

XX: -suspiró- No puedes mentirle a alguien que también es drogadicta, una jodida drogadicta. –Se le
quebró la voz- Cuando sientas ganas de matarte, cuando sientas que lo único que quieres es un poco
de droga para borrarte de tu mierda, hunde la cara en la almohada y piensa en quienes te esperan
afuera. Personas que nos aman.

Shiyoon: -rascó su rostro desesperado- ¿Y tú cómo te llamas?

XX: ¿Yo? Bueno... –Se mostró tímida, pero como ambos estaban en igualdad de condiciones ¿por qué
no presentarse?- Mi nombre es Camila Cabello.

Fin Flashback

Una sonrisa instantánea apareció en su rostro cuando la vio acercarse con el violín en sus manos.
Esperándola en aquel salón empezó a recordar el primer acercamiento que tuvieron en el centro de
rehabilitación hace años atrás. Al parecer no fue necesario comunicárselo verbalmente, porque ella
asintió hacia él comprendiendo lo que reflejaba su rostro, por algo eran mejores amigos. En aquel
teatro se daría a cabo la única audición que haría la "Royal Academy Of Music" en América, la
inscripción a la audición había dejado a miles afuera, esta era la segunda parte y sólo 5 de 100
personas podrían ganar la beca y el derecho de admisión.

Shiyoon: Considerado uno de los conservatorios de música más prestigiosos del planeta, nació bajo la

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mano de la corona británica. –Había dicho esas palabras un millón de veces mientras ensayaba el
violín- Dios, Camila, estoy nervioso.

Camila: Sabemos lo que esto significa para tu vida, después de todo has dejado de lado tus estudios
universitarios para perseguir algo que te apasiona.

Shiyoon: Hacerlo fue difícil, yo pensaba ¿estarán mis padres de acuerdo con esto? –Se apoyó en una
pared con las manos dentro de sus bolsillos- Bien sabes todos los problemas que les causé hace unos
años y ahora abandonando los estudios en Sociología, cuando tengo las capacidades para ello.

Camila: ¿Y qué? Muy bien sabes que tienes la capacidad para estudiar medicina o una carrera
compleja de economía, física o algún tipo de ciencia, pero no lo haces porque no te interesa.

Shiyoon: -le sonrió con cariño- Por suerte mis padres me apoyaron, porque siempre vieron cuando
tocaba violín, el piano, o cuando cantaba. -Miró hacia afuera- Y después de dos personas más, saldré,
creo que no he estado tan nervioso desde que nos dieron el alta en la rehabilitación.

Camila se acomodó en una de las sillas del teatro, mientras apretaba sus manos, ansiosa, por una
parte, la sola idea de volver a tenerlo lejos la angustiaba, pero por otro lado, sabía que siendo
aceptado en esta academia tendría una vida rica en oportunidades musicales. Lauren estiró su mano
para capturar la de ella, se había librado de una reunión para poder ver la audición de su amigo.

Cual cómplices ambas se miraron riendo nerviosamente hasta que una mujer con acento inglés dijo en
un tono bastante plano el nombre del coreano. Todos allí presentes se quedaron callados cuando el
muchacho erguido y con gracia de modelo entraba por un costado del escenario con su violín a mano.
Camila sonrió orgullosa, Yoon Shi Yoon lucía muy guapo con su cabello naturalmente negro y el
conjunto semiformal que llevaba puesto.

El muchacho inclinó su cuerpo hacia adelante para hacer una pequeña reverencia, aparentando por
supuesto que no estaba ansioso. Su familia estaba en primera fila observándolo, sus amigos, la guapa
Ayleen y la familia de Camila también estaban aquí. No, no podía fallarles, por el día de hoy y en
adelante iba a demostrar a través de su música que alguien que estuvo hundido en la mierda, puede
surgir nuevamente.

Sin embargo, antes de presentarse a todos, divisó la figura de alguien familiar que se estaba
acomodado en uno de los últimos asientos. Él no se caracterizaba por tener vista de halcón, pero ella
de por sí tenía un aura y una esencia distinta, capaz de reconocer desde una gran distancia.

¿Sus deseos más íntimos no le estaban jugando una mala pasada?

Lauren: -sonrió de oreja a oreja- Creo que mi amigo ha visto el regalo que le tengo. Camila: ¿De qué
estás hablando?

Shiyoon: -susurró tan bajo que sólo él pudo oír lo que decía- Sounya.

Capítulo Final.

Su corazón empezó a latir de una manera tan fuerte que incluso su cuerpo empezó a seguir el mismo
ritmo. Aguantó la respiración un poco, lo suficiente para poner en orden sus pensamientos y tratar de

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enfocar la mirada allá en el fondo, donde creyó ver a Sounya. Si pensó que sería una de las tantas
veces que su mente le jugó una mala pasada, estaba equivocado, pues allí mismo con una mirada
algo confusa estaba la muchacha.

Lauren seguía sonriendo con la vista hacia abajo, la reacción de la mujer atrás en el teatro tenía una
explicación, pero ella no podía intervenir más en ello, Shiyoon tendría que poner de su parte.

XX: Señor Yoon ¿está listo? –Su acento inglés no sonaba amable.

Shiyoon: -después de unos segundos recordó donde y para qué estaba- Sí, lo siento, me llamo
Shiyoon Yoon. –Volvió a hacer una reverencia de forma elegante pronunciando su nombre a la manera
occidental.

XX: ¿Cuáles son sus talentos? ¿En qué está especializado? –Con disimulo anotaba las respuestas del
muchacho en una computadora.

Shiyoon: Puedo bailar todo lo que me pidan, desde hip hop hasta danza clásica, también canto.

XX: Es usted un hombre de muchos talentos. –Lo dijo de una manera tan plana, que no se podía saber
si era una burla o algo parecido a la admiración.

Shiyoon: También toco instrumentos, pero mi especialización es el piano y el violín, este último es el
que tocaré para ustedes. –Estaba sonrojado, todo su cuerpo le pedía moverse hacia el fondo del
teatro, pero la importancia de la audición lo mantenía con los pies fijos en el escenario.

XX: Sería importante escucharte tocar tanto el piano como el violín, además de una breve
interpretación vocal, la Royal Academy Of Music lo tendrá bastante en cuenta.

El asiático pareció perder aún más el color de su piel cuando la mujer le pidió que hiciera más cosas.
No había mentido diciendo que tenía aquellos múltiples talentos, pero no había ensayado otra cosa
que no fuese una interpretación de violín. Cerró los ojos y asintió solemnemente, si se lo estaban
pidiendo y si era bueno en ello era por algo, su familia y toda la gente que estaba acá confiaba en él,
de alguna u otra forma no los iba a decepcionar, pero por sobre todas las cosas no se fallaría a sí
mismo y a su deseo de salir adelante.

Se acercó al micrófono y en vez de cantar para el jurado en primera fila, cantó mirando directamente
los ojos de la muchacha en la parte trasera. Lauren abrió la boca tanto, que Camila rio por lo bajo, ella
no estaba sorprendida de la gran capacidad vocal de Shiyoon, ni de que su voz sonara como la de un
miembro del coro de ángeles. Pero lo sorprendente del momento fue que el coreano tuvo la capacidad
de fusionar su voz con el melódico sonido del violín, dejándose llevar por aquellos sentimientos que
tanto lo torturaron cuando fue niño y adolescente.

La situación se puso algo complicada cuando el resto de personas hizo su pequeña audición, pues
para estar dentro de 100 postulantes de un número total de 5460 de primera fase, realmente tenían
que ser muy buenos. Shiyoon conversando con los demás muchachos se enteró que había un rumor,
entre los espectadores no sólo estaban los familiares de los postulantes, sino que también,
supuestamente había caza talentos de todo tipo, inclusive de talla alta, como profesores de la increíble
"Royal College Of Music" "Berklee College Of Music" de Boston y uno de los más prestigiosos a nivel
global "The Juilliard School".

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El coreano no se iba a dejar llevar por aquellos rumores que podían tener todo de falso, había hecho la
audición con tanta pasión que la confianza había permanecido en él hasta ahora. Una hora más tarde
los hicieron pasar al escenario a todos y 10 minutos más tarde había un gran grupo que lloraba de
impotencia por no quedar junto a cinco estudiantes totalmente congelados sobre sus pies por no creer
que habían sido aceptados.

Camila: ¡Maldita sea! –Gritó llena de energía abrazada a Lauren- ¡Ese es mi amigo! ¡Lo sabía!

Shiyoon: Quedé... Dios, fui aceptado, quedé. –Susurraba contra el cuerpo de su padre que lloraba
emocionado.

"Un chico totalmente brillante, lleno de talento que siente e interpreta con ímpetu la música, usted es
parte de lo que buscamos en la Academia Real de Música". Incluso después de que todos se
acercaran para saludarlo, se quedó con esas palabras grabadas en su mente.

Lauren: Tienes que acercarte Shiyoon, sé valiente, escúchala y entenderás porque desapareció por
tanto tiempo. -Le murmuró al oído una vez fueron saliendo del teatro, quedaban muy pocas personas
dentro y una de ellas era Sounya.

Los padres del coreano entendieron la situación y les dieron las indicaciones a los demás para que
llegaran a la casa donde habían preparado una cena de felicitaciones para su hijo.

Con la mano débil despidió a los demás antes de dirigirle una mirada significativa a la muchacha,
quién sentada pensaba que eran los ojos rasgados más bellos y expresivos con los que había
coincidido. ¿Por qué le latía el corazón tan fuerte? Bajó sus ojos azules a sus manos que arrugaban
constantemente su ropa, aun no entendía porque la famosa Lauren Jauregui le había rogado que
viniera o porque tuvo la necesidad de quedarse hasta el final.

Shiyoon: Hola. –Susurró- Puedes mirarme Sounya, no voy a hacerte daño. –Su tono de voz sonaba
tan emocionado que levantó la vista, sin embargo, algo no concordaba con su oración.

XX: ¿Disculpa? –Murmuró tímida- Me llamo Alessandra. –El coreano evitó hacer una mueca de
sorpresa pues de seguro había una explicación para ello, sólo asintió y se acomodó a su lado en otro
asiento- Tu audición estuvo increíble.

Shiyoon: Gracias. –Tragó saliva, no sabía que decir y eso le pasó a ambos, pues hubo un silencio algo
incómodo.

Shiyoon controlaba todos sus instintos para no abalanzarse sobre ella y decirle cuanto la había
extrañado, tanto poder ejercía en sí mismo que realmente había dolor físico.

Alessandra: Lauren Jauregui me encontró en una tienda vendiendo flores. –Acabó con el silencio, su
cuerpo entero temblaba como gelatina ante aquel muchacho- También me dijo Sounya, pero le dije
que estaba equivocada, conversamos un poco, me dijo que viniera a este lugar hoy, porque había un
chico que quería conocerme.

Shiyoon: Disculpa que sea grosero, Alessandra, pero –la miraba de pies a cabeza ¿qué le habían

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hecho?- ¿De verdad no me conoces? ¿No sé te hace familiar el nombre de Sounya o algo relacionado
con una gitana? –Se apuntó a sí mismo- Esta cara... ¿Nada?

Alessandra: De verdad creo que me confunden con otra persona. ¿Por qué me ha dicho Lauren
Jauregui que un chico quería conocerme? ¿Me ha visto antes? –Él asiático parecía decepcionado y
ella no sabía cómo solucionar aquello, sólo podía perderse en la particular forma de su rostro y
escucharlo.

Shiyoon: -de pronto sonrió, porque a pesar de todo lo malo que pensó antes, Sounya estaba aquí de
vuelta y eso sólo se podía llamar destino- Bueno, disculpa, creo haberte visto un par de veces cerca y
quedé impresionado con tus ojos azules, es como si trataran de leer mi mente, pero no pudieran. – Y
de alguna forma era cierto- Me presento, soy Yoon Shiyoon, tengo 22 años y soy coreano. La famosa
Lauren Jauregui es mi amiga y quizás creyó que debía ligar con alguien, disculpa su atrevimiento.

Las mejillas de la muchacha se tiñeron rojas ante su declaración, no recordaba haberlo visto en la calle
o en la florería, pero de una cosa estaba segura y era que no estaba arrepentida de haber venido al
teatro.

Él tragó saliva y se convenció una vez más de que sólo podía sonreír ahora, hizo un esfuerzo por
estirar la mano y esperar a que ella la tomara. "Te he extrañado tanto maldita sea, Sounya, me hacías
tanta falta" pensó cuando su garganta decidió que era un buen momento para estrecharse y darle
ganas de llorar.

Flashback

Shiyoon: El don de Sounya desaparecerá muy pronto, porque... con cada hora se vuelve más humana,
con cada hora deja los dones que le proporcionaba el ser la protectora de Camila.

Lauren: ¿Podrías ser más claro? Me estás asustando.

Shiyoon: Hace unos días hablé con ella y resulta que no es gitana, a diferencia de Camila Cavendish,
ella sí ha vivido 300 años. –Era sorprendente la escala de emociones reflejada en su rostro- Si puedes
creer que Camila Cavendish viajó del pasado para ti, entonces deberías creer que Sounya
simplemente es el ángel guardián de Camila, que nació para proteger su alma en el tiempo.

Un ángel que no recordaba que lo era hasta que cumplió con su misión, un ángel que... una vez que
se enamore de verdad y una vez que su persona no necesite más cuidados, perderá el don entregado
en vida y comenzaría a vivir como un humano de verdad.

Fin Flashback

"Empezó a vivir como un ser humano de verdad y con eso todos sus recuerdos se han ido" se dijo a sí
mismo antes de que ella acercara su mano y sostuviera la de él con delicadeza, recordándole que, no
importando la memoria, sus almas se reconocían y por ello sus manos se aferraron de un segundo a
otro con mucha fuerza, como si trataran de no soltarse jamás. Alessandra se sorprendió de sí misma.
¡¿Qué había sido eso?!

.....................

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Viernes 18 de marzo de 2015, 2 días después.

"Caminaba por la calle para llegar a un edificio que corresponde a una firma de abogados, pero a mi
lado había una florería realmente hermosa que captó toda mi atención, demasiados colores, emanaba
un aroma exquisito. Yo sabía que mi viaje iba más allá de eso porque mis contactos la encontraron
precisamente allí. Cuando entré, la vi en el mostrador cortando las espinas de unas rosas blancas y
quise sostenerla de sus hombros, preguntarle que hacía y otras cosas más, como cuando vez a
alguien después de tanto tiempo, pero cuando alzó los ojos supe que algo había cambiado y es que no
recordaba nada de nada.

Inmediatamente fingí que compraba algo y pedí su opinión con tal de mantener una conversación, sin
embargo, se me ocurrió decirle Sounya y pareció descolocada, me dijo que la estaba confundiendo
con alguien. Al confirmar que era ella, pero que no tenía el mismo nombre de antes, compré un par de
arreglos florales y la invité a la audición de Shiyoon, diciéndole que un amigo quería conocerla, que
sería el único asiático parado allí en el escenario y que lo reconocería cuando lo viera.

Sin que ella lo supiera me contacté con la dueña de la florería que accedió a darme información sólo al
enterarse que era Lauren Jauregui quién estaba al teléfono. Al otro día nos reunimos en un café y me
contó cómo encontró a Sounya, la encontró caminando desorientada en las calles y mirando todo a su
alrededor con mucha sorpresa. Al escucharla recordé cuando te encontré en mi cama, tu reacción.
Bueno, Sounya no sabía quién era ni cuál era su nombre, quiénes eran sus familiares o

algo por el estilo. Damaris, la dueña de la florería se apiadó de ella, pensó que era drogadicta o algo
así, de ese tipo de personas que se escapan de los hogares de acogida, así que le dio cobijo bajo su
techo y le dijo que por alguna razón no recordaba nada, pero que no se esforzara en nada por
recordar.

Al final la apodaron como Alessandra y terminó convenciendo a todos y a sí misma de que su familia la
abandonó cuando era pequeña, menciona tener recuerdos borrosos de niños correr, de golpes y
angustia y que prefiere no ahondar en el tema. Yo sinceramente pienso que su mente creó esas
imágenes para protegerse sin saber que en realidad no tiene familia alguna, no proviene de un ser
humano, sino del cielo. Así que Shiyoon tendrá que trabajar sobre eso y fingir que esa es la realidad
de Sounya, como alguien que nace de nuevo."

Camila recordó las palabras de Lauren esa noche que su amigo había ganado la beca para irse a
Inglaterra a estudiar en la "Academy Real Of Music". Las cosas de aquí en adelante se iban a tornar
un poco difíciles, porque él se iba en la última semana de julio y tenía que lograr afianzar una relación
con Alessandra de una manera tal, que pudieran cumplir sueños uno al lado de otro.

Lauren: Después de todo lo que hemos vivido. ¿Dudas del poder de Dios y el destino? –La abrazó por
detrás, todo su cuerpo cubría el de Camila que estaba sentada en un taburete- Tranquila, él sabrá que
hacer.

Camila: Si me separaran de ti, si no te viera otra vez por tanto tiempo, yo me muero, te lo juro. –La
ojiverde hundía su nariz en el cabello de Camila y se perdía en el fresco aroma que emanaba.

Lauren: Pero eso no va a volver a pasar, mi amor. –Rodeó la mesa de mármol negra en la cocina y se
dirigió hacia el horno donde preparaba la cena- Voy a ver si la carne está lista.

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Camila: Yo decoro la mesa.

La había invitado a cenar al departamento, aunque en realidad cada vez le era más difícil invitarla todo
el tiempo y dejarla escapar por la puerta cuando tenía que irse, la quería a su lado siempre y eso
implicaba muchas cosas.

La morena decoró la mesa con un mantel blanco, pequeñas flores y unas velas, aunque Lauren le dijo
que no se esforzara demasiado, pues la verdadera aventura vendría cuando estuviesen en la

cama. Cenaron conversando de muchas cosas, incluso de los planes a futuro, fue allí donde Lauren
con todo el nerviosismo del mundo le pidió que trabajara junto a ella.

Camila: Actriz no soy y no me da la pasta para ser modelo. –Se miró a sí misma- Soy baja.

Lauren: Eres exquisita mi amor, claro que podrías hacerlo. –Camila se sonrojó al escuchar la forma en
que su novia la calificaba- Pero no me refiero a eso, quiero que seas mi mánager.

Camila: ¡¿Tu qué?! Pero ni siquiera tengo estudios para eso, ni siquiera estoy estudiando actualmente
en la universidad. –Movía alarmada sus manos para expresarse- ¿Cómo?

Lauren: Sé que con todo lo de tu "accidente" –hizo la comilla con los dedos- dejaste los estudios
universitarios, pero te recuerdo que fuiste tú siendo Cavendish la que impediste que otro mánager
estafador llegara a mi vida y que tú siendo Cabello me conseguiste un trabajo con el gobierno por el
tema de los accidentes y el alcohol. ¿Se te olvida? Además, mi amor –se estiró para apretar los dedos
de su mano con fuerza- tienes un poco de experiencia, siendo hija de un duque te manejaste con
personas y tratados.

Camila: Señorita Jauregui le recuerdo que la sociedad del siglo 21 es realmente un caos. –Los ojos de
Lauren empezaron a perder brillo, la esperanza se iba, hasta que ella volvió a abrir la boca- No es que
no quiera mi amor, pero... ¿seré lo suficientemente buena para ti?

Lauren: Serás la mejor. –Le guiñó el ojo- He estado todo este tiempo entre el mánager de mí mamá y
manejarme mi propia agenda, y voy a colapsar, me están llegando propuestas para actuar en
películas, series de TV, comerciales, modelaje. ¿Crees que la mujer que amo no sabrá ayudarme? –
Levantó la barbilla- Además te dejaré usar ropa interior roja en vez de ropa formal, mira que buena
soy.

Camila: -riendo se paró y se sentó con gracia sobre sus piernas, sostuvo su rostro y la besó
efusivamente, mientras Lauren gemía excitada- Está bien, acepto, pero tendré que recibir los cursos
necesarios y todo sobre trucos negros de este mundo.

Lauren: Mis padres te pueden ayudar, también podemos ver donde imparten cursos de gestión y esas
cosas. -Mordió su labio- Mi amor, lo vamos a hacer tan bien...

Dejaron las cosas en la cocina, levantaron la mesa y cuando todo estuvo en su lugar, de la mano se
fueron hasta la habitación de Lauren. Fue en la puerta que ambas se detuvieron y miraron la cama con
una pequeña sonrisa. Todo lo que tenían y lo que tuvieron empezó allí dentro de esas paredes.

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Flashback

La morena escucho unos murmullos, algo desde muy lejos la estaba llamando y no sabía lo que era
exactamente. Estaba cobrando la consciencia poco a poco, a medida que volvía de un lugar muy
oscuro, no sabía dónde y cómo estaba, pero pronto los recuerdos iban a apareciendo en su cabeza

¿No había muerto ahogada en la fuente de agua? ¿No había aplastado su cuerpo contra el mármol
cuando cayó desde el tercer piso? Sintió muchas náuseas, un dolor de cabeza iba tomando la
posesión de su cuerpo y se iba expandiendo por sus brazos y piernas. No estaba muerta, no, por
algún milagro de Dios había sobrevivido, pero tendría que lidiar con algo muy fuerte al despertar:
William Cavendish, su padrastro. Recordar lo que había pasado la hizo despertar definitivamente, no
quería regresar, no quería que, una vez más, tocara su cuerpo de esa manera y lograra
definitivamente abusar de ella ¡Era su padre! Adoptivo, pero padre al fin y al cabo. "¡Despierta,
mierda!" –El grito de una mujer le llegó al oído de forma tan repentina que reaccionó y le prestó
atención a su alrededor.

Camila: Pero qué... –gimió sin entender que estaba pasando. Más, no tuvo tiempo en hacer reparos en
los detalles porque la presión en sus brazos la hizo consciente de que no estaba sola y que alguien
más la acompañaba, no, alguien la estaba violentando de forma verbal. Alzó los ojos y pudo ver en
persona la furia en otros ojos bastante verdes- ¿Quién es usted? –susurró.

Lauren: ¡¿Me preguntas quién soy yo?! ¿Haces de cuenta que no me conoces cuando estás en mi
habitación y en mi departamento? Me pregunto cómo jodidos lograste entrar. -La mujer que la tenía
"prisionera" había hablado tan fuerte y rápido que apenas pudo entenderle. ¿Estaba hablando inglés?
De pronto el pánico se hizo presente ¡Estaba en manos de una desconocida!

Fin Flashback

La ojiverde, avergonzada al rememorar su actitud tan violenta, le pidió que se acostaran sobre la cama
un momento y conversaran. La vida estaba avanzando rápido y ella se daba cuenta, todo lo que en
algún tiempo se vio confuso, había tomado la dirección correcta.

William y Aaron en el pasado habían pagado, Liam en el presente ya no estaba y le seguía doliendo al
pensar en aquella trágica escena. Ayleen estaba retomando una amistad con Camila de manera firme
y certera, Shiyoon había encontrado a Sounya, su familia amaba a su novia, pero ella a sus 28 años se
sentía aún incompleta. Dejó de regar besos en la mejilla de la morena para quedarse mirándola
fijamente, hasta que ella tuvo la necesidad de voltearse y observarla también.

Camila: ¿Sucede algo?

Lauren: Encontré un papel mágico, mi abuelo me enseñó un truco y yo te lo enseñaré a ti, pero debes
ayudarme. ¿Puedes traer una vela y un encendedor de la cocina?

La morena volvió rápido con lo que le pedía y entusiasmada como una niña, se sentó de rodillas sobre
el colchón y encendió la vela como ella se lo estaba pidiendo. Lauren tomó una gran bocanada de aire
y la observó con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, parecía nerviosa, la luz de la habitación se
había apagado y sólo era iluminada por la vela.

Lauren: Mi abuelo dijo que este papel es uno de los más importantes de mi vida, y sólo cuando me

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sintiera del todo segura, podría usarlo. Así que quiero que sepas que si estoy revelando este secreto
es porque ya no tengo vuelta atrás. –Rio como torpe, lo que la morena no podía entender del todo-
Estiraré el papel y tú colocarás la vela encendida debajo.

Camila: -Asintió acercando la vela, manteniendo una distancia aun- ¿Así? Lauren: Así mi amor,
continúa por favor.

La hoja parecía gruesa y muy antigua, como un mapa de tesoro. ¿Quería quemarla? Cuando Camila la
miró, ella entendió su pregunta y negó rápidamente, si lo hacía arruinaría una reliquia familiar.

Jauregui estiró la hoja en el aire y Camila acercó más la vela, pero fue lo suficientemente prudente
para no quemarla, esperando paciente sin saber que el corazón de Lauren se le iba a salir por la boca.
¿Cuánto tiempo pasó? Quizás fueron 15 segundos antes de que una por una las letras de un mensaje
escrito se fueran revelando en la hoja, como un verdadero acto mágico.

Camila: ¿Quieres...casarte...conmigo? –Leyó conforme se completaban las palabras, cuando la última


letra fue revelada cerró la boca de golpe y miró a Lauren para comprender lo que le estaba pidiendo.
Fue innegable que era para ella, pues un precioso anillo de oro blanco con un fino diamante al centro
era presentado ante sus ojos, descansando en una cajita de cristal- Lauren...

Lauren: Pasado de generación en generación con el lema de que fuese presentado ante los ojos de la
mujer que amo, con la mujer que yo esté segura de que es la que realmente quiero para toda la vida a
mi lado, amando juntas, luchando juntas, siendo juntas siempre. –Se le quebró la voz, sus dedos se
sentían torpes cuando sostuvo la joya y la mano de Camila al mismo tiempo, quien tenía sus ojos
llenos de lágrimas a punto de ser derramadas- Y lo hemos sido desde que me caí en el lodo y me
ayudaste a levantarme, hace 300 años, cuando por primera vez nos vimos cara a cara. – Ambas rieron
torpemente, sus ojitos brillaban emocionados- Cuando nos vimos encima de esta cama, cuando nos
vimos en el hogar de ayuda.

Camila: Hemos pasado por tanto juntas, mi amor. –Sollozó, incluso los recuerdos más dolorosos
estaban grabados en su memoria.

Lauren: Y Dios sabe cuánto deseo que siga siendo así. –Introdujo el precioso anillo en su dedo y con
un profundo beso sobre el, sellaba la petición- Señorita Cavendish, Camila Cabello. –Unió su frente
con ella, la morena ya era un mar de lágrimas y una masa temblorosa llena de emociones- Lauren
Lethood y Lauren Jauregui le imploran, le ruegan y desean con toda el alma que les dé la bendición de
ser su esposa.

Camila: -la miró con todo el amor del mundo, rozando su nariz con la de ella- Sería un honor para mí
como Camila Cavendish, y como Camila Cabello, el poder ser su esposa, señorita Lethood, mi Lauren
Jauregui, sí, por supuesto que deseo se tu esposa mi amor.

"Solo el Tiempo es capaz de comprender cuán importante es el amor".

......................

55 años después, sábado 8 de abril de 2072.

Siguió tocando las teclas del piano con sus dedos arrugados, no habían perdido en todos estos años el

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don para emitir infinitas melodías que encantaban a sus amigos, pero sobre todo a su familia. Miró
hacia el lado donde sus nietos más pequeños estaban sentados alrededor de ella, escuchando
atentamente lo que hacía, los nietos mayores conversaban con un vaso de alcohol afuera, y sus hijos y
parejas, bueno, ellos estaban aquí también mirando gustosos como su madre seguía siendo tan
talentosa y hermosa como siempre.

Camila: Feliz cumpleaños mis amores. –Los mencionados miraron el suelo avergonzados, mientras los
demás reían a carcajadas, podían tener 52 años y haber vivido lo suficiente como para que pequeñas
y muy escasas hebras blancas salieran de sus cabellos, sin embargo su madre seguía hablándoles
como si tuviesen dos años- Siempre lo he dicho, pero cuando el mundo se enteró de que su abuela y
yo íbamos a ser madres por primera vez, no pararon de llegarnos ofertas de revistas y sitios web de
todo el mundo para seguir todo el proceso. También hubieron, comentarios de todo tipo respecto a
nuestro compromiso de matrimonio, fue el 29 de agosto que lo anunciamos a la prensa, nos casamos
el 17 de septiembre del 2016. –Le brillaban sus ojos con la emoción, sus nietos mayores habían
entrado y se acomodaron para escuchar todo, la casa era una enorme celebración familiar.

Audrey y Kellan eran mellizos de distinto género, cuando Lauren se enteró que el tratamiento había
funcionado, fue un mar de lágrimas y vueltas con su esposa, cuatro años más tarde tuvo la misma
reacción cuando Ophelia venía en camino y dos años más tarde, la historia se repetía cuando
Roxanne crecía esta vez en su vientre. Cuatro hijos, Cuatro bendiciones que le habían dado alegrías a
la nueva pareja ícono del mundo. Con el paso del tiempo llegaron los nietos y hace sólo tres años que
el nieto mayor fue padre, dándoles el nuevo estatus de bisabuelas.

Camila: Todos ustedes, sin contar a las parejas de mis nietos o hijos, existen porque su abuela y yo
nos amamos.

Ophelia: Y gracias a ustedes y mi tío Shiyoon es que todos sus hijos tenemos un don exquisito para la
música, sin contar a los nietos.

Camila: Por supuesto, aprendieron de los mejores. –Todos rieron encantados porque a pesar de sus
77 años, Camila tenía ese humor que encantaba a cualquiera.

Camila salió del banquito del piano antes de que Kellan y su hermana menor Roxanne, tocaran a dúo
una de las primeras canciones que a todo Jauregui-Cabello le habían enseñado. No tenían idea, pero
era una melodía que la campesina Lethood y su amada Cavendish tocaron en la biblioteca de un
pueblo del condado de Devonshire, aquella vez que arrancaron para vivir un poco más de su amor
ante la inevitable muerte.

La morena observaba desde un asiento todo a su alrededor, las sonrisas de sus bellos nietos, de sus
hijos, sus nueras y yernos, todo aquello era la respuesta para que todo sufrimiento en su vida

pasada y en la presente valiera la pena. Emocionada se secó unas lágrimas antes de que Audrey y
Ophelia la abrazaran susurrándole al oído que la amaban.

......................

Las arrugas alrededor de su rostro se marcaron más cuando sonrió fascinada al ver a su bisnieto
correr con tanta fuerza alrededor del parque al que habían salido a pasear. Primavera era una buena

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estación porque el frío disminuía, la nieve desaparecía y el dolor de huesos a los ancianos les
molestaba menos, lo último siempre lo decía con la misma gracia que la caracterizaba. 83 años y
seguía participando en películas cuando le asignaban algún rol de su edad, pero sabía que este año
se retiraría porque no sabía cuánto tiempo le quedaba, ella sólo quería disfrutar la vida al lado de su
maravillosa esposa sin pensar en tener que leer algún guion.

Se sentó en un banco de madera bajo un árbol de cerezo, le dijo a Sam que se sentara en el césped a
su lado a jugar con sus camiones de plástico mientras tomaban aire fresco. Cuando su bisnieto le hizo
caso, ella tuvo la calma para recordar porque ahora se sentía tan dichosa. Podía ser una anciana,
podía tener los cabellos más blancos del mundo, pero no había afectado en nada el paso del tiempo a
su memoria.

Aun podía sentir tan placenteramente los besos que se dio con Camila en su vida pasada, los besos
que se dieron en esta vida, el viaje en el tiempo y todas esas experiencias vividas.

Recordó con gracia cuando hace muchísimos años atrás, en aquel entonces un joven Shiyoon le dijo
que Alessandra lo acompañaría a Inglaterra, ella finalmente se había enamorado del coreano, ambos
con el tiempo también se casaron y formaron su familia allá en Europa, pero seguían visitándose con
tanta frecuencia, que apenas le daban el tiempo a ellas de poder extrañarlos.

Ella también fue feliz y lo seguía siendo, había sido madre de tres mujeres preciosas y un hombre
apuesto, dos de sus hijas habían heredado su color de ojos, todos sus hijos le escupieron en la cara su
primera comida a los 6 meses, se cayeron y pidieron abrazos para ser consolados, fueron a la escuela
y lloraron por no estar con sus madres, crecieron amados, fueron padres y les dieron nietos.

Miró el cielo y observó las flores del árbol moverse con gracia, se sentía tan satisfecha y completa que
apenas podía pensar en otra cosa que no fuera eso.

Sam: Abuela –balbuceó, la palabra "bisabuela" era un poco enredada para su lenguaje- ¡Mira! ¡Mira un
perrito!

Rápidamente el niño salió corriendo, como Lauren no tenía la misma capacidad de antes, le costó
levantarse del banco y caminar tras el pequeño Sam. A su edad usaba un bastón para ayudarse a
desplazarse, pero alguien tan pequeño no tenía idea de cómo saber que corriendo le hacía las cosas
más difíciles a una anciana.

Lauren: ¡Cuidado Sam! –Dijo asustada cuando el niño tropezó con una hoja húmeda y cayó de rodillas
al suelo, cerró los ojos por un momento esperando que el pequeño estallase en llanto, pero al no
escuchar algo los abrió de inmediato- Sam... -Un hombre muy joven, tal vez entre los veinte y los
treinta años, estaba agachado sosteniendo al niño, no podía verlo porque estaba de espaldas hacia
ella. Respiró aliviada y a pasos lentos se acercó a él- Muchas gracias joven. –Murmuró.

Sam: ¡Abuelita!

XX: Todo estará bien pequeño, sólo fue un susto. –Al sentir a alguien detrás suyo, se volteó con una
sonrisa- ¿Es usted su abuela?

Lauren: -sus ojos aun tan verdes como cuando era joven, se abrieron enormemente al ver al
muchacho que sostenía la mano del niño- Sí. –Sólo pudo decir eso, se sentía sorprendida, tal vez

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asustada.

Sam: Me caí abuelita, me caí, pero el señor me recogió, mira, no duele nada. –Decía entusiasmado
estirando su manita para agarrar la de Lauren.

XX: Los niños a veces suelen ser muy rápidos. –Lauren miró al muchacho, él también tenía los ojos
muy claros- Hey, Sam, no hagas correr a tu abuela, es nuestro deber cuidarlas. ¿De acuerdo? –
Sintiéndose mucho mayor, el pequeño le pegó con su manita a la palma que el desconocido estiraba-
Espero se encuentre usted bien, señora.

Lauren: -sintió un nudo en su garganta, dejó el bastón a un lado y estiró su mano- Muchas gracias
joven, a esta edad las cosas no son lo mismo de antes.

El muchacho asintió agradecido con una sonrisa que sólo demostraba que era un hombre feliz con su
vida, seguramente con una pareja y trabajo estable, personas así que irradiaban pureza y tranquilidad
no se encontraban en un presente tan frívolo y gris. Después de acercarle el bastón a

Lauren, se despidió del niño y de ella, luego siguió su camino por el parque, mientras trotaba
escuchando música.

Sam tiró de la mano de su bisabuela y le pidió que volvieran a la fiesta que había en casa, pero ella
sólo inclinó la cabeza hacia atrás para ver la figura de ese muchacho fornido perderse muy a lo lejos.
Sí, Dios la había escuchado, ese hombre había renacido para ser feliz.

Lauren: -sonrió emocionada- Adiós mi querido amigo, Liam.

FIN.

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