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Marx- El capital (prólogo, capítulos 1 y 2)

Cuando leemos el texto de Marx, no lo estamos estudiando a él, sino estamos acercándonos al texto con una serie de
preguntas. Nos acercamos al texto para ahondar en otras cosas. En principio la idea es pensar qué tienen que ver estas
lecturas que hacemos de Marx con lo que señalaba la semana pasada con la ruptura que plantea Althusser.

Permite pensar e ir componiendo este problema de la Ideología.

No vamos a encontrar en estos capítulos del Capital una teoría ideológica, ni siquiera aparece la palabra ideología.
Nosotros somos los que vamos a leer ese texto con algunas pistas que tomamos de Althusser, pensar en qué medidas
algunas críticas que son tomadas de “economía política”, nos dan unas primeras herramientas para descomponer esa
unidad.

Tres premisas que señalaba Althusser en Marx, para pensar el problema de la ideología.

1-      El marxismo en sí mismo es una ruptura con la ideología dominante, como puesta teórica el marxismo, produce, se
constituye como teoría en el mismo momento que intenta romper con formulaciones filosóficas que resultan
compatibles, que forman parte de una formación integral. El marxismo se constituye, es a si mismo a partir de esas
formulaciones teóricas.

2-   Porque rompe con esas formulaciones ideológicas, puede pensar las modificaciones que estas tienen como
formulaciones históricas.

3-     En la medida en que se comprende esa doble relación de ruptura, que el marxismo es ruptura, y porque es ruptura
puede pensar aquello que rompe, en la medida en que se comprende esa doble condición es que puede producirse en
el marxismo una teoría (de la ruptura) (¿?) no se escucha bien...

Por estas tres premisas es que vamos a atravesar la idea de Marx, apoyándonos en un artículo de  Althusser. Intenta
pensar el problema de la ideología en Marx y con ese problema lee o ve un cruce entre el marxismo y el psicoanálisis
lacaniano. Articulación a lo largo de la historia del marxismo con distintas vertientes del psicoanálisis. Por acá avanza
Althusser en esta teoría de la ideología.

En este sentido Zizek también va a partir del Capital, tomando el fenómeno de la forma y mercancía. Postura de anti
humanismo, que tiene a cuento también ese cruce de marxismo y psicoanálisis que planteé hace un momento porque lo
que va a decir Zizek es que el modo en que Marx despliega y analiza esta noción de forma-mercancía, supone en gran
medida un escándalo para la categoría de sujeto económico, es decir que la matriz que Marx descubre en el
funcionamiento de esa forma, pone en cuestión esta idea de sujeto y particularmente la categoría de sujeto
trascendental, que es de alguna manera lo central de la filosofía del pensamiento moderno.  La idea de sujeto
trascendental coloca a la subjetividad como ofreciendo esa matriz al pie del conocimiento lo que Marx va a señalar es
que esa matriz es en sí misma el resultado de un proceso histórico de relaciones sociales.

Marx descubre los análisis de la génesis de la mercancía que la propia estructura de la conciencia se apoya en el
funcionamiento histórico de las relaciones sociales y más todavía que los hombres que protagonizan esas relaciones
sociales no son conscientes de ese proceso. Es decir, la conciencia es producto de un proceso social que
es inconsciente para los protagonistas de ese mismo proceso.

Tiene relación con el humanismo o con el anti-humanismo porque como veíamos en Althusser la semana pasada, esta
idea de humanismo supone de alguna manera hacer que esta figura del sujeto consciente acerque a la categoría de
conciencia un punto de partida para la explicación de los procesos históricos, un punto de partida para la explicación de
la filosofía, de la producción de sentido, etc.
De alguna manera dice Zizek que todo lo que plantea Marx en este tratamiento que ofrece de la forma-mercancía es
que la conciencia no es el punto de partida, ni es tampoco la esencia que esos procesos sociales vendrían a expresar.
Para poder entender esto, hay que situarse en determinado nivel de análisis. Zizek rescata de Marx el tipo de
estructuración analítica que desarrolla Marx para llegar a esta noción de forma-mercancía. Esta idea de estructuración
analítica tiene que ver con lo que se llama teoría crítica, producir un análisis crítico de una teoría histórica y encontrar
en ellos aquello que sus protagonistas no logran ver.

El elemento original que va a aportar Zizek y que según explicita retoma de la tradición psicoanalítica es que de lo que se
trata en una lectura crítica no es lo de develar algo que se oculta tras un proceso social. Esta idea de ver algo que se
escapa a sus propios protagonistas se centra en ver las formas que toman esas relaciones sociales.

Y en este sentido para pensar el problema de la ideología en esta versión que hace Marx y que termina en el fetichismo
de la mercancía lo que va a decir Zizek es que hay que prestar atención a las formas que toman en el proceso de
producción la noción de categoría de valor.  La idea de este fetichismo del que habla Marx no es descubrir lo que esta
mercancía oculta sino dar cuanta del mecanismo de funcionamiento en el que se produce y reproduce esa forma-
mercancía.

De alguna manera Zizek está discutiendo con los textos que hay para leer con una lectura bastante tradicional en
relación con el fetichismo de la mercancía y va a aparecer otro autor que va a retomar esto que es Balibar.

Avanzar y pensar que nos dice acerca de ese modo social, de esa formación social, interrogarse respecto a la implicancia
social que tiene ese funcionamiento, ver que es lo que hace que se construya y funcione socialmente, que sea sostenida
y reproducida en cada uno de los actos individuales que protagonizan esa sociedad.

Lo que voy a hacer es desplegar un poquito el texto de Marx para poder desplegarme en el texto y marcar lo que habla
Zizek.

Zizek dice que el problema de la mercancía no está en el contenido oculto sino en la forma, entonces dice que el
problema es determinar ese núcleo oculto de la mercancía, ese núcleo oculto que es la determinación de valor, la
manera en la cual el trabajo asume esa forma-valor mercancía y en ella asume su carácter social.

Marx intenta (en el prólogo) describir la ley económica que preside el movimiento de la sociedad moderna entendiendo
que se pueden estudiar estas leyes como leyes naturales, leyes y tendencias que actúan y se imponen como una gran
necesidad, que se imponen a los hombres que viven en esa sociedad como leyes de la naturaleza. Se imponen de
manera involuntaria, que se escapa. Si bien son leyes que tienen que ver con el modo de organización de la vida de los
hombres no obstante se imponen a ellos, a su vida, a sus percepciones y decisiones, como leyes objetivas, en el mismo
sentido que las leyes naturales. A esto denominan de alguna manera la Tesis de la determinación. La idea es que la vida
puede ser leída a partir del modo en que los hombres se dan, el modo que la sociedad toma para producir su propia
subsistencia. Esa frase que dice que es la vida la que determina la conciencia puede ser traducida en este texto de Marx
y en esta clave.

Podemos leer la vida social comenzando con ver el modo de producción, el tipo de relaciones que están relacionadas
con la organización productivas de esa sociedad, cómo se organizan para producir aquello que necesitan para vivir,
cómo producen, en qué división de trabajo, con que reparto de roles, que tipo de consumo tiene ese modo de
producción. Leyendo esas dimensiones tenemos, dice Marx, de alguna manera la anatomía de esa sociedad. Así hay
que estudiar la sociedad. En este marco, en esta propuesta, Marx desarma el concepto de  fetichismo, algo que aparece
y se presenta como una abstracción, viendo en qué medida esto tiene que ver con esos elementos estructurales de
producción. Esto es la célula del modo de producción capitalista, la forma-mercancía es la fórmula económica de la
sociedad capitalista.

Vamos a encontrar en relación a esto dos esquemas. 


1) Un modo de pensar general que permite colocar la dimensión ideológica, qué tipo de determinación supone la teoría
marxista que es aquella sobre la que vamos a avanzar en conceptos psicológicos y para eso tenemos que entender lo de
la determinación natural. 
2) Por otro lado, entender, ver en qué medida algunas pistas se puede ver y pensar que estos fenómenos ideológicos
aparecen en el fetichismo de la mercancía de Marx.

En el primer capítulo de la mercancía, Marx va a decir que la mercancía es generada por un doble valor que tienen los
objetos que circulan producidos en el modo de producción capitalista. Un valor que él llama valor de uso que tiene que
ver con las características propias y concretas de los objetos, sus rasgos cualitativos y otra que depende del grado de
necesidad que satisface. 

En la sociedad capitalista hay una multiplicidad de valor, el valor de cambio es ese valor que tienen los objetos inmersos
en una relación de mercado que va a permitir llegar a esta idea de forma-mercancía. Ese  valor de cambio en principio,
no tiene que ver con esos rasgos cualitativos de los objetos sino con los rasgos cuantitativos que son del orden de la
forma. En este sentido si decimos que la forma-mercancía es la célula de esa anatomía que son las leyes económicas
de la vida social hablamos de una forma-relación que nos ubica en la forma de una relación social, es decir, cuando
interrogamos esa forma-relación de la mercancía interrogamos la misma relación social que podemos encontrar a su
vez la formación social de esa vida entorno a la mercancía. Para entender porque Marx habla de valor hay que situarse
en la escena del intercambio. Para esto parte de una idea simple de trueque, que establecen una relación. Hay que
determinar en virtud de qué y mediante qué mecanismo se legitima ese intercambio, mediante que mecanismo social,
se establece socialmente esas variables de valor. Hay que establecer en virtud de qué se pueden poner en relación
estos dos objetos producidos en el marco del capitalismo.

En principio lo primero que va a decir Marx es que lo que tienen en común estos dos productos es que  en ambos hay
trabajo humano incorporado, las dos fueron producidas por el hombre. Esto no es un descubrimiento de Marx sino de
Smith y la teoría clásica.

Marx tiene una insistencia y es entender y explicar que esta relación suena imposible en el marco del capitalismo. Lo
que hace el producto del trabajo humano en una mercancía son las condiciones sociales en el marco de las cuales se
produce ese valor de cambio. Es decir, el valor es un rasgo social, es un producto social. Por eso Marx insiste que
las mercancías no tienen que ver con los atributos de los objetos sino que tienen que ver con el momento social en el
que se inscriben y el momento en el cual son producidos para la circulación.

Marx dice, si la forma-mercancía pone en relación al objeto con todo el universo de mercancías que se producen en esa
estructura social (?). En el acto de intercambio se produce una interconexión entre todos los productos de esa
sociedad. Es decir, en qué medida para establecer esta equivalencia como legítima, lo que hay puesto en juego es todo
el sistema social de relaciones que en gran medida tiene que ver con el trabajo, los atributos cualitativos del trabajo.  Lo
que es comparable es el grado de trabajo invertido en esa producción, lo que funciona como operador de esa relación
y que hace que sea equivalente socialmente es que para realizar una guitarra se emplea dos horas de trabajo social
por cada hora de trabajo social que se emplea para fabricar una bicicleta. Cómo se hace para hacer del trabajo que en
realidad tiene características cualitativas, donde se establece esa abstracción que borra el tiempo del trabajo de esos
aspectos cualitativos, Marx va a decir en el mercado, en la propia operación de intercambio, en el momento, en el
mismo momento que se intercambia una guitarra por una bicicleta las propias características cualitativas de trabajo
que se invierte se borran y ese trabajo es abstraído como trabajo socialmente necesario. Los distintos trabajos se
vuelven homogéneos a nivel social y aparecen como si fueran expresiones, encarnaciones, de esa unidad abstracta
socialmente construida que es el tiempo socialmente necesario.

Esa relación de intercambio no es casual, sino socialmente necesaria, tiene una sistematicidad social, no es el precio el
que regula el intercambio sino al revés, el intercambio es el que regula esto. Lo que hace Marx es discutir con las leyes
de economía política clásica que entienden que los hechos de intercambio producen el precio a partir de decisiones
libres de hombres racionales que viven dentro y fuera del mercado, que ese precio es el resultado de esa infinidad de
operaciones de intercambio. Marx va a decir que esos hechos de intercambio no son hechos libres sino socialmente
necesarios, que resultan de leyes económicas que organizan la vida social en su conjunto. Esta idea de que lo que se
pone en juego en cada acto de intercambio es todo el sistema de relaciones, en esta medida de equivalencia, convierte
al sujeto en mercancía, a su autor en productor de mercancía y al tiempo en tiempo socialmente abstracto. Todo el
proceso de producción capitalista está inscripto en ese acto individual y libre de intercambio. Y en ese sentido
los individuos que intervienen en ese acto, no determinan... no hay nada que determinen por ellos mismos, no hay
nada que intervenga en la determinación de esa forma equivalencial de los productos en esa relación de intercambio,
son los individuos los que resultan “abstractos” en esa relación de intercambio, lo sepan o no, lo quieran o no. En
realidad, no lo saben pero lo hacen.

Así de alguna manera podemos entender por qué Marx habla de fetichismo de la mercancía. Porque a partir de los
individuos “libres” que acuden libremente al mercado, que viven este acto de intercambio como si el precio fuera un
atributo de esos objetos, sin embargo actuamos como si creyéramos esto, que hay cosas que valen más o menos porque
tienen tal o cual característica. La ridiculez de esto tiene que ver con un tipo de normalidad social en la que operamos.
Esta operación de equivalencia tiene que operarse socialmente, entra en juego el dinero. Viene a funcionar en este
sistema como una suerte de consecuencia necesaria, es una consecuencia de esa relación de intercambio que pone en
juego esa forma-mercancía, es la objetivación de esa relación. Operamos como si el objeto fuera la encarnación de ese
valor que expresan cada uno de los productos que compramos. En este sentido es Balibar el que señala que de alguna
manera lo que aparece en este despliegue de la forma-mercancía es el reconocimiento de una objetividad
complementaria, el hecho de que las relaciones entre valor y cantidad que otorga el mercado, le otorga mayor
credibilidad a esa función de objetivación que viene a cumplir el dinero. Esas leyes de la economía se presentan como
inestables, como mecanismos de regulación objetiva a los sujetos que se inscriben en esos procesos, son de alguna
manera leyes objetivas desde el punto de vista de los objetos que participan de esas relaciones sociales.

Por eso, cuando decimos fetiche, desde Balibar es también pensar cómo opera esa objetividad social, esa dimensión de
leyes socialmente necesarias que se imponen a las acciones de los sujetos de modo objetivo. No se trata solamente
que allí haya un modo de producción real sino de pensar cómo operan esas leyes en la relación social.

El dinero
Lo que subraya Balibar cuando habla de objetividad complementaria es que en los actos concretos de intercambios
que realizan esas formas-mercancía son producto de la propia dinámica de la vida social, se produce en una génesis
que es histórica que depende de cómo se va produciendo estas sociedades. Marx señala que para que aparezca esta
forma-mercancía, el valor funcional, solamente es posible en el capitalismo, porque se tienen que dar una serie de
condiciones históricas, por ejemplo, la forma de propiedad.

Lo que dice Balibar es que si los hombres en sus prácticas concretas asumen, reproducen el fetichismo, operan guiados
en ese fetichismo, la mercancía como el dinero adquiere un estatuto ideal  de libre abstracción, que ordena y organiza
toda la producción. Si los hombres soportan esta abstracción y actúan conforme a ella, no es porque estén inmunizados,
sino porque socialmente esa abstracción regula de hecho las relaciones sociales, es a la vez abstracta y objetiva, no
depende de la voluntad de cada uno de los hombres que participan de ese proceso ni tampoco de su conciencia.

Marx cree que el dinero no se viene a agregar como un suplemento a la noción de intercambio. 

En toda relación de intercambio hay un polo equivalencial y un polo relativo. La forma relativa del valor tiene que ver
con la intercambiabilidad de la forma mercancía. Para que esto funcione de esta manera lo que hay aquí supuesto es
un tercer término que funciona como creador de esta noción.

El dinero viene a encarnar esa función de producción. El dinero es en sí mismo una mercancía, es un objeto producido
en una sociedad capitalista con las mismas normas, adquiere un conjunto de características particulares.

El dinero es una mercancía que se caracteriza por ser puro valor de cambio. La forma mercancía totaliza la vida
social. Esto quiere decir que la función que tiene el dinero no es solamente la de permitir operar de equivalencia entre
todas las mercancías presentes en la vida social. Sino que tiene la función de operar de equivalencia con todas las
mercancías posibles en la vida social. Una vez que aparece el dinero como encarnación de esa función como soporte
material de ese sistema de relaciones lo que encarna es todo el sistema de relaciones. Lo que pone en relación el
dinero no es una relación con una mercancía, sino con la serie infinita de mercancías. Y su valor no se expresa en otra
mercancía, su valor se expresa en esa serie infinita de mercancías. Lo que señala la aparición del dinero en cierto tipo
de sociedad, es que la forma mercancía se extendió lo suficiente como para totalizar las relaciones sociales. Esta
forma atraviesa, organiza todas las relaciones sociales y estamos entonces en el capitalismo. Dice Marx que en la
mercancía se asume la forma de una objetivación del producto del trabajo, la posibilidad de poner en comparación los
distintos trabajos. Y en este sentido va a señalar que la mercancía es históricamente posible en una sociedad "en que la
igualdad humana alcanza la firmeza de un prejuicio popular. Uno podría tomar estas frases y pensar que no soporta para
pensar el problema de la ideología, en qué sentido una estructura pequeña de la industria básica de las relaciones de
producción requiere inscribirse en una sociedad en la que la igualdad es un prejuicio popular. Y uno puede pensar
igualdad en qué sentido y entonces por ejemplo igualdad de los hombres libres que acuden al mercado, la igualdad de
los hombres libres para vender su fuerza de trabajo, la igualdad entre los distintos tiempos de trabajo. De alguna manera
esta figura del fetichismo de la mercancía apunta a pensar el dispositivo de naturalización de un orden social. En qué
medida para funcionar este orden social es vivido por sus sujetos como natural, como si las leyes que los rigen fueran
leyes objetivas. Dice Marx que al equiparar unos con otros como valores de distintos productos, lo que hacen los
hombres es equiparar entre sí sus trabajos, es decir objetivarlo como encarnaciones de trabajo abstracto. No lo saben
pero lo hacen. El valor no sea inscripto que es, sino que convierte a todos los productos del trabajo en expresiones
materiales del trabajo abstracto. 

En estas frases de Marx podemos también leer algunos rasgos que van a permitir pensar el problema de la  ideología.
Por un lado la idea del carácter invertido, la inversión tiene que ver con la confusión de causas y fines, de vivir como
origen de un proceso aquello que es resultado; de vivir como fundamento de un proceso, aquello que es resultado de
un largo proceso de relaciones sociales. De vivir como objetivo el dinero aquello que no es sino el resultado de procesos
de intercambios populares. El carácter evolutivo es una inversión, un rasgo, que nos va a permitir pensar algunos
aspectos de la teoría marxista.

Otra dimensión, otro rasgo que aparece en este fetichismo de la mercancía es el carácter históricamente necesario de
la mercancía. Esto les permite operar según dice Balibar hacia la pregunta de cómo opera socialmente esa forma
mercancía y qué consecuencias tiene, qué quiere decir que sea el producto de una necesidad social.  Se vive como leyes
objetivas, producto de la naturaleza aquello que es producto del hombre. Por otro lado, el desconocimiento, los
hombres desconocen la lógica de ese proceso del que participan. Y esta idea va a aparecer varias veces en el segundo
capítulo. Cada vez que Marx de cuenta del lugar en donde los propios hombres que viven el proceso lo persiguen va a
aparecer entrecomillada la categoría de hombre libre, libre consumidor, en la que además sostienen y reproducen esa
lógica que se les escapa, no es aprensible a esa lógica de conocimiento. Hay un foco de pensamiento social, una forma
de pensamiento social para Zizek que no tiene la forma de conciencia individual y le va a permitir pensar de que manera
abordar esa idea de la objetividad complementaria, resulta un escándalo para la propia teoría. Descubrir el lugar en
donde los hombres se inscriben, se reconocen, implica un proceso social que es el lugar que le asignen en su conciencia,
es el lugar de un desconocimiento, no de cualquier desconocimiento sino el que hace que participen de una formación
social determinada. Lugar que los inscribe como reencarnación de ese sistema social determinado. Por eso, el pensar en
el problema de la ideología exige esa ruptura, pone en escena esa ruptura. Decir que la conciencia no es el punto de
partida para pensar la lógica de este proceso social un escándalo.

El fetichismo es un fenómeno que debe ser descifrado, es un misterio, que tiene una gravitación que a los individuos
se les escapa. Para Balibar todo esto es un paso previo para la segunda operación que es entender en qué medida
funciona ese mecanismo, porque los individuos participan de esa abstracción, porque la desconocen, que nivel de
conocimiento y eficacia histórica tienen. Podríamos decir que a este segundo problema tendríamos que
llamarlo problema de la ideología.

En este sentido, vamos a avanzar con Balibar porque él permite construir una cierta lectura de este proceso.  Lo que
permite su texto a partir de una posición althusseriana es detectar estas otras hebras más estructuralistas del
fetichismo de la mercancía. En ese sentido lo que dice es que una vertiente creo que las cosas tienen que ver con esta
manera de objetividad social que tiene la forma-mercancía con esta idea de que lo que es realmente objetivo es aquello
que ese escapa de la conciencia de los individuos.
Materialismo, tiene como contrafigura esta categoría de conciencia. Para entender esto del materialismo histórico
antes pensar la densidad de esa frase de que no es la conciencia la que determina la vida sino la vida la que determina la
conciencia. Parece una frase simple pero no lo es. Para entender el problema de la ideología hay que entender el
problema de la conciencia y como viene a ser discutida en todos estos autores. La categoría de conciencia es una
categoría central.

Marx explica en la ideología alemana que lo Ideológico es del orden de lo imaginario, contrapuesto a lo real,
son representaciones falsas de la realidad. Balibar dice que uno podría leer esto en clave de una construcción ilusoria
que debe ser disipada por el conocimiento. Conocer las leyes objetivas es de alguna manera desmitificar esa ilusión. El
proyecto de disipar las leyes económicas es conocer el funcionamiento de la sociedad capitalista y su lógica económica,
apunta a disolver esa dimensión ilusoria que hace que los hombres no sepan, no conozcan esos conceptos en los que
están inscriptos. Balibar va a decir que este es un primer paso. Esto nos ofrece un primer acercamiento al orden
ideológico, que son del orden de las apariencias y estas son sus reflejos.

Sin embargo Balibar, Althusser y Zizek avanzan un poco más allá de esta idea de la percepción falseada de la realidad.  El
problema es que cuando haya conocimiento no habría más ideología porque el conocimiento vendría a reemplazar
esas percepciones ilusorias. Para Balibar se puede interrogar esa apariencia, puede ser pensada e interrogada en su
lógica y demostrar que se trata de una apariencia activa, una a apariencia que tiene una eficacia social, cumple una
función en la sociedad. Es decir, es el lugar en el que los sujetos viven distorsionadamente, tomando causas por efectos,
las relaciones económicas, tomando el dinero como una noción de precio... etc ese lugar cumple una función necesaria
en el mecanismo general de todo el proceso, es necesario que los sujetos vivan de ese modo las relaciones económicas
para que las sostengan y en ese sentido suprimir la apariencia es abolir la propia relación social como esta dada.
La estructura de circulación constituye un todo en donde la forma mercancía es incluso en su aspecto fetichista una
condición necesaria de su mecanismo, no hay modo de disipar el fetichismo y quedarse con la mercancía, el
fetichismo no es un plus, es un elemento constitutivo de la forma mercancía, para que circule socialmente, localice y
organice la experiencia sociales. Es necesario que los sujetos lo vivan y lo persigan de esa forma fetichizada. La práctica
de los intercambios supone organizada como esta en cierto modo de producción y en cierta virtud de trabajo que se
organiza en parte de la explotación de un sector de la sociedad a otro, unos producen y otros se apropian de la riqueza
producida, esas prácticas determinan el valor de las mercancías, es decir es la relación que cada productor mantiene con
el trabajo de todos los demás. Esa misma práctica determina el valor de los productos de trabajo y sin embargo es a los
ojos de ese productor consumidor que se presentan de modo invertido como una propiedad de las cosas, eso es el
fetichismo de la mercancía. De lo que se trata con Zizzek es de pensar esta última cuestión, pensar que el problema de la
ideología tiene que ver con esta pregunta respecto de que función cumple, que misión histórica tiene el hecho de q los
hombres desde el punto de vista de su conciencia, de su percepción, registren de modo invertido esas relaciones
sociales, en qué medida esa forma de darse la experiencia subjetiva no es falsa, porque no es un problema de
conocimiento, el problema de la ideología no tiene que ver con lo que vemos o con lo que conocemos, tiene que ver con
lo que hacemos. Entonces no lo saben pero lo hacen, lo hacen participan de ese pensamiento social y a la luz del cual
hay que pensar esa toma de conciencia, ese lugar de construcción subjetiva del proceso de producción, Esto para Marx
es dar vuelta, poner a la conciencia como principio explicativo de los procesos sociales. Llegamos a la conciencia para
explicar la matriz subjetiva, la matriz de funcionamiento del nivel social.

Capítulo 1

Toda mercancía tiene un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso es una propiedad condicionada por las
características propias de la mercancía. Su utilidad es lo que le confiere valor de uso, y éste se efectiviza en su uso o su
consumo. En el capitalismo, el valor de uso es portador del valor de cambio.
Este valor de cambio no es algo intrínseco de la mercancía, es adquirido ya que todas las mercancías tienen en común el
trabajo abstractamente humano.
Lo que determina la magnitud de valor, es la cantidad de trabajo socialmente necesario para la producción de su valor
de uso.

"El tiempo de trabajo socialmente necesario es el requisito para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones
normales de producción vigentes en una sociedad y con el grado social medio de destreza e intensidad de trabajo" (p.48)

Por esto Marx dice que "las mercancías vienen al mundo revistiendo las formas de valores de uso" porque "sólo se
presentan como mercancías, o sólo poseen la forma de mercancías , en la medida en que tienen una forma doble: la
forma natural y la forma del valor" (p.58)... y su objetividad en cuanto valor está en su "naturaleza puramente social “y "
"dicha objetividad como valores sólo puede ponerse de manifiesto en la relación social entre diversas mercancías" (p.58)

El valor de una mercancía es la gelatina del trabajo humano porque es la solidificación del estado líquido del trabajo, es
decir del trabajo humano reducido a lo simple. De tal forma, en el intercambio de la mercancía, lo que está implícito es
el equipara miento de diversos trabajo como trabajo humano.

Su valor social debe entenderse a partir de que una mercancía es tal, en la medida en que está en relación con otra
mercancía. Ambas, producto del trabajo humano. "En su igualdad con la chaqueta se manifiesta su carácter de sr valor "
(p.64)

La mercancía es un objeto endemoniado: puede entenderse el fetichismo que se adhiere a los productos del
trabajo (mercancía) en el sentido de este ocultamiento: "Cuando la forma relativa del valor de una mercancía , por
ejemplo el lienzo, expresa su carácter de ser valor como algo absolutamente diferente de su cuerpo y de las propiedades
de éste, por ejemplo, con su carácter de ser igual a una chaqueta, esta expresión denota, por sí misma, que  en ella se
oculta una relación social" (p.71) No es que el valor surja de esta puesta en relación, el valor proviene del trabajo social
abstracto, pero se activa, se efectiviza en esta puesta en relación. Eso hace que la mercancía parezca poseer
naturalmente no sólo sus cualidades útiles, sino también el valor, ser intercambiable. Es en el cuerpo de la mercancía,
en       su materialidad y utilidad, en que se reviste su valor, se oculta.
La relación entre las personas aparece oculta detrás de la relación entre las mercancías. El resultado del fetichismo es la
apariencia de una relación directa entre las cosas y no entre las personas, lo cual significa que las cosas (en este caso,
las mercancías) asumirían el papel subjetivo que corresponde a las personas (en este caso, los productores de
mercancías).

Signo

La forma simple de la mercancía es el germen de la forma dinero.


Se puede relacionar la forma de mercancía, y su valor relativo con  la noción de signo.

"Al igual que todas las mercancías, el dinero sólo puede expresar su propia magnitud de valor relativamente en otras
mercancías. Su propio valor lo determina el tiempo de trabajo requerido para su producción y se expresa en la cantidad
de toda otra mercancía en la que se haya solidificado el mismo tiempo de trabajo"  (p. 112)

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