El Pensamiento Sobre La Igualdad en Sus Orígenes

[AFO005294] Técnico Profesional en Igualdad de Género
[MOD003060] Fundamentos de la Igualdad de Género

[UDI015486] El pensamiento sobre la igualdad en sus orígenes
1. Introducción
1. Introducción
La tradición cultural occidental, que hunde sus raíces en la Antigüedad clásica y en la Biblia, parte
de una visión masculina de la realidad. Aunque en ambos casos existieran mujeres que,
puntualmente, realizaron importantes papeles dentro de ese mundo, por lo general, el lugar que se
les reservaba a estas era secundario y subordinado al varón. Es lo que se ha venido llamando cultura
patriarcal.
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Esta situación se prolongó a lo largo de toda la Edad Media y se siguió produciendo durante el
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Renacimiento, donde únicamente mujeres de la élite pudieron acceder a una formación, mientras la
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gran mayoría permanecía en la oscuridad del desconocimiento. Sin embargo, al igual que en todos
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los aspectos de las sociedades humanas, el papel de la mujer evolucionó con el avance de los
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tiempos. En este módulo veremos cómo ha acontecido ese avance.
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Cultura patriarcal
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El macro-sistema cultural se encarga de mantener y reproducir de generación en generación este

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estilo de relaciones y valores. es por esto que la cultura patriarcal lleva miles de años instalada como
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la "verdad", única e incuestionable sobre cómo se deben relacionar los seres humanos
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(Maturana,1990).
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La cultura patriarcal posee un enorme poder de plasmar sus creencias a través de la legalidad y los
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medios de comunicación social. Veamos por ejemplo los héroes televisivos cuyo valor está en la
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eliminación o negación de los otros, usando la fuerza para derrotar a los malvados, o los
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aparentemente inofensivos dibujos animados que se caracterizan por burlar o dañar al otro, el que a
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su vez devuelve con creces la agresión. Esto es preocupante ya que los niños están expuestos a estos
modelos de relación. Si bien no se ha podido demostrar que exista un aprendizaje "vicario" (por
imitación de modelos), lo que si influye en su conducta es que cada vez les resulta más natural
aceptar que agredir o negar al otro es una forma válida para resolver un desacuerdo, y aplican estos
principios en sus juegos y en las relaciones con sus pares.
En primer lugar, entraremos en la definición del concepto feminismo, a partir del Diccionario de la
Real Academia y de otras aproximaciones autorizadas.
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Pasaremos, después, a realizar un viaje por el tiempo y el espacio para acercarnos a la evolución
del concepto de feminismo en las sociedades occidentales, desde la historia primitiva -los primeros
textos que describen a las mujeres como un grupo social distinto, en el siglo XV -, deteniéndonos en
el siglo ilustrado, hasta llegar al albor del siglo XX, siglo en el que se vivió el paso definitivo hacia el
cambio.
Durante este viaje nos detendremos en los principales nombres ligados a la lucha por el
reconocimiento de las mujeres, como Christine de Pizan. Mary Wollstonecraft o John Stuart Mill,
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entre otros. También analizaremos la situación durante la época ilustrada a través de la polémica
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suscitada tras la aparición de un discurso en defensa de las mujeres del padre Feijoo.
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Christine de Pizan nace en Venecia y será una de las voces femeninas más significativas del
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panorama intelectual europeo del Medioevo. Christine será la iniciadora de lo que se conocerá
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durante el Renacimiento como la “Querelle des Femmes”, movimiento de defensa de la mujer
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llevado a cabo por diversas intelectuales del momento y que surge a raíz de su obra Cartas de la
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Querella del Roman de la Rose (1398 - 1402) contra la segunda parte de esta obra escrita por Jean
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de Meun, donde el autor ataca duramente a las mujeres.

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Este recorrido nos permitirá percibir cómo se fue forjando el pensamiento feminista, cuáles son los
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principios fundamentales sobre los que se sostiene este movimiento, cómo se comenzó a establecer
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la lucha por la igualdad de derechos y contra la discriminación sexual.

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2. Concepto de feminismo
Aunque el sustantivo feminismo no existe en muchos idiomas, y el feminismo como término que
designa la política de igualdad de derechos de las mujeres no comenzó a utilizarse en inglés hasta la
década de 1890, la historia feminista es la historia de las ideas y de las políticas que abogan por la
igualdad sexual y la erradicación de la discriminación por razón de sexo.
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2.1. Definiciones de feminismo
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Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE):
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En una segunda acepción lo considera como:

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En estas dos acepciones se observa con claridad la importancia de la vinculación semántica de los
conceptos de feminismo e igualdad de derechos. Pero hay más.
Celia Amorós y Ana de Miguel definen el feminismo como una teoría crítica, remitiendo a las
premisas constitutivas de esta teoría, según Seyla Benhabib (Amorós y De Miguel, 2005).
Esta mujer considera que la teoría feminista posee unas premisas constitutivas básicas:
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El sistema de género-sexo es el modo esencial en que la realidad social se organiza, se divide
simbólicamente y se vive experimentalmente.
Se entiende por sistema de género-sexo la constitución simbólica y la interpretación socio-
histórica de las diferencias anatómicas entre los sexos. Es la red mediante la cual las
sociedades y las culturas reproducen a los individuos incardinados.
Los sistemas de género-sexo, históricamente conocidos, han colaborado en la opresión y la
explotación de las mujeres.
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La tarea de la teoría crítica feminista es desvelar este hecho y desarrollar una teoría que sea
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emancipatoria y reflexiva, y que pueda ayudar a las mujeres en sus luchas para superar la
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opresión y la explotación.
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Por ello, la mirada feminista se configura desde un proyecto emancipatorio que se sitúa en los
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parámetros de la tradición ilustrada, al tiempo que es implacablemente crítico con los lastres
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patriarcales de esta tradición por incoherentes con sus propios presupuestos.
Se vertebra en torno a las ideas de autonomía, igualdad y solidaridad, principios básicos del
proyecto ilustrado y estandarte de la Revolución Francesa, aunque marca la diferencia entre la
fraternidad, al entenderse como fratría de los varones, y el "pacto entre mujeres", como vía de
acceso a la igualdad con el estatus del género masculino.
De esta manera, el feminismo inventa y acuña nuevas categorías interpretativas, en un ejercicio de
dar nombres a aquellas cosas que se ha tendido a invisibilizar, por ejemplo, "acoso sexual en el
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trabajo", "violación marital" o "violencia machista". Las nacientes categorías tienen su correlato
teórico en los conceptos nuevos que surgen de la revisión de lo tradicionalmente aceptado.
Valga como ejemplo “El Contrato Social” de Jean Jacques Rousseau, base en muchos aspectos de las
relaciones ilustradas, que es revisado por Carol Paterman en The sexual contract en 1988. Esta obra
critica el perfil de género de las teorías de Rousseau, que presenta como un pacto patriarcal por el
que los varones generan vida política a la vez que pactan los términos de su control sobre las
mujeres.
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En el mismo sentido, la hermenéutica feminista alemana contemporánea hace una relectura de Kant
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en la que se ponen de manifiesto las fisuras en su concepción universalista del sujeto, al excluir a las
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mujeres del ámbito de la autonomía moral y del derecho de ciudadanía. Muchas veces se han
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argüido, como elementos para desautorizar este trabajo hermenéutico, que este tipo de afirmaciones
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eran "cosas propias de la época"; ante tales aseveraciones, y a modo de ejemplo ilustrativo, cabe
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citar a Theodor G. von Hippel, contemporáneo de Kant, que escribió Sobre el mejoramiento civil de
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las mujeres, que se posiciona en otra perspectiva totalmente diferente (Amorós y De Miguel, 2005).
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Tras hacer un breve repaso por la importancia del feminismo a la hora de "sacar a la luz" a las
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mujeres, veamos un recorrido por la concepción histórica de este concepto, desde sus orígenes. Así
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podremos apreciar el duro trabajo realizado a lo largo del tiempo y la complejidad de casos a los que
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la mujer se ha tenido que enfrentar.

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Relaciona los elementos de la columna Derecha con la columna Izquierda
Definición de feminismo según 1 Es una teoría crítica, que remite a

la Real Academia Española las premisas constructivistas.
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/DRAE):
Feminismo es la "doctrina social
favorable a la mujer, a quien
concede capacidad y derechos
Definición de feminismo según 2
reservados a los hombres.
Celia Amorós y Ana de Miguel:
Muy bien. has relacionado correctamente ambos conceptos.
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3. La historia primitiva del feminismo
Las declaraciones públicas que describen a las mujeres como grupo social distinto, con una posición
social desigual, son anteriores al siglo XVIII (Humm, 2006: 1019). Ya en 1405 Christine de Pizan
escribió una obra que se alzaría como emblemática en los años venideros: La cité des dames .
Por boca de esta autora, las mujeres expresan sus agravios en el marco de una concepción
estamental de la sociedad que no se pone en cuestión y se estima sancionada por la voluntad divina.
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De Pizan esgrime contra los prejuicios de "los sabios" su saber. Aparece así el concepto de le bon
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sens, "la capacidad autónoma de juzgar", que será el aliado de la causa de las mujeres y del que
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tanto partido sacarán Poullain de la Barre o Mary Wollstonecraft en los siglos venideros (Amorós y
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Cobo, 2005: 94).
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De todas formas, el discurso de Christine de Pizan se inscribe dentro de una lógica estamental. Ella,
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por su parte, se considera una excepción y, por este motivo, no exhorta a todas las mujeres a que
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sean como ella, no reivindicando un acceso genérico de la mujer a los saberes que se reservan a los
hombres. Hizo falta que se generase una plataforma conceptual de abstracciones universalizadoras
como "ciudadanía", "sujeto de derechos", "sujeto moral autónomo", etc. para poder reclamar que
tales abstracciones se aplicasen también a la mujer.
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Sin embargo, fue su discípulo, el antes mencionado François Poullain de la Barre, quien explotó y
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radicalizó el mensaje cartesiano de la universalización de le bon sens y su virtual inclusión en él de
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las mujeres. Él pragmatizó el "pienso, luego existo", es decir, desplazó la exigencia de la aplicación
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de la regla de evidencia del ámbito de las ciencias teóricas al de la reforma de las costumbres.
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Afirmó que la mente no tiene sexo, que los desarrollos de la anatomía demostraban la igualdad entre
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hombres y mujeres con respecto al cerebro y los órganos sensoriales y que, si esto era así, como de
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hecho era, ¿por qué no podían las mujeres desempeñar las mismas funciones que los hombres en la
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sociedad? Así, lo que en Descartes era un proyecto de reforma de la mente se convirtió en un

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programa de reforma social con su discípulo, quien además, se movió en los círculos preciosistas,
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fenómeno muy importante en la Francia del momento.

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Las llamadas preciosas, por su integración en el preciosismo, contribuyeron al refinamiento de la

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vida social, a la penetración de los intelectuales y de los artistas en los círculos aristocráticos
culturales y a la implantación del nuevo estilo de vida que caracterizaría al clasicismo francés.
Solían reunirse en salones, tanto en París como en provincias, y sus diversiones más comunes eran
los juegos de sociedad, a menudo con un matiz literario.
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Poullain de la Barre fue consciente de la función que cumplieron las mujeres de los salones del siglo
XVII como promotoras de las nuevas formas de saber y las nuevas prácticas emergentes que
respondían a la decadencia de la aristocracia.
La idea de mérito, lema fundamental del preciosismo, cumple una función muy diferente a la que
aparece en la obra de Christine de Pizan, pues ahora no es meramente ético, sino virtualmente
político. Es el mérito el que legitima y habilita a las mujeres para el desempeño de las mismas tareas
que los varones.
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Además, este autor es uno de los primeros teóricos del contrato social (Amorós y Cobo, 2005: 106).
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Pone en boca de una mujer la pregunta acerca de qué es lo que ha llevado a los hombres a constituir
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una sociedad civil, adelantando el concepto de Rousseau del "buen salvaje" en la descripción del
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"estado de naturaleza" en el que prevalecía le bon sens que igualaba a todos.
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Para Poullain, el dato más constante que une las distintas etapas de la historia humana es la ley del
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más fuerte: la fuerza, siempre al lado de los varones, ha prevalecido históricamente sobre la razón.
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Las únicas diferencias existentes entre los individuos se refieren a la fuerza. La igualdad entre los
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sexos es total. La desigualdad se inicia, según él, con la extensión de la familia: la introducción de
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nuevos miembros en la familia primitiva es lo que provoca la dependencia de las mujeres. Es por
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tanto éste el origen de la división sexual y funcional del trabajo. Esto es interiorizado socialmente,
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llegándose así al fin del estado natural. Esta argumentación le permite deslegitimizar la existencia
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social de la desigualdad entre los sexos, al no tener un origen natural y carecer de base racional.
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Mientras, en Inglaterra, el papel de la mujer también había sido objeto de una revisión,
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especialmente desde el derrocamiento de la monarquía en 1640 (aunque se volvió a una postura

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reaccionaria con la restauración de la misma veinte años después). Mary Astell se encargó con sus
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obras de teatro de poner voz a algunas verdades desagradables y poco comentadas sobre la opresión
de las mujeres. También destacó Mary Collier, una lavandera que escribió The Woman´s Labour en
1739 por la ira que sintió ante los chistes antifeministas estereotipados del poeta Stephen Duck. O el
grupo de mujeres conocidas como Bluestockings, damas de la clase media y de la aristocracia, que
durante las décadas de 1760 y 1770 intentaron crear un foro de conversación comparable a los
clubes y cafeterías de los hombres (Grundy, 2006:1129-1131).
Una fecha clave en la historia de la humanidad también lo fue en la historia de la mujer: la
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Revolución Francesa. El acontecimiento histórico acaecido en Francia inspiró el primer
razonamiento político pleno en favor de los derechos y el desarrollo individual de las mujeres.
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El preciosismo: 1 Se articuló históricamente en el
ámbito de la universalización del
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sujeto de conocimiento que tuvo
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Las primeras vindicaciones 2 lugar en el cartesianismo.
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feminista:
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Fue un movimiento social y
cultural que precede al clasicismo
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francés en la primera mitad del
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siglo XVII.
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Enhorabuena, ha unido correctamente ambos conceptos. El comienzo de la

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historia feminista empezó a cobrar importancia en este momento, aquí se

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asientan las bases de este movimiento.

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4. La Revolución Francesa
La crisis de legitimación del Antiguo Régimen que culminó en la Revolución Francesa arrastró
consigo una crisis de legitimación patriarcal. En el principio de esta crisis se encuentra el que las
mujeres pusieran en juego su capacidad autónoma de juzgar, el bon sens que señaló Poullain de la
Barre.
Las mujeres, al formar parte de una sociedad que emitía un discurso ideológico en el que la
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igualdad, la libertad y la fraternidad eran protagonistas, no se resignaron a vivir en la pasividad. Sin
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embargo, la intención de la sociedad, con su estructura patriarcal, era excluirlas. Pero las consignas
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excluyentes no consiguieron frenar el movimiento que estaba surgiendo de lucha por la igualdad de
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la mujer. Por éste motivo proliferaron los textos, no sólo de mujeres, que protestaban enérgicamente
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contra esta situación, como el de Mademoiselle Jodin (Proyecto de legislación para las mujeres
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dirigido a la Asamblea Nacional).
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Las mujeres reclamaron, ante todo, presencia y participación en lo público, el nuevo espacio social
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emergente en la sociedad ilustrada; lugar que se habían ganado al participar activamente en

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acontecimientos como la toma de la Bastilla, las Jornadas de Octubre o la marcha sobre Versalles
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para llevar a los reyes a París. Ellas volvieron contra los varones los argumentos que ellos habían
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esgrimido contra el Antiguo Régimen y pidieron ser representadas por mujeres, participar
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activamente en los pactos. Pero el resultado fue desolador: el asesinato mediante la guillotina de
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Olympia de Gouges, el decreto de cierre de los clubes de mujeres por parte de los jacobinos, etc.
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Por estas fechas, en Inglaterra, Mary Wollstonecraft reflejaba en la Vindicación de los derechos de la
mujer el daño psicológico y económico que supone para las mujeres su obligada dependencia de los
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hombres y su exclusión de la esfera pública, y esto a través de un lenguaje muy especial (Amorós y
Cobo, 2005: 123).
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5. La Vindicación de los derechos de la mujer de Mary

Wollstonecraft
“Cabe esperar que el derecho divino de los maridos, así como el derecho divino de los reyes, pueda
ser combatido sin peligro en este siglo de las Luces […] Que los hombres, orgullosos de su poder,
dejen de utilizar los mismos argumentos que los reyes tiránicos […] que no afirmen engañosamente
que la mujer debe ser sumisa porque siempre lo ha sido” (Wollstonecraft, 1994: 159 y 165).
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Las palabras de Mary Wollstonecraft. reflejan claramente las reivindicaciones de las mujeres en la
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época ilustrada. Desde su estado de opresión, usaron el lenguaje ilustrado para describirse a sí
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mismas, llegando a designarse como "Tercer Estado dentro del Tercer Estado". Acusaron a los
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hombres de un "comportamiento aristocrático" en sus hogares, impugnando así la tradicional
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legitimidad de sus privilegios en el espacio doméstico.
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Si lo único relevante era el mérito, como ya mencionamos, ellas tenían los mismos méritos; si las
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diferencias en virtud del nacimiento y la cuna debían ser abolidas, las diferencias de sexo - azar
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biológico - también.
Intelectual ilustrada, Wollstonecraft puso a la Ilustración contra las cuerdas, pues reivindicó para
las mujeres aquellos derechos naturales que los pensadores contractualistas habían definido en la
teoría como propios de la humanidad entera y en la práctica como exclusivos de los varones (Amorós
y Cobo, 2005: 127). Sacó de lo privado a lo público aquellas situaciones íntimas y personales de las
mujeres que las situaban en un lugar subordinado y descubrió el género como una construcción
normativa muy forzosa para las mujeres, y por tanto, como una fuente inagotable de desigualdad; y
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esta desigualdad, como había señalado Rousseau, era social, histórica, artificial y ajena a la
Naturaleza.
Subrayó con contundencia que la sociedad animaba a las mujeres a ser frívolas y taimadas, e invitó a
que las leyes civiles debían proteger a las mujeres, proclamó con firmeza la necesidad de que la
mujer fuese libre para desarrollar un trabajo bien remunerado y respetable, para no tener que vivir
en una situación de dependencia económica de sus maridos (Carter, 2006). A lo largo de todo el libro
arremete, con igual agudeza, contra los discursos de la inferioridad y de la excelencia. Cree que los
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prejuicios están tan profundamente arraigados en las conciencias que han nublado la razón, pues
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señala que el prejuicio de que son inferiores es el origen de la tiranía contra las mujeres.
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La razón, según esta autora, es el atributo que distingue a los seres humanos de los animales y
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convierte a los primeros en superiores a los segundos, en tanto nos convierte en seres morales. El
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ejercicio sistemático de ésta nos lleva a la virtud y nos hace libres, libres de la religión y de la
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tradición, instancias ambas que, como señala Wollstonecraft, han oprimido a las mujeres.
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La educación es otro aspecto básico en su planteamiento. Se enfrenta a una pedagogía femenina

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profundamente marcada por el pensamiento y la práctica más patriarcal y misógina. Ella entiende la
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educación como uno de los instrumentos más significativos de perfeccionamiento y progreso, tanto
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individual como colectivo. Analiza la educación del Antiguo Régimen como un arma peligrosa e
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inmoral de los hombres para oprimir a las mujeres, y reclama una educación orientada a llenar de
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contenido moral a esos seres racionales que son las mujeres.

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El discurso de Wollstonecraft puso a la ilustración contra las cuerdas, pues
reivindicó para las mujeres aquellos derechos naturales que los pensadores
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contracturalistas habian definido en la teoría como propios de la humanidad
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entera y en la práctica como exclusivos de los varones.
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Verdadero
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Falso
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6. La polémica feminista en la España del XVIII
Mientras en el mundo, tal y como hemos visto, corren vientos nuevos y renovadores, España, por el
contrario, vive sumida en un período contradictorio: el siglo XVIII.
Este siglo se abre con una guerra para suceder a Carlos II, en la que se enfrentan a Felipe V,
apoyado por Francia, y al archiduque Carlos, aspirante de la Casa de Austria. La guerra se resuelve
a favor del primero y la dinastía borbónica comienza a reinar en España.
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Con Felipe V (1700-1746) se inicia una política reformadora encaminada conferir al Estado un
centralismos total, en todos los niveles ejecutivo, legislativo y judicial. El gobierno se convirtió en un
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instrumento de reforma de la sociedad: se crean algunas de las instituciones culturales más
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prestigiosas, como la Biblioteca Nacional (1712) o la Real Academia de la Lengua (1713); se reforma
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la enseñanza primaria; se crean institutos; se emprenden acciones para el desarrollo de la industria
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y la economía.
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Los políticos que impulsan nuevas reformas pertenecen a una minoría progresista impregnada de las
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ideas racionalistas que dominaban en Europa. Tuvieron que hacer frente a las críticas que lanzaban
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los sectores más conservadores que provocaron un frenazo importante en dichas reformas.
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Una figura clave para entender la sociedad española del momento es el fraile benedictino Benito
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Jerónimo Feijoo. En 1726 comienza a publicar su gran obra, el Teatro Crítico del que aparecerán
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ocho volúmenes, compuestos por 118 discursos. La finalidad de esta obra es combatir toda una serie
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de errores científicos o populares (es la misma intención de las Cartas eruditas y curiosas, que
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empieza a editar en 1742) que impregnaban la sociedad en el momento. Trata temas de filosofía,
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economía, política, astronomía, geografía, física, ciencias naturales, medicina, estética, literatura,
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filología... Se puede hablar de una tarea enciclopédica, aunque la intención de Feijoo no es tanto la
de enseñar ideas correctas como desterrar los errores (Caso, 1999: 63).
En la consideración del benedictino entran en juego una serie de oposiciones que ayudan a analizar
los factores complejos y contradictorios que intervienen en la consideración de este problema
(Blanco, 2006), y que presentamos a continuación.
El discurso XVI de ese primer volumen del Teatro Crítico se titula "Defensa de las mujeres". En él,
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Feijoo retoma la polémica feminista que se venía desarrollando desde la Antigüedad. La respuesta a
este discurso (como a su obra en general) no se hizo esperar, desde posiciones a favor de la
argumentación de Feijoo y desde las opuestas, llegándose a imponer las ideas misóginas. ,
6.1. Oposición Opinión/Verdad
Esta oposición nos sirve para entender de dónde parten las críticas contra Feijoo. Éste arremete
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contra la opinión del vulgo, que vilipendia a las mujeres y apenas admite algo bueno en ellas. Sus
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detractores lo tachan de elitista y afirman que la Verdad está en el consenso común: si la mayoría
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cree que son inferiores por algo será.
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Lo contradictorio es que esta idea parta de unos periódicos empapados de espíritu ilustrado, que la
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labor de "politizar", de ganar para la causa del despotismo ilustrado a las mujeres, nazca de estos
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con una visión netamente masculina. Es decir, la opinión mundana y misógina venció al espíritu
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ilustrado de la verdad que defendía Feijoo.
6.2. Oposición Moral/Política
La tradición moral de raigambre patrística y antifeminista se impuso en el siglo XVIII, consiguiendo
un rendimiento político considerable.
En este momento, el tema de la castidad empezó a sustituirse por el concepto de recato,
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convirtiendo en su opuesto la desvergüenza. Feijoo, sin embargo, no habla de recato, cargado de
connotaciones negativas hacia la mujer, sino de vergüenza, como una de las más buenas cualidades
que poseen estas.
Sus opositores afirmaron que las mujeres eran "más livianas" que los hombres por naturaleza.
Todavía en 1786 se utilizó el argumento del pudor para impedir la entrada de mujeres en la
Sociedad Económica de Amigos del País, evidenciando cómo la moral empezaba a tener
rendimiento político; es más, Jovellanos llega a utilizar el argumento de Feijoo de la vergüenza para
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no apoyar este ingreso: a las mujeres les dará vergüenza equipararse en el plano público con los
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hombres. Si bien la intención de Jovellanos parece que no era malintencionada, sirvió como
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argumento definitivo para la denegación del acceso: cualquier mujer que pretendiera ser miembro
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de una sociedad regida y constituida por hombres no sería una mujer recatada.
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Más radical en su planteamiento fue Francisco Cabarrús, para quien las mujeres eran indomables y
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temibles, o por su coquetería o por su carácter amargado, además del peligro que suponía que
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abandonaran sus labores domésticas.
De esta forma, las mujeres quedaban fuera de unas de las instituciones públicas con mayor
importancia social y política en la España del momento.
6.3. Oposición Placer/Trabajo
A las mujeres se les va a atribuir la función del placer y de la alegría de vivir (aunque se les obligaba
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a ser recatadas). Ahora bien, este placer no podía llegar a convertirse en ociosidad, uno de los
peores pecados para los "activos" hombres del XVIII.
De esta manera, la mujer no podía ser hedonista, pero tampoco podía hacerse valer. Su lugar era el
hogar, donde debía permanecer recluida. Para esta sociedad ilustrada el trabajo ya no era un
vituperio, sino el medio para llegar a ascender socialmente (típica lógica burguesa). Una vez puesto
en valor, el siguiente paso fue reconocer el derecho al trabajo; derecho que no llegó a las mujeres:
una vez más, el espacio de la mujer es el hogar y su trabajo debe quedar circunscrito a esas cuatro
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paredes.
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Las mujeres se ven cada vez más lejos de una sociedad que avanza a pasos agigantados, que se
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vuelve cada día más técnica, más científica. La organización laboral de la sociedad las excluye, con
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la consecuente dependencia económica que implicaba.
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Una vez más la voz de Feijoo quedaba silenciada por el salvaje (y tremendamente interesado) grito
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misógino.
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6.4. Oposición Educación/Cultura

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La última parte del discurso del benedictino es una defensa a ultranza de la igualdad de los
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entendimientos y de la aptitud de las mujeres para las Artes y las Ciencias. Una vez más, los
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argumentos de Feijoo fueron atacados.

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Esta actitud sería la habitual durante el resto del siglo XVIII y perduraría en el siglo XIX, no sólo en
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España, sino también en el resto de la sociedad europea.
Oposiciones feministas:
Oposición Opinión/Verdad
Oposición Moral/Política
Oposición Placer/Trabajo
Oposición Educación/Cultura
Buen trabajo, estas eras algunas de las oposiciones más relevantes que se mostraban
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en contra de las mujeres en pleno siglo XVIII.
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7. El siglo XIX
El cambio de siglo no fue propicio para la lucha de la mujer. Los acontecimientos que sucedieron a
la Revolución Francesa provocaron la reacción conservadora de los políticos del resto de Europa.
William Godwin, esposo de Mary Wollstonecraft, publicó en 1798 -un año después de la muerte de
ésta- unas memorias con detalles muy íntimos que sirvieron para condenar los escritos y la vida de la
autora inglesa durante mucho tiempo: aunque expresaba el respeto que sentía hacia el trabajo de su
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esposa, revelaba que había tenido una hija fuera del matrimonio y que había intentado suicidarse;
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estos datos fueron utilizados por sus detractores, que llegaron incluso a decir que su muerte se
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debía a un castigo divino, opiniones que llegaron a provocar un duro revés en los avances de la
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causa feminista (Grundy, 2006: 1132).
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En 1825, William Thompson señaló a Anna Wheeler como la mujer que debía recoger el testigo de
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Wollstonecraft en la lucha contra los prejuicios. Wheeler, más radical y con una mayor amplitud de
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miras que su predecesora, manifestó el derecho de las mujeres a la satisfacción sexual. En ese
mismo año, Thompson y Wheeler publicaron La demanda de la mitad de la raza humana, las
mujeres.
Esta obra era una réplica a un párrafo de James Mill que apoyaba la exclusión de las mujeres de la
política. Pone de relieve la falacia, la incoherencia, la hipocresía y la miseria de la tesis de la
inclusión de intereses que defendía Mill, haciendo una defensa de la auténtica filosofía utilitarista.
Aunque Thompson reconoció que el texto fue elaborado con Wheeler, en principio se publicó sólo
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con su nombre, lo que provocó que la feminista más importante después de Mary Wollstonecraft y
antes de Emmeline Pankhurst no haya recibido el reconocimiento que merece (Mulvey-Roberts,
2006: 1102).
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Otra mujer muy importante en este período fue Caroline Norton, la mayor luchadora para modificar
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la legislación sobre el divorcio en Reino Unido. El doble rasero permitía que los hombres se
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divorciaran de sus esposas alegando infidelidad, pero no permitía que ellas hicieran lo mismo,
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aunque el esposo fuera un libertino irremediable.
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Como las mujeres casadas no tenían una existencia legal independiente reconocida, no podían hacer
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testamento, firmar un contrato de arrendamiento, presentar una demanda, reclamar legalmente sus
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ingresos ni abandonar el hogar del esposo, mientras ellos sí podían sacarlas por la fuerza de
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cualquier lugar donde estuvieran. La campaña de Caroline Norton para proteger los derechos de las
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esposas divorciadas y separadas fue reconocida en la Ley de Matrimonio y Divorcio de 1857.

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También se debe señalar, en el panorama del siglo XIX, la labor realizada por Eleanor Marx, hija de
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Karl Marx, dentro de la ideología comunista-feminista a favor de la emancipación femenina.

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O el trabajo de Annie Besant dentro del movimiento de control de natalidad. Su insistencia en

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provocar el debate público sobre este tema tabú levantó una feroz oposición (Mulvey-Roberts,
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2006:1101). Junto a Charles Bradlaugh reeditó un folleto sobre el control de natalidad que fue
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tachado de obsceno; fueron procesados y declarados culpables, aunque no se llegó a tomar una
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medida contra ellos.
Mientras, en Estados Unidos, el marco filosófico del movimiento de mujeres tomó cuerpo con la
Declaración de Sentimientos de Séneca Falls en 1848. Este manifiesto expuso, imitando el estilo
de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, las quejas contra los privilegios masculinos y
las propuestas de reforma.
Las defensoras de los derechos de las mujeres apelaban a la creencia en la libertad natural y la
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igualdad de todos los seres humanos y en la capacidad humana universal para el pensamiento crítico
y racional. También se inspiraban en el individualismo protestante, especialmente en su fe en la
soberanía de cada alma, cuya primera responsabilidad no es con el Estado o las convenciones
sociales, sino con Dios y la Verdad (Berckman, 2006: 1103).
Sin embargo, en esta ideología no quedó clara la relación entre la identidad sexual y la humana. Un
grupo inicialmente más pequeño, influido por el pensamiento romántico y el cristianismo evangélico,
insistió en que había que incidir en las diferencias con los hombres, destacando la superioridad
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moral de las mujeres sobre los varones. Todo esto intensificó y enriqueció el debate en el final del
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siglo XIX, pues condujo a posiciones contradictorias y cambiantes, seña de identidad del movimiento
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de mujeres a lo largo de la historia.
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Volvamos un paso atrás en el tiempo para considerar una de las obras que más contribuyeron a
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clarificar la auténtica maraña ideológica patriarcal de la sociedad del XIX y la posición que debía
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adoptar la mujer en ella, fue en 1869, The Subjection of Women de John Stuart Mill, hijo de James
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Mill; su obra llegó a convertirse en la Biblia para las feministas.

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7.1.The Subjection of Womende John Stuart Mill

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John Stuart Mill reformuló algunos de los argumentos que ya formaban parte de la tradición teórica
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feminista y desarrolló otros nuevos procedentes de la filosofía moral y política (De Miguel, 2006:
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178).
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Desde el principio, señala que el objetivo de la obra es fundamentar una opinión que ha mantenido
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desde su juventud: que el principio que regula las relaciones entre los sexos es injusto y un
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obstáculo para el progreso de la humanidad. Para Mill, las instituciones patriarcales deben quedar
en el pasado, no tienen hueco en la modernidad, ya que el feudalismo ha sido abolido.
El carácter distintivo de la modernidad es que la vida de los hombres ya no está indisolublemente
ligada a su nacimiento. Sin embargo, las mujeres se constituían en el único caso en que las leyes e
instituciones deciden a priori, y en virtud del nacimiento, ¿a qué han de dedicar su vida?.
Así, las leyes no sólo prohibían su acceso a la educación superior, a la mayor parte de los trabajos
no proletarizados y a cualquier tipo de actividad política, sino que también reglamentaban su
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régimen de casi total sumisión al esposo.
Esta idea también iba en contra del otro gran principio en que se basan las instituciones modernas:
la justicia. Si la ley de la fuerza se ha cambiado por la ley de la justicia, según la cual todos tenemos
los mismos derechos en función de nuestra condición de seres humanos; si sólo debe medirse el
mérito de la persona a la hora de acceder a posiciones de poder o autoridad; si, por tanto, Libertad e
Igualdad se habían convertido en los dos pilares fundamentales de estas instituciones modernas;
¿cómo se podía mantener a las mujeres en una posición de inferioridad y subordinación a los
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varones?
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Según Mill, mientras la relación entre hombres y mujeres no dejara de basarse en la injusticia, era
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prácticamente imposible que el resto de relaciones sociales fueran justas. Al igual que Poullain de la
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Barre, Mill también señala que la desigualdad de los sexos es "el prejuicio de los prejuicios",
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culpable de la situación de opresión de la mujer. Así, consigue aislar lo que a su juicio es el problema
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principal en torno al prejuicio patriarcal: el hecho de que la dominación de un sexo sobre otro
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aparezca como algo natural que las mujeres consentían. Para Mill, esta es la situación lógica de
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todas las dominaciones, y pone el ejemplo del mismo Aristóteles, quien consideraba que los hombres
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nacían o esclavos o libres y que la esclavitud era natural (De Miguel, 2006: 186).
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Pero como señala Mill, las mujeres ya se habían organizado para solicitar sus derechos,
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demostrando que no asumían la supuesta naturalidad de su posición, y que eran los varones los que
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se los negaban.
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Desmonta esta objeción apoyándose en dos argumentos:

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Este aspecto es fundamental. Según Mill, desde la niñez las mujeres eran educadas en la creencia de
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que son opuestas a los hombres; y no sólo opuestas, también inferiores. El comportamiento que
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deben realizar en sus vidas tiene que ser sumiso, sin iniciativa, coartado. Ya vimos como esto
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también lo señalaba Mary Wollstonecraft.

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Por tanto, al llevar procesos educativos completamente distintos, al realizar funciones socialmente
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distintas - el espacio del hombre es lo público y el de la mujer lo privado -, las diferencias llegan a
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ser asumidas como algo totalmente natural, cuando es sólo un producto de las convenciones.
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A partir de esta afirmación, el objetivo de Mill es desarticular los prejuicios en torno a "la naturaleza
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femenina", algo absolutamente básico para acabar con la desigualdad de los sexos. Según la teoría
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patriarcal, es la naturaleza diferente de las mujeres y los hombres lo que justifica las diferentes
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funciones y posiciones sociales de los mismos, y esto se articula con dos tipos de discurso distintos:
El discurso de la inferioridad
La debilidad, el infantilismo, la maldad o la precariedad de cualidades físicas, intelectuales y
morales de la mujer, hacen que tenga que estar tutelada o sometida al varón, que
naturalmente, posee en dosis elevadas las cualidades de las que carece la mujer.
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El discurso de la excelencia
La mujer alberga grandes y excelsas cualidades específicamente femeninas, como la virtud,
la abnegación, la intuición intelectual y la agudeza de ingenio, cualidades que las hacen más
valiosas que los hombres. Pero esto no influye de forma positiva en el lugar de la mujer, sino
que las convierten en patrimonio o reserva natural de la humanidad en conjunto y de su
esposo en particular, por tanto deben permanecer enclaustradas en la esfera de lo privado
para que esa excelencia no sea corrompida.
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Para desarticular este discurso (discurso de la excelencia), Mill utiliza tres argumentos
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fundamentales:
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El argumento del agnosticismo. En el estado de avance en que se encontraba el
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conocimiento humano, nada podía saberse sobre la auténtica naturaleza de la mujer. Es la
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educación que reciben la que determina la forma de ser de las mujeres, sus comportamientos,
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ya que éstos no son innatos, no se tienen "por naturaleza". Para colmo, si la educación no fuera
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suficiente, todo un aparato institucional se encarga de confinar a la mujer en el ámbito de lo

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privado. Por tanto, son las condiciones externas o no internas o naturales, las que determinan
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el papel de la mujer en la sociedad.

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El argumento empírico. Acude a la experiencia para entresacar ejemplos de mujeres que,

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bien porque hayan recibido una educación apropiada o no, han desempeñado un brillante papel
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en trabajos reservados "naturalmente" a los hombres. De esta manera, del hecho de que
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algunas mujeres hayan sido buenas reinas podemos deducir que todas las mujeres son capaces
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de gobernar.
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El argumento de la universalización del concepto de naturaleza humana. Todo lo que es
cierto o verdadero respecto a la naturaleza y felicidad de los varones lo es también para las
mujeres. Las mujeres, como miembros de la sociedad humana, tienen el derecho inalienable a
la felicidad. Además, el desenvolvimiento de las facultades humanas sólo se puede hacer desde
la autonomía personal, que exige una situación de igualdad y libertad entre todos los seres
humanos. Por tanto, igualdad y libertad son dos condiciones indispensables para lograr la
felicidad humana, y en consecuencia, la felicidad de las mujeres.
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En esta defensa que hace John Stuart Mill de los derechos de las mujeres, resalta la capacidad que
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tiene de empatizar con ellas. Desde su masculinidad, reconoce la opresión injusta que estaban
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sufriendo las mujeres y anima a los varones a que comparen su situación con las de ellas,
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invitándolos a situarse también en esa situación.

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Y es que, como el mismo se encargó de señalar en su autobiografía, ya en su juventud comprendió

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que los juicios de valor se originan en la capacidad de sentir con los demás, en el hecho de que lo
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que les sucede nos afecte, que no nos deje indiferentes.

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La obra llegó a un público muy amplio, ya agitado por la militancia feminista, y ansioso por
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encontrar una formulación rigurosa, sistemática y combativa de la causa que ya habían abrazado.
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En junio de 1866, Mill presentó en el parlamento británico una solicitud a favor del sufragio
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femenino con 1499 firmas reunidas por las Damas de Langham Place.
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En el texto, se pide el derecho al voto para las mujeres propietarias solteras o viudas, es decir, las
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que pagaban impuestos; esta restricción se hizo porque querían poner contra las cuerdas al
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Parlamento aprovechando una de las máximas de la tradición constitucional inglesa, que decía que
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quien no tenía derechos políticos tampoco tenía por qué pagar impuestos (De Miguel, 2006: 207).
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La petición se toma como una broma, Mill tiene que soportar todo tipo de burlas por parte de los
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parlamentarios. Un año después volvió a la carga; la cámara, que esperaba burlarse de nuevo de él,
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acabo concediendo respeto y atención a Mill, aunque no hubo un debate serio sobre la enmienda. En
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1869 publicaba The Subjection of Women. Había dado un paso decisivo en la lucha por reconocer los
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derechos de las mujeres, un paso que seguirían miles de mujeres y que ya no tendría vuelta atrás.
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Comenzar Actividad
El discurso de la inferioridad: 1 La mujer alberga grandes y

excelsas cualidades
específicamente femeninas, como
El discurso de la excelencia: 2 la virtud, la abnegación, la
intuición intelectual y la agudeza
de ingenio, cualidades que las
hacen más valiosas que los
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hombres.
La debilidad, el infantilismo, la
maldad o la precariedad de
cualidades físicas, intelectuales y
morales de la mujer, hacen que
tenga que estar tutelada o
sometida al varón, que
naturalmente, posee en dosis
elevadas las cualidades de las que
carece la mujer.
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Buen trabajo, como se puede apreciar el duro cambio hacia un bien de igualdad
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entre sexos viene contraatacado continuamente por alegatos patriarcales que
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argumentaban la sumisión de la mujer como un acto natural.
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Recuerda
[[[Elemento Multimedia]]]
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Autoevaluación
1. ¿Cuáles de las siguientes afirmaciones se corresponden con el sistema de

género-sexo? (Respuesta múltiple)
Es el modo esencial en que la realidad social se organiza.
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Han colaborado en la opresión y explotación de las mujeres.
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Se han opuesto en la opresión y explotación de las mujeres.
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2. ¿Por qué la obra de Christine de Pizan,"La cité des dames", es una obra
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importante?
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Porque en ella las mujeres expresan sus agravios.

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Porque es la primera defensa de las mujeres en la literatura universal.

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Porque es el primer alegato feminista, descendiente directo de Beauvoir.

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3. ¿Cuáles, de los siguientes son los dos argumentos fundamentales para Mill
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para desmontar el discurso patriarcal? (Respuesta múltiple).

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Considera una ley política general el que los oprimidos no comiencen nunca por
oponerse al poder en sí mismo, sino sólo a su ejercicio despótico.
El caso de las mujeres es diferente al de cualquier otra clase sometida, lo que hace
muy difícil una rebelión colectiva de éstas contra los varones.
Las mujeres siempre se han quejado de los malos tratos de sus maridos, aun a riesgo
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de que estos se endureciesen.
4. ¿Qué aspectos, de los siguientes, no tenían validez legal en la mujer casada

antes de la campaña de Caroline Norton? (Respuesta múltiple).
Hacer testamento.
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Comprar artículos.
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n.
Presentar una demanda.
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5. Completa los espacios en blanco de la siguiente enunciación: “El trabajo de
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_________ _________ se centró en el movimiento de control de natalidad, el cual
provocó un debate público, siendo un tema tabú y levantó una gran oposición”.
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Annie Besant
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Mary Astell
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François Poullain
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El Pensamiento Sobre La Igualdad en Sus Orígenes

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[AFO005294] Técnico Profesional en Igualdad de Género

[MOD003060] Fundamentos de la Igualdad de Género

El macro-sistema cultural se encarga de mantener y reproducir de generación en generación este

principios en sus juegos y en las relaciones con sus pares.

Real Academia y de otras aproximaciones autorizadas.

de Meun, donde el autor ataca duramente a las mujeres.

la lucha por la igualdad de derechos y contra la discriminación sexual.

igualdad sexual y la erradicación de la discriminación por razón de sexo.

En una segunda acepción lo considera como:

conceptos de feminismo e igualdad de derechos. Pero hay más.

El sistema de género-sexo es el modo esencial en que la realidad social se organiza, se divide

simbólicamente y se vive experimentalmente.

Se entiende por sistema de género-sexo la constitución simbólica y la interpretación socio-

sociedades y las culturas reproducen a los individuos incardinados.

Los sistemas de género-sexo, históricamente conocidos, han colaborado en la opresión y la

explotación de las mujeres.

patriarcales de esta tradición por incoherentes con sus propios presupuestos.

proyecto ilustrado y estandarte de la Revolución Francesa, aunque marca la diferencia entre la

acceso a la igualdad con el estatus del género masculino.

De esta manera, el feminismo inventa y acuña nuevas categorías interpretativas, en un ejercicio de

teórico en los conceptos nuevos que surgen de la revisión de lo tradicionalmente aceptado.

la mujer se ha tenido que enfrentar.

Relaciona los elementos de la columna Derecha con la columna Izquierda

Definición de feminismo según 1 Es una teoría crítica, que remite a

Muy bien. has relacionado correctamente ambos conceptos.

3. La historia primitiva del feminismo

tales abstracciones se aplicasen también a la mujer.

sociedad? Así, lo que en Descartes era un proyecto de reforma de la mente se convirtió en un

fenómeno muy importante en la Francia del momento.

Las llamadas preciosas, por su integración en el preciosismo, contribuyeron al refinamiento de la

los juegos de sociedad, a menudo con un matiz literario.

respondían a la decadencia de la aristocracia.

que los varones.

especialmente desde el derrocamiento de la monarquía en 1640 (aunque se volvió a una postura

clubes y cafeterías de los hombres (Grundy, 2006:1129-1131).

Una fecha clave en la historia de la humanidad también lo fue en la historia de la mujer: la

Revolución Francesa. El acontecimiento histórico acaecido en Francia inspiró el primer

Relaciona los elementos de la columna Derecha con la columna Izquierda

Enhorabuena, ha unido correctamente ambos conceptos. El comienzo de la

historia feminista empezó a cobrar importancia en este momento, aquí se

asientan las bases de este movimiento.

emergente en la sociedad ilustrada; lugar que se habían ganado al participar activamente en

Cobo, 2005: 123).

5. La Vindicación de los derechos de la mujer de Mary

La educación es otro aspecto básico en su planteamiento. Se enfrenta a una pedagogía femenina

contenido moral a esos seres racionales que son las mujeres.

6. La polémica feminista en la España del XVIII

contrario, vive sumida en un período contradictorio: el siglo XVIII.

a favor del primero y la dinastía borbónica comienza a reinar en España.

los factores complejos y contradictorios que intervienen en la consideración de este problema

(Blanco, 2006), y que presentamos a continuación.

6.1. Oposición Opinión/Verdad

ilustrado de la verdad que defendía Feijoo.

6.2. Oposición Moral/Política

La tradición moral de raigambre patrística y antifeminista se impuso en el siglo XVIII, consiguiendo

un rendimiento político considerable.

En este momento, el tema de la castidad empezó a sustituirse por el concepto de recato,

convirtiendo en su opuesto la desvergüenza. Feijoo, sin embargo, no habla de recato, cargado de

que poseen estas.

abandonaran sus labores domésticas.

importancia social y política en la España del momento.

6.3. Oposición Placer/Trabajo