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Foucault “Discurso poder y subjetividad”

Filosofía (Educación Secundaria (Argentina))

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Descargado por Juan Antonio Pozo Bardagí (pozobardagi.1995@gmail.com)
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Foucault “Discurso poder y subjetividad”

Por qué estudiar el poder? La cuestión del sujeto

Quisiera decir ante todo, cual ha sido el objetivo de mi labor durante los últimos 20 años. Crear
una historia de los diferentes modos por los que en nuestra cultura los seres humanos es
transformado en sujetos. Mi trabajo ha consistido en estudiar tres de los modos de objetivación
que transforman a los seres humanos en sujetos.

-El primero consiste en los métodos de investigación que se asignan a sí mismos los estatutos de
las ciencias, o también la objetivación del sujeto productivo, en el análisis del bienestar y de la
economía.

-En la segunda parte de mi trabajo he estudiado la objetivación del sujeto en lo que denominare
las prácticas disociativas. El sujeto es o bien disociado de sí mismo, o disociado de los demás
sujetos. Este proceso lo objetiviza. Ejemplos de ellos son el loco y el cuerdo.

-La forma en que el ser humano, él o ella, se transforma el mismo en un sujeto, el dominio de la
sexualidad, de qué modo los hombres han aprendido a reconocerse como sujetos de sexualidad.

Por consiguiente no es el poder, sino el sujeto lo que constituye el tema general de mi


investigación.

Deseo mencionar dos formas patológicas de enfermedades del poder, el fascismo y el estalinismo.

El rol de la filosofía después de Kant, es impedir que la razón, valla mas allá de los límites de lo que
está dado por la experiencia, pero desde ese mismo momento, a partir del desarrollo de estado
moderno, el papel de la filosofía consiste en controlar los poderes excesivos de la racionalidad
política.

Pero el problema es: que hacer ante un hecho evidente? _Intentaremos apelar a la razón? A mi
entender nada sería más estéril. Es absurdo referirse a la razón como la entidad opuesta a la
sinrazón. Quizás sea prudente no tomar como un todo la racionalización de la sociedad y la cultura,
sino analizar dicho proceso en varios campos, con referencia en cada uno de ellos a la experiencia
fundamental: locura, enfermedad, muerte, crimen, y así sucesivamente. Lo que debemos hacer es
analizar las racionalidades específicas.

Quisiera sugerir otro cambio para avanzar hacia una nueva economía de las relaciones de poder.
Consiste en tomar como punto de partida las formas de resistencia contra las diferentes formas de
poder. Utilizar tales resistencias como un catalizador químico, con el fin de poner al descubierto las
relaciones de poder. Se trataría de analizar las relaciones de poder a través de antagonismos de las
estrategias.

No es suficiente decir que se trata de luchas anti autoridad, debemos tratar de definir con más
exactitud que es lo que todas ellas tienen en común

1. Son luchas transversales, es decir, no están limitadas a un solo país


2. El blanco al que apuntan estas luchas son los efectos del poder como tal

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3. Son luchas inmediatas por dos razones, la gente critica las instancias de poder que están
más próximas a ella y no apuntan al enemigo principal, sino al inmediato. Tampoco
esperan hallar una solución de sus problemas en una fecha futura
4. Son luchas que por un lado, cuestionan el estatus de individuo, sientan el derecho de ser
diferentes y subrayan todo en cuanto hace verdaderamente individuales a los individuos.
Por otro lado, atacan a todo lo que separa al individuo, quiebra sus vínculos con los demás,
fragmenta la vida comunitaria, obliga al individuo a retraerse y lo ata de forma compulsiva
a su verdadera identidad.
5. Son una oposición a los efectos del poder que están ligados con el conocimiento, la
competencia, la clasificación.
Lo que se cuestiona es la forma en que circula y funciona el conocimiento, sus relaciones
con el poder.

Para resumir, el objetivo principal de estas luchas es atacar, no tanto a una institución de poder o
grupo, sino más bien una técnica, una forma de poder.

Esta forma de poder se ejerce sobre la inmediata vida social que categoriza al individuo, lo marca
con el sello de su propia individualidad, lo ata a su propia identidad, impone sobre él una ley de
verdad que él debe reconocer y que los demás tienen que reconocer en él. Es una forma de
poder que transforma a los individuos en sujetos.

Hay dos significados para la palabra sujeto, sujeto a otro por medio de control o dependencia, y
sujeto a la propia identidad por una conciencia de autoconocimiento.

Puede decirse en general que hay 3 clases de luchas:

-Contra formas de dominación

-contra formas de explotación que separan a los individuos de lo que ellos mismos producen

-contra lo que sujeta al individuo a su propia identidad

Se cuáles son las objeciones que pueden hacerse, que todos los tipos de sujeción son fenómenos
derivados de las consecuencias de otros procesos económicos sociales. Es verdad que los
mecanismos de sujeción no pueden ser estudiados fuera de su relación con los mecanismos de
explotación y dominación. Pero ellos no constituyen meramente la terminal de mecanismos más
fundamentales. Mantienen relaciones complejas y circulares con otras formas.

El poder del estado, es simultáneamente una forma de indivdualizante y totalizante de poder. El


estado occidental moderno ha integrado dentro de una nueva forma política una antigua técnica
de poder que tuvo su origen en las instituciones cristianas. A esta técnica de poder podemos
denominarla el poder pastoral. Sus características son:

1. Es una forma de poder cuya meta última es asegurar la salvación del individuo en el otro
mundo.
2. El poder pastoral debe esa preparado para satisfacerse por la vida y salvación del rebaño
(difiere por tanto del poder monárquico que exige de sus súbditos un sacrificio para salvar
el trono)

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3. Es una forma de poder que vela no por la comunidad en su totalidad sino por cada
individuo en particular
4. Finalmente, esta forma de poder no puede ser ejercida sin conocer el interior de la mente
de los individuos. Implica el conocimiento de la conciencia y la habilidad para dirigirla.

No creo que debamos considerar al estado como una entidad, sino como una estructura
sumamente sofisticada en la que los individuos pueden ser integrados, con una condición; la de
que esta individualidad está configurada de una nueva forma y sujeta a una serie de pautas muy
específicas. Podemos ver al estado como una nueva forma de poder pastoral.

Podemos observar un cambio en cuanto a su objetivo: No se trataba ya de guiar a la gente para su


salvación en el otro mundo, sino más bien de asegurarla en este. Y en este contexto la palabra
salvación cobra distintos significados, salud, bienestar, seguridad, etc. Una serie de objetivos
“Terrenales” fue ocupando el lugar de los objetivos religiosos del pastorado tradicional.

Finalmente, la multiplicación de los objetivos y agentes del poder pastoral se concentró en el


desarrollo del conocimiento del hombre entorno de dos roles: uno globalizante, concerniente a la
población; el otro concerniente al individuo.

Y este tipo de poder pastoral se propago repentinamente por todo el cuerpo social. Y hubo una
“táctica” individualizante que caracterizaba a una serie de poderes: Los de la familia, la medicina,
la psiquiatría, la educación y los padrones.

Tal vez el más verdadero de nuestros problemas filosóficos sea el problema del tiempo presente,
de lo que nosotros somos en este preciso momento. Quizás la meta no sea hoy en día descubrir
que somos, sino, rechazar lo que somos. Debemos imaginar y estructurar lo que podríamos ser a
fin de liberarnos de esta suerte de “doble vinculo” político, que es la simultanea individualización y
totalización de las modernas estructuras de poder.

La conclusión seria que el problema político, ético, social, filosófico de nuestro tiempo no consiste
en tratar de liberar al individuo del estado y de las instituciones del estado sino liberarnos a la vez
del estado y del tipo de individualización que está relacionado con el estado. Debemos promover
nuevas formas de subjetividad mediante el rechazo de esta clase de individualidad que nos ha sido
impuesta durante siglos.

Como se ejerce el poder?

Algunas personas, s se les formularan preguntas acerca del “como” del poder, se instalarían a
describir sus efectos sin relacionar jamás tales efectos con causas o con una naturaleza. El poder
aparecería como una substancia misteriosa que vacilarían en interrogar, preferirían no
cuestionarlo. Pero el proceder de esta manera, parece sospechar la presencia de una suerte de
fatalismo. Pero esa misma desconfianza ¿No indica una presuposición de que el poder es algo que
existe con tres cualidades bien diferenciadas: su origen, su naturaleza básica y sus
manifestaciones?

Si, por ahora, le otorgara un cierto lugar de privilegio a la pregunta del “como” no es por que
quiera eliminar las preguntas del “que” y “por qué”. Estas bien porque deseo presentar estas
preguntas de una manera diferente, saber si es legítimo imaginar un poder que reúna en sí mismo

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un que, un porque y un cómo. Yo diría que comenzar el análisis con un “como”, equivale a sugerir
que el poder como tal, no existe.

(“Como” no en el sentido de “como se manifiesta” sino “por qué medios se lo ejerce” y “que
sucede cuando algunos individuos ejercen el poder sobre otros?”

Respecto de este poder, es necesario primeramente distinguir aquel que se ejerce sobre las cosas y
otorga la capacidad de modificarlas, usarlas, consumirlas, o destruirlas. Digamos que se trata aquí
de una cuestión, de “capacidad”. Por otro lado, lo que caracteriza al poder que estamos analizando
es que pone en juego relaciones entre individuos. Si hablamos de las estructuras de los
mecanismos de poder, es solo en tanto suponemos que ciertas personas ejercen poder sobre
otras. El término “poder” designa relaciones entre partes.

Es también necesario distinguir las relaciones de poder de las relaciones de comunicación que
transmiten información por medio de un lenguaje, un sistema de signos, o cualquier otro medio
simbólico. Comunicar siempre es, sin duda, una cierta forma de actuar sobre otra u otras personas,
pero las relaciones de poder pasen o no a través de sistemas de comunicación, poseen una
naturaleza específica.

Relaciones de poder, relaciones de comunicación, capacidades objetivas, no deben pues


confundirse. Esto no quiere decir que se trate de dominios separados. Es una cuestión de tres tipos
de relaciones que de hecho siempre se presupone entre sí, se sostienen recíprocamente y se
utilizan mutuamente como medios para alcanzar un fin. Las relaciones de comunicación, implican
actividades finalizadas y al modificar el campo de información entre las partes, producen efectos
de poder. Difícilmente pueda disociárselas de las actividades llevadas a su término final.

Desde luego, la coordinación entre estos tres tipos de relaciones, no es constante ni uniforme. No
hay en una sociedad dada, un tipo general de equilibrio entre actividades finalizadas, sistemas de
comunicación y relaciones de poder. Hay más bien formas diversas, lugares diversos, circunstancias
en los que dichas relaciones se establecen de acuerdo con un modelo específico. Pero también hay
“bloques” en los que el ajuste entre las capacidades, los recursos de comunicación y las relaciones
de poder, constituyen sistemas regulados y concertados.

Estos bloques, en los que la puesta en operación de las capacidades técnicas, el juego de las
comunicaciones y las relaciones de poder están ensambladas entre sí, de acuerdo con fórmulas
bien estudiadas, constituyen lo que podríamos llamar, ampliando un poco el sentido de la palabra,
disciplinas. Ello es así, por que las diferentes disciplinas muestran, la forma en que los sistemas de
comunicación y de poder pueden amalgamarse. También ponen en evidencia diferentes modelos
de articulación.

Lo que ha de entenderse por el disciplinamiento de las sociedades en Europa a partir del siglo
XVIII, no es que los individuos se hayan vuelto más obedientes, sino que se ha buscado un más y
mejor vigilado proceso de ajuste entre las actividades productivas, los recursos de comunicación y
el interjuego de las relaciones de poder.

Abordar el tema del poder mediante un análisis del “como” es proponerse como objeto de análisis
las relaciones de poder y no el poder mismo. Esto equivale a decir que las relaciones de poder
pueden ser aprehendidas en la diversidad de su secuencia lógica, de sus capacidades y sus

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interrelaciones.

Que es lo que constituye la naturaleza especifica del poder?

El ejercicio del poder, no es simplemente una relación entre distintas partes, individuales o
colectivas; Es una forma en la que ciertas acciones modifican a otras. Lo que equivale a decir que
ese algo, llamado poder, que se supone existe universalmente de forma concentrada o difusa, no
existe. El poder existe únicamente cuando es puesto en acción. Esto significa además que el poder
no es una función del consentimiento. La relación de poder puede ser el resultado de un
consentimiento previo y permanente, pero no es por naturaleza la manifestación de un consenso.
Debe buscarse el carácter propio de las relaciones de poder en la violencia? En efecto lo que define
una relación de poder es que constituye un modo de acción que no actúa directa o indirectamente
sobre otros. Actúa por el contrario, sobre acciones existentes o sobre aquellas que puedan seguir
en el presente o en el futuro. Una relación de violencia actúa sobre un cuerpo o sobre cosas, una
relación de poder solo puede estar articulada sobre la base de dos elementos, que si ha de ser
realmente una relación de poder, son recíprocamente indispensables: que “el otro” sea
plenamente reconocido y mantenido hasta el fin como una persona que actúa, y que frente a una
relación de poder, pueda abrirse todo un campo de respuestas, reacciones, resultados y posibles
invenciones. Obviamente, una relación de poder tampoco excluye el uso de la violencia. Pero
aunque el consenso y la violencia sean los instrumentos o los resultados, no constituyen el
principio ni la naturaleza básica del poder. En sí mismo, el ejercicio del poder no es violencia ni es
consentimiento. Es una estructura total de acciones destinadas a actuar sobre otras posibles
acciones: incita, induce, seduce, facilita o dificulta; en último extremo, coacciona o prohíbe
absolutamente; y siempre es, sin embargo, una forma de actuar sobre un sujeto actuante o
sujetos actuantes en virtud de su actuación o de su capacidad de acción. Un conjunto de
acciones sobre otras acciones.

El ejercicio del poder consiste en guiar la posibilidad de conductas y poner en orden los posibles
resultados. El poder es menos una confrontación entre dos adversarios que una cuestión de
gobierno. Gobernar en este sentido, es estructurar el posible campo de acción de otros. La relación
de poder propiamente dicha no debería buscarse por el lado de la violencia o la lucha, sino en el
área del singular modo de acción, ni militar, ni jurídico, que es el gobierno.

Cuando se define el ejercicio del poder como un modo de acción sobre las acciones de otros,
cuando se caracteriza a esas acciones como el gobierno de los hombres, se incluye un elemento
importante: La libertad, el poder es ejercido únicamente sobre sujetos libres y solo en la medida
en que son libres. Allí donde los factores determinantes saturan el todo, no hay una relación de
poder. Por consiguiente no hay confrontación cara a cara, entre el poder y la libertad, sino un
interjuego. En este juego, la libertad bien puede aparecer como la condición para el ejercicio del
poder (al mismo tiempo que su precondición).

Como analizar las relaciones de poder?

Deseo sugerir que se analicen las instituciones desde el punto de vista de las relaciones de poder,
más que viceversa, y que el punto de anclaje fundamental de las relaciones de poder, aun en el
caso de que estén encarnadas en una institución, deba buscarse fuera de la institución.

Lo que entonces sería lo propio de una relación de poder, es que consiste en un modo de acción

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sobre acciones. Las relaciones de poder están profundamente enraizadas en el nexo social, no
reconstruidas “por encima” de la sociedad como una estructura suplementaria. En todo caso, vivir
en sociedad es vivir de una forma tal que actuar sobre las acciones de otros es posible. Una
sociedad sin relaciones de poder no puede ser más que una abstracción, decir que no puede haber
una sociedad sin relaciones de poder no es decir ni que las que están establecidas sean necesarias,
ni que el poder constituya una fatalidad en el corazón de las sociedades.

Concretamente el análisis de las relaciones de poder requiere que se establezca un cierto número
de puntos.

1. El sistema de diferenciaciones que permiten que uno actué sobre las acciones de otros.
Toda relación de poder pone en juego diferenciaciones que son al mismo tiempo sus
condiciones y sus resultados.
2. Los tiempos de objetivos perseguidos por aquellos que actúan sobre las acciones de otros.
3. Los medios que dan nacimiento a las relaciones de poder según sea el poder ejercido
4. Formas de institucionalización
5. Grados de racionalización: la puesta en juego de las relaciones de poder como acción en
un campo de posibilidades puede ser más o menos elaborada en relación con la
efectividad de los instrumentos y la seguridad de los resultados, o también en la
producción con el costo posible. El ejercicio del poder no es un hecho desnudo, es
elaborado, transformado, organizado, está en sí mismo dotado de procesos más o menos
adecuados a la situación.

Se ve entonces, porque el análisis de las relaciones de poder dentro de una sociedad no pudo
reducirse al estudio de una serie de instituciones, las relaciones de poder están profundamente
arraigadas al sistema reticular de la trama social.

Podemos definir diferentes formas de poder. Las formas y las situaciones específicas del gobierno
de los hombres, de unos por otros, son múltiples en una sociedad dada, se superponen, se
entrecruzan. El estado no es simplemente una de las formas del ejercicio del poder, pero en cierto
modo todas las formas de relación de poder deben referirse a él. Empleando ahora el sentido
restringido de la palabra gobierno se podría decir que las relaciones de poder han sido
progresivamente gubernamentalizadas, vale decir, elaboradas, racionalizadas y centralizadas en la
forma o bajo los auspicios de las instituciones del estado.

Relaciones de poder y relaciones de estrategia

La palabra estrategia es corrientemente utilizada en tres sentidos. Primero para designar los
medios empleados para alcanzar un fin, segundo para designar la forma en que en un juego uno de
los participantes actúa respecto de lo que se supone que debería ser la acción de los otros
jugadores. Tercero, para designar los procedimientos empleados en una situación de confrontación
con el fin de privar al adversario de sus medios de combate e inducirlo a abandonar la lucha, se
trata pues, de los medios destinados a obtener la victoria. Estos tres significados confluyen en
situaciones de confrontación, en donde el objetivo es actuar sobre el adversario de manera que le
sea imposible continuar la lucha. La estrategia esta por lo tanto definida por la elección de las
soluciones ganadoras.

Con referencia al primer sentido que he indicado, puede llamarse estrategia de poder a la totalidad

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de los medios puestos en operación para implementar el poder efectivamente, o para conservarlo.
También puede hablarse de una estrategia propia de las relaciones de poder en tanto que ellas
constituyen modos de actuar sobre acciones posibles, la acción de otros. Es posible entonces
interpretar los mecanismos puestos en juego en las relaciones de poder en términos de
estrategias. Pero lo más importante es, la relación entre relaciones de poder y estrategias de
confrontación. Porque, si en el corazón de las relaciones de poder, y como condición de su
existencia hay insubordinación, no hay entonces relaciones de poder sin los medios de escape o
fuga posible. Toda relación de poder implica al menos en potencia una estrategia de lucha, en la
cual las dos fuerzas no están superpuestas, no pierden su naturaleza especifica ni finalmente se
confunden.

Para una relación de confrontación, desde el momento en que no es una lucha a muerte, la fijación
de una relación de poder constituye una meta. Y por otro lado, las estrategias de lucha también
constituyen una frontera para la relación de poder, la línea en la cual, en vez de manipular e inducir
acciones de una manera calculada, deben contenerse con reaccionar a ellas a posteriori. Toda
extensión de las relaciones de poder tendientes a someter al insubordinado solo puede resultar en
los límites del poder. Este último alcanza su término final, en un tipo de acción que reduce al otro a
la impotencia total, o una confrontación con aquellos a quienes gobierna y en su transformación
en adversarios. Lo cual equivale a decir que toda estrategia de confrontación sueña con
transformarse en una relación de poder, y toda relación de poder, tiende a pensar que, si sigue su
propia línea de desarrollo encuentra una confrontación directa, puede convertirse en una
estrategia ganadora.

En efecto, entre una relación de poder y une estrategia de lucha hay siempre una atracción
recíproca, un perpetuo encadenamiento y una perpetua reversibilidad.

La dominación es en realidad una estructura general de poder cuyas ramificaciones y


consecuencias pueden a veces descender de las más recalcitrantes fibras de la sociedad. Pero al
mismo tiempo una situación estratégica más o menos sobreentendida y consolidada por medio
de una confrontación a largo termino entre adversarios.

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