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y atención
4. He visto, he visto…
Si vamos a casa de algún conocido o vamos a una tienda, se
puede poner a prueba la memoria del niño o del
adolescente preguntándole si se había fijado en algún
objeto de ese lugar.
A uno de los jóvenes se les dice una frase, que debe decirle a
su compañero tal cual la recuerda. El compañero debe hacer lo
mismo y así sucesivamente, hasta llegar al último integrante de
la cadena.
Al final, se comparará la frase original con la que ha llegado al
final. Puede ser muy divertido ver como la misma frase ha
sufrido una evolución a medida que ha ido viajando por la
cadena. Esto pone en práctica la memoria auditiva y de
trabajo.
6. Aprender idiomas
El multilingüismo ha adquirido un papel fundamental en el
siglo XXI.
7. Vídeos y películas
Los medios audiovisuales siempre son atractivos para los
niños. Tras ver una película, podemos pedirle que nos
recuerde todo lo que ha visto, cómo eran los personajes, como
eran las casas o los lugares donde ha pasado la acción.
8. Tarjetas iguales
Es un juego sencillo de entender y practicar, y si no se tiene
uno en casa siempre se puede hacer uno casero.
Se reparten tarjetas, las cuales forman parejas con la misma
imagen. Se giran para que se vea su parte en blanco. El joven
tendrá que girarlas para encontrar las parejas de
imágenes.
9. Simón dice
Este juego es apto para niños a partir de 5 años. Consiste en
un aparato que va iluminando luces de colores siguiendo
una secuencia, y los participantes deben pulsarlas
siguiendo el mismo orden.
18. Puzles
Recordar a donde iba un determinado detalle de la imagen
que compone el puzle es una muy buena forma de poner en
práctica habilidades visuoespaciales. Gracias a la gran
variedad de puzles en el mercado, se puede ir incrementando
la cantidad de piezas y entrenar la memoria.
Tener buena memoria es algo muy necesario en todas las edades, pero en niños y
adolescentes se vuelve crucial a la hora de enfrentarse a los estudios y a los retos de
aprendizaje.
Está muy extendida la creencia de que una buena capacidad memorística es algo innato,
pero lo cierto es que se puede mejorar mediante la práctica.
2. Contar cuentos
A todos los niños les gusta los buenos cuentos. Leerles un cuento y pedir luego que digan
de qué se acuerdan supone un buen ejercicio para fortalecer la memoria.
También, se puede poner a prueba su memoria contando el cuento otra vez y equivocarse a
propósito en alguna parte, para ver si nos corrigen y nos dicen qué pasó realmente.
Además, se puede ir a un nivel más, e inventar un cuento entre los dos, apuntarlo y hacer
que un día sea el adulto quien lo cuenta y otro el niño.
Para incrementar el nivel de dificultad se puede hacer que, al darle los objetos, hayan de
nuevos y ver si el niño se acuerda de si estaban o no.
4. He visto, he visto…
Si vamos a casa de algún conocido o vamos a una tienda, se puede poner a prueba la
memoria del niño o del adolescente preguntándole si se había fijado en algún objeto
de ese lugar.
A uno de los jóvenes se les dice una frase, que debe decirle a su compañero tal cual la
recuerda. El compañero debe hacer lo mismo y así sucesivamente, hasta llegar al último
integrante de la cadena.
Al final, se comparará la frase original con la que ha llegado al final. Puede ser muy
divertido ver como la misma frase ha sufrido una evolución a medida que ha ido viajando
por la cadena. Esto pone en práctica la memoria auditiva y de trabajo.
6. Aprender idiomas
El multilingüismo ha adquirido un papel fundamental en el siglo XXI.
Aprovechando que a edades tempranas se aprende con relativa facilidad nuevas palabras, el
aprendizaje de idiomas como el inglés o el francés puede ser de gran ayuda para el futuro
de niños y jóvenes, además de ser poner en práctica la memoria mediante el aprendizaje de
nuevo vocabulario.
Las academias están bien, pero en casa se puede facilitar este aprendizaje enseñando el
nombre de los objetos del hogar en la lengua que se quiere enseñar.
7. Vídeos y películas
Los medios audiovisuales siempre son atractivos para los niños. Tras ver una película,
podemos pedirle que nos recuerde todo lo que ha visto, cómo eran los personajes, como
eran las casas o los lugares donde ha pasado la acción.
8. Tarjetas iguales
Es un juego sencillo de entender y practicar, y si no se tiene uno en casa siempre se puede
hacer uno casero.
Se reparten tarjetas, las cuales forman parejas con la misma imagen. Se giran para que se
vea su parte en blanco. El joven tendrá que girarlas para encontrar las parejas de
imágenes.
Se puede añadir dificultad poniendo parejas de imágenes muy similares pero con detalles
diferentes o bien añadiendo más tarjetas.
9. Simón dice
Este juego es apto para niños a partir de 5 años. Consiste en un aparato que va
iluminando luces de colores siguiendo una secuencia, y los participantes deben
pulsarlas siguiendo el mismo orden.
Si no se tiene uno de estos en casa, se puede hacer de forma manual. Colocando unas
cartulinas de colores, cortadas en forma de triángulos formando un rombo. Uno se encarga
de ser quien se invente las secuencias y el resto deben tocar las cartulinas siguiendo el
mismo orden.
Lo ideal es que se practique en grupos de 4 o 5 personas. Una persona dice en voz alta una
palabra, y el siguiente tiene que decir otra que empiece por la misma sílaba que acaba la
anterior. Por ejemplo, si uno dice “casa” el siguiente tiene que decir una palabra que
empiece por “sa”, como “saco”, y luego el siguiente con “co”, como “comida”.
Cada persona tendrá que decir una palabra que esté dentro de ese campo semántico,
sin repetir las que hayan dicho los demás. El juego continúa hasta que un jugador es
incapaz de decir una palabra nueva.
Para añadirle dificultad, se pueden hacer las secuencias cada vez más largas, empezando
por secuencias de solo dos números (p.ej., 1-7) hasta llegar a de diez o más (3-9-8-5-6-
7…).
18. Puzles
Recordar a donde iba un determinado detalle de la imagen que compone el puzle es una
muy buena forma de poner en práctica habilidades visuoespaciales. Gracias a la gran
variedad de puzles en el mercado, se puede ir incrementando la cantidad de piezas y
entrenar la memoria.
19. Copia y reproducción de figuras
Otra buena forma de practicar la memoria visuoespacial es este ejercicio. Consiste en ver,
copiar y dibujar una figura geométrica.
Es ideal hacerlo en grupo. Uno de los integrantes dibuja una figura, ya sea abstracta o una
que represente algo real, de la forma que más le guste pero adaptada al grupo de edad del
resto de miembros del grupo.
Se pide al resto del grupo que la observen bien. Se pide que la copien teniendo la figura
original como modelo.
Después se quita el dibujo, se da papel y lápices y se pide que dibujen a misma figura de la
mejor manera que se acuerden.
Un estilo de vida desorganizado en los padres, junto con unos malos hábitos de
alimentación, dificultan que el cerebro de los más jóvenes funcione de forma correcta,
manifestándose problemas de memoria.
Si los jóvenes ya dan muestras de que intentan mejorar su memoria o se esfuerzan por
recordar lo que han aprendido en la escuela, se les debe felicitar y animar. Así se les motiva
para que lo sigan haciendo.
Referencias bibliográficas
Feldman, Robert S. (2005). Psicología con aplicaciones en países de habla hispana.
México: McGraw Hill.
García-Allen, Jonathan (2016). «Tipos de memoria: ¿cómo almacena los recuerdos
el cerebro humano?». Psicologiaymente.com
Kandel, E. (1997). Neurociencia y conducta. Pearson.
Soprano, Ana María (2007). «La memoria del niño: desarrollo normal y trastornos».