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LA INDIVIDUALIDAD
Es la realidad esencial y primera de todo hombre, como unidad y centro de todas nuestras
sensaciones, percepciones, intuiciones y raciocinios, desde que tenemos conciencia hasta
la muerte. Esa realidad como somos cada uno de nosotros percibe con claridad que la vida
es una sucesión de decisiones de nuestra voluntad, más o menos condicionadas, pero en
último término sentimos que ellas son decididas por nosotros en uso de nuestra libertad
(libre albedrío). La más considerada definición de hombre después de la de Aristóteles es
“Substancia individual de naturaleza racional” de Severino Boecio (480-529)
Nuestra cultura llama persona a esa realidad única e irrepetible que es todo ser humano y
ha ido descubriendo paulatinamente su dignidad esencial, su importancia y la necesidad
de ampararla por el derecho. “Persona significa lo más perfecto que hay en la naturaleza,
o sea el ser subsistente en la naturaleza racional” indica Tomás de Aquino (1225-1274)
El derecho se apoya en la dignidad de la persona humana para sostener la doctrina de los
derechos humanos y los principios esenciales de sus principales construcciones teóricas y
prácticas.
“Así está claro que la ciudad es por naturaleza y es anterior a cada uno. Porque si cada
individuo, por separado no es autosuficiente, se encontrará como las demás partes en
función a su conjunto. Y el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada para su
propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios.” 1
Para los griegos, también para los romanos y para las otras culturas antiguas el hombre
valía no por si mismo, sino en cuanto era miembro de la polis, de la ciudad. Sólo los
miembros de la Polis tenían dignidad y derechos y por ello los romanos entregaban como
máximo honor a sus amigos la ciudadanía romana.
La excepción fue el pueblo judío y por ello con la incorporación del cristianismo a la
cultura griega-romana en los primeros siglos de nuestra era se inició la difícil y lenta
maduración de la idea de una dignidad intrínseca a la condición humana que ha madurado
y sólo en la Tradición Central de Occidente, diríamos que en el advenimiento del Siglo XXI.
1
ARISTÓTELES, ‘Política’, Alianza Editorial, 7° reimpresión en Biblioteca Temática, 2007, Madrid. Pág. 48
1
Existe una noción moral de persona, que es a la que nos estamos refiriendo; pero,
también existe una noción jurídica, como sujeto capaz de tener derechos y de contraer
obligaciones. El Derecho debe reconocer al individuo de la especie humana como sujeto
de derechos y obligaciones, no le otorga el carácter de tal. Este pensamiento constituye
una teoría realista de la persona, hay naturalmente otras, como la formalista, de Kelsen,
para la cual la persona es una mera categoría formal del Derecho.
Para Aristóteles la naturaleza es “lo que cada cosa es, una vez cumplida su génesis”. Esto
significa que lo natural del hombre es alcanzar su fin perfeccionando al máximo sus
capacidades. Lo natural no está determinado por los inicios sino por lo que se puede llegar
a ser, por la plenitud de lo que se es capaz, esto es “una vez cumplida su génesis”.
Albert Camus decía que el hombre es la única criatura que se niega a ser lo que es. La ley
de la libertad humana es la ética, pues es el criterio de uso de la libertad. Esta es una
visión teleológica de lo natural, basada en la experiencia y la razón, que se aparta de la
concepción racionalista de la naturaleza y de las concepciones relativistas e historicistas
LA SOCIALIDAD
La persona necesita de otras para alcanzar su plenitud: “no hay ‘yo’ sin ‘tú”, necesita del
diálogo. La conciencia de uno mismo sólo se alcanza en la intersubjetividad y en ella se
forma la personalidad humana modulándose el carácter, incorporando valores comunes y
pautas comunes.
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El hombre evidentemente necesita de la comunidad (desde el nacimiento no se basta a sí
mismo e inicia un período de aprendizaje que requiere de los otros; el hombre nace hijo)
Además, posee un apetito natural de comunicación (con signos como el lenguaje) que le
llaman a convivir en comunidad.
Sostener que la socialidad natural del hombre es la causa de la sociedad importa alejarse
de los ‘contractualismos’ que postulan un supuesto acuerdo de las voluntades como único
fundamento de la vida social del hombre.
La función esencial del derecho sería para estas doctrinas asegurar a las voluntades libres
el máximo de independencia que resulte compatible con la voluntad libre ajena.
LA TEMPORALIDAD (Historicidad)
Se refiere al hecho, también evidente, que somos uno mismo en el tiempo a lo largo de la
vida y que, sin embargo, vamos cambiando en la sucesión del tiempo: “porque vivir es
cambiar”.
A partir de esta comprobación se acepta, hoy, que el hombre no sólo tiene las tendencias
individuales de la especie, sino también tendencias formadas y educadas por la
convivencia en el tiempo.
Entender la historicidad esencial del hombre no supone negar la naturaleza humana, sino
comprender cómo se transforman las condiciones en que se desenvuelve y cómo se
2
Sabine, G. “Historia de la Teoría Política”, FCE, Madrid, 1991.
3
modela y perfecciona en ese proceso histórico, y, además, permite, también, superar
tanto las posiciones ‘sociologistas’ sobre el tema, porque importa asumir la realidad
compleja de que el hombre está constituido, por una parte, por su propia individualidad
que se desarrolla en una historia personal a través de sucesivas decisiones libres de su
propia e intransferible voluntad y, por otra parte, real y verdaderamente modulado por
los demás en los sucesivos intercambios de su vida en sociedad.
A esta misma idea se refiere la biología cuando distingue entre “genotipo” y “fenotipo”.
El hombre desde los más remotos tiempos ha creído en la existencia de otra vida después
de la muerte y que las personas trascienden el término de su vida terrestre. La sola razón
puede llegar a intuir la existencia de una vida más allá de la vida que conocemos y de un
primer principio creador de todo lo que existe, y este conocimiento filosófico se denomina
Teodicea
Más allá de la razón, lo que no significa contradicción con la razón, nos encontramos con
las creencias religiosas.
B. LA SOCIEDAD
Los seres pueden ser: (1) reales o (2) ideales (como el Unicornio, el Pato Donald, los
modelos, las teorías y los mitos). Los seres reales pueden ser: (a) sustancias, que existen
por si mismas, (b) accidentes que son condiciones de las substancias que sólo pueden
existir en ellas (como el color rojo) y (b) relaciones que son interrelaciones o esquemas de
interrelaciones entre sustancias (sociedades)
Las personas son ontológicamente seres reales substanciales y las sociedades son seres
reales de relación. El derecho no los crea, existen en la realidad y los debe reconocer
La" sustancia de la sociedad está en los individuos que la constituyen en cuanto están
unidos por un cierto orden” (Máximo Pacheco)
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Una sociedad es un conjunto de personas articuladas en un orden de coexistencia y
convivencia y con una comunidad de fines entre sus miembros.
“Cada sociedad recibe su misma existencia del orden finalista, porque ella es unión
ordenada de individuos, que se unen y se ordenan orientándose a un fin” (Graneris)
La socialidad natural del hombre se despliega creando múltiples sociedades. De este modo
en la realidad no existe una única ‘sociedad’, sino que múltiples sociedades.
Si bien es cierto que son las personas las que conforman las sociedades, en cada sociedad
no está involucrada toda la persona sino un cierto tipo de sus interrelaciones, según sea
la sociedad de que se trate. Por eso vemos que las mismas personas integran diversas
sociedades que se yuxtaponen y superponen entre sí, lo que sólo se explica porque,
precisamente, en una sociedad no se integra la totalidad de la persona, sino un
determinado tipo de sus interrelaciones.
Toda sociedad, desde la más elemental a la más compleja, requiere de una adecuada
disposición o distribución de las relaciones de las personas en su seno para hacer posible
el logro del fin de la sociedad, y eso es precisamente un orden: adecuación de medios a
fines. Reiterando la idea, adecuación de medios (el tipo particular de relaciones
interpersonales de los miembros o socios según se trate) a fines (el fin de la sociedad de
que se trate).
Hoy, de alguna manera, la humanidad camina hacia una sociedad planetaria, como
nueva comunidad genérica de la vida humana temporal y se busca establecer un Orden
Social Planetario. Si es posible, y cómo y cuándo, y sobre todo si es conveniente, es una
cuestión abierta a los jóvenes y a las generaciones por venir.
En todas las sociedades de los hombres podemos discernir algunos elementos básicos
(Yepes) que existen siempre: (fenomenológico)
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(1) La persona y sus acciones, tanto individuales como colectivas.
(2) La comunicación, sin comunicación no hay sociedad.
(3) El lenguaje, que tiene dos funciones, una, expresarse y, otra, comunicarse; los seres
humanos tienen una comunicación dígita en la cual la relación entre el signo y el mensaje
es convencional y por ende variable e infinito y a la que se añade una capacidad
argumentativa (Popper), y que es diferente del leguaje icónico de los animales en que esa
relación es simple y directa.
(4) El intercambio. Las sociedades podrían definirse como sistemas de intercambio de
todo aquello necesario y útil para la vida humana: afectos, conocimientos, bienes y
servicios, etc. Para posibilitar los intercambios se crean instituciones propias de cada
especie de sociedad o compartidas según sus distintos fines, por ejemplo en la sociedad
política: el matrimonio para la convivencia personal y la perpetuación y adecuada
educación de la especie; la amistad para los afectos; la propiedad que es el supuesto
esencial en cualquier intercambio de bienes o servicios y el dinero que lo facilita y que se
han encontrado, bajo muy variadas formas, en las sociedades más remotas; las escuelas y
las universidades para el conocimiento.
(5) La autoridad que debe facilitar la organización de la vida social. Se necesita un acuerdo
para actuar coordinadamente y si nadie reparte las tareas no hay acción conjunta. La
Autoridad se debe basar en el diálogo, la razón, la confianza, la responsabilidad y la
iniciativa. La tarea de la Autoridad es coordinar
(6) La organización de las acciones de las personas que colaboran, aisladas o agrupadas
(las acciones en colaboración llevan a la división del trabajo, la cual es en todas las
sociedades que se conocen un elemento de la organización de la vida social y económica).
(7) El derecho, porque el reparto de tareas y bienes en la vida social requiere de unos
criterios y de una regulación adecuada y que al mismo tiempo sea obligatoria como única
forma de mantener el equilibrio, la seguridad y la paz y. Esta es uno de las acepciones de
la voz Derecho y se refiere al Derecho en su sentido de orden jurídico objetivo, a la LEY.
Se trata de la ley humana jurídico-positiva tiene dos características:
(a) debe ser promulgada, que es el acto específico de la autoridad que le da vigor y
(b) obligatoria, es decir tener fuerza coactiva.
Nosotros trataremos en lo que sigue de dar una mirada conceptual y de acuerdo a ella
catalogar los elementos que existen en toda sociedad humana, para ello analizaremos el
concepto de Orden Social
Toda sociedad necesita de un orden. El orden es la unidad de una multitud diversa para un
fin común; por lo mismo es adecuación de medios a fines.
El orden de una sociedad es el orden social
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C.- EL ORDEN SOCIAL
El orden social es el orden que asegura a cada sociedad, como unidad social, un mínimo
de armonía en su convivencia y le permite un desempeño que haga posible cumplir su
razón de existir, que es el fin propio de la sociedad de que se trate.
También es bueno recordar que podemos distinguir tres formas radicalmente diversas
del orden:
1.- El orden natural, que está dado y establecido junto con la naturaleza y que se rige por
leyes causales inmutables que no puede el hombre alterar, salvo en consecuencias
menores (ley de gravedad);
2.- El orden artificial, que el hombre establece con el arte de su ingenio creando sus leyes,
3.- El orden social, es el orden de las sociedades, y no es pura obra humana, ni tampoco
pura naturaleza, corresponde a una necesidad natural del hombre y expresa tendencias
de su naturaleza que no deberían ser contradichas y, al mismo tiempo, es fruto de la
razón, de la libertad del hombre y de su voluntad libre.
Esta característica del orden social de no ser una pura obra de la naturaleza, como lo es el
orden de las hormigas, y tampoco un puro artificio obra del hombre tiene consecuencias
que condicionan todas las manifestaciones sociales del hombre.
Pensamos que los componentes básicos y necesarios de todo orden social son:
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1. Principios,
2. Instituciones,
3. Normas y
4. Sanciones.
Principios
Entendemos en este trabajo que la voz “principio” es la cara deontológica – deber ser- de
las creencias, valores, convicciones y conveniencias que conforman la visión de mundo
de una persona o del imaginario colectivo de una sociedad dada.
La voz principio tiene varias acepciones, en este curso la usaremos como quedó expresado
Instituciones
Entendemos en este curso y desde la mirada conceptual, que las instituciones son:
1. regularidades de comportamientos o roles o prácticas sociales
2. que se originan en necesidades sociales
3. que permanecen en el tiempo
4. se despersonalizan
5. llegan a ser organizaciones y
6. a las cuales la mayor parte de los componentes de una sociedad las entiende
formando parte de un conjunto que se articula en una unidad de sentido.
Por ello, podemos decir que las instituciones son estructuras al interior de la sociedad
para cumplir unos determinados fines o funciones específicos conducentes al fin general
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de la sociedad (la autoridad es una institución necesaria dentro de cualquier orden para
cuidarlo y conservarlo)
Las instituciones nacen de modo espontáneo para dar satisfacción a necesidades sociales
o de modo deliberado con el objeto de materializar una idea compartida, pero en ambos
casos sólo llegan a ser una institución cuando llenan los 6 requisitos que hemos dado del
concepto.
Fue en Roma donde por vez primera se recogió por el Derecho esta realidad de las
instituciones como una realidad jurídica, que proporcionaba soluciones concretas y
obligatorias a problemas concretos en un marco ‘institucional’ orgánico susceptible de un
juego propio, presididos siempre por unos principios de justicia material. Para reclamar la
aplicación de éstos se crearon remedios o acciones procesales que fueron
perfeccionándose incesantemente por las decisiones particulares de los jueces y por la
doctrina de los grandes juristas
Más cerca de nosotros Maurice Hauriou nos ofrece una idea jurídica de institución,
anotando dos elementos esenciales: 1) organización y 2) personalidad moral. Para este
autor la estructura de la sociedad es dual, en cuanto es en parte objetiva y en parte
subjetiva. Si se compara a un tejido, dice, la urdimbre representa el elemento objetivo de
orden y está formado por ideas objetivas, mientras que la trama del tejido, representa los
elementos de poder y libertad correspondientes a la voluntad y a las pasiones subjetivas
de los hombres. Hauriou tiene el mérito de haber resaltado la existencia de las
instituciones como entidades jurídicas y habernos advertido de su importancia decisiva.
Normas o preceptos,
Las normas pueden ser de diversos tipos, así de las que establecen modelos de
comportamiento: pueden ser normas de principio que recogen para darles mayor
consideración y fuerza; normas orgánicas que dan forma y estabilidad a las instituciones
(como la autoridad o poderes del Estado o las sociedades comerciales), también hay
normas puramente técnicas como “manejar por la derecha”
Sanciones
Las sanciones son premios para asegurar el respeto de las normas, la coexistencia y la
consecución del fin (otra vida trascendente; la autoestima; la aceptación, reconocimiento
o gratificación sociales, etc.) o castigos (repudio social, etc.). La voz sanción tiene otras
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acepciones pero en castellano y en el punto sólo alude a los castigos; en francés engloba
además a los premios.
Siendo, como es, la Sociedad Política la expresión genérica de la convivencia terrenal, los
distintos Órdenes deben, según su naturaleza, coordinarse en el Orden Social de la
Sociedad Política, u Orden Político, el que, siempre, debe respetar sus especificidades.
Esto es un aspecto esencial al respeto de la dignidad de la persona humana, a su libertad y
derechos esenciales.
Existen, órdenes que por su naturaleza deben gozar de una especial autonomía en esa
coordinación, como el Orden Religioso y el Orden Moral.
El ORDEN POLÍTICO u ORDEN SOCIAL DEL ESTADO, el cual tiene como característica
definitoria ser una sociedad jurídicamente organizada, y por lo mismo la Institución del Derecho
es su componente esencial, que afectan a todos los grupos infrapolíticos. La
característica esencial del Derecho es su obligatoriedad.
Sociedad Política o Estado es para sus miembros la comunidad genérica de la vida humana
en esta etapa de la historia y por ello, como habíamos adelantado, está determinada por
los principios últimos de convivencia temporal y no se trata, ahora, de averiguar cómo es
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el Orden de la Sociedad Política u Orden Político, sino de determinar cómo éste debe ser,
investigando los principios o instituciones en que debería basarse la ordenación de la
compleja trama social; se trata de un problema de filosofía política.
Este principio basal del Derecho debe serlo también de todas las construcciones
humanas, la sociedad es para el hombre y no el hombre para la sociedad y por ende la
Economía es para el hombre y no el hombre para la Economía.
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La filosofía jurídica requiere separar con claridad el bien que es el fin propio de cada
sociedad, de los bienes de la sociedad, que son los medios para alcanzar ese fin propio.
Así, los libros y el campo de golf son bienes de la sociedad y no forman parte del bien
común en un sentido estricto.
En el leguaje usual la expresión bien común referirse a ambas categorías, por ello es
conveniente distinguir, entre:
1. Un bien común personal: bien de la persona humana en sociedad, que es el fin de
la sociedad y
2. Un bien común social o político: bien de la sociedad que es medio para la
obtención de bien común personal. A este se alude cuando se habla comúnmente
de bien común, aún cuando nos parece que no es el más propio, porque es un
medio para que se pueda alcanzar el otro.
Hacer esta distinción, que se olvida, resulta indispensable para comprender a cabalidad el
concepto de bien común
El bien común, en cuanto bien común personal o fin de sociedad, no es un bien del
colectivo social sino un bien de la persona humana en sociedad, es un bien de cada uno de
los socios que sólo pueden estos obtenerlo en la sociedad. Un ejemplo: en la sociedad
conyugal el bien común no es la casa familiar, ni el automóvil, sino la procreación y la
íntima convivencia que sólo puede obtenerse en la relación de pareja estable.
Cada sociedad tiene un bien común personal que es la razón de ser por la que los socios
pertenecen a esa sociedad y el bien común personal de los miembros de la sociedad
política, podríamos definirlo como la plenitud humana integral - material y espiritual - de
cada uno y de todos sus miembros. El logro de este bien común, si bien es
responsabilidad de las personas, sólo es posible alcanzarlo si se da la existencia de un
conjunto de condiciones que sólo la sociedad política puede y debería proveer. Ver Art. 1
de la CP
Recordemos que hemos llamado bien común personal a aquel que es un bien de la
persona humana en sociedad y no un bien de la sociedad. Este bien común de la
sociedad le hemos llamado bien común social o político y no simplemente bien común -
como suele hacerse -para poner de relieve que es un bien de medio y no un fin de la
sociedad
El Bien Común social o político consiste en un conjunto de condiciones sociales que son
necesarias para que las personas puedan alcanzar su bien común personal, y pensamos
se podría hablar de interés público o interés general, para evitar confusiones en el
momento de priorizar entre los bienes individuales, los bienes comunes personales y el
interés general o bien común político. Pero el uso ha consagrado otra cosa.
Al centrar el bien común en la plenitud humana de cada uno de los integrantes de la
sociedad política y no en las condiciones sociales que la hacen posible, resulta claro que el
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bien común concreto de la persona humana no puede subordinarse a la configuración
de las condiciones sociales y alcanzarlo es una responsabilidad personal de cada uno.
Si nos detenemos a considerar el texto resulta claro al Estado le cabe promover el bien
común personal que es para cada uno de sus integrantes “… su mayor realización
espiritual y material posible…”
Pero contribuyendo a quien, pues a la persona humana y a las sociedades que ella pueda
crear en uso de su libertad para mejor lograr “… su mayor realización espiritual y material
posible…” Y como debe hacerlo contribuyendo, pues como dice el texto “… a crear las
condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la
comunidad nacional…”
Esas condiciones generales están configuradas de modo importante por las Instituciones
que integran el Orden Político
Cuando se habla del bien común sin más se refieren principalmente, como hemos
señalado, a los bienes de medio para la perfección humana de todos lo integrantes de la
sociedad y como se advierte que no es completa se suele señalar que es el bien de todos y
cada uno de los miembros de la sociedad, lo que resulta oscuro.
Ya Aristóteles había advertido sobre el uso de la expresión “todos”, escribió hace caso
2400 años:
“… Ya que el término ‘todos’ tiene un doble sentido. Se entiende en el sentido de ‘cada
uno’, como probablemente quiere significar Sócrates… Ahora bien, no lo dirán así los que
tienen hijos y mujeres en común; sólo en el sentido de ‘todos’, pero no cada uno en
particular… Que hay, por tanto, un cierto equívoco al decir ese ‘todos’ está claro.” 3
En la Iglesia Católica se usa la expresión bien común para referirse al bien común social o
político, Así: “7. Hay que tener también en gran consideración el bien común. Amar a
alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él. Junto al bien individual, hay un
bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común. Es el bien de ese «todos
3
ARISTÓTELES, ‘Política’, pág. 76. Alianza Editorial, 7° reimpresión en Biblioteca Temática, Madrid,
2007.
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nosotros», formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en
comunidad social. No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que
forman parte de la comunidad social, y que sólo en ella pueden conseguir su bien
realmente y de modo más eficaz. Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de
justicia y caridad. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese
conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida
social, que se configura así como pólis, como ciudad. Se ama al prójimo tanto más
eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus
necesidades reales “…4
3.- La Autoridad
La responsabilidad de proveer y cuidar que existan esas condiciones sociales, que hacen
posible el bien común de la persona humana en sociedad, es de todos los miembros de la
sociedad y la autoridad tiene como tarea esencial velar porque las acciones sociales se
encaminen al cumplimiento de esa responsabilidad y no gestionar el bien común, como
suele decirse.
La autoridad es la voluntad vinculante o imperativa, que, como una energía, impulsa las
acciones de los hombres, dentro de cada grupo, mediante normas que prescriben cómo
deben conducirse para convivir y proveer las condiciones necesarias para el bien común.
Este poder vinculante es estrictamente llamado autoridad (auctoritas) cuando es ejercido
por personas a las que les reconocemos un derecho a mandar (potestas).
Los hombres, cada hombre, todos los hombres, tienen tendencias o impulsos que lo
conducen al bien y la concordia y, también, esos mismos hombres tienen tendencias que
lo apartan de esos propósitos y por eso es necesaria la autoridad.
Escribió Ortega y Gasset: “...aceptemos que los hombres son, en algunas dosis sociales,
que tienen ciertos impulsos sociales, ya que en caso contrario la convivencia no existiría.
Pero si una sociología, después de aceptar esto y antes de dar un paso más, no hace
constar inmediatamente, con la misma energía y dando al nuevo hecho el mismo rango,
que los hombres son también insociales, que están repletos de impulsos antisociales, se
cierra el camino para entender de verdad la tragedia permanente que es la convivencia
humana”
La vida en sociedad sería imposible si no existiera una autoridad, porque en tal caso, nos
dice Alfred Pose: “...rápidamente los fuertes abusarían de su superioridad contra los
débiles, y entre los mismos fuertes se entablaría enseguida una lucha que sembraría por
doquier la ruina y la muerte, hasta que, finalmente surgiera un jefe que, poniendo fin a la
4
BENEDICTO XVI. CARITAS IN VERITATE, Carta Encíclica sobre el Desarrollo Humano Integral en la
Caridad y en la Verdad. Roma, Junio 2009
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guerra de los fuertes, ahora sometidos a su poder, aparecería ante el pueblo como
liberador. Es, pues, una liberación y no un ‘encadenamiento’ lo que el poder aporta a la
sociedad”
Resulta curioso el dilema que enfrenta la humanidad: por una parte es esencial la
confianza para que funcione la convivencia social y las instituciones y, por otra, las reglas
jurídicas, de todo tipo, deben asumir con realismo que, si bien el hombre tiene
simultáneamente tendencia al bien y al mal, todo hombre y todos los hombres, para
establecerlas se debe operar como si las tendencias al mal fuesen las predominantes.
Sin confianza las sociedades no pueden alcanzar altos niveles de desarrollo y sin leyes
que prevengan los comportamientos insociales y los sancionen con energía, tampoco es
posible ese desarrollo
4.- La Subsidiariedad
El principio de ‘función subsidiaria’ fue enunciado por el Papa León XIII en su Encíclica
“Rerum Novarum” y reiterado más tarde por el Papa Pío XI en su Encíclica “Quadragesimo
Anno” y hoy es admitido como fundamento de las sociedades más avanzadas. La
Comunidad Europea lo asentó, explícitamente, como base de su organización.
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Papa Pío XI en su Encíclica “Quadragesimo Anno”. Reproduciremos la parte pertinente de
ésta:
“...sigue, no obstante, en pié y firme en la filosofía social aquel gravísimo principio
inamovible e inmutable: como no se puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad
lo que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e industria, así tampoco es justo,
constituyendo un grave perjuicio y perturbación del recto orden, quitar a las
comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar y dárselo a
una sociedad mayor y más elevada ya que toda acción de la sociedad por su propia fuerza
y naturaleza, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y
absorberlos...”
“...Por lo tanto, tengan muy presente los gobernantes que mientras vigorosamente reine,
salvado este principio de función subsidiaria, el orden jerárquico entre las diversas
asociaciones, tanto más firme será no sólo la autoridad, sino también la eficiencia social, y
tanto más feliz y próspero el estado de la nación...” 5
Ver el Art. 1º de la Constitución Política de 1980, que en sus incisos 2do. Y 3ero.,
consigna:
“… La familia es el núcleo fundamental de la sociedad.
El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y
estructura la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios
fines específicos…”
5.- La Solidaridad
Al tomar conciencia el hombre que no es autosuficiente y que necesita de los demás para
superar sus propias carencias resulta natural que se vuelque hacia sus semejantes
estrechando vínculos de solidaridad. Se trata de una solidaridad que es indispensable para
la igualdad, del mismo modo que la igualdad lo es para la libertad.
5
PÍO XI. Quadragesimo Anno, p. 732-733. BAC, Madrid, 1959
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La solidaridad tiene dos dimensiones: una de contemporaneidad que debe expresar la
responsabilidad recíproca entre los actuales miembros de la sociedad, y otra de futuro y
que debe dar cuenta de la responsabilidad de todos con la continuidad de las
generaciones. En esta última se inscribe el tema de la responsabilidad ecológica.
Este principio, como hemos dicho, por un lado, tiende a ser confundido con el principio de
función subsidiaria y, por otro lado, para muchos autores está comprendido dentro del
principio de bien común.
Donoso Cortés plantea, en la segunda mitad del Siglo XIX, que la solidaridad como
responsabilidad colectiva y recíproca entre los hombres es un principio que asienta la
convivencia en un vínculo moral, que forma parte de la esencia misma de la sociedad y
que explica la subsistencia en el tiempo de las formaciones sociales. Lo concibe además
como una vinculación entre las generaciones pasadas y las futuras como partícipes en un
destino común del que son solidariamente responsables.
H. Pesch funda una doctrina social conocida como ‘solidarismo’, a partir de este principio,
en un intento de oponerse a una sociedad individualista.
Antes de ver el derecho como orden jurídico haremos un breve recuerdo de los distintos
conceptos de la voz derecho
La justicia en cuanto idea para el hombre común expresa proporción, igualdad, equilibrio,
armonía, adecuación. Pero la justicia tiene un sentido jurídico, como “lo que es conforme
a derecho”, por eso se dice que el derecho es el objeto de la justicia o lo que es lo mismo
que la justicia tiene por objeto el derecho.
La definición citada tomada del Vocabulario Jurídico, obra realizada en el año 1930 por un
colectivo de profesores de derecho de las universidades francesas bajo la dirección de
Henry Capitant, de la Universidad de París, asume la tradición griega y romana de justicia.
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En efecto, se trata de la idea de justicia como el acto de ‘dar a cada uno lo suyo’ que
Platón pone en boca del poeta Simónides, que vivió un siglo antes que él, y que con
anterioridad Homero había dado en la Odisea.
Aristóteles, a su turno nos dice “La justicia es virtud política, porque la sanción del
derecho es el orden de la sociedad, y la sanción del derecho es la determinación de lo
que es justo”
Si el acto de justicia consiste en dar a cada uno lo suyo, es porque dicho acto supone otro
precedente, por virtud del cual algo se constituye en propiedad de alguien. Es decir la
justicia es algo segundo. La justicia presupone lo debido a alguien. Lo que se le debe a
una persona como suyo que es el derecho, por eso se dice que el derecho es el objeto de
la justicia. El acto por el cual se constituye algo como propio de alguien no es un acto de
justicia sino un acto del derecho. Definir lo suyo de cada cual es un acto del derecho, a él
le corresponde, y no un acto de justicia, a ésta le corresponde hacer realidad al derecho.
El Derecho aquí es algo concreto y no abstracto: lo suyo de cada cual
El mismo Aquino avanza un concepto de derecho objetivo, dice: “La razón de que algo le
sea debido a un hombre se encuentra unas veces en el establecimiento de pactos,
contratos, promesas, disposiciones legales, etc., mientras que en otras hay que buscarlo
en la naturaleza misma de la cosa -ex ipsa natura rei”.
Se refiere Santo Tomás en la última parte al derecho natural, que es una idea griega que
llegó a Roma a través de la filosofía estoica, y el propio Tomás, agrega: “cuando algo se
encuentra de por sí en contradicción con el derecho natural, no puede ser justificado por la
voluntad humana”.
Pero, el pacto, la ley, la ley natural es el derecho en una acepción el Derecho Objetivo,
constituyen sólo la razón del derecho, entendido éste en su acepción de la cosa debida,
para muchos más propia, aquello que en concreto se ajusta en la relación interpersonal y
que se encuentra en el Derecho Objetivo.
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“… mientras lo justo es concreto, la justicia de la ley es abstracta. Esto explica por qué
modernamente se dice que el Derecho (Ley en sentido amplio) tiene por objeto la justicia y
en los sistemas de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino se afirme que la justicia tiene por
objeto el derecho (lo justo)”6
Podemos apreciar la diferencia entre (1) el derecho como cosa debida (acepción más
propia del derecho en la tradición griega y romana), (2) el derecho como derecho objetivo
(ley en sentido amplio: pacto, ley, ley natural, etc.), concepto de derecho de San Agustín
que lo tomó de la idea judía de “Tora” y (3) derecho subjetivo (como poder o facultad
sobre la cosa debida, que es una acepción nacida en el Siglo XIII, que desarrolló Suárez en
el Siglo XVI y posteriormente Grocio, y pensaron que era el sentido más propio del
derecho, y por eso se habla por algunos del derecho subjetivo como el analogado principal
de la voz derecho; pero esa no es la inteligencia griega, romana y tomista del derecho en
su sentido más propio) .
Sin embargo, El problema del origen y significado del concepto de derecho subjetivo ha
intrigado a los estudiosos de la historia de las formas jurídicas desde hace décadas, sin que
hasta el día de hoy se haya podido alcanzar una solución absolutamente satisfactoria … la
categoría del derecho subjetivo sigue constituyendo en sus orígenes un enigma o un
misterio. Y no es para menos, ya que en torno a esta idea gira todo un conjunto de
conceptos filosóficos fundamentales de muy difícil elucidación, como son los de la
intersección de libertad individual y norma, la obligatoriedad de la ley en el orden ético, la
relación moral del ser humano con el mundo material que lo envuelve o la problemática
de la juridicidad en el "estado de naturaleza"… aunque resulta claro el origen medieval de
la figura y su proyección doctrinal en los autores de la Edad Moderna, sobre todo los
escolásticos españoles tardíos, cuya influencia se percibe claramente en el círculo
protestante que integra a Hugo Grocio, Samuel Pufendorf y John Locke (Carpintero)
Pero cuando hablamos del Derecho como un principio ordenador de la Sociedad Política,
esto es como un componente del Orden Político, estamos pensando en la derecho como
una parte del Orden Político, que denominamos Orden Jurídico y que corresponde al
derecho entendido como derecho objetivo, y al que nos referimos cuando decimos
simplemente LEY, como conjunto de normas jurídicas.
El Derecho como orden jurídico es el componente del Orden Político que en definitiva
asegura un mínimo de tranquila y pacífica convivencia en la Sociedad Política y que
organizada por el derecho (Ley) denominamos Estado en su sentido propio. Se nos
presenta, entonces como un Orden, dentro del Orden de la Sociedad Política, con sus
propios principios, instituciones, normas y sanciones o recompensas, y que tiene una
característica básica, esencial, que lo define: la coercibilidad; es decir, la capacidad de
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VALDÉS PRIETO, Domingo. Libre Competencia y Monopolio, pág. 71. Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2006
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usar con legitimidad la fuerza para compeler al acatamiento de sus preceptos y de ese
modo lograr la paz social.
Como todo orden tiene los caracteres de un sistema, y en cuanto sistema, como vimos
con anterioridad, debe tener unidad, coherencia, jerarquías entre sus elementos y ser
completo, pleno; es decir el orden jurídico debe ser sistemático
El Derecho es una especial función de articulación del conjunto social con sus miembros y
de éstos entre sí, con el fin de asegurar la paz , que incluye proporcionar seguridad y
materializar la justicia. El derecho que busca la paz se atribuye el monopolio de la fuerza.
Existe una fuerza permitida que la tiene el derecho en exclusiva para que no exista
ninguna fuerza fuera del orden de la sociedad y así garantizar la paz. La fuerza se emplea
para evitar el empleo de la fuerza.
El Derecho Objetivo (Ley en sentido amplio) es una obra humana, que debe adecuarse a
la Ley Natural, y que en sí mismo es un verdadero tratado de paz entre las fuerzas
sociales, económicas y políticas (incluyendo los poderes fácticos). Un tratado de paz que
está abierto permanentemente a su perfeccionamiento y cambio.
El Orden Jurídico construye sus normas indagando los principios que sustentan el Orden
Social, que lo incluye, y observando y estudiando su realidad social, política, económica y
cultural. Por eso se dice que el Derecho es un fenómeno complejo que integra valores,
normas y conductas (doctrinas trialistas o tridimensionales del derecho).
El Orden Jurídico es una realidad dinámica que cambia no sólo cuando cambian sus
normas, sino también cuando cambian sus principios o las conductas (Ej. En Chile, después
de la Revolución de 1891, se pasó del sistema presidencial al parlamentario, sin cambiar
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ninguna norma constitucional o legal, sino porque cambió el trasfondo político del Orden
Jurídico).
La autoridad en cualquiera de sus formas históricas (Jefe de la tribu, Rey absoluto, Estado,
etc.) nunca ha sido dueña y señora del Orden Jurídico, aunque generalmente lo ha
pretendido. Hoy vemos junto a fuentes formales ‘estatalizadas’, otras que no aparecen en
el Diario Oficial, como la costumbre, la jurisprudencia y los Principios Generales del
Derecho (Los Principios Generales del Derecho expresan los valores materiales básicos de
un Orden Jurídico, aquellos sobre los cuales se constituyen como tal, las convicciones
ético-jurídicas fundamentales de una comunidad; son los soportes primarios estructurales
del sistema entero del Orden Jurídico y al que otorgan su sentido, son la atmósfera en que
se desarrolla la vida jurídica, el oxígeno que respiran las normas; no se trata de ideas o
tendencias morales, sino de principios técnicos fruto fruto de la experiencia de la vida
jurídica y sólo mediante esa experiencia cognoscible)
Recordemos lo que dijimos que eran los Principios como uno de los cuatro elementos de
todo Orden, pues bien los Principios Generales del Derecho son un tipo de esos Principios
y que se especifican por las características anotadas,
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