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ECONOMÍA Y DERECHO
1. DE DIRECCIÓN ECONÓMICA
Objeto general: un desarrollo sustentable con pleno empleo. El “objetivo fundamental en
este campo es que el sistema económico opere a su máximo potencial, en términos de
producción, calidad de servicios, inversiones, progreso tecnológico y protección del medio
ambiente” (Grandes Políticas Públicas: Políticas Económicas y Políticas Sociales, y otras
políticas públicas complementarias).
1.1. De Dirección Económica Global
1.2. De Micro-dirección directa
1.3 De Micro-dirección indirecta.
1.4. De Persuasión Moral (Moral Suasion)
1.5. De Inversiones en infraestructura básica
Políticas Económicas
Política: Cualquier estrategia que conduzca una determinada actuación hacia un fin dado
(Originalmente era la habilidad y conocimientos de los hechos, necesarios para la
conducción y administración de la Polis)
Toda política importa una elección de fines y una selección y ejecución de medios para
obtener esos fines y de resultas una modificación de situaciones existentes
Las políticas económicas persiguen fines económicos y se relacionan con las políticas
sociales, pero tienen motivaciones, fines e instrumentos distintos
No se debe confundir bienestar social con Estado de Bienestar, que es un concepto usado
por los ingleses en la II Guerra Mundial para movilizar a su pueblo frente a la agresión
nazi, y después por los partidos social-demócratas de Suecia contra los Gobiernos
Liberales de después de la Guerra.
2.- La Sociedad
• El Mercado (Mediante los intercambios)
• Acciones solidarias (Beneficencia)
3.- El Estado (mejorando la distribución primaria del mercado, que debe ser completada
por la distribución secundaria de las políticas sociales)
• A las políticas sociales les interesa el sistema de valores colectivos.
• Las políticas sociales no obedecen una pura racionalidad económica, pero deben
ser coherentes con ésta y con el mercado.
• Las políticas sociales persiguen mejorar la distribución para disminuir la
conflictividad social
2. REGULACIÓN ECONÓMICA
2.1.- Mercados en General
2.2.- Mercados Específicos
• Todo hombre sensato se conduce por metas y con mayor razón tienen la
obligación de hacerlo los hombres que asumen la conducción de una nación.
• De lo anterior se deduce que lo normal es que exista una planificación en la
economía de un país. Esta planificación es primariamente responsabilidad del
Gobierno, pero también deben planificar los distintos niveles de autoridades,
como las regionales y las locales,
• El Gobierno, todo Gobierno, ha debido ofrecer a los ciudadanos unos objetivos en
el plano de la política económica con ocasión de su elección. Estos objetivos
corresponden a la planificación que ha elaborado en materia económica y que
integra su Programa de Gobierno.
• Lo esperado es que se oriente en su gestión por ese Programa, pero no está
obligado por él, de modo que si las circunstancias de la vida política lo aconsejan
variará o modulará sus acciones tendientes a la ejecución del Programa de
Gobierno.
En los países con economías de mercado la planificación imperativa será menos o más
abarcadora dependiendo, concretamente:
• De la amplitud e intensidad de las intervenciones de dirección y regulación que,
dentro del respeto de la Constitución y la ley, realizará en la Economía el
Estado/Autoridad, de conformidad con las convicciones que en materia de
doctrina económica se sustente frente a la eficacia, conveniencia y costo de dichas
intervenciones, y,
• Del volumen de las intervenciones de actuación directa en las actividades
económicas del Estado/Autoridad, que depende de la medida en que se respete
en el sistema económico el principio ordenador del Orden Social que
denominamos Principio de Subsidiariedad.
• Existe con todo un área donde existe una planificación formal y explícita de la
actuación del Estado, se trata del Presupuesto Nacional (planificación a un año
plazo de los ingresos y gastos del Estado /Autoridad en su conjunto) que se
encuentra regulado en la Constitución, en la Ley de Administración Financiera del
estado y en la Ley Anual de Presupuesto
Hasta comienzo de los años sesenta prevaleció en materia de Regulación la doctrina del
interés público o funcionalista que se basa en el concepto de fallas del mercado. Esta
doctrina asumía que los programas de regulación están de suyo bien inspirados y que los
reguladores buscan de buena fe la satisfacción del interés público. Las imperfecciones en
la regulación se asumían como evidencias de un mal manejo de las entidades regulatorias.
1
1] Basado en un trabajo de Juan José ROMERO GUZMÁN, Revista Chilena de Derecho
Vol. 35 N° 1. Año 2008
2
2] STIGLER (1971a) p. 18
3
3] PELTZMAN (1989) p. 16
4
4] HOOD (1994) p. 21
BERNSTEIN5[5] plantea que una vez que un ente regulador está recién establecido tiende
a atraer la atención pública y actúa con vigor, pero que cuando la atención pública se
desplaza hacia otros temas, dicho respaldo público comienza a declinar y la agencia
reguladora queda vulnerable a la dominación por los intereses de los regulados. Según la
doctrina de la captura los entes reguladores terminarían por evitar conflictos con sus
regulados cuando no derechamente a servir los intereses del correspondiente segmento
de la industria.
Esta nueva doctrina deja sin duda muchas preguntas sin contestar, desde luego porque no
se ve la razón para detener el análisis en los entes reguladores y, claramente, no
profundiza en las respuestas que la experiencia ha construido para limitar el mismo efecto
en otros entes como los legisladores, los tribunales de justicia, etc.
Sin embargo estos primeros intentos teóricos dieron lugar a doctrinas más elaboradas
como la “Teoría Económica de la Regulación” desarrollada principalmente en la Escuela
de Economía de la Universidad de Chicago a la que se debe agregar su derivación en la
“Teoría de la Elección Pública” desarrollada por profesores de la Universidad de Virginia,
que se centra en una mirada más normativa que predictiva.
Las agrupaciones empresariales serán capaces de ejercer más influencia real que aquellos
que representan a los consumidores o meras ideologías. STIGLER señaló “la tesis es que
como regla, la regulación es adquirida por la industria y es diseñada y operada
primeramente para su beneficio”6[6]
5
5] BERNSTEIN (1955) p.341 (POSNER (1974)
6
6] STIGLER (1971) pp. 71-72
en las decisiones adoptadas por las instituciones de decisiones colectivas (políticas) y
evaluar normativamente las consecuencias para el bienestar social. Más allá de su valor
argumental o de la magnitud de su sustento empírico o de las dudas teleológicas o
metodológicas que despierte, sin duda la extensión de su campo por los economistas ha
aportado un avance fundamental en la compresión y mejoramiento de las bases de la
convivencia social y política.
Se representan que los ciudadanos o grupos de interés usan su poder de voto para extraer
de los órganos de decisión colectiva el máximo de beneficio para ellos, y, por su parte, los
políticos y los partidos políticos actúan como empresarios que suministran aquellos
beneficios a cambio de que voten por ellos.
Es una observación obvia, pero que no había sido suficientemente relevada por la Ciencia
Política y el Derecho. Esta concepción está detrás del debate y de los proyectos de ley
sobre las actividades de lobby. La captura, el tráfico entre poder político y poder
económico y la corrupción que subyace han pasado a ser temas habituales.
Ambas doctrinas, tanto la del predominio del interés público como la del predominio del
interés privado en las decisiones de regulación se presentan con un carácter de
generalidad y exclusividad que no resulta procedente y que están lejos de haber
acreditado. Lo que si parece procedente es dar a cada una de ellas una cuota de razón.
Cabría recordar a los economistas lo que dijera McCLOSKY7[1], un economista, más que
predecir, es alguien que puede decir mañana por qué las profecías de ayer no se avienen
con los acontecimientos de hoy día.
[1] McCLOSKY (1985) p. xix, citado por HOOK (1994)
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7] McCLOSKY (1985) p. xix, citado por HOOK (1994)