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DERECHO DIVINO

FILOSOFIA DEL DERECHO

UMG CAMPUS QUETZALTENANGO


MARCOS DANIEL ARANA ZELADA  2650.18-5286
DERECHO DIVINO

Es el conjunto de factores jurídicos instituidos por Dios para estructurar a su Iglesia, al que están
subordinados los elementos de derecho canónico humano o eclesiástico, con el que forma un orden
jurídico único e inseparable. En la Iglesia se habla principalmente de derecho divino positivo, que es
el promulgado mediante la Revelación, y no deriva de la naturaleza humana sino de la elevación del
hombre al orden sobrenatural. Es, en definitiva, la dimensión de justicia del designio de Cristo acerca
de su Iglesia e incluye el conjunto de normas, principios y demás elementos jurídicos propios del
Pueblo de Dios y de la participación del hombre en la vida divina.

Necesita ser aplicado mediante las técnicas propias del derecho para tener completa eficacia, por lo
que debe ser integrado en el ordenamiento, en sus normas y estructuras. Son de derecho divino el
principio de igualdad y el principio jerárquico; la institución del primado de Pedro y el Colegio de los
Apóstoles como autoridad suprema de la Iglesia; las consecuencias jurídicas de la institución de los
sacramentos por Cristo; etc. Se habla también del derecho divino natural, que es aquella parte de la
ley natural, escrita por Dios en el corazón del hombre, que se refiere a las relaciones de justicia. Es
decir, el conjunto de factores jurídicos propios de la naturaleza humana que operan en el orden
natural. Las leyes civiles a las que remite el derecho de la Iglesia deben observarse en derecho
canónico con los mismos efectos, en cuanto no sean contrarias al derecho divino ni se disponga otra
cosa en el derecho canónico. Ninguna costumbre puede alcanzar fuerza de ley si es contraria al
derecho divino. Por su parte las doctrinas proponen una definición y descripción de Derecho Divino
ofrecido por el Diccionario Jurídico Mexicano (1994), de la Suprema Corte de Justicia de México:
(escrito por José Luis Soberanes Fernández) Entendemos por derecho divino el conjunto de leyes
eternas, objetivas, universales, dadas por Dios, con objeto de ordenar, dirigir y gobernar al mundo,
señalando los caminos de la comunidad humana. El derecho divino se manifiesta a través de la ley
eterna, el derecho natural y la Revelación, conocidos también estos dos últimos como derecho divino
revelado o derecho divino positivo o derecho divino natural. Al crear Dios el universo le imprimió un
movimiento permanente, movimiento que no es anárquico, sino ordenado por el mismo Creador, y
dirigido a su fin de un modo peculiar y propio según su naturaleza; estos es, a través de lo que
llamamos la ley eterna. Ahora bien, entre todas las criaturas solamente el hombre tiene inteligencia y
voluntad, es un ser libre, por ello, la parte de la ley eterna que se refiere al hombre, precisamente por
esas características, contendrá también peculiaridades especiales, ya que en el hombre implicará un
conocimiento racional de la misma y una aceptación voluntaria, que traerá consigo su valor moral;
por ello, la porción del derecho divino que se dirige al género humano se llama ley natural. Así como
la ley eterna es en las otras criaturas porque lo es, en el hombre se requiere que a través de su
razón la desentrañe y por medio de su libre voluntad la cumpla, ya que precisamente ha sido
promulgada en el hombre por medio de la razón y la cual está sometida desde su nacimiento. Se
llama natural porque a ella se llega con las solas luces de la razón, sin necesidad de la Revelación.
(Tal vez sea de interés más investigación sobre el concepto). Dicho de otra manera, atendiendo a la
naturaleza racional, libre y social del hombre, surge la necesidad de un derecho superior a los meros
convencionalismos humanos, a la voluntad política del Estado o a otras premisas limitadas por su
finitud, en virtud de que se apoya en el supremo valor de la justicia; de lo que resulta un conjunto de
preceptos universales e innumerables que expresan lo que hay de permanente en la naturaleza del
hombre y reflejan sus conexiones con lo trascendente, con los demás hombres y con el mundo,
estos es el derecho natural, según lo expresado por Legaz. Ahora bien, el derecho natural no lo
debemos considerar como un sistema moral, ni como derecho ideal, ni como un ideal de justicia,
aunque, al igual que estos últimos lo conocemos por la recta razón. Las características del derecho
natural son: universalidad, inmutabilidad, congnoscibilidad y el valor soteriológico en su
cumplimiento.

Finalmente, el derecho divino positiva, implica la manifestación expresa del Creador a las criaturas –
la Revelación – para que, según Santo Tomás de Aquino, el hombre pueda saber, sin ningún género
de duda, lo que debe hacer y lo que debe evitar. Las fuentes de la Revelación se encuentran en las
Sagradas Escrituras (tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento) y en la Tradición. (Tal vez sea de
interés más investigación sobre el concepto). Un ejemplo de este tipo de normas podría ser aquel en
que Jesucristo expresamente establece materia y forma de los sacramentos. Las características de
los preceptos del derecho divino positivo son: universalidad, inmutabilidad y obligatoriedad. Una
perversión del concepto de derecho divino fue el utilizado en la época moderna para legitimar el
poder de los monarcas absolutistas, cuando lo definían como el derecho divino de los reyes. El
efecto de la política pacífica de Jacobo I de Inglaterra fue que, en su época, no se necesitaban
tropas regulares y que, mientras Francia, España, Italia, Bélgica y Alemania pululaban con soldados
mercenarios, la defensa de Inglaterra seguía confiándose a la milicia. (Lo que indirectamente fue un
importante factor en la guerra civil inglesa con Carlos I).

Como el Rey inglés no tenía un ejército permanente, y ni siquiera intentó formar uno, habría sido
prudente en él evitar cualquier conflicto con su pueblo. Sí, Pero: Pero era tal su indiscreción que,
mientras descuidaba por completo los medios que eran los únicos que podían hacerle realmente
absoluto, planteaba constantemente, en la forma más ofensiva, reivindicaciones que ninguno de sus
predecesores había soñado. Fue en esta época cuando surgieron por primera vez esas extrañas
teorías que Filmer convirtió posteriormente en un sistema y que se convirtieron en la insignia de la
clase más violenta de los conservadores y de los altos eclesiásticos. Se sostenía seriamente que el
Ser Supremo consideraba la monarquía hereditaria, en contraposición a otras formas de gobierno,
con un favor peculiar; que la regla de sucesión por orden de primogenitura era una institución divina,
anterior a la cristiana, e incluso a la dispensación mosaica; que ningún poder humano, ni siquiera el
de toda la legislatura, ninguna duración de la posesión adversa, aunque se extendiera a diez siglos,
podía privar a un príncipe legítimo de sus derechos, que la autoridad de tal príncipe era
necesariamente siempre despótica; que las leyes por las que, en Inglaterra y en otros países, se
limitaba la prerrogativa, debían considerarse simplemente como concesiones que el soberano había
hecho libremente y podía reanudar a su antojo; y que cualquier tratado que un rey pudiera concluir
con su pueblo era simplemente una declaración de sus intenciones presentes, y no un contrato cuyo
cumplimiento pudiera exigirse. Es evidente que esta teoría, aunque pretende reforzar los
fundamentos del gobierno, los desbarata por completo. ¿La ley divina e inmutable de la
primogenitura admite a las mujeres o las excluye? En cualquiera de los dos casos, la mitad de los
soberanos de Europa deben ser usurpadores, que reinan desafiando la ley de Dios, y que pueden
ser desposeídos por los herederos legítimos. La doctrina de que el gobierno real está especialmente
favorecido por el Cielo no recibe el apoyo del Antiguo Testamento; porque en el Antiguo Testamento
leemos que el pueblo elegido fue culpado y castigado por desear un rey, y que después se le ordenó
que le retirara su lealtad. Toda su historia, lejos de respaldar la noción de que la sucesión por orden
de primogenitura es de institución divina, parece indicar más bien que los hermanos menores están
bajo la protección especial del cielo. Isaac no fue el hijo mayor de Abraham, ni Jacob de Isaac, ni
Judá de Jacob, ni David de Jesé ni Salomón de David. El sistema de Filmer tampoco recibe ningún
apoyo de los pasajes del Nuevo Testamento que describen el gobierno como una ordenanza de
Dios: porque el gobierno bajo el que vivían los escritores del Nuevo Testamento no era una
monarquía hereditaria. Los emperadores romanos eran magistrados republicanos, nombrados por el
senado. Ninguno de ellos pretendía gobernar por derecho de nacimiento; y, de hecho, tanto Tiberio,
a quien Cristo ordenó que se diera tributo, como Nerón, a quien Pablo ordenó a los romanos que
obedecieran, eran, según la teoría patriarcal del gobierno, usurpadores.

COMENTARIO PERSONAL

Es de importante conocimiento como se estructura y origina el derecho divino, y no es más que, una
de las primeras normas que empezó a regir el comportamiento humano, y por tal motivo es de
alguna forma venerado, es interesante, identificar como los países que más practican las religiones
dominantes como el Catolicismo, han sido pilares para que estas leyes también se contemplen por
los Estados, en virtud de que gran parte de sus habitantes, tiende a ser creyente y practicar alguna
religión, y de alguna u otra forma, estos se rigen bajo la misma.

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