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Procrastinar nos puede llevar al fracaso

Postergar las tareas no solo afecta la productividad en el trabajo, también las relaciones
familiares, sociales y la propia salud mental.

P
ostergar una tarea rutinaria y aburrida es algo que hacemos todo el tiempo. (Foto: Getty
Images)
MILAGROS LAURA
 milagros.laura@trome.com
Actualizado el 23/08/2020 a las 09:59

No sacar la basura por días, hacer a última hora la tarea de la universidad, tener
trabajo acumulado y en su lugar revisar las redes sociales, son claros ejemplos de
procrastinar y que todos en algún momento lo hemos hecho. Sin embargo,
posponer las cosas suele traer consigo consecuencias de corto y largo plazo en
distintos planos de nuestra vida. El médico psiquiatra Carlos Bromley explica
que las personas que acostumbran a postergar sus tareas no son flojas, sino que
poseen esta característica en su personalidad que las lleva a meditar mucho antes
de hacer una tarea, se bloquean y no llegan a la acción. “Dan miles de vueltas en
el ‘¿cómo hacerlo?’, buscan la perfección, se llenan de ansiedad, se frustran y
prefieren dejar el pendiente para más tarde. Al final, no terminan haciendo nada o
lo hacen mal”, resalta.
Autosabotaje
Lo que usualmente se relaciona con problemas de productividad, el vivir
postergando tareas, decisiones y responsabilidades, afecta todos los planos de
nuestra vida. En lo social, por ejemplo, los amigos y familiares dejan de confiar
en los procrastinadores, porque saben que no van a cumplir con lo que dicen o se
les pide y terminan alejándose de ellos. Esto causa que el postergador sienta
culpabilidad y frustración con él mismo. “Con el paso del tiempo, la
procrastinación causa efectos destructivos en la salud mental, incluidos estrés
crónico, angustia general psicológica y baja satisfacción con nuestra vida”,
agrega Bromley.

Culpa y ansiedad
Para la psicoterapeuta Sarela Quiroz, directora del centro psicológico Yo Puedo,
aplazar nuestras responsabilidades es vivir con permanente culpa y ansiedad.
“Por un lado, abandonamos la tarea porque nos sentimos frustrados frente a ella,
luego estamos angustiados por no estar cumpliendo con nuestra responsabilidad.
Al final estamos corriendo a último minuto para terminar con las tareas
encomendadas, un proceso que eleva los niveles de ansiedad y estrés”, señala
Quiroz.

Raíz del problema


Al tratarse de una característica de la personalidad, esta se forma desde los
primeros años de vida con la crianza, las relaciones intrafamiliares y experiencias
escolares, factores que influyen en esta conducta de procrastinar. “Niños que han
sido sobreprotegidos, que no han cumplido con responsabilidades en casa (de
acuerdo a su edad), que no han tenido exigencia en la escuela. Pueden ser
procrastinadores. Pierden constantemente los trabajos, no terminan la
universidad, se vuelven una carga para sus padres, no son felices con la pareja. Es
decir, viven sin cumplir metas y están insatisfechos con ellos mismos”, finaliza el
psiquiatra. 

Identificar
Muchas veces superar la procrastinación requiere del acompañamiento de un
especialista. Sin embargo, el primer paso es identificar las verdaderas razones del
por qué postergamos. No me gusta, no sé hacerlo, no tengo los recursos para
hacerlo. Una vez claro el panorama, hay que trabajar en los objetivos, motivarse
y confiar en uno mismo, para luego organizar y planificar cómo cumplir los
pendientes.

Ejemplo
Si los padres asumen las tareas y las resuelven cuando realmente hay que
hacerlas, le enseñarán a sus hijos una valiosa lección de responsabilidad y serán
adultos productivos.

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