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Eduardo Cavieres Figueroa, Premio Nacional de Historia 2008, es profesor adscrito

del Instituto de Historia de la P. Universaidad Católica de Valparaíso y Director de


Postgrado en Historia de • la misma Casa de Estudios; Profesor Titular del Departamento
de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile y Profesor del Master Universitario
América Latina Contemporánea y sus relaciones con la Unión Europea: una cooperación
estratégica (Historia H de la Universidad de Alcalá e Instituto de Estudios
Latinoamericanos de la misma Universidad). Anteriormente, ha sido profesor en varias
universidades latinoamericanas y europeas, destacando, entre otros, su docencia en la
Universidad de Paris III (Instituto de Altos Estudios para América Latina) y en la
Universidad de Guadalajara, México.

Es profesor normalista. Profesor de Historia y Geografia de la P. Universidad Católica de


Valparaíso; Licenciado en Historia por la misma Universidad; MA History por la
Universidad de MadisonWisconsin, USA y Ph.D. History por la Universidad de Essex,
Inglaterra.
EDUARDO CAVIERES FIGUEROA

SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE El fin del Antiguo Régimen y los


orígenes de la

representación moderna

ir0

EDICIONES UNIVERSITARIAS DE VALPARAÍSO

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso


Esta publicación está basada en el Proyecto Fondecyt 108.5205

El autor participa, además, del Proyecto El pensamiento liberal adántico, 1770-1880.


Fiscalidad, recursos naturales, integración social y política exterior desde una perspectiva
comparada (Ministerio Ciencia e Innovación, Espatia. Ref: HAR2010-18363).

Imagen de Portada y Colofón: Plaza de la Independencia de Santiago, José Selleny, 1859.

Portadilla 1: Abdicación del Supremo Director Bernardo O’Higgins. Manuel Antonio


Caro Olavarría, 1875.

Portadilla 2: Primer Congreso Nacional de Chile. Nicanor Gonzalez Méndez, 1903.

C) Eduardo Cavieres Figueroa, 2012 SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE El


fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

Inscripción N. 218.141 ISBN 978-956-17-0512-8 .

Derechos reservados

Tirada: 500 ejemplares

Ediciones Universitarias de Valparaíso Pontificia Universidad Católica de Valparaíso


Calle 12 de Febrero 187, Valparaíso Telefono (56-32) 227 3087 - E.mail: euvsa@ucv.c1
www.euv.c1

Disefio Gráfico: Guido Olivares S. Asistente de Disefio: Mauricio Guerra P. Asistente


de Diagramación: Alejandra Lu-min R. Corrección de Pruebas: Osvaldo Oliva P.

Imprenta Salesianos S.A. HECHO EN CHILE


ÍNDICE

Prólogo 9 Introducción
13 Bicentenario en retrospectiva, logros y deudas históricas. La construcción del
discurso y los contenidos de las realidades 17

El estado de la cuestión a partir de visiones retrospectivas 28

El contexto hispano: desde Aranjuez de 1808 a Cádiz de 1812. Los grandes temas y los
grandes problemas 54

DESDE LO GENERAL

Los acontecimientos de 1808 y sus consecuencias: coyunturas que rompen estructuras


99

El desarrollo de los acontecimientos 119 La Patria vieja


128 J. M. Carrera y las reorientaciones del proceso 136 Restauración
[Reconquista] e Independencia. Un complejo camino hacia el ”nuevo orden”
159
DESDE LO PARTICULAR

III Los contextos internos: el basamento social 1791

En la base: comercio y bajo pueblo 182 La focalización


institucional: bandos de buen gobierno 216 El ”bajo pueblo” en la
Independencia: las visiones y consideraciones contemporáneas
222

IV En la cúspide: los ”buenos vecinos”. Del Cabildo al Congreso


241

Comercio y ascenso social 245

Poder económico, poder político: funcionamiento del Cabildo


255

El Primer Congreso Nacional. éliberales o republicanos? 260

V Las tradicionales y nuevas relaciones Estado-Iglesia 295


Conclusiones: Trasfondos y proyecciones 325 Fuentes y
Bibliografia 363
”Es una larga historia...».. A Lorenzo.
PRÓLOGO

Durante los anos de 2010 y 2011 se sucedieron en Chile, América Latina y Esparia todo
tipo de festejos con motivo de la conmemoración del bicentenario de las independencias.
En 2012 nos encontramos en Esparia ante un nuevo embate de celebraciones al
rememorar la Constitución de Cádiz de 1812. Historiadores, constitucionalistas y
politólogos han publicado multitud de escritos al calor del bicentenario de la Pepa.
Políticos, periodistas y ensayistas van aportando nuevas ideal, opiniones y puntos de
vista conforme se va acercando la celebración de la XII Cumbre Iberoamericana (Cádiz,
16-17 noviembre de 2012).

En las últimas décadas se han publicado multitud de ensayos, celebrado cientos de


congresos internacionales y realizado miles de conferencias públicas y seminarios
universitarios de calidad sobre el tema de las independencias americanas y la formación
del Estado y la Nación. Se han debatido argumentos, ariadido fuentes documentales antes
desconocidas, incorporado metodologías, ampliado los temas de debate y cruzado miradas
y perspectivas. Tendremos que tener paciencia para digerir todo lo que se ha escrito a fin
de poder separar el grano de la paja.

Hasta el dia de la fecha, se ha ido aclarando y profundizando el conocimiento sobre los


procesos de las independencias americanas. Estamos en condiciones de distinguir entre los
procesos continentales, nacionales y locales; y hemos aprendido a diferenciar las dinámicas
de largo, medio y corto
10

EDUARDO CAVIERES FIGUEROE

plazo. Sabemos con más claridad cuáles fueron las características de las re-’ voluciones
liberal-burguesas, las guerrillas, las reacciones étnicas y las luchas de clases. Hemos
confirmado la necesidad de distinguir entre la formación del Estado y la Nación,
subrayando que en los casos americanos la segunda no precedió al primero. Los
adelantos en la historia comparada nos han hecho comprender que se estableció una
compleja red de influencias cruzadas en el espacio atlántico por la que discurrieron las
ideas de los pensadores que habitaban tanto en los territorios de la Monarquía hispánica
que se encontraba en proceso de desmembración (reinos y provincias del Nuevo mundo,
Viejo mundo y Extremo Oriente), como en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Italia o
Portugal. Las ideas liberales se fueron formando, madurando en dicho espacio atlántico
como resultado de un diálogo enriquecedor permanente. Las ideas ilustradas se fueron
transformando en liberales y estas se conectaron a su vez en el caso del mundo hispánico
con algunas de las teorias escolásticas del siglo XVI. Finalmente, hemos confirmado la
necesidad de profundizar en el concepto de autonomia política como un estadio previo a la
independencia en muchas de las regiones del continente americano. Ello nos ha llevado a
su vez a comprobar que en los procesos de desmembración de la Monarquía hispánica, lo
local se convirtió en el epicentro de la política al recaer en los municipios, cabildos y
comunidades la soberania (”pueblo legalmente constituido”) 1.

El presente texto del profesor Eduardo Cavieres representa un nueyo avance en el


conocimiento de los proceso de independencia americanos. Con el rigor y la
profesionalidad académica a las que nos tiene habitúados, va desgranando de forma
erudita y amena algunos temas importantes. Reflexiona con profundidad sobre la formación
del Estado y la ciudadanía en Chile, las distintas formas de representación política, la
integración, la soberania, el desarrollo económico, la transformación de las antiguas formas
de articulación social de Antiguo Régimen y la correlación entre los discursos narrativos y
las realidades históricas. Realiza un estudio profundo de las transformaciones de la
sociedad chilena de finales del XVIII y comienzos

’ Un resumen de los adelantos historiográficos aqui mencionados pueden verse en Pedro


Pérez Herrero, Las independencias americanas. Reflexiones historiograficas con motivo
del Bicentenario, Cuadernos de Historia Contemporánea, Vol. 32, 2010, pp. 51-72.
SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fia del Antigo° Régimen y los &genes de
la representación moderna 11

del XIX. Identifica adecuadamente la procedencia de los distintos conceptos que manejaban
los pensadores chilenos que estudia y a la vez clarifica cuáles procedían de la ilustración
dieciochesca y cuáles del liberalismo decimonónico. Con rigor separa las ideas del
liberalismo político doctrinario del liberalismo económico. Con precisión realiza un
estudio de los conceptos manejados en la época desde una óptica atlántica, facilitando con
ello la superación de algunas visiones tradicionales teãidas de un marcado tono
nacionalista exclusivista.

De forma precisa analiza las distintas causas de la independencia de Chile y explica sus
distintas fases temporales, identificando las dinámicas de corto, medio y largo plazo.
Combina adecuadament l cruce de los intereses internos con los externos; y distingue
adecuadamente entre las ideas y las prácticas cotidianas, entre teoria y realidad. Conecta
bien la historia militar, con la narración de los acontecimientos, la historia de las ideas y
las transformaciones sociales.

Una de las partes medulares de su texto se centra en estudiar las transformaciones sociales
y los cambios de instituciones. En este campo subraya la importancia de la comprensión
de los cabildos. Recuerda con precisión la necesidad de analizar las continuidades de las
formas institucionales de la época colonial; describe cómo fue surgiendo la nueva
autoridad ante la caída del entramado de la Monarquia y cómo se fue diseriando la nueva
fiscalidad; y subraya la importancia de investigar cómo se fueron generando los
sentimientos de autogobierno a partir de 1808. De forma correcta el autor entiende que
dado que la independencia, en tanto que proceso de cambio, debe ser comprendida desde
una perspectiva temporal de largo plazo.

Ha sido un privilegio haber podido escuchar, aprender y debatir de boca del autor muchos
de los conceptos que se manejan en este libro en los intensos y siempre acalorados debates
que hemos tenido en los últimos anos en el Seminario permanente del Proyecto de
Investigación ”El pensamiento liberal atlántico, 1770-1880. Fiscalidad, recursos naturales,
integraciíon social y política exterior desde una perspectiva comparada” (Ministerio
Ciencia e Innovación, Espana, Ref. HAR2010-18363) que se celebra en el Instituto de
Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá.
12 EDUARDO CA\

Es un honor poder coeditar este texto entre el Instituto Latinoamericanos de la


Universidad de Alcalá y la Pontificia Católica de Valparaíso.

Pedro P( Universid
IIERES FIGUER1

de Estudie

Universic

INTRODUCCIÓN

Srez Herrerel ad de Alcal

Este libro no sigue un orden ni temático ni cronológico para explica o contar, una vez
más, el conjunto de acontecimientos que dieron forma a proceso que, entre los alãos 1808
y 1818, concluyó en la Independencia d Chile. Obviamente sigue una secuencia que
representa más bien un pro blema central: el paso desde un antiguo régimen de
representación a um nuevo que se ofreció, en su momento, como liberal, republicano y
demo crático, pero que, pese a los contenidos de los discursos más progresistas radicales
del momento, se fue contrariando o entorpeciendo en medio miedos, intereses,
circunstancias, proyectos individuales o contradictorios etc., que hicieron mover el barco
hacia aguas intranquilas y vientos adverso que fueron retardando (en alguns casos hasta el
presente) la formación una sociedad basada en los derechos políticos modernos
fundamentales Es cierto, igualmente, que hubo logros importantes que, en el curso de la
siguientes décadas, otorgaron a Chile un lugar de reconocido prestigio en e contexto de
los nuevos Estados vecinos.

Tratando de estudiar los alcances concretos del liberalismo ilustra& la gestación del
Estado en Chile (y en L. América); las razones por la cuales, doctrinalmente, se
evolucionó tan rápidamente desde inquietudes planteamientos sobre la naturaleza del
hombre y de los cuerpos sociales ha cia un pragmatismo político y económico; y los
términos reales que orien taron las relaciones Iglesia-Estado en las primeras décadas del
siglo XIX, s
14

EDUARDO CAVIERES FIGUEROAI

subraya que lo que se ha intentado entregar corresponde a establecer otras 1 perspectivas


de análisis que permitan traducir eventos y pensamientos en problemas concretos
utilizando, complementariamente, lineamientos

trales de las actuales historia de las ideas, historia socio-cultural y de la his-

toria política-económica.

Aun cuando no correspondan a capítulos específicos, el libro contiene objetivos que junto
a sus propias singularidades, otorgan en conjunto una unidad de estudio. En los alcances
concretos del liberalismo doctrinario en la gestación del Estado, la pregunta y/o problema
central tiene que ver con el carácter y la amplitud social en el conocimiento y recepción el
discurso revolucionario liberal y ello significa fundamentalmente hacer una investigación
de historia socio-cultural. Relacionado con lo anterior, ,por qué el discurso rápidamente se
soslaya o se reorienta en sus formulaciones hacia una política real cada vez más
pragmática, especialmente en términos económicos? En estos aspectos, además de las
necesidades del Estado, se trata de visualizar precisamente los grados de aceptación de
esos fundamentos doctrinarios y, principalmente, en que el Poder es también una cuestión
de circunstancias y oportunidades y que la diversidad de individuos y familias en los
grupos dirigentes influye directamente en las direcciones que toma el proceso de
construcción social de la República. En este caso, se deben combinar consideraciones de
la historia de las ideal con otras referidas a la historia económica-social. El libro no da
respuestas concretas a ninguna de estas interrogantes, pero establece un escenario amplio
que permite deducir actitudes y comportamientos individuales y sociales.

Otro aspecto, estrechamente relacionado con lo anterior, es el problema general de la


relación Estado-Iglesia, en que nos ha interesado no sólo describir situaciones respecto a
un problema poco estudiado en la historiografia pertinente, como son los alcances de la
participación del clero en la guerra de Independencia, sino fundamentalmente explicamos
la naturaleza de esas relaciones que importan no sólo desarrollos nacionales particulares,
sino comprenden cuestiones correspondientes a una historia mayor.

No hay duda alguna que la Independencia no fue una acción espontánea, sino respondió a
todo un proceso que se fue gestando internamente a partir de la conjunción de
requerimientos de la modernización del siglo XVIII como en torno a las nuevas
discusiones políticas y filosóficas sobre
SOBRE LA INDEPENDENC IA EN CHILE. El findei Antigo° Régimen y los origenes de
la representación moderna 15

las relaciones del Estado con la sociedad que fueron, además, creciendo dialécticamente
en la medida que la nueva expansión capitalista del comercio superaba abiertamente las
restricciones impuestas por el orden colonia. Por ello mismo, no se puede seguir pensando
el período de Independencia sólo como un corte político entre colonia y República, sino
más bien como un hito importante dentro de un período más largo de cambios
socio-culturales y políticos económicos que configuran el verdadero escenario en donde
por algunos anos fue desdibuj ando todo un sistema para dar paso a nuevas instituciones.
Tampoco puede aislarse espacialmente el fenómeno. Se trató de un sólo gran
acontecimiento que seguramente, en tiempos actuales, habría sido tratado como otra gran
crisis de la política y de la economia mundial. Por ello, tanto las ideas ilustradas corri
ciertos rasgos de precursores y libertadores (Miranda, Bolívar, San Martín); el 1808
espafiol, y, particularmente, los constituyentes de Cádiz, no podían quedar fuera del
relato.

Para Chile propiamente tal, el centro cronológico de estos estudios se centra


fundamentalmente entre 1808 y 1823 con la abdicación del General O’Higgins. La
historiografía liberal del siglo XIX no sólo entregó un exhaustivo y detallado análisis de los
desarrollos seguidos sino, además, ligue siendo el relato fundamental a partir del cual se
han formulado los más importantes estudios que conocemos para los últimos cincuenta o
sesenta afios de historiografía nacional. Entre los historiadores, o entre quienes
estudiamos la historia, es normal reconocer que la historia es siempre una materia posible
de escribir una vez más, pero al mismo tiempo, siempre se considera de que los grandes
temas ya han sido estudiados y que, en consecuencia, el problema es que podría aportar un
nuevo estudio respecto a los ya realizados. Especialmente durante los últimos afios, ante
el temor que despiertan esas consideraciones, se opta más bien por estudios monográficos
sobre aspectos muy determinados que obvian el riesgo de ser insertados en los temas
mayores a los cuales pertenecen.

El libro fue escrito a partir de una investigación no lineal, sino más ien a propósito de un
Proyecto inicial (Fondecyt 108.5205) que sin perder su perfil, se fue adecuando a
desarrollos temáticos y problemas en variados encuentros, nacionales e internacionales,
que se sucedieron entre los afios 2009 y 2010. Fuera de Chile, entre otros, en Tunja,
Colombia; Sucre, Bo-
16 EDUARDO CAVIERES FIGUEROA

livia; Quito, Ecuador; Ciudad de México, México; Sevilla, Espana; Berlín, Alemania,
todos los cuales permitieron profundizar análisis y reflexionar en los muy diversos
aspectos de lo acontecido en Espana, América Latina y Chile en particular. Muy
importante fue el tener la posibilidad de escuchar y poder sostener valiosas
conversaciones con amigos y académicos de prestigio como Juan Marchena, Manuel Chust,
Ivana Frasquet, Stefan Rinke, y muchos más. He tenido, y tengo además, la posibilidad de
disponer de tiempos y tranquilidad inestimables otorgados por mis estadias anuales en el
Instituto de Estudios Latinoamericano (IELAT) y en el Programa de Magíster oficial
”América Latina contemporánea y sus relaciones con la Unión Europea: una cooperación
estratégica” de la. Universidad de Alcalá, Espana, en donde cuento con el apoyo y la
amistad de su Director, el Dr. Pedro Pérez Herrero, gran amigo, agudo observador,
excelente intelectual. Por cierto, mis reconocimientos institucionales a la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso y a la Universidad de Chile, que siempre me han
permitido desarrollar algo esencial del mundo académico e intelectual: el pensar.

En lo particular de las temáticas aqui estudiadas, me es importante, igualmente, expresar


mi agradecimientos a las conversaciones, comentarios y sugerencias de mis colegas y
amigos, los Drs. Juan Cáceres M. y Rodrigo NUriez A.

Valparaíso - Alcalá de Henares.


17

Bicentenario en retrospectiva, logros y deudas históricas: La construcción del discurso y


los contenidos de Ias realidades.

Un Bicentenario es algo para celebrar, pero también algo para reflexionar. Es una buena
ocasión para el análisis y un buen tiempo para ir recuperando visiones y revalorizaciones en
términos retrospectivos.

Algunas de ias situaciones que acontecen en el presente están acordes a estos ejercicios de
mirar hacia el pasado y no desde el pasado, yendo desde el presente hacia atrás. Lo
sucedido en el afio 2010 a 33 mineros que quedaron sepultados durante meses, más que
una anécdota dramática, es otro ejemplo de los variados matices que tiene nuestra historia,
no solamente en Chile, sino extendidamente en toda América Latina: de claroscuros, de
grandes éxitos y logros, pero al mismo tiempo de unas persistencias y retardos igualmente
muy fuertes. Un concepto que hoy dia se ha venido olvidando, incluso por parte de la
misma izquierda que tanto lo utilizó en otros tiempos, es el concepto de estructuras.
Nuestra historia ha venido ,vanzando, pero con el arrastre de una serie de permanencias
del pasado, estructuras profundas, que no se han querido o podido superar, a veces
18

EDUARDO CAVIERES FIGUEle

por el peso de las circunstancias; otras, las más, por incapacidad o falta a

voluntad.

Nos alegramos con la sobrevivencia y posterior rescate de los mineros,

no sólo un hecho positivo de la política, sino un verdadero triunfo de la tecnologia’. En su


momento, ello significó, una vez más, que pasáramos rápidamente, como expresión de
una de las permanencias siempre observables en la historia de Chile y Latinoamérica, a
autodefinirnos en términos positivos y optimistas, en afirmar que somos quienes damos el
ejemplo y en presentarnos como modelo. Es bueno en las sociedades tener miradas
optimistas ya que sólo con pesimismo y autocrítica no se avanza, pero estas actitudes
deben ser ciertamente moderadas.

En las últimas décadas, la historia ha cambiado profundamente, pero

estos cambios no corresponden a una sociedad en particular. La historia no

ha cambiado solamente en Chile ni en Latinoamérica, sino que ha cambia-

do en todo el mundo, y, dentro de esos cambios la tecnologia nos permite superar, por lo
menos dentro de las esperanzas que tenemos, situaciones tan extremas como la
experiencia ya sefialada de los mineros. Si este mismo he-

cho hubiera ocurrido 30 anos atrás, muy poco hubiéramos podido hacer, y

el accidente habría pasado a engrosar un episodio más en la lista de secuelas y tragedias a


la que estamos tan acostumbrados.

En el día a día y en situaciones más cotidianas, en el cómo se vive, se sufre o se piensa la


historia, se otorga gran importancia a lo que se denomina ”opinión pública”. Gran parte de
lo que sucede se legitima en ella. Se supone que lo que caracteriza el cambio, en todo
sentido, se puede visualizar en efectos sociales muy fuertes, con impactos en esa opinión
pública que, a veces, igualmente, se trata de asimilar a ciudadanía, lo que implicaria una
mayor y más efectiva preocupación por la historia; pero, todo ello, no pasa

2 Nos referimos al derrumbe de la mina de San José, ubicada cerca de Copiapó, ocurrido el
5 de agosto del 2010 y que dejó atrapados a 33 mineros a unos 700 metros de
profundidad. Casi a tres semanas de ocurrido el evento se pudo saber que habían
sobrevivido y, desde entonces, se realizaron inmensos esfuerzos de rescate que terminaron
exitosamente el 13 de octubre del mismo afio. Durante esos meses y especialmente al
momento de volverlos a la superficie, el hecho se convirtió en la noticia de Chile de
mayor cobertura en los medios de comunicación mundial.
SOBRE LA INDEPEN DENC IA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes
de la representación moderna

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de conceptuaciones o subjetivaciones sobre el presente que no necesariamente responden a


estados de racionalización sobre lo que sucede. Por ello, si falta claridad sobre el presente,
éde qué manera podríamos enunciar y pensar qué ha sido nuestro pasado? El bicentenario
pudo ser una excelente oportunidad para volver a considerar nuestros contextos y
temporalidades históricas, los fundamentos de nuestro presente. No obstante, es difícil
pensar que la opinión pública este preparada para realizar tal ejercicio, especialmente
cuando, desde lo oficial, tampoco se advierten muchas motivaciones para hacerlo.

En el caso chileno, la primera comisión bicentenario fue creada por el ex Presidente


Ricardo Lagos y, en ese momento, parecía:4eguirse el modelo del bicentenario trances,
focalizando las metas de la celebración en una serie de proyectos de grandes obras
materiales que se inaugurarían en el 2010 para celebrar los 200 anos de vida republicana.
En el fondo, una mirada del presente para dejar testimonios al futuro, situación en que
prácticamente el pasado no existia, estaba superado. Ello no resultó y, a cambios de
políticas públicas sobre la materia, se unieron situaciones como el terremoto de febrero
dei 2010, que mermaron los recursos y reafirmaron lo que se venía pensando en términos
de que la celebración debería estar centrada en una gran fiesta ciudadana. Ninguna
preocupación por el pasado ni necesidad de auscultar los trasfondos del presente.

Esta situación va mucho más allá de la particular historia de Chile y tiene que ver con lo
ya sefialado respecto a los grandes cambios que la historia ha experimentado en las últimas
décadas, cambios que, aun cuando muchos de ellos sean positivos, por otro lado han
relegado y perjudicado a parte importante de la memoria histórica colectiva.
Aparentemente, están muy lejanos los tiempos en que se miraban los grandes ciclos
económicos, por ejemplo en los anos 1950 y 1960, cuando se descubrían las relaciones
entre movimientos de larga, mediana y pequeria duración, entre las cuales siempre se
podían encontrar algunos buenos períodos, especialmente en las —gundas mitades de los
siglos y las primeras décadas de los siguientes, períodos que indudablemente influyeron en
la maduración de ciertas miradas y actitudes optimistas de las sociedades, pero cuyos
resultados no fueron permanentes.
20

EDUARDO CAVIERES FIGUEROA

Si pensamos en lo particular, en relación en cómo ya pensamos hacia atrás el bicentenario


y cómo, en su momento se pensó el centenario, evidentemente hay fuertes diferencias: el
centenario fue mucho más pesimista. A pesar de que a comienzos del siglo XX se dieron
condiciones para que Chile hubiese encontrado un camino hacia un crecimiento
económico que pudo ser más sostenible, y, al mismo tiempo, una organización
institucional más democrática, ello no sucedió y quedó la sensación de que todo lo
alcanzado durante la segunda mitad del siglo XIX simplemente se había perdido por falta
de imaginación y compromiso de la sociedad y por la defensa irrestricta de los privilegios
por parte de las elites. Enrique Mac-Iver y su discurso sobre la crisis moral de la
República, Luis Emilio Recabarren y su balance histórico entre ricos y pobres a través de
un siglo de vida republicana, Francisco Encina y su análisis sobre los cambios en las
condiciones sociológicas durante la segunda mitad del s. XIX, son ejemplos de algunas
de las reflexiones contemporáneas más importantes y de mayor influencia en el mundo
intelectual de parte importante del s. XX’

Con razón, en 1910 la reflexión estuvo dada en relación al porque se habían hecho mal las
cosas cuando se habían tenido, de alguna manera,

grandes posibilidades de entrar en una dinámica diferente, no sói.° con el llamado ciclo
del salitre, sino también anteriormente con el cobre, situaciones que habían puesto a Chile
en una posición bastante espectacular dentro de los países vecinos y que le habían
permitido una apreciable modernización en términos materiales, lo que para la época le
convirtió en una especie de modelo para la sociedad latinoamericana. No ocurrió así, pero
todo ello quedó materializado en un optimismo sin fundamentos reales: éramos los
ingleses de América Latina, los mejores, por lo tanto no había que preocuparse del futuro.
Lo que sí sucedió fue que ello se transformó en la autocrítica de 1910.

Actualmente, independientemente de logros evidentes, no podemos decir que se hayan


solucionado definitivamente algunos de esos problemas estructurales o permanencias de
larga duración, pero a pesar de ello nos encontramos en una situación de optimismo,
siempre esperando lograr la

3 Ver alguns de sus contenidos más conocidos en. Hernán Godoy Urzúa, Estructura social
de Chile, Editorial Universitaria, Santiago 1971, pp. 283-350.
SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los ongenes de
la representación moderna

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meta del desarrollo definitivo. Debe recordarse que ya desde el Gobierno militar y
después en diversos momentos del régimen de la Concertación se trazaron fechas para
llegar a esa meta, fechas que una vez alcanzadas, daban pasos a unas nuevas: en el 2000
se decía que en el 2010 tendríamos un crecimiento económico más o menos sostenido y
una sociedad entrando en la modernidad. En la actualidad, ya se está pensando en e12030.
Con otras imágenes, ello ya habia ocurrido a lo largo de los anos 1960 cuando el
crecimiento económico daria paso al desarrollo social. Como sabemos, no ha sido así,
pero es obvio también que no podemos ignorar algunas situaciones que hacen que
igualmente hayamos desarrollado colectivamente la construcción de imágenes de una
sociedad distinguida, reconocida dentro de Europa y en Estados Unidos, algo que no nos
incomoda, pero que desata más de algún problema con nuestros vecinos. Sobre esto habría
mucho que detallar, pero por el momento sólo abordaremos aspectos relacionados con
el carácter de la sociedad.

Si nos referimos al aspecto social, no desde el punto de vista de la historia de los


movimientos sociales, sino pensando en términos de los significados que se proyectaron
desde la propia Independencia, de los cambios de actitudes, del menosprecio por el pasado
colonial que hicieron los liberales del siglo XIX; también en términos de las ideas fuerzas
que se venían arrastrando con la ilustración y que se traspasaron a los primeros liberalismos
doctrinarios del siglo XIX, incluyendo el liberalismo espafiol, veremos que los retrasos en
alcanzar lo que se queria han sido evidentes. Se trataba de pasar desde una sociedad de
antiguo régimen, un concepto y realidad no sólo válido para Europa sino también para el
conjunto latinoamericano, a la construcción de un nuevo régimen, de un nuevo orden,
basado no sólo en los discursos doctrinarios acerca de los derechos del hombres, sino
también en una nueva forma de representación que intentaba transformar intereses
corporativos en derechos básicos de los individuos. Se trataba de un giro conceptual que
comenzaba a crecer: el de las representaciones ciudadanas.

Fue culpa de los gestores de la patria que en 200 anos aún no tengamos una sociedad
efectivamente ciudadana? Se trata de un gran problema que supone la consideración de
los tiempos intermedios trascurridos y sobre lo cual deben precisarse algunos términos: no
se trata de ser enemigo del Estado, el cual ha tenido grandes valores y ha desarrollado
logros evidente-
22

EDUARDO CAVIERES FIGUEROA

mente distinguibles, pero debe reconocerse que también ha cometido situa-

ciones de omisión entre las cuales la más importante es precisamente la de estar siempre
retrasando los fenómenos de democratización de la sociedad, reduciendo los ámbitos de
una verdadera ciudadanía y, a tal punto, que lo que finalmente se terminó por celebrar y
reconocer como fiesta cívica en e12010, fue la historia del Estado chileno y no la de la
sociedad chilena, lo cual, evidentemente tiene muchas explicaciones.

Lo anterior dice relación con otras situaciones que contienen las mismas raíces.
Actualmente es absolutamente comprensible que surjan vientos regionalistas y que
comiencen a crecer todas unas nuevas miradas hacia ese Estado centralizado, incluso
geográficamente, desde las regiones, para pensar la sociedad nacional de una manera
diferente. Ese Estado lo hizo bien en muchos sentidos, pero construyó a Chile desde
Santiago, y lo sigue haciendo, y al hacerlo no considera y desconoce las potencialidades
que desde las regiones hubieran construido una sociedad de más fuerza y de mayor
participación. Una de las deudas históricas de este Estado es la falta de construcciones de
una ciudadanía más madura, participativa y real, la cual también se entrecruza con los
problemas del regionalismo y de construcción de una idea diferente de la sociedad.

Otro aspecto importante de destacar se refiere a la historia económica, particularmente en


cuanto a sus efectos sociales. Hemos tenido períodos de crecimiento económico, en
algunos casos muy notables, como la expansión cuprífera de los anos 1860-1870 o de los
primeros momentos del salitre en el cambio del siglo pasado, pero como ha sucedido en
toda América Latina, ellos han quedado reducidos a muy poco4. Hay mucha simbiosis
entre los

4 Ver, por ejemplo, Jeffrey G. Williamson, Five Centuries of Latin American Income
Inequality, Revista de Historia Económica, Journal of Iberian and Latin American
Economic History, Madrid, Vol. 28, No 2, p. 227-252. Junto con otros historiadores
económicos, sostiene la tesis de que las mayores desigualdades en la distribución de los
ingresos en América Latina se produjo entre las décadas de 1880 y 1930. Jan Luitten van
Zanden y Peter Lindert han serialado que ”Es importante entender que hasta la
industrialización, América Latina no era más desigual que el norte de Europa. En una
economia agraria, de trabajadores poco cualificados, los desequilibrios son menores. Es en
el siglo XX, cien anos después de las independencias, cuando surge la desigualdad urbana.
Es cuando los mayores salarios por el trabajo cualificado y la educación disparan la
brecha”; Contra un mito de 200 anos; El País, 12 mayo dei 2009, pp.05.
SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de
la representación moderna

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Estados y sus sociedades, y los amarres estructurales se siguen convirtiendo en las


Mamadas décadas perdidas. Un ejemplo más contemporáneo es lo que sucedia en la
década de 1990, cuando alcanzábamos el 7 u 8% de crecimiento anual, cuando en vez de
ser los ingleses de Latinoamérica éramos los tigres del Pacífico. Hoy estamos con
crecimientos anuales mucho más bajos que los alcanzados en Bolivia y en Peru, pero aún
así en los discursos oficiales de los últimos anos, y a falta de mayores desarrollos
ciudadanos, el crecimiento económico se ha transformado en un índice mayor, en un
objetivo en si mismo. Falta volver a pensar la economia desde la economia política, falta
politizarla, hacerla más ciudadana, con_vertirla en tema de discusión y no un tema de
imposición.

Los historiadores no siempre se detienen en este tipo de reflexiones y cuando lo hacen,


generalmente sus opiniones no tienen ecos sociales, razones por las cuales poco queda
respecto de las esencialidades de nuestra historia, incluso aquella de las últimas décadas.
Mirando más hacia atrás, en algunos de los casos, el hecho mismo de la Independencia,
visto materializadamente en el 18 de septiembre de 1810 con la creación de la Primera
Junta Nacional de Gobierno, no reviste mayor valorización, no por ella misma, sino por
la falta de efectos concretos. Para Rafael Sagredo, por ejemplo, la Independencia ya no
puede ser el único referente de la sociedad chilena. Se trataria, a su juicio, de un fenómeno
petrificado, generador de héroes y modelos sociales ”que han devenido en verdaderos
fósiles que han impedido la identificación, el conocimiento y el protagonismo de nuevos
modelos y valores sociales, más acordes con la trayectoria nacional del s. XX...” Sagredo
se pregunta por cuánto de republicano, democrático e igualitario tendría la memoria del 18
de septiembre y cuál seria el sentido de su celebración, subrayando la conservación de
realidades especialmente relativas al control de la sociedad por parte de la elite y sus
jerarquias y que una historia considerada perfecta respecto a la reproducción del modelo
con el cual se inició, muestra también una gran distancia entre el Chile sovado y el real
invitando al conformismo más que al crecimiento como sociedad.

5 Rafael Sagredo, La Independencia de Chile y sus cadenas; en Marco Palacios (Coord.),


Las Independencias hispanoamericanas. Interpretaciones 200 anos después; Norma,
Bogotá 2009, p.209.
24

EDUARDO CAVIERES FIGUEROI

En verdad, en anos de bicentenarios, existen muchas deudas, y no sólo

internamente, dentro de los contextos sociales de cada país, particularmente en la


falta de distribución e igualdad. Externamente, no sólo por parte dei Estado chileno,
sino generalizadamente en América Latina, uno de los temas más importantes es el
de la falta de integración. Existe toda una historia de los desarrollos de la idea de
integración, pero no ha existido integración como tal. è Qué es lo que sucede con este
hecho? Me recuerda parte de las discusiones de los anos 1960, cuando estaban en
pleno apogeo las teorias del imperialismo y de la dependencia: entonces el asunto era
el que culpábamos sólo a los demás y veiamos poco hacia adentro y aun cuando se
daban discursos sobre lo latinoamericano y sobre la necesidad de vemos a nosotros
mismos, ello no se plasmó en convicciones ni en pasos fundamentales para una mayor
y más efectiva relación entre nuestras sociedades.

A final de cuentas hemos trasvasijado los discursos, no afuera sino adentro de


América Latina y ello, por efectos de relaciones recíprocas que juegan en todos los
sentidos, podemos decir que nuestras deudas, como la de los países vecinos, no se
deben solamente a una situación de maios entendimientos históricos,
permanentemente reproducidos a partir de la fuerza que tienen los conflictos dei
pasado, sino también a nuestras miradas respecto a las relaciones internacionales que
están depositadas en el carácter de los Estados nacionales construidos en el siglo XIX
y, más arin, al peso preponderante de los Jefes de Estado sobre esas relaciones. En el
caso de la situación actual con Bolivia, por ejemplo, se discute a partir de un
concepto de soberania que no es actual, sino del siglo XIX: ”el territorio por sobre
todas las cosas”. Actualmente, territorios, espacios, infraestructuras no siempre
están bajo el control o la administración estatal; muchos de ellos están concesionados
a sectores prirados y ello no configura conflictos legales o institucionales. èPorqué los
Estados no pueden compartir soberanias, sin restar, sino sumando? Se requiere de
voluntariedades adecuadas al siglo XXI y de búsqueda de salidas que sin desconocer
el rol dei Estado abra caminos para entendimientos a la luz de los requerimientos y
necesidades sociales del tiempo presente. En oposición a ello, si hacemos un recuento
de problemas y aproximaciones entre Chile, Perú y Bolivia, se da una combinación
bastante clara entre dificultades internas y agudización de conflictos externos. Una
integración a nivel de Estado exige previamente de
SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de
la representación moderna

25

una mayor integración social interna en cada uno de los Estados y ello lleva igualmente a
repensar los desarrollos sociales y económicos planteados en los párrafos anteriores.

En tiempos de bicentenarios, quedan largos caminos que recorrer, pero ellos no parten
desde el presente sino desde los propios pasados. Los estados latinoamericanos siguen
fuertemente amarrados a permanencias de larga duración. Estamos lejos de poder seguir
en lo inmediato el ejemplo de la Unión Europea, que ha transformado conceptos y
realidades, que ha cedido soberanias de sus Estados traspasándolas a instituciones
mayores tanto de carácter jurídico como legislativo como lo ejemplifica el funcionamiento
del parlamento europeo, incluso discutiéndose actualmente la formación de una cancillería
europea. Estamos muy lejos de ello, por razones históricas y por imposibilidades políticas.
En todo caso, la Unión Europea a menudo olvida sus grandes principios cuando mira al
resto del mundo, y, en lo particular, privilegia convenios y tratados comerciales con países
en particular y no con pactos regionales de los mismos. Ello nos lleva a seguir
compitiendo en los mismos mercados mundiales y con los mismos productos. Dificulta y
hace ineficiente cualquier intento de complementariedad entre economias vecinas. Durante
los anos 1990 Chile privilegió sus vinculaciones comerciales directas con Estados Unidos,
la Unión Europea y enseguida dirigió sus miradas hacia el Asia Pacífico. Fue cuando se le
miraba como un estudiante aventajado del nuevo sistema, pero, al mismo tiempo como
un mal compafiero. Ello se ha rectificado, pero los vecinos, particularmente el Perú, siguen
sus mismos derroteros. En el marco de la llamada globalización actual, no hay
integración. posible. Se justifica por atención a las nuevas circunstancias, pero esta es
tarea de responsabilidad común, con proyectos económicos y también humanistas que
vean la historia y el mundo presente desde un punto de vista diferente.

Las sociedades siempre avanzan. Así debe ser. No obstante, los discursos lo hacen más
aceleradamente que las realidades. Los procesos son más lentos ie las palabras. Lo
importante es tener conciencia de lo que pasa y tener claridad respecto a las relaciones entre
el pasado y el presente a objeto de aquilatar adecuadamente los discursos que siempre
ofrecen un futuro sin limites. Los jóvenes no sólo deben transitar por el presente y hacerse
cargo de lo que escuchan, también deben conocer, reflexionar, comparar, y la historia no es
sólo lo
26 EDUARDO CAVIERES FIGUEROA

inmediato sino igualmente los tiempos largos, las experiencias del pasado, la comprensión
de los significados. Se puede tener más confianza en la historia, cuando se le conoce
mejor. Independientemente de las palabras, ello permite saber más efectiva y realmente en
qué tiempo y en qué espacio se vive. No sólo

se trata de recordar situaciones del pasado, sino también de reflexionar sobre

ellas para entender nuestro propio presente. Desde el ya pasado bicentenario,

habremos superado definitivamente todo vestigio del parado?

Al parecer no. Si se habló poco de las esencialidades históricas de un bicentenario, hubo


otro que pasó mayormente inadvertido. El 2011 chileno, en lo social, siguió las aguas de
lo que aconteció en Europa y en algunas otras

sociedades particularizadas en el ejemplo egipcio. Tuvo si, sus propias conno-

taciones. La punta del iceberg fue la educación, no la calidad de la educación, sino más
bien la gratuidad de la misma, pero los problemas más profundos

tuvieron que ver con la visibilidad de debilidades institucionales que como los tiempos de
Braudel, tienen diferentes longitudes temporales: situaciones del corto tiempo hilvanadas
con otras de mediana y de larga duración. En el 2011 cuando todas las encuestas
evidenciaron una muy baja estimación por

los partidos políticos y por el Congreso, se cumplieron, paradójicamente,

los 200 anos del primer Congreso Nacional. Pero tampoco hubo reflexión o debate sobre
el particular. En 1811: crisis de representación; en e12011: crisis de representación. Es
que no ha sucedido nada en el largo tiempo intermedio? Nadie puede negar la historia, pero
la historia debe reconocerse. Los

parlamentarios chilenos no lo hicieron y celebraron al interior del Congreso,


independientemente de la sociedad a la cual representam

Este libro no se refiere sólo al bicentenario del 2010; le interesa tanto

o más el del 2011. Ya en los orígenes de los procesos de Independencia,

entre el 1810 y el 1811, hubo mucho más de una duda razonable sobre en dónde debe
estar depositada la verdadera soberania popular y si era la Junta

de Gobierno quién debía preceder al Congreso de representantes o si la

primera magistratura debería haber surgido desde este último. Gran punto
de discusión, pero sólo un gran problema: el de la representación política. En su momento,
como ya se ha serialado, se trataba de la transición entre el

antiguo y el nuevo régimen.

Visiones negativas, visiones positivas, es importante pensar en los ter-

minos en que se asomaron y pasaron celebraciones de los bicentenarios en


SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de
la representación moderna 27

Espafia y en América. En parte, como nunca antes, el significado del número puso a 1808
en el debate de la historiografía espariola y, a tal punto, que alcanzó también al interés de
los países americanos. En este 2012, vuelve a resurgir la historia de Esparia con su
bicentenario de las Cortes de Cádiz. Esto ha permitido una revisión de los alcances y
significados de 1808, 1810, 1812, que seguramente será muy importante a la hora de
hacer los nuevos balances. Por ocra parte, se ha contextualizado en forma más precisa y
figuras como Napoleón o de próceres de los entonces nuevos Estados, independientemente
de valorizaciones sobre sus acciones, han revivido también en otros procesos como el de
Finlandia, por ejemplo, que no escapan a una necesaria visión más de conjunto de lo que
sucede en la historia.

Debe recordarse también que las miradas sobre ”el pasado siempre coinciden más con
nuestras preocupaciones del presente y que, por ello, las preguntas y cuestionamientos
varían de acuerdo con necesidades contingentes. Las celebraciones del quinto centenario
del descubrimiento de América, o del bicentenario de la revolución francesa no
terminaron como se pensaban, pero, más aún, trajeron temas y problemas que en otros
momentos no figuraban. (:?_ue nos trae 1808, 1810 u otros anos que vendrán para
recordar las independencias de otros tantos países en América Latina? Seguramente nos
remitirán a las explicaciones centrales de las discusiones jurídico-institucionales siempre
vigentes, pero también será el momento de ver las diferencias entre lo que se pensó
debieran ser las nuevas repúblicas y lo que han sido en la realidad. Desde un punto de
vista social, son muchas las deudas históricas de los nuevos Estados y desde un punto de
vista sociopolítico y cultural, el problema de la gestación de la ciudadanía es aún una tarea
pendiente. Para que pensar en una verdadera modernidad y un progreso económico más
sustentable y más socialmente compartido. Y no es que no hayan existido oportunidades.
Era importante que los bicentenarios no fuesen sólo festejos oficiales, sino verdaderas
oportunidades para volver a pensarse como sociedades. No se trata de hacerlo sólo en un
punto cronológico del pasado y en otro del presente. Importa también, y mucho, lo
acontecido en el ya largo tiempo intermedio entre ambos puntos6.

6 Ver, Eduardo Cavieres, Las independencias iberoamericanas...; en Manuel Chust (ed.),


Las independencias iberoamericanas en su laberinto. Controversias, cuestiones,
interpretaciones; PUV, Valencia 2010, pp.107-115.
28 EDUARDO CAVIERES FIGUER

El estado de la cuestión a partir de visiones retrospectivas.

Cuando se estudia el proceso de independencia de Chile (y también de América Latina)


para muchos queda la impresión de que tanto la acción de los Padres Fundadores como el
mismo proceso propiamente tal, se desarrollaron fundamentalmente dentro de los campos
de batalla y que, por lo tanto, en lo particular, el proceso de gestación de estos estados
nacionales tuvo que ver con una cuestión bélica y con unos hechos que se iniciaron a
partir de posiciones muy moderadas (autogobierno por y en nombre de Fernando VII con
solemnes declaraciones de fidelidad) y que buscaban ciertas peque-ias reformas y no más
allá. Sin embargo, como siempre en la historia, pensada como dialéctica, ni los
reformistas ni los moderados sabían o tenían contemplado qué es lo que venía pasando ni
advirtieron la

generación de otros movimientos y personajes que estaba de acuerdo con el primer


principio, pero que, precisamente, querían ir un poco más allá, lo

que significaba violentar la situación. Por ello en la historiografia siempre se discurre


acerca de categorias de legitimidad o ilegitimidad y de cómo se dan

Ç11LIC NI CNaN 11.1N UUILUC OUCLICLIall ia y dónde otros la desconocían


tratando de alcanzar sus propios objetivos. 1

Por ello, a pesar de todas las discusiones acerca de las causas profundas de los procesos de
emancipación americana y hasta donde son válidos los ejemplos de Estados Unidos y su
proceso caracterizado por la discusión de un liberalismo profundo y doctrinario, de la
Revolución francesa y sus consecuencias e impactos, o de las tradiciones
constitucionalistas de las provincial respecto a teorias vigentes sobre el poder, que en
ausencia de la autoridad legítima este se traslada hacia el pueblo, el problema central es
de que manera surge la nueva autoridad a partir de renovadas explicaciones relativas a lo
que se consideraba como legítimo. De hecho, cuando contemporáneamente se observaba el
funcionamiento de esa institucionalidad y se pensaba que las cosas no iban bien, no hubo
problemas para algunos de aceptar que era posible romper nuevamente esa legalidad a
partir de otras situaciones que igualmente se observaban como legítimas: detrás de toda
teoria del poder, lo que vence siempre y finalmente es la legitimidad sobre

la legalidad.
SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antigo Régimen y los origenes de
Ia representación moderna 29

No obstante, este es un problema básico que está relacionado con una pregunta
fundamental: fueron los procesos de independencia guiados a partir de opiniones
concordantes y homogéneas? Las influencias norteamericanas o francesas han operado, en
diversos grados, como elementos muy definidos a partir de la comprensión o valoración
de sus contenidos por parte de los patriotas americanos, reduciendo, al mismo tiempo, los
propios esfuerzos de estos para .poder tener un pensamiento y una acción propia. Un
análisis a partir de causas intelectuales internas, ayudaría a replantear el problema, pero en
unas primeras miradas, se advertiria rápidamente que no hubo un pensamiento
homogéneo. La propia ilustración se presentó a partir de las diversas formas en que se
entendia. Chiaramonte ha subrayado que tanto en sus influencias como en sus efectos, aun
cuando muy positivo en los avances en la conciencia crítica existente, deben reconocerse
las profundas desigualdades y diferencias producidas en términos de la desigualdad de
logros; desigualdad de orientaciones y percepciones y en las diversas formas de
supervivencia de etapas culturales anteriores (barroca/ neoclásica). Más preciso aún es su
análisis respecto a la ilustración espafiola, hispanoamericana y católica que, en el fondo,
fue una síntesis de un conjunto de tendencias reformistas y en donde se conjugaban la
tradición conciliar del catolicismo, el episcopalismo y el jansenismo. Se trató de una
amalgama de tendencias que lógicamente provocó una serie de imágenes de conflictos
entre la tradición y la modernidad7.

En los conflictos internos que desde 1808 se habían desatado en Chile debido a la
existencia de dos grupos antagónicos que al comienzo se debatían en torno a la sucesión del
Gobernador, después respecto a la Primera Junta de Gobierno, y posteriormente en fuertes
conflictos de interés entre la representación local (Cabildo de Santiago) y la
representación nacional, ”cuando perdia legitimidad la antigua representación se buscaba
una forma alternativa: el liberalismo era solución, pero no significaba acatado”. Las

7JV Carlos Chiaramonte, Fundamentos intelectuales y políticos de las independencias.


Notas para terff nueva historia intelectual de Iberoamérica; Teseo, colección Instituto
Ravignani, Buenos Aires 2010, pp. 167-181. 8 Eduardo Cavieres, Independencia,
liberalismo y Estado. Chile y sus contextos. Problemas y perspectivas de análisis, en
Pedro Perez Herrero e Inmaculada Simón Ruiz (Coords.), Introducción: El liberalismo, la
creación de la ciudadania y los estados nacionales occidentales en el espacio adántico
IGUER

30 EDUARDO CAVIERES FIG

distancias entre el pensamiento ilustrado y la acción militar; la falta de utí proyecto único
entre los grupos patriotas o progresistas y el surgimiento del divorcio entre diferentes
formas de liberalismo y las formas de pensar cómo debiera ser la transición hacia la
definitiva independencia y el surgimiento de un nuevo orden político, conforman los
problemas centrales y los planteamientos básicos de estos desarrollos.

Sucedió igual con los ideólogos del movimiento. Sus propias biografias tienen mucho de
leyenda o de aventuras personales que sin disminuir sus valoraciones, ponen sus historias
con muchos momentos abiertos para seguir unos u otros recorridos. Francisco de Miranda
nació en 1750, en 1771 estaba ya en Esparia y compraba un Grado de capitán de infantería
que le posibilitó luchar en Melilla y pasar enseguida a Málaga, Cádiz y Gibraltar. Sus
pasos le encontraron con la masonería y allí asumió el juramento del secreto absoluto que
para él se constituiria en uno de los factores básicos de su proyecto de emancipación
americana. Tanto él, como San Martín, Páez, Monteagudo, Santander, O’Higgins,
Rivadavia, Alvear, Bermúdez, Marifio, Juan Pio Montifar, Rocafuerte, Unáneu, Naririo,
Soublette, Montillo, Rivas, Pueyrredón, Zapiola, Belgrano, Hidalgo, Morelos, Urdaneta, y
tantos otros, dieron carácter singular a sus propios compromisos que si tenian raices
comunes9.

Todo era convergente y divergente. En Madrid, acusado por la Inqui-

sición y cumpliendo una condena por 8 anos de reclusión en un convento, se encontraba el


enciclopedista peruano Pablo de Olavide, Miranda fue también acusado, pero nó se Ilegó
a ordenar su apresamiento. Por el contrario, en los anos siguientes pudo pasar a La Habana
como ayudante de Juan Manuel de Cagigal, Gobernador y Capitán General de la isla.
Momentos difíciles, Tupac Amaru, los comuneros de Nueva Granada, Miranda en
camparia en Pensacola contra ingleses. Es ascendido a Teniente Coronel, pero en el
mismo 1781 comienza a escribirse con algunos insurgentes. Inserto en el sistema
institucional, en enero de 1782 solicitó grado y sueldo

(1787-1880), Universidad de Alcalá-Esparia, Universidad Industrial de


Santander-Colombia Bucaramanga 2010, pp.07-15. y 17-54. 9Alfonso Rumazo
González, Francisco de Miranda. Protolíder de la independencia amena

Monte Ávila eds., Caracas, Venezuela 2006, pp. 26.

1
SOBRE IA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fia dei Anfiguo Régimen y los origenes
de la representación moderna 31

de Coronel de Infantería, pero siendo edecán de Bernardo de Gálvez es acusado de


traición y contrabando. En marzo se extiende orden de prisión contra el y en junio huye
hacia los Estados Unidos10.

Importante, en el país de la libertad racional conoce a Samuel Adams; pero sigue su


camino y arriba a Londres el nuevo ano de 1785. En agosto está en Prusia (Postdam) y ya
se le comienza a observar en su relación con la Independencia de Hispanoamérica. Viaja a
Leipzig, Praga, Dresden, Viena, Presburgo (capital de Hungria), en donde conoce a Hyden,
a Venecia, Bolonia, en donde está una parte importante de los jesuitas expulsos. Se
queda en Italia para evitar problemas en Paris, en donde le sigue el Conde de Aranda; en
Roma, conoce a Juan Pablo Viscardo, el de Ia Carta dirigida a los espaiioles americanos
(que entregó posteriormente al Embajador de Estados Unidos quien la pasó a Miranda y
este pudo publicaria en Filadelfia); después Grecia y a Kiev, en donde conoció a Catalina
II siguiéndola a Petersburgo. Vuelta a Europa: Marseila, Trento, Turín. El 23 de abril de
1790 renuncia a Espariall.

Agradeciendo su apoyo a Catalina, le escribe diciendo: ”Felices quienes, bafo el gobierno


de un soberano ilustrado, sabio y filósofo, pueden, amparados contra el fanatismo y la
Inquisición, desligar dulcemente sus dias en el culto de las letras y ei ejercicio de la virtud.
Ojala prolongue ei Ser Supremo eternamente la inestimable vida de V. M. Imperial, para
felicidad de sus súbditos y consuelo entero dei género humano”. Al mismo tiempo se
refiere a la situación de América expresando: ”de opresión infame en que la Esparia la
tiene constituida, negando a sus naturales que puedan desempenar empleos militares,
civiles y eclesiásticos de alguna importancia, confiriéndolos sólo a los espafioles europeos
que vienen Unicamente para enriquecerse y ultrajar y oprimir a los infieles habitantes.
Prohibiendo a los americanos que pasen a países extranjeros sin una licencia dei monarca,
que rarísimamente se concede y lo que es más aún, es el oprimir la inteligencia con la
intervención dei infame Tribunal de la Inquisición que prohíbe la lectura de libros o de
publicación útil capaz de ilustrar el entendimien4

I° Ibidem„pp. 27- 42. ” Ibidem, pp. 53-75.


32 EDUARDO CAVIERES FIG1J

to humano, procurando así degradar haciéndolo supersticioso, humilde

despreciable”12.

Volvió a Inglaterra, logró acercarse a Pitt, pero rápidamente se aleja al no encontrar los
apoyos que esperaba. Decepcionado parte a Francia en marzo de 1792. Lucha por la
Revolución y al poco tiempo es también acusado de traición. Vuelve a Londres en donde
se encuentra entre 1798 y 1805 y entre 1807 y 1810. Intenta con la creación de una logia
masónica que Ilamó de Gran Reunión Americana la que opera con gran eficiencia en
Cádiz en donde se abre un taller con el nombre de Logia Lautaro, en honor al indígena
chileno. En 1799 llega Bernardo O’Higgins a Londres, le va a ver para recibir clases de
matemáticas, pero rápidamente supo que su maestro era eje de un proyecto de
independencia americana. Se dice que, al ser admitido en la Logia Lautarina exclamó:
”iVed en mí, sefior, los melancólicos restos de mi compatriota Lautaro! ¡En mi pecho arde
el mismo espíritu que libertó a mi patria Arauco de sus opresores!” Miranda, abrazándole
—lo cuenta el propio Bernardo- le dijo: ”Hijo mío, la Divina Providencia desea cumplir
nuestras esperanzas de libertad para nuestra patria común, que está decretada en el libro
del destino. Mucho secreto, valor y constancia será la égida que os guardará de los golpes
de los tiranos”. Nunca duck, el venezolano de la realización de su proyecto gigante”.
O’Higgins, volviendo a Cádiz se puso a trabajar por la Revolución. Allí conoció a San
Martín, entonces oficial del ejército espariol y de guarnición en esa plana. San Martín
conoció a Miranda sólo a través de O’Higgins. Nunca personalmente.

El venezolano nunca pudo alcanzar lo que se proponía con Pitt. Tampoco con su sucesor.
En 1805, volvió a Estados Unidos, a Nueva York. Napoleón seguia su expansión europea
después de la derrota de Trafalgar. Estados Unidos apoya silenciosamente sus relaciones
diplomáticas con Esparia y apoya también a Miranda. El 2 de febrero de 1806 sale con el
Leander y otros barcos destino a Haiti, al puerto de Jacmel. El 27 de abril es interceptado
por espafioles y pierde las dos goletas que le acompafiaban. Sigue hacia Trinidad y se
detiene en la isla de Barbados en donde inicia amistad con

12 Ibidem, pp. 120 y 114, respectivamente. 13 Ibidem, pp.159 y particularmente las citas
en pp.165.
SOBRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los ongenes de
la representación moderna 33

el almirante Alejandro Cochrane, entonces de 30 anos cuya cooperación significa 7


buques de guerra para acompafiar al Leander. Desde allí se dirige hacia el puerto
venezolano de La Vela de Coro en donde llega el 1 de agosto. Miranda comenzó la prédica
de la revolución. No tiene apoyo local y se produce una fuga masiva de los corianos. El
día 13, los espafioles recuperan el puerto. Miranda se aleja a la isla de Araba. No le llegan
auxilios. Se mueve entre las islas. El 24 de octubre de 1807 vuelve a Londres.
Desembarca en el puerto británico de Portsmouth, e131 de diciembre.

Por otra parte, los sucesos de Espafia terminarán en contra de Miranda. El 6 de junio de
1808, sir Arthur Wellesley recibe el nombramiento de Comandante para una expedición a
América para cooperg,con su independencia. Miranda acepta una posición subalterna. El
mismo día Napoleón corona en Madrid a su hermano y dos emisarios espafioles en
nombre de la Junta Asturiana, llegan a Inglaterra a solicitar el apoyo inglés. Inglaterra
prefiere a Espafia para ir en contra de Napoleón. Wellington recibe la orden de dirigir la
flota hacia la Península. En América, hay inestabilidad. Miranda juega su papel
escribiendo a toda América iniciar la lucha con Francia y organizar sus propios gobiernos
independientes. En 1809 comienza el proceso juntista, el 19 de abril de 1810 en Caracas.
La Junta local organiza tropas y envia emisarios a Estados Unidos y a Inglaterra. Allá van
Bolívar y Andrés Bello como secretario. La Junta tiene receios de Miranda, pero
Bolívar le convence volver a Venezuela. El 2 de octubre de 1810, antes de salir, redacta
un segundo testamento.

Las acciones de Miranda en Venezuela fueron siempre difíciles. Los mantuanos,


aristocracia local, le fue fuertemente adversa. Dentro de los círculos reformistas o
patriotas, ocupó lugares subalternos. Diputado ante el Congreso, en 1812, se le entrega el
mando militar con facultades extraordinarias. Muy tarde. El espafiol Domingo Monteverde
desembarca en Coro con 300 hombres y rápidamente comienza a avanzar y a recibir
apoyos locales. El 25 de julio, Miranda firma la capitulación. El 31 de julio, en La
Guaira un grupo de oficiales contrario a la capitulación, entre ellos Bolívar, ledetienen y le
apresan. Llega Monteverde y toma el puerto. A Bolívar se le permite salir con pasaporte;
Miranda pasa a las bóvedas de La Guaira, engrillado durante 4 meses; desde allí al castillo
de San Felipe en Puerto Cabello. A fines de 1813 pide se le lleve a Cádiz, allí queda preso
en La
34

EDUARDO CAVIERES Fp

ado

Carraca. Todo se entrecruza: derrota de Nannlenn reorp,,,

Lic r ernand VII. Se busca su fuga. el 1 1 de rn r7r, ri p 1 Rlí,

X., dutque ae aponie•,

r ji, fallece el 14 de iulio. en el 2niversarin rip 1-

.ct 1.4.. 14 wastlua. Jepult

• 1 r .1

1 lA..111C11 lel 1U, 1 ue arrojauo a ia rosa común en 1870.

Bolívar? Detrás del personaje, el hombre. En agosto de 1821, escril biendo a Santander,
exponía sus propósitos mayores en sus ya claros deseo

v culLal 11c1l,lii Cl Jur:

Ir allá con un ejército digno de los vencedores de Carabobo y Boyacá.. Fórmeme Ud. un
eierciro mie nileria cncrener 1,3 .

r •-.0.tonlena e las barbas del Chimborazo y Cuzco, que ensefie el camino de la vice ria
a los vencedores de Maipú y libertadores del Perú. iQuien sabe si la providencia me lleve
a dar la calma a las aguas agitadas de La Plata, y verificar las que tristes huyen de las
riberas del Amazonas! Todo es

sovar, amigo’.

IcLIIIUICII a oan iviarun, Lora ,ocrirane y

a Bernardo O’Higgins y, por supuesto, entregando por igual sus preocupa-

ciones por lo que sucedia, pero no escondiendo sus profundos deseos de

intervenir en todo. Los problemas entre las relaciones de política y poder,

evidenciados en Guayaquil, multiplicados en el tiempo, siguieron estando presente en las


etapas posteriores a las Independencias y entramparon los primeros pasos de organización
nacional propiamente tal. Sólo un par de ejemplos: Bolívar-San Martín; Bolívar-Riva
Agüero, acuerdos y desavenen-
cias. La llegada de Bolívar al Perú no estuvo del todo exenta de problemas.

El Libertador escribió al Presidente peruano el 13 de abril de 1823. En junio de ese ano,


Riva Agüero traslada el gobierno al Callao y enseguida reubica los legislativo y ejecutivo
en Trujillo en donde disuelve el Congreso y crea un Senado compuesto por 10 miembros.
Reorienta también sus proyectos políticos. El 23 de junio, es destituido desde Lima y se
nombra en su reemplazo a Torre Tagle. Cuando Bolívar llega finalmente a la capital
peruana, y siente que es recibido con honores, confianzas y esperanzas en

de la su persona, Riva Agüero sigue en Trujillo con apoyo de la escuadra y

PM”

ElPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen si Ias orígenes de la


representación moderna

35

istocracia

)rtante

,;., rerrateniente de la sierra norte. De allí a diciembre, parte im-

aP inç esfuerzos desarrollados tuvieron que ver con esta situación:

portanw _ A Bolívar le parecia que los pueblos, a causa de las infinitas extorsiones

que les habían hecho sufrir, eran adictos al gobierno o, por lo menos, muy enemigos del
de Riva Agüero. Para Riva Agüero, su causa era en contra del tirano Bolívar y no dudaba
en pensar que todos sus conatos y libe aciones no habían tenido otro objeto que librar al
Perú de la servidumbre colonial ”y de la más ignominiosa esclavitud a que lo redujo la
ambición del usurpador” i [Bolívar]i5

15

El General o.se de San Martín escapa a algunos de estos conflictos, gero, n d

alguna, detrás de las acciones militares siempre estaba el

s vd aa J r

proyecto político de poder. De hecho, antes de ser nombrado oficialmente como Jefe
militar del Norte reemplazando al denostado Manuel Belgrano, debió estudiar no sólo sus
estrategias militares sino también sus formas de relacionarse con los grupos de poder
local. Al mismo tiempo, sus otras permanentes preocupaciones fueron siempre Buenos
Aires. En 1814, siendo nombrado Gobernador de la provincia de Cuyo, la victoria de
Carlos de Alvear en Montevideo, convirtieron momentos muy poco propicios en el
comienzo de sus mayores logros en la región. El llamado Alan continental, cuyos
desarrollos son bien conocidos a propósito del Ejército Libertador de los Andes , su
amistad con Bernardo O’Higgins y su posterior presencia en la propia Lima, le pusieron
en la cima del poder, sólo que tuvo que disputarlo con el propio Bolívar.

De hecho, quizás la famosa y quizás poco conocida entrevista entre los dos líderes de
Guayaquil en 1822, sea el mejor ejemplo de que las Independencias, valorando sus méritos,
pero observándolas historicamente, fueron resoluciones de múltiples conflictos e intereses
bastantes independientes de las sensibilidades de las propias sociedades. Del encuentro
entre Bolívar y San Martín, quedo algo así como sutiles y diplomáticas muestras de
afectos yande mrecan reconocimientos entre dos jefes militares que pensaban sus
acciones en

el contexto de las esferas de un poder político que podían ganar o perder.

Martín, más moderado en todo sentido, llegó pensando obtener Gua-

14Lecuna I, 581. Citado por Waldemar Espinoza S., Bolívar en Cajamarca, Editorial
Univer Univ. Ricardo Palma, Lima 2006, pp. 23.

pp. 29-82
36

EDUARDO CAVIERES FIG

yaquil para el Pedi, un gobierno monárquico para este y, además, la ay

militar indispensable por parte de Bolívar para poder consolidar la Inj

pendencia peruana. No obtuvo nada, salvo, al parecer, el darse cuenta ,

sus proyectos habían llegado a un limite muy difícil de superar. Al retira

desilusionado de Guayaquil y de Bolívar, ”tuvo la honestidad de reconc

que su rival era el hombre indicado para ganar la guerra, un hombre cap

de aplastar a quien se atravesara en su camino, no solo a los esparioles sin

a é! mismo de ser necesario. Estaba convencido de que su presencia era ,

único obstáculo que impedia a Bolívar entrar en Pedi con su ejército” decidió su retiro.

El ejemplo de las vidas y acciones de los grandes dirigentes de la ema

cipación, lleva a muchas reflexiones. La principal es que es importante 1

plantear los discursos, porque de modo contrario, nos seguimos quedamo

con una descripción bastante detallada respecto a lo que sucedió en es,

anos, pero sin profundizar el análisis. Nos quedamos con la superficie: la voz, la acción,
las decisiones que se tomaron militarmente y no pensamos, necesariamente, que estas no
estaban exentas de todos los entramados de intereses, privilegios y poder en todas sus
formas. En esto existe también un gran problema: la historia la reconocemos por la
exteriorización de lo que sucedió, de lo que podemos ver y observar y no siempre sobre lo
que estaba sucediendo detrás de ello, de aquello que no siempre visualizamos, pero que
en todo caso estaba igualmente presente. En este sentido, es indudable que lo teórico, en
lo contingente, tiene menos peso aparente que lo práctico. Por ello, también, es más fácil,
más aceptable, hacer una historia descriptiva de los procesos que intentar sumergirse en
ellos para ver que había detrás o bajo de aquello que estaba aconteciendo. En su momento,
quizás ni Miranda, ni Bolívar, ni San Martín pudieron detener la fuerza de las corrientes

internas que llevaron a un fracaso de los proyectos generales y al éxito de grandes


espacios regionales que terminaron siendo naciones independien-

tes. No todos ellos estaban en las mentes o en los esquemas políticos


nuestros constructores latinoamericanos. En esos contextos, y en esencia

qué es lo que entonces caracteriza el proceso de independencia de Chile?

’6John Lynch, San Martín. Soldado argentino, héroe americano [2009], Crítica, Barcelona
2010,

pp.276. Ver todo el texto sobre la entrevista de Guayaquil, pp. 269-276.


P””

SOBRE LA INDEPENDENC IA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los orígenes de


la representación moderna 37

Desde el punto de vista de lo general, se sostiene que el proceso de Independencia se


inicia el 18 de septiembre de 1810, cuando se convoca a la primera Junta Nacional de
Gobierno, proceso que la historiografia tradicional ha subdividido en dos grandes períodos:
el primero, 1810-1814, Ia Patria Vieja, caracterizada a partir de un personaje muy
importante, José Miguel Carrera, militar, que había estado en las milicias de Espana, y
que, regresando a Chile, toma el control dei gobierno por la fuerza, lo violenta y lo pone
en reorientación desde un movimiento reformista a uno revolucionario. El segundo período,
1814-1818, que contempla la restauración espafiola, por un par de anos, 1814-1816
cuando, a partir dei apoyo directo dei virreinato dei Perú, las fuerzas realistas han
recuperado el poder y lo controlan desde Santiago; y, 1816-1817 con el Ejército libertador
organizado en Mendoza, que atraviesa la cordillera y derrota a los espafioles en Maipú y
Chacabuco, victorias que permiten declarar la independencia el 1 de enero de 1818 y
enseguida, proclamaria en abril. Allí, el gran personaje fue Bernardo O’Higgins, el
llamado Padre de la Patria, y ya su imagen nos sitúa en lo que venimos sefialando: le
conocemos más por su acción que por sus pensamientos. Dos palabras sobre aquello:
Carrera no era ideólogo, era un militar. No le gustaba lo que estaba sucediendo, no queria
movimientos reformistas, queria independencia y encabezar el movimiento. Lo hace entre
1811 y 1814 a través de 3 golpes sucesivos de Estado: cada vez que el proceso se le iba de
las manos, un nuevo golpe, una nueva concentración dei poder tras lo cual lo que se
buscaba no era lo que se decía (a nombre de Fernando VII) sino una independencia
definitiva.

O’Higgins fue una persona un poco más interesante desde el punto de vista de la historia
de las ideas. Fue hijo ilegítimo de uno de los grandes gobernadores de Chile a fines dei
período colonial, Don Ambrosio, un irlandés que ingresó al ejército espafiol, con grandes
méritos y que no sólo terminó en la más alta posición en Chile, sino también como Virrey
dei Perú y fruto de algunos deslices, o de amores, con una criolla chilena, nació Bernardo.
Este vio a su padre en una sola oportunidad, a los 10 afios, en na cuasi entrevista porque
ni siquiera conversaron largamente, pero lo importante fue que el Gobernador, que no lo
podia ni quiso reconocer de acuerdo a la legalidad vigente, se comprometió de hecho a
entregarle una buena educación. Fue enviado a estudiar en el Colegio natural de Chillán,
38

EDUARDO CAVIERES

FIOU

con las jerarquias indígenas y los hiios de criollos resnerahl.„

y desde aj pasce.) a Lima para ingresar a los meiores colegios iimetinc

— 7 -”cguida guia sus panos hacia Esparía e Inglaterra. Alli, uno de sus amigos e
ideólogos n

Preferidos. cot,1

e (-uai filp rrIlltr 1 l■ ff• .

mui iuc i‘talicisco ae miranda y se i•

en sus biografias que Miranda le encanta no sólo nor 1

.aro-n

—-b- culculotario que seguramente lo tema, sobre la revolución francesa y sus viajes por
Eu

ropa, sino fundamentalmente por las ideas liberales que el venen,ln.-

bía transmitido permitiendole conocer a Pensadores rAn

com Voltaire, Rosseau, etc. Lo cierto es que, influido nor ectac

Icteas, O’Higgins regresa a Chile en 1802 después de conocer el falle •m •nto de

eau.i■- a guiei’ ic perturoaron los, para el, malos panos de su hijo, pero que i„ _

1C lie’ ) una rortuna importante a partir de la cual Bernardo no sólo pudo

mej orar notablemente su situación económica sino que, además, cambiar su apellid.o de
Riquelme por el de O’Higgins. Lograda estas nuevas posiciones, se dedica también a la
política e igualmente abraza el movimiento

emancipador. Nabiendo tenido una grau influencia y formación ideológi-

pr

ca, se transformo fundamentalmente en hombre de acción.


El escenario que se fue construvendo sianificaba. nor un iarita rine ha

bía que alcanzar las metas combatiendo no sólo con el enemigo externo, sino también con
el enemigo interno; no es casualidad que los dos grandes próceres chilenos de los que
hemos hablado, por distintas causas terminaron siendo enemigos irreconciliables y, en ese
sentido, se puede discutir mucho más acerca de lo que caracterizó al gobiernn cie
M-Tioain, rii,,,nriado

— de sus principios liberales debido a las premuras de las coyunturas, fue inca-

paz de nacer mas expedito el término del antiguo régimen y la construccion del nuevo
Orden. Se trataba fundamentalmente de un problema de carácter político-institucional.

Hay que insistir en que la mayoría de los análisis sobre la Independencia nacional termina
en el análisis y descripción de problemas políticos militares, primero con Carrera y
después con O’Higgins, pero no avanzan más allá. Lo mismo sucede a nivel americano.
Una parte importante de las celebraciones bicentenarios, al menos en lo oficial,
coincidieron en rememorar los hechos acontecidos y evitaron hacer el análisis de los
misnins poniéndoles en perspectivas temporales y tratando de analizarles respecto

a sus erectos sobre ei presente. Las publicaciones de divulgación suprimi

ERENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación


moderna

39

1 —,..nria de estos oersonajes, Padres de la Patria, y de

mente ia

ron

rant() su pensamiento y sus proyectos cte nacion, por io

sus actos, peru , tanto, de la construccion de esta nueva sociedad. En consecuencia, al


que-

darse muy restringido al ámbito militar, cuyos méritos no se desconocen, se desdibuja el


trasfondo de la situación, y se simplifica el análisis de las

ofortnadnotespyipfircoilfuens dexasp.

explicitarlo. Buscando momentos e


interpretaciones, se trataba de la búsqueda de un nuevo orden legal, paso

initraps

casi natural que siguió la historiografia considerada como más tradicional

causal.ciduaáldeesrameásse

al otorgar significados importantes al análisis constitucional. De hecho, en este ámbito


hubo muy importantes contribuciones. En 1811, se dictó un Reglamento para arreglar las
funciones de la autoridad ejecutiva provisoria y en 1812 un Reglamento Constitucional
Provisorio. En 1814, un nuevo Reglamento para el gobierno provisorio. Lo hizo
posteriormente O’Higgins con una llamada primera Constitución en 1818 y otra en 1822.
En realidad, el análisis de estas constituciones deja la situación más o menos en
penumbras porque una situación es promulgar una Constitución y otra, bastante diferente,
es ponerla en práctica y ello no se observa en el análisis histórico-constitucional, pero si
en la historia de las ideal, en el análisis de las diferencias existentes entre los discursos y
las prácticas. El discurso puede ser muy importante e interesante, pero no necesariamente
habla de algo efectivo y de lo que sucede respecto a la institucionalidad en términos de lo
que una constitución pueda efectivamente desarrollar. Podemos ilustrar la situación con el
Proyecto de Constitución escrito por don Juan Egaria en 1811 y mandado a publicar por el
Gobierno en 1813, prácticamente sin ejecutar. En muchos sentidos no sólo no
representaba el sentimiento de todos quienes podríamos llamar el bando patriota, sino
además estaba todavia bastante distante de las realidades concretas dei proceso.

Aún así, es interesante revisar algunos de sus propósitos. En el Proyecto de una


declaracio’n de los derechos dei pueblo de Chile, una especie de formulación de
principios generales para la propuesta de Constitución y en Ia Exposición de los principios
que consolidan el Pacto social de los habitantes de

Chile..., el mismo Egafia pensaba en realidades que posiblemente

eran ajenas a la marcha de los acontecimientos que se producían. En esos documentos,


incluso se entrecruzaban consideraciones sobre un congreso

EL,
40

EDUARDO CAVIEREs

chileno y un congreso americano, vero los enneentne I

• - — _

-.Neas teni que ver con la representación, los derechos naturales y sociales v

VOS primorataies de América, a saber, su felicidad v 12 . Ob..=

felicidad. Se proclamaba que: de

Deseando Ultimamente con el mas a rriientp _

que un ejeni: plo de moderación desengarie al mundo, y corte el incendio de ias

presentes disensiones, cuando se reconozca que Chile solo pretende aquellos derechos sin
los cuales no puede existir seguro, tranquilo, v feliz, consagrando a la nación ente, a rln
n/l Co1

,,Fuoga a ia suprema necesidad de su existencia; se persuade, y declara este Pueblo, que


por

la irresistible fuerza de las circunstancias, y por el derecho natural e imprescriptible que


tienen todos los hombres a su felicidad, se halla en el caso de formar una Constitución que
establezca sólida y permanentemente su Gobierno17.

Los principios que deberían guiar esta Constitución igualmente 111p ron sorprender a
muchos o hacerlos incomprensibles para otros tantos. El primer principio caracterizaba la
deseada Constitución como justa, liberal y permanente. Le seguían, entre otros, el que el
pueblo de Chile retendría en si el derecho y ejercicio de todas sus relaciones exteriores
hasta formalizarse un Congreso nacional o al menos de la América del Sur; el que los
derechos, regalias y preeminencias de Fernando VII serían declarados por el Congreso; y
la declaración de que ”Chile forma una nación con los pueblos esparioles que se reúnan, o
dedaren solemnemente querer reunirse al Congreso general constituido de un modo igual y
libre”18.

Obviamente, destacan dos conceptos centrales: primer gran problema, ,quién es el pueblo,
los pueblos? 0C?_ue significa ello en 1810 o en 1818? Segundo gran problema: èQue
significaba ser liberal? En el ya citado Proyecto de una declaración de los derechos del
Pueblo de Chile..., Egafia definia el orimer orincinio. como A rricoln 10 Pn evm.• ”P11
PçtadO)

r 2 2-2.’ 1/11 —- mudanza, o circunstancia de la


nación espariola, ya exista en Europa, Y
’7 Juan Egaria, Proyecto de declaración de los derechos del Pueblo de Chile, Imprenta de
Gobiern` Santiago, 1813, p. 5.

1 Ibidem, pp. 5-6.

EPENDENCIA EN C

FIn,

’ �U Vir,,, _

INU

H I L E. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

41

fie Chile forma y dirige perpetuamente su gobierno

[ética, el rueu, ,r baio de una constitucion justa, liberal y permanente (lo cursivo es

__ 1_1—, se volvió a tocar la palabra liberal, pero, en cam-

:stro)• tri

número de la Exposición de los principios que consolidar] el

bio, d

r, más importante de las nuevas relaciones ins-

cocial, Clellina _

1• -

pacto social, definia io udu,’ titucionales que si se pensaban más generalizadamente desde
comienzos del

s. XIX: ”La Constitución reconoce que todos los hombres nacen iguales, libres, e
independientes: que aunque para vivir en sociedad sacrifican parte de su independencia
natural, y salvaje; pero ellos conservan, y la sociedad protege, su seguridad, propiedad, y
la libertad, e igualdad civil”. Le seguia articulados referentes al orden jurídico y la
seguridad individual, la libertad y la igualdad; la educación, la censura, las Juntas cívicas
generales y gubernativas y otros aspectos.
El título referente a los ciudadanos declaraba por tales a quienes deseando vivir bajo la
protección de las leyes, con garantia de su libertad, propiedad, seguridad, disfrutando de
los beneficios públicos y sociales, contribuyeran con su persona o bienes a las cargas y
defensa del Estado y enseguida pasaba a explicitar quienes podrían ser declarados por el
gobierno en tal categoria:

Todo hombre libre, natural o extranjero, que profese la Religión católica, y de razón de su
catecismo; que tenga instrucción en el breve compendio (que formará la República) de las
leyes más necesarias para la vida social; que sepa leer, y escribir; que haya servido a su
Patria cumpliendo el mérito cívico (de que después se hablará) de un modo aprobado por la
Censura, y cumplido el término necesario de disciplina militar; que tenga veinte y un
anos; y de quien informe la Censura que no ha desmerecido con algún delito o
profanación de las costumbres, o que se haya rehabilitado; tiene derecho, y debe ser
declarado Ciudadano activo, con parte en la Soberania, y apto para todos los ministerios

juan

Egafia, Exposición de los princípios que consolidan el pacto social de los habitantes de
Chile, WIlft _ a, £..mbranontn tadoç los decretos
legislativos,

- - 6.• ccI•4GeW3 por ta Lonststuczon, y serviian ’vos y judiciales de las Magistraturas,


misma edición anterior, Cap. 1: De los derechos

uei eudadano, pp. I.


42

EDUARDO CAVIERES FIGO

LA 1NDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antlguo Régimen y los orígenes de la


representación moderna

43

del Estado, en que no exija más requisitos la ley20.

Frente a una pretendida constitución liberal, una serie de secciones

pecto al mérito cívico, ciudadanos beneméritos de la patria o constitue

nales, ciudadanos beneméritos en alto grado, etc., contradecían su espír

Más aún, en referencias a las castas, se defendia el principio de que todos]

hombres son iguales delante de la ley, pero se aceptaba una especie de

terminismo histórico en que esta (la ley) ”se halla impotente muchas vei

para corregir la opinión”. Ante ello, se declaraba que ”no se permite enli

territorio de la República al que de mulato inclusive para atrás se case ig

lando, o deteriorando su especie, después de la Constitución. No igua

deteriora si casa con India. Se entiende por mulato que alguno de sus Padres]

sea negro, o de una casta inferior a la de hijo de cuarterón y negro»21. cierto, se


contravenía los fundamentos generales de libertad e igualdad.

Detrás de estas situaciones, una verdadera propuesta de sociedad, noo

lograda sino más bien proyectada, con contenidos todos muy importantes]

cabe pensar si se trataba sólo del pensamiento de Egafia y de algunos de sus seguidores o
hasta cuántos estaban realmente comprometidos con todo aquello, pero si debe seguir
argumentándose que en el sustrato de las acciones políticas y militares propiamente tales,
estaba el hoy dia tan utilizado concepto de la representación. ,Qué era y qué significaba
representación? Allí se encuentra una problemática muy densa y complicada, con
múltiples entradas y salidas para su estudio y comprensión y que exige ir desmenuzando,
en primer lugar, las acepciones de los conceptos, pero, además, las diferentes formas de
ser acogidos e interpretados por los propios contemporáneos de 1810 y anos siguientes.
Para ser más concreto, estudiando la situación, Sol Serrano habla sobre el problema de la
representación con

algunas ideas muy interesantes, pero que sin negar sus aportes, requieren de mayor
discusión. Una de sus ideas centrales es insistir y subrayar lo que llama la fortaleza de las
instituciones coloniales que superan el derrumbe de la monarquia. éQue significa ello? Lo
que está diciendo es que el proceso de independencia, independientemente del problema
militar, se pudo subsa-

20lbidem, Título 3, sección I, 1\I° 66, pp.17. 21 Ibidem, Sección 5. De las Castas, pp.21.

y dirigir a partir de que las instituciones coloniales eran de tal fuerza que

linaron por salvar el proceso. Ella está pensando fundamentalmente en

Cabildo colonial, que para el caso chileno, significa pensar específica-

mente en el Cabildo santiaguino, el principal. Especificando las diferentes formas que


alcanza la representación y siguiendo los acontecimientos desde 1808 hasta 1814, antes de
la derrota de los patriotas, el escenario institucional que era débil referente al escenario
militar, es superado a partir del tipo de representación alcanzado en la Patria Vieja: se
amplio un poco, pero siguió siendo de minoria. La Junta santiaguina se rebelo contra los
Carrera nombrando como General a Bernardo O’Higgins, condenando el despotismo y
fijando el propósito de llamar a un Senado consultivo. En lo concreto, alcanzó a reunir, en
dos seciones, a toda la representadiOn de la capital, Senado, cabildo secular y eclesiástico,
tribunal de justicia, jefes militares y veteranos y demás tribunales, todo ello para otorgar
facultades al Supremo Gobierno y convocar a elección de diputados de las provincial para
formar un Congreso General.

Por cierto, ante el transitorio triunfo realista, ello no prospero. No obstante, Sol Serrano
sefiala que este había sido un pequerio triunfo, ”antes de la derrota, de la lógica
representativa de los pueblos que transitaba hacia la de los individuos por medio de la
proporcionalidad y en contra de la representación unanimista, ya fuera monárquica o
militar. La representación antigua mostraba toda su fortaleza, su flexibilidad para hacer un
tránsito del régimen político. Las instituciones monárquicas habían realizado el primer
tránsito en esos anos en que quedaron en evidencia las lógicas que se enfrentarían en la
construcción del Estado nacional”22. Por cierto, hay una doble proyección del problema:
hacia atrás, es importante seguir preguntándose hasta dónde esta era un proyecto realmente
colectivo y hasta dónde habían diferencias profundas entre los mismos sectores patriotas;
hacia delate, se trataba de un proyecto de muy largo plazo. Por lo pronto, y como está
sefialado, para Juan Egaria en 1811 y para el posterior Reglamento

’Sol Serrano, La representación en el Reino de Chile: 1808-1814, en Alfredo Ávila y Pedro


Pérez

Herrero, Comps., Las experiencias de 1808 en Iberoamérica, Universidad de Alcalá,


UNAM, México 2008, pp.508.
44

EDUARDO CAvirr—

—.t.rits FI

; de 1

insti-

IGE

Constitucional de 1813, la categoria de ciudadano distaba rrin h

o d liberal y de entrar en una categoria moderna de representación.

Esto está dentro de algo mavor. Cor, 1 .

so en las instituciones CO. 1nn. ;

a .PC °asandose •

en los organismos, tado, lo que se ha venido acentuando pç no,

1. ,-ituudius k10 017P ri _ _ _

una gran aiscusion), siempre han sido defencnrec Cfn 1, 1 r.

7 bc1.1...11ÇJ uei orden tucional y eso es lo que les ha distinpuicin_ nn

republiQ sino también en el período colonial. Una Cie ine MA,-;•■ -

eei esr

ello, es un libro ya antiguo, pero siempre interesante, de JulioxpAiresmo n a de

en donde su idea central es que la tuna de la civilidad chilena e incluspo del sistema
democrático fue el Cabildo colonia123 . Lo que hace Serrano es ver, desde otra
perspectiva, esa idea: frente a los hechos de 1808. Efectivamente, el Cabildo santiaguino
alcanzó un protagonismo inusual. Lo hizo porque era parte importante de la
institucionalidad existente y sobre ello Serrano seriala dos ejemplos de elecciones de
cabildo en 1809, en Quillota y La Serena, en que frente a reclamos por fraude, la Real
Audiencia ordenó repetir el procedimiento concluyendo que ”la impugnación era la forma
y competencia de los grupos locales por el poder comunal. Por lo mismo esa cultura
política era jurídica, donde los elementos procesales eran cruciales”24. Sin embargo, estos
dos ejemplos pueden ser válidos, pero no generalizables. Lo fundamental en esta visión
del Cabildo tiene que ver con el nivel en que puede ser visto como el puente de la
representación del pueblo (y de que pueblo). Efectivamente, en el período colonial, el
Cabildo desarrolló una función concreta de representación, pero se debe precisar el
concepto. Una situación es que podia representar y hacer representaciones. Podia
presentar sus reflexiones y sus inouietudes resneern a la ,IntP PI

-r - IS1111•J

propio Rey, directamente, en forma paralela a la Real Audiencia y al propio

_ 1 .

y ....Touemactor. rreclivamente hubo muchas representaciones y, a fines del período


colonial, algunas muy interesantes. Otra situación es quienes representaba politicamente,
incluso en su propia composición. Se trata de una representación corporativa one_ }caria
1R1á nri Pira claro Si

11 .._ — 1_ e 1•1

cicLUVcillICIILC nama cammacto consensual y generalizadamente.

” Julio Alemparte, El Cabildo en Chile colonial, Editorial Andrés Belo, Santiago, 1966 24
Serrano, op. cit., pp. 500.

DEPE

NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación

moderna

45

�’.

leldllICIILC L.La‘LJA.,..w.1 creo que, en este sentido, no se na roto Lung”

a los Cabildos como el órgano tradicional de

e• a

rjirliSt””ráfiCa

representación del pueblo. En una especie de tratamiento más complicado,

Salazar igualmente atribuye al Cabildo santiaguino esta capacidad


dGeabrerpieriesentacio’ n de anhelos, sentimientos, intereses, del pueblo, pero no
especificando que sector social de ese pueblo. Salazar se refiere a un proceso que se vino
gestando particularmente en la segunda mitad del siglo XVIII coando el cabildo fue
pasando progresivamente desde un sector produccor (agricultores, mineros,
manufactureros) hacia un sector mercantil, lo cual tuvo efectos recíprocos entre las
relaciones entre la Metrópolis y sus colonial. Para el período en que ocurrieron los hechos
que fracturaron y posteriormente rompieron con esa unidad, Salazar subia que ese
comercio, ”chora en tierra americana, tendia a desahuciar su unidad política con el
Imperio y con el Rey, echando mano a aquello que el Rey, precisamente, había oprimido y
cercenado pero no suprimido: el Derecho de los Pueblos. Fue así como, por caminos de
carambola, ese derecho retornó a la historia empujando por una nueva sangre: no la de los
”pueblos” en tanto que tales, sino la de las burguesias coloniales que se habían
enriquecido cabalgando sobre aquellos. De este modo, el viejo conflicto entre las dos
soberanias (la universal y la vecinal), entraba a complicarse en Hispanoamerica, porque
”los pueblos” propiamente tales comenzarían a disputar al patriciado mercantil el verdadero
uso político del Derecho de los Pueblos”25.

En la afirmación anterior se implican varias situaciones: lo primero, es que se sigue


insistiendo en una elite dividida por intereses económicos sectorizados. Las evidencias
concretas es que en el paso del siglo XVIII al XIX, las inter-relaciones entre los miembros
de esa elite eran bastante entrecruzadas y que el enriquecimiento a través del comercio
siempre terminó en inversiones en tierras y en relaciones y redes sociales, lo que supone
fuertes alianzas de intereses bastante más integrados en el pasado que en el presente26. Lo
segundo es que, por una parte, se trata de una situación que

iel Salazar, Construcción de Estado en Chile, 1800-1837, Democracia de los ”pueblos”.


ionn 1. • r• • c__ Cnrurkon 9nns. nn.84.

votinsmo ougarquzco; 7 1- Eduardo Cavieres, Servir al Soberano sin detrimento del


Vasallo, Eudeval, Valparaíso 2003.

en detalle más importante del sector es el de Martha Lamar, ine rviennano vj

p
46

EDUARDO CAVIERES

debe discutirse en términos de un proyecto de muy larga duración; por c parte, en lo


específico del tiempo, las realidades y los conceptos, revive I

ya antigua polémica que estuvo presente en los anos 1960 a propósito dos de las
publicaciones más importantes sobre la independencia, los libn

I de Hernán Ramírez Necochea y de Sergio Villalobos27. Si se siguen las ló

cas de Salazar, la situación comienza a exteriorizarse o transformase ya m

entrada la década de 1820, más bien en 1828, cuando efectivamente asorn.al un intento
liberal propiamente tal a través de otro golpe de Estado, de Ra. món Freire, que promulga
muy rápidamente una Constitución liberal que tampoco pudo ponerse en vigencia
concreta. Salazar seriala que el fracaso de

Freire y con ello el fracaso de la representación a partir del Cabildo colonial]

se habría debido a los intereses mercantiles de algunos grupos chilenos y sus aliados
extranjeros que estaban en contra de la democratización del proceso

y que por lo tanto querían entrar en una fase de contracción de lo que se había venido
logrando28. Como sea, me parece que habiendo elementos interesantes en esas
posiciones, hay que volver a poner en discusión los

reales términos de la representación del Cabildo. Incluso, si el cabildo fuese el órgano más
democrático del período colonial y al cual no se puede restar méritos al papel jugado al
convertirse en eje del proceso de independencia, el cabildo actuaba en términos de una
democracia entre iguales y no más allá que ello. Efectivamente, en el período,
especialmente entre 1810 y 1814, ocurrieron situaciones interesantes en ese Cabildo que
al menos comenzaron a romper con ese tipo de representación, aun cuando se puede
insistir en si efectivamente existia un solo proyecto político de representación al interior de
todos o de la mayoría de sus miembros.

Los rompimientos fueron más complejos e inciertos. Se debieron a razones


circunstanciales, pero también porque algunos de esos miembros, entre ellos el que fuese
importante procurador, don José Miguel Infante, 1

1795-1823. Family and Business in the Transition from Colony to Nation, Ph.D. Diss.,
Texas at

Austin, 1993.

27 Hernán Ramírez Necochea, Antecedentes económicos de la Independencia de. Chile,


Santiag

1959; Sergio Villalobos R., El comercio y la crisis colonial, Santiago [1968], Universitaria,

edición., Santiago, 1990. 28 Sala=, op. cit., pp. 523-529.


g LA INOEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la
representación moderna 47

hte proclive hacia ciertas tonalidades de un cierto y min difuso liberalismo, pero que sí
buscó cambios al concepto de representación y al sistema institucional del viejo orden que
buscaba suplantar a través de la creación de un nuevo orden, relación poco utilizada en
nuestra historiografía y que es can usual en términos de los análisis de la revolucirin
francesa o de los primeros movimientos liberales esparioles con énfasis en que en ellos su
grau objetivo era el crear una nueva institucionalidad. Infante es un buen ejemplo de esta
falta de un proyecto político único. En diciembre de 1810, presionó al Cabildo para
recabar de la Junta de Gobierno una más decidida voluntad de convocatoria a elecciones
para la pronta reunión de un Congreso Nacional. Entre sus argumentos manifestaba que el
derecho de soberania se les devolvia a los pueblos con la muerte civil del Monarca y que
se requeria de una pronta formación de una Constitución sabia que sirviese de regia
inalterable al nuevo Gobierno. El Congreso se reunió efectivamente e14 de julio de 1811
e Infante se convirtió rápidamente en el más violento y elocuente orador del mismo.
Como miembro de la Asamblea subscribió el Reglamento provisorio para el mejor
régimen de gobierno, a nombre de Fernando VII, lo que le valió su salida del Congreso
en la primera asonada de José Miguel Carrera el 4 de septiembre del mismo ano. Como es
bien sabido, Carrera actuó apelando a una petición a nombre del pueblo, pero firmada
sói() por algunos ciudadanos, que llamaban a la salvación pública a través de drásticas
medidas, como la expulsión de ciertos diputados, como Infante, Eyzaguirre y otros. En
marzo de 1813, a consecuencias de nuevas coyunturas militares, Infante volvió a ser
componente de una nueva Junta de Gobierno”.

Evidentemente hubo grandes diferencias entre los discursos y las prácticas, pero también
entre el mundo de las ideal y el mundo de las acciones concretas. Por ello, reconociendo
las diferencias entre lo que pensaba Infante, o lo que escribía Camilo Henríquez en la
Aurora de Chile, es que se fue pasando desde unas posiciones a otras, de ser realista a
patriota, de ser ilustrado a ser liberal, cuestión difícil de precisar, pero muy importante ya
que en ,)ocos trechos temporales se producen cambios en las orientaciones

”Domingo Santa Maria, Vida de don José Miguel Infante, Miranda editor, Santiago, 1902,
pp. 20-32.
48

EDUARDO CAVIERES Eli

de los sucesos y, con ello, cambios en las posiciones y en las decisiones. producen
confusiones, hombres ilustrados optan indistintamente por

conservadores o liberales, más de alguno sigue pensando en alguna for

de monarquia; en la práctica, el acontecer va estableciendo las nuevas

guntas y cuestionamientos.

„—, , ,1 ., 1 l’1• 1

uesae ei punto ae vista cie lo que tueron aicnos aconteceres y, mu

rápidamente, apelando a algunas de las dicotomias ya serialadas, volvamo

a pensar en ellos y en lo que venía sucediendo. En 1808, mientras ocurría

los acontecimientos espatioles, en Chile fallecía el Gobernador y, en esper.,

que la Corona enviase a la nueva autoridad, correspondía nombrar al suplente dentro de


Chile. La Real Audiencia nombró inmediatamente a uno de sus oidores contrariando la
legalidad, porque de acuerdo a ella, el militar de más alta graduación tenía que entrar a
suplir el cargo vacante. Ese militar estaba en Concepción, en la Frontera, pero supo de la
situación e hizo valer sus derechos. La Real Audiencia defendió a su oidor y el Cabildo
defendió la legalidad y a Garcia Carrasco que era el militar contrariado. Éste asumió
finalmente el poder, pero se encontró con un mundo que le dejó absolutamente
desconcertado. Tomó posesión de su cargo cuando llegaban las inesperadas noticias de la
península. podrían pensar los habitantes de Santiago sobre lo que sucedia en Esparia? Los
vecinos más pudientes, que vivían en la periferia de los domínios, enfrentados
naturalmente a situaciones de la política espafiola, que debían decidir entre Carlos IV,
Fernando VII, los Bonaparte, se dividieron en cuanto a las opciones a tomar. Aquellos
que comenzaron a pensar en el autogobierno o que eran más ilustrados, se relacionaron
con el Cabildo y procedieron desde allí, pero aún siendo parte del mismo grupo social, se
comenzaron a enfrentar con la Real Audiencia y con el nuevo gobernador. En 1809,
cuando las circunstancias obligaron a ir tomando partido y a decidir sobre la posición de
Chile respecto a lo que sucedia en Esparia: èque debía hacerse?; ,seguir a los espafioles,
jurar las instituciones espariolas, tomar la oportunidad? Detrás de ello estuvo lo
fundamental, la vida concreta, hombres que no tenían experiencia política moderna ni
sabían por dónde irían las cosas; hombres que, en definitiva, pensaban también en
decisiones que les permitieran defender sus propios privilegios, lo cual no es nada
cuestionable, pero que también forma parte de la historia. En esto de decidir por dónde,
comienzan también a pensar
E LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la
rePresentanión moderna

49

que ell°s habían sido parte del tipo de representación en crisis y que, por

lo tanto,

a partir de las teorias políticas que se discutían, a ellos les correspondia tener una propia
Junta de gobierno, a nombre del Rey y mientras durmoel cautiverio. Esc, era lo que estaba
en el ambiente y se observaba en regiones vecas.Alli si que el Cabildo asume una
capacidad de influencia que no había tenido en el período colonial y ello es una situación
que no ha sido visualizada en profundidad: el cómo, al interior del Cabildo, se fueron
produciendo estas transformaciones desde una representación dei antiguo régimen a una
de nuevo orden.

El Cabildo de Santiago, como institución, fue quien llevó la petición de renuncia a Garcia
Carrasco y quien logró convencer a uno de los vecinos más pudientes y reconocidos
socialmente como lo fue Toro y Zambrano, que había sucedido a Garcia Carrasco y al
cual se comenzó a presionar para que llamase a una Junta Nacional de Gobierno. En
septiembre de 1810, un grupo le hace jurar la Junta de Sevilla; otro grupo le convence
llamar a Junta Nacional y le garantiza que será el Presidente de la misma. Así lo hace,
pero la noche anterior a ello, se reúnen algunos de los vecinos más influyentes para
apoyar la Junta, pero sin participación de miembros del cabildo en su conformación: poder
local, frente a la Junta, poder nacional: nuevo problema de representación. El Cabildo se
guarda el derecho de seguir representando las aspiraciones de los vecinos más importantes
del Reino frente a la Junta. Esta se instaura como junta provisoria, mientras se convocara
a elecciones para la formación de una Asamblea o Congreso Nacional con participación
de todos los ”partidos” del país, de todos los pueblos.

Se instauró la Junta, pero la convocatoria se retrasó continuamente. Ante las presiones del
Cabildo, Infante hace ver que los pueblos están nombrando por su cuenta a los diputados.
sucedia? El Cabildo se dividió entre quienes pensaban en un sistema de representación
universal y quienes lo pensaban en términos de proporcionalidad. Para estos últimos, no
todos los vecinos podían tener el mismo número de representantes y Santiago debería ser
mayor. Existia una idea de lo que debiera ser, pero había una re4idad que loiiarn
mpeednía. Finalmente, el propio Presidente solicitó al Cabildo hacer el reg to de esas
elecciones. Se constituyó el Primer Congreso Na

cionai de en donde estuvieron presentes todos los bandos y grupos

Poder existentes. Ya estaba José Miguel Carrera actuando y lo liquida


50

EDUARDO CAVIERES FIGO

en 1812: pensaba que babá personas que no debían estar e instaura

nueva Junta de Gobierno. Las elecciones se pierden en el acontecer de

enfrentamientos internos y externos. En 1814 viene la restauración y

huida de los patriotas hacia Mendoza. En 1817 se retoma el gobierno,

vecinos ofrecen el poder a San Martín, lo rechaza y asume O’Higgins co

Director Supremo de la Nación.

O’Higgins, que, como hemos dicho, había conocido a Miranda,

mió el poder y al afio siguiente dictó una Constitución que le entre;

poderes absolutos y que, por tanto, no tenía un sistema electoral abiel

Entró en una fase de gobierno que bacia 1820 estaba muy desgastado d,

un punto de vista político ya que en la situación de conflicto existente

se vieron transformaciones y se incrementó una fuerte confrontación

el gobierno. A ello se sumó algo muy importante dentro del proceso:

ajusticiamiento de los Carrera en Mendoza y de don Manuel Rodríguez en

el propio Santiago (Tiltil). Se creó un abismo entre grupos que no tuvo que ver sólo con
enemistades personales, sino también con un problema de fondo: O’Higgins pensaba que
tenía que entrar en vigencia el nuevo Estado, pero suponía que todavia no era el momento
y que hacerlo seria conducir al país a una especie de guerra civil. Por ello, afianzó su
poder supremo y sólo en 1822, acocado por variadas resistencias, es que accedió a
promulgar una nueva Constitución que establecía un primer sistema electoral aunque
muy dirigido desde el poder central, en particular respecto a la nominación concreta de los
diputados. La Asamblea resultante se reuni() provocando un momento muy crucial.
O’Higgins se instaló como Presidente de la Asamblea, nombró al Presidente y
Vicepresidente de la misma, se retiró y dejó su

renuncia para que el nuevo sistema comenzara a funcionar. Por cierto, los representantes
eran O’Higginistas en su mayoría y rechazaron su renuncia

confrontando más radicalmente a las oposiciones que lograron organizarse


y propiciaron incluso el levantamiento militar en provincias que llevaron la renuncia
forzada del Director Supremo en 1823.

Cuál fue la resultante de todo aquello? Debemos volver, nuevamente, al ya enunciado


problema de las representaciones. O’Higgins, al Mamar a un senado consultivo en 1822
vio esa potestad como un pequerio triunfo antes de la caída definitiva. Ante la lógica
representativa tradicional, la de los pueblos, que venía girando hacia la de los individuos;
desde las corporaciones

La ,e a
SOBRE

IA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la


representación moderna 51

dei antiguo régimen hacia un sistema electoral moderno, lo que procedia era una
transición entre ambos regímenes por medio de la representatividad: elección por medio de
la proporcionalidad y en contra de la representatividad unanimista o corporativa. La
representación unánime, fuese monárquica o militar, fue la representación común hasta
ese momento. La representación antigua, al momento de 1822 mostraba toda su fortaleza,
pero también una adecuada flexibilidad, para hacer el tránsito del régimen político. Es lo
que sucedió con O’Higgins: entendió que a partir de lo existente podia seguir controlando
el poder, pero se equivocó en el sentido de pensar que el apoyo que se le estaba
entregando no era ya el apoyo de viejo régimen. En verdad, no era apoyo individual, el de
los nuevos ciudadanos, sino que seguia siendo el apoyo corporativo cuando este ya
estaba sumido en crisis. Ese equívoco en sentirse legitimado en 1822 lo llevó al desastre,
a la abdicación y al exilio, pero, al mismo tiempo, llevó al país a un estado de anarquia
que queria evitar manteniendo el poder. Entre 1823 y 1829 se sucedieron una serie de
intentos constitucionales, pero se terminó en el enfrentamiento de 1829 que dio paso a una
organización definitiva, pero no en forma liberal, sino conservadora. Estos liberales de
1829 representaban la última expresión del liberalismo doctrinal que venía surgiendo
dentro del proceso de independencia. La Constitución de 1833 reglamentó, pero no
profundizó lo que se venía discutiendo sobre ciudadanía, elecciones y régimen
representativo.

Que significado tuvo la abdicación de O’Higgins? Significó que en realidad el proceso de


independencia no fue solamente el acontecer político-militar, ni tampoco fueron sólo los
dos intentos de institucionalización, primero con el Reglamento Constitucional de 1812 y
después con la Constitución de 1818, sino que el problema central fue el de la emergencia
de una nueva representación que debía darse en una transición de un sistema de antiguo
a otro de nuevo régimen. Eso es lo más importante y en ello hay que rescatar y precisar la
presencia de los discursos liberales que si bien es cierto no tuvieron éxito inmediato, hay
que reconocer que nunca dejaron r. estar presentes. A pesar de los desarrollos políticos
propiamente tales, incluido el financiamiento del Estado, la discusión siguió por debajo.
La búsqueda del fin de antiguo régimen y de su sistema de representación, en suma, la
búsqueda del sistema republicano.
52

EDUARDO CAVIERES

Fitie

Es necesario entrar más detalladamente en los orígenes de 1

LICLwrzu en anue y en América, incluso a nartir rlP Cll ’4” nista

r yak/LO niStOria, a los elementos descriptivos de lnuA a misma, está la discusión


respecto sistemas de representación v de •

permiti() la transforni ción de los cimientos del antio-nn rAcri rn _1_ 1

a pai ur ue ia lenta construcci del nuevo estado constitucional. Ello lleva nuevamente a
replantear ide, teorias acerca C1P _ 1

_ II I Ia /III I. ,1 !I

y, a io menos

tionamiento rin , el c

nprr,-, 1

Gàle mese ia tuna ae la democracia. En

1 dad. raharirsc. _ . •

tcpiesentativos de toda la sociedad, sino, ade

tenían diferentes asientos, jerarauías

v . f”.

orrnac r

d. Ci. LO misr sucedió respecto a las primeras eleccioneç 1

II

ia confnrmariAn T •

1,11111G1 %.,,ungre so ’Nacional cie 1811 estuvo precedido,


en el corto tiempo, por largas discusiones sobre cómo y quiénes deberían

ser elegidos y, en muchos casos, sus nombramientos estuvieron más bien

por razones ajenas a los propósitos políticos propiamente ta.

iliumad.uicinente, aetras ae todo aquello estaban los intereses concreto (hacendados,


comerciantes, burocracias) v estaban

9.Li1k11çà peusaban y quienes querían dirigir el proceso. En un país unitario, el sosteni-

miento estatal estaba en el Cabildo de Santiago, pero más todavia en las

Laciolies mineras, aos bases que siguen vigentes en la actualidad. Una vez alcanzada la
Independencia, simre

mo o Dictador? Del mismo modo, antes y durante el gobierno de don Bernardo,¿de qué
tipo de representación se estaba discutiendo?, é de la de vecinos o de la de ciudadanos?
Detrás de ello persistia el pensamiento de antiguo régimen, pero también crecían los
adeptos al pensamiento ilustrado, aun cuando este no era homogéneo y se entendia de
diversas maneras y con distintas significaciones. Ni los liberales fileron nereçariarnente
ilustra-

- ———————

dos ni viceversa. Tampoco ser librecambista significaba ser necesariamente 1.L 1

noerai.

Las posiciones de O’Higgins se movieron entre lo legal y lo legítimo. Sobre Carrera se


consideran mucho más sus acciones dictatoriales, la sopresión del primer Congreso, el
cambio continuo de jefaturas, la concentración del poder. A O’Higgins se le reconoce su
posición como Director Supremo y habría que reconocerle el haber sido elegido por las
corporacio-

.1

11CJ, ’us plincipaies vecinos y cantiaantes. 1Nuevas posiciones anuagui,—

E LA INDEPENDENCIA EN

CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los *enes de la representación moderna


53
, . _ 1—;,-;mnmente se cuestionaba su posición. Detrás

de ello existia un p

brioecrel’soli-b;p: —————— constituyendo en el tiempo y por

y contradicciones y entre ellas las dudas respecto a

pudo haber comenzado un nuevo régimen político con

si efectivamente p

iao nes alegai° hmuebnoteo, peostsaicb

ibornees.s concretas, por ejemplo, en la declaración

seliecciones más amplias

pensar en que la mayoría estaba de acuerdo

espeepnideennscaiaenpsoidtuyeamlcios

en la meta republicana, pero la ProclamaciOn de la misma no especificó quê significa


aquello: ”Chile y sus islas adyacentes, forman de hecho y

derecho un Estado libre, Independiente y Soberano, y quedan para

por

de InSdi

siempre separados de la Monarquia de Espatia, con plena aptitUd de adoptar la forma de


gobierno que más convenga a sus intereses”. Las opciones quedaban abiertas. Cuándo era
el momento para decidir en definitiva? En los mismos términos, importa mucho la historia
de las ideas: Manuel de Salas, Infante, otros, permiten observar inter-relaciones sociales y
políticas, desarrollar análisis de discurso dialéctico, analizar el cómo se pasa de la
ilustración al liberalismo, traspasando limites, transitando desde la revoluciOn al Estado
formalizado. Los hombres también se transformaron, los monárquicos de 1800 fueron los
patriotas de 1810 y los ciudadanos de 1830. De hombres moderados pasaron a ser a
hombres radicalmente transformadores y después terminaron siendo nuevos
conservadores. Por cierto, en paralelo, lo mismo sucedió con el mundo de las ideas.

Otro tema, aun cuando muy conectado a todo lo anterior es el de la fiscalidad, la


formación de la fisonomía propiamente tal del Estado; su transitar específico desde sus
bases vecinales (particularmente santiaguinas) a la de los ciudadanos. El Estado es
organizaciOn política-económica, realidad concreta que se tiene que construir; arcas
fiscales, burocracia (funcionarios Públicos_ servirias pirreriorl reo-istros de noblaciOn,
recursos naturales,

- . • _ 1.tt_ —1:,.........)

pactos. lámbién políticas económicas, ¿proteccionismo o mictam..

•• • del

.L.,mauo, como institucion cnbc6 UW.0. EStadC, n a ri ,-, t...1-, 1, ihn nrnvectOS V
allí todo estaba

1 LLUIJV U.11 FIA-7 —— complejamente entremezclado: las acciones y las ideal.


Todo un campo abierto para seguir explorando y reflexionando.

,
54

EDUARDO CAVIEF

El contexto hispano: desde Aranjuez de 1808 a Cádiz de 1812. temas y los grandes
problemas.

A pocas horas de que se comenzara a desatar la madeja de múltiplo’

hilos que caracterizaba la situación europea y espafiola de comienzos del XIX, en la muy
patética situación en la que se encontraba el Rey hispan

este escribía a su pueblo:

Amados vasallos mios: Vuestra noble agitación en estas circunstancias, es un nuevo


testimonio que me asegura los sentimientos de vuestro corazón, y Yo (que) cual padre
tierno os amo, me apresuro a consolaros en la actual angustia que os oprime. Respirad
tranquilos: sabed que el ejército de mi aliado el Emperador de los Franceses atraviesa mi
reino con ideas de paz y amistad. Su objeto es trasladarse a los puntos que amenaza el
riesgo de algún desembarco del enemigo, y que la reunión de los cuerpos de mi guardia,
no tiene el objeto de defender mi persona, ni de acompariarme en un viaje la malicia os ha
hecho suponer como preciso. Rodeado de la acendrada lealtad de mis vasallos amados,
,Qué puedo temer? Y cuando la necesidad urgente lo exigiese, podría dudar de la fuerza
que sus pechos generosos me ofrecieran? No, esta urgencia no la verán mis pueblos...
Esparioles, tranquilizad vuestro espíritu; conducíos como hasta aqui con las tropas del
aliado vuestro buen Rey; y vereis en breves dias restablecida la paz en vuestros co-

razones, y a mi gozando la que el ciclo me dispensa en el seno de mi familia y vuestro


amor. Dado en el (mi) Palacio Real de Aranjuez, a 16

de marzo de 180830.

A la distancia, la proclama parece improcedente e irreal. Carlos IV

actuaba como si nada pasare. La vida en Aranjuez parecia normal; Ias ac-

tividades en Palacio intentaban mantener las normales actividades de una Corte:


sentencias, mandatos administrativos, preocupación por obras de

infraestructura, pagos, servicios, Ministros, consejeros, alegatos, etc. Posiblemente, el


favorito, el Príncipe de la Paz, Godoy, era el más inquieto:

sabia o adivinaba lo que se venía y que cualquiera de los desarrollos que

3° Príncipe de la Paz, Memorias II, 309; citado por Angel Ortiz Córdoba, Aldea, sitio,
pueblo.

Aranjuez, 1750-1841; Doce calles, Aranjuez 1992, pp.177-178.


LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Regimen y los orígenes de la
representación moderna 55

se produjeran tendrían en él al principal afectado por los acontecimientos. Después de


Fontainebleau, los franceses y su Emperador avanzaban sin más y se protegían tras una
política de hechos consumados. Godoy había convencido al monarca trasladarse a Sevilla,
pero ya sin el poder efectivo, uno de los Ministros había obstaculizado su decisión
infiltrando, además, noticias al pueblo sobre una supuesta huída del Rey. Por ello el tenor
de la proclama. Como sabemos, no file capaz de detener los impulsos del ”pueblo” y
mucho menos de Fernando, detrás de él. ,Grados de violencia, saqueos? Para más de algún
historiador, más importante, es que el motín debe relacionarse con los sucesos que
devinieron, pero también con el pasado, con el Madrid de mediados del siglo XVIII; con
el procedo que comenzaba a marcar el fin del antiguo régimen”.

Finalmente, el 19 de marzo de 1808, èalzatniento contra Godoy? Las causas no son claras
y, detrás de ellas, estaban también las siempre presentes preocupaciones y divagaciones de
los sectores sociales afectados. Aranjuez, aunque ciudad pequefia, era posiblemente una
de las plazas económicas más sólidas de la península. La presencia real siempre
dinamizaba las actividades locales y una posible salida del Monarca indudablernente
provocaba inquietudes diversas. Si a ello se agregaban las simpatias bacia Fernando, las
dudas sobre la actuación del Rey, indolente y pasiva frente a los franceses, y,
fundamentalmente las antipatias crecientes bacia el propio Godoy, se trató, finalmente, de
una combinación de circunstancias y relaciones difíciles de precisar, especialmente si se
trataba de situaciones relacionadas con la sobrevivencia cotidiana o con actitudes de
carião y defensa de la institucionalidad. En 1809, El Semanario Patriótico, con sede en
Sevilla, escribía:

Cuando las circunstancias se combinan de modo que esta desunión desaparece entonces se
conoce la fuerza irresistible que hay en los pueblos para alejar de si cualquiera especie de
males. èQué son en aquella hora los tiranos? èQué pueden los satélites que los cercan?
èQué las espadas que pagan? Pálidos, consternados, exánimes ellos y los suyos, no
hallan dónde fijar el pie sobre la tierra, y quisieran esconderse en sus entravas. èHay quién
quiera complacerse en tan hermosa escena...? Si

”Ortiz Córdoba, op. cit., pp.169-184.


56 EDUARDO CAVIERES I

es espafiol no tiene que recurrir a la historia: vuelva los ojos y

ple Aranjuez el dia diez y ocho de Marzo32.

é Fue pues Aranjuez el punto de partida de los acontecimientos i

que se precipitaron? En parte, ello quedó ensombrecido por el 2 de

de Madrid.

Hace poco tiempo, el 12 de febrero dei 2008, en Madrid, una para-T

. .._ . . ..._ .

da militar Crente á Palacio Real en donde comenzó la rebelión contra los franceses,
inauguró los actos del bicentenario de las Guerras de Independencia. En el desfile
participaron soldados espafioles y franceses, y también del Reino Unido, Portugal y
Polonia, algunos con uniformes de la época,

todos representando a los combatientes de entonces. Entre 1808 y 1814,

esparioles y franceses se enfrentaron con inusual violencia y los hechos, con la aparición
de una guerra de guerrillas, dejaron huellas profundas que,

en el tiempo, pudieron superarse hasta llegar a la situación actual. Ello sin

desconocer la historia ni esconder lo sucedido.

En Esparia, la literatura historiográfica sobre las Guerras de Indepen-

dencia fue creciendo y, entre el número de títulos que surgieron en lo últimos anos, el
libro de Ronald Fraser, La Maldita Guerra de Espana...

no sói() corresponde a uno de los enfoques más interesantes porque aporta

importantes perspectivas analíticas y se puede leer fácilmente, sino, además,

es fuertemente provocativo a la hora de construir un relato con mucha interrogantes e


innovadoras miradas.

Por la vasta obra existente sobre el tema, pero más anil, por la enor-

me trascendencia del mismo, el mismo Fraser seriala la necesidad de ser

innovador: la incesante y terca resistencia popular espatiola a Napoleón,


terminó fracturando el Antiguo Régimen, enunciando el principio de la soberania popular
y proclamando el acceso del pueblo (masculino) a la escena política: se trataria del primer
paso espariol hacia la modernidad. Para Latinoamérica, el libro nos hace pensar en la falta
de estudios nacionales que conecten más profundamente nuestros propios procesos a los
hechos y debates esparioles (y europeos) para pensar más en profundidad sobre las

32 Citado por Ortiz Córdoba, ibidem, pp.194.


SOME U INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la
representación moderna 57

complejidades de los procesos y sobre las inter-relaciones e influencias que se producen


en la historia”.

A partir de 1808, desde Aranjuez, se sucedieron la destitución de Godoy, la abdicación de


Carlos IV a favor de Fernando; el desmantelamiento de símbolos de poder asociados a
Godoy; Bayona y la llamada traición de Napoleón; el levantamiento de Madrid de mayo
de 1808 y la constitución de poderes nacionales y locales. Son todos hechos bien
conocidos. Los Ilamados de 1808 a defender al Rey y a la Patria, se convirtieron en
llamados a la Independencia y a la Revolución en 1812. La guerra de guerrillas fue la
exteriorización de fuertes controversias, conflictos y debates de fondo: el Estatuto de
Bayona, para muchos, significaba avances nõtables respecto al absolutismo anterior,
Napoleón anunciaba el surgimiento de una nueva legitimidad civil, pero el pueblo seguia
con fidelidades a la monarquia y a la Iglesia; la burguesia prácticamente aún no existia.
Más adelante, la Constitución de Cádiz de 1812, significó también adelantos, pero no los
necesarios para los más radicales. Los militares, el clero y la nobleza seguían en el poder.
Frente a los discursos seguían pendientes los problemas de la representación.

En los estudios de historia actual, con fuerza podemos hablar de la intrahistoria. El libro
de Fraser permite precisamente tener una intrahistoria de la Esparia de 1808 a 1814: una
historia por dentro llena de detalles, episodios, aspectos de la vida cotidiana; también del
pensamiento, de los intereses particulares, de las nuevas esperanzas y de las nuevas
frustraciones populares. La guerra siempre es guerra y los resultados nunca alcanzan el
nivel mínimo de aspiraciones colectivas y menos de las populares. También entonces, el
nivel de sacrificios, de violencia y de terror desatados, no compensaron las expectativas
escasamente logradas. Páginas muy especiales son las dedicadas a un breve análisis del
conflicto a través de la serie de Goya, conocida como la de los desastres, 82 grabados que
permiten la lectura visual de lo ocurrido. Un verdadero testimonio gráfico de la guerra
vista desde lo noimaginado.

”Ver, Eduardo Cavieres, El otro Bicentenario, La Tercera Cultura, Santiago, 5 abril 2008,
p.12.
58 EDUARDO CAVIERES

Nuestra historiografia latinoamericana, sigue unas historias de do tinte nacional y, más


aún, muy apegadas a sus respectivos Estadc

está bien y es poco discutible siempre que no se nieguen o se descor

ámbitos mayores en los cuales dichas historias están insertas. Y no

sólo de pensar en el capitalismo o en el liberalismo como conceptos

ticamente universales, sino también en las ideas y discursos que desde

se promueven. Desde muchos aspectos específicos y otros más amplio

esta historia de Esparia es también parte de nuestras historias nacionales y por ello el
bicentenario tuvo dimensiones mucho más amplias que las nacionales propiamente tales.
Leyendo a Fraser, sin disminuir la figura de Napoleón, podemos valorizar más
consistentemente los hechos propiamente espafioles como génesis del proceso
independentista que alcanzará a las colonias. Una de las relaciones más estrechas posibles
de analizar para una historia más en común tiene que ver con el proceso que conduce
hacia las Cortes de Cádiz y a los primeros enunciados del liberalismo político de
comienzos del siglo XIX.

En 1999, Manuel Chust escribía que 1808 significo() el comienzo dd fin de la monarquia
absoluta, pero, al mismo tiempo, al elevar el problema al inicio del proceso
revolucionario burgués espafiol y, junto a ello, al observar el surgimiento de una pluralidad
de estados nacionales americanos, ponía énfasis en una historia Esparia-América no sói()
inter-relacionada, sino además integrada. Según el mismo Chust, ”América aparece
omnipresente en todo el período”34. Por sobre los acontecimientos desarrollados en los
territorios peninsulares y por sobre las situaciones políticas que relacionaron a Carlos IV y
a su hijo Fernando y a ambos con Napoleón y con José Bonaparte, la presencia americana
en los debates de las instituciones surgidas como consecuencia de todo aquello, sin negar
discusiones propias de las miradas de la historia jurídica, la práctica del suceder de lo
cotidiano llevó inevitablemente al problema de las representaciones y, especificamente a
la nominación de diputados americanos suplentes que se integraron a las sesiones de las
Cortes. Por cierto, hubo desajustes y desacuerdos: los americanos reclamaron la igualdad
de derechos, es decir, la igualdad nu-

mérica respecto a los hispanos. Aun cuando ello estuvo siempre

34 Manuel Chust, La cuestión nacional americana en las Cortes de Cádiz, Valencia 1999,
ENDENCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los origenes de Ia representación
moderna 59

no fueron pocas las propuestas presentadas conjuntamente por

cuestión que prácticamente ha sido soslayada en las historiografias

Jes aun cuando corresponde a una temática central en la historia de

las ideas de los procesos de emancipación, particularmente en sus períodos

iniciales y, más especificamente, entre los anos 1810 y 1814.

Los orígenes y desarrollos de todos los procesos corrieron también muy en paralelo. A
veces se olvida que, a fin de cuentas, se trataba de una sola realidad política institucional
que entró en disolución. En Esparia, desde 1808, ya la Junta Central fue clara en pensar
que lo que acontecia en la península acontecia también para los territorios ultramarinos y
ya el 22 de enero del ano siguiente, afirmando que los dominios no eran colonias sino
parte integrante de la monarquia espariola, invitaba a estos a enviar un representante por
cada uno de los virreinatos y de las capitanias generales, Chile, Venezuela, Cuba, Puerto
Rico y Guatemala. Por primera vez, se convocaba a representantes americanos, pero, como
todo proceso finalmente revolucionaria no estuvo exento de dificultades y desavenencias.
En la propia Espana, no había acuerdo en cómo convocar a las Cortes: la opción ilustrada
de Jovellanos se inclinaba por una base de estamentos de privilegios del Antiguo
Régimen; los sectores liberales, proponían una sola Cámara elegida por sufragio
indirecto. Por el lado americano, gustando la opción que se abria, disgustó el escaso
número de representantes que le correspondia. Al final, o no se enviaron o no llegaron
dado los tiempos y las distancias que estaban presentes. En cambio, la situación permitió
una dinámica que se manifestó rapidamente como imparable. En Esparia persistieron los
nuevos intentos por orientar el proceso. En enero de 1809, la Junta Suprema Central
llamó a los esparioles americanos para nombrar representantes, en un número de 10,
incluyendo a Filipinas. Junto a cada uno de los diputados representantes de cada uno de
los virreinatos, otros cuatro representarían a las cuatro capitanias generales, entre las que
se encontraba Chile. El 10 de mayo del mismo ano, la misma Junta presentó un Manifi
esto a los americanos, y, posteriormente, desde Bayona se incrementó la representación
americati.. desde 9 a 22 diputados. Como sabemos, la ausencia de estos en las Cortes se
superó a través de la nominación de diputados suplentes35.

3s lbidem, pp.30-35.
60

EDUARDO

CAVIER

Con respecto a este primer paso fallido de representaciones ; 1_ / 1 1.r

arner ante la Península, las diferencias institucionales de ambos lados dPi

rim nPrPrminorrvn rm. In n1 nnn: I•1

..... caa vai Yu. lel. cicl.L.LUU ILICSC realizam

la a

At2

Partir

ius Labii. principales nominando a tres personas de las cuales la elecid2

un sorteo; a su vez. de todos plecriA., c, —au”ariaJ

una reina de la cu igualmente, se elegida el representante correspondiente. Los Cahim__

Heron favorecidos e incluso recuperaron protagonismos y aun cuandu sistema que se


queria construir no prevaleció, ello fue un paso decisivo en papel que jugaron en los
propios procesos de Independencia.

Por cierto, hubo problemas generales que eran mayores a los problemas om Pbri,n r1,-.0
P., 1 T-1— T -L- I__ .

0.1.1.1,11,0.11,-.N3 1,11 1/1 iscai 1J1i1uC 1,e011, ias .,ortes k,eneraies y


Extraordinarias iniciaron su provocativa historia el lunes 24 de septiembre de 1810. El 24
de febrero del afio siguiente se trasladaron a Cádiz. Desde el verdadero comienzo de su
establecimiento, y esto es muy esencial, la Asamblea tuvo un inequívoco carácter
constituyente, lo que le llevaba a iniciar un rompimiento con esquemas del Antiguo
Régimen y le daba aires de ser una revolución política que teniendo como enemigo
principal a Napoleón, no podia de dejar de asumir postulados de la Revolución francesa.
Podemos, incluso, presumir que las llamadas influencias de dicha revolución en las
emancipaciones americanas, ya en una etapa decisiva, provinieron, indirectamente, pero
con bastante fuerza, de sectores de las propias Cortes. Tal fue la fuerza del movimiento
que no se dudó que en ellas residia la soberania popular y ello significaba desconocer la
renuncia de Fernando VII por faltar el consentimiento de la nación y declarar la
separación de los poderes de Estado, reservándose, naturalmente, la legislatura en toda su
extensión; la cooptación del aparato jurídico y, por ausencia del Rey, delegar el ejecutivo
en el Consejo de Regencia, pero no gratuitamente, sino a partir de que és” reconociera la
soberania de la Nación representada en sus diputados, in violables en sus derechos y que
se comprometiera a obedecer y ejecutar 105 decretos, las leyes y la Constitución que
debería emanar desde las Cortes

No fue un asunto menor, quizás un error en sus proyecciones políticas

36Ver, Javier Lasarte, Las Cortes de Cddiz. Soberania, separación de poderes, Hacienda,
1811

Marcial Pons Historia, Universidad Pablo de Olavide, Madrid 2009, pp. 25-30.

en

FENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación


moderna 61

_: -1 ,CPI Consejo, que circuló desde el 13 de marzo de

el periódico

A„..„ 12s Cortes en los siguientes términos:

1810, éste samu.a.L. Las operaciones de las Cortes Generales de la nación espariola que
se

ul

• stalaron antes de ayer en la real Isla de León, son el objeto más importante de la atenciOn
pública, y de la solicitud de los buenos ciudadanos. Este Congreso respetable, análogo a
nuestras antiguas y más sagradas instituciones, prescrito imperiosamente por las
circunstancias, ordenado por nuestro legítimo monarca en los últimos momentos que
precedieron a su cautiverio, no será un concilio de magnates y obispos, donde la mayor
parte de la nación carezca de representación y de voz; ni una congregaciOn de personas
llamadas arbitrariamente por el gobierno; ni una junta de los procuradores de algunos
pueblos privilegiados con exclusión de los otros; ni una mezcla de elementos de especies
diversas y encontradas, donde las miras parciales hagan perder de vista el bien común; ni
un fantasma vano de cortes en que la corrupción revista de formas y apariencias legales
los actos del despotismo; ni una asamblea tumultuaria, elegida por un príncipe extranjero,
y celebrada fuera del territorio espafiol entre los artificios de la seducción y las amenam
de las bayonetas. Será, si, la reunión de una gran familia, en que se ventilarán con
dignidad y decoro sus más caros y preciados intereses, y sin desafueros ni agravio de
nadie se expresará la voluntad general de todos. En ellas se ve por la primera vez el
pueblo espariol-representado en toda su integridad, y el árbitro absoluto de sus destinos37.

Contradicciones esenciales o dialéctica de la historia. La Regencia, &- gano en donde


descansaba el antiguo régimen, explicitaba principios que no o Ide las p

ei roan propios. No en vano, las diferencias se expresaron rápidamente. Para

Obispo de oe

piasCortres, y dentro de ellas, los problemas exteriorizados a través Orense y los


tempranos requerimientos de los diputados americanos, ericr ,os, les provocaron tener que
situarse en y responder a extremos.

x<uevecto y Quintana, Obispo de Urense, diputaao por =refila-

dura, Presidente del Consejo de Regencia, presidió la sesión constitutiva de las ,. • : •

y cumplio con un solemne protocolo, pero no compatelau

ele la Regencia de Esnan-,1 p 7A,, No 7’) ’”)S ,,nripmhre de 1810. Citado por Lasarte,

p. 31.
62

EDUARDO CAVIE911

prestar el juramento exigido por el Congreso y, posteriormente, no ;

Constitución de 1812. Algunos de los deputados americanos, entre 1c

destacó José Mejía Lequerica, representante del Nuevo Reino de Gr

exigían el pronto cumplimiento de sus reivindicaciones. Por una pa

ausencia de Fernando VII y las extraordinarias circunstancias reinante

habían llevado a reconocer el poder del Consejo de Regencia, pero le 1

permitido, igualmente, limitarles y recordarles a sus miembros que

responder de sus actos ante la nación soberana, es decir, ante las

depositarias de esa soberania. Por otra parte, en la defensa de ese pri,

fundamental, no tenían claros argumentos para convencer a los americ

en términos de una natural superioridad de las instituciones penins

respecto a las provincias de ultramar.

Entre unos y otros caminos y pesadas decisiones, Lasarte ha

una buena síntesis del proceso: queda claro que la Asamblea no preta

establecer una República basada en los términos en que se hablaba de 1 mocracia en la


época, sino una monarquia constitucional. Existían ten de los partidarios del antiguo
régimen respecto a una monarquia abs,

y también de los débiles de espíritu que habían seguido angustiosa

te los acontecimientos de Francia y la ejecución de un Borbón que ca logró comprender a


las fuerzas sociales que se le enfrentaban. Por

parte, siguiendo con el argumento, hombres protagonistas de las

como los decididos Gallegos y Arguelles habían aprendido la lección

movimiento revolucionario que no pudiendo gobernarse a si mismo ha


desembocado en el agresivo y militarizado bonapartismo. Así entonces, ”r

podían desear la República mientras estaban invadidos por el ejército 1

Napoleón y en un país de tan arraigado fundamento en el Altar y el Tron

en el que las fuerzas revolucionarias no tenían la potencia social que

quirieron en Francia, ni podían tenerla ante Ias tropas de ocupación en (

momento en que era necesario unir a toda la nación para la lucha armada

Esos hombres valiosos, aun cometiendo errores, empujaron a Esparia por e

camino progresista de la Monarquia constitucional; y el rey que luego

traicionó y humilló, protegido por el destino y los avatares históricos,

la suerte que merecía...”38 Debe insistisse, nuevamente, que, en el fondo

38 Ibidem, pp. 80-81.


IA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la
representación moderna 63

discutia en la misma Esparia y que los términos del debate se encapsulaban de la misma
manera que lo harían en paralelo y posteriormente en América. Una situación era el de la
soberania y en donde se depositaba, otra era situar ese depósito en una necesaria división
de los poderes políticos: soslayando el poder judicial, o lo era el ejecutivo (la Regencia) o
lo era el legislativo (las Cortes). En América, en los inicios de los procesos de
independencia, la discusión era entre las Juntas o los Congresos. 0Q_uién legitimaba a
quién?

Quién se establecía primero para legitimar al otro? Y no hay que olvidar las diferencias
entre monárquicos y republicanos.

De los puntos centrales que siguen y seguirán discutiéndose, destaca, como muy
fundamental, el carácter liberal de la revolución hispgria que culmina con la
promulgación de la Constitución de Cádiz. Más aún, se indica a menudo que los
gestores y actores de esa revolución fueron los liberales esparioles. Por cierto, detrás de
todo, hubo un largo proceso de convergencia de desarrollos económicos, políticos,
ideológicos y culturales. Los más cercanos fueron la Enciclopedia francesa y la
ilustración inglesa. ¡Cómo fue posible que ambos se amalgamaran tan rápida y
bruscamente en el caso hispano? Ilustración y liberalismo, más que conceptos, fueron
realidades complejas y en muchos casos más emotivas que racionales. En la explicación
de la situación, Pérez Garzón ha escrito que, en castellano, lo que se define como
liberalismo es la idea de libertad como soporte de un movimiento social, político y
cultural. La palabra liberalismo ”significó tanto el principio político de la libertad como la
virtud social de la liberalidad o generosidad. Concentrar ambas dimensiones de libertad y
liberalidad en el calificativo de liberal fue la aportación de lo que se conoció entonces
como revolución espaliola, en línea con las otras revoluciones anteriores, la inglesa dei
siglo XVII y la americana y la francesa del siglo XVIII. Los protagonistas de la
revolución espariola se definieron a si mismos como liberales, frente a los serviles del
absolutismo. La fórmula se expandió y así el liberalismo se convirtió en el concepto para
definir los cambios políticos que se desarrollaron a lo largo del siglo XIX en los distintos
países occidentales”39.

’Juan Sinisio Pérez Garzón, Las Cortes de Cádiz. El nacimiento de la nación liberal
(1808-1814),

, Madrid 2007, pp. 21-22.


:RES F11

64 EDUARDO CAVIE

Para comienzos del siglo XIX, no hay que olvidar otra situacióni

explica iaiiiuicii, cii pai LC, las WIILIaLLICCIULLCS IlUCIalCS. vura ue sus rakil

fraguó a lo largo del siglo XVIII en el aumento de los intereses reales1

los eclesiásticos, del trono sobre el altar. Surgió el regalismo que, al reformas en las
relaciones del poder político, asumió igualmente prin • avanzados. Así, la relación entre
regalistas e ilustrados fue bastante in y, prueba de ello, en Esparia, se distinguieron
Campomanes, Aranda, ridablanca, Jovellanos y tantos otros. Y si queremos complicar aún
más cosas, tampoco soslayemos la atracción que ofrecía la presencia franco respecto a
sus ideas. Para muchos ilustrados, difícil era desconocer el le guaje político de Napoleón
basado en ideas de nación, derechos ciudada y prosperidad pública. Así lo expresaba en
unos de sus decretos firmados( mayo de 1808 para ser publicado en La Gaceta de Madrid:

Esparioles: después de una larga agonia vuestra nación iba a pereci He visto vuestros
males y voy a remediarlos. Vuestra grandeza y vuesa poder hacen parte del mío. Vuestros
príncipes me han cedido todos si derechos a la corona de Esparia. Yo no quiero reinar en
vuestras provi( cias, pero quiero adquirir derechos eternos al amor y al reconocimiem de
vuestra prosperidad. Vuestra monarquia es vieja; mi misión es rem varia; mejoraré
vuestras instituciones, y os haré gozar, si me ayudáis, c los beneficios de una reforma, sin
que experimenteis quebrantos, de órdenes y convulsiones. Esparioles: he hecho convocar
una asarnbll general de las diputaciones y provincias y ciudades. Quiero asegurarn por
mí mismo de vuestros deseos y necesidades. Entonces deponde todos mis derechos y
colocaré vuestra gloriosa corona en las sienes (1 otro Yo, garantizándoos al mismo tiempo
una constitución que co’ cilie la santa y saludable autoridad dei soberano con las
libertades privilegios dei pueblo...40

En todo caso, fueron las insurrecciones en contra de Napoleón las qu llevaron casi
espontáneamente a la creación de Juntas, respuesta que e todo caso era conocida
institucional e históricamente para resolver asuntc urgentes de carácter local o estatal. Aun
cuando se utilizaran dentro de uj

4o Citado en Ibidem, p. 132.


ep■■—

:NCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación


moderna

65

1 de significados, dos conceptos se repiten en todas las proclamas

independencia y revolución. Para constituirse, debieron romper

a instituciones del antiguo régimen: los capitanes generales

autoridades regionales más importantes; el Consejo de Castilla por

‘ondescendencia con los franceses; las audiencias y los intendentes siguieron existiendo
con poderes muy restringidos. Pero, clarificando que no se trataba de modificar el orden
social existente, con una sola excepción, los miembros de las Juntas no fueron elegidos,
sino nombrados. Aunque la excusa fite la premura del tiempo, todas ellas necesitaron de
las antiguas autoridades y por ello el 40% de los componentes de los nuevos gobiernos
fite ocupado por ellas. A ellos se agregaron los militares y el clero que tuvo una
presencia en las Juntas cercana a125%. Otro 10% estuvo compúesto de miembros de la
elites locales, alta y baja nobleza. Muy poca representación tuvieron los vecinos comunes
de las localidades y tambien los comerciantes. En las Juntas catalanas y valencianas, hubo
presencia de sectores pertenedentes a clases trabajadoras. Las Juntas se autocalificaron
como Supremas, lo que en la práctica significó que Esparia volviese a dividirse en reinos
y regiones constituyentes, autónomas y soberanas. Su lucha común en contra de
Napoleón y sus miradas comunes bacia la ayuda política, militar y financiera de Gran
Bretafia, les fueron orientando, primero bacia una Junta Unificada y enseguida, ya en
plena guerra contra Napoleón, bacia la Junta Suprema a partir de septiembre de 180841

Las dificultades de la guerra, los problemas de financiamiento de la misma, las


necesidades de imposición de la autoridad sobre la sociedad, fueron minando, en
conjunto, la legitimidad de las Juntas. Los contenidos de sus discursos iniciales
igualmente se fueron soslayando en el transcurrir de los sucesos. El 31 de enero de 1810,
se disolvía y asumía la Regencia. Ella debía convocar a las Cortes para comienzos de
marzo del mismo afio. No lo hizo y sói° las presiones y acontecimientos que se fueron
acumulando le llevaron a hacerlo en septiembre y, aqui, volvemos a conectar a Esparia
con América: ”Lo más apremiante de todos no procedia de Espafia sino de las colonial
de _c aramerica, donde la desintegración de la Suprema se interpre-

” Ver, Ronald Fraser, La Maldita Guerra de Espana. Historia social de la guerra de


independencia, 1808-1814, Crítica, Barcelona, 2006, pp.191-304.
66

EDUARDO CAVIE

tó como el fin de la resistencia espafiola. Para defenderse de la dornii

napoleónica, los criollos de Buenos Aires, Caracas y otros lugares

Juntas supremas según el modelo espariol, que permanecieron lea In n r,,1 n vu r,..-.. .-,
,-,; rIn-li r, e-si-reN erras; c..-1-1.-. .et-sn i—■^1 ..sr; cF.”42

11C7.11,JAJ V 11, IJl.1V Q UAI

Ni nos volvemos a instalar en las Lortes y a poner nuestra at

las relaciones de éstas con las provincias americanas, debemos regre

discusiones y hacia las diferencias entre los esparioles y los IlamaC

ricanos. Estos últimos expresaron sus dudas respecto al cómo se deE

ali encabezar y publicar los decretos para el conocimiento en los territorios

ultramar. A grandes debates, se nombraban comisiones ad hoc. El prin • de ellos tuvo que
ver con los grandes principios relativos a la igualdad yg derechos. El 16 de diciembre, los
americanos presentaron sus once proposi tas autonomistas, económicas y políticas: entre
otras, representación g( porcional y equitativa ante las Cortes; igualdad de derechos de
americano esparioles e inclusive indios para ejercer cargos políticos, eclesiásticos o inl
litares; distribución de la mitad de los cargos disponibles a favor de los m turales de cada
territorio; creación de comités consultivos para elección d cargos públicos;
restablecimiento de los jesuitas a América, etc. Igualmetu avanzaban en reformas
económicas conducentes al libre comercio y a 1 supresión de monopolios del Estado o de
particulares. Obviamente, si t que despertaron ciertas simpatias, no por ello lograron
respaldos y en est el análisis de Manuel Chust es importante y cuidadosamente conceptual
junto a razones muy prácticas, los liberales ”se enfrentaban a un problem secular del
constitucionalismo espariol de todo el siglo XIX y buena pai te del XX. Estas propuestas
autonomistas americanas significaban integra en calidad de territorios en igualdad jurídica
a las antiguas colonias deu tro de un Estado-nacional con parámetros plurinacionales. Y,
desde luegt dejaba planteado un problema: cómo articular este estado plurinacioná bajo
premisas monárquicas? El primer parlamentarismo espariol nace co pretensiones de
centralidad, de unicidad que no son gratuitas... Teníaa verdaderamente, un problema
teórico, ideológico, práctico y táctico. Usi

recurrir a la experiencia. èQue tal si mentamos federalismo?”43.

42 Ibidem, p. 595. 43 Chust, op.cit., p.57.


ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de Ia representación
moderna

67

Por cierto, hubo mucho más. También Chust nos lleva a los otros grandes temas. Se podia
discutir acerca de las proporciones entre peninsulares v americanos en términos de
representaciones, pero indios y castas estaban absolutamente excluidos. La representación
llevaba hacia la soberania: provincias, autonomias, monarquia, estado nacional. Entre
representaciones y soberania, estaba también la igualdad. De acuerdo a las discusiones
respectivas, Chust visualiza el cómo se pensaba que los representados no tenían porque
ser todos representantes: se avanzaba hacia las bases del sistema electoral censitario. De los
grandes problemas se pasaba también a otros aparentemente menores, pero por cierto
igualmente importantes. Estaban las cuestiones del reparto, la esclavista, la eclesiástica,
pero también, y basicamente, los problemas constitucionales y la necesidad de una
Constitución. El 25 de agosto de 1811, comenzaron los debates acerca del texto
constitucional y este no sólo estaba referido a la península, sino era igualmente extensivo
a sus colonias o a sus provincias según los pareceres de algunos o de muchos. En lo
esencial, en el gobierno, lo básico tenía que ver con el tipo de administración que se
queria y en ello no hubo acuerdos absolutos. Las contradicciones existentes, impedían la
formación de un ente plurinacional que pudiese cobijar a todo lo que había sido el Imperio
y sus colonias, las llamadas diputaciones provinciales no alcanzaban a llenar los deseos
de todos”.

Entre 1810 y 1813, las discusiones de las Cortes fueron profundas y, obviamente, estaban
encaminadas a la construcción de un nuevo orden político, o, al menos, para los más
tradicionales, a lograr nuevos consensos que permitieran la reactivación del sistema bajo
nuevas formas. Como sea, la experiencia política de esos anos no sólo fue innovadora,
sino en muchos sentidos provocativa e imaginativa. Pero, no se trataba sólo de que en
Espafia se estuviese pensando también en América; más aún, de que en muchos sentidos,
como lo veremos para el caso de la Constitución de 1812, se pensara que en las (ex)
colonias no sucedia nada. Parte importante de los debates que estaban en la agenda
cotidiana de las Cortes, eran también los debate.iique se sucedían en los ideólogos
patriotas americanos y a ello se puede agregar que, en definitiva, existieron muchos más
pensamientos si-

7, revisar capítulos 3, 4, 5 y 6.
68

EDUARDO CAVIERE$1

milares que diferencias profundas: cuando llega el momento, los po

de representaciones, soberanias, igualdades, participaciones, feder:

centralismo, voto censitario, etc., etc., alcanzan iguales contenidos

nuevas Repúblicas.

No obstante, si seguimos en los mios 1810-1813, y en Ias Cortes,

la discusión de la Constitución de 1812, no podemos soslayar la presa

de los dos diputados suplentes por parte de Chile: ambos hijos de coI

ciantes, nacidos en Santiago y aun cuando emigraron a Esparia en difei

tes tiempos y por diferentes motivos, en ambos casos, además, hubo

manifestaciones de sus pensamientos americanistas.

Don Joaquín Fernández de Leiva nació en Santiago en 1775; hijo único del tercer
matrimonio del comerciante espariol Lucas Fernández de Leiva, hombre bastante
acaudalado que falleció en 1779 dejando una cuantiosa fortuna que permitió a Joaquín
utilizar parte de su herencia en su propia educación de modo que, sin apremios
económicos, no se dedicó a los negocios y, por el contrario, fue un brillante estudiante en la
Universidad Real de San Felipe, de la misma ciudad de Santiago de Chile, en donde
habiendo aprobado todos los cursos seguidos entre enero de 1796 y abril de 1798, k fue
conferido el Grado de Bachiller en Sagrados Cánones y Leyes en enero de 1799. Al ano
siguiente recibió el Grado de Doctor con su Tesis ”Los justos derechos con que la Corona
de Esparia domina las dos Américas

y se recibió como Abogado. Fue consultor del Tribunal de Minería local en 1803 y, entre
1806 y 1808, fue segundo Diputado y Primer Diputado

General del mismo, pero la gran oportunidad la recibió en 1808 cuando,

medio de las preocupantes noticias llegadas desde Esparia, el Gobei

Garcia Carrasco decidió aumentar la representación en el Cabildo san

guino nombrando regidores auxiliares para preocuparse de la defensa

reino ante cualquier posible agresión extranj era. Al provocarse la vaca


de algunas de esas posiciones, los propios miembros capitulares resobie

presentar al Presidente a dos sujetos que con voz y voto, estuviesen p

cularmente dedicados a extender las resoluciones de dicho Cuerpo y

su correspondencia, y uno de ellos fue precisamente don Joaquín. El 13

septiembre del mismo afio, se hizo el nombramiento correspondiente

circunstancias políticas del momento fueron alejando las relaciones entre!

Cabildo y el Gobernador y, a tal punto, que alcaides y regidores decidiei

A INDE

IP’

PENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orlgenes de la representación


moderna

69

cuenta propia nombrando al mismo Joaquín Fernández de Leiva

que viajase a Espana y asumiera la defensa de la situación del país ante

L, Corte. El acuerdo se logró el 2 de diciembre de 1808 y junto con reprentar los


sentimientos de lealtad, amor y eterna obediencia a la monarquia Lpanola, el enviado
debía pedir la modificación de leyes que retrasaban el _ nvolvimiento industrial y
comercial del reino y mayores facultades y prerrogativas para los cabildos americanos. A
la edad de 32 anos, Fernández de Leiva emprendió su viaje a comienzos de 1809, a sus
propias expensas y, por tanto, sin sueldo ni gratificación alguna.

Llegó a Espafia a comienzos de 1810, en circunstancias que le Ilevaron rápidamente a ser


sorteado como Diputado de las Cortes. Juró en septiembre de ese afio y permaneció en esa
posición hasta abril de 1812 por’ haber solicitado licencia para trasladarse a Lima a
desempenar el cargo de Oidor de la Real Audiencia. Así lo verificó y en el ejercicio del
mismo falleció en esa ciudad en junio de 1814. En las Cortes se distinguió precisamente
por ser hombre de fuertes convicciones y de posiciones que se movían entre el ser
reformista y progresista, de algún modo, cercano a las ideas de los más liberales. En sus
dos anos de representación, tuvo una decidida y bastante oportuna intervención en una
serie de temas en donde no sólo fijó sus posiciones técnicas respecto a algunas cuestiones
específicas, sino también su formación jurídica cuando se trataba de asuntos
institucionales y constitucionales. Defendió la libertad de imprenta, sostuvo claras
posiciones a favor de indios y castas y. tuvo una muy consistente participación en
materias relativas tanto a la organización de las propias Cortes como en otras muy
importantes concernientes a la Constitución de 1812.

Aun cuando muy comprometido con la defensa de la Corona y el mantenimiento de los


vínculos entre Esparia y América, en el conjunto de sus ideas y discursos siempre fue
expresivo en defender reformas inmediatas y necesarias respecto a cuestiones de
representación y, particularmente, a una mayor igualdad en las relaciones de la
metrópolis con sus colonias, situación que se contraponía especialmente con la insistencia
de las autoridades peninsulares por imponerse en número y prerrogativas sobre las
autoridades americanas. En la discusión de estas materias, proclamaba que ”El objeto de
los Congresos es el de investigar la voluntad general de la nación por la unión igual de
representantes, y a este fin es necesario evitar que
una provincia logre ascendiente sobre otra por desigualdad de prin

su representación, o más claro, que se haga monopolio de los vote

pueblos contra su voluntad”45, significando que una insuficiente tación de las provincias
americanas equivalia a someterlas sistemát

a la voluntad de las provincial espariolas.

Buscando preservar el derecho de América a la igualdad exigic

plente chileno venía sosteniendo constantemente los derechos que ;

a los súbditos americanos para recibir un trato equivalente a los de su

lares esparioles tanto respecto a los nombramientos de empleados

eclesiásticos como en lo concerniente a la entrega de honores y graci:

posibilidad de delegación de esta potestad a los Capitanes Generale

lo general, a pesar de la ya serialada lealtad a la Monarquia, no trepid

hacer valer sus conocimientos jurídicos y sus razones políticas para ir

establecer los derechos que perseguia. Tampoco en defender sus princ

contrarios a todo tipo de intervención extranjera en lo que consideraba e

los valores de la institucionalidad tradicional representada en la imagel

figura de Fernando VII. Tan fuerte eran estos sentimientos que junto (

prestar obediencia al Rey, también le exigia actitudes y decisiones. A ma de haber


accedido a su posición como Diputado, pronunciaba uno de s

discursos más brillantes y profundos respecto a sus contenidos. Seria

que hubiera deseado que hubiese habido unanimidad respecto al decrei de guerra perpetua
contra Bonaparte y que no quedasen dudas de lleg

incluso a no obedecer a Fernando VII cuando este se presentara afranceJ

sado o disfrazado de acuerdo al monstruo de Napoleón, situación que e

todo caso veia lejana tanto por la educación, buen corazón y otras prendai innatas de la
religión y amor a la Patria del Rey como porque este no podria
dejar de corresponder al extraordinario afecto que le había demostrado t

pueblo heroico como el espafiol. Enfatizaba en dos aspectos principales;

primer lugar, que:

Todos queremos al Sr. Dn. Fernando VII como Rey, no cor

adoptivo de Bonaparte; y si esto último sucediese, quedaria de

45 Sesiones de las Cortes de Cádiz, 11 de enero 1811. 46 Sesiones de las Cortes de Cádiz,
21 y 25 de diciembre de 1810.
U••••••■• 4..11

esta Nación heroica y reducida a la clase de provincia... La Nación no

debe seguir a un Rey que no está libre en el ejercicio de sus facultades... Por eso nuestras
leyes han dispuesto que en caso de llegar el Rey ai extremo de furioso, se le pongan
tutores, porque un loco no es capaz de hablar con principios de razón.

En segundo lugar, agregaba:

La América, Serior, no quiere nada de los franceses: los despreciamos todos; Bonaparte
allí está tenido por un embustero, a quien nunca se debe dar crédito, aun cuando alguna
vez diga verdad... Así que, Serior, VM debe hacer con esta ocasión lo que hizo ya e124 de
septiembre; y así como entonces se declaró nulo todo lo hecho en Bayona por faltar la
libertad al Rey y el consentimiento de la Nación, así ahora declare VM del modo más
solemne que no reconocerá ningún acto hecho por el Rey, ni ninguna cosa que disponga,
mientras que este rodeado de franceses”.

Pedia que se declarara que no se dejarían las armas de la mano,, ni se oiría proposición
alguna sin caminar de acuerdo con el gobierno británico. Enseguida anunciaba su decidida
adhesión a bases jurídico-institucionales por lo cual solicitaba que se establecieran los
principios fundamentales de Ia Constitución. La ocasión le permitió desarrollar un
imaginario respecto al posible regreso de Fernando y, al mismo tiempo, de insinuar unos
ciertos Iineamientos políticos respecto a lo que pensaba:

Guando (Fernando) se presente entre nosotros verá VM como llena de aplausos a este
Congreso por haber sostenido sus derechos y los de la Nación, pues sólo un Rey es
respetable cuando reina sobre un pueblo libre.... [Para ello, el establecer la Constitución]
es una medida que evita las arbitrariedades de los Reyes cuando está formada por principios
liberales, y no suceda que los ecos de nuestra libertad se queden en los limites de este
corto recinto sin que pasen a Ias provincias. Hágase una Constitución buena y que ponga
trabas a las voluntariedades del Rey, y

entones el más cruel de

OS

hombres no podrá hacernos infelices

,48

Seciones de Lis Cortes de Clidiz, 30 diciembre de 1810.

Ibitlem.
72 EDUARDO CAVIER1

Fernández de Leiva participó en una serie de comisiones y tuvo 1

aunque importantes intervenciones en materias diversas, por ejemp

bre la libertad de imprenta; sobre la libertad de comercio de las pro

americanas en que junto con otros colegas manifestaban que conc

Inglaterra la libertad de comerciar con las provincial americanas era!

conocer lo que ya era un hecho, y que sólo bastaba definir ciertos sub

regulares de la nación británica. Participó en la comisión con mayon

americanos (cuatro sobre siete miembros) que se formó precisamente’

estudiar dicha situación y fijar las bases para el establecimiento de un trae do comercial;
en la comisión de análisis de un documento sobre abolieR de tributos en México, y,
además, y en virtud de sus anteriores oficios eu materia, presentó un proyecto de decreto
sobre los Tribunales de mina que clarificaba los procedimientos a seguir y delimitaba la
participación la Audiencia en los asuntos contenciosos entre mineros49. No olvidó nua
sus preocupaciones respecto a la igualdad de representación entre espá les y americanos e
insistió en el hecho de que ”La Península, la América las Filipinas fueron reconocidas
partes esenciales de la Monarquia, y naturales y originarios de ambos hemisferios como
miembros de una sO nacion, de una sola familia, iguales en derechos”5°.

No obstante, y sin duda alguna, en donde más dejó manifestada s presencia y su palabra
fue en las comisiones y discusiones de materias lativas, precisamente, a la Constitución de
1812 y más especificamente e algunos de sus articulados. Algunos de ellos, los Arts. 22 al
29, permiti limitar considerablemente el número de diputados de América. La disa sión
de estos artículos, que llevó a considerar la situación de ciudadanía d las castas tuvo lugar
entre los dias 3 y 20 de septiembre de 1811. Junto co otros diputados americanos, y a su
colega chileno Manuel Riesco, Fernár dez de Leiva defendió la igualdad civil de
individuos originarios del Áfria con algún grado de hispanidad, ya que en su concepto se
referia a una situe ción similar a la experiencia de las castas americanas y, por ende, el
derech de estas últimas a la ciudadanía. Para ello recordaba las leyes de Carlos II

49 Sesiones de las Cortes de Cddiz, 17 octubre y 7 diciembre 1810, 15 y 30 enero de 1811,


mano 1812. ” Sesiones de las Cortes de Cddiz, 16 enero de 1811.
E IA INDEPENDENC IA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la
representación moderna 73

concediendo la honorabilidad a los gitanos y favoreciendo a los nifios expósizos. De hecho,


y también como miembro de la Comisión respectiva, llegó a exponer como principios
básicos de su pensamiento sobre el particular,

Pri mero, que es impolítico en una Nación que se constituye dejar descontenta una clase
numerosa y en disposición de mirar con rivalidad a Ias demás, mayormente en las
circunstancias en que se halla la espafioIa. Que la privación o casi la privación de los
medios para ser honrados y gozar de los beneficios de una Constitución liberal, expone a
los que comprende a sesgar del camino de las buenas acciones, y a fomentar pasiones
perjudiciales al buen orden. Que es muy distinta la igualdad jacobiana de Ia igualdad
racional y legal. Aquella, confundiendo todas las clases y jerarquias de la sociedad,
produce la anarquia y todos los horrores que le son consiguientes. Viola la justa y
equitativa ley de los premios graduales del mérito y la virtud”.

No sólo defendia con ciertos grados de pasión sus particulares puntos de vista, sino
además agregaba sus conocimientos y análisis de lo que venía ocurriendo en los
contextos de la época. En general, es cierto que la casi totalidad de los diputados
ultramarinos se opuso al Art. 29 que excluía a las castas y que en última instancia
defendieran la idea de que su exclusión de los derechos de ciudadanía no debía implicar
que se les excluyera del derecho a estar representados. De hecho, según los americanos,
la sola calidad de espatiol implicaba el derecho a estar representado. Estos temas se
relacionaron con las preocupaciones de los representantes americanos respecto a los
acontecimientos que se venían desarrollando en sus respectivas provincial y a las
posibilidades de que se entrara en rupturas definitivas que buscaban evitar. Aunque
algunos como el mismo Femández de Leiva insistió en demostrar la lealtad de
Santiago52, la ”representación” presentada en agosto de 1811 terminó siendo el último
intento posible para acercar a la metrópolis con colonias y, en definitiva, todo esfuerzo
de entendimiento con las juntas criollas americanas se perdió durante el verano de 1811.

las Cortes de Cádiz, 6 septiembre 1811.

Cortes de Cddiz, 27 julio 1811.


74

EDUARDO CAV

Otro de los particulares problemas en que participó muy

estuvo en relación al Art. 324 de la misma Constitución según

gobierno político de las provincias residia en el Jefe político, nor

el Rey (sin competencia en lo militar). El diputado chileno, que

estado indicado era miembro de la Comisión, para evitar la arl

que ejercían los gobernantes en América, tan alejados del gobie

trai, defendió la idea de que al Jefe político debían asociarse ”dos

nombrados por la diputación”. Al creer que debería aumentarse

ro de diputados, recordaba antecedentes históricos de las prime

espariolas y negaba todo peligro de federalismo, ya que las Dif

obedecerían a las leyes generales de la Monarquia. Entre sus aducía que,

Se ha dicho que aumentado el número, es de temer el feder

damos mucha extensión a las presunciones y a los receios, nc

un paso por el bien público... La minería era en América el

importante, y el comercio ha sido y es el más interesante

Nación. El nombramiento de las autoridades de ambos, y su ;

estaba entregado a las universidades y a las corporaciones de

se han establecido Diputaciones y Juntas para su aumento y i

dad, de modo que por su número llenen el deseo de las core

que representan, y queremos confiar hoy a un insuficiente ni,

Diputados la gran facultad de hacer el bien de los pueblos53 En las cortas noticias que se
tienen de Fernández de Leiva,
larse que estaba considerado como miembro de los diputados liber

las Cortes. De hecho, en sus discursos soba emplear el concepto de lib

para referirse a la Constitución de 1812 que estaba en discusión y a la (

no sói() como miembro de la Comisión destinada al estudio del Prove

presentación del mismo a la Corte, sino también por convicción y adh

personal a la misma, dedicó gran parte de sus esfuerzos llegando a adr

que era parte del grupo de los más importantes Diputados a los cua

le debía la promulgación de tan importante instrumento jurídico. E caso,


independientemente de sus consideraciones personales, de su

3 Sesiones de las Cortes de Cddiz, 13 enero 1812.


ENCIA EN CHILE. El tio del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna 75

; por el Chile que había dejado y al cual posiblemente nunca pudo

incluso de sus vastos conocimientos jurídicos que le permitieron dis-

en tal notable experiencia de las Cortes de Cádiz, debe serialarse

Licción o esperanzas en el proceso que se vivia, siguió incorpo-

’alas instituciones hispánicas y como tal falleció, como está consignado

datos biográficos, mientras desempefiaba el cargo de Oidor en la

t de Lima: ;Tan cerca y tan lejos de su patria y de su tierra!

El otro diputado chileno fite don Miguel Riesco de la Puente, nacido em Santiago en
1783, hijo de don Manuel, igualmente otro conocido comerciante espafiol, originario de
la villa de Valderas que también se casó tres veces, siendo Miguel hijo del primer
matrimonio que partió havia la península previo haber recibido, el 14 de febrero de 1805,
una larga carta de su padre en donde además de dar su bendición le instruía en los pasos
a seguir en la actividad del comercio. En su testamento, extendido en Santiago en 1813,
especificaba que Miguel había marchado a Buenos Aires en 1805 para iniciarse en los
negocios del comercio, pasando a Cádiz en 1809 en cuya ciudad fue elegido ”por suerte
de diputado de las Cortes, en que se mantiene hasta lo presente, y habiendo perseverado
sin renta, ni otro auxilio para su mantención, lo he sostenido, haciendo los gastos
precisos para su mantención y decencia”. En Buenos Aires, Miguel adquirió el nivel de
capitán graduado de húsares voluntarios del Río de la Plata y, en 1809, antes de viajar a
Cádiz, se casó con dofia Josefa Serapia Pinto Lobo con quien tuvo una hija, dofia Josefa
Melitona Basilia. Después de 1814, Riesco volvió a Chile siendo pro-Secretario de la
Asamblea Constituyente de 1823 y en esa categoria firmó la Constitución Política del
Estado de Chile que fue promulgada el 29 de diciembre de ese afio. Posteriormente fue
COnsul General de Chile en Buenos Aires en los anos inmediatos a 1826. Falleció
havia 1858, presumiblemente en Santiago.

Al igual que Fernández de Leiva, don Miguel ganó su posición en las Cortes por sorteo,
el 21 de septiembre de 1810, en lista conjunta con los de Buenos Aires, de acuerdo a los
procedimientos aceptados por el Consejo de Regencia y la necesidad de instaurar un
sistema de suplentes en los casos en que no hubiese representación emanada desde la
misma América. A pesar de que fue nombrado en dos oportunidades como miembros de
comisiones, primero en la de Exámenes de Memoriales, el 24 de enero de
76

�’��’��nn �..

bq, 1,

1812, y después, en 1813, como Secretario de las Cortes su activa en los debates fue
bastante reducida y se refirió fi,n,1 parti’

__..�d�nental a ia fflscusión de articulados específicos de la Constitución,

,40 1 01 1 __—- - -.

uk- 101 i, respecto ai i- rt. 22 del I’royecto, que senalaba que a los` a4W

que por cualquiera línea fuesen habidos y reputados por or. i°

espa� África, les quedaba abierta la puerta de la virtud del mereci g navios ser
ciudadanos, Riesco intervino senalando, en primer lugar, m1> que siememPre� abstenía
de hacerlo porque era consciente de la cortedad de sus lutes v prt_ fería utilizar su juicio y
sana intención para apoyar las materias quea en serían interesantes para el bien de la
pátria. En este caso, consideraba se trataba de una materia grave por sus consecuencias y
que tocaba direc_ tamente a la felicidad del país de su nacimiento y por ello manifestaba
SU opinión para dar testimonio de la relación existente entre los descendienta africanos y
las castas de América, cuyo número, calidad y circunstancias debieran llamar la atención
más allá de pensar sólo en términos de virtudes y merecimientos sin definirse. Se
preguntaba, tcuáles serían los que Ile ran a obtener esta gracia? Apelando a la historia
romana, argumentaba en términos del nacimiento en el país, a su sangre espanola o
indígena v a su

capacidad de razonar con respecto a la educación lograda:

Conviene además en un Estado que todos sus habitantes ten

dad en los derechos tanto civiles como políticos, para que así

dali melor la 1 nci n v .5ii anhiPrnn c]alnc anemic nç internos

b b externos. Un campo de gloria. se ha dicho nor un Sr. Divutado,

abierto a los americanos. Yo digo, Sefior: la justicia está abierta en Congreso, y aquella ha
de ser efecto de esta54

Una segunda intervención la realizó pocos días después, cuando se -1 t___1_ no


J_1 n_———-1 r- - .’. • 1 --— -_� i l n„P Ia
euua Cl aiueuiu ,o uei rroyecrv ue’onstitucion que seiialdua Y— -

para la representación nacional era la misma en ambos hemisferios. Resp,

11 i - i i
1 - _._ avende$ de

to a eito, en pocas pa>_abras, senalaba que poco tenia que aecu u�,r•-

.1 , 1 1 _ ,,ía n01

ya expuesto, pero que si era mamtiesto que el articulo ais11111lu

J. ntr05 ais.

111C111C C1 1.C11JV LLC Iu11CLll,d y csiaua cii 1,V111Iaulu-lul1 1—. —-


Como gran parte de la población de América estaba conlpuesta por

limenempPPO—

IMEMPF—

r,-

_. � � r:

CHILE. EI fin dei Antlguo Regímen y’os orígonos ria ia rep asen e

%%

I¡hem. ai q’”’ - ¡l¡s¡ma e11 la 1epresentac1ón u tramarma por lo cu

sbrogara la de espanoles55. El 16 dei mismo mes, leída una

nAturales se ’ elico sobre Ias bases que deberían adotar--

Consulado de Méjico q p ;�11 dei adoptar—

1 ,cac flnctrarinn v nntir,,clpc

. .1 1_1 -..,-...., rPcnlroria >>no Iacicn1 l(I nnta_

cras excluídas aeI �C11�.,, � .. 6 , , ,


�fim~eK M.9

Iihr. 21 y••___ ultramarinaI’:l lu ,uai rLuia jUL a .a paiau

o„rPSentacion

hiI¡sin „�tU�

dei (,ofSu1n

_ cavlitl cLises. 1lustracion v aotitudes

para Ia represcil �a�i�•i b , 1 $C en América gj .,X-O o Se �imitó a sefialar que lo


había oído con indignación. Quizás la in-

són más importante fue con-motivo de la discusión dei Art. 373 dei

id -

ovvecro de CO,

diputado cnuc1w —

1_..,A„TP defensor de las leyes constitucionales de las cuales depende

rrotunuaII«• _

F 1 �7 l a aa rn Ínc 1nr

c..zo:i (7 (.7//.Z, 1) cnlrc JHI

rr„C;hn referido a la soberanía y a su ejercicio. Entonces,

�roVVecto de c,”��.

1 _ ..L.aL„n en una breve alocución, se mostro, en primer lugar,

d dipUtaa0 c,iii..,..,, —

. tP. Pç c~rir„cinnales de Ias cuales devendo

enic LL�..”.,.,_

1_ ....,.., I rnn rvnción v felicidad de todos. Por ello, se


I hienestar de cana -iu mostraba partidario de tomar las precauciones necesarias para no
permitir

1a más pequena alteración de las normas constitucionales. Reconociendo que dadas Ias
circunstancias, las Cortes no habían podido convocarse coo toda Ia perfección necesaria
para imponer silencio a sus enemigos, la opinión pública, la justicia de las leyes y su
imparcialidad y el libre uso de los derechos de cada ciudadano, eran los verdaderos
defensores de la mismaAIgunas experiencias como la Revolución francesa, le llevaba a
asegurar que

nstituciones, ”jamás han sido destruidas por los medios iegaies que ban, sino por la
violencia de las armas”. No debica ser el_ caso de a’’

Sin ser de los más destacados, a Riesco se le ubicó dentro de los dïputa-

s proeresistas (nara alQnnns liherales) de Ias Cortes. No obstante, cuanda

- •r ---a° -— —-----, — en 1814, por instrucciones dei Rey Fernando VII, el Ministro
Lardizábal

pidió declaración a los diputados respecto a su participación en ias Cortes, declaró no


haber sido voluntaria su participación en las mismas y que su papel se había limitado a
conseguir algunos beneficios tendientes a ia prosperidad de su país sobre abolición de
algunos gravámenes de tránsito y de alcabala dei viento y de disminución de los montos
impuestos sobre los censos, además de ia instalación de una tercera Intendencia en
Coquimbo que se Unipr-, ., i— -----. ,

existentes cieJantlago y uiiccE ci ’ L` Como ha queuado sefialado en sus datos


biog� cos, ea la cure ad de iro

Grs Cortes de Cádiz, 14 septiembre 1811. de ’as Cortes de C�ídiz, 20 enero 1812.
78

EDUARDO CAVIERES,

ticias existentes sobre su persona, si se sabe que regresó a Ch i

en algunos cargos del gobierno republicano.

La participación de los chilenos destaca por el contenido de sus i

y por el corto tiempo que les llevó asumir posiciones que, posiblement

haber seguido en Santiago habrían estado lejos de su pensamiento. No

tante, ello es igualmente posible de pensar no sólo para el caso de los ,

americanos, sino igualmente para muchos esparioles. Hay que insistir (

provocativa que resultó ser la experiencia de las cortes gaditanas y, a !ai

en la fuerza de las ideas políticas que en ese momento irrumpieron a 1

de Europa, pero que también estaban en el aire de la vida social en estas I

lejanas tierras, independientemente de que fuesen verdaderamente aco

o comprendidas.

Por cierto, la participación de los diputados americanos fue div

amplia y bastante doctrinaria. Rieu-Millan realizó un extenso estudio

bre el particular que, además de considerar las génesis de sus eleccic

requerimientos y la composición de las Juntas electorales que en el ca

los electores americanos llegaron a un número de 177, 14 de ellos dados en ultramar,


algunos residentes en Cádiz, pero la gran may(

paso en esa ciudad, revisa cuidadosamente los grandes temas atingentes a I

americano y la participación de los americanos en ellos. En la ya sena

discusión respecto a la igualdad de representaciones, en donde la utiliz

de Rousseau fue puramente instrumental, nuestro ya conocido Ferná


de Leiva sefialaba que:

El objeto de los Congresos es el de investigar la voluntad general

Nación por la unión igual de representantes, y a este fin es nece

evitar que una provincia logre ascendiente sobre otra por desigua

de principios en su representación, o más claro, que se haga monop

de los votos de los pueblos contra su voluntad57.

Que queria decir? Queria serialar que una representación insuficie

de las provincias americanas equivalia a anular su voz sometiéndola siste ticamente a la


mayoría peninsular, es decir, a la voluntad de las provir

espariolas. Lo que estaba en el trasfondo profundo de las diferencias en

57 Sesiones de lias Cortes de Cddiz, 16 enero 1811.


EPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antigo° Régimen y los (*enes de la representación
moderna

79

y americanos es que, mientras los primeros pensaban en términos

de los principios de la soberania nacional, los segundos lo hacían en ter-

de Ia soberania popular. La discrepancia escondia, además muchos

tópicos. Desde intereses muy locales a otros de subrayar identidades.

En el primer caso, por ejemplo, son ilustrativas las instrucciones que Arequipa entrevi a su
representante Mariano Rivero: conservación de las atribuciones del Cabildo local y de los
privilegios de sus regidores; retribución a subdelegados a través de salarios fijos; creación
de Universidad y Colegio en la ciudad; la posibilidad para las familias de recuperar las
dotes entregadas a sus hijas por ingreso a conventos; la dependencia de Arequipa a la
Audiencia del Cuzco y no a Lima. En el segundo caso, cuando en abril de 1812 la
Comisión de Constitución presentó su informe sobre la creación de diputaciones
provinciales en América, el suplente argentino, Francisco López Lisperguer, se opuso al
dictamen en cuanto a su provincia aduciendo que, ciertamente había americanos en la pero
que estos no podian saberlo todo de todo el continente”.

Todos los diputados, excepto unos pocos peninsulares, admitían que, puesto que los
territorios americanos habían sido incorporados a la Corona de Castilla, nunca habían
sido, juridicamente, colonias. En enero de 1811, el peruano Vicente Morales Duárez
desarrolló este argumento basado en que ésta había sido la base jurídica que permitia a los
diputados criollos reivindicar la igualdad de estatuto entre América y Esparia. Al declarar
que los territorios de ultramar eran parte integrante de la monarquia espariola, las Cortes,
y antes, la Junta Central, no habían hecho más que volver a la primera legislación indiana.
En los dias siguientes, Fernández de Leiva, intentando preservar el derecho americano a la
igualdad exigida, debió matizar considerablemente su juicio sobre la conquista,
admitiendo que hubo algunas licencias y desastres inevitables, pero que si se consideraba
la conquista en su conjunto, se veria que el Imperio se había llenado de gloria al extender
la honrada nación espariola en aquellas vastas regiones para poblarlas, establecer la
civilización y buenas costumbres y para defender a

’Marie Iaure Rieu-Millan, Los diputados americanos en las Cortes de Cádiz, CSIC, Madrid
1990. pp.16, 24, 71.
80 EDUARDO CAVIER

aquellos naturales de la crueldad de algunos de sus mandarines

oprimirles ni degradarles59.

El problema de las representaciones igualitarias alcanzaba tar

superar o no las actitudes y las posiciones respecto a las castas.

nos casos, se produjeron debates muy violentos no sói() entre peni

y americanos, sino también entre los propios americanos, algunc

cuales, muy pocos, comenzaban a ser vistos ya como separatistas.

citado Morales Duárez se oponía al reconocimiento ciudadano de las ■

e incluso decía recoger a su favor las opiniones de los suplentes de Buen Aires, Chile y
Caracas aun cuando los dos primeros resultaron en definiti favorables a los derechos de
ese sector de la población. Entre los american existia una clara divergencia entre las tesis
del Nuevo granadino José Ma Lequerica, próximas a las de los patriotas y las del citado
Morales, mud más moderadas. Estaban además, muy presentes los ”horrores” de los n
gros de Santo Domingo. Aún así, casi la totalidad de los representam ultramarinos se
oponían a la exclusión de las castas ya que su marginaci de derechos ciudadanos no
implicaba la negación de sus derechos para representados. En todo caso, de 11
proposiciones presentadas en diciemb de 1810, por los americanos, 6 de ellas se referían a
cuestiones econOmia libertad de cultivo y manufactura; abolición de los monopolios del
estad la libertad de comercio con todas las provincias, incluida Filipinas y ciones
extranjeras (tres propuestas) y la libre explotación de las minas mercurio60.

Discusiones más o discusiones menos, entre liberales que intentai) organizar un nuevo
orden político y aristócratas que observaban la situ ción llenos de temores, hubo también
cuestiones prácticas y, en síntes respecto a América, las Cortes intentaron frenar el
proceso de independe cia que se venía venir a través de una política conciliadora que
avanzaral lo que se estimare conveniente, pero que, al mismo tiempo, transformou las
formas, conservara el fondo de las relaciones tradicionales entre perd sula y territorios de
ultramar: ”Ya la Junta Central había declarado que

59 Ibidem, pp. 96-97. 6° Ibidem, pp.148-151, 154, 175 y 277.


E LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antigo° Régimen y los orfgenes de la
representación moderna 81

mistos y preciosos dominios que Espana tiene en las Indias no eran propiamente colon ias
o factorías como los de otras naciones europeas, sino que constituían una parte esencial o
integrante de la Monarquía. Por su parte, las Cortes proclamaron el 15 de octubre de 1810
la igualdad de derechos entre esmiole-5 europeos y ultramarinos y prometieron el olvido
de lo ocurrido en las provincias de América o países de ultramar, aunque por supuesto
proclamaron que unos y otros formaban una sola Monarquía, una sola nación y una sola
familia. La declaración no surtió el efecto apetecido de poner fin a la insurgencia y el 30
de noviembre se proclamó de nuevo el olvido general para los países de Ultramar donde
hubiera habido conmociones. Las disposiciones de las Cortes se referían también a la
totalidad de los habitantes de la América espariola. El 5 de enero de 1811 se prohibió
que continuaran los esamelalosos abusos y las innumerables vejaciones hechas a los
índios primitivos. En febrero se proclamó la igualdad entre peninsulares y americanos y
se prometió que las Cortes se ocuparían en el futuro de organizar cuál iba a ser la
representación de las Indias en el parlamento común. Tres diputados americanos
formaban parte de la Comisión encargada de redactar la C.onstitución”61.

La Constitución, la de Cádiz de 1812, la conocida popularmente como la pepa, por


haber sido firmada el 18 de marzo y promulgada al dia siguiente, dia de San José, se
caracterizó por contenidos que anunciaban una verdadera tempestad política: La nación
espafiola seria la reunión de todos los espafioles de ambos hemisferios; la nación
espariola seria libre e independiente, y no era, ni podia ser patrimonio de ninguna
familia, ni petsona; el objeto del gobierno era la felicidad de la nación, puesto que el fin
de toda sociedad política no era otro que el bienestar de los individuos que la componen;
el gobierno de la nación espariola era una monarquia moderada hereditaria; la potestad
de hacer las leyes residiria en las Cortes core el Rey; la potestad de hacer ejecutar las
leyes residiria en el Rey; la potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y
criminales residiria en los Tribunales establecidos por la ley. Serían ciudadanos aquellos
espafioles que por ambas líneas traían su origen de los dominios espafioles de ambos

’ Par Molas Ribalta, Del absolutismo a la Constitución. La adaptación de la clase política


espaii ola dl cambio de régimen; Silex, Madrid 2008, p.159.
r

82

m∎-

EDUARDO CA

hemisferios, y estuviesen avecindados en cualquier pueblo de

dominios62. Respecto a la formación de las Cortes se serialaba qu para la representación


nacional seria la misma en ambos hemisferic

cómputo de la población de los dominios europeos serviria el últir

del afio de mil setecientos noventa y siete hasta que pudiera hac

nuevo, y se formaria el correspondiente para el cómputo de la pobl,

los de ultramar, sirviendo entretanto los censos más auténticos de

Ultimamente formados; por cada setenta mil almas de la poblacié

puesta como quedaba dicho en el Art. 29, habría un diputado de

para la elección de los diputados de Cortes se celebrarían juntas

de parroquia, de partido y de provincia; las juntas electorales de para

se compondrían de todos los ciudadanos avecindados y residentes

territorio de la parroquia respectiva, entre los que se comprendían los

siásticos seculares; en las provincias de ultramar se celebrarían el pr.

domingo del mes de diciembre, quince meses antes de la celebración

Cortes, con aviso que para unas y otras pudiesen anticipadamente

ticias; en las Juntas de parroquia se nombraría por cada doscientos ve

un elector parroquial; para ser nombrado elector parroquial se regue

ser ciudadano, mayor de 25 anos, vecino y residente en la parroquia; la Juntas electorales


de Partido se compondrían de los electores parroquiales que se congregarían en la cabeza
de cada Partido, a fin de nombrar el electo o electores que habrían de concurrir a la
Capital de la Provincia para elegi los diputados de Cortes; el número de electores de
Partido seria triple al (I( los Diputados que se debían de elegir; para ser elector de Partido
se regueriria ser ciudadano que se hallara en el ejercicio de sus derechos, mayor de veinte
y cinco anos, y vecino y residente en el Partido, ya fuese del estado seglar, o del
eclesiástico secular, pudiendo recaer la elección en los ciudadanos que componían la Junta,
o en los de fuera de ella; las Juntas electorales de Provincia se compondrían de los
electores de todos los Partidos de dia, que se congregarían en la capital a fin de nombrar
los Diputados que correspondieran para asistir a las Cortes como representantes de la
Nación.

62 Constitución política de la Monarquia espaiiola, 1812, Edición facsimilar, Edilán, Ma

Título I, Cap. 1, arts. 1 y 2; Cap. 3, Título II, Arts. 13 al 17; Cap. 4, art. 18.

Presidente del Senado, don Adolfo Zaldívar L. haberme hecho entrega de dicha edic
ENDENC IA EN CHILE. El f In del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna . 83

• diputado de Cortes se requerida ser ciudadano que estuviese en el

■ de sus derechos... (igual a elector de Partido); se requeria, además,

• elegido Diputado de Cortes, tener una renta anual proporcionada,

ire de bienes propios63.

Importantes fueron los articulados respecto a la duración de los cargos

■ diputados y, más aún, las relaciones entre las Cortes (poder legislati-

vo) y el Rey (poder ejecutivo) a quién se respetaban sus atribuciones, pero al mismo
tiempo se le fijaban una serie de prohibiciones y restricciones: los diputados se
renovarían en su totalidad cada dos anos; los diputados no podrían volver a ser elegidos
sino mediando otra diputación; en la sala de las Cortes entraria el Rey sin guardia, y sólo
le acompariarian las personas que determinare el ceremonial para el recibimiento y
despedida dei Rey, todo lo cual se prescribiría en el Reglamento dei gobierno interior de
las Cortes; Ias Cortes no podrían deliberar en la presencia dei Rey. Con respecto al
Rey, se determinaron algunas restricciones importantes a su poder. Entre otras: El Rey
no podría impedir bajo ningún pretexto la celebración de las Cortes en las épocas y
casos serialados por la Constitución, ni suspenderias, ni disolverlas, ni en manera alguna
embarazar sus sesiones y deliberaciones. Los que le aconsejaren, o auxiliaren en
cualquiera ’tentativa para esos actos, serían declarados traidores, y serían perseguidos
como tales; el Rey no podría imponer por sí, directa, ni indirectamente contribuciones, ni
hacer pedidos bajo cualquiera nombre, o para cualquier objeto que fuese, sino que
siempre los habría de decretar las Cortes; el Rey no podría privar a ningún individuo de
su libertad, ni imponerle por sí pena alguna. El secretario dei despacho que firmara la
orden, y el juez que la ejecutare, serían responsables a la Nación y castigados como reos
de atentado contra la libertad individual. Solo en el caso de que el bien y seguridad dei
Estado exigieran el arresto de alguna persona, podría el Rey expedir Ordenes al efecto,
pero con la condición de que dentro de cuarenta y ocho horas debería entregarias a
disposición del Tribunal, o Juez competente64.

”Ibidem, Título III, Cap. 1, arts. 28, 30, 31; Cap. 2, art. 34; Cap. 3, arts. 35, 37, 45; Cap. 4,
nu. 59, 63; Cap. 5, arts. 78, 91 y 92. ” Ibidern, Título III, Cap. 6, arts. 108, 110, 122 y
124; Título IV, Cap. 1, Art. 172.
84

Ei

En América Latina en gen Pr,1 <, o- e-, •,

en sus justos términos ni el papel de las1Cortes nillos cont Particular nose C0fl5

titución de 1812. Por ejemplo, es poco lo que se sabe nldos de C

,, junho de 1811, se inició ”,,., ao 1 - _, en c„

„ i _i 1 . , - �--— —- 1u- ueoates mic

leepp’

�:,

.es:

aos aebates más trascendental a la abolición de los senoríos. El choaje P, : �_

�qUe, por primera vez en la historia, comenzaronoalseras y refor libe rales) había de
saldarse también en este casoPor COansac dejaría sin resolver el problema de la
sI,nn-ç;�„ A p, una trnsacc

feudal, escudándose en una fala a;�’ ’ 1 u ias reli uias

de! ,é

�i�LUJjVI1 -

(Crritoriales. L1 decreto de 6 de aLosro rlP 1 Q, 1 ,)”llsalci ale

’os senoríos j urisdiccionales, los privilegies llamadosV exii clu ciaraba aboli prohibitivos
que tenga el mismo origen de senorío y los dictados de a ala liv sallajey las
prestaciones... que tengan su origen a título ’urisdiccional n que los sefioríos
considerados territoriais eran convertidos en prop e particular y los contratos entre
sefiores y vasallos en contratos de parti c: a particular. El problema fundamental, que era
el de acreditar la natural de las propiedades demostrando que procedían de compra, no se
plan hasta 1813 y quedó entonces sin resolver65

�Allí descansaba el liberalismo? Sin duda alguna, se trató de una fue estocada en contra
del antiguo régimen y sus privilegios, pero no es to, Como hemos visto, la Constitución de
1812 asumió, en términos efe vos, más allá de los discursos, la separación e
independencia de los pode de Estado, pero fundamentalmente fue muy celosa de que, en
una últi instancia, la base de la legitimidad del poder radicaba en el legislativo n aue en
ei Pi, ci,i- � v c.__——-

_ , .

-— - -�� -�• � -�U �i iuc revoiucionarto. Las Cortes no eran me aue el nrnnin
RP\T

i —

Ln América, como en varios de los nuevos Estados los inicios de procesos de


independencia fueron anteriores, 1809, 1810, el movimie liberal gaditano y la propia
Constitucián ç iarnn consulta

como causas o influencias, pero como hemos sefialado y se analiza posteriormente más
detenidamente, se trataba de un conjunto de ideas tendien-

tes a la transformación dei antiguo régimen que estaban en ambas vertiente

65 Joseph Fontana, La época dei liberalismo, Vol. 6, Historia de Espana. Crítica, M,


Barcelona 2007, p.61.

I N CHILE

. [tu n dei Antlguo eJ oS `nta ien licdierna

e igualmente, en las costas e interior dei Pacífico. Eu cambio,

i.:—nn. los fuertes conceptos y aires de cambio que

imos en el «Lmr

•C—- va i-1aa1 rnan Ín nn

’ ala.._._ r µ ......,....,., .....,..........., �......


.,..u..uv ..v 4-,,ccerizaban la Cofl5t1tt1d1l

ccsnxlidados políticamente) tanto en contra del renovado absolutismo de Nena►�do VII


en la península como en las sociedades americanas enfrenta-

a la transitoria restauración espafiola. Aquí sí, deberíamos subrayar que, ¡unto a otros
principios y circunstancias, la constitución gaditana fue muy importante en que los nuevos
estados emancipados optaran generalizadamente. opiniones en contrario o en favor de
regímenes monárqu¡cos por gobiernos anos.
Obviamente, debe hacerse diferencias entre la mayoría de las nuevas Repúblicas, colonias
periféricas de los centros virreinales, y Ias que surgieron de éstos mismos. En el último
caso, cuando se dicta la Constitución ,aditana de 1812, ésta debió ser jurada también en
Perú o en Nueva Granada; la discusión fue mayor en México y, en los otros futuros
Estados, la siruación fue aún más complicada por la fuerza que adquirieron los procesos
políticos militares sobre los razonamientos políticos institucionales. En todo caso, en
todas partes fue imposible sustraer de los discursos de la contingencia vocablos como
ciudadano, nación, representación, territorio, soberanía. El laboratorio del Cádiz de 1812
fue la escuela constitucional de importantes novohispanos: en México, ”el texto gaditano
se puso en planta en el antiguo virreinato contra los insurgentes, quienes, sin embargo, se
inspirarían en él; se intentó reformular en términos más satisfactorios para Ia autonomía
de la Nueva Espana en el Trienio y, finalmente, fracasada esta última opción, se coló en el
Plan de Iguala y en los Tratados de Córdoba... entre 1808 y 18211 se extendió por la
todavía denominada Nueva Espana una nueva forma de entender el gobierno de los
hombres en términos políticos, condición que hasta entonces los teóricos y agentes del
poder más oficialistas le habían negado66

EI caso del Perú es aún más curioso... o notable. En 1812 estaba muy 1_• , .

’elos de Ia ndependencia, de modo que lo que sucedía en Espana, suceu a

arditano (NuevaEspana: 1808-

-—-• 11l1cua, csencia y valor ari cur1,�w..”,-° «U; en Anr�.,;


1RnR-1821. FCE, México D.F., 2010,
86 EDUARDO CAVIE

también en el virreinato, al menos en su capital. El texto de la Cor

de 1812 se recibió en septiembre del mismo afio y, además de la

manifestaciones populares, aun cuando posteriormente escribiese ■

usurpado la soberania monárquica, el propio virrey Abascal la cali

obra inmortal de sabiduría y patriotismo. Le molestaba que los

se comunicaran directamente con el cabildo de Lima y que, de

retransmitieran los contenidos de las discusiones de Cádiz a los ir

del Rio de la Plata, pero, por otra parte, estaba su obligación de dar (

de obediencia y seguir las decisiones de las instituciones vigentes en

Por ello, no sói() se preocupó de dar a conocer el documento constituciom a lo largo de su


jurisdicción sino también a montar todo el aparato qu este había disefiado para la elección
de sus representantes ante las Corra Más aún, para poder cumplir con la ley fundamental,
era necesario que I

voto fuera expresión de una sociedad compuesta por individuos juríd

mente iguales y no afectos a intereses organizados. Para ello se constin

una Junta Preparatoria que debía estudiar la revisión de circunscripcione y habitantes para
poder romper los vínculos tradicionales de los individuo con las antiguas instituciones
estamentales. La aplicación, aun cuando ia completa del mandato supremo gaditano, fue
también ejercicio ciudadaa y aprontes para los conflictos que se desarrollaron a comienzos
de la decai de 1820 cuando los hechos debieron resolverse militarmente bajo el man& de
San Martín y de Bolívar. Se trató de anos de experimentación insti tucional desarrollada
entre factores de violencia y de legitimación67. Mí aún, a pesar de sus no resultados
inmediatos, la Constitución tuvo clara repercusiones a nivel regional. En el Cuzco sus
ejemplares fueron recibida en diciembre del propio 1812 y bajo contextos muy propicios.
El contra político estaba ejercido por la Audiencia cuyo presidente interino era Mare
Garcia Pumacahua, un cacique indio que en 1780 había apoyado a la Cora na en la
supresión del movimiento de Túpac Amaru II y que ahora recibú una comunicación de
vecinos exigiendo la pronta publicación del texto ...el pueblo conoce su dignidad, respira
con honor aquel aire de libertad justa, sacude ese abatimiento que en su servil sopor le
hizo abandonar

67 Gabriella Chiaramonti, Ciudadanía y representación en el Perú (1808-1860), UNMS,


ONPE, Lima 2005, pp. 111-112, 114-115, 128, 206 y ss. 1
ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación
moderna

87

rinde gracias a la Nación...” La discusión y el enfrentamiento

los bandos opositores se acrecentaron en los anos siguientes y, hasta

no, que en 1814, los cabildos secular y eclesiástico, tanto como la

Diputación provincial, es decir, las tres corporaciones existentes dieron un respaldo


decidido, aun cuando sin efectos inmediatos al levantamiento y a Ias demandas populares
encabezadas por José Angulo68.

Como sucedia a lo largo del .espacio colonial en crisis, lo espaízol se podia pensar, pero
no expresar o exteriorizar. Sucedió también más allá del Peru: ”en los primeros decenios
del siglo XIX el sufragio fue muy amplio en gran parte de las repúblicas surgidas del
movimiento independentista, ya que por doquier actuó el efecto del modelo gaditano, o
mejor dicho de Ias prácticas introducidas por Cádiz, porque en realidad desde el punto de
vista teórico los legisladores de los distintos estados prefirieron tomar como referencia el
modelo francés más que el espariol, demasiado ligado al pasado

colonial”

”69

Complicado es, por lo tanto, ver referencias directas a Cádiz de 1812 en los procesos
políticos de independencia en su fase militar y, posteriormente en su fase constitucional. No
obstante, son las ideas y los conceptos que ya se habían generalizado y que, incluso ya
antes de 1812, estaban presentes en lo que podríamos llamar los debates de la época.
Aunque sin concordar opiniones unánimes, el desaparecido François-Xavier Guerra fue
particularmente inquieto en sus reflexiones sobre la formación políticaciudadana a
comienzos del s. XIX. Para él, la victoria liberal en las Cortes de 1810 impuso el concepto
de nación como un conjunto de individuos, lo cual suponía problemas de definición tales
como el de precisar en qué parte del pueblo o población radicaria efectivamente la
ciudadanía, lo que Ilevó a la necesidad de justificar, en cada caso, las exclusiones de
menores de edad, servidores, mujeres, etc., pero que, min así, en 1812 permitió un
sufragio bastante amplio, aun cuando bastante jerarquizado a partir de las representaciones
indirectas cuya base más amplia era la de la parroquia y la

”Ver. también, el texto entre comillas, Heraclio Bonilla, Metáfora y realidad en la


Independencia d Perú [1972], E Edit. Ped. San Marcos, 5a edición, Lima 2010, pp.
97-102.

’Chiaramonti, op, cit, pp.241.


88

EDUARDO CAVIEF

más selecta la que permitia, finalmente, reservar en realidad cl eje poder a las elites70.

Claro está, además, que la Constitución de 1812 recogía el viejo i

de los consejos medievales y que se basaba explicitamente en las eleccic

legislativas en el sistema electoral que se encontraba vigente desde 1;

en las municipalidades, con participación de todos los vecinos para ele

diputados y síndicos personeros del común71, lo cual, por cierto, no inclu a los territorios
de ultramar, aun cuando algunos de sus hombres más ilu

tres conocieran el sistema y se refirieran a sus principios ya antes de

en una especie de ambigüedad entre lo que se discutia en Espafia y lo • se advertia como


ejemplo de la Revolución francesa. Así lo ha hecho

por ejemplo, Chiaramonte para el caso argentino: ”Desde el primer

mento del proceso que conduciría a la independencia, la representac

política, correspondiendo a las características corporativas de la socie

rioplatense ya serialadas, y a la dominante función política de las ciud

fue concebida según la figura del mandato imperativo. Esto es, del diput,

como apoderado del pueblo que lo elegia, portador de instrucciones

delimitaban estrictamente su comportamiento en el seno de las asamble

representativas, al estilo antiguo de la representación de las ciudades

las Cortes castellanas72. Por cierto, tanto en Cádiz en 1812, como en territorios
americanos, se discutiria, además, a guiei-1 representaban losi

putados: al pueblo que los había elegido o a la nadem a la cual pertene

Las divisiones entre centralistas y federalistas estuvieron desde el comien

muy nitidamente establecidas.


A la postre, aun cuando en términos temporales mucho más ampli

lo que recoge la Constitución gaditana de 1812 es la proyección del

blema central tanto de los liberales espafioles como de los nuevos gobier

republicanos en América. Guerra lo expresa muy bien: ”Cómo ha

posible que sociedades tan tradicionales como la espariola y, a fortiori,I

François-Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones


hispeil

Encuentro, Madrid 2009, pp.435-440. 71 Ibidem, pp. 438.

72 José Carlos Chiaramonte, Ciudades, provincias, estados: orz’genes de la nación apj

1846; Emecé, Buenos Aires 2007, pp.165.


E LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orlgenes de la
representación moderna

89

erica

rnnas?

podido establecer bruscamente regímenes políticos tan

mudos

’ hayan Regímenes fundados en individuos libremente asociados, mien-

ame dad sigue estando estructurada esencialmente por vínculos

ue la socie

de tipo antiguo, es decir, no contractuales en su mayoría. Las razones se

bafio, en la articulación entre el mundo de la política moderna, es decir, el de las elites


agrupadas en diferentes formas de sociabilidades modernas, y

una

suciedad regida por valores y vínculos de tipo antiguo, corporativos o com unitarios”73

Cuando los liberales esparioles discutían sobre las nuevas definiciones de nación,
ciudadanía, representación, estaban tomando las discusiones que venían de los ilustrados,
de la experiencia de los Estados Unidos y de la Revolución francesa, pero las ajustaron a
sus términos y a sus propias circunstancias y las hicieron extensivas a lo que ya dejaban
de ser sus coloMas. En general, sus expectativas se frustraron muy rápidamente y debieron
asumir sus propios conflictos a partir de 1814. En América, a pesar de las en algunos
casos largas dificultades para pasar desde lo militar a lo civil propiamente tal, como ya está
dicho, desde un comienzo hubo una inclinación mayoritaria por los regímenes
republicanos y, en esto, no se puede desconocer que, aunque sin ser reconocido
abiertamente, a lo menos en algo, estuvieron presentes los ecos de Cádiz y de sus
liberales de 1812.

En Chile, por ejemplo, pocas fueron las alusiones concretas a Cádiz y a su Constitución.
Cuando las hubo, no siempre fueron positivas, aunque si esperanzadoras. En agosto de
1813, en medio de un apasionado fervor patriótico y una real oposición a las políticas
espariolas, en el primer número dei Semanario Republicano, escribiéndose unas largas
reflexiones sobre la política de los Gobiernos de América, se comenzaba sefialando que
”La revolución de América aparecerá siempre en la historia dei siglo 19 formando una
época la más interesante; pero los principios y medios de que se han valido los
principales jefes de estos movimientos, para llevar a su fin esta grande obra, ai paso que
a ellos les sirvan de mayor laurel, serán vergon-

basos para nuestros Pueblos”74. Sin referirse a los patriotas, se expresaban

Guerra, op. cit., on 44n _

.r•-=v.

’plicano, No 1, 7 de agosto de 1813, p.1.

Llç

.anario Republil
90

EDUARDO CAVIE

las molestias producidas por la reacción americana respecto a Ia

Fernando VII mientras que Esparia seguia disponiendo de la

toridad sobre estos territorios. No obstante, decía, ”no faltaron

ilustrados, que emprendiesen la grande obra de sacudir un yugo

sobre los corazones más bien que sobre la cerviz; y rompiendo por 1

las dificultades que embarazaban la facultad de discurrir sobre los dera

del hombre en sociedad, se fueron acostumbrando los americanos a ve,

ojos despreocupados su pasada infelicidad y su presente situación”-’.

La conducta observada por el Gobierno espariol en la Península, y j

sus mandatarios en América, nos demuestra muy bien que sólo noni tros somos los
engariados con el hipócrita disfraz del Rey Fernando Por eso nos tiene declarada la
guerra, y nos tratan con todo el riga que siempre se ha acostumbrado tratar a los rebeldes,
sin que por wo sola vez se nos haya llamado con otro nombre que el de cabecillas o ie
surgentes, y sin que hayamos visto que a nuestros prisioneros se tratei con la
consideración que merecen unos hombres ligados entre sí po los vínculos de un vasallaje
común. En México, en Caracas, en Quito en el Perú, y en este mismo territorio que
pisamos, hemos visto la

tristes consecuencias de nuestra hipocresía. Los verdaderos esclavos(

Fernando nos castigan como a rebeldes siempre que consiguen

ventaja sobre nosotros...

Entiendan todos que el único Rey que tenemos es el pueblo sobe

que la única ley es la voluntad del Pueblo; que la única fuerza

de la Patria; y declárese enemigo del Estado á que no reconozca

soberania única e inequivocable, que sin más diligencia que la

ejecución de nuestras leyes, lograremos la misma seguridad que


quier Estado independiente76.

Por su parte, nuestro ya conocido Monitor Araucano, no quedaba atrá e igualmente


acometia en contra de lo que llamaba las violentas medidas rá bárbara ferocidad que
habían adoptado, en contra de las Américas, los nuevos gobiernos esparioles, las cuales
demostraban que el espíritu de opresión

” Ibidem, p.3. 76 Ibidem, pp.6-7.


’ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna 91

L era común a toda aquella nación, y que sus delitos eran nacionales.

había atentado contra estas provincias anteriormente, ni siquiera

Felipe II, sino ahora con la Regencia y las Cortes de Cádiz, es decir, por

Ejecutivo y un Congreso Nacional. Al mismo tiempo que los espa-

peleaban por la libertad en Europa, intentaban eternizar la esclavitud

en las Américas; maldecían la crueldad del Emperador de los franceses, pero actuaban
de la misma forma en. el Alto Pedi, en México, Caracas y Quito, aún con más crueldad.
Habían hecho creíbles y reproducido los horrores de Ia conquista; su conducta había sido
inspirada no por la lealtad en favor de un trono caído para siempre, sino por las pasiones
infernales y sórdidas, la soberbia, el odio, la codicia. Terminaba:

;Pueblos y caudillos de los Pueblos en tan memorable período! No deshonréis la sublime


y bellísima causa de la libertad. Vais a influir poderosamente sobre la suerte actual y
futura de la especie humana: mostrad al mundo que la libertad no es para los pueblos un
peso intolerable, y que pueden ser libres sin atraer sobre si nuevos infortunios itl■uién
numerará los males causados por la mal conducida revolución de Francia? El general
desmayo, que inspiró aquella serie de acontecimientos melancólicos, fue igual a las
esperanzas que se habían concebido de la libertad universal. Un jacobinismo diabólico, una
inquietud facciosa, una inmoralidad sin limites, hicieron abortar los planes más
hermosos77.

Igualmente, se recibían, para los patriotas, buenas noticias de Espaúa. Entonces,


aumentaban las esperanzas. En diciembre de 1813, se informaba que en Cádiz el partido
de los liberales estaba triunfando sobre los serviles v. prueba de ello era la expulsión del
Nuncio Apostólico dado sus continuas intrigas contra el gobierno y con el objetivo de
reestablecer el abolido Tribunal de la Inquisición78.

En la síntesis de todo, ya nada que viniese de Esparia era creible, y por lo tanto, por sobre
los avances logrados por los liberales hispanos que también haW-in sovado y tratado de
gestar un sistema político más avanzado y

FI Monitor El Monitor

Araucano, 14 septiembre 1813, pp. 261-262.

• Araucano, 24 diciembre 1813, pp•233-234.


92 EDUARDO CAVIERES I

decididamente de separación de los poderes del Estado, la Constituc

Cádiz, que seguramente era bien conocida, no podia recibir ningún 1

elogios porque ello significaba, en suma, ir en contra de los propios (

de independencia que se buscaban, caminos que, en todo caso, estaban 1

damentados en los más profundos desarrollos de la libertad. Thomas Pá

también era conocido y mucho tenía que decir sobre el particular:

El gobierno, dice Paine, es un mal necesario para los Pueblos. Es ■

que es un mal, porque un número muy corto de hombres toman ;

si el enorme peso de los negocios públicos, que exige unas fuerzas i

calculables; porque es preciso exponer la salud de millones de hor

al arbitrio de unos cuantos, que pueden cometer mil errores por I

de tino o de talento, porque finalmente no es fácil encontrar a

paso con Soplones, con Arístides, ni con Washingtones que ten

tanta virtud y tanto odio al despotismo, que lo abominen en si

mos. Es un mal necesario; pero que sin él era imposible conservar en 1

sociedad el orden, la justicia, ni la paz; porque sin 6 el más fuerte op

miría al más débil; y porque no reconociendo todos los hombres i

poder superior al poder individual, cada cual obraria según el estímu

de sus pasiones, y cometeria los excesos más execrables, cuanto elos fuesen más impunes.
De esta suerte los pueblos se hallan amenazados por una parte del despotismo, y por otra
de la anarquia, ambos males de igual poder para producir la infelicidad de los hombres.
Del medio de la anarquia suelen salir los tiranos, así como también cansados ya los
esclavos de sufrir los males del despotismo, a veces caen en Ia primem situación”79.

En junio de 1814, José Miguel Carrera estaba aún influyendo sobre los acontecimientos y,
entendiendo las circunstancias del momento y la posición que este seguia asumiendo, el
Monitor Araucano volvia sobre el tema. Nuevamente, reflexionando sobre las relaciones
con Espafia, el editor se preguntaba: ècuál será en la Península la suerte de la Constitución
y de las nuevas reformas intentadas y emprendidas por las Cortes? Se sefialaba que no
podia descubrirse la bondad, inutilidad y defectos de una ConstituciOn

79 El Monitor Araucano, 11 septiembre de 1813, pp. 42-43.


INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antigo° Rêgimen y los origenes de la
representacien moderna 93

hasta que hubiese pasado un cierto número de anos, ”la mejor política es la que se funda
en las circunstancias actualmente existentes y en las lecciones de la historia”: ante ello, la
distancia ocultaba la verdadera situación de Espada respecto al adelantamiento progresivo
de la Ilustración y sus papeles públicos daban a conocer la existencia de dos partidos: uno
de filósofos, otro de teólogos; el uno de liberales, el otro de rancios y de trompetas; unos
respiraban libertad y amaban los libros y la gloria de la nación, los otros suspiraban por la
Inquisición y el despotismo; los primeros querían reformas y proclamaban la soberanía del
pueblo, los segundos, escuchaban estas aspiraciones como sonidos de balas y truenos de
Júpiter porque amenazaban sus intereses. Aún así, había que inclinarse por el triunfo de
los liberales:,

Ya vimos sostenerse a las Cortes, deponer a una Regencia, expeler y echar por esos
mundos a un Nuncio Apostólico, y conjurar la tempestad originada por la supresión de la
Inquisición, sin que el pueblo dijese chuz, ni muz. Digan lo que quieran, el siglo en que
estamos es de luces, y se ven por todas partes los triunfos de la filosofia... La razón se
adelanta, aunque su marcha es lenta... Baste decir por ahora que se prohibieron como
falsos y subversivos los libros y papeles que proclamaban y establecian los derechos de
los pueblos y los principios fundamentales de la libertad, y leemos ahora en la
Constitución espafiola ”que la soberanía reside esencialmente en la Nación; que la nación
es libre y no es, ni puede ser el patrimonio de ninguna familia, ni persona”. Que dirán ahora
los que se escandalizaban al ver estas máximas en nuestros papeles?...”

Todavia en 1817, en medio de un interesante número de periódicos que intentaron iniciar


toda una literatura de compromiso, o al menos de análisis de lo que venía sucediendo,
prácticamente todos de muy relativo éxito, uno de ellos, El Clamor de la Justicia e Idioma
de la Verdad, que usó en sus páginas un diálogo entre dos hermanos para referirse a
comentar y a entregar sus opiniones respecto a la política y a las ideas del momento, con
un mensaje nacional, pero no radicalizado según pensaban el carácter anticlerical cie los
movimientos revolucionarios, en uno de sus números, re-

ISMonitor Arancano, 17 junio 1814, pp. 252-257.


94

EDUARDO CA

cordaba negativamente la experiencia de la Constitución de Cádi;

do sostener a Paulino, el hermano, que cuando Fernando estaba

gobernó en Esparia y queria gobernar en América un Congreso

Nacional, que había formado su Constitución pretendiendo que se j

a uno y otro lado del Atlántico. Lo había logrado en muchos pueblos,I

no en aquellos que comenzaban a revolucionarse en América y que

bían dado cuenta de la maldad y el atentado que se maquinaba contra g

Ello había sido la causa de la reacción en contra de los americanos:

El Virrey de Lima no por otro motivo introdujo en Chile sus 1

sino porque este Pueblo se resistia a jurar la adorada Constitución

esto comenzaron las hostilidades, y siguió la desolación. tMas cu

la Constitución y las miras del Congreso que querían dominarno

todos lo sabemos, y lo confiesan sin embarazo nuestros contrarie

Jacobinismo. Ellos, en la realidad rebeldes se preparaban para

con el Rey y con los sacerdotes, arruinar el culto sagrado, y le

el estandarte de la irreligión. ¡Que linda Constitución! Se persig

se degüella a los americanos porque no la juran. Que tal? Dirán 1

que ignoraban el misterio de iniquidad. ;Ah! Y entre los oficiales 1

Ejército que se titulaban ya Nacional, ya Real, según les convenía

alucinar, hay quién descaradamente diga: que los clérigos y frailes 1

bían tenido la culpa de que el bribón de Fernando volviese al troo

éQue cosa tan buena!81.


El Gobierno no se quedaba atrás. En las páginas de su periódico oficia!

arremetia también en contra de los espatioles y, en particular, en contra (

lo que pensaba se trataba de un período en que no se practicaba lo que s

pensaba. Aquellos que en la península se autoproclamaban como penemcientes al partido


de los liberales, en contra del Rey y a favor de la ConstituciOn de las Cortes y mandada
jurar por la Regencia, habían sido quienes habían decretado la guerra enviando
expediciones a Montevideo, Caracas, Veracruz y quienes habían dictado las Ordenes
exterminadoras y de aniquilación de todo los americano. Liberales y constitucionalistas se
pensaban a

Clamor de la justicia e idioma de la verdad, fis.9.


NCIA EN CHILE. El tin del Antiguo Rdgimen y los origenes de la representación moderna
95

sólo en Espatia, negando a ultramar lo que exigían para ellos82.

vente, Ias noticias no llegaban rápidamente y, con 1814, tanto

Espana como en Chile, los acontecimientos se desataron en

que conocemos y que, posiblemente, para muchos, aún no se

;;;ban.

la Patria. Gazeta del Supremo Gobierno de Chile, No 11, 7 mayo de 1817, pp•102-103.
DESDE LO GENERAL.

1
99

H. Los acontecimientos de 1808 y sus consecuencias:

coyunturas que rompen estructuras.

Tema central en las problemáticas de la Independencia es el estudiar

concretos del liberalismo ilustrado en la gestación del Estado,

por las cuales se evoluciona rápidamente desde fundamentos

sobre la naturaleza del hombre y de los cuerpos sociales hacia

io político-económico y hacia formas de readecuación de las

entre Iglesia y Estado en las primeras décadas del siglo XIX. Por

, se busca contextualizar situaciones a nivel latinoamericano en la

i de los fundamentos doctrinarios del liberalismo y de sus conside-

; en los inspiradores del movimiento revolucionario independentis-

ne hispánico o en sus influencias provenientes desde Estados

; y México.

AI respecto, no siempre se piensa el período de Independencia como

político entre colonia y República, sino más bien como un hito rue den—o de un período
más largo de cambios socio-culturales

- - económicos que configuran el verdadero escenario en donde

anos actuaron los libertadores. Desde estas consideraciones,

ucción de una idea republicana y del papel de las instituciones y


100

EDUARDO CAVIER

de los individuos dentro de ellas fue mucho más que la materia

algunos proyectos concretos que, en todo caso, sea por sinceras

de cambio, por reales y urgentes necesidades económicas del

adecuaciones del sector económico criollo, por alteraciones de 1c

nacionales provocados por el mercantilismo y el capitalismo

etc., distaron mucho de alcanzar las metas discursivas de las pr

das del siglo XIX.

Dicho lo anterior, debe reconocerse que tenemos una exc ratura acerca de temas políticos
y de consideraciones respecto

de causa-efecto con que podemos mirar la crisis del régimen nuestros procesos
independentistas. Más ali-1, es igualmente imF

que se ha estudiado y lo que sabemos respecto a las teorias del pc

cuales los llamados precursores legitimaron su pensar y paviment

que se discute si efectivamente iluminaron) la acción de quienes

la emancipación en los campos de batallas propiamente tales.

El centro cronológico de la historiografia chilena existente

trado fundamentalmente entre 1808 y 1823 con la abdicación deli

O’Higgins. La historiografía liberal del siglo XIX no sói() entregó i

haustivo y detallado análisis de los desarrollos seguidos sino, aden

siendo el relato fundamental a partir del cual se han formulado

importantes estudios que conocemos para los últimos cincuenta o :

anos de historiografia nacional, los cuales, en todo caso, han exte

período de análisis profundizando las miradas hacia: a) las raíces


o económicas: Jaime Eyzaguirre, Hernán Ramírez Necochea, Ser

lobos; b) la consideración de elementos del pensamiento, espe

como historia de las ideas y por ello analizando también influencias j

tos: Simon Colher, Alfredo Jocelyn-Holt; c) la entrada directa a la ■

de los alcances de los intereses económicos respecto a la soberania i

pueblos (Cabildos) o en definitiva acerca de la fisonomía que alc

Estado a partir de una defensa hegemónica del poder obtenido, tal

está tratado en un reciente libro de Gabriel Salazar83; y d) en una

S3 Ver, entre otros, Jaime Eyzaguirre, Ideario y ruta de la emancipación chilena, Edit. le

Santiago 1957; Hernán Ramírez Necochea, Antecedentes económicos de la Independen

Santiago 1959; Sergio Villalobos R., El comercio y la crisis colonial [1968], Editorial].
CIA EN CHILE. El lin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna
101

r, la discusión propiamente social que faltaba, especialmen-

Ia participación, y en qué reales términos, del bafo pueblo en

endentista. Leonardo León intenta desterrar las imágenes

sobre campesinos o inquilinos ignorantes que sólo obedecían

a sus patrones, sin opiniones, voluntad o principios84. Al mismo

León trata de objetivizar un poco más las lecturas del pasado y en

i un ejercicio más analítico que aseverarativo, situación que le lle-

un importante y completo, dunque por cierto discutible (para

e), balance historiográfico. En lo que aqui concierne a nuestro

, el autor se pregunta el cómo el ya citado Gabriel Salazar resolvió la

contradicción generada al referirse a una soberania popular ”democrática” derckla por


una minoria social aristocrática; como la ”democracia de los pueblos” no fue democrática
ni popular en el sentido moderno de esas categorias y mucho menos la práctica política
desarrollada; además, el control dd Cabildo a partir de un grupo de mercaderes
monopolistas”.

En general, de los últimos desarrollos de estas temáticas, se podría decir que ahora el
período de estudio se ha extendido más consistentemente entre 1-80 y 1830 y que, más
importante min, la variedad de las perspectivas de anilisis significan pasos importantes
para una mejor reflexión historiográfita- . Me he referido sói() a algunas de las obras
conocidas sobre la Independencia, especialmente dadas su importancia en términos de la
discusión específica del período, sin desconocer el muy extenso listado bibliográfico coo
que se cuenta para temas generales o particulares sobre el mismo proceso, producción
escrita a lo largo de los siglos XIX y XX.

Entre los historiadores, o entre quienes estudiamos la historia, es normal reconocer que la
historia es siempre una materia posible de escribir una vez más, pero al mismo tiempo,
siempre se considera de que los grandes

1990 (2’ edición); Simon Colher, Ideas y política de la Independencia chilena, 1808-

/Mi Editorial Andrés Bello, Santiago, 1977; Alfredo Jocelyn-Holt, La Independencia de


Chile,
Siaphe. Madrid 1994 Gabriel Salazar, Construcción de Estado en Chile, Editorial
Sudamericana, 5. 2005. Leonardo León S., Ni patriotas ni realistas. El bafo pueblo
durante la Independencia de Chile, 1810-1822; Centro Barros Arana, DIBAM, Santiago
2012, pp.72-73.

pp. 120-123.
tUUAKDO Une

temas ya han sido estudiados y que, en consecuencia, el probL

podría aportar un nuevo estudio respecto a los ya realizados. Esr

durante los últimos alãos, ante el temor que despiertan esas consid

se opta más bien por estudios monográficos sobre aspectos muv

nados que tratan de evitar el riesgo de ser insertados en los temas i

a los cuales pertenecen.

En este caso, combinación de ambas posibilidades, optamos 1

guntas más largas, por la necesidad de comparar, de observar y con

tar miradas ya visualizadas. De los estudios antes serialados, Si

se refirió clara y profundamente a los autores e ideas que ilur

pudieron iluminar a los patriotas chilenos. Más allá de nomE

ticular, como síntesis, se puede serialar que se reforzó el sostenir

reconocimiento de dichas influencias a través de los ejemplos revolu

rios de Francia y Norteamérica, agregando, en todo caso, que difíc

se podría negar que esas ideas provenían, a la vez, del carácter liber,

Ilustración. En todo caso, la admiración por el mundo anglosajón ((

tución británica), por la Constitución de los Estados Unidos, por los

gos de la Francia revolucionaria y la Constitución espariola de 1 8 12,

la mejor imagen de esas influencias.

No es por el lado de la discusión de las influencias filosóficasi

focaliza el presente análisis, pero si hay que dejar establecido que se

absolutamente de tener presente dichas ideas para poder fijar los cond

en que se desarrollaron los procesos a los cuales hacemos referencia.


nitivamente, esas influencias corresponden al escenario del estudio.

ellas surgen algunas preguntas específicas sobre aspectos que no hald

profundizados.

El más general de ellos dice relación con los fundamentos doctrin

del discurso independentista, especialmente en lo que se refiere a Ias i

básicas referidas a la naturaleza del hombre, del cuerpo social y del

que le corresponde al Estado respecto de ellos. Este es un tema ce

que puede ser tratado, si no en términos profundos, al menos desde I

perspectivas a las conocidas, y se refieren al liberalismo en términos de!

raíces ilustradas que inciden en los derechos y libertades individuales 1

como en las relaciones entre Estado y las instituciones, en particular, 1

la Iglesia.
tNUIP■ [IN L. 111 LE. CITIU Uel muncyuuncguncil y IVJ utywuco uc ia IcIII
G3GIIIOUIlll I I I I Id IUJ

1 trasfondo de la situación hay dos ejes principales: por una parte,

ilustrados de la secularización del Estado que se convierten

discurso de principios, pero que no logran introducirse en Ias

sociales concretas. El objetivo del discurso es fundamentalmente

que los indivíduos son todos iguales y que la sociedad civil debe represen-

r_A• 1•

raise cn ci E.stauo y ser atenatua por este, pero en ia pracuca se trata ae una j¡scusión
intelectual cerrada y circunscrita a pocas personas. Camilo HenNoa, en el primer número
de la Aurora de Chile, ponía atención en esta rciación, atin cuando lógicamente la pensaba
en términos positivos:

Todos los hombres nacen con un principio de sociabilidad, que tarde o temprano se
desenvuelve. Seria infeliz si viviese sin regias, sin sujeción, sin leyes. Quién podría darias
cuando todos eran iguales? Como el orden la libertad no pueden conservarse sin un
gobierno, ello compeliO a los hombres ya reunidos a depender, por un consentimiento
libre, de una autoridad pública: En virtud de este consentimiento se erigió la ”Potestad
Suprema”, y su ejercicio se confió a uno, o a muchos individuos dei mismo cuerpo
socia186.

La pregunta, ya formulada reiteradamente, es a quiénes estaba dirigido esc discurso. No


solamente respecto a quienes estuviesen o no de acuerdo con esos contenidos o
comprendieran sus conceptos; también respecto a quiénes efectivamente podían llegar a
su expresión escrita. Debe considerarse que, prácticamente, entre 1812 y 1842, cuando se
reabre la Universidad, ahora con el nombre de Universidad de Chile, no existió educación
superior en forma permanente y como proyecto nacional y, por otro lado, la cultura dei
libro y de los lectores estaba poco desarrollada. El norteamericano Peter Will escribió sobre
quiénes habrían conocido y ’eido la Riqueza de las Naciones de Adam Smith, pero el
problema es extensivo a toda la literatura ilustrada y al cómo ella podría haber sido
divulgada y dada a conocer a un circulo mayor de gentes. Sabemos, por un estudio
realizado sobre bibliotecas y lectores entre 1790 y 1840 que, pese a los esfuerzos de
hombres ilustrados y de ir ;ciativas gubernamentales, fue muy poco lo que cambió o se
uaná en estos aspectos durante esos anos. Analizando testamentos, in-

r Aurora de Chile, N° 1, 13 de febrero de 1812.


104

EDUARDO 1

ventarios de bienes, archivos judiciales y otros tipos de docume

tora de la investigación clarifica el escenario a través del cual cir

libros de la época, siempre amenazados por constantes y variac

prohibiciones, persecuciones y quemas. Del total de los libros cc

en el estudio, el 25% se referia a asuntos religiosos, el 17% a dere

a historia, 8% a literatura, 5% a diccionarios y un 4% a educación8

caso particular de Camilo Henríquez, fundador y Director de la Ah

Chile, el citado primer periódico chileno, este estaba bien formado i

a las ideas de la Ilustración y fite fiel lector de Rosseau, pero terminó s

agudo crítico de los criollos de su patria porque ”nadie entiende Ic

franceses; ninguno los ingleses; así pues las obras filosóficas liberales 1

tan desconocidas como la geografia y las matemáticas””.

Mn así, particularmente durante el tiempo en que la Aurora

tuvo existencia (12 febrero 1812 - 1 abril 1813), una verdadera

nuevas ideal inundó Santiago. El mismo Henríquez, a través de la

vertió y transmitió todo aquello que había leído de los ilustrados y I

pensaba acerca de los más diversos temas que decían relación con la

trucción de una nueva sociedad y de una nueva institucionalidad. Los

tecimientos experimentados se presentaban como una verdadera revo

a partir de la cual el pueblo, soberano, podría elegir el cómo gober

si mismo. Asumiendo a los filósofos ilustrados y a sus leyes natur

basaba en la ”opinión verdadera”, una síntesis entre experiencia y


partir de la cual debía alcanzarse la libertad civil: un verdadero pacto

al más puro estilo rousseniano, que justifica la importancia de las

del gobierno republicano y que, por ende, llevaba a la necesidad de

con una buena e indispensable Constitución. Y si de sistema de gobier

trataba, en las páginas de la Aurora, Henríquez no ocultaba su admir

por el sistema federal de los Estados Unidos y por la monarquia de ca

87 Loreto Guerrero, El libro y lar transformaciones culturales en una comunidad de

.. ..•

de Chile, 1790-1840, Tesis Magíster, P. Universidad Católica de Valparaíso, 20

su análisis en pp. 99 a 103.

88 Camilo Henríquez, Ensayo acerca de las causas de los sucesos desastrosos de C


Francisco Píriz, Camilo Henríquez. E l patriota olvidado; Ril Eds., Santiago 201.Á.

—rd
INCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los orígenes de ia representación
moderna 105

1 de los ingleses: a través de los limites y fiscalización a los po-

J.o, ambas lograban una armonía política sin precedentes”

con Henríquez, hubo, por cierto, otros pensadores que dieron

fitos a la búsqueda de un Nuevo Régimen: José Miguel Infante,

na, Manuel de Salas, entre otros, tuvieron una clara autoridad

[ y política para llevar, por un tiempo, las riendas del pensamien-

to teórico sobre las acciones del momento. Sin embargo, esa búsqueda de los
fundamentos filosóficos del poder, ilustrados o ya liberales, con claros nutices sobre las
realidades de la sociedad chilena, fueron perdiendo una primera significación en medio de
las turbulencias inmediatas producto de h militarización del conflicto. Por otra parte,
después de 1818, ya alcanzada la lndependencia, el Estado y sus gobernantes debieron
privilegiar la acción política directa y enfrentar el problema del financiamiento público,
todo lo cual significo administrar pragmáticamente la situación y dejar relegado a un
futuro incierto los principios que habían sustentado doctrinaria v filosóficamente la
Revolución, entre ellos, los principios de igualdad, de ciudadanía y de democracia. Una
situación particular corresponde a las significaciones que pudo tener el liberalismo espariol,
especificamente en lo que se reflete a las Cortes de Cádiz y a la Constitución de 1812.

En relación a lo anterior, también es importante distinguir, dentro de los miembros de la


elite y de la mayor parte de los vecinos más acreditados de Santiago, quiénes de ellos
siguieron exactamente, y con real entendimiento, lo que venía sucediendo desde 1808, no
solo en cuanto a las noticias de hechos o enfrentamientos, Carlos IV, Fernando VII, los
Bonaparte, las guerras de independencia, Príncipe Pio en Madrid, las Juntas en Esparia,
d Consejo de Regencia, las Cortes, Cádiz, etc., etc., sino también respecto a lo que se
discutia y a lo que se jugaba en términos de intereses, discusiones legalistas v
doctrinarias, en definitiva, entre el antiguo y el nuevo régimen que se anunciaba.

Quien conocería, por ejemplo, los sucesos de Espaúa de 1808 y el papel de Jovella nos?
Desde la cárcel en Mallorca desde 1801, este regresó en las semanas siguientes del 2 de
mayo de Madrid y en momentos en que

” Piriz, op. cit., 53-66.


106 EDUARDO CAVIERE,

rápidamente las ciudades que tenían derechos de representación

tes, iniciaban el proceso de constitución de Juntas, primero corno 1

enseguida como provinciales. Se trataba de una acción que no

hacia delante, sino se enlazaba con un pasado histórico que ren

movimiento comunero de 1520. Para el mismo Jovellanos, ello ten

en los pactos que los pueblos habían establecido con el Rey. Sin

al mismo tiempo, esos pueblos se habían saltado a las autoridades o

tuciones tradicionales y ello rapidamente venía provocando roces 1

Consejo de Castilla. Por otra parte, frente a los afrancesados y a las 1

autoridades, Jovellanos representaba la división de Esparia en dos: que aceptaba la


renuncia de Bayona; la otra, la Esparia nacional.

Las Juntas provinciales terminaron reunidas en la Junta Central!

prema que no era la creada por Fernando VII, sino una Junta nueva! la cual se discutia
sobre su soberania y legitimidad. Igual siguió adela

miró hacia Aranjuez para su establecimiento en septiembre de 1808.

llegó Jovellanos como representante de Asturias. Alli encontró la confm tación entre la
tendencia absolutista plasmada en la Regencia y la tendeu%

más moderna surgida en las nuevas Juntas. En septiembre del mismo

Aranjuez reunia a Jovellanos con el Conde de Floridablanca y con Vai

el antiguo Ministro de Marina: estaban quince títulos y cuatro hid

6 miembros del estamento eclesiástico y el estado llano representado 1

8 juristas. Al mes siguiente, Jovellanos propuso la convocatoria de 1

Quizás allí comienza a desencadenarse el proceso. Para muchos histori

res actuales, allí comienzan a aparecer los primeros liberales. Jovellanos pa saba en las
Cortes tradicionales. La mayoría deseaba que se prescindiera g los viejos estamentos y se
dirigiera a todos los espatioles como miernbros g una Nación. Cuando finalmente se
reúnen en 1810, las condiciones habil cambiado notablemente, pero esos dos mios fueron
cruciales para entend el derrotero tomado por los acontecimientos ya no sólo para Espana
sia también para sus colonias americanas”.

Como se ha serialado ya reiteradamente en páginas anteriores, lo esti cial en el problema


político existente fite la búsqueda de nuevas formas (J

9° Fernando Bellver Amaré, El hundimiento de la monarquia hispdnica, Ma,

pp. 164-165.
ENCIA EN CHILE. El lin del Antiguo Regimen y los orígenes de la representación
moderna

107

Obviamente, el concepto no refleja los significados actuales

lidos historiográficos vigentes en el presente, sea en términos

eraciones sociales del término visto como representaciones co-

en términos de sus incidencias de carácter propiamente poli-

autonomias, pacto social, lealtades profundas a la Monarquia,

h discusión básica desarrollada entre 1808 y 1814 emerge de las fuertes

contradicciones, ideas contrapuestas de los diversos grupos de

interes con algún tipo de poder o participación, política, social, económica o religiosa,
dentro de las sociedades locales. El elemento común, dicho en variadas formas o a partir
de diferentes acciones, es cómo cada uno de ellos, independientemente de sus más
profundas convicciones o sentimientos de fidelidad, pueden tener cabida en medio de las
turbulencias desatadas por los hechos, aun cuando no se tenga claridad respecto a lo que
viene en definitiva. A pesar de sus diferentes interpretaciones y modos de ser utilizado en
virtud de conveniencias particulares, el único elemento catalizador de todas esas energias,
preocupaciones, dudas, o simplemente capacidades pragmáticas de ubicación en un
período de incertidumbres, es el término representación.

Igualmente, se ha indicado que detrás de estas situaciones se escondían una serie de otros
problemas que dan forma y fondo a la transición del sistema monárquico al republicano.
Así como en otras páginas nos referimos al problema de la representación, en relación a
este está también el cómo pensar y definir el significado del liberalismo de la época. El
concepto está siendo re-estudiado en la propia historiografía espariola y es obvio que se
trata de una definición (o redefinición) compleja y de variados alcances. Es dato, además,
que la situación proviene del propio 1808, en una compleja situación de visualizar como
liberal a hombres reformistas o progresistas y que, el análisis de lo realizado a través de
las Cortes de Cádiz ha dado, a muchos, mayores fundamentos para visualizar allí el
surgimiento del liberalismo. Este liberalismo, si así se puede aceptar, estuvo igualmente
relacionado con el problema de la representación, y esta, a unas respuestas diversas al
vacío de po&er.

Que había pasado en Chile entre 1808 y 1812? Se sucedieron dos situaciones que
corrieron en paralelo con los sucesos de Espana. En febrero

de 1808 falleció el Presidente don Luis Mulioz de Guzmán. La ley entrega-


108

EDUARDO CAVIE

ba el gobierno al militar de más alta graduación de la jurisdiccid

Audiencia, mal interpretando el sentido legal, resolvió entreg

al Regente de la misma don Juan Rodríguez Ballesteros, decisié

diatamente aceptada por el Cabildo local. Sin embargo, el nomE

fue rechazado en Concepción en donde se encontraban los jefes

de mayor jerarquia y, entre ellos, Francisco Antonio Garcia Carr

aconsejado por el Dr. Dn. Juan Martínez de Rozas, ex asesor de

dencia y posteriormente reconocido patriota, casado con la hija de i

los comerciantes má ricos de la región y del país, hizo valer sus den

ya en abril del mismo afio asumía la presidencia.

No fue buena la presidencia de Garcia Carrasco; al menos, no i

bien. Desde el comienzo hubo divergencias de opiniones y decision

respecto a los poderes locales, fundamentalmente con el Cabildo.

bierno coincidió con el desarrollo de los acontecimientos espafioles. 1

la península, más que noticias llegaban y corrían rumores. Al con

nada graves. El correo de la península llegaba cada dos meses,

que los eventos producidos comenzaron a ser conocidos a partir del I

agosto. Entonces se supo acerca de Aranjuez, de la abdicación de 1

y de la proclamación de Fernando VII. Se anunciaba también que

león se encontraba en territorio espariol y, en correos paralelos, se infi

ba de su marcha hacia Bayona, de la liberación de Godoy y de las

que crecían con la presencia del ejército trances. Las noticias contr
rias dividieron a los habitantes santiaguinos: ”Por todas partes no sei

más que protestas de fidelidad a la metrópoli y a sus reyes; pero mie

los esparioles de nacimiento y los funcionarios de la administración

ciegamente, o aparentaban creer, la parte favorable de aquellas noric sostenían que


Napoleón era el noble e invariable aliado de los Borbon

Espana, había algunas personas que apoyándose en las piezas que her

cordado, anunciaban la próxima catástrofe que podia precipitar a su

la familia reinante. Esta divergencia de opiniones y de esperanzas, orig

acaloradas discusiones en todos los círculos, fue la primera manifest

de los partidos que comenzaron a diseriarse muy poco más tarde”.

Diego Barros Arana, Historia General de Chile, 2a edición, Universitaria,

2002, Tomo VIII, p. 27.


DENCIA EN CHILE. El tin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación
moderna

109

El 10 de septiembre, procedente de Buenos Aires, un nuevo correo

1 el arresto de Fernando y la designación de José Bonaparte en la

i espafiola y que, mientras un gran número de altos dignatarios y cor-

de Madrid apoyaban su gobierno, el pueblo espariol se levantaba en

1 Ia dominación extranjera. A nombre del nuevo gobierno, el Mariscal

organizó una asamblea de notables con representación de america-

nos en la cual Chile no estuvo presente. El Cabildo de Santiago entró a discutir


inmediatamente los medios para defender la metrópolis y al Reino de toda agresión
extranjera y, de hecho, organizó todo un plan para ello, induyendo aumentar las cargas
tributarias. Sin embargo, en medio de esta exaltada lealtad y fidelidad al Rey cautivo,
surgían serios cuestionamientos en contra de la Junta de Sevilla y en busca del verdadero
rol que debian jugar las colonial. En todo caso, en medio de esas diferencias y
controversias, d Cabildo intentó canalizar la defensa de Fernando VII. En septiembre de
1808, celebró la proclamación del Rey y, al mes siguiente, circuló proclamas para recoger
donativos en su causa y, además, reconoció a emisarios americanos enviados por la
Suprema Junta de Sevilla.

La segunda situación que se fue produciendo fue el paulatino y constante alejamiento


entre el Presidente de gobierno y el Cabildo de Santiago. Por diversas razones y ante
situaciones específicas que se manejaron con criterios muy diferentes, Garcia Carrasco
aumentó su desprestigio dentro del mundo santiaguino y a tal nivel que el órgano
municipal decidió nombrar un apoderado que desde Esparia le mantuviese directamente
informado de los sucesos que fuesen ocurriendo. Con acuerdo del 2 de diciembre de 1808,
ese apoderado representaria ”los sentimientos de lealtad, amor y eterna obediencia con
que se ha manifestado esta capital y todo el reino, especialmente en medio de los
acontecimientos del dia, implorará su real beneficencia a favor de los habitantes de Chile,
de su comercio, agricultura y demás ramos, procurará las preeminencias importantes del
Cabildo que lo nombra, y hará en fin cuantas gestiones e instancias convengan con
arreglo a los poderes plenos que se le extenderán, a las instrucciones que por ahora se le
cu,nunican y a las que se le dieren en adelante”92. Muy intere-

es el hecho que, como representante del Cabildo, fuese elegido don

” Ibidem, p.59.
110

EDUARDO CAVIEREd

Joaquín Fernández de Leiva, hijo de un comerciante santiaguino, ;

que había desemperiado sus oficios en la Universidad de San Feliç

Tribunal de Minería y en la Secretaria del mismo Cabildo. En lo inn

Garcia Carrasco observó muy negativamente dicha decisión y per

Cabildo optaba por un movimiento criollo o antiespariol; en ei cor

Fernández de Leiva, como ya es bien conocido, Ilegó a tener una de

participación como diputado suplente de Chile en las Cortes de 1

A fines de diciembre se conocían las nuevas noticias respecto a la

sión de los franceses y a la constitución de una Junta Central constit

Aranjuez en el pasado septiembre y que exigia su reconocimiento i

de las provincial americanas como depositaria del poder real. Ello

taba a quienes esperaban reformas liberales en el gobierno, pensando (

crisis debía ser el origen de ciertos cambios que moderaran el absoluti

hasta entonces conocido. En ese ánimo, el Cabildo santiaguino pre

lemne declaración de vasallaje a esa Junta Central en enero de 1809,1 las noticias
siguientes conocieron las nuevos avances de Napoleón, la o

pación de Madrid y el repliegue de la Junta a Sevilla. Sin embargo,

esta solicita representantes americanos aduciendo que no se trata de 1

nias o factorías sino parte esencial e integrante de la monarquia

las reacciones surgidas a nivel local no fueron en los términos esç Desde Concepción, el
ya citado Dr. Rozas miraba con desconfianz determinación y presagiaba que pasada la
crisis, se reestablecería igu

te el antiguo despotismo. Junto con ello se criticó la mínima prop


nalidad entre el número de los deputados americanos en relación

de la península y, además, la situación se agravó por la inusitada re

negativa de Garcia Carrasco y la demora en meses en que incurrió

de transmitir el documento al Cabildo que debía ejecutarlo. Ello aur

los distanciamientos entre ambas autoridades y se agravó por uno de 1

decretos de la Junta Central, en febrero de 1809, con la ratificación

nombramiento de Garcia Carrasco como Gobernador de Chile. De alli e

adelante, las diferencias fueron mayores y el Presidente aumentó sus i

contra todo lo que pudiese advertir como crítica a su gobierno o perdida c

las lealtades hacia la monarquia”. Al finalizar 1809, la intranquilidad l

3 Ver, en detalle, Ibidem, pp.43-80.


ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los ongenes de Ia representación
moderna

111

v el descontento hacia la administración local aumentaba

Producto de sus temores y de sus criterios políticos, la

de que Chile tuviese un representante directo, y por elección,

Junta Central nunca se hizo efectiva y que, en consecuencia, en

hubiese representación legal chilena excepto por la presencia de

suplentes en las Cortes que fueron designados a partir de los

nos de la propia Junta Central.

Por ocra parte, una serie de situaciones acontecidas a lo largo de 1810,

Ias cuales se contó la intención de expulsión del país de tres connota-

dos vecinos santiaguinos, agravaron las malas relaciones entre el Presidente v d Cabildo’.
Ya en mayo .de 1810, los miembros del cuerpo,edilicio, connotados vecinos como José
Nicolás de la Cerda, Agustín de Eyzaguirre, Diego de Larrain, Marcelino Cuias Aldunate,
Ignacio Valdés, Francisco Ramirei, Francisco Antonio Pérez, José Ignacio Aránguiz, el
Conde de Quinta Alegre, habían resistido las Ordenes de Garcia Carrasco para enviar a
Esparía Ias lanzas que tenía la ciudad para su defensa, únicas armas que tenía la caballería
y ofrecian, a cambio de tal medida, enviar, en compensación, 4.000 pesos del ramo de
balanza. El gobernador replicó que la abundancia de coligues en Chile permitiria
rápidamente reemplazar dichos instrumentos, peto, en todo caso debía poner los
antecedentes de la controversia ante la propia corte espahola. En julio, la situación había
empeorado y se produjo un verdadero ”golpe” por parte del Cabildo. Don José Miguel
Infante describió los sucesos: corrió la voz de que serían aprehendidos otros ciudadanos
principales y el sábado 14 de dicho mes los regidores se reunieron en secreto en la casa
del vecino don Antonio Hermida en donde discutiéndose variadas alternativas, ”se adoptó
el más decisivo de repeler la fuerza por la fuerza”, lo que significaba reunir para la
madrugada del dia martes siguiente d mayor número posible de hombres del campo que
hicieran frente a los cerca de 300 soldados de los cuales podia disponer el gobierno. Al
dia si-

Un interesante relato y análisis de la situación y sus contextos, principalmente centrado en


José Antonio de Rojas, es la Tesis doctoral de Alejandra Guerra A., Pensar corno no se
debe: las ideal

Conspiradores e ilustrados en Santiago de Chile, 1780-1810; P. Universidad Católica de


, Valparaíso 2011.
112

EDUARDO CAVIE

guiente, hubo otra reunión y en ella prácticamente se produjo un

de esencial importancia para el proceso que ya comenzó a iniciar

las primeras disposiciones de este cuerpo debían ser, según lo

mandar intimar al presidente la cesación en el mando, que

Cabildo por cinco dias, dentro de los que haría convocar al pi;

esquelas para que nombrase gobierno provisorio hasta la reunié

congreso de diputados elegidos por todos los pueblos de la

Tales fueron las bases, excusando referir otras resoluciones se

que se tomaron”

Esta decisión fue mucho más que una simple advertencia, fue 1

dero primer golpe de fuerza, y demuestra no sólo la importancia que i

tendría el Cabildo como el órgano más representativo del Antiguo

sino que, además, en Santiago, las ideal de autogobierno, de convo

a Congreso y de ideas concernientes a una nueva forma de organ política no sólo se


discutían, sino que estaban en la práctica de muc

decisión adquirió tal significación que, enterada la Real Audiencia de 1

tuación no pudo sino convencer a Garcia Carrasco, el dia 16 de julio,

sus resistencias, para que abdicase. Intentando salvar la situación instir

nal, se entregó el gobierno al distinguido brigadier Conde de Ia Com]

un viejo comerciante local, pero con suficientes relaciones sociales

de la sociedad local. Según Infante,

Fue extremado el entusiasmo y alegria del pueblo al ver a la cabeza (


estado a un americano, cuyo carácter bondadoso era generalmente (

nocido. Y aunque el denuncio impidió realizar todo el plan acor

se venció al menos el mayor obstáculo para más altos designios

la cesación en el mando del último presidente espariol, cuya ba

demasiado comprobada le habría conducido a los últimos atenta

Así surge un personaje y el relato de un proceso: el Conde de la i

quista don Mateo de Toro y Zambrano y el llamado a Junta de GoE

el 18 de septiembre de 1810. Allí don Mateo abdica a su posición

95 Relación escrita por don José Miguel Infante de los sucesos desarrollados en Santiago)

la renuncia del Presidente Garcia Carrasco; CHDICH, Vol. 18, pp.220-224. 96 Ibidem.
■�`

4AINDEPENDE

NCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

113

y es nombrado inmediatamente como Presidente de la nueva

; con bastante ruido, pero en forma bastante pacífica, se inicia-

ción hacia el proceso de independencia del país.

dichos predicamentos, y advirtiendo el Cabildo la variedad de

existentes y pensando especialmente en el mayor bien de la Na-

ddiprstnquilidad pública, acordó ”se informase al Superior Gobierno que potentes


consideraciones se reconociese dicho Supremo Consejo de Regencia dentras exista en la
Península, del modo que se ha reconocido por las demais provincias de Esparia, sin que
se haga juramento, como otras veces se ha hecho, reservadamente; y constando esto para
la mayor seguridad y defensa común”97. De aqui en adelante la situación se comenzó a
agi-avar y ao ocurrió especialmente por la diversidad de opiniones que comenzaron a
circular, ”y siendo tan notorios los partidos y divisiones del pueblo, con que peligra la
tranquilidad pública y buen orden”, el 11 de septiembre, Cabildo, nuevamente, se dirigió
al Presidente del gobierno a objeto de solicitarle nuevas medidas e incluso a proponerle,
ya directamente, la instalación de una Junta Gubernativa ante lo cual éste dictaminó que
para cautelar los males expuestos por el patriotismo y celo de la Municipalidad, ”se
publique por bando que no se trate por persona alguna, ni en corrillos, ni en casas
particulares, de proyecto alguno que diga oposición a las Ordenes del Consejo de
Regencia, ni sobre instalación de Junta, descansando en el cuidado y esmero con que se
tomarán las providencias más convenientes para la conservación y beneficio del reino”98.
Quizás éste fue el momento de inflexión del proceso. El Presidente, Mateo de Toro y
Zambrano, intentó parar de una vez la dinámica de lo que venía ocurriendo, no lo
consiguió, o ya no tenía fuerza o sencillamente las cosas habían tomado su propia
fuerza. El 13 de septiembre, el mismo Ayuntamiento seguia recogiendo d aumento de los
rumores públicos, las mayores presiones por establecer Junta de gobierno y las defensas
de quienes pensaban que había que preservar el orden existente. No obstante, no había
retroceso posible. El Cabildo debió insistir en sus pretensiones y, finalmente, el Gobierno
debió aceptar la convocat,cia a Cabildo abierto para el 18 de septiembre, fecha en la cual,

.4eras dei C-abildo de Santiago, 14 agosto 1810. Ibidern.


114

EDUARDO CAVIER

como se ha serialado, no sói() se constituyó una Junta de Gobier

además se inició el proceso que culminaria con la Independencia 1

No obstante, algo importante de considerar: el 17 de septiembre,

che, 125 vecinos se reunieron en la casa de uno de los hijos del

Toro y Zambrano. Allí se decidió que a la marrana siguiente de

se una Junta de Gobierno compuesta por 5 individuos, ninguno 1

perteneciente al Cabildo. Para Salazar, tal decisión implicó que

conformaria un gobierno nacional restringiendo al Cabildo de

gobierno local; ”la soberania continuaba de ese modo arraigada en 1

en tanto que la Junta iniciaba la instalación de un sistema de repr

política supra-local, primer paso para establecer el Cabildo de los

o futuro Estado Nacional”99.

Volvemos a reiterar: el problema fundamental fue el de ;Ia

ción! Seguramente fue uno de los vocablos más utilizados y al cual apeló para explicar las
difíciles teorias, para los más, acerca de la sob de los pueblos y de los derechos a
gobernarse en ausencia de la aut,

legítima. El problema es que, para un número creciente de criollos, 1

trataba sólo de ello, no se trataba de pensar en la autoridad legítima

términos exclusivos de lo atingente a un régimen monárquico, sino i

a un cambio de gobierno que llevase a otras formas como las repuE

En todo caso, para el momento, 1808, 1810, por ejemplo, la repn

ción temia que ver fundamentalmente con el derecho a estar represenn

después de 1810 con los procedimientos para elegir representantes, es


participación en el gobierno. El problema no era nuevo. Ya en la Ing

del siglo XIII, la representación surgió como un modo de facilitar y ob

el consentimiento al gobierno del Rey. La manera en la que un grupo (

súbditos fue convencido por primera vez para aceptar que uno de ellos i

a sustituirlos a todos no está totalmente clara, pero si existe una buena 1

ratura sobre los desarrollos seguidos dentro de la monarquia constituc

y va desde las votaciones de municipio hasta la posibilidad de Ilegar a Ia 1

mara de los Comunes. El ejemplo de la Independencia de los Estados I

dos a partir de la constitución de un cuerpo de representantes de cada!

de las colonial, muestra una larga experiencia que se venía conformi

Salazar, op. cit., p.95.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Rdgimen y los origenes de la representación moderna
115

antes’o °. Para Chile, en un libro ya clásico, su autor pensaba

)ildo, el de Santiago en particular, había arrastrado las repre-

locales y el derecho a representar sus inquietudes directamente

Corona. Fruto de ello, ”fue la fuerza y madurez políticas de ciertos

criollos y no su inferioridad e inexperiencia el factor más activo de

la irvolución... Tratase, pues, de la culminación de un proceso con raíces

Ca la Conquista; no de un salto que seria por lo demás incomprensible, si lealmente


hubiese existido ese régimen de marasmo y despotismo, de timidez criolla y de unánime
respeto por el rey”101. Como sea, el problema conceptual radica no en saber cómo los
criollos entendían sus posibilidades s. sus capacidades de representación durante el
período colonial, sino más bien cómo lo vendrían a entender a partir dei inicio del proceso
que les Geraria a la Independencia.

Queda ya dicho que frente a la Junta Suprema y a las Cortes de Cádiz, Chile no tuvo
representantes directos, de modo que a partir de 1810 el avento particular fue el cómo
resolver en forma efectiva el ejercicio de la soberania a partir de un gobierno
legitimamente constituido desde y a partir dc unos pocos, pero con el objetivo de ser un
gobierno de las mayorías. la constitución de la Primera Junta Nacional de Gobierno, en
nombre de Fernando VII, la del 18 de septiembre de 1810, fue producto de la resolución
de los vecinos más pudientes y acreditados de Santiago, invitados por esquela oficial del
Cabildo y reunidos en el Cabildo bajo la forma de Cabildo abierto. En pocos meses, esa
Junta recibe los ímpetus y los zarandeos dc las diversas corrientes que se fueron
organizando, pero en su corta vida estableció la existencia del Congreso Nacional. Este
se constituyó el 4 de iulio de 1811 y, previamente, en base a principios de representación
nacional se estableció un número de 36 diputados elegidos en proporción a la población
de cada distrito. Podían ser elegidos por tales habitantes que por sus virtudes patrióticas,
talentos y acreditada prudencia hubiesen merecido el aprecio de sus electores, personas
mayores de 25 anos, que por fortuna,

1 Morgan S., La invención del pueblo, El surgimiento de la soberana popular en Inglaterra

Eximidos Unidos, Siglo XXI, Buenos Aires, 2006.

■ Alcmparte, El Cabildo en Chile Colonial, Edit. Andrés Belo, Santiago 1966, pp.294-
116

EDUARDO CAVIERE

empleos, talentos o calidad, gozaran de consideración en los pa

que residieran. Posteriormente, José Miguel Carrera, en una prir

nada, irrumpió violentamente en la sesión del Congreso y logró

a algunos de los deputados poniendo en su lugar a personas más

mente patriotas y enseguida, el 2 de diciembre del mismo afio pr

disolverlo.

No obstante, las elecciones para dicho Congreso no estuvieron

de dificultades y en octubre de 1810, cuando se pensaba precisa

las primeras convocatorias para la elección de sus diputados, el PI-,

General se había dirigido al Cabildo capitalino para expresar sus ir

des respecto de lo que observaba al respecto:

desde el dia que se instaló en esta capital la Junta Superior de ■

no, ha oído con bastante amargura el emperio que se hace para (

el nombramiento de diputados de Ias demás ciudades y villas

en tanto grado, que ya se nombran los que hayan de ser, contando]

esto con el influjo que tienen algunos sujetos para ganarse partic

rror, a la verdad, causa este detestable modo de pensar. En una

en que todo debe respirar desinterés y patriotismo, no faltan

traten de sói° su negocio y de sacar ventajas, sin atender al detr

que a la causa pública infieren. Si aún no se han librado convi::

para que vengan dichos diputados écómo podrá oirse sin enfac

ya se cuenten muchos de los que hayan de ser? Esto es hacer que 1


da el nombramiento a la elección; es quitar la libertad a los puebli

verificaria en los más dignos y que con mayor pureza representen 9

respectivos derechos, atendiendo sólo al bien común, del que ema

seguramente, el de cada individuo en particular102.

Así entonces, entre ideas y acciones políticas propiamente tales,

las primeras elecciones de nuevo régimen, ase puede hablar de un pr

liberalismo? Difícil es precisarlo; influencias de Cádiz y de los dis

reformistas que desde allí se extendían? Difícil constatarlo. Interesantes.

todo caso, los esfuerzos que abren las urnas, que comienzan a extender 1

principios de generación popular de las autoridades políticas y que reit,

102 Cabildo de Santiago, 2 de octubre de 1810.


ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de Ia representación
moderna 117

de la representación como elemento central de la organización

, Por cierto, los discursos avanzaron mucho más aceleradamente que

les a que dieron lugar. En 1811 se dictó un Reglamento Electoral

cer la ciudadanía legal y los procedimientos para las elecciones

de los cabildos locales. El 4 de mayo de 1811 fue precisamente

d cabildo de Santiago quien invitó a la elección de diputados llamando a

r en Ia Sala de Juntas ”donde espera los votos por escrito en dos cuarti-

papel, una para los doce diputados propietarios, y otra para los doce

ntes. Durará la elección desde las 7 hasta las 12 del dia, y no más.

Desde esta hora principiará el escrutinio hasta que resulten y se publiquen

los sujetos electos, advirtiéndose que, al tiempo de dejar los votos, deberá cntregarse esta
esquela, para con ella acreditar el convite”m. Importante luso, gero no suficiente. A pesar
de otros intentos y clarificaciones respecto a ciudadanía y electores, los hechos militares y
políticos fueron postergando o rectificando las decisiones tomadas y, a tal punto, que sólo
en 1823 se IlegO a especificar, con bastante prolijidad, los requerimientos para ser
ciudadano elector: 1. ser natural o residente en el partido por lo menos cuatro afios; 2.
tener 24 anos cumplidos, o menos, si fuera emancipado; 3. saber leer y escribir, y gozar de
su razón; 4. Además, uno de los siguientes: a) poseer una propiedad inmueble, b) un giro
de $3.000 para arriba, c) algún grado literario en alguna Facultad, o licencia para alguna
profesión científica, d) ser eclesiástico secular, e) tener sueldo o pensión del Estado que
Ilegue a $300, f) obtener algún cargo honroso, aun sin sueldo, g) haber ejercido algún
cargo concejil, h) tener grado militar de milicias, alférez bacia arriba, i) ser maestro mayor
de un oficioum. Aun cuando el análisis al respecto necesitaría de mayor profundidad, es
evidente que el concepto propiamente tal de representación seguia siendo restringido y los
principios ilustrados se adecuaban o simplemente se soslayaban a la hora de ejercer
efectivamente el poder.

Aceptando o discutiendo las afirmaciones anteriores, ellas se refieren a caracterizaciones


de la sociedad en un momento determinado y no necesa-

erztia Valem

Editorial Jurí
uela, Germán, Historia política de Chile y su evolución electoral (1810-1992);

dica de Chile, Santiago 1992, p.13.

” ibidem, p p.20-2 1 .
118

EDUARDO CAVIERE

riamente a las lógicas del funcionamiento de las relaciones entre Ia

sociales descritos. Obviamente no es posible aceptar un cambio

des profundas en un lapso corto de tiempo, incluso cuando se pra

fenómenos bastante ”anormales” como seguramente se observaban 1

vimientos Juntistas en 1810. Posiblemente, para la gran mayoría i

para muchos criollos que terminaron calzando con las ideas y los jL

historiador dei siglo XX don Guillermo Feliú Cruz, no era posible i

darse cuenta por dónde se desarrollaban los acontecimientos y men

atisbar hacia dónde se dirigían.

Por el contrario, pese a los impactos de la coyuntura napoleónica va

malas decisiones de la Corona espariola, no hay duda alguna de que Ia I

pendencia no fue una acción espontánea, sino respondió a todo un i

que se fue gestando internamente a partir de la conjunción de requeri

tos de la modernización del siglo XVIII, como en torno a las nuevas

siones políticas y filosóficas sobre las relaciones del Estado con la

que fueron, además de los efectos de las circunstancias políticas, cre

dialécticamente en la medida que la nueva expansión capitalista del

cio superaba abiertamente las restricciones impuestas por el orden colo

El contexto más general de análisis dice relación con la base doar

del discurso independentista, especialmente en lo que se refiere a las id

básicas referidas a la naturaleza del hombre, del cuerpo social y del

que le corresponde al Estado respecto de ellos. Uno de sus temas cem


que puede ser tratado, si no en términos profundos, al menos desde ■

perspectivas alas conocidas, es el liberalismo en términos de sus raíces i

tradas que inciden en los derechos y libertades individuales tanto como e

las relaciOnes entre estado y las instituciones, en particular con la Ig

El problema, en realidad, es uno solo: en la medida que emerge Ia socie

civil, la relación del individuo con el Estado, teóricamente se resiente 1

la intermediación corporativa y por ello un problema muy importante est

nueva centralización del Poder en el Estado Republicano, con otros

mentos y legitimaciones, pero igualmente centralista. Precisamente,

ha focalizado su enfoque en visualizar de que manera la tradición cor

tiva de los Cabildos, ”democracia de los pueblos”, se estrelló con el milìr

rismo y el oligarquismo del Poder Central, especialmente considerando I

intereses económicos existentes detrás de ambas instancias lo cual, á


ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representas& moderna
119

explica parte importante de los conflictos suscitados, aun cuando

pensarse, igualmente, que las representaciones no tenían que

ter necesariamente con grupos definitivamente indepéndientes o antagóni-

• se, sino simplemente como naturales divergencias de opinión y de

de ser ocurridos al interior de un mismo grupo. En todo caso, de

nteamientos de Salazar se pueden deducir razones para explicamos

el liberalismo filosófico y doctrinario terminó rápidamente siendo

■ por un tipo de liberalismo económico sin grandes preocupaciones

doctrinarias por el cuerpo social.

Este estudio, como ya se ha destacado, más que una descripción acabada de una historia
particular y de sus detalles, tiene por objetivo el ordçriar problemas y elementos de
análisis que permitan hacer nuevos planteamientos v redescubrir, más a fondo, lineamientos
básicos de lo que fue una co%untura v un proceso, pero, más aún, de no visualizarlos sólo
en pasado, sino tambien en su relación con el presente.

El desarrollo de los acontecimientos.

Hemos hablado de la construcción de la historia. Lo hacemos en dos planos: en el de la


vida histórica que transcurre y se va llenando de hechos v de procesos y en el del relato
que articulan los historiadores para poder observar, precisamente, el orden y el juego en
que se han precipitado esos hechos y procesos. Revisando las situaciones que caracterizan
el proceso de Independencia en Chile, iniciado (si es que debemos seguir estableciendo
nuestro punto de partida) a partir de la Primera Junta Nacional de Gobierno producida el 18
de septiembre de 1810, seguiremos las descripciones y algunos de los análisis de Claudio
Gay y su Historia fi’sica y política de Chile, particularmente en sus Tomos V y V1105.
Lo hacemos a partir de varias consideraciones, entre ellas, la de ser efectivamente la
primera historia de Chile escrita con cierto carácter moderno y, además, y no menos
importante, por d hecho de que en general fue la base de la historiografía liberal chilena

’ Claudio Gay, Historia ftsica y política de Chile [1844-1871], reeditado por Biblioteca

de Ia Construcción de Chile, Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia

I Católica de Chile, Biblioteca Nacional, Santiago, 2007.


120

EDUARDO CAVIgt

de la segunda mitad del s. XIX. En todas las situaciones, poc

precisamente de una ”construcción” de la historia.

Las motivaciones para que un científico que había sido conta

el gobierno para hacer un completo estudio de la historia física

hubiese interesado en hacer algo que estaba ajeno a sus intereses

tantes, tuvieron que ver con el sentimiento patriótico provocado por (

fo de Chile en la primera Guerra contra la Confederación Perú-boli

la década de 1830. El triunfo de 1839 no podia ser desaprovechad

nación que se proyectaba hacia el futuro necesitaba de una histor

consolidara. Rafael Sagredo, que ha escrito el prólogo a la re-impre

obra completa del naturalista trances, subraya que las autoridades

pensaban que no se contaba con una historia escrita y pensada con ■

moderno. El Ministro Egaria imaginaba una historia crítica, ajena

certidumbre, la leyenda, la imaginación y la tradición y que el Ur

podia escribirla era Gay, idea que presumiblemente fue muy

influyente Andrés Bello. Ellos convencieron al francés para que abord

historia de esa índole. El propio Gay serialó posteriormente que, e una historia civil a sus
trabajos ya en desarrollo, fue generado por el i

de darle un interés general que estuviese al alcance de la generalidad

lectores: Claudio Gay ”construía” una historia. En el tomo V de su

”afirma que finalmente se decidió por preparar la historia política al

el sentimiento de admiración que despertaron en él los nobles y generosos I


de los patriotas durante sus largos viajes por la república, cuando visit

respeto religioso los campos de batalla empapados ala-1 de la sangre de 1

víctimas de la libertad chilena. Situación que lo estimó al contrastar!

sentimiento contra la especie de indiferencia con que los chilenos de

generación dejaban de recoger y compulsar preciosos documentos

mar con ellos un cuerpo de historia, que seria un monumento de gloriai

justicia, y un verdadero cuadro nacional representando el heroísmo, la I

de alma y las virtudes cívicas de sus actores. Como se apreciará, si no al 1

cipio, durante su larga ejecución, Gay tuvo plena conciencia de que su ■

sobre Chile seria un instrumento de formación de la naciOn1°6.

106 Rafael Sagredo B., De la historia natural a la historia nacional. La Historia fi.sic,1

Claudio Gay y la nación chilena, Introducción a Claudio Gay, Historia física y política

p.XLI.

Ba las

ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representacidn


moderna 121

indicaciones preliminares para entender el proceso que venía,

obviamente con la situación de América en 1808. Chile, en

estaba cari estancado, a pesar de su genio y de sus recursos na-

civilización en pafiales, instrucción extremadamente limitada,

y comercio nulos y los mandatarios habían tomado sobre el pue-

io que excedia casi los limites de un respeto religioso. Todo

Iticto de la política espariola que buscaba someter al pueblo, por

morales, Ilevándolo a una especie de servidumbre. Considerando

e por respeto a las leyes y a la conservación del orden y la tranquilidad

i• ica, es necesario que toda sociedad sea subordinada y respetuosa a la

usticia, en este caso se había llevado las cosas a tal punto y extremo de vilecimiento que
se había hecho a sus miembros humildes, indolentes, - nados y tímidos, con enajenación
de su libertad y, a tal punto, que en primeros momentos del proceso independentista, las
gentes no tenían lemas en alistarse en las banderas reales. En el caso de los sectores más
’entes, estos estaban reducidos a una existencia frívola y de pura vanidad y no tomaban
interés alguno en la política. Se hallaban satisfechos con sus títulos de nobleza
alcanzados a partir del dinero y los más no aspiraban sino a grados puramente
honoríficos.

Una condición de esta naturaleza no podia ya prolongarse por más tiempo, y tenía
necesariamente que ceder al movimiento poderoso que habían dado al espíritu de aquel
siglo los Montesquieu, Helvécio, Vol-

catre, Kaynal, Rousseau y otros, y cuyas obras, traducidas, la mayor

al espariol, se habían introducido por contrabando en Ias más

cas comarcas, y habían despertado los corazones de algunos atre-

pensadores, los cuales se embebieron en ellas de un conocimiento


timo de sus derechos y de sus deberes. Estos pensadores abrazaron

as veces las cuestiones más arduas, bien que sin arriesgarse a pro-

nerlas como dogmas al escrutinio de un libre examen. Lejos de eso,

mo fieles y escrupulosos católicos, desdefiaban todo alarde de incre-

idad, pero penetrándose ellos mismos con ansia de las doctrinas

es de dichos filósofos, con esperanza de aprovecharse de ellas a

tiempo para la felicidad de su nación. Así se preparaba una gran

’oluciOn en aquella vasta comarca y ya fermentaba con cierto susurro

desarrollarse, tarde o temprano, y mostrarse triunfante de preocu-


122

EDUARDO

paciones y hábitos arraigados, favorecida por grandes

que le sirvieron de auxiliares, no de causa esencial 1”.

Siguiendo al mismo Gay, de las causas externas, la primera 1

plo de los Estados Unidos, con los gritos de libertad e independe resonaron en todas
aquellas colonias británicas importados por

Franklin, que encontraron una generosa simpatia en una juventud

de acuerdo al espíritu filosófico del siglo XVIII. El segundo aconti

to, relativo a la Revolución francesa, fue más decisivo ya que

un golpe, todas las condiciones materiales y morales del Estado : dad, ensefiando a cada
individuo, el verdadero valor de sus dere

su dignidad. Entre esas revoluciones, en Espafia se encontraba un

ro importante de jóvenes americanos educados en aquellos refor

o influidos por eflos. Algunos se apresuraron a volver a sus par

comunicar lo que sucedia, otros, incluso, se alistaron con los

rios inspirados por sus principios y profundas convicciones. En la

Esparia, los sucesos acarreados por la invasión de Napoleón, neva

Junta de Sevilla que debió refugiarse apresuradamente en Cádiz de disolverse y


dispersarse dando paso a que algunos diputados que

necieron en la ciudad se creyeran lo bastante autorizados para elegir

ellos mismos cinco miembros que tomaran el poder soberano bajo el i

de regencia suprema del Reino. En medio de desconfianzas mutuas 1

el Consejo y su propia sociedad espariola, pero también entre la pen

y los americanos. Según Gay, fue la propia Providencia que favore


planes de los americanos. Los Virreyes de México y de Buenos

vocaron a algunos ciudadanos para compartir sus temores sobre los su

de Esparia y para persuadirles a nombrar legalmente Juntas para pr

las más rigurosas y activas defensas del país en caso de invasión. En Mé

se trató de contrarrestar la situación deponiendo al Virrey y constituy

una Junta apegada a sus intereses y a los de Esparia; en Buenos Aires 1

más lejos aún destituyendo a la primera autoridad, expulsándolo ju

algunos oidores y contrarios al movimiento que despegaba. La revolu fue precedida por la
de Caracas, provocadora y vanguardia de la lucha o

despotismo y libertad. Quito y La Paz se habían pronunciado y algur

’Gay, op. cit., Vol. V, p. 14.


ENCIA EN CHILE. El fim del Antiguo Régimen y los origenes de la representacián
moderna 123

; generales procuraban seguir con el ejemplo. La Regencia y las Cor-

creveron en sus objetivos y, pese a los graves problemas económicos

en la impotencia en que estaban, enviaron una expedición a Ve-

para bloquear los puertos e impedir la entrada de extranjeros. Sólo

rersecución desarrollada por la Revolución francesa y de sus excesos en zontra de la


lglesia Católica impidieron una mayor influencia de esta sobre los socesos americanos,
pero sus ideas filosóficas, introducidas por contrabando, fueron el pasto más importante
para nuevos adeptos que ya estaban Iniciados en la antorcha de la razón y en los gritos
de independencia.

La historia que sigue es conocida. El 11 de febrero de 1808, se produjo cn Santiago el


fallecimiento del Gobernador don Luis Murioz de Guzmán. la Real Audiencia se reunió y
de acuerdo a la Real Cédula del 23 de cètubre de 1806, procedió a designar el mando
político y militar como la Prtsidencia en el oficial de mayor graduación en servicios en el
Reino, sólo que lo interpretó en términos de la capital y no de la integridad del país. Filo
motivó la inmediata resistencia en la provincia de Concepción y el hecho de que Francisco
Garcia Carrasco reclamara para si el nombramiento ti finalmente asumiera los cargos en
Santiago ante la indiferencia local y la ttacción negativa de la Audiencia. Garcia Carrasco
llegó acompafiado por don Juan Martínez de Rosas, criollo de fortuna, gran ilustrado y, al
poco tiempo, uno de los patriotas de mayor distinción.

Dentro de las actividades de recepción de la nueva autoridad, en noviembre de 1808, el


nuevo Gobernador fue recibido como Vicepatrono de la Universidad de San Felipe, ocasión
en que don José Gregorio Argomedo leyó un discurso escrito por don Juan Egaria. Ambos
serian influyentes en el proceso hacia la Independencia originado en 1810. precisamente
a partir de la salida del gobierno del propio Garcia. En la ocasión, la primera mitad del
texto de Egaria fue claramente elogioso, no sólo respecto a las formalidades de la ocasión,
sino también respecto a la propia biografia y atributos personales de la nueva autoridad:
”...todo hombre justo debe ofrecer a la virtud, como un tributo necesario, estimación y
aplausos que, estimulando su heroísmo, contribuvan a la felicidad pública, y hagan más
dulces los trabajos de una alma benéfica. Tal es, muy ilustre serior, el objeto de la útil
institución con que al instalarse los jefes en el cuerpo de la real universidad, como
sus vice patronos, tiene autorizado la costumbre que este sah

órgano de la opinión pública, tribute los debidos respetos a

dignidad”108. No cabia duda, en ese Acto, que se debía re

el nuevo Gobernador, un verdadero héroe, sus méritos en

en la ciencia; un militar y un académico, cuya vida se había cor

sus obligaciones y a los estudios de las ciencias y a la historia.

había comenzado en 1757, pasando desde cadete del Regimie

fantería de Ceuta a alférez, teniente, capitán, teniente coronel,

brigadier, director i subinspector hasta Ilegar al superior gobie

nombramiento del 22 de abril de ese afio de 1808.

Egafia, hombre ilustrado, aprovechó además de hacer un cer

nóstico de la situación en el país. Serialaba que la agricultura v

cio, que forman las verdaderas riquezas de los pueblos, ciar

Chile por adelantarse, ser bien dirigidos i estar libres de las tr

impedían su curso y su opulencia. Para alcanzar ello se necesitaba (

el genio y de los talentos del nuevo gobernador, de su actividad

amor público. La población aumentaba y, con ello, sus necesidad

giendo, con urgencia, la comodidad de los caminos, la industria

pueblos, la política y buen orden de la capital, la pronta conclusid

canal de Maipo para el socorro universal, y otros tantos recursos

su comodidad y belleza. A ello se unia lo deplorable en que se ha los institutos de


educación pública. Se esperaba que el nuevo Jefe,

tud de su probidad, de la disposición de los pueblos y de las esper

la regeneración de la monarquia, transformara una triste crisis en bienes.


En 1808, Egafia y Argomedo, no sólo daban tributos a Garcia ■

co. Sorprenden, además, por sus alabanzas al Rey en cautiverio:

ui

iUsia ve que solo Fernando VII arrebata nuestras lágrimas i n cuidados! ;Que el dia de la
suprema felicidad solo se aguarda en

’°8 Discurso compuesto por Don Juan Egaría y pronunciado por don José Gregorio ,

en el recibimiento de Garcia Carrasco como vicepatrono de la Universidad de

15 de noviembre de 1809; en Documentos relativos al Gobierno del Brigadier

Antonio Garcia Carrasco; Colección Historiadores y documentos relativos a la Indepe

(CHDICh), Tomo XVII, Imprenta Cervantes, Santiago 1910, pp. 03-24.


1, que los últimos y gloriosos triunfos de nuestras armas

¡Oh dia feliz! ¡Oh preciosa imagen de Fernando, que

al deseo de la nación, i al joven más adorado de sus puelos pasajes tiene la historia en
donde se encuentran los

en el retiro, y los héroes sumergidos en la opresión; pero ella

más grande, que tu dignidad en la desgracia... Pero tú,

tan adorado como virtuoso, serás el ejemplo de la sólida

Tus desgracias alentarán la virtud en unos tiempos donde

probidad va pareciendo una penosa obligación. ¡Oh pueblo, Oh

, Oh americanos, Oh ministros del altar, Oh sabios, luces i

de la patria, este era el príncipe que estaba destinado para

gobernaros un dial...”

En todo caso, las noticias seguían llegando desde Esparia: primero habían sido la caída del
favorito Godoy, de la abdicación de Carlos IV y del advenimiento de Fernando VII. Al
poco tiempo, le seguían los desgraciados hechos de Bayona. La ciudad de Santiago, y
también su gobierno, se

de dudas e incertidumbres y Garcia Carrasco comenzó a debatirse malas relaciones con la


Audiencia y sus acercamientos al Cabil-

do local. La Regencia, por su parte, envió sus emisarios y, a Chile, a don Santiago Luco
quien logró el reconocimiento de la Junta Central, pero, al mismo tiempo, el Cabildo,
alarmado y con pocas certezas sobre los acontccimientos envió a Esparia a don Joaquín
Fernández de Leiva, quien no podo cumplir con sus cometidos, pero sí llego a ser
Diputado suplente en las Cones de 1812.

Lis circunstancias que marcaron el gobierno de Carrasco, le llevaron a cometer una serie
de errores políticos. De hecho, intentó prorrogar fuera de toda legalidad el Rectorado de
don Juan José Campos en la Universidad de San Felipe y sumó a ello su inclinación hacia
los proyectos de la Infanta Calota para ser reconocida como seriora de todas las Américas
para conservadas integramente a su padre. Llegó incluso a formar un grupo de adhaentes a
la Infante conocido naturalmente como los carlotinos. Todo ello

edespertó siemnr reacciones contrarias al Gobernador. Futuros patriotas

Ib;Átm.
126

EDUARDO CAVIER

como Manuel de Salas, Bernardo de Vera y Pintado y el mismo 1

ae rc.osas, se encargaron ae multiplicar esos errores en la entones 4

_ ..

pública local y a facilitar la visita de agentes procedentes desde Bu

a fin de ir aumentando el movimiento hacia las reformas de gob

comenzaban a ser cada vez más sustantivas.

Pero, desafortunadamente, el país no se hallaba aún en de tomar iniciativa alguna. A pesar


de la gran actividad

patriotas procuraban esparcir sus ideal a fin de ponerlas en

aún no habían podido hallar una persona que gozase de base.

popular, y el número de los verdaderos conjurados de convenc

capaces de sostener con las armas una causa tan extratia y tan (

a las preocupaciones de los habitantes del país, no era suficie

hacer frente a todos los elementos de destrucción que poseía el

no. Las luces de la razón y de la justicia no habian disipado aún e

mente las tinieblas en que los tenía envueltos, y los más de los

estaban indecisos y sobrecogidos de una pueril timidez, que

tiempo y la experiencia podían quitarles. Por otra parte, ter

temer a los ejércitos de Mendoza y Córdoba, cuya adhesión

Real era conocida, y Santiago se hallaba dominado por la imp

que le había causado un bando que el Presidente acababa de con gran ruido de cajas, y a
instigación de José Manuel de

che, enviado por Cisneros y por el fiscal Sánchez, sobre la der


arresto de la junta revolucionaria del Alto Pedi., y de su presid Pedro Murillo”°.

En espera de tiempos más precisos, la actividad política se centi

el Cabildo santiaguino. Martínez de Rozas, todavia asesor del Presid

le convenció para aumentar el número de regidores y obtuvo el non

miento de nuevas 12 sillas, la mayoría ocupada por sus partidarios. Net momento muy
importante para el curso que tomarían los acontecimieno La discusión llegó a limites
impensados para la época y ello llevó a Go Carrasco a anular la también impolítica orden
que había dado. El Presid te optó por la Junta Central y movió su política hacia reprimir
todo agi

)Gay, op. cit., Vol. V, p. 40.


CIA EN CHILE. El lin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna
127

en contra de lo establecido. En mayo de 1810, fueron

tres personas de distinción: J. A. Ovalle, don Bernardo Vera y

é Antonio Reyes. El primero era miembro del Cabildo y hombre

de gran influencia política. Los hechos siguieron y, posteriormente, en julio Jel nusmo
afio, las acusaciones se centraron en Ovalle y Vera y José Anto-

Rojas, al punto de que fueron llevados a Valparaíso para practicar

,n dei país. Este hecho, demostró varias situaciones: en primer

d crecimiento de los reformadores a tal punto que cuando se trató de

a Ovalle en el Cabildo, resultó elegido don Gregorio de Argome-

do, simpatizante también de las nuevas ideas; en segundo lugar, la debilidad dei
Presidente, que enfrentado a presiones dispares desde la Real Audiencia del Cabildo,
debió anular su propia orden de expulsión (aun cuando la rectificación llegó tarde a
Valparaíso, al dia siguiente que el bergantín ya había zarpado rumbo al Pedi); en tercer
lugar, el estado de agitación social al cual se había Regado y, a tal punto, que el
gobernante y sus seguidores se sentian cada vez más debilitados respecto a la fuerza que
surgia respecto a derribar el gobierno existente y poner en su lugar una Junta compuesta
por micmbros dei país.

Por legal que fuese la ejecución de dicho proyecto, como reflejo de la política de la misma
Esparia, tenía el inconveniente grave de poner alerta los derechos del hombre, y de
emancipar el pensamiento a favor de la libertad y de la justicia, obligando a dicho
tribunal, por el hecho mismo, a abrazar todas aquellas ideas y a someterse a ellas hasta
que fuese posible dominarias para que redundasen a favor el Rey y de sus intereses. Lo
que querían, ante todas cosas, era conservar el mismo gobierno sin más alteración que el
reemplazo del gobernador, que mandaba por una persona dei país de bastante influjo para el
mantenimiento dei orden y de la misma especie de administración. El que reunia todas
las circunstancias y cualidades que requeria el papel de gobernador, tal como lo ideaban,
era el conde de la conquista, don Mateo de Toro y Zambrano; porque era sumamente rico,
de una de las tunas más ilustres d...1 país, y tenía muchos parientes muy considerados, no
sólo en la Capital sino, también en muchas provincias dei reino. En cuanto a él mismo,
ya había llenado los primeros empleos y tenían despacho de brigadier con fecha dei 13 de
septiembre de 1809, despacho que le
128

EDUARDO CAVIER

daba un derecho incontestable a la Presidencia, si llegaba a

consiguiente, se trataba de preconizar aquel personaje, ens

méritos, servicios y calidades, por un lado, y, por otro, depor

la necesidad de destituir a Carrasco, o, a lo menos, de ur

diese su dimisión, en obsequio del interés general 11 I. Pese a los rechazos y a las
negativas de Carrasco, la Real

creyendo que estaba en el camino correcto para volver las cosas a

tuvo finalmente éxito en su gestión y, el 16 de julio de 1810, reuni,

los cuerpos políticos, el Presidente presentó su renuncia al cargo

motivos de salud y, en el mismo acto, traspasó el bastón de mane

Mateo de Toro y Zambrano, con satisfacción de la asamblea y el

una multitud de habitantes que aguardaban fuera de Palacio. La Patria Vieja.

Con Toro y Zambrano, y sin que fuese política de la Real Au

llegaron también a formar parte del Poder algunos importantes

para la futura revolución. Contrariamente a los deseos de los mona

el Presidente nombró como su asesor a don Gaspar Marín y a don

Argomedo como su Secretario. Por otra parte, José Miguel Infante

como Procurador de la ciudad. El problema fundamental del gobic

centró en si reconocer o no al Consejo de Regencia de Esparia,

cumentos estaban ya en manos del Gobernador quien se debatia

presiones favorables de la Audiencia y las no tan favorables del Cabil

23 de julio le hicieron dirigirse forzadamente, al son de cajas, a la PI: yor a objeto de


proclamar al Consejo, pero sólo fue un triunfo muy
por parte del partido realista. Ante las noticias llegadas en el sentido

la península enviaba un nuevo gobernador, a don Francisco Javier

bandos se apresuraron a presionar a don Mateo a objeto de que ac

tal nombramiento, que significaba su destitución, o llamase a una ,

Gobierno en que se le ofrecía su presidencia. En medio de las inde

debilidades de la autoridad, con fecha 12 de septiembre, alterada la :

por desórdenes crecientes, no pudo dejar de convocar a una reuniór

’ Gay, op. cit., Vol. V, p. 62.


ENCIA EN CHILE. El fin del Antigo° Régimen y los origenes de Ia representación
moderna

129

corporaciones en que se volvieron a discutir ambas posiciones. Al

e, vacilantemente, Toro y Zambrano se inclinó por la Junta y

i extender invitación para el dia 18 de septiembre, a los habitantes de

en lo civil, eclesiástico y militar, para participar de un Cabildo

mrpie, sin la presencia de la Real Audiencia, efectivamente se realizó

en Wredut. MU, las palabras del Gobernador fueron escuetas y mínimas y se


resurnieron en declarar en alta voz que se despojaba del poder del cual

i revestido y lo depositaba en manos del pueblo soberano. Mucho más

fueron los discursos de su secretario Argomedo y, especialmente,

dei Procurador Infante, crítico con las experiencias vividas y con las torpezas de
Carrasco y, al mismo tiempo, cuidadoso en referir el movimiento que se

a Ia fidelidad del Rey Fernando VII. Claudio Gay, al describir estos a su vez interpretaba
lo que pensaba había sucedido:

Es verdad que tal ha sido el carácter de las revoluciones de la América espafiola, donde
todas fueran hechas en nombre y en favor del Monarca amado, sin que se haya pretendido
darles un movimiento más indepencliente; de modo que todas parecían haber sido trazadas
por un mismo modelo, con el mismo objeto; y, en este particular, Chile se presentaba
con principios absolutamente idénticos. Dejando aparte un cortísimo número de opiniones
más extremadas, todas, las demás, con indusión de muchas que se hallaban a la cabeza del
movimiento, pensaban firmemente mantenerse bajo la dominación espatiola, y no deseaban
más que algunas reformas, tales como mejorar las instituciones, proporcionar fomentos,
establecer las relaciones de la metrópolis y de las colonias sobre las verdaderas bases de la
justicia, y quitar algunos abusos que se introducían, de tiempo en tiempo, en la sociedad, en
despecho de la moralidad ejemplar de los presidentes. Tal era el pensamiento dominante
de la nación y de casi todas las personas reunidas en esta asamblea, las cuales aceptaron
con universal aclamación el nuevo sistema de gobierno, persuadidos de que su fidelidad no
seria de modo alguna comprometida. Solamente, dos o tres espanoles, más desconfiados o
más avisados, quisieron opInerse a él; pero su débil voz no encontró eco, se apagó y se
desvaneció al instante con el ruido del triunfo12.

Gay. op. cit., Vol. V, p. 83.


Encabezada por el mismo Presidente, la Junta inició sus

pecto al número de sus miembros, pero decididos por 7, en

quedaron representados todas las clases, partidos, clero, ejérciu

intereses. Por un acuerdo previo, el Cabildo no estuvo represem, r • _1 it 1_


_1_ 1

nencio ue conrunuir ias murmuraciones ue los enemigos que les

vanidad y ambición. En los dias siguientes, salvo una ligera reac

va de La Serena, los emisarios de la Junta fueron recibidos con 1

entusiasmo en todas las provincias y principales ciudades. Junto c

reas de divulgación de su existencia en el exterior, fue fundament

a los sentimientos patrióticos de los chilenos, disciplinar a los ,

organizar un regimiento de granaderos, dos escuadrones de 3001

uno y una brigada de artillería. Comenzaron a sobresalir personas i

y que iban, sin confesarlo necesariamente, más allá de la propia jt,

Martínez de Rosas organizó el incipiente nuevo Estado y mandó ;

una imprenta al extranjero; don Manuel de Salas se preocupó de ■

Juan Egaria comenzó a pensar en el fomento de la enserianza públic

con ello, se presentó el problema de la legitimidad nacional de Ia j

Había sido nombrada por Santiago y se auto-declaraba como pr

hasta la reunión de un Congreso general. Al no convocarlo, las pr

comenzaron a nombrar sus diputados y el propio Cabildo de Santia

hablaba sobre la soberania del pueblo y de la regularidad de todo ;

popular y representativo, había fijado incluso el 1 de marzo de 1811


que dicho Congreso se efectuara. El país estaba dividido en 25 partid

debían nombrar, a lo menos, un diputado, pero se aceptó una prof

respecto a sus números de habitantes. Respecto al reglamento de ele

bastante sencillo para Ias circunstancias, más de alguno pensó, entre 1

don José Miguel Infante, un sufragio universal, pero lógicamente se ir

el voto restrictivo para quienes gozasen, entre otras cualidades, de opinión y fama.
Entretanto, el 21 de febrero de 1811, se firmaba el

to de libre comercio mediante el cual se abrían los puertos de Valpa

Valdivia, Concepción y Coquimbo al comercio extranjero. Dias después.e

27 de febrero, Don Mateo fallecía. Muy en paralelo, los aires de ent

mientos se acercaban y las amenazas provenientes desde Lima comenz

a ser cada vez más ostensibles. El 1 de abril de 1811, dia establecido i

que los electores de Santiago se reunieran para nombrar a sus diput


1 Eli CHILE. El lin del Antiguo Regimen y los odgenes dela representación moderna

131

N,Tomás de Figueroa, posiblemente con la venia de la Real

, intentó amotinarse para impedir tal acto y regresar la situación

su estaco anterior ai oe ia junta. rracaso, peru uejo Iras ue si Cl

de rnuertos, realistas y patriotas, que tomaba el proceso que

con inerza. En los dias siguientes, la propia Real Audiencia

alsolvindose y la mayoría de sus miembros fueron desterrados

o involuntariamente. En los respectivos comentarios de Gay, este

sue

ta Real r\udiencia no fue la sola que tuvo que sufrir su mala suerte, pua la misma cupo a
algunos militares y a todos los empleados que por su cango podían aún ejercer algún
influjo en la suerte política del çais.■ia se ve que después del sangriento acontecimiento
del 1 de abril, Ia tevolución ya no estaba obligada a miramientos; el velo se habiía
cagado, y se hallaba, más bien, en la precisión de echar a un lado toda irresolución y de
avanzar francamente y con denuedo a sus fines, si queria elevarse a la altura que éstos
pedían. Los medios de que debía aisponer eran la justicia, el derecho y la fuerza; porque
después de tas reuniones electorales el principio de la revolución ya no se hallaba
concentrado solamente en la capital sino que se había extendido a casi todas Ias
provincial, y había encerrado en su círculo de acción a una infinidad de personas que,
hasta entonces, se habían rnantenido extra-

fias e indiferentes al movimiento, y que ahora estaban muy dispuestas a entrar en

El Partido Realista quedó reducido a una nulidad casi completa. El Partido patriota ya no
podia hacer alto ni volver atrás. El tiempo que pre(cajá a la apertura del Congreso Nacional
estuvo caracterizado por una inerte discusión, transversal, respecto al número de
congresales y al proble-

ma de la representatividad. Martínez de Rosas, por una parte, apoyado por deputados del
Sur, entre los que se contaba el propio Bernardo O’Higgins, también por importantes
familias santiaguinas entre las que destacaban los larrain, e, lgnacio Carrera, por otra
parte, empujado por miembros del

¡Ido, aspiÃaban a tener mayor poder sobre el nuevo gobierno y para ello

i. op. cit.. \ \ pp. 111-112.


132

EDUARDO CAVIE

la composición del Congreso les era demasiado importante.

1 _1 • 11

rueron muy interesantes aesue ei punto ae vista ae los origenes

cusiones políticas republicanas. Institucionalmente, la Real

paso a un Tribunal de Apelación y la legislación espariola siguió

base de las relaciones jurídicas. La apertura del Primer Congre

se efectuó el 14 de julio de 1811 y en su organización siguien

tiendo las divisiones entre radicales y moderados, entre Martíne

y el Cabildo.

De los precedentes inmediatos a las elecciones de diputados v a

posición del Congreso, sin desconocer la importancia de ambas sit no puede soslayarse la
discusión doctrinaria. Entre los medios de

de ideas, el uso de ”catecismos”, basados en una estructura de pr

respuestas, similar al de los catecismos católicos, se iba explicando

sivamente las razones y fundamentos del nuevo orden civil que

construir. En los varios catecismos políticos que se publicaron en

ca, la existencia de nuevas realidades políticas dieron origen al títi

los textos y a sus contenidos: ”términos como patriotas, sociedad pa

gobierno republicano, independencia y pueblos libres sugirieron que 1

cismos tenían como destinatarios a sujetos muy diferentes de los

súbditos, colonos y esclavos miserables existentes hasta 1810. Todavia


en su interior, encontramos otros como república, nación, pueblo .

Congreso nacional, representación nacional, deputados, Constitución ,

representantes, ciudadanos, conciudadanos, soldados defensores de

hombres libres, patriotas americanos y sociedad civil, todos ellos sia

equívocos del surgimiento de actores políticos diferentes de los

hasta entonces”114

En Santiago, en 1811, comenzó a circular uno de aquellos cai

Sobre este documento, firmado con el seudónimo de José Amor

tria, no se tiene claridad respecto a su verdadero autor. Algunos lo

a Jaime de Sudariez, nacido en Chuquisaca en 1772, quien despu

clararse abierto partidario de las nuevas ideas, fue desterrado al

dejado en libertad por el Virrey Abascal lo que le permitió emba

14 Rafael Sagredo B., De la colonia a la República. Los catecismos políticos americanos,


18

MAPFRE, Doce Calles, Madrid 2009, p.22.


11N UHILI. tl tin Oer Amigo° fiegimen y los origenes Oe ia represernacion ET1011eMa

133

tuvo una destacada participación en las discusiones respec-

Reglamento Constitucional. Su obra, es decir, su Catecismo,

La instrucción de la juventud es una de las bases más esenciales de la

,cicdad humana, sin ella los pueblos son bárbaros, esclavos, y cargan eternamente el duro
yugo de la servidumbre y de las preocupaciones; Furo a medida que los hombres se
esclarecen, conocen los derechos y 106 del orden social, detestan la esclavitud, la tirania y
el despotismo, aspiran a la noble libertad e independencia, y al fin lo consiguen con
medidas sabias y prudentes que hacen ilusorios los esfuerzos y las amenuas del interés y
del egoísmo de los usurpadores de la primitiva y divina autoridad de los pueblos; he aqui,
lector benévolo, el objéto de este pequefio catecismo, que reduciré a preguntas y
respuestas, claras, sencillas, precisas, perceptibles y de fácil inteligencia para los nifios de
todas las edades y condiciones. Si la juventud se instruye en principios evidentes por sí
mismos, que tanto interesan a su felicidad presente y a la de toda su posteridad, esta será
la gloriosa recompensa que yo exija de este pequerio trabajow

En una relación histórica y política de los sucesos que acontecían, el llamado era claro y
preciso. En 1813, Camilo Henríquez redactó su propio Catecismo, llamado por el mismo
como el de los patriotas. Avanzaba en términos mucho más concretos respecto a los
derechos políticos y civiles:

La libertad es de dos modos: libertad nacional y libertad civil.

La libertad nacional es la independencia; esto es, que la patria no dependa de Esparja, de


Francia, de Inglaterra, de Turquia, etc., sino que se gobierne por sí misma.

La libertad civil consiste en que la ley sea igual para todos. En todos sean iguales delante
de la ley, y sólo sean superiores de los ciudadanos los que han sido elegidos para
mandarlos por la elección libre de los mismos ciudadanos, o de sus representantes
libremente nombrados por ellos. Donde hay libertad civil todos están igualmente sujetos
al gobier-

Amor de Ia Patria, Catecismo político cristiano dispuesto para la instrucción de la


juventud

s libres de la América meridional; Santiago 1811.


134

EDU

no; y el gobierno está sujeto a la ley. La libertad civil

de los derechos del ciudadano. La libertad nacional es

los derechos del hombre116

Como está serialado en la sección anterior, no fue fácil la

del Congreso y, como lo veremos más detalladamente en la sig

estuvo exenta de discusiones bastante relevantes de carácter políti

trinario. Proclamas, catecismos, discursos, reflexiones, publicac

ron, entre otros, formas reiteradas durante los mios 1810-18141

si no las acciones más definitivas, si una base doctrinaria, casi

que a pesar de las trabas futuras, fue quedando en el pensami■

el imaginario social. En verdad, no se trató de la formación de 1

miento de carácter popular, que se hubiese basado en un tipo de

amplio y claramente definido respecto a criterios ciudadanos pr

tales. Menos aún en la búsqueda de relaciones sociales más igualit,

contrario de los argumentos que buscan ver en el período colonial, 1

experiencias del Cabildo, unas verdaderas experiencias de formació

se trataba de un verdadero ejercicio, bastante preliminar para los 1

desarrollos electorales del ”nuevo Orden”, en que se desataron una 5

conflictos y diferencias de pareceres entre quienes veían como nau

tenían responsabilidades exclusivas en asumir nuevas condiciones 1

razgo y otros que pensaban realmente que tenían que cambiar lo ■

tanto en lo político como en lo social. La primera situación en este s


fue la convocatoria emanada desde la propia Primera Junta para

provincias enviasen diputados al gobierno. En el caso de ConceF

apego a las instrucciones existentes, la elección se realizó el 16 de o

del mismo ano, congregando a los miembros del Cabildo, a los del ■

eclesiásticos, prelados ”y principal y más noble parte del vecind

fueron convidados para efecto del mejor acierto en la elección

mandado hacer de diputado para la Excma. Junta provisional gul

del Reino”. Con 64 electores, por votación secreta y con cédulas, tile(

do el Conde de la Marquina con 33 preferencias, seguido por don

•-•7 • I `I V- • /V • • 1I•

I7 •

Lannio tiennquez, L1 catecismo de tos patriotas; 3annago 1251i, public

el Monitor Araucano, T. I., Nos 99 y 100 (27 y 30 de noviembre 1813) y t

3, (2, 7 y 10 de diciembre de 1813).


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna
135

noviembre, en cambio, algunos vecinos de la villa de Petorca

sus molestias ante la Junta de Gobierno acusando de vicio y

Ia elección de don Manuel de la Vega, subdelegado, residente en quien encerado del


proceso eleccionario volvió rápidamente a la

i para desbaratar toda intención de convocar en forma amplia a los

calificados y deteniendo, incluso, a don Miguel Bravo de Sara-

dirigia a Santiago para dar. cuenta de las anormalidades y solicitar

garantias para el nombramiento de un representante en términos

nos y legales117. Como veremos posteriormente, y como debe

, fue el propio Cabildo de Santiago el que se constituyó en medio

i importante para lograr que la Junta de Gobierno se decidiera a realizar

1 general para dar paso a la constitución del Primer Congreso

Igualmente, debe tenerse presente que el cambio en el número de

ntantes por el propio Santiago no sólo le dieron singularidad a esas

sino que además, marcó un serio tropiezo entre las relaciones

v las otras provincias, en particular con Concepción.

Para definir el Poder Ejecutivo, se nombró una Junta compuesta por

miembros y posteriormente un Directorio de tres miembros represen-

s de cada una de las tres provincias del país, Ello significó la derrota de

: de Rosas y su regreso a Concepción. Para Gay,

Desembarazada de sus antagonistas, la Asamblea quedó entregada a sus propias


inspiraciones. La tarea que tenía que cumplir era pesada. Se trataba de constituir un
Estado y fijar invariablemente el orden social en bases nuevas, conformes al espíritu del
movimiento, y a no ser un corto número de miembros capaces, todos los demás eran
hombres sin talento, sin letras y sin experiencia. Bien que los conocimientos de Martínez
de Rozas no fuesen tampoco de los más extensos, y que todo su código se redujese al
Contrato social, no obstante, era, tal vez, el único capaz de dirigir aquella obra. El era
quien había desarrollado el germen de la revolución, y quien la había sostenido en sus
inciertos pasos; después de lo cual había estudiado y meditado mucho para subvenir

Dora mentos rcfewites a la elección de Diputados por Concepción y por la villa de Petorca
en el

; Sesiones de los Cuerpos Legislativos, T. I, Imprenta Cervantes, Santiago 1887, pp.


136

EDUARDO 01

a sus necesidades. Al ausentarse para Concepción, dejabl

entregado a su propia nulidad, y expuesto a la primera ato

presentase armada, y la ocasión no tardó en llegarm.

Muy tempranamente, min con débiles fundamentos doctrir con progresivos


convencimientos por parte de un grupo de cor

dos pensadores (en algunos casos, intelectuales), la experiencia

fraccionarse y, como lo veremos, los desarrollos ideológicos prop tales fueron siempre
quedando postergados mientras que las pren

la política, de lo militar y del ejercicio concreto del poder esta

sus -propios dinamismos y prioridades. Como veremos a contint

ideas no siempre son reconocidas generalizadamente, pero si es imF

validarias (al menos a algunas de ellas) como también participantes

de la historia. José Miguel Carrera y las reorientaciones del proceso.

Si volvemos atrás y hacemos un nuevo recorrido, ahora desde el 1 de vista de las políticas
y actividades concretas del proceso, nos enconn

directamente, y una vez más, con José Miguel Carrera. Sargento

Esparia de un regimiento de húsares, y miembro de una destacada

en Santiago, con dos hermanos con mandos militares, regresando

demostró su descontento con lo que venía sucediendo y quico rad

el movimiento. Efectivamente, lo hizo con un golpe de fuerza reali;

4 de septiembre de 1811: se intervino el Congreso, se separaron dip

opuestos al espíritu de la elección existente, entre ellos patriotas dest

como Juan Antonio Ovalle y José Miguel Infante, desterrados a cierta


tancia de la capital, y se nombró una nueva Junta de Gobierno cor

por cinco personas que junto con la Asamblea no tardaron en decn

prohibición de entrada de esclavos al país y la emancipación de quienes i

cieran en el. Tampoco hubo solución para los descontentos. Por una 1

la familia de los Larraín aumentó su poder de hecho; por otra, descon

la participación de Carrera y debilitaron la posición de sus hermanos.1

paralelo, las noticias de los proyectos del Virrey Abascal del Perú para inv

8Gay, op. cit., Vol. V, pp. 133.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna
137

mayor fuerza. Carrera siguió con sus planes. Las llamadas

Cabildos, y un nuevo levantamiento de fuerzas guiados por sus

terminaron con un nuevo Cabildo el 16 de noviembre y la insta-

una nueva Junta de Gobierno, esta vez compuesta por Juan Martí-

de Rosas por el sur (asumió definitivamente Bernardo O’Higgins), José

Carreta por el centro y Gaspar Marín por el norte. Los problemas

se mantuvieron. El 2 de diciembre, un nuevo golpe militar llevó

disoluciOn del Congreso y a la dimisión del vocal Marín. La revolución su carácter


municipal y el gobierno representativo era sustituido por un régimen puramente militar.
Luego de serios conflictos entre Santiago y ConcepciOn y ya con O’Higgins fuera del
gobierno central, la nueva revolu,ion comenzaría a tomar forma. El 12 de julio de 1812, se
disolvió la junta local de gobierno de Concepción y se arrestó a todos sus miembros,
incluido Martínez de Rosas que, luego de una corta estadia en las afueras de Santiago fuc
desterrado a Mendoza en donde falleció poco tiempo después. José Micucl Carrera Ilegó a
la primera magistratura del país.

Carrera se hizo asesorar por hombres capaces e ilustrados: Manuel de salas, Gabriel
Tocornal, Juan Egaria, Bernardo Vera y otros, dieron luces a una situación tan incierta y
proyectaron ideas y medidas que darían caracter a Ia nueva República. Gobernando aún a
nombre de Fernando VII, aun coando nadie le daba real contenido a ello, se mandó
realizar un empadronamiento general a objeto de que sirviese como base de un pronto
gobiemo basado en la representación democrática. La instrucción pública fuc
preocupación central ordenándose establecer en cada convento una escuda gratuita para
nifios y adultos y, para las clases pudientes, un Instituto quc diesen a la patria ciudadanos
que la defendieran, dirigieran, la hicieran florem y le dieron honor. Se había recibido una
imprenta y desde el 6 de fcbrero de 1812, había aparecido la Aurora de Chile, bajo la
dirección de Camilo Henríquez. En julio del mismo ano, coincidiendo con un aniversano
más de la Independencia de los Estados Unidos se recibió a su Cónsul General y
VicecOnsul en una ceremonia majestuosa e imponente y este tipo de festividade se
hicieron bastante común en el ánimo de atraer a la multitud a la causa del nuevo orden
político.

Pero la función más solemne y demostrativa fue sin disputa la que hubo para celebrar el
aniversario de la instalación de la Primera Jun-
138

EDUARDO I

ta, función que fue trasladada del 18 al 30 de septier

dos meses que la escarapela nacional era tricolor: encare

azul; pero sólo la llevaban algunos militares, y aquel dia :

bandera de los mismos colores con el escudo de Ias arn

para eternizar la memoria de aquella era de renovación.

que se acurió durante muchos anos en la moneda del país,

do, en grande, en el frontispicio de la casa de la Moneda,

función, y representaba un grupo de montarias por encima ■

les rayaban los albores del sol que venía a alumbrar a este dic

Por exergo tenía dos inscripciones latinas alusivas a la circ

una en la parte superior indicando la aurora de la libertad ch

otra en la inferior explicando que la luz de la libertad venía

las sombras de la noche. Debajo de esta última inscripción

dos, también en latín, de las cuales una, conservada igualme

cuflo de la moneda, declaraba que los chilenos habían de ser 1

la razón o por la fuerza, y la otra no era más que la repetición ■

gunda, con palabras equivalentes y más concisamente. Ambas i

ciones servían de grafia a otro escudo en el medio del cual

globo sostenido por una columna y superado de una estrella

por astro de la suerte de Chile119.

Con Carrera, surgió también la primera Constitución, más bien e

mer Reglamento Constitucional. A nombre de Fernando VII,


apelación a la soberania popular y un artículo que impedia que

decreto, providencia u orden que emanare de autoridad o tribun

fuera del país, tendria efecto alguno dentro de él. Se instauró un

compuesto por 7 miembros: 2 por Concepción, dos por La Serena 1

por Santiago, duraba tres mios y tenía por misión participar en los ne

del gobierno y vigilar sus actos. Se establecían dos Ministerios: uno i

asuntos interiores y otro para exteriores. El Intendente de Hacienda

dia del primero de ellos. En términos de la organización municipal, se (

fuerza de ley a las medidas que venían tomándose para que los mie

de dicha corporación fuesen electos popularmente. A propósito de

corporaciones, surgieron ideas concretas sobre el ornato, limpieza v

Gay, op. cit.,Vol. V, pp. 167.


CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los *enes de la representación moderna
139

ades y una preocupación real por el alumbrado público y la

compaiiias de serenos para vigilar la seguridad pública. Por

igualmente se proyectó la formación de una sociedad económica

; del país para hacer apreciables las virtudes cívicas.

reconocer la Junta de gobierno nacional, desde Esparia se siguió

autoridades para las colonias y a fines de 1812 designó al bri-

como Intendente de Concepción. Esta situación apresuró los

s del Virrey Abascal que dio el apoyo que podia para que Pareja to-

Sn de Chiloé, Valdivia y desde ali” avanzara a Concepción. A

mano de 1813, Pareja tomó Concepción y con ello comenzaba

Jefinitivamente el enfrentamiento entre patriotas y realistas. En Santiago, sabedores de


la noticia, rápidamente los distintos grupos de poder se alistam baio las órdenes de José
Miguel Carrera que fue nombrado General en k$ del Ejército de la Frontera y el Senado
le otorgó enteras facultades para ok+rar sin trabas ni impedimentos. En la práctica, creó
una dictadura que faïlitó inmediata declaraciOn de guerra al Perú, el secuestro de buques
del ∎irreinaco, el estado de defensa del puerto de Valparaíso e imporía pena de muerte
a cualquier individuo que adhiriera a la causa realista. Sostenido el poder, Carrera
marchó hacia el Sur para organizar las tropas y a los ciudadauos la defensa del nuevo
gobierno. En paralelo, desde el sur, O’Higgins oqpnizaba sus propias fuerzas y se ponía
bajo las órdenes del General en ide. Por su parte, el cabildo santiaguino desplegaba
sentimientos de patrio-

o y el amor hacia la libertad.

Pero el resultado más brillante que obtuvo esta ilustre corporación fue el de su generosa
participación en la suscripción voluntaria a favor del Estado, y en la cual el público entró
con el más pródigo abandono. Al ojear el Monitor Araucano de aquella época, no puede
menos de sentirse uno penetrado de admiración por aquel público que se condenaba a los
mayores sacrificios por la defensa de su país y de sus instituciones. No se contentaban con
dar dinero, y alguns, grandes cantidades, sino que muchos daban su vajilla y sus cubiertos
de plata; otros sus hebillas, y hubo qúlten ofreció y dio cuanto poseía. Juan Egafia,
además de la generosidad de sus dones pecuniarios, envió el oro necesario para seis
medallas de la patria. Muchos empleados y entre ellos los tres miembros del gobierno y el
secretario de la Junta Mariano Egafia, servían sin
140

EDUARDO -

11111111111111111111

emolumentos. Los hacendados ponían a la disposición c sus haciendas y sus rebarios.


Hubo uno que ofreció una

tierras al primero que tomase un cafión enemigo. Los c igualmente, se mostraban rivales
en entusiasmo de esta

chilena. Unos suministraron botones, y otros, panos para ve

los soldados que el público se prometia encargarse; porque I

saber que el ya citado Monitor indica muchísimos patriotas ■

cribieron para sustentar y mantener dos, cinco, diez y hasta

dados, mientras durase la guerra. Por donde se ve que la de

país era un verdadero acreedor de todos los ciudadanos, y que 1

pudientes como los que podían mucho eran todos sus tribut,

duda porque el espíritu democrático, al propagarse por todas 1

de la ciudad, babía establecido una solidaridad recíproca ent

los individuos, de donde debía surgir la unidad social que der,

distinciones, y constituía la fuerza de la naciónm.

Decretada la guerra, con ejércitos desiguales, pero en general

con precarias condiciones materiales, gran parte de las acciones se

volvieron en movimientos y escaramuzas que, por un momento,

pensar a las fuerzas realistas que el camino a Santiago no seria fácil

patriotas a que podían hacer frente a la Monarquia. Dos batallas, de

Buenas y de San Carlos, no resolvieron la situación a favor de uno u o

pero en el caso chileno comenzaron a mostrar serias diferencias en el


político y militar. A fines de mayo de 1813, el ejército patriota logrOi

turar Concepción y su puerto de Talcahuano, lo cual, a pesar de no 1

tizar aún la victoria definitiva, aumentó los ánimos al haber nue

tomado el control de gran parte del territorio central del país aun ,

muy pronto, las cosas volvieron a su realidad con lo que significó un 1

y penoso sitio de la ciudad de Chillán en donde se habían concentr

fuerzas realistas. El escenario de la guerra se concentró en el sur, se ■

riu’) por movimientos de guerrillas y se volvió a perder la plaza de

De los enfrentamientos más convencionales destacó la batalla de El en octubre de 1813,


en la cual O’Higgins logró reconocimientosi

podrían en competencias más abiertas con el General Carrera. En San2

Gay, op. cit., Vol. V, pp. 192.


�:>,

_.spEtiOENC

; LAO`

er

EY 1:aferia’

IA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

141

ruo, Ia Junta de Gobierno seguia con sus proyectos y durante el

nombraba una Junta de educación, abria escuelas de primeras

incr;rtirn Narinnai fnrmaha una hil-dintera g-ler-retal-Ia

ynos• , 411 4.11..a•aaaav aaaaavaa r—..—,

(IC Illtplellld, 11cvaUa a GIU,-.1U Cl pauwii Ild.L.W1141 y ÇalcW1GLIct Cl

público.

• • • 1 T? 1 0 1 —

Lis relaciones internacionairs no rueron uesconociaas. r n 11313, se

„ —

un Maniftesto del &Miemo de Chile a las naciones de América y

Reconociendo al Príncipe Regente de Portugal y a S.M. el Rey de

,....... T

Gran Drerand, yaikiLuialiiiLiiit., ai LA1-1110. LULU ...11.1c1.11510111, 1.1111Jdi4Ul”


LIC

to
en la Corte dei Brazil, venía en explicar la justificación de la deten-

Po en

de Ia fragata Fama, destinada a los puertos de Chile para cargar trigos rara semillas con
destino a Inglaterra, para armaria en guerra, pagando su legitimo valor y prohibiendo la
extracción de trigos mientras durase la guerra con el Virrey de Lima. Argumentaba que,

la voluntad general de los Pueblos, que habitan el dilatado territorio de Chile, usando de
unos derechos superiores a toda arbitrariedad y prescripción, eligió a semejanza, y con el
mismo título que la Espana, su Gobierno depositario de la Autoridad Soberana durante el
cautiverio de Fernando. Mantener la justicia, el orden y la tranquilidad interior de!
Estado: respetar los inviolables derechos de la naturaleza, y de las gentes a conceder el
libre comercio a las naciones extranjeras aliadas de la Espana, y a las neutrales:
franquearles cuantas gracias y favores son conciliables con su constitución política: evitar
en lo posible funestos estragos de la guerra; y dirigirlo todo a la pública felicidad, han sido
los

grandes, los únicos objetos del Gobierno de Chile desde el momento feliz de su
instalación121.

El Manifiesto continuaba con un análisis, por cierto muy negativo, de

1 política impuesta por el Virrey Abascal y sus odiosas acciones en contra

1”pacifico y tranquilo Chile”, entre otras, la usurpación de 68.000 libras

tabaco, cubrir las costas con filibusteros y bloqueo de los puertos. Sin

Ias formalidades existentes entre naciones cultas, disolvía los vín-

más respetables pero al mismo tiempo conservaba el comercio directo

r Araucano, 29 mayo 1813, p.97 ss.


142

1olltill

para permitir el desembarco eiec„ra -I ..—.. A

1/�1 ”’ ntonin D_

—- 1 d

de Chiloé, en la provincia de Concepción. En tpara Pareja, Regencia. de Cádiz, enviahn al


l���r,,,ó a_ „ -paralelo, la a

uc iviedlna a tomar el la Capitanía General, situación fallida por el fallecimiento dei

viaje a Chile. En todos estos cn„rev,- 1

tomar para sn defP„ Mrnça l� —v— i_ _ í- – ue ei gobieo h

-aiaua rragata Fama y ante eH0 a los europeos justificar los procedimienrnç 1,1 , -Lt

..•.• buuierno cie r,i-:,

—o r1111L voos moaeractos y liberales en Ia cond„rf� , ”1e�’

T rV11IJC�.

Le seguia una clara y muy definida interpelación:

Resolved ya sin deteneros el nrnhlemn mel, - c: - —

respectivos intereses nacionales la sórdida avaricia deIa M� gencia de Cádiz v de su


factor

lQ uucrtaa cte com

ulsuutaao aesae e1 establecimiento del nuevo gobiec y opulento Estado de Chile, y que
gozaréis en lo sucesivo si

tomeis parte en favor de la tiranía contra la santa causa de

El Manifiesto llevaba fecha de 30 de mayo de 1813 y fue T. _.. ... ¡..-— A

�.11lusco rintonio I erez, Presidente, José Miguel Infante, A zaguirre y Jaime Zudafies,
Secretario interino r1P rPlnc r

Documento reviste elementos de importancia. Peses a sus opos

aaiz, se cleclaraban igualmente liberales y defendían sus prin, ticos. Al mismo tiempo,
subravaban el valor dei lihrp rnmerrin

términos doctrinales, sino fundamentalmente en .s„ç çi�nificndos

ticos y utilitarios en Ia relación con los Estados europeos. En todo se trataba sólo dei libre
comercio. En conjunto con el Senado, la 1

gobierno hizo suyos principies tan fundamentales como el ideario il respecto a la


educación y el ideario liberal respecto a la libertad de

r,n ei premer caso, ei 18 de junio de 1813, ai dictarse un reglanu nlaesïro¢ dP nrimar


ni f

——--”’�-� —- r-’-����u� +�, a.+aos oL 4v1tJ1UC1dUA 11UC Ull


ILL” onresic n. renAAipnte 7 r tii ir 1crnr « «.. 1..r
.-,A,n,S dei

r t ��u ’—” �. �ai�v y a iiu ctiLii 14 La lamiento,


imoidiendn ei c e rrniln rlP 1 1n ,-„ir„ra v el CO

pese a las solicitudes dei ayuntamiento de Santiago no había perro

existencia de más de cuatro escuelas de primeras letras, dotadas �

22 Ibide;z.

�I l r1 de l Ai1 jgu0 ° oyk1LUI

rim de una imprenta. Recuperada la libertad, el

i1e�O” �`nl�ll v o Pf nÇ, a la educación pública y a la elec-

dei Goblerne ’-

- i- ;-f1 nc;a_ formar buenas inclinaciones y

Fura instruir a ’a 1 ° -� , — -

_ v virtuosos. Para ello se ordenaba que

ater ciudactan- � ’ nAç de cincuenta vecinos debía estable-


villa o pueDiu-

_.. h- ,,,,nos dei lugar con preferencia sobre

,,ela costeada p°’ 1— r r

..Prniiriera dist)oner de un fondo para libros,

:ra necesidad y duc r ”’

., --:- —. vir_ con la más pequena contribución, a

ns utensílios sill r °.�

1aç funciones de maestro se requeria la

de f milia. rara C)L.� . — -— dei párroco sobre aprobación de la doctrina cristiana, el


haber

r,„Pr decidido v notorio patriotismo y

1 informe de la justicia del lugar. Debía además rendir un examen

..1 , , _...... ., li,-, mnPCrrn de orime-

,iduos dei Uabilcto o ei cuia y - __ - __ r

n seculares, deberían cumplir con los

..os eclesiasuu,à, quisitos ai igual que Ias monjas. La instrucción debía alcanzar

a Ias ninas, para ensefiarles a ieer y esciiv’ y lar

1 1 1iiic ç

nálogos a su sexo. Sus maestras aeneriaii sci p�1�i�

Dos acápites importantes: uno rerenuo a ia va1ti. — — ——

otro respecto a los libros:

individuos por la importancia de su ministerio, y por ei servido

. 1 1_ v lin-
i a la Patria, deben ser mirados con roua

c1P ln.s más respetables; quedan

)uL LUIINIgulLIILc 3u3__- nc ciP rn.in carvicin milhar v cnr�as concejiles, y el


Gobierno las

rá presentes para dispensarles una particular protección.

i contribuye más a la buena educación que la elección de irbros en

r t: .. —1 fnr-

intantes empiecen a leer. Las tábulas Irias, ias

s devociones indiscretas, que carecen de lenguaje puiu y

;cios trascenden-

ucpiavaii ei gusLo y

da la vida. Los ninos de Chile serán ensonados por el pequeno

r.. l a nnr

que empieza: Decidme, hijo, thay !lios:, y esta aplu-nu’ r— aoi e_ Ali-__ 1 1
Relición de

fuuay; por ei l.oII1pe11u1V - por los catecismos de Fleuri y Ponget, y por el


Compendio de

ia ae hlle de Molina’-’.

’gano, No 36, 29 junio 1813, pp. 143 a 146.


144

EDUARDO CAVIERES I

En el segundo caso, el de la libertad de imprenta, al expedir el 4

to respectivo, el 23 de junio de 1813, en los fundamentos del

serialaba la importancia y las utilidades de este tipo de libertad

nación culta y como ella era la barrera más importante contra la tir

tal punto, que no podría considerarse libre un Estado en que sus 1

no tuviesen el derecho de manifestar libremente sus opiniones. Por

decretaba la entera y absoluta libertad de imprenta: el hombre tiene e

a examinar cuantos objetos estén a su alcance y por ello quedaban

todo tipo de revisiones, aprobaciones o requisitos que se opusieran .

libre publicación de escritos que sói° debieran limitarse en guardar (

honestidad. Igualmente constituía agravio, el ”exponer la seguridad y i

quilidad pública, la Religión del Estado o el sistema de gobierno, a 1

los ciudadanos y en especial al Ministerio Fiscal”. La libertad de

quedaba bajo la tuición del Senado y, además, de ”una Junta compu

siete individuos de ilustración, patriotismo e ideas liberales” que

los casos habidos sobre abuso a las justicias ordinarias. Los miembros

Junta se elegirían a través de un complicado sistema en que participa

Senado, el Cabildo y la misma Junta. Es importante, en todo caso, pn

los alcances de lo liberal y los limites en que se podrían pensar los cor

entre el Estado y la Iglesia. En este caso particular, se serialaba que:

Convencido el Gobierno de que es un delirio que los hombres pa

lares se disputen sobre materias y objetos sobrenaturales; y no pud


ser controvertida la Moral que aprueba toda la Iglesia Romana: por t

excepción de lo determinado en el Art. 10, declara: que los escritos 1

giosos no pueden publicarse sin previa censura del ordinario eclesias

y de un vocal de la Junta Protectora. Siempre que se reclamare sobre t

escrito que trate de materias religiosas, seis individuos sorteados de

tre el total, que compone las últimas listas presentadas para la ele

de Vocales, unidos ai Diocesano, declaran ante todas cosas a plur

si la materia que se reclama es o no religiosa: y resolviendo que lo o

se sortean entonces cuatro vocales eclesiásticos del mismo total de la listas; y no


habiendolos, se completa su número con los examinadote sinodales más antiguos
residentes en la Capital y estos unidos al dioce sano examinan en la forma ordinaria si hay
o no abuso ’24. ideais

124 El Monitor Araucano, 23 de junio de 1813, pp.140-142.


ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna

145

1 ias luces de la ilustración y en el pensamiento de quienes llevaban

ei proyecto ciudadano y republicano, no podia faltar en sus mentes

oestión de una educación moderna y progresista. El 1 de julio de 1813,

ci gobierno en funciones nombró una comisión compuesta por el Dr. Don

T”` 1 Tl[ T1T1 T T

juanae tgana, por ei uirecror venerai ae rsruaros, ur. uon yuan Jose Amimam y por el
Rector del Convictorio Carolino Dr. Don Francisco José de Echaurren, para que pensaran
y presentaran un plan de educación na0021. En Ia premura del tiempo, y también debe
destacarse, efectivamente Se pensaba que debía ganarse a la historia y, por ello, el 10 de
agosto, en mariana, en un acto de singular magnificencia se efectuó la apertura del
Instituto Nacional:

Este acto es uno de los más interesantes de la revolución. Los pueblos que nos observan, y
la posteridad que ha de juzgarnos, y que ha de contemplar con interés todos los sucesos de
este memorable período, admirarán que hubiésemos podido concebir un designio
semejante en medio del estruendo de las armas, y que hubiésemos llegado a plantear v
concluir una obra tan grandiosa. El himno del ciudadano Vera, y la prolusión que hizo al
pueblo el Secretario del Interior, Don Mariano Egafia, en nombre del poder ejecutivo,
expresan los sentimientos de este, y las ventajas y precio del nuevo establecimientom.

Siguió inmediatamente toda una serie de esfuerzos tendientes a la sus-

Sn de libros para conformar una Biblioteca Nacional, objetivo que

ente se alcanzó en muy breve tiempo. En realidad el conjunto de las

realizadas, pero, fundamentalmente, el discurso contenido dentro de

entregó al afio 1813 el distintivo de ser fundamentalmente el afio que

■ de profundos conceptos doctrinarios al proyecto ciudadano de nue-

■ régimen y de construcción de un Estado independiente. En noviembre,

publicó el llamado Catecismo de los Patriotas que partia, precisamente, de-

■ el concepto: un patriota es el amigo de la América y de la libertad.


I amor a Ia Patria está inspirado por la naturaleza y sancionado por la reli-

. Como la Paria es una gran familia, el ciudadano debe amaria más que

’E] Monitor Araucano, NO29, 12 junio 1813, p. 120 y el texto en No 55, 12 agosto 1813, p.

. El estribillo del himno aludido repetia: La patria nos convoca, con noble y suave voz, a
rendir

áencnu, ei merecido honor.


146

EDUARDO CAV

a la propia que es una entre muchas. La libertad es de dos modc

civil. La primera es la independencia, la segunda es que la ley

todos. La libertad civil es la observancia de los derechos del cii

libertad nacional es la observancia de los derechos del hombre. No s

arraigado tanto el despotismo, si los pueblos hubiesen conocido 1

les debía por principios sencillos e incontestables. A las declaracion

derechos del hombre y del ciudadano, esta nueva versión de esos ■

era ”bella y compendiosa”: El fin y el objeto de la sociedad civil es la felicidad pública.

Los gobiernos se han instituido para conservar a los hombres ene

sus derechos naturales y eternos.

Estos derechos son la igualdad, la libertad, la seguridad, la resistencia a la opresión.

Todos los hombres nacen iguales e independientes, y deben se

ojos de la ley.

La ley es la expresión libre y solemne de la voluntad general

La libertad es el poder y facultad que tiene todo ser para hacel

contrario a los derechos de otro...

La seguridad consiste en la protección que concede la socied

de sus miembros para la conservación de su persona, de sus

sus propiedades.

Ninguno puede ser acusado ni preso sino en los casos deter

ley, y según el modo y forma que ella prescribe...

El derecho de propiedad es la facultad que tienen de dispone


sus bienes, rentas y fruto de su trabajo e industria.

El objeto y fin único de las contribuciones es la utilidad gener

Los socorros públicos son una deuda sagrada de la sociedad.

La instrucción es una necesidad común...

La protección y garantia social consisten en la acción de toc

a cada uno el goce y conservación de sus derechos...


EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los *enes de la representación moderna

147

en el pueblo. Ella es una e indivisible, imprescriptible

del pueblo no es la soberania, ni puede ejercer la potencia

pueblo entero.

■ tiene siempre derecho de mover y reformar su constitución. Una

peneración no puede sujetar irrevocablemente a sus leyes a las generaciones

los hombres libres, que no están bajo la dependencia servil de otro, derecho de concurrir a
la formación de la Constitución...

Los cargos públicos son esencialmente temporales...

jamás deben quedar impunes los delitos de los mandatarios públicog. Ningún hombre
puede creerse inviolable.

Jamas pueden suspenderse, limitarse, ni dificultarse el derecho de presentar peticiones a


los depositarios de la libertad pública.

La resistencia a la opresión es una consecuencia de todos los derechos del

Hay opresión contra el cuerpo social, cuando es oprimido cualquiera de sus

Todo el que viola y atropella los derechos del pueblo es opresor del pue-

Tales son en compendio los derechos del hombre y del ciudadano. La observancia y
conservación de estos derechos forma la libertad: donde no son respetados, reina la
tiranía126

El Catecismo seguia con un listado de preguntas y respuestas en términos de formación


ciudadana: équé es lo que el buen patriota debe tener en su corazón? El triunfo de la ley,
la salud pública, la libertad, la prosperidad y Ia gloria de su patria. Otras preguntas se
referían a los hombres que había que apreciar y a quienes mirar con horror y lástima; a
una de las seriales más claras le la libertad pública (la imprenta); el porque se habían eter-

”Ealonttor Araucano, Nos. 99 y 100, 27 y 30 noviembre 1813, pp. 224 a 227.


148

nizados los abusos del antiguo régimen; el cómo apreciar y

libertad127.

Tanto la Aurora de Chile, como El Monitor Araucano, y pos

la tambien breve existencia del Semanario Republicano, no Rito 1

con ser voces del gobierno respecto a dar a conocer sus hechos y ;

se transformaron en términos efectivos en ser los divulgadores de 1

ideas y de contribuir a una nueva formación ciudadana. En el

de este último, aparecido a comienzos de enero de 1813, se decía •

objetivo seria el ”difundir por todos los pueblos, que componen el 1

chileno, las ideas liberales, los conocimientos útiles y el odio a la 1

En su primer número, subrayaba que ”el único Rey que tenemos es e

blo soberano, que la única ley es la voluntad dei pueblo; que la únic

es la de la Patria” y en un número posterior, serialaba que:

El Gobierno, dice Paine, es un mal necesario para los pueblos.

que es un mal, porque un número muy corto de hombres ton

si el enorme peso de los negocios públicos, que exige unas fuer

culables; porque es preciso exponer la salud de millones de hon

arbitrio de unos cuantos, que pueden cometer mil errores por 1

tino o de talento; porque finalmente no es fácil encontrar a

con Solones, con Arístides, ni con Washingtones que tengan

tud y tanto odio al despotismo, que lo abominen en si mismos. 1

mal necesario; porque sin él era imposible conservar en la se

orden, la justicia, ni la paz; porque sin él el más fuerte oprimiria


débil; y porque no reconociendo todos los hombres un poder

al poder individual, cada cual obraria según el estímulo de sus 1

y cometeria los excesos más execrables, cuanto ellos fuesen más in

nes. De esta suerte los pueblos se hallan amenazados por una 1

despotismo, y por otra de la anarquia, ambos males de igual poder I

producir la infelicidad de los hombres. Del medio de la anarquia!

salir los tiranos, así como también cansados ya los esclavos de su

males del despotismo, a veces caen en la primera situación’”.

127 El Monitor Araucano, Nos 1 y 3, 2 y 10 diciembre 1813, pp.1-3 y 5-7.

128 El Semanario Republicano, Prospecto y N° 1, 7 agosto 1813, p.7, resp

en No 6, 11 septiembre 1813, pp. 42-43.


ENCIA EN CHILE. El fin del Antigo° Régimen y los origenes de Ia representas& moderna
149

finas de gran elocuencia y con fuertes contenidos históricos

■ a la leg,itimidad de los gobiernos republicanos, enfatizando ejem-

• Ias repúblicas italianas medievales y, al mismo tiempo, denunciando

de la Revolución francesa en donde la destrucción de la Patria

a (-afia nacn cnn el amnr a la lihertari v en rinntle la licencia

b iffeligión, el desenfreno y la torpeza intentaban suplir todas las virtudes. Redactor, que
firmaba como Dionisio Terrasa y Rejón, pero que no era aodie mis que Antonio Irisarri,
era enfático en sefialar que los más firmes

de las Repúblicas eran la ilustración y la virtud. Decía: ”No sea,

, que saliendo del horroroso abismo de la arbitrariedad de un Rey,

miserablemente en otra más terrible, en que sean innumerables

kis tiranos”. Por ello era importante formar a los futuros ciudadanos. Sólo la justración
podia poner a cubierto de los males existentes. ”Era necesario íamiliarizar en todas las
clases del Estado las ideal liberales, que sirven de fundamento al sistema de las
Repúblicas. Todo hombre debe conocer sus daechos para saberlos defender y conservar, y
para obligarle a tomar parte eu todos los sucesos adversos o prósperos de la Patria”’29.

Los últimos meses de 1813, cuando se escribía sobre estos temas, la situación de
inestabilidad política institucional del nuevo Estado que se intenuba construir, vivia una
tensión permanente y faie precipitando la caída de los Carrera. Una de las situaciones más
decisivas en esa situación fue la discusión desatada alrededor de la Constitución.

El 9 de diciembre de 1813, a las tres y media de la mafiana, se presentó ante la Junta de


Gobierno el Coronel don Bernardo O’Higgins, ”y a las doce a presencia de todos los
oficiales que se hallan en Talca, y en medio de Ias aclamaciones de todos los ciudadanos
hizo en nuestras manos el juramento de estilo: protestó sostener a costa de su vida los
derechos de la Paula; y fue reconocido por General en Jefe del Ejército restaurador, y
todas sus divisiones”’”. El afio aparentemente terminaba bien y las noticias.

” 1 1Sorsanarto Republicano, No 8, 25 septiembre 1813, pp.62-64 y No 9, 2 octubre 1813,


pp. ’4.’1. E”flMonitorAraucano, Número extraordinario, 13 diciembre de 1813.
150

EDUARDO CAVIER

Evidentemente, lo que es innegable es que José Miguel

zás sin medir absolutamente las consecuencias de sus acciones,

viraje que se necesitaba para ir forzando el proceso hacia una más ,

búsqueda de mayores espacios de libertad respecto a Espana e, ir pecto a sus nuevas


instituciones. Por cierto, hombres como Franc

nio Pérez, José Miguel Infante, Agustín Eyzaguirre, Mariano

tituidos en Junta de Gobierno, y otros más, fueron decisivos en

en una serie de proVidencias y decretos un verdadero ideario

que tomando aspectos. de lo que se entendia por liberal en esos ,

cuidaban, al mismo tiempo, de dirigir el proceso manteniendo lo

sideraban esencial de la tradición, en particular de las instituciones 1

al catolicismo. No se puede pensar en lo que hubiese pasado

estos proyectos si los acontecimientos no hubiesen cambiado drást

a partir de fines de 1813 y particularmente desde fines de 1814,

es posible advertir que, después de 1816, parte importante de quedaron subordinadas a los
nuevos procesos políticos y, algunas x

importantes, simplemente iniciaron un muy lento camino hasta en

nuevas circunstancias más favorables a su ejecución.

Si volvemos a 1813, quizás el afio más activo en términos ide (y doctrinarios) dentro de
todos los anos de búsqueda de la emanc

en la capital no todo era tranquilidad, pero la política todavia no

tener vehemencia e importancia. Camilo Henríquez en el Monitor

no y Antonio Irisarri en el Semanario criticaban abiertamente la


ción y buscaban el convocar a un nuevo Congreso para revisar su

y formar un nuevo gobierno131 . Contaban con las simpatias dei

miento que se mostraba cada vez más decidido por la revolución y (

mismo tiempo, coincidia con la Junta de gobierno en ejercicio en y temores respecto a la


conducción del ejército en manos de los 1

Carrera. Estos, incluido José Miguel perdían simpatias ciudac

menzaban a ser atacados públicamente.

131 El Semanario Republicano comenzó a circular a comienzos de agosto de 1813 y, c

sefialaba que ”El objeto de esta obra no es otro que el difundir por todos

componen el Estado Chileno, las ideal liberales, los conocimientos útiles y el (


ENCIA EN CHILE. E1 fio del Ninou() Regímen y los orígenes de la representación
moderna

151

de tantas nuevas intranquilidades, el gobierno se trasladó

Je allí, en noviembre del mismo afio, dispuso el deponer del

fitar a los Carrera y el nombramiento como nuevo General en

ito a favor de Bernardo O’Higgins. A pesar de que este último

la opción de José Miguel, terminó aceptando el nuevo cargo al

Ias distancias entre ambos líderes comenzaban a crecer. En los

entes, se sucedieron nuevas situaciones que complicaron tanto

como militar. En este último caso, destacaron las batallas del

y de Cancha Rayada, un verdadero desastre para los patriotas

as de marzo de 1814, se disolvía la Junta y se nombraba como

• Supremo a don Francisco de Lastra.

hecho, aún muy justificado por la toma de Talca por parte de los

espafioles, fue el inicio de un largo período de gobiernos uniper-

autoritarios y comenzó a cambiar el discurso doctrinariamente

) que se había venido gestando. Más de alguno lo pensó así y quizás

por ello, El Monitor Araucano fue tan vehemente en explicar que el cambio político en la
conducción del gobierno estaba causado por la guerra y no por quienes seguían pensando
en la representación de los pueblos a partir de un régimen de separación de poderes:

Desde que las difíciles ocurrencias de la guerra excitando el Patriotismo al Pueblo chileno
le hicieron ver la urgencia de un eficaz remedio a este azote formidable y amenazador de
su seguridad, todos los hombres de juicio y experiencia conocieron la necesidad de
concentrar el poder ejecutivo en una sola mano. La moderación característica de nuestros
Conciudadanos, y el temor de formar un contraste con la opinión y gratitud debida a las
apreciables tareas de la Junta Gubernativa, les obligaba a sofocar en silencio la
importancia de esa medida reclamada por el primer interés de la salud pública. Pero
difundida en el memorable dia 7 del corriente la sensible noticia de la ocupación de Talca
por el enemigo, en circunstancias que el Ilustre Cabildo buscaba el consejo y Ias luces
que el Gobierno le había pedido para consolidar la defensa del Estro; ocurrió el virtuoso
pueblo a llenar las Salas del Ayuntamiento, creyéndose cada uno obligado a proponer los
arbitrios que le inspiraba el sentimiento natural de su propia conservación: y al paso que
se mul-

tiplicaba la divergencia de dictámenes sobre los medios particulares de


152

cautelar el riesgo, todos convenían en el voto unipersonal132.

Según el Manifiesto, las circunstancias hacían imperiosa 1

la ejecución, pero ello era imposible conciliar con el sufragio y de

una Corporación, es decir, la discusión ponía en peligro la est

gobierno y del régimen que se trataba de imponer. Quizás buen ;

para la época, pero unos razonamientos que se fueron repitiendo

de la historia y de los tiempos que siguieron. El documento lo

Antonio José de Irisarri, patriota distinguido, que asumió el poder 1

volvia desde Valparaíso, el Gobernador allí, el Coronel don Franc

Lastra. Respecto al cuidado de la Patria,

Ella seria salva, cuando la unión sea en nosotros el primer

nuestras atenciones. Las Provincias de Chile aceptando este ma

to de gran ley de su existencia, acreditarán aquella franca

con que siempre se uniformaron al voto de este centro gener

recursos. Elias recibieron con placer y ternura la instalación dei

septiembre de 1810, y las innovaciones dictadas por el espii

amor público. Ninguna se les presenta con mejores caracteres ■ cia, cuando siendo
imposible en el momento de consultar el

a la distancia, la mina del Estado seria el inevitable resultado

tardanza’33.

El dia anterior, el Cabildo de Santiago, que seguia siendo parte i

tante de la institucionalidad vigente en ese momento, se reunió cone

do a algunos vecinos para recibir sus luces, bajo el fundamento de


el pueblo que efectivamente se pasare de un gobierno colegiado a

carácter unipersonal. Debe serialarse que, quizás por diferentes pa

respecto a una misma cuestión, el Cabildo en pleno estuvo de acuerdo •

el cambio de gobierno. Firmaron todos sus miembros respaldando la i

da considerada: El Conde de Quinta Alegre, Francisco de Borja Fonte

Pedro Nolasco de Valdés, Antonio de Hermida, Carlos José Infante.

’32 Manifiesto del Gobierno a los ciudadanos, Santiago 8 de mamo de 1814: en El Moo
nor An número extraordinario, 9 marzo 1814.

133 Ibidem.
EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

153

, Miguel de Ovalle, Mariano Vidal, José Maria de Rozas,

Castillo, Isidoro de Errázuriz, Juan Francisco de Ia Barra,

Ir, Feliciano José de Letelier y Timoteo de Bustamante, Se-

ate interesante de considerar es el cómo, en un verdadero pe-

Ic transición entre antiguo y nuevo régimen, se tenían que buscar los flocos a partir de los
cuales legitimar los actos. El dia 14 de marzo,

)rporaciones (Senado, Tribunal de Apelaciones, Consulado de

Cabildo, el Cuerpo Militar, el Cabildo Eclesiástico), recibieron e

i en sus funciones al Director Supremo y le propusieron los nom-

sus Secretarios en el Gobierno, en Guerra y en Hacienda y también

d dcl Intendente Provincial. En la misma oportunidad, el propio Senador Camilo


Henríquez propuso delimitar el período de gobierno, solicitud que truninó en el estudio de
un Reglamento para el Supremo Gobierno redac(Ido por una comisión formada por un
representante de cada una de las Corporaciones. El Reglamento fite rápidamente aprobado
(al día siguiente) v segUn el mismo se dispuso que el Director Supremo duraria 18 meses
en d zango pudiendo ser reelegido o reemplazado en el cargo por la MunicipaIidad, que
para entonces debería haber sido elegida por el pueblo, y el Senado, llamado Consultor,
que estaria compuesto por 7 individuos elegidos por el Director a propuesta de un listado
de 21 nombres presentado por la Junta de Corporacionesi”.

Sin embargo, los problemas dei incipiente Estado, no sólo de carácter económico, sino
además imposibilitado de movilizar hombres, materiales de guerra y aprovisionamiento
para las tropas, fueron intensificándose en ia medida que Lima optó por hacer frente a la
rebeldia de su tradicional Provincia y ello significó, además, que gran parte de los
discursos, proyectos r anhelos dei grupo patriota, fueran esfumándose en la medida que la
parte realista tuvo fuerzas para reaccionar. El 5 de abril de 1814, en una Memoria sobre el
estado de la guerra y de la necesidad de concluiria, el Director

Francisco de la Lastra subrayaba los problemas financieros existentes por

r Anuicano, 14 marzo 1814, pp.122 y 123 y 18 marzo 1814, pp.116 a 11£


154

EDUARDO i

el no funcionamiento del libre comercio y los crecidos gasto

extraordinario de los Patriotas que habían excedido en la gl

disponibles. Siendo que el Perú Bajo venía sosteniendo las quer

tevideo, Buenos Aires, Quito y Santa Fe, se hallaba aniquilado

sos y por ello la pregunta era sobre quién contribuiria a sostene

en Chile. La búsqueda de una solución pacífica pasaba por cc

servidumbre en que podrían vivir los ciudadanos no peleando

campos de Chillán, Concepción o Talca sino en las heladas ma

Potosí y en los desiertos del Alto Pedi., tampoco por la libertad y

cia de sus hogares y familias sino por la esclavitud y la de sus

”Que memoria tan vergonzosa para las edades futuras”. La quer

introducido en Chile sin la menor declaración y Lima se sostenía ■

rebeldes no necesitan intimidaciones, declaraciones ni proposicio

cabia duda que la invasión sólo se reducía a dejar en un profundo

de miseria a sus habitantes para que la necesidad y la violencia les c

a transportarse a los ejércitos del Perú. En Chile, los dias 19 y 20

O’Higgins y Mackenna habían obtenido brillantes victorias en

Membrillar ganando provisiones de ganados, arrierías y municion

no podían trasladarse. Si ecos recursos, unidos al entusiasmo, a Ia j y a la segura


protección del Dios de los ejércitos no eran suficiente

contar con una completa victoria, no había que temer, se debían

esfuerzos para obtener la satisfacción de un resultado feliz.


El documento se complementaba con un Manifiesto que ha

blos el supremo Director de Chile: el gobierno no se ocupaba de ot

en consolidar la verdadera libertad del Estado para que todos los 1

disfrutaran de la tranquilidad, del orden y de la armonía que

felicidad civil:

Chile se halla hoy en situación de hacer valer su justicia

riesgo de un accidente común en la guerra pueda privarle de t

derechos y le sujete a la condición de un país sometido por 1 Este Reino, como los más de
América se resintió justamente

consideración con que la miá la Esparia en aquellos mon

que todos los pueblos esperaban la reforma del opresivo ré

guo. Teníamos derechos, y debíamos hacerlos valer según

la naturaleza y según los principios más sólidos de la Socie


~pr

~~~1BIDENC

IA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

155

no seria la sangre la que se derramara... Serán las razones, las

conferencias, la mutua confianza, las que esdarezca nuestros

iptibles derechos. Nosotros remitiremos a Espana nuestros

s, ellos darán nuestras quejas al Gobierno espariol, ellos pro-

nuestras reformas, y sin duda alguna, Chile será feliz regido

r Ia sagacidad y la prudencia’”.

FA todo caso, el Director Supremo seguia reafirmando el proyecto de

del Estado: el gobierno interior debía establecerse por el voto

I y los sagrados derechos de los Pueblos de Chile no deberían volver

a ler hollados, como venía sucediendo, por una facción popular, ni por una *nona de Ias
armas. Había resuelto convocar a los Diputados de todos los Pueblos para que reunidos en
un Congreso eligiesen a los que deberían ir a.

ia Segll n los tratados de paz, les dieran las instrucciones convenientes y

la forma del gobierno interior que fuese de voluntad general.

t lo legítimo y conforme a la libertad proclamada.

En este sentido, un acontecimiento que fue muy decisivo en la marcha

■ fue el Tratado de Lircay firmado en mayo de 1814 entre los jefes

ejércitos: don Gabino Gainza y don Bernardo O’Higgins, que

■ sobre Ia base de lo que el gobierno le serialaba, pero que, al mismo

fue enérgico en rechazar los principios originales del Tratado que


rrtrotraian las cosas al 2 de diciembre de 1811. El principal punto de los patriotas consistia
en lograr la retirada del ejército realista del sur y, con ello, la libcración de la provincia de
Concepción.

Está poco definida la situación y las circunstancias que, en profundo,

■ tanto a Lastra como al mismo O ’Higgins a tratar de reorientar los

desde una acción bélica hacia otra de carácter más diplomático. El

5 de mavo de 1814, Lastra convocó a su despacho a los miembros del Senado consultivo
para leer el acuerdo que el dia 19 de abril habían firmado

con el General Don Gavino Gainza, al cual El Monitor Araucay la propia acta del senado le
nombra como General del Ejército Nacional diferenciándolo del General en Jefe del
Ejército de’ Chile. El documento

sefialaba, en primer lugar, y entre los acápites más importantes, que

Anzw-ano, Número anterior al 8 de abril de 1814, pp. 208 a 217.


156

EDUARDO CA

Chile se ofrecía a remitir Diputados, con plenos poderes e

y como parte integrante de la monarquia espariola, para sanc

Cortes la Constitución que estas habían sancionado, y se comp

seguir reconociendo a Fernando VII y a la autoridad de la Re

había reconocido la Junta local y el libre comercio con Ias nacion

y neutrales. Con ello cesarían las hostilidades entre ambos ejé

evacuación de Talca se ejecutaría dentro de un plazo de 30 horas (

las cuales seguiria la inmovilización de las tropas en la provincia de

ción quedando la plaza de Chiloé sujeta, como antes, al virreinato

A partir de ello se restituirían reciprocamente los prisioneros de ;

tes y continuarían las relaciones mercantiles como en los tiempos ;

a la guerra. El ejército chileno se comprometia a no aproximarse ; se restituirían


reciprocamente los moradores y propiedades existem

del 18 de febrero de 1810 y el gobierno de Chile satisfacería el

debía hacerse a algunos vecinos de Concepción por los gastos exp

las acciones de Gainza. Como garantia del cumplimiento de los ,

Chile y Esparia entregaban como rehenes a tres personas distinguic

los cuales se aceptaba al mismo Dn. Bernardo, a menos que el ■

eligiera Diputado para las Cortes. Precisando los alcances de la ir

cia de O’Higgins, el Tratado fue aprobado por unanimidad por Fr de Lastra, Director
Supremo, Don José Antonio Errázuriz, Preside

Senado, Camilo Henríquez, Gabriel José de Tocornal, Francisco

Vicufia y Juan José Echeverría, Secretario. Reconfirmado por Cair


expresó, en sus propias palabras que ”no sói() me conformo con ella j

motivos expuestos acerca de la importancia en este Reino de la pn

del Seflor General D. Bernardo O’Higgins, sino que por la opiniOn, o

me merecen la buena fe, y rectitud de opiniones de dicho Sr. Genera1,1

pensado de igual modo, aún antes de llegado este caso... ”137

El Tratado de O’Higgins con Gainza es otro de los momentos ejest

proceso, no sólo por lo militar, que quizás era un momento necesario recuperar fuerzas, o
porque situó a Don Bernardo, para algunos, en momento de debilidad frente al enemigo,
sino principalmente porque t

consecuencias políticas de magnitud que arrastraron detrás de si una

137 El Monitor Araucano, No 42, 10 de mayo de 1814, pp. 201-207.


EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

157

)nes, en algunos casos de desconfianzas y de mayores dife-

los criollos, especialmente entre los indecisos, y, más particu-

los patriotas, especialmente en aquellos más radicalizados.

, fueron tan fuertes las críticas que comenzaron a levantarse que,

adia 24 dc mayo, a través del mismo Monitor, el Gobierno, aduciendo que

•unos inconsiderados murmuran ver en el Monitor papeles de particulag% que gozando de


la libertad de prensa, exponen sus ideas y sentimientos ci, d único periódico que tiene hoy
esta Capital, y queriendo evitar aún las maus inteligencias de los menos ilustrados”
decretó que este no admitiria rapei alpino de particulares y que sólo comenzaría a contener
artículos de oficio v noticias interesantes. Para ser fiel con lo que se había realizado, el
aliou° Gobierno sefialaba que, sin comprometer su autoridad, los particulares gozarían de la
libertad de imprenta según el reglamento existente sobre

I$

Firmado el tratado, no sólo las dificultades puestas por Gainza para ;umplir con su
promesa de retirarse del país, sino precisamente las dificultada internas, posibilitaron la
re-emergencia de la presencia de José Miguel Carrera, haciendo nulas las intenciones de
mantener lo acordado. El 22 de ilibo de 1814, José Miguel da otro golpe de Estado, vuelve
a torcer el dcsarrollo de los acontecimientos, retoma el poder, se niega a reconocer el
tratado de Lircay y la revolución entra en una fase definitiva en cuanto a la busqueda de la
Independencia total del país. Este fue el tiempo de José Mi-

v el tenía plena conciencia de ello. Como fue constante en la época, el 25 de julio se


presentaba con un nuevo Manifiesto del Gobierno a los Pueblos, v no tenía reparos en
hacerlo en tono abierto y franco:

Para hablar con hombres irreflexivos, seria bastante el artificio de la palabra: pero cuando
tratamos con los verdaderos patriotas, que aspiran sólo a la seguridad de los derechos de
su País, ratifican en su corazón min Ias medidas impensadas de salvarlo; ni necesita el
Gobierno de apovar su exaltación en la mina y conducta de sus predecesores, ni valerse
de otro lenguaje que el de la verdad139.

” El 3fonitor

30 ” - 308

Monitor Araucana
Araucam

,, N0 47, 27 de mayo de 1814.

folleto extraordinario y republicado en el No 66, 2 agosto 1814, pp.


158

EDUARDO CAVII

Enseguida, venían los fundamentos de la acción: la ocupac

por los esparioles, había hecho adoptar la concentración dei

mando unipersonal, un descontento general se había difundido 1

zozobrar el crédito de la autoridad murmurando su arbitraria pr,

al mantenerse por la fuerza hasta volver a despertar el valor de los 1

del pueblo. Una fracción, ”que siempre había sido sofocada en las (

nes de nuestra Libertad naciente, levantaba su cabeza erguida, ir

con sonrisa a los amantes de la causa americana, como si la procla

sus derechos fuese inconciliable con los deseos de la paz, o como

tos que la reglaban dejasen a Chile en la oscuridad de su antigua

bre”. Con descaro intolerable babá perseguido a sus rivales, quie

se congratulaban del sufragio uniforme que con premura, al dia

de su decisión, el dia 23, les había vuelto a depositar la confianza

hasta una nueva deliberación del Congreso para lo cual se est

regias directivas de su convocatoria. Junto a Carrera, firmaban

de Uribe y don Manuel Murioz de Urzúa. Junto a otros docuil

reorganización del gobierno, al Manifiesto le siguió inmediatam’e

comunicación:

Si la remoción de algunos ciudadanos del centro de sus familiasi

medida consiguiente a los primeros momentos de la instalaciói

nuevo Gobierno: ellos deben acreditar su patriotismo en la

midad a esta providencia arrancada por el sólo interés de Ia pública, y que pone en
contraste los principios liberales y senti]

de generosidad a que nos hemos propuesto nivelar nuestra coq

El choque de pasiones anticipadas pondría en efervescencia te

resortes, y la seguridad individual expuesta a peligros fuera del

del Gobierno, enlutaria en breve ias esperanzas del restablecimie

la libertad acontecida, que hace el principal objeto de nuestras

Los males de un pueblo naciente son tan necesarios como la ■

ción, que ha de formar el gran punto de unidad para la prosper

país cuyos representantes pronunciarán en breve la ley benéfica

tanto tiempo suspiramos, y que ha estado paralizada por una oposición de los enemigos de
la Patria. Si ellos meditan arreliar

las dulces luces de la paz, la energia con que el gobierno se emp

el sostén y defensa de los derechos del pueblo, aniquilará a uni


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Regimen y los orígenes de la representación moderna
159

esa alegria insultante con que se gloria de una pena temporal

ente confunden con la que merece el crimen de esos rivales

h sagrada causa americana. Es de nuestro decoro acelerar ei precio-

instante en que extermina hasta la idea de una guerra facciosa...

ciudadanos pueda decir en el seno de su familia. Dichosas aquedas

que alfin consolidará de un modo imperturbable nuestros san-

,s de propiedad, libertad y seguridad. Santiago 9 de agosto de

Carrera, Uribe, Murioz, Dr. Vera, secretario’4°.

Aunque Don José Miguel y don Bernardo aparentemente se reconci!mon temporalmente,


las diferencias entre los dos Jefes militares patriotas, sus enfrentam ientos, les llevaron a
ser vencidos frente a Mariano Osorio, un nuevo militar llegado desde Lima que, a
comienzos de octubre de 1814, Jp

i una completa derrota en el llamado desastre de Rancagua, episodio

el fin de la Patria vieja, la dispersión de los patriotas, la buída

bacia Mendoza y el inicio de la restauración, o reconquista del poder por parte del
ejército realista.

[Reconquista] e Independencia. Un complejo camino bacia el

orden”.

Osorio ingresó a Santiago e19 de octubre de 1814 e inmediatamente se dio a Ia tarea de


reestablecer el viejo orden para lo cual reinstaló la antigua

Audiencia a la que uso, además, como verdadera entidad de justicia

Obviamente, el clima instaurado fue de desconfianza generalizada,

ciones, prisiones y exilio forzado o voluntario. A ello se agregaron

problemas relacionados con arcas fiscales prácticamente inexistentes

con permanentes confiscaciones de bienes patriotas.


Osorio gobernó al país un afio aproximadamente. La tarea que tuvo que desempenar en
este tiempo fue tan ingrata como variada. No se redujo solamente a velar por la
tranquilidad pública, desconcertar los complots de los patriotas y atender a los muchos
gastos de un ejército numeroái y en pie de guerra, en un país arruinado enteramente,

p.310.
tanto por infinitas expoliaciones como por faltarle hacía i

toda industria agrícola y comercial, sino que tuvo que

instituciones antiguas y modificar Ias que dimanaban

lucionario o abolirlas completamente. Repuso la antigua

de San Felipe a expensas del Instituto; hizo mejoras en el

Comercio en lo relativo a concursos de acreedores de los 1

los que mueren dejando créditos procedentes de material (

restableció de orden del Rey, la fiesta del paseo del esta

que concurrían los europeos con pistolas en las pistoleras, i

estas las llevaban vacías los chilenos, con arreglo a un de

se les prohibió llevar e introducir toda clase de armas. Pero 1

le ocupó fue la policia política ’y civil del reino y especialme

capital, porque independientemente del bando de buen

cado sobre el de 1780 que mandó publicar, instaló muchos1 compuestos de las personas
más afectas a la monarquia, que c

en las diferentes comisiones que se les encargaban con te

propio de su posición precaria y poco segura14i.

Le sucedió Francisco Marcó del Pont quien redobló el regime

trol y de disciplina impuesto por su antecesor, pero ahora en

mayores precauciones suscitadas por los rumores llegados desde

respecto a la unión de los patriotas bajo la dirección del Gene

San Martín. Efectivamente, desde Rancagua, el grueso de las

persas atravesó la cordillera y se puso bajo las Ordenes del General

no, por entonces Gobernador de la provincia. Llegaron también


y los Carrera, pero con intereses y proyectos diferentes que les una completa ruptura y a
los últimos a perder totalmente el apo Martín. De hecho, en diferentes tiempos, fueron
enjuiciados y aji.

creando con ello una mayor distancia entre sus seguidores resp( otros y dejando en la
historia de Chile una fuerte herida no sur

el tiempo. Con ello, O’Higgins pudo retomar su papel y asumir un 1

protagónico dentro de los planes de San Martín que igualmente

reconquistar Chile para gloria suya y de su nación. El 15 de enero

el Ejército emprendió su marcha hacia Chile y el primer enfrenta

Gay. Vol. VI, pp.96-97.


ta, correspondió a Chacabuco, que dio el paso a Santiago

)n el 13 de febrero recuperando, desde ya, el control del

:lendo San Martín de ocupar la primera magistratura del

se entregó a O’Higgins quien, junto a sus preocupaciones

se dedicó inmediatamente a obras de gobierno y también a refor-

; entre las cuales determinó la abolición de todos los títulos de

:contrariaban el carácter republicano.

■ fue victoria y unidad. Junto a los problemas de organización

parte producto de las rivalidades entre O’Higgins — San

bando de los Carrera, la relación y valoración argentina no

e aceptada. Ya en marzo de 1817, en un número extraordinario

lente creada, como medio de comunicación oficial, Gazeta

Gobierno, el Cabildo de Santiago ocupaba sus páginas para,,

ciertas opiniones que circulaban por la capital afirmando que-

i Chile al Ejército de los Andes porque se había salvado por el es-

propios hijos, apreciaciones que intencionadamente trataban

discordias cuyos efectos podrían ser altamente perjudiciales.

todos los miembros de la Sala Capitular: Fernando Errázuriz,

Fontesilla, Domingo de Eyzaguirre, Felipe Santiago Solar, José

Campino, Miguel Ovalle, Antonio José de Aranguiz, José Ma-

aud de Astorga, Manuel Echeverría. Obviamente, la situación escondia las

sefialadas y de ello daba cuenta la misma Gazeta en su número

en donde claramente expresaba que esos comentarios provenían

de un espírito familiar de partido y la necia esperanza de recuperar al caudillo que les


había educado en la escuela de la inquietud, de la inmoralidad t• de la licencia’

Por cierto, el gobierno de O’Higgins tenía, en todo caso, mensajes propios v ellos eran
fundamentalmente republicanos. Para éste, no era justo que permanecieran confundidas
clases tan diversas disfrutando iguales consideraciones del Gobierno y de sus
conciudadanos y por ello era necesario que todo individuo debiera tomar partido y
calificarse como patriota regis-

como tal en un plazo de dos meses, aun cuando, si no lo hicieran,

No Ia Patria. Gazeta Extraordinaria del Gobierno de Chile, 17 marzo 1817, pp.28-29 y N°


4.19 marzo 1817, pp. 31.
162

EDUARDO I

quedaba sin opción a empleo o lo perderia quien lo tuviera.

exceptuados los eclesiásticos: aquellos, de ambos sexos, que

lificar su conducta patriótica desde el principio de la gloriosa 1

deberían ocurrir a la Sala del Excmo. Serior General en Jefe.

incluso, fueron las acciones dirigidas a la expropiación de bie

para lo cual, incluso, se premiaba la delación responsable con

de la cuarta parte para el beneficio personal de quienes dem

todo caso, se establecieron, igualmente, severas penas para quie

ban maliciosamente, usando el nombre del gobierno para secue

y animales de las haciendas rurales existentes143.

La historiografia sói() consigna el hecho de que una de

medidas del gobierno de O’Higgins fue el suprimir el uso y de

de los títulos de nobleza y de sus escudos de armas. Los conceptc

para esa acción son mucho más interesantes:

Si en toda sociedad debe el individuo distinguirse solame

virtud y su mérito, en una República es intolerable el uso

jeroglíficos que anuncian la nobleza de los anteparados: nc

chas veces conferida en retribución de servicios que abaten a I

humana. El verdadero Ciudadano, el Patriota que se distir

cumplimiento de sus deberes, es el único que merece perpen

memoria de los hombres libres: Por tanto ordeno y mando,

término de ocho dias se quiten de todas las Puertas de Calle, 1


dos, Armas e Insignia de nobleza çon que los tiranos compen

injurias reales que inferían a sus vasallos. Para que llegue a

todos publíquese, fíjese e imprímase. Santiago, 22 de marzo

Bernardo O’Higgins — Miguel de Zariartu, Ministro de Estado’

El mismo número que publicó el Bando anterior, desarrolló te

reflexiones sobre la nobleza y sus rituales, basándose, para ello, en

nes específicas de la naturaleza humana: ”Ellos (los nobles) se lis

una distinción que ni en los colores puede apoyarse, cuando vemc

negros ilustres, y blancos plebeyos. Y creo que nadie negará que

’43 Viva la Patria. Gazeta Extraordinaria del Gobierno de Chile, N° 4, pp. 38.

144 Viva la Patria. Gazeta Extraordinaria del Gobierno de Chile, N° 5, 16 marno 10


1 EN CHILE. El lin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna
163

Lies: ni habrá quien afirme que un cuerpo recibe cierto

I sobre otro en su formación. Sus partes son iguales, carne,

s, venas, sangre, humores, y esa gran porción de inmundicias

vente distribuye la economia de la naturaleza, sin que lo en-

ni Ia misma madre que nos parió, con que diversidad preferente se

i en el noble, y no en el plebeyo?145.

No obstante, todavia quedaban algunos intentos por parte del Virrey

dd pesú que logró organizar una última expedición a Chile. En marzo de i$18 se produce
la llamada sorpresa de Cancha Rayada, con derrota de parte del ejército patriótico,
pero en abril se dio la batalla decisiva, la de

Tal fue la sangrienta batalla que selló definitivamente la independenda chilena y ejerció
una influencia inmensa en los destinos de América. La bizarria, la audacia, la decisión
que los dos ejércitos dieron pruebas en esta terrible lucha, son superiores a todo
encarecimiento. Unos y ottos se batieron con todo el valor que infunde el amor propio y
con un conocimiento militar que los patriotas adquirieron en poco tiempo, gracias a
algunos oficiales extranjeros y a la penetración chilena. Si hubieran de citarse los
nombres de cuantos patriotas se distinguieron, seria necesario hacer mención de casi
todos los combatientes, desde el General en Jefe hasta el último huaso...

A las nueve de la noche entraron O’Higgins y San Martín en Santiago en medio de las
entusiastas aclamaciones de un pueblo, que del terror, del pánico, había pasado al delirio
de la alegria. Pasados pocos dias, San Martín, dejando el mando del ejército a Balcarce,
emprendió de nuevo el camino a Buenos Aires, no en busca de nuevas coronas que su
modestia rehusaba, sino para discutir y combinar con el General Pueyrredón, el plan que
meditaba hacía tiempo, de llevar la guerra al corazón mismo del Pedi y conquistar la
libertad, plantando su bandera en Ias torres del Callao14’.

” Viu Lr Paria. Gazeta Extraordinaria del Gobierno de Chile, pp.41. ifie, op. rir., Vol.
VI, pp. 168.

i
164

EDUARDO

O’Higgins inició y desarrolló su gobierno en medio de

oposiciones y conflictos de poder. En 1818, se promulgó una 1

que le ponía al frente del nuevo Estado como Director Supren

con plenas facultades ejecutivas a incluso con las de nombrar

bros del Senado, cámara encargada de examinar sus actos. Se

graves descontentos, especialmente con los juicios sumarios en (

Carrera en Mendoza y de José Miguel posteriormente, todos los (

llevaron a su muerte al igual que a don Manuel Rodríguez, oiro I

reconocidos patriotas, en el mismo Santiago (Til-Til). Indepenc

de ello, los esfuerzos del Director estuvieron dirigidos hacia obras I

de organización de la Hacienda y, muy, persistentemente, el ’levar a

el proyecto de una expedición libertadora al Perú la cual, después (

tentos falidos, se hizo realidad el 20 de agosto de 1820 cuando ;

Valparaíso y al mando del General José de San Martín. La inde

del Perú se proclamó en julio del afio siguiente. En Chile, la guerra s

desplazado hacia el sur de Concepción, pero ya no había pe1iE

gobierno y la nueva República. En el orden político interno, en

1822 se produjo la apertura de una nueva Asamblea que de legisla bó siendo constituyente
y que llegó a promulgar una nueva Con

que permitió no sói() el surgimiento de una fuerte ola opositora

misma sino que, además, el centrar los descontentos en contra del

O’Higgins. La organización de destacamentos militares que marc


cia Santiago, la oposición de parte importante de la Asamblea y ta

Cabildo de Santiago, llevaron finalmente, en enero de 1823, a la ab

de O’Higgins, a su destierro en el Peai y al cierre definitivo del pr,

Independencia.

Todo, pues, favoreció los deseos y buenas intenciones de 01

Desgraciadamente la civilización no consciente ni la monotonia i

marcha geométrica y acompasada: avanza por el contrario a

prefiere ante todo el movimiento y la variedad. Precisado 0’1

a obedecer esta ley de nuestros adelantos, lo hizo sin murmurar, :

segunda intención y con resignación igual a la que tuvo en otro 1

para someterse a la autoridad de don, José Miguel Carrera. Y

en el, el sentimiento del honor despertado por el peligro de la 1

lo conducía a toda clase de abnegación. Dirigió seis mios la remi


EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los *enes de la representación moderna
165

) demasiado largo para momentos de ilusión, en que la conquis-

i independencia hacía creer a los chilenos en un verdadero Edén

io sacrificarlo a sus suerios con la esperanza de encontrar

ia, a pesar de las bellas cualidades que lo caracterizaban a este todos los extranjeros
residentes entonces en Chile hicieron

I los mayores elogios y el general Millar lo llama en sus memorias

”uno de los hombres más grandes. que ha producido la revolución de America del Sur”,
atiadiendo que ”su valor, integridad, patriotismo, dcsinteres y su capacidad, merecen los
mayores elogios” 147.

No obstante, a lo menos el sector dirigente ya había tomado partido

, x csbozaban las divergencias respecto a la organización que se buscaba.

fundamentalmente de tiempos entrecruzados y aún no lo sufi-

nte maduros en el pensamiento de muchos, se producían con-

manifiestas, entre ellas, la libertad de opinión que chocaba

d autoritarismo del gobierno balado en la necesidad de consolidar los desarrollos


institucionales del nuevo Estado. Los argumentos se utilizaban indistintamente, todos
pensaban en los principios ilustrados y en cómo la

se había liberado del yugo, la opresión, la ignorancia. Se mani-

también los conflictos doctrinarios entre ilustración y liberalismo;

: las utopias de la igualdad y la naturaleza del hombre y las necesidades

concemientes al gobierno social. En el Prospecto de El Sol de Chile , publicado en el afio


1818, se comenzaba citando a Condocert: ”La naturaleza lia unido con vínculos
indisolubles los progresos de las Inces y los de la ikertad, de la virtud y del respecto a los
derechos naturales del hombre”. Sn editor, subrayando la libertad de imprenta y todos los
logros alcanzados

dla, que se había levantado bajo el impulso de los rayos benéficos de libertad, sefialaba
que emprendía la redacción de un periódico político,
y filosófico en el que entregaria todas las noticias que pudiese

sobre los acontecimientos políticos y militares, pasando revista

i de gobierno y denunciando los abusos que pudieran existir: ”En

”a pais como Chile, que ha proclamado su libertad, que combate todavia Por dla y que
ciniere conseguirla a fuerza de heroismos y virtudes, en un ”Ido republicano en donde
todos están interesados en el bien de la cosa

’ui% op. rit., Vol. VI, pp. 326.


166

EDUARDO CA

pública, nada debe temer el escritor enérgico y libre, no digo 1

La publicación se ofrecia como semanal, dia viernes, a contar ■

julio de 1818. Aparecia firmada como G. R, pero editada en

del Gobierno’48.

Fueron varios los periódicos surgidos en forma paralela.

tratándose de caracterizarse, así mismos, como los más objetivo

a la verdad. En el Prospecto de El Chileno, se escribió, incluso, 1

síntesis de lo que había sido la corta historia de la prensa en

que el primer periódico chileno fue la Aurora, cuyo editor, pa

gobierno, hacía lo que hacen en todo el mundo aquellos que

de otros. Se reconocían algunos rasgos brillantes que hacían ha

los componía, pero este no podia probar la libertad de imprensa 1

la ilustración general, ya que era un valdiviano criado y educ

(se referia a Fray Camilo Henríquez, su Director). En el mismo 1

se continuaba diciendo que después apareció El Monitor Arauca

fue nada más que cambiar de nombre y la forma del anterior, sie

la dependencia del gobierno y bajo la misma dirección del editor: ’

descrédito literario se debe más al silencio que observamos en la

Monitor, que al que habíamos guardado durante el tiempo de la,

que habiéndose declarado la libertad de prensa, con un buen

después de haber dejado el gobierno los Carrera, apenas hubo un

usase del derecho concedido a todos los chilenos. El Semanario ,


no fue el único fruto del reglamento de imprenta libre, pero no

ningún chileno, sino a un editor que vino a establecerse desde el ■

opuesto de la América. Duró hasta que se cansó de escribir y no te

a expresar sus opiniones, pues desaprobaba y condenaba las oper

los hombres más temibles en aquella época. Pagó su franqueza

víctima del resentimiento de los Carrera, mucho tiempo después ■

dejado de escribir”149. Se terminaba el análisis con El Semanario, del

que concluyó en el No 12 y que lo había continuado Cayo Hor

era el mismo Camilo Henríquez. Posteriormente, desde la victoria

cabuco, los más interesantes, según el prospecto indicado, habrían

a q.,. a

148 El Sol de Chile, Prospecto, 1818. ’49E1 Chileno, Santiago 15 de julio de 1818.
CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los *enes de la representación moderna

167

rienzó inmediatamente con las armas de la libertad, escrita

un extranjero. Se trataba de un trabajo muy medíocre que

■ de editor y agregó a su nombre el calificativo de Ministerial

rio como de documentos relativos al gobierno, con un edi-

extranjero. Le siguieron el Argos de Chile, luego el Duende y

1S01, todos editados por extranjeros.

e, que igualmente en su Prospecto ofrecía plena libertad de

iluda también sus propias miradas. En el No 3, de julio de 1818,

de una Proclama de José Miguel Carrera que, dirigiéndose a los

de Chile, comenzaba preguntándose: ,En dónde están nuestros

nuestros compatriotas Juan José y Luis de la Carrera? Sin más,

respondia que estaban en donde debían estar..., bajo de tierra..

bis bridges debían pagar sus delitos y les acusaba de haber destruido la

pública, de apoderarse del gobierno por medio de la fuerza que im-

ente se les había confiado, de haber conspirado contra los Jefes,

erse en el Congreso Nacional, de haber hecho nacer gérmenes

de división en la Provincia de Penco, de causar la separación de Valdivia, de

r en Concepción a los buenos patriotas, de entregar las armas y el go-

1 en manos infieles, de rodearse de hombres corrompidos y viciosos,

r el tesoro público en sus propios fines y, en suma,

Disteis mérito con vuestra conducta a que el Virrey de Lima nos atacase con mil y
trescientos hombres bisofios, y vosotros más bisofios que dos, con doce mil soldados en
Maule, no pudisteis hacer más que encerrar en Chillán a aquellos miserables chilotes;
perdisteis mil ocasiones de vencer, por ignorantes y por cobardes; afirmasteis el odio de
los penquistas contra vuestras personas, porque redoblasteis en su territorio vuestros
escándalos y vuestros horrores; y aguei odio, que sói() vosotros debíais sufrir refluyó en
dano de la Patria que destrozabais; fuiste depuestos del mando por la autoridad de la
Junta, y comenzó a triunfar nuestro Ejército, porque se hallaba mandado por generales
valientes, honrados y hábilesi”

Atende de Santiago, No 3, 6 de julio de 1818, pp.14-15.


168

EDUARDO CAVIER

El listado de acusaciones seguia: habiendo hecho la paz

go, en virtud de ella habían salido de prisión para inmediatame

una nueva conjuración contra la autoridad y retomar el poder

do al Director Supremo. Haciendo la última revolución, a pesar (

dejado abandonado en Rancagua para volver a Santiago para

ciudad antes de dejarla al enemigo, el General 01-liggins había i

generosidad de entregarle el ejército que mandaba. Llegados los i

Mendoza habían intentado retomar sus posiciones, lo que les valió (

contra Juan José y Luis, que terminó con la condena por parte

ticia por delitos contra la Patria. Con ese historial, el redactor

a José Miguel: ”Esos hombres, que improperas, Pueyrredon, San

O’Higgins, no serán jamás tiznados con tu tosca pluma. Chile

les debe; el enemigo mismo publica sus virtudes y sus glorias; los bu

defienden; y todo el mundo está persuadido de su mérito’’’’’.

Posteriormente, el mismo Duende publicaba el texto de la

En ella, Don José Miguel pronosticaba que Chile seria, en el corto

colonia de Buenos Aires. Porterios en Chile y chilenos en Buen

sostendrían esos planes, alternativamente como instrumentos y con

mas. La expedición a Lima seria costeada con sangre chilena y los

argentinos conservarían por el terror la conquista de Chile. Los Jef

iniciados en el gran misterio y el Proyecto, respetando las preocup

de los pueblos, lisonjeando sus caprichos y acariciando su orgullo,


zaría sus objetivos cuando se empezara a ceder por la fuerza, cont

por la política y acabando por la costumbre. El tiempo sancionaria midad de la


dependencia: ”iVed, chilenos, la suerte que os prepara g

de los Aristócratas de Buenos Aires! De esta asociación nocturna de i

salió el falto de muerte contra los Carreras, mis hermanos, vuestros nuestros compatriotas;
los defensores de la libertad de su Patria”’”.

bría sido la conducta de los tiranos en todo tiempo y, junto a Sana

y O’Higgins, el célebre demócrata, el autor del periódico de Buená

Martir o Libre, Bernardo Monteagudo, había sido el conductor de 1

y uno de los doctores infames de aquella comisión política. Por

151 Ibidem, pp.16. ”2 El Duende de Santiago, N° 14, 2 noviembre 1818, pp. 2.


EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

169

rebatia todos los argumentos e insistia en el propio carácter crimi-

Carrera. Alababa la actitud de San Martín al rechazar la primera

chilena y sefialaba que todas las autoridades en Chile eran

Freire, Intendente de Concepción; Vicuria, de Coquimbo; Cruz,

r de Valparaíso; Letelier de Talca; Guarda, Silva, Canto, Palacios,

Orrego, Pefiafiel, todos chilenos En una larga exposición de he-

dos y de juicios, que ocupaba todas las páginas del número del periódico, d Redactor se
ponha abiertamente en contra de los actos de los Carrera y a ipov del proceso conducido
por O’Higginsi”.

No cran claras las posiciones políticas de El Duende, como seguramente no lo cran para
muchos de los santiaguinos de la época. El contemporáoro, v en la com petencia El Sol,
igualmente proclamaba su independencia’ v deknsa de la libertad de imprenta, e
igualmente atacaba la Proclama de Carrera; no sólo respecto a sus contenidos generales,
sino también en lo concerniente a la independencia real de Chile respecto a Buenos
Aires. No atilo defendia a los trasandinos respecto a sus objetivos políticos en el área,
sino además apostaba por el proceso chileno, negando toda legitirnidad a los
pronunciamientos de don José Miguel154. En términos más amplios, reftriéndose a los
extranjeros, las impresiones de El Duende, era que éstos, ROI sus impresiones, con
sagacidad y astucia se habían introducido por todas las Américas internando multitud de
efectos para extraer cuantiosos productos en oro y plata, no sólo destruyendo a los
comerciantes locales, sino que seguramente habiendo sido los verdaderos causantes de la
insurrección contra ”nuestro” rey Fernando VII. Se reproducía un escrito del 7 de mano
de 1816, firmado por José Ignacio de Arangua y Francisco Marín

”El 16 de

, log►n

10 de jurio de

10 de Sho de 1814;

del mismo afio de 1818, El Duende seguia publicando documentos en

En esa fecha, se publicó el Informe del Brigadier Juan Mackenna sobre


Los que había sido escrito por orden del otrora Director Supremo don

según causa formada en contra de ellos cuando le habían despojado del

se les acusaba de delitos en contra del Estado, en contra la propiedad y

Individual de los ciudadanos. El documento estaba fechado en Santiago,

”El Duende de Santiago”, No 15, 16 de noviembre 1818, pp. 1-31. Hubo

un nevo análisis sobre el Manifiesto de los Carrera publicado en el mismo El Duende de

N° s 18 y 19, con fechas 7 y 14 diciembre 1818, pp. 1-8 y 1-3, respectivamente.

17 julio 1818, pp.3-4.


170

EDUARDO

O’Ryan, en que se podia observar cómo ellos eran los causantes (

gencias y la mina de los espafioles, dentro de los cuales, además

claramente apreciar especialmente ingleses y bostoneses, como 1

Don Mateo Arnaldo Haevel que no sói() trajo cafiones, sino

impresores y el de Mr. Poinsett. El comentario final era extren

fuerte: sin esos extranjeros, el catolicismo se mantendría indeleble )

ataques que sufre de Rousseau, Raynal, Robertson, MontesqL

herejotes, cuyas obras han sido tan citadas por los insurgentes

Aires, y de esta capitar”. Advertia que cada extranjero debía ser (

do como enemigo puesto que sus únicas intenciones era extraer (

plata, cobre y otros nobles artículos pudiesen obtener a cambio ■

cir sus mercaderías que atrasaban y arruinaban las fábricas locales.

Al mismo tiempo, publicaba observaciones contenidas en un

Paris en donde, además de serialarse que ya no eran vistos como 1

ros de Europa, al mismo tiempo pensaban que desde allá se veia a 1

Aires y Chile (a diferencia de México, teatro de la disolución, el de

la anarquia) como un ejemplo de estabilidad y unión de los gobier

duración de Pueyrredon en el mandato de Ias Provincias Unic

de la Plata, la restauración de la libertad de Chile en Chacabuco,

merecida fama de San Martín, la unión sincera que se manifiesta en

chilenos y los argentinos, son cosas todas, que hacen pronosticar a 4

políticos la salvación de esa parte del mundo” 56


Transcribiendo a la Gazeta Ministerial del 24 de octubre de 1

noticiaba la jura de la constitución provisoria de ese ano subrav;

desde Cauquenes hasta Copiapó, no había existido voto alguno

de su promulgación. En palabras del Ministro de Gobierno, el

Supremo tenía la satisfacción de presentar a los tribunales y corpos

del Estado un articulado sancionado por la voluntad general de los !

con un reglamento que contenía los principios de justicia y de sana

que se tuvieron presentes para dar a esa sanción todo el carácter de II

156 El Duende de Santiago, N° 4, 13 de julio de 1818, p.3. 156 El Duende de Santiago,


N° 8, 10 agosto 1818, p.2.
EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna
171

advertia. Don Mariano Egaria, como Secretario del Tribunal

, se dirigió al Director Supremo:

• seria tan difícil el camino que conduce a la libertad, si pudiésemos

r a su término sin pasar por una revolución, es decir, sin ese estado

en que trastornado el orden parecia hacerse incontenibles las pasiones,

peso mismo que rompen la barrera de la opresión. La falta de una ley que dirija el bien
público, las voluntades, y los intereses desunidos de los ciudadanos, produce la
arbitrariedad, ese monstruo que empieza por desorganizar el Estado, por destruirlo dentro
de sí mismo; que hace maldecir a los pueblos la hora en que salieron de su tranquila
esdavitud; y que osa desfigurar la causa más noble que vieron los siglos, pintándola a las
naciones como un tumultuoso desorden, incapaz de interesar en su ayuda los esfuerzos de
la humanidad. Una constitución, una ley, calma las inquietudes, fija las esperanzas
públicas, y restablece d imperio del orden y de la justicia ¡De cuanto consuelo no es pues,
para el hombre de bien, ver formarse a sus ojos un nuevo orden de gobiemo, y encontrarse
con una Patria, que parece llevar sobre su frente el presagio de la felicidad! El ilustre
patriota a quien Roma libre dio en sus belfos tiempos el inestimable título de Padre de la
Patria, aseguraba a sus conciudadanos, que no eran más felices libertando a la República
de sus enemigos, que conservándose por el establecimiento de sus leyes; y los triunfos de
Chacabuco, y Maipú, que dieron a los chilenos una Patria, no deben sernos más gloriosos
que el dia destinado para publicar la constitución que nos da una ley. V. E. sosteniendo los
derechos de la Nación en Rancagua, Chacabuco y Talcahuano, triunfaba, es verdad, y
Ilevaba tras sí nuestra admiración, y gratitud; mas este era un triunfo de que podían
usurpar parte la fortuna, y parte la ilusión de la gloria; pero hacerse esclavo de ley en el
lleno de la autoridad: quedar vencedor en esa lucha de generosidad, donde el pueblo
confiado en las virtudes de el que destina para gobernarle, pone en sus manos un mando
sin limites, y el Jefe quiere sólo obedecer a la voluntad pública, y hacer crei la autoridad
de su cargo por la de su mérito, este es un triunfo todo de V. E. y que hace que al dia de
hoy podamos llamar con mejor título, el dia de la gloria de O’Higgins.

...proteger Ia inocencia y hacer temblar a la iniquidad: purgar los ca-


172

EDUARDO CAVIE

minos de todos los ramos de la administración pública de I

lidades que pudieran encontrarse en ellos: transformar las

costumbres: desterrar los vicios, o hacer por lo menos, que

afrentados con la multiplicidad y recompensa de los ejemç

bidad y patriotismo: aprovechar para la Patria los talentos

disposiciones de sus hijos: difundir en todos los ciudadanos, ,

flejo de las más brillante luz, parte de las virtudes del Senado:1

vuestros deberes: he aqui la obligación de una compafiia der

los intereses públicos; y he aqui, si no cumplís con ella, los

los que estamos presentes, y nuestra posteridad, os formarán 1

haber correspondido dignamente a nuestra confianza’’.

Toda libertad social descansaba en los términos que lo dispusie

to constitucional. El texto de 1818 no era lo que muchos consider

peraban. El Sol lo pensaba en términos de las circunstancias del

”Cuando un estado nuevo se da leyes, quizás le basta a su felicidad

gunos rayos de luz iluminen su atmósfera. Además, es necesario

que solo la formidable dictadura de los Representantes de la Nación c

puede emprender la gran reforma que necesitamos”1”. No obstam,

trataba de hacer elogios, sino observar cuestiones importantes v no

tas. En primer lugar, la poca claridad respecto a quienes podían

rarse como ciudadanos del país. Le seguían una serie de funciones i

en el Jefe del Estado que eran innecesarias y que podían ser ejer
otras autoridades; aún así, más valia contar con un código que con i

y por ello se debía reunir alrededor del mismo prefiriendo la liber

esclavitud y el honor a la infamia. Posteriormente, una vez promu

texto constitucional, el periódico no restaba positivas consideracion

ocasión:

El dia 23 de octubre de 1818, hará época en los anales de Chile,

que en é! se ha puesto la piedra angular de nuestra felicidad,

los pueblos una Constitución tan liberal cuanto permiten Ias

tancias. Si es un axioma que un código deriva toda su fuerza

157 El Duende de Santiago, N° 13, 26 octubre 1818, pp. 3-5. 158 El Sol, 11 septiembre
1818, p.l.
ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación
moderna

173

•1.-1

Macau,

, el que ha de regirnos hasta la reunión del Congreso Nacional

ser más vigoroso, supuesto que ha sido sancionado por todos

pueblos del Estado, sin exceptuar un solo individuo’”.

, varios los aspectos que estaban en juego. Pese a la defensa doc-

de Ia Iibertad de prensa, que se había visto fortalecida en el mes

je septiembre cuando el Director Supremo declaró libre de todo tipo de

; la introducción o conducción de libros, pantietos y papeies públi-

los esfuerzos desarrollados por algunos editores que, además de uti-

prensas del gobierno, no deseaban entrar en una polémica interna,

1 más bien superficiales orientando sus editoriales y artículos a entre-

pr especialmente noticias de América, de lo que sucedia en Buenos Aires, e incorporando


crónicas y sucesos de Europa. Por otra parte, los problemas

ción política subsistían e, indudablemente, la Constitución en-

i los máximos poderes al mismo Director. En noviembre de 1818, en

a Ias acciones que José Miguel Carrera intentaba organizar desde

Montevideo, O’Higgins serialaba que debía considerar los artículos perti-

de dicha Constitución que limitaban las funciones de la autoridad

r exigiendo trámites extensos en las diligencias que debían efectuar-

i Ia averiguación de delitos y juicios criminales comunes y ordinarios,

peco que ello no podia contemplar aquellos de alta traición:


En todos los países y por las legislaciones más moderadas, se puede y debe en ello girar
por trámites sumarísimos, sin sujeción a las ritualidades generales. De otra suerte, se
expondría el estado a un contraste capaz de conducirlo a su ruína y jamás se podría
cumplir con lo prevenido en el artículo 16 del citado título y capítulo... Este Supremo
Gobierno puede proceder en la secuela de esta causa con una omnímoda facultad, a fin
de precaver los indicados riesgos...161

Bajo estos elementos doctrinarios, subsistia el problema íntegro de la transformaciOn


del antiguo régimen y los ritmos y tiempos que tomaria la

”HW 30 octubre 1818, p.l. •GL.wra, 3 julio 1818, N°1, p.8.

c de los Cuerpos Legislativos, Senado Conservador, Impr. Cervantes, Santiago 1888,

) IV, pp. 471-472.


i+

1 ),, �iui ï,:..

construcción dei nuevo régimen, con diferentes temporalic

muy largas, y, por ello, con diferentes ambigüedades, desarroll

ses sociales y económicos, miradas opuestas en lo político e, ig

resolución de las formas más convenientes de las nuevas políticas c

respecto a su organización institucional y económica. Las inquie

movimientos internos no cesaban y surgían en unos y otros espacic

o regionales. En 1820, un grupo de vecinos de Colchagua se dirig

bernador local y éste solicitó al Senado mandase a corregir lo qu

con el Cabildo de San Fernando en donde relaciones de familia v

sociales controlaban el poder: ”el Cabildo actual es todo uno con

María Palacios”. El Alcaide de primer voto era su hermano polític

segundo, compafiero en remates de ramos públicos y parcial ad El regidor decano, su


sobrino político; el subdecano y alcalde prn

capitanes de su regimiento. El alguacil mayor, hermano político de

y el fiel ejecutor el hermano de Palacios. Si éste fuese nuevament

ficiado como elector: quién habrá que pueda contener en Colch

violencias, agravios y perjuicios de que aún no han sanado sus vecinc

ello, los demandantes, a objeto de que se nombrase un cuerpo ele

vecindario, enviaban una nómina de vecinos que consideraban dei i

honor y patriotismo. El Senado, reenvió la solicitud a O’Higgins i

que se temía que viniesen ”unas elecciones nacidas de la facción amen

que allí se ha levantado. En verdad, si todos los capitulares de aquel


do tienen los enlaces que relaciona el Gobernador, son todos ellos i

indivisible que recaerá en quienes disponga Bicha facción, v quién

qué miras... Agregaba:

El Senado recomienda a V. E. este negocio coo el mavor enca

to. Nada es más atendible en toda circunstancia, y más que nu

la presente, que el orden y tranquilidad de los pueblos, de que 1

felicidad. Un Gobierno y Cabildo a satisfacciones todo el eje v

que dirige aquellos resortes, afianzando o invirtiendo el orden..

deja el Senado el medio o medios de conciliar la opinión vv rranqu

de aquel pueblo112

”’-Sesiones de los Cueipos Legislativos, ). IV, pp. 539-540.

p.i

lo veremos posteriormente, e1 peso de estos conllictos no sólo no

superado por O’Higgins, sino que, además, no le permitió que [.�

1 concreta en donde se encontraba le fuese claramente comprensibi�.

ción entre la persistencia de un régimen corporativo tradicional y

; por modificarlo sin existir ni unanimidad ni voluntad concreta

h a un provvecto social representativo de las mayorías, en 1823, tuvo

como su primera gran víctima. La historiografia, en general, ha

i más bien el desarrollo de los efectos políticos de su obligada abdica-

i o, corno es el caso de Gabriel Salazar, para lo que siguió, ha intentado

explicaciones en los conflictos intra-clase o relacionados a intereses

sectoriales concretos. Sin embargo, la discusión doctrinaria

en 1810, analizada más detalladamente en el capítulo IV de este


no había desaparecido dei todo e, incluso, aún estaban vigentes más

algunos de los arquitectos, sino constructores, dei nuevo orden que se

desarrollar: no sólo se trataba de alcanzar un ordenamiento jurí-

� a través de una determinada Constitución, u otro de carácter político

i el orden institucional a imponer, sino más bien se trataba de crear un

� cn donde la base de dichos ordenamientos seguía fundamentada en Ia

i de un verdadero consenso social a alcanzar a través de un sistema

representación real y que alcanzara a todos los sectores de la sociedad.

bien se ha establecido en una publicación reciente, se trataba tam-

. o más bien, de un problema de filosofia política1G3

Iras la caída de O’Higgins, uno de aquellos que inmediatamente re-

a favor de principios esenciales fue Camilo Henríquez. Así lo tes-

iió a través de Ias páginas dei Mercurio. Se opuso a los avances de

cia v lo hizo a través de la insistencia en la elección directa dc

ntantes en la constitución de una asamblea popular. La legitimidaci

i de Ia represenración popular se basaría en la cesión de soberanía po-

Pero en el mantenimiento de tres grandes atributos: el poder electo-

d derecho a petición y la libertad de pensamiento. Henríquez abogaba

o, La creación de/a República. La filosofia pública en Chile, 1810-1830; LOM,


176

por la instauración de una verdadera democracia

principio de la representaciOn164.

164 ibidem; en el Cap. IV, La Solución Representativa-Constitucional desarrolla un


amplio análisis de estos y otros temas atingentes.
1

DESDE LO PARTICULAR...
III. Los contextos internos: el basamento social.

Es evidente que una parte muy importante de los estudios sobre Inde-

siguen siendo motivados por la preocupación fundamental de causas, lo cual supone no


sólo el indagar por Ias motivaciones,

influencias, malestares, etc., que guiaron, con diferentes ra-

, a los diferentes individuos o sectores participantes del proceso, sino

impone un cierto grado de especulación explicativa respecto a la

i del sistema y al desenlace de una situación que, en principio, surgia

can lejana, y tan ajena, a la vida cotidiana de una de las colonial más periféricas del
imperio. Desde las ya reiteradas invocaciones a razones ideológicas, económicas, sociales
e incluso a aquellas baladas en los deseos de erradicar o superar discriminaciones, se
pueden agregar otras tantas que nos hablan de discusiones intelectuales o doctrinarias,
pero también de circunstancias o reinvenciones personales que se visualizan en el tránsito
del vasallo al ciu-

■ y también, cosa que sigue parando, de una indiferencia por parte de

; no poco importantes de la sociedad que más bien observan y que, si

actuarftinalmente su problema está en cómo adecuarse a los nuevos

que se imponen. A menudo, los historiadores nos olvidamos que

ser más fácil ordenar el pasado que actuar en el presente.


180

EDUARDO CAVIE

Pensando en los contextos, si se trata de los propios o ince

el principal corresponde al funcionamiento de la sociedad. Gr

los anos 1960: América Latina, por inclusión Chile, ésociedad

pitalista? No es el propósito volver a ello, lo cual no imposiF

un par de textos que surgieron de dicha discusión, o en medio de Ia

y que más que definir intentaron clarificar, siguiendo a Braudel,

plo, el problema de las estructuras sociales en otros términos, pero

en relación directa con ellas. Un par de conceptos centrales, contr

entre si, fueron los de estratificación y movilidad social. Respecto a

mayor parte de la literatura existente sobre Chile, coincide en referir e

gen histórico de las clases sociales a los verdaderos tiempos origir

conquista y época colonial desde cuando conquistadores, y poster

criollos, ejercieron el control absoluto de Ias actividades económicas, ;

nistrativas y culturales, todo ello basado fundamentalmente en Ia i

de la tierra derivada de mercedes y encomiendas: ”Ellos confiE

clase aristocrática terrateniente, cuya raigambre genealógica debe I

originariamente en Castilla, Andalucía y Extremadura. De la mezcla (

grupo social con el elemento indígena resultó el componente étnico (

su gran mayoría, va a constituir la clase baja de la sociedad chilena”

En todo caso, esta clase aristocrática no fue absolutamente pa

paciente, en el tiempo. Desde el siglo XVI en adelante, la aristocracia 1

na puede identificarse en dos tipos: una, con una economia basada 1


palmente en la minería, más arcaica y con una clase dirigente de enc

deros; la otra, ”tiene una aristocracia formada por todos los terraten

(no solamente encomenderos, y de un modo más suelto, basada en

cuando la economia es agraria. A esta fuente de status aristocrático se

ga, en la capital, la importancia política y social derivada de ser

lo cual influye toda la situación... La aristocracia chilena estaba

abierta a empresas mercantiles y a negocios pingües (contratando la 1

ción de impuestos, prestamos, etc.) que complementaban su base

Sus miembros no eran rentistas que recolectaban tributos de los inc

165 Antonio Ruiz U. et al., Estratzficación y movilidad sociales en Chile. Ft,

Centro Latinoamericano de Investigaciones en Ciencias Sociales, Publicación

Janeiro, Brasil 1961, pp. 15.


DIA EN CHILE. H fin del Antiguo Régimen y los origem de Ia representación moderna

181

sus tierras empleando a los indios para producir para el

• • 1))1(,A

■ e interprovincia► — -.

consideraciones de Mario Góngora está centrado todo un pro-

para la distinción entre feudalismo y capitalismo; también

1 rdación estratificación y movilidad social: se trata de la actividad

en todos sus grados y conexiones: desde el más grande comer-

más débil e ínfimo de estos. La actividad mercantil no sólo es el

propiamente tal de mercaderías, es también intercambio de

humanas y construcción de relaciones sociales: a veces, las más en

,-uanto a individuos comprometidos, simplemente para sobrevivir; a veces, bi menos en


cuanto a individuos participantes, para alcanzar el poder en pknitud. Es en este gran
abanico de posibilidades en donde se puede vis,

r el carácter de la sociedad y Ias reales distinciones entre el segmerfto

a imposiciones feudales (las llamo serioriales para nuestra época

ainda» y aquel inserto más, o directamente, en los juegos dei capitalismo. Dd mismo
modo, para observar, a través de las mismas imposiciones, las &IMO e inflexibles regias
de la estratificación, o, las ventajas a las cuales puede !levar el aprovechamiento de los
espacios existentes para una relativa o fume movilidad social. Hasta la actualidad, las
distancias entre uno y mo segmento son decisivas a la hora de intentar una explicación
global en dfiuxcionamiento de la sociedad y, más aún, para seguir intentando expliaciones
sobre las conductas, comportamientos y compromisos asumidos ui d parado. En todo
caso, tampoco se trata dei único y exclusivo análisis posible de realizar. Si bien es cierto
toda historia es definitivamente historia social, la presencia de algunos individuos, de sus
pensamientos, ideas, enRidos y proyectos, es también parte de la realidad’67.

”Mario Góngora, Estratificación social urbana en Chile colonial [1975]; Revista Cruz del
Sur, Uakenidad Católica de Valparaíso, No 5, verano 1988, pp. 29-30. ”Pot ejemplo, la
reciente tesis doctoral de Alejandra Guerra A., Pensar como no se debe: las ideas ao vilã
Conspiradores e ilustrados en Santiago de Chile, 1780-1810; P. Universidad Católica de
Volpatáso, 2011, está balada en la figura de José Antonio de Rojas, hilo conductor del
relato por d hecho de participar en los dos casos judiciales más importantes respecto a
motivos de

ápación: ”Ia conspiración de los tres Antonios” (1781) y el proceso seguido en contra

• de don Bernardo Vera y don José Antonio de Rojas (1810): estudio de ideas, actitudes y
182

EDUARDO CAV

En todo caso, respecto a los contextos internos del pro

nó con los vínculos coloniales, hemos optado por el análisis de 1

sociales en base a los dos sectores extremos de la estructura de Ia i

los pobres, cuyo volumen al interior de la pirámide es difícil de pra

ricos, de quienes si podemos considerar su consolidación en la x

misma. Entre ambos sectores, los nacientes grupos o capas me

mezclados en las redes y vínculos de poder, a su vez, con algunas i

bastante notables entre los exitosos (por ejemplo, aquellos que si 1

avanzar en movilidad social) y los destinados a servir funciones

poco estimulantes para su experiencia en la vida cotidiana. Mucho s

hablar de ello y descubrir allí fuentes interesantísimas para las mc

contra del sistema, las reacciones contra este y una real toma de 1

miso en la construcción de un nuevo orden eximido de los altos ■

intereses del poder. Por lo demás, quizás allí encontremos los

contenidos del concepto de pueblo para la época. Nos hemos que

ricos y pobres y, en ambos casos, la vida económica, mercantil, el ■

nos ha servido para poder construir un relato más o menos unif

ambos casos, la presencia de una institución política fundamental: o

do. Para los pobres, imposición también del orden; para los ricos, i

sentación de su poder económico y social. De paso, para seguir 1

en su real carácter democrático y representativo de la sociedad

cierto, muy importante en el antiguo régimen; más incierto con i


nuevo régimen en formación.

En la base: comercio y bafo pueblo.

A fines del siglo XVIII, como también para los tiempos que 1

los comerciantes de raigambre popular, informales, espontáneos,

cos, etc., corresponden a un fenómeno existente, pero poco dc

En una sociedad como la de Santiago, la capital, que crecía rápic

con un Cabildo bien establecido y de tradición, la autoridad se pr

más de organizar y controlar el comercio formal que de lanzar

contra una actividad mercantil básica y rudimentaria, que se carde

por tipos de intercambios poco definidos, y que por ello era rnuy •

valorar.
CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna
183

rencia existente entre la Colonia y la vida republicana que-

aunque fuese formalmente, en la extinción de una sociedad

de estratos, o de grupos étnicos, declarada por el nuevo Orden

todo caso, en el Valle Central y en las regiones existentes hacia

régimen de encomiendas, suprimido definitivamente cuando el

expiraba, se había venido agotando en si mismo y por ello los

estaban bastante más amestizados que sus similares de La FronSur. Como las etnias de
color, negros y mulatos, eran bastante en términos de números, la población pobre, el
”bajo pueblo”

ha llamado, era fundamentalmente mestizo y, a tal punto, que

diferenciarlo de la masa de esparioles sin recursos que convivia çri Sector.

i pues, a diferencia de las experiencias de Bolivia u otros países andi-

Ia presencia de sujetos indios, de color o mestizos, aun cuando visible,

en las discusiones y preocupaciones oficiales y, con ello, no

del todo fácil poder describir con cierta exactitud si hubo un co-

propio de estos grupos que siguiera rutas y circuitos diferentes al

Ire establecido. Por el contrario, en los pueblos indios sujetos a

1, el reparto forzoso de mercaderías les proveía de artículos ne-

(y también innecesarios) con lo cual se daba salida a los excedentes

io peninsular y, por otra parte, en la medida que ese comercio

- -- . for acciendo, las redes de distribución se fueron


diversificando, y a tal

, que habría que diferenciar entre los dueãos de las mercaderías y to-

participaban de la venta de las mismas: en las zonas rurales, los


se distinguieron por complementar sus negocios propiamente

con el comercio de todo tipo de bienes, actuando directamente o

Ido sujetos que operaban en su nombre. Desde el amplio espec-

tio dei mundo productor de artículos básicos, desde mineros muy

inquilinos, artesanos, allí todos podían ser también considerados como

Ires por el simple hecho de vender o trocar lo poco que podían

Especialmente en las zonas mineras, siempre había quejas de los

de estAs por la presencia de sujetos mal avenidos que introducían

de baja calidad y a muy bajo precio.

Cuesción aparte es el análisis del comercio en la zona de frontera entre

y espafioles. A pesar del siempre latente estado de guerra allí exis-

Coara
tente, hubo un notable y bastante regular comercio fronterizo,

sintetizar en la exportación de ponchos y otros tejidos, y Ia ir

anil y otros colorantes. Sin embargo, tanto en el Chile n-

en el Chile de la frontera, no es del todo propio hablar y de

dos” indígenas o mestizos con especificación de sus funciona

propiamente hablando de sus permanencias o continuidades

mucho más un mercado colonial agrícola que correspondía a 1

y complicada red de tejidos entrelazados entre productores v

pero que, en definitiva, dependia de los hacendados más ir

localidades, espacios, valles, regiones. Difícil es encontrar, por

ticias sobre el desarrollo efectivo de ferias y mercados de estación

verdaderos agentes fuesen inquilinos o pequetios propietarios que I

concurrir a ofertar sus propios productos. Por el contrario, en 176

pósito de los privilegios obtenidos por los vecinos fundadores de 1

San Felipe, Aconcagua, a comienzos de la década de 1740, se

confirmación del derecho a celebrar durante tres dias al afio, y 1

misma población, ”ferias francas, libres del real derecho de alc

venta, permutas, y otros contratos sobre sus frutos, cosechas, me

demás bienes, y que los dias en que se han de celebrar los asigne el 1

y que se hagan publicar para que con anticipación llegue la noticia

quisieran pasar a interesarse en la feriai”. A pesar de los anos tra

no se sabia si Ias ferias se habían efectuado o no, pero se terminó I

ciendo el derecho a ejecutarlas durante tres dias y libres de impue

cuando, en el resto del afio ”deben pagar el real derecho de alcabala a


mercaderes en la venta por trueque de sus ropas, como los hacend

la venta y trueque de sus trigos y demás frutos... seriálense para

de las ventas y permutas que se hubieren de hacer de frutas, mer

otros efectos en las villas y pueblos, la víspera o dia siguiente al de 1

trones de cada uno no siendo festivo, el dia veinte de marzo o el qu

octubre”169. Explicitamente: mercaderes y hacendados.

Aun cuando el primer Censo que se podría considerar comi

cano, el de 1813, careció de muchos elementos que permitiríanse

168 Real Audiencia, vol. 490, f. 9 y ss. 169 Aidem.


4 EN CHILE. El fin del Antiguo ROgsmen y los origens de la repreSentaCión moderna

> moderno, no hay eluda alguna en que fue un esfuerzo bas-

do y que, de acuerdo con las posibilidades del momento,

- una buena mirada sobre lo que era la población chilena

nedio entre los últimos anos de la vida colonial y los pri-

ordenamiento político-institucional. Pese a sus caren-

■ ei primer esfuerzo gubernamemal que entraria a iniciar

1 propiamente tal del país. Sin pretender realizar un análisis

se desde el punto de vista demográfico con sus propios

; técnicos, sino más bien producir una especie de mirada ge-

dicho Censo entrega interesantes apreciaciones sobre la

fique intentaba conocer.

El censo fue levantado bajo la dirección de don Juan de Egaria, uno

dr Aos hombres culturalmente más ilustrados de la época y sus resultados

consignaron tanto a nivel local como a nivel provincial. Des-

ríeis espacios territoriales de base, distritos, se recogieron los números

poblaciones existentes distribuidos según estado civil, sexo,

I y castas, profesiones y casas de objetos públicos. En bastantes

realizaron el levantamiento de los datos, agregaron algunas

. aclaratorias a los resultados o con respecto a algunos casos

. Se trató de un intento mucho más organizado que uno anterior

) en 1778, el llamado de Jáuregui, que fue más bien un recuento de

I del Obispado de Santiago, pero del cual igualmente podemos

krar algunos aspectos que nos pueden entregar una especie de fisono-
isít de h sociedad a Ia cual nos referimos. En ese caso, y en primer lugar, en

términos étnico-culturales, se consignaba la existencia de 190.919 espariohombres,


párvulos y mujeres; 22.651 indios y 46.150 mestizos, negros r mulatos. Posteriormente,
en 1812, se realizó un empadronamiento del

°bispado de Concepción, cuyos resultados fueron 181.431 espatioles, con toduskin de


hombres, mujeres y párvulos; 21.219 indios y 7.917 mestizos,

y mulatos.

El Censo de 1813, lamentablemente, no consignó las províncias de

y de Concepción, gero del recorrido que se puede hacer de norte a

’país, algunos de los daros generales que se pueden obtener, son muy

respecto a composiciones étnicas y ocupacionales.


186

EDU

Cuadro 1. Población por ”Provincias” según el Censo de

de diferenciaciones étnicas y ocupacionales.

Provincia Total Pobl. 8.705


Blancos Indios Mestizos Mulatos Negros j Artesanos
Labradores . Jornaleros 2.682
Copiapó 5.120 1 3.584
Huayco 5.624 2.982
La Serena 29.120 17.908 4.125 7.086
5.626
Petorca 8.094 5.838 965 1.291
1.015
Ligua 7.671 4.730 1.505 1.434
1.561
Los Andes 11.688 7.969 1.820 1.909
1.729
Aconcagua 17.923 15.067 1.309 1.553
2.922
Quillota 24.892 18.452 2.525 3.822
3.826
Valparaíso 5.317 3.890 546 881
297
Melipilla 15.586 10.803 2.249 2.490
2.703
Rancagua 36.289 30.511 2.137 3.726
3.893
Colchagua 60.202 50.194 3.773 6.235
8.127
Curicó 30.452 16.013 3.595 10.921
3.814
Talca 33.155 28.166 1.609 3.364
3.633
Fuente: Censo de 1813; Edición Archivo Nacional, Imprenta Chile, Sano

En primer lugar, el grupo blanco, como es bien sabic

camente un concepto social y su base estuvo constituida

por gentes de pocos o pobres recursos e incluso con un por

minado de personas que en realidad escondían económica su carácter mestizo


propiamente tal. En este último grupo
dad inmensa respecto a localizaciones geográficas o a ocupacion

lladas. En segundo lugar, las ”provindas” indicadas en el Cuac

tante entrado el siglo XIX, se caracterizaron fundamentalment,


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

187

ne rural, lo cual se desarrolla en páginas siguientes, pero hay

)mo un contexto amplio que permite especificar el desarrollo

propiamente tal a nivel de los grupos más subordinados. Es

,lo, que se vislumbra de los datos de Los Andes y Aconca-

ciudades de San Felipe, fundada a comienzos de la década de

Los Andes, a comienzos de 1790, que eran mucho más rurales

Por ello, se puede pensar equivocadamente en los bajos por-

representan en conjunto los grupos indios y mestizos, mulatos

a ellos habría que agregar porcentajes quizás bastante más

sinos que están considerados en el grupo blanco y que de

se vislumbran en la columna que hemos denominado como

labradores (inquilinos) y peones.

desde lo general, para enseguida orientar las miradas hacia

)nes más locales, en términos del análisis de la vida económica

cuenta con interesantes descripciones historiográficas del fun-

de nuestra economia al interior del sistema. Como es bien

a partir de 1680, se habrían materializado las condiciones que per-

i visualizar en forma más o menos clara de que manera y cómo, los

básicos impuestos por Perú y Esparia respecto al mayor volumen

t de cereales y a los aumentos en el valor de los metales precio-

lente, incidieron o influyeron en la organización productiva

a de las diferentes regiones chilenas. El resultado habría sido la expan-


bs cultivos y un mayor dinamismo en las explotaciones mineras al

1 ritmo impuesto desde el exterior a través de una continua adecua-

:ks factores productivos disponibles.”°

acuerdo con los recursos naturales existentes, fueron surgiendo

raciones económicas que se pueden observar con su respectiva,

!relativa, especialización ocupacional de la población activa. Así, ob-

regiones preponderantemente mineras como La Serena o funda-

ite agrícolas como el Valle Central al Sur de Santiago. Entre am-

regiones intermedias de economias complementarias como

valia de La Ligua, Petorca, Illapel, etc., en donde encontramos

nani, Los mecanismos de la vida económica en una sociedad colonial. Chile,

PEN, Paris 19731, edición en espariol, Centro Barros Arana, Santiago, 2001.
188

agricultores participantes directa o indirectamente en la mi,

mo modo, en áreas que se piensan muy restringidamente ori

un tipo determinado de actividad, como lo es el caso del

gua, muy definido en su paisaje por las actividades agrícola

también comerciantes o vecinos que son influyentes en otr

Entre muchos otros casos, podemos citar a un residente de

calde Ordinario en 1765, comerciante, propietario de tierras (

Aconcagua que continuamente invertia sumas importantes ■ forma individual o a través


de la constitución de sociedades- I de estacas minas. En otro ejemplo, del mismo tiempo y
de sir

rísticas, otro vecino de la ciudad y también propietario de tie

desde donde provenían gran parte de sus ingresos, se auto-pr

trapichero y aducía importantes utilidades como resultado de 1

de metales. Por cierto, en los múltiples vínculos económicos

con el exterior, no faltaban comerciantes santiaguinos que a tr

sos medios como la via del traspaso de propiedades, de donacion

o mediante la formación de compailias, participaban en forma i

de la actividad minera de la zona. A pesar de todo ello, en la prác

complejo juego de relaciones sociales y comerciales, el numer

pequerios comerciantes, en las villas o fuera de ellas, estaba ir

de crear una competencia efectiva a medianos y pequeãos produ

colas que eran, en verdad, los comerciantes propiamente tales.’

Así entonces, como una de las permanencias mayores en

la presencia de lo rural caracterizaba la vida mavoritaria del valle g


alcanzaba al interior de la misma villa de San Felipe ya mencion

riormente. En el limite de la historia local y de la regional, es esta!

la que dimensiona y permite caracterizar el ritmo y la singularidad

podríamos considerar lo más propio de esta sociedad particular in

proceso histórico mayor de la vida colonial chilena. Se trata del

movimientos de la población, de su estructuración interna en tér

las múltiples relaciones personales y sociales, de su forma de resp

O1 Eduardo Cavieres, El comercio chileno en la economia-mundo colonial, Eudeva1,1

1996,y Estructuras rurales y población de una villa colonial: San Felipe en la segunda ►

XV///; en Estudios Coloniales Vol. 111, Univ. Andrés Bello, Santiago, 2004.
EN CHILE. El tin del Antiguo Régimen y los orígenes de Ia representación moderna

189

I comercio y a la demanda externa y de su manera de conec-

con el espacio exterior y con las instituciones políticas,

s, económicas del sistema, lo que en definitiva conforma

1 parte, todo este tipo de situaçiones se resumen en el análisis de

la familiar y económica y, por ello, tal como se ha serialado,

ite se ha enfatizado en la descripción de la agricultura y de

Sn básica: la hacienda. En este aspecto, es efectivo que parte im-

de los elementos que caracterizan a dicha institución en el valle del

1 se dan contemporáneamente en otras regiones, pero ello forma

de Ias conexiones a la integridad del sistema a las cuales hacíamos

i en el párrafo anterior. Lo importante acá es observar cómo, inte- ,

la hacienda se organiza en una interacción compleja de factores

naturaleza que permiten integrar los más variados niveles de la

pica del sistema colonial, pero que también permite visualizar lo

con Ias personas que formando parte de sus mismo ámbitos, no

1 encerrados en sus limites, sino están iniciando otros tipos de compor-

en lo que es el pequerio e impreciso mundo de lo urbano.

Si bien es cierto que el florecimiento de la actividad comercial en el

■ constituyó uno de los motivos principales que atentaron contra un

rito más dinámico de la villa de San Felipe, la cual no pudo desem-

muy efectivamente una de las funciones más significativas de un

■ urbano como lo es el comercio, también es cierto que entre la ciudad y


inmediatos, hubo una inter-relación bastante efectiva en térmi-

1 de la circulación de mercaderías. No obstante, hay que precisar que se

de la actividad desarrollada por redes jerarquizadas de comerciantes

r dificil de clarificar para distinguir a quienes lo ejecutaban al menudeo,

condiciones y con que tipo de mercaderías. En sentido contrario,

1 decir, desde niveles intermedios o superiores, la situación la expuso el

• Pedro Canas Trujillo en un Informe de 1788 enviado al Gober-

: sciialaba cómo el aumento y progreso de la villa estaba limitado y se

con el )mercio que en los valles había sido patrocinado por los

con el claro propósito del lucro personal, aprovechando a sus

que ”sólo trabajan para enriquecer a sus patrones, el cual toma que fructifica la camparia
lo mejor y más bien parado como
190

EDUARDO à1

que están a la vista y sobre ellos, de modo que cuando ocurre 1

de la villa a pagarse de lo que ha fiado, ya encuentran la era o

y si no toma lo que haya para pagarse se posterga o pierde sugl

Por consiguiente, para la autoridad local resultaba que la elin

tiendas en el campo debía ser una medida necesaria para ter

atraso del comercio urbano y de los pobladores con tiendas

tor. Desgraciadamente, no especificaba ni entregaba detalles

tiendas. En un nuevo informe, fechado en 1779, el mismo

reiteraba iguales conceptos e insistia en la existencia de un mamai

desarrollado a través de los valles, serialando que la falta de atei

la reunión de ese comercio en la villa, ”ha cortado expresamente 1

bles propósitos que hubiera producido el cumplimiento de agi.

y arregladas disposiciones’”73 tal como otras ordenanzas dicta

adelantamiento de San Felipe desde la época de su fundación.

ciudad, Ilamaba la atención el muy corto número de tiendas

como tales en 1786, pero hay que agregar que al parecer no se 1

mente de un problema de localización del comercio, sino más bis

en donde se obtenían los recursos para participar del mismo.

El mayor volumen comercial, y el tipo de la actividad

campo y por ende en la hacienda, aparentemente en perjuicio

davía al finalizar el siglo XVIII, puede visualizarse a través de las (

nidas del cargo anual de alcabalas (del viento) de hacendados y 1


bodegoneros urbanos que a partir de 1772 debían declarar y pa

los valores de las transacciones realizadas. A pesar de que en

bales se da cierta equiparidad en esos valores que posiblemente i

similares niveles de transacciones, en la mayoría de los casos, a niN

dual, los más altos valores correspondían a los hacendados. Con tc

reiterarse que igualmente debe tomarse en cuenta que los comerá,

la villa también ofertaban sus mercaderías a las personas que habit

el medio rural. Como se observa en el Cuadro siguiente, declaraban i

de más de 6 pesos de impuesto de alcabala e150.8% de los hacenc

tos, mientras que de los tenderos o bodegoneros urbanos lo bacia

172 Capitania General, Vol. 940, fs. 60-65. 13 Manuscritos Medina, vol. 198, f. 236 y ss.

21=

J
I CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

191

Sn, que corresponde a 1783, se mantiene sin grandes va-

resto del siglo. En todo caso, es digno de serialar que en

siástico de 1786, sólo aparecen consignadas 3 tiendas,

lactas bajo esa expresión. Elias eran las de don Andrés

nonio Baso y don Javier Goycochea’74. No solamente por

los nombres con el apelativo de don, sino además porque

están expresadas directamente con el nombre de tiendas, es

que se trataba de comerciantes propiamente tales, ocupados

en ese oficio, quizás con comercio al menudeo y al mayor y

i todas las posibilidades para extender sus actividades hacia las

por si mismos o a través de representantes menores.

Alcabalas hacendados Aconcagua: tenderos y bodegoneros San

1 pesos

19-20

17-18

15-16

11-12

Hacendados

N. 1

Mayor, II, 755.

4.4

4.4
30.2

13.2

21.8

17.4

Tenderos y bodegoneros

N.

3.8

7.8

3.8

3.8

14.6

18.6

29.0

18.6

nula de toda feligresía de la villa de San Felipe y valle de Aconcagua de las casas de

1752(,”

,.....� . � ., ...,...... �...,y.. a..,a....,..r,,.


192

EDUARDO

Evidentemente, la situación que se puede deducir de

riores, no correspondió necesariamente a un fenómeno prop

del valle del Aconcagua. Por el contrario, se dio a nivel gen

se vio favorecido por las propias ordenanzas de pobladores

Poblaciones del alio 1745 que trataron, entre otros medios,

adelantamiento y desarrollo de las nuevas villas a través del otor

una serie de libertades y franquicias otorgadas para estimular el

to en ellas de un mayor número de comerciantes. El resultado i

de estas disposiciones fue que los hacendados de las distintas j1

como primeros pobladores de las nacientes villas y por contar

y los vínculos comerciales necesarios con el exterior regional, ■

condiciones de beneficiarse con la utilización de las concesiones

con otros fines175. A pesar de ello y del posible perjuicio a lo

el afio 1787, la estructura profesional de los habitantes de vil

interesantes desarrollos que seguramente hacían que se conc

actividades fundamentales de diferenciación con la hacienda y

pecialización ocupacional que, en este caso, privilegiaban el

urbano. Así, en el caso de San Felipe, aun cuando el grueso de 1

se expresaba en un índice superior al 70% dedicado casi exclu

la agricultura, el sector secundario artesanal de la ciudad, cor

albariiles, zapateros, herreros, tejeros, sombrereros, carpinteros, I

etc., ascendia aproximadamente a un 11% de la población act


terciario de comerciantes, funcionarios públicos (administraciá

llegaba a un 8%.176

Sobre ello, se puede ser tajante y serialar que prácticame

identificaba exclusivamente a una actividad especializada que

agrícola ya que más bien, la gran mayoría se vinculaba a alg

relacionado con los cultivos o vivia indirectamente de ellos.

posible de ser comprobada a través del análisis del uso de la

urbana. El espacio disponible en los solares, la fuerza de la cc

mentalidad rural, la realidad económica y las formas de suE

175 Capitania General, vol. 937, fs. 178-180.

Eduardo Cavieres, Sociedad y demografia en San Felipe, 1740-1787

Universidad Católica de Valparaíso, 1976.


1 EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los odgenes de la representación moderna
193

Ia generalidad de los casos un uso óptimo del suelo urbano

’ido de frutales, pequerias chacras, cultivos hortícolas o por

a utilización de espacios destinados a la cria de ganado menor o,

arrieros, de ganado mular. Fue común que permanentemente,

denuncias de solares destinados integramente al plantio

1 un aprovechamiento de aguas para el regadio que lógicamente

i al resto de la población. A pesar de las disposiciones en contra-

del agua era frecuente dentro de la villa debido a que todo

i de acequias existentes estaba en relación no sólo con la cantidad

i indispensable para el uso doméstico, sino que principalmente con

necesaria para el riego. De allí que resulta curioso, pero signifi-

cuando dichas acequias no funcionaban por estar tapadas, el

■ se quejaba principalmente por ”no merecer aguas para el regadio”

17’

En general, se trató de una forma de mantener la ocupación funda-

1 que se tenía y conocía antes de avecindarse en población y de las

derivadas del no desarrollo en forma importante de Ias acti-

s económicas propiamente urbanas. La tendencia hacia la ocupación

desde luego, mucho más fuerte en los solares que ocupaban la

, de Ia villa en donde los vecinos sobrepasaban frecuentemente los

i de ella, entorpeciendo caminos y dificultando la distinción entre el

que correspondía al mundo rural y al urbano. Tan fuerte era esta in-
¡que todavia en 1789 el Cabildo de la villa debía dictar Ordenan-

”abrir las calles que se hallan enclaustradas para que todas tengan

i y comunicación —especialmente en los caminos reales— estrechados

1 los cercos de los sembradores”178.

Por esta misma situación se explican las características de la riqueza bá-

a v de los bienes materiales de que se disponían a nivel social. Los aportes

os contraventes al matrimonio, sea en la villa o en el área rural eran los

por parte de la mujer algunas ropas que se decían decentes, cama,

t v en casos mejores uno o dos platos de plata. Los hombres, al-

. 576, fs. 92-94 y Vol. 928, f. 1 y ss. . 928, f. 7.


194

EDUARDO I

guna suerte de tierras, corto número de animales: mulas o yunt

ciertos aparejos. Era frecuente también que a los hijos que se •

otorgara una vaca con cria, ovejas y vestuario. Al final de un

y/o de una vida, los bienes adquiridos podían llegar a ser un guido en los primeros
tiempos por merced o parte de un solar i

herencia; una o dos cuadras de tierras con alguna viriita y árb

pailas, tinajas para vaciar vino, taburetes, petacas y cabezas de pecialmente ovino. En
resumen, no resulta curioso ni sorprend

contrarse indistintamente con el mismo tipo de bienes prodt.

en el campo como en la misma villa: herramientas de labrado, ;

animales, costales y tinajas, todos en buen o mal estado de a]

eran fundamentales para el trabajo en uno u otro lugar: que se 1

der y a quiénes?

A través de los caminos del valle, el lento y pesado movin

carretas y mulas transportaba mercaderías y noticias al ritmo

la vida colonial y abria la región hacia esos tres circuitos comerc

nos: el movimiento de mercaderías provenientes desde Mendoza 1

de la cordillera y con destino final Santiago; el que venía desde Lal

y el Norte con igual destino y el que se formaba desde Valparaíso j

pia capital del reino para abastecer el valle. En sentido inverso, enti

cargamentos, una corta cantidad oficial de metales salía hacia

mientras que el flujo de envios de cereales a Valparaíso participaba

importante en los totales de las exportaciones de trigo chileno a 1


extranjeros.

Si miramos hacia el norte y nos detenemos en el caso de pob

mineras (o a lo menos agro-mineras) la situación es bastante sir

el Cuadro del Censo de 1813, destacan en esta situación proviu

van, de norte a sur, desde Copiapó a La Ligua. Este último espacial

cual se asentó la villa del mismo nombre en 1754 en medio de

te controversia con el asiento de Placilla, permite igualmente visu

estado del comercio local. Como emplazamiento particularmente 1

con una población fuertemente itinerante, accediendo a las peticic

hacendado principal y de los mercaderes instalados, a sabiendas aden

vinos y licores era el subproducto más beneficioso de la actividad

el Gobernador prohibió su venta en la nueva fundación relegáné


EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna
195

ato viejo. No obstante, diversos informes testimoniaban que

los pulperos no vendían alcoholes en el medio proto-urbano,

en Ias propias labores mineras bajo la protección de los mismos

r. Por cierto, habría que clarificar quiénes eran los que efec-

en términos efectivos y no habría sorpresa en pensar que

también mestizos poco identificables según sus apariencias per-

lenta anos después de la.fundación de la ciudad, los vecinos

de Ia pobreza de la villa y estar ”hostilizados hasta lo sumo con

allí sus particulares comercios único refugio por donde podemos

alguna para nuestra subsistencia pues de lo contrario será que-

lamentable estado... todo ello a pesar de que... se nos hizo ver

Ordenanzas de nuevas poblaciones que todos los comercios que la

Bebia precisar y es indispensable, se reunirian en esta yilla”18°.

tte, el comercio seguia disperso por los espacios rurales y a tra-

Ws de Ias cadenas montariosas en donde se verificaba la actividad minera,

coando su mayor volumen fuese desarrollado por gentes de pocos

no hay duda alguna que estaban controlados por hacendados o

ires medianos. C.:Stno vislumbrar y medir el comercio al detalle

mas mínimo efectuado por un indio o por un indivíduo de color? Podemos

su existencia, quizás no su importancia, pero difícil es constatarlo.

fio, si tenemos la visión de hacendados y mineros dedicados tam-

bién al comercio en la propia villa. Advertían del tipo de sus consumidores:


de asalariados y jornaleros, pobres, muchos inactivos, ”que no

cómo abastecer sus casas para su diaria mantención y así están re-

a comprar de día en día el medio real o cuartillo que adquieren de

charqui, grasas y otras miniestras donde se las venden a menudeo...

m a que del corto ingreso que de ello tenemos resulta el logro de

este mineral se mantiene en actual laboreo y beneficio

A to largo del período colonial y, obviamente, traspasando las fronteras _

republicana, el carácter del comercio campesino (o rural, en gene-

) Mellafe y René Salinas, Sociedad y población rural en la formación de Chile actual: La

1700-1850; Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1988, pp. 41.

. p. 51. • pp. 52-53.


196

EDUARDO CAVIER

ral) no dejó de resolverse sino con la presencia de hacendados o (

tes influyentes. Se puede ilustrar la situación a través de un caso i

El gobierno de Ambrosio O’Higgins, el progenitor de don Bern de la Patria, fue un claro


intento de gobierno ilustrado y mc

Sus medidas alcanzaron también a la vida económica y a la ge

respectiva. Trató, especialmente, de regularizar el control sobre el I

del tabaco para obtener mayor eficiencia en la captación de sus 1

Sin embargo, como lo expresaba muy posteriormente Claudio 1

de los esfuerzos del gobernador, ”era notorio que no habría hacen

no comprase a Ias administraciones fardos enteros de tabaco para 1

entre sus jornaleros y dependientes, sin riesgo de que hubiese

precio, pues la libertad de comprarlo entre muchos vendedores en ■

excluía el exceso de precio arbitrario que aparentaba tener y pron el contador”182.

Para todo el Norte Chico, de alguna manera ejemplificado a 1

caso de La Ligua, la imagen y figura del asalariado minero y del

nero, no sólo tiene consideraciones sociales respecto a la relación ■

población indígena que aumenta muy imperceptiblemente y

ción mestiza que lo hace aceleradamente y que, por lo tanto, se inc

también con esa tenue diferenciación socio-etnica cultural que

catalogar a unos y a otros. Que se entendia por mestizo en el siglo

cuál era el criterio de los curas para inscribirlos en el registro parra

mestizo era difícil de reconocer y por ello, en sus ocupaciones, ig


te tenemos una variedad de orígenes, inserciones y reinserciones I

ocupaciones y actividades económicas e, incluso, una mínima y 1

capacidad de ascenso social, igualmente a partir de elementos ecoo

en donde podría estar incorporado el comercio al detalle, pero,

difícil de apreciar con algún tipo de exactitud. El fenómeno del me

al menos con los caracteres del Norte Chico, está fuertemente rela

con un doble proceso social: por una parte, el surgimiento de una I

marginal a la estructura laborai, lo que dio fuerza a los encomendem(

182 Claudio Gay, Historia física y política de Chile [1844-1871], reeditado por

Fundamentos de la Construcción de Chile, Cámara Chilena de la Construcció

Universidad Católica de Chile, Biblioteca Nacional, Tomo 4, Santiago 2007, pp


ENCIA EN CHILE. El tio del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna 197

1791 cuando se abolió definitivamente dicha institución) a

io a indios encomendados y no a mestizos por lo que se pen-

hombres de mala cabeza, de poco alcance y poca disposición;

proveniente de un trasfondo de representaciones psicológicas y

condenatorias: los mestizos no contaban con los privilegios de la

pseudo-blanca ni con el estatuto de los indígenas. Por otra par-

proceso paralelo e igualmente indefinible en tiempos cortos: la

i del trabajo asalariado con incorporación al menos parcial de esa

i marginada del sistema socialm. En uno y en otro caso, ède quiénes

i compuesta esta masa social? Evidentemente de indios amestizados,

propiamente tales y de blancos empobrecidos y envilecidos. Por

, que algún tipo de comercio debieron ejercer, incluso el proveniente

los robos de pequefiísimas cantidades de minerales, el de los alcoho”les

básicos y de más baja calidad o el de muy pequerios montos de pro-

agrícolas tan apetecidos y necesitados en los campamentos mineros

ice tales. Aún así, resulta a lo menos difícil de hablar del comercio

i o mestizo en esas localidades.

Podemos ir a testimonios oficiales. En 1788, Ambrosio O’Higgins,

x- del Reino, efectuó una visita al Norte. Qué observó? En el

dei país de entonces, en la villa de San Francisco de la Selva, o

, con una corta población que no excedia de los 5.000 habitantes,

[ desierto y esterilidad del terreno, dictó instrucciones para establecer


sociedad comercial para el cultivo y acopio de algodón, con erección

1 posito ”y concurrencia a un mercado público en la villa, donde todas

puedan surtirse de sus necesarios menesteres, sin la pensión de

r de agenciar afuera, o proveerse cada uno desde su hacienda aun de los

1 diario mantenimiento, por lo que los pobres ordinariamente padecían

escasez; y he premeditado reducir y ordenar a un gremio a los pes-

de aquella costa, que llaman changos, quienes no usan más de una

de balsas de viento, de cueros de lobos, sin poder por esto enmararse

I de la rierra para fomentar el comercio de pescado salado y seco, seriala-

Carmagnani, El salariado minero en Chile colonial. Su desarroã en una sociedad

H Norte Chico, 1690-1800, [1963], Reedición Centro Barros Arana, Santiago,


198

EDUARDO

damente del congrio que en estas partes es exquisito, apre

cuyo ramo industrial podrá ser de mucha utilidad para estos i

El gobernador se imaginaba mucho más. Su proyecto se

costa hacia el sur y lo pensaba también para el puerto de

Cuz Cuz, Quillota, para el puerto de Valparaíso, para lo

do matrículas de los referidos pescadores repartidos en las

existentes. Se trataba precisamente de indios, y las iniciativas 1

tenían relación, precisamente, con la falta de un comercio or

pudiese aprovechar las naturales y tradicionales ocupaciones de 1

que sobrevivían a partir de sus actividades como pescadores.

alli había efectivamente un tipo de comercio, pero tllegaban

rectamente a los consumidores para ofertar sus productos? Se

mayores estudios para tener respuestas más fundamentadas,

pronto, pensando en el comercio del pescado, podemos adver

misma Visita, en Coquimbo, O’Higgins pudo organizar una (

acciones de más de veinte personas, pero, todos ellos, ”sujet,

dos”. Por otra parte, volviendo a la iniciativa original respecto ;

de abastos en Copiapó, ello demuestra una similar conducta

a las observadas en las localidades a las cuales nos hemos refer

mente, es decir, un comercio al menudeo difuso y esparcido por 1

limites ”urbanos” propiamente tales, pero ello no indica que los

comercio fueran exclusivamente productores indios, mestizos o i


Si pensamos en el otro extremo, al Sur, también contamos,

número, con informaciones emanadas desde visitas de las aut,

esos territorios y, con mucho enfasis, para la región de la frontera,

efectivamente se realizaba todo un comercio permanente, de to

mercaderías, baratijas, ponchos, etc., etc. que animaba, por lo

ciones bastante más normales que un estado de guerra frontal.

difícil es, nuevamente, medirlo y caracterizarlo con precisión, mercio además era una
necesidad que permitia a las comunidade

acceder a productos que por si mismos no podían alcanzar. Los 1

uno de los grupos más importantes en la vida fronteriza, se esr

184Ambrosio O’Higgins, La visita de las provincias del Norte, 9 septiembre 1788a

Historia y Geografia (R.Ch.H.G.), Santiago, Vol. 67, octubre- diciembre 1921


UlA tIN [11111(M HIRIFU neglillell y iub unyriln uc a wpicsanaami IIIUUellia
I

en Ia caza y beneficio del guanaco que les brindaba carne y al-

juctos comerciales como los cueros, el pelo, las piedras bezoares, ’radas como
medicinales, riendas, cabestros, etc. En 1774, des-

alteraciones producidas por el alzamiento indígena desarrollado

y 1770, uno de los caciques principales que solicitaba apoyo reunir a indios dispersos y
formar con ellos un pueblo, se referia

económica de tal propósito en el sentido de que para poder

se requeria del trato y comercio con los esparioles con lo cual

obtener algunas terneritas, ovejas, yeguas y otros comestibles que

con ponchos, mantas, sal y algunas otras cosas que producían sus

comercio en el cual no intervenían especies prohibidasi”.

Entre los informes de visitas antes mencionados, tenemos que pá

Les de septiembre de 1796, del entones Virrey O’Higgins,

a don Tomás O’Higgins realizar un recorrido de inspección a

tcrritorios bajo el objetivo más importante para el virreinato que era

r las islas de Chiloé en estado de defenderias por su situación,

de maderas y facilidad de comunicación con los naturales. Don

salió de Lima con destino a Valparaíso y desde allí siguió a Valdivia

o pertrechos, víveres y otros para Valdivia y Osorno. En ter-

del consumo de bienes más básicos, la información del visitador no

referencias a lo que podían comerciar los mismos indígenas y, muy

pot el contrario, enfatizaba sobre las condiciones de vida de pobladores,

tente esparioles, bastante pobres, todos los cuales mantenían sus


huertas bien cercadas, con todo tipo de hortalizas y legumbres, pero

de otro tipo de elementos necesarios para vivir que llevaba al reparde ropas, bayeta y
tocuyo para pariales y mantillas para los nirios y En todo caso, una de las preguntas que
con más frecuencia dirigia

a los caciques con los cuales se entrevistaba tenía que ver con el circuito que dlos hacían
cruzando la cordillera para llegar al mismo Buenos Aires. éQue

Ilevaban para sus conchavos en esa ciudad? La respuesta es que se de ponchos v coligües
gruesos para los indios de la otra banda de la

) Villalobos, Los dc Chile, 1989 re, pp. 58-61.

Los pehuenches en la vida .fronteriza. Santiago de Chile, Ediciones Universidad

, pp. 66 y 156-157.
200

EDUARDO CAV

Cordillera que los utilizaban para sus lanzas y tomaban, en

y vacas’87. Comercio, trueque, simple intercambio de sobrevivi

ello. En una descripción del estado civil y militar de la fronte

por don Juan de Ojeda en 1793, este serialaba que ”el comercio ;

los pehuenches con los esparioles consiste en sal, ponchos, luma

canastas y otras drogas de poco precio: es pasivo en trigo, lana, 1

abalorios, y alguna merceríaa”88. Por otra parte, en el mismo Inf.

presentaba un proyecto de fundación de un nuevo poblado en la 1

del Bío-Bío para destinar a aquella fundación a los ladrones cor

rios de este Reino con sus familias proveyéndoles de tierras y arbii

trabajar con lo cual, ”se mantendrían a sus expensas, y no teniendo 1

de pasar a esta parte del Bío Bío, olvidarían su furtivo comercio, v i

rían su vida, quedando por consecuencia estos países y sus hacien

de gente tan perjudicial; y adelantándose aquellos en población, se 1

insensiblemente extendiendo hacia los de los indios: siendo este el

ve medio de avanzar nuestra conquista”89.

En la historiografia nacional, las referencias a la vida social v

ca de base en los tiempos de transición de colonia a República no más generalizadas, pero


tampoco están ausentes. Y, cuando ello

tienen una notoria inclinación para referirse a la vida de Santiago, Ia c

Con todo, igualmente son referencias generales, pero que no significación.

Si a lo largo del país de entonces este grupo mayoritario se enc


presente por doquier, aun cuando su identificación estuviese sujeta :

rios poco definidos, la situación se repite, y con creces, en el caso

guino. En un mundo social tan difuso, cualquiera de los llamados 1

dia bajo pueblo, podia ser catalogado como mestizo, posiblemente 1

la mayoría lo era: ”Todos los dias se ven en las plazas y calles jorna

bustos ofreciendo sus servicios malbaratados, a cambio de especies,

’87 Ibidem, p. 43.

188 uan T

.1 de Ojeda, Descripción civil y militar de la fiontera de Chile, 1793; en R.

136, 1968, p. 50. 189 Ibidem, pp. 69-70.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los *enes de la representación moderna

201

idas a precios altos”’”. Esta claro que no eran comerciantes,

podemos pensar que debido a sus muy limitados ingresos,

clientes de un comercio medianamente establecido y que,

participaban de un circuito mercantil de muy haja monta y

procedimientos. Esta falta de oferta laboral permanente era

r don Manuel de Salas, otro de los hombres ilustrados más impor-

Ia época, como consecuencia de la falta de libertad comercial que

la producción del país, en .razón del escaco número de consu-

que bajo aguei régimen hallaban sus frutos, cortaba el vuelo a la

i nacional y privaba de trabajo a sus pobladores’9’. A lo anterior se

L el hecho de que eran frecuentes las manumisiones testamentarias

las cuales los amos declaraban libres a tales o cuales esclavos que

b babian servido con lealtad, legándoles en ocasiones pequerias sumas de amo para que
pudieran establecerse como artesanos o como pequerios comerciantes. Estos y sus hijos y
descendientes, casi siempre mezclados con rua blanca, formaban la población llamada de
color, compuesta de nevo§ y mulatos más o menos puros, que casi en su totalidad vivían
en las dudades y ejercían los oficios de sastres, zapateros, carpinteros, plateros, etc. en
que algunos de ellos habían adquirido cierta habilidad, a pesar de que carecían de toda
instrucción, a punto que era muy raro encontrar uno

que hubiesen aprendido a leer192.

Con respecto a la población indígena, con la supresión definitiva del

de encomiendas en 1789 por el Gobernador Ambrosio O’Higgins,

eme pensó que los individuos sometidos hasta entonces a ese sistema, iban a lixem
agricultores en los asientos que se les serialaron y, si bien les impuso d dcrecho de
capitación que debían pagar en lugar del impuesto de trabap a que antes estaban obligados,
los reconoció en el carácter de hombres iam Esta reforma, que dio origen a la formación
de pobres aldeas en los lugues en que se establecieron esas gentes, casi no produjo otro
efecto que d de aumentar el número de trabajadores libres en las haciendas de campo,

Asam. Tomo VII, Santiago, 200

Sedrat. p. 316. ’4111miews, p. 319.

Tia General de Chile, Reed. Edit. Universitaria-Centro D. Barros

1, pp.136.
202

EDUARC

en donde muchos de ellos se establecieron también en el r;

nos193. Sus movimientos hacia la capital urbana del país, au

de población mestiza y, por ende, tenía que aumentar las dem

por artículos de consumo que les permitiesen sobrevivir. Por

las necesidades surgidas para reglamentar el expendio de com

enseres, fueron estableciéndose como verdaderos requerimien

gobierno.

La situación estaba conectada al crecimiento de la ciu,

mente en sus poblaciones marginales, con focos de enorme m

do en rancheríos que albergaban a gentes que según los com,

no tenían costumbres ni ocupación. Se localizaban a escasas

centro urbano tradicional y algunos de sus moradores provenían

indígenas trasladados a la capital para realizar obras públicas o de

esclavos y sirvientes de monasterios que no podían habitar en los

de los conventos y que con el tiempo fueron dando lugar a estai

mestiza, miserable, inestable en términos laborales, instalados en.

precarios, en terrenos baldios o lugares pantanosos. Parte de ecos i

se dedicaron al comercio y con ello se visualizó un aumento

vendedores ambulantes.

En 1756, el comercio establecido los denunciaba seria

”una muchedumbre de gente, domésticos indios, mulatos, ne

clases” que al atardecer se reunían en una de las esquinas de 1


para formar una especie de feria o baratillo en la bocacalle expi,

tipo de mercaderías, propias y ajenas. Se reconocía que la

llena de gente pobre, pero igualmente se solicitaba prohibir

ilegal. La prohibición se efectuó, pero apelaron de ella todo

lantes, también castres, zapateros y sombreros serialando que ■

inmemorial se dedicaban a ello para aprovisionar a gente del

vulgo y que vendían de noche puesto que la mayor parte de su

,, tan pobre que no son capaces de mantener tienda pública y 1

están retirados del centro de la república en los extramuros de est trabajando en sus casas
y oficios de dia, para vender sus produc

3Ibidem, pp. 320.


NCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los odgenes de la representación moderna

203

En particular, el maestro mayor de zapateros aprovechó las

Amat para poner cierto orden en la ciudad y obtuvo un bando

1 cual nadie podia comprar zapatos fuera de los trabajados por el

se adicionaba a otro que permitia dichas ventas, incluso la re-

I hasta las 7 de la tarde. El reclamo del gremio enfatizaba que ”los

s, negros y mestizos, hacían todas las noches, en la vereda de

lo practican todavia, baratillo de lo propio y de lo ajeno”1”.

-ido los reclamos de los comerciantes establecidos, en 1757,

el Presidente Amat a la Junta del Impuesto de Balanza, se

• un medio más cómodo y decente, limpio y permanente, en

estar los vendedores en todas las estaciones del ano, y en que ’se

aseo los comestibles, sin que anden, como hasta hoy, botados

contra la regla de toda política y buen gobierno”196. La recova,

!que se dio a la nueva construcción, estaba dividida en pequetios de-

i que se daban en arriendo a los mercaderes del abasto, dejando,

, al centro de la plaza los puestos o tendales, y debía producir al

■ una renta muy superior a la que hasta entonces había recibido de

mandados a levantar por el Presidente Manso unas décadas antes.

t construcciOn de esa naturaleza que estrechaba el recinto de la plaza y

caba un aspecto desagradable, fue recibida entonces como un

.�9-

1 ya citado historiador y político liberal del siglo XIX, don Benjamin


Mackenna, escribió muy apasionadamente sobre estos adelantos

urbana. Según él, Amat, dispuesto a introducir un régimen de pueblo enteramente


desquiciado en su hábitos, creó un mercado

ne aseado que venía a sustituir los llamados tiangues indígenas

! efectuaban a ciclo raso, en una completa inmundicia, y que sólo se

intentado reglamentar con el decreto de uno de sus antecesores,

• De Ramón, Santiago de Chile, Colec. MAPFRE, Madrid, 1992, pp. 115-117.

VicM1..;Mackenna, Historia crítica y social de la ciudad de Santiago, Tomo II, 2a

Editorial Nascimento, Santiago, 1926, pp. 148.

t Mana, op. cit., Tomo VI, p. 152. Se refiere igualmente al Acuerdo del Cabildo de

:4 de mano de 1757, Libro 45, fjs.75.

152.
204

EDUARDO CAVIE

Manso de Velasco, con el derecho de toldos y tendales que ha

cado más una gabela que una regia de orden. Para mejorar Ia sii

construyó un galpón de 80 varas de largo y 20 de ancho con

laterales que permitían el ingreso al recinto, quedando una cape ,

de ancho llamada como la Avenida de los Baratillos. Según el mi!

fia Mackenna, ”cada madrugada las carretas y bestias de carguío 1

tían en un inmundo chiquero, hasta que en 1821 el ruinoso demolido, después de 64 anos
de existencia”198.

Desde el Cabildo, debía realizarse periódicamente la visita al 1

1760, se notaban las mejoras, pero no todo lo necesario. Lógic

visita afectaba al comercio establecido, pero como hemos visto, este s

estaba amagado por el comercio informal de gentes pobres v de

recursos. La descripción es interesante ya que, además, era todo el •

formal de abastos:

se compone de dos lienzos que forman una calle en medio

cuadra de larga, el del lado de abajo que mira a la Plaza, con •

dores, uno adentro de dicha calle y otro afuera, con su portada!

en medio, cuyas puertas som nuevas y bien hechas, con clav

bronce y otras dos puertas menores que la dicha en cada ex

la calle que forman dichas Casas de Abasto, y todas tres con

corrientes, y el otro lienzo que cae a la parte del oriente con 1

dor que corre de norte a sur, y un cuartito en medio que lo ■


es en el lado que mira al poniente, y por la calle que hace I

casas del General Don Pedro José de Carias Trujillo se hallan i

dos veinte y siete cajones de mercancias y seis dichos por la ■

del norte y seis por la cabezada del sur, de los cuales dos qu

a la Capilla de San Antonio están destinados para estanco

y los treinta y siete son de cuenta del subastador de dichas abasto... se pone por inventario
ciento noventa y tres garfos (

que están clavados en la muralla, bajo del corredor que mira a 1

destinado a los carniceros que sirven de colgar la carne...

ocho mostradores, los veinte y nueve y medio que miran a

sVicuria Mackenna, op. cit., p. 148.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

205

lente maltratados y gastados de picar carne en ellos...; y

na y ocho y medio que caen en la calle que forman dichas

de madera de patagua, los más de ellos deshaciéndose por su mal

y peor clavazon199 .

r 1 • 1 A 1 • 111 c •

era y rue ei comercio Ge aoasro ue ia mem ae Jannago nassa

d siglo XIX. Hubo tambien ciertas ”especialidades”, como las vení de dulces, lojas (aloja,
una bebida refrescante preparada con miei y

y otros licores y bebidas, respecto a las cuales se tenía cierta consi-

V no pagaban impuestos ni por razón de su calidad ni por el lugar

vende, pero particularmente por no ocupar asiento alguno en las

to, de modo ”que salen con sus mesas de alfajores y helados a

de la plaza... y son por lo regular serioras pobres, viudas y be-

, que por avanzar el corto alivio que les puede sufragar semejante

se privan del servicio de la esclava, y muchas que no la tienen

I persona que corre con la venta”20°.

Amat a Jáuregui, después de 18 anos, especialmente en el perío-

;idor Zafiartu, a mediados de la década de 1770, fueron pocas

ciones producidas en cuanto a policia urbana en el ramo del co-

de ellas, se produjeron en términos de la cancelación del pri-

la administración de las 8 pulperías autorizadas por la autoridad

muy remotos en manos de viudas de capitanes muertos en


. Se concedían anualmente por cada uno de los concejales en ”viu-

itas y pobres”201. Se les acusó de irresponsabilidad civil, lo que

un sinnúmero de crímenes que se cometían a su nombre, por lo

lidá que sólo pudiesen seguir servidas por hombres. Por el mis-

), se dispuso de otras medidas. Por una parte, que las pulperías

mantener un farol encendido a la puerta hasta la hora de queda y se

i a sus propietarios a dar parte inmediato de las pendencias, heridas

que allí se cometieran; por otra, se prohibió que el pescado se

) de Sanr.go, 6 junio 1760, Colección de Historiadores de Chile (CHDICh), Tomo

pp.54-55.

) de Santiago, 22 noviembre 1760, CHDICh, ibidem, pp.73-74.

de Santiago, 8 enero 1759 y 7 enero 1760, CHDICh, ibidem, pp.6 y 42,


,-FIL/V ,..,.,

vendiese a domicilio y, por tanto, sólo en las pescaderías. Ta

de hacer frente, al parecer sin mucho éxito, a las cocinerías, qu

las calles convertidas en pequerias lagunas y lodazales202. Ot

hemos pensar en que, al menos la reventa de pescados y la ex

tipo de cocinas estaba desarrollado por gentes de mínimos re

A lo anterior, en el rubro alimentación y bebidas, uno de 1

más asiduos que debía enfrentar la autoridad estaba relacionado (

bidas alcohólicas, especialmente de aquellas de mala calidad y

entre los más pobres seguramente a partir, igualmente, de con

informales de cortos recursos que las preparaban o conseguían de tos mayores que partían,
en muchos casos, desde las propias hac

abril de 1760, el Cabildo intentó prohibir la venta de un licor que I chichita, que
anualmente causaba muchas y desgraciadas muertes (

en quien lo tomaba perniciosos efectos: el primero, a quien lo en

con alguna debilidad le quitaba la vida, al fermentar en el est&

en la vasija a causa del desarreglado apetito de la gente plebe, que

la usaba; el segundo, que causaba en los más robustos un estado

ebriedad, de calentura como ellos mismos lo decían, armando mil i

cias y disgustos de que resultaban muertes y desastres con grave per

la causa pública. Se solicitaba al Procurador General le pidiese al 1

del Reino ”que ningún hacendado permita que en su casa ni fuer

se haga semej ante licor ni venda por precio alguno el mosto de qu

pone, imponiéndoles para ello las penas y apercibimientos que

su justificado arbitrio, y que toda aquella persona que se supiere 1


bebida sea castigada severamente según su calidad. Y para que

y se averigüe quién lo quebranta, se le ofrezca algún premio al

denunciare de algún encierro, casa o hacienda donde se hiciere

,• 1 .1 • • ,

ao licor y ias juntas para Depeno, y que esta prommoon... se pu

forma de Bando”203.

Se comprenderá toda la situación, siguiendo parte de la de

que el Presidente Benavides redactó de la ciudad al momento de

2°2 Ibidem, pp. 206, 242, 245, 246. 20’ Ibidem, 18 abril 1760, pp. 51-52.
”El piso y empedrado de las calles de casi toda la ciudad,

► v desagúe que por ellas se derrama de sus acequias se hallan

no poderse transitar a pie, a caballo ni en coche, sin una

able y manifiesto perjuicio de caída o volcadura de ruedas,

parajes de los últimos barrios o extramuros de la ciudad

pantanos de agua y lodo intransitables para pasar a caballo

recreación de algunos sitios de Ia camparia, de forma que

:ate disposición de la ciudad se hace forzoso levantar, reglar

racionalmente todo su suelo y empedrados, a menos que

ine la pena de vivir en un continuado martirio y opresión de

- - espilinr •

Un par de otros aspectos relacionados. En primer lugar, el problema de inesanos. Gran


parte de la literatura existente, los distingue como gen( C4 de color o de muy bajos
recursos, pero, al mismo tiempo, eran considerados corno ”maestros” y se les reconocía en
sus méritos e importancia aún d desprecio que los criollos y peninsulares habrían sentido
por los oficios manuales. No obstante, seguro que muchas de estas ocupaciones estaban
servidas por espaãoles pobres que convivían al interior del grupo mestizo sus hacer
grandes distinciones entre ellos Por el rol económico desempenado s. Ias necesidades
atendidas por sus oficios, cometían ciertos excesos. Continuamente, el Cabildo debía
hacer frente a ”El abuso que hacen los manos de los precios de sus oficios y el ningún
orden que observan, y que era necesario que el Ayuntamiento dictase un medio de
contenerlos”. Cada cimo tiempo, un regidor debía llamar a los más acreditados de cada
oficio para formar un arancel, exceptuando a los plateros, pero, todavia en noviembre de 1
8 1 2, no había arancel y se nombraba a otro regidor para hacedo. De las Actas del Cabildo,
cuando correspondia nombrar a los maestros mayores, podemos obtener el largo listado de
esos oficios: ebanista, cupintería, instrumentos de música, carroceros, talla, =teria,
albariileria,

y pintor de paredes, broncero, hojalatero, herrero de grueso, ce-

, tornero, zapatería, sombrerero, cuetería. Ninguno de los maestros

era seflaiado por ”dou’’, pero se les facultaba para no permitir a

radie que abriera tienda sin que estuviese examinado y aprobado, debiendo
, p. 286.
208

EDUARDO i

tener las calidades para e11o205. Es importante considerar este

en la mayoría de los casos no sólo producían un artículo dele

además lo comercializaban.

El 17 de noviembre de 1812, el Cabildo, una vez más,

del rendimiento de pan de una fanega de trigo y por lo arreglarse el número y peso de
cuantas unidades debían d, real. Posteriormente, al afio siguiente, el Cabildo acordó ç

el antiguo arancel del pan, pero que se obligara ”a los panade

el pan en puestos públicos, haciendo que cada cual selle sus ,

sello propio a cada panadería. Ya en 1759 se habían tomado me

lares en contra de los extranjeros y otros que mandaban a produ

francés y el que llamaban de Esparia, quienes se enriquecían

del vecindario y particularmente de la gente pobre, ”cuyos cla

muchas veces llegado a sus oídos” El 21 de diciembre de 1812, ■

dor del ramo de la plaza, pidió permiso al cabildo para enlosar 321

faltaban en la calle de los Baratillos, ”la principal de todo el con

ciudad”. Por su parte, el maestro mayor de botoneros exigia que se c

a uno que había puesto cajón de este oficio bajo de los portales, a (

examen y pagase los derechos acostumbrados. La resolución del 1

file suspender la resolución del asunto hasta formar un reglamento i

orden de los gremiosm6.

En 1813, el subastador de la Plaza de Abastos pedia que

varios otros artículos afecto a cobranza de asientos en los ve


acordó proponer al gobierno duplicar la contribución, ”pero ciere a S.E. excesiva la
imposición con respecto a la pobreza

seria conveniente meditar en los medios de hacerla menos

contribuyentes para no mezclar lo útil del proyecto con lo de

las medidas en que se apoya”. En junio de 1813, el mismo sob

abastos, reclamaba la posesión y asiento del portal de los vende

zos Cabildo de Santiago, 17 de julio de 1812, pp.157; CHDICh, Vol. XXXIII, 18

pp. 44. 2°’ Cabildo de Santiago, 27 de noviembre 1812, pp. 164; Cabildo de Santiago, 9 r

pp. 198; Cabildo de Santiago, CHDICh, Vol. XXXIII, 3 agosto 1759, pp. 27-2

Santiago, 1 diciembre de 1812, pp.166.


CIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

209

1”que les privan los comerciantes de esta situación”. Al mes si-

I Julio, insistia en ”que a los vendedores se les permita acogerse en

dd Portal en los dias de lluvia”. El 19 de octubre, el Juez de abastos

ba quejándose de que el Juez Mayor de policia se había entrometido de su privativa


jurisdicción al haber aprehendido a unos vendedo-

i sucesivamente, con muchos intentos, pero con pocos cambios

Los mercados coloniales y las formas comerciales a que dieron

proyectaron durante largo tiempo en la propia República.

en el Chile colonial, durante el siglo XIX e incluso en el presente,

1 dado formas de un comercio de buhoneros y similares, es efecti-

, podríamos precisar de que ese número importante de pequenos

rurales que dedicaban sus vidas a recorrer parajes y valles inte-

independencia de hacendados y propietarios rurales importan-

rndieron a una experiencia surgida en el siglo XIX cuando co-

a definirse más claramente las opciones económicas de los grupos

v cuando un número mayor de campesinos pudo participar de

■ de crédito que le permitia adquirir ciertos bienes manufacturados

■ de sus propias producciones o a través de pagos de bajo monto y

mensualidades. Por ello, aunque sin negar su existencia, es difícil ca-

Ia real envergadura de mercados campesinos o indígenas en el pe-

) colonial o de transición hacia la vida republicana. Más aún, podemos

nos en sefialar, a modo de hipótesis, que ese tipo de mercados,


10 ferias estacionales o ferias agrícolas de productos al detalle que han ■ parte del
escenario del pequerio consumidor urbano hasta el presenaun cuando ya muy
debilitadamente), son fenómenos desarrollados a

la segunda mitad del siglo XIX. De hecho, una parte importante

de eus ferias campesinas, coloridas, vistosas, con todo tipo de mercaderías movilizadas
a partir de los más variados tipos de transportes según la época

r destaquemos, son poco coloniales o de tradición remontada y testimo-

1 hacia y desde esos tiempos.

Hablar de ra(ces es otra cosa. No obstante, como lo hemos descrito, el

■ y los mercados verdaderamente populares, campesinos, indígenas

” Cabildo de Santiago, 16 febrero, 21 de junio, 8 de julio y 19 octubre de 1813, CHDICh,


Vol.

pp. 192, 228, 240-241, 274 respectivamente.


210

EDUARDO

o de color, en el Chile tradicional estuvieron restringic

intervención directa y permanente de hacendados y grandes

que hicieron de las pocas posibilidades de acceso de la poblacié

a unos determinados y reducidos espacios de demanda en el

posibilidad más de coacción social a partir del control efectivo tadas posibilidades de
participación en el mercado manteniéndo

del crédito forzado, en una constante posición de ”clientes”

situación no sólo flue característica del valle central sino también i

pia de los espacios mineros cordilleranos del Norte. Respecto a i

”urbanos” ya está igualmente explicado y, en el caso de Santiago, ■

formalidades diferentes, pero bajo los mismos supuestos. Dis

ser el caso de mercados indígenas en la frontera, pero ello requiere c

estudios y de otros enfoques.

En cambio, podemos volver a preocupamos de los otros

ciales. En primer lugar, serialando su gran diversidad; en se

buscando nuevos criterios de análisis. En 1814, Bruno Herrera,

Putaendo, pequetia localidad en el valle del Aconcagua, otorgaba i

ción por causa de muerte a favor de su mujer. Serialaba que,

Por cuanto de orden del Supremo Gobierno se ha Ilamado a I

el Regimiento de Farnecio de esta dicha provincia en circur

la guerra que sostiene en Chillán y en las demás provincias de

ción el virrey de Lima contra el Estado chileno y que camina regimiento a la defensa de la
patria en el cual el otorgante es
dispuesto a seguir el destino que sus jefes le ordenen, en el cual 1

tomarse la muerte como natural.

208

Ordenaba a su padre que en el caso único que le tomara el

la muerte, este pudiera ordenar su testamento para que después

sus deudas, ”lo demás que le sobrase de sus cortos bienes se los

su mujer”. Socialmente, quien era Bruno Herrera? Difícil preci:

general, podríamos simplemente calificarlo como perteneciente a I i

pero que era y es el pueblo? Generalmente se le asocia con pobr esta, concebida como
construcción social, requiere de ciertos pa

208 Notarial San Felipe, 2 abril 1814, Vol. 30, Çs. 92v-93v.
MENCIA

EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

211

mínimas para ser caracterizada. En la sociedad tradicional

)to igualmente amplio, las características de la vida mate-

mte, fuertemente influida por el medio rural campesino, per-

iarse a las realidades pobreza-riqueza especialmente a través

Sn de la tierra y de algunos implementos productivos. A pesar

aceptar que, en lo general, la segunda mitad del siglo XVIII

liciones de vida bastante aceptables a los grupos sociales bajos,

mestiza blanca, allí también se forjaron nuevas estructuraciones

lidad socio-económica bastante importantes para las realidades

Posteriores-”’.

i así, no es posible homogeneizar grupos diversos en categorias ex-

. Los grupos sociales son síntesis de variados componentes y no siem—

comportamientos de oposición a las jerarquias superiores. En

• período colonial, con motivo del advenimiento y jura de Carlos III,

), el 4 de noviembre de 1760 y dias subsiguientes, se realizaron

presididas por el Presidente de gobierno y, siguiendo los ritos y

correspondientes, el acto central fue proclamar: Espana y las Indias

pa Ir dm Carlos III, que Dios guarde, serial ”para que el pueblo desatase su itptimido
entusiasmo, prorrumpiendo en estrepitosos vivas, levantando las

, las mantas y los sombreros para recoger las monedas y medallas que

sc arrojaban al aire con las inscripciones del dia”210. Por pueblo, se estaba teiniando el
conjunto, la masa: espafioles pobres, indios, mestizos, castas. :Se sentían participantes?
Posiblemente.

igualmente debieron ser poco certeras, y también muy generalizadas, las opiniones
contemporáneas sobre la otra sociedad. El 6 de marzo de 1773, asumió como Presidente
de Chile don Agustín de Jáuregui. Según el historiador liberal Vicufia Mackenna
describiendo sus primeros dias en Santiago. mirando en derredor suyo, yendo más allá de la
corte en miniatura que k rodeaba, sondeando el estado de las matas, habría quedado
espantado ”de

”Coices. Edua- —o, ”Los seriores y los despreciados: Familia, poder y transmisión de la
riqueza ta is formaciones sociales del Chile tradicional”; en Bases Históricas del
Desarrollo Regional de aidt. Actas de la VII Jornada Nacional de Historia Regional de
Chile, Universidad de Chile, Imano 1996, pp.86. átVicutia Mackenna, op. cit., Edic.
Universidad de Chile, Santiago 1938, p. 60.
mortalidad de los párvulos, del desenfreno de las mujeres, para

matrimonio era sólo una esclavitud, de ese cúmulo, en fin, de i crímenes que han formado
la base de nuestra existencia social, 1

inferiores, males infectos que todavia devoran nuestras más

1. 1

y que una aristocracia egoista y poitrona se tapa ia cara para no 1

primer paso, notando... que cada dia crecía el número de los ■

viciosos y vagabundos entregados a la embriaguez y todo género •

que deben extinguirse de raiz, fue mandar fijar una horca per

medio de la plaza mayor de la ciudad”211. Esta masa, dera el pu

pueblo, un comportamiento social?

En todo caso, para una consideración tan negativa de estas

ciudad no ofrecía demasiados contrastes. En 1782, el Presidente

escribía al Cabildo y, entre otras anotaciones del estado de la cit.

taba que,

El piso y empedrado de las calles de casi toda la ciudad, la

desagüe que por ellas se derrama de sus acequias se hallan en

de no poderse transitar a pie, a caballo ni en coche, sin una

intolerable y manifiesto perjuicio de caída o volcadura de ruedasq

por varios parajes de los últimos barrios o extramuros de la ciu

encuentran pantanos de agua y lodo intransitables para pasar a ■


y disfrutar la recreación de algunos sitios de la camparia’’’.

A fines del siglo XVIII, el pueblo, o a nombre del pueblo, solicitaba ai

Presidentes mejoras urbanas como enlosados, establecimientos de

limpia frecuente de las acequias, prohibición de enterrar cadáveres

iglesias, etc. También, ”velar sobre el exceso de bebidas de licores

que acarrean tantos desastres al bajo pueblo”. Pareciera ser que, en

caso, se estaba hablando de otro pueblo o, al menos, se daba ocra cor

ción al concepto. Como sea, según Carvallo Goyeneche, la aristocracia

Santiago, se componía entonces de doscientas familias nobles, ”senora

21 Ibidem, pp. 143-145.

212 Ambrosio de Benavides al Ilustre Cabildo . . . , Santiago 19 octubre de 1782; en


BenjaminVki

Mackenna, op. cit., pp. 189-191.


I

f •I 1 I•

y rotos, en cuyas categorias man revueitos tonos los meatos

ide La plebe, clamados de ”medio pelo’’’’’. Se trata de una descripción

1 y abierta.

I muchas las posibilidades a partir de las cuales se podría intentar ca-

r esta masa de individuos, hombres, mujeres, nirios, que formaban

Ia sociedad chilena, en número y en actitudes y comportamien-

urbanos, hombres rurales; inquilinos, campesinos pobres, tra-

, servidumbre; asalariados, mineros, serviles; trabajadores perma-

:ionales, ocasionales. Cómo diferenciar el pueblo (en sentido

• pueblo?

) largo del país de entonces este grupo social, mayoritario, se i presente por doquier, aun
cuando su identificación estuviese su’

a aiterios poco definidos, la situación se repite, y con creces, en el caso

En un mundo social tan difuso, cualquiera de los llamados

bajo pueblo, podia ser catalogado como mestizo, posiblemente

pie ia mayoría lo era: ”Todos los dias se ven en las plazas y calles jorna-

; robustos ofreciendo sus servicios malbaratados, a cambio de especies,

inútiles y avaluadas a precios altos

Como se ha dicho anteriormente, está claro que estas gentes no pueden r objetivadas a
partir de un tipo de actividad. Los que se dedicaban al macio más mínimo, no eran
comerciantes propiamente tales, pero tam-

bién podemos pensar que debido a sus muy limitados ingresos, tampoco cnn clientes de
un comercio medianamente establecido y que, seguramen-
e, participaban de un circuito mercantil de muy haja monta y rudimenta-

rios procedimientos.

A lo anterior, deben agregarse los permanentes movimientos migrato-

fios bacia la capital urbana del país, lo que aumentó la masa de población

i y, por ende, las demandas de esta por artículos de consumo que les

permitiese sobrevivir. Por ello mismo, las necesidades surgidas para regla-

el expendio de comestibles y otros enseres, fueron estableciéndose

) por Vicufia Mackenna, op. cit., pp. 216.

s Arana, op. cit., T. VII, p.136.


214

EDUARDO Ca

como verdaderos requerimientos del buen gobierno. La situacié

estaba conectada al crecimiento de la ciudad, especialmente en :

ciones marginales, con focos de enorme miseria, viviendo en ranc

albergaban a gentes que según los contemporáneos no tenían

ni ocupación. Se localizaban a escasas cuadras del centro urbano i

y algunos de sus moradores provenían de sectores indígenas

la capital para realizar obras públicas o de grupos de esclavos y ;

de monasterios que no podían habitar en los términos de los

que con el tiempo fueron dando lugar a esta población mestiza, 1

inestable en términos laborales, instalados en términos precarios, i

nos baldios o lugares pantanosos. Parte de esos individuos se

comercio y con ello se visualizó un aumento notable de vende

bulantes. Ya en 1756, el comercio establecido los denunciaba que era ”una muchedumbre
de gente, domésticos indios, mulat,

y demás clases” que al atardecer se reunían en una de las esql

Plaza Mayor para formar una especie de feria o baratillo en la

expidiendo todo tipo de mercaderías, propias y ajenas. Se reconc

ciudad estaba llena de gente pobre, pero igualmente se solicitaba i

dicho comercio ilegal. La prohibición se efectuó, pero apelaron de (

tipo de ambulantes, también sastres, zapateros y sombreros sena

desde tiempo inmemorial se dedicaban a ello para aprovisionar a

campo y del vulgo y que vendían de noche, puesto que Ia mayor 1


su gremio era ”tan pobre que no son capaces de mantener tienda i

por esta causa están retirados del centro de la república en los

de esta Ciudad”, trabajando en sus casas y oficios de dia, para

productos durante la noche215.

Para comprender esta situación es necesario entender tambien 1

era la sociedad y, particularmente, sus componentes de población,

de relaciones, sus movimientos, sus especializaciones. La gran

existente entre la Colonia y la vida republicana quedó establecida,

fuese formalmente, en la extinción de una sociedad de castas, o de ■

o de grupos étnicos, declarada por el nuevo Orden político. En Central y en las regiones
existentes hacia el Norte, el régimen d,

’Armando de Ramón, op.cit., p. 117.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los odgenes de la representación moderna

215

lido definitivamente cuando el s. XVIII expiraba, se había

lo en si mismo y por ello los indígenas estaban bastante más

■ que sus similares cie la Prontera en el Jur. Lomo las etnias de

N, mulatos, eran bastante reducidas en términos de números,

i pobre, el ”bajo pueblo” como se le ha llamado, era fundamen-

y, a tal punto, que era difícil diferenciarlo de la masa de

recursos que convivia en el mesmo sector.

■ blanco, como es bien sabido, no es genericamente un concep-

su base estuvo constituida mayoritariamente por gentes de pocos

; recursos e incluso con un porcentaje indeterminado de personas

ad escondían económica o culturalmente su carácter mestizo

nte tal. En este último grupo se da una variedad inmensa segtk’n

geográficas u ocupaciones desarrolladas. Por esta misma si-

1 se explican las características de la riqueza básica y de los bienes

; de que se disponían a nivel social. Los aportes de los contrayentes

al matrimonio, sea en la villa o en el área rural eran los mismos; por parte de

r algunas ropas que se decían decentes, cama, alguna paila y en casos

uno o dos platos de plata. Los hombres, alguna suerte de tierras,

■ número de animales: mulas o yuntas de bueyes, ciertos aparejos. Era

nte también que a los hijos que se casaban, se les otorgara una vaca

i aia, ovejas y vestuario. Al final de un matrimonio y/o de una vida, los

adquiridos podían llegar a ser un solar conseguido en los primeros


por merced o parte de un solar recibidp por herencia; una o dos

de tierras con alguna viriita y árboles frutales, pailas, tinajas para

radar nino, taburetes, petacas y cabezas de ganado, especialmente ovino. En resumen, no


resulta curioso ni sorprendente el encontrarse indistintamente con el mismo tipo de bienes
productivos tanto en el campo como en Las mismas villas: herramientas de labrado,
aparejos de animales, costales y

todos en buen o mal estado de conservación, eran fundamentales

t el trabajo en uno u otro lugar: èque se podia vender y a quiénes? Ob-

nte, para los más informalizados, la vida en Santiago era más difícil

!prezaria.

Allí mismo, por otra parte, la servidumbre de una familia acomodada, legún el mismo
Vicufia Mackenna, era una colección de indias, mestizas

rodavas teniendo como personajes destacados al negro calesero, vestido


216

EDUARDO CAV

con vistosa librea, y la sirviente de razón, igualmente negra,

locuaz. Las diversiones de las clases inferiores estaban limitadas

ción de sus vicios, la ebriedad en las chinganas, los juegos de

garitos, danzas lascivas traídas desde África que unidas a la perezal

convertia los gustos populares en una melancólica mezcla de I

bertinaje. Fuera de la ciudad, el pasatiempo favorito era la chue

sidad del pueblo corria en paralelo con la desmoralización de lail

indígenas en donde estaban presentes la chicha y el pufial. En 1

profunda separación de clases que hizo a la sociedad chilena Ia I de América y la más


aristocrática y altiva. Así, mientras la plebe t

siquiera derecho al trabajo, los ociosos nobles pasaban su vida I

rehaciendo sus árboles genealógicos. Entre ellos, una distancia

sólo entre nobles y plebe, sino también en todas las gradaciones il

entre st

’216

De estas descripciones y caracterizaciones es difícil obtener i

más o menos homogénea del pueblo-pueblo e incluso del lia

pueblo. Como unidad social, incluso es poco probable que se

contrar una ”cultura de clase” que permitiera hilar más fino resç

tudes, sensibilidades, responsabilidades y comportamientos. Aunei

y en ocasiones muy lento, ello será otro de los logros del nuevo

Estado republicano y liberal del siglo XIX. Entonces, clial pudo


ticipación del pueblo en los movimientos de emancipación?

La focalización institucional: Bandos de buen gobierno.

Si bien para nosotros es bastante complejo el poder realiz

de los sectores de la base social colonial, para las autoridades y elo

rigente de la época fue más bien parte de ”lo natural” de la hisu

tomizar entre aquellos que formaban parte de una sociedad or

principios y valores, y los otros que como grupo estaban siempre I

a la ociosidad, la delincuencia y el vagabundaje. Individualme

confiar en personas determinadas, en el inquilino tal, en el

en el trabajador que era responsable y respetuoso, en el arte

216Vicufia Mackenna, op.cit., pp. 390 y 430 a 440.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna
217

, en el indio que pensaban civilizado, etc. Distinto era caracte-

■ formando parte de una masa popular cuyas prácticas siempre

lir las normas y a la cual había que disciplinar forzosamente

alcanzar un estado más industrioso y moralmente aceptable.

la segunda mitad del siglo XVIII, y en la medida que ciertos ele-

i e ideas ilustradas fueron avanzando y que los conceptos de progreso

t leademiclad estuvieron más presentes en algunos distinguidos hombres

■ e intelectuales, se hizo más clara una continua recurrencia a la

l a través de la dictación de reglamentos que, en el caso específico

&e h búsqueda de la tranquilidad y organización de la vida urbana y de utilided pública,


fueron calificados como bandos de buen gobierno. De ellos

cios, como ejemplo, el dictado por el Gobernador don Ambrosio

en 1788. Seglin convenía a la quietud y buen orden de la capital

I a objeto de que el vecindario tuviese tranquilidad y sosiego, se mandaba pardar y


cumplir un cuerpo de 20 indicaciones que cubrían los más ampios aspectos de un buen
vivir, pero que, lógicamente, estaban dirigidos a era diversidad de gentes tan proclives a
perturbar lo que se consideraba un

1 estado de la vida cotidiana. Se trataba de que todos pudiesen vivir

honesta, pacificamente y bajo los ordenamientos establecidos por

ia ley. De que todos fuesen obedientes a las autoridades establecidas. De que se respetaran
las horas de recogida y se respetara el necesario descanso Sznitándose el libre transito
nocturno a menos que constara al Juez, ronda o parrulla, de que se trataba de personas de
honra, notoriamente conocidas. no sospechosas y de haber salido por motivos racionales y
movidos pot honesta diligencia. Por cierto, se prohibía cargar todo tipo de armas, de
fuego o de acero, e igualmente venderias. El articulado era severo con

individuos:

Que salgan inmediatamente de esta jurisdicción todos los vagamundos, ociosos, y gente de
mal vivir, pena de que parados tres dias por d mismo hecho de hallarse sin oficio, empleo,
u ocupación servible y

serán destinados à servir en obras públicas, o Reales, o cuerpos de tropa de esta Capital,
o Plaza de Valdivia, conforme a la naturaleza de los casos por seis

Que los casados en cualesquier parajes, o ciudades fuera de la jurisdicción de este Reino, o
dentro de el en lugares distantes de sus residencias
218

EDUARDO CAV

se restituyan prontamente al del domicilio de sus respectiv

a vivir con ellas, con apercibimiento de que parados treinta ■

lo verificaren, serán arrestados, y remitidos con custodia, o ■

costa y en partida de registro a los destinados para países ult

a menos que seara mercaderes, y cargazones, y no tengan

término que a los de esta clase conceden las Leyes para sus

Que ninguno pueda mendigar sin que por el cura de su

le de cédula de mendigo, revalidada todos los mios después de 1

constar haber cumplido con el precepto anual de la Santa

sia la cual ha de presentar cada uno al Alcalde de su barrio

por su medio, e informe, sea rubricada del serior ministro

Cartel, concediéndole licencia de mendicante, si lo conside

procediendo con escrúpulo y detención por ei grave perjuicio ;

blico, y defraudación a los verdaderos pobres, que causa la

muchedumbre de los sanos, y aun delincuentes, que se dedic

clase de vida por holgazanería, o encubrir sus vicios y pena de

tal documento serán recogidos, y tratados como vagos, y de cin

azotes, que sufrirán del mismo modo que los que acostumbren i

su compariia por guias, nirios de más de cinco anos, o mujeres

aun que sean sus hijos, sobre que se estará muy a la mira por i

los jueces para extraerlos de su poder, y ponerlos a ensefianza en c

algún maestro de oficio, o en casas honestas con obligación de 1


servir217.

Las disposiciones se preocupaban del correcto vestir según lo ■ rrespondiese al estado


civil, sexo y calidad de las personas; de la proh

de los juegos de dados, naipes o suerte no autorizados y que excedie

cantidades permitidas para apostar, teniendo muy presente Ia prohib

para participar en ellos de esclavos, jornaleros y artesanos en dias de i

bajo; de las restricciones existentes para bodegoneros, pulperos, ten

plateros, y otras personas de cualquier oficio, para comprar o recibir

ropa, ni cosas de casa, que se les ofreciere por hijos de familia, sinia

o esclavos y sin consentimiento de padres o patrones. También para 1

217 Ambrosio O’Higgins, Bando de buen Gobierno, Santiago 19 de agosto

Capitania General, Vol. 811, fjs. 3-3v.


IMF

~lat DEPENDE

~110.°_7”.

Mr’

NCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representacián moderna

219

■ de negocios en la noche. No se podia cantar coplas deshonestas,

■ malsonantes, no bailar en forma provocativa y los médicos y ci-

Ia capital estaban obligados a dar puntual cuenta por escrito del

¡miemo y enfermedad de cualquier persona por ellos atendidas.

de noche, desde las nueve en invierno y a las diez en verano se cieabsolutamente las
tabernas o pulperías y demás cuartos de venta

de aguardientes y licores, y en los dias de fiesta, solo puedan entrar dos horas, de las once
a la una de la mafiana, y si ocurriere necesidad de vender, sea por pestigo, y no por
puerta, manteniendo solo una, y esta abierta del modo en el tiempo, que le es permitido
con farol encendido a la parte de la calle de noche de modo que pueda reconocerse de
afilem por las justicias, y rondas lo que pasa en lo interior: pena de un peso por la primera
vez; dos por la segunda, y privación de su ejercicio por la tercem vez a los pulperos que
incurran en cualquiera de estas faltas y la misma con agravación de dos meses de prisión
si dentro de sus tabernas consintieren concursos, juegos algunos, borracheras, pendencias u
OtTO género de excesos graves, y sucediendo, no dieren inmediatamente aviso al juez
mas pronto en el término de una hora218.

El Bando derivaba hacia la iluminación de tiendas, bodegones y edifidos de labor pública


y a los impedimentos para alojar en posadas o casas a individuos sin documentación o
para darles trabajo como criados o peones sin tener constancia de sus anteriores patrones.
Nadie podia no respetar ada uno de los requerimientos y trajes de fiestas religiosas y, por
el contrario, contravenir las formas aceptadas de penitencias públicas y, en cuanto al

e higiene de la ciudad, las disposiciones sobre animales y lavado de

i en la calle eran claras y precisas, tanto como el respeto a las ordenan-

135 sobre construcción de edificios, empedrados de calles, veredas, ventanas, teias,


limpiado de acequias, basuras, aguas inmundas, etc. De lo general, se telvía al comercio
básico:
Que ningún revendedor, o regatón de aves, pescados, y otros comestibles, o de carbón,
leria, y demás cosas de necesario consumo, salga fuera de extramuros en busca de los
traficantes de estas especies que vienen a

fjs. 5v.
220

EDUARDO CAVIERE

venderias a esta Ciudad, a efecto de comprarias, y expenderias, yas, ni tampoco dentro de


ella hasta después que hayan hecho

blica para que mas cómodamente reprovea el pueblo y entonces (

en los mismos puestos serialados sin que los muden, o escond

tampoco podrán vendérselos los mismos traficantes entrando a (

sin que a la mariana siguiente los hayan expuesto al común hasta (

del dia para que se repartan con buen orden y asistencia del juez: I

doce pesos a cada uno de los esparioles que compren, vendan u (

y permitan en sus casas, dichos géneros, y de veinte y cinco ,

de inferior calidad por la primera vez, que les fueren aprend

mayor castigo por la segunda a arbitrio de los jueces de abanos,

quier justicia, que conozca a prevención de esta clase de excesos

Que no se conchaven ni vendan por persona alguna agua

licores en la plaza al tiempo de estar expuestos los abactos, ni

parajes, y calles públicas en circunstancias de ponerse mesas de (

con ocasión de alguna fiestas: pena de ser arrojadas y quebra

botijas en que los condujeren, y de ocho dias de carceleria a 1

traventores.

Que por ahora, y mientras que con mas premeditación se pra

mejor para contener el propagado vicio de la embriaguez confon

requiere la gravedad y escándalo de esta culpa, sean recogidos v

nados a trabajar en el presidio de esta capital, por quince dias to


que se encontraren por las calles notoria y consumadamente

expuestos a otras desgracias2”.

El Bando concluía sobre prohibiciones de disparar fuegos artific

forma privada o en dias ajenos a fiestas religiosas y dictando las provid

necesarias respecto a las autoridades, prácticas y cuidado de cada una de

disposiciones del mismo220.

219 Ibidem, fis. 8v y 9.

220 Un estudio detallado de los bandos de buen gobierno y la transcripción

se encuentra en Gonzalez C. Pedro, ”Y para que llegue a noticia de todos y ,

ignorancia: orden y represión en la segunda mitad del siglo XVIII”; Memoria J

Historia, Universidad Andrés Bello, Santiago, 2006.


NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los *enes de la representación
moderna 221

Obviamente que, en el caso de los sectores más populares, marginales y ■urginalizados, el


no respeto a la ley y a las costumbres terminaba asociánJuse con la delincuencia y la
criminalidad. En sus diversas formas, era la (tirada a los escalones más bajos de la vida.
En un estudio sobre los ociosos, kts vagabundos y los mal entretenidos, una de las ideas
centrales de la autora dd mismo sei-tala que: ”La definición de lo que se era por
consideraciones atentas al individuo, e incluso por un desfase entre las normas y la
internalización de ellas en la práctica, nos mestra a los hombres de las causas aiminales
como a unos seres que se sentían dominados por el destino, el que los hacía deambular
entre la picardia, la tragedia y la delincuencia”22i.

De acuerdo a ese estudio, el proceso de conceptualización de la vapncia tuvo como


resultado que, a comienzos del siglo XIX, la inutilidaj ’- dcbia ser transformada en
utilidad y ello tenía un destinatario: la sociedad, la república, la patria: el individuo debía
asumir sus obligaciones y deberes para una sociedad exigente. Entre otros antecedentes,
los bandos del buen gobiemo tuvieron precisamente esa función y esos objetivos y, en ese
sentido efectivamente ya algo se venía logrando. En esos mismos tiempos, cuando surgen
las primeras ideas y acciones relativas a independencia, quién quiénes se debía recurrir
para poder organizar las primeras milicias de la neva patria? La respuesta es muy clara.
No se trataba de conciencias ni de reformas sociales, tampoco de solidaridades. Los
dirigentes necesitaban de aos hombres y la mayoría de estos vieron que existían unas
nuevas formas de sobrevivencia. A lo menos, en la llamada Patria Vieja (1810-1814) no
se (rani de mucho más que eso, pero igualmente los pensamientos y decisiones respeao
al problema intentaron hacer coincidir los variados intereses en iuego. En mayo de 1813,
el Gobierno considerando que, ”...nunca mas bien que en las presentes circunstancias es
necesario afianzar la tranquilidad pública, la seguridad de los Ciudadanos, y vigilar sobre
los perturbadores dd orden, y paz del Estado; y atendiendo por otra parte que estos fines
no podrán lograrse sino adoptando un Reglamento de Policia trabajado con Lm profundo
examen y conocimiento de las circunstancias políticas de este

Akiandra Araya E., Ociosos, vagabundos y malentretenidos en Chile Colonial, DIBAM,


Centro 4c. ifretstigaciones Barros Arana, Santiago 1999, pp.21.
222

EDUARDO CA

pais,,222, decretó que el Reglamento de Policia que había aprob

greso Nacional en 1811, seria de plena autoridad en el territorio 1

y nombraba como Juez Mayor de Policia al benemérito Cin

Martín Calvo Encalada.

El ”bafo pueblo” en la Independencia: las visiones y consideraciones

ráneas

En una reciente versión de la actividad del bafo pueblo en el

Independencia nacional, Leonardo León setiala que, ”durante los i dias de la Patria Vieja,
cuando patriotas y realistas se disputaron

en el país, el bajo pueblo chileno inició su propio levantamiento

elite tomando el camino de la deserción y la fuga. Al abrazar esa

los plebeyos del campo y la ciudad transformaron su tradicional

social en activa oposición militar””3. Leonardo León ejemplifica ■

bajo a través de una serie de casos, pero no especifica que era el ba

ni tampoco quiénes y porque pertenecían al bajo pueblo. El inter

tema no es nuevo. Ya en 1966, Guillermo Feliú Cruz publicó

sobre Patria y chilenidad, como ensayo histórico sobre los oríger

sentimientos nacionales afectivos y allí afirmaba que los sectores

nentes de la clase haja igualmente se habían dividido de acuerdo a I

reses de sus patrones según fuesen las afecciones de estos. Se tratei, 1

de afecciones que principios. Sefialaba que podían entender los

la fidelidad al monarca, pero abstracciones como patria o patriota


de simbolización espiritual. No obstante, la situación habría camE

pués de 1814 con la restauración espariola y los excesos cometidc

esos cari tres mios antes de ser expulsados del poder en forma de

Entonces, habrían sentido que con la defensa dei patrón estai

diendo lo propio: la casa, el rancho, el trabajo, la herramienta:

que asistieron a los campos de batalla de Chacabuco y de Maipú

Haigh y Santiago Begg—, han recordado el vigoroso espíritu de sac

222 Decreto de gobierno; El Monitor Araucano, N° 11, 1 de mayo de 1813, pp.11.

223 Leonardo León, ”Reclutas forzados y desertores de la Patria: el bajo pueblo

guerra de la Independencia, 1810-1814”; en Revista Historia, Vol. 35, Santiago 20


ENC IA EN CHILE. El fin del Antigo Régimen y los origens de larepresentación moderna
223

del pueblo y el enardecido patriotismo con que pelearon al

jefes””4.

Gay, el naturalista, pero al mismo tiempo el primer histo-

de Ia República, observador en los anos 1830 de lo que había su-

v entrevistador privilegiado de muchos que si habían participado k,s, eventos de las


décadas anteriores, nos entrega una serie de noticias too sobre los nuevos soldados
provenientes desde el bajo pueblo. Y no mo se trataba del partido patriota, sino también
del partido realista que -xicamente necesitaba igualmente reforzar sus escasas filas. Ya en
1811,

•Lt•1

ao estos unimos visnunuiauall 1.11 que venta, se CUCTOO Lamoien a ia de recitaar a sus
propios hombres y lo hicieron a partir de los vecinos

res de la causa del Rey quienes se comprometieron, pagando a sul

formar algunas nuevas compariías compuestas por hombres de

servidos o simplemente buscándoles en la calle. En pocos dias, hubo

mis de sesenta suscriptores, unos por tres soldados, otros por cinco, algunos ?ar diez,
todos los cuales debían ser equipados y sostenidos por ellos. Ante incertidumbre de lo que
venía.

Los entendimientos cortos, subyugados por el prestigio de la fe, y por sentimientos de


temor, de indiferencia y de moderación, veían aquel tumulto con gran zozobra, al paso
que las clases inferiores, naturalmente inclinadas a la licencia y al desorden, hallaban en é!
toda su existencia, y todos los elementos de desarreglo que convenían a sus vulgares
sensaciones. Los motores de la insurrección sabían muy bien que, favoreciendo la
inclinación de las masas, tendrían en ellas un poderoso auxiliar para conseguir, por medio
de la fuerza, cuanto era negado a la razón; pero había, en esta conducta, algún riesgo, y algo
de demagógico, que era indispensable evitar, o, a lo menos, moderar con bastante vigor
para no verse arrojados afuera de los limites de sus sin-

�;

Gdiermo Feliú Cruz, Los sentimientos de patria y chilenidad, en Hernán Godoy, El


carácter
-Jrno. pp.151. ItGly,op.cit., p.74.
224

EDUARDO CAVIE

De este modo, no hubo alternativas y se debió recurrir al pu

dadero productor de soldados. Por supuesto, no fue tarea simç

Arana, citando memorias atribuidas a Bernardo O’Higgins, sefiala x

caricatura fijada a comienzos de 1811 en el Palacio de gobierno 1

burla del nuevo ejército: ”representaba a un grupo de oficiales ve

trajes llenos de bordados y de galones, y seguidos por un solo sol,

harapos 226. En todo caso, el propio historiador agrega que esas

destas condiciones clarim consistencia a la revolución y serían Ia 1

ejército que con tanta gloria sostuvo la causa de la independencia i

En concreto, en el mismo afio de 1811, sólo en Santiago se org

gimiento de granaderos de setecientas plazas; dos escuadrones de 1

plazas cada uno y una brigada de artillería. Martínez de Rozas

tuvo la primera idea de una leva de soldados pertenecientes a la i

aun cuando para subvenir a sus gastos debía disponerse de dineros conductos oficiales
estaban lejos de poder sufragar. Aún así, se IlegO

a formar un batallón de pardos o mulatos que posteriormente fue

tribuidos ente los cuerpos de milicia de Santiago227. En 1813, la

gobierno formada por Francisco Antonio Pérez, José Miguel Infant,

riu de Eyzaguirre y Mariano Egafia, consideró, ”que la verdadera

ción de los ciudadanos sólo deben formaria el mérito y las virtudes 1

el batallón denominado de Pardos ha dado y está dando las más

pruebas de su amor a la patria, y del generoso entusiasmo y esfrie


que se halla dispuesto a sostener la causa de nuestra libertad; y fir

que la Patria no debe permitir que ciudadanos tan nobles se disting

título alguno que suponga diferencia entre ellos y los demás cuer

Estado”228. En virtud de ello, se le rebautizó oficialmente como Bat,

Infantes de la Patria.

Más allá de los intereses militares propiamente tales, conviene 1

y destacar acá la resolución del Congreso Nacional, con fecha 11 de (

de 1811, en relación con la esclavitud. El texto admite el conside

contenidos:

226 Barros Arana, op. cit., T.VIII, p.187.

227 Más detalladamente en Barros Arana, op. cit., T. VIII, pp. 183-189 y 316-318j

228 Decreto de Gobierno, 25 abril 1813, El Monitor Araucano, pp.59.


NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orfgenés de la representación
moderna

225

que la esclavitud, por opuesta al espíritu Cristiano, a la humani-

dad y a las buenas costumbres, por inútil y aún contraria al servicio doméstico, que ha
sido el aparente motivo de su conservación, debería desaparecer de un suelo en que sus
Magistrados sói() tratan de extinguir la infelicidad en cuanto alcance sus últimos
esfuerzos; con todo conciliando estos sentimientos con las preocupaciones, y el interés de
los actuales duerios de esta clase de miserable propiedad: acordó el Congreso, que desde
hoy en adelante no venga a Chile ningún esclavo, v que los que transiten para países
donde subsista esta dura ley, si se demoran por cualquier causa, y permanecen seis meses
en el Reino, queden libres por el mismo hecho. Que los que al presente se hallan en
servidumbre, permanezcan en una condición, que se la hará tole-; rabie la habitud, la idea
de la dificultad de encontrar repentinamente recursos de que subsistir sin gravamen de la
sociedad, el buen trato que generalmente reciben de sus amos; y sobre todo el consuelo de
que sus hijos que nazcan desde hoy serán libres, como expresamente se establece por
regla inalterable. Para evitar los fraudes de la codicia, y que no prive de este beneficio a
las madres que sean vendidas para fuera dei País, se declararon igualmente libres sus
vientres, y que debe serlo por consiguiente sus productos en cualquiera parte y que así se
anota por cláusula forzosa en las escrituras que se otorguen y en los pases de la Aduana,
a cuyo fin se hará entender a los Escribanos y Administradores”9.

Estas y otras actitudes de la dirigencia aun cuando no tenían que ver,

) estaban muy lejanas a situaciones democratizadoras, eran bien recibidas

Elo no se puede entonces pensar en una sola opción, aun cuando sea

s o menos razonada, respecto a un determinado tipo de resistencia social.

situación es más ostensible para el período 1810-1814, período en el

I se orgaruzan efectivamente ias premeras tropas nacionaies, pero soore

les posas son las descripciones y valoraciones. Entre otros aspectos,

endo a informes contemporáneos, debe considerarse que todavia en

Nacional, 11 octubre 1811; transcrito en El Monitor Araucano, 2 junio 1813,


226

EDUARDO CAVIE

Los patriotas chocaban unos con otros sin que para ello hubii

una causa racional; bien es que la ceguedad en que nos ha

dejaba conocer los resortes secretos con que las pasiones ext

más puras intenciones del patriotismo230.

Con mayor razón, y dada la variedad de condiciones orig

pueblo-pueblo y bajo pueblo, podemos dudar de que hubiese 1

gia de resistencia consciente y con proyecto social, al menos, en

respecto a lo que sucedia en lo concerniente a movimiento eman

formación de un nuevo Estado independiente. Pocas referencias

ellos no otorgan claridad sobre ello. En una de Ias victorias de los

frente a las fuerzas realistas, en 1813, desde Talca se enviaba el

correspondiente al entonces jefe de gobierno don José Miguel Ca

había consideraciones relativas al comportamiento de las tropas

enemigos vencidos y caídos en el campo de batalla:

Otros han sacado onzas de oro, relojes, sables y vestuarios con

hasta las botas les quitaron de los pies. Por esto conocerá V. E.

nos que ocupaban nuestros soldados el campo que acababan

Quiero ser ingenuo para hacer a estos el honor que justamente!

recen y para que esta lección sirva de ejemplo. Si no se divierte

saqueo y obran unidos, ellos solos acaban con el ejército real...

En todo caso, el Gobierno debía ser deferente con esos homb

tropa y tener preocupaciones respecto a ellos. En el mismo afio


con fecha 6 de abril, se expidió un decreto eximiendo del pago de

a los soldados en camparia. Poco tiempo después, se debió precisar

derecho sólo alcanzaba a los inquilinos de las haciendas,

Atendiendo a que separados de sus casas precisamente en el tien

la labranza de tierras, no podían cultivarias y por consiguienre 1

los arriendos como que este es el único fondo con que se sost

los satisfacen... Bien conoce el Gobierno cuanto se debe a to

que salen a exponer sus vidas por la defensa común; pero siend

”°Manuel José Gandarillas, Don Bernardo O’Higgins [1834], CHDICh, Tomo XIV. pp

231 Parte del General del Ejército Restaurador; en EZMonitorAraucano, Número


Extraorx

de mayo 1813.
DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna

227

el derecho de propiedad, es preciso respetarlo de todos modos,

v en medio de las necesidades. Los habitantes de Chile conocen cuanto

deben a los guerreros que marchan a proteger su libertad, y cuanto es et merito con que
están obligados a mirar los defensores de la Patria. El Gobierno por otra parte reconoce en
los ciudadanos un amor público que no perdona sacrificios y un desprendimiento heroico
de sus intereses en obsequio de nuestra defensa .y libertad232.

En mayo de 1813 se determinó, igualmente, que los mineros que se ”ontraran trabajando
minas obtenidas a través de mercedes otorgadas r,)t d Tribunal General o por sus
respectivas diputaciones, considerando

lente a mayordomos y operarios, y a pirquineros y cateadores„

a las necesidades del Estado y a la importancia del fomento

Labore° de las minas, se les eximiera totalmente de todo alistamiento y ,crido de armas y
que ningún jefe militar púdiesen molestar a estos indi,)duos2”.

En marno de 1814, la situación no cambiaba. Por entonces, en el diano que Ilevaba un


patriota cercano al General O’Hiaains, se ratificaban las

a C,C,

.:onsidera•

cones anteriores:

Por este tiempo se hacían ya intolerables las extorsiones de nuestra tropa: no sólo se
tomaba todo el ganado que encontraba, sino que saqueaba las casas de los miserables sin
dejarles ni aún lo necesario para su subsistencia234.

En medio del acontecer militar, poco espacio hubo para resaltar las virtudes de Ias tropas,
es decir, ”del pueblo”. El 14 de abril de 1814, al finalizar d diario que llevaba el Mayor
Juan Calderón, este expresaba:

Nada se ha dicho del estado en que salió el ejército de Concepción. El eiercito desnudo,
las armas en muy mal estado, sin plata, víveres, ni atalhos, escasos del todo y la tierra que
pisábamos enemiga, porque la poseía el godo. Así fue que nos habilitábamos con las
bayonetas, mar-
El Monitor Araucano, N° 12, 4 mayo 1813, p.50.

pp.5 . 14Capitin Nicolás Garcia, Diario de las operaciones militares de la división


auxiliar mandada por 1: Coronel don Juan Mackenna; en CHDICh, Tomo 2, p.301.
223

EDUARDO CAVIERES 1

chábamos con cuanto pillábamos. Se amansaban yeguas, potros)

burros, con lo que nos habilitábamos. Llevábamos más de quis

ovejas y carneros, y por la precipitación del pasaje de los rios,

en el Maule todos. Casi no había momento que no fuese un pn

y con la constancia todo se venció. Hasta aqui llegó este diario, 1

hoy, y los demás se perdieron. Hace honor a Chile esta camp

sólo la constancia del general y valor de las tropas, pudieron su

la inmensidad de accidentes235

Diferente fue la situación en la derrota. El 1 de octubre de 1814

mer dia del llamado desastre de Rancagua, en uno de los partes de 1

José Miguel Carrera consignaba que,

Nuestras guerrillas batían con decisión a Ias enemigas oblig

retirarse a sus trincheras formadas en la Cariada. En este estado vii

una fume columna de caballería por nuestra izquierda que al

,• •,

galope tomo el camino con cureccion a ia angostura... se

por las guerrillas que la columna era del regimiento de Aconcagua

huía del peligro236. No mucho más sobre las tropas. Las proclamas de la época

dirigidas, genericamente, al pueblo de Chile. Hablando de compron

sentimientos superiores y trascendentes como la defensa de la paria, (

es pensar que hayan sido recepcionadas y comprendidas por esa

tara diversas composiciones étnicas, sociales y culturales anteriorme


descrita. En cambio, en un momento habían sido mucho más pr

relación con los sectores indígenas. En 1812, una de las preocuf

centrales del gobierno de José Miguel Carrera, que había forzado las in

tivas y propósitos de los reformistas de 1810 avanzando más decidid

hacia los primeros pasos que condujeran efectivamente a la Indepen

del país, fue el contar con una imprenta para la edición de un periódico(

conaribuyera a dar a conocer los fundamentos del proceso y formara

nión sobre lo que estaba ocurriendo. De ali( surgió la Aurora de Chile.

235 E:Piario de las ocurrencias del Ejército de la Patria que lleva el Mayor General don

Calderón, y da principio el dia 14 de marzo de 1814; en CHDICh, Tomo 2, p. 335. 236


Enario Militar de don José Miguel Carrera, versión CHDICh, Tomo XLII (1964);

350_
ik INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los orígenes de la
representacián moderna

229

a su corta vida, en sus páginas se preocupó en más de una oportunidad

r ei problema araucano. En su prospecto, se serialaba:

Los indios nos prometen una cooperación activa para repeler los insul-

tos extranjeros, y sostener los derechos del desgraciado Fernando. Tal va no dista el
bienhadado momento de su conversión, civilización y cultura. Tal vez serán una de las
glorias del Directorio los progresos literarios, que hagan en el Instituto los felices ingenios
de estos nuestros compatriotas, y hermanos, en quienes se conservan puros los rasgos de
nuestro carácter nacional, y primitivo237.

en un número posterior, se avanzaba aún más: Nada hay más digno de los deseos de las
almas buenas, y sensibles, qm:e

ia conversión, civilización, y cultura de nuestros indios; pero hasta aho-

no ha habido obra mas lenta, más costosa, ni más difícil. Desde el

principio concibieron contra nosotros odios eternos; y un sentimiento

desconfianza los ha tenido siempre en un estado de inquietud, di-

áón y receio; pudiendo haber vivido en paz, felicidad, y abundancia

las dilatadas regiones que ocupan; que las más de ellas son las más

tiles, y bellas del país; sin temor, ni incomodidad de nuestra parte

Dr Ia autoridad, y sanción inviolable de nuestro Gobierno.

..EI deseo de la libertad se acomparia siempre con el de la igualdad;

anviene pues que se persuadan, que los reconocemos por iguales a

DUOS; que nada hay en nosotros que nos hagan superiores a ellos;

que la opinión estará en favor suyo, serán entre nosotros elevados a to-

las dignidades, se estrecharan nuestras famílias con las suyas por los

nculos de la sangre, siempre que no haya disonancia en la educación,


ligión, modales y costumbres. La consanguinidad es sin duda el lazo

pronto, y mas fuerte; ella reduce a una sola familia los extranjeros,

los naturales del país; ella es la que en todos tiempos ha pulido, y

lizado a las naciones bárbaras...2”

’o. En la Aurora de Chile, Santiago 1812, hoja única.

ón de los índios, En la Aurora de Chile, N° 12, Tomo 1, 30 abril 1812.


230

EDUARDO CAVIU

Reflexionando acerca de los derechos tanto de los espafioles

como de los americanos que habitaban las Américas, el editorialis

lo Henríquez, observaba dos clases de hombres, diferentes en

temperamento, en vicios, en virtudes y en costumbres. Una de esti

constaba de esparioles, o europeos o americanos, y la otra estaba coo

por los indios, antiguos poseedores y habitantes del país. Una gra

de estos últimos permanecia aún en su antigua barbarie, indepeml

indómita; libre, pero sin leyes, sin industria, culto, ni luces. Era

convenir en que el paso de los tiempos da a los pueblos y nacioni

recho indisputable al país que habitan y aceptar que, ”descendemcil

conquistadores, pero no somos cómplices de las violencias, que se

armas

’239

Estas reflexiones produjeron de hecho la reacción de más

lector del periódico. Uno de ellos reconocía que el indio había sid

siderado como un vil esclavo, despreciado y visto con altanería

los negros. Los esparioles no sólio le habían despojado de sus ter

propiedades, sino además les había sujeto al yugo de la servidumE

mergiéndoles en la desnudez, hambre y miséria. Para los patriotas, 1

esos opresores y cómplices en esas injusticias, existia la obligación de

esas situaciones con los mayores esfuerzos. Había que darles a cor

proyecto de independencia de los tiranos y las nuevas disposiciones


tes hacia ellos. ”Llamemosnos todos indios desde ahora, para que nu

hermanos conozcan el digno aprecio que hacemos de ellos; o si tiene

inconveniente que yo no puedo comprender, tráteseles cuando sea

nombrarlos, diciendo: nuestros hermanos los indios”24°.

Oficialmente, hubo una serie de respuestas a estos deseos. Una (

como acción puramente política o efectivos y sinceros deseos de

miento pleno de los pueblos indígenas, fue dada por la Junta de gob

través de una proclama breve, pero llena de contenidos:

Habitantes del Estado de Arauco: Nuestra libertad está escrita en el libro de los destinos:
no lo

239 240

La Aurora de Chile, No 19, Tomo 1, 18 junio 1812. La Aurora de Chile, No 23, Tomo 1,
16 de julio de 1812.
ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna

231

Arbitro Supremo ha extendido su omnipotente mano sobre nosotros:

va solo resuena en todos los ángulos de Chile el dulce eco de la unión: los Manes del
sabio Colocolo, del intrépido Caupolicán, del imperturbable Reneií reviven el germen
precioso, que no pudieron extinguir tres siglos de devastación y tirania...

prado, Carrera, Portales, Vial, secretario241.

propio José Miguel Carrera, desarrolló un poco más esas ideas en uni proclama dirigida a
sus hermanos de Concepción, particularmente jrclando a los araucanos:

Volved los ojos a vosotros mismos, a la experiencia de vuestros dias. ¡Cuál es la suerte
que os destina el mandatario del Pedi? La Espada europea necesariamente dejará de
existir... Los AMERICANOS aunque derrameis por los europeos la última gota de su
sangre, jamás serán amados de ellos. Olvidad, si os parece, la ingratitud con la que ha
pagado el Gobierno de Cádiz los copiosos millones que recibió de América en la primera
noticia de la irrupción de Esparia, despojándonos del comercio, de la igualdad, de las
formas de Gobierno que ellos tenían, y de la representación nacional; pero no olvideis
vuestros peligros en este momento...

Esto es lo que debéis temer de vuestros opresores, al mismo tiempo que la PATRIA
coronada de legiones, a quienes inflama el genio de la LIBERTAD, os convida a uniros
con ella, y gozar los triunfos que prepara la justicia de su causa. Pero mirad que éste es el
momento que debéis aprovechar: no permita el Dios de los Ejércitos, que después de
manchadas las manos con la sangre de vuestros hermanos, os desamparen los tiranos, y os
hagan mirar como los monstruos de vuestro

Incluso se fue más allá. Se legisló a favor de los ciudadanos indios dictando un reglamento
que testimoniara la sinceridad del gobierno respecto

hociama de la Excelentísima Junta Representativa del Reino a los habitantes de la


Provincia de

rión. en /a Aurora de Chile, No 28, Tomo 1, 20 agosto 1812.

Miguel Carrera, Proclama del Ejército Restaurador a sus hermanos de Concepción; El

rAraucano, 1 mayo 1813.


a la fraternidad, la igualdad y la prosperidad con que de

indios sabiendo de su extrema miseria, inercia, incivilidad, falta

educación en que vivían en los campos, supuestamente como

aumentando su degradación y vicios. Ante ello, el Senado compra

esfuerzos a través de un articulado que comenzaba estipulando

los indios verdaderamente tales, deberían pasar a residir en villas 1

para gozar de los mismos derechos sociales correspondientes al

chilenos. En cada villa debería existir, necesariamente, una iglesia o (

casa consistorial, cárcel, y escuela de primeras letras. Cada familia ■

formar una casa de guincha, o rancho, con a lo menos dos depa

y también su cocina y despensa. Los propósitos eran muy ampli

indio tendría una propiedad rural, de preferencia unida a su casa o.

defecto, cercana a la villa. En su traslado a ella, se les entregaria una

de bueyes con sus arados, instrumentos de labranza más comunes,

para el primer afio y un telar para tejidos ordinarios de lana. No obs

buenos deseos, la operatividad de los mismos, descansaba lógicamente e

económico. En el artículo VI del Reglamento, se estipulaba que:

Las erogaciones para estos objetos deben salir del valor de los

Pueblos, que se rematarán públicamente con calidad de que nii pueda presentarse a hacer
postura, y pujas, sin que por primera ción se allane a contribuir con el dinero, o especies
(que según

sición de la comisión) se halla regulado, o establecido para los ■

y demás objetos con que el valor de aquel pueblo debe contribuir a ti

de trasladar sus Pueblos en la nueva Villa, de manera que, sobre el

supuesto de esta porción deben hacerse en el resto las posturas, v l


de ellos. En la porción de cada Pueblo debe incluirse también

hipoteca con que quede asegurada la parte de renta que corresponda dicha porción para
dotar el Pastor Eclesiástico, el culto de la Iglesia. el maestro de primeras letras243.

Si bien es cierto, se trataba más bien de un propuesta de buenas intenciones más que de un
proyecto concreto a realizar (por ello estos aluna,

económicos), no cabe duda que las ideas liberales y románticas se entren

243 El Monitor Araucano, 1 julio 1813, pp.130-132.


ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación
moderna

233

•, 1 • 1 1 i• •, t 11 1 1

i un ideal ae socieaaa airicii ae aicanzar. tn otro ae tos aructmos

el Gobierno daba fe de que queria destruir la diferencia

v formar un pueblo de hermanos, por lo cual deseaba que en estas

vilas pudiesen vivir igualmente esparioles y que la población podría

libremente en matrimonios y en todo acto de la vida natural y

,n11..Ademas, hubo claras posiciones respecto a lo social:

Gobierno conote que entre la clase ruda abandonada, y miserable de los Indios, y los
Hacendados poderosos que les rodean, siempre las usurpaciones, y transgresiones de
deslindes deben haberse dimanado, v verificado con provecho de las personas pudientes,
que por consiguiente pospleitos de restitución, y saneamiento regularmente cederán favor
del fisco. Sin embargo, no trata de entorpecer este interesante objeto, y pone por
condición formal, que los expresados remates se verificará sin cargo de evicción, ni
saneamiento por parte dei fisco; pero que así mismo pasarán a los Pastores del pueblo
rematado todos los derechos fiscales, y de los Indios; de manera que cada comprador
pueda reclamar la parte que se haya usurpado a los Indios, y gozaria, aunque no entre en
el precio dei remate de aquel pueblo, así como será de su cuenta particular lo que perdiese
de terreno244.

Entendiéndose, por lo tanto, que existiria una medida coercitiva para d abandono de los
pueblos de indios y el posterior remate que permitiera financiar el establecimiento de las
nuevas villas de indios y suponiéndose todos los problemas de gestión que seguramente se
presentarían, se nombraba una comisión ejecutoria dei decreto que fue formada por los
Srs. Drs. don luan Egafia, don Joaquín Echeverría y don Gabriel de Tocornal. prqué no
se pensó en transformar los mismos pueblos de indios en las nuevas villas y evitar de este
modo todo lo concerniente a los problemas de traslado? Básicamente, podría pensarse en
la experiencia de las políticas de fundaciones del s. XVIII, pero seguramente había mucho
más que seguramente se relacionaba con cuestiones de disciplinamiento. En todo caso,
considerándose Igualmente que los procesos políticos y militares que siguieron impidieron
zualquier avan -e en el proyecto, debe aceptarse igualmente que en el futuro

”Ne/em, p.132.
no hubo políticas de inserción tan definidas corno la que se

posible experiencia.

Otra de las acciones, mucho más simbólica, pero al mt

más pensada, fue el diserio del primer escudo patrio que se

rante el gobierno del mistno José Miguel Carrera, en 1812, el

de la Proclama a los habitantes del Estado de Arauco. Sobre uni

el centro tenía una columna que representaba el árbol de la lib

11 1-1-1—- • —L__ _1 _1_L- ____ _ 1-

cuai aescansaoa un gi000 terraqueo; souic cl gim°, una ianza 1

ma, cruzadas, y sobre estas una estrella. De pie, a un lado de

un hombre y al otro una mujer, ambos indígenas. En la parte

escudo llevaba un lema en latín que significaba: ”Después de Ias

la luz”, y en la parte inferior, otro, también en latín, ”O por con

espada”. Este escudo duró hasta 1814, cuando se inicia la Recon

Restauración espafiola. De allí en adelante, los indígenas fueron

de todo nuevo diserio245.

Las alegorias no estaban ausentes en las mentes de los revolucio

Uno de los proyectos surgidos del Gobierno para registrar en la

los actos heroicos y los esfuerzos de la población para repeler Ias ,

externas, contemplaba el elevar, ”en medio de la Plaza Mayor una maje

sa pirámide, en cuya cúspide se vea una estatua que represente la

varios genios al pie y sosteniendo en las manos una lamina con la si!

inscripción: A los defensores de la Patria, ano tercero de su libertad.

se leerá esta otra inscripción: A los vencedores de los piratas afio de 181
Existia el propósito, además, de grabar en láminas de bronce colocad

dicha Pirámide los nombres de todas las personas, ”que desde la época x

nuestra regeneración, y en especial desde la invasión de Concepciór

muerto y murieron en obsequio y defensa de la Patria” 246.

No obstante las medidas de José Miguel Carrera, los acontecia

políticos y bélicos y las necesidades concretas de avanzar en el pro

dependentista, organizar el nuevo sistema de gobierno y mantener

245 Cavieres, Eduardo, ”Desplazando el escenario: los araucanos en el proceso de

de Chile”; en Stvdia Historica, Historia Contemporánea; Vol.27, Ediciones

Salamanca, 2009, pp.75-98. 246 El Monitor Araucano, 15 mayo 1813, pp.86-87.


CIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

235

, además de organizar el ejército para impedir la reacción rea-

i rapidamente el problema indígena relegado a segundo o tercer

Además, como está dicho, la Independencia se libró fundamental-

wite en el centro del país o, a lo más, en lo que se había considerado nds.peionalmente el


territorio patrio. Junto con ello, la presencia religiosa y 11$ promesas ai Ser Supremo,
revestían especial importancia ya que fueron anchos los eclesiásticos, pero especialmente
los franciscanos misioneros, sue no sólo mantuvieron sus lealtades hacia la Corona sino
que además on’on los principales propagandistas en contra del gobierno republicano lura
mantener a los indios de los territorios al sur de la frontera aliados con ás Ultimas fuerzas
realistas. En todo caso, y en términos concretos, estos velamentos, incluidas las promesas
de apoyo al nuevo gobierno chileno Qgnificaron muy poco y, antes de 1818, la
participación indígena fue escaumente significativa en los hechos acaecidos. De hecho,
variadas razones nplican que no exista un estudio acabado sobre la participación indígena
crt L Independencia de Chile, especialmente si esta se considera sólo en :caninos del
proceso acaecido entre 1810 y 1818. Es poco lo que se dice sobre el particular en la
voluminosa historia de Diego Barros Arana o, más ;unicularmente, en la de Francisco
Encina. Las alusiones al tema surgen, precisamente, con lo que sucede después de 1818 y
especialmente con los a os centrales de los nuevos sucesos, con escenario en la frontera
sur, y que se k reconoce dramáticamente como la guerra a muerte, sobre la cual la
pluma de Benjamin Vicuria Mackenna realizó toda una descripción muy Atingente a las
capacidades y miradas de la historia de dicho historiador.

Así entones, en los primeros anos del proceso de Independencia, hasta 1814, cuando las
tropas patriotas fueron derrotadas dando paso al período restauración monárquica, los
acontecimientos estuvieron centrados en la organización de fuerzas militares y en el
sostenimiento del poder. Figura

central fue don José Miguel Carrera, de fuerte oposición a familias tradi-

cionales como los Larraín que mantenían un compleja red de relaciones

wciales, políticas y económicas ajenas a los pensamientos y procedimientos •arreristas. Se


había dispuesto la organización de tres batallones de milicias

de infantería, con los nombres de Fernando VII, Infante don Antonio e

Infante don Carlos, cada uno de ellos al mando de amigos o parientes de la

v la elección de los oficiales se hacía por las mismas compariás. El


236

EDUARDO CAV

16 de noviembre de 1811, el cuerpo de artillería aclamó a Luis]

su jefe, a Juan José Carrera como jefe de Granaderos y a José’

de 100 granaderos. Se hizo la petición de que se citase al puebla

el nuevo gobierno y ello posibilitó el acrecentamiento de Ia

José Miguel.

Carrera organizó las fuerzas patriotas. A principios de 18101

ción de caballería recibía una buena organización; el batallón de

ros se había elevado a la respetable fuerza de 1.200 hombres; se 1

mado al cuerpo de los 300 dragones existentes por considerársele

se levantó el de Guardia Nacional con 500 plazas aumentándose 1

a 400 hombres; se guiai a los frailes de Santo Domingo el con

levantó en él un famoso cuartel de caballería; se hicieron 10.1

1.500 tiendas de camparia, vestuarios, monturas para todos lo municiones de todas clases
y, por último, cuanto se necesitabai

fensa de un país, que hasta entonces estaba enteramente expuesto a

de cualquier enemigo por falta de artículos de guerra y de org

sus fuerzas. El medio de disputas internas, el 19 de marzo de 18

la división del centro del ejército, observador de la frontera,

de 900 veteranos y 200 caballos, a las Ordenes del comandante

brigadier don Juan José Carrera, ”con el solo objeto de contene

Concepción que, confiados en nuestra anterior impotencia, quer

la lei”247.
El Diario Militar de José Miguel Carrera está lleno de datos i

a sus preocupaciones para dar forma a la defensa nacional. De ciones para los anos 1812 y
1813, se pueden conocer en deralle

zos. Pensaba que los integrantes de la guardia nacional nada

defensa y, en fuerza, tenía una tercera parte del de Granaderos

que no podia cubrir la guardia de la plaza. En abril de 1813 puso

la organización de dos cuerpos de caballería con el nombre

General y a las Ordenes del capitán de Húsares Nacionales don

Benavente. Completó este cuerpo con los regimientos de Ranc

Fernando, Curicó y Talca. La situación era casi anecdótica.

247 ”Diario Militar del General don José Miguel Carrera’: CHICH Tomo Cita en p. 54.
ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna

237

ltó a Carrera un Capitán Urra, comandante de la infantería de

con 200 de sus soldados. Carrera escribió que, según dictamen

oficiales, ecos 200 bravos eran tan ladrones como su jefe, pero para

1 destinos en aquellos momentos. En mayo, llegó el batallém de

• Ia Patria, compuesto de 250 hombres, a las Ordenes del teniente

1 don Santiago Mufioz Bezanilla. Esta tropa y su oficialidad era muy

tos más apenas sabían hacer fuego. Se les agregó el batallón de vo-

de Ia Patria, de 200 hombres, a las Ordenes del teniente coronel

mi José Antonio Cotapos. Según el General, el desgrefio de este cuerpo, amis había hecho
fuego y estaba mandado por oficiales inexpertos y no Àiwia otra ventaja que la de abultar
en la línea.

En mayo de 1813, Carrera fue a I■Tuble para hacer sacar la artillería y sas pertrechos que
había dejado el enemigo .y no se había conseguido que lo 44iesen. según sus propias
palabras, los que habían sido encargados de ese olomrble servicio. Protegia esa
operación la guerrilla de Molina que siguió tkia Chillán para observar y distraer al
enemigo, mientras la vanguardia *pia a su destino. El General se fue a San Carlos,
mientras don Francisco %mios, con otra guerrilla, fue destinado a Quirihue. A fines del
mismo uts avanzó sobre Talcahuano y publicó un bando ofreciendo 10 pesos al ioidado
de infantería que se presentase armado, y 16 à de caballería. En a noche contaba ya con
200 presentados y 400 fusiles corrientes. Siguió a oncepción para preocuparse de la
organización de las fuerzas que debían asar a Chillán. Carrera escribía que, ”A excepción
de esta ciudad todos pueblos de Chile reconocían al legítimo gobierno, y prestaban auxilio
zoem los piratas. La frontera estaba sumisa”248.

Por entonces, las fuerzas realistas que se organizaban para hacer frente

k CI S patriotas, contaban con un jefe que llegó a ser importante en los anos

A uno de sus jefes, Sánchez, José Miguel Carrera ofreció que le

1 embarcar todas Ias tropas de Chiloé y Valdivia, proporcionándoles

con la condición de entregar las armas en el campo de Chillán.


1-ã comestación, después de un buen recibimiento, y de mostrar alrededor

hombres reu.iidos con indios, huasos y vecinos a los que ponían

p. 86-87, 90-91, 105-107, 118-119, 124. Cita en p. 129.


238

EDUARDO CAVIERES I

gorras como único distintivo de ser soldados, fue enviar a su

Fray Juan Almirall, para proponerle retirarse con todas las fuerzas

al Maule dejando la posesión de la provincia de Concepción por 6 i

fin de que en ese tiempo el gobierno de Chile pudiese tratar con el

Lima la conclusión de la guerra.

En ese contexto, en el escenario bélico tradicional, aparecen 10

canos. No lo hacen en los campos de batalla, sino más en las prec

nes de los patriotas y, con cierta frecuencia, desarrollando escaramu

amedrentamiento y no de choque abierto. Por agosto de 1813, el

ta alvIston ae1 exercito que se encontraDa mas ai sur, receloso cle las

zas de los araucanos, pedia refuerzos. Estos se presentaban y, ”a

vista, se llevaron gran rato en formación y revolviendo los cabanos,

para burlarnos, confiados sin duda en que no teníamos barco. En la

embarque 100 hombres en botes de Talcahuano y en los que vinie

Santa Juana, a Ias Ordenes del tenente Allende y del alférez Vargas.

sorprendidos los araucanos, que escaparon en sus buenos caballos,

12 comparieros en el campo”249.

A lo largo de 1813, la guerra fue desplazándose hacia el sur, pero

pre dentro dei territorio tradicional. En Santiago, fueron creciendo 1

ticas hacia la conducción de las operaciones por parte de Carrera. En

tubre de 1813, cambios políticos en Santiago, obligaron a Carrera al

el mando del ejército y separar del mismo a sus hermanos y amistad


mismo tiempo, tropas realistas desembarcaban en Arauco e inicia

camparia hacia el norte. En mayo de 1814, patriotas y realistas firma

Tratado de Lircay mediante el cual cesaban las hostilidades, Chile eru•

diputados a las Cortes espafiolas para sancionar la Constitución de 1812

reconocía a Fernando VII y a la Regencia, se mantenía el gobierno

las tropas espariolas abandonarían el país en el plazo de un mes. Los 1

desaprobaron el tratado acusando a sus signantes como traidores v k

derribar el gobierno de Santiago nombrando una nueva Junta pr

nuevamente por José Miguel; O’Higgins reorganizó sus propias tropas

decidió marchar a la capital para restablecer la normalidad. La guerra •

249 Ibidem, p. 170 y cita en p. 178.


INDEPENDENC IA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la
representación moderna

239

era inminente cuando se supo de la llegada de nuevas fuerzas espariolas y de L


desaprobación del Tratado por parte del Virrey del Pedi. O’Higgins se pus° baio las
Ordenes de Carrera y se intentó recuperar la causa patriota, sin embargo. el 1 y 2 de
octubre de 1814, los ejércitos se encontraron en Ranagua con un triunfo absoluto de los
espafioles y la destrucción absoluta del (Imito patriota. Quienes pudieron se dirigieron tras
la cordillera para prourar reorganizarse en el territorio libre de las provincial del Rio de la
Plata. En Santiago se volvió a instaurar el régimen monárquico hasta 1817, ano en que
O’Higgins con el General argentino José de San Martín culminaban •u.s preparativos de
un Ejército Libertador y regresaban al territorio chileno. El 12 de febrero, O’Higgins triunfa
en Chacabuco y dos dias después ingresa a Santiago. El 5 de abril de 1818, los ejércitos
volvieron a chocar en Maipti sellándose la victoria definitiva del ejército patriota y
confirmánãose ta Independencia de Chile.

Si consideramos, como tiempo corto, la primera transición entre el regimen colonial y los
inicios de un nuevo orden, 1808-1814, por ejemplo, es muy complicado pensar en
vislumbrar fuertes transformaciones sociales actitudes más o menos definidas no sólo en
términos de los grupos dirigentes sino también, y con mayor razón, en términos de los
grupos subordinados. En este último caso, no se trata de devaluar las potencialidades
históricas de dichos grupos, sino de considerar suextensas diferenciaciones emicas,
sociales, económicas y culturales y, por lo tanto, pensar que efectivamente necesitaban de
un tiempo mucho más largo para comenzar a definirse como grupo social y para definir
sus estrategias sociales. En todo

), Ia restauración espariola, de los anos 1814 a 1817, significó, entre

cosas, un nuevo disciplinamiento social, la formación de un ejército

ador mucho mejor constituido y, quizás también, pensando en lo ex-

to por Feliú Cruz, ya serialado anteriormente, la ocasión a partir de la

1 fueron aflorando ciertos sentimientos de nuevas identidades culturales

los propios grupos que conformaban lo que hemos llamado el pueblo-

blo o también lo que se ha venido calificando como el bajo pueblo. En-

se dio e’ primer paso hacia un sentimiento de chilenidad, de sentirse endiente y


perteneciente a un nuevo orden social. Un primer paso, lo

sucedió en adelante va por otros caminos y otros análisis.


241

TV: En la cúspide: Los ”buenos vecinos”. Desde el

Cabildo al Congreso.

En abril de 1774, el parlamento británico aprobó las llamadas Leyes Gertitizers para
disciplinar a Massachusett y Boston que, en general, vinieme a reforzar los poderes de los
gobernadores frente a Ias posibilidades de

Sn de los colonos. Entre dias, la Ley de Acuartelamiento que

confiscar edificios privados para el alojamiento de Ias tropas,

1 Gobierno de Massachusett por la cual los miembros del Conse-

I Alta no serían ya nombrados por la Asamblea, restringiéndose

ciudadanas y reforzando el poder del gobernador para nom-

sheriffs. Se agregó en 1774 la Ley de Québec que permitia a los

habitantes franceses el uso del francés y la práctica del catolicismo romano, peto que
además entregaba territorios que varios Estados, Pensilvania, Virginja y Connecticut habían
reclamado como suyos. Las leyes coercitivas y la de Québec fueron denominadas como
las leyes intolerables, que mandestala= que Gran Bretaria utilizaba su poder en contra de
los intereses econômicos y polítice/s locales. Dichas leyes tuvieron el efecto de convertirse
akd embrión de la protesta colonial uniendo a las colonias frente al poder amegnquico y
la administración colonial. Desde 1772, ya se venían promo-
viendo la formación de Comités de Correspondencia, en

a la unión de comerciantes importantes como artesanos y con ción de la multitud, pero en


1774, a ellos se unieron los agric

perjudicados por el cierre de Boston comenzaron a formar cor

ciudad y condado, sustituyeron a la autoridad oficial y organiz

propias. En todo caso, dentro de estos grupos, el poder comenz

zarse hacia sectores radicales de clase media y de la multitud, que

nados hacia la igualdad política y económica, convirtieron el

limitado de resistencia en un movimiento popular. Fue sorpr

británicos que, ”todas las colonias se sintieron amenazadas

coercitivas y decidieron ayudar a Boston, y que en esta resistencia

un poder político paralelo al de la Corona —local, de condado N pero también


interprovincial o intercolonial—. Mientras por tc

barcos cargados de mercancias iban en ayuda de Boston, desde Nu

a las Carolinas, todas las localidades establecieron Comités de Cor

dencia, organizaron milicias y decidieron coordinar intercolonia

nuevo poder de los comités, convocando en septiembre de 1774 el

Congreso Continental en Filadelfia2”.

En dicho Congreso participaron 55 delegados que represent

de las 16 colonias (estuvieron ausentes las más recientes de Georg

bec, Nueva Escocia y las Floridas) y allí se aprobó la postura más

contenida en las Resoluciones del Condado de Suffolk, Massack

recomendaban la resistencia abierta a las leyes coercitivas, reconc

nuevos poderes surgidos, ponían en práctica medidas contra el cons

productos británicos y perseguían a los enemigos de la libertad.


pasó a convertirse en la ciudad más radical en donde una elite de i

merciantes cuáqueros y anglicanos habían dominado la vida política I

1774 (Corporación de la Ciudad de Filadelfia), que estaba compue

12 indivíduos que no tenían que enfrentar a town meetings ni a ele

abiertas, estando también la Asamblea Provincial, dominada por

dos y que hasta entonces se había mantenido al margen del movimieno

resistencia

251

250 A______ tf. J E’ J TT • J 1 n 1. •

riurura DOMAI, rinturza cte cszuuos uniam, L,rinca, Darcelona 2.() I (1. pp.

2” Ibidern, p. 19
jerrn

supuesto, esta experiencia estuvo lejos de ser la chilena o latinoa-

Teniendo ambas el estatuto colonial, el desarrollo de las ideas

o local en el Norte fueron mucho más extensas y profundas.

de la representación siempre fue básico a partir de las comu-

s. Los colonos se sintieron parte directa de una comunidad

por elo fueron también mucho más activos en propender hacia

• •• • 1 •,• 1 1

tura politica que perminera respetar acueraos sopre sociapinaaaes

uán profundamente democráticas fue’ron estas prácticas? Es otro c _. .

Obviamente, intereses económicos prevalecieron sobre derechos

particulares, pero ello no niega que un colono norteamericano

pensó que tenía derechos inherentes que era necesario defender

tener. Esa experiencia histórica de ciudadanía fue muchísimo más

que Ias pretendidas formaciones de civilidad alrededor de los cabildos

hispanos y en elo Filadelfia fue mucho más punto de llegada que

de inicio.

Desde 1808 en adelante no cabe duda que el Cabildo santiaguino fue

■ de los hechos políticos que condujeron a la Junta de septiembre de

10. Que dicho Cabildo representara los anhelos del pueblo o fuese el

de los mercaderes de la época es una cuestión que merece ciertas

siones y precisiones, pero no hay duda en que se constituyó efectiva-

me en el ámbito legítimo del conjunto de las teorias políticas traducidas

lacción concreta respecto a la soberania. Allí, el 14 de agosto del mismo


se conoció el dictamen del Procurador General de la ciudad, don José

Infante, sobre el reconocimiento al Supremo Consejo de Regencia

en la Metrópolis. Partia serialando que su profesión de abogado

obligaba estrechamente a exponer con libertad el derecho que en todos

I casos exigiera dictamen acerca de lo que en este se disponía y, respecto

o, después de hacer una sucinta descripción de los hechos acontecidos,

t que la Suprema Junta Central, al constituirse, no había cumplido

1 lo establecido al exceder su número de integrantes. Las leyes emanan

nente de la soberania y sólo a ella correspondia el alterarlas, sin que

tilo sólo pudera tener derecho el unánime consentimiento de los pue-

s 9 que, de lo contrario, se vulneraban los derechos de la Majestad”. In-

en esa falta de legalidad, cOmo podría transmitir lo que no tenía?:

Aunque no por esto (repito) creo que el noble corazón de los serio-
su conducta contra las imputaciones del pueblo, mal

su autoridad en el Supremo Consejo de Regencia que

son los fundamentos que me impelen a opinar que el

sejo de Regencia no es legítimo... cree el exponente

Supremo Consejo no ha tenido a bien expedir su real

todas las formalidades que son necesarias... Esto supue

que representa que puede VS informar al muy ilustre Seri(

se esperen ulteriores y más autenticas Ordenes que emanen

Consejo de Regencia, como es necesario para proceder a su

miento, trayendo a consideración que la Suprema Junta de .1

obstante haber sido reconocida y aclamada por muchos más!

la Metrópoli, no se juró en los de América252. Ante dichos predicamentos, y advirtiendo


el Cabildo Ia

opiniones existentes y pensando especialmente en el mayor bien

ción y tranquilidad pública, acordó ”se informase al Superior Gc

por estas consideraciones se reconociese dicho Supremo Consejo 1

cia mientras exista en la Península, del modo que se ha reconc

demás provincias de Esparia, sin que se haga juramento, como

se ha hecho, reservadamente; y constando esto para la mayor

defensa común”253. De aqui en adelante la situación se comenzó a

ello ocurrió especialmente por la diversidad de opiniones que come

circular, ”y siendo tan notorios los partidos y divisiones del pueblo.

peligra la tranquilidad pública y buen orden”, el 11 de septiembre, d

do, nuevamente, se dirigió al Presidente del gobierno a objeto de


nuevas medidas e incluso a proponerle, ya directamente, la instais]

una Junta Gubernativa ante lo cual este dictaminO que para caur

males expuestos por el patriotismo y celo de la Municipalidad, ”se

por bando que no se trate por persona alguna, ni en corrillos, ni en

252 Cabildo de Santiago, Actas, 14 de agosto de 1810 253 Ibidem.


w 411,1”-■

El Presidente, Mateo de Toro y Zambrano, intentó parar de

■_ ,i;ámica de lo aue venía ocurriendo, no lo consicuió, o va no

#13 * o sencillamente las cosas habian tomado su propia fuerza. El

ei g° kl” ie(obre, cl mismo Ayuntamiento seguia recogiendo el aumento Int

jtk,, rumores públicos, las mayores presiones por establecer Junta de go-

wela, y tas delensas de quienes pensaban que habia que preservar el orden

nit. No obstante, no había retroceso posible. El Cabildo debió insistir tor

too rensiones y, finalmente, el Gobierno debió aceptar la convocatoria anuo abierto para el
18 de septiembre, fecha en la cual, como se ha 0„hdo, no sólo se constituyó una Junta de
Gobierno sino que además se d proceso que culminaria con la Independencia Nacional.

Preguntas esenciales: tquiénes estaban en el Cabildo y quienes le diemetdirecciOn al


proceso? Gobernantes locales, agricultores, comerciantes, ;Doaras, se convirtieron en
gobernantes nacionales. Por el pueblo, pero =Nen a nombre del pueblo y..., sin el pueblo.
El problema de la repreotaciOn es problema fundamentalmente de carácter político y no
neceanamete de acción social, mejor aún, se resuelve politicamente. Los comen-Untes y la
elite santiaguina no desarrollaban democracia en el Cabildo

éste era más bien instrumento de poder. Dada las circunstancias dada la dialéctica
histórica, una defensa corporativa de derechos del an-

tçbo orden, terminaron transformándose en la búsqueda de derechos po:►ns del nuevo


orden. Salvo los intelectuales, quienes pensaron y dieron ..4odamento a ecos derechos, la
mayoría de los actores siguieron siendo los

mareio y ascenso social.

Pensar en el s. XVIII chileno y, más especificamente, en la región centr41 de Chile, lk a


inevitablemente a las imágenes de una sociedad rural,

’ 141e,
246

EDUARDO CAVIER

fuertemente aristocratizada, en donde la institución social, juríd

nómica por excelencia fue la hacienda y en donde la cúspide

local estuvo centrada, en consecuencia, en la figura del gran ter

el hacendado, el ”serior”. De hecho, no es una imagen equivo

lo demás, se extiende a gran parte de Latinoamérica y, hasta tal pu

para algunos ello fundamentó, en gran medida, la concepción de i

ciedad feudal por excelencia. No obstante, podríamos entrar a una I

precisión. Aun cuando feudalismo y seriorío pueden confundirse,

nifican lo mismo. El feudalismo supone al seriado, no a la inversa. 1

dalismo requiere de una organización jerárquica de cierta extensión 1

en un conjunto de facultades jurisdiccionales y dominicales; en el

basta una relación directa sobre un elemento real, la tierra, y un

personal, la relación entre los pobladores o trabajadores y el serior

de esa tierra.

Álvaro Jara se detuvo, en forma concisa, pero profunda, en las 1

de implantación del régimen seriorial espariol en el Reino de Chile. 1 prácticamente el


título del Cap. I de Guerra y Sociedad en Chile, el

seguido por un análisis del régimen seriorial en el orden económic

orden militar. Centrado en el s. XVI, el Profesor Jara serialaba que,

etapa de la estructura social y económica de América Hispana, Ia

esenciales de su caracterización corresponderían a una sociedad seu

tratificada sólidamente por la Conquista: los fuertes lazos de dep


personal entre encomendados y encomenderos, asegurando una

desigualdad social; la polarización de las fuentes de riqueza en

espariol; los ingresos mínimos del sector indígena y una tendencia

nomía natural con un buen manejo del bajo nivel de salarios. Agre

”para nosotros, lo importante de los elementos de la definición resid

valor estructural, lo cual no le resta nada de su valor de funciona

Este valor estructural garantiza una larga permanencia temporal (

tectura de la sociedad y los demás elementos en juego no consig

a esta línea organizativa primaria”2”.

255 Álvaro Jara, Salario en una economia caracterizada por las relaciones de,

Guerra y saciedad en Chile, 5a edición, Santiago 1990, pp.10. Ver además,-I


iliDEPEN

�^.

DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación


moderna

247

el valor de las estructuras como fenómeno de larga du-

cambien a otros historiadores a insistir en el carácter seriorial

enes sociales coloniales como una urdiembre difícil de trastocar.

Góngora, a comienzos del siglo XVIII, la región nortina de La

mantenía sus peculiaridades debido a que la encomienda se man-

, con fuerza. Allí, y entonces, todavia un vecino podia incluir entre

soes entre 80 y 90 indios tributarios, cifra inimaginable en el Chile anual de la época.


Además, ”la existencia de estancias y trapicheros pomosos, la utilización de mano de obra
esclava y la conformación de la jrnana local, permitia que la continuación de la minería y
la encomienda, truntuvieran inalterada la estructura urbana”256. En el contexto de
permaxncias v transformaciones, es efectivo que, a lo largo del siglo XVIII lã .N.gión de
La Serena seguia siendo fuertemente estratificada, seriorial, como kl advertia Góngora. El
valor de la tierra continuaba siendo fundamental, xinculaciones matrimoniales todavia
intentaban mantener la hegemonia &I grupo en el poder, las visitas de indios seguían
atadas más a un rito que a una voluntad de justicia social, la proliferación de pequerias y a
veces muy nuenas propiedades en nada alteraban el predominio y control social de gran
propiedad. Independientemente de la rentabilidad económica, la gan hacienda en pleno
valle del Limarí o aquella de tierras dispersas y de ,ciadas calidades, ubicadas entre cerros
y quebradas, representaban intrinsaumente el mismo valor del dominio local sobre los
sectores subalternos, desposeidos y dependientes. En su significación social, la propiedad
de la :berra se confundia en un valor en si mismo.

Sin embargo, también es cierto que la complejidad de las actividades ptoductivas y


comerciales se venía intensificando progresivamente con una mayor integración
económica de la región a espacios y circuitos externos. Con ello vino también una mayor
especialización y las consiguientes adecuaciones en las relaciones laborales y en el aparato
productivo. Y la elite local no se mantuvo inalterable. Cada cambio en la especialización
produc-

Mato Góngora, Estratificación social urbana en Chile colonial, Cruz del Sur N°5,
Valparaíso, :993, pp.16 y 19 (Es traducción de Hispanic American Historical Review,
Vol. 55, N°3, 1975,
i21-448). Ver también Encomenderos y estancieros. Estudios acerca de la conquista social

de Chile después de la conquista, 1580-1660, Santiago 1970, pp. 40-41.


248

EDUARDO CAVIE

tiva afectó su composición y le exigió crear nuevas estrategias 1

ner su poder; una de ellas fue el abrir sus puertas a los comer,

destacados que fueron llegando, algunos ayudados por sus rela cráticas, otros enriquecidos
por eficientes especulaciones. Los

asentarse, y a pesar de ir contra la corriente, a su vez se aristocrat

cierto fue que, en el último tercio del siglo, cuando las actividad

tiles ligadas a la minería del cobre exigieron de nuevos proce

de asumir mayores riesgos, la región ya no era sói° la de los tr.

Cortés, de los Pastene y de los Aguirre. Nuevos contingentes

los negocios y desarrollaban un nuevo sector mercantil: Francisco

la Peria, Francisco Javier Urmeneta, Pedro Echeriique, Joseph

Mata, Francisco Moratón, entre otros, desplazaban los productos

tación más permanentes y se convertían en nuevos ”seriores”, ya

vamente de la tierra sino también del dinero. Es cierto que con el

volverían también a la tierra.

Rolando Mellafe, en el muy conocido y citado Latifindio y

en Chile de los siglos XVII y XVIII, advirtiendo sobre las diversas ■

guidas en la evolución del latifundio chileno, serialaba que, bien

s. XVIII, la posesión de la tierra venía permitiendo al latifundista 1

cio de su poder en términos demográficos y económicos, en la dista

espacial de la población, en la estructura social e incluso en la

y en los valores del campesinado. Nos dice que, al promediar dic


el llamado ”latifundio tradicional” en su larga lucha por el com

de la sociedad, nunca tuvo un grupo o poder regional que le opu

verdadero frente contrario... ”los hacendados habían adquirido tira

te poder como para que ningún otro grupo o elite pudiera hacer I

consultar sus intereses”257.

En síntesis, el mantenimiento de actitudes serioriales, el sefiorío

la tierra y los hombres, fue la situación acorde con una definición I

aceptada de la hacienda tradicional: ”la propiedad rural de un propit

con aspiración de poder, explotada mediante trabajo subordinado v

tinada a un mercado de tamari° reducido con la ayuda de un

257 Rolando Mellafe, Lati, y poder rural en Chile de los s. XVII y XVIII. Cuadernos ele 1

Vol. 1, Santiago 1981, pp. 97 y 100.


DENCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Rógimen y los orígenes de la representación
moderna

249

tal sistema, los factores de producción no sólo servirían para la

in de capital, sino también para asegurar las ambiciones sociales

”258

i Ia región de Santiago, la situación es bastante más compleja, es-

Ite si se le relaciona con la concentración del sector importador

ar a través del circuito Valparaíso-Callao. Barbier ha insinuado

ilgunos de los futuros miembros de la elite santiaguina de fines del siglo

11 como el influyente Marques de Casa Real, comenzaron sus carreras

atiles a comienzos de dicho siglo trabajando el tráfico de esclavos

Aires —Santiago— Lima y que, posteriormente, desde 1740, aprove-

las ventajas de los navios de registro o navios sueltos que comenza,

a realizar el tráfico directo de Cádiz al Pacífico disminuyendo los costos transporte y de


las mercaderías europeas. En una tercera etapa, en la

de 1770, aunque el Callao siguiera actuando como el principal en-

c de Ia región, el boom del comercio habría atraído a estos convertidos

ates chilenos para elevarse al comercio trasatlántico y establecer

unes directas con la propia península259. Interesa también observar

tipos de actitudes y comportamientos producidos, tanto por las formas

rscilorío impuestas sobre dominados y/o subordinados locales, como por

s de dependencia respecto a poderes políticos y económicos superiores a

cuales, a su vez, la propia elite debía subordinarse. Esta dualidad de ser

actuar es la que se podría ilustrar en la imagen del hacendado que tiene


operatividad simplemente seriorial en sus relaciones de producción,

) que es obligado, al mismo tiempo, a actuar con una cierta racionalidad

ntilista en sus relaciones con los sectores pertenecientes a los diferen-

niveles del comercio externo colonial.

Existen muchas aproximaciones para explicar este tipo de dualidades.

1 de das, lógicamente, está referida a la satisfacción de las necesidades

Morner, La hispanoamericana: Examen de la investigación y debates recientes,

E. %tucano (Comp.), Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina,México


1975,

r.

tiacques Barbier, Elite and Cadres in Bourbon Chile, H.A.H.R.,Vol. 52 N°3, Agosto 1972,
pp.

. Hemos desarrollado en extenso estas relaciones en Eduardo Cavieres, El comercio chileno

aia-mundo colonial, Eudeval, Valparaiso 1996.


250

EDUARDO CAVIEREI

sociales, económicas y culturales según las circunstancias histórica;

gentes, las formas de vida material, las estructuraciones económicas,

social y jurídico existente, etc. Allí, todo encuentra una Iegitimidad

siempre es la legitimidad proveniente de lo natural, sino más bien 1


1 1 1 1 11 T-1

ae no entorpecerse con J.o legai o aaecuarse a cio. mspecto a esta sr

desde variados puntos de vista, podemos decir que sabemos bastante

de nuestro pasado. Sin embargo, este conocimiento todavia está

otras informaciones, explicaciones y perspectivas de reflexión y aná

la historiografía más reciente, sea para los sectores más desposeídos

mente, para aquellos de nivel medio o para los distintos compon

las elites locales o regionales, el enfoque de esta realidades está cern

• ,, las Ilamadas ., estrategias de sobrevivencia , que consideran desde las

de vida familiar y sus dimensiones, pasando por las actividades prol

hasta las diversas vias de las múltiples relaciones de sociabilidad.

Pensando en esta elite santiaguina aristocrática, podemos aveni

otios problemas. Por ejemplo, preguntarnos sobre el sector en dó

obtenían los mayores excedentes de la actividad económica: estaban

la renta de la tierra o en la circulación de bienes producidos? En té

generales, la respuesta de nuestra historiografia nacional ha estado cen

en la tierra, centro de la estructura social tradicional y componente

ciai de la aristocracia terrateniente. Ello es lo que explica, con toda raiá según la
perspectiva con que se mire, que el estudio de la hacienda v de los hacendados ocupe una
atención muy especial y que las actividades agrícola -ganaderas internas de dicha
institución aparezcan como complementarias. No obstante, la inserción de la minería,
cuando corresponde, pero especialmente del comercio, cambia todo el panorama. Del
examen del movimierito marítimo colonial, se desprende otra realidad. Pareciera que para
esta

elite, fuertemente seriorial en su origen, pero bastante mercanrilizada

su quehacer, la mayor fuente del poder no estuvo centrada en los flui

tes rendimieritos de sus propiedades agrícolas sino preferentemente

inversiones en el comercio externo. De hecho, la imagen de un comi

colonial chileno constreriido y dominado por los intereses de Lima

ajusta total y exclusivamente a las dimensiones de la vida económica ra si bien es cierto


ello es válido para sectores de mediana capacidad en poderes, el sector predominante de
las elites locales no sólo controlaba
ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes dela representas&
moderna

251

um sino además estaba asociado social, económica y politicamente

i elite limeila260. También Barbier ha ejemplificado a los santiaguinos

ssú exitosos en el comercio con los casos del Conde de Quinta Alegre, el

hennano mayor del Conde de la Conquista, el Marqués de Montepio y Caulina de


Encalada, hermana del Marqués de Villapalma y estrechamente lia-tilada a su curiado
limerio el Conde de San Javier. Sin duda alguna, el tropo era mucho mayor: los
Marqueses de La Pica y de Casa Real, el CorreMor Zariartu, Diego Antonio Portales y Juan
Francisco Larraín, asociados d Conde peruano de Casa Dávalos. A ellos se sumaban otros
tantos apelidos de miembros de familias tradicionalmente avecindadas en Chile, ,1unos
residentes por una o dos generaciones u otros tantos elementos que unieron a la
aristocracia local combinando posiciones económicas, sociaks o políticas: Errázuriz, De la
Cuadra, Ruiz y Garay, Pérez Garcia, Cruzat, 1k la Sota, Salamanca, Díaz de Saravia,
Ovalle, Daroch, Del Trigo, Carias rujillo, Trucios, Urmeneta, etc. 261.

Varios de ellos eran ya activos comerciantes antes de mediados de siglo ;dando, según
testimonios de 1764, antes de que hubiese Casa de Moneda enviaban

el mucho oro que produce este Reino, o bien en pasta, o en teja para amonedarlo en la
Casa Real de moneda de la ciudad de Los Reyes ejecutándose lo mismo con los doblones
después que hay Casa de Moneda en esta ciudad o bien para registrarlo en los navios que
en derechura salen del puerto del Callao a los Reinos de Esparia o para emplearlo en la
ciudad de Lima, con efectos de Castilla o de la tierra... así se ejecutaba... ahora cuarenta
anos por haber comercio crecido de oro en partidas de considerable valor 262.

; Eduardo Cavieres, Servir al soberano sin detrimento del vasallo. El comercio hispano
colonial

bettor mercantil de Santiago de Chile en el sigla XVIII; Eudeval, Valparaíso 2003.

V mayoria de estos comerciantes figuran como compradores o consignatarios directos de

europfas en los barcos que venían desde Cádiz al Callao. Por ej., Registro del navio

1 Rosario que salió desde Cádiz el 20 de diciembre de 1759. Archivo General

f !adias (A.G.1.), Contratación Leg. 1750.

pitania General, Vol. 8, Exp. 30. Autos del Conde de Quinta Alegre sobre manifestación de
visados en Callao, 1764. Fjs. 404-463.
252

EDUARDO CAVIER

En este contexto, no puede soslayarse una revisión más

pecto a los orígenes y desarrollo de la Casa de Moneda de Sant momento de expansión


mercantil.

Un segundo problema en el estudio de nuestro grupo se

sustentación y a la estructura del poder interno, lo que significa en I

económicos no sólo el análisis de Ias formas de participación en

bución de mercaderías o en el manejo de Ias exportaciones, sino i

en la competencia por el control de los circuitos del crédito interno,

nismo básico para poder participar de Ias producciones locales y

El estudio del crédito mercantil, como factor esencial de los diversos r

de dependencia existentes, no sólo explica una forma de sustentación s

y económica de la elite santiáguina con sus complejas ramificacion

largo dei país, sino que incluso, a través de su propio endeudamie

conectaba a Lima y a Cádiz a través del crédito, principal mecani:

el cual pudo funcionar y financiarse la Carrera de Indias.

La estructura del poder interno no es sólo un problema econón

también un problema de carácter social que se favorece mediante 1

laciones matrimoniales y con otros tipos de relaciones sociales,

burocráticas. Desde la perspectiva económica, se debe privilegiar la I

da del correcto sentido de Ias operaciones crediticias, de las activid

comisión —consignación y de las relaciones inversiones— utilidades.

el punto de vista social, se debe profundizar en un estudio más cole


la elite, que permita visualizar con mayor precisión los verdaderos ;

de las complejas consideraciones existentes en la época acerca del

nio y el parentesco o acerca del significado sociológico de los amil socios o los familiares.
En ambos sentidos, dada la amplitud de tal I

gación, la historiografia regional puede entregar los mayores aportes.

trabajo de síntesis final.

Una tercera problemática se refiere a la interpretación del rol

económico jugado por esta elite y comprender más cabalmente su tamiento. Para enfrentar
esta situación, se debe revalorizar, en prim el verdadero papel que jugó la economia
chilena dentro del sistema (

Es verdad que, si se le compara con otras regiones, el balance es negativo, pero no así si
se le observa desde otras perspectivas. Por t

para todo sistema colonial, cada una de sus partes tiene una signil
ENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Rdgimen y los origenes de la representación
moderna 253

zta en la medida que ellas se van insertando en espacios regio-

5 amplios, lo cual, lógicamente, produce mercados potencialmente

(lados y complejos. En ese contexto, las elites locales jugaron un

)rtante tanto en el mantenimiento del orden existente como en el

olas representantes de los poderes centrales y en promover el desarrollo de .101,/ividades


económicas acorde con la especialización local. Asi no existia

n incorporada al sistema que fuese.naturalmente pobre; lo que existia la pobreza de los


sectores directamente subordinados por las relaciones ~iates internas e indirectamente por
aquellas de carácter mercantilistas rumas.

En el caso de la economia chilena, aún siendo región marginal si se le ..msidera


aisladamente dentro del Virreinato y del sistema, llarna la atenJon el nivel de las
transacciones del comercio exterior que manejaba el trator mercantil santiaguino y con
mucha mayor razón el volumen de los ;vim en moneda que salían al exterior. La elite que
controlaba parte impelnante de la producción y del comercio interno, que estaba vinculada
al zomercio externo y que conocía de las ”racionalidades” del sistema económico,
manejaba apreciables cantidades de dinero que se acrecentaban por ti credito obtenido y
otorgado en mercaderías. Por lo demás, respecto a sus mercados, estos no quedaban
limitados a la jurisdicción de la ciudad, sino al pais e incluso al Virreinato. Debe
recordarse que no necesariamente era/1_ as comerciantes los que se movían fisicamente
sino lo hacían las mercadeas y el crédito.

En esta misma problemática debe reconocerse que no bastaba el sei-iodo para alcanzar
eficiencia económica. Aqui es muy importante detenerse estudiar más profundamente el
período de mediados del siglo XVIII,. décadas siguientes, para observar tanto los
fenómenos coyunturales que permitieron el crecimiento del comercio chileno como las
formas a traves de las cuales esta elite aprovechó ecos fenómenos. Si bien es cierto
conocemos los grados de eficiencia productiva que existían en algunos sectores de

la Findem y de la agricultura, es importante conocer más de cerca el córna•

Jicanzó eficiencia en el comercio para manejar los costos del transporte [terrestre y
marítimo, los riesgos que la actividad suponía, y los cambios ne—

Icesarios en Ias relaciones laborales sin que ellos afectaran el sistema.


254

EDUARDO 1

Nuestra impresión, que debe fundamentarse en mayores menorizadas investigaciones, es


que esta elite alcanzó logros not,

posibles resultados de largo plazo abortaron muy rapidamente. ;(

dió? Debe indagarse sobre ello, lo cual nos lleva al meollo dei pn

ethos, el carácter de la elite, las posibles contradicciones en Ia siri

mentalidades aristocráticas y mercantiles. El ya citado Barbier, ou

elite comercial una cierta definición que resuelve esa relación ai tenía un perfecto espíritu
burgués que le permitia lucrar de todas 1

dades económicas que el país le permitia... lo cual no significó que (

inversiones aristocráticas más tradicionales como posiciones bu

tierras y títulos, una reflexión para seguir pensando.

Tanto el éxito como la frustración de un proceso tienen exp

externas a la misma elite. Se da también otro conjunto de situado

se refieren a su carácter interno, a sus capacidades y a sus expectar

cuando se pensara para las burguesias urbanas pre-industriales eun

fenómeno de ”la traición de la burguesia” acurvado por Braudel en

tido que ”los beneficios mercantiles eran invertidos en propiedades

que conferían rentabilidad, seguridad y prestigio” puede ser también á

cado a nuestro grupo. Tal como en Europa, también ellos se sinrien

atraídos a las compras de rentas, cargos públicos, títulos y nuevas 1

de reproducción del seriorío. La antigua presunción que el sector i

santiaguino habría desaparecido con la Independencia, a través de 1

gración del país o en la inversión de sus capitales en el reforzami,


sus actividades agrícolas, tiene raíces más profundas y anteriores.

habría que pensar en algunas situaciones básicas: la primera situac

que, en el largo tiempo, entre fines del siglo XVII y comienzos del :

XIX, como lo estableció Marcello Carmagnani, se fue produciendo un I

ceco de conjunción de economias regionales en un solo mercado

tendencialmente capitalista263. La segunda situación, es que, en can

con aquello, las elites locales igualmente fueron convergiendo, cada

forma más clara, en una sola gran elite nacional, con predominio

263 Ver, Marcello Carmagnani, Los mecanismos de la vida económica en una socied.1

Chile, 1680-1830 [SEVPEN, Paris 19731, edición en espano], Centro Barros Arana.

2001.
DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Rdgimen y los orígenes de la representación
moderna 255

ias, las cuales igualmente fueron abiertas al ingreso de miem-

ias de provincia enriquecidas por la agricultura y/o la minería,

are por el comercio. Por ello mismo, al menos para el grupo más

rue del sector dirigente, es muy difícil pensar en rivalidades entre

jigtaa.,- -altares, mineras y comerciantes. De hecho, que hablamos cuando damos de la


elite mercantil a comienzos dei sigla XVIII? La tercera situajon, se refere a la relación entre
poder rocio-económico y poder político. Y cao nos Ileva directamente a re-focalizar el
problema dei cabildo colonial.

o. económico, poder político: funcionamiento dei Cabildo.

Durante el siglo XVIII, y en especial durante la segunda mitad dë diti siglo, Cabildo
representó la unión de intereses entre hacendados y ,uoraciantes. Marcello Carmagnani
observó estas relaciones en un artículo ,obre las oposiciones locales a tributos y otras
medidas que significaran aumentar las cargas impositivas al sector más pudiente de la
sociedad. Parnularrnente agitados fueron los afios en que se implantó la Real Renta dei
Tabaco, en 1747 en Perú y en marzo de 1753 en Chile. El estanco molestó

al populacho, al vulgo, pero lógicamente provocó un rechazo mu..bo más visible por parte
de quienes manejaban hasta entonces los negocios ?eminentes. Los intentos de rechazar la
medida se extendieron hasta la déxia Para 1766, basándose en documentación oficial de la
época, Carmagnani concluía que, ”estimamos que este alboroto, efectuado con el !-mde
extinguir la Real Renta, tiene su motor principal en los comerciantes, 4ue presionaron a
los miembros dei Cabildo para adoptar posiciones en de?erisa de sus intereses económicos.
El Cabildo no se hizo esperar y se man.omuna en esta oposición, pues muchos de sus
miembros eran comercian:n vinculados al rubro comercial dei tabaco. El mismo corregidor
Zariartu, que estaba emparentado con los dos alcaides, poseía almacenes ”de puerta a
calle”; pero era el regidor Juan Francisco Larraín quien veia más afectados bus intereses
comerciales, ”porque a más dei que tiene en todo este reino, es rusiero en corro ariía de
dicho su suegro, siendo de los navios el principal Comercio de los tabacos. De los otros
miembros dei Cabildo, una gran parte tran medianos comerciantes que veían también
perjudicados sus intereses, 11’ los restantes, a pesar de no ser comerciantes, ”padecen la
notoria tacha de
ser sus votos coligados con la de los otros porque unos son ca

suegros, otros yernos, otros parientes muy inmediatos”264.

Hubo muchas otras tentativas que unieron a comerciantes

dos en sus respectivos Cabildos, entre ellos, la Real Orden de

1772 que imponía nuevas modalidades en el cobro de alcabalas,1

fazgo y derechos de unión de armas, la cual en mayo de 1775 se l

siva a todos los corregimientos del país y que provocó las quejas ded

de Santiago por las medidas tomadas y en contra de los funciona

gados de ejecutarlas. Nuevamente, los hacendados y comerciantes’

en contra de nuevos impuestos. La situación Ilevó a la autoriz

convocar a un Cabildo Abierto con un máximo de 100 invitados

lizó en 1776 que eligió a cuatro diputados que negociaran con el

algunas reformas o adecuaciones a lo decretado, siempre subray

leales y fieles vasallos de Vuestra Majestad”. En 1 79 1, cuando el

O’Higgins proyectó iniciar la construcción de un camino entre ’

y Santiago, ”El Cabildo, que representaba en suma a los come

hacendados más pudientes, no estaba dispuesto a costear con de

construcción de la obra, no obstante ser utilísima para el des.

nómico de la colonia, por lo que arbitró un gravamen de cuatro 1

cada carreta con carga y medio real por cada mula cargada””s.

En Chile, la escasa producción historiográfica sobre Ias relacio

cio-económicas y de poder entre los miembros del cabildo colou

a seguir indagando en los pocos datos entregados, y como der

cundarios del análisis, en las obras clásicas sobre el particular. Elia


estudios sobre Concepción y La Serena de Domingo Amunateg,tifil

uno más general, pero más focalizado a la participación del cabildj

guino en el proceso de Independencia, de Julio Alemparte R. En

La Serena, desde 1679, Fernando de Aguirre y Cortés y Jerónimol

Ponce de León, acreditados primeros vecinos de la ciudad, dieron I

a la vida política local y todavia en 1778, Fernando de Aguirre y

partia con Francisco Javier de Urmeneta, cuyo sobrino Tomás 1,v,

264 Marcello Carmagnani, La oposición a los tributos en la segunda mitad del siglo 11

Chilena Historia y Geografia, Vol. 129, 1961, pp. 167-168. 265 Ibidem, pp.171-172 y
185.
de esa importante familia, los cargos más importantes del Ca-

Comerciantes, mineros y agricultores estaban emparentados o

5v por ello no hubo problemas en que en 1784, a pesar de las leyes

, se reeligiera, con la ratificación del Presidente de Gobierno, a

1 rir Cnrnmavnr v 1V6r1nrinon cnnnn nrimpr vntn nnr

. _J_ (( _ 1 1_ 1

méritos, y a pesai ue que se ievantaoa ei cargo ue que era comerciante, ,„ int) de la


ciudad”. En 1798, ese cargo lo ocupaba Bernardo de Salas itegos, quien ”habia nacido en
Concepción; pero, llevado a Coquimbo, ,ozompailia de dos hermanos, don Domingo y
don José Antonio, por su

o el Marques de la Pica, don José Santiago de Irarrázabal, el cual era de la extensa


hacienda de Illapel, decidió establecerse en La Seredonde contrajo matrimonio con una hija
del Alcaide Provincial, don ksé Fermín Marín y Aguirre”266. Por su matrimonio, don
Bernardo, llegó iroger la Hacienda de Tamaya, una de las principales de la región y cuyos
-nteales de cobre enriquecieron a sus hijos.

En Concepción, la situación fue similar. En las últimas décadas del sido XVIII, los nombres
de los miembros más importantes de la elite local se rpitieron afio tras afio en la
composición del Cabildo. En agosto de 1781, ;kr Real Cédula correspondiente, fue
nombrado Corregidor don Andrés de Alcázar, hijo dei Conde la Marquina, hombre de
dudosa reputación 4ue, multado por la Real Audiencia, no pudo pagar a causa de su
pobreza reconociéndosele una ”miserable condición de fortuna”. No obstante, en r99, tia
convertido en Conde, era Alcaide de segundo voto y en 1810, en ► inicios dei proceso
revolucionario, elegido como Diputado de la provin4 de Concepción ante la Junta Nacional
de Gobierno267. Por citar otros rxmplos, en 1790, el Alcaide de primer voto es el
comerciante espafiol don Mio de Hurtado, de quien descendieron importantes familiar de
Santiago

1793, don José de Urrutia y Mendiburu, comerciante peninsular, el de mavor poder


económico, quien, el afio anterior, había sido nombrado Procurador General. En 1794,
en la composición de los principales cargos

”Domingo Amunátegui Solar, El Cabildo de La Serena, 1678-1800, Universo, Santiago


1928, 41151.155; la cita en p.173. ’Domingo Amunátegui Solar, El Cabildo de
Concepción, 1782-1818; Anales de la Universidad Ude, Balcells & Co., Santiago 1930,
pp. 6-18, 39 y 73.
258

EDUARDO I

del Cabildo se contaban tres miembros de una misma familia, la jelE Figueroa268. El
propio caso de don Juan Martínez de Rozas, es clarific Nombrado como Asesor Letrado
por don Ambrosio O’Higgins. reei el apoyo del acaudalado vecino santiaguino don José
Antonio de Roil casó con la hija de Urrutia y Mendiburu, otro de cuyos hijos iguâ te
ocupaba cargos en el gobierno local como el de Procurador Gene otros.

El comportamiento político de Concepción respecto a los sueeac 1808, no corresponden a


un sentido sentimiento patriótico. Ya en 1 enterados de los sucesos de Buenos Aires, el
Cabildo penquista estai) un nuevo diezmo, semejante al eclesiástico, para la defensa de la
Provia que se imponía sobre todas las fincas rústicas existentes mientras subsn el estado
de guerra. En 1809, el mismo Cabildo designó a las tres pas que debían entrar en el sorteo
para la elección definitiva del diputadc Chile ante la Junta Central de Madrid: a don José
Santiago Rodrígue cario capitular del Obispado de Santiago, a don Manuel de Manso y5
Cruz, Administrador General de Reales Derechos de la misma Capita don Juan Martínez
de Rozas, que finalmente fue el elegido. En octuN 1810, en instancia de Cabildo Abierto
se reconoce a la Junta de Gobi

establecida en Santiago con asistencia del asesor Godoy, el °bispo ’

dres, los cabildos eclesiásticos y secular, los prelados de las Ordenes

sas, los jueces militares y altos empleados de hacienda y los más

vecinos de la ciudad. Faltó solamente una de las familiar importante

los Puga. Todavia entonces, ”la provincia de Concepción, por lo

dependia en tal forma de la de Santiago, que les era muy difícil a

nos desligarse de las corrientes políticas de la capital; otra cosa seria

esos vecinos se vieron amparados por las tropas del Rey”. Ello se 1

26 de febrero de 1811 cuando se nombran los tres diputados all

Nacional: el primero de ellos, Juan Martínez de Rozas, aún no

patriota, los otros, el Canónigo Magistral don Agustín Urrejola v el 1

tero Juan Cerdán. Como suplentes, Luis Urrejola, Francisco Gor ma y Manuel Rioseco,
todos realistas decididos269. La situación

268 Ibidem, pp. 26, 27 y 31.


269 Ibidem, pp. 53-54, 63, 65-71; la cita en p. 72 y pp. 75-77. Por cierto, debc te
’ENDENCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los orfgenes de la representación
moderna 259

e el retorno a Concepción de don Juan Martínez de Rozas, el llamado a num) Cabildo


Abierto con fecha 5 de septiembre del mismo afio y la

mestitución de una propia Junta Provisional de Gobierno encabezada por

Nim José de Benavente.

Julio Alemparte elevó, con bastantes fundamentos, la acción de los

4:kildos en el sentido de otorgarles una importante e indudable funcio-

utodad en la vida colonial. Frente a las miradas entonces tradicionales en

,4 ~ido que los habitantes de las colonias sólo acataban y no intervenían

ruía en los asuntos cotidianos del sistema, enfatizaba que en los Ca-

rildos existia homogeneidad, permanencia y continuidad de acción. Más jun,


normalmente, como asesores del gobierno, a falta temporal de las aucolides superiores,
nombraban o removían a sus reemplazantes, o ellos ausmos gobernaban. Para él, ”este
ejercicio de soberania, entre paréntesis,

Nen podría considerarse como uno de los gérmenes de ese estallido de auto-

locales, característicos de la Independencia...” - y, en otros análisis,

gregaba. que ”no se ha dado toda su verdadera importancia al fundamento ~ciai de esa
revolución política, a saber: la existencia en estos países de :Noderosos grupos de origen
espariol, que, habituados a conducirse en el !who casi como duerios y seriores, durante
tres siglos, resolvieron asumir

plenitud de la soberania, una vez que el trastorno dinástico de Esparia, y

is circunstancias, les dieron la oportunidad de hacerlo”270. Lo que continuó es bastante


conocido: siguiendo al mismo Alemparte,

Jas tlementos liberales del criollismo, y los excesos de la Reconquista, con-

)n por imponer la ruptura definitiva con la Corona. Esto no significa

d Cabildo representara una revolución democrática y representativa de

pueblos, a menos que volvamos a la reiterada discusión respecto al con-


. Más bien, los Cabildos fueron parte de las representaciones colonia-

en sus acepciones más tradicionales, las de antiguo régimen, y, por ello,

representantes, en primer lugar, de los propios intereses y sectores de

lo conformaban. Otra situación tiene que ver con lo que sucedia al

obra de Armando Cartes M., Concepción contra Chile. Consensos y tensiones regionales

r Vida, 1808-1811; Centro Estudios Bicentenario, Santiago, 2010.

El Cabildo en Chile colonial, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago

) y 306, respectivamente.
260

EDUARDO CAVIERE

interior misma de la elite. A fines del siglo XVIII la aristocracia tr

la de los conquistadores, existia más bien en el imaginario y Cl apellidos. Estaba


totalmente mezclada con otras tantas familias

a comienzos del mismo siglo, enriquecidas a través del comercio y

reada por sus relaciones de parentesco, económicas o propiamenre

Más aún, al tieinpo de la Independencia, asomaban nuevos grupos,

ideas y, especialmente, valoración de las nuevas oportunidades (a

a las habidas en el pasado) que ofrecía un nuevo escenario político

también de dominar.

Las teorias sociológicas, políticas o económicas sobre el pasado s

son importantes y ayudan en el plano intelectual a ordenar lo aconn

pero también es importante pensar a propósito de los propios datos

poseemos para poner a esos hombres en sus propios escenarios y,

sentido, no debe olvidarse que existe ya una muy importante hisror

al respecto271. El primer Congreso Nacional: ¡liberales o republicanos?

De alguna manera, ha quedado bastante plasmado el problema

influencias ideológicas habidas sobre los nuevos patriotas (en su mon

hombres que seguían sin restricciones sus lealtades a su rey legítimo)

situación de fuertes pugnas internas entre los criollos locales según

sus actividades económicas a objeto de determinar un área de imereses

se impusiera sobre los demás. En relación a la experiencia de Chile, 1

primer caso, el inglés Simón Collier (ya desaparecido), en la mejor v


fundamentada obra existente sobre, la Independencia Nacional, se

a la infiltración de nuevas ideas relacionando pensamientos, movimi,

o revoluciones con individuos portadores de las mismos, pero sefialanda

en todo caso, que antes de 1808 ellos no pasaban de ser simplemente 1

271 Sobre relaciones de poder a comienzos de la Indeoendencia a nartir dei estudio d.

familiares, no se debe olvidar el estudio de IVIary L. Felstiner, lhe Larrain or


Independence of Chile, 1780-1830; Ph.D. Diss., Stanford University, 1970. Un completo
sobre el sector mercantil v sus relaciones sociales v económicas es el de Mardi.; I 2:rat

, , .

The Merchants of Chile, 1795-1823. Family and Business in the Transition fiam Cohm•

Ph.D. Diss, University of Texas at Austin 1993.


CIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representas& moderna

261

1 MUS’ reducida dentro de la cual sólo un escaso puriado de personas

cotim] involucradas en una política de tipo revolucionaria, y no más que CO. Por cierto,
sefialaba las posibles influencias del liberalismo ilustrado, de Independencia de los
Estados Unidos, de la Revolución francesa y de los Nopios ilustrados y reformistas
esparioles desde 1750 en adelante272.

Para el segundo caso, en una reciente obra de Gabriel Salazar, este suara que la dirección
del proceso estuvo en manos del ”patriciado mercannr que, desde fines del siglo XVIII,
había prosperado a la sombra de la buwracia imperial, conquistando oficios relacionados
con el tráfico comercial virreinato y comprando varas de regidores perpetuos en el
Cabildo. Dilo sector, habría criticado las políticas imperiales, no les dio cumplimiento las
mismas y conspiró para actuar con la máxima autonomia posible: ”si Nen la rebelión
necesitaba iniciasse en el Cabildo para legitimarse y alegar ,oberania, el sistema de
dominación mercantil necesitaba para imponerse aprovechar la lógica de poder propia del
autoritarismo virreinal o imperial, ;visto que su gran tarea era consolidar y perfeccionar el
control de los mer-aderes sobre el ancho mercado virreinal. Por esta razón, la lógica de
acción :-.1stórica de la burguesia colonial implicaba que, cuando la imposición de la
dominación mercantil estuviese avanzada, el Cabildo y la soberania popular itéian ser
desechados como cascaras vacias”273.

Para Salazar, la coyuntura de 1808 habría posibilitado al patriciado mercantil modular un


discurso de independencia relativa, democrática y autoritaria. Para solucionar la
contradicción entre un proyecto sectorial, que era a su vez liberal y democrático, sostiene
que se acudió, en primera instancia, a un discurso basado en el Derecho de, los Pueblos,
para enseguida desecharlo y traicionarlo. Se trata de un esquema complejo y simple.
Complejo respecto a los conceptos y a la composición de la aristocracia colona’, vista como
muy fraccionada y con muy diversos intereses, cuestión bastante discutible en sociedades
poco modernas; simple por la utilización de un débil esquema ofrecimiento-traición. En
términos de dicotomias,

Simón, Ideas y política de Ia independencia chilena, 1808-1833, Editorial Andrés Bello,

■ 1977, pp. 38-46.

Wriel Salazar, Construcción de Estado en Chile, 1800-1837; Sudamericana, Santiago 2005,


262

EDUARDO CAVI

un interesante estudio respecto a las competencias centro-re

Concepción (o a la inversa), visualiza otro tipos de conflictos

el carácter homogéneo de la elite como una construcción de 1

dores y del Estado en el siglo XIX274. Sea Salazar, sea Cartes,

último estudio, homogeneidad/diversidad de intereses del merece de un análisis más


detenido y profundo.

Me seria muy sugerente introducirme en ese tema y rani

anteriores sobre comercio, minería, e incluso sobre estrategias I

de poder social en el período de transición entre la colonia y

dencia y observar, desde casi todos 4os puntos de vista, como las

de intereses en cuestiones particulares de la vida cotidiana (c

económicas, por ejemplo) se orientaban y canalizaban en la conji

los intereses mayores sobre un proyecto común de sociedad. En

este análisis no va por esta vertiente ni por el análisis de sus térn

más bien por el desarrollo de consideraciones sobre un grupo mu

cular de individuos y sobre sus argumentos doctrinarios (que si los!

exteriorizados en los términos de liberalismo y/o republicanismo.

En la obra de Colher destacan sus juicios acerca de un ver

grama o proyecto criollo. Este descansaba sobre los conocidos

jurídicos respecto al poder en ausencia de la autoridad legítima,

que se matiza por las discusiones y divagaciones en Santiago no 1

referencia a los vínculos directos o indirectos con el propio Rey en


rio, y a la Monarquia como institución, sino enfatizadamente en 1

a la igualdad de derechos con el pueblo espariol que permitia a los I

santiaguinos seguir sus propias experiencias de autogobierno.

matiz importante: el legalismo imperante llevaba a plantearse,

forma tímida, respecto a la necesidad de una Constitución propia

gurara la libertad, la dignidad, los derechos y prerrogativas como 1

y como ciudadanos. Hubo si consenso en que tal Constitución

emanar de un Congreso elegido por toda la nación y no de una Ju

en caso de ser nominada, debería serlo bajo una temporalidad pr

Así, la promesa de celebrar un Congreso se incorporó oficialme

274Armando Cartes M., op.cit., El libro es un muy interesanre enfoque de parte imp

Independencia vista desde otra orilla: desde lo regional.


map ” , uel Rukiyuu neymien y lUb Ia upi GnIllablUI I II iuuctua COO
1,0””

aa is de septiembre de 1810, pero la idea en si fue propiedad común

• 1 1 1 n ”Fl• I 1 1 1.1 1. 11.. 11

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i t

revoluciones de 1810. Dimanó del liberalismo político de las

Nes americana y francesa y también, tal vez con mayor fuerza, del

más teciente de convocación de las Cortes espariolas. iConvocad

unes! Habia sido un persistente grito de batalla de los liberales es-

no es de extrafiar que recogieran la insinuación los hispanoame-

A igual que sus correligionarios en Esparia. Aunque los dominios

Nos habian tenido derecho a formar sus propias Cortes, ese derecho

k se rutila CiCIA-LUU y apenas Sl Lave agua que ia !UCA. UC

Congeso Nacional en 1810 provino de esta vaga ficción”275. A propó-

4,0 4t documentaciones de la época, Colher sostenía que hombres como -06c Miguel
Infante, pensando en el deterioro de las libertades municipales

los 1-labsburgos, al igual que los liberales esparioles, se remontaba a corpos anteriores al
monarquismo borbónico y que ello reflejaba que, en

ettKral h armazón ideológica utilizada por los chilenos en 1810 derivaba

ac una tradición espariola respecto al poder: Dios —el pueblo— el soberano.

`..o. obstante ello, proponía que: ”Aunque mucho del perisamiento de 1.810

:74 sulista en este sentido, a mi me parece que su instigador más poderoso

liberalismo. Por cierto que a las ideas políticas expresadas les faltaron zoherencia y
firmeza de la ideologia revolucionaria que iba tan pronto a

t forma. Pero ya estaban inconfundiblemente presentes algunos de los


ntos principales de esa ideologia: la soberania popular, un conjunto

&-techos, la icica de una asamblea representativa, la necesidad de una

xitución, etceterar276. Mi entonces, estos hombres, teran liberales? Difícil es precisarlo,


qui-

etan sólo Ilustrados u hombres capaces de pensar más allá de lo que

saia el común, gracias, entre otras cosas, a su acceso a las ideal que en ese

nto se divulgaban en Europa y en los Estados Unidos y de las cuales

cio y el contrabando eran sus mejores vehículos de acercamiento,

h con diversas interpretaciones, distorsiones, etc. Por lo pronto, está la

btia ~Geleia. F.1 18 de septiembre de 1810 se constituyó la Primera

aiNacional de Gobierno, dando origen al proceso o procesos de Inde-

op. rit., pp. 69.

pp. 72.
264

EDUARDO CAVIERE

pendencia. De sus tareas, la más importante debería ser la de coi

la formación de un Congreso Nacional. No fue muy ágil en dicha 1

sabilidad y, nuevamente, como también había acontecido con dia

el Cabildo de Santiago asumió parte importante de la presión

generando para hacer de dicho Congreso una realidad. Este se i

.. - 4 de julio de 1811 y fue disuelto el 12 de diciembre del mismo

interesa observar ese período para en el discurrir acerca de estos R

doctrinarios en discusión.

José Miguel Infante, procurador de la ciudad, fue muy activo

sionar a las autoridades para que se convocase a elecciones a obje

mar un congreso o cortes nacionales. El 14 de diciembre de 1810,

meses después de la formación de la primera Junta Nacional de ■

escribió una primera representación al Cabildo para que éste solic

rentoriamente al Gobierno expedir una orden circular para Ilevar a e

dichas elecciones. Para Infante, lo normal habría sido celebrar el antes de la Junta, para
que esta recibiese el voto unánime de los

partir de sus legítimos representantes, lo que igualmente habría

tener una Constitución que sirviese de regia al nuevo gobierno: es dictar las leyes, lo que
es privativo del alto poder de los puebh pués constituir la autoridad en quien resida el
poder ejecutivo”’

circunstancias, la capital procedió a establecer el nuevo gobierno, ,

la calidad de ser provisorio mientras concurriesen los diputados de 1

vincias para organizar el que hubiese de regir en lo sucesivo. Ante la


en convocar a las elecciones respectivas, el Procurador llamaba Ia at,

sobre el clamor existente en las provincias para que ello se efectuara

gaba que, ”algunas lo han ya elegido pero ha sido para peor, porqu

pués de mil disensiones entre sus moradores, no han conseguido ori

que abrir la puerta a odiosos recursos sobre la legitimidad o ilegit

de la elección, todo a causa de no tener la instrucción o reglame

deba gobernarles”278. Terminaba Infante serialando dos condicione

277 Jose Miguel Infante, Representación del Procurador de Ciudad de Santiago al CtzbiG

diciembre de 1810; en Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, 181

Imprenta Cervantes, Santiago 1887, Tomo I, pp.7. 278 Ibidem, p.8.


DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna 265

t convocar a dichas elecciones: plazo de cuatro meses para efec-

’io al Cabildo de los ejemplares de la instrucción para hacerlos

provindas.

de diciembre dei mismo afio, la Junta procedió a convocar al

Nacional y tras justificar igualmente su formación en forma pre-

de representantes, declaraba que el número de diputados de

ito debería ser proporcionado. a su población de modo que de los

en que se dividia el reino, a 19 de ellos correspondia un dipu-

Chillán, Talca, San Fernando y Coquimbo, dos, a Concepción 3 y

6. Quienes podían ser elegidos debían ser naturales del partido

dc fuera de el, pero avecindados en el reino, con virtudes patrióticS, talentos y acreditada
prudencia, que gozasen del aprecio y confianza de sus conciudadanos, mayores de 25
anos, de buena opinión y fama, aunque fuesen eclesiásticos seculares. Se sugeria
considerar a sujetos con bienes sufiaentes para hacer a su costa el servicio a la patria. Se
excluían de ser elegidos acuras, subdelegados y oficiales veteranos o cuyos empleos
exigieran precisa residencia. Igualmente, se castigaba a quienes hubiesen ofrecido o
admitido ohecho.

Respecto a los electores, estos debían ser individuos que por fortuna, empleos, talentos o
calidad, gozasen de alguna consideración en los partidos dc residencia, mayores de 25
anos y en ellos se comprendía a eclesiásticos lembres, curas, subdelegados y militares.
Quedaban excluidos los extranaos, los fallidos, los no vecinos, procesados por delitos, los
que hubieran utrido pena infamatoria y los deudores a la real hacienda. Los cabildos, a.
en su ausencia, los subdelegados y curas, formarían las listas exactas de quienes tuviesen
derecho a elegir o ser elegidos, convocarían y presidirian lecciones. En el dia serialado, se
citarian los electores a la sala capitular un lugar designado, concurrían a una misa solemne
del Espíritu Santo a abjeto de que el cura les exhortara para proceder con madurez y
acuerdo volviendo a la sala de elección procederían, con puerta abierta, a votar al
cédulas secretas, quedando electo el diputado que obtuviese la primera fitaYorla. En las
ciudades que correspondiese elegir más de un diputado, el Pnacedimiento seria de uno en
uno y en votaciones sucesivas. Lo mismo ckuniría con la elección de los diputados
suplentes. Los electos, con sus
266

EDUARDffl

poderes correspondientes, deberían estar en la capital el 15 de

para comenzar las sesiones el 1 de mayo siguiente279.

El Cabildo de Santiago siguió representando un papel

tante. El 8 de enero de 1811 solicitO, y obtuvo éxito en su de

aumento de 6 a 12 deputados que le representasen y el 28 de 1

citó al gobernador del Obispado instruir a los curas y a los preh Ordenes religiosas de la
capital a explicar al pueblo los Beberes ir

los deputados a elegir. En dicha solicitud, consideraban las princip

a realizar por el Congreso: el establecimiento del sistema de gobi(

medios para asegurar la observancia de las leyes fundamentales

dir el tiranismo y el despotismo; la reforma de la instrucción v

pública para rectificar costumbres y formar ciudadanos Utiles V

la religión y ala patria; el arreglo de los tribunales de justicia para (

tencias en forma recta y sin retardos; el fomento de Ias artes y la

para desterrar el ocio y la mendicidad280. El 6 de mayo de 18 1 1 ,

elecciones y fueron elegidos, en orden de votación, el doctor

de Echeverría, el serior Conde de Quinta Alegre, don Agustín de 1

rre, don Francisco Javier de Errázuriz, don José Miguel Infante,

Santiago Portales, don José Nicolás de la Cerda, don Juan Antonio

el padre Dr. Fr. Manuel Chaparro, don Juan José Goicolea. don

Tocornal, y el serior don Domingo Díaz Murioz.

De los partidos de provincia, el Acta de elección de diputado


villa de Los Ángeles fue elocuente y de fuerte trascendencia hacia el

ro. Allí, siguiéndose con los procedimientos estipulados en la convo

general, presentes los electores en la sala del Cabildo, se ordenó que a

ta franca se procediese a la votación por cédula secreta; ”Pero el

principió, entre unos y otros, a un momentáneo rumor que prorrump

aclamación general, nombrando por su diputado al serior alcaide ar

don Bernardo O’Higgins Riquelme, y seguidamente por su suplente,

igual aclamación, al serior don José Maria Benavente y Bustamanre.

279 Convocación al Congreso Nacional de 1811 por la Junta de Gobierno, en 15 ele

1810; en Sesiones de los Cuerpos Legislativos, pp. 9-11.

”° Acta del Cabildo de Santiago en 8 de enero de 1811y Oficio del Cabildo de Santiago ai
ti,

del Obispado, en 28 de febrero de 1811, en Sesiones de los Cuerpos Legislativos, pp.1 2-


ENOENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de ’UI Ia
representación moderna 267

indicias de caballería, en quienes declararonmr-i_ concurrir ilustraciOn,

1, patriotismo y talentos para desempenar tztt.n grave y honroso en-

mereciendo por lo mismo toda su confianza y estimación, así de los

&ames como de los demás conciudadanos, dándollic.se todos mutuamente 1.14


parabienes por su acordada elección, con las maywor-ipres demostraciones de

El Congreso Nacional tuvo su apei-tura el 4 deli julio de 1811. Pasó a Li base de la nueva
institucionalidad que se busw._-s,caba. Copia de alguna :1:Meneia contemporánea?
Difícil aseverarlo poositiva o negativamente. ato de emular a las Cortes de Cádiz?
Sinuosanurriente se habló de Corpero el concepto que terminó generalizándose ó fue el de
Congreso y si que poner adjetivos fue el Congreso de los R Representantes... de los
ueblos. Lz mayoría de los diputados formaba paruTre o era descendiente de a aristocracia
local, muchos de ellos eran comercurciantes, los menos eran telectuales. No obstante, no
hay que desconoceer la fuerza de las ideas. nfante, el procurador que también fue
diputado, a a1 exigir que se convocaa a elecciones fue práctico y concreto. Las
circuntristancias, el derecho que .¡;:st‘tia a los individuos a gobernarse, los sentimientutes.
Laftinica apelación a f...go externo se referia a la experiencia de Buenos A Aires en donde
instalada ,a Junta, ya, a los cuatro meses, había diputados las provincial recibidos

d decoro y tratamientos respectivos a sus altas as distinciones. No hubo çandes debates


doctrinarios, pero sí la necesidad de que el gobierno, aun aando fuese transitorio a nombre
de Fernando ~II debía sentar las bases ?ara un autogobierno que fuese respetado
inclusc3:e3 por el mismo Rey una rz vuelto a tomar posesión de su cargo. Esta ideawa_
central no tenía fundamentos ilustrados desde el punto de vista de uniu’ racionalismo
exacerbado, pero tampoco era liberal respecto a situar el n poder, en términos de su
SÁncionamiento concreto, en las bases sociales de w la sociedad. Muy por el zontrario, el
acto de representación, a partir de e5 elecciones legitimadas en práctica, significaba para
los individuos el obechladecer a las autoridades así zonstituidas. El Estado, las
instituciones, eran portor sí solos las garantias del Progreso y la felicidad de los pueblos.

.-faísde elección de diputados por la vila de Los Angeles, en 10(Y0 de enero de 1811, en
Sesiones de Ckelpos Legislativos, p.25.
268

EDUARDO CAV

En la sesión de apertura del Congreso, de acuerdo a los Ane

de la misma, hubo un sermón y dos discursos. El sermón estuvo;

de fray Camilo Henríquez, personaje sobresaliente y que por algún t

pudo desarrollar grados de influencia intelectual bastante fuertes,

mente a través de la dirección de la Aurora de Chile, el primer

nacional que salió ala luz en 1812. Su primer número comenzaba 5

do que ”Existe una justicia inmutable e inmortal, anterior a todos hl; perios... y los
oráculos de esta justicia, promulgados por la razón y cscti en los corazones humanos, nos
revisten de derechos eternos. Estos dend son principalmente la facultad de defender y
sostener la libertad de nua

nación, la permanencia de la religión de nuestros padres y las pr,

y el honor de Ias familias”282.

Sefialaba que estos bienes no podían alcanzarse si los rem.,

presentes no estableciesen una constitución conveniente en la

reglamento fundamental, se determinara el modo como habría

se la autoridad pública la cual debería ser observada por todos.

proponía tres proposiciones fundamentales: primero, los princip

religión católica relativos a la política que autorizaban al Congre

nal para formar una Constitución; segundo, la existencia en la

derechos en cuya virtud el cuerpo de representantes pudiera estab

constitución con providencias que aseguraran la libertad y la feli

tercero, que habían deberes recíprocos entre los individuos del

Chile y los de su Congreso Nacional, sin cuya observancia no pc


zarse ni la libertad ni la felicidad pública. Los primeros estaban

la obediencia, los segundos al amor de la patria que inspira el acier

virtudes sociales.

Enseguida venían los fundamentos históricos y doctrinarios. En

mer caso, relativo a los principios de la religión, serialaba que de

Renacimiento aparecieron en Europa algunos hombres famosos

lentos y abusos que publicaron que entre las religiones conocidas, la

era la más favorable al despotismo: que disponía a los hombres a Ia

sión y reducía a los pueblos a rebarios infelices. Estas aserciones, de

282 Sermón predicado por Camilo Henríquez el dia de la apertura del Congreso; en

L.uerpos L,egzstanvus, p.J‘t.


A 0101PENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la
representación moderna 269

para hacer la religión odiosa a las naciones y, agregaba que, es justo

obe un ciudadano particular no turbe el orden de un todo, pero cuando se ks considera


formados en naciones, los cuerpos políticos son para la relion otras tantas personas morales,
libres e independientes que deliberan y :leen la forma de gobierno que más les agrade. En
las circunstancias enton,ts existentes, el pueblo de Chile se había convocado y había dado
origen al k:...xtgreso: ”Esta es una consecuencia necesaria de la natural independencia St
Us naciones; porque, constando de hombres libres naturalmente, han de oonsiderarse
como personas libres. Debe, pues, gozar pacificamente cada moa de la libertad que
recibió de la naturaleza. Pero es el más caro atributo

kie tua libertad elegir la constitución que más convenga a sus actuales ciramstancias;
porque, con esta elección, puede establecer su permanencia,„ teguridad y felicidad: tres
grandes fines de la formación de los gobiernos 4ue dirigen a los cuerpos sociales”. Nos
inspira, decía, la confianza de que, Fernando VII, vuelto al poder, nos admitirá gustoso a
su sombra bajo los }vetos fundamentales de nuestra Constitución: ”Su grande alma,
horrori=dose de la continuación de un monopolio destructor, nos conservará la Ikertad
de comercio. Convencido de los grandes males que hemos sufrido tn el antigo() gobierno,
nos conservará la prerrogativa de elegir nuestros magistrados y funcionarios públicos.
Conociendo que pertenece a nosotros mimos nuestra propia defensa, la confiará a nuestros
conciudadanos”. Y si dio no ocurriera, ”se salvará siempre del naufragio la libertad de la
patria si excelencia de la constitución, promoviendo la industria, proporcionando
recursos a la virtud desgraciada y consuelos a la indigencia, haciendo ne.2sario el imperio
de las leyes, infunde en los pueblos el amor a un sistema que se hace adorable haciendo
Bichosos... »283.

El corolario era que, ”como la autoridad pública se ejerce sobre hom)res libres por
naturaleza, los derechos de la soberania, para ser legítimos, 2an de fundarse sobre el
consentimiento libre de los pueblos. En virtud 3t este consentimiento, la potestad suprema
puede residir en uno o en mochos, y aquel o aquellos que la ejercen son los grandes
representantes Je Ia nación, Orga—os de su voluntad, administradores de su poder y de su

r, p.36.
270

EDUARDO CAVIER

fuerza”284. Discurso ilustrado? Si, pero al modo de la ilustraciótl

no en la huella de los ilustrados europeos secularizados.

En la misma oportunidad, uno de los discursos fue prom

don Juan Martínez de Rozas, como vocal de la Junta de Gobi,

palabras comenzaron serialando que en el único modo posible

pueblo chileno se veia por primera vez congregado. Insistiendo

gitimidad del poder del rey cautivo, pero al mismo tiempo, llar

precaución respecto a las autoridades peninsulares que buscaban

sus relaciones de poder sobre las colonias, Martínez de Rozas ideas sobre el curso
histórico de los acontecimientos buscando 1;

del pueblo chileno a darse su propia organización: ”Sabemos que

tiempo que los esparioles buenos vierten mares de sangre para

su rey al solio, preparan para presentarle a su vuelta una constituci,

siendo el santuario de sus inmunidades, evite la repetición de los 1

en que ha sumergido a la nación el abuso del poder y la restituya al

los derechos inajenables de que estaba privada. Para esto fueron cit,

americanos de un modo vario, incierto, frio y parcial. No han pc

currir , no creen que se haga allá, y si que están en el caso de realizaria

a presencia de los objetos, y de cumplir franca y liberalmente el de

los ministros y consejeros que pagan los reyes para que les dijesen

que tenían interés en callar”285 (40). Llamaba a no intimidarse con Ia!

de grandes pensionarios ni a retraerse por la magnitud de una obra 4


se habían empleado Solón, Licurgo, Platón, Aristóteles, Cicerón,

Maquiavelo, Bacon, Grossio, Pufendorff, Locke, Bocalino, Moren,

Hume, Gordon, Montesquieu, Rosseau, Mably y otros, que había

sólo la idea de que no hay arte más difícil que el de gobernar

conducirlos a la felicidad combinando sus intereses y relaciones.

que frente a la confusión de la orgullosa sabiduría, había que ce

quienes humildemente seguían las antorchas de la razón y la natu

amor a sus semejantes, observando modestamente sus inclinac

cursos para dictar regias sencillas que afianzaran el orden y seguric

284 Ibidem, pp. 36-37.

285 Discurso de don Juan Martz’nez de Rozas, vocal de la Junta de Gobierno, en la ig

Congreso, en Sesiones de los Cuerpos Legislativos, p.40.


ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Regimen y los orígenes de la representación
moderna 271

i Ias naciones más cultas. Y si había que buscar antecedentes o ejem-

_yd históricos que fundamentaran la acción a seguir, Martínez no apelaba e”ala


Revolución francesa, ni a la Independencia de los Estados Unidos ni apuas situaciones
contemporáneas. Se referia a lo que estaba sucediendo ai Europa, en Espafia y en
América, pero no como modelos: una Inglaora alterada entre los embates de una libertad
aparente y un despotismo judo: Ia Francia que había perdido todo lo que había labrado a
costa de sacrificios más horrendos. Había que recordar a la inmortal Roma, que jio leves
al mundo, pero que había perecido por falta de una Constitución. Ilustrado, liberal? Ni lo
uno ni lo otro, con algo de cada uno, pero situado ;11 la formación de una verdadera
República.

Así, apelando a las altas tareas de los diputados, representantes de los uchlos, le exhortaba
fuertemente: ”Borrad de vuestros diccionarios las vo,e5 gracia, excepción, y olvidad hasta
las ideas de estos anzuelos del despomuno. Que ni las provincias, ni los cuerpos, ni las
personas puedan tener rrivilegios que los separen de la igualdad de derecho. Por eso echo
de’rnenos entre vosotros a los representantes de los cuatro butalmapus. Que del seno à
Ias virtudes públicas han de salir y elevarse por el sufragio libre de los pueblos al derecho
de regirlos sus administradores y funcionarios; así, la klea de un magistrado o jefe nato o
perpetuo, o de un empleado comprado, :s. por consiguiente, absurdo” Al pueblo les pedia:
”meditad bien los que dee, y que sean quienes no necesiten de la inviolabilidad”; a los
magistrajus: ”procurad que la posteridad os bendiga, que os citen más como honrajos que
como sabios”. Y remarcaba: ”Estas son las cualidades de un ilustre audadano, sefiores, y
estas son las vuestras”286.

El segundo discurso lo pronunció don Juan Antonio Ovalle, diputado ror Santiago. Se
refirió a tres puntos principales. Por el primero, legitimó la tnstalación de la Junta
provisional y del Congreso que se inauguraba: ”No a ocra cosa que usar del derecho
natural y de gentes que tiene todo reino, toda provincia, toda ciudad, todo pueblo, todo
ciudadano, toda persona, para ocurrir a su propia conservación, defensa de sus bienes y
seguridad

kkidem. p. 41.
272

EDUARDO Cai

de sus acciones”287. No era debilitar los derechos del rey, sino’

los derechos de la patria. En segundo lugar, como acto tune

te de carácter moral, el llamado a la religión, a concurrir para 1

disciplina, con ejercicios espirituales, misiones, aumento de Ias

administración de sacramentos sin derechos o estipendios, forti

religión y reformando las costumbres; a todos, como obliga

cita y honesta, les solicitaba el adelantamiento necesario a un

y hermoso, de la agricultura, la manufactura y el comercio; la

las milicias y a las armas; el aumento de Ias ciencias exactas y út

cátedras de dogma, derecho público y del estudio del país en que

En tercer lugar, para llenar dichos fines, había que meditar ser

bre las calidades necesarias a los sujetos destinados para gober

ilustración nada se escondiera, a cuya prudencia nada se dificult

constancia nada alterara, a cuya integridad nada resistiera.

Los buenos propósitos, tanto como los fundamentos para uni

bierno, independientemente de sus bases doctrinarias o legales,

se estrellan contra la práctica del poder político. Se estaba de acues

el Congreso Nacional era la suma de las representaciones naciona

en ese sentido, debía volver las cosas a su respectivo orden y, por 1

desde allí mismo emanar el poder ejecutivo. La disolución de la

Junta Nacional de Gobierno, por tanto, no admitia discusiones,

de que ei Congreso debería proceder al nombramiento de una


reuniera tanto los aspectos legales como legítimos para su constit embargo, la antigua
representación corporativa no había desapa

pesar de avances notables respecto a la representación a partir de los i

individuos, las acciones del Cabildo de Santiago para aumentar de s

doce el número de los diputados por Santiago y, posteriormente,

de decisión que ellos alcanzaron en términos de decisiones tan imp

como el nombramiento de la Junta de Gobierno, produjeron serias

nes y resquebrajamientos respecto a los consensos logrados.

En efecto, el 10 de agosto de 1811, el Congreso procedió al

bramiento de una nueva Junta de Gobierno. Lo hizo en las

287 Discurso de don Juan Antonio Ovalle, diputado por Santiago, en la instalación r

Sesiones de los Cuerpos Legislativos, p.42.


NOENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación
moderna

273

I de milicias don Martín Blanco Encalada, del doctor don Juan José

rn.L.a..”.1,0 1, cie riem Pra nricrn Tavier dei .Snlar verinn AP Cnnrencirin CP

.4”.14140‘,..

-..

Facilitar el pronto despacho de los negocios públicos y ”obstruir

bol inconvenientes que en su propia expedición suele presentar frecuenteonte la unión dei
poder legislativo en lo ejecutivo y judiciario’’288. Doce jrnados de provincias, entre ellos
don Bernardo O’Higgins impugnaqw fiando dei procedimiento e incluso renunciaron a sus
cargos. Para

d aumento de seis a doce diputados por Santiago, sin previa consulta Micïorul,
correspondia fundamentalmente a una cuestión de imponer hetroonia política desde el
centro del país y que ello se veia confirmado, ;xxtisarnente, por la mayoría de votos con
las cuales habían procedido a srìr a los miembros de la nueva Junta. Su proposición (que
con el tiempo ’cru aceptada temporalmente) es que ese Gobierno debía constituirse a
:unir de un acuerdo nacional y representar a toda la nación y que, por ello, Beberia estar
compuesta por un representante de cada provincia de las tres ~entes en ese momento. Por
su parte, los diputados de la capital, alega,on que ninguna provincia podia auto-arrogarse la
representación nacional que el propio Congreso, independientemente del origen de sus
diputados, w. podia actuar en esos términos. Ante los argumentos de don Manuel de
mias que citaba el ejemplo de los Estados Unidos, los santiaguinos serialauri que: ”En los
Estados Unidos de América, el presidente, en quien reside sdo el poder ejecutivo, es
electo (expone el sefior Salas) por todas las pro,ncias simultáneamente, sin atender que, si
como en aquel jefe reside toda a autoridad ejecutiva, así en los tres vocales nombrados ya
para ejercerla en nae reino. Por consiguiente, si aguei es elegido por todas las provincias a
es extensiva su jurisdicción, también estos deben serlo, o al menos por ias representantes
de todas, que es lo que han sostenido justamente cerca Ias tres cuartas partes de los
diputados del Congreso, incluso cinco de la

oncepción’

’289

de! nombramiento Ia Segunda Junta de Gobierno por el Congreso Nacional, en 10 de

11811; en Sesiones de los Cuerpos Legislativos, Tomo I, p.51.


Ermición que, C011 fecha 12 de agosto de 1811, dirigen a sus electores algunos diputados,

los motivos de su separación voluntaria del Congreso; Exposición que, con igual objeto y
en

frtha, dirigió don Bernardo O’Higgins a los vecinos del Partido de Los Ángeles, y Circular

a Ias provincial cuyos deputados han hecho renuncia de su cargo, en 13 de agosto de


L/4

EIJUAHUO CAVII

Los problemas, dentro y fuera del Congreso se fueron

coyuntura más considerada fue la determinación del Cabildo de aumentar el número de


los deputados de seis a doce, hecho qu

minante en la justificación de los hechos que se sucederían. Todos 1

de representación, obviamente, el concepto se entendia en formas (

El 4 de septiembre de 1811, don José Miguel Carrera hizo em

Congreso y en la historia particular del proceso de independencia Serialó hacerlo a


nombre del pueblo de Santiago e indicaba que el

Santiago pedia, entre otras cosas, la separación del Congreso de los

Juan Antonio Ovalle, Domingo Díaz Murioz, José Santiago Por

José de Goicolea, el padre Chaparro, don Gabriel Tocornal, don

guel Infante y don Agustín Eyzaguirre, todos diputados por Sant

don Manuel Fernández, diputado por Osorno. Se le concedió, exc

la persona de Eyzaguirre. Pedia, igualmente, que se redujera el núr

diputados de la capital a seis y que se llenaran las dos vacantes re

con el presbítero don Joaquín Larraín y don Carlos Correa. Que se

a dos el número de diputados por Concepción y que todos los der

tidos tuviesen un solo representante. Ambas peticiones fueron is

concedidas. Junto con la destitución de un par de empleados civiles.

ponía la elección de una nueva Junta de Gobierno, por tres anos, con .1

Enrique Rosales, Juan Martínez de Rozas, Martín Calvo Encalada,

Mackenna y don Gaspar Marín y que se desterrara a Manuel Fere

Combarbalá, a Díaz Murioz y Ovalle a sus haciendas, por seis anos.


Srs. Antonio Mata y Manuel Cruz a Tucapel y a don José Miguel Ir

Melipilla. Todo fue aceptado, al igual que algunos nombramientos v t

se confiriera a don Ignacio Carrera el Grado de Brigadier”°.

El Acta respectiva de dicho evento serialaba que: ”Reunido el

en la plaza mayor, dirigió por escrito varias peticiones...””’. Qué

pueblo y quién era el pueblo? Indudablemente, los contenidos del

to pertenecen a la época y así debe entenderse. El mismo pueblo,

1813; en Sesiones de los Cuerpos Legislativos Tomo I, pp.52-57. ,011 r, • rr 71,,


71 T • / / r rrs rr • r r

Jeszon aet Longreso ivaczonat, en 4 ae sepnemore ae 1511; en àeszones ae ms Cdierpos 1

Tomo I, pp.65-67. 291 Ibidem, p.66.


1 por sus diputados a los ya nombrados el presbítero don Joaquín

1 v don Carlos Correa. Concluía que, ”el convencimiento de las

; que debe producir este movimiento, que generalmente se conside-

una crisis la más feliz y oportuna, uniformó los ánimos, que, sin

cias, convinieron en la ejecución de todas las partes de esta peti-

rx,r1111,—;1,-, ri. 1,- e1;1,111-neldNr eira Lr, 11-“,

em.A.1”..tuti Lola 1t-uuLLIVI1 LU- ll/J 1111/1-11.0.LIAJJ LIA, 10.3 inuv1111/4.14a,


1uo ’iaksil se transó subsistiesen los actuales con la calidad de que, si faltaba o

alguno de esos números, no se llenase el lugar hasta la constitución reino; y los diputados
de la capital quedaron, por eso, en el número de

Ode •

En términos más precisos, independientemente de sus objetivos, el mo

al cual se referia el Acta no fue un acto cívico, sino simplementt fuerza. José Miguel
Carrera había regresado al país a fines de julio de :s11 en unión con sus hermanos, desde
su llegada comenzó a planifiru acción. Se vio apoyado por un grupo de radicales, entre los
cuales estaban algunos de los diputados renunciados a partir de su oposición al número
de representantes santiaguinos. Fue José Miguel el que se presentó, con uniforme de
sargento mayor de húsares, en la plazuela frente al cuartel de artillería mientras sus
hermanos, militares del cuartel, se alzaban al interior de él tomando el mando para
traspasárselo inmediatamente. El num ide avanzó hacia el lugar de reunión del Congreso,
recibiendo el apoyo de gentes que se encontraba en el camino y el documento con el cual
st presentaría ante los diputados mientras los cuatro caúones existentes se emplazaban en
contra del Congreso. Los hechos ocurrieron al mediodía; lo :nteresante debe haberse
producido en el interior ya que, a pesar de haberse aprobado la mayor parte del petitorio,
la asamblea se extendió hasta cerca de la medianoche’.

Al dia siguiente, 5 de septiembre de 1811, la nueva Junta de Gobierno asumía sus


funciones y, en su manifiesto de instalación justificaba lo que lunaba revolución del 4 de
septiembre:

&dem. Diego Barros Arana, Historia General de Chile, Edit. Universitaria, DIBAM,
Santiago 1999, Tomo VIII, pp.279-287.
276

EDUARDO CAVIEA

Cuando una peligrosa incertidumbre de su existencia poliu

a este pueblo fiel y generoso el derecho innato de elegirse un

digno de su confianza, la calidad de provisorio le hacía desear C

el feliz momento en que, reunidos los representantes del

este nuevo sistema una forma estable que lo consolidase y

aquellos principios justos y seguros que proporciona una con

sabia y bienhechora. Mientras se circulaban Ordenes a las

para el nombramiento de sus diputados, los buenos patriotas

pitai meditaban con circunspección las mejores medidas de

el acto más importante de su vida civil.

La ambición del mando, la intriga y las negociaciones no eran

no legítimo sino para entronizar el egoísmo, y, sin destruir la i

variar y multiplicar los tiranos. Sin embargo, la experiencia nos 1

cho ver con dolor que los pasos más vergonzosos y absurdos

ron en mucha parte de los justos deseos del ciudadano virtuo

este triste principio era consiguiente el desastroso resultado de i

Congreso Nacional. Por la naturaleza misma del acto, y provi

del gobierno, estaban excluidos del derecho de sufragar todos

que abiertamente se habían decidido contra la sagrada causa de 1

tria. No obstante, lo que les era negado de justicia, ellos lo consig

por la prepotencia de lo que se emperiaron en su voto. Salió vic

el número de los electores en aquel dia terrible, en que el pue


esclavizada la función más augusta de su libertad, sin gozar ni ou

instruir los poderes, que, por primera vez, ha visto el mundo con

por otras personas que los poderdantes.

Depositado así el poder y la fuerza, y, siendo insuperable la prep

rancia de doce diputados con grave y notoria violación del acta

dada a las provincial, no quedaba al pueblo ni el peligroso consu

reclamar, al paso que no podia dejar de presentir las quejas de k cuya estrecha unión
nunca era más importante.

La apertura misma del Congreso empezó a descubrir ideas comi

a la justicia y libertad de la patria. Allí se proclamó por uno

nada a la Corona de Castilla por el derecho de conquista; y 1

proposición hubiera sido capaz de sancionar el sometimiento

de Chile al usurpador de la Europa, si se hubiese entrado en


ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna

277

lias discusiones de que siempre ha triunfado la pluralidad de sufragios indebidos. A ella


han cedido las resoluciones con que se prohibió al pueblo hasta el derecho inalienable de
representar. Quedó sofocada la formación antes concedida del cuerpo militar de
patriotas. Se han sepultado en el olvido las denunciaciones y procesos del día primero de
abril, disfrutando los acusados de una libertad tanto más insultante cuanto ven
abandonados y perseguidos a los nobles patriotas que más emperiosamente se interesaron
en la instalación del nuevo gobierno, que ellos aborrecen...2”

El Manifiesto terminaba serialando algunas de las manifestaciones más lu-as acerca de la


reorientación de los principies originales que había tomado el Congreso en su actuar: la no
consideración efectiva de que el go. Sterno debiera ser representativo, la no consideración
de los diputados de eorincias, la no consideración de la solidaridad que debería
mantenerse aspecto a Buenos Aires. Concluía con justificaciones respecto al actuar de
los cuerpos militares: había sido el heroico patriotismo que les distinguia, conciliando el
fuego de su entusiasmo exaltado con la juiciosidad de un ciujadano para meditar con la
razón sobre la suerte de la patria. En todo caso, r independientemente de los efectos que la
situación produjera en el futuro, Ia acción tuvo réplicas inmediatas: ”Simultaneamente con
la revolución del .varro de septiembre en Santiago, y obedeciendo a iguales propósitos, se
realiza un movimiento pacífico en la ciudad de Concepción, que produce .onsecuencias
idénticas a las que tienen lugar en la capital. Convocado el pueblo a cabildo abierto en 5
de septiembre de 1811, se protesta contra los actos del Congreso; se desaprueba la
conducta de los diputados por ConzepciOn, y se eligen en su lugar a los sefiores presbítero
don Joaquín Larraín, fray Antonio Orihuela y don Francisco Antonio de la Lastra...”2”
Proclama’. además, una Junta provincial compuesta por cinco vocales: Pedro José
Benavente, Juan Martínez de Rozas, Luis de la Cruz, Coronel Bernardo X”ergara y don
Manuel Vásquez de Novoa. Esta situación llevó, además, a

r** 3lonfiesto de 11 de septiembre de 1811 de la tercem Junta de Gobierno, elegida en 4


del mismo ’ es y afio; en Sesiones de los Cuerpos legislativos, Tomo I, pp.68-70.

Srmin del Congreso Nacional, en 16 de septiembre de 1811. Anexo A; en Sesiones de los


Cuerpos

lé/z/Jhuivos, Tomo I, p.77.


278

EDUARDO CAVIERE

que el Congreso aprobara el cargo de Gobernador político y

provincia de Coquimbo, concediendo a la Junta de Gobierno Na

derecho para nombrarlo. En el mismo mes, y ante estos hechos,

Congreso decretó, en un plazo de 7 meses, el cese de todos los su

en funciones en el país, lo cual daba paso a una nueva organización

del mismo.

En los meses siguientes, el Congreso desarrolló una activa

política-administrativa, pero sin superar los problemas de fondo.

noviembre del mismo afio de 1811, se producía un nuevo movimie

lificado igualmente como una nueva revolución. Al frente, actuó Ju

Carrera, que asumiendo la voz de los comandantes y oficiales de gu

de la plaza, adelantó las nuevas peticiones que a nombre del pueblo

tiago debía considerar la asamblea nacional. Dichas peticiones se

presentes al dia siguiente: habiéndose congregado el pueblo de Sant

Chile, aquella ”parte sana y adicta al sistema actual de gobierno, para

lo conveniente acerca de reformarlo y establecerlo representativo pro•

de todos los pueblos del reino”, acordaron la instalación de una nueva .1

de gobierno conformada por un miembro de cada una de Ias tres provi del país, Juan
Martínez de Rozas por Concepción (o en su defecto Ber,

O’Higgins, quien fue en definitiva quien asumió el cargo), José Miguel 1

rrera por Santiago y Gaspar Marín por La Serena. Que se juzgara

definitivamente a un grupo de vecinos de Santiago, algunos muy influy


como el comerciante Nicolás Chopitea, por perturbadores y atentar,

contra el sistema y las autoridades constituidas. Que se reconocía por 1

telares a los caballeros Carrera, como redentores que habían desplon

a la aristocracia el 4 de septiembre y el 15 de noviembre, desenredando 1

trama montada por los antipatriotas y a los cuales se debía entregar los

altos grados militares con signos distintivos de medallas, cruz u otros.

y otras exigencias fueron además presentadas a cuerpos militares, corno

cuerpo de granaderos, que apoyaron sus términos y agregaron sus prop

peticiones relativas precisamente a sus financiamientos y cuarteles. Hizo 1

propio, en términos de su aceptación, el Cabildo de Santiago29G.

296 Documentos relativos a la revolución de 15 de noviembre de 1811; en Sesiones

Legislativos, Tomo I, pp.185-190.


EPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de Ia representación
moderna

279

El 20 de noviembre, la nueva Junta de Gobierno presentaba su propio

otiesto acerca de la situación. Junto con insistir en la legitimación del wimiento que le
había llevado a la colegiada primera magistratura, hubo relacionadas con algunos
contenidos que pudiesen pensarse como liJos teotes. Por una parte, sosteniendo que el
partido mayoritario dentro del

convem) se había alejado de los principios originales, se senalaba que ”en g, daremos
apuro no tuvieron lugar los principios más liberales”. Por otro lato, si se analizaba más
detenidamente fo sucedido, ”no se había consultado voluntad libre del ciudadano... (y)
aparecia atropellada la representación etneral por la separación de sus prostituidos
miembros”. En definitiva, y lo r Nb importante en términos de un proyecto de nuevo
orden, el Manifiesto wstenia que ”En crisis tan apurada enserió la política que debía
constituisst cn roda libertad cada hombre, ya en su persona, ya en sus dignos
represenuntes; así se verificó el memorable día 16 del corriente, en que, reunida en una
forma apacible la más respetable asamblea, constituido el Congreso en plenitud más
serialada de su alta representación, se escuchó el voto libre &I reino, que unánime aclamó
el gobierno representativo...”297.

Los discursos y propósitos no lograban encauzar el proceso. Difícil es poder evaluar la


situación en profundo y, más aún, las reales, sinceras y profundas convicciones que
guiaban el pensamiento y, en particular, las acciones de los principales líderes del
momento. Entre ellos, este fue el tiempo v las oportunidades de José Miguel Carrera: una
verdadera irrupción en la arena política y en la historia. Se decidió por la patria, por la
independencia, por un proyecto. tEra un liberal consciente, un republicano de convicción?
El actuaba. El 2 de diciembre, los comandantes militares de Santiago, entre los cuales
estaban Juan José y Luis, obviamente en conocimiento de José Miguel, procedieron a
disolver el Congreso y a sustituir sus poderes en el Directorio Ejecutivo impuesto un mes
atrás. Más aún, e14 de diciembre, el propio José Miguel a través de otro Manifiesto
justificaba dicha disolución. Razones? Básicamente las mismas de las acciones anteriores:
”La anarquia

nos devastaba, y la justicia clamaba por el orden. El mal era grave y exigia remedio prontc
El pueblo, tiranizado y sofocado del despotismo, no podia

Manifiesto de k Junta de Gobierno, en 20 de noviembre de 1811; en Sesiones de los


Cuerpos

, Tomo I, pp.191-192.
280 EDUARDO CAV

descobrir la cara para representar su situación. Los buenos pat

1 1 •J __j .I

oan en ei reuro y en papeies anommos, que eran uesarencuaos e

Sus autores se perseguían con pesquisas y amenazas terribles.

ron, por último, los malvados el cuchillo de la perfidia y me

traidoramente la noche del veinte y siete anterior un golpe de

la salud general, contra la vida de todos y anegar la patria en la 5

sus hijos... El ciudadanato en su última agonia política y natu

la tropa, y, no pudiendo ella ensordecer con indolencia a una

tocaba tan de cerca, hizo suya la demanda, le protestó su adhe

formidad de sus sentimientos. Los militares se replegaron en

y, sin permitir que la bayoneta ni el calit5n tuviesen parte en la

libertad, representaron racionalmente los clamores de sus hermano

Concepción reaccionó contra los acontecimientos de Santiago s. caa. bién en contra del
Manifiesto de Carrera. Como Junta Provincial le se* ba muy directamente que su
Proclama era una simple exposición abrem§ de la debilidad y oscuridad de los
movimientos de la revolución. Le rep. çhaba que en Santiago se considerara que los
habitantes de las proviki eran hombres sin derechos y que debían ceder ciegamente a sus
facciones o a sus ambiciones y era enfática en indicar que, por el contrario, ”...Ia pueblos
ya piensan; los pueblos saben medir, pesar y estimar la tendencis la justicia, la
importancia, el mérito de las acciones y sucesos; y, alejadosé humo y de los prestigios de
las pasiones y partidos, juzgan con imparcialidad y con desinterés”299. La Junta de
Concepción defendia la revolueict del 4 de septiembre ya que entonces se había
proclamado la justicia y la ac cesidad y conveniencia de un gobierno representativo y el
nuevo gobiera en tres meses de existencia, hallándose en los primeros dias de su infanak
trabajaba, sin embargo, con dedicación. En cambio, la última revoluàoas la del 15 de
noviembre, había provocado confusión y desconfianza en roda las clases. Sus
justificaciones no eran satisfactorias, el uso de la fuerza laabn sido desmedida, los
comandantes de las tropas al firmar y autorizar banda

298Manifiesto de don José Miguel Carrera, en 4 de diciembre de 1811, en el cual justifica


41à.! del Congreso; en Sesiones de los Cuerpos Legislativos, Tomo I, pp.199.
299 Oficio de la Junta Provincial de Concepción a la junta de Gobierno, en 10 de diria

en Sesiones de los Cuerpos Legislativos, Tomo I, p.205.


DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representas&
moderna 281

usurpado la autoridad y el poder. Agregaba: ”seda un error de cálculo

)Ie el persuadirse que un puriado de soldados puede, en ningún

rr el árbitro de la suerte del reino, alterar a su arbitrio el gobierno, menos trastornarlo’30’


°. Se terminaba solicitando que, sin con-

Ias subordinaciones regulares, se autorizara a las tropas veteranas

,St L provincia a marchar a Santiago a objeto de proteger la libertad y los wetios del
pueblo y la libertad, la autoridad y la independencia del alto ,.*.angteso v otras
autoridades constituidas. Entre otros, como integrante de a luta Provincial, firmaba don
Juan Martínez de Rozas, quien en los meo saguientes seria separado de sus cargos y
enviado al exilio a Mendoza en

• falleció al poco tiempo. Obviamente, el parecer de Concepción no -.0 mavores efectos


inmediatos. La historia del proceso de Independencia -”aba un nuevo curso.

’t.?.ué se puede deducir de la experiencia discursiva de este Congreexistente entre julio y


diciembre de 1811? No mucho, por la falta de arelación más directa y concreta a una
definición doctrinaria de lo que wz. queria. buscaba o discutia. Ciertamente, la palabra
liberal o algunas de adjetivaciones fueron utilizadas en más de alguna ocasión. Pero ello
no =,gnificaba necesariamente una adscripción férrea y concreta a un concepto a un
pensamiento que recién se configuraba y conocía. Prácticamente • se hablaba ni de
revolución norteamericana ni de revolución francesa. cambio, más fehacientes y sentidas
resultaban las apelaciones a la expe-encia histórica de la república romana. Era como el
gran modelo a seguir, .cmpre y cuando se superara la máxima carencia de ella, la de no
haberse ui° una constitución.

El problema es mucho mayor. Lo es desde un punto de vista histoco y desde un punto de


vista conceptual. En un muy sugerente arwulo. Luis Barrón, junto con tratar de analizar el
llarnado mito liberal, oãalaba que la falta de definiciones claras por parte de los
historiadores mpedía conocer con cierta precisión lo que había sido, durante la primera

• del siglo XIX, lin conservador, un liberal, un centralista, un federalis• un monarquista o


un republicano. Sobre el particular, daba una serie de

pp.207.
ae una rorma ae gomerno; io mismo respecto a sus rasgos como un sistema de gobierno
que buscaba limitar el poder.

fia norteamericana de mediados de la década de 1970 habría i

gran aporte para clarificar la cuestión: ”ante el cuestionamient

rescataban el republicanismo como una corriente ideológica

liberalismo, los teóricos de este último tuvieron que esforzarsei

más claramente sus categorías”301.

Para Barrón, durante la primera mitad del siglo XIX, el mo, como corriente de
pensamiento, coexistió con el liberalisr

invierte la relación más repetida: ”El republicanismo llegó a

que el liberalismo, de Europa. Y los pensadores y filósofos polític

rica Latina, en mi opinión, pasaron, al igual que sus colegas

del Norte y Europa, por una etapa de pensamiento republicana 4

posteriormente, surgió el liberalismo. Pero, éque es exactamente d i

canismo y cómo diferenciarlo del liberalismo?” 3Ó2. Para Barrón, prin

republicanismo; después, el liberalismo. Para nosotros, aunque

sin mayor claridad, quizás ambos al mismo tiempo. Necesitaron de t

ceco lento para ir clarificándose. Volvamos a Barrón. jEn qué si das,

En el concepto de libertad. Para un republicano es la no dominación que existen


interferencias de otros, mientras ellas no sean arbitrarias,

mitan la libertad. Para un liberal, la libertad consiste en la no inter

de ningún tipo. Cuando Martínez de Rozas, como Junta de Conc

increpaba a Carrera sobre el uso de la fuerza, hablaba un liberal? Para republicano, el


gobierno debe asegurar que no existan relaciones de do nación en la sociedad y la ley es el
medio que interfiere para ello. El hiena mún es más importante que el individual. Para un
liberal, el gobierno & asegurar la libertad individual y la ley debe intervenir lo menos
posible
I

3°1 Luis Barrón, Republicanismo, liberalismo y conflicto ideológico en la primem mima’ id


141’

XIX en América Latina; en José Antonio Aguilar y Rafael Rojas (Coords.), El repuh

en Hispanoamérica. Ensayos de historia intelectual y política, FCE-CIDE, México

pp.124. 3°2 Ibidem, p. 125.


otros, Barron cita a David Brading, quien pone mayor énfasis

l‘irtud, seãalando que Bolívar estuvo influido por el republicanismo

que no debe entenderse como ”el simple repudio de la monarquia

forma de gobierno, sino más bien la aceptación de toda una filoso-

‘. galar que enseliaba que el hombre sólo puede alcanzar o perseguir .1,1,1 como
ciudadano de una república”303. Y, en este punto sí que el _ de los principales actores del
Congreso chileno y de los líderes que tunifestaron, estuvo marcado, muy fuertemente, por
la búsqueda de la que debia orientar todas las acciones y esfuerzos realizables respecto
,on,trucción del futuro, con Fernando VII o sin el.

logicamente, las distancias entre los discursos y las prácticas siempre dificiles de definir: a
veces se estrechan, a veces se alargan. En los pewdos de crisis, se tensan. Vista en términos
externos, la experiencia del ;cotar Congreso chileno a lo menos estuvo desorientada e
incierta. En outro meses, se pasó de una primera Junta de Gobierno a una cuarta que com
marcada por el poder personal de una especie de tribuno como José Mtguel Carrera. En
dos oportunidades fue violentado legítima o ilegítima:rnte. otro dilema en que el borde que
separa una u otra caracterización :urde ser muy tenue y débil. No obstante, mirado
internamente, sí hubo orientacM que se fue expresando tendencial y mayoritariamente: la
lecesidad de regular la situación a partir de la ley, a partir de una constituam. Nuevamente,
surge la discusión de cuáles fueron las influencias que

ciercieron en tal sentido: liberales?, republicanas?; tla experiencia de los

Unidos?; ela experiencia de las Cortes de Cádiz? Quizás porque no

unanimidad en ello es que la necesidad se hizo cada vez más real y

patente.

La historia Láctica nos entrega como problemáticas centrales del Con-

i.utso Julio-diciembre de 1811, los temas de sobre-representación de Santiago sobre las


provincias y las intromisiones de José Miguel Carrera para

modificar la comrosición del mismo expulsando a quienes él, y su grupo,

n, p. 126-129. La cita a David A. Brading corresponde a Mito y profecia en la historia de

P (1988], FCE, México DF 2004, p.96.


284

EDUARDO CAVIERES1

veían como contrarios a sus aspiraciones. Detrás de ello, estaba aque

no fue, gero que llegó a ser. El Congreso alcanzó a nombrar una Coll

- - que preparara un proyecto de constitución. Juan Egaria fue el enc

redactor. Fue publicada en 1813. Los hechos militares al interior

y los inicios de la guerra con Esparia (más bien con el virreinato der

impidieron su efectividad, pero sus principios y contenidos están ta

dentro de la historia constitucional del país.

El Capítulo I se referia a los derechos individuales del ciudadan

Constitución reconoce que todos los hombres nacen iguales, libres

pendientes; que aunque para vivir en sociedad sacrifican parte de su

pendencia natural y salvaje, pero ellos conservan y la sociedad prot,

seguridad, propiedad, y la libertad e igualdad civil...” y seguían las

nes de seguridad individual, derecho de propiedad, libertad civil e ig

civil. El Capítulo II consideraba el orden y derechos sociales y en su pr.

sección se establecían los principios relativos a la República, a sus fumei,

narios y ciudadanos. El Art. 28 sefialaba que, ”La república de Chile es e indivisible.


Todo ciudadano, en cúalquier parte de su territorio, tiene la mismos derechos y soberania.
En ninguna ciudad, provincia o lugar, ha, ciudadanos particulares. Ningún individuo,
asociación o provincia panicu lar, podrá hacer peticiones a las magistraturas a nombre del
pueblo general si no tiene esta facultad por la Constitución”. El siguiente, fijaba que
soberania de la república reside plenaria y radicalmente en el cuerpo ciudadanos. Estos,
formados en juntas cívicas según la Constitución, repte sentan la República”. Más atira, en
el Art. 37, perteneciente a la sección II sobre educación y costumbres, se enunciaban los
principios fundamentale en los que descansaba la República: virtud y moral:

Todas las virtudes hacen feliz a un estado; pero el físico v moral dx cada pueblo, y los
principios de su Constitución, exigen más com( en sostener algunas particularmente. Tales
son en esta República, e espíritu de fraternidad y la mutua generosidad en apreciar unos
ciuda danos las virtudes y talentos de otros; en radicar un genio laborioso dirigir el lujo
de los particulares a la felicidad pública. Formado sobn todo como su carácter nacional, de
la justicia, moderación, buena k respeto a la religión, a las magistraturas y a los padres. La
ley pondn siempre los premios de comodidad y opinión al inmediato alcance dx
ELA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los *enes de la
representación moderna

285

estas virtudes, para transformarias en costumbres. También protegerá la industria


sostenida de la agricultura como principio y manantial de la riqueza nacional. En
inteligencia que no hay ley útil sin un principio de actividad, que cuide y sostenga su
ejercicio, siendo esto más necesario en los países donde se va a formar el carácter y donde
algunas causas fisicas pueden inclinar a la inercia3°4.

Si en los articulados anteriores, los énfasis liberales y republicanos estaban compartidos,


llama la atención él Título III de la Constitución, De bs ciudadanos, según el cual se
declaraba por tales, en cuanto a vivir bajo Le protección de las leyes, garantizar su
libertad, la propiedad y la seguridad, disfrutando de los beneficios públicos y sociales, a
todos cuantos habitantes contuviera la republica, con tal que contribuyeran con su
persona’y bienes a las cargas y defensas dei Estado y observaran las leyes, costumbres
y religión dei país. No obstante el desarrollo del título en cuestión era mucho más
complejo, no sólo por una serie de divagaciones respecto a los méritos cívicos, sino
fundamentalmente por sus acápites respecto a las castas y a los esclavos. Y en ello, se era
muy determinante. Según el Art. 78, ’todos los hombres son iguales delante de la ley; pero
esta se halla impotente muchas vetes para corregir la opinión”, lo cual se trataba de superar
a partir de la conjunción de factores consanguíneos y de herencias biológiC7S. En cambio,
sí, se era muy determinante en definir por el Art. 79, que ’entre indios y esparioles no hay
contribuciones, ni privilegios distintos”. En definitiva, constitución liberal? De ninguna
manera desde un punto de vista laico. La Constitución, en sus líneas iniciales apelaba
directamente a la religión católica: ”En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo”.

Los hechos políticos y militares que se desarrollaron a partir de la disolución dei Congreso
y desde comienzos dei alio 1812 derivaron el proceso bacia mayores acciones concretas
por sobre la discusión de ideas y proyectos de carácter doctrinario. El giro más
revolucionario dei gobierno y de la dictadura de Carrera, el deterioro de las relaciones con
el Pedi y los primeros

’” bora° de Constitución para el Estado de Chile, compuesto por don juan Egaha,
miembro de la s:agetirión nombrada con este objeto por el Congreso de 1811, y
publicado en 1813 por orden de la MI4 de Gobierno; en Sesiones de los Cuerpos
Legislativos, Tomo 1, pp. 212 y ss.
286

EDUARDO CAV

intentos militares de este para sofocar cualquier intento de

las diferencias cada vez más claras entre el mismo Carrera con

pusieron la situación en nuevas dinámicas. No obstante todo

esencial, desde ese Congreso de 1811 siguió resonando los ecos de a

voces que desde alli expresaron ideas y proyectos respecto a la con

de un régimen que debería ser liberal, pero que se quedaba en

una República, que no era la monárquica sino una nueva confori

individuos virtuosos, libres e iguales. Obviamente era el proyec

mente se estaba lejos de ello, pero ya no era un puriado de hombn

lo pensaban, sino era casi todo un movimiento.

De todas maneras, se trató de un proceso complejo y difícil de c

y no se trataba de luchas entre comerciantes y hacendados, ni entre(

o incrédulos, sino concretamente entre quienes veían los aconte

como peligrosos al orden existente y quienes buscaban cambiarlo I

vamente. El Redactor del Semanario Republicano, de una fugaz

durante el afio 1813, en uno de sus números se referia a la Con

de 1812 y le restaba no sOlo legitimidad, sino también contenidosl

deramente republicanos. Serialaba que el dia 27 de octubre de 18

había irrumpido en el Consulado forzando a firmar el documento (

consagraba y a los pocos dias salieron ”a la oscuridad de la noche,

clase de disciplinantes, que azotaban cruelmente a todos aquellos

habían rehusado a suscribir la Constitución”. Este mismo personaie, 1


participado de dicho grupo, pero al poco tiempo se encontraba

por las manifiestas contradicciones de aquellos que estando íntit

persuadidos de la utilidad de ella, la viesen como lo más sagrado a

”Los derechos del Pueblo fueron hollados descaradamente en aque

de suscripciones; y de la misma suerte es injusto y criminal el que

tales atentados, como el que después de cometidos pretende defei

Los Reyes de Esparia jamás se burlaron de sus Pueblos con el descaro (

autoridades de nuestra Constitución. No es que el redactor fuese i

mucho menos. Muy por el contrario, era un verdadero republicano.

maba que el Congreso se había disuelto bajo el pretexto de que los 1

no sabían acerca de lo que hacían al momento de elegir sus diputados:

¡Qué diferencia de nuestra autoridad a la de los Estados Unidos de ,

Nosotros somos tratados como unos entes miserables, y los otros son
PENDEN C IA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de Ia representación
moderna 287

como hombres libres. Si quico hacerse una cosa legítima y digna de

ostenta popular, èpor que no se hizo a la manera de Norte América, por buscar el ejemplo
más lejos?”. En Chile, la Constitución, el Gobierno, el waido v el Cabildo de esta Capital,
tenian una nulidad insubsanable. Todo 9,,,,,x410 surgido de la violencia, nunca puede ser
legitima”5.

prueba de lo anterior es lo que se pensaba acerca del Senado, instituam que había derivado
del disuelto primer Congreso, pero que no todos a, integrantes podían pensarse como
depositarios directos de la voluntad pueblo. Su objeto era el ser una magistratura
intermedia entre el Gosto° v el propio pueblo con funciones destinadas a sostener los
derechos jt ambos. A pesar de su gestación, se le reconocía la aceptación pública apto en
términos de haber asumido la guerra como igualmente el bienestar temo. En octubre de
1813, en medio de una crítica situación política, y ;un resolver la presidencia del
gobierno, convocados los tribunales, cormraciones y prelados de la capital, prueba del
carácter republicano que ias conductores del proceso buscaban alcanzar, surgieron nuevas
posiciones divergentes que dividían los debates públicos y según El Monitor Araucano,
watindose ”acerca de la innovación o permanencia del orden actual de las ,nsas; dos
optaron por la convocación popular, otros no la hallaron convemente en las actuales
circunstancias”, pero todos alcanzaron unanimidad en

el Ejecutivo y el Senado deberían actuar con absoluta independencia y ,IJC se debería


convocar con prontitud a un Congreso Nacional306.

En esa sesión del dia 16 de ese mes de octubre fueron don Francisco

uü.Tagle y don Manuel Aros que no estuvieron de acuerdo en convocar

Pueblo a elecciones. Por su parte, con un discurso elocuente y con térmi-

y contenidos muy precisos respecto a sus significados revolucionarios,

el permanente uso de conceptos como el de ciudadanos, padres del

o, etc., uno de los más fervientes defensores de llamar a elecciones fue

ador Camilo Henríquez: li voto de que se convoque al pueblo para que elija con libertad a
sus

emantes, y decida de la cesación o permanencia del Senado, supo-

anario Republicano, No 10, 9 octubre 1813, p.75.

fonitor Araucano, No 81, 14 octubre 1813, p.308.


288

meei

ne la nulidad de la Constitución provisoria y es una me

en la crisis actual307.

Henríquez argumentaba que en el momento de la invasión ,

go había sido nombrado General en Jefe del Ejército don José

rrera y haciéndose indispensable su partida, el Senado sustituyó sul

nombrando para el poder Ejecutivo a su hermano Juan José. Por g

había sido su parecer que se pusièra la autoridad suprema en un

bre, lo que significaba elegir un dictador. Todo lo que se había 1

tuvieron de acuerdo a las circunstancias, sin que hubiese reacción 1

de la población. Esas circunstancias ya no existían, pero la exi:

Senado era también incompatible con la crisis actual. La Repúbli

otras, debería simplificar su gobierno. Tanto el Senado como el

de gobierno, no tenían legitimidad:

El en todas sus partes es nulo. Sabeis que los que lo for

obtuvimos para ello poderes del pueblo. El fue obra de cuatro;

Nosotros hicimos lo que entonces convertia. El fue suscrito,

bertad. Entonces se expuso al público en el Consulado un cartel enq estaba la lista de los
nuevos funcionarios y este cartel fue suscrito

miedo de la fuerza. Hablemos con libertad; esto me manda mi (

índole y empleo. No hubo elección libre; y si no hubo elección lib

suscribió por temor. Hasta cuando sostenemos en los dias, que

damos de libertad unos procedimientos desusados y no conocidos e


los mismos pueblos que llamamos esclavos... Convóquese al pueblo.. Hágase la elección
por votos secretos para que sea más libre...”

El Regidor don José Antonio de Irisarri argumentó que nadie pode dejar de confesar la
nulidad de la Constitución y de las elecciones dei go bierno, senado y cabildo, todo obra
de la violencia y la arbitrarieda0 se inclinaba por un gobierno interino nombrado por los
sufragios dt 1 capital y la suspensión de la Constitución hasta que fuese posible llanu a
elecciones generales. En semejante posición estuvieron los regidores doe Silvestre Lazo y
don Matías Mujica, mientras que don Miguel de Osi

307 El Monitor Araucano,N° 83, 21 octubre 1813, p. 613, 308 Ibidem, p.614.
NUA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los orígenes de Ia representación moderna

289

ar general de la ciudad, don Anselmo de la Cruz, pensaban

haber elección, con participación del pueblo, para llenar el

n to de un vocal en la nueva Junta y uno en el Senado. Más ra-

José Manuel Guzmán se inclinaba en que ”era de necesidad

al pueblo en libertad para que eligiese gobierno, senado y

” y, el también regidor don José Maria Rozas, agradeciendo el que

t a los hombres hablar con el corazón, dijo también que se con-

E 10 para que procediera a elegir libremente a sus funcionarios.

cretario don Timoteo Bustamante, y el cOnsul don Agustín

ido la nulidad de la institucionalidad vigente, esperaban me-

para un proceso eleccionario. El senador don Juan Egatia

voto de José Maria de Rozas protestando haber seis vocales

bierno cuando no era necesario más que tres. Los Regidores don

Hermida y don Juan Francisco Barra apoyaron a Camilo Henrí-

al igual que los alcaides don Jorge Godoy y don Joaquín Trucios, el

1 don José Mariano Astaburuaga y los prefectos José Maria Ugarte y

Francisco Javier Errázuriz. En la misma posición estuvieron el diputado

ïr minería don Feliciano Letelier, el Comandante de voluntarios don José untiago Luco, el
coronel don Manuel Barros, el prefecto don Mariano Lai.bre y el Brigadier don Ignacio de
la Carrera. Los prelados de la Merced, Nan Agusrín, San Juan de Dios y Santo Domingo y
el Padre Custodio de \in Francisco, fray E Bauza, estaban conformes con la elección
popular, -icnrras que el Comandante de Artillería, don Luis de la Carrera, emotiunente,
dijo que ”conocía la nulidad de la Constitución, del Gobierno

dei Senado; pero que creia que era conveniente no hacer novedad en
no se separase el Gobierno del Senado, y que sólo se eligiese por

aos el vocal que faltaba en el primero. Dijo enseguida, que é!

onendía, que toda la mutación que se trataba de hacer, era para que su

familia, que tiene actualmente la fuerza, no se hiciese más formidable al

pero que desde luego él aseguraba sobre su palabra de honor, que

=fio que se concluyese la actual guerra, o antes, dejarían él y sus hermanos

a mando de las amas, y se irían fuera del Reino”, palabras apoyadas por

. .

;o don José Antonio Errázuriz. l’articiparon también de la dis-

ideas más o menos semejantes, los Jueces de apelaciones don

Tocornal y don Ignacio Godoy y el Decano de ese tribunal don


290

EDUA

Lorenzo Villalón. Al tiempo de leerse por el Secretario don Ma

las cuentas de la votación, hubo quienes se retractaron de su pr

vención inclinándose porque todo continuase como estaba al

pero en general quedó el compromiso de buscar la mejor opor

convocar a elecciones generales3”.

El dar a conocer lo sucedido en esa sesión tan importante

poraciones, suscitó un debate público en que no faltaron los

redactor del Semanario. Este, don José Antonio Irisarri, contestO : mitiéndonos saber algo
más acerca de su pensamiento político:

...Diciendose que es un faccioso, es muy cierto que lo es, si

se entiende, como creo, ser del partido del pueblo, y muy cont

despotismo y de la arbitrariedad. El jamás ha pretendido en rentas; el ha servido en cuanto


le han ocupado sus conciuda

aspirar a otro premio que al agradecimiento general; el no

bre rico, ni tampoco es un grande caballero; pero siempr

abierta su bolsa para socorrer las necesidades de la Patria, a 1

más pudiente. El jura desde ahora, por lo más sagrado que

Cielo y en la tierra, no admitir jamás empleo público, de 1

•11 , •1 1 1 1. 1 1

renta: ei na renunciado los que tema y solo pretende aeaic

hoy a escribir bien o mal, como Dios le ayude, sus pobrecillos

rios, que no dejan de hacer su labor. El único defecto, que se con si mismo este faccioso,
es ser algo aficionado a escribir. Dios lo
con bien, y le libre de las contestaciones ásperas, que suele tr

ejercicio.

En cuanto a las miras siniestras, que se le achacan, dice, que

más salado del mundo. El que pretende en un sistema liberal que

el pueblo los derechos usurpados, tiene miras siniestras, y el que se

las tiene justas. Yo soy el más salvaje de todos los escritores. A mi me

que el serior General del Centro del Ejército Restaurador, don Jc

Carrera, ha llorado mil veces la suerte de su patria, y no desea ocra

restituirle la libertad que ha perdido. Diremos también que este

3°’ El Semanario Republicano, N010, 9 octubre 1813, pp. 81-86. La publicació

una discusión pública acerca de su redacción; ver pp. 87-88.


LAWDEPEI

NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación


moderna 291

ras siniestras. Llamemos de una vez siniestro a todo lo justo, y sali-

.as las dificultades.

_El Seminarista es un hombre; su patria es el mundo, su porte el que todos saben; su


anagrama Dionisio Terrasa y Rejón, algo conocido en los diarios de Méjico; y su
verdadero nombre es... Antonio José de Irisará`10 Quizas esta discusión corresponde a
uno de los momentos más im..,,nantes habido en este proceso de discernimiento doctrinario
ocurrido :arante la Patria Vieja. Al mismo tiempo, da cuenta que, por sobre lo
con♦tfniente a la vida social y económica propiamente tal, incluso sobre los pautes
políticos y militares, de todos modos hubo un grupo de intelec-. Ntles o patriotas que
seguían pensando en los problemas concernientes omanización de un nuevo orden basado
en una forma más moderna de ..,rganización institucional basado en un sistema que
podemos llamar como rtoro-electoral y que nos refiere, nuevamente, a nuestro gran tema
de la nresentación.

En noviembre de 1813, en medio de las incertidumbres del proceso y amenaza realista, se


publicó la Convocatoria para un Congreso Nacional, :na decisión y un instrumento que
mostraba los avances logrados y unas neiores perspectivas respecto a las bases doctrinales
de la conformación un sector tan importante en el funcionamiento del nuevo Estado en

cesución:

Este gobierno jamás tendrá el arrojo de imponer leyes a la voluntad soberana del Estado
legitimamente reunido; pero si el consejo de unos hombres que han merecido vuestra
confianza, que se han consagrado a la felicidad general, y que hoy hablan por la
experiencia de los sucesos pasados, merece alguna aceptación; os ruega que organicéis los
poderes, de modo que vuestros representantes vengan Unicamente con el objeto de formar
una constitución permanente, y no a entorpecer, y

ocupar su augusto ministerio en decretos provisionales, y leyes sueltas e inconexas,mue


después sea necesario revocarlas por inadaptables al

todo de una constitución. Este defecto, y los partidos de las eleccio-

, p.89.
292

EDUARDO CAV

nes, han sido siempre la mina de los Congresos. Dos, o

acompariados de la experiencia de los sucesos, sobran para 1

constitución... Acordaos pueblos, que toda la serie de vue

sin exclusión de la actual guerra, tienen su origen en Ias

suscitadas en el anterior Congreso sobre elegir el cuerpo eje

Desea pues el gobierno que al siguiente dia de instalado el

mandeis elegir los tres individuos del Poder ejecutivo, y que del

cuerpo del Congreso se nombren cinco representantes que I

comisión permanente para trabajar el proyecto de constitucid

presentarán en cuarenta dias, cuya comisión será al mismo 1

Colegio de censores, o Senado consultivo del Gobierno.

consultarán los mismos negocios de que hoy está encargado

do; y cuando el gobierno halle por inasequible seguir su dic

quedará la facultad de convocar extraordinariamente todo el 1

para que resuelva el asunto consultado.

Art.1: se calificarán para electores y podrán ser diputados en el

greso, todo chileno, todo americano de las Américas espafiolas

afio de residencia en Chile; europeo con carta de ciudadanía y

otro extranjero que la tenga, para todos 23 anos o que se juzgue

temente que los tienen; que sepan leer y escribir, y además

algunas de las siguientes cualidades: ser empleado público de i

que no sea indecoroso, cuyo sueldo se tase en 300 pesos en Ias i


cias y de 500 en la capital, o cuyo ministerio aunque no goce su

honrado, y de consideración; todo militar miliciano o veterano, de á

rez inclusive para arriba; todo propietario rústico o urbano cura

dad llegue a seis mil pesos en la capital y a 3.000 en las provincial: t

comerciante que pague cabezón; en Santiago 10 pesos anuales:

ción y Valparaíso a 8 y a 7 en las provincias; todo doctor o bachilkr. t’ maestro público


(que no sea regular) de profesión literaria; los maestros mayores de los oficios; los que
tengan, ministerios públicos con pago. o emolumentos, que se regulen en 500 pesos en la
capital v 300 cri to

provincias; todos los eclesiásticos seculares de Ordenes mayores;

por el comercio y propiedades resulte que reunidos estos ramos

algUn individuo un capital de 6.000 pesos se le calificará tambiéni


NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Rdgimen y los origenes de la representación
moderna

293

1 211

cinctor en la capital y .J.UUU en ias provindas

En onero del afio siguiente, una nueva publicación en el mismo Seemilk, firmada por Cayo
Horacio se referia a lo que se entendia y debía

tsoderse por gobierno representativo:

cori el pasado congreso, icitie se entendia por gobierno representativo? ui poder ejecutivo
compuesto de tres personas representantes de sus respectivas provincias, Santiago,
Concepción y Coquimbo, elegidos cada uno por su respectiva provincia. El objeto de los
que pretendían organizar así era impedir que una provincia tuviese en la administrajori de
los negocios más influencia y preponderancia que otra y esublecer una especie de
equilibrio. No advertían que dos de los tres podian unirse entre si. El poder ejecutivo no
siendo más que el prime• magistrado de la república, no puede representar esta soberania
que en iodos los pueblos libres está representada por el Congreso, parlamento asamblea
nacional, ejemplos de USA e Inglaterra 312.

Lis elecciones se llevaron a efecto a comienzos de febrero de 1814.

de los diputados representantes para el nuevo Congreso Nacional

1 1, .1 1 .1 ,

:se esperma convocar, y que habian sido elegidos, tueron:

r Talca: Don Ignacio Opazo y don Dionisio Cienfuegos; suplentes don

no de la Cruz y don Juan de Dios Castro.

Curicó: don Antonio José de Irisarri y don Silvestre Lazo; suplentes:

Antonio Lavín y don Antonio de Hermida.

r San Fernando: don José Maria Vivar, don Juan de Egaria; don José Gre-

) Argomedo, don Miguel Eduardo Baquedano; suplentes, el licenciado

José Agustín Ogalde, don Pedro Ovalle, don Juan Agustín Jofré y el

ciado don José Maria Villarreal.


caso ria para el Congreso General, El Semanario Republicano, 27 noviembre 1813, pp.

r el Congreso Representativo, El Semanario Republicano, 1 enero 1814, pp. 87-88.


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295

_ _........ . `”L-1Monitos /lrzusctarra, N° 20, 1 -.r>

Las tradicionales y anaievas relaciones Estado — Iglesia.

,a la Independencia, y aàn antes, en pleno proceso bacia la

asomaron los problemas de fondo. Uno de ellos, la relación libera-

ima Ilusireión-Iglesia, fundamentali-nente desde el punto de vista de la

ión de esta última en lo referido a hombre-ctlerpo social y Estado. Lia-

^� la atenc_,3n que Simon Collier se refiera ai planto cri sólo dos ocasiones

que Salazar, en variadas oportunidades, registra el hecho de que

v curas santiaguinos o de provincias sin tener una clara represen-

de la Iglesia como institu.ción, estaban permanentemente particien ei debate


político de la época o eran convocados por el gobierno

ó a ser elegidos como representantes ai Congreso, por ejemplo,

ra hay continuas alusiones ai papel de frailes y curas; O’Higgins

en desarro11ar intervención electoral apoyando o determinando

curas de curas ai Congreso3

este punto, parece fundamental el tratamiento de lis secularización

te de ) Revolución francesa, particularmente respecto ai rol y

Azar, Conscrucción da Escado an Chile, 1800-1837, Sudamcricam , Sariciago 2005,

165-166
a las fidelidades que deberían prestar los religiosos, primero al

después a la Iglesia, y, cómo ello es presentado, por ejemplo, a

la Aurora de Chile y discutido en términos de ser primero religic

pués ciudadanos o viceversa. El mismo Juan Egatia, católico ard

convencimiento absoluto respecto a un Estado republicano func

catolicismo, pensaba que la religión debería ser medida por su

ción a la conservación de la República. Serialaba que, ”si algunos

por escrúpulo y poco conocimiento creen que el Estado no debe

moralidad sacerdotal y que puede dejarla en anarquia, tengan pr

la religión y el sacerdocio existen para los hombres, no para la

que no los necesita... [concluyendo que] un Eclesiástico es un Ciu

y en su arreglo civil y moral depende de su Gobierno, que por su autorkild civil y por el
derecho de protección debe extirpar cuantos abusos comia. pan al cuerpo y los ciudadanos
con tal que no toquen los misterios’’’.L situación ya se había dado en la propia Espana. En
las llamadas guenta de Independencia de 1808 a 1813-14, el clero tuvo enorme
participacià no sói() por su división entre jansenistas y no jansenistas, entre liberalest
progresistas, entre el clero jerárquico y los curas de pueblo, sino en c-uanas a
particulares sentimientos y sensibilidades. Los curas de misa y olá, cata. pesinos, aunque
faltos de teologia, tuvieron una experiencia revolucionaria importante316. Esta situación,
poco o casi nulamente estudiada en el caso& Chile, merece una atención especial.

El 20 de agosto de 1810, por ejemplo, el mercedario Fray José’ Maria Romo pronunció un
sermón que al menos significó una rápida reacción del Cabildo. Dirigiéndose a sus
fieles, sefialaba que el

espiritu revolucionario y altanero que reinaba en muchos chilenos, crevéndose


verdaderos patriotas, no hacía mas que desnudar el cuello de la patria para ser degüellada.
Nada embarazaba mas la salvación de la sociedad v ningutu podia acarrear mayores
males. Para una alteración de tantas consecuencias.

315Citado por Vasco Castillo, La creación de la República. La filosofia pública en Chile,


1810-18.*, LOM, Santiago 2009, p.48. En Ia misma obra, el mismo autor desarrolla más
extensamentr6 tema en pp. 45-49.

316 Gil Novales, Alberto, Política y Sociedad, en Manuel Turión de Lara, Historia de
Eip.tita.
VII, Labor, Barcelona [1980] 1981, pp.267.
costia• orden de la península y, por una sola ciudad, la de Buenos Aires,

a seguir su ejemplo cuando debería seguirse al Perú, a Méjico, ((vide° y otras ciudades y
plazas que se mantenían fielmente ()belo, ics a sus legítimos superiores. Se preguntaba:

;Es posible que solo en nuestro pequerio Chile se hallen hoy los tt rdaderos sabios, los
verdaderos políticos, los verdaderos patriotas i que todas las demás provincias de
América, esas dilatadas províncias populosas ciudades, no sepan lo que hacen? tNo es esta
una vergontosa soberbia que merece los castigos del ciclo?

Pero aun cuando vuestro proyecto fuera justo por si mismo, saía también por sus
consecuencias? tCuánto duraria este nuevo gobierno en vuestras manos? Lo podríais
conservar por muchos meses, i aun quizás por muchos anos, para entregarlo, después de
parada la guerra de Esparia, a su legítimo soberano, caso que este sea vuestro
pensamiento? Cómo, pues, ioh chilenos! si sois sabios, no advertis que es mejor i mas
acertado tomar todo los medios para aplacar a Dios, que tan irritado le tenemos, i para
merecer su protección, pues con ella todo lo tenemos i sin ella no habrá mal que no venga
sobre nosotros?317

Como está dicho, el Cabildo reaccionó inmediatamente y escrial Presidente del Gobierno
serialando que todo el pueblo se hallaa escandalizado con la prédica de la noche del
miércoles 19 ya que se le -.là tratado de tumultuoso e infiel, que tenía planes de
independencia y lue trataba de hacer una Junta de Gobierno para colocarse en los empleos
lir los mismos dirigentes proyectaban, agregando que el resultado seria el Laqueei de
casas i templos, el asesinato de muchos y una total insubordinaim i perturbación de la paz i
tranquilidad públicas. Para el Cabildo,

fueron tantos los horrores que habló aquel religioso, que muchos sujetos de probidad,
sorprendidos i escandalizados, quisieron salir de la iglesia, i por atención de la religión no
lo hicieron. En concepto de este religioso, nan sido tumultuarias todas las Juntas
establecidas en

kfronunciado por el R.P. Fray José Maria Romo en la Iglesia de la Merced el 19 de agosto
de

,cción Historiadores y de documentos relativos a la Independencia de Chile, pp.107-108.


298

EDUARDO CAV

los reinos de Espana, que ya no tienen otro gobierno, i Ult

la de Cádiz... Aquella cátedra dispuesta para repartir el

lico se ha hecho el teatro donde se insulta a este pueblo

parece que ya no hay otros delitos que remediar, ni orra

enseriar que la del estado i fidelidad”318. El Cabildo se preguntaba si habrían de quedar


impunes

y pedia al Presidente que, sin pérdidas de instantes, se hiciera 1

vista aquel sermón y se mandara aplicar al padre las penas

ordenando se pasaran oficios a todos los prelados de las rellE

que en adelante no se tocara directa ni indirectamente esas mate

púlpitos.

Obviamente, desatándose la situación respecto al fin del gob lonial y al establecimiento de


la Junta Nacional de Gobierno, el

de fondo se mantuvo. El 23 de julio de 1811, en las instrucciones

el Cabildo a los diputados de la capital en el Congreso, en el prir

se consideraba la participación de religiosos en la vida pública. De

Dos clases de hombres componen todas las poblaciones: a 1c

trados de Chile se hace creer que la promoción de un ecle

destinos políticos, importa una declaratoria de faltar conocii

fidelidad en el secularismo, injuria trascendental al reino entero,

noticia traspasará sus limites. El chileno es por carácter leal v

y estudiándose una moral escrupulosa, no es imposible com

que un cura no puede separarse de su feligresía, a no ser que lo


circunstancias fortísimas. Chile puede atender a toda su obra de

a los sacerdotes en el altar319.

Más aún, desde la propia Iglesia surgieron posiciones muy

respecto al papel que los religiosos debían jugar en las nuevas coei

políticas que comenzaban a experimentarse. Así por ejemplo, el

cano Fernando Garcia presentó un plan de reformas ante el Congro

318 Queja del Cabildo ante el Presidente por Ias expresiones vertidas por el Padre Ron

sermón, Santiago, 31 de Agosto de 18102, Colección Historiadores y de documentos

Independencia de Chile, pp.109-112. 319 Cabildo de Santiago 23 de julio de 1811.


’ENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna 299

un listado de 32 proposiciones que deberían ejecutarse para un obierno. Entre cilas,


proponía medidas administrativas o de gobier-

nor eiemplo, que se transfirieran, v sin reservas, las facultades de

ork „gore al Obispo Andreu; que se tomara exacta cuenta de los bienes

temporalidades, recaudándose las dependencias y poniendose en públi

abasta las haciendas no pagadas para agregar sus caudales a tesorería

tocrai; que los curatos rurales se dividieran y proporcionaran de tal ma-900 que, a cada
párroco, le correspondieran no más de 3.000 feligreses; ote dichos feligreses, fuera del
pago de las primicias, quedaran exentos de pvr por bautismos, casamientos o entierros;
que todos los conventos y fflonaste rios deberían exhibir al gobierno una puntual razón de
sus rentas y tntradas anuales para calcular a cuántas personas podían mantener y que,
por un tiempo, no se permitiera entregar hábito alguno; que ningún con‘ento pudiese dar
ejercicios a seglares y que para los actos interiores de la oxounidad y claustro, no se
tocaran las campanas de las torres. Junto a estas medidas, se proponían otras claramente
de carácter político y que tocaban a Ias relaciones Iglesia-Estado: que en las religiones no
tuviesen efecto alguno ordenes o patentes de los prelados generales durante el estado
actual de ia Europa; que siendo perjudicial a la población una indefinida multitud de
personas consagradas al estado clerical, no se permitiera recibir nuevas ordenaciones
salvo en casos precisos y atendidas la necesidad de las iglesias; que los cletigos y frailes
europeos estuviesen suspendidos de confesar por ia influencia manifiesta que podían
ejecutar en perjuicio del actual sistema; que del Colegio de San Diego fuesen confinados a
conventos distantes los frailes Caso, Agudo, Ganoso y Sagastegui, por ”ser enemigos
declarados dei presente gobierno y que con escandalosa audacia insultan a los que se
manifiestan adheridos a él”32°.

De entre las Ordenes existentes, que los franciscanos fueran los más realistas es una forma
de ver el problema. En la realidad, dentro de la Comunidad, no faltaron patriotas bastante
convencidos. Tadeo Cosme fue Custodio de Provincia durante las seciones del Capítulo
General de 1806; à partir de 1810 se desemperiaba como Ministro Provincial de la
Provincia

puniaMan de reformas gubernativas presentado al Congreso de 1811 por el padre


franciscano Fray

Gorda; Sesiones de los Cuerpos Legislativos, T. I., pp. 355-356.


300

EDUARDO C~e)„ir çNDENCI

A, In _ _

Concepción, 11

mau y, en 1811, desde

uculLi3n,51. 11 11111 regular que respondia a la orden de la Junta de Gobierno -

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(lei Yrimer Congreso — dno,

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cucu, uc roiam, apoyó al DoctoroFs roafiycBiousendaçv: Aránguiz, chileno, para ocupar


la primera sitia de I e”

fraile considerado por los realistas como un individuo peligrosoe a

Aránguiz salió

tusiasmo hacia las nuevas ideas. En 1813, Ar ’

peligroso por

elegido Provincial a partir de las disputas entre la porción espafiola y la

chilena de la Orden, situación que le enemistó profundamente con Este pasó a tener gran
relevancia en el período de restauración y, a tal punto, que facilitó la persecución de los
franciscanos patrio, consecuencia de ello, el fallecimiento de propio Aránguiz, al cual le s
Fray Joseph Xavier de Guzmán quien, después de una penosa peregri, a través de algunos
de los conventos de la Orden pudo volver a S inmediatamente después dei triunfo patriota
en Chacabuco en feb 1817:

Deste memorable día ya todo fue para mí alegria, gozo y con pues terminaban mis penas,
mis cuidados y trabajos, y se acab sustos y zozobras. A los tres dias subsecuentes fui
llamado dela para presidir la Provincia, que en fuerza de la ley me correspon.1 20 dei
mismo mes me puse en camino (desde San Pedro de Alc’ para Santiago. Seria vanidad
—comenta— en referirme el por m los aplausos y demostraciones de júbilo con que fui
recibido en lia ciudad, como si yo hubiese sido el autor de la victoria, y la complacencia
y particular alegria que manifestaban en su sem, todos los religiosos mis hermanos al
tiempo de abrazarme re la obediencia321 .

La situación, presente en todas las Ordenes, no dejaba de ser con1,. En el caso de los
franciscanos, fidelidad al Rey, ”pero tarnbien res

EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación moderna

301

política, elementos que en si se comple-

’ClIOS de ia

norque ser opuestos o contradictorios. La fidelidad al

r -• 1 1 1 . • • , • 1

.■•

y •— „„inadeCe con los derechos cte acomumuau puinica Cblit Ict

111—tn rst-d, íltle-1/11-1

UCUICI011 VIV11 1111c1

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se cu’’’ r -rp:2 agMuueiCilloOgSuterasnigcnisic.fi

caba la colonia, a la que pertenecían, y

en todo .

•=, tendencias independentistas de las cuales pasaban a ser actores.


nana.

1-12blar. de Posiciones únicas de la Orden,

n definitiva, no c. . AP actitudes personales, en algunos casos muy contradicto-

Enci, 4 —

muy

.-

ntrii

rilito el caso ya serialado de Tadeo Cosme, trente a cuai se puecten

1TT• -1:

crar

”’Citado por Hugo Rodolfo E. Ramírez Rivera, El ministro Provincial Fray P(1” C°1*IM

— o Ç.ntizzo 17.1,1

para su biografia 1810-1821, Publicaciones del Archivo Franciscano, IN- 10, 7; los
datos del párrafo anterior se encuentran entre las pp. 3 y 7.

N■

como ei caso ya los ejemplos del conocido Fr. Melchor Martínez de Urquiza, realista

intelectual, y en la otra vereda los ya citados Aránguiz,

zran capauuo.,, cuenan, Fernando Garcia o el mendocino Luis Beltrán, quizás el religio

mas destacado en el proceso de Independencia por sus claros aportes ei campo militar,
participante de las acciones bélicas en la Patria Vieja, (abalando posteriormente para el
Ejército Libertador y participando en la propia independencia del Pedi.. Sus mayores
aportes estuvieron referidos a organización de las maestranzas que surtieron de armas,
calzados, arreos raros elementos a los combatientes323. Por otra parte, Fray Joseph
Xavier de Guzmán y Lecaroz, fue tremendo y decidido defensor de la Indepen&ncia.
Estando en el claustro de la Universidad de San Felipe, el 17 de dmbre de 1817 escribió
una violenta Proclama llamando a defender la paria. Decio.:

Si os merece alguna confianza el Gremio a quien habéis confiado la trucción pública del
estudio de vuestros derechos, os anunciamos en nombre del Supremo Autor de la
naturaleza y de sus leyes inmutables, que vuestra causa es sagrada, que os protegen en su
defensa la eterna

dispo

ción de los ciclos y el consentimiento de todos los hombres. Marchad seguros a la


victoria, y arrancad del usurpador coronado de Espana esta deliciosa porción del universo
que quiere inundar en san-

is Olivares M.,

t,con

Los franciscanos y la Independencia; Publicaciones dei Archivo o, N. 39, Santiago 1995,


p.19.

rn aYor detalle, ver el caso de Luis Beltrán en Cristián Leal y Rigoberto Iturriaga, Frades
,Itanua en ri

0%4 p empos de la independencia. Francisco Inalican y Luis Beltrdn. Documentos para su

”blicacinn— JI A A.

uei Archivo Franciscano, N° 101, Santiago Guu’).


302 EDUARDO CAVIERE

gre para consumar su atrocidad. Aunque os faltase la elecc

precisados a ser libres por necesidad. En la lid con Fernando

caudillos, no hay más arbitrio que morir o vencer. El ha resistid

tos medios conciliadores le propusieron las demás naciones v ja

querido escuchar vuestros derechos324

(2_711e nivel de diferenciación existiria entre definiciones políticas

trinales? Obviamente estas preguntas tienen un trasfondo muv imp

en la composición social, económica y cultural del clero secular,

época muchísimo menos estudiado que el clero regular”’. Esta es

servación interesante de considerar sobre los vaivenes de la Iglesia

tenciones entre liberales y conservadores. Ya en el Proyecto de Cor

de 1812, por ejemplo, se dejaba un Título completo dedicado al

eclesiástico de la República. En el texto se observaba a los religiosos

ciudadanos, súbditos del gobierno, sujetos a la calificación por su

mérito y costumbres. La República no debiera permitir eclesiásticos

lares o regulares que necesitaran distraerse de sus atenciones espirit

sagradas para alcanzar una honesta y cómoda subsistencia, prohibié

además a las Congregaciones admitir más religiosos de los que pu

mantener con sus ingresos. En otra situación, en 1824, Ramón Freire s

ui de la diócesis al Obispo Monsefior José Santiago Rodríguez Zorrilla

entregar la sede a José Ignacio Cienfuegos, de la línea patriota, que lo

primero con mandato de la autoridad civil y posteriormente con apovo

Cabildo eclesiástico y que siendo además miembro del Congreso Nac


como Vicario Capitular presentó un proyecto para la elección popular dc los párrocos el
cual, siendo aprobado como ley en julio de 1826, provocó tal impacto y desórdenes que
debió ser anulado siguiendo la renuncia del prelado. Obviamente, el clero estaba tan
dividido como la sociedad

324 Citado por Hugo Rodolfo Ramírez Rivera, Un ilustrado chileno: El doctor Fray
Joseph Inir Guzintin y Lecaroz (1759-1840); J.M. Impresor, Santiago 1995, pp. 250. 325
Sol Serrano e Iván Jaksic, El poder de las palabras: la Iglesia y el Estado liberal ante 41
difusiog dir la escritura en el Chile del s. XIX, Historia Vol. 33, PUC, Santiago 2000,
pp.449-450.

326 Un reciente estudio de Maria Ines Concha C., La sede episcopal de Santiago de Chile a
medwifr del sig-lo XIX. Aspectos de la vida cristiana a través de las visitas pastorales,
Ediciones Universitanz

de Valparaíso, Valparaíso 2007, a modo de contextualizaciones y sin entrar a det,


específicos, se refiere muy en general a este tipo de situaciones.
DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Rógimen y los origenes de la representación
moderna

303

ema básico dice relación con la tradición regalista de la Corona

i decisión de salvar la situación con la presunción del poder estatal

pbarla Iglesia. En Chile, como casi a lo largo de América Latina, pese a un ~tento álgido
del liberalismo doctrinario, imperó la visión de la Iglesia ogica, apostólica y romana como
religión oficial del Estado. Sus fundatoemos estaban basados en que en el Estado descansan
los fundamentos del onien ciudadano y de la nación. No obstante, en ello precisamente,
estuvo ia base de todos los problemas que se sucederían en el tiempo. A diferencia
kcalo, queremos contraponer en el análisis la situación de los Estados Uni-

tios en donde los constructores de la nación, entre ellos Jefferson y Lincoln,

sieron más bien un pensamiento deista que separaba las funciones pó-

v religiosas en dos ámbitos particularmente diferentes. La base do’c-

de su posición fue de carácter moral. Desde una perspectiva política,

sentido moral de los hombres que le pósibilitaban su self-governing.

erson sostenía que este sentido era lo que posibilitaba a los individuos

r una dirección moral no sólo a sus propias vidas sino también al Estado.

otra parte, el insistia en que sólo aquellos que fervientemente creían

el pecado original de la humanidad, eran los mismos que pensaban a

hombres y al Estado dependientes de fuerzas morales extrahumanas o

divinas tal como se pensaba el reino cristiano ungido y enviado por Dios

Nia la Iglesia, por la propia Iglesia, o por la Escritura de la cual la Iglesia es

su guardiana. Jefferson serialó al Congreso que aprobó la Declaración de

Independencia que: creemos... que el hombre es un animal racional, dotado

or naturaleza con derechos, y con un innato sentido de iusticia v que podia

.1 1
aerse frente al mal y protegerse en derecho, a través de poderes modera-

dos, entregados a personas de su propia elección, y tomar sus responsabili-

dades dependiendo de sus propios deseos. Décadas más tarde, a comienzos

de los anos 1860, Lincoln mantenía similares conceptos. Decía que el país

mantenía y tenía el propósito de preservar los derechos de la naturaleza humana y la


capacidad del hombre para su autogobierno: el gobierno del pueblo, por el pueblo y para
el pueblo. Los hombres deberían gobernarse

sí MiSMOS, AO Dios, su Iglesia, su Escritura, su clero o su Rey32’.

Jayne, Lincoln and the American Manifesto, Prometheus, New York 2007, pp. 145-
3U4

EDUARDO CAVIE

Nuestro análisis no va por el lado del tratamiento teológico

co, sino más bien por considerar los fundamentos doctrinarios a

los cuales las relaciones Estado-Iglesia fueron tan diversas entre I

do en Estados Unidos y en el caso latinoamericano. Tampoco

argumentar equívocos o de considerar valoraciones histórico-mo

los actores que en definitiva fueron decidiendo dichas relacione

reciente libro de Jaksic, ciertas reflexiones o comentarios de nor

canos de comienzos del siglo XIX ofrecen una manifiesta intenci,

breponer unas iglesias sobre otras. Henry W. Longfellow, en car

a sus hermanas en 1828, no dudaba en asimilar al pueblo de los ■

papales con la esclavitud: En Roma el pueblo vivia tan miserablen

los esclavos negros en los precintos de los estados surenos son sus pares é

e infinitamente superiores en cuanto a comodidad. Por su parte,

Prescott, serialaba que los protestantes estadounidenses del siglo

tendían que el propósito de los rituales católicos era estimular los

antes que el entendimiento, lo cual explicaba diciendo que,

la Comunión Católica Romana tiene, debe admitirse, algunas

ventajas sobre el protestante para los propósitos del proselitisn

pompa deslumbrante de la misa, y la tierna apelación a los

afectan la imaginación mucho más que las frias abstracciones de

testantismo, las que dirigidas a la razón, exigen un grado de

miento y cultura mental para ser comprendidas por su audiencia


Según el mismo Jaksic, es claro que Prescott estaba interesado

mostrar la superioridad de sus propias creencias protestantes unir

eso no es lo que nos interesa discutir aqui.

Una situación concreta corresponde al peso de la tradición de la 1

en los nuevos estados hispanos, otra al problema de precisar cuáles

en efecto las influencias, y en quiénes, del ejemplo norteamericano. todo caso, estos
nuevos Estados, y entre ellos el Estado de Chile, desr

de un par de décadas de discusión sobre el particular, terminaron

mente por convenir no sólo una situación de tratamiento específico

328 Jaksic, Iván, Ven conmigo a la Espana lejana: los intelectuales norteamericamb ,mre
el

hispano, tutu-i COU, Ntexico tuu/, pp.ZLI y 541.


iNDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la
representación moderna 305

católica, apostólica y romana como religión oficial dei Estado, pero

, clic) igualmente pusieron en un estadio subyacente la discusión liberal

los derechos naturales del hombre y los ciudadanos y convinieron un

obre meurso r una acción política que se fue alejando rápidamente de sus raices

En estos aspectos, nuevamente conviene una relectura de las ideas y „Aias de la


Independencia tal como las trató y estudió Simon Colher. Lo ;to, fundamentalmente desde
un punto de vista socio-cultural y generaaonal. El pensamiento liberal, representado, por
ejemplo, en don Juan de Evita, efectivamente tuvo otros cultores, pero hay que pensar
igualmente s, los llamados padres de la patria tenían un similar y profundo desarrollo
jeologico o si más bien eran hombres de acción enfrentados, ademâs, a decidir sobre la
marcha. En este sentido, es necesario también detenerse un poco más detalladamente
sobre el período liberal de Ramón Freire, más que n términos de sus hechos políticos, en
cuanto a su pensamiento laico y sus ruones para intentar reorientar el proceso por otras
veredas que le alejaban de lo que venía sucediendo. Evidentemente, no tuvo éxito, pero
ello no se dcbe sólo al balance propiamente gubernamental de su gestión, sino también a
un problema de tiempos no siempre apropiados para sus proyectos.

Otro problema en la situación concreta de las relaciones Estado-Iglesia, es que Pilas se


orientan cada vez más por el lado de la discusión sobre los bienes materiales, algo que
naturalmente procedia desde los propios últimos tiempos monárquicos, especialmente con
la firma del Decreto de •Amortización del 26 de diciembre de 1804 que busco, aunque sin
grau éxito, cometer las capellanías y fondos pios a la jurisdicción real. Es importante
visualizar, considerando los contextos doctrinarios tratados anteriormente, d cómo los
nacientes estados republicanos, los gobiernos chilenos en particular, aún siendo
conservadores en sus principios generales (excepción marcada de Freire), comparaban
sus propias arcas con las potencialidades v posibilidades que implicaria mantener el
patronato sobre la Iglesia, no por cuestiones Pstrictamente religiosas, sino
fundamentalmente por lo que ello significaria desde el punto de vista de la administración
y posesión de sus bienes materiales. En este sentido, surgió también una actitud bastante
pragmática por parte de los gobernantes. Conocemos los hechos, más bien

intentos de enajenación y control de las riquezas materiales de la Iglesia,


306

lperu detráç rip rr a -11_ EDuARD0 c4vi

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el tratar de dimensionar esta riqueza con el objeto de poder observar fehacientemente la


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desamortización de bienes eclesiásticos, ha subrayar que prácticamente no se ha escrito
nada en relación a li materiales del clero secular, salvo biografias de personalidades. De
más sefialar la importancia que tendría comenzar a construir una estai los costos de la
Iglesia y el clero secular para el Estado durante el perh estudio, al menos en sus
lineamientos generales.

En segundo lugar, pero básicamente en relación con lo anterior. replanteamiento de las


relaciones de la Iglesia con el nuevo Estado, desde los puntos de vista político y social
como desde lo pertinente alo.: nómico. En ello se puede indicar la necesidad de estudiar d
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329Cavieres, Eduardo, Patrzmonzo ecleszaly políticas de Estada Entre elpatronato reall


republicana. Chile, 1760-1840, en Fiorenzo Landi (a cura di), Confische e suduPP.,
grandi patrimoni deiclero regolare eta moderna in Europa en el Continente a Stori
Franco Angeli, Milán 2004, pp.135-154

F”- PENDENCIA

EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

307

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En segundo lugar, pero básicamente en relación con lo anterior, replanteamiento de las


relaciones de la Iglesia con el nuevo Estado, desde los puntos de vista político y social
como desde lo pertinente a

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ENDENCIA

EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna

307

329

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patrimoni del clero regolare in età moderna in Europa en el Continente anko, Stori
Franco Angeli, Milán 2004, pp.135-154

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poder civil representado por el Estado y el poder religioso tyresentado a su vez por la
Jerarquia eclesiástica.
306

EDUARDO CAVIE

pero detrás de todo ello, interesa mucho más ubicar el problema

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tiempo, muy diversa en sus posibilidades y potencialidades econón

sólo en términos regionales o locales, sino también en las diferenc

entre el clero secular y el regular. Ala vez, en el último caso, la confor

de sus riquezas estuvo condicionada no sólo por las actitudes y pre

Ias diferentes Ordenes existentes, sino también con los grados de i

dad logrados al interior de la sociedad, grados posibles de ser adver

la relación censos-capellanías que manejaban y en su materializaciOn

montos de riqueza disponible329. Aun cuando se sigue haciendo ne

el tratar de dimensionar esta riqueza con el objeto de poder obser

fehacientemente la verdadera situación existente al tiempo de la varie

proyectos destinados a la desamortización de bienes eclesiásticos,

subrayar que prácticamente no se ha escrito nada en relación a los


materiales del clero secular, salvo biografias de personalidades. De i

selialar la importancia que tendría comenzar a construir una estadí:

los costos de la Iglesia y el clero secular para el Estado durante el perlo

estudio, al menos en sus lineamientos generales.

En segundo lugar, pero básicamente en relación con lo anterior,

replanteamiento de las relaciones de la Iglesia con el nuevo Estado,

desde los puntos de vista político y social como desde lo pertinente a 1

nómico. En ello se puede indicar la necesidad de estudiar el pens

329 Cavieres, Eduardo, Patrimonio eclesialy políticas de Estado. Entre el patronato real )

republicana. Chile, 1760-1840, en Fiorenzo Landi (a cura di), Confische e sviluppo

Brandi patrimoni del clero regolare in età moderna in Europa en el Continente an

Stori Franco Angeli, Milán 2004, pp.135-154


NDENCIA EN CHILE. El fin dei Antiguo Régimen y los odgenes de la representación
moderna 11111111PE 307

! políticas de cada uno de los nuevos gobiernos respecto a la Iglesia, el offieskimiento del
poder y autoridad política del Estado sobre la adminisnadem eclesiástica y la búsqueda de
formas consensuadas de utilización de a humos parte de los bienes religiosos sin llegar a
la expropiación definitiva, sittación lograda fundamentalmente a propósito del
reforzamiento de las sisas pias y, muy especialmente, a partir del compromiso, reiterado a
través Mas primeras décadas de la República, de una preocupación particular en d
financiamiento y desarrollo de la educación pública. También debe conignarse cómo, la
propia Iglesia, especificamente las Órdenes conventuales, keron desprendiéndose de
algunos de sus propios haberes, usualmente bienes inmuebles urbanos y cómo, en algunos
casos, se siguieron buscando fio:nulas eficientes para transformar antiguas dependencias,
conservadas baio las formas tradicionales del censo, en instrumentos de créditos e
insersiones más modernas. En este caso, las mayores incidencias se pueden observar en
el clero secular, especialmente por la particular situación de que

sus miembros, de acuerdo a sus propias condiciones familiares, sociales y

Smicas estaban básicamente insertos, política y religiosamente, entre

poderes: el poder civil representado por el Estado y el poder religioso

nado a su vez por la Jerarquia eclesiástica.


308

EDUARDO CAVIE

Manifiesto de los capitales de amortización, por clases y provincial,

Santiago de Chile. Datos de 1806; actualización de la indagaciól

1812.

1 2
No Capital No Capitil 136.808,7
Santiago 606 1.060.615 568
Al Occidente
Melipilla 32 15.189 l
Valparaíso 4
Quillota 9 2.563 11
Al mediodía
Rancagua 5 6.380 7
Colchagua 24 8.391,4 2
Curicó 3 7.920 1
Talca 84 30.573,4 3
Al Oriente
Aconcagua 4
Andes 4 860
Al Septentrión
Petorca 1
Illapel 6
Coquimbo 35 16.161,2 28
Huasco 1
Copiapó 18 40.387 2
Totales 606 1.060.615 732 565.234,2
121
Rédito anual 53.030,6 28.261,5
1. Monasterios de Religiosas; 2. Conventos de religiosos; 3. Parroquias, curatos v

2. En el caso de Santiago, deben agregasse 68 imposiciones de capellanías cole

capital de 105.670,4; 105 imposiciones de patronatos laicales con capital total de

6 y 139 imposiciones de fundaciones piadosas con 128.791,1 de principal. Todo e

mentaba el capital general total a 2.177.316 pesos y 6 reales con un rédito , ascendente a
los 108.865 pesos y 6 reales anotados en el Cuadro anterior.

Fuente: Capitania General, Volumen 968, fi. 235.


NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los odgenes de la representación
moderna

309

[ Corona privilegió sus necesidades sobre cualquier otro tipo de

ato respecto a las riquezas de la Iglesia, no es menos cierto que

últimas décadas del s. XVIII, el pensamiento ilustrado de ciertos de gobierno observaba la


acción eclesiástica desde otros puntos

El resumen anterior sobre censos y réditos, como igualmente la

de razones exactas sobre el producto de Ias cuartas episcopales,

iaciones de curas párrocos por sínodos u otras causas, el estado

ción de diezmos, etc., fue requerido por las nuevas autoridades

iieron la Junta de Gobierno y el Congreso Nacional a partir de

;.810. En 1811, a objeto de eliminar los males provocados por una ruinosa

e, ”que con deshonor de nuestra santa religión, concurren a man-

) en el celibato vicioso, distante de la Iglesia y de sus pastores, y estos

ntes de unas mezquinas e indecentes cobranzas, incompatibles con el

1 de su sagrado ministerio”330, se decretó la abolición de derechos de

Lios, bautizos y entierros menores, para lo cual, además, se debió

r Ias contribuciones que los regulares debían hacer a sus prelados por

b licencia para salir de los claustros para servir de vice-curas o tenientes y se wprimieron
las contribuciones destinadas a construcción de iglesias:

Debiendo tratarse de ocurrir con preferencia a las necesidades más urgentes, y demandando
la buena economia empezar por hacer los ahorros posibles antes de tocar en arbitrios que
desagraden a los pueblos; siendo más conforme a la buena razón y al orden proveer antes
a la defensa de las iglesias que a su construcción, se acordó que desde el dia cesen las
contribuciones que se hacían para estos altos objetos, reservándose para tiempos menos
angustiosos hacer cuantas erogaciones dicta la piedad y los religiosos fines a que están
consagrados los ramos que les están aplicados”’.
Bodo de la Junta cl„. Gobierno sobre abolición de derechos parroquiales. 26 de sep.de
1811. Sanes de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, 1811-1845, Tomo I,
Santiago 1887, PP-362.

Sa ón de! Congreso Nacional, 28 sept. 1811, Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la


República

1811-1845, Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile, 1811-1845,

ntiago 1887, pp. 103-104.


310

EDUARDO CAVIÉ

No faltaron otras determinaciones. Con fecha 23 de oct

mo afio, a objeto de limitar el crecimiento de los fondos per

manos muertas se acordó que, desde la fecha, y visto el antig

clamor proveniente de los padres de familia sobre el destino

otorgadas a los hijos religiosos una vez fallecidos, todas las

otorgadas al hábito de religiosas o por ingreso a conventos, con

de las religiosas capuchinas, se devolvieran a las personas que cor

332 Mr. rd-sct,31-,1-p mnrhn ryvi c imrunrto n fp pc r-nnr-pr P1 rtPncn

J. • X/

ra-

fundo que existia entre los nuevos criollos con respecto al papel

la Iglesia dentro de la nueva organización social. El Proyecto de 1

ción de 1812 dejaba un Título completo dedicado al Estado ecle

la República. Allí se observaba a los religiosos como ciudadanos,

del gobierno, sujetos a la calificación por su civismo, mérito y cc

La República no debiera permitir eclesiásticos seculares o regula

cesitaran distraerse de sus atenciones espirituales y sagradas para

y cómoda subsistencia, prohibiéndose además a las Congregaciones

más religiosos de los que pudieran mantenerse.

Además de disposiciones respecto al carácter, idoneidad y os

de quién solicitara el sacerdocio, se reglamentaba sobre el uso de la 1

parte de los diezmos para el mantenimiento del clero y, al mismo 1


se suprimían definitivamente los derechos parroquiales de todo tipo,

tos o indirectos. Con respecto a bienes materiales se pretendia prol,

acuerdo al artículo 248,

toda donación en bienes raíces perpetua o por mucho tiempo a 1

del estado y ministerio eclesiástico y monacal, sea general o

aunque se entienda para el culto, casas, iglesias, etc., ya sea one

remuneratoria, o bajo cualquier título, sin expreso consentimie

la censura y aprobación del gobierno, y esta misma solemnidad ■

proceder en toda compra o adquisición raiz que por algún otro (

o título hagan los cuerpos, casas o iglesias eclesiásticas o religic

332 Oficio Junta de Gobierno al Vicario de Monasterios; octubre de 1811. Sesiones

Legislativos de la República de Chile, 1811-1845, Tomo I, pp.147.

333 Proyecto Constitución, Título XII, secciones I a VI, Sesiones de los Cu

República de Chile, 1811-1845, Tomo I, pp.237-239.


~Ma INDERE

Fste

` ...,�s

INDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación


moderna 311

no fue un problema de fácil solución. En 1813 se desarrollaban

ideas al respecto. Por una parte, se subrayaba que la supresión de

de casamiento, óleos y entierros, había sido de justicia. Por

situación existente no permitia al gobierno establecer una regia

por la carencia de dotaciones competentes para los curas párro-

dono de los curatos y las quejas del pueblo oprimido con otras

Lcciones. La urgencia por encontrar una solución definitiva, llevó

senado y al Gobierno a sancionar algunas medidas provisorias mientras ao surgiera el


texto definitivo de un nuevo reglamento. En primer lugar, se ofifacaba el puntual y exacto
cumplimiento del decreto sancionado por el Congreso con fecha 25 de septiembre de 1811
que eliminaba los deréchos 3 cancelar por los actos parroquiales antes mencionados y por
proclama§ ó impedimentos en cualquier grado. Enseguida, conforme a los decretos del
mismo Congreso del 17 y el 23 de octubre del mismo ano, se procederia pago de 400
pesos anuales a cada cura párroco y 120 pesos a cada uno de sus tenientes o ayudantes,
sumas con cargo a Hacienda en los casos de religiosos de la Capital y a las
administraciones subalternas de tabaco correspondientes a los otros curas y sus subalternos.
Una de las novedades era d hecho de que cada párroco debería acompafiar certificado de
los jueces territoriales que confirmaran el no cobro por los servicios indicados, documento
que debería, además, estar con visto bueno del Cabildo en donde aistiese en su defecto por
el Procurador334.

En contrapartida, no faltaron las buenas sefiales del gobierno a las autoridades eclesiásticas
respecto al reconocimiento de sus positivas acciones a favor del proceso. En abril de 1813,
la Junta de gobierno envio un elogioso oficio al Obispo gobernador en el cual le expresaba
que a diferencia de otros pastores que ayudaban a los tiranos, ”su carácter, su dignidad y
su sagrado ministerio de paz y de caridad llenan a V. S. filma. de gloria, y las más remotas
generaciones bendecirán su nombre que siempre recordarán con ternura. El Gobierno mira
con la mayor satisfacción a V. S. filma. Consagrado a instruir a los Pueblos en virtud de
su apostólico ministerio y a infundirles espeto v amor la Paria y a las autoridades: tan
heroicas fatigas constitu-

E1,11onitor zlnurcano, 15 de mayo de 1813, pp.70-71 y 72.


312

EDUARD

yen a V. S. Illma. Por todos aspectos Padre de este Pueblo

profundo reconocimiento y aprecio del Gobierno”335.

Ideas ilustradas, influencia secularizadora de la Revolución

pensamiento republicano de los patriotas, lo cierto es que es dif

las relaciones Iglesia-Estado tratándose de cuestiones económicas.)

blemas políticos, tanto en el caso del inicio del proceso de Inde

como a los mios 1814-1816 con la restauración hispánica, perturb

no contrariaron lo que venía sucediendo en materias eclesiásticas.

la República propiamente tal, en noviembre de 1818, se redujo fin

el interés de los censos y capellanías, a quienes adeudaran desde

adelante, desde un cinco al tres por ciento, siempre y cuando fuese (

en un plano que no excediera el primer semestre del ano siguiente y, o

allí en adelante, fijándolo definitivamente en un cuatro por ciento.

dida se complementó con la prohibición, en lo sucesivo, a ”que se ou

esta clase de escrituras, debiendo los capitalistas hacer los correspon

reconocimientos sobre fundos valiosos, con imposición a los escriE

una pena proporcionada en caso de contravenir a esta resolución””6.

La resolución no estuvo exenta de discusión. El destacado pr,

Alejo Eyzaguirre, reclamó la legitimidad y juridicidad de la resolución, ;

lo cual el Senado realizó una larga exposición mediante la cual trató ■

servar que el Estado de Chile no era menos en sus capacidades que el 1

de Espafia ejecutando las propias y cómo a través del s. XVIII utilizó


privilegios para hacer efectiva rebajas dei 5 a13% en varias ocasiones 1

determinadas localidades. En forma muy precisa, antes de concluir •

debía alterarse en nada lo determinado, serialaba que,

No por ser los eclesiásticos ministros del altar y consagrad

cialmente a Dios, pierden el carácter de ciudadanos y mien

cuerpo civil, defendiéndose por las leves del Estado su trang seguridad y abundancia de
comodidades del mismo modo qu

fiende a los demás particulares; y que, si no pueden disfri

335 Oficio del gobierno al Obispo Gobernador, El Monitor Araucano, 4 de rnayo 1t

336 Senado Conservador, 6 de noviembre y 4 de diciembre de 1818, Sesio,

Legislativos de la República de Chile, 1811-1845, Tomo II, pp.48 y 103.


NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación
moderna 313

io, sin quedar sujetos a las cargas que exige la sociedad, está en

t sufran sus imposiciones, no hallándose ni en el Antiguo ni en

Nuevo Testamento autoridad alguna que los exima de la potestad

civil, habiendo dicho Jesucristo que su reino no era de este mundo y,

ettseftado, que debía pagarse lo que era del César al César, y lo que era de Dios a Dios
337.

En un documento posterior, el Senado profundizó aún más sus ideas respecto. En primer
lugar, recordando que por Cédula del 2 de abril ir 1760, inserta en otra de 22 de mayo de
1789, se declaró que los réditos de capellanías y obras pias no eran eclesiásticos y que el
conocimiento ir demandas pertinentes correspondía a juez secular, ”porque el Reino de
lesucristo fue y es espiritual y no ha dado a sus Ministros derecho algund ’obre los bienes
temporales por ser dichos réditos puramente profanos”. }br ocra parte, interesaba al
Estado que los propietarios de predios rústicos s urbanos se pusieran más expeditos en las
especulaciones mercantiles y rurales puesto que las riquezas de un Reino estaban en razón
directa de la de sus habitantes activos y contribuyentes y que para las públicas
necesidades, d Estado podia echar mano de los bienes de la Iglesia. Adicionalmente, se
ugumentaba con un doble razonamiento: si la Corte de Espatia no hubiese drsoído la
fundada representación del Procurador del Cabildo de Santiago dr 1802 o, si las Cortes de
Cádiz no hubiesen descuidado la clamorosa súplica de los Diputados suplentes por Chile
leida en 1812, ya se hubiese pegado a la rebaja del 3%338.

El problema fundamental seguia siendo la relación entre las esferas de b espiritual y de lo


material. La experiencia de la expulsión de los Jesuitas en 1767 probaba, por una
parte, que la Corona había sido exitosa en sus peorkitos iniciales, pero, por otra, que la
fuerza de la medida había sido de atenvergadura, que había quebrantado más de alguna
de las lealtades hacia la Monarquia haciendo difícil repetir la situación, aunque fuese
mediana-

similar. Por otra parte, desde un punto de vista puramente econó-

Snuulo Conservador, 22 de enero de 1819, Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la


República de aNte, 1811-1845, Tomo II, pp.226-227.

Conservador, 29 de enero de 1819, Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República


de

ale, 1811-1845, pp.245-246.


314

EDUARDO CAVIER

mico, una parte importante de los bienes de los jesuitas fue ren

precios y condiciones depreciadas que restaron ingresos a Ias

les. Baio estas consideraciones, los bienes eclesiásticos fueron con

como privativos del Estado, pero bajo sumo cuidado de no caer 1

secuestros o embargos, situación que, además, significaba no de

suma autoridad de Roma, lo cual podia ser mucho más compr

que los reclamos de cualquier Obispo o Superior de las colonial.

de la severa reprimenda dada en Madrid al Obispo de Cuenca

quejado, amistosamente ante el confesor del Rey, de que ”Ia Igle

ba saqueada en sus bienes, ultrajada en sus Ministros y atropella

inmunidad”339. Mejor era usar de los bienes eclesiásticos cuando Ia

así lo exigiera. El,gobierno republicano alegaba que se le censuraba (

repetia, con mejor derecho y motivo, los procedimientos que antes 1

seguido las autoridades espariolas sin ocasionar reparos en contra:

últimos anos de la Colonia, así como sucedió con los conventos de 1

los de Chillán habían sido convertidos en cuarteles, tanto como el de 1

letos y la Catedral de Concepción se habían utilizado como cárcer4°.

Fue justamente esta última situación la que siguió el Gobierno 1

a comienzos de su gestión, pero, en todo caso, sin mediar fuerza

como así quedó testimoniado por el Superior de los franciscanos en ;

de 1819, diciendo que, a pesar de los destrozos y desastroso deterioro (

edificios y enseres,
Sólo en esta Capital ha entregado gustosamente conforme su 1

para la artillería de Chile; el convento de San Diego para cuartel de

deros; el Hospicio del Conventillo (sin reserva de su preciosa Iglesia) p

depósito de la pólvora, el Colegio de San Buenaventura (Canada)

una gran parte de su huerta para el presidio que existe hasta el dia”’.

Entre intentos ilustrados y secularizadores y algunas escondidas 1

nes en ayuda de los religiosos, el Estado, fiel a sus principios republicanos c

alguna influencia francesa y con simpatias por el liberalismo espano’, 1

339 Ibidern, p. 246. 34° Ibidem. ”’ Capitania General, Vol. 1037, fis.79-79v.
■:■T

=1F-a tA

II!~ OOP’

INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la


representas& moderna 315

Unle,

consideraciones respecto al clero secular, pero en modo alguno olvidó

regular ni menos a las propiedades y riquezas que se suponían estos

posdan. Generalmente, los intentos fracasaban una y otra vez. En 1820 el Selado, en una de
sus sesiones extraordinarias, respecto a un rateo de 300.000 mos que se debía obtener para
el auxilio de la expedición al Perú, declaraba 40e el clero regular no debía estar exento de
aportar con las debidas canti&ides que se fijaran, pero que, igualmente, debía considerarse
una acción

cualquiera asignación que se hicies.e, ”habiéndose tocado con práctica oferiencia


haberse entorpecido enteramente la recaudación de las cantidajcs que se sefialaron en el
anterior empréstito”342. Fue Ramón Freire el que finalmente, en 1824, intentó poner
control, al menos, a los problemas de Mncionamiento que los conventos y órdenes venían
arrastrando. En palabEa’s oticiales serialaba que: ”Hace muchos anos que el bien de la
sociedad reclanuba exigentemente el arreglo de las órdenes regulares y el cumplimiento de
ias santas promesas que hicieron a los pueblos cuando estos las recibieron en su seno”.
Haciendo una breve síntesis histórica de algunos de los principales hitos jurídicos que
regulaban las relaciones entre las relaciones de los religiosos con el Estado, el 6 de
septiembre de ese ano, decretó el que los regulares sc recogiesen a sus respectivos
conventos para guardar la vida en común y la observancia de sus constituciones. Entre
otros aspectos, se ordenaba el cierre de los claustros con menos de ocho religiosos y la
prohibición de existencia de dos de ellos, de la misma orden, en una misma ciudad. Más
importante, los artículos 10 y 11, anticipaban el motivo central de la resolución:

Art.10. Para que los regulares puedan exclusivamente consagrarse a su ministerio y no


sean distraídos en atenciones profanas, el Gobierno les exonera de la administración de los
bienes.

Art.11. El Gobierno tomará posesión de todos ellos y suministrará por cada regular
sacerdote, la pensión, de doscientos pesos anuales, ciento cincuenta por los coristas, ciento
por los legos, un hábito a todos en cada 18 meses, y los gastos necesarios al culto,
conforme a la minuta que presentaren los diocesanos 343.
Senado Conservador, Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la República de Chile,
1811-184. ■csãon 8 de marzo de 1820, pp.18-19.

Congreso Nacional, 31 de enero de 1825, Sesiones de los Cuerpos Legislativos de la


República de

1811-1845, Tomo X, pp.360-361.


316

EDUARD

Seguidamente, con fecha 16 de octubre del mismo

dictó el decreto complementario y definitivo de toma de temporalidades con el directo


enunciado de dos artículos:

1. Todas las temporalidades de los regulares quedan incor

Hacienda Pública.

2° Los directores de la Caja Nacional de Descuentos, con

para el arreglo y liquidación de dichas temporalidades, se

directamente en todas sus gestiones con el Ministerio de 1

Llama la atención el procedimiento adoptado específicame

toma de posesión de los bienes de regulares en general como

conventos con dos casas en la misma ciudad y de los destinados a c

no tener el mínimo de ocho religiosos en ejercicio. Aunque tenu

algán modo evoca algunas de las imágenes que surgen de la ac

respecto a la expulsión de los jesuitas en 1767. En este caso,

civil correspondiente debía nombrar ”un comisionado de probii

al bien público y de notorias facultades, a quien dará la adjunta i

separada del modo de proceder, para que precisamente a la hora ■

se trasladen a los conventos del lugar, llevando cada uno, a más

instrucción, una copia del decreto anterior de arreglo de las órden

res, que deberá leer el comisionado al prelado y conventuales pr

convocados” 34s Aunque en el caso más comán que en la ciudad i

hubiese un solo convento de una Orden, el Gobernador podia


a uno de los Ministros de la Tesoreria el distrito para hacerse

diligencias detalladas en la instrucción, al parecer igualmente se

situación de ciertos sigilos y precauciones que, o trataban de evitar e

tamiento de libros y documentación o, quizás, el de no causar pr

nes del vecindario a favor de los religiosos. En esta mezcla confusa ■

gua de requerimientos económicos fiscales, de defensa inquebr

patronato eclesiástico, de celo por el funcionamiento de una

primer lugar formada por ciudadanos patriotas dedicados a a

cialmente con las funciones encomendadas o para las cuales

344 Ibidem, p. 363. 3” Ibidem, p. 361.


’ENDENCIA EN CHILE. El tin del Antiguo Regimen y los orígenes de la representación
moderna 317

, de secularización de la sociedad sin clara y particular filosofia o

, lo que primaba fuindamentalmente era la posibilidad de adquirir

Ds para el Estado. Por ello mismo, la mayor preocupación de la

t fue reglamentar Ices sucesivos pasos administrativos que deberían

desde Ia realizació.n de inventarios hasta el registro oficial de és-

1 Ministerio del Interior. No obstante, el celo de los funcionarios

habría creado deli cadas sensaciones y sensibilidades por parte de

La situación se produjo por las particulares instrucciones que se indi-

i a los comisionados eraLcargados de realizar las diligencias. En primer , ellos deberían


previamente prestar juramento de no entregar infor7.;

, alguna de las Ordens recibidas, incluyendo al escribano o testigos

k acompariaran, quien es deberían ignorar la razón de la diligencia.

al convento desiginado, a una hora determinada, y no antes, en

del Superior Gobirno debería hacer ”abrir la portería o puerta

II, que cerrará el carr-lisionado, tomando la llave, y pasará a la celda

I prelado para que haga convocar a todos sus súbditos, sin exceptuar los

, legos o donados, a quienes juntos leerá la suprema resolución del

de las órdenes regulares”346. Inmediatamente se debería iniciar el

rio del dinero, mueb.les, ornamentos, alhajas de oro y plata, perlas

i plectros preciosas, censos a_ favor de los conventos y las fincas impuestas,

de los sujetos que laas reconocían, haciendas, casas, chácaras, virias,

y demás fundos de pertenencia, expresión de su administración,

o, productos anuales _, etc. Terminado el trámite, el comisionado se


a cargo de los dineros, d.e las deudas activas por cobrar, de los principa-

52 censo, de los arriendos y otros, y, en caso de no haber ministro de te-

t o hacienda en la loca_lidad, asumiría la administración de los bienes

do los dineros percibidos a Tesorería Provincial bajo el descuentos

12% en su favor.

Obviamente, los religiosos replicaron. Los recoletos dominicos seria-

1 que,

r circular que deberán observar los comisionados, desde la hora en que los despache el

d rerritorio que los haya nombrcwielo. Santiago, 6 de septiembre de 1824. Congreso


Nacional,

e de los Cuerpos Legislativos de— la República de Chile, 1811-1845, pp.362 ss.


318

EDUARDO CAV

...En la media noche dei 23 de septiembre del afio próximo 1

les leyó en comunidad el decreto supremo sobre arreglo de 1

regulares, con el de entrega al Fisco de sus propiedades, y 1

sobre el modo de cumplir uno y otro. Acostumbrados a la

por carácter, por hábito y por voto, debieron resignarse to

giosos al cumplimiento que instantáneamente se exigia...

En una larga exposición histórica y comparativa de lo que suc

temporáneamente en Esparia y observando los méritos y derecho

correspondían para mantener sus regulaciones y sus propiedades,

su labor concreta en beneficio de los pobres, apreciaban que a

de la hacienda de Peldehue, se les hubiese restituido la administ

otras propiedades las cuales, en poco tiempo, se habían devaluado

mos también que lo que reasumíamos, no había sufrido ni menc

alteraciones, y que con ello podríamos subsistir. Pocos meses de ■

nos han desenganado; es fisicamente imposible que el gasto anual

con lo que producen los fundos devueltos”348. Se ejemplificaba con

de Apoquindo, más aparente que productivo, gravado con fue

anuales y con los predios urbanos cuyos costos de mantención se 1

a un tercio de sus alquileres. En definitiva, agregaban,

Esa demostración que la caja de descuentos presentó al Supr

bierno y apoyó con sensibilidad, es un desengano al precipit

de algunos que nos creían opulentos. La frugalidad, la econc


rigurosa nos ha sostenido, y como siempre iba el gasto a la entradas, no hemos podido
aumentar la comunidad con nue

tas, ni trabajar altares, sagrario ni utensilios; ni concluir la

del convento de Apoquindo que espera dos claustros para

sacerdotes, refectorio, ropería y hasta cocina; ni aún hemos alc

tener sobrante para construir en el convento de esta capital un (

de enfermería, cuya falta se hace sentir diariamente. Pero sin con

lo que resta por hacer y olvidando la bien sabida máxima, que 1

347 Los recoletos dominicos piden no ser comprendidos en la reforma de regulares )

que exponen. Sin fecha. Congreso Nacional, 21 de mano de 1825, Sesion

Legislativos de la República de Chile, 1811-1845, Tomo XI, pp.94-97. 348 Ibidem, p.95.
DENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los domes de la representación
moderna

319

f 1

ira retrocede, nosotros miramos ya difícil la conservación349.

Recoletos solicitaban, por conveniencia misma del Estado, la li-

ición de sus propiedades rústicas y urbanas, más provechosas al

v mejor administradas en su propio poder y porque una parte im-

de sus productos se repartían en permanentes limosnas de vergon-

v en el sustento diario para cerca de doscientos pobres. Terminaban

miando que ”los políticos más pensadores han levantado su voz para que 1,0 hava
eclesiástico que no sea propietario, porque así ninguno habrá que ao sea buen ciudadano.
El Estado no nos ha dado esos fundos, y sólo tiene a eitos el alto derecho, que da la
sociedad sobre las propiedades de cada ono de los asociados, para que le contribuyan en
justa proporción de sus haberes”35o •

Los religiosos de Santo Domingo, San Agustinos y Mercedarios rerentaron sus inquietudes
en conjunto e insistieron en el argumento de erradas ideas acerca de los verdaderos niveles
de riqueza de los regulares. Dei estado oficial acerca de lo que producían las propiedades
de las tres reliiones y de lo que el Estado debía invertir en sus asignaciones no resultaba
obrante, sino más bien déficit: ”Mn dentro de esta Provincia ya se palpan errados los
cálculos de la salada riqueza, como ha sucedido en Valparaíso, aonde se contaba con dos
millones, después con millón y medio, y ahora cree que todo no alcance a doscientos mil
pesos; y estos bajarán todavia

ia mitad o un tercio’

351

A diferencia de experiencias en otros países, los regulares consideraban que en el caso de


Chile sus imaginadas riquezas, lejos de producir un desahogo al Estado, agravaria sus
problemas. A diferencia también de lo que suponía,

aqui los bienes no habían sido donados por el Gobierno, sino por la piedad de los fieles, y
aumentados por el trabajo y ahorros de las co-

w lbldrnr
Lis comunidades de regulares suplican la devolución de sus bienes por las razones que
expresan. la fecha. Congreso Nacional, 21 de marzo de 1825, Sesiones de los Cuerpos
Legislativos de la kgliblica de Chile, 1811-1845, Tomo XI, pp.97-98.
320

EDUARDO I

munidades. El número de estas es aqui muy reducido,

las rentas de su sustento; aqui no se han opuesto, y si

libertad proclamada; aqui no es aplicable el pretexto de 1

de amortización eclesiástica, porque casi no hay fundo que 1

fructuado por seculares; que no este sujeto a todas las sisas,

y contribuciones, a empréstitos forzosos y voluntarios, a

alojamientos de tropas, sin que quede convento que no 1

sirva de cuartel 352.

En un análisis bastante cuidadoso, los regulares establecían

que debía guiar al Estado por hacer más productivos sus fundos y (

sói() se podia lograr cuando estos estuviesen en manos más ir

unidas y activas. El quitar las propiedades a quienes las habían

seria seguir la suerte de los millones de secuestros que, a ese mon

producían al fisco y formaban partidas mínimas dentro de sus in

el contrario, los bienes en manos de los regulares estaban en prove

ciudadanos y de los pobres, esparciendo sus frutos temporales y (

a lo largo de la República: ”En vano se ostentan aquellos axiomas 1

de que la salud del pueblo es la suprema ley, que la Patria está ne

que los bienes de los regulares deben socorreria porque son de Ia i

verdad, todo cuanto somos y tenemos es de la Patria; pero es bajo la 1

de que han de concurrir todos en igualdad proporcional de facult

En medio de discusiones sobre la legitimidad de la propiedad •


regulares, de su uso social, de los verdaderos alcances y beneficios 1

también en medio de sucesivos conflictos políticos, en abril de 1825,

comisión encargada de enajenar esos bienes, enfrentada a fuertes en

y al hecho de haberse promovido graves y difíciles cuestiones, obst,

dose el urgente socorro a las necesidades del Estado, desde el Congreso F

movió un proyecto de ley mediante el cual se autorizaba al Gobierno 1

vender los inmuebles de regulares hasta por el valor de 150.000 pesos [

riéndose los urbanos existentes en Santiago, y en Ordenes compler

352 Ibidem, p.97. 353 Ibidem, p.98.


NDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origenes de la representación
moderna

321

ad de Valparaíso, terrenos de Aconcagua y chacra de la Merced

rue al Convento Grande de la Merced de la Capital del país.

1 1 • 1 /1. • •1I1

es et caso, en este traria)°, ei nacer un anaiisis particular ae los

,valores u otros ingresos eclesiásticos que permitan medir con cierta

, los niveles de riqueza existente. Efectivamente, hubo problemas

i índole que no permitieron al Estado lograr lo que pensaba o aspi-

alcanzar. En definitiva, los objetivos estuvieron lejos de las realidades y 1-uccon


alcanzados en los niveles esperad6s. En medio de crecientes difi:iodes políticas y
económicas el Congreso de Plenipotenciarios, en sesión

de mayo de 1830, acordó que se devolvieran las propiedades confiscaits 1824 a los
Recoletos Dominicos y esta decisión abrió las puertas para oaconsecuente revisión de lo
que acontecia con las otras Ordenes. Llama ibmción que fuesen las Municipalidades de
Concepción y de Santiago ,penes se decidiesen a solicitar el término de las confiscaciones
de regulares , que la autoridad superior se apoyara precisamente en esas instituciones
rara determinar el reintegro de los bienes. En circunstancias políticas muy iestables, en
septiembre del mismo afio de 1830, apoyado en datos oficia-

:Ia Tesoreria General de la nación, el Congreso consideró que el erario

1 notablemente reagravado debido a que el producto de los bienes

dos se había consumido y los réditos que pagaban los censuarios y

atarios no alcanzaban a compensar las congruas de los secularizados

; asignaciones mensuales de los claustros. En consecuencia, se hacía

ble retornar los bienes a los regulares, ”para que los pueblos reporten

1 en la enseiianza, y para que los religiosos secularizados puedan ase-

,. • 1,2,4
r su subststencia

Son muchas las consideraciones que se pueden deducir de la compleja

Sn entre Estado e Iglesia en las décadas de transición desde el mundo

hasta el surgimiento del nuevo orden institucional republicano.

las posiciones propiamente pragmáticas del Estado, independien-

nte de sus verdaderos fundamentos ideológicos o religiosos, la Iglesia

5, crecientemente, un medio importante y, aparentemente cómodo,

) de Plenipotenciarios, sesiones de 7 de mayo y 14 de septiembre de 1830, Sesiones

Legislativos de la República de Chile, 1811-1845, Tomo XVIII, pp.321-322 y


322

EDUARC

de obtención de recursos. No está claro, al menos en el

era efectivamente la cuantía de los recursos existentes, espe

aquellos en manos del clero regular. Por ello mismo, el proceso ;

11 /1111 •• 1 11• 1

to revela mas et prooiema aei aommlo sopre los oienes remporaies (

..■

determinación relativamente bien pensada sobre el carácter de Ia i

un mundo que entraba por los caminos de la Ilustración. En tc

Iglesia era más y poseía mayor capacidad de reacción.

Se puede ejemplificar la situación, en términos concretos,

rrollo seguido en parte importante de las propiedades de los Merc

Valparaíso. La Orden, la primera en establecerse en el país, en 171

el convento de Valparaíso uniéndolo a los demás dispersos a través (

y, a pesar de la visión generalizada de que estos eran pobres y ruir

tierras en esta última ciudad fueron bastante extensas. Las propie

originaron en el s. XVI, se vendieron y fueron rematadas en 1 707

Blas de los Reyes quien las subdividió en dos porciones, dejando i

y la otra, que ocupaba parte importante del llamado barrio del

prácticamente la mitad del espacio plano de la ciudad, para Juan

de Covarrubias,.párroco de la ciudad, quien, a su vez, volvió a ve

tierras al Convento en 1714 aumentadas en unas cuantas casas por

truidas.
El poco adelantamiento material de las obras conventuales y lc

nuos danos provocados por temblores y terremotos, propiciaron qu

1772 se comenzara a enajenar algunos lotes de terreno y que, en otros

se comenzara a formar un grupo de arrendatarios de cuartos o de

extensiones de habitación y cultivos menores. Al paso del s. XVIII al

estos arrendatarios habían superado el centenar. Las rentas y los censos

las propiedades configuraron parte principal de las entradas dei mona

Como se ha dicho, el momento de mayor conflicto con la Iglesia se pr

en 1824 bajo el gobierno de Ramón Freire, quien no sói() reglanientó

importante de la vida eclesiástica, especialmente la perteneciente al

regular, sino también enajenó de hecho sus propiedades tomando

de los bienes. En el caso de Valparaíso, fueron otras las propiedades de

dominio que se embargaron, pero, a pesar de la ya serialada devolución

temporalidades de 1830, bajo la exigencia de apertura de escuelas,

cumplir con ello, para poder reconstruir su Iglesia y otras dependenc


ENDENCIA EN CHILE. El tin del Antiguo Régimen y los oxigenes de la representaciOn
moderna

323

ate para evitar nuevas situaciones semejantes, los mercedarios, de

cuenta, iniciaron un proceso de auto-expropiación del Almen-

considerar la cuantía de la enajenación, debe serialarse que, entre

1842, la Orden vendió 194 propiedades, la mayoría de ellas a sus arrendatarios y, gran
parte de ellas, a censo. En efecto, se vendieron

los compradores efectivos fueron 170 (algunos compraron dos

jos), de ellos 101 eran arrendatarios anteriores355. En todo caso, como

liberal, con sus propias y conocidas actitudes hacia la Iglesia, muy

dormente, Vicuria Mackenna serialaba que:

Pero, aún así, después de haberlo enajenado todo para reconstruir por tres veces su
claustro y su Iglesia, posee todavia la Comunidad a título de censo, no menos de 196
solares feudatarios, sin contar las prOpiedades de los cerros, todo lo cual produce hoy dia
una renta tres veces superior al precio definitivo de la compra 356.

Entre influencias ideológicas y necesidades urgentes de las siempre &- tiles arcas fiscales,
reales o republicanas, la Iglesia, y preferentemente las órdenes religiosas, se vieron
progresivamente enfrentadas a despertar sospedias y grandes expectativas acerca de sus
riquezas. En el caso de Chile, con ziertas y relativas precauciones acerca de sus aparentes
riquezas, la única

era consideración es que ella estaba lejos de alcanzar los niveles alcan-

por las Iglesias de los principales centros virreinales y que, por ello,

en discusión los verdaderos alcances de sus significaciones sociales y

dicas propiamente tales.

EJ tema está tr ido detalladamente en M. Verónica Navarro R., El espacio urbano histórico
jtlAlmendral en documento de ventas de propiedades del Convento de la Mercech
1835-1843, Tesis de Profesor de Historia y Geografia, Universidad Católica de
Valparaíso, 1992, especialmente Cap.11, pp. 55-99. ‘.4 Benjamin Vicufia Mackenna,
Historia de Valparaíso, Universidad de Chile, Santiago 1936,
1— 5,f 15T.n.rn I? /22Q\ ’st-. 521;

pp. I 15. LIMUU Fui ivi. vLluiui,a Á. `I 4.V11.11,-/


325

CONCLUSIONES: Trasfondos y proyecciones

Si avanzamos por el lado de observar los alcances concretos del libera-

ilustrado en la gestación del Estado o a través de la discusión de los

fundamentos doctrinarios del liberalismo y de sus consideraciones en los inspiradores del


movimiento revolucionario independentista propiamente hispánico o en sus influencias
provenientes desde Estados Unidos y México. Ia marafia de acontecimientos, conflictos,
preocupaciones, decisiones relativas estrategias militares o a cuestiones de poder que
llevaron a un conflicto permanentemente a miembros de los diversos sectores, partidos o
bandos del grupo dirigente, no permiten visualizar claramente dichos trasfondos
doctrinarios. No obstante, no podemos dudar que la Independencia no fue una acción
espontánea, sino respondió a todo un proceso que se fue Bestando internamente tanto a
partir de la conjunción de requerimientos de Ia modernización del siglo XVIII como en
torno a las nuevas discusiones políticas y filosóficas sobre las relaciones del Estado con la
sociedad, discusiones que fueron, además, creciendo dialécticamente en la medida que Ia
nueva expansión capitalista del comercio superaba abiertamente las restricciones
impfgestas por el orden colonial.

Como se ha reiterado anteriormente, en Chile, el Cabildo santiaguino fue el centro de los


hechos y desde allí surgieron las acciones que conduje-

I a la Junta de septiembre de 1810. Que dicho Cabildo representara los


326 EDUARDO CAVIERES

anhelos del pueblo o fuese el bastión de los mercaderes de la eF

cuestión que merece ciertas discusiones y precisiones357, pero no

en que se constituyó efectivamente en el ámbito legítimo del conji

las teorias políticas traducidas en acción concreta respecto a la

Allí, el 14 de septiembre, se conoció el dictamen del Procurador

de la ciudad, don José Miguel Infante, sobre el reconocimiento al

Consejo de Regencia instalado en la Metrópolis. Partia serialando ■

profesión de abogado ”le obliga estrechamente a exponer con liE

derecho en todos los casos [en] que se le exige dictamen acerca de

en este se dispone” y respecto a ello, después de hacer una sucinta

ción de los hechos acontecidos, serialaba que la Suprema Junta Central, 1

constituirse no babá cumplido con lo establecido al exceder su número r

integrantes: ”Las leyes emanan Unicamente de la soberania y sólo a dla 1

el alterarlas, sin que a esto pueda tener derecho el unánime consentir

de los pueblos: asentar lo contrario seria vulnerar los derechos de la

tad”. Incurrida en esa falta de legalidad, ècómo podría transmitir lo que i

tenía?:

Aunque no por esto (repito) creo que el noble corazón de los

res vocales que la componían fuese capaz de abrigar una sola idea de infidelidad al Rey y
a la Patria; pero si basta para no asegurarse en lo contrario, deduciendo de aqui que aun
cuando hubiese tenido una representaciOn legítima de la soberania, como no había
todavia sincerado su conducta contra las imputaciones del pueblo, mal podia depositar su
autoridad en el Supremo Consejo de Regencia que instalO... Estos son los fundamentos
que me impelen a opinar que el Supremo Consejo de Regencia no es legítimo... cree el
exponente que el mismo Supremo Consejo no ha tenido a bien expedir su real despacho
coa todas las formalidades que son necesarias... Esto supuesto, parece al que representa
que puede VS informar al muy ilustre Selior Presidente se esperen ulteriores y más
autenticas Ordenes que emanen del mismo Consejo de Regencia, como es necesario para
proceder a su reconocimiento, trayendo a consideración que la Suprema Junta de Sevilla,
no obstante haber sido reconocida y aclamada por muchos más pueblos de

70p, cit. (22), pp.84-93.


ENC IA EN CHILE. El fin del Antiguo Regímen y los orígenes de la representación
moderna 327

trópoli, no se juró en los de Arnérica”8.

i entonces, todo Ileva, nuevamente, a plantear el problema de la nue-

ltaciOn política, o lo que se buscaba por tal, tratando, en primer

precisar el término y los contenidos del mismo. La historiografia

co ha considerado el problema, pero si hay referencias al mismo.

ha serialado en páginas anteriores, lo ha planteado Sol Serrano,

t hecho no por ser el único elemento válido para entender las incer-

y desconciertos en un período de vacío de poder ocupado por

de conflictos, ”sino porque siendo fundamental, no fue visto por

de la historiografía chilena en el s. XIX, por los bibliógrafos que

Neopilaron las fuentes de la Independencia a comienzos del siglo XX ni por b


historiografía contemporánea”359. Serrano abre su trabajo observando la paradoja de que
al mirar los hechos desencadenados en 1808 desde una prolixia como Chile, lo que se ve es
la fortaleza de las instituciones coloniales por sobre el derrumbe de la monarquia. La
resolución del conflicto, visto a través de las formas de representaciones existentes, la
presenta a partir dei funcionamiento de sus tipos o modalidades: representación
corporativa, representación territorial, representación de la unanimidad, representación
de los pueblos en su fase militar. Podemos pensar que el propio O’Higgins, ai asumir
como primera autoridad y al convocar a un Senado consultivo, estaba enfrentado a todos
estos tipos de representaciones y que al final de sus gobiernos no había podido (o no había
querido) romper con esas tradiciones y entrar de lleno a una nueva y más moderna
institucionalidad basada era otros tipos de representaciones. En todo caso, Sol Serrano
pone énfasis en un tipo de representación y en una acepción de la misma: el de sentirse
representado, aun coando hubiese igualmente la posibilidad de impugnar d poder. Habla
de la existencia de una cultura política que era jurídica, en donde los elementos procesales
eran cruciales. De hecho, la convocatoria al Cabildo abierto de 1810 seria manifestación
de esa cultura corporativa y

procesal. Los cargos previamente negociados fueron simplemente aclama-

s dá Cabildo de Santiago, 14 de agosto de 1810.

,1 Serrano, La representación en el Reino de Chile, 1808-1814, en Alfredo Ávila y Pedro


Pérez
omp.), Las experiencias de 1808 en Iberoamérica, Universidad de Alcalá-UNAM, México

, pp. 491.
328

EDUARDO

dos; dos cupos sobre los cuales no existia acuerdo previo, por elección con cédula
secreta36°.

Por cierto, en el camino seguido por los acontecimientos, mu

los que buscaban otras formas de representación, muy diferente

antiguo régimen, y si a ello sumamos las nuevas ideas que se veni;

duciendo, encontramos que en estas nuevas situaciones se escon

serie de otros problemas que dan forma y fondo a la transición del

monárquico al republicano. Entre ellos, la situación de lo que

podemos definir como liberalismo para la época. El concepto está

re-estudiado en la propia historiografia espatiola y es obvio que se tr;

una definición (o redefinición) compleja y de variados alcances. Es ,

además, que la situación proviene del propio 1808, en una comple

ción de visualizar como liberal a hombres reformistas o progresistas 1

el análisis de lo realizado a través de las Cortes de Cádiz ha dado, a 1

mayores fundamentos para visualizar allí el surgimiento del liL

Este liberalismo, si así se puede aceptar, estuvo igualmente relacior

el problema de la representación, y ésta, a unas respuestas diversas de poder.

Seguramente, la representación fue uno de los vocablos más ut

y al cual más se apeló para explicar las difíciles teorias para los más ac

la soberania de los pueblos y de los derechos a gobernarse en ausencia (

autoridad legítima. El problema es que para un número creciente de

lios no se trataba sólo de ello, no se trataba de pensar en la autoridad 1


ma sólo en términos exclusivos de lo atingente a un régimen moná

sino también a un cambio de gobierno que llevase a otras formas con

republicanas. En todo caso, para el momento, 1808, 1810, por eje

la representación tenía que ver fundamentalmente con el derecho a

representado; después de 1810 con los procedimientos para elegir remi

tantes, es decir, participación en el gobierno. El problema no era nuevo.1 en la Inglaterra


del siglo XIII, la representación surgió como un modo (

facilitar y obtener el consentimiento al gobierno del Rey. La manera •

que un grupo de súbditos fue convencido por primera vez para aceptar

°Op. cit. (343), pp.500.


IF

IENDENCIA EN CHILE. El fie del Antiguo Régimen y los odgenes de la representación


moderna 329

aos iba a sustituirlos a todos no está totalmente clara, pero si existe

a literatura sobre los desarrollos seguidos dentro de la monarquia

Tonal y va desde las votaciones de municipio hasta la posibilidad a la Cámara de los


Comunes. El ejemplo de la Independencia de os Unidos a partir de la constitución de un
cuerpo de represen-

de cada una de las colonial, muestra una larga experiencia que se , A A


1 n .1 1. L 1!•

mak conrormanao uesae mucno antes. rara k-nne, en un noto ya ciasico, 0 autor pensaba
en que el Cabildo, el de Santiago en particular, había logrado las representaciones locales
y el derecho a representar sus inquienojo directamente hacia la Corona. Fruto de ello, ”fue
la fuerza y madurez políticas de ciertos grupos criollos y no su inferioridad e
inexperiencia el actor más activo de la revolución... Tratase, pues, de la culminación de,
un p aceso con raíces en la Conquista; no de un salto que seria por lo demás
;ncumprensible, si realmente hubiese existido ese régimen de marasmo y despotismo, de
timidez criolla y de unánime respeto por el rey”36’. Como sea, el problema conceptual
radica no en saber cómo los criollos entendían sus posibilidades y sus capacidades de
representación durante el período colonial, sino más bien cómo lo vendrían a entender a
partir del inicio del proceso que les ’levaria a la Independencia.

Queda ya dicho que frente a la Junta Suprema y a las Cortes de Cádiz, Chile no tuvo
representantes directos, de modo que a partir de 1810 el asunto particular fue el cómo
resolver en forma efectiva el ejercicio de la soberania a partir de un gobierno
legitimamente constituido desde y a partir de unos pocos, pero con el objetivo de ser un
gobierno de las mayorías. La constitución de la Primera Junta Nacional de Gobierno, en
nombre de Fernando VII, la del 18 de septiembre de 1810, fue producto de la resoluóón de
los vecinos más pudientes y acreditados de Santiago, invitados por esquela oficial del
Cabildo y reunidos en el Cabildo bajo la forma de Cabildo abierto. En pocos meses, esa
Junta recibe los ímpetus y los zarandeos de Ias diversas corrientes que se fueron
organizando, pero en su corta vida estableciO la existencia del Congreso Nacional. Este
se constituyó el 4 de Nilo de 1811 y, previamente, en base a principios de representación
nacio-

nal se estableció un número de 36 diputados elegidos en proporción a la

. cit. (20), pp.294-295.


330

EDUARDO CAVIER

población de cada distrito. Podían ser elegidos por tales habitam,

sus virtudes patrióticas, talentos y acreditada prudencia hubiesen 1

el aprecio de sus electores, personas mayores de 25 alãos, que por I

empleos, talentos o calidad, gozaran de consideración en los

que residieran. Posteriormente, José Miguel Carrera, en una pr

nada, irrumpió violentamente en la sesión del Congreso y Iogró

a algunos de los deputados poniendo en su lugar a personas más o

mente patriotas y enseguida, el 2 de diciembre del mismo afio pri

disolverlo.

No obstante, las elecciones para dicho Congreso no estuvieron

de dificultades y en octubre de 1810, cuando se pensaba precis

las primeras convocatorias para la elección de sus diputados, el

General se había dirigido al Cabildo capitalino para expresar sus ir

des respecto de lo que observaba al respecto:

desde el dia que se instaló en esta capital la Junta Superior de 1

no, ha oído con bastante amargura el empeno que se hace para (

el nombramiento de diputados de las demás ciudades y villas del

en tanto grado, que ya se nombran los que hayan de ser, contand

esto con el influjo que tienen algunos sujetos para ganarse partido.

rror, a la verdad, causa este detestable modo de pensar. En una

en que todo debe respirar desinterés y patriotismo, no faltan

traten de sólo su negocio y de sacar ventajas, sin atender al dar


que a la causa pública infieren. Si aún no se han librado convo

para que vengan dichos diputados cizSrno podrá oirse sin enfado el

ya se cuenten muchos de los que hayan de ser? Esto es hacer que pn

da el nombramiento a la elección; es quitar la libertad a los pueble

verificaria en los más dignos y que con mayor pureza representen

respectivos derechos, atendiendo sólo al bien común, del que ema

seguramente, el de cada individuo en particular362.

Así entonces, entre ideas y acciones políticas propiamente tales.

las primeras elecciones de nuevo régimen, tse puede hablar de un pr

liberalismo? Difícil es precisarlo; influencias de Cádiz y de los dis

2 Actas Cabildo de Santiago, 2 de octubre de 1810.


INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Ragimen y los ortgenes de la
representación moderna 331

tas que desde allí se extendían? Difícil constatarlo. Interesantes, en

amo, los esfuerzos que abren las urnas, que comienzan a extender los

pidpos de generación popular de las autoridades políticas y que reiteran

Ito bases de la representación como elemento central de la organización

politica. Por cierto, los discursos avanzaron mucho más aceleradamente que les
realidades a que dieron lugar. En 1811 se dictó un Reglamento Electoral pua establecer
la ciudadanía legal y los procedimientos para las elecciones ea manos de los cabildos
locales. El 4 de mayo de 1811 fue precisamente d Cabildo de Santiago quien invitó a la
elección de diputados llamando a votar en la Sala de Juntas ”donde espera los votos por
escrito en dos cuartiks de papel, una para los doce diputados propietarios, y otra para los
doce

tes. Durará la elección desde las 7 hasta las 12 del dia, y no más.

esta hora principiará el escrutinio hasta que resulten y se publiqtren

petos electos, advirtiéndose que, al tiempo de dejar los votos, deberá

se esta esquela, para con ella acreditar el convite”363. Importante

pero no suficiente. A pesar de otros intentos y clarificaciones respecto

ia y electores, los hechos militares y políticos fueron postergan-

rectificando las decisiones tomadas y, a tal punto, que sólo en 1823

a especificar, con bastante prolijidad, los requerimientos para ser no elector: 1. Ser natural
o residente en el partido por lo menos

. .. anos; 2. tener 24 anos cumplidos, o menos, si fuera emancipado; 3.

ler y escribir, y gozar de su razón; 4. Además, uno de los siguientes:

poseer una propiedad inmueble, b) un giro de $3.000 para arriba, c)

algún grado literario en alguna Facultad, o licencia para alguna profesión científica, d) ser
eclesiástico secular, e) tener sueldo o pensión del Estado que llegue a $300, f) obtener
algún cargo honroso, aun sin sueldo, g) haber ejercido algún cargo concejil, h) tener
grado militar de milicias, alférez bacia arriba, i) ser maestro mayor de un oficio364. Aun
cuando el análisis al respecto necesitaría de mayor profundidad, es evidente que el
concepto propiamente tal de representación seguia siendo restringido y los principios
ilustrados se adecuaban o simplemente se soslayaban a la hora de ejercer efectivamente
-1 poder.

’Op. cir. (175), p.13.

p. cit. (349), pp.20-21.


Desde poco antes de la Independencia y desde entonces en

no sólo comienzan a desarrollarse las relaciones entre las bases

orden político y el liberalismo como nuevo fundamento del mi

instituciones existentes quedan dentro de las discusiones y de

namientos. La Iglesia, las corporaciones, los intelectuales, también

líticos que comienzan a construirse a si mismos, siguen pensando el

social, sin las bases sociales y, más aún, sin la presión directa de los 1

de negocios que habían sobrevivido al proceso y que estaban de

retomar sus negocios y sus ganancias. No obstante, fueron estos últir

que, en gran medida, reencaminaron el proceso y retardaron la mate

ción de los contenidos del liberalismo doctrinario, base de la sustem

ideológica del movimiento de emancipación en su fase 1810-181

rápidamente ese liberalismo se fue convirtiendo en liberalismo econ

En el largo período que se inicia en 1818 y que, se ha dicho, con la promulgación de la


Constitución de 1833, los conflictos,

tipo, fueron permanentes. La sociedad permaneció fracturada. Inc

interior de la Iglesia. Sol Serrano e Iván Jaksic subrayan, siguiendc

mentación oficial de la época, la dificultosa comunicación existente ■

jerarquia y los curas párrocos en forma posterior a 1830. Dicha je

liderada por el Arzobispo Valdivieso, se debió abocar a un ”muy

fuerzo de organización, y disciplinamiento interno entre 1840 y

(que) respondia también a la necesidad de defenderse tanto del re

estatal como de la naciente opinión liberal”365.

Posiblemente, si se compara la experiencia chilena con la expe


norteamericana, por ejemplo, salvando las distancias, hubo y ha exist

problema de dimensiones del tiempo que, a su vez, ha estado re

con mayores grados de desconfianza de los grupos dirigentes hacia los

res más subordinados y actitudes relacionadas con el no arriesgar 1

a. través de experiencias más consistentes. Por otra parte, desde el pu

vista militar o de los grupos de mayor poder, o estuvieron de acuer

forzar la promulgación de cualquier Reglamento constitucional o

5 Op. cit. (309), pp.435-460.


aitucionales mucho más expresadas en la forma que en el fondo.

adison, en 1796 escribía que:

dquiera que sea la veneración que se tenga por el grupo de hom-

que forjó nuestra Constitución, el sentido que ese grupo le dio

, puede considerarse una guia oracular al exponer la Constitución.

, Ia forma en que provino de ellos, el instrumento no era más que

d borrador de un plan, nada salvo letra muerta, hasta que la voz del

poeblo insuflara en é! vida y validei, hablando a través de las convenciones estatales. Si,
por tanto, tuviéramos que buscar el significado del instrumento más allá de su fachada, no
habríamos de hacerlo en la convención general que lo propuso, sino en las convenciones
estatales, que aceptaron y ratificaron la Constitución”’

Obviamente, existen diferencias visibles entre experiencias y realida-

pero el texto puede significarse en dos sentidos: en primer lugar, muy

ate, el fundamento básico de toda Constitución cuya mayor legiti-

I proviene del pueblo (en este caso, en el sentido amplio del término

■ restrictivo); en segundo lugar, su gestación a partir de la convención

de la misma sociedad (en el caso de Estados Unidos, a través de

; asambleas de cada Estado). Sobre ello, está el problema temporal que

insinuado. Para Bernard Bailyn, la Constitución americana es la úl-

► y suprema expresión de la ideologia de la Revolución americana. Para

caso, habría que preguntarse por los fundamentos doctrinarios de

B10-1814 y los mismos establecidos en la Constitución de 1833 (desde i el voto


censitario). Por otra parte, según el mismo Bailyn, Para los nor-

ericanos, el proceso fue relativamente corto, tres etapas: la primera,

1776 cuando los colonos desarrollaron a partir de una compleja he-

t de pensamiento político, una serie de ideas, que en forma fragmen-


, les eran familiares, iluminadoras y apropiadas a sus necesidades. Ideas

nentarias, como la de los precursores chilenos de 1810-1814, pero sin

lición anterior y sin consistencia en el tiempo inmediata; la segunda, en-

:1776 y 1780, cuando hubo no sólo aplicación constructiva de esas ideas,

también .a exploración de sus implicaciones, limites y posibilidades,

’Jures N1adison, 1796. Citado por Bernard Bailyn, Los orígenes ideológicos de la
Revolución

’mana [ 1967], Tecnos, Madrid 2012, Postscriptum [1992], p. 315.


la aplicación de ideas refinadas y desarrolladas 367. Hay qi

se trata de experiencias y circunstancias muy diferentes,

tiempo que en nuestro caso siempre nulo un retarao en tor

concernientes a la inclusión temprana y progresiva de los ind

cuales se les trataba, desde los orígenes, como los potenciales

Siempre potenciales.

Desde una perspectiva social, hoy en dia, los nuevos aná

dependencia y formación de las Naciones Estados, no sólo en

la historia europea o norteamericana, sino también para el caso (

Latina, hablan de otras perspectivas de análisis, disminuyen el

corto tiempo de las experiencias de emancipación y subrayan

procesos, largos, que están bajo los hilos conductores no sólo

miento del Estado como institución, sino muy fundamentalmente s

relaciones de identidad y nuevos patrones de conductas, compor

establecimientos de nuevas disciplinas y controles, etc. Surge el

ción, pero también se construye la nacionalidad, se inventa un nu

cepto de pueblo y se desarrollan nuevas formas de sociabilidad pop

representaciones colectivas y de relaciones con las elites y grupos

Al terminar el siglo XVIII, según un conocido escrito de Gu

Feliú Cruz, la sociedad chilena, en sus diferentes jerarquias, se cir

sobre dos grandes principios místicos que, sin embargo, mostr

didas de sus antiguas consistencias: los dogmas de la majestad real

la majestad divina. Las costumbres patriarcales comenzaban a tra

se producto de hábitos y sentimientos extranjeros vinculados con


chilenas. Casi tres cuartas partes de la población era mestiza, con una

ruda y triste, sin horizontes. Sobre ella, los criollos constituían ”el ele

básico de la civilización europea, lo nacional genuino de la

la elite intelectual, por misérrima que fuera”. Jerarquia, virtudes, sobri

’ Ibidem, pp. 315-318.


estas y otras diferencias sociales, el mismo Feliú Cruz destacaba

Mentos de patria y chilenidad formados a comienzos del siglo XIX.

se reteria a ias aivisiones ae ia socieuau mutila eXpCIIIIICIlldUd CHIM

y 1814 entre partidarios y enemigos de la emancipación, situación

Lente había alcanzado a los elementos de la clase baja que servia

de sus patrones según las consideraciones de aquellos, sino

a las nuevas construcciones ideológicas que adoptaba la mayoría

alia del valle central y gran parte de sus relacionados del Norte,

y La Serena, igualmente favorables a la Independencia. Según

1 Cruz, ”el roto se incorporó enhiesto y vengativo para el combate.

sintieron y comprendieron que con la defensa del patrón resguarlo propio, la casa, el
rancho, el trabajo, la herramienta. Al fin, los

no representaban lo propio y sus autoridades, crueles y altaneras,

as al país. Fue este el primer sentimiento, vago, pero firme, de la

ad que entrevió el pueblo en el concepto de Patria”369. Agregaba

los patrones fueron inculcando la idea de patria vinculada a la tierra en

donde se había nacido y que el huaso campesino había formado un lenguaje aracterístico
por la intención, y profundo por las experiencias seculares.

Aceptando o discutiendo las afirmaciones anteriores, ellas se refieren a ,zacterizaciones de


la sociedad en un momento determinado y no necesatiarnente a las lógicas del
funcionamiento de las relaciones entre los sectores sociales descritos. Obviamente no es
posible aceptar un cambio de actitudes profundas en un lapso corto de tiempo, incluso
cuando se producen fenómenos bastante ”anormales” como seguramente se observaban
los Movimientos Juntistas en 1810. Posiblemente, para la gran mayoría mestiza y para
muchos criollos que calzaban con los juicios de Feliú, no era posible ni fácil darse cuenta
por dónde se desarrollaban los acontecimientos y menos aún atisbar hacia dónde se
dirigiam

”Fdiú Cruz, Guillermo, Un esquema de la evolución social de Chile en el s.XIX [1942], en


Hernán Godoy, Estructura social de Chile, Editorial Universitaria, Santiago 1971,
pp.215-222.
”Feliú Cruz, Guillermo, Los sentimientos de patria y chilenidad [1966], en Hernán Godoy,
El

r chileno, Editorial Universitaria, 1976.


338

EDUARDO CAVIE

IEPENUtNblik LIN Lt LITIR 001 Hnuyuu t10y1111011 y 1US u yeiros 110 ia represei
iauwn 11111110111d

..13U

quedaron aún tareas pendientes, especialmente respecto a los o

filosóficos, doctrinarios e ideológicos que habían iluminado el pi

emancipación. ,

Cuando se estudia el proceso de independencia de Chile (y t

de América Latina) para muchos queda la impresión de que tanto Ia

de los Padres Fundadores como el mismo proceso propiamente tal,

rrollaron fundamentalmente dentro de los campos de batalla y que

tanto, en lo particular, el proceso de gestación de estos estados naci

tuvo que ver con una cuestión bélica y con unos hechos que se ini

a partir de posiciones muy moderadas (autogobierno por y en nom

Fernando VII con solemnes declaraciones de fidelidad) y que b

ciertas pequeírias reformas y no más allá. Sin embargo, como siempre en la historia,
pensada como dialéctica, ni los reformistas ni los moderados sabían o tenían
contemplado qué es lo que venía pasando ni advirtieron la generación de otros
movimientos y personajes que estaba de acuerdo con d primer principio, pero que,
precisamente, querían ir un poco más allá. lo que significaba violentar la situación. Por
ello en la historiografia siempre se discurre acerca de categorias de legitimidad o
ilegitimidad y de cómo se dan entre si esas relaciones: hasta dónde algunos obedecían la
legalidad v hasta dónde otros la desconocían tratando de alcanzar sus propios objetivos.

Por ello, a pesar de todas las discusiones acerca de las causas profundas de los procesos de
emancipación americana y hasta donde son válidos los ejemplos de Estados Unidos y su
proceso caracterizado por la discusión de un liberalismo profundo y doctrinario, de la
Revolución francesa y sus consecuencias e impactos, o de las tradiciones
constitucionalistas de las provincias respecto a teorias vigentes sobre el poder, que en
ausencia dc la autoridad legitima este se traslada hacia el pueblo, el problema central es
de qué manera surge la nueva autoridad a partir de renovadas explicaciones relativas a lo
que se consideraba como legítimo. De hecho, cuando contemporáneamente se observaba el
funcionamiento de esa institucionalidad v se pensaba que las cosas no iban bien, no hubo
problemas para algunos de aceptar que era posible romper nuevamente esa legalidad a
partir de atras situaciones que igualmente se observaban como legítimas: detrás dc toda
teoria del poder, lo que vence siempre y finalmente es la legitimidad sobre

la legalidad.

5 obstante, este es un problema básico que está relacionado con una

fundamental: fueron los procesos de independencia guiados a

opiniones concordantes y homogéneas? Las influencias norteame-

acesas han operado, en diversos grados, como elementos muy

a partir de la comprensión o valoración de sus contenidos por

; patriotas americanos, reduciendo, al mismo tiempo, los propios

de estos para poder tener un pensamiento y una acción propia.

a partir de causas intelectuales internas, ayudaría a replantear

a, pero en unas primeras miradas, se advertiria rápidamente que

un pensamiento homogéneo. La propia IlustraciOn se presentó a

diversas formas en que se entendia. Chiaramonte ha subrayado

en sus influencias como en sus efectos, aun cuando muy

avances en la conciencia crítica existente, deben reconocerse las

desigualdades y diferencias producidas en términos de la des-

logros; desigualdad de orientaciones y percepciones y en las

formas de supervivencia de etapas culturales anteriores (barroca/

a). Más preciso aún es su análisis respecto a la Ilustración espa-

ioamericana y católica que, en el fondo, fue una síntesis de un

de tendencias reformistas y en donde se conjugaban la tradición

zonciliar del catolicismo, el episcopalism o y el jansenismo. Se trató de una imalgama de


tendencias que lógicamente provocó una serie de imágenes de :onflicto., entre la tradición
y la modernidad3’3.

Es importante replantear los discursos, porque de modo contrario; nos seguimos


quedamos con una descripción bastante detallada respecto a lo que sucedió en esos mios,
pero sin profundizar el análisis. Nos quedamos

la superficie: la voz, la acción, las decisiones que se tomaron desde un punto de vista
militar y no pensamos, necesariamente, respecto a las ideas que estaban más bien en el
trasfondo de todo lo que estaba sucediendo. En esto existe también un gran problema: la
historia la reconocemos por la exteriorización de lo que sucedió, de lo que podemos ver y
observar y no siempre sobre lo que estaba sucediendo detrás de ello, de aquello que no
siempre visucdizamos, pero de aquello que en su momento no tiene la capacidad efectiva
de tomar decisiones sobre las cosas. Y en ese sentido, es

cit. (4), pp.167-181.


340

EDUARDO CAV

indudable que lo teórico, en lo contingente, tiene menos peso ar

lo práctico. Entonces es más fácil, más aceptable hacer una histor

tiva de estos procesos que ir por este otro lado, sumergiéndonos 1

que había detrás o bajo de ella. Así entonces, y en esencia, que 1

caracteriza el proceso de independencia de Chile?

Significa, por un lado, que hay que alcanzar las metas comba

sólo con el enemigo externo, sino también con el enemigo inter

casualidad que los dos grandes próceres chilenos de los que hemos 1

por distintas causas terminan siendo enemigos irreconciliables y, en

tido, se puede discutir mucho más acerca de lo que caracterizó ai 1

de O’Higgins distanciando las premuras de las coyunturas resç

principios liberales y las formas de hacer expedito el término del

régimen y la construcción del nuevo régimen. Hablo fundament

términos políticos-institucionales.

Hay que insistir en que la mayoría de los análisis sobre la Inde

cia nacional termina en el análisis y descripción de estos problen

ticos y militares, primero con Carrera y después con O’Higgins, pen avanzan más allá. Lo
mismo sucede a nivel americano. Una parte impo’ te de las celebraciones bicentenarios, al
menos en lo oficial, coincidiero

rememorar los hechos acontecidos y evitaron hacer el análisis de los mis

poniéndoles en perspectivas temporales y tratando de analizarles respe, sus efectos sobre


el presente. Las publicaciones de divulgación subrav igualmente la presencia de estos
personajes y de sus actos, pero no tant pensamiento y sus proyectos de nación, por lo
tanto, de la construcció
esta nueva sociedad a partir del actuar de estos Padres de Ia Paria, lo (

quedar muy restringido al ámbito militar, situación que no se descon

sus propios méritos, desdibuja el trasfondo de la situación a la cual

anteriormente.

Cuá1 es ese trasfondo? Buscando momentos e interpretacion

el paso casi natural que siguió la historiografia considerada como dicional al otorgar
significados importantes al análisis constitucic

hecho, con interesantes contribuciones ya el mismo Carrera dictó un 1

mento Constitucional en 1813. Lo hizo posteriormente O’Hig

llamada primera Constitución en 1818 y después en 1822. En

análisis de estas constituciones deja la situación más o menos


’:`;:

/’

or, es promulg r una Consrirurión y ocra, basrar�r

la en prácrica y ello no se observa en el aná1isis hiscódoo-

siso 1a hismria de las ideal, ou c1 análisis dc Ias di£erenlos discursos y las prácricas. El
discurso puede ser muy an re, poro no necesariamenre habla de algo efectivo y

!e respecro a 1a insntucionalidad em términos de lo que una

pueda efecdvanaen te desarrollar. Podemos ilustrar la siruación aenco Constitucional de


1813, pensado y redactado en 1811

Egana. En mochos sentidos no sólo no representaba eI senti-

todos quienes podríamos Llaniar el bando patriota, sino además

bastante distante de Ias realidades concretas dei proceso. En.

de uridedaracide de lardereehordelpueblo de Chile, en que se cri-

consideraciones sobre un congreso chileno y un congreso ame-

conceptos e ideas básicas tenían que ver con la representación,

ros naturales y sociales y los objetivos primordiales de América, a

sufelícídad yla permanencia de esta felicidad. Se proclamaba que:

rido últimamente con el más ardiente esfuerzo, que un ejem-

o de moderación desengane ai mundo, y corre el incendio de las

rentes disensiones, cuando se reconozca que Chile solo pretende

Aos derechos sín los cuales no puede existir seguro, tranquilo, y

, consagrando a la nación entera cuanto no se oponga a la suprema

sidad de su exístencia; se persuade, y declara este Pueblo, que por

t irresistible fuerza de las circunstancias, y por el derecho natural e prescriptible que


tíenen todos los hombres a su felicidad, se halla en
dcaso de formar una Constitución que es rabi ezca sólida y permanen-

tementesu Gobíerno374 Lospdncípios que deberían guiar esta Constitución igualmente


pudie-

.onsorprender a muchos o hacerlos incomprensibles para otros tantos. El

pímerprincípío caracterízaba Ia deseada Constitución como justa, liberal

!manente. Le seguían, entre otros, el que el pueblo de Chile retendría

®’e/derecho y : /ercicio de todas sus relaciones exteriores hasta forma-

4eun Congreso nacional o ai menos de la América de] Sud; el que los

m , IA

áeclardcíón de los derechos de/Puedlo de Chile, Imprenta de Gobierno, Santiago,

-9
342

EDUARDO CAVIERE

derechos, regalias y preeminencias de Fernando VII serían declar

Congreso; y la declaración de que ”Chile forma una nación con los 1 esparioles que se
reúnan, o declaren solemnemente querer reunirse;

greso general constituido de un modo igual y libre”375.

Obviamente, destacan dos conceptos centrales: primer gran pr,

quién es el pueblo, los pueblos. ,Qué significa ello en 1810 o en

gundo gran problema: éQue significaba ser liberal? En la extensa exp

que realizó el autor respecto de los principios que consolidan el pacto ,

los habitantes de Chile, texto que se mandó publicar por el gobier

Reglamento Constitucional en 1813, no se volvió a tocar la palal

pero la introducción recogía lo más importante de las nuevas re

institucionales que se pensaban ya más generalizadamente a comien

s. XIX: ”La Constitución reconoce que todos los hombres nacen

libres, e independientes: que aunque para vivir en sociedad sacrific

de su independencia natural, y salvaje; pero ellos conservan, y la

protege, su seguridad, propiedad, y la libertad, e igualdad civil” 376.

articulados referentes al orden jurídico y la seguridad individual, la 1

y la igualdad; la educación, la censura, las Juntas cívicas generales y I

nativas y otros aspectos.

El título referente a los ciudadanos declaraba por tales a quien

seando vivir bajo la protección de las leyes, con garantia de su liE

propiedad, seguridad, disfrutando de los beneficios públicos y sociales, (


tribuyeran con su persona o bienes a las cargas y defensa del Estadc

seguida pasaba a explicitar quiénes podrían ser declarados por el go

en tal categoria:

Todo hombre libre, natural o extranjero, que profese Ia Religid

tólica, y de razón de su catecismo; que tenga instrucción en

compendio (que formará la República) de las leyes más necesar

la vida social; que sepa leer, y escribir; que haya servido a su

3750p. cit. (361), pp.5-06.

376 Exposición de los princípios que consolidan el pacto social de los habitantes de Chile,
que d;

garantidos por la Constitución, y servirán de fundamento a todos los decretos legislativos,

y judiciales de las Magistraturas, Cap. 1: De los derechos individuales del ciudadano: I

pp. I.
INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los ongenes de la
representación moderna

343

oiendo el mérito cívico (de que después se hablará) de un modo aprobado por la Censura, y
cumplido el término necesario de disciplina militar; que tenga veinte y un anos; y de quien
informe la Censura que no ha desmerecido con algún delito o profanación de las
costumbres, o que se haya rehabilitado; tiene derecho, y debe ser declarado Ciudadano
activo, con parte en la Soberania, y apto para todos los ministerios del Estado, en que no
exija más requisitos la 1ey377.

Frente a una pretendida constitucirin liberal, una serie de secciones res-

al mérito cívico, ciudadanos beneméritos de la patria o constituciociudadanos beneméritos


en alto grado; pero, más aún, en referencias

castas en que defendiendo el principio de que todos los hombres son

les delante de la ley se aceptaba una especie de determinismo histi-

en que esta (la ley) ”se halla impotente muchas veces para corregir la

ión” y ante ello, se declaraba que ”no se permite en el territorio de la

ica al que de mulato inclusive para atrás se case igualando, o dete-

riorando su especie, después de la Constitución. No iguala ni deteriora si

con india. Se entiende por mulato que alguno de sus padres sea negro,

ode una casta inferior a la de hijo de cuarterón y negro” 378, con lo cual se

contravenía los principios generales de libertad e igualdad.

Detrás de estas situaciones, todas muy importantes, y que están en el sustrato de las
acciones políticas y militares propiamente tales, estaba el hoy dia tan utilizado el concepto
de la representación..Que era y que significaba representación? Creo que allí se encuentra
una problemática muy densa y zomplicada, con múltiples entradas y salidas para su
estudio y comprensión v que exige ir desmenuzando, en primer lugar, las acepciones, sino
además, diferentes formas de ser acogido e interpretado por los propios contemporáneos
de 1810 y anos siguientes. Para ser más concreto, estudiando la situación, Sol Serrano
habla sobre el problema de la representación con igunas ideas muy interesantes, pero que
sin negar sus aportes, requieren de mayor discusión. Una de sus ideas centrales es insistir
y subrayar lo que !lama la fortaleza de las instituciones coloniales que superan el
derrumbe de
Op, cit. (363), Título 3, Sección I, No 66, p.17.

’10p. cit. (363), Sección V: De las Castas, p.21.


344

EDUARDO CAVIERES Fli

la monarquia. Que significa ello? Lo que está diciendo es que el

independencia, independientemente del problema militar, se pude nar y dirigir a partir de


que las instituciones coloniales eran de tal fue,

terminaron por salvar el proceso. Ella está pensando fundamental

en el Cabildo colonial, que para el caso chileno significa pensar especificaT

mente en el Labildo santiaguino, el principal. _Especificando Ias diferentes formas que


alcanza la representación y siguiendo los acontecimientos desde 1808 hasta 1814, cuando
antes de la derrota de los patriotas, el escenario institucional débil referente al escenario
militar es superado a partir de- tipo

de representación alcanzado en la Patria Vieja: la Junta santiaguina se re.

beló contra los Carrera nombrando como General a Bernardo O’Higgira. condenando el
despotismo y fijando el propósito de llamar a un Senado consultivo. En lo concreto,
alcanzó a reunir, en dos sesiones, a toda la representación de la capital, Senado, cabildo
secular y eclesiástico, tribunal de justicia, jefes militares y veteranos y demás tribunales,
todo ello para otorgar facultades al Supremo Gobierno y convocar a elección de diputados
de las provincias para formar un Congreso General.

Por cierto, ante el transitorio triunfo realista, ello no prosperó. No obstante, Sol Serrano
sefiala que este había sido un pequerio triunfo, ”antes de la derrota, de la lógica
representativa de los pueblos que transitaba bacia la de los individuos por medio de la
proporcionalidad y en contra de la representación unanimista, ya fuera monárquica o
militar. La representación antigua mostraba toda su fortaleza, su flexibilidad para hacer un
tránsito del régimen político. Las instituciones monárquicas habían realizado el primer
tránsito en esos mios en que quedaron en evidencia las lógicas que se enfrentarían en la
construcción del Estado nacional”379. Por cierto, hav una doble proyección del
problema: havia atrás, es importante seguir preguntándose hasta dónde esta era un proyecto
realmente colectivo y hasta dónde habían diferencias profundas entre los mismos sectores
patriotas; bacia delante, se trataba de un proyecto de muy largo plazo. Por lo pronto, y
como está serialado, para Juan Egafia en 1811 y para el posterior Reglamento
Constitucional de 1813, la categoría de ciudadano distaba mucho de ser liberal y de
entrar en una categoría moderna de representación.

.~M

A INDE

_�r�
.1■`

PENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los odgenes de la representación


moderna

345

9 Op. cit. (19), p.508.

_�-

está dentro de algo mayor. Como dato historiográfico, hay una

rradición que se ha venido rompiendo algo en las últimas décadas y

• _I— 1_

que esta cerniu uc ia insunia 111N111111,1011;11. ‘_,(311 UlVeINOS UabalICLUSe


¡DUO en las instituciones coloniales y, posteriormente en los organismos je Estado, lo
que se acentúa es que los chilenos (lo que daria para una gran

n), siempre han sido defensores y garantes del orden institucional

eso es lo que les ha distinguido, no sólo en el período republicano sino

umbien en el período colonial. Una de las máximas expresiones de ello, es un libro ya


antiguo, pero siempre interesante, de Julio Alemparte, en donde su idea central es que la
tuna de la civilidad chilena e incluso del sistema democrático fue el Cabildo
colonia1380. Lo que hace Serrano es ver, desde ocra perspectiva, esa idea: frente a los
hechos de 1808, efectivamente el Cabildo santiaguino alcanzó un protagonismo inusual.
Lo hizo porque era parte importante de la institucionalidad existente y sobre ello Serrano
seriala dos ejemplos de elecciones de cabildo en 1809, en Quillota y La Serena, en que
frente a reclamos por fraude, la Real Audiencia ordenó repetir el procedimiento
concluyendo que ”la impugnación era la forma de competencia de los grupos locales por el
poder comunal. Por lo mismo esa cultura política era jurídica, donde los elementos
procesales eran cruciales”381. Sin embargo, estos dos ejemplos pueden ser válidos, pero
no generalizables. Lo fundamental en esta visión del Cabildo tiene que ver con el nivel en
que puede ser visto como el puente de la representación del pueblo (y de que pueblo).
Efectivamente, en el período colonial, el Cabildo desarrolló una función concreta de
representación, pero se debe precisar el concepto. Una situación es que podia representar
y hacer representaciones. Podia presentar sus reflexiones y sus inquietudes respecto a la
situación del Reino ante el propio Rey, directamente, en forma paralela a la Real
Audiencia y al propio Presidente y Gobernador. Efectivamente hubo muchas
representaciones y, a fines del período colonial, algunas muy interesantes. Otra situación
es a quienes representaba politicamente, incluso en su propia composición. Se
trata de una representación corporativa que, hacia 1814, no está claro si efectivamente
’labia cambiado consensual y generalizadamente.

Op. cit. (20).

Op. cit. (19), p.500.


346

EDUARDO CAVIERE$

Creo que, en este sentido, no se ha roto completamente la 1

historiográfica de visualizar a los Cabildos como el órgano tradic

representación del pueblo. En una especie de tratamiento más comp

Gabriel Salazar igualmente atribuye al Cabildo santiaguino esta

de representación de anhelos, sentimientos, intereses, del pueblo,

pecificando que sector de ese pueblo. Salazar se refiere a un proceso •

vino gestando particularmente en la segunda mitad del siglo XVIII

el cabildo fue pasando progresivamente desde un sector productor 1

cultores, mineros, manufactureros) hacia un sector mercantil, lo cual i

efectos recíprocos entre las relaciones entre la Metrópolis y sus

Para el período en que ocurrieron los hechos que fracturaron y

mente rompieron con esa unidad, Salazar sefiala que ese comercio, ”a

en tierra americana, tendia a desahuciar su unidad política con el Ir

y con el Rey, echando mano a aquello que el Rey, precisamente, había opri. mido y
cercenado pero no suprimido: el Derecho de los Pueblos. Fue as como, por caminos de
carambola, ese derecho retornó a la historia empo. jando por una nueva sangre: no la de
los ”pueblos” en tanto que tales, sia(

la de las burguesias coloniales que se habían enriquecido cabalgando sobre aquéllos. De


este modo, el viejo conflicto entre las dos soberanias (la universal y la vecinal), entraba a
complicarse en Hispanoamérica, porque los pueblos” propiamente tales comenzarían a
disputar al patriciado mercantil el verdadero uso político del Derecho de los
Pueblos”382.

En la afirmación anterior se implican varias situaciones: por una parte, igualmente se


trata de una situación que debe discutirse en términos de un proyecto de muy larga
duración; por otra parte, en lo específico del tiempo, las realidades y los conceptos, revive
una ya antigua polémica que estuvo presente en los alãos 1960 a propósito de dos de las
publicaciones más importantes sobre la independencia, los libros de Hernán Ramírez
Necoches y de Sergio Villalobos383. Si se siguen las lógicas de Salazar, la situación
comienza a exteriorizarse o transformase ya muy entrada la década de 1820,

más bien en 1828, cuando efectivamente asoma un intento liberal propia-

3820p. cit. (22), p.84.

383 Fl ri (14521 1 1.,

t.J,..1.61,-• V Ara,. Laf 11.414./ y144 (&JLJ ”ft,/ ,l0.111.1464-1

2a edición, Santiago 1990.


INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la
representación moderna 347

tal a través de otro golpe de Estado, de Ramón Freire, que promul-

,,.,n cl-; 1-11,7. ri, 1;1-,.r,11 ■,11. 2,rurrs r,,,,1.. rs•-• In ...c.

muy I dpIld111LIILL ,vixaLltus...•11 F ”v ak.

te vigencia concreta. Salazar seriala que el fracaso de Freire y con ello el

¡ramo de la representación a partir del Cabildo colonial se habría debido a los intereses
mercantiles de algunos grupos chilenos y sus aliados extranlos que estaban en contra de la
democratización del proceso y que por lo tanto querían entrar en una fase de çontracción
de lo que se había venido logrando”4. Como sea, me parece que habiendo elementos
interesantes en esas posiciones, hay que volver a poner en discusión los reales términos de
representación del Cabildo. Incluso, si el cabildo fuese el órgano más democrático del
período colonial y al cual no se puede restar méritos al papel jugado al convertirse en eje
del proceso de independencia, el cabildo actuaba en términos de una democracia entre
iguales y no más allá que ello. Efectivamente, en el período, especialmente entre 1810 y
1814, ocurrieron situaciones interesantes en ese cabildo que al menos comenzaron a
romper con ese tipo de representación, aun cuando se puede insistir en si efectiumente
existia un solo proyecto político de representación al interior de todos o de la mayoría de
sus miembros.

Por que ese rompimiento? Por razones circunstanciales, pero también porque algunos de
esos miembros, entre ellos el que fuese importante procurador, don José Miguel Infante, fue
proclive hacia ciertas tonalidades de un cierto y aún incierto liberalismo, pero que sí buscó
cambios al concepto de representación y al sistema institucional del viejo orden que
buscaba orientar hacia la creación de un nuevo orden, relación poco utilizada en nuestra
historiografía y que es tan usual en términos de los análisis de la revolución francesa o de
los primeros movimientos liberales esparioles con infasis en que en ellos su gran objetivo
era el crear una nueva institucionalidad. Infante es un buen ejemplo de esta falta de un
proyecto político único. En diciembre de 1810, presionó al Cabildo para recabar de la
Junta de Gobierno una más decidida voluntad de convocatoria a elecciones para la
pronta reunión de un Congreso Nacional. Entre sus argumentos mandestaba que el dert,ho
de soberania se les devolvia a los pueblos con la muerte civil del Monarca y que se
requeria de una pronta formación de una Constitución

523-529.
348

EDUARDO CAVIER

sabia que sirviese de regia inalterable al nuevo Gobierno. El Cong

unió efectivamente e14 de julio de 1811 e Infante se convirtió rápi en el más violento y
elocuente orador del mismo. Como miemE

Asamblea subscribió el Reglamento provisorio para el mejor ré

gobierno, a nombre de Fernando VII, lo que le valió su salida del 1

en la primera asonada de José Miguel Carrera e14 de septiembre del 1

afio, con una petición a nombre del pueblo, pero firmada sólo por

ciudadanos, que llamaban a la salvación pública a través de drástic

didas como la expulsión de ciertos diputados como Infante, Ey

otros. En marzo de 1813, a consecuencias de nuevas coyunturas

volvió a ser componente de una nueva Junta de Gobierno385.

Evidentemente hubo grandes diferencias entre los discursos y las 1

ticas, pero también entre el mundo de las ideas y el mundo de Ias ac

concretas. Por ello, reconociendo las diferencias entre lo que pens

fante, o lo que escribía Camilo Henríquez en la Aurora de Chile, es

fue parando desde unas posiciones a otras, de ser realista a patriota,

ilustrado a ser liberal, cuestión difícil de precisar, pero muy impor

que en pocos trechos temporales se producen cambios en las orientacio

de los sucesos y, con ello, cambios en las posiciones y en las decisiones.

producen confusiones, hombres ilustrados optan indistintamente por ser conservadores o


liberales, más de alguno sigue pensando en alguna forma de monarquia; en la práctica, el
acontecer va estableciendo las nuevas prcguntas y cuestionamientos.

Desde el punto de vista de lo que fueron dichos aconteceres y, muy rápidamente,


apelando a algunas de las dicotomias ya serialadas, volvamos a pensar en ellos. En 1808,
mientras ocurrían los acontecimientos esparioles,

en Chile fallecía el Gobernador y, en espera de que desde la Corona emiasc

a la nueva autoridad, correspondía nombrar al suplente dentro de Chile. 1

Real Audiencia nombró inmediatamente a uno de sus oidores contr

la legalidad, porque de acuerdo a ella, el militar de más alta graduación

Ma que entrar a suplir el cargo vacante. Ese militar estaba en Concepción. en la Frontera,
pero supo de la situación e hizo valer sus derechos. La Real

50p. cit. (26), pp.20-32.


riRE LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los origens de la
representación moderna 349

enc ia defendió a su oidor y el Cabildo defendió la legalidad y a Garcia carrasco que era el
militar contrariado. Asumió finalmente el poder, pero wencontrO con un mundo que le
dejó absolutamente desconcertado. Toma posesiOn de su cargo cuando llegaban las
noticias de la península. Que pomo pensar los habitantes de Santiago sobre lo que sucedia
en Esparia? Los weinos más pudientes, que vivían en la periferia de los dominios,
enfrentados naturalmente a situaciones de la política espafiola, que deben decidir corre
Carlos IV, Fernando ”VII, los Bonaparte, se dividen en cuanto a las opciones a tomar y
aquellos que comienzan a pensar en el autogobierno o que son más ilustrados, se
relacionan con el Cabildo y proceden desde allí,

pero son parte dei mismo grupo social, se comienzan a enfrentar con la Real Audiencia y
con el nuevo gobernador. En 1809 cuando las circunstancias obligan a ir tomando partido
y a decidir sobre la posición de Chile respecto a lo que sucede en Esparia: ,qué Bebe
hacerse?; ¿seguir a los espafioles, jurar las instituciones espariolas, tomar la oportunidad?
Detrás de ello está lo fundamental, la vida concreta, hombres que no tienen experiencia
política ni saben pór donde irán las cosas; hombres que, en definitiva, piensan también en
decisiones que les permitais defender sus propios privilegios, lo cual no es nada
cuestionable, pero que también forma parte de la historia. En esto de decidir por dónde,
comienzan también a pensar que ellos han tenido la experiencia de este tipo de
representación al cual nos hemos referido y que NI lo tanto porque no tener ellos, a partir
de las teorias políticas que se discuten, una propia Junta de gobierno, a nombre dei Rey y
mientras dure d cautiverio. Es ello lo que está surgiendo y lo que se observa en regiones
vecinas. Allí sí que el Cabildo asume una capacidad de influencia que no había tenido en
el período colonial y ello es una situación que no ha sido visualizada en profundidad:
cómo al interior dei Cabildo se van produciendo estas transformaciones desde una
representación dei antiguo régimen a una de nuevo orden.

El Cabildo es el que lleva la petición de renuncia a Garcia Carrasco y logra convencer a


uno de los vecinos más pudientes y reconocidos socialmente como lo fue Toro y Zambrano,
que había sucedido a Garcia Carrasco y sobre el cual se comienza a presionar para que
liame a una Junta nacional de gobierno. En septiembre de 1810, un grupo le hace jurar la
Junta de

a; otro grupo le convence llamar a Junta Nacional y le garantiza que


350 EDUARDO CA

será el Presidente de la misma. Así lo hace, pero la noche anterior a

reúnen algunos de los vecinos más influyentes para apoyar Ia Juntal

sin participación de miembros del cabildo: poder local, frente a Ia

poder nacional: nuevo problema de representación. El Cabildo se 1

derecho de seguir representando las aspiraciones de los vecinos más i

tantes del Reino frente a la Junta. Esta se instaura como junta pra

mientras convoque a elecciones para la formación de una Asamblea o COO. grelo


Nacional con participación de todos los ”partidos” del país, de roda

los pueblos.

Se instaura la Junta y la convocatoria se retrasa ante las presiones i

Cabildo. Infante hace ver que los pueblos están nombrando por su

los diputados. éQué sucede? El Cabildo se divide entre quienes piensan un sistema
universal y quienes lo piensan en términos de proporcionalidad. No todos pueden tener el
mismo número de representantes y Santiago debe Ser mayor. Existe una idea de lo que
debiera ser, pero hay una realidad que lo impide. Finalmente, el propio Presidente
solicitaba al Cabildo hacer el reglamento de esas elecciones. Se constituye el Primer
Congreso Nacional en donde están presentes todos los bandos y grupos de poder
existente. Ya esta José Miguel Carrera actuando y lo liquida en 1812: piensa que hay
personas que no deben estar e instaura una nueva Junta de Gobierno y las elecciones se
pierden en el acontecer de los enfrentamientos internos y externos. En 1814 viene la
restauración y la huída de sus patriotas hacia Mendoza. En 1817 se retoma el gobierno,
los vecinos ofrecen el poder a San Martín, lo rechaza y asume O’Higgins como Director
Supremo de la Nación.

O’Higgins, que había conocido a Miranda, asume el poder y al afio siguiente dicta una
Constitución que le entrega poderes absolutos y que por tanto no tiene un sistema
electoral abierto y entra en una fase de gobierno que hacia 1820 está muy desgastado desde
un punto de vista político ya que está la situación de conflicto en que en la práctica política
no se ve transformaciones aun cuando hay bandos e ideas que significan una fuerte
confrontación con el gobierno. A ello se suma algo muy importante dentro de Chile: el
ajusticiamiento de los Carrera en Mendoza y de don Manuel Rodríguez en el propio
Santiago (Tiltil). Se crea un conflicto muv fuerte que no tiene que ver sólo con
enemistades personales, sino también con un problema de fondo: O’Higgins pensaba que
tenía que entrar en
INDEPENDENCIA EN CHILE. El fia dei Antiguo Régimen y los odgenes de Ia
representación moderna 351

ncia el nuevo Estado, pero piensa que todavia no es el momento y que

• , • _I • .1

rio seria conuucir ai pais a una espacie ue xauerra avir y por io tanto bnza su poder
supremo y sólo en 1822, acosado por estas resistencias, es accede a promulgar una nueva
Constitución que establece un primer sistema electoral muy dirigido desde el poder
central, en particular respecto a la nominación concreta de los diputados. Esa Asamblea
resultante se reúne en momento muy crucial. O’Higgins se instala como Presidente de la
Asamblea, nombra al Presidente y Vicepresidente de la misma, se retira y deja su
renuncia para que el nuevo sistema comience a funcionar. Los representantes eran
o’higginistas en su mayoría y rechazan su renuncia confrontando más radicalmente a las
oposiciones que logran organizarse y provocan incluso el levantamiento militar en
provincias haciéndole renu nciu en 1823.

Qué es la resultante de todo aquello? Volvemos al problema de las representaciones.


O’Higgins, al llamar a un senado consultivo en 1822 ve esa potestad como un pequerio
triunfo antes de la caída definitiva. Ante la lógica representativa tradicional, de los
pueblos, que va hacia a la de los individuos, desde las corporaciones del antiguo régimen
hacia un sistema electoral del nuevo, lo que procedia era una transición entre ambos
regímenes por medio de la representatividad: elección por medio de la proporcionalidad y
en contra de la representatividad únanimista o corporativa. La representación unánime,
fuese monárquica o militar, fueron las dos representaciones comunes hasta ese momento.
La representación antigua, al momento de 1822 mostraba toda su fortaleza y flexibilidad
para hacer el transito del régimen político. Es lo que sucedió con O’Higgins: entiende que
a partir de lo existente puede seguir controlando el poder, pero se equivoca en el sentido
de pensar que el apoyo que se le estaba entregando era el apoyo de viejo régimen. En
verdad, no era el apoyo individual de los nuevos ciudadanos, sino que seguia siendo el
apoyo corporativo cuando este ya estaba en crisis. Ese equívoco en sentirse legitimado en
1822 lo lleva al desastre, a la abdicación y al exílio, pero al mismo tiempo lleva al país a
un estado de aiiarquía que queria evitar manteniendo el poder. Entre 1823 y 1829 se
suceden una serie de intentos constitucionales, pero se termina en el enfrentamiento de
1829 que da paso a la organización definitiva: pero no en forma liberal, sino
conservadora. Estos liberales de 1829 representaban
352

EDUARDO CAVIERES I

la última expresión del liberalismo doctrinal que venía surgiendo

del proceso de independencia. La Constitución de 1833 reglamentó,

no profundizó lo que se venía discutiendo sobre ciudadanía, elec

régimen representativo.

(;?_,Lie significado tiene la abdicación de O’Higgins? Significa

realidad el proceso de independencia no fue solamente el acontecer

co-militar, pero tampoco fue Riba los dos intentos institucionales, pr

con el reglamento constitucional de 1812 y después con la constituc

1818 sin que el problema central fuese el de la emergencia de la repre

ción y esta transición de un sistema de antiguo a nuevo régimen. Eso e

más importante y en ello hay que rescatar y precisar la presencia y dis

liberales que si bien es cierto no tuvieron éxito inmediato, hay que

cer que nunca dejaron de estar presentes. Que a pesar de los desarrollc

líticos propiamente tal, incluido el financiamiento del Estado, la dis

siguió por debajo. La búsqueda del fin de antiguo régimen y su sisten

representación, la búsqueda del sistema republicano.

Es necesario entrar más detalladamente en los orígenes de la

electoral en Chile y en América, incluso a partir de su proto historia..

a los elementos descriptivos de la misma, está la discusión respecto

sistemas de representación y de que manera ello transforma los cir

del antiguo régimen a partir de la lenta construcción del nuevo ré

Ello lleva nuevamente a replantear las ideas y teorias acerca de la


política de los cabildos y al cuestionamiento respecto de que este

cuna de la democracia. En realidad, los cabildos no eran represent

de toda la sociedad, sino, además, tenían diferentes asientos, jerarqt

formas de acceder a el. Lo mismo sucedió respecto a las primeras eleccic

”ciudadanas”, o de los pueblos: la conformación del primer Congreso Na-

cional de 1811 estuvo precedido, en el corto tiempo, por largas discusic

sobre cómo y quiénes deberían ser elegidos y, en muchos casos, sus nomt

mientos estuvieron más bien determinados por razones ajenas a los pr

sitos políticos propiamente tales. Indudablemente, detrás de todo aque

estaban los intereses concretos (hacendados, comerciantes, burocracias)

estaban igualmente quienes pensaban y quienes querían dirigir el proceso.

En un país unitario, ei sostenimiento estatal está en el cabildo de Santia

pero más todavia en las exportaciones mineras.


DEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la
representación moderna 353

Una vez alcanzada la Independencia, O’Higgins, fue Director Supre-

mo o Dictador? Del mismo modo, antes y durante el gobierno de don Bernardo, qué tipo
de representación se estaba discutiendo?, la de vecinos o de la de ciudadanos? Detrás de
ello persistia el pensamiento de aoriguo régimen, pero también crecían los adeptos al
pensamiento ilustrado, aun cuando este no era homogéneo y se entendia de diversas
maneras y oon distintas significaciones. Ni los.liberales fueron necesariamente ilustrados
ni viceversa. Tampoco ser librecambista significaba ser necesariamente liberal.

Las posiciones de O’Higgins se movieron entre lo legal y lo legítimo. Sobre Carrera se


consideran mucho más sus acciones dictatoriales, pa supresión del primer Congreso, el
cambio continuo de jefaturas, la concentración del poder. A O’Higgins se le reconoce su
posición como Director Supremo y habría que reconocerle el haber sido elegido por las
corporaciones, los principales vecinos y cabildantes. Nuevas posiciones antagónicas:
legalmente, estaba bien, legitimamente se cuestiona su posición. Detrás de ello existia un
proceso que se venía constituyendo en el tiempo y por ello hubo oposiciones y
contradicciones y entre ellas las dudas respecto a si efectivamente pudo haber comenzado
un nuevo régimen político con elecciones más amplias y libres.

Si se piensa en situaciones concretas, por ejemplo, en la declaración de Independencia


podemos pensar en que la mayoría estaba de acuerdo en la meta republicana, pero la
ProclamaciOn de la misma no especificó qué significaba aquello: ”Chile y sus islas
adyacentes, forman de hecho y por derecho un Estado libre, Independiente y Soberano, y
quedan para siempre separados de la Monarquia de Esparia, con plena aptitud de adoptar
la forma de gobierno que mas convenga a sus intereses”. Las opciones quedaban abiertas.
Cuándo era el momento para decidir en definitiva? En los mismos términos, importa
mucho la historia de las ideas: Manuel de Salas, Infante, otros, permiten observar
inter-relaciones sociales y políticas, desarrollar análisis de discurso dialéctico, analizar el
cómo se pasa de la Ilustración al liberalismo, traspasando limites, transitando desde la
revolución al Estado formalizado. Los hombres también se transformaron, los
monárquicos de 1800 fueron los patriotas de 1810 y los ciudadanos de 1830. De hombres
moderados pasaron a ser a hombres radicalmente transformadores
354

LUUAKDO CrI;

y después terminaron siendo nuevos conservadores. Por cierto, en lo mismo sucedió con
el mundo de las ideal.

Otro tema, aun Guando muy conectado a todo lo anterior es el fiscalidad, la formación de
Ia fisonomía propiamente tal dei Estado; su

citar específico desde sus bases vecinales (particularmente santiaguinas

de los ciudadanos. El Estado es organización política-económica, real

concreta que se tiene que construir; arcas fiscales, burocracia (funci

rios públicos, servicio exterior), registros de población, recursos naru

espacios. También políticas económicas, ,proteccionismo o liberalisi

Primero Estado, como institución política; enseguida la conformación dd Estado-nación.


No hubo un proyecto, hubo proyectos y allí todo estaba complejamente entremezclado:
las acciones y las ideal. Todo un campo abierto para seguir explorando y reflexionando.

En el 2008, en Espana, se recordaba al pueblo espanol al momento de alzarse en armas


contra el invasor, en contra de las tropas de Napoleón. dando origen a toda una gesta, a
una situación que ha quedado en el simbolismo y en las expresiones de los significados de
estos hechos y procesos. Durante el 2009, Sucre y Quito, en el 2010, Buenos Aires,
Santiago, México y desde allí muchas otras Juntas. Por parte de los historiadores, pensar
en la Independencia tiene que ver con una doble función que no siempre es entendida por
otros sectores de la sociedad. Esa doble función es moverse

en el tiempo sin hacer cortes en el mismo. Moverse hacia atrás, pero tam-

bién mover las cosas hacia adelante de modo de no quedarse en una es

de situación estática en que se celebra un bicentenario en términos de

tenernos en acontecimientos que ocurrieron hace 200 anos atrás N, que,

principio, no tendrían mucho que ver con nosotros, o, si lo tienen, es

que serían causa de nuestra situación actual. La historia, y en Ia histori

que preocupa siempre, fundamentalmente, es el Presente y nuestra rela,

con el pasado tiene que ver no sólo con aquello que nos podría decir
lado, sino también, y lo más importante, con lo que ha venido sucedi,

desde ese pasado hasta nuestro presente.

Por lo tanto, en este doble movimiento ai cual hemos hecho referes

hay un tercer tiempo que es el intermedio, lo que ha sucedido, en este entre 1810 y el
2010, y posiblemente lo que ha sucedido en ese entre

p0 es, en definitiva, lo más importante para pensar, para reflexionar,

_”qw

- - - —- 1,10,11.meiç

’vJLPENDLNLIA EN CHILE. EI íl1 1ie 1 muaeina

J—J

ién para hacernos cargo nosotros mismos de la historia. Ciertamente,

estos tiempos de bicentenarios, los meses y los anos próximos, van a

ser eseenar►os remporaies ue ruerres anaiisis sopre ei papei )ugauo por ios

de la Patria o de los constructores dei Estado que siguieron a esos fundadores y, en Chile,
seguramente va a estar nuevamente presente

discusión acerca de las figuras de O’Higgins o de Portales y, seguramente,

sc volverán a forzar algunas comprensiones de la historia culpando a los mismos


O’Higgins y Portales, y a todo ese grupo, por lo que hubiésemos querido que pasara y que
no pasó. Ello, sin damos cuenta exactamente de Ias circunstancias de que cada época y,
por lo tanto, evadiendo el problema de cuánto vale nuestra propia responsabilidad en lo
que ha sido esta historia mirada globalmente. Si nos detenemos, en primer lugar, en los
propios acontecimientos de 1810 y en lo que es el proceso que sigue, podemos visualizar
algunos problemas de fondo.

Esos trasfondos no tienen que ver con el acontecer particular, ni con la acción conocida de
grupos o individuos que fueron invitados a participar en el Cabildo Abierto de 1810, de
quienes exclamaron ”Junta queremos”, de lo que enseguida se tradujo en todo el ritual del
traspaso del Poder que quedó en manos, por algunos momentos, de don Mateo de Toro y
Zambrano y, enseguida, con los otros sucesos que se fueron produciendo. En general ello
lo sabemos y lo conotemos y, más adelante, los volveremos a recorrer. El problema es qué
hay detrás de todo aquello. Porqué se dieron dichas situaciones. Qué fue lo que propició
que se produjeran esas situaciones. Toda época, y todo momento, siempre está llena de
circunstancias que en algunos casos se pueden visualizar a través de contenidos que están
vitalmente presentes, que los podemos pensar, que están como flotando en el aire. Las
épocas tienen sus propios espíritus y ellos significan las ideas fuerza que de repente se van
generalizando, sociabilizando, colectivizando, v’ comienzan a ser ideas aceptables que
comienzan a germinar en términos de grandes proyectos. En definitiva, a fines del siglo
XVIII y comienzos del s. XIX, desde el punto de vista de la historia cultural, de las ideas,
activamente, los debates, reflexiones, pensamientos de los hombres de la Ilustración, de la
Enciclopedia francesa, habían comenzado a ser aceptables en términos generales, aun
cuando no necesariamente concretados en proyectos específicos, de modo que comenzar a
escuchar que los individuos no sólo
356

EDUARDO CAViLR

nacen con ciertos derechos inalienables sino que además tienen cap;

para participar de los gobiernos de las sociedades a las cuales peru

que, por lo tanto, tienen derecho a representar y a ser representados,

haciendo cada vez más propicio para ser escuchado y asimilado. H

más de ello, unas ciertas experiencias muy importantes que se dier�

nueva América y en la Vieja Europa, en América con la Independei

los Estados Unidos, en Europa con Ia Revolución francesa.

¿Qué es lo que se postulaba en términos de esas dos experienci

postulaba precisamente, y en términos de los trasfondos, de que t�

individuos, todos los componentes de una sociedad, tienen derecho

gobierno, lo que no equivale a decir cómo se tiene que gobernar y lo que no equivale a
poner en la misma condición las experiencias de Independencia de los Estados Unidos y
de la Revolución Francesa, aun cuando fueron experiencias políticas que estuvieron
inundadas por esos principios de Ios derechos de las personas que se comienzan a
condensar en un concepto que en el curso de los anos, y en lo que ha venido
transcurriendo desde el proceso de Independencia hasta el presente, va teniendo una serie
de significaciones, a veces bastante diferentes del original, y que por ser un concepro
histórico, como todos los conceptos, siempre se necesita precisar para saber
efectivamente de qué estamos hablando: naturalmente el concepto ai cual me refiero es el
concepto de liberalismo.

tQué es lo que ha venido ocurriendo con este concepto, que está siempre disponible para
dar contenidos a variadas experiencias, aun cuando Ias realidades históricas de las
mismas no siempre van en correcta consonancia y que a menudo se orientan hacia otras
finalidades? ¿Fue liberal la Revolución Francesa? Surgió a partir de la defensa de los
derechos de los hombres y terminó en Imperio. Ello fue distorsión de la historia, no culpa
del principio. En el caso de los Estados Unidos, el concepto de liberalismo fue un poco
más limpio, pero también con fuertes contradicciones: todos Ios

hombres nacen con los mismos derechos, y esa idea la proveveron los

dres de los Estados Unidos, los Padres fundadores, Washington, JeWe.


Madison, pero no se abolió la esclavitud aun Guando el principio fue

nifestado y encarnado en términos de los fundamentos de ese liberali:

Cuando se produjeron los acontecimientos de todos conocidos, 1SO8

vasión de Napoleón a Espana, Independencia de Espana en el sentido

?Li L\DENCIA LN CHILE. El im dei Ai 1 g Rcg�mcn y ios oxigenes de la rede o


odenia �5

ón dei pueblo espanol, Consejo de Regencia, Cortes de Cádiz, 1812, ulgación de una
Constitución liberal, en Europa y en Espana, y tam-

en América, se estaban discutiendo por dónde debían ir estas nuevas

ias de gobierno, para muchos transitorias, que se hacen presentes en las

res Juntas. Pero, en realidad, en todos los casos, se estaba hablando más

menos de lo mismo, de los mismos principios, pero dei principio de un

ismo de carácter doctrinario que no tenía que ver Adam Smith, con la

Riqueza de las Naciones ni, en consecuencia, con el liberalismo económico, ..no tenía que
ver con un liberalismo ilustrado, el de los hombres de Ia En�iclopedia francesa, el
correspondiente a los derechos de los individuos para transformarse en ciudadanos y, por
lo tanto, con esos derechos ciudadanos a representar y ser representados. De hecho, en
esta doble función de representación y representaciones, igualmente con el derecho que
tiene todo indiv,iduo a vivir en una sociedad en donde las leyes sean justas, en donde Ias
autoridades sean competentes, y también justas, y en donde exista, por tanto, toda una
atmósfera que se propicia a través de la educación y a través de buenas Constituciones que
permitan, idealmente, a que los individuos conformen una sociedad feliz.

Si leemos los discursos de la época, que buscaban estas transformaciones v que estaban
detrás de estos procesos, nos encontramos con discursos liberales, doctrinalmente liberales
que, efectivamente, en el caso de América, tuvo además, una concreción muy importante:
el tipo de gobierno, la forma de gobierno que surgió a partir de estos procesos, desde las
Juntas a Ia emergencia de los Estados y a la definición de éstos, fue el de tipo republicano.
Surgió la República y ello fue y es muy importante porque la República surge en relación
absolutamente directa con el principio básico de este liberalismo doctrinal en momentos
en que en la propia Europa, que estaba más avanzada en términos de la filosofia política,
que estaba más avanzada en términos de la mayor cobertura y generalización de estos
pensamientos, en donde se habían dado experiencias dramáticas desde el

punto de vista de las luchas por el poder, de las críticas hacia el Poder y, sin embargo, se
dio un reforzamiento de las monarquías. Ya está dicho que en el caso de la Revolución
francesa no sólo se pasó por un período imperial, sino que cuando cae Napoleón volvió la
figura y presencia dei Rey. Y en Es-

, todos sabemos que en 1814 Fernando VII, a pesar de las resistencias


358

EDUARDO CAVIERI

que todavia continuaban a comienzos de los anos 1820 con nuevos in

liberales que fue difícil contener, retornó con poderes más absolutos girei

que temia la Monarquia en 1808. Sin embargo, en el propio Chile, a

de que nuestros próceres y nuestros constructores estaban tambien ina

dos por esos movimientos procedentes desde Europa, fueron capaad

definir la nueva institucionalidad como República y en esos términos organización en


formas de gobiernos republicanos.

Hasta allí, la situación se observa como efectivamente positiva v bien

valorada. El problema es que los discursos corresponden a un nivel de la historia y las


prácticas de los discursos y las realidades concretas corresponden, generalmente, a otros
niveles, de tal modo que evidentemente la República, en este caso la República de Chile,
transitó precisamente imbuida de todos estos principios, pero cuando ellos tuvieron que
ponerse en práctica, cuando debieron transformarse en normativas y en organizaciones
concretas de la sociedad, entonces los problemas fueron surgiendo y cada uno de lo que
podríamos llamar sub-conceptos que definen el gran concepto de forma republicana (o los
sub-conceptos que definen el concepto de democracia, o de representación política),
llegaron a ser mayores que el concepto matriz, el fundamental. El proyecto de la
construcción del Estado no tuvo que ver sólo con un acto político, o solamente con
determinadas ideas que pudiesen fácil y simplemente transformarse en realidad. En este
sentido, siguiendo los lineamientos de la historia social de la cultura, de la historiografía
francesa de las últimos 15 anos, es importante hablar más bien de construcción de la
historia porque ello es un proceso siempre in-acabado y es un proceso que está sujeto a
todos los cambios y a todas las circunstancias que se van operando.

Podríamos pensar en que efectivamente O’Higgins, Carrera, por serialar a personajes muy
conocidos, pero también todos aquellos que conformaron los grupos de poder de la época,
deliberadamente traicionaron los propios sentimientos que tenían respecto a la República?
Difícil es decido, pero lo que sí se puede hacer es observar y analizar el de que manera
estos principios liberales que pensaban llevar adelante, principios liberales doctrinales, se
fueron estrellando con las realidades concretas que entonces

existian.

’1111PRin

Á 1111/
Una

’EPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la


representación moderna

359

cosa era hablar de representaciones populares. Otra cosa era ver

eran los significados de estas representaciones: Había que redactar

I”

una LOnsuluumii; iuciuu MULLEd.N MJ HUG NG FIUMUlgd1011, UGJUG 1US

dei proceso hasta 1833. Se debía tener constituciones que fundamentalmente permitieran
construir ciudadanía. èQuienes serían ciudadanos? Grandes discusiones. En Europa
también se discutia sobre quiénes debían .ser esos ciudadanos. Hacia 1830, los
trabajadores organizados, los obreros de Inglaterra tenían como principal objetivo
alcanzar el voto universal porque pensaban que ello era la máxima expresión de la
ciudadanía y entre los mios 1830, 1840, 1850, ese fue el gran propósito. Sin embargo,
entre ellos mismos no se pusieron de acuerdo en qué significaba en términos concretos
ese voto universal.

Podemos discutir, siempre, en el porqué en la historia hay quienes gobiernan y quienes son
gobernados. Podemos pensar, siempre, en el porqué en la historia hay dominios que se
ejercen por algunos sobre los demás, sobre los otros. Indudablemente, esta situación tiene
dos poios: quiénes gobiernan o quienes dominaron y también quienes fueron gobernados
y/o dominados. Podemos encontrar, en consecuencia e hipoteticamente, que ellos, estos
últimos, han hecho la gran historia y ello lo podemos defender a partir de particulares
puntos de vistas y perspectivas de análisis. En lo concreto, cuando se habla de los
problemas de la representación, de cómo se eligieron los primeros diputados en 1812,
1813 y desde entonces dei Primer Congreso y lo que vino en adelante, encontramos una
manifiesta intención de dominio de los grupos dirigentes y de aquellos otros emergentes,
pero igualmente con poder para hacerlo. Debemos descubrir de qué manera ello
evidentemente perjudicó las potencialidades dei bajo pueblo, de los grupos subordinados,
de los campesinos, de los indios, que fueron simplemente manipulados respecto a su
obediencia y lealtad respecto al proyecto revolucionario, pero al mismo tiempo impedidos
de intervenir desde el comienzo en las primeras formas de organización política de esta
nueva sociedad. Podemos así pensarlo, pero igualmente vale la pena participar de una
especie de ejerucio intelectual que parte por las palabras: efectivamente todos
participamos en la historia, todos, el problema es que algunos deciden más que otros,
independientemente de una serie de cualidades y calidades. Y no se trata de justificar el
poder por el poder sino la búsqueda de cómo
360

EDUARDO CAVIERES FIGUEW

legitimar o comprender en que en medio de un proyecto de independencia nacional, con


forma republicana de gobierno, el problema no era tanto el de la confrontación entre los
grupos dirigentes y los grupos subordinados, sino los conflictos existentes al interior de
los mismos grupos dirigentes. De acuerdo a los principios básicos del liberalismo
doctrinal, todos tendrían que participar. Ese habría sido el ideal. No lo fue. Nos falta
meternos más profundamente en el asunto para poder entender el proyecto y el porqué
este se fue dando a la manera que conocemos.

No se trata de hacer una defensa de los grupos dominantes ni de las clases políticas, ni de
la antigua aristocracia terrateniente ni de los nuevos comerciantes, ni tampoco de los
militares. Esto hay que subrayarlo. Se trata de visualizar la realidad tal como ella se va
produciendo. Las diferencias entre lo que queremos y lo que es posible alcanzar en un
momento determinado. La organización del Estado implicó una serie de situaciones que
estaban también en la atmósfera de las grandes discusiones de la época. La construcción
original del Estado Nacional no sói() implicó y se determinó respecto a la promulgación
pura de un documento que expresara el nacimiento del Estado, ni siquiera en la invención
de emblemas y signos que se utilizaron para definir y para dar singularidad a aquello que
se estaba formando. Hubo también cuestiones bastante más prácticas. Un Estado
Nacional funciona respecto a unos presupuestos nacionales, a una hacienda pública, a
unas percepciones de ingresos, a unos gastos. Funciona también respecto a un territorio y
funciona fundamentalmente respecto a todos los individuos y grupos que habitan esos
territorios. Son procesos de construcción largos, son procesos en donde deben alcanzarse
unos cierto consensos que tenía que ver, por una parte, con políticas económicas; en
segundo lugar, con las formas concretas a partir de las cuales ese Estado republicano
podría funcionar en la realidad práctica y concreta. ,Qué Beberíamos haber hecho en
1818? éDeberíamos ser liberales o proteccionistas en la economia? El viejo suefio estaba
en relación con que las colonias habían sido pobres: había que desarrollarlas, se tenía que
motivar y construir un cuerpo legal que favoreciera, que fomentara, lo que se daba en
clamar en la época la ”industria” nacional, que no necesariamente estaba referida a una
industria de chimeneas, se tenía que fomentar la producción nacional. Guando se

hablaba de que había que ser liberal o proteccionista, se estaba traspa.

911~1””

DA ”1~. SOBRE

’A.

LA INDEPENDENCIA EN CHILE. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la


representación moderna
1

361

liberalismo doctrinario del cual estábamos hablando anteriormente, a

liberalismo económico propiamente tal, pero un liberalismo que arran-

de o trás situaciones, de otros análisis, de otros campos de acción. No

se trataba del liberalismo de los hombres ilustrados, sino, en este caso, del

liberalismo de Adam Smith, el que estaba dando carácter a una disciplina económica y
que estaba dando carácter a la doctrina clásica del capitalismo. jeniamos que ser liberales
en 1818? Hay estudios que dicen que en América Latina en general, en Chile, en particular,
La Riqueza de las Naciones, el libro de Adam Smith, se conocía muy poco. En Chile
habría existido un ejemplar en la Biblioteca Nacional que se había quemado en 1814 a
partir de la Restauración espariola.

Desde un punto de vista económico, qué liberalismo se estaba hablando en ese momento?
Se hablaba fundamentalmente de lo que era la libertad de comercio y ese anhelo no era
liberalismo en sí mismo. Podia ser parte de ese liberalismo, pero no era necesariamente
sinónimo del liberalismo clásico. qué relación tenía ello con el Estado? Si se aplicaba la ley
de libertad de comercio, lo que se tenía que hacer y esa era la política, era disminuir los
aranceles aduaneros para que, a partir de los puertos, en la inserción de nuestras
economias respecto a las economias dominantes de la época, vinieran los ingresos
nacionales para sostener la existencia de una hacienda pública. Entonces se produjo todo
un debate entre liberalismoproteccionismo que a la larga, y en la tendencia de mediano
plazo, fue generando un liberalismo económico cada vez más exacerbado, un liberalismo
económico cada vez más notorio en términos de que no se referia sólo a los ingresos
fiscales, sino también al cómo se organizaria toda la actividad económica dentro del país.
Lamentablemente, el liberalismo doctrinal fue perdiéndose dentro de las urgencias
económicas y fue, por lo tanto, dando panos, cada vez con mayor fuerza, a este otro
liberalismo de carácter económico. Culpa de O’Higgins?, culpa de los Padres de la Patria?
Posiblemente en parte sí, pero también culpabilidades, responsabilidades de quienes les
siguen en el ejercicio del poder y en los temas de las grandes discusiones acerca de
principales problemas nacionales de la época.
363

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COLOFÓN La edición del presente libro estuvo a cargo de Ediciones Universitarias de


Valparaíso y terminó de imprimirse en el mes de julio de 2012.

CHILE.

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