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CARRERA DE MEDICINA
CATEDRA DE
DERMATOLOGIA
“ROSACEA”
HOSPITAL DE CLINICAS
ESTUDIANTE:
GRUPO: C
FACTORES DE RIESGO
Los factores desencadenantes de la rosácea y sus posibles vías de activación celular se
enumeran en la Tabla 2.
En su etiopatogenia se han implicado:
- Factores genéticos (muchos casos son familiares).
- Mecanismos vasoactivos.
- Alteraciones de la inmunidad innata.
- Alteraciones de la inmunidad adquirida.
- Mecanismos neurocutáneos.
- Alteración de la barrera cutánea: la alteración de la pérdida transepidérmica de agua
conduciría a una inflamación de la piel y la sequedad asociada explicaría la tendencia al
prurito y la sensación de escozor.
- Presencia de microorganismos: Demodex folliculorum y Bacilus oleronius. Se ha visto
que la piel con rosácea tiene una densidad del ácaro saprófito Demodex folliculorum
superior a la presente en la piel normal, aunque no se ha demostrado una correlación
directa entre esta densidad y la gravedad de la enfermedad.
La rosácea sería debida a una alteración genética en la respuesta de la inmunidad innata,
lo cual produciría un incremento de catecilinas, que son sustancias vasoactivas y
proinflamatorias, desencadenando la rosácea. Aunque muchas veces se ha relacionado la
rosácea con el sol, la radiación ultravioleta no causa rosácea. Lo que sí está demostrado
es que el calor, que puede producir esta radiación solar, puede desencadenar brotes de la
enfermedad.
PATOGENIA
La rosácea se considera una enfermedad de etiología multifactorial desarrollada en
individuos con susceptibilidad genética. Los mecanismos fisiopatológicos no están
completamente dilucidados, pero existe evidencia que identifica factores
desencadenantes de la patología, que pueden ser tanto exógenos (microbios, radiación
ultravioleta, temperaturas extremas y nutrición), endógenos (estrés psicosocial y
desregulación hormonal) y locales (daño de la barrera cutánea). La piel afectada por la
rosácea se caracteriza por presentar inflamación, dilatación vascular, hiperplasia
glandular y procesos de fibrosis.
Predisposición Genética
Desregulación Inmunitaria
Desregulación Neurovascular
Los mecanismos específicos para cada uno de los factores exógenos desencadenantes
de la rosácea no se han establecido, sin embargo, en estudios recientes se han
identificado canales iónicos receptores de potencial transitorio (TRP) de las familias
ankirina (TRPA1) y vaniloide (TRPV1 y TRPV4) como responsables de generar la
respuesta a estos estímulos. Los TRP expresados en células neuronales se asocian con
la activación de vasculatura cutánea y eritema, al liberar neuropéptidos vasoactivos como
sustancia P, PACAP y CGRP; además de sustancias neuroinflamatorias como TLR-2 y
PAR2. La interacción entre los canales TRP y el PAR2 pueden producir una
retroalimentación positiva que lleva a consolidación de estos procesos neurovasculares.
Rol de Microorganismos
Los organismos comensales que existen en piel sana pueden encontrarse en mayor
densidad en pacientes con rosácea. Alteraciones en las poblaciones de Staphylococcus
epidermidis y Demodex folliculorum se han encontrado en la piel de personas con
rosácea. Además, se ha identificado seropositividad por Helicobacter pylori en estos
pacientes, sin embargo, el rol de bacterias intestinales en el desarrollo de la patología es
incierto. Los productos de estos microorganismos pueden ser reconocidos por el sistema
inmune a través de los TLR-2 y PAR-2 y activar la vía de catelicidina desencadenado la
cascada inflamatoria; no obstante, no se ha demostrado una relación directa entre estos
CLINICA
Signos primarios
Definimos los signos primarios de la Rosácea en los que nos basaremos para su posterior
clasificación: Eritema transitorio: denominado en la literatura anglosajona flush/flushing,
sofocación. Es un dato clínico muy útil para el diagnóstico, pero debe recordarse que en la
rosácea, a diferencia de lo que ocurre en personas sanas, en las que el rubor desaparece
en unos minutos, persiste más tiempo, pudiendo durar horas o días.
Signos secundarios
Sensación de ardor.
Placas eritematosas elevadas.
Apariencia seca de la piel.
Edema.
Manifestaciones oculares.
Localización periférica.
Cambios fimatosis.
CLASIFICACIÓN
En la actualidad, la
clasificación y el diagnóstico
de la rosácea es materia de
revisión. El sistema de
clasificación de la National
Rosacea Society (NRS),
vigente desde el año 2002 y revisado en 2004, ha tratado de unificar los criterios
diagnósticos entre clínicos e investigadores.
Tomando como base los hallazgos clínicos, el NRSEC definió los diferentes cuatro
subtipos de rosácea1,13 que se describen a continuación:
Subtipo I:
Rosácea eritematotelangiectásica (RET)
Es la forma de presentación más frecuente de la
rosácea. La lesión que la caracteriza es el eritema
centrofacial difuso (ECD) y persistente. Cuando se
presentan los brotes, el enrojecimiento transitorio
o flushing exacerba la intensidad del ECD y puede
presentarse con edema de grado variable. Desde
el punto de vista histopatológico, los hallazgos
más frecuentes son aumento del tamaño de los
capilares y vénulas localizados en la dermis superior, telangiectasias e infiltrado
linfohistiocitario perivascular y perifolicular, edema en dermis y, con frecuencia, elastosis
solar. Este daño solar relaciona la severidad del ECD y las telangiectasias con la
intensidad de la exposición solar.
Las telangiectasias son frecuentes en este subtipo de rosácea, al igual que en el daño
actínico crónico, pero no son imprescindibles para el diagnóstico de RET. La
dermatoscopia puede ayudar a distinguir entre la telangiectasias lineales del
fotoenvejecimiento y las de la rosácea, que adoptan un patrón poligonal. La RET se
puede extender en áreas extra faciales como las orejas, el cuello y el escote,y presentar
síntomas como prurito o ardor.
Subtipo II:
Rosácea papulopustulosa (RPP)
Es la segunda forma de presentación más
frecuente de la rosácea. Se caracteriza por la
presencia de pápulas y/o pústulas eritematosas
localizadas predominantemente en la región centrofacial y se acompaña de eritema
centrofacial en grado de intensidad variable. Su curso es crónico, recurrente, en algunos
casos severo, y se asocia con edema duro o blando a predominio de la región
centrofacial. Las pápulas y/o pústulas y el edema se pueden presentar en otras zonas de
la cara, sobre todo en áreas periorificiales y, menos a menudo, en tórax anterior. Las
telangiectasias son menos comunes que en el subtipo I. El diagnóstico diferencial
predominante es con acné, pero en la rosácea los comedones no están presentes.
Solamente es necesaria una biopsia si existen dudas con respecto al diagnóstico clínico.
Los hallazgos histopatológicos más relevantes son cambios epidérmicos tales como
paraqueratosis, exocitosis, acantosis y células inflamatorias epidérmicas. En las pápulas
se observa un intenso infiltrado inflamatorio peri vascular y perifolicular que contiene
linfocitos, plasmocitos y neutrófilos en la dermis superficial y media. Las lesiones
pustulosas, por lo general, tienen una acumulación superficial de neutrófilos. También
pueden estar presentas la telangiectasias y daño solar.
Subtipo III:
Rosácea fimatosa
Es más frecuente en hombres que en mujeres.
Se presenta como un engrosamiento de la piel,
eritematoso y edematoso, en el estadio
temprano inflamatorio. Progresa con
proliferación de tejido fibroso y glándulas
sebáceas, acentuación de los orificios foliculares
con tapones de sebo y queratina que drenan un
material untuoso, maloliente. En griego, el
término «phyma» significa tumefacción, bulbo o
masa,19 y así es como se manifiestan las
lesiones en su estadio tardío, no inflamatorio, con una piel seborreica, engrosada; la zona
afectada se hipertrofia, con pápulas, pústulas, nódulos, masas lobuladas o tumores,
fibrosis acentuada con incremento de los orificios foliculares y las telangiectasias son
comunes. Suele acompañarse de signos de rosácea RET y RPP.Si bien las lesiones se
pueden presentar en cualquier área de la cara, lo habitual es su localización en la nariz
(rinofima), aunque se pueden encontrar en el mentón (gnatofima), la frente (metofima), la
oreja (otofima) o los párpados (blefarofima). Los hallazgos histopatológicos se
caracterizan en el estadio inicial por inflamación, y en estadio tardío por fibrosis,
hiperplasia sebácea e hipertrofia de los folículos sebáceos; los ductos excretores están
llenos de material sebáceo, detritus inflamatorio y telangiectasias.En la actualidad, se
consideran dos estadios de rinofima para su tratamiento, el inflamatorio y el no
inflamatorio.
Subtipo IV:
Rosácea ocular
Afecta por igual a hombres y mujeres. Es una
patología frecuente subdiagnosticada: se estima
que ocurre en 50% de los pacientes con
rosácea, dependiendo de si los estudios fueron
realizados por dermatólogos u oftalmólogos. La rosácea ocular no siempre acompaña a
las lesiones cutáneas, a las cuales puede preceder hasta en 20% de los casos. Tanto los
brotes como la gravedad de los síntomas de la rosácea ocular pueden ser independientes
de los hallazgos cutáneos.El diagnóstico de rosácea ocular es eminentemente clínico.
Desde 2002, el NRSEC señala que el diagnóstico debe ser considerado cuando los
individuos tienen en sus ojos uno o más de los siguientes signos o síntomas: apariencia
de ojos llorosos o enrojecidos, sensación de cuerpo extraño, ardor o escozor, sequedad,
picazón, fotosensibilidad, visión borrosa, telangiectasias en la conjuntiva y borde de los
párpados, eritema periocular y palpebral. Se consideran signos específicos la inyección
interpalpebral y las telangiectasias marginales, siendo la blefaritis, la conjuntivitis y la
irregularidad de los bordes de los párpados menos específicos. El chalación y los orzuelos
son también síntomas comunes de rosácea y frecuentes en la rosácea infantil. La
afectación grave ocular es muy infrecuente, aunque pueden observarse alteraciones
corneales (queratitis punctata, infiltración corneal, úlceras).
DIAGNÓSTICO
En la actualidad los criterios diagnósticos específicos son determinados por el Panel del
Consenso Global de Rosácea (ROSCO) y la Sociedad Nacional de Rosácea (NRS). En la
clasificación propuesta por el ROSCO en el 2017, se hace un abordaje fenotípico en el
que se consideran la presencia de uno de dos hallazgos individuales como criterios
diagnósticos. Así mismo, se puede hacer el diagnóstico de rosácea con la presencia dos
criterios mayores en ausencia de alguno de los criterios diagnósticos. Además, se
describen criterios secundarios que pueden asociarse a los criterios diagnósticos y
mayores al momento del diagnóstico. Los criterios descritos son los siguientes (2, 8):
Criterios diagnósticos:
o Eritema centrofacial persistente con intensificación periódica
por factores desencadenantes potenciales.
o Cambios fimatosos.
Criterios mayores:
o Rubor facial o eritema centrofacial transitorio.
o Pápulas y pústulas inflamatorias.
o Telangiectasias (excluyendo compromiso alar).
o Manifestaciones oculares: telangiectasias del margen del
párpado, blefaritis, queratitis, conjuntivitis o escleroqueratitis.
Criterios menores:
o Sensación de ardor en la piel.
o Sensación de escozor en la piel.
o Sensación de resequedad en la piel.
Sistema VISIA
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Acné
Demodicosis
La dermatitis por contacto facial, al desencadenar en eritema, puede simular rosácea, con
ardor y prurito. Sin embargo, la aparición aguda del proceso, la falta de antecedentes de
eritema facial previo, la ocurrencia de un factor desencadenante tópico (por ejemplo, el
uso de cosméticos, etcétera) y el prurito severo ayudan al diagnóstico diferencial.
Fotodermatosis
Las fotodermatosis como la dermatitis actínica y la erupción polimorfa lumínica pueden
presentar pápulas y placas con eritema y edema, sobre todo en pacientes de piel blanca.
El prurito es muy intenso y ambas entidades se pueden diagnosticar con base en el
antecedente de agravamiento con la luz y la afectación de otras áreas como los brazos,
los antebrazos y el escote, de manera conjunta con el daño en los labios, la conjuntiva
ocular y la ausencia de cejas.
Fotoenvejecimiento
Síndrome carcinoide
Otros
La queratosis rubra pilaris y la eritematomelanosis facial, como diagnóstico diferencial,
presentan pápulas blancas o rosadas que son de larga evolución.Las foliculitis bacteriana
(por estafilococo) y micótica (por dermatofito) deben ser confirmadas por rescate de la piel
del germen patógeno involucrado.
TRATAMIENTO
Medidas generales
Protección UV: Se considera probado que los síntomas de la rosácea pueden ser
inducidos por la exposición a los rayos UV, lo que aumenta significativamente la expresión
de varias citocinas proinflamatorias. Usar sombreros para el sol, evitar la luz solar directa
y usar protector solar de amplio espectro con protección UV-A y UV-B debe ser obligatorio
para el manejo diario de la rosácea. Esto se explica con más detalle en el apartado
“dermocosmética”
Habitos y emociones: Deben evitarse los factores que pueden provocar vasodilatación o
síntomas de enrojecimiento en la cara. Estos incluyen alcohol, comidas picantes, bebidas
muy calientes, así como trastornos físicos o psicológicos y estrés.
Tratamientos Tópicos
Los tratamientos con láser y luz pulsada intensa han sido reconocidos como opciones de
manejo del eritema y telangiectasias con un nivel de evidencia bajo a moderado (15, 16).
Además, el uso de terapia fotodinámica con ácido δ-aminolevulínico (ALA-PDT) se ha
estudiado en el tratamiento de rosácea eritematotelangiectásica y papulopustular con
resultados positivos (15).
Tratamientos Inyectables
Existen dos tratamientos inyectables que han demostrado ser eficaces para el control de
la rosácea: la toxina botulínica que tiene efecto sinérgico con el láser pulsado de
colorantes, y los inhibidores de la interleucina 17 que pueden ser utilizados en el manejo
de rosácea severa refractaria
EMBARAZO Y ROSÁCEA
Por vía tópica pueden usarse con seguridad el metronidazol tópico y el ácido azelaico
aunque probablemente ivermectina tópica también es segura.Tetraciclinas e isotretinoína,
están absolutamente contraindicadas. Si se requiere tratamiento oral,
La persona que padece rosácea, en cualquiera de sus formas clínicas, puede sentir
vergüenza, ansiedad, estigmatización social, síntomas depresivos y baja autoestima.Esto
repercute indefectiblemente en su autoconfianza, y en sus relaciones personales,
laborales y sociales, y motiva la generación de conductas fóbicas que a veces son
severas.Es importante que la sociedad reconozca que la rosácea es una condición
cutánea involuntaria, como pueden serlo otras enfermedades de la piel, como el acné, la
psoriasis, los eccemas etc. y que el paciente con rosácea no es el causante de su
enfermedad, y que ésta no está producida por el alcohol u otros hábitos tóxicos. Sólo así
estos pacientes dejarán de sentirse estigmatizados.
COVID-19 Y ROSÁCEA
Aunque no hay evidencia de que el coronavirus afecte el curso de la rosácea, la rosácea
ha sido exacerbada o causada por el uso prolongado de mascarillas durante la pandemia
reciente, especialmente en la parte inferior de la cara. Este fenómeno también se da en el
caso del acné, lo que hace que sean necesarias numerosas consultas y la necesidad de
un tratamiento tópico y, en los casos más resistentes, oral..El incremento de horas
pasadas frente al ordenador también se ha relacionado con el incremento de brotes de
rosácea, ya que estos aparatos emiten calor y radiación ultravioleta, ambos inductores de
brotes de rosácea (“sreen dermatitis”).
CONCLUSIONES
HOSPITAL DE CLÍNICAS
FECHA: N° HC:
PROCEDENCIA: RESIDENCIA:
TOPOGRAFÍA:
TIEMPO DE EVOLUCIÓN:
MORFOLOGÍA:
SÍNTOMAS:
TRATAMIENTOS EFECTUADOS:
DIAGNÓSTICO CLÍNICO:
CONDUCTA:
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