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LA LAMPARILLA

Autor(a): Jimena Vilchez Castillo


Su nombre deriva de su semejanza con una lámpara encendida. Aparece en
horas avanzadas de la noche como un foco de luz tenue y rojizo. A veces fija a
medio metro del suelo. Otras veces desplazándose en diversas direcciones,
pero a la misma altura. Quienes se acercan con la intención de cogerla se ven
fuertemente impresionados cuando se transforma en figura de un hombre
gigante vestido con túnica blanca que dé a pocos se desvanece como neblina,
dejando un olor desagradable y dañino que produce la
enfermedad conocida como "mal aire".

Puede verse en lugares solitarios de la selva, aunque antiguamente aparecía


en la ciudad cuando no había alumbrado eléctrico y algunas calles eran como
caminos con casas muy espaciadas.

Abundan los testimonios de quienes vieron a la "lamparilla" con una sensación


de estremecimiento que abundan los nervios.

En Juanjuí, cierta noche bien oscura, don Carlos Tello Flores, regresaba de
velar a una persona en una casa que estaba a unas seis cuadras de la suya,
encontró una luz que parecía ser llevada por un hombre invisible.

Don Carlos cambió inmediatamente de rumbo, tomando otra calle, porque no


era posible aventurarse a pasar por ese lugar, ya que esa luz era la lamparilla,
horrible fantasma de la selva.

Pero al llegar a la otra calle volvió a ver la luz a una cuadra de distancia, en el
instante retornó a la calle anterior, pero la luz ya estaba allí con el propósito de
impedirle el paso, ante esta situación, don Carlos, se puso a meditar, si
regresaba al velorio contaría lo sucedido y si no lo creyeran lo tomarían por
cobarde, pero irse contra el fantasma era una aventura muy peligrosa.
Mientras reflexionaba así, la luz seguía alumbrando, paseándose por la calle
por donde debía pasar, desafiándole de esta forma. Don Carlos tomo ánimo,
cogió una cañabrava y siguió adelante, con paso resuelto, pero del mismo
modo la luz venía a su encuentro, y muy cerca, los rayos luminosos le
impedían ver al fantasma, pero sin perder tiempo, arremetió a golpes contra el
fantasma, la lucha ya duraba casi diez minutos, sin que don Carlos logra
alcanzar golpe alguno al maligno ser, mientras este daba vueltas vertiginosas a
su alrededor.

Ansioso de dominar a su enemigo cuanto antes, don Carlos asestaba golpes a


diestra y siniestra, hasta que cansada la lamparilla abandono la pelea. Don
Carlos le persiguió infatigable, hasta que consiguió alcanzarle un tremendo
golpe, viendo como consecuencia caer a la lamparilla y desaparecer la luz.
Inmediatamente prendió un fósforo y solo encontró en el suelo un insecto de
seis centímetros de largo por tres de diámetro, y no tenía alas, don Carlos
comenzó a despedazarle con el palo, pero antes de terminar se apagó
el fósforo, cuando prendió otro fosforillo ya no encontró
al insecto muerto, había desaparecido.

Entonces don Carlos desesperado, se alejó del lugar, se dirigió al pueblo a


donde él iba, empezó a contar a sus familiares, vecinos y conocidos, lo que él
había vivido en ese momento con la horrible lamparilla; sus familiares se
quedaron muy impactados que no podían creer lo que don Carlos Tello Flores,
vivió en ese momento.

Entonces, al pasar de los días don Carlos se sintió mal, empezó a tener
mareos, vómito y diarrea; desde ese entonces, la lamparilla ya estaba haciendo
efecto en su cuerpo, su alma maligna le estaba afectando.

Al pasar de los días don Carlos no se recuperaba, le hacían un montón de


remedios, le daban medicamentos; pero ni así le quería pasar los malestares.
Su familia ya no sabia que hacer, al mirarle sentían una gran pena, por que no
veían la mejoría de don Carlos.
La gente del pueblo se preocupaba tanto por la salud de don Carlos, pedían
ayuda, hicieron una colecta para él, para que así puedan restablecer la salud
de don Carlos.

Desde ese entonces la gente ya tenia miedo de pasar por ese lugar del hecho
a muy altas horas de la noche, por el temor de que la lamparilla se aparezca en
ese lugar.

La hermana de don Carlos se sentía muy mal por que ya no tenia esperanza de
que su hermano se restablezca; buscaron a unos curanderos para que le
sanen, pero ni así pudieron salvar la salud de don Carlos, el alma maligna de la
lamparilla lo estaba matando poco a poco.

Don Carlos al ver que ya no podían hacer nada ni restablecer su enfermedad,


el decidió, tomo todas sus fuerzas para decirle a sus familiares para que lo
dejen ir en paz, ya no quería seguir sufriendo por culpa de ese maligno.
Entonces sus familiares lo dejaron morir en paz, para que calme sus dolores y
no estar haciendo sufrir mas a sus familiares.

Es así como don Carlos Tello Flores, mató, en Juanjuí a la horrible Lamparilla,
terror de los trasnochadores.

Pero lamentablemente don Carlos también falleció.

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