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TEMA 3.

- LAS SOCIEDADES DE CAPITAL: CONCEPTO Y


CARACTERES.
1.-Consideraciones preliminares.
Al margen de referencias parciales en otras normas, es el texto refundido de la Ley de
Sociedades de Capital el que por primera vez acoge como categoría legal lo que hasta
entonces no era más que una mera aunque muy arraigada categoría doctrinal.
El TRLSC da cumplimiento al mandato de armonización normativa contenido en la Ley
de modificaciones estructurales de las sociedades mercantiles. El objetivo era por
tanto armonizar las distintas regulaciones existentes para las sociedades de capital, ya
que se habían venido regulando en distintos textos legales la SA, la SL y la sociedad
comanditaria por acciones.
La labor de legislador ha sido objeto de numerosas críticas que apuntan hacia su
extralimitación con respecto al mandato inicial que únicamente ordenaba regularizar,
aclarar y armonizar los textos legales pero no alterar la regulación sustantiva de los
diferentes tipos sociales.
En cualquier caso, lo cierto es que el intento de diseñar un régimen jurídico único para
todas las sociedades no ha funcionado, reconociendo el TRLSC las especialidades de
régimen de cada tipo social y posponiendo esta labor de unificación remitiéndola al
trabajo de la Comisión General de Codificación.

2.-Origen y evolución de las sociedades de capital.


El origen de la SA está vinculado a las necesidades históricas derivadas del
descubrimiento de América y Asia y al nacimiento consiguiente del capitalismo.
Podemos situar por tanto su origen en el S. XVII. La conquista requería contar con
grandes capitales y, debido al elevado nivel de riesgo, era necesario que los inversores
no arriesgasen más de lo que aportaban, evidenciándose así la inadecuación de las
figuras societarias existentes hasta el momento.
Se crearon así las compañías de indias, que distaban mucho del modelo actual.

 En su etapa inicial, eran sociedades con un marcado carácter público, creadas y


permanentemente intervenidas por los Estados.

 De forma progresiva la influencia de los estados disminuye y estas sociedades


comienzan a tener un carácter privado en cuánto a su organización y
funcionamiento.El capitalismo utilizó la SA en su propio beneficio, impulsándola
y desarrollándola porque era un mecanismo idóneo para la captación de
grandes capitales.

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 Finalmente se llega al modelo actual, adoptado por las legislaciones europeas a
finales del S. XIX. En España, por esas mismas fechas, una ley acoge por primera
vez el tipo social de la SA, aprobándose con posterioridad diferentes normas
que van perfeccionando y completando su régimen jurídico hasta llegar a la ley
de SA de 1989 vigente hasta la aprobación del TRLSC de 2010.
Las sociedades limitadas, por su parte, surgen a finales del S. XIX para dotar a las
pequeñas empresas de una estructura social que les permita beneficiarse de la
limitación de responsabilidad pero que al mismo tiempo sea más flexible que la SA en
cuanto a la organización y el funcionamiento. En los primeros años del S. XX las
diferentes legislaciones europeas incorporan este nuevo tipo social, regulándose en
España por primera vez en la segunda mitad de ese mismo siglo, adoptándose, a
finales de este (1995) la norma que dota a las sociedades limitadas de una regulación
completa y sistemática y que permanece vigente hasta la aprobación del actual TRLSC
de 2010. Las necesidades del tráfico han llevado a impulsar estas SL hasta convertirlas
en SA intercambiables, es decir, que sirven para lo mismo salvo que se quiera cotizar
en bolsa.
El TRLSC del 2010 rompe con la tradición normativa y configura dos sociedades, la
anónima y la limitada, sin que la regulación de la primera sea subsidiaria de la segunda,
como ocurría hasta ese momento en regulaciones anteriores.
La sociedad comanditaria por acciones aparece en un primer momento como una
mera variación de la sociedad comanditaria recogida en el Ccom. No es hasta finales
del S. XX (1989) cuando se modifica el Código y se le dota de una regulación sustantiva
propia que la configura como un tipo social autónomo perteneciente a la categoría de
sociedades capitalistas. En el año 2010 la sociedad comanditaria por acciones se
incluye en el TRLSC, vigente en este momento.

3.-Concepto y caracteres.
Las sociedades de capital constituyen una categoría diferente a la de las sociedades de
personas, se trata de una categoría de creación doctrinal fundamentalmente.
El TRLSC no define qué debe entenderse por “sociedades de capital”, de hecho, el
único artículo que se refiere a las sociedades de capital como tal es el artículo 1 que las
enumera para identificar cuáles van a ser objeto de regulación por esa misma ley, pero
no las define, solo nos dice que son sociedades de capital la sociedad de
responsabilidad limitada, la sociedad anónima y la sociedad comanditaria por acciones,
pero no nos dice cuál es la característica fundamental de todas ellas.
Esencial resulta, dado el origen doctrinal de la categoría, remitirnos a la doctrina.
Según esta, el elemento fundamental de las sociedades de capital es el capital, siendo
la identidad del socio irrelevante, el elemento clave es la aportación realizada. En estas
sociedades, el vínculo entre socio y sociedad aparece muchísimo más diluido que en
las personalistas y el socio no asume ningún tipo de responsabilidad por las deudas de
la sociedad, más allá de perder el valor de su aportación. La sociedad capitalista
prototípica es la SA.

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A estas ideas responde el artículo 1, en sus apartados 2º, 3º y 4º de la LSC cuando nos
describe, que no define, los distintos tipos de sociedades de capital. Los tres apartados
pivotan en torno a dos conceptos, el de capital social, que se integrará por las
aportaciones de todos los socios, y el de responsabilidad limitada. Se manifiestan
también en estos tres apartados las diferencias fundamentales entre estos tres tipos
sociales:

 En la SA el capital se divide en acciones, que son títulos valores.

Esto hace que la SA tenga un carácter esencialmente abierto, las acciones son
valores libremente transmisibles sin atender a la consideración personal de los
socios que en cada momento forman parte de la sociedad.

 En la SL el capital se divide en participaciones sociales, que no son títulos


valores.

Esto hace que la SL tenga un carácter esencialmente cerrado, dichas


participaciones no son, en línea de principio libremente transmisibles de forma
que las condiciones personales de los socios pueden ser tenidas en cuenta a la
hora de la transmisión.

El grado de despersonalización u objetivación es, pues, mucho mayor en el caso


de la anónima que en el caso de la limitada, que aún conserva pequeños
vestigios de la sociedad personalista de origen familiar y reducidas
dimensiones.

 En la sociedad comanditaria por acciones, el capital se divide, al igual que en la


SA en acciones, pero hay una diferencia fundamental con las otras dos y es que
uno de los socios, al menos responderá personalmente de las deudas sociales
como socio colectivo.
El régimen de administración, por tanto, varía respecto de la SL y la SA, ya que
le corresponderá a ese socio que actúe como socio colectivo.
El capital social, por tanto, se erige como un elemento central en la configuración de
las sociedades de capital puesto que determina la posición que cada socio ocupa
dentro de la sociedad y, además, representa la garantía para los acreedores en tanto
que cifra de retención de activos patrimoniales en favor de éstos.
En cuanto al beneficio de la responsabilidad limitada, común y definitorio de las
sociedades de capital, supone que de las deudas sociales responde la sociedad con su
patrimonio asumiendo los socios una responsabilidad limitada al valor de su
aportación, es decir, los socios, en el peor de los casos, perderán sólo lo que
aportaron. Este régimen de responsabilidad limitada puede verse modificado en los
casos de infracapitalizacción de la sociedad. Una excepción a este principio general se
da, como ya hemos visto, en la sociedad comanditaria por acciones en la que, si bien el

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resto de socios tienen una responsabilidad limitada, existirá al menos uno de ellos, que
responderá de forma ilimitada incluso con su patrimonio personal.

4.-Mercantilidad de las sociedades de capital (art. 2 TRLSC).


Como ya sabemos, en nuestro ordenamiento jurídico existe una doble regulación del
contrato de sociedad, la civil y la mercantil. Por tanto, la clasificación del contrato
social como civil o mercantil, reviste singular importancia puesto que de ella
dependerá el régimen jurídico aplicable a la sociedad.
En caso de la SL y la SA el problema de la calificación se superó cuando las leyes de
1951 y 1953 zanjaron el cásico debate adoptando la mercantilidad por la forma,
estableciendo que las SL y las SA van a ser siempre mercantiles, por el solo hecho de
adoptar la forma social de anónima o limitada, con independencia del objeto al que se
dediquen.
Este criterio es el que se recoge en el art. 2 del TRLSC cuando afirma que “las
sociedades de capital, cualquiera que sea su objeto, tendrán carácter mercantil”.

5.-Denominación de las sociedades de capital (arts. 6 y 7 TRLSC y 398 y ss.


RRM).
En tanto que persona jurídica y centro de imputación de relaciones jurídicas, la
sociedad deberá contar con una denominación que permita su correcta e inequívoca
identificación en el tráfico económico. Esta denominación, que ha de ser una y única
para cada sociedad, es una de las menciones obligatorias de los estatutos sociales y su
omisión se recoge expresamente como causa de nulidad de la sociedad.
Las sociedades de capital pueden tener cuatro tipos de denominaciones:

 Una denominación subjetiva: compuesta por el nombre de una o varias


personas o socios, se requiere el consentimiento de la persona que se
entenderá prestado si dicha persona tiene la condición de socio. Si un socio
cuyo nombre aparece en la denominación de la sociedad, deja de serlo, no
puede exigir la supresión del nombre a menos que expresamente se hubiere
reservado ese derecho.

 Una denominación objetiva: que haga referencia a una o varias actividades


económicas que estén incluidas dentro del objeto social de la sociedad. Una
modificación del objeto social solo puede acceder al RM si se modifica también
la denominación, la justificación de esto es que el nombre de la sociedad no
puede inducir error a terceros.

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 Una denominación mixta: que incorpore simultáneamente menciones
subjetivas y objetivas.

 Una denominación de fantasía: que no incluya referencia ni a la identidad de


sus socios ni a las actividades que forman parte del objeto social.

Las sociedades de capital tienen, en principio y al contrario que las personalistas, que
sólo pueden tener una denominación subjetiva (aunque pueden hacer referencia
también a su objeto social) libertad a la hora de elegir la denominación. Una excepción
a esto se produce en el caso de las sociedades comanditarias por acciones y es que
para este tipo social se impone que si la denominación es subjetiva esta se refiera al
nombre de todos los socios colectivos, de algunos o de alguno de ellos. Se le veta, por
tanto, la posibilidad de que en su razón social se incluyan nombres de otras personas
que no tengan dicha condición de socios colectivos.
El elemento básico del nombre es la identificación del tipo, que se podrá expresar
literalmente (“Sociedad de responsabilidad limitada”, “sociedad anónima” o “sociedad
comanditaria por acciones”) o con un acrónimo (“S.R.L”, o “S.L”, “S.A” o “S.Com por
A”). Este acrónimo es la única sigla que puede formar parte del nombre social y estará
necesariamente al final del nombre, no a lo largo. Nada impide que el nombre de una
sociedad se constituya con el nombre de otra sociedad que es socia y el nombre de
esta segunda sociedad puede tener un acrónimo que se incluirá en el nombre de la
primera. Con esto se pretende que la denominación social no sólo cumpla una función
de identificación e individualización de la persona sino que también proporcione
información acerca del tipo social de que se trata.
Realmente la elección del nombre no es enteramente libre, el TRLSC y el RRM recogen
algunas normas referidas a la denominación:

 En primer lugar, hay una prohibición general (art. 404 RRM) que dice que no
pueden incluirse términos o expresiones contrarios a la ley, el orden público y
las buenas costumbres.
Junto a esta, concurren una serie de prohibiciones específicas:
1. (RRM): como ya hemos indicado, la denominación subjetiva no podrá incluir el
nombre de una persona que no haya prestado su consentimiento para ello (en
el caso de los socios el consentimiento se entiende implícito desde el momento
en que adquieren su condición).

2. (RRM): no podrá adoptarse una denominación objetiva que haga referencia a


actividades que no forman parte del objeto social.

3. La prohibición de utilización en exclusiva de denominaciones oficiales (art. 405


RRM). No pueden formar en exclusiva su denominación con el nombre de
España o de alguna CCAA, provincia o municipio.

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4. El art. 405 RRM limita la utilización también de determinados adjetivos como
nacional, estatal, autonómico, provincial y municipal, que sólo pueden ser
usados por sociedades en las que la correspondiente administración ostente
directa o indirectamente la mayoría del capital social. Igualmente, el adjetivo
oficial y otros similares solo pueden ser usados por sociedades con mayoría de
capital social público.

5. El artículo 406 RRM prohíbe las denominaciones sociales que puedan inducir a
error sobre la identidad, clase y naturaleza de la sociedad.

6. El TRLSC recoge la prohibición de identidad. El nombre debe ser único y no


podrá ser idéntico al de cualquier otra sociedad preexistente, sino, no podrá
inscribirse en el RM. Con esta norma se busca eludir el riesgo de confusión o
inducción a error sobre la identidad de la sociedad en el tráfico económico. En
el proceso de fundación de una sociedad de capital, uno de los trámites más
delicados lo constituye, precisamente, la búsqueda de una denominación que,
al tiempo que satisfaga los intereses de los fundadores, no sea coincidente con
otras denominaciones previamente registradas.
El art. 408 RRM, nos dice que debemos entender que dos razones sociales son iguales,
no sólo cuando se dé la coincidencia total de la denominación, sino también cuando
concurra alguna de las siguientes circunstancias:
1. Que se utilicen las mismas palabras pero en distinto orden, género y/o número.
2. Que se utilicen las mismas palabras con la adición de términos o expresiones de
escasa significación (guiones, adverbios, preposiciones…).
3. La utilización de palabras diferentes que tengan la misma expresión o notoria
semejanza fonética (Acrópolis / Akropolis / Nueva acrópolis).
Estas tres circunstancias carecen de relevancia si se cuenta con el consentimiento de la
sociedad afectada.
En la práctica el control del nombre es un control exhaustivo realizado por el Registro
Mercantil, la competencia en concreto le corresponde al registrador mercantil central,
al que se le solicita una certificación negativa de denominación en la que se indica si el
nombre puede utilizarse o ya está siendo usado. Esta certificación debe acompañarse a
la escritura para su inscripción en el RM y, desde que se obtiene, el nombre va a
quedar reservado durante seis meses pero va a tener una validez de utilización de tres
meses, pasados los cuales caduca, pudiendo ser renovada durante otros tres meses.

6.-Nacionalidad de las sociedades de capital.


El art. 8 del TRLSC afirma que serán españolas y se regirán por la LSC, aquellas
sociedades de capital que tengan su domicilio social en territorio español, cualquiera
que fuera su lugar de constitución.

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El domicilio social es, por tanto, el criterio para atribuir la nacionalidad y, con ello, la
aplicación de la LSC, resultando indiferente el lugar de constitución de la sociedad.

7.-Domicilio. (arts. 9 a 11 TRLSC)


El domicilio es un elemento trascendental en el derecho de sociedades, es el elemento
para atribuir la nacionalidad a las sociedades de capital y, con ello, la aplicación de la
LSC, de tal manera que si el domicilio social de una sociedad se encuentra en territorio
español, dicha sociedad tendrá nacionalidad española y le serán de aplicación el TRLSC.
La determinación de este tiene que realizarse en la escritura de constitución,
incorporándose a los estatutos sociales.
La ley parte de un principio de libertad relativa a la hora de determinar el domicilio
social, establece que el domicilio social debe fijarse en uno de estos dos lugares:

 Lugar donde se halle el centro de su efectiva administración o dirección.


 Lugar donde radique su principal establecimiento o explotación.
Con estas precisiones, la ley pretende que el domicilio social no se fije aleatoriamente
en lugares que carecen de cualquier vinculación con la efectiva realización de la
actividad empresarial.
En previsión de que existan sociedades cuyo domicilio registral no se haya fijado en
alguno de los dos lugares que establece la ley (discordancia entre el domicilio registral
y el domicilio real), el artículo 10 TRLSC permite a los terceros que consideren como
domicilio cualquiera de esos lugares.
Al ser el domicilio una mención estatutaria, para modificarlo hay que modificar los
estatutos, siendo competencia de la Junta General la modificación estatutaria, como se
expresa en el primer apartado del artículo 285 TRLSC. En el segundo apartado de ese
mismo artículo hasta 2017 se establecía que como excepción a dicha competencia y
salvo disposición contraria en los estatutos, el órgano de administración sería
competente para cambiar el domicilio social dentro del territorio nacional. Lo que
ocurría en la práctica normalmente era que los estatutos solían atribuir la decisión del
cambio de domicilio al órgano de administración cuando el cambio era dentro del
término municipal, y solían reservarla a la Junta General cuando era fuera. La Junta
General es un órgano no permanente de la sociedad y, salvo la excepción de la Junta
Universal a la que concurren todos los socios por estar todos de acuerdo con su
realización, debe ser debidamente convocada. Dicha convocatoria debe realizarse con
al menos un mes de antelación a la celebración en la SA y con 15 días de antelación en
la SL. En la práctica, el cambio de domicilio fuera del municipio solía llevar un mes y
medio o dos.
A mediados de 2017, con toda la cuestión de la independencia de la comunidad
catalana, se genera cierta alarma social, cierta incertidumbre e inseguridad jurídica,
muchas empresas consideraron necesario mover su domicilio social fuera de Cataluña,
para lo que era necesario el acuerdo de la Junta General, lo que requería tiempo y un
gran consenso.

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Ante esta situación, el gobierno se planteó la necesidad de modificar ese artículo 285
TRLSC, alegándose razones de urgencia, se elaboró un decreto ley, el decreto ley
15/2017 de 6 de octubre de medidas urgentes en materia de movilidad de operadores
económicos dentro del territorio nacional. Este decreto ley modificó el art. 285.2
TRLSC, añadiendo que se considerará que hay disposición contraria en los estatutos
cuando estos establezcan expresamente que el órgano de administración no ostenta
esa competencia de cambiar el domicilio social dentro del territorio nacional. El
legislador se da cuenta de que la mayoría de los estatutos contienen esa prohibición
expresa e introduce una Disposición Transitoria Única en la que se indica que a los
efectos del art. 285.2 se entenderá que hay disposición contraria en los estatutos sólo
cuando estos se hubieran modificado con posterioridad a la entrada en vigor de dicho
decreto ley.
Por último el TRLSC se refiere a la posibilidad de que la sociedad pueda abrir sucursales
en cualquier lugar del territorio nacional o del extranjero previo acuerdo del órgano de
administración que tendrá competencias para su creación, supresión o traslado.

8.-El objeto social. (art. 23.b TRLSC y 117 RRM)


El objeto social es “el conjunto de actividades a las que se decía la sociedad”. El
artículo 23 TRLSC, relativo a las menciones que deben figurar en los estatutos de la
sociedad, se refiere en su apartado b) a la obligación de hacer constar “el objeto social,
determinando las actividades que lo integran”. Por tanto, el objeto social es una
mención estatutaria, que puede modificarse en cualquier momento siguiendo el
procedimiento establecido para las modificaciones estatutarias. Junto a este precepto,
el RRM (art. 117) así como la abundante doctrina de la Dirección General de los
Registros y del Notariado han precisado la forma en que debe procederse a la
concreción del objeto social en los estatutos.
El objeto social circunscribe el ámbito de actuación de la sociedad y, particularmente,
los poderes de actuación de los administradores. Los administradores, para evitar
responsabilidades, deben realizar actividades que estén integradas dentro del objeto
social, de no ser así, la sociedad queda vinculada en todo caso, pudiéndose generar
responsabilidad para los administradores.
El hecho de que se integre una actividad dentro del objeto social no significa que la
sociedad tenga que dedicarse necesariamente a ello. Es frecuente la inclusión de
múltiples actividades aunque luego la sociedad se dedique solo a una de ellas, esto es
porque el cambio de objeto social supone un cambio de estatutos, lo que genera un
coste y un derecho de separación a favor de los socios. Por esto, es recomendable la
inclusión de un objeto social amplio.
La elección del objeto social es, en principio, libre, siempre que:

 No reúna actividades incompatibles.

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 La actividad o actividades que pretenda llevar a cabo no sean contrarias a la ley,
la moral y el orden público (art. 1255 C.C y art. 56.1 TRLSC que configura la
ilicitud el objeto como causa de nulidad).

Hay, no obstante, determinados sectores económicos sometidos a regulación y en los


que pueden imponerse limitaciones y condiciones especiales que pueden afectar a la
fijación del objeto social (ej.: imposición de un objeto social exclusivo o legalmente
limitado para las sociedades que operan en el mercado de seguros o en el mercado de
crédito).
El artículo 117 RRM establece dos reglas:

 En primer lugar, prohíbe la inclusión en el objeto social de los actos jurídicos


necesarios para la realización o desarrollo de las actividades indicadas en él por
entenderla redundante. (ej.: promoción inmobiliaria – SI / venta, etc. – NO).

 En segundo lugar, no pueden incluirse expresiones genéricas como cláusulas


del siguiente estilo "la realización de cualquier otra actividad del lícito
comercio”, por idéntico motivo se prohíbe el empleo del término etcétera, así
como de puntos suspensivos (en principio no son válidos pero hay que aclarar
si se establecen de forma genérica o para ejemplificar actividades).

La referencia al objeto social incide en numerosos aspectos de la organización y


funcionamiento interno de la sociedad:

 El RRM prohíbe que si la denominación de la sociedad es objetiva se citen


actividades que no estén previamente incluidas en el objeto social.

 Se reconoce a los socios el derecho de separación en caso de sustitución o


modificación del objeto social (art. 346 TRLSC)

 La conclusión del objeto social opera como causa de disolución de la sociedad.


(art. 363.1.a TRLSC).
La correcta determinación del objeto social es uno de los supuestos donde más se
proyecta la actividad calificadora de los registradores mercantiles, en la medida en que
a ellos les corresponde determinar si está delimitado de forma correcta o si se han
utilizado expresiones genéricas que impiden la inscripción, siendo este uno de los
puntos donde más litigiosidad se genera. Se producen interpretaciones que a veces
son sorprendentes en relación a la forma de determinación del objeto social. La
dirección general es bastante variable en este aspecto, entiende que determinadas
expresiones que configuran el objeto social cumplen con los requisitos legales aun
cuando en principio de una mera lectura de esas expresiones podríamos concluir que
establecen un objeto indeterminado.

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9.-El capital social.
Las sociedades capitalistas reciben esta denominación porque el elemento
fundamental de las mismas es su capital social que aparece dividido en acciones o
participaciones. El capital social puede definirse como “la suma de los valores
nominales de las acciones o de las participaciones sociales de una sociedad”.
En este punto, hay que aclarar una serie de cuestiones:
El valor nominal de cada acción o participación social es el valor que se asigna en los
estatutos a cada acción o participación social. Por tanto, “capital social” y “valor
nominal” son dos conceptos estatutarios, es decir, tienen que venir reflejados en los
estatutos. Son cifras formales con vocación de estabilidad que van a permanecer
invariables en tanto en cuanto no se cambien los estatutos.
En segundo lugar, ha de distinguirse el concepto de capital social del concepto de
patrimonio. El patrimonio de una sociedad se integra por el conjunto de bienes,
derechos y obligaciones de los que es titular una sociedad en un momento
determinado. Por tanto, el patrimonio es una realidad esencialmente variable, que se
forma en un principio por las aportaciones de los socios y, después, se incrementa con
los beneficios y disminuye con las pérdidas.Al concepto de patrimonio responde el de
valor real de las acciones o de las participaciones sociales, el valor real de una acción o
participación social es el valor del patrimonio dividido entre el número de acciones o
entre el número de participaciones sociales.
Cabe aclarar también en este punto que se entiende por valor de mercado: el valor de
mercado de una acción o participación social es el que tiene en el mercado. Si la
sociedad cotiza en bolsa, el valor de mercado es un cálculo muy sencillo (basta con
mirar el índice bursátil y ver a qué precio está cotizando). El valor de mercado no se
corresponde, o al menos no suele hacerlo, con el valor real, ya que depende de
muchos factores.
Volviendo con los conceptos de capital social y patrimonio, hay que decir que son
conceptos diferentes pero entre los que existe una íntima y continuainterrelación:

 La función del patrimonio es dar cobertura real y efectiva a la cifra del capital
social (puramente contable y formal) que aparece en los estatutos. El
patrimonio es un contravalor del capital social.

 El capital social funciona como cifra de retención del patrimonio, es la primera


partida del pasivo que evita la salida del patrimonio de la sociedad hasta que
dicha partida esté suficientemente cubierta. Patrimonio: activo – pasivo =
patrimonio neto. Se pretende con ello que la cifra de capital que los terceros
toman como referencia no sea una cifra vacía sino que tenga una
correspondencia patrimonial.

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En el momento fundacionalde la sociedad existe entre ambos conceptos (capital y
patrimonio)una plena coincidencia, que suele desaparecer en cuanto se inicia la
actividad y comienza a variar el patrimonio.La ley, consciente de ese cambio, exige que
haya una interacción entre el capital social y el patrimonio social, porque en caso
contrario la cifra del capital social no serviría para nada. La ley establece dos cautelas:

 En el art 327 se nos dice que si el patrimonio social se reduce por debajo de las
2/3 partes del capital social la sociedad viene obligada a reducir el capital social
o a adoptar cualquier medida que restablezca ese equilibrio. Si no –
responsabilidad de administradores.

 El art 363 establece como causa de disolución: la existencia de pérdidas que


dejen reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital
sociala no ser que éste se aumente o se reduzca en la medida suficiente, y
siempre que no sea procedente solicitar la declaración de concurso.

Se trata con ello de evitar que las sociedades que se encuentren en esta comprometida
situación de desbalance puedan actuar con normalidad en el tráfico económico
proyectando con su cifra de capital una solvencia que no tienen.
Cuestión distinta es la correcta contabilización o correcta valoración de los activos que
tenga la sociedad. En principio las cuentas, que deben ofrecer la imagen fiel del
patrimonio de la sociedad,están sometidas a un control externo a través de la
auditoría de cuentas. Sin embargo, muchas veces en la práctica ese control externo no
funciona correctamente.
A partir de esta definición nos encontramos con que el capital social cumple un
conjunto de funciones y está sometido a un conjunto de principios.

a) Funciones del capital social:


Cumple tres funciones distintas:
• Función organizativa. El capital social desempeña un papel fundamental a la
hora de organizar jurídica y económicamente a la sociedad. Funciona como parámetro
o referencia para
- determinar cuál es la posición de los socios dentro de la sociedad.
- atribuir derechos políticos y económicos a los socios.
- Regular algunos aspectos de funcionamiento de los propios órganos
sociales (ej.: cómputo de quórums y mayorías, ejercicio de derechos de
minoría, etc.)

• Función productiva. El capital social es un fondo de explotación empresarial. La


función productiva introduce otro concepto, muy vinculado con el de capital social

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pero que no coincide con él. Este concepto es el de fondos propios: la función
productiva puede provenir tanto de fondos propios como de fondos ajenos (no
aportados por los socios).Los fondos propios hacen referencia a una realidad que está
formada fundamentalmente por el capital social (lo aportado por los socios) pero
técnicamente no son lo mismo, porque en fondos propios se incluyen también otras
aportaciones o préstamos que hubieran podido realizar los socios a la sociedad y que
se contabilizan como deuda subordinada o deuda junior.

• Función de garantía. El capital social se configura como una cifra de retención


del patrimonio social, ya que constituye la primera partida del pasivo de la sociedad,
impidiendo la salida de fondos de la sociedad hasta que la cifra del capital social no se
encuentre correctamente cubierta. Se trata de que en todo momento la cifra del
capital social cuente con cobertura suficiente como contrapartida por la falta de
responsabilidad personal de los socios.

b) Principios del capital social:


El capital social está regido, asimismo, por una serie de principios que dan cuenta de la
relevancia extraordinaria que representa en el seno de las sociedades de capital.

• Principio de determinación. (Art. 23 delTRLSC) Significa que el capital social


debe constar en los estatutos. Se debe indicar: 1) la cifra total de capital, 2) las
participaciones sociales o las acciones en que se divida, 3) su valor nominal y 4) su
numeración correlativa.

• Principio de capital mínimo (Arts. 4 y 5 TRLSC) El TRLSC contempla diferentes


cifras de capital mínimo para el caso de la SA y de la SL con la intención de reservar la
primera para las actividades económicas de cierta envergadura y la segunda para el
desempeño de negocios de dimensiones más modestas. Este capitalsocial mínimo
seráde 3.000 euros para las limitadas y de 60.000 euros para las anónimas, en ambos
casos expresado en esa moneda.
Esta exigencia de capital social mínimo opera en el momento fundacional, de tal forma
que ninguna sociedad puede constituirse si no reúne esa cifra de capital mínimo, pero
mantiene su vigencia durante toda la vida de la sociedad impidiendo que una
hipotética reducción de capital sitúe la cifra por debajo del mínimo legalmente exigido.
Esto no ha sido mencionado en clase:La ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a
los emprendedores y su internacionalización ha modificado el artículo 4 TRLSC y ha
introducido además un nuevo artículo 4 bis. El artículo 4 ahora dice que podrán
constituirse sociedades de responsabilidad limitada con una cifra de capital social
inferior al mínimo legal en los términos que se expresan en ese nuevo artículo 4 bis. Se

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trata de una previsión muy criticable no sólo por resultar confusa sino por emplear de
forma indebida la referencia a un proceso de fundación sucesiva que nada tiene que
ver con ese supuesto de hecho, más próximo al desembolso diferido de las
participaciones.
Esto tampoco: Esta exigencia de capital social mínimo se puede ver modificada en el
caso de algunas sociedades especiales que desempeñan su actividad en sectores
económicos sometidos a regulación especial como el mercado de valores, el de crédito
o aseguramiento.

Esta cifra de capital mínimo se establece con independencia de la actividad a


desarrollar. No hay una correlación entre el volumen del negocio y el volumen de
responsabilidad con la cifra del capital social. A partir de esa cifra mínima, no se
establecen más controles, nuestro sistema es un sistema de capital formal, de capital
mínimo, frente al sistema norteamericano o anglosajón que establece un sistema de
capital suficiente, lo que determina la variabilidad del capital, según este sistema el
capital debe ser suficiente para la actividad que se pretenda desarrollar. Por tanto
puede darse en nuestro derecho la existencia de sociedades que, cumpliendo con la
cifra de capital social mínimo, se encuentren infracapitalizadas.

- Infracapitalizacción material: se da cuando la sociedad carece de recursos


propios suficientes para el desarrollo normal de su actividad (incluso después de haber
recalificado, en aplicación de la doctrina de infracapitalizacción nominal, como capital
social los créditos concedidos por los socios). En estos supuestos hay una tendencia a
la aplicación jurisprudencial de la teoría del levantamiento del velo, es decir, al
desconocimiento de la personalidad jurídica y a la imputación del resultado a los
socios. Sin embargo la aplicación de esta teoría debe ser muy restrictiva, pudiéndose
aplicar únicamente en aquellos supuestos en los que alguno de los socios hubiera
utilizado la estructura de la sociedad con el único ánimo de defraudar o perjudicar a
los terceros. Es un remedio con una escasa aplicación en la práctica.
- Infra capitalización nominal: se da cuando la sociedad tiene los recursos
suficientes para el desempeño de su objeto social pero estos recursos no provienen de
las aportaciones de los socios sino de préstamos o créditos que estos les conceden.
Son préstamos en sustitución de lo que debieran ser aportaciones sociales, esta
circunstancia merma la garantía de los acreedores puesto que esos recursos
económicos se contabilizan al margen del capital social. En estos supuestos el juez
procederá a “recalificar” los préstamos de los socios convirtiéndolos en capital social.
Es decir, deben posponerse en su cobro frente al resto de acreedores. ¿Por qué los
socios han aportado en concepto de préstamo y no de capital social? El préstamo da
una rentabilidad inmediata, más rentable económicamente, lo puedo recuperar en
cualquier momento, el capital social no, hay que modificar los estatutos, publicarlo,
que lo vean los acreedores…

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• Principio de integridad (Arts. 78 y 79 TRLSC). Exige que el capital social esté
íntegramente suscrito en el momento de constitución de la sociedad, es decir, que
todas las acciones o participaciones sociales en que se divide el mismo han de tener un
titular en el momento de constituirse la sociedad. Se prohíbe en este momento que la
sociedad tenga acciones o participaciones sociales en auto cartera, que sean suscritas
por la misma sociedad, con posterioridad si se puede, con unos límites. Por esta vía se
garantiza el requisito de la separación entre la sociedad y sus socios.

• Principio del desembolso mínimo (Arts. 78 y 79). Las acciones y participaciones


sociales deberán estar íntegramente suscritas en el momento inicial de la sociedad,
pero sin embargo se permite que el desembolso de estas no alcance el total de su
valor, se permite que el desembolso pueda ser parcialmente diferido en el tiempo. Así,
en el caso de las SA, se exige que el capital social este íntegramente suscrito y
desembolsado almenos en una cuarta parte (25%) del valor nominal de cada una de las
acciones al momento de la constitución, quedando el resto pendiente de desembolso
en los plazos y condiciones fijados en los estatutos. Es lo que se conoce como
dividendos pasivos, es decir, el capital social que aún no ha sido desembolsado por los
socios y que en las anónimas puedellegar hasta el 75 %. En cambio, este principio, no
ha sido históricamente reconocido para las SL. En estas se exige que el capital social
esté íntegramente suscrito y desembolsado al momento de la constitución, salvo un
supuesto que es el contemplado en el nuevo art. 4 bis de la ley, referido a las SL
llamadas “en régimen de formación sucesiva”. Esto fue una ocurrencia del gobierno en
pleno auge de la crisis económica para incentivar el autoempleo, sin embargo, 4 años
después, no tiene aplicación práctica, porque el sistema de control es muy exhaustivo,
es más fácil tener los 3000 euros.

• Principio de estabilidad (Art 295).La cifra del capital social permanecerá de


forma invariable en tanto en cuanto no se modifiquen los estatutos.En clase no se ha
dicho: No obstante, existen tipos muy específicos de sociedades anónimas (sociedades
de garantía recíproca y sociedades de inversión mobiliaria de capital variable) que
operan bajo el principio de capital variable.

• Principio de realidad: a través del cual se persigue que la aportación


patrimonial que realicen los socios como contrapartida a la suscripción del capital
tenga un reflejo y una valoración real. Para esto el texto refundido de la LSC establece
diferentes controles dirigidos a verificar que la aportación se ha realizado y se ha
hecho de forma correcta. Se responsabiliza a los fundadores de la efectiva realización
de las aportaciones así como de su concreta valoración. Se articulan también sistemas

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de control de las adquisiciones onerosas verificadas en los dos años siguientes a la
constitución o a la transformación de la sociedad a fin de evitar que por esa vía se
proceda a la restitución encubierta de aportaciones a los socios (Ej.: una sociedad con
capital social de 100.000 compra un reloj de ese precio, el capital social ahora es el
reloj). Hay que evitar esta situación. (art.72 TRLSC). Se establecen dos controles que
varían en función de que estemos ante una aportación dineraria o no y en función de
que estemos ante una S.A y una S.L.

 Aportación dineraria: no existe ningún problema en cuanto a su valoración. La


acreditación se realiza a través de una certificación de una entidad de crédito
que acredita que se ha depositado el dinero en nombre de la sociedad.

 Aportación no dineraria: supone mayores problemas a la hora de su valoración.


La ley diferencia aquí entre las SA y las SL. Exigiéndose en las SA que la
valoración vaya acompañada del informe de un experto independiente que
tiene que ser designado por el gestor mercantil y va a funcionar como límite
máximo al valor que se puede atribuir a un determinado bien.Con este
mecanismo se garantiza una correcta valoración de los bienes, que no haya
sobrevaloraciones, los socios pueden darle un valor inferior pero no superior, el
problema es que esto supone tiempo y dinero. En las SL el informe lo emiten
los propios administradores bajo su responsabilidad, determinando el valor de
forma razonada de esas aportaciones no dinerarias, esto facilita estas
aportaciones, las hace mucho más flexibles, porque no están sometidas a la
valoración de un tercero.

 Por tanto, la ley, no permite la emisión de acciones o participaciones sociales


que no respondan a una efectiva aportación patrimonial, bajo pena de nulidad
(art. 59 TRLSC).

 El valor mínimo de la aportación no puede ser inferior al valor nominal de las


acciones o participaciones. La ley no permite la creación de las llamadas
acciones o participaciones bajo “bar” (art. 59 de la LSC). Nada impide las
aportaciones con prima (o sobre par), que es un exceso de aportación en
relación con el valor nominal que se suele utilizar de forma habitual
fundamentalmente para proteger la posición de los socios anteriores al
aumento de capital.

 Además, se obliga a la sociedad a constituir una reserva legal destinada a


compensar las pérdidas de la sociedad evitando con ello que estas afecten en
primer término al patrimonio (art. 274 TRLSC).

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 Por último, se condiciona la aplicación del resultado exigiendo que los
beneficios obtenidos en el ejercicio social vayan destinados en primer término
a la cobertura del capital y de las reservas legales que la sociedad ha de
constituir prohibiéndose la distribución de dividendos siempre que el
patrimonio sea inferior al capital social (art. 273 TRLSC).

Se trata en definitiva de una serie de normas que tratan de asegurar la equivalencia


entre las cifras de capital y patrimonio y robustecer la garantía que para los acreedores
representa el capital social.

10.-La sociedad de capital unipersonal.


Nuestro derecho de sociedades exige en principio la presencia de al menos 2 socios en
la constitución de la sociedad. Esta regla general presenta excepciones cuando nos
encontramos frente a la sociedad anónima o limitada, formas sociales en las que se
permite la constitución de sociedades de un solo socio. La sociedad unipersonal es
admitida por primera vez en España en la Ley de SA del año 89 para los supuestos de
unipersonalidad sobrevenida, es decir, aquellos supuestos en los que la sociedad se
constituye con 2 o más socios y, por diferentes razones, todas las acciones devienen en
manos de un solo socio. Se generaliza su utilización con la aprobación de la ley de SL
del año 95, que permite tanto las sociedades unipersonales originarias como
sobrevenidas, anónimas y limitadas.
Con la sociedad de un 1 solo socio la ley persigue dos finalidades:

 Establecer un cauce para que los autónomos (las personas físicas comerciantes)
puedan, mediante la utilización de una sociedad mercantil, limitar su
responsabilidad sin recurrir a mecanismos más o menos confesables o
fraudulentos. Hasta la admisión de estas sociedades era muy habitual que en
una sociedad un socio tuviera un porcentaje muy elevado de participación y
que fueran socios también sus hijos menores de edad y su mujer.

 El establecimiento de un cauce para la articulación de grupos de sociedades, es


decir, para la creación de holding.

Dos estructuras de holding:

 Estructura horizontal: todas las sociedades cuelgan de una o varias personas


físicas y están al mismo nivel.

 Estructura vertical (la más habitual): varias personas físicas o jurídicas


constituyen una sociedad que se denomina matriz y va creando diferentes
sociedades para ejercer la actividad (filiales). Para facilitar los grupos verticales
se introducen en nuestro ordenamiento las sociedades unipersonales, porque
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van a facilitar la creación por parte de la matriz de sociedades filiales, lo que
supone en la práctica un ahorro fiscal extraordinario. La sociedad matriz no
tributa por el impuesto de sociedades porque lo dice la ley.
En la nueva LSC se recogen dos posibilidades para la sociedad unipersonal:

 Unipersonalidad originaria. Aquella en la que la sociedad unipersonal se crea


por un único socio.
 Unipersonalidad sobrevenida. La sociedad se crea por dos o más socios,
deviniendo durante su duración las acciones o participaciones a manos de un
socio, considerándose por el art. 12 de la ley que son unipersonales también
cuando las acciones o participaciones pertenezcan a un único socio y a la propia
sociedad, es decir, si la sociedad tuviera acciones o participaciones en
autocartera, ósea, fuera titular de sus acciones o participaciones, lo que está
prohibido en el momento de constitución pero es posible durante la vida de la
sociedad.
La sociedad unipersonal es igual, en principio que las pluripersonales. Presenta dos
peculiaridades vinculadas con las obligaciones de publicidad y con su propio régimen
jurídico.

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