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Gemma Miguel/ UBU/ Marzo 2023

Empresa, Empresario y Sociedades.

Tema 8: Las sociedades de capital

1.-CARACTERIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES CAPITALISTAS. REGULACIÓN LEGAL

Con la expresión sociedades de capital, se alude a tres clases de sociedades mercantiles,


aunque poseen en cada caso una identidad propia derivada de peculiaridades tipológicas y de regímenes
comunes, responden a una caracterización común frente a las denominadas sociedades
personalistas:

● Son SOCIEDADES CAPITALISTAS; en principio no interesan en ellas las condiciones


personales de los socios, sino las aportaciones que éstos hagan a la sociedad, en función de las cuales
se determina su grado de participación en el capital social. La configuración de estas sociedades
descansa básicamente por ello en la noción de CAPITAL SOCIAL (reflejo estatutario -en los
Estatutos Sociales- de la suma de los valores nominales de la participación (acción o participación según
el tipo) de cada socio en la sociedad y representativa de sus aportaciones.

● Tienen SU CAPITAL DIVIDIDO EN PARTES ALÍCUOTAS QUE ATRIBUYEN A SU


TITULAR LA CONDICIÓN DE SOCIO y, que según la clase de sociedades de que se trate reciben
una determinada denominación (acciones o participaciones sociales); que en el caso de las acciones
tienen la consideración legal de valores «mobiliarios» y «negociables» y que están sometidas a un
diferente régimen de transmisibilidad.

o Son SOCIEDADES DE RESPONSABILIDAD LIMITADA; el socio se obliga a aportar el


importe de las partes alícuotas del capital social que le corresponde, pero sin asumir ninguna
responsabilidad personal por las deudas sociales (excepto los socios administradores de la sociedad
comanditaria por acciones).

o Son SOCIEDADES MERCANTILES; cualquiera que sea el objeto al que se dediquen


(mercantilidad por la forma, recordad que ya lo vimos). Ello comporta su sometimiento al conjunto
de obligaciones y deberes que integran el estatuto jurídico el empresario e impide que puedan
existir sociedades civiles con cualquiera de las formas de las sociedades de capital (art. 2 Ley de
Sociedades de Capital, en adelante LSC).

Las tres clases de sociedades de capital son (art. 1 LSC):

✔ La sociedad anónima.

✔ La sociedad de responsabilidad limitada.

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✔ La sociedad comanditaria por acciones.

Estos tres son los tipos generales que contempla la legislación mercantil, pero además de éstos,
existen variantes de los tipos descritos: como la sociedad anónima europea (variante de la S.A.) y tipos
especiales como las sociedades anónimas de seguros, sociedades anónimas cotizadas, de crédito,
sociedades de capital-riesgo, sociedades anónimas deportivas, de inversión colectiva,…

REGULACIÓN LEGAL DE LAS SOCIEDADES DE CAPITAL.

Las sociedades de capital se encuentran actualmente reguladas en el REAL DECRETO


LEGISLATIVO 1/2010, DE 2 DE JULIO, POR EL QUE SE APRUEBA EL TEXTO REFUNDIDO
DE LA LEY DE SOCIEDADES DE CAPITAL, que vino a unificar en un sólo texto legislativo lo que
hasta la fecha estaba en leyes distintas (Ley de Sociedades Anónimas y Ley de Sociedades de
Responsabilidad Limitada) También encontramos importantes disposiciones relativas a las
sociedades de capital en el Reglamento del Registro Mercantil de 1996, especialmente, en lo que se
refiere a la inscripción, transformación, fusión, escisión, disolución y liquidación.

Finalmente existe numerosa normativa de carácter sectorial que se ocupa de tipos concretos
de esta clase de sociedades (principalmente sociedades anónimas: de seguros, bancos, sociedades de
capital-riesgo, sociedades anónimas deportivas, de inversión colectiva,…) que las someten, por la
índole específica de su actividad o por operar en mercados intensamente regulados, a determinadas
especialidades de régimen jurídico respecto al régimen general (LSC) al que en todo caso quedan
sometidas con carácter supletorio (art. 3.1 LSC).

2. CLASES.

2.1 LA SOCIEDAD ANÓNIMA.

2.1. A EL ORIGEN DE LA SOCIEDAD ANÓNIMA se encuentra en las Compañías de


Indias (se cita como primer ejemplo la «Compañía Holandesa de las Indias Orientales» fundada en
1602), que surgen en el S XVII al servicio del expansionismo ligado a la actividad y comercio
coloniales, relacionadas con la primera revolución comercial que hace necesaria una fuerte
acumulación de capital, a las que no podían responder las sociedades personalistas existentes hasta
entonces.

Son la primera expresión de la empresa privada de grandes dimensiones, y en ellas aparecen ya


algunos rasgos propios de la S.A.:

▪ la responsabilidad limitada de sus miembros a la cifra de su aportación, justificada por los


innumerables riesgos a los que se ve sometida la explotación de la empresa;

▪ la división del capital social en títulos que incorporan la condición de socio.

En cuanto a las diferencias, se trataba de compañías privilegiadas que se constituyen


excepcionalmente y se crean mediante la concesión por parte del poder público de una carta que

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regula su funcionamiento y que reconoce a las distintas Compañías el monopolio de explotación de los
nuevos territorios descubiertos.

En el S. XIX, la Revolución industrial y la Revolución francesa, determinaron la


consagración del capitalismo industrial y financiero. Todo ello produjo una honda revolución
económica la cual necesitada de nuevas estructuras e instituciones jurídicas para alcanzar sus fines. La
extensión de la actividad económica necesitaba de ingentes cantidades de capital. Capital que por su
cuantía debía ser obtenido de diversas procedencias, agrupado y dotado de una conveniente
organización jurídica para ser unitariamente invertido. La S.A. permitió organizar grandes cantidades
de capital, para destinarlas a una finalidad económica concreta (es incuestionable la importancia de
la S.A. considerada como instrumento puesto al servicio del desarrollo de la economía capitalista).

El máximo apogeo de la concepción capitalista de la S.A. se alcanza en la primera década


del S. XX. En esta época el capital lo es todo. Se llega a afirmar que la S.A. es simplemente un capital
dotado de personalidad jurídica.

Tras la Primera Guerra Mundial se inicia una paulatina transformación de ese concepto
"radical-capitalista" repercutiendo sobre la estructura jurídica de la sociedad las reivindicaciones
del trabajo (trabajadores, técnicos y empleados, como parte esencial de la empresa de la que la S.A. es
titular) en detrimento de las ventajas tradicionalmente reservadas al capital. El Estado nacionaliza
las S.A.; se concede a los trabajadores participación en algunos beneficios antes atribuidos a los
aportantes de capital; incluso en algunos países se permite a los representantes de los trabajadores
formar parte de los órganos de gestión (Alemania, "cogestión).

Hoy por hoy podemos observar una evolución contraria "privatización"; junto a una corriente
importante privatizadora, se aprecia una clara resistencia hacia los movimientos favorables a
reforzar la participación de los trabajadores en los órganos de la sociedad.

En España la regulación de la S.A. del Ccom de 1885 contenía unos pocos artículos;
posteriormente se promulgó la Ley de S.A. de 1951, y tras la entrada de España en la CEE, con el
fin de adaptar nuestra legislación a la comunitaria se aprobó la LSA de 1989, texto vigente hasta
la aprobación de la LSC en 2010.

La LSC refunde la LSA y la LSRL anteriormente existentes, así como otras normas, dotando
de regulación común a los dos grandes grupos de sociedades de capital: la S.A. y la S.R.L.

2.1. B CARACTERIZACIÓN Y DEFINICIÓN DE LA S.A.: A la luz de lo anterior no cabe dudar


de la enorme importancia que la S. A ha tenido en el desarrollo capitalista. En los últimos años,
sin embargo, se ha producido una verdadera huida de la S.A. hacia otras formas societarias,
básicamente la S.R.L., ya que el régimen jurídico de la S.R.L. es más flexible, y las empresas se
decantan mayoritariamente por esta forma societaria, salvo que la ley les exija la forma anónima
(grandes empresas, empresas cotizadas, empresas en sectores específicos que exigen este tipo social
-bancos, entidades de seguros, etc.-).

No obstante, la gran relevancia de las empresas que continúan utilizando esta forma
societaria (S.A.) hace que la sociedad anónima perdure como una forma de organización societaria de
gran importancia y significación.

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Por ello en la actualidad puede afirmarse que existen dos tipos básicos de sociedades anónimas:

● el de la gran sociedad anónima abierta, de elevada cifra de capital, con sus acciones entre
miles de accionistas. Normalmente se trata de sociedades bursátiles o cotizadas, con acciones que
cotizan en un mercado secundario oficial. El título XIV de la LSC está dedicado a este tipo de
sociedades (artículos 496 a 528 LSC).
● el de sociedades de mediano tamaño y cifra de capital, no cotizadas en Bolsa, con acciones
repartidas entre número reducido de accionistas, que no suelen transmitir sus títulos con finalidad
especulativa y que acostumbran a ejercitar todos sus derechos sociales. Son sociedades en las que suelen
existir restricciones a la libre transmisibilidad de las acciones (sociedades más cerradas, dentro de ser
abiertas).

DEFINICIÓN: La S. A es el TIPO DE SOCIEDAD MERCANTIL CUYO CAPITAL SOCIAL ESTÁ


DIVIDIDO EN ACCIONES, QUE SE INTEGRA POR LAS APORTACIONES DE LOS SOCIOS, Y
EN LA QUE ÚNICAMENTE RESPONDE EL PATRIMONIO SOCIAL DE LAS DEUDAS
SOCIALES (art. 1.3 LSC) .

Los elementos más destacables que derivan del concepto señalado son:

● La S.A. es una SOCIEDAD MERCANTIL: el artículo 2 LSC despeja cualquier duda en


cuanto al carácter mercantil de las sociedades de capital –por tanto esto es válido también para la
S.L. y la S. Comanditaria por Acciones- al afirmar rotundamente que “las sociedades de capital,
cualquiera que sea su objeto, tendrán carácter mercantil”. Por tanto, todas las S.A. con independencia
de su objeto y de que hayan sido constituidas antes o después de la Ley de Sociedades Anónima o la
LSC, tendrán la consideración de empresarios y deberán someterse al estatuto jurídico aplicable a éstos
(inscripción en el RM, deber de contabilidad, etc.). MERCANTILIDAD POR LA FORMA.
● La S.A. es una SOCIEDAD CAPITALISTA: el capital es la pieza esencial de la S.A. La S.A.
se constituye “intuitu pecuniae”, es decir, en atención a las aportaciones de los socios y no “intuitu
personae” (en atención a la personalidad de los socios). Todo socio tiene que aportar un capital en
dinero, bienes o derechos valorables en dinero; no cabe una aportación de industria (trabajo, ya lo
dijimos); las acciones gratuitas son incompatibles con las S.A. Se traduce en que la intensidad en el
ejercicio de los derechos sociales depende de la participación en el capital que ostente cada uno de los
accionistas.
● Es una SOCIEDAD DE ACCIONES: es decir, las aportaciones de los socios están
materializadas en títulos-valores (o bien consisten en anotaciones en cuenta, asientos informáticos que
ya veremos) que se denominan acciones y que permiten su fácil circulación y fácil transmisión de la
condición de socio, teniendo la consideración de «valores mobiliarios» y «valores negociables». El
tenedor de tales títulos ostenta la calidad de socio. Es una sociedad abierta en que la condición de
socio es extremadamente fungible (aunque esto puede restringirse en estatutos).
● Es una SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA: el socio sólo se compromete
frente a la sociedad a efectuar la aportación, a desembolsar el valor de la acción y no responde
más allá de la cuantía de su aportación.
Como hemos visto este es uno de los factores que ha permitido la creación de grandes corporaciones
mercantiles y el desarrollo del capitalismo actual. La limitación permite dos cosas: captar ahorro del
público y acumular grandes capitales, y permitir la libre circulación de las acciones, sin que transmitente

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o adquirente asuman ningún tipo de responsabilidad. Sin limitación de responsabilidad, las sociedades
no pueden ser más que personales y pequeñas.

Conviene resaltar que la responsabilidad limitada se predica con respecto a los socios, no con
respecto a la S.A., a quien le es de aplicación el régimen general de responsabilidad ilimitada
(responde con todo su patrimonio social).

2.2 LA SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA.

La sociedad de responsabilidad limitada SURGE a finales del S. XIX como una forma
esencialmente orientada a proporcionar a las empresas de pequeña o mediana dimensión económica
un modelo alternativo a las sociedades personalistas y a la S A., en que con una mayor simplicidad y
flexibilidad organizativa, se mantuviera el principio de la responsabilidad limitada de los socios.

Se busca así una forma jurídica idónea para la regulación de actividades empresariales
llevadas a cabo por un reducido número de personas, generalmente vinculadas por lazos familiares o
de amistad, sin quedar por ello sometidas al severo régimen de responsabilidad típico de las
sociedades personalistas y tampoco a la rigidez propia de la normativa de las anónimas.

La LSC pretende dar un CONCEPTO de S.R.L. en su artículo 1.2, cuanto establece que «EN
LA SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA, EL CAPITAL, QUE ESTARÁ DIVIDIDO
EN PARTICIPACIONES SOCIALES, SE INTEGRARÁ POR LAS APORTACIONES DE TODOS
LOS SOCIOS, QUIENES NO RESPONDERÁN PERSONALMENTE DE LAS DEUDAS
SOCIALES»

Se trata pues de una sociedad de capital que participa de las características comunes ya
mencionadas (sociedad mercantil, capitalista, de responsabilidad limitada), pero que guarda una
mayor consideración de la figura del socio, que se manifiesta en algunas reglas o principios
característicos de las sociedades personalistas y que permite situarla en una cierta posición
intermedia.

Reflejo de esta posición intermedia es la exigencia de que su capital esté dividido en partes alícuotas
denominadas participaciones sociales, que no podrán estar representadas por medio de títulos o de
anotaciones en cuenta, ni denominarse acciones, y en ningún caso tendrán el carácter de valores
(no pueden ser objeto de negociación en los mercados de valores) (art. 92.2 LSC).

La regulación de la sociedad de responsabilidad limitada se inspira en tres postulados generales:

1. Su carácter híbrido o mixto al que ya hemos aludido. Conviven en esta forma social elementos
personalistas y capitalistas, lo que refleja un propósito de configurar una especie de sociedad mixta.

2. Su configuración como una sociedad esencialmente cerrada: idea que se manifiesta, sobre
todos en las restricciones a la transmisibilidad de las participaciones sociales (art.108.1 LSC)

3. La flexibilidad de su régimen jurídico: la configuración de las normas reguladoras de la S.R.L.


es preferentemente dispositiva, otorgando libertad a los socios en punto a la organización interna de la
sociedad, y al mismo tiempo sencillo, alejado de la complejidad propia de la S.A.

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Finalmente, la S.R.L. es la forma característica de las sociedades de dimensiones económicas reducidas
y, en particular, de aquellas que no alcanzan el capital social mínimo de las S.A. (60.000 €) ya que para
la S.R.L. se exige un capital social mínimo de 1 €.

2.3 LA SOCIEDAD COMANDITARIA POR ACCIONES.

Al lado de la sociedad comanditaria simple (personalista), el Ccom regulaba en sus artículos 151
a 157 la sociedad comanditaria por acciones, preceptos que han sido derogados por la LSC, RD 1/2010,
al incluirse en el texto refundido. Se trata de un tipo de sociedad con muy escasa difusión en la
práctica.

La mayor parte de la doctrina defiende que la sociedad comanditaria por acciones es una
sociedad anónima especial (capitalista), que solamente se distingue de la anónima ordinaria por el
peculiar estatuto jurídico al que quedan sometidos sus administradores.

El artículo 3.2 de la LSC establece que será de aplicación supletoria para estas sociedades
comanditarias por acciones, el régimen legal de la S.A.

La DEFINICIÓN de este tipo social se encuentra en el 1.4 de la LSC: «EN LA SOCIEDAD


COMANDITARIA POR ACCIONES, EL CAPITAL, QUE ESTARÁ DIVIDIDO EN ACCIONES, SE
INTEGRARÁ POR LAS APORTACIONES DE TODOS LOS SOCIOS, UNO DE LOS CUALES, AL
MENOS, RESPONDERÁ PERSONALMENTE DE LAS DEUDAS SOCIALES COMO SOCIO
COLECTIVO».

De la definición dada, no debemos entender que existan en este tipo social dos clases de socios,
colectivos y comanditarios, sometidos como tales a un estatuto o régimen jurídico distinto. En la
sociedad comanditaria por acciones, la ley exige que la totalidad del capital social esté dividido en
acciones y todos los socios tienen la condición de accionistas. Pero en el caso de aquellos socios que
accedan al órgano de administración, y en atención exclusivamente a su designación como
administradores, se les atribuye la condición legal de socios colectivos, lo que se traduce básicamente
en la asunción de una responsabilidad personal e ilimitada por las deudas sociales.

No se trata, por tanto, de que existan unos socios colectivos con capacidad exclusiva para
ejercitar la administración social, sino que los administradores, por el simple hecho de desempeñar el
cargo y mientras lo ocupen, quedan sometidos a un régimen de responsabilidad más severo que el
resto de los accionistas, los cuales responden solamente -como en cualquier sociedad anónima- por el
importe de la aportación realizada o comprometida. A cambio de este agravamiento de la
responsabilidad, los administradores de la sociedad comanditaria por acciones disfrutan de unas
facultades y poderes mucho más extensos que los de una sociedad anónima (derecho de veto sobre
numerosas decisiones sociales), así como de una mayor estabilidad en el cargo.

Al margen de estas especialidades, que afectan exclusivamente al estatuto jurídico de los


administradores, las sociedades comanditarias por acciones comparten disciplina jurídica con la
sociedad anónima, aplicándose, como hemos dicho, de forma supletoria el régimen legal
correspondiente a las S.A.. Como éstas, requieren un capital mínimo de 60.000 €.

3. CONCEPTOS CARACTERIZADORES. EL CAPITAL SOCIAL Y LA PERSONALIDAD


JURÍDICA.
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3.1 EL CAPITAL SOCIAL.

La ordenación jurídica de las sociedades de capital descansa en gran medida sobre la noción del
capital social.

Todas las sociedades han de constituirse con una CIFRA DE CAPITAL DETERMINADA,
que en principio puede ser fijada libremente por los socios (superior a los mínimos establecidos
legalmente) y que HA DE RECOGERSE NECESARIAMENTE EN LOS ESTATUTOS DE LA
SOCIEDAD.

El capital social que representa la SUMA DE LOS VALORES NOMINALES DE LAS


ACCIONES (o participaciones) en que está dividido, despliega un importante papel de orden jurídico
y organizativo en el funcionamiento de la sociedad. Entre otras cosas, la participación de los accionistas
o socios (participaciones) en el capital social, que resultará del número de acciones o participaciones
poseídas y del valor nominal de éstas, es la «MEDIDA LEGAL» normalmente empleada para la
determinación de los DERECHOS de los socios dentro de la sociedad.

Pero además, el capital también puede desempeñar una importante función de garantía de los
acreedores sociales que se presenta, en cierta forma, como una contrapartida a la limitación de
responsabilidad de los accionistas o socios (participaciones). La Ley procura a través de una serie de
medidas correctoras (que veremos posteriormente) que la cifra del capital cuente en todo momento
con una cobertura patrimonial adecuada, lo que explica que cumpla una importante labor de
retención de bienes y activos dentro de la sociedad.

El capital social no debe confundirse con el patrimonio.

CAPITAL SOCIAL ≠ PATRIMONIO

► El CAPITAL alude a esta cifra fija y convencional recogida en los estatutos, suma de los valores
nominales de las acciones o participaciones en que se divide.

► La noción de PATRIMONIO se refiere al conjunto de derechos y obligaciones de contenido


económico propios de la sociedad en cada momento. (activo-pasivo)

La cifra de capital tiene un carácter estable y constante, y sólo a través de un acuerdo


formal de la sociedad de aumento o de reducción de capital puede ser incrementado o reducido.

El patrimonio, en cambio, como concepto económico que alude a los bienes y obligaciones de
los que en un momento dado es titular una persona, oscila permanentemente en función de los
resultados de la actividad social, porque las vicisitudes de ésta tienen lógicamente una incidencia
directa y permanente sobre la situación patrimonial de la sociedad.

La relación entre el capital y el patrimonio es REVELADORA DEL ESTADO


ECONÓMICO en que se encuentra una sociedad: a medida que el valor del patrimonio rebase la
cifra del capital, la situación será más sólida, mientras que lo contrario significaría que las pérdidas han
ido absorbiendo los fondos aportados por los socios en concepto de capital. Esto explica que capital y
patrimonio suelan coincidir en el momento de la constitución de la sociedad, pero que dicha

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equivalencia desaparezca con el comienzo de la actividad social, pues el patrimonio irá oscilando
entonces en función de los resultados positivos o negativos de la sociedad.

La Ley obliga a las sociedades anónimas (y a las S. Com. por Acciones) a tener un capital
mínimo (60.000 €) que ha de mantenerse a lo largo de toda la vida social.

Esta exigencia responde al propósito de que no se utilice la forma de la sociedad anónima en las
pequeñas empresas. El capital mínimo se presenta así como un ELEMENTO DE ORDENACIÓN DE
LOS DIVERSOS TIPOS SOCIALES DENTRO DEL SISTEMA GENERAL DEL DERECHO
DE SOCIEDADES, que sirve para excluir a las actividades empresariales de menores dimensiones del
ámbito jurídico de la sociedad anónima y para reconducirlas hacia otras formas sociales alternativas
(fundamentalmente la S.R.L. cuyo capital mínimo es de 1 €; si bien es cierto que existen unos requisitos
añadidos debido a la posibilidad de iniciar una actividad con un capital superior a 0 €).

Pero no es función del capital mínimo, garantizar la constitución de un patrimonio suficiente


para el desarrollo del objeto social. La Ley no exige en ningún caso que el capital sea adecuado o
suficiente en atención al nivel de riesgo de las actividades económicas que la sociedad pretenda
acometer. De ahí que en la práctica sean frecuentes las sociedades infra-capitalizadas. Por otro lado
existen numerosas sociedades anónimas especiales que quedan a la exigencia de capitales mínimos
notablemente superiores (bancos, sociedades de seguros, sociedades de capital-riesgo, etc.). En estos
casos, y a diferencia del régimen general, la elevación del capital mínimo sí que pretende garantizar
en cierta medida la existencia de una dotación patrimonial mínima o suficiente en este tipo de
sociedades, en atención a las peculiares características de las actividades empresariales que desarrollan.

3.2 LA PERSONALIDAD JURÍDICA

Como cualquier otro empresario, la sociedad de capital necesita poseer un nombre que la
distinga de las restantes personas jurídicas. Esta denominación social es para la sociedad lo que el
nombre y los apellidos son para la persona física. La DENOMINACIÓN O RAZÓN SOCIAL, que en
principio es de libre elección por los socios, puede consistir tanto en una denominación subjetiva
(cuando se forme con uno o varios nombres de socios) como en una denominación objetiva (de mera
fantasía o alusiva a la actividad económica de la sociedad) (art. 400.1 RRM).

La LSC exige que, en cada caso figuren necesariamente las indicaciones referentes al tipo
social: «sociedad anónima» o su abreviatura «S.A.»; «sociedad de responsabilidad limitada», «sociedad
limitada» o sus abreviaturas «SRL» o «SL»; y «sociedad comanditaria por acciones» o su abreviatura
«S.Com. por A.»

Se prohíbe, por supuesto, la adopción de una denominación idéntica a la de otra sociedad


preexistente (art.7 LSC).

Este régimen se completa además con las previsiones generales del Reglamento del
Registro Mercantil que, además de precisar las circunstancias que implican una identidad entre
denominaciones, incluye otra serie de reglas generales sobre la posible conformación de éstas (por ej.,
prohibición de denominaciones que induzcan a error o confusión sobre la identidad o naturaleza de la
sociedad o que hagan referencia a una actividad que no esté incluida en el objeto social). Por ello para
averiguar si la denominación que pretende utilizarse coincide o no con otra idéntica anterior, debe

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solicitarse al Registrador Mercantil Central una certificación acreditativa de que no figura
registrada la denominación elegida antes de otorgarse escritura de constitución. Hay que presentar al
notario la oportuna certificación negativa que acredite la inexistencia de previo registro de la
denominación elegida debiendo protocolizarse la certificación con la escritura.

Como cualquier otra persona jurídica, las sociedades de capital, tienen una NACIONALIDAD y
un DOMICILIO, que no tienen por qué coincidir con los de sus accionistas.

La LSC dispone que son españolas, y se regirán por dicha Ley, todas las sociedades de
capital que tengan su domicilio en territorio español, cualquiera que sea el lugar en el que se
hubieren constituido (art. 8 LSC)

En la disyuntiva entre el criterio del domicilio y el de la constitución el legislador español parece optar
por el del domicilio. Aunque también podría defenderse el criterio mixto del domicilio-constitución (en
el sentido de ser españolas aquellas sociedades que hayan constituido con arreglo a la ley española y que
tengan su domicilio en territorio español).

Pero además, esta regla se completa con la obligación impuesta a las sociedades de capital de
fijar su domicilio social en territorio español cuando tengan en él, su principal establecimiento o
explotación (art. 9.2 LSC), con el fin de que el domicilio —criterio básico de atribución de la
nacionalidad— coincida con el territorio en que la sociedad realiza de forma efectiva su actividad
empresarial (criterio de la sede real).

Además el domicilio social ha de establecerse en el lugar concreto (dentro del territorio


español) en que la sociedad tenga su centro efectivo de administración y dirección o su principal
establecimiento o explotación económica (art. 9.1 LSC).

Dada la trascendencia del domicilio en numerosos órdenes (civil, procesal, tributario y


societario, pues las Juntas de accionistas han de reunirse en la localidad en que la sociedad tenga su
domicilio), la Ley quiere evitar su posible fijación en lugares desvinculados de la efectiva actividad
jurídica o económica de la sociedad.

Por tanto, para el legislador español, las sociedades de capital que tengan su principal
establecimiento o explotación en España han de fijar su domicilio también en territorio español y
constituirse, pues, de acuerdo con la Ley nacional, ostentando así la nacionalidad española.

Sin embargo en el ámbito comunitario estos criterios legales habrían de ceder ante el
principio de libertad de establecimiento y de libre prestación de servicios, que obliga a los Estados
miembros a reconocer a las sociedades constituidas válidamente con arreglo a un Derecho extranjero por
mucho que desarrollen su actividad efectiva en territorio propio (la LSC entra en contradicción con la
normativa comunitaria).

Finalmente, las sociedades de capital pueden disponer igualmente de una página web
corporativa (art. 11 bis y ter LSC) a los efectos de difundir cierta información societaria (convocatoria
de juntas, ciertas modificaciones estatutarias,…).

Se trata de una simple facultad, salvo en el caso de las sociedades cotizadas que están
obligadas a mantener una página web con un contenido determinado.
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Su creación se aprobará por la Junta General y deberá ser publicado (el acuerdo de creación)
necesariamente en el BORME.

4. LA SOCIEDAD UNIPERSONAL

Se denomina unipersonal, la sociedad que tiene un único socio. Los artículos 12 a 17 de la


LSC regulan la sociedad unipersonal de responsabilidad limitada o anónima. Tradicionalmente la
admisibilidad de las sociedades unipersonales fue discutida en nuestra doctrina y jurisprudencia,
especialmente por la exigencia legal existente de que concurrieran al menos dos personas para constituir
una sociedad («concurrencia de voluntades»). La adaptación a la legislación comunitaria puso fin ese
debate. De este modo, se ha atendido indirectamente a una vieja aspiración de los empresarios
individuales a poder ejercer su actividad profesional con responsabilidad limitada frente a terceros.

Conforme al art. 12 LSC, se entiende por sociedad unipersonal de responsabilidad limitada o


anónima:

● La constituida por un único socio o fundador, sea persona natural o jurídica (unipersonalidad
originaria).
● La constituida por dos o más socios cuando todas las participaciones o las acciones hayan pasado
a ser propiedad de un único socio. (unipersonalidad sobrevenida). Se consideran propiedad del único
socio las participaciones sociales o las acciones que pertenezcan a la sociedad unipersonal. Este
planteamiento abre el problema de cómo tratar aquellas situaciones societarias en las que el socio sea
titular de una gran parte de las participaciones (o acciones) y gracias a testaferros, que posean
fracciones simbólicas del capital social, no pueda ser considerado formalmente socio único (recordad
la técnica del levantamiento del velo jurídico).

❑ El socio puede ser persona natural o jurídica.

❑ La unipersonalidad es una mera situación de hecho (no infrecuente en la práctica) en la que


pueden hallarse las sociedades de capital. Por ello NO DETERMINA LA EXISTENCIA DE UN
NUEVO TIPO DE SOCIEDAD DE CAPITAL, sino que simplemente comporta ciertas
particularidades de régimen jurídico que conviven con su sometimiento a la disciplina general (S..A o
S.R.L.) propia del tipo que se trate.

❑ Así, y dada la peculiaridad, la sociedad unipersonal se halla sometida a un sistema de


publicidad registral más amplio y puntual: la constitución de una sociedad unipersonal, la
declaración de tal situación como consecuencia de haber pasado un único socio a ser propietario de
todas las participaciones sociales o de todas las acciones, la pérdida de tal situación o el cambio del
socio único como consecuencia de haberse transmitido alguna o todas las participaciones o todas las
acciones, se harán constar en escritura pública que se inscribirá en el Registro Mercantil. En la
inscripción se expresará necesariamente la identidad del socio único (art. 13.1 LSC). La sociedad hará
constar expresamente su condición de unipersonal en toda su documentación, correspondencia, notas
de pedido y facturas, así como en todos los anuncios que haya de publicar por disposición legal o
estatutaria (La denominación será: S.A.U. o S.L.U.).
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❑ Transcurridos seis meses desde la adquisición por la sociedad del carácter unipersonal sin
que esta circunstancia se hubiere inscrito en el Registro Mercantil, el socio único responderá personal e
ilimitadamente de las deudas sociales contraídas durante el período de unipersonalidad. Inscrita la
unipersonalidad, el socio único no responderá de las deudas contraídas con posterioridad.

5. OTRAS FORMAS SOCIETARIAS CAPITALISTAS (Leedlo ahora y estudiadlo una vez hayamos
acabado las sociedades anónima y de responsabilidad limitada).

5.1 LA SOCIEDAD ANÓNIMA EUROPEA

La Sociedad Anónima Europea (SE) se crea y regula por el Reglamento Europeo nº 2157/2001 ,
de 8 de octubre y la ley 19/2005 e 14 de noviembre, sobre la SE domiciliada en España, (artículos 455 a
494 LSC); es un Reglamento de gran complejidad. No existe, un régimen jurídico unitario y
completo que se aplique por igual a todas las SE. Se integra tanto con normas de naturaleza
comunitaria como con las normativas nacionales de los distintos Estados miembros, que serán de
aplicación en numerosas materias (acciones y obligaciones, disciplina y modificaciones del capital
social, etc.).

Dada la finalidad a que responde, la sociedad europea sólo puede constituirse por empresas
que no limiten su actividad al territorio de un sólo Estado miembro y que operen en distintos
mercados europeos: exigencia de transnacionalidad.

Esto se trasluce claramente en los distintos procedimientos previstos para la constitución de


la sociedad europea, que se vinculan de una u otra forma a la existencia de este elemento transnacional:

❑ constitución de la sociedad mediante fusión, cuando las sociedades participantes estén sujetas al
ordenamiento de Estados miembros diferentes;

❑ constitución de una sociedad europea holding o filial, por parte de sociedades de distintos países
o por una que tenga filiales en otro Estado miembro;

❑ o transformación en sociedad europea por una sociedad con una filial sujeta al ordenamiento de
otro Estado.

Su capital mínimo asciende a 120.000€, debiendo establecer su domicilio en el Estado de la


UE en que tenga su administración central.

En cuanto al sistema de administración, que puede ser monista o dualista (dirección y consejo
de control, como el germánico), lo importante es que exige la celebración de un acuerdo de
implicación de los trabajadores, para lograr la participación de los trabajadores implicados en la
Sociedad Anónima Europea.

5.2 LA SOCIEDAD NUEVA EMPRESA (DEROGADA EN OCTUBRE DE 2022, LEER)

Se crea en 2003, dentro del marco tipológico de la S.R.L., para estimular la creación de
pequeñas y medianas empresas y fomentar el desarrollo de actividades productivas. Se buscaba
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simplificar al máximo los requisitos constitutivos de esta sociedad, posibilitando la puesta en marcha
de sociedades en el mínimo tiempo posible. Actualmente está regulada en la LSC (arts. 434 a 454).

Es simplemente una variante del tipo S R L, y venía a suponer el cumplimiento de las


recomendaciones realizadas por las diversas instancias comunitarias tendentes a simplificar y facilitar
el funcionamiento de las PYMES e intensificar el uso de las nuevas tecnologías; se caracterizada por
la introducción de particularidades en su régimen jurídico general, referentes no solo a la introducción
de MÁS ÁGILES TRÁMITES en el proceso de constitución de la sociedad, sino también a su
funcionamiento. Modesto uso en la práctica.

Especialidades en el Régimen Jurídico:

● Su denominación social, en el momento de la constitución será subjetiva, se compondrá de los


apellidos y el nombre de uno de los socios más un código alfanumérico único, seguido de las
palabras “Sociedad Limitada Nueva Empresa” o la abreviación “SLNE (ahorramos tiempo al no tener
que solicitar la certificación negativa en el RM Central).
● Su objeto social puede aparecer en los estatutos amplio y genérico para permitir una mayor
flexibilidad en el desarrollo de las actividades empresariales (se dedique a actividades diversas, o pueda
elegir después de un tiempo) sin necesidad de modificar los estatutos de la sociedad. A tal fin, se prevén
en la ley diversas actividades, debiendo los estatutos trascribir todas o alguna de ellas (actividad
agrícola, ganadera, forestal, pesquera, industrial, de construcción, comercial, turística, de transportes, de
comunicaciones, de intermediación, de profesionales o de servicios en general).
● El legislador pretende reservar este tipo de sociedad para empresas de menor tamaño y
complejidad, así se exige que los socios sean personas físicas, se limita a un máximo de 5 el número
de socios fundadores, y se fija un capital máximo de 120.000 € (el mínimo es de 3.000 € como en el
resto de S.R.L.)
● No hay obligación de llevar el Libro de Registro de Socios, como en las S.R.L.
● Se simplifica la convocatoria a Junta General, al permitirse por correo certificado y por
medios telemáticos.
● En cuanto a los administradores se prohíbe el recurso al Consejo de Administración.
● Se limitan las modificaciones estatutarias (solo denominación social, domicilio y capital
social) y es sencillo pasar a la forma societaria de S. R. L.
● La constitución de la Sociedad se puede hacer (también de forma presencial; hoy todas las
sociedades de capital tienen ambas posibilidades) a través del Documento Único Electrónico (DUE).
Es un documento en el que se incluyen todos los datos referentes a la sociedad que de acuerdo con la
legislación aplicable, deben remitirse a los registros jurídicos y a las Administraciones Públicas para la
constitución de la Sociedad. No sustituye a la escritura pública ni a la inscripción en el RM, sino que
supone el recurso de acudir a las nuevas tecnologías para agilizar el procedimiento.
● Se podrán utilizar unos estatutos sociales orientativos que reducen los tiempos de notarios y
registradores a un máximo de 24 horas cada uno.

5.3 LAS SOCIEDADES LABORALES

Las sociedades laborales son SOCIEDADES S.A. o S.R.L. en las que, AL MENOS, EL 51%
DEL CAPITAL SOCIAL PERTENECE A LOS TRABAJADORES QUE PRESTAN EN ELLA

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SUS SERVICIOS (trabajan) de forma retribuida, personal, directa, por tiempo indefinido (con un
contrato indefinido y a jornada completa).

Se regulan en la ley 44/2015, de 14 de octubre, de Sociedades Laborales y Participadas


(LSL) y en lo no previsto por ésta, en la Ley 1/2010, de Sociedades de capital.

El capital social estará dividido en acciones (nominativas) o participaciones; no podrá ser


inferior a 60.000 € en el caso de la SAL y 3.000 € en el caso de la S R L, y ha de estar al menos el 51%
en manos de los socios trabajadores.

Las acciones se dividirán en dos clases: las que sean propiedad de los trabajadores cuya
relación laboral lo sea por tiempo indefinido, y las restantes. La primera clase se denominará "clase
laboral" y la segunda "clase general". Ninguno de los socios puede poseer acciones que representen
más de la tercera parte del capital social, salvo que se trate de sociedades laborales participadas por
capital público, en cuyo caso la participación de las entidades públicas podrá superar dicho límite, sin
alcanzar el 50% del capital social.

La constitución se formaliza en escritura pública que se inscribe en el Registro de


Sociedades Laborales (debe ser calificada e inscrita) y posteriormente en el Mercantil.

En su denominación deberán constar las palabras "Sociedad Anónima Laboral" o su abreviatura


"S.A.L.»; o «Sociedad Limitada Laboral» o su abreviatura «S.L.L.»

5.4 LA SOCIEDAD LIMITADA DE FORMACIÓN SUCESIVA (DEROGADA OCTUBRE DE


2022; LEER)

Es un subtipo de la S.R.L. creado por la Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de Apoyo al


Emprendedor y su Internacionalización, introduciendo su regulación en un nuevo artículo 4 bis
de la LSC. Esta figura societaria está inspirada en las reformas que ya han llevado a cabo otros países y
su objetivo no es otro que el de abaratar el coste inicial de constituir una sociedad.

La principal novedad de la Sociedad de Responsabilidad Limitada de Formación Sucesiva


(SLFS) es que permite que el capital mínimo inicial (3.000 €) no se alcance en el momento de la
constitución de la sociedad. La SLFS es un “subtipo” societario que pasará a ser Sociedad Limitada
una vez haya aportado, de forma voluntaria y paulatina, el capital social mínimo que legalmente se
establece para este tipo de sociedades.

Mientras tanto, estará sometida a ciertos límites y obligaciones con el fin de garantizar la
protección de terceros en sus relaciones financieras, laborales y comerciales.

1. Deberán destinar a reserva legal una cifra al menos igual al 20% del beneficio del ejercicio.

2. Sólo podrán repartirse dividendos a los socios cuando el valor del patrimonio neto sea
superior al 60% del capital social mínimo.

3. Se limita la retribución anual de los socios y administradores, que no podrá exceder del 20%
del beneficio del patrimonio neto.

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4. En caso de liquidación de la sociedad, ya sea voluntaria o forzosa, los socios y los
administradores de la sociedad responderán solidariamente del desembolso del capital mínimo
establecido en la Ley (3.000 euros) si el patrimonio de la sociedad fuera insuficiente.

5. No es necesario acreditar la realidad de las aportaciones dinerarias de cada uno los socios
en la constitución de la sociedad ya que responderán solidariamente frente a la sociedad y frente a
los acreedores por dichas aportaciones.

Para finalizar, comentaros que hay un Anteproyecto de Código Mercantil, que se aprobó en
el Consejo de Ministros de 30 de mayo de 2014 y que ahí sigue, que contempla subir el capital
mínimo de las S.A. a 120.00€ y elimina la Sociedad Nueva Empresa (no se ha aprobado aún y no sé si
se aprobará algún día, pero está bien que conozcáis que contempla estos dos aspectos sobre la materia).

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