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✔ La sociedad anónima.
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✔ La sociedad comanditaria por acciones.
Estos tres son los tipos generales que contempla la legislación mercantil, pero además de éstos,
existen variantes de los tipos descritos: como la sociedad anónima europea (variante de la S.A.) y tipos
especiales como las sociedades anónimas de seguros, sociedades anónimas cotizadas, de crédito,
sociedades de capital-riesgo, sociedades anónimas deportivas, de inversión colectiva,…
Finalmente existe numerosa normativa de carácter sectorial que se ocupa de tipos concretos
de esta clase de sociedades (principalmente sociedades anónimas: de seguros, bancos, sociedades de
capital-riesgo, sociedades anónimas deportivas, de inversión colectiva,…) que las someten, por la
índole específica de su actividad o por operar en mercados intensamente regulados, a determinadas
especialidades de régimen jurídico respecto al régimen general (LSC) al que en todo caso quedan
sometidas con carácter supletorio (art. 3.1 LSC).
2. CLASES.
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regula su funcionamiento y que reconoce a las distintas Compañías el monopolio de explotación de los
nuevos territorios descubiertos.
Tras la Primera Guerra Mundial se inicia una paulatina transformación de ese concepto
"radical-capitalista" repercutiendo sobre la estructura jurídica de la sociedad las reivindicaciones
del trabajo (trabajadores, técnicos y empleados, como parte esencial de la empresa de la que la S.A. es
titular) en detrimento de las ventajas tradicionalmente reservadas al capital. El Estado nacionaliza
las S.A.; se concede a los trabajadores participación en algunos beneficios antes atribuidos a los
aportantes de capital; incluso en algunos países se permite a los representantes de los trabajadores
formar parte de los órganos de gestión (Alemania, "cogestión).
Hoy por hoy podemos observar una evolución contraria "privatización"; junto a una corriente
importante privatizadora, se aprecia una clara resistencia hacia los movimientos favorables a
reforzar la participación de los trabajadores en los órganos de la sociedad.
En España la regulación de la S.A. del Ccom de 1885 contenía unos pocos artículos;
posteriormente se promulgó la Ley de S.A. de 1951, y tras la entrada de España en la CEE, con el
fin de adaptar nuestra legislación a la comunitaria se aprobó la LSA de 1989, texto vigente hasta
la aprobación de la LSC en 2010.
La LSC refunde la LSA y la LSRL anteriormente existentes, así como otras normas, dotando
de regulación común a los dos grandes grupos de sociedades de capital: la S.A. y la S.R.L.
No obstante, la gran relevancia de las empresas que continúan utilizando esta forma
societaria (S.A.) hace que la sociedad anónima perdure como una forma de organización societaria de
gran importancia y significación.
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Por ello en la actualidad puede afirmarse que existen dos tipos básicos de sociedades anónimas:
● el de la gran sociedad anónima abierta, de elevada cifra de capital, con sus acciones entre
miles de accionistas. Normalmente se trata de sociedades bursátiles o cotizadas, con acciones que
cotizan en un mercado secundario oficial. El título XIV de la LSC está dedicado a este tipo de
sociedades (artículos 496 a 528 LSC).
● el de sociedades de mediano tamaño y cifra de capital, no cotizadas en Bolsa, con acciones
repartidas entre número reducido de accionistas, que no suelen transmitir sus títulos con finalidad
especulativa y que acostumbran a ejercitar todos sus derechos sociales. Son sociedades en las que suelen
existir restricciones a la libre transmisibilidad de las acciones (sociedades más cerradas, dentro de ser
abiertas).
Los elementos más destacables que derivan del concepto señalado son:
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o adquirente asuman ningún tipo de responsabilidad. Sin limitación de responsabilidad, las sociedades
no pueden ser más que personales y pequeñas.
Conviene resaltar que la responsabilidad limitada se predica con respecto a los socios, no con
respecto a la S.A., a quien le es de aplicación el régimen general de responsabilidad ilimitada
(responde con todo su patrimonio social).
La sociedad de responsabilidad limitada SURGE a finales del S. XIX como una forma
esencialmente orientada a proporcionar a las empresas de pequeña o mediana dimensión económica
un modelo alternativo a las sociedades personalistas y a la S A., en que con una mayor simplicidad y
flexibilidad organizativa, se mantuviera el principio de la responsabilidad limitada de los socios.
Se busca así una forma jurídica idónea para la regulación de actividades empresariales
llevadas a cabo por un reducido número de personas, generalmente vinculadas por lazos familiares o
de amistad, sin quedar por ello sometidas al severo régimen de responsabilidad típico de las
sociedades personalistas y tampoco a la rigidez propia de la normativa de las anónimas.
La LSC pretende dar un CONCEPTO de S.R.L. en su artículo 1.2, cuanto establece que «EN
LA SOCIEDAD DE RESPONSABILIDAD LIMITADA, EL CAPITAL, QUE ESTARÁ DIVIDIDO
EN PARTICIPACIONES SOCIALES, SE INTEGRARÁ POR LAS APORTACIONES DE TODOS
LOS SOCIOS, QUIENES NO RESPONDERÁN PERSONALMENTE DE LAS DEUDAS
SOCIALES»
Se trata pues de una sociedad de capital que participa de las características comunes ya
mencionadas (sociedad mercantil, capitalista, de responsabilidad limitada), pero que guarda una
mayor consideración de la figura del socio, que se manifiesta en algunas reglas o principios
característicos de las sociedades personalistas y que permite situarla en una cierta posición
intermedia.
Reflejo de esta posición intermedia es la exigencia de que su capital esté dividido en partes alícuotas
denominadas participaciones sociales, que no podrán estar representadas por medio de títulos o de
anotaciones en cuenta, ni denominarse acciones, y en ningún caso tendrán el carácter de valores
(no pueden ser objeto de negociación en los mercados de valores) (art. 92.2 LSC).
1. Su carácter híbrido o mixto al que ya hemos aludido. Conviven en esta forma social elementos
personalistas y capitalistas, lo que refleja un propósito de configurar una especie de sociedad mixta.
2. Su configuración como una sociedad esencialmente cerrada: idea que se manifiesta, sobre
todos en las restricciones a la transmisibilidad de las participaciones sociales (art.108.1 LSC)
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Finalmente, la S.R.L. es la forma característica de las sociedades de dimensiones económicas reducidas
y, en particular, de aquellas que no alcanzan el capital social mínimo de las S.A. (60.000 €) ya que para
la S.R.L. se exige un capital social mínimo de 1 €.
Al lado de la sociedad comanditaria simple (personalista), el Ccom regulaba en sus artículos 151
a 157 la sociedad comanditaria por acciones, preceptos que han sido derogados por la LSC, RD 1/2010,
al incluirse en el texto refundido. Se trata de un tipo de sociedad con muy escasa difusión en la
práctica.
La mayor parte de la doctrina defiende que la sociedad comanditaria por acciones es una
sociedad anónima especial (capitalista), que solamente se distingue de la anónima ordinaria por el
peculiar estatuto jurídico al que quedan sometidos sus administradores.
El artículo 3.2 de la LSC establece que será de aplicación supletoria para estas sociedades
comanditarias por acciones, el régimen legal de la S.A.
De la definición dada, no debemos entender que existan en este tipo social dos clases de socios,
colectivos y comanditarios, sometidos como tales a un estatuto o régimen jurídico distinto. En la
sociedad comanditaria por acciones, la ley exige que la totalidad del capital social esté dividido en
acciones y todos los socios tienen la condición de accionistas. Pero en el caso de aquellos socios que
accedan al órgano de administración, y en atención exclusivamente a su designación como
administradores, se les atribuye la condición legal de socios colectivos, lo que se traduce básicamente
en la asunción de una responsabilidad personal e ilimitada por las deudas sociales.
No se trata, por tanto, de que existan unos socios colectivos con capacidad exclusiva para
ejercitar la administración social, sino que los administradores, por el simple hecho de desempeñar el
cargo y mientras lo ocupen, quedan sometidos a un régimen de responsabilidad más severo que el
resto de los accionistas, los cuales responden solamente -como en cualquier sociedad anónima- por el
importe de la aportación realizada o comprometida. A cambio de este agravamiento de la
responsabilidad, los administradores de la sociedad comanditaria por acciones disfrutan de unas
facultades y poderes mucho más extensos que los de una sociedad anónima (derecho de veto sobre
numerosas decisiones sociales), así como de una mayor estabilidad en el cargo.
La ordenación jurídica de las sociedades de capital descansa en gran medida sobre la noción del
capital social.
Todas las sociedades han de constituirse con una CIFRA DE CAPITAL DETERMINADA,
que en principio puede ser fijada libremente por los socios (superior a los mínimos establecidos
legalmente) y que HA DE RECOGERSE NECESARIAMENTE EN LOS ESTATUTOS DE LA
SOCIEDAD.
Pero además, el capital también puede desempeñar una importante función de garantía de los
acreedores sociales que se presenta, en cierta forma, como una contrapartida a la limitación de
responsabilidad de los accionistas o socios (participaciones). La Ley procura a través de una serie de
medidas correctoras (que veremos posteriormente) que la cifra del capital cuente en todo momento
con una cobertura patrimonial adecuada, lo que explica que cumpla una importante labor de
retención de bienes y activos dentro de la sociedad.
► El CAPITAL alude a esta cifra fija y convencional recogida en los estatutos, suma de los valores
nominales de las acciones o participaciones en que se divide.
El patrimonio, en cambio, como concepto económico que alude a los bienes y obligaciones de
los que en un momento dado es titular una persona, oscila permanentemente en función de los
resultados de la actividad social, porque las vicisitudes de ésta tienen lógicamente una incidencia
directa y permanente sobre la situación patrimonial de la sociedad.
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equivalencia desaparezca con el comienzo de la actividad social, pues el patrimonio irá oscilando
entonces en función de los resultados positivos o negativos de la sociedad.
La Ley obliga a las sociedades anónimas (y a las S. Com. por Acciones) a tener un capital
mínimo (60.000 €) que ha de mantenerse a lo largo de toda la vida social.
Esta exigencia responde al propósito de que no se utilice la forma de la sociedad anónima en las
pequeñas empresas. El capital mínimo se presenta así como un ELEMENTO DE ORDENACIÓN DE
LOS DIVERSOS TIPOS SOCIALES DENTRO DEL SISTEMA GENERAL DEL DERECHO
DE SOCIEDADES, que sirve para excluir a las actividades empresariales de menores dimensiones del
ámbito jurídico de la sociedad anónima y para reconducirlas hacia otras formas sociales alternativas
(fundamentalmente la S.R.L. cuyo capital mínimo es de 1 €; si bien es cierto que existen unos requisitos
añadidos debido a la posibilidad de iniciar una actividad con un capital superior a 0 €).
Como cualquier otro empresario, la sociedad de capital necesita poseer un nombre que la
distinga de las restantes personas jurídicas. Esta denominación social es para la sociedad lo que el
nombre y los apellidos son para la persona física. La DENOMINACIÓN O RAZÓN SOCIAL, que en
principio es de libre elección por los socios, puede consistir tanto en una denominación subjetiva
(cuando se forme con uno o varios nombres de socios) como en una denominación objetiva (de mera
fantasía o alusiva a la actividad económica de la sociedad) (art. 400.1 RRM).
La LSC exige que, en cada caso figuren necesariamente las indicaciones referentes al tipo
social: «sociedad anónima» o su abreviatura «S.A.»; «sociedad de responsabilidad limitada», «sociedad
limitada» o sus abreviaturas «SRL» o «SL»; y «sociedad comanditaria por acciones» o su abreviatura
«S.Com. por A.»
Este régimen se completa además con las previsiones generales del Reglamento del
Registro Mercantil que, además de precisar las circunstancias que implican una identidad entre
denominaciones, incluye otra serie de reglas generales sobre la posible conformación de éstas (por ej.,
prohibición de denominaciones que induzcan a error o confusión sobre la identidad o naturaleza de la
sociedad o que hagan referencia a una actividad que no esté incluida en el objeto social). Por ello para
averiguar si la denominación que pretende utilizarse coincide o no con otra idéntica anterior, debe
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solicitarse al Registrador Mercantil Central una certificación acreditativa de que no figura
registrada la denominación elegida antes de otorgarse escritura de constitución. Hay que presentar al
notario la oportuna certificación negativa que acredite la inexistencia de previo registro de la
denominación elegida debiendo protocolizarse la certificación con la escritura.
Como cualquier otra persona jurídica, las sociedades de capital, tienen una NACIONALIDAD y
un DOMICILIO, que no tienen por qué coincidir con los de sus accionistas.
La LSC dispone que son españolas, y se regirán por dicha Ley, todas las sociedades de
capital que tengan su domicilio en territorio español, cualquiera que sea el lugar en el que se
hubieren constituido (art. 8 LSC)
En la disyuntiva entre el criterio del domicilio y el de la constitución el legislador español parece optar
por el del domicilio. Aunque también podría defenderse el criterio mixto del domicilio-constitución (en
el sentido de ser españolas aquellas sociedades que hayan constituido con arreglo a la ley española y que
tengan su domicilio en territorio español).
Pero además, esta regla se completa con la obligación impuesta a las sociedades de capital de
fijar su domicilio social en territorio español cuando tengan en él, su principal establecimiento o
explotación (art. 9.2 LSC), con el fin de que el domicilio —criterio básico de atribución de la
nacionalidad— coincida con el territorio en que la sociedad realiza de forma efectiva su actividad
empresarial (criterio de la sede real).
Por tanto, para el legislador español, las sociedades de capital que tengan su principal
establecimiento o explotación en España han de fijar su domicilio también en territorio español y
constituirse, pues, de acuerdo con la Ley nacional, ostentando así la nacionalidad española.
Sin embargo en el ámbito comunitario estos criterios legales habrían de ceder ante el
principio de libertad de establecimiento y de libre prestación de servicios, que obliga a los Estados
miembros a reconocer a las sociedades constituidas válidamente con arreglo a un Derecho extranjero por
mucho que desarrollen su actividad efectiva en territorio propio (la LSC entra en contradicción con la
normativa comunitaria).
Finalmente, las sociedades de capital pueden disponer igualmente de una página web
corporativa (art. 11 bis y ter LSC) a los efectos de difundir cierta información societaria (convocatoria
de juntas, ciertas modificaciones estatutarias,…).
Se trata de una simple facultad, salvo en el caso de las sociedades cotizadas que están
obligadas a mantener una página web con un contenido determinado.
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Su creación se aprobará por la Junta General y deberá ser publicado (el acuerdo de creación)
necesariamente en el BORME.
4. LA SOCIEDAD UNIPERSONAL
● La constituida por un único socio o fundador, sea persona natural o jurídica (unipersonalidad
originaria).
● La constituida por dos o más socios cuando todas las participaciones o las acciones hayan pasado
a ser propiedad de un único socio. (unipersonalidad sobrevenida). Se consideran propiedad del único
socio las participaciones sociales o las acciones que pertenezcan a la sociedad unipersonal. Este
planteamiento abre el problema de cómo tratar aquellas situaciones societarias en las que el socio sea
titular de una gran parte de las participaciones (o acciones) y gracias a testaferros, que posean
fracciones simbólicas del capital social, no pueda ser considerado formalmente socio único (recordad
la técnica del levantamiento del velo jurídico).
5. OTRAS FORMAS SOCIETARIAS CAPITALISTAS (Leedlo ahora y estudiadlo una vez hayamos
acabado las sociedades anónima y de responsabilidad limitada).
La Sociedad Anónima Europea (SE) se crea y regula por el Reglamento Europeo nº 2157/2001 ,
de 8 de octubre y la ley 19/2005 e 14 de noviembre, sobre la SE domiciliada en España, (artículos 455 a
494 LSC); es un Reglamento de gran complejidad. No existe, un régimen jurídico unitario y
completo que se aplique por igual a todas las SE. Se integra tanto con normas de naturaleza
comunitaria como con las normativas nacionales de los distintos Estados miembros, que serán de
aplicación en numerosas materias (acciones y obligaciones, disciplina y modificaciones del capital
social, etc.).
Dada la finalidad a que responde, la sociedad europea sólo puede constituirse por empresas
que no limiten su actividad al territorio de un sólo Estado miembro y que operen en distintos
mercados europeos: exigencia de transnacionalidad.
❑ constitución de la sociedad mediante fusión, cuando las sociedades participantes estén sujetas al
ordenamiento de Estados miembros diferentes;
❑ constitución de una sociedad europea holding o filial, por parte de sociedades de distintos países
o por una que tenga filiales en otro Estado miembro;
❑ o transformación en sociedad europea por una sociedad con una filial sujeta al ordenamiento de
otro Estado.
En cuanto al sistema de administración, que puede ser monista o dualista (dirección y consejo
de control, como el germánico), lo importante es que exige la celebración de un acuerdo de
implicación de los trabajadores, para lograr la participación de los trabajadores implicados en la
Sociedad Anónima Europea.
Se crea en 2003, dentro del marco tipológico de la S.R.L., para estimular la creación de
pequeñas y medianas empresas y fomentar el desarrollo de actividades productivas. Se buscaba
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simplificar al máximo los requisitos constitutivos de esta sociedad, posibilitando la puesta en marcha
de sociedades en el mínimo tiempo posible. Actualmente está regulada en la LSC (arts. 434 a 454).
Las sociedades laborales son SOCIEDADES S.A. o S.R.L. en las que, AL MENOS, EL 51%
DEL CAPITAL SOCIAL PERTENECE A LOS TRABAJADORES QUE PRESTAN EN ELLA
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SUS SERVICIOS (trabajan) de forma retribuida, personal, directa, por tiempo indefinido (con un
contrato indefinido y a jornada completa).
Las acciones se dividirán en dos clases: las que sean propiedad de los trabajadores cuya
relación laboral lo sea por tiempo indefinido, y las restantes. La primera clase se denominará "clase
laboral" y la segunda "clase general". Ninguno de los socios puede poseer acciones que representen
más de la tercera parte del capital social, salvo que se trate de sociedades laborales participadas por
capital público, en cuyo caso la participación de las entidades públicas podrá superar dicho límite, sin
alcanzar el 50% del capital social.
Mientras tanto, estará sometida a ciertos límites y obligaciones con el fin de garantizar la
protección de terceros en sus relaciones financieras, laborales y comerciales.
1. Deberán destinar a reserva legal una cifra al menos igual al 20% del beneficio del ejercicio.
2. Sólo podrán repartirse dividendos a los socios cuando el valor del patrimonio neto sea
superior al 60% del capital social mínimo.
3. Se limita la retribución anual de los socios y administradores, que no podrá exceder del 20%
del beneficio del patrimonio neto.
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4. En caso de liquidación de la sociedad, ya sea voluntaria o forzosa, los socios y los
administradores de la sociedad responderán solidariamente del desembolso del capital mínimo
establecido en la Ley (3.000 euros) si el patrimonio de la sociedad fuera insuficiente.
5. No es necesario acreditar la realidad de las aportaciones dinerarias de cada uno los socios
en la constitución de la sociedad ya que responderán solidariamente frente a la sociedad y frente a
los acreedores por dichas aportaciones.
Para finalizar, comentaros que hay un Anteproyecto de Código Mercantil, que se aprobó en
el Consejo de Ministros de 30 de mayo de 2014 y que ahí sigue, que contempla subir el capital
mínimo de las S.A. a 120.00€ y elimina la Sociedad Nueva Empresa (no se ha aprobado aún y no sé si
se aprobará algún día, pero está bien que conozcáis que contempla estos dos aspectos sobre la materia).
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