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Los buenos deseos para el recién llegado son una costumbre que ha perdurado a
través de los tiempos y las culturas. Algunas fórmulas de etiqueta social se
remontan a la Antigüedad y surgen en el Próximo Oriente, cuna de civilizaciones.
Unas han desaparecido, pero otras se han adecuado a la época contemporánea. Al
parecer, el pueblo babilonio reclamaba para el otro una 'feliz evacuación de
vientre' y los esclavos se desnudaban para reconocer su dependencia del
propietario, una ceremonia que comenzaba despojándose del tocado o sombrero
y que, tras evolucionar, forma parte de la etiqueta actual del saludo.
Saber latín
Salve y agur
El complejo universo del saludo se puede dividir en tres tipos, según la escritora
del libro. «Están los que nacen de una llamada de atención, aquellos que
consisten en ponerse a tu servicio y los que velan para que estés bien», indica, y
recuerda que saludar viene del latín y significa «desear buena salud a las
personas». Las fórmulas procedentes del idioma de la Antigua Roma están
relacionadas, frecuentemente, con la esperanza de que el interlocutor se halle
perfectamente, costumbre que hemos heredado, como el 'salve' italiano, un
tratamiento de carácter formal en su país de origen. Las derivaciones mantienen
ese contenido. Así, el 'agur' vasco procede del 'augurium' romano, una expresión
que se utilizaba en el Imperio para desear «salud y prosperidad», es decir, buenos
augurios.
Defintivo