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ETICA EN MEDICINA (2001)

MÓDULO 1

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA.

Dr. Castillo Valery A.

VALORES EN GENERAL Y VALOR MORAL

Max Scheler (1874-1928), consideraba que hay una especie de experiencia cuyos
objetos son enteramente inaccesibles a la razón, a saber: los valores y el orden jerárquico de
éstos.

Scheler considera que así como existe la intuición intelectual, hay la intuición
emocional de los valores, que son esencias irracionales; y según su planteamiento, los valores
no son aprehensibles por la razón sino por medio de una intuición sentimental.

La Ley moral es consecuencia de la intuición de los valores y de lo bueno y lo malo –


de acuerdo con este pensador- está en preferir un valor más alto o más bajo, en relación a
una escala jerárquica que es la siguiente:

I. Un primer nivel de valores de lo agradable y desagradable, dónde están el goce


y el sufrimiento, tanto desde el punto de vista sensible como del afectivo.

II. Un segundo nivel de valores vitales donde se encuentra:

(a) Los modos de sentimiento de la vida (salud, enfermedad, vejez, etc.)

(b) Las relaciones sentimentales (alegría, tristeza)

(c) Las reacciones instintivas ( angustia, venganza, etc.)

III. Un tercer nivel correspondiente a los valores morales que se distribuyen


jerárquicamente así:

I. Valores estético (lo bello y lo feo)

II. Valores éticos ( lo justo lo correcto)

III. Velores teóricos (el conocimiento de la verdad)

IV. Un cuarto y último nivel ( el más elevado) referido a los valores de lo santo y lo
profano donde estarían la fe, la adoración y las actitudes análogas.

Para Scheler, esta relación jerárquica de los valores que va de lo agradable a lo santo –
a través de lo vital y espiritual- es apriorística y precede, por tanto, a cualquier relación entre
los bienes.
Hans Reiner, al igual que Scheler, señala que todo lo que encontramos en este
mundo: cosas, acciones, actitudes, comportamientos de las personas, etc., nos impresionan
como grato, ingrato o indiferente. Lo que observamos en los demás y que yo percibo como
algo positivo a de aprobación o negativo o de rechazo, tiene influencia significativa en la
forma de comportarme. La cualidad que hace a las cosas digna de mi estimación se
denomina: valor.

Los valores pueden ser positivos o negativos en este último caso se habla de
disvalores. Los valores y disvalores pueden ser referidos a cosas materiales; a estado de cosas
en el mundo; a la forma de ser, vivir o de comportamientos de los hombres. Mi apreciación de
algo como valiosos me induce a considerar que a cada valor corresponde un deber ser, ya que
al apreciarlo como agradable, tomo partido por eso. En el caso de la moralidad, el valor
constituye un elemento fundamental, pues es lo que determina principalmente nuestras
decisiones en ese ámbito.

La cuestión no consiste casi nunca en escoger entre un valor y un disvalor (entre el


bien y el mal), situación que no plantearía dificultades desde el punto de vista de
razonamiento moral, sino que lo usual es que se nos presenten circunstancias en las cuales
tenemos que escoger entre dos valores positivos lo cual nos plantea la necesidad de
establecer cuáles son los valores preferibles en tales casos.

Entre los valores es fundamental la distinción en absolutos y relativos. Los valores


absolutos llevan la condición de ser dignos de estimación y respeto, aún sin saber exactamente
por qué. A esta categoría pertenecen los valor de lo bello y del arte y en especial los valores
propiamente morales como la fidelidad, sinceridad, justicia, abnegación, etc., los cuales
admiramos incluso en nuestros adversarios y enemigos, al igual que rechazamos los
correspondientes disvalores aunque lo realicen nuestros amigos. Al apreciar una acción que
lleva consigo un valor absoluto, uno inmediatamente toma partido por ella. Así, mi
sentimiento de estimación ante un valor absoluto como pudiera ser la justicia, se refiere a
decisiones que aprecio en otros. En esas oportunidades me digo a mí mismo: esto deber ser; lo
que equivales a decir, que reconozco el mérito de ese valor y lo hago mi pretensión personal.

Los valores relativos son valores condicionados por la necesidad de un hombre en


particular o de un pequeño grupo, son llamados también, valores de vivencia o de bienes,
como por ejemplo: el valor del disfrute de una comida, el valor de observar un objeto precioso,
et., Estos valores pueden ser auto-relativos, si satisfacen mis propias necesidades, o hetero-
relativos, si satisfacen necesidades ajenas.

Hasta ahora tenemos dos tipos básicos de valor: los absolutos y los condicionados
por la necesidad; y en estos últimos, diferenciamos los auto-relativos y los hetero-relativos.

Los valores auto-relativos son llamados también valores subjetivamente importantes o


simplemente valores subjetivos. Son renunciables a la persona a quien interesan. El deber ser
de este tipo de valor cesa si yo renuncio a él , ya que es un deber ser para mí (y no un deber
ser “en sí”. Por el contrario, yo no puedo suprimir con mi renuncia el deber sr de un valor
“para otros”, y de esta manera, los valores hetero-relativos al igual que los absolutos, no son
renunciables por la personan a quien le corresponda su realización, mantenimiento o defensa.
En conjunto se denominan valores absolutos.

“La diferencia entre un valor objetivo y uno subjetivo entraña una diferencia
fundamental”.

De lo anteriormente expuesto se deduce la exigencia de atentar contra la existencia de


los valores objetivos donde nos aparezcan en la realidad, comprometernos con su
mantenimiento y otorgarles preferencia por sobre los subjetivos.

Una segunda exigencia que percibimos en sentido estricto y propio, son las
obligaciones nacidas de los valores absolutos, en particular la justicia y los demás valores
relacionados. Por el contrario, no lucen propias ni estrictas las obligaciones nacidas de los
valores relativos.

Por supuesto hay situaciones especiales cuando por ejemplo mi escogencia de un valor
auto-relativo afecta en forma negativa; esto es, crea un disvalor (hetero-relativo) a los
miembros de la comunidad a la cual pertenezco.

Profa. María Valeska Vivas


Escuela de Salud Pública
Ética
Octubre 2014

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