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ENCÍCLICAS SOCIALES

Yakelin Moscote Martínez

Presentado a:
Lic. Consuelo Santos

Grado: 11-04

Institución Educativa San José

Área de Religión

La Paz, Cesar

21/07/2022
Resum Novarum (de los cambios políticos)

Escrita el papa León XIII de nombre Gioacchino Vicenzo Raffaele Luigi Pecci quien fue el

256.o papa de la Iglesia católica, en el 15 de mayo del año 1951 nace la primera encíclica social

de la Iglesia católica

Es el primer pronunciamiento importante del Magisterio de la Iglesia sobre la

cuestión social y tiene, por consiguiente, un gran valor de documento

histórico, Pero es un error afirmar que antes de la Rerum novarum la Iglesia

no se había enfrentado con la cuestión social. En realidad, la discusión sobre


este tema había sido bastante viva durante casi todo el siglo XIX (sobre todo

en Francia, donde el debate implicó tanto al clero como a los laicos) y en

Alemania (particularmente por obra de von Ketteler). En ltalia fue muy

importante en este sentido el Trattato di economia sociale, de Giuseppe

Toniolo. Sin embargo, la Iglesia en su conjunto parecía estar singularmente

sorda al problema social, y el Magisterio no había tomado una posición clara,

prescindiendo de la actitud defensiva implícita en las posiciones de la última

parte del pontificado de pío IX.

Con una claridad apreciable, teniendo en cuenta la época, la encíclica papal

toma nota de la situación (muy precaria todavía y a veces trágica en su

conjunto) de la clase obrera, obligada a vivir en la miseria y en la

explotación, e indica los principales deberes tanto de los empresarios como

de los obreros.

Quadragesimo Anno (Cuadragésimo año)

Al cumplirse los cuarenta años de Rerum Novarum., el Papa Pío XI, el 15-5-1931,

publica Quadragesimo Anno En 1929, la caída de la bolsa en Wall Street indicaba el

final de una época de capitalismo salvaje guiado únicamente por la libre competencia,

el mayor enriquecimiento posible y la no intervención de los Estados ante el auge de

las multinacionales. Tampoco los Estados comunistas resuelven los problemas

económicos y sociales; en este clima de perplejidad aparece un fenómeno sociopolítico


nuevo, los totalitarismos en Italia y Alemania. Se dan, por lo tanto, una serie de

situaciones nuevas que reclaman una intervención del Magisterio de la Iglesia.

- Pío XI considera a R.N. como carta magna del orden social, y precisa algunos puntos no

tratados o suficientemente en R.N; se refiere en concreto a la no confesionalidad de los

sindicatos y al salario familiar.

- La Iglesia tiene autoridad y debe manifestarse en cuestiones sociales tales como: el derecho c

propiedad y su función social, la relación entre capital y trabajo, ya que ninguno vale por sí solo,

la atención al proletariado y la propiedad familiar, el salario justo (familiar y de acuerdo con la

situación de la empresa y el bien común), y la restauración del orden social por el principio

rector de la economía.

- Hace un análisis de la situación actual desde la siguiente perspectiva: al mercado libre le está

reemplazando la dictadura económica. Al propugnar el Pa-pa la restauración del orden social

(esto constituye la finalidad de la encíclica), tiene en cuenta los tres sistemas vigentes

(capitalismo, marxismo y totalitarismo) y hace una crítica descalificadora de los tres. Del

capitalismo condena la acumulación de ganancias que hace el capital, la ley de la oferta y la

demanda sin control y un falso concepto de libertad que sólo beneficia a los más poderosos. No

admite el comunismo por el rechazo que hace de la propiedad privada, y por la lucha de clases

como motor de la historia; reconoce que el socialismo ha aminorado los postulados del

marxismo, pero su comprensión del hombre y de la sociedad no pueden ser asumidos por un
católico. El totalitarismo no se puede aceptar porque sitúa al Estado por encima del individuo y

no pone en práctica el principio de subsidiariedad.

- El nuevo orden social —teniendo en cuenta la crítica a los sistemas—, debe tener en cuenta la

inmoralidad de la ley de la oferta y la demanda, evitar la lucha de clases y poner en práctica el

principio de subsidiariedad. En este nuevo marco, Pío XI introduce el contrato de sociedad

(participación en propiedad, beneficio y dirección de la empresa) como cauce de la relación entre

capital y trabajador, la obligatoriedad del salario familiar, y la afiliación del católico a un

sindicato no confesional.
Mater Et Magistra (madre y maestra)

Escrita en 1961 por el papa Juan XXIII o Ángelo Giusseppe Roncalli Los

objetivos de esta encíclica eran mantener encendida la antorcha levantada

por los grandes predecesores de la iglesia y exhortar a todos a que acepten

como luz y estímulo las enseñanzas de sus encíclicas, si quieren resolver la


cuestión social por los caminos más ajustados a las circunstancias de

nuestro tiempo. Y así conmemorar justamente la Rerum novarum, para que,

de acuerdo con los cambios de la época, subrayemos y aclaremos con mayor

detalle, por una parte, las enseñanzas de los predecesores, y por otra,

expongamos con claridad el pensamiento de la Iglesia sobre los nuevos y

más importantes problemas del momento. Mater et magistra en latín

significa: 'madre y maestra' esta encíclica presenta a la Iglesia como Madre

y Maestra, a la luz de la Doctrina Cristiana y critica las realidades

deshumanizantes, para el hombre, pero se centra en dos grandes temas: la

explotación del trabajador, el régimen económico injusto que impera en

muchas naciones, si no es que es en todas. El Papa toca realidades, como la

explotación del trabajador, la mala remuneración del trabajo de los

empleados, la exclusión de una vida activa en la toma de decisiones de la

empresa, etc. El Papa también explica, como de cierta manera esta realidad

surge a partir de la concentración de poder en pocos, la concentración de

bienes en manos de pocos, la perdida de la visión por el bien común, la mala

distribución de las riquezas, en resumen, un régimen económico injusto y

deshumanizante. Propone la cristianización de la familia, la empresa y la

sociedad a su vez que debemos incentivar la vocación que debe tener cada

cristiano y la vocación de la iglesia para predicar, el superar la excesiva

desigualdad entre los distintos sectores de la sociedad y resistir los procesos

económicos y políticos que ponen en peligro la dignidad humana y la libertad

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