Está en la página 1de 2

TÍTULO ACTIVIDAD Instrucciones para la práctica del mindfulness con los

pensamientos. Hoja de trabajo 3.

Nº DE ACTIVIDAD 1
UNIDAD DIDÁCTICA UNIDAD DIDÁCTICA 2. Pensamientos
A LA QUE PERTENECE

INFORMACIÓN PARA EL ALUMNO

ENUNCIADO (DESCRIPCIÓN)

Mindfulness Formal, una vez al día, al menos tres días a la semana. Grabación número 2.

Antes de empezar esta práctica, recuerda los aspectos de la postura señalada en la “Hoja de Trabajo
Número 1”. Así mismo, es muy recomendable elegir un espacio dónde poder realizar estas prácticas de
forma que supongan las menos interrupciones posibles, y reservar ese espacio para futuras prácticas.

Una vez adoptada nuestra postura de meditación procuramos explorar brevemente nuestro
cuerpo en busca de tensiones o dificultades, e intentando, en la medida de nuestras posibilidades,
soltar esas incomodidades.

PREGUNTAS A REALIZAR

Procuramos ahora dirigir nuestra atención hacia la respiración y, de forma controlada, intentar que
nuestra espiración, nuestra salida de aire, se alargue quisiera brevemente respecto de nuestra
inspiración, y al hacerlo, imprimirle un tono amable. De esta forma procuramos relajar nuestro cuerpo y
nuestra mente, dejando que nuestra mente serene quisiera su actividad.

Me puedo repetir a mí mismo estas palabras antes de realizar el ejercicio de alargar la


respiración:
- Alargo mi respiración con suavidad… alargo mi respiración con suavidad…

Permanezco ahí, descansando mi atención en la respiración y alargando mi espiración durante


unos minutos. Y si por cualquier motivo, la distracción hace acto de presencia, procuro regresar de
nuevo al ejercicio.

Una vez conseguida cierta quietud de mente, nos disponemos para dar paso al mindfulness
más propiamente dicho y de la siguiente forma: dejamos de controlar y alargar nuestra respiración,
para que sea nuestra respiración la fluya por sí misma. Dejamos, por así decirlo, que nuestra respiración
venga a nosotros, a nuestro cuerpo. Adoptar esta actitud hacia nuestra respiración es, adoptar una
actitud hacia nuestra persona. Suavizar nuestra actitud es, permitirnos adoptar una actitud de menos
acritud y auto-crítica hacia nosotros.

Nuestra misión es estar atento a nuestra respiración, y disponernos a suavizar nuestra actitud,
y a pesar de que sea como sea nuestra respiración en este preciso momento, dejadla estar como esté
aquí y ahora. Simplemente aceptando su propio ritmo, su propia cadencia, su propia intensidad…
simplemente nos disponemos a estar atentos adoptando un tono amable con nuestra respiración.
Es cierto que, en ocasiones surgirán conceptos, pensamientos y reflexiones sobre lo que
estamos haciendo. Si bien no se trata de no tenerlas, si se trata de que no nos atrapen en elaboraciones
mentales que nos disputan la riqueza del momento presente. Por eso, cuando una distracción,
recuerdo, expectativa, surja en nosotros, nos dispondremos a tomar conciencia de ello y, con un gesto
mental amable, nos disponemos a regresar a nuestra respiración.

Vamos a trabajar ahora profundizando en nuestra relación con nuestros pensamientos, para ello
nos podemos permitir considerar que, nos imaginamos nuestra mente o consciencia como un amplio
espacio, al igual que un vasto cielo azul … puedes tomarte unos segundos para traer esa imagen a la
mente. También, y siguiendo construyendo nuestro espacio mental, podemos considerar además, que
nuestros pensamientos son como nubes en el cielo, que en diversas ocasiones se disponen a ocupar
parte de nuestra mente, parte de ese basto cielo azul. Recrea esa imagen, y si aparecen nubes como
formas de pensamientos, déjalos que surquen el basto cielo azul, que sigan su camino, sin
interrumpirlos ni rechazarlos, simplemente déjalos ir si se quieren ir, y déjalos entrar si quieren estar.
Tómate unos minutos para estar ahí, de esa forma, con tus pensamientos.

Así, una y otra vez, nuestra mente se entrena en disponerse a tomar consciencia del momento
presente, de aquello que una y otra vez surge ante nosotros, y en este caso, contemplado en el devenir
de nuestra respiración. Mente atenta, mente amable. Y si vuelven a surgir pensamientos que nos
atrapan, lo podemos tratar como nubes en el cielo.

En definitiva, mente atenta, mente amable.

Después de estos momentos de práctica, y disponiéndonos a finalizar este ejercicio de mindfulness


formal, no está de más agradecerse el esfuerzo realizado en mantener una mente atenta y amable. Por
ello, y antes de salir del ejercicio me puedo disponer a agracederme sinceramente el esfuerzo realizado
para, a continuación, ir saliendo del ejercicio a nuestro ritmo, empezándonos a mover poco a poco y
lentamente, abriendo los ojos si están cerrados, finalizando la práctica a nuestro ritmo.

También podría gustarte