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TÍTULO ACTIVIDAD Instrucciones para la postura corporal en los ejercicios de

mindfulness formal

Nº DE ACTIVIDAD 1
UNIDAD DIDÁCTICA UNIDAD DIDÁCTICA 1. Mindfulness
A LA QUE PERTENECE

INFORMACIÓN PARA EL ALUMNO

ENUNCIADO (DESCRIPCIÓN)

Mindfulness formal, una vez al día, al menos tres días a la semana. Grabación número 1.

En este apartado vamos explicar la postura de nuestro cuerpo para poder realizar los ejercicios
de mindfulness formal, con las instrucciones que se detallan a continuación. Puesto que las posturas de
meditación tradicionalmente cultivadas en oriente suelen ser más complicadas, y requieren seguir un
periodo de tiempo de trabajo específico, vamos a exponer una forma alternativa e igual de efectiva
para nuestros objetivos.

Es importante advertir, no obstante, que si alguna persona presenta dificultades en esta


postura, se pueda considerar adoptar una posición más laxa, bien en la posición de sentado o
tumbados. Si se va a practicar en posición de tumbados, el sueño se puede convertir en un obstáculo
para la práctica, por lo que es conveniente que se realicen los ejercicios cuando sea menos probable la
interferencia del sueño.

Dado que vamos a practicar en posición sentados, la elección de una silla adecuada facilita que
se adopte la mejor postura para practicar. En este sentido, elige una silla que facilite la estabilidad del
cuerpo y sea, así mismo, robusta (evita las sillas con ruedas). Procura, en la medida de lo posible, que no
sea demasiado mullida, que contenga lo necesario para que se fijen las caderas de forma estable. La
altura debe estar ajustada de forma que la planta de los pies descansen con toda su superficie en el
suelo, y las piernas se doblen en un ángulo de 90 grados. Es conveniente que las rodillas nunca superen
en altura a las caderas. Por último, recordar que la estabilidad y la altura son los dos aspectos más
importantes, y procurando siempre que la planta de los pies esté en contacto completo con el suelo.

Adoptar una postura adecuada, nos brinda la oportunidad de estabilizarnos física y


mentalmente, tanto en la práctica de los ejercicios de meditación mindfulness, como en cualquier
actividad de nuestra vida cotidiana. En este sentido, para sentarnos a practicar mindfulness formal
podemos seguir estas sugerencias:

PREGUNTAS A REALIZAR

1. Podemos sentarnos o bien, en el centro de la silla o, procurar llevar el coxis al final del respaldo,
y que la zona lumbar de nuestra espalda repose levemente en el respaldo de la silla. Nos
podemos servir de un cojín dispuesto en el respaldo para que nos ayude a adoptar con mayor
comodidad esta postura.

2. Nuestra columna vertebral debe mantenerse erguida, que no rígida, para lo que es necesario
mantener el tronco recto en la medida de lo posible, pues ello nos facilitará que el flujo
respiratorio permita ejercer todo sus potenciales beneficios. Quizás nos ayude imaginarnos
que queremos tocar el techo con nuestra coronilla.

3. Nuestro mentón se recoge levemente hacia dentro, y podemos meditar tanto con los ojos
abiertos como cerrados. Si lo hacemos con los ojos abiertos podemos dirigir la mirada en un
ángulo de 45 grados hacia el frente, sin fijar en nada particular la mirada. Podemos emplear un
fondo blanco, como una pared, para fijar de esta forma la mirada.

4. Durante los ejercicios de meditación se suele salivar bastante, una forma de atenuar este
hecho y que no suponga mucha molestia es situar la lengua en la parte delantera y superior del
paladar. Permaneceremos preferiblemente con la boca cerrada y sin apretar los dientes,
puesto que nuestra respiración será a través de las fosas nasales.

5. Nuestros hombros descansan relajados y permiten que saquemos el pecho ligeramente hacia
delante, en un gesto sin forzar, de forma suave. Nuestras manos pueden descansar en nuestras
piernas, o bien, adoptar uno de los mudras (posición de manos durante la meditación) que se
aconsejan en las prácticas contemplativas orientales (véase la ilustración 4 para un ejemplo
práctico).

6. Es necesario que, como hemos comentado, las rodillas no superen nunca la altura de las
caderas. También, que los pies se dispongan completamente asentados en el suelo, con toda
su superficie completamente en contacto. La apertura de ambos pies es aconsejable que
mantengan la anchura de las caderas.

7. En general nuestro cuerpo adopta una suerte de dos ángulos rectos de 90 grados, siguiendo la
forma de una silla, aunque, y esto es muy importante, no es necesario imprimirle tensión. La
postura debe ser adoptada con suavidad y cierta amabilidad, para permitir que la mente se
disponga receptiva y atenta.

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