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ASMA BRONQUIAL
Definición
El asma bronquial es una enfermedad heterogénea caracterizada por inflamación crónica de las vías aéreas (VA).
Se define por la historia de síntomas respiratorios como sibilancias, acortamiento de la respiración, opresión
torácica y tos, junto con una limitación variable al flujo aéreo espiratorio.
El asma usualmente está asociada con hiperreactividad de las vías aéreas o hiperreactividad bronquial (HB) a
estímulos directos o indirectos y con inflamación crónica de las VA. Estas características comúnmente persisten
aun cuando no hay síntomas o la función pulmonar es normal, pero puede mejorar con el tratamiento.
- Asma alérgica: es el más fácilmente reconocible; a menudo comienza en la infancia y se asocia con historia
personal o familiar de enfermedad alérgica como eccema, rinitis alérgica o alergia a fármacos o alimentos. El
examen de esputo antes del tratamiento a menudo revela inflamación eosinofílica de la VA. Estos pacientes
usualmente responden bien a los corticosteroides inhalados (CI).
- Asma no alérgica: no está asociada con alergia. El perfil celular del esputo puede ser neutrofílico, eosinofílico
o contener pocas células inflamatorias. Estos pacientes a menudo muestran menor respuesta a corto plazo a
los CI.
- Asma del adulto o de inicio tardío: estos pacientes, particularmente mujeres, inician el asma en la vida
adulta. Tienden a ser no alérgicos y requieren a menudo altas dosis de CI o son relativamente refractarios al
uso de esteroides. El asma ocupacional debe descartarse en pacientes con asma de inicio tardío.
- Asma con limitación persistente al flujo aéreo: algunos pacientes con asma de larga evolución desarrollan
limitación al flujo aéreo el cual es persistente o incompletamente reversible. Esto se cree que se debe a la
remodelación de la pared de la VA.
- Asma con obesidad: algunos pacientes obesos con asma tienen síntomas respiratorios prominentes y poca
inflamación eosinofílica en las VA.
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Las sibilancias en este grupo de edad son una condición muy heterogénea y no toda sibilancia indica asma. Una
gran proporción de episodios de sibilancias en niños pequeños son inducidas por virus, tenga o no asma el niño.
Entonces, decidir cuando las sibilancias asociadas a una IRA son un evento aislado o significa una presentación
clínica recurrente de asma infantil es difícil.
Fenotipos de Sibilancias
Hace algún tiempo fueron propuestas 2 clasificaciones principales de sibilancias en niños pequeños (llamadas
fenotipos de sibilancias):
- Clasificación basada en síntomas: se fundamentaba en si el niño tenía solo sibilancias episódicas (durante
períodos discretos de tiempo, a menudo asociadas a IRAA y sin síntomas entre episodios) o sibilancias con
múltiples desencadenantes (sibilancias episódicas con síntomas entre episodios, por ejemplo durante el
sueño o con desencadenantes como la actividad física, el llanto o la risa).
- Clasificación basada en su tendencia en el tiempo: fundamentada inicialmente en un análisis retrospectivo
de datos de un estudio. Incluye sibilancias transitorias (los síntomas inician y terminan antes de los 3 años);
sibilancias persistentes (los síntomas inician antes de los 3 años y continúan después de los 6 años) y
sibilancias de inicio tardío (los síntomas inician después de los 3 años). Estos patrones generales se han
confirmado en estudios subsecuentes utilizando enfoques estadísticos. Sin embargo, la ubicación
prospectiva de un niño en estos fenotipos es un reto en situaciones clínicas reales; por eso, su utilidad clínica
continúa en investigación.
Epidemiología
El asma bronquial es una enfermedad de alta prevalencia que causa morbilidad y mortalidad. En las últimas
décadas se ha producido un incremento importante de esta patología y ha llegado a ser una de las enfermedades
más comunes en el mundo, en especial en los países desarrollados y en la población infantil. Es causa de
ausentismo escolar y laboral, afecta niños y adultos y también ha ido aumentando en gravedad y letalidad; es
decir que ahora hay más asmáticos graves y éstos se mueren más que antes.
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En relación a la prevalencia del asma con síntomas clínicos no hay datos en Honduras, Costa Rica reporta una
prevalencia de 32.1% (Estudio Internacional de Asma y Alergia en la Infancia – ISAAC – 1994-1995).
En América Latina, según el estudio de control del asma (AIRLA) publicado en 2005, se encontró que un 56% de
los pacientes asmáticos no cumplían con los requisitos de GINA para considerarlos como pacientes tratados en
forma adecuada.
Los objetivos de GINA (Global Initiative for Asthma) en el control del asma son:
Desde luego que para lograr estos objetivos se debe poder acceder a los fármacos esenciales, pero, según la
OMS, Honduras está incluida entre los países en los que menos del 50% de los asmáticos tienen acceso a tales
medicamentos.
Por décadas el asma fue percibida como una clásica reacción de hipersensibilidad tipo I de Gell y Coombs,
mediada por IgE y que la reacción antígeno (Ag)/anticuerpo (Ac) era la responsable de la broncoconstricción
intermitente que la caracteriza. Posteriormente, y a raíz de la importancia de la HB en la patogénesis del
asma se postularon teorías que trataban de explicarla.
La teoría muscular hace énfasis en la contracción exagerada del músculo liso bronquial ante diversos
estímulos. Se supone que el tono de los músculos bronquiales está controlado por un estado de equilibrio
entre los sistemas nerviosos simpático (adrenérgico) y parasimpático (colinérgico) y que una alteración del
mismo producirá un desbalance en los nucleótidos cíclicos del músculo liso.
La estimulación vagal o colinérgica libera acetilcolina en las sinapsis, ésta se combina con receptores
muscarínicos del músculo liso bronquial y eleva los niveles de la guanil-ciclasa, enzima que transforma al
guanosin trifosfato (GTP) en guanosin monofosfato cíclico (GMPc) que es broncoconstrictor.
Si se produce un estímulo inmunológico como un alérgeno, éste se combina con 2 moléculas de IgE y este
complejo Ag/Ac se fija a la célula cebada y produce una cascada de eventos que termina en liberación de
mediadores que incluyen a la histamina, ésta también actúa sobre el músculo liso produciendo un aumento
en los niveles de GMPc y como consecuencia, broncoconstricción. Junto con los otros mediadores, la
histamina, además, se encargará de producir edema, inflamación e hipersecreción de moco.
El sistema simpático tiene una acción inhibitoria sobre el parasimpático. Si hay un predominio del tono
colinérgico, se estimulará el hipotálamo que en respuesta enviará señales al nervio esplácnico (que inerva la
médula suprarrenal) y se estimulará la síntesis y liberación de epinefrina la cual se encargara de estimular
los beta 2 receptores del músculo liso que liberarán la enzima adenil-ciclasa que convierte al adenosin
trifosfato (ATP) en adenosin monofosfato cíclico (AMPc) que produce broncodilatación. Posteriormente, el
AMPc es transformado, por efecto de la enzima fosfodiesterasa, en 5-AMP que es inactivo. Pero el
desbalance adrenérgico/colinérgico por sí solo no explica muchos hechos biológicos que se presentan en el
asma. Posteriormente (1969) se descubrió el papel de los leucotrienos en el asma. Éstos son producto del
metabolismo del ácido araquidónico (AA); enzimas fosfolipasas actúan sobre los fosfolípidos de la membrana
de basófilos, mastocitos y eosinófilos principalmente, y liberan AA que en su metabolismo sigue 2 vías: la de
la cicloxigenasa que produce prostaglandinas y tromboxanos y la de la lipoxigenasa que origina a los
leucotrienos. Todos estos productos del metabolismo del AA producen broncoconstricción, edema e
inflamación en las VA, excepto la prostaglandina E2 que es broncodilatadora.
La teoría vascular hace énfasis en el papel de la permeabilidad vascular y la producción de edema de la pared
del bronquio y su implicación en el aumento de la resistencia de las VA. Además, la llegada a través del
torrente sanguíneo de células inflamatorias que liberan sus productos químicos para atraer mayor número
de células y así establecer un patrón de retroalimentación positiva que ayuda a perpetuar la inflamación.
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Por otro lado, las células epiteliales de la VA son capaces de liberar neuropéptidos (el péptido intestinal
vasoactivo y la sustancia P son los principales) ante estímulos irritantes; se trata de células epiteliales que
han sido previamente lesionadas por enzimas proteolíticas principalmente producidas por el eosinófilo como
la proteína básica mayor, la proteína catiónica eosinofílica y la peroxidasa eosinofílica.
El reconocimiento de que la inflamación es el punto clave en la patogenia del asma y de que es producida por
una compleja interacción entre células inflamatorias provenientes de otros sitios y células residentes de la
VA, ha llevado a formular hipótesis sobre cuáles de estas células dirigen el proceso. Así, los mastocitos,
eosinófilos, células epiteliales y linfocitos Th2 (CD4) se han propuesto como las células que conducen el
proceso inflamatorio.
Un componente celular importante de la inmunidad innata es la célula dendrítica (CD), ésta se origina en la
médula ósea y luego pasa a la circulación desde donde se distribuyen a los tejidos donde actúan como
centinelas captando antígenos constantemente por endocitosis. Cuando se activa aumenta la expresión de
moléculas coestimulatorias que brindan las señales necesarias para la activación de los linfocitos; estas CD
activadas migran al nódulo linfático local donde presentan el Ag a las células T. Como la CD es muy eficiente
en iniciar las respuestas inmunológicas cuando no existe memoria, entonces activan a las llamadas células T
precursoras o vírgenes que son las que no han tenido un reto inmunológico previo.
Los macrófagos, derivados de los monocitos, y los neutrófilos tienen receptores para Ac y complemento, así
que los microorganismos recubiertos de Ac, complemento o ambos, son fagocitados por ellos y sometidos a
un amplio rango de moléculas tóxicas intracelulares como el anión superóxido, radicales hidroxilo, ácido
hipocloroso, óxido nítrico, péptidos y proteínas catiónicas y lisozima.
Los eosinófilos son fagocitos débiles y al activarse liberan proteínas catiónicas y metabolitos reactivos de
oxígeno en el líquido extracelular. También secretan leucotrienos, prostaglandinas y varias citoquinas.
Los basófilos y las células cebadas poseen receptores de alta afinidad para anticuerpos IgE. Estas células son
importantes en las atopias como el eccema, fiebre del heno y asma. Al ligarse a la IgE desencadenan la
liberación de mediadores inflamatorios como histamina, prostaglandinas y leucotrienos.
Las quimioquinas, quemoquinas o citoquinas quimiotácticas son pequeñas proteínas que direccionan el
movimiento de los leucocitos circulantes hacia los sitios de inflamación o lesión por lo que se consideran
citoquinas proinflamatorias. Además, desempeñan el papel fundamental de dirigir el movimiento de los
mononucleares por todo el organismo generando una respuesta inmune adaptativa con lo que contribuyen a
la patogenia de varias enfermedades. Son multifuncionales y regulan la quimiotaxis, la adhesión,
degranulación, angiogénesis y desarrollo de células hematopoyéticas e inmunes.
Además de sus roles en la fisiología normal y la defensa del huésped, también están implicadas en algunas
enfermedades como la esclerosis múltiple, artritis reumatoide, asma, etc.
Los linfocitos T se dividen en CD4 y CD8. Las células TCD8 son principalmente células asesinas. Las células
TCD4 se subdividen en 2 tipos mayores: células T cooperadoras tipo 1(Th1) que secretan interleuquina (IL) 2
e interferón gamma y células T cooperadoras tipo 2 (Th2) que producen interleuquinas 4, 5, 6, 10 y 13.
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Las citoquinas tienen un papel central en la regulación y modulación de la respuesta inmune. Por ejemplo, la IL-12
liberada por células presentadoras de antígenos estimula la producción de interferón gamma por las células Th1, y
activa eficientemente a los macrófagos facilitándoles la destrucción de organismos intracelulares.
Las células Th2 ayudan a las células B en la producción de anticuerpos.
La predisposición para ser asmático se comienza a gestar en la vida intrauterina por factores genéticos y a
medida que el sistema inmunológico fetal se va desarrollando y aparecen los linfocitos T precursores.
Después del nacimiento, la exposición a infecciones y factores ambientales determinará la dirección de la
estimulación de los linfocitos T precursores; si lo hace hacia los linfocitos Th2, que estimulan la producción de IgE,
se orientará hacia un estado atópico. Además, como los Th2 secretan citoquinas como la IL-4, IL-5 e IL-13 pueden
promover la inflamación al actuar sobre eosinófilos y mastocitos.
Estudios hechos en modelos de asma en ratas y estudios clínicos en pacientes asmáticos, con análisis de
secreciones y biopsias de la VA, han validado la hipótesis de que la célula CD4 es la orquestadora de la inflamación
de la VA y que los eosinófilos, basófilos y linfocitos B son células efectoras. También se ha demostrado que células
tales como las epiteliales de la VA, del músculo liso y los fibroblastos al ser estimuladas responden con liberación
de mediadores.
La inflamación alérgica de la VA se inicia con la presentación y procesamiento de los alérgenos por las células
presentadoras de antígeno como las células dendríticas y los macrófagos. Dependiendo de las citoquinas liberadas
por las presentadoras que actúen sobre las células T precursoras y el tiempo de presentación del Ag, se
diferenciarán en células efectoras Th1 y Th2. Los patrones de secreción de citoquinas de estos tipos de células son
distintos. Solamente el patrón tipo Th2 (IL-3, 4, 5, 6, 9, 10 y 13) se asocia con asma; las citoquinas tipo Factor de
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Necrosis Tumoral-alfa, interferón-gamma, linfotoxina e IL-2 contrarrestan a las citoquinas del linfocito Th2 y
atenúan la inflamación.
El mecanismo por el cual es mediado el establecimiento de la HB y la inflamación por el linfocito Th2 no está muy
claro. Una posibilidad es que las citoquinas Th2 activen a las células efectoras (linfocitos B, mastocitos y
eosinófilos) y éstas liberen sus productos e inicien la inflamación. La otra posibilidad es que las citoquinas IL-13 e
IL-4 del linfocitoTh2 actúen directamente para intervenir en el fenotipo del asma; en este caso, las células
efectoras actuarían para potenciar la inflamación o para intervenir en características específicas de algunos
individuos, pero podrían no ser indispensables para la expresión de la enfermedad.
Las células presentadoras de antígenos más importantes y más potentes son las células dendríticas. Estas se
encuentran en y debajo de los epitelios, idealmente situadas para recibir, procesar y presentar el antígeno. Inician
y sostienen la inflamación de la VA, también secretan varios mediadores como IL-12, PGE2 e IL-10 que influyen en
el desarrollo de la célula TCD4. Las células Th2 se acumulan selectivamente en los pulmones durante la inflamación
alérgica, en gran parte debido a la expresión en el pulmón de quimioquinas Th2 específicas. La presencia de los
linfocitos Th2 ha sido demostrada por los niveles aumentados de citoquinas Th2 como IL-4, 5 y 13.
La IL-4 funciona como un factor de crecimiento o diferenciación de Th2 y promueve la secreción de IgE por las
células B. La IL-13 se asocia con el fenotipo hipersecretor y la hiperreactividad.
Las células epiteliales de la VA tienen otras funciones aparte de actuar como barrera, producir moco y efectuar el
transporte mucociliar. Este epitelio puede responder a varios estímulos proinflamatorios produciendo
mediadores, que incluyen citoquinas y quimioquinas, que actúan en el transporte y activación de células
inflamatorias y producción de otros mediadores como metabolitos del AA, óxido nítrico y especies reactivas de
oxígeno. Estos mediadores producen reclutamiento de leucocitos circulantes, regulación del tono muscular y de
las secreciones y promoción de actividad antimicrobiana. La activación de las células epiteliales se puede dar por
estímulos como contaminantes ambientales, virus respiratorios, alérgenos, eosinófilos, neutrófilos y citoquinas
Th2.
El eosinófilo se ha considerado como la célula efectora más importante en el asma porque 1-aumenta
dramáticamente en la VA de los asmáticos entre 4 y 24 horas después de la exposición al alérgeno, 2-su número
también aumenta en las secreciones de la VA con las exacerbaciones inducidas por el retiro de los esteroides y en
la pared de la VA en los casos fatales de asma y 3-existe una relación entre la eosinofilia de la VA y la severidad del
asma; pero los datos actuales en modelos experimentales indican que los eosinófilos pueden potenciar el asma,
pero no se requieren para la expresión de la enfermedad.
Los neutrófilos están aumentados en las secreciones y biopsias, tanto en el asma aguda como en la crónica.
Pueden potenciar el asma, particularmente las crisis, induciendo hipersecreción y aumento de la permeabilidad
vascular. Este aumento de los neutrófilos en la VA durante las exacerbaciones puede ser mediado por la secreción
de IL-8 de las células epiteliales activadas de la VA.
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En el pulmón hay evidencia de puntos de interacción entre mecanismos neurales e inmunológicos de inflamación.
Hay mediadores adrenérgicos, colinérgicos y péptidos y sus receptores pueden contribuir a modular el tono
muscular y la inflamación de la VA. Se habla de un sistema no adrenérgico-no colinérgico (NANC) que es donde
están localizados los receptores que se denominan NK1 y NK2. Los receptores NK1 median en la secreción de las
glándulas mucosas, el aumento de la permeabilidad capilar y la adherencia del leucocito; los NK2 son mediadores
de la contracción del músculo liso de la VA. Los efectos excitatorios o contráctiles son mediados por taquininas
como la neuroquinina A y la sustancia P. Los efectos inhibitorios o relajadores son mediados principalmente por el
péptido intestinal vasoactivo y el óxido nítrico. Las taquininas son degradadas por la endopeptidasa neural (NEP)
que se activa en el epitelio de la VA. Un desbalance entre la actividad de las taquininas y la de la NEP se ha
postulado como un mecanismo fisiopatológico del asma. Se ha encontrado que la infección por virus sincitial
respiratorio altera drásticamente el desarrollo del sistema NANC favoreciendo la expresión de sus funciones
excitatorias.
El diagnóstico de asma se basa en un patrón característico de síntomas como sibilancias, dificultad respiratoria,
opresión torácica, tos y una limitación variable al flujo espiratorio de aire. El patrón de los síntomas es importante
porque pueden deberse a condiciones agudas o crónicas que no son asma. Las evidencias que apoyan el
diagnóstico de asma deben documentarse en el primer contacto porque una vez iniciado el tratamiento es más
difícil confirmar el diagnóstico.
Clínica
Los síntomas usuales son sibilancias, dificultad respiratoria, opresión torácica y tos. Debe haber más de un tipo de
síntoma respiratorio; los síntomas ocurren de manera variable en el tiempo y varían en intensidad, a menudo
empeoran por la noche o por la mañana al levantarse, son desencadenados frecuentemente por el ejercicio, la
risa, alérgenos, aire frío, clima, etc. Y, a veces, aparecen o empeoran con las infecciones virales.
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Examen Físico
El examen físico a menudo es normal. Los ruidos más frecuentes, a la auscultación, son las sibilancias espiratorias,
pero pueden no estar o solo ser audibles con la espiración forzada. Durante una crisis severa pueden estar
ausentes debido a la marcada obstrucción al flujo aéreo, pero en este caso hay otros signos de dificultad
respiratoria presentes.
Las sibilancias también se pueden escuchar en la EPOC, infecciones respiratorias, traqueomalasia o aspiración de
cuerpo extraño. Los crepitantes y las sibilancias inspiratorias no son hallazgos de asma.
Se debe examinar la piel en busca de lesiones de dermatitis atópica o eccema y la nariz, buscando signos de rinitis
alérgica o pólipos nasales.
Radiografía de Tórax
Se indica solo en caso de sospecha de complicaciones (neumonía, neumomediastino, neumotórax).
Pruebas de Alergia
La presencia de atopia aumenta la posibilidad de que un paciente con síntomas respiratorios tenga asma. El
estado atópico puede ser identificado con pruebas cutáneas o midiendo el nivel de IgE específica en suero.
Éste no es más confiable que las pruebas cutáneas y tiene mayor costo, pero puede ser una opción en
pacientes con enfermedad cutánea amplia o en aquellos que tienen historia que sugiera un riesgo de
anafilaxis.
Hemograma
Puede ser útil para mostrarnos el nivel de eosinófilos o la posibilidad de una infección. Hay que tener presente
que en una crisis asmática hay leucocitosis con neutrofilia.
-Patrón de los síntomas: episodios recurrentes de sibilancias, tos, dificultad respiratoria y síntomas
nocturnos o interrupción del sueño.
-Presencia de factores de riesgo para desarrollar asma, como historia familiar de atopia, alergia o asma o
una historia personal de alergia alimentaria o dermatitis atópica.
-Respuesta al tratamiento
La sibilancia es el síntoma más común y específico asociado con asma en niños de 0-5 años. Las sibilancia que
ocurren de forma recurrente durante el sueño o que se desencadenan con la actividad, la risa o el llanto son
consistentes con asma.
La tos debida al asma generalmente es no productiva, recurrente y/o persistente, usualmente acompañada de
sibilancias y dificultad respiratoria. La tos nocturna, la que ocurre con el ejercicio, la risa o el llanto, en
ausencia de infección respiratoria, apoya el diagnóstico de asma.
La dificultad respiratoria que ocurre con el ejercicio y que es recurrente aumenta la posibilidad de asma. En
lactantes y preescolares el llanto y la risa son equivalentes a ejercicio en niños mayores.
La actividad física es un importante desencadenante de síntomas de asma en niños pequeños. Estos niños,
con asma no controlada, a menudo se abstienen de juegos o ejercicios extenuantes para evitar los síntomas.
Los parámetros que se asocian con mayor riesgo de eventos adversos en el futuro incluyen: una o más
exacerbaciones en el año anterior, poca adherencia al tratamiento, uso incorrecto del inhalador, función
pulmonar baja, eosinofilia en sangre, problemas socioeconómicos.
Este control debe practicarse en cada contacto con el paciente y de acuerdo a los resultados hacer las
modificaciones de tratamiento que sean necesarias.
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Tratamiento
Las metas, a largo plazo, del tratamiento del asma son:
El tratamiento se basa en el nivel de control del asma y de acuerdo al nivel logrado se da el manejo según 5
pasos. De acuerdo a lo anterior, se establece la severidad del asma luego que el paciente ha recibido
tratamiento controlador por varias semanas o meses así:
- Asma leve: es aquella que está bien controlada con los pasos 1 y 2
- Asma moderada: la que está controlada con el paso 3
- Asma severa: es la que requiere los pasos 4 y 5 para su control o la que no se controla a pesar de este
manejo.
Paso 1:
Paso 2:
Paso 3:
Paso 4:
Paso 5:
Abreviaturas: CI=corticosteroides inhalados; BAAC=beta2 agonistas de acción corta; BALA= beta2 agonistas
de acción larga; ARLT= antagonistas de los receptores de leucotrienos; CO= corticosteroides orales.
Paso 1:
Paso 2:
Paso 3:
Paso 4:
Paso 5:
Paso 1:
- BAAC según sea necesario. El uso de BAAC para alivio delos síntomas más de 2 veces por semana
durante 1 mes indica la necesidad de una prueba con un medicamento controlador.
- En estos niños debe considerarse el uso de CI en forma intermitente. Usarlos cada vez que utilizan el
BAAC.
Paso 2:
Paso 3:
Si los 3 meses de tratamiento inicial no logran el control de los síntomas o si continúan las
exacerbaciones, debe revisarse lo siguiente:
No se recomienda el uso de CI-BALA en menores de 4 años porque hay datos insuficientes acerca de la eficacia
y seguridad en este grupo de edad.
Paso 4:
Continuar los CI y referir al especialista. Si la acción de doblar la dosis de CI no logra el control se debe
reconsiderar el diagnóstico de asma.
Como el tratamiento inhalatorio es la base del manejo del asma, en los niños se usan MDI con un espaciador
con o sin máscara facial (dependiendo de la edad del niño). La única posible técnica de inhalación en niños
pequeños es su respiración normal, el número óptimo de respiraciones requeridas para vaciar el espaciador
depende del volumen corriente del niño y del espacio muerto y volumen del espaciador, pero en general, 5-10
respiraciones serán suficientes.
Los niños pequeños pueden usar espaciadores de todos los tamaños, pero en teoría, un espaciador de menor
volumen (<350 ml) es mejor en niños muy pequeños.
En el asma severa o de difícil manejo se debe evaluar el fenotipo del asma severa para determinar si es del
Tipo 2 o no-Tipo2. La inflamación Tipo 2 de las VA se encuentra en un 50% de los pacientes con asma severa
y se caracteriza por la presencia de citoquinas como IL-4, IL-5 e IL-13 que son producidas por el sistema
inmune adaptativo al reconocer alérgenos. También puede ser activada por virus, bacterias e irritantes que
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estimulan el sistema inmune innato con la producción de IL-33, IL-25 y linfopoyetina estromal tímica y se
caracteriza por eosinofilia o un aumento en la FeNO (fracción espirada de óxido nítrico) y puede acompañarse
de atopia; en cambio, la inflamación no-Tipo 2 se caracteriza a menudo por aumento de los neutrófilos.
Muchos pacientes con inflamación Tipo 2 mejoran rápidamente con los CI usados en forma regular y correcta,
estos se clasifican como asma leve o moderada. En el asma severa la inflamación Tipo 2 puede ser refractaria a
altas dosis de CI, pero pueden responder a CO, el uso de éstos debe ser bien meditado debido a los eventuales
y serios efectos adversos.
Como los CO pueden suprimir los biomarcadores, las pruebas deben hacerse antes de iniciarlos, ya sea en
cursos cortos o como mantenimiento.
Una exacerbación puede ser desencadenada por estímulos inmunológicos o no inmunológicos (aire frío,
humo, irritantes ambientales, ejercicio) que disparan los mecanismos que llevan a establecer la obstrucción de
las VA mediante broncoespasmo, edema e hipersecreción de moco.
Esta obstrucción dificulta el flujo de aire en ambas direcciones, pero como en la espiración normalmente se
produce una disminución en la luz del árbol bronquial se hace más importante en la espiración.
Al ser menor la compliancia se tiene que ejercer más presión para movilizar el aire y es cuando entran en
función los músculos accesorios de la respiración. Esto trae como consecuencia un aumento en el trabajo
respiratorio lo que demanda más oxígeno, que ya está restringido.
Como resultado de la obstrucción bronquial se producen zonas de hipoventilación, pero la perfusión alveolar
está conservada, como resultado se produce una alteración de la relación ventilación/perfusión (V/Q).
Esto significa que hay sangre llegando a zonas del pulmón que no están ventiladas y no será oxigenada.
En las fases iniciales de una crisis asmática esta alteración producirá hipoxemia e hipocapnia porque al
principio el organismo responde a la hipoxemia aumentando la frecuencia respiratoria (FR) y esto produce un
“lavado” de CO2.
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A medida que la obstrucción al flujo de aire progresa, la saturación de O2 cae y se eleva la pCO2 (hipoxemia e
hipercapnia) porque el intercambio gaseoso no se efectúa adecuadamente.
Todas estas alteraciones nos llevan a una falla respiratoria y acidosis; ésta inicialmente es respiratoria por la
elevación del CO2 (CO2 + H2O = H2CO3) y el pulmón trata de compensarla aumentando la FR.
Posteriormente se establece una acidosis metabólica debido a que el músculo sometido a un mayor trabajo, y
ante la escasez de oxígeno, obtiene energía de su metabolismo anaeróbico produciendo ácido láctico.
Cuando va aumentando la hipoxemia se va produciendo un aumento en la resistencia vascular pulmonar, la
presión pleural se hace más negativa y esto aumenta la poscarga del ventrículo izquierdo durante la
inspiración. Esto produce el pulso paradójico que es una caída de la presión sistólica durante la inspiración.
Normalmente es de 10-15 mmHg o menos.
Posteriormente apreció el Score de Wood-Downes modificado por Ferres que se diseñó para medir
clínicamente la gravedad de la bronquiolitis. En este se suprimió el parámetro de función cerebral (estado de
conciencia) y se agregaron frecuencia cardíaca y frecuencia respiratoria.
A partir del puntaje obtenido con la escala de W-D se clasifica por severidad la crisis de asma así:
- Leve= 1 -2 puntos
- Moderada= 3-6 puntos y
- Severa= 7 puntos o más
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a- 12 años o más = 1-2 mg/kg/día por 5-7 días – Dosis Máxima (DM) diaria = 40-50 mg
b- 6-11 años = 1-2 mg/kg/día por 5-7 días – DM diaria = 40 mg
c- 5 años o menos = 1-2 mg/kg/día por 3-5 días – DM diaria = 20 mg para niños menores de 2 años y de
30 mg en niños de 2-5 años.
Al alta, el paciente debe recibir tratamiento de mantenimiento con BAAC y CI y ser referido para control del
asma.
Corticosteroides - Son moléculas liposolubles por lo que son fácilmente absorbidas en cualquier superficie
cutánea o mucosa. Circulan en sangre unidas a proteínas y la fracción libre es la que difunde al interior de la
célula, ejerciendo su acción dentro del citoplasma donde se unen a un receptor específico.
Son antiinflamatorios potentes y actúan por diversas rutas, reducen el número y la activación de eosinófilos y
disminuyen la liberación de algunos de sus factores quimiotácticos como IL-3 e IL-5. También reducen la
proliferación de linfocitos T e inducen su apoptosis al disminuir la acción de la IL-2. También disminuyen la
población de monocitos, células dendríticas, mastocitos y otras células inflamatorias, por lo tanto inducen la
disminución de la producción de citoquinas y mediadores por las células epiteliales y del músculo liso
bronquial. Disminuyen la permeabilidad capilar y la secreción de moco.
La acción de la IL-4 con la IL-13 es importante para la producción de IgE por las células B. Los esteroides
inhiben la transcripción de genes de IL-4, IL-5 e IL-13 lo que contribuye a su acción antialérgica.
El uso de los glucocorticoides inhalados a largo plazo, en general no tiene efectos adversos sobre la talla, la
supresión del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales, en la aparición de cataratas o en trastornos del
comportamiento cuando se usan a dosis bajas y medias.
Los corticosteroides sistémicos tienen una mayor incidencia de efectos adversos por lo que se debe evitar su
uso prolongado.
El montelukast está aprobado para pacientes a partir de los 2 años de edad. Las dosis recomendadas son:
niños de 2-4 años, 4 mg; de 6-14 años, 5 mg y después de esa edad, 10 mg una vez al día en todos los casos.
Últimamente se ha reportado que el uso de montelukast en niños puede provocar trastornos del sueño y del
comportamiento.
Beta2 Agonistas – La acción de los beta2-agonistas se lleva a cabo al estimular a los receptores beta2 del
músculo liso, esto desencadena la activación de la proteína G que activa a la enzima adenil-ciclasa que
convierte ATP en AMPc, éste inhibe la fosforilación de la miosina y reduce el calcio intracelular produciendo
relajación del músculo liso.
Hay beta2-agonistas de acción corta (4-6 horas) e inicio rápido, como el salbutamol, y los de acción larga
(12 horas), como el salmeterol. El formoterol tiene una acción prolongada (24 horas), pero el inicio de su
efecto es rápido.
Los BAAC se usan como medicamento de rescate o de alivio cuando hay empeoramiento de los síntomas o
en la prevención del asma por ejercicio.
Los BALA son útiles para control a largo plazo combinados con un CI. No se recomienda su uso como
monoterapia.
El formoterol combinado con un CI (Budesonida) se puede usar como controlador o como rescate en ciertos
pacientes.
Anticolinérgicos – El sistema nervioso parasimpático tiene un papel esencial en la regulación del tono
bronquial porque la principal inervación vegetativa de las VA, en el humano, es parasimpática o colinérgica. La
estimulación del nervio vago produce liberación de acetilcolina en las terminaciones nerviosas
posganglionares, la acetilcolina así liberada estimula receptores muscarínicos en el músculo liso y esto activa la
liberación de guanil-ciclasa, enzima que convierte al GTP en GMPc que produce broncoconstricción y
secreción de moco.
Los fármacos anticolinérgicos bloquean de forma competitiva el efecto de la acetilcolina sobre los receptores
del músculo liso bronquial. La eficacia broncodilatadora de estos medicamentos dependerá del grado en el
que el reflejo colinérgico broncoconstrictor contribuya al broncoespasmo.
Los fármacos anticolinérgicos disponibles para uso en el tratamiento del asma son el bromuro de ipratropio
(1982) y el tiotropio (2002). Poseen propiedades farmacológicas similares a las de la atropina, pero como
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tienen una mínima absorción sistémica, cuando se administran por vía inhalada logran un máximo efecto
sobre el aparato respiratorio con pocos efectos secundarios.
El bromuro de ipratropio tiene una acción corta y su uso en el tratamiento del asma es en las crisis en forma
nebulizada, la dosis es de 250 mcg cada 20 minutos, combinado con salbutamol o solo; se diluye en 2 ml de
solución salina normal. El bromuro de tiotropio ha mostrado, in vitro, ser 10 veces más potente que el
ipratropio y su efecto se produce más lentamente, pero dura mucho más. Es el primer anticolinérgico de larga
acción (24 horas) por lo que permite una sola administración al día. Su uso ha sido para el tratamiento de la
EPOC, pero a partir de 2014 se empezó a usar para tratar el asma en inhalador, combinado con Budesonida. Es
un medicamento para control a largo plazo. Dosis, 18 mcg al día.
Sulfato de Magnesio - El sulfato de magnesio, tanto nebulizado como por vía intravenosa ha sido
recomendado para su uso en crisis de asma moderada-severa cuando no ha habido respuesta al tratamiento
con los medicamentos de primera línea (broncodilatadores y esteroides IV), también se ha dicho que el uso de
este fármaco podría reducir la necesidad de hospitalización.
Su mecanismo de acción no se comprende completamente. Se cree que produce relajación del músculo liso
bronquial por su capacidad de interrumpir el movimiento de los iones de calcio en las células del músculo liso,
lo que bloquea los canales de calcio. Se le adjudica, además una función en la reducción de la respuesta
inflamatoria.
Hasta el momento, la evidencia en niños es muy limitada por falta de estudios en relación a su uso cuando no
hay respuesta al tratamiento establecido. También se han reportado pocos efectos adversos con su uso, pero
los datos son muy limitados.
Metilxantinas –
La teofilina es la principal metilxantina usada en el tratamiento del asma. Es un broncodilatador con efectos
extrapulmonares ya que puede aumentar la contractilidad de los músculos respiratorios, especialmente el
diafragma.
Tiene un alto potencial de toxicidad, su uso es controversial porque las dosis terapéuticas están muy cerca de
sus dosis tóxicas.
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Se indica como medicamento controlador en forma de comprimidos de larga acción o de liberación lenta a
dosis de 8-12 mg/kg/día junto a un glucocorticoide inhalado.
Tiene muchos efectos adversos como gastritis, hiporexia, hiperactividad, alteraciones de la conducta y
alucinaciones visuales y auditivas.
En el tratamiento de las crisis en el paciente hospitalizado se usa la aminofilina, una mezcla de teofilina (85%) y
etilendiamina (15%), a 5 mg/kg/dosis cada 6 horas.
También encontramos la teofilina en preparaciones en líquidos con diferentes concentraciones, la más común
es la de 80 mg por 15 ml. La dosis es de 20mg/kg/día repartida cada 6 horas. En niños de 1año o menos se
dosifica a 3 mg/kg/dosis cada 6 horas. Se encuentra además en comprimidos. Estas presentaciones son de
efecto rápido y se pueden usar como medicamento de rescate si no hay otra opción porque los medicamentos
de alivio o de rescate de primera línea son los BAAC, de los cuales el más utilizado es el salbutamol en su
presentación en inhalador de dosis medida que entrega 100 mcg por disparo. El salbutamol también se
encuentra en la forma de jarabe y tabletas, pero se prefiere el inhalado porque sus efectos secundarios son
mucho menores. En las crisis se utiliza la solución para nebulizar (5 mg/ml) a dosis de 0.03 ml/kg/dosis cada 20
minutos diluido en 2 ml de solución salina normal.
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