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UNIVERSIDAD DE CUENCA Ana Belén Juárez Moreno

LOS PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS Y URBANOS DEBEN,


OBLIGATORIAMENTE, CONTAR CON EL MISMO NÚMERO DE
MUJERES Y DE HOMBRES EN SU EQUIPO

El término igualdad o equidad de género comúnmente se encuentra siendo un


símbolo de debate al pasar de los años, haciendo que haya una lucha constante por
lograr su realización y otorgar sus deberes y derechos a cada persona de forma
igualitaria, para vivir en armonía dentro de una misma sociedad colectiva; más no se
diga el uso de estos términos en el estudio y el análisis de un proyecto dentro de una de
las ciencias de mayor complejidad como lo es la arquitectura.

Antiguamente se creía, o al menos existía el dicho, de que algunas profesiones


estaban creadas únicamente para ser realizadas por hombres, limitando lo que la mujer
podía ejercer y aislando su capacidad de crecer, tanto personal como psicológicamente.
Tras años y años de lucha constante, la mujer fue teniendo más cabida en diferentes
temas tantos políticos como sociales, haciendo que sus posibilidades de trabajo se abran
a una mayor cantidad de campos laborales. Debido a este constante cambio el estudio de
la arquitectura dentro de las diferentes universidades se ha ido desarrollando de una
forma más igualitaria y actualmente se lo estudia con la misma cantidad de hombres y
mujeres.

Cada individuo es un ser independiente y pensante, que produce distintas ideas,


creencias, análisis y formas de habitar dentro de una misma comunidad. En la
arquitectura, al momento de crear un nuevo proyecto, se da paso al estudio de diferentes
elementos posteriormente analizados para concluir en una sola y única obra
arquitectónica; a raíz del cambio de pensamiento sobre la equidad se va tomando más en
cuenta la posición de ambos géneros, y sus puntos de vista, para así formar un solo
pensamiento que pueda resolver y dar distintas soluciones ante la problemática de
responder las necesidades de una sociedad y el de crear una arquitectura accesible para
todos que perdure en el tiempo. Ningún pensamiento debe ser excluido por el simple
hecho de proceder de un hombre o de una mujer, ambos deben ser tomados como
semejantes y desarrollar su zona de trabajo con las mismas oportunidades ante cualquier
persona dentro del mismo campo laboral, haciendo de la arquitectura una profesión
equitativa en el que el ambiente sea equilibrado y que cualquier persona con los debidos
conocimientos y experiencias pueda ejercer el puesto de arquitecto o arquitecta.

Dejando atrás cualquier opinión o creencia laboral conservadora es claro


establecer que se necesita de una cantidad mesurada de hombres y mujeres para formar
un solo equipo de trabajo en cualquier profesión existente. Cualquier persona está
capacitada para entrar al complejo y maravilloso mundo de la arquitectura,
estableciendo en la misma su propia identidad y forma de expresión, sobrepasando y
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eliminando las barreras del género para así crear una sola y misma arquitectura sin
exclusión.

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