APERTURA

LA IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN EN LAS CIENCIAS

SOCIALES Y HUMANAS

Hace dos semanas me consultaron sobre mi disposición para participar con una
breve apertura o introducción a este Primer encuentro de semilleros de investigación
de la Facultad de Humanidades, abordando “La importancia de la investigación en
las ciencias sociales y humanas”. En respuesta a ello, me senté a escribir. Me
pregunté ¿por dónde inicio?, qué recorrido argumentativo debo tejer para
desembocar en una posible mirada reflexiva sobre el tema? Me senté a escribir estas
líneas que me interesa compartir en este espacio académico, no como una verdad
dada, sino como una posible mirada reflexiva, dentro de muchas otras; y, siendo
muy consciente de que quizá el corto tiempo y escasas dos páginas, no alcancen para
abordar la magna importancia de la investigación en las Ciencias Sociales y
Humanas.
Pensar en este tema en específico, me remitió a reflexionar sobre el largo recorrido
histórico de desencuentros, pero también de encuentros en torno a las discusiones
que han acompañado los supuestos epistemológicos, ontológicos y metodológicos de
las ciencias. ¿La realidad social es objetiva? ¿O es una construcción histórica
individual y colectiva a la vez? Le apostamos al descubrimiento de causas objetivas
y leyes? O será que mejor comprendemos las acciones sociales desde la perspectiva
de los sujetos y sus relaciones?. ¿Interpretamos situaciones en sus contextos sociales
y culturales generando teorías contextualizadas? O formulamos y verificamos
teorías con alto de nivel de universalidad. ¿Será que aislamos y reducimos el objeto?
¿O lo abordamos de manera totalizante y contextual? Propongamos Diseños rígidos
y lineales… pero… y que tal si sugerimos diseños abiertos y flexibles. ¿Definimos
categorías a lo largo de la investigación? O definimos previamente las variables y
las controlamos. La Objetividad está asociada a la distancia con el objeto y al uso
riguroso del método!... un momento, será posible la objetividad asociada a la
cercanía con la situación y reconocimiento el de la implicación subjetiva?.
¿Estudiamos lo social y lo humano en condiciones artificiales y controladas? O lo
hacemos desde un acercamiento participante a prácticas sociales en situaciones
cotidianas.
¿Los intereses del conocimiento se focalizan netamente en predecir y controlar?, ¿o
en ubicar y orientar? o en enmancipar desde un ejercicio crítico social, como lo
planteó Habermas?; o será que en el marco de las ciencias sociales se transcienden
esos tipos de interés.
En este recorrido histórico parecieran emerger más desencuentros que encuentros,
impregnados, tal vez, por un afán de delimitar e imponer formulas epistemólogicas,
ontológicas y metodológicas para producir conocimiento al interior de las ciencias
sociales y humanas; lógicas que se adhieren al ejercicio de poder hegemónico
académico y científico. Me pregunto, si desde una mirada más conciliadora,
reflexiva y crítica, hubiese sido más saludable partir de la consigna de que el mundo
de lo humano y lo social es tan complejo, que requiere de múltiples aproximaciones
epistemológicas, ontológicas y metodológicas.
Es por ello que, con la firme convicción se superar estos desencuentros y provocar
el encuentro conciliador al interior de las ciencias sociales y humanas, siempre
reflexiono con mis estudiantes sobre la necesidad de ubicarnos en las mixturas y en
zonas intermedias, como lo sugiere Paul Ricoeur, para poder ver el mundo humano
y social desde una perspectiva plural y libre de dogmatismos, que incluya de manera
respetuosa los aportes de las diversas escuelas del conocimiento; Así, el mundo
humano y social nos sorprende con su esencia objetiva, pero también subjetiva, es
compleja, dinámica y en tensión, y en acuerdo con Betancur, su mixtura le otorga
carácter de finitud e infinitud, corporalidad y espiritualidad, naturaleza y
cultura, singularidad y sociabilidad; es una intermediación entre bios y logos,
sensibilidad y razón, naturaleza y cultura.
En este sentido, no importa si buscas dar respuesta a tus preguntas de investigación
desde la Escuela Positivista de Comte, o desde el Positivismo lógico o el
Racionalismo crítico de Popper. O si adoptas la Teoría crítica de Max Horkheimer,
Habermas y Adorno, o si te paras desde la Escuela sociológica y su interaccionismo
simbólico, o desde la Escuela filosófica con sus múltiples formas de hacer
fenomenología y hermenéutica, o desde la Escuela Antropológica para explorar el
mundo simbólico y de significados, o desde los Estudios de la Complejidad (de
Morán y Maturana) o desde los Estudios Culturales decoloniales para el
reconocimiento de otros saberes y modos de relación que han quedado atrapados en
un lugar de subalternidad, ante el poderío científico eurocéntrico.
Lo que importa es que constituya un posible intento de aproximación comprensiva
y/o analítica del complejo mundo humano y social. Lo importante es asumir la
investigación científica en las ciencias sociales y humanas como arte, como un acto
de creación ante la firme convicción de que no existen fórmulas únicas, universales,
absolutas o definitivas. En cada investigación se pone en juego una apuesta
ontológica, epistemológica y metodológica, que el investigador social debe estar
dispuesto a explorar, asumir y defender…Es estar dispuesto a transitar
autoreflexivamente entre los paradigmas dominantes de la ciencia moderna y los
paradigmas emergentes…todos válidos, desde mi perspectiva conciliadora.
Pero….Para qué?. Llegado a este punto de sentarme a escribir y sentipensar,
comprendo que este abanico de posibilidades diversas de abordar el mundo social y
humano, plantea asimismo el reconocimiento de múltiples importancias desde este
quehacer académico científico. Desde mi punto de vista, la importancia de producir
conocimiento en las ciencias sociales y humanas, debe estar articulada a la
generación de propuestas de extensión social que procuren generar condiciones de
igualdad social, libertades individuales y colectivas, de superación de la opresión y
la exclusión.
Debe favorecer la construcción colectiva de conocimiento multicultural y
emancipatorio, acudir al sentido de comunidad y solidaridad, al reconocimiento de
los actores sociales como principales autores válidos en la producción de
conocimiento y a la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos y el
ejercicio de ciudadanía individual y colectiva (siguiendo al maestro Fals Borda,
1987). Es decir, un conocimiento que se articule al ejercicio ético, político y
estético, que se despoje de aquel interés perverso de conquista de poder científico
académico, de dominio de la naturaleza generador de destrucción y crisis ecológica,
que pone por encima la producción de capital y el progreso materialista y
productivo, sin asomo alguno de reconocimiento de la dignidad humana, social,
ecológica. Esto, en acuerdo con Sousa Boaventura (en Crítica de la razón indolente).
Por último, quiero cerrar con esta reflexión de la maestra Martha Betancur:
-
“La sociedad necesita de hombres que laboren, que vivan en el deseo y en la
sensibilidad, así como de hombres que se orienten hacia la vida de la razón. Por
tanto, necesitan también un largo puente comunicante que viva en medio de los otros
dos campos y que comunique una forma de vida con la otra” (p.7). Yo agregaría
aquí, necesita de mujeres y hombres.

Con estas líneas generadas al sentarme a escribir desde mi sentipensar, en diálogo

con otros autores, quiero exaltar la importancia de este I Primer encuentro de
semilleros de investigación de la Facultad de Humanidades, por las implicaciones de
esta actividad en el fortalecimiento de la investigación científica en el marco de la
facultad, el cultivo de la capacidad de asombro ante las realidades y, ante todo, para
la construcción de conocimiento desde un claro ejercicio ético, político, y de rigor
científico, que defienda de manera coherente las múltiples rutas epistemológicos,
ontológicas y metodológicas en la investigación en ciencias sociales y humanas.
Bienvenidas todas estas propuestas en esta jornada académica!

PhD. LEIDY BIBIANA CAMACHO ORDOÑEZ