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mente la enfermedad dibujando unos hom- Fig. I. Glifos del Códice Telleriano-Remensis
bres con el cuerpo cubierto de manchas que recuerdan acontecimientos de los años [538 a
negras (fig. 1). [540. Obsérvese cómo la epidemia de viruelas del
El resto de las epidemias no son tan fáci- año [538 está representada por unos hombres con
les de identificar. Varias fueron de «matla- el cuerpo cubierto de manchas negras y unidos al
zahuatl», nombre indígena para designar glifo del año por trazos de pluma.
el tabardete o tabardillo pintado de los
españoles, o sea nuestro actual tifus exan-
temático. El tabardete, endémico desde
épocas precortesianas, era bien conocido
de los españoles, y precisamente el primer
libro de medicina quese publica en México,
la «Opera medicinalia J) de FRANCISCO
BRAVO (fig. 2), está en su mayor parte de-
dicada a la enfermedad que, con brotes
periódicos, diezmaba la población mexi-
cana. La identificación del «rnatlazahuatl »
queda perfectamente clara, dentro de la
confusión de la época, que admitía, bajo el
mismo nombre, el tifus, la tifoidea y algunos
otros padecimientos febriles. Como el sín-
toma más aparente del tifus o tabardillo
es el exantema petequial, los códices indí-
genas representan a estos enfermos con la
piel cubierta de manchas parduscas (fig. 3). plagas. La primera de 1545, más benigna,
De todas las epidemias del siglo XVI, las -quedó consignada tanto en los libros de los
de mayor mortalidad fueron los «cocolizt- españoles como en los códices indígenas;
les» de los años 1545 Y 1576. Siendo las más SAHAGÚNdice: «El año de 1545 hubo una
ricas en datos y documentos, son también pestilencia grandísima y universal donde,
las más dificultosas de identificar. «Coco- en toda esta Nueva España, murió la mayor
liztle J) en azteca quiere decir plaga o epi- parte de la gente que en ella había. Yo me
demia, mas en estos dos casos perdió su hallé en el tiempo de esta pestilencia en la
significación general para convertirse en ciudad de México, en la parte de Tlatilulco,
nombre específico de una enfermedad no y enterré más de diez mil cuerpos, y al cabo
identificada, pero similar en ambos casos. de la pestilencia dióme a mí la enfermedad
No era tabardete, ni viruela, ni sarampión; y estuve muy al cabo.»
autores tan competentes como ALONSO Por su parte los indígenas señalan en sus
LÓPEZ DE I:IINOJOSOSdedican capítulos códices la fecha y escriben: «año de 1544
diferentes al tabardete y al «cocoliztle J); Y de 1545 uvo una gran mortandad entre
además, el « cocoliztle J) no tenía erupción los yndios», y pintan debajo del glifo del
cutánea y sí copiosas hemorragias nasales año un grupo de cadáveres envueltos en
que eran su síntoma predominante. petates (fig. 4), o representan el Hospital
Han quedado datos suficientes para co- Real de Indios en una imagen feliz donde
nocer, en su espantosa magnitud, estas dos en estilo precortesiano apare ce un indio
hospitalizado quejándose (fig. 5)' De esta el cargo de Protomédico de todas las In-
epidemia no quedaron referencias médicas, dias, ya su autoridad quedaron supeditadas
y según los cálculos fallecieron más de todas las actividades de Nueva España. A
80.000 enfermos, en su mayor parte indí- su pluma debemos la descripción científica
genas. de la enfermedad en que se relatan sus sín-
Más grave y mejor conocida es la terrible tomas, hallazgos necrópsicos y tratamientos
epidemia que asoló a México desde 1576 empleados. Sin embargo, la relación más
hasta principios de 1578. Los relatos de completa y de carácter más popular está
SAHAGÚN,MENDIETAy otros cronistas reli- en el libro de LÓPEZ DE HINOJOSOS(fig. 6),
giosos, así como las cartas del Virrey y del quien cuenta con ingenuidad cómo luchó
Arzobispo, nos han dejado datos suficientes él mismo contra la epidemia, ayudó en las
para asentar los terribles estragos causados autopsias al Dr. HERNÁNDEZy relata las
por la enfermedad. Todas las manifesta- medidas tomadas por el Virrey (fig. 9) y
ciones culturales y económicas de la época .el Arzobispo (fig. 10) para contener la
se resintieron del daño, y el cuerpo médico plaga. La lucha fue abnegada y, sin em-
se encontró ante un grave problema que bargo, la enfermedad se extendió a todo el
hubo de afrontar y resolver por sí mismo. país, calculándose en más de dos millones
.FRANCISCOHERNÁNDEZocupaba entonces el número de muertos.
jUUO·AGOSTO
DE 1988, VOL.
30, No. 4 641
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