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DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
NOMBRE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
APELLIDOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
CALLE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
POBLACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
PROVINCIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . C.P. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Número de Expediente
02525PE01A09
02525 Historia del Arte Español Mod. y Cont. Primera prueba 1
I. Prueba conceptual1
1
Pueden ser útiles los siguientes diccionarios de términos artı́sticos: Adeline, J.: Vocabu-
lario de términos de arte. Madrid, La Ilustración Española y Americana, 1881.- Bassegoda,
Buenaventura: Glosario de dos mil voces usuales en la técnica edificatoria con las respec-
tivas definición, etimologı́a, sinonimia y equivalencia en alemán, francés, inglés e italiano.
Barcelona, Gustavo Gili, 1972 (obra reeditada en Barcelona, Editorial Técnicos Asociados,
1976).- Ceballos Jiménez, Ignacio: Diccionario de términos artı́sticos, por ..., Laura González
Pujana y Sagrario Cantalejo. Madrid, Imp. Frama, 1978.- Fatás, Guillermo, y Borrás, Gonzalo:
Diccionario de términos de Arte y elementos de Arqueologı́a y Numismática. Zaragoza, Ana-
tole, 1973 (reeditado en Zaragoza, Editorial Guara, 1980).- Janneau,Guillaume: Dictionnaire
des termes d’art... (S.l.) Editions Garnier Fréres (1980).- Madariaga, Luis: Diccionario de
Arquitectura. Madrid, Ed. Tesoro, 1970 (Biblioteca Koel) y Diccionario de Pintura y Dibujo.
Madrid, Ed. Tesoro, 1971 (Biblioteca Koel).- Paniagua, J. R.: Vocabulario básico de Arquitec-
tura. Madrid, Ed. Cátedra, 1978.- Perouse de Montclós, Jean Marie: Principes d’analyse sci-
entifique: Architecture. Méthode et Vocabulaire. Paris, Imprimiere Nationale, 1972. Ministère
des Affaires Culturelles.- Ware, Dora, y Beatty: Diccionario manual ilustrado de Arquitectura.
Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1969 (reeditado en 1977).
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4. ¿Qué es el estı́pite?
5. De los capı́tulos I, Los orı́genes y el siglo XVI (págs. 15-32) y II, El siglo
XVII (págs. 33-58), del libro de Juan Antonio Gaya Nuño titulado Histo-
ria de la Crı́tica de Arte en España (Madrid, Ibero Europea de Ediciones,
1975). El comentario no deberá sobrepasar la extensión de tres hojas. Fı́jese
especialmente en los párrafos dedicados a la literatura arquitectónica y re-
flexiónese sobre la importancia y la influencia de los tratadistas españoles
en la práctica artı́stica del Barroco.
8. De los capı́tulos III (Las pasiones del alma), IV (La visión trascendente de
la realidad y la tradición alegórica) y V (El Espacio) (págs. 69-162) del
libro de John Rupert Martı́n, “Barroco” (Madrid, Xarait Ediciones, 1986).
Extensión máxima, dos hojas.
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Como obra básica se recomienda la consulta del libro de Juan José Martı́n
González titulado Escultura barroca en España 1600-1770. (Madrid, Cátedra,
1983). También del mismo autor: El artista en la sociedad española del siglo
XVII (Madrid, Cátedra, 1984); Escultura barroca castellana (Tomo I: Madrid,
Fundación Lázaro Galdeano, 1959. Tomo II: Valladolid, 1971); El escultor Gre-
gorio Fernández (Madrid, Ediciones del Ministerio de Cultura, 1980); El Museo
Nacional de Escultura de Valladolid (Madrid, Everest, 1989). De Marı́a Elena
Gómez Moreno: La escultura del siglo XVII (Madrid, 1963. “Ars Hispaniae”).
De R. Otero Túñez: El Barroco y el Rococó. La escultura. Tomo IV de la Historia
del Arte Hispánico
(Madrid, Ed. Alhambra, 1980).
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2. Juan de Mesa:
“Jesús del Gran Poder”.
1620. San Lorenzo, Sevilla.
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– Bonet Correa, Antonio: Iglesias madrileñas del siglo XVII. 2 a ed. Madrid,
C.S.I.C., Instituto “Diego Velázquez”, 1984.
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Fig. 30
Fig. 31
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Una de las polémicas más interesantes del barroco español es el debate man-
tenido entre arquitectos y pintores–arquitectos en la configuración de un nuevo
lenguaje arquitectónico. Las consecuencias de ese debate han influido notable-
mente, hasta tiempos recientes, en los propios estudios de historia de la arquitec-
tura de los siglos XVII y XVIII. Las obras y supuestos teóricos defendidos por
artistas como Alonso Cano, Velázquez, Herrera Barnuevo, Herrera el mozo, etc.
tuvieron unos crı́ticos permanentes en arquitectos de profesión como J. Gómez
de Mora o Fray Lorenzo de San Nicolás, entre otros.
Como textos–guı́a para iniciar el comentario se reproducen dos, uno del his-
toriador ilustrado E. Llaguno, que tanta influencia tendrá en la posterior valo-
ración de este fenómeno hasta tiempos recientes, y otro de D. Mantuano, pintor–
arquitecto que participó en un concurso para restaurar el Monasterio del El Esco-
rial después del incendio de 1671, compitiendo con otros proyectos de arquitectos
como Gaspar de la Peña; José del Olmo; Fray Lorenzo de San Nicolás; Bartolomé
Zumbigo o el Hermano Bautista.
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De una vez para siempre quiero añadir que yo por mi parte fio muy poco de
la arquitectura de nuestros pintores de casi todo el siglo pasado (el XVII) y aun
estoy en la creencia de que se les debe atribuir en gran parte la corrupción a que
llegó entre nosotros. Se pondera a favor de los pintores la facilidad de hacerse
arquitectos con el ejemplo de algunos italianos, que han sido sublimes en ambas
cosas; llegando a asegurar que no ha habido buen arquitecto que antes o al mismo
tiempo no haya sido pintor o escultor, sin embargo de que no lo fueron Palladio;
Sacamozzi; Iñigo Jones; Juan de Herrera ni otros hombres eminentes”.
E. Llaguno, Noticia de los arquitectos y arquitectura de España. Madrid, 1929.
Vol. IV, págs. 39–40.
Aciertos
Errores
Omisiones
TOTAL TOTAL
UNIVERSIDAD NACIONAL
A DISTANCIA
DE EDUCACION
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POBLACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Número de Expediente
02525PE01A09
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1. Del captulo \El siglo XIX" (pags. 222-293), del libro Historia de la
pintura francesa, de Pierre Francastel (Madrid, Alianza Editorial, 1970).
2. Del libro de Francisco Jose Leon Tello y Virginia Sanz Sanz, titulado
\Estetica y teora de la Arquitectura en los tratados espa~noles del siglo
XVIII" (Madrid, C.S.I.C., 1994), se resumira de la pag. 587 a la 635
sobre la formacion del arquitecto (\Teora del arquitecto").
3. Del captulo Los textos y tratados de arquitectura en la Espa~na ilustrada
(pags. 55-91) del libro de Carlos Sambricio, La arquitectura espa~nola de
la Ilustracion, Madrid, 1986.
4. Del captulo Las vertientes neomedievales (pags. 195-278) del libro de
Javier Hernando, Arquitectura en Espa~na 1770-1900 (Ed. Catedra, Ma-
drid, 1989).
5. Del captulo VII, \El Neogotico" (pags. 316-358), del libro de Robin Mid-
dleton y David Watkin, Arquitectura moderna (Madrid, Aguilar, 1979).
6. Del captulo IV, La crtica a las primeras vanguardias y el rechazo de la
Historia como tradicion (pags. 187-228), del libro titulado El Siglo XX.
Entre la muerte del Arte y el Arte Moderno de Alfredo Aracil y Delfn
Rodrguez (Madrid, Istmo, 1982. Coleccion Fundamentos, 80).
7. De la segunda parte, Historicismo (pags. 57-129), del libro titulado Los
ideales de la arquitectura moderna; su evolucion (1750-1950) de Peter
Collins (Barcelona, Gustavo Gili, 1981 [4a ed.]).
8. De los epgrafes 2 (La persistencia del elemento clasico), 3 (La in
uencia
medieval en la practica arquitectonica) y 4 (En busca de la nueva ciudad
ortogonal) (pags. 314-335), de la colaboracion \Las artes plasticas en
Espa~na (1833-1868)" de Jose E. Garca Melero en el tomo XIV, titu-
lado La Espa~na liberal y romantica, de la Historia General de Espa~na y
America (Madrid, Rialp, 1983).
9. Del captulo 2 ( L'exemplum virtutis) del libro de Robert Rosemblum,
Transformaciones en el arte. Iconografa y estilo entre el Neoclasicismo
y el Romanticismo (Madrid, Taurus, 1986).
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10. Del Captulo titulado \Artistas espa~noles en Pars", pp. 515-534, del
libro \Pintura y escultura espa~nolas del siglo XX (1900-1939 y 1939{
1990) de Valeriano Bozal. Madrid, Espasa Calpe, 1992. Summa Artis,
v. XXXVI-XXXVII.
11. Del captulo 5, \El romanticismo y la historia", pp. 111-167, del libro
\El pensamiento romantico y el arte en Espa~na" de Javier Hernando
(Madrid, Catedra, 1995).
12. Del captulo titulado \Predicamentos del arte del siglo XX" (pags. 13-
60) del libro de Jesus Vi~nuales Gonzalez, \Criterios de valoracion del
arte actual" (Madrid, U.N.E.D., 1995. Aula Abierta A.A.85).
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Por entonces vuelven a parecer las bellas artes en Espa~na, desguradas e
imperfectas a la verdad, mas no por eso indignas de la especulacion de los
acionados. La arquitectura especialmente ofrece muchos monumentos dignos
de admiracion por su inmensa grandeza, por el lujo de sus adornos, y por la
delicadeza de su trabajo.
Los romanos haban hecho primero mas complicados los principios de este
Arte, a~nadiendo a los tres ordenes griegos el toscano y el compuesto, y des-
gurando despues todos los ordenes, con adornos extra~nos. Los griegos del
bajo imperio empezaron a alterar los principios y reglas de proporcion de la
arquitectura antigua; y los arabes y alemanes (p. 12) trabajando a imitacion
de estos griegos; pero sin ningun sistema cierto de proporcion, produjeron dos
especies de arquitectura, a la ultima de las cuales se dio impropiamente el
nombre de Gotica.
Ambas se ejercitaron en Espa~na con esplendor desde el siglo XIII, y aun
se ven algunas obras, donde se observa confundido el gusto de una y de otra.
Parece que esta arquitectura representa el caracter de los tiempo en que fue
cultivada. Grosera, solida y sencilla en los castillos y fortalezas; seria, rica y
cargada de adornos en los templos; ligera, magnca y delicada en los palacios,
retrataba en todas partes la marcialidad, la supersticion, y la galantera que
distinguio los nobles de los siglos caballerescos.
Pero sobre todo es admirable en los templos. <Que suntuosidad!, <que
delicadeza!, <que seriedad tan augusta no admiramos todava en las celebres
iglesias de Burgos, de Toledo, de Leon y Sevilla! Parece que el ingenio de
aquellos artistas apuraba todo su saber para idear una morada digna del Ser
Supremo. Al entrar en estos templos, el hombre se siente penetrado de una
profunda y silenciosa reverencia, que apoderandose de su espritu, le dispone
suavemente a la contemplacion de las verdades eternas.
Pero examinad las partes de estos inmensos edicios a la luz de los prin-
cipios del arte. <Que multitud tan prodigiosa de delgadas columnas, reunidas
entre s para formar los apoyos de las altas bovedas!, <que profusion, que lujo en
los adornos! (p. 13), <que menudencia, que numiedad en el trabajo!, <que labe-
rinto tan intricado de capiteles, torrecillas, piramides, templetes, derramados
sin orden y sin necesidad por todas las partes del templo!, <que desproporcion
tan visible entre su anchura, y su elevacion!, <entre las partes sostenidas, y las
que sostienen!, <entre lo principal, y lo accesorio!
Lo mismo se puede decir de la pintura y escultura contemporaneos. Alguna
vez hallamos en las obras de aquel tiempo ciertos rasgos de ingenio, que nos
sorprenden: nobleza en los semblantes, expresion en las actitudes, gentilezas en
las formas; grandiosidad en los pliegues; sin que por eso el todo de las guras
ofrezca a nuestros ojos la idea del gusto y la armona, que solo puede resultar
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adornados; pero desde el siglo XIII en adelante se fueron haciendo edicios
de mucha capacidad y adorno, como vemos en tantas Catedrales, casas de
Cabildo, y Abadas de dentro, y de fuera de Espa~na" (: : : ).
(: : : ) \Los restauradores de las Artes desecharon aquella manera de edicar,
la calicaron de barbara, como extraviada del buen gusto de la Antiguedad,
y la abolieron enteramente. A los restauradores han seguido las Academias
Reales de las Artes en las Naciones donde se han abierto. Para conservar
y seguir el gusto de los antiguos Griegos y Romanos se ha trabajado sobre
Vitrubio por los Literatos y Artistas en muchas partes. Vitrubio es el unico
libro que nos ha quedado de la Arquitectura de los antiguos, y debe tenerse
como el interprete de lo que se ve executado realmente en las ruinas de la
Antiguedad. A estudiar y contemplar estos preciosos despojos del tiempo es
a lo que se envan jovenes Arquitectos a Italia, Espa~noles, Franceses, Ingleses,
Alemanes. En el da tenemos una bella edicion de Vitrubio en nuestra lengua
Castellana hecha con la proteccion de S. M. trabajada por espacio de muchos
a~nos, y adornada de continuas notas de mucha erudicion por Don Joseph
Francisco Ortiz, profesor de este noble Arte, a quien ha hecho este se~nalado
servicio, por el qual todos deben estarle muy agradecidos" (: : : ).
(: : : ) \La inclinacion a entrelazar, horadar, enredar, piramidar, y aguzar
los adornos es muy del gusto de los orientales. Los Romanos despreciaron
esas afeminaciones, no porque no supiesen hacerlas, sino porque aspiraban
a renar su gusto por buen camino, quiero decir, por las guras oportunas,
para hallar la elegancia. No solamente los adornos, sino la gura total de
los edicios deban ser agudas segun las ideas de algunas pueblos antiguos de
Oriente. El fundamento de estas ideas esta en las rocas, y en las puntas, o
cimas de las monta~nas, supuesto que la Arquitectura no tiene modelo expreso
en la Naturaleza a quien atenerse.
Bien notorias son las Piramides que hay en Egipto junto al Cairo, que es
la antigua Mens. Estos sepulcros de los faraones los vieron los Romanos,
los llamaban barbaros por causa de extra~neza. As Marcial dixo: Barbara
pyramidum sileat miracula Memphis. No pudiendo transportar semejantes
moles, se llevaron de Egipto los Obeliscos, y los pusieron en espectaculo al
pueblo Romano.
Muchas agujas de este estilo gotico arrojan unos ciertos botones fuera de
linea, y lo mismo algunas paredes llanas, y aun los arcos muy adornados, que
no es facil determinar lo que signican por no dar idea de vegetales conoci-
dos, ni de otros cuerpos, cuya vista nos sea familiar. De estos cuerpecillos
salientes dimano la voz crestera con que los Espa~noles por alusion a las cres-
tas signicaron en el siglo XVI esa especie de adorno quando hablaban de el"
(: : : ).
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culto de la Deidad, como el que se hace para alojar con decoro la Naturaleza
nuestra humana. Tambien le toca la decoracion, u ornato de el edicio, segun
el uso a que se destina, y debe prescribir su idea a los Escultores. Asimismo a
los que trabajan solamente en las lineas y pulimento de las supercies de los
cuerpos duros debe ordenarles las medidas. Igualmente es de su obligacion un
conocimiento decidido y nada dudoso de las materias, segun sus qualidades,
de que ha de constar el edicio. Tambien el calculo del coste de el. Pero en
lo que menos se piensa comunmente, y es el motivo de arruinarse las Artes,
es la obligacion de estudiar y profundizar en las causas del estilo en todas sus
especies. Al conocimiento supercial, o de mera practica de los orgenes y
causas del estilo es preciso que atribuyamos la razon de no agradarnos muchos
edicios que vemos, aunque reconozcamos el mucho coste que han tenido, y
celebremos sus materiales y tama~no, u mole. La crtica da con la misma
direccion sus punzadas contra los edicios y obras de otras Artes que contra
los libros, u obras de ingenio y expresion verbal. Por convenir el estilo literario
y el artista en unos mismos principios generales, se calican de una misma
manera. Una obra da tan pronto a conocer como una pluma las virtudes, o los
vicios que la caracterizan: como la simplicidad, o su contraria la afectacion; la
precision, o la supercialidad; la franqueza, o la mezquindad; la exactitud, o
el desarreglo; la claridad, o el embrollo; la gentileza, o la pesadez; la certeza,
o el amaneramiento; el decoro, o el destartalo; el nervio, o la languidez; el
juicio, o los disparates; la belleza, o la fealdad; la elegancia, o la sordidez;
la sublimidad, o la baxeza; la gracia, o la desgracia; el fuego, o el hielo; la
oportunidad, o la impertinencia; el metodo, o el desorden, & c. Y en nada de
esto tiene voto el Alba~nil.
Un cierto ayre de magestad acompa~na a muchas Iglesias del estilo gotico.
Esta qualidad es la que creo que mantiene acionados a muchos a este estilo,
no solo en Alemania, sino en Francia y en Espa~na; pero esta magestad triste
y adormecida, como la del cipres en el jardn, depende de un defecto, y no
de alguna qualidad excelente. Ya han observado los Franceses que las obras
godas en Francia son mas altas de techos de lo que deban ser; pues en esa
proceridad y altura consiste ese ayre de magestad melancolica, que a muchos
agrada. Todos los cuerpos altos son lo mismo en quanto a ese efecto, como es
facil observar en las altas rocas, en los arboles muy crecidos, y en los cuerpos
altos de la especie humana. Si se rebaxan un poco las bovedas, desaparecera
esa magestad, sin mutacion alguna en el estilo.
La osada y animosidad de los Arquitectos Goticos causa admiracion en
considerando algunas de sus obras de primor, o principales. La duracion misma
de ellas, siendo al parecer tan arriesgadas, muestra bien claro la conanza con
que trabajaban"(: : : ).
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el buen arte. 7. Por la imitacion del estilo gotico no hay mas razon que la
conformidad con una cosa mala. Y siendo esta razon unica y endeble, deben
prevalecer seis fuertes que hemos dado contra una
aca" (: : : ).
............................
............................
(: : : ) \He seguido, sin gua, una senda nueva y difcil, por largo tiempo
cubierta de tinieblas, donde las exigencias del clasicismo y el orgullo enciclo-
pedico dejaron como extraviada y perdida la verdad historica, cuando con
sobrada conanza presuman haberla descubierto asegurando su triunfo. Por
desgracia, concedase mas en el siglo XVIII a las vanas teoras, que a los hechos
materiales, y mas al escepticismo intolerante de la epoca, que a las tradiciones
y venerables recuerdos de nuestros padres" (: : : ).
(: : : ) \No se hizo as en el siglo XVIII, y los nombres gratuitamente con-
cedidos a los estilos arquitectonicos, fueron tan varios e inconducentes, como
eran vagas e indeterminadas las propiedades y caracteres a que se referan.
Suponiendo Llaguno Amirola que la manera de construir de los Godos, con-
tinuada por los Reyes de Asturias y Leon, se conservo hasta el siglo XI, al
apoyarse en las ideas de su tiempo para jar el origen de la arquitectura ojival
en el Imperio de Carlo Magno, supone que tres siglos haba adquirido ya, all
donde naciera, todas las buenas cualidades que la caracterizan, y la designa
con el nombre general de gotico-germanica, advirtiendo que posteriormente
se la llamo tambien mazonera, crestera, obra nueva y gotico-moderna, para
distinguirla de la greco-romana. No mas acertado, y con la misma confusion
de ideas, su comentador Cean Bermudez, quiso que se llamase arquitectura
ultramarina, en el concepto de que haba sido importada de la Palestina y de
la Siria, por los cruzados. As era como estos escritores, que con tan noble
empe~no se proponan ilustrar los anales de nuestra arquitectura, siguiendo las
opiniones equivocadas de su epoca, comprendan en un mismo perodo diversos
estilos arquitectonicos, y creyendolos uno solo, daban a todos ellos el mismo
nombre comun e inoportuno, que ni se avena con el objeto que designaba, no
con las cualidades que la historia del arte le concede.
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84.1. Es este (el templo catedralicio) uno de los de la plana mayor, que se veneran
en Europa. Su fabrica toda de piedra de sillera, tan diestramente ajustada en los
enlaces que la techumbre texen, que viendo abierta la ventana, que al Transparente
da luz, no hay quien no admire en la destreza del arte, haber podido deshacer tanto
maridaje sin ruina. Su proporcionada bella simetra se divide en cinco naves, que
forman tan espaciosas las columnas, que a no deshacer la confusion la proporcion
hermosa que guardan, pudiera servir de sagrado laberyntho. Son hasta numero de
cuarenta y ocho, haciendo la nave principal perfecta cruz, en cuya superior extre-
midad, se admira el altar mayor, tan magnco, como magestuoso, a quien sirve de
tapete y peana el coro, que en las de bru~nido nogal, labradas a delicada ligrana,
forma con las columnas de jaspe, que las divide, un vistoso maridaje (pags. 1 y 2).
84.2. Diestro artce destino su Eminencia (Cardenal Astorga) en su traviesa
inventiva, aunque obediente a las generales reglas [...] saliese la obra en todo tan
perfecta, que compitiendo en ella lo singular, lo proporcionado y lo precioso, se
alzase con el nombre de u nica. A esto que se ve logrado, concurrio con la destreza
de D. Narciso Thome, que fue el maestro de este bello Promontorio, la tierra de esta
nuestra pennsula de Espa~na [...].
El oro para los sobrepuestos de bronce, escudos, cornisas y medallones, que todos
estan dorados de molido, >a quien poda deberse, que a la neza de quien emprenda
su hermosura? [...].
El marmol blanco dio Genova, siendo este genero solo, el que pudo mendigar
Espa~na en tanto como se admira. Pusose, pues, por la obra la execucion del hermoso
Transparente, andole a la acertada conducta y discretsimo celo del Se~nor Don
Fernando Merino [...] (p. 7).
84.3. Planta el pedestal de esta hermosa machina sobre un pavimento de estrellas
blancas, que con las sombras de jaspe y marmol negro claro, equivocan al mas
advertido en la perspectiva que forman; ci~nendola dos faxas de marmol blanco de
Genova, la una que frisa con el zocalo del pedestal y la otra, que le divide de el de
la iglesia, guardando los dos los movimientos que el todo.
Sobre este agraciado pavimento se levantan dos pedestales rectos de seis pies de
altura que distan veinte y dos; en cada uno se advierten vistosos resaltos en que
plantan a cada lado de la columna traspilastras, moviendo del angulo de el que mira
adentro (que es obtuso) en lnea curva una cuarta parte de crculo con union concava
de ambos lados: al que mira a fuera, cuyo angulo es recto, se une un muro que goza
de una tercera parte de crculo y otro resalto sobre que planta una pilastra [...].
84.4. Sobre esta mesa plantan dos ni~nos de marmol, a quien adornan alas de
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bronce, recibiendo el peso y macizo de dos columnas que a diez pies de alto, sirven
de vistoso adorno a un nicho [...].
Gozase este nicho, concha de la singular Margarita (Mara) que a in
uencias del
Divino Soberano Sol cuajo el Alba de su oriente en el inmenso mar de la gracia [...].
Las columnas principales de este primer cuerpo son dos, que se elevan diez y
ocho pies, tan parecidas en el material de que se componen, adorno que las pule,
basas, capiteles y cimacios a las que forman el referido nicho [...]
Sobre este medio sienta el Trono del Transparente, para cuya formacion se des-
prendio, sin duda, todo el cielo, en cuatro semicrculos, que componen en el todo
oval gura, son tantos los angeles, las nubes, y las rafagas que a proporcion las
rompen, que forman el mas vivo dise~no de la gloria [...].
84.5. Sobre la cornisa, que naliza en este rompimiento y le sirve de imposta,
mueve un genero de arco, compuesto de tres lneas curvas, que se unen con rara
forma, uniendo y cerrando el rompimiento, en cuyo centro se mira un salon de
architectura dorica, puestas en tanto rigor las lneas oblicuas y perspectivas que a
la visual ngen notable distancia.
Nace el frontis del pa
on y corona de la cornisa, formando dos arrugones, que
imitan lo grutesco, unas como bolutas, en que sientan dos angeles a quien el bronce
dio alas para mantener un dorado targeton de siete pies de ancho y cinco de largo,
en que a medio relieve gravo la gubia el portentoso milagro, nunca bastante pon-
derado benecio, con que se goza esta primada iglesia ha de haber baxado a ella la
Emperatriz de los cielos, para vestir una sagrada Casulla a Capellan Ildefonso.
84.6. Termina toda la obra en tres estatuas de las tres Teologales Virtudes [...].
84.7. Concurrio a su adorno, el mismo sagrado celo que dispuso el de la antece-
dente casa y queriendo sobresalir por especial en algo, vistio todas las paredes de su
ambito de lienzos, en que los mas diestros pinceles de la Europa hicieron maniesto
del primor a que pudo llegar el arte de la pintura.
En unos se admiraba la alegra, que Jordan tuvo en sus gustosas ideas; en otros
la seriedad apacible de Miguel Angel; en otros los extra~nos hermosos coloridos de
que uso Dominico Grego, discpulo del nunca bastantemente celebrado Ticiano [...].
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44 Hay dos obras muy principales dentro de este Templo, y entre s tan diversas,
que la una es argumento claro del buen gusto de quien le mando hacer, y de los
famosos profesores que en ella trabajaron, y la otra no parece que se ideo sino
para afear perpetuamente este magnco edicio. As es el celebrado Transparente
colocado en el respaldo de la capilla mayor, el qual consiste en una maquina enorme
de marmoles, que harto mejor trado para ser un borron verdadero de esta Iglesia:
y de aqu adelante aun parecera mas feo con el nuevo altar de S. Ildefonso que tiene
enfrente.
45 Todo lo que all no es mas que una arquitectura desatinada, y barbara, en que
se ven mezclada algunas estatuas harto comunes, que acaso se hicieron en Carrera
mismo, en donde hay ciertos Escultores ocupados en rebajar, y desbastar las piedras,
que han de ser conducidas, segun las medidas que a este proposito les envan. Se
ocupan al mismo tiempo en hacer estatuas, jarrones, y otras cosas, con las quales
comercian, y se hace de sus infelices ocinas un gran surtido de jardines, y palacios
en todas partes de Europa. Los referidos Escultores abrazan igualmente estatuas de
gran costo, y empe~no, y quanto se les pide, saliendo regularmente sus obras como
de sugetos atentos u nicamente a la ganancia.
46 El mencionado promontorio, no se con que razon llamado Transparente, lo
dirigio, y executo un tal Narciso Tome, que como otros, sin verlo verdaderamente,
ha sido tenido en este siglo por hombre de gran merito en Toledo. Paso por Pintor,
Escultor, y Arquitecto; y hubiera pasado por Maestro de Capilla, segun la buena
crtica de su tiempo. No solamente hizo maniesta su miserable habilidad en la
quimerica arquitectura con que armo el Transparente, sino en una cupulilla, que
sobre el mismo pinto.
47 Lo mas particular de esta historia es, que se celebro el descubrimiento de la
expresada maquina con grandes estas, corrida de toros, etc. Yo no se si contribuira
a esta obra el Sr. Arzobispo, que entonces era de Toledo; pero sera disculpable el
Santo Prelado, si no acerto en una empresa de tanto empe~no, acaso porque no
tendra a la mano profesor de quien pudiese formar mejor concepto. As sera muy
util, que otros Se~nores en obras de esta clase no oyesen sino a quien tuviese buen
gusto, e inteligencia en las bellas Artes; porque es gran lastima gastar doscientos
mil ducados, como dicen en Toledo que costo el Transparente, sin ningun provecho,
y con gran descredito. Antes de acabar mi relacion del Transparente, sepa V. que lo
menos malo que all hay son las estatuas, que se traxeron de Italia; pero la nuestra
Se~nora del medio, que supongo sera del referido Tome, la qual esta sentada con el
Ni~no en los brazos, es gura sin gentileza, ni hermosura. A los lados de la misma hay
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 25
dos baxos relieves, de bronce, y baxo del uno esta escrito: Narcisus a Tome hujus S.
Ecclesiae Prim. Architec, mayor totum opus per se ipsum marmore, jaspide, aere
fabrefac, delineav. sculp. simulque depinx.
48 Basta lo dicho de la obra del Transparente para que todos sepan lo que es,
y esto sera muy facil a cualquier sugeto de alguna discrecion, si lo compara con la
hermosa capilla de nuestra Se~nora del Sagrario, de que voy a decir a V. alguna cosa.
PARRAFO 7.
El Trasparente
Esta obra de Narciso Tome, celebre por lo mucho que en su tiempo la elogiaron,
y no menos famosa por lo muchsimo que despues se ha escrito vituperandola, es
acaso el unico ejemplar que ofrece esta Catedral del tan combatido churriguerismo,
que no fue otra cosa mas que la corrupcion del gusto en las artes, con especiali-
dad en la arquitectura, cuando habiendo tocado el apogeo de su perfeccion en el
siglo XVI comenzaron a declinar en el XVII y llegaron en principios del XVIII a
su mas lastimosa decadencia. Parece que ha tenido este monumento la estrella de
meter ruido desde que fue inaugurado, pues habiendose celebrado su aparicion con
grandes solemnidades religiosas y profanas, funciones de iglesia y procesiones de
extraordinaria magnicencia, iluminaciones, convites, fuegos articiales y hasta co-
rridas de toros, se escribio una obra exprofeso para perpetuar la memoria de tan
ponderado acontecimiento por un D. Francisco Javier de Casta~neda, y se ocuparon
despues lenguas y plumas en su elogio, pintandole y admirandole como una verda-
dera maravilla durante bastantes a~nos, hasta que apuntando de nuevo la aurora del
renacimento del buen gusto en la u ltima mitad del siglo inmediato, comenzaron las
censuras a sustituir a los elogios, pero tan exageradas y acerbas las unas como exce-
sivos y ciegos haban sido los otros; de maravilla y portento de las artes, se convirtio
casi repentinamente en feo borron y padron de ignominia de las mismas; la perla
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 26
estatuas del blanco de Genova, que a su tiempo se~nalaremos, los demas todos son de
canteras espa~nolas, como Cabra, Montesclaros, Urda, Estremoz, Granada, Tortosa,
San Pablo, Saelices, Torrubia, etc. Encontrabase todo preparado para emprender la
construccion cuando vino a la Silla Primada de Toledo, desde la mitra de Barcelona,
el Sr. D. Diego de Astorga y Cespedes, que apenas tomo posesion del Arzobispado
mando comenzar los trabajos, y as se verico bajo la inmediata inspeccion del
Dignidad de Maestre-escuelas, Obrero mayor de esta iglesia D. Fernando Merino
y Franco, teniendo su Eminencia el gusto de ver terminada la obra y de colocar
por su propia mano el Santsimo Sacramento en el nuevo sagrario (construdo donde
estaba el antiguo que forma parte integrante de este monumento, segun ya le dejamos
descrito, el da 9 de Junio de 1732, con grandes funciones y festejos).
Lo primero que se nota al llegar al sitio donde se erigio esta maquina, es un
pavimento especial, separado del embaldosado general de la iglesia por dos fajas de
marmol blanco que siguen los perles y recortes de este solado propio, compuesto de
estrellas de marmol blanco simetricamente embutidas en fondo negro, de la misma
clase de piedra. En medio de esta especie de alfombra se hace un gran rompimiento
para la sepultura del Prelado que costeo la obra, cuyo enterramiento esta cubierto
con una magnca plancha de cobre de amplias dimensiones, trabajada por Isidoro
Espinosa en 1735 segun la nota de letra menuda que se lee al pie de ella en su
angulo izquierdo: sobre esta lapida, hay en gruesos caracteres dorados la inscripcion
siguiente:
el tablero y costados son de preciosa taracea de jaspes riqusimos, y el ara del marmol
oriental que hemos dicho al hablar de la del altar mayor. El retablo, que en cuanto su
orden (o por decir su desorden) especial de arquitectura permite distinguir, consta de
dos cuerpos, y se levanta todo el sobre un zocalo de 6 pies de altura, de jaspes verdes
mezclados de blanco con la mas extravagante confusion, dejando empero algunos
claros o rompimientos en uno y otro lado de la mesa de altar para unos recuadros
de otro jaspe riqusimo y de moteado muy no que imita al agata. Tiene este zocalo
un pedestal que resalta a cada costado, de la misma altura que el, distantes entre
s 22 pies, cuyo hueco concavo como se ha dicho, ocupan la mesa de altar y los dos
recuadros laterales ya descritos, y a la parte esterior de estos pedestales se estiende
el mismo zocalo en una especie de faldon, como arrugado, de diferentes marmoles,
gurando estar forrado de la misma piedra blanca que se descubre a trozos en las
revueltas que va formando ese faldon que abraza toda la anchura del retablo en una
estension de 44 pies, siendo de 66 la altura total del monumento.
Fundase el primer cuerpo sobre este zocalo general de la manera mas caprichosa,
pues al paso que a plomo de los dos mencionados pedestales se levantan dos grandes
columnas de 18 pies de altas con su correspondiente grueso, y encima de los resaltos
que para este efecto tienen aquellos interior y esteriormente se alzan tambien otras
tantas pilastras arrimadas a las columnas, vemos que descansan sobre la misma mesa
de altar dos ni~nos o angelitos de marmol blanco con alas de bronce dorado para
sostener las columnas entre las que se forma el nicho u ornacina del centro, y que de
la cabeza de un serafn que haya a cada lado de la propia mesa nacen dos especies de
arbotantes del dicho marmol blanco que se estienden por ambos costados gurando
arrugones y aletas y confundiendolo todo. Las dos grandes columnas mencionadas,
son, como lo demas del retablo, de marmoles y bronces, teniendo de este metal las
basas y capiteles (que consisten en cabezas de seranes, que es lo que abunda por
todas partes) y lo que se descubre de sus netos, pero envuelto en nubes y roleos del
marmol blanco, de modo que solo se aparecen a trechos las columnas y sus pilastras
adherentes, pues sin duda el pensamiento del buen Narciso Tome fue ocultar la
mayor parte de esta mole entre nubes, para que mas bien se adivinase lo cubierto
por lo poco que se ve, que no ofrecer desde luego al espectador el retablo entero.
Los dos angeles ni~nos, que hemos dicho asientan sobre el altar, sustentan el peso
de dos columnas con basas y capiteles tambien caprichosos de bronce, y de lo mismo
son los cimarios y hasta las estras que dejan a veces descubiertas las nubes que
todo lo tapan: de una a otra columna corre una imposta de marmol blanco que
tiene por clave la cabeza de un serafn, sobre la cual hay un canecillo que recibe la
cornisa. Entre estas columnas, que tienen tambien sus pilastras y contrapilastras
del marmol moteado que imita al agata, se forma un nicho de los mismos jaspes con
jambas iguales, cerrado por dos semicrculos y en su hueco colocaron una estatua de
Nuestra Se~nora bastante mayor que el natural, con el Ni~no Dios en el brazo izquierdo
cogiendo con la mano derecha el velo o cendal que cubre su cabeza: esta sentada
sobre un trono de bronce, y la sostienen varios angeles y cabezas de seranes, todo
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 29
lo cual es de marmol blanco de Genova escogido, as como los bronces empleados
en el retablo estan dorados de molido. En los dos espacios que median a uno y
otro lado de este nicho hasta las columnas grandes que limitan la parte concava,
entre multitud de angeles y nubes que por all se estienden, hay dos huecos de gura
irregular, pero mas altos que anchos, ocupados por dos bajos relieves de bronce
que no carecen de merito si se les considera aisladamente y sin relacion al sitio que
ocupan. Representa el de la derecha del espectador (que es la izquierda del altar o
sea el lado de la Epstola) el encuentro de Abigail con David, cuando airado este
contra Naval, marido de aquella, se diriga con sus tropas hacia su casa para castigar
la ofensa que le haba hecho, y la prudente esposa le salio al camino con pan y vino
en abundancia para el ejercito y se le ofrecio arrodillandose y pidiendole el perdon
de su consorte. Al pie del medallon se lee una targeta del mismo metal, que dice
as:
Estan all de una parte David con trage de guerrero, y tras el grandes masas
de tropas agrupadas, y de la otra Abigail arrodillada rodeandola algunas criadas
que han sido portadoras de varios canastos de pan y jarrones de vino que se ven
esparcidos por el suelo: hacia el angulo inferior de la derecha, segun se mira, hay
grabada la inscripcion siguiente en letras menos gruesas.
Es decir:
Narciso Tome, Arquitecto mayor de esta Santa Iglesia Primada, delineo, esculpio
y a la vez pinto por s mismo toda esta obra compuesta y frabricada de marmol, jaspe
y bronce.
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 30
El relieve del otro lado representa al referido David recibiendo del sacerdote
Achimelec la espada de Goliat y el pan consagrado: a su pie hay otra targeta como
la del anterior, que dice:
De las columnas para afuera hasta concluir el ancho del retablo, hay otras dos
como solapas envueltas por los faldones y nubes que digimos al hablar del zocalo,
y en medio de esta confusion se abren dos ornacinas o nichos tan irregulares como
todo lo demas, y en ellas hay colocadas dos estatuas del marmol blanco de Genova y
bastante mayores del tama~no natural, que representan la del costado del Evangelio,
o sea la izquierda del espectador, a Santa Leocadia, y la del de la Epstola a Santa
Casilda, siendo el resto de dichas solapas de diversos marmoles y jaspes bizarramente
entremezclados con las nubes, arrugas y alentocillos. La cornisa de este primer
cuerpo sigue la misma caprichosa confusion, viniendo por el centro a descansar
sobre cabecitas de seranes, mucho mas abajo de lo que piden los capiteles de las
grandes columnas de donde arranca, y parece como si se cayera arruinada en pedazos
ocultos por los consabidos nubarrones, angelotes, etc.
Sobre las columnas grandes de los angulos y sus pilastras adjuntas asienta, por
cima del cornisamento, dos estatuas colosales de a 7 pies y medio de altas, que
guran a San Eugenio la del lado del Evangelio y San Ildefonso la de la Epstola,
ambos de Pontical con baculos de bronce, y ambas de marmol blanco de Genova;
con lo cual y otras varias cabezas de seranes, de las que nacen y se estienden por
los muros laterales espumas blancas, nubes y aletas arrolladas, termina este primer
cuerpo o division de la obra, quedando mucho mas alta por los costados donde estan
las columnas y estatuas de los Santos Arzobispos que por el centro en que baja casi
hasta tocar en la clave de la ornacina de la Vrgen que hemos visto encima de la
mesa del altar.
El segundo cuerpo arranca de la cornisa del primero siguiendo rigurosamente
los macizos as como los resaltos de este: principia por una especie de pedestal de
jaspe dorado, de 4 pies de alto, sobre el cual se dejan ya ver otras dos columnas
de 13 pies y medio, cuyo ornato es de marmol blanco, cabezas de seranes sus
capiteles, y de bronce toda la parte del neto que los nubarrones dejan descubierta,
estando perpendiculares a las de abajo; asimismo nacen de sobre las pilastras y
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 31
contrapilastras del primer cuerpo, otras del propio genero en este segundo, desde
cuyos resaltos en la parte esterior sale otra especia de solapa o muro de marmol que
imita al agata, el cual va a rodear el pilar de la fabrica de la nave que sirve de lmite
al retablo, y sube hasta por cima del capitel de la pilastra, que es como en las otras
una cabeza de serafn de la que arrancan y se estienden plumas, arrugones y demas
nubes esplicadas que van a rematar en otro serafn que recibe el vuelo de la cornisa
de este segundo cuerpo. Por supuesto que lo mismo es en un lado que en el otro; y
en medio de este confuso adorno se forma una targeta en cada costado que ostenta
en el uno el escudo de armas de los Merinos, y en el otro el de los Francos, ambos
de bronce dorado. Viniendo ahora a la parte interior o concava del retablo, arriman
a las contrapilastras otros adornos de marmol blanco, en los que se ven dos ni~nos
de la misma materia con alas de bronce abrazando los escudos dorados a molido de
Benedicto XIII que era Sumo Pontce cuando se haca la obra, en un lado, y del
Arzobispo Astorga y Cespedes que la costeaba, en el otro.
En el centro se hace un rompimiento de 14 pies de ancho y 13 de alto, bajando
hacia el todo el cornisamento segun reglas de perspectiva, y obedeciendo al mismo
tiempo el movimiento que tambien en el primer cuerpo vimos tena la cornisa hacia
abajo: alrededor de este centro hay una confusion inesplicable de seranes, rayos,
nubes y aletoncillos que cierran el hueco en forma circular,
anqueandole los cuatro
arcangeles de marmol de Genova y dimensiones del natural, San Miguel a la derecha
del crculo (izquierda del que mira), San Gabriel al otro lado, San Rafael arriba
volando con la cabeza hacia abajo y San Uriel en la parte inferior arrodillado con el
incensario, que es de bronce dorado como los demas atributos bien conocidos de los
otros tres. Este ovalo es el que da nombre de trasparente a todo el retablo, porque
esta abierto a la luz que de la gran ventana de enfrente (que luego describiremos)
entra a iluminar el camarn del Sagrario, y solo le cierran unos cristales por donde
se trasparenta su interior, pero delante de la vidriera se forma un sol de bronce que
estiende sus rafagas entre nubes, angeles y los mencionados arcangeles, de modo que
es un verdadero caos en que la vista se cansa y se confunde sin poder hacerse cargo
de lo que ve sino cuando ya se ha mirado muchas veces y esta habituada a penetrar
por ese laberinto de objetos api~nados en tan corto espacio.
Por encima de este sol, centro y punto cardinal de toda la maquina, se forma
una especie de salon dorico, construdo con tan buena perspectiva que a pesar de
que solo tiene 4 pies de fondo, parece de mucha mayor distancia por estar sus muros
y boveda perlados de marmol oscuro de Saelices, que favorece en gran manera para
gurar los lejos: las pilastras de esta pieza son de marmol blanco, y los entrepa~nos
del jaspeado que imita al agata, y lo mismo el cornisamente sobre el que se hace una
boveda por arista en perspectiva: en este salon se representa la u ltima cena en que
se ve a Cristo rodeado en la mesa de los doce Apostoles, todas guras mayores del
natural y del marmol blanco de Torrubia. El frontis del cornisamente de este cuerpo
segundo por encima del salon o cenaculo, nace de los costados formando unas volutas
de arrugones y grotescos, en los que asientan dos angelotes con alas de bronce, que
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 32
mantienen un gran targeton del propio metal, en que estan las armas de la Catedral,
esto es, la Descension de Nuestra Se~nora a poner la casulla a San Ildefonso, de medio
relieve, siendo las dimensiones del escudo 4 pies de ancho por 2 y medio de alto.
A los estremos de esta coronacion hay dos porciones de crculo aparentando como
un frontis roto, en cuya concavidad plantan dos angeles que reciben el vuelo de la
cornisa, que es circular y nace de unas cabezas de seranes; terminando toda la obra
en su mayor altura con las estatuas de las tres virtudes teologales, de marmol de
Genova y de 8 pies de altas, sentando en el centro de la Fe sobre una nube de jaspe
que sale de encima del escudo de armas de la Catedral, y a ambos lados sobre los
macizos de las columnas de los angulos, la Caridad y la Esperanza.
Para dar luz a esta obra, tuvo Narciso Tome el atrevimiento de taladrar la
boveda que la cubre y es precisamente el punto centrico del empuje de todas las
naves del templo que vienen a morir, digamoslo as, en esta clave de todo el edicio,
que ya sabemos forma semicrculo por esta parte. El exito, mas felz de lo que
poda esperarse de tan osada empresa, vino a convertir en alabanzas lo que haba
sido vituperio si hubiera acontecido la ruina que se tema por algunos inteligentes y
habiendo salido bien con su proyecto, la temeridad misma que hubo o pudo haber
en ponerlo por obra, fue un motivo de aplauso para el ingenio que (segun entonces
se deca) tuvo la grandeza de concebirlo y la habilidad de ejecutarlo.
Como el rompimiento de esta boveda para buscar luces al trasparente es una
cosa, tal vez la unica, que los profesores alaban en este sitio, y prescindiendo de los
errores arquitectonicos en que el mal gusto de aquella epoca hizo incurrir a Narciso
Tome, le consideran como maestros en arquitectura en vista de como calculo, convino
y ejecuto ese pensamiento arrogante, vamos a describirle con las mismas palabras
facultativas que usa el autor del libro que se publico entonces por Casta~neda y que
probablemente seran suministradas al escritor por el mismo Tome, pues aquel era
profano al arte. \Se rompio la boveda desde la clave de las aristas hasta el formero
que hace frente al nuevo altar, dejando intacto lo demas que baja a unirse con
su coronacion (la del altar se entiende). Planta mirando a Oriente; y en la parte
opuesta, sobre el salmer que tenan las dos aristas que se cortaron en los angulos,
mueve un arco de piedra berroque~na, suplemento de ellas, que sube obedeciendo la
gura circular de los dos arcos formeros de las otras bovedas que miran al Norte y
Medioda, abrazandolos, como a lo restante de la boveda, hasta hacer clave con las
aristas que quedaron salvas. El formero que haca frente, se corto desde el salmer del
nuevo arco, formando con el un anillo circular desnivelado en su asiento, causando
admiracion a los mas practicos que un arco de 20 pies de diametro sostenga el
gravsimo peso de la boveda, (teniendo su forma y asiento tan irregular, porque es
de lo mas difcil del arte, hacer rme un cuerpo fuera de los plomos que levanta
sobre el anillo), cuya forma es circular por el lado que mira a Oriente y por el
opuesto, se estiende 6 pies mas, sienta sobre el arco que hace el anillo, cargando sus
macizos sobre los arcos que hacen estribos, que nacen de la boveda de la tercera
nave, haciendo empuje a esta segunda, y forma en su planta sobre ellos angulos
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 33
rectos para el sitio en que rompe la ventana de 22 pies de alto por 14 de ancho, que
recibe las primeras luces del Oriente. La gura de esta ventana es de una jamba
en cada lado que naliza en curva, uniendose a un semicrculo, cuyos macizos y
salmeres reciben dos columnas, la una puesta en su plomo, y la otra desplomada,
a cuyo pie hay un grupo de angeles que parece trabajan y se afanan por ponerla a
plomo, riendose de su afan los que hay al pie de la otra nivelada que ya lograron
el objeto de su tarea: el cornisamente de esta ventana sigue sobre las columnas
por el mismo orden que el de toda la obra: Hay para mayor admiracion de los
inteligentes arquitectos (a~nade el libro que vamos extractando) al ver la valenta
de este rompimiento, en el arco que sostiene la boveda, todo revestido de nubes,
angeles y seranes, cuatro estatuas doradas, tama~no natural, en sus salmeres, que
representan los Profetas mayores que en targetones publican realizando el misterio
que predijeron (el de la sagrada Eucarista), entre ellos se ve un angel en actitud
de llevar el compas como un maestro de capilla a dos coros de los mismos que con
diversos instrumentos ocupan los angulos; y en la clave del anillo hay otro angel
volando que sostiene la lampara por medio de una cadena o barreta de hierro que
sale de sus manos, y de que pende aquella".
Restanos decir algo de las pinturas, puesto que nuestro Narciso Tome era un
estuche, como suele decirse, que por s mismo delineo, esculpio y tambien pinto este
monumento. Consisten en algunos frescos que representan pasages del antiguo y
nuevo Testamento alusivos al misterio de la sagrada Eucarista, como que toda la
obra esta dirigida a realzar el sagrario en donde se custodia el pan de los angeles.
En el espacio que se forma desde la clave del arco de la boveda de la nave tercera
hasta el rompimiento o principio del esplicado anillo por donde penetran las luces de
su gran ventana, dando frente al altar, esta representada la prision de Benjamn por
haberse hallado en su saco o costal robada (mandada poner all por su hermano Jose
para tener pretesto de quedarse con el en Egipto): se ven los costales con el trigo
que los hermanos de Jose le compraron sin conocerle, y los egipcios que de orden
de este registran los sacos en busca de la copa que suponen robada por Benjamn
puesto que fue hallada en su costal. Alrededor hay una letra que esplica el pasage
con los testos siguientes:
Este es el pan que baja del Cielo. (S. Juan, cap. 6.o v. 59)
(1) Desde este Prelado gozan los Arzobispos de Toledo el tratamiento de Excelencia solo por su dignidad,
explicaci
on algo detallada de ese monumento que tanto han ponderado unos y censurado otros, sin que
ninguno de estos u
ltimos se haya tomado el traba jo de rese~
narle.
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 35
Comentario introductorio
A nales del a~no 1777 el rey Carlos III decreto dos reales ordenes, que
impresas en forma de cartas circulares, fueron enviadas al Consejo de Castilla,
y a los Obispos y demas autoridades eclesiasticas. Se peda en ellas que en
adelante no se hicieran obras publicas de cierta consideracion, sin que antes se
enviaran los proyectos a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
para su censura. As se realizo la ya casi vieja aspiracion borbonica de cen-
tralizacion de la practica artstica en la Academia, que desplazo poco a poco
al Consejo de Castilla y a los Gremios como organismos poltico y profesio-
nal intermediarios en la formacion de los artistas y en la realizacion de esa
practica.
Estas disposiciones estuvieron precedidas por una serie de representaciones
en 1768 de los academicos al rey, aqu publicadas, en las que se peda ese
control. Se criticaba la degradacion del arte espa~nol en los ultimos a~nos por
la practica barroca. Se deseaba imponer un nuevo clasicismo, el lenguaje
academico, que depurara las formas, desornamentandolas, y que incorporaba
a Espa~na a las tendencias artsticas internacionales entonces mas novedosas.
Las reales cartas circulares de 1777 fueron el origen de la creacion en 1786
de la Junta de Comision de Arquitectura en la Academia. La gran cantidad
de proyectos llegados a este centro de las Bellas Artes propicio su fundacion en
tiempos de la secretara de Antonio Ponz, quiza el inspirador de estas medidas.
Constituda casi exclusivamente por arquitectos su mision era la centralizacion
en este organismo de los proyectos arquitectonicos de obras publicas para su
censura, aprobandolos, corrigiendolos o reprobandolos por completo. Esta
junta, creada por Carlos III, tuvo una gran importancia durante el reinado de
Carlos IV, pues no se poda hacer ninguna obra publica de consideracion, sin
que antes se aprobaran sus dise~nos.
Pero dicho control nunca logro ser totalmente efectivo, aunque la labor de
la Junta de Comision de Arquitectura de la Academia fue siempre muy con-
siderable. Se realizaban muchos edicios importantes sin que sus proyectos
llegaran antes a la Academia para su censura. Todo ello propicio las denun-
cias de los arquitectos academicos de las provincias contra los maestros de
obras, alba~niles y canteros, que, titulandose arquitectos, no haban sido exa-
minados en ese centro, y ejercan ilegalmente la profesion, realizando labores
constructivas al margen de la Academia.
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 36
DOCUMENTOS
1777, 10 agosto
Representacion al Rey de los consiliarios de la Academia de San Fernando.
En las actas de la junta particular, la directiva y constituida por los con-
siliarios, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando del da 10 de
agosto de 1777, rmadas por el \literato" Antonio Ponz como secretario de
este centro, se indica:
\Despues le dos representaciones, una dirigida a S. M. y la otra al Sor.
Protector; la primera para evitar en cuanto sea posible los abusos, que se
cometen por todas partes de la Monarqua en materia de Arquitectura, y la
otra para dar cuenta de una Academia establecida en Sevilla, sin noticia de la
de San Fernando, y contra sus estatutos". (A.A.S.F.: 3/123, fol. 77 y ss.):
Academia de San Fernando.
Junta particular de 10 de Agosto de 1777.
Conde de Abrantes. Conde de Fernan Nun~ez. Marques de la Florida.
Conde de Montalvo. D. Manuel Dilitala. D. Antonio Ponz, Secretario.
Se~nor:
La Real Academia de San Fernando, cada da mas desvelada en discutir
medios para que las Bellas Artes lleguen al grado de reputacion, correspon-
diente al impulso que la beneca mano de V. M. les esta dando, ha parado
siempre, y con particularidad su consideracion en la Arquitectura a la cual
vuelve ahora los ojos, como que es ella la que da las primeras ideas de la cul-
tura, o rusticidad de las Naciones, las caracteriza de lo uno, o de lo otro por
muchos siglos, a proporcion de lo que duran sus producciones.
Aunque el nuestro de (f. 2, rev.) jara la mejor memoria a los venideros por
lo que respecta a las grandes empresas de V. M. en las obras publicas, es tal el
numero de fabricas disparatadas que se han hecho en todas las Provincias de
la monarqua y aun se hacen, que parece imposible dejen de ofuscar aquellas
la multitud de estas; como si cada cual tuviese derecho de llevar adelante sus
antojos con desdoro del publico, de la Religion, de la edad presente y de S. M.
mismo; todo por pura ignorancia. Se hace una ofensa a S. M. con afearle sus
Ciudades y Reyno, a la religion, en llenar los Templos de objetos indecorosos
y ridculos, a la edad presente en imprimirle tantas y tan (f. 2 anv.) torpes
se~nales que la desacrediten, y al publico en poner delante de su vista un sin
n de cosas, que en lugar de inducirle a conocer y estimar lo bueno, le dejan
con su ceguedad, y en la radicada costumbre de apreciar lo malo, sin contar
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 37
ahora los inmensos caudales que por todo el Reino se consumen en mantener
este aprobio de la Nacion.
La Academia se ha valido de varios medios para atajar tan gran desorden,
pero desenga~nada de que nada ha bastado, propone a V. M. el u nico, y al
parecer mas ecaz que al presente le ocurre, cuya ejecucion no puede encontrar
ninguna dicultad, resistencia, ni disgusto en las Personas(f. 2, rev.) a quien
se haya de proponer, antes bien sera tenido por uno de los mas dignos de la
Religion y piedad de V. M. de su amor a los vasallos, y de su incomparable
celo por la instruccion y adelantamiento de los mismos.
Todas las obras de consideracion, a excepcion de las que V. M. ordena, las
mandan ejecutar los Reverendos Obispos, los Cabildos Eclesiasticos, las Co-
munidades religiosas, los Ayuntamientos de ciudades, los Capitanes generales,
Audiencias, Intendencias, corregidores, &c..
Las que mandan hacer los Prelados, y Comunidades Eclesiasticas, se ree-
ren por lo comun a objetos de piedad, cuales son fabricas de Templos, altares
y todo genero de ornato y utensilios de los mismos (fol. 3, anv.) Templos.
Solo porque estos son las casas de Dios, se deba poner el mayor cuidado
de que cuando hay en ese recinto fuese conforme en lo que es capaz el enten-
dimiento humano a la Dignidad del Se~nor que all se adora, fuente de toda
sabidura, de todo buen orden, grandeza, y armona.
Son tambien los templos los edicios mas se~nalados de Ciudades y Pue-
blos, donde se supone hallar lo mas digno y apreciable de las mismas, y todo
caminante que por ellas transita, lo primero que desea, y le ocurre es ver la
Catedral, o las Iglesias de mas consideracion que en aquella Ciudad, Pueblo o
Comarca se encuentran.
Si la Academia hubiese (f. 3 rev.) de referir a V. M. los despropositos, e
indignos ornatos con que las Catedrales mismas y las iglesias mas conspicuas
de Espa~na se han afeado de mas de un siglo a esta parte, creciendo siempre el
delirio hasta nuestro tiempos: la multitud de fabricas sagradas que con indeci-
bles gastos se han ejecutado desde sus fundamentos en toda la Monarqua, sin
regla ni concierto por personas enteramente negadas a lo que es Arquitectura;
si fuera posible saber los millones de pesos, que en los mas feos y horribles en-
tusiasmos se han consumado, y aun se consumen, no podra menos de faltarle
a V. M. el sufrimiento.
Apenas hay Iglesia (f. 4 anv.) incluyendo en primer lugar las de Madrid,
que en todo, o en gran parte, no este llena de semejantes borrones, y si su
Arquitectura logro hacerse en mejor edad con arreglo, y arte, se halla hoy tan
desconocida y cargada de despropositos, que solamente los ojos de un vulgo
acostumbrado a ello pueden sufrirlos. V. Majestad mismo los habra notado,
pues no pueden haberse ocultado a su vista muchos de ellos. La Academia
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 38
los esta viendo ejecutar contnuamente sin poder atajarlos, porque los que
ordenan, y ejecutan estas cosas, se creen en pleno derecho de gastar su dinero,
o ejercitar su ocio en cuanto les da la gana, como si lo tuvieran para (f. 4
rev.) desacreditar al publico, y profanar en cierto modo la religiosidad y decoro
de los templos, y aunque como se ha dicho, todo debe atribuirse a una crasa
ignorancia, esta es la que la Academia desea combatir, y destruir mediante los
auxilios que espera de V. M.
Hasta la edad del se~nor Emperador Carlos V no cedio Espa~na en la mag-
niciencia de sus templos, y demas edicios publicos, a cuanto se haca en los
otros Reinos de Europa, as en la regularidad de aquella Arquitectura llamada
Gotica, generalmente recibida, y admirada, como en los ornatos con que la
enriquecan, dan testimonio de ello todas las Catedrales, se~naladamente (f. 5
anv.) las de Toledo, Burgos y Leon que en aquella lnea se consideraron mara-
villosas, y algunos Monasterios antiguos. Despues las Catedrales de Palencia,
Segovia, Jaen, Salamanca y otras.
Reestablecido que fue en Italia el mejor, mas notable, y mas grandioso
modo de edicar, que usaron los Griegos, y Romanos, fue Espa~na de las pri-
meras que adoptandolo ostento su grandeza, y no gusto en la construccion
del Escorial, del Alcazar y del Hospital de San Juan Bautista en Toledo, del
Palacio de Aranjuez, y del que se quemo en Madrid, de la Catedral de Valla-
dolid, de las Iglesias del Carmen, San Jeronimo, y otras en la misma Ciudad,
(f. 5 rev.) de la Catedral, Alcazar y Chancillera de Granada, de la Lonja de
Sevilla, y de otros muchos edicios.
Duro despues la buena escuela entre los Discpulos que dejaron aquellos
grandes Profesores por espacio de algunos a~nos, e hicieron gran numero de
obras, entre las cuales fueron muy notables muchas Iglesias de Toledo, Va-
lladolid, Alcala, y otras partes. En Madrid, la que hoy es casa de los Reales
Consejos, los conventos de San Felipe el Real, la Trinidad, la Encarnacion, San
Isidro, y algunas mas.
Toda esta regularidad, que generalmente se observo en Espa~na, dio n en
el reinado (f. 6 anv.) del Sor. Felipe IV y se puede asegurar que en la obra
ejecutada entonces de la Carcel de Corte, y alguna otra, espiro la idea de la
Arquitectura. Desde aquel tiempo, no se ha de decir fue decayendo, sino que
casi repentinamente desaparecio, y como si todos hubieran perdido la razon,
se entregaron a ideas freneticas, e increibles desatinos, que parece imposible
pudiesen ocurrir a entendimiento humano, si no las estuviesemos viendo: se
fueron llenando los Templos de monstruosos adornos y altares, y para decirlo
mejor de Pinares sin numero, que en esto se consumieron con gran detrimento
de la Nacion, desperdiciando asimismo montes (f. 6 rev.) de oro en dorarlos,
con que se hizo mas visible su extravagancia y fealdad.
02525 Historia del Arte Espa~nol Mod. y Cont. Segunda prueba 39
rev.)bre que queda para la edad futura de los que dirijen o costean fealdades,
cargando las iglesias y altares de monstruosos follajes, tallas y otros caprichos
quimericos.
Que enardecido V. Majestad de un justo celo por el decoro de la Religion,
y porque se le preste al se~nor el exterior culto con decencia y dignidad debida,
exorte V. M. a los Reverendos obispos, Cabildos, y Prelados Regulares &c.
que pues mantiene V. M. en esta Corte la Real Academia de San Fernando
para que por medio de sus desvelos lleguen al estado de perfeccion en Espa~na
las Bellas Artes, y entre ellas la Arquitectura como tan importante y necesaria;
y que siendo difcil (f. 12 anv.) que los sujetos que ordenan y costean en las
Provincias obras relativas a la misma (bien que instrudos en las materias mas
esenciales a sus destinos), puedan tener todas las luces necesarias para acertar
en sus buenas intenciones, procuren remitir por medio de sus Apoderados los
dibujos de planes, alzados y cortes de fabricas, capillas, altares, &c. a la
misma Academia, la cual graciosamente y sin interes alguno, los examinara, y
con el maior celo dira su sentir, sobre la exactitud, errores, o defectos de dichos
dibujos; si son dignos de llevarse a ejecucion, y no siendolo, de los medios, que
se podran practicar para que lo sean, dejando a cada uno la entera libertad de
ocupar a sus Arquitectos o Maestros (f., 12 rev.), y sin llevar otro n, que el que
las obras se hagan con regularidad, y razon; pues debe suponer V. Majestad
que todos quieren lo mejor, cuando se trata de gastar sus caudales, y que no
habra quien no agradezca mucho, mayormente entre personas tan dignas, el
que V. Majestad les indique el verdadero camino de acertar.
Por lo que respecta a los Magistrados, Audiencias y Ayuntamientos del
Reino, que ordenan, o costean las demas obras publicas, puede V. Majestad
mandarles, que se conformen con la expresada providencia para la cual hay
tantas razones, como el que no se afeen las Ciudades a tanta costa, en lugar
de ennoblecerlas, no (f. 13 anv.) se desacredite al publico con estos partos de
la ignorancia, ni se dejen mas reliquias de esta clase, que infaliblemente han
de desacreditar la edad que las produjo.
Los ocios mas serviles, y Artes mecanicas tienen sus veedores para que
las manufacturas se trabajen conforme a ley, y segun prescriben las reglas del
Arte. No se permite publicar libros, sin que conste al Consejo de V. M. ser
dignos del publico, y a un escritor que no supiese los principios de la materia
de que trata, se le negara dicha licencia.
Siendo pues estas cosas mas pasajeras, menos permanentes, y sin compara-
cion no tan costosas como las que (f. 13 rev.) produce la Arquitectura, parece
muy conforme a toda razon, poner el mayor cuidado en su acierto, y si puede
ser, en su profesion.
Por tanto juzga la Academia, que no se podra dar mejor prueba del celo,
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\Se convoco esta Junta para dar cuenta en ella de una resolucion de
S. M., y despues de haber ledo el acuerdo de la antecedente, ma-
nifeste una carta que me dirigio el Sor. Protector, cuyo contenido
es el que sigue:
\En vista de la representacion que la Academia de San Fernando
hizo con fecha 14 de Agosto acerca del desorden que se adverta en
los edicios publicos, y se~naladamente en la fabrica de las Iglesias
y retablos de ellas, me ha mandado S. M. pasar al Gobernador
del Consejo el papel del que incluyo copia, y dirigir a los Arzobis-
pos, Obispos, y demas Prelados del Reino, la Carta Circular que
acompa~na.
Cuide V. S. de dar cuenta de estas providencias dirigidas al fomento
de las Artes, en la primera Junta que celebre la Academia, y ruego
a Dios guarde a V. S. ms. as. como deseo.
el goza, y aumentandole cuatro mil reales por sueldo de Vicesecretario, y mil
para gastos de ocio quedando a cargo del Secretario de la Academia Don
Antonio Ponz, los demas asuntos relativos a ella, y sirviendo la Secretara en
sus ausencias y enfermedades el referido Vicesecretario. Lo participo a V.S.
para que la Academia lo ponga en ejecucion, pasando desde luego a dicho
Vicesecretario los expedientes que haya de la referida especie, y ejecutando lo
mismo con los demas que en adelante ocurra. Dios guarde a V. S. muchos
a~nos. El Pardo, a 22 de Marzo de 1786. El Conde de Floridablanca. Sor.
Marques de la Florida. La junta que oyo con toda atencion esta providencia la
obedecio inmediatamente y acordo que se formase la Junta de Comision, y que
se pasasen los expedientes que hubiese en mi poder, remitidos por el Consejo
para que en ella se vean y examinen".
Se aconseja la lectura del siguiente libro como bibliografa complementaria
para realizar este comentario:
~uales Gonza
Vin lez, Jesus: \La pintura de historia en Espa~na. Tipologa y
clasicacion". En Espacio, tiempo y forma, num. 2, 1988, pp. 239{258.
Madrid, U.N.E.D., 1988.
Garc
a Melero, Jose Enrique: \Pintura de historia y literatura artstica en
Espa~na". En Fragmentos, num. 6, 1985, pp. 50{71. Madrid, Ministerio
de Cultura, 1985.
{ volo, L.:
Bene Historia de la arquitectura moderna.
Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1987.
{ Flores, C.: Arquitectura espa~nola contemporanea.
Madrid, Ed. Aguilar, 1961.
{ Domenech, L.: Arquitectura espa~nola contemporanea.
Barcelona, Ed. Blume. 1968.
{ Bohigas, O.: Arquitectura espa~nola de la Segunda Republica.
Barcelona, Tusquets, 1970.
{ Sola-Morales, I. de: Eclecticismo y vanguardia.
Barcelona, Ed. Gustavo Gili. 1980.
{ Sambricio, C.: Cuando se quiso resucitar la arquitectura.
Murcia, Librera Yerba, 1983.
{ Sambricio, C.: \Arquitectura", en Historia del Arte Hispanico VI.
Madrid, Alhambra, 1980.
TEXTOS
hemos credo hacer clasico, unas veces copiadas y calcadas por las generaciones
que nos anteceden... nunca se nos haba dicho que el clasicismo, mas que como
un estilo, deba considerarse como un lmite, como la aspiracion a la perfeccion
de la obra; nadie nos dijo que no hay arquitectura clasica ni no clasica, que
no hay mas que arquitectura buena o arquitectura mala; que sin hacer mas
entablamentos y columnas podamos tambien aspirar a lo clasico, proyectando
con serenidad, sin virtuosismo (esa cosa tan peque~na a la que, a veces, se
da tanta importancia), pensando con medida y sobre las medidas, estudiando
y comparando las relaciones de unas con otras; la Euritmia, con sus ejes de
simetra principal y secundaria, las relaciones entre estos, la ponderacion de
macizos y huecos; que al ahorrar y huir de lo superior sera el camino unico
que nos poda conducir a la so~nada perfeccion clasica".
EVALUACION PRUEBA OBJETIVA PRUEBA DE ENSAYO
a a
a a
Aciertos
a a
a a
Errores
a a
a a
Omisiones
a a
a a
a a
a
TOTAL a a
a
TOTAL a a