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3CONTEMPORÁNEA I Profesora Ángeles Hijano UAM

TEMA 1. LA INDEPENDENCIA DE EEUU


El modelo de revolución americano está ligado a un proceso de independencia
de la metrópoli, en este caso Inglaterra. La autoridad de ese proceso está en las colonias
inglesas, de las cuales hay que hacer algunas precisiones, porque el territorio que será
los Estados Unidos se encuentra a finales del siglo XVIII ocupado muy diversamente.
En la segunda mitad de este siglo, la población blanca de origen francés e inglés ocupa
solamente una pequeña franja de la zona oriental, que está próxima a la costa atlántica,
mientras que la zona centro y el occidente del país es una zona que esta sin colonizar y
que está habitada por indios.
De esta manera se llega a la conclusión de que el territorio de los ingleses es
muy reducido, pues están rodeados de indios al oeste y al sur y por franceses al norte. A
mediados del siglo hubo un conflicto entre franceses e ingleses por un problema de
carácter fronterizo y se resolvió con la derrota de Francia, haciéndole retroceder en sus
fronteras. Ese conflicto supuso que las colonias inglesas actuaran por primera vez en su
historia de forma conjunta entre ellas, por que hasta ese momento y después del
conflicto, estuvieron bastante aisladas entre sí. Aunque tenían una relación muy fuerte
con el gobierno de Londres, y las únicas relaciones que tenían era comerciales. Rasgos
comunes de las colonias:
1. El 90 % de la población se dedica a la agricultura, siendo muy
escasa la participación en la industria.
2. El comercio se reduce al mantenido con la metrópoli, que impone
un pacto colonial a todas las colonias, consistente ese pacto en convertirlas en el
complemento de la economía metropolitana. Además hay que señalar que es un
pacto desigual porque en las colonias se compran los productos manufacturados
por la metrópoli, que está haciendo ya su revolución industrial y a cambio esa
metrópoli compra la materia prima a las colonias. La dependencia del comercio
es enorme porque solo puede hacerse con Inglaterra y con barcos ingleses.
3. En política todas las colonias tiene una relativa autonomía porque
tiene un delegado de la corona inglesa, el gobernador, que está ayudado por un
consejo que está designado también por la corona y por una asamblea que está
elegida por los colonos. Esa asamblea colabora con la promulgación de las leyes
que rigen en la colonia.
Hay por tanto una cierta participación política de las colonias inglesas, a
diferencia de lo que ocurría con las españolas. Esto quiere decir que el gobernador y el
consejo, dependen de Londres, mientras que la asamblea tiene una mayor autonomía
porque puede incluso limitar el poder de ese gobernador y de ese consejo. Hay tres
grupos de colonias distintas entre sí, en población, economía, clima, etc:
1. Colonias del sur. Son cinco colonias meridionales, donde
dominan las grandes plantaciones de cultivo extensivo con mano de obra negra.
Económicamente este grupo depende de Inglaterra porque no se puede
autoabastecer. La estructura social de esas colonias del sur se caracterizan por el
dominio de una oligarquía terrateniente, con grandes propietarios que están muy
vinculados a la aristocracia europea a la que imitan en sus mansiones, en la
tenencia de esclavos, etc.

2. Colonias del centro. Están en el centro de la franja oriental


del país y forma las colonias intermedias de Pensilvania y de Nueva Jersey, en
ellas la producción agrícola es más diversa, sobre todo en cereales y cuentan
además con una ganadería de relativa importancia. Su grado de autosuficiencia
es mayor porque casi no existe el monocultivo y tiene la propiedad más
repartida. La población de esas colonias del centro también es bastante
heterogénea, porque hay zonas como Pensilvana donde están los cuáqueros. Los
habitantes de esta zona intentan tener un comercio más desarrollado con otros
países que no sea Inglaterra, lo cual va a ser un motivo de conflicto desde el
principio.
3. Colonias del norte. En esta zona está Nueva Inglaterra, que
tiene una agricultura pobre, lo cual les obliga a dedicarse al comercio, a la pesca
o a la construcción naviera para paliar así su insuficiencia agrícola. En esta zona
a mediados del siglo XVIII empieza a surgir una industria de transformación que
les llevó a romper ese pacto colonial desigual, por lo que será una zona donde la
insurrección será más violenta. La población de esta zona es muy puritana
porque había huido de Inglaterra en la época de las persecuciones religiosas del
siglo XVII, por lo que tiene una ideología religioso-política caracterizada por la
intolerancia religiosa. Estas colonias son cerradas y rígidas en su actividad
social, no admiten disidentes en la comunidad y esa comunidad vigila a cada uno
de sus miembros. Frente a esa intolerancia moral siguen practicas pre-
democráticas porque la comunidad se reúne y colectivamente decide las medidas
a tomar en la vida de la población, se reúne en asambleas para elegir a su pastor.
Además defienden una exaltación del trabajo porque para ellos esto está basado
en sus concepciones calvinistas e incluso en el apoyo que tiene a la ideología de
la predestinación. Para ellos el éxito en los negocios es un ejemplo de la
benevolencia divina, por lo que crean una moral del trabajo que tiene un claro
contenido religioso.
Esas colonias mantienen pocos contactos entre sí, solo les unió la guerra contra
los franceses del Canadá, a los que vencieron gracias a la ayuda de la metrópoli. Esa
unión será el precedente de la que luego realicen para luchar contra la propia metrópoli.
En esas fechas, finales del XVIII y principios del XIX, los economistas y los
gobernantes ingleses, consideran que el pacto colonial tiene que ser aplicado
estrictamente si Inglaterra quiere salvar el déficit financiero que padece, originado en
buena medida por la ayuda que ha prestado a los colonos en la guerra contra el Canadá
en 1763. Esa decisión va a ser perjudicial para las colonias, sobre todo para las de la
zona norte que están dedicadas a un comercio, que más o menos de forma clandestina
sobrepasa el límite exclusivo metropolitano.
En cualquier caso, la corona inglesa quiere aumentar su presión sobre los
colonos e intenta entonces establecer nuevos impuestos como la ley del timbre, en
virtud de la cual se imponía a los colonos una tasa sobre todos los documentos jurídicos,
la ley del azúcar, etc. Todos los nuevos impuestos estaban destinados a trabar el
consumo de los productos de primera necesidad y conseguir así ingresos adicionales
para la metrópoli. Esa postura de la corona va a plantear un problema constitucional en
los modos ingleses, ya que ningún impuesto podía ponerse a los súbditos si estos no
habían intervenido en su discusión y votación. Las colonias no están representadas en
Londres, y en consecuencia los colonos consideran que los tributos son ilegales y se
niegan a pagarlos. A partir de ese momento se inicia una campaña de protesta de las
colonias fomentada por los medios burgueses del norte, por lo ricos plantadores del sur,
dirigida por una minoría de escritores y de publicistas que son seguidores de la filosofía
política de Locke y lectores de la enciclopedia francesa.
En 1773, la situación es de completo choque después del suceso del Tea
Party, de Boston, lo que ocurrió es que colonos disfrazados de indios tiraron al mar los
cargamentos de té del puerto de Boston y en ese momento el gobierno inglés proclamó
el estado de excepción y es entonces cuando se produce un doble y paralelo conflicto. El
primero sería un conflicto contra la metrópoli, y el segundo, un conflicto interno por la
afirmación política.
El conflicto contra la metrópoli: Da lugar a la formación de un ejército colonial,
va a estar dirigido por George Washington, con todas las colonias coordinadas entre sí.
Con ayuda francesa y en menor medida con la española, van a derrotar a las tropas
inglesas. Tras siete años de lucha, entre 1776 y 1783 se derrota a la metrópoli, aunque a
lo largo de esos años sólo hay una victoria de cierta importancia para las colonias que es
la batalla de Saratoga. En 1783 se firman la paz de Versalles en la que España recupera
Menorca, e Inglaterra se ve obligada a dar la independencia a las colonias
norteamericanas. Esa paz presenta dos aspectos distintos: por un lado significa un
retroceso en el camino seguido por Inglaterra desde mediados del siglo XVII para
hacerse con el dominio de los mares y con la hegemonía colonial, y por otro lado
supuso el triunfo de la ideología revolucionaria, lo cual va a ser importante porque las
potencias legitimistas reconocerían la legalidad de una insurrección y se contribuyó a
difundir los principios proclamados por los ciudadanos norteamericanos. Todo esto fue
un grave error, sobre todo para España, que va a conocer muy pronto el levantamiento
de sus colonias.
El conflicto interno por la afirmación política de las colonias: Al mismo de la
guerra se da un proceso de autodefinición política que parte del texto de la Declaración
de Independencia, que se elabora en 1776, redactada sobre todo por Jefferson y que fue
la primera formulación retórica de la doctrina liberal del uso del poder en los Estados
Unidos. En este texto, como puntos fundamentales se van a establecer dos cuestiones
importantes: 1) una serie de derechos previos de los ciudadanos, el derecho a la vida, a
la libertad y a la búsqueda de la felicidad, que están influidos por las ideas de Locke,
que el poder debe respetar y fortalecer, 2) el derecho de insurrección de un pueblo
cuando el poder haya alterado las libertades previas de los ciudadanos. La declaración
de independencia, entonces, va a ser el marco teórico a partir del cual se elabore un
texto constitucional, en el cual se definan las formas políticas que tomaran las colonias
después de la independencia y que no va a ser aprobado hasta 1787. Se produce tan
tarde esta aprobación porque había unos requisitos previos: 1) el texto tenía que ser
aprobado por todas las colonias, lo que significaba reconocer la autonomía de cada una
de ellas y que son lo que finalmente formaría Estados Unidos, 2) el texto necesitaba
crear un sistema de distribución y equilibrio de poderes que respondiera a las exigencias
del pensamiento político liberal y que impidiera la aparición del despotismo. El
cumplimiento de estos requisitos hará que la constitución cree un sistema muy complejo
que perdura hasta nuestros días sin haber modificado nada del texto original.
En cuanto a la organización del Estado, la constitución establece un doble
sistema de soberanía que son enteras y distintas, por un lado la soberanía del estado
federal y por otro lado la soberanía de cada uno de los distintos estados de
la unión. Habría que decir que el estado federal sería una especie de gobierno central
con autoridad superior sobre todos los estados miembros, y estos estados serían el
gobierno de cada colonia entonces, y luego de cada estado federal.
Esos dos estados son soberanos, pero con distintos ámbitos de actuación, el
estado federal se encarga de la política exterior, de la defensa y del comercio con el
extranjero y con cada uno de los estados de la unión; en el resto de los asuntos cada
estado de la unión es soberano, tiene autonomía y el gobierno federal no puede
intervenir en sus actos. La Constitución es la primera de tipo federal de la historia y
tendrá mucha influencia sobre el pensamiento federal europeo, e incluso también tendrá
influencia en España. Gracias a ese tipo de constitución se resolvía el primero de los
requisitos, es decir, el respeto a la autonomía de las colonias. Para solucionar el segundo
requisito, el de la distribución de poderes, se establece un sistema por el cual existen
tanto en el estado federal como en los estados de la unión, tres poderes diferentes e
independientes. En primer lugar el poder ejecutivo, en manos de un presidente de la
República o en mano del gobernador de cada estado, en segundo lugar, el poder
legislativo, que está en manos de las asambleas de representantes y finalmente
e poder judicial que está en manos de los tribunales de justicia de cada estado.
La culminación final de este poder judicial se encuentra en el Tribunal Supremo
Federal o en el Tribunal Supremo de cada uno de los estados de la unión.
Desde esta perspectiva, el presidente de la República es elegido indirectamente
por los ciudadanos porque cada estado elige una serie de compromisarios que son los
que a su vez eligen al presidente. En un primer momento la elección solo la hacen los
ciudadanos que dispongan de una renta que llegue a un límite estipulado, pero más
adelante se implantara el sufragio universal. El presidente nombra a sus consejeros que
dependen de él y disfrutan de una serie de atribuciones, pero no son un órgano
colectivo, no tiene poderes propios y solo son colaboradores del presidente
El poder legislativo esta formado por dos cámaras, el Senado o cámara alta y
por otro lado el Congreso o cámara baja. Por estar en un sistema federal el Congreso
es la representación proporcional al número de habitantes de cada estado de la unión,
mientras que el Senado tiene una representación igual para cada estado, dos senadores
por estado para evitar los posibles abusos que pudieran ejercer los estados más
poblados.
El Tribunal Supremo es la cúspide del poder judicial, esta formado por nueve
miembros, que lo son de forma vitalicia y es elegido por el presidente de la República,
en colaboración con el Senado. Su importancia reside en que es el garante de la
Constitución y puede impedir la puesta en práctica de una ley si la considera
anticonstitucional.
En esta época y con las leyes elaboradas, Estados Unidos implantó un régimen
presidencialista en el que no hay dependencia entre el ejecutivo y el legislativo
porque las cámaras pueden votar algo contra el presidente, pero no obligarle a
dimitir, como puede ocurrir en un régimen parlamentario. Esto es así salvo en el caso
de Impeachment, cuando el presidente puede ser apartado del cargo por haber
cometido un delito de alta traición o de perjurio. El poder ejecutivo tiene otra
dependencia del legislativo porque el presupuesto estatal tiene que ser aprobado
por las dos cámaras, y también se requiere esa doble aprobación en los tratados de paz
internacional, en las decisiones de guerra o de paz. Por su parte el de poder legislativo
tiene un cierta dependencia del ejecutivo, porque el presidente puede negarse a
aprobar una ley hecha por el legislativo y vetarla para una nueva revisión hasta en
dos ocasiones, si a la tercera se le remite al presidente la misma ley, este está obligado a
ponerla en marcha y va a entrar en vigor inmediatamente. Con este sistema se
mantiene un equilibrio con una independencia relativa de los dos poderes,
consiguiendo así que ninguno de los dos tenga un poder excesivo.
No se consigue la aprobación hasta 1787 en la Convención de Filadelfia
porque tenía que ser aprobada por todas las colonias, y esto era muy difícil. Todas
las dificultades se solventaron cuando al lado del texto constitucional se aprobaron
diez enmiendas que fueron presentadas casi todas por el estado de Carolina del
Norte. Era una serie de derechos básicos de los ciudadanos que no se había previsto en
la constitución y que era necesario que estuvieran en el texto constitucional, esas diez
primeras enmiendas se aprobaron en 1791 y entre 1798 y 1964 se aprobaron 14
enmiendas más.

TEMA 2. La Revolución Francesa


La Revolución Francesa va a ser el caso de un movimiento sociopolítico típico
de los conflictos que se producen en las últimas décadas del sXVIII en la zona
occidental de Europa. No es el único: en Ginebra también se habían producido
movimientos, así como in Inglaterra (1790, aunque no fue revolución). En los años
previos hay una situación de crisis que abarca casi todos los niveles de la vida social y
de la vida económica.
La crisis de la vida económica está muy bien estudiada por Labrousse. Esta
crisis está caracterizada por 1) un aumento general y sostenido de los precios, 2) un
aumento del paro, 3) cierre de manufacturas y, en definitiva, 4) un aumento de las
tensiones sociales que se están produciendo en Francia, por algo muy concreto: la
carestía de los alimentos básicos. Además de la crisis económica hay una crisis
financiera, que es en realidad una crisis de las finanzas reales de la monarquía. Está
derivada del sistema tributario, que era imperante y que era un sistema que eximía del
pago de impuestos a la nobleza y al clero, mientras que los estamentos más bajos (3er
estado) debían pagar múltiples impuestos, sobre todo de carácter indirecto. Además de
todo esto, la corona había complicado esta crisis financiera con la participación en la
guerra de independencia de EE.UU., que había generado numerosos gastos militares que
obligaban a elaborar planes reformistas en los que la figura de Turgot será importante y
decisiva.
Junto a esta crisis hay otra importante: la crisis de la estructura social. Está
caracterizada por las dificultades de los distintos estamentos sociales para mantener su
situación, ya que los estamentos del antiguo régimen no se adaptan a la nueva situación
económica y social que vivía el país. Con lo cual hay una sociedad disfuncional que
contaba con tres estamentos sociales: dos estamentos son privilegiados (nobleza y clero)
y un tercero no-privilegiado que englobaba al resto de la sociedad (tercer estado) (autor:
Siéyes, El Tercer Estado, donde el tercer estado es todo y los otros no sirven para nada,
pues no aportan nada a la sociedad ni al Estado).
El estamento nobiliario era la mínima parte de la población. Entre sus privilegios
estaba ser propietarios de la mayor parte de las tierras, así como estar exentos de pagar
impuestos. El clero, como estamento privilegiado, también estaba exento de pagar
impuestos, aunque pagaba una pequeña cantidad voluntaria a la corona. El tercer
estamento, por el contrario, representaba a la mayoría de la población (hablando en
números, suponía unos 24M de un total de 26,9M de habitantes). Dentro de este estado
se pueden hacer muchas otras divisiones en categorías sociales, como por ejemplo los
habitantes de campo y los de ciudad. Sin embargo, tenían una misma cosa en común: la
carencia de privilegios, es decir, la no posesión de tierras y el pago de impuestos.
Ambos grupos (privilegiados y no privilegiados) tenían una coincidencia entre
sí: habían elaborado unas reivindicaciones llamadas Cahiers de Doleance (Cuadernos de
Quejas). Cada estamento elaboraba los suyos propios. Los de los nobles se dirigían en
contra del pago de impuestos y pedían para ello la reunión del Parlamento. El
Parlamento ha de ser entendido como una reunión de representantes de las provincias
con el rey, no como una representación del pueblo. Esto es el principio para que se
convocaran los Estados Generales. Los Estados Generales eran un organismo que
podían restar poder al rey, explicado más adelante. Los cuadernos de quejas del tercer
estado pedían 1) el fin de los privilegios estamentales con los impuestos, 2) el acceso a
cargos superiores y 3) una política económica de carácter liberal que suponía la
desaparición de los gremios, instituciones anticuadas, y la desaparición de las trabas
para la libre contratación. Además, los campesinos pedían en sus cuadernos de quejas el
reparto de tierras y la intervención del estado para que los precios se mantuvieran bajos.
Además de estas crisis hay que hablar de la última crisis vivida en Francia: la
crisis política. Era en realidad una crisis de la monarquía absoluta y de las instituciones
de esta monarquía absoluta. El sistema político francés era la monarquía absoluta ligada
al despotismo ilustrado, que definía su legitimidad a partir de la doctrina del derecho
divino y, por consiguiente, el monarca solo se sentía o consideraba responsable ante
Dios y ante la historia. El rey no aceptaba ningún mecanismo de control sobre su
persona, ya que tenía un poder no compartido (monarca absoluto).
En esta situación se produce el comienzo de la Revolución. Se produce por 1) la
inadecuación del estado francés ante la situación en la que vive 2) la debilidad de la
monarquía 3) la difusión de principios intelectuales que están provocando también ese
deseo de difusión de la revolución 4) un desequilibrio político y social y 5) un ambiente
revolucionario y romántico que se produce en estas fechas. Todo ello va a ser lo que
realmente unido en su conjunto va a provocar la explosión de 1789. Parece además que
el movimiento revolucionario no tuvo una dirección determinada, ni siquiera
coordinada, aunque los especialistas se han decantado al menos en dos campos distintos.
Por un lado, los que defienden o atribuyen el estallido revolucionario a una
participación de las logias masónicas en la preparación de la revolución. Otros
consideran que la masonería, como otras tendencias ideológicas de la época, fue una de
tantas manifestaciones ideológicas que reunía una serie de elementos y que propagó
doctrinas que se plasmaron en la revolución de 1789, lo cual no significa que fuese la
causa de la Revolución.
Aunque puede haber muchas interpretaciones, parece evidente que todas las
crisis comentadas desembocaron en una situación de conflicto latente. A todo esto se le
une una época de malas cosechas. Esto hará que el conflicto se ponga de manifiesto en
lo que los franceses llamarán la pre-revolución o crisis revolucionaria, es decir, el
primer enfrentamiento visible entre los gobiernos de la monarquía y los estamentos
privilegiados por el problema de los tributos. Intentando solucionar ese problema se
recurre al programa que unos años antes había defendido sin éxito el financiero y
ministro de economía Turgot. Los nobles se oponían y el proyecto fracasó. Se va a
retomar el proyecto, que consistía en poner un impuesto del 2.5 al 5% las rentas de la
tierra, del que no se podía librar nadie. Su programa vuelve a fracasar de nuevo. El
proyecto es relanzado en 1786 por Calonne, otro ministro de finanzas de la corona, para
sacar adelante las deudas con las que la monarquía francesa está saturada. Fracasó de
nuevo. Lommenie de Brienne quiso también poner ese tributo pero no pudo tampoco.
Este último fracaso provocó un enfrentamiento directo entre el estamento nobiliario y la
monarquía absoluta (también participó el clero, pero con menor importancia).
En 1788 la nobleza lanza una campaña de agitación para conseguir la
convocatoria de los Estados Generales, que eran una forma tradicional de representación
política (institución tradicional) en Francia. Los Estados Generales no se habían
convocado desde 1614, cuando Luis XIV los canceló por su incompatibilidad con el
absolutismo. Los nobles querían conseguir apoyo para que se quitaran los impuestos.
La respuesta inicial de la corona fue una resistencia para convocarlos, pero se resolvió
cuando el rey intenta una jugada política que luego le va a salir mal. El rey en ese
momento, aconsejado por Necker, el nuevo ministro de finanzas decide convocar a los
Estados Generales para el 1 de mayo de 1789 para darle satisfacción a la petición que
se le está haciendo. El rey pensaba que convocando a los estados generales iba a
conseguir apoyo a su política. El problema fue que una vez convocados, hubo una
división de cómo iban a votar cada estamento. El rey pensó que, si se daban más
representantes al tercer estamento, con la excusa de que éste representaba a más
población, habría más gente que votara a su favor, puesto que su política les favorecía.
Sin embargo, la nobleza divide los Estados Generales en tres bloques (nobiliario,
clero y 3er estado), con un voto por cada uno. Eso haría indiferente el número de
representantes de cada estamento. Finalmente, no se consigue que la votación sea
individual, apoyado en parte por el 3er estado. Esto es porque los que participan
representando este bloque no son campesinos ni clases populares, sino banqueros,
comerciantes, propietarios, es decir, los altos burgueses.
En este contexto debemos tener claro quién hace la revolución. La
revolución se hizo por aquellos individuos considerados socialmente superiores: los
que sabían leer y escribir, aquellos que no tenían que trabajar, es decir, el clero y
la nobleza. La revolución no fue inicialmente para conseguir derechos para las
clases más bajas, sino para mantener y conseguir privilegios para las clases altas.
El 5 de mayo de 1789 se da la primera reunión de los Estados Generales, y
se considera la fecha de inicio de la Revolución. En este mismo año vemos desde
mayo hasta octubre un proceso revolucionario con tres focos fundamentales según el
historiador Vovelle. Debido a que la discusión sobre cuáles son esos focos y cómo se
produjo la revolución es muy compleja, nos centraremos en la teoría de este autor.
Según Vovelle hay tres revoluciones que coexisten entre sí. La primera será
la revolución de los diputados, la segunda la rebelión popular de parís y la tercera
será la revolución campesina. Son paralelas y coexisten entre sí.
1. La revolución de los diputados: se produce mayo a junio y está
provocada por los enfrentamientos entre los parlamentarios de los Estados
Generales y que se prolonga hasta la creación de lo que se conoce como la
Asamblea Nacional Constituyente. En este primer foco, el acontecimiento más
conocido es cuando, después de muchas discusiones y ante la incapacidad para
ponerse de acuerdo, los diputados deciden reunirse en el juego de pelota y no
separarse hasta que hayan dado a Francia una Constitución. En esta situación, el
9 de julio después de que el rey decretara la unión de los estamentos en una sola
asamblea (ANC) se considera haber culminado la revolución legal.
2. La rebelión popular de París (y otras ciudades): que culmina con
algo fundamental, la toma de la Bastilla. En este segundo foco de rebelión se ha
producido una agitación electoral muy importante que ha dado lugar a un clima
histérico entre la población donde se da crédito a cualquier rumor o problema,
como será la huida del rey de París. En esta época hay un grupo de agitadores
revolucionarios llamados meneurs que movilizan a la población para que asalte
la bastilla el día 14 de junio. Hay mucha leyenda sobre este acontecimiento. Se
dice que contenía mucho armamento o muchos presos políticos, pero la realidad
según algunos textos de la época es que apenas había armas y sólo había un
preso político. Sin embargo, no hay duda de que la Bastilla era el símbolo del
poder real, de la monarquía del Antiguo Régimen. Todo esto obliga a Luis XVI
a entrar en París para dar su confirmación al hecho revolucionario.
3. La revolución campesina: se extiende durante el verano de 1789 y
toma el nombre del Gran Terror o La Grande Peur. En este foco hay un gran
desconcierto entre la población porque se difunde a través de los meneurs que
hay un complot aristocrático, y los campesinos deciden armarse. El caos que
vive la sociedad acaba en un claro movimiento anti-señorial. Para ello requisan
las cosechas, queman casas y queman títulos de propiedad. Esto ponía en peligro
el sistema de propiedad, algo muy negativo para los revolucionarios, ya que no
pone en peligro solo la propiedad feudal, sino también el sistema de propiedad
(que afecta a la burguesía). El miedo de la burguesía de que la revolución
popular desborde el marco en que ellos querían mantener la revolución hace que
la Asamblea Nacional Constituyente dicte el 11 de agosto un decreto para acabar
con el régimen feudal y para que los nobles renuncien a sus derechos (por vía
legal).
La etapa de la Asamblea Nacional Constituyente va a generar casi todas las
medidas en las cuales se mueve más o menos la sociedad actual. Se produce una de
las medidas políticas más importantes: la Declaración de Derechos del Hombre y
del Ciudadano (26 agosto 1789). Sus contenidos son importantísimos, y recogen la
existencia de una serie de derechos naturales e inalienables anteriores a la sociedad o al
Estado, que no puede eliminarlos, sino respetarlos y regularlos para que se respeten
universalmente. Esos derechos serían la libertad, la igualdad, la propiedad, la seguridad,
y la resistencia a la opresión estatal. Todos estos derechos incluyen una serie de
limitaciones que podríamos considerar como las trampas que los revolucionarios
arguyen para que la Revolución no sea especialmente democrática y no permita
beneficios mas que a un grupo muy concreto y limitado de ciudadanos. De esta manera,
la libertad y la libertad de expresión reconocidas son la libertad jurídica. La igualdad es
sólo igualdad ante la ley (por ejemplo, no son iguales al votar), y el derecho a la
propiedad (el más resaltado) es el más llamativo porque se le considera un derecho
absoluto, inviolable y sagrado del que nadie puede ser privado mas que por necesidad
pública y previa indemnización. La declaración establece también una soberanía de la
nación que sustituye a la soberanía de origen divino (etapa absolutista), entendida como
la soberanía del cuerpo nacional en su conjunto. Eso no significa que en esta soberanía
puedan participar todos los miembros de la nación, sino que solo podrán tenerla los
representantes de la nación: los que disponen de unas capacidades o recursos que les
dan derecho a intervenir en la soberanía política. Esto significa algo muy concreto:
sufragio censitario, y no universal.
Tras unos años del comienzo de la Revolución, se desarrolla en 1791 la primera
constitución francesa. Es el primer texto europeo constitucional donde se precisan
cuáles son los cargos políticos previamente definidos en la Declaración de Derechos.
Esta constitución tiene un carácter liberal moderado, reflejado en muchos apartados de
su contenido, siendo los más importantes:
1. Introducción que consiste en una serie de afirmaciones cuyo
denominador común es el rechazo y la negación de las instituciones del Antiguo
Régimen. También vemos en ella el principio de igualdad ante la ley, tanto en
hombres como en territorios.
2. Principio de la Doctrinación
3. Principio de la División de Poderes: el legislativo le corresponde
a la Asamblea Nacional Constituyente, el ejecutivo al monarca y el judicial a los
jueces.
4. Se define quiénes tienen derecho a la participación. Para ello, se
divide a la población en activos y pasivos. Los activos son los que tienen
derechos civiles y derechos políticos, por lo que pueden participar de la política.
Los pasivos sólo tienen derechos civiles. Para ser activo hay que cumplir una
serie de requisitos como la edad y la demostración de capacidades intelectuales y
económicas.
Además de esta constitución se toman unas medidas económicas que defiendan
la propiedad libre, individual y absoluta. Desaparece el sistema gremial y se defiende el
principio de la libertad de contratación. Para ello elaboran la ley de Le Chapelier, que,
de forma contradictoria, decía que la coligación de obreros y patronos podía distorsionar
la libre contratación y el libre mercado. Una de las contradicciones de esta ley era que
prohibía las huelgas. Se establecieron, además, medidas para una economía
proteccionista, como aranceles altísimos, lo cual provocó grandes beneficios para la
economía francesa.
Otro texto importante de este periodo es la Constitución Civil del Clero, cuya
reacción primera fue la división de los clérigos franceses en el clero refractario, que
rechazaba el texto, y el clero juramentado, que lo apoyaba. Sin embargo, este texto no
obtiene ni una total aprobación ni una aplicación directa.
Dos años después, el intento de huida de París del rey Luis XVI supone un
cambio de etapa en la Revolución. Además, las potencias europeas, principalmente
Austria y Prusia, declaran la guerra a Francia por su estado revolucionario. Esto hace
que en 1792 se disuelva la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa y de paso a
unas elecciones. Sin embargo, estas son alteradas por la intervención popular, que asalta
el Palacio de las Tullerías el 10 de agosto del mismo año. Exigen la destitución del
monarca y que estas elecciones se hagan por sufragio universal, pues la intención es
establecer un régimen republicano. Tras estas elecciones comienza la Etapa de la
Convención.
Se establecerá un nuevo régimen republicano para Francia, dando lugar a lo que
conocemos como República Democrática, que durará de 1792 a 1795. Durante este
periodo habrá un clima general de absoluta tensión, producida por varias razones. La
más importante es la situación internacional. El ejército francés arrastra muchas derrotas
contra las potencias aliadas, lo que obliga al general Carnot a formar un nuevo ejército.
Conseguirá la primera victoria del ejército revolucionario en Valmy, deteniendo al
ejército prusiano y obligándole a retroceder a sus fronteras. La otra razón principal de
esa tensión es el clima de derrota interno del país. Las masas populares, plenamente
activas durante toda la revolución, dan lugar a la conocida Etapa del Terror,
caracterizada por las detenciones y matanzas de personas de origen nobiliario y clerical.
En principio no hubo intervención del poder, pero en algunos hechos conocidos, como
la primera masacre de París, estuvieron implicados altos cargos revolucionarios como
Danton.
Durante esta etapa veremos dos sectores de actividad política, que no partidos:
los girondinos y los jacobinos. La principal diferencia es que los girondinos son más
moderados y los jacobinos más radicales. Los jacobinos, también llamados sector de la
montaña, tienen el apoyo de un grupo social conocido como los sans-culotte, que
pertenecería a la parte más baja del tercer estado. El primer éxito de los jacobinos será
la condena y posterior ejecución del monarca Luis XVI, el 21 de enero de 1793. A partir
de junio de ese mismo año, los jacobinos accederán al poder político, y ponen en
marcha un programa destinado a completar las normas dictadas previamente por la
asamblea. Se dan muchas innovaciones, como por ejemplo el establecimiento de un
nuevo calendario, pero la más importante será la nueva constitución, conocida como la
Constitución del Año 1, es decir, de 1793. Se caracteriza por medidas mucho más
radicales, como:
1. Se decreta por fin la soberanía popular, y se recoge el derecho a la
participación de una manera mucho más congruente.
2. El régimen francés es una República Democrática con sufragio
universal masculino (aunque el sufragio será indirecto).
3. Se reforma la división de poderes: el poder ejecutivo estará en
manos de un Consejo Ejecutivo de 24 miembros elegido por el cuerpo
legislativo. Esto supone que nos encontramos ante un claro dominio del poder
legislativo sobre el poder ejecutivo. El poder judicial permanece en los jueces.
4. Se establecen por primera vez unos derechos sociales, como el
derecho a la educación o a la subsistencia. Se concreta que el poder político
tiene la obligación de facilitar la situación de los pobres dándoles trabajo o
subsidios.
Nos encontramos, pues, ante el texto constitucional más radical de finales del s.
XVIII-principios del s. XIX. Supondrá el polo de influencia para todo el pensamiento
democrático posterior. Los pensadores más democráticos y progresistas van a tomar esta
constitución como ejemplo. Sin embargo, su vigencia será decisiva a lo largo de todo el
siglo posterior, pero no obtuvo tanta importancia inmediata. Después de ser aprobada,
no pudo ser puesta en marcha, pues la situación internacional de guerra contra las
potencias provocará un cambio del sistema constitucional por un gobierno
revolucionario. En octubre de 1793 se crea un decreto que regula al nuevo gobierno y
que establece que el poder ejecutivo residirá en dos comités:
1. Comité de Salud Pública: comienzan siendo nueve miembros,
más adelante serán doce. Sus atribuciones son muy generales. En este comité
encontramos a los principales políticos del momento, los cuales se dividen en
dos sectores: un sector más moderado encargado de resolver los problemas
militares y económicos, donde destacamos a Carnot; y un sector plenamente
jacobino que actúa como dirección política y que está dirigido por Robespierre y
Saint-Jus6t.
2. Comité de Seguridad General: tiene como campo de trabajo la
policía política, el mantenimiento del orden y la revisión de actividades
contrarrevolucionarias dadas dentro de la propia Francia.
Son dos comités responsables ante la convención, a la que tienen que rendir
cuentas en un informe mensual sobre la actuación política. Para que esta política esté
presente en las distintas zonas y comarcas de Francia se envía a emisarios de cada
comité que actuaran de representantes. Esto provocará que adquieran un papel
importante los llamados clubs jacobinos de las distintas localidades francesas, que se
acaban convirtiendo en comités populares de vigilancia. En general, el gobierno de
excepción va a tener una actitud represiva que alcanzará niveles y cifras monstruosas.
Se calcula que en pocos meses desde octubre se llegó a apresar de 100.000 a 300.000
personas, de las cuales unas 35.000-40.000 fueron ejecutadas tras juicios sumarísimos
hechos de forma muy rápida y por tribunales populares. Esta actitud será el comienzo
del declive de la Revolución.
Derivados de esta situación surgen problemas económicos serios para el país.
Nos encontramos en un periodo de crisis económica. Los revolucionarios tratarán de
solventar el problema de la “vida cara”. Para ello pondrán en circulación una nueva
moneda, el “asignado”, emitida sin control y cuyo valor real no se correspondía con el
valor nominal. Los más perjudicados por esta situación fueron los sans-culotte, es decir,
el sector más bajo de la sociedad. Para ayudarles y darles apoyo, el gobierno dictará la
ley del Maximum General, por la cual los artículos de primera necesidad no podrán
tener un precio mayor al que tenían en 1790. Además, se dieron una serie de leyes
contra el acaparamiento de productos y una medida económica excepcional: repartir las
tierras de los nobles emigrados y vender los terrenos comunales. Esto deja a una gran
cantidad de la población sin los recursos que habían poseído toda su vida. Otras
medidas fueron la enseñanza primaria obligatoria y gratuita y suprimir la esclavitud en
zonas coloniales.
La política del terror va a provocar un creciente descontento en la población que
se refleja en los organismos, perdiendo incluso el apoyo de las clases más bajas y
comprometidas con el gobierno. En 1794 se detiene a los jacobinos más destacados y
son ejecutados en la guillotina. Acaba así el periodo de la República Democrática,
dando lugar a un periodo que supondrá una vuelta atrás a los ideales del comienzo de la
Revolución. Pasamos a la etapa del Directorio o Etapa Termidoriana.
La caída de los jacobinos va a significar la vuelta al poder del sector más
moderado, los girondinos. Esto se plasma en una nueva constitución, la Constitución de
1795, en la que se abandonan ya las formulas radicales que había habido en la etapa de
la Convención. Se vuelve un poco a la constitución de 1971 salvo porque ya no es
monárquica. Sus principales cambios son:
1. El poder ejecutivo está en manos de un directorio de 5 personas
que son renovables cada año y que están designadas por una cámara llamada el
Consejo de Ancianos. El poder legislativo reside en este Consejo de Ancianos y
otra cámara conocida como el Consejo de 500. El judicial permanece en los
jueces.
2. Además de una Declaración de Derechos, hay también una
Declaración de Deberes.
El Directorio va a conseguir mantener la estabilidad del proceso revolucionario,
pero será finalmente el gobierno más impopular de toda la Revolución. Estuvo dando
bandazos de la izquierda a la derecha y viceversa, y tuvo un gran problema para
mantener el poder, ya que fue testigo de la primera conspiración socialista, la Revuelta
de los Iguales. Fue dirigida por Baboeuf, el último heredero de una serie de defensores
de los sans-culotte. Según los revueltos, la Revolución sólo había beneficiado a un
pequeño grupo, el Millón Dorado, un pequeño sector que tenía cultura y recursos
económicos. Es necesario entonces que el resto de la población se beneficie de algo que
no había sentido hasta el momento: era necesaria una revolución social igualitaria, e
incluso de carácter comunista. Finalmente esta revuelta fracasa.
Por otra parte, Francia sigue estando sometida a procesos bélicos. Encontramos
que durante toda la Revolución hubo en Europa hasta siete coaliciones de potencias,
siendo el principal enemigo Gran Bretaña. A destacar, la coalición de 1798, que
desencadena una serie de alteraciones públicas, y que supone que el gobierno del
Directorio no se pueda mantener y se derrumbe. Esto demuestra la falta de previsión y
unidad, así como la falta de criterio. El ejército no es suficiente y los enemigos van
progresando. El suelo francés no está amenazado, pero las derrotas militares prueban el
desacierto y la inmoralidad del gobierno del Directorio. En esta situación de fracaso
bélico, las elecciones de abril de 1799 resultan adversas a los miembros del Directorio,
pero los consejos van a imponer su voluntad. Crean una comisión para fiscalizar los
actos del gobierno del Directorio. Tres de los miembros del gobierno van a dimitir
porque serán acusados de atentar contra la libertad del cuerpo legislativo, y uno de los
dos que permanecen va a preparar la ofensiva de los cuerpos del Directorio.
Aparece entonces la figura de Napoleón Bonaparte, que, viendo la precaria
situación del Directorio, abandona las tropas de la campaña anti-británica en Egipto y se
traslada a Francia apareciendo como el militar necesario para organizar un golpe de
estado. El objetivo del golpe de estado era coaccionar a los consejos para que
nombraran tres cónsules investidos de poder para dar una nueva constitución al país.
Este proceso se conoce como el 18 de Brumario, que es el 9 de noviembre de 1799,
fecha en la que triunfa la conspiración y se inicia la Fase Napoleónica o Fase del
Consulado.
Napoleón aparece al principio como un cónsul provisional. Aunque no cree para
nada en los principios liberales, acepta la Revolución como un hecho de carácter
nacional. Se siente el legítimo representante de la conciencia de la nación francesa, y
para beneficiarla cree que lo más importante es robustecer el poder ejecutivo, el cual
considera el único medio de poder restaurar el orden del país. Desde un punto de vista
actual, Napoleón engañó a todos los franceses y logró ir obteniendo cada vez más poder.
Las ideas de Napoleón se reflejan en la Constitución del Año 8, es decir, la del
año 1799. Éstas son:
1. El poder ejecutivo está en manos de tres cónsules: Ducos, Sièyes
y el propio Napoleón. Los dos primeros están bajo el mando del tercero, que es
el Primer Cónsul, y el único que puede nombrar a los ministros y que tiene la
capacidad para inicial leyes. Eso se traduce en que tiene iniciativa legal, por lo
que reúne el poder ejecutivo y el poder legislativo. Sin embargo, para mantener
el poder legislativo independiente de cara a los franceses, lo reúne en cuatro
asambleas.
2. Establece el sufragio universal sin limitaciones para cualquier
varón mayor de 21 años. Este sufragio será para los plebiscitos. Un plebiscito es
una consulta ciudadana sobre una ley que ya está en funcionamiento. Además, se
eligen tribunos, legisladores y administradores.
Durante la primera etapa napoleónica se va a modificar la administración y la
policía. Napoleón firmará un concordato con el Papa por el cual se divide el poder
temporal y el poder espiritual. A partir de este concordato el Estado francés se declara
laico, aunque reconozca la religión cristiana como la mayoría.
En 1802 Napoleón siente que necesita consolidar su poder, de modo que dicta la
Constitución del Año 10:
1. El consulado se mantendrá vitalicio, se le dará a Napoleón y
además éste tendrá el poder de designar al sucesor, es decir, será hereditario. El
Primer Cónsul Napoleón nombra a un consejo privado que le ayude a tomar sus
decisiones.
Durante el segundo consulado se promulgará el Código Civil, la fórmula con la
cual deja completado en 1804 el Código Penal.
En el aspecto internacional, cabe decir que, persiguiendo sueños de fama y de
gloria dentro o fuera de Francia, en 1803 retoma la guerra con Gran Bretaña. A partir de
este año, unido ese sentimiento al miedo de conspiraciones contra su persona, se funda
el Imperio Napoleónico. Esto le da a Napoleón un poder mucho más fuerte. Por ello,
crea otra constitución, la Constitución del Año 12 (de 1804):
1. En el artículo primero vemos que el gobierno de la República
queda confiado a un emperador, que toma el título de Emperador de Todos los
Franceses. El sistema es hereditario.
2. Se establece el principio de juramento de fidelidad al emperador,
que no a la República.
3. Napoleón asumirá aún más competencias, pues elegirá a los
presidentes de las cámaras legislativas.
La ceremonia de coronación de Napoleón pretende fundar un nuevo régimen y
conferir una consagración espiritual a la persona de los soberanos. Napoleón le quita la
corona al Papa y se la pone él mismo.
Conseguirá ampliar paulatinamente la superficie del Imperio Francés. Esta
expansión le servirá para satisfacer sus ambiciones de dominio europeo, pero no adhiere
los territorios conquistados a Francia, sino que se los otorga a familiares o amigos. Esas
anexiones dan fuerza a la conocida como doctrina de las fronteras naturales, por la cual
se crea una gran nación, Francia, que está protegida por una serie de estados satélite que
la rodean. Gran parte de pequeños países europeos fueron anexionados o se convirtieron
en Repúblicas Dependientes de Francia. Esto fue beneficioso para esos países, ya que al
ser conquistados por Francia se introducen en ellos políticas y medidas de carácter
revolucionario.
Sin embargo, a pesar de sus éxitos, la Etapa Napoleónica acabará
derrumbándose por varios factores:
1. La oposición de los otros países por el avance de las tropas, es
decir, el carácter de lucha contra el invasor, que es a su vez el carácter de lucha
contra la Revolución. Además, tenemos un gran número de coaliciones contra
Francia.
2. El malestar interior por las cantidades de hombres y recursos que
la guerra exige a la población.
3. En la capa política crece un carácter de conservadurismo que
considera incluso la vuelta de la monarquía, aunque conserve ciertas medidas
revolucionarias.
En 1814 se crea en París un gobierno provisional que vota la destitución del
Emperador, que es confinado a la isla de Elba. Paralelamente se firma el Tratado de
París, por el que Francia debe volver a sus fronteras de 1792, y se decide la restauración
de los Borbones, nombrando rey a Luis XVIII. Sin embargo, Napoleón tendrá otra
oportunidad para dirigir Francia, conocida como la Etapa de los 100 Días.
Napoleón aprovechará que Luis XVIII nada más llegar al poder dicta un una
carta otorgada que supone la vuelta casi al Antiguo Régimen. Aprovechando el
descontento de París, Napoleón desembarca en Cannes, donde reagrupa al ejército, y
promete reformas democráticas. Luis XVIII huye a Gante y Napoleón redacta un nuevo
texto constitucional de carácter liberal conocido como el Acta Adicional a la
Constitución Imperial, en la que trata de devolver a los franceses el derecho a la
participación. El Acta Adicional no entra en vigor porque las potencias se reúnen de
nuevo y derrotan a Napoleón en la famosa batalla de Waterloo en 1815. Napoleón es
deportado a Santa Elena y Luis XVIII es restaurado de nuevo en el trono de Francia.

TEMA 3. La Revolución Industrial


“Un día entre 1780 y 1790, por primera vez en la historia humana, se liberó de
sus cadenas al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se
hicieron capaces de una constante, rápida y hasta el presente, ilimitada multiplicación de
hombres, bienes y servicios.”
Hobsbawn, E.J.1
La Revolución Industrial es un proceso continuo de desarrollo económico que se
produce en Inglaterra en torno a 1780, fecha en la que se aprecia un proceso de
crecimiento económico muy importante que podemos dar por finalizado en torno a
1850, momento en que todos los sectores industriales han sido mecanizados y la
economía inglesa ha alcanzado su madurez. Hablamos de lo que se conoce como la 1ª
Revolución Industrial, ya que últimamente se habla de una 2ª e incluso una 3ª
Revolución Industrial. Esta separación se hace en función de las fuentes de energía
utilizadas en cada una, siendo en la 1ª las más características la hulla y el vapor, en la 2ª
la energía hidráulica y el petróleo y en la 3ª, la cual se daría en nuestro tiempo, la
1
Hobsbawm, E.J., “The Age of Revolution. Europe 1789-1848”, Londres, 1962, página 59.
energía nuclear. Habría que objetarle, sin embargo, que los cambios económicos de la 2ª
y 3ª Revolución Industrial, aunque fueran de carácter global, no fueron tan importantes
ni decisivos como los cambios económicos de la 1ª.
Analizaremos lo que clásicamente se conoce como Revolución Industrial, cuyo
origen está en Inglaterra. El resto de revoluciones de los otros países se considerarán
procesos de industrialización que pueden conducir a un desarrollo más o menos
acentuado. Para usar el término Revolución Industrial ha habido diversas teorías que se
iniciaron a principios del siglo XIX, cuando se empezó a trasladar el vocablo
“Revolución”, que hasta entonces había usado sólo en política, a la economía. Fue
usado por Marx y Engels en un famoso folleto llamado La situación de la clase
trabajadora en Inglaterra (1844), donde se destacaron las consecuencias negativas en el
orden social provocado por el desarrollo económico inglés. También señala, como
comparación, que la Revolución Industrial había sido tan importante para Inglaterra
como la Revolución Francesa para Francia.
Pero, ¿por qué se da en Inglaterra y no en otra parte del globo? Hobsbawm
propone en su obra The Age of Revolution. Europe 1789-1848 que todas las monarquías
ilustradas europeas comienzan a preocuparse por su economía y su desarrollo durante el
siglo XVIII. Aunque se dieran otros focos en el continente europeo, como Sajonia y
Lieja, ninguno tuvo la influencia que alcanzó Inglaterra. El país británico en
comparación con el resto ya llevaba ventaja económica por su producción per cápita y
su comercio. Que la Revolución Industrial se desarrollara allí no se debió a avances
científicos o técnicos. En Europa tenemos otras potencias mucho mejor preparadas en
las ciencias, como Francia, que las impulsó especialmente durante la época de la
Revolución. El gobierno revolucionario francés había impulsado y financiado la
investigación científica logrando grandes avances en matemáticas, física y ciencias
naturales, y dichos estudios se consideraban peligrosos para Inglaterra por su contexto
político-social. Por otro lado, Inglaterra tampoco destacaba en economía o ciencias
sociales. Por supuesto no debemos olvidar la figura de Adam Smith, pero los
economistas ingleses no sólo le estudiaron a él. Tuvieron gran influencia, de nuevo, de
los expertos hacendistas de Francia, con figuras muy destacadas como Quesnay, Turgot
y Lavoisier. Francia, además, construía mejores inventos al comienzo de la Revolución
Industrial, como el Telar Jacquard de 1804, o la gran industria naval.
Por otro lado, en Europa Continental había grandes instituciones de enseñanza
técnica. En Alemania encontramos la Bergakademie prusiana, y en Francia, la Escuela
Politécnica. Aunque en Inglaterra encontramos academias como Cambridge y Oxford,
su nivel era bastante básico. Sin embargo, se compensaba con las Universidades
Calvinistas de Escocia, de las cuales salieron grandes alumnos que más tarde enviaron a
Inglaterra, como James Watt, James Mill o Thomas Telford.
Sin embargo, ¿por qué Inglaterra? Hobsbawm propone que no era necesario
tener una educación formal para la Revolución Industrial. Ninguno de los inventos,
desde la lanzadora volante hasta la giratoria de vapor, necesitaba conocimientos de
física elaborados o inasequibles para la población letrada. Eso no quita, sin embargo,
que los primeros inventores no se interesaran por la ciencia y procuraran aplicarla de
forma práctica a sus inventos.
Debemos tener en cuenta que el siglo XVIII fue en su mayoría un periodo de
prosperidad y expansión económica para casi toda Europa. En este contexto, los
hombres de negocios se enriquecían fácilmente. Tarde o temprano, esta expansión
económica, ayudada por una pequeña inflación, impulsó a otros países a pasar de su
economía preindustrial a la economía industrial. Este proceso no es tan sencillo como
parece. Gran parte de la expansión del siglo XVIII no llevó de manera inmediata o a
corto plazo a la Revolución Industrial, es decir, por ejemplo, a los talleres mecanizados.
No se condujo, siguiendo este ejemplo, a producir tan alta cantidad de artículos que
disminuyese su coste como para no depender más de la demanda existente, sino para
crear su propio mercado. Esto quiere decir que las ramas de la construcción y de la
industria de utensilios domésticos menores alcanzaron su expansión en este periodo,
pero siempre bajo la dependencia de un mercado ya existente.
“Las primeras manifestaciones de la Revolución Industrial ocurrieron en una
situación económica especial, en la que el crecimiento económico surgía de las
decisiones entrecruzadas de innumerables empresarios privados e inversores, regidos
por el principal imperativo de la época: comprar en el mercado más barato para vender
en el más caro.”2
A finales del siglo XVIII ya se habían puesto en Inglaterra los principales
cimientos sociales de una sociedad industrial, de modo que sólo hacían falta dos cosas
más: 1) Una industria que ya ofrecía excepcionales retribuciones para el fabricante que
pudiera aumentar rápidamente su producción total, con innovaciones razonablemente
baratas y sencillas, y 2) Un mercado mundial ampliamente monopolizado por la
producción de una sola nación. Europa tuvo la ventaja de copiar a Inglaterra, e
Inglaterra tenía una economía lo bastante fuerte y un Estado lo bastante agresivo para
apoderarse de los mercados de sus otros competidores.
El término Revolución Industrial se hace habitual entre los historiadores a
finales del siglo XIX y comienzos del XX, a partir de las conferencias de Toynbee en
1884. Tras la 2ª Guerra Mundial renace el interés por el análisis de la Revolución
Industrial, consecuencia de que en estas fechas muchos países coloniales de Asia y
África acceden a la independencia. Estos países, además de conseguir la autonomía
política necesitan lograr también la autosuficiencia económica, y esto es sólo posible si
primeramente atraviesan un proceso de desarrollo industrial. De ahí que el estudio de la
Revolución Industrial haya dejado de ser patrimonio de historiadores y eruditos
interesados en el pasado para interesarse en la problemática del desarrollo económico.
Hay una serie de autores cuyos estudios tuvieron gran importancia a finales del
siglo XX. El más polémico fue Rostow, que en su obra Las Etapas del Crecimiento
Económico con subtítulo Un Manifiesto No Comunista, propone un término alternativo:
“Take-Off”, un despegue hacia un crecimiento auto sostenido. Este autor establecía
cinco etapas en la historia del crecimiento económico de los países actuales: 1) La
sociedad tradicional, 2) Las condiciones para el despegue, 3) El Take-Off, una etapa
breve de 20 a 40 años, que correspondería a lo que nosotros entendemos como
Revolución Industrial, 4) Marcha hacia la madurez y 5) El consumo de masas.
Otro autor que utiliza el término Take-Off es Hobsbawm con su planteamiento
de “Take-Off into Self-Sustained growth”. Hobsbawm propone que la Revolución
Industrial comienza con el Take-Off en la década de 1780 y concluye con la
construcción del ferrocarril y la creación de una industria pesada en Inglaterra durante la
década de 1840.
La crítica más lúcida la hizo Pierre Vilar, quien considera que la Revolución
Industrial es mucho más que eso. Según él, es un proceso que supone una ruptura con
respecto al sistema económico anterior. Una ruptura que radica fundamentalmente en la
pérdida de la participación mayoritaria del sector agrícola en la renta nacional,
sustituida por el sector industrial. No es un proceso de ruptura rápido, sino que tiene
avances y retrocesos. Tampoco es un proceso equilibrado, pues hay sectores de la
economía industrial que crecen más rápido que otros y que arrastran tras ellos al resto
de los sectores económicos.
2
Hobsbawm, E.J., “The Age of Revolution. Europe 1789-1848”, Londres, 1962, página 66.
Habría que tener en cuenta también que, además de las transformaciones de la
industria, en estas fechas se van a producir una serie de cambios profundos y rápidos en
otros sectores de la economía, como el de la agricultura, el transporte, el comercio y el
financiero. No se puede hablar, sin embargo, de Revolución Industrial en estos sectores,
porque no produjeron cambios de carácter global, aunque lo que sí está claro es que
dieron grandes avances en la economía, y que además van a crear una nueva estructura
social que perdura hasta nuestros días.
Para Finis Deane, la Revolución Industrial comprende siete grandes
transformaciones:
1. Aplicación amplia y sostenida de la ciencia y las tecnologías
modernas al proceso de producción para el mercado.
2. Expansión del horizonte económico, porque se pasaría de
autoconsumo familiar y de mercados locales a mercados nacionales e
internacionales.
3. Emigración de la población desde las comunidades rurales a los
núcleos urbanos.
4. Ampliación de las dimensiones y la despersonalización de las
relaciones de trabajo en la unidad típica de producción. (se pasa del taller
familiar a la fábrica)
5. Especialización y desplazamiento de la mano de obra desde la
producción de bienes primarios a la de bienes manufacturados y servicios.
6. Uso intensivo y extensivo de los recursos de capital como
sustituto y complemento del trabajo humano.
7. Aparición de nuevas clases sociales: burguesía industrial y
proletariado, que están definidos por su relación con la propiedad de los nuevos
medios de producción, ya no de la tierra, sino del capital.

Las llamadas Revolución Agrícola y Revolución Demográfica no tienen mucha


razón de ser, porque cuando se habla de la segunda se habla del crecimiento de la
población en Inglaterra y Gales en la segunda mitad del siglo XVIII. Este suceso pudo
producir entre otras cosas un aumento de la oferta de mano de obra para dedicarse a las
tareas industriales, y al mismo tiempo un aumento de la demanda de productos
industriales que a su vez provocaba un aumento en la producción, y por consecuencia,
una elevación de los precios. En cuanto a la Revolución Agrícola, se puso de manifiesto
en las transformaciones producidas en la agricultura a lo largo del siglo XVIII. Se
producen cambios en el sistema de cultivos y en las técnicas de recolección, y además
habrá grandes transformaciones en las estructuras agrarias inglesas. Se pasó de la
rotación trienal a la rotación anual, alternando cultivos a realizar entre cereales y plantas
forrajeras, que permitían tener también comida para el ganado y evitaban el uso del
barbecho. No puede, sin embargo, hablarse de revolución porque hay una serie de
cuestiones, como que los procesos técnicos pudieran dar lugar a nuevos desarrollos
económicos.
Además de todo esto se va a dar una transformación en la estructura agraria.
“Un puñado de terratenientes de mentalidad comercial monopolizaba casi la
tierra, que era cultivada por arrendatarios que a su vez empleaban gentes sin tierras o
propietarios de pequeñísimas parcelas.”3
Consiste en la sustitución de los campos abiertos (open fields) con explotación
comunitaria a los campos cerrados, de tipo individualista. Es una época de procesos de
cercamientos (enclosures) que provocó un importante aumento de la producción porque
3
Hobsbawm, E.J., “The Age of Revolution. Europe 1789-1848”, Londres, 1962, página 64.
aumentaba la superficie cultivada, las inversiones y produjo, además, el sistema de
concentración de grandes propiedades en manos de grandes terratenientes. Se da,
entonces, la desaparición del pequeño campesino. Algunos autores llaman a este
proceso “la creación del individualismo agrario”.
No hay unanimidad para determinar cómo influyeron estos avances agrícolas en
la Revolución Industrial. Bairoch considera que la influencia de la agricultura es
fundamental, y si no se hubiese producido, no hubiera existido la Revolución Industrial.
Deane dice que los cambios en la agricultura y la industria fueron paralelos, y por tanto
los considera parte de un mismo y único proceso.
Se pueden establecer en líneas generales cuatro fórmulas para ver cómo esa
hipotética Revolución Agraria influye en la Revolución Industrial:
1. El aumento de producción agraria pudo proporcionar alimentos a
la población de los núcleos urbanos, que en estas fechas están en constante
crecimiento.
2. El movimiento de las enclosures, en contra de los open fields,
liberó gran cantidad de mano de obra propiciando la emigración a las zonas
industriales en busca de trabajo.
3. El aumento de los precios agrícolas potenció la capacidad
adquisitiva de los campesinos y amplió el mercado para los productos de la
industria británico.
4. El alza de las rentas de los grandes propietarios agrícolas
suministró una parte sustancial de los capitales necesarios para financiar la
industrialización.
5. Proporcionar un excedente para la exportación que ayudase a las
importaciones de capital.

Se darán unos desarrollos importantes de las manufacturas, para lo cual es


necesario el aumento de la demanda, que se consigue mediante la ampliación del
mercado (nacional e internacional). El mercado interno se encuentra en expansión
debido al aumento de la población, sobre todo por el proceso de industrialización, por la
creciente comercialización de la agricultura y por el crecimiento de las ciudades. En
Inglaterra se pasará de los mercados locales aislados y de las ferias a la constitución de
un auténtico mercado interno, un mercado nacional, para el cual es imprescindible
mejorar las redes de transporte. Se crean carreteras y canales para abastecer de carbón a
los mercados urbanos, y como decisión política es fundamental la eliminación de las
aduanas interiores. Con respecto al mercado externo, es considerado el que realmente
creó un crecimiento industrial rápido y sostenido.
Aparece la Región Atlántica, que se convierte en esas fechas en el sector más
dinámico de la economía mundial. Vemos un comercio triangular entre Europa, la costa
occidental de África y las plantaciones de América. Durante el transcurso del siglo
XVIII, Inglaterra comenzó un comercio directo con América del Norte, que ganó
importancia con respecto al comercio triangular, y que no desapareció hasta la
independencia definitiva de las colonias. Gracias a las ventajas que le proporcionaba el
colonialismo ejercido en América, África, las Antillas y otras colonias, Inglaterra
consiguió un espectacular crecimiento que alcanzó el 421%. Este aumento sólo fue
frenado en épocas de guerra. En el comercio externo es también importante la
variación que habrá en las materias exportadas, como el caso de Gran Bretaña,
que exporta productos manufacturados y productos laneros. Inglaterra poseía una
industria equipada para acaudillar la Revolución Industrial en las circunstancias
capitalistas, y una coyuntura económica se lo permitía: la industria algodonera y la
expansión colonial.
El comercio colonial había creado la industria del algodón y la nutría. La
esclavitud y el comercio del algodón estaban íntimamente ligados, hasta el punto
incluso de que se comprara con algodón a los esclavos africanos. Las plantaciones de
las indias occidentales, a donde los esclavos eran llevados, proporcionaban la cantidad
de algodón en bruto suficiente para la industria británica, y en compensación los
plantadores compraban grandes cantidades de algodón elaborado, sobre todo en
Manchester. La industria del algodón, fue, por lo tanto, impulsada de este modo por
el comercio colonial al que tanto estaba ligada: un comercio que prometía una
grande, rápida e imprevisible expansión que incitaba a los empresarios a adoptar
las técnicas revolucionarias para conseguirla.

La industria algodonera tenía dos grandes ventajas:


1. Toda la materia prima venía de fuera, por lo que su
abastecimiento podía aumentarse con los drásticos procedimientos, la esclavitud,
utilizados por los blancos en vez de con los lentísimos procedimientos de
agricultura europea.
2. Ofrecía unas perspectivas astronómicas para tentar a los
negociantes particulares al emprendimiento, así como la expansión lo
suficientemente rápida para requerir esa revolución.
La industria algodonera tuvo una primera innovación importante con el
invento de la lanzadera volante. Esto provocó un desajuste entre la eficiencia del
hilado y del tejido, y se necesitaron tres nuevas invenciones para mejorar los
tornos del hilar y todo lo relativo a esa industria algodonera. El más importante
fue la Mule Jenny, que conseguía una producción de mayor calidad.
Este avance supone el paso de la protoindustria al Factory System.
Consiguió una industria muy descentralizada con empresas de tamaño mediano,
pero que estaban altamente especializadas. Si la industria algodonera potenció la
construcción de máquinas, no estimuló la inversión en industrias de bienes de
equipo, porque se dirigía al consumo directo y no al almacenaje. La mayoría de los
historiadores llegan a la conclusión de que si la algodonera fue capaz de impulsar
el cambio tecnológico, su influencia fue más indirecta que directa, debido a que sus
relaciones con otros sectores industriales fueron muy limitadas.
En Gran Bretaña destacó también la industria siderúrgica, cuya tecnología se
revolucionó a finales del siglo XVIII. Esta industria consistía en la transformación del
mineral en bruto (hierro) a metal puro, tarea para la que es necesaria gran cantidad de
calor y, en consecuencia, carbón. En un principio fue una industria carísima, porque el
carbón vegetal en Gran Bretaña era escaso y el hierro obtenido era de mala calidad
debido a la gran cantidad de impurezas que contenía. Sin embargo, pronto se sustituyó
el carbón vegetal por el carbón mineral, la hulla, que era muy abundante en territorio
británico. Todo esto se resolvió con el invento de Darby, un metalúrgico inglés que
utilizó carbón de coque, aumentando así la calidad del producto. La siderurgia
aprovechó las dos fuentes de energía usadas en la Revolución Industrial: la hulla y el
vapor.
La máquina de vapor fue inventada por James Watt en 1775. Esto provocó un
gran desarrollo en la industria del transporte, y lo más importante, la mayor innovación
del transporte de esta época: el ferrocarril. El ferrocarril apareció y se desarrolló tan
rápido por la necesidad de inversión que existía en aquel momento. No fue por
necesidad de tener trasporte, sino porque había individuos que habían amasado gran
cantidad de dinero y necesitaban invertirlo. El afán de invertir en ferrocarriles llevó a la
construcción de líneas innecesarias, sin mucho sentido. El conjunto del ferrocarril en sí
no consiguió grandes beneficios, pero supuso grandes consecuencias:
1. Modificó por completo el transporte en Gran Bretaña,
incrementando el comercio interior inglés.
2. Fue un importante factor de crecimiento económico en la medida
en que ejerció un factor de arrastre, pues desarrolló la industria del hierro y el
carbón. Estos materiales eran necesarios para la construcción del ferrocarril,
siendo el carbón usado para la locomotora y el hierro para raíles y material
móvil. Otras industrias que impulsó fueron la madera, el cuero y el corcho,
materiales necesarios, entre otros, para la parte interior de los vagones.
3. El aumento de forma considerable de los puestos de trabajo.
Mejoró, además, las condiciones de vida de los trabajadores.
4. Provocó algo fundamental: la transformación del sistema
financiero inglés. La construcción de ferrocarriles necesitaba grandes masas de
capital, por lo que se desarrollaron nuevas operaciones financieras que no se
conocían por aquel entonces. Sus innovaciones incluían ser más dinámicas y
perfeccionadas que las conocidas hasta el momento. En este sentido habría que
decir que la financiación del ferrocarril pudo realizarse gracias a las Sociedades
Anónimas. Éstas eran sociedades por acciones donde el capital era aportado por
un pequeño grupo de capitalistas y multitud de grupos de ahorradores.
En definitiva: ¿quiénes y por qué invirtieron en el ferrocarril? Como ya hemos
dicho, las clases ricas acumularon tanta renta tan deprisa que excedía a toda posibilidad
de gastarla o invertirla. La clase media, el núcleo principal de inversionistas, era más
ahorrativo que derrochador. Virtualmente libres de impuestos, continuaron acumulando
riqueza mediante ese principio ahorrador. ¿Y dónde emplear sus ahorros? Aunque la
industria algodonera se duplicase, el capital necesario absorbería sólo una fracción de
ese superávit. Se necesitaba una industria capaz de absorberlo todo. Las inversiones en
el extranjero eran una magnífica posibilidad, ya que los viejos países se recuperaban de
las guerras napoleónicas y los nuevos requerían inyecciones de inversión para su
desarrollo. El capital inglés estaba, por tanto, dispuesto al préstamo. Sin embargo, ya
había habido señas de decepcionantes devoluciones de empréstitos, de modo que se
buscaría otro lugar a partir de 1825 donde invertir el capital. Se encontró entonces la
industria del ferrocarril, cuya creación rapidísima y a tan gran escala no hubiese sido
posible sin ese torrente de dinero invertido, especialmente entre 1830 y 1840. Los
ferrocarriles lograron resolver los problemas del crecimiento económico.
En esta etapa en la que nos encontramos no hay ninguna duda de que el mundo
occidental está inmerso en el sistema económico capitalista, que se caracteriza por la
propiedad privada de los medios de producción. Junto a eso, por la libertad de empresa,
y por la existencia de un mercado que, a través de la oferta y la demanda, consigue
distribuir y regular las fuerzas económicas. Hay muchísimas teorías acerca de que es el
sistema económico capitalista y por qué surge en ese momento. Según algunos autores:
Sombart: él y su escuela tienen un carácter idealista y plantean el origen del
capitalismo a partir de algo tan sencillo como el espíritu de empresa y de aventura
unidos a un espíritu burgués de cálculo y de racionalidad que se dan en una determinada
época. Según esta tesis, el capitalismo podría haber existido prácticamente siempre por
relacionarlo con el espíritu de aventura de los hombres.
Weber: el capitalismo existe siempre que se intente conseguir beneficios con
carácter lucrativo y por medio de empresas.
Hamilton: es un sistema en el cual la riqueza exceptuada la tierra es empleada
con el objetivo de obtener un rédito.
Marx: es un modo particular de producción, teniendo en cuenta que se refiere a
modo de producción como el modo de apropiación de los medios de producción y a las
relaciones sociales que se producen entre los hombres según o como resultado de su
conexión distinta con esos procesos de producción. En consecuencia, la teoría
marxista consistiría en un sistema por el que la fuerza de trabajo se ha convertido
en mercancía, y por ello puede comprarse y venderse en el mercado como
cualquier otro objeto de cambio.
En definitiva, ninguna de estas teorías resulta estrictamente válida para analizar
el concepto de capitalismo. Eso lo propugna un grupo de investigadores más recientes
encabezados por Dalton, que, sin abandonar las tesis marxistas, añade nuevos matices a
las explicaciones que hizo Marx. Según Dalton y sus seguidores, el capitalismo no se
puede definir solo a través de la propiedad privada de los medios de producción ni por
la presencia de transacciones en el mercado. Esto es así, según Dalton, porque
cualquiera de esas dos cuestiones puede existir de forma independiente y ambas
cuestiones se pueden dar tanto en economías primitivas (feudales, antiguas) como en
economías capitalistas. Por esa razón la teoría de Dalton nos dice que al hablar de
capitalismo es más conveniente referirse a un sistema económico a escala nacional, en
el cual la propiedad privada de los medios de producción y las transacciones en el
mercado, tanto de la fuerza de trabajo como de los recursos y de los productos, además
de existir (esas transacciones) están íntimamente ligadas entre sí y están integradas con
todos los sectores y procesos de producción. Es decir: serían las formas predominantes o
mayoritarias de propiedad y de tráfico. En estas economías ocurre que el mecanismo de
los precios actúa como agente esencial en la asignación de la mano de obra, de los
recursos, en el nivel de producción y en las rentas que se van a conseguir. En
consecuencia, al hablar de capitalismo, además de aludir por lo general a una economía
peculiar, hablamos de economía nacional, dotada de una amplia tecnología mecánica y
de una economía desarrollada. Ese capitalismo presenta históricamente dos modelos.
Uno es el llamado el viejo capitalismo, ideado por Marx y por Marshall, que es el
capitalismo de pura sangre. Es el capitalismo del desarrollo de la industrialización y del
crecimiento en Inglaterra, en Europa occidental y en Norteamérica. Esto sería así
durante la 2ª mitad del siglo XIX. El otro capitalismo es el del estado de bienestar, que
caracteriza los siglos XX y XXI.
Estando este sistema en funcionamiento se encontró el capital necesario para
financiar la Revolución Industrial.
Con la introducción en la industria textil de la máquina de vapor, esa industria ya
no podía ser financiada con pequeños capitales. Lo mismo ocurría con la siderurgia, que
necesitaba fuertes inversiones. Desde esa perspectiva, es el ferrocarril el que necesita
mayores desembolsos para conseguir su funcionamiento. A partir de ese momento, los
capitales necesarios para la expansión de la industria se van a conseguir mediante la
participación directa en la composición de capital social de las empresas de pequeños
ahorradores y a través del crédito. ¿Qué ocurre entonces con las sociedades por acciones
de las que hemos hablado antes? Pues que en estas fechas son más perfeccionadas que
las que había hasta entonces, que eran sociedades colectivas comanditarias, en las que
los inversores, en caso de quiebra, respondían con todo su patrimonio. Ahora, con la
innovación, se crea la responsabilidad limitada, lo cual significa que en caso de quiebra
o ruina de la sociedad, los socios solo responderán de las pérdidas en forma
proporcional a la cantidad que habían aportado o invertido.
Estas sociedades emiten acciones y obligaciones. Las obligaciones no son parte
de la empresa, son títulos aparte, por lo que no participaban ni en los beneficios ni en las
pérdidas, pero recibían un porcentaje fijo, como una especie de título de préstamo, que
era en cualquier caso un interés fijo durante un plazo de tiempo determinado. El crédito
también fue importante para la financiación, y se canalizaba a través de los bancos. En
el siglo XVIII, la banca era una rama muy poco diferenciada de los negocios, de manera
que muchos banqueros eran a la vez industriales y combinaban esas dos actividades. Sin
embargo, los banqueros se interesaban muy poco por la industria, porque les interesaba
mucho más las inversiones en el comercio internacional y hacer préstamos al Estado,
que ofrecía la garantía de recuperar con intereses la inversión.

TEMA 4. La Europa Legitimista y el Liberalismo


Postrevolucionario
Se denomina Restauración al proceso político que se da en Europa a partir de
1815 como resultado de la derrota de Napoleón. Se debe usar, sin embargo, con
cuidado, ya que no se trata de una vuelta total a la situación anterior a la Revolución
Francesa, sino sólo el restablecimiento de algunas fórmulas conservadoras ,
aceptando las conquistas de la Revolución y acabando con otras que no parecían
oportunas. La Restauración intentó acabar con los regímenes revolucionarios que se
habían establecido en Francia y en las zonas conquistadas por Napoleón, instaurando de
nuevo regímenes más tradicionales, aunque admitiendo fórmulas institucionales y
socioeconómicas que habían sido aportadas por la Revolución.
El planteamiento político de este proceso, que está directamente relacionado con
el Sistema de Congresos, fue un éxito, aunque estará permanentemente discutido y será
objeto de fenómenos revolucionarios, como los de 1820, 1830 y 1848. La base
ideológica de la Restauración se encuentra en el desarrollo de un pensamiento
contrarrevolucionario nacido al calor de la Revolución Francesa como réplica a esa
revolución. Las primeras aportaciones a ese planteamiento se producirán en Inglaterra
con la obra de Burke, y se expande por Francia con De Maistre y por Alemania con
Müller y Gent.
La obra de Burke tiene carácter más secularizado que las francesas, de carácter
más religioso. Burke publica Reflexiones sobre la Revolución Francesa, donde parte de
la idea de que la Revolución es un mal absoluto y un intento de trastocar la realidad,
cuyas raíces se encuentran en el pensamiento ilustrado más que en los problemas
socioeconómicos reales. La revolución de la que habla Burke sería una revolución
filosófica, y podría haberse evitado siguiendo el siguiente modelo, propuesto en su
obra: se podría hacer una reforma de la estructura política y social con cambios
progresivos para no cambiar de manera radical el sistema. Este es un planteamiento
conservador, el cual se sigue en Inglaterra. En definitiva, para Burke se podría haber
evitado con este formato la Revolución.
En el continente, por otro lado, se hace un planteamiento mucho más radical y
claramente contrarrevolucionario. Es un planteamiento tradicional y teocrático,
pues se apoya en instancias divinas y coloca a la providencia en el centro de la ideología
política. De Maistre publica en 1796 Consideraciones sobre Francia, donde señala
que durante la Revolución Francesa los hombres han sido un instrumento, y Dios les
envió el mal por haberse separado del cristianismo. Según De Maistre, el hombre no
puede cambiar las instituciones de un país, ni puede redactar una constitución escrita,
porque la constitución tiene que venir sin excepción determinada por la historia. En
definitiva, una vez que los franceses han sido castigados con la Revolución, la única
solución es volver al régimen anterior y someterse a ello, es decir, volver a la
monarquía absoluta. En vvfuna obra posterior, Del Papa, De Maistre explica la
vinculación del poder civil y del poder eclesiástico, de modo que el papado sería el
protector de la libertad civil con der echo de revocar las órdenes de los monarcas que
contradigan a la Iglesia.
Müller y Gent defienden posiciones muy equivalentes a las de De Maistre.
Señalan que la Revolución ha sido una conspiración en la que pequeños grupos de
ateos y masones han acabado con la estructura política tradicional del país, y con ello
han hecho un gran mal, pues cada nación tiene su propio espíritu, el cual se desarrolla a
lo largo del tiempo y que una sola generación no puede ni interrumpir ni alterar. El
espíritu de la nación es la base de la organización política, social y económica de
cada país, así como la plasmación de su historia. No hay ningún sistema que pueda
alterar ese espíritu de la nación en una sola generación, pues los muertos y los no
nacidos no podrían participar en ello. El cambio, por lo tanto, no sería general, sino que
se limitaría a la ideología de unos pocos.
Todas estas ideas contrarrevolucionarias se concretan en la obra del
canciller austriaco Metternich. Se trata de un individuo mucho más racionalista,
romántico y no tan entusiasta por las ideas de derecho divino. Para él, los autores
mencionados anteriormente pretendían poco menos que regresar a la Edad Media, a las
antiguas tradiciones. Él anteponía la razón a las creencias religiosas. Su ideología tiene
una base muy concreta: la idea del equilibrio interior y el equilibrio exterior.
Por un lado, el equilibrio interior supone dar la vuelta al proceso revolucionario y volver
al orden social destruido por la Revolución, reestablecer las monarquías y el
poder y prestigio de la clase aristocrática, la cual considera el mediador entre el trono y
las clases sociales más bajas. El equilibrio exterior o internacional, lo cual
conllevaría evitar nuevas guerras, se basa en la necesidad de que los principales reyes
europeos creen un Concierto Europeo de carácter supranacional superior a los
intereses de cada estado, a cuyo mantenimiento debe consagrarse cada rey. Debe
permitir también la pervivencia de las monarquías tradicionales, porque así se impediría
cualquier revolución. Para lograr esto, los reyes deberían reunirse con frecuencia al
menos una vez al año para aprobar conjuntamente medidas de carácter preventivo o
represivo. Debían comprometerse a intervenir en los países vecinos para evitar el
peligro revolucionario o para reestablecer el orden si éste hubiera sido alterado. Se
trataría de una especie de policía contra la Revolución.
La forma más radical se planteó por el zar Alejandro I de Rusia, que creó una
Santa Alianza entre los monarcas legítimos, donde estos monarcas se
comprometerían a instaurar gobiernos cristianos y patriarcales. Curiosamente, los
monarcas que intervinieron en esta Santa Alianza fueron los de Rusia, Austria, Prusia y
Francia, quedando fuera el rey de Inglaterra, el Papa y el sultán del Imperio Otomano.
Inglaterra está fuera porque los monarcas adheridos a la Santa Alianza intentan
implantar de nuevo la alianza entre el altar y el trono. Además, está claro el interés por
ir contra Inglaterra, para poder extender el dominio económico.
En cualquiera de los planteamientos se ve muy clara la política intervencionista,
cuyo éxito se va a reflejar de forma muy concreta en el Congreso de Viena.
El Congreso de Viena se inicia en 1815. Está destinado a sentar las bases
políticas y jurídicas para una nueva ordenación de Europa, que estaba destinada a durar
casi un siglo. Tras las guerras entre Napoleón y las siete coaliciones europeas, de las
cuales el país más importante es Inglaterra, los vencedores se reúnen en Viena y
acuerdan imponer en Europa unas estructuras políticas basadas en la restauración del
Antiguo Régimen y del absolutismo monárquico. Los participantes del
congreso son Rusia (zar Alejandro I), Prusia (rey Federico Guillermo III), Austria
(canciller Metternich), Inglaterra (rey Castlereagh) y Francia (diplomático Talleyrand).
Los cuatro primeros formarán la Cuádruple Alianza. Las ideas de Austria, el país
artífice, son:
1. Restaurar la legitimidad monárquica.
2. Lograr el equilibrio europeo.
3. Implantar algo que no existía: el derecho de intervención (por estallidos
de revolución u otros problemas).
4. Implantar el recurso a la fuerza.
La acción concreta del Congreso fue 1) restaurar las monarquías, en Francia se
restaura a Louis XVIII, 2) establecer congresos periódicos, 3) firmar tratados
internacionales y 4) tomar acuerdos para la intervención directa en los países con
monarquías liberales.
En uno de esos congresos derivados del Congreso de Viena, el Congreso de
Aquisgrán, se evitó acordar la intervención directa. En otros congresos, el más
importante fue el Congreso de Verona en 1822, sí se pactó esa intervención, éste en
concreto tuvo como resultado el fin del Trienio Liberal de España mediante el envío de
los Cien Mil Hijos de San Luis. Otro congreso a destacar fue el Congreso de
Laybach en 1821, donde se acordó la presencia austriaca en Italia para restablecer el
régimen absolutista en Nápoles.
Pese a las diferencias internas entre los distintos países, el Congreso de Viena
tuvo éxito. Antes de la celebración del congreso ya se habían resuelto importantes
conflictos, lo que facilitó su triunfo. Estos éxitos previos fueron: 1) Rusia había firmado
tratados de paz con los países de Europa Oriental , 2) Inglaterra había firmado
la Paz de Gante en 1814 con EEUU y 3) Las potencias vencedoras de Napoleón
habían impuesto a Francia en 1814 mediante el Tratado de París la paz y la vuelta a
las fronteras anteriores a 1792, acabando así con los países llamados Estados Satélite,
impuestos por Napoleón para salvaguardar los límites de su imperio.
El Congreso de Viena supuso la consumación de la paz, pues tenía todo resuelto
en el ámbito fronterizo para poder formar un nuevo mapa político europeo, con las
siguientes características:
1. Limitar la extensión de Francia. Para ello se establecen zonas de
contención para evitar cualquier otro intento de expansión. Se crean los llamados
Estados Tapones, los cuales serían (los más importantes) los Países Bajos Unidos y
la Prusia renana al norte de Francia. Se establecen también los reinos de Cerdeña y de
Saboya-Piamonte, y se otorga a estos nuevos estados la misión de controlar a Francia
para que no vuelva a desmandarse y vuelvan a estar apoyados por Inglaterra y las
principales potencias continentales.
2. Se hicieron cambios en Europa Central, en beneficio de Prusia y de Austria.
Prusia consigue una expansión hacia el oeste formando una Prusia Occidental. Austria,
a cambio de una cesión en Alemania Occidental consigue un aumento de su poder en la
zona de Italia, además de adueñarse de zonas de Polonia. Rusia se extiende
adueñándose de los territorios de Finlandia, Suecia y Noruega, que antes pertenecían a
Dinamarca. Inglaterra, liberada de sus conflictos con EEUU logra adueñarse de
enclaves tanto continentales como insulares (la isla de Malta, algunas islas jónicas y
mantiene desde la paz de Utrech en 1713 Gibraltar).
Sin embargo, el Congreso de Viena va a tener una construcción artificiosa donde
van a quedar sin resolver los auténticos problemas. No se logra la unidad alemana, ni la
unidad italiana, por lo que siguen divididas en señoríos, reinos, principados, etc.
También permanece el problema de Polonia, que sigue estando repartida entre Rusia y
pequeñas zonas dividas entre Prusia y Austria. Tampoco se plantea el problema de los
Balcanes, que permanecen en una situación controvertida hasta el siglo siguiente.
Se crea, por tanto, un mapa político perdurable pero inestable. Inestable
porque el desarrollo de las fuerzas nacionalistas lo pondrá en cuestión muchísimas
veces, y perdurable porque esos movimientos nacionalistas no tendrán la fuerza
necesaria para cambiar el mapa hasta el siglo XX.
En el aspecto político, el Congreso de Viena crea una Europa Legitimista
Clerical y Reaccionaria, pero no logró que se restaurara el orden social anterior a
la Revolución Francesa. Los ideólogos de la Restauración, tanto los tradicionalistas
como los conservadores, tuvieron que admitir que la historia era un proceso continuo y
que no se puede retroceder en el tiempo. Un ejemplo llamativo es el de
Chateaubriand, que escribió El Manifiesto a Europa, donde expresaba su apoyo a la
Santa Alianza y consideró inviable la vuelta al Antiguo Régimen. Una cita suya expresa
a la perfección este pensamiento: “Aunque se halle muy lejos de alcanzar su objetivo, la
sociedad camina hacia nuevos cometidos”.
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS DEL SIGLO XIX:
Desde la fecha del Congreso de Viena en 1815 hasta la Revolución Democrática
de 1848, conocida también como La Primavera de los Pueblos, se van a dar procesos
revolucionarios y contrarrevolucionarios que afectarán a toda Europa, siendo los más
importantes los de 1820 y 1830.
Nos encontramos en un periodo: 1) marcado en todos los países europeos por el
ascenso constante de la burguesía, 2) de clara inestabilidad política, 3) de
revoluciones liberales caracterizadas por ir unidas a reivindicaciones nacionales
que se producen contra la ocupación extranjera (el ejemplo más claro es Grecia), 4) de
crecimiento económico y de comienzo de organización del movimiento obrero y 5)
de conflictos entre el liberalismo ya democrático y la contrarrevolución
conservadora.
Las Revoluciones de 1820:
Se conocen también como Revoluciones Mediterráneas, porque se inician en
España y se propagan por el Mediterráneo. Fuera de Europa, esas revoluciones se
producen en el momento culminante de la independencia de las colonias americanas de
España y Portugal. Los países revolucionarios son España, Portugal, Italia y
Grecia, y en este caso la inspiración liberal es la Constitución Española de
1812. Todas estas revoluciones tienen unas características comunes:
Un componente social diversificador: el movimiento revolucionario lo
inician militares liberales, en el caso de España, Riego, y sociedades secretas de carácter
liberal, como la secta carbonaria, una desviación política de la masonería que actúa en
España e Italia, así como las fraternidades griegas. Estas sociedades eran muy reducidas
y estaban formadas por miembros de la burguesía media, funcionarios del Estado,
comerciantes y cuadros medios del ejército, que utilizan una táctica característica de
España, que es el pronunciamiento. La procedencia social de estos grupos hace que
sean revoluciones donde el componente o descontento político sea más importante que
el económico. Por otra parte, el único caso en el que triunfan, que es Grecia, tiene un
carácter liberal nacionalista, es decir, de lucha contra el invasor.
Las revoluciones serán derrotadas en todos los casos menos el de Grecia. Son
derrotadas fundamentalmente por la intervención de las grandes potencias que siguen
las pautas del Congreso de Viena.
CASO DE ESPAÑA: Tras la vuelta de Fernando VII se produce el
levantamiento de Riego en Cabezas de San Juan, lo cual supone la vuelta al sistema
liberal basándose en la Constitución de 1812. En ese momento se obliga a
Fernando 7 a jurar la constitución y se inicia la era que se conoce como el Trienio
Liberal, que se verá liquidado por los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823,
enviados por el Congreso de Verona.
CASO DE PORTUGAL: Tras la caída de Napoleón los reyes vuelven de
Brasil y se produce una conspiración de oficiales lisboetas que llevan a cabo un golpe
de Estado que culmina con la realización de una constitución inspirada en la
Constitución Española de 1812, la cual además influirá claramente en Brasil.
CASO DE ITALIA: La revolución afecta a la zona centro-sur: Nápoles y
Piamonte. En Nápoles, un levantamiento de militares liberales obliga al rey Fernando
IV a aceptar una constitución liberal inspirada en la Constitución Española de 1812. En
Piamonte, otro levantamiento también militar conduce a la abdicación del rey Víctor
Manuel I, iniciando la traducción al italiano de la Constitución Española de 1812.
CASO DE GRECIA: La revolución es una lucha por independizarse de
los turcos. Se produce un levantamiento militar que culmina en 1822 en el
Congreso de Epiaduro, que proclama la independencia de Grecia del Imperio
Otomano y establece una constitución muy similar a la Constitución Española de 1812.
El triunfo se da porque:
1. Cuenta con un amplio apoyo popular, pues es una lucha de
independencia. Esto les permite que la situación se mantenga entre seis y siete
años.
2. Conseguirá producir un impacto en la opinión pública
liberal de los países europeos, y dará lugar al movimiento filo-helénico de
apoyo a los griegos a través de escritos y obras literarias. Esto ocurre sobre todo
en Inglaterra, destacando a Lord Byron. Esto supone que haya cuerpos
voluntarios para luchar en Grecia, y que aparezca sociedades secretas griegas,
las Filike Hetairia.
3. El interrupcionismo legitio que había en otros países no es posible
en Grecia porque hay un gran desacuerdo entre las potencias europeas.
Rusia, Inglaterra y Francia apoyan a los griegos por intereses políticos y
económicos. Rusia ve en la debilitación del Imperio Otomano una oportunidad
para expandirse por Serbia y los Balcanes, además de sentirse muy unido a
Grecia por la religión ortodoxa. Inglaterra pretende disminuir a la potencia turca
en especial por el control de los mares. Francia trata de hacer una política liberal
internacional para evitar el enfrentamiento en el país por su propia política
interior, además de estar interesada en una alianza con Inglaterra para mantener
el equilibrio europeo. Las tres potencias derrotarán al imperio turco en la batalla
de Navarino en 1827. En 1830 impondrán a los turcos en la Conferencia de
Londres el reconocimiento de la independencia total de Grecia. Se implanta en
el nuevo país una monarquía constitucional con un príncipe alemán, Otón I, que
impone un régimen absolutista que será destronado en 1862.
La independencia griega, además de ser la única revolución que triunfa
en Europa en este ciclo, es un signo de la primera crisis del sistema intervencionista
en Europa. Además, la Revolución se produce a favor de los insurrectos, y se dan
discrepancias entre las potencias, por lo cual el bloque prerrevolucionario se romperá,
algo clave en fechas posteriores.
Las Revoluciones de 1830:
En estas fechas se produce una nueva oleada revolucionaria. A diferencia de las
revoluciones de 1820, que son mediterráneas, ahora la revolución se va a dar en países
más al centro y norte de Europa. La revolución comienza en Francia y se
extiende a Bélgica, Alemania, los ducados italianos, Polonia e Inglaterra,
aunque en este último caso no hablamos propiamente de revolución, sino de reforma
electoral. Los casos más destacados son Francia y Bélgica.
CASO DE FRANCIA: El régimen de 1815 era una monarquía constitucional,
pero muy moderada, bastante poco liberal, que no satisfacía para nada a las capas
liberales francesas. Este régimen se plasmó en un texto, que no fue una Constitución,
sino una Carta Otorgada, en 1814. No es un texto constitucional porque no procede
de una asamblea representativa, sino que es elaborada por una comisión de expertos.
Ese texto es otorgado por el rey, concedido de forma gratuita a la población, de modo
que, lejos de limitar el poder monárquico, lo mantiene de forma contundente.
Luis XVIII se compromete a ser fiel a la Carta, según la cual el monarca tiene el
poder ejecutivo, iniciativa legal y sanciona y promulga las leyes, e incluso puede
disolver las cámaras, y los ministros son solamente responsables. Esta Carta plantea que
hay dos cámaras: 1) La cámara de los pares, elegidos por el rey. Sus cargos son
hereditarios. 2) La cámara de los diputados, que es elegida por colegios
electorales, entre personas que tienen más de 40 años que pagan una contribución
directa de hasta 1000 francos. El proceso legislativo es similar al que veremos en
España con respecto al Estatuto Real de 1834, ya que las cámaras no tienen iniciativa
legal y solamente pueden hacer sugerencias para que se legisle sobre cualquier cuestión.
El país real se reduce a 90.000 electores de los 2.000.000 y pico, puesto que las
condiciones para ser elector incluyen ser mayor de 30 años y pagar una contribución
superior a los 300 francos.
De esta manera y tras la Revolución de 1789 llegamos a 1830, y sólo serán
electores los propietarios de bienes raíces o de tierras, y el porcentaje que puede
intervenir en la política es nimio. Esto es uno de los puntos más importantes en el
desarrollo de esta revolución. La burguesía urbana y de negocios será la más
implicada, y la burguesía propietaria no participará en la revolución. El sucesor de
Louis XVIII, Carlos X, realizará una política aún más conservadora, basada de nuevo en
la alianza del trono y del altar y en el fortalecimiento de la antigua nobleza
emigrada. En abril de 1826, el rey promulgará la Ley de los Mil Millones, en la que
se establece que los emigrados cuyas propiedades vendidas durante la Revolución de
1789 reciban una indemnización de 1.000.000.000 de francos, los cuales provienen de la
burguesía urbana. Esto provoca un conato de revolución, y el monarca dicta las Tres
Ordenanzas, en las cuales se establece: 1) Suspensión de libertad de prensa, 2)
disolución de la Cámara de los Diputados y 3) reforma de la ley electoral para
demostrar que sólo iban a votar aquellas personas que pagaran contribuciones directas,
por ser propietarios de propiedades inmobiliarias.
Además, se fijaron cómo iban a ser las próximas elecciones. Las ordenanzas
suponían un golpe de Estado desde el poder. Lógicamente, la respuesta será una clara
lucha contra la revolución, que fracasará.
CASO DE BÉLGICA: Tiene una peculiar situación, porque su independencia
será el segundo punto decisivo de la ruptura del sistema Metternich. Bélgica
había sido añadida a Holanda para crear un Estado Tapón en contra de Francia. Los
belgas, aunque superaban en número a los holandeses, estaban bajo su dominio. Tenían
menos posibilidades de participación, pagaban más impuestos y tenían un idioma oficial
que consideraban extranjero, el holandés. Había, además, tensión religiosa, porque los
belgas eran católicos, y el gobierno, calvinista.
El movimiento separatista belga estalla en agosto de 1830, y triunfa por:
1. La elevadísima participación de las capas populares
justificada por las imposiciones lingüísticas, religiosas y tributarias.
2. El acuerdo de católicos y liberales para combatir el
gobierno holandés. El alto clero católico quiere acabar, además, con el
calvinismo.
De esta manera, en 1832 el nuevo país plasma su independencia en una
constitución monárquica, porque las potencias que le ayudan a ganar le imponen
un rey, Leopoldo de Sajonia, que es un modelo de constitución liberal, además la más
avanzada y progresista del momento. Esta constitución influirá notablemente en
las constituciones de los siguientes 20 años. La constitución belga introduce una serie de
libertades y derechos mucho más amplia que el resto de textos anteriores. Se reconoce
la libertad de prensa, de enseñanza, de conciencia, de religión (con especial concesión a
los católicos, se asume la obligación estatal de asumir los gastos del clero), y libertad de
asociación y reunión. También se establece la soberanía popular, de la que el rey es
solamente depositario, estando sus atribuciones limitadas porque solamente representa
el poder ejecutivo. El legislativo reside en las cámaras de diputados y senadores, que
controlan a los ministros. El judicial establece un sistema de juicio por jurados para los
delitos políticos y de prensa, algo sumamente innovador en aquella época.
A partir de este momento, con la constitución belga, los enfrentamientos entre
las potencias son tangibles y el sistema de la Restauración está anquilosado y hundido, y
los países tienen que hacer frente cada uno a su propia revolución.

Tema 5 la sociedad en el s XIX


Se establece una nueva estructura social, que es consecuencia de las
revoluciones liberales y de los cambios producidos por la industrialización. Los
antiguos privilegios estamentales fueron sustituidos por los principios de la sociedad
individual y la igualdad jurídica de todos los ciudadanos. El estado dejara de controlar
la actividad económica, dejando que el mercado y la libre competencia, unidos por el
nuevo sistema de propiedad, cambien la situación de los sectores sociales dominantes,
que:
1) Burguesía
2) Clase obrera: sector dependiente
Se pasaba de una sociedad estamental a la de clases, en la que la posición
social de las personas venia determinada por los recursos económicos y por las
capacidades profesionales que tuvieran los individuos, y no por las diferencias
jurídicas del antiguo régimen.
Principios de libertad, igualdad y propiedad. Desaparece la sociedad feudal y
se extienden los derechos naturales y civiles para toda la población. En el s19 se
cambia la demografía. Se pasa del ciclo demográfico antiguo o tradicional a un ciclo
demográfico moderno que se caracteriza por el crecimiento continuado de la
población.
Las nuevas condiciones eco y el aumento de la producción agrícola, unido al
progreso de la medicina y condiciones sanitarias reducen la mortalidad: 1)
catastrófica y 2) ordinaria
Se reduce la mortalidad infantil y crece la población europea: 130 millones
en 1750 a 394 millones en 1900. Ese ritmo no fue igual en todos los países del
continente europeo. España no entro en ese ciclo demográfico moderno hasta
después de la guerra civil. Otros lugares del mundo hoy en día aún no han entrado,
como África. Los avances médicos fueron importantísimos, como las vacunas, y
medidas de higiene como el agua potable en las ciudades, eso lucho contra el cólera
la tuberculosis etc.
Las ciudades crecen espectacularmente. La mejora en los transportes y en el
ferrocarril. Se consigue una gran inmigración del campo a la ciudad en busca de
trabajo y mejores condiciones de vida.
La otra cara va a ser la diferencia cada vez más exagerada entre ricos y
pobres. Se podría afirmar que a finales del s19, un 30% de los residentes en Londres
vivía en la pobreza. Aparece la sociedad de clases: cuando se creía que la nueva
sociedad surgida de las revoluciones liberales burguesas (se creía que) habían
desaparecido los antiguos privilegios y las diferencias por razones de nacimiento, y
se había establecido el principio de igualdad ante la ley, se pudo comprobar que la
nueva sociedad estaba marcada con grandes diferencias desde el principio. Esa
nueva sociedad se vio acuciada por una creciente desigualdad entre sus miembros
procedente de etapas previas y que era sobre todo desigualdad económica producida
por la acumulación por parte de algunos individuos de bienes de consumo y de
producción que pertenecían a un grupo muy reducido, mientras que la mayoría de la
producción vivía del trabajo por cuenta ajena en condiciones de absoluta
dependencia. Esas diferencias entre ricos y pobres, las clases acomodadas y las
clases menesterosas (necesitadas) dio lugar a una tensión entre la población de los
puestos más altos de la sociedad, que empezaban a tener miedo de algún nuevo
conflicto social, porque durante el s19 hubo varios focos de revoluciones.
Nobleza: grupo todavía acomodado, porque había sido fundamental en el AR
y en consecuencia aún mantenía muy buena posición económica.
Sociedad Burguesa: es la principal impulsora del desarrollo económico, y se
han pronunciado muchísimas frases en las que la burguesía es la protagonista del
siglo. “El siglo burgués” “Los burgueses conquistadores” Este grupo tenía como
objetivo prioritario integrarse en la gran elite aristocrática. Para ello le valía
cualquier mecanismo: lazos familiares, comprar títulos y honores oficiales. La
burguesía, aunque aparentemente era el más importante, era un grupo de tamaño
muy reducido, porque (según Kocka) a mediados de s19 solo ocupaba un 3%. Si
integráramos a otros sectores de la población podría subir al 11%, pero en realidad
era muy escasa. No era además en absoluto homogéneo, porque había diferencias en
cuanto a sus ingresos, sus fortunas, a su formación intelectual, razón por la cual se
habla de alta, media y pequeña burguesía. Se habla también de la burguesía de
negocios o la burguesía ilustrada. Lo único que homogeneizaba el grupo burgués era
la vinculación a su cultura, su forma de vida (ordenada, búsqueda del éxito
profesional y económico), actitud positiva ante el trabajo, su refinación y respeto
ante las clases populares.
El ejemplo más claro de la multiplicidad de grupos dentro de la burguesía
nos lo proporciona la obra de Soboul. Para el, en el momento en que se produce la
revolución francesa había una burguesía que vivía del beneficio que le
proporcionaban sus capitales. Otro grupo de profesionales liberales estaba formado
por hombres de leyes funcionarios, que a su vez era una categoría muy amplia y
diversificada. Había un grupo de artesanos y tenderos, que era la pequeña o mediana
burguesía, vinculada a un sistema tradicional de producción e intercambio. L gran
burguesía de negocios vivía directamente de los beneficios de sus inversiones. Este
modelo aplicado a Francia se puede pasar a Gran Bretaña en la revolución industrial.
Son mayoritariamente mercaderes, empresarios de las industrias a domicilio,
pequeños emprendedores independientes que han conseguido sus beneficios a través
del contrabando o prácticas comerciales un tanto fraudulentas (el estraperlo).
División entre los grandes formatos de lo que se conoce como burguesía.
El burgués como “propietario de algo”.
Un archipiélago de la gran burguesía, porque pertenecen grupos de grandes
empresarios que han conseguido sus fortunas porque en el AR habían sido familias
acaudaladas o porque han invertido en negocios exitosos o en el comercio
internacional o en los trasportes o directamente en la banca. Se dice que estos
empresarios acaudalados son los que más tienen que ver con la burguesía. Tampoco
es homogéneo (la gran burguesía) en cuanto a ideología o forma de vida. Buena
parte de ellos intentaba vivir de forma lujosa viviendo en zonas residenciales con
gran cantidad de ocio con personal a su servicio, educan a sus hijos en escuelas
privadas donde lo más importante es el idioma que utilizan, la pronunciación
correcta y el protocolo para reuniones.
La mediana burguesía: se dedica a actividades empresariales de menor
importancia. Pueden tener algún trabajador asalariado en sus empresas. Su forma de
vida se realiza en barrios respetables, pero no realmente ricos, y no tienen servicio
en sus casas ni posibilidad de enviar a sus hijos a colegios privados.
La pequeña burguesía: mucho más amplio en cuanto a tamaño. Está formado
por artesanos manufactureros, comerciantes al por menor que se dedican a
actividades empresariales de menor importancia. Gran diferencia con los otros
grupos. Comparte con la gran burguesía el que son propietarios. Estos individuos se
relacionaban más con obreros manuales o asalariados que con otros sectores
sociales. Este pequeño grupo de la pequeña burguesía se manifestó a lo largo del s
XIX mucho más cercano a los sectores que defienden el liberalismo, incluso más
cercano a los sectores que defendían la democracia (aunque no estuviera en
práctica), también eran partidarios de la unificación nacional (en los países
involucrados) y eran, en cualquier caso, un grupo que ayudaba finalmente a los
gobiernos para que respetaran sus actividades de carácter capitalista.
Lo único que unifica aparte de ser propietarios es que es un grupo de
población que considera la cultura como medio para llegar al honor y a la fortuna.
Para ello los libros suponían un triunfo colectivo de su clase social. Desde esta
afirmación, al margen de actividades políticas diversas, apoyaban que los gobiernos
promovieran la apertura del sistema escolar y que se impusiera por ley la asistencia
obligatoria a los primeros cursos. Era una situación favorable de la que solo se
beneficiaban algunos países, las public schools inglesas, les lycees français, etc.
Beneficiaban a los hijos de la burguesía.
Junto a estos sectores, al margen de los burgueses, de habla de la clase
media. En un principio se pensó que como clase media debíamos referirnos a un
sector que estaría entre la nobleza y el pueblo. Más tarde, ese sector de clase media
se equiparo con la burguesía pero finalmente el término se aplicó a un sector en
constante crecimiento formado por profesionales liberales, empleados y
funcionarios públicos. Este grupo quedaría alojados los altos funcionarios o los
líderes de las empresas. Sería como uno burgués, pero no sabríamos donde
englobarlo.
El grupo de empleados va a ser un grupo de personas sin propiedades, a
diferencia de los artesanos o comerciantes, pero no pueden ser incluidos en grupos
de profesionales libres, porque no tienen autonomía. El gran desarrollo se produce
por la burocratización de las grandes empresas y el crecimiento de los aparatos
estatales. Hay que decir que esos empleados realizan con diferencia de los obreros
un trabajo limpio, por eso se les llama “de cuello blanco” contrapuestos a los de
“cuellos azules” de la clase obrera. Eran individuos caracterizados por la americana
negra. Su crecimiento fue espectacular, sobre todo en Gran Bretaña. Tenían contacto
con el dirigente e incluso con los propietarios.
El desarrollo industrial va a dar origen al proletariado, que ganara
importancia en el transcurso del s19. Esta nueva etapa parece amenazar al orden
establecido, y a mediados de siglo va a representar a la tercera o cuarta parte de la
población. Vamos a hablar de la clase obrera en sentido estricto, es decir, la clase
obrera como el trabajador de la fábrica. El movimiento obrero tuvo un desarrollo
parecido en toda la Europa del s19, sin olvidar que su desarrollo fuera mayor o
menor. En Inglaterra esa clase obrera alcanza su máximo desarrollo en la primera
mitad, luego ya en Francia y Alemania. Al tratar del nacimiento de la clase obrera se
ha escrito mucho acerca de sus condiciones de vida. Eran individuos que
concentraban su vida en las periferias, porque debían estar cerca de los lugares de
trabajo y las industrias. Nefastas condiciones de trabajo. Horarios, salarios, trabajo
infantil, precariedad del trabajo femenino. Lo que interesa es que estas condiciones
obligaron a la clase obrera a organizarse. Esa clase miserable y maldita e la que
Marx opinaba que “no tenía patria, y que se definía por su esclavitud” va a mejorar
sus condiciones de vida al recoger una parte del aumento general de la
productividad. Crean una gran cantidad de parados denominada por Marx “el
ejército de reserva”. Debemos contar con una población activa que es el proletariado
y con una población inactiva que son los parados y los artesanos arruinados. Esta
masa de parados permite mantener salarios bajos y en momentos de auge permite
tener mano de obra abundante sin subir los salarios. El paro fue un acompañante
necesario desde el principio para el inicio del capitalismo. La clase obrera empieza a
comprender que ha hecho una revolución y se hace notar su presencia en la
sociedad. Marx dice en 1848 “un fantasma recorre Europa; el fantasma del
comunismo”. Los contemporáneos de la época reconocían la preocupación de la
clase obrera y tenían temor al levantamiento de la clase, pero no se produce hasta
más tarde.
Sin embargo, antes de 1848 se crea el movimiento ludista en Inglaterra. El
ludismo se produce entre 1811 y 1812. La agitación consistió en la destrucción y
quema de todos los instrumentos de trabajo. No fue solo de las malas condiciones de
los obreros, sino consecuencia de una serie de situaciones precarias de esa época: 1)
una guerra entre Inglaterra y Francia que supuso la subida de los impuestos a pagar,
2) un bloqueo continental que supuso el cierre del mercado inglés para América 3)
un bloqueo de las Américas contra gran Bretaña 4) malas cosechas. Se intentan
negociaciones con los patronos, que fracasan dado el escaso margen de acción que
tienen los patronos. El resultado fue la destrucción de talleres, comenzando por los
de Nottingam y continuando por el resto de Inglaterra. Estaban castigados incluso
con la pena de muerte. El ejército acaba con esos obreros sublevados. El ludismo
tenía una doble vertiente, y solo pretendía obligar a los patronos a negociar con los
obreros y a luchar vs el paro que había provocado introducir las maquinas. En
España se da en 1835 y 1836. En Francia en 1847.
La segunda etapa anterior a 1848 es el cartismo. Se inicia en Gran Bretaña.
Acaba convirtiéndose en un movimiento político de masas. No consigue su
iniciativa, no es duradero, pero consigue elaborar un texto en 1837 conocido como
“la carta de pueblo”. Se exigen varias cuestiones:
1. Sufragio universal. Socialismo democrático. Ampliación de bases
para que toda la población pueda participar.
2. Un parlamento elegido anualmente.
3. Voto secreto para evitar la coacción.
4. Subvención a los parlamentarios obreros.
5. Supresión de la obligatoriedad de ser propietario para ser elegido
parlamentario.
6. Igualdad de los distritos.
Este fue presentado 3 veces en el parlamento, y tres veces fue rechazado. 38,
42, 48.
Se rechazó porque:
1. Reunía a grupos muy diferenciados (radicales burgueses que lo
usaban para evolucionar a la democracia, obreros industriales que buscaban
mejoras dentro de su trabajo)
Se fomentan los sindicatos de nuevo formato, los Trade Unions.

TEMA 6. La guerra y la revolución en España


La Revolución Francesa podría considerarse una influencia para la revolución
que tuvo lugar en España al siglo siguiente ya que, en cierta medida, fue la propia
revolución de 1789 la que provocó la guerra española que finalizó con la revolución.
España antes de la llegada de la revolución a Europa está en una situación muy precaria,
y tras 1789 se encuentra envuelta por completo en el panorama europeo. Describamos la
situación anterior.
Dentro de España debemos diferenciar entre la zona de interior y la llamada
periferia, que sería la costa levantina y Andalucía. Sin embargo no nos vamos a parar a
definir cada zona. En general se ha dado en España un aumento sostenido de la
población desde finales del siglo XVIII. Por otra parte, hubo un aumento de la
producción, pero únicamente en el sector agrícola. En España en estas fechas (finales
del siglo XVIII- principios del siglo XIX), hay una cierta despoblación y un pequeño
desarrollo de la agricultura. Este desarrollo es pequeño porque, a pesar de que España
tiene tierras potencialmente fértiles, no se había invertido en una buena red de
comunicación. Las únicas tierras con comunicaciones bien estructuradas y cuidadas
eran las que se encontraban cerca de la corte. En cuanto a la industria4, en España está
estancada, no logra avanzar debido a: 1) El atraso técnico general del país, 2) La
falta de mercado interno, 3) La no generalización del comercio, sino más bien la

4
Recordemos que durante estos años se está dando en Europa la Revolución Industrial y
la consecuente industrialización de los países. Ahora la riqueza se centra en la fábrica y
la producción industrial, se está sentando el sistema capitalista.
concentración de la economía en puntos muy determinados del país (Cataluña y
País Vasco), 4) El proteccionismo a ultranza y 5) La falta de capitales. Por otra
parte, el comercio es el único que alcanza en esta época un fuerte desarrollo, debido
a una cuestión obvia: el libre comercio entre España y las Indias. Otra característica
importante es que la hacienda española se encuentra en pésimo estado debido a los
gastos producidos por las guerras contra Inglaterra. Se habían emitido vales reales, que
eran una especie de títulos de guerra, los cuales superaron considerablemente el
respaldo de dinero real que poseía España. Con respecto a la estructura social, nos
encontramos con que el estamento privilegiado cada vez es menos importante
numéricamente en relación con el resto de la población, y además la población urbana
se desarrolla.
Hay una cuestión fundamental, característica de la sociedad española, que es
la presencia de la iglesia. Al finalizar el siglo, la iglesia ejercía una influencia mucho
mayor de lo que se podía imaginar. Hasta en los pueblos más pequeños había una
iglesia. Para hacernos una idea: en una ciudad pequeña como Olmedo, de 2.000
habitantes, había siete iglesias y siete conventos; en Valladolid, un núcleo urbano más
importante, con 21.000 habitantes, había cuarenta y seis monasterios, catorce
parroquias y, junto a esas cifras de edificios pertenecientes a la iglesia, entre frailes,
monjas y sacerdotes constituían un 20% de la población.
A partir de esta valoración de cómo estaba España antes de la revolución y la
guerra, hay que ver la parte política. Nos encontramos con una crisis política que podría
considerarse en cierto modo el detonante de la situación posterior. Esta crisis viene
determinada por una serie de hechos que van a causar perjuicio al prestigio de la
monarquía española como institución. En 1792 llega al puesto de jefe de gobierno
Godoy, quien será importante a la hora de hablar de este aspecto. En esa fecha él es
muy joven y se le acusa de ser el “favorito” 5 de la reina en funciones, María Luisa de
Parma. El pueblo le considera el valido, lo que provocará que sea la figura más
proclive a las críticas. Godoy se posiciona en el radicalismo contra los
revolucionarios franceses. Hay que comprender que es en esas fechas en las cuales
Louis XVI es ejecutado en Francia, lo que provoca que en Europa las monarquías
católicas reaccionen ante el peligro de la revolución. Recordemos que se comienza una
guerra contra la Convención, en la cual España participa, y se supondrá un tremendo
fracaso para las monarquías católicas. En 1799 se hunde el frente español en la zona
occidental de los Pirineos, lo que aprovechan los franceses para ocupar Guipúzcoa
y otras zonas del norte del Ebro.
Ante esta situación, España comienza una larga serie de tratados con los
franceses para frenar el peligro revolucionario. El primero es la Paz de Basilea de
1795, por la que España acepta el nuevo régimen de Francia. En 1796 se firma el
tratado de San Idelfonso, por el que España se convierte en aliada subordinada de
Francia. Tras el golpe de estado del Brumario y la coronación de Napoleón finaliza
esta etapa de tratados, cuando en 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau, por
el cual se sientan las bases de la intervención francesa. Para Napoleón, España va a
ser un punto clave para frenar a los ingleses, ya que España es el paso directo hacia
Portugal, el aliado continental de Inglaterra. Lo más importante de Fontainebleau era
que se permitía la entrada de tropas francesas en España, camino de Lisboa, a las
cuales después se uniría un cuerpo de tropas españolas. Los intereses de Napoleón
quedan muy claros, ya que no sólo quiere aislar a Gran Bretaña y quedarse con zonas
del este europeo, sino que además quiere destronar la monarquía borbónica y
ocupar el país y conquistarlo para su control.
5
La profe dijo que era el amante, pero luego se echó a atrás y le denominó “favorito”.
Unido a todo esto, la monarquía sigue perdiendo prestigio como el resultado de
una serie de actividades promovidas por el príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII,
que pretende hacerse con el poder. Estas acciones darán lugar al Motín de Aranjuez,
que es un levantamiento de las clases privilegiadas españolas, aunque también
participaron campesinos y el pueblo bajo madrileño. El Motín de Aranjuez es algo
que se hace contra Godoy y que marca la pauta del enfrentamiento contra los
franceses. Se hace el asalto del palacio de Aranjuez y se provoca la deposición de
Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo. Esta es la primera vez que
un monarca es destronado por una acción popular, y es importante porque deja a
Napoleón en una situación favorable para realizar la sustitución dinástica. Napoleón
sabe aprovechar su baza y convoca a los reyes de España y al futuro Fernando VII y les
fuerza a firmar las abdicaciones de Bayona, por las cuales toda la familia real
española renuncia a los derechos sobre el trono de España y las Indias en favor de
Napoleón.
Ante estos hechos, el país tiene algo que decir, y es cuando surge el conflicto. Se
produce una dualidad de poderes en España: por un lado estará José Bonaparte y
por otro estarán las Juntas españolas. Napoleón va a transferir la corona a su
hermano José y decide convocar en Bayona las Cortes de Nueva Planta, que tienen
representación de los tres estamentos, con un total de 150 miembros en su formación.
Tienen un éxito muy limitado, porque el número de asistentes es la mitad de los
previstos, con lo cual el apoyo que se pretendía conseguir va a ser mucho menor. En
estas cortes se aprueba un texto constitucional que resulta un híbrido entre
algunas instituciones españolas y varios capítulos del Senatus Consultus francés, el
cual había dado a Napoleón el título de emperador. El motivo de esta constitución
es presentar a José Bonaparte como el reformador que necesita la sociedad
española. Llamamos a este documento constitución, pero en realidad no deja de ser
una carta otorgada, porque es un texto dictado por el monarca, al cual no quita poder,
y porque no hay participación de los individuos. Diferenciamos dos partes:
1. Descripción del sistema político que existirá en España, es
decir, en las instituciones que habrá y el proceso que se seguirá para
ponerlas en marcha. Sigue mucho el formato francés. Aunque con cierto
carácter liberal, establece un sistema autoritario.
2. Las reformas institucionales que, de haberse aplicado,
hubiesen supuesto una profunda transformación en la sociedad española.
Incluye una declaración de derechos donde aparentemente se suprimían los
privilegios, había libertad de movimientos y se abolía el tormento. Otras
reformas incluían: establecer una unidad de códigos, consolidar la deuda
pública, suprimir las aduanas internas, separar el tesoro público del tesoro de la
corona y revisar algunos textos que en aquella época era importante revisar,
como los Fueros de Vizcaya.
Durante el breve periodo de su reinado, José Bonaparte contó con un grupo de
apoyo que se apodó “los afrancesados”. Eran un grupo político que tenía una
importante autoridad y que quería implantar en España un régimen monárquico con
una autoridad muy fuerte para evitar revoluciones, pero que también promueve las
reformas que España necesitaba. Este grupo llegó a sufrir una fuerte represión,
hasta el punto de sufrir en muchos casos el exilio.
Hacemos hincapié en que por un lado tenemos el poder de José Bonaparte, un
poder monárquico, y por otro lado las juntas, cuyo poder está apoyado por el
pueblo. Fernando VII había nombrado al partir a Bayona una Junta de Gobierno
con atribuciones bastante limitadas, lo cual la incapacitó para tomar decisiones y
enfrentarse a los hechos producidos en España. Por otra parte, el Consejo de Castilla
a lo largo del siglo XVIII se había convertido en una pieza clave del sistema
institucional español. Su única actividad se centra en tranquilizar los ánimos de la
población, y será proclive para pactar con el invasor.
Ante el vacío de poder y la incapacidad de las instituciones para tomar
decisiones se produce un movimiento juntista que se plasma en Juntas Superiores
Provinciales que sustituyen a las antiguas autoridades y que están formadas por figuras
preminentes de la vieja administración, pero que aun así lograrán la quiebra del antiguo
poder absoluto. Estas Juntas Supremas deciden aunar sus esfuerzos y se constituyen en
la Junta Central Suprema ingubernativa del reino. Se movió en dos planos de actuación:
1) atender a las necesidades de la guerra y 2) promover iniciativas revolucionarias al
convocar cortes y disponer que se consultase la opinión pública acerca de las reformas
que necesitaba el país y que la época exigía. De este objetivo va a surgir un texto
político que se conoce como La Consulta al País, donde se pregunta a muchas
instituciones qué es lo que hay que hacer para cambiar España. De este texto nacerá
después la Constitución de Cádiz. Hay que tener en cuenta que a los que se consultaba
era a aquellos que sabían leer y escribir, de modo que la gran mayoría se trataba de
miembros del estamento clerical.
En 1808 nos encontramos con que la monarquía está dividida: por un lado hay
un gobierno imperial, representado por José I, y por otro lado está el monarca en el
exterior, Fernando VII, al que la Junta Central espera con impaciencia (que luego se
demostrará infundada). Este clima desemboca en una guerra de independencia y, sobre
todo, de resistencia. Va a tener tres actores: los franceses, las tropas españolas que
apoyan a los franceses y las tropas españolas revolucionarias. El ejército español
contaba teóricamente con unos cien mil hombres, de los cuales quince mil estaban en
Dinamarca, y que además no tenía ninguna experiencia directa de combate. Por su lado,
el ejército francés tenía unos ciento diez mil hombres distribuidos en cinco ejércitos, a
los que se sumaron cincuenta mil más en agosto. Sin embargo, la superioridad no era en
número, sino en reformas organizativas que habían convertido al ejército francés en
algo muy peculiar: tenía una moral muy alta porque estaba formado por ciudadanos
libres, frente al resto de los ejércitos dinásticos, que no tenían ninguna conciencia de
qué o para qué era la guerra. Las reformas hechas por Carnot en el ejército francés
suponían una serie de ventajas ante cualquier otro ejército, pues tenían mayor movilidad
por su formación en divisiones que viven directamente en el país, por lo que no
necesitan la logística de otros ejércitos. Tenían una mejor acción ofensiva,
concentración de fuerzas y una táctica nueva, que era la columna de asalto frente a la
línea de combate. Frente a esta superioridad, las acciones bélicas de la guerra tuvieron
una serie de etapas:
1. Primavera-verano de 1808, en la que se proyecta una rápida
ocupación pensando en que la resistencia sería muy débil y que había que
distribuir los ejércitos hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste para ocupar las
zonas más importantes. Esas zonas eran Cataluña, Sevilla, Cádiz y Valencia.
Junto a eso había que mantener la línea de comunicaciones Madrid-Hendaya. La
derrota de los españoles en Medina del Río Seco permitió a los franceses tener
seguro el camino hacia Madrid. El fracaso del sitio de Zaragoza de la campaña
de Cataluña y la derrota del general francés Dupont frente al general Castaños en
Bailén modificó totalmente la situación estratégica militar. Los franceses se
retiran a Vitoria para impedir el corte de las comunicaciones, y el ejército de
Andalucía pacta con los ingleses para retirarse por mar a Francia.
2. La campaña napoleónica (1808-1809): se proyecta como una
batalla de aniquilamiento y supone la entrada en España de Napoleón al frente
de doscientos cincuenta mil hombres, en su mayoría veteranos de la Grande
Armée. Toma Burgos y llega a Madrid, que capitula y logra que los ingleses
embarquen en La Coruña. Sin embargo, la lucha no va a ser nunca frontal, y
aunque la ocupación del país sea total, España va a conservar casi totalmente
intactos sus recursos humanos y buena parte de los medios materiales. El por
qué: la guerra de guerrillas.
3. Guerra de guerrillas (1809-1811): Guerra de desgaste
caracterizada por una serie de principios estratégicos:
3.1. Es una actividad permanente, todos los nacionales son
combatientes, estén o no en el ejército, y aprovechan cualquier oportunidad para
ocasionar pérdidas al enemigo.
3.2. El asesinato obligatorio de los rezagados.
3.3. El apoyo popular, que es total, y que hace del territorio un medio
hostil al enemigo y favorable al guerrillero.
3.4. La renuncia a la conservación del terreno.
3.5. En caso de peligro, la retirada y dispersión hace que los medios
queden intactos
3.6. Tener siempre superioridad de fuerzas, que el combate fuera muy
rápido y que hubiera certeza de éxito. La guerra de guerrillas se ha exaltado por
los valores humanos que presentaba más que por el valor militar. Para Artola, la
guerra no se ganó en las batallas grandes, como Arapiles o Vitoria, sino que se
ganó porque los franceses se toparon con un ejército que estaba siempre en
activo y que no permitía el descanso de las tropas enemigas.
4. Campaña ofensiva hispano-inglesa (1812-1814): en esta época, el
ejército francés queda debilitado por tener que mandar la mitad de su
contingente a la guerra de Rusia. Todo esto hizo que la situación de la península
fuera insostenible para Napoleón. La batalla de Arapiles fue la consecuencia de
la nueva situación, y bastó para que los franceses abandonaran Andalucía. A
partir de ese momento la guerra está prácticamente decidida. Un año después fue
suficiente para que Wellington mantuviera una constante amenaza a lo largo del
eje de comunicaciones para que los franceses se batieran en retirada. La batalla
de Vitoria tuvo lugar sólo porque los franceses se detuvieron para dar tiempo a
las tropas de Logroño a conectar con la columna de retirada. A finales de 1813,
el ejército anglo-español al mando de Wellington, no sólo ha expulsado a los
franceses, sino que ocupa una pequeña parte de su territorio. La batalla de los
ejércitos coaligados en París y la destitución de Napoleón provocó que los
generales franceses pactaran con Wellington el cese de las hostilidades,
comprometiéndose a evacuar las plazas que todavía tenían ocupadas en la
península. Esto supuso el fin de la guerra, y la paz se firmó en Valençay en
1813.
Artola distingue dos fases para que haya revolución: la conquista del poder y la
conformación de un nuevo orden social sobre unas bases teóricas distintas a las que
habían estado vigentes previamente. Si no se cumple lo primero, el cambio nunca podría
denominarse revolucionario, mientras que si sólo se cumple la conquista del poder pero
no hay después un cambio social, estaríamos ante un periodo contrarrevolucionario.
En España, la Junta Central había decidido trabajar en dos frentes o ámbitos
distintos, ya mencionados antes: la guerra y la convocatoria de cortes. Por ello se van a
crear dos secciones: la sección ejecutiva, que asumió las funciones del gobierno, y la
comisión de cortes, que se encargaba de preparar la convocatoria de esas futuras cortes.
La Junta Central, entonces, va a realizar una gran encuesta, ya mencionada, La Consulta
al País. Es un texto homogéneo que se envía a todas las autoridades o instituciones
públicas con importancia. Se les pregunta cómo quieren que sean las nuevas cortes, los
asuntos que deben tratar y los problemas que ven en el país. Las respuestas dadas a esa
consulta elaboran textos articulados incluso de constitución. Por un lado se dice que hay
que limitar el poder real, se habla de participación en el texto legislativo (y la
representación), por otro lado se habla de derechos individuales y reformas sociales.
En esta situación Andalucía es invadida (1810) y la Junta Central va a renunciar
a sus poderes en favor de una regencia cuyo principal interés estará en los problemas de
la guerra, inhibiéndose de la convocatoria de las cortes. Esa regencia ni las va a sabotear
ni va a intervenir en la convocatoria. Llegan a Cádiz los representantes de todo el
territorio para hacer la reunión de las corte. Dejan la regencia como un poder
subordinado, porque esos individuos promulgan la soberanía nacional y se rigen en
Asamblea Constituyente. A partir de ese momento podemos hablar de la Constitución
de Cádiz.
La Constitución de Cádiz es el texto más importante del siglo XIX en España. Es
un texto liberal que parte de un supuesto, el de la situación política existente en el país,
es decir, el país se encuentra en revolución y a partir de ese momento es necesario que
alguien tome ese poder, el cual debe pasar a manos de la burguesía. Pese a ese asunto,
los representantes tienen muy clara la oposición del rey, por lo cual establecen una serie
de garantías para que el monarca quede con las manos atadas y que, lógicamente, no
pueda oponerse a lo que se fije en la constitución. Esas garantías sólo ocurren en el caso
de la Constitución de Cádiz.
En primer lugar aparece una Declaración de Derechos del Ciudadano, similar al
modelo francés, pero con una peculiaridad: no está ordenada, sino que está esparcida a
lo largo del texto, con el propósito de disimularlo, ya que si fuese claramente visibles se
anularía la constitución. En esta declaración de derechos, aunque no estén ordenados,
está presente la trilogía liberal: libertad, igualdad y propiedad. También se recoge de esa
forma tan difusa la libertad de imprenta y el derecho de petición (el derecho de un
individuo para hacer una petición).
En segundo lugar se define el sistema político, afirmando que la soberanía reside
en la nación, así como la facultad de elaborar normas, con lo cual se ha de recurrir la
representación en cortes. Se establece una clara división de poderes: el legislativo reside
en las cortes con el rey, el ejecutivo corresponde al rey y el judicial a los tribunales. A la
corona se le respeta tener iniciativa legal, y veto suspensivo durante dos legislaturas, lo
que significa que puede vetar una ley durante dos legislaturas pero, si sale en una
tercera, debe aceptarla.
Tenemos varias peculiaridades en la Constitución de Cádiz:
1. Las cortes están formadas por una cámara única. Es una situación
extrema de concentración de poder legislativo, donde están representados los
ciudadanos. La persona del rey es inviolable, pero no puede suspender, impedir
ni disolver las cámaras, que se reúnen anualmente y sus sesiones duran tres
meses de forma continuada. Durante el tiempo que las cortes no estén reunidas
habrá una diputación permanente de cortes que vela por el cumplimiento de la
constitución y, en caso necesario, va a convocar cortes extraordinarias.
2. El sistema electoral está en la propia constitución. Establece un
sufragio indirecto censitario, donde sólo tiene cabida la clase social que
promueve la revolución: la burguesía. Los eclesiásticos regulares tampoco
pueden participar. El sufragio establecido altera en cierto modo la voluntad
inicial de la revolución.
3. Hay leyes sobre los ayuntamientos. Es el único texto que tiene un
apartado de ayuntamientos y provincias en toda la historia mundial. Esto
significa que España en estas fechas tenía una organización territorial difusa, y
los municipios y provincias necesitaban una legislación estable.
4. Obra social de la Constitución de Cádiz: tiene un carácter
programático, porque la mayoría de sus iniciativas sólo alcanzaron el nivel de
leyes promulgadas, entre las que destacamos:
4.1. La incorporación de los señoríos jurisdiccionales a la nación, fue
la única ley que tuvo aplicación legal.
4.2. 8 junio 1813: decreto para el fomento de la agricultura y
ganadería. Suponía para el propietario la libre utilización de sus fincas y la
libertad de contratación, tanto en lo relativo al precio como a la duración. Esta
medida va a provocar la reacción de los campesinos.
4.3. Libertad de contratación del trabajo y fin de la organización
gremial. Es una ley parecida a la Ley Le Chapelier de la Asamblea
Constituyente francesa.
4.4. 13 septiembre 1813: decreto sobre la clasificación y pago de la
deuda nacional. Es un primer proyecto de desamortización para solucionar el
grave problema financiero de España. Para los burgueses esta era la situación
ideal, porque como contribuyentes que eran, les liberaba de una carga para con
el estado, y como compradores, creaba una fabulosa oferta al lanzar al mercado
una gran masa de bienes nacionales que podían comprar.
4.5. En la misma fecha: decreto para establecer un plan de
contribuciones públicas. La contribución sería única, directa y proporcional en
función de la riqueza, proporcional tanto para las provincias como para los
individuos.

Sin embargo, en España hay aún muchos problemas. El regreso del rey, que
estaba en Francia, va a plantear un problema, que es el de su integración en el sistema
político definido en Cádiz. Cuando llega Fernando VII la revolución va a ser liquidada,
porque dará un golpe de estado en mayo de 1814, por el cual se declaraban nulos y sin
efecto tanto la constitución como los decretos de las cortes. Se volverá al absolutismo,
pero en España esa situación ya parecía inviable, y finalmente el monarca tendrá que
claudicar. Se inicia entonces un periodo lleno de cambios que acabará por imponer el
régimen liberal, que tendrá doble vertiente: moderados y progresistas.
De 1814 a 1820 se hace en España un pronunciamiento burgués liberal por año,
y una conspiración también de manera anual, hasta que en 1820 se levanta Riego en
Cabezas de San Juan y proclama la Constitución de Cádiz. Las tropas que están en ese
momento a su cargo hacen una marcha por Andalucía, que es un fracaso, pero que
finalmente triunfa porque se ve acompañada de un movimiento juntista en todo el
territorio nacional. Comienza un corto periodo de colaboración por parte de la
monarquía, jurando Fernando VII la constitución. El régimen sigue las mismas reformas
de 1814, y empiezan a aparecer partidos políticos. Pero cuando el rey se oponga al
levantamiento de Riego y a someterse al régimen constitucional, pedirá ayuda al
exterior, y envían a España a los Cien Mil Hijos de San Luis, acompañados en España
por el llamado ejército de la C. Provocan así la vuelta al absolutismo. (Acaba de
fumarse en un párrafo el Trienio Liberal de Riego, en el que no profundiza en absoluto,
pero para que sepáis que este es el Trienio Liberal 1820-1823) decreto del puerto de
sanatamaría, demostrando que las innovaciones del proceso revolucionario liberal no
eran igual en todos los munciipios porque en la mayoría no se conocerían los hospitales,
ni teatros, ni servicio de alcantirallado habiendo sociedad precapitalista interesada en
migraciones estacionales en función de las cosechas. En 1834 con 50 artículos se hacia
un régimen seudoparlamentario con dos estamentos proces y procuradores elegidos por
el rey y que tenía este estatuto la fijación de capacidad de votacio´n reducida y sufragio
censitario. Esta etapa de la década ominosa da lugar a la restauración q).
AMÉRICA:
Al mismo tiempo que se produce la revolución burguesa en España e islas
adyacentes, se producen los intentos revolucionarios en las colonias americanas,
tendientes a lograr la independencia. En las zonas coloniales existía un pacto colonial
con la metrópoli que implicaba la existencia de instituciones similares a las españolas en
todas las colonias. Estas instituciones estaban dirigidas por españoles, que eran los
únicos que tenían poder, al contrario que pasaba en Estados Unidos, donde son los
propios individuos de la zona los que dirigen sus instituciones.
Había una dependencia económica de la metrópoli, que se reserva el monopolio
comercial, de manera que la materia prima usada era la colonial y los productos
manufacturados eran de la metrópoli.
Hay sectores sociales que no son aún clases ni estamentos, pero que tienen
grandes diferencias políticas, económicas y de raza:
1. Españoles metropolitanos, que detentan los cargos públicos,
administrativos, eclesiásticos y militares.
2. Criollos, que son hijos de españoles nacidos en América y que
están puros de mezcla racial. No pueden detentar altos cargos, pero tienen una
posición económica sólida. Suelen ser comerciantes, propietarios de minas y de
las incipientes industrias. Su participación política reside en el control de los
cabildos6 o ayuntamientos.
3. Población no blanca o mezclada, entre la cual se incluyen los
mestizos, mulatos, zambos o indios. Están obligados al trabajo en las tierras o
minas, no son propietarios. Luego, a parte, están los esclavos negros. Todos
ellos trabajan para los criollos.

Esto significa que hay un conflicto socioeconómico latente que enfrenta a los
criollos con los indios, y un conflicto político que enfrenta a los criollos con los
metropolitanos, en el que los indios no están interesados y se suelen posicionar en
contra de los criollos. Se produce una serie de insurrecciones de carácter local
desconectadas entre sí, que fracasan en la mayoría de ocasiones. Pero cuando en 1808
Napoleón acaba de invadir España, se producen las condiciones favorables para llevar a
cabo el alzamiento contra la metrópoli. El vacío de poder en estas fechas se hace notar
de forma contundente en las colonias, donde los cabildos, controlados mayoritariamente
por los criollos, deciden crear juntas para defensa del rey Fernando VII. Juntas iguales a
las que se creaban en España, las cuales intentan coordinarse entre sí y dar el salto hacia
el planteamiento independentista, pero que aun así defienden al rey Fernando VII. De
1810 a 1815 varias de esas juntas van a declarar la independencia: Caracas 7, Venezuela,
Ecuador, Argentina, Chile y México. En 1815 España sólo conserva el virreinato de
Perú, donde comienza la contraofensiva para recuperar los territorios independizados.
La victoria sobre los independentistas se conseguirá por varias razones:
6
 corporaciones municipales creadas en las Indias (América y las Filipinas) por
el Imperio español para la administración de las ciudades y villas.
7
Por aquel entonces, Caracas era independiente de Venezuela.
1. Estos individuos que se independizan no cuentan con el apoyo de
las capas populares.
2. Tampoco hay apoyo extranjero, ya que en Inglaterra en esas
fechas es aliada de España. Además, Inglaterra y EEUU tienen un conflicto entre
sí, la 2ª guerra de independencia.

Hay una segunda oleada independentista que se inicia en 1817, cuando


Inglaterra y EEUU firman la Paz de Gante, la cual daba por finalizados sus conflictos,
por lo que esos países intervienen de nuevo en América Latina. Se lleva a cabo el
planteamiento de la Doctrina Monroe, el cual se define con “América para los
americanos”. En esas fechas los distintos ejércitos van a colaborar con sus generales
unidos para conseguir la independencia mayoritaria sobre España. Se unirán Bolívar,
San Martín y Sucre. Bolívar pronuncia el Congreso de Angostura, donde integra al
grupo de mestizos, indios y negros, y para lo cual prometía acabar con el trabajo
forzado y la esclavitud. La metrópoli tiene dificultades, ya que, recordemos, las tropas
que Fernando VII había intentado mandar a América se sublevan al mando de Riego
negándose a ir a américa y obliga a Fernando vii a acabar con el régimen absolutista y
se inicia el trienio liberal de 1820 al 23 que forma etapa de importancia.
Bolívar y San Martín, con sus ejércitos unidos, derrotan a los españoles en Perú
y San Salvador. La victoria definitiva se da cuando Sucre, con un ejército combinado,
vence en Ayacucho, una batalla importante. A partir de la independencia, el problema
que se plantea en América Latina es cómo realizar la revolución política de esos
territorios. Bolívar plantea la unión de todos los estados, como se había hecho al norte,
pero fracasa. Hasta el congreso de Panamá en 1826 se decide que cada estado haga su
propia constitución. Las primeras constituciones serán de carácter federalista, al estilo
de la Constitución norteamericana. Pero poco a poco el federalismo desaparecerá y se
tiende hacia un centralismo, ya que la burguesía urbana lo considera fundamental para
el desarrollo de la industria y del comercio.
En esta situación, otro conflicto enfrenta a las fórmulas presidencialistas, es
decir, los seguidores de la independencia del ejecutivo del legislativo. Va a llevar a la
creación de poderes dictatoriales que están encubiertos y a fórmulas parlamentaristas
que no llegan a cuajar y que dan lugar a golpes militares y dictatoriales. La América
española no consigue la estabilidad que sí logra EEUU, y parece que hay muchas
razones:
1. Incapacidad de los habitantes de esas zonas de vivir en un
régimen democrático, un tópico que durante muchos años ha sido válido para
España. La verdadera causa es que la vida política de estas zonas se monta sin la
más mínima tradición de participación del pueblo.
2. Razones económicas: limitaciones económicas de la vida colonial
que se mantienen incluso después de la independencia. Ahora no dependen de
España, sino de EEUU. Esto hará que los indios y mestizos sigan siendo
dependientes de los blancos.
3. No se acaba con los rasgos feudales previos, como la esclavitud.
Esto creará tensiones a lo largo del siglo XIX.

TEMA 7. Restauración y regencia de María Cristina


Cuando en Europa empieza a funcionar el Congreso de Viena, España vivía una
etapa de inestabilidad política exagerada, hasta tal punto que en los primeros años de la
restauración absolutista por el gobierno pasaron hasta 30 ministros distintos, 9 de ellos
sólo para el ministerio de hacienda, dando una imagen completa de impotencia e
incapacidad total para afrontar los problemas. Fernando VII en estas fechas está
obsesionado con su descendencia, y tanto era su problema que en 1829 murió la reina
Amalia, su tercera esposa, y no dudó en buscar otra para tener un heredero. Se casó con
su sobrina María Cristina, de 23 años, que era una princesa napolitana. Se encargó de
anular el auto de 1813 dictado por Felipe V que imponía la prioridad de los varones a la
hora de heredar el trono. Restableció así el derecho de las mujeres a heredar la corona,
ya que quería asegurarse como fuera de que sus hijos, fueran del sexo que fueran,
siguiesen en el trono español. Hizo un nuevo testamento en el cual declaraba que le
sucedería un hijo o una hija y que tras su muerte dejaba la regencia a su esposa María
Cristina. La reina tuvo dos hijas, Isabel (1830) y Luisa Fernanda, más pequeña.
La situación política de España era caótica, no había nada que funcionara de
forma correcta, y en ese momento el hermano de Fernando VII, Don Carlos, estaba
interesado en recuperar el acto de Felipe V, ya que sería el primero en la línea de
herencia si resultaba no haber hijo varón. Aparece para apoyar esta propuesta un nuevo
grupo, los carlistas. No se trataba únicamente de defender a Don Carlos, sino que era un
grupo seguidor de una ideología anti liberalismo, formada en su mayor parte por
miembros del clero, burócratas, militares e intelectuales muy reaccionarios. Aparte,
encuentran un gran apoyo del campesinado, debido a que ese grupo social estaba muy
relacionado con la iglesia. Los carlistas defienden por completo el antiguo régimen. Su
ideología persiste por:
1. Apenas había burguesía, y no se había suprimido por completo la
sociedad estamental.
2. Su vinculación con la iglesia, que era la expresión de un arcaísmo
sociológico e ideológico en las zonas donde se estaba implantando.
Defienden la sociedad tradicional frente a las innovaciones del liberalismo. Son
un grupo anti progreso y los temas que más les interesan son la religión, punto de
partida de un orden social que para ellos es sacralizado por completo, jerárquico y
estamental. Luchan contra el liberalismo en defensa del absolutismo y la alianza trono-
altar. Defienden el nacionalismo frente al extranjerismo y hacen un racismo completo,
porque están en contra de los negros. Es más, usan la palabra “negro” para definir e
insultar a los liberales.
Fernando VII muere el 29 de septiembre de 1833 y desde entonces se inicia en la
historia de España una época importante: la regencia de María Cristina. Ella estaba
convencida de que su regencia se movería en el inmovilismo más insensato. No tenía
intención de hacer la más mínima negociación con el infante Don Carlos. El país se
encontraba lastrado económicamente a consecuencia de los efectos negativos de las
guerras (la francesa y la carlista) y por la pérdida del comercio de ultramar. Cuando
muere el rey, la que debe subir al trono es su hija la futura reina Isabel II, pero tiene 3
años. Esto hace que gobierne como regente María Cristina. Es apoyada por los liberales.
Su intención de mantener el absolutismo hizo que mantuviera un gobierno en principio
liderado por Cea Bermúdez, que era contrario a cualquier reforma.
El siguiente gobierno de la historia de España teniendo como reina niña a Isabel
fue presidido por Martínez de la Rosa. Fue artífice el Estatuto Real, que no era ni
siquiera una constitución ni una carta otorgada, sino un conjunto de reglas para
convocar unas cortes que se pretendían identificar con las cortes del Antiguo Régimen.
En España, el gobierno presidido por Martínez de la Rosa dio lugar a un texto por el
cual era imposible que funcionara o diera coherencia porque el texto contaba con dos
estamentos: el de los próceres y el de los procuradores.
El de los próceres formaba parte como representantes natos y hereditarios los
grandes de España, mientras que sus otros miembros eran obispos y notables, que eran
cargos vitalicios y de designación real. Para formar parte del de procuradores había que
tener una renta anual de doce mil reales y acreditar que esas personas eran elegidas en
una elección indirecta y tan restringida que da derecho a la elección de unos 16 mil
ciudadanos de toda España, y que además la designación final iba a pertenecer al
monarca. La escasa población del país, 12 millones, hacía que el país legal no llegara a
más de un 0,15%.
Los poderes del monarca en el Estatuto Real estaban bien delimitados: el
monarca podía disolver a los estamentos cuando le pareciera, pero con la obligación de
convocar otra cámara en el mismo año. La actividad de la cámara era muy escasa: se
dedicaba a votar los impuestos y a discutir sobre aquellas cuestiones que el monarca
decidiese, por lo que era una cámara meramente consultiva. Es entonces una cámara que
no decide, no elabora proyectos de ley y para hacer una proposición, ambas cámaras
debían estar de acuerdo. La sanción real era lo único que podía dar validez a una
propuesta, pero el rey podía negarse a sancionar cualquier propuesta todas las veces que
le pareciera oportuno. El estatuto era demasiado escaso para los liberales y demasiado
progresista para los conservadores.
Martínez de la Rosa, a quien se considera un poco autor de este texto (no sé muy
bien a que se refiere la profe con esto de ser “un poco autor de”, pero bueno), parece
que no actuó como un político de alta categoría. Dio pie a que toda la situación política
en España fuera tan controvertida y se mezclaran tantas cuestiones que se le llegó a
denominar Rosita la Pastelera.
Martínez de la Rosa acabó dimitiendo y fue sustituido por el conde de Toreno,
que había participado en la Constitución de 1812, por lo que era liberal. Puso como
ministro de hacienda a Juan Álvarez de Mendizábal. En esta situación de tanto cambio,
la política que se respiraba en la capital era cada vez más complicada, porque había
mucho interés en reformar el Estatuto Real. El propio Mendizábal elaboró una ley
electoral que mejoraba algo la participación del Estatuto. Esa ley no fue aprobada, por
lo que Mendizábal tuvo que presentarse a las elecciones con el antiguo formato
electoral. Ganó y, desde ese momento, las conjuras empezaron a multiplicarse. En 1836
la regente destituyó a Mendizábal y puso en el gobierno a un antiguo liberal progresista:
Istúriz.
Hubo muchas conspiraciones, pero en todo este entramado hubo una peculiar
cuyo protagonista es Salustiano de Olózaga, el tutor de la reina niña. Se habló de
conspiración porque la propia niña declaró que su tutor le había violentado para que
firmara el decreto de disolución de cortes. Al final se hicieron nuevas elecciones, que
fueron directas, y que se produjeron en un ambiente en el que el pueblo pedía el
restablecimiento de la Constitución de 1812. Los liberales, ante esta situación, volvieron
a quedar divididos: unos querían volver al texto original y otros querían un modelo
parecido al doctrinario francés. La división entre moderados y progresistas parecía cada
vez más contundente.
En 1836 llega al gobierno un ministro progresista, Calatrava, lo cual supone que
Mendizábal acabe de ministro de hacienda y que se le encargue elaborar un nuevo
modelo constitucional: debía reformar al de Cádiz y tener mayores posibilidades de
resolver los problemas del país. El nuevo texto planteaba la existencia de dos cámaras
colegisladoras y la elección directa de los diputados. Es un texto bastante más reducido
que el de Cádiz (77 artículos frente a 384 de la de 1812). Las leyes electorales, la ley de
imprenta o la de ayuntamientos plantearon desde el principio un debate entre los dos
sectores liberales, y en vez de estar dentro del texto constitucional, serán leyes
encargadas a futuras leyes orgánicas, para evitar la discusión en su organización. Había
problemas con ultramar, porque los territorios que todavía formaban parte de España
eran Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Se dijo que esos territorios iban a ser gobernados
con leyes especiales, para lo cual debían enviar a España a sus representantes (elegidos
por el antiguo formato de la Constitución de Cádiz), pero estos individuos fueron
expulsados al llegar a España, por lo que esas leyes quedaron sin redactar.
El texto, aun así, era muy conservador, tanto que la cámara del senado no era
elegida, sino designada por el rey. A partir de una terna elegida por los electores de cada
provincia el rey elegía a uno de los individuos. La ley de ayuntamientos de 1840 planteó
otro conflicto, al ser una ley muy moderada que carecía el apoyo de los progresistas. Tal
fue su rechazo que se dieron revueltas conocidas como “la revolución de septiembre de
1840”.
La sublevación de Barcelona obligó a María Cristina (que estaba exiliada) a
llamar a Espartero para actuar como regente. Cuando Espartero accede a ser regente, sus
éxitos militares durante la guerra carlista (Batalla de Luchana 1835) desembocaron en el
Abrazo de Vergara de 1839, acontecimiento que le proporcionó gran popularidad.
Espartero lideraba sin oposición el partido progresista, y necesitaba mayoría en cortes.
Durante su gobierno se dieron varios hechos importantes, como el Motín de la Granja
de San Idelfonso, provocado por los moderados. Hubo también un enfrentamiento con
la regente sobre la autonomía de los ayuntamientos y la milicia nacional.
En España empieza a haber dificultades, pero finalmente Espartero fue elegido
regente con toda autoridad el 8 de marzo de 1841. Espartero obtiene 179 votos frente a
sus rivales: 103 votos para Agustín de Argüelles y 5 para María Cristina. Esta votación
le otorga al general una gran fortaleza, y le permite mantener la regencia con
contundencia. Sin embargo, ya se había enemistado con una parte de su partido, pues
empezaban a considerarle un individuo demasiado autoritario.
Cataluña, en esta situación, es asediada, y parte de Barcelona es destrozada por
las tropas de Espartero. En consecuencia, la invasión de 1841 dio mala imagen para su
ejército. Hubo militares que incluso estuvieron en contra de Espartero por esa
sublevación, que son Prim y Milán del Bosch. A partir de ese momento los
revolucionarios exigían:
1. La Constitución de 1837 en funcionamiento.
2. Que hubiera una junta central.
3. Que Isabel II actuara como reina definitiva.
La caída de Espartero tuvo mucho que ver con esa revuelta de Barcelona, que
tuvo que ver con el bombardeo de la ciudad y había causado muchas víctimas. El
general Prim se sublevó en Barcelona y otros muchos generales le siguieron en otras
ciudades de España, como Granada y Madrid. Espartero se exilió a Inglaterra tras verse
obligado en 1843 a disolver las cortes. Huye por el puerto de Santa María y se marcha al
exilio el 30 de julio de ese año. En España se inicia una etapa de contrarrevolución
moderada que abarca de 1844 a 1854.
El reinado de Isabel II tuvo su fin en septiembre de 1868 cuando su despotismo
se derrumbó bajo el peso de su propia ineficacia, y por el ataque de dos políticos: el
general Serrano y el general Prim. La reina Isabel huyó a París y sus sucesores desde
ese momento se dedicaron a buscar un monarca que dirigiera el sistema constitucional
que ella había creado y que no había tenido buen funcionamiento.

TEMA 8
A comienzos del siglo XIX se había intentado llevar a cabo la revolución del
régimen señorial, de manera que en 1808 se había llevado a cabo la revolución liberal,
una etapa que rompía con el pasado. En 1811 se dicta el primer decreto para abolir los
señoríos, algo que se retomará en todos los periodos liberales (1812, 1820, 1823 y
1837). En agosto de la última fecha se va a producir un cierto retroceso, porque se habla
de abolir el régimen señorial pero sin reconocer el concepto burgués de propiedad. Los
señores debían presentar los documentos que probaran la territorialidad de su señorío,
de manera que con ese documento podía justificarse que un noble fuera dueño de una
propiedad. Lo que se pretendía era que esa propiedad cambiara al concepto de
propiedad burguesa: una propiedad libre, individual y absoluta. En cualquier caso,
muchos nobles no tenían los papeles de propiedad. Usando artimañas como, por
ejemplo, el soborno, siempre eran capaces de obtener los documentos para obtener
victoria en sus pleitos. De esta manera el noble ganaba la propiedad efectiva de sus
antiguos señoríos y quedaba legalmente en este formato. Se reconocen las grandes
propiedades, lo que perjudica al campesino, que pasa de ser un siervo con tierras a ser
un trabajador libre, pero sin ellas.
En Cádiz, en 1834, ya pasado el trienio, se dieron las primeras medidas para
poner en venta los propios o tierras de los pueblos. Según esa orden, el beneficio de esa
venta de esos propios podía aplicarse para que fuera un beneficio para los pueblos,
aunque había un requisito: que el dinero de esas ventas tenía que invertirse en comprar
deuda del estado. Haciendo ese formato se llegó a 1855, fecha en la que termina el ciclo
desamortizador, lo más importante es que en esa desamortización no se alcanzó lo
previsto, sino que fue un fracaso (Esto lo vemos más adelante). Hay que indicar que en
España hay un elemento fundamental para comprender como se establece el estado
liberal: superada la etapa del liberalismo más exacerbado, ciertos sectores de la
población, sobre todo la nobleza, va a militar en el bando de los liberales, lo cual
significaba que en la mentalidad de la época se va a crear una nueva aristocracia que,
lejos de alejarse de la ideología liberal, se va a conseguir involucrar dentro de ese
liberalismo y va a pasar a ser un grupo muy respetado y un grupo social que sigue
teniendo bastantes títulos de nobleza, pero tiene una dificultad: no tiene dinero
suficiente para mantener su estatus. Después de 1830, cuando en la mayoría de los
países de Europa la hegemonía social le pertenece a la burguesía, en España todo va a
suceder a la inversa, porque, haciendo una especie de ensoñación con el pasado
histórico, el potencial más importante a nivel político le va a corresponder a la
aristocracia, que se encontraba muy reforzada por la similitud que tenía con otros
grupos de la época y que la única dificultad que tenía era la de mantener un nivel
económico suficiente.
En España, entonces, tenemos una situación totalmente distinta a Europa. Se va
a establecer en el plano político un estado liberal moderado y doctrinario cuya
configuración social se va a marcar en los textos constitucionales de 1845 y 1876, que
son los dos textos de más prolongada vigencia en nuestra historia constitucional. Hay
una desconfianza cada vez mayor entre unas clases medias muy bajas y el estrato más
superior, de tal manera que en España los individuos no se vieron satisfechos por la
revolución política del grupo moderado. En España se podía poner en funcionamiento
una frase: “Si queremos que todo siga como esta, es preciso que todo cambie” (el
gatopardo).
De los dos estamentos más importantes que teníamos en España (aristocracia y
clero) una nobleza que se ha trasformado pero no se ha quedado debilitada, que ha
salvado sin excesivas perdidas la difícil situación en que le ha puesto la revolución, y ha
permitido involucrarse en una sociedad predominantemente clasista. Esa aristocracia ha
acertado a convertirse en un grupo social que ya no quiere que su forma de dominio sea
el de la tierra, sino que tiene intención de que el nuevo estado liberal permita que sus
antiguas propiedades se conviertan en esa propiedad burguesa ya mencionada. Esa
aristocracia va a seguir manteniendo los privilegios anteriores y va a mostrarse
interesada en integrarse en la sociedad burguesa, haciendo compras de títulos nobiliarios
siempre que sea posible. La iglesia en estas fechas se va a despegar del campesinado a
medida que tenga que aceptar como un hecho consumado la desamortización. Parece
que el verdadero poder de España lo había tenido hasta ese momento el clero, porque la
iglesia española de esas fechas podía ser entendida como una institución democrática,
ya que un primado podía ser hijo de un carbonero y aun así llegar a ser primado, y por
su parte, el episcopado podían ser individuos respetables pero a la vez generosos y
caritativos. Lo más importante es que esa iglesia va a querer ser una institución de
caridad y, por otro lado, tener también una íntima conexión con otras formas de la vida
social. El único problema que va a tener en estas fechas es la desamortización. La
desamortización se pone de manifiesto desde principios del s19, y es anterior incluso a
la revolución. Esa desamortización sirvió para calentar un poco el caldo que existía en
España del anticlericalismo. Fue un medio oportuno para que los primeros gobiernos del
nuevo régimen hicieran un ataque contundente a la iglesia. De las más importantes:
Martinez de la rosa 1834, Toreno 1835, Mendizábal 1836, Calatrava 1837, Espartero,
1840-43. Estas desamortizaciones fueron una serie de medidas llamativas de carácter
anticlerical de las fechas. La supresión de las medidas anticlericales también tuvieron en
cuenta la abolición del diezmo eclesiástico y la incautación en calidad de bienes
nacionales de grandes propiedades eclesiásticas. Esto supuso para la iglesia un
desmoronamiento brutal, que tiene sus fechas más importantes entre 1833-1843. Ese
desmoronamiento fue visible en todos los órdenes y se pudo simbolizar en el aspecto
material por la ruina de las abadías, de los monasterios abandonados, y por la
expoliación de multitud de tesoros artísticos de las propiedades eclesiásticas. Esta
situación indicaba cómo se podía aprovechar el estado y por qué. La razón básica es el
pésimo estado de la hacienda española. Era tan mala que se había recurrido
históricamente a buscar empréstitos nacionales o extranjeros, se había emitido deuda y a
pesar de ello se tuvo que poner en marcha otro formato. Se van a vender muchas tierras
“de las manos muertas”, fue una acción que ya se había producido en los últimos años
del reinado de carlos4 (1798-1808). Es entonces cuando se produce la primera
desamortización eclesiástica. Ya se ha producido la guerra de España contra Francia y la
de Francia y España contra Inglaterra, llegando a una situación de absoluta catástrofe.
Así pues, en una fecha tan complicada, se van a enajenar los bienes de la compañía de
Jesús. Esos vienes abarcaban hospitales, hospicios, cofradías, etc. Esos bienes van a
pasar a la hacienda española para liquidar los empréstitos, y esa decisión puede tomarse
como una de las causas por las que la iglesia como institución tardase tanto en
reaccionar ante las medidas liberales, ya que tenía una situación muy molesta ante el rey
carlos4. El segundo momento de la desamortización tiene lugar en 1820-23, y es una
etapa que va a afectar directamente al clero regular. En estas fechas se van a suprimir
monasterios, órdenes monacales, órdenes militares y la venta de sus bienes se van a
aplicar al crédito público. Dadas las fechas con las que nos encontramos (vuelta al
absolutismo 1823) se va a obligar a la devolución de los bienes adquiridos y se vuelve
atrás en las medidas desamortizadoras. El tercer momento es en 1835-37, periodo
nuevamente liberal, y en estas fechas Mendizábal restablece el decreto desamortizador
de 1820 y las razones que se dan son las deudas de hacienda y sobre todo que en estas
fechas hay más problemas, como la guerra carlista. Va a llevar a cabo el programa 1ue
la revolución de 1820 había heredado ya de las cortes de Cádiz, sencillamente porque
las necesidades financieras obligan a hacer un ataque decisivo a las tierras de la iglesia,
aunque los debates que se hacen en estas fechas revelan una cierta corriente subterránea
del anticlericalismo español típico del liberalismo izquierdista que existía en aquella
época. La ley de 1820 fue retomada, aboliendo la vinculación civil de una serie de
terrenos que habían pertenecido a la iglesia. La liberación de la tierra fue considerada
casi como el logro del liberalismo español. Hay una serie de leyes desde 1813 a 1855
fueron vendidas tierras cultivables que habían sido propiedad de los municipios y más
adelante las tierras de la iglesia habían sido vendidas en su mayoría a aquellos
individuos que habían comprado obligaciones al gobierno. Esas propiedades pasaban de
manos de los hidalgos a los compradores. Esa transferencia de tierras aumento la
productividad agrícola, como se había previsto, pero no resolvió el aspecto económico
que se pretendía. Otra de las medidas se produce concretamente en 1837, y es el
momento en la que se suprimen los mayorazgos, los señoríos y esas propiedades van a
pasar a la débil burguesía que existe en estas fechas. Esta desamortización no creo una
gran familia de propietarios, que era lo que en principio se pretendía, que fuera capaz de
hacer una explotación capitalista de la tierra, ni tampoco saneo todo lo que se pretendía
la maltrecha hacienda española, y lo que ocurrió fue algo obvio, que las tierras de la
iglesia pasaron a formar parte de la propiedad de los pocos burgueses que había en
España. Por otra parte, el pago de estas tierras se hacía muchas veces mediante títulos
de deuda. El sistema de pago claramente va a beneficiar solo a unos pocos, a los que ya
tenían comprada la deuda previamente y a los que tenían dinero suficiente para poder
comprarla. En consecuencia el tipo de ventas de ese momento favoreció la
concentración territorial creo un tipo de propietario nuevo, el absentista, que vive de lo
que le dan las rentas de la tierra pero que no las trabaja. Desde Cádiz, los liberales
defienden la propiedad plena liberalista y acotada, lo que hace que se quede al margen
el campesinado. Conclusión: un sector de la población va a quedar siempre maltrecho
en todas las revoluciones. (Darle vueltas a esta idea de no tener en cuenta al
campesinado)
Economía: la situación a comienzos del s19 hay un cierto estancamiento
económico muy claro. Se debe a: 1) en torno a 1808-1840 la economía española esta
frenada por las pérdidas humanas (guerras) y perdidas económicas (guerras), 2)
destrozos de la guerra carlista, 3) falta clara de capitales, agricultura no permite una
acumulación de capitales salvo en el caso del viñedo, comercio tampoco posibilita la
acumulación de capitales porque se destruye con la pérdida del mercado colonial, lo que
crea una dependencia del capital europeo y para atestiguarlo basta como ejemplo indicar
que el ferrocarril español fue hecho por los belgas y por empresas belgas. Hay una
limitación del crecimiento demográfico acompañado de un sistema de explotación muy
primitivo que hace que la mayoría de la población se mantenga siempre en el sector
primario. En fechas como 1860, un 62% de la población se dedica aun a la agricultura.
Por otro lado los transportes son muy caros, y como ejemplo, los productos nacionales
no son competitivos porque el trigo de ucrania llegaba a Barcelona más barato que el
que venía de Valladolid. No teníamos recursos económicos y eso significa que hay
dependencia de los abastecimientos exteriores. Hay dificultades en la explotación y
existe un bajo nivel en cuestiones tan básicas como el carbón. Todo ello cerrado con un
bajo nivel cultural de tal manera que en torno a 1880 el 80% de la población es
analfabeta y el acceso a la segunda enseñanza solo lo hace un 0,2%. En cuanto a
demografía no hay datos fiables pero sabemos que hubo un crecimiento bastante
reducido. Existieron bastantes anacronismos: por un lado existían regiones de economía
tradicional y otros de economía moderna. Había zonas que se vivía con formatos de
economía de subsistencia y otros con ciertos apuntes de carácter capitalista. Esto lleva a
autores, como Nicolás Sánchez Albornoz, a determinar que existe una economía dual.
La aparición de las fuerzas capitalistas en España no se produce hasta 1840 con un
cierto inicio de revolución industrial, ya que en estas fechas se produce cierto
crecimiento de la producción agrícola, la desamortización del suelo, hay sectores como
el de la industria algodonera que empieza a tener un desarrollo en Cataluña, cierta
mecanización, (-…) y desde 1832 ya se empieza a usar la tecnología de vapor. Esto
hace que las fechas finales de nuestra asignatura nos indican que en el futuro habrá un
cierto desarrollo industrial.

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