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neurológicos.
Para que esta estigmatización exista, según Ana Arnaiz, MIR de psiquiatría en el Hospital de
Zamudio en España, se requiere de la presencia de 3 factores determinantes: estereotipos,
prejuicios y discriminación. Estos 3 elementos logran la extrapolación del grupo de personas con
enfermedades mentales, teniendo efectos socio-psicológicos graves. Los estereotipos existentes en
la sociedad sobre las personas con enfermedades mentales, como por ejemplo el pensar que son
violentas por naturaleza, o que son incapaces de controlarse, o que “son como niños”, hace que las
personas “sanas” adquieran y mantengan ideas erróneas y desinformadas que, a su vez, llevan a
prejuicios, que son: las formas en las que actúan frente a personas pertenecientes al mencionado
grupo. La discriminación se vuelve efectiva al momento en el que estos prejuicios y esta
diferenciación se da por grupos de poder que resaltan las diferencias existentes (o no) entre las
personas consideradas “sanas” y los enfermos mentales.
Todo este constructo se ve reflejado en el día a día, y va desde el uso del lenguaje hasta las acciones
realizadas dentro de relaciones sociales, ya sean estas laborales, familiares, etc.
Como miembros del personal de salud, debemos estar atentos a este tipo de comportamientos y
afirmaciones que, desgraciadamente, están arraigadas en la sociedad. El saber reconocer estos
problemas y sus consecuencias es de vital importancia para el tratamiento y ayuda al paciente que
padece de trastornos mentales y neurológicos.