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EL DESUSO DE LA HOMILÉTICA EN LOS PREDICADORES

CONTEMPORÁNEOS

Por
Antonio de Jesús Méndez Sánchez

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

En cumplimiento parcial de los requisitos de ISUM

Profesor
Pablo Ceja Silva

Instituto de superación ministerial

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.

24 de mayo de 2020

1
CONTENIDO

Introducción 3

I. La predicación homilética 5

I.1. Una predicación correcta 5

I.2. Un predicación para todos los estratos 6

II. Las escuelas de predicación 8

II.1. La vieja guardia 8

II.2. La nueva guardia 9

III. La predicación y el desafío actual 9

III.1. El desafío hacia los pastores 9

III.2. El desafío hacia los oyentes 10

IV. La homilética en desuso y sus resultados 11

IV.1. La predicación sedentaria 12

IV.2. La falta de alcance 12

Conclusión 15

Bibliografía 17

2
Introducción

La homilética, siendo más formales en su definición, es el estudio del análisis, de


la clasificación, elaboración, composición y entrega del sermón, o el arte y la
ciencia de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de Dios. Un mensaje
puro, que nace en el corazón de Dios y es proclamado por el predicador, un vaso
de honra, que trata de ver el rostro de Dios cada vez que se humilla delante de Él
para escuchar lo que debe transmitirse.1

Un sermón bíblico: es un discurso sistemático, dirigido y adaptado a la mente del

natural del hombre; basado en verdades bíblicas, elaborado cuidadosamente, con el

propósito de persuadir al hombre.2

El uso de la homilética en los sermones es la mejor manera de saber cuándo un

predicador está realmente preparado. La falta de este recurso en lo oradores deja mucho

que desear de parte de los oyentes, y más cuando dentro del auditorio se encuentran

también otros pastores que usan de homilética en todos sus sermones. Se podría llegar a

interpretar hasta como una verdadera falta de respeto hacia los oyentes, el hecho de que

el intérprete de la Palabra, aun conociendo las reglas para realizar un sermón, no las

lleve a cabo.

El buen predicador tiene conocimiento de homilética, pero usa también de esta

herramienta cada vez que tiene que dar a conocer la palabra de Dios a su feligresía, o

donde quiera que predica.

Siempre será bien visto por todos cuando un orador está bien preparado a la hora

de expresar el mensaje que Dios ha puesto en su corazón. La manera de dar a conocer

las Escrituras a los oyentes debe ser sin escatimar toda clase de esfuerzo.

1
Ramírez Navas, Juan Sebastián, Manual de Homilética (Ipiales, Colombia: Departamento
Editorial de Lab MSD, 2012), 16.
2
Gonzáles Carhuatay, Luis Alexander, Predicador de la palabra de Dios (Lima, Perú: Curso básico
homilético, 2008), 5.

3
La preparación, además de ser con buena hermenéutica, debe llevar un orden a la

hora de expresarse, para que sea de mejor comprensión al que escucha, pero también

para que el orador, que es quien expresa la Palabra, tenga fluidez de ideas y de

pensamiento, y su disertación carezca de vacíos o lagunas. Basados en esa premisa del

orden, es importante que como hijos suyos hagamos las cosas con orden. Orden en

nuestra vida (en cada uno de los aspectos que la conforma), orden en las cosas que

hacemos y, por supuesto, orden en nuestra forma de presentar el evangelio.3

Es por esto que es necesario realizar una eficaz investigación que demuestre que

el uso de la homilética es de prioridad para todo disertador de la Palabra. Es de alta

prioridad realizar un documento donde sea resaltado que el desuso de la homilética en el

predicador actual puede acarrear grandes obstáculos hacia los oyentes inmediatos, y

hacia los que reciben estas enseñanzas, pero que se resalte también que la parte

contraria, que son quienes usan este recurso, tienen más ventaja sobre los que no lo usan.

A la culmine de esta investigación, quedará demostrado, en primer lugar, que es mucho

mejor el uso de la homilética en los predicadores actuales, ya que trae demasiados

beneficios generales a la predicación, pero también quedará por sentado que el desuso

del mismo recurso aleja al oyente de la disertación de la Palabra, por carecer de forma y

contenido.

El propósito de esta investigación consistirá en demostrar que es mejor el uso de

la homilética en los predicadores contemporáneos, que el desuso de la misma por los

actuales predicadores que se rehúsan a utilizarla, dando un vistazo en primer lugar a (I)

La predicación homilética, enseguida se repasarán (II) Las escuelas de predicación, para

3
Navas, 18.

4
después analizar (III) La predicación y el desafío actual, y para concluir se analizará (IV)

La homilética en desuso y sus resultados.

Para este trabajo se realizará una investigación documentaria; usando algunos

pasajes bíblicos y libros con autores especificados en este tema.

La predicación homilética

Una predicación correcta

La homilética es el arte de predicar. Y ya que el predicar es un arte, se debe

contemplar la idea de hacerlo de la mejor manera. Muchos predicadores han entendido

esto, y han puesto manos a la obra en el estudio de esta materia tan importante para todo

orador de la palabra de Dios. EI predicador, necesita, por tanto, preocuparse por lo que

va a decir y por la manera como lo ha de decir; de lo contrario puede que predique una

cosa y comunique otra.4

En el área secular, toda persona que busca mejores oportunidades laborales busca

superarse para desarrollarse mejor en cualquier área que cree que será asignado, o para

el trabajo que quiere elaborar. Aun ya teniendo conocimiento, y teniendo ya un trabajo

estable, el trabajador sigue preparándose para hacer mejor su trabajo en el área que le

tocó. Busca realizar maestrías, doctorados, y superarse cada día más, no solo para ser

mejor, y ganar más, sino que el estudiante responsable lo hace para mejorar en su área.

Profesores seculares acuden a cursos que les enseñan mejores metodologías de

enseñanza, y se superan cada día.

4
Costas, Orlando, Comunicación por medio de la predicación; manual de homilética (Miami,
Florida: Caribe, 1989), 158.

5
El predicador de la Palabra debe buscar la superación también en lo que hace.

Muchas veces los que imparten las Escrituras solo se dedican a eso, y es su única fuente

de ingreso, y no quieren superarse. Prefieren predicar lo que sus mentes le dan a

entender, y de la manera en que su corazón les da a entender, sin pensar que la

superación en la homilética sería una ayuda hasta para facilitarles las cosas. En lugar de

transmitir el fuego del Evangelio en las almas, el sermón de costumbre crea en las almas

una rutina sin vida. Frustrado, el predicador pierde el sentido trascendente de la

predicación, que tiene su origen en Dios, y cae en una especie de monólogo cuyas

palabras resuenan vacías en sus oídos.5

El sello de todo predicador es su buena predicación, y ésta se logra teniendo buen

orden a la hora de predicar, y saber ligar oraciones e ideas. La homilética es parte

fundamental en los predicadores que buscan ser mejores. Se nota a la hora de escuchar a

los oradores quién tiene preparación y quién no la tiene, y gusta más el que lo hace de la

mejor manera, siempre siguiendo las reglas que lo ayudan a sobresalir de los demás.

Una predicación para todos los estratos

El detalle de muchos predicadores actuales es que a la hora de disertar la palabra

de Dios no piensan en todos los estratos que se pueden alcanzar con la misma. A veces

se enfocan en ganar solamente a algunos, a través de sus predicaciones, pero se olvidan

de otros. El predicador debe entender que todos escuchan sus predicaciones, y todos

tienen opiniones diferentes de sus disertaciones. Pero cuando el nivel de predicación se

sitúa alto, entonces es más fácil llegar a cualquier estrato social posible. Es así que los

predicadores tienen que concentrarse en su trabajo, en aquello que les es propio y

5
Ropero Berzosa, Alfonso, Homilética bíblica; Naturaleza y análisis de la predicación (Barcelona,
España: CLIE, 2015), 16.

6
natural, y tomar muy en serio la exposición y comunicación del mensaje que les ha sido

confiado, pues mediante la predicación de la Palabra divina se repite el milagro de la

multiplicación de los panes y los peces.6

Hay predicadores hoy en día que se enfocan a predicar a personas desvalidas, o

necesitadas, que se encuentran en pobreza, o que viven en zonas marginadas, pero se

debe recordar que el evangelio no debe ser enfocado y predicado solo a un estrato social,

sino que abarca a todas las personas. Todos necesitan a Jesucristo, pero la Palabra es

difícil que entre a una persona de un nivel social alto cuando no se está preparado para

hacerlo. El mismo señor Jesús les hablaba a personas que estaban en puestos muy altos

de gobierno, político y religioso, pero lo hacía con palabras tan sabias, que en muchas

ocasiones los dejo muy sorprendidos.

La homilética te abre las puertas a todos los estratos sociales. Cuando se predica

el evangelio, se eleva al oyente para que pueda alcanzar la fruta que ofrece la Biblia. 7

Una persona que articula bien sus palabras y sus frases, gracias a un buen acomodo en

sus ideas, a través de las reglas de la homilética, gustará al oído de muchos. Y es que

muchas personas están sedientas de escuchar el mensaje de Jesucristo, pero cuando el

predicador flojo rebaja ese evangelio con una mala o pésima predicación, la gente que

tiene estudios lo mirará hacia abajo, y no solo a él, sino a todos los que predican de

Jesús.

En medio de todo esto se levanta un manojo de predicadores que se preparan y

buscan superarse en sus predicaciones, y cuando hay alguna persona que viene de

escuchar a alguien sin preparación, y escucha a un buen disertador de la Palabra, se

6
Ibid, 24.
7
Woodworth, Floyd, La escalera de la predicación (Miami, Florida: Vida, 1974), 9.

7
queda sorprendido. Mira el potencial, y se ve desafiado a ser mejor y a superarse

también. Se pueden observar miembros en iglesias con estudios académicos muy altos

que respetan mucho a su pastor, y que guardan mucho nervio cuando en algún momento

les toca enseñar a la congregación y su pastor está presente.

Las escuelas de predicación

La vieja guardia

Este concepto es algo real, y escuchado por muchos creyentes. Hay personas que

dicen: actúa o habla de esta manera porque es de la vieja guardia. No hace tal cosa

porque es de la vieja guardia. El problema más grande de este tipo de predicadores o

personas, es que critican a los que utilizan la homilética o la hermenéutica, diciendo que

es mejor guiarse por lo que les dice el Espíritu, y así declaran que la mucha letra mata, y

que nada de eso es necesario. Inclusive dicen que los que la utilizan se desviaron del

camino, y están bajo las garras del diablo. Normalmente son predicadores o pastores

laicos, y algunos estudiantes de institutos con formación pastoral laica.

Que el Espíritu Santo use al predicador es lo mejor, eso no se niega, pero

sabemos también que Dios es orden, y que tenemos que usar las herramientas que

tenemos a nuestro alcance. Dijo el príncipe de los predicadores: Llegar a parecer muy

fervientes en el púlpito, no significa gran cosa a menos que vivamos mucho más

intensamente cuando estamos a solas con Dios.8

La nueva guardia

8
Spurgeon, C. H., Un ministerio ideal; El pastor-Su mensaje (Editorial: El Estandarte de la
verdad), 25.

8
Por otro lado, se le ha denominado a los que usan todo tipo de herramientas para

la predicación los de la nueva guardia. Son criticados, prejuzgados, y ofendidos por

muchos, pero sus predicaciones están llegando a todo tipo de personas. Son personas que

creen que la predicación se debe hacer bien, y con orden. Son predicadores homiléticos

que se esfuerzan para que el mensaje de la palabra de Dios sea accesible a todos, y

entendible. Pero también son predicadores que gracias al estudio, guardan silencio ante

las críticas de la vieja guardia. Piden revelación también al Espíritu Santo, y conjugado

con su preparación redundan en excelentes pescas para el evangelio. Normalmente son

predicadores que decidieron estudiar en institutos bíblicos. Hay demasiado en juego para

negar nuestra responsabilidad de seguir de aprender cómo ser mejores predicadores.9

La predicación y el desafío actual

El desafío hacia los pastores

El primer desafío que se tiene es con los pastores que predican en contra del uso

de las herramientas de predicación que ya se tienen. La predicación del pastor que usa de

estos medios deberá ser cautelosa, y sin atacar ningún tipo de sistema. Su predicación

deberá ser propositiva, y sin caer en el juego de los demás. El desafío es grande, ya que

los de la nueva guardia se ven tentados a responder ante los viejos. Se debe guardar

suma calma ante las adversidades que se viven. Son muchos los que lanzan sus críticas,

inclusive en las redes sociales, criticando al que predica correctamente. Ya se ha

convertido en una lucha ya no contra el enemigo, o ya no a favor del evangelismo, sino

en contra de los recursos del predicador.

9
Coon, George L., Un manual de homilética para pastores hispanos; Tomo 1 (Editorial: Siervos
Líderes), 5.

9
En segundo lugar, el desafío más fuerte que se tiene es el de trabajar mucho en

ellos, en primer lugar con mucha paciencia, pero también con mucho convencimiento

para que acepten predicar la Palabra como debe ser. No será fácil, pero se les mostrará

las ventajas de predicar correctamente, y las desventajas de no hacerlo bien. Muchos de

ellos tienen arraigado este pensamiento en sus vidas, y será difícil arrancárselo, pero se

ha logrado realizar. Muchos, inclusive, ya grandes, han optado por predicar

correctamente la Palabra, después de muchos años de predicar sin ayuda de ningún tipo

de herramienta.

El uso de la homilética en la predicación bíblica es una necesidad. Como se


mencionó abarca no solo la comunicación del mensaje bíblico (que puede
hacerse a través de varias formas),7sino la elaboración y estudio del bosquejo
homilético. Esto permite que se profundice en el texto bíblico de tal manera que
se predique según el contexto y propósito por el cual se escribió. De esta manera
el mensaje será claro y entendible y sobre todo fiel a las sagradas escrituras. Esta
es la mejor manera de predicar de acuerdo a la necesidad de la gente: de ser
evangelizado, de ser edificado y en último lugar se podría mencionar que el uso
de la homilética ha sido y será un instrumento (apologético) para presentar
defensa de la fe ante falsas enseñanzas.10

El desafío hacia los oyentes

Como predicador se tiene el desafío de llegar a todo tipo de persona con el

evangelio de Jesucristo. La predicación deberá ser buena, pero no deberá carecer de los

elementos homiléticos que deben distinguir un buen bosquejo y sermón; un buen título,

una buena introducción, un buen desarrollo, que apunten a una conclusión que se eleve

en el clímax, generando en la gente asombro, pero también cambio en lo absoluto. De

nada servirá una disertación sin sentido, ni generará cambio, sino todo lo contrario, solo

puede causar confusión y frustración en la mente del oyente. Se debe comunicar

claramente el mensaje divino, de tal manera que llene la necesidad del público receptor

10
Ospina Castaño, William, Manual práctico de homilética para predicar bíblicamente (Miami,
Florida: MINTS, 2014), 9.

10
ya sea de conocer a Cristo como Salvador, o de recibir la enseñanza de exhortación,

consolación y edificación.11

El desafío consistirá siempre en acaparar la atención y el oído del público, y así

sean atraídos por la voz de Dios, con buen orden de disertación y buen orden de ideas,

sin confusiones. El oyente será reconfortado, pero también será animado a hacer todas

las cosas bien. Verá en el pastor o predicador un ejemplo, y buscará la superación en

todos los aspectos de su vida. Algunos admirarán tanto la homilética del predicador, que

buscarán predicar también. Así, de esta manera, se generarán muy buenos y excelentes

oradores de la palabra de Dios, de la nueva guardia, influenciados por hombres que se

determinaron a predicar como debe ser, y no cedieron ante una oratoria simple y sin

sentido.

Un predicador debe ser sincero en lo que dice, cómo lo dice, lo que hace y cómo

vive. Al pueblo de Dios no se le debe engañar con cifras infladas de conversión,

poniéndose el predicador como el héroe de las predicaciones. Hay que huir del

exhibicionismo clerical y evangelístico.12

La homilética en desuso y sus resultados

La homilética y su desuso recaen en algunos resultados que para nada son buenos

o esperanzadores. Estos resultados es necesario comprenderlos para tomar en cuenta que

la homilética es necesaria en las predicaciones, y así no caer en estos vacíos

ministeriales.

La predicación sedentaria

11
Ibid, 7.
12
Silva, Kittim, Manual práctico de Homilética (Miami, Florida: Unilit, 1995), 17.

11
Uno de los resultados de no usar la homilética es la predicación sedentaria. Una

disertación que no busca objetivos ni propósitos, sino que solo es expuesta a diestra y

siniestra, sin un fin que perseguir.

La falta del uso de recursos en el predicador lo deja sin mucho qué hacer al

respecto de los pasajes predicados. Al no usar las herramientas solo se enfoca en hablar

lo que su mente y corazón le dan a entender, y en la mayoría de las veces, debido a este

problema, no hay preparación anticipada para los sermones, cayendo así en el

sedentarismo. Solo leen el pasaje, y saltan de un lado para otro a través de pasajes

bíblicos que casi en todas las ocasiones no llevan a ningún lado. Esto sucede por la falta

de un orden en la predicación.

El problema que tenemos hoy día es que ya no solo los de la vieja guardia se

volvieron sedentarios a la hora de preparar sermones, sino que la influencia de los viejos

ha podido llegar hasta algunos que conocen bien las estructuras de los sermones, pero

movidos por la flojera deciden hablar sin rumbo a la hora de predicar, con tal de no

sentarse a preparar un sermón, poniéndole tiempo y empeño a este.

La falta de alcance

La falta de preparación a la hora de hacer sermones, también conlleva a una falta

de alcance a toda la gente que acude con todos los sentidos aguzados a escuchar las

predicaciones a la iglesia, o a los lugares donde se predica la palabra de Dios.

No pocos profesionistas quedan insatisfechos con predicadores que prometieron

de más, pero a la hora de disertar dejaron mucho que desear, y todo por no prepararse

con tiempo, y no darle importancia a este maravilloso recurso llamado Homilética.

12
La homilética lleva al oyente a comprender bien la palabra de Dios, pero también

hace que el espectador, o se meta en la buena disertación, o procure no volver a escuchar

predicaciones que para él no tienen rumbo ni sentido. El orden siempre será un factor

importante en toda clase de predicación. En las iglesias, en las calles, en los estadios, en

las células, las personas de la actualidad, creyentes y no creyentes, están buscando buena

predicación, y van a acudir a donde se les dé buen alimento, no a donde le den sobras

que lo dejen con mal sabor de boca o insatisfecho. Dijo Mateo Simpson:

Su trono es el púlpito; él está en el lugar de Cristo; su mensaje es la Palabra de


Dios; en su derredor hay almas inmortales; el Salvador, no visto, está a su lado;
el Espíritu Santo mueve sobre la congregación; ángeles observan la escena, y el
cielo y el infierno esperan el resultado. ¡Qué conexiones, y qué grande
responsabilidad!13

Por esta razón, el orador debe entender su responsabilidad, y así saber que su

predicación llegará a todas las esferas, y será escuchado por muchos. En casos de

confinamiento, como está pasando con el nuevo virus covid-19, donde la Palabra está

siendo predicada por medio de las redes sociales, a través de transmisiones en vivo, el

predicador debe estar bien preparado, ya que su sermón llegará a miles de personas

donde, o quedará mal, o será de bendición para muchos.

13
Simpson, Matthew, Lectures on Preaching (New York: Phillips & Hunt, 1879), 166.

13
Conclusión

Se realizó en este documento una investigación acerca del desuso de la

homilética en los predicadores contemporáneos. Se trató el asunto de la predicación

homilética, abordándolo solo un poco, para la comprensión del mismo, puntualizando en

primer lugar la predicación correcta, para determinar que es ésta la que debe siempre

contemplarse en todas las plataformas; pero también se habló de esta predicación

homilética para todos los estratos sociales, y su importancia en los predicadores.

14
Se analizaron también las dos escuelas de predicación que son conocidas ya por

todos los predicadores, dando los pormenores de cada una de ellas. Se estudió la primera

escuela, que es la de la vieja guardia, una escuela que tiene muchos adeptos, pero que,

como ya lo estudiamos, carece de formación, y por lo tanto carecen de homilética;

aunque también se estudió a la nueva escuela, pastores y predicadores que normalmente

tienen instituto bíblico, y que gustan de elaborar de manera eficaz sus sermones.

Se le dedicó un punto también a la predicación y el desafío actual, tratando en

primer lugar el desafío hacia los pastores, quienes muchos de ellos se han vuelto

enemigos de la homilética, predicando contra ella; pero también hablamos del desafío

hacia los oyentes, ya que es a ellos a quien el mensaje debe llegarles de la manera más

puntual.

Para finalizar el desarrollo de este documento, se investigó acerca del desuso de

la homilética y sus resultados, que no son para nada esperanzadores. En primer lugar se

habló de la predicación sedentaria, una disertación donde no se le pone ganas ni empeño

para ser expuesta. También se habló en este punto de otro mal resultado, que es el poco

alcance que se tiene a través de la mala predicación de la Palabra, ya que es enfocada

hacia pocos.

15
Bibliografía

Coon, George L., Un manual de homilética para pastores hispanos; Tomo 1. Editorial:
Siervos Líderes.
Costas, Orlando, Comunicación por medio de la predicación; manual de homilética.
Miami, Florida: Caribe, 1989.
Gonzáles Carhuatay, Luis Alexander, Predicador de la palabra de Dios. Lima, Perú:
Curso básico homilético, 2008.
Ospina Castaño, William, Manual práctico de homilética para predicar bíblicamente.
Miami, Florida: MINTS, 2014.
Ramírez Navas, Juan Sebastián, Manual de Homilética. Ipiales, Colombia:
Departamento Editorial de Lab MSD, 2012.

16
Ropero Berzosa, Alfonso, Homilética bíblica; Naturaleza y análisis de la predicación.
Barcelona, España: CLIE, 2015.
Silva, Kittim, Manual práctico de Homilética. Miami, Florida: Unilit, 1995.
Simpson, Matthew, Lectures on Preaching. New York: Phillips & Hunt, 1879.
Spurgeon, C. H., Un ministerio ideal; El pastor-Su mensaje. Editorial: El Estandarte de
la verdad.
Woodworth, Floyd, La escalera de la predicación. Miami, Florida: Vida, 1974.

17

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