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El autor presenta una propuesta de reflexión, que implica una mirada desde el
pensamiento crítico social y una postura que permita darle un marco a la acción
psicosocial en una perspectiva emancipatoria.
Nuestra realidad local y nacional, con problemáticas psicosociales tan arraigadas desde
el contexto histórico, evidencia la necesidad de personal humano idóneo, que cuente con
las competencias necesarias para hacer un acercamiento proactivo a las situaciones y
problemáticas psicosociales, capaz de adelantar intervenciones integrales, sistémicas y
de amplio impacto, con una visión inter y transdisciplinaria. Por esta razón es necesario
y pertinente una reflexión profunda de lo que significa hacer intervención desde un
enfoque psicosocial con el fin de desarrollar habilidades, competencias y conocimientos
que posibiliten actuar en estos escenarios diversos, no solamente desde visiones teóricas
o paradigmáticas, sino que lleven a la implicación e inclusión como actores
transformadores dentro de estos procesos sociales.
Por lo tanto, estos ámbitos, implican unos modos de actuación que, invitan a un
acompañamiento que involucre este proceso interactivo y complejo en varios órdenes de
la acción:
Acciones y estrategias para la restitución emocional (que pueden ser
individuales o colectivas).
Apoyo a la gente en los procesos de reconstrucción organizativa que impliquen
el fortalecimiento de los colectivos, de la movilización pública y recuperación de
sentidos de pertenencia.
Fortalecimiento de la participación ciudadana, que posibilite un ejercicio de
interlocución con las múltiples instancias del Estado.
Apertura de espacios para la lucha y la reivindicación de los derechos, que
posibiliten una visión de sí mismos/as como sujetos de derecho y el ejercicio de
una ciudadanía plena.
Para las dos anteriores, será fundamental trabajar en la conciencia histórica de
los sujetos, los procesos de memoria social y colectiva; además de la
construcción de identidades sociales incluyentes que conduzcan al respeto por la
diferencia, la justicia y la equidad.
Reconstrucción de marcos, tradiciones, costumbres y referentes culturales que
posibiliten una VALORACIÓN de la propia cultura.
Construcción de subjetividades solidarias para la generación de procesos
económicos colectivos y cooperativos que permitan trasformar relaciones de
explotación e inequidad estructural.
Formación política para la concientización y la acción en procesos de
construcción de lo público y del Estado.
Por lo tanto, más allá de las actividades concretas, de los talleres y de las intervenciones
grupales. Más allá de una acción sobre malestares y síntomas subjetivos, más allá de la
terapia, la acción psicosocial se comprende como una mirada, una perspectiva y, al
mismo tiempo, una forma de enfocar la realidad que posibilita escenarios de actuación
que comprenden los fenómenos humanos desde una visión integral y que por lo tanto,
plantean alternativas, soluciones y procesos incluyentes que se despliegan en el tiempo
y que producen nuevas subjetividades en marcos de mayor justicia, equidad, desarrollo
a escala humana, sana convivencia y paz.
En relación a las estrategias utilizadas por las personas en el contexto del terremoto, se
identifica, en primer lugar, que la principal estrategia utilizada es el afrontamiento
directo,
expresado en la resolución de los problemas a través de la búsqueda de información y la
reevaluación positiva de los acontecimientos. Es una estrategia adaptativa en un
contexto de catástrofe en el que el control es relativo. En segundo lugar, las estrategias
de distracción o de regulación emocional adaptativa, expresadas en conductas de paseo,
ejercicios, bromas y actividades de reunión, se constituyen en la principal manera de
ajuste e integración social. En tercer lugar, aparece la expresión emocional, que
confirma
que la búsqueda de contención y expresión regulada representa una forma de encontrar
apoyo y un mayor sentido de alivio posterior al desastre.
Este objetivo destaca aspectos que consideramos básicos para adelantar procesos de
acompañamiento psicosocial: el primero, la relación que se construye entre el
acompañante y las personas víctimas de la violencia como el motor y brújula del
proceso mismo. El segundo, la identidad como referente de análisis de la población
sobre su situación emocional y relacional a partir de la experiencia violenta, lo cual
permite reconocer el cambio abrupto que ésta genera, y desde allí proyectar nuevas
explicaciones o miradas hacia el futuro. Y tercero, tener presente que el
acompañamiento psicosocial se da en el marco de considerar a las personas como
sujetos de derechos, con la capacidad y dignidad de exigir sus derechos, la reparación
integral, y con la facultad de promover cambios en la vida.
En América Latina coexisten gobiernos innovadores con fuerte anclaje popular y que
reconocen derechos de sectores largamente excluidos, con otros económicamente
heterodoxos o neokeynesianos y otros más que mantienen políticas ortodoxas y
alineamiento con los Estados Unidos, esto marca una alta polarización entre
países y dentro de cada uno de ellos, pero inaugura posibilidades inéditas. Hay también
un nuevo realineamiento geopolítico que se manifiesta en organismos económicos y
políticos (Mercosur, ALBA, UNASUR) y para algunos países hubo un ciclo económico
de crecimiento.
América Latina cuenta, además, como herramienta con una producción original de
pensamiento y prácticas en salud colectiva y medicina social, con ellas debemos
enfrentar el desafío de garantizar el derecho a la salud, sin que al hacerlo se reproduzca
el núcleo mercantilizante y objetivante del proceso de medicalización. También
debemos tender a su incorporación indispensable en una política de integralidad de
garantía de derechos.
El estado cuenta con la discreción a la hora de seleccionar las herramientas para cumplir
con estos derechos.
Se abordan otros temas de derechos humanos diferentes a la reparación. Los otros dos
componentes de la justicia transicional como son la verdad y la justicia, son tratados con
profundidad. La investigación demuestra la interdependencia e indivisibilidad de la
verdad, la justicia y la reparación como componentes imprescindibles para alcanzar una
reconciliación en cualquier contexto. También se estudian graves violaciones de
derechos humanos como son las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, las
masacres, las torturas y la violencia sexual. Aspectos como el impacto de estas
violaciones, el modus operandi en su realización, son motivo de análisis, para
mencionar dos ejemplos. Otros temas se tratan con una visión de derechos humanos
como son el enfoque de género, la situación de los derechos de los pueblos indígenas,
las problemáticas de la tierra o los derechos de las personas privadas de la libertad.
Nuestros esfuerzos para combatir el virus no darán resultados a menos que apliquemos
un enfoque holístico, lo que significa que debemos proteger cuidadosamente a los
sectores más vulnerables y desfavorecidos de la sociedad, tanto en términos médicos
como económicos.
Por otro lado, los procesos judiciales prolongados van acompañados generalmente de
actuaciones y procedimientos que tienen incidencia directa sobre las personas afectadas por
delitos. En estos casos, más que un procedimiento individualizado en una persona (personal,
abogado o juez), evidencia una dinámica del sistema que dificulta y vulnera sus derechos, los
cuales, en vez de proporcionar justicia, exponen a las víctimas a una serie de situaciones de
desprotección y/o vulneración que ha sido denominada victimización secundaria. En lo
sucesivo, se presentarán los antecedentes del caso y las irregularidades en la acción judicial.
Las víctimas de hechos traumáticos van a querer tanto olvidar como recordar. Olvidar para
tratar de dejar atrás un pasado muy doloroso.
El trauma psicosocial se refiere a esa relación dialéctica que existe entre lo personal y lo social,
en el que el trauma ha sido producido socialmente, pero se alimenta en esa relación entre
individuo y sociedad.
Las consecuencias psicológicas de los hechos traumáticos pueden evaluarse de diferentes
maneras. Por una parte, los síntomas o consecuencias psicológicas que enfrentan las víctimas
son formas de manifestación de una experiencia traumática o difícil. Es decir, son reacciones
normales frente a experiencias anormales, y es importante ayudar a las víctimas a entender lo
que les sucede. Pero también pueden ser indicadores de un impacto que la persona o la familia
no logran superar, es decir la existencia de un cambio hacia una condición patológica (es decir,
anormal).
Nos referiremos en aquellas causas que plantean asuntos de suma relevancia para las personas
con discapacidad psicosocial, tales como el ejercicio de la capacidad jurídica y la evaluación del
riesgo en el contexto de una internación involuntaria. Entendemos que la nueva normativa
resulta un desafío y una oportunidad sin precedentes para que los operadores judiciales puedan
ser parte de un proceso de transformación de las instituciones que integran y aportar al efectivo
ejercicio de derechos de las personas con discapacidad psicosocial.
Proponemos revisar los fundamentos de las normas y los modelos conceptuales que las
sostienen y deben guiar las prácticas profesionales en este campo para llevar adelante las
evaluaciones periciales de un modo innovador y ajustado al marco legal actual. Los cambios
normativos exceden las reformas procedimentales al configurar perspectivas distintas para
comprender conceptos básicos como el de salud mental, el de capacidad jurídica, o el de riesgo.
Por esta razón, consideramos que una guía de trabajo sobre la temática debe aportar elementos
clave para la comprensión del radical cambio paradigmático en marcha.
A fin de realizar un aporte diferencial que contribuya al logro de las trasformaciones esperadas,
los contenidos de este material apelan tanto al modelo social de la discapacidad como a una
mirada
compleja de la salud mental, posibilitada en el campo legal por la Ley Nacional de Salud
Mental. Tales referentes confirman que los acontecimientos humanos deben ser tratados por
parte de los operadores judiciales desde una perspectiva de derechos humanos que propenda
hacia la inclusión social de las personas con discapacidad psicosocial, lo cual trasciende
ampliamente las respuestas
basadas en los modelos tutelar y biomédico.
La Victimización secundaria hace referencia a la mala o inadecuada atención que recibe una
víctima por parte del sistema penal, e instituciones de salud, policía, entre otros (García-Pablos,
1993; Campbell, 2005). Este fenómeno, pese a los efectos perjudiciales que ocasiona en las
víctimas, no es un tema de debate y atención especial, que podría prevenirse o reducirse con
medidas simples a nivel social, político, económico y psicológico.
La victimización secundaria parece ser un fenómeno psicológico, social y político que no recibe
la suficiente atención por parte del sistema judicial. Existen varias mediadas y alternativas que
podrían eventualmente ayudar a abolir este fenómeno o por los menos disminuir su impacto a
nivel psicológico, social y económico en las victimas.
Adicionalmente la victimización secundaria puede combatirse a través acciones como: facilitar
la información a la víctima, adecuar los lugares donde se realizarán las entrevistas, espera y
evaluaciones, diseñar entrevistas apropiadas para víctimas y testigos de diversos delitos. Estos
mecanismos fueron presentados como recomendaciones, el 28 de Julio de 1985, en el Consejo
Europeo, y se resumen en: información, compensación, tratamiento y protección.